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    29-06-2016Entrevista al crtico literario David Becerra Mayor

    "Es necesario promover la bibliodiversidad"Enric LlopisRebelin

    Dado que toda literatura es, de manera conciente o inconsciente, ideolgica, ya que reproduce ylegitima lo quiera o no una determinada concepcin del mundo, resulta imprescindible promover la"bibliodiversidad", un concepto que surge en la dcada de los 90. Esta diversidad en los librosimplica "combatir la estandarizacin y homogeneizacin del pensamiento que promueve lasociedad capitalista", opina el crtico literario David Becerra Mayor, quien recientemente hacoordinado la obra "Convocando al fantasma. Novela crtica en la Espaa actual" (Tierradenadie).Prueba de esta uniformidad literaria es que si se observan los suplementos culturales de los diarios"El Pas" o "El Mundo", puede comprobarse que una veintena de editoriales concentran el 70% de lavisibilidad. La conclusin es que proliferan lo que David Becerra Mayor ha llamado "novelas de la

    no-ideologa", funcionales al relato dominante y conformes en que hoy se vive en el mejor de losmundos posibles. Este joven crtico literario es autor de los libros "La novela de la no-ideologa", "Laguerra civil como moda literaria" y coautor de "Qu hacemos con la literatura". Tambin harealizado las ediciones crticas de "La mina", de Armando Lpez Salinas, y "La consagracin de laprimavera", de Alejo Carpentier.

    -Existe actualmente debate literario en Espaa? Te has visto envuelto en condenas o rifirrafes portus posiciones crticas respecto a la literatura dominante?

    Para que exista el debate, y por extensin la polmica, previamente tienen que existir lascondiciones que hagan posible ese debate. Es lo que Terry Eagleton denomina -siguiendo aHabermas- "esfera pblica discursiva". Esa esfera, que segn Eagleton surgi entre el siglo XVII yXVIII, en el contexto de la Ilustracin, est habitada por "sujetos discursivos" que se reconocen a smismos como interlocutores vlidos y legtimos, con los que se puede contrastar ideas, confrontarargumentos, exponer razones. Como en Espaa no hubo Ilustracin -o mejor dicho: la Ilustracinque tuvimos fue borrada de la Historia, por considerarse "el siglo menos espaol de la Historia deEspaa" (como deca Ortega)- esa "esfera pblica discursiva" habitada por sujetos igualmentediscursivos nunca se lleg a constituir del todo. Por eso no hay posibilidad de debate. Las voces

    crticas con el sistema -y con la narrativa dominante- son invisibilizadas, al no considerarse comolegtimo su derecho a disentir. Como no existimos, como nos invisibilizan, no pueden discutir connosotros. No se discute con quien no existe. Prefieren borrarnos. Cuando publiqu La Guerra Civilcomo moda literaria, un ensayo donde cuestiono el modo en que la novela actual ha despolitizadoun conflicto que no puede entenderse, en mi opinin, sino desde lo histrico y lo poltico como fuela Guerra Civil, a las pocas semanas un novelista escribi en El Pas un artculo donde cargabacontra aquellos crticos que les exigen a las novelas una interpretacin histrica y poltica de laGuerra Civil. Desde su punto de vista, la Guerra Civil no es sino un espacio lejano, y por lo tantomtico, que ya no nos pertenece, y que por lo tanto solo podemos extraer de la Guerra Civil unalectura pica pero no poltica. Frente a las tesis materialistas que yo expona en mi libro, elnovelista reivindicaba una visin mtica del conflicto blico. Evidentemente, la alusin era clara, y eldebate hubiera podido ser productivo, pero no pudo existir el debate porque lo que pudo ser un

    debate se inici negando al interlocutor. Al no nombrarme no pude responder. La negacin del otroforma parte de la estrategia de dominacin. Sin embargo, otros autores s me nombraron en textos

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    publicados en sus blogs o en redes sociales (nunca en medios de comunicacin tradicionales),cuando comprobaron que la lectura que de sus novelas se haca en mi ensayo pona de manifiestolas estrategias de reproduccin y legitimacin ideolgica de sus textos. Pero sus comentarios, quepodran haber sido muy tiles para construir esa esfera pblica discursiva, tampoco sirvieron paraabrir un debate, porque no me consideraban interlocutor vlido; sus comentarios estaban

    destinados a deslegitimarme por medio del insulto. Adems de "sectario", que es como siempre secataloga a quien se opone al poder desde concepciones materialistas, me insultaban llamndome"joven" y "marxista". En Espaa "joven" y "marxista" funcionan todava como insulto, lo cualdemuestra lo envejecida que est la sociedad y su lite intelectual, pero tambin lo conservadoraque sigue siendo. En estas condiciones es muy difcil el debate.

    -En 2013 participaste con Raquel Arias Careaga, Marta Sanz y Julio Rodrguez Purtolas en la obracolectiva "Qu hacemos con la literatura" Cul fue la conclusin? Tienen sentido hoy la literaturarealista y las novelas de 900 pginas?

    En Qu hacemos con la literaturanos preguntbamos no solo para qu sirve la literatura sinotambin -y sobre todo- a quin sirve la literatura. Porque la literatura no es -como as se construyedesde el pensamiento dominante- un discurso inocente y neutral, autnomo respecto a la historia yla sociedad, y capaz de trascender el momento histrico en que se produce. La literatura -activa opasivamente, consciente o inconscientemente- interviene en la sociedad, tanto para cuestionarlacomo para legitimar y reproducir la ideologa dominante. Ese discurso que hemos convenido endenominar "literatura" nace -y esto lo explica mejor que yo Juan Carlos Rodrguez en Teora ehistoria de la produccin ideolgica- como un instrumento de la burguesa para legitimar su asaltoal poder contra una clase social (la nobleza) y unas estructuras sociales (el feudalismo) queimpiden el desarrollo de sus fuerzas productivas. Entender eso nos pareca bsico para bajar la

    literatura de las nubes y entenderla como un discurso histrico que participa en la transformacinde los procesos asimismo histricos.

    Respecto a la segunda parte de tu pregunta, no s si tienen sentido hoy las novelas de corterealista y de 900 pginas. De hecho, ni siquiera estoy seguro de que la novela en s misma -o msampliamente: la literatura- tenga sentido hoy. No estoy seguro; y precisamente por eso, porque noestoy seguro, creo que es necesario seguir haciendo literatura, seguir hablando de literatura yseguir exigindole a la literatura que se comprometa, por si acaso una novela o unos versospudieran llegar a tener un impacto, por mnimo que sea, en el cuestionamiento del estado de lascosas actual y en la posibilidad de imaginar otro mundo posible.

    -Tambin has escrito sobre la novela de la "no-ideologa". Qu caracteriza a estos textos? Quautores y obras pondras como ejemplo de este tipo de narrativa?

    Denomin "novelas de la no-ideologa" a aquellas novelas que, desde 1989 hasta hoy, sonfuncionales al relato dominante. Son novelas que asumen que vivimos en el mejor de los mundosposibles, en un mundo que se sita en el tantas veces proclamado "Fin de la Historia". Son novelasque asumen que no hay posibilidad de construir un mundo mejor, que no hay horizonte de

    transformacin poltica y social posible. Adems, interpretan que todos nuestros conflictos sonsiempre individuales, nunca se entienden desde lo histrico, lo poltico o lo social. Son novelas que

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    hablan delyoy nunca del nosotros. Como diran Balibar y Macherey, son novelas que desplazan lascontradicciones radicales del sistema -esas contradicciones ante las que nos sita el capitalismotodos los das- a favor de unas contradicciones asumibles por ese mismo sistema. Todo conflicto seexplica desde nuestro interior, desde elyo, nunca desde el exterior, desde el sistema capitalista.Son novelas que se presentan como no-ideolgicas, pero claro que son ideolgicas y adems los

    efectos polticos que producen son inmediatos: nos tratarn de convencer de que no hace faltacambiar el sistema para cambiar nuestra situacin individual, lo que tengo que hacer es cambiaryo, adaptarme a la situacin, para resolver el conflicto. Son discursos nada inocentes.

    Qu autores y obras incluyo en La novela de la no-ideologa?

    Analizo a autores como Almudena Grandes, Antonio Muoz Molina, Elvira Lindo, Javier Maras, JuanJos Mills o Javier Cercas, entre otros. El caso de Javier Cercas es paradigmtico. Al asumir el autor

    que vivimos en un mundo aconflictivo, perfecto y cerrado, parece que en esas condiciones es muydifcil escribir una novela. Como vivimos en un mundo en el que no pasa nada -"sin pica", diceEduardo Mendoza; "aburrido y democrtico", dice Almudena Grandes-, de qu van a hablar lasnovelas? Almudena Grandes acudir a la Guerra Civil para poder armar una trama -entonces spasaban cosas interesantes, no como ahora, dir ella o su inconsciente ideolgico, en el eplogoque cierra su novela Ins y la alegra-. Javier Cercas hace lo mismo en Soldados de Salamina, peroEl mvil, una novela corta anterior, trata de lo siguiente: El mviles una novela sobre un novelistasin inspiracin que quiere escribir una novela, pero no le sale, al vivir en un mundo donde no pasanada interesante, digno de trasladar a una novela (en verdad, es el argumento de todas las novelasde Cercas). La realidad, vaca y anodina, le impide al escritor escribir una gran novela, y elprotagonista finalmente se ver obligado a cometer un asesinato para poder extraer de la realidaduna trama, con la suficiente dosis de intriga, para escribir una novela. Ese es el mvil que anuncia

    el ttulo: la posibilidad de escribir una novela en un mundo que se ha quedado sin pica, cuando larealidad como materia novelable -que dira Galds- se ha quedado sin trama. El mvil de Cercasmuestra, de forma muy transparente, cmo se ha interiorizado el discurso de que vivimos en elmejor de los mundos posibles, sin conflictos ni contradicciones.

    -Como crtico literario, consideras que las reseas y crticas se caracterizan por una cierta jergaretorcida y un punto oscura, que las hace de difcil acceso para los no iniciados? Se cae enocasiones en un amaneramiento que envuelve de retrica el puro sentido comn?

    Depende del medio. Por ejemplo, en las pginas culturales y los suplementos de la prensageneralista, las reseas y las crticas no son ms -o para no ser injustos: no suelen ser ms- quetextos informativos sobre el contenido del libro. Apenas hay reflexin o argumentacin, apenasanlisis crtico, simplemente exposicin de contenido y pinceladas sobre la forma (siempreseparados, como si de dos cosas distintas se tratara). No son ms que noticias de la novedadliteraria. Pero quiz esa falta de profundidad derive de que el medio y el formato resea/crtica nosea el ms apropiado para hablar de literatura. En el mbito acadmico, es cierto que a veces lacrtica tiende a servirse de esa "jerga retorcida y un punto oscuro" de la que hablas, utilizando unlenguaje solamente comprensible para aquellos que forman parte no del gremio acadmico, sino dela escuela terica a la que pertenece el crtico. Sin embargo, en el mbito acadmico espaol, quese mueve entre el positivismo y el ms tradicional enfoque filolgico, sucede incluso lo contrario:

    hay un absoluto rechazo a la teora. Se reivindica una lectura transparente del texto, sin lamediacin de discursos tericos que acaso podran alejarnos del sentido real del texto

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    -argumentan. Claro que este discurso tambin tiene implicaciones ideolgicas, porque, como decaLouis Althusser, un vaco terico es siempre un lleno ideolgico. Habra que estudiar con quideologa se llena el vaco terico de los discursos crticos que salen de la universidad.

    -Eres fundador y director de la "Revista de crtica literaria marxista". Qu diferencias separan a lacrtica convencional de inspirada en el marxismo? Qu rasgos destacaras desde esta perspectivaen obras como "La Celestina" o "El Quijote", que has analizado en tu condicin de crtico literario?

    La crtica literaria marxista, a diferencia de otros acercamientos tericos o crticos a la literatura,concibe el texto como el resultado de unas condiciones histricas -sociales, polticas, etc.-especficas. La literatura no es algo que surja porque s ni es el resultado de un genio creador einspirado, tocador por una varita mgica; la literatura es un producto de lo que Juan CarlosRodrguez denomina la "radical historicidad". La crtica literaria marxista observa cmo el texto

    contiene las contradicciones ideolgicas de una poca, cmo reproduce una ideologa concreta ycmo legitima una concepcin del mundo y no otra. La funcin del crtico es siempre analizar esosdiscursos pblicos llamados "literatura", y en el caso de un crtico literario marxista,observar su potencial emancipador o, al contrario, la capacidad inmovilizadora de esos discursos.

    La Celestina o El Quijoteson, por ejemplo, dos obras que representan muy bien las contradiccionesque surgen entre un mundo que est en descomposicin -el feudalismo- y otro mundo que emerge-el primer capitalismo en Espaa. Esos dos mundos -vale decir: modos de produccin- coexisten enel momento histrico en que esas novelas se escriben -se producen- y esa contradiccin entre dossistemas en pugna no solo se refleja en el texto, sino que determina el propio texto. El personaje de

    don Quijote contiene elementos residuales y emergentes -la terminologa es de Williams- de ambosmundos. Don Quijote es un hidalgo que, con la descomposicin del feudalismo, ha perdido su raznde ser, su funcin social. Su disfuncin le conduce a esa nostalgia de querer vivir en un mundo queya no existe, y que quiz no ha existido nunca, el de las novelas de caballeras. Pero sera errneoentender que en la ideologa don Quijote solo late una nostalgia por un mundo perdido; paraconvertirse en caballero, don Quijote tiene primero que acudir al mercado (vender sus tierras paracomprar los libros de caballeras que a la postre le harn enloquecer) y seguidamente concebir,como solo se puede concebir en el capitalismo (nunca en el feudalismo), que la identidad dependedelyo, no de la sangre, del linaje. Y don Quijote se cambia de nombre, y afirma aquello de "yo squin soy y s quin puedo ser"; es decir, que l mismo va a construir -a escribir- su propia vida, nocomo sucede en el feudalismo, donde la vida est previamente escrita y es reflejo de la verdadcelestial. En el feudalismo, no es posible elegir qu pasos dar, porque el destino ya est escrito.

    Frente al destino, El Quijote habla de libertad, de una libertad que depende enteramente delyo.Don Quijote no podra haber existido si previamente no surge el yo-libre capitalista (vase para unacercamiento marxista a la novela de Cervantes el libro El escritor que compr su propio libro. Paraleer "El Quijote"de Juan Carlos Rodrguez).

    -Estudiar con detalle los planos narrativos, la coincidencia de personajes y espacios en diferentesobras de un autor, el estilo, las expresiones o los reflejos autobiogrficos en un texto, supone (estetrabajo de crtica) "desguazar" una obra literaria, "despiezarla", arrebatarle el misterio quecomparten el autor y el lector de un libro?

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    A m la nocin de "autor" me interesa poco. No creo que el autor sea dueo del sentido de su texto.La nocin de "autor" puede resultar til para un acercamiento positivista a la literatura en el quepretendamos construir el sentido del texto como reflejo de la biografa de su autor. Pero creo que elsentido del texto escapa del control del autor. Por eso, prefiero analizar un texto literario como elresultado de unas condiciones histricas concretas y objetivas, sin detenerme a analizar -aunque a

    veces pueda resultar tambin interesante y por supuesto til- cul era la intencin del autor alcomponer ese texto. El autor puede ser dueo del "proyecto" literario, pero no lo es siempre de su"resultado". En el resultado final de la obra operan otras mediaciones, entre las cuales tambinest, obviamente, la del autor, pero no creo que sea la que ms peso tenga.

    Luego, al poner en cuestin la nocin de "autor" se pone de inmediato en cuestin esa definicinneohumanista de lectura como un dilogo o comunin de almas, que se encuentran en el libro, y seidentifican en el libro, a pesar de que les separe una distancia de siglos o kilmetros. En esedilogo/comunin sera posible encontrar el "misterio" de la literatura, que, como lectores, nospermite vernos reflejados en todos los textos. Pero la identificacin es una trampa ideolgica que

    nos impide tomar conciencia de la historicidad de los textos, nos impide reconocer que lo que hayen el texto no es algo eterno e inmutable, sino algo radicalmente histrico.

    -En septiembre de 2015 te encargaste de la coordinacin del ensayo "Convocando al fantasma.Novela crtica en la Espaa actual", publicado por la editorial "Tierradenadie". Qu obras y autoresactuales convocan al "fantasma" del capitalismo, lo nombran y muestran sus vergenzas?

    El ttulo del libro proviene de una cita de Beln Gopegui. En su ltima novela, El comit de la noche,

    un personaje dice que "escribir es convocar al fantasma". Se trata, claro, del fantasma del quehablaron Engels y Marx en El manifiesto comunista. En este libro colectivo tratamos de analizar lasnovelas actuales que, desde nuestro punto de vista, son crticas con el sistema capitalista, lonombran y, en algunos casos, tratan de superarlo. En el libro se analiza la obra de autores comoBeln Gopegui, Marta Sanz, Isaac Rosa, Rafael Chirbes, Rafael Reig, entre otros, por citar solamentealgunos de los ms conocidos.

    -A qu autores y textos literarios "clsicos" de la Literatura Espaola incluiras si se te permitieraagregar un apndice a "Convocando al fantasma"? Tal vez a Valle Incln, pese a lo queltimamente sealen algunas interpretaciones "revisionistas"?

    El problema es que el canon literario espaol ha expulsado a aquellos autores que se enfrentaron,desde la literatura, al poder. Estoy pensando en los autores del realismo social de los cincuenta,como Armando Lpez Salinas, Jess Lpez Pacheco o Antonio Ferres; o autores de la llamada"generacin perdida de la literatura espaola", novelistas que hoy apenas conocemos porque de sugeneracin solamente leemos a los poetas de la mal llamada "Generacin del 27". Estoy pensandoen Luisa Carns, por ejemplo, autora de una novela interesantsima titulada Tea rooms, que es unanovela que describe la sociedad espaola de la dcada de los treinta desde la perspectiva de unacamarera que trabaja en una cafetera de Madrid. Luisa Carns ha sido doblemente olvidada, porcomunista y por mujer. Pero a veces hay buenas noticias en el mundo literario, y la editorial Hoja

    de Lata va a publicar este mismo ao, por primera vez desde 1934, una nueva edicin de la novelade Luisa Carns.

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    Pero, si me preguntas por los cannicos, podramos incluir algunas obras de Valle-Incln, al PrezGalds que, como dice Julio Rodrguez Purtolas, escribe desde la burguesa contra la burguesa, yquiz obras como el Lazarillo, La Celestinao El Quijote, que no convocaban al fantasma de 1848 -nopodan hacerlo- pero s resultan interesantes para entender la formacin del primer capitalismo enEspaa.

    -Y en el contexto europeo y global, quines convocan hoy al "fantasma" capitalista y lo desnudanpara que afloren sus contradicciones?

    No soy experto en literatura europea y por lo tanto solo puedo responder a esta pregunta comolector interesado en lo que se produce fuera de nuestras fronteras, pero no como especialista. Locierto es que la mayora de novelas extranjeras que se traducen y se publican en Espaa sonaquellas que pueden ser bien recibidas por la ideologa dominante. Por ello, la mayora de novelas

    de autores extranjeros que leemos en Espaa son asimismo novelas de la no-ideologa. Noobstante, y como no poda ser de otra manera, hay notables excepciones. Por ejemplo, a m meinteresa mucho la narrativa de Lionel Tran, un novelista francs que solamente ha publicado, por elmomento, dos novelas cortas: Sida mental y Sin presente(ambas publicadas en Espaa porPerifrica). Son novelas que si bien no estoy seguro de que en su proyecto se cuente la idea deconvocar al fantasma y desnudar las contradicciones capitalistas para que afloren, son novelas quemuestran de una forma tan clara el grado de malestar social que vive la sociedad contemporneaque sacude al lector de tal modo -lo deja con tan mal cuerpo- que sale de la novela de formadistinta a la que haba entrado en ella. Es una novela que si bien no imagina una solucin polticacolectiva para resolver el conflicto que describe, ese malestar desborda el texto y nos hacereflexionar sobre la necesidad de cambiar el rumbo de las cosas.

    Por otro lado, tambin me interesa el proyecto Wu Ming en Italia, un colectivo de artistas yescritores que deciden prescindir de la nocin "autor" y de este modo enfrentarse, por un lado, a laindustria cultural -basada en la idea de "autor" como marca comercial- y por otro lado paraproponer otro relato de nuestra historia.

    Tambin me interesa mucho la obra de John Berger, no solo los ensayos que escribe comohistoriador marxista del arte, como Ways of seeing, sino tambin sus textos literarios, mezcla denovela y testimonio, donde nos muestra, en algunos de ellos, una perspectiva distinta a la del

    relato oficial sobre las guerras de Oriente Medio. Estoy pensando, por ejemplo, en From A to X.Berger, sin duda, est en la nmina de escritores que convocan al fantasma.

    -Por qu la Guerra Civil lleg a convertirse en una "moda literaria"? En qu sentido lo es? Quautores y novelas se han sumado a esta tendencia y han despojado de su esencia, o inclusointerpretado torticeramente, la contienda del 36?

    En principio, como lector, uno no puede sino celebrar que de pronto se escriban tantas novelas

    sobre la Guerra Civil. Teniendo en cuenta de dnde venamos -los pactos de olvido y silencio de laTransicin- no puede sino interpretarse como una buensima noticia que se empiecen a publicar

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    novelas sobre la Guerra Civil espaola. Sin embargo, cuando se empiezan a leer y a analizar estasnovelas no se puede sino rebajar la euforia. Porque muchas de las novelas que se autoproclaman"novelas de la memoria histrica" en realidad no lo son. En primer lugar, observamos que la GuerraCivil se ha convertido en un atractivo teln de fondo, en un escenario donde ocurren tramas quenada tienen que ver con la Guerra Civil; tramas donde la Guerra Civil funciona como un decorado.

    En segundo lugar, si entendemos que la memoria -en un sentido poltico fuerte y de razbenjaminiana- es un instrumento para traer el pasado a nuestro presente con el objetivo no solo dereparar el pasado sino de transformar el presente con la fuerza de todos los vencidos de la Historia,en estas novelas la memoria brilla por su ausencia. Son novelas que desconectan presente ypasado, que nos muestra el pasado como un tiempo lejano, que no nos pertenece, que no tienenada que ver con nosotros. Son novelas que funcionan como el espejo reluciente del que hablabaFredric Jameson: un espejo que desprende un brillo cegador que impide que veamos nuestro rostroreflejado en l. Estas novelas nos deslumbran y entretienen con aventuras de amor y muerte,aventuras que suceden en un lugar que parece remoto y mtico. Al no vernos en el espejo/pasado y,en consecuencia, al concebir el pasado como algo ajeno a nuestra experiencia, no noscomprometemos con l, ni para intervenir en el pasado ni para transformar un presente en el quesigue viviendo el pasado, aquel pasado que gan la Guerra Civil.

    Las modas literarias -los best-sellersen general, que en absoluto son textos solamenteentretenidos- no son nada inocentes. Suelen captar cules son los temas que interesa al grueso dela ciudadana, temas que pueden tener un potencial poltico emancipador o transformador, y seapropian de l para desactivar ese potencial poltico. Cuando la sociedad espaola empieza aperder el miedo a hablar del pasado y se empieza a organizar en movimientos de recuperacin dela memoria histrica, surgen estas novelas sobre la Guerra Civil donde se habla de la Guerra Civilpero sin mostrar la guerra como un conflicto histrico, poltico y social, sino -como decamos anteshablando de las novelas de la no-ideologa- como una suma de conflictos individuales y morales. LaHistoria, en sentido estricto, nunca aparece en las novelas. Son novelas histricas sin Historia.

    Deca iek que en la posmodernidad bebemos cerveza sin alcohol, caf sin cafena, helado sinazcar y, yo aado, leemos novelas histricas sin historicidad.

    Qu autores analizo en La Guerra Civil como moda literaria? Hay algunos abiertamenterevisionistas como puede ser Manuel Maristany, autor de La enfermera de Brunete, una novela quePlaneta describe como la gran novela sobre la Guerra Civil, pero que en realidad es una novela quereproduce todos los mitos de la Cruzada de Franco; a saber: que la Repblica era un caos y quehaba que introducir un correctivo por el bien de Espaa, como fue el golpe de Estado, que Espaa(sic.) actuaba en legtima defensa ante el terror rojo y que la Repblica no era ms que un satlitede la Unin Sovitica. As habla la mejor novela sobre la Guerra Civil segn Planeta. Pero tambin

    analizo otras como Soldados de Salamina de Javier Cercas, los Episodios de una guerra interminablede Almudena Grandes o La noche de los tiempos de Antonio Muoz Molina, y un largo etctera.

    -Estas diferencias entre "apocalpticos" e "integrados", en terminologa de Umberto Eco, sepodran aplicar tambin a la poesa espaola de los ltimos aos? Puedes mencionar ejemplos?

    Hay distintos proyectos poticos en Espaa ahora mismo, pero yo no utilizara la terminologa deEco, pues l la utiliza bsicamente para hablar del posicionamiento del intelectual ante la cultura de

    masas, y las corrientes poticas espaolas en la actualidad se enfrentan por cuestiones biendiferentes. La poesa que se produce hoy en da y que tal vez sea la ms interesante, desde mi

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    punto de vista, es la llamada "poesa de la conciencia crtica", que por cierto ha analizado de formamagistral Alberto Garca-Teresa en libro asimismo titulado Poesa de la conciencia crtica. En ellaencontramos autores como Jorge Riechmann, Enrique Falcn, Antonio Orihuela, Isabel PrezMontalbn o Mara ngeles Maeso, entre otros. Es una poesa cuya principal caracterstica consisteen que, como seala Garca-Teresa, "sita el conflicto socioeconmico y poltico que atraviesa la

    actual coyuntura histrica en el centro y en el eje (implcita y explcitamente) de su creacinpotica, manifestndolo de una manera crtica".

    Tambin resulta interesante leer la poesa de la otra sentimentalidad(que luego deriv en lallamada "poesa de la experiencia", hoy mainstream). La poesa de uno de los fundadores de esacorriente, Javier Egea, que en los ltimos aos se estn volviendo a publicar sus versos, resulta atodas luces interesantes, ya que Egea persegua -y posiblemente lo logr- componer una poesamaterialista. Una autora de la otra sentimentalidadque me sigue interesando es ngeles Mora,poeta materialista y feminista, que escribe desde la subjetividad, pero siendo muy consciente deque elyodesde el cual se escribe est atravesado por un afuera -el capitalismo y el patriarcado-

    que nos construye. Por lo tanto, cuando decimosyono estamos hablando nicamente de losubjetivo, sino de todas aquellas mediaciones que construyen nuestra subjetividad. Como ellamisma afirma: "El infierno no son los otros, como deca Sartre, el infierno est en nosotros". Estatoma de conciencia de que el infierno -i.e.el capitalismo- est dentro de nosotros demuestraaquello que deca Louis Althusser: "para cambiar el mundo de base (y junto a otras muchas cosas)es preciso cambiar, de base, nuestra manera de pensar". Bien parece que es ms fcil lucharcontra el capitalismo que contra nosotros mismos.

    -Con la crisis han florecido numerosas editoriales pequeas y escritores noveles que sobreviven agolpe de voluntarismo, que lanzan ediciones muy cuidadas y en las que se exprime al mximo el

    talento y la creatividad. Tal vez se trate de la libertad que permite el "amateurismo", pero esposible sobrevivir as mucho tiempo, sin cobrar y slo armados con la vocacin? Es una falta derespeto a estos autores toda la promocin que reciben obras como la ltima del Premio NobelVargas Llosa ("Cinco esquinas"), y sus exquisitas disquisiciones sobre el erotismo y la pornografa?

    No es solo falta de respeto, es falta de bibliodiversidad. Creo que es necesario poner sobre la mesaun debate serio sobre bibliodiversidad; este es un concepto que surge en la dcada de los noventa,en el contexto de la UNESCO, pero que ltimamente algunos -como Alfonso Serrano, Eva Fernndezy yo mismo- estamos reivindicando en un sentido ms poltico y por supuesto materialista.Creemos que es necesario promover la bibliodiversidad, es decir, la diversidad en el mbito de los

    libros, para combatir la estandarizacin y homogeneizacin del pensamiento que promueve lasociedad capitalista; una sociedad ms bibliodiversa en lo cultural ser tambin una sociedad msactiva, ms plural y ms crtica. Y es necesario trabajar -luchar- para lograrlo. No puede ser que, sianalizamos suplementos culturales como Babelia o El culturalde El mundo, los ms ledos en estepas, observemos que el 70% de la visibilidad la monopolizan no ms de veinte editoriales, quesiempre son las mismas. En Espaa, como ha sucedido en Amrica Latina, es necesaria una Ley dePrensa que regule el poder de los medios de comunicacin privados; en esta Ley de Prensa habraque reservar un apartado para la promocin de la bibliodiversidad.

    -Por ltimo, si toda literatura es, de algn modo, poltica, consideras que determinadas obras de

    Unamuno, Sbato, Ionesco, Pirandello o Kafka, que plantean conflictos existenciales y no ponendirectamente el foco en la lucha de clases, le hacen el juego al sistema?

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    No creo que toda literatura sea poltica, sino ideolgica. Es importante diferenciar estos dosconceptos. Por literatura poltica hay que entender -en mi opinin- aquella literatura que sita lopoltico en el centro del texto, que reconoce el conflicto y que reconoce que nuestros problemas,por muy ntimos que sean, tienen su correlato en lo poltico. Son novelas que, adems, son escritaspara intervenir en la sociedad. No toda la literatura es, pues, poltica. Pero s son todas, consciente

    o inconscientemente, ideolgicas, ya que toda novela asume -y reproduce y legitima- una visin delmundo, aunque no se cuente entre sus objetivos hacerlo (recordemos la diferencia entre "proyecto"y "resultado"). Por lo tanto, si una novela asume una perspectiva existencial y esa perspectivaborra o diluye la lucha de clases es posible que esa novela le est negando al lector la posibilidadde concebir sus conflictos como conflictos polticamente determinados; luego, sera una novela que,posiblemente, estara inmovilizando al lector, obligndole a resignarse, hacindole asumir quevivimos en un callejn sin salida y que por lo tanto no vale la pena organizarse y tratar de superar,de forma colectiva, el problema que retrata. No obstante, y esto es preciso tambin apuntarlo, haytambin novelas que, aunque no imaginen una salida poltica a una problemtica concreta (hemoshablado antes de Lionel Tran), es tanto el malestar descrito en sus pginas que incluso puede llegara desbordar al propio texto, y un texto que en principio parece que solo sirve para suturar laideologa dominante finalmente termina saturndola. Y nos permite abrir -o imaginar- nuevos

    horizontes, o al menos nos permite pensar que es necesario imaginarlos para superar ese malestardescrito, ese malestar que no nos permite vivir dignamente.

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