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Texto: Génesis 1.28

Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra.

Génesis 12.2-3

1. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y en-grandeceré tu nombre, y serás bendición.

3. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las fa-milias de la tierra.

Salmos 115.14-15

1. Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; Sobre vosotros y sobre vuestros hijos.

15. Benditos vosotros de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.

Introducción

Para entender el centro del mensaje vamos a definir las dos palabras claves: Bendición y decreto.

Bendición: la raíz hebrea de esta palabra es: Barak que se traduce como bienaventurado, dichoso, prosperar. Otra raíz hebrea para bendición es yasáf, que se traduce como añadir o aumentar, alzar, añadir, aumentar, concebir, cre-cer, multiplicar.

La raíz griega es eúlogía que se traduce como prosperar, beneficio o generosidad, larguez, generosidad.

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Ser bendecido es tener el bien de Jehová para prosperar, aumentar, multiplicar bajo la generosidad de Dios para sus hijos.

¡Te doy permiso!

Decreto: La raíz hebrea es mishpát, que se traduce como verdicto, sentencia o decreto formal, derecho o privilegio juicio, orden, sentencia.

El diccionario de la lengua española traduce decreto como algo con aquello que debe hacerse de una determinada manera por imposición.

La raiz griega es dógma, que se traduce como edicto, acta, decreto.

“Bendecido por decreto” quiere decir que Dios ha declarado una sentencia a favor de nosotros que se tiene que cumplir de una manera completa y absoluta. ¡No hay nada que pueda detener esta sentencia! 26Este es el consejo que está acordado sobre toda la tierra, y esta, la mano extendida so-bre todas las naciones. 27Porque Jehová de los ejércitos lo ha determinado, ¿y quién lo impedirá? Y su mano exten-dida, ¿quién la hará retroceder? (Isaías 14.26-27).

Desde génesis podemos ver la bendición por decreto de parte de Dios para nosotros. Nuestro Padre celestial ha de-cidido que seamos bendecidos. ¡Y Esto nadie lo puede de-tener!

Parte I: Bendecidos siempre

Hay un asunto que debemos entender, reconocer y vivir: ¡Somos bendecidos siempre! Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que nos bendijo con toda ben-

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dición espiritual en los lugares celestiales en Cristo (Efesios 1.3). No vamos a ser bendecidos, YA somos bendecidos.

Bendición esta asociado con prosperidad. Dios ha provisto para nosotros la habilidad creativa, esto quiere decir pros-peridad. Dios nos entrega las herramientas tanto físicas como espirituales para tener el bien de Dios en nosotros. Pablo dijo en Efesios 3.20 que era el poder que actúa en nosotros. No dice que actuará, sino que YA actúa en nosotros.

El plan de Dios es que seamos bendecidos todos los días y en cada instante. Ser bendecidos esta asociado con encon-trar el favor de Dios para nosotros. Job testifica en el capí-tulo 29 del libro de su testimonio una lista de todo lo que atrae a nuestra vida el favor de Dios. Al revisar esta lista debe de animarnos al creer que esto YA es nuestro y debe-mos disfrutarlo.

Parte II. El consejo esta dado

El escritor de la carta a Los Hebreos, describe como el con-sejo de Dios esta dado y nada lo puede detener. Vamos a entender este pasaje paso a paso:

Hebreos 6.9-20

1. Pero en cuanto a vosotros, oh amados, estamos persua-didos de cosas mejores, y que pertenecen a la salvación, aunque hablamos así.

Cuando entendemos que YA somos bendecidos siempre estaremos a la expectativa de cosas mejores y maravillosas viniendo desde el trono de Dios. ¡Cosas mejores todos los días!

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Estas cosas mejores están incluidas en la salvación... No tienes que hacer nada para tenerlas... Ya son parte de ti cuando tu recibiste a Jesús como Señor de tu vida... La salud YA esta incluida... La provisión financiera YA esta in-cluida... La paz y armonía en tu familia YA esta incluida... Pertenecen a la salvación!

Todo de acuerdo a los propósitos divinos para cada uno de nosotros! Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados (Romanos 8.28) ¡Todo en su mo-mento y de acuerdo a la voluntad del Padre para cada uno de nosotros!

Mi amado, hay algunas cosas que Dios nos dará porque no es el tiempo, porque no estamos listos para recibirlas, pero hay otras que YA están listas para recibirlas! La unción es tuya... El poder de Dios es tuya... La manifestación del Es-píritu es tuya YA... Tal vez no es el tiempo de recibir algo que estás anhelando... Pero la unción del Espíritu YA es tuya!

9. Porque Dios no es injusto para olvidar vuestra obra y el trabajo de amor que habéis mostrado hacia su nombre, habiendo servido a los santos y sirviéndoles aún.

¡Tenemos una grande recompensa por el trabajo que real-izamos en la obra de Dios! La justicia de Dios es manifes-tada en todo lo que hacemos en favor de su reino... Ni un vaso de agua que des queda desapercibido!

9. Pero deseamos que cada uno de vosotros muestre la misma solicitud hasta el fin, para plena certeza de la es-peranza,

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10. a fin de que no os hagáis perezosos, sino imitadores de aquellos que por la fe y la paciencia heredan las prome-sas.

¡Tenemos una esperanza segura! Debemos actuar en fe y creer que lo mejor esta por llegar, no siendo perezosos, apáticos ni fríos en las cosas espirituales, sino actuando con animo esperando con paciencia en lo que hemos creído.

9. Porque cuando Dios hizo la promesa a Abraham, no pu-diendo jurar por otro mayor, juró por sí mismo,

10. diciendo: De cierto te bendeciré con abundancia y te multiplicaré grandemente.

¡El decreto fue hecho! Dios no puede jurar por nada ni nadie porque no hay nadie más grande que él, así que lo que establece o decreta tiene que ser hecho.

¡El bien de Jehová con abundancia! ¡Multiplicados grande-mente!

9. Y habiendo esperado con paciencia, alcanzó la promesa.

Abraham esperó pacientemente la promesa de su heredero, sabía que Dios lo había prometido y la promesa sería cumplida.

9. Porque los hombres ciertamente juran por uno mayor que ellos, y para ellos el fin de toda controversia es el jura-mento para confirmación.

¡El decreto de Dios es un juramento de confirmación!

10. Por lo cual, queriendo Dios mostrar más abundante-mente a los herederos de la promesa la inmutabilidad de su consejo, interpuso juramento;

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11. para que por dos cosas inmutables, en las cuales es imposible que Dios mienta, tengamos un fortísimo con-suelo los que hemos acudido para asirnos de la esper-anza puesta delante de nosotros.

12. La cual tenemos como segura y firme ancla del alma, y que penetra hasta dentro del velo,

13. donde Jesús entró por nosotros como precursor, hecho sumo sacerdote para siempre según el orden de Melquisedec.

La palabra establece dos cosas inmutables (no pueden cambiar): 1) La promesa (la inmutabilidad de su propósito; 2) El juramento estableciendo la seguridad de su palabra.11Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis. 12Entonces me invocaréis, y vendréis y oraréis a mí, y yo os oiré; 13y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. 14Y seré hallado por vosotros, dice Jehová (Jeremías 29.11-14). ¡El consejo esta dado! ¡Ya somos bendecidos!

Parte III. ¡Bendecidos!

Génesis 12.2-3

2. Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y en-grandeceré tu nombre, y serás bendición.

3. Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las fa-milias de la tierra.

Salmos 115.14-15

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14. Aumentará Jehová bendición sobre vosotros; Sobre vosotros y sobre vuestros hijos.

15. Benditos vosotros de Jehová, que hizo los cielos y la tierra.

La bendición de Dios es tener el bien de Jehová, su gen-erosidad, su abundancia… Y haré de ti una nación grande, y te bendeciré, y engrandeceré tu nombre, y serás bendi-ción. La bendición de Dios es ilimitada, nosotros somos los que ponemos los límites, Dios es como un río desbordante.

¡El Salmista dice que Dios aumentará la bendición sobre nosotros! ¡Sobre nosotros y sobre nuestros hijos! Dios no dice que nos volverá a bendecir... Porque YA somos bende-cidos... Lo que Dios hará es aumentar la bendición!

Nosotros somos la primer plataforma de Dios, nuestros hi-jos edificarán sobre nuestra bendición.

Dios desea coronarnos, ponernos ropas reales y sentarnos en una silla de rey.

La bendición es cortada solamente por nuestra poca esen-cia espiritual y porque el diablo es obstinado para detenerla. El salmista dijo: Escóndeme del consejo secreto de los ma-lignos, de la conspiración de los que hacen iniquidad (Salmo 64.2). ¿Por qué confesó esto? ¡Porque el maligno también desarrolla decretos para detener la bendición! Sin embargo, el mismo salmista declara: Se alegrará el justo en Jehová, y confiará en él; Y se gloriarán todos los rectos de corazón (Salmo 64.10).

Conclusión

¡Dios no permitirá que el consejo del maligno detenga la bendición del Padre para sus hijos! Somos bendecidos por

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el decreto de Dios. Leamos Deuteronomio 28 y analicemos paso a paso estas declaraciones de bendiciones para nues-tra vida. ¡Son un decreto para nuestras vidas, AQUÍ Y AHORA!

La maldición se convierte en bendición: Mas no quiso Je-hová tu Dios oír a Balaam; y Jehová tu Dios te convirtió la maldición en bendición, porque Jehová tu Dios te amaba (Deuteronomio 23.5).

Con amor…. JGFC

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