BIBLIA CATOLICA, NUEVO TESTAMENTO, INTRODUCCION A LAS CARTAS PASTORALES, PARTE 16 DE 27

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Las Cartas Pasto ral es Las canas a Timoteo y a Tito conforrnan un conjunto muy particular entre las cartas atribuidas a Pabló. No figuraban en la colección más antigua que reunía las diez primeras, de los Romanos a los Tesalonicenses, y que debieron ser pos- teriores, ya muy cerca de la muerte de Pablo (64 ó 65). Las tres cafas pastorales son ciradás y uiriUuiOu. a Pablo desde mediados del sfglo segundo, en condicio- nes que supónían que habían sido.recibidas desde hacía varias decenas de años' Los'destinatarios de las cartas a Tito y Timoteo'son colaboradores de Pablo, mientras que las "u.tut p..""aentes iban ái.igiaut a comunidades. En realidad la diferencia es menor de ío que parece, Porque con toda probabilidad fuéron escri- tas principalmente para sei .rsádas en comunidades que esos "pastcres" ienían a su cargo. Autenticidad de las Cartas pastorales Hace ya un siglo que el contenido de estas cartas ho ha dejado de alimentar discusiones sobre su autenticidad paulina. Algunos destacan los párrafos que oermiten compararlas con las cartas más auténticas de Pablo, mientras que quie- ies niegan la autenticidad tendrían buenas fazones para decir que un imitador fudo ha"Úerse inspirado en pasajes de las canas auténticas para acreditar el ori- len paulino de su escrito. Éero-ciertamente que en algunos lug_ares la falsifica- EiOn'"r muy difícil de admitir. Los contactos con la carta a los Romanos, escrita poco antes'que la carta a Tito, y con la carta a los Colosenses, SOn tan reales como discretos. Con todo es fácil advertir que el vocabulario de esas cartas es distinto al de ias otras,cartas de ?ablo,.y las palabras nuevas s.eñaJan en el autor un temperamento diferente. Cuando se leen'los argumentos lanto en pro como en contra de la autenticidad de esas cartas, es dificil pronunciarse,pero si :9 creg en la preocu- ;;;;e; q.; tenían las Iglesias de pre*rvar la tradición y la literatura apostólicas llo q,r" no deja tugar iOuaás-, el juicio anticipado_ se inclina a favor de Pablo' "rp"iiul..rarrte tenién¿o en cuenta los contactos con las cartas anterioles. Mantenemos por tanto la autenticidad paulina de esas cartas, pero no por eso ignoramos las dificultades surgidas_ del vocabulario y del'estilo; si Pablo las firmó y en parte dictó, hay que admitir que el secretario tuvo una gran parte en su redacción. Algunos indicios sugieren que tal redactor,pudo ser Lucas y no Timoteo que se nómbraban en 2Co l,l; Fil l'2; Col l,l;'lTes l;l;'2Tes I'l' El clima de esas tres cartas indica que fueron escritas en un tiempo en que no h"bí" ;;¿.uciones. Psr tanto debemóS elegir: o'bien antes dgl t' o bien en los an"s 8b. Es evidente que en gl segundo caso e§as carias no seían de Pablo. En esaS condiciones la cai'ta,a Tito y la Primera a Timoteo sólo pueden iituar' ," "n las semanas que preceden o que siguen al encuentro de Mileto-(He2O)" ;;"b.bl";;;;. en ei aRó 58. f-a Segúnda u Timoteo sería del fin del mismo año, ;;;;il Pablo esperaba el primer invierno de su cautividad (2Tim 4,13)' Nuevas perspectivas del encuentro de Mileto Este encuentro. narrado por I ucas en Hechos 2O,l':.-36,marca una etapa importante. no sólo en la vida de Pablo sino también en la evolución de sus lglesias. Para las Igle- sias de las provincias romanas de Asia (Éfeso), Maéedonia (Filipos y Tesalónicá) y de Acaya (Atenas y Corinto), esa asamblea signifrcó el acceso a su mayoría de edad. Habían tenido muy pronto sus propios ministros, ele-gidos entre los convertidos más capaces, pero todavía no se habían conado lós lazos de dependencia del misionero que Ies había llevado Ia fe. En la asamblea de Mileto Pablo dice: Ahora les toca a ustedes hacerse cargo de su misión. Las Cartas pastorales van a desarrollar de un modo parti- cular dos puirtos este discursó. Las comunidades habían crecido y se necesitaban responsables que realmente lo fueran; las asambieas deberán proporcionar una enseñanza adaptada a las necesidades de cada cual, -erande o pequeño. Se si-gue esperando la venida de Cristo, pero se sabe también que nada dura tanto como lo provisorio y se trata ahora no tanto de anunciar el Evangelio como de dar el ejemplo de una vida renovada, útil y capaz de inspirar conversiones. Las asambleas cristianas serán el lugar donde se esboce un estilo de vida adaptado a la sociedad, pero sin olvidar que deben ser levadura en la masa. Cuando se escribieron las Cartas Pastorales, los apóstoles eran ya de edad avánzada, y la detención de Pablo en Jerusalén sonó como una voz de alarma. Era necesario asegurar la continuidad entre los apóstoles y los ministros de las generaciones sucesivas,-la llama- da "sucesión apostólica", pero también la Iglesia debía oponerse a cualquier inovación en el campo de la fe. Sólo se podría transmitir el "depósito" o sea el testimonio de los apóstoles (lTim 6,20; 2Tim 1,14 y 3,14). Las advertencias respecto a los errores y a los falsos maestros no se refieren a herejías bien definidas, sino a especulaciones que hor¡ni- gueaban un poco por todas partes.

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Las Cartas Pasto ral es

Las canas a Timoteo y a Tito conforrnan un conjunto muy particular entre las

cartas atribuidas a Pabló. No figuraban en la colección más antigua que reunía

las diez primeras, de los Romanos a los Tesalonicenses, y que debieron ser pos-

teriores, ya muy cerca de la muerte de Pablo (64 ó 65). Las tres cafas pastorales

son ciradás y uiriUuiOu. a Pablo desde mediados del sfglo segundo, en condicio-

nes que supónían que habían sido.recibidas desde hacía varias decenas de años'

Los'destinatarios de las cartas a Tito y Timoteo'son colaboradores de Pablo,

mientras que las "u.tut

p..""aentes iban ái.igiaut a comunidades. En realidad la

diferencia es menor de ío que parece, Porque con toda probabilidad fuéron escri-

tas principalmente para sei .rsádas en comunidades que esos "pastcres" ienían a

su cargo.

Autenticidad de las Cartas pastorales

Hace ya un siglo que el contenido de estas cartas ho ha dejado de alimentar

discusiones sobre su autenticidad paulina. Algunos destacan los párrafos que

oermiten compararlas con las cartas más auténticas de Pablo, mientras que quie-

ies niegan la autenticidad tendrían buenas fazones para decir que un imitador

fudo ha"Úerse inspirado en pasajes de las canas auténticas para acreditar el ori-

len paulino de su escrito. Éero-ciertamente que en algunos lug_ares la falsifica-EiOn'"r muy difícil de admitir. Los contactos con la carta a los Romanos, escrita

poco antes'que la carta a Tito, y con la carta a los Colosenses, SOn tan reales

como discretos.

Con todo es fácil advertir que el vocabulario de esas cartas es distinto al de ias

otras,cartas de ?ablo,.y las palabras nuevas s.eñaJan en el autor un temperamento

diferente. Cuando se leen'los argumentos lanto en pro como en contra de laautenticidad de esas cartas, es dificil pronunciarse,pero si :9 creg en la preocu-

;;;;e; q.; tenían las Iglesias de pre*rvar la tradición y la literatura apostólicasllo q,r" no deja tugar iOuaás-, el juicio anticipado_ se inclina a favor de Pablo'

"rp"iiul..rarrte tenién¿o en cuenta los contactos con las cartas anterioles.

Mantenemos por tanto la autenticidad paulina de esas cartas, pero no por eso

ignoramos las dificultades surgidas_ del vocabulario y del'estilo; si Pablo las

firmó y en parte dictó, hay que admitir que el secretario tuvo una gran parte en

su redacción. Algunos indicios sugieren que tal redactor,pudo ser Lucas y no

Timoteo que se nómbraban en 2Co l,l; Fil l'2; Col l,l;'lTes l;l;'2Tes I'l'El clima de esas tres cartas indica que fueron escritas en un tiempo en que no

h"bí" ;;¿.uciones. Psr tanto debemóS elegir: o'bien antes dgl t' o bien en los

an"s 8b. Es evidente que en gl segundo caso e§as carias no seían de Pablo.

En esaS condiciones la cai'ta,a Tito y la Primera a Timoteo sólo pueden iituar',"

"n las semanas que preceden o que siguen al encuentro de Mileto-(He2O)"

;;"b.bl";;;;. en ei aRó 58. f-a Segúnda u Timoteo sería del fin del mismo año,

;;;;il Pablo esperaba el primer invierno de su cautividad (2Tim 4,13)'

Nuevas perspectivas del encuentro de Mileto

Este encuentro. narrado por I ucas en Hechos 2O,l':.-36,marca una etapa importante.no sólo en la vida de Pablo sino también en la evolución de sus lglesias. Para las Igle-sias de las provincias romanas de Asia (Éfeso), dé Maéedonia (Filipos y Tesalónicá) yde Acaya (Atenas y Corinto), esa asamblea signifrcó el acceso a su mayoría de edad.Habían tenido muy pronto sus propios ministros, ele-gidos entre los convertidos máscapaces, pero todavía no se habían conado lós lazos de dependencia del misionero queIes había llevado Ia fe. En la asamblea de Mileto Pablo dice: Ahora les toca a ustedeshacerse cargo de su misión. Las Cartas pastorales van a desarrollar de un modo parti-cular dos puirtos dé este discursó.

Las comunidades habían crecido y se necesitaban responsables que realmente lofueran; las asambieas deberán proporcionar una enseñanza adaptada a las necesidadesde cada cual, -erande o pequeño. Se si-gue esperando la venida de Cristo, pero se sabetambién que nada dura tanto como lo provisorio y se trata ahora no tanto de anunciarel Evangelio como de dar el ejemplo de una vida renovada, útil y capaz de inspirarconversiones. Las asambleas cristianas serán el lugar donde se esboce un estilo de vidaadaptado a la sociedad, pero sin olvidar que deben ser levadura en la masa.

Cuando se escribieron las Cartas Pastorales, los apóstoles eran ya de edad avánzada, yla detención de Pablo en Jerusalén sonó como una voz de alarma. Era necesario asegurarla continuidad entre los apóstoles y los ministros de las generaciones sucesivas,-la llama-da "sucesión apostólica", pero también la Iglesia debía oponerse a cualquier inovaciónen el campo de la fe. Sólo se podría transmitir el "depósito" o sea el testimonio de losapóstoles (lTim 6,20; 2Tim 1,14 y 3,14). Las advertencias respecto a los errores y a losfalsos maestros no se refieren a herejías bien definidas, sino a especulaciones que hor¡ni-gueaban un poco por todas partes.