Bernhard Waldenfels - Introducción a La Fenomenología, De Husserl a Derrida

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    Introduccin a la fenomenologa

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    Paids Studio

    ltimos ttulos publicados:

    71. S. Akiiilananda -Psicologa hind72. G. Vattimo - Ms all del sujeto73. C. Gccrtz -El antroplogo como autor

    74. R. Dantzer - Las emociones75. P. Grimal -La mitologa griega76. J. F. Lyotard -La fenomenologa11. G. Bachelard -Fragmentos de una potica del fuego78. P. Veyne y otros - Sobre el individuo79. S. Fuzcau-Braesch - Introduccin a la astrologa80. F, Askevis-Leherpeux -La supersticin81. J. P. Haton y M. C. Haton - La inteligencia artificial82. A. Moles -El Kitsch83. F. Jameson -El posmodernismo o la lgica cultural del capitalismo avanzado84. A. dal Lago y P. A. Rovalti - Elogio del pudor85. G. Vattimo -tica de la interpretacin86. E. Fromm - Del tener al ser

    87. L. V. Thomas -La muerte88. J. P. Vemant -Los orgenes del pensamiento griego89. E. Fromm -Lo inconsciente social90. J. Brun -Aristteles y el Liceo91 . J. Brun -Platn y la Academia92. M. Gardner -El ordenador como cientfico93. M. Gardner - Crnicas marcianas94. E. Fromm -tica y poltica95. P. Grimal -La vida en la Roma antigua96. E. Fromm -El arte de escuchar97. E. Fromm -La patologa de la normalidad98. E. Fromm -Espritu y sociedad99. E. Fromm -El humanismo como utopa real

    100. C. Losilla - El cine de terror101. J. Bassa y R. Freixas -El cine de ciencia ficcin102. J. E. Monerde - Veinte aos de cine espaol (1973-1992)103. C. Geertz - Observando el Islam104. C. Wissler -Los indios de los Estados Unidos de Amrica105. E. Gcllner - Posmodernismo, razn y religin106. G. Balander - El poder en escenas107. Q. Casas - El western108. A. Einstein - Sobre el humanismo109. E. Kenig - Historia de los judos espaoles hasta 1492110. . Ortiz y M, J. Piqueras - La pintura en el cine111. M. Douglas -La aceptabilidad del riesgo segn las ciencias sociales112. H. G. Gadamer -El inicio de la filosofa occidental113. E. W. Said -Representaciones del intelectual114. E. A. Havelock -La musa aprende a escribir115. C. F. Heredero y A. Santamarina - El cine negro116. B. Waldeneh - De Husserl a Derrida121. G. Vattimo - Creer que se cree

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    Bernhard Waldenfels

    De Husserl a Derrida

    Introduccina la fenomenologa

    HPAIDSIII Barcelona Buenos Aires Mxico

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    Ttulo original:Einfhrung in die PhnomenologiePublicado en alemn por Whelm Fink Verlag, Munich

    Traduccin de Wolfgang WegscheiderRevisin tcnica de Joan-Caries Melich

    La traduccin de esta obra se ha llevado a cabo con la ayuda deNTER NATIONES, Bonn

    Cubierta de Mario Eskenazi

    -, jrJSrriS ''

    Ia edicin, 1997

    Quedan rigurosamente prohibidas, sin la autorizacin escrita de Ion ululares del Copyright, bajolas sanciones establecidas en las leyes, la reproduccin total o parcial de esta ubra por cualquiermotado n procedimiento, comprendidos la reprografia y el tratamiento informtico, y ladistribucin de ejemplares de ella mediante alquiler o prstamo pblicos.

    1992 by Wtlhelm Fink Verlag GmbH & Co. KG, Munich de todas las ediciones en castellano,

    Ediciones Paids Ibrica, S.A.,Mariano Cub, 92 - 08021 Barcelonay Editorial Paids, SAICF,Defensa, 599 - Buenos Aires

    ISBN: 84-493-0347-8Depsito legal: B-213-1997

    Impreso en Novagrafik, S.L.,

    Puigcerd, 127 - 08019 Barcelona

    Impreso en Espaa - Printed in Spain

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    SUMARIO

    PRLOGO 11

    1. La idea de la fenomenologa 151. Entre psicologismo y logicismo 152. Sentido, objeto y acto intencional 173. Retorno a las cosas mismas 204. Esencia y hechos 22

    2. Ontologas regionales 251, Los crculos de Gotinga y Munich 252, Max Scheler: esencias y valores 273, Romn Ingarden: la ontologa del mundo y de la obra

    de arte 32

    3. Fenomenologa de la conciencia trascendental 351. Reduccin eidtica y trascendental 352. Capas, fases, horizontes de constitucin de sentido 37

    3. Corporeidad, intersubjetividad y temporalidad . . . . 374. El mundo de la vida y la historia 41

    1. La crisis de la humanidad europea 422. Funciones del mundo de la vida 433. El sentido en la historia 45

    5. Evolucin y reconstruccin de la fenomenologa (Alemania, Blgica, Holanda) 491. La fenomenologa de Friburgo y su trmino 49

    2. Nuevos comienzos en Blgica y Holanda 523. Resurgimiento de la fenomenologa en el rea germnica 53

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    6. El camino de Mart in Heidegger a travs de la fenome

    nologa 571. Orientacin hacia la fenomenologa y abandono de

    la fenomenologa de la conciencia 582. La fenomenologa hermenutica del Dasein 593. Sobre la cosa del pensar 62

    7. La fenomenologa de la existencia corprea (Francia) 631. Gestacin y particularidad de la fenomenologa exis-

    tencial 632. Jean-Paul Sartre: la Na da creativa 663. Maurice Merleau-Ponty: el anclaje corpreo en el

    mundo 694. Emmanuel Levinas: en el rostro del Otro 745. Pal Ricoeur: la ambigedad del sent ido 786. Tendencias ms recientes 81

    8. La fenomenologa como nueva ciencia de la vida(Italia) 851. An to ni o Banfi: la apertura de la razn 852. En zo Paci: campo de referencia del presente vivo 86

    9. La fenomenologa en el contexto de lenguaje y sociedad (Pases anglosajones) 89

    1. Umbrales de recepcin de anlisis lingstico en GranBretaa .. ; 89

    2. La generacin de fundadores en Estados Unidos . 903. Alfred Schtz: acto social y mu nd o social 904. Aron Gurwitsch: mundo de la vida y campo de con

    ciencia 925. Investigaciones autctonas 93

    10. La fenomenologa en los campos de la ciencia 971. Fenomenologa y ciencia 972. La psicologa 983. Psicopatologa, psiquiatra y ant ropologa mdica 1024. El psicoanlisis 1085. Ciencias jurdicas y sociales 1116. La pedagoga 1157. Lgica, matemtica y ciencias naturales 117

    8. Ciencias del lenguaje 1209. Esttica, teora literaria y del arte 121

    10. Ciencia de la religin, filosofa de la religin y teologa 128

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    SUMARIO 9

    11. La fenomenologa en el mbito del marxismo 1351.Alemania: la fenomenologa de Friburgo y la Escuela

    de Frankfurt 1362. Francia: fenomenologa existencial y marxismo huma

    nista 1373. Italia: la crisis de la ciencia y de la sociedad 1404. Europa del Este y Centro-Este: la fenomenologa como

    fuerza opuesta al marxismo real existente 141

    12. La fenomenologa frente a sus lmites 1451. El desafo del estructuralismo 1452. Las desconstrucciones de Jacques Derrida y las lindes

    de la fenomenologa 147

    BIBLIOGRAFA 151

    NDICE DE NOMBRES 185

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    PRLOGO

    No cabe duda de que la fenomenologa pertenece a las formas e

    intentos de pensamiento que han caracterizado este siglo que est apunto de terminar y que le ha acompaado desde sus principios. En1900,Edmund Husserl, con susInvestigacioneslgicas*logr un objetivo decisivo. Naci lo que posteriormente se bautiz con el nombrede fenomenologa y que sorprendi a su fundador, como suele pasar con toda fundacin primaria{Urstiftung).Desde sus inicios qued abierta la pregunta de cul sera la finalidad ltima de esta fenomenologa. Si hay algo que la mantiene viva hasta hoy, es seguramenteel hecho de que no permite que sistemas, escuelas y disciplinas le arran

    quen el estmulo del cuestionamiento y de la investigacin de objetivos. Para su fundador siempre se trat de una filosofa de trabajo{Arbeitsphilosophi).Con ello dej radicalmente de lado las querellasde cosmovisin y las frmulas salvadoras del mundo del siglo xrx quesolan presentarse arropadas de vestiduras cientficas, o bien sin ellas,y que en algunos casos slo hoy da estn cediendo terreno, o que estn teniendo un espordico renacimiento bajo otra forma. En una leccin magistral de 1925, Heidegger afirmara: La grandeza del descubrimiento de la fenomenologa no se halla en los resultados fcticos,

    calculables y criticables.,., sino en el hecho de que representa el descubrimiento de la posibilidad de una investigacin filosfica (GA 20,184).Y Merleau-Ponty lo corrobora al hablar en el prlogo a suFenomenologade lapercepcinde una manera, de un estilo que caracterizala fenomenologa como movimiento: en su seno hay ebullicin, comosucede tambin en las obras de Balzac, de Proust, de Valry o de C-zanne. No se presta a una lectura cannica. Ms bien tiene razn R-coeur cuando observa: La fenomenologa consiste en buena parte enuna historia de herejas husserlianas. La arquitectura que seala la obra

    * Logischen Untersachungen.

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    del maestro ha contribuido a que no se diera una ortodoxia husserlia-na (Ricoeur, 1986a, 156). Esto significa que el movimiento fenome-

    nolgico, al Igual que todo pensamiento vivo, no se puede representarcomo movimiento lineal. Ocurren radiaciones y ramificaciones, anticipaciones y regresiones, variaciones que en parte se solapan y se cruzan, que en alguna ocasin viven de espaldas, y que no permiten quesean transformadas en estructura inmutable.

    La presente introduccin quiere ofrecer una orientacin general.No puede sustituir las histricas presentaciones globales de H. Spie-gelberg(31982)y S. Zecchi (1978), ni el tratado acerca de la filosofafenomenolgica de E. Strker y P.Janssen (1989); tampoco pretende

    reemplazar obras globales de orientacin regional, como sera el casode mi propio tratado acerca de la fenomenologa en Francia (1983),y ni mucho menos puede sustituir la literatura especializada que tratade las figuras centrales de la fenomenologa, y se dedica a reas especficas,a la repercusin de la fenomenologa sobre determinadas disci

    plinas cientficas, o que se refiere a tradiciones nacional-culturales particulares en el mbito fenomenolgico. No obstante, debera conseguirel objetivo de transmitir una visin al mismo tiempo puntual y matizada de la fenomenologa, poniendo algunos acentos especficos y es

    timulando futuras investigaciones y descubrimientos.Por un lado, nuestra intencin es la de transmitir una clara impre

    sin no slo de ladiversidadhistrica sino tambin de ladiversidadgeogrfico-culturalde una fenomenologa que cada vez ms ha venidoadquiriendo el carcter de una comunidad filosfica ecumnica, conmultiplicidad de centros de accin, a la que nuestra presentacin individual slo puede corresponder parcialmente. Por otro lado, nos parece importante tomar suficientemente en consideracinel intercambioentrelafilosofa y las distintasdisciplinasparticulares.Aqu se muestran posibilidades de fenomenologas regionales que slo un aprioris-ta riguroso puede descalificar como meras reas de aplicacin de unafenomenologa filosfica pura. Descuidar esta interaccin significaraestrechar artificialmente la visin, fenomenolgica y reducir tericamente la verdadera historia de la investigacin fenomenolgica. Finalmente, debe hablarse de lacontroversiamantenidaen puntos decisivosconotras lneasde pensamiento.Con ello nos referimos especficamente a la disputa con el positivismo, con el marxismo occidental y oriental,con la filosofa del lenguaje, as como con el estructuralismo francs y sus derivados. El que sean fluidas las fronteras hacia elexistencialismo, hacia la hermenutica y el desconstructivismo, es algo

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    PRLOGO 13

    que se da por supuesto. Todo nuestro esfuerzo ha estado orientadoa descubrirelpotencialde la fenomenologa y, en su caso, aumentarlo.El acento est en el objeto de la fenomenologa que todava hoy enda puede ser fuente de impulsos, siempre que stos no se sacrifiquenen aras de una mera sabidura de textos y habilidad metodolgica. Parala fenomenologa sera burlarse de s misma si acabara convirtindoseen mero archivo y comentario sobre ella misma.

    La presentacin del conjunto tiene la siguiente estructura. En primer trmino, damos la palabra sobre todo a Husserl, en las etapas principales de su pensamiento (caps. 1, 3, 5), y la repercusin inmediataque tuvo en los primeros crculos de la fenomenologa de Gotinga y

    de Munich (cap. 2). Se sigue la transformacin de la fenomenologaque tuvo su inicio en Friburgo y que a travs de nuevos comienzosen Blgica y los Pases Bajos nos devuelve a Alemania (cap. 5), dondeencuentra su punto culminante en la obra de Heidegger (cap. 6). Yaen los aos treinta se multiplican las reas y los centros de influenciafenomenolgica, desde Francia, pasando por Italia, hasta llegar a los

    pases anglosajones, desarrollando la fenomenologa en cada caso formas y contenidos especficos (caps. 7 a 9). Se sigue un paseo extenso

    por la investigacin detallada e inspirada en la fenomenologa dentro

    del mbito de las distintas disciplinas, desde las ciencias humanas ysociales, pasando por las ciencias formales, naturales y lingsticas, hastallegar a los campos del arte y de la religin(cap.10). Los dos captulosfinales tratan de la disputa de la fenomenologa con el marxismo, reaen la cual desempean un papel particular Europa oriental y Europacentroriental (cap. 11), as como la controversia mantenida con el es-tructuraismo que en la obra de Derrida alcanza la zona fronteriza deuna fenomenologa marginal (cap. 12), No slo ah sino en ampliasreas de la fenomenologa se perfila la posibilidad de que sta haga

    referencia a sus propias fronteras, en vez de negarlas o saltarlas mediante un simple cambio de lugar.

    En aras de prevenir falsas expectativas, cabe mencionar finalmenteaquello que en esta presentacin compacta de la fenomenologa hubode ser excluido total o casi totalmente. El peso de la presentacin seconcentra en aquellos textos y protagonistas donde la fenomenologaadquiri carcter propio significativo o donde se perfila un campo deinvestigacin especfico, tomndose en consideracin casi siempre

    de manera slo implcita el inmenso trabajo de investigacin puntualen cuanto a autores como Husserl, Heidegger, Merleau-Ponty, o Schtz.Adems, en autores como Heidegger, Sartre, Ricoeur, Derrida, o Paci

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    se lleva a cabo una ponderacin subjetiva. Su obra se considera en lamedida en que, con ms o menos razn, sta pueda ser relacionadacon la fenomenologa. reas de accin difusas que no pueden ser relacionadas ni con el tema central de la fenomenologa ni con su contexto expreso, y donde constituye slo un elemento entre otros, no semencionan, a objeto de que el movimiento fenomenolgico no se convierta en avalancha incontenible. Algo parecido es vlido en casos comoNicolai Hartmann, Helmut Plessner, o Hans-Georg Gadamer en losque la fenomenologa desempea claramente un papel, pero donde el

    peso de la filosofa se determina de otro modo. Que alguno de los lectores encuentre lo que no ha estado buscando, y que otro est buscan

    do lo que no encuentra; que al uno la fenomenologa no le parezcalo suficientemente pura, y al ot ro no lo suficientemente diversificadatodo ello no lo podremos evitar del todo . Esperamos que las amplias notas y referencias bibliogrficas compensen a algunos de nuestros lectores.

    Y, finalmente, unas palabras sobre el origen de esta publicacin.Su contenido central se remonta a un extenso captulo, Fenomenologa, publicado en laEnciclopedia Italiana. Quisiera dar las gracias alos editores italianos, especialmente a D. Tullio Gregory, por su gene

    rosidad a la hora de permitirme que utilizara el texto elaborado conesa finalidad para la versin ampliada del libro publicado en alemn.Al or hablar de Enciclopedia, que nadie se asuste! Los editores italianos dieron gran importancia a una presentacin plstica en que sevieran claramente la gnesis, las circunstancias y los obstculos relacionados con los pensamientos. Esto significa al mismo tiempo quetal presentacin no es de origen aleatorio sino el resultado de determinada posicin, de determinada escritura. Quien se escandaliza con-ello,que ponga manos a la obra para seguir diversificando sus distintos as

    pectos . Desempeando mi papel de espectador part icipante, he intentado no sacrificar la pluralidad de las posibilidades en beneficio de opciones propias. Pero negar stas no solamente sera pedir demasiadosino sera tambin una recomendacin inservible. Llevar una experiencia a que se pronuncie acerca de su sentido inherente sigue siendouna empresa paradjica, quirase o no.

    Por la tan valiosa ayuda en la redaccin del manuscrito quisieradar las gracias a mis colaboradoras de Bochum, Iris Darmann y Antje

    Kapust; adems, doy las gracias a la seora Annemarie Ernst por sudedicacin a la hora de confeccionar el manuscrito.

    Munich, marzo de 1992

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    CAPTULO 1

    LA IDEA DE LA FENOMENOLOGA

    S se quiere hablar de una fase fundacional de la fenomenologa,sta coincide con los aos de 1887 a 1901, cuando Edmund HusserI(1859-1939) enseaba comoPrivatdozenten la ciudad de Halle. En loque concierne a la denominacin fenomenologa, no es atribuible,como es sabido, a propio HusserI. Independientemente de su utilizacin ms antigua en la terminologa filosfica que se remonta a Lamben, Kant, Fichte, Hegel, Lotze, y E. von Hartmann, el trmino, tal

    como aparece en investigadores naturalistas como E. Mach, L. Boltz-mann, o G. R.Kirchhoff,formaba parte del da a da cientfico cuandose trataba de oponer la descripcin de los fenmenos a una explicacin terica de los mismos (Spielberg, 1982, 6-19). Pero slo en HusserIel trmino sube de categora, pasando de una mera etapa del saber cientfico, o de una variante metdica de la investigacin cientfica, a ladeterminacin central de una filosofa que se declara a s misma comofenomenologa, al principio todava de manera poco decidida. En laintroduccin al volumen segundo de lasInvestigacioneslgicas,la fe

    nomenologa an se caracteriza mediante el modesto pero equvocoepteto de psicologa descriptiva lo cual queda posteriormente revisado en la 2.aedicin de1913,o sea, a nivel de la posicin delasIdeas/.*

    1. Entrepsicologismoy logicismo

    El punto de partida de la fenomenologa se caracteriza por un cli

    ma fuertemente influido por el neokantismo. La filosofa, entonces,

    * Ideen I.

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    se vea obligada a buscar su salvacin en parte en un formalismo, enparte en una ciencia unificada, en parte apoyndose en otras ciencias.De este modo, no slo perdi su autonoma sino tambin su importancia para la vida, una prdida que a menudo fue compensada mediante filosofas de cosmovisin. El mismo Husserl, que haba iniciado su carrera en el campo de la matemtica, al intentar encontrarun fundamento para la matemtica y la lgica, dio con la psicologaque estaba tomando el relevo de la filosofa como ciencia fundamental.SuFilosofade la aritmtica?de 1881, todava iba a remolque deaquello que Gottlieb Frege, en su recensin de esta obra primera, yel mismo Husserl en el volumen primero de lasInvestigaciones lgicas

    denunciaran como psicologismo, es decir, el intento de deducir a partirde sucesos y condiciones realpsqucos{realpsyckische Vorgngeund Be-dingungen)las leyes inherentes de la lgica, as como las dems esferasde validez de la tica, de la esttica y la religin. Sin embargo, si elantipsicologismo no debera degenerar en un logicismo platnico quese contentase con la mera validez(Gelten)de valores, con enunciados y verdades en s(Stze und Wahrheiten an sich),o con hechosfcticos[bestehendeSacbverbalt),como por ejemplo en H. Lotze, B.Bolzano y A. Meinong, entonces se trataba de tender un puente entrelas leyes ideales y la vivencia real.

    Una primera sugerencia en este sentido la hizo Franz Brentano(18384917) cuyas lecciones magistrales vicnesas fueron atendidas porHusserl (al igual que por Freud) y que a travs de Cari Stumpf(1848-1936), profesor de filosofa de Husserl en Halle, ejerca una graninfluencia sobre la psicologa de su poca. El objetivo de Brentanoera una autntica psicologa desde el punto de vista emprico,La psicologadesde el punto de vista emprico** como reza el ttulo de su

    obra fundamental publicada en 1874. Para ello es necesario que la psicologa disponga de un objeto cuyas determinaciones no provengande otras disciplinas. Y para diferenciar entre fenmenos psquicos yfsicos, Brentano les atribuye una relacin en cuanto a un contenido(Beziehungaufeinen Inbalt),una direccin hacia un objeto{Rich-tung aufein Objekt)que caracteriza como inexistencia... intencionalde un objeto(intentionale...InexistenzeinesGegenstandes),remontndose al lenguaje conceptual medieval (Psycbologie..., 1955, 124). No

    * Philosopbie der Athmetik.**Psychologie vom empinscken Standpunkt.

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    LA IDEA DE LA FENOMENOLOGA 17

    obstante, una mera paralelizacin de fenmenos vivibles y realidad fsica deja abiertas muchas cuestiones, entre ellas la cuestin de cmoy a partir de dnde se debe percibir y comprender la dualidad psquico-fsica, sin hacer ninguna concesin a las ciencias reales existentes, conla cual el nuevo enfoque quedara nuevamente reducido a las aporasdel psicologismo y fscismo. Como Heidegger lo formulara ms tar

    de,el modo de ser(Seinsart)de la intencionalidad queda indeterminado. Ms radicales en su argumentacin fueron los dos representantes del positivismo, Richard Avenarius y Ernst Mach, intentando eluno la recuperacin de un concepto natural del mundo(natrlichenWeltbegrifj)mientras que el otro se basaba en un entorno de sensaciones psicofsicamente neutral donde el objeto y el yo se movan haciala disolucin del mundo y la autodsolucion con las caractersticasde una mstica profana que ha dejado sus vestigios enEl hombre sincualidades*de Robert Musil.1Pero Husserl, que conoca bastante bien

    todos estos intentos (Lbbe, 1972, Sommer, 1985), utiliz los impulsos para buscar su propio camino. La afirmacin posterior: Nosotros somos los autnticos positivistas (Hua, 111,46), es indicio de esasprimeras vecindades.

    2, Sentido, objeto y acto intencional

    Si la relacin entre acto de vivencia y su objetivo ltimo debe significar ms que una relacin real entre conciencia y objeto, entonceslo vivido como tal ha de caracterizarse como intencin referida(be-

    zgliche Intention) (Hua,XIX/1,pg. 385), de modo que en el casode acto y objeto el uno no puede darse sin el otro. Esto da origen auna problemtica que ms tarde se denominar problemtica de correlacin. La adscripcin de acto y objeto se orienta en puntos devista insignificantes e hitos de palabras como cmo o como[Wieoder Ais)que se pueden considerar el ojo de la aguja de la fenomenologa. De este modo, ya en suInvestigacinlgicaV**(Hua, XLX/1,

    * Mann ohneEigenschaften.**V-LogiscbeUntenuchung.1. En cuanto a a relacin mas profunda entre Husserl y Musil que de un modo

    decisivo va ms all de contactos histricos, vase H. Cellbrot, Die BewcgungdesSin-iies{El movimiento del sentido). En cuanto a ia fenomenologa de R. Musil referenteaE.Husserl, Munich, 1988. Acerca de Schcz y Musil, vase ei conocido estudio deP.Berger (trad. al. en: Grathoff/Waldenfets, 1983, vase Bibliografa, C5 (5)).

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    414),Husserl establece una diferencia entre objeto intencionado(Ge-genstand,welcberintendiertist)y objeto tal como est intencionado(Gegenstand,so wie er intendiertist).El objeto noessencillamente unoy el mismo; el objeto resulta ser l mismo en la alternancia de modosfactuales y modos intencionales, en que es observado desde cerca odesde lejos, desde este ngulo o aquel otro, en que es percibido, recordado, esperado o fantaseado, en que es juzgado, tratado o anhelado,en que es afirmado como real, como posible o en que es consideradodudoso o negado. Este enunciado de variaciones podra ser ampliado,tambin podra ser histrica y culturalmente concretado, y todo ellodeja entrever mucho de aquello que ira a ocupar e inquietar la feno

    menologa a lo largo de los aos.La caracterstica fundamental del algo como algo(etwas ais et-

    was) que se puede designar como diferencia significativa (Walden-fels,1980, 86,129) nos remonta a la determinacin aristotlica delentecomoente(des SeiendenaisSeienden),pero tambin a la determinacin kantiana del conocimiento trascendental que se ocupa no de losobjetos sino de nuestro modo de conocerlos, tal comoseaposible, a

    priori.Esta caracterstica fundamental anticipa ademsSery tiempo*de Heidegger, donde en el prrafo 33 se distingue entre un como her-menutico(hermeneutischesAis),como el modo y la manera de cmoalgo se interpreta y se comprende, y un como apofntico,(apophan-tiscbesAis) como el modo y la manera de cmo algo se relata y sedice. Husserl trata estos aspectos, en primer lugar, en la forma del significado o del sentido mediante los cuales una expresin significanteo una intencin de significado indica el objeto en cuestin y eventual-mente lo hace cognoscible como hecho real. Y, al revs, el acto intencional trtese de una percepcin, de una decisin intencional, trte

    se de amor y odio, alegra y tristeza se determina como vivencia quede por s, de cualquier modo, se refiere aalgo.En su obraIdeasI,Husserl denomina esta doble estructura, que es aplicable directa o indirectamente a todas las vivencias de la conciencia, como dualidad de ne-sis y nema. A su vez, el nema como tal debe entenderse en el sentidode una pura teora del significado o de una doctrina de la verdad queva ms alia una diferenciacin que en los tratados de Husserl frecuentemente queda desdibujada (Bernet, en Ph.F. 8). Lo decisivo esque el cmo o como (Wie oderAis), se trate de la delimitacin

    * Sein und Zeit.

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    LA IDEA DE LA FENOMENOLOGA 19

    en el espacio, del aspecto temporal, de la modalidad (real, posible, etc.),del carcter cognitivo (dxco) o prctico, no constituye ni una caracterstica objetiva, o sea, parte del Que intencionado, ni componente real de un acto o de una condicin vividos. Con ello, la doctrina husserlana de la intencionalidad socava el dualismo moderno deinterior y exterior, del vivir inmanente y de la realidad trascendental.En la medida en que alguien vive o experimenta algo, se encuentraen s mismo con otro{beianderem),se halla fuera de s mismo, se so

    brepasa a s mismo.Los sucesores de Husserl han sacado de ah consecuencias mucho

    ms radicales. En Heidegger, que en susLecciones sobrela historia delconceptode tiempo*destaca el carcter innovador de la doctrina husserlana de la intencionalidad, sta se convierte en exttica de la existencia. De modo parecido, en un ensayo primero, Sartre saluda la in

    tencionalidad como aquello que hace que nuestra conciencia sefragmente al enfrentarse al mundo. Merleau-Ponty descubre debajo delumbral de la intencionalidad del acto una intencionalidad operante{intentionalit operante)no dominada por la conciencia. Finalmente,Levinas ve en la intencionalidad la derrota de la imaginacin quelleva a que el pensamiento como tal se descontrole.

    Pero, a partir de la teora hussleriana del significado se abre tambin un camino hacia la filosofa analtica. Con la ampliacin de la

    relacin dual entre ano y objeto mediante la introduccin por Husserl de un elemento intermedio, el llamado nema, resultan relaciones en cuanto a la diferenciacin hecha por Frege entre imaginacin,sentido y significacin(Vorstellung,Sinn undBedeutung)tal comohan sealado D. Follesdal yJ. N. Mohanty, e igualmente en cuantoa teoras del comportamiento sujeto a reglas, como han venido desarrollndose en el entorno de Wittgenstein o en Searle (vase cap. 9.5).Entre los fenomenlogos y los analticos puede entonces plantearsela cuestin de hasta qu punto y en qu medida el significado de ex

    presiones, enunciados y acciones debe atribuirse a intenciones subjetivas o a normas pblicas, siempre y cuando los unos renuncien a reducir el sentido a vivencias interiores, y los otros, a comportamientosexteriores.

    * Vorlesungen zur Gescbkbte des Zeitbegriffs.

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    3. Retorno a lascosas mismas

    Si la fenomenologa encontr su propia consigna, entonces sta consiste en la afirmacin muchas veces citada Volvamos a las cosas mismas!(Zurck zu denSachenselbst).Es fcil trivializar esta consignay hasta burlarse de ella. El condeLeinsdorf,secretario honorfico dela Parallelaktion, que en la Kakania de Musil debe remediar los dficits de sentido que van surgiendo, posee carpetas llenas de diversasfrmulas de regreso: Si prescindo del natural deseo de volver a la creencia, uno puede defender todava un regreso al barroco, al gtico, alestado natural primario, a Goethe, al derecho alemn, a la pureza de

    las buenas costumbres, y a unas cuantas cosas ms. Mientras tanto,este listado podra ampliarse. Cmo debemos, entonces, interpretarla llamada de Husserl?

    En primer trmino, la mxima exige una actuacin que hace avanzar volviendo, o que da un paso atrs, como podemos leer en Hei-degger (GA 9, 343). El mismo Husserl habla varias veces de un movimiento en zigzag; no admite ninguna visin pura que se destaque deentre la marcha de las cosas, sino una visin que incluye tambin lare-visin y la pro-visin.

    Las cosas mismas de que aqu se trata no se presentan a nuestrosojos descubiertas, estn ah y no estn ah, conocidas y desconocidasal mismo tiempo. Visto negativamente, su descubrimiento significa elejercicio de unaepoch fenomenolgica en sentido original (Hua, III,40 y sig.), un trabajo de desmantelamiento que an se puede observaren la destruccin de la metafsica llevada a cabo por Heidegger, y enla desconstruccin de textos clsicos realizada por Derrida. Este movimiento de desmontaje origina distintas lneas fronterizas donde la

    fenomenologa tiene que comprobar su fuerza de renovacin.La crtica se dirige, por un lado, contra el ya mencionado naturalismo que puede ser calificado como deformacin filosfica de las ciencias naturales. Ah las cosas mismas se ven reducidas a hechos elementales cuya cohesin asociativa y causal se hace de tal manera que pierdensu relacin con la vida y su sentido de la vivencia. De esta forma, elcolorido de las cosas es sustituido por ondas elctricas, imgenes reticulares y ecuaciones funcionales a las que posteriormente se les aaden vivencias cromticas. Se plantean entonces cuestiones disparata

    das,tales como por qu la persona humanavelas cosas correctamente,a pesar de la proyeccin inversa de la imagen sobre la retina, como

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    si la persona no fuera nada ms que un fotgrafo cuya conciencia seha convertido en cmara oscura. Un paso ms, y en el entorno de J.St. Mili el mismo enunciado de contradiccin se atribuye a mentalstatesmutuamente excluyentes. Existe parentesco entre el naturalismoy cierto tecnicismo que convierte cualquier significado en significacin de juego (Spielbedeutung) (Hua,XIX/1,75) que ya slo puededefinirse sintcticamente en el mbito de reglas lingsticas cientficas.Las cosas mismas quedan reducidas a su manipulabilidad funcional.El rechazo se refiere igualmente a cierto historicismo que podracalificarse de deformacin filosfica de las ciencias humanas. Las cosas mismas se convierten en personajes histricos; su pretensin de

    verdad queda vaciada o se va perdiendo en mera sabidura acadmica.En este contexto, Husserl no se muestra indulgente ni con Dilthey porel cual siente el debido respeto en cuanto a sus logros hstrico-hermenuticos.2Filosficamente, la crtica de Husserl se dirige finalmente contra un pensamiento sistemtico, al estilo del neokantismo,con el que Husserl se encuentra sobre todo en la obra y en la personade Pal Natorp (Kern, 1964). A una construccin desde arriba, lle opone una filosofa desde abajo donde las leyes de construccinpueden ser deducidas a partir de la descripcin plstica de la cosa misma. En su ensayo programticoLa filosofa comocienciaestricta*publicado en 1910 en la revistaLogos, toma el clsico criterio cientficocomo punto de orientacin, no para sacrificar la filosofa en aras delas ciencias sino para proteger stas de sus propias arrogancias cientficas e intrusiones de cosmovisn, y para colocarlas sobre una base slida. La filosofa es la ciencia que se autointerroga, y en esta medidaes ms que una ciencia positiva. Completando una frase de Husserl,

    podemos decir: El impulso de la investigacin no debe venir ni de

    las filosofas, ni tampoco de ciencias positivas o cosmovisiones legadas,sino de las cosas y de los problemas mismos (Hua, XXV, 61).Heidegger aplica esta mxima a la misma fenomenologa cuando al

    principio de su leccin magistral sobreProblemas fundamentales de lafenomenologa**en 1927, estipula: No queremos saber histricamentede qu se trata en el caso de la orientacin filosfica moderna llamada

    2. En cuanto a la relacin entre Dilthey y la fenomenologa, vasePban.Forschun-

    gen(Investigaciones fen.) 16 (1984).* Philosophieaisstrenge Wissenschafi.

    ** Grundprobleme der Phnomenologie.

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    fenomenologa. No tratamos de la fenomenologa sino de lo que statiene como objeto.

    Pero,de qu trata entonces la fenomenologa misma? Qu significa el regreso a las cosas mismas cuando las vemos como positivas?Significa, sencillamente, que los puntos de vista segn los cualesseobservan y se tratan las cosas, han de ser desarrollados a partir de la visin de la cosa, y sobre ningn otro fundamento. La cognicin noes otra cosa sino un movimiento que a partir de una distancia de contemplacin inicial(anjunglicherAnschauungsferne)lleva hasta la proximidad absoluta(absoluterNdbe),yla verdad tal como se la determina con precisin enInvestigacin lgicaVIsignifica que lo pensado

    se muestra tal cual como es pensado, y que es pensado tal cual como semuestra. Esta aproximacin y este alejamiento de las cosas mismas nodeben ser malentendidos en el sentido de una percatacin inmediata,de una pura intuicin; se trata ms bien de un proceso en que estnindisolublemente entrelazados el contenido objetivo y el modo de acceso aste.Percibir otra cosa es percibir al Otro, como dice tajantemente Levinas (1967, 146). La ya mencionada diferencia entre el Quy el Cmo, que se vislumbra en la frmula algo como algo, da resultados tambin en este caso. As, en su famoso Principio de todoslos principios*que formula enIdeas/(Hua, DI, 52), Husserl exige quetodo lo que se nos ofrece como primario en la "intuicin" (es decir,en su realidad corprea) sea aceptado sencillamente como tal,comolo quese nos ofrece, pero tan slodentro deloslmitesen que se nosofrece (la cursiva es deB.W.). Posteriormente, Heidegger se adherira a su manera a este planteamiento (vase cap. 6.2). El ser mismode la cosa no es un ser como tal, sino un modo preferido de lo dado.La fenomenologa en sentido filosfico de la palabra empieza slo ah

    donde no solamente se levanta el inventario de fenmenos objetivos,sino donde la fenomenadad de los fenmenos y su logos mismose convierten en asunto (Ricoeur,A l'coledelaphnomnologk, 141).

    4. Esencia yhechos

    La mxima de una nueva objetividad signific una liberacin dela visin, vivamente saludada por muchos contemporneos, de las ata-

    * Prinzip aller Prinzipien.

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    duras de prejuicios, reservas tradicionales y limitaciones metodolgicas.Ten el valor de servirte de tus propios sentidos!, as podramos

    modificar la mxima kantiana. Esta liberacin beneficia a muchos ydesvela una multiplicidad de fenmenos. Construcciones numricas,leyes lgicas, frmulas fsicas y disposiciones prcticas forman partede ello, al igual que vasos, ciudades, cuadros, figuras de cuentos de hadas,escenas onricas, fantasas demenciales, imaginaciones infantiles;y hasta partculas sintcticas como el Y, as como combinacionesverbales sin sentido como un O verde, con las cuales los surrealistasy los dadastas desafan la realidad, no quedan excluidas de la reflexin. Esto no quiere decir que Husserl hubiese exigido visin para

    toda cognicin, todo lo contrario. No obstante, buscaba lo visualentoda cognicin (Strker, en Strker/janssen 1989, 38). Pero, cmoimpedir que el anticonformismo de la mirada se transforme en aleato-riedad y que de ah surja algo de lo que Husserl y Scheler advertanexpresamente: una fenomenologa de tebeos (Bilderbuchphnome-nologi).

    Una primera barrera contra un deshilvanado puro y simple(purZerfaserung) de los fenmenos la ofreca la muy familiar distincinentre esenciayhecho. Lo que se quiere decir mediante una expresinverbal y lo que se ofrece a la contemplacin gratificante, debe ser distinguido de aspectos casuales y fenmenos concomitantes accidentales.EnInvestigacinlgicaII,Husserl liber la abstraccin eidticade sus elementos empricos concomitantes, y enIdeas/habla expresamente de una visin de la esencia{Wesenserscbauung) o intuicinde la esencia(Wesensanschauung),que da lugar a un eidos,una esencia. La neutralidad metdica que en un primer momento se contenta

    ba con dirigir la mirada a lo originalmente dado como tal, evit que

    Husserl comprendiera el ser ideal de las esencias en el sentido de unrealismo de ideas. Para l, las ideas son objetos en sentido metdico,es decir, algoacercade lo cual algo se puede decir y afirmar, comosi de objetos individuales se tratasee (Hua,XLX/1,52;ILT,15,48). Cuando se dice que las leyes lgicas tendran validez independientementede si de algn modo existen o no personas pensantes (Hua, XIX/1,105), hay que leerlo como expresin hiperblica de una legitimidadideal propia cuyo mbito se extiende a todos los mundos posibles, A

    pesar de ello, quedan abiertas cuestiones importantes, como por ejem

    plo las siguientes: Cmo se puede diferenciar metdicamente la visin de la esencia de una simple intuicin? Ser que la esencia consti-

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    tuye un Qu puro, que ya no est subordinado a un Cmo limitadoy variable? Cmo se puede determinar el ser ideal de objetos co

    munes en un sentido ms que puramente metdico? Buscando respuestas a estas preguntas hubo las primeras divergencias dentro del entonces an joven movimiento fenomenolgico. La fenomenologa de laesencia{Wesensphnomenologie}abri paso hacia una nueva ontolo-ga o fue simplemente una etapa en el camino hacia una nueva fenomenologa de la conciencia (Bewusstseinsphdnomenologi)}

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    CAPTULO 2

    ONTOLOGAS REGIONALES

    En los aos de 1901 a 1916, cuando Husserl estaba viviendo enGotinga, la fenomenologa experiment una primera fase de consolidacin. En 1913 se public el volumen I de lasIdeas relativas a una

    fenomenologa puray unafilosofafenomenolgica?Este volumen constituy al mismo tiempo una primera contribucin alAnuario defilosofae investigacin fenomenolgica'^ editado por Husserl entre 1913y 1930, conjuntamente con Moritz Geiger, Alexander Pfander, AdolfReinach y Max Scheler, y donde se publicaron otros ensayos importantes,como el de Scheler,Formalismo en la tica?** yel de Heideg-ger,Ser y tiempo?'1'** Los nombres de los coeditores sealan al masamplio crculo de Gotinga y a los fenomenlogos de Munich que, sinembargo, no van ms all de lasInvestigaciones lgicas de Husserl yse negaron a su nuevo cambio trascendental.

    1. Loscrculosde Gotinga y Munich

    Haba muchos filsofos incipientes que tuvieron un primer contacto con Husserl en Gotinga, para despus seguir sus propios caminos;ste fue el caso del filsofo de la religin Jean Hering (1890-1966),del historiador de las ciencias Alexander Koyr, nacido en Rusia(1892-1964), de Hans Lipps (1889-1941), del editor de una lgica her-

    *Ideen zu einer reinen Phanomenologie undphnomenologischenPhilosophie.

    **Jahrbucbfur Philosophie und phanomenologtscheForsckung.1!"t*Formalismus in der Ethik.**** Sen und Zeit.

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    menutica de orientacin lingstica Helmuth Plessner (18914985),que conjuntamente con Scheler fue fundador de una antropologa fi

    losfica, de Wlhelm Schapp (1884-1965) jurista, que en los aos cincuenta public una filosofa de la historia concebida como narracin,y finalmente el filsofo ruso Gustav Spet (18794940) que contribuya que Husserl fuera conocido en Rusia (vase cap. 11.4). No obstante,el ncleo del crculo de Gotinga (Spiegelberg 1982, 166 a 267) lo formaban algunos fenomenlogos ms jvenes que en buena parte se pasaron de Munich a Gotinga, como fue el caso de Johannes Daubert(1877-1947), de Moritz Geiger (18804937), de Adolf Reinach (1883-1917),de Hedwig Conrad-Martius (18884966), de Dietrich von Hil-

    debrand (18894977), y en parte tambin de Max Scheler y, finalmente, del polaco Romn Ingarden, de los que posteriormente hablaremos con ms detalle.

    El crculo de Munich, al que Eberhard Av-Lallemant ha prestadosu especial atencin (Kuhn, Av-Lallemantet al.,1975), encontr sucaldo de cultivo en el crculo de trabajo formado alrededor de Theo-dor Lipps (18514914) que se dedicaba especialmente a una forma dela psicologa descriptiva que incida tambin en la esttica. Sin embar

    go,a la filosofa de Lipps no se le ha ahorrado la acusacin de psicolo-gismo. Lo mismo se puede decir del trmino empatia (Einfhlung)utilizado por Husserl en su teora de la intersubjetividad, pero transformndolo trascendentalmente. Un discpulo de Lipps, AlexanderPfander (18704941), finalmente iba acercndose ms a Husserl. Trabajaba a nivel de una psicologa fenomenolgica, tratando de asuntoscomo motivacin, sentimiento y carcter, vinculndolos a unaFenomenologade lavoluntad*(1900) que en la obra de Ricoeur,Philosop-hiede la volont,encontr un eco tardo. En conjunto, Pfander repre

    sent una variante realista de la fenomenologa a la que, sin embargo,difcilmente se le puede atribuir el nivel de problemtica del idealismo husserliano.

    En esta orientacin realista, los ms jvenes fenomenlogos de Gotinga y de Munich hallaban algn amparo; no obstante, su portavozlo encontraron en Adolf Renach que en su ponencia de 1914, Ques la fenomenologa? (Was ist Phanomenologie?) llev a unos extremos desconocidos la variante de una fenomenologa de la esencia(Wesensphdnomenologi) es decir, la comprensin de esencias, su in-

    * Phanomenologie des Wollens.

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    terrelacion y las leyes que las rigen (Wesenheiten, Wesenszusammenhangeund Wesensgesetze),convirtiendo la eidtica de modo distinto de Hus-

    serl o de Merleau-Ponty en un objetivo final a ser librado de condiciones naturales, histricas y lingsticas. El regreso a las cosas mismas se convierte en pura, no encubierta intuicin de las esencias(reine, unverdeckte Intuition der Wesenheiten) (SW 1, 550). Esta fenomenologa de objetos que se una a una fenomenologa de actos,esta fenomenologa ontolgica que se present lado a lado con unafenomenologa trascendental (Conrad-Martius, Schr. z. PbilosopbieIII, 393 y sigs.), poda conducir ms o menos a vas platnicas o aristotlicas pero no alcanz ni el radicalismo de una experiencia abier

    ta cuyo orden est en juego en la experiencia misma, ni tampoco laperspect iva de un mundo que deja atrs el antagonismo ent re esenciay hecho.

    En cualquier caso, fue frtil esa primera forma de la fenomenologa en cuanto a la conformacin ms objetiva de ontologas regionales, menos afectada por cuestiones de metodologa. Cabe mencionarlos estudios estticos de Moritz Geiger, donde por primera vez se aprovecha la orientacin hacia objetos de las Investigaciones lgicas para

    el anlisis de fenmenos estticos; la ontooga natural de HedwigConrad-Martius que se ocupaba de cuestiones de espacio y de tiempo,incorporando investigaciones de la fsica y la biologa en el orden escalonado de la naturaleza; adems, un estudio del mismo Adolf Rei-nach que an vale la pena leerlo: Die aprioristiscben Grundlagen desbrgerlichen Rechts (Los fundamentos apriorsticos del Derecho Civil),de 1913, donde el jurista desarrolla una teora de los actos sociales yanticipa aspectos importantes de la posterior teora de los actos delhabla(Sprechakttbeorie). Quedan finalmente otros dos autores que, aun

    que influidos decisivamente por el entorno fenomenologico de Go-tlnga y de Munich, lo dejan muy atrs en cuanto a extensin y efecto:Max Scheler y Romn Ingarden.

    2. Max Scheler: esencias y valores

    Max Scheler (1874-1928) era el espritu inquieto del incipiente mo

    vimiento fenomenologico. Le preocupaba menos la ejecucin estrictade sus pensamientos que el descubrimiento y la transformacin. Tena, como escribira Heidegger en su necrologa, un olfato excepcio-

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    nal en cuanto a la aparicin de cualesquiera nuevas posibilidades y fuerzas.Su obra era inacabada en el sentido elemental de la palabra, yde l se puede decir algo parecido que en el caso de Schelling: como

    ste era el Proteo del idealismo alemn, aqul era el Proteo de la fenomenologa alemana. Tambin tuvo sus inicios en el ambiente neokan-tiano. ComoPrivatdozenten Jena se encontraba bajo la influencia delfilsofo de la cultura Rudolf Eucken, inspirado por un nuevo idealismo.Desde que en los albores del siglo xx entr en contacto con Hus-serl, era la visin, la visin de la esencia ampliada a cosmovisin, dedonde saltaron las chispas que le indujeron a seguir sus perseverantescaminos. Entre 1906 y 1910 ense en Munich, de donde le expulsaron finalmente los guardianes de la moral burguesa. En esa poca, y

    tambin en aos posteriores, era an miembro activo del mencionadocrculo de fenomenlogos, manteniendo tambin l distancia frenteal nuevo planteamiento trascendental de Husserl. Los aos previos y

    posteriores a la Primera Guerra Mundial abarcan la poca en que sepublicaron sus grandes obras sobre la tica y la filosofa de la religin:1913/1916,El formalismo en laticay laticamaterialde losvalores;*igualmente en 1913, la primera versin de sus estudios sobreEsencia

    y formasde lasimpata*'1y acerca de laTransmutacin de losvalores;***en 1921 se public el tratado filosfico de la religinDe lo eterno en

    el Hombre**** En aquellos aos participaba en una especie de versin alemana derenouveau catbolique.Tambin intervino en asuntospolticos, primero como alemn entusiasta de la guerra, despus comosocialista de tendencia cristiana y europea que dio al trmino socio-

    poltico de solidaridad un toque filosfico. Eran los aos en que elimpulso fenomenolgico se mostraba con ms fuerza. Scheler no slose remont a los motivos de la tica del amor y de la enseanza divinaagustinianas, sino que ech igualmente mano de aquello de su pocaque le pareca importante: la transformacin por Nietzsche de los va

    lores cristiano-burgueses, el llamamiento de Bergson al mpetu vital,la historia de las cosmovisiones de Dilthey, formas pragmticas del dominio del mundo, la teora de Freud del inconsciente, y, posteriormente, tambin los anlisis de Max Weber de la sociedad moderna.

    *Der Formalismos in der Ethik und die materiale Wertetkik.** Wesenund Formen der Sympatbie.

    *** Umsturz der Werte.

    **** Yom Ewigen itn Menschen.

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    De cara a tal plenitud de ideas, la fenomenologa serva de lugar deorientacin y de clarificacin.

    En esta fenomenologa se trata nuevamente de una fenomenologa de las esencias en el sentido estricto y exclusivo de esta palabra;se ocupa de esencias de objetos, esencias de actos y de las correspondientes correlaciones de esencias (GW 2, 90). La experiencia fenomenologa que est relacionada con hechos fenmeno lgicos,es decir, hechos puros y absolutos, est cerrada en s misma haciadentro y hacia fuera. Aquello que se puede observar en su contenidode Que, est dado sin restricciones, sin refraccin ptica y sin intermediacin simblica, y no puede ser cuestionado por ninguna expe

    riencia extra-fenomenolgica, sea sta natural o cientfica (idem, 67a 72). En el sentido de este todo o nada(Alies oder Nichts)la fenomenologa se considera autarca.

    Scheler aplica el mtodo fenomenolgico oponiendo una tica devalores a la tica tradicional de bienes que parte de un anhelar y desear, as como a la tica del deber kantiana que se basa en imperativos.Esta tica en la que se han incorporado tanto motivos de lalogiquedu coeur dePascal como la idea augustiana de unordo amoris,sigue

    a Bretano y al primer Husserl, ampliando sistemticamente la intencionalidad hacia un sentir intencional. ste no nos aporta conocimientos pero es susceptible en cuanto a las cualidades y esencias delvalor que se subdividen segn valores de objetos y valores de personas, y que a travs de actos de preferencia nos revelan una jerarquaque va ascendiendo desde valores sensuales y vitales hasta llegar a valores espirituales y finalmente valores religiosos.

    Esta tica de valores est anclada en un personalismo tico; la persona individual, como agente del acto y centro del mismo, representa

    para Scheler el valor supremo. Muchos estudios individuales que tratan de fenmenos como el pudor, la humildad, el respeto, del resentimiento en la moral, de dolos de la autocognicin, de relaciones inter

    personales como el amor, el odio, la simpata y la antipata, y que tratande las distintas formas de la comunidad, ofrecen pruebas concretas encuanto a la materialidad de esta tica. Siguiendo a Rudolf Otto, el valor de lo sagrado se convierte en el ncleo de una fenomenologa dela esencia de la religin que se ocupa de lo divino, de formas de la

    revelacin y de actos religiosos. La de-subjetivizacin de los sentimientos lleva a que la experiencia tica y la experiencia ajena se liberen debarreras racionalistas y empricas, y que tambin la cognicin y el que-

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    rer vuelvan a ser integrados en las correspondientes actitudes frentea la vida.

    Ah y en muchos otros lugares, Scheler ha actuado como pionero.No obstante, la despreocupacin de su perspectiva fenomenolgica seha obtenido al precio de considerables problemas. A las esencias y losvalores que reposan como puros en s mismos y cuya comprensinse atribuye a una genuina comprensin de esencias, les faltan parmetros vinculantes, les falta fuerza integradora y peso ontolgico. En loconcerniente a la teora del valor, se puede criticar que los valores quedan desprendidos de su suelo natural e histrico que los nutre, o se

    puede objetar con Heidegger que los valores de por s slo sirven de

    Kompensat frente a la bana2acin del ser que queda convertido enmera existencia. Ms tarde, Scheler intentara subsanar estos defectos,colocando en el centro de atencin la posicin de la persona humanaen la sociedad y la naturaleza; con ello, no slo se desvincul de susconvicciones testicas, tambin se vieron debilitados los impulsos fe-nomenolgicos. Entre 1919 y 1928 ense filosofa y sociologa enColonia, y en 1928, poco antes de su muerte, an le llamaron paraensear en Frankfurt. En esa poca, se public en 1925 su sociologadel conocimiento, con el ttulo deLasformas del conocimiento y lasociedad;* y en 1928, su antropologa, con el ttulo deElpuesto del

    Hombre en elcosmos**En el mbito de su teora de las formas delconocimiento, el conocimiento de rendimiento y de dominio(Leis-tungs- undHerrscbafiswissen)de las ciencias positivas, y el conocimiento del saber y de la formacin (Wissens- undBildungswissen)de unafilosofa primaria que es aproximadamente idntica con la fenomenologa eidtica de Husserl, quedan superados por el conocimiento deredencin y salvacin(Erlsungs-undHeilswissen)de una metafsicacuyo trampoln lo constituye la antropologa filosfica. La reduccinfenomenolgica se ajusta al marco antropolgico; sirve para eliminarel comportamiento prctico instintivo, y posteriormente se bifurca enuna va apolnea donde nos elevamos delDasein a un puro ser qudel mundo(vomDaseinzum reinenWassein),y una va dionisiaca donde quedamos inmersos en una vida pre-real (GW 5, 69; 9, 83). Alfinal, la fenomenologa de la esencia encaja en una metafsica de tintenietzscheano que intenta reconciliar la espiritualidad apolnea con el

    * Die Wissensforrnenund die Geselkchaft.**Die Stellung desMenscben im Kosmos.

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    impulso vital dionsaco; ya no se puede hablar de una fenomenologaque esfilosofa.

    Helmuth Plessner, que en la misma poca present su introduccin a una antropologa fenomenolgica, bajo el ttulo deLos estadosdeloorgnicoyelHombre*(1928), no se dej impresionar por las nuevas ambiciones de totalidad y los nuevos anhelos de bsqueda del sentido.Su antropologa que en sus contenidos objetivos se orienta anms fuertemente en Kant y Dilthey, y que queda vinculada a la fenomenologa principalmente por su estilo descriptivo, culmina en la su

    posicin desencantadora de una posicionalidad excntrica del ser humano que slo admite algo como una inmediatez mediatada, una

    artifcialidad natural y una posicin utpica que no puede ser superada por ninguna especulacin cosmolgica o histrica.

    Los impulsos generados por la obra de Scheler son tan variados ycontradictorios como la obra misma (Good, 1975). Por un lado, laticaencontr su continuidad en la tica secularizada de Nicolai Hart-mann que, sin embargo, en opinin de Scheler adoleca de una ciertadesespiritualizacin y ontologizacin (GW 2, 21); por otro lado, tuvosu continuidad en la tica de orientacin religiosa de Detrich von Hil-

    debrand, as como en la conformacin sistemtica de una tica fenomenolgica que podemos ver en Hans Reiner. LaSociologadelconocimiento fue seguida por Karl Mannheim y ha dejado vestigios anen Jrgen Habermas, en la triparticin de cognicin e intereses. Laantropologa de Scheler tuvo continuidad en Arnold Gehlen aunquebajo una forma liberada de las condiciones metafsicas previas que otorga a la cultura humana un trazo fuertemente compensatorio. Pal Lud-wig Landsberg (1901-1944) dio a conocer en Francia las ideas de Sche

    ler, sobre todo en el entorno de la revistaEsprit;en una situacin depersecucin poltica sufrida porl,escribi ensayos sobreLaexperienciade lamuerte11"1yElproblemamoral delsuicidio?'1'*Para el filsofo yescritor espaol Ortega y Gasset, que como algunos otros salud lafenomenologa como liberacin del pensamiento sistemtico neokan-tiano, oponiendo al mismo tiempo a la filosofa de la conciencia hus-

    *Die Stufen des Qrganischen und der Mensch.'* Die Erfahrung des Todes.'* Dasmoralische ProMem des Selbstmordes.

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    32 DE HUSSERL A DERRIDA

    serlana una razn vitaly,con cierta proximidad a Heidegger, una coexistencia con las cosas, Scheler era el Adn del nuevo paraso.3

    3. Romn Ingarden: la ontaloga del mundo y de la obra de arte

    Cuando empez a formar parte del crculo de seguidores de Go-tinga, el filsofo polaco Romn Ingarden (1893-1970) ya estaba preparado para la fenomenologa, gracias al discpulo del Brentano de Lem-

    berg, Kasimir Twardowsk (1866-1938). El contacto amistoso conHusserl, que durara toda una vida, no excluy de ninguna manera

    la disputa acadmica de la que son testimonio las cartas de Husserldirigidas a Ingarden (1968), as como numerosas observaciones de ste,como por ejemplo las consideraciones crticas en el apndice a lasCar-tesianiscbeMeditationen.En esa disputa que se centraba en el idealismo y el realismo, se trat de la cuestin de si a la constitucin delsentido le corresponda o no una autonoma del ser de objetos reales o ideales. El concepto de constitucin de Husserl, nunca totalmenteaclarado, alimentaba continuamente esta controversia. Mientras Husserl intentaba zanjar la disputa mediante el cambio de algunas posi

    ciones, Ingarden insista en la autonoma fundamental de las cosas quepersegua hasta en el material mismo del sentido; como consecuencia,se produjo una separacin estricta entre ontologa y teora del conocimiento. Ingarden result siendo el representante ms agudo de unafenomenologa ontolgca o realista que encontrara su expresinsistemtica en la gran obraDer Streit umdieExistenz derWelt(primera versin polaca 1947/1948; versin alemana 1964/1965).

    Ms eficaces que esta disputa ontolgico-geneolgica que tena bas

    tantes caractersticas de una escaramuza de retaguardia, resultaron losesfuerzos concretos de Ingarden en cuanto a la rehabilitacin ontolgca de la obra de arte. Los anlisis minuciosos que tienen su base enel tratadoLaobra dearteliteraria*(1931), que se extienden a la msi-

    3. Ortega, Necrologa a Scheler:Obras completasIV,150. En cuanto a la relacinentre Ortega y la fenomenologa, vase Spiegelberg 1982, 648 y sigs. y/o, ms ampliamente,21969, II, 611-620; adems: N. Orringer, Ortegay Gassety sus fuentes germnicas,Madrid 1979. Para el lector alemn, quisiramos hacer mencin especial del Prlogo para alemanes (o.c. VIII, 9-58). En cuanto a la incidencia en el mbito

    castellano hablante, vase Bibliografa, E2.* DasliterarischeKunstwerk.

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    ONTOLOGAS REGIONALES 33

    ca, la pintura, la arquitectura y la forma enInvestigaciones sobrela antologa delarte*que encuentran su correspondiente teora del conoci

    miento en el escritoDel conocimiento de laobrade arte*11'

    (1968), respiran el paciente espritu laborioso de lasInvestigacioneslgicas.A laobra de arte se le concede una existencia intencional no atribuible nial mundo real de lo fsico o psquico ni a un mundo intemporal delas ideas. Las obras de arte nacen en un contexto temporal y constituyen creaciones formadas por varias capas que debido a sus perspectivas esquematizadas contienen zonas de indeterminacin que deben serrellenadas nuevamente medante concreciones y actualizaciones. La llamadaestticade larecepcinha retomado este concepto colocando en

    el centro de la consideracin el efecto mismo de la obra de arte (vasecap. 10.9).No se puede afirmar de ninguna manera que la fenomenologa po

    laca tal como ha venido desarrollndose hasta el da de hoy, se hayamantenido fiel a la escuela ingardiana de Cracovia. Pero si ha encontrado su propio cariz bajo circunstancias polticas adversas, es debidoen gran parte a los persistentes esfuerzos del pensamiento de Ingar-den. En el escrito ltimoSobrelaresponsabilidad**'1'(1970), este pen

    samiento alcanza una solidez moral-poltica que nos recuerda al Hus-serl de su -ltima poca, pero tambin la fuerza de resistencia delfenomenlogo de Praga, Jan Patocka.

    * Untersuchungen zur Ontologie der Kunst.* Vom Erkennen desliterarischenKunstwerks.'* ber die Verantwortung.

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    CAPTULO 3

    FENOMENOLOGA DE LA CONCIENCIATRASCENDENTAL

    Mientras que algunos de los primeros discpulos de Husserl llevaban la autodonacn de la cosa(SelbstgegebenheitderSache)hasta unaautonoma ontogica, Husserl insisti que cualquier existencia realo posible significa una existencia para ..., o sea, para la concienciacomo fuente originara del sentido donde todo lo que es, se identifica como tal. El regreso a las cosas mismas significa por tanto eo ipsoel regreso a una conciencia trascendental que tal como indica el nom

    bregenera toda trascendencia (Hua, I, 65); la fenomenologa deesencia va integrndose en el marco de una fenomenologa de conciencia. Ello constituye un programa que Husserl haba presentadoenIdeas I, en base al cual sigui trabajando febrilmente, despus deque en 1916 se hubiera trasladado definitivamente a Friburgo. Pasaran 15 aos hasta que otra de sus grandes obras, Lgica formal ytrascendental?pudiese ser publicada. La elaboracin de la fenomenologatrascendental se realiz en gran medida en el crculo de los discpulosy colaboradores ms estrechos.

    1.Reduccineidticay trascendental

    Muchas veces se afirma que la fenomenologa constituye un mtodo. Tal afirmacin slo es correcta cuando por mtodo se entiendeuna herramienta que no sea neutral, aplicable a cosas dadas, sino literalmente un camino que nos abre acceso a la cosa. La vinculacin es

    trecha de contenido y modo de acceso al mismo da sus frutos, tambin

    * Formulen und transzendentalen Logik.

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    36 DE HUSSERL A DERRIDA

    en este caso. Lo que Husserl llama reduccin, significa reconduciraquello quese muestra a la forma (Gestalt)decmo se muestra. No

    es suficiente ni la mirada inocente que queda prendida de contenidosde experiencia, ni tampoco es suficiente una abstencin neutral de juicioque acepte la cosa misma, tal cual. El rechazo antinatural (Hua,XEX/1,14) de aquello que precisamente se muestra, sirve para una nueva aproximacin a la cosa. En el prlogo de suPhenomenologiede la

    perception,Merleau-Ponty habla apoyndose en Camus de unrap-prendre a voire le monde.La fenomenologa se convierte en escueladel ver.

    Reduccineidtica significa en este contexto la reconduccin de lo

    dado y de lo donable reales o ficticios a sueidos,su esencia, que comoforma fundamental y estructura reguladora ya acta en la experienciamisma, por ejemplo, cuando escuchamos una C alta, cuando vemosuna forma circular, o cuando reconocemos determinada clase de rbol.La diferencia significativa del algo como algo no es superadaen ladiferencia eidticaentre esencia y hecho, por un que a ser com

    prendido intuitivamente, ms bien el como algo solamente se expli-cita. La esencia no es regalo de una intuicin momentnea, sino aquello que se impone como invariable en un proceso de variacionesimaginativas, es decir, cuando se ensayan distintas condiciones y distintos contextos de experiencia. Slo hay identidad ah donde actan

    procesos de idealizacin, formalizacin y generalizacin.Lareduccintrascendental, llamada igualmente reduccin fenome-

    nolgica, avanza un paso ms, no tematizando solamente el cmoalgo se presenta, sino cuestionando a su vez la aparicin del algo como algo. Una vez ms la diferencia significativa no se ve superada

    por una esfera interior de la conciencia a ser percibida de manera in

    trospectiva donde toda presencia fuese una presencia inmediata; msbien se la explcita en ladiferencia trascendental, como la diferenciaentre la relacin con las cosas y el mundo realizada directamente ytematizada indirectamente. En la transicin del enfoque natural al trascendental, no se muestra ningn otro mundo pero el mundo se muestra de otra forma, incompleto, hacindose, accesible e inaccesible almismo tiempo, con su sentidoin statunascendi,como lo formula reiteradamente Merleau-Ponty. Aqu la fenomenologa se encuentra conlos novelistas modernos, como Proust, Joyce, Kafka que renuncian alsaber-lo-todo ficticio de un observador comprensivo del mundo(berschauerderWel)(Hua, VI, 331) y que comprenden las parciali-

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    dades, incongruencias, estraezas e indeterminaciones de la experiencia como formando parte de precisamente sta, y no como una qui

    mera de la experiencia.

    2. Capas, fases, horizontes de constitucin de sentido

    La reduccin eidtica y trascendental constituye la obertura de anlisis ricamente instrumentados donde se reconstruye la desde siempreacontecida constitucin del mundo de la experiencia. El punto de partida lo constituye unanlisisintencionalque se inicia a partir del sen

    tido de lo dado. En ello se descubren, desde la perspectivaesttica,distintos elementos y capas de sentido; desde una perspectivagentica,se descubren distintas fases de sentido, remontndonos la gnesis activa de actos generadores de sentido a la gnesis pasiva de un sentidoque est aconteciendo. Adems, el anlisis del sentido dado incluyeun anlisis dehorizontes de sentidoespaciales, temporales y temticos.Aquello que se muestra, de muchas formas seala ms all de s mismo; en cada caso hay ms que lo meramente dado. En trminos deJoyce, el Aqu y el Ahora contienen el mundo en una cascara de nuez,pero en forma de una indeterminacin positiva (Hua,XIX/1,410):el subsiguiente paso de experiencia est siempre presealizado (Hua,I, prrafo 19), ni ms ni menos.

    3. Corporeidad, intersubjetividad y temporalidad

    En una labor minuciosa e incansable, Husserl investig las distin

    tas dimensiones de sentido de la conciencia: en los anlisis de la conciencia del tiempo, editados por Heidegger; en los anlisis constitutivos de la naturaleza y del espritu que hoy en da son palpables enel segundo volumen de lasIdeas; en las reflexiones acerca de cosa yespacio, acerca de la intersubjetividad o acerca de la sntesis de la experiencia. El alcance de esta labor de investigacin lo conocemos slodesde que tenemos acceso al legado de Husserl. No obstante, Husserlno se limita a anclar las ontologas regionales ya mencionadas en unaregin primaria (Hua, III, 174) de la conciencia pura. La dinmicade unafilosofafenomenolgca apunta ms all. La conciencia resulta no ser un puerto de anclaje tranquilo sino un foco de inquietudes

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    que arrastra cualquier enunciado de sentido a una vorgine del sentido.No es pura una conciencia que nace a partir de la experiencia vivi

    da con las cosas, con los otros y consigo misma, slo se purifica enun proceso de concentizacin (Bewusstwerdung), una forma moderna de catarsis. La conciencia est de muchas maneras entrelazada conaquello que en ella se constituye. Ello puede verse claramente cuandoobservamos las tres dimensiones decisivas del sentido: la experienciaa travs de las cosas, la experiencia ajena y la autoexperiencia. Los lugares de descubrimientos frtiles son al mismo tiempo lugares de apo-ras y paradojas sensibles.

    La relacin en cuanto a las cosas es impensable sin unacorporeidad(Leiblicbkeit)constitutiva. La perspectiva, la movilidad y la afeccinde las cosas apuntan al cuerpo(Leib)cuyo Aqu(Hier)forma el punto cero a partir del cual todo se orienta espacialmente, que muevelo otro movindose l mismo, que percibe estmulos ajenos sintindose a s mismo. A este papel de intermediario que le convierte en lugar de intercambio(Umschlagstelle)entre naturaleza y espritu (Hua,IV, 286), el cuerpo slo puede corresponder en la medida en que adquiera caractersticas de un cuerpo que se ve mezclado con las cosas

    que l mismo co-constituye(mitkonstituiert).La reduccin de la corporeidad a una mera conciencia de cuerpo choca con el hecho de queel propio cuerpo resulta ser una cosa de constitucin extraamenteincompleta (merkwrdig unvollkommen konstituiertes Ding) (Hua,IV, 159).

    La corporeidad tiene que ver con la relacin en cuanto a los otrossin cuya aportacin co-constituyente no habra mundo objetivo. Enla medida en que Husserl no da simplemente por supuesto la existencia de los otros sino que muestra cmo se presentan en la experiencia

    ajena, descubre una extraeza{Fremdheit)que como accesibilidad delo originalmente inaccesible{Zuganglichkeitdesoriginal Unzugdngli-cben) (Hua, I, 144) pone en su sitio todas las demandas propias delYo.La subjetividad pasa a la esfera intermedia de la ratersubjetividad,un Entre(Zwischen) como lo llama Martin Buber, un mundo intermedio{intermonde),como lo llama Merleau-Ponty, un reino intermedio(Zwischenreich)como yo lo he llamado, que pertenece a todosy a ninguno en particular. An as, Husserl defiende el que la a-

    presencia(Apprsenz)del otro apunta a una presencia primaria(Ur-prdsenz)de m mismo; la constitucin del otro resulta de este modoser en-ajenacin {Ent-Fremdung)de un yo primario{Ur-Icb)(Hua,

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    FENOMENOLOGA DE LA CONCIENCIA TRASCENDENTAL 39

    VI, 189) cuya especificidad no ha sido contaminada por ningn elemento ajeno.

    Las cosas que no se tienen presentes a s mismas, y los Otros queen su autoconciencia slo estn co-presentes, apuntan finalmente a unaesfera deautopresencia(Selbstgegenwart),de una autoaparicin(Selbst-erscheinen)que no se puede volver a considerar relativa y que, en talsentido, resulta absoluta. Expresndolo en trminos tradicionales, laconciencia de cosas y la conciencia corprea as como la concienciade lo ajeno encuentran su ltimo apoyo en una autoconciencia, comolugar donde tiene sus races el mismo de cualquier existencia misma. Pero Husserl no hubiera sido el investigador obsesionado por unafn de objetividad si hubiese simplemente postulado un apoyo talcomo dado, sin ms ni menos. Tambin este ltimo punto de apoyotiene que comprobarse como tal. De este modo, se inicia nuevamenteun movimiento contrario. La reflexin, como camino comprobado

    para un retorno del espritu o del sujeto a s mismo, siempre ha venido demasiado tarde, como re-flexin (Re-flexion),como darse cuenta

    posteriormente (Nachgewahren),en palabras de Husserl (Hua, VIII,89).Hasta el mismo Yo trascendental conserva una parcela insupera

    ble de anonimidad (Hua, VI, 111). El intersticio de la temporalidadamenaza con fraccionar al ser-uno-mismo delYo.Husserl se enfrentaa estas tendencias fraccionarias, que ms tarde se volveran virulentasen Lacan, insistiendo, en general, que la percepcin como apercepcin(Gegenwartigung)constituye el modo primario (Urmodus)dela experiencia frente a todas las formas de recuerdo, sea como memoria, como expectativa o como imaginacin visual o simblica. No obstante, los anlisis de la temporalidad nos ensean que todo lo que apareceahora (jetzt),queacaba de(soeben) aparecer y promete ser an

    ahoramismo(sogleich).Las retenciones y las protenciones formanparte de la percepcin misma, y no constituyen ninguna modificacin posterior de una presenciapura.El ahora puro constituye sloun valor limes ideal, como tal es pensable, pero no experimentable.De este modo, la otredad y la extraeza(Andersheit und Fremdheit)

    penetran en el arcano de la conciencia pura y de la autoconciencia.Autoconstitucin como constitucindelser-s-mismo(Selbst)en el do

    ble sentido delgenitivusobjectivusysubjectivusse enreda en sus propias condiciones previas. La presencia pura(reineGegenwart)siem

    pre es ya de por s no-presencia(ent-gegenwdrtigt),presencia en-ajenada(ent-fremdet),contaminada; la presencia viva(lebendigeGegenwart)

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    siempreesya de por s presencia vivida; no es nunca vida pura(reinesLeben),puro ser-en-s-mismo (reinesBei-sich-sein), pura autopresenca

    (reine Selbstgegenwart).Los sucesores de Husserl han sacado distintas consecuencias de las

    aportas de la fenomenologa de la conciencia, concretando la concienciatrascendental en existencia corprea, o incorporando el sentido subjetivo en reglamentaciones estructurales, o tambin dejando libre cursoa la alternancia de presencia y ausencia, identidad y otredad(Selbst-heit unaAndersheit),idiosincracia y extraeza(EigenheitunaFremdbeit).

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    CAPTULO 4

    EL MUNDO DE LA VIDA Y LA HISTORIA

    Pero concentrmonos primero en la obra ltima del propio Husserl que slo despus de su muerte alcanzara la influencia e importancia que tiene todava hoy da. Si hablamos aqu de la obra ltima,ello no significa que Husserl hubiese renunciado a sus ideas inicialesdurante los ltimos aos de su vida todo lo contrario: dando res

    puesta a nuevos desafos, se empea ms y sube el tono de su voz quedeja or un herosmo de la razn no quebrantado (Hua, VI, 348).Lo que se hace or bajo los nuevos trminos de mundo de la vida(Lebenswelt)e historia(Geschicht)se anuncia en distintas partes; porejemplo, en la disputa mantenida con Heidegger hacia finales de losaos veinte que bsicamente tiene que ver con la versin definitivadel artculo para laEncyclopaedia Britannica(Hua, LX, 600 ysigs.;tambin Biemel en Naumann, 1973); igualmente, en las ponencias de Pars de 1929, o en una carta conservada en el Husserl-Archiv, dirigidaa L. Lvy-Bruhl que data del ao 1935, en que Husserl esgrime contra el misticismo y el irracionalismo enclenques, una especie de su-

    prarracionasmo que supere al viejo racionalismo como insuficiente,justificando al mismo tiempo sus intenciones ms profundas. Sin embargo, su ms fuerte expresin la encontr la nueva polmica en lagran obraLacrisisdelas ciencias europeasy lafenomenologa trascendental* en sntesis llamada Crisis, en la cual Husserl trabajara hastael final de sus das.

    * Die Krisis dereuropischen Wissenschaften und die transcendental Pbanomenolo-gie (Krisis).

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    1. La crisisde la humanidadeuropea

    Husserl no era ni mucho menos el nico que en su poca hablabade crisis; no obstante, lo haca a su manera. Lejos de cualquier tipo deenmascaramiento, pero igualmente lejos de cualquier tipo de fatalismo,apost porlasfuerzas de una razn renovada y ampliada. El punto de partida de su crtica lo constituye una crisis de las ciencias europeas, diagnosticada por l, que no concierne sus descubrimientos einventos como resultados de sus mtodos, ni tampoco se limita a lasimple mala comprensin de los fenmenos, sino que se apodera dela vida en su totalidad, contribuyendo de este modo a una crisis vital.

    La reduccin positivista de todo aquello que es, a hechos naturalese histricos y a frmulas matemticas, as como la mala comprensinobjetivista de los propios logros metdicos que consiste en tomar porautntico Ser aquello que es mtodo (Hua, VI, 52), tiene como consecuencia que las ciencias no slo pierdan cualquier significado parala vida como constata tambin Wktgenstein en su Tractatus,sinoque degeneren en una tirana del logos cientfico, sofocando el mismogermen de cuestiones de razn ms generales. Como se ha dicho taxativamente, las meras ciencias empricas generan meros hombres em

    pricos (Blosse Tatsachetvwissenschaftenmachenblosse Tatsachenmens-chen) (Hua, VI, 4). Husserl le reprocha a la filosofa el que en parteesquive la crisis, banalizndose a s misma como simple filosofa deliteratos, o encerrndose en posiciones tradicionales que en parte incluso refuerza, adaptndose al nuevo positivismo pragmtico de lasciencias o luchando contra ste mediante nuevos sustitutos irracionalistas donde tienen la ltima palabra la vida, la Historia, el Pueblou otras instancias no comprobadas.

    Sin embargo, para hacer semejante diagnstico o, ms an, para desarrollar una terapia, no es suficiente dirigir la mirada a esencias invariables o a la gnesis necesaria del sentido. Tampoco resulta suficienteuna comprensin fundamental de una conciencia del tiempo o de unaontologa regional del mundo histrico; se trata ms bien de considerar la posibilidad de que una especie de historicidad trascendental penetre en la esfera pura del sentido. Slo si la misma razn queda expuesta a la contingencia de la Historia, en todas sus formas de expresincotidiana, tcnico-cientficas y filosficas, la humanidad europea, tal

    como ha venido desarrollndose y extendindose geogrficamente, alcanzar el rango de tema filosfico. Solamente as resulta pensable que

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    la voluntad de un sentido absoluto encuentre expresin en la europeizacin de humanidades ajenas (Hua, VI, 14), y que sta no repre

    sente meramente una variante aleatoria de las posibilidades humanas.

    2. Funciones del mundo de la vida

    Lo que Husserl denomina mundo de la vida, desempea un papeldecisivo tanto como foco patgeno como tambin como remedio. Mucho antes del cambio de siglo, Avenarius haba hablado de un concepto humano del mundo, y el maestro de Scheler, Rudolf Eucken,

    opuso, en su escritoConocery tener vivencias*publicado en 1912, almundo de la existencia diluido por fines racionales, un mundo dela vida integrante. El lenguaje de la filosofa vivida (Fellmann, 1983)le alcanz a Husserl cuando ste hablaba de un entorno natural(na-trliche Umwelt),de un entorno de la vida(Lebensumwelt),o tam

    bin ya desde principios de los aos veinte de un mundo de lavida(Lebenswelt)(Hua, IV, 374 y sig.). Pero slo cuando su prdidase haca sentir cada vez ms palpable, el mundo de la vida se convirtien centro de la atencin. Como suele suceder no pocas veces, tambin ah la amenaza de la prdida agudiza la mirada con respecto alo que damos por supuesto. El olvido del mundo de la vida es responsable, segn Husserl, de desarrollos equvocos que slo pueden ser subsanados mediante el regreso al mundo de la vida. De antemano, el mundo de la vida no es objeto de una simple descripcin o, menos an,meta de una bsqueda que tenga como fin la inmediata plenitud dela vida; constituye ms bien el tema de un re-cuestionamiento (Rck-

    Jrage)metdico y diversificado, como a menudo se dice. Tal re-cuestio

    namiento apunta hacia tres direcciones. Busca el fundamento de unasciencias que se han quedado sin fundamentaciones; busca, adems, elacceso a una fenomenologa trascendental orientada en el sujeto quenos permita rendirnos cuentas a nosotros mismos acerca de nuestroslogros intencionales; y, finalmente, busca una perspectiva histrica global que ataje la desintegracin del mundo en una pluralidad de mundosparticulares. En este sentido, se puede hablar de una triple funcin:funcin decimentar,funcin de hilo conductor y funcin unifcadora(Boden-, Leitfaden- und Einigungsfunktion) (Waldenfels, 1985, cap. 1).

    * Erkennen und Erleben.

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    Cules deben ser las caractersticas del mundo de la vida para quepueda ejercer estas funciones? En un primer trmino, tambin para

    Husserl existenmundos de la vida concretos(konkreteLebens'welten)

    donde las vivencias cotidianas se funden con ideas y tcnicas generadas por las ciencias, y entra igualmente en esta amalgama la formacin filosfica. Los mundos de la vida concretos estn en contrastecon losmundosparticulares especficos (spezifiscbeSonderwelten):el entorno profesional del cientfico, del poltico o del filsofo, por ejemplo.En la medida en que Husserl defiende las experiencias, ideas yprocedimientos cotidianos frente a las construcciones y frmulas pocoplsticas de la episteme cientfica, consigue rehabilitar la doxa, frecuen

    temente menospreciada dada su relatividad y su imprecisin. Liberado de la presin de idealizacin y de formulacin que desde los tiempos de la fsica de Galileo pesa sobre la experiencia, el mundo de lavida cotidiano va ms all de las esferas culturales de la ciencia, la pol-.tica, el arte y la religin, exponiendo stas en palabras de MaxWeber a un proceso de la cotidianizacin(Veralltdglichung).El inmenso impulso experimentado por la investigacin de lo cotidianoque abarca las ms diversas disciplinas, no sera imaginable sin la reva-lorizadn por Husserl de las formas concretas de experiencia que puede

    medirse perfectamente con la restituicin de las formas concretas devida y juegos lingsticos de Wittgenstein. Se ve reforzada por la teora de Scheler del mundo cotidiano (Milieu)y de la cosmovisinnatural(natrlicheWeltanscbauung),por la interpretacin de Hedeg-ger de la cotidianidad delDasein (Alltaglichkeit desDaseins),los anlisis de Aron Gurwitsch de los encuentros entre personas en el mundo cotidiano {mitmenschliche Begegnungen in der Milieuwelt), lasreflexiones de Patocka en cuanto al mundo natural{natrlicheWeli),y, finalmente, por la investigacin del mundo social realizada por Al-fred Schtz que ha contribuido a que encontrara aceptacin cierta forma especfica de la fenomenologa social.

    Sin embargo, el mismo Husserl no se da por satisfecho con unasimple ontologa del mundo de la vida que se nutre de estructurasuniversales a partir de mundos de la vida concretos. En respuesta ala crisis de racionalidad, persigueaquel mundo de la vida que ofrezcaun primer fundamento a todos los mundos de la vida concretos y es

    pecficos, unas reglamentaciones definitivas y un horizonte que lo abar

    que todo y que los lleve ms all de sus fronteras individuales. Estemundo de la vida, que comotantum singulareno admite la pluraliza-

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    EL MUNDO DE LA VIDA Y LA HISTORIA 45

    cin y que por tanto queda sustrado a la diferencia entre esencia yhecho (Hua, VI, prrafo 37), significa para Husserl un mundo de sen

    cillas experiencias intersubjetivas {WeltderschlichtenintersubjektivenErfahrungen)(dem, 136). Desde luego, resulta difcil comprender cmoel mundo de la vida debera adoptar al mismo tiempo formas histricasconcretas y ofrecer un fundamento universal ms all de la Historia.Husserl intenta escaparse del doble dilema de historicismo y funda-mentalismo, estudiando histricamente las consideraciones fundamentales mismas.

    3.El sentido en la historia

    Una vez ms resulta ser el fenmeno de la crisis el que obliga aHusserl a pensar la historia de la razn y del sentido no como crecimiento continuo, sino como cambio aleatorio de figuras histricas,

    potenciado por acontecimientos fundacionales (Stiftungsereignisse)queabren nuevos horizontes de sentido. Que fuese en la gnesis de la filosofa, de la geometra euclidiana, o como podemos aadir con Han-

    nah Arendt en el nacimiento de la democracia ateniense, o finalmenteen el origen de la fsica de Galileo, siempre se trata de fundacionesprimarias(Urstiftungen)que en la retrospectiva permiten ver antecedentes y que tienen su continuidad en una historia caracterizada porel perfeccionamiento, el vaciado, el olvido y la disolucin del sentidoprimario, pero que a travs de nuevas fundaciones llevan a configuraciones nuevas revolucionarias (Hua VI, 10). De este modo, Husserltoma en consideracin las tradiciones, sin caer en tradicionalismo; porque la misma tradicin se comprende como labor continuada viva

    (lebendige Fortarbeit)(dem, 366) mientras no quede petrificada o vaciada de contenido. Merleau-Ponty ha retomado esta idea, entendiendo cualquier toma(prise)de las cosas como simultnea retoma(repri-s) de las mismas. La historia de la que aqu estamos hablando nosignifica una merahistoriaexternade hechos,sino unahistoriainternadesentidocuyas formaciones deben su comprensin a unapriorihistrico concreto (dem, 380 y sig.). Desde estadiferenciahistrica, enque la diferencia significante del algo como algo encuentra su expre

    sin radical, no se dista mucho de los paradigmas de Th. S. Kuhny losEpistemaide Foucault. Incluso se deja vislumbrar la Historia delSer de Heidegger, como historia de un encubrimiento y descubrimiento

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    46 DE HUSSERL A DEMUDA

    simultneos, cuando Husserl describe el descubrimiento de Galileocomo descubrimiento-encubrimiento(Entdeckung-Verdeckung)(dem,

    53).Pero Husserl rehusa dar el ltimo paso de una historizacin radical de la razn; porque para l contina significando entregarse al his-toricismo, o sea, al relativismo.

    De esta manera, sigue defendiendo una historia continuadamentecoherente que en nuestro presente tiene su primicia en s(an sichErstes), pero que se abre hacia un horizonte universal de interrogaciones. El presente nos remonta a unArkhque desde siempre estpresupuesta en nuestras experiencias, y apunta hacia un Telosque enlas mismas siempre est presumido; la alternativa a ello se llama caos,

    irracionalidad. En unaarqueologaque se remonta a inicios que siempre ya estn hechos, y en una teleologa que avanza hacia metas quean estn por conquistar, Husserl logra una totalidad histrica que nace a partir de la reflexin sobre la propia presencia. La fenomenologatrascendental encuentra aqu su sitio, no en una presencia absolutaen que todo sentido se muestre de una vez por todas, pero s en unaforma final ... que simultneamente constituye la forma inicial deuna nueva infinitud y relatividad (dem, 274). A la crisis de las ciencias europeas y de la vida misma, la fenomenologa responde median

    te una crtica universal de toda vida y de todas las finalidades de vida(dem, 329) que intenta ayudar a que se abra paso una racionalidadautntica y plena (dem, 274). Al igual que el retorno a la concienciatrascendental, tambin el retorno a una historia trascendental del mundo de la vida coincide con un retorno inicial a las cosas mismas; eneste sentido, para Husserlnoest an soado plenamente el sueo deuna filosofa como ciencia estricta.

    Se puede decir que Husserl lleva a cabo lo que quiz sea un ltimo

    intento de englobar la plenitud, la pluralidad y la apertura de la experiencia en un orden racional completo y consecuente que no encuentre su razn en otra base que no fuera la experiencia misma que seramifica histricamente. La experiencia queda vinculada al hecho absoluto (absolutesFaktum)de la historia (Landgrebe, 1982). Sin embargo, este herosmo de una razn combativa encuentra sus lmitescuando se le pide que demuestre que esta misma racionalidad verdadera y plena slo constituye una idea, concretamente una idea euro

    pea, que no proviene sencillamente de las cosas mismas. Aquseanun

    cian cargas posteriores que no pueden ser separadas de los impulsosfrtiles de esta obra ltima, como por ejemplo la dicotoma entre el

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    EL MU ND O DE LA VIDA Y LA HIS TORIA 4 7

    tiempo de la vida (Lehenszeit) y el tiempo del mundo (Weltzeit)queno se subsana medante fundaciones originarias sino ms bien se dapor supuesta (Blumenberg, 1986); o la selectividad e incomposibili-dad (Inkompossibilitat) de rdenes del mundo de la vida, diametral-mente opuestas a la idea de una razn global sin sombras y superado-ra de lo ajeno (Waldenfels, 1987).

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    CAPTULO 5

    EVOLUCIN Y RECONSTRUCCINDE LA FENOMENOLOGA(Alemania, Blgica,