Bibliografía - Por el bien del imperio

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JOSEP FONTANA

POR EL BIEN DEL IMPERIOUna historia del mundo desde 1945

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Primera edición en tapa dura: noviembre de 2011Siete reimpresiones consecutivasPrimera edición en rústica: noviembre de 2013

Los derechos de esta obra pertenecen a:

© 2011, Josep Fontana Lázaro

Los derechos exclusivos de publicación en lengua castellana pertenecen a:

© Ediciones de Pasado y Presente, S.L.,Pau Claris, 147, 4º, 1ª, 08010 [email protected]

Esta primera edición en rústica se ha impreso sobre papel offset neutro por Novoprint.

ISBN: 978-84-939143-4-9

Depósito legal: B. 32.314-2011

Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra sólo puede realizarse con la autorización de sus titulares salvo en las excepciones que determina la ley. Si necesita fotocopiar o escanear fragmentos de esta obra, diríjase al Centro Español de Derechos Reprográficos (CEDRO) a través de la web www.conlicencia.com o mediante llamada telefónica al 91 702 19 70 o al 93 272 04 45

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NOTAS BIBLIOGRÁFICAS

Capítulo 1: De una guerra a otra

Lizzie Collingham, The Taste of War. World War Two and the Battle for Food,Londres, Allen Lane, 2011, pp. 467-476; Ben Shephard, The Long RoadHome. The Aftermath of the Second World War, Londres, The Bodley Head,2010.

El precio de la derrota: el castigo de los dirigentes

James Owen, Nuremberg. El mayor juicio de la historia, Barcelona, Crítica,2007; Telford Taylor, The Anatomy of the Nuremberg Trials, Nueva York,Knopf, 1992; G. MacDonogh, After the Reich. From the Liberation of Viennato the Berlin Airlift, Londres, John Murray, 2007, pp. 429-467 (que incluyelos juicios menores y los primeros realizados por los propios alemanes); GaryJonathan Bass, Stay the Hand of Vengeance. The Politics of War Crime Tribu-nals, Princeton, Princeton University Press, 2000, pp. 147-205; Whitney R.Harris, Tyranny on Trial. The Evidence at Nuremberg, Nueva York, Barnesand Noble, 1995 (ed. original, 1954). Sobre el proceso de desnazificación, enlíneas generales, Perry Biddiscombre, The Denazification of Germany. A His-tory, 1945-1950, Stroud, Tempus, 2007 y Marie-Bénédicte Vincent, ed., Ladénazification, París, Perrin, 2008. El más reciente y completo estudio sobrela fuga de los nazis se encontrará en Guy Walters, Hunting Evil, Nueva York,Broadway Books, 2009. Además, Richard J. Aldrich, The Hidden Hand. Bri-tain, America and Cold War Secret Intelligence, Londres, John Murray, 2001,pp. 180-205; José María Irujo, La lista negra. Los espías nazis protegidos porFranco y la Iglesia, Madrid, Aguilar, 2003; Uki Goñi, The Real Odessa. HowPerón Brought the Nazi War Criminals to Argentina, Londres, Granta Books,2002. Sobre el caso de los SS ucranianos, Sol Littman, Pure Soldiers or SinisterLegion. The Ukranian 14th Waffen-SS Division, Montreal, Black RoseBooks, 2003, passim.

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Sobre la vida en la cárcel y la actividad posterior de los presos de Span-dau, Norman J.W. Goda, El oscuro mundo de Spandau. Los criminales na-zis, los aliados y la Unión Soviética, Barcelona, Crítica, 2008, passim; sobreRaeder, Erich Raeder, Grand Admiral, Nueva York, Da Capo Press, 2001,pp. 384-407. Hay una amplia literatura sobre «el caso Speer»: Gitta Sereny,Albert Speer, Buenos Aires, Javier Vergara, 1996; Dan van der Vat, The goodNazi, Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1997; Joachim Fest, Albert Speer,esp. pp. 350-381, etc. Sobre Hess hay una bibliografía sensacionalista que vadesde el libro que en 1979 publicó Hugh Thomas, el médico militar que leatendió en Spandau, quien aseguraba que aquel preso no era Hess, hasta elEnigma Hess de Martín Allen (Barcelona, Planeta, 2004), que no hace grancosa más que dramatizar lo que John Harris y Mei Trow habían dicho en1999 en Hess: The British Conspiracy (Londres, Deutsch, 1999). Es mejor re-currir a Goda, pp. 347-413. Sobre los procesos de Dachau, Joshua M. Gree-ne, Justice à Dachau, París, Calmann-Lévy, 2005; Samantha Power, «A Pro-blem from Hell». America and the Age of Genocide, Nueva York, Basic Books,2002, pp. 47-64; Rudolf Höss, Yo, comandante de Auschwitz, Barcelona,Muchnik, 1979; Richard Overy, Interrogations. The Nazi Elite in AlliedHands,1945, Londres, Allen Lane, 2001, pp. 193-199; Karl Doenitz, Diezaños y veinte días, Barcelona, Caralt, 1965, p. 463. Wolfram Wette, LaWehrmacht. Los crímenes del ejército alemán, Barcelona, Crítica, 2007.

Cuando los israelíes capturaron a Eichmann en Argentina, se descubrióque toda una serie de hombres relacionados con Eichmann trabajaban para laCIA o para los servicios secretos de la Alemania federal (National SecurityArchive, electronic briefing book 150, 24 de marzo de 2005 y Eric Lichtblau,«Nazis were given “Safe haven” in U.S., report says», en New York Times, 13de noviembre de 2010). Richard Helms, A Look Over my Shoulder, NuevaYork, Random House, 2003, pp. 83-91; Richard Breitman, N.W. Goda yPaul Brown, «The Gestapo», en Richard Breitman et al., U.S. Intelligenceand the Nazis, Cambridge, Cambridge University Press, 2005, pp. 144-146.Thomas Laqueur, «Four pfenninge per track km», en London Review ofBooks, 4 de noviembre de 2004, pp. 7-12. Sobre la responsabilidad colectivade los alemanes, Robert Gellately, La Gestapo y la sociedad alemana, Barcelo-na, Paidós, 2004 y, del mismo autor, No sólo Hitler, Barcelona, Crítica, 2002;Peter Fritzsche, Vida y muerte en el Tercer Reich, Barcelona, Crítica, 2008,pp. 217-292.

Philip R. Piccigallo, The Japanese on Trial. Allied War Crimes Operationsin the East, 1945-1951, Austin, University of Texas Press, 1979; AnnetteWiewiorka, ed., Les procès de Nuremberg et de Tokyo, Bruselas, Complexe,1996: Takemae Eiji, The Allied Occupation of Japan, Nueva York, Continuum,2003, pp. 243-260; Ian Buruma, The Wages of Guilt. Memories of War in Ger-many and Japan, Londres, Phoenix, 2002, pp. 159-176; Laurence Rees, El ho-

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locausto asiático. Los crímenes japoneses en la segunda guerra mundial, Barcelo-na, Crítica, 2009.

Los dos volúmenes preparados por Kevin C. Ruffner, Forging an Intelli-gence Partnership: CIA and the Origin of the BND, 1945-49, publicados en 1999,pueden consultarse íntegramente en la web de NSArchive, 4 de febrero de2005. Sobre la depuración en Francia, Herbert Lottman, La depuración, 1943-1953, Barcelona, Tusquets, 1998; Robert Gildea, Marianne in Chains. In Searchof the German Occupation, 1940-45, Londres, Macmillan, 2002; Fabrice Virgili,La France «virile». Des femmes tondues à la Libération, París, Payot, 2004; Gé-rard Chauvy, Les acquittés de Vichy, París, Perrin, 2003; Albrecht Betz et StefanMartens, eds., Les intellectuels et l’Occupation, 1940-1944, París, Autre-ment, 2004; Pierre Assouline, L’épuration des intellectuels, Bruselas, Complexe,1996; Marc Olivier Baruch, Une poignée de misérables. L’épuration de la sociétéfrançaise après la seconde guerre monidale, París, Fayard, 2004; Alain Brossat,Les tondues, París, Hachette, 2008; Gilles Richard y Jacqueline Sainclivier,eds., La recomposition des droites en France à la Libération, 1944-1948, Rennes,Presses Universitaires de Rennes, 2004, p. 367, passim. Richard Vinen, Bour-geois Politics in France, 1945-1951, Cambridge, Cambridge University Press,1995, pp. 112-113. Max Paul Friedman, Nazis and Good Neighbors, Cambridge,Cambridge University Press, 2003, p. 226. Perry Biddiscombe, «The last whi-te terror: The Maquis Blanc and its impact in liberated France, 1944-1945», enJournal of Modern History, 73 (diciembre de 2001), pp. 811-861. Sobre el retornode los deportados y el descubrimiento del horror de los campos nazis, OlgaWormser-Migot, Quand les alliés ouvrirent les portes... Le dernier acte de la tragé-die de la déportation, París, Robert Laffont, 1965.

Sobre las responsabilidades de los industriales alemanes, otro tema con unaamplia bibliografía, Michael Thad Allen, The Business of Genocide. The SS, Sla-ve Labor, and the Concentration Camps, Chapel Hill, University of North Caroli-na Press, 2002; Joseph Borkin, The Crime and Punishment of I.G.Farben, NuevaYork, Barnes and Noble, 1997 (ed. original Free Press, 1978); Stuart E. Eizenstat,Imperfect Justice. Looted Assets, Slave Labor, and the Unfinished Business of WorldWar II, Nueva York, Public Affairs, 2003. Para Japón, Jean-Louis Margolin,L’armée de l’empereur. Violences et crimes de Japon en guerre, 1937-1945, París,Armand Colin, 2007 pp. 326-365. Brian MacArthur, Surviving the Sword. Priso-ners of the Japanese, 1942-45, Londres, Time Warner Books, 2005.

Las consecuencias de la derrota: los sufrimientos de la población civil

James Bacque, Other Losses. An Investigation into the Mass Deaths of GermanPrisoners at the Hands of the French and Americans after World War II, Lon-dres, Macdonald, 1990, estimaba en 800.000 los soldados muertos de hambre

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y abandono en los campamentos en que estaban recluidos. Sus cifras, y susmétodos, han sido criticados, pero la realidad de los presos muertos en loscampos es innegable. Stanislaw Jankowiak, «“Cleansing” Poland of Ger-mans: The province of Pomerania, 1945-1949», en Philip Ther y Ana Siljak,eds., Redrawing Nations. Ethnic Cleansing in East-central Europe, 1944-1948,Lanham, Rowman and Littleflied, 2001, pp. 87-105; Norman M. Naimark,Fires of Hatred. Ethnic Cleansing in Twentieth-century Europe, Cambridge, Mass.,Harvard University Press, 2001, pp. 108-138; Norman Davies y RogerMoorhouse, Microcosm. Portrait of a Central European City, Londres, Jo-nathan Cape, 2002, pp. 417-439. Sobre la nueva persecución de los judíos enPolonia, Jan Tomasz Gross, Fear: Anti-semitism in Poland after Auschwitz: anEssay in Historical Interpretation, Princeton, Princeton University Press,2006. MacDonogh, After the Reich, pp. 125-196 (el caso Hauptmann, pp.187-189). Benjamin Frommer, National Cleansing. Retribution against NaziCollaboration in Postwar Czechoslovakia, Cambridge, Cambridge UniversityPress, 2005, pp. 228-266. Los casos de limpieza étnica fueron en algunos lu-gares de gran complejidad: en un territorio de frontera entre Polonia y Rusia,donde en 1925 vivían conjuntamente polacos, alemanes, judíos, ucranianos yrusos, las sucesivas ocupaciones de los soviéticos, los alemanes y de nuevolos soviéticos dieron lugar a una serie de expulsiones que lo cambiaron todo;como sucedió en otros puntos a consecuencia de las persecuciones antagóni-cas de polacos y ucranianos (Kate Brown, A Biography of no Place. FromEthnic Borderland to Soviet Heartland, Cambridge, Mass., Harvard UniversityPress, 2004; Timothy Snyder, «The causes of Ukrainian-Polish ethnic clean-sing 1943», en Past and Present, 179 [mayo de 2003], pp. 197-234). Sobre lalimpieza étnica en Polonia, Anita J. Prazmowska, Civil War in Poland, 1942-1948, Houndmills, Palgrave Macmillan, 2004, pp. 168-190 y Ionas Turkov,En Pologne après la libération. L’impossible survie des rescapés juifs, París,Calmann-Lévy, 2008. Dagmar Barnow, Germany 1945. Views of War andViolence, Bloomington, Indiana University Press, 1996; Richard von Weizsäc-ker, From Weimar to the Wall, Nueva York, Broadway Books, 1999, p. 75.Sobre los desplazados judíos, Juliane Wetzel, «Les camps pour personnes dé-placées juives en Allemagne de 1945 à 1957», en Vincent, La dénazification,pp. 157-172. La descripción de la situación en el invierno de 1946 de JamesH. Critchfield, Partners at the Creation. The Men behind Postwar Germany’sDefense and Intelligence Establishments, Annapolis, Naval Institute Press,2003, pp. 52-54; Adam Tooze, The Wages of Destruction, Londres, AllenLane, 2006, pp. 672-674; Ferran Gallego, De Auschwitz a Berlín, Barcelona,Plaza y Janés, 2005, pp. 25-54. Las violaciones de los soldados soviéticosfueron muy numerosas en Berlín y en Budapest, una ciudad que se resistió yfue sitiada (James Mark, «Remembering rape: divided social memory andthe Red army in Hungary 1944-1945», en Past and Present, n.º 188, agosto de

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2005, pp. 133-161). Sobre las de los soldados norteamericanos, Joanna Bour-ke, An Intimate History of Killing, Londres, Granta Books, 2000, p. 184 (haytraducción española con el título de Sed de sangre, Barcelona, Crítica, 2008);J. Robert Lilly, La face cachée des GI’s. Les viols commis par des soldats améri-cains en France, en Angleterre et en Allemagne pendant la Seconde Guerre Mon-diale, 1942-1945, París, Payot, 2003. Joanna Bourke, Los violadores. Historiadel estupro de 1860 a nuestros días, Barcelona, Crítica, 2009, pp. 436-438.

Walter LaFeber, The Clash. U.S.-Japanese Relations Throughout History,Nueva York, Norton, 1998, pp. 260-262; John W. Dower, Embracing Defeat.Japan in the Wake of World War II, Nueva York, Norton, 1999, pp. 648-652;Takemae Eiji, The Allied Occupation of Japan, Nueva York, Continuum,2002, pp. 67-79; Andrew Gordon, A modern History of Japan, Nueva York,Oxford University Press, 2009, pp. 227-229.

Los primeros pasos de la paz: Yalta y Potsdam

Sobre la fundación de la ONU, Stephen C. Schlesinger, Act of Creation. TheFounding of the United Nations, Boulder (Colorado), Westview Press, 2003,passim (por ejemplo, pp. 93-102 acerca del espionaje de las comunicaciones delos representantes, que permitió a los Estados Unidos obtener abundante in-formación; pp. 127-142 sobre el debate acerca de la participación de Argenti-na y de Polonia; pp. 193-207 sobre el veto). Una detallada discusión del pro-blema del veto en Fraser J. Harbutt, Yalta 1945. Europe and America at theCrossroads, Nueva York, Cambridge University Press, 2010, pp. 257-269. Pe-ter Gowan, «US : UN», en New Left Review, 24 (noviembre/diciembre de2003), pp. 5-28. Fue Roosevelt, que creía que China iba a convertirse en unagran potencia en los próximos cuarenta o cincuenta años, y que estaba más inte-resado en el área del Pacífico que en Europa, quien insistió en darle un papelpreponderante, contra la indiferencia de Stalin y la oposición despectiva deChurchill (Gerhard L. Weinberg, Visions of Victory, Cambridge, CambridgeUniversity Press, 2005, pp. 185-186). Barry Eichengreen, Globalizing Capital. AHistory of the International Monetary System, Princeton, Princeton UniversityPress, 1996, pp. 93-192. Molotov tuvo un primer y duro enfrentamiento verbalcon Truman cuando se dirigía a San Francisco; la versión de Truman en RobertH. Ferrell, ed., Off the Record. The Private Papers of Harrys S. Truman, Colum-bia, University of Missouri Press, 1997, pp. 131-133. Una excelente visión de losacuerdos económicos de postguerra se encontrará en Charles P. Kindleberger,Historia financiera de Europa, Barcelona, Crítica, 1988, pp. 573-603.

Sobre Yalta los estudios fundamentales son los de S.M. Plokhy, Yalta.The Price of Peace, Nueva York, Viking, 2010, que hace un detallado estudiode la reunión, y especialmente el ya citado de Fraser J. Harbutt, Yalta 1945.

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Europe and America at the Crossroads. Complementariamente se han emplea-do Max Hastings, La guerra de Churchill, Barcelona, Crítica, 2010, pp. 679-691 (que nos ofrece una visión de la conferencia desde la perspectiva deChurchill); Edward R. Stettinius, Roosevelt y los rusos. La conferencia de Yal-ta, Barcelona, Janés, 1950; Jost Düffer, Yalta, 4 febbraio 1945. Dalla guerramondiale alla guerra fredda, Bolonia, Il Mulino, 1999; sir John Roberts, «TheYalta Conference», en Gill Bennett, ed., The End of the War in Europe 1945,Londres, HMSO, 1996, pp. 55-62; Susan Butler, ed., My Dear Mr. Stalin.The Complete Correspondence of Franklin D. Roosevelt and Joseph V. Stalin,New Haven, Yale University Press, 2005, pp. 289-329 contiene informacióninteresante sobre las discusiones en torno a Polonia o al «incidente de Berna»(los tratos por separado con los alemanes de Italia), etc. Sobre estos tratos derendición de los alemanes de Italia, contados por Allen Dulles en The SecretSurrender, y las intenciones de Hitler de dividir a los aliados, John Lukacs,The Legacy of the Second World War, New Haven, Yale University Press,2010, pp. 170-174; Felix I. Chuev, Molotov remembers: Inside Kremlin Poli-tics: Conversations with Felix Chuev, Chicago, I.R. Dee, 1993, p. 51; ArthurSchlessinger, jr., «Hopefully cynic», en Times Literary Supplement, 27 demayo de 2005, pp. 12-13 (versión «editada», y anticipada, del prólogo al li-bro de Butler citado aquí); David Reynolds, «Had he not run», en LondonReview of Books, 2 de junio de 2005, pp. 29-31.

Sobre la conferencia de Potsdam: la mayor parte de las informaciones sehan tomado de los documentos reunidos en R. Butler y M.E. Pelly, eds., Do-cuments on British Policy Overseas. Series I, Volume I: The Conference at Pots-dam 1945, Londres, HMSO, 1984 (los británicos fueron los únicos que hi-cieron transcripciones completas de la conferencia; no las hicieron losnorteamericanos, que prohibieron la asistencia de taquígrafos, según RobertMurphy, Diplomático entre guerreros, México, Diana, 1964, pp. 348-349). Elprotocolo de la conferencia de Berlín, que este era su nombre oficial, en pp.1.263-1.277. James F. Byrnes, Hablando con franqueza, Barcelona, Juventud,1948, pp. 75-95; Campbell Craig y Sergei Radchenho, The Atomic Bomb andthe Origins of the Cold War, New Haven, Yale University Press, 2008, pp. 75-81; una nueva visión de la breve conversación entre Truman y Stalin acerca dela nueva arma en Michael D. Gordin, Red Cloud at Dawn. Truman, Stalin, andthe End of the Atomic Monopoly, Nueva York, Farrar, Strauss and Giroux, 2009,pp. 3-16; Laurence Rees, A puerta cerrada, Barcelona, Crítica, 2009, pp. 424-438; Geoffrey Roberts, Stalin’s Wars. From World War to Cold War, 1939-1953, New Haven, Yale University Press, 2006, pp. 272-279; David Dilks, «Theconference at Potsdam, 1945», en Bennett, The End of the War in Europe,pp. 77-100; Thomas Parrish, Berlin in the Balance, 1945-1949, Reading,Mass., Perseus Books, 1998, pp. 36-69; Robert E. Sherwood, Roosevelt y Hop-kins. Una historia íntima, Barcelona, Janés, 1950, II, pp. 389-411, etc. T. Mi-

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chael Ruddy, The Cautious Diplomat. Charles E. Bohlen and the Soviet Union,Kent, Kent State University Press, 1986, pp. 25-29 y 40-42; Robert H. Ferrell,Harry S. Truman. A Life, Columbia, University of Missouri Press, 1994, p.207; W.R. Smyser, From Yalta to Berlin. The Cold war Struggle over Germany,Nueva York, St. Martin’s Press, 1999, pp. 5-26; Geoffrey Roberts, «Stalin at theTehran, Yalta, and Potsdam conferences», en Journal of Cold War Studies, 9(2007), pp. 6-40. El libro de Tsuyoshi Hasegawa, Racing the Enemy. Stalin,Truman, and the Surrender of Japan, Cambridge, Mass., Belknap Press, 2005ha obligado a modificar la visión admitida en lo que se refiere a la proclama-ción sobre Japón. Lucius D. Clay, «Berlin», en Foreign Affairs, 41 (1962-1963), pp. 47-58. Sobre la situación de Alemania: MacDonogh, After theReich, pp. 339-467; Laure Castin-Chaparro, Puissance de l’URSS, misères del’Allemagne. Staline et la question allemande, 1941-1955, París, Publicationsde la Sorbonne, pp. 84-90 (De Gaulle volvió a proponer la partición más ade-lante, p. 153); Gerhard L. Weinberg, Un mundo en armas, Barcelona, Grijal-bo, 1995, II, pp. 920-921. Sobre el Plan Morgenthau y su abandono, Jeffrey K.Olick, In the House of the Hangman. The Agonies of German Defeat, Chicago,University of Chicago Press, pp. 75-94; Geoffrey Regan, Guerras, políticos ymentiras, Barcelona, Crítica, 2006, pp. 43-47; George F. Kennan, Memoirs,1925-1950, Boston, Little, Brown and Co., 1967, pp. 266-270; Pieter Lagrou,«Bilan chiffré de la Seconde guerre mondiale», en S. Audoin-Rouzeau et al.,eds., La violence de guerre, 1914-1945, Bruselas, Complexe, 2002, p. 323. Sobrelos desmantelamientos industriales en la zona soviética, Norman M. Naimark,The Russians in Germany. A History of the Soviet Zone, 1945-1949, Cambrid-ge, Mass., Belknap Press, 1995, pp. 69-140 y 166-170.

Que los soviéticos sabían que los norteamericanos estaban a punto de hacerestallar su primera bomba atómica queda claro en las memorias de Sergo Be-ria, Beria, my father. Inside Stalin’s Kremlin, Londres, Duckworth, 2001, pp.118-119. Sobre la bomba atómica: Craig y Radchenho, The Atomic Bomb andthe Origins of the Cold War; Gerard DeGroot, The Bomb: a Life, Londres,Jonathan Cape, 2004; Wilson D. Miscamble, From Roosevelt to Truman:Potsdam, Hiroshima, and the Cold War, Nueva York, Cambridge UniversityPress, 2007, pp. 218-261; Mark A. Stoler, Allies and Adversaries. The JointChiefs of Staff, the Grand Alliance and U.S. Strategy in World War II, ChapelHill, The University of North Carolina Press, 2000, pp. 246-250; Kai Birdy Martin J. Sherwin, American Prometheus. The Triumph and Tragedy of J.Robert Oppenheimer, Nueva York, Alfred A. Knopf, 2005, pp. 300-301; Butleret al., Documents, pp. 364-367; Simon Sebag Montefiore, La corte del zar rojo,Barcelona, Crítica, 2004, pp. 528-533. Nueva información sobre la bombaatómica soviética en Roy A. Medvedev y Zhores A. Medvedev, TheUnknown Stalin, Londres, I.B. Tauris, 2002, capítulo 5. Michael D. Gordonen Five Days in August. How World War II Became a Nuclear War, Princeton,

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Princeton University Press, 2007, ha tratado de desmitificar el tópico de quelas bombas nucleares hubiesen sido decisivas en el final de la guerra. Las últi-mas citas proceden del documento NSC 68, del que se habla en extenso en elpróximo capítulo.

Los orígenes del enfrentamiento:los proyectos norteamericano y soviético

Arnold A. Offner, Another such Victory. President Truman and the Cold War,1945-1953, Stanford, Stanford University Press, 2002, pp. 169-173 y200; David S. Foglesong, «Foreign intervention», en Edward Acton, V.Cherniaev y W. G. Rosenberg, eds., Critical Companion to the Russian Revo-lution, 1914-1921, Bloomington, Indiana University Press, 1997, pp. 106-114 (Foglesong es autor de un estudio sobre America’s Secret War againstBolshevism: US Intervention in the Russian Civil War, 1917-1920, ChapelHill, University of North Carolina Press, 1995). Markku Ruotsila, Britishand American Anticommunism before the Cold War, Londres, Frank Cass,2001, pp. 220-239 («The renascence of conservative anticommunism»); Vla-dislav M. Zubok, Un imperio fallido. La Unión Soviética durante la GuerraFría, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 38-40. Ronald E. Powaski, La guerra fría.Estados Unidos y la Unión Soviética, 1917-1991, Barcelona, Crítica, 2000.Michael J. Carley, 1939. L’alliance de la dernière chance. Une réinterprétationdes origines de la seconde guerre mondiale, Montréal, Presses de l’Université deMontréal, 2001, p. 300. La afirmación de Marcus, en Studs Terkel, The GoodWar. An Oral History of World War II, Nueva York, The New Press, 1984, p.329. Sobre la «Operación impensable», Laurence Rees, A puerta cerrada, Bar-celona, Crítica, 2009, pp. 425-426. Sobre el proyecto de usar los aeropuertosegipcios para bombardear el sur de la URSS, Michael J. Cohen, «From“cold” to “hot” war: Allied strategic and military interests in the Middle Eastafter the Second World War», en Middle Eastern Studies, 43 (2007), pp. 725-748. Sobre el Plan Baruch y los intentos de controlar la energía atómica,Craig y Radchenko, The Atomic Bomb, pp. 111-134; Gordin, Red Cloud atDawn, pp. 29-62; Lawrence S. Wittner, Confronting the Bomb. A Short Historyof the World Disarmement Movement, Stanford, Stanford University Press,2009, pp. 19-24; Stephanie Cooke, In Mortal Hands. A Cautionary History ofthe Nuclear Age, Nueva York, Bloomsbury, 2009, pp. 36-52.

El programa «bíblico» de Truman procede de su diario, 26 de febrero de1952 (Ferrell, Off the record, p. 241); la cita de Luce, de la introducción dellibro de Andrew J. Bacevich, Washington Rules. America’s Path to PermanentWar, Nueva York, Metropolitan Books, 2010. Sobre la tradición del apoyo alas dictaduras de derechas, David F. Schmitz, Thank God They’re on Our

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notas bibliográficas 11

Side: The United States and Right-Wing Dictatorships, 1921-1965, ChapelHill, University of North Carolina Press, 1999 y The United States andRight-Wing Dictatorships, 1965-1989, Nueva York, Cambridge UniversityPress, 2006. La frase de Dulles en U.S. Department of State, Foreign Rela-tions of the United States, 1958-1960. Africa, vol. XIV (1958-1960), p. 252.Mark Weisbrot, «The great U.S. foreign policy flaw», en The Guardian, 8 deabril de 2010. El rechazo del término capitalismo: Norman Stone, The Atlan-tic and Its Enemies, Londres, Allen Lane, 2010, p. xi; James C. McKinley, jr.,«Texas conservatives win curriculum change», en New York Times, 12 demarzo de 2010. Las ideas sobre el librecambismo, en Ian Fletcher, Free TradeDoesn’t Work, Washington, U.S. Business & Industry Council, 2010. El tex-to del memorándum de McNamara lo tomo de Lloyd C. Gardner, The LongRoad to Baghdad. A History of U.S. Foreign Policy from the 1970s to the Pre-sent, Nueva York, The New Press, 2008, pp. 12-13.

Sobre la situación en la Unión Soviética y los proyectos de Stalin: YoramGorlizki y Oleg Khlevniuk, Cold Peace. Stalin and the Soviet Ruling Circle,1945-1953, Nueva York, Oxford University Press, 2004 (en especial pp. 45-65, sobre la reorganización de la estructura política); Vladimir O. Pechatnov,«The Soviet Union and the world, 1944-1953», en Melvyn P. Leffler y OddArne Westad, eds., The Cambridge History of the Cold War, Cambridge, Cam-bridge University Press, 2010, I, pp. 90-111; Mark Kramer, «Stalin, Soviet po-licy, and the consolidation of a communist bloc in Eastern Europe, 1944-53»,en Vladimir Tismaneanu, ed., Stalinism Revisited. The Establishment of Com-munist Regimes in East-Central Europe, Budapest, Central European UniversityPress, 2009, pp. 51-101; Donald Filtzer, Soviet Workers and late Stalinism. La-bour and the Restoration of the Stalinist System after World War II, Cambridge,Cambridge University Press, 2002, pp. 41-76 («The food crisis of 1946-1947»)y 77-116 (la «atenuada recuperación» de 1948-1953). Sobre la represión y loscampos de prisioneros, Anne Appelbaum, Gulag. A History of the Soviet Camps,Londres, Penguin, 2004, pp. 414-427; Roberts, Stalin Wars, pp. 325-332;Chuev, Molotov Remembers, p. 367. Sobre las relaciones entre Stalin y Roose-velt, Butler, My Dear Mr. Stalin. Zubok, Un imperio fallido, pp. 59-107. ElenaZubkova, Russia after the War. Hopes, Illusions and Disappointments, 1945-1957, Armonk, M.E. Sharpe, 1998, pp. 40-50 («The hungry years: the famineof 1946-1947»). Las diversas evaluaciones de las pérdidas soviéticas son anali-zadas, con información actualizada, en el primer capítulo de Chris Bellamy,Absolute War. Soviet Russia in the Second World War: a Modern History, Lon-dres, Macmillan, 2007. Los propios servicios secretos británicos reconocíanque los dirigentes soviéticos tenían motivos para creer que la actitud de susaliados se había endurecido desde el fin de las hostilidades y que estaban coar-tando sistemáticamente sus aspiraciones, Peter Hennessy, The Secret State.Whitehall and the Cold War, Londres, Allen Lane, 2002, pp. 14-16.

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El nuevo mapa europeo

Marc Trachtenberg, A Constructed Peace. The Making of the European Settle-ment, 1945-1963, Princeton, Princeton University Press, 1999, pp. 4-33 («Aspheres of influence peace?») y, del propio autor, «The United States andEastern Europe in 1945. A Reassesment», en Journal of Cold War Studies, 10(2008), n.º 4, pp. 94-132; Miscamble, From Roosevelt to Truman, pp. 172-217.Gerhard Wettig, Stalin and the Cold War in Europe. The Emergence and Deve-lopment of East-West Conflict, 1939-1953, Lanham, Rowman & Littlefield,2008, pp. 35-51;, aunque referirse al tema de la frontera ruso-polaca como«las anexiones soviéticas de 1939» resulta insuficiente y malintencionado. Laobra que se ha tomado como guía fundamental para dar una visión esquemá-tica del complejo caso de Polonia ha sido Anita J. Prazmowska, Civil War inPoland, 1942-1948, Houndmills, Basingstoke, Palgrave Macmillan, 2004;Antony Z. Kaminski y Bartłomiej Kaminski, «Road to “People’s Poland”:Stalin’s conquest revisited», en Tismaneanu, ed., Stalinism Revisited, pp.195-228, es un alegato primario, de escaso interés. Para los antecedentes di-plomáticos resulta indispensable el libro de Harbutt, Yalta 1945, pp. 139-182y hay abundante información en Gabriel Kolko, Políticas de guerra. La diplo-macia aliada y la crisis mundial de 1943-1945, Barcelona, Grijalbo, 1974,pp. 554-572. Wettig, p. 31, se equivoca al decir que De Gaulle reconoció el go-bierno de Lublin cuando firmó el tratado de amistad con la URSS en diciem-bre de 1944 (sobre esta cuestión, Eric Roussel, Charles de Gaulle, París, Ga-llimard, 2002, pp. 468-477). Chuev, Molotov remembers, pp. 54-55. AdemásGeoffrey y Nigel Swain, Eastern Europe since 1945, Londres, Macmillan,1993, pp. 39-46; A. Kemp-Welch, Poland under Communism. A Cold WarHistory, Cambridge, Cambridge University Press, 2008; Jan T. Gross, Revo-lution from Abroad. The Soviet Conquest of Poland’s Western Ukraine and Wes-tern Belorussia, Princeton, Princeton University Press, 2002 y Fear, pp. 3-30;Hansjakob Stehle, «Polish communism», en W. E. Griffith, ed., Communismin Europe, Cambridge, Mass., M.I.T. Press, 1964, I, pp. 89-100. El tema delfuturo gobierno provisional de Polonia ocupa un lugar fundamental en lacorrespondencia que mantuvieron Roosevelt (que solía enviar las cartas quecontenían puntos de política importantes a Churchill, para que este los revi-sara o corrigiera) y Stalin. Esta correspondencia muestra la incomodidad debritánicos y norteamericanos ante las pretensiones del grupo polaco de Lon-dres y desmiente el mito de que los soviéticos habrían dejado deliberadamen-te que los alemanes destruyesen Varsovia (Butler, My Dear Mr. Stalin, pp. 221-224, 236-236, 239-240, 244-246, 247-254, 274-276, 290-292, 309-312, passim).Sobre la extraña muerte de Sikorski: J. Harris y M. Trow, Hess: The BritishConspiracy, Londres, Deutsch, 1999 atribuyen su eliminación a su participa-ción en el intento propiciado por Hess de una paz separada con Hitler, pero

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se trata de un libro poco fiable. Es importante, en cambio, «The conversationbetween Wladislaw Gomułka and Josef Stalin on 14 november 1945», enBulletin of the Cold War International History Project, 11 (invierno de 1998), pp.134-140 (cita de p. 136; téngase en cuenta que el texto procede de las notas deGomułka y que en él se mezclan el estilo directo, transcribiendo las palabrasde Stalin, con el indirecto). Sobre la matanza de Katyn, A. M. Cienciala, N.Lebedeva y W. Materski, Katyn. A Crime Without Punishment, New Haven,Yale University Press, 2007. Arthur Bliss Lane, I Saw Poland Betrayed, In-dianapolis, Bobbs-Merrill, 1948; François Fejtö, Histoire des démocraties po-pulaires. I: L’ère de Staline, 1945-1952, París, Seuil, 1969, pp. 5-65 (cita de p.65). Richard Sakwa, The Rise and Fall of the Soviet Union, 1917-1991, Lon-dres, Routledge, 1999, pp. 290-293. La cita de Harriman, de Terkel, TheGood War, p. 330; la carta de Stalin en Roberts, Stalin’s Wars, p. 269. RobertGellately, Lenin, Stalin and Hitler. The Age of Social Catastrophe, capítulo 36.Las conversaciones entre Hopkins y Stalin reciben amplia atención en Mis-camble, From Roosevelt to Truman, pp. 154-167; de especial importancia sonlas instrucciones de Truman a Hopkins en p. 145 nota. MacDonogh, After theReich, pp. 471-495; Harry S. Truman, Memorias. I: Año de decisiones: DePotsdam a Hiroshima, Barcelona, Vergara, 1956, II, pp. 77-172. Roberts,Stalin’s Wars, pp. 296-305. Sobre la aceptación inicial británica de la «esferade influencia soviética», Harbutt, Yalta 1945, pp. 186-199, que analiza des-pués en paralelo la «esfera británica» (pp. 199-210). Stephen Borsody, TheNew Central Europe, Boulder, East European Monographies, 1993, pp. 170-175; Joseph Held, Marin Pundeff y Sharon L. Wolchik en Joseph Held, ed.,The Columbia History of Eastern Europe in the Twentieth Century, Nueva York,Columbia University Press, 1992, pp. 204-210, 98-102 y 129-134.

Sobre la situación de Grecia, C. M. Woodhouse, The Struggle for Greece,1941-1949, Londres, Hurst and Co., 2002/2; André Gerolymatos, RedAcropolis, Black Terror. The Greek Civil War and the Origins of Soviet-Ameri-can Rivalry, 1943-1949, Nueva York, Basic Books, 2004 y Mark Mazower,Inside Hitler’s Greece, que uso por la traducción francesa Dans la Grèced’Hitler, 1941-1944, París, Les Belles Lettres, 2002 (cita de p. 386); Polyme-ris Voglis, Becoming a Subject. Political Prisoners During the Greek Civil War,Nueva York, Berghahn Books, 2002, pp. 44-58; William Blum, Killing Hope.U.S. Military and CIA Interventions Since World War II, Montréal, BlackRose Books, 1998, pp. 34-39; George Kousoulas, Revolution and Defeat. TheStory of the Greek Communist Party, Londres, Oxford University Press, 1965;Dominique Eudes, Les kapétanios. La guerre civile grecque, 1943-1949, París,Fayard, 1970; Thanasis D. Stikas, «War and peace in the strategy of theCommunist party of Greece, 1945-1949», en Journal of Cold War Studies, 3(2201), n.º 3, pp. 5-30; Vladislav Zubok y Constantine Pleshakov, Inside theKremlin’s Cold War. From Stalin to Khrushchev, Cambridge, Mass., Harvard

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University Press, 1996, pp. 128-130. Sobre la reacción hostil de la prensanorteamericana a la intervención británica, Max Hastings, Finest Years,Churchill as Warlord 1940-45, Londres, HarperPress, 2009, pp. 540-542.Poco satisfactoria la versión anticomunista de John O. Iatrides, «Revolutionor self-defense? Communist goals, strategy, and tactics in the Greek civilwar», en Journal of Cold War Studies, 7 (2005) n.º 3, pp. 3-33, que pareceignorar los elementos de la toma de decisión de Stalin y su relación con elconflicto con Tito.

El camino hacia la guerra fría

Offner, Another Such Victory, pp. 71-99, 117-124, 138-144 y 179-182; los tér-minos de la protesta a Byrnes los conocemos por una carta «no enviada» de 5de enero de 1946 en Ferrell, Off the Record, pp. 79-80; Melvyn P. Leffler, APreponderance of Power. National Security, the Truman Administration, and theCold War, Stanford, Stanford University Press, 1992, pp. 79-81, 130-138,149-150, 192-197 y 359; Zubok y Pleshakov, Inside the Kremlin’s Cold War,pp. 36-77. El discurso electoral de Stalin en Speeches Delivered at Meetings ofVoters of the Stalin Electoral District, Moscow, Moscú, Editora en lenguas ex-tranjeras, 1950, pp. 19-44. Acheson sostiene que este discurso anunciaba: «laofensiva de Stalin contra los Estados Unidos y Occidente», Dean Acheson,Present at the Creation. My Years in the State Department, Nueva York, NewAmerican Library, 1970, p. 262. Las instrucciones de Stalin a Togliatti yThorez en Wettig, Stalin and the Cold War Europe, pp. 30-32. Vladimir O.Pechatnov, «The big three after World War II: New documents on Sovietthinking about post-war relations with the United States and Great Britain»y «“The allies are pressing on you to break your will...” Foreign policy co-rrespondence between Stalin and Molotov and other politburo members,september 1945-december 1946», Cold War international history project, wor-king papers n.os 13 y 26, respectivamente, 1995 y 1999; sobre el informe deNovikov, Wettig, Stalin and the Cold War in Europe, pp. 104-106 y PeterGrose, Operation Rollback. America’s Secret War behind the Iron Curtain, Bos-ton, Houghton Mifflin, 2000, pp. 90-91; Ruddy, The Cautious Diplomat, pp.62-64; Silvio Pons, «Stalin, Togliatti and the origins of the Cold War in Euro-pe», en Journal of Cold War Studies, III (2001), n.º 2, pp. 3-27. Melvyn P.Leffler, La guerra después de la guerra, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 90-98.Stoler, Allies and Adversaries, pp. 262-264. Sobre Kennan y el «telegrama lar-go» (pp. 57-62), Nicholas Thompson, The Hawk and the Dove. Paul Nitze,George Kennan, and the History of the Cold War, Nueva York, Henry Holt andCo., 2009. El texto original del telegrama en Denis Merrill, ed., DocumentaryHistory of the Truman Presidency, vol. 7, Bethesda, University Publications of

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America, 1996, pp. 68-91. George F. Kennan, Memoirs, 1925-1950, Boston,Little, Brown and Co., 1967, pp. 271-297 y 354-367, cita de p. 358, y Al finalde un siglo. Reflexiones, 1982-1995, México, Fondo de Cultura Económica,1998, pp. 41 y ss. Neil Sheehan, A Fiery Peace in a Cold War: Bernard Schrie-ver and the Ultimate Weapon, Nueva York, Random House, 2009, pp. 78-87. Larealidad de los proyectos de Kennan en Grose, Operation Rollback, pp. 87-118. Robert Frazier, «Kennan, “Universalism”, and the Truman doctrine»,en Journal of Cold War Studies, 11 (2009), n.º 2, pp. 3-34, documenta las rec-tificaciones posteriors de Kennan. Acerca del Policy Planning Staff véase laweb del Departamento de Estado <www.state.gov/s/p/>. Sobre el discursode Churchill en Fulton, sus antecedentes y sus consecuencias, Patrick Wright,Iron Curtain. From Stage to Cold War, Nueva York, Oxford University Pres,2007; Roy Jenkins, Churchill, Londres, Pan Books, 2001, pp. 809-813; KlausLarres, Churchill’s Cold War. The Politics of Personal Diplomacy, New Ha-ven, Yale University Press, 2002, pp. 108-109 y 140-141. Sobre el informeClifford-Esley, Schlesinger, White House Ghosts, pp. 42-43 y Miscamble,From Roosevelt to Truman, pp. 305-306; el texto del informe en Merrill, Docu-mentary History of the Truman Presidency, vol 7, pp. 215-295. John LewisGaddis, We Now Know. Rethinking Cold War History, Oxford, ClarendonPress, 1997, p. 37. Gregory Mitrovich, Undermining the Kremlin. America’sStrategy to Subvert the Soviet Bloc, 1947-1956, Ithaca, Cornell UniversityPress, 2000, pp. 5-13, 23-28, 80-82 y 117-121; Frances Stonor Saunders,Who paid the Piper? The CIA and the Cultural Cold War, Londres, GrantaBooks, 1999, p. 38. El más completo estudio sobre la creación de un aparatode propaganda es el de Nicholas J. Cull, The Cold War and the United StatesInformation Agency. American Propaganda and Public Diplomacy, 1945-1989,Nueva York, Cambridge University Press, 2008 (sobre el proyecto Troy, porejemplo, pp. 60-61); Michael Nelson, War of the Black Heavens, The Battlesof Western Broadcasting in the Cold War, Londres, Brassey’s, 1997; Helms, ALook over my Shoulder, pp. 334-366. David F. Rudgers, «The origins of co-vert action», en Journal of Contemporary History, 35 (2000), pp. 249-262. Ro-bert L. Baisner, Dean Acheson. A Life in the Cold War, Nueva York, OxfordUniversity Press, 2006, pp. 38-43 y 70. Sobre la influencia alemana en Irán,Suleyman Seydi, «Intelligence and counter-intelligence activities in Iranduring the Second World War», en Middle Eastern Studies, 46 (2010), n.º 5, pp.733-752; sobre la compleja política de los soviéticos, y sus vacilaciones entreel apoyo a la causa azerí y su interés por obtener participación en la explota-ción del petróleo (y sobre el engaño final de que les hizo objeto el primer mi-nistro iraní Qavam), Jamil Hasanli, At the Dawn of the Cold War. The Soviet-American Crisis over Iranian Azerbaijan, 1941-1946, Lanham, Rowman &Littlefield, 2006. Complementariamente, Natalia I. Yegorova, «The “Irancrisis” of 1945-46: A view from the Russian archives», Cold War Internatio-

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nal History Project, working paper, n.º 15, 1996. Además, Homa Katouzian, ThePersians. Ancient, Medieval and Modern Iran, New Haven, Yale UniversityPress, 2009, pp. 229-240 y Yann Richard, L’Iran de 1800 à nos jours, París,Flammarion, 2009, pp. 296-307. Sobre el proyecto secesionista británico, Al-drich, The Hidden Hand, pp. 134-136. Sobre la destitución de Wallace,Leffler, A Preponderance of Power, pp. 138-140.

Las primeras batallas

Una equilibrada visión de los fundamentos de la política exterior de Tru-man-Byrnes en George C. Herring, From Colony to Superpower. U.S. ForeignRelations since 1776, Nueva York, Oxford University Press, 2008, pp. 595-650; Miscamble, From Roosevelt to Truman, pp. 262-306 (pp. 307-332 parauna valoración global de la política exterior de Truman) y el «Forum» en queRuud van Dijk y Arnold A. Offner critican este libro en Journal of Cold WarStudies, 10 (2008), n.º 4, pp. 133-141. David Reynolds, «From World war toCold war: The wartime alliance and post-war transitions, 1941-1947», enHistorical Journal, 45 (2002), pp. 211-227. Una fuente interesante para unavisión interna de la presidencia de Truman es la serie de entrevistas «OralHistory Interview with Clark M. Clifford», que pueden consultarse en la web<www.trumanlibrary.org>; Craig y Radchenko, The Atomic Bomb, pp. 162-170. Ferrell, Harry S. Truman. A Life, pp. 285-312. Michael R. Gardner, Ha-rry Truman and Civil Rights. Moral Courage and Political Risks, Carbondale,Southern Illinois University Press, 2002; David Carlton, Churchill and theSoviet Union, Manchester, Manchester University Press, 2000, pp. 137-140.Stoler, Allies and Adversaries, pp. 258-270; Borsody, The New Central Europe,pp. 166-167.

Sobre la formulación de la «doctrina Truman», Marc J. Selverstone,Constructing the Monolith. The United States, Great Britain and InternationalCommunism, 1945-1950, Cambridge, Mass., Harvard University Press,2009, pp. 54-72 (véase también la excelente reseña de Neal Ascherson,«Wedgism», en London Review of Books, 23 de julio de 2009, pp. 13-15); Ro-bert Frazier, «Kennan, “Universalism”, and the Truman doctrine», ya cita-do; Offner, Another such Victory, pp. 185-212; Leffler, A Preponderance ofPower, pp. 143-144; Acheson, Present at the Creation, pp. 290-301; Truman:Memorias. II, 1, pp. 127-128 y 139; Beisner, Dean Acheson, pp. 48-65; SheehanA Fiery Peace in a Cold War, pp. 77-94 (la frase citada en p. 91). Milovan Dji-las Conversaciones con Stalin, citado en Blum, Killing hope, p. 37. Sobre el casoGeorge Polk, William Burr, «The George Polk case», en National SecurityArchive, 10 de agosto de 2007. Sobre las presiones de Stalin a Turquía e Irán,Zubok, Imperio fallido, pp. 70-85.

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notas bibliográficas 17

La situación de Europa y el Plan Marshall

Sobre la actividad y las limitaciones de la UNRRA, Shephard, The LongRoad Home, pp. 136-161. Irvin M. Wall, The United States and the Making ofPostwar France, 1945-1954, Cambridge, Cambridge University Press, 1991;Georgette Eley, Histoire de la IVe République. I: La République des illusions,1945-1951, París, Fayard, 1993, pp. 313-369; Antony Beevor y ArtemisCooper, París después de la liberación: 1944-1949, Barcelona, Crítica, 2003, pp.237-247; Jean-Pierre Rioux, La France de la quatrième république, 1: L’ardeuret la nécessité, 1944-1952, París, Seuil, 1980, pp. 159-164; Martin Evans yEmmanuel Godin, «The great fear of 1947. Could France have gone com-munist?», en History Today, 55 (2005), n.º 1, pp. 21-27; René Rémond, Lesiècle dernier, 1918-2002, París, Fayard, 2003, pp. 401-405. La frase de Ca-bot Lodge —«God knows this Marshall Plan is going to be the biggest dam-ned interference in internal affairs that there has ever been in history»— citadaen David M. Barrett, The CIA & Congress. The Untold Story from Truman toKennedy, Lawrence, University of Kansas Press, 2005, p.31. Beisner, DeanAcheson, pp. 52-63; John Chace, Acheson. The Secretary of State Who Createdthe American World, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1998, pp.164-169; Leffler, A Preponderance of Power, pp. 182-186; Michael J. Hogan, TheMarshall Plan. America, Britain and the Reconstruction of Western Europe,1947-1952, Cambridge, Cambridge University Press, 1987; David Ellwood,«“You too can be like us”. Selling the Marshall Plan», en History Today, 48(1998), n.º 10, pp. 33-39; Hermann van der Wee, Prosperidad y crisis. Recons-trucción, crecimiento y cambio, 1945-1980, Barcelona, Crítica, 1986 (cita de p.40); Diane B. Kunz, «The Marshall Plan reconsidered» y David Reynolds,«The European response», ambos en Foreign affairs, 76 (1997), n.º 3, pp.160-170 y 171-184; Greg Behrman, The Most Noble Adventure. The MarshallPlan and the Time When America Helped Save Europe, Nueva York, FreePress, 2007; William I. Hitchcock, «The Marshall Plan and the creation ofthe West» en Leffler y Westad, eds., The Cambridge History of the Cold War,I, pp. 154-174. Offner, Another such Victory, pp. 193-202, 220-229 y 236-240; Ferrell, Harry S. Truman. A life, pp. 247-253; Dean Rusk, As I sawit, Nueva York, Norton, 1990, pp. 130-131 y 138-142; Robert David Johnson,Congress and the Cold War, Cambridge, Cambridge University Press, 2006,pp. 15-24; Ruddy, Cautious Diplomat, pp. 72-75; Kennan, Memoirs 1925-1950, pp. 313-324 y 325-353, en que se atribuye un papel considerable en lapaternidad del «plan»; Andrew J. Bacevich, American Empire. The Realitiesand Consequences of U.S. Diplomacy, Cambridge, Mass., Harvard UniversityPress, 2002, p. 228. Kai Bird y Martin J. Sherwin, American Prometheus.The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, Nueva York, Alfred A.Knopf, 2005, p. 352; Montefiore, La corte del zar rojo, p. 601. La visión alter-

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nativa del plan como una ofensiva política procede de Michael Cox y Caroly-ne Kennedy-Pipe, «The tragedy of American diplomacy? Rethinking theMarshall Plan», en Journal of Cold War Studies, 7, n.º 1 (invierno de 2005), pp.97-134 (y discusión en pp. 135-181). Sobre las vacilaciones de los soviéticosante el plan Marshall, Zubok, Imperio fallido, pp. 124-126; Sheehan, A FieryPeace, p. 93; Chuev, Molotov remembers, pp. 61-62. Sobre la génesis y desa-rrollo de la comunidad económica europea, Alan S. Milward, The EuropeanRescue of the Nation-state, Londres, Routlege, 2000/2; Ann-Christina L.Knudsen, Farmers on Welfare. The Making of Europe’s Common AgriculturalPolicy, Ithaca, Cornell University Press, 2009.

La creación de una nueva estructura de defensa

Michael J. Hogan A Cross of Iron. Harry S. Truman and the Origins of the Natio-nal Security State, 1945-1954, Cambridge, Cambridge University Press,1998, pp. 23-68; Chalmers Johnson, Nemesis. The Last Days of the AmericanRepublic, Nueva York, Metropolitan Books, 2006, pp. 90-136; Mitrovich, Un-dermining the Kremlin, pp. 16-21; Leffler, A Preponderance of Power, pp. 174-179; Offner, Another such Victory, pp. 187-193; Christopher Andrew, For thePresident Eyes Only. Secret Intelligence and the American Presidency fromWashington to Bush, Londres, HarperCollins, 1995, pp. 168-174 y 193-197;Rhodri Jeffrey-Jones, Cloak and Dollar. A History of American Secret Intelli-gence, New Haven, Yale University Press, 2002, p. 175; y, del mismo, TheFBI. A History, New Haven, Yale University Press, 2007, pp. 137-142; JamesBamford, Body of Secrets. Anatomy of the Ultra-secret National Security Agencyfrom the Cold War to the Dawn of a New Century, Nueva York, Doubleday, 2001;Bob Graham, Intelligence Matters, Lawrence, University Press of Kansas,2008/2, pp. ix-x. George Friedman, America’s Secret War, Londres, LittleBrown, 2004, pp. 63-70; Tim Weiner, Legacy of Ashes, Londres, Allen Lane,2007, pp. 67-68. Sobre el Bureau of Intelligence and Research, John Prados,«The mouse that roared. State Department intelligence in the Vietnam war»,en National Security Archive, electronic briefing book 121, 2004. Rudgers,«The origins of covert action», pp. 257-259; John Kenneth McDonald, «Lespremières actions de la CIA vers l’Europe», en J. Delmas y J. Kessler, eds.,Renseignement et propagande pendant la guerre froide (1947-1953), Bruselas,Complexe, 1999, pp. 101-110; Frédéric Attal, Histoire de l’Italie de 1943 à nosjours, París, Armand Colin, 2004, pp. 46-60; Pietro Ingrao, Pedía la luna, Bar-celona, Península, 2008, pp. 206-212 y 220; Dianne Kirby, «Divinely sanctio-ned: The Anglo-American cold war alliance and the defence of western civili-zation and Christianity, 1945-1948», en Journal of Contemporary History, 35(2000), pp. 385-412 (cita de p. 392); J.Cornwell, Hitler’s Pope, Londres, Vi-

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notas bibliográficas 19

king, 1999, p. 331. Sobre la financiación de las elecciones italianas, Weiner,Legacy of ashes, pp. 26-27 y 530-532. Sobre la política posterior de contenciónde la izquierda en Italia, véase el número monográfico del Journal of Cold WarStudies, «Italy and the Cold War», 4 (2002), n.º 3. John Prados, Lost Crusader.The Secret Wars of CIA Director William Colby, Nueva York, Oxford Universi-ty Press, 2003, pp. 43-53 y 157-158; Romain H. Rainero, «L’Italie, terrain derencontre et de rupture», en Delmas y Kessler, Renseignement et propagande,pp. 121-134. Sobre Gladio, Daniele Ganser, Los ejércitos secretos de la OTAN.La operación Gladio y el terrorismo en Europa occidental, Barcelona, El ViejoTopo, 2010. Alfredo Grimaldos, La CIA en España, Barcelona, Debate, 2006,pp. 85-92. Aldrich, The Hidden Hand, pp. 143-172; John C. McWilliams «Co-vert connections: The FBI, the OSS and the CIA», en Historian, 4 (1991), pp.657-678. Sobre la creación de la OPC, Thompson, The Hawk and the Dove,pp. 84-87; la enumeración de sus actividades, en un documento publicado en«The secrecy court of last resort», National Security Archive, electronic brie-fing book 276, 5 de junio de 2009. Noticias abundantes sobre Wisner y su ac-tuación en Richard Helms, A Look over my Shoulder, passim; además, V. Pra-shad, Fat Cats and Running Dogs, Monroe, Maine, Common Courage Press,2003, p. 126; Mitrovich, Undermining the Kremlin, pp. 42-45; Blum, Killinghope, pp. 55-57; Charles Gati, Failed illusions. Moscow, Washington, Buda-pest, and the 1956 Hungarian Revolt, Stanford, Stanford University Press,2006, pp. 86-88; Jonathan E. Lewis, Spy Capitalism. Itek and the CIA, NewHaven, Yale University Press, 2002, pp. 17-19; Sol Littman, Pure Soldiers, p.189. Sobre Albania, Roderick Bailey, The Wildest Province. S.O.E. in the Landof the Eagle, Londres, Jonathan Cape, 2007, pp. 327-331; Grose, OperationRollback, pp. 154-163 y Mitrovich, Undermining the Kremlin, pp. 42-45. SobreWIN, además de Grose, pp. 176-179, Prazmowska, Civil War in Poland, pp.151-155 y Weiner, Legacy of Ashes, pp. 67-68. Sobre la campaña para la re-elección de Truman y el «punto cuarto», Schlesinger, White House Ghosts, pp.47-63; Truman, Memorias, II, 1, pp. 265-267 y David Halberstam, La guerra olvi-dada, Barcelona, Crítica, 2009, pp. 265-279. Sobre el suicidio de Forrestal, entrela locura y el pánico, véanse los informes reunidos por el almirante Willcutts en<www.princeton.edu>, entre los materiales de la biblioteca de manuscritos Se-eley G. Mudd; además, Thompson, The Hawk and the Dove, pp. 86-89.

La crisis de Berlín y el nacimiento de la OTAN

Trachtenberg, A Constructed Peace, pp. 41-91; Leffler, A Preponderance ofPower, pp. 198-218; Wettig, Stalin and the Cold War in Europe, pp. 89-104,116-118 y 158-180; Offner, Another such Victory, pp. 245-270 y 424-455;Thomas Parrish, Berlin in the Balance, 1945-1949. The Blockade, the Airlift,

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the First Major Battle of the Cold War, Reading, Perseus, 1998, pp. 70-73 y156-167, está dedicado esencialmente a la historia del «airlift», al igual que ellibro de Andrei Cherny, The Candy Bombers. The Untold Story of the BerlinAirlift and America’s Finest Honour, Nueva York, Penguin, 2008, una obra ca-rente de interés que repite los tópicos más manidos de la literatura tradicionalde la guerra fría. El 24 de junio de 2008 el New York Times publicó una com-pilación de materiales en conmemoración del 60 aniversario (Berlin Airlift.1948-1949), con afirmaciones poco convincentes como la de que esta fue laocasión en que más cerca se estuvo de la tercera guerra mundial, «más cerca queen la crisis de los misiles cubanos». MacDonogh, After the Reich, pp. 471-516;Zubok, Imperio fallido, pp. 127-133; Percy Cradock, Know Your Enemy. Howthe Joint Intelligence Committee Saw the World, Londres, John Murray, 2002,pp. 68-82; Zukov y Pleshakov, Inside the Kremlin’s Cold War, pp. 51-52; Da-vid E. Murphy, Sergei A. Kondrashev y George Bailey, Battleground Ber-lin. CIA vs. KGB in the Cold War, New Haven, Yale University Press, 1997,pp. 51 y ss; Dean Rusk, As I Saw It, pp. 143-144; Lucius D. Clay, «Berlin»,en Foreign Affairs, 41 (1962-1963), pp. 47-58; Deborah Welch Larson, «Theorigins of commitment. Truman and West Berlin», en Journal of Cold WarStudies, 13 (2011), n.º 1, pp. 180-212 y David G. Coleman, «Eisenhower andthe Berlin problem, 1953-1954», en Journal of Cold War Studies, II (2000),n.º 1, pp. 3-34. Roberts, Stalin’s Wars, pp. 350-359; Large, Berlin, pp. 400 yss. (cita de p. 402); Murphy, Diplomático entre guerreros, pp. 377-408; Hen-nessy, The Secret State, p. 25. Sobre el NSC 30, David Alan Rosenberg,«Constraining overkill. Contending approaches to nuclear strategy, 1955-1965» en <http://www.history.navy.mil/colloquia/cch9b.html.> CampbellCraig y Fredrik Logevall, America’s Cold War. The Politics of Insecurity,Cambridge, Mass, Belknap Press, 2009, pp. 94-99; Fernando HernándezHolgado, Historia de la OTAN. De la Guerra fría al intervencionismo humani-tario, Madrid, Catarata, 2000, pp. 29-49. La frase de lord Ismay en Herring,From Colony to Superpower, p. 626. Sobre el «plan A» de Kennan, Thompson,The Hawk and the Dove, pp. 89-93; George Kennan, «A letter on Germany»,New York Review of Books, 3 de diciembre de 1998, pp. 19-21 (ya había explicadomás o menos lo mismo en 1967 en Memoirs, 1925-1950, pp. 442-446). Cha-ce, Dean Acheson, pp. 205-209; Beisner, Dean Acheson, pp. 134-150. TorstenOpelland, «Domestic political developments, 1949-1969», en Klaus Larres yPánicos Panayi, eds., The Federal Republic of Germany Since 1949, Harlow,Longman, 1996, pp. 74-99; H.W. Koch, A Constitutional History of Germanyin the Nineteenth and Twentieth Centuries, Harlow, Longman, 1984, pp. 318-352. William Glenn Gray, Germany’s Cold War. The Global Campaign to Iso-late East Germany, 1949-1969, Chapel Hill, University of North CarolinaPress, 2003. Geir Lundestad, The United States and Western Europe since1945, Oxford, Oxford University Press, 2005, 48-53. K. Adenauer, «The

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notas bibliográficas 21

German problem, a world problem», en Foreign affairs, 41 (1962-1963).Wilfried Loth, Stalin’s Unwanted Child. The Soviet Union, the German Ques-tion and the Founding of the GDR, Londres, Macmillan, 1998, p. 183. Zubok,Failed Empire, pp. 62-71 discrepa de la idea generalmente aceptada acerca deque Stalin deseaba una Alemania neutral y unificada.

Capítulo 2:La primera fase de la guerra fría (1949-1953)

Los textos del JIC británico en Percy Cradock, Know Your Enemy. How theJoint Intelligence Committee Saw the World, Londres, John Murray, 2002, pp.26-27 y en Peter Hennessy, The Secret State, Whitehall and the Cold War,Londres, Allen Lane, 2002, p. 1. Las discusiones que, partiendo del JIC 502norteamericano, condujeron a las formulaciones del NSC 68 se pueden se-guir en Gregory Mitrovich, Undermining the Kremlin. America’s Strategy toSubvert the Soviet Bloc, 1947-1956, Ithaca, Cornell University Press, 2000,pp. 47-58. La rueda de prensa de Eisenhower en Public Papers of the Presi-dents of the United States: Dwight D. Eisenhower 1954, que puede consultarseen la web de The American Presidency Project. Sobre la tesis del monolitismo,Marc J. Selverstone, Constructing the Monolith. The United States, Great Bri-tain and International Communism, 1945-1950, Cambridge, Mass., HarvardUniversity Press, 2009.

Sobre la bomba atómica rusa David Holloway, Stalin and the Bomb. TheSoviet Union and Atomic Energy, 1939-1956, New Haven, Yale UniversityPress, 1994; Michael D. Gordin, Red Cloud at Dawn. Truman, Stalin, and theEnd of the Atomic Monopoly, Nueva York, Farrar, Straus, and Giroux, 2009 pp.246-283 (sobre el informe Smyth, pp. 93-105); Richard Rhodes, Arsenals ofFolly. The Making of the Nuclear Arms Race, Nueva York, Alfred A. Knopf,2007, pp. 74-83 y 102-111; Sergo Beria, Beria, my Father. Inside Stalin’sKremlin, Londres, Duckworth, 2001, pp. 172-194; Campbell Craig y SergeiRadchenho, The Atomic Bomb and the Origins of the Cold War, New Haven, YaleUniversity Press, 2008, pp. 37-61, 106-110, y passim; Zhores A. Medvedev yRoy A. Medvedev, El Stalin desconocido, Barcelona, Crítica, 2003, pp. 133-197. La historia del Kalashnikov en C.J. Chivers, The Gun, Nueva York, Si-mon and Schuster, 2010. Sobre Nitze y el NSC-68, Nicholas Thompson, TheHawk and the Dove. Paul Nitze, George Kennan and the History of the Cold War,Nueva York, Henry Holt and Co., 2009 (sobre el NSC-68, pp. 112-114), másla reseña de Brian Urquhart en New York Review of Books, 17 de diciembre de2009, pp. 50-56; Campbell Craig y Fredrik Logevall, America’s Cold War. ThePolitics of Insecurity, Cambridge, Mass., Belknap Press, 2009, pp. 108-110 y

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127-138, y Robert Bowie y Richard H. Immerman, Waging Peace. HowEisenhower Shaped an Enduring Cold War Strategy, Nueva York, Oxford Univer-sity Press, 1998, pp. 17-29. El título completo del NSC 68 es «A report to theNational Security Council by the Executive Secretary on United States objec-tives and programs for national security»; puede verse en Denis Merrill, ed.,Documentary History of the Truman Presidency, vol. 7, Bethesda, UniversityPublications of America, 1996, pp. 324-392; sobre su redacción, Robert L.Beisner, Dean Acheson. A Life in the Cold War, Nueva York, Oxford UniversityPress, 2006, pp. 236-251; Melvyn P. Leffler, A Preponderance of Power. Natio-nal Security, the Truman Administration, and the Cold War, Stanford, StanfordUniversity Press, 1992, pp. 355-360. Sobre las actitudes de Oppenheimer y deKennan, Kai Bird y Martin J. Sherwin, American Prometheus. The Triumph andTragedy of J. Robert Oppenheimer, Nueva York, Alfred A. Knopf, 2005, pp. 424-428; George F. Kennan, Al final de un siglo: reflexiones, 1982-1995, México,Fondo de Cultura Económica, 1998, p. 43 y Memoirs, 1925-1950, Boston,Little, Brown and Co., 1967, pp. 466 y ss.; Ronald Steel, «George Kennan at100», en New York Review of Books, 29 de abril de 2004, pp. 8-9. T. MichaelRuddy, The Cautious Diplomat. Charles E. Bohlen and the Soviet Union, 1929-1969, Kent, Kent State University Press, 1986, pp. 98-99 y 105; ChristopherAndrews, For the President’s Eyes Only, Londres, HarperCollins, 1995, p. 182.Gerard J. DeGroot, The Bomb: a Life, Londres, Jonathan Cape, 2004, pp.162-183. Sobre el error al valorar las intenciones soviéticas, William Burr ySvetlana Savranskaya, «Previously classified interviews with former sovietofficials reveal U.S. strategic intelligence failure over decades», en NationalSecurity Archive: The nuclear vault, octubre de 2009. Sobre la «trinidad» deprincipios, Andrew J. Bacevich, Washington Rules. America’s Path to Perma-nent War, Nueva York, Metropolitan Books, 2010, pp. 20-21, passim. El textodel diario de Truman en William Stueck, Rethinking the Korean War, Prince-ton, Princeton University Press, 2002, p. 165. La frase final es de MichaelHoward, Liberation or Catastrophe? Reflections on the History of the TwentiethCentury, Londres, Hambledon Continuum, 2007, p. 99.

La guerra fría como instrumento de control social

La carta de Frank Thompson en E.P. Thompson, Beyond the Frontier. Thepolitics of a failed mission: Bulgaria 1944, Suffolk, Merlin Press, 1997, p. 102.Geoff Eley, Un mundo que ganar. Historia de la izquierda en Europa, 1850-2000, Barcelona, Crítica, 2003, pp. 284-298; la cita de Stéphane Hessel procedede ¡Indignaos!, Barcelona, Destino, 2011, pp. 22-23. Gerhard Wettig, Stalinand the Cold War in Europe. The Emergence and Development of East-WestConflict, 1939-1953, Lanham, Rowman & Littlefield, 2008, pp. 28-30, 77-90

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notas bibliográficas 23

y passim; Geoffrey Roberts, Stalin’s Wars. From World War to Cold War,1939-1953, New Haven, Yale University Press, 2006, pp. 245-253; Alfred J.Rieber, «Popular democracy: an illusion?», en Vladimir Tismaneanu, ed.,Stalinism Revisited. The Establishment of Communist Regimes in East-CentralEurope, Budapest, Central Euopean University Press, 2009, pp. 103-128;Norman Naimark y Leonid Gibianskii, eds., The Establishment of CommunistRegimes in Eastern Europe, 1944-1949, Boulder (Colorado) WestviewPress, 1997; Geoffrey and Nigel Swain, Eastern Europe since 1945, Londres,Macmillan, 1993; François Fejtö, Histoire des démocraties populaires. I: L’èrede Stalin, París, Seuil, 1952; Marc Trachtenberg, «The United States andEastern Europe in 1945», en Journal of Cold War Studies, 10 (2008), n.º 4, pp.94-132; Eduard Mark, «Revolution by degrees: Stalin’s national-front strate-gy for Europe, 1941-1947», en Cold War International History Project, wor-king paper, n.º 31, 2001; George Dimitrov, The Diary of George Dimitrov,1933-1949, ed. de Ivo Banac, New Haven, Yale University Press, 2003, pp.450-451; Adam B. Ulam, «A few unresolved mysteries about Stalin and theCold War in Europe», en Journal of Cold War Studies, I (1999), n.º 1, pp.110-116. La cita de Kossok procede de una versión mecanografiada de suconferencia «La cuestión alemana».

El pánico rojo en los Estados Unidos

Sobre la situación en la inmediata posguerra: Robert H. Ferrell, Harry S.Truman. A Life, Columbia, University of Missouri Press, 1994, pp. 218-232;David McCullogh, Truman, Nueva York, Simon and Schuster, 1992, p. 470 y486-490. Meg Jacobs, «“How about some meat?”: The Office of Price Ad-ministration, consumption politics, and state building from the bottom up, 1941-1946», en Journal of American History, 84, 3 (diciembre de 1997), pp. 910-941;las opiniones de Truman sobre el enfrentamiento de patronos y sindicatos enuna carta a su madre y su hermana, en Robert Ferrell, ed., Off the Record. ThePrivate Papers of Harry S. Truman, Columbia, University of Missouri Press,1997, pp. 82-83. Robert Schlesinger, White House Ghosts. Presidents andTheir Speechwriters, Nueva York, Simon and Schuster, 2008, pp. 37-40;Howard Zinn, A People’s History of the United States, Nueva York, Harper andRow, 1980, pp. 396-397; Fraser J. Harbutt, The Cold War Era, Oxford,Blackwell, 2002, pp. 37-61; Harry S. Truman: Memorias. II: Años de prueba yesperanza (* De Hiroshima a la N.A.T.O., 1945-1949), Barcelona, Vergara,1956, tomo 1, pp. 39-41. Arthur M. Schlesinger, jr., La presidencia imperial,Barcelona, Dopesa, 1974, pp. 131-132 (cita de p. 132); Paul Krugman, TheConscience of a Liberal, Nueva York, Norton, 2007, pp. 57-58, 67-68 y 179-180(traducción española, Después de Bush, Barcelona, Crítica, 2008). Michael S.

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Sherry, In the Shadow of War. The United States since the 1930s, New Haven,Yale University Press, 1995, pp. 126-127. Fundamental para comprender lasformulaciones de la política norteamericana en estos años, y la acción deDean Acheson como inspirador de la «doctrina Truman», es el libro de Beis-ner, Dean Acheson, pp. 38-83.

Markku Ruotsila, British and American Anticommunism before the ColdWar, Londres, Frank Cass, 2001; Richard M. Fried, Nightmare in Red. TheMcCarthy Era in Perspective, Nueva York, Oxford University Press, 1990, pp.23-29, 37-58 y 182-191; Katherine A. S. Sibley, Red Spies in America. StolenSecrets and the Dawn of the Cold War, Lawrence, University Press of Kansas,2004; Peter Hennesy, The Secret State, Londres, Allen Lane, 2002, pp. 79 yss. Sobre Gouzenko y la anulación de los planes de control internacional de laenergía nuclear, Craig y Radchenho, The Atomic Bomb, pp. 111-134. Un ex-tenso relato de la carrera de Dies, hasta que fue eclipsado por McCarthy, en TedMorgan, Reds. McCarthysm in Twentieth-century America, Nueva York, Ran-dom House, 2003, pp. 184-222 (otras cuestiones en pp. 290, 314-317, 389-390 y528-540). La observación de Truman en Robert David Johnson, Congress andthe Cold War, Cambridge, Cambridge University Press, 2006, p. 10. MichaelBarson y Steven Heller, Red Scare! The Commie Menace in Propaganda and Po-pular Culture, San Francisco, Chronicle Books, 2001.

Christopher Andrew y Vasili Mitrokhin, The Mitrokhin Archive. TheKGB in Europe and the West, Londres, Allen Lane, 1999, pp. 180-181; R.Bruce Craig, Treasonable Doubt. The Harry Dexter White Spy Case, Lawren-ce, University Press of Kansas, 2004, pp. 239-246 (el propio Truman opina-ba que White era un ciudadano leal que había sido acusado injustamente yque los testimonios de la Bentley y de Chambers no tenían valor, puesto queeran comunistas «y un comunista no se espera que diga la verdad ni sometidoa tortura». Ferrell: Off the Record, pp. 300-301). Ruddy, The Cautious Diplo-mat, pp. 119-121. Ellen Schrecker, Many are the Crimes. McCarthysm in Ame-rica, Boston, Little Brown, 1998, pp. 198, 230-232, 277-282 y 350-352 y TheAge of McCarthyism. A Brief History with Documents, Boston, Bedford/St.Martin’s, 2002/2, pp. 63-70; Studs Terkel, The Good War. An Oral History ofWorld War II, Nueva York, The New Press, 1984, pp. 331-333 (cita de p. 333).Sobre la persecución de los homosexuales, David Johnson, The LavenderScare: The Cold War Persecution of Gays and Lesbians in the Federal Govern-ment, Chicago, University of Chicago Press, 2004 y David M. Barrett, TheCIA and Congress. The Untold Story from Truman to Kennedy, Lawrence, Uni-versity Press of Kansas, 2005, pp. 64-81 (p. 67 acerca de la dudosa sexualidadde McCarthy); George Chauncey, «Last ban standing», en New York Times,20 de diciembre de 2010. Rhodri Jeffreys-Jones, The FBI. A History, NewHaven, Yale University Press, 2007, pp. 140-142 y 158-160. Kathryn S.Olmsted, Red Spy Queen. A Biography of Elizabeth Bentley, Chapel Hill, Uni-

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notas bibliográficas 25

versity of North Carolina Press, 2002, pp. 132-133, 168 y 180-192; RichardHofstadter, The Paranoid Style in American Politics and Other Essays, NuevaYork, Vintage Books, 1967, p. 35. Sobre el caso Matusow, Ted Morgan,Reds, pp. 528-540. Sobre los Rosenberg hay una amplia bibliografía que noresulta concluyente (la aportación más reciente, Walter Schneir, Final ver-dict: What Really Happened in the Rosenberg Case, Nueva York, MelvilleHouse, 2010). Sam Tanenhaus, «A family affair», en New York Review ofBooks, 11 de abril de 2002, pp. 41-44, comentando el libro de Sam Roberts, TheBrother: The Untold Story of Atomic Spy David Greenglass and How he Sent hisSister Ethel Rosenberg to the Electric Chair, Nueva York, Random House, 2002;Rhodri Jeffrey-Jones, Cloak and dollar. A history of American secret intelligen-ce, New Haven, Yale University Press, 2002, pp. 265-268. Algunos materia-les del juicio, y el texto de la sentencia de Kaufman, pueden consultarse enuna web de la Universidad de Missouri-Kansas City (www.law.umkc.edu).No ha sido hasta 2008 que los tribunales han accedido a permitir la consultade las declaraciones de 35 de los 45 testigos que intervinieron en el proceso delos Rosenberg. (National Security Archive, «Secret Rosenberg grand jury tes-timony», 11 de septiembre de 2008 y Sam Roberts, «Figure in Rosenbergcase admits spying for Soviets», en New York Times, 12 de septiembre de2008.) Resulta además que, según los datos de los cuadernos de Vassiliev, lalabor de espionaje de Rosenberg tenía más que ver con el radar que conla bomba atómica (Steven T. Usdin, «The Rosenberg ring revealed: industrial-scale conventional and nuclear espionage», en Journal of Cold War Studies, 11(2009), n.º 3, pp. 91-143). Sobre George Koval, William J. Broad, «A spy’spath: Iowa to A-Bomb to Kremlin honor», en New York Times, 12 de no-viembre de 2007. Los casos de los «cinco de Cambridge» y de Klaus Fuchsestán ampliamente documentados en Christopher Andrew, The Defence ofthe Realm. The Authorized History of MI5, Londres, Allen Lane, 2009, pp.168-173, 420-441 y 836-837 (la actuación del grupo de Cambridge durantela segunda guerra mundial en Nigel West and Oleg Tsarev, eds., Triplex.Secrets from the Cambridge Spies, New Haven, Yale University Press, 2009).

Sobre Venona puede consultarse la información que da la NSA en suweb <www.nsa.gov/public_info/declass/venona/feb_1948.shtml>; ademásJohn Earl Haynes y Harvey Klehr, Venona. Decoding Soviet Espionnage inAmerica, New Haven, Yale University Press, 1999; Nigel West, Venona. TheGreatest Secret of the Cold War, Londres, Harper Collins, 1999; Frank Cain,«Venona in Australia and its long-term ramifications», en Journal of Contem-porary History, 35 (2000), pp. 231-248; «National Security Agency releaseshistory of Cold War intelligence activities», en National Security Archive,electronic briefing book 260, 14 de noviembre de 2008, etc. Sobre los casosAmes y Hansen, David E. Hoffman, The Dead Hand, Nueva York, Double-day, 2009, pp. 189-203; Sibley, Red spies in America, pp. 231-238. Evgeni

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Primakov, Russian crossroads, New Haven, Yale University Press, 2004, pp.106-108, piensa que Ames no estaba movido fundamentalmente por «intere-ses materiales», mientras que los espías soviéticos al servicio de los norte-americanos eran tipos miserables e interesados.

Sobre la nueva etapa de «revelaciones» desencadenada por los cuadernosde Alexander Vassiliev, que pueden consultarse on line —en versión origi-nal, transcritos y traducidos— en la web de Cold War International HistoryProject, John Earl Haynes, Harvey Klehr y Alexander Vassiliev, Spies. TheRise and Fall of the KGB in America, New Haven, Yale University Press,2009, un mamotreto ilegible que repite lo mismo que los dos primeros auto-res habían publicado diez años antes en Venona, con el añadido de nuevasacusaciones basadas en los cuadernos de Vassiliev, a lo que hay que agregarlos materiales complementarios publicados en un número especial sobre «So-viet Espionage in the United States during the Stalin Era» del Journal of ColdWar Studies (noviembre de 2009, n.º 3), que se abre con un artículo de Hay-nes y Klehr sobre los cuadernos de Vassiliev. Acerca de las manipulacionesdel libro en relación con un periodista tan respetado como I.F.Stone, véaseD.D. Guttenplan, autor de una reciente biografía de Stone, «Red harvest: theKGB in America», en The Nation, 25 de mayo de 2009 y el intercambio entrelos dos autores y Guttenplan en New York Review of Books, 17 de diciembrede 2009, pp. 100-101, donde este denuncia la fe ciega depositada en los cua-dernos de Vassiliev. Una crítica demoledora de este y del anterior libro deHaynes y Klehr puede verse en Amy Knight, «Leonard?», en Times LiterarySupplement, 26 de junio de 2009, pp. 8-9, que ha suscitado la furiosa réplicade ambos en Times Literary Supplement, 31 de julio de 2009, p. 6. Las críticasy los llamamientos al sentido común no servirán de nada, puesto que estegénero de literatura parece tener buena acogida entre un público norteameri-cano que sigue aceptando toda la mitología de la guerra fría, de modo quecabe esperar nuevas y sensacionales revelaciones.

El caso Alger Hiss

La identificación de Hiss con Ales ha sido largamente discutida, alegandoque los rusos empleaban para designar a los agentes seudónimos sin ningunasemejanza fonética con sus nombres reales, y no parecía lógico que denomi-nasen Ales a alguien que se llamaba Alger. Es difícil, por otra parte, explicarque un alto funcionario soviético felicitase en Moscú a alguien cuya aporta-ción esencial en Yalta había sido oponerse a que se diesen a la Unión Soviéti-ca tres votos en la asamblea de las Naciones Unidas. Hay además un caso enque Hiss es citado por su nombre, en una referencia que no tiene nada que vercon su identificación con un agente —lo cual parece mostrar que no figuraba

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en las listas codificadas de la KGB— y la última «revelación» le atribuye aho-ra el nombre de «Leonard».

No menos sensacionales resultaron las «revelaciones» de una historiado-ra húngara, Maria Schmidt, usando las transcripciones de los interrogatoriosa que la policía húngara había sometido a Noel Field, donde este confesabaque había entrado en contacto con Hiss y que este le confirmó que era agentesoviético. Ethan Klingsberg examinó poco después esta misma documenta-ción en los archivos de Budapest y llegó a la conclusión de que el conjunto dela evidencia relativa a Hiss contradecía esta suposición y que la «revelación»se basaba en un pasaje aislado de unas declaraciones en que Field trataba dedefenderse, sometido a tortura, de la acusación de ser un espía norteamerica-no citando todos los nombres y las evidencias que pudieran satisfacer a lospolicías y utilizando a Hiss como coartada (en un interrogatorio semejanteun poeta húngaro citó a William Shakespeare como uno de sus contactos enOccidente). Pese a lo cual la supuesta evidencia húngara sigue presentándosecomo definitiva.

Otra vez se remueve el caso en el último libro, ya citado, de Haynes yKlehr, a cuya autoría se suma ahora Vassiliev, quien termina su lastimera in-troducción con la convicción de que el libro va a suscitar nuevas discusionesen torno a Hiss, que «Alger es una religión» y que no desea verse implicado enlos debates, porque «no me importa un cuerno Alger Hiss. Nunca me im-portó». Para Haynes y Klehr, en cambio, lo que está claro es que Hiss es unnegocio. El toque «final» de la ortodoxia lo da Eduard Mark en un artículo deminuciosa erudición, casi teológica, publicado en el ya citado número espe-cial del Journal of Cold War Studies del verano de 2009, pp. 26-67: «In Re Al-ger Hiss: A final verdict from the archives of the KGB». Pero, en contra deesta opinión, una extensa y detallada reseña de los abusos y errores de Spiespor Jeff Kisseloff, en colaboración con Svetlana Chervonnaya, «“Spies”: factor fiction?», que puede leerse en la web «The Alger Hiss story» (<http://home-pages.nyu>), concluye que «la búsqueda de la verdad continúa». Una nuevamuestra de inconsecuencia en S.M. Plokhy, Yalta. The price of Peace, NuevaYork, Viking, 2010, que afirma inicialmente que «nueva evidencia de los ar-chivos soviéticos apoya que Hiss era un espía soviético» (p. xxiv), cuando nonos muestra esta nueva evidencia por ninguna parte, sino que sigue apoyán-dose en la equívoca de Venona para dar por segura la identificación de Hiss(pp. 353-358), después de haber mostrado que su actuación en Yalta fue des-favorable a la URSS, como cuando aconsejó que no se aceptase a ningunarepública soviética como miembro de la ONU (pp. 192-193) o intervino enla redacción de la Declaración sobre la Europa liberada (pp. 264-267), lo queno justificaría precisamente una condecoración.

La bibliografía utilizada en este caso ha sido, además de la ya citada: SamTanenhaus, An Un-American Life. The case of Whittaker Chambers, Londres,

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Old Street Publishing, 2007; William Howard Moore, Two Foolish Men: theTrue Story of the Friendship between Alger Hiss and Whittaker Chambers, Port-land, Moorop Press, 1987; James M. Boughton, «Harry Dexter White andthe International Monetary Fund», en Finance and Development, 35 (1998),n.º 3; Fried, Nightmare in Red, pp. 17-23; Olmsted, Red Spy Queen, pp. 130-133; Dean Rusk, As I saw it, Nueva York, Norton, 1990, p. 136. Dean Achesonse refiere al caso Hiss en sus memorias, Present at the Creation. My Years in theState Department, Nueva York, Signet, 1970, pp. 333-335 y 460-471. Beisner,Dean Acheson, pp. 281-298; David Rockefeller, Memorias, Barcelona, Plane-ta, 2004, p. 194; Hofstadter, The Paranoid Style, p. 61, nota; Antonia Juhasz,The Bush Agenda, Nueva York, ReganBooks, 2006, pp. 53-62; Schrecker,The Age of McCarthyism, pp. 134-151; Georg Dallas, Poisoned Peace. 1945.The War that Never Ended, Londres, John Murray, 2005, pp. 264-265; JamesBamford, Body of Secrets. Anatomy of the Ultra-secret National Security Agen-cy from the Cold War to the Dawn of a New Century, Nueva York, Doubleday,2001, pp. 20-21; Andrews, For the President’s Eyes Only, pp. 180-181; Craig,Treasonable Doubt, p. 276. Los elementos que inculpan a Hiss en Venona enHaynes y Klehr, Venona, pp. 167-173; un testimonio en su favor, JohnLowenthal, «Venona and Alger Hiss», en Times Literary Supplement, 2 de ju-lio de 1999, p. 17 («Letters to the editor»). Sobre Hiss en Yalta, donde apenastuvo contacto con Roosevelt, Conrad Black, Roosevelt. Champion of Freedom,Nueva York, Public Affairs, 2003, p. 1.080; también Stephen C. Schlesinger,Act of Creation. The Founding of the United Nations, Boulder, WestviewPress, 2003, pp. 103-107. Ethan Klingsberg, «Case closed on Alger Hiss?»,en The Nation, 8 de noviembre de 1993; G. Edward White, Alger Hiss’s Loo-king-glass Wars. The Covert Life of a Soviet Spy, Nueva York, Oxford Uni-versity Press, 2004. Véase, en contraste, la imagen que de Hiss da su hijo enTony Hiss, The View from Alger’s Window. A Son’s Memoir, Nueva York,Knopf, 1999. Una revisión de sesenta años de debate en Susan Jacoby, AlgerHiss and the Battle for History, New Haven, Yale University Press, 2009.

El apogeo de la caza de brujas: el macartismo

Sobre McCarthy y el macartismo: Haynes Johnson, The Age of Anxiety.McCartyism to Terrorism, Orlando, Harcourt Books, 2005; Schrekker, Manyare the crimes, pp. pp. 186-187 y 399 y The Age of McCarthyism, passim;Fried, Nightmare in red, pp. 100-104, 126-127, 145-153, 172-173, 179-180 y199-200; Morgan, Reds, passim; Barrett, The CIA and Congress, pp. 177-196;Roberta Strauss Feuerlicht, Joe McCarthy y el mccarthysmo, Barcelona, Gri-jalbo, 1976; Roger Martin, «Connexion américaine: McCarthy au service desnazis», en Alain Bihr et al., Négationnistes: les chifonniers de l’histoire, París,

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Golias et Syllepse, 1997, pp. 83-93. Sobre Roy Cohn, Johnson, Age of Anxie-ty, pp. 253-259 y Eric Hobsbawm, «Epitafio para un granuja: Roy Cohn», enGente poco corriente, Barcelona, Crítica, 1999, pp. 203-205. Chris Hedges,«The origin of America’s intellectual vacuum», en Truthout, 16 de noviem-bre de 2010 (recoge las opiniones de Chandler Davis, un matemático conde-nado por negarse a prestar declaración ante el HUAC); Kenneth Osgood,Total Cold War. Eisenhower’s Secret Propaganda Battle at Home and Abroad,Lawrence, University Press of Kansas, 2006, pp. 295-296. Arnold A. Offner,Another such Victory, Stanford, Stanford University Press, 2002, pp. 202-205; Sibley, Red Spies in America, pp. 205-209; Jeffreys-Jones, The FBI. AHistory, pp. 159-168; Dwight D. Eisenhower, Mis años en la Casa Blanca.Primer mandato, 1953-1956, Barcelona, Bruguera, 1964, pp. 327-340; TonyShaw, British Cinema and the Cold War. The State, Propaganda and Consen-sus, Londres, I.B.Tauris, 2001, p. 39; Marshal Berman, «The lonely crowd: NewYork after the war», en A. Green, New York, the City, and the World, pp. 536-541 (cita de p. 539); Michael J. Hogan A Cross of Iron. Harry S. Truman and theOrigins of the National Security State, 1945-1954, Cambridge, CambridgeUniversity Press, 1998, pp. 380-383. El libro de Bird y Sherwin, AmericanPrometheus. The Triumph and Tragedy of J. Robert Oppenheimer, es la obrafundamental sobre la vida y la injusta persecución del gran científico, culpa-ble, según Sibley, Red Spies, pp. 136-154, de delitos como haber participadoen una reunión para recoger fondos para ayudar a las víctimas de la guerracivil española; complementariamente, Gregg Herken, Brotherhood of theBomb. The Tangled Lives and Loyalties of Robert Oppenheimer, Ernest Lawren-ce, and Edward Teller, Nueva York, Henry Holt, 2002 y Priscilla J. McMillan,The Ruin of J. Robert Oppenheimer and the Birth of the Modern Arms Race,Nueva York, Penguin, 2006; Thomas Powers, «An American tragedy», enNew York Review of Books, 22 de septiembre de 2005. La obsesión de los ac-tuales cazadores de espías puede seguirse en el e-dossier n.º 11, «Was Oppen-heimer a Soviet spy? A roundtable discussion with Jerrold and Leone Sche-chter, Gregg Herken and Hayden Peake» en la web de Cold War InternationalHistory Project. Los «cuadernos» de Vassiliev se supone que han demostradofinalmente su inocencia (Gregg Herken, «Target Enormoz: Soviet nuclearespionage on the West Coast of the United States, 1942-1950», en Journal ofCold War Studies, 11 (2009), n.º 3, pp. 68-90). Sobre Lattimore, Morgan,Reds, pp. 396-405; Bruce Cumings, The Korean War, A History, NuevaYork, Modern Library, 2010, pp. 87-91; Robert N. Bellah, «McCarthysm atHarvard», en New York Review of Books, 10 de febrero de 2005, pp. 42-43,explica que se le imponía un contrato que le dejaba sin trabajo si se negaba a«dar nombres» al FBI.

Sobre la influencia en las ciencias sociales y la historia, Peter Novick,That Noble Dream. The «Objectivity Question» and the American Historical

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Profession, Cambridge, Cambridge University Press, 1988, pp. 325-330;Gerda Lerner, Why History Matters, Nueva York, Oxford University Press,1997, pp. 202-203; Irene Gendzier, «Pay it again Sam: the practice and apo-logy of development», en Christopher Simpson, ed., Universities and Empire. TheCold War and the Production of Knowledge, Nueva York, The New Press, 1998,pp., 57-95; sobre Kantorowicz, Alain Boureau, Histoires d’un historien, Kanto-rowicz, París, Gallimard, 1990. Sobre la depuración de las bibliotecas, NicholasJ. Cull, The Cold War and the United States Information Agency. American Pro-paganda and Public Diplomacy, 1945-1989, Nueva York, Cambridge Univer-sity Press, 2008, pp. 92-94. Nelson Lichtenstein, «From corporation to collec-tive bargaining: organized labor and the eclipse of social democracy in thepostwar era», en Steve Fraser y Gary Gerstle, eds., The Rise and Fall of the NewDeal Order, 1930-1980, Princeton, Princeton University Press, 1989, pp. 122-152. Sobre los cambios en el clima de la enseñanza en Yale, André Schiffrin,Una educación política. Entre París y Nueva York, Barcelona, Península, 2008,pp. 121-126. Louis F. Budenz, Esta es mi historia, Barcelona, Janés, 1947,p. 224; Truman, Memorias, II, 1, pp. 39-41.

La persecución del enemigo interior en el bando soviético

Sobre la situación en Rusia y la crisis política de los últimos años de Stalin sehan usado fundamentalmente Elena Zubkova, Russia after the War. Hopes,Illusions and Disappointments, 1945-1957, Armonk, M.E. Sharpe, 1998, pp.117-129 («The struggle with dissent») y Yoram Gorlizki y Oleg Khlevniuk,Cold Peace. Stalin and the Soviet Ruling Circle, 1945-1953, Nueva York,Oxford University Press, 2004. Además, Simon Sebag Montefiore, La cortedel zar rojo, Barcelona, Crítica, 2004, pp. 622-625, 672 y ss.; SolomonVolkov, Saint-Pétersbourg. Trois siècles de culture, París, Anatolia-Éditions duRocher, 2003, pp. 547-578; Orlando Figes, The Whisperers. Private Life inStalin’s Russia, Londres, Penguin, 2008, pp. 487-492, sobre la «Zhdanovs-china»; Medvedev, El Stalin desconocido, pp. 201-238, («Stalin y la ciencia»);Dominique Lecourt, Lysenko. Historia real de una «ciencia proletaria», Barce-lona, Laia, 1978; Vladimir J. Birstein, The Perversion of Knowledge. The TrueStory of Soviet Science, Boulder, Westview Press, 2001, pp. 160-163; RichardSakwa, The Rise and Fall of the Soviet Union, 1917-1991, Londres, Routled-ge, 1999, pp. 297-302; Roberts, Stalin’s wars, pp. 333-344. Los aspectos máspolíticos del «zhdanovismo» son analizados en Moshe Lewin, El siglo soviéti-co, Barcelona, Crítica, 2006, pp. 167 y ss. Norman N. Naimark, The Russiansin Germany. A History of the Soviet Zone of Occupation, 1945-1949, Cambrid-ge, Mass., Belknap Press, 1997, pp. 318-320; Geoffrey Hosking, «The Se-cond world war and Russian national consciousness», en Past and Present,

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notas bibliográficas 31

175 (mayo de 2002), pp. 162-187. Katerina Clark y Evgeny Dobrenko, eds.,Soviet Culture and Power. A History in Documents, 1917-1953, New Haven,Yale University Press, 2007, pp. 393-472.

Eley, Un mundo que ganar, pp. 304-310; Fejtö, Histoire des démocraties po-pulaires, I, pp. 205-234 y 250-268; Mijail Gorbachov y Zdenek Mlynár,Conversations with Gorbachev on Perestroika, the Prague Spring, and theCrossroads of Socialism, Nueva York, Columbia University Press, 2002, pp. 14y 19; Giuliano Procacci, ed., The Cominform. Minutes of the Three Conferences1947/1948/1949, Milán, Feltrinelli, 1994, passim. Stalin pidió además a lasdemocracias populares que se rearmasen, Wettig, Stalin and the Cold War inEurope, pp. 204-206. La cita de George C. Herring de From Colony to Super-power. U.S. Foreign Relations since 1776, Nueva York, Oxford UniversityPress, 2008, p. 622; Selverstone, Constructing the Monolith, pp. 73-82, 96-115,passim; Zubok y Pleshakov, Inside the Kremlin’s Cold War, pp. 110-137; Vla-dimir V. Kusin, The Intellectual Origins of the Prague Spring, Cambridge,Cambridge University Press, 2002 (ed. original de 1971), pp. 1-16; AndrzejPaczkowski, «The Polish contribution to the victory of the “Prague Coup” infebruary 1948», en Bulletin. Cold War International History Project, 11 (inviernode 1998), pp. 141-148; Sharon L. Wolchik, en Held, Columbia History of EasternEurope, pp. 130-131 y 214; Kennan, Memoirs, p. 378. La cita sobre la Alema-nia del este, de Kossok, «La cuestión alemana». La formulación por parte delpropio Stalin del proyecto de paso al socialismo por una vía no revolucionariaaparece, como ya se ha dicho, en Banac, ed., The Diary of George Dimitrov, pp.450-451. (véase también pp. 347-368); Leonid Gibianskii, «The Soviet blocand the initial stage of the Cold war: Archival documents on Stalin’s meetingswith communists leaders of Yugoslavia and Bulgaria, 1946-1948», y «Sovietand Yugoslav transcriptions of the Tito-Stalin conversation of 27-28 May1946», ambos en Bulletin. Cold War International History Project: LeadershipTransitions in a Fractured Bloc, n.º 10 (marzo de 1998); Jeronim Perovic’,«The Tito-Stalin split: a reassessment in light of new evidence», en Journal ofCold War Studies, 9 (2007), n.º 2, pp. 32-63; Coleman Mehta, «The CIA con-fronts the Tito-Stalin split, 1948-1951», en Journal of Cold War Studies, 13(2011), n.º 1, pp. 101-145; Roberts, Stalin’s Wars, pp. 348-350; Leonid Gi-bianskii, «The beginnings of the Soviet-Yugoslav conflict and the Comin-form», en Procacci, The Cominform, pp. 465-481 y «The Soviet-Yugoslavsplit and the Cominform», en Naimark y Gibianskii, The Establishment ofCommunist Regimes, pp. 291-312; Stevan K. Pavlowitch, Tito, Yugoslavia’sGreat Dictator. A Reassessment, Columbus, Ohio State University Press, 1992,pp. 50-61; Milovan Djilas, Tito. The Story from Inside, Londres, PhoenixPress, 2000, pp. 4-36; Mark Kramer, «Stalin, Soviet policy, and the consolida-tion of a communist bloc in Eastern Europe, 1944-53», en Tismaneanu, Stali-nism Revisited, pp. 51-101; «Stalin’s plan to assassinate Tito», en Bulletin. Cold

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War International History Project, n.º 10, p. 137; Andrew, For the President’sEyes Only, p. 174; Stehle, «Polish communism», pp. 98-99; Artur London, Selevantaron antes del alba. Memorias de un combatiente de las Brigadas Internaciona-les en la Guerra Civil, Barcelona, Península, 2006, pp. 27-31. Sobre Slansky, IgorLukes, Rudolf Slansky: his Trials and Trial, Cold War International HistoryProject, working paper, n.º 50; Vladimir Tismaneanu, «Diabolical pedagogyan the (il)logic of stalinism in Eastern Europe», en Tismaneanu, Stalinism Re-visited, pp. 25-49. Jeffrey Herf, Divided Memory. The Nazi Past in the TwoGermanys, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1997, pp. 125-157;Catherine Epstein, The Last Revolutionaries. German Communists and theirCentury, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 2003, pp. 140-141.Las palabras de Harvey Cox que cito proceden de una carta publicada en NewYork Review of Books, 19 de julio de 2007, p. 78. Roger Cohen, «The Cold waras ancient history», en New York Times, 4 de febrero de 2008. Donald Ray-field, Stalin and his Hangmen, Londres, Penguin, 2005, pp. 414-422; Medve-dev, El Stalin desconocido, pp. 133-197; Beria, Beria, my father, pp. 208-211. Lostextos de Frank y de Edward Thompson proceden de E.P. Thompson, Be-yond the Frontier, pp. 102-103. Las palabras de Kossok de la misma conferen-cia citada anteriormente.

Sobre el «misterio» de Noel Field: James Srodes, Allen Dulles, Master ofSpies, Washington, Regnery Publishing, 1999, pp. 412-417; Lukes, RudolfSlansky: his Trials and Trial, pp. 22-28 cuenta la historia con riqueza de in-formaciones, pero con una confusión que la convierte en un embrollo incom-prensible; Hynes y Klehr, Venona, p. 75. Epstein, The Last Revolutionaries,pp. 138-139; Klingsberg, «Case closed on Alger Hiss?»; Arthur M. Schlesin-ger, jr., A Life in the Twentieth Century. Innocent Beginnings, 1917-1950, NuevaYork, Houghton Mifflin, 2000, pp. 499-503; Aldrich, The Hidden Hand, pp.174-179. Una prueba de la falta de rigor de este tipo de publicística la tene-mos en la forma en que Haynes y Klehr cuentan el viaje de Field a Praga enSpies, p. 9: «en 1949 viajó por la Europa del este en busca de empleo, paraevitar volver a los Estados Unidos y verse arrastrado a los procesos de Hiss.Desgraciadamente para él, Stalin estaba purgando los regímenes comunis-tas...». Semejante montaje, que omite, entre otras cosas, mencionar el papelde Allen Dulles, viene avalado por los editores con elogios acerca de unaerudición irreprochable.

La guerra fría cultural

David Caute, The Dancer Defects. The Struggle for Cultural Supremacy Duringthe Cold War, Oxford, Oxford University Press, 2003; Volker R. Berghahn,America and the Intellectual Cold Wars in Europe, Princeton, Princeton U.P.,

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notas bibliográficas 33

2001; Peter Grose, Operation Rollback. America’s Secret War behind the IronCurtain, Boston, Houghton Mifflin, 2000, pp. 121-143; Christopher Lasch,«The cultural cold war: A short history of the Congress for Cultural Free-dom», en Barton J. Bernstein, ed., Towards a New Past: Dissenting Essays inAmerican History, Nueva York, Vintage Books, 1969, pp. 322-359 (cita de p.356); «Origins of the Congress of Cultural Freedom, 1949-1959», en CIA.Studies in Intelligence, 38 (1995), n.º 5; Daniela Muraca, «L’archivio del Con-gresso per la libertà della cultura a Chicago», en Passato e Presente, Florencia,75 (XXVI-2008), pp. 101-115; Giles Scott-Smith y Hans Krabbendam,eds., The Cultural Cold War in Western Europe, 1945-1960, Londres, FrankCass, 2003; Hugh Wilford, The CIA, the British Left and the Cold War. Callingthe Tune?, Londres, Frank Cass, 2003, pp. 193-224 (criticando el libro deSaunders que se cita más adelante, Wilford sostiene que se ha exagerado ladependencia directa del movimiento anticomunista británico de la CIA y desu financiación); Richard G. Powers, Not Without Honor. The History of Ame-rican Communism, Nueva York, Free Press, 1995, pp. 209-212; Richard Helms,A Look over my Shoulder, Nueva York, Random House, 2003, pp. 343-374.Pierre Grémion, ed., «Preuves». Une revue européenne, París, Julliard, 1989(está claro, sin embargo, que el dinero que la sostenía generosamente no era«européen»); M.J. Borja-Villel, ed., Bajo la bomba. El jazz de la guerra de imá-genes transatlántica, 1948-1956, Barcelona, MACBA, 2007. Sobre Truman yPicasso, Arthur M. Schlesinger, jr., Journals, 1952-2000, Nueva York, Pen-guin, 2007, pp. 55-56. Sobre los intelectuales reaccionarios de la guerra fría, ymuy en especial sobre Isaiah Berlin, Zeev Sternhell, Les anti-Lumières. DuXVIIIe siècle a la guerre froide, París, Fayard, 2006, pp. 494-553.

Frances S. Saunders: Who Paid the Piper? The CIA and the Cultural ColdWar, Londres, Granta Books, 1999; Fried, Nightmare in Red, pp. 31-33; Ser-ge Guilbaut, De cómo Nueva York robó la idea de arte moderno, Madrid, Mon-dadori, 1990 (sobre las opiniones de Truman acerca de la pintura, Cull, ColdWar and the United States Information Agency, p. 33). Dan Hind, The Threatto Reason, Londres, Verso, 2007, pp. 113-130. Sobre el IRD británico PaulLashmar y James Oliver, Britain’s Secret Propaganda War, Stroud (Glouces-tershire), Sutton, 1998; Richard J. Aldrich, The Hidden Hand. Britain, Ame-rica and Cold War Secret Intelligence, Londres, John Murray, 2001, pp. 122-142; Tony Shaw, «The Information Research Department of the BritishForeign Office and the Korean War, 1950-1953», en Journal of ContemporaryHistory, 34 (1999) pp. 263-281. Sobre Orwell, Scott Lucas, «Policing dissent:“Orwell” and cold war culture», en Douglas Field, ed., American Cold WarCulture, Edimburgo, Edinburgh University Press, 2005, pp. 128-145; PerryAnderson, en una carta publicada en London Review of Books, 20 de enero de2000, pp. 4-5. Una visión más favorable en Wilford, The CIA, the British Leftand the Cold War, pp. 58-63. Información adicional en Timothy Garton Ash,

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«Orwell’s list», en New York Review of Books, 25 de septiembre de 2003, pp.6-11, quien, pese a sus esfuerzos, no consigue ocultar el carácter del asunto.Orwell había sido, sin embargo, vigilado por la policía británica, «WatchingOrwell», editorial del New York Times de 6 de septiembre de 2007.

Sobre el cine: Eric Bentley, ed., Thirty Years of Treason. Excerpts fromHearings Before the House Committee on Un-American Activities, 1938-1968,Nueva Yok, Viking Press, 1971, pp. 482-496; Caute, The Dancer Defects, pp.117-246 (que se ocupa también de la evolución del cine soviético); Schrekker,Many Are the Crimes, pp. 266-270; Fried, Nightmare in Red, pp. 73-78. PatrickMcGilligan y Paul Buhle, Tender Comrades. A Backstory of the Hollywood Black-list, Nueva York, St.Martin’s Press, 1997, p. 380; Shlomo Sand, El siglo xx enla pantalla, Barcelona, Crítica, 2005, pp, 366-377. Tomo datos sobre Kazande Martin Gottfried, Arthur Miller: A Life, Londres, Faber, 2003 y, sobre todo, deCaute. Paul Buhle y Dave Wagner, Radical Hollywood. The Untold Story be-hind America’s Favorite Movies, Nueva York, The New Press, 2002, p. XII.También la BBC británica estableció «listas negras», Tony Shaw, British Cine-ma and the Cold War, Londres, Tauris, 2001, p. 39. La intervención del De-partamento de Defensa censurando los guiones de películas y series de televisiónha seguido hasta la actualidad, como lo revela David L. Robb, Operación Ho-llywood. La censura del Pentágono, Barcelona, Océano, 2006. Sobre la muertede Wayne, DeGroot, The Bomb, p. 237.

Capítulo 3:Asia: la destrucción de los imperios

La ocupación de Japón

Sobre la pugna entre soviéticos y norteamericanos en relación con la ocupa-ción de Japón, Tsuyoshu Hasegawa, Racing the Enemy. Stalin, Truman andthe Surrender of Japan, Cambridge, Mss., Belknap Press, 2005, pp. 252-289;Takemae Eiji, The Allied Occupation of Japan, Nueva York, Continuum,2003, pp. 235-292 (las reformas políticas); 310-324 (la reorganización de lossindicatos); 339-346 (la reforma agraria); 458-462 (el viraje y la «restaura-ción de Kennan»); 473-476, 485-489 (el rearme), etc.; Walter LaFeber, TheClash. U.S.-Japanese Relations Throughout History, Nueva York, Norton,1998, pp. 257-270; Herbert P. Bix, Hirohito and the Making of Modern Japan,Londres, Duckworth, 2001, pp. 623-625 y 635; John W. Dowe, EmbracingDefeat. Japan in the Wake of World War II, Nueva York, Norton, 1999; Mil-ton W. Meyer, Japan. A Concise History, Lanham, Rowland & Littlefield,2009/4; Robert Harvey, The Undefeated. The Rise, Fall and Rise of Greater

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notas bibliográficas 35

Japan, Londres, Macmillan, 1994, pp. 336-338. La visión del «archipiélagode imperio», en Bruce Cummings, Dominion from Sea to Sea. Pacific Ascen-dancy and American Power, New Haven, Yale University Press, 2009, pp.388-421. Sobre las negociaciones con Japón, Robert L. Beisner, Dean Ache-son. A Life in the Cold War, Nueva York, Oxford University Press, 2006,pp. 469-483; el relato del propio Dean Acheson en Present at the Creation.My Years in the State Department, Nueva York, Signet, 1970, pp. 553-565.Paul G. Pierpaoli, Truman and Korea. The Political Culture of the Early Cold War,Columbia, University of Missouri Press, 1962, pp. 16-48, 225, 293 y ss. y313-319; John Chace, Acheson. The Secretary of State who Created the Ameri-can World, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1998, pp. 274-279y 317-321; Michael J. Hogan, A Cross of Iron. Harry S. Truman and the Ori-gins of the National Security State, 1945-1954, Cambridge, Cambridge Uni-versity Press, 1998, pp. 69-118 y 317-319. Chalmers Jonson, Blowback. TheCosts and Consequences of American Empire, Londres, Time Warner, 2003,pp. 35-66 («Okinawa: Asia’s last colony»).

Guerra civil y revolución en China

Odd Arne Westad, Decisive Encounters. The Chinese Civil War, 1946-1950,Stanford, Stanford University Press, 2003; U.S. Department of State, UnitedStates Relations with China, Washington, Department of State Publications,1949 (citas de pp. 173 y 247-248); Jay Taylor, The Generalissimo. Chiang Kai-shek and the Struggle for Modern China, Cambridge, Mass., Belknap Press,2009; Philip Short, Mao, Barcelona, Crítica, 2003, pp. 413-441; ImmanuelC.Y. Hsü, The Rise of Modern China, Nueva York, Oxford University Press,1995/5, pp. 619-670; Chen Jian, La China de Mao y la Guerra Fría, Barcelona,Paidós, 2005, pp. 39-68; Odd Arme Westad, «Struggles for modernity: thegolden years of the Sino-soviet alliance», en Tsuyoshi Hasegawa, ed. TheCold War in East Asia 1945-1991, Stanford, Stanford University Press, 2011,pp. 35-62. El reconocimiento de su error por parte de Stalin en Georgi Di-mitrov, The Diary of Georgi Dimitrov, 1933-1949, New Haven, Yale Univer-sity Press, 2003, p. 443. La opinión de Truman en Robert H. Ferrell, Offthe Record. The Private Papers of Harry S. Truman, Columbia, University ofMissouri Press, 1997, p. 271. Roland Lew, 1949, Mao prend le pouvoir, Bruse-las, Complexe, 1999, pp. 66-67; Ronald H. Spector, In the Ruins of Empire. TheJapanese Surrender and the Battle for Postwar Asia, Nueva York, RandomHouse, 2007, passim; David Halberstam, The Coldest Winter, Nueva York, Hy-perion, 2007, pp. 223-250 (traducción castellana, La guerra olvidada, Barcelo-na, Crítica, 2009); Marc J. Selverstone, Constructing the Monolith. The United States,Great Britain and International Communism, 1945-1950, Cambridge, Mass.,

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Harvard University Press, 2009, pp. 82-86; Sergei Radchenko, «Sino-Sovietrelations and the emergence of the Chinese communist regime, 1946-1950»,en Journal of Cold War Studies, 9 (2007), n.º 4, pp. 115-124. Vladislav M. Zu-bok, Un imperio fallido. La Unión Soviética durante la Guerra Fría, Barcelona,Crítica, 2008, pp. 181-184. Sobre las negociaciones del nuevo tratado entreStalin y Mao: Westad, Decisive Encounters, pp. 310-315; Chen Jian, La Chinade Mao, pp. 88-94 y «The Sino-Soviet Alliance and China’s entry into the Ko-rean War», en Cold War International History Project, working paper, n.º 1(1992). Una transcripción de las conversaciones entre Mao y Stalin en diciem-bre de 1949 y enero de 1950, y entre Stalin y Zhou Enlai en 1952, en Cold WarInternational History Project. Bulletin, n.ºs 6-7 (1995-1996), «Stalin conversa-tions with Chinese leaders», pp. 3-21. Nuevos datos sobre la larga prepara-ción del encuentro entre Mao y Stalin en Sergei Radchenko y David Wolff,«To the summit via proxy-summits: New evidence from Soviet and Chinesearchives on Mao’s long march to Moscow, 1949», en Cold War InternationalHistory Project. Bulletin, n.º 16 (2007-2008), pp. 105-182. Robert Dallek, TheLost Peace. Leadership in a Time of Horror and Hope, 1945-1953, Nueva York,Harper Collins, 2010, cap. V. Sobre la lucha contra la droga, Alfred McCoy,The Politics of Heroin: CIA Complicity in the Global Drug Trade, Chicago,Lawrence Hill, 2003, p. 14.

La destrucción de los imperios

Algunas ideas fundamentales proceden de William Roger Louis y Ronald Ro-binson, «The imperialism of decolonization», en William Roger Louis, Ends ofBritish Imperialism. The Scramble for Empire, Suez and Decolonization, Lon-dres, I.B. Tauris, 2006, pp. 451-502. Christopher Bayly y Tim Harper, For-gotten Armies. The Fall of British Asia, 1941-1945, Londres, Allen Lane,2004, y Forgotten Wars. The End of Britain’s Asian Empire, Londres, AllenLane, 2007; Spector, In the Ruins of Empire; sobre la caída de Singapur, PiersBrendon, The Decline and Fall of the British Empire, Londres, Jonathan Cape,2007, pp. 417-423; Robert Smith Thompson, Empires on the Pacific. WorldWar II and the Struggle for the Mastery of Asia, Nueva York, Perseus Press,2001. John Keay, Last Post. The End of Empire in the Far East, Londres, JohnMurray, 1997; Oliver Lindsay, The Battle for Hong Kong 1941-1945. Hostageto Fortune, Londres, Spellmount, 2007; Frank Heinlein, British GovernmentPolicy and Decolonisation, 1945-1963. Scrutinising the Official Mind, Londres,Frank Cass, 2002, pp. 11-86. Sobre las actitudes anticoloniales en los EstadosUnidos, G. L. Weinberg, Visions of Victory, Cambridge, Cambridge Univer-sity Press, 2005, pp. 191-193; Robert David Johnson, Congress and the ColdWar, Cambridge, Cambridge University Press, p. 4. P.J. Cain y A.G. Hop-

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notas bibliográficas 37

kins, British Imperialism: Crisis and Deconstruction, 1914-1990, Londres,Longman, 1993, p. 196 (cita sobre la India) y pp. 275-281 (cita literal de p.277); una cita de Brian Lapping, The End of Empire, tomada de Paul Lashmary James Oliver, Britain’s Secret Propaganda War, 1948-1977, Stroud, Sutton,1998, p. 85. David D. Newsom, The Imperial Mantle. The United States, Deco-lonization, and the Third World, Bloomington, Indiana University Press, 2001,pp. 47, 123-133, passim. S. R. Ashton y William Roger Louis, East of Suez andthe Commonwealth, 1964-1971 (British Documents on the End of Empire),Londres, TSO, 2004, I, East of Suez, pp. xxxiv y xlii. Arthur Conte, Bandung,tournant de l’histoire, París, Robert Laffont, 1965 (el comunicado final de laconferencia en pp. 309-316); Odd Arne Westad, The Global Cold War, Cam-bridge, Cambridge University Press, 2005, pp. 110-157; Matthew Yeomans,Oil. Anatomy of an Industry, Nueva York, The New Press, 2004, pp. 21-24.

El abandono de la India

Yasmin Khan, The Great Partition. The Making of India and Pakistan, New Ha-ven, Yale University Press, 2008; Ramachandra Guha, India After Gandhi. TheHistory of the World’s Largest Democracy, Nueva York, Harper Collins, 2007 (so-bre el tema de los principados, pp. 51-73; sobre Cachemira, pp. 74-96, etc.);Barbara D. Metcalf y Thomas R. Metcalf, A Concise History of India, Cambrid-ge, Cambridge University Press, 2001, pp. 200-259; Sashi Tharoor, Nehru. Lainvención de la India, Barcelona, Tusquets, 2009; Bayly y Harper, ForgottenWars, pp. 223-239, 252-273, 301-323 y 372-406; Karl E. Meyer, The Dust ofEmpire. The Race for Mastery in the Asian Heartland, Nueva York, Public Affairs,2003, pp. 94-96; Ronald Hyam, Britain’s Declining Empire. The Road to Decolo-nization, 1918-1968, Cambridge, Cambridge University Press, 2006, pp. 94-122.Sobre el hambre de Bengala, Madhusree Mukerjee, Churchill’s Secret War. TheBritish Empire and the Ravaging of India during World War II, Nueva York,Basic Books, 2010; Cormac Ó Gráda, «The ripple that drowns? Twentieth-century famines in China and India as economic history», en Economic HistoryReview, 61, (agosto de 2008), pp. 5-37; Bernard Porter en London Review of Books,2 de agosto de 2007, p. 8, eleva los muertos a tres millones. Philip Ziegler,Mountbatten, Londres, Phoenix Press, 2001, pp. 363-456; François Kersaudy,Lord Mountbatten, París, Payot, 2006, pp. 219-263; Indivar Kamtekar, «Adifferent war dance: State and class in India, 1939-1945», en Past and Present, 176(2002), pp. 187-221. Los pakistaníes, frustrados por la partición, consideranque el virrey Mountbatten les perjudicó gravemente en ella, lo cual parece cier-to, y lo atribuyen a una relación adúltera entre la virreina, Edwina Mountbat-ten, y Nehru —que la relación afectiva existió resulta claro, pero no cuál fue«su carácter físico». Algún pakistaní va más allá y sugiere que entre el virrey, la

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virreina y Nehru hubo un triángulo bisexual, lo que no cuadra con lo que sabe-mos de Mountbatten (Akbar S. Ahmed, Jinnah, Pakistan and Islamic Identity.The Search for Saladin, Londres, Routledge, 1997, pp. 143 y ss.). Sobre las últi-mas palabras de Gandhi al morir, Vinay Lal, «“Hey Ram”: The politics ofGandhi’s last words», en Humanscape, 8 (2001), n.º 1, pp. 34-38. Denis Judd,Empire. The British Imperial Experience from 1765 to the Present, Londres,Phoenix, 2001, pp. 323-345; Robert W. Stern, Changing India. Bourgeois Revo-lution on the Subcontinent, Cambridge, Cambridge University Press, 1993; Ta-riq Ali, Pakistán en el punto de mira de Estados Unidos. El duelo, Madrid, AlianzaEditorial, 2008, pp. 49-72 (una cita de p. 253); Ian Talbot, Pakistan. A ModernHistory, Londres, Hurst and Company, 2005/2. Sabrina Tavernise, R. A.Oppel Jr. y E. Schmitt, «Allied militants threaten Pakistan’s populous heart»,en New York Times, 14 de abril de 2009. Sobre Sri Lanka y el problema Tamil,A. Sivanandan, «An island tragedy. Buddhist ethnic cleansing in Sri Lanka», enNew Left Review, 60 (noviembre/diciembre de 2009), pp. 79-98. Sobre la luchade Birmania por la independencia, Brendon, Decline and Fall of the British Em-pire, pp. 423-427 (sobre el proceso de independencia de Ceilán, pp. 438-448),Thant Myint-U, The River of Lost Footsteps. Histories of Burma, Nueva York,Farrar, Straus and Giroux, 2006, y Mary Callahan, «Myanmar’s perpetual jun-ta», en New Left Review, 60 (noviembre/diciembre de 2009), pp. 27-63.

Las reconquistas frustradas: Indonesia

Spector, In the Ruins of Empire, pp. 167-214; Bayly y Harper, Forgotten Wars,pp. 138-189; Ziegler, Mountbatten, pp. 330-338; Kersaudy, Lord Mountbat-ten, pp. 214-215 y, sobre todo, Keay, Last Post, pp. 205-212 y 247-269;Newsom, The Imperial Mantle, pp. 55-59; R.E. Elson, Suharto. A PoliticalBiography, Cambridge, Cambridge University Press, 2001, pp. 13-44; M.C.Ricklefs, A History of Modern Indonesia since c.1300, Stanford, Stanford Uni-versity Press, 1993/2.

La guerra de Corea

Bruce Cumings, The Korean War. A History, Nueva York, The Modern Li-brary, 2010; North Korea. Another Country, Nueva York, The New Press,2004, y Korea’s Place in the Sun. A Modern History, Nueva York, W.W.Norton,1997 (tomo datos también de la carta de Cumings a la New York Review ofBooks, 22 de noviembre de 2007, pp. 67-68); David Halberstam, La guerraolvidada. Historia de la guerra de Corea, Barcelona, Crítica, 2009; Sergei N.Goncharov, John W. Lewis y Xue Litai, Uncertain Partners, Stalin, Mao

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notas bibliográficas 39

and the Korean War, Stanford, Stanford University Press, 1993 (pp. 110-129, 130-154, 187 y ss.); más el panorama de los nuevos hallazgos docu-mentales que se encontrará en las contribuciones de Ilya V. Gaiduk, ChenJian y Steven Hugh Lee en Hasegawa, ed., The Cold War in East Asia.Campbell Craig y Fredrik Logevall, America’s Cold War. The Politics of Insecuri-ty, Cambridge, Mass., Belknap Press, 2009, pp. 114-122. Sobre las matanzas«preventivas» de izquierdistas en Corea del Sur, Choe Sang-Hun, «SouthKorea admits civilian killings during war», en New York Times, 27 de no-viembre de 2009. Pierpaoli, Truman and Korea, passim; Beisner, Dean Ache-son, pp. 180-185, 273-280, 326-329 (sobre el discurso del «perímetro»),338-347, 393-416 y 426-447; sobre la política asiática de Acheson, JonathanHaslam, Russia’s Cold War. From the October Revolution to the Fall of theWall, New Haven, Yale University Press, 2011, p. 125 y Gary D. Rawns-ley, «Taiwan’s propaganda cold war: The offshore island crises of 1954 and1958», en Richard J. Aldrich, G. D. Rawnsley y M-Y. T. Rawnsley, eds.,The Clandestine Cold War in Asia, 1945-1965, Londres, Frank Cass, 2000,pp. 82-101; Don Oberdorfer, The Two Koreas. A Contemporary History, ed.,rev. Nueva York, Basic Books, 2001, pp. 16-23; William Stueck, Rethinkingthe Korean War. A New Diplomatic and Strategic History, Princeton, Prince-ton University Press, 2002, pp. 54, 68-69, 88-93, 111-113, 124-125 y 326-329; Chalmers Johnson, Blowback, pp. 98-103; Spector, In the Ruins of Em-pire, pp. 138-166. Alan J. Levine, Stalin’s Last War. Korea and the Approachto World War III, Jefferson, North Carolina, McFarland and Co., 2005, esun panfleto escrito en el más puro estilo de la guerra fría (pp. 193-196 y204-211). Utilizo también las memorias de Dean Rusk, As I Saw it, NuevaYork, Norton, 1990, pp. 154-177 y hago citas de Thompson, Empires on thePacific, pp. 385-388. La entrevista con MacArthur en Wake la describo apartir de los recuerdos de Truman en Robert H. Ferrell, Off the Record, pp.200 y 210. Chae Jin-Lee, A Troubled Peace. U.S. Policy and the Two Koreas,Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2006, pp. 26 y 31-34. Cha-ce, Acheson, pp. 221-227 y 312-313. Sobre Kim Il Sung, Oberdorfer, TheTwo Koreas, pp. 16-23. Short, Mao, pp. 426-435; Shen Zhiua: «Sino-Sovietrelations and the origins of the Korean war: Stalin’s strategic goals in theFar East», Journal of Cold War Studies, 2 (2000), n.os 2, pp. 44-68; KathrynWeathersby, «New findings on the Korean war», en Cold War InternationalHistory Project. Bulletin, n.os 6-7 (1995), «The Cold War in Asia». Una visiónrevisionista que arroja serias dudas acerca del comienzo de la guerra es lade John Quigley, The Ruses for War, Amherst, Prometheus Books, 2007,pp. 31-78. Christopher Andrew, For the President Eyes Only. Secret Intelli-gence and the American Presidency from Washington to Bush, Londres, Har-per Collins, 1995, p. 184. Matthew M. Aid, «US humint and comint in theKorean war: from the approach of war to the Chinese intervention», en Al-

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drich et al., The Clandestine Cold War in Asia, pp. 17-63; Peter Hennessy,The Secret State. Whitehall and the Cold War, Londres, Allen Lane, 2002, p.28. Es delirante la afirmación de Jung Chang y Jon Halliday, Mao. La histo-ria desconocida, Madrid, Taurus, 2006, p. 445, de que Stalin quería aprove-char la guerra de Corea para «apoderarse de varios países europeos, entreellos Alemania, España e Italia». Incluso geográficamente, ya que hubiesesido necesario conquistar Francia para llegar a España. El origen procede dela misma fuente que recoge Levine, Stalin’s Last War, pp. 170 y ss. ArthurM. Schlesinger, jr., La Presidencia Imperial, Barcelona, Dopesa, 1974, pp.134-141; Marilyn B. Young, «An incident at No Gun Ri», en Omer Bartovet al., eds., Crimes of War. Fault and Denial in the Twentieth Century, NuevaYork, The New Press, 2002, pp. 242-258; John Lewis Gaddis, We NowKnow. Rethinking Cold War History, Oxford, Clarendon Press, 1997, pp.71-82 (una visión crítica de este libro en Neal Ascherson, «Khruschev’s se-cret», en London Review of Books, 10 de octubre de 1997, pp. 26-28). Jian, LaChina de Mao y la Guerra fría, pp. 94-106 y 141-191; Percy Cradock, Knowyour Enemy. How the Joint Intelligence Committee Saw the World, Londres,John Murray, 2002, pp. 97-103; J. Bamford: Body of Secrets. Anatomy of theUltra-secret National Security Agency from the Cold War to the Dawn of a NewCentury, Nueva York, Doubleday, 2001, pp. 28-29; Arnold A. Offner, Ano-ther Such Victory. President Truman and the Cold War, 1945-1953, Stanford,Stanford University Press, 2002, pp. 384-391 y 402-404. Una larga discu-sión acerca de las responsabilidades por la derrota en Corea en Eliot A. Coheny John Gooch, Military Misfortunes. The Anatomy of Failures in War, NuevaYork, Free Press, 2006, pp. 165-195. Rupert Smith, The Utility of Force.The Art of War in the Modern World, Londres, Penguin, 2006, pp. 197-202(el malestar causado por el apoyo de la ONU a la actuación norteamericanaexplica que hasta el fin de la guerra fría las nuevas intervenciones de las Na-ciones Unidas se hicieran sin contar con la aportación de hombres de lasgrandes potencias). Xiaoming Zhang, «China and the air war in Korea,1950-1953», en Journal of Military History, 62 (1998), pp. 335-370. Lo de laamenaza de Eisenhower se lo contó Nixon a Haldeman (Jeffrey Kimball,The Vietnam War Files, Lawrence, University Press of Kansas, 2004, p.55); también en Barrett Tillman, LeMay, Nueva York, Palgrave Macmillan,2007, p. 115. Cumings (North Korea, pp. 23-26) sostiene que tanto Trumancomo los dirigentes militares norteamericanos siguieron pensando seria-mente en usar armas atómicas en Corea. Dowe, Embracing Defeat, pp. 648-652. Short, Mao, pp. 438-439 y 477 para referirse a la soledad del dirigentechino, acentuada por la enfermedad, primero, y por el distanciamiento, des-pués, de su esposa Jiang Qing. Para Chang y Halliday, Mao, pp. 466-467,un Mao celoso «sexualmente» de su hijo se habría mostrado indiferente an-te su muerte. Sobre la cuestión del Tíbet véase el número monográfico de

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notas bibliográficas 41

Journal of Cold War Studies, 8 (2006), n.º 3, «Great-power rivalries, Tibetanguerrilla resistance, and the cold war in South Asia»; Rafael Poch, La actua-lidad de China, Barcelona, Crítica, 2009, pp. 535-579; Tim Weiner, Legacyof Ashes. The History of the CIA, Londres, Allen Lane, 2007, pp. 300-302.Una opinión contraria a los argumentos sobre la opresión del Tíbet, SlavojŽižek, «No Shangri-la», en London Review of Books, 24 de abril de 2008, p. 4(carta).

Las reconquistas frustradas: Indochina

Kathryn C. Statler, Replacing France. The Origins of American Intervention inVietnam, Lexington, University Press of Kentucky, 2009; John Prados,Vietnam. The History of an Unwinnable War, 1945-1975, Lawrence, Uni-versity Press of Kansas, 2009, pp. 1-67; Ilya V. Gaiduk, «The second frontof the Soviet cold war: Asia in the system of Moscow’s foreign policy priori-ties, 1945-1956», en Hasegawa, The Cold War in East Asia, pp. 63-80;Christian G. Appy, La guerra de Vietnam. Una historia oral, Barcelona, Crí-tica, 2008, pp. 61-89; Bernd Greiner, War without Fronts. The USA inVietnam, Londres, The Bodley Head, 2009, pp. 28-54; Robert D. Schulzinger,A Time for War. The United States and Vietnam, 1941-1975, Nueva York,Oxford University Press, 1997, pp. 3-51 y 58-77; Robert Mann, A GrandDelusion. America’s Descent into Vietnam, Nueva York, Basic Books, 2001,pp. 177-221; Gabriel Kolko, Anatomy of a War. Vietnam, the United Statesand the Modern Historical Experience, Londres, Phoenix Press, 2001, pp. 80-96; David Kaiser, American Tragedy. Kennedy, Johnson, and the Origins ofthe Vietnam War, Cambridge, Mass., Belknap Press, 2000, pp. 10-35. Unadocumentada, y muy sesgada, revisión, en Mark Moyar, Triumph Forsaken.The Vietnam War, 1954-1965, Nueva York, Cambridge University Press,2006, obra de un profesor de la U.S. Marine Corps University, pp. 35-54 y64-79; en p. 79 y ss. da una visión delirante de la formación de una oposicióna Diem en el Sur y de las razones por las que esta obtuvo el apoyo de loscampesinos. David L. Anderson, The Columbia Guide to the Vietnam War,Nueva York, Columbia University Press, 2002 (y, del mismo autor, una bre-ve síntesis, The Vietnam War, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2005);Bayly y Harper, Forgotten Wars, pp. 140-158; Spector, In the Ruins of Empire,pp. 93-137 y 256-263; la caracterización de Diem en Robert McNamara,In Retrospect. The Tragedy and Lessons of Vietnam, Nueva York, VintageBooks, 1996, pp. 41-42; Keay, Last post, pp. 215-221 y 270-296; Tom Bis-sell, «Was uncle [Ho] a stalinist?», en The Old Town Review, diciembre de2004 (puede consultarse en <www.fluxfactory.org/otr/bissellhcm.htm>);Martin Windrow, The Last Valley. Dien Bien Phu and the French Defeat in

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Vietnam¸ Londres, Weidenfeld and Nicolson, pp. 78-90; Nguyen Vu Tung,«Coping with the United States: Hanoi’s search for an effective strategy»,en Peter Lowe, ed., The Vietnam War, Londres, Macmillan, 1998, pp. 30-61; G.M. Watson y R. O’Neill, «The end of French rule in Indochina», en elvolumen colectivo, prologado por el general Westmoreland, Ray Bonds,ed., The Vietnam War, Nueva York, Crown Publishers, 1979, pp. 46-55; Ri-chard Helms, A Look Over my Shoulder, Nueva York, Random House, 2003,cita de p. 309. The Pentagon Papers, Nueva York, Bantam Books, 1971, pp.26-27. Robert A. Divine, Eisenhower and the Cold War, Nueva York, OxfordUniversity Press, 1981, pp. 39-51. Chen Jian, La China de Mao, pp. 211-221; Ewan Bergot, La batalla de Diên Biên Phu, Sant Andreu de Llavaneres,Malabar, 2007. Georges Bidault, el ministro de Asuntos Exteriores francésque acabó propugnando el terrorismo para impedir la independencia de Ar-gelia, pidió en 1954 a los norteamericanos que le proporcionasen bombasatómicas para acabar con los rebeldes vietnamitas (André Nouschi, Les ar-mes retournées. Colonisation et décolonisation Françaises, París, Belin, 2005, p.89). Para lo que se refiere a la participación china en la primera guerra,Qiang Zhai, China and the Vietnam Wars, 1950-1975, Chapel Hill, Univer-sity of North Carolina Press, 2000, completada con el capítulo que al temadedica Chen Jian en La China de Mao, pp. 193-230 (sobre la conferencia deGinebra, pp. 222-230). Acerca de los acuerdos de Ginebra, además, Statler,Replacing France, pp. 85-114, que sitúa la cuestión en relación con los pro-blemas entre Francia y los Estados Unidos con motivo de la European Defen-ce Community, de que se habla en el capítulo siguiente; Chen Jian y ShenZhihua, «The Geneva conference of 1954. New evidence from the archivesof the Ministry of Foreign Affairs of the People’s Republic of China» (pp.7-9), Zhang Sulin, «The declassification of Chinese Foreign Ministry archi-val documents» (pp. 10-84) y Paul Wingrowe, «Russian documents on the1954 Geneva Conference» (pp. 85-103), en Cold War International HistoryProject. Bulletin, n.º 16 (2008). Pierre Asselin, «Choosing peace: Hanoi andthe Geneva Agreement on Vietnam, 1954-1955», en Journal of Cold WarStudies, 9 (2007), n.º 2, pp. 95-126. Sobre el intento de asesinar a Zhou En-lai, Joseph J. Trento, La historia secreta de la CIA, Barcelona, Círculo deLectores, 2004, pp. 277-278. Los documentos esenciales en The PentagonPapers, pp. 42-53. Kenneth Osgood, Total Cold War. Eisenhower’s SecretPropaganda Battle at Home and Abroad, Lawrence, University Press of Kan-sas, 2006, pp. 119-120; Bernard C. Nalty, «Rival ideologies in a divided na-tion», en Bonds, The Vietnam War, pp. 56-63. Nancy Bernkopf Tucker,«John Foster Dulles and the Taiwan roots of the “two Chinas” policy», enRichard H. Immerman, John Foster Dulles and the Diplomacy of the ColdWar, Princeton, Princeton University Press, 1990, pp. 235-262.

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notas bibliográficas 43

La colonia salvada: Malasia

Benjamin Grob-Fitzgibbon, Imperial Endgame. Britain’s Dirty Wars and theEnd of Empire, Houndmills, Palgrave Macmillan, 2011, pp. 100-172; Bayly yHarper, Forgotten Wars, pp. 28-59, 98-136, 273-283, 326-371 y 407-515;Spector, In the Ruins of Empire, pp. 73-92; Brendon, Decline and Fall of theBritish Empire , pp. 448-459; Matthew Carr, The Infernal Machine. A History ofTerrorism, Nueva York, The New Press, 2006, pp. 78-83; Phillip Deery, «Mala-ya, 1948: Britain’s Asia cold war?», en Journal of Cold War Studies, 9 (2007),n.º 1, pp. 29-54; sobre la «guerra clandestina» de los británicos en Malaya hayuna serie de trabajos en el volumen colectivo de Aldrich et al., eds., The Clan-destine Cold War in Asia, pp. 211-283. Sobre la formación de la nueva Malayapor obra de los británicos, T.N. Harper, The End of Empire and the Making ofMalaya, Cambridge, Cambridge University Press, 1999; sobre la campaña de«emergencia», además del artículo de Deery citado, Robert J. Aldrich, TheHidden Hand, Londres, John Murray, 2001, «Victory in Malaya», pp. 494-518; Cradock, Know Your Enemy, pp. 210-223; Christopher Andrew, The De-fence of the Realm. The Authorized History of MI5, Londres, Allen Lane, 2009,pp. 447-451; sobre la participación de la etnia china en las revueltas y su mar-ginación posterior, Indira Ramanathan, China and the Ethnic Chinese in Malaysiaand Indonesia, 1942-1992, Londres, Sangam Books, 1994; sobre las campañasde propaganda, Lashmar y Oliver, Britain’s Secret Propaganda War, pp. 1-10y 84-87 (cita de p. 8) y Susan L. Carruthers, Winning Hearts and Minds. BritishGovernments, the Media and Colonial Counter-insurgency, 1944-1960, Lon-dres, Leicester University Press, 1995. La opinion de Neal Ascherson en«Wedgism», en London Review of Books, 23 de julio de 2009, pp. 13-15. SobreSingapur, C.M.Turnbull, A History of Singapore, 1819-1988, Nueva York,Oxford University Press, 1989/2 (cita de p. 288); John Kampfner, Freedomfor Sale, Londres, Pocket Books, 2010, pp. 15-39 («Singapore: Comfortablemodel»). Smith, Utility of Force, pp. 206-209.

La cuestión de Palestina y el ascenso del nacionalismo árabe

Ilan Pappé, La limpieza étnica de Palestina, Barcelona, Crítica, 2008. Delmismo autor, The Forgotten Palestinians. A History of the Palestinians in Is-rael, New Haven, Yale University Press, 2011, pp. 15-45; A History of Mo-dern Palestine, Cambridge, Cambridge University Press, 2006/2, pp. 122-128 y La guerre de 1948 en Palestine. Aux origines du conflit israélo-arabe,París, La Fabrique, 2000, pp. 34-73 (sobre la conferencia de Lausanne, pp.270-315). Grob-Fitzgibbon, Imperial Endgame, pp. 5-74, passim; RashidKhalidi, Sowing Crisis: The Cold War and American Hegemony in the Middle

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East, Boston, Beacon Press, 2009 y L’identité palestinienne. La constructiond’une conscience nationale moderne, París, La Fabrique, 2003 (ed. original de1997); Patrick Tyler, A World of Trouble. The White House and the MiddleEast —from the Cold War to the War on Terror, Nueva York, Farrar, Straussand Giroux, 2009; Mehran Kamraya, The Modern Middle East, Berkeley,University of California Press, 2205, pp. 67-106; Fred Halliday, TheMiddle East in International Relations, Cambridge, Cambridge UniversityPress, 2005, pp. 97-129. Un libro fundamental es el de Eugene Rogan, Losárabes. Del Imperio otomano a la actualidad, Barcelona, Crítica, 2010, delque he hecho un amplio uso (sobre Qutb y su contribución al ideario delislamismo, por ejemplo, pp. 622-630). Una versión sionista de los aconte-cimientos de 1948 en Efraim Karsh (quien afirma que los palestinos nuncahan vivido mejor que dominados por los judíos, algo que la obra del israelíIlan Pappé desmiente rotundamente), Palestine Betrayed, New Haven,Yale University Press, 2010. Mark Tessler, A History of the Israeli-Palesti-nian Conflict, Bloomington, Indiana University Press, 2009/2, pp. 269-335. He prescindido, en cambio, de las obras de Benny Morris (The Birth ofthe Palestinian Refugee Problem, 1987 y 2004 y 1948: A History of the FirstArab-Israeli War, 2008), que sostiene que los israelíes tuvieron que expul-sar a los palestinos para no perecer a sus manos, víctimas de un nuevo holo-causto, y de las de Martin van Creveld, taradas por las distorsiones y lossilencios de su relato, destinados a dar un carácter poco menos que mila-groso a la victoria judía. William Roger Louis, «The end of the Palestinemandate», en Louis, Ends of British Imperialism, pp. 419-447; Brendon,The Decline and Fall of the British Empire, pp. 460-480; la frase de sir JohnTroutbeck en Avi Shlaim, «Israel and Gaza: rhetoric and reality», en Open-Democracy, 7 de enero de 2009. Avi Shlaim, Israel and Palestine, Londres,Verso, 1999, pp. 3-24. Según Ronald y Allis Radosh, en A Safe Haven:Harry S. Truman and the Founding of Israel, Nueva York, Harper Collins,2009, Truman era un creyente en la verdad literal de la Biblia y un «sionistacristiano»; sobre la importancia real del voto judío en los Estados Unidos,William Safire, Before the Fall, New Brunswick, Transaction, 2005/2, pp.564-566. Karl E. Meyer y Shareen Blair Brysac, Kingmakers. The Inventionof the Modern Middle East, Nueva York, Norton, 2008, pp. 260-292; T.G.Fraser, The Makers of the Modern Middle East, Londres, Haus Books, 2011,pp. 295-322: D. K. Fieldhouse, Western Imperialism in the Middle East,1914-1958, Nueva York, Oxford University Press, 2006, pp. 151-219;Hyam, Britain’s Declining Empire, pp. 123-130; Mehran Kamrava, Themodern Middle East. A Political History since the First World War, Berkeley,University of California Press, 2005, pp. 42-43 y 72-80; Henry Laurens,Paix et guerre au Moyen Orient, París, Armand Colin, 2005/2, pp. 63-81;Noam Chomsky, Fateful Triangle. The United States, Israel, and the Pales-

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notas bibliográficas 45

tinians, Cambridge, Mass., South End Press, 1999/2, pp. 91-92; Mazin B.Qumsiyeh, Sharing the Land of Canaan. Human Rights and the Israeli-Pa-lestinian Struggle, Londres, Pluto Press, 2004. Elad Ben-Dror, «The Arabstruggle against partition: the international arena of summer 1947», enMiddle Eastern Studies, 43 (2007), pp. 259-293 y, del propio autor, «Howthe United Nations intended to implement the Partition plan: The Hand-book drawn up by the Secretariat for the members of the United NationsPalestine Commission», en Middle Eastern Studies, 43 (2007), pp. 997-1008. Gordon Corera, «The British in Jenin», en History Today, 52, juliode 2002, pp. 2-3. Sobre el terrorismo israelí, Andrew, The Defence of theRealm, pp. 352-366; Mike Davis, Buda’s Wagon. A brief History of the CarBomb, Londres, Verso, 2007, pp. 18-27; James Barker, «The bombing ofthe King David Hotel», en History Today, 56, julio de 2006, pp. 50-56;Carr, The Infernal Machine, pp. 69-70. Datos adicionales de Walter La-queur, «Four pfennige per track km», en London Review of Books, 4 de no-viembre de 2004, pp. 7-12 y de una carta de Pablo Mukherjee en LondonReview of Books, 18 de agosto de 2005, p. 4. Ahron Bregman, Israel’s Wars.A History since 1947, Londres, Routledge, 2002/2, pp. 21-33; Avi Kober,«Great-power involvement and Israeli battlefield success in the Arab-is-raeli wars, 1948-1982», en Journal of Cold War Studies, 8 (2006), n.º 1, pp.20-48; Zahar Segev, «Struggle for cooperation and integration: AmericanZionists and Arab oil», en Middle Eastern Studies 42 (2006), n.º 5, pp. 819-830; Charles Glass, «It was necessary to uproot them», en London Review ofBooks, 24 de junio de 2004, pp. 21-23. Sobre Egipto y el nacionalismo ára-be Yevgeny Primakov, Russia and the Arabs. Behind the Scenes in the MiddleEast from 1950 to the Present, Nueva York, Basic Books, 2009; StephenZunes, La poudrière. La politique américaine au Moyen Orient et les racines duterrorisme, París, L’Aventurine-Parangon, 2002, pp.58-62 y 140-143; Ro-bin Wright, Dreams and Shadows. The Future of the Middle East, NuevaYork, Penguin, 2008, pp. 65-136. Anne Alexander, Nasser, Londres, HausPublishing, 2005, pp. 43-69; General Naguib, El destino de Egipto, Barce-lona, Corinto, 1955; Mehran Kamrava, «Preserving non-democracies:Leaders and state institutions in the Middle East», en Middle Eastern Stu-dies, 46 (2010), n.º 2, pp. 251-270. Sobre la Hermandad Musulmana, SayyidQutb, Milestones, Nueva Delhi, Islamic Book Service, 2007 (una interpre-tación de las ideas de Qutb en Mary Habeck, Knowing the Enemy. JihadistIdeology and the War on Terror, New Haven, Yale University Press, 2006);Xavier Ternisien, Los Hermanos Musulmanes, Barcelona, Bellaterra, 2007.Sobre los desastrosos efectos a largo plazo de la construcción de la presa deAsuán, J. Donald Hughes, An Environmental History of the World, Londres,Routledge, 2001, pp. 162-168.

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Capítulo 4: Una coexistencia armada (1953-1960)

La muerte de Stalin

Geoffrey Roberts, Stalin’s Wars. From World War to Cold War, 1939-1953,New Haven, Yale University Press, 2006, pp. 324-328 y 344-346. El texto deJrushchov se ha transcrito de su intervención en Polonia: «Khrushchev se-cond secret speech», en Cold War International History Project. Bulletin, n.º 10(marzo de 1998) «Leadership transition in a fractured bloc», pp. 44-49; losmismos hechos, con detalles como que Stalin no había visitado un pueblodesde que en 1928 viajó a Siberia, se encuentran en el «discurso secreto» pro-nunciado en el XX Congreso. Según Vladislav M. Zubok, Un imperio fallido.La Unión Soviética durante la Guerra Fría, Barcelona, Crítica, 2008, p. 98 losimpuestos sobre los campesinos habrían aumentado en un 30 por ciento entre1946 y 1948 y hasta un 150 por ciento en 1950 (sobre la persecución de losjudíos y el asunto de Leningrado, pp. 98-107). La mejor visión de conjuntode la actuación de Stalin en estos años es la que nos ofrecen Yoram Gorlizki yOleg Khlevniuk, Cold Peace. Stalin and the Soviet Ruling Circle, 1945-1953,Nueva York, Oxford University Press, 2004, passim (pp. 79-88 y 92-95, sobreel caso de Leningrado; pp. 153-163, sobre la «conjura de los médicos judíos»;pp. 124-133, sobre el gulag; pp. 133-142 sobre la situación del campo y losproblemas de abastecimiento). Además, Donald Rayfield, Stalin and hisHangmen, Londres, Penguin, 2005, pp. 423-442; Elena Zubkova, Rusia afterthe War, Armonk, Sharpe, 1998, pp. 139-148; Simon Sebag Montefiore, Lacorte del zar rojo, Barcelona, Crítica, 2004, pp. 639-646 y 688-705. Sobre elclima de terror generado en su propio entorno en los últimos días de su vida,Sergo Beria, Beria, my father. Inside Stalin’s Kremlin, Londres, Duckworth,2001, pp. 232-246; Jonathan Breny y Vladimir P. Naumov, Stalin’s Last Cri-me. The Plot against the Jewish Doctors, 1948-1953, Nueva York, HarperCollins, 2003, pp. 312-329; Alexander N. Yakovlev, A Century of Violence inSoviet Russia, New Haven, Yale University Press, 2002, pp. 201-210; DavidHolloway, Stalin and the Bomb. The Soviet Union and Atomic Energy, 1939-1956, New Haven, Yale University Press, 1994, pp. 333-345; Stuart Kahan,El lobo del Kremlin, Barcelona, Datanet [1988?], es una extraña biografía deKaganovich escrita por su sobrino, un periodista norteamericano, que usafuentes orales, incluido el propio Kaganovich, pp. 306-330 (con divergenciasque pueden proceder del origen oral de su información). Aunque Gorlizki yKlevniuk afirmen repetidamente que los altos dirigentes hostigados por Sta-lin no corrían peligro de perder sus vidas —contra lo que sostienen VladislavZubok y Constantine Pleshakov en Inside the Kremlin’s Cold War. From Sta-lin to Khruschev, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1996, p. 145 oRobert Service, Historia de Rusia en el siglo xx, Barcelona, Crítica, 2000, p.

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notas bibliográficas 47

306— no está claro que estos pensasen lo mismo. Sobre la progresiva margina-ción de Molotov y el caso Zhemchuzhina, Cold peace, pp. 19-24 y 75-79; Fe-lix Chuev, Molotov Remembers. Inside Kremlin Politics, Chicago, Ivan R.Dee, 1993: lo referente a la ropa con que se enterró a Stalin, p. 210; la preten-sión de Beria de haber matado a Stalin, p. 237; además, pp. 315-328. La mejornarración de lo sucedido alrededor de la muerte de Stalin es la de Roy y Zho-res A. Medvedev, El Stalin desconocido, Barcelona, Crítica, 2005, pp. 15-48,que confrontan las diversas versiones de los testigos oculares; Gorlizki yKhlevniuk, Cold Peace, pp. 49 y 162-163; datos adicionales en NikitaJrushchov, Kruschef recuerda, Madrid, Prensa Española, 1970, pp. 321-330,aunque se ha demostrado que su relato contiene inexactitudes interesadas;William Taubman, Khruschev. The Man and his Era, Nueva York, Norton,2002, pp. 211-215 y 235-248. Sobre la sucesión, Jonathan Haslam, Russia’sCold War. From the October Revolution to the Fall of the Wall, New Haven,Yale University Press, 2011, pp. 136-141.

Los herederos del imperio

El tema de la liberación de los presos ha sido objeto de un excelente estudio porparte de Miriam Dobson en Khrushchev Cold Summer. Gulag Returnees, Crime,and the Fate of Reform after Stalin, Ithaca, Cornell University Press, 2009 (paraestos párrafos tomo datos de pp. 2-7, 37-43, 51-53, 109 y 154). Además Ste-phen Cohen, The Victims Return: Survivors of the Gulag after Stalin, Exeter,NH, Publishing Works, 2010, passim; Anne Applebaum, Gulag. A History ofthe Soviet Camps, Londres, Penguin, 2004, pp. 428-434 y el capítulo que Ste-phen F. Cohen le dedica en Soviet Fates and Lost Alternatives. From Stalinism tothe New Cold War, Nueva York, Columbia University Press, 2009, pp. 29-60;Aleksei Tikhonov, «The end of the gulag», en Paul R. Gregory y Valery Laza-rev, eds., The Economics of Forced Labor. The Soviet Gulag, Stanford, HooverInstitution Press, 2003, pp. 67-73. Zubok, Imperio fallido, pp. 144-174 (sobre lasuperbomba soviética, pp. 200-207); Mark Kramer, «The early post-Stalin suc-cession struggle and upheavals in East-Central Europe. Internal-Externallinkages in Soviet policy making», en Journal of Cold War Studies, I (1999), 1,pp. 3-55. Beria, Beria, my Father, pp. 128 y 251-267, sobre la «primera desesta-linización» que habría protagonizado su padre y pp. 267-271 sobre el arresto yejecución de este; Jrushchov, Kruschev recuerda, pp. 334-346; Taubman, Khrus-chev, pp. 247-254, 263-264, 270-273, 309-323 y 366-368; Wilfried Loth,Stalin’s Unwanted Child. The Soviet Union, the German Question and the Foun-ding of the GDR, Londres, Macmillan, 1998, pp. 151-156; Christian V. Oster-mann, «“This is not a politburo but a madhouse”. The Post-Stalin successionstruggle, Soviet Deutschlandpolitik and the SED: New evidence from Rus-

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sian, German and Hungarian archives», en Cold War International History Pro-ject, Bulletin, n.º 10, marzo de 1998, pp. 61-110; James Richter, «ReexaminingSoviet policy towards Germany during the Beria interregnum», en Cold WarInternational History Project, working paper, n.º 3, 1992; David E. Murphy, SergeiA. Kondrashev y George Bailey, Battleground Berlin. CIA vs. KGB in the ColdWar, New Haven, Yale University Press, 1997, pp. 151-156; Zubok y Ple-shakov, Inside the Kremlin’s Cold War, pp. 154-169 (Beria, que había sido uno delos principales responsables de las requisas y desmantelamientos en la Alema-nia de postguerra, no tenía el menor interés en el futuro «socialista» de la DDR,ni en el de sus dirigentes, p. 147). Chuev, Molotov Remembers, pp. 333-346(donde da su versión de las discusiones con Beria). Laure Castin-Chaparro,Puissance de l’URSS, misères de l’Allemagne. Staline et la question allemande,1941-1955, París, Publications de la Sorbonne, 2002, pp. 362-368; MarkusWolf, L’home sense cara, Barcelona, Quaderns Crema, 1999, pp. 121-134. Ka-han, El lobo del Kremlin, pp. 341-364 (sobre las responsabilidades de Kagano-vich como colaborador en los peores aspectos de la represión estalinista, JeffreyJ. Rossman, Worker Resistance under Stalin. Class and Revolution on the ShopFloor, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 2005, pp. 235-236, pas-sim); Montefiore, La corte del zar rojo, pp. 538-542.

Sobre el ascenso de Jrushchov se ha utilizado ampliamente el libro deJean-Jacques Marie, Khrouchtchev. La réforme impossible, París, Payot, 2010.Sobre los ataques a Malenkov y su destitución, William Taubman, «[Un-corrected] transcript of a meeting of the Party group of the USSR SupremeSoviet on 8 February 1955», en Cold War International History Project, e-dos-sier 18, «Khrushchev at his Most Khrushchevian». Sobre el «discurso secre-to», Richard Sakwa, The Rise and Fall of the Soviet Union, 1917-1991, Lon-dres, Routledge, 1999, pp. 316-322; Isaac Deutscher, Ironías de la historia,Barcelona, Península, 1969, pp. 9-25 y Zubok, Un imperio fallido, pp. 208-213. Alexander Fursenko y Timothy Naftali, Khrushchev’s Cold War. TheInside Story of an American Adversary, Nueva York, Norton, 2006, pp. 15-32 y144-157. La frase de Bohlen en Ernest R. May y Philip D. Selikow, eds., TheKennedy Tapes, Nueva York, Norton, 2002, p. 23. Rayfield, Stalin and hisHangmen, pp. 442-453; Luciano Canfora, 1956. L’anno spartiacque, Palermo,Sellerio, 2008, pp. 29-36.

La presidencia de Eisenhower

Dwight D. Eisenhower, Mis años en la Casa Blanca. Primer mandato, 1953-1956, Barcelona, Bruguera, 1964. Todo lo referente a la evaluación de losriesgos de un ataque soviético y al Proyecto Solarium se toma de UnitedStates Department of State, Foreign Relations of the United States, 1952-

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notas bibliográficas 49

1954. National Security Affairs, Vol. II, part 1, la evaluación de la capacidadneta de la Unión Soviética para infligir daños a los Estados Unidos, en pp.328-349; la convocatoria del proyecto, pp. 349-355 y 360-367; la presenta-ción de los resultados, en julio de 1953, en pp. 388-434 y las discusionesposteriores en pp. 435-455; la intervención de Eisenhower, el 16 de julio, enp.397. Para la interpretación de la política de defensa sigo a Andrew J. Bace-vich en Washington Rules. America’s Path to Permanent War, Nueva York,Metropolitan Books, 2010, pp. 32-58 (excelentes caracterizaciones de AllenDulles, en pp. 36-43, y de Curtis Le May, en pp, 43-56). James Srodes, AllenDulles, master of spies, Washington, Regnery, 1999; Robert A. Divine,Eisenhower and the Cold War, Nueva York, Oxford University Press, 1981, pp.12-13, 51-54 y 61-70; Robert Bowie y Richard H. Immerman, WagingPeace. How Eisenhower Shaped an Enduring Cold War Strategy, NuevaYork, Oxford University Press, 1998 (sobre Solarium, pp. 123-138; sobreNSC-162/2, pp. 169-175, passim). Sobre Foster Dulles, Richard H. Im-merman, John Foster Dulles and the Diplomacy of the Cold War, Princeton,Princeton University Press, 1990 y Bowie e Immerman, Waging Peace, pp.55-69; T. Michael Ruddy, The Cautious Diplomat. Charles E. Bohlen and theSoviet Union, 1929-1969, Kent, Kent State University Press, 1986, pp. 109-115; William Stueck, Rethinking the Korean War. A New Diplomatic andStrategic History, Princeton, Princeton University Press, 2002, pp. 143-181.El texto del documento NSC 162/2 puede consultarse en la red. Michael S.Sherry, The Shadow of War. The United States since the 1930s, New Haven,Yale University Press, 1995, pp. 188-236; Richard Rhodes, Asrsenals of Fo-lly. The Making of the Nuclear Arms Race, Nueva York, Knopf, 2007, pas-sim. George C. Herring, From Colony to Superpower. U.S. Foreign Relationssince 1776, Nueva York, Oxford University Press, 2008, pp. 651-701; JamesMarchio, «The Planning Coordination Group: bureaucratic casualty in theCold War campaign to exploit Soviet-bloc vulnerabilities», en Journal ofCold War studies, 4 (2002), n.º 4, pp. 3-28. Sobre la fracasada ComunidadEuropea de Defensa, Kevin Ruane, The Rise and Fall of the European Defen-ce Community. Anglo-American Relations and the Crisis of European Defence,1950-55, Basingstoke, Macmillan, 2000; Rolf Steininger, «John FosterDulles, the European Defence Community, and the German question», en Im-merman, John Foster Dulles and the Diplomacy of the Cold War, pp. 79-108;Jean Lacouture, Pierre Mendès France, París, Seuil, 2003, pp, 401-431; RenéRémond, Le siècle dernier, 1918-2002, París, Fayard, 2003, pp. 470-478;Eric Roussel, Charles de Gaulle, París, Gallimard, 2002, pp. 562-564. Ar-nold A. Offner, Another Such Victory, Stanford, Stanford University Press,2002, pp. 417-420 y p. 567 (nota 99); Mark Trachtenberg, A ConstructedPeace, Princeton, Princeton University Press, 1999, pp. 125-156. VojtechMastny nos ofrece en «The new history of cold war alliances», en Journal of

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Cold War Studies, 4 (2002), n.º 2, pp. 55-84, una excelente revisión biblio-gráfica de los estudios sobre la OTAN y el pacto de Varsovia. RhodriJeffrey-Jones, Cloak and Dollar. A History of American Secret Intelligence,New Haven, Yale University Press, 2002, p. 167. Sobre los acuerdos conEspaña, Ángel Viñas, Los pactos secretos de Franco con Estados Unidos, Bar-celona, Grijalbo, 1981; sobre el espionaje y el túnel de Berlín, DavidStafford, Spies Beneath Berlin, Londres, John Murray, 2002; y RichardHelms, A Look Over my Shoulder, Nueva York, Random House, 2003, pp.133-140. Gerard DeGroot, The Bomb: a Life, Londres, Jonathan Cape,2004, pp. 184-192. Stephen E. Ambrose, Nixon, I: The Education of a Politi-cian, 1913-1962, Nueva York, Simon and Schuster, 1987, pp. 271-300; Mi-chael J. Hogan A Cross of Iron. Harry S. Truman and the Origins of the NationalSecurity State, 1945-1954, Cambridge, Cambridge University Press, 1998pp. 394-414; Anthony Eden, Memorias, Barcelona, Noguer, 1960, III, pp.191 y ss. Gregory Mitrovich, Undermining the Kremlin, Ithaca, Cornell Uni-versity Press, 2000, pp. 122-132.

Las negociaciones de paz y de desarme

Sobre la voluntad negociadora de Churchill y la conferencia de las Bermu-das, Klaus Larres, Churchill’s Cold War. The Politics of Personal Diplomacy,New Haven, Yale University Press, 2002, pp. 189-222 y 308-317; GeoffreyBest, «Winston Churchill, the H-bomb and nuclear disarmament», en His-tory Today, 55 (2005), n.º 10, pp. 37-43; David Carlton, Churchill and the So-viet Union, Manchester, Manchester University Press, 2000, pp. 162-199;Peter G. Boyle, ed., The Churchill Eisenhower Correspondence, 1953-1955,Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1990. Una aportación im-portante es la de Geoffrey Roberts, «A chance for peace? The Soviet cam-paign to end the cold war, 1953-1955», en Cold War International HistoryProject, working paper, n.º 57 (diciembre de 2008). Nicholas Daniloff, OfSpies and Spokemen. My Life as a Cold War Correspondent, Columbia, Uni-versity of Missouri Press, 2008, pp. 149-152. Service, Historia de Rusia, pp. 315-333. Sobre la propaganda, Kenneth Osgood, Total Cold War. Eisenhower’sSecret Propaganda Battle at Home and Abroad, Lawrence, University Press ofKansas, 2006 (fundamental para cuanto se refiere a las campañas de propa-ganda públicas y encubiertas: sobre «Átomos para la paz», pp. 153-180; sobre«Open skies», pp. 190-195, etc.; una cita literal de p. 366); además, NicholasJ. Cull, The Cold War and the United States Information Agency. AmericanPropaganda and Public Diplomacy, 1945-1989, Nueva York, CambridgeUniversity Press, 2008, pp. 81-133. Campbell Craig y Frederik Logevall,America’s Cold War. The Politics of Insecurity, Cambridge, Mass., Belknap

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Press, 2009, pp. 139-178. Sobre las explosiones nucleares y la lluvia radio-activa, Stephanie Cooke, In Mortal Hands. A Cautionary History of the Nu-clear Age, Nueva York, Bloomsbury, 2009, pp. 167-171. Sobre la conferen-cia de Ginebra de 1955 tenemos visiones contrastadas de Eisenhower (Misaños en la Casa Blanca, pp. 507-535), de Jrushchov (Kruschef recuerda, pp.397-405), y de Dobrynin, que acudió a ella como ayudante de Molotov(Anatoly Fedorovich Dobrynin, In Confidence. Moscow’s Ambassador to SixCold War Presidents, Seattle, University of Washington Press, 2001, pp. 36-42). Fursenko y Naftali, Khrushchev Cold War, pp. 33-58 (las opiniones deDulles sobre la vulnerabilidad soviética en aquellos momentos, en p. 177);Eden, Memorias, III, pp. 373-393; Larres, Churchill’s Cold War, pp. 371-380; Melvyn P. Leffler, La guerra después de la guerra, Barcelona, Crítica,2008, p. 192.

Las operaciones encubiertas: Irán

La fuente que se ha seguido fundamentalmente es el relato oficial de la CIA:Clandestine Service History: «Overthrow of Premier Mossadeq of Iran. November1952-August 1953», redactado en marzo de 1954 por Donald Wilber, quepuede consultarse en el electronic briefing book n.º 28 de National Security Ar-chive. Además Stephen Kinzer, All the Shah’s Men. An American Coup and theRoots of Middle East Terror, Hoboken, John Wiley and Sons, 2003 y Over-throw. America’s Century of Regime Change from Hawaii to Iraq, Nueva York,Times Books, 2006, pp. 117-128; William Roger Louis, «Mussadiq oil, andthe dilemmas of British imperialism», en Ends of British Imperialism, Lon-dres, I.B.Tauris, 2006, pp. 728-787; Tim Weiner, Legacy of Ashes. The His-tory of the CIA, Londres, Allen Lane, 2007, pp. 81-92; John Prados, Safe forDemocracy. The Secret Wars of the CIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 100-107; Karl E. Meyer y Shareen Blair Brysac, Kingmakers. The Invention of theModern Middle East, Nueva York, Norton, 2008, pp. 326-341; Robert L. Beis-ner, Dean Acheson. A Life in the Cold War, Nueva York, Oxford UniversityPress, 2006, pp. 542-567; Homa Kapouzian, The Persians. Ancient, Medievaland Modern Iran, New Haven, Yale University Press, 2009, pp. 245-253;Yann Richard, L’Iran de 1800 à nos jours, París, Flammarion, 2009, pp. 316-320; Francis J. Gavin «Politics, power, and U.S. policy in Iran, 1950-1953» enJournal of Cold War Studies, I (1999), n.º 1, pp. 56-89; Richard J. Aldrich,The hidden hand, Londres, John Murray, 2001, pp. 467-476; Divine, Eisen-hower and the Cold War, pp. 71-79; William L. Cleveland, A History of theModern Middle East, Boulder, Westview Press, 1994, pp. 272-276; ReinhardSchulze, A Modern History of the Islamic World, Nueva York, New York Uni-versity Press, 2000, pp. 141-143; Steve Marsh, «The United States, Iran and

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operation “Ajax”: Inverting interpretative orthodoxy», en Middle EasternStudies, 39 (2003), n.º 3, pp. 1-38; Osgood, Total Cold War, pp. 136-138.Sobre la realidad de la escasa influencia comunista en el Irán de Mossadeq,contra lo que pretende la propia historia «clandestina» de la CIA, Christo-pher Andrew y Vasili Mitrokhin, The Mitrokhin Archive II. The KGB and theWorld, Londres, Allen Lane, 2005, pp. 169-170. La versión que da de los he-chos Eisenhower en sus memorias —Mis años en la Casa Blanca, pp. 177-183— es simplemente cínica (su afirmación acerca de la obsesión de los bri-tánicos con Mosaddeq en U.S. Department of State, Foreign Relations of theUnited States, 1952-1954. National Security Affairs, Vol. II, part 1, p. 439).

Las operaciones encubiertas: Guatemala y Cuba

El relato sobre la intervención en Guatemala tiene como fuentes fundamen-tales: el libro de Richard H. Immerman, The CIA in Guatemala. The ForeignPolicy of Intervention, Austin, University of Texas, 1982, pp. 44-57, 61-75 y101-132, passim (pp. 182-186 sobre la infructuosa búsqueda de evidencias decontactos con Moscú); Nick Cullather, Secret History. The CIA’s ClassifiedAccount of its Operations in Guatemala, 1952-1954, Stanford, Stanford Uni-versity Press, 1999, que es un texto elaborado internamente por la propiaCIA; Piero Gleijeses, La esperanza rota. La revolución guatemalteca y los Esta-dos Unidos, 1944-1954, Guatemala, Editorial Universitaria, 2008; y GregGrandin, The Last Colonial Massacre. Latin America and the Cold War, Chica-go, The University of Chicago Press, 2004. Además, María Vilanova de Ár-benz, Mi esposo el presidente Árbenz, Guatemala, Editorial Universitaria,2003/2; Michael Grow, U.S. Presidents and Latin American Interventions.Pursuing Regime Change in the Cold War, Lawrence, University Press ofKansas, 2008, pp. 1-27; Stephen G. Rabe, «Dulles, Latin America, and coldwar anticommunism», en Immerman, John Foster Dulles and the Diplomacy ofthe Cold War, pp. 159-187 (citas de pp. 162 y 165); Leandro Ariel Morgen-feld, «El inicio de la Guerra Fría y el sistema interamericano. Argentina fren-te a los Estados Unidos en la Conferencia de Caracas (1954)», en Contempo-ránea. Historia y problemas del siglo xx (Montevideo), I (2010), 1, pp. 75-97;Lars Schoultz, Beneath the United States. A History of U.S. Policy TowardsLatin America, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 1998, pp. 336-344; la frase de Dulles procede de la transcripción de una conversación tele-fónica que se encuentra entre sus papeles. Milton S. Eisenhower, Informe delDr. Milton S. Eisenhower sobre las relaciones entre los Estados Unidos y AméricaLatina, Ciudad Trujillo, Secretaría de Estado del Tesoro y del Crédito Pú-blico, 1954, p. 15; Osgood, Total Cold War, pp. 144-146. Además, AdamHochschild, «The golden years of United Fruit», en Times Literary Supple-

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ment, 17 septiembre de 1999, p.8. Kinzer, Overthrow, pp. 129-147. Juan JoséArévalo, Guatemala, la democracia y el imperio, Buenos Aires, Palestra, 1964;Srodes, Allen Dulles, Master of Spies, pp. 460-462. Las informaciones sobrela operación planeada en 1952 en Kate Doyle y Peter Kornbluh, «CIA andassassinations: The Guatemala 1954 documents», en National Security Archi-ve, electronic briefing book, n.º 4. Eisenhower, Mis años en la Casa Blanca, pp.128-129; John Lewis Gaddis, We Now Know, Nueva York, Oxford UniversityPress, 1997, p. 178. Sobre el papel de la radio, Laura Vattano, «Il Guatemaladel 1954: esordi della psywar», en Passato e Presente, 63 (septiembre/diciem-bre de 2004), pp. 97-111. Max Holland, «Private Sources of U.S. ForeignPolicy: William Pailey and the 1954 Coup d’État in Guatemala», en Journalof Cold War Studies, 7 (2005), n.º 4, pp. 36-73; Christopher Andrew, For thePresident’s Eyes Only, Londres, Harper Collins, 1995, pp. 210-211. RobertoGarcía Ferreira, La CIA y los medios en Uruguay. El caso Arbenz, Montevideo,Amuleto, 2007. Sobre la actuación de la United Fruit en Costa Rica, véase lanovela de Carlos Luis Fallas, Mamita Yunai, que contiene su discurso sobrela huelga de 1934, San José, Editorial Costa Rica, 2008; sobre Colombia,Renán Vega Cantor, Gente muy rebelde, Bogotá, Pensamiento Crítico, 2002,I, pp. 321-338, que nos habla de la masacre en Magdalena. Sobre el asesinatode Galíndez, tema al que Manuel Vázquez Montalbán dedicó un libro, Ma-nuel de Dios Unanue, El caso Galíndez. Los vascos en los servicios de inteligen-cia de los EE UU, Tafalla, Txalaparta, 1999. Prados, Safe for Democracy, pp.204-235; Richard Gott, Cuba. A New History, New Haven, Yale UniversityPress, 2004, pp. 180-186. Sobre la entrevista de Nixon con Castro, AnthonySummers, Nixon. La arrogancia del poder, Barcelona, Península, 2003, pp.235-236.

La crisis de 1956: Hungría

Sobre los acontecimientos de Poznan y el debate con los polacos, A. Kemp-Welch, Poland under Communism. A Cold War History, Cambridge, Cam-bridge University Press, 2008, pp. 86-104. La opinión sobre Rokossovsky enChuev, Molotov remembers, p. 54. Sobre Hungría, las fuentes esenciales usa-das han sido el espléndido libro de Charles Gati, Failed Illusions. Moscow,Washington, Budapest and the 1956 Hungarian Revolt, Stanford, StanfordUniversity Press, 2006; Jeno Györkey y Miklós Horváth, eds., Soviet Mili-tary Intervention in Hungary, 1956, Budapest, Central European UniversityPress, 1999; Victor Sebestyen, Twelve Days. Revolution 1956. How the Hun-garians Tried to Topple their Soviet Masters, Londres, Phoenix, 2007; MarkKramer, «The Soviet Union and the 1956 crises in Hungary and Poland:Reassessments and new findings», en Journal of contemporary history, 33

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(1998), 2, pp. 163-214; Nikita Jrushchov, Memorias. El último testamento,Barcelona, Euros, 1975, pp. 175-184 y Kruschef recuerda, pp. 421-435; unafuente más directa y extensa la tenemos en el discurso hecho por Jrushchoven noviembre de 1956, «Stenographic record of a 4 november 1956 meetingof Party activists», en Cold War International History Project, archivo virtual,«The Nikita Khrushchev papers». François Fejtö, 1956, Budapest, l’insurrec-tion, Bruselas, Complexe, 2006, pp. 17 y 46-72; Csaba Békés, «New findingson the 1956 Hungarian revolution», en Cold War International History ProjectBulletin, n.º 2 (1992), pp. 1-3; Marie, Khrouchtchev, pp. 283-295. El testimo-nio de alguien presente en la manifestación, «Hungary 1956», carta de SandorVaci en London Review of Books, 14 de diciembre de 2006, p. 4. Sobre la acti-tud de los chinos, Chen Jian, La China de Mao y la guerra fría, Barcelona,Paidós, 2005, pp. 231-255. Naciones Unidas, Informe de la comisión especialpara el problema de Hungría, Nueva York, Asamblea General de las NacionesUnidas, 1957. Sobre las emisiones radiofónicas, Michael Nelson, War of theBlack Heavens. The Battles of Western Broadcasting in the Cold War, Londres,Brasseys, 1997, pp. 72-84; Chris Tudda, «“Reenacting the story of Tanta-lus”: Eisenhower, Dulles, and the failed rethoric of liberation», en Journal ofCold War Studies, 7 (2005), n.º 4, pp. 3-35 y la réplica de István Deák, quehabía trabajado en estos servicios, en New York Review of Books, 26 de abrilde 2007, pp. 63-64; Haslam, Russia’s Cold War, pp. 169-170 muestra que elgobierno norteamericano era consciente de su responsabilidad al incitar a larevuelta y asegura que se prohibió a Frank Wisner que enviase hombres oarmas. Sobre la reacción de los comunistas italianos a los acontecimientos dePolonia y de Hungría, Pietro Ingrao, Pedía la luna, Barcelona, Península,2008, pp. 266-278; Arpad Kádárkay, Georg Lukacs. Vida, pensamiento y polí-tica, Valencia, Edicions Alfons el Magnànim, 1994, pp. 701-731; Eric Hobs-bawm, «Could it have been different?», en London Review of Books, 16 de no-viembre de 2006, pp. 3-6; «CIA had single officer in Hungary 1956», enNational Security Archive electronic briefing book N.º 206, 31 de octubre de 2006;Gabriel Ronay, «Hungary calling. A student’s appeal to the conscience of theworld», en History Today, octubre de 2006, pp. 48-55. Zbigniew Brzezinski,«The Cold War and its aftermath», en Foreign Affairs, 71 (1992); n.º 4,pp. 31-49.

La crisis de 1956: Suez

Donald Neff, Warriors at Suez, Eisenhower Takes America into the MiddleEast, Nueva York, Simon and Schuster/Linden Press, 1981, passim. JoyceBattle, «U.S. Propaganda in the Middle East. The early cold war version», enNational Security Archive, electronic briefing book, n.º 78, 23 de diciembre de

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notas bibliográficas 55

2002; Matthew Connolly, «Taking off the cold war lens: visions of north-south conflict during the Algerian war for independence», en American His-torical Review, junio de 2000; Osgood, Total Cold War, pp. 133-134 y 139-143; Yevgeny Primakov, Russia and the Arabs. Behind the Scenes in the MiddleEast from 1950 to the Present, Nueva York, Basic Books, 2009; Haslam,Russia’s Cold War, pp. 152-156 en un texto confuso que cita algunos docu-mentos interesantes sobre las relaciones con Egipto, que se habrían iniciadoya en tiempos de Naguib; Eugene Rogan, Los árabes. Del Imperio otomano ala actualidad, Barcelona, Crítica, 2010, pp. 463-473; Anne Alexander, Nas-ser, Londres, Haus Publishing, 2005, passim. Keith Kyle, Suez. Britain’s Endof Empire in the Middle East, Londres, Tauris, 2003, pp. 89-96. Frank Hein-lein, British Government Policy and Decolonisation, 1945-1963. Scrutinisingthe Official Mind, Londres, Frank Cass, 2002, pp. 93-98. Las noticias sobre elacuerdo de Sèvres proceden de Kyle y de Jean-Yves Bernard, La genèse del’expédition franco-britannique de 1956 en Égypte, París, Presses de la Sorbon-ne, 2003. Además, Divine, Eisenhower and the Cold War, pp. 71-104; W. Ro-ger Lewis, «Dulles, Suez and the British», en Immerman, John Foster Dullesand the diplomacy of the cold war, pp. 133-158; William Roger Louis, «An Ame-rican volcano in the Middle East: John Foster Dulles and the Suez crisis», enLouis, Ends of British Imperialism, pp. 639-664; Eden, Memorias, III, pp. 531-740; Peter Hennessy, The Prime Minister. The Office and its Holders since1945, Londres, Allen Lane, 2000, pp. 215-247 (cita de pp. 215-216); RobertL. Tignor, Egypt. A Short History, Princeton, Princeton University Press,2010, pp. 260-274; Andrew, For the President’s Eyes Only, pp. 236-238;Ruddy, Cautious Diplomat, p. 139; Aldrich, The Hidden Hand, p. 486 (sobre losplanes para asesinar a Nasser) y 479; R.W. Johnson, «Bad timing», en Lon-don Review of Books, 22 de mayo de 2003, pp. 19-22; Brian Urquhart, «Disas-ter: from Suez to Iraq», en New York Review of Books, 29 de marzo de 2007,pp. 33-36; Percy Cradock, Know Your Enemy, Londres, John Murray, 2002,pp. 128-129. Sobre las complejas relaciones de Jrushchov con Nasser y laactuación soviética durante la crisis de Suez, Fursenko y Naftali, KhrushchevCold War, pp. 57-113, 139, 158-184 y 511-513. Sobre la «campaña del Sinaí»de 1956 —la «guerra de Kadesh» para los judíos— Ahron Bregman, Israel’sWars. A history since 1947, Londres, Routledge, 2002/2, pp. 55-61; Avi Ko-ber, «Great-power involvement and Israeli battlefield success in the Arab-israeli wars, 1948-1982», en Journal of Cold War Studies, 8 (2006), n.º 1,pp. 20-48; sobre la retirada de los emiratos del golfo, Uzi Rabi, «“Specialposition” in the Gulf: its origins, dynamics and legacy», en Middle EasternStudies, 42 (2006), n.º 3, pp. 351-364. W.W. Rostow, La difusión del poder,1957-1972, Barcelona, Dopesa, 1973, pp. 109-113. Sobre la destitución deGlubb, Meyer y Brysac, Kingmakers, pp. 288-291. A las matanzas israelíes enla zona de Gaza se dedica el libro de Joe Sacco, Footnotes in Gaza, Londres,

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Jonathan Cape, 2009; una original forma de contar una investigación históri-ca por medio del «comic».

La doctrina Eisenhower y los problemas del Oriente Próximo

Primakov, Russia and the Arabs, pp. 88-90; Schulze, A Modern History of theIslamic World, pp. 148-158; Fursenko y Naftali, Khrushchev’s Cold War, pp.158-184; Rogan, Los árabes, pp. 473-493. Sobre la operación de Siria, Wei-ner, Legacy of Ashes, pp. 138-139; Prados, Safe for Democracy, p. 164; IgnacioÁlvarez-Ossorio, Siria contemporánea, Madrid, Síntesis, 2009, pp. 68-79;William Blum, Killing Hope. U.S. Military and CIA Interventions since World WarII, Montréal, Black Rose Books, 1998, pp. 84-99; sobre la disolución de la Repú-blica Árabe Unida en 1961, Warren Bass, Support Any Friend. Kennedy’s MiddleEast and the Making of the U.S.-Israel Alliance, Nueva York, Oxford UniversityPress, 2003, pp. 80-85. Meyer y Brysac, Kingmakers, pp. 348-380. Sobre la ac-tuación en el Líbano, Robert Fisk, Pity the Nation. Lebanon at War, Oxford,Oxford University Press, 2001/3, pp. 70, passim; Jeremy Salt, The Unmakingof the Middle East. A History of Western Disorder in Arab Lands, Berkeley, Uni-versity of California Press, 2008, pp. 184-186; John Quigley, The Ruses for War.American Interventions since World War II, Amherst, Prometheus Books,2007/2, pp. 87 y ss. David M. Barrett, The CIA and Congress. The Untold Storyfrom Truman to Kennedy, Lawrence, University Press of Kansas, 2005, pp. 290-300 y 351-353; Gilbert Achcar y Michel Warschawski, La Guerra de los 33 días,Barcelona, Icaria, 2007, pp. 9-21; Augustus R. Norton, Hezbollah, Princeton,Princeton University Press, 2009, pp. 3-25. Giuditta Fontana, «Creating na-tions, establishing states: Ethno-religious heterogeneity and the British creationof Iraq in 1919-23», en Middle Eastern Studies, 46 (2010), n.º 1, pp. 1-16. MarionFarouk-Sluggett y Peter Sluggett, Iraq Since 1958. From Revolution to Dictator-ship, Londres, Tauris, 2001, passim; Elie Podeh, «To unite or not to unite. Thatis Not the question: The 1963 tripartite unity talks reassessed», en Middle Eas-tern Studies, 39 (2003) n.º 1, pp. 150-185; Henry Laurens, Paix et guerre au Mo-yen Orient, París, Armand Colin, 2005/2, pp. 187-193. Douglas Little, «TheUnited States and the Kurds. A cold war story», en Journal of Cold War Studies,12 (2010), n.º 4, pp. 63-98.

El proyecto político y social de Jrushchov

Fursenko y Naftali, Khrushchev Cold War; Zubok, Un imperio fallido, pp. 238-288; Kruschev, Memorias. El último testamento; Marie, Krouchtchev, pp. 297-320; Cohen, The Victims Return, pp.87-112, y William Taubman, Sergei

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Khrushchev y Abbot Gleason, eds., Nikita Khrushchev, New Haven, YaleUniversity Press, 2000; Tariq Ali, The Idea of Communism, Londres, Seagull,2009, pp. 91-93; sobre sus discrepancias con Molotov, Chuev, Molotov re-members, pp. 346-352. La visión de la utopía social de Jrushchov procede fun-damentalmente del libro de Marjorie Dobson, Khrushchev’s Cold Summer, yacitado, passim (la cita final de p. 240). Complementariamente, de Cohen, So-viet Fates and Lost Alternatives, pp. 29-60. Zubok y Pleshakov, Inside theKremlin’s Cold War, pp. 236-274; Moshe Lewin, El siglo soviético ¿Qué sucediórealmente en la Unión Soviética?, Barcelona, Crítica, 2006, pp. 300-335. SobreNovocherkassk, Marie, Khrouchtchev, pp. 439-453 y Yakovlev, A Century ofViolence in Soviet Russia, pp. 226-229. La visión jruschoviana de un creci-miento imparable estuvo en el origen del «Gran salto» de la China maoísta yfue compartido también por los comunistas de los países occidentales. Véase,por ejemplo, Giuseppe Boffa, La grande svolta, Roma, Riuniti, 1959. La notasobre Bulganin procede de un discurso en Varna en mayo de 1962, reproduci-do en Cold War International History Project, archivo virtual, «The NikitaKhrushchev papers», un texto que es especialmente interesante por sus re-cuerdos acerca del descubrimiento de la realidad del estalinismo.

El fin de un proyecto de coexistencia pacífica

Fursenko y Naftali, Khruschev’s Cold War, pp. 214-291; Marie, Khrouchtchev,pp. 387-400. Sobre el trasfondo de la política norteamericana en estos mo-mentos, Jonathan E. Lewis, Spy Capitalism. Itek and the CIA, New Haven,Yale University Press, 2002, passim (por ejemplo, pp. 142-144 sobre el viajede Jrushchov y la caída de la bolsa); Philip Short, Mao, Barcelona, Crítica,2003, pp. 495-496. Li Zhisui, The Private Life of Chairman Mao, Nueva York,Random House, 1994, pp. 261-263. Jeffrey T. Richelson, The Wizards ofLangley, Boulder, Westview, 2001; National Security Archive, «The U-2,Oxcart, and the SR-71», electronic briefing book de 16 de octubre de 2002;Tom Blanton, White House e-mail, Nueva York, The New Press/NationalSecurity Archive, 1995, p. 169.

Los años finales del mandato de Eisenhower

Sobre el discurso acerca del complejo militar-industrial, Robert Schlesinger,White House Ghosts. Presidents and Their Speechwriters, Nueva York, Simonand Schuster, 2008, pp. 98-100; Sam Roberts, «In archive, new light on evo-lution of Eisenhower speech», en New York Times, 10 de diciembre de 2010 yJohn Milburn, «Papers shed new light on Eisenhower’s famous “military-

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industrial complex” farewell speech», en Huffington Post, 14 de diciembre de2010. Las noticias sobre la parte referente al Congreso proceden de Melvin A.Goodman, quien afirma que las escuchó en la primavera de 1961 al hermanodel presidente, Milton, y al profesor Moss, ambos entonces en la Johns Hop-kins University (Truthout, 15 de enero de 2011). El discurso ha sido seria-mente criticado por Ira Chernus (por ejemplo en «The real Eisenhower», enHistory News Network, 17 de marzo de 2008). Sobre el SIOP, Richard Rho-des, Arsenals of Folly. The Making of the Nuclear Arms Race, Nueva York, Al-fred A. Knopf, 2007, pp. 87-90; William Burr, ed., «The creation of SIOP-62. More evidence on the origins of overkill», en National Security Archiveelectronic briefing book, n.º 130 (13 de julio de 2004) y «To have the only op-tion of killing 80 million people is the height of immorality. The Nixon ad-ministration, the SIOP, and the search for limited nuclear options, 1969-1974», electronic briefing book, n.º 173 (23 de noviembre de 2005). NationalSecurity Archive, «The nuclear vault: Air Force histories released throughArchive law suit show cautious presidents overruling Air Force plans forearly use of nuclear weapons», 30 de abril de 2008. Lawrence Freedman,Kennedy’s Wars. Berlin, Cuba, Laos and Vietnam, Nueva York, Oxford Uni-versity Press, 2000, pp. 92-111; Jeremi Suri, Power and Protest. Global Revolu-tion and the Rise of Detente, Cambridge, Mass., Harvard University Press,2003, pp. 11-15 y 18-20; William Burr, «The Nixon administration, the “ho-rror strategy”, and the search for limited nuclear options, 1969-1972: Preludeto the Schlessinger doctrine», en Journal of Cold War Studies, 7 (2005), n.º 3,pp. 34-78. David E. Hoffman, The Dead Hand, Nueva York, Doubleday,2009. La estimación de las posibles víctimas en Daniel Ellsberg, Secrets, Nue-va York, Viking, 2002, pp. 58-59. DeGroot, The Bomb, p. 214. Helms, A LookOver my Shoulder, pp. 11 y 216-222. Zubok y Pleshakov, Inside the Kremlin’scold war, pp. 182-235; Andrew, For the President’s Eyes Only, pp. 246 y 252-254; Rostow, La difusión del poder, 1957-1972, pp. 76 y 84-86; Jeffrey Ro-binson, The End of the American Century, Londres, Simon and Schuster,1997, pp. 176-178; Richard M. Bisell, jr., Reflections of a Cold Warrior. FromYalta to the Bay of Pigs, New Haven, Yale University Press, 1996, pp. 92-140 y 157-158; Ambrose, Nixon, I, pp. 437-438, 489-495 y 536-544; Lewis,Spy Capitalism, passim (pp. 79-81 para el informe, preparado por Kissinger,en que los Rockefeller pedían un aumento en el gasto de Defensa que deberíair a parar a industrias privadas, como Itek); Sherry, The Shadow of War, pp.207-212; Maldwyn A. Jones, The Limits of Liberty, Nueva York, OxfordUniversity Press, 1995, p. 542. Sobre los incidentes de Little Rock, John A.Kirk, «Crisis at Central High», en History Today, 57 (2007), septiembre, pp.23-30. Sobre el plan de disuasión limitada de la Marina, William Burr, «“Howmuch is enough?”: The U.S. Navy and “finite deterrence”», en National Se-curity Archive, electronic briefing book, n.º 275, 1 de mayo de 2009.

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notas bibliográficas 59

Capítulo 5: La escalada (1960-1968)

John F. Kennedy

La visión más documentada de las limitaciones físicas de Kennedy se encuentraen Robert Dallek, An Unfinished Life. John F. Kennedy, 1917-1963, Boston,Little, Brown and Co., 2003, que llega a parecer una crónica médica, pese a queel autor ha tropezado con dificultades para completar su investigación, como ladesaparición de las notas de su autopsia o las de su urólogo, destruidas por ini-ciativa de Robert Kennedy. Ted Sorensen viene a confirmar la gravedad de es-tos problemas (Counselor. A Life at the Edge of History, Nueva York, 2008, pp.105-107), mientras que otros minimizan el tema, como Arthur M. Schlessingerjr., en Journals, 1952-1960, Nueva York, Penguin, 2007, p. 58, donde cita unaconversación con JFK en diciembre de 1959 en que este asegura estar curado yno tomar cortisona. Una minuciosa descripción de la campaña para la presiden-cia se encontrará en Edward M. Kennedy, Los Kennedy. Mi familia, Madrid,Martínez Roca, 2010, pp. 145-188. David Talbot, La conspiración, Barcelona,Crítica, 2008, reivindica su esfuerzo por una política de distensión (en ocasionesse cita aquí por la versión original: Brothers. The Hidden History of the KennedyYears, Nueva York, Free Press, 2007). Seymour M. Hersh, La cara oculta deJ.F.Kennedy, Barcelona, Planeta, 1998. Sobre su estilo de hacer política y su ca-rrera hacia la presidencia, James McGregor Burns, Running Alone. PresidentialLeadership JFK to Bush II. Why it has Failed and how We Can Fix it, Nueva York,Basic Books, 2006. Un estudio detallado de la elección del personal de gobiernoen Arthur M. Schlessinger, Los mil días de Kennedy, Barcelona, Aymá, 1966, pp.103-123. Sobre Bundy y la transformación del NSC, Andrew Preston, The WarCouncil. McGeorge Bundy, the NSC, and Vietnam, Cambridge, Mass., HarvardUniversity Press, 2006, pp. 37-45, passim; sobre Sorensen, Brothers, pp. 39-42.

El cerco a Cuba

Lawrence Freedman, Kennedy’s Wars. Berlin, Cuba, Laos and Vietnam, NuevaYork, Oxford University Press, 2000, passim; John Prados, Safe for Democra-cy. The Secret Wars of the CIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 236-272; so-bre las actuaciones posteriores, pp. 298-323 («The war against Castro»); Gor-don M. Goldstein, Lessons in Disaster. McGeorge Bundy and the Path to War inVietnam, Nueva York, Henry Holt, 2008, pp. 35-44. La mejor compilación deinformación sobre la operación de bahía de Cochinos se encontrará en PeterKornbluh, «CIA sued for “holding history hostage” on Bay of Pigs invasion»,en National Security Archive, electronic briefing book, n.º 341, 14 de abril de 2011,y «Top secret CIA “Official history” of the Bay of Pigs: revelation», electronic

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briefing book, n.º 355, 15 de agosto de 2001, que incluyen, entre otros materia-les, los obtenidos de los cuatro volúmenes desclasificados (el quinto siguesiendo inaccesible) de la crónica oficial de la operación, escrita por el historia-dor de la CIA Jack Pfeiffer; el relato por Dick Goodwin de su entrevista conGuevara o la entrevista de Kornbluh a los dos principales organizadores de laoperación. A lo que se puede añadir la detallada cronología publicada tambiénpor National Security Archive en 2001 con el título de «Bay of Pigs. 40 yearsafter». Sobre la forma en que el proyecto se vivió desde el interior del gobier-no, Schlesinger, Los mil días, pp. 177-222, y una visión del día a día en Schle-singer, Journals, 1952-2000, pp. 109-122 (la queja de Miró Cardona en p.115); Dallek, An Unfinished Life, pp. 356-369; David M. Barrett, The CIA andCongress. The Untold Story from Truman to Kennedy, Lawrence, UniversityPress of Kansas, 2005, pp. 425-457; Tim Weiner, Legacy of Ashes. The Historyof the CIA, Londres, Allen Lane, 2007, pp. 171-188; James Bamford, Body ofSecrets. Anatomy of the Ultra-secret National Security Agency from the Cold Warto the Dawn of a New Century, Nueva York, Doubleday, 2001, pp. 65-91; Tal-bot, La conspiración, pp. 73-104. Ernest R. May y Philip D. Selikow, eds.,The Kennedy Tapes, Nueva York, Norton, 2002, p. xliv; Richard Helms, ALook over my Shoulder. A Life in the Central Intelligence Agency, Nueva York,Random House, 2003, p. 201; Joseph J. Trento, La historia secreta de la CIA,Barcelona, Círculo de Lectores, 2004, pp. 296-300. Nixon sostenía que habíaque ocultar aspectos de esta operación que podían resultar desastrosos para laCIA, Anthony Summers, Nixon. La arrogancia del poder, Barcelona, Penínsu-la, 2003, pp. 228-234 y 536-537. Sobre los intentos de asesinar a Castro, Da-vid Kaiser, The Road to Dallas. The Assassination of John F. Kennedy, Cam-bridge, Mass., The Belknap Press, 2008, pp. 53-80 y 159-166, passim. Uno delos hombres que la CIA empleó en sus intentos de derribar a Castro, Luis Po-sada Carriles, culminó su carrera en octubre de 1976, cuando provocó unaexplosión en un avión cubano de pasajeros, en que perdieron la vida 73 perso-nas, la mayoría de ellos adolescentes (véanse los documentos publicados porNational Security Archive en 10 de mayo y 9 de junio de 2005, 5 de octubre de2006; 15 de noviembre de 2007 y 11 de enero de 2011). Kai Bird, The Color ofTruth, Nueva York, Simon and Schuster, 1998, pp. 201 y 215-216. Sobre lasconversaciones entre Guevara y Richard Goodwin, además de su propio rela-to, ya citado, Talbot, Brothers, pp. 55-64; National Security Archive, «Cuba andthe U.S.», electronic briefing book, n.º 269, 22 de enero de 2009 y «KennedySought Dialogue with Cuba», 24 de noviembre de 2003. Sobre el viaje de Gue-vara a Argelia, la entrevista con Ben Bella publicada en Red Voltaire y repro-ducida en Sinpermiso, 24 de abril de 2006. Sobre las relaciones de los Kennedycon la mafia, Sam y Chuck Giancana, Fuego cruzado, Barcelona, Grijalbo,1992, pp. 345 y ss., y Rhodri Jeffreys-Jones, The FBI. A History, New Haven,Yale University Press, 2007, pp. 166-167. Anatoly Dobrynin, In Confidence.

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notas bibliográficas 61

Moscow’s Ambassador to America’s Six Cold War Presidents, Seattle, Universityof Washington Press, 1995, pp. 71-73.

La cuestión de Berlín

Sobre la conferencia de Viena, Vladislav Zubok y Constantine Pleshakov, In-side the Kremlin’s Cold War. From Stalin to Khrushchev, Cambridge, Mass.,Harvard University Press, 1996, pp. 236-248 (sobre el muro de Berlín, pp.248-256) y Alexander Fursenko y Timothy Naftali, Khrushchev’s Cold War.The Inside Story of an American Adversary, Nueva York, Norton, 2006, pp.359-366 (sobre el muro, pp. 367-387; sobre el conflicto del check-point Charlie,pp. 401-405). Sobre la construcción del muro, Frederick Taylor, The BerlinWall, 13 August 1961-9 November 1989, Londres, Bloomsbury, 2006, pp.139-163, passim (sobre el incidente del check-point Charlie, pp. 278-285), a loque hay que añadir las recientes aportaciones de Paul Maddrell en «Exploitingand securing the open border in Berlin: the western secret services, the Stasiand the second Berlin crisis, 1958-1961», en Cold War International HistoryProject, working paper, n.º 58, febrero de 2009. El propio Cold War Internatio-nal History Project ha creado en 2009 toda una web dedicada al muro: susorígenes, la crisis de Berlín en 1958-1961 y su caída, con una amplísima docu-mentación. Carroll, La casa de la guerra, pp. 360-375, 387-392, 403-412 y430-432; David E. Murphy, Sergei A. Kondrashev y George Bailey, Battle-ground Berlin. CIA vs KGB in the Cold War, New Haven, Yale UniversityPress, 1997, pp. 363-398; W.R. Smyser, From Yalta to Berlin. The Cold WarStruggle over Germany, Nueva York, St. Martin’s Press, 1999, pp. 156-160 y172-178; Jeremi Suri, Henry Kissinger and the American Century, New Haven,Harvard University Press, 2007, p. 23; Kruschev, Memorias. El último testa-mento, Barcelona, Euros, 1975, p. 448; Theodore C. Sorensen, Kennedy, NuevaYork, Konecky and Konecky, 1965, pp. 593-601 y Counselor, p. 324; Bird,The Colour of Truth, pp. 215-216, 247, 387-392 y 430-432, y nota 59; MarcTrachtenberg, A Constructed Peace, Princeton, Princeton University Press,1999, pp. 292-296; May and Zelikow, The Kennedy Tapes, p. xlvi.

Una nueva política de defensa

Las ideas fundamentales proceden de Andrew J. Bacevich, Washington Ru-les. America’s Path to Permanent War, Nueva York, Metropolitan Books, 2010,pp. 59-72. Michael S. Sherry, In the Shadow of the War. The United Statessince 1930s, New Haven, Yale University Press, 1995, pp. 237-254. Sobre laamenaza nuclear, Richard Rhodes, Arsenals of Folly. The Making of the Nu-

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clear Arms Race, Nueva York, Alfred A. Knopf, 2007, pp. 84-101; WilliamBurr y David Alan Rosenberg, «Nuclear competition in an era of stalemate,1963-1975», en Melvyn P. Leffler y Odd Arne Westad, eds., The CambridgeHistory of the Cold War, Cambridge, Cambridge University Press, 2010, II,pp. 88-11; sobre la «predelegación», William Burr, «Newly declassified do-cuments on advanced presidential authorization of nuclear weapons use», enNational Security Archive, 30 de agosto de 1998. Sobre la carrera espacial,Gerard DeGroot, The Dark Side of the Moon: The Magnificent Madness of theAmerican Lunar Quest, Londres, Jonathan Cape, 2007, passim; Tom Wolfe,«One giant leap to nowhere», en New York Times, 19 de julio de 2009.

La crisis de los misiles cubanos

Hay una extensa bibliografía sobre este tema, pero el documentado estudio deMichael Dobbs, One Minute to Midnight. Kennedy, Khruschev, and Castro on theBrink of Nuclear War, Nueva York, Knopf, 2008, ha venido a demostrar que lasversiones establecidas estaban llenas de tópicos e inexactitudes, en buena medi-da porque los hermanos Kennedy se dedicaron desde el principio a falsificaresta historia, como sostiene Weiner, Legacy of Ashes, pp. 594-595. El relatotradicional se basa en Robert F. Kennedy, Thirteen Days. A Memoir of the Cu-ban Missile Crisis, Nueva York, W.W. Norton, 1999, prefacio de R. Schlesin-ger, jr. (cuando se filmó la película Thirteen Days el Pentágono trató de cambiarel guión, evitando, entre otras cosas, que se viese a Curtis LeMay incitando auna guerra general: David L. Robb, Operación Hollywood. La censura del Pentá-gono, Barcelona, Océano, 2006, pp. 57-63; sobre la actitud de este, Barrett Till-man, LeMay, Nueva York, Palgrave Macmillan 2007, pp. 156-159 y Dobbs, p.335). Además, May y Zelikow, The Kennedy Tapes, pp. 138-193, 336-391 y402-404; Aleksandr Fursenko and Timothy Naftali: “One Hell of a Gamble”.Khrushchev, Castro and Kennedy, 1958-1964, Nueva York, Norton, 1997 y, delos mismos autores, Khruschev’s Cold War, pp. 465-492; Dobrynin, In Confi-dence, pp. 71-95; Laurence Chang y Peter Kornbluth, eds., The Cuban MissileCrisis, 1962, Nueva York, Norton/National Security Archive, 2002, y el mate-rial publicado por National Security Archive relativo a la conferencia interna-cional «La crisis de octubre: una visión política cuarenta años después», cele-brada en La Habana en octubre de 2002, por ejemplo: «Newly declassifieddocuments show risk of nuclear incidents during Cuban missile crisis submari-ne chase» (31 de octubre de 2002). Nuevos detalles, y algunas rectificaciones,en David G. Coleman, «The missiles of November, December, January, Fe-bruary...: The problem of acceptable risk in the Cuban missile crisis settle-ment» y en Dominic Tierney, «“Pearl Harbor in reverse”: Moral analogies inthe Cuban missile crisis», ambos publicados en Journal of Cold War Studies, 9

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(2007), n.º 3, pp. 5-48 y 49-77, respectivamente. La versión de que se habíaordenado a los militares soviéticos no usar las armas nucleares, en Vladislav M.Zubok, Un imperio fallido. La Unión Soviética durante la Guerra Fría, Barcelo-na, Crítica, 2008, pp. 233-234 y en Dobbs. Talbot, Brothers, pp. 164-169; Ro-bert Schlesinger, White House Ghosts. Presidents and Their Speechwriters, NuevaYork, Simon and Schuster, 2008, pp. 123-129. Dallek, An Unfinished Life, pp.535-565; Evgeni Primakov, Russian Crossroads. Towards the New Millenium,New Haven, Yale University Press, 2004, pp. 120-121 es quien cuenta la inter-vención de útlima hora de Mikoyan, que nadie más menciona. Sorensen, Coun-selor, pp. 285-309, da una descripción detallada de la atmósfera de confusiónvivida en estos días en el grupo del ExComm. Guillermo Almeyra, «Cuba: undocumento peligroso y contradictorio», en Sinpermiso, 21 de noviembre de2010. La visión del problema desde la perspectiva turca en Süleyman Seydi,«Turkish-American relations and the Cuban missile crisis, 1957-63», en MiddleEastern Studies, 46 (2010), n.º 3, pp. 433-455.

La lucha por los derechos civiles

Nick Bryant, The Bystander. John F. Kennedy and the Struggle for Black Equa-lity, Nueva York, Basic Books, 2006; Jonathan Rosenberg y Zachary Kara-bell, Kennedy, Johnson, and the Quest for Justice. The Civil Rights Tapes, Nue-va York, Norton, 2003 (una cita de p. 118), amplia información sobre el casoMeredith en pp. 27-84, que puede completarse con Schlesinger, Journals,pp. 166-171). Sorensen, Counselor, pp. 270-284; Dallek, An Unfinished Li-fe, pp. 631-650. Taylor Branch, America in the King Years (Parting the Wa-ters, 1954-63; Pillar of Fire, 1963-65; At Canaan’a Edge, 1965-68), NuevaYork, Simon and Schuster, 1988-2006. Los discursos de King en Martin LutherKing, Un sueño de igualdad, Barcelona, Diario Público, 2010. Nicholas J.Cull, The Cold War and the United States Information Agency. American Pro-paganda and Public Diplomacy, 1945-1989, Nueva York, Cambridge Univer-sity Press, 2008, pp. 211-213.

La tragedia de Vietnam

Sobre Laos, Prados, Safe for Democracy, pp. 344-365 y Lost Crusader. TheSecret Wars of CIA Director William Colby, Nueva York, Oxford UniversityPress, 2003, pp. 94-104; Freedman, Kennedy’s Wars, pp. 293-304, passim;Goldstein, Lessons in Disaster, pp. 44-47. Sobre la guerra secreta de losHmong, Jane Hamilton-Merritt, Tragic Mountains: the Hmong, the Ameri-cans and the Secret War for Laos, 1942-1992, Bloomington, Indiana Univer-

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sity Press, 1999; William Blum, Killing Hope. U.S. Military and CIA Inter-ventions since World War II, Montréal, Black Rose Books, 1998, pp. 140-145.La complicidad de la CIA en el tráfico de heroína ha quedado claramenteestablecida en las investigaciones del profesor Alfred McCoy, de la Univer-sidad de Wisconsin, Madison, en especial en The Politics of Heroin: CIAComplicity in the Global Drug Trade, Chicago, Lawrence Hill, 2003, segundaedición revisada.

Sobre Vietnam: John Prados, Vietnam. The History of an UnwinnableWar, 1945-1975, Lawrence, University Press of Kansas, 2009; Christian G.Appy, La guerra de Vietnam. Una historia oral, Barcelona, Crítica, 2008;Freedman, Kennedy’s Wars, pp. 287-413; Prados, Lost Crusader, pp. 105-131.David Kaiser, American Tragedy. Kennedy, Johnson, and the Origins of theVietnam War, Cambridge, Mass., Belknap Press, 2000, passim; Preston, TheWar Council, pp. 101-128 (una cita de p. 127); Goldstein, Lessons in Disaster,pp. 75-82. Una fuente esencial es Robert S. McNamara, In Retrospect. TheTragedy and Lessons of Vietnam, Nueva York, Vintage Books, 1996. Mark Mo-yar, Triumph Forsaken. The Vietnam War, 1954-1965, Nueva York, Cam-bridge University Press, 2006, pp. XVI-XVII, 125-129, 186-205, 212-223 y229-239, afirma que Kennedy no consintió en el golpe que derribó a Diem,que Lodge actuó por su cuenta y que haber dado apoyo al golpe fue, en últi-ma instancia, «el peor error norteamericano en la guerra de Vietnam» y pp. 244-274. Una de las bases de la interpretación revisionista de Moyar consiste ensostener que las exageraciones y mentiras sobre la batalla de Ap Bac, debidasen parte a las informaciones distorsionadas del coronel John Paul Vann ytransmitidas por los periodistas David Halberstam y Neil Sheehan, fueronresponsables de que el público norteamericano creyera que la conducción dela guerra por Diem estaba fracasando. También sostiene que los budistaseran manipulados por los comunistas y que la culpa de cómo lo entendieronlos norteamericanos era igualmente de los periodistas. Una reseña, no crítica,del libro de Moyar por Nathan Alexander en Journal of Cold War Studies, 11(2009), n.º 4, pp. 167-170. La interpretación conspirativa que atribuía a losfuncionarios que redactaron el telegrama a Lodge, y al propio Lodge, la res-ponsabilidad por el apoyo dado al golpe militar ha quedado desacreditadapor lo que nos dicen las grabaciones de Kennedy en agosto de 1963, reciente-mente desclasificadas («Kennedy considered supporting coup in South Viet-nam, august 1963. Newly declassified audio tapes reveal JFK saw only nega-tive choices», en National Security Archive, electronic briefing book, n.º 302, 11 dediciembre de 2009). En sentido contrario a Moyar, Wiener, Legacy of Ashes,pp. 210-221. Una muestra del modo en que Moyar manipula la informaciónse puede ver en Prados, Vietnam, p. 563, nota 40. La nueva documentaciónpublicada por National Security Archive, «Fighting the war in Southeast Asia,1961-1973», sobre la base de las «historias» de las fuerzas aéreas, muestra

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notas bibliográficas 65

también que la visión de los altos mandos norteamericanos sobre la suerte dela guerra era mucho más pesimista de lo que Moyar supone. John Quigley,The Ruses for War. American Interventions Since World War II, Amherst, Pro-metheus Books, 2007/2, pp. 105-116; Helms, A Look Over my Shoulder, pp.250-268, que, en contraste con Quigley, considera que esta es «la guerra queganamos». Robert Mann, A Grand Delusion. America’s Descent into Vietnam,Nueva York, Basic Books, 2001, pp. 225-291 y 296-297; Neil Sheehan, ThePentagon Papers, Nueva York, Bantam Books, 1971, pp. 79-111, 118-130,194-195 y 224-233; Stephen Kinzer, Overthrow. America’s Century of RegimeChange from Hawaii to Iraq, Nueva York, Times Books, pp. 154-155; Kai Bird,The Color of Truth, p. 262; Gabriel Kolko, Anatomy of a War. Vietnam, theUnited States and the Modern Historical Experience, Londres, Phoenix Press,2001, pp. 115-118; John Prados, Lost Crusader, pp. 105-131 y «JFK and theDiem coup», en National Security Archive, 5 de noviembre de 2003; Talbot,Brothers, pp. 214-222. Sobre el complejo tema de la implicación en el golpe yel asesinato de Diem y de su hermano, en que el relato de McNamara resultapoco fiable, se ha seguido sobre todo a Howard Jones, Death of a Generation.How the Assassinations of Diem and JFK Prolonged the Vietnam War, NuevaYork, Oxford University Press, 2003, pp. 49-113, 221-229, 297-321 y 407-442, completado con Prados, Vietnam, pp. 80-81; Goldstein, Lessons in disas-ter, pp. 79-91; Wiener, «Lucien Conein, 79, legendary Cold War spy», enNew York Times, 7 de junio de 1998 y con los documentos publicados en Fo-reign Relations of the United States, Kennedy Administration, 1961-1963, IV,Vietnam, agosto-diciembre de 1963. Sobre los propósitos de Kennedy acercade Vietnam, Sorensen, Counselor, pp. 353-359 opina que no tenía clara la ac-titud a tomar; aunque tanteó una aproximación a Vietnam del Norte a travésde la India, valiéndose de su amigo Galbraith, que era entonces embajador enaquel país; Edward Kennedy, Los Kennedy, pp. 249-250, se limita a sugerirque su hermano buscaba una solución; Richard Holbrooke, «The doves wereright», en New York Times, 30 de noviembre de 2008.

Las dificultades de la distensión

Geir Lundestad, The United States and Western Europe since 1945, Oxford,Oxford University Press, 2005, pp. 111-141 («De Gaulle’s challenge to theAmerican hegemony, 1962-1969»); Pierre Maillard, De Gaulle et le problèmeallemand. Les leçons d’un grand dessein, París, Guibert, 2001/2, pp. 181-185;Eric Roussel, Charles de Gaulle, París, Gallimard, 2002, pp. 735-757 y 791-799; René Rémond, Le siècle dernier, 1918-2002, París, Fayard, 2003, pp.608-613 y 667-670; Serge Berstein, Histoire du gaullisme, París, Perrin, 2002,pp. 298-314; Frédéric Bozo, «France, “Gaullism”, and the Cold War», en

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Melvyn P. Leffler y Odd Arne Westad, eds., The Cambridge History of theCold War, Cambridge, Cambridge University Press, 2010, II, pp. 158-178;Hans-Peter Schwarz, Adenauer, Santiago de Chile, Aguilar, 2003, II, pp.1779-1882; Schlesinger, Los mils días de Kennedy, pp. 633-636; Randall B.Woods, LBJ Architect of American Ambition, Nueva York, Free Press, 2006,pp. 700-705; Richard J. Aldrich, The Hidden Hand. Britain, America and ColdWar Secret Intelligence, Londres, John Murray, 2001, p. 615 (la opiniónde Harriman en Schlesinger, Journals, p. 195). Sobre la lógica de la «force defrappe» nuclear francesa, Jurgen Brauer y Hubert Van Tuyll, Castles, Battlesand Bombs. How Economics Explains Military History, Chicago, The Univer-sity of Chicago Press, 2008, pp. 244-286. Vojtech Mastny, «The 1963 Nu-clear Test Ban Treaty. A missed opportunity for détente?», en Journal of ColdWar Studies, 10 (2008), 1, pp. 3-25; Freedman, Kennedy’s Wars, pp. 261-275.Dallek, An Unfinished Life, pp. 631-650 y 691-702. Sobre el viaje a BerlínTaylor, The Berlin Wall, pp. 337-342. Sobre el discurso de Kennedy, cuyotono vehementemente anticomunista preocupó al alcalde del Berlín Occiden-tal, Willy Brandt, Schlesinger, White House Ghosts, pp. 138-141; Dallek, AnUnfinished Life, pp. 401-414; Carroll, La casa de la guerra, pp. 360-375, 387-392, 403-412 y 430-432; Murphy, Kondrashev y Bailey, Battleground Berlin,pp. 363-398. Sobre los condicionamientos de la política respecto de Alema-nia, Bruce Kuklick, Blind Oracles. Intellectuals and War from Kennan to Kis-singer, Princeton, Princeton University Press, 2006, pp. 103-117.

El asesinato

Parece innecesario referirse a la abundante literatura especulativa sobre elatentado de Dallas. Sobre la caótica investigación del asesinato y el caso No-senko, Weiner, Legacy of Ashes, pp. 222-235; la frase sobre la opinión norte-americana procede de Alan Brinkley, «Conspiracy?», en New York Times, 20de mayo de 2007, reseñando uno de los libros más recientes, y más convin-centes: David Talbot, La conspiración, que apareció casi al mismo tiempo queotro (Vincent Bugliosi, Reclaiming History: The Assassination of PresidentJohn F. Kennedy, Nueva York, Norton, 2007) que sostiene la tesis de queOswald fue el único asesino y que actuó solo. Comentando el libro de Tal-bot, Gabriel Molina escribió en la revista cubana Granma, el 19 de mayo de2007, p. 5: «Robert Kennedy sospechaba de la pandilla cubana, la CIA y lamafia». Es una conclusión semejante a la del libro de David Kaiser, The Roadto Dallas, que ha podido usar documentación recientemente desclasificadadel FBI y de la CIA, aunque este excluye la participación directa de la CIA,por falta de evidencia, si bien no descarta su relación con Oswald. Sorensen,Counselor, p. 348; Bryant The Bystander, pp. 438-458. La CIA sigue oponién-

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dose, sin embargo, a desclasificar documentación relativa al caso (Scott Sha-ne, «C.I.A. is still cagey about Oswald mystery», en New York Times, 17 deoctubre de 2009). Sobre las campañas de la extrema derecha, que amenazórepetidamente a Kennedy con quitarle la vida, John A. Andrew III, Power toDestroy. The Political Uses of the IRS from Kennedy to Nixon, Chicago, IvanR. Dee, 2002, pp. 19, 25-37, 45, 93 y ss. Sobre la política de distensión deKennedy en los últimos meses de su vida, Melvyn P. Leffler, La guerra des-pués de la guerra, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 233-246.

La caída de Jrushchov

Las fuentes esenciales usadas han sido el libro de Fursenko y Naftali, Khrush-chev Cold War, pp. 493-545; Zubok, Un imperio fallido, pp. 238-288, útil parala etapa de Jrushchov, pero vital sobre todo para la etapa de Brézhnev; Zu-bok y Pleshakov, Inside the Kremlin’s Cold War, pp. 236-274; Nikita Krus-chev, Memorias. El último testamento, Barcelona, Euros, 1975, y WilliamTaubman, Sergei Khrushchev y Abbot Gleason, eds., Nikita Khrushchev,New Haven, Yale University Press, 2000; Leffler, La guerra después de laguerra, pp. 204-257; Moshe Lewin, El siglo soviético ¿Qué sucedió realmente enla Unión Soviética?, Barcelona, Crítica, 2006, pp. 300-335. Además, RobertService, Historia de Rusia en el siglo xx, Barcelona, Crítica, 2000, pp. 325-333; Richard Sakwa, The Rise and Fall of the Soviet Union, 1917-1991, Lon-dres, Routledge, 1999, pp. 313-350. Nicholas Daniloff, Of Spies and Spoke-men. My Life as a Cold War Correspondent, Columbia, University of MissouriPress, 2008, pp. 112-116. Sobre los fracasos en lo relativo a la agricultura y ala ganadería, Jean-Jacques Marie, Khrouchtchev. La réforme impossible, Pa-rís, Payot, 2010, pp. 229-234 y 373-386; sobre la conjura para derribarlo,pp. 505-530.

La presidencia de Johnson

Incompleta la monumental biografía de Johnson que escribe Robert A. Caro,The Years of Lyndon Johnson, de la que han aparecido tres volúmenes, que nocubren aún su etapa en la presidencia, he utilizado Robert Dallek, FlawedGiant: Lyndon Johnson and his Times, 1961-1973, Oxford, Oxford UniversityPress, 1998 y Randall B. Woods, LBJ. Architect of American Ambition, NuevaYork, Free Press, 2006 (un libro con abundante información, pero donde sedicen sandeces como la de asegurar que la decisión de Johnson de comprome-terse en Vietnam nacía de «su idealismo cristiano», p. 503). Sus memorias(Lyndon B. Johnson, Memorias de un presidente, 1963-1969, Barcelona, Do-

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pesa, 1971), que Alan Brinkley califica de «pesadas y poco reveladoras», sonde escasa utilidad. Sobre su enfrentamiento a Robert Kennedy, Schlesinger,Journals, pp. 229-290. Sobre Goldwater, Rick Perlstein, Before the Storm.Barry Goldwater and the Unmaking on the American Consensus, Nueva York, Hilland Wang, 2001. Sobre su participación en la lucha por los derechos civiles,Nick Kotz, Judgment Days. Lyndon Baines Johnson, Martin Luther King Jr.,and the Laws that Changed America, Nueva York, Mariner Books, 2006; hay unaamplia selección de las cintas referentes a este tema en el libro ya citado deRosenberg y Karabell, Kennedy, Johnson and the Quest for Justice, pp. 194-330(cita de p. 330). Para una idea general de la incompetente política latinoameri-cana de Thomas C. Mann, véase la extensa entrevista que, con el título de«One man and 20 problems» se publicó en Time el 31 de enero de 1964. Algu-nas observaciones interesantes sobre su carácter en Sylvia Ellis, «Secrets, liesand telephone tapes», en History Today, julio de 2006, pp. 41-43.

El trágico verano de 1964

La reconstrucción de los acontecimientos de agosto de 1964, complicada porel hecho de que muchos documentos esenciales se han mantenido en secretodurante más de cuarenta años, se basa en las cintas que recogen las conversa-ciones de Johnson y su entorno en la Casa Blanca, tal como las publicó Mi-chael R. Beschloss, Taking Charge. The Johnson White House Tapes, 1963-1964, Nueva York, Touchstone (Simon and Schuster), 1997, a lo que hay queagregar las aportaciones posteriores de John Prados: Vietnam, pp. 93-101,«LBJ tapes on the Gulf of Tonkin incident», «Essay: 40th anniversary of theGulf of Tonkin incident» y «Tonkin gulf intelligence “skewed” according toofficial history and intercepts», todas ellas en National Security Archive.McNamara, In Retrospect, pp. 127-143 y 204, y lo que podemos llamar las «casimemorias» de Bundy, que en los últimos años de su vida quiso revisar la ver-sión establecida de los acontecimientos, y aunque no pudo terminar el libroen que se proponía justificarse, los argumentos en que se basaba nos han lle-gado a través de Gordon M. Goldstein, en la obra que hemos citado ya endiversas ocasiones, Lessons in Disaster. McGeorge Bundy and the Path to Warin Vietnam (véase también, Preston, The War Council, pp. 129-154).Campbell Craig y Fredrik Logevall, America’s Cold War. The Politics of Insecurity,Cambridge, Mass, The Belknap Press, 2009, pp. 232-240 (un interesanteanálisis de las motivaciones tras la guerra y la escalada). Además, Kaiser,American Tragedy, pp. 312-341. Weiner, Legacy of Ashes, pp. 241-243. Mann,A Grand Delusion, pp. 342-370 (y pp. 303-321, sobre las propuestas neutraliza-doras: Fulbright sostenía aún la comparación con el régimen de Tito en 1965,en plena escalada de la guerra, pero Johnson no estaba por escuchar estos

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planteamientos). Las consideraciones de Mao Lin en «China and the escala-tion of the Vietnam war: the first years of the Johnson administration», enJournal of Cold War Studies, 11 (2009), n.º 2, pp. 35-69 acerca de la importanciade intervenir para impedir un acercamiento de la Unión Soviética a China,etc. no resultan muy convincentes. Las palabras de Kennan en su memorán-dum de 24 de febrero de 1948, en Foreign Relations of the United States, 1948,General, I, pp. 509-529. Sobre el «síndrome de la Situation Room», HenryKissinger, White House Years, Londres, Phoenix Press, 2000, p. 315.

La «Gran sociedad»

Dallek, Flawed Giant, pp. 189-232; Woods, LBJ, pp. 557-592; Jeffrey W.Helsing, Johnson’ War / Johnson’s Great Society. The Guns and Butter Trap,Westport, Praeger, 2000 plantea el problema de cómo el coste de la guerra deVietnam condicionó las posibilidades de una política social ambiciosa. Sobrela lucha por los derechos civiles, Simon Hall, Peace and Freedom. The CivilRights and Antiwar Movements in the 1960s, Philadelphia, University ofPennsylvania Press, 2006; Kotz, Judgment Days, passim; Rosenberg y Kara-bell, Kennedy, Johnson and the Quest for Justice, pp. 194-330; Robert A. Caro,«Johnson’s dream, Obama’s speech», en New York Times, 28 de agosto de2008. Johnson era consciente en los últimos días de su vida de que la tareaestaba lejos de haberse completado. En 2007 pudo todavía decirse que «cincodécadas después de que el Tribunal Supremo prohibiese la segregación en lasescuelas, los niños blancos y negros siguen aprendiendo en mundos distintos.Y podría acabar siendo peor» («Still separate after all these years», en TheEconomist, 28 de abril de 2007, pp. 49-50). La elección de Obama como pre-sidente y la de un afroamericano al frente del partido republicano (MichaelFauntroy, «The meaning of Michael Steele», en The Huffington Post, 2 de fe-brero de 2009) fue un espejismo; el ascenso del Tea Party sacó de nuevo a laluz la persistencia del racismo, agravada por las campañas contra los inmi-grantes hispanos.

La guerra de los Seis Días

Estos párrafos dependen en gran medida de dos libros que han aportado unanueva visión del problema: Jeremy Salt, The Unmaking of the Middle East. AHistory of Western Disorder in Arab Lands, Berkeley, University of CaliforniaPress, 2008, pp. 211-237 y Patrick Tyler, A World of Trouble. The WhiteHouse and the Middle East- from the Cold War to the War on Terror, NuevaYork, Farrar, Strauss and Giroux, 2009, pp. 64-106. Este último, en concre-

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to, aporta un detallado análisis de los debates y las pugnas internas que con-dujeron a la guerra, que ha sido imposible sintetizar aquí. Mark Tessler, AHistory of the Israeli-Palestinian Conflict, Bloomington, Indiana UniversityPress, 2009/2, pp. 336-397, passim para la historia de la OLP. Una correc-ción a la suposición de que los soviéticos habrían incitado a los egipcios confalsas informaciones sobre los planes israelíes (como sostiene, por ejemplo,Isabella Ginor, «The Russians were coming: The Soviet military threat inthe 1967 six-day war», en Meria [Middle East Review of InternationalAffairs], 4 [2000], n.º 4), proviene de Guy Laron, «Stepping back from thethird world. Soviet policy toward the United Arab Republic, 1965-1967», enJournal of Cold War Studies, 12 (2010), n.º 4, pp. 99-118. Algunos maticesinteresantes proceden de Yevgeny Primakov, Russia and the Arabs. Behindthe Scenes in the Middle East from 1950 to the Present, Nueva York, BasicBooks, 2009, pp. 101-123 y de Eugene Rogan, Los árabes. Del Imperio otomano ala actualidad, Barcelona, Crítica, 2010, pp. 517-529. Una detallada descrip-ción de la guerra en Jeremy Bowen, Seis días de guerra. El conflicto de 1967 yla configuración de Oriente Medio, Barcelona, Paidós, 2007, passim (sobre lasconsecuencias de la guerra para Israel, pp. 309-357); la versión oficial y apo-logética israelí en Michael B. Oren, Six Days of War. June 1967 and the Ma-king of the Modern Middle East, Nueva York, Oxford University Press, 2002 yuna visión israelí menos sesgada y más interesante, en Tom Segev, 1967. Is-rael, the War, and the Year that Transformed the Middle East, Nueva York, Me-tropolitan Books, 2007 (véase, por ejemplo, su visión del «síndrome sirio»,pp. 191-222; sobre el viaje de Amit a Washington, pp. 328-334, etc.). Sobreel ataque a la aldea de Samu, Clea Lutz Bunch, «Strike at Samu: Jordan, Is-rael, the United States, and the origin of the six-day war», en Diplomatic His-tory, 32 (2007), 1, pp. 55-76. Yaacov Ro’i y Boris Morozov, eds., The SovietUnion and the June 1967 Six Day War, Washington, Woodrow Wilson Cen-ter, 2008; Bregman, Israel’s Wars, pp. 62-93. Complementariamente, DoronArazi, Yitzhak Rabin, héroe de la guerra y de la paz, Barcelona, Herder, 1996,pp. 83-97; más los documentos publicados en Foreign Relations, 1964-1968,vol. XIX, «Arab-Israeli crisis and war, 1967», pp. 149-205. Sobre Egipto y laguerra del Yemen, Warren Bass, Support any Friend. Kennedy’s Middle Eastand the Making of the U.S.-Israel Alliance, Nueva York, Oxford UniversityPress, 2003, pp. 98-143; Tariq Ali, «Unhappy Yemen», en London Review ofBooks, 25 de marzo de 2010, pp. 31-33. Galia Golan, «The Soviet Union andthe outbreak of the June 1967 six-days war», en Journal of Cold War Studies, 8(2006), n.º 1, pp. 1-19; John A. Lynn, Battle. A History of Combat and Cultu-re, Boulder, Co., Westview, 2003, pp. 281-285; tomo datos también de unacarta de Pablo Mukherjee en London Review of Books, 18 de agosto de 2005,p. 4. Sobre el petróleo iraní y el oleoducto de Eilat, Trita Parsi, TreacherousAlliance. The Secret Dealings of Israel, Iran, and the United States, New Ha-

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notas bibliográficas 71

ven, Yale University Press, 2007, p. 23. Yehudit Ronen, «Libya’s Gadhafiand the Israeli-Palestinian conflict, 1969-2002», en Middle Eastern Studies,40 (2004), n.º 1, pp. 85-98. Shlomo Ben-Ami, Quel avenir pour Israel? París,Presses Universitaires de France, 2001, pp. 10-17. La comparación de lo quedice Johnson, Memorias de un presidente, pp. 312-329, con lo que afirmaHelms (A Look Over my Shoulder, pp. 292-305, cita de p. 303 y 330-335)muestra las debilidades de las memorias del presidente, tanto más sorpren-dentes por cuanto estaba ya instalado el servicio de grabación en la CasaBlanca: Johnson asegura, por ejemplo, que fue él quien tomó la decisión deenviar la flota y Helms sostiene que fue una propuesta de McNamara queJohnson aceptó con un gesto, sin decir una palabra. Woods, LBJ, pp. 768-781. Sobre los crímenes de guerra, Youssef M. Ibrahim, «Sept. 17-23: massgraves; Egypt says Israel shot P.O.W.’s in ’67 war», en New York Times, 24de septiembre de 1995. Sobre el Liberty, la web de los supervivientes: U.S.S.Liberty memorial, en <www.gtr5.com>; Bamford: Body of Secrets, pp. 190-226; Bergman, Israel’s Wars, pp. 88-90, confirma lo denunciado por Bamford(sobre «la guerra de desgaste» de 1968-1970, pp. 93-101). Oren, pp. 262-271, hace un detalladísimo relato para concluir que todo fue un desgraciadoaccidente y Tom Segev, pp. 568-570, se esfuerza en el mismo sentido. RichardHelms —A Look Over my Shoulder, pp. 298-305— está convencido de la cul-pabilidad israelí. Sobre el petróleo del Sinaí, Gawdat Bahgat, «Energy andthe Arab-Israeli conflict», en Middle Eastern Studies, 44 (2008), n.º 6, pp.937-944. Sobre las relaciones entre Francia e Israel, Gary J. Bass, «When Is-rael and France broke up», en New York Times, 1 de abril de 2010. Sobre elrearme israelí y su programa nuclear, David Rodman, «Phantom fracas: the1968 American sale of F-4 aircraft to Israel», en Middle Eastern Studies, 40(2004), n.º 6, pp. 130-144; Bass, Support any friend, pp. 186-238; AvnerCohen, The Worst-kept Secret. Israel’s Bargain with the Bomb, Nueva York, Co-lumbia University Press, 2010; Avner Cohen y William Burr, «Israelcrosses the threshold», en Bulletin of the Atomic Scientists, 62 (2006), n.º 3,pp. 22-30; David Stout, «Israel’s nuclear arsenal vexed Nixon», en New YorkTimes, 29 de noviembre de 2007; William Burr, «In 1974 estimate, CIAfound that Israel already had a nuclear stockpile and that “many countries”would soon have nuclear capabilities», en National Security Archive, 14 deenero de 2008; William J. Broad, «Hidden travels of the atomic bomb», enNew York Times, 9 de diciembre de 2008; Stephanie Cooke, In Mortal Hands.A Cautionary History of the Nuclear Age, Nueva York, Bloomsbury, 2009, pp.226-243; Avner Cohen y Marvin Miller, «Bringing Israel’s bomb out of thebasement», en Foreign Affairs, 89 (2010), n.º 5, pp. 30-44. Sobre la colabora-ción nuclear de Israel con África del Sur y el llamado «incidente Vela» de1979, cuando pareció detectarse una explosión en el Atlántico Sur, hay abun-dante información en National Security Archive («U.S. Intelligence and the

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South African bomb», 13 de marzo de 2006; «The Vela incident», 5 de mayode 2006, etc.). El tema ha sido estudiado además en un libro de J.T. Richel-son, Spiying on the Bomb, Nueva York, Norton, 2006, pp. 283-316. La afirma-ción de Dayán en Henry Siegman, «The great Middle East peace processscam», en London Review of Books, 16 de agosto de 2007, pp. 6-7. La frase deGolda Meir en Pierre Vidal-Naquet, Mémoires. 2. Le trouble et la lumière(1955-1998), París, Seuil, 2007, p. 259. Sobre Siria, Moshe Maox y AvnerYaniv, eds., Syria Under Assad, Londres, Croom Helm, 1986 e Yvette Tal-hamy, «The Fatwas and the Nusayri/Akawis of Syria», en Middle EasternStudies, 46 (2010), n.º 2, pp. 175-194.

La escalada en Vietnam

Prados, Vietnam, pp. 102-222, sobre la ofensiva del Tet y sus consecuen-cias, pp. 223-255; sobre la Operación Rolling Thunder, pp. 114, 154-155 y159-162 (también, Edward Kennedy, Los Kennedy, pp. 279-298); sobre losmomentos finales de la presidencia, pp. 256-278. Sobre el error de haberconfiado en la eficacia de los bombardeos, Daniel R. Headrick, El poder y elimperio, Barcelona, Crítica, 2011, pp. 316-326. Un documentado análisissobre la ayuda de soviéticos y chinos a Vietnam, y sobre su enfrentamientopor esta cuestión, en Nicholas Khoo, «Breaking the ring of encirclement:The Sino-Soviet rift and Chinese policy toward Vietnam, 1964-1968», enJournal of Cold War Studies, 12 (2010), n.º 1, pp. 3-42. Appy, La guerra deVietnam, pp. 137-347; Kaiser, American Tragedy, pp. 341-483; Preston, TheWar Council, pp. 155-235; Daniel Ellsberg, Secrets. A Memoir of Vietnamand the Pentagon Papers, Nueva York, Viking, 2002. The Pentagon Papers, pp.382-458 (Neil Sheehan, «The launching of the ground war: march-july1965»), pp. 459-509 («The buildup: july, 1965-september, 1966»), pp. 542-553; Goldstein, Lessons in Disaster, pp. 144-185 (sobre Pleiku, pp. 155-157); Robert D. Schulzinger, A Time for War. The United States and Viet-nam, 1941-1975, Nueva York, Oxford University Press, 1998, pp. 182 yss.; Kolko, Anatomy of a War, pp. 122-124 y 163-299 (sobre la ofensiva delTet, pp. 303-337). Sobre el «agente naranja», Geoffrey Regan, Guerras, po-líticos y mentiras, Barcelona, Crítica, 2006, pp. 47-49. Sobre el programa«More flags», que intentaba conseguir apoyo de sus aliados, Sylvia Ellis,Britain, America, and the Vietnam War, Westport, Praeger, 2004, pp. 4-7;sobre Japón, Walter La Feber, The Clash. U.S.-Japanese Relations throug-hout History, Nueva York, Norton, 1997, pp. 338-347. Sobre los intentosfrustrados de negociación, William Conrad Gibbons, The US Governmentand the Vietnam War: Executive and Legislative Roles and Relationships Part IV:July 1965-January 1968, Princeton, Princeton University Press, 1995,

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pp. 511-523. Sobre la Operación Phoenix y sus consecuencias, Prados, LostCrusader, pp. 175-179 y 187-238; Helms, A Look over my Shoulder, pp. 335-338 y Bernd Greiner, War without Fronts. The USA in Vietnam, Londres,The Bodley Head, 2009, pp. 60-61. La operación se realizaba al margen, enteoría, de la CIA, en la organización CORDS (Civil Operations and Revo-lutionary Development Suport Staff) que se suponía depender de la Agen-cia de Desarrollo Internacional (AID). Sobre las protestas contra la guerra:Simon Hall, Peace and Freedom. The Civil Rights and Antiwar Movements inthe 1960s, Filadelfia, University of Pennsylvania Press, 2005; Schlesinger,Journals, 1952-2000, p. 260; Weiner, Legacy of Ashes, pp. 285-288. Acerca dela teoría que pretende que la guerra se perdió por la defección interior, almodo de «la puñalada por la espalda» con que los militares alemanes justifi-caron su derrota en la primera guerra mundial, Marc Jason Gilbert, «Intro-duction» y Marilyn Young, «Ho, Ho, Ho Chi Minh, Ho Chi Minh is gonnawin», en Marc Jason Gilbert, ed., Why the North Won the Vietnam War, Nue-va York, Palgrave, 2002, pp. 1-45 y 219-232, respectivamente. La necrolo-gía de McNamara, Tim Weiner, «Robert S. McNamara, former Defensesecretary, dies at 93», en New York Times, 7 de julio de 2009; véase también,«Robert McNamara: An appreciation», en National Security Archive, 9 dejulio de 2009. Las palabras finales sobre Vietnam, de Helms, A Look over myShoulder, pp. 318-320.

El fin de la presidencia de Johnson

Johnson, Memorias, pp. 573-602; Woods, LBJ, pp. 798-865; Edward Ken-nedy, Los Kennedy, pp. 299-321 (la cita sobre los incidentes raciales, de p.289). Sobre el Tratado de No Proliferación Nuclear, Susan Watkins, «Lullingnuclear protest», en New Left Review, 54 (2008) pp. 5-26. El asunto AnnaChennault está hoy ampliamente documentado: Anthony Summers, Nixon.La arrogancia del poder, Barcelona, Península, 2003, pp. 376-388; WilliamBundy, A Tangled Web. The Making of Foreign Policy in the Nixon Presiden-cy, Nueva York, Hill and Wang, 1998, pp. 35-48; Woods, LBJ Architect ofAmerican Ambition, pp. 872-875; Mann, A grand delusion, pp. 620-621; Mel-vin Small, The Presidency of Richard Nixon, Lawrence, University Press ofKansas, 1999, pp. 29-30, William Safire, Before the Fall. An Inside View of thePre-Watergate White House, New Brunswick, Transaction, 2005/2, pp. 88-91, etc. En los días difíciles del proceso sobre Watergate el tema de las escu-chas en poder de Johnson salió en algunos momentos a la luz; pero su muerteen enero de 1973 acabó con el problema (véase, Stanley I. Kutler, Abuse ofPower. The New Nixon Tapes, Nueva York, The Free Press, 1997, pp. 175 y202-204).

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Capítulo 6:África: el «viento del cambio»

Ronald Hyam, Britain’s Declining Empire. The Road to Decolonisation, 1918-1968, Cambridge, Cambridge University Press, 2006 (un análisis detalladodel discurso de Macmillan en pp. 242-262); William Roger Louis, Ends ofBritish Imperialism. The Scramble for Empire, Suez and Decolonization, Lon-dres, I.B. Tauris, 2006; Piers Brendon, The Decline and Fall of the BritishEmpire, 1781-1997, Londres, Jonathan Cape, 2007. Roland Quinault,«Churchill and black Africa», en History Today, 55 (2005), n.º 6, pp. 31-36;J.D. Hargreaves, Decolonization in Africa, Londres, Longman, 1988, pp. 87-88. Marcel Reggui, Les massacres de Guelma, París, La Découverte, 2006, p.77. Antoine Glaser y Stephen Smith, Comment la France a perdu l’Afrique,París, Calmann-Lévy, 2005, pp. 35-36. United States Department of State,Foreign Relations of the United States 1958-1960, vol. XIV, Africa (Congo,pp. 251-644). Cita de p. 252.

Las primeras independencias

Paul B. Henze, Layers of Time. A History of Ethiopia, Londres, Hurst, 2000,pp. 229-300. Geoffrey Roberts, Stalin Wars. From World War to Cold War,1939-1945, New Haven, Yale University Press, 2006, pp. 297-298; WilliamRoger Louis, «Libya: the creation of a client state», en Louis, Ends of BritishImperialism, pp. 503-528 y «The coming of independence in the Sudan», enpp. 529-551; Hargreaves, Decolonization in Africa, pp. 90-91; Yves Benot,Massacres coloniaux. 1944-1950: la IV république et la mise au pas des coloniesfrançaises, París, La Découverte, 1994, pp. 64-68; René Gallisot, «La décolo-nisation du Maghreb: de l’Afrique du Nord française au Maghreb en sus-pens», en Mohammed Harbi y Benjamin Stora, eds., La guerre d’Algérie.1954-2004, la fin de l’amnésie, París, Robert Laffont, 2004, pp. 47-76; Alexde Waal, Famine Crimes. Politics and the Disaster Relief Industry in Africa,Londres, African Rights, 2006/5, pp. 86-98; Stephen Blackwell, «Israel andSudan: the saga of an enigmatic relationship», en Middle Eastern Studies, 35(1999), n.º 3, pp. 19-41. Sobre Eritrea, Selam Kidane, «Isaias Afewerki andEritrea: A nation’s tragedy», en Pambazuka News, 2 de julio de 2009; Yohan-nes Woldermariam, «The plight of Eritrea’s boat people», en PambazukaNews, 29 de octubre de 2009 y Yosief Ghebrehiwet, «Western mining com-panies and slave labor in Eritrea», en Asmarino independent, 20 de abril de2010 (Asmarino independent es un periódico digital realizado en los EstadosUnidos en el que se pueden seguir las noticias de Eritrea, desde el punto devista de su oposición en el exilio).

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La guerra de Argelia

Las fuentes fundamentales usadas han sido el libro ya citado de Harbi y Sto-ra, eds., La guerre d’Algérie; Alistair Horne, A Savage War of Peace. Algeria1954-1962, Nueva York, New York Review of Books, 2006; Martin Evans andJohn Phillips, Algeria. Anger of the Dispossessed, New Haven, Yale Universi-ty Press, 2007; Benjamin Stora, Histoire de la guerre d’Algérie, París, LaDécouverte, 1993; Général Paul Aussaresses, Services Spéciaux. Algérie,1955-1957, París, Perrin, 2001 (citas de las pp. 98, 151 y 155); Pierre Vi-dal-Naquet, Les crimes de l’armée française. Algérie 1954-1962, París, LaDécouverte, 2001/2 (sobre los métodos empleados en la «batalla de Argel»,pp. 71-93; sobre el reagrupamiento de campesinos, pp. 137-152); RaphaëlleBranche, La torture et l’armée pendant la guerre d’Algérie, París, Gallimard,2001; Mohamed Benrabah et al., Les violences en Algérie, París, Odile Jacob,1998; Habib Soauïdia, La sale guerre. Le témoignage d’un ancien officier desforces spéciales de l’armée algérienne, París, La Découverte, 2001 (cita dep. 194) y Lounis Aggoun y Jean-Baptiste Rivoire, Françalgérie, crimes etmensonges d’états, París, La Découverte, 2005, pp. 35-59. Además, RaoulGirardet, L’idée coloniale en France de 1871 à 1962, París, Hachette, 2005(ed. original de 1972), pp. 277-301; Benot, Massacres, pp. 9-35; JeanLacouture, Pierre Mendès France, París, Seuil, 2003, pp. 465-471 y 589-605;Serge Berstein, Histoire du gaullisme, París, Perrin, 2002, pp. 195-244. Sobrela historia interna de la contrarrevolución, J.R. Tournoux, Secretos de estado,Barcelona, Plaza y Janés, 1962. Para situar la guerra en un contexto interna-cional, Matthew Connelly, «Taking off the cold war lens: visions of north-south conflict during the Algerian war for independence», en American His-torical Review, 105 (2000), n.º 3, pp. 739-780. Martin Evans, «France 1956. Thedecisive moment», en History Today, diciembre de 2006, pp. 40-46; AlainPeyrefitte, C’était De Gaulle, Gallimard, Quarto, 2002 (citas de pp. 86-88 y98-104); sobre la rentabilidad del imperio, Jacques Marseille, Empire colonialet capitalisme français. Histoire d’un divorce, París, Seuil, 1989 y Edward PeterFitzgerald, «Did France’s colonial empire make economic sense? A perspec-tive from the postwar decade, 1946-1956», en Journal of Economic History,XLVIII, n.º 2, junio de 1988, pp. 373-385. Sobre la tragedia de los harkis,Fatima Besnaci-Lancou y Gilles Manceron, Les harkis dans la colonisation etses suites, Ivry sur Seine, Les Éditions de l’Atelier, 2008.

Los antecedentes de la independencia del África Subsahariana

Dos libros fundamentales empleados aquí son el de Frederick Cooper, Deco-lonization and African Society. The Labor Question in French and British Africa,

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Cambridge, Cambridge University Press, 1996 y el de Hyam, Britain’s De-clining Empire, pp. 130-150, que aclara los limitados propósitos de la políticalaborista de emancipación, que solo preveía la independencia a muy largoplazo. Hargreaves, Decolonization in Africa, pp. 76-82, 97-109 y 129-131;Frederick Cooper, «“Our strike”. Equality, anticolonial politics and the1947-48 railway strike in French West Africa», en James D. Le Sueur, ed.,The Decolonization Reader, Londres, Routledge, 2003, pp. 156-185. SobreNkrumah, Yao Graham, «Nkrumah: Model challenge for Ghanna’s rulers»,en Pambazuka News, 438, 18 de junio de 2009 y Ama Biney, The Political andSocial Thought of Kwame Nkrumah, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2011.Benot, Massacres coloniaux, pp. 114-123; Martin Shipway, «Madagascar onthe eve of insurrection, 1944-47», en Le Sueur, The Decolonization Reader,pp. 80-102; Michael Havinden y David Meredith, Colonialism and Develop-ment. Britain and its Tropical Colonies, 1850-1960, Londres, Routledge,1993; Kassim Guruli, «The struggle for socialism in Tanzania», en The SilentClass Struggle, Dar es Salaam, Tanzania Pub. House, 1976, pp. 118-128; Fre-derick Cooper, Africa since 1940. The past of the present, Cambridge, Cam-bridge University Press, 2002, p. 4; Glaser y Smith, Comment la France aperdu l’Afrique, pp. 54-55; Arthur Herman, La idea de decadencia en la historiaoccidental, Barcelona, Andrés Bello, 1998, pp. 358-363; A.W.B. Simpson,Human Rights and the End of Empire: Britain and the Genesis of the EuropeanConvention, Oxford, Oxford University Press, 2001. Sobre el asesinato deFelix Moumié, Rene Wadlow, «Political assassination: lead up to African in-dependences», en Toward Freedom, 1 de noviembre de 2010. Sobre la partici-pación de la CIA en la captura de Mandela, William Blum, El estado agresor. Laguerra de Washington contra el mundo, Arrigorriaga, Status Ediciones, 2004,pp. 355-357 y Tim Weiner, Legacy of Ashes. The History of the CIA, Londres,Allen Lane, 2007, pp. 361-363.

El modelo británico: las independencias controladas

Este apartado se basa esencialmente, para Kenia, en Caroline Elkins, Impe-rial Reckoning. The Untold Story of Britain’s Gulag in Kenya, Nueva York,Henry Holt, 2005; David Anderson, Histories of the Hanged. Britain’s DirtyWar in Kenya and the End of Empire, Londres, Weidenfeld and Nicolson,2005; Benjamin Grob-Fitzgibbon, Imperial Endgame. Britain’s Dirty Warsand the End of Empire, Houndmills, Palgrave Macmillan, 2011, pp. 208-226,233-251 y 264-275; Timothy H. Parsons, The Rule of Empires, Nueva York,Oxford University Press, 2010, pp. 289-349; R. Mugo Gatheru, Kenya. FromColonization to Independence, 1888-1970, Jefferson, McFarland, 2005;Christopher Andrew, The Defence of the Realm. The Authorized History of

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notas bibliográficas 77

MI5, Londres, Allen Lane, 2009, pp. 454-458. El cine hizo su aportación a lacampaña de demonización del Mau mau con películas, algunas de ellas bri-llantes, como Simba (1955), Safari (1956) y Something of value (1957). ParaRhodesia-Zimbabue, Martin Meredith, Mugabe. Power and Plunder in Zim-babwe, Oxford, Public Affairs, 2002, pp. 1-15 y 41-48; Brendon, Decline andFall, pp. 569-598. Además de Hargreaves, Decolonization, pp. 76-78; NealAscherson, «The breaking of the Mau Mau», en New York Review of Books, 7 deabril de 2005, pp. 26-28. William Roger Louis y Ronald Robinson, «The im-perialism of decolonization», en Le Sueur, The Decolonization Reader, pp. 49-79; Alex de Waal, Famine crimes, pp. 57-62 y V. Bushin, Social Democracyand Southern Africa, 1960s-1980s, Moscú, Progreso, 1989, pp. 116-118. So-bre las reclamaciones a Gran Bretaña de los Mau mau veteranos de guerra,Ken Olende, «Haunteds by history», en Pambazuka News, 443, 23 de julio de2009. Sobre la federación de Tanzania, Haroub Othman, «Tanzania: Beyondsectarian interests», en Pambazuka News, 430 (30 de abril de 2009).

El modelo francés: la Françafrique

Patrick Manning, Francophone Sub-saharan Africa, 1880-1995, Cambridge.Cambridge University Press, 1998; Alexandre Gerbi, Histoire occultée dela décolonisation franco-africaine. Impostures, refoulement et névroses, París,L’Harmattan, 2006; André Nouschi, Les armes retournées. Colonisation etdécolonisation françaises, París, Belin, 2005; Damián Mollet, África sin deuda,Barcelona. Icaria, 2008; Yves Benot, «La décolonisation de l’Afrique françai-se, 1943-1962», en Marc Ferro, Le livre noir du colonialisme, París, Hachette,2004, pp. 689-741; Girardet, L’idée coloniale en France de 1871 à 1962. Unadesmitificación del papel «heroico» de Seku Turé, en Abdoulaye Diallo,Sékou Touré, 1957-1961. Mythe et réalités d’un héros, París, L’Harmattan,2008. Sobre Togo, Gilles Labarthe, Le Togo, de l’esclavage au libéralisme ma-fieux, Marsella, Agone, 2005, pp. 40-49; las ideas de Sylvanus Olympio en suartículo «African problems and the cold war», en Foreign Affairs, 40 (1961-1962), pp. 50-57 (su apuesta por la construcción nacional y la cooperaciónentre naciones contra las vaguedades del panafricanismo); Parti des Travai-lleurs, «105e anniversaire de Sylvanus Olympio», en letogolais.com, 6 de sep-tiembre de 2007 (sobre la desinformación de la prensa española al producirsela muerte de Eyadéma, José Bape, «Complicidad o incompetencia: desinfor-mación en los periódicos españoles tras la muerte de Eyadéma, dictador deTogo», en <www.oozebap.org 2005>); José Bape, ed., El bombero pirómano. Laactuación criminal de Francia en el África contemporánea, s.l., Oozebap, 2006.Sobre Gabón y las personalidades de Léon Mba y Omar Bongo, NicholasShaxson, Poisoned Wells. The Dirty Politics of African Oil, Nueva York, Pal-

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grave Macmillan, 2007, pp. 63-82; el problema es que el petróleo empieza aacabarse en Gabón y urge encontrar nuevos recursos (Lydia Polgreen,«Pristine African park faces development», en New York Times, 22 de febrerode 2009, de donde tomo también la caracterización del régimen de Bongo).Sobre la sucesión de Bongo, Rodrigue Kpogli, «Le fils Bongo hérite du con-trat de métayage de son feu père», en Pambazuka News, 13 de septiembre de2009. Maurice Robert, «Ministre» de l’Afrique. Entretiens avec André Renault,París, Seuil, 2004 (cita de p. 103); Philippe Gaillart, Foccart parle. Entretiensavec Philippe Gaillard, I, París, Fayard-Jeune Afrique, 1995; Alain Peyrefit-te, C’étatit de Gaulle, París, Gallimard, 2002; Glaser y Smith, Comment laFrance, pp. 68-77, 108-109 y 160-161. La cita de Diop, de Boubacar BorisDiop, África más allá del espejo, Barcelona, Oozebap, 2009, pp. 103-104.«The glory days are passing», en The Economist, 16 de diciembre de 2006,pp. 23-24. Sobre la intervención en la República centroafricana, Glaser ySmith, Comment la France a perdu, pp. 129-134; Odile Tobner, Billetsd’Afrique et d’ailleurs, n.º 154, enero de 2007; Lydia Polgreen, «Wedgedamid African crises, a neglected nation suffers», en New York Times, 2 deabril de 2007. Sobre Bozizé y su país, «The International Criminal Court:More suspects in its sights», en The Economist, 26 de mayo de 2007, p. 48 y«Beyond a failed state», 26 de enero de 2008, pp. 38 y 39. Sobre los bandidos«zaraguinas», véanse las noticias publicadas por Amnesty International el 19de septiembre de 2007. Sobre el fin de la Françafrique, Stephen Smith,«Nodding and winking», en London Review of Books, 11 de febrero de 2010,pp. 10-12.

El Congo belga

Los dos textos principales que he seguido en estos párrafos son Ludo deWitte, El asesinato de Lumumba, Barcelona, Crítica, 2002 y Georges Nzon-gola-Ntalaja, The Congo from Leopold to Kabila. A People’s History, Lon-dres, Zed Books, 2002. A los que hay que añadir la documentación publica-da en United States Department of State, Foreign Relations of the UnitedStates 1958-1960, vol. XIV Africa (Congo, pp. 251-644; la reunión entreLumumba y el secretario de Estado norteamericano en pp. 359-366), el ex-tenso estudio que la comisión Church hizo de las responsabilidades norte-americanas, y del papel de Eisenhower, en el asesinato de Lumumba, quepuede consultarse en <www.aarclibrary.org>, y L. Namikas y S. Mazov, TheCongo Crisis, 1960-1961, un amplio dossier de documentos preparado enseptiembre de 2004, que puede consultarse entre los materiales del ColdWar International History Project. Sobre las responsabilidades de Eisen-hower y la CIA en el asesinato, John Prados, Safe for Democracy. The Secret

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notas bibliográficas 79

Wars of the CIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 273-279 y las informacio-nes que De Witte añadió a la edición española de El asesinato de Lumumba,pp. 7-12 y 291-292. Adam Hochschild, «An assassination’s long shadow»,en New York Times, 16 de enero de 2011. David F. Schmitz, The United Statesand Right-Wing Dictatorships, 1965-1989, Nueva York, Cambridge Uni-versity Press, 2006, pp. 9-35; en pp. 83-85, la relación Nixon-Mobutu. Da-tos adicionales de interés en Cameron Duodu, «Patrice Lumumba: the riseand assassination of an African patriot», en Pambazuka News, 513, 20 deenero de 2011. Sobre la rentabilidad del Congo para la metrópoli, FransBuelens y Stefaan Marysse, «Returns on investment during the colonial era:the case of the Belgian Congo», en Economic History Review, 62 (2009), nú-mero especial S1, pp. 135-166. Michela Wrong, Tras los pasos del señorKurtz. El Congo al borde del colapso, Barcelona, Intermón Oxfam, 2005; Jo-seph J. Trento, La historia secreta de la CIA, Barcelona, Círculo de Lectores,2004, pp. 280-282; Weiner, Legacy of Ashes, pp. 162-163; Mbuyi KabundaBadi, El nuevo conflicto del Congo, Madrid, SIAL-Casa de África, 1999, pp.14-15; Guy Vanthemsche, La Belgique et le Congo (Nouvelle histoire de Bel-gique, vol. 4), Bruselas, Complexe, 2007; algunas informaciones puntualesrecogidas sobre el terreno por Tim Butcher, Blood River. A Journey to Africa’sBroken Heart, Londres, Chatto and Windus, 2007, pp. 57-58 y 186-187 y lasnoticias sobre los mercenarios que da Tony Geraghty, Guns for Hire. TheInside Story of Freelance Soldiering, Londres, Portrait, 2007, pp. 46-54. Nan-cy Rose Hunt, «Rewriting the soul in a Flemish Congo», en Past and Pre-sent, n.º 198 (2008), pp. 185-215. Ernesto Che Guevara, Pasajes de la guerrarevolucionaria: Congo, Barcelona, Mondadori, 1999 (citas de p. 99); sobreBob Denard, Véronique Vasseur, Lo que yo he visto en la prisión de la Santé,Hondarribia, Argitaletxe Hiru, 2001, pp. 85-86 y 125; James Srodes, AllenDulles, master of spies, Washington, Regnery, 1999, pp. 495-496; Jean Zié-gler, La contrarrevolución en África, Barcelona, Lumen, 1967, pp. 63-82; Ro-bert, «Ministre» de l’Afrique, pp. 163-178; John Prados, Lost Crusader, Nue-va York, Oxford University Press, 2003, p. 320; Robert L. Beisner, DeanAcheson. A Life in the Cold War, Nueva York, Oxford University Press, 2006,pp. 527-528; William Blum, Killing hope. U.S. Military and CIA Interven-tions since World War II, Montréal, Black Rose Books, 1998, pp. 156-163.Sobre la intervención de los paracaidistas belgas en Stanleyville, JohnQuigley, The Ruses for War. American Interventions Since World War II,Amherst, Prometheus Books, 2007/2, pp. 129-136 y 183-190. El tema de laresponsabilidad de la ONU en la caída de Lumumba es complejo; BrianUrquhart, que era ayudante del subsecretario de la ONU, Ralph Bunche,defiende la actuación de este y de Hammarskjöld, frente a un Lumumbairracional e intratable; pero Nzongola-Ntalaja nos asegura que susinvestigaciones en la documentación de la ONU le han permitido ver el des-

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precio que Bunche sentía por Lumumba y comprobar la colaboración entremiembros del personal de la ONU y los Estados Unidos.

Las colonias portuguesas

Odd Arne Westad, The Global Cold War, Nueva York, Cambridge UniversityPress, 2007, pp. 207-241; Werner, Legacy of Ashes, pp. 348-349. Prados,Safe for Democracy, pp. 439-455, relata la implicación de la CIA y sostieneque fue suya la responsabilidad por haber iniciado una guerra innecesaria.David Birmingham, «Angola», en Patrick Chabal, ed., A History of Postcolo-nial Lusophone Africa, Londres, Hurst and Co., 2002, pp. 137-184; Mark Hu-band, África después de la guerra fría. La promesa rota de un continente, Barce-lona, Paidós, 2004, pp. 63-95; Piero Gleijeses, «Moscow’s proxy? Cuba andAfrica, 1975-1988», en Journal of Cold War Studies, 8 (2006), n.º 2, pp. 3-51(sobre las intervenciones cubanas en Angola y Etiopía, Piero Gleijeses,«Cuba and the Cold War, 1959-1980», en Melvyn P. Leffler y Odd ArneWestad, eds., The Cambridge History of the Cold War, Cambridge, CambridgeUniversity Press, 2010, II, pp. 327-348). Christine Messiant, «Angola:malheur aux vaincus!», en Fabrice Weissman, ed., À l’ombre des guerres justes.L’ordre international cannibale et l’action humanitaire, París, Flammarion,2003, pp. 119-143; Geraghty, Guns for Hire, pp. 55-75; Lisa Rimli, «Eco-nomía de guerra en tiempos de paz. La industria privada de seguridad enAngola», en Dario Azzellini, ed., El negocio de la guerra, Tafalla, Txalaparta,2005, pp. 197-212; Jad Mouawad, «Nowadays, Angola is oil’s topic A», enNew York Times, 20 de marzo de 2007. Malyn Newitt, A history of Mozambi-que, Bloomington, Indiana University Press, 1995 y «Mozambique», en Cha-bal, ed., A History of Postcolonial Lusophone Africa, pp. 185-235; Meredith,Mugabe, pp. 43-44.

Los conflictos étnicos

Mwangi S. Kimenyi, Ethnic Diversity, Liberty and the State. The African Di-lemma, Cheltenham, Edward Elgar, 1997; Jordi Tomás, ed., Secesionismo enÁfrica, Barcelona, Ediciones Bellaterra, 2010 (sobre Nigeria, José María Or-tuño Aix, «Acciones y dividendos en una sociedad fragmentada: Nacionalis-mo, etnicidad y secesionismo en la Nigeria postcolonial», pp. 167-197). Sobreel caso de Botsuana y los bosquimanos, véanse las noticias en Survival(<www.survivalinternational.org>), por ejemplo en 21 de julio de 2010 y18 de enero de 2011; además, Barry Bearak, «For some bushmen, a homelandworth the fight», en New York Times, 4 de noviembre de 2010. Sobre el trato

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notas bibliográficas 81

brutal reservado a los refugiados de Namibia, Gowenius Toka, «The uglyface of Botswana», en Pambazuka News, 480, 5 de mayo de 2010. OusmaneSy, «Le Mali, une nation qui cherche encore un état», en Pambazuka News,edición francesa, 163, 17 de octubre de 2010. José Bape, «Costa de Marfil, ¿elIrak de Francia?», en <www.oozebap.org>; Pierre-Aimée Kipré, «Migracio-nes y construcción de países en el África negra: el caso de Costa de Marfil apartir de mediados del siglo xx», en Debats (Valencia), n.º 99 (2008), pp. 55-68. Sobre los niños esclavos que producen cacao en Costa de Marfil y Ghana,Kevin Bale, Ending Slavery. How We Free Today Slaves, Berkeley, Universityof California Press, 2007. Sobre las elecciones de 2010 y el conflicto conGbagbo véanse los artículos, con opiniones contrastadas, que aparecen en losn.os 511 y 512 de Pambazuka News, de 6 y 13 de enero de 2011, Uche Igwe,«Côte d’Ivoire: Laurent Gbagbo against the world», en Pambazuka News,n.º 510, 16 de diciembre de 2010, y en especial el de Horace Campbell, «Gbagboand the Ivorian test: Moving beyond anti-imperialistic rethoric», que repasatoda la historia de Costa de Marfil independiente; pueden completarse con elde Pierre Sané, del n.º 520, 10 de marzo de 2011 y el de Ley-Ngardigal Djio-madoum en el n.º 185 de la edición francesa de Pambazuka News, 11 de abrilde 2011. Además de Stephen Smith, «The story of Laurent Gbagbo», en Lon-don Review of Books, 19 de mayo de 2011, pp. 10-12.

Samuel Abonyo, «“Tribe” and tribal statistics in Kenya», en PambazukaNews, n.º 446, 3 de septiembre de 2009; M. Mamdani, «The politics of na-ming», en London Review of Books, 26 abril 2007, p. 4. Stefan Wolff, EthnicConflict. A Global Perspective, Oxford, Oxford University Press, 2006. SobreKenia después de Kenyatta, Martin Meredith, The State of Africa. A History ofFifty Years of Independence, Londres, Free Press, 2006, pp. 383-385, 400-404y 687; Stefan Ehlert, Wangari Maathai. La madre de los árboles, Barcelona,Icaria, 2006, pp. 119-121; Korwa G. Adar e Isaac M. Munyae, «Human rightsabuse in Kenya under Daniel Arap Moi, 1978-2001», en African Studies Quar-terly, 5, n.º 1; Johnnie Carson, «From Moi to Kibaki: An assessment of theKenyan transition», en Cold War International History Project, Project Africa,occasional paper series; John Githongo, «Fear and loathing in Nairobi. Thechallenge of reconciliation in Kenya», en Foreign Affairs, 89 (2010), n.º 4,pp. 2-9; Huband, África después de la guerra fría, pp. 318-329; Citizens forJustice, We Lived to Tell. The Nyayo House Story, Nairobi, Friedrich EbertStiftung. Sobre el caso Githongo, Raymond Fisman y Edward Miguel, Eco-nomic Gangsters. Corruption, Violence, and the Poverty of Nations, Princeton,Princeton University Press, 2008, pp. 208-210. No he tenido ocasión, encambio, de consultar el libro que le ha dedicado Michela Wrong, It’s OurTurn to Eat: The Story of a Kenyan Whistleblower, del que hace una interesan-te reseña Bernard Porter («This is Africa, after all. What can you expect?»)en London Review of Books, 26 de marzo de 2009, pp. 4-5. Una muestra de la

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situación actual de los grandes propietarios blancos en Kenia, Jeffrey Get-telman, «Kenya killings put aristocrat in racial fire», en New York Times, 5 deseptiembre de 2006. Sobre la crisis de 2007-2008, Gérard Prunier, «Kenya:roots of crisis», en OpenDemocracy, 7 de enero de 2008, The Economist, 5 deenero de 2008, pp. 34-35 y la carta de sir Edward Clay en The Economist, 12de enero de 2008, p. 13; Horace Campbell, «Drama of the popular strugglefor democracy in Kenya», en Pambazuka News, 3 de enero de 2008; JeffreyGettelman, «Signs in Kenia of a land redrawn by ethnicity», en New YorkTimes, 15 de febrero de 2008 y Maina Kiai, «Kenia: Impunity and the politi-cisation of ethnicity», en Pambazuka News, n.º 444, 30 de julio de 2009. Undebate acerca de los blancos de Kenya se inició con una reseña de BernardPorter en London Review of Books, 3 de marzo de 2005, una queja de NiallFerguson en la propia revista el 19 de mayo, la réplica de David Elstein aPorter, el 2 de junio de 2005, y la respuesta, en el propio número, de Porter.

Sobre la fortuna de Sani Abacha, «Nigeria: $450m of Abacha’s loot mis-sing», en Africa News, 21 de mayo de 2009; Nicholas Shaxson, Treasure Is-lands. Tax Havens and the Men Who Stole the World, Londres, The BodleyHead, 2011, pp. 144-145 (lo de la muerte de Abacha, además, en «Big men,big fraud and big trouble», en The Economist, 28 de abril de 2007, pp. 45-48).«Bribe Britannia», en The Economist, 23 de diciembre de 2006, pp. 55-56.Sobre las elecciones de 2011, Dele Olojede, «Fair vote, fragile democracy»,en New York Times, 21 de abril de 2011.

El régimen de apartheid en África del Sur

Leonard Thompson, A History of South Africa, New Haven, Yale UniversityPress, 1995, pp. 241-277; Westad, Global Cold War, pp. 208-218; VladimirShubin, ANC. A View from Moscow, Bellville, Mayibuye Books, 1999;William Beinart y Saul Dubow, eds., Segregation and Apartheid in Twentieth-century South Africa, Londres, Routledge, 1995; Gordon Winter, Inside Boss,South Africa’s Secret Police, Harmondsworth, Penguin, 1981; James Fergu-son, Global Shadows. Africa in the Neoliberal World Order, Durham, DukeUniversity Press, 2006, pp. 50-66. Sobre las relaciones de los Estados Unidoscon Sudáfrica, y su conducta en el Consejo de Seguridad, David D. Newson,The Imperial Mantle. The United States, Decolonization, and the Third World,Bloomington, Indiana University Press, 2001, pp. 173-175 y 180-184; acercade la vida en uno de los bantustanes, la «República de Ciskei», John Pilger,Hidden Agendas, Londres, Vintage, 1998, pp. 597-610. Sobre sus ambicionesnucleares, Jeffrey Richelson, ed., «U.S. intelligence and the South Africanbomb», en National Security Archive, 13 de marzo de 2006 y Chris McGreal,«Revealed: how Israel offered to sell South Africa nuclear weapons», en The

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notas bibliográficas 83

Guardian, 24 de mayo de 2010. Glenn Frankel, «South Africa: Israel/Apar-theid connections», en AfricaFocus bulletin, 31 de mayo de 2010. Sobre su si-tuación actual, William Gumede, «The left’s challenge is the new poor» yDale T. McKinley, «2010: South-Africa’s upside down world», ambos enPambazuka News, n.º 464 (7 de enero de 2010) y 465 (14 de enero de 2010),respectivamente; Jason Hickel, «From rights to commons», en PambazukaNews, n.º 466, 21 de enero de 2010; «South Africa’s black empowerment.The president says it has failed», en The Economist, 3 de abril de 2010, pp. 36-37; Dale McKinley, «South Africa: the history and character of “black eco-nomic empowerment”», en Pambazuka News, 9 de marzo de 2011; BrendanBoyle, «Massive farm failure in South Africa», en Food Crisis and the GlobalLand Grab, 2 de marzo de 2010; Grasia Mkodzongi, «South Africa: The nextfrontier for land occupations?» y Unemployed People’s Movement, «SouthAfrica: Statement on the national crisis and proposal for a way forward», am-bos en Pambazuka News, n.º 477, 15 de abril de 2010.

Capítulo 7:Las revoluciones frustradas de los años sesenta

Para un panorama general de estos años, Arthur Marwick, The Sixties,Oxford, Oxford University Press, 1998; Mark Kurlansky, 1968. The Yearthat Rocked the World, Nueva York, Ballantine Books, 2004; Jeremi Suri,Power and Protest. Global Revolution and the Rise of Detente, Cambridge,Mass., Harvard University Press, 2003 (en especial el capítulo sobre el len-guaje del disentimiento, pp. 88-130 y «The global disruption of 1968», pp.164-212); James S. Olson, ed., Historical Dictionary of the 1960’s, Westport,Greenwood Press, 1999, etc. Oliver «Buck» Revell, A G-man’s Journal, NuevaYork, Pocket Books, 1998, pp. 69-70. Ellen Schrecker, Many Are the Crimes.McCarthysm in America, Boston, Little Brown, 1998, p. 400.

La revolución de los estudiantes

Suri, Power and Protest, pp. 166-181 (complementariamente, del propio au-tor, «Counter-cultures: the rebellions against the Cold War, 1965-1975», enMelvyn P. Leffler y Odd Arne Westad, eds., The Cambridge History of theCold War, Cambridge, Cambridge University Press, 2010, II, pp. 460-481).La definición de la «nueva izquierda» procede de Doug Rossinow, «TheNew Left in the counterculture: hypotheses and evidence», en Radical His-tory Review, 1997 (n.º 67), pp. 79-120. Marwick, The Sixties, pp. 536-555;

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Gerd-Rainer Horn, The Spirit of ’68. Rebellion in Western Europe and NorthAmerica, 1956-1976, Oxford, Oxford University Press, 2007, pp. 54-67 y81-85. Servando Rocha, Los días de furia. Contracultura y lucha armada en losEstados Unidos, 1960-1985, La Laguna, La Felguera, 2005/2; André Schif-frin, Una educación política. Entre París y Nueva York, Barcelona, Península,2008, pp. 126-135; John D. Skrentny, The Minority Rights Revolution, Cam-bridge, Mass., Belknap Press, 2002; Kurlansky, 1968, pp. 81-102. UweBergmann, Rudi Dutschke, Wolgang Lefèvre y Bernd Rabehl, La rebelión delos estudiantes, Barcelona, Ariel, 1976; Rudi Dutschke, Tentativas de poner aLenin sobre los pies, Barcelona, Icaria, 1976. Nanni Balestrini y Primo Moro-ni, La horda de oro (1968-1977). La gran ola revolucionaria y creativa, políticay existencial, Madrid, Traficantes de sueños, 2006, pp. 259-280; Pierre Vidal-Naquet, Mémoires. 2. Le trouble et la lumière (1955-1998), París, Seuil, 2007,pp. 282-295. El policía alemán que mató a un estudiante en Berlín se ha sabi-do más tarde que espiaba para la Stasi de la RDA, lo cual no parece tenernada que ver con su actuación en este caso.

El relato de los acontecimientos de París en 1968 se basa esencialmenteen una amplia colección de periódicos, documentos de la época (impresos ypolicopiados), octavillas, etc. reunidos coetáneamente y que se encuentranen el archivo del autor. Un resumen día a día de los acontecimientos en Bulle-tin du Syndicat National de l’Enseignement Supérieur, junio de 1968, pp. 2-10y en L’enseignement public, n.º 11, juin 1968, pp. 12-23. Una buena colecciónde fotografías de los sucesos en Noir et blanc. Numéro special. Les journées demai (publicado probablemente en los primeros días de junio). Paralelamentese han utilizado, además de las obras más generales citadas más arriba, libroscomo el de Bernard Brillant, Les clercs de 68, París, P.U.F., 2003; el de Kris-tin Ross, May ’68 and its Afterlives, Chicago, University of Chicago Press,2002, etc. Sobre el movimiento situacionista, Simon Ford, The SituationistInternational. A User’s Guide, Londres, Black Dog Publishing, 2005; Horn,The Spirit of ’68, pp. 5-18 y Eric Roussel, Charles de Gaulle, París, Gallimard,2002, pp. 850-883.

A continuación se indican las referencias exactas de los documentos en elorden en que se utilizan en el texto: «Union Nationale des Étudiants de Fran-ce: Appel à la population» y «Le Bureau National de l’UNEF aux organisationssyndicales»; Mouvement d’Action Universitaire, «À Berlin comme à Parisun mot d’ordre: Écrassons l’étudiant»; Mouvement du 22 Mars: «Tous à lamanifestation lundi 6 mai», Jeunesse Communiste Révolutionnaire, «D’ouvient la violence?» (hojas del 4 y 5 de mayo convocando a la manifestacióndel día 6) y «Roche Demission», (hoja del mismo 6 de mayo). Action, n.º 1, 7de mayo de 1968 y hojas diversas de los días 7 a 10 de mayo del Mouvement22 de marzo, con instrucciones para defenderse de los gases que lanza la poli-cía, de la Jeuneusse Communiste Révolutionnaire (trotskista), etc. «La rage

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au ventre», una hoja que en su segunda cara daba los nombres, direcciones yteléfonos del Consejo de la Universidad, para estimular a la agresión. Sobrela actuación de los estudiantes de secundaria, Partisans, n.º 49, septiembre-octubre de 1969, «Le mouvement des lycéens». Action, n.º 2, 13 de mayo de1968; hoja de los Comités d’Action Universitaire. Las protestas contra labrutalidad policial aparecen en una serie de hojas, de contenido semejante,demasiado numerosas para citarlas, que convocan a la manifestación del día13. La convocatoria la hacen, por una parte, UNEF-UGE, SNESup, CALy el Movimiento 22 de marzo y por otra los sindicatos, CGT, CFDT y laFEN. El PSU se solidariza con los estudiantes y propugna la huelga general,convencido de que «al gaullismo no le debe suceder otra forma de sociedadburguesa, sino una sociedad socialista bajo el control democrático de los tra-bajadores» («De Gaulle jette le masque»), mientras que la Unión de los estu-diantes comunistas se limita a pedir la transformación de la universidad («Lespropositions des communistes. Contre l’université de classe. Pour une uni-versité démocratique»). «Thèatre de poche», 21 de mayo de 1968; «Document»de denuncia de los abusos policiales de los États Généraux du Cinéma (sobreestas colaboraciones, Brillant, Les clercs de 68, pp. 257-306, «L’imaginationau pouvoir: tous créateurs»). Union Jeunesse Communiste (ml), maoístas,«Et maintenant, aux usines» (7 de mayo). La Féderation des Étudiants Révo-lutionnaires (Révoltés), que afirmaba haber llevado más de 5.000 estudiantesy trabajadores a la manifestación exponía sus reivindicaciones en una segun-da hoja, del 24 de mayo, en que convocaba a «centenares de millares de estu-diantes y profesores» a manifestarse. Action, n.º 3; Mouvement du 10 mai,«Debout peuple ouvrier!» (19 de mayo); Mouvement de soutien aux luttes dupeuple, «Vive la révolte ouvrière!» y Comité de soutien aux luttes des travai-lleurs du bassin Creillois, «Contre le gouvernement Gaulliste anti-populairede chomâge et misère» (ambos de alrededor del 17 de mayo), etc. En estosdías se multiplican los textos en que los estudiantes «pasan la dirección de lalucha» a los trabajadores; Jeunesse Communiste Révolutionnaire, «Travai-lleurs, étudiants» (21 de mayo). «Déclaration du Bureau Politique du partiCommuniste Français, París le 25 mai 1968, 18 heures 30.» La justificaciónde la política del PCF se haría en un número especial de La nouvelle critique,junio de 1968. Una octavilla gaullista, dirigida a los estudiantes («Étu-diants...») trae a colación una frase de Cohn-Bendit sobre la bandera francesapara condenar a los «agitadores extranjeros». «Llamamiento a todos los traba-jadores», en versión castellana, firmado por «Comité “Enragés”-Internacio-nal Situacionista. Consejo para el mantenimiento de las ocupaciones». Lostextos que sostienen que la lucha continúa o que, como dicen los trotsquis-tas, «una primera fase de la revolución comenzada en mayo ha acabado.Una nueva fase comienza», o que pretenden conseguir movilizaciones contrala represión son numerosos aún en los primeros días de junio. Sobre la mise-

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ria de un Cohn-Bendit, convertido años después en defensor de la economíacapitalista y del orden establecido, puede verse, por ejemplo, la entrevistapublicada en El temps, Valencia, 17 de octubre de 2000, pp. 43-45.

Sobre México: Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticosdel Pasado, Informe histórico a la sociedad mexicana. 2006, tema 3.º «Movi-miento estudiantil de 1968». Un extenso documento oficial al que se puedeacceder a partir de la web de National Security Archive, James C. McKinley,jr, «Mexican report cites leaders for “dirty war”», 23 de noviembre de2006. De la misma procedencia, en National Security Archive, Kate Doyle,«The Tlatelolco massacre. U.S. documents on Mexico and the events of1968», 10 de octubre de 2003; «The dead of Tlatelolco», en National Secu-rity Archive, 1 de octubre de 2006 y «2 de octubre de 1968. Verdad bajoresguardo», en 2 de octubre de 2008, donde se denuncian los obstáculosque el Gobierno del presidente Calderón estaba poniendo a la investiga-ción de lo sucedido cuarenta años antes. Una síntesis de toda la documenta-ción aportada se puede consultar a partir de su web, «The Mexico project»,dirigida por Kate Doyle. De la propia Kate Doyle, «The Corpus Christimassacre», en National Security Archive, 10 de junio de 2003; «Report do-cuments 18 years of “dirty war” in México», 26 de febrero de 2006. Ade-más, Paco Ignacio Taibo II, 68, Madrid, Traficantes de sueños, 2006, citade p. 101; Joaquín Leguina y Antonio Ubierna, Años de hierro y esperanza,Madrid, Espasa, 2000, pp. 213-250; Kurlansky, 1968, pp. 321-344. SobrePolonia, Kurlansky, 1968, pp. 118-128.

La lucha por los derechos civiles en los Estados Unidos

Nick Kotz, Judgment Days. Lyndon Baines Johnson, Martin Luther King Jr.,and the Laws that Changed America, Nueva York, Houghton Mifflin, 2005,pp. 42-52, 77-80, 384-388 y 401-415; Taylor Branch, America in the KingYears, (Parting the Waters, 1954-63, Pillar of Fire, 1963-65, At Canaan’sEdge, 1965-68), Nueva York, Simon and Schuster, 1988-2006; Suri, Powerand Protest, pp. 181-186. Nelson Blackstock, Cointelpro. The FBI’s SecretWar on Political Freedom, Nueva York, Pathfinder, 2001/4; Rocha, Losdías de furia, passim. Contra la visión heroica de los black panthers,Stanley Crouch, «By any means necessary», en New York Times, 10 de sep-tiembre de 2006. El gesto de Rosa Parks se produjo nueve meses despuésdel de una joven de 15 años, Claudette Colvin (Brooks Barnes, «Fromfootnote to fame in civil rights history», en New York Times, 29 de noviem-bre de 2009).

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notas bibliográficas 87

El comienzo de la era Brézhnev y la primavera de Praga

Vladislav M. Zubok, Un imperio fallido. La Unión Soviética durante la guerrafría, Barcelona, Crítica, 2008; Anatoly S. Chernyaev, Diary 1986, publicadoen mayo de 2007 por National Security Archive, entrada de 7 de junio de 1986y Diary 1988, publicado en mayo de 2008, entrada de 24 de abril, por lo quese refiere a la corrupción del yerno de Brézhnev.

Vladimir V. Kusin, The Intellectual Origins of the Prague Spring. The De-velopment of Reformist Ideas in Czechoslovakia 1956-1967, Cambridge, Cam-bridge University Press, 2002 (ed. original de 1971), cita de p. 141; MijailGorbachov y Zdenêk Mlynár, Conversations with Gorbachev on Perestroika,the Prague Spring and the Crossroads of Socialism, Nueva York, Columbia Uni-versity Press, 2002, pp. 39-43 y 57-62; Mark Kramer, «New sources on the1968 invasion of Czechoslovaquia», en Cold War International History ProjectBulletin, n.º 2 (1992) y «Attaché note from Prague on events in Czechoslo-vakia from 28 July to 5 August 1968», en Virtual Archive 2.0. Salvador LópezArnal, La destrucción de una esperanza. Manuel Sacristán y la primavera dePraga: lecciones de una derrota, Madrid, Akal, 2010. Sobre algunos antece-dentes, John P.C. Mathews, «Majales: The abortive student revolt in Cze-choslovakia in 1956», en working paper, n.º 24, Washington, Cold War Inter-national History Project, 1998. Pero, como aclara Mlynár, en Checoslovaquiano hubo movimientos sociales de protesta en 1956. Robert Service, Historiade Rusia en el siglo xx, Barcelona, Crítica, pp. 361-363. Christopher Andrewy Oleg Gordievski, KGB. La historia interior de sus operaciones desde Lenin aGorbachov, Barcelona, Plaza y Janés, 1991, pp. 595-596.

Los primeros alborotos de 1969 se produjeron el 21 de marzo; segúnMitrokhin la KGB preparó a unos alborotadores para que el 28 de marzo,después de una segunda victoria checa en hockey sobre hielo, promoviesenincidentes lo suficientemente graves como para presionar a Dubcek paraque dimitiese, evitando una nueva intervención rusa (Christopher Andrewy Vasili Mitrokhin, The Mitrokhin Archive. The KGB in Europe and theWest, Londres, Allen Lane, 1999, pp. 342-343).

La revolución cultural de los sesenta

Trabajo directamente con las obras literarias que cito: Allen Ginsberg,Collected Poems, 1947-1997, Nueva York, Harper Perennial, 2006. Uso tam-bién Illuminated Poems, Nueva York, Four walls eight windows, 1996, citasde pp. 42, 76 y 117; The Book of Martyrdom and Artifice, Cambridge, MA.,Da Capo Press, 2006 (sobre los recelos actuales ante su obra, Patricia Cohen,«“Howl” in an era that fears indecency», en New York Times, 4 de octubre de

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2007); W. Burroughs, Naked Lunch. The Restored Text, con una introduc-ción de J.G. Ballard, Londres, Harper Perennial, 2005; Jack Kerouac, On theRoad, Londres, Penguin, 2000 y On the Road. The Original Scroll, NuevaYork, Viking, 2007; Ed Adler, Departed Angels. Jack Kerouac, the Lost Pain-tings, Nueva York, Thunder’s mouth press, 2004; Charles Bukowski,Burning in Water Drowning in Flame, Santa Rosa, Black Sparrow Press, 200(cito partes de su introducción, escrita en 1974), así como la edición bilingüede Lo más importante es saber atravesar el fuego, Barcelona, La poesía, señorhidalgo, 2002. Dennis McNally, Jack Kerouac. América y la generación beat.Una biografía, Barcelona, Paidós, 1992. Fred Kaplan, 1959. The Year EverythingChanged, Hoboken, John Wiley, 2009, toma pretexto de la obra de la beatgeneration para pretender que los cambios de los sesenta nacieron en reali-dad en 1959; no parece haber convencido a nadie. Sobre la influencia deGinsberg en los beatles John Lennon y Paul McCartney, Horn, The Spiritof ’68, pp. 17-18. Tomo algunos datos del prólogo de Ralph Metzner a laedición bilingüe del Devocionario psicodélico de Leary, Madrid, Tf editores,2003, pp. 9-26. Sobre la «Comisión acerca de la pornografía y la obsceni-dad», Walter Kendrick, The Secret Museum. Pornography in Modern Culture,Berkeley, University of California Press, 1996, pp. 213-220. Sobre Woodstock,Paul Krassner, «On the 40th anniversary of Woodstock», en HuffingtonPost, 14 de agosto de 2009. La contrarrevolución ha producido denunciasestúpidas sobre los horrores de los sesenta como las de Hilton Kramer, TheTwilight of the Intellectuals. Culture and Politics in the Era of the Cold War,Chicago, Ivan R.Dee, 1999 (por ejemplo, en pp. 306-307). Sobre el supuestoaggiornamento católico, Jean-Pierre Moisset, Histoire du catholicisme, Pa-rís, Flammarion, 2006, pp. 451-488. La reflexión de Todd Gitlin acerca de laesterilidad política del movimiento estudiantil, en su libro, The Bulldozer andthe Big Tent, Nueva York, John Wiley and Sons, 2007. Sobre los movimientosen favor del desarme nuclear, Lawrence S. Wittner, Confronting the Bomb. AShort History of the World Disarmement Movement, Stanford, Stanford Uni-versity Press, 2009; sobre la vigilancia a que fueron sometidos en Gran Bre-taña, Christopher Andrew, The Defence of the Realm. The Authorized Historyof MI5, Londres, Allen Lane, 2009, pp. 673-674. Sobre el uso por la CIA delas drogas en los interrogatorios, un uso que sigue en las cárceles secretas ac-tuales, véase Jeffrey T. Richelson, The Wizards of Langley. Inside the CIA’sDirectorate of Science and Tehnology, Boulder, Co., Westview Press, 2001 yH.P. Albarelli, jr y Dr. Jeffrey S. Kaye, «The hidden tragedy of the CIA ex-periments with children», en Truthout, 11 de agosto de 2010.

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notas bibliográficas 89

Capítulo 8: La guerra fría en Asia

Tsuyoshi Hasegawa, ed., The Cold War in East Asia, 1945-1991, Stanford,Stanford University Press, 2011, en especial la introducción de T. Hase-gawa, «East Asia-The second significant front of the cold war», pp. 1-34, yIlya V. Gaiduk, «The second front of the Soviet cold war: Asia in the systemof Moscow’s foreign policy priorities, 1945-1956», pp. 63-80, donde semuestra el escaso interés de Stalin por las revoluciones asiáticas. Richard J.Aldrich, G. D. Rawnsley y M-Y. T. Rawnsley, eds., The Clandestine ColdWar in Asia, 1945-1965, Londres, Frank Cass, 2000.

El fracaso de la utopía maoísta

Una fuente de información esencial para este capítulo ha sido Mark Dikötter,Mao’s Great Famine. The History of China Most Devastating Catastrophe,1958-62, Londres, Bloomsbury, 2010, que resulta útil, además de por su es-tudio de la hambruna, por su excelente información acerca de la evoluciónpolítica interna; véanse las críticas que le formula Michael Dillon en TimesLiterary Supplement, 7 de enero de 2011, p. 13 y la réplica de A. Foster-Car-ter en TLS, 18 de febrero de 2011, p. 6. Philip Short, Mao, Barcelona, Críti-ca, 2003, pp. 465-475 y 482-505; William Hinton, Fanshen: un documento sobrela revolución en una aldea china, Barcelona, Laia, 1977; Jasper Becker, Hun-gry Ghosts. China’s Secret Famine, Londres, John Murray, 1996; una inter-pretación más ponderada en Cormac Ó Gráda, «The ripple that drowns?Twentieth-century famines in China and India as economic history», en Eco-nomic History Review, 61, agosto de 2008, pp. 5-37. Gao Wenquian, Zhou Enlai.The Last Perfect Revolutionary, Nueva York, Public Affairs, 2007; ImmanuelC.Y. Hsü, The Rise of Modern China, Nueva York, Oxford University Press,1995/5, pp. 655-658; Michael Dillon, China. A Modern History, Londres,Tauris, 2010, pp. 316-318; Li Zhisui, La vida privada del presidente Mao, Bar-celona, Planeta, 1995, pp. 242, 316-324 y 334-335; Ross Terrill, Mao. A Bio-graphy, Nueva York, Simon and Schuster, 1980, pp. 290-291. Sobre las inter-venciones de Mao en la conferencia de Moscú de 1957, Zhihua Shen y YafengXia, «Hidden currents during the honeymoon. Mao, Khrushchev, and the1957 Moscow conference», en Journal of Cold War Studies, 11 (2009), n.º 4,pp. 74-117 y Pietro Ingrao, Pedía la luna, Barcelona, Península, 2008, pp.280-281. Sobre el conflicto con los soviéticos, Chen Jian, La China de Mao yla Guerra Fría, Barcelona, Paidós, 2005, pp. 106-139 y 257-316 (la batalla deQuemoy); Aleksandr Fursenko y Timothy Naftali, Khruschev’s Cold War,Nueva York, Norton and Company, 2006, pp. 178-182; Vladislav M. Zubok,Un imperio fallido. La Unión Soviética durante la Guerra Fría, Barcelona, Crí-

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tica, 2008, pp. 218-220 y Shu Guang Zhang, «The Sino-Soviet alliance andthe Cold War in Asia», en Melvyn P. Leffler y Odd Arne Westad, eds., TheCambridge History of the Cold War, Cambridge, Cambridge UniversityPress, 2010, pp. 353-376. Sobre los errores del modelo industrializador so-viético, Robert C. Allen, Farm to Factory. A Reinterpretation of the Soviet In-dustrial Revolution, Princeton, Princeton University Press, 2003. Hay quetomar con muchas reservas lo que se dice en Jung Chang y Jon Halliday,Mao. La historia desconocida, Madrid, Taurus, 2006, pp. 541-554.

Indonesia: la dictadura de Suharto

R. E. Elson, Suharto. A Political Biography, Cambridge, Cambridge Univer-sity Press, 2001; Benedict Anderson, «Exits Suharto. Obituary for a medio-cre tyrant», en New Left Review, 50 (marzo/abril de 2008), pp. 27-59; Ma-rilyn Berger, «Suharto, former Indonesian dictator, dies at 86», en New YorkTimes, 28 de enero de 2008. Duane R. Clarridge, A Spy for All Seasons. MyLife in the CIA, Nueva York, Scribner, 1997, p. 75; Audrey y George Kahin,Subversion as Foreign Policy. The Secret Eisenhower and Dulles Debacle in In-donesia, Seattle, University of Washington Press, 1995; James Srodes, AllenDulles, Master of Spies, Washington, Regnery, 1999; John Quigley, The Ru-ses for War. American Interventions since World War II, Amherst, PrometheusBooks, 2007/2, pp. 79-86; John Prados, Lost Crusader, Nueva York, OxfordUniversity Press, 2003, pp. 147-157; Tim Weiner, Legacy of Ashes. The His-tory of the CIA, Londres, Allen Lane, 2007, pp. 258-262; John Pilger, TheNew Rulers of the World, Londres, Verso, 2002, pp. 15-44; Mark Curtis,«Complicidad con un millón de muertes», en John Pilger, ed., ¡Basta de men-tiras! El periodismo de investigación que está cambiando el mundo, Barcelona,RBA, 2007, pp. 408-420; Odd Arne Westad, The Global Cold War, NuevaYork, Cambridge University Press, 2007, pp. 185-189; Lashmar y Oliver,Britain’s Secret Propaganda War, pp. 6-10 (cita de p. 10); Adam Schwarz, ANation in Waiting. Indonesia in the 1990s, Boulder, Westview Press, 1994.Las cifras de Ricklef en un artículo, «The future of Indonesia», en HistoryToday, diciembre de 2003, pp. 46-53 (cita de p. 51). La expresión gangstercapitalism la emplea Margaret Scott en el Times Literary Supplement de 21de julio de 2000, p. 26. Una colección de documentos sobre los abusos y lacorrupción de Suharto, y sobre la tolerancia y apoyo de los Estados Unidos,se encontrará en National Security Archive, «Suharto: a declassified documen-tary obit», en edición de Brad Simpson, 28 de enero de 2008. El testimonio deDavid D. Newsom en The Imperial Mantle. The United States, Decoloniza-tion, and the Third World, Bloomington, Indiana University Press, 2001, p.58; las noticias adicionales proceden de los documentos publicados por Na-

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tional Security Archive el 6 de diciembre de 2001. Sobre el apoyo incondicio-nal del Banco Mundial, Eric Toussaint, El Banco Mundial. El golpe de estadopermanente, Barcelona, El Viejo Topo, 2007, pp. 109-112. Sobre la invasióny destrucción de Timor Oriental, James J. Fox y Dionisio Babo Soares, eds.,Out of the Ashes. Destruction and Reconstruction of East Timor, Adelaide,Crawford House, 2000. La frase de Newson se reproduce en Brian Tootheyy Marian Wilkinson, «Los documentos de Timor», en Pilger, ed., ¡Basta dementiras!, pp. 167-182, cita de p. 177. Tariq Ali, «Our Herods», en New LeftReview, 5, septiembre/octubre de 2000, pp. 5-14. Se hace difícil aceptar eneste caso la opinión de David F. Schmitz, The United States and Right-WingDictatorships, 1965-1989, Nueva York, Cambridge University Press, 2006,p. 47 de que los acontecimientos de octubre de 1965 tomaron a los norteame-ricanos por sorpresa. Sobre el apoyo de Carter, Stephen Zunes, «RichardHolbroke represented the worst of the foreign policy establishment», en Tru-thout, 14 de diciembre de 2010.

La «revolución cultural» china

El libro que se ha empleado fundamentalmente, y que proporciona la mayorparte de las citas, demasiado numerosas para consignarlas en detalle, es el deRoderick MacFarquhar y Michael Schoenhals, La revolución cultural china,Barcelona, Crítica, 2009, complementándolo con las reseñas del «forum» de-dicado a este libro en Journal of Cold War Studies, 10 (2008), n.º 2, pp. 97-130. Song Yongyi, Les massacres de la Révolution culturelle, París, BuchetChastel, 2008; Li Zhensheng, Red-color News Soldier, Londres, Phaidon,2003. La hija de Deng Xiaoping nos ofrece una visión desde dentro en DengRong, Deng Xiaoping y la revolución cultural. Su hija recuerda los años críticos,Madrid, Editorial Popular, 2006. Short, Mao, pp. 543-599; Chang y Halli-day, Mao. La historia desconocida, pp. 627-689. Además, Joan Robinson, TheCultural Revolution in China, Harmondsworth, Penguin, 1969, pp. 49-53; Ci-tations du président Mao Tsé-toung. Le petit livret rouge, París, Seuil, 1967, p.4; Terrill, Mao. A biography, pp. 355 y 478-479; Stefan R. Landsberger et al.,Chinese Propaganda Posters, Colonia, Taschen, 2003. Sobre las cotizacionesen rojo en la bolsa, «Seeing red», en The Economist, 3 de mayo de 2008, pp.82-83. El complejo tema del enfrentamiento chino-soviético, y las especula-ciones acerca de sus motivos, puede seguirse en Journal of Cold War Studies,12 (2010), n.º 1, en el «Forum: Mao, Khrushchev, an China’s split with theURSS» (pp. 120-165) en que se discute en torno al libro de Lorenz M. Lüthi,The Sino-soviet Split: Cold War in the Communist World, Princeton Universi-ty Press, 2008; en el mismo número, un artículo de Nicholas Koo se ocupa deesta misma cuestión en relación con la guerra de Vietnam. Lorenz Lüthi,

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«Chinese foreign policy, 1960-1979», en Hasegawa, The Cold War in EastAsia, pp.152-179. También en James Hershberg, Sergei Radchenko, PéterVámos y David Wolff, The Interkit Story: A Window into the Final Decades ofthe Sino-Soviet Relationship, Cold War International History Project,working paper, n.º 63, febrero de 2011.

India y Pakistán: la crisis de 1971 y la emergencia

Ramachandra Guha, India after Gandhi. The History of the World’s LargestDemocracy, Nueva York, Harper Perennial, 2008, pp. 445-465; Tariq Ali, Pa-kistán en el punto de mira de los Estados Unidos. El duelo, Madrid, Alianza,2008, pp. 73-152 (lo de que los generales le propusieran a Indira invadir elPakistán occidental en pp. 256-257); Ian Ralbot, Pakistan. A Modern History,Londres, Hurst and Co., 2005/2, pp. 194 y ss. Departamento de Estado [delos Estados Unidos], Soviet-American Relations. The Détente Years, 1969-1972, Washington, United States Government Printing Office, 2007, pp.519-554 («“A watershed in our relationship”. The war in South Asia»);William Bundy, A Tangled Web. The Making of Foreign Policy in the NixonPresidency, Nueva York, Hill and Wang, 1998, pp. 269-292; Departamentode Estado de los Estados Unidos, Foreign relations, 1969-1976, volume XI,South Asia crisis, 1971. Sidney Wolpert, A New History of India, Nueva York,Oxford University Press, 1993/4, pp. 384-395; Henry Kissinger, WhiteHouse Years, Londres, Phoenix Press, 2000, pp. 842-918; Jussi Hanhimäki,The Flawed Architect. Henry Kissinger and American Foreign Policy, NuevaYork, Oxford University Press, 2004, 154-168 y 174-182. ChristopherHitchens, The Trial of Henry Kissinger, Londres, Verso, 2001, pp. 44-54, dondese acusa a Kissinger de poco menos que de complicidad en el asesinato deMujib. Ben Kiernan, Blood and Soil, New Haven, Yale University Press,2007, pp. 572-576. Sobre Zia ul-Haq, John K. Colley, Unholy Wars. Afgha-nistan, America and International Terrorism, Londres, Pluto Press, 2001/2,pp. 48-65. Sobre los programas nucleares de ambos países, Stephanie Cooke,In Mortal Hands. A Cautionary History of the Nuclear Agwe, Nueva York,Bloomsbury, 2009, pp. 262-278.

El milagro asiático: Japón y los «cuatro tigres»

Walter Lafeber, The Clash. U.S.-Japanese Relations throughout History, Nue-va York, Norton, 1997; Takemae Eiji, The Allied Occupation of Japan, NuevaYork, Continuum, 2003; Paul J. Bailey, Postwar Japan. 1945 to the Present,Oxford, Blackwell, 1996; George F. Kennan, Memoirs, 1925-1950, Boston,

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Little, Brown and Co., 1967, pp. 387-393; Milton W. Meyer, Japan. A Conci-se History, Lanham, Rowman & Littlefield, 2009/4, pp. 228-233; Alex Kerr,Dogs and Demons. The Fall of Modern Japan, Londres, Penguin, 2001; Mi-chael Schuman, The Miracle. The Epic Story of Asia’s Quest for Wealth, NuevaYork, Harper, 2009, pp. 10-20; Kazuhiko Togo, «Japan’s foreign policy un-der Détente: relations with China and the Soviet Union, 1971-1973», en Ha-segawa, The Cold War in East Asia, pp.180-212; «The man who remade Ja-pan», en The Economist, 16 de septiembre de 2006, pp. 65-67 (cita de p. 65);Meredith Jung-en Woo, «The new East Asia», en New Left Review, n.º 47(septiembre/octubre de 2007), pp. 57-69; Mamoru Sorai, «Historia de una“democracia diferente”: la posguerra en Japón», en Istor, VI (2005); n.º 21,pp. 68-98; «Time to arise from the great slump», en The Economist, 22 de ju-lio de 2006, pp. 77-79. «No comfort», editorial de The New York Times, 6 demarzo de 2007. Gavan McCormack, «Japan’s iron triangle», en New Left Re-view, second series, 13 (2002), pp. 5-23. George R. Packard, «The UnitedStates-Japan security treaty at 50. Still a grand bargain?», en Foreign Affairs,89 (2010), n.º 2, pp. 92-103.

Eric Jones, Lionel Frost y Colin White, Coming Full Circle. An EconomicHistory of the Pacific Rim, Boulder, Westview Press, 1993; Paul Krugman et.al., Asia Rising or Falling? A Foreign Affairs Reader, Washington, Council onForeign Relations, 1998; Chae-Jin Lee, A Troubled Peace. U.S. Policy and theTwo Koreas, Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2006, pp. 37-63 y 102-111; Don Oberdorfer, The Two Koreas. A Contemporary History,Nueva York, Basic Books, 2001 (edición revisada); Nobuo Shimotomai, «KimIl Sung’s balancing act between Moscow and Beijing, 1956-1972», en Hase-gawa, The Cold War in East Asia, pp. 122-151.

Chalmers Johnson, Blowback. The Costs and Consequences of AmericanEmpire, Londres, Time-Warner, 2002, pp. 98-122, Schuman, The Miracle,pp. 29-54, sobre Park Chung Hee y la industrialización de Corea del Sur; pp.243-264 sobre Mahathir y Malasia. David K. Wyatt, Thailand. A Short His-tory, New Haven, Yale University Press, 2003/2; Weiner, Legacy of Ashes,pp. 257-258. Sobre el papel político del rey Bhumibol, «A right royal mess»,en The Economist, 6 de diciembre de 2008, pp. 29-31.

Sobre Birmania, Thant Myint-U, The River of Lost Footsteps. Histories ofBurma, Nueva York, Farrar, Straus and Giroux, 2006; Ben Morris, «LeavingBurma behind», en History Today, enero de 2008, pp. 51-53. Una reflexión so-bre la situación actual del país, Thant Myint-U: «What to do about Burma»,en London Review of Books, 8 de febrero de 2007, pp. 31-33; Aung Zaw,«Burma’s question», en OpenDemocracy, 26 de septiembre de 2007; JoshuaKurlantzick, «Personality cults», en London Review of Books, 18 de octubrede 2007, pp. 13-14; Mary Callahan, «Myanmar’s perpetual junta», en NewLeft Review, 60 (noviembre/diciembre de 2009), pp. 27-63. La situación ac-

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tual puede seguirse día a día en la web de <burmanet.org> y en Burmanet News(sobre las elecciones de 2010 véase, por ejemplo, Burmanet News, noviembrede 2010). Acerca del gas natural y de las violaciones de derechos humanos,véase los diversos informes publicados entre 2009 y 2011 por Earth Rights Inter-national <www.earthrights.org>, como The Burma-China Pipelines: HumanRights Violations, Applicable Law, and Revenue Secrecy, marzo de 2011.

China: el reflujo (1968-1976)

Gao Wenquian, Zhou Enlai, pp. 89 y ss. (una compleja versión de la huida ymuerte de Lin Biao en pp. 201-227; sobre la negativa de Mao a que se operasea Zhou, pp. 235-236). Gilbert Mury, De la révolution culturelle au X Congrèsdu parti communiste chinois, París, Union Générale d’Éditions, 1973, 2 vols.Lin Chun, La transformación del socialismo chino, Barcelona, El Viejo Topo,2008; Lorenz Lüthi, «Chinese foreign policy, 1960-1979», en Hasegawa, TheCold War in East Asia, pp. 152-179. Margaret Macmillan, Nixon and Mao.The Week that Changed the World, Nueva York, Random House, 2007 y la in-teresante reseña de este libro hecha por Roderick MacFarquhar («Mission toMao», en New York Review of Books, 28 de junio de 2007, pp. 67-71); WilliamBurr, ed., The Kissinger Transcripts. The Top Secret Talks with Beijing andMoscow, Nueva York, The New Press, 1998; Henry Kissinger, Mis memorias,Buenos Aires, Atlántida, 1980/4, pp. 582-633; Chen Jian, La China de Mao,pp. 363-416; Yafeng Xia, «China’s elite politics and Sino-american rappro-chement, january 1969-february 1972», en Journal of Cold-war Studies, 8(2006), n.º 4, pp. 3-28. Ya en el IX congreso Mao había dicho a un colega: «Sila salud de Lin falla, volveré a traer a Deng». De hecho él se consideraba enuna posición de centro, con Deng a la derecha y Lin a su izquierda.

Capítulo 9: La distensión (1969-1976)

Richard M. Nixon

Melvin Small, The Presidency of Richard Nixon, Lawrence, University Pressof Kansas, 1999; Robert Dallek, Nixon and Kissinger. Partners in Power, Lon-dres, Allen Lane, 2007; Anthony Summers, Nixon. La arrogancia del poder,Barcelona, Península, 2003; Conrad Black, Richard Nixon: A Life in Full,Nueva York, PublicAffairs, 2007; William Safire, Before the Fall. An InsideView of the Pre-Watergate White House, New Brunswick, TransactionPublishers, 2005/2, passim (pp. 97 y ss. sobre su complejo carácter; pp. 307-

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315 para una visión del populismo nixoniano, etc.). Rick Perlstein, Nixon-land. The Rise of a President and the Fracturing of America, Nueva York,Scribner, 2008, nos ha proporcionado un brillante análisis de «la fractura deNorteamérica» que se inició con Nixon (entre los muchos textos suscitadospor este libro se ha usado la reseña de Thomas J. Sugrue en The Nation). TedSorensen discute la influencia de los debates televisivos con Kennedy en«When Kennedy met Nixon: the real story», en New York Times, 25 de sep-tiembre de 2010. Jeremi Suri, Henry Kissinger and the American Century, NewHaven, Harvard University Press, 2007; John Prados, Vietnam. The Historyof an Unwinnable War, 1945-1975, Lawrence, University Press of Kansas,2009, pp. 188-302; James MacGregor Burns, Running Alone. PresidentialLeadership JFK to Bush II. How it has Failed and How We Can Fix it, NuevaYork, Basic Books, 2006, pp. 93-106; Henry Kissinger, White House Years yYears of Upheaval, Londres, Phoenix, 2000 (las ediciones originales son de1976 y 1982); en ocasiones he utilizado el texto, mucho más breve, de HenryKissinger, Mis memorias, Buenos Aires, Atlántida, 1980/4. David Gergen,Eyewitnes to Power. The Essence of Leadership. Nixon to Clinton, Nueva York,Simon and Schuster, 2000, pp. 19-104; Jeremi Suri, Power and Protest. GlobalRevolution and the Rise of Detente, Cambridge, Mass., Harvard UniversityPress, 2003, pp. 232-233; Richard Helms, A Look Over my Shoulder, NuevaYork, Random House, 2003, pp. 385-386; James Carroll, La casa de la gue-rra, Barcelona, Crítica, 2006, pp. 496-511. William Bundy, A Tangled Web.The Making of Foreign Policy in the Nixon Presidency, Nueva York, Hill andWang, 1998, pp. 261-269. Acerca de la petición de Kissinger de que Dobry-nin no informase al secretario de Estado de la situación real de las negocia-ciones soviético-americanas, National Security Archive, electronic briefingbook, n.º 233, edited by William Burr, 2 de noviembre de 2007. Kissinger y laausencia de política africana, Charles Powell, El amigo americano. España ylos Estados Unidos: de la dictadura a la democracia, Barcelona, Galaxia Guten-berg, 2011, p. 244.

Los problemas internos: crisis económica e inquietud social

Small, Presidency of Richard Nixon, pp. 153-183; James T. Patterson, El gi-gante inquieto. Estados Unidos de Nixon a G.W. Bush, Barcelona, Crítica,2006, pp. 29-69; John A. Andrew III, Power to Destroy. The Political Uses ofthe IRS from Kennedy to Nixon, Chicago, Ivan R. Dee, 2002, pp. 201-224(sobre la «lista de enemigos») y 250-273, cita de p. 250. Sobre la crisis deldólar, Barry Eichengreen, Globalizing Capital. A History of the InternationalMonetary System, Princeton, Princeton University Press, 1996, pp. 128-134;Jeffrey A. Frieden, Capitalismo global, Barcelona, Crítica, 2007, pp. 445-473;

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Bundy, The Making of Foreign Policy, pp. 210-213 y 261-269; Kissinger,White House Years, pp. 949-962; Safire, Before the Fall, pp. 509-528. Jacob S.Hacker y Paul Pierson, Winner-Take-All Politics. How Washington Made theRich Richer— And Turned its Back on the Middle Class, Nueva York, Simonand Schuster, 2010, pp. 96-98. Rhodri Jeffreys-Jones, The FBI, A History,New Haven, Yale University Press, 2007, pp. 164-183. Sobre las causas de ladisminución de la protesta política y el aumento de los crímenes, Paul Krug-man, The Conscience of a Liberal, Nueva York, Norton, 2007, pp. 87-92.

La distensión y la «doctrina Nixon»

El texto del discurso inaugural de Nixon, como el de todos los discursos delos presidentes, puede consultarse en la web de The American PresidencyProject. Una fuente fundamental para esta materia es Departamento de Esta-do [de los Estados Unidos], Soviet-American Relations. The Détente Years,1969-1972, Washington, United States Government Printing Office, 2007,que nos ofrece información acerca de las reuniones entre Kissinger y Dobry-nin, y el conjunto de los informes que enviaron a sus respectivos jefes, Nixony Brézhnev, entre febrero de 1969 y mayo de 1972, con toda una serie demateriales adicionales, además de las negociaciones de la cumbre de Moscúde mayo de 1972 (en pp. XV-XVIII Kissinger explica «cómo funcionaba elcanal»; en pp. 831-836, la conversación a puerta cerrada entre Brézhnev yNixon, etc.). Además, Vladislav M. Zubok, Un imperio fallido, Barcelona,Crítica, 2008, pp. 323-371; Bundy, A Tangled Web, passim (la cumbre deMoscú de 1972, pp. 322-327); Dallek, Nixon and Kissinger (la cumbrede Moscú de 1972, pp. 373-401); Small, Presidency of Richard Nixon, pp. 97-125(pp. 114-115 sobre la venta de trigo); Suri, Power and Protest, pp. 213-259;Jeffrey Kimball, The Vietnam War Files. Uncovering the Secret History ofNixon-era Strategy, Lawrence, University Press of Kansas, 2004, pp. 56, 82-84 y 166-172; Kissinger, White House Years, pp. 1205-1254; David F.Schmitz, The United States and Rigth-Wing Dictatorships, Nueva York, Cam-bridge University Press, 2006, pp. 73-111 (pp. 62-71 sobre la intervención enGrecia en la época de Johnson y pp. 77-80, sobre el apoyo de Nixon; pp. 87-93,sobre las grandes líneas de la actuación en América Latina; el caso de Chile seexamina en otro contexto). Neil Sheenan et al., The Pentagon Papers, NuevaYork, Bantam Books, 1971; sobre los papeles, Daniel Ellsberg, Secrets. AMemoir of Vietnam and the Pentagon Papers, Nueva York, Viking, 2002. Mel-vyn P. Leffler, La guerra después de la guerra, Barcelona, Crítica, 2008, pp.234-259. Markus Wolf, L’home sense cara, Barcelona, Quaderns Crema,1999, p. 481; Odd Arne Westad, The Global Cold War, Nueva York, Cambrid-ge University Press, pp. 241-249. Una estimación comparativa de las fuerzas

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de la «alianza occidental» y del «pacto de Varsovia» entre 1961 y 1991 enRupert Smith, The Utility of Force. The Art of War in the Modern World, Lon-dres, Penguin, 2006, pp. 218-222. El tema de la victoria del misil sobre elavión como arma de futuro está ampliamente desarrollado en Neil Sheehan,A Fiery Peace in a Cold War. Bernard Schriever and the Ultimate Weapon, NuevaYork, Random House, 2009. Una visión de conjunto de la distensión en Eu-ropa en Jussi M. Hanhimäki, «Détente in Europe, 1962-1975», en Melvyn P.Leffler y Odd Arne Westad, eds., The Cambridge History of the Cold War,Cambridge, Cambridge University Press, 2010, II, pp. 198-218.

La aproximación a China

Sobre el viaje de Nixon a Rumania y el «canal rumano» en la preparación delencuentro con China, Mircea Munteanu, «Romania and the Sino-Americanrapprochement, 1969-1971: New evidence from the Bucharest archives», enCold War International History Project. Bulletin, n.º 16 (2007-2008), pp. 403-445; sobre los contactos en París, Suri, Power and Protest, p. 238. MargaretMacmillan, Nixon and Mao. The Week that Changed the World, Nueva York,Random House, 2007 (el texto del «comunicado de Shanghái» en pp. 341-344); William Burr, ed., The Kissinger Transcripts. The Top Secret Talks withBeijing and Moscow, Nueva York, The New Press, 1998 (y la extensa reseña deJonathan Spence, «Kissinger and the emperor», en New York Review of Books, 4de marzo de 1999, pp. 18-22); Kissinger, Memorias, pp. 144-146 y 582-633 yWhite House Years, pp. 763-787 y 1049-1096; Jussi Hanhimäki, The FlawedArchitect. Henry Kissinger and American Foreign Policy, Nueva York, OxfordUniversity Press, 2004, pp. 166-175 y 185-200; Bundy, A Tangled Web, pp.303-307; Yafeng Xia, «China’s elite politics and Sino-american rapproche-ment, january 1969-february 1972», en Journal of Cold War Studies, 8 (2006),n.º 4, pp. 3-28; William Burr, ed., «The Beijing-Washington back-channeland Henry Kissinger’s secret trip to China», National Security Archive, elec-tronic briefing book, n.º 66, 27 de febrero de 2002, y W. Burr, ed., «Negotia-ting U.S.-Chinese rapprochement», National Security Archive, electronic brie-fing book, n.º 70, 22 de mayo de 2002.

El fin de la guerra de Vietnam

Los dos libros fundamentales que se han empleado han sido los ya citados deKimball, The Vietnam War Files, passim, y de Prados, Vietnam, completadoscon Stephen P. Randolph, Powerful and Brutal Weapons. Nixon, Kissinger,and the Easter Offensive, Cambridge, Mass., Harvard University Press, 2007,

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que ofrece el mejor y más detallado análisis de las operaciones militares de la«segunda guerra de destrucción» y de las campañas Linebacker de bom-bardeo, y Larry Berman, No Peace, No Honor. Nixon, Kissinger, and Betrayalin Vietnam, Nueva York, Touchstone, 2002. Sobre las brutalidades cometidaspor el ejército estadounidense y sobre la percepción de estos hechos por lasociedad norteamericana es fundamental el libro de Bernd Greiner, Warwithout Fronts. The USA in Vietnam, Londres, Bodley Head, 2009 (véase, porejemplo, lo relativo a las masacres de My Lai y My Khe, en pp. 180-238). Eldiscurso de «la mayoría silenciosa» puede consultarse en la web de <www.watergate.info>; la historia de su elaboración, incluyendo la equivocada cita deWilson, en Safire, Before the Fall, pp. 171-180. Además, Christian G. Appy,La guerra de Vietnam, Una historia oral, Barcelona, Crítica, 2008; ChristopherHitchens, The Trial of Henry Kissinger, Londres, Verso, 2001, (p. 22, sobrelo que Haldeman asegura que dijo Kissinger). Sobre Lam Son 719, Hahhi-mäki, Flawed Architect, pp. 109-114; Sobre My Lai, además de Greiner, Se-ymour Hersh, «La matanza de My Lai», en John Pilger, ed., ¡Basta de menti-ras! El periodismo de investigación que está cambiando el mundo, Barcelona,RBA, 2007, pp. 77-110 (el informe del general Peers sobre los hechos de MyLai puede consultarse en <www.law.umkc.edu/faculty/projects/ftrials/mylai/MYL_Peers.htm)>; Kissinger, Mis memorias, pp. 33-46. En el vera-no de 1972 el general de aviación John D. Lavelle fue degradado y obligadoa retirarse, acusado de haber realizado por propia iniciativa bombardeos noautorizados sobre Vietnam del Norte, y haber tratado de ocultarlos. Aunquealegó haber actuado por órdenes de Nixon, lo cual era cierto, el presidente nosolo calló y toleró la desgracia de Lavelle, sino que llegó a la indignidad dedecir a los periodistas que no estaba autorizado y que estaba bien que se lehubiese relevado y retirado. En 2010, tras descubrirse la verdad de los he-chos, el presidente Obama pidió al Senado que se restableciese el honor y elgrado a ese hombre que había fallecido en 1979. Su historia puede consultar-se en la web del Arlington National Cemetery, con fecha 6 de agosto de 2010.Sobre las especulaciones acerca del uso de armas nucleares, Jeffrey Kimball yWilliam Burr, eds., «Nixon White House considered nuclear options againstNorth Vietnam, declassified documents reveal», en National Security Archive,31 de julio de 2006. Sobre la fabricación de armas biológicas, en especial ga-ses, Jonathan B. Tucker, War of Nerves: Chemical Warfare from World War Ito Al-Qaeda, Pantheon, 2006. Sobre Laos, Jane Hamilton-Merritt, TragicMountains. The Hmong, the Americans, and the Secret Wars for Laos, 1942-1992, Bloomington, Indiana University Press, 1999, pp. 211-290. Sobre lanegociación final del acuerdo de paz, aparte de la tediosa narración del pro-pio Kissinger en White House Years, a lo largo de centenares de páginas,Hanhimäki, Flawed Architect, pp. 228-259; Berman, No Peace, no Honor,pp. 221-264 y 276-277, aunque es sobre todo Prados quien —en Vietnam, pp.

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488-517— trata de desentrañar la maraña de malentendidos que oscurece larealidad de lo sucedido. Las palabras de Kissinger a Dobrynin en NationalSecurity Archive, electronic briefing book, n.º 233, William Burr, ed., 2 denoviembre de 2007. Sobre los últimos días en Saigón, John Prados, Lost Cru-sader. The Secret Wars of CIA Director William Colby, Nueva York, OxfordUniversity Press, 2003, pp. 287-289. Lorenz M. Lüthi, «Beyond betrayal:Beijing, Moscow, and the Paris negotiations, 1971-1973», en Journal of ColdWar Studies, 11 (2009), n.º 1, pp. 57-107; Richard Nixon, No más Vietnams,Barcelona, Planeta, 1986, pp. 99 y 190. También «Grappling with success»,en The Economist, 2 de febrero de 2008, pp. 55-56. Sobre la génesis del ataquea Camboya, Robert Schlesinger, White House Ghosts. Presidents and TheirSpeechwriters, Nueva York, Simon and Schuster, 2008, p. 209. Fox Butterfield,«Duong Van Minh, 85, Saigon plotter, dies», en New York Times, 8 de agostode 2001. La descripción de los últimos momentos de Saigón se basa en losrecuerdos de Frank Snepp, recogidos en Appy, La guerra de Vietnam, pp.510-520. Acerca de la revuelta del Congreso y de la War Powers Act, Bun-dy, The Making of Foreign Policy, pp. 394-399 y James A. Baker III y WarrenChristopher, «Put war powers back where they belong», en New York Times,8 de julio de 2008.

Watergate

Keith W. Olson, Watergate. The Presidential Scandal that Shook America,Lawrence, University Press of Kansas, 2003; New York Times, The WhiteHouse Transcripts, Nueva York, Bantam Books, 1974 (con una amplia y útilcronología, preparada por Linda Amster); Stanley I. Kutler, Abuse of Power.The New Nixon Tapes, Nueva York, The Free Press, 1997 contiene una ampliaselección del contenido de las cintas entre el 17 de junio de 1971 y el 12 dejulio de 1973, que revelan hasta qué punto el asunto Watergate ocupó de lle-no la atención de Nixon a lo largo de los dos últimos años de su gestión (laconversación de la «pistola humeante», en pp. 67-69). Bob Woodward y CarlBernstein, All the President’s Men, Nueva York, Simon and Schuster, 1974; Ed-ward Kennedy, Los Kennedy. Mi familia, Madrid, Martínez Roca, 2010, pp.377-391; Small, The Presidency, pp. 269-296; Summers, Nixon, pp. 512-537;Safire, Before the Fall, pp. 294-300 y 631-638 (y 246-262 para el tema delconflicto entre Gobierno y burocracia); Andrew, Power to Destroy, pp. 201-249 da noticia puntual del tema de la «lista de enemigos» y de los turbios ne-gocios del presidente con «Bebe» Rebozo y con Howard Hughes; BenBradlee, La vida de un periodista, Madrid, El País, 2000, pp. 319-378; Schlesinger,White House Ghosts, pp. 220-229, etc. Una web, <Watergate.info>», ofreceuna detallada relación de los acontecimientos, con reproducción de los docu-

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mentos y discursos, e incluso actualiza las noticias, que en estos momentos serefieren sobre todo a la defunción de los participantes en el caso: Felt, elmiembro del FBI cuyas revelaciones contribuyeron a hundir a Nixon, falle-ció en diciembre de 2008, y Walter Cronkite, el periodista radiofónico quetuvo un gran papel en la difusión de las noticias, en julio de 2009. La versiónexculpatoria del propio Nixon en Richard Nixon, En la arena, Barcelona,Plaza y Janés, 1990, pp. 36-47. Sobre la «guerra del ajedrez», Daniel John-son, White King and Red Queen. How the Cold War was Fought on theChessboard, Londres, Atlantic Books, 2007. Los «celos» de Nixon, en Kissin-ger, White House Years, p. 918.

La guerra del Yom Kippur

Sobre la «guerra de Desgaste», Dima P. Adamsky, «The “seventh day” ofthe six day war: The Soviet intervention in the War of Attrition (1969-1970)», en Yaacov Ro’i y Boris Morozov, eds., The Soviet Union and the June1967 Six Day War, Washington, Woodrow Wilson Center, 2008, pp. 198-250. Sobre el atentado de Munich en 1972 y sus consecuencias, TimothyNaftali, Blind Spot. The Secret History of American Counterterrorism, NuevaYork, Basic Books, 2005, pp. 71-95. Para la del Yom Kippur, a la que Kissin-ger dedica más de ciento cincuenta páginas (pp. 450-613) de Years of Upheaval,con muchas informaciones y muchas distorsiones, he seguido la documenta-da versión que ofrece Patrick Tyler, A World of Trouble. The White Houseand the Middle East— from the Cold War to the War on Terror, Nueva York,Farrar, Strauss, and Giroux, 2009, pp. 107-175, que rectifica mucho de loque hasta ahora se sostenía (como las afirmaciones de la biografía de Nixonde Conrad Black, que tienden a minimizar el papel de Kissinger) y las noti-cias sobre los contactos diplomáticos que nos ofrece Yevgeny Primakov enRussia and the Arabs. Behind the scenes in the Middle East from 1950 to the pre-sent, Nueva York, Basic Books, 2009, pp. 143-166 (y, complementariamente, enel libro del propio Primakov Russian Crossroads. Towards the New Millenium,New Haven, Yale University Press, 2004, pp. 186-191). Una importanteaportación documental en William Burr, ed., «The October war and U.S.policy», en National Security Archive, 7 de octubre de 2003. Además, MarkTessler, A History of the Israeli-Palestinian Conflict, Bloomington, IndianaUniversity Press, 2009/2, pp. 445-531; Ahron Bregman, Israel’s Wars, Lon-dres, Routledge, 2000, pp. 102-142; Small, The Presidency of Richard Nixon,pp. 127-140; Neill Lochery, Loaded Dice. The Foreign Office and Israel, NuevaYork, Continuum, 2007, pp. 144-159; Moshe Maoz y Avner Yaniv, eds.,Syria under Assad, Londres, Croom Helm, 1986; Ignacio Álvarez-Ossorio,Siria contemporánea, Madrid, Síntesis, 2009, pp. 107-122; Bundy, A Tangled

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Web, pp. 179-191 y 434-472; Dallek, Nixon and Kissinger. Partners in Power,pp. 223-227 y 520-533; Hanhimäki, The Flawed Architect, pp. 93-98 y 302-331; Henry Laurens, Paix et guerre au Moyen-Orient, París, Armand Colin,2005/2, pp. 289-296; Stephen Zunes, La poudrière. La politique américaine auMoyen-Orient el les racines du terrorisme, París, Parangon, 2002, pp. 35-36;Bob Woodward, Veil: Las guerras secretas de la Cia, 1981-1987, Buenos Ai-res, Sudamericana, 1988, pp. 194-197; Yechiam Weitz, «Golda Meir, Israel’sFourth Prime Minister (1969-74)», en Middle Eastern Studies, 47 (2011), n.º1, pp. 43-61; Rupert Smith, The Utility of Force. The Art of War in the ModernWorld, Londres, Penguin, 2006, pp. 254-256; John K. Colley, Unholy wars.Afghanistan, America and International Terrorism, Londres, Pluto Press,2001/2, p. 188; Elizabeth Stephens, «Caught on the hop. The Yom Kippurwar», en History Today, octubre de 2008, pp. 44-50. La conversación conDayan en National Security Archive, electronic briefing book, n.º 192, 26 demayo de 2006, documento 15. Rashid Khalidi, Sowing Crisis: The Cold Warand American Hegemony in the Middle East, Boston, Beacon Press, 2009. IlanPappé, The Forgotten Palestinians. A History of the Palestinians in Israel, NewHaven, Yale University Press, 2011.

La caída de Nixon

Dallek, Nixon and Kissinger, pp. 486-533; Hanhimäki, Flawed Architect,pp. 332-358; Small, The presidency, pp. 269-296; Bundy, A Tangled Web, pp.460-472; Kissinger, Years of Upheaval, pp. 1193-1214; Safire, Before the Fall,pp. 656-665. Sobre su vida después de la dimisión, Nixon, En la arena, pp.47-82. La frase de Dole se ha tomado de Perlstein, Nixonland, p. 748.

Oriente Próximo después de la «guerra de octubre»

Tessler, History of the Israeli-Palestinian Conflict, pp. 465-519; GeorgeCorm, Le Proche-Orient eclaté, 1956-2007, París, Gallimard, 2007/5, pp.386-421; Tyler, World of Trouble, pp. 176-180; Christopher Andrews yVasili Mitrokhin, The Mitrokhin Archive II. The KGB and the World, Lon-dres, Allen Lane, 2005, pp. 163-168; Mehran Kamrava, The Modern MiddleEast, Berkeley, University of California Press, 2005, pp. 131-136. ZbigniewBrzezinski, Power and Principle. Memoirs of the National Security Adviser1977-1981, Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1983, p. 236. Sobre el Egip-to de Mubarak, Robin Wright, Dreams and Shadows. The Future of the MiddleEast, Nueva York, Penguin, 2008, pp. 65-97; Robert L. Tygnor, Egypt. AShort History, Princeton, Princeton University Press, 2010, pp. 282-310; Uri

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Avery, «The iron wall: Egypt’s role on the Gaza blockade», en PambazukaNews, n.º 464, 6 de enero de 2010; Adam Shatz, «Mubarak’s last breadth», enLondon Review of Books, 27 de mayo de 2010, pp. 6-10; Cengiz Günay,«Mubarak’s Egypt: bad paternalism, and the army’s interest in managedtransition», en OpenDemocracy, 3 de febrero de 2011.

Capítulo 10:La guerra fría en América Latina

Michael Grow, U.S. Presidents and Latin American Interventions. PursuingRegime Change in the Cold War, Lawrence, University Press of Kansas, 2008(sobre Guyana, pp. 57-74; sobre la República Dominicana, pp. 75-92); sobrela intervención en Guyana, Christopher Andrew, The Defence of the Realm.The Authorized History of MI5, Londres, Allen Lane, 2009, pp. 459-461 y477-480. César Torres del Río, Diplomacia y guerra fría. América Latina,1945-1948, Bogotá, Fundación Nueva Época, 1992; Thomas C. Wright,Latin America in the Era of the Cuban Revolution, Westport, Prager, 2001;Dean Acheson, Present at the Creation. My Years in the State Department,Nueva York, Signet, 1970, p. 341; en las mil páginas de este volumen los pro-blemas de América Latina ocupan menos de dos. Robert L. Beisner, DeanAcheson. A Life in the Cold War, Nueva York, Oxford University Press, 2006,pp. 568-586 (sobre el menosprecio racista de los latinos, pp. 570-571);William Blum, Killing Hope. U.S. Military and CIA Interventions since WorldWar II, Montréal, Black Rose Books, 1998, pp. 108-114. Clara Nieto, Losamos de la guerra y las guerras de los amos, Bogotá, Uniandes, 1999; PeterWladmann y Fernando Reinares, Sociedades en guerra civil. Conflictos violen-tos de Europa y América Latina, Barcelona, Paidós, 1999; Andrés Oppenhei-mer, Ojos vendados. Estados Unidos y el negocio de la corrupción en AméricaLatina, Buenos Aires, Sudamericana, 2001; John N. Plank, «The Caribbean:intervention, when and how», en Foreign Affairs, 44 (1965-1966), pp. 37-48.Sobre Haití: Michel-Rolph Trouillot, Haiti: State againts Nation. The Originsand Legacy of Duvalierism, Nueva York, Monthly Review Press, 1990; PaulFarmer, «Who removed Aristide?», en London Review of Books, 15 de abrilde 2004, pp. 28-31; Peter Hallward, «An interview with Jean-Bertrand Aristi-de», en London Review of Books, 22 de febrero de 2007, pp. 9-13; Marc Lacey,«Haiti’s poverty stirs nostalgia for old ghosts», en New York Times, 23 demarzo de 2008; Mark Weisbrot, «This time, the people of Haiti may win»,en The Guardian, 10 de febrero de 2011. Sobre el desastre de 2010, Greg Pa-last, «The right testicle of hell: History of a Haitian holocaust», en su blog, 17de enero de 2010; Eric Holt Gimenez, «Haiti: roots of liberty, roots of disas-

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ter», en Huffington Post, 21 de enero de 2010 y Bill Quigley, «Nine monthsafter the quake— a million Haitians slowly dying», en Truthout, 11 de octu-bre de 2010. Lesley Gill, The School of the Americas. Military Training andPolitical Violence in the Americas, Durham, Duke University Press, 2004;Tim Weiner, Legacy of Ashes. The History of the CIA, Londres, Allen Lane,2007, pp. 189-194, 279-280, passim. Smedley Butler, War is a Rackett, LosAngeles, Feral House, 2003; John Perkins, Confessions of an Economic HitMan, San Francisco, Berrett-Koehler, 2004; Alex von Tunzelman, Red Heat.Conspiracy, Murder and the Cold War in the Caribbean, Londres, Simon andSchuster, 2011.

Las guerras de América Central

Greg Grandin, The Last Colonial Massacre. Latin America in the Cold War,Chicago, University of Chicago Press, 2004; Robert Parry, «Guatemala: atest tube of repression», en <consortiumnews.com>, 3 de octubre de 2010.William M. LeoGrande, Our own Backyard. The United States and CentralAmerica, 1977-1992, Chapel Hill, University of North Carolina Press, 1998;Charles D. Brockett, Political Movements and Violence in Central America,Nueva York, Cambridge University Press, 2005; Trevor Paglen, Blank Spotson the Map. The Dark Geography ot the Pentagon’s Secret World, Nueva York,Dutton, 2009, pp. 208-241. Kate Doyle y Peter Kornbluh, «CIA and assassi-nations: The Guatemala 1954 documents», en National Security Archive, electro-nic briefing book, n.º 4; Kate Doyle, «The Guatemalan police archives», enNational Security Archive, 21 de noviembre de 2005 (sobre la actuación deNegroponte desde Honduras, Peter Kornbluh en National Security Archive,electronic briefing book, n.º 151, 12 de abril de 2005); Kate Doyle, «OperationSofia. Documenting genocide in Guatemala», en National Security Archive,electronic briefing book, n.º 297, 2 de diciembre de 2009; toda la informaciónsobre la masacre de «Dos erres» en Guatemala Memory of Silence. Report ofthe Commission for Historical Clarification, y en «Former Guatemalan soldierconvicted to ten years for liying about role in Dos Erres massacre», en NationalSecurity Archive, electronic briefing book, n.º 316, 16 de septiembre de 2010; Co-rey Robin, «Dedicated to democracy» en London Review of Books, 18 de no-viembre de 2004, p. 3; Jorge Luján Muñoz, Breve historia contemporánea deGuatemala, México, Fondo de Cultura Económica, 1998; «Guatemalan dea-th squad dossier: internal military log reveals fate of 183 “disappeared”», enNational Security Archive, electronic briefing book, n.º 15, 20 de mayo de 1999;Rachel Sieder, «Remembering and forgetting in Guatemala», en History to-day, 55 (09) septiembre de 2005, pp. 28-30. Elisabeth Burgos, Me llamo Ri-goberta Menchú y así me nació la conciencia, Barcelona, Argos-Vergara, 1983

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(sobre el ataque de David Stoll a este libro, Hal Cohen, «The unmaking ofRigoberta Menchú», en Lingua Franca, julio-agosto de 1999, pp. 48-55 yRon Robin, Scandals and Scoundrels. Seven Cases that Shook the Academy,Berkeley, University of California Press, 2004, pp. 166-192). Oficina de De-rechos Humanos del Arzobispado de Guatemala, Guatemala: nunca más. In-forme del Proyecto Interdiocesano Recuperación de la Memoria Histórica, ver-sión abreviada, San Sebastián, Tercera Prensa, 1998; Francisco Goldman,«Victory in Guatemala», en New York Review of Books, 23 de mayo de 2002,pp. 77-83 (Goldman publicó posteriormente un libro The Art of PoliticalMurder: Who Killed Bishop Gerardi?, sobre el crimen y sobre el juicio de losasesinos); Arych Neier, «The death of the good bishop», en New York Reviewof Books, 22 de noviembre de 2007, pp. 30-32.

Sobre El Salvador, El Salvador: entre el terror y la esperanza. Los sucesos de1979 y su impacto en el drama salvadoreño de los años siguientes, San Salvador,UCA editores, 1982; John Lamperti, «Enrique Álvarez: Presente!», en Tru-thout, 27 de noviembre de 2010; FDR y FMLN, El Salvador libre, s.l, s.e.,c.1981. El asesinato del arzobispo Romero resulta aclarado en un extraordi-nario reportaje de Carlos Dada publicado en el periódico salvadoreño ElFaro en marzo de 2010, que puede leerse en versión inglesa en la web <www.elfaro.net/es/201003/noticias/1416>. Los versos de Ginsberg proceden de«Capitol Air», escrito en diciembre de 1980. Era tal el empeño de Reagan poraplastar la guerrilla salvadoreña que Lawrence Harrison, que era director dela misión de la USAID en Nicaragua, asegura que Reagan ofreció a los san-dinistas «un trato de acuerdo con el cual tendrían mano libre respecto de supolítica interior a cambio de dejar de apoyar al FMLN. (...) Los sandinistasrechazaron el acuerdo y prepararon así la escena para la asistencia norteame-ricana a los contras» («Managua memories», en The Economist, 6 de diciem-bre de 2008, p. 19). Gareth Jenkins, «From Kennedy’s Cold War to the Waron Terror», en History Today, 56 (6) junio de 2006, pp. 39-41. Ben Ehrenreich,«Diary» («Who killed Roque Dalton?»), en London Review of Books, 24 dejunio de 2010, pp. 42-43, nos informa acerca de las divisiones, y defecciones,de la izquierda, ejemplificadas en el asesinato de Roque Dalton en 1975.

La información sobre Honduras procede sobre todo de Leo ValladaresLanza y Susan C. Peacock, En busca de la verdad que se nos oculta. Un informepreliminar del Comisionado Nacional de los Derechos humanos sobre el proceso dedesclasificación, sin más cambios que alguna corrección de estilo en las tra-ducciones; he utilizado también un trabajo inédito de Elena Mur.

Según Gordievski, un defector del KGB, los sandinistas no tuvieron ini-cialmente ningún apoyo de Moscú, que esperaba que fuese el pequeño peroortodoxo Partido Comunista de Nicaragua el que reemplazase a los sandinis-tas, que procedían de una tradición libertaria. No fue hasta fines de 1981 queCastro pudo convencerles de que eran auténticos revolucionarios. Christo-

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pher Andrew y Oleg Gordievski, KGB. La historia interior de sus operacionesdesde Lenin a Gorbachov, Barcelona, Plaza&Janés, 1991, p. 693; Carl Jensen,20 years of censored news, Nueva York, Seven Stories Press, 1997, pp. 92-93;Enrique Yeves, La Contra, una guerra sucia, Barcelona, Ediciones B, 1990;Dennis Rodgers, «A symptom called Managua», en New Left Review, n.º 49(2008), pp. 103-120. Stephen Kinzer, «Our man in Honduras», New York Re-view of Books, 20 de septiembre de 2001 y 18 de octubre de 2001, pp. 68-69;John Quigley, The Ruses for War. American Interventionism since World WarII, Amherst, Prometheus Books, 2007, pp. 197-213.

México: el precio de la estabilidad

Peter H. Smith, «México, 1946-c.1990», en L. Bethell, ed., Historia de AméricaLatina, 13: México y el Caribe desde 1930, Barcelona, Crítica, 1998, pp. 84-147; Enrique Krauze, La presidencia imperial. Ascenso y caída del sistema políti-co mexicano, 1940-1996, Barcelona, Tusquets, 1997. La «guerra sucia» puededocumentarse en una amplia serie de materiales publicados por National Se-curity Archive, de entre los cuales hay que destacar el Informe histórico a la so-ciedad mexicana 2006, publicado por la «Fiscalía especial para movimientossociales y políticos del pasado» de la Procuradoría General de la República;Kate Doyle y Jesse Franzblau, «Archival Evidence of Mexico’s Human RightsCrimes: The Case of Aleida Gallangos», en National Security Archive, 9 demarzo de 2010. Sobre las guerrillas campesinas, Luis Suárez, Lucio Cabañas.El guerrillero sin esperanza, México, Grijalbo, 1985 y Kate Doyle, «The dawnof Mexico’s dirty war. Lucio Cabañas and the Party of the Poor», en NationalSecurity Archive, electronic briefing book, 5 de diciembre de 2003. El recuerdode los dirigentes campesinos explica que pueda encontrarse en la red un grannúmero de biografías y testimonios sobre estos personajes.

Los países andinos

Marco Palacios, Entre la legitimidad y la violencia. Colombia, 1875-1994, Bo-gotá, Norma, 1995; James J. Brittain, Revolutionary Social Change in Colom-bia. The Origin and Direction of the FARC-EP, Londres, Pluto Press, 2010(con una gran riqueza de información y una visión positiva acerca del papelpolítico de las FARC); Gonzalo Sánchez y Donny Meertens, Bandoleros, ga-monales y campesinos. El caso de la violencia en Colombia, Bogotá, El Áncora,1992; Vladimir Carrillo y Tom Kucharz, Colombia: terrorismo de estado. Tes-timonios de la guerra sucia contra los movimientos populares, Barcelona, Icaria,2006; Guido Piccoli, El sistema del pájaro. Colombia, laboratorio de barbarie,

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Tafalla, Txalaparta, 2004; José Manuel Martín Medem, Colombia feroz. Delasesinato de Gaitán a la presidencia de Uribe, Madrid, Catarata, 2009; CésarTorres del Río, Grandes agresiones contra Colombia, Bogotá, Martínez Roca,1994, pp. 218-235; Eduardo Pizarro, Las FARC, 1949-1966. De la autode-fensa a la combinación de todas las formas de lucha, Bogotá, Tercer Mundo,1992/2; Arturo Alape, Manuel Marulanda, Tirofijo. Colombia: 40 años de lu-cha guerrillera, Tafalla, Txalaparta, 2000; Michael Evans, «War in Colom-bia», en National Security Archive, 3 de mayo de 2002; International CrisisGroup, Los nuevos grupos armados de Colombia. Informe sobre América Latinan.º 20, Bogotá/Bruselas 10 de mayo de 2007; Daniel Pécaut, «La “guerraprolongada” de las FARC», en Istor, X (2009), n.º 37, pp. 36-47. Grupo deMemoria Histórica, La matanza de El Salado. Esta guerra no era nuestra, pue-de consultarse en la web de National Security Archive, adjunto a «Conspira-cy of silence? Colombia, the United States and the Massacre at El Salado», 24de septiembre de 2009. El Informe sobre la situación de los pueblos indígenas enColombia del relator especial James Anaya, publicado por la ONU en enerode 2010, mostraba la continuidad de la violencia ejercida por guerrillas, para-militares y fuerzas armadas, ante la indiferencia del gobierno. Sobre el asaltoal Congreso en 1985, «State Department cable says Colombian army respon-sible for Palace of Justice deaths, dissapearances» en National Security Archi-ve, 8 de octubre de 2009. El trabajo de Daron Acemoglu, James A. Robinsony Rafael J. Santos, «The monopoly of violence: Evidence from Colombia»,de mayo de 2010, puede consultarse en la web de Daron Acemoglu. OlofBlomqvist, «Colombia’s land reform under a new president», en OpenDemo-cracy, 26 de septiembre de 2010.

Víctor de Currea-Lugo, Poder y guerrillas en América Latina. Una miradaa la historia del guerrillero de a pie, Málaga, SEPHA, 2007. Sobre la «ley detierras» de Hugo Chávez, Medófilo Medina y Margarita López Maya, Vene-zuela: confrontación social y polarización política, Bogotá, Aurora, 2003, pp.20-25. Robert Dallek, An Unfinished Life. John F. Kennedy, 1917-1963, Bos-ton, Little Brown, 1993, pp. 468-469; Lawrence Freedman, Kennedy’s Wars,Nueva York, Oxford University Press, 2000, pp. 229-230. Sobre el fracaso dela política de Alianza para el progreso, Wright, Latin America in the Era of theCuban revolution, pp. 65-71.

Sobre Ecuador, Enrique Ayala, «Ecuador desde 1930» en Bethell, Histo-ria de América Latina, 16: Los países andinos desde 1930, Barcelona, Crítica,2002, pp. 259-300 y Enrique Ayala, ed., Nueva historia del Ecuador, 11: Épocarepublicana, V, Quito, Corporación Editora Nacional-Grijalbo, 1991.

Sobre Bolivia, Yvon Le Bot, Violence de la modernité en Amérique Latine.Indianité, société et pouvoir, París, Karthala, 1994; Guillermo de la Peña, «Lasmovilizaciones rurales en América Latina desde c. 1920», en L. Bethell, ed.,Historia de América Latina, 12, Barcelona, Crítica, 1997, pp. 193-280. Sobre la

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actuación de la CIA en la captura y muerte de Guevara, John Prados, Safe forDemocracy. The Secret Wars of the CIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 332-336; Jesús González Pazos, Bolivia. La construcción de un país indígena, Barce-lona, Icaria, 2007; Ferran Gallego, Ejército, nacionalismo y reformismo en Amé-rica Latina. La gestión de Germán Bush en Bolivia, Barcelona, PPU, 1992.

Sobre Perú, Hugo Neira, Los Andes: tierra o muerte, Madrid, Zyx, 1968;Luis Arce Borja, Memoria de una guerra. Perú 1980-2000, Bruselas, CESAL,2009, con información interesante sobre el MRTA y Sendero Luminoso;Paulo Vilca, «Perou: conflits pour l’accès à la terre des peuples indigènes» enPressions sur les terres. Devenir des agricultures paysannes. Points de vue du Sud,Alternatives Sud 17/2010 3, París, Syllepse, 2010, pp. 111-134; JeremyAdelman, «Andean impasses», en New Left Review, 18 (2002), pp. 41-72.Documentación importante, en especial sobre la etapa de Fujimori, en unaserie de aportaciones de National Security Archive: Tamara Feinstein, ed.,«Peru in “The eye of the storm”», en National Security Archive, 22 de enero de2002, «The Peruvian Townsend commission report and declassified U.S.documentation», 26 de junio de 2002; «The search for truth. The declassifiedrecord on human rights abuses in Peru», 28 de agosto de 2003 y «Archiveexpert testifies in Fujimori trial», 9 de septiembre de 2008. Gaby Oré Agui-lar, «Peru vs. Fujimori: justice in the time of reason», en openDemocracy, 10de julio de 2008. Un muy extenso (622 páginas) Informe Final de la «Comi-sión investigadora sobre la actuación y el origen, movimiento y destino delos recursos financieros de Vladimiro Montesino Torres y su evidente rela-ción con el ex presidente Alberto Fujimori puede consultarse también en laweb de National Security Archive.

Economía política de la droga

Sobre las guerras de la droga, una cuestión que afecta con especial gravedad aColombia, pero que tiene importancia para todo el continente: Robin Kirk,Más terrible que la muerte. Masacres, drogas y la guerra de Estados Unidos enColombia, Barcelona, Paidós, 2005; Darío Betancourt y Martha L.García,Matones y cuadrilleros, Bogotá, Tercer Mundo, 1991/2, y Marimberos y ma-fiosos, Bogotá, Tercer Mundo, 1994 (quiero dejar aquí mi testimonio de ad-miración por Darío Betancourt, que aunque procuraba protegerse no dandonombres, como me había contado personalmente, acabó desapareciendo,como una víctima más del narcotráfico, por haber escrito libros como estos);Álvaro Camacho, Andrés López Restrepo y F.E. Thoumi, Las drogas: unaguerra fallida, Bogotá, Tercer Mundo Editores, 1999; Patrick Clawson yR.W. Lee III, The Andean cocaine industry, Houndmills, Macmillan, 1996;Mylène Sauloy e Yves Le Bonniec, ¿A quién beneficia la cocaína?, Bogotá,

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108 por el bien del imperio

Tercer Mundo Editores, 1994; Peter Dale Scott, Cocaine politics. Drugs, ar-mies, and the CIA in Central America, Berkeley, University of CaliforniaPress, 1998; Germán Palacio Castañeda, Globalizaciones, estado y narcotráfi-co, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1998; Paul Eddy, con HugoSabogal y Sara Walden, Las guerras de la cocaína, Barcelona, Ediciones B,1989; Alfred McCoy, The Politics of Heroin: CIA Complicity in the GlobalDrug Trade, Chicago, Lawrence Hill, 2003, una cita de p. 22; FranciscoThoumi, Economía, política y narcotráfico, Bogotá, Tercer Mundo Ediciones,1994; Lina Britto, «A traficker’s paradise. The “war on drugs” and the newcold war in Colombia», en Contemporánea. Historia y problemas del siglo XX(Montevideo), I (2010), 1, pp. 159-177; Paul Gootenberg, «Cocaine inchains: The rise and demise of a global commodity, 1860-1950», en StevenTopik, Carlos Marichal y Zephyr Frank, eds., From Silver to Cocaine. LatinAmerican Commodity Chains and the Building of the World Economy, 1500-2000, Durham, Duke University Press, 2006, pp. 321-351; Brittain, Revolu-tionary Social Change in Colombia, pp. 137-150, passim. El texto de la NSDD221 se puede consultar, aunque con grandes tachaduras, en la web de la Fede-ration of American Scientists <www.fas.org>. Los datos sobre consumo enlos Estados Unidos proceden de Tom Feiling, The Candy Machine: How CocaineTook over the World, Londres, Penguin, 2010. Sobre Guatemala, «Drugs andthe Guatemalan military», en National Security Archive, 18 de noviembre de2005. Sobre los cárteles mexicanos, Alain Depirou y Eduardo Mackenzie,Les cartels criminels. Cocaïne et héroïne: une industrie lourde en Amérique Lati-ne, París, PUF, 2000, pp. 137-168. Sobre Salinas y Slim, Eduardo Porter,«Mexico’s plutocracy thrives on robber-baron concessions», en New York Ti-mes, 27 de agosto de 2007. La primera cita de The Economist corresponde alnúmero de 27 de octubre de 2007, p. 61; a completar con «The Uribe tempta-tion», 19 de abril de 2008, pp. 55-56. La segunda, al balance de la situacióndel tráfico —«On the trail of the traffickers»— publicado el 7 de marzo de2009, pp. 25-29. Sobre la reaparición de Sendero Luminoso, Simón Romero,«Fueled by coca, Peru’s rebel war reignites», en New York Times, 18 de mar-zo de 2009. La estimación final del tráfico de dólares hacia México, de JamesC. McKinley, jr, y Marc Lacey, «Along U.S.-México border, a torrent of illi-cit cash», en New York Times, 26 de diciembre de 2009. Un informe de la si-tuación actual de la lucha contra la droga por parte de los Estados Unidos seencontrará en Lyana Sun Wayler, International Drug Control Policy, Con-gressional Research Service, 24 de agosto de 2009. El artículo de Martha Do-minguez, «US drug war has met none of its goals» puede leerse en la web delMiami Herald el 14 de mayo de 2010. Daniel Mejía y Daniel M. Rico, La mi-croeconomía de la producción y tráfico de cocaína en Colombia, Bogotá, Univer-sidad de los Andes, 2010.

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notas bibliográficas 109

Las dictaduras del Cono Sur

Brasil

David F. Schmitz, The United States and Rigth-Wing Dictatorships, Nueva York,Cambridge University Press, 2006; Jacob Gorender, Combate nas trevas, SãoPaulo, Editora Atica, 1998/5, p. 73; Boris Fausto, História do Brasil, São Paulo,Edusp, 1998/6, pp. 478-485. Maria Celina d’Alãucio, Ary Dillon Soares y CelsoCastro, eds., Visões do golpe. A memória militar sobre 1964, Rio de Janeiro, Relu-me Dumaré, 1994, y Os anos do chumbo. A memória militar da repressão, Rio deJaneiro, Relume Dumaré, 1994; Daniel Aarão Reis, Marcelo Ridenti y RodrigoPatto Sá Motta, eds., O golpe e a ditadura militar 40 anos depois (1964-2004),Baurú, Edusc, 2004. Sobre la intervención norteamericana contra Goulart, Wei-ner, Legacy of Ashes, p. 189 y Grow, U.S. Presidents and Latin American Interven-tions, pp. 77 y ss.; Peter Kornbluh, «Brazil marks 40th anniversary of militarycoup», en National Security Archive, 31 de marzo de 2004; Marta Harnecker, SinTierra. Construyendo movimiento social, Madrid, Siglo XXI, 2002; Gildo MarçalBrandão, A esquerda positiva. As duas almas do Partido Comunista, 1920-1964,São Paulo, Hucitec, 1997. «Brazil conspired with U.S. to overthrow Allende»,National Security Archive, electronic briefing book n.º 282, 16 de agosto de 2009.

Uruguay

Ana Frega et al., Historia del Uruguay en el siglo xx (1890-2005), Montevideo,Ediciones de la Banda Oriental, 2008/2; Clara Aldrighi, La intervención de Esta-dos Unidos en Uruguay (1965-1973). I: El caso Mitrione, Montevideo, Trilce,2007; Carlos Osorio y Mariana Enamoneta, «To save Mitirone Nixon adminis-tration urged death threats for Uruguayan prisoners», en National Security Ar-chive, electronic briefing book 324, 11 de agosto de 2010; Miguel AguirreBayley, Frente amplio. «La admirable alarma de 1971», Montevideo, Edicionesde la Banda Oriental, 2000; Roberto García Ferreira, La CIA y los medios enUruguay. El caso Arbenz, Montevideo, Amuleto, 2007. Sobre la guerrilla urbana,Anthony James Joes, Urban Guerrilla Warfare, Lexington, The UniversityPress of Kentucky, 2007, pp. 79-86 y Matthew Carr, The Infernal Machine. AHistory of Terrorism, Nueva York, The New Press, 2006, pp. 114-122. Una im-portante documentación sobre el golpe de Bordaberry se encontrará en CarlosOsorio, «Bordaberry condemned for 1973 coup», National Security Archive,electronic briefing book 309 (30 de marzo de 2010), donde se publica el informe deShlaudeman, quien decía que sus oponentes definían estos regímenes dictatoria-les como fascistas, lo cual era un término peyorativo, «tanto más por cuanto pue-de decirse que es técnicamente correcto». A lo que añadía: «Pero es peyorativo».

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Chile

Sobre la intervención de la CIA en la vida política de Chile, Prados, Safe forDemocracy, pp. 396-430, además de los documentos sobre la protección aFrei publicados en el volumen XXXI de Foreign Relations of the United Sta-tes. Foreign Relations, 1964-1968, comentados en National Security Archiveel 25 de septiembre de 2004. Grow, U.S. Presidents, pp. 93-113; NathanielDavis, Los dos últimos años de Salvador Allende, Barcelona, Plaza y Janés,1986; Alain Joxe, Le Chili sous Allende, París, Julliard, 1974; Weiner, Legacyof Ashes, pp. 306-317; Schmitz, The United States and Rigth-Wing Dictator-ships, pp. 94-111. Sobre Pinochet se ha usado sobre todo el libro de PeterKornbluh, Pinochet: los archivos secretos, Barcelona, Crítica, 2004, passim,completado con: Richard Helms, A Look over My Shoulder. A Life in the Cen-tral Intelligence Agency, Nueva York, Random House, 2003, pp. 393-408; Kis-singer, Memorias, pp. 466-474; Ascanio Cavallo, Manuel Salazar y ÓscarSepúlveda, La historia oculta del régimen militar. Chile, 1973-1988, BuenosAires, Grijalbo, 1997/3; Alejandra Matus, El libro negro de la justicia chilena,Barcelona, Planeta, 2000, pp. 164-168; Carlos Huneeus, El régimen de Pino-chet, Santiago de Chile, Sudamericana, 2002/2 y, del propio autor, «Tech-nocrats and politicians in an authoritarian regime. The “ODEPLAN Boys”and the Gremialists in Pinochet’s Chile», en Journal of Latin American Stu-dies, 32 (2000), pp. 461-501; Mark Ensalaco, Chile bajo Pinochet. La recupera-ción de la verdad, Madrid, Alianza Editorial, 2002; John Prados, Lost Crusa-der. The Secret Wars of CIA Director William Colby, Nueva York, OxfordUniversity Press, 2003, pp. 252-253 y 291-293. Sobre la caravana de la muer-te, Jorge Escalante, La misión era matar. El juicio a la caravana Pinochet-Are-llano, Santiago de Chile, LOM Ediciones, 2000 y las declaraciones del gene-ral Joaquín Lagos en El País, 27 de enero de 2001, p. 2. Duane R. Clarridge,A Spy for All Seasons. My Life in the CIA, Nueva York, Scribner, 1997, pp. 193-194; Patricia Verdugo, Interferencia secreta, Santiago de Chile, Editorial Su-damericana Chilena, 1998, p. 112; Eduardo Martín de Pozuelo y SantiagoTarín, España acusa, Barcelona, Plaza y Janés, 1999, pp. 247, 250 y 351; KateDoyle, «The Nixon tapes: Secret recording from the Nixon White House onLuis Echeverría and much much more», electronic briefing book del NationalSecurity Archive, 18 de agosto de 2003; Pablo Azócar, Pinochet. Epitafio paraun tirano, Madrid, Editorial Popular, 1999; El caso de España contra las dicta-duras chilena y argentina. Los documentos del juez Garzón y la Audiencia nacio-nal, Barcelona, Planeta, 1998. Además de noticias de El Periódico de Barcelo-na, de 20 de agosto de 2004, p. 9, y 29 de diciembre de 1998, p. 12, y de LarryRother, «Former aide says Pinochet and son dealt in drugs», en New YorkTimes, 11 de julio de 2006.

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notas bibliográficas 111

Argentina

Richard Gillespie, Soldados de Perón. Los montoneros, Buenos Aires, Grijal-bo, 1998/2, pp. 272 y 303-304; Patricia Marchak, God’s Assassins. StateTerrorism in Argentina in the 1970s, Montreal, McGill-Queen’s UniversityPress, 1999; Andrew Graham-Yooll, Memoria del miedo, Barcelona, Librosdel Asteroide, 2006; Eduardo Anguita y Martín Caparrós, La voluntad. Unahistoria de la militancia revolucionaria en la Argentina, 1966-1973, Buenos Ai-res, Norma, 1998/4, y La voluntad, II. Una historia de la militancia revolucio-naria en la Argentina, 1973-1976, Buenos Aires, Norma, 1998. María Seoa-ne, Argentina. El siglo del progreso y la oscuridad, 1900-2003, Barcelona,Crítica, 2004; María Seoane y Vicente Muletero, El dictador. La historia secre-ta y pública de Jorge Rafael Videla, Buenos Aires, Sudamericana, 2001;Eduardo Valera-Cid, ed., Juicio de residencia a Martínez de Hoz, Buenos Ai-res, El Cid, 1981; I. Dussel, S. Finocchio y S. Gojman, Haciendo memoria enel país de nunca más, Buenos Aires, Eudeba, 1997; Marcelo Larraquy y Ro-berto Caballero, Galimberti. Crónica negra de la historia reciente de Argentina,Madrid, Aguilar, 2002, sobre un personaje que hizo la trayectoria completade luchar con los montoneros a aliarse con sus torturadores. Comisión Na-cional sobre la Desaparición de Personas, Nunca más, Buenos Aires, Eudeba,1997/3, pp. 480-481. Hay toda una serie de documentos sobre las relacionesentre el gobierno norteamericano y la Junta argentina, que incluyen las con-versaciones de Kissinger con el almirante Guzzetti, en National Security Ar-chive (28 de marzo de 2003, 4 de diciembre de 2003, 27 de agosto de 2004, 23de marzo de 2006, etc.; por ejemplo, Carlos Osorio, «State Departmentopens files on Argentina’s dirty war», electronic briefing book n.º 73). Sobrela colaboración de la Iglesia con los militares, Horacio Verbitsky, Doble jue-go. La Argentina católica y militar, Buenos Aires, Editorial Sudamericana,2006. Sobre la brutal represión de la guerrilla en Tucumán, Pablo Pozzi, «Porlas sendas argentinas...» El PRT-ERP. La guerrilla marxista, Buenos Aires,Eudeba, 2001. Sobre la Operación Cóndor, Samuel Blixen, Operación Cón-dor, Barcelona, Virus, 1998; John Dinges, The Condor Years, Nueva York, TheNew Press, 2004; Stella Calloni, Los años del lobo. Operación Cóndor, BuenosAires, Ediciones Continente, 1999; Francisco Martorell, Operación Cóndor.El vuelo de la muerte, Santiago de Chile, LOM Ediciones, 1999; Frank Gau-dichaud, Operación Cóndor. Notas sobre el terrorismo de estado en el Cono Sur,Madrid, SEPHA, 2005. Y, sobre todo, la documentación puesta en la red porNational Security Archive el 21 de diciembre de 2007 («Operación Cóndoren el Archivo del Terror»), que incluye el catálogo en línea de 60.000 docu-mentos del «archivo del terror». Datos sobre la participación de Perú enHugo Blanco, «¡Sí! El Perú fue parte del criminal “Plan Cóndor”», en Sinper-miso, 6 de enero de 2008. Además, «Southern cone rendition program: Peru’s

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112 por el bien del imperio

participation», en National Security Archive, 22 de febrero de 2008 y AlexeiBarrionuevo, «Italy follows trail of secret South American abductions», enNew York Times, 22 de febrero de 2008. «1978: Operación clandestina de lainteligencia militar argentina en México», National Security Archive, 20 deenero de 2008 y la nueva documentación sobre el mismo tema publicada el 8de diciembre de 2009 (electronic briefing book 300). La gestión de Kissingerfrenando las advertencias a los dictadores en Peter Kornbluh, «Kissingerblocked demarche on international assassinations to Condor states», en Na-tional Security Archive, electronic briefing book 312, 10 de abril de 2010.

El fracaso del centrismo

Seoane, Argentina, pp. 161-205; Joaquín Morales Solá, El sueño eterno. Ascen-so y caída de la Alianza, Buenos Aires, Planeta-La Nación, 2001; Jorge Ca-marasa, Días de furia. Historia oculta de la Argentina desde la caída de De laRúa hasta la ascensión de Dualde, Buenos Aires, Editorial Sudamericana,2002; Daniel Cecchini y Jorge Zicolillo, Los nuevos conquistadores. El papeldel gobierno y las empresas españolas en el expolio de Argentina, Madrid, Foca,2002; Jorge Saborido, «Crisis y dilemas de la economía argentina (1975-2008)», en Ayer, 73 (Historia reciente de la Argentina), 2009, pp. 17-46; entre-vista con Rudiger Dornsbuch, profesor del MIT, en Veintitrés, Buenos Aires,n.º 191 (7 de marzo de 2001), pp. 72-74; en un sentido parecido, elogiando lapolítica de Cavallo, Alan Greenspan, The Age of Turbulence, Nueva York,Penguin, 2007, pp. 341-343, quien, por supuesto, no hace ni siquiera men-ción al saqueo de las privatizaciones. Sobre la crisis argentina de 2001, LauraRamos, ed., El fracaso del consenso de Washington. La caída de su mejor alum-no: Argentina, Barcelona, Icaria, 2003. Geisa Maria Rocha, «Neo-dependen-cy in Brazil», en New Left Review, 16 (julio-agosto 2002), pp. 5-33; TomBarry, «Our Backyard Pax Americana», America’s Program Policy Report(Silver City, NM: Interhemispheric Resource Center, February 17, 2003);Ana Arana, «The new battle for Central America», en Foreign Affairs, 80(2001), 6, pp. 88-101.

Sobre Perú, Hugo Blanco, Nosotros los indios, Buenos Aires, Herramien-ta/La Minga, 2010 (en especial, pp. 89-106, además de pp. 160-168 sobre lamasacre de Bagua); Javier Díez Canseco, «K: misterios de la política», enSinpermiso, 29 de mayo de 2011.

Sobre la crisis mexicana de 1976, Kate Doyle, «Prelude to disaster. JoséLópez Portillo and the crash of 1976», National Security Archive, 14 de marzode 2004. Sobre el NAFTA y México, Jeff Faux, The Global Class War, Ho-boken, Wiley, 2006, pp. 126-154; Luis González Souza, México en la estrate-gia de Estados Unidos, México, Siglo XXI, 1993; Timothy A. Wise y Kevin

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notas bibliográficas 113

P. Gallaer, «NAFTA: a cautionary tale», reproducido en Post-neoliberal re-view, marzo-abril de 2003; Elizabeth Malkin, «Nafta’s promise, unfulfilled»en New York Times, 23 de marzo de 2009; Kevin Gallagher y Timothy Wise,«Fixing Nafta’s flaws», en The Guardian, 7 de enero de 2010; Saul Landau,The Pre-emptive American Empire. A Guide to Bush’s Kingdom, Londres, Plu-to Press, 2003, pp. 74-82. Sobre los abusos que permite la capacidad que eltratado da a las empresas para pedir indemnizaciones a los gobiernos, JimStanford, «NAFTA’s chapter 11: the last giveaway», en Real-World Econo-mics Review Blog, 30 de agosto de 2010. Datos complementarios, y en unsentido parecido, en Vandana Shiva, «Food rights, free trade and fascism» enMatthew J. Gibney, en M.J.Gibney, ed., Globalizing rights, Oxford, OxfordUniversity Press, 2003, pp. 87-108. Sobre su relación con el narcotráfico,Ryan Grim, «NAFTA and the drug cartels», en The Huffington Post, 1 dejulio de 2009. Carlos Montemayor, Chiapas, la rebelión indígena de México,Madrid, Espasa, 1998; Manuel Vázquez Montalbán, Marcos: El señor de losespejos, Madrid, Aguilar, 1999. Sobre la matanza de Acteal, «Confirma EU:el ejército entrenó a paramilitares» en Milenio <www.Milenio.com> 21 de agos-to de 2009. Información actual del movimiento puede encontrarse en <http://enlacezapatista.ezln.org.mx>. La historia criminal de los hermanos Salinas pue-de seguirse en «Murder, Money and Mexico. The rise and fall of the Salinasbrothers», en <www.pbs.org>. Sobre el complejo papel de México en las relacio-nes con Cuba, véase el dossier «México-Cuba-Estados Unidos: Un triángulohistórico», en Istor, IX (2008), n.º 33. Sobre Colombia, Vladimir Carrillo yTom Kucharz, Colombia: terrorismo de estado. Testimonios de la guerra suciacontra los movimientos populares, Barcelona, Icaria, 2006; Mauricio Arangu-ren, Mi confesión. Carlos Castaño revela sus secretos, Bogotá, La Oveja Negra,2001. Sobre la colaboración entre el ejército colombiano y los paramilitares,Michael Evans, «Paramilitaries as proxies», publicado por National SecurityArchive el 16 de octubre de 2005; «Uribe among “Important Colombian nar-co-traffickers” in 1991», en National Security Archive, 2 de agosto de 2004;«The Chiquita Papers», National Security Archive, electronic briefing book340, 7 de abril de 2011. Jenny Pearce, «Colombia: who are the enemies ofpeace and democracy?», en openDemocracy, 9 de abril de 2008; Simon Rome-ro, «Cocaine sustains war in rural Colombia», en New York Times, 27 de juliode 2008. Darío Azzellini, «Colombia: Laboratorio experimental para el ma-nejo privado de la guerra», en El negocio de la guerra, Tafalla, Txalaparta,2005, pp. 37-70. Sobre Santos y el «canal seco», Kevin P. Gallagher, «Theend of the Washington consensus», en Real-world Economic Review Blog, 12de marzo de 2011. Sobre el ALCA, James Petras, El Nuevo Orden Criminal,Buenos Aires, Libros del Zorzal, 2003, pp. 59-65; puede consultarse tambiénla web de la entidad, cuyas últimas noticias datan de 2005.

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El giro a la izquierda

Jorge G. Castañeda, «Latin America’s left turn», en Foreign Affairs, 85(2006), n.º 3, pp. 28-43. «This land is anti-capitalist land», en The Economist,28 de abril de 2007, pp. 58-59. Jesús González Pazos, Bolivia. La construcciónde un país indígena, Barcelona, Icaria, 2007; sobre la resistencia racista a Mo-rales, Pablo Stefanoni, «Masacre de campesinos de Bolivia», en Sinpermiso,21 de septiembre de 2008; Mark Weisbrot, «Ecuador, Bolivia show that evensmall developing countries can pursue independent economic policies, standup for their rights, and win», en The Guardian, 28 de octubre de 2009; MarkWeisbrot y Rebecca Ray, Update on the Venezuelan Economy, Center forEconomic and Policy Research, septiembre de 2010. Sobre el golpe de abrilde 2002 contra Chávez, que llevó al poder, durante dos días, un gobierno delempresario Pedro Carmona, Brian A. Nelson, The Silence and the Scorpion.The Coup against Chavez and the Making of Modern Venezuela, Nueva York,Nation Books, 2009. Marco Andrea Cornia, «Income distribution under La-tin America’s new left regimes», working paper, n.º 16/2009, Dipartimentodi Scienze Economiche, Università degli Studi di Firenze; Arturo C. Porze-canski, «Latin America: The missing financial crisis», en MPRA (MunichPersonal RePec Archive), octubre de 2009. Ivan Briscoe, «Evo Morales: theunauthorised version», en Open Democracy, 16 de enero de 2007, y «Guate-mala: a good place to kill», en id., 17 de octubre de 2007. John Perry, «InTegucigalpa», en London Review of Books, 6 de agosto de 2009, pp. 35-36.Andrew Nickson, «Paraguay: Fernando Lugo vs the Colorado machine», enopenDemocracy, 20 de abril de 2008. Sobre la situación agraria en el país, Ra-món Fogel, «Agronegocios, conflictos agrarios y soberanía alimentaria en elParaguay» (CERI, Centro de Estudios Rurales Interdisciplinarios, Para-guay). Sobre los desplazados en Colombia, véanse las cifras que da CODEHS(Consultoría para los derechos humanos y el desplazamiento); para el escán-dalo de los asesinatos del ejército colombiano, Michael Evans, «“Body countmentalities”. Colombia’s “false positives” scandal declassified», en NationalSecurity Archive, 7 de enero de 2009; Jorge Enrique Botero, «La muerte hoyen Colombia», en <www.sinpermiso.info> 19 de octubre de 2008 (publicadooriginalmente en La Jornada) y Joaquim Ibarz, «Decían que era ridículo…», enLa Vanguardia, 24 de marzo de 2010. El prestigio de Ingrid Betancourt su-frió un rudo golpe con las revelaciones de sus compañeros de cautiverio (Si-món Romero, «Book casts harsh light on exhostage in Colombia», en NewYork Times, 27 de febrero de 2009). Un análisis del crecimiento latinoameri-cano publicado en 2010 lo supone alimentado por la demanda de las econo-mías asiáticas, y en especial de la de China, lo que haría dudosa su continui-dad, en Simón Romero, «Economies in Latin America surge forward», enNew York Times, 30 de junio de 2010. P. Ortega y J.S. Gómez, Militarisme a

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notas bibliográficas 115

Amèrica Llatina, Barcelona, Justícia i Pau, 2010. Nikolas Kozloff, «What theheck are US marines doing in Costa Rica? Obama’s tilt to the right on LatinAmerica», en Truthout, 6 de agosto de 2010. Sobre la situación en Honduras,Michael Corcoran, «Media distortions legitimize Hondura’s regime», enTruthout, 24 de noviembre de 2010; Andrew O’Reilly, «Who’s killing thejournalists of Honduras?», en Latin American News Dispatch, 9 de mayo de2011. El informe de la embajada norteamericana, publicado por WikiLeaks,09Tegucigalpa645, de 24 de julio de 2009.

Para seguir el desarrollo al día de las luchas campesinas la bibliografíaacadémica resulta menos útil que los órganos de expresión de las propias or-ganizaciones, como la de los mapuches <www.mapuexpress.net>, la delmovimiento zapatista <http://enlacezapatista.ezln.org.mx>, la colombiana«Agencia Prensa Rural», la de Aidesep (Asociación interétnica de desarrollode la selva peruana), etcétera. O, en un sentido más amplio, «La Vía Campe-sina. International Peasant Movement». La cita sobre el despojo de los cam-pesinos colombianos procede de La tierra en disputa. Memorias del despojo yresistencias campesinas en la costa Caribe, 1960-2010. Informe del Grupo dememoria histórica de la Comisión nacional de reparación y reconciliación,[Bogotá?], Ediciones Semana, 2010, pp.110-111.

Capítulo 11:Los años setenta: el inicio de la «gran divergencia»

Donella H. Meadows et al., Los límites del crecimiento: informe al Club deRoma sobre el predicamento de la humanidad, México, Fondo de Cultura Eco-nómica, 1972; Paul R. Ehrlich, La Explosión demográfica: el principal proble-ma ecológico, Barcelona, Salvat, 1993; Garrett Hardin «The tragedy of thecommons», en Science, n.º 3859, 13 de diciembre de 1968, pp. 1243-1248.

En el inicio de la «gran divergencia»

Paul Krugman, Después de Bush, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 141-170; Ja-cob S. Hacker y Paul Pierson, Winner-take-all Politics. How WashingtonMade the Richs Richer —And Turnes Its Back on the Middle Class, Nueva York,Simon and Schuster, 2010, especialmente pp. 95-136; Stewart Lansley,Britain’s livelihood crisis, Londres, TUC (Trades Union Congress), 2011;Nicholas Craft y Gianni Toniolo, eds., Economic Growth in Europe since1945, Cambridge, Cambridge University Press, 1996; Barry Eichengreen,The European Economy since 1945. Coordinated Capitalism and Beyond, Prin-

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ceton, Princeton University Press, 2006, pp. 252-293; Derek H. Aldcroft,The European Economy, 1914-1990, Londres, Routledge, 1993/3, pp. 195-244; Jeffry A. Frieden, Capitalismo global, Barcelona, Crítica, 2007, pp. 477-488. Robert Reich, «The truth about the American economy», en RobertReich.org, 30 de mayo y 1 de junio de 2011 y «Confessions of a classworrier», 10 de agosto de 2010 (se publicó una traducción al castellano en ElEconomista, 4 de junio de 2011, p. 6). Paul Gilding, The Great Disruption.Why the Climatic Crisis Will Bring On the End of Shopping and the Birth of aNew World, Nueva York, Bloomsbury Press, 2011, pp. 9-29. MatthewYeomans, Oil. Anatomy of an Industry, Nueva York, The New Press, 2004, pp.25-27; Sonia Sha, Crude. The Story of Oil, Nueva York, Seven Stories Press,2004, pp. 29-32; Thomas Seifert y Klaus Werner, El libro negro del petróleo,Buenos Aires, Capital Intelectual, 2008, passim; Patrick Tyler, A World ofTrouble. The White House and the Middle East —from the Cold War to theWar on Terror, Nueva York, Farrar Straus and Giroux, 2009, pp. 125-126.

Dean Baker, The Productivity to Paycheck Gap: What the Data Show,Washington, Center for Economic and Policy Research, 2007; David Har-vey, A Brief History of Neoliberalism, Nueva York, Oxford University Press,2005, pp. 5-38 y, del propio autor, The Enigma of Capital and the Crisis ofCapitalism, Londres, Profile Books, 2010, citas de pp. 8-10, etc. Jacob S.Hacker y Paul Pierson, Winner-take-all Politics. How Washington Made theRich Richer- and Turnes Its Back on the Middle Class, Nueva York, Simon andSchuster, 2010, pp. 95-160; el memorándum de Lewis Powell puede leerseíntegramente en la web de reclaimdemocracy.org. Kevin Drum, «Howscrewing unions screws the entire middle class», en Mother Jones, 25 de febre-ro de 2011. Chris Hedges, «The corporate state wins again», en Truthdig, 25de abril de 2011.

Gerald Ford

Barry Werth, 31 Days. Gerald Ford, the Nixon Pardon, and a Government inCrisis, Nueva York, Anchor Books, 2007; Henry Kissinger, Years of Renewal,Nueva York, Simon and Schuster, 1999 (pp. 192-239, sobre el conflicto deChipre; 286-309, sobre la reunión de Vladivostok; 635-660, sobre la confe-rencia de Helsinki; 791-833, sobre Angola, etc.). Kissinger no dice nada de lavisita que hizo con Ford a Franco, de la que sabemos por Luis GuillermoPerinat, que actuó como intérprete, en Recuerdos de una vida itinerante, Ma-drid, Compañía Literaria, 1996; Donald Rumsfeld, Known and Unknown. AMemoir, Nueva York, Sentinel, 2011, pp. 165-240; Alan Greenspan, The Ageof Turbulence. Adventures in a New World, Nueva York, Penguin, 2007, pp. 64-76; Jussi Hanhimäki, The Flawed Architect. Henry Kissinger and American Fo-

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reign Policy, Nueva York, Oxford University Press, 2004, pp. 359-456; RobertSchlesinger, White House Ghosts. Presidents and Their Speechwriters, NuevaYork, Simon and Schuster, 2008, pp. 230-267; James T. Patterson, El gigan-te inquieto. Estados Unidos de Nixon a G.W. Bush, Barcelona, Crítica, 2006,pp. 131-151; James Mann, Los vulcanos. El gabinete de guerra de Bush, Grana-da, Almed, 2007, pp. 71-99; James M. Naughton y Adam Clymer, «GeraldFord, 38th president, dies at 93», en New York Times, 27 de diciembre de2006. Una buena apreciación de la política exterior de Ford en George C.Herring, From Colony to Superpower. U.S. Foreign Relations since 1776, NuevaYork, Oxford University Press, 2008, pp. 810-815; Vladislav M. Zubok, Unimperio fallido. La Unión Soviética durante la guerra fría, Barcelona, Crítica,2008, pp. 365-370. Andrew Cockburn, Rumsfeld. His Rise, Fall and Catastro-phic Legacy, Nueva York, Scribner, 2007, pp. 11-53. Sobre el Comité Churchy la condena de Helms, Richard Helms, A Look over My Shoulder. A Life inthe Central Intelligence Agency, Nueva York, Random House, 2003, pp. 435-446; Weiner, Legacy of Ashes, passim; Robert M. Hathaway y Russell JackSmith, Richard Helms as Director of Central Intelligence, 1966-1973, Washing-ton, Central Intelligence Agency, 1993. El trabajo fundamental sobre el«Team B» es: «Team B: the trillion dollars experiment», de Anne HessingCahn y John Prados, en Bulletin of the Atomic Scientists, abril de 1993, pp. 22-31. David F. Schmitz, The United States and Right-Wing Dictatorships,1965-1989, Nueva York, Cambridge University Press, 2006, pp. 128-134(pp. 125-128 sobre el incidente del Mayagüez); John Prados, Safe for Demo-cracy. The Secret Wars of the CIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 438-439;en <www.aarclibrary.org> pueden encontrarse amplias reproducciones delos materiales publicados por el comité y en <www.theblackvault.com> unagran cantidad de documentos de Helms.

La presidencia de Carter

Los libros fundamentales que he utilizado han sido Peter G. Bourne, JimmyCarter. A Comprehensive Biography from Plains to Postpresidency, Nueva York,Scribner/Lisa Drew, 1997; Betty Glad, An Outsider in the White House.Jimmy Carter, His Advisors, and the Making of American Foreign Policy, Itha-ca, Cornell University Press, 2009, sobre todo para los aspectos relativos a lapolítica exterior; Jimmy Carter, White House Diary, Nueva York, Farrar,Straus and Giroux, 2010, útil para valorar su inconsistencia y sus errores yZbigniew Brzezinski, Power and Principle. Memoirs of the National SecurityAdviser 1977-1981, Londres, Weidenfeld and Nicolson, 1983. Además,Martin Schram, Running for President. A Journal of the Carter Campaign, NuevaYork, Pocket Books, 1977.

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Una nueva política exterior

Melvyn P. Leffler, La guerra después de la guerra, Barcelona, Crítica, 2008,pp. 328-345 y 392-401 (sobre SALT II y la cumbre de Viena). Sobre la polí-tica exterior, vista en su conjunto, Herring, From Colony to Superpower, pp.829-860 y el inteligente análisis que Lloyd C. Gardner hace en The LongRoad to Baghdad. A History of U.S. Foreign Policy from the 1970s to the Pre-sent, Nueva York, The New Press, 2008, pp. 32-61 sobre los sueños geopolí-ticos de Brzezinski y su responsabilidad en los errores de Carter. Schlesinger,White House Ghosts, pp. 268-311. Stephen Zunes, «Richard Holbroke repre-sented the worst of the foreign policy establishment» en Truthout, 14 de di-ciembre de 2010. James Carroll, La casa de la guerra, Barcelona, Crítica,2006, pp. 548-568; Patterson, El gigante inquieto, pp. 153-180. Sobre el Com-mittee on the Present Danger y el «team B», Richard Rhodes, Arsenals ofFolly. The Making of the Nuclear Arms Race, Nueva York, Alfred A. Knopf,2007, pp. 118-137; Andrew Cockburn, Rumsfeld. His Rise, Fall, and Catas-trophic Legacy, Nueva York, Scribner, 2007, pp. 40-44; Campbell Craig yFredrik Logevall, America’s Cold War. The Politics of Insecurity, Cambridge,Mass, Belknap Press, 2009, pp. 306-309. Acerca de la Trilateral puede con-sultarse su web <www.trilateral.org>; James MacGregor Burns, Running Alone.Presidential Leadership JFK to Bush II. How it Has Failed and How We CanFix it, Nueva York, Basic Books, 2006, pp. 119-129; Robert Brenner, «Struc-ture vs. Conjuncture», en New Left Review, 43 (2007), pp. 33-59. Sobre lasnegociaciones de Camp David, Brzezinski, Power and Principle, pp. 234-288;Mark Tessler, A History of the Israeli-Palestinian Conflict, Bloomington, In-diana University Press, 2009/2, pp. 510-519; Tyler, A World of Trouble, pp.176-209; Jeremy Salt, The Unmaking of the Middle East. A History of WesternDisorder in Arab Lands, Berkeley, University of California Press, 2008, pp.241-247 y Aaron David Miller, The Much Too Promised Land. America’s Elu-sive Search for Arab-Israeli Peace, Nueva York, Bantam Dell, 2008, pp. 157-190. El propio Carter hace un largo relato de su papel en las conversacionesde Camp David en White House Diary, pp. 216-244, donde sostiene, porejemplo, que Begin, el terrorista del hotel Rey David y el responsable directodel crimen de Sabra y Chatila era «un hombre de integridad y honor». Sobrela visita de Deng Xiaoping, Brzezinski, Power and Principle, pp. 403-425;Glad, An Outsider in the White House, pp. 130-133 y Xiaoming Zhang, «DengXiaoping and China’s decision to go to war with Vietnam», en Journal ofCold War Studies, 12 (2010), n.º 3, pp. 3-29.

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Crisis de la economía e involución social

Resulta revelador comprobar cómo Carter no da ninguna importancia en sudiario a la lucha en torno a la «Labor law reform act» (apenas aludida, entreotros asuntos enojosos, el día en que fue retirada, con menor espacio del quededica a un festival de jazz White House Diary, p.202), y más aún ver queasume como un mérito personal la iniciativa de la política de desregulaciónque, según afirma, Reagan prosiguió después (White House Diary, pp. 472-473). Sobre su fracaso en la política social, Hacker y Pierson, Winner-Take-All Politics, pp. 126-143: sobre la situación económica, Krugman, Después deBush, pp. 141-170. Sobre la gestión de Volcker, Greenspan, The Age of Tur-bulence, pp. 84-86; Roger Alcaly, The New Economy, Nueva York, Farrar,Straus and Giroux, 2003, pp. 249-251; Andrew Glyn, Capitalism Unleashed.Finance, Globalization and Welfare, Nueva York, Oxford University Press,2007, pp. 24-27. Dean Baker, «El mito del libre mercado: siempre hay regu-lación, de lo que se trata es de saber a quién beneficia», en Sin permiso, 1 defebrero de 2009, publicado originalmente en Boston Review. Edward Ken-nedy, Los Kennedy. Mi familia, Madrid, Martínez Roca, 2010, pp. 417-445 (lafrase sobre el «discurso del malestar», p. 427).

La revolución iraní

Homa Katouzian, The Persians. Ancient, Medieval and Modern Iran, New Ha-ven, Yale University Press, 2009, pp. 265-323 (donde se encontrará un análi-sis de la política del Shah de una riqueza que no ha sido posible seguir aquíen detalle); Brzezinski, Power and Principle, pp. 354-398 (muestra la limitadavisión de unos políticos que juegan su partida desde la Situation Room, conun conocimiento inadecuado del escenario iraní y sin que el presidente, queen estos días de crisis se encuentra con frecuencia ausente en Camp David,participe en las discusiones). Yann Richard, L’Iran de 1800 à nos jours, París,Flammarion, 2009, pp. 337-390. Ali M. Ansari, «The myth of the White re-volution: Mohammad Reza Shah, “modernization” and the consolidation ofpower», en Middle Eastern Studies, 37, (2001), pp. 1-24; Parvin Merat Amini,«A single party state in Iran, 1975-78: The Rastakhiz party —the finalattempt by the Shah to consolidate his political base» en Middle Eastern Stu-dies, 38 (2002), n.º 1, pp. 131-168. Sobre las ambiciones nucleares del Shah,William Burr, «U.S.-Iran nuclear negotiations in 1970s featured Shah’s na-tionalism and U.S. weapons worries», en National Security Archive, electro-nic briefing book 268, 13 de enero de 2009. Ehsan Naraghi, De los palacios delSha a las prisiones de la Revolución, Barcelona, Círculo de Lectores, 1992,p. 190; Rhodri Jeffrey-Jones, Cloak and Dollar. A History of American Secret

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Intelligence, New Haven, Yale University Press, 2002, pp. 228-229 y 454;Glad, An Outsider in the White House, pp. 167-175, 263-269 y 275-278 (sobrela liberación de los presos). El Shah salió el 16 de enero de 1979 hacia Egipto,de allí a Marruecos (15 de febrero), las Bahamas (30 de febrero), México (10 dejunio), Nueva York (22 de octubre), Panamá (15 de diciembre) y El Cairo(22 de marzo de 1980), donde murió de cáncer el 27 de julio de 1980; Weiner,Legacy of Ashes, pp. 365-374. Sobre los intereses del Chase Manhattan Banken la crisis iraní, L.J. Davis, Dinero quemado, Barcelona, Planeta, 1983, pp. 151-161. William L. Cleveland, A History of the Modern Middle East, Boulder,Co., Westview Press, 1994, pp. 398-405; Reinhard Schultze, A Modern His-tory of the Islamic World, Nueva York, New York University Press, 2000,pp. 220-225. Bourne, Jimmy Carter, p. 454; sobre las causas del fracaso dela CIA, Edward Shirley (Reuel Gererecht) en Know Thine Enemy: A Spy’sJourney Into Revolutionary Iran, según la reseña de Lars-Erik Nelson, «Notesfrom underground», en New York Review of Books, 23 de septiembre de 1999,pp. 4-6. David Rockefeller, Memorias, Barcelona, Planeta, 2004, pp. 445-468. William E. Odom, «The Cold War and the origins of the U.S. CentralCommand», en Journal of Cold War Studies, 8 (2006), n.º 2, pp. 52-82; Tyler,A World of Trouble, pp. 210-248. Sobre la Operación Eagle Claw, Brzezinski,Power and Principle, pp. 470-509; Glad, An Outsider, pp. 263-269. Sobre laacusación de que Reagan habría pactado la entrega de los rehenes america-nos para después de haber asumido la presidencia, George Bush, All the Best.My Life in Letters and Other Writings, Nueva York, Scribner, 1999, pp. 519-520, que niega saber nada acerca de este «insidioso complot». El fracaso de laoperación de rescate fue la causa de que se creasen los nuevos cuerpos dedi-cados a la realización de operaciones especiales, como los Navy Seals, queintervinieron en Somalia o en la muerte de Osama bin Laden.

Afganistán

Un libro fundamental sobre la génesis y desarrollo del conflicto es el de SteveColl, Ghost Wars. The Secret History of the CIA, Afghanistan, and Bin Laden,from the Soviet Invasion to September 10, 2001, Nueva York, Penguin, 2004.Véase la reseña de Chalmers Johnson, «Abolish the CIA», en London Reviewof Books, 21 de octubre de 2004, pp. 25-30. Rodric Braithwaite, Afgantsy.The Russians in Afghanistan 1979-89, Londres, Profile Books, 2011; J. BruceAmstutz, Afghanistan. The First Five Years of Soviet Occupation, Washing-ton, National Defense University, 1986 (una cita de p. 44); Ahmed Rashid,Los Talibán: el Islam, el petróleo y el Nuevo «Gran juego» en Asia central, Bar-celona, Península, 2001. Alex Strick van Linschoten y Felix Kuehn, Separa-ting the Taliban from al-Qaeda: the core of success in Afghanistan, Nueva York,

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Center on International Cooperation, New York University, 2010. Para elcomplejo tema de las primeras intervenciones de la CIA, además, Prados,Safe for Democracy, pp. 467-492; William Blum, Killing Hope. U.S. Militaryand CIA Interventions since World War II, Montréal, Black Rose Books, 1998,pp. 338-352; Vladimir Ashitkov, Karen Gevorkyan y Vladimir Svetozarov,comp., The Truth About Afghanistan, Moscú, Novosti, 1986. Artemy Kali-novski, «Decision-making and the Soviet war in Afghanistan. From interven-tion to withdrawal», en Journal of Cold War Studies, 11 (2009), n.º 4, pp. 46-73 y «The blind leading the blind: Soviet advisors, counter-insurgency andnation-building in Afghanistan», en Cold War International History Project,working paper, n.º 60. Sobre la «crisis de los euromisiles», William Burr, ed.«Thirtieth anniversary of NATO’s dual-track decision. The road to theeuromissiles crisis and the end of the Cold War», en National Security Archi-ve, 10 de diciembre de 2009. Sobre la muerte de Daud, Carlota Gall, «AnAfghan secret revealed brings end of an era», en New York Times, 1 de febre-ro de 2009; Odd Arne Westad, The Global Cold War, Cambridge, Cambrid-ge University Press, 2007, pp. 299-326 y «Concernig the situation in “A”:New Russian evidence on the Soviet intervention in Afghanistan» en ColdWar International History Project Bulletin, 8/9 (1996), pp. 128-132 y los do-cumentos publicados en pp. 133-184; Leffler, La guerra después de la guerra,pp. 383-392 y 414-425; Glad, An Outsider in the White House, pp. 197-216;Andrew Bennett, Condemned to repetition? The Rise, Fall, and Reprise on So-viet-Russian Military Interventionism, 1973-1996, Cambridge, Mass., MITPress, 1999, pp. 167-245 (cita de p. 185); Zubok, Un imperio fallido, pp. 388-397. Michael Barry, Le royaume de l’insolence. L’Afghanistan, 1504-2001,París, Flammarion, 2002; Thomas Banfield, Afghanistan. A Cultural and Po-litical History, Princeton, Princeton University Press, 2010; John Quigley,The Ruses for War. American Interventionism Since World War II, Amherst,Prometheus Books, 2007, pp. 191-196; Milton Bearden, «La tumba de losimperios. Las traicioneras cumbres de Afganistán», en J.F. Hoge, jr. y Gi-deon Rose, eds., ¿Por qué sucedió? El terrorismo y la nueva guerra, Barcelona,Paidós, 2002, pp. 101-113; Jolyon Leslie, «Money, lots of money», en Lon-don Review of Books, 20 de marzo de 2008, pp. 40-42; Andrei Grachev,Gorbachev’s Gamble. Soviet Foreign Policy and the End of the Cold War, Cam-bridge, Polity Press, 2008; Stephen Zunes, La poudrière. La politique améri-caine au Moyen-Orient el les racines du terrorisme, París, Parangon, 2002, pp.94-95; Chalmers Johnson, Nemesis. The Last Days of the American Republic,Nueva York, Metropolitan Books, 2006, pp. 110-111; John K. Colley, UnholyWars. Afghanistan, America and International Terrorism, Londres, PlutoPress, 2000, p. 19; Yevgeny Primakov, Russian Crossroads. Towards the NewMillenium, New Haven, Yale University Press, 2004, pp. 124-125; LucianoCanfora, «La libertà degli afghani», en Esportare la libertà. Il mito che ha falli-

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to, Milán, Mondadori, 2007, pp. 47-61. Sobre el boicot a los Juegos olímpicosde Moscú, Christopher R. Hill, «The cold war and the olympic movement»,en History today, 49 (1999), n.º1, pp. 19-25 y Margaret Thatcher, Los años deDowning Street, Madrid, El País/Aguilar, 1993, p. 90. Zbigniew Brzezinski,«The Cold war and its aftermath», en Foreign Affairs, 71 (1992); n.º 4, pp. 31-49. El texto del NSC-63, de 15 de enero de 1981, con la firma autógrafa deBrzezinski, puede consultarse por internet en <http://jimmycarterlibrary.org/documents/pd63.pdf>. Sobre el «corolario Reagan» William Safyre,«The Reagan corollary», en New York Times, 4 de octubre de 1981.

La reactivación de la guerra fría

El tema del colapso de la distensión en la etapa de Carter ha sido planteado enun «forum» en el Journal of Cold War Studies 12 (2010), n.º 2, en torno deltrabajo de James C. Blight y Janet M. Lang, «When empathy failed. Usingcritical oral history to reassess the collapse of U.S.-Soviet detente in the Car-ter-Brezhnev years» (pp. 29-74 y 102-109), aunque sus resultados son seria-mente criticados por los comentarios publicados conjuntamente, entre losque interesan sobre todo los de Raymond L. Garthoff (pp. 79-88) y ThomasW. Simons, jr. (pp. 95-101). Glad, An Outsider in the White House, pp. 219-236. Sobre el plan de «decapitación» y la respuesta soviética Rhodes, Arsenalsof Folly, pp. 138-153 y David E. Hoffman, The Dead Hand. The Untold Storyof the Cold War Arms Race and its Dangerous Legacy, Nueva York, Doubleday,2009. Las decisiones presidenciales de Carter, incluyendo la pequeña partede la 59, de 25 de julio de 1980, que está desclasificada, pueden consultarse enla web de la Federation of American Scientists, Intelligence Resource Pro-gram, Presidential Directives. Carter Administration, 1977-1981 (<http://fas.org/irp/offdocs/pd/index.html>). Sobre el rechazo de los nuevos misilespor parte de Holanda, Ruud van Dijk, «“A mass psychotic movement wash-ing over the country like a wave”: Explaining Dutch Reservations AboutNATO’s 1979 Dual-Track Decision», Cold War International History Pro-ject, e-Dossier 21. Véanse también, en The Bulletin of the Atomic Scientists, 37(1981), n.º 3, Frank Barnaby, «Europeans want to be counted» y Milton J.Rosenberg, «The decline and rise of the Cold War consenso», de donde pro-cede el símil del tigre.

El fin de la era Brézhnev

Vladislav M. Zubok, Un imperio fallido, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 341-410; Stephen Kotkin, Armageddon Averted. The Soviet Collapse 1970-2000,

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Oxford, Oxford University Press, 2001, pp. 10-57; Mijail Gorbachov, Me-moirs, Nueva York, Doubleday, 1996, pp. 113-139; Dobrynin, In Confidence,pp. 550-555. A. Kemp-Welch, Poland under Communism. A Cold War His-tory, Cambridge, Cambridge University Press, 2008, pp. 237-331. Sobre losplanes para la entrada de tropas en Polonia, véase el documento de comien-zos de diciembre de 1980 publicado en el «virtual archive» de Cold War In-ternational History Project, colección «Warsaw Pact Military Planning». Jo-nathan Haslam, Russia’s Cold War. From the October Revolution to the Fall ofthe Wall, New Haven, Yale University Press, 2011, pp. 299-349.

Capítulo 12:La contrarrevolución conservadora

Michael Crozier, Samuel P. Huntington y Joji Watanuki, The Crisis of De-mocracy: Report on the Governability of Democracies to the Trilateral Commis-sion, Nueva York, New York University Press, 1975; Jan-Werner Müller,«The Cold War and the intellectual history of the twentieth century», enMelvyn P. Leffler y Odd Arne Westad, eds., The Cambridge History of theCold War, Cambridge, Cambridge University Press, 2010, III, pp. 1-22. So-bre la contrarrevolución cultural: John Miclethwait and Adrian Woolridge,The Right Nation. Conservative Power in America, Nueva York, Penguin Press,2004, pp. 63 y ss., Stephan Halper y Jonathan Clarke, America Alone. TheNeo-conservatism and the Global Order, Cambridge, Cambridge UniversityPress, 2004, passim; Charles A. Reich, The Greening of America, Nueva York,Random House, 1970; Charles F. Pierce, Idiot America. How Stupidity Beca-me a Virtue in the Land of the Free, Nueva York, Anchor Books, 2010; LewisLapham, Pretensions to Empire. Notes on the Criminal Folly of the Bush Admi-nistration, Nueva York, The New Press, 2006, pp. 1-25 y 86-93; Emilio Genti-le, La democrazia di Dio. La religione Americana nell’era dell’impero e del terro-re, Roma, Laterza, 2006; Dan Cohn-Sherbok, The Politics of Apocalypse. TheHistory and Influence of Christian Zionism, Oxford, Oneworld, 2006. Sobre elorigen de los think-tanks conservadores, Keith Dixon, Les évangélistes dumarché, París, Raison d’Agir, 1998; sobre el American Enterprise Institute,Eric Laurent, El mundo secreto de Bush, Barcelona, Ediciones B, 2004, pp. 87-127; sobre la Fundación Heritage, Luis González Sousa, México en la estrate-gia de Estados Unidos, México, Siglo XXI, 1993, pp. 154-161. Travis Wal-dron, «FSU accepts funds from Charles Koch in return for control over itsacademic freedom», «Pollutocrat Koch fuelling far right academic centers atuniversities nationwide», en Think Progress, 10 y 16 de mayo de 2011 respec-tivamente.

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Ronald Reagan

Ronald Reagan, An American Life, Nueva York, Simon and Schuster, 1990; Ro-nald Reagan The Reagan Diaries, ed. Douglas Brinklet, Nueva York, HarperCollins, 2007; Gil Troy, Morning in America. How Ronald Reagan Invented the1980s, Princeton, Princeton University Press, 2005; James Mann, The Re-bellion of Ronald Reagan. A history of the End of the Cold War, Nueva York, Vi-king, 2009 (una de las aportaciones más interesantes de este libro es el estudiode la redacción de sus discursos, tema al que se dedica casi exclusivamente elde Romesh Ratnesar, Tear Down This Wall. A City, a President, and the SpeechThat Ended the Cold War, Nueva York, Simon and Schuster, 2009). John Ehr-man, The Eighties. America in the Age of Reagan, New Haven, Yale UniversityPress, 2005; Stephen F. Knott y Jeffrey L. Childester, The Reagan Years,Presidential Profiles, Nueva York, Checmarck Books, 2005. Richard Rhodes,Arsenals of Folly. The Making of the Nuclear Arms Race, Nueva York, Knopf,2007, pp. 168-176. George C. Herring, From Colony to Superpower. U.S. Fo-reign Relations since 1776, Nueva York, Oxford University Press, 2008, pp.862-916. Una parte de los datos biográficos «íntimos» los tomo de Kitty Ke-lley, Nancy Reagan, The Unauthorized Biography, Londres, Bantam Books,1992. Robert Schlesinger, White House Ghosts. Presidents and Their Speechwri-ters, Nueva York, Simon and Schuster, 2008, pp. 312-361. Sobre sus primerasactuaciones, David L. Robb, Operación Hollywood. La censura del pentágono,Barcelona, Océano, 2006, pp. 385-391. En contraste con esa especie de matri-monio ideal que formaba la pareja Ronald-Nancy, ambos parecen habersepreocupado poco por sus hijos, hasta el punto de que su hijo Ron —que lo re-cordó en My Father at 100, Nueva York, Viking, 2010— confesó que nuncahabía tenido una auténtica conversación con su padre (Frances Fitzgerald,Way Out There in the Blue. Reagan, Star Wars and the End of the Cold War,Nueva York, Simon and Schuster, 2000, p. 55, de este mismo libro, pp. 151-152). Eileen Lottman, que había escrito el guión, «agradable e inocuo», queReagan debía recitar en una reunión electoral de apoyo a Goldwater, ha expli-cado cómo el contacto con el público le fue animando a transformarlo: «co-menzó como un actor de la serie B y acabó como un político» (Eileen Lottman,«Ronnie’s big break» en London Review of Books, 16 de noviembre de 2006, p.4). Robert Lindsey, «La creación del papel» en Hedrick Smith et al., RonaldReagan. ¿Una revolución conservadora?, Barcelona, Planeta, 1981. Cuando losReagan viajaron a París, rechazaron el programa que les había preparado laembajada, diciendo que lo que querían era encontrarse con condes y condesas(Fitzgerald, Way Out There in the Blue, p. 66; Kelley, Nancy Reagan, pp. 177,584, passim). Sobre la necesidad de vigilar sus despistes: un día, no habiendoadvertido que los micrófonos estaban abiertos, dijo, bromeando: «Me compla-ce deciros que hoy he firmado una legislación que pondrá a Rusia fuera de la

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ley para siempre. Empezamos a bombardear dentro de cinco minutos». Enotra ocasión, antes de una importante reunión del G-7, sus asesores se horro-rizaron al verle aparecer por la mañana con cara de haber dormido poco. Rea-gan les tranquilizó: había estado viendo por televisión una de sus películas fa-voritas, Sonrisas y lágrimas, y ni siquiera había tenido tiempo de leer lospapeles (David Gergen, Eyewitness to Power. The Essence of Leadership. Nixonto Clinton, Nueva York, Simon and Schuster, 2000, pp. 151-153; sobre sus méri-tos como comunicador, pp. 210-247). Kim Phillips-Fein, «Be dull, Mr. Presi-dent», en London Review of Books, 19 octubre 2006, pp. 17-18. Sobre sus ideasmilenaristas, Jeremy Salt, The Unmaking of the Middle East. A History of Wes-tern Disorder in Arab Lands, Berkeley, University of California Press, 2008,pp. 252-254; Jonathan Kirsch, A History of the End of the World, San Francis-co, Harper San Francisco, 2006, pp. 222-228; Dan Cohn-Sherbok, The Poli-tics of Apocalypse. The History and Influence of Christian Zionism, Oxford,Oneworld, 2006, pp. 151-154. Sobre el asunto de Neshoba County, Bob Her-bert, «Righting Reagan’s wrongs?» en New York Times, 13 de noviembre de2007. Sobre la NSDD 75, que puede consultarse en la web de la Federation ofAmerican Scientists, Paul Kengor, «Crucial Cold war secret», en TheWashington Times, 13 de enero de 2008. Sobre la «doctrina Reagan» y lasideas de la Kirkpatrick, David F. Schmitz, The United States and Right-WingDictatorships, Nueva York, Cambridge University Press, 2006, pp. 194 y ss.

Reaganomics

La línea central de análisis se apoya en buena medida en los libros de JamesK. Galbraith, The Predator State. How Conservatives Abandoned the Free Mar-ket and Why Liberals Should Too, Nueva York, Free Press, 2008 (cita de p. 3),de Bruce Bartlett, The New American Economy. The Failure of Reaganomicsand a New Way Forward, Nueva York, Palgrave Macmillan, 2009, y de PaulKrugman, en especial Después de Bush (The Conscience of a Liberal), Barcelo-na, Crítica, 2008 y El retorno de la economía de la depresión y la crisis actual,Barcelona, Crítica, 2009 (la cita-epitafio, de «Wall Street Voodoo», en NewYork Times, 19 de enero de 2009). La entrevista de 1981 con Stockman, Wi-lliam Greider, «The education of David Stockman», en The Atlantic, diciem-bre de 1981; las de 2011 en «Reagan: Morning after in America», de DavidCorn, en Mother Jones, 4 de febrero de 2011 y Alex Seitz-Wald, «Reaganbudget director: “Absolutely” raise taxes, just like Reagan did», en Truthout,2 de mayo de 2011. Roger Alcaly, The New Economy, Nueva York, Farrar,Straus and Giroux, 2003, pp. 204-234 (y 235-262 para la política de la Reser-va Federal en tiempos de Volcker y Greenspan). Alan Greenspan, The Ageof Turbulence, Nueva York, Penguin, 2007, passim (la cita sobre las ideas de

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Reagan, de p. 89). Leo Panitch y Martijn Konings, «Myths of neoliberal de-regulation», en New Left Review, 57, mayo/junio de 2009, pp. 67-83; Troy, Mor-ning in America, ofrece una excelente caracterización de Stockman en pp. 64-68 y de su caída, en pp. 79-81. Frieden, Capitalismo global (la cita indirectade Volcker en p. 499); Bob Woodward, Greenspan: Alan Greenspan, WallStreet y la economía mundial, Barcelona, Península, 2001. James MacGregorBurns, Running Alone. Presidential Leadership JFK to Bush II. How it has Fai-led and How We Can Fix it, Nueva York, Basic Books, 2006, pp. 106-118. Da-vid Gergen, Eyewitness to Power, pp. 151-247, cita de p. 181; Fitzgerald, WayOut There in the Blue, pp. 171-172; Patterson, El gigante inquieto, p. 161.Herbert S. Parmet, George Bush. The Life of a Lone Star Yankee, NewBrunswick, Transaction Books, 2001, pp. 396-400 y 438-440; Donald L. Barletty James B. Steele, America: What Went Wrong?, Kansas City, Andrewsand McMeel, 1992. El análisis de David Stockman en «Four deformations ofthe Apocalypse», en New York Times, 31 de julio de 2010, tiene la virtud deproceder de quien fue director del Office of Management and Budget de Rea-gan; en un sentido semejante, Martin Wolf, «The political genius of supply-side economics», en Financial Times, 25 de julio de 2010. Sobre la situaciónactual de la deuda norteamericana, Roger C. Altman y Richard N. Haass,«American profligacy and American Power», en Foreign Affairs, 89 (2010),n.º 6, pp. 25-34. Ann Hessing Cahn, «Team B: the trillion dollars experi-ment», en Bulletin of the Atomic Scientists, abril de 1993, p. 27. Las opinionesfinales se apoyan en Paul Krugman, «Reagan did it», en New York Times, 1de junio de 2009. La denuncia de la colaboración de los sindicatos en la gue-rra fría la ha hecho Kim Scipes en AFL-CIO’s Secret War against DevelopingCountry Workers, Lanham, Lexington Books, 2010.

Las últimas batallas de la guerra fría

Ronald E. Powaski, Return to Armaggedon. The United States and the NuclearArms Race, 1981-1999, Nueva York, Oxford University Press, 2000 (pp. 14-38, para la primera fase de la actuación de Reagan y 39-82 para su rectifica-ción posterior); Nicholas Thompson, The Hawk and the Dove. Paul Nitze,George Kennan and the History of the Cold War, Nueva York, Henry Holt, 2009,pp. 276-294 (una interesante reseña de este libro: Brian Urquhart, «A contestin the cold», en New York Review of Books, 17 de diciembre de 2009, pp. 50-56); David E. Hoffman, The Dead Hand. The Untold Story of the Cold WarArms Race and its Dangerous Legacy, Nueva York, Doubleday, 2009, passim(sobre el derribo del KAL, pp. 72-89); también Nicholas J. Cull, The ColdWar and the United States Information Agency. American Propaganda and Pu-blic Diplomacy, 1945-1989, Nueva York, Cambridge University Press, 2008,

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pp. 430-432. El proyecto de la SDI, recuperado después por Bush junior,era escasamente viable y de más que dudosa eficacia («Shooting down themoon», en The Economist, 19 julio 2003, pp. 68-69.). En una conversaciónconfidencial Teller contó las cosas de modo distinto, afirmando que Reaganhabía hecho una a modo de burbuja con sus manos y le había dicho que legustaría construir un escudo que protegiese el país de las malas gentes quequisieran hacerle daño, a lo que Teller replicó que era posible. Cuando suinterlocutor le preguntó si el proyecto podía funcionar, Teller contestó queno, porque no se disponía de la tecnología necesaria, lo cual no parecía preo-cuparle en absoluto. Mann afirma en The Rebellion of Ronald Reagan quepara el presidente la SDI formaba parte de un proyecto global de supresiónde todas las armas atómicas —algo que parece confirmado en Reagan, Dia-ries, p. 100, 14 de septiembre de 1982— en lo que no estaban en absoluto deacuerdo los miembros políticos y militares de su gobierno. Carta de GrantStockdale a The Economist, 18 octubre 2003, p. 16. Rhodes, Arsenals of Folly,pp. 168-184. Sobre el derribo del KAL, además, Nicholas Daniloff, Of Spiesand Spokesmen. My Life as a Cold War Correspondent, Columbia, University ofMissouri Press, 2008, pp. 294-305 y Anatoly Dobrynin, In Confidence.Moscow’s Ambassador to America’s Six Cold War Presidents, Seattle, Universi-ty of Washington Press, 1995, pp. 535-540. Sobre las maniobras Able Archer,Archie Brown, Seven Years that Changed the World. Perestroika in Perspective,Nueva York, Oxford University Press, 2007, p. 260; Christopher Andrew,The Defence of the Realm. The Authorized History of MI5, Londres, AllenLane, 2009, pp. 709-710 y 722-723 (lo que resulta sorprendente es que An-drew sostenga que no existían los planes para un ataque preventivo a la URSSy que todo era consecuencia de la paranoia de los soviéticos: existían desde elfin de la segunda guerra mundial y se habían consolidado en el SIOP apro-bado por Eisenhower). Vojtech Mastny, en «How able was “Able Archer”?Nuclear trigger and intelligence in perspective», en Journal of Cold War Stu-dies, 11 (2009), n.º 1, pp. 108-123, descarta que existiese ningún peligro deconfrontación inmediata, porque afirma, entre otras razones, que los dirigen-tes soviéticos no fueron avisados a tiempo; lo que parece contradecirse conlas investigaciones de Nathan Jones (véase CWIHP news, 30 de marzo de2009), para quien la percepción por Reagan de este temor de los rusos pudohaber sido uno de los motivos de su cambio de actitud posterior. La frase ci-tada es de Reagan, The Reagan Diaries, p. 199 (18 de noviembre de 1983).Geoffrey Regan, Guerras, políticos y mentiras, Barcelona, Crítica, 2006, pp.149-153. Sobre la «ilusoria remilitarización» reaganiana y sus límites, Mi-chael S. Sherry, In the Shadow of War. The United States since the 1930s, NewHaven, Yale University Press, 1995, pp. 391-430. Las cifras sobre las armasatómicas disponibles proceden de William Burr, «How many and wherewere the nukes», en National Security Archive, 18 de agosto de 2006.

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La tragedia del Líbano

Reagan, An American Life, pp. 417-448 y 459-467. Una fuente fundamentalpara toda la etapa hasta la muerte de Gemayel y el genocidio de Sabra y Cha-tila (o Shatila) es Alain Ménargues, Les secrets de la guerre du Liban. Du coupd´état de Bachir Gémayel aux massacres des camps palestiniens, París, AlbinMichel, 2004; Patrick Tyler, A World of Trouble. The White House and theMiddle East —from the Cold War to the War on Terror, Nueva York, Farrar,Straus, and Giroux, 2009, pp. 249-307; Mark Tessler, A History of the Israeli-Palestinian Conflict, Bloomington, Indiana University Press, 2009/2, pp.590-599; Philip Mansel, Levant. Splendour and Catastrophe in the Mediterra-nean, Londres, John Murray, 2010, pp. 325-343. Evgeny Primakov, Russiaand the Arabs. Behind the Scenes in the Middle East from the Cold War to thePresent, Nueva York, Basic Books, 2009, pp. 177-208. Las estimaciones sobrela cifra de víctimas de la masacre de Sabra-Chatila van de un impreciso «cien-tos» a 5.000; testimonios personales de la masacre en Franklin Lamb,«Munir’s story: 28 years after the massacre at Sabra-Shatila», en PambazukaNews, 497, 23 de septiembre de 2010. Un análisis global excelente en Geor-ges Corm, Le Proche-Orient éclaté, 1956-2007, París, La Découverte,2007/5, pp. 517-552; Salt, The Unmaking of the Middle East, pp. 254-269;Augustus Richard Norton, Hezbollah. A Short History, Princeton, PrincetonUniversity Press, 2009/5; Gilbert Achcar y Michel Warschawski, La guerrade los 33 días, Barcelona, Icaria, 2007; John J. Mearsheimer y Stepen M.Walt, The Israel Lobby and U.S. Foreign Policy, Londres, Allen Lane, 2007,pp. 45-46; Weiner, Legacy of Ashes, pp. 389-412. Sobre los atentados de Bei-rut, Randy Gaddo, «Lebanon’s bloody Sunday» y Robert C. McFarlane,«From Beirut to 9/11», ambos en el New York Times de 23 de octubre de2008; Robert Baer, Soldado de la CIA, Barcelona, Crítica, 2002, pp. 79 y ss.;Robin Wright, Dreams and Shadows. The Future of the Middle East, NuevaYork, Penguin, 2008, pp. 168-169; Mike Davis, Buda’s Wagon. A Brief His-tory of the Car Bomb, Londres, Verso, 2007, pp. 78-89; Prados, Safe for De-mocracy, pp. 500-501 y Robert Fisk, Pity the Nation. Lebanon at War, Oxford,Oxford University Press, 2001/3, pp. 478-480 y 511-527. Sobre la retiradanorteamericana, Donald Rumsfeld, Known and Unknown. A Memoir, NuevaYork, Sentinel, 2011, pp. 9-34. Hillel Frisch, «The death of the PLO», enMiddle Eastern Studies, 45 (2009), n.º 2, pp. 243-261. William Safire, «TheReagan corollary», en New York Times, 4 de octubre de 1981. Sobre Alexan-der Haig, véase la necrología escrita por Tim Weiner en New York Times, 21de febrero de 2010.

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Las operaciones encubiertas

Las fuentes principales para el estudio de las operaciones encubiertas de laépoca de Reagan son John Prados, Safe for Democracy. The Secret Wars of theCIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 493-571 y Bob Woodward, Veil: Lasguerras secretas de la CIA, 1981-1987, Buenos Aires, Editorial Sudamerica-na, 1988, un libro dedicado casi por entero a la figura de William Casey,aunque hay dudas acerca de la veracidad de la última entrevista con él quepublica Woodward. Weiner, Legacy of Ashes, pp. 375-377, 383-384 (sobre elapoyo a Habré en el Chad), y 394-396 (sobre Etiopía). Sobre Grenada, Rea-gan, An American Life, pp. 449-457; Michael Grow, U.S. Presidents and LatinAmerican Interventions. Pursuing Regime Change in the Cold War, Lawrence,University Press of Kansas, 2008, pp. 137-158. Richard V. Allen, «JeaneKirkpatrick and the great democratic defection», en New York Times, 16 dediciembre de 2006; John Prados, Lost Crusader. The Secret Wars of CIA Di-rector William Colby, Nueva York, Oxford University Press, 2003, p. 317 (so-bre la ayuda de la CIA a Savimbi); Stephen Kinzer, Overthrow. America’sCentury of Regime Change from Hawaii to Iraq, Nueva York, Times Books,2006, pp. 219-238; Lars Schoultz, Beneath the United States. A History of U.S.Policy Towards Latin America, Cambridge, Mass., Harvard University Press,1998, p. 365. Regan, Guerras, politicos y mentiras, pp. 155-160; John Quigley,The Ruses for War. American Interventionism Since World War II, Amherst,Prometheus Books, 2007. La frase de Leeden la tomo de William R. Polk,«La interminable cruzada neocon», en La Vanguardia, Barcelona, 27 de ene-ro de 2004, p. 6.

La guerra entre Irak e Irán

Robert Fisk, The Great War for Civilisation. The Conquest of the Middle East,Londres, Fourth Estate, 2005, pp. 219-266 y 753; Homa Katouzian, The Per-sians. Ancient, Medieval and Modern Iran, New Haven, Yale UniversityPress, 2009, pp. 342-350; Jeremy Salt, The Unmaking of the Middle East, AHistory of Western Disorder in Arab Lands, Berkeley, University of CaliforniaPress, 2008, pp. 275-299 (con abundante información acerca de la complici-dad norteamericana en el uso de armas químicas y biológicas por Irak); Pri-makov, Russia and the Arabs, pp. 301-314; Yann Richard, L’Iran de 1800 ànos jours, París, Flammarion, 2009, pp. 390-396; Marion Farouk Sluglett andPeter Sluglett, Iraq since 1958. From Revolution to Dictatorship, Londres,I.B. Tauris, 2001; el «Teicher affidavit», o sea la declaración de Howard Tei-cher sobre la asistencia secreta a Irak en un tribunal norteamericano, el 31 deenero de 1995, puede consultarse en <www.informationclearinghouse.info/

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article1413.htm>; «Shaking hands with Saddam Hussein: The U.S. tilts towardIrak, 1980-1984», National Security Archive, electronic briefing book n.º82, ed. Joyce Battle (25 de febrero de 2003). Said K. Aburrís, Saddam Hus-sein. La política de la venganza, Santiago de Chile, Andrés Bello, 2001, p. 240.Phillys Bennis en Anthony Arnove, ed., Irak under Siege. The Deadly Impactof Sanctions and War, Londres, Pluto Press, 2003, pp. 57-58; Charles Glass,«Irak must go! A history of “regime change” in the Gulf», en London Reviewof Books, 3 de octubre de 2002, pp. 12-13; Stephen Zunes, La poudrière. Lapolitique américaine au Moyen Orient et les racines du terrorisme, París,L’Aventurine-Parangon, 2002, pp. 78-80. Robert Fisk «Testigos del genoci-dio: entre la prudencia y el valor», en La Vanguardia, 17 de agosto de 2003,p. 7; Adel Darwish, «Halabja: whom does hurt truth?», en openDemocracy, 4de septiembre de 2007, sostiene que los Estados Unidos y Gran Bretaña te-nían amplia evidencia del uso de armas químicas por Saddam, pero preferíancallar y tolerar. Sobre la campaña Anfal se ha usado el informe publicado enjulio de 1993 por Human Rights Watch, Genocide in Iraq. The Anfal Cam-paign against the Kurds, que puede consultarse en su web: «Saddam Hussein:more secret history», National Security Archive, 18 diciembre 2003, con do-cumentos adicionales sobre la segunda visita de Rumsfeld en marzo de 1984.Sobre la compleja relación entre Israel e Irán, Trita Parsi, Treacherous Allian-ce. The Secret Dealings of Israel, Iran, and the United States, New Haven,Yale University Press, 2007, pp. 97-109. Douglas Little, «The United Statesand the Kurds. A cold war story», en Journal of Cold War Studies, 12 (2010),n.º 4, pp. 63-98.

La Operación Irán-contra

Reagan, An American Life, pp. 471-487 y 515-541, donde puede advertirsetanto la delirante visión que Reagan tenía de lo que sucedía en América Cen-tral como su empeño por sostener que ignoraba lo que Pointdexter y Northhabían hecho «por su cuenta». Weiner, Legacy of Ashes, pp. 394-412. Unaserie de e-mails de 1986 se refieren a las informaciones proporcionadas porlos norteamericanos, que, como dice W. Cockell, «resultaba difícil definircomo asistencia defensiva», Tom Blanton, ed., White House e-mail, NuevaYork, New Press/National Security Archive, 1995, pp. 23 (el e-mail deBurghardt al almirante Pointdexter), 36-40 y 101. «The Iran-contra affair 20years on», National Security Archive, electronic briefing book 210, 24 de no-viembre de 2006. Sobre el minado de las aguas, un memorandum de OliverNorth y Constantine Menges, de 2 de marzo de 1984, reproducido por Natio-nal Security Archive. Quigley, The Ruses for War, pp. 215-220; Zunes, Lapoudrière, pp. 97-98; Lawrence E. Walsh, Firewall. The Iran-contra Conspiracy

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and Cover-up, Nueva York, Norton, 1997; Parsi, Treacherous Alliance, pp. 113-126. Parmet, George Bush, pp. 280-281. Gary Webb, Dark Alliance. The CIA,the Contras, and the Crack Cocaine Explosion, Nueva York, Seven Stories Press,1998 (sobre Gary Webb y su muerte, Michael C. Ruppert en <www.fromthewil-derness.com>); Alexander Cockburn y Jeffrey St.Clair, Whiteout. The CIA,Drugs and the Press, Londres, Verso, 1998; Michael Parenti, The CultureStruggle, Nueva York, Seven Stories Press, 2005, p. 19; Bob Woodward,Shadow. Five Presidents and the Legacy of Watergate, Nueva York, Simon andSchuster, 1999, pp. 91-170; Oliver «Buck» Revell, A G-man’s Journal, NuevaYork, Pocket Books, 1998, pp. 253-258, Kelley, Nancy Reagan, pp. 569-572.Frederick Kempe, Noriega. Toda la verdad, Barcelona, Grijalbo, 1990.

La trampa afgana

La cita inicial es de Richard Perle y David Frum, No End to Evil. How to Winthe War on Terror, Nueva York, Ballantine Books, 2004, p. 3. Steven Coll,Ghost Wars. The Secret History of the CIA, Afghanistan, and Bin Laden, fromthe Soviet Invasion to September 10, 2001, Nueva York, Penguin, 2004, pp. 89-106 nos ofrece una espléndida descripción de Casey y de sus realizaciones(sobre Eisenhower y la Hermandad Musulmana, Ian Johnson, «Our secretconnections with the Muslim Brotherhood», en New York Review of Books, 10de marzo de 2011, pp. 15-16); Rodric Braithwaite, Afgantsy. The Russians inAfghanistan 1979-89, Londres, Profile Books, 2011; Andrew Bennett, Con-demned to Repetition? The Rise, Fall, and Reprise of Soviet-Russian MilitaryInterventionism, 1973-1996, Cambridge, Mass., The MIT Press, 1999, pp.247-294; Robert Lacey, Inside the Kingdom. Kings, Clerics, Modernists, Te-rrorists, and the Struggle for Saudi Arabia, Nueva York, Viking, 2009. AlexStrick van Linschoten y Felix Kuehn, Separating the Taliban from al-Qaeda:the core of success in Afghanistan, Nueva York, Center on International Coope-ration, New York University, 2010. Sobre la retirada rusa, Svetlana Savran-skaya y Thomas Blanton, «Afghanistan and the Soviet withdrawal 1989.20 years later», en National Security Archive, electronic briefing book, 272, 15de febrero de 2009. John Prados, Safe for Democracy, The Secret Wars of theCIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 467-492; Melvyn P. Leffler, La guerradespués de la guerra, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 507-520; Michael Barry, Leroyaume de l’insolence. L’Afghanistan, 1504-2001, París, Flammarion, 2002;Kinzer, Overthrow, pp. 260 y ss.; Artemy Kalinovski, «Decision-making andthe Soviet war in Afghanistan. From intervention to withdrawal», en Journalof Cold War Studies, 11 (2009), n.º 4, pp. 46-73; Chalmers Johnson, Nemesis.The Last Days of the American Republic, Nueva York, Metropolitan Books,2006, pp. 110-118; las opinions de Atmar en «Glimmers of hope», en The

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Economist, 14 de mayo de 2011, pp. 30-32. Los datos sobre población y etniasson muy dudosos; a fines de mayo de 2009 un buen conocedor del país dividela población afgana en: un 42 por ciento de pashtun, un 27 por ciento de tad-jikos (posiblemente su peso actual en la capital y en la administración los hacemás visibles), un 9 por ciento de hazaras, un 9 por ciento de uzbekos, un 4 porciento de aimaks, un 3 por ciento de turcomanos y un 2 por ciento de balochs(Patrick Cockburn, «Return to Afghanistan», en London Review of Books, 11de junio de 2009, pp. 13-14). Sobre el reclutamiento y financiación de la guerri-lla internacional en Afganistán, John K. Cooley, Unholy Wars. Afghanistan,America and International terrorism, Londres, 2001/2, pp. 81-126. LawrenceRight, The Looming Tower. Al-Qaeda and the Road to 9/11, Nueva York, Al-fred A. Knopf, 2006, pp. 72-81; Ahmed Rashid, Taliban. Militant Islam, Oil andFundamentalism in Central Asia, New Haven, Yale University Press, 2000;Gilles Kepel, La Yihad. Expansión y declive del islamismo, Barcelona, Círculode Lectores, 2001, pp. 200-223. Davis, Buda’s Wagon, pp. 92-96. Sobre lasarmas israelíes, «Tricky diplomacy», en The Economist, 2 de agosto de 2003,p. 53. «After the Taliban», en The Economist, 20 noviembre 2004, p. 60 y«Treasure hunt» en The Economist, 10 de abril de 2004, p. 51. Tariq Ali,«Afghanistan: mirage of the good war», en New Left Review, 50 (marzo-abrilde 2008), pp. 5-22. El relato del viaje de Shevarnadze a Islamabad, de AhmedRashid, «A deal with the Taliban?», en New York Review of Books, 25 de febre-ro de 2010, pp. 36-39. La afirmación de Felipe González en Manuel VázquezMontalbán, Y Dios entró en la Habana, Madrid, El País/Aguilar, 1998, p. 479.

El terrorismo norteamericano

Timothy Naftali, Blind Spot. The Secret History of American Counterterrorism,Nueva York, Basic Books, 2005, pp. 134-221; Baer, Soldado de la CIA, pp. 79-94; Noam Chomsky et al., Acts of Aggression. Policing «Rogue» States, NuevaYork, Seven Stories Press, 1999, pp. 43-45; Davis, Buda’s Wagon, pp. 90-92;Zunes, La poudrière, pp. 225-228 (cita de p. 228) y 244. Quigley, The Rusesfor War, pp. 163-172 y 253-262; Noam Chomsky, Deux heures de lucidité.Entretiens avec Denis Robert et Weronika Zarachowicz, París, Les Arènes,2001, p. 147; David Clay Large, Berlin. A Modern History, Londres, AllenLane, 2001, p. 491; Markus Wolf, L’home sense cara, Barcelona, QuadernsCrema, 1999, pp. 504-505. El texto de la NSDD 138 puede encontrarse en laweb de la Federation of American Scientists. Sobre las operaciones contraLibia, Joseph T. Stanik, El Dorado Canyon. Reagan’s Undeclared War withQaddafi, Annapolis, Naval Institute Press, 2003, y los recuerdos de pilotosque participaron en los bombardeos en Douglas Birch, «Current conflict re-prises 1986 US-Libya clash», en AP, 23 de marzo de 2011. Sobre los Hmong,

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notas bibliográficas 133

Jane Hamilton-Merritt, Tragic Mountains. The Hmong, the Americans and theSecret Wars for Laos, 1942-1992, Bloomington, Indiana University Press,1999; Seth Mydans, «Thailand begins repatriation of Hmong to Laos», enNew York Times, 27 de diciembre de 2009; Tim Weiner, «Gen. Vang Pao’slast war», en New York Times, 11 de mayo de 2008; Arthur Keller, «In Afgha-nistan, less can be more», en New York Times, 9 de marzo de 2009.

Ben Kiernan, Le génocide au Cambodge, 1975-1979. Race, idéologie etpouvoir, París, Gallimard, 1998; Wilfred P. Deac, Road to the Killing Fields.The Cambodian War of 1970-1975, College Station, Texas A&M UniversityPress, 1997; Francis Deron, Les procès des Khmers rouges. Trente ans d’enquêtesur le génocide cambodgien, París, Gallimard, 2009. Mona K. Bitar, «Bombs,plots and allies: Camboya and the western powers, 1958-59», en R.J. Aldrichet al., eds., The Clandestine Cold War in Asia, 1945-65, Londres, Frank Cass,2000, pp. 149-180; John Prados, Vietnam. The History of an UnwinnableWar, 1945-1975, Lawrence, University Press of Kansas, 2009, pp. 360-367;Ben Kiernan, Blood and Soil. A World History of Genocide and Exterminationfrom Sparta to Darfur, New Haven, Yale University Press, 2007, pp. 540-554y «Coming to terms with the past: Cambodia», en History today, 54 (2004),n.º 9 (septiembre), pp. 16-19; Vicente Romero, Pol Pot, el último verdugo,Barcelona, Planeta, 1998; John Pilger, «Año cero», en Pilger, ed., ¡Basta dementiras!, pp. 113-149; William Burr, El estado agresor. La guerra deWashington contra el mundo, Arigorriaga, Status, 2004, pp. 167-171. La des-cripción de la corrupción del régimen de Hun Sen es de François Hauter,«Chinese shadows», en New York Review of Books, 11 de octubre de 2007, pp. 4-5.

La Europa del desencanto

Margaret Thatcher, Los años de Downing Street, Madrid, Aguilar/El País,1993; Peter Hennessy, The Prime Minister, The Office and its Holders since1945, Londres, Allen Lane, 2000, pp. 397-436; Raphael Samuel et al., TheEnemy Within. Pit Villages and the Miners’ Strike of 1984-1985, Londres,Routledge and Kegan Paul, 1986, pp. 1-39; John Pilger, Hidden Agendas,Londres, Vintage, 1998, pp. 105-106.

Una visión general del giro de la izquierda europea en Geoff Eley, Unmundo que ganar. Historia de la izquierda en Europa, 1850-2000, Barcelona,Crítica, 2003, pp. 401-423. Sobre el «eurocomunismo», pp. 404-412 y DavidPriestland, Bandera roja. Historia política y cultural del comunismo, Barcelona,Crítica, 2010, pp. 484-486; Silvio Pons, «The rise and fall of Eurocomu-nism», en Leffler y Westad, eds., The Cambridge History of the Cold War, III,pp. 45-65. Una visión puntual de la evolución de las socialdemocracias seencontrará en Donald Sassoon, One Hundred Years of Socialism. The West

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134 por el bien del imperio

European Left in the Twentieth Century, Nueva York, Tauris, 2010. Sobre elterrorismo en Europa, Matthew Carr, The Infernal Machine. A History of Te-rrorism, Nueva York, The New Press, 2006, pp. 134-164.

Para Francia he utilizado René Rémond, Le siècle dernier, 1918-2002,París, Fayard, 2003, Jean-Jacques Becker, Crises et alternances, 1974-2000,París, Seuil, 2002, Rod Kedward, La Vie en Bleu. France and the French since1900, Londres, Allen Lane, 2005, pp. 484-550 y Robert Gildea, France since1945, Oxford, Oxford University Press, 2002, quien, en relación con la elec-ción de Mitterrand habla de «la modernización del socialismo». Para Italia,Patrick McCarthy, ed., Italy since 1945, Oxford, Oxford University Press,2000; Paul Ginsborg, Italy and its Discontents, 1980-2001, Londres, AllenLane, 2001, pp. 137-212; Leonardo Sciascia, L’affaire Moro, Palermo, Selle-rio, 1988; Mario Moretti, Brigadas rojas. Entrevista con Carla Mosca y RossanaRossanda, Madrid, Akal, 2002; Guido Panvini, Ordine nero, guerriglia rossa.La violenza politica nell’Italia degli anni sessanta e settanta, 1966-1975, Tu-rín, Einaudi, 2009; Pietro Ingrao, Pedía la luna, Barcelona, Península, 2008,pp. 389-398. Sobre la intervención de Graham Martin, Tim Weiner, Legacyof Ashes. The History of the CIA, Londres, Allen Lane, 2007, pp. 298-300.Para Alemania, Mathias Siekmeyer y Klaus Larres en Klaus Larres y PanikosPanayi, The Federal Republic of Germany since 1949, Londres, Longman,1996, pp. 100-136. Sobre la evolución intelectual, François Dosse, Histoiredu structuralisme, París, La Découverte, 1991-1992, II, pp. 296-335; GeoffEley, A Crooked Line. From Cultural History to the History of Society, Ann Ar-bor, The University of Michigan Press, 2005 (en especial pp. 61-113); Ri-chard Rorty, El giro lingüístico, Barcelona, Paidós, 1990; Hayden White,Metahistory, Baltimore, Johns Hopkins University Press, 1973 (hay traduc-ción castellana, México, Fondo de Cultura Económica, 1992) y The Contentof the Form. Narrative Discourse and Historical Representation, Baltimore,Johns Hopkins University Press, 1990; Jean-François Lyotard, La conditionpostmoderne, París, Seuil, 1979; Perry Anderson, Los orígenes de la posmoder-nidad, Barcelona, Anagrama, 2000; sobre la arquitectura, David Harvey,The Condition of Postmodernity, Oxford, Blackwell, 1990, pp. 39 y ss; Frede-ric Jameson, «Theories of the postmodern», en The Cultural Turn, Londres,Verso, 1998, pp. 21-32.

Capítulo 13:El fin del «socialismo realmente existente»

Mijail Gorbachov, Memoirs, Nueva York, Doubleday, 1996, pp. 140-168.Vladislav M. Zubok, Un imperio fallido, Barcelona, Crítica, 2008, pp. 410-

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notas bibliográficas 135

419; Stephen Kotkin, Armageddon Averted. The Soviet Collapse 1970-2000,Oxford, Oxford University Press, 2001, pp. 10-57; Richard Rhodes, Arse-nals of Folly. The Making of the Nuclear Arms Race, Nueva York, Knopf, 2007,pp. 154-167; Ronald Reagan, The Reagan Diaries, ed. Douglas Brinklet,Nueva York, Harper Collins, 2007, p. 212. Victor Sebestyen, Revolution 1989.The Fall of the Soviet Empire, Londres, Weidenfeld and Nicolson, 2009;Markus Wolf, L’home sense cara, Barcelona, Quaderns Crema, 1999, p. 481;Anatoly Dobrynin, In Confidence. Moscow’s Ambassador to America’s Six ColdWar Presidents, Seattle, University of Washington Press, 1995, pp. 550-555;Diario de Anatoly S. Chernyaev, primer capítulo (1985), publicado en edi-ción electrónica por National Security Archive. Lo referente al proyecto DeadHand y a las investigaciones en guerra biológica procede de David E. Hoff-man, The Dead Hand. The Untold Story of the Cold War Arms Race and itsDangeorus Legacy, Nueva York, Doubleday, 2009. Mijail Gorbachov, «Peres-troika lost», en New York Times, 14 de mayo de 2010.

La conversión de Ronald Reagan

La base fundamental de este apartado procede del libro de James Mann, TheRebellion of Ronald Reagan. A History of the End of the Cold War, Nueva York,Viking, 2009, del que se hace un amplio uso. Aparte, como es lógico, de lasmemorias y diarios del propio Reagan.

Gorbachov y la política de desarme

Gorbachov, Memoirs, pp. 401-463; Andrei Grachev, Gorbachev’s Gamble.Soviet Foreign Policy and the End of the Cold War, Cambridge, Polity Press,2008; Pavel Palazchenko, My Years with Gorbachev and Shevardnadze. TheMemoir of a Soviet Interpreter, University Park, Pennsylvania State Universi-ty Press, 1997 (sobre Reykjavik, pp. 54-58; sobre la cumbre de diciembre de1987, pp. 70-80; sobre Moscú 1988, pp. 91-94; sobre el viaje a China, pp.134-138, etc.); sobre las relaciones con China, además, James Hershberg,Sergei Radchenko, Péter Vámos y David Wolff, The Interkit Story: A Win-dow into the Final Decades of the Sino-Soviet Relationship, Cold War Interna-tional History Project, working paper, n.º 63, febrero de 2011. Archie Brown,Seven Years that Changed the World. Perestroika in Perspective, Nueva York,Oxford University Press, 2007, y «The change to engagement in Britain’sCold War policy: The origins of the Thatcher-Gorbachev relationship», enJournal of Cold War Studies, 10, (2008), n.º 3, pp. 3-47; Rafael Poch-de-Fe-liu, La gran transición. Rusia, 1985-2002, Barcelona, Crítica, 2003; Zubok,

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Un imperio fallido, pp. 457-503. Sobre la visita de Gorbachov a Gran Bretañay la actitud de Margaret Thatcher, Yevgeny Primakov, Russian Crossroads.Towards the New Millennium, New Haven, Yale University Press, 2004; lasimpresiones del propio Gorbachov en Memoirs, pp. 160-162. La noticia so-bre el programa de vigilancia de las ventanas en Primakov, p. 97. Dobrynin,In Confidence, pp. 564-593. Mann, The Rebellion of Ronald Reagan; Reagan,The Reagan Diaries, pp. 185-186; Reagan, An American Life, Nueva York,Simon and Schuster, 1990, pp. 680-683. Romesh Ratnesar, Tear Down ThisWall. A City, a President, and the Speech That Ended the Cold War, NuevaYork, Simon and Schuster, 2009, analiza minuciosamente la génesis del dis-curso «del muro»; Melvyn P. Leffler, La guerra después de la guerra, Barcelo-na, Crítica, 2008, pp. 441-566. Ronald E. Powaski, Return to Armaggedon.The United States and the nuclear arms race, 1981-1999, Nueva York,Oxford University Press, 2000; Rhodes, Arsenals of Folly nos ofrece un am-plio y detallado estudio sobre las negociaciones entre Gorbachov y Reagan(sobre la conferencia de Ginebra, pp. 187-211; sobre Reykjavik, pp. 236-270); «The Reykjavik file» y «To the Geneva Summit. Perestroika and theTransformation of U.S.-Soviet Relations», National Security Archive, electro-nic briefing book n.º 202 (13 de octubre de 2006) y n.º 172 (22 de no-viembre de 2005), respectivamente. Sobre las dos reuniones Gorbachov-Reagan en Washington 1987 y Moscú 1988, Igor Korchilov, TranslatingHistory, Nueva York, Scribner, 1997, pp. 41-186; sobre la de Moscú, ademásde Reagan, An American Life, pp. 705-712 y Gorbachov, Memoirs, pp. 453-458, los documentos publicados el 31 de mayo de 2008 por National SecurityArchive: «The Moscow summit 20 years later. From the secret U.S. and So-viet files». Sobre el caso Rust y la actitud de los militares, Dale R. Herspring,The Kremlin and the High Command. Presidential Impact on the Russian Mili-tary from Gorbachev to Putin, Lawrence, University Press of Kansas, 2006,pp. 32-54; Mijail Gorbachov, Memorias de los años decisivos, 1985-1992,Madrid, Globus, 1994 (reproduce los textos y discursos esenciales, por ejem-plo, el discurso de diciembre de 1988 en la ONU en pp. 187-196; su dimisióncomo presidente de la URSS en pp. 241-244, etc.) y «Perestroika lost», enNew York Times, 13 de marzo de 2010; Anatoly S. Chernyaev, Diary 1986,publicado en mayo de 2007 por National Security Archive, entradas de 10 y 15de diciembre de 1986 y Diary 1988, publicado en mayo de 2008, 26 de abril,3 de noviembre, 4 y 17 de diciembre de 1988; Bob Woodward Los coman-dantes, Barcelona, Ediciones B, 1991, pp. 55-59. Luciano Canfora, Esportarela libertà, Milán, Mondadori, 2007, pp. 89-97. Sobre la normalización de lasrelaciones chino-soviéticas, Bobo Lo, Axis of Convenience. Moscow, Beijing,and the New Geopolitics, Londres, Royal Institute of International Affairs,2008, pp. 27-37. Cold War International History Project (CWIHP), Bulle-tin 12/13, 2001, New evidence on the end of the Cold War, con artículos y pu-

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notas bibliográficas 137

blicaciones de documentos que se refieren a la Unión Soviética y a los diver-sos países de la Europa del Este. El «archivo virtual» del propio CWIHP nosofrece, en su colección «End of the Cold War», una valiosa serie de docu-mentos de 1986 a 1989.

La crisis soviética

Gorbachov, Memoirs, pp. 278-347, Memorias de los años decisivos y El golpede agosto, Bacelona, Ediciones B, 1991; Moshe Lewin, El siglo soviético. ¿Quésucedió realmente en la Unión Soviética?, Barcelona, Crítica, 2006; Poch-de-Feliu, La gran transición; Kotkin. Armageddon Averted; Mijail Gorbachovy Zdenek Mlynár, Conversations with Gorbachev on Perestroika, the PragueSpring and the Crossroads of Socialism, Nueva York, Columbia UniversityPress, 2002, citas de las pp. 105-110; J. Colton, Yeltsin. A Life, Nueva York,Basic Books, 2008; David Pryce-Jones, The War that Never Was. The Fall ofthe Soviet Empire, 1985-1991, Londres, Phoenix, 1996; Grachev, Gorbachev’sGamble, pp. 169-213; Michel Gurfinkel y Vladimir Fedorovski, Le Retour dela Russie, París, Odile Jacob, 2001; Peter Reddaway y Dmitri Glinski, TheTragedy of Russia’s Reforms, Washington, United States Institute of PeacePress, 2001; George Sokoloff, Métamorphose de la Russie, 1984-2004, París,Fayard, 2003; David Satter, Age of Delirium. The Decline and Fall of the So-viet Union, New Haven, Yale University Press, 1996; Chernyaev, Diary1986, entrada de 18 de enero de 1986, Diary 1987, publicado en mayo de2008 por National Security Archive, nota final y Diary 1988, 3 de enero, 26 deabril, 27 de septiembre, 28 de octubre, 27 de noviembre y 4 de diciembre de1988; Diary 1990, 2 de enero; Mark Harrison, «Coertion, compliance, andthe collapse of the Soviet command economy», en Economic History Review,LV n.º 3 (2002), pp. 397-433. Una versión más crítica, la de Robert C. Allen,Farm to Factory. A Reinterpretation of the Soviet Industrial Revolution, Prince-ton University Press, 2003, muestra sin embargo, en los índices que nos ofre-ce, que, aunque a ritmos inferiores a los que se habían registrado hasta 1970,la productividad y el PNB per cápita seguían creciendo. Russell Jacoby, TheEnd of Utopia. Politics and Culture in an Age of Apathy, Nueva York, BasicBooks, 1999, p. 181. Alexandr Zinoviev, La caída del imperio del mal, Barcelo-na, Bellaterra, 2000, p. 71. Revista Ogoniok, ¿Cómo cambió la URSS? De laperestroika al golpe, Barcelona, Libros Límite, 1991; Valerie Bunce, Subversi-ve Institution, The Design and the Destruction of Socialism and the State, Cam-bridge, Cambridge University Press, 1999; Dale R. Herspring, The Kremlinand the High Command. Presidential Impact on the Russian Military from Gor-bachev to Putin, Lawrence, University Press of Kansas, 2006; Llilly Marcou,Les héritiers, París, Pygmalion, 2004; Carlos Taibo, La explosión soviética,

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138 por el bien del imperio

Madrid, Espasa, 2000; Mark Kramer, «The collapse of East-European com-munism and the repercussions within the Soviet Union», I, en Journal of ColdWar Studies, 5 (2003), n.º 4, pp. 178-256 (en especial, pp. 224-237, «Solidari-ty and Soviet Miners»). Richard Sakwa, The Rise and Fall of the Soviet Union,1917-1991, Londres, Routledge, 1999.

El hundimiento del sistema «socialista»

Este apartado depende fundamentalmente de los libros de Grachev, Gorbachev’sgamble, pp. 114-131; de Mary Elise Sarotte, 1989. The Struggle to CreatePost-Cold War Europe, Princeton, Princeton University Press, 2009, y deGorbachov, Memoirs, pp. 464-486, además de Vladislav M. Zubok, «Newevidence on the end of the cold war: New evidence on the “Soviet factor” inthe peaceful revolutions of 1989» (cita de p. 8) y Jacques Lévesque, «Sovietapproaches to Eastern Europe at the beginning of 1989», ambos en CWIHPBulletin 12/13, 2001, pp. 3-23 y 49-72, respectivamente (el texto del informede la Comisión Bogomolov en pp. 52-61). En el funeral de Chernenko, Gor-bachov había avisado ya a los líderes de los países del pacto de Varsovia quese había acabado la «doctrina Brézhnev»; pero no parecen haberle hecho caso(Brown, Seven Years that Changed the World, p. 263). Sobre el funcionamien-to del COMECON en una época en que todavía estaba en plena vigencia,hasta 1981, Richard F. Staar, La Europa comunista: economía y sociedad, Bar-celona, Playor, 1983, pp. 267-286. Un buen análisis de la evolución econó-mica de estos países se encontrará en Ivan T. Berend, Europe since 1980,Cambridge, Cambridge University Press, 2010. Las observaciones de Mu-satov en Mircea Munteanu, «New evidence on the 1989 crisis in Romania»,e-dossier n.º 5 del Cold War International History Project.

La caída del muro de Berlín

Sarotte, 1989, pp. 11-47, Catherine Epstein, The Last Revolutionaries. Ger-man Communists and their Century, Cambridge, Mass., Harvard UniversityPress, 2003; Charles S. Maier, Dissolution. The Crisis of Communism and theEnd of East Germany, Princeton, Princeton University Press, 1997; AngelaE. Stent, Russia and Germany Reborn. Unification, the Soviet Collapse, and theNew Europe, Princeton, Princeton University Press, 1999; George Bush yBrent Scowcroft, A World Transformed, Nueva York, Knopf, 1998, pp. 182-204; Hans-Hermann Hertle, «The fall of the wall: the unintended self-disso-lution of East-Germany’s ruling regime», en CWIHP Bulletin 12/13, 2001,pp. 131-161. Una interesante reflexión sobre la naturaleza y evolución del

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notas bibliográficas 139

régimen de la DDR en John Connelly, «The paradox of East German com-munism: from non-stalinism to neo stalinism?», en Vladimir Tismaneanu,ed., Stalinism Revisited. The Establishment of Communist Regimes in East-Central Europe, Budapest, Central Euopean University Press, 2009, pp. 161-193. Grachev, Gorbachev’s Gamble, pp. 131-162; «The Soviet origins of Hel-muth Kohl’s 10 points», en National Security Archive, electronic briefingbook 296, 19 de noviembre de 2009. En octubre y noviembre de 2009 Natio-nal Security Archive publicó toda una nueva serie de documentos con los títu-los de «A different october revolution: Dismantling the iron curtain in Eas-tern Europe», «Prague communists called for wall to open on november 8,1989» y «Fall of Berlin wall caused anxiety more than joy at highest levels»,National Security Archive, electronic briefing books 290, 293 y 294, de dondese han tomado toda una serie de documentos procedentes de la FundaciónGorbachov.

La crisis de las «democracias populares»

Victor Sebestyen, Revolution 1989. The Fall of the Soviet Empire, Londres,Weidenfeld and Nicolson, 2009; François Fejtö, La fin des démocraties popu-laires, París, Seuil, 1997; Jan Adam; Why did the Socialist system collapse inCentral and Eastern European countries? The case of Poland, the former Czechos-lovakia and Hungary, Londres, Macmillan, 1996; Robert Bideleux e IanJeffries, The Balkans. A Post-Communist History, Londres, Routledge, 2007;Pawel Machcewicz, «Poland 1986-1989: From “cooptation” to “negociated”revolution», en CWIHP Bulletin 12/13, 2001, pp. 93-129; Dagoberto Val-dés, entrevista a Lech Wałesa («La iglesia polaca apoyó las aspiraciones delibertad»), en Encuentro de la cultura cubana, 45/46 (2007), pp. 85-94; Kra-mer, «The collapse of East-European communism and the repercussions wi-thin the Soviet Union», pp. 178-256 (en especial, pp. 192-201). Csaba Békésy Melinda Kalmár, «The political transition in Hungary, 1989-90», en CWI-HP, Bulletin 12/13, 2001, pp. 73-92 (véase también en el «archivo virtual»del CWIHP, colección «End of the Cold War», el documento «Minutes ofthe Meeting of the HSWP CC Political Committee» de 31 de enero de 1980).Los recuerdos de su viaje por Polonia y Hungría en Bush y Scowcroft, AWorld Transformed, pp. 112-126. Jordan Baev, «1989: Bulgarian transition topluralist democracy» en CWIHP, Bulletin 12/13, 2001, pp. 165-180. SobreChecoslovaquia, «Jan Palach Week, 1989: The beginning of the end forCzechoslovak communism», en National Security Archive, electronic briefingbook 271, 26 de enero de 2009; Oldrich Tuma, «Czecoslovak november1989», en CWIHP, Bulletin 12/13, 2001, pp. 181-216; Dan Bilefsky, «Vel-vet revolution’s roots obscure 20 years later», en New York Times, 18 de no-

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140 por el bien del imperio

viembre de 2009. Peter Siami-Davies, The Romanian Revolution of December1989, Ithaca, Cornell University Press, 2007/2, passim; Mircea Munteanu,«The last days of a dictator», en CWIHP, Bulletin 12/13, 2001, pp. 217-225.Philip D. Zelikow, «The suicide of the East? 1989 and the fall of commu-nism», en Foreign Affairs, 88 (2009), n.º 6, pp. 130-140.

La capitulación

Gorbachov, Memoirs, pp. 496-550. El libro de Sarotte, 1989, ha sido unafuente fundamental de este apartado. Sobre la reunión de Bush y Gorbachoven Malta, Constantine Pleshakov, There is no Freedom without Bread!, NuevaYork, Farrar, Straus, and Giroux, 2009; Bush y Scowcroft, A World Trans-formed, pp. 159-174, que es una fuente esencial para la versión norteamerica-na de lo sucedido (por ejemplo, la entrevista de Baker con Gorbachov demayo de 1990 en Moscú, pp. 271-275; la cumbre de Camp David, pp. 279-290). Otra descripción norteamericana del encuentro de Malta en GeorgeBush, All the Best. My Life in Letters and Other Writings, Nueva York, Scrib-ner, 1999, pp. 446-448. Por la otra parte, Gorbachov, Memoirs, pp. 510-515;Palazchenko, My Years, pp. 154-158; Grachev, Gorbachev’s Gamble, pp. 181-183 y «Bush and Gorbachev at Malta. Previously secret documents from So-viet and U.S. files on the 1989 meeting, 20 years later», en National SecurityArchive, electronic briefing book 298, 3 de diciembre de 2009. En el diario de1990 de Chernayov es fácil advertir que los soviéticos no se enteraron de lasreticencias y la desconfianza de los norteamericanos. Sobre las negociacionesposteriores, Gorbachov, Memoirs, pp. 516-550 y Palazchenko, My Years, pp.158-204. La documentación sobre la reunión en la cumbre de mayo-junio de1990, «The Washington/Camp David Summit 1990: From the secret So-viet, American and German files», en National Security Archive, electronicbriefing book 320, 13 de junio de 2010. Stent, Russia and Germany Reborn,(especialmente, pp. 109-150, «United Germany and Nato»); Maier, Dissolu-tion; «The unification of Germany», en William C. Wohlforth, ed., Cold WarEndgame. Oral History, Analysis, Debates, University Park, PennsylvaniaState University, 2003, pp. 49-75, la cita de Bessmertnykh en p. 69; Richardvon Weizsäcker, From Weimar to the Wall. My Life in German Politics, Nue-va York, Broadway Books, 1999, pp. 287-299. Mark Kramer, «The collapseof East European communism and the repercussions within the SovietUnion», part 3, en Journal of Cold War Studies, 7, n.º 1 (invierno de 2005),pp. 3-96. Gregor Dallas, Poisoned Peace. 1945— The War that Never Ended,Londres, John Murray, 2005, p. 573. Zbigniew Brzezinski, «The Cold Warand its aftermath», en Foreign Affairs, 71 (1992); n.º 4, pp. 31-49. Neal As-cherson, «They’re just not ready», en London Review of Books, 7 de enero de

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notas bibliográficas 141

2010, pp. 18-20; Mary Elise Sarotte, «Expanding NATO, expanding confu-sion», en New York Times, 30 de noviembre de 2009. Las palabras finales deBush en Bush y Scowcroft, World Transformed, p. 11.

La disolución de la Unión Soviética

Gorbachov, Memoirs, pp. 569-672; Palazchenko, My Years, pp. 299-368 nosofrece una minuciosa descripción de los acontecimientos en Moscú entreagosto y diciembre de 1991, vistos a través de los ojos de alguien que simpa-tizaba con Gorbachov; Colton, Yeltsin, pp. 129-210; Chernyaev, uno de lospocos que se mantuvieron fieles a Gorbachov, Diary 1990, citas de 5 demayo y 25 de septiembre y Diary 1991, citas de 13 de enero, 19 de febrero, 20de marzo y reflexión de final de año; Poch-de-Feliu, La gran transición;Brown, Seven Years, (pp. 319-324 sobre el golpe de 1991, passim); DominicLieven, Empire. The Russian Empire and its Rivals from the Sixteenth Centuryto the Present, Londres, Pimlico, 2003; Mark R. Beissinger, Nationalist Mobi-lization and the Collapse of the Soviet State, Cambridge, Cambridge Universi-ty Press, 2002 (pp. 347-354 sobre la masacre de Tbilisi). «The Tbilisi Mas-sacre, April 1989: Documents», en CWIHP Bulletin, 12/13, pp. 31-48. Lainterpretación a partir de lo sucedido en Kazajstán, de Gurfinkel y Fedorovs-ki, Retour de la Russie, pp. 121-122; las palabras finales de Yakovlev, en pp.135-136. Graham Smith et al., Nation-building in the Post-Soviet Borderlands.The Politics of National Identities, Cambridge, Cambridge University Press,1998. Stephen F. Cohen, Soviet Fates and Lost Alternatives. From Stalinism tothe New Cold War, Nueva York, Columbia University Press, 2009, pp. 85-111;Astrid S. Tuminez, «Ethnic pressures, and the breakup of the Soviet Union»,en Journal of Cold War Studies, 5 (2003), pp. 81-136 (cita de p. 135). Sobre lasrepúblicas bálticas, Pryce-Jone, The Fall of the Soviet Empire, pp. 143-193; ladiscusión en el politburó en 9 de noviembre de 1989 en «Fall of Berlin wallcaused anxiety more than joy at highest levels», ya citado. Sobre las repúbli-cas de Asia Central, además, Catherine Poujol, Le Kazakhstan, París, P.U.F.,2000, pp. 76-86; Edmund Herzig, The New Caucasus. Armenia, Azerbaijanand Georgia, Londres, Royal Institute of International Affairs, 1999 (sobreKarabaj, pp. 65-73); Nozar Alaolmolki, Life After the Soviet Union. TheNewly Independent Republics of the Transcaucasus and Central Asia, NuevaYork, State University of New York Press, 2001; Lena Jonson, Russia andCentral Asia. A New Web of Relations, Londres, The Royal Institute of Inter-national Affairs, 1998; Jean Radvannyi, ed., Les états postsoviétiques. Identitésen construction, transformations politiques, trajectoires économiques, París, Ar-mand Colin, 2004/2. Sobre la destitución de Kunaev, Chernayev, Diary1987, entrada de 5 de julio de 1987; Primakov, Russian Crossroads, pp. 72-85;

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142 por el bien del imperio

Josef Joffe, Überpower. The Imperial temptation of America, Nueva York,Norton, 2006, p. 14.

Capítulo 14: La tragedia de África

Jeffrey A. Frieden, Capitalismo global, Barcelona, Crítica, 2007, pp. 571-598;Martin Meredith, The State of Africa. A History of Fifty Years of Independence,Londres, Free Press, 2006/2, pp. 260-292; Anne-Cécile Robert, L’Afriqueau secours de l’Occident, París, Éditions de l’Atelier, 2006, pp. 41-50; Alex deWaal, Famine Crimes. Politics and the Disaster Relief Industry in Africa,Oxford, James Currey, 1997; las cifras de desnutrición se toman de FAO,The State of Food Insecurity in the World. Economic Crises— Impacts and Les-sons Learned, Roma, 2009, pp. 48-59. Sobre el debate con los economistas delBanco Mundial, Patrick Bond, «Dodging World Bank schizophrenia. Loo-ting of Africa continues?», en Pambazuka News, 495, 8 de septiembre de2010. Boutros Boutros-Ghali, Mes années a la maison de verre, París, Fayard,1999, pp. 233-234; las propuestas de Stephen Krasner se citan a través deWilliam Easterly, The White Man’s Burden. Why the West Efforts to Aid theRest Have Done so Much Ill and so Little Good, Nueva York, Penguin, 2006,pp. 271-273. Sobre las interpretaciones históricas, véase Niall Ferguson, Empi-re. How Britain Made the Modern World, Londres, Penguin, 2004, cita de p. 371(y la reseña «Manifest destiny warmed up?», en The Economist, 16 agosto 2003,pp. 18-20). Ferguson deduce de su visión del pasado que esto aconseja quelos Estados Unidos usen la fuerza para hacer el mundo seguro para la demo-cracia y el capitalismo (Ferguson, Colossus. The Rise and Fall of the AmericanEmpire, Londres, Allen Lane, 2004, p. 300). Una visión más objetiva, quemuestra la confluencia entre las debilidades internas y las influencias exter-nas, en Yao Kouassi, «Le processus de formation des guerres civiles en Afri-que», en Alain Tirefort, ed., Guerres et paix en Afrique noire et à Madagascar,XIXe et Xxe siècles, Rennes, Presses Universitaires de Rennes, 2006, pp. 167-185. Las interpretaciones económicas, George B.N. Ayittey, Africa Unchai-ned. The Blueprint for Africa’s Future, Nueva York, Palgrave Macmillan,2005, p. 446. Antoine Glaser y Stephen Smith, Comment la France a perdul’Afrique, París, Calmann-Lévy, 2005; Stepehen Smith, Négrologie. Pourquoil’Afrique meurt, París, Hachette, 2004, p. 231; un libro que ha suscitado ladenuncia de Boubacar Boris Diop, Odile Tobner y F.-X. Verschave en Né-grophobie, París, Les Arènes, 2005. Paul Collier, «Development in dangerousplaces», en Boston Review, julio-agosto de 2009. Daniel Cohen, La mondiali-sation et ses ennemis, París, Grasset, 2004, pp. 61-76 y Michael Wines, «Mal-nutrition is cheating its survivors, and Africa’s future», en New York Times,

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notas bibliográficas 143

28 de diciembre de 2006, de la que se hace una cita literal. Las reacciones afri-canas al discurso de Obama en Ghana en Pambazuka News, n.º 442.

Los años de la ilusión industrial

Frieden, Capitalismo global, p. 590; Colette Braeckman, Les nouveaux préda-teurs. Politique des puissances en Afrique Centrale, París, Fayard, 2003, pp. 41-47 y 55; Gilles Labarthe, Le Togo, de l’esclavage au libéralisme mafieux, Mar-sella, Agone, 2005, pp. 77-84. Sobre las presas del Congo, Peter Bosshard,«DRC: dams, rivers and stollen millions», en Pambazuka News, 472, 4 demarzo de 2010.

El fracaso de los socialismos africanos

William H. Friedland y Carl G. Rosberg, Jr., eds., África socialista, México,Fondo de Cultura Económica, 1967 (citas de pp. 359-372). Sobre la situaciónde Argelia, Martin Evans y John Phillips, Algeria. Anger of the dispossessed,New Haven, Yale University Press, 2007; Meredith, The State of Africa, pp.447-461; Fabrice Weissman, ed.: À l’ombre des guerres justes. L’ordre interna-tional cannibale et l’action humanitaire, París, Flammarion, 2003, pp. 253-272(«Du bon usage du terrorisme»); Nazim Fehti, «Corruption probes rock Al-geria», en Magharebia, 10 de febrero de 2010.

Vijay Prashad, «Counterterrorism’s blindness: Mali and the U.S.»,en Pambazuka News, 456, 5 de noviembre de 2009; Kassim Guruli, «Thestruggle for socialism in Tanzania» en Issa G. Shivji et al., The Silent ClassStruggle, Dar es Salaam, Tanzania Publishing House, 1976, pp. 118-128; Ja-mes C. Scott, Seeing Like a State. How Certain Schemes to Improve the HumanCondition Have Failed, New Haven, Yale University Press, 1998, pp. 223-261(«Compulsory villagization in Tanzania: aesthetics and miniaturization»).Sobre la compleja figura de Nyerere y sobre su pensamiento véase Pamba-zuka News 452, «Special issue: How we wish you were here: the legacy ofMwalumu Nyerere». Matthew Lockwood, El estado de África. Pobreza y polí-tica en África y la agenda para la actuación internacional, Barcelona, Intermon-Oxfam, 2007, pp. 120-124; Joshua Muravchik, Heaven on Earth. The Rise andFall of Socialism, San Francisco, Encounter Books, 2002, pp. 198-226; Mere-dith, The State of Africa, pp. 249-259 y 331-343; Ayittey, Africa Unchained,pp. 200-204. Malyn Newitt, «Mozambique», en Patrick Chabal et al., A His-tory of Postcolonial Lusophone Africa, Londres, Hurst and company, 2002, pp.185-235. Sobre Etiopía, Paul B. Henze, Layers of Time. A History of Ethiopia,Londres, Hurst and company, 2000, pp. 290-329; Harold Marcus, A History

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144 por el bien del imperio

of Ethiopia, Berkeley, University of California Press, 1994, pp. 192-217; Ge-bru Tareke, Ethiopia: Power and Protest. Peasant Revolts in the Twentieth Cen-tury, Cambridge, Cambridge University Press, 1991, pp. 89-124; Odd ArneWestad, The Global Cold War, Nueva York, Cambridge University Press,2007, pp. 253-287; Jean Ziegler, El imperio de la vergüenza, Madrid, Taurus,2006, pp. 129-159; Waal, Famine Crimes, pp. 106-132; Michela Wrong, No lohice por ti. Cómo el mundo traicionó a una pequeña nación africana, Barcelona,Intermon Oxfam, 2005, pp. 242-313. Sobre la situación actual, Solomon Ge-bre-Selassie, «Ethiopia’s struggle for democracy and the rule of law», enPambazuka News, 26 de marzo de 2009; Alemayehu G. Mariam, «Witness forEthiopia’s future: Honouring Meles Zenawi’s victims» en Pambazuka News,459, 25 de noviembre de 2009; Helen Epstein, «Cruel Ethiopia», en NewYork Review of Books, 13 de mayo de 2010. Noticias sobre la revuelta deOgaden contra el gobierno etíope pueden encontrarse en «Ogaden Online»<www.ogaden.com>. Alemayehu G. Mariam, «Ethiopia: the Anuaks forgot-ten genocide», en Pambazuka News, 510, 16 de diciembre de 2010.

La crisis económica y la tutela del FMI

Keith Somerville, «Africa after the Cold War», en Louise Fawcett y YezidSayigh, eds., The Third World Beyond the Cold War, Continuity and Change,Oxford, Oxford University Press, 2000, pp. 134-169. William Easterly, TheWhite man’s Burden; Ha-Joon Chang, Bad Samaritans. Rich Nations, PoorPolicies and the Threat to the Developping World, Londres, Random HouseBusiness Books, 2007; James Ferguson, Global Shadows. Africa in the Neoli-beral World Order, Durham, Duke University Press, 2007. Eric Holt-Gimé-nez y Raj Patel, Food Rebellions! Crisis and the Hunger for Justice, PambazukaPress, 2009, pp. 30 y 130-158; Muadi Mukenge, «Change at IMF overdue»,en Pambazuka News, 23 de abril de 2009; sobre los billetes de Zaire, MichelaWrong, Tras los pasos del señor Kurtz. El Congo al borde del colapso, Barcelo-na, Intermon Oxfam, 2005, pp. 113-114; sobre Mali y la minería del oro, Ma-ría Victoria García Ojeda, «Gold mining in Mali: Who really profits?», enEurodad, 16 de junio de 2010. La crítica ortodoxa de Zambia en Frieden, Ca-pitalismo global, pp. 582-588, Khadija Sharife, «Zambia: Riches to rags», enPambazuka News, 460, 4 de diciembre de 2009, Celia W. Dugger, «Endingfamine, simply by ignoring the experts», en New York Times, 2 de diciembrede 2007. Boutros-Ghali, Mes années à la maison de verre, pp. 165-171 y 180-188. Sobre Uganda Martin Meredith, The State of Africa, pp. 231-238 y 404-406; Ayittey, Africa Unchained, pp. 204-211; Adam Branch, «Neither peacenor justice. Political violence and the peasantry in Northern Uganda, 1986-1998», en African Studies, 8, n.º 2 (primavera de 2005); Tim Judah, «Uganda:

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notas bibliográficas 145

The secret war», en New York Review of Books, 23 de septiembre de 2004, pp.62-64; «America’s friend», en The Economist, 17 de marzo de 2007, p. 46; lasinformaciones sobre los abusos de la policía proceden del informe del «Hu-man Rights Watch» Open Secret. Illegal Detention and Torture by the JointAnti-terrorism Task Force in Uganda, 2009; además, Human Rights HouseNetwork, Oslo, «Severe attacks on essential freedoms in Uganda», 15 de abrilde 2011. Sobre el petróleo, «Derricks in the darknes», en The Economist, 8 deagosto de 2009; Yasiin Mugerwa y Mercy Nalugo, «State of Uganda», enDaily Monitor, 13 de junio de 2011. La frase sobre los fertilizantes subsidia-dos de Malawi procede del «Country brief» del Banco Mundial.

Sobre Mozambique, Joseph Hanlon y Benedito Cunguara, Poverty is NotBeing Reduced in Mozambique, Londres, Crisis State Research Center, LSE,2010 y Joseph Hanlon, «Mozambique: “The war ended 17 years ago but weare still poor”», en Conflict, Security & Development, 10: 1, marzo de 2010. Lafrase sobre la corrupción actual procede de Matthew Lockwood, El estado deÁfrica. Pobreza y política en África y la agenda para la actuación internacional,Barcelona, Intermon-Oxfam, 2007, p. 169; la noticia de la revuelta de Mapu-to en 2008 de <www.oozebap.org> y del working paper citado de Hanlon yCunguara. Luca Bussoti, «Entre riqueza e revoltas. Reflexões sobre a si-tuação política e social de Moçambique», en Pambazuka News, edición en len-gua portuguesa, 32, 12 de octubre de 2010. Jomo Kwame Sundaram, OliverSchwank y Rudiger von Arnim, «Globalization and development in sub-Sa-harian Africa», DESA, working paper, n.º 102, febrero de 2011.

La internacional humanitaria

Weissman, ed., À l’ombre des guerres justes, passim; Conor Foley, The ThinBlue Line. How Humanitarianism Went to War, Londres, Verso, 2008 (una citade p. 219); Michael Maren, The Road to Hell, Nueva York, The Free Press,1997. Alex de Waal, Famine Crimes, pp. 665-85, passim; Ferguson, GlobalShadows, pp. 44-46 sobre ARRC. Helen Epstein, El remedio invisible, Barce-lona, Alba, 2008 y sus artículos en New York Review of Books, 28 abril 2005 y3 noviembre 2005. Sobre el robo de los fondos que World Vision destinaba aLiberia, BBC News: Africa, 5 de junio de 2009. Devinder Sharma, «The warof the world: América, G.M. and developing countries», en OpenDemocracy,2003 y Lawrence Tsimese, «Biotechnology against food security: the choicefor Africa», en OpenDemocracy, 4 de septiembre de 2003. Una crítica de losprogramas de ayuda se encontrará también en Serge Latouche, La otra Áfri-ca. Autogestión y apaño frente al mercado global, Barcelona, Oozebap, 2007.Sobre el origen y evolución de «Médicos sin fronteras», Gilbert Rist, TheHistory of Development. From Western Origins to Global Faith, Londres, Sed

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Books, 1997, pp. 175-178, Anne Vallaeys, Médecins sans frontiers. La biogra-phie, París, Fayard, 2004 y el libro de Weissman citado más arriba. Algo pa-recido ha sucedido con los programas estatales de ayuda a las víctimas africa-nas del sida. En enero de 2003 el presidente Bush pidió al Congreso quincemil millones de dólares para un gran programa internacional de lucha contrael sida que había de durar hasta 2008. Dejando a un lado que solo una peque-ña parte de los recursos llega al destino, lo hace en ocasiones a través de orga-nizaciones que los condicionan, como sucede en Uganda con los gruposevangélicos integristas norteamericanos que prohíben el uso del preservativo—«queman condones en nombre de Jesús»— y predican la castidad comoúnico recurso contra el contagio. Sin olvidar que el programa se utiliza, ade-más, para forzar la introducción de cultivos transgénicos, proporcionadospor las empresas biotecnológicas norteamericanas, con el argumento de quelos seropositivos tienen unos requerimientos nutritivos mayores, en especialen lo que se refiere a proteínas, que solo pueden cubrirse con estos cultivos,lo que condiciona la concesión misma de la ayuda. Sobre el tráfico de «huér-fanos», Alemayehu G. Mariam, «Ethiopia: the hand that rocks the brokencradle», en Pambazuka News, 471, 25 de febrero de 2010. Sobre el caso deUganda, Samar al-Bulushi, «US legislation authorises military action againstthe LRA in Uganda», en Pambazuka News, 675, 25 de marzo de 2010.

Los «estados fallidos»

Sobre Somalia ha sido fundamental Maren, The Road to Hell, citas de pp. 63,168, 192 y ss.; Catherine Besteman, Unraveling Somalia. Race, Violence, andthe Legacy of Slavery, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1999;Michel Chossudovsky, The Globalisation of Poverty. Impacts of IMF andWorld Bank Reforms, Londres, Zed Books, 1997, pp. 101-107; Gebru Tare-ke, «The Ethiopia-Somalia war of 1977 revisited», en International Journal ofAfrican Historical Studies, 33 (2000), n.º 3, pp. 635-667. Betty Glad, An Out-sider in the White House. Jimmy Carter, His Advisors, and the Making of Ame-rican Foreign Policy, Ithaca, Cornell University Press, 2009, pp. 77-87,muestra a las claras el enfrentamiento entre Vance y Brzezinski en el asuntosomalí y la incompetencia de Carter para resolverlo. Stefan Halper y Jona-than Clarke, America Alone. The Neo-conservatives and the Global Order,Cambridge, Cambridge University Press, 2004, pp. 85-87. Marc Lacey,«New militant leader emerges in Mogadishu», en New York Times, 26 de ju-nio de 2006; Jeffrey Gettleman, «Perils of Somali flood: hunger and beasts»,en New York Times, 12 de diciembre de 2006; Jeffrey Gettleman y Mark Ma-zzetti, «Somalia’s islamists and Ethiopia grid for a war», en New York Times,14 de diciembre de 2006; David S. Cloud, «U.S. Airstrike aims at Qaeda cell

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notas bibliográficas 147

in Somalia», en New York Times, 9 de enero de 2007, etc. Harun Hassan, «So-malia: Mogadishu ghost days» en openDemocracy, 5 de abril de 2007; «Just aglimmer of hope», en The Economist, 28 febrero 2009, pp. 37-39. YohannesWoldermariam, «Somalie: Al-Shabab, l’extrémisme et les alliés américains»,en Pambazuka News, ed. francesa, n.º 156, 2 de agosto de 2010. David Smith,«Refugee tide swamps world biggest camp», en MailGuardian online, 20 dejunio de 2011. La cita de Stephen Smith en Négrologie, p. 62. El problema dela procedencia de las donaciones norteamericanas de alimentos en Celia W.Dugger, «Even as Africa hungers, policy slows delivery of U.S. food aid», enNew York Times, 7 de abril de 2007; Jeffrey Gettleman, «Somalia tallies theplagues, fearing what’s next», en New York Times, 27 de septiembre de 2007;Jeffrey Gettleman, «Somalia’s government teeters on collapse» y «Somalitown falls to insurgent raid», en New York Times, 29 de marzo y 1 de abril de2008. Un buen análisis del tema de la piratería en Andrew Mwangura, «So-malia: pirates or protectors?», en Pambazuka News, 482, 20 de mayo de 2010.Resulta difícil aceptar la visión de The Economist (19 de abril de 2008, p. 46),según la cual Somalia (¿qué parte de una Somalia que no controla ningúngobierno?) tiene un PNB per cápita superior a Etiopía y Eritrea. ¿Quién ycómo ha hecho los cálculos? Sobre la situación en Somaliland, Nicholas Eu-bank, Peace-building without external assistance: Lessons from Somaliland,Center for global development, working paper, n.º 198, enero de 2010.

Sobre Zimbabue, Martin Meredith, Mugabe. Power and Plunder in Zim-babwe, Oxford, Public Affairs, 2002; Heidi Holland, Cenando con Mugabe. Lahistoria nunca contada de un libertador que se convirtió en tirano, Madrid, Esca-lera, 2008 (una cita de p. 464); Braeckman, Les nouveaux prédateurs, pp. 247-272; Meredith, State of Africa, pp. 617-646; Maude Barlow y Tony Clarke,Oro azul. Las multinacionales y el robo organizado de agua en el mundo, Barce-lona, Paidós, 2004, p. 97; Sam Moyo, «El nuevo problema campesino enZimbabwe y Sudáfrica», en Samir Amin, ed., Las luchas campesinas y obrerasfrente a los desafíos del siglo XXI, Barcelona, El Viejo Topo, 2005, pp. 107-175; Michael Wines, «Mugabe gets ready to eat cake while fellow Zimba-bweans can’t find bread on shelves», en New York Times, 22 de febrero de2007; Michael Wines, «Opposition splits while Zimbabwe slips», New YorkTimes, 9 de mayo de 2007; R.W. Johnson, «Where do we go from here?», enLondon Review of Books, 8 de mayo de 2008, pp. 3-6; «Breakthrough or sellout?», en The Economist, 29 de septiembre de 2007, p. 45; Heidi Holland,«Make peace with Mugabe», en New York Times, 1 de abril de 2008; Bob Her-bert, «Zimbabwe is diying», en New York Times, 17 de enero de 2009; AnnHelman, «Zimbabwe: one million casualties of land reform», en IPS, 30 deenero de 2010; Robert I. Rotberg, «Mugabe über alles. The tiranny of Unityin Zimbabwe», en Foreign Affairs, 89 (2010), n.º 4, pp. 10-18, etc. Una visiónmatizada de las consecuencias de la reforma agraria en Ben Cousins, «Time

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148 por el bien del imperio

to ditch the “disaster” scenarios», en Pambazuka News, 17 de junio de 2010.Sobre la ayuda recibida de China, John Blessing Karumbidza, «¿Puede sal-var China la economía de Zimbabue? A propósito de la “Cooperación dondetodos ganan”», en Firoze Manji y Stephen Marks, eds., China en África. ¿Ayu-da o arrasa?, Barcelona, Oozebap, 2007, pp. 115-132; «The Chinese in Afri-ca: Trying to pull together», en The Economist, 23 de abril de 2011, pp. 66-68. Henning Melber, «Zimbabue y Namibia, pueblos traicionados», en<www.oozebap.org>, julio de 2008. Adolf Mkenda, «Why I refuse to con-demn Mugabe», en Pambazuka News, 431, 7 de mayo de 2009; el manifiestocontra las sanciones internacionales en Pambazuka News, 12 de marzo de2009. Sobre la campaña de terror sexual, véase la publicación de AIDS-FreeWorld, Electing to Rape. Sexual Terror in Mugabe’s Zimbabwe, Nueva York,diciembre de 2009. El sudafricano Udo W. Froeso, en «The race for Zimbabwe’sresources» (en Pambazuka News, 456, 5 de noviembre de 2009) sigue soste-niendo que la culpa de todo es del «lobby rodhesiano» y que la oposición estáligada a los intereses de este y de los países de Occidente.

Angola: la última batalla africana de la guerra fría

Mark Huband, África después de la guerra fría. La promesa rota de un continen-te, Barcelona, Paidós, 2004; Nicolas Shaxson, Poisoned Wells. The Dirty Po-litics of African Oil, Nueva York, Palgrave-Macmillan, 2007, pp. 41-62 (citade p. 49); Jad Mouawad, «Nowadays, Angola is oil topic A», en New YorkTimes, 20 de marzo de 2007. Gustav Silfverstolpe, «Angola: time to choose»,en openDemocracy, 25 de septiembre de 2007. «Unita says Angolans tired ofwaiting for elections», en Saturday Nation, 26 de septiembre de 2009. Unabuena información sobre los negocios y la corrupción del MPLA se encon-trará en los artículos de Rafael Marques de Morais, «Angola’s presidentialpromiscuity has corrupted society», en Pambazuka News, 460, 3 de diciembrede 2009, «Angola’s MPs and business dealings» en Pambazuka News, 464, 6de enero de 2010, «MPLA Ltd, The business interests of Angola’s ruling eli-te», en Pambazuka News, 469, 11 de febrero de 2010 y «Sonangol and thelooting of Angola’s oil», en Pambazuka News, 480, 6 de mayo de 2010. SobreCabinda y su movimiento secesionista, Jean-Michel Mabeko-Tali, «Entreuna economía de rentas y la violencia político-militar: la cuestión cabindesa yel proceso de paz angoleño», en Jordi Tomás, ed., Secesionismo en África,Barcelona, Bellaterra, 2010, pp. 233-258. Henrique Almeida, «Angola jailsrights activist for three years», en Reuters Africa, 11 de junio de 2010. ClaraOnofre, «Angola: Manobra de anticipação anula revolução», en Global Voi-ces, 16 de marzo de 2011. Piero Gleijeses, «Moscow’s proxy? Cuba and Afri-ca, 1975-1988», en Journal of Cold War Studies, 8 (2006), n.º 2, pp. 3-51, re-

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conoce que la actuación de Cuba fue decisiva para cambiar la situación en elsur del continente, alentando la lucha contra el apartheid en África del Sur. Alo que hay que agregar que los cubanos proporcionaron desinteresadamenteayuda médica y técnica, así como becas para que 40.000 jóvenes africanospudiesen estudiar en Cuba. Sobre Namibia, Henning Melber, «Namibia at20: the limits of liberation» y «Namibia’s privilege and poverty: liberation’slimits», en Pambazuka News, 474, 19 de marzo de 2010 y 496, 16 de septiem-bre de 2010.

La corrupción

La cita de Mark Weisbrot, de «Haiti and the international aid scam», en TheGuardian, 22 de abril de 2011. A los dos informes de Global Witness, «Un-due diligence. How banks do business with corrupt regimes», de 11 de marzode 2009, e International thief: The complicity of British banks in Nigerian co-rruption, octubre de 2010, y a un artículo de Time de 15 de febrero de 2010(Bruce Crumley, «How legal U.S. loopholes are aiding money launderers»),hay que añadir tres libros fundamentales, de donde proceden la mayor partede las informaciones citadas: Raymond W. Baker, Capitalism’s Achilles Heel.Dirty Money and How to Renew the Free-market System, Hoboken, John Wi-ley, 2005; Ayittey, Africa Unchained y Shaxson, Poisoned Wells, para lo refe-rente al petróleo (sobre Obiang Nguema, por ejemplo, pp. 121-144). La citade Edward Gibbon de The History of the Decline and Fall of the Roman Empi-re, capítulo 21. La de Jack A. Blum, de Andrés Oppenheimer, Ojos vendados.Estados Unidos y el negocio de la corrupción en América Latina, Buenos Aires,Sudamericana, 2001, pp. 210 y 255-260; a completar con William Easterly,«Foreign aid for scoundrels», en New York Review of Books, 25 de noviembrede 2020, pp. 37-38. Una visión general del problema en lord Aikins Adusei,«Multinational corporations: the new colonisers of Africa», que puede leerseen Pambazuka News, 436, 4 de junio de 2009. Sobre la corrupción en el Zairede Mobutu, Wrong, Tras los pasos del señor Kurtz, pp. 95-96, 110-114 y 175-184; Mbuyi Kabunda Badi, El nuevo conflicto del Congo. Dimensión, interna-cionalización y claves, Madrid, Sial ediciones, 1999, pp. 44-45; Ayittey, AfricaUnchained, pp. 211-214; Meredith, The State of Africa, pp. 301-308. Paraotros casos Verschave, «De la Françafrique a la Mafiáfrica», pp. 23-28 y 36-42; Labarthe, Le Togo, pp. 84-89. Sobre la corrupción de Nigeria por las pe-troleras, además del informe de Global Witness y del libro ya citado de Shax-son, Annegret Mähler, «Nigeria: A prime example of the ressource curse?Revisiting the oil-violence link in the Niger Delta», en <www.giga-hamburg.de/workingpapers>; Thomas Seifert y Klaus Werner, El libro negro del petró-leo, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2008, pp. 180-186. Sobre el petróleo

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de Camerún, B. Gauthier y A. Zeufack, Governance and Oil Revenues in Ca-meroon, Universidad de Oxford, OxCarre Research Paper 38, 2010; «Justice forKen Saro Wiwa and the Ogoni people» en <http://justiceinnigerianow.org>;E. Lubbers y A. Rowell, «NGOs and BBC targeted by Shell PR machine inwake of Saro-Wiva death», en The Guardian, 9 de noviembre de 2010; losdetalles sobre el proceso a Shell pueden encontrarse en la web <www.wiwavs-hell.org>. Sobre la macroiglesia de Houphouët-Boigny, Glaser y Smith, Com-ment la France, pp. 118-119. Sobre el caso de las elecciones de Kenia en 2007,véase la carta de sir Edward Clay en The Economist, 12 de enero de 2008, p.13. Sobre el Congo-Brazzaville, Damien Millet, África sin deuda, Barcelona,Icaria, 2008, pp. 120-122; Patrice Yengo, «“Chacun aura sa part”: les fonde-ments historiques de la (re)production de la “guerre” à Brazzaville», en Ca-hiers d’études africaines, n.º 150-152 (1998), pp. 471-503. Además, AndréNouschi, Les armes retournées. Colonisation et décolonisation françaises, París,Belin, 2005, p. 149. Una amplia información sobre « Sassou Ngesso et la tra-gédie Congolaise » se encontrará en la web <www.ccds.fr>. Las noticias so-bre la pobreza actual del país proceden del texto citado de Lydia Polgreen«Unlikely ally against Congo Republic graft». Los datos acerca de las tarjetasde crédito del hijo del presidente fueron publicados en el verano de 2007 porGlobal Witness; los de los coches deportivos del hijo de Obiang, en <http://euobserver.com>, 11 de marzo de 2009. Khadija Sharife, «What is the realvalue of Africa’s wealth?», en Pambazuka News, 441, 9 de julio de 2009. Uninforme sobre el volumen de la salida de capitales de África, que supera conmucho a su deuda, lo que la convierte en acreedor neto, en Léonce Ndikuma-na y James K. Boyce, New Estimates of Capital Flight from Sub-Saharan Afri-can Countries: Linkages with External Borrowing and Policy Options, PoliticalEconomy Research Institute, University of Massachusetts Amherst, abril de2008. Sobre la «quiet corruption», Banco Mundial, Africa Development Indi-cators 2010, Washington, Banco Mundial, 2010 y la crítica de Yash Tandonen Pambazuka News, 477, 15 de abril de 2010.

La gran guerra de África Central

Gérard Prunier, Africa’s World War. Congo, the Rwandan Genocide, and theMaking of a Continental Catastrophe, Nueva York, Oxford University Press,2009. Sobre Ruanda: Allison des Forges et al., Leave None to Tell the Story.Genocide in Rwanda, Nueva York, Human Rights Watch, 1999; Linda R.Melvern, A People Betrayed. The Role of the West in Rwanda’s Genocide, Lon-dres, Zed Books, 2000 y «Un pueblo traicionado», en John Pilger, ed., ¡Bastade mentiras! El periodismo de investigación que está cambiando el mundo, Barce-lona, RBA, 2007, pp. 357-388, cita de p. 379; Gérard Prunier, The Rwanda

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Crisis. History of a Genocide, Londres, Hurst and Co., 1995; Roméo Dallaire,Shake Hands with the Devil. The Failure of Humanity in Rwanda, Londres,Arrow Books, 2004; Colette Braeckman, Rwanda. Histoire d’un génocide, Pa-rís, Fayard, 1994, Terreur africaine. Burundi, Rwanda, Zaire: les raciness de laviolence, París, Fayard, 1996 y «New York and Kigali», en New Left Review,9 (mayo-junio de 2001), pp. 141-147; Mehdi Ba, Rwanda, un génocide Français,París, L’esprit frappeur, 1997 (sobre los responsables del derribo del aviónpresidencial, pp. 52-72); Huband, África después de la Guerra fría; WilliamFerroggiaro, «The U. S. and the genocide in Rwanda 1994. Information, in-telligence and the U.S. Response», en National Security Archive, 24 de marzode 2004 y, del propio «editor», «The U.S. and the genocide in Rwanda 1994.The assassination of the presidents and the beginning of the “Apocalypse”»,en National Security Archive, 7 de abril de 2004; Jean Hatzfeld, Una tempora-da de machetes, Barcelona, Anagrama, 2004, citas de pp. 52-55; Claudine Vi-dal, «Questions sur le rôle des paysans durant le génocide des Rwandais tut-si» y Paul Mathieu y A. Mafikiri Tsongo, «Guerres paysannes au Nord-Kivu(République démocratique du Congo), 1937-1994», en Cahiers d’études afri-caines, 150-152, (1998), pp. 331-345 y 385-416, respectivamente; JamesDawes, That the World May Know. Bearing Witness to Atrocity, Cambridge,Mass., Harvard University Press, 2007, pp. 20-75, cita de p. 21. Sobre la au-toría del atentado contra Habyarama véase el informe oficial de un comitéruandés de expertos, presidido por Jean Mutsinzi, Report of the investigationinto the causes and circumstances of and responsibility for the attack of06/04/1994 against the Falcon 50 Rwandan presidential aeroplane, registra-tion number 9XR-NN, en <http://mutsinzireport.com>. Y la crítica a este infor-me de Filip Reyntjens, «Analyse du rapport Mutsinzi sur l’attentat du 6 avril1994 contre l’avion présidentiel rwandais», working paper, 2010/01, IOB,Univeristy of Antwerp. La visión admitida de la masacre ha dado paso a in-terpretaciones críticas, alentadas en parte por la evidencia del carácter pocodemocrático del actual regimen presidido por Kagame, como las de AllanStam y Christian Davenport, que admiten que hubo 890.000 víctimas en elárea controlada por las fuerzas hutu, pero añaden una cifra de 77.000 vícti-mas que se habrían producido en la que controlaban los invasores del FPR, olas visiones enteramente negacionistas de Edward S. Herman y David Peter-son, en The Politics of Genocide, que culpan de la matanza a Kagame y a lostutsi, en unión con el ejército de Uganda. Gerald Caplan ha criticado estasrevisiones en una serie de artículos y reseñas, como «Memory and denial:The Rwandan genocide fifteen years on», en Pambazuka News, 2 de abril de2009; «Who killed the president of Rwanda?», en Pambazuka News, 466, 21de enero de 2010, etc. Sobre la responsabilidad de Kofi Annan, Perry Ander-son, «Our man», en London Review of Books, 10 de mayo de 2007, pp. 9-12;sobre la de la Iglesia, Braeckman, Terreur africaine, pp. 49-100. Ayittei (Afri-

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ca Unchained, pp. 115-116) afirma que la participación de la Iglesia en lasmatanzas tuvo como resultado muchas conversiones posteriores al islam.Véanse, además, los numerosos textos y documentos publicados por la «Com-mission d’enquête citoyenne pour la vérité sur l’implication Française dans legénocide des Tutsi» en <www.enquete-citoyenne-rwanda.org>. Gerald Ca-plan, «Who killed the president of Rwanda?», en Pambazuka News, 466, 21 deenero de 2010. Sobre Burundi, Perpétue Nshimirimana, Carta a Isidore. Tes-timonio de la Guerra civil en Burundi, Lleida, Milenio, 2006. Las informacio-nes sobre los campos de refugiados son esencialmente de Wrong, Tras los pa-sos del señor Kurtz, pp. 208-212. Además, Jean-Pierre Chrétien, L’Afrique desGrands Lacs. Deux mille ans d’histoire, París, Aubier, 2000; Michael Dobbs,Madeleine Albright, Barcelona, Península, 2002, pp. 373-374; Stephen Kin-zer, «Big gamble in Rwanda», en New York Review of Books, 29 de marzo de2007, pp. 23-26. Un amplio y excelente estudio sobre las visiones historio-gráficas del pasado de Ruanda y su contexto político es el de David Newburyy Catherine Newbury, «Bringing the peasants back in: agrarian themes in theconstruction and corrosion of statist historiography in Rwanda», publicadoen American Historical Review. Es difícil tomarse en serio la simplista inter-pretación «malthusiana» de Jared Diamond en Collapse. How Societies Choseto Fail or Survive, Londres, Allen Lane, 2005, pp. 311-328, basada en parte enpropuestas de dos economistas belgas.

Versiones favorables a los hutu, y a Francia, no muy fiables, en PierrePéan, Noires fureurs, blancs menteurs, Rwanda, 1990-1994, París, Mille etune nuits, 2005 y Edouard Kabagema, Un pueblo descuartizado. Genocidio ymasacres en Ruanda, 1994, Lleida, Milenio, 2005. Sobre las masacres de hutusa manos del ejército tutsi, Howard W. French, «U.N. Congo report offersnew view on genocide era», en New York Times, 27 de agosto de 2010.

Sobre las guerras del Congo es fundamental, al lado del libro de Prunier,Jason K. Stearns, Dancing in the Glory of Monsters: The Collapse of the Congoand the Great War of Africa, Nueva York, Perseus, 2011, que nos ofrece, porejemplo, una interesante visión de un personaje tan complejo como LaurentKabila. Además Georges Nzongola-Ntalaja, The Congo from Leopold to Ka-bila. A People’s History, Londres, Zed Books, 2002; Mbuyi Kabunda Badi, Elnuevo conflicto del Congo, Madrid, SIAL-Casa de África, 1999; Colette Brae-ckman et al., Kabila prend le pouvoir, Bruxelles, GRIP, 1998; Colette Braeck-man, L’enjeu Congolais. L’Afrique centrale après Mobutu, París, Fayard, 1999y Les nouveaux prédateurs; Wrong, Tras los pasos del señor Kurtz; Meredith,The State of Africa, pp. 524-544. Descifrar las realidades de la segunda guerraes harto difícil. En el libro de Nzongola-Ntalaja (The Congo, pp. 227-232)tenemos la mejor descripción de la compleja composición de los «rebeldes»;Mbuji Kabunda Badi (El nuevo conflicto del Congo, pp. 33-42) da una visióndel conflicto en términos de relaciones internacionales; Björn Aust («Ejército

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empresa. Intereses económicos y “comercialismo militar” en el Congo», enAzzellini, ed., El negocio de la guerra, pp. 175-195) denuncia ante todo lososcuros intereses económicos que mueven a cada uno de los participantes,mientras que Colette Braeckman nos ofrece una visión crítica (Les nouveauxprédateurs, pp. 149-246), con una visión muy distinta a la de Martin Meredithsobre los intereses de Mugabe en el conflicto. Kambale Musavuli, «Conflictminerals: Cover for Western mining interests?», en Pambazuka News, 460, 4de diciembre de 2009. Sobre los costes humanos, Mac Le Pape, «Républiquedémocratique du Congo: des victimes sans importance», en Weissman, Àl’ombre des guerres justes, pp. 217-234. Sobre el problema de la evaluación delas víctimas, M. Holman y G. Mills, «Tainted data hide the cost of Africa’supheavals», en la web de Financial Times (<www.ft.com> Africa), 30 de mayode 2009. Además, Tim Butcher, Blood River, Londres, Chatto and Windus,2007, pp. 25-26, 63-65 y 321. «Not as bad as dad», «A wilderness that maybecome a state» y «Only just staying in one piece» en The Economist, respec-tivamente el 15 noviembre 2003, p. 44, 25 de noviembre de 2006, pp. 45-46,y 28 de julio de 2007, pp. 38-39; una amplia información sobre el proceso deBemba en Fidh (Fédération Internationale des ligues des Droit de l’Homme)«Le procès de Jean-Pierre Bemba devant la CPI», 18 de noviembre de 2010;Jeffrey Gettleman, «After Congo vote, neglect and scandal still reign», enNew York Times, 28 de marzo de 2007. J. Gettleman, «Rape epidemic raisestrauma of Congo war», en New York Times, 7 de octubre de 2007; DavidMugnier, «North Kivu: how to end a war», en openDemocracy, 3 de diciem-bre de 2007. Lidya Polgren, «Congo’s death rate unchanged since war en-ded», en New York Times, 23 de enero de 2008; Bahamat Ntama Jacques yBeth Tuckey, «The US “War on terror” exported to Rwanda: A threat topeace in DRC», en Pambazuka News, 19 de febrero de 2008. La frase sobrelas violaciones es de Nicholas D. Kristof, «The weapon of rape» en New YorkTimes, 15 de junio de 2008; John Lasker, «Following the mineral trail: Con-go resource wars and Rwanda» en Toward Freedom, 18 de febrero de 2010;Bob Herbert, «The invisible world», en New York Times, 21 de febrero de2009. En una entrevista realizada por Georgiane Niennaber en HuffingtonPost, 9 de enero de 2009, Nkunda se presentaba como una especie de lídernacionalista contra la explotación minera por los extranjeros; sobre su captu-ra, «An arresting and hopeful surprise», en The Economist, 31 de enero de2009, p. 43. Antoine Roger Lokongo, «Sino-DRC contracts to thwart thereturn of Western patronage», en Pambazuka News, 12 de marzo de 2009. Elartículo de Herbst y Mills, «There is no Congo», publicado en Foreign Policyen marzo de 2009, puede consultarse en <www.foreignpolicy.com>; una répli-ca de Ali M. Malau en Pambazuka News, 432, 14 de mayo de 2009. La actuaciónde la misión de la ONU, que sigue activa, puede seguirse en su boletín MO-NUSCO. United Nations Organization Stabilization Mission in the Democratic

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Republic of the Congo. Informe del «Grupo de expertos sobre la Repúblicademocrática del Congo» presentado al Consejo de Seguridad en noviembrede 2009. La cita de Eve Ensler de «The four months since Hillary», en Huf-fington Post, 31 de diciembre de 2009. La de Mahmmod Hamdani, de «Theinvention of the Indigène», en London Review of Books, 2 de enero de 2011,pp. 31-33.

Las guerras de la cuenca del Nilo

Sobre el «Ejército de Resistencia del Señor», Matthew Green, The Wizard ofthe Nile. The Hunt for Africa’s Most Wanted, Londres, Portobello, 2008; C.J.Chivers, «“All people are the same to God”: An insider’s portrait of JosephKony», en New York Times, 31 de diciembre de 2010; Jeffrey Gettleman,«Uganda peace hinges on amnesty for brutality», en New York Times, 15 deseptiembre de 2006; Richard Lane, «Northern Uganda: Looking for peace»,en The Lancet, 14 de diciembre de 2007; «DRC-Uganda: LRA torture of ci-vilians continues», en <www.irinnews.org>; «Thousands flee, many killed asLord’s Resistance Army steps up attacks», en UNHCR, 14 de mayo de 2010;Ledio Cakaj, «On the heels of Kony. The untold tragedy unfolding in theCentral African republic», en <www.enoughproject.org>, junio de 2010 (don-de se encontrarán las noticias actuales sobre la zona). Sobre la situación de loscampesinos ugandeses refugiados en campos de internamiento, IDMC (In-ternal Displacement Monitoring Center), «Uganda overview», 19 de agostode 2009.

Sobre la situación en Sudán, «Sudan: preventing implosion», en Interna-tional Crisis Group, Africa briefing n.º 68, 17 de diciembre de 2009; NicholasKristof, «Obama’s failure in Sudan», en New York Times, 28 de agosto de2010. Hay una amplísima bibliografía sobre Darfur, comenzando por los tra-bajos de Alex de Waal, como su libro con Julie Flint, Darfur. A Short Historyof a Long War, Londres, Zed Books, 2006; Alex de Waal, Famine crimes, pp.98-105, «Chasing ghosts», en London Review of Books, 18 de agosto de 2005,pp. 6-8, «Counter-insurgency on the cheap», en London Review of Books, 5 deagosto de 2004, pp. 25-27; «Deep down in Darfur», en Times Literary Su-pplement, 12 de agosto de 2005, pp. 3-4, «Making sense of Darfur», en SocialScience Research Council Blog, 17 de abril de 2008 y «I will not sign», en LondonReview of Books, 30 de noviembre de 2006, pp. 17-20. Huband, África despuésde la Guerra fría, pp. 337-365. Una contribución que ha suscitado grandesdebates es la de Mahmood Mamdani, profesor de la Universidad de Colum-bia, que ha criticado la forma en que desde fuera del continente se decide loque son las atrocidades condenables y cuáles las que se deben silenciar. Susartículos «The politics of naming: genocide, civil war, insurgency» y «Blu-

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hatting Darfur», en London Review of Books, 8 de marzo de 2007, pp. 5-8 y 6de septiembre de 2007, pp. 18-20, respectivamente, desencadenaron unaoleada de críticas en los números siguientes de la misma revista (de especialinterés la de Gerard Prunier en LRB, 5 abril 2007, p. 4) y una réplica de Ma-mdani en LRB, 26 abril 2007, p. 4. Sus tesis se concretaron finalmente en unlibro, Saviors and Survivors. Darfur, Politics and the War on Terror, Londres,Verso, 2009, que provocó una crítica hostil de Nicholas Kristof, «What to doabout Darfur», en New York Review of Books, 2 de julio de 2009, pp. 32-34 yotra, más matizada, de Lydiah Kemunto Bosire, «Understanding Sudan’s sa-viours and survivors», en Pambazuka News, 446, 3 de septiembre de 2009.

Además, John Ryle, «Disaster in Darfur», en New York Review of Books,12 de agosto de 2004, pp. 55-59; Lydia Polgreen, «Shaky Darfur peace atrisk as new fighting looms», en New York Times, 31 de agosto de 2006, «Dar-fur trembles as peacekeepers’ exit looms», en id., 10 de septiembre de 2006,«Grim new turn may harden Darfur conflict», en id., 23 de octubre de 2006 y«On the run as war crosses another line in Africa», en id., 10 de diciembre de2006; «Contaminating the neighbours», en The Economist, 11 de noviembrede 2006, p. 52 y «Glittering towers in a war zone», en The Economist, 9 dediciembre de 2006, pp. 21-23; Helen Cooper, «U.S. sends (another) warningon Darfur» en New York Times, 11 de abril de 2007 y Sheryl Gay Stolberg,«Bush presses Sudan on Darfur, citing posible U.S. sanctions», en New YorkTimes, 19 de abril de 2007. Sobre las campañas humanitarias norteamerica-nas, «A moral sense. Divestment from Sudan», en The Economist, 12 de mayode 2007, p. 47. Jeffrey Gettleman, «Cracks in the peace in oil-rich Sudan asold tensions fester», en New York Times, 22 de septiembre de 2007. GerardPrunier, «Sudan between war and peace» y «Khartoum’s calculated fever»,en openDemocracy, 1 de noviembre y 5 de diciembre de 2007, respectivamen-te. Nicholas D. Kristof, «A genocide foretold» y «Africa’s new slaughter», enNew York Times, 28 de febrero y 2 de marzo de 2008; «Watching Darfurisdie», en New York Times, 8 de marzo de 2009. Lydia Polgreen «Scorched-earth strategy returns to Darfur» y «Peacekeeping in Darfur hits more obsta-cles», en New York Times, 2 y 24 de marzo de 2008, respectivamente. GabrielR. Warburg, «Sudan: Land of hope or of sorrow?», en Middle Eastern Stu-dies, 44 (2008), n.º 3, pp. 527-536. Sobre el conflicto con los nuba, JeffreyGettleman, «As secession nears, Sudan steps up drive to stop rebels», en NewYork Times, 20 de junio de 2011. Sobre Idriss Déby y el Chad, RaymondFisman y Edward Miguel, Economic Gangsters. Corruption, Violence, and thePoverty of Nations, Princeton, Princeton University Press, 2008, pp. 153-158. Un interesante estudio de Ola Olsson y Eyerusalem Siba, «EthnicCleansing or Resource Struggle in Darfur? An empirical analysis» (workingpaper in economics, 417, University of Gothenburg) concluye que los objeti-vos de limpieza étnica han sido más determinantes del conflicto que los de

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disputa por los recursos. Sobre los preacuerdos de febrero y marzo de 2010,BBC News, 18 de marzo de 2010. Información sobre los desplazados seencontrará en un informe sobre Chad de IDMC (Internal DisplacementMonitoring Center) de 2 de julio de 2010 y, en general, en los informes deOCHA (Office for the Coordination of Humanitarian Affairs), una agenciade la ONU.

Un nuevo reparto de África

Cohen, La mondialisation et ses ennemis, pp. 61-76. François Crouzet, His-toire de l’économie européenne, 1000-2000, París, Albin Michel, 2000, pp.278-279. Daniel Lefeuvre, Pour en finir avec la repentance coloniale, París,Flammarion, 2006, pp. 109-113. François-Xavier Verschave, «De la França-frique a la Mafiafrica», en José Bape, ed., El bombero pirómano. La actuacióncriminal de Francia en el África contemporánea, s.l., Oozebap, 2006, pp. 13-66y 145. Más sobre los negocios de Elf en Glaser y Smith, Comment la France,pp. 163-168, 205-217, passim. Baker, Capitalism’s Achilles Heel, pp. 142-143. Sobre Níger, Abdelkader Aghali, «Las rebeliones tuaregs en Níger», enJordi Tomás, ed., Secesionismo en África, pp. 93-127; José Bape, «El uranio ylos inmigrantes ilegales (del neocolonialismo) en El Dorado africano: el casode Francia en Níger», en <www.oozebap.com>, 2005; Lydia Polgren, «Battlein poor land for riches beneath the soil», en New York Times, 15 de diciembrede 2008; Djibo Hamani, «Le Niger d’une rébellion touarègue à une autre:mêmes causes, même effets», en Pambazuka News, 20 de junio de 2009, quiendiscute la caracterización de los rebeldes como «tuaregs»; Khadija Sharife,«French nuclear power fed by uranium from Niger», en Pambazuka News,465, 14 de enero de 2010; Caroline Gluck, «Signs of Niger worsening foodcrisis», en Huffington Post, 22 de junio de 2010. Los planteamientos del mo-vimiento tuareg pueden verse en su web, en [email protected]. SergeEnderlin et al., Un monde de brut. Sur les routes de l’or noir, París, Seuil, 2003,pp. 197-247, sobre Guinea Ecuatorial y Angola, y sobre la miseria de la po-blación, a la que no llegan los beneficios del petróleo. Sobre Guinea, AgustínVelloso, Ya no queda nada que robar. Crónicas de Guinea Ecuatorial, Madrid,La Caída, 2008; Human Rights Watch, Well Oiled. Oil and Human Rights inEquatorial Guinea, en <www.hrw.org> y Titu Alicante y Lisa Misol, «Equato-rial Guinea: Resource cursed», en Pambazuka News, 460, 4 de diciembre de 2009.Sobre Gbagbo, Venance Konan, «In Ivory Coast, democrat to dictator», enNew York Times, 7 de abril de 2011. Sobre las guerras de los diamantes, GregCampbell, Diamantes sangrientos. Las piedras de la guerra, Barcelona, Paidós,2003, passim; sobre la situación actual, Lydia Polgreen, «Diamonds movefrom blood to sweat and tears», en New York Times, 25 de marzo de 2007. Ro-

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bert E. Harkavy y Stephanie G. Neuman, Warfare and the Third World, Nue-va York, Palgrave, 2001, pp. 290-291; Huband, África después de la guerrafría, pp. 197-222; Fabrice Weissman, «Sierra Leone: la paix à tout prix» yJean-Hervé Jezéquel, «Liberia: un chaos orchestré» en Weissman, ed., Àl’ombre des guerres justes, pp. 53-73 y 171-190 (cita de p. 189); sobre la confusaactuación de las compañías que intervinieron en Sierra Leona en 1997-1998,Tony Geraghty, Guns for Hire. The Inside Story of Freelance Soldiering, Lon-dres, Portrait, 2007, pp. 153-170; Smith, Négrologie, pp. 119-122. GervasioSánchez, Sierra Leona, Barcelona, Blume, 2005; la experiencia de los niñossoldados en Ismael Beah, A Long Way Gone. Memoirs of a Boy Soldier, Lon-dres, Fourth State, 2007. Sobre Taylor, Global Witness, «Taylor made», en<www.globalwitness.org>; su proceso en La Haya puede seguirse a través de<http://charlestaylortrial.org> y de la web del Tribunal especial para SierraLeona, <www.sc-sl.org.> Sobre la rentabilidad del comercio francés con África,Glaser y Smith, Comment la France, pp. 123-124. Sobre el comercio de armas,Dario Azzellini, ed., El negocio de la guerra, Tafalla, Txalaparta, 2005 (sobreAngola, en concreto, el trabajo de Lisa Rimli, en pp. 197-212 y sobre el «Ango-lagate», Glaser y Smith, pp. 162-163). En 2002 BAE Systems vendía a Tanza-nia, uno de los países más pobres del mundo, un sistema de defensa aérea porvalor de 40 millones de dólares (John Pilger, The New Rulers of the World, Lon-dres, Verso, 2002, p. 131). Sobre los fondos carroñeros, Lydia Polgreen, «Un-likely ally against Congo Republic graft», en New York Times, 10 de diciembrede 2007; Johann Hari, «We must stop the “Vulture funds” that feed on theworld’s poor». En Huffington Post, 17 de septiembre de 2009; Greg Palast,«Debt vultures shot for Chanukah», en In These Times (www.inthesetimes.com),25 de noviembre de 2010. Sobre Chad, Brendan Schwartz y Valery Nodem, «Ahumanitarian disaster in the making along the Chad-Cameroon oil pipeline—Who’s watching?», en AlterNet, 2 de diciembre de 2009.

Sobre la participación de China en África, Benedicte Vibe Christensen,China in Africa. A Macroeconomic Perspective, Center for Global Develop-ment, working paper, n.º 230, noviembre de 2010; James Traub, «China’s Afri-can adventure», en New York Times, 19 de noviembre de 2006; Mark Mazzet-ti, «U.S. cuts in Africa aid said to hurt war on terror», en New York Times, 23de julio de 2006 (de donde procede la cita del general Jones); Howard W.French y Lydia Polgreen, «China, filling a void, drills for riches in Chad» y«Entrepreneurs from China flourish in Africa», en New York Times, 13 y 18 deagosto de 2007, respectivamente; David Smith, The Dragon and the Elephant.China, India and the New World Order, Londres, Profile Books, 2007, pp.125-130, donde se llega a plantear la cuestión de «por cuánto tiempo el restodel mundo está dispuesto a tolerar el ascenso de China»; Susan L. Shirk, Chi-na Fragile Superpower, Nueva York, Oxford University Press, 2007, pp. 134-136. Manji y Marks, eds., China en África. ¿Ayuda o arrasa?, passim; «China,

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una potencia neocolonial en África», en <www.oozebap.org.>; KhadijaSharife, «China’s new colonialism»; en Foreign Policy, 25 de septiembre de2009. Michael Schmidt, «The new American imperialism in Africa», en Pam-bazuka News, 468, 4 de febrero de 2010.

Sobre Africom, «African voices on Africom», en Pambazuka news, 363,1 de abril de 2008; Fred Brigland, «The new scramble for Africa», en SundayHerald, 25 de julio de 2009; Mark P. Fancher, «Africom: stop in the name ofthe law! An open letter to U.S. attorney general Eric Holder», en PambazukaNews, 17 de septiembre de 2009; Daniel Volman, «Obama moves ahead withAfricom», en Pambazuka News, 10 de diciembre de 2009; Gerald LeMelle,«Africa policy outlook 2010», FPIF (Foreign Policy in Focus), 21 de enerode 2010; «Africom: Washington fait pression sur Alger en vain», en Pamba-zuka News, ed. en francés, 139, 22 de marzo de 2010, Ba Karang, «Africomand US’s hidden battle for Africa» en Pambazuka News, 480, 6 de mayo de2010, Caroline Ifeka, «Africom, the kleptocratic state and under-class mili-tancy», en Pambazuka News, 491, 22 de julio de 2010; Dallas Darling, «Afri-com and Uganda’s dance with death», en Truthout, 7 de agosto de 2010;Shannon D. Beebe, «Africa: Security and development for the twenty-firstcentury», en OpenDemocracy, 18 de enero de 2011.

Rick Rozoff, «New colonialism: Pentagon carves Africa into militaryzones», en Uruknet.info, 5 de mayo de 2010. Véase además la web de la orga-nización, <www.africom.mil>, donde se habla sobre todo de sus actividades deayuda humanitaria. Sobre el landgrabbing se habla largamente en el capítu-lo final de este libro. Como muestra de las reacciones críticas al discurso deObama en Ghana, Ama Biney, «Deconstructing Obama’s speech in Ghana»,en Pambazuka News, 443, 23 de julio de 2009. Sobre su política africana, Da-niel Volman, «Obama expands military involvement in Africa», en Pamba-zuka News, 479, 29 de abril de 2010.

Capítulo 15: El nuevo rumbo de la guerra fría

La presidencia de G.H.W. Bush

George Bush y Brent Scowcroft, A World Transformed, Nueva York, Knopf,1998, es la fuente más directa de este apartado (para su negativa a acudir auna reunión con los representantes de los países subdesarrollados, por ejem-plo, p. 127; para percatarse de la absoluta inepcia del vicepresidente Quayle,cuyas estupideces hicieron las delicias de los periodistas, basta ver que apenassi se le menciona). Herbert S. Parmet, George Bush. The Life of a Lone StarYankee, New Brunswick, Transaction Books, 2001; George Bush, All the

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Best. My Life in Letters and Other Writings, Nueva York, Scribner, 1999 (elrelato de su derribo en la guerra en pp. 49-52; sobre su promesa de no aumen-tar los impuestos —«si hubiese podido, hubiese retirado esta afirmación»—,p. 421;). Russ Baker, Family of Secrets. The Bush Dinasty, the Powerful Forcesthat Put It in the White House, and What Their Influence Means for America,Nueva York, Bloomsbury Press, 2009 es un intento, más bien truculento, deairear los aspectos más oscuros de la biografía de Bush padre con respecto asus relaciones con la CIA, con turbios negocios petroleros o con la familiareal saudí; sobre el grupo Carlyle, Dan Briody, The Iron Triangle. Inside theSecret World of the Carlyle Group, Hoboken, John Wiley and Sons, 2003. Ja-mes Mann, Los vulcanos. El gabinete de guerra de Bush, Granada, Almed,2007, pp. 213-283. Robert Schlesinger, White House Ghosts. Presidents andTheir Speechwriters, Nueva York, Simon and Schuster, 2008, 362-401. Sobrela situación financiera en este período, Allan Greenspan, The Age of Turbu-lence, Nueva York, Penguin, 2007, pp. 112-122. Derek Chollet y JamesGoldgeier, America Between the Wars. From 11/9 to 9/11, Nueva York, Pu-blic Affairs, 2008. Sobre el «Defense Planning Guidance» véanse los docu-mentos publicados por National Security Archive, «“Prevent the reemergenceof a new rival”, The making of the Cheney Defense regional strategy, 1991-1992», 26 de febrero de 2008; James Mann, Los vulcanos. El gabinete de guerrade Bush, Granada, Almed, 2007, pp. 255-277; Andrew J. Bacevich, Washing-ton Rules. America’s Path to Permanent War, Nueva York, MetropolitanBooks, 2010, pp. 138-145.

La invasión de Panamá

Michael Grow, U.S. Presidents and Latin American Interventions. PursuingRegime Change in the Cold War, Lawrence, University Press of Kansas, 2008,pp. 159-184; Frederic Kempe, Noriega. Toda la verdad, Barcelona, Grijalbo,1990, pp. 30-34 y cita de p. 61; James T. Patterson, El gigante inquieto, Bar-celona, Crítica, 2006, pp. 297-343; Bob Woodward, Los comandantes, Barce-lona, Ediciones B, 1991, pp. 95-245; Stephen Kinzer, Overthrow, Nueva York,Times Books, 2006, pp. 239-259; John Quigley, The Ruses for War. Ameri-can Interventionism since World War II, Amherst, Prometheus Books, 2007,pp. 269-292; Tim Weiner, Legacy of Ashes. The History of the CIA, Londres,Allen Lane, 2007, pp. 423-425. El propio Bush, en cambio, apenas se refiereen sus memorias a la invasión de Panamá, que califica como «la operaciónmilitar para restaurar la democracia en Panamá» (A World transformed, p.166, nota).

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La primera guerra del Golfo

Sobre el ataque del Vincennes, Robert Fisk, The Great War for Civilization,Londres, Fourth Estate, 2005, pp. 323-328. Sobre el atentado de Lockerbie,id., pp. 334-335; Paul Foot, «La gran tapadera de Lockerbie», en John Pilger,ed., ¡Basta de mentiras! El periodismo de investigación que está cambiando elmundo, Barcelona, RBA, 2007, pp. 208-248; Noam Chomsky et al. Acts ofAgression. Policing «Rogue» States, Nueva York, Seven Stories Press, 1999,pp. 43-45; Alan Cowell, «Scottish panel challenges Lockerbie conviction», enNew York Times, 29 de junio de 2007; Gareth Peirce, «The framing of al-Megrahi», en London Review of Books, 24 de septiembre de 2009, pp. 3-8.Christopher Andrew, The Defence of the Realm. The Authorized History ofMI5, Londres, Allen Lane, 2009, pp. 746-748, sigue sosteniendo la vieja ver-sión oficial. Sobre la preparación de la guerra del Golfo, Woodward, Los co-mandantes, pp. 249-471. Majid Khaduri y Edmund Ghareeb, War in theGulf, 1990-91. The Irak-Kuwait Conflict and Its Implications, Nueva York,Oxford University Press, 1997; general H. Norman Schwarzkopf, Autobio-grafía, Barcelona, Plaza y Janés, 1993, passim; Bush y Scowcroft, A worldtransformed, pp. 450-492; Jeremy Salt, The Unmaking of the Middle East. AHistory of Western Disorder in Arab Lands, Berkeley, University of CaliforniaPress, 2008, pp. 273-316; Patrick Tyler, A World of Trouble. The White Houseand the Middle East —from the Cold War to the War on Terror, Nueva York,Farrar, Straus and Giroux, 2009, pp. 352-401; Robert Lacey, Inside the King-dom. Kings, Clerics, Modernists, Terrorists, and the Struggle for Saudi Arabia,Nueva York, Viking, 2009; Thomas E. Ricks, Fiasco. The American militaryadventure in Irak, Nueva York, Penguin, 2006, pp. 4-28; Marion Farouk-Slu-glett y Peter Sluglett, Irak Since 1958. From Revolution to Dictatorship, Lon-dres, I.B. Tauris, 2001/2, pp. 270-290; Yevgeny Primakov, Russia and theArabs. Behind the Scenes in the Middle East from the Cold War to the Present,Nueva York, Basic Books, 2009, pp. 314-320, y Russian Crossroads. Towardsthe New Millennium, New Haven, Yale University Press, 2004, pp. 42-71;Gema Martín Muñoz, Irak, Un fracaso de Occidente, 1920-2000, Barcelona,Tusquets, 2003, pp. 104-120; Chollet y Goldgeier, America Between theWars, pp. 8-17. Sobre la conversación entre Saddam y la embajadora Glaspie,Lloyd G. Gardner, The Long Road to Baghdad. A History of U.S. Foreign Policyfrom the 1970s to the Present, Nueva York, The New Press, 2008, pp. 73-76 y<http://whatreallyhappened.com/WRHARTICLES/ARTICLES/april.html>. Charles Glass, «Irak must go! A history of “regime change” in theGulf», en London Review of Books, 3 de octubre de 2002, pp. 12-13; StephenZunes, La poudrière. La politique américaine au Moyen Orient et les racines duterrorisme, París, L’Aventurine-Parangon, 2002, pp. 105-277; Peter Galbrai-th, The End of Irak, Nueva York, Simon and Schuster, 2006; Greg Palast,

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Armed Madhouse, Nueva York, Penguin, 2006, pp. 138-139. Las resolucionesdel Consejo de Seguridad se pueden consultar en su web (la 678, por ejemplo,en <www.fas.org/news/un/iraq/sres/sres0678.htm>). Las negociacionesentre Bush, Gorbachov y Saddam nos son hoy conocidas gracias a la desclasi-ficación de un conjunto de materiales que incluyen los procedentes de archi-vos iraquíes, de los que puede verse un resumen en New York Times, 19 deenero de 2011. Max Boot, War Made New. Technology, Warfare, and theCourse of History, 1500 to Today, Nueva York, Gotham Books, 2006, pp.318-351; Fisk, The Great War, pp. 725-742. Quigley, The Ruses for War, pp.299-310. Sobre los soldados enterrados vivos Patrick J. Sloyan, «What bo-dies?», que se puede consultar en <www.aliciapatterson.org/APF2003/Slo-yan/Sloyan.html>, además de Salt, The Unmaking, pp. 304-308 y Fisk, TheGreat War, pp. 849-852. Sobre el asunto de las incubadoras, John R. MacAr-thur, El segundo frente. Censura y propaganda en la Guerra del Golfo, Madrid,Langre, 2002 [2003], pp. 53-82 y Normand Baillargeon, Curso de autodefensaintelectual, Barcelona, Crítica, 2007. Sobre la campaña propagandística engeneral, el volumen colectivo, Las mentiras de una guerra. Desinformación ycensura en el conflicto del Golfo, Barcelona, Deriva Editorial, 1991. Las opera-ciones de la «guerra de las cien horas» y del alto el fuego se siguen de acuerdocon la detallada narración de Schwarzkopf, Autobiografía, pp. 590-642. Sobrela repetida manipulación de la causa de los kurdos por los Estados Unidosdurante toda la guerra fría, Douglas Little, «The United States and the Kurds.A cold war story», en Journal of Cold War Studies, 12 (2010), n.º 4, pp. 63-98.

El balance más amplio de las destrucciones causadas por la guerra y de losdaños de esa «distinta forma de guerra» que fueron las sanciones se encontra-rá en H.C. von Sponeck, A Different Kind of War. The UN Sanctions Regimein Iraq, Nueva York, Berghahn Book, 2006 (el autor era coordinador huma-nitario de las Naciones Unidas en Irak, con rango de subsecretario); AnthonyArnove, ed., Iraq under Siege. The Deadly Impact of Sanctions and War, Lon-dres, Pluto Press, 2000 (los artículos de Robert Fisk en pp. 93-107; la docu-mentación sobre las consecuencias en la nutrición y la salud en pp. 151-168,etc.); la tasa de mortalidad infantil era en 1997 de 122 por 1000, según los da-tos de las Naciones Unidas publicados en Recursos mundiales 2002, Washing-ton, Instituto de Recursos Mundiales, [2002], p. 314; Rahul Mahajan, FullSpectrum Dominance, Nueva York, Seven Stories Press, 2002, pp. 100 y 90.Sobre el gran número de casos de cáncer provocados por el uso de bombas deuranio empobrecido, Fisk, Great war, pp. 895-915. Sobre los intentos conspi-rativos organizados por la CIA, John Prados, Safe for Democracy. The SecretWars of the CIA, Chicago, Ivan R. Dee, 2006, pp. 597-605. Sobre la transiciónde la política norteamericana de contención de Saddam a la guerra preventi-va, John Ehrenberg, J. Patrice McSherry, José Ramón Sánchez y CaroleenMatji Sayej, The Iraq Papers, Nueva York, Oxford University Press, 2010.

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El final de la presidencia de Bush

Patterson, El gigante inquieto, pp. 326-343; Oliver «Buck» Revell, A G-man’sJournal, Nueva York, Pocket Books, 1998, pp. 373-390; Parmet, GeorgeBush, pp. 507-508. Sobre las negociaciones acerca de Palestina y la conferen-cia de Madrid, Avi Shlaim, Israel and Palestine, Londres, Verso, 2009, pp.152-167. Sobre Somalia, Martin Meredith, The State of Africa. A History ofFifty Years of Independence, Londres, Free Press, 2006/2, passim; Mark Hu-band, África después de la guerra fría. La promesa rota de un continente, Barce-lona, Paidós, 2004, pp. 367-403; Chollett and Goldgeier, America Betweenthe Wars, pp. 53-55 y 72-84; Prados, Safe for Democracy, pp. 585-591.

Bill Clinton

Michael Takiff, A Complicated Man. The Life of Bill Clinton as Told by ThoseWho Know Him, Nueva Haven, Yale University Press, 2010, no es propia-mente una biografía, sino una compilación de citas y noticias, pero resultaser, en última instancia, la mejor fuente sobre la presidencia. Sidney Blumen-thal, The Clinton Wars, Nueva York, Farrar, Strauss and Giroux, 2003 es deun interés limitado; aunque Blumenthal fue «asistente y consejero» de Clin-ton, apenas se refiere a los aspectos internacionales, y en alguna ocasión enque lo hace, como en su referencia, en las pp. 776-780, a las últimas negocia-ciones con Arafat, el resultado es lamentable. De menos utilidad aún es el li-bro de Taylor Branch, Las grabaciones de Bill Clinton. Diario confidencial delpresidente, 1993-2001, Barcelona, RBA, 2010, que no contiene las grabaciones,que Clinton se reserva para su publicación, sino que se limita a los recuerdosdispersos de Branch —autor de una memorable trilogía sobre Martin LutherKing— sobre sus conversaciones con el presidente. En cuanto al subtítulo dela edición española, «Diario confidencial del presidente», es sencillamente unfraude. Schlesinger, White House Ghosts, pp. 402-455. Sobre las causas delsuperávit en el presupuesto, Dean Baker, «The only real solution for budgetdeficits: growth», en The Guardian, 10 de mayo de 2011. Jeff Faux, The Glo-bal Class War, Hoboken, John Wiley and Sons, 2006, de especial interés paralo que se refiere al NAFTA (la afirmación de Baker en «Why do “free tra-ders” never talk about free trade when the losers are likely to be peoplelike them?», en CEPR, 19 febrero 2011). Sobre la gestión del «efecto tequi-la», además de Greenspan, Age of Turbulence, pp. 156-174, Chollett y Gold-geier, America Between the Wars, pp. 163-169. Bob Woodward, The Choice,Nueva York, Simon and Schuster, 1996 (sobre las elecciones de 1996); Pat-terson, El gigante inquieto, pp. 427-535; Newt Gingrich, Contract with Ameri-ca, Nueva York, Times Books, 1994; Godfrey Hodgson, More Equal than

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Others. America from Nixon to the New Century, Princeton, Princeton Univer-sity Press, 2004, pp. 22-28; Perry Anderson, «Our man», en London Reviewof Books, 10 de mayo de 2007, pp. 9-12; Paul Krugman, «Lessons of 1992»,en New York Times, 28 de enero de 2008. Sobre las campañas de persecucióncontra Clinton, John B. Thompson, El escándalo político, Barcelona, Paidós,2001, pp. 206-218 y 260-270.

La política internacional

Chollett y Goldgeier, America Between the Wars, analizan ampliamente la po-lítica exterior de Clinton (por ejemplo, pp. 157-163 sobre NAFTA; pp. 179-206 sobre «Desert Fox»); Thomas Blood, Madam Secretary: a Biography ofMadeleine Albright, Nueva York, St. Martin’s Press, 1997, pp. 135 y 162-163;Michael Dobbs, Madeleine Albright, Barcelona, Península, 2002, pp. 368-383,sobre sus enfrentamientos con Boutros-Ghali y con Powell (sobre sus ideasmilitares, Bacevich, Washington Rules). Sobre el enfrentamiento con los mili-tares por los acuerdos de Dayton, Takiff, A Complicated Man, pp. 271-276.George C. Herring, From Colony to Superpower, Nueva York, Oxford Uni-versity Press, 2008, pp. 925-938. Sobre la operación «Desert Fox», Ricks,Fiasco, pp. 18-22; Von Sponeck, A Different Kind of War, pp. 191-204 y lainformación oficial militar que se puede encontrar en <www.defenselink.mil/specials/desert_fox>. Contra lo que podría hacer pensar su título, el li-bro de Blumentahl, The Clinton Wars, apenas hace referencia a las accionesbélicas y a la política internacional, sino que se concentra en las luchas inter-nas a que hubo de hacer frente.

La destrucción de Yugoslavia

La cita inicial, de Peter Maas, Love Thy Neighbor. A Story of War, Nueva York,Vintage Books, 1997, p. 273. Misha Glenny, Balkans. Nationalism, War andthe Great Powers, 1804-1990, Londres, Granta, 1999; John R. Lampe, Yu-goslavia as History, Cambridge, Cambridge University Press, 2000/2, pp.332-415; David Owen, Balkan Odissey, Londres, V. Gollancz, 1995; RupertSmith, The Utility of Force. The Art of War in the Modern World, Londres,Penguin, 2006, pp. 332-370 (Smith fue jefe de la UNPROFOR en Bosnia ynos da interesantes detalles acerca de la caótica actuación de las fuerzas inter-nacionales); Robert Bideleux y Ian Jeffries, The Balkans. A Post-Commu-nist History, Londres, Routledge, 2007 (que ha sido de especial utilidad paratodo lo que se refiere a las campañas de Kosovo, pp. 512-580); Prados, Safefor Democracy, pp. 606-617; Norman N. Naimark y Holly Case, eds., Yugos-

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lavia and Its Historians. Understanding The Balkan Wars of the 1990s, Stan-ford, Stanford University Press, 2003 (en especial John A. Fine, «Hereticalthoughts about the postcommunist transition», pp. 179-192); Sabrina PetraRamet, Balkan Babel. The Disintegration of Yugoslavia from the Death of Titoto the War for Kosovo, Boulder, Eastview Press, 1999/3; Jean-Arnault Dé-rens, Balkans: la crise, París, Gallimard, 2000; Aviel Rosjwald, The Enduran-ce of Nationalism, Cambridge, Cambridge University Press, 2006, pp. 126-134; James Ron, Frontiers and Ghettos. State Violence in Serbia and Israel,Berkeley, University of California Press, 2003; Warren I. Cohen, America’sFailing Empire. U.S. Foreign Relations since the Cold War, Oxford, Blackwell,2005, pp. 66-70. Sobre Srebrenica y la CIA, Weiner, Legacy of Ashes, pp.456-457. Sobre Croacia, Marcus Tanner, Croatia. A Nation Forged in War,New Haven, Yale University Press, 2001; Ivo Goldstein, Croatia. A History,Londres, Hurst and Company, 1999; con referencia a la Iglesia católica y suapoyo a políticos croatas culpables de crímenes de guerra bajo la protecciónnazi, Norman J.W. Goda, «The Ustaša: murder and spionage», en RichardBreitman et al., U.S. intelligence and the nazis, Cambridge, Cambridge Uni-versity Press, 2005, pp. 203-226. Sobre Bosnia, Steven L. Burg y Paul S.Shoup, The War in Bosnia-Herzegovina. Ethnic Conflict and International In-tervention, Armong, Sharpe, 1999; R.Garrabou et al., El genocidio bosnio. Do-cumentos para un análisis, Madrid, Los libros de la Catarata, 1996. En la webde las Naciones Unidas <www.un.org> se puede encontrar una detallada infor-mación acerca de la actuación de la UNPROFOR; en la de la OTAN, <www.nato.int>, acerca de sus sucesoras, la SFOR y, desde diciembre de 2004, laEUFOR. Sobre el complejo tema de los bombardeos —las campañas «Denyflight» y «Deliberate force», Michael O. Beale, Bombs over Bosnia: the Role ofAirpower in Bosnia-Herzegovina, una tesis presentada en 1996 en la Air Uni-versity, que puede consultarse en la web de Federation of American Scien-tists, <www.fas.org>. El texto completo de los acuerdos de Dayton, con la nue-va Constitución, puede consultarse en la web del alto representante, <www.ohr.int/dpa>. Samantha Power, «A Problem from Hell». America and the Age of Ge-nocide, Londres, Flamingo, 2003 (pp. 391-441 sobre Srebrenica; 443-473,sobre Kosovo). Sobre la actuación de la MPRI en Croacia y Bosnia, TonyGeraghty, Guns for Hire. The Inside Story of Freelance Soldiering, Londres,Portrait, 2007, pp. 172-178. Sobre Kosovo, Giovanni Scotto y EmanueleArielli, La guerra del Kosovo, Roma, Editori Riuniti, 1999; Noam Chomsky,The New Military Humanism. Lessons from Kossovo, Londres, Pluto Press, 1999y «Kosovo, con perspectiva», en Una nueva generación dicta las reglas, Bar-celona, Crítica, 2002, pp. 105-161. Chollett y Goldgeier, America Betweenthe Wars, pp. 211-226; Michel Ignatieff, Guerra virtual. Más allá de Kosovo,Barcelona, Paidós, 2003 (cita de pp. 86-89); John Pilger, The New Rulers ofthe World, Londres, verso, 2002, pp. 142-146; Smith, The Utility of Force,

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pp. 332-370. En la web de la OTAN se puede encontrar amplia informaciónacerca de la KFOR <www.nato.int/kfor> y de su actuación en Kosovo. Eltexto del acuerdo de Rambouillet en la web del departamento norteamericanode Estado <www.state.gov>. Diana Johnstone, «Independencia en el mun-do feliz global: la colonia de la OTAN en Kosovo», en Sinpermiso, 24 de fe-brero de 2008; Charles Simic, «The troubled birth of Kosovo», en New YorkReview of Books, 3 de abril de 2008, pp. 4-6.

La invención de la «guerra contra el terror»

Sobre la ilusión del fin de todas las guerras, Barbara Ehrenreich, Blood Rites.The Origins and History of the Passions of War, Londres, Granta, 2011, pp.225-226. Samuel Huntington, El choque de civilizaciones y la reconfiguración delorden mundial, Barcelona, Paidós, 1997. La cita de Eugene Rogan procede dela introducción de Los árabes. Del Imperio otomano a la actualidad, Barcelo-na, Crítica, 2010 (sobre el islamismo, pp. 619-682; sobre Qutb, en concreto,pp. 623-630); Barry Wingard, «The war on terror: Beyond the military»,en Truthout, 7 de agosto de 2010 (el columnista conservador aludido es RossDouthat, «The devil we know», en New York Times, 30 de enero de 2011). So-bre los orígenes intelectuales del islamismo, Robert Irwin, For Lust of Knowing.The Orientalists and their Enemies, Londres, Allen Lane, 2006, pp. 310-330,y sobre la construcción del enemigo islámico en Occidente, Emran Qureshi yMichael A. Sells, eds., The New Crusades. Constructing the Muslim Enemy,Nueva York, Columbia University Press, 2003. Philippe Migaux, «Les racinesde l’islamisme radical» y «Al Qaida», en Gérard Chaliand y Arnaud Blin, eds.,Histoire du terrorisme, París, Fayard, 2006, pp. 301-411. Gilles Kepel, La Yi-had. Expansión y declive del islamismo, Barcelona, Círculo de Lectores, 2001,que analiza bien los orígenes sociales del islamismo moderno, pero sostiene latesis, desmentida por los sucesos posteriores, de su declive; Reinhard Schulze,A Modern History of the Islamic World, Nueva York, New York UniversityPress, 2000, pp. 194-246. Sobre la Hermandad Musulmana, Sayyid Qutb, Mi-lestones, Nueva Delhi, Islamic Book Service, 2007 (una interpretación de lasideas de Qutb en Mary Habeck, Knowing the Enemy. Jihadist Ideology and theWar on Terror, New Haven, Yale University Press, 2006); Xavier Ternisien,Los Hermanos Musulmanes, Barcelona, Bellaterra, 2007. Las noticias actualesacerca de la Hermandad Musulmana pueden seguirse en su web: «The MuslimBrotherhoood (Ikhwan) official English website», <www.ikhwanweb.com>.Sobre la situación de Argelia, Martin Evans y John Phillips, Algeria. Anger ofthe dispossessed, New Haven, Yale University Press, 2007 y Lounis Aggoun yJean-Baptiste Rivoire, Françalgérie, crimes et mensonges d’États. Histoire se-crète de la guerre d’indépendance à la «troisième guerre» d’Algérie, París, La

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Découverte, 2005/2. Sobre el régimen islámico de Irán, Homa Katouzian,The Persians. Ancient, Medieval and Modern Iran, New Haven, Yale Univer-sity Press, 2009, pp. 324-353. Una interpretación del islamismo en KishoreMahbubani, The New Asian Hemisphere. The Irresistible Shift of Global Powerto the East, Nueva York, Public Affairs, 2008, pp. 150-165. Steve Coll, GhostWars. The Secret History of the CIA, Afghanistan, and Bin Laden, from the So-viet Invasion to September 10, 2001, Nueva York, Penguin, 2004, passim; MikeDavis, Buda’s Wagon. A Brief History of the Car Bomb, Londres, Verso, 2007,pp. 67-102. Timothy Naftali, Blind Spot. The Secret History of American Counter-terrorism, Nueva York, Basic Books, 2005; Matthew Carr, The Infernal Ma-chine. A History of Terrorism, Nueva York, The New Press, 2009, pp. 239-254;Peter R. Neumann, Old and New Terrorism. Late Modernity, Globalization andthe Transformation of Political Violence, Cambridge, Polity, 2009; Giusto Ca-talina, Mondo bastardo. Globalizzatti e meticci: quale futuro stamo costruendo?,Palermo, Duepunti edizioni, 2009, pp. 61-130 («L’equazione tra terrorismo eIslam»). Primakov, Russia and the Arabs, passim; John L. Esposito, Guerrasprofanas. Terror en el nombre del islam, Barcelona, Paidós, 2003; Lacey, Insidethe Kingdom; Scilla Elworthy y Gabrielle Rifkind, Making Terrorism History,Londres, Rider, 2006; Gabriel R. Warburg, «From sufism to fundamentalism:the Mahdiyya and the Wahhabiyya», en Middle Eastern Studies, 45 (2009), pp.661-672; Philip Bobbitt, Terror and Consent. The Wars for the Twenty-first Cen-tury, New York, Knopf, 2008; Robin Wright, Dreams and Shadows. The Futu-re of the Middle East, Nueva York, Penguin, 2008, pp. 98-113. Ahmed Ra-shid, Taliban. Militant Islam, Oil and Fundamentalism in Central Asia, NewHaven, Yale University Press, 2000 (pp. 131 y ss); John K. Colley, UnholyWars. Afghanistan, America and International Terrorism, Londres, Pluto Press,2001/2, pp. 185-221 y 225-229; Chalmers Johnson, Nemesis. The Last Daysof the American Republic, Nueva York, Metropolitan Books, 2006, pp. 118-120. Sobre Osama bin Laden, Michael Scheuer, Osama bin Laden, NuevaYork, Oxford University Press, 2011; Steve Coll, Los Bin Laden. Una familiaárabe en un mundo sin fronteras, Barcelona, RBA, 2008, passim y la reseña deFred Halliday, «One big unhappy family», en New York Review of Books, 12de marzo de 2009, pp. 11-13; sobre su estancia en Sudán, Peter Lance, TripleCross, Nueva York, Harper Collins, 2006, pp. 76 y ss., a lo que hay que añadirla gran cantidad de material publicado con motivo de su muerte, como la com-pilación «The Osama bin Laden file» en National Security Archive, electronicbriefing book 343, 2 de mayo de 2011, o la del New York Times, en «Time to-pics», el 2 de mayo de 2011. Montasser al-Zayyat, El camino hacia al-Qaeda.La historia de Zawahiri, lugarteniente de bin Laden, Madrid, Editorial Popular,2004; Matthew Carr, Unknown Soldiers. How Terrorism Transformed the Mo-dern World, Londres, Profile Books, 2006. Lawrence Wright, The loomingtower. Al-Qaeda and the road to 9/11, Nueva York, Alfred A. Knopf, 2006,

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pp. 72-81; John Trumpbour, «Epilogue» en V.G. Kiernan, America: The newempire, Londres, Verso, 2005, pp. 367-371; Max Boot, War made new, NuevaYork, Gotham Books, 2006, pp. 355-359. Sobre el atentado del World TradeCenter en 1993, pp. 110-119. Quigley, The Ruses from war, pp. 329-334. Wei-ner, Legacy of Ashes, pp. 468-476. Eric Schmitt y Mark Mazzetti, «Secret orderlets U.S. raid al Qaeda in many countries», en New York Times, 10 de noviem-bre de 2008; Paul Rogers, «Al-Qaida’s business jihad», en OpenDemocracy, 12de agosto de 2010.

Clinton y la cuestión de Palestina

Una amplia información sobre las negociaciones entre israelíes y palestinosse encontrará, además de en el ya citado libro de Avi Shlaim, Israel and Pales-tine, pp. 285-317, en Mark Tessler, A History of the Israeli-Palestinian Con-flict, Bloomington, Indiana University Press, 2009/2, pp. 755-847, en Tyler,A World of Trouble, pp. 402-540; Neill Lochery, Loaded Dice. The ForeignOffice and Israel, Londres, Continuum, 2007, pp. 197-226; Miguel ÁngelBastenier, La guerra de siempre. Pasado, presente y futuro del conflicto árabe-israelí, Barcelona, Península, 1999; Edward W. Said, The End of the PeaceProcess. Oslo and after, Londres, Granta, 2000; Amnon Kapeliouk, Arafatl’irréductible, París, Fayard, 2004; Salt, The Unmaking of the Middle East, pp.340-358; Beverley Milton-Edwards y Stephen Farrell, Hamas. The IslamicResistance Movement, Cambridge, Polity, 2010, pp. 52-74 y 85-109. Sobre laintifada, Kepel, La Yihad, pp. 237-248. Tanya Reinhert, Détruire la Palestiney L’héritage de Sharon, París, La Fabrique, 2002 y 2006 respectivamente;Neill Lochery, «The politics and economics of Israeli disengagement, 1994-2006», en Middle Eastern Studies, 43 (2007); n.º 1, pp. 1-19, y «The Death ofthe PLO», en Middle Eastern Studies, 45 (2009), n.º 2, pp. 243-261; Reporterssans frontières, Israël, Palestine. Le livre noir, París, La Découverte, 2002 (enpp. 113-125, el informe de Human Rights Watch sobre la masacre de Jenín).Una visión crítica de la actitud de Arafat en Primakov, Russia and the Arabs,pp. 248-252; Bill Clinton, «Finish Rabin’s work», en New York Times, 3 denoviembre de 2010, muestra la limitada perspectiva del presidente norteame-ricano. La cita de Ilan Pappé, de The Forgotten Palestinians, New Haven, YaleUniversity Press, 2011, pp. 184-185.

La nueva Rusia

Moshe Lewin, El siglo soviético. ¿Qué sucedió realmente en la Unión Soviética?,Barcelona, Crítica, 2006; Primakov, Russian Crossroads, pp. 203-313; Rafael

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Poch-de-Feliu, La gran transición. Rusia, 1985-2002, Barcelona, Crítica, 2003;Roy Medvedev, Post-Soviet Russia. A Journey to the Yeltsin Era, Nueva York,Columbia University Press, 2000 (una excelente descripción de la crisis poli-tica de 1993 en pp. 96-135; sobre la crisis demográfica y la alcoholización dela población rusa, pp. 161-168, en un texto de Zhores Medvedev; sobre laselecciones de 1995, pp. 203-226; una caracterización de Zyuganov en pp.227-263); Peter Reddaway y Dmitri Glinski, The Tragedy of Russia’s Re-forms. Market Bolshevism against Democracy, Washington, United States Ins-titute of Peace Press, 2001 (sobre las elecciones de 1996, pp. 512-516; hagouna cita literal de p. 473); Timothy J. Colton, Yeltsin. A Life, Nueva York,Basic Books, 2008 (un minucioso análisis de la campaña electoral de 1996, enpp. 347-373); Michel Gurfinkel y Vladimir Fedorovski, Le Retour de la Rus-sie, París, Odile Jacob, 2001. Los resultados de las reformas económicas enlos diversos sectores pueden verse en Serguei A. Batchikov, S. I. Glasev y S.G. Kara-Murza, El libro blanco de Rusia. Las reformas neoliberales, 1991-2004,Barcelona, El Viejo Topo, 2007. George Sokoloff, Métamorphose de la Rus-sie, 1984-2004, París, Fayard, 2003; Dale R. Herspring, The Kremlin and theHigh Command. Presidential Impact on the Russian Military from Gorbachev toPutin, Lawrence, University Press of Kansas, 2006; Lilly Marcou, Les héri-tiers, París, Pygmalion, 2004; Boris Kagarlitsky, Russia under Yeltsin and Pu-tin. Neo-liberal Autocracy, Londres, Pluto Press, 2002; Boris Yeltsin, Los dia-rios del presidente, Barcelona, Plaza y Janés, 1995; Carlos Taibo, La explosiónsoviética, Madrid, Espasa, 2000; Paul Klebnikov, Godfather of the Kremlin,Nueva York, Harcourt, 2000, presta especial atención a la carrera de Bere-zovski; sobre los negocios de Jodorkovsky, Thomas Seifert y Klaus Werner,El libro negro del petróleo, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2008, pp. 130-136 y Keith Gessen, «Cell block four», en London Review of Books, 25 de fe-brero de 2010, pp. 3-7; la versión del interesado puede verse en la web <www.khodorkovsycenter.com>. Cuando Gaidar murió, en 2009, a los 53 años deedad, la Duma se negó a que se hiciera un minuto de silencio en su honor, con-siderándolo un hombre al servicio de intereses foráneos, que abrió las puertasa todos los males de Rusia. Martín de la Guardia y G.A. Pérez Sánchez, LaUnión Soviética: De la Perestroika a la desintegración, Madrid, Istmo, 1995.Lilia Shevtsova, Putin’s Russia, Washington, Carnegie Endowment for In-ternational Peace, 2003; Peter Truscott, Putin’s Progress, Londres, Simonand Schuster, 2004; Michael Stuermer, Putin and the Rise of Russia, Londres,Weidenfeld and Nicolson, 2008; Vladimir Popov, «Russia redux?», en NewLeft Review, 44 (2207), pp. 37-52 y Tony Wood, «Contours of the Putin era.A response to Vladimir Popov», en ibid., pp. 53-68. Andrew E.Kramer,«Empires built on debt start to crumble», en New York Times, 18 de octubrede 2008. Sobre las guerras de Chechenia, Carlota Gall y Thomas de Waal,Chechnya. A Small Victorious War, Londres, Pan Books, 1997; Anne Nivat,

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El laberinto checheno. Diario de una corresponsal de guerra, Barcelona, Paidós,2003; F. Serra, ed., Chechenia. Rompamos el silencio, Barcelona, Icaria, 2008;Colton, Yeltsin, pp. 285-292. Una visión global de los antecedentes enAlexandre Grigoriantz, Les caucasiens. Aux origines d’une guerre sans fin, Go-llion, Infolio, 2006. Henry E. Hale y Timothy J. Colton, Russians and thePutin-Medvedev «Tandemocracy». A Survey-Based Portrait of the 2007-08Election Season, Seattle, NCEEER-University of Washington, 2009; IlanBerman, «Inscrutable Russian “Tandemocracy”», en Washington Times, 15de octubre de 2010.

Las crisis económicas de fin de siglo

La cita inicial de Charles P. Kindleberger y Robert Z. Alibert, Manias, Pa-nics and Crashes. A History of Financial Crises, quinta edición, Houndmills,Palgrave Macmillan, 2005, cita de p. 1 (la que se refiere al FMI, de p. 255).Joseph E. Stiglitz, Los felices 90. La semilla de la destrucción, Madrid, Suma deLetras, 2005, pp. 348-366; Greenspan, The Age of Turbulence, pp. 156-205(una dura crítica de la política económica de Greenspan, en Paul Krugman, Elgran engaño, Barcelona, Crítica, 2004, pp. 75-100); Paul Krugman, Despuésde Bush, Barcelona, Crítica, 2008; Robert Brenner, The Economics of GlobalTurbulence, Londres, Verso, 2006, pp. 99-142; Robert Skidelsky, «The worldfinance crisis and the American mission», en New York Review of Books, 16 dejulio de 2009, pp. 31-33; Michael Lewis, Panic. The Story of Modern FinancialInsanity, Nueva York, W.W. Norton and Co., 2009; Andrew Glyn, Capita-lism Unleashed. Finance, Globalization, and Welfare, Oxford, Oxford Uni-versity Press, 2007, pp. 50-76. David Harvey, A Brief History on Neolibera-lism, Nueva York, Oxford University Press, 2005; Susan Strange, Dineroloco. El descontrol del sistema financiero global, Barcelona, Paidós, 1999 (sobrela crisis mexicana de 1994 y su contagio, pp. 121-134). Jeffrey A. Frieden,Capitalismo global. El trasfondo económico de la historia del siglo xx, Barcelona,Crítica,2007, pp. 497-503. Roger Lowenstein, «Long-term Capital: It’s ashort term memory», en New York Times, 7 de septiembre de 2008. John Ro-berts, $ 1000 Billion a Day. Inside the Foreign Exchange Markets, Londres,Harper Collins, 1995. Robert Bryce, Pipe Dreams. Greed, Ego and the Deathof Enron, Nueva York, Public Affairs, 2002, se ocupa en especial del casoEnron; Roger Alcaly, The New Economy, Nueva York, Farrar, Strauss andGiroux, 2003, pp. 209-234, sobre fusiones, OPAs y junk bonds; Raymond W.Barker, Capitalism’s Achilles Heel, Hoboke, John Wiley, 2005, sobre dineronegro, etc. Robert Scheer, «Bill Clinton’s legacy of denial», en Truthout, 22de junio de 2011.

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Capítulo 16: El nuevo imperio norteamericano

Paul Krugman, The Conscience of a Liberal, Nueva York, Norton, 2007. So-bre el Tribunal Supremo, Jeffrey Toobin, The Nine. Inside the Secret World ofthe Supreme Court, Nueva York, Doubleday, 2007; Charles Savage, Takeover.The Return of the Imperial Presidency and the Subversion of American Democra-cy, Nueva York, Little, Brown, and Company, 2007, pp. 250-278; AnthonyLewis, «The Court: How “So few have so quickly changed so much”», enNew York Review of Books, 20 de diciembre de 2007 y Erwin Chemerinsky,«The Supreme Court closes the door to justice», en Los Angeles Times, 6 dejulio de 2011. Las acusaciones de corrupción contra el juez Clarence Thomaspor sus repetidos fallos, posiblemente remunerados, en favor de las grandesempresas, abundaron en el verano de 2011; véase también Taylor Branch,Las grabaciones de Bill Clinton, Barcelona, RBA, 2010, p.708. Esther Kaplan,With God on Their Side. How Christian Fundamentalists Trampled Science,Policy, and Democracy in George W. Bush’s White House, Nueva York, TheNew Press, 2004 (sobre la política antiabortista, pp. 129-147); Susan Geor-ge, El pensamiento perseguido. Cómo la derecha laica y la religiosa se han apode-rado de Estados Unidos, Barcelona, Icaria, 2007. Sobre el American Enterpri-se Institute como «vivero» de personal para Bush, Eric Laurent, El mundosecreto de Bush, Barcelona, Ediciones B, 2004, pp. 87-127, 129-149 (sobreMoon y el Washington Times), 151-173 (sobre el sionismo y la derecha cris-tiana). Sobre la Fundación Heritage, Luis González Sousa, México en la es-trategia de Estados Unidos, México, Siglo XXI, 1993, pp. 154-161.

La descripción de la desigualdad procede sobre todo de Godfrey Hodg-son, More Equal than Others. America from Nixon to the New Century, Prince-ton, Princeton University Press, 2004, passim (una cita literal, de p. 293); deJacob S. Hacker y Paul Pierson, Winner-Take-All Politics. How WashingtonMade the Rich Richer— and Turned Its Back on the Middle Class, Nueva York,Simon and Schuster, 2010, y de otros trabajos, como los de Emmanuel Saez(«Striking it richer: the evolution of top incomes in the United Status» oBranko Milanovic, The Haves and the Have-Nots. A Brief and IdiosyncraticHistory of Global Inequality, Nueva York, Basic Books, 2011. Las citas de TheEconomist proceden de «Breaking records», 12 de febrero de 2005, pp. 12-13y de «Schumpeter: The bottom of the pyramid», 25 de junio de 2011, p.74.Jeff Madrick, «The power of the super-rich», un comentario sobre KevinPhillips, Wealth and Democracy: a Political History of the American Rich, enNew York Review of Books, 18 julio 2002, pp. 25-27; Robert Reich, «Thegreat switch by the super rich», en Truthout, 18 de mayo de 2011. Sobre losparaísos fiscales, Nicholas Shaxson, Treasure Islands. Tax Havens and theMen Who Stole the World, Londres, The Bodley Head, 2011. «When it goeswrong», en The Economist, 22 de septiembre de 2007, pp. 76-78; Robert

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notas bibliográficas 171

Reich, «Confessions of a class worrier», en <http://robertreich.org>, 10 deagosto de 2010. Kewin Drum, «Winners and losers from the great reces-sion», en Mother Jones, 30 de junio de 2011; Lawrence Mishel y Heidi Shier-holz, «The sad but true story of wages in America», en Economic Policy Insti-tute, issue brief 297, 14 de marzo de 2011.

Sobre las condiciones sanitarias y el gasto correspondiente, Krugman,Conscience of a liberal, pp. 216-224; M. Sneyder, «25 facts that show that theU.S. health care industry is one giant money making scam», en Business Insi-der, 12 de abril de 2011; «50 U.S. health care statistics», en el blog de Real-world Economics Review, 29 de enero de 2011; Robert Pear, «Gap in life ex-pectancy widens for the nation», en New York Times, 23 de marzo de 2008;Gardiner Harris, «Infant deaths drop in the U.S., but rate is still high», enNew York Times, 16 de octubre de 2008; Kevin Sack, «Slump pushing cost ofdrugs out of reach», en New York Times, 3 de junio de 2009. Sobre los presos,Adam Liptak, «Inmate count in U.S. dwarfs other nations», en New York Ti-mes, 23 de abril de 2008; Lexington, «A nation of jailbirds», en The Economist,4 de abril de 2009, p. 42. Sobre las excarcelaciones, Randal C. Archibald,«California, in financial crisis, opens prison doors», en New York Times, 23de marzo de 2010.

El nuevo proyecto imperial

Lewis Lapham, Pretensions to Empire. Notes on the Criminal Folly of the BushAdministration, Nueva York, The New Press, 2006, pp. 1-25 («Tentacles ofrage. The republican propaganda mill, a brief history») y 86-93; GeorgePacker, The Assassins’ Gate. America in Iraq, Nueva York, Farrar, Straus andGiroux, 2005, pp. 8-38; Jeremy Salt, The Unmaking of the Middle East. AHistory of Western Disorder in Arab Lands, Berkeley, University of CaliforniaPress, 2008, pp. 317-328; Antonia Juhasz, The Bush Agenda, Nueva York,ReganBooks, 2006, pp. 32-41; Lloyd G. Gardner, The Long Road to Bagh-dad. A History of U.S. Foreign Policy from the 1970s to the Present, Nueva York,The New Press, 2008, pp. 97-115; Robert D. Kaplan, Gruñidos imperiales. Elimperialismo norteamericano sobre el terreno, Barcelona, Ediciones B, 2007;Karl E. Meyer y Shareen Blair Brysac, Kingmakers. The Invention of the Mo-dern Middle East, Nueva York, Norton, 2008, pp. 381-409; Derek Chollett yJames Goldgeier, America Between the Wars. From 11/9 to 9/11, Nueva York,Public Affairs, 2008, pp. 43-52 (sobre el cambio de política que implicaba elDefense Planning Guidance); «The making of Cheney regional defense stra-tegy, 1991-1992», en National Security Archive, 29 de febrero de 2008; SlavojZizek, «Paranoid reflections», London Review of Books, 3 abril 2003, p. 8. An-dreas Huygens, «Degeneration gap», en London Review of Books, 7 de octubre

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de 2004, pp. 31-33; William Pfaff, «Manifest destiny: a new direction forAmerica», en New York Review of Books, 15 de febrero de 2007, pp. 54-59. AvielRoshwald, The Endurance of Nationalism, Cambridge, Cambridge Universi-ty Press, 2006, pp. 199-205. Los textos originales de la mayor parte de estosdocumentos pueden consultarse en la red (por ejemplo <www.newamerican-century.org/RebuildingAmericasDefenses.pdf>). Sobre el documento «Uncorte limpio», Laurent, Mundo secreto de Bush, pp.183-185; el texto puedeconsultarse en <www.iasps.org/strat1.htm>. Sobre el lobby israelí en los Esta-dos Unidos, John J. Mearsheimer y Stephen M. Walt, The Israel Lobby andU.S. Foreign Policy, Londres, Allen Lane, 2007; en el origen el tema fueplanteado por los autores en un artículo, «The Israel lobby», publicado en laLondon Review of Books el 23 de marzo de 2006, pp. 3-12, que suscitó una se-rie de irritadas respuestas pro-judías en la misma revista (por ejemplo, 20 deabril de 2006, pp. 4-6). El libro ha dado también lugar a toda una serie de ré-plicas en los Estados Unidos. Una revisión actualizada del tema, Peter Bei-nart, «The failure of the American Jewish establishment», en New York Re-view of Books, 10 de junio de 2010. Sobre el sionismo cristiano, DanCohn-Sherbock, The Politics of Apocalypse: The History and Influence of Chris-tian Zionism, Oxford, Oneworld Publications, 2006, pp. 161-184; David D.Kirkpatrick, «For Evangelicals, supporting Israel is “God’s foreign policy”»,en New York Times, 14 de noviembre de 2006. La proclamación del TercerCongreso Sionista Cristiano Internacional, celebrado en Jerusalén en 1996,puede verse en <http://christianactionforisrael.org/congress.html>. Bushpadre y Bush hijo diferían en cuanto a la política sobre Israel (Sheryl GayStolberg, «The president’s Bush embrace of Israel shows gap with father», enNew York Times, 2 de agosto de 2006); el diálogo entre padre e hijo, «deacuerdo con amigos de la familia», procede de Andrew Cockburn, Rumsfeld.His Rise, Fall, and Catastrophic Legacy, Nueva York, Scribner, 2007, p. 219.La petición de Bush a Chirac en James A. Haught, «A French revelation, orthe burning Bush», en Council for Secular Humanism, 6 de agosto de 2009.

La presidencia de G.W. Bush

Sobre la elección de Bush, Sidney Blumenthal, The Clinton Wars, Nueva York,Farrar, Straus and Giroux, 2003, pp. 700-772 («The stolen succession»). Losaspectos oscuros de su vida —conversión, servicio militar, negocios, etc.—en Russ Baker, Family of Secrets. The Bush Dinasty, the Powerful Forces thatPut It in the White House, and What Their Influence Means for America, NuevaYork, Bloomsbury Press, 2009, pp. 390-422. Sobre la formación de su equi-po de gobierno, James Mann, Los Vulcanos. El gabinete de guerra de Bush,Granada, Almed, 2007, pp. 339-357 (acerca de las frustradas negociaciones

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con Corea del Norte, pp. 359-364); Donald Rumsfeld, Known and Unknown.A Memoir, Nueva York, Sentinel, 2011, pp. 290-304; Warren I. Cohen,America’s Failing Empire. U.S. Foreign Relations since the Cold War, Oxford,Blackwell, 2005, pp. 123-142; Cockburn, Rumsfeld, pp. 101-107; sobre susenfrentamientos con los militares, Dale R. Herspring, Rumsfeld’s Wars,Lawrence, University Press of Kansas, 2008, passim; las opiniones del gene-ral Shelton en Foreign Policy, 4 de julio de 2011. Maurizio Molinari, GeorgeW. Bush e la missione americana, Roma, Laterza, 2004, pp. 70-99. Laurent,Mundo secreto de Bush, pp. 71-86. Sobre David Addington, Jane Nayer, «Thehidden power. The legal mind behind the White House’s war on terror», enThe New Yorker, 3 de julio de 2006. Sobre el uso de la tortura, el documentodel «Office of legal counsel» del Departamento de Justicia, de 10 de mayo de2005, en que se describen los métodos aprobados para su utilización sobrepresos especiales (reproducido en Huffington Post, 16 de abril de 2009); el«ICRC report on the treatment of fourteen “high value detainees” on CIAcustody», de febrero de 2007 (reproducido en <www.nybooks.com>) y el co-mentario de Mark Danner, «The Red Cross torture report: what it means», enNew York Review of Books, 30 de abril de 2009, pp. 48-56. Sobre el grupo deasesinos dependiente de Cheney, Sam Stein «Was the CIA hiding Cheney’s“executive assassination ring”?», en Huffington Post, 9 de julio de 2009. So-bre Cheney y la reconstrucción de la presidencia imperial, Savage, Takeover,passim; John Nichols, Dick, the Man Who is President, Nueva York, TheNew Press, 2004; John Didion, «Cheney: The fatal touch», en New York Re-view of Books, 5 de octubre de 2006, pp. 51-56; Gardner, Long Road to Bagh-dad, pp. 119-124; «White House of mirrors», editorial del New York Times en24 de julio de 2007; sobre la imputación a Libby, Neil S. Lewis, «Libby de-fense portrays client as a scapegoat», en New York Times, 24 de enero de2007. Norman Birnbaum, «The Cold war and the War on terror» en Archipe-lago, marzo de 2006; Steven Coll, Ghost Wars, Nueva York, Penguin, 2004,p. 562. Ronald Dworkin, «Terror and the attack on civil liberties», en NewYork Review of Books, 6 noviembre 2003, pp. 37-41. Sobre la alianza con laderecha Cristiana, Paul Krugman, The Conscience of a Liberal, Nueva York,Norton, 2007, pp. 190-192; Garry Wills, «A country ruled by faith», en NewYork Review of Books, 16 de noviembre de 2006, pp. 8-12; «A tale of two faces»,en The Economist, 25 de octubre de 2003, p. 50; John Didion, «Mr Bush and theDivine», en New York Review of Books, 6 de noviembre de 2003, pp. 81-86.

Los atentados del 11 de septiembre

National Security Archive, The September 11th source books, siete compilacio-nes de documentos, la séptima de las cuales, «The Taliban file», está dividida

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en cuatro partes y una actualización; en especial, «I: Terrorism and U.S. Po-licy», 21 de septiembre de 2001, y II: «Afghanistan: Lessons from the lastwar», 9 de octubre de 2001. Una detallada reconstrucción de los antecedentesy la preparación del atentado en James Bamford, The Shadow Factory. TheUltra-secret NSA From 9/11 to the Eavesdropping on America, Nueva York,Doubleday, 2008. Anthony Shaffer, Operation Dark Heart. Spycraft and Spe-cial Ops on the Frontlines of Afghanistan— and the Path to Victory, NuevaYork, St. Martin’s Press, 2010, pp. 164-179. Sobre los avisos de la CIA aBush, Ron Suskind, La doctrina del uno por ciento. La historia secreta de la lu-cha contra al Qaeda, Barcelona, Península, 2006, pp. 11-12; Ahmed Rashid,Descent to Chaos. The United States and the Failure of Nation Building in Pa-kistan, Afghanistan, and Central Asia, Nueva York, Viking, 2008, pp. 56-60 yMichael Takiff, A Complicated Man, New Haven, Yale University Press,2010, p. 367. Además, Barbara Elias, «Bush administration first memo on al-Qaeda declassified», 10 de febrero de 2005; Mark Mazzetti, «C.I.A. lays outerrors it made before Sept. 11» en New York Times, 22 de agosto de 2007. Ja-cob Heilbrunn, «The lies they told» (reseña del libro de John Farmer, TheGround Truth) en New York Times, 15 de noviembre de 2009. Sobre la delibe-rada ignorancia de la responsabilidad de los saudíes, Bob Graham, Intelligen-ce Matters. The CIA, the FBI, Saudi Arabia, and the Failure of America’s Waron Terror, Lawrence, University Press of Kansas, 2008/2. Cheney había par-ticipado años antes en los entrenamientos en que se preparaba a algunos fun-cionarios para reemplazar al presidente y a otros miembros del gobierno en elcaso de que los soviéticos atacasen Washington (Cockburn, Rumsfeld, pp.85-88). Lapham, Pretensions to Empire, pp. 117-119 y 129-138; Max Boot,War Made New, Nueva York, Gotham Books, 2006, pp. 359-360. NoamChomsky, 9-11, Nueva York, Seven Stories Press, 2001; Howard Zinn, His-tory Matters. Conversations on History and Politics with David Barsamian, NewYork, Harper, 2006, p. 62. Sobre la limitación de las libertades, David Lyon,Surveillance after September 11, Cambridge, Polity, 2003; Ronald Dworkin,«Terror and the attack on civil liberties», en New York Review of Books, 6 denoviembre de 2003, pp. 37-41; sobre los abusos de poder en materias de tratode los prisioneros y tortura, Committee on armed services. United States Se-nate, Inquiry into the Treatment of Detainees in U.S. Custody, 20 de noviembrede 2008; Chalmers Johnson, Nemesis. The Last Days of the American Repu-blic, Nueva York, Metropolitan Books, 2006, pp. 120-135; Jack Goldsmith,The Terror Presidency. Law and Judgement Inside the Bush Administration,Nueva York, Norton, 2007, passim (y la reseña de David Cole, «The manbehind the torture», en New York Review of Books, 6 de diciembre de 2007);Alan Brinkley, «Dark sites», en New York Times, 3 de agosto de 2008; JeffreyRosen «The dissenter», en New York Times, 23 de septiembre de 2007; ScottShane, David Johnston y James Risen, «Secret U.S. endorsement of severe

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interrogations», en New York Times, 4 de octubre de 2007 (en diciembre de2007 se supo que la CIA había destruido en 2005 grabaciones de interrogato-rios de terroristas que se habían ocultado a quienes investigaban la conductade la agencia); «Abu Ghraib swept under the carpet», editorial del New YorkTimes, 30 de agosto de 2007. Andrew J. Bacevich, American empire. The rea-lities and consequences of U.S. diplomacy, Cambridge, Mass., Harvard Uni-versity Press, 2002, p. 229; Thom Hartmann, «Hyping terror for fun, pro-fit— and power», en CommonDreams.org, 7 de diciembre de 2004. Sobre lalegitimación de la tortura, Marnia Lazreg, Torture and the Twilight of Empire.From Algiers to Baghdad, Princeton, Princeton University Press, 2008, pp.260-269; Mark Danner, «Tales from torture’s dark world», en New York Ti-mes, 15 de marzo de 2009. Rumsfeld, Known and Unknown, pp. 545-609, sededica a una larga justificación de la política represiva de Bush y a observarque, cuando llegó al poder, Obama dejó las cosas prácticamente igual, puestoque «hacer política es muy distinto que hacer discursos».

La «guerra contra el terror»

Para los antecedentes de la acción de Afganistán, Steven Coll, Ghost Wars.The Secret History of the CIA, Afghanistan, and Bin Laden, from the Soviet In-vasion to September 10, 2001, Nueva York, Penguin, 2004. Jeffrery Kaye,«Report: Intelligence unit told before 9/11 to stop tracking Bin Laden», enTruthout, 29 de mayo de 2011. Sobre la guerra, Rumsfeld, Known and Un-known, pp. 367-409. Una descripción épica de la primera operación contra lostalibanes en Doug Stanton, Soldados a caballo. Una extraordinaria historia deguerra del siglo xxi, Barcelona, Crítica, 2010; desmitificada por AnthonyShaffer, Operation Dark Heart, Nueva York, Thomas Dunn Books, 2010, p. 277.Ahmed Rashid, Taliban. Militant Islam, Oil and Fundamentalism in CentralAsia, New Haven, Yale University Press, 2000 y Descent to Chaos, pp. 3-106es quien nos ofrece un relato más detallado de las largas negociaciones queacabaron llevando al poder a Karzai, de quien Rashid hacía, en aquellos mo-mentos, una valorarión positiva. James Fergusson, Taliban. The True Storyof the World’s Most Feared Guerrilla Fighters, Londres, Bantam Press, 2010.Antonio Giustozzi, ed., Decoding the New Taliban. Insights from the AfghanField, Londres, Hurst & Company, 2009; Alex Strick van Linschoten y FelixKuehn, Separating the Taliban from al-Qaeda: the core of success in Afghanis-tan, Nueva York, Center on International Cooperation, New York Univer-sity, 2010; sobre la oferta de juzgar a bin Laden, Gareth Porter, «U.S. refusalof 2001 taliban offer gave bin Laden a free pass», en Inter Press Service, 9 demayo de 2011. Además, Herspring, Rumsfeld’s Wars, pp. 77-88; Tariq Ali,«Afghanistan: mirage of the good war», en New Left Review, 50 (marzo-abril de

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2008), pp. 5-22 y Pakistán en el punto de mira de los Estados Unidos. El duelo,Madrid, Alianza Editorial, 2008, pp. 271-309. Sobre la masacre protagoniza-da por Massud, «The truth about Dasht-i-Leili», editorial del New York Ti-mes, 14 de agosto de 2009. Las ideas militares de Rumsfeld, después de susupuesta victoria en Afganistán, en su artículo, «Transforming the military»,en Foreign Affairs, 81 (2002), n.º 3, pp. 20-32; el reconocimiento del errorposterior, James Dao, «Army history finds early missteps in Afghanistan»,en New York Times, 31 de diciembre de 2009. Zinn, History Matters, pp. 47-48 y 63-64; Bob Woodward, Bush en guerra, Barcelona, Península, 2003, pp.124, 164, passim; Boot, War Made New, pp. 360-384; Mann, Los Vulcanos,pp. 389-402. La definición de la guerra es de Martin Walker, «Close to sour-ces», en Times Literary Supplement, 17 de enero de 2003, p.6, en que muestralas serias limitaciones del libro de Woodward citado más arriba; John K.Cooley, Guerras profanas. Afganistán, Estados Unidos y el terrorismo interna-cional, Madrid, Siglo XXI, 2002. Michael Byers, «The laws of war, US-style», en London Review of Books, 20 de febrero de 2003, p. 9. Descripcionesde la situación del país tras la guerra en Marc W. Herold, Afganistán como unespacio vacío. El perfecto estado neocolonial del siglo xxi, Madrid, Foca, 2007(cita de la p. 84); «The emir of the west», «Cash with strings» y «Not a dressrehearsal», los tres en The Economist, 19 de julio (p. 45), 2 de agosto (p. 52) y16 de agosto de 2003 (pp. 41-43) respectivamente. Ralph Lopez, «The truthbehind Afghan insurgency», en Boston Globe, 17 de agosto de 2009; CarlottaGall «Opium harvest at record level in Afghanistan», en New York Times, 3de septiembre de 2006; David Rohde, «Taliban raise poppy production to arecord again», en New York Times, 26 de agosto de 2007, etc.

La invención de la guerra de Irak

John Ehrenberg, J. Patrice McSherry, José Ramón Sánchez y Caroleen MatjiSayej, The Iraq Papers, Nueva York, Oxford University Press, 2010, es unafuente fundamental para todo el proceso de guerra y posguerra. Así como losdocumentos publicados por John Prados y Christopher Ames en «The IraqWar», en National Security Archive, electronic briefing books 326 y 328, 22de septiembre y 1 de octubre de 2010. Rumsfeld, Known and Unknown, pp.416-469; Wesley K. Clark, ¿Qué ha fallado en Irak? La guerra, el terrorismo yel imperio americano, Barcelona, Crítica, 2003, pp. 133-156. Las palabras deHerskowitz han sido ampliamente reproducidas, entre otros lugares, enBaker, Family of Secrets, pp. 423-425. Bruce Cummings, Ervand Abrahaniany Moshe Ma’oz, Inventing the Axis of Evil. The Truth about North Korea, Iran,and Syria, Nueva York, The New Press, 2004; Phyllis Bennis, El «eje del mal»y más allá, Hondarribia, Iru, 2002. Que la Casa Blanca sabía que no existían

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las ADM, en Ron Suskind, The Way of the World. A History of Truth andHope in an Age of Extremism, Nueva York, Harper Collins, 2008, pp. 183-184 y 361-369. Hans Blix, ¿Desarmar Iraq? En busca de las armas de destruc-ción masiva, Barcelona, Planeta, 2004. Mark Mazzetti y Scott Shane, «Bushoverstated evidence on Iraq, senators report», en New York Times, 6 de juniode 2008 (en este mismo día, véase el editorial «The truth about the war»).Sobre la decision de Blair, Mark Danner, The Secret Way to War. The Dow-ning Street Memo and the Iraq’s War Buried History, Nueva York, New YorkReview of Books, 2006, completado con las declaraciones de Blair en enerode 2011 (BBC News, 21 de enero de 2011); sobre el papel de los intereses pe-troleros en esta decision, Paul Bignell, «Secret memos expose link betweenoil firms and invasion of Iraq», en Independent, 19 de abril de 2011. La cam-paña británica se preparó con graves deficiencias, enviando soldados malequipados: uno de los containers de material, por ejemplo, contenía esquíspara la nieve. Contra lo que el propio Bush ha afirmado en sus memorias,Gerhard Schröder ha negado que se hubiese comprometido a apoyar la gue-rra (Kalus Wiegrefe, «Classified papers prove German warnings to Bush»,en Spiegel online International, 14 de noviembre de 2010). Ian Buruma,«Theater of war», en New York Times, 17 de septiembre de 2006. «Academicsrelease letter on “Just war”», en Washington Post, 12 de febrero de 2002. So-bre el caso de José Mauricio Bustani, el diplomático brasileño que fue obliga-do por los norteamericanos a abandonar su cargo de director de la Organiza-ción para la prohibición de armas químicas (OPCW) por haber propuestonegociar un acuerdo con Irak, Luciano Canfora, Esportare la libertà, Milán,Mondadori, 2007, pp. 65-66.

Sobre la preparación de la guerra: Bob Woodward, Plan of Attack, NuevaYork, Simon and Schuster, 2004; Cockburn, Rumsfeld, pp. 116-117 y 145-172; Richard A. Clarke, Contra todos los enemigos, Madrid, Taurus, 2004, pp.283-296 y pp. 328-329. Roger Strother, «Post-Saddam Iraq: the war game»,en National Security Archive, 4 de noviembre de 2006; John K. Colley, Un-holy wars. Afghanistan, America and international terrorism, Londres, PlutoPress, 2001/2, pp. 222-224. Joyce Battle and Thomas Blanton, «Top secretPolo step», en National Security Archive, 14 de febrero de 2007. La ignoranciade Bush acerca de suníes y chiíes, en Peter Galbraith, The end of Irak, NuevaYork, Simon and Schuster, 2006. Sobre las erróneas previsiones de Rumsfeldy Wolfowitz, Graham, Intelligence matters, pp. 276-279; David Barstow,«Message machine. Behind TV analysts, Pentagon’s hidden hand», en NewYork Times, 20 de abril de 2006. Scott Shane y Mark Mazzetti, «Ex-C.I.A.chief, in book, assails Cheney on Iraq» y Scott Shane, «Senate democrats sayBush ignored spy agencies’ prewar warnings of Iraq perils», en New YorkTimes, 27 de abril y 26 de mayo de 2007, respectivamente. Ron Suskind, ThePrice of Loyalty. George W. Bush, the White House, and the Education of Paul

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O’Neill, Nueva York, Simon and Schuster, 2004, pp. 72-75 y 82-86. Véanse,además, los documentos publicados por National Security Archive el 10 de fe-brero de 2005 y 27 de septiembre de 2006. Eric Laurent, La guerre des Bush,París, Plon, 2003, pp. 122-127. Norman Podhoretz, World War IV: TheLong Struggle Against Islamofascism, Nueva York, Doubleday, 2007 e IanBuruma, «His toughness problem —and ours», en New York Review ofBooks, 27 de septiembre de 2007, pp. 10-18. Sobre la táctica de shock and awe,Gardner, Long Road to Baghdad, pp. 149 y ss. La confiada profecía de Che-ney en Anthony Lewis, «The imperial presidency», en New York Times, 4 denoviembre de 2007, en una reseña del libro de Robert Draper, Dead Certain;James Zogby, Arab Voices. What They are Saying to Us and why it Matters,Nueva York, Palgrave Macmillan, 2010, muestra la unanimidad de los mediosnorteamericanos en predecir una fácil victoria, y su profunda ignorancia de larealidad de Irak. John Prados, «The Curveball affair», en National SecurityArchive, 5 de noviembre de 2007. Packer, Assassins’ Gate, pp. 46-65. RobinWright, Dreams and Shadows. The Future of the Middle East, Nueva York,Penguin, 2008, p. 413. Sobre la relación de Wolfowitz y otros dirigentes conlos intereses israelíes, véase Mearsheimer y Walt, The Israel Lobby, passim(por ejemplo, para Wolfowitz, pp. 239, 246-247, etc.). El texto de Kristol yKaplan, en Encounter, citado per Slavoj Zizek, en «Paranoid reflections», Lon-don Review of Books, 3 de abril de 2003, p. 8. General H. Norman Schwarzkopf,Autobiografía, Barcelona, Plaza y Janés, 1993, p. 652; Alastair Crooke, «OurSecond Biggest Mistake in the Middle East», en London Review of Books, 5 deJulio de 2007, pp. 3-6. Sobre el discurso de Powell ante el Consejo de Seguri-dad, Thomas E. Ricks, Fiasco. The American Military Adventure in Iraq, NuevaYork, Penguin, 2006, pp. 90-94; Woodward, Plan of Attack, pp. 307-312;Robert Fisk, The Great War for Civilisation, Londres, Fourth Estate, 2005,pp. 1145-1150; Herspring, Rumfeld’s Wars, pp. 121-122. Sobre el petróleo,Matthew Yeomans, Oil. Anatomy of an industry, Nueva York, The New Press,2004, pp. 26-28 y 122-132; Stephen Zunes, La poudrière. La politique améri-caine au Moyen Orient et les racines du terrorisme, París, L’Aventurine-Paran-gon, 2002, pp. 62-65; Jim Holt, «It’s the oil», en London Review of Books, 18de octubre de 2007, pp. 3-4. Lexington, «Blood and oil», en The Economist,19 de enero de 2008, p. 44. Paola Totaro, «Memos show oil motive in Iraqwar», en The Sidney Morning Herald, 20 de abril de 2011. Joyce Battle, ed.,«Saddam Hussein talks to the FBI», en National Security Archive, 1 de julio de2009. Sobre la actuación de los británicos en Diego García, Ram Seegobin,«Covering up colonialism’s crimes on Diego Garcia», en Pambazuka News,472, 4 de marzo de 2010. Una descripción de la destrucción del patrimonioarqueológico iraquí en Benjamin R. Foster y Karen Polinger Foster, Las civi-lizaciones antiguas de Mesopotamia, Barcelona, Crítica, 2011, pp. 210-217,que nos cuenta cómo actúan las bandas de excavadores clandestinos, con

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grupos de dos y trescientos trabajadores, protegidos por hombres armados;los propios norteamericanos, indiferentes desde el primer momento al tema,han contribuido a la destrucción construyendo un campamento sobe las rui-nas de Babilonia. Dirk Adriaensens, «Dying education in the “blossoming”Iraqi democracy», en Truthout, 9 de marzo de 2011.

Las fuentes fundamentales para el relato de la invasión han sido MichaelR. Gordon y general Bernabe E. Trainor, Cobra II. The Inside Story of the In-vasion and Occupation of Iraq, Nueva York, Pantheon Books, 2006; Ricks,Fiasco, pp. 37-38 y 46-57; Clark, ¿Qué ha fallado en Irak?; Packer, Assassin’sGate; Laurent, La guerre des Bush, pp. 122-127; Nicolas J.S. Davies, Blood onOur Hands. The American Invasion and Destruction of Iraq, Ann Arbor, Nim-ble Books, [2010?]; Daniel R. Headrick, El poder y el imperio, Barcelona, Crí-tica, 2011, pp. 337-341. Sobre los saqueos, Naomi Klein, La doctrina delshock. El auge del capitalismo del desastre, Barcelona Paidós, 2007, pp. 444-446. Cullen Murphy, Are we Rome? The Fall of Empire and the Fate of Ameri-ca, Boston, Houghton Mifflin, 2007, pp. 86-87. Boot, War made new, pp.391-401. La frase citada es de The Economist, 11 de noviembre de 2006, p. 55.Zinn, History matters, pp. 143-144. Salt, The Unmaking of the Middle East,pp. 326-331 (cita de p. 330).

La guerra después de la guerra

La fuente principal acerca de los inicios de la política de ocupación ha sidoRajiv Chandrasekaran, Imperial Life in the Emerald City. Inside Iraq’s GreenZone, Knopf, Nueva York, 2007 (sobre la historia de Garner y el ORHA, pp.28-55; una semblanza de Bremer, pp. 65-68, etc.). Rumsfeld, Known andUnknown, pp. 479-541 trata sobre todo de cargar sobre Bremer y sobre lasinterferencias internas en la política del gobierno las responsabilidades por eldesastre. Sobre Ahmad Chalabi, Patrick Tyler, A World of Trouble. TheWhite House and the Middle East —from the Cold War to the War on Terror,Nueva York, Farrar, Straus and Giroux, 2009, pp. 429-431, 436-439 y 454-456, y Meyer y Brysac, Kingmakers, pp. 399-402. Sobre la disolución delejército, Mark Danner, «Iraq: The war of the imagination», en New York Re-view of Books, 21 de diciembre de 2006, pp. 81-96; Michael R. Gordon, «Fa-teful choice on Iraq army bypassed debate», en New York Times, 17 de marzode 2008; Maureen Dowd, «The dream is dead», en New York Times, 12 dediciembre de 2007. Michael R. Gordon, «Army buried study faulting Irakplanning», en New York Times, 11 de febrero de 2008; sobre la complicidadde Bush en la disolución, Edmund L. Andrews, «Envoys letter counters Bushon dismantling of Iraq army», en New York Times, 4 de septiembre de 2007.Klein, La doctrina del shock, pp. 461-479; Philip Bobbitt, Terror and Consent.

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The Wars for the Twenty-first Century, Nueva York, Knopf, 2008, pp. 158-177; Cockburn, Rumsfeld, pp. 173-224; Greg Palast, Armed Madhouse, Nue-va York, Penguin, 2006, pp. 65-74 y 84-93; Ed Harriman, «Burn rate», enLondon Review of Books, 6 de septiembre de 2007, pp. 15-17; John F. Burns,«War could last years, commander says», en New York Times, 8 de enerode 2007; National Security Archive, «Top secret Polo Step», 14 de febrero de2007; Michael R. Gordon, «An army of some», en New York Times, 20de agosto de 2006. Sobre las dificultades de la información, Joyce Battle,«Iraq: the media war plan», en National Security Archive, 8 de mayo de 2007;Orville Schell, «Baghdad; the besieged press», en New York Review of Books,6 abril 2006, pp. 61-66 y Sidney Blumenthal, «Walter Lippmann and Ameri-can journalism today», en OpenDemocracy, 31 de octubre de 2007. RichardPerle, «Too heavy a hand», en New York Times, 16 de marzo de 2008. Sobreel trato dado a los presos en Abu Grahib, Philip Gourevitch y Errol Morris,Standard Operating Procedure, Nueva York, Penguin Press, 2008 (sobre lascondenas de los policías y la impunidad de sus superiores, pp. 268-271); Cock-burn, Rumsfeld, pp. 193-198 y David Ebony, Botero Abu Grahib, Munich,Pfrestel, 2006; hago al respecto una cita de Frank Rich, «The Petraeus-Crock-er show gets the hook», en New York Times, 13 de abril de 2008. Sobre elatentado de Samarra y sus consecuencias, Wright, Dreams and Shadows, pp.406-409. Sobre the surge, Michael R. Gordon, «Troop “surge” took placeamidt doubt and debate», en New York Times, 31 de agosto de 2008; PaulRogers, «Iraq: a far horizon», en OpenDemocracy, 25 de octubre de 1997;Adriana Lins y Alicia Cheng, «A year in Iraq», en New York Times, 6 de ene-ro de 2008; Patrick Cockburn, «Who is whose enemy?» y «Commentary»,en London Review of Books, 6 de marzo de 2008, pp. 14-15 y 24 de abril de2008, pp. 34-35, respectivamente; Andrew Bacevich, «Social work withguns», en London Review of Books, 17 de diciembre de 2009, pp. 7-8. MichaelR. Gordon, «The last battle», en New York Times, 3 de agosto de 2008.

El precio de la guerra

William J. Astore, «The crash and burn of old regimes. Washington courtculture and its endless Wars», en TomDispatch, 12 de mayo de 2011. Sobrelas pérdidas demográficas puede encontrarse una abundante colección demateriales en la web del tribunal Bertrand Russell —<www.brusselstribunal.org/Lancet111006.htm>. Sobre la cifra de muertes civiles véanse en la red labase de datos de Iraq Body Count y las estimaciones alternativas en «Upda-ted Iraqi survey affirms early mortality estimates», en Public Health NewsCenter, Johns Hopkins Bloomber School of Public Health, 11 de octubre de2006; Dale Keiger, «The number», en Johns Hopkins Magazine, 59, n.º 1 (fe-

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brero de 2007) y «New analysis “confirms” 1 milion Iraq casualties» en TheOpinion Research Business, 28 de enero de 2008. Las cifras y las valoracionesde Iraq Body Count han sido seriamente criticadas por la limitación de susfuentes. La publicación en octubre de 2010 de documentos por la organiza-ción WikiLeaks se utilizó para reivindicar la cifra de los cien mil civilesmuertos; pero la operación no tenía sentido, dado que se trataba de una seriede documentos aislados. Véanse también las observaciones de Davies, Bloodon Our Hands, pp. 132-143. Sobre los suicidios de los veteranos, AaronGlantz, «After service, veteran deaths surge», en New York Times, 16 de oc-tubre de 2010. Samantha Power, «Our war on terror», en New York Times,29 de julio de 2007; Alisa Roth y Hugh Eakin, «They fled from our war», enNew York Review of Books, 13 de mayo de 2010, pp. 26-28.

Sobre los mercenarios, Jeremy Scahill, Blackwater: el auge del ejércitomercenario más poderoso del mundo, Barcelona, Paidós, 2008; del propio Sca-hill, «Blackwater founder implicated in murder», en The Nation, 4 de agostode 2009; Mark Mazzetti, «C.I.A. sought Blackwater’s help in plan to kill jiha-dists», en New York Times, 19 de agosto de 2009; Charlie Savage, «JudgeDrops Charges From Blackwater Deaths in Iraq», en New York Times, 1 deenero de 2010 y Jeff Stein, «Blackwater founder Erik Prince targets Demo-crats in memoir», en Washington Post, 10 de septiembre de 2010. Tony Ge-raghty, Guns for Hire. The Inside Story of Freelance Soldiering, Londres, Por-trait, 2007, pp. 79-183; James Meek, «Hooyah!!», en London Review of Books,2 de agosto de 2007, pp. 3-5; «Dangerous work», en The Economist, 10 deabril de 2004, pp. 41-42. John M. Broder y James Risen, «Armed guards inIraq occupy a legal limbo»; James Risen, «Use of gas by Blackwater leavesquestions», e «Iraq contractor in shooting case makes comeback», en NewYork Times, 20 de septiembre de 2007, 10 de enero de 2008 y 10 de mayo de2008, respectivamente. Al mismo tema se dedicaron dos editoriales del NewYork Times, «Subcontracting the war», del 1 de octubre y «Blackwater’s richcontracts», del 3 de octubre de 2007. Sobre la lógica de la privatización de laguerra, Jurgen Brauer y Hubert Van Tuyll, Castles, Battles and Bombs. Howeconomics explains military history, Chicago, The University of ChicagoPress, 2008, pp. 307-319. Richard A. Clarke: Contra todos los enemigos, Ma-drid, Taurus, 2004, pp. 283-296 y 328-329. Andrew J. Bacevich, «An armyat risk», en New York Times, 8 de abril de 2008; Steven Lee Mayers y TomShanker, «Petraeus urges halt in weighing new cut in force», en New YorkTimes, 9 de abril de 2008.

Sobre el coste económico de la guerra, Joseph E. Stiglitz y Linda J. Bai-nes, The Three Trillion Dollar War: The True Cost of the Iraq Conflict, NuevaYork, W.W. Norton, 2008. Chistopher Hellman, «The real US national se-curity budget: the figure no one wants you to see», reproducido en Truthout,1 de marzo de 2011. Sobre la disminución del gasto social en los Estados Unidos,

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Zinn, History matters, pp. 143-144. Las cifras de la deuda pública de Hale«Bonddad» Stewart, «Let’s add more debt to the national total», en The Huf-fington Post, 25 de julio de 2008. Sobre los negocios y la corrupción, DanBriody, The Iron Triangle. Inside the Secret World of the Carlyle Group, Ho-boken, John Wiley and Sons, 2003; Robert Scheer, The Pornography ofPower. How Defense Hawks Hijacked 9/11 and Weakened America, NuevaYork, Twelve, 2008 (con una denuncia de los negocios turbios de Perle enpp. 53-77); Palast, Armed Madhouse, p. 47; Leslie Wayne, «Pentagon strug-gles with cost overruns and delays» y James Glanz, «Audit finds U.S. hid ac-tual cost of Iraq projects», en New York Times, 11 de julio y 30 de julio de2006, respectivamente; John W. Dean, Worse than Watergate. The secret pre-sidency or George W. Bush, Nueva York, Little, Brown and company, 2004;Laurent, El mundo secreto de Bush, pp. 227-256. Ed Harriman, «Burn rate»,en London Review of Books, 6 de septiembre de 2007, pp. 15-17; David Hers-zenhorn, «Senate democrats focus on economic cost of war» e «Iraq spendingignored rule, Pentagon says», en New York Times, 27 de febrero y 28 demayo de 2008, respectivamente; «More waste, fraud and abuse», editorial delNew York Times de 29 de junio de 2008. Hay una amplia información sobrelos dislates cometidos en los proyectos de reconstrucción en Peter van Bu-ren, We Meant Well. How I Helped Lose the Battle for the Hearts and Minds ofthe Iraqi People, Nueva York, Metropolitan Books, 2011. Sobre el gran robo delos 6.600 millones, Paul Richter, «Missing Iraq money may have been stolen,auditors say», en Los Angeles Times, 13 de junio de 2011. Michael R. Gordon,«Army buried study faulting Irak planning», en New York Times, 11 de fe-brero de 2008. Eric Schmitt y James Glanz, «U.S. says company bribed offi-cers for work in Iraq», en New York Times, 31 de agosto de 2007. Un antiguodirigente de KBR, la filial de Halliburton, fue procesado en septiembre de2008 por sobornar a funcionarios de Nigeria (<Huffingtonpost.com>, 4 de sep-tiembre de 2008). C.J. Chivers, «Supplier under scrutiny on aging arms forAfghans», en New York Times, 27 de marzo de 2008. J. Glanz, C.J. Chivers yW.K. Rashbaum, «Inquiry on graft in Iraq focuses on U.S. officers» y JamesGlanz, «New fraud cases point to lapses in Iraq’s projects», en New York Ti-mes, 15 de febrero de 2009 y 13 de marzo de 2010, respectivamente. Sobre lacorrupción en las compras de armas del gobierno iraquí, Solomon Moore,«Secret Iraq deal shows problems in arms orders», en New York Times, 13 deabril de 2008. Clifford Krauss, «Halliburton moving C.E.O. from Houstonto Dubai», en The New York Times, 12 de marzo de 2007 y James Risen,«Controversial contractor’s Iraq work is split up», en 24 de mayo de 2008.Michael Kamber, «Wounded Iraqi forces say they’ve been abandoned», enNew York Times, 1 de julio de 2008. Una de las primeras medidas de Gatescomo secretario de Defensa de Obama fue cambiar la naturaleza del gastomilitar para pasar de las costosas fantasías tecnológicas a un sistema «más

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flexible y adecuado a las necesidades de las tropas» (C. Drew y E. Bumiller,«Military budget reflects a shift in U.S. strategy», en New York Times, 7 deabril de 2009); pero el gasto disparatado parece seguir como antes, segúnDina Rasor, «Weapons that will never die: We need to stop the expensivereincarnations», en Truthout, 4 de mayo de 2011. Sobre la conferencia deBremer en Clark University, <http://worcester.indymedia.org>.

Irak: final y balance

Sobre los frustrados proyectos para el futuro de Irak, Joyce Battle, «U.S. mi-litary hoped for virtually unlimited freedom of action in Iraq», en NationalSecurity Archive, electronic briefing book 252, 13 de junio de 2008; Jim Holt,«It’s the oil», en London Review of Books, 18 de octubre de 2007, pp. 3-4; PaulRogers «The Iraq Project», en OpenDemocracy, 31 de enero de 2008; TomShanker y Steven Lee Myers, «U.S. asking Iraq for wide rights on war», enNew York Times, 25 de enero de 2008. Paul Rogers, «The thirty-years warrevisited», en OpenDemocracy, 31 de julio de 2008; Michael R. Gordon, «Thelast battle», en New York Times, 3 de agosto de 2008; Alissa J. Rubin y Ste-ven Lee Myers, «Deal on a security agreement is close, Iraqis say», en NewYork Times, 31 de julio de 2008. Patrick Cockburn, «Who rules in Bagh-dad?», en London Review of Books, 14 de agosto de 2008, pp. 18-19; RichardA. Oppel, jr., «Irak takes aim at U.S.-tied sunni groups’ leaders», en NewYork Times, 22 de agosto de 2008; Steven Lee Myers, «Agreement with Iraqover troops is at risk», en New York Times, 18 de septiembre de 2008; EricaGoode, «Friction infiltrates Sunni patrols on safer Iraqi streets», en New YorkTimes, 23 de septiembre de 2008. Rod Nordland y Alissa J. Rubin, «Sunnifighters say Iraq didn’t keep job promises», en New York Times, 23 de marzode 2009 y A. Rubin, «Arrests deepen Iraqi sunni’s bitterness», en id., 12 deabril de 2009. Andrew Bacevich, «The long war», en London Review of Books,26 de marzo de 2009, pp. 21-22, Patrick Cockburn, «America admits failu-re», en London Review of Books, 18 diciembre 2008, pp. 11-12; Arno J. Ma-yer, «El imperio de los EEUU sobrevivirá a Bush», en Sinpermiso, 9 de no-viembre de 2008. «Could a policy state return? Iraq’s freedoms underthreat», en The Economist, 5 de septiembre de 2009, pp. 45-46 y «Mr. Maliki’sdangerous ambition», editorial del New York Times, 12 de febrero de 2010.Timothy Williams y Rod Nordland, «Allawi’s victory in Iraq election setsup period of uncertainty», en New York Times, 26 de marzo de 2010; Timo-thy Williams y Zaid Takher, «Killers stalk politicians as Iraq seeks govern-ment», en New York Times, 30 de junio de 2010; Anthony Shadid, «The lastpatriot», en New York Times, 4 de febrero de 2011. La frase de Bacevich en«Cow most sacred: Why military spending remains untouchable», en

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Truthout, 27 de enero de 2011. Los planes de transición a una administracióncivil, en Departamento de Estado, Department of State Planning for the Tran-sition to a Civilian-led Mission in Iraq, mayo de 2011.

La presidencia de Obama

Omito mencionar la literatura ocasional sobre Obama. Sobre los grupos ul-traconservadores, Will Bunch, The Backlash. Right-Wing Radicals, Hi-DefHucksters, and Paranoid Politics in the Age of Obama, Nueva York, HarperCollins, 2010; Rob Boston, «The sneaky ways the Christian right has re-en-trenched itself in our politics», en AlterNet, 11 de mayo de 2011. DineshD’Souza, The Roots of Obama’s Rage, Washington, Regnery, 2010; Krugmancomentaría al respecto que, cuando se trata de defender los privilegios de losricos, no se aplican las reglas de un discurso civilizado y racional. Sobre loshermanos Koch, Jane Mayer, «Covert operations. The billionaire brotherswho are waging a war against Obama», en The Newyorker, 30 de agosto de2010; Frank Rich, «The billionaires banking the Tea Party», en New YorkTimes, 28 de agosto de 2010; Robert Reich, «The secret big-money takeoverof America», en Huffington Post, 7 de octubre de 2010; Jim Hightower, «Twomultibillionaire brothers are remaking America for their own benefit», enTruthout, 9 de septiembre de 2010 y Tom Hamburger et al., «Koch brothersnow at heart of GOP power», en Los Angeles Times, 6 de febrero de 2011.Paul Krugman «It’s witch-hunt season», New York Times, 29 de agosto de2010. Mark Mazzetti, «U.S. is said to expand secret actions in Mideast», enNew York Times, 24 de mayo de 2010. Laura Sullivan, «Prison economicshelp drive Ariz immigration law», en NPR, 30 de octubre de 2010. Los artí-culos de Robert M. Gates y Robert D. Kaplan en Foreign Affairs, 89 (2010),n.º 3, mayo-junio. Bruce Cummings, Dominion from Sea to Sea. Pacific Ascen-dancy and American Power, New Haven, Yale University Press, 2009, pp.489-491. La decision de impedir el proceso de los torturadores, en GlennGreenwald, «Torture crimes officially, permanently shielded», en Salon, 1de julio de 2011. Sobre las campañas contra la escuela pública, Henry A. Gi-roux, «When generosity hurts: Bill Gates, public school teachers and the po-litics of humiliation», en Truthout, 5 de octubre de 2010. El discurso del sena-dor de Vermont es el pronunciado por Bernie Sanders el 10 de diciembre de2010 en una acción de filibusterismo (ocho horas y media) contra la renova-ción de los recortes de impuestos. William Rivers Pitt, «I remember Ameri-ca», en Truthout, 12 de abril de 2011; Mark Weisbrot, «A free marketplace ofideas, instead of the “free press for those who own it”», en Real-World Eco-nomics Review Blog, 17 de septiembre de 2010. Tom Engelhardt, «Sleepwalk-ing into the imperial dark. What it feels like when a superpower runs off the

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tracks», en TomDispatch, 19 de abril de 2011. Mr. Y, A National StrategicNarrative, Woodrow Wilson International Center for Scholars, 2011.

Capítulo 17: El siglo de Asia

Michael Schuman, The Miracle. The Epic Story of Asia’s Quest for Wealth,Nueva York, Harper, 2009; Kishore Mahbubani, The New Asian Hemisphere.The Irresistible Shift of Global Power to the East, Nueva York, Public Affairs,2008; David Smith, The Dragon and the Elephant. China, India and the NewWorld Order, Londres, Profile Books, 2007; Eric Jones, Lionel Frost y ColinWhite, Coming Full Circle. An Economic History of the Pacific Rim, Boulder,Westview Press, 1993; Paul Krugman et. al., Asia Rising or Falling? A Fo-reign Affairs Reader, Washington, Council on Foreign Relations, 1998. «Eastor famine. The balance of economic power», en The Economist, 27 de febrerode 2010, pp. 71-72.

Las «décadas perdidas» de Japón

Paul J. Bailey, Postwar Japan. 1945 to the Present, Oxford, Blackwell, 1996;Michael Schaller, «Japan and the Cold War, 1960-1991», en Melvyn P. Lefflery Odd Arne Westad, eds., The Cambridge History of the Cold War, Cambrid-ge, Cambridge University Press, 2010, III, pp. 156-180. Paul Krugman, Elretorno de la economía de la depresión y la crisis actual, Barcelona, Crítica, 2009,pp. 61-82 («La trampa japonesa»); Alex Kerr, Dogs and Demons. The Fall ofModern Japan, Londres, Penguin, 2001. «The man who remade Japan», enThe Economist, 16 de septiembre de 2006, pp. 65-67 (cita de p. 65); Schuman,The Miracle, pp. 209-215; Meredith Jung-en Woo, «The new East Asia», enNew Left Review, n.º 47 (sept/oct 2007), pp. 57-69; Mamoru Sorai, «Historiade una “democracia diferente”: la posguerra en Japón», en Istor, VI (2005);n.º 21, pp. 68-98; «Time to arise from the great slump», en The Economist, 22de julio de 2006, pp. 77-79. «No comfort», editorial de The New York Times, 6de marzo de 2007. Gavan McCormack, «Japan’s iron triangle», en New LeftReview, second series, 13 (2002), pp. 5-23. Hiroko Tabuchi, «In Japan’s stag-nant decade, cautionary tales for America», New York Times, 13 de febrerode 2009. Walden Bello, «Se avecina un estallido de rabia social en Asia», enSinpermiso, 19 de abril de 2009. Banyan, «Creative destruction», en The Eco-nomist, 16 de mayo de 2009, p. 62. «The incredible shrinking economy» enThe Economist, 4 de abril de 2009, pp. 63-64. Michael Krätke, «El país del solmuriente: Japón, gran perdedor de la globalización», en Sinpermiso, 5 de abril

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de 2009; Norimitsu Onishi, «Japan’s governing party is plunging in polls»,New York Times, 14 de enero de 2009; Martin Fackler, «Economy spellstrouble for leading party in Japan», en New York Times, 19 de julio de 2009.Martin Fackler, «Japan tries to face up the growing poverty problem», en NewYork Times, 21 de abril de 2010. Las noticias sobre el seísmo de 2011 y la crisisde la central de Fukushima se han ido tomando de la prensa.

Los tigres: la crisis de un modelo de crecimiento

Schuman, The Miracle: sobre Corea del Sur, pp. 29-54; Singapur, pp. 55-80;Indonesia, pp. 153-180; Malasia, pp. 243-264 y 274-286. Paul Krugman,«The Myth of Asia’s Miracle», en Krugman et. al., Asia Rising or Falling?, pp.2-18; Alan Greenspan, The Age of Turbulence, Nueva York, Penguin, 2007,pp. 311-316. Chae-Jin Lee, A Troubled Peace. U.S. Policy and the Two Koreas,Baltimore, The Johns Hopkins University Press, 2006, passim; Don Ober-dorfer, The two Koreas. A Contemporary History, Nueva York, Basic Books,2001 (edición revisada); Chalmers Johnson, Blowback. The Costs and Conse-quences of American Empire, Londres, Time-Warner, 2002, pp. 98-122. SobreIndonesia, Raymond Fisman and Edward Miguel, Economic Gangsters. Co-rruption, Violence, and the Poverty of Nations, Princeton, Princeton Universi-ty Press, 2008, pp. 22-52; V.S. Naipaul, «Indonesia: The man of the moment»,en New York Review of Books, 11 de junio de 1998, pp. 40-45. Sobre la crisis de1997, Schuman, The Miracle, pp. 265-294; Krugman, El retorno de la economíade la depresión, pp. 83-106; Stanley Fischer, «The Asian crisis : a view fromthe IMF», conferencia dada en Washington el 22 de enero de 1998 (en la webdel FMI); Greenspan, Age of Turbulence, pp. 188-191. «Troubled tigers», enThe Economist, 31 de enero de 2009, pp. 62-64; Choe Sang-Hun, «In SouthCorea, a new workers’ grievance», en New York Times, 22 de julio de 2009.Sobre la crisis de Tailandia, Joshua Kurtlantzick, «Red v. Yellow», en LondonReview of Books, 25 de marzo de 2010, pp. 42-44; Vaudine England, «Howdid Thailand come to this?», en BBC News, 19 de mayo de 2010. Sobre el re-lanzamiento de las economías asiáticas, «On the rebound», en The Economist,15 de agosto de 2009, pp. 58-60 (cita de p. 60). Sobre el CAFTA, WaldenBello, «China ata a sus vecinos», en Sinpermiso, 21 de marzo de 2010.

Las reformas de Deng Xiaoping y el auge de China

Martin Jacques, When China Rules the World. The Rise of the Middle Kingdomand the End of the Western World, Londres, Allen Lane, 2009; Zhao Ziyang,Prisoner of the State: The Secret Journal of Zhao Ziyang, Nueva York, Simon

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and Schuster, 2009 se ha utilizado tanto para el estudio de las reformas eco-nómicas como para los antecedentes de la crisis de Tiananmen (con la críticade Jonathan Mirsky, «China’s dictators at work: the secret story», en NewYork Review of Books, 2 de julio de 2009, pp. 48-50). Susan L. Shirk, China,Fragile Superpower, Oxford, Oxford University Press, 2007. The TiananmenPapers. Documents from Zhongnanhai, April-June 1989, edited by Perry Link,Andrew J.Nathan, Orville Schell, Nueva York, Perseus, 2000; XiaomingZhang, «Deng Xiaoping and China’s decision to go to war with Vietnam»,en Journal of Cold War Studies, 12 (2010), n.º 3, pp. 3-29; Jeffrey Wasser-strom, «Illuminating and misleading takes on China 20 years since Tianan-men», en Huffington Post, 4 de junio de 2009; Rafael Poch-de-Feliu, La ac-tualidad de China. Un mundo en crisis, una sociedad en gestación, Barcelona,Crítica, 2009; Edward Steinfeld, Playing Our Game. Why China’s RiseDoesn’t Threaten the West, Nueva York, Oxford University Press, 2010; Da-vid Shambaugh, «Is there a Chinese model?», en ChinaDaily, 5 de marzo de2010. Stephen A. Smith, «Gli anni di Mao: storia e politica del presente», enPassato e Presente, XXVII (2009), n.º 76, pp. 5-26; James Kynge, «West stillmiscasts 1989 protesters», en Financial Times, 4 de junio de 2009; NourielRubini, «The almighty renminbi?», en New York Times, 14 de mayo de 2009.Zhang Lun, La vie intelectuelle en Chine depuis la mort de Mao, París, Fayard,2003; Minqi Li, The Rise of China and the Demise of the Capitalist World Eco-nomy, Londres, Pluto Press, 2008; Nicholas R. Lardy, China’s UnfinishedEconomic Revolution, Washington, Brookings Institution, 1998; Lin Chun,La transformación del socialismo chino, Barcelona, El Viejo Topo, 2008; M.Hart Lansberg y P. Burkett, China y el socialismo, Barcelona, Hacer, 2006;Sanjay Reddy, «Death in China. Market reforms and health», en New LeftReview, 45 (2007), pp. 48-65; Li Datong, «Wen Jiabao: the verdict of his-tory», en OpenDemocracy, 20 de octubre de 2010. La extensa «Ley sobre lasindustrias propiedad del conjunto del pueblo» puede consultarse en <www.no-vexcn.com>. Sobre la percepción de la libertad en China, Mahbubani, The NewAsian Hemisphere, pp. 131-150. David Barboza, «China passes Japan as se-cond-largest economy», en New York Times, 15 de agosto de 2010. Sobre lapropuesta de mecanizar la agricultura, Kevin P. Gallagher, «China crashesCafta’s party», en Real-World Economics Review Blog, 8 de junio de 2010.Michael T. Klare, «Twenty-first century energy superpower. China, energy,and global power», en TomDispatch.com, 19 de septiembre de 2010. Los co-mentarios sobre el XII plan quinquenal, de Michael R. Krätke, «El XII Planquinquenal chino: adiós a “Chimérica”», en Sinpermiso, 24 de abril de 2011.Nicholas D. Kristof, «Where China outpaces America», en New York Times,30 de abril de 2011.

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Un progreso amenazado: India

Ramachandra Guha, India after Gandhi, Nueva York, Harper Collins, 2007;David Smith, The Dragon and the Elephant. China, India and the New WorldOrder, Londres, Profile, 2007. Stanley Wolpert, A New History of India, NuevaYork, Oxford University Press, 1993/4. «“An elephant, not a tiger”, A spe-cial report on India», en The Economist, 13 de diciembre de 2008, pp. 3-4; laafirmación de Vandana Shiva en SACSIS (The South African Civil SocietyInformation Service) 29 de septiembre de 2010, a lo que podemos añadir lade que «India tiene en la actualidad el mayor número de gente sin hogar,analfabeta y subalimentada del mundo» (Swapna Banerjee-Guha, «Contra-dictions of “development” in contemporary India», en OpenDemocracy, 7 defebrero de 2011); Somini Sengupta, «The food chain: in fertile India, growthoutstrips agriculture», en New York Times, 22 de junio de 2008, y «As Indiangrowth soars, child hunger persists» en New York Times, 13 de marzo de2009; Jim Yardley, «Drought puts focus on a side of India left out of pro-gress», en New York Times, 4 de septiembre de 2009. El texto de ArundathiRoy, en The Cost of Living, Londres, Flamingo, 1999, pp. 26-27. VandanaShiva, Water wars. Privatization, pollution and profit, Londres, Pluto Press,2002. Purnima Menon, Anil Deolalikar, Anjor Bhaskar, India State HungerIndex. Comparisons of Hunger Across States, Washington, Bonn and River-side, IFPRI, 2009 (puede consultarse en la web de <www.ifpri.org>). JimYardley, «Maoist rebels widen deadly reach across India», en New York Ti-mes, 1 de noviembre de 2009; Sumantra Bose, «India’s election: parties,people, politics», en OpenDemocracy, 16 de abril de 2009 y Kanishk Tharoor,«India votes», en id. 17 abril 2009. La noticia sobre suicidios de campesinos,de «The great unravelling», en The Economist, 20 de enero de 2007, p. 32 y enEric Holt-Giménez y Raj Patel, Food Rebellions. Crisis and the Hunger for Jus-tice, Pambazuka Press, 2009, pp. 32-35. La condena de los efectos de la revo-lución verde procede del artículo «Green revolution turned soil infertile», enThe Hindu, edición on line, 26 de septiembre de 2009. Las noticias sobre unacrisis en el crecimiento en Heather Timmons y Lidia Polgreen, «As Indiagrowth slows, leaders face political headwinds», en New York Times, 14 dejunio de 2011.

Pakistán y Afganistán: la guerra perpetua

Tariq Ali, Pakistán en el punto de mira de los Estados Unidos. El duelo, Ma-drid, Alianza Editorial, 2008 y «Diary», en London Review of Books, 23 dejulio de 2009, pp. 36-37. Nicholas Schmidle, To Live or to Perish Forever. TwoTumultuous Years in Pakistan, Nueva York, Henry Holt and Co., 2009. Ah-

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med Rashid, Descent into Chaos. The United States and the Failure of NationBuilding in Pakistan, Afghanistan and Central Asia, Nueva York, Viking,2008, passim; «Pakistan on the brink», en New York Review of Books, 11 dejunio de 2009; «In Afghanistan, let’s keep it simple», en Washington Post, 6de septiembre de 2009 y «The Afghanistan impasse» en New York Review ofBooks, 8 de octubre de 2009, pp. 42-45. Tariq Ali denuncia el sesgo interesa-do de lo que escribe Rashid, partidario de continuar la guerra para sostener aKarzai a toda costa («Afganistán: la guerra de Ahmed Rashid, el escriba deKarzai», en SinPermiso, 11 de octubre de 2009). Sobre el arsenal nuclear pa-kistaní, véase la evaluación de Hans M. Kristensen y Robert S. Norris enBulletin of the Atomic Scientists, julio de 2011. «“No-Go” Tribal Areas Beca-me Basis for Afghan Insurgency Documents Show», en National Security Ar-chive, electronic briefing book 325, 13 de septiembre de 2010. James Fergus-son, Taliban. The True Story of the World’s Most Feared Guerrilla Fighters,Londres, Bantam Press, 2010. Alex Strick van Linschoten y Felix Kuehn,Separating the Taliban from al-Qaeda: the core of success in Afghanistan, Nue-va York, Center on International Cooperation, New York University, 2010;Antonio Giustozzi, ed., Decoding the New Taliban. Insights from the AfghanField, Londres, Hurst and Company, 2009; Ian Talbot, Pakistan: A ModernHistory, Londres, Hurst and Co., 2005/2. Al margen de estas publicaciones,la inmensa mayoría de las informaciones proceden de las publicadas día a díapor el New York Times entre 2007 y 2011, incluyendo análisis extensos comoel reportaje-entrevista de Dexter Filkins sobre McChrystal y sus planes:«Stanley McChrystal’s long war», en New York Times, 18 de octubre de 2009.Omito, sin embargo, la relación detallada de los artículos para no alargar ex-cesivamente este texto, y me limito a seleccionar algunas de las otras referen-cias periodísticas usadas.

Graham E. Fuller, «Obama’s policies making situation worse in Afgha-nistan and Pakistan», en Huffington Post, 10 de mayo de 2009 (Fuller fue jefede la estación de la CIA en Kabul); William Dalrymple, «Pakistan in peril»,en New York Review of Books, 12 de febrero de 2009, pp. 39-42; Patrick Cock-burn, «Return to Afghanistan», en London Review of Books, 11 de junio de2009, pp. 13-14. Sobre el riesgo de que las armas nucleares pakistaníes pue-dan caer en manos de extremistas islámicos, David E. Sanger, «The WorstPakistan Nightmare for Obama», en New York Times, 11 de enero de 2009, sibien Keith Thompson, «Why terrorists never have gotten a nuke and whyTaliban won’t be first» (Huffington Post, 17 de octubre de 2009) asegura quees imposible que pudieran utilizarlas. La estimación de las cifras de comba-tientes en Afganistán procede de la Brookings Institution, tal como se cita enMichael O’Hanlon, «Staying power. The U.S. mission in Afghanistan be-yond 2011», en Foreign Affairs, 89 (2010), n.º 5, pp. 63-79. Ralph Lopez afirmaque no hay tal insurgencia, sino que los talibán no son más que un puñado de

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dirigentes extranjeros que movilizan un ejército de hombres que solo luchanpor un salario de 8 dólares al día (Ralph Lopez, «The truth behind Afghaninsurgency», The Boston Globe, 17 de agosto de 2009). Joan Hari, «The threefallacies that have driven the war in Afghanistan», en The Independent, 21 deoctubre de 2009. Barbara Elias, «Know thy enemy. Why the Taliban cannotbe flipped», en Foreign Affairs, 2 de noviembre de 2009. El lúcido análisis deBob Churcher, «Afghanistan and Pakistan: Anatomy of a proxy war», enHuffington Post, 12 de diciembre de 2009; en un sentido parecido, StephenBiddle, Fotini Christia y J. Alexander Thier, «Defining success in Afghanis-tan. What can the United States accept?», en Foreign Affairs, 89 (2010), n.º 4,pp. 48-60. Un extenso estudio sobre los complejos caminos por los que circu-la el dinero que los Estados Unidos invierten en Afganistán se encontrará enAram Roston «How the U.S. funds the Taliban», en The Nation, 30 de no-viembre de 2009. Sobre la OTAN y Afganistán, Gareth Porter, «HowAfghanistan became a war for NATO», en Interpress Service, enero de 2011.Sobre Karzai, su hermano y el tráfico de drogas, Ryan Harvey, «The Afghanwar: spreading democracy (and heroin)», en Truthout, 10 de diciembre de2010. El proyecto de partición en Robert D. Blackwell, «Plan B in Afghanis-tan. Why a de facto partition is the least bad option», en Foreign Affairs, 90(2011), n.º 1, pp. 42-50.

Las repúblicas post-soviéticas

Graham Smith et al., Nation-building in the Post-Soviet Borderlands. The Poli-tics of National Identities, Cambridge, Cambridge University Press, 1998;Lena Jonson, Russia and Central Asia. A New Web of Relations, Londres, Ro-yal Institute of International Affairs, 1998; Edmund Herzig, The New Cauca-sus. Armenia, Azerbaijan and Georgia, Londres, Royal Institute of Internatio-nal Affairs, 1999; Nozar Alaolmolki, Life After the Soviet Union. The NewlyIndependent Republics of the Transcaucasus and Central Asia, Nueva York,State University of New York Press, 2001 (sobre Nazarbayev, pp. 61-69;también Jonathan Steele, «Was it better in the old days?», en London Reviewof Books, 28 de enero de 2010, pp. 13-15); Svat Soucek, A History of InnerAsia, Cambridge, Cambridge University Press, 2000, pp. 254-302; Mark R.Beissinger, Nationalist Mobilization and the Collapse of the Soviet State, Cam-bridge, Cambridge University Press, 2002; Jean Radvanyi, ed., Les étatspostsoviétiques. Identités en construction, transformations politiques, trajectoireséconomiques, París, Armand Colin, 2004/2 (sobre Georgia, pp. 136-147).Sobre los tratos de Aliev y Nazarvayev con las petroleras, Steve LeVine, TheOil and the Glory. The Pursuit of Empire and Fortune on the Caspian Sea, Nue-va York, Random House, 2007. Robert English, «Georgia: The ignored his-

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notas bibliográficas 191

tory», en New York Review of Books, 6 de noviembre de 2008, pp. 21-23. Sobela relación de Karimov con los Estados Unidos, Donald Rumsfeld, Knownand Unknown. A Memoir, Nueva York, Sentinel, 2011, pp. 382-384 y 633-636;«Kazakhstan. Black sheep», en The Economist, 2 junio 2007, pp. 54-55; C.J.Chivers y E. Barry, «Georgia claims on Russia war walled into question», enNew York Times, 7 de noviembre de 2008; Mijail Gorbachov, «Russia neverwanted a war», en New York Times, 20 de agosto de 2008; Göran Therborn,«Transcaucasian triptych», en New Left Review, 46 (2007), pp. 69-88;Alexander Rondeli, «Georgia: politics after revolution», en OpenDemocracy,14 de noviembre de 2007; Thomas de Waal, «The lightness of history in theCaucasus», en OpenDemocracy, 4 de noviembre de 2010. John Heathershaw,«Central Asia: the discourse of danger», en OpenDemocracy, 16 de junio de2011. Sobre Turkmenistán, «Burning sands and pipe-dreams», en The Eco-nomist,12 de diciembre de 2009, pp. 55-56; Rashid, Descent into Chaos, pp.66-71 y 338-348. Eric McGlinchey, «Running in circles in Kyrgyzstan», enNew York Times, 10 de abril de 2010. Sobre la guerra civil de Tayikistán,Mehrali Toshmuhammadov, «Civil war in Tajikistan and post-conflict reha-bilitation», Sapporo, Universidad de Hokaido, 2004. Sobre el Grupo de Co-operación de Shanghái, véase la información que proporciona su página weben <www.sectsco.org/EN/>.

La situación en el Oriente Próximo

Patrick Tyler, A World of Trouble. The White House and the Middle East—from the Cold War to the War on Terror, Nueva York, Farrar, Strauss, and Gi-roux, 2009, passim; Jeremy Salt, The Unmaking of the Middle East. A Historyof Western Disorder in Arab Land, Berkeley, University of California Press,2008, pp. 340-358; Homa Katouzian, The Persians. Ancient, Medieval andModern Iran, New Haven, Yale University Press, 2009, pp. 354-394; YannRichard, L’Iran de 1800 à nos jours, París, Flammarion, 2009, pp. 381-415;Jamal Dajani, «The Saudi-Iranian neo cold-war», en Huffington Post, 13 denoviembre de 2009. Sobre la naturaleza política del régimen de Irán, MaríaJesús Merinero, La República islámica de Irán, Madrid, Catarata, 2004; TritaParsi, Treacherous Alliance. The Secret Dealings of Israel, Iran, and the UnitedStates, New Haven, Yale University Press, 2007, pp. 172-222. Avi Shlaim,Israel and Palestine, Londres, Verso, 2009, pp. 285-317; Mark Tessler, A His-tory of the Israeli-Palestinian Conflict, Bloomington, Indiana UniversityPress, 2009/2, pp. 819-847; Tanya Reinhert, L’héritage de Sharon, París, LaFabrique, 2006; Neill Lochery, Loaded Dice. The Foreign Office and Israel,Londres, Continuum, 2007, pp. 213-226; «The politics and economics of Is-raeli disengagement, 1994-2006», en Middle Eastern Studies, 43 (2007), n.º 1,

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pp. 1-19 y «The Death of the PLO», en Middle Eastern Studies, 45 (2009), n.º 2,pp. 243-261; Reporters sans frontières, Israël, Palestine. Le livre noir, París,La Découverte, 2002 (en pp. 113-125, el informe de Human Rights Watchsobre la masacre de Jenín). Stephen Zunes, La poudrière. La politique améri-caine au Moyen-Orient et les racines du terrorisme, París, L’Aventurine, 2002,pp. 143-210; Georges Corm, Le Proche-Orient éclaté, 1956-2007, París, LaDécouverte, 2007/5, pp. 643-754, 943-956, passim; Ahron Bregman, Israel’sWars, Londres, Routledge, 2000, pp. 204-237 y 250-277. Nahla Chahaly Hala Kodmani, Avril, a Jénine, París, La Découverte, 2002; Eyal Weiz-man, Hollow Land: Israel’s Architecture of Occupation, Londres, Verso, 2007;Amira Hass, «Asediados», en John Pilger, ed., ¡Basta de mentiras! El perio-dismo de investigación que está cambiando el mundo, Barcelona, RBA, 2007;Steven Erlanger, «West Bank sites on private land, data shows», en New YorkTimes, 14 de marzo de 2007. Jonathan Freedland, «The enigma of Ariel Sha-ron», en New York Review of Books, 21 de diciembre de 2006, pp. 32-40. Ste-ven Erlanger, «Olmert rejects right of return for Palestinians», en New YorkTimes, 31 de marzo de 2007; «Israel and Iran. How MAD can they be?», enThe Economist, 10 de febrero de 2007, p. 26; Ilan Pappé, «Ingathering», enNew York Review of Books, 20 abril 2006, p. 15. Uso datos de la crítica deAdam LeBor al libro de Idith Zertal y Avika Eldar, Lords of the Land, publi-cada en New York Times el 14 de octubre de 2007. James Ron, Frontiers andGhettos. State Violence in Serbia and Israel, Berkeley, University of Califor-nia Press, 2003, pp. 121-122 y 189-202. Sobre Hezbollah, Nasrallah y la gue-rra de 2006, Robin Wright, Dreams and Shadows. The Future of the MiddleEast, Nueva York, Penguin, 2008, pp. 158-211; Augustus Richard Norton,Hezbollah, Princeton, Princeton University Press, 2009/5; Gilbert Achcar yMichel Warschawski, La guerra de los 33 días. Israel con Hezbolá en el Líbanoy sus consecuencias, Barcelona, Icaria,2007; Amos Harel and Avi Issacharoff,34 Days. Israel, Hezbollah, and the War in Lebanon, Nueva York, PalgraveMacmillan, 2008. Sobre la evolución política del Líbano, Muhammad A.Faour, «Religion, demography, and politics in Lebanon», en Middle EasternStudies, 43 (2007), pp. 909-921; Corm, Le Proche-Orient, pp. 996-1041; JamesZogby, Arab Voices. What They are Saying to Us and Why it Matters, NuevaYork, Palgrave Macmillan, 2010, se hace eco de la divergencia de opinionesen el Líbano entre quienes opinaban que eran los sirios los que habían asesi-nado a Hariri, y quienes lo consideraban víctima de Israel y de los EstadosUnidos. Roger Cohen, «U.S. illusions in Lebanon», en New York Times, 13de diciembre de 2010; Dyap Abou Jahjah, «How to destroy Hezbollah», enOpenDemocracy, 7 de diciembre de 2010. Beverley Milton-Edwards y Ste-phen Farrell, Hamas. The Islamic Resistance Movement, Cambridge, Polity,2010; sobre el programa actual de Hamas, Manuela Paraipan, «The voice ofHamas» (entrevista con Khaled Mashal), en OpenDemocracy, 5 de noviembre

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de 2010. Noam Chomsky, «Una temporada de parodias», en Sinpermiso, 12de julio de 2009. La frase de The Economist sobre la orilla occidental procedede «The dysfunctional Jewish sate», en la edición de 5 de abril de 2008, p. 18.Sobre el ataque a Gaza, Mustafa Barghouti, «Palestine’s Guernica and themyths of Israeli victimhood», en The Huffington Post, 29 de diciembre de 2008;Avi Shlaim, «Israel and Gaza: rhetoric and reality», en OpenDemocracy, 7 deenero de 2009 y la denuncia de los asesinatos de civiles por el ejército israelípublicada en agosto de 2009 por Human Rights Watch, White Flag Deaths.Killings of Palestinian Civilians during Operation Cast Lead, que puede con-sultarse en su web <www.hrw.org>; Henry Siegman, «The great MiddleEast peace process scam», en London Review of Books, 16 de agosto de 2007,pp. 6-7, «Sharon and the future of Palestine», en New York Review of Books, 2de diciembre de 2004, pp. 7-14 y «Hamas: the last chance for peace?»; en NewYork Review of Books, 6 de abril de 2006, pp. 42-48. Ethan Bronner, «Soldiers’accounts of Gaza killings raise furor in Israel», New York Times, 20 de marzode 2009; George Bisharat, «Israel on Trial», en New York Times, 4 de abril de2009. Sobre su informe, Richard Goldstone, «Justice in Gaza», en New YorkTimes, 17 de septiembre de 2009. Amos Oz, «Israeli force, adrift on the sea»,en New York Times, 1 de junio de 2010. Sobre los «papeles palestinos», MaxAjl, «The Palestine papers or How everything you thought you knew aboutthe peace process was wrong», en Truthout, 10 de febrero de 2011.

La «primavera árabe» de 2011

Sobre el Egipto de Mubarak, Wright, Dreams and Shadows, pp. 65-136, quenos ofrece una interesante información, previa a los movimientos de 2011,acerca de las fuerzas de la disidencia contra Mubarak. Lo que se refiere a losmovimientos revolucionarios del Magreb y Egipto en 2011 procede antetodo de fuentes periodísticas, incluyendo las de Al-Jazeera y las más equívo-cas de la web Magharebia, elaborada por Africom. Sobre la fiabilidad de lasnoticias de los medios en relación con el Oriente Próximo, Nir Rosen, «Wes-tern media fraud in the Middle East», en Al-Jazeera, 18 de mayo de 2011. Enel número de mayo-junio de 2011 de Foreign Affairs pueden verse una seriede artículos sobre la «nueva revuelta árabe», entre los que destacan el de LisaAnderson, «Desmitifying the Arab spring», pp. 2-7 y el de Jack Goldstone,«Understanding the revolutions of 2011», pp. 8-16. John Pilger, «Welcometo the violent world of Mr. Hopey Changey», en Truthout, 27 de mayo de2011. Marisa Holmes, «The next Egyptian revolution», en Truthout, 3 de ju-lio de 2011. De un interés especial es Adam Hanieh, «Egypt’s orderly transi-tion? International aid and the rush to structural adjustment» en Jadaliyya,mayo de 2011.

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La mayoría de las informaciones proceden de fuentes periodísticas, ymuy en especial del New York Times, cuyas referencias omito para ahorrarespacio. Además, Angelina Jarrouj, «Economic failures, revolutions and therole of the World Bank in the MENA region», en Bank Information Center, 7de abril de 2011. Alfred W. McCoy y Brett Reilly, «Washington on therocks. An empire of autocrats, aristocrats, and uniformed thugs begins tototter», en TomDispatch, 24 de abril de 2011. Sobre las ventas de armas de losEstados Unidos a los regímenes de estos países, Nick Turse, «Obama’s reset:Arab spring or same old thing? How the President and the Pentagon prop upboth Middle Eastern despots and American arms dealers», en TomDispatch,17 de mayo de 2011. Sobre Siria, Vicken Cheterian, «Syria’s broken spring: aDamascus report», en openDemocracy, 22 de junio de 2011. Sobre los estadosdel Golfo, Kristian Coates Ulrichsen, «Gulf States: studious silence falls onArab spring», en openDemocracy, 25 de abril de 2011.

Sobre Libia, Thomas Seifert y Klaus Werner, El libro negro del petróleo,Buenos Aires, Capital Intelectual, 2008, pp. 107-120; Peter Dale Scott, «TheLibyan War, American Power and the Decline of the Petrodollar Sys-tem», The Asia-Pacific Journal, vol 9, issue 18 n.º 2, mayo de 2011; Issandr ElAmrani, «Is there a Libya?», en London Review of Books, 28 de abril de 2011,pp. 19-20. Críticas africanas al ataque a Libia pueden encontrarse en Pamba-zuka News; por ejemplo, en el n.º 534, de 9 de junio de 2011, Samir Amin,«2011: An Arab springtime?»; Patrick Bond, «Chilling the Arab spring»; ObiNwakanma, «Libya: NATO’s war of agression on sovereign African state»;Sokari Ekine, «Maghreb uprisings: Truth is “impossible to find”». Sobre losmercenarios, Mark Mazzetti y E.B. Hager, «Secret desert force set up byBlackwater’s founder», en New York Times, 14 de mayo de 2011.

Capítulo 18: Una crisis global

La quiebra del sistema financiero

La literatura suscitada por la crisis es tan inmensa que renuncio a mencionarmás que los textos fundamentales de los que se hacen citas o se toman ele-mentos. Entre los libros: Paul Krugman, El retorno de la economía de la depre-sión y la crisis actual, Barcelona, Crítica, 2009; Después de Bush. El fin de los«neocons» y la hora de los demócratas, Barcelona, Crítica, 2008; El gran engaño,Barcelona, Crítica, 2004; Joseph Stiglitz, Free Fall. Free Markets and the Sink-ing of the Global Economy, Londres, Allen Lane, 2010; Robert Skidelsky, Elregreso de Keynes, Barcelona, Crítica, 2009 (en especial su lúcido análisis de lacrisis en pp. 21-48); Allan Greenspan, The Age of Turbulence, Nueva York,

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Penguin, 2007; Roger Alcaly, The New Economy, Nueva York, Farrar,Strauss and Giroux, 2003 (en 2010, en cambio, escribía en la New York Re-view of Books —25 de marzo de 2010, «How they killed the economy»— su-mándose a las voces críticas); Carmen M. Reinhart y Kenneth S. Rogoff,This Time is Different. Eight Centuries of Financial Folly, Princeton, Prince-ton University Press, 2009. Una explicación accesible en Juan Torres López,La crisis de las hipotecas basura. ¿Por qué se cayó todo y no se ha hundido nada?,Madrid, Sequitur, 2010; Robert J. Shiller, The Subprime Solution. HowToday’s Global Financial Crisis Happened and What to Do about It, Princeton,Princeton University Press, 2008; Georg Soros, La bombolla de la supremaciaamericana, Barcelona, La Magrana, 2004 y El nou paradigma dels mercats fi-nancers. Per entendre la crisi econòmica actual, Barcelona, Edicions 62, 2008;Paul Mason, Meltdown. The End of the Age of Greed, Londres, Verso, 2009;Randy Charles Epping, The 21st-Century Economy, Nueva York, VintageBooks, 2009; John B. Foster y Fred Magdoff, The Great Financial Crisis,Nueva York, Monthly Review Press, 2009; Bruce Bartlett, The New Ameri-can Economy. The Failure of Reaganomics and a New Way Forward, NuevaYork, Palgrave Macmillan, 2009; Christian Marazzi, Finanza brucciata, Be-llinzona, Casagrande, 2009. Sobre la evasion de impuestos y los paraísos fis-cales, Nicholas Shaxson, Treasure Islands. Tax Havens and the Men Who Stolethe World, Londres, The Bodley Head, 2011. Sobre los errores cometidospor el FMI véase IEO (Independent Evaluation Office of the FMI), IMF Per-formance in the Run-Up to the Financial and Economic Crisis: IMF Surveillancein 2004-07, 10 de enero de 2011.

En cuanto al análisis de sus causas, un tema que escapa a los objetivos deeste libro, me he basado en buena medida en los trabajos de una serie de eco-nomistas disidentes como Steve Keen (por ejemplo «Empirical and theoreti-cal reasons why the GFC is not behind us», en Steve Keen Debtwatch, 13 dejunio de 2010), Dean Baker, Michael Hudson o Nouriel Roubini, acerca decuyos planteamientos se puede encontrar una buena síntesis en Dirk J. Be-zemer, «No One Saw This Coming»: Understanding Financial Crisis ThroughAccounting Models, Munich, MPRA paper n.º 15892, junio de 2009.

La base de la información descriptiva procede de un gran número de ar-tículos publicados en diversos lugares, demasiado numerosos para citarlosaquí. He hecho un amplio uso de los del New York Times, en especial de losde Krugman; de la Real World Economics Review, números 49 y 50, y sobretodo del blog de la misma (como James Galbraith, «I write to you from adisgraced profession», o, en general, los de Dean Baker y Peter Radford); deTruthout, que he usado ampliamente, día a día; de New York Review of Books(como Robert M. Solow, «How to understand the disaster», 14 de mayo de2009); de London Review of Books, New Left Review, The American Prospect,Wall Street Journal, TomDispatch (por ejemplo el artículo de Chris Hellman

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sobre el gasto militar, de 16 de agosto de 2011), St. Louis Post Dispatch,Bloomberg.com, ThinkProgress, In These Times, etc. Del Berkeley Blog (BradDeLong, «What have we unlearned from our Great Recession?», 24 de fe-brero de 2011) o de los artículos de Robert Reich en diversos medios. El dis-curso de Bernanke «The great moderation. Remarks by governor Ben S.Bernanke at the meetings of the Eastern Economic Association, Washing-ton, DC. February 20, 2004» en The Federal Reserve Board. Sobre la discuti-da personalidad de Larry Summers, Charles Ferguson, «Larry Summers andthe subversion of economics», en The Chronicle of Higher Education, 13 deoctubre de 2010. La opinión de Eliot Spitzer en su artículo «What Clayronknew», en Slate, 19 de octubre de 2010. Las palabras de Larry Beinhart enBuzzFlash, 10 de enero de 2011, a lo que hay que añadir, Eric Alterman, «Theconservative class war, continued», en Truthout, 3 de febrero de 2011. TheFinancial Crisis Inquiry Report. Final Report if the National Commission on theCauses of the Financial and Economic Crisis in the United States, Washington,Official Government Edition, enero de 2011 (véase, por ejemplo, la críticade Steve Keen, «The FCIC report: Sound and fury signifying nothing», enReal-World Economics Review Blog, 7 de febrero de 2011).

La información sobre la política y las empresas procede de una tal diver-sidad de fuentes puntuales que sería excesivo detallarlas. Las declaracionesde Buffett en Ben Stein, «In class warfare, guess which class is winning», enNew York Times, 26 de noviembre de 2006, y su artículo sobre la responsabi-lidad de los milmillonarios, «Stop coddling the super-rich», en New York Ti-mes, 14 de agosto de 2011. Sobre la ineficacia de la austeridad, Jaime Guajar-do, Daniel Leigh, y Andrea Pescatori, «Expansionary austerity. NewInternational evidence», IMF Working Paper, julio de 2011. Una amplia in-formación sobre ALEC, y sobre su relación con los Koch, se encontrará enBeau Hodai, «Publicopoly Exposed. How ALEC, the Koch brothers andtheir corporate allies plan to privatize government», en In These Times, 11 dejulio de 201, en la web DBApress.com, donde el propio autor ha reunido unaimpresionante serie de documentos y en <www.alecexposed.org> del Centerfor Media and Democracy. Sobre ALEC y las cárceles, Mike Elk y BobSloan, «The hidden history of ALEC and prison labor», en The Nation, 1 deagosto de 2011. Todo lo cual puede confrontarse con lo que se dice en la webde la propia asociación, <www.alec.org.> Las opiniones de Brzezinski en <www.prisonplanet.com>, 7 de julio de 2011. Sobre la situación de los niños, Children’sDefense Fund, The State of America’s Children 2011 Report. La frase final, deMark Weisbrot, «The struggle against stupidity: European and U.S. govern-ments continue wrecking their economies», en The Guardian, 5 de agosto de2011.

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La otra cara de la crisis: la lucha por la tierra y por los alimentos

FAO, Food Outlook. Global market analysis, diciembre de 2009; FAO, TheState of Food Insecurity in the World. Addressing Food Insecurity in ProtractedCrises, octubre de 2010. Olivier de Schutter, Report submitted by the SpecialRapporteur on the right to food, United Nations, 20 de diciembre de 2010. Fre-deric Mousseau, The High Food Price Challenge: A Review of Responses toCombat Hunger, Oakland, The Oakland Institute, 2010; Walden Bello, «Theglobal food price crisis. A critique of orthodox perspectives», en PambazukaNews, 439, 25 de junio de 2009. Sean O’Grady, «The coming hunger: Re-cord food prices put world “in danger”, says UN», en The Guardian, 6 deenero de 2011. Keith Bradsher, «U.N. Food Agency issues warnings on Chi-na drought», en New York Times, 8 de febrero de 2011; Paul Krugman, «Gra-ins gone wild», en New York Times, 7 de abril de 2008; Jomo Kwame Sunda-ram, «Food fears return», en Project Syndicate, 9 de mayo de 2011; «If wordswere food, nobody would go hungry», en The Economist, 21 de noviembrede 2009, pp. 61-63 y «Dare to grow more», 4 de diciembre de 2010, p. 67. Loque se dice de Somalia procede de dos artículos publicados en PambazukaNews, n.º 543, 3 y 4 de agosto de 2011: «Famine by man not drought» y Ras-na Warah, «Famine in Somalia. The story you’re unlikely to hear any timesoon», que se basa en hechos que han sido ya comentados en otro capítulo deeste libro.

Sobre la soberanía alimentaria, Eric Holt-Giménez, «De la crise alimen-taire à la souveraineté alimentaire, le défi des mouvements sociaux», en Pres-sions sur les terres. Devenir des agricultures paysannes. Points de vue du Sud,Alternatives Sud 17/2010 3, París, Syllepse, 2010, pp.37-56; «We demandfood sovereignity now! Declaration from social movements/NGOs/CSOsParallel forum to the World summit of food security, Rome, 13-17 novem-ber 2009», en Pambazuka News, 459, 26 de noviembre de 2009; «Hungergrows in America and around the world. Do government readers care?», enFood First news and views, 31 (2009), n.º 115. Neil MacFarquhar, «U.N. rai-ses concerns as global food prices jump», en New York Times, 3 de septiem-bre de 2010; William Neuman, «Rising corn prices bring fears of an upswingin food costs», en New York Times, 12 de octubre de 2010. Las estimacionessobre el crecimiento de la población mundial en Justin Gillis y Celia W. Du-gger, «U.N. forecasts 10.1 billion people by century’s end», en New York Ti-mes, 3 de mayo de 2011. La afirmación de que «Malthus vuelve» en CarlisleFord Runge y Carlisle Piehl Runge, «Against the grain. Why failing to com-plete the green revolution could bring the next famine», en Foreign Affairs,89 (2010), n.º 1, pp. 8-14. Sobre la «revolución verde», Eric Holt-Giménez yRaj Patel, Food Rebellions! Crisis and the Hunger for Justice, Oxford, Pamba-zuka Press, 2009, 26-37 y passim (en pp. 136-147, sobre AGRA, el nuevo

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proyecto «verde» africano); «Green Revolution turned soil infertile», en TheHindu, Charnai, 26 de septiembre de 2009; Raj Patel, Eric Holt-Giménez yAnnie Shattuck, «Ending Africa’s hunger», en The Nation, 21 de septiembrede 2009; Eric Holt-Giménez, Smalholder Solutions to Hunger, Poverty andClimate Change, Oakland, Food First, s.a. (c. 2010); David Lidstone y DavidGeorge-Cosh, «Saudi food adventure needs rethink» en The National, Abu-Dhabi, 12 de diciembre de 2009. Andrew Rice, «Is there such a thing as agro-imperialism?», en New York Times, 22 de noviembre de 2009. Hans Herren,«Supporting a true agricultural revolution», en Pambazuka News, 481, 13 demayo de 2010.

Sobre el landgrabbing en África, véase el informe del Banco Mundial, Ri-sing Global Interest in Farmland. Can It Yield Sustainable and Equitable Bene-fits?, 7 de septiembre de 2010 y la crítica de Saturnino Borras, jr., y JenniferFranco, «Regulating land grabbing?», en Pambazuka News, 510, 16 de di-ciembre de 2010. Roger Thurow, «The fertile continent. Africa, agriculture’sfinal frontier», en Foreign Affairs, 89 (2010), n.º 6, Special issue: «The worldahead», pp. 102-110. «When others are grabbing your land», en The Econo-mist, 7 de mayo de 2011, pp. 57-58. El texto de Vía Campesina procede de suconvocatoria a una conferencia internacional «Paremos el acaparamiento detierras» del 17 al 20 de noviembre de 2011 en Nyeleni. Visiones hostiles alproceso en The Vultures of Land Grabbing. The involvement of European fi-nancial companies in large-scale land acquisition abroad, un documento produ-cido por Merian Research y la ONG CRBM en 2010, que puede consultarseen la red, al igual que las noticias ofrecidas por una web dedicada especial-mente al fenómeno del landgrabbing (Food Crisis and the Global Land Grab en<http://farmlandgrabbing.org>), por el Oakland Institute (Shepard Daniel yAnuradha Mittal, The Great Land Grab y otros documentos semejantes en<www.oaklandinstitute.org>) o por Vía Campesina, demasiado abundantescomo para anotarlos aquí (por ejemplo, «GRAIN statement at the JointGRAIN-La Vía Campesina media briefing», Roma, 26 de noviembre de2009; sobre el caso de Loliondo, MERC (Maasai Environmental ResourceCoalition), una web publicada por una organización en que participan gru-pos massai de Tanzania y Kenia, y «Tanzania: Loliondo report of findings»,en Pambazuka News, n.º 449, 23 de septiembre de 2009; Nikolaj Nielsen,«Land-grabbing in Africa: the why and the how», en Pambazuka News, 7 deoctubre de 2009. La noticia del hambre en Etiopía de Reuters Alerts Net, 25 deseptiembre de 2009, confirmada en Raphael Grojnowski, «Ethiopia: landgrabbing and the emergence of “cereal republics”», en Grain, 4 de febrero de2010, etc.); Genet Mersha. «Éthiopie: l’“accaparement” de terres arables pardes investisseurs étrangers», en Pressions sur les terres, pp. 161-179. SobreAmérica Latina, «L’accaparement des terres en Amérique Latine», en FoodCrisis and the Global land Grab, 12 de marzo de 2010. «World Bank report on

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land grabbing: Beyond the smoke and mirrors», en Food Crisis and the GlobalLand Grab, 15 de septiembre de 2010.

Sobre el agua, Marq de Villiers, Agua. El destino de nuestra fuente de vidamás preciada, Barcelona, Península, 2001, pp. 181-205; Maude Barlow y TonyClarke, Oro azul. Las multinacionales y el robo organizado de agua en el mundo,Barcelona, Paidós, 2004, pp. 107-111; «Nile water resource dispute splits re-gion», en Afrol News, 17 de mayo de 2010. Sobre Azurix, Robert Bryce, PipeDreams. Greed, Ego and the Death of Enron, Nueva York, PublicAffairs, 2002,pp. 175-189, passim. El tema de los efectos de las grandes presas se ha basa-do en Arundathi Roy, The Cost of Living, Londres, Flamingo, 1999; VandanaShiva, Water wars. Privatization, pollution and profit, Londres, Pluto Press,2002, pp. 107-108 y 114-115; Khadija Sharife, «Damnation for Africa’s bigdams?», en Pambazuka News, 444, 30 de julio de 2009, «China’s biggest bankto support Africa’s most destructive dam», en International Rivers, 13 demayo de 2010, y muy en especial en Thayer Scudder, «A Comparative Sur-vey of Dam-induced Resettlement in 50 cases», manuscrito no publicado quepuede consultarse en la web del autor (<www.hss.caltech.edu>). SobrePerú, Hugo Blanco, «Perú: voto por Cocachacra», en SinPermiso, 10 de abrilde 2011. Frank Muramuzi, «Ugandan environmentalist speaks out on largedams, renewable energy, and poverty alleviation», en Bank Information Cen-ter, 14 de diciembre de 2009; Khadija Sharife, «East Africa’s looming famine-Gibe III», en Pambazuka News, 482, 20 de mayo de 2010. Robert F. Worth,«Searching for crumbs in Syria’s breadbasket», en New York Times, 13 deoctubre de 2010.

Paul Collier, The Bottom Billion. Why the Poorest Countries are Failingand What Can Be Done About It, Nueva York, Oxford University Press, 2007(véanse las críticas a este libro de Easterly en New York Review of Books, 4 dediciembre de 2008, pp. 51-54 y de Erik S. Reinert, reproducida en Pamba-zuka News, n.º 520, 10 de marzo de 2011). Del propio Collier, «Developmentin dangerous places» en Boston Review, julio-agosto de 2009; «The politics ofhunger» en Foreign Affairs, noviembre-diciembre de 2008. En una línea se-mejante se expresa Tony Blair, «Making government work can transformateAfrica», en Huffington Post, 16 de diciembre de 2010. Una crítica global a lasideas de Collier en Walden Bello, «The global food price crisis. A critique oforthodox perspectives», en Pambazuka News, 439, 25 de junio de 2009. EnEspaña se han publicado, por Ediciones Turner, dos traducciones de Collier:El club de la pobreza: qué falla en los países más pobres del mundo (2008) y Gue-rra en el club de la miseria: la democracia en lugares peligrosos (2009).

Marc Dufumier, «Insécurité alimentaire, question agraire et développe-ment “durable” en Afrique», en Pambazuka News, 152, 28 de junio de 2010.Agriculturas africanas y mercado mundial ha sido publicado por la UniversitatPolitècnica de Valencia en 2010 y se puede consultar en una versión en la red

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de la propia universidad. Tidiane Kassé, «Food crisis in the Sahel: Real pro-blem, false solutions», en Pambazuka News, 27 de julio de 2010.

Niek Köning, The Failure of Agrarian Capitalism: Agrarian Politics in theUK, Germany, the Netherlands and the USA, 1846-1919, Londres, Routledge,1994. Hay sobre esto una bibliografía abundante que no es este el lugar de citar.Miguel Altieri, «Small farms as a planetary ecological asset: Five key reasonswhy we should support the revitalization of small farms in the global south»,Food First, 2008, en <http://www.foodfirst.org/en/node/2115>. IAASTD,Agriculture at a Crossroads, Washington, Island Press, 2009; Olivier De Schut-ter, «Responsibly destroying the world’s peasantry», en Food Crisis and the Glo-bal Land Grab, 4 de junio de 2010 (<http://farmlandgrab.org/13528>).

Garrett Hardin, «The Tragedy of the Commons», en Science, 162 (1968),pp. 1243-1248; Esther Kingston-Mann, «Peasant communes and economicinnovation: a preliminary inquiry», en E. Kingston-Mann y T. Mixter, Pea-sant Economy, Culture and Politics of European Russia, 1800-1921, Prince-ton, Princeton University Press, 1991, cita de la p. 50; Tine de Moor, «Avoi-ding tragedies: a Flemish common and its commoners under the pressure ofsocial and economic change during the eighteenth Century», en EconomicHistory Review, 62, 1 (2009), pp. 1-22. Elinor Ostrom y Harini Nagendra,«Insights on linking forests, trees, and people from the air, on the ground,and in the laboratory», en Proceedings of the National Academy of Sciences,103 (2006), n.º 51, 19224-19231.

United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairsand the Internal Displacement Monitoring Centre, Monitoring Disaster Dis-placement in the Context of Climate Change, septiembre de 2009; World Bank,Where is the Wealth of Nations? Measuring Capital for the 21th Century, Wash-Wash-ington, 2006; World Bank, Development and Climate Change, Washington,septiembre de 2009¸ Right to Food and Nutrition Watch 2009. Who Controls theGovernance of the World Food System?, publicado en octubre de 2009 por Brotfür die Welt, ICCO y Fian International. Sobre la WTO (OMC), Jean Zie-gler, Les nouveaux maîtres du monde, et ceux qui leur resistent, París, Fayard,2002, pp. 179-202, Fatumata Jawara y Aileen Kwa, Behind the Scenes at theTWO: the Real World of International Trade Negotiations, Londres, Zed Books,2003; las condiciones de entrada en la OMC para Camboya en «Welcome tothe club», en The Economist, 13 septiembre 2003, pp. 55-56; el fracaso de lassemillas de Monsanto en African Center for Biosafety, agosto de 2009. Una delas paradojas del «liberalismo» es que individuos como Johan Norberg, autorde En defensa del capitalismo global, y entidades como el ultraliberal Cato Ins-titute, al que Norberg pertenece, condenen el proteccionismo agrario de losEstados Unidos, por cuanto daña a los productores del mundo subdesarrolla-do; pero es que esta condena se hace en nombre de una campaña que condenatambién a los sindicatos («Are unions good for America?», se pregunta el Cato

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Journal del invierno de 2010, y la respuesta, naturalmente, es «no») y los inten-tos de reforma sanitaria de Obama. Hubert Reeves y Frédéric Lenoir, Mal deterre, París, Seuil, 2003, pp. 187-202, etc.

La frase de Samir Amin en «Emerging from the crisis of capitalism oremerging from capitalism in crisis?», en Pambazuka News, 17 de septiembrede 2009. Sobre las luchas campesinas es mucho mejor seguir las noticias amedida que se producen que recurrir a la bibliografía, a excepción de unospocos libros como el de Eric Holt-Giménez y Raj Patel, Food Rebellions! Cri-sis and the Hunger for Justice, Oxford, Pambazuka Press, 2009. En un marcogeneral hay que usar la web del movimiento internacional Vía Campesina(<http://viacampesina.org>). Para América Latina las informaciones de laCoordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo (<http://mo-vimientos.org/cloc>). Hay abundantes noticias sobre los países andinos enCentro de Políticas Públicas y Defensa Indígena (<www.politicaspublicas.net>) o en la web de Bartolomé Clavero (<www.clavero.derechosindigenas.org>). Y las hay para países concretos: para Guatemala, Coordinadora Na-cional Indígena y Campesina, CONIC (<www.cnoc.org.gt/conic.html>);para Colombia, Agencia Prensa Rural (<www.prensarural.org>); para Bra-sil, la web del MST (<www.mstbrazil.org>), para México, la del propio movi-miento zapatista (<www.enlacezapatista.ezln.org.mx>), para Perú la de Ai-desep, etc. El caso de los mapuches ha dado lugar a que un grupo dehistoriadores chilenos haya publicado el 19 de agosto de 2009 un manifiestode apoyo a la lucha del pueblo mapuche por «recuperar sus tierras ancestra-les». Sobre los campesinos indígenas de la Amazonia peruana, y el intento dearrebatarles sus tierras por parte de Alan García, Javier Díez Canseco, «Labatalla amazónica. Antes y después», en SinPermiso, 28 de junio de 2009. Ma-teriales adicionales sobre Colombia: Simon Romero, «Wider drug warthreatens Colombian indians», en New York Times, 22 de abril de 2009; «De-claración final III Asamblea Nacional del Coordinador Nacional AgrarioC.N.A» de 29 de febrero de 2008, en Vía Campesina; un documentado estu-dio de diciembre de 2007, El derecho a la alimentación en Colombia, puedeconsultarse en la web de FIAN Internacional, (<www.fian.org>), etc. Sobrela masacre de Acteal, el dossier reunido por Adolfo Gilly, «Sobre la masacrede Acteal. México. Dossier», en SinPermiso septiembre de 2009 (<www.sin-permiso.info>); sobre la de El Salado, en Colombia, «Conspiracy of silence?Colombia, the United States and the Massacre at El Salado», en National Se-curity Archive, 24 de septiembre de 2009; sobre Bagua, Marco Huaco, «A dosaños del "baguazo": aportes para una cronología creíble», en Ideele, Perú,2011.

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Capítulo 19: Al final del recorrido:el triunfo del capitalismo realmente existente

Francis Fukuyama, The End of History and the Last Man, Londres, HamishHamilton, 1992; una respuesta desengañada y reaccionaria en Robert Kagan,The Return of History and the End of Dreams, Nueva York, Knopf, 2008.World Development Report 2001: Conflict, Security, and Develompment, Wash-ington, World Bank, 2011. Sobre la persistencia de la guerra fría, Stephen F.Cohen, Soviet Fates and Lost Alternatives, from Stalinism to the New ColdWar, Nueva York, Columbia University Press, 2009, pp. 162-198 («Wholost the post-soviet peace?»). Thalif Deen, «Armed conflicts claim unprece-dented number of civilians», en Inter Press Service, 15 de mayo de 2011. So-bre Bakiyev, Clifford J. Kevy, «Strategic issues, not abuses, are U.S. focus inKyrgyzstan», en New York Times, 22 de julio de 2009. Michael Scheuer, Osa-ma bin Laden, Nueva York, Oxford University Press, 2011, pp. 162-181.Martin van Creveld, The Culture of War, Nueva York, Ballantine Books,2008, conclusión. Las noticias sobre la venta de armas en New York Times de7 y 11 de septiembre de 2009. La crítica de Luciano Canfora en La democra-cia. Historia de una ideología, Barcelona, Crítica, 2004 y Crítica de la retóricademocrática, Barcelona, Crítica, 2003; la de John Kampfner en Freedom forSale. How we Made Money and Lost Our Liberty, Londres, Pocket Books,2010; la frase sobre el Congreso norteamericano procede de Robert L. Boro-sage, «Corruption is dangerous to your health», en Huffington Post, 5 demayo de 2009. Sobre la decisión de no limitar el gasto electoral de las empre-sas, Adam Liptak, «Justices, 5-4, reject corporate spending limit», en NewYork Times, 21 de enero de 2010; Robert Barnes, «High court shows it mightbe willing to act boldly», en Washington Post, 22 de enero de 2010 y RonaldDworkin, «The “devastating” decision», en New York Review of Books, 28 defebrero de 2010, p. 39.

Sobre la formación de las sociedades democráticas en Europa, ThomasErtman, The Birth of the Leviatan. Building States and Regimes in Medievaland Early Modern Europe, Cambridge, Cambridge University Press, 1997 yRobert D. Putnam et al., Making Democracy Work. Civic Traditions in Mo-dern Italy, Princeton, Princeton University Press, 1993.

Sobre la esclavitud en el mundo actual, Kevin Bales, Disposable People:New Slavery in the Global Economy y Ending Slavery. How We Free Today’sSlaves, ambos publicados por Berkeley, University of California Press, 1999y 2007, respectivamente; Kevin Bales y Zoe Trodd, «All of it is now», enEmma Christopher et al. eds., Many Middle Passages. Forced Migration andthe Making of the Modern World, Berkeley, University of California Press,2007, pp. 222-234. Se pueden encontrar informaciones y estadísticas acercade la situación actual de la esclavitud en el mundo en la web de Polaris Pro-

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ject (<www.polarisproject.org>). Gabriele Turi, «Iqbal Masih. Le nuoveschiavitù», en Passato e Presente, XXVII (2009), n.º 78, pp. 43-63; CameronSinclair, «Dying to work: Human trafficking and the construction industry»,en Huffington Post, 15 de septiembre de 2009; Sara Sidner, «Generations payoff debts through slavery», en The CNN Freedom Project, 8 de marzo de 2011.En diciembre de 2009 se detuvo en Atlanta a un matrimonio que retenía en laesclavitud a una mujer a quien había hecho venir de Swazilandia con engaños(Afrol News, 11 de diciembre de 2009); las noticias sobre Mauritania de SyHamdou, «Mauritania: slavery and state racism», en Pambazuka News, 543, 3de agosto de 2011 y en Magharebia, 18 de enero de 2011. La historia del niñoNana Yaw, en <www.irinnews.org>, 23 de marzo de 2010. Una extensa in-formación de la lucha contra el tráfico de seres humanos país por país se pue-de encontrar en los Trafficking in Persons Report que publica cada año el Bu-reau of Public Affairs del Departamento de Estado norteamericano. NicholasD. Kristof, «She’s 10 and may be sold to a brothel», en New York Times, 1 dejunio de 2011.

La literatura sobre la globalización, la desigualdad y el hambre es prácti-camente inabarcable. He usado, entre otros libros, A.G. Hopkins, ed., Globa-lization in World History, Londres, Pimlico, 2002; Erik S. Reinert, La globali-zación de la pobreza, Barcelona, Crítica, 2007; J.A. Dunning, ed., MakingGlobalization Good. The Global Challenges of Global Capitalism, Oxford,Oxford University Press, 2003; David Held y Ayse Kaya, eds., Global In-equality, Cambridge, Polity Press, 2007. Las cifras sobre el hambre puedenseguirse en las noticias que publican regularmente la FAO, el InternationalFood Policy Research Institute (<www.ifpri.org>), con su índice internacio-nal del hambre, el Institute for Food and Development Policy (<www.fo-odfirst.org>), etc. Ejaz Ghani, «Is growth incomplete without social progress?»,en Project Syndicate, 3 de mayo de 2011. Sobre las ciudades y los suburbios,Mike Davis, Planet of Slums: Urban Involution and the Informal WorkingClass, Londres, Verso, 2006; Stephen Graham, Cities under Siege. The NewMilitary Urbanism, Londres, Verso, 2010 y la web de UN Habitat (<www.un-habitat.org>), donde se pueden hallar las noticias sobre el «World UrbanForum 5, The Right to the City: Bridging the Urban Divide» (Río de Janei-ro, marzo de 2010). En lo relativo a la desigualdad, las cifras hasta 1970 sonde Paul Bairoch, «The main trends in national economic disparities since theindustrial revolution», en Paul Bairoch y Maurice Lévy-Leboyer, eds., Dis-parities in Economic Development since the Industrial Revolution, Basignstoke,Macmillan, 1981, pp. 3-17, especialmente el cuadro de la p. 7. Las más re-cientes, en Mark Weisbrot y Rebecca Ray, The Scorecard on Development,1960-2010: Closing the Gap?, Washington, Center for Economic and PolicyResearch, abril de 2011. Una visión de cifras a más largo plazo, discutibles enmuchos aspectos, en Angus Maddison, Contours of the World Economy,

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1-2030 AD, Oxford, Oxford University Press, 2007. Las comparaciones si-guientes se basan en Naciones Unidas, Estudio económico y social mundial2000, Nueva York, Naciones Unidas, 2000, p. 289 e Instituto de RecursosMundiales, Washington, Recursos mundiales 2002, Madrid, Ecoespaña.Jeffrey Sachs, The End of Poverty. Economic Possibilities for Our Time, NuevaYork, Penguin, 2005; William Easterly, The White Man’s Burden. Why theWest Efforts to Aid the Rest Have Done so Much Ill and so Little Good, NuevaYork, Penguin, 2006; Ha-Joon Chang, Bad Samaritans. Rich Nations, PoorPolicies and the Threat to the Developing World, Londres, Random House Bu-siness Books, 2007; Raymond Fisman and Edward Miguel, Economic Gangs-ters. Corruption, Violence and the Poverty of Nations, Princeton, PrincetonUniversity Press, 2008; Jeff Faux, The Global Class War, Hoboken, Wiley,2006; Paul Mason, Live Working or Die Fighting. How the Working ClassWent Global, Londres, Harvill Secker, 2007, etc.

Artículos como Kimani Chege, «Figures reveal extent of Africa’s ne-glected diseases», en SciDevNet, 3 de septiembre de 2009; Bharati Chaturve-di, «A scrap of decency», en New York Times, 4 de agosto de 2009; DenseGrady, «Where life’s start is a deadly risk», en New York Times, 24 de mayode 2009; Nicholas D. Kristof. «The hidden hunger», en New York Times, 24de mayo de 2009; Olivier De Schutter, «Africa and the global food crisis», enPambazuka News, 446, 3 de septiembre de 2009; Amy Goldstein, «America’seconomic pain brings hunger pangs», en Washington Post, 17 de noviembrede 2009; William Easterly, «The white man’s burden», carta de respuesta alas críticas de Jeffrey Sachs en New York Review of Books, 11 de enero de2007, p. 66; Thalif Deen, «Is global poverty reduction a political myth?», enSocial Watch, julio de 2010 (<www.socialwatch.org>).

United Nations Office for the Coordination of Humanitarian Affairs andthe Internal Displacement Monitoring Centre, Monitoring Disaster Displace-ment in the Context of Climate Change, septiembre de 2009; World Bank, Whe-re is the Wealth of Nations? Measuring Capital for the 21th Century, Washing-Washing-ton, 2006, Right to Food and Nutrition Watch 2009. Who Controls the Governanceof the World Food System?, publicado en octubre de 2009 por Brot für dieWelt, ICCO y Fian International. Uso las informaciones de fuentes comoUnited Nations Standing Committee on Nutrition (<www.unscn.org>), don-de se encontrará, por ejemplo, «Global recession increases malnutrition forthe most vulnerable people in developing countries. Pregnant women andchildren are hardest hit», 6 de septiembre de 2009; «U.N.: 1,5 billion peoplelive in darkness», Afrique en ligne, 27 de noviembre de 2009. «Africa stillhungry despite annual $3 billion of aid and $33 billion of food imports», enUN News Centre, 11 de marzo de 2010. Donald J. McNeil, jr., «Virus ravagescassava plants in Africa», en New York Times, 31 de mayo de 2010. John Vi-dal, «People die from hunger while banks make a killing on food», en The

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Guardian, 23 de enero de 2011. Frederick Kaufman, «How Goldman Sachscreated the food crisis», en Foreign Policy, 27 de abril de 2011.

John Pilger, «Behind the Arab revolt is a word we dare not speak», enTruthout, 24 de febrero de 2011; Firoze Manji, «Democratic uprisings bru-tally suppressed in many African countries», en Pambazuka News, n.º 523, 31de marzo de 2011. Guy Marius Sagna, «An African response to “There is noalternative”: revolutions from Tunis to Ouagadougou», en PambazukaNews, 542, 27 de julio de 2011; una serie de links a los textos de advertenciaacerca de las posibles consecuencias sociales de la crisis se encontrarán enDavid Ruccio, «They told us so», en la web de RealWorld Economics ReviewBlog, de 16 de agosto de 2011; el discurso de Brzezinski en «Raging inequali-ty may cause unrest and violence in America and the rest of Western World»,en Prison Planet, 20 de julio de 2011.

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