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SEMINARIO DE DESARROLLO RURAL Y URBANO

“EL FAUSTO DE GOETHE: LA TRAGEDIA DEL DESARROLLO” de Marshall Berman

La pregunta central que Berman plantea tanto en este capítulo como en toda la obra es : ¿Qué es ser moderno?. Para responder a tal interrogante examina las aventuras y desventuras de los protagonistas de esa vida llamada moderna, que vive en algunas obras claves de nuestro mundo occidental como reflejo de las preocupaciones modernas de los autores; aquellos que esconden en sus creaciones el deseo de transformar el mundo, así como su temor a desaparecer en el esfuerzo. Berman ensaya su respuesta: ser modernos es ser revolucionarios y conservadores a la vez. Es crear destruyendo. Ser salvajes burócratas. En esta fragmentación del yo y su consiguiente lucha interna, hallamos la ironía y la ambigüedad del modernismo.

El Fausto de Goethe es la versión más reveladora del intelectual inconformista que pierde el control de las energías de la mente, la que nos brinda nuevas dimensiones sobre la modernidad y la más perfecta versión de la tragedia del mundo moderno. El deseo del desarrollo será el impulso que dominará siempre al doctor Fausto en su camino hacia el crecimiento infinito. El anhelo de unificar su ideal particular del autodesarrollo con un movimiento social real hacia el desarrollo económico obligará al doctor ha desarrollar un proyecto, que terminará por exigir grandes costos humanos.Berman, identifica tres metamorfosis claves en la historia de Fausto: el soñador, el amante y el desarrollista; las cuales analiza magistralmente. Luego, a manera de epílogo explica las dimensiones del proyecto fáustico.

El Fausto soñador:

“Ah, ¿todavía soy prisionero de esta cárcel?... afuera hay un mundo vasto”Fausto habla solo. Es un doctor respetado, posee la ciencia y la edad, pero se siente vacío. Su problema es que ha desarrollado la meditación y profundizado su sensibilidad notablemente (logros interiores), mientras que su vida exterior es reducida, casi nula: el conocimiento científico lo ha aislado. Los poderes de la mente son su prisión. El se ha autodesarrollado, pero anhela conectarse activamente con el vasto mundo (desarrollarlo).

“ ¿Cómo te he de aprehender, naturaleza infinita?” Fausto quiere desbordar su poder interior. En lugar de una actitud contemplativa o mística, desea expresarse a través de la acción misma. Está convencido de que el único camino para desarrollar es actuar sobre los elementos cósmicos de la naturaleza, no se cuestiona si es lícito o no, ni repara en las probables consecuencias de corregir las leyes naturales, sólo se pregunta ¿cómo hacerlo?. “ ¡Übermensh¡” (superhombre)El espíritu de la tierra, al que Fausto invoca leyendo un libro de magia, le increpa la magnitud prometeica de su afán cósmico. ¿Cómo se atreve a querer dominar la naturaleza si todavía no es un auténtico ser humano?Paradigma complejo en la cultura moderna, el superhombre, será el portador de una cultura dinámica en el seno de una sociedad estancada y cuya lucha entre la vida interior y exterior es reflejo de una identidad subdesarrollada.

“... ese repique, me hace aún ahora volver a la vida”Sumergido en su profundidad e incapaz de actuar, Fausto decide suicidarse, pero el tañir de las campanas le salva la vida. ¿Por qué?. Sus recuerdos de infancia, resucitados por las campanadas, se han agolpado en su mente, y lo impulsan a conectarse con ese mundo que abandonó. Es el renacimiento. Sale de su laboratorio, se dirige a la Iglesia y, al ser reconocido por la gente, sus emociones se liberan. Pero, pronto vuelve la sombra de la culpa a su interior. Esa culpa que nació de su convencimiento de haber practicado mal la medicina, de haber matado a personas enfermas.

“Dos almas, ay de mí, viven en mi pecho”Es el lamento de Fausto. Renació con esperanzas de unirse al mundo, pero la culpa lo persigue. El necesita las fuerzas para trabajar en y para el mundo y poder vivir despreocupadamente. Debe remontar esa culpa que lo destruye. Para unir esa polaridad, y sintetizar su deseo necesitará a las fuerzas del infierno.

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“Al principio era el hecho”Al cambiar el evangelio, Fausto denota la idea de que Dios se define en la acción. Verbo por Hecho. La acción es el génesis.

“¡Soy el espíritu que todo lo niega¡”Mefisto aparece. El proporcionará a Fausto una respuesta al ¿cómo hacer?. Mefisto es el lado oscuro de lo creativo (el caos antecedió a la creación) y de la divinidad (la acción creativa es a su vez destructiva). Fausto, que anhela poder operar las fuerzas de la creación, deduce que si opera los poderes malignos de la destrucción creará y construirá, y que si está dispuesto a destruirlo todo, creará el mundo que sueña, sin vicios privados estériles. La dialéctica del hombre moderno se configura. Mefisto le ha dado, también, la fórmula para no culparse: la vida es así, siempre habrá una tragedia en todas las formas de la iniciativa y creatividad moderna.

“si me mantengo firme seré un esclavo”Mefisto revela a Fausto que, si bien el dinero es un instrumento útil para el desarrollo, este proceso sólo existirá con la puesta en movimiento: la vitalidad del hecho reemplaza a la estática. En la rapidez de la acción los cuerpos se transformarán, pero eso sí, advierte que una vez iniciado el movimiento, los cuerpos no podrán detenerse, pues podrían desintegrarse o disolverse en el espacio.Entonces, Fausto, de mantenerse distante del mundo que le rodeaba, se libera física y espiritualmente de él y, solo así, regresa a ese mundo como un extraño, para transformarlo. No está convencido de los resultados que obtendrá, ni de la persona en que se convertirá, pero traspasa el umbral resuelto a iniciar el proceso de mutación.

El Fausto amante:Tres protagonistas:

Fausto:Más joven y eleganteAdquiere más status y confíanza en si mismo.

Antes vivía ensimismado, ahora ama a Margarita

Margarita:simple, bella, inocente y

humilde

Mundo :es el escenario, es el mundo

feudal, gótico, amenazado por el dinero, el sexo y las ideas

Fausto con amor y joyas transforma-desarrolla a Margarita. Ella pierde la inocencia y la virginidad, pero gana inteligencia. Fausto la ama por su naturalidad pero al amarla la transforma en un ser conflictuado. Fausto huye abandonándola por dos razones: para acallar su conciencia que lo designa culpable de la mutación de Margarita y para experimentar otras sensaciones que ella ya no puede brindarle.Margarita cae en desgracia: su familia (madre, hermano e hijo) muere; la sociedad la repudia y condena. En la catedral, símbolo del mundo gótico, sufre alucinaciones. Está loca. Es encarcelada. Fausto busca rescatarla, pero ella sabe que sus demonios nunca la abandonarán. Prefiere morir.En este episodio, Goethe señala, que el crecimiento humano tiene sus costos: la devastación y la ruina son inherentes al proceso de desarrollo. La figura de Margarita encarna la implosión, es decir el desarrollo desde los antiguos valores hacia el interior. Para dominar a la naturaleza y transmutar al mundo, la transformación parte del mismo actor. Éste puede enfrentar al orden cósmico de dos maneras: como Fausto, creando nuevos valores, saliendo del mundo real y convirtiéndose en un superhombre que se manifestará a través de la autoexpansión; o como Margarita, viviendo en el mundo, pero afirmando las cualidades humanas más nobles fy los valores ya establecidos. Este último camino es el más concurrido, pero el menos productivo. El camino de Fausto será el más fértil pero a su vez el más trágico: los costos serán mayores.

El Fausto desarrollista:Fausto conecta sus impulsos personales con las fuerzas económicas, sociales y políticas que mueven al mundo. Luchará contra el feudalismo construyendo un entorno social radicalmente nuevo : lo moderno se construirá sobre la destrucción de lo antiguo. Todo surge, nuevamente, de su deseo sobrehumano: “¿no es hora de que la humanidad se imponga a la tiránica arrogancia de la naturaleza?”, se pregunta. Su pretensión de dominar al mundo lo lleva a esbozar grandes proyectos: presas, puentes, canales, industrias, ciudades, etc., que son presentados al Emperador. Así, se establece una alianza de carácter político: Fausto y Mefisto prestarán mente y magia al Emperador y éste les dará derechos ilimitados para hacer. Por fin, Fausto logra la síntesis : une su gran ideal con la realidad material y social: el pensamiento y la acción.

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Este personaje que Fausto encarna será denominado como: el Desarrollista. Este sujeto será el organizador y ejecutor de los proyectos de desarrollo llamados por su magnitud : proyectos fáusticos. Es en este capítulo donde Goethe simboliza el nacimiento de la división social del trabajo. La búsqueda romántica del autodesarrollo es la generadora del desarrollo económico y, en ésta síntesis, Fausto tiene el rol del planificador público que concibe y dirige el trabajo. Su éxito radica en el poder organizar la fuerza laboral. Construyendo una ciudad en las costa, la humanidad, comandada por Fausto, ha afirmado sus derechos sobre los elementos; desde ese territorio se expandirá una comunidad nueva de hombres modernos y libres para proteger sus recursos colectivos. Es la victoria colectiva y el beneficio común a largo plazo: metas del proyecto fáustico.Pero, este triunfo de la modernidad encierra una tragedia. Fausto, alegre por la síntesis obtenida, no repara que guarda en su naturaleza la ambigüedad de su deseo: no existe desarrollo sin destrucción. El desarrollista luchará por el menor costo humano, mas eso no es posible. Esta fatalidad está simbolizada en el episodio sobre Filemón y Baucis. Ellos, viejos ya, son representantes de los rezagos del mundo gótico, pero también del naturalismo, de la inocencia de aquel mundo pasado. Fausto, en su deseo de homogeneizar – modernizar todo espacio de la Tierra, ordena su desaparición porque son sujetos que se resisten al cambio y hay que desaparecerlos en nombre del progreso. La destrucción de Filemón y Baucis, encierra para Goethe otra dimensión de la tragedia del modernismo. Fausto teme mirar atrás y que el sentimiento de culpa vuelva a atormentarlo. Aunque gótico y cerrado, ese mundo representaba su fuente de energía primigenia, vínculo que, por aterrorizarlo de sobremanera, decide eliminar para desarraigar los rastros de su esencia. Es en este punto en el que, Fausto, que encarna al desarrollista, ha destruído su razón de ser, de estar en el mundo. Y una vez borrado el escollo de su pasado nada queda ya por hacer; el desarrollista se ha detenido y pone en riesgo el proceso de desarrollo: se ha convertido en un obstáculo y debe ser eliminado.Este personaje trágico adivina su destino. Logra, agobiado por las sombras de la necesidad, la culpa, la escasez y la inquietud, rechazar a todas excepto a la última, la cual antes de retirarse lo deja ciego. Esa ceguera simboliza la fuente de donde han surgido todas las visiones y acciones desplegadas por él: de la profundidad de su interior. Pero, Fausto no se rinde, cual héroe moderno, halla una luz en su interior que lo impulsa a continuar desarrollándose y con él, el mundo.

LA EPOCA FAUSTICA Y LA PSEUDO-FAUSTICA

Podemos hallar una conexión de Goethe con el movimiento de Henri Saint Simón, fecundo y fascinante socialista francés que desarrolló con un grupo de científicos propuestas de desarrollo a gran escala en la Europa del siglo XIX. Goethe se contagió de estos proyectos de gran magnitud (como la propuesta del Canal de Panamá o el Canal sobre el Rin y el Danubio); así vemos que los proyectos de Saint Simón, rechazados por utópicos, se concretan poéticamente en el último capítulo del Fausto. Goethe sintetiza estas ideas en lo que se llamará el modelo fáustico del desarrollo. Este modelo da una preferencia a titánicos proyectos de energía y transporte a escala internacional que no obedecen a intereses particulares sino comunitarios y que no buscan beneficios inmediatos sino beneficios a largo plazo. El rol principal de este modelo lo tiene el Desarrollista, el planificador público que concibe y dirige el trabajo en conjunto y que recibe, para materializar sus sueños, facultades extraordinarias de todos los países, poderes enormes, incontrolables y fatales. Pero aclaremos que los objetivos y motivos del Fausto no son capitalistas. Mefisto sí encarna al capitalista pues es hábil identificando oportunidades, celebra el egoísmo y carece de escrúpulos. Pero Fausto no está interesado en el dinero, su deseo es otorgar bienestar a varios, a largo plazo y sin costo alguno.La tragedia del modelo fáustico se halla en su utopía, en su socialismo.La modernidad se inició como aventura humana, pero resultó en una necesidad vital para todas las sociedades. Los desarrollistas no quieren pero deben homogenizar cada rincón del planeta.Los modelos desarrollistas en los países subdesarrollados han devenido en proyectos seudo fáusticos:1. modelos que extren del pueblo la fuerza de trabajo y, al restringir el consumo masivo, crean un excedente para la reinversión, y 2. modelos que destruyen los elementos tradicionales vivos en una comunidad para imponer símbolos de modernidad.Los modelos pseudofáusticos no contienen una tragedia, sino farsa y crueldad. En lo fáustico la realidad se transforma, en lo pseudofáustico se crean símbolos publicitarios. Un caso soviético como ejemplo de proyecto pseudo fáustico: el canal de Mar Blanco, construido sobre una matanza de pobladores; no sirvió de nada.

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En el tercer mundo, intereses megalómanos se imponen sobre los colectivos. Las desastrosas políticas de gobierno son pseudofáusticas, pues no generan auténtico progreso sino símbolos promocionales de los gobernantes. Es el seudodesarrollismo. En los países industrializados, la tragedia del desarrollo se manifiesta en diferentes dimensiones. A finales de los 50´s, lo fáustico fue materia de análisis. Norman Brown criticó el ideal fáustico del desarrollo: “la inquietud fáustica del hombre en la historia muestra que los hombres no se satisfacen con la satisfacción de sus deseos conscientes”. Lo psicoanalítico sería el camino para hallar una salida a la pesadilla del progreso infinito. En los 60´s, los movimientos por la Paz acusaban al Pentágono de ser el símbolo del proyecto fáustico y por ello, instrumento del orden degenerado, del sistema de la destrucción. A su vez, Fausto era el héroe pastoral que daba rienda suelta a sus impulsos y deseos, era un hippie más, dispuesto a entregarse al ocio. No tan natural, en los 70´s Fausto fue el símbolo del demonio que nos había separado de la naturaleza y que nos había llevado hacia la catástrofe. Así, tanto en los 60´s como en los 70´s, el hombre fáustico, como culpable de las desgracias, debía desaparecer.En los 80´s y 90´s, al desaparecer el Fausto, los defensores de la planificación a gran escala, de la investigación científica y de la organización compleja han callado, sumiéndose en pequeñas y dispersas acciones, que no son acordes a la magnitud de su importancia en las sociedades. Tan sólo los científicos nucleares han comprendido la importancia del modelo faústico y han comprendido su tragedia. CONCLUSIONES De la dicotomía interna del desarrollista nace la tragedia del modernismo. De ello el Fausto de Goethe es la más reveladora muestra de que existe una cultura moderna ambigüa y trágica. Fausto pasa de ser un soñador incapaz de dominar su mente al amante. Su deseo de relacionarse activamente con el mundo se ha concretado haciendo uso de las fuerzas diabólicas de la destrucción, que por ironía, son las creadoras. El desarrollista, como última transformación de Fausto, debe hacer uso de esos poderes para cumplir su sueño, aunque al final sea destruído por su creación. Los proyectos faústicos son claves para analizar el proyecto del modernismo. Los grandes proyectos de los saint simonianos serán inspiración para Goethe. Mezcla de progreso a largo plazo y beneficio mundial, estos proyectos fueron tildados de utópicos, pero en este siglo, los proyectos fáusticos han cobrado vida. Mas, la incapacidad del hombre moderno para reconocer su destino y su tragedia es un punto que Berman describe con peculiar maestría. Hace una diferencia sustancial con aquellos proyectos seudofáusticos que significaron sólo propagandas para los gobiernos subdesarrollados.

COMENTARIOSMagistralmente desarrollada, esta obra y en especial este capítulo, nos hace reflexionar sobre la naturaleza del modernismo. Para Berman, la modernidad implica destrucción y creación. Y esta dicotomía debe ser aceptada en nombre del progreso. En su análisis sobre los proyectos fáusticos, Berman revela una posición socialista que tiende a ubicar al modernismo como un logro burgués. Las instituciones del capitalismo no son capaces de propulsar, por sí solas, el desarrollo de las fuerzas productivas. El Fausto simboliza al género humano que es consciente de que el capitalismo no es el camino, pero que fatalmente lo necesita y es éste el origen de su tragedia. El socialismo es la parte humana y el capitalismo es la parte diabólica.

ALBERTO LEON SANDOVAL