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México y los contornos de un derecho cons- titucional común americano: un ius commune americanum . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 Peter HÄBERLE I. Introducción: planteamiento del pro- blema . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1 II. El marco teórico: un espacio cultural pluralista, la tensión entre las culturas latina y angloamericana . . . . . . . . 5 1. El enfoque de la ciencia cultural . . 5 2. La comparación constitucional a ni- vel nacional y supranacional . . . . 11 3. Puntos de partida para un derecho constitucional común americano. El carácter de Europa como “modelo” 16 III. La situación en Latinoamérica. Tipolo- gía de textos de orientación común ame- ricana en las culturas jurídicas iberoa- mericanas (selección). Un marco teórico 21 1. Observación preliminar . . . . . . . 21 2. Artículos generales y especiales so- bre América en las Constituciones latinoamericanas . . . . . . . . . . . 23

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México y los contornos de un derecho cons-titucional común americano: un ius communeamericanum . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

Peter HÄBERLE

I. Introducción: planteamiento del pro-blema . . . . . . . . . . . . . . . . . . 1

II. El marco teórico: un espacio culturalpluralista, la tensión entre las culturaslatina y angloamericana . . . . . . . . 5

1. El enfoque de la ciencia cultural . . 5

2. La comparación constitucional a ni-vel nacional y supranacional . . . . 11

3. Puntos de partida para un derechoconstitucional común americano. Elcarácter de Europa como “modelo” 16

III. La situación en Latinoamérica. Tipolo-gía de textos de orientación común ame-ricana en las culturas jurídicas iberoa-mericanas (selección). Un marco teórico 21

1. Observación preliminar . . . . . . . 21

2. Artículos generales y especiales so-bre América en las Constitucioneslatinoamericanas . . . . . . . . . . . 23

3. Incurso I: cuadros textuales comu-nes americanos en el plano supra-nacional . . . . . . . . . . . . . . . 30

4. Conjuntos normativos y grupos deartículos con contenidos de tenden-cia panamericana . . . . . . . . . . 35

5. Incurso II: funciones de puente: Es-paña y Portugal-Iberoamérica; GranBretaña-Estados Unidos . . . . . . . 45

6. Excurso: cláusulas sobre la unidad(integración) africana en las Consti-tuciones de África. Elementos de unconstitucionalismo africano . . . . . 48

IV. Elementos de identidad propios de lasConstituciones latinoamericanas. Ladiferencia con el “derecho constitucio-nal común europeo” . . . . . . . . . . 57

V. La política constitucional del derechoconstitucional nacional sobre (Lati-no)América . . . . . . . . . . . . . . . 66

VI. Cuestiones especiales sobre la políticaconstitucional de México . . . . . . . 71

1. Observación preliminar . . . . . . . 71

2. ¿Un preámbulo para la Constitu-ción? . . . . . . . . . . . . . . . . . 74

3. ¿Una cláusula sobre el patrimoniocultural? . . . . . . . . . . . . . . . 75

4. ¿Una cláusula sobre la unidad deAmérica? . . . . . . . . . . . . . . . 76

5. Cuestiones de derechos humanos . . 77

VII. Perspectivas y conclusiones . . . . . . 80

MÉXICO Y LOS CONTORNOS DE UN DERECHO CONSTITUCIONAL COMÚN AMERICANO:

UN IUS COMMUNE AMERICANUM

Peter HÄBERLE

Al profesor Diego Valadés,con cordial gratitud

I. INTRODUCCIÓN: PLANTEAMIENTO

DEL PROBLEMA

México ha entrado muy recientemente en el esce-nario de la opinión pública europea y, quizá,mundial. Muestra de ello es la “ transición” que serealizó en el año 2000 gracias a la elección demo-crática de Vicente Fox como presidente de la Re-pública,1 pero también lo son la creación de una

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1 Véase, por ejemplo, Frankfurter Allgemeine Zeitung(FAZ) del 15 de julio de 2002, p. 3: “ Ya no habrá perdón paralos ricos y poderosos. México elabora su pasado bajo el go-bierno del presidente Fox” . Los estudios culturales se han ocu-

zona de libre comercio en América del Norte, y,de manera especialmente visible, la visita a Méxicodel papa Juan Pablo II en el verano de 2002 y lacanonización de un campesino indígena del sigloXVI. Ciertamente, en el campo literario es muy re-conocido el escritor Octavio Paz, pero tal recono-cimiento no puede compararse con el potencial es-pecífico de reconocimiento que ha generado elpapa.2 Con el propósito declarado de defender los“valores indígenas” , el papa mismo habla del “mo-delo de una exitosa aculturación del evangelio” , re-firiéndose a la veneración que se tributa a la Virgende Guadalupe y al nuevo santo Juan Diego. Laprensa alemana ha seguido todo ello con destacadostitulares.3 No obstante, también se han producido

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pado nuevamente de México en época reciente y de maneraintensa. Véanse, por ejemplo, Bauer, S., Alternative Mexikoun-tersuchungen zu Mexikobildern in der US-amerikanischen Kul-turkritik zwischen 1920 und 1933, 2002; Boris, D., Mexiko imUmbruch, 1996. De la bibliografía jurídico-comparativa alema-na más reciente puede verse, en relación con México, Jooss,A., Das Urheberrecht in Mexiko, 2001; Pacón, A. M., Marken-recht und Verbraucherschutz in Lateinamerika, 1999.

2 La primera visita papal en 1979 tuvo un impacto públicomuy grande y también ha encontrado su reconocimiento biblio-gráfico, por ejemplo en Lüning, M. (ed.), Der Papst in Mexiko,1979.

3 Cfr. solamente el FAZ del 30 de julio de 2002, p. 6: “Consu visita a Guatemala y México honra el papa a los indígenas” ;

ya algunas inesperadas consecuencias de carácterjurídico-constitucional, pues la reverencia del pre-sidente Fox hacia el papa, y en particular su seña-lamiento de que los mexicanos son un “pueblo ca-tólico” , ha llevado a un debate interno sobre laseparación entre Estado e Iglesia.4

Frente a este trasfondo podría ser convenienteplantear cuestiones fundamentales en la teoría cons-titucional que actualmente se discuten en Europay para Europa. Esto no debe hacerse en el sentidode un mejor saber eurocéntrico, sino que más bienhay que buscar un diálogo cooperativo en el quetambién Europa pueda aprender algo de Latino-américa. El “ taller del Estado constitucional” esactualmente un proyecto universal, a pesar de ladiversidad tipológica de los países y de las dife-rencias entre sus culturas nacionales. Por un lado,con los modestos medios del constitucionalista espreciso llevar a cabo todo lo necesario para que uncontinente como América Latina, con su riquezamultiétnica y multicultural, se reafirme también enla era de la globalización; por el otro lado, con vis-

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FAZ del 2 de agosto de 2002, p. 6: “ El papa: defender losvalores indígenas” .

4 Véase FAZ del 3 de agosto de 2002, p. 5. De la biblio-grafía menos reciente, véase Stanchina, P. Ch., Das Verhältnisvon Staat und Kirche in Mexiko, 1978.

tas al Mercosur y a otras asociaciones económicasigualmente estrechas, se vuelve urgente buscar elsistema de coordenadas que fuera útil desde el ladode la teoría constitucional. En este sentido se plan-tea la cuestión que, desde 1983-1991, se discuteen Europa y para Europa como “derecho consti-tucional común europeo” . Dicho en otras palabras,y no obstante la tensión que pueda haber, por unlado, entre el ámbito angloamericano conformadopor los Estados Unidos y Canadá, y el ámbito la-tinoamericano, por el otro, ¿existen ya los contor-nos tangibles de un “derecho constitucional comúnamericano”? ¿Es posible establecer ya prudentesanalogías con un derecho constitucional común eu-ropeo ya reconocible y, adelantándonos al futuro,con un hipotético “derecho constitucional comúnasiático”?5 A continuación se examinan, en cuatroapartados, las cuestiones fundamentales aquí plan-teadas, poniendo particular énfasis en la teoría. Deeste modo, se revelarán, “ pieza por pieza” , la“concepción previa y la elección del método” .

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5 Al respecto, Häberle, P., “Aspekte einer kulturwissens-chaftlich-vergleichenden Verfassungslehre in weltbürgerlicherAbicht — die Mitverantwortung für Gesellschaften im Über-gang” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol. 45, 1997, pp.555, 576 y ss.

II. EL MARCO TEÓRICO: UN ESPACIO CULTURAL

PLURALISTA, LA TENSIÓN ENTRE LAS CULTURAS

LATINA Y ANGLOAMERICANA

1. El enfoque de la ciencia cultural

La cuestión de un posible “derecho constitucio-nal americano común” tiene que abordarse inicial-mente presentando un esbozo del enfoque de laciencia cultural. Desarrollado paso a paso desde1982,6 dicho enfoque enriquece, a través de la ideade que la Constitución de una comunidad políticaes cultura, la concepción tradicional de la “Cons-titución” , por ejemplo, como “ impulso y límite”(R. Smend), como “norma y tarea” (U. Scheuner),como “ limitación y racionalización del poder” (H.Ehmke), así como de la “Constitución como pro-ceso público” . Para la ciencia cultural, en cambio,las normas constitucionales surgen y se entiendencomo procesos culturales, y se explican a partir delos textos y los contextos. En lo particular, lo an-terior significa lo siguiente:

Las descripciones, los textos, las instituciones ylos procedimientos “puramente” jurídicos no bas-

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6 Por Häberle, P., Verfassungslehre als Kulturwissenschaft,1a. ed. 1982, 2a. ed. 1998; traducción parcial al español: Teoríade la Constitución como ciencia de la cultura, 2000.

tan, pues la Constitución no es solamente un ordenjurídico para los juristas, que éstos interpretan con-forme a las antiguas y nuevas reglas del oficio, sinoque también actúa esencialmente como hilo con-ductor para los legos: para el ciudadano la Cons-titución no es sólo texto jurídico o “mecanismo re-gulador” normativo, sino también expresión de unestadio de desarrollo cultural, medio de autorrepre-sentación cultural del pueblo, espejo de su patri-monio cultural y fundamento de sus esperanzas.Las Constituciones vivientes en tanto obra de todoslos intérpretes constitucionales de la sociedad abier-ta, son, por su forma y su contenido, en muchomayor grado expresión y transmisión de cultura,marco de la (re)producción y recepción culturales,y memoria de las “ informaciones” , experiencias,vivencias, y sabiduría culturales tradicionales.7 Porconsiguiente, su modo de validez cultural es corre-lativamente más profundo. Esto lo ha capturado be-llamente la metáfora de Goethe recuperada por H.Heller, en el sentido de que la Constitución es “ for-ma marcada que se desenvuelve vitalmente” .

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7 No es casualidad que Malinowski, B., Eine wissenschaft-liche Theorie der Kultur (1941), 1975, p. 142, utilice el con-cepto de “ constitución” en un sentido no jurídico, orientadohacia la antropología y la etnología de la cultura.

La tesis contextual de 19798 establece sobre todopuentes hacia las llamadas “ ciencias vecinas”como la historia y la sociología constitucionales,pero también la economía y la pedagogía, que sonindispensables para la teoría constitucional. Pién-sese, por ejemplo, en los fines de la educación quede manera pionera y temprana incorporaron Gua-temala (1985) y Perú (1979) a los temas constitu-cionales (término clave: derechos humanos/dere-chos fundamentales como fines de la educación).Resulta evidente la relevancia que tiene también loeconómico en el Estado constitucional, la que demodo tangible se manifiesta en la cuestión (que hayque responder afirmativamente) de cuánto bienestarrequiere una democracia o de si debe existir un de-recho justiciable a un nivel de vida económico mí-nimo (cfr. el artículo 12 de la nueva Constituciónfederal suiza de 2000). Si bien el mercado no esla medida de todas las cosas, y tampoco lo es delser humano, el Estado constitucional vive tambiénde los resultados y éxitos económicos de su pueblo.La concepción de la “Constitución como cultura”no puede desentenderse de esta idea, pero sí puedearticularla correctamente.

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8 Häberle, P., Kommentierte Verfassungsrechtsprechung,1979, pp. 44 y ss., desarrollada más ampliamente en ibidem,Europäische Verfassungslehre, 2001-2002, pp. 9 y ss.

El enfoque de la ciencia cultural permite distin-guir también, por un lado, entre el Estado consti-tucional como tipo, cuyos elementos son la digni-dad humana y la democracia, la división de poderesy el Estado de derecho, así como las estructurasdescentralizadas como el federalismo y su “herma-no menor” , el regionalismo, y, por el otro, la di-versidad de ejemplos que ofrecen los países en loindividual. Estos países están marcados por su pro-pia historia constitucional, por sus heridas y trau-mas, por sus éxitos y festividades; por eso convier-ten en tema constitucional lo que es importante paraellos (así, por ejemplo, el artículo 16 de la Cons-titución de Ucrania de 1996, que se refiere a Cher-nobil); festejan su independencia en las fiestasnacionales (por ejemplo, el artículo 2o. de la Cons-titución de Gabón de 1991-1994) y desarrollancláusulas muy propias sobre su patrimonio cultural(véanse los ejemplos más adelante). También for-man parte de ello los himnos nacionales y otras“ fuentes de consenso emocional” similares. Pién-sese sólo en la importancia que tiene “La Marse-llesa” en Francia o la Canción Alemana en mi na-ción; en Latinoamérica piénsese en el artículo 7o.de la Constitución de Honduras de 1982-1994 o elartículo 5o. de la Constitución de Venezuela de1961-1983.

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El enfoque culturalista recibió un nuevo impulsocon el “annus mirabilis 1989” . Además de la teoríaconstitucional, otras disciplinas como las cienciasde la lingüística o la religión son profundizadas porla ciencia cultural. Esto debe alentarnos a buscarel “potencial” científico de este enfoque tambiéncon vistas a otro continente, y a otro país, comoMéxico, dentro de él.

Sin embargo, no hay que ocultar los límites.Conceptos como “ contexto cultural” , “ libertadcomo cultura” y “ libertad a partir de la cultura” ,“nación de cultura” ,9 federalismo y regionalismo“culturales” , incluso “democracia cultural” , am-plían y profundizan la labor jurídica tradicional,pero no son todo. Subsiste, por el contrario, el papeldisciplinador de la dogmática, la “herramienta ju-rídica” , con sus cuatro métodos clásicos de la in-terpretación (que en mi opinión ya son cinco), eltesoro de experiencias, en general, con las que tra-baja el jurista. Sin embargo, el enfoque culturalistafacilita el enriquecimiento y la sensibilización delderecho constitucional hacia los factores que actúan“antes” o “después” de las normas jurídicas. “Cul-tura” , que es un concepto que debemos a Cicerón,

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9 El concepto alemán de “Kulturnation” se traduce habi-tualmente como “nación civilizada” , pero se ha preferido latraducción del texto en atención al contexto (N. del T.).

se refiere a lo creado por el ser humano. En estesentido son de utilidad algunas distinciones: la cul-tura en el sentido estricto de lo “bueno, lo verda-dero y lo bello” de la tradición de la Antigüedad;a esto se agrega la cultura en sentido amplio: usos,costumbres, técnicas. La consigna de A. Gehlen dela “vuelta hacia la cultura” es la contraclásica de la“vuelta a la naturaleza” de Rousseau. Es cierto,sin embargo, que en última instancia no es posibledesentrañar fácilmente la relación entre naturalezay cultura. La frase de Goethe “naturaleza y arteparecen huirse y se encuentran de la manera másinopinada” , nos transmite una tendencia, pero nouna verdad última. Resulta claro, por lo pronto, quetambién las culturas nativas tienen su lugar en esteenfoque. En los llamados países en desarrollo setiene todavía conciencia de su significado comofactor de identidad. En este sentido hay que plan-tear y contestar afirmativamente, con toda seriedady no sólo como ejemplo humorístico, la preguntade si los troncos de árbol, en los cuales habitanlos espíritus según los llamados “pueblos salvajes”de África, merecen protección nacional e interna-cional como patrimonio cultural.

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2. La comparación constitucional a nivel nacionaly supranacional

El método comparativo en el tiempo y en el es-pacio10 tiene por objeto una triada: textos, teoríasy sentencias constitucionales. Tratándose de lostextos, hay que distinguir entre los textos constitu-cionales en sentido estricto, es decir, el texto escritode los documentos constitucionales, y los textosconstitucionales en sentido amplio, es decir, los quehe llamado “ textos clásicos” :11 piénsese solamenteen Montesquieu o, más recientemente, en Hans Jo-nas (el “ principio responsabilidad” ), que desde1979 ha sido ya incorporado en varios textos cons-titucionales; así, por ejemplo, en Europa lo ha sido

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10 Un planteamiento comparativo en Neves, M., “Lateina-merikanische Verfassungen zwischen Autokratismus und De-mokratisierung” , Verfassung und Recht in Übersee, vol. 30,1997, pp. 503 y ss.; Werz, H., “Dezentralisierung und regio-nale Entwicklung in Lateinamerika, Verfassung und Recht inÜbersee, vol. 23, 1990, pp. 190 y ss.; Waldmann, “Rechtsun-sicherheit, Normpluralismus und soziale Autonomie in Latei-namerika” , Verfassung und Recht in Übersee, vol. 31, 1998,pp. 427 y ss:, Ferraro, A., “ Machtwille und Machtressourcender lateinamerikanischen Parlamente” , Verfassung und Rechtin Übersee, vol. 35, 2002, pp. 23 y ss.

11 Véase al respecto Häberle, P., Klassikertexte im Verfas-sungsleben, 1981; Kotzur, M., “Die Wirkweise von Klassiker-texten im Völkerrecht” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol.49, 2001, pp. 329 y ss.

en la Constitución del cantón suizo de Berna(preámbulo) o en el nuevo artículo 20a de la LeyFundamental de Bonn. Si bien el canon de los clá-sicos está abierto, resulta indispensable para el de-sarrollo futuro del Estado constitucional como tipo.Aunque seguimos leyendo en la actualidad todaslas Constituciones, literalmente, “con los ojos” deMontesquieu, es decir, en términos de la divisiónde poderes, hemos llevado más adelante esta idea,por ejemplo, en la teoría de la división vertical delos poderes en el Estado federal como fundamentode legitimidad del federalismo.

Los textos, las teorías y las sentencias formanuna síntesis variable en el curso de la evolucióndel Estado constitucional: unas veces es suficienteel simple texto de una Constitución reciente; enotras no podemos entenderlo más que con ayudade teorías; en otras resulta que la Ley Fundamentalalemana sólo tiene vigencia en los términos en quela interpreta el Tribunal Constitucional Federal, enanalogía a una famosa frase en los Estados Unidos.Pero sobre todo se demuestra en todas partes quees correcto el paradigma de las etapas textualespropuesto en 1989.12 Lo que en un Estado consti-tucional no se ha consagrado todavía como texto,

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12 Häberle, P., “Textstufen als Entwicklungswege des Ver-fassungsstaates” , FS Partsch, 1989, pp. 555 y ss.

se desarrolla en otro como realidad constitucionala través de la práctica de las autoridades públicas,de las teorías y de las sentencias judiciales. Mástarde, el Estado constitucional vecino recibe, a tra-vés de la elaboración de una nueva Constitución ode una reforma de la vigente, esta realidad “ajena” ,la transforma en textos y conceptos, dando conti-nuidad a la antigua Constitución y llevándola a unanueva etapa. Es posible mencionar varios ejemplosde esto en las Constituciones europeas: así, los de-rechos fundamentales bajo la forma del principiode proporcionalidad (vigente ahora también en elplano de la Unión Europea y la Convención Euro-pea de Derechos Humanos);13 la protección dife-renciada del contenido esencial de los derechos fun-damentales (la pionera es aquí Suiza); el principiodel pluralismo en el derecho constitucional de losmedios de comunicación (la labor pretoriana delTribunal Constitucional Federal alemán ha tenidoinfluencia a nivel europeo); la lealtad federal, in-cluso en Estados regionales como España; el dere-cho constitucional de los partidos políticos. Son so-bre todo las nuevas Constituciones de Europa

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13 Cfr. por ejemplo, la colección de sentencias del Tribunalde Justicia Europeo 1989, 2237 (2269); asimismo, con nume-rosas referencias, Schwarze, J., Europäisches Verwaltungs-recht, II, 1988, pp. 661 y ss.

oriental las que convierten en textos y conceptoslo que en Europa occidental se ha desarrollado pau-latinamente en la realidad constitucional. Los pro-cesos de producción y recepción en materia de losprincipios del Estado constitucional pueden obser-varse actualmente a nivel mundial. El toma y dacano tiene fronteras entre los continentes y las na-ciones.

El paradigma de etapas textuales vive tambiénde la canonización de la comparación jurídicacomo “quinto” método de la interpretación. Des-pués de los cuatro métodos clásicos propuestos porF. C. von Savigny (1840) requerimos hoy la reva-luación declarada de la comparación jurídica comoquinto método, que es una propuesta mía del año1989.14 Si bien en el caso concreto de aplicacióndel derecho no es posible postular de manera an-ticipada y abstracta la conjunción de los cuatro ocinco métodos, ya que es sólo el control intuitivode la justicia (a través del juez) el que reúne y or-dena a la pluralidad de métodos, se observa cadavez con mayor claridad que la comparación jurídicaresulta indispensable en el proceso de unificaciónde la Europa actual. Esta comparación es practicadafrecuentemente, y de manera no explícita, por los

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14 “Grundrechtsgeltung und Grundrechtsinterpretation imVerfassungsstaat” , Juristenzeitung, 1989, pp. 913 y ss.

tribunales constitucionales nacionales, pero deberíahacerse de manera abierta. En este sentido, la fuer-za creadora de la comparación jurídica actúa endos planos y en dos formas: la comparación jurídicaen manos del juez (constitucional, y del constitu-cionalista), y como comparación jurídica al serviciode la política jurídica.

Es cierto que, en última instancia, toda especiede comparación jurídica tiene que actuar de maneramás profunda, pues hay que preguntar por los prin-cipios, los textos y los paradigmas que antecedenfilosóficamente a las normas jurídicas. Así, muchosde los fundamentos europeos del derecho penal seencuentran en la filosofía de I. Kant, y en últimainstancia, también en el enunciado nulla poena sinelege (P. J. A. Feuerbach); así, muchos derechos hu-manos están marcados por el racionalismo de laIlustración; igualmente tiene el modelo del contratosocial una larga y profunda historia filosófica enEuropa y más allá de ella (desde J. Locke hasta J.Rawls), para no mencionar sino unos cuantos ejem-plos. De tal modo, el camino conduce de vuelta alos textos de los clásicos e incluso a los de lospoetas, como los de F. Schiller sobre la dignidadhumana o los de B. Brecht sobre el poder estatal(“Todo poder del Estado proviene del pueblo, pero,¿hacia dónde va?” ). Es en el campo de fuerzas de

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tales filosofías parciales, como por ejemplo el ra-cionalismo crítico de Popper, que tienen su “vi-gencia” , en última instancia, las normas jurídicas.Las ideas filosóficas actúan como un gran catali-zador; son ellas, sobre todo, las que convierten ala Constitución en un “proceso público” .

3. Puntos de partida para un derecho constitucionalcomún americano. El carácter de Europa como “modelo”

A. Europa en sentido amplio y estricto, las Constituciones parciales

Primeramente hay que esbozar algunas estructu-ras del derecho constitucional europeo, para poderbuscar luego posibles analogías con vistas a un de-recho constitucional común (latino)americano. Eneste sentido, hay que distinguir entre el derecho eu-ropeo en sentido estricto, esto es, el de la UniónEuropea (UE) establecido en los tratados de Maas-tricht y Amsterdam (1992-1997), que conformanuna Constitución parcial, y el derecho europeo ensentido amplio del Consejo de Europa y de la Or-ganización para la Seguridad y la Cooperación enEuropa (con sus 45 y 55 miembros, respectivamen-te). La Europa en sentido estricto de la UE ya se

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encuentra parcial y densamente constitucionalizada.Por el contrario, en el espacio de Europa en sentidoamplio no hay más que estructuras constitucionalesmuy fragmentarias, puntuales, inclusive. La más só-lida es la Convención Europea de Derechos Hu-manos de 1950 en su ya muy amplio ámbito devalidez.

Todos estos temas hay que trabajarlos desde elpunto de vista de la ciencia cultural: Europa es unconcepto cultural, cuyas fronteras están abiertas yson flexibles (un caso problemático es el de Israel;también el de Turquía, aunque esta última descubraactualmente a Homero).15 Aquí debemos mencionarbrevemente las características de las culturas jurí-dicas europeas, que son al mismo tiempo los “aglu-tinantes” más eficaces: la historia (con el derechoromano como punto culminante); la ciencia (inclu-yendo la ciencia de la dogmática); la independenciade la jurisdicción (con sus garantías conexas, comola de audiencia y otras del debido proceso legal,que son expresión del “Estado de derecho euro-peo” ); la neutralidad confesional e ideológica delEstado, con la libertad fundamental de religión(aunque ciertamente hay muchas variantes del de-recho constitucional de la religión, que van desde

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15 Véase el respecto el Frankfurter Allgemeine Zeitung del27 de agosto de 2002, p. 34.

la separación estricta de Estado e Iglesia en Franciahasta las formas de cooperación que hay en Ale-mania); la cultura jurídica europea como pluralidady unidad —la pluralidad del derecho nacional es partede la identidad europea, del mismo modo como,en sexto lugar, lo son la particularidad y universa-lidad de la cultura jurídica europea—. Particularesson algunas manifestaciones como el regionalismoo el federalismo, algunos derechos fundamentalescomo la protección de las minorías culturales comotales o las alternativas de sistema de gobierno pre-sidencial o parlamentario; de naturaleza universales sobre todo la garantía de la dignidad del ser hu-mano.

B. Recordatorio de la teoría del “derecho constitucional común europeo”

Desarrollada por primera vez de manera siste-mática en 1991, conviene esbozar brevemente elcuadro téorico del “derecho constitucional comúneuropeo” , a fin de que pueda servir más adelanteen relación con América Latina y pueda abrirse auna posible analogía. Por ello sólo es posible ofre-cer algunas palabras clave.

a) El derecho común es una probada categoríade la ciencia jurídica, que ha sido revivida por lamoderna ciencia del derecho privado en el campo

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del derecho civil, tomando como punto de partidael antiguo jus commune europeo que existió desde elsiglo XIII hasta fines del siglo XVIII, con el pro-pósito de superar al Estado nacional clásico y sumonopolio estatista de las fuentes del derecho. Elconcepto de derecho común apunta hacia tenden-cias jurídicas de igual orientación que tengan efec-tos transfronterizos, que destaquen lo fundamentaly que, en última instancia, se basen en las raícescomunes de la cultura jurídica y la cultura general.El “pensamiento del derecho común” tiene unafunción heurística y sirve para poner de relieve ydesarrollar más en la Europa de hoy lo que hay decomún en el derecho civil y el derecho penal, perotambién en el administrativo y el constitucional.

b) La estructura de principios del derecho cons-titucional común europeo remite a lo verdadera-mente fundamental, no al detalle formal, y al mis-mo tiempo lo hace a la flexibilidad y la apertura.El concepto de los “principios” ha hecho carrera,desde el derecho privado alemán y angloamericano,sobre todo a partir de la gran monografía de J. EsserGrundsatz und Norm (1956, 4a. ed. 1990), y hafertilizado también la teoría de los derechos fun-damentales desde la obra de R. Alexy (1985).16 En

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16 Teoría de los derechos fundamentales, trad. de ErnestoGarzón Valdés, Madrid, CEC, 1997 (N. del T.).

Europa se trata de principios constitucionales sus-ceptibles de universalización por encima de lasfronteras nacionales y que pueden conducir al for-talecimiento de la frecuentemente invocada “ iden-tidad europea” .

c) Hay dos vías de elaboración del derecho enmateria de derecho constitucional común europeo.Por un lado está la política jurídica, a lo cual estánllamados todos los constituyentes en Europa, tantoen el plano nacional como supranacional. Por elotro lado, está la vía de la creación del derechomediante la interpretación, también en ambos pla-nos. No solamente los jueces de los tribunales cons-titucionales nacionales y europeos están obligados,en la medida de una metodología común europeatodavía por elaborar, a proceder “valorativamente”en el sentido de la doctrina de la comparación ju-rídica como “quinto” método de la interpretación,a través de la comparación de las similitudes y lasdiferencias. Las comunidades científicas nacionalesen lo particular deben luchar también por alcanzarel derecho constitucional común europeo a travésdel conocimiento de los otros. Igualmente hay unadivisión del trabajo en los diversos géneros litera-rios: desde el manual, pasando por el comentario,hasta el ensayo básico y la reseña de jurisprudencia.Todas las culturas jurídicas nacionales deben es-

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forzarse por hacer contribuciones a la “ identidadeuropea” a través de sus diversas voces y apren-diendo unas de otras pero sin renunciar a sus iden-tidades nacionales.17

III. LA SITUACIÓN EN LATINOAMÉRICA. TIPOLOGÍA

DE TEXTOS DE ORIENTACIÓN COMÚN AMERICANA

EN LAS CULTURAS JURÍDICAS IBEROAMERICANAS

(SELECCIÓN). UN MARCO TEÓRICO

1. Observación preliminar

Los textos jurídico-constitucionales dan expre-sión, en forma especialmente concentrada, a con-tenidos que de otra manera (por ejemplo, medianteun panorama de sentencias judiciales o de la dog-mática) serían difícilmente comprensibles en suconjunto para un solo estudioso. Puede ser que es-tos textos tengan frecuentemente un efecto “decla-rativo” y “declamatorio” , o bien, constituyan sóloun programa o una utopía, pero lo cierto es que,una vez en el mundo, tales textos pueden desplegar,

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17 Sobre lo que antecede: Häberle, P., “ GemeineuropäischesVerfassungsrecht” , EuGRZ, 1991, pp. 261 y ss.; traducido envarias versiones al español, por ejemplo, en Revista de Estu-dios Políticos, vol. 79, 1993, pp. 7 y ss.

en el mediano y el largo plazos, fuerza normativay anunciar tendencias que se encuentran en el pro-ceso político. Con frecuencia, su mayor grado deabstracción y densidad incrementa su “potenciali-dad” en el “curso del tiempo” . En materia de uni-ficación europea a partir de 1952 han surgido, tantoen el plano nacional como supranacional, una granvariedad de sustanciosos textos que podrían servirde modelo incluso más allá de Europa: por ejemplo,en Latinoamérica (más tarde quizá en Asia). Lospaíses de esas regiones están dando los primerospasos hacia una asociación o integración continen-tal, pero los diversos Estados nacionales todavía es-tán fuertemente centrados en ellos mismos. Sin em-bargo, puede suponerse que ya hay en la actualidadmateriales textuales que constituyen cuando menosetapas previas o “precursoras” de una integraciónmás amplia. Si bien no se puede esperar un “de-recho constitucional nacional sobre América” quesea equivalente a las manifestaciones diferenciadasdel “derecho constitucional nacional sobre Euro-pa” , como el nuevo texto del artículo 23 de la LeyFundamental alemana (Europa como fin del Esta-do) o el artículo 7o., inciso 5, de la Constituciónde Portugal (“ identidad europea” ), un análisis sen-sible de las etapas textuales podría mostrar algunosresultados que apuntan hacia la vía común ameri-

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cana y que permiten intuir los contornos de una“ identidad latinoamericana” en el marco de laAmérica entera.

2. Artículos generales y especiales sobre Américaen las Constituciones latinoamericanas

A. Inventario

“América” , “Latinoamérica” , o algunas regio-nes particulares, como “Centroamérica” o el espa-cio caribeño, se encuentran en los textos de múl-tiples maneras. Se hallan en el texto y el contextode preámbulos; en forma de tareas del Estado; enel contexto de las normas constitucionales relativasa la nacionalidad (naturalización abierta a ciudada-nos afines en términos culturales), y en otras partesde las Constituciones escritas. He aquí una selec-ción de ejemplos:18

El artículo 37, inciso 1, de la Constitución deBolivia (1967-1995)19 privilegia a los españoles ylatinoamericanos en algunos aspectos de la natura-

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18 Los textos que siguen se citan conforme a la versión deL. López Guerra y L. Aguiar (coords.), Las Constitucionesde Iberoamérica, 1998.

19 Cfr. Fernández Segado, F., “La jurisdicción constitucio-nal en Bolivia” , Verfassung und Recht in Übersee, vol. 34,2001, pp. 315 y ss., y 520 y ss.

lización. El artículo 4o., parágrafo único, de laConstitución de Brasil (1988)20 define como tareadel gobierno federal la “ integración” económica,política, social y cultural de Latinoamérica y es-tatuye como objetivo la creación de una “comuni-dad latinoamericana” .21 El artículo 12 I § 1 esta-blece, bajo ciertas condiciones, la igualdad de losportugueses residentes en Brasil con los nacionales.El Preámbulo de la Constitución de Colombia(1991-1996) propone dar impulso a la “ integraciónde la comunidad latinoamericana” . Más aún, unanorma constitucional en el marco de los artículosde bases (artículo 9o., inciso 2) requiere orientarla política exterior de Colombia22 hacia la integra-ción de Latinoamérica y el Caribe. Nuevamente

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20 Bibliografía general sobre Brasil: Neves, M., Verfassungund Positivität des Rechts der peripheren Moderne, 1992, pp.110 y ss.; Bergmann Ávila, H., Materiell verfassungsrechtlicheBeschränkungen der Besteuerungsgewalt in der brasilianis-chen Verfassung und im deutschen Grundgesetz, 2002; Caubet,C. G., “La Constitution bresilienne à l’epreuve des faits” ,Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol. 38, 1989, pp. 447 y ss.;Krell, A., “10 Jahre brasilianische Bundesverfassung” , Verfas-sung und Recht in Übersee, vol. 32, 1999, pp. 8 y ss.

21 Véase, también, Berg, W. B., Lateinamerika. Literatur— Geschichte — Kultur, 1995.

22 Cfr. Timmermann, A., “Der Schutz des subjetiven Rechtsin der kolumbianischen Verfassung” , Verfassung und Recht inÜberseee, vol. 32, 1999, pp. 31 y ss.

(cfr. la acción popular de inconstitucionalidad) semuestra la Constitución de Colombia como una delas más innovadoras y audaces en el ámbito lati-noamericano: la integración latinoamericana esmencionada en dos puntos, mientras que las Cons-tituciones más antiguas en cuanto a su etapa textual,son más reservadas en este aspecto. Lo dicho seconfirma en el capítulo sobre las relaciones inter-nacionales. El artículo 227 de la Constitución co-lombiana reconoce de manera general como tareala integración económica, social y política, perodestaca de manera especial a los países de AméricaLatina y el Caribe23 y abre incluso la perspectivade “organismos supranacionales” , inclusive, paraconformar una “comunidad latinoamericana de na-ciones” . Además, se otorgan facultades al legis-lador para realizar elecciones directas para unparlamento latinoamericano. Con ello, Colombia sepone a la cabeza del “derecho constitucional na-cional sobre Latinoamérica” y de la integración la-

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23 Cfr. Leuteritz, K., “Die Verfassung karibischer Common-wealth-Staaten” , Verfassung und Recht in Übersee, vol. 29,1996, pp. 139 y ss.; Lehmann, J., “Der Vertrag über den ka-ribischen Gerichtshof im System der CARICOM” , Verfassungund Recht in Überseee, vol. 33, 2000, pp. 282 y ss.; DeMe-vieux, M., “ Existing Law and the Implementation of a Bill ofRights: A Caribbean Perspective” , Verfassung und Recht inÜbersee, vol. 19, 1986, pp. 5 y ss.

tinoamericana como objetivo del Estado y comomandato constitucional. La “comunidad latinoame-ricana” se ha convertido en tema constitucional.

La Constitución bastante más antigua de CostaRica (1949-1997), por el contrario, trata el temasolamente en el marco de las disposiciones sobrela naturalización (artículo 14), en la medida en quelos ciudadanos residentes que provengan de Cen-troamérica, España e Iberoamérica son equipara-dos, bajo ciertos supuestos, a los nacionales. Demanera similar procede el artículo 92, núm. 1, de laConstitución de El Salvador (1983-1991). La Cons-titución de Ecuador reconoce de manera especial,en el contexto de las relaciones internacionales (ar-tículo 4o., núm. 5), la integración de la región an-dina y de Latinoamérica. La Constitución de Gua-temala (1985-1997), que es en muchos campos undocumento especialmente creativo, como por ejem-plo en el ámbito de los fines de la educación (ar-tículo 72), trata el tema de “Centroamérica” , porun lado, en el artículo 145 (nacionalidad), y porel otro, en un artículo más diferenciado (artículo150) bajo el encabezado “La comunidad centroa-mericana” . Se habla ahí de la federación de losEstados centroamericanos, a la que debe condu-cir, de manera parcial o total, la práctica de launión política y económica (sobre la base de la igual-

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dad). El artículo 151 (relación hacia naciones her-manas) pisa nuevos terrenos de manera ejem-plar.24 La Constitución de Honduras (1982-1995)invoca ya en su preámbulo la “ restauración de laUnión Centroamericana” y en consecuencia natu-raliza a los centroamericanos residentes en Hondu-ras (artículo 24, núm. 1). La Constitución de Ni-caragua (1995), al tratar el tema en el preámbulo,utiliza la clásica fórmula de “en el espíritu de” conlas palabras: “en el espíritu de la unidad centroa-mericana” . En consecuencia, el artículo 17 otorgaa los centroamericanos un derecho de opción a lanacionalidad nicaragüense. La Constitución de Pa-namá (1972-1994) ofrece la naturalización a los es-pañoles y latinoamericanos (artículo 10, núm. 3).La Constitución de la República Dominicana(1962-1966) postula en el contexto de los artículosde bases (artículo 3o., inciso 2), la “ solidaridadeconómica de los países de América” . La Consti-tución de Uruguay (1967-1996) habla, en su artículo6o., inciso 2, a favor de la integración social y eco-

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24 Véase al respecto mi ensayo: “ Aspekte einer kulturwis-senschaftlich-rechtsvergleichenden Verfassungslehre in welt-bürgerlicher Absicht” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol.45, 1997, pp. 555 (568 y ss.): “cláusula de afinidades electi-vas” , creación de una “comunidad de responsabilidad” espe-cífica.

nómica de los Estados latinoamericanos. La Cons-titución de Perú de 1979 se muestra, en el preám-bulo, convencida “de la necesidad de impulsar laintegración de los pueblos latinoamericanos” .25 Elartículo 92 facilita la naturalización a los origina-rios de Latinoamérica y a los españoles residentes.El preámbulo de la antigua Constitución de Vene-zuela (1961-1983) se manifiesta de modo especiala favor de la cooperación con las “ repúblicas her-manas del continente” .

B. Primeras consecuencias

En Latinoamérica ya hay “cláusulas constitucio-nales” sobre Latinoamérica, América y Centroamé-rica, aunque en forma muy diversa. Desde el puntode vista sistemático, la integración correlativa(creación de una comunidad) es normada como ob-jetivo en diversos contextos. La comunidad, unióno solidaridad latinoamericana ya existe como textoconstitucional.26 Llama la atención que los concep-

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25 Véase el ensayo de Sommermann, K.-P., “ Verfassungs-recht und Verfassungskontrolle in Peru” , Jahrbuch des öffent-lichen Rechts, vol. 36, 1987, pp. 598 y ss.

26 Una manifestación institucional es el “ Parlamento Lati-noamericano” : sobre este “organismo desconocido” , véase Ze-linsky, U., en Verfassung und Recht in Übersee, vol. 12, 1979,pp. 47 y ss.

tos de Latinoamérica o Centroamérica no sean de-finidos con mayor detalle. A semejanza de los ar-tículos sobre Europa en las Constituciones europeaso en los textos jurídicos supranacionales de la UE odel Consejo de Europa, podría tratarse de un con-cepto abierto de naturaleza primariamente cultural,con componentes geográficos. “Latinoamérica” es,en primer lugar, un concepto que debe ser desen-trañado por la ciencia cultural. También en esto esposible trazar un paralelo con Europa.27 Pero enconjunto, por lo que se refiere a los textos consti-tucionales expresos, el tipo del Estado constitu-cional en Latinoamérica se encuentra, por lo quehace al tema de la integración, en una fase de de-sarrollo más bien temprana, aunque la excelenteConstitución colombiana es la que mayor avanceofrece.

Desde el punto de vista de la política constitu-cional se plantea la cuestión de si los países lati-noamericanos deberían atreverse a tener más “de-recho constitucional nacional sobre América” (yesto sería especialmente válido para México). Al-gunos artículos sobre Europa en el viejo continentepodrían servir como ejemplo, lo cual contribuiríatambién al desarrollo del derecho constitucional co-

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27 Al respecto, Häberle, P., Europäische Rechtskultur, 1997,pp. 13 y ss.

mún americano. En tal sentido, los textos suprana-cionales de la Convención Americana sobre Dere-chos Humanos, la Organización de Estados Ame-ricanos (OEA), etcétera, podrían ofrecer impulsosy contribuir a la creación de una identidad pana-mericana, de la cual forma parte la protección delas culturas autóctonas (multietnicidad, multicultu-ralidad).

3. Incurso I: cuadros textuales comunes americanos en el plano supranacional

Los textos constitucionales nacionales analiza-dos en relación con el tema de Latinoamérica, yla comunidad latinoamericana o centroamericana,no están aislados. En el plano supranacional delderecho de gentes hay grandes textos sobre el mis-mo tema que en general los han precedido histó-ricamente y los cuales incluso son más densos, pre-sentan más variantes y de algún modo son más“grandes” , aunque sean sólo soft law. Las nacionesen lo individual los han incorporado hasta ahorade una manera muy dubitativa. La selección quesigue puede mostrar esto, tratando de reconstruiren lo fundamental su evolución, es decir, se ha pro-cedido de manera histórica y no sistemática.

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En la Carta de la Organización de Estados Ame-ricanos (Carta de Bogotá) del 30 de abril de 194828

se dice en el preámbulo:

Convencidos de que la misión histórica de América esofrecer al hombre una tierra de libertad... Seguros deque el sentido genuino de la solidaridad americana...no puede ser otro que el de consolidar en este Conti-nente, dentro del marco de las instituciones democrá-ticas, un régimen de libertad individual y de justiciasocial, fundado en el respeto de los derechos esencia-les del hombre.

No hay modo de “constitucionalizar” de maneramás concentrada y certera los valores fundamenta-les de todo el continente americano, pero con ellose hacen también visibles principios constituciona-les panamericanos que son complementados en elcapítulo VI por normas económicas, en el VII pornormas sociales y en el VIII por normas culturales.El capítulo XIII establece expresamente un órganopermanente, la Unión Panamericana, y el artículo74 describe a América a partir de la cultura a travésdel mandato de protección en favor de la “cultura

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28 Cfr. Dolzer, R., “ Enforcement of International Obliga-tions through Regional Arrangements: Structures and Expe-riences of the OAS” , Zeitschrift für ausländisches öffentlichesRecht und Völkerrrecht, vol. 47, 1987, t. I, pp. 113 y ss.

de los grupos indígenas de los países americanos”(letra d) y en la gran cláusula sobre el patrimoniocultural, referido a toda América (letra e): “Coo-perar para la protección, preservación y aumentodel patrimonio cultural del Continente” . Si en fe-brero de 1960 se llegó a una zona latinoamericanade libre comercio, es decir, a una unión regionalque no abarca a toda América, la idea de la comu-nidad panamericana de valores alcanza una nuevaetapa textual en el Estatuto de la OEA (1967), porun lado, y en la Convención Americana sobre De-rechos Humanos (1969), por el otro.

Ya en el preámbulo de la Carta de la OEA seseñalan los conceptos claves que indican un canonde valores para toda América y que forman la baseen la búsqueda de un posible derecho constitucionalcomún americano. En el preámbulo se manifiestala convicción, de que la “misión histórica de Amé-rica es ser un país de libertad para el hombre” .Enseguida se postula “el respeto a los derechos hu-manos esenciales dentro del marco de las institu-ciones democráticas en este Continente” ; se hablatambién de “un grado más elevado de cooperacióncontinental” . En el artículo 3o., inciso k, se alcanzaquizá la etapa textual más bella y densa con la si-guiente frase: “La unidad espiritual del Continentese basa en el respeto de los valores culturales de

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los países americanos y demanda su estrecha coo-peración en las altas finalidades de la civilización” .En la cláusula de lineamientos del artículo 42, frase2, se dice marcadamente: “Ellos (sc. los Estadosmiembros) se sienten obligados, cada uno para síy de manera conjunta, a preservar el patrimoniocultural de los pueblos americanos” .

La Convención Americana sobre Derechos Hu-manos de 1969 (CAmDH) tiene considerables afi-nidades con la Convención Europea, que es másantigua.29 Es de destacarse la siguiente frase delpreámbulo: “Reafirmando su propósito de conso-lidar en este Continente, dentro del cuadro de lasinstituciones democráticas, un régimen de libertadpersonal y de justicia social, fundado en el respetode los derechos esenciales del hombre” ; enseguidase anuncia una cláusula sobre la realización de losderechos fundamentales (“si se crean condiciones

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29 Esto es lo que demuestran las investigaciones comparati-vas como las de Maslaton, M., Notstandklauseln im regionalenMenschenrechtsschutz. Eine vergleichende Untersuchung derArt. 15 EMRK und Art. 27 AMRK, 2001. En general sobre elsistema interamericano de protección de los derechos humanos:Medina Quiroga, C., The Battle of Human Rights, 1988; enparticular sobre la estructura de los tratados para la protección(interamericana) de los derechos humanos, Vierdag, E. W.,“ Some Remarks about Special Features of Human RightsTreaties” , Netherland Yearbook of International Law, 1994,pp. 119 y ss.

que permitan a cada persona gozar de sus dere-chos...” ). En el artículo 42 se señala como tareade la Comisión Interamericana de Derechos Huma-nos, entre otras, la de velar por que se promuevan“ los derechos derivados de las normas económicas,sociales y sobre educación, ciencia y cultura” con-tenidas en la Carta de la Organización de EstadosAmericanos, reformada por el Protocolo de BuenosAires (cfr. también el artículo 26: “plena efectivi-dad de los derechos que derivan de las normas...de la Carta de la Organización de los Estados Ame-ricanos...” ).

Por lo demás, en el catálogo de los derechos ci-viles y políticos (artículos 3o. a 25) están listados,de manera concentrada, los temas que, con diversasequivalencias, están consagrados en las Constitu-ciones nacionales latinoamericanas. Éstas se habráninspirado en algunos aspectos directamente de laCAmDH, en otros se habrá producido un procesode recepción de elementos provenientes de las ma-dres patrias España y Portugal. Por esta razón, enel apartado que sigue, bajo la tipología, se tratan lostemas constitucionales que in nuce contienen indi-cios sobre un patrimonio intelectual común ameri-cano, por ejemplo, en materia de derechos huma-nos, supremacía de la Constitución, habeas corpus,democracia, Estado social de derecho, protección

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de las culturas autóctonas, jurisdicción constitucio-nal, defensores del pueblo, derechos sociales y cul-turales, etcétera. Hay que preguntarse también porlas diferencias entre la identidad europea y la pa-namericana.

4. Conjuntos normativos y grupos de artículoscon contenidos de tendencia panamericana

Una vez que hemos recordado la estructura teó-rica del derecho constitucional común europeo (yuna vez hecho un análisis de las claúsulas consti-tucionales sobre América), examinemos ahora lasetapas de concretización en relación con América.Los siguientes puntos de partida de un derechoconstitucional común americano, que merezcan estenombre, los caracterizaremos como “ fermentos decrecimiento” .

A. Textos nacionales e interamericanos sobre derechos humanos

Estos elementos se derivan de una “comparaciónjurídica valorativa” de todos los catálogos de de-rechos humanos nacionales, por un lado, y de laCAmDH, por el otro. Hay que buscar los derechoshumanos como “principios generales” , tal como

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los ha desarrollado el Tribunal Europeo de Justiciade Luxemburgo y como han sido formulados enlos Tratados de Maastricht y Amsterdam (1992-1997) (artículo 6o., inciso 2), lo que es a la vezuna prueba del paradigma de las etapas textuales.Con todas las divergencias que pueda haber en loparticular entre las naciones, se observa también laconvergencia de los textos, las teorías y las sen-tencias que se condensan en los principios de losderechos fundamentales americanos. En lo particu-lar puede pensarse en las siguientes garantías: li-bertad personal, derecho a un trato digno, derechoa un procedimiento justo y a la protección judicialefectiva, protección de la libertad de conciencia, re-ligión, opinión y prensa, así como la igualdad, queson todos principios consagrados en la CAmDH ycon seguridad en prácticamente todas las Constitu-ciones latinoamericanas.30 Hay que pensar, final-mente, en el importante vínculo que existe entre laprotección a los derechos humanos y el desarrollo31

y en el derecho humano a la educación.32

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30 Ejemplar resulta el más reciente proyecto de Constituciónpara Perú (2001-2002): artículos 1o. a 53.

31 Cfr. Boven, Th. v., “Human Rights and DevelopmentRhetorics and Realities” , FS F. Ermacora, 1988, pp. 575 y ss.

32 Delbrück, J., “The Right to Education as an InternationalHuman Right” , German Yearbook of International Law, vol.35, 1992, pp. 92 y ss.

B. Postulados comunes sobre la democracia

Estos postulados conforman una segunda cate-goría.33 En el Estado constitucional, la democraciaes la consecuencia organizativa de la dignidad hu-mana,34 pero ciertamente con numerosas variantesposibles: de la democracia indirecta a la directa,de las formas mixtas de la democracia “ semidirec-ta” , como sucede en Suiza en los planos federal ycantonal, hasta la democracia parlamentaria o lapresidencial. Sin sus garantías conexas, como laslibertades públicas de opinión y prensa y sin las ga-rantías privadas, como el derecho de propiedad yla autonomía privada, la democracia no es capazde funcionar. Por ello, los derechos fundamentalesson la “base funcional” de la democracia en liber-tad.35 En las Constituciones latinoamericanas se en-cuentran los principios de la democracia en di-versas variantes. Aquí una selección: artículo 1o.de la Constitución de Bolivia de 1967-1995 habla

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33 Cfr. Lauga, M., Demokratietheorie in Lateinamerika,1999.

34 Al respecto véase Häberle, P., El Estado constitucional,2001, pp. 193 y ss.

35 Al respecto, Häberle, P., Die Wesensgehaltsgarantie desArt. 19 Abs. 2 GG, 1a. ed. 1962, pp. 17 y ss., 3a. ed., 1983,pp. 336 y ss., 339 y ss. (trad. española: La libertad fundamentalen el Estado constitucional, 1997).

de la forma de gobierno de la democracia repre-sentativa; el artículo 2o. se refiere a la soberaníapopular. El preámbulo de la Constitución de Brasil(1988) se refiere al “Estado democrático” , mientrasque el artículo 5o. de la Constitución de Hondurasde 1991-1995 hace referencia a la “democracia par-ticipativa” .

C. El principio del Estado de derecho

Se trata de una tercera manifestación de princi-pios que se desarrollan en toda América (cfr. porejemplo, el preámbulo de la Constitución de Co-lombia de 1991-1996: “Estado social de derecho” ).Consagrada ya en las normas de derechos funda-mentales comunes americanas (cfr. la CAmDH),forma parte de éstas tanto como de la democracia(como “Estado democrático de derecho” ). En latradición jurídica angloamericana se ha desarrolla-do bajo el concepto de rule of law, pero, en el fondo,están unidos desde hace tiempo el pensamiento ju-rídico latinoamericano con el angloamericano. Elcuadro, largo tiempo válido, de las “ familias jurí-dicas” queda así puesto en entredicho, ya que bajoel signo del tipo del Estado constitucional de hoyya no quiere decir nada, y pierde totalmente su sen-tido en Europa en particular. Tampoco debería serutilizado en el norte y el sur de América para pro-

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vocar división. Como especial manifestación delprincipio del Estado de derecho con sus múltiplesaspectos, desde el derecho de audiencia hasta el ha-beas corpus,36 desde la división de poderes hastael principio de transparencia, desde la protecciónjudicial efectiva hasta el principio de proporciona-lidad, etcétera, puede considerarse, en la actual eta-pa evolutiva del Estado constitucional, más allá deEuropa y precisamente también en América, a lajurisdicción constitucional.37 Prácticamente todoslos países centro y sudamericanos conocen una ju-risdicción constitucional38 y la Corte Interamerica-na de Derechos Humanos, creada por la CAmDH,ciertamente puede considerarse que tiene tal natu-

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36 Al respecto, García Belaúnde, D., “ Latin American «Ha-beas Corpus»” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol. 49,2001, pp. 513 y ss.. Como ejemplo: el artículo 93 de la Cons-titución de Ecuador de 1979-1998.

37 Al respecto, Lösing, N., Die Verfassungsgerichtsbarkeitin Lateinamerika, 2001 (sobre el particular, la reseña de Samt-leben, J., en Verfassung und Recht in Übersee, vol. 35, 2002,pp. 120 y ss.); Fernández Segado, F., “ La jurisdicción consti-tucional en Guatemala” , Verfassung und Recht in Übersee, vol.31, 1998, pp. 33 y ss.; Lösing, N., “ Der Verfassungssenat inCosta Rica — Beispiel für eine erfolgreiche Verfassungsre-chtsprechung in Lateinamerika” , Verfassung und Recht inÜbersee, vol. 28, 1995, pp. 166 y ss.

38 Al respecto, en una comparación global: Häberle, P.,“ Das BVerfG als Muster einer selbständigen Verfassungsgeri-chtsbarkeit” , FS BVerfG, vol. 1, 2001, pp. 311 y ss.

raleza. La Corte forma, junto con su jurisprudencia,una Constitución parcial en el marco del derechoconstitucional común americano, tomando en cuen-ta que la Suprema Corte de los Estados Unidosconstituye, de acuerdo con sus amplias funciones,un tribunal constitucional en sentido material.39

Puede ser materia de debate si la protección deminorías efectiva e, incluso, corporativa (cfr. el ar-tículo 27 del Pacto Internacional de Derechos Ci-viles y Políticos), forma parte más bien del postuladode la democracia o del de los derechos fundamen-tales y el Estado de derecho. Protegido en últimainstancia por el respectivo tribunal constitucionalnacional, pertenece en todo caso al cuadro conjuntodel derecho constitucional común americano en de-sarrollo.

D. Principios comunes americanos del derecho penal y el derecho privado

Los principios comunes americanos del derechopenal y el derecho privado son mencionados aquísolamente como asunto a tomar en cuenta. En Eu-

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39 Schlesinger, S. R., The United States Supreme Court,1983; Haller, W., Supreme Court und Politik in den USA,1972; Steinberger, H., Konzeption und Grenzen der freiheitli-chen Demokratie, 1974.

ropa es posible desentrañarlos en la retrospectivahistórica: numerosas garantías del derecho penalderivan, por citar un caso, de la filosofía de I. Kant;piénsese en el principio nulla poena sine lege;mientras que buena parte del derecho privado eu-ropeo deriva directamente de “Roma” y de “Bo-lonia” y se discute actualmente en el marco de laUE como derecho privado europeo (sus fundamen-tos son, por ejemplo, la autonomía privada y mu-chos principios del derecho patrimonial o de la res-ponsabiliad civil).

E. Metodología común americana

Un nuevo campo de investigación se abre conel concepto clave de metodología común america-na, la cual tendría que plantearse la cuestión de siya existen similitudes suficientes en toda Américasobre cómo deben interpretarse las Constitucionesy las leyes (más allá del artículo 29 de la CAmDH,por ejemplo con vistas a las normas universales so-bre derechos humanos).

F. Esfera pública americana

Presupuesto, y a la vez manifestación de los pro-cesos de creación y crecimiento de todos los prin-cipios jurídicos mencionados hasta aquí es la cues-

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tión de si existe una esfera pública americanacomo “caja de resonancia” , por así decirlo, de todoel derecho público común. Así como se ha plan-teado la pregunta de si hay ya una esfera públicaeuropea,40 hay que examinar si existe una esferapública conjunta en América. Esta pregunta crucial,planteada en julio de 2002 por D. García Belaúnde,en analogía a mis anteriores propuestas respecto deEuropa,41 apenas puede ser sobreestimada en su im-portancia. El espacio constitucional americano sevolverá tal solamente cuando esté funcionando un“espacio público americano” . Frente al trasfondode los trabajos sobre el “principio del espacio pú-blico” de R. Smend (1953) hasta J. Habermas(1961), el espacio público (Öffentlichkeit) es un ele-mento constitutivo del Estado constitucional. Eneste sentido es posible distinguir espacios públicosparciales, como la opinión pública en materia po-lítica, el espacio público de la ciencia y el del arte.También hay que distinguir en sentido triádico, esdecir, la triada entre el ámbito estatal en sentido

42 PETER HÄBERLE

40 Häberle, P., Gibt es eine europäische Öffentlichkeit?,2000 (trad. española parcial en Revista de Derecho Comunita-rio Europeo, 1998, pp. 113 y ss.).

41 Exposición en el coloquio de Bayreuth los días 11 y 12de julio de 2002, que será publicada en el Jahrbuch des öffent-lichen Rechts, vol. 52, 2004.

estricto, el ámbito público y el privado, que es al-tamente personal.

En Europa existe en la actualidad un espacio pú-blico que abarca sobre todo el arte y la cultura,pero también espacios públicos parciales en la po-lítica tangibles, por ejemplo, en los debates públi-cos del Parlamento Europeo o en la publicación delas sentencias del Tribunal Europeo de Justicia,de la Corte Europea de Derechos Humanos o de losinformes del ombudsman y del Tribunal de Cuentaseuropeos. En una dialéctica casi hegeliana, se po-dría observar que justamente el “espacio público”negativo del escándalo sirve para establecer un es-pacio público positivo. Piénsese en el escándalocausado por las llamadas “vacas locas” o la caídade la Comisión Santer. A través de lo negativo sedespierta y se fortalece la conciencia de los valoresfundamentales europeos. Algo análogo se podríaobservar quizá a largo plazo respecto de Américaentera y su espacio público (los ejemplos puedenencontrarse en la lucha por la protección ecológicade las selvas tropicales en América del Sur, espe-cialmente en Brasil, o por la preservación de la cul-tura precolombina).

El ordre public puede considerarse parte de esteespacio público. En Europa existe, de manera ju-rídicamente condensada, gracias a la Convención

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Europea de Derechos Humanos de conformidadcon las sentencias de los dos tribunales constitu-cionales europeos, la Corte Europea de DerechosHumanos y el Tribunal Europeo de Justicia.42 EnAmérica podría hacerse visible, de manera análoga,en las garantías y las limitaciones de los derechosfundamentales, por ejemplo, a través de la juris-prudencia de la Corte Interamericana de DerechosHumanos.43

G. Economía

La séptima, “otra” y última condición de vigen-cia de un derecho constitucional común americanoes la economía y su paulatina integración. Asícomo en la antigua Europa la economía ha desple-gado una fuerza integradora con vistas a los anti-guos Estados constitucionales nacionales, comen-zando con la Comunidad Europea del Carbón y elAcero en 1952, en los espacios económicos comu-nes (como, por ejemplo, el Mercosur)44 se forman

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42 Véase al respecto, Frowein, J. A.-Peukert, W., EMRK-Kommentar, 2a. ed., 1996, pp. 3, 516 y ss.

43 Cfr. Remsmann, T., “Menschenrechtsschutz im Inter-Amerikanischen System: ein Modell für Europa?” , Verfassungund Recht in Übersee, vol. 33, 2000, pp. 137 y ss.

44 Cfr. Wehner, U., Der Mercosur, 1999; Mayr, J. A., “ DieRolle des Mercosur— multidimensionales Integrationsschema in

actualmente los contornos, y en el futuro lo haránlos sustratos, del derecho constitucional comúnamericano. Ciertamente, como sucede en Europa,América no proviene de la economía, pero no “de-vendrá” un todo sin la economía, la cual sólo poseeimportancia instrumental para la dignidad y la li-bertad del ser humano. Ejemplar era el preámbulode la Constitución peruana de 1979: “ ... donde laeconomía esté al servicio del hombre y no el hom-bre al servicio de la economía” .

5. Incurso II: funciones de puente: España y Portugal-Iberoamérica; Gran Bretaña-Estados Unidos

Las manifestaciones arriba descritas de un dere-cho constitucional común americano existente y enformación no pueden concebirse sin los potencialesde las culturas jurídicas de las “madres patrias” .

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Lateinamerika” , Verfassung und Recht in Übersee, vol. 26,1993, pp. 258 y ss. Véase también el proyecto de una zona delibre comercio panamericana (ALCA); véase el trabajo delmismo título de Schulze Zumkley, G., Verfassung und Rechtin Übersee, vol. 35, 2002, pp. 108 y ss.; de la bibliografía me-nos reciente: Weber, A., “Neuere Tendenzen im Integrations-recht Lateinamerikas” , Verfassung und Recht in Übersee, vol.11, 1978, pp. 89 y ss.

España y Portugal trajeron principios jurídicos aIberoamérica, primero mediante la violencia y mástarde con el ejemplo, en parte en forma personal,en parte de manera sustantiva. Algo semejante ocu-rre, mutatis mutandis, en la relación entre la GranBretaña y los Estados Unidos de América y Cana-dá. Una tipología de la recepción, sistemáticamenteelaborada, tendría que desentrañar de qué modo sehan producido, y se producen todavía, los procesosdel dar y recibir en materia de las estructuras ju-rídicas del Estado constitucional. En tal sentido, porun lado habría que caracterizar los objetos de losprocesos de recepción, como los textos constitucio-nales incluyendo los textos de los clásicos, como losde J. Locke, las teorías y las sentencias, como pue-den ser las de la tradición anglosajona; por el otro,habría que señalar a los participantes: los constitu-yentes, los tribunales, los políticos o los académi-cos, que, por ejemplo, hayan estudiado y se hayanformado en sus respectivas madres patrias.

Las madres patrias iberoamericanas han estable-cido, en sus Constituciones hoy vigentes, puentesjurídico-positivos hacia sus antiguas colonias, a tra-vés de los cuales se produce el intercambio de cul-tura jurídica. Podemos mencionar el artículo 7o.,inciso 4, de la Constitución de Portugal, que dicelo siguiente: “Portugal mantiene lazos especiales

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de amistad y cooperación con los países de lenguaportuguesa” . ¡La lengua es también un espacio cul-tural! Y con ello se crea también un puente en ma-teria de cultura jurídica. Las “ relaciones amistosas”comprenden también vínculos estrechos de la cul-tura jurídica. En el artículo 15, inciso 3 de la Cons-titución de Portugal se esconde también un elemen-to puente, de acuerdo con el cual se concedenderechos especiales a los “ciudadanos de los Esta-dos de lengua portuguesa” . La doble utilización delconcepto de lengua tendría que tomarse en serio yser examinada por la ciencia cultural. Un ámbitolingüístico se constituye ciertamente también a tra-vés de elementos de la cultura jurídica. El artículo74, inciso 2, de la Constitución de Portugal, des-pués de calificar a la lengua portuguesa como “ for-ma de expresión cultural” , obliga al Estado a ga-rantizar a los hijos de los emigrantes, es decir, susnacionales residentes en el exterior, “el acceso ala cultura portuguesa” . Sin duda la cultura jurídicaforma parte de ella.

La Constitución española es también fructífera.Así, el artículo 11, inciso 3, permite celebrar tra-tados sobre doble nacionalidad con los países ibe-roamericanos, un cláusula que ciertamente puedeser interpretada en el sentido de un espacio cultural(jurídico) común.

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Una tarea con su propio atractivo será la de exa-minar cuáles son las “contrapartes” que existen enlas Constituciones latinoamericanas de ayer y hoy(véanse los ejemplos más adelante).

En suma: los ámbitos lingüísticos comunes sontambién, en tanto espacios culturales, espacios ju-rídicos. A través de los procesos de recepción quese realizan mediante los textos y la realidad cons-titucionales, se puede llegar a las formas del dere-cho constitucional común americano. Sin embargo,de todos modos hay que tomar en cuenta que lasmadres patrias europeas son participantes, desde elpunto de vista teórico y práctico, en el proceso deformación y desarrollo del ius americanum. Lacompetencia, e incluso rivalidad, con el ámbito lin-güístico, cultural y jurídico angloamericano perma-nece, y si bien este punto debe ser tomado en cuen-ta, no es posible describirlo en detalle aquí.

6. Excurso: cláusulas sobre la unidad (integración)africana en las Constituciones de África.Elementos de un constitucionalismo africano

Los fines y los procesos de la integración con-tinental o regional son, en la actualidad y en escalaglobal, un tema de la política, precisamente en fa-vor de la autoafirmación en el proceso de la glo-

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balización. En Europa han logrado su mayor avan-ce, pero en este ensayo son tratados en relacióncon Latinoamérica. En virtud de que el “ taller” delEstado constitucional es hoy ya universal, vale lapena echar una breve mirada a África. Aunque estecontinente pueda estar todavía muy alejado de con-tar con democracias y Estados de derecho funcio-nales, así como de comunidades regionales de res-ponsabilidad vivas, algunas cosas que recuerdan aEuropa y América Latina han encontrado expresiónen forma de texto. El constitucionalismo africanoestá todavía poco desarrollado en la realidad de mu-chos países, pero existe un inventario de “ ladrillos”textuales que quizá logren desplegar fuerza norma-tiva en el mediano plazo. Sin duda, para los efectosde un análisis de etapas textuales y una compara-ción global vale la pena echar una mirada a África,y esto vale precisamente para los fines de la inte-gración supranacional.

En lo particular: en las Constituciones africanasrecientes se encuentra una inesperada riqueza demateriales textuales relevantes: unas veces, la “uni-dad africana” es postulada en los preámbulos comofin del Estado y mandato constitucional, los cualesson declarados como parte integrante de la Cons-titución (por ejemplo, el preámbulo de la Consti-tución del Chad de 1996); otras veces figura este

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tema como tarea del Estado; otras más, trae consigofacultades amplias de renuncia a la soberanía eninterés de la unidad africana.

El preámbulo de la Constitución de la Repúblicade Benín (1990) contiene el siguiente pasaje: “Pro-clamamos nuestra vinculación con la causa de laUnidad africana y nos comprometemos a poner enobra todo lo necesario para realizar la integraciónsubregional y regional” . El preámbulo de la Cons-titución de Burkina-Faso (1991-1997) utiliza unafórmula más concreta: “Buscando la integracióneconómica y política con los demás pueblos deÁfrica en vista de la construcción de la unidad fe-derativa de África” . La frase final del preámbulodeclara que esto es “parte integrante de la Cons-titución” . La misma Constitución explora nuevosterritorios al crear un apartado propio (título XII:“ La unidad africana” ). Su artículo 146 señala:“Burkina-Faso puede celebrar con todo Estado afri-cano acuerdos de asociación o comunidad que im-pliquen una renuncia total o parcial a la soberanía” .Una disposición de renuncia tan amplia sólo se en-cuentra tendencialmente en Europa (por ejemplo,el artículo 24 de la Ley Fundamental alemana),¡pero no en Latinoamérica! Y en África ya ha he-cho escuela: la Constitución más reciente de la Re-pública de Níger (1996) posee un pasaje análogo

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en su preámbulo, reconociendo la unidad africana,y en su artículo 122 ha creado una cláusula de re-nuncia a la soberanía que coincide casi textualmen-te con el artículo 146 de la Constitución de Bur-kina-Faso. Sin embargo, el artículo 147 de laConstitución de este último país es único en su gra-do de diferenciación: “Los acuerdos que disponganel ingreso de Burkina Faso a una confederación,una federación o una unión de Estados africanosserán sometidos a la aprobación del pueblo por lavía del referéndum” . La gradación (confederación,federación y unión) ¡podría haber salido de una ma-nual de teoría comparada del Estado federal! Porello merece reconocimiento en todo el mundo.

El preámbulo de la Constitución de Burundi(1992) formula el “ reconocimiento de la causa dela unidad africana” , de conformidad con la Cartade la Organización de la Unidad Africana (OUA)del 25 de mayo de 1963, la cual es parte integrante,junto con la Convención Africana de los DerechosHumanos y de los Pueblos (CAfrDH), de la propiaConstitución (artículo 10). Nuevamente podemossuponer que en África se han producido, y se pro-ducen procesos de recepción entre los textos supra-nacionales que, como “donantes” , son más antiguos(OUA y CAfrDH) y las Constituciones nacionalesque, como “donatarios” , son más recientes.

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Mientras que la República de Guinea establecesolamente en el preámbulo de su Constitución(1990) su “ reconocimiento a la causa de la unidadafricana y de la integración regional del continen-te” , la Constitución de Níger (1996), como ya lohemos señalado, va mucho más allá (es fin del Es-tado la unidad y la integración africanas, ligado conuna renuncia total o parcial a la soberanía).

Un giro que es novedoso desde el punto de vistalingüístico y sustantivo es el que logra la Consti-tución de la República de Senegal (1963-1992). Ensu preámbulo se dice que

El pueblo senegalés,Empeñado en nivelar el camino hacia la unidad de

los Estados africanos y en asegurar las perspectivasque dicha unidad ofrece;

Consciente de la necesidad de una unidad política,cultural, económica y social, que resulta indispensablepara la afirmación de la personalidad africana;

Consciente de las exigencias históricas, morales ymateriales que unen a los Estados de África occiden-tal;

Resuelve

Que la República del Senegal no escatime ningúnesfuerzo por realizar la unidad africana.

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Este texto constitucional tiene varios elementosque llaman la atención: el bello concepto de la“personalidad africana” , la extensión de la unidada las esferas política, cultural, económica y social,así como el énfasis en los “Estados de África oc-cidental” .45 Con ello se introduce una demarcacióngeográfica, mientras que, por lo demás, ninguna delas Constituciones analizadas delimita con más de-talle a “África” . A semejanza de lo que sucede enEuropa y Latinoamérica, el concepto de referenciase presupone y se mantiene abierto, pues es de na-turaleza cultural.

Mientras que la Constitución de la Repúblicade Togo (1992) solamente estatuye la obligación “dedefender decididamente la causa de la unidad afri-cana y de promover la realización de la integraciónlocal y regional” (el preámbulo la convierte en par-te integrante de la Constitución), logra la Consti-tución del Chad (1996) una nueva etapa textual.Así se dice en el preámbulo: “en los valores afri-canos de solidaridad y de fraternidad... Proclama-mos nuestra vinculación con la causa de la Unidadafricana y nos comprometemos a poner en obratodo lo necesario para realizar la integración su-

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45 Cfr. Ajula, S. B., “ECOWAS —Die Wirtschaftsgemeins-chaft westafrikanischer Staaten” , Verfassung und Recht inÜbersee, vol. 22, 1989, pp. 182 y ss.

bregional y regional” . El artículo 218, párrafo se-gundo, condensa la idea de la cooperación, aunquesin referencia expresa a África, de manera notableen dirección al aspecto institucional: la Repúblicadel Chad “puede establecer con los Estados orga-nismos de gestión común, de coordinación y decooperación en los dominios económico, moneta-rio, financiero, científico, técnico, militar y cultu-ral” . Sin duda, aquí se manifiesta una idea que re-cuerda a la paulatina integración europea.

En cambio, la Constitución de la República Cen-tral Africana (1995), desde una etapa textual másantigua, habla sólo en su preámbulo de la convic-ción “de la necesidad de la integración africana,política y económica, en el plano subregional y re-gional” . Pero enseguida se hace —lo que ya casies un elemento común africano— una referencia ala unidad africana “de conformidad” con la Cartade la OUA. Por ello se justifica una mirada al planosupranacional.

La Carta de la OUA, del 25 de mayo de 1963,46

la que con frecuencia es recibida in toto por algunas

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46 Cfr. Hilf, J., “ Der neue Konfliktregelungsmechanismusder OAU (von 1993)” , Zeitschrift für ausländisches öffentli-ches Recht und Völkerrecht, vol. 54, 1994, II, pp. 1023 y ss.;véase también la documentación: “ Interafrikanische Zusam-menschlüsse bis zur OAU 1963” , Zeitschrift für ausländis-ches öffentliches Recht und Völkerrecht, vol. 24, 1963, pp. 122

Constituciones nacionales africanas, contiene ideasjurídicas que se han convertido en términos clavepara los constituyentes posteriores de las nacionesafricanas. Mencionemos solamente el objetivo dela “unidad y solidaridad entre los Estados africa-nos” (artículo II) o la búsqueda de la cooperaciónen los campos de la política, la economía y la cul-tura (idem). Más tangible es el influjo de laCAfrDH del 27 de junio de 1982.47 En su preám-bulo se dice, entre otras cosas:

Tomando en consideración las virtudes de su tradiciónhistórica y los valores de la civilización africana quedeben inspirar y caracterizar su reflexión sobre el con-cepto de derechos humanos y de los pueblos.

Una y otra vez se hace referencia, sin mayoresdefiniciones, a “África” y los “pueblos africanos” .En el artículo 61 se habla de la “práctica africana” ,en el artículo 45, numeral 1a., de los “problemasafricanos” . Por lo demás, la CAfrDH esboza un

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y ss.; Taeger, J., “ Der Sahara-Konflikt und die Krise derOAU” , Verfassung und Recht in Übersee, vol. 17, 1984, pp.51 y ss.

47 Al respecto Naldi, G. J., “ The OAU’s Grand Bay Decla-ration...” , Zeitschrift für ausländisches öffentliches Recht undVölkerrecht, vol. 60, 2000, t. II, pp. 715 y ss.

catálogo de derechos fundamentales que ha servidode orientación más tarde a muchas Constitucionesnacionales de África y que ciertamente, por lo quehace a su texto, contiene los inicios de un derechoconstitucional común africano.

En suma: un análisis de etapas textuales en Áfri-ca ha mostrado ser fructífero, sobre todo en com-paración con América Latina. Aunque se considereque muchos de estos elementos tienen sólo carácter“ semántico” , “ retórico” , habría que sentirse satis-fechos de que existan, en absoluto, enunciados tex-tuales más precisos sobre la “causa de la unidadafricana” . África se encuentra en algunos aspectos,“ sobre el papel” , más adelantada que América La-tina. En todo caso, no hay por qué excluirla de en-trada en el panorama científico del taller de lasuniones continentales y regionales. Aún las huellasde un “derecho constitucional común africano” po-drían hacerse visibles y eficaces, al menos en elmediano plazo.

56 PETER HÄBERLE

IV. ELEMENTOS DE IDENTIDAD PROPIOS

DE LAS CONSTITUCIONES LATINOAMERICANAS.

LA DIFERENCIA CON EL “ DERECHO

CONSTITUCIONAL COMÚN EUROPEO”

A pesar de todos los puntos comunes en materiadel “Estado constitucional” ; a pesar de la búsquedade los contornos de un “derecho constitucional co-mún (latino)americano” y no obstante todos los pa-ralelos de los contenidos e instrumentos de la in-tegración (latino)americana (por ejemplo, elartículo 9o. de la Constitución de Nicaragua de1995); véase también su artículo 5o.: “ reconstruc-ción de la gran patria centroamericana” ), no debeperderse de vista lo distintivo, particular, propio,incluso voluntarista, en el cuadro constitucional deLatinoamérica, aquello que incluso ayuda al conti-nente a afirmarse a sí mismo en el mundo único.Sin embargo, eso que es lo propio sólo puede exa-minarse en este estudio en el espejo de los textosconstitucionales, pues éstos son solamente, en latriada de textos, teorías y sentencias, un acceso ala realidad entera del Estado constitucional. Ade-más, por las razones ya apuntadas, sólo es posibleun análisis de etapas textuales. En lo particular: enel cuadro constitucional pueden reconocerse ya,prima facie, los siguientes temas y conjuntos tex-

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tuales como “ rasgos de familia” con fuerza distin-tiva frente a Europa:

A) La multietnicidad y la multiculturalidad son fre-cuentemente normados como disposiciones so-bre la estructura del Estado; esto es desconocidoen las Constituciones europeas; Bosnia-Herce-govina48 constituye hasta ahora sólo una excep-ción. En todo caso, a través de cláusulas de pro-tección de las minorías, por ejemplo, en lasConstituciones de los Länder de Alemaniaoriental a favor de los sorbios (cfr. el artículo25 de la Constitución de Brandemburgo) o enSchleswig-Holstein a favor de las minorías da-nesas (cfr. el artículo 5o. de su Constitución),49

se expresa en los textos constitucionales del“viejo continente” un momento multicultural ymultiétnico. Lo que sucede en Latinoamérica esdiferente. Debido a la presencia anterior de lospueblos nativos (cfr. el artículo 62 de la Cons-titución de Paraguay de 1992: “Grupos de cul-turas anteriores” ), la historia colonial y, mástarde, la historia constitucional, esos países tie-

58 PETER HÄBERLE

48 Al respecto, Graf Vitzthum, W. (ed.), Europäischer Fö-deralismus, 2000.

49 Muy general, el artículo 18 de la Constitución de Meck-lemburgo-Antepomerania: “La independencia cultural de lasminorías y grupos étnicos y nacionales...” .

nen que retomar positivamente y elaborar en lostextos constitucionales la pluralidad de culturas,lenguas y etnias. Y esto sucede de manera ejem-plar.50 Así, el artículo 1o. de la Constitución deBolivia (1967-1995) define de entrada a estepaís como “ libre, independiente, soberano ymulticultural” (véase también el artículo 4o.—ahora 2o.— de la Constitución de México de1917-1992: “composición multicultural” ; el ar-tículo 8o. de la Constitución de Nicaragua de1995: “naturaleza multiétnica” ). La Constitu-ción de Colombia (1991-1996) toma en cuenta,en el artículo 10, relativo a la lengua, a los gru-pos étnicos, pero antes, en el artículo 7o., tam-bién la “pluralidad étnica y cultural” . La Cons-titución de Ecuador (1979-1998) se define enel artículo de bases 1, inciso 1, como Estadode derecho, social y democrático, etcétera, perotambién como “pluricultural y étnico” . Un ar-tículo sobre las lenguas indígenas (artículo 1o.,inciso 3) garantiza esta concepción de sí mismo,lo mismo que un apartado, altamente diferen-ciado, sobre la protección de los pueblos indí-genas y los africanos (artículos 83 a 85). La

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50 Cfr. Grote, R., “The Status and Rights of Indigenous Peo-ples in Latin America” , Zeitschrift für ausländisches öffentli-ches Recht und Völkerrecht, vol. 59, 1999, t. II, pp. 497 y ss.

Constitución de Guatemala (1985) se atreve aformular un apartado especialmente logrado so-bre la protección de las comunidades indígenas,en el que se dice: “Guatemala está formada pordiversos grupos étnicos entre los que figuranlos grupos indígenas de ascendencia maya. ElEstado reconoce, respeta y promueve sus formasde vida...” (artículo 66; en términos similares so-bre la “ identidad étnica de las comunidades in-dígenas” , el artículo 86 de la Constitución dePanamá de 1972-1994). Más recientemente sedefine Perú, en su proyecto de Constitución de2001-2002, como “pluricultural y pluriétnico”(título preliminar III).

B) La superación del analfabetismo como tarea es-tatal urgente es una característica más de mu-chas Constituciones latinoamericanas, la cualmuchas veces se satisface de manera implícitapor la vía de la educación obligatoria universalen los países europeos. Relevantes en este sen-tido son, por ejemplo, el artículo 179 de la Cons-titución de Bolivia, el artículo 73 de la Constitu-ción de Paraguay de 1992, y el artículo 75 dela Constitución guatemalteca de 1985.

C) También hay que mencionar que en este conti-nente puede encontrarse la prohibición expresade la esclavitud (por ejemplo, el artículo 20 dela Constitución de Costa Rica, o el artículo 2o.

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—ahora 1o.— de la Constitución de México de1917).

D) Las claúsulas sobre el patrimonio cultural conun especial peso constituyen otra característicapropia de las Constituciones latinoamericanas(por ejemplo, el artículo 49 de la Constituciónde Costa Rica de 1949;51 véanse también losartículos 215 y 216 de la Constitución de Brasilde 1988): de este modo se aseguran a sí mismas,y a sus pueblos, su propia concepción de sí mis-mos y su especial identidad. Lo que en Europaparece que se entiende por sí mismo y que esun tema propio que no se convierte de maneraprominente en conceptos y textos, los puebloslatinoamericanos pretenden destacarlo de mane-ra autoconsciente, quizá porque se encuentramás amenazado. Los ejemplos se encuentran enel preámbulo de la Constitución de Guatemalade 1985, pero también en otras partes del mismotexto (v. gr., artículos 57 a 65). Mencionaremosde modo particular una cláusula sobre la “ iden-tidad cultural” , referida a la persona y a la co-munidad (artículo 58), así como la promoción

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51 Sobre la Constitución de Costa Rica: Fuchs, J., “Die Ver-fassung von Costa Rica” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts,vol. 35, 1986, pp. 425 y ss.; Hernández, R., “ The Evolutionof the Costa Rican Constitutional System” , Jahrbuch des öf-fentlichen Rechts, vol. 49, 2001, pp. 535 y ss.

de las comunidades indígenas a través de losprogramas de repartición de tierras (artículo68). Las cláusulas de identidad cultural (unejemplo marcado es el artículo 62 de la Cons-titución de Ecuador de 1979-1992) constituyenuna etapa textual frecuente y especialmente res-petable en Latinoamérica. Estas etapas sola-mente pueden desentrañarse por la ciencia cul-tural y quizá por ello se han convertido en temacomún general de las Constituciones latinoame-ricanas, porque la identidad de los seres huma-nos y los grupos de indígenas, e incluso la delpaís entero, parece hoy especialmente amena-zada (otros ejemplos más de la protección delpatrimonio cultural y de la cultura indígena: ar-tículos 34 a 37, 81, 161, inciso 2, de la anteriorConstitución de Perú de 1979; sobre los indí-genas: artículos 231 y 232 de la Constituciónde Brasil; sobre los afrobrasileños: artículo215 de la misma Constitución. Los grupos deorigen africano son mencionados de manera fre-cuente; por ejemplo, artículo 83 de la Consti-tución de Ecuador).

E) Los detallados apartados sobre el sistema edu-cativo constituyen una característica propia delas Constituciones latinoamericanas. Los ejem-plos se encuentran en los artículos 73 a 85 de

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la Constitución de Paraguay de 199252 —el ar-tículo 73 contiene un canon ejemplar de finesde la educación—; los artículos 21 a 41 de laanterior Constitución de Perú, los artículos 71a 81 de la Constitución de Guatemala; los ar-tículos 66 a 79 de la Constitución de Ecuadory los artículos 151 a 177 de la Constitución deHonduras de 1987-1994.

F) Las detalladas normas constitucionales sobre lanaturalización las mencionamos solamenteaquí, pues ya han sido analizadas en otra partey se explican por la historia de estos paísescomo naciones de inmigrantes (por ejemplo, ar-tículos 8o. a 16 de la Constitución de Panamáde 1972-1994; artículos 36 a 42 de la Consti-tución de Venezuela de 1961-1983;53 artículos14 y 15 de la Constitución de Costa Rica de1949, y por último, el artículo 76 del proyectode Constitución peruana de 2001-2002).

G) Hay que mencionar aquí la cultura jurídica, al-tamente diferenciada, del habeas corpus (porejemplo, el artículo 48 de la Constitución deCosta Rica) y del juicio de amparo (por ejem-

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52 Cfr. Salgueiro, J. S., “Die Verfassung der Republik Pa-raguay vom 20. Juni 1992” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts,vol. 46, 1998, pp. 609 y ss.

53 Cfr. Lösing, N., “Verfassungsentwicklung in Venezuela” ,Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol. 46, 1998, pp. 551 y ss.

plo, el artículo 265 de la Constitución de Gua-temala de 1985, el artículo 183 de la Constitu-ción de Honduras de 1982-1994, el artículo 134de la Constitución de Paraguay de 1992), la queconstituye una aportación especial en el conti-nente americano,54 pero desde el punto de vistade su contenido se encuentra próximo al “Es-tado de derecho europeo” . También resulta no-table que con frecuencia se otorgue primacíasobre el derecho interno a los derechos huma-nos de fuente internacional (por ejemplo, el ar-tículo 46 de la Constitución de Guatemala; ar-tículo 105 de la antigua Constitución de Perú).La jurisdicción constitucional encuentra aquí sulugar cierto (por ejemplo, artículos 119 a 121de la Constitución de Bolivia). La supremacíade la Constitución es lógica (por ejemplo, el ar-tículo 228 de la Constitución de Bolivia; elartículo 4o. de la Constitución de Colombia;el artículo 182 de la Constitución de Nicaraguade 1995),55 así como las cláusulas de desarro-llo de los derechos fundamentales (por ejemplo,

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54 Cfr. Hofmann, R., “Grundzüge des Amparo-Verfahrensin Mexiko” , Zeitschrift für ausländisches öffentliches Rechtund Völkerrecht, vol. 53, 1993, t. I, pp. 271 y ss.

55 Cfr. Fuchs, J., “Die Verfassungsentwicklung in Nicara-gua” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol. 37, 1988, pp. 621y ss.

artículo 4o. de la anterior Constitución de Perúde 1979, el artículo 3o. de la Constitución de1993)56 y el defensor del pueblo (por ejemplo,el artículo 274 de la antigua Constitución dePerú: Procurador de los Derechos Humanos;véase también el artículo 86 de la ConstituciónArgentina de 1956-1994,57 los artículos 127 a131 de la Constitución de Bolivia, el artículo96 de la Constitución de Ecuador de 1979-1998).

H) La relación entre Estado e Iglesia58 adopta nu-merosas variantes: desde el catolicismo como“ religión del Estado” (artículo 75 de la Cons-titución de Costa Rica; véase también el artículo2o. de la Constitución argentina de 1956-1994)hasta la separación entre Estado e Iglesia (por

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56 Cfr. García Belaúnde, D., “ The New Peruvian Constitu-tion (1993)” , Jahrbuch des öffentlichen Rechts, vol. 43, 1995,pp. 651 y ss.; Saligmann, J., “Die peruanische Verfassung von1993” , Verfassung und Recht in Übersee, vol. 28, 1995, pp.193 y ss.

57 En general: Ramella, P. A., “ Le développement du droitconstitutionnel en Argentine de 1980 à 1986” , Jahrbuch desöffentlichen Rechts, vol. 36, 1987, pp. 507 y ss.; Lhoëst, B. F.P., “Constitutional Reform in Argentina” , Verfassung undRecht in Übersee, vol. 28, 1995, pp. 155 y ss.

58 En particular sobre Brasil, véase German, C., “ Politik undkatholische Kirche in der «Neuen Republik»” , Verfassung undRecht in Übersee, vol. 23, 1990, pp. 3 y ss.

ejemplo, en México), pasando por la garantíade la “persona jurídica” de la Iglesia Católica(artículo 26 de la Constitución de El Salvadorde 1983-1996) y diferentes formas de coopera-ción entre ambas entidades (cfr. el artículo 24de la Constitución de Paraguay de 1992).

Esta lista de temas no es exhaustiva, pero quizáresulte significativa en el sentido de una identidadlatinoamericana especial, la cual tendría que ser ob-jeto de una “ teoría constitucional latinoamericana” .

V. LA POLÍTICA CONSTITUCIONAL DEL DERECHO

CONSTITUCIONAL NACIONAL

SOBRE (LATINO)AMÉRICA

Sobre la base de los materiales textuales exami-nados aquí en relación con la integración (comu-nidad) latinoamericana, así como de los innovado-res textos constitucionales sobre la unidad africanacitados más arriba (excurso), en lo que sigue seexpondrán los elementos constructivos constitucio-nales de los cuales podrían “ servirse” los futurosconstituyentes de Latinoamérica, cada uno segúnsus propias tradiciones constitucionales, pero tam-bién a partir de un impulso común americano. Losprocesos de revisión parcial de las Constituciones

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latinoamericanas en el futuro podrían hallar aquítambién su inspiración. Los siguientes conjuntos yestructuras textuales son parte de la “oferta” de unateoría constitucional comparada de carácter latinoa-mericano, la cual, en analogía con una “ teoría cons-titucional europea” (2001/2002),59 tendría que tra-bajar también en este tema.

1. La unidad (latino)americana como elementodel preámbulo. A semejanza de algunas Cons-tituciones europeas y africanas, una nueva yrevisada Constitución de una nación latinoa-mericana podría normar, de entrada, un fuertereconocimiento de la integración latinoameri-cana. Así podría dicha Constitución aprove-char los contenidos y funciones especiales delos preámbulos: su alto contenido axiológico,su proximidad al ciudadano a través de unaespecial cultura lingüística, su carácter festi-vo, así como la dimensión del tiempo, puesahí se destacarían de manera específica la tra-dición y el futuro latinoamericanos. La teoríasobre los preámbulos constitucionales que es-bozó el autor en 198260 podría prestar aquí

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59 Häberle, P., Europäische Verfassungslehre, 2001-2002.60 “Präambeln im Text und Kontext von Verfassungen” , FS

Broermannn, 1982, pp. 211 y ss.

sus servicios como “política científica de re-servas” . El concepto cultural de “Latinoamé-rica” 61 debería seguir abierto y los elementosgeográficos deberían desempeñar un papel li-mitado. Pero debe quedar en claro que lospreámbulos son parte integrante de la Cons-titución, de cuya fuerza normativa participan,como es en Europa la práctica del TribunalConstitucional Federal Alemán y el ConsejoConstitucional francés, y como se ha dispues-to de manera expresa en algunas constitucionesafricanas. Esto en nada privaría al valor fun-damental de la “ integración latinoamericana”de su orientación e impulso programáticos.

2. Además de incluirlo en el preámbulo, el temaconstitucional de la “ integración latinoameri-cana” podría abordarse en el contexto de lastareas del Estado, y se caracterizaría comoobjetivo del Estado o como mandato consti-tucional al lado de otros, como sucede en el“viejo continente” europeo. También podríaestablecerse un apartado sobre las “ relacionesinternacionales y la integración” (así en el

68 PETER HÄBERLE

61 En el proyecto de nueva Constitución peruana (2001-2002) se encuentra ahora, en el título preliminar VIII, un re-conocimiento a la “ integración de los pueblos latinoamerica-nos” . Véase también el artículo 85.

proyecto de Constitución peruana de 2001-2002, artículo 85).

3. En una cláusula de valores fundamentales,que abarcara por ejemplo la multietnicidad yla protección de las culturas indígenas, podríaencontrar su lugar contextual la integración la-tinoamericana, entendida de manera diferen-ciada.

4. El conjunto podría verse flanqueado por unacláusula diferenciada sobre la garantía estruc-tural y la homogeneidad de acuerdo con elmodelo del artículo 23, inciso 1 de la LeyFundamental de Bonn; algunos puntos ten-drían que formularse con vistas a la comuni-dad que habrá de formarse en el exterior.

5. A semejanza del artículo 24 de la Ley Fun-damental alemana, así como en analogía conlas Constituciones africanas, se plantea el mo-delo de la renuncia parcial a la soberanía na-cional.

6. De manera consecuente habría que esbozar loscontornos de posibles órganos comunitarioscon competencias (legislativas) parciales: porejemplo, un Parlamento común para Latinoa-mérica, otros órganos, como, sobre todo, untribunal constitucional comunitario. A seme-janza de lo que ha ocurrido desde hace tiempocon el Tribunal Europeo de Justicia y la Corte

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Europea de Derechos Humanos, un tribunalconstitucional podría funcionar como un mo-tor especial de la integración. La políticaconstitucional latinoamericana no debería du-dar en dejarse inspirar por las variantes y al-ternativas textuales que se derivan de la com-paración jurídica a nivel global.

7. Habría que prever facilidades para obtener lanaturalización de los miembros de la comu-nidad o una ciudadanía comunitaria según elejemplo de la Unión Europea (artículos 17 a22 del Tratado de la CE).

8. También pueden anunciarse las vías para laincorporación facilitada de un posible dere-cho comunitario.

9. Deberían reconocerse como fuente subsidiarialos “principios generales del derecho” que sederiven de una comparación valorativa de losEstados constitucionales pertenecientes a lacomunidad latinoamericana (sobre todo en elcampo de los derechos humanos), en el sen-tido de abrir el monopolio nacional de lasfuentes del derecho que ha existido hasta aho-ra. El grado más elevado de integración daríaoportunidades especiales al desarrollo del de-recho constitucional común americano. Elmodelo al respecto sería el artículo 6o., inciso2, del Tratado de la CE y debería mantenerse

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en mente el carácter auxiliar de toda compa-ración.

Este catálogo (abierto) de posibles textos cons-titucionales latinoamericanos sobre la “causa de launidad americana” se asemeja a un “cajón de ins-trumentos” flexible, ni más ni menos. No todas lascláusulas deben ser incorporadas de la misma ma-nera en todas partes. Las combinaciones y alterna-tivas creadoras de algunas propuestas textuales enlo particular deberían ser elaboradas en los procesosde creación o reforma de las Constituciones a tra-vés de los compromisos que puedan lograrse. Sinembargo, el “almacén de reservas” de materialestextuales en un sentido u otro podría ser de utilidaden todos los esfuerzos de política constitucional.

VI. CUESTIONES ESPECIALES SOBRE LA POLÍTICA

CONSTITUCIONAL DE MÉXICO

1. Observación preliminar

Toda Constitución requiere la prórroga de sustextos y contenidos “en el curso del tiempo” . Paraello existen numerosos caminos y procedimientos:desde el proceso constituyente, pasando por la re-forma constitucional hasta la “mutación constitu-

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cional” a través de la interpretación, la cual muchasveces es introducida por los votos particulares delos jueces constitucionales, como ha sucedido ennumerosas ocasiones en el Tribunal ConstitucionalFederal alemán.

También la doctrina del derecho del Estado, tan-to la teoría constitucional nacional como la que la-bora comparativamente, tienen su participación enestos procesos, ya que es capaz de proponer alter-nativas y variantes en el sentido de una “políticacientífica de reservas” . En lo que sigue puede lle-varse esto a cabo respecto de un procedimiento dereforma constitucional puntual con la modestia quedebe imponerse a sí mismo un extranjero. Al res-pecto se tratará sólo de “ reformas fragmentarias”en el sentido de Popper. Un diálogo constitucionalen México y para México62 resulta tanto más ló-gico, puesto que México ha realizado varias apor-taciones pioneras en su historia constitucional.Aquí habría que mencionar el juicio de amparo (ar-tículo 107) del año 1847 y la consagración de losderechos sociales fundamentales en la Constitución

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62 Sobre la historia cultural de México: Soustelle, J., DasLeben der Azteken, 3a. ed., 1993; Díaz del Castillo, Die Evo-lution von Mexiko, 1988; Madariaga, S. de, Hernán Cortés,1997; Westheim, P., Die Kunst Altmexikos, 1966; Prem, H. J.-Dyckerhoff, U., Das alte Mexiko, 1986.

de 1917 (artículo 123).63 Cuando hoy se pregunta,si son necesarias la revisiones constitucionales, yen qué temas, esto sólo puede hacerse primariamen-te frente al trasfondo de la comparación constitucio-nal latinoamericana y de los elementos de un “de-recho constitucional común americano” . ¿Existen,por así decirlo, déficit latinoamericanos puntualesde México? Dicho en términos más amplios: a par-tir de la comparación a nivel mundial en materiade Estado constitucional como tipo, ¿hay recomen-daciones de cambio que debieran incorporarse entextos constitucionales revisados?

Al respecto hay que formular una reserva. Nin-gún Estado constitucional puede afirmar haber rea-lizado, aquí y ahora, todos los elementos textuales,ideales y óptimos, del tipo del Estado constitucio-nal. Cada nación ha aportado algo nuevo en ciertoscampos, y en otras ha sido receptora; unas vecesha sido pionera, y en otras, se ha quedado rezagada.El ideal del tipo del Estado constitucional es unaconstrucción científica en la medida en que no esposible hacer de ella simples deducciones abstrac-

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63 Al respecto: Horn, H.-R., “ 80 Jahre mexikanische Bun-derverfassung —was folgt?” , Jahrbuch des öffentlichenRechts, vol. 47, 1999, pp. 399, 411 y ss., 423 y ss.; Hofmann,R., “Grundzüge des Amparo-Verfahrens in Mexiko” , Zeits-chrift für ausländisches öffentliches Recht und Völkerrecht,vol. 53, 1993, t. I, pp. 271 y ss.

tas, pues cada nación constitucional de la que setrate es sumamente individual y especial.64 Sin em-bargo, es posible formular recomendaciones, aun-que tengan quizá sólo un sentido “ teórico-platóni-co” . En tal espíritu es que se somete lo que siguea discusión.

2. ¿Un preámbulo para la Constitución?

La Constitución mexicana vigente no se “ador-na” con un preámbulo, aunque los artículos inicia-les en el título primero, capítulo primero recuerdenen algunos aspectos formales, lingüísticos y de con-tenido a los preámbulos. La pregunta es si con ellofalta un potencial especial, que recoja la forma ar-tística y textual, rica en tradición y hoy todavía muyextendida, de un preámbulo que anteceda a la Cons-titución. Las funciones particulares de un preámbuloresiden en lo lingüístico, en la fuerza de integracióndel ciudadano, en el puente que posiblemente es-

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64 Bibliografía adicional sobre México: Scheffler, G., “ Diekleinen politischen Parteien Mexikos” ; Verfassung und Rechtin Übersee, vol. 14, 1981, pp. 429 y ss.; Grote, R., “ The Chia-pas Rebellion and the Failure of Mexico’s Indigenous Policy” ,Verfassung und Recht in Übersee, vol. 29, 1996, pp. 163 y ss.;Maihold, G., “Das Verhältnis von Innen- und Außenpolitik inEntwicklungsländern: Der Fall Mexiko” , Verfassung undRecht in Übersee, vol. 20, 1987, pp. 219 y ss.

tablezca entre pasado y futuro y en la probabilidadde que se constituya como una “Constitución va-lorativa dentro de la Constitución” : un concentradodel conjunto total. Los modelos más recientes losofrecen Polonia (1997) y la nueva Constitución fe-deral de Suiza (2000), pero también Sudáfrica(1996). Ciertamente, el artículo 4o. (ahora 2o.) dela Constitución mexicana es un artículo de recono-cimiento que podría encontrar su lugar en unpreámbulo (concepción de la nación de sí mismacomo “pluricultural” y sustentada originariamenteen sus pueblos indígenas) y en mi opinión seríaadecuado como elemento de un preámbulo tantoen lo que su estructura contiene de conocimientocomo de reconocimiento, y en este sentido podríahallarse en el futuro, conforme al reciente modelode Suiza (1986-2000), en el marco de una exitosa“ refundición” de la Constitución mexicana, es de-cir, de su reelaboración lingüística, una mejor sis-tematización y una renovación de contenidos, unnuevo, y mejor, lugar.

3. ¿Una cláusula sobre el patrimonio cultural?

Llama la atención que México carezca de unasugestiva cláusula sobre el patrimonio cultural, laque quizá es ya patrimonio común latinoamerica-

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no.65 Dicha cláusula podría agregarse al reconoci-miento de la multiculturalidad, también como párrafode un preámbulo. Precisamente en las sociedadesabiertas y en vista de la presión que ejerce sobreellas la globalización, las cláusulas sobre el patri-monio cultural o la identidad se vuelven cada vezmás importantes para los llamados países en desa-rrollo, porque limitan la tendencia mundial haciala economización de todos los ámbitos vitales.

4. ¿Una cláusula sobre la unidad de América?

Digna de discutirse sería también, en mi opinión,precisamente en la comparación latinoamericana yen vista de los estándares que se están desarrollan-do en Latinoamérica, una cláusula sobre la unidadamericana, referida a la propia Latinoamérica omás allá de ella. Ya se han mencionado los ejem-plos. También le vendría bien a México la integra-ción latinoamericana como elemento del preámbuloo como fin del Estado.

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65 Véase el preámbulo del proyecto de Constitución peruanade 2001-2002: “ diversidad del patrimonio cultural” .

5. Cuestiones de derechos humanos

En el campo de los derechos humanos podríadiscutirse:

A) La apertura expresa hacia los textos internacio-nales sobre derechos humanos, e incluso la de-claración a nivel constitucional de la primacíade éstos sobre el derecho interno; también deello hay ejemplos, como el artículo 105 de laConstitución de Perú de 1979, que les otorgainclusive jerarquía constitucional (igualmente elartículo IX del proyecto de Constitución de2001-2002).

B) La apertura de los derechos humanos hacia elinterior, en el sentido de una cláusula de desa-rrollo de los derechos fundamentales conformeal modelo del artículo 10 de la Constitución deEstonia (1992)66 y el artículo 4o. de la antiguaConstitución de Perú (1979), así como el artículo53 del proyecto de 2001-2002.

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66 Artículo 10. Los derechos, libertades, y deberes enume-rados en el presente capítulo no excluyen otros derechos, liber-tades o deberes que derivan del espíritu de la Constitución ose encuentran de acuerdo con ella y son compatibles con ladignidad humana y los principios de una sociedad basada enla justicia social, la democracia y el Estado de derecho (N. del T.).

C) La diferenciación de los derechos fundamentalesculturales, incluyendo el reforzamiento de laprotección de las minorías en todos los ámbitos(ejemplar, el artículo 64 de la Constitución deEslovenia de 1991).67

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67 Artículo 64. (Derechos especiales de las comunidades na-cionales autóctonas italiana y húngara en Eslovenia.) Se garantiza a las comunidades nacionales autóctonas italia-na y húngara y a sus miembros el derecho de usar librementesus símbolos nacionales y, a fin de preservar su identidad na-cional, el derecho de establecer organizaciones y de desarrollaractividades económicas, culturales, científicas y de investiga-ción, así como actividades en el campo de los medios públicosde comunicación y edición. De conformidad con las leyes, es-tas dos comunidades nacionales y sus miembros tienen derechoa la educación y a la escuela. La ley establecerá las zonas geo-gráficas en las que las escuelas bilingües sean obligatorias. Segarantizará a estas comunidades nacionales y a sus miembrosel derecho de promover relaciones con sus naciones de origeny los países respectivos. El Estado proveerá el apoyo materialy moral para el ejercicio de estos derechos. A fin de ejercer estos derechos, los miembros de estas co-munidades establecerán sus propias comunidades con autogo-bierno en las zonas geográficas que habitan. A propuesta deestas comunidades nacionales con autogobierno, el Estado podrá autorizarlas a desempeñar ciertas funciones de competencianacional, y proporcionará los fondos para el desempeño de esasfunciones. Las dos comunidades nacionales tendrán representación di-recta en los cuerpos representativos del autogobierno local yen la Asamblea Nacional. La posición de las comunidades nacionales italiana y hún-gara y la manera en que se ejerciten sus derechos en las zonas

Ciertamente, estas cuestiones abiertas y este ca-tálogo de temas resultan fragmentarios, y ademásel autor desconoce los aspectos finos de la muyanimada vida del derecho constitucional mexicano.Pero quizá este intento sirva como base de discu-sión para el desarrollo ulterior del constitucionalis-mo mexicano, el cual se ha encontrado en el pasado,y se encuentra en el presente, en un impresionanteproceso de producción y recepción a nivel regionaly europeo con otros Estados constitucionales y na-ciones, sobre todo, como es natural, con España,la Madre Patria.

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geográficas que habitan, las obligaciones de las comunidadeslocales con autogobierno para el ejercicio de estos derechos, ylos derechos que los miembros de estas comunidades naciona-les ejerzan también fuera de tales zonas, serán reglamentadospor ley. Los derechos de ambas comunidades nacionales y desus miembros estarán garantizados con independencia del nú-mero de miembros que las compongan. Las leyes, reglamentos y otros actos generales que concier-nan al ejercicio de los derechos otorgados constitucionalmentey la posición de las comunidades nacionales de manera exclu-siva, no podrán ser aprobados sin el consentimiento de los re-presentantes de estas comunidades nacionales (N. del T.).

VII. PERSPECTIVAS Y CONCLUSIONES

Estas reflexiones no hacen sino esbozar una pro-blemática, de acuerdo con mis modestas posibili-dades y limitados conocimientos sobre Latinoamé-rica, sobre América entera y sobre México. Peroquizá puedan demostrar que vivimos actualmente,en nuestro mundo único, en un “ taller” universaly regional en materia de Estado constitucional. Lasestructuras constitucionales se encuentran en losplanos nacional, regional e incluso mundial, en lamedida en que pueda hablarse de una “Constitu-ción de la comunidades de naciones” en devenir.La creación de comunidades en regiones y conti-nentes como en Europa, América, Asia, en sus co-mienzos también en África, debe entenderse comointento de oponer a la globalización un pedazo deautoafirmación proveniente de las culturas jurídicasde las regiones grandes y pequeñas. Globalizacióny autoafirmación cultural a partir del “espíritu delas regiones” se corresponden de manera dialéctica.

Si se comparan los diversos grados de intensidadde los procesos de integración regionales, entoncesquizá pueda reclamar Europa, en sentido estricto yamplio, el primer sitio. Los textos constitucionalesy el desarrollo de una realidad constitucional con-genial han alcanzado hoy en Europa su más alta

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densidad. En consecuencia, los artículos sobre Eu-ropa en las Constituciones nacionales y los man-datos de integración en los textos de la Unión Eu-ropea son particularmente densos, enriquecidos através de procedimientos y metas concretos. Pién-sese en el nuevo texto del artículo 23 de la LeyFundamental alemana o en el artículo 7o., inciso5, de la Constitución de Portugal (“ identidad eu-ropea” ). También otros enunciados sobre Europacomo objetivo del Estado en algunas Constitucio-nes (“derecho constitucional nacional sobre Euro-pa” ) y los textos correspondientes en las Constitu-ciones parciales de Europa, como la ConvenciónEuropea de Derechos Humanos o el preámbulo delTratado de la Unión Europea, reflejan un grado ele-vado de integración y asociación continental. Dichoen otras palabras: Europa ofrece al mundo la etapatextual más elevada en materia de integración yquizá algún texto puede desplegar una cierta fun-ción de ejemplo para otras partes del planeta, porejemplo, para el desarrollo de un ius commune enAsia, África o también América (enriquecimientoa través de cláusulas sobre integración y patrimoniocultural). En las Constituciones africanas puede ha-ber muchos textos relevantes, pero más bien pare-cen conjuros de la unidad africana. La Constituciónde Burkina-Faso es la que más adelante va con surenuncia a la soberanía.

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Quizá se pueda objetar que todos los textos exa-minados, sobre todo los relativos a América, no sonmás que textos, programas, de carácter frecuente-mente utópico o incluso ilusorio. A esto hay queresponder que un texto constitucional, una vez crea-do, puede desplegar fuerza normativa, como míni-mo en el mediano plazo. El desarrollo del tipo delEstado constitucional es una prueba de que esta te-sis es correcta, y también la centenaria historia dela recepción de los clásicos como J. Locke nosmuestra que el Estado constitucional, pero tambiénlas comunidades regionales de responsabilidad,piensan y actúan en periodos largos y dependen deun quantum de utopía.

Una cosa es segura: el desarrollo de un derechoconstitucional común americano depende de la la-bor que desarrollen en toda América las comuni-dades científicas nacionales. La comunidad abiertade los intérpretes de la Constitución y de la comu-nidad necesita a los científicos nacionales de todoslos países de su continente. Al respecto, llevo yatiempo observando, junto a la doctrina del derechodel Estado de Perú,68 también la de México. Hay

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68 Cfr. los trabajos de García Belaúnde, D. (por ejemplo, Dela jurisdicción constitucional al derecho procesal constitucio-nal, 2a. ed., 2000; Derecho procesal constitucional, 2001) yLanda, C. (por ejemplo, Tribunal constitucional y Estado de-

que mencionar aquí de manera especial los trabajosdel profesor Valadés y de su hospitalario Institutode Investigaciones Jurídicas de la UNAM en la ciu-dad de México.69 Mi gratitud particular es para ély sus colaboradores (en especial H. Fix-Fierro). El“puente no escrito” entre Latinoamérica y España,pero que se escribe y se sostiene gracias a la ciencialocal, no puede ser subestimado ni en lo personalni en lo material, así como tampoco en el desarrollode un “derecho constitucional común americano” .

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mocrático, 1999). Véase también la obra coordinada, entreotros, por Palomino Manchego, J. F., Derechos humanos yConstitución en Iberoamérica, 2002.

69 Cfr. por ejemplo los libros de Valadés, D., El control delpoder, 1998 y Constitución y democracia, 2000.