Bernal Diaz Cronica mito historia
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
1/11
American Association of Teachers of Spanish and Portugueseis collaborating with JSTOR to digitize, preserve and extendaccess to Hispania.
http://www.jstor.org
Bernal Daz del Castillo: crnica, historia, mitoAuthor(s): Manuel DurnSource: Hispania, Vol. 75, No. 4, The Quincentennial of the Columbian Era (Oct., 1992), pp. 795-
804Published by: American Association of Teachers of Spanish and PortugueseStable URL: http://www.jstor.org/stable/343847Accessed: 20-01-2016 18:44 UTC
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
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Manuel
Durin,
Yale
University
Bernal
Diaz del Castillo:
cronica,
historia,
mito
o
es dificil
pensar
n autores
ue
rinden
mucho
mais nuestro
andilisis
i los
sacamosdel
pequefio
rinc6n
en
que
los han
encerrado as
antologias,
as historias e
la
literatura,
as crono-
logias,y
nuestras
istasde lecturas
para
studian-
tes
graduados.
Bemal
Diaz es uno de ellos.
Claro
stai
ue
en el momento
nicialde nues-
tro contactocon
Bemal Diaz es
indispensable
reconocer
ue gran
parte
de
sus
textos-y
cierta-
mente
todo lo
que
se refiere a su
lengua,
su
vocabulario,us nocionesdegeograffa,de histo-
ria,
de relacionesentre
grupos
humanos,
n bre-
ve,
su
cosmovisi6n,-queda
firmemente
ancla-
da en
lo
que
un soldadode
las huestesde
Cort6s
le debe a
su
6poca,
es
decir,
el
alba del Renaci-
mientovista desde un
rinc6n
de la
Espafia
meri-
dional.
Vista
por
un hombre
cuya
educaci6n
escolar ue
muy
somera
pero
cuya
comprensi6n
del
mundo
y
de los seres
humanos e
engrandeci6
en formadificil
de medir
por
sus
viajes y
sobre
todo
por
su
experiencia
omo
participante
e una
granaventura ist6rica,aconquistade Mexico.
Y
sin
embargocomparar
na sola
paigina
e
Bemal Diaz con una
pigina
escrita
por
Col6n,
o
por
Cort6s,
porel
Inca
Garcilaso,
por
Huamain
Poma
de
Ayala,
para
citar
6inicamente
lgunos
nombres senciales
en
el
capftulo
de las cr6nicas
que
abre todo un
amplio
sector de la literatura
colonial
hispainica,
os
obliga
a considerara
nuestroautorcomo
un
escritor
inico,
xcepcio-
nal.
Hay
en
sus
pairrafos
na
precisi6n y
una
intensidad
ue
no encontramos n
los otrosauto-
res. Los acontecimientos stain
istos con todo
lujo
de
detalles,
magnificados
on una
especie
de
lupaque
solamente
a mentede Bemal Diaz nos
puede proporcionar,
nimados
por
la
presencia
del
espectador-actor
ue
es Bemal
Diaz,
en for-
ma
que
nos
obliga
a
seguirle
en sus
peripeciasy
a
sufrir
y
gozar
con sus
desventuras triunfos.
Nada
parecido
ncontramos
n los otroscronis-
tas.
Bemal
Diaz es
inico,
incomparable
los
otros
escritores
de su
tiempo,y
con
61
a cr6nica
se convierte
en
experiencia
humana,
por
tanto
en literatura.
ero,
ademais,
este
punto
es de
suma
importancia,
etris
de todos
los
detalles,
como un
principioque
los ordena
y
los
obliga
a
aparecer
nte
nosotros, ncontraremos,
mplicita
casi
siempre,explicita
algunas
veces,
toda una
idea de
la
historia,
odaunafilosoffade
la
histo-
ria.
Para
que
esta
visi6n hist6rica
de Bemal Diaz
pueda aparecerclaramenteante nosotroshay
que
sacar su texto del
capitulo
acerca de la
literaturaolonialen el
que
ha sido
relegado
por
tanto
iempoy
confrontarlo on otros
cronistas,
otros
historiadores,
e
6pocas
muy
diversas,
an-
teriores
y posteriores
61,
cuyas
ideas
acercade
la
historia
on
paralelas
bien
opuestas
a
las de
nuestroautor.
Casi
no vale la
pena
en este momentoevocar
la
t6cnica
o actitud
critica
de
lo
que
ha venido
llamandose
nter-textualidad,
ropugnada,
ntre
otros,por
JuliaKristeva.Pero
parece-o, por
o
menos,
a
mi
me
parece-que podremos
ntender
mejor
la idea de la historia
propugnadapor
Bemal Diaz
si la colocamos al lado de otras
concepciones
de la
historia,
anto
de su
6poca
como
de
otras,
anteriores
posteriores,
la
suya.
Colocar-y contraponer-a
Bernal
Diaz
frentea
L6pez
de
G6mara,
sto es lo
que
se ha
venido
haciendo,
on
ampliajustificaci6n,
esde
el
primer
momento,
y
ello
gracias
a
que
fue
Bemal Diaz el
primero
en buscar deliberada-
mente esta
oposici6n. L6pez
de G6mara
epre-
sentaba la historia
vista desde la
atalaya
aristocritica,
a
historia
de los
h6roes,
de los
principes,
de los
monarcas,
a
historia
creada
por
la
nobleza.
Bemal
Diaz,
al
contrario,
epre-
senta
la
visi6n
populista
de la
historia:
on los
humildes
soldados,
como
61,
os
que fraguan
a
victoria;
in
quitarle
un
ipice
de
gloria
a
Cort6s,
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
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796
HISPANIA
5 OCTOBER
1992
Bemal Diaz
tratade
equilibrar
a
visi6n
total
y
explicar
c6mo
y por
qu6
son los humildes
olda-
dos los
artifices
de la victoria.
L6pez
de
G6mara
habia sostenidounavisi6n totalmenteopuesta:
todo se debe al
h6roe
excepcional,
a
Hernmin
Cort6s.
G6mara
scoge siempre
a
versi6n
de los
hechos
que
mais avorable
esulta
para
su
h6roe.
Su
visi6n
nos remite
asi a la de otro
historiador,
Plutarco,
paraquien
gualmente
as vidas de
sus
h6roeseran
dibujadas
base de todos
os detalles
idealizadores
ue
le era
posible
descubrir.
gual
que
L6pez
de
G6mara,
Plutarco
rabajaba
on
materialesde
segunda
mano
y
los modificaba n
lo
que
pudieran
ener de desfavorable
para
su
personaje.Plutarcorarasveces condenaa sus
h6roes,
y
cuando le es
preciso
admitir
alguna
imperfecci6n
moralen ellos
procura
efenderlos
afirmando
que
los
grandes
vicios,
como las
grandes
virtudes,
olamente
nacen en las almas
grandes.
La influencia
de Plutarcodurante l Renaci-
miento
ue
inmensa,
n
Espaiia
no menos
que
en
otros
paises
europeos, y
la
primera
versi6n
al
castellano,
hecha
por
el cronista Alonso de
Palencia
y
tituladaVidas
de
Plutarco,
aparece
en Sevilla en 1491. A su vez, y porcontraste,
Plutarconos remite a otro
famoso historiador
clhisico:
enofonte,
que representa
un
punto
de
vista
personal
autobiogrifico,
una
narraci6n
e
hechos
hist6ricos
vividos
por
el
autor,
on
an6c-
dotas
y
lujo
de
detalles,
que
no
deja
de
sugerimos
importantes aralelos
on la obrade Bemal
Diaz,
incluso
por
la vivacidadde muchasde sus
des-
cripciones.
(Vale
la
pena
sefialar,
in
embargo,
que aunque
a Andbasisde Jenofonte
ue tradu-
cida
al castellano
porDiego
Graciain
publicada
en Salamanca n 1552,y por antoduranteavida
de Bemal
Diaz,
las
probabilidades
e
que
esta
versi6n
le fuera
conocida son
muy
remotas.
Bemal
Diaz efa
muy
poco,
y
a suremota
esiden-
cia
de Guatemala
apenas llegaban
novedades;
casi
seria
imposible
hallaren el Renacimiento
espafiol,
con la
excepci6n
de Santa
Teresa,
un
autormenos
pedantey
mais ibre de
influencias
literarias
ue
Bemal
Diaz.)
Asi,
pues, podemos
sefialar
dos
posiciones
divergentes
cercade la narraci6n
ist6rica n el
mundo antiguo(Jenofonte,populista,frente a
Plutarco,
personalista
aristocritico);
dos en el
Renacimiento
spaiiol
(Bernal
Diaz,
populista,
frentea
L6pez
de
G6mara,
ristocritico),
si nos
proyectamos
hacia adelante vemos la misma
oposici6n
de
enfoques
en el
siglo
XIX:
por
una
parte
a idea de la historiaen Thomas
Carlyle,
expuesta
en
sus famosas conferenciasde
1840,
On
Heroes,
Hero
Worship
and The Heroic in
History,
y por
otra,
en sentido
opuesto,
a
visi6n
de la historia
que expresa
Le6n
Tolstoy
en
su
grannovela,Laguerray lapaz,especialmenten
la
61tima
parte,y
tambi6n,
en un sentido
muy
vecino al de
Tolstoy,
el
concepto
de la historia
que
nos ofrece Unamuno
n Paz en la
guerra
y
tambi6n
n sus
ensayos
En tornoal casticismo.
Para
Carlyle
un abismo
separa
a los
h6roes
del restode la humanidad. os h6roes
ecibende
lo alto el
encargo
de hacerse
guias, pregoneros,
ap6stoles,y
s6lo
ellos
pueden
Ilevar
a humani-
dadhacia
a meta uminosa
6nicamente
or
ellos
entrevista.
El
h6roe
es
a
veces
profeta,
otras
poeta,reformadoreligiosoo caudillo; as cir-
cunstanciashist6ricasdeterminan
a formaex-
temade su
actividad,
ero
a esencia
sigue
siendo
la
misma;
el
h6roe
es
siempre
el hombre
de
inteligencia
mais
lara,
de
coraz6n
mis
valiente,
el mais
usto y
sincero,
mientras
que
las multi-
tudes,
que
no son
capaces
de ideas
originales,
siempreaguardan que Ilegue
un
h6roe
que
las
haga
conscientesde su
destino.
No
esti
de mais
observar
que Carlyle
sentia
aversi6n
por
las
ideologias
democriticas
y
las instituciones
par-
lamentarias.
Las ideas
de
Carlyle expresan
una visi6n
providencialista
romintica de la historia
uni-
versal.
En
la
segunda
mitad
del
siglo
XIX se
impone
una actitud
mais
sobria,
mais descon-
fiada de lo
que
no
sean hechos concretos
y
comprobables.
Entreotros ntelectuales
de esta
6poca
se destaca
Le6n
Tolstoy
como el
mais
claramente
nti-Carlyle,
l
partidario
m'is
persis-
tentede lo
que
hemos lamado a visi6n
populista
de la
historia,
y
ello
ya
desde los
afios
de sus
EsbozosdeSebastopol1855-56),encuyaspigi-
nas se declara
admirador el soldado
ruso,
del
luchador
an6nimo
que,
seg6in
Tolstoy,
es
quien
forja
a
historia,
mucho
mais
decisivamente
que
los
supuestosgrandes
h6roes militares
con su
teatralidad su
grandilocuenciaTolstoyya
es-
taba
pensando
en
Napole6ny
rebajando
u
im-
pacto
en la
historia).
Mais
arde,
n
La
Guerra
y
la
Paz,
su teoria de la historiaencuentra
pleno
desarrollo:os verdaderos
h6roes
on los indivi-
duos
que
sabenhacersesensibles
a las vibracio-
nes del
tiempohist6rico;pueden
sermilitares
de
alto
rango,
como
Kutuzov,
capaz
de adivinar
intuitivamente
l
humor
y
la actituddel
pueblo,
de los
ej6rcitos
n
pugna,
o
bien,
comoel humilde
campesino
Platon
Karatayev, ue
inconsciente-
mente adivina
qu6
es lo
que
esti ocurriendo
cuil es la
respuesta
adecuada,
pertenecer
a la
clase social mis modesta
y aparentemente
in
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
4/11
BERNAL
DiAZ
DEL
CASTILLO:
R6NICA,
HISTORIA,
MITO
797
influencia
en la historia.
La idea de
la
intra-historia
ropugnada
or
Unamuno
nos
lleva
igualmente
desviarnuestra
atenci6nde los grandes ideres,de los heroesa
caballo,
en favor de lo
que
ocurre en la vida
cotidiana,
gualque
las olas del
mar,
en la
super-
ficie,
dramiticas
en su
despliegue
de rumor
y
espuma,
resultan
largoplazo
menos
importan-
tes
y
decisivas
que
lo
que
ocurre
n el fondo del
mar,
en forma
oculta
pero permanente.
Bemal
Diaz escribe
en una
6poca
muchomais
imbufdade
principios erirquicosy
aristocriti-
cos
que
la
nuestra,
incluso
que
el
siglo
XIX en
que
escribe
Tolstoyy
toma orma l
pensamiento
de Unamuno,en un Renacimiento n el cual la
admiraci6n
or
os
h6roes,
a
usanzade
las
figuras
clhisicas
intadaspor
Plutarco,
parecia
no
tener
limites.
Montaigne, orejemplo,
alaba on entu-
siasmo
a
versi6n
que
de
la
obra
de
Plutarco
leva
a
cabo el
humanista
acques
Amyot.
La ret6rica
clhisica
y
los
nobles
ejemplos propuestos
por
Plutarco
on el
punto
de
partida-y
el
de
Ilega-
da-
de
L6pez
de
G6mara,
que
construye
su
narraci6n
omo
un
largo
discursode
encomio.A
la armaz6n
et6rica
esultaba elativamente
licil
irafiadiendoncidentesconcretos,recogidosde
segunda
mano,
entre los cuales
siempre
cabia
escoger
os mais avorablesal
h6roe.
El
conjunto
resultaba
iterariamente
legantey
eficaz,
hasta
el
punto
que
cuando
Bernal
Diaz
lee
el
texto de
G6mara
parece
desanimarse
y
estaia
punto
de
renunciar
a su
empresa,ya
que
le resulta
muy
dificil
competir
on unrival
que
escribeen forma
tan
perfecta.
Despojarse
de los
anteojos
de la cultura
lisi-
ca
para
observar
o
que
verdaderamentestaba
sucediendoen el Nuevo Mundoresultabauna
tarea
poco
menos
que imposible.
Crist6balCo-
16n,
uya
cultura
lisica
no erademasiado xten-
sa,
consigue,
sin
embargo,
vislumbrar seres
fabulosos
en los nuevosmares
que
sus carabelas
van
penetrando.
Asi escribe
Col6n
en su diario
relativo
al
primerviaje:
El
dia
pasado
[el
9 de
enero],
cuando
el Almirante ba al
rio
del
Oro,
dijo que
vido
tres
sirenas
que
salieronbien alto
de
la mar
[que
sobresalieron laramente ncima
del
mar],
pero
no
eran tan hermosascomo las
pintan,que en algunamanera enianformade
hombre
n la cara.
Dijo
tambi6n
que
otrasveces
vido
algunas
en
Guinea,
en la costa de
Manegueta.
Col6n, 117).
Las
sirenas
de Col6n
eranprobablemente
anatieso vacas
marinas.
Varias
generaciones
mis
tarde,
y
en latitudes
mucho mis
al
norte,
el
navegante
ngl6s
Henry
Hudson
repetirfa
l mismo error.Como sefiala
el historiadorAlan
Villiers,
Henry
Hudsondu-
ly
recorded he incident n his
log
while
explor-
ing
off
Novaya
Zemlya
n the
BarentsSea: 'One
of our companie looking over boord saw a
mermaid...from he
navill
upward,
her backe
and
breasts
were like a
woman's...they
aw her
tayle,
which
was like
the
tayle
of
a
porposse,
and
speckled
ike
a macrell
Villiers, 114).
La
leyenda,
el
mito,
la
tradici6nmedieval o
biblica-Col6n
cree vislumbrarel
jardin
del
Eden
en
las
fuentesdel Orinoco-
se
interponen
constantemente ntre os
ojos
de
los
explorado-
res
y
conquistadores
la realidad
mericana
ue
se
despliega
ante ellos.
Bernal
Diaz no
escapa
totalmentea estaactitud, obre odo en el voca-
bulario,
y
a veces
llamarai
mezquitas
los
templos
aztecas,
a falta de una
palabra
mis
precisay
aut6ntica,
ue
sin dudano conoce o
no
recuerda en
aquel
momento.
En
estos
pocos
momentos el
lenguaje
de Bemal
Difaz,
como
antes
el
de
Col6n,
reacciona rente
a lo
descono-
cido dandoun saltohacia
atris,
refugiaindose
n
un
vocablo
ya
establecido
por
la historia
para
designar
unarealidadmais
ntigua, por
o tanto
reconocible
para
el
autor
y para
sus
lectores,
aunquealhacerloasi traicione aidentidaddelo
que
ve.
Pero estos momentos
son
muy
escasos
en
el
texto de
Bernal.
Tambi6n
scasean
sobremanera
las
alusiones iterarias n su
obra:sabemos
que
era
hombrede
pocas
lecturas.Cuando
aparecen
recuerdos
iterarios s
generalmente
orque
da
cuenta
de
conversaciones,
comentarioso
poe-
mas
que
ha ofdo a otros soldados.
Asi,
por
ejemplo,
despu6s
de
la
Noche
Triste,
cuando
Cort6s
desde Tacuba
contempla
la
lejana
Tenochtitlin,dondehabiaentrado omotriunfa-
dor
para
haberde retirarse on
gravesp6rdidas.
El
porvenir
de
su
empresaparece
dificil
y
quizai
imposible.
Cort6s
e siente
preocupado,
ncluso
deprimido.
Un soldado
aficionado
a
la
poesia
compone
unmal
romance
que
Bemal
reproduce:
En
Tacuba
estai
Cort6s,
con
su
escuadr6n
esforzado,
Triste estaba
y muy pensoso,
triste
y
con
gran
cuidado,
La
una mano
en la
mejilla,y
la otra
en
el
costado....
Acu6rdome-apunta
Bernal--que
entonces e
dixo unsoldado,quesedeziael bachillerAlonso
P6rez,
que
despu6s
de
ganada
a Nueva
Espafia
fue fiscal e vezino en
Mexico:
Sefior
apitin,
no
est6
vuestramerced an
triste,
que
en
las
guerras
estas
cosas suelen
acaescer,
y
no se
dird
por
vuestramerced:
Mira Nero de
Tarpeya
A
Roma
c6mo
se ardia... '
Bernal,359).
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798
HISPANIA 5 OCTOBER
1992
Es tambi6n
ustamente
amoso
el
pasaje
del
capftulo
LXXXVII
en
que
describe a
llegada
al
valle de
Mexico,
con
la
ciudad
a
lo
lejos,
en
mediode la laguna:
Y,
desque
vimos tantas cibdades
y
villas
pobladas
en el
agua,
y
en tierra irme otras
grandes
poblaziones,y
aquella
calqada
tan
derecha
y
por
nivel como iva
a
M6xico,
nos
quedamos
admirados,
deziamos
que
parecia
alas
cosas de
encantamiento
que
cuentanen el libro
de
Amadis,
por
las
grandes
orres
y cuiesy
edificios
que
tenian
dentrodel
agua,
y
todos de
calicanto,
y
akin
lgunos
de nuestros soldados
dezian
que,
si
aquelloque
vian,
si
era entresuefios
(Bernal,
175).
El
ritmo
del
relato,
an
ripido por
o
general,
an
Ileno de peripecias,marchasy contramarchas,
subidas
a
volcanes,
animadas
conversaciones
diplomiticas
on
emisarios
caciques,
eremansa
aqui
en
unos momentos de asombro
y
medita-
ci6n
ante as increibles
maravillas
ue
se divisan
en el Valle de
Mexico,
que
en
aquella
6poca
era
todavia la
regi6n
mais
ransparente
el
aire,
y
los soldados
suspenden
u marcha
para
contem-
plar
un
espectaiculo
an extraordinario
ue
nada
mis
puede
compararse
las
cosas
de encanta-
miento
que
cuentan
en
el
libro
de Amadis.
StephenGilmancomentaacertadamenteste
pasaje,
efialando
ue
Bernal,
ante
un
espectaicu-
lo tan
nuevo,
andificilde describir lectores
que
nuncavieron
algo
parecido,
e vale
de una
espe-
cie de
taquigrafia
iteraria
l aludiral
Amadis,
que cualquier
ector medianamente ulto cono-
cia,
y
asi comunicar
mis
flicilmente
odo lo
que
el
lenguaje
era
incapaz
de
expresar
plenamente,
y
sefiala:
On this
point
we
must
be
both
precise
and
repetitive.
Not
only
does the reference
express
(particularly
o latter-
day readers) he breathlesswonder of firstencounter;not
only
does
it reflect a sense
of
self as
knight-errant;
ut
also
it
is a
way
of
solving
the
problem
of communication.That
is
to
say,
it is
a
way
of
helping
the reader
o see what was
seen.
What,
hen,
was
it
that
hey
saw?
The actual
hings
seen
are listed
by
Bemal Diaz in the sentences
surrounding
he
Amadis nvocation:
ciudades
y
villas
pobladas
n el
agua,
aquella
alzada
an
derecha
por
nivel
c6mo
ibaa
Mexico,
grandes
orres
y
cu6s
y
edificios
que
tenfan
dentro
en el
agua,
y
todos de calicanto.
All
these
things
must
be
gathered
nto a
scene,
held for
a
momentbefore
the
reader
in terms of some sort of familiarcomposition(111).
Irving
Leonard,
en su Books
of
the
Brave,
comenta:
These allusions o this romance
of
chivalry
were
plainly
no
literary
affectationonthe
part
of
Bernal
Diaz,
whose entire
narrative
s characterized
y
its
fortright
and
unvarnished
style.
Rather,
hey
are
the
spontaneous
nd almost nvolun-
tary
exclamationsof one who
is
suddenly
reminded
f what
he andhis comradeshad
so
often talkedabout.Either
before
embarking
or
the New World
or
after heir
arrival,
he
and
many
of
his
companions-in-arms
had
undoubtedly
read
more thanone of the chivalricnovels then available(43).
Asi,
pues,
las
novelas
de
caballerfas
ervian
de
puente
ntre
Bernal
y
sus ectoresen los
momen-
tos en
que
sus
posibilidades
de
expresi6n legan
a su
limite
y
tiene
que
recurrir
otro
medio
para
que
o
que
havisto
penetre
n
la
concienciade sus
lectores.
Gilman
da un
paso
mais,
identificaun
pasaje
del
Amadis
que
recuerda
muy
de cerca a
descripci6n
hecha
por
Bernal
del
valle de
M6xi-
co
que
se
ofrece a
la
vista de los
conquistadores:
Y al
tercer
dia...partieron
e
alli,
y
fueron
su
camino
y
al
quinto
dia hallironse cerca
de un
castillo
muy
fuerte
que
estaba sobre una
agua
salada
y
el
castillo
habia nombre
Bradoid,
y
era
el
mis
hermoso
que
habia en
toda
aquella
tierra
y
era
asentado
n una
alta
pefia
y
de
la una
parte
orria
aquel aguay
de
la
otrahabia
un
gran
remedal,
y
de
la
parte
del
agua
no
se
podia
entrarsino
por
barca
y
de
contra
el
tremedal
habia una
calzada
tan
ancha
que podia
ir
una
carreta otra
venir,
mas a la entrada
del tremedal
habiauna
puente
estrecha
y
era
echadiza
y
cuando
a
alzaban
quedaba
el
agua
muy
honda,
y
a
la entradade la
puente
estabandos
olmos
altos
y
el
gigantey
Galaor
vieron
debajo
de ellos
dos
doncellas
y
un
escudero...
(Garci-Ord6fiez
e
Montalvo,
355).
Las coincidencias
entre ambos textos
son
notables: el
lago,
la
calzada,
el
edificio
que
parece
salirdel
agua.
Bernal
bien
pudo
recordar
este
pasaje
uando
escribia
u
descripci6n,
obre
todo si
tenemos
en cuenta u
excepcional
memo-
ria.
Mais
mportante
odaviaes la
impresi6n
de
realidad
rreal,
e
aventuras xtraordinariasn
un mundo
leno
de
magia,
misterio
y
exotismo,
que
se
desprende
del Amadis
y
de tantas
otras
novelas de
caballerfas, ue
es
tambien a
impre-
si6n
que
Bernal
quiere
comunicamos
en
este
pasaje
sobreel
Valle
de Mexico.
Y
Bernalagrega:
Y
no es de maravillar
ue
yo
lo
escriva
aqui
desta
manera,
porqueay
mu-
cho
que ponderar
n
ello,
que
no
s6
c6mo
lo
cuente,
ver cosas nunca
oidas
ni
vistas,
ni
aun
sofiadas,
omo viamos
175).
Pero
si
sabe con-
tarlo.Su
tecnicanarrativaconsiste,
obre
odo,
en
la
acumulaci6n
e detalles
precisos
que
se
apo-
yan
entre
i
para
aumentaraveracidaddelrelato.
Bernmal
o
puede
o
no
quiereescoger,
tiene
que
comunicamrnos
odo o
quevi6,
lo
que
recuerda,
o
que
piensa
mientras
escribe
lo
que
recuerda.
Como
el Gran
Memori6n
que
recordaba
y
transcribia
as comedias de
Lope,
o Funes el
Memorioso,
el
personaje
del cuento de
Borges,
Bernal
reconquista
l
pasado
hastaen sus meno-
res detalles.Como ha visto Ram6n
Iglesia,
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
6/11
BERNAL
DiAZ
DEL
CASTILLO:
R6NICA,
HISTORIA,
MITO799
el
estilo de Bernal es
dificilmente
superable
en
fuerza
descriptivay
en la
gracia
de la
narraci6n.
Tiene el
sentido
del detalle
preciso,
para
lo cual le
ayuda
una
memoria
sorprendente.
Si
a
Alonso de
Grado,
un
capitain
e
quien
Cort6s stabaquejoso, o ponendos dias en uncepo,Bernal
nos
dardi
a
noticia,
afiadiendo: Acu6rdome
que
olia la
maderade
aquel cepo
como
a
sabor de
axos o
cebollas.
Preocupadopor
el
logro
de la
veracidad
mixima,
no
juzga
indignos
de su relato os detalles
mis
menudos.
Nunca
se
olvida de contar as
gradasque
tienen os
templos.
E
uego
nos baxamos as
gradas
abaxo,
y
como
eran
ciento
catorze,
e
algunos
de nuestros
soldados estavan
malos de buvas o
humores,
es
dolieron os muslos del abaxar.
Tampoco
scapan
a su
atenci6n
os
montonesde
calaveras:
Acu6rdome ue tenfanen unaplaqa,donde estavanunos
adoratorios,
puestos
tantos rimerosde
calaberasde muer-
tos,
que
se
podifan
ontar,
eguin
l
concierto
como
estavan
puestas,que
al
parescerque
serfan
mis
de cien
mil;
y
en
otra
parte
e
la
plaqa
stavan
otros antos
emeros
de
gancarrones,
huesos de
muerto,
que
no
se
podifan
ontar.
...)
Su
pluma
conserva la exactitud
y
el
brio
cuando se tratade
relatos
amplios,y
lo
mismo
describe
as
peripecias
de
un
combate
que
el barullodel
gran
mercado mexicano o el
genero
de
vida
de
Moctezuma
Iglesia,
67-68).
El
estilo,
como
sabemos,
es
expresi6n
de una
personalidad.
emal,
al
mismo
tiempo
humilde
y orgulloso,es tenazy obstinado n su esfuerzo
de
reconstruir
l
pasado
y dejar
su
perfil
bien
dibujado
como
parte
de un
gran
fresco de
la
conquista
de
Mexico. Cabe
adivinaruna
actitud
obsesiva
frentea su
relato:no se Ileva
a cabo un
esfuerzo tan
considerable,
a
la edad
avanzada
que
era a de
Bemal al
emprender
u
tarea,
i no
existeun
objetivo
claro
y
de
indudable
mportan-
cia. Lo
que
se
proponia
Bemal
al
escribir su
cr6nica
podria
resultar na clave
valiosa
para
el
andlisis
de la misma. Por
desgracia
a
motiva-
ci6n, o las motivaciones,de un autorque se
prepara
escribirun
ibro
permanecen
asi siem-
pre
en una
penumbra
dificil de
penetrar.
Casi
siempre
hallaremos
que
un solo
motivo es insu-
ficiente
para
explicar
una
voluntadde
estilo
y
una
creaci6n
arga
y
sostenida
como la obra
de
Bemal
Diaz.
El
motivo
principal
declarado
or
el
autor,
a
fuerza
que
o ha movido a
escribir u
relato,
es el
aftin de
restablecer una
realidad
hist6rica
distorsionada
orL6pez
de
G6mara,
uyo
texto,
alocuparse asiexclusivamente eCort6s, eba-
ja
o
suprime
casi del todo el
m6rito
de los
soldados
que siguieron
a
Cort6s,
y que
entre
todos
hicieron
posible
la
conquista
de
M6xico.
Asi
lo declaraen
el
Pr6logo:
...en
la
cual historia
es decir,
la
suya]
hallarin
cosas
muy
notables
y
dignas
de
saber:
y
tambi6nvan declarados
os
borrones
escritosviciososenun
ibro
de
Francisco
L6pez
de
G6mara,
ue
no solamente
a errado n
lo
que
escribi6
de
la
Nueva
Espafia,
ino
que
tambienhizo errara
dos
famosos
historiadores
ue siguieron
u
historia,
que
se dicen
Doctor
Illescas
y
el
Obispo
Paulo
obio;
y
a esta
causa,
digo y
afirmo
que oqueeneste ibro econtiene smuyverdadero,uecomo
testigo
de vistame
hall6
en todas as batallas reencuentros
e
guerra;
no soncuentos
iejos,
ni
Historias e
Romanos
emas
de setecientos
fios,
porque
manera e
decir,
ayerpas6
o
que
verin
en
mi
historia,
c6mo,
y
cuindo...
(Bemal,
3).
Desde este
pr6logo
podemos
ver
que
Bemal
defiende su
posici6n
y
ataca
e
impugna
a de
L6pez
de
G6mara
sus
seguidores,
ero
se
halla,
en cierto
modo,
a
la
defensiva:sus
adversarios
son
personajes
lustres,
un escritor
elegante
y
culto,
que
ademais
ue
capellin
y
confidente
de
HerminCortes,como L6pezde G6mara,y un
doctor-Illescas-y
un
obispo,
tambien
culto
humanista-Paulo
Jovio-amigo
ntimo
del
Papa
Clemente
VII,
autor
de numerosas bras
hist6ri-
cas escritas
en
latin
muy apreciadas
n el
siglo
XVI.
Frentea
ellos se alza un
soldado
gnorante
y
casi
desconocidoen
Espafia.
La
luchaes des-
igual.
Existe,
ademais,
a
posibilidad
de
que
se
pueda
acusara Bemal
de faltade
objetividad
or
dejarse
Ilevar en
su
narraci6n
mpulsado
por
motivos
egoistas.
En
efecto:
empieza
su
narra-
ci6n despuesde un viaje a Espafiaen que ha
solicitadocon
escaso
6xito
una
encomiendame-
jor que
la
que
habia
recibido;
ras a
generaci6n
de
los
conquistadores
legaba
al
poder
a de los
bur6cratas,
dministradores,
idores,
ueces,
es-
cribanos.La tinica
defensa
que
tenia
Bemal
era
recordarles
odo o
que
se
habia
ogrado
anterior-
mente,
y
las
dificultades
que
la
conquista
habia
entraiiado.
Para
ello era
preciso
una
reconstruc-
ci6n
totaldel
pasado,
con
todos los
pormenores
necesarios
para que
el lector
pudiera
volver a
vivir os acontecimientos e laconquista omo si
en ellos
estuviera
omando
parte.
Surge
todavia
otra
dificultad: a
recreaci6n
total
exige
una
inmersi6n
prolongada
en las
peripecias
de
la
conquista:
ero
Bemal tiene
que
luchar n dos
frentes,
presentando
os
dramiticos
acontecimientos
de la
conquista
y
haciendo
de
vez en
cuando ncisos
para
orregir
os
errores
e
L6pez
de
G6mara.
Ello
ocurrea
partir
del
capf-
tulo
XVIII,
que
es
cuando
Bemal
tomaconcien-
cia de la
interpretaci6n
ue L6pez
de
G6mara
ha
hecho, y reaccionacontra a misma: Estando
escribiendo sta
relaci6n,
acasoviunahistoria
de
buen
estilo,
la cual se nombrade un
Francisco
L6pez
de
G6mara,
ue
hablade las
conquistas
e
Mexico
y
Nueva
Espafia,
y
cuando ef
su
gran
ret6rica,
y
como
mi
obraes tan
grosera,
dej6
de
escribirenella...
Bemal,
33-34).
Esposibleque
Bemal
haya
escritoestas
frasesen tono ir6nico.
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
7/11
800
HISPANIA
5
OCTOBER
1992
Lo
indudable
s
que
a
partir
de este momento a
sombrade
L6pez
de
G6mara
urgiri
una
y
otra
vez en
las
piginas
de
Bemal,
y
una
y
otravez
Bemal corregirdos erroresy descuidosde su
rival. Tarea
necesaria
pero
artisticamente
oco
satisfactoria.
La
relaci6nBemal-G6mara
e
pa-
rece
muchoa la relaci6nCervantes-Avellaneda.
En
amboscasos
surge
de
pronto
un rival
que
da
al
tema
elegido,
al tema
que
el autorhabia
ya
comenzado
a
tratar,
y
que
en
alguna
manera
consideraba omo
suyo,
una
soluci6n
otalmente
indeseada, rritante,
istinta
de
la
buscada
por
el
autor.
Tambi6nCervantes
descubreel
texto
de
Avellanedacuando
ya
ha
empezado
a escribir a
segundapartede sunovela,tambi6ndejamues-
tras
de
indignaci6n
n
el
pr6logo
de esa
segunda
parte
(los
pr6logos,
como
es
bien
sabido,
se
escribenal
final,
cuando a obraestai
a
termina-
da),
y
tambi6n
Avellaneda
nfluye-indirecta-
mente,
negativamente-en
algunos
aconteci-
mientos de
la
segunda parte
del
Quijote.
Sin
embargo
a
soluci6n
cervantina s mucho mais
elegante, y
evita
las alusiones continuas a
Avellaneda.Cervantes s consciente
de su
supe-
rioridadcomo
creador
y
de
la necesidad de
imponerunidad internay orden
a su
novela.
Bemal
se
deja
levara menudode su
indignaci6n
y
tambi6n
de su deseo de
corregir
os
errores
de
su
rival,
de
ahi
que
no
pueda
evitardesviar
con
frecuencia
os
ojos
hacia
el
texto
de
L6pez
de
G6mara,
al
hacerlocorreel
riesgo
de
hacernos
salir
del encantamiento n
que
nos
ha
sumido a
fluidezde
su
prosa,
a vivacidaddel
ritmode
sus
frases,
a
multiplicidad
e
detalles
lustrativos
enriquecedores,
a
creaci6n
de ambientes l mis-
mo
tiempo
ex6ticos,
ns61litos,
eroque
se
impo-
nen
al
lector
con la fuerza de lo aut6nticoe
indudablemente
eal.
Quizai
a
mejor
explicaci6n
de esta
aparente
debilidad n
la
organizaci6n
el
texto de Bernal
la encontraremos
i
aceptamos
a
premisa
de
que
el resorte
principal,
l motordel relatode
Bernal,
es,
desde
luego,
su fabulosa
memoria,
pero
se
trata
de una
memoriano totalmente
ntregada
si
misma,
sino
mais
bien
dirigida, spoleadapor
necesidades
psicol6gicas y proyectospersona-
les del autor. La
memoria de
Bemal es,
en
principio, otal,
absoluta.Unicamentede
vez
en
cuando e
queja
de
que
no esti del todo
seguro
de
una fecha
determinada,
n
general
relativaa un
hecho
de
poca mportancia.
abemos,
por
obser-
vaci6n
comin,
porexperiencia
muygeneral, es
este tambi6n
un
hecho
que
los
psic6logos
han
observado
epetidas
eces,
que
a
memoriade los
viejos-y
Bemrnal
ra
ya
un ancianocuandoco-
mienza
a
escribir su libro-es una
memoria
desigual:
a medida
que
falla en
algunoscampos,
sobre todo el de la memoria
nmediata,
a
corto
plazo, la memoriade lo que ha sucedidohace
unas
horas,
de
lo
que
acaeci6
ayer,
de
lo
que
se
ha
dicho
hace unos
minutos,
aumenta
l
vigor
y
la
riqueza
de la memoria
ue
reconstruye
n
pasado
lejano,
os
afios
de la
infancia,
a
adolescencia,
a
primera
uventud.
Es esto
precisamente
o
que
ocurre n
el
caso
de Bemal
Diaz: esti
reconstru-
yendo
hechos acontecidos hace muchos a-
fios,
y
su memoria le
proporciona
materiales
riquisimos
para
su relato.Pero esta reconstruc-
ci6n
tiene un
objetivo
preciso,
o
bien,
muy pro-
bablemente,variosobjetivos.Se tratade hacer
valer
sus
m6ritos
omo soldadoactivo
y
valero-
so,
testigoy
participe
de altas
hazaihas
e
guerra
y
conquista,
con
vistas a
la
obtenci6n de una
mejor
encomienda
que asegure
el
porvenir
de
sus
hijos y
nietos:el libro
de
BernalDiaz
puede
ser
eido,
entre
ineas,
como
un
documento
egal,
un
alegato.
(En
un estudio
reciente,
Myth
and
Archive,
Roberto
Gonzailez
Echevarria
efiala a
importancia
e los textos
legales
en el
imperio
espafiol
para
el
desarrollo
de la
literatura
ispa-
noamericana.GonzilezEchevarria, -39]).
Ello
explica
a
necesidad
derebatira
posici6n
contraria,
n
la
que
tambi6n,
por
cierto,
no
seria
dificilhallar
huellas
de
motivaciones
egales,que
es la de
L6pez
de
G6mara.La
tensi6n
entre
a
Corona
por
una
parte,y
los
agentes
del
Imperio,
como
Col6n-y
sobre todo
sus
herederos-y
Cort6s,
dio
origen
a
innumerables
problemas,
muchos de los cuales eran a la vez
problemas
politicos
(la
lucha
por
el
poder) y legales
(el
reconocimientode
los
derechosde descubrido-
res
y conquistadores).
A
veces
se
esgrimian
armas
que
se
habian
pedido
prestadas
a
los
te6logos:
si los indios no eran
birbaros,
si
no
tenian a
culpa
de
no haber onocidoel cristianis-
mo,
no
se
les
podia
esclavizar,
o cual imitaba l
poder
de los
conquistadores
sus
descendientes,
y
protegia
os interesesde la Corona.Otras eces
la
Corona
nspiraba,
directamente
indirecta-
mente,
a los
que
escribian a
historiadel
descu-
brimiento
la
conquista:
i no
se mencionaba
a
Ilegada
de
Col6n
a tierra
irme,
podia
excluirse
a
los herederos
de Col6n
de tan extensas
y
ricas
tierras.
En
todo caso las consideraciones
egales
obligaban
a
subrayar
una
posici6n y
rebatir a
opuesta.
A
Bemrnal
iaz e interesaba obremane-
ra
subrayar ue
Cort6s,
a
pesar
de
sus
grandes
m6ritos,
que
jamis
tratade
disminuir,
o
llev6
a
cabo la
conquista
por
si
solo,
y
que
Bemrnal
los
otros soldados
participaron lenamente
en las
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
8/11
BERNALDiAZDELCASTILLO:
CRONICA,
HISTORIA,
MITO
801
grandes
hazaihas
de
la
conquista,
la hicieron
posible
gracias
a su esfuerzo
y
valor.
Es
preciso, por
lo
tanto,
Ilevar a
cabo una
doble tarea.Por unapartehay que reconstruir
totalmente l
pasado,para
que
a
historia
erda-
dera de lo
que
ocurri6
se
imponga
a
nuestra
atenci6n
y
a
trav6sde ella
podamos
apreciar
os
m6ritos
de todos
os
participantes-y por
o
tanto
los
m6ritos
del
participante ue
ahora econstru-
ye
el
pasado-, y
por
otra
parte
no
se debe
pasar
por
alto
ninguna
casi6n
de
rebatiro
que
afirma
la
parte
ontraria,
s
decir,
L6pez
de
G6mara
los
que
respaldan
u
posici6n
rentea la
conquis-
ta de Mexico.La
unidadartistica
e un texto
que
persiguesus objetivospor dos caminos diver-
gentes
es
casi
imposible.
Bernal,
ademais,
no
habia leido
probablemente
ningtln
tratadode
ret6rica,
quizai
o
entenderia
l
problemaque
se nos
plantea
on
respecto
a su texto si
tratira-
mos
de
explicairselo.
La
preocupaci6n
el lector
moderno
por
ha-
lilar
nidadartistica n el
librode
BernalDiaz no
surgirfa
i no
fuera
porque
vemos en
61
algo
mais
que
un
simple
relato,
una cr6nica
como tantas
otras.
El
libro
puede
leerse como
una
aut6ntica
novela de caballerias, algunasde sus piginas
son verdaderas
piginas
de
antologia,
apaces
de
emocionarnos,
de
sumergimos
en un
universo
nuevo,
lleno
de
sorpresas,
de
belleza
ex6tica,
turbadora,
nolvidable.Tal cosa
ocurrecuando
Moctezuma e
pide
a
Cort6s
que
suba
con
61
a lo
alto del
gran
emplo para
contemplar
esde alli
la ciudad
que
se extiende
hastael
horizonte:
Y
luego
[Moctezuma]
e
tom6
[a
Cort6s]
por
la
mano
y
le
dijo que
mirasesu
gran
ciudad
y
todas as
mais
iudades
que
habian
dentro
en
el
agua,
e
otros muchos
pueblos
alrededor
de la mismalagunaen tierra,y que si no habia visto muy
bien su
granplaza,
que
desde alli la
podria
ver
muy mejor,
e ansi
lo
estuvimos
mirando,
porque
desde
aquel grande
y
maldito
templo
estaba tan alto
que
todo lo
sefioreaba
muy
bien;
y
de alli vimos las
trescalzadas
que
entran n
M6jico,
ques
la de
Istapalapa,que
fue
por
la
que
entramos
cuatro
dias
hacia,
y
la de
Tacuba,
que
fue
por
donde
salimos
huyendo
la noche de
nuestro
gran
desbarate,
cuando
Cuedlavaca,
nuevo
sefior,
nos
ech6
de
la
ciudad,
como
adelante
diremos,
y
la de
Tepeaquilla.
Y
viamos
el
agua
dulce
que
venfade
Chapultepec,
e
que
se
provefa
a
ciudad,
y
en
aquellas
res
calzadas,
as
puentes
que
tenifan
echasde
trecho a
trecho,
por
donde
entraba
y
salifael
agua
de
la
laguna
de una
parte
a
otra;
e
viamos
en
aquellagran aguna
tanta
multitudde
canoas,
unas
que
venian con
bastimentos
e otras
que
volvian
con
cargas
y
mercaderias;
viamos
que
cada casa
de aquella gran ciudad, y de todas
las
mis
ciudades
questaban
pobladas
en el
agua,
de
casa a casa
no
se
pasaba
ino
por
unas
puentes
evadizas
que
tenianhechas
de
madera,
en
canoas;
y
viamos en
aquellas
ciudades
cres
e
adoratoriosa manera de
torres e
fortalezas,
e todas
blanqueando,
que
era
cosa de
admiraci6n,
y
las
casas de
azoteas,
y
en las calzadasotras orrecillas
adoratorios
ue
erancomo fortalezas.Y
despu6s
de bien mirado
y
conside-
rado
todo lo
que
habiamos
visto,
tornamos a ver la
gran
plaza
y
la
multitud
de
gente
que
en ella
habia, unos
com-
prando
y
otros
vendiendo,
que
solamenteel rumor
y
zum-
bido de las voces y palabrasqueallihabiasonaba
mas
que
de una
legua...
(Bernal,
197).
Comenta
Stephen
Gilman:
The final
view,
strangely
comparable
o that
of
Valencia
seen
by
Jimenaandher
daughters
rom
he
Alc6azar,
s
given
when
Cort6sand his men follow Montezuma
up
the
great
temple-pyramid.
een fromabove
rather han rom
afar,
he
resonance
of
Urganda
la desconocida
and the castle
of
Bradoid s
nonetheless
still
audible.For Bernal
Diaz
goes
on
translating
an architecture lien in
shape
and
function
into
the turretsand
crenelationsof
medieval
fancy.
Yet,
unlike the castle-inns
of don
Quijote,
here s here
neither
humorousmisrepresentation or wilful failure to
portray
Aztec
reality.
Instead,
would
maintain,
he view
from the
temple
is one of
the most
moving
and
authentically
om-
municative
passages
ever written n
Spanish
133).
Bernalve
la
ciudadde
Mexico como
castillo,
y
se
ve
a si
mismo-y
ve
a
Cort6s--como
digno
sucesorde los
caballeros
andantes.
Observemos
tambi6n
as
alusiones
que
hace Gilmanal
poema
de Mio
Cid,
al
Amadis,
y
al
Quijote:
l
texto
de
Bernal
Diaz
aparece
asi
rodeado
por
grandes
sombras
iterarias,
voca
varias
obras
maestras
de la literatura spaiola. Una cr6nicamenos
efectiva
artisticamente,
on menor
poder
de co-
municaci6n,
no
suscitariaen
sus
lectores
las
mismas
asociaciones.
Y
es
que
en el
fondo el
librode
Bernal
Diaz
resulta
nclasificable.
Lo
mismo
que
el
Facundo
de
Sarmiento,
tambi6n
n
parte
autobiogrifico,
tambi6n
novelesco
y
a la vez
hist6rico,
o
mismo
que
tantos
otros ibros de
las
literaturas
hispaini-
cas,
la
Historia
verdaderano
puede
ser
encerra-
daen
la
casillade un
g6nero
iterario
eterminado,
y su autor, an hibil con la plumacomo con la
espada,
ha
sabido recrearun
mundo
y
unas
experiencias
que
se
comunicancon
intensidad
inusitada,
o
cual lo
coloca
automiticamente n
las filas
de los
literatos.
Incluso creo
que
el
sentido
total de la
obra se
aclara si
la
leemos
como
novela.
Es
cierto
que
novela
equivale
a
ficci6n,
y
en
cambio
Bernal
quiere
darnos
una
historia erda-
dera.
(Es
tambi6n
ierto
que
en
el
Siglo
de Oro
hay
novelas,
como
el
Quijote,
que
sin
dejar
de
serloseanuncian omo historiaserdaderas,
precisan
ncluso
el nombredel
historiador,
n
este caso
el famoso
Cide
Hamete
Benengeli).
La
clasificaci6n de los
textos
literariospor
g6ne-
ros-y
nadiedudade
que
el libro
de
Bernal
s un
texto
literario, ncluido
en
todas las listas
de
estudios
graduados
de
literatura
hispinica-
puede
habersido
util en el
pasado,pero
es cada
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
9/11
802
HISPANIA 5 OCTOBER
1992
vez mis
dificil, incierta,
precaria.
De muchos
textos
modernos
esulta
mposible
precisar
i
son
poesia
lirica,
ficci6n,
o
ensayo:
con frecuencia
son todoello al mismotiempo.
La idea
de
que
sea
posible
escribiruna
histo-
ria
total,
unahistoria
que diga
a
verdad,
oda a
verdad,
y
nada
mais
que
la
verdad,
baisica
para
Bernal
Diaz,
es,
sin
embargo,
una
utopia.
Sabe-
mos
que
el
Renacimiento
s
f6rtil
en
utopias.
En
el
campo
de la
historiograffa,
in
embargo,
poco
desarrollado
urante
a
6poca
renacentista,
a-
bremos
de
esperar
hasta
el
siglo
XIX,
que
es
cuando
a
historiograffa
lcanza u
gran
desarro-
11o,
paraque, ya
en la
segunda
mitad del
siglo,
algunos historiadorespositivistas,como Leo-
pold
von
Ranke,
se atrevan
a
formular
una idea
de acercamiento otal al
pasado.
Lo
que
hace
Bernal
Diaz,
a
pesar
de
ser
sumamente
alioso,
es trazar na
visi6n
personal
de
ciertos
aconteci-
mientos
hist6ricos
desde un
punto
de vista
limi-
tado
y
sin teneracceso a todos os documentos
a
todas as
nterpretaciones.
Pensemos,
or
jem-
plo,
en las
interpretaciones
reacciones
por
parte
de los
aztecas,
en
c6mo
vivieron
y
sufrieron
u
derrota,
tal como se
expresan
en los
textos,
poemasydocumentos eunidosporMiguelLe6n
Portilla
en
La
visi6n
de los
vencidos.)
Si la obra de Bernal no es estrictamente
a
historia
otal,
la historiatotalmente
verdadera,
que
se
propuso
escribir,
qu6
es? Una
compara-
ci6n
con una
autobiografia
ovelada-y
al mis-
mo
tiempo
cronica erdadera el
espiritu
de su
tiempo,
visto
desde a alta
burguesia,
omo es el
librode Marcel
Proust,
A la recherche
du
temps
perdu,
mostraria
nmediatamente
mportantes
diferencias.
Bernal
escribe
no una
autobiografia
sino los
capitulos
centrales
de su
vida
en
la
que
6sta se halla
sumergida,
ubsumida,
n
una
em-
presa
colectiva,
a
diferencia de lo
que
hace
Proust,
mais
personal
independiente
n
su
acti-
vidad,
mais ntrovertido
psicologizante,dejan-
do
aparteque
Proustcambia
nombres,
ombina
dos o tres
personajes
reales
en
un
personaje
ficticio,
etc.
Sin
embargo
acercarel texto
de
Bernal
al
g6nero
novela,
unque
llo
implique
apartarse
e la
intenci6n
riginal
del
autor,
puede
ofrecer
ciertas
ventajas
al
critico,
sobre todo
si
utilizamos a teoria
acerca de la novela
total
desarrollada
or
Mario
Vargas
Llosa,
cuya
acti-
vidad como critico
esti
resultando asi
tan im-
portante
omo su laborde novelista.
Las
deasde
Vargas
Llosaacercade la novela
fueron
expuestaspor primera
ez en una confe-
rencia
que
dio en 1966 en Montevideo
publica-
da en
1974
en Buenos Aires con el titulo de La
novela).
En
esta conferencia
Vargas
Llosa sos-
tiene
que
la novela es unatentativa e
recuperar
lo
que
se
ha
perdido
o
que
permanece
culto en
nosotros; l novelista ecompromete, compro-
mete
todassus
fuerzas,
n
una
aventura
e
resca-
te
para
salvarciertas
experiencias
que
han
que-
dado
en
su
memoria omo obsesiones
angustio-
sas,
como demonios
nternos
ue
lo
atormen-
tan
y
de los
que
tiene
que
liberarse.
Los novelistas
medievales,
como Joanot
Martorell,
el autor de Tirant lo
Blanc,
indica
Vargas
Llosa,
eranmaestros
n
el
arte
de
presen-
tar a realidaddesde
multiples
niveles:
objetivo,
subjetivo,
mitico,
nstintivo,
o cual les
permitia
capturar recrear oda la realidad.El novelista
moderno debe
intentarlo
tambi6n.
La novela
debe intentar rearun
pequefio
universo nde-
pendiente,que
se mantiene
aisladode toda
in-
fluencia
externa,
ncluso la
del
autor.
Estas ideas
serin
desarrolladas n
Garcia
Mdrquez:
Historiade un
deicidio,
de
1971,
y
en
La
orgia
perpetua:
Flaubert
y
Madame
Bovary
(1975).
La
novela
otal, afirma,
puede
compe-
tir
con
la
realidad
eal,
y
confrontar
sa reali-
dad on
unavitalidad,
n
espacio,unacomplejidad
queson cualitativamentequivalentes
la
reali-
dad.Escribir
ovelas,
apunta
Vargas
Llosa,
es un
acto de
rebeli6n
contra a
realidad,
ontra
Dios,
contra
la
creaci6n,
que
es la realidad.Es un
intento
de
corregir,
ambiar,
abolir,
a verdade-
ra
realidad,
eemplazaindolaor
la
realidad
ic-
tiva
que
la novela crea.
El
novelistaes un disi-
dente:
crea una vida
ilusoria,
crea mundosver-
bales
porque
no
acepta
a vida
y
el mundo
como
son
(o
como cree
que
son).
En
la base de
su
vocaci6n,
sefiala
en
su estudio sobre Garcia
Marquez,
se
encuentra
un
sentimientode
in-
satisfacci6n rentea la vida: cada novela es un
deicidio
secreto,
un asesinato
simb61lico
e
la
realidad
Vargas
Llosa,
85).
Una confrontaci6n e esta teoriade la novela
con el texto
de
Bernal
Diaz
permite
sefialar
interesantes reveladoras
emejanzas,
al
mis-
mo
tiempo
insoslayables
diferencias.
Bernal
quiere
crear
on su
pluma
un
universo
otal,
y
lo
hace
con
una
intensidad,
una
urgencia,que
nos
permite ospechar ue
tratade exorcizar demo-
nios internos : na vez
empezada
u
obra
habri
de
seguir
hastael
inalsin
pausa,
omo se
desbor-
da un
lago que
una
presa
mantenia
en
su
sitio
cuando e abreunabrecha n la
presa.
Esavisi6n
total de
Bemrnal
s una rebeli6n
rente
a la ver-
si6n
oficial
que
de la
conquista
se ha venido
elaborando n
Espafiaporparte
de
historiadores
que
conocian los hechos de
segunda
mano
y
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
10/11
BERNAL
DiAZ
DEL
CASTILLO:
RONICA,
HISTORIA,
MITO803
que
habian reado
una
supuesta
ealidad:a
con-
quistaorganizada
n
torno
a un
caudillo,
Cort6s,
convertidoen
semidi6s,
en deidad
cuya
inteli-
genciay cuyo poderhaciancasi innecesario l
esfuerzode sus
seguidores.
Frente
a esta
historia
oficial,
la de
Bernal
Diaz
representa
n
acto de
rebeldia,
y
casi un
deicidio,
en el
sentidode
que
despoja
a Cort6s
de sus
cualidades
mfticas.
El
librode
Bernal
Diaz noes
una
novela,
pero,
sin
embargo,
comunica el
calor,
la
intensidad
emocional
de una buena
novela.
Obedecea una
necesidad
nterna
del
autor,
a de crearo
recrear
un
universo
que pueda
rivalizar
on 6xito con
lo
que
otroscreen
fue la realidad.
ncluye
elemen-
tos literarios-alusiones al romancero y al
Amadis--que
tiendena
mitificar los
personajes
que aparecen
n el texto.
,
finalmente,
si
vemos en el
texto de
Bernal
Diaz
no una
simple
narraci6n
e hechos
pasados,
ino unaobra
iteraria,
na
obrade
arte,
lo
que
antes
pudiera
arecer
n
rasgonegativo,
a
frecuente
nterrupci6n
el
relato
mediantealu-
siones a lo
que
Bernal
estai
pensando
mientras
escribe,
sus
reaccionesante
otras
versiones,etc.,
se convierte en
rasgo positivo
y
sumamente
moderno.
Con frecuencia
Bernal
nterrumpe
u
relato
para
eflexionar
cercadel actode
escribir
este relato: Y no
es de maravillar
que yo
lo
escriva
aqui
desta
manera,
porqueay
mucho
que
ponderar
n ello
que
no
s6
c6mo
lo
cuente,
ver
cosas nunca
ofdas
ni
vistas,
ni
ain
sofiadas,
omo
viamos
Bernal,
175).
En
muchasobras
itera-
rias
modernas-y algunas
clisicas-la
superfi-
cie del
relatose
rompepara
dar
paso
a
alusiones
al creadorde la
misma,
al
acto de
creaci6n,
a la
relaci6n
entre iteratura vida normal.Asi suce-
de en la
segunda
parte
del
Quijote,
en
que
Don
Quijote
se
convierte en
posible
lector
de sus
aventuras n
la
primera arte.
Cervantes
ntra
y
saledel texto
a
lo
largo
de la
novela.
Unamuno n
Niebla
hace
que
el
personaje
central,
Augusto
P6rez,
salga
de la novela
para
dialogar
pol6micamente
con el
autor de la
misma.
Pirandello n
Sei
personaggi
in
cerca
d'autore
aplica
esta
t6cnica al teatro.
Hoy
hablamos
de
novela
auto-referencial
de
metaficci6n. '
Gide,
en
Lesfaux-monnayeurs,
ezcla
y
combi-
na la
narraci6n e una
novela con la creaci6nde
esta narraci6n
por
su autor.
Gonzalo Torrente
Ballester n
Fragmentos
de
apocalipsis
niciasu
novela con el diario
de un novelista
que
estyi
tratando
de escribir una novela como
la
que
estamos
eyendo
en el librode Torrente
allester.
Lope
escribeun
soneto,
el Sonetode
Repente,
que
parece
escribirse
a si mismo.
Finalmente
cabe
imaginar
a
Bemal
Diaz,
viejo,
irritado,
emocionado, n6rgicoodavia, entadopluma n
mano e iniciando
su
reconstrucci6n
el
pasado
(en
un vasto lienzo
en el cual se
incluird
a
si
mismo)
con
la misma
expresi6n
atenta
y
severa
que
serai
mis
tarde a de
Velazquez,
pincel
en
mano,
incluy6ndose
a si
mismo
en el acto
de
creaci6n
al
pintar
as
Meninas.
M
NOTA
Parauna visi6n
de
conjunto
y
con maisdetalles
sobre
este
aspecto
de la literatura
hispainica,
vease mi
ensayo
Fiction ndMetafiction nContemporarypanishLetters.
E
OBRAS CITADAS
Carlyle,
Thomas.
On
Heroes,
Hero
Worship
nd the
Heroic
in
History.
Londres:James
Frazer,
1941.
Col6n, Crist6bal.
Diario del
primer
viaje
de
Col6n. ed.
de
Antonio Vilanova.Barcelona:
Editorial
Nauta,
1945.
Diaz del
Castillo,
Bernal.
Historia
verdaderade
la
conquis-
ta
de la
Nueva
Espafa.
Edici6n
critica
de
Carmelo
Saienz
de Santa
Maria.
Madrid:
C.S.I.C.,
1982.
Durain,
Manuel. Fiction
and
Metafiction
n
Contemporary
Spanish
Letters.
WorldLiterature
Today
(Summer
1986):
398-402.
Gide,Andre.Lesfaux monnayeurs.Paris:N.R.F. 1926.
Gilman,
Stephen.
BernalDiaz del Castillo
andAmadis
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Gaula. En Studia
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Homenaje ofrecido
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DdmasoAlonso,
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1982.
Gonzailez
Echevarria,
Roberto.
Myth
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Cambridge-Nueva
York:
CambridgeUniversity
Press,
1990.
Iglesia,
Ram6n.
El hombre
Col6n
y
otros
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Mexico:
El
Colegio
de
Mexico,
1944.
Leonard,
rving.
Books
of
the
Brave.
Cambridge:
Harvard
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Press,
1949.
Montalvo,
Garci-Rodriguez e.
Amadis
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Gaula. 1508.
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Aguilar,
1954.
Pirandello, Luigi. Sei personaggi in cerca di autore.
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1921.
Plutarco,
Vidas
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Edici6n
consultada,
Mexico:
Editorial
Pornia,
1963.
Sarmiento,
Domingo
Faustino.
Facundo o
civilizaci6n
y
barbarie
en las
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1843.
Edici6n
consultada:Buenos Aires:
Ediciones
Peuser,
1955.
Tolstoy,
Le6n.
Esbozos de
Sebastopol.
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sultada:
Barcelona,
1905.
.
La
guerray
la
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Edici6n
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Barcelona:
Destino,
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Torrente
Ballester,
Gonzalo.
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apocalipsis.
Barcelona:
Destino: 1977.
Unamuno,
Miguel
de.
Niebla. 1920.
Edici6n
consultada:
Madrid:Taurus,1970.
.
En
tornoal
casticismo,
1895.
Edici6n
consul-
tada:
Madrid:Ediciones
Alcahi
1971.
. Paz en
la
guerra.
Madrid:
1897.
Edici6n
consultada:
Buenos
Aires:
Espasa-Calpe,
1946.
Vargas
Llosa,
Mario. La
historia secreta
de una
novela.
Barcelona:
Tusquets,
1971.
.
Garcia
Mdrquez:
Historia
de un
deicidio.
Barcelona:Barral
Editores,
1971.
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7/25/2019 Bernal Diaz Cronica mito historia
11/11
804
HISPANIA 5 OCTOBER
1992
.La
orgiaperpetua,
laubert
MadameBovary.
Barcelona:
Seix
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