BEORLEGUI, Carlos - Historia del Pensamiento Filosófico Latinoamericano - cap. 10

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    CAPTULO 10

    LA GENERACIN DE LOS AOS SETENTA. LAS FILOSOFAS DE LA LIBERACIN

    1. INTRODUCCIN

    A finales de la dcada de los sesenta se va configurando una nuevageneracin filosfica, que recoge las inquietudes y problemas que por aquellos aos constituan el palpitar de la sociedad latinoamericana. Esla generacin en la que emerge la llamada filosofa de la liberacin(o mejor, las filosofas de la liberacin), convirtindose esta lnea defilosofar en el fruto ms representativo de la toma de conciencia de laidentidad latinoamericana.

    Pero hay que hacer al respecto una serie de observaciones, para ha-cer justicia a la realidad. En primer lugar, esta generacin no est inte-grada slo por la filosofa de la liberacin, aunque ser esta corriente lams original y representativa de la produccin filosfica latinoamerica-na; pero tambin se dan otros muchos filsofos que cultivan otras l-neas de pensamiento, como la filosofa analtica, el marxismo, la feno-menologa, etc. Adems, dentro de la filosofa de la liberacin (FL),se dan varias corrientes o escuelas, que muestran la gran pluralidadexistente dentro de esta corriente de pensamiento. Y, junto a ello, vere-mos tambin cmo dentro de la propia filosofa de liberacin se da una permanente y significativa evolucin, al menos en los pensadores msimportantes, pudindose plantear la cuestin de si no estamos asistien-do en la actualidad (desde las dos ltimas dcadas del siglo xx) a la su- peracin de la propia filosofa de la liberacin, o al menos, si no se ha pasado de un modo de haber filosofa de la liberacin en confrontacinradical con el pensamiento europeo-occidental, a pensar ms bien en

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    posturadialgicacon el mismo, desde un talante dedilogo intercultu-ral. En consecuencia, el esquema que vamos a seguir en este captulocontendr tres puntos fundamentales:

    a) Una visin panormica al grupo generacional, para presentar los

    filsofos ms significativos y las corrientes filosficas en lasque se hallan ubicados. b) Descripcin del origen, caractersticas y comentes de la llamada

    filosofa de la liberacin.c) Presentacin de los filsofos ms representativos de las filosofas

    de la liberacin.

    2. PANORAMA DE LAS DIVERSAS CORRIENTES FILOSFICASDEL GRUPO GENERACIONAL

    Echando una mirada panormica a la produccin filosfica de estageneracin, resultan certeras las palabras de H. Cerutti sobre la misma:La filosofa de la liberacin no es, ni de lejos, la nica novedad con-ceptual de mi pas (Argentina) y de la Patria Grande1. Lo que s escierto, como ya lo hemos apuntado, es que la FL representa la corrientems novedosa y original de esta generacin, y la que ms repercusioneshacia fuera y hacia dentro de LA ha tenido.

    Durante estos aos, se siguen dando las mismas corrientes de pen-samiento que en las pocas anteriores, aunque con desigual nivel e im- portancia. No vamos a detenernos en la presentacin del amplio abani-co de pensadores que han cultivado en LA estas diferentes corrientes de pensamiento. Slo nos referiremos a alguno que consideramos ms re- presentativo y digno de tenerse en cuenta. Por lo dems, nos contenta-remos con exponer el abanico ms de filosofas que se cultivan en estosaos. Siguiendo a Francisco Mir Quesada2, podemos presentar las si-guientes lneas o escuelas de pensamiento filosfico:

    a) Filosofa de tendenciametafsica,centrada en abordar los temasmetafsicos tradicionales: ser, ente, esencia, existencia, Dios,cosmos, el hombre, los valores, etc. Los filsofos ms influyentes

    ______________ 1 Cfr. Ubicacin poltica de los orgenes y desarrollo de la filosofa de la liberacin la-tinoamericana,Cuadernos Salmantinos de Filosofa,III (1976), 351-360; 360.

    2 Cfr. Posibilidad y lmites de una filosofa latinoamericana, ponencia del IX Con- greso Interamericano de Filosofa,Caracas, 1979, pgs. 167-172.

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    son Heidegger, Sartre, Ortega (y la Escuela de Madrid), y la fi-losofa cristiana (Marcel, Mounier, Teilhard de Chardin, ...).Sus reflexiones y aportaciones ms interesantes se orientan a lainterpretacin de la tcnica en su relacin con el mundo con-temporneo. As, frente a untecnocentrismo anti-humanista,

    propugnan un nuevo tipo dehumanismoy deracionalismocomo va de liberacin. b) Filosofa fenomenolgica y hermenutica.Se ocupa de reflexio-

    nar sobre la filosofa misma, considerndola un conocimiento sin presupuestos. Esta lnea de pensamiento estudia las concepcionesracionalistas, la fenomenologa, el existencialismo, tanto heideg-geriano como sartreano, y sobre todo el de la lnea de los existen-cialistas cristianos, mostrando un anlisis iluminador del conceptode filosofa. En este apartado habra que situar al mexicano JosRubn Sanabria (1920-2002), profesor de la Universidad Iberoa-mericana, y fundador y director de la Revista de filosofade dichaUniversidad. Aunque en su primera poca se movi en el entornodel tomismo, su obra se sita ms bien en lo que puede llamar unpersonalismo existencialista cristiano. Con motivo de su falle-cimiento, sus discpulos y amigos le tributaron un merecido ho-menaje, dedicando un nmero doble de la Revista de Filosofaque Sanabria fund y dirigi, a glosar su persona y obra3.

    c) Filosofa cristiana4. Con este apelativo queremos hacer referen-cia tanto a los pensadores que siguen cultivando la escolsticade una forma renovada, como vimos en captulos anteriores,como a quienes cultivan diversas corrientes de pensamiento mo-derno pero con una clara orientacin cristiana. Los dos mbitosms importantes donde se ha cultivado esta lnea de filosofahan sido sobre todo Argentina5 y Mxico6, continuando el traba- jo realizado por otros pensadores de generaciones anteriores.

    ______________ 3 Cfr. Revista de Filosofa,35 (2002), n. 104-105. Son de inters los siguientes artcu-

    los:VEGA, Juvenal Cruz, Reflexiones en torno a la filosofa de Jos Rubn Sanabria(199-234);BEUCHOT, Mauricio, Sobre la naturaleza de la filosofa y la existencia y esen-cia de Dios en Jos Rubn Sanabria (181-196). Al final se presenta una exhaustiva biblio-grafa de y sobre J.R. Sanabria.

    4 Cfr.FABELO, Jos Ramn, El pensamiento filosfco-cristiano contemporneo enAmrica Latina, enGUADARRAMA, P. (ed.), Filosofa en Amrica Latina,La Habana,Edit. Flix Vrela, 1998, pp. 408-419.

    5 Cfr.CATURELLI, A., Historia de la filosofa en la Argentina. 1600-2000,Buenos Ai-res, Universidad del Salvador, 2001.

    6 Cfr.SANABRIA, Jos Rubn/BEUCHOT, Mauricio, Historia de la filosofa cristiana enMxico,Mxico, Universidad Iberoamericana, 1994.

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    d) Filosofa analtica7 . Nos detuvimos en el captulo anterior en pre-sentar el origen del inters en Iberoamrica por esta corriente de pensamiento, y sus principales cultivadores. Es una corriente filo-sfica de gran importancia y en auge permanente, que est siendocultivada progresivamente en todas las naciones iberoamericanas,

    pero sobre todo en Mxico (UNAM). Ya vimos que su rgano deexpresin ms significativo es la revista mexicanaCrtica8. e)Filosofa de la lgica y de la ciencia.Ha avanzado en dos direc-

    ciones: hacia la creacin de novedosos sistemas axiomticos,como las lgicas paraconscientes o diversos sistemas de lgicadentica y lgica jurdica, y hacia el desarrollo de una interpre-tacin racionalista (crtica) de la lgica, que rompe con la tradi-cin empirista y pragmtica (operacionalista), y permite unacomprensin ms clara del concepto de consecuencia lgica yde la relacin entre la lgica y el conocimiento racional9.

    f) Filosofa del Derecho y de los valores10. En esta comente filo-sfica se da la influencia de la fenomenologa, el existencialis-mo y la filosofa de los valores. Por otro lado, se est tambinintentando realizar aplicaciones de la lgica matemtica a la fi-losofa jurdica. Este apartado es uno de los que mayor originali-dad ha tenido la filosofa en Latinoamrica, y sobre el cual yaindicamos diversos autores y obras en el captulo anterior.

    g) Filosofa marxistan. Ya vimos en captulos anteriores cmo lainfluencia del marxismo en Iberoamrica ha sido muy amplia ycompleja, debido a que ha estado muy ramificada y su influen-cia se ha producido a travs de fuentes variadas. En el captuloanterior ya hicimos referencia a estas sucesivas etapas de pre-sencia progresiva e irregular del marxismo en Iberoamrica, y

    _______________ 7 Cfr.VALDS GARCA, Flix, Panorama de la filosofa analtica latinoamericana, en

    GUADARRAMA, P. (ed.), Filosofa en Amrica Latina,La Habana, Edit. Flix Vrela, 1998, pp. 339-368.

    8 Para un estudio ms detallado de esta corriente, cfr.GRACIA, JorgeJ./RABOSSI, E./VI-LLANUEVA, E./ASCAL, M., El anlisis filosfico en Amrica Latina,Mxico, FCE, 1985.

    9 NEZ JOVER , J., Ciencia y desarrollo: explorando el pensamiento latinoamericano,enGUADARRAMA, P. (ed.), Filosofa en Amrica Latina,La Habana, Edit. Flix Vrela,1998, 459-516.

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    FABELO, Jos R., La problemtica axiolgica en la filosofa latinoamericana, enGUADARRAMA, P. (ed.), Filosofa en Amrica Latina,La Habana, Edit. Flix Vrela, 1998, pp. 369-407.

    11 GUADARRAMA, Pablo, Bosquejo histrico del marxismo en Amrica Latina, en Id.(ed.), Filosofa en Amrica Latina, o.c., pp. 180-246;FORNET-BETANCOURT, Ral,O marxis-mo na Amrica Latina,Sao Paolo, UNISINOS, 1995.

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    presentamos la filosofa de Adolfo Snchez Vzquez. Pero a par-tir de la mitad del siglo xx la presencia de la filosofa marxista y suinfluencia en diversos movimientos revolucionarios (como elcubano) cobr una especial significacin, siendo uno de los in-

    gredientes y antecedentes de la filosofa de la liberacin, comovamos a ver. Quizs lo significativo de la influencia del marxis-mo en los intelectuales iberoamericanos de mitad del siglo fue la pluralidad de influencias a travs de las cuales conformaron suespecial modo de entender y asimilar la filosofa marxista, pues-to que, como ellos mismos indican, la influencia del marxismo seva a dar a travs tambin, y sobre todo, de autores crticos, estoes, de autores denominados neomarxistas12:

    Entre los aos 20 y 30, se produce la influencia de G. Lu-kcks, K. Korsch, W. Benjamn y E. Bloch. Es el momento enque surgen en Europa, sobre todo en el mbito alemn, auto-res crticos que tratan de volver al marxismo autntico, pararescatarlo de su cosificacin por parte de la ortodoxia de laUnin Sovitica y sus pases satlites.

    La segunda lnea de influencia vino de Francia, y, en concre-to, de Sartre, a travs de su obraCrtica de la razn dialcticay de su revistaLes Temps Modernes.Sartre propugnabauna sntesis crtica entre existencialismo y marxismo, en lnea parecida, pero no siempre coincidente, con M. Merleau-Ponty, L. Lefebvre, L. Goldmann, y otros.

    La tercera fuente de influencia se produce a travs de la lla-mada primera generacin de la Escuela de Frankfurt, sobretodo M. Horkheimer, Th. Adorno y H. Marcuse13.Lo central de la aportacin de las diversas corrientes neomarxis-tas es la preocupacin por y la vuelta al Marx joven (el Marxhumanista,el de losManuscritos econmico-filosficos),y a lainfluencia en l de Hegel14.

    Pero tambin se dio una cuarta influencia, a travs de los neo-hegelianos italianos, como B. Croce y Gentile. Y, ms tarde,de Gramsci15. La presencia de esta corriente se dio sobre todo

    ______________ 12Cfr.CERUTTI GULDBERG, H., Filosofa de la liberacin latinoamericana,Mxico,FCE, 1982. Cerutti sigue en este punto a Methol Ferr.

    13Cfr. sobre Marcuse,CERUTTI GULDBERG, H.,o.c., pp. 159-60.14Cfr.GUIJARRO DAZ, G., La concepcin del hombre en Marx,Salamanca, Sgueme, 1975.15Cfr.DAZ-SALAZAR , Rafael,Gramsci y la construccin del socialismo,San Salvador,

    UCA, 1993.

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    en Argentina, a travs de Rodolfo Mondolfo; en Brasil, por medio del talo-brasileo de Sao Paulo, Renato Cirell Czerna;y en Per, con la presencia de Jos Carlos Maritegui.

    Y una quinta lnea de influencia, es la que proviene de los exi-liados espaoles de la guerra civil de 1936-39. Es importante el

    influjo de Wenceslao Roces y su traduccin al castellano de El Capital y de otras obras marxianas, as como el influjo de laobra de Adolfo Snchez Vzquez16y de J.D. Garca Bacca17,autores sobre los que ya hemos tratado en captulos anteriores.

    g) Filosofa de la liberacin.Constituye la corriente de pensamien-to ms original de esta generacin, como ya lo indicamos. Y por ello, su historia, caractersticas y autores ms importantes losestudiaremos a continuacin de modo ms explcito y amplio.

    3. LA FILOSOFA DE LA LIBERACIN

    Para el anlisis de la llamada filosofa de la liberacin (FL) va-mos a seguir diversos apartados, que tratarn de darnos una perspectivacompleta de esta rica y compleja corriente de pensamiento. A travs deesta descripcin, veremos en qu medida nos hallamos ante una corrien-te filosfica que dista mucho de ser algo homogneo y uniforme, tantoen su momento originario como en su devenir histrico en las ya msde tres dcadas de su existencia.

    La bibliografa sobre la FL es demasiado amplia como para preten-der hacer una referencia exhaustiva de ella. El texto que en la actuali-dad sigue siendo ms completo, a pesar de sus evidentes limitaciones,es el libro de H. Cerutti, Filosofa de la liberacin latinoamericana18. Enmuchos aspectos seguiremos los anlisis de Cerutti, aunque en otros nosdistanciaremos de l. Los apartados que voy a seguir en este estudiosern los siguientes: consideraciones introductorias; caractersticas

    ______________ 16Cfr. lo sealado sobre A. Snchez Vzquez en el captulo anterior.17Cfr. lo indicado sobre la fase marxista de la obra de J.D. Garca Bacca en el captulo

    anterior. Cfr. ademsBEORLEGUI, C.,Garca Bacca. La audacia de un pensar,Bilbao, Universidad deDeusto, 1988; Id., La filsosofia de J.D. Garca Bacca en el contexto del exilio republicano,Bilbao,Universidad de Deusto, 2003, cap. 6..18Mxico, FCE, 1983; 2.a ed., 1992. Cfr. tambinSNCHEZ RUBIO, David, Filosofa, Derecho y Liberacin en Amrica Latina,Bilbao, Descle de Brouwer, 1999;PL LEN, Rafael, Lafilosofa de la liberacin en el contexto de la filosofa latinoamericana, enGUADARRAMA, P. (ed.),o.c., pp. 256-338.

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    fundamentales de la FL; antecesores de la FL; y principales corrientesde la FL. En un apartado posterior, nos detendremos en analizar laobra de los filsofos ms representativos de esta lnea de pensamiento.

    3.1.Consideraciones introductorias sobre la FL19

    La primera cuestin que tendramos que tratar es la definicin de FL, pero esta tarea constituye un fenmeno muchos ms complejo de lo que parece y ha solido presentarse. La definicin y el contenido de la FLdepende del punto de vista del autor a que hagamos referencia. As, paraFrancisco Mir Quesada la FL se caracteriza por su orientacin humanistay por la utilizacin de la filosofa como instrumento de liberacin, elabo-rando un posible modelo de sociedad ms justa, el socialismo liberta-rio, as como la denuncia de todo lo que se opone a la realizacin de esemodelo20. Hugo Biagini distingue cuatro modelos de FL, cada uno de loscuales tiene su propia definicin y autocomprensin: la lnea de RodolfoKusch, denominada de la fraccin nacional populista; la de Carlos Cu-llen, de influencia hegeliana; la de Enrique Dussel, anti-ontologista,y la de Horacio Cerutti, defensor de una visin crtica del propio movi-miento21. El propio H. Cerutti es quien primero y ms ampliamente estu-di los diversos subsectores de la FL, clasificndolos en cuatro:dos popu-listas,y doscrticos del populismo,como veremos ms adelante22.

    Para Ofelia Schutte, la FL hay que entenderla, en un sentido am- plio, como un saber filosfico que buscaba la defensa de la soberananacional, en el mbito de la cultura y de la historia de las ideas, de los pases latinoamericanos; y, en un sentido ms especfico, se refiere a unmovimiento intelectual surgido en Argentina a principios de los setenta,caracterizado por considerar al pueblo como sujeto del filosofar, y por considerar al filsofo como un intelectual orgnico23. Siguiendo

    ______________ 19Cfr.CERUTTI, H., Posibilidades y lmites de una filosofa latinoamericana despus

    de la filosofa de la liberacin, Actas del IX Congreso Internacional de Filosofa, Ca-racas, 1979, pp. 189 y ss.

    20Cfr.MIR QUESADA, F., La filosofa y la creacin intelectual, enGONZLEZ CASA- NOVA, Pablo,Cultura y creacin intelectual en Amrica Latina,La Habana, Edit. de Cien-cias Sociales, 1990, p. 279.

    21Cfr.BIAGINI, Hugo, Filosofa americana e identidad. El conflictivo caso argentino,Buenos Aires, Editorial Universitaria, 1989, pp. 309-311.22Cfr.CERUTTI GULDBERG, Horacio, La filosofa de la liberacin latinoamericana,Mxi-

    co, FCE, 1983/1992, p. 293.23Cfr.SCHUTTE, Ofelia, Orgenes y tendencias de la Filosofa de la Liberacin en el pensamiento

    latinoamericano, Prometeo,3 (1987), n. 8, p. 19.

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    el planteamiento de O. Schutte, los filsofos cubanos R. Pa y M.R. Vilaentienden como FL al movimiento intelectual nacido en Argentina a principios de los setenta y extendido al resto del continente latinoameri-cano de la mano de prestigiosos filsofos sobre los que vamos a hablar 24.Como ocurre con todo hecho histrico complejo, a medida que nos dis-

    tanciamos histricamente del mismo se aprecia con ms objetividad ycon ms exactitud, as como se advierte su especial complejidad.Podramos alargar la lista de autores con sus personales definicio-

    nes y modos de entender este movimiento. Resumiendo todas ellas, se pueden ordenar todas ellas en dos grupos, que hacen referencia, comoseala O. Schutte, a dos acepciones o sentidos de entender la FL: elentido amplio y el sentido ms estricto y especfico.

    a) En sentido amplio,la FL comprendera un conjunto bastante ex-tenso de filsofos latinoamericanos que buscan una nueva formade filosofar, desde la situacin latinoamericana, y desde la opcin por la liberacin del pueblo y de las capas ms desfavorecidas. Eneste sentido, vamos a tener en cuenta una serie de pensadores que pueden considerarse precursores y luego integradores del ampliomovimiento de la FL.

    b) En sentido estricto(aunque esta indicacin, como veremos msadelante, es muy discutible), la FL est constituida por un grupode filsofos argentinos, aglutinados alrededor de las JornadasAcadmicas de la Facultad de Filosofa de la Universidad delSalvador (San Miguel, Argentina), y cuyos nombres ms repre-sentativos fueron R. Kusch, C. Cullen, M. Casalla, J.C. Scanno-ne, E. Dussel, E. Ardiles, H. Assmann, H. Cerutti y otros que ve-remos ms adelante.

    Hay que tener en cuenta tambin que esta definicin de FL, en sen-tido estricto, tomada especialmente del libro de Cerutti, peca de un es-coramiento un tanto indebido hacia el criterio de considerar la lnea ar-gentina como la ms original y originante de toda FL (as lo entiendenCerutti y otros muchos autores con l). Pero a ese escoramiento hayque oponer la opinin de Feo. Mir Quesada y otros25, que sealan queel foco originante de la FL estuvo ms bien en Mxico, con L. Zea a lacabeza. Igualmente hay que tener en cuenta, junto a Zea, el trabajo

    ______________ 24Cfr.PL LEN, Rafael/VILABORMEY, Mara Teresa, La filosofa de la liberacin en

    el contexto de la filosofa latinoamericana, enGUADARRAMA, Pablo (ed.), Filosofa en Amrica Latina,La Habana, Edit., Flix Vrela, 1998, pp. 265-338; 267.

    25 Cfr. sus afirmaciones sobre la posicin precursora de L. Zea sobre la filosofa de la liberacin, en elcaptulo anterior.

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    precursor del peruano A. Salazar Bondy, como tuvimos ocasin de ver-lo en las afirmaciones de David Sobrevilla. Considero que esta segunda perspectiva es la que ms se atiene a la realidad histrica, vista en unsentido amplio, en la medida en que reconoce el triple foco en el que seorigin este movimiento filosfico: Mxico, Per y Argentina.

    Podramos decir que la FL,en sentido amplio, parta de una seriede premisas y caractersticas especficas que la hacen aparecer comouna corriente ms homognea de lo que fue en su realidad. Para un gru- po cada vez ms significativo de filsofos latinoamericanos, como afir-ma Gustavo Ortiz26, pensar desde LA era pensar desde la opresin. Por tanto, el nico pensar posible que les quedaba era un pensar poltico yliberador. El lugar donde emerge y se expresa el ser de lo latinoameri-cano y donde se incide en su liberacin, es el mbito de lo poltico. As, pensar la historia latinoamericana en ese momento era pensar lo pol-tico, en la medida en que lo poltico constituye su fibra y su nervio. Y steera un pensar verdadero, el nico posible para ellos. Este pensar verda-dero es el que expresa y realiza la estructura fundamental originaria delexistente humano, en cuanto ser-con-otro, estructura radicalmente pol-tica, y que en LA est sometida a la dominacin.

    As, en la FL la teora filosfica est unida directa e indisoluble-mente a la praxis.Aunque tambin hay que tener en cuenta que esta pa-labra y concepto se emplearn de forma diferente, segn el contexto desu uso: en los grupos marxistas, se emplea praxisal modo ortodoxo delmarxismo; en cambio, en los grupos de orientacin cristiana, se utiliza-r ms la categora deaccin, para desmarcarse del marxismo, dndolea la palabra los contenidos sacados de la filosofa de M. Blondel27. Loimportante es que el filsofo de la liberacin se identificara con el pue-bloy su proyecto de liberacin. Un proyecto que,vivido por el pueblo,el intelectual deber conceptualizar y explicitar racionalmente.

    3.2. Etapas de la FL

    Aunque la FL surge entre los aos que van de finales de la dcadade los sesenta y el comienzo de los setenta, algunos autores, como E.Dussel, tienen tambin en cuenta sus antecedentes ms remotos, y con-sideran que ya desde el comienzo de la conquista espaola se pueden

    _______________ 26Cfr.CERUTTI GULDBERG, H.,o.c., p. 185.27Es importante en este sentido la influencia de J. C. Scannone, quien haba hecho su te-

    sis doctoral en Alemania sobre el pensamiento de M. Blondel, como veremos ms adelante.

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    rastrear algunos precursores muy significativos. As, el propio Dusselhace una historizacin del pensamiento latinoamericano, entresacandolas siguientes etapas:

    1) Primera filosofa de la liberacin implcita: la crtica a la con-

    quista (1510 a 1553).2) La segunda, la justificacin filosfica a la primera eman-cipacin (1750-1830): Alberdi y el romanticismo.

    3) La tercera se articul a partir de 1969, y sera la segunda eman-cipacin: la FL.

    Esta ltima es propiamente la primera fase explcita de la FL, queDussel llamar tambin etapa deconstitucinde la FL (1969-1973).A partir de 1973, hasta 1976, la FL se encontrara en fase demaduracin.Una tercera fase, desde 1976 a 1983, es denominada fase de persecucin,debatey confrontacin.Y una cuarta etapa, que durara hasta hoy, serala etapa de crecimiento y respuesta a una nueva problemtica28. Es po-sible que esta clasificacin realizada por E. Dussel siga ms bien par-metros del desarrollo de su propio pensamiento, ms que atenerse aldesarrollo del pensamiento del conjunto de los que pertenecen a estemovimiento, pero no hay pensador que escape a esta tentacin de per-sonalizacin de la realidad.

    3.3. Equvocos a superar sobre la FL29

    Estos equvocos nacen de la propia complejidad del movimiento li- berador y de la pluralidad de fuentes originantes que se atribuyen. Losms significativos de estos equvocos los define H. Cerutti de la si-guiente manera: 1) Entender la FL como si fuera un movimiento sin fi-suras, cuyos integrantes tuvieran ya claras y comunes una problemtica,una metodologa, unos presupuestos filosficos, etc. en los que se apoya-ra su filosofar. 2) Pensar que la FL fuera la reflexin epistemolgica

    ______________ 28Cfr.DUSSEL, Enrique, Hermenutica y liberacin. De la fenomenologa hermenuti-

    ca a una filosofa de la liberacin, Analoga Filosfica,1(1992); Id, Retos actuales de la filosofa dela liberacin en Amrica Latina, Liberacin-Liberacao,1(1989), 9-29;CE-RUTTI, H., Actual Situation and Perspectives of Latin American Philosophy, Philosophi-cal Forum,1-2 (1988-1989), 43-61.

    29Cfr.CERUTTI, H. , Filosofa de la liberacin latinoamericana,o.c, pp. 190 y ss, e Id., Posibilidades ylmites de una filosofa latinoamericana despus de la filosofa de la liberacin, en Id., Filosofas dela liberacin, liberacin del filosofar?,Mxico, UAEM, 1997, pp. 25-33.

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    sobre la teora de la dependencia y/o la teologa de la liberacin.Es decir, entender la FL como si fuera la expresin de las consecuen-cias filosficas de los postulados ya presentes en las ciencias sociales yen la teologa que en ese momento se estaba haciendo en LA. 3) Se sue-le tambin etiquetar a la FL como marxista y/o revolucionaria, o

    como un discurso puramente populista sobre Latinoamrica. ParaH. Cerutti, las dos cosas no deben ser mezcladas ni confundidas. Dehecho, representan los dos polos ms importantes dentro de las diferen-tes tendencias dentro de la FL, como tendremos ocasin de ver msadelante. 4) Tambin se le suele etiquetar a veces a la FL de filosofacristiana. Esto se debe a la orientacin que algunos autores le handado a su modo de filosofar liberador, apoyndose y considerando laticacomo filosofa primera(siguiendo la influencia de E. Lvinas),as como por entender su pensamiento como una concrecin y desarro-llo de la doctrina social de la Iglesia Catlica. Pero estas orientacionesdescriben slo algunas de las tendencias de la FL, y no a toda la corrien-te. 5) Otro malentendido consiste en entender la FL como el primer lo- gos latinoamericano,la primera filosofa autntica de LA (as lo ponacomo primer requisito de autenticidad A. Salazar Bondy). Pero definir as a la FL supone ignorar y despreciar toda la filosofa que anterior-mente se ha hecho en LA. 6) Un nuevo equvoco consiste en atribuir ala FL la exigencia de una nueva y original (de Latinoamrica) lgica yepistemologa, esto es, una nueva racionalidad, que se traduce, en el as- pecto metodolgico, en nuevas propuestas: unaana-lctic,en oposi-cin a dialctica (Scannone, Dussel). 7) Por ltimo, es tambin un ma-lentendido considerar a la FL como una prctica antiacadmica o extraacadmica, falta de rigor y, en gran medida, irracional e ideologi-zada. Aunque cada una de las corrientes de la FL tendr su propio sue-lo filosfico de fundamentacin, todas ellas tratarn de fundar su re-flexin sobre firmes bases filosficas, aunque no todas lo consigan dela misma manera y con igual profundidad.

    En opinin de H. Cerutti, todos estos equvocos se deben a que lacorriente populistaes la que se ha impuesto al resto y ha conseguido ma-yor popularidad, por haber tenido los medios de difusin adecuados y ha- ber obstruido, por contra, las publicaciones de los representantes de lacomente crtica. Aunque estas duras crticas de H. Cerutti puedan tener su parte de verdad, otra razn importante de su mayor popularidad con-

    siste en que esa lnea, sobre todo a travs de E. Dussel, y tambin deJ.C. Scannone, ha elaborado en sus abundante escritos la propuesta msconsistente de todas las diferentes lneas que de la FL se han dado. Peroes importante insistir en la enorme pluralidad y disparidad existente entrelos diversos autores que se denominan filsofos de la liberacin.

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    3.4. Antecedentes histricos y orgenes de la FL

    3.4.1. Antecedentes sociopolticos y culturales30

    La primera pregunta que debemos hacernos es por qu surge este

    tipo de filosofa en Amrica latina, y en ese momento concreto de suhistoria, puesto que los movimientos filosficos e ideolgicos no surgen porque s, sino que son fruto de un contexto y situacin que los explicay fundamenta. Todo discurso filosfico es un discurso situado, y la filo-sofa de la liberacin lo es y en grado sumo. La explicacin ms clara ydefinitiva es que la FL surge como resultado de la consciencia de una si-tuacin de opresin de LA, propiciada por un capitalismo dependiente,y desenmascarado por la llamada teora de la dependencia.

    Vamos a detenernos en sealar tanto el marco poltico como el cul-tural, en sentido amplio y en sus diferentes facetas, en medio de loscuales se inicia la FL. Con este anlisis vamos a mostrar sus apoyaturasy deudas, y con ello, sus aciertos y limitaciones. Nuestro anlisis sertambin parcial, puesto que nos apoyamos en unos determinados auto-res, en vez de en otros, que nos daran otra visin algo diferente. Peroes una parcialidad inevitable, que procuraremos rebajar huyendo detodo dogmatismo31.

    Puede decirse, afirma H. Cerutti, que el tema de la liberacin hasido en los ltimos aos casi una moda, no slo de intelectuales a la

    _______________ 30Cfr.ORTEGA CAZENAVE, Hugo O., El surgimiento de la filosofa de la liberacin,

    Cuadernos Salmantinos de Filosofa,III (1976), 339-349; Borrat, H., Liberacin, cmo?,Stromata,28 /1972), n. 1, 8-51;RUBIO CARRACEDO, Jos, Modernizacin y de- pendencia en Iberoamrica,Cuadernos Salmantinos de Filosofa,XII (1985), 335-354;GONZLEZ, A.,Orden mundial y liberacin, ECA(San Salvador), XLIX (1994), n. 549,629-652;DUSSEL, E., La Filosofa de la liberacin en Argentina,Cuadernos Salmantinosde filosofa,III (1976), 361-366;SEVERINO CROATTO, J., Cultura popular y proyecto hist-rico,Cuadernos Salamantinos de Filosofa,III (1976), 367-378;HERNNDEZ ALVARADO, J., Filosofa de laliberacin o liberacin de la filosofa?,Cuadernos Salmantinos de Filo- sofa,III (1976), 379-400;LANGON, M., Filosofar latinoamericano como instrumento y proyecto deliberacin, enHEREDIA SORIANO, A. (ed.), Exilios filosficos de Espaa. Ac-tas del Vil Seminario de Historia de la Filosofa Espaola e Iberoamericana,Salamanca, Universidadde Salamanca, 1992, 385-396; AA.VV., La filosofa actual en Amrica Latina(ponencias del Encuentrode Filosofa de Morelia, Mxico, 1975), Mxico, Grijalbo, 1976;DEMENCHOKOV, Edward, LatnAmerican Philosophy in Russia,Concordia,1996, n. 29,79-94;MORENO VILLA, Mariano, Filosofa de la liberacin y barbarie del "otro",Cua-dernos Salmantinos de Filosofa,XXII (1995), 267-282.

    31Cfr., para esta visin global,CERUTTI, H., Ubicacin poltica de los orgenes y eldesarrollo de la filosofa de la liberacin latinoamericana,Cuadernos Salmantinos de Filosofa,III(1976), 351-360; tambin Id, Filosofa de la liberacin latinoamericana,o.c.

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    violeta sino de todo un conjunto de hombres y mujeres en Argentina yen Amrica Latina que la han sentido como carencia y no han llegado aelaborarla como "deseo"32. La FL se elabora en casi todos los paseslatinoamericanos, como fruto de una similitud de forma de pensar, perosobre todo en Per, Mxico, Ecuador y Argentina. Y como pases pio-

    neros, en Argentina y Mxico, debido a su situacin histrico-poltica,entre los aos 1969 y 1974. En ese sentido, en Argentina se produceuna difusin masiva que moviliza a un grupo de intelectuales, bajo ellema de liberacin o dependencia.

    Pero la situacin de Argentina fue, en gran medida, paradigmticade otros pases. El antecedente poltico de Argentina fue el populismode Juan Domingo Pern, que se fue apoyando en una serie de intelec-tuales afines, que le dieron su apoyo terico y fctico, frente a otros in-telectuales ms crticos. Las Jornadas Filosficas de San Miguel (organi-zadas por Dussel y Scannone) hay que situarlas en este contexto. Peroantes de hablar del contexto peculiar y especfico del grupo argentino,que acu y cre el trmino y los conceptos claves de la filosofa dela liberacin, tenemos que ver las coordenadas polticas y las matricesculturales ms importantes que configuran el panorama de Latinoamrica de estos aos33. Podemos, pues, dividir en dos aspectos el contextogeneral a que nos estamos refiriendo: el mbito poltico y el cultural.

    A) EL CONTEXTO SOCIOPOLTICO

    La descripcin de este contexto puede llegar incluso a finales de laII Guerra Mundial y la posterior guerra fra, momento en el que se con-figuran los dos bloques militares, ideolgicos y econmicos de los Es-tados Unidos y la Unin Sovitica. Estos dos bloques tendern a ex- pandirse lo ms posible por el mundo y a dividrselo en esferas de poder e influencia. Iberoamrica, por la cercana a los Estados Unidos,es considerada como perteneciente a su zona de influencia, e incluso sehablaba despectivamente del patio trasero de los Estados Unidos. Su presencia econmica e ideolgica se quiso concretar a travs de la fa-mosa Alianza para el Progreso. De este modo, se produce un movi-miento expansionista de los Estados Unidos, que pretenda encubrirsecomo un mero expansionismo econmico. Es el momento en que bajan

    _______________ 32Cfr. Filosofa de la liberacin latinoamericana,o.c., p. 19.33Es una buena sntesis el trabajo deORTEGA CAZENAVE, Hugo O., El surgimiento de

    la filosofa de la liberacin,o.c.;igualmente,CERUTTI, H., Filosofa de la liberacin latinoamericana,oc., caps. 2. y 3..

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    los precios de las materias primas, producidas sobre todo por los llama-dos pases sub-desarrollados.

    Las lites burguesas de tales pases se convierten en colaboradoresde la metrpoli (USA), recibiendo ayudas y prstamos que no los utili-zarn en inversiones tendentes a la mejora de sus propios pases, sino

    en su personal beneficio. De modo que, aunque los prstamos van en su propio beneficio, las devoluciones se tendrn que hacer con el dinero pblico. As se va generando la conocida y agobiante deuda externa.Se va, pues, configurando unaburguesa dependiente,confluyendo losintereses de este grupo con el de los capitales de las empresas del pri-mer mundo.

    Con objeto de luchar contra el endeudamiento y la venta de los pa-ses a intereses forneos, van surgiendo los movimientos y partidos po- pulistas,no slo en Latinoamrica sino tambin en otros muchos pasesdel tercer mundo. El bajn de los precios de las materias primas suponeun fuerte empobrecimiento de las economas de los pases del tercer mundo. Un dato puede ejemplificar esta situacin: Argentina, entre1951 y 1952, experimenta una disminucin del 30% de los intercam- bios comerciales. Esta circunstancia de empobrecimiento y de endeu-damiento exterior dio lugar, como decimos al surgimiento con fuerzade los populismos,como expresin del deseo de reaccionar ante estasituacin. Pero aqu est tambin la causa de su fracaso posterior. Sunacimiento se debi al deseo de realizar una poltica autnoma e inde- pendiente de las influencias de las metrpolis del primer mundo y con-vertir a cada nacin en una fuerza econmica y poltica en el entornointernacional. Las burguesas, en un primer momento, se quisieron con-vertir, en su empeo por modernizarse, en punta de lanza de la moder-nizacin del pas, expandiendo de este modo la ideologa nacionalista.Ya vimos en torno a este punto las fuertes disputas, en el Per, entreHaya de la Torre y Jos Carlos Maritegui. De este modo, las clasesmedias burguesas consiguieron, en un primer momento con su ideolo-ga nacionalista y populista, superar los planteamientos ideolgicos desocialistas y de marxistas.

    Pero la crisis de los precios de las materias primas supusieron laquiebra del prestigio de los populismos (burguesa con el apoyo del pueblo). De este modo, las burguesas se vieron situadas contra la pa-red, y tuvieron que elegir entre dos alternativas: oponerse al capitalis-

    mo primermundista, por lealtad a su nacin, o traicionar a su nacin yvenderse al capital de la metrpoli, defendiendo al mismo tiempo sus propios intereses econmicos. La eleccin no era en realidad difcil: sevenden a los que les van a asegurar una importante ganancia econmi-ca y su propia supervivencia.

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    De esta manera, al elegir la supervivencia y la ganancia econmica personal, cosechan el fracaso poltico, en la medida en que franjas im- portantes de la nacin les abandonan. Son los aos del triunfo y poste-rior fracaso de una serie de importantes lderes del tercer mundo: Vargasen el Brasil (acab suicidndose en 1954), Pern en Argentina (1955),

    Rojas Pinilla en Colombia (1957), as como Abdel Nasser en Egipto ySukarno en Indonesia, entre otros34.Es entonces cuando los grupos socialistas y marxistas se convierten

    en la punta de lanza del proceso emancipador y liberador de los paseslatinoamericanos y del Tercer Mundo, en general. En ese momento se produce la revolucin cubana, liderada por Fidel Castro y el Che Gue-vara, quienes intentarn extender la revolucin, con la creacin de di-versos grupos guerrilleros, a otros pases. En Mxico, la revolucin es-tancada del PRI llega a su crisis ms importante en 1968, cuando se produce la revuelta estudiantil reprimida con la matanza en la plaza deTlatelolco o plaza de las Tres Culturas (Mxico). En casi todos los pa-ses se producen movimientos similares durante la segunda mitad de losaos sesenta.

    B) EL CONTEXTO SOCIOCULTURAL

    El contexto sociocultural en el que surge la FL est formado por una serie de influencias tericas tanto forneas como interiores. Vamosa detenernos ms en estas segundas, pero nos referiremos tambin a las primeras. Rafael Pa Len y Mara Teresa Vila Bormey sealan hastadiez fuentes tericas como configuradoras del suelo intelectual en elque se apoy la FL, cinco de ellas corresponden a filosofas europeas, ylas otras restantes al mbito latinoamericano35.

    Entre las influencias europeas hay que considerar, en primer lugar,el historicismo alemn, en especial el de W. Dilthey, para quien la his-toria es una experiencia vivida, slo captable a travs del mtodocom- prensivo,en contraste con el mtodoexplicativode las ciencia naturales.Dilthey rompi con la cerrada y optimista filosofa de la historia de He-gel, entendiendo que la racionalidad histrica no es de tipo prospectivo,sinoretrospectivo(en categoras de Garca Bacca), debiendo limitarse

    ______________ 34 Para el tema del nacionalismo/populismo en Hispanoamrica, sobre todo en Argenti-na, cfr.LIZCANO, Francisco, Lepoldo Zea. Una filosofa de la historia,Madrid, ICI, 1986;WERZ, Nikolaus, Pensamiento sociopoltico moderno en Amrica Latina,Caracas, NuevaSociedad, 1995, pp. 83 y ss.;CERUTTI, H., La filosofa de la liberacin latinoamericana,o.c.,pp. 145-160.

    35Cfr.PL, R/VILA, A.T., o.c.,pp. 267 y ss.

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    el mtodo histrico a estudiar la racionalidad histrica a posteriori, des- pus de que los acontecimientos histricos se han sucedido. Este plan-teamiento histrico supona el reconocimiento de un policentrismo his-trico (no existe un sentido nico a priori de la historia), que daba pie ylegitimaba la idea de la originalidad de todos los distintos pueblos y

    culturas del planeta.Estos planteamientos fueron completados y expandidos a Latinoa-mrica por las teoras raciovitalistas de Ortega y Gasset, a travs de sucircunstancialismo y perspectivismo, propagado posteriormente por susdiscpulos a todo el mbito de la Amrica hispana, en especial en Mx-ico a travs de su discpulo Jos Gaos. Para Ortega, la filosofa no pue-de ejercitarse ms que sub especie circunstantiarum, por lo que cada punto de vista histrico y cultural es necesario e imprescindible, legiti-mando de esta manera la posibilidad de una filosofa latinoamericana,elaborada desde el dilogo crtico con su propia circunstancia.

    Tambin la fenomenologa de Husserl estaba de fondo de esta nuevacorriente filosfica, en la medida en que defenda la vuelta a las cosasmismas, a travs del mtodo fenomenolgico, con el que se va acercan-do a las esencias de las cosas. Dentro de esta corriente fenomenolgica,aunque interpretada de modo muy crtico y superador, se hallaba E. L-vinas, filsofo lituano-francs de origen judo, que tendr una fuerte in-fluencia en la lnea de la FL a la que pertenecan Dussel y Scannone.

    El existencialismo de Heidegger y de Sartre tambin estuvo de fon-do en algunos autores de la FL. El centro del ontologismo existencial deHeidegger fue la pregunta por el sentido del Ser, convirtindose esacuestin en la ontologa fundamental, en la filosofa primera. Pero esesentido del ser se expresa histrica y tempreamente. El ser es tiempo,es tempreo, por lo que no se expresa definitivamente en una sola po-ca ni en una sola cultura, sino que se expresa de modo plural, necesi-tndose una hermenutica existencial para captar el sentido del ser encada cultura y en cada poca. Adems, el medio a travs del cual se nosda la pregunta por el Ser es el Da-sein (el hombre como el ah del ser), deah que el ser del Da-sein consiste en hacerse cuestin sobre su propioser, el estar abierto a la cuestin del ser, el ser pastor del ser. Todoesto sintonizaba con el meollo central de la FL, empeada en poner encuestin y en descentrar la postura hegemnica de la filosofa europea,y en hacer del hombre, de cada ser humano, el sujeto y el protagonista

    de su liberacin y de su propia realizacin.Otra de las corrientes filosficas europeas que ms influy en elconjunto de los diversos sectores de la FL fue la primera generacin dela Escuela de Frankfurt. Esta influencia se hizo ms fuerte y significati-vo sobre todo en la etapa de la estancia de los frankfurtianos en los Es-

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    tados Unidos, y su teorizacin sobre la sociedad de consumoy elhom-bre unidimensional de H. Marcuse. No cabe duda de que la crtica altardocapitalismo, y a sus efectos adormecedores sobre el ser humanorealizada por estos filsofos judos, impactaron profundamente en los pensadores latinoamericanos y sus ideas sirvieron de modelo para criti-

    car la situacin de dependencia en la que los pases de la Amrica his- pana se hallaban respecto a los centros de poder capitalista.Pero si fueron importantes las influencias de estas corrientes filos-

    ficas europeas, las influencias ms decisivas vinieron del propio conti-nente latinoamericano. La situacin de endeudamiento, pobreza y de- pendencia en la que se hallaba Latinoamrica provoc el surgimientode voces que invitaban a comprometerse en la superacin de la dependen-cia y conseguir la liberacin de los pueblos del llamado Tercer Mundo.Este empeo liberador se va a ir gestando de formas distintas pero con-vergentes en diferentes mbitos de la realidad social y cultural. Todasestos mbitos o matrices son los que estn en el trasfondo del surgi-miento de la FL, que no ejerci una funcin de liderazgo sino ms bienal contrario, surgi al calor y posteriormente al trabajo concientizador realizado por las otras matrices. En esta labor de preparacin y de conta-gio, tenemos que referirnos a una matriz econmica, la teora de la de- pendencia; una matriz pedaggica, la pedagoga del oprimido de PaoloFreir; una matriz religiosa, la teologa de la liberacin; una matriz ar-tstica y literaria, el muralismo mexicano y el boom de la novela lati-noamericana; y una matriz filosfica, el trabajo precursor de LepoldoZea y de Augusto Salazar Bondy.

    1) La matriz econmica: la teora de la dependencia36

    Segn Fernando Henrique Cardoso, uno de los creadores de esta teo-ra, en su surgimiento fueron determinantes tres factores: 1) los anlisis

    ______________ 36 CERUTTI, H., La filosofa de la liberacin latinoamericana, o.c.,cap. 2.; La teora

    de la dependencia, texto sin autor ni referencia bibliogrfica, enServicio de Prensa de laCONFER,Madrid, 1997, pp. 8-20;WERZ, N,, Pensamiento sociopoltico moderno en Am-rica Latina, o.c.,cap.: Acerca del desarrollo de la sociologa y de la ciencia poltica enAmrica Latina, pp. 105 y ss.;MORENO VILLA, M., Qu quiere ser la filosofa de la li- beracin?,Stromata,LI (1995), n. 3-4, 301-318; Nmero monogrfico sobre PabloGON-ZLEZ CASANOVA, Sociologa latinoamericana: Pensar la democracia y la sociedad. Unavisin crtica desde AL,enAnthropos(Barcelona), 1995, n. 168, septiembre-octubre; Tl-MASHEFF, N.S., La teora sociolgica,Mxico, FCE, 1961; MONTES, Segundo y otros,Sociologa general (Seleccin de lecturas), UCA (San Salvador), sin fecha;ALARCN, L./GMEZ, Irey, La tragedia de la sociologa latinoamericana. Final y comienzo: La sociolo-ga clsica y la otra sociologa,Utopa y Praxis Latinoamericana,7(2002), n. 19, 61-81.

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    inspirados en la crtica a los obstculos al desenvolvimiento nacional;2) las actualizaciones, desde la perspectiva marxista, de los anlisissobre el capitalismo internacional en su fase monopolstica; y 3) losintentos de caracterizacin del proceso histrico estructural de la de- pendencia en trminos de relaciones de clase, que, ligando a la econo-

    ma y a la poltica internacionales a sus correspondientes locales, ygenerando, en el mismo movimiento, contradicciones internacionalesen la lucha poltica, aseguran el dinamismo de las sociedades inde- pendientes.

    La hegemona militar y econmica conseguida por los EstadosUnidos tras la II Guerra Mundial, le lleva a desarrollar sin tapujos sutendencia imperialista, surgida ya a comienzos del siglo xx, ampara-dos en un supuesto llamamiento divino, el denominado destino ma-nifiesto. Los economistas estadounidenses y del primer mundo habangenerado un modo comprensivo de la situacin econmica interna-cional denominadateora desarrollista,segn la cual los pases del planeta se agrupaban en tres grupos diferentes segn su nivel dedesarrollo econmico. As, haba un primer grupo ms avanzado, los pases desarrollados; un segundo grupo intermedio, los pases en vas dedesarrollo; y un tercer grupo, los situados a la cola del progreso, los pases sub-desarrollados. Se presentaban estos anlisis como si entrelos diferentes pases hubiera una disputa sana por el desarrollo de sus propios pases, siendo cuestin de tiempo que los ms rezagados pu-dieran llegar a la situacin de los pases avanzados, con tal de poner en prctica las polticas econmicas y sociales que haban llevado altriunfo a los pases punteros, y adquieran las tecnologas que los pri-meros haban desarrollado.

    Pero un grupo de economistas iberoamericanos, sobre todo brasileos,mostraron el mal planteamiento de lateora desarrollista, proponiendocomo contrapartida suteora de la dependencia.Entre los intelectuales que propusieron esta teora, a principios de los sesenta, se hallan sobre todoTheothonio dos Santos37, Fernando Henrique Cardoso38, Enzo Faletto39,

    _________________ 37La crisis de la teora del desarrollo y las relaciones de dependencia en Amrica La-

    tina, en La dependencia poltico-econmica en Amrica Latina,Mxico, 1969.38 Cfr.Cuestiones de sociologa del desarrollo en Amrica Latina,Santiago, Editorial

    Universitaria, 1968; Desarrollo y dependencia: perspectiva en el anlisis sociolgico, enVV.AA.,Sociologa del desarrollo,Buenos Aires, 1970; Estado y sociedad en AmricaLatina, Buenos Aires, 1972.

    39 Desarrollo y dependencia,1970;CARDOSO, F.H./FALETTO, Enzo, Dependencia y de- sarrollo en Amrica Latina,Mxico, Siglo XXI, 1969;CARDOSO, F.H./FALETTO, E./GRA-CIARENA, Jorge y otros,Medina Echavarra, y la sociologa latinoamericana,Madrid, Edi-ciones de Cultura Hispnica del ICI, 1982.

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    Celso Furtado40y A. Quijano41, entre otros. Lo que les advierte de la si-tuacin y les empuja a desarrollar su teora son una serie de cambios b-sicos que se producen en el mbito de la economa poltica y de la sociolo-ga.

    Comenzando por el mbito de la economa poltica, se produce, en

    primer lugar, el desvelamiento de la poltica de dominacin por unanueva ciencia social, la llamadateora del desarrollo,inspirada en el funcionalismode origen norteamericano42. Esta teora supona que lospases subdesarrollados estn en etapa anterior, atrasada, respecto alos pases desarrollados, industrializados. Alcanzar esa etapa punterase consigue por la industrializacin y la modernizacin de la tecnolo-ga. Para ello hace falta que los pases desarrollados inviertan su dineroen ayuda a los pases subdesarrollados. Por tanto, se da una interpreta-cin de la historia econmico-poltica desde un modelo deetapismo,enel que se defiende que el subdesarrollo es un estadio natural de los pueblos, un primer momento en la estructura lgica del mercadomundial. Se trata, pues, de un darwinismo econmico (que MorenoVilla denomina pelagiano), en el que el subdesarrollo es un estadio pasajero, ya que, puestas unas determinadas bases econmicas cient-ficas, se llegar tarde o temprano a la etapa de desarrollo.

    Con esta lgica se cre la llamada Alianza para el Progreso, planideado por los USA de conceder prstamos a Latinoamrica, con objetode ayudarle a salir de su atraso econmico. El resultado fue sin embargo bien distinto, puesto que supuso un endeudamiento progresivo y mayor subdesarrollo, aparte de otros efectos negativos43.

    En cambio, una serie de cientficos sociales vean las cosas de otramanera, y empezaron a mostrar en sus escritos que a mayor inversindel capital extranjero, del centro, en la periferia, se produca un dobleefecto perverso: por un lado, una mayor acumulacin de dinero en los pases ricos, y, por otro, una mayor dependencia, endeudamiento y po- breza en los del Tercer Mundo. Por tanto, la brecha entre ambos tipos

    ______________ 40Cfr.MALLORQUN, Carlos, Las vicisitudes tericas en la sociologa econmica de

    Celso Furtado, Revista Mexicana de Sociologa,LXI (1999), n. 2, 213-241.41Cfr. El proceso de urbanizacin en Latinoamrica,Santiago de Chile, CEPAL, 1966

    (edicin mimeogrfica);QUIJANO, Anbal/WEFFORT, Francisco, Populismo, marginaliza-cin y dependencia. Ensayos de interpretacin sociolgica,Costa Rica, Ed. Univ. Centro-americana, 1976. .42 Cfr. Rosxow, W.W.,The Stages ofEconomic Growth,C. Univ. Press, 1962, trad. alcastellano en Mxico, FCE. Otros tericos eran A. Lewis, A. Barre, etc.

    43 El conocido obispo de Recife, Dom Helder Cmara, comentando este programa desupuesta ayuda a los pases sub-desarrollados, deca: Los norteamericanos por cada dlar que prestan ganan diez y dejan un muerto.

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    de pases, en vez de acortarse, se haca cada vez mayor. El conjunto deestas tesis es lo que dio lugar a la teora de la dependencia. Entre lostericos precursores ms importantes de este nuevo paradigma econ-mico estaban A. Gunder Frank, conSociologa del desarrollo y subde- sarrollo de la sociologa44', donde haca una crtica certera a Rostow y a

    sus tesis sobre el etapismo, y junto a l un conjunto de socilogos bra-sileos, como ya dijimos, Fernando H.Cardoso, Enzo Faletto, Th. dosSantos, y otros.

    La tesis que quieren defender, pues, lostericos de la dependenciaes que el subdesarrollo no esnatural,sino consecuencia lgica de lade- pendencia colonial secular, y resultado, por consiguiente, del orden in-ternacional. Por tanto, esto supona una crtica y superacin de lashiptesis sociolgicas funcionalistasde Talcott Parsons, habindoseconsiderado su teora como la mayor elaboracin cientfica de la corrien-te positivista y empirista norteamericana. Parsons distingua varios ti- pos de sociedades, enlazadas todas ellas desde un modelo evolucionista:sociedades industriales dinmicas y con estructuras sociales abiertas(EE.UU.); sociedades de estructura autoritaria, con un rgido ideal pol-tico (Alemania nazi y Rusia sovitica); sociedades tradicionalistas, con predominio de los valores familiares-moralistas, pero con posibilidadesde ascenso en el estrato social (la China clsica); sociedades tradiciona-listas, con valores individualistas e indiferentes ante los asuntos socia-les, lo que permite el establecimiento de dictaduras (Latinoamrica).As, el paso o ascensin de una sociedad tradicional a la moderna estaradado por la introyeccin social de las pautas de la sociedad industrial.Ahora bien, los cientficos sociales de Latinoamrica advierten cr-ticamente que la ciencia social de los pases del centro, y la comn-mente aceptada en la periferia, tiene su fundamento en el proyecto ins-taurado en la modernidad por la burguesa ascendente, y que haconfigurado el capitalismo de Europa y de los USA, es decir, el centroimperial nordatlntico. De este modo, se va configurando una sociolo-ga de la liberacin45, que servir para que los filsofos se preguntensi no ser necesaria tambin desarrollar una filosofa de la libera-cin, que muestre los fundamentos filosficos de tal sociologa.

    Por tanto, de la doble negacin de la economa poltica y de la teo-ra sociolgica dominante, se pasa a la formulacin de lateora de la

    _________________ 44Barcelona, Anagrama, 1971.45Cfr.FALS BORDA, Orlando,Sociologa de la liberacin;Id., El reformismo por den-

    tro en Amrica Latina,Mxico, Siglo XXI, 1972; Id., Cooperativismo. Su fracaso en el Tercer Mundo,Bogot, Punta de Lanza, 1977.

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    dependencia.As, desde ese horizonte se afirma que Latinoamrica nies subdesarrollada, ni pertenece a una sociedad tradicional, sino que esdependiente.Su verdadero ser se explica desde el continuo dominioque otras naciones han ejercido sobre ella, a partir de que fuera inte-grada en el mbito de la cultura llamada occidental. Por tanto, para po-

    der ser ella misma, tiene que superar ladependenciay ladominacin.Se hace, pues, necesario vivir de un proyecto propio, y es el que van adibujar las diversas teoras de la liberacin. Se produce as un cambiode paradigma epistemolgicoen el mbito socio-econmico: frente al binomiodesarrollo-subdesarrollo,se propone el dedependencia-libe-racin.

    Es cierto que las limitaciones de lateora de la dependenciase han puesto de manifiesto desde diferentes puntos de vista. Por ejemplo, es-taba claro que, junto a la insistencia de los tericos de la dependencia,haya que recalcar que la situacin de subdesarrollo de Latinoamricano se ha debido slo y exclusivamente a la situacin internacional, sinotambin a factores estructurales internos de los propios pueblos de La-tinoamrica. Pero este elemento de ninguna manera echa por tierra lavisin de dependencia internacional, sino que hace que la teora tengaque ser completada y afinada. Adems, los propios creadores de la teo-ra de la dependencia fueron los primeros en darse cuenta y aceptar laslimitaciones de su teora. Ahora bien, el ncleo central del plantea-miento ha seguido siendo considerado como convincente por la mayo-ra de los tericos de la liberacin. De ah que no haya perdido vigenciala idea dedependenciay la bsqueda deliberacin.Por otro lado, te-ricos como E. Dussel han intentado profundizar en las bases de la teorade la dependencia con objeto de dotarla de una mejor sistematizacin yfundamentacin, mostrando el acierto de sus afirmacin y su absolutavala epistemolgica46.

    2) Segunda matriz: la pedagoga del oprimido

    El pensador brasileo, Paolo Freir, propuso en Pedagoga del oprimido41 , el modo pedaggico para acompaar al pueblo en la supe-racin de su dependencia, en la medida en que l mismo tiene que ha-cerse sujeto de su propia liberacin. Sus dos lemas fundamentales son:

    escuchar al pueblo, y la escuela significa vida. Su trabajo pedaggico ______________

    46Cfr.DUSSEL, E., La produccin terica de Marx. Un comentario a los Grundrisse deMarx,Mxico, Siglo XXI, 1885, ltimo captulo.

    47Montevideo y Mxico, Siglo XXI, 1970.

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    lo inici en Brasil, antes del golpe militar de 1964, organizando unmovimiento de educacin popular, que pretenda a travs de la alfa- betizacin contagiar una visin crtica de las relaciones de dominacin.Parte del individuo singular y trata de hacerle consciente de la domina-cin y ganarlo para el proceso liberador, que slo se conseguir si se

    logra un cambio de estructuras en el conjunto de la nacin48

    .Freir estaba influido por una serie de autores europeos, como Ga- briel Marcel, Erich Fromm, Karl Jaspers y Herbert Marcuse, entreotros. Sus ideas sobre la situacin del Brasil estuvieron influidas por elInstituto Superior de Estudios Brasileos (ISEB), fundado en 1952, ycerrado en 1964 con el golpe militar. Haba sido fundado por Helio Ja-guaribe, que lo dirigi hasta 1959. Con Vieira Pinto, se orient hacia eldesarrollo nacionalista, con tintes antiimperialistas. Defendan el capi-talismo nacional, con intervencin estatal. Tuvieron intentos de fundar una sociologa nacional. En Vieira Pinto haba una mezcla de filosofade la existencia y nacionalismo (realizacin personal y de la nacin).Pero no se tena en cuenta la idea de oposicin de clases sociales, sinola dialctica yo-t, y de sujeto-objeto, propias de la filosofa dia-lgica de Martn Buber y otros filsofos judos, tanto en el plano indi-vidual como de la nacin. Todas estas ideas tuvieron una fuerte in-fluencia en Freir, que comenz con un compromiso a favor de unnacionalismo que persegua el desarrollo de la nacin. Era una sntesisde populismo y nacionalismo. Y junto a ello, la opcin cristiana.

    Pero lo especfico de Freir es que ve la opresin como una cues-tin de concientizacin, y trata los aspectos estructurales y econmicosslo de manera marginal, con el consiguiente peligro de idealismo. Susdos obras fundamentales son Pedagoga del oprimido,ya citada, y Educacin para la praxis de la libertad 49. Freir entiende que paracambiar la realidad hay que estimular el dilogo al interior del pueblo,y entre el pueblo y sus dirigentes. Parte de la constatacin de la alinea-cin en la que se halla el pueblo brasileo. Para salir de esa situacin,hay que iniciar un proceso de concientizacin, que supone pasar de unaconciencia ingenua y mgica a una conciencia crtica.

    Desde los aos setenta, Freir relaciona siempre el plano individualcon la dimensin colectiva nacional. Su mtodo muestra aspectos de loque N. Werz denomina un populismo inductivo. No pretenda divulgar una ideologa o programa, sino extraerlo del pueblo y del saber popular.

    _______________ 48Sigo en este punto a WERZ, Nikolaus, Pensamiento sociopoltico moderno en Am-

    rica Latina,Caracas, Nueva Sociedad, 1995, pp. 197-200.49Mxico, Siglo XXI, 1972.

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    Ese mtodo educativo inductivo es el que denomina pedagoga del oprimido.En ese proceso, contrapone la educacinbancaria,con-sistente en una mera transmisin pasiva de conocimientos, a lalibe-radora, en la que el protagonismo y la iniciativa le corresponde alsujeto educado o a educar. Adems, con la toma de conciencia del

    oprimido, se libera tambin al opresor. Porque, segn P. Freir, slolos oprimidos liberndose, pueden liberar a los opresores. Estos, entanto clase que oprime, no pueden liberar, ni liberarse50. Por eso, laorganizacin de las masas populares en clase, es el proceso a travsdel cual el liderazgo revolucionario (...) instaura el aprendizaje de la pronunciacin del mundo. Aprendizaje que por ser verdadero es dia-lgico51.

    Las influencias de Freir son variadas y diferentes. Junto a los te-ricos europeos que hemos sealado, tambin hay que tener en cuentaal telogo K. Rahner y al socilogo del conocimiento K. Manheim, producindose, en opinin de N. Werz. una cierta contradiccin entre la influencia europea y el nacionalismo latinoamericano y la filosofa de la liberacin, puesto que los conceptos de alienacin y libertad tie-nen diferentes contenidos en su aplicacin a Latinoamrica. Freir nohaca referencia al marxismo, en sus primeros aos. Pero luego pasdel existencialismo al marxismo, mezclando categoras de ambas es-cuelas filosficas.

    Hemos sealado la importancia en Freir del populismo y de la la- bor concientizadora que pretenderealizar entre el pueblo. Pero su con-cepto de pueblo es muy diferente al que maneja la corriente culturalistade la filosofa latinoamericana, por ejemplo R. Kusch, uno de los tericosde la FL en su lnea populista, como veremos ms adelante. De he-cho, Kusch le reprochaba a Freir sus planteamientos porque, segn l,suponan una manipulacin delethosdel pueblo. La educacin orienta-da a la formacin del sujeto estara informada por pautas occidentales,y no podra hacer justicia a las culturas regionales. Segn esto, a travsde la concientizacin, se propagara la transferencia de una cultura aotra, sin reflexionar sobre la tensin cultural que con ello se habra deoriginar 52. En opinin de Kusch, el modelo de Freir surge de la clasemedia, y no contempla adecuadamente el sincretismo religioso de lacultura campesina.

    _______________ 50Ibdem, p. 50.51Ibdem, p. 231.52 KUSCH, G.R.,Geocultura del hombre americano,Buenos Aires, Fernando Garca

    Gambeiro, 1976, p. 79.

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    Estas crticas de Kusch son consecuentes con sus presupuestos te-ricos populistas, que no coinciden con los de Freir. Lo que est claroes que los planteamientos pedaggicos e ideolgicos del educador bra-sileo tuvieran una honda repercusin en Latinoamrica y en el mundoentero. Y est fuera de toda duda el que su pedagoga del oprimido

    constituy uno de los ingredientes ms importantes que contribuyerona ponerse en marcha la filosofa de la liberacin.

    3) Matriz religiosa: la teologa de la liberacin53

    Esta matriz religiosa es un elemento clave e inevitable para enten-der la problemtica de la FL. Se va dando, desde la mitad del siglo, eincluso antes, una maduracin de la reflexin teolgica en el campo ca-tlico, que entiende la fe como reflexin y praxis de liberacin, encompromiso directo con la liberacin de los pobres y oprimidos.

    Tras la teologa de la liberacin (TL) hay que tener en cuenta acon-tecimientos como el Vaticano II (1962-65) y Medelln (1968), y una se-rie de posicionamientos crticos de diversos obispos latinoamericanosante la masiva situacin de pobreza de los pueblos latinoamericanos.En 1970 se realizan en Colombia dos simposios sobre TL y otro ms enBuenos Aires. En 1971, Gustavo Gutirrez publica su libro sobre laTL54, y Hugo Assmann publica tambinOpresin-liberacin: desafo alos cristianos^,definindose a la teologa naciente como reflexin so- bre la praxis histrica de la liberacin como una forma latinoamericanade Teologa poltica56. Este proceso del cristianismo latinoamericanotena su apoyo en el Evangelio y en la matriz histrica de la que surgela vida del pueblo.

    _________________ 53Cfr.ELLACURA, Ignacio/SoBRiNO, Jon,Mysterium Liberationis. Conceptos funda-

    mentales de la teologa de la liberacin,Madrid, Trotta, 1990, 2 vols.; San Salvador, UCA Editores, 1991(2.a ed.: 1992);COMBLIN, J./OONZLEZ FAUS, J.I./SoBRiNo, J. (Eds.),Cam-bio social y pensamiento cristiano en Amrica Latina,Madrid, Trotta, 1993;GONZLEZ, A.,El significado filosfico de la teologa de la liberacin, enCOMBLIN, J./GONZLEZ, J.I./SOBRINO, J.(Eds.),o.c., pp. 145-160; Amrica, variaciones de futuro, Carthaginensia(Murcia), 2 vols,, VIII(1992), n. 13-14. El vol. 2. est dedicado a la Teologa de la liberacin;TAMAYO AGOSTA, J.J., Paraentender la teologa de la liberacin,Estella (Na-

    varra), Verbo Divino, 2001;BOLDA DA SILVA, Marcio, A filosofa da libertacao (A partir do contexto hisrico-social da Amrica Latina),Roma, Universidad Gregoriana, 1998;ROWLAND,Christopher (ed.), La teologa de la liberacin,Madrid, Cambridge UniversityPress, 2000.

    54 Teologa de la liberacin. Perspectivas,Lima, 1971; Salamanca, Sigeme, 1972.55 Montevideo, Tierra Nueva, 1971.56Ibdem, p. 24.

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    A pesar de la gran influencia que la teologa de la liberacin tuvoen el surgimiento de la filosofa de la liberacin, slo una parte de los protagonistas de la filosofa de la liberacin son creyentes y parten delimpulso cristiano y teolgico en sus reflexiones. Otros se apoyan ms bien en el materialismo histrico del marxismo, tanto en sus anlisis

    sobre la realidad como en el impulso tico que les lleva al compromiso por la liberacin de los pueblos latinoamericanos.

    4) Cuarta matriz: la literatura latinoamericana57

    Contemporneo del pensamiento filosfico, e incluso anterior a l,van emergiendo diversas obras novelsticas y poticas, que reflejan elsentir de dependencia y dominacin, as como el deseo de liberacinque se estaba extendiendo en toda Latinoamrica durante la dcada delos sesenta y primeros aos de los setenta.

    Entre estas obras podran destacarse G. Garca-Mrquez,Cien aosde soledad (1967), escrita desde un sincretismo esttico-filosfico, yun conjunto de obras que se denominaron Novelas de la Guerrilla,entrelas que destacan Julio de la Vega,Matas, el apstol suplente(1969);Jess Lara, aucahuaz. Sueos(1969); Renato Prada Oropeza, Los fundadores del alba(1969); Gaby Vallejo de Bolvar, Los vulnerables(1973); Osear Ucn Fernndez, La oscuridad radiante(1976), etc.

    En este campo literario, que buscaba nicamente la comunicacinhumanstica, la repercusin fue inmediata. La novela latianoamericanaemerge de golpe, como ltima manifestacin esttica de la cultura occi-dental, que ahora domina ya en un sentido global. En este boom se si-tan, adems de Garca-Mrquez, Vargas Llosa, Julio Cortzar, OctavioPaz, Carlos Fuentes, Jos M.a Arguedas, Juan Rulfo, Ernesto Sbato,etc.Y esta misma literatura latinoamericana se establece como lazo deunin y punto de transicin que aproxima la literatura europea conaquella de los pases hasta ahora marginados culturalmente.

    Junto a la literatura hay que situar al arte en general, especialmenteel arte mural mexicano, con autores de fama mundial como Rivera,Orozco, Siqueiros y otros ilustres muralistas y pintores que pusieron demoda lo que podramos llamar laesttica indigenista,mostrando queno slo se puede producir belleza desde los cnones primermundistas.

    _______________ 57Cfr.GMEZ-MARTNEZ, J.L., El pensamiento de la liberacin: hacia una posicin

    dialgica, enHEREDIA SURIANO, Antonio (ed.),Mundo hispnico-Mundo Nuevo. Visin filosfica. Actas del VIII Seminario de Historia de la Filosofa Espaola,Salamanca,1995, pp. 359-366.

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    5) Quinta matriz: los antecedentes filosficos

    En los captulos anteriores hemos ido viendo los contenidos de re-flexin filosfica presentes en las generaciones filosficas latinoameri-canas, desde la emancipacin poltica de Espaa, y en ellas se halla

    muy presente una toma de conciencia progresiva de la dependencia cul-tural y de la necesidad de lograr una autonoma cultural, que completey corone la autonoma poltica.

    No es necesario repetir los pasos y etapas por las que el pensamien-to iberoamericano ha ido pasando en su proceso de toma de concienciade su identidad y de la necesidad de filosofar desde sus propios proble-mas y circunstancias. Cindonos a las ltimas dcadas anteriores alsurgimiento de la FL, y siguiendo a Leopoldo Zea, podramos conside-rar que los hitos fundamentales de la toma de conciencia de la depen-dencia cultural y filosfica de Latinoamrica, y su correspondiente im- pulso por filosofar de modo autntico, se sitan en los siguientesaspectos: a) la influencia del historicismo, a travs de Ortega y Gasset,quien seala que toda filosofa parte del hombre concreto y de su cir-cunstancia; b) la influencia del existencialismo, filosofa de la crisis delhombre europeo de entre guerras. Se advierte, de este modo, que la fi-losofa europea es una ms entre otras, y que la latinoamericana es ex- presin de la situacin del aqu y ahora de Latinoamrica; c) compren-sin de la universalidad del pensamiento latinoamericano, revalorizaday ensaada por J. Gaos, quien llamar la atencin sobre el valor univer-sal de la filosofa de Amrica; d) la comprensin del ser del latinoame-ricano como el hombre deexpectativa,tematizado sobre todo por el fi-lsofo venezolano Ernesto Myz Vallenilla. La expectativa slo puedeculminar creativamente en la accin, que le sacar del empantanamien-to de una esperanza que nunca se hace presente.

    Esos seran los antecedentes ms de fondo, pero los ms cercanosse hallan en dos escritos de A. Salazar Bondy y de Leopoldo Zea58, yen la polmica que mantuvieron entre ambos, como vimos en el captu-lo anterior. Vamos a exponer a continuacin, de modo esquemtico, los puntos centrales de esta polmica y las diferentes fases por las queatraves.

    _______________ 58 Ya hicimos referencia a esta polmica en el captulo anterior. Para una sntesis de la

    misma, y sus diferentes fases, cfr.CERUTTI, H., Filosofa de la liberacin latinoamericana,o.c.,161-167;PALAZN, M." Rosa, Caractersticas reales y posibles de la filosofa latinoamericana, enVV.AA., La filosofa actual en Amrica Latina,Mxico, Grijalbo, 1976, 99-114 (Se trata de una de las ponencias del I Congreso Nacional de Filosofa de Morelia, Mxico, 4-5de agosto, 1975).

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    La polmica se inici, como sabemos, con el libro de Augusto Salazar Bondy,Existe una filosofa de nuestra Amrica?59. El autor planteaba ensu libro tres interrogantes: a) Si ha habido o no una filosofa de nuestraAmrica, b) En caso negativo, si podra haberla y en qu condiciones,c) Hasta qu punto tiene sentido y valor tomar como tema u objeto privi-

    legiado de atencin filosfica la realidad latinoamericana. Las respuestasque el propio Salazar Bondy se da a sus cuestiones son bien significativasde su postura radical, a) A la primera pregunta responde que no. Desdeuna ptica cercana a Heidegger y a un cierto marxismo humanista, tratade enjuiciar la situacin latinoamericana como una nueva problemtica,una problemtica propia de Latinoamrica. Considera que no hay hasta elmomento una filosofanuestra, latinoamericana.Y se pregunta por qu.Su respuesta es que para que haya, tal tipo de filosofa, deben cumplirse una serie de condiciones como sonla originalidad y autenticidad.Hastaahora, slo ha habido recepcin y mera repeticin de diversas oleadas de pensamiento europeo, b) A la segunda, responde que es necesario romper, primero, con el sistema de dominio, subdesarrollo, dependencia y enaje-nacin, antes de producir un pensamiento liberado. La urgencia a la quese refiere Salazar es indudablemente poltica, c) Se plantea, en tercer lu-gar, cmo poseer un objeto privilegiado de reflexin si no hay posibilidadde tal reflexin, y ni siquiera es accesible el objeto. Latinoamrica es, se-gn l, una comunidad desintegrada y sin potencialidad.

    La respuesta de Leopoldo Zea a estos planteamientos se produjo ensu libro La filosofa latinoamericana como filosofa sin ms60. Laorientacin de Zea se apoyaba en una valoracin positiva de la historia,considerando que el presente y las propuestas de futuro slo pueden te-ner sentido desde la asuncin y la valoracin del pasado. Por ello, no poda estar de acuerdo en muchas afirmaciones de Salazar. L. Zea res- ponde a las tres cuestiones de Salazar Bondy del siguiente modo: a) Hahabido una tradicin de pensamiento autnticamente latinoamericano.Ignorarlo supone una actitud nefasta de cara al pasado latinoamericano,y de cara al futuro, b) La filosofa es un elemento que debe colaborar en el proceso de superacin del subdesarrollo y la dependencia presen-te. Con nuestra filosofa sin msse cambiar radicalmente la situacinactual, c) No slo cabe pensar en un tema u objetivo especfico del pen-sar latinoamericano, sino que es el componente ineludible y especficode ese pensar. Un pensar que, segn L. Zea, no ha sido ms que una

    ________________ 59Mxico, Siglo XXI, 1968 (recordemos el dato de D. Sobrevilla: el libro lleva fecha de

    edicin de enero de 1969, aunque siempre se suele atribuir incorrectamente la fecha de 1968).60Mxico, Siglo XXI, 1969.

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    antropologa, que progresivamente se va desenvolviendo y mostrandoen sus virtualidades expresas facetas del ser del hombre nuestro; y tam- bin una filosofa de la historia y de la cultura que ha buscado siempreestablecer nuestro lugar en el entorno de las dems culturas.

    La polmica fue completada y juzgada por otros autores, como ya

    vimos en el captulo anterior, siguiendo a David Sobrevilla. Entre otros participantes, Helio Gallardo seala que Zea no asume el cuestionariode Bondy, porque los supuestos de ambos no coinciden. La categora deautenticidad que usan ambos autores, tiene diferente intencin y conte-nido, y son en gran medida irreductibles la una a la otra. Hay varios au-tores que coinciden en esta apreciacin, as como en la posible mala in-terpretacin que Zea hace del escrito de Salazar. Ms bien el problemaest en que cada autor parte de presupuestos apreciativos diferentes.

    La segunda fase de la polmica se produjo en un encuentro filosficoen Argentina, donde ambos autores se encontraron. Se trata de las Jorna-das de Filosofa de 1973, en la Universidad del Salvador, en San Miguel(Argentina), donde ambos pronuncian sendas ponencias. En su ponencia,La filosofa latinoamericana como filosofa de la liberacin61, Leopol-do Zea empalma con la temtica anterior y cuestiona la posibilidad deempezar a filosofar de modo autntico, como an se pretende en nuestrosdas, a partir de cero. Cree Zea necesario asumir el pasado en forma plena y consciente. Tambin en su ponencia, Filosofa de la dominaciny filosofa de la liberacin62, retoma Salazar Bondy sus interrogantes, y plantea desde su origen las coordenadas de la cuestin: la existencia dela filosofa de la liberacin como problema, y las condiciones mnimasde posibilidad de la constitucin de esa filosofa. Otros autores conside-ran que ya se dan tales condiciones y que se halla la filosofa de la libera-cin ya constituida, aunque matizan algunos aspectos concretos. Todo secentra en esta pregunta que plantea Salazar Bondy: qu se puede hace para que nuestra filosofa latinoamericana sea de liberacin?

    Salazar seala en su ponencia los lmites mnimos que tiene quesuperar esa filosofa para poder dar cuenta de forma positiva de la pro- blematicidad en la que se halla situada: 1. Referencia de la filosofa ala totalidad de la sociedad de un pas o de un sistema de dominacin.2. Carcter de prcticade esa totalidad, en el sentido de prctica social.3. Base econmico-social de la prctica social total. 4. Papel deter-minante, aunque no absolutamente, de esa base. 5. Carcter de siste-

    ma, propio de cada sociedad y del conjunto de sociedades o pases, con ______________

    61Publicada enStromata,29 (1973), n. 4, 399-421.62Stromata,29 (1973), n. 4, 393-397.

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    grandes niveles: macro-sistema y micro-sistema (dentro de cada pas).Y la configuracin de polos: dominador/dominado, desarrollado o de-sarrollante y subdesarrollado o subdesarrollante. 6. Estructura socialconflictiva, propia del macro y micro-sistema. 7. Estructura de clases oinstancias en el interior de cada pas o sociedad. 8. Interrelacin de

    las acciones o prcticas que se desarrollan dentro del sistema, sobretodo en el interior de cada sociedad. 9. Papel determinante de la accinliberadora en su base econmico-social respecto de las acciones en losotros sectores o instancias sociales, en concreto, en el sector de la filo-sofa. Por tanto, lo que est en cuestin para Salazar es la filosofa ysus posibilidades epistemolgicas mnimas de operar como adyuvante aun proceso liberador que la excede ampliamente. Sin esas condicionesmnimas, no es posible una filosofa autntica, de liberacin.

    A continuacin de las dos ponencias, se desarroll un interesantedilogo entre los ponentes y los dems filsofos asistentes, publicadotambin en la revista Stromata63, dirigida por J. C. Scannone. Pero la polmica, como puede imaginarse, no se termin aqu, sino que conti-nu en escritos posteriores, aunque no por mucho tiempo, debido a la prematura muerte de Salazar Bondy. Con motivo de dicha muerte, Leo- poldo Zea escribi un artculo, Dependencia y liberacin64, sinteti-zando los puntos de la polmica y sintiendo que, con la ausencia deuno de los dialogantes, no podra continuarse ya ms, al menos en lasmismas condiciones. Y debido a dicha ausencia, L. Zea da por zanjadala polmica, reiterando su opinin de no ser posible desatender el pasa-do filosfico a la hora de plantearse un autntico modo de filosofar la-tinoamericano. Ve tolerables las opiniones (por rectificables) de Salazar Bondy, y rechaza, en cambio, las posturas de Dussel y Villoro (partici- pantes posteriores en la polmica), por extremas.

    Se continu de alguna manera, ms tarde, la polmica con la aparicinde un libro postumo de Salazar Bondy, Bartolom o de la dominacin65.En este libro, Salazar retoma el problema ideolgico inmerso en unatradicin de lucha sin tiempo y espacio, en el que dialogan por igualBartolom de Las Casas, Frantz Fann, Francisco de Vitoria y otros

    ______________ 63 Stromata,29 (1973), n. 4, pp. 431-445.64 Dianoia. Anuario de Filosofa del FCE,UNAM, Mxico, XX (1974), n. 20, 172-188.65 Ya dijimos en el captulo anterior que este libro, constituido por dilogos entre di-

    versos personajes histricos y ficticios, fue escrito hacia mediados de 1973 y publicado por primera vezal ao siguiente, en Buenos Aires, Ciencia Nueva, 1974. En una segunda edi-cin, en 1977, Lima, Peisa, con un prlogo de Leopoldo Chiappo. Posteriormente se ha editado conotros textos del autor, enSALAZAR BONDY, A., Dominacin y liberacin. Es-critos 1966-1974,Lima, Universidad de San Marcos, 1995, pp. 191-26.

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    personajes, unos histricos y otros de ficcin. En medio de los dilogos,aparecen temas como el problema racial, la conquista, la visin del venci-do, la lucha por la liberacin, el papel de la mujer, etc.

    Con todas estas aportaciones culturales que hemos presentado, en elmbito de la economa, pedagoga, del arte y la literatura, de la teologa y

    filosofa, no se puede por menos que afirmar, como seala Gmez-Mart-nez, que Iberoamrica se coloca, por primera vez, a la vanguardia del pensamiento, pero en su acto de problematizar, deconstruir, el discursoaxiolgico occidental, no llega a independizarse suficientemente, y for-mula su discurso liberador con los mismos presupuestos bancarios que pretenda confrontar. Se trataba, en efecto, de los mismos presupuestos bancarios, en cuanto que eran igualmente excluyentes; a la verdad occi-dental, que no conceba la posibilidad de dilogo y que, por tanto, seofreca con el valor depositario de lo absoluto, de lo que hay que acep-tar, se opona ahora, desde Iberoamrica, la verdad tercermundista; pero no se haca, en su comienzo, como discurso humanitario destinado aestablecer un puente de dilogo, sino como verdad bancaria destinadaa sustituir el discurso del centro por el discurso de la periferia66.

    3.4.2. Orgenes ms inmediatos de la FL

    En realidad, al hablar de la matriz filosfica ya hemos hecho re-ferencia a diversos elementos que nos interesa tener en cuenta aqu.El inicio de la FL tuvo dos focos precursores,el de Mxico con L. Zea yel de Per con A. Salazar Bondy. Pero, en sentido estricto, el comienzoy el aglutinamiento de un grupo de pensadores bajo la denominacin de filosofa de la liberacinhay que situarlo en Argentina. Se haba llegado auna toma de conciencia especial de la realidad latinoamericana que, en fi-losofa, como seala Hugo O. Ortega67, supona dos aspectos importantes.En primer lugar, advertir que la temtica dominante en la filosofa hispa-noamericana haba sido importada e impuesta, de modo que el pensar como y el ser como se convirti en nuestro proyecto natural. No va-la ni siquiera la filosofa que, volviendo su atencin a nuestra realidad, lamediatiza a travs de los instrumentos de la filosofa occidental. Eso nodejara de ser mera filosofa peculiar. Y, en segundo lugar, afirmar nuestroser, porque la opresin, asumida y consciente, es el suelo de la liberacin.

    ______________ 66Art. cit.,p. 361.67El surgimiento de la filosofa de la liberacin,Cuadernos Salmantinos de Filoso-

    fa,III (1976), pp. 344 y ss.

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    El razonar la dependencia lleva a optar, formular y vivir la praxis de libe-racin. De ese modo, la FL no se concibe como neutral, sino que se une yempuja a una praxis comprometida. Esta conciencia crtica de la dialcti-ca dependencia-liberacin conducir a un grupo de jvenes filsofoshispanoamericanos a descubrir que el tema de la filosofa latinoamericana

    no poda ser otro que el entorno humano y cultural de Iberoamrica.Esta toma de conciencia y decisin de configurar un nuevo estilode filosofar cristaliza en un grupo de jvenes filsofos argentinos, re-cin llegados de su periplo de formacin en diversas universidades eu-ropeas, a finales de la dcada de los sesenta. Estos jvenes van toman-do contacto entre s, y acuciados por la situacin de dependencia de sus patrias, toman la iniciativa de confluir en una serie de encuentros filo-sficos en los que confrontan sus posiciones, se organizan como grupo,y llegan a una serie de puntos de acuerdo en los que toma cuerpo la FL.Estos encuentros fueron sobre todo tres:

    1) El II Congreso Nacional de Filosofa (1971), en Crdoba (Ar-gentina).2) El II Encuentro Acadmico de Filosofa de la Facultad de Fi-

    losofa de la Universidad del Salvador, en San Miguel (Argenti-na), en 1972.

    3) Y el lanzamiento de la FL al resto de LA, en el Encuentro de Fi-losofa de Morelia (Mxico), en 197568.

    Veamos algunos aspectos centrales de cada uno de estos aconteci-mientos.

    1) El momento clave de los inicios de la FL fue el II Congreso Na-cional de Filosofa de Crdoba,de 1971. Antes de hablar de su conteni-do, conviene situarlo en el contexto del I Congreso, celebrado en 1969.Constituy un golpe poltico de Juan Domingo Pern y del Rector dela Universidad Nacional de Cuyo (Mendoza), Ireneo F. Cruz. Quiso ser la presentacin pblica de la Tercera Posicin (el conjunto de lo que sellam los pases no alineados) en los crculos internacionales. Al dis-curso de clausura de Pern se le denomin La Comunidad Organizada,y es el texto donde supuestamente consideran algunos que expuso losfundamentos filosficos de su concepcin poltica. Lo que s es cierto es

    que en ese Congreso se dieron los pasos para crear una imagen hacia elexterior del modo de pensar de la clase media Argentina de ese tiempo.

    _______________ 68 En este Encuentro tuvieron sendas ponencias Dussel y A.A. Roig. Una seleccin de

    las ponencias, en la Seccin III, se public en VV. AA., La filosofa actual en Amrica La-tina,Mxico, Grijalbo, 1976.

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    Objetivos muy similares se pretendan en el II Congreso: intento devender a la opinin pblica nacional que Argentina marchaba perfecta-mente. El lugar elegido, Crdoba, tena en su haber la referencia al co-nato insurreccional, llamado el Cordobazo, de 1969. Los organizado-res fueron el Rector de la Universidad Nacional, I. Cruz, y el Dr. Alberto

    Caturelli, Secretario Ejecutivo del Congreso. Entre sus participantes,haba mayora absoluta de pensadores tradicionales, un grupo de popu-listas, y prcticamente ningn marxista. Y no fue aceptada la presenciade ningn estudiante. En ese Congreso, los populistas consiguen laoportunidad de constituirse en la alternativa acadmica al academicis-mo en el poder. Y as nace a la luz del pblico intelectual la autodeno-minada filosofa de la liberacin. La imagen que quisieron dar ellosfue de unidad y de constituir un pensamiento homogneo y bien cons-truido. Pero en su seno comenzaron a mostrarse contradicciones y am- bigedades.

    2) Pero el movimiento de la FL se asent y concret en las Jornadasde Filosofa de San Miguel, en la Facultad de Filosofa de los jesutas dela Universidad del Salvador. La primera se celebr en 1971, con ponen-cias de Dussel, Crisis de la Iglesia latinoamericana y situacin del pen-sador cristiano en Argentina69, A. Caturelli, El desarrollo del pensa-miento filosfico argentino desde el punto de vista del ser nacional70, yA.Fernndez, Ensayo de interpretacin sociolgica de las ideologasargentinas71. Estas primeras jornadas se haban centrado en el Pensa-miento argentino,y en las segundas se ampli el punto de vista a todaLatinoamrica. Las ponencias de las primeras jornadas supusieron undespertar sugerencias e ideas nuevas, cristalizadas en escritos posterio-res. Tal es el caso de J.C. Scannone, organizador de las Jornadas, quien public Teologa y poltica. El actual desafo planteado al lenguaje teo-lgico latinoamericano de liberacin72, y O. Ardiles, Contribuciones para una elaboracin filosfica de las mediaciones histrico-sociales enel proceso de liberacin latinoamericanas73.

    En las Segundas Jornadas, celebradas en 1971 bajo el ttulo La libera-cin latinoamericana14 , los ponentes fueron Hctor Borrat, Liberacin,

    _______________ 69Stromata,26 (1970), n. 3-4, 277-336.70 Stromata, 26 (1970), n. 3-4, 337-388.71 Stromata,26 (1970), n. 3-4, 389-425.72 Revista del Centro de Investigacin y Accin Social,1972, n. 211, pp. 5-20.73 Stromata,28 (1972), n. 3-4.74 El resumen de los contenidos de las ponencias podemos verlo en la Presentacin

    de J.C. Scannone al nmero 1 del 1972 de la revistaStromata,dirigida por l:Stromata,281972),n.1, pp. 3-5.

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    cmo?75, E. Dussel76, J. C. Scannone77y H. Assmann78, telogo bra-sileo, residente en Solivia en esos aos, y a partir de 1972 profesor deuna Universidad de Chile.

    Las Terceras Jornadas se celebraron 1973, y los ponentes principa-les, como ya vimos en el captulo anterior, fueron A. Salazar Bondy,

    Filosofa de la dominacin y filosofa de la liberacin79

    , y LeopoldoZea, La filosofa latinoamericana como filosofa de la liberacin80.Completaron en cupo de ponentes el ecuatoriano J. C. Tern Dutari y elchileno F. Schwartzmann81.

    H. Cerutti nos hace observar que el grupo de filsofos de la libera-cin, denominado por l mismo como sector crtico de la FL, se reu-ni por su cuenta en Salta (1974), llegndose por ello a denominarse elgrupo de Salta82. De este modo nos percatamos que no era tan homo-gneo el conjunto de los filsofos jvenes que se pretendan filsofosde la liberacin, sino que formaban grupos bastante dispares. Tendre-mos ocasin de comprobarlo ms adelante.

    3.5.Caractersticas de la FL83

    Es muy difcil, por no decir imposible, sealar una serie de carac-tersticas que puedan referirse a todas las distintas corrientes de la FL.

    ______________ 75 Stromata,28 (1972), n. 1, pp. 7-43. Borrat es uruguayo, y en su ponencia analiza el

    trasfondo sociolgico-religioso de Latinoamrica en la dcada de los sesenta.76Para una fundamentacin dialctica de la liberacin latinoamericana,Stromata,28

    (1972), n. 1, pp. 53-89.77 La liberacin latinoamericana, ontologa del proceso autnticamente liberador,Stromata,28 (1972), n. 1, pp. 107-150.

    78Liberacin: notas sobre las implicaciones de un nuevo lenguaje religioso,Stroma-ta,28 (1972), n. 1, pp. 161-181.

    79 Stromata,28 (1973), n. 4, 393-397.80 Stromata,28 (1973), n.4, 399-413.81 La ponencia de Tern Dutar