Beber

Beber es mucho más que una simple acción, beber es un arte; cuando bebemos nos desinhibimos, nos liberamos de moralismos, de ataduras, de creencias que aceptamos como “reales”, pero no lo son, o al menos cuando tenemos el cuerpo intoxicado de licor no lo percibimos de igual manera. Ésta nueva percepción de la realidad nos permite expresar ideas y emociones con un sentido más propio, único y verdadero, donde no nos dejamos invadir por temores o prejuicios de ninguna clase, sobre todo de los propios que son los peores. A un beodo sólo le importa lo que quiere transmitir, lo que quiere tener. El alcohol nos da la confianza de hacer lo que siempre se ha querido hacer, sin importar lo estúpido que parezca, aunque a veces pienso que no en todas las personas surge el mismo efecto, si fuera así los bares estarían siempre llenos.

Lo mejor de beber es hacerlo con personas que se quieren de alguna forma, esas que a pesar de fallarles siguen ahí, esperando a que volvamos a errar en la vida para perdonarnos, para hacer de esta existencia vacía y sin propósito algo más fácil de sobrellevar, para arrancarnos una sonrisa de ves en cuando, para hacernos sentir importantes, o al menos fingir para vernos felices y de esta manera ser felices también.

El licor nos llena de sueños, de esperanzas, de alegrías que así sean efímeras alcanzan para subirnos el animo, para hacernos sentir vivos. Por eso es que invito a todos a beber más, a consumir de ése elixir de la vida, pero siempre acompañados de aquellos a los que podemos llamar amigos.