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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

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Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

BIBLIOTECA ECUATORIANA

p R o L o G o

o E

G o N z A L o

z A L D u M 8 1 o E

EDITORES • ALFONSO Y JOSE. RUMAZO GONZALEZ

VOLUMEN II ..

EDITORIAL BOLÍVAR··QUITO Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

mBLIÓTECA NACIONA

lt.~ .. 1U:::::: ...... §)!! .. e¿ ..

Quito-Ecuador

o l2~76~J: PROLOGO

La primera vez que leí algo de este poe: ta, tuve la suerte de dar con un soneto bron­dneo, fulgurante, exacto. Y me dije: sorne· tido a una disciplina como la del Parnaso, pór ejemplo, este magnífico poeta concentraría sus dones y tendríamos, no sólo un poeta magnífico, sino tin artista perfecto. Sin du­da la evolución de los tiempos nuevos no lo querrá: tal vez lo disperse al acaso de sus mu­dables corrientes: será siempre un poeta, pero quizá no el que pudo, el que debió ser con· substancialmente. ; .

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De todos modos, aqui está este libro lleno de imágenes y de aciertos. Ante tantos y tan felices hallazgos, lo que hemos ganado en va­riedad y abundancia seguramente compensa lo que hemos tal vez perdido al esperar fi­jarlo en una sola vena.

Hubiéramos deseádolo parnasiano. No porque esta escuela encerrase el secreto de la poesía, pues. no hay escuelas, sino poetas, y el poeta de verdad lo es, por extravagante o absurda que sea la formB de expresión que adopte; sino: más bien por cierta necesidad pública de ejemplos de conciencia artística. de exigente e-scrúpulo estético y de vocación univoca.

Cuando llegó la hora, ya pretérita, ya ol­vidada, del-simbolh;mo, eLco~cepto mismo de poesía. abandonó el explotado ~ampo q~e la razÓn y_ el sentimiento habÍan seguido, román­Úcamente, cultivando de consuno~ p~r el nuevo dominio, ilimitado, de u~a música eté­rea e inasil:iie. Se oyeron voces inefables. S~ las llevó el viento. . .

El ·parnasianismo fué luego como. un in­tento de restauración super~iá~ica. Ponien­do. en primer·. pian recur~os estéticos antes postergados p'or. el clasids~_o_· y. m~l·· sosteni~·

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dos 'por el difuso romantiCismo, dió increíb]e relieve y consistencia al poder de expresi~m, e inaudita potencialidad poética a la precisión, a la plasticidad, a1 color geniüno, ál decoro suntuario y erudito, al epíteto definitivo que siendo inesperado era irreemplazable.: Res­tableció el sentido de la. jerarquía y de la di~­ciplina exterior. Era un arte leal, porque so, metía la comprobación de su veracidad a la confrontación con la realidad vista con ojos expertos, sin entregarla a la cambiante, in-, Cierta, incoercible interpretación subjetivista, basada toda en resonancias interiores como eran las invocadas en última instancia po; el simbolismo.

Desgraciadamente, duró muy poco. Y es grande lástima en especial para nosotros que, no habiendo crecido bajo n~nguna férula, adoptamos como única norma el espíritu de rebeldía contra opresiones que nunca pesaron sobre nosotros. N os sublevamos . sin tener contra qué sublevarnos. Y entramos en la libertad sin haber pasado por ninguna escuela disciplinaria. Aun el academismo es útil pa­ra luego destruirlo hasta de raíz: pero cono­ciéndolo.

Así, mucha gracia es, por ejemplo, que· este- poeta, nuestro querido poeta . ,Remigio

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Romero y Cordero,- (con estos nombres ¿por dónde podría escaparse de ser poeta?),­libre y bohemio de natural, se preste como por instinto a un orden, a una ley. Parece que su instinto le advirtiera las razones supe­riores, de necesidad interna, de virtud consti­tutiva, que invisiblemente asisten al ineludi­ble determinismo de cierta belleza orgánica e íncorruptib!e.

Le agradecemos el placer, ya raro,' de unos cuantos sonetos exactos como aquel de mi recuerdo que no está aquí. En este hay otros muy bellos que autorizarían a. su autor para aplaudirse conforme a la imagen tan bien traída por él, del gallo que acompa­ña su canto "con unos golpes de sus pro­pias alas".

Rico en rimas, diestro en su manejo, no se consuela uno de que haya dejado algunos sin el toque final, sin el acabado del conso­nante, que no es para él eco vano o super­fluo, sino remate y remache de un pensa­miento bien incrustado.

Por lo menos, probada tiene su técnica y su facilidad, con esta su abundancia libre­mente sometida a felices trabas y a concien­tes limitaciones. Derecho tiene, pues, a sa­cudirse de ellas y a deambular como le

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plazca. Bien está que se mueva con desenfado por doquiera: que así su libertad bien ganada no es pereza mental ni manera de eludir las dificultades del oficio.

Prolijo sería seguirle en todos y cada uno de los aspectos que aquí presenta. 'Su simpática veleidad de virgilianismo, por lo mismo que nada tiene de procedimiento hu­manístico, ni sobredora con reminiscencias es­colares nostalgias reales de campo y de églo­ga, columbra una nobleza pastoril de inge­nuidad dificil de renovar~ y da a ratos a su poesía un acento antiguo, y eterno.

Un hálito campestre afluye a su recuerdo de urbano insomne. Todo arcadismo de imi­tación es un preciosismo de sencillez. Y eJ arcadismo nativo de este poeta no deja de ser literario y hasta le ha puesto por elegancia mayor cierto ribete de exotismo como es el llamar Crisantema a una chagrita nuestra ... Afina, sutiliza. imágenes como memorias eva­necentes de mocedad. Y pasa a darnos mues­tras de aliento largo y sonoro con la trompa épica, o de habilidades ténues con su pincel de lakista, o de narrador emotivo novelando, en fluído verso episodios rústicos, o de invo.,.j cador de razas autóctonas, plegando a ritmo castellano los nombres bárbaros.,.,

~~-;/··.·.

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.Su ritmo preferido es el del endecasílabo, y el soneto su arte predilecto.

Un soneto perfecto es un regalo de los dioses. Parece venir preestablecido y predes­t;inudo. Todo obedece en él a tan Íntima co­rrelaci6n entre sus partes que parece ordena• do por invisible gravitaci6n, y poder girar sobre sí mismo siguiendo el número de .su armonía interior más perceptible al zumbar estremecida en las antenas de sus rimas. Es el placer completo del intelecto y de la sensi•, bilidad, pues participa de la matemática y, de la arquitectura, de la música y de la plástica.

Pero el rigor de un soneto parece a mu- · chos impacientes s61o un.a.buso de la autori­dad y despierta en ellos un prurito demoledor semejante al irrespeto y fastidio que mueve a la tendencia antimilitarista. Aquel acom­pasado desfile de rítmicos endecasílabos, lle­vando a su extremidad una rima como un trofeo en la punta de una lanza, aquellos cuartetos en cuadro y el séquito de tercetos .en formaci6n como de par~da, parecen tan forzados como la obsoleta solemnidad de la. octava real y les espera la misma suerte.

Aún después del remozamiento románti-.

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co, parecía casta oligárquica la de los me­tros, vetusta jerarquía la de los géneros, dis­ciplina militar la de las rimas, anticuada marcialidad la de los ritmos. Todo ello, y el martillar de los hemistiquios y la cesura odiosa como una censura, no podía perdurar sino como supervivencia de superstición esco· lástica. .

Y pues la libertad de expresión era uno de lós derechos del hombre, tenía que exten­derse a la métrica y a la prosodia. ¿No po­dría el poeta decir lo que a bien tuviere co­mo mejor le pluguiese? Lo democrático en literatura debía ser la f~cultad de hacer un soneto con cualquier cosa y en cualquier for­ma, o una oda con todo ycon nada. Mien­tras menos se tenga que decir, más libremen­te se 1<;> dirá. Y así hemos visto poetas que se han dado por profundos en la medida en que permanecían ininteligibles. . . De la li­bertad individualista se pasó a la arbitrarie­dad "genial" y de !a espontaneidad primeri­za de la "inspiración", al vagido informe de lo "subconciente". En eso estamos. Es ló­gico. Es, como en muchos otros órdenes de la vida, la última derivación de revoluciones necesarias en su principio.

El decreto supremo de Hugo: les mots en

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liberté, al instaurar y coronar la nueva era; aboliendo en primer término la diferencia en­tre vocablos nobles y vulgares, no agotó, ni ha agotado todavía, su anarquizante virtua­lidad. De la mano potente y paciente del nuevo Emperador de la florida barba, las pa­labras recién libertadas salían ufanas de po­der, por fin, expresarlo todo; pero aún cum­plían un servido obligatorio: el de la gramá­tica, para una misión esencial: la de la claridad. Guerre a la syntaxe et paix a la grammaire. Aun en el primer arranque re· volucionario, se vi6 que era menester mante­ner intacta la estructura de la lengua. Para que las mismas palabras manumisas viviesen libres y en paz con todas, era preciso que to-. das se insertasen en cierto orden lógico aun­que disperso. Después hemos visto que ni eso se ha creído indispensable.

La Republique e' est la facilité, decía Anatole France. Y Emile Faguet, expri­miendo la substancia de este principio, con-,. cluía: n' importe qui est bon a n' importe quoi, n' importe oú et n' importe comment.

La aristocrática república de las letras no podía preservarse largo tiempo del asedio puesto a sus almenadas tradicciones y arti· lladas reglas, por el espíritu invasor de las

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nuevas generaciones.

Los críticos, -profanos en el arte de componer versos-, fueron los primeros en abrir brechas: y excitados los poetas nuevos acabaron de demoler lo que tanto les hubiera servido para sostener su numen al constre­ñirlo.

Siga nuestro· poeta, no ya una norma, sino su ruta. Que el placer de marchar can­tando no está en llegar sino en ir.

Gonzalo Zaldumbide

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LA BIBLIOTECA ECUATORIANA

"'•Sirvamos a la palria nativa, y después de este deber coloque­mos los demás. u

BOLIVAR (Carla al Gral. Santacruz.)

La obra de los escritores ecuatorianos, ya en literatura como en historia, cien·· cia.s y artes, ha sido hasta hoy desconoci­da en general, no sólo en Europa, sino.en América y sobre todo en el mismo Ecua­dor. Esto se ha debido principalmente a la carencia de una casa. ed.itora.

Para. que se conozca la producción ecuatoriana, abundante, rica en méritos, primorosa en penetración y en aciertos

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que muchos países podrían envidiar, se ha fundado la EDITORIAL BOLIV AR que inicia sus labores con la. publicación de la BIBLIOTECA ECUATORIANA.

En esta Biblioteca esta1·án todas las obras de mérito que se hayan escl'ito en el Ecuador desde los tiempos coloniales hasta nuestros dias, algurias de las cuales han visto ya. la. luz en ediciones reducidas y detlcientemente presentadas, conserván­dose otras todavia inéditas. Nuestro afán es dar al mundo intelectual una enciclo­pedia de la producción ecuatoriana, en­tendiéndose que ponemos gran cuidado en la selección y en la. presentación, de modo que todos los volúmenes se distin­gan por la valía intrínseca y por el arte de . la edición.

No se observará ningún orden cronoló­gico en las publicaciones, con respecto al tiempo f}n que fueron escritas po1· sus au­tores; ni se guardará método alguno en cuanto a los asuntos sobre que han de ver­sar los ,tomos: los libros de literatura," los de historia, los de ciencia o arte, irán apa­reciendo conforme a las posibilidades de adquisición de originales que tenga la editorial.

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Es nuestro deseo que cada dos meses aparezca un volumen más de la colecCión.

Para facilidad de adquisición de toda la BIBLIOTECA ECUATORIANA hemos abierto suscripciones a precios reducidos e inalterables: tres sucres dentro del país, y un dólar pa.ra todos los países del exte­rior. No habrá volúmenes de menos de 200 páginas y todos en papel de buena ca­lidad.

La comunicación intelectual es la más firme base de unión entre los pueblos; y estamos convencidos de que al editar la BIBLIOTECA ECUATORIANA contribui­mos de mane.ra eficaz al acercamiento in·· teramericano que es un ideal tan hermoso.

A. y J. RUMAZO GONZALEZ--Editores.

Dirección: Ap. 543 •• Quito .. Ecuador. (S. A.)

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LA ROMERIA DE

LAS CARABELAS

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A la santa memoria de mis muertos Aurelia Cordero

Dávila de Romero León, Luis y Rafha Romero y Cor·

dero, que leyeron algunos versos de este libro • escrito

en 10 años • pero que otros versos míos no leerán jamás.

Qrtito, [931.

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BIBLIOTECA ECUATORIANA

VOLUMEN 11

REMIGIO ROMERO Y CORDERO

LA ROMERIA DE

LAS CARABELAS

Prólogo de Gonzalo Zaldumbide

lntermezzo de Remigio Crespo Toral

EDITORIAL BOLIVAR

QUITO

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PROPIEDAD DEL AUTOR Reservados todos los derechos.--1931.

EDITORIAL LABOR D~ JUAN E. 0RTI2 V.· CUENCA 35, FRENTE A LA MERCED.

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PAISAJES DE EPOPEYA

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lA ROMERIA PE LAS CARABELAS

Era un dia cualquier del Mar Atlante. :. Un dia como todos: con espumas, con ausencias de tierra en lo distante,

. can algas, con albatros y con brumas .•.

Era una hora vulgar para la prora, el velamen", las jarcias, las estelas .. , Y ... sin embargo, sucedió en esa hora la romeria de las carabelas ...

De Palos de Moguer, la Raza grávida se ·hurtó al estero del verdoso fango, y las viejas campanas de la Rábida aturdieron la ruta de Cipango ...

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o1:M~~ri'tras hacia Thulé la solitaria -,·-~o' o de' Atlántida temblaron los vestiglos. alciones da la bruma leyendaria, . sirenas de las aguas de los siglos ...

El mar, el mar ... La Raza se va encinta, sembrada de su misma gran simiente; y son Santa María, Niña y Pinta las naves capitanas de Occidente ..•

Se va la Raza ... Que el·· cerúleo dombo no unja de sombras la fecunda hazaña ... Y Dios guarde a Cristóforo Colombo; tendiendo el mar para que pase España ..•

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Allá Pelayo va ... jamás le oponga

la tempestad tifones, trombas, furias; que en una cueva gris de Covadonga ruega por él el corazón de Asturias ...

Allá va el Cid ... La inmensidad serena del océano le haga siempre día, a que los ojos grandes de Ximena no tengan miedo de la lejanía ...

Allá va Don Quijo te ... El lienzo blanco del agua, inmóvil de reposo sea; mientras del mor¡te del soñar al flanco se duerma, como un niño, Dulcinea ...

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Allá va ... y allá va ... y aún se adelanta

sobre la soledad de lo imprevisto, Santa Teresa de Jesús, la santa que hizo español el corazón de Cristo .•.

Que la .proteja el agua, que el sendero tenga paz de convento carmelita .•.

· Que hable sólo la voz del Romancero dando a la tierra, tras los mares, cita ...

Porque van todos a la nueva casa, fiados al instinto de las velas y el mar ha de aquietarse cuando pasa la romería de las carabelas ...

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América, entre tanto, t::n remotanza, n~ oye el venir de la marina_ gente, ni, enfurecida, va a ,blandir la lanza . contra el complot del Mar y el Occidente ..

A qué ... ? Si es ella-:rnientras más se esconde tras la yungla de caucho y la de tagua­olvido de los hombres no sé dónde y oly~qo de los tiempos en el agua ...

Si ella misma es la yungla nunca seca, y tierra y sol en su' vigor ahinca: tierra que tiene su por qúé de Azteca y sol que tiene no sé cuánto de Inca ...

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Siempre el sol le ha abrasado las entrafia.s.~ siempre el sol. •• Y, por este rudo alarde, sol de América y sol de las Españas, cuando se junten, han de ser sin tarde .. ,

Pero ..• ya el archipiélago adivina sobre el estuario en paz la quilla angosta; que, cuando hay en el mar gente latina, siempre palpita de emoción la costa •..

Hasta que, de repente, ante el reacio desesperar de la ansiedad humana, resuena-sobre el tiempo y el espacio­el grito de Rodrigo de Trian a ..•

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Tierra, tierra, hacia allá ... Ya no es quimérica la oferta secular del Mar Atlante, qüe acaba de copiarse todo América en la pupila azul del Almirante .••

Tierra, tierra, hacia allá ••. La travesk

plegar bien puede las cansadas velas, que se acerca a su fin la romería,

la romería de las carabelas ...

"--

Ya salen de las islas las gaviotas,

en las alas llevándose la órilla;

ya van las algas, por el agua rotas,

para encontrar las naves de Castilla .•.

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Ya han nacido las Indias de Occidente ••. Y, al sentir que saltó la Raza grávida; escucha sobre su haz el Continente

la voz de las campanas de la Rábida .•.

Se estremece Th ulé, en la lejanía, Atlántida conmueve sus vestiglos; se h uracana la Historia sobre el día,

y amanece en la noche de los siglos .•.

Roma y Grecia hacen luna en lo distante ... Y, entre un borrarse lánguido de estelas, acaba-de ese modo-en el Atlante la romería de las carabelas ...

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SIMON BOLIVAR

Y.~. primero, perdón por nuestra hazaña, Iberia, grande entre los pueblos grandes;,,

porque perdura todavía España , al pié de la Cadena de los Andes ...

Sí. .. primero, perdón •.. Pero, qué quieres,

ilustre Patria de los clarOs nombres, si nosotros pusimos las mujeres y tú mandaste, tras Colón, tus hombres ••• ?

Tuya la culpa fué del golpe fiero: nos trazaste la norma el Dos de Mayo, y nos diste a leer el Romancero, en el nombre del Cid y de Pelayo .••

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Sí querías sumiso siempre el brote de tu sangre, soberbia en la pelea, por qué fuiste el país de don Quijote y encarnaste el ideal en Dulcinea •.. ?

Si anhelabas uncidas a tus carros las colonias, en que hoy tu gloria fincas, por qué no divorciaste a los Pizarros del lecho ardiente de las reinas incas ••. ?

Por qué en Sagunto y en Numancia sabes encerrar tu expresión', como en un templo .•. ?

Por qué Cortés vino a quemar sus naves donde nunca· morir pudo el ejemplo ... ?

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Por qué ocho siglos árabes sus furias

detienen en los muros de Granada, cuando, desde los montes de tu Asturias probaste la pujanza de la espada ... ?

Por qué el Padre Las Casas fué tu hechura .. . ?

Y por qué derramaste, en la colonia,

las Castillas, Navarra, Extremadura,

de allá, de la Florida, a Patagonia .. ?

Sobre todo, por qué-gloriosa abuela­

a quién un día cruel dimos acíbar­

consentiste, en la egregia Venezuela,

la sangre de tu sangre hecha Bolívar ... ?

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Culpa tuya, muy tuya, y muy ibérica.

Porque, a veces, parece-¡Españal ¡España!­que solamente descubriste. América para hacer a Bolívar en su entr.aña ...

Qué otra gloria mayor para tu gloria~ •. ? Qué otro pago a tu clásico desangre ... ?

Ver un hombre que cruza por la Historia,

y saber que en ese hombre está tu sangre .. ?

Quién lo pudo engendrar, sino tu raza.· .. ? Quien le iba a concebir, sino la guerra

de esta América inmensa, ·que hoy te abraza en el nombre del cielo y de la tierra ... ?

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Qué importan otros manes y véstiglos· ... ? Para muestra magnífica de tu obra,

de norte a sur atravesar los siglos entre el Cic;l y BoHvar ... basta y sobra ...

Basta y sobra, en verdad ... Y tén presente que habrías sido, en tu racial montaña, sin, Bolívar y la India de Occidente,

tal vez en la mitad, menos España ...

Creyente, soñador, de todo un algo, espada y corazón, figura bomérica,

c~rebro y voluntad, hermoso' hidalgo,

Bolívar es España y es América •.•

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Huracán, erupción, ola y acero,

cristiano, tempestad, sol y montaña,

tenorio, capitán y caballero,

Bolívar es América y España .••

Quién como él, en achaques de hidalguía ... ?

Quién como él, en finura de maneras,

desde el alba mangnífica del día, a la hora de ·las sombras postrimeras ... ?

Quién como él, a caballo, en el troneo .•• ?

Quién como él, en el rito de la danza ••. ?

Quién, com.o él; en la fiesta del deseo

y en la noche nupcial de la esperanza .• , ?

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Quién decía, como él, más halagüeños

madrigales de amores y quereres,

pasando y repasando por los sueños

con que el alma se adornan las mujeres ... ?

No lloraba de amor, tal como un niño .. ? Con los recuerdos de la esposa ida,

no se había labrado un gran cariño,

más allá de las ·cosas de la vida ... ?

Y quién, en el horror de la campaña, leal, gallardo, generoso, humano,

al ver la angustia del dolor de España,

con más nobleza le tendió la mano ... ?

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No derramó cien veces llanto puro­gemidOs que en la historia tienen ecos­cuando surcaban el océano oscuro las víctimas ca idas en Berruecos ... ?

No gastó su fortuna en su quimera ••. ? Y, a la hora en que a dormir largo se baja, no le negó la Patria la bandera

que le habría servido de mortaja •.. ?

En la tierra no existe ya quién note

cómo aceptó el crepúsculo previsto, entre una invocación a: Don Quijote

y una jaculatoria a Jesucristo ..• ?

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No perdonó l?ara morir .•. ? Y, luego,

ya de la Muerte misma entre los brazos, no le quedaba todavía un ruego para su Gran Colombia hecha pedazos ... ?

Si toda esta grandeza no es España y es América, juntas ... ay! entonces,

de la herencia inmortal y de la hazaña,

los mármoles, los lauros y los bronces ...

Pero eso, nó ... Jamás las maravillas

del Genio absorbe el Tiempo en sus resacas .. América y España, de rodillas

ante el Panteón eterno de Caracas ...

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De rodillas las dos-estirpe ibérica,

y aborigen estirpe" que la abraza­porque Bolívar, Español de América es el hombre más grande de la Raza ••.

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YO SOY ARBOL

CAf\lARI. ..

Idólatra barbarie d_e mis abuelos bárbaros ..•

Vengo de los cañaris adoradores de árboles ..• Y todos los tatuajes internos de mi espíritu son extinguidos árbo1es, cuyos santos cadáv·eres duermen el sueño paleontológico en el subsuelo de mi América ...

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'lo soy árbol cañari. .. La agudeza hierática :1 tino teogónico

:st\giaron la pompa de mi copa ... Totémicás

.nificaciones me dieron ... Los pájar.os simbólicos idaron en mí. .. Las tribus bélicas

clararon la guerra bajo mis ramas ágiles ... 1jo mis ramas ágiles

besaron las vírgenes

los mancebos épicos ... :i sabían besarme los salvajes de América ... )

Yo soy árbol cañari más viejo que el relámpago ... 1 metal derretido de la entmña plutónica imenta mi savia ... Yo ví los grandes pájaros,

>S inmensos cuadrúpedos

ue ya no son, y los hongos arbóreos ... 'o presencié, desde la ruda .cúspide,

)S fenómenos

Ssmicos ...

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Mas, todo es nada ante la idea altísima de haber sido adorado en lo pretérito ...

Oh, cuando me adorarOn mis bárbaro:' de América ...

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CUENCA DE LAS INDIAS

1 Ciudad indolatina

Indígena cañari y latina de España,

dormida en el regazo materno de los Andes,

es sangre que mezclaron en una sola entraña

las huestes de los Dummas y los tercios de Flandes ...

Amada indoespañola del Marqués de Cañete, de Gil Ramírez Dávalos legítima heredera,

quitó al señor Marqués el recio guantelete,

y tomó de don Gil la espada y la cimera ..•

Se irguió con el prestigio de la magna armadura;

alzó la audaz cabeza como sol de levante;

y el d]a sin igual inundó la llanura que ríos da al Pacífico y ríos al Atlante .•.

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Cant6 la Jl?;loga pura en ta tidrba y la aven

la fiesta cinegéÜca juntó al idilio nianso; y, en traje interimdino de zagala morena,

resbaló por la vida, como por un remanso .•.

Creyó, a la castellana; en Dios .•. Altos cimborios alzó ... Y, en torno al templo, cultivó capulíes, árboles cuyos frutos semejan abalorios

para endomingamiento de novias con rubíes .•.

Después, se di6 en sembrar selvas de laurel griego y florestas del árbol que la paz atestigua,

para esplender, lo mismo que una mancha de fuego,

y ser, al propio tiempo, muy nueva y muy antigua ...

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11 Capítulo de heráldica

El recio emperador de los cóndores reales

que habitan los picachos de las dos cordilleras,

abrió la ruda pompa de las alas caudales

y de la mar de At1ante miró hacia las riberas ...

Jamás mole condórica voló más rauda ... Al punto,

del reposo del aire rompiendo las amarras,

lanzóse contra el :sool ... Y era como un conjunto

de noche y de huracán, de entrambos, y con garras ...

Dobló sobre el volcán; viró, luego, al oriente;

pasó, como un relámpago, por climas y por zonas;

pero dió siete vueltas, solemne y lentamente,

cuando estaba volando sobre el río Amazonas ...

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Después, del glauco mar al ver las glaucas galas

g~aznó el graznido. grande que tiene voz de mando,

se columpió en las alas, plegó, luego, las alas,

y, como si cayera del sol, cayó brillando ..•

Por qué parar al vuelo? ... Acaso ya no alcanza

a fatigar espacios ..• ? Su brújula y su popa

sin duda ha roto el cóndor .. ? O ya, tras lontananza,

no aciertan las pupilas con rumbos para Europa .. ?

De pronto, el agua grita .. ,.La mar el ave escruta .. . Los pájaros acuáticos levántanse en miria das .. .

El cóndor alza el vuelo, y se lanza a la ruta,

con los ojos sangrientos y las garras crispadas ..•

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~as iras del ~tlántipo le azotan, ~ntre brumas .•.

Mas, c~mo ha de temc:r corajes qe ~~solas quien combatió tormentas que destrozan las plu~as y huracanes andinos que despeinan las golas .•. ?

Las flámulas volcánicas, el~relampago, el trueno, el sol del ecuador~ no le entonan su cflntico .. :?

Para el ave de ~mérica es un~pía sereno el día de las iras marinas del A~lántfco .••

Y pasa ... Vu~la encima de razas y ciudad~s: .• Y otea ya los pueblos que el Cantábrico baña .•. Y siente ya fastidio de las inmensidades ... Y ya toca en los campos históricos de España ...

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El orgullo condórico respira, entonces ..• Sobre

la heráldic-¡a de Iberia fatiga el ala ..• Busca la leyenda' mejor-la de oro, acero, cobre ..•

Y se pasma, y se engríe, batiendo el ala brusca ...

Qllé leyenda arrancar a tanto noble escudo ••• ? Cuál de ellas preferir, por digna y castellana ... ?

Y con la fortaleza mayor del pico rudo

quita el mote al famoso Marqués de Santillana ...

El Marqués-que venía desde la Finojosa-·

requiere la tizona ... Y, en viendo al ave andina,

al itálico modo canta un soneto rosa; y vibra, ante el soneto, la familia latina •..

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El cóndor vuelve ... En ínclíto connubio con la Historia, el mote, a picotazos, talla en carne de roble;

y, mientras él lo ti:l1la,·Ias manos de la Gloria

ungen a la ciudad muy leal y muy noble ...

Las águilas, entonces, las águilas más épicas,

en són de aplauso, el ala dan contra las montañas .. ·

Y la Cuenca recién nacida en las Américas

engrandece a la Cuenca que vive en las Españas .. ·

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III Cuenca de España

En pleno corazón de la Nueva Castilla,

donde .el Júcar, y el Huécar mezclan sus poderíos,

ha mucho tiempo existe otra ciudad sencilla, otra Cuenca, otra noble señora de los ríos ...

Su campo vió las tropas de los cartagineses,

conserva aún recuerdos de la legión romana, y mueve la rotunda verdura de las mieses

con no sé qué morbosa molicie musulmana ...

Por la tortuosidad de sus calles sombrías

van los graves emires de pecho fuerte y bravo;

detrás, sacando chispas de las pedrosas vías,

la jaca levantisca de don Alfonso Octavo ...

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Y pasa don Alfonso •.. La empuñadura de oro aprieta, con la diestra, poniendo mala cara; y tiemblan la fiereza muslímica del moro, y la casa de Castro, y la casa de Lara ...

Ah, de los sarracenos ... Luego en són de elegía obsede al rey la imagen de la querida hermosa. Y ello, qué? Tras· Alarcos y la dulce judía están-lo sabe España-las Navas de Tolosa ...

Y pasa don Alfonso ... Y el Júcar se enfurece. Y el Huécar, retorcido, clarina, hirviente, bravo. El agua de ambos ríos españoles parece romancero de gesta de don Alfonso Octavo •.•

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La Catedral le aclama con su g6tico estilo,

el Hospital Real de Santiago palpita; y pasa don Alfonso, impávido y tranquilo,

sabiendo que es su gloria lo que en el mármol grita ...

IV Alma tierra morLaca.

Oh, Morlaquía .•• Espíritu del capulí nativo, amor de las retamas-que encuadran los maizales-; cariño azúl del río- que se va pensativo-, dejando églogas tristes a mirlos y mimbrales ...

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Huertos en las colinas; chozas junto a los huertos;

·entre las sementeras, los tinglados pajizos;

la inmensa novillada en los planos abiertos;

· y, al confin de los planos, la paz de los boyizos ...

Junto al trigal, la aceña; junto al hórreo, los Bares; cabañas y majadas, al fin de las camberas;

altramuces, al borde glauco de los paulares;

y, encima de las cosas, un vaho de praderas .••

Las flautas de carrizo desgranan yaravíes;

las concertinas suenan, viajando a todas horas;

con las flautas sollozan, en flor, los capulíes,

y con las concertinas, en flor, las zarzamoras .•

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Las tierras negras, negras: las tierras de montafia.

Otras, blancas, rojizas. Otras, color del iris;

por donde, en actitud de danza o de campaña, van sombras de cañaris, y de incas, y de shyris .. ;

Después, ruinas de templos y ruinas de ciudades,

durmiendo el sueño eterno que da la prehistoria,

mientras cuentan al tiempo- señor de soledades­

quién sabe qué remotos capítulos de gloria ...

Y ·un pueblo que trabaja, que ama, que mañanea.

que cuece hogaza propia de marzal y garzules,.

bendiciendo al Señor, con palabras de aldea,

ante los llanos verdes y·las cumbres azules ...

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A veces, el paisaje es este: un campanario; en torno, veinte casas; un cura que los salva; y, arriba, las campanas, que llaman al rosario, a la escuela de Cristo y a la misa del alba .•.

A veces, el paisaje es este: diez merinos, que rige una pastora; las curvas de los cauces; la dehesa apacible, cruzada de caminos;

y, sobre los vallados, la gloria de los sauces ••.

Y es poeta el labriego, y es poeta el urbano. El viento que en el alma de los morlacas sopla, les deja una plegaria, para el Dios soberano, y, para lo terreno, las mieles de la copla •..

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Y es músico el urbano, y es músico el labriego. En la pauta aprisionan las cosas y los seres, y ellos, allí, parecen elegías del ruego. ruido de sementeras y paz de atardeceres ...

Y el pincel traza lienzos y el mármol se modela. Y allí tiene lo hermoso su mejor universo. La Cuenca de las Indias es una inmesa Escuela

de Bellas Artes, puesta, por sus bardos, en verso •••

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V La epopeya de América.

•Y vino 1a hora magna ... Los grandes capitanes

dijeron que eran libr·es América y sus leyes,

lanzando, de los tronos pücstos sobre V-olcanes,

el trágico poder de 1 os viejos virreyes ...

· Y se alzaron los pueblos .•. Y cayeron de bruces

los ídolos arcaicos ... Y corrió sangre, sangre ...

Y, entre las humaredas del lance de arcabuces,

América·, tan joven, no hizo caso al desangre .. :

Y fué libre, muy libre ... Cayeron los leones ...

Sagut).to revivía en el Nuevo Hemisferio,

y Numancia también ... Arriba, corazones,

que, en nombre de las patrias, rompióse el cautiverio ...

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VI Libre ciudad hispanocañari.

Oh, no, sagrada España ... España bende~ida, ·

no es ingrata tu América, tu América triunfante; te rasgó la honda entraña para vivir su vida y te dolió la t>ntraña, porque nació un gigante ...

Mi Cuenca te venció también ... El guantelete que le diera el Marqués', valió en la lucha clara;

mas, como era de mano del marqués de Cane,te,

jamás dirigió el golpe, España, hacia tu cara ...

Mi Cuenca te venció también ... La espada noble

que le diera don Gil, sirvióle en la campaña;

Y, como era la espada de don Gil, el mandoble

no fue a tu corazón ni a tu cabeza, España .•.

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Cuenca te hirió en el bíceps, en el músculo fuerte: allí, donde tu fuerza titánica se anida; porque no era posible que te injurie de muerte aquella misma joven que trajiste a la vida ••.

Hoy, Cuenca de las Indias con tu amistad se goza, Y, puesta entre las dos, por histórico fallo, va con lñigo López y Hurtado de Mendoza, mientras don Gil Ramirez los precede a caballo •••

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CAMPAI'lA

Desfile de sonidos.

Músicas de las guerras, oh saetas del sonido, que hor:adan los confines, desde el bronco roncar de las trompetas

hasta el claro clangor de los clarines ...

Músicas de las guerras, que abren alas de espanto, en sinfonías de terrores, al silbar huracanes con las balas y al batir tempestad con los tambores ••.

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Músicas de las guerras, voz de tumba, pompa de plomo y bronce que restalla, reventazón de truenos en balumba, y humo sólo, después de la batalla ..•

Músicas de las guerras, lisonjeras unas veces, -y, a veces, espantables, en el flojo flamear de las banderas y en el chasquido de un chocar de sables

Músicas- de las guerras, los laureles hechos fragor, el ruido hecho pelea, cuando van sin ginete los coréeles, galopando él galope que golpea .• ••

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Músic~s · de·las ·guerras; oh· saetas del sonido, ,que horadan los confines, desde el bronco roncar de las trompetas hasta el daro clango.r de los .clarines ... :

Visione.~ del vivac.

En el soldado aqÚ:el del regimiento no hizo mella el horror de la campaña; pero su Capitán--'el· pensamiento-le hace dar media vuelta a la cab~:tña ...

-Cabaña, que te qued~!!· dolorida, en un risco del ~on~e interandino,

para doblar la esquin~ ele la vida .• ya recogi los pasos .d~l cam~np .•.

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En el otro soldado-de· él me acuerdo, y no puedo a su imagen desasirme-, su Comandante-el último recuerdo-le hace dar media vuelta, y, luego ¡firme!. ..

-¡Firme!, mi Comandante: pero es cosa que uno mismo no sabe d6nde la halla: cerca del fogaril está la, esposa

y yo, Jefe, en el campo de batalla ..•

Mas, en otro soldado,'. en casi un niño, el alma tiembl,a de la proa a popa; y el General-el maternal cariño-le hace cuadrarse al frente de la tropa .•.

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-Muy bien, mi General .•• Perfectamente •.. Que antes de ir a vanguardia yo me cuadre ... ? Muy bien, mi General: yo soy valiente .•. Muy bien, mi General; pero ... mi madre ... ?

Ocasos de la sangre.

Va a morir el soldado-como miles-, en medio de banderas asustadas, ante un brusco 'silencio de fusiles y ante un éxtasis pálido de espadas .•.

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Cayó sobre el morral. Luz de quimera miente espejismos contra el sol del día, y los ojos-detrás de la visera-son un frío que mira todavía .••

Quemazones de infierno, ardor dé fragua, incendian la agonía al sitibundo; pero sólo de lágrimas es la agua,

toda el agua que corre por el mundo ...

De pronto, un grito hace temblar la boca; se crispan, arañando, entrambas manos¡ suda la frente, helada como roca; la carne ya florece de gusanos .•.

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Otro grito ••. Después, los estertores, en la final defensa de aquel lado; luego, una mueca plena de dolores y un crugido de huesos: eso es todo ..•

Murió el soldado-'-como mueren miles­en medio de banderas asustadas, ante un brusco silencio de fusiles y ante un éxtasis pálido de espadas .••

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Silencio sepulcral.

El sol pone los lampos más inciertos en la total ausencia de la vida .•. No h~;~y insomnio en los ojos de los muertos: bien dormidos están dentro la herida. . . ·

Bien dormidos están ..• Y están mezclados, sin odio, sin angustia, sin afanes, con los cabos, .sargentos y soldados

los subtenientes y los capitanes ..•

Bien dormidos están ... La gusanera sube sobre el tambor; pero ...• qué toca ... ?

Silencio sepulcral en la bandera, clarines sin clangor---{:omo una roca •••

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Silencio sepulér'~'J(-:pero sin cruces .•.

Y que la Patria, para siempre, viva, por el soldado que cayó de bruces, y por el que ha caído boca arriba ...

Qué sueño postrimer tan bien dormido ... Si parecen rosales ya sin rosas, sembrados por la mano del olvido

más allá de la paz y de sus cosas ...

El sol pone los lampos más inciertos en la total ausencia de la vida ... No hay insomnio en los ojos de los muertos: bien dormidos están dentro la herida ...

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Elegía de las banderas.

En el árbol sin sol de las laderas, cuando pasó en su carro la victoria, olvidadadas quedaron las banderas, porque olvidos también tiene la gloria ...

Sangre humana secándose en el aire, ideal de patria, que se arría y lasca, se asían de las ramas al desgaire, con no sé qué de otoño y de hojarasca ...

Una épica tristeza desteñía la esencia de su. ser y de sus nombres, que-en las banderas-la melancolía palidece el color, como en los hombres.:.

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Pero, un golpe de viento, noble y fuerte, rompió, de pronto, la salvaje valla, y libres-las banderas-,-de la muerte, volaron sobre el campo de batalla ..•

Y, en el campo. de trágicos acervos, al paso de esas nubes hechas trizas, hubo un susto negrísimo· de cuervos y un insomnio guerrero de cenizas ...

Así fué la elegía:, así ·la historia que vivieron, antaño, esas banderas, cuando las olvidó la propia gloria, en un árbol sin·· sol de unas laderas ...

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JUAN MONTALVO

Era, en el Tunguragua, la fiesta de la nieve, •• El gran silencio blanco tiritaba de frío ... Y, cuando el plenilunio prendió su fulgor leve, se pudo ver cubierto de nubes el vacío ...

Pero eran nubes albas ... Porque la nívea fiesta, como una epifanía de mármol y diamante, sólo tonos plateados exigía a la orquesta

de la tierra, del cielo, del agua rutilante ...

Un conclave de lirios diera menos blancuras ... Aquello parecía primeras comuniones .•. O nupcias, en que hicieran las vírgenes más puras concilios de azucenas para los corazones .•.

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De pronto, con aurora boreal se unge el nevado ••. En rojo vivo, entonces, la mole audaz se inflama ..• Y el silencio volcánico se despierta asustado, sintiendo que en el cráter se encabrita la llama ...

Arde el cielo broncíneo, como en ocaso sumo •.. Derrítense las nieves con un hervor sangriento ... El río de betún, empenachado de humo,

mitad corre en el flanco, mitad corre en el viento ...

Desgalga la avalancha furor sobre el abismo ••. Rugidos subterráneos subrayan la pavura ... Y, Nerones del viento, mirando el cataclismo, los cóndores otean, a mil metros de altura, ..

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Cien plutónicas fuerzas la antigua inercia han roto ••. Hari roto diez mil diques las lavas del averno.,. Hora de danza cósmica, a flor de terremoto. Hora de Apocalipsis, de Babel y de Infierno.

No puede más, al fin, con la fogosa entraña; • Y, eri el' último gesto, que lo creado arredra, probando lo que pueden corajes de montaña,

revienta •.. y se suicida, como animal de piedra.

Bolas de fuego ahondan la atmósfera rojiza .. ', Todo el haz de la tierra parece que se arruga .•• Y vése, entré la lluvia caliente de ceniza, el paso de los cóndores en homérica fuga .•.

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Blasfeman, con oleajes, las aguas del Pastaza. Clarina el huracán, sobre el bosque en pedazos •.. Y, trémulos de miedo, los árboles son raza de pigmeos que mueven, como locos, los brazos ..•

Los próximos volcanes despiertan a las leyes eternas de la envidia .•• Crujen los horizontes ... , Mientras otros volcanes apagados-los bueyes­se notan ellos mismos eunucos de los montes .••

. En Agoyán, la ruda cascada ya no es ruego. a la profundidad del vértigo y del salto; catástrofe que vuela, torbellino de fuego, corre .a fundir campanas de muerte en el basalto.

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De repente, el fenómeno se detiene en la cumbre ••• Bruscamente, la orgía fatídica se aquieta. Y flota, en el espacio, la enorme certidumbre de que la pesadilla pasó por el planeta ...

/~ () A qué este horror del cielo, la tierra, el fuego, el agua,

lo azul y lo rojizo, lo gris, lo negro, lo albo ••• -Acaba de pasar por sobre el Tunguragua,

camino del elíseo, la sombra de Montalvo .••

Pas6 ... Mientras la Raza, como en porfiado lan~.~, el volcán envolvía con un murmullo de ola, mandando que voceen, en metro de romance, millones de palabras de la lengua Española •• ~

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Pasó ... Y, en la erupción que lo creado arredra, se dieron larga cita-sin que nadie les note­Juan Montalvo y Miguel de Cervantes Saavedra, dejando que acuchille la nieve Don Quijote •..

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Acabóse de imprimir

en Quito

-el 26 de Febrero de

1931.

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Música waranní.

Son los urutaúes quejumbrosos que enseñan harmonía a los yatayes •.. ? O es que cantan las hojas de los árboles, como si fueran pájaros canoros~ .. ?

A las umbrías de la yungla virgen, gorgoritando sol, llegan de oeste el rumor de los ríos paraguayos

y un cantar de los- indios waranníes .••

Después, largos minutos de mutismo, donde se escucha palpitar en seco el corazón de tierra de la yungla •..

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Y otra vez, de repente, en las umbrías;

un cantar de los indios waranníes y el rumor de los ríos paraguayos ..•

Música araukana.

Pasa Kaupolikán ... El recio tronco sobre el hombro del indio en pié se pone,

y comienza a enraizar dentro la carne,

como si fuera selva de Araukania.

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Bebiendo sangre, se agiganta el árboL ••

De repente, se cubre de follaje,

y consiente en la pompa de la copa

un paro de neblinas y de cóndores .. o

Sin una mueca de dolor, el indio

emprend~ la carrera .•. Y corre y corre

con el árbol que vive de su entraña .. o

Corre el indio .. o Y ya tanto corre y corre·

que-acabado 10 largo de los siglos­

retrocede a lo largo de los siglos ...

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ELEGIA DEL TERREMOTO

El sol, impavidez luminosa del cielo,

enorme, como un pájaro, alza al cenit el vtielo •••

Convulsa de iracundia brutal, la marejada, corona los cantiles con espuma salada ... El viento, estremeciendo lo azur, infla el carrillo,

y toca la trompeta, rompiendo el caramillo .•. Con clámides sombrías las estrellas se arropan,

y las nubes, a modo de corceles, galopan •.•

La plena media;.noche es un dolor sonoro

que parte en dos-mitades la huella del meteoro •..

Tras la solemnidad sagrada de los montes, nerviosamente inmóviles, callan los horizontes .•.

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En las bestias del bosque, la pavura es como hambre. La savia de los árboles tirita en la raigambre ..• El alma de las piedras-catalepsia en granito­sin duda está gritando, pero no se oye el grito •.• Y sólo el hombre, ajeno al trágico alboroto, l}O siente cómo viene rugiendo el terremoto ...

La cólera plutónica ha declarado guerra a la techumbre roja. y a la pared de tierra ••. Las iras del subsuelo lanzan sus movimientos a la inmovilidad que habita en los cimientos ... La Muerte va en las alas del aire de montaña, y va la Destrucción montada en la guadaña ..• El Miedo se devora las manos ... Cabe el plinto donde yace la Ciencia, se ha dormido el Instinto ...

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La arcaica Estirpe Humana, a quien la Nada asedia, ignora el viejo prólogo que anuncia la Tragedia ..• y el hervor rebullente del fuego subterráneo,

en un espasmo lúbrico, salvaje, subitáneo, remueve el haz terreno ... hace 'danzar los seres

y hace danzar las cosas danzas de misereres ..• marea los silencios .•. aturde los temores ... congestiona las vidas .•. retuerce los dolores •.• decapita las cimas .•. invierte las corrientes ••. ; y, tensionando el bíceps y crugiendo los dientes, derriba la ciudad, arrasa la arboleda, se ciñe el manto absurdo de. la gran polvareda, y, con el ruido magno del recio cataclismo,

acezando de furia, blasfema en el abismo ...

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Ahora han florecido los peores asombros ...

Circulan los infiernos por todos los escombros,

ladrando el psalmo bruto de las ruinas sin nombres .•• Con la estatua del miedo en los ojos, los hombres

culebrean de angustia ... Adentro de la nuca, como una viej ecilla, la vida se acurruca ••.

El corazón, él mismo se encabrita y se pierde .•. Y, en tanto que la boca, gritando, se remuerde,

el alma está en los brazos tendidos hacia arriba,

en las pupilas rígidas, en la lágrima viva, en el adiós tremendo y en el rezo inaudito

que es todo una protesta, por lo intenso del grito .••

Azorados los pájaros, ululan en bandadas .•.

Vuelan, despavoridas, hojas desorientadas .•.

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Los famélicos canes aúllan ... En el soto,

los rebaños dispersos balan al alboroto .•.

Y se escucha un rugido estentóreo que aterra y puede ser la queja del eje de la tierra ..•

Se ha quejado la tierra ... Los planetas, en corro,

oyeron el rugido que pedía socorro; y, sinembargo, fueron por el azul celeste,

impertérritamente, cabrilleando la veste ...

El sol doró la escena con algo de fatiga; después, azuzó grave la rápida cuadriga •••

La luna, que es mujer, tuvo amagos de pena;

pero también lanzóse en la órbita, serena ... La única que hizo un doloroso alarde

fue la estrella dulcísima, la estrella dt: la tarde ...

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Anaranjó el espacio, parpadeó de amargura, y caminó el camino que v·a a la noche oscura ••• Pero lloró la estrella •.. Pero se fué llorando ... Y llorará la estrella, nadie sabe hasta cuándo, .•.

Mientras la Compasión, trémula de desangre, hizo en el cielo· blanco una gran Cruz de sangre ..•

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ECUADOR BARBARO

Kanña.r.

Wapdonelelég, llanura en flor, llanura ... Yannunkay, Millchichíg, Macchangra, Tarke,

tribus de agua aborígen, viejas tribus,

que tienen por kuraka al Tummipampa .••

La noche de los tiempos, la gran noche,

en las capulicedas se hace troncos;

y atraviesan los pájaros totémicos el silencio· empolvado de los siglos ...

Momias de piedra-Nínives vernáculas­

lame el río Rirkay con lengua de ola o roza con escama hecha de espuma .. ,

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Y de las cumbres de Kanñar la frígida

a Schordelég de los sepulcros, baja quién sabe qué rumor de protohistoria ...

Wanckawillcka.

Sal, yodo y sal, azul y sol: acéano .•. En el confin, gaviotas, brumas, nada ... El contorno insular, allá, a lo lejos, con ayllus de palmeras en la orilla ...

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Voz de hombres en el mar ... Son las piraguas,

son todas lás piraguas wanckawillckas, en procesión a los islotes santos del alga, del coral y de la concha ...

Quinientas, setecientas, ochocientas, son todas las piraguas wanckawillckas,

rumbo al templo marino de la Luna ...

Por el mar de la Luna, aquel momento, quién sabe si no surquen las piraguas

de los adoradores de la Tierra ...

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Schyri.

Cumbre del Yabirák, sagrada cumbre ..• ~a· sombra gigantesca de Attaguallpa,

tendida sobre diez cóndores mozos, ha puestó sombra de alas en las cumbres ...

Oh, kippas de los kitus y los karas, kippas de purujás y kecllasenckas, kippas de paltas, schíbaros, jampatos,

autóctonas, salvajes, broncas, bárbaras ..•

La sombra de las alas en las kippas deja clangor ... El sacerdote máximo

augura por la sangre del antílope .••

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Y, asi, saben los otros hierofantes que, al paso de la sombra de Attaguallpa, siente América un largo calofrío ••.

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LA TRISTE:ZA DEL SOl-

Treinta siglos de edad tenía el sol entonces, y en plena juventud estaba el sol. .. Yo era el sumo sacerdote y el príncipe, en la isla heliocrática de Helianta •..

La gran sacerdotisa se llamaba Helia Pyria ••• ·Catorce abriles virgenes florecían en Helia ••. Y era tal su hermosura, que el sol-para poder mirarla hasta de noche-se reflejó en la luna ...

7.4.:

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L~ ley del culto heli61atra me mandaba no amar ~ la sacerdotis·a; mas yo la amé.,. Venido el solsticio primero, en el bosque sagrado canté.mihimnario erótico;. y, en el otro sol~ticio, Helia · Pyria me am6 •.•. Al prir;r1er equino~do; lebesé 'en las pupilas': . al segunlfo, en la.boca; y, el ~ía de un eclipse total, la sombra c?mpl~ce sintió el epitalamio. ~ . · ·

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Inventé nuevos ritos: hundir puñales de oro en pechos de paloma, cuando era el perihelio o cuando era el apheli~; hacer agua lustral del agua en que ·quedara· aprisionado el último arc·o-iris del invierno; beber, a grandes tragos, zumo ~e girasoles, brindando por los dos crepúsculos del día; deshojar heliotropos durante los eclipses; cantar todas las noches la ausencia de la luz; pronosticar el tiempo, la guerra y la viCtoria, rasgando la garganta de los gallos del templo; y besar las pupilas de la sacerdotisa a la hora del levante, a la hora del cenit, a la hora del poniente ...

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Qué hermosa era Helia Pyria ... En las dl:l.uzi:l~ m~ri:lu~as, sus ojos se extasiaban en. mis ojos; su manos

se unían a mis manos; y ya no pude más: puse en práctica el rito que causó la tristeza sempiterna del sol. ..

Helia Pyria, Helia Pyria ...

Sobre el mármol del ara danz.aba siete vueltas; y, después de la séptima, besaba al sacerdote ... (Y el sol se entristecía ...• )

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Siete veces h undíase en el agua 1 ustral; y, después de la séptima; besaba ~1 sacerdote_. .. (Y el sol se entristecÍa ..• )

Gritaba siete veces el claro. n.ombre de Helios;

y, tras el grito séptimo, besaba al sacerdote ••. (Y el sol se entristecía ••. )

Tomando s!ete besos, de la boca entreabierta, eón la mano mandaba siete besos ·al sol; y, tr·as el beso séptimo, besaba al sacerdote (Y el sol se entristecía. ~ . )

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En són de despedida, siete veces doblaba la rodilla ante el,sQl~;' · ·

y, después. de la ~¡épti m.a1 besa, ha al· sacei:d~te· ·~· • (Y el.'~~~ St\ entr~stecía: .. ~)

Entonces lloró Helios como si fuera hombre •••

Rogóme que dejara la bella isla de Helianta, 1brasó dulcemente el cuerpo de Helio Pyria .••

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Después .•• ?Se quedó pálido ••. Tomó media tristeza de la total tristeza que en su esencia de dios puso mi nuevo rito, y con ella me ungió ••.

Desde aquel día, entonces, la tristeza del sol es mi tristeza .••

Y la mía, del sol •••

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EL FRISO DE LAS EGLOGAS

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LEED

¿Qué se podrá decir que no se haya dicho ya del poeta que vuelve hoy a la zampoña vir~ giliana? Sobresaliente en ella cuando acudió al certamen que él creyó pastoral, con la deli~ ciosa Eglo{1a triste. Después de ambular en to­do el campo lírico, agotando las variaciones a compás del tiempo que se muda y de la mo· dalida:d que transforma, vuelve ahora a la plática agraria, al rastrojo, a las eras, a la placidez ·de dulce monotonía. La vida cam­pestre es así muelle y perezosa, pero bien te­nida y sana.

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Cuando se levanta después de dos milena­rios de albas y tardes campesinas, la sombra de Virgilio sobre nuestros collados andinos, el poeta de la Eglogn triste sopla en su flau­ta, gustando

la dulce fruta del cercado ajeno;

que es la de Virgilio, la misma que el otro poeta soldado, Garcilaso de la Vega, hurtó también en la campiña de Mantua.

La poesía pastoril de Romero Cordero aña· de -.a la frescura del género, la nota diferen­cial de la serranía del Ecuador, de la del Azuay, de sus capulicedas, sus gañanes tris­tes hasta en el amor, del paisaje vario y

risueño de las praderías y boscajes en que el N·amurelti inclina su sombra dibujada en el ri-achuelo, en las hazas, en el chaparral.

La técnica de la poesía de Romero Cordero, un tanto aprendida de los labradores de Cas· tilla, un poco de Te6crito y de su imitador Virgilio; es muy suya, aunque no dc:'l todo americana, hermosa por el sabor añejo y fuer­te de poesía aderezada, filtrada diestramente en propio tamiz de urdimbre preciosista. _

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En este calor de estación de los espíritus,

nos place refrescarnos con la leche pastoril,

con el agua de la fuente destilada en flores, con el néctar del panal que procede del jar­dín doméstico donde melificaron las abejas.

Pasa, amigos, los ojos sobre las estrofas del poeta de nuestra casa, para sentir con él, alu­

cinados por el suspiro de su flauta índica y

virgiliana.

Remigio Crespo Toral

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EGLOGA TRISTE

El preludio intenso.

I

Amor de aquella edad buena y florida, cuando, en la paz del campo, era mi vida la misma soledad hecha silencio; mezcla de sol, de trigo, de mañana, de flor de yerbabuena, en la vejez de la ciudad lejana me estoy muriendo de cariño y pena ...

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II

Un mal extraño mi pupila inunda,

rque todo el recuerdo ha florecido,·

al paso de la tarde moribunda, ~ siento más sin culpa en el olvido.

asta que viene la bendita noche­ensajera que envían las estrellas

1ra nunciar su reino a flor de calma-

1sta que viene la bendita noche caerse de bruces en el alma ...

IU

Hoy es la pascua de la luna llena;

JY es e 1 paraceves

: las grandes blancuras ermanas de las nieves .•. ·, cuando el auge de lo blanco es tánto

88

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que también emblanquece la añoranza, me acuerdo de ese amor divino, y santo que se qued6, de miedo, en lontananza ••. Me acuerdo de la ruda, de la bravía moza de los Andes, y parece que adoro todavía sus manos blancas y sus ojos grandes ...

IV

Crisantema ... ? Esta vez ha florecido la paz en el secreto de mis cosas; esta vez todo es ampo; y ambos somos paisanos de las rosas, porque todos nacimos en el campo ... Es preciso cantar con voz agraria-

89

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~ a que bendita, como he sido, seaST-los rústicos amores y el plenilunio azul de las aldeas .•. Y o soy el trovador de los oteros, el de las gavias blancas; el que ama la vejez de .los senderos y la orfandad con sol de las barrancas ••• Yo soy quién, de la tarde a los reflejos, y en el ala de todo lo que viaja, manda su alma a lo lejos, o la esconde en la copa humilde y baja de los árboles viejos ... Bien me conoces tú: soy el que sabe quiénes hacen carb6n en las florestas,

90

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dónde acaban las sendas de este pueblo, y qué edad tienen las casucas estas ••..

V

Pero oye, Crisantema, hermana, muy hermana., cómo hice este poema con música tan lírica y aldeana: estaba triste ahora pensando en el amor que nuestro fuera; mas, la tristeza se volvió sonora, y hecha estos versos ha salido afuera •.. Pero, a qué ..• ? Crisantema, yo ignoro si es que vives todavía, o si te has muerto ••. Vives .•• ? Ya no vives .•• ? Hermana, hermana mía, quién me diera saber, de modo cierto, si vives todavía ...

91.

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El paisa.fe infinita.

I

Tendido al sol envejeci6 este llano ••• Sobre él los soles tibios y los rojos no pasaron en vano, como el sol del otoño en los rastrojos: de verdura inmortal le han recubierto; y así vive, tendido al sol fecundo, soñoliento una vez, otra despierto, en un rinc6n del mundo o ••

II

El río, en la orfandad de la cañada, templa y destempla su cordaje de olas, ensayando la lírica balada de los que hacen los éxodos a solas. o •

En su orilla se duerme el bosque vírgen, el llano, la agria cuesta;

92

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y, más allá, las cimas de los Andes,

con cielos infinitos en la cresta ...

En su. orilla se agrupa el caserío de tejas rubicundas;

en sus ondas se van hacia los mares, hojas muertas y flores moribundas; alguna vez, astillas arrancadas

por hacha leñadora al tronco rudo;

y, como exvoto audaz de las manadas

que pacen lentas en el borde mudo, vellones blancos, en viajar despacio o asidos de las ramas inclinadas,

queriendo detenerse .•• Y otras veces pedazos de carbón, alguna pluma, de pájaros anónimos,

de esos que cantan en la. selva suma ... Y, entre la romería cruel de exvotos, grandes copos de espuma

que, desde el remolirto, vienen rotos ...

93

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III

Las grandes cercas vivas, tristes y pensativas •.•

IV

Los rebaños de ovejas y de bueyes, conformes con ser greyes ...

V

I.as senaras al sol, como los viejos que salen a insolarse y a ver lejos •••

VI ·

Recogidos en sí los totorales, tras las quinchas y tras de los bardales •.

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VII

Lleno de algo extrahumano, el silencio infinito, en lo lejano •..

VIII

La vida en suspensión: dormido el valle, y ni una alma en la calle ...

IX

Mas, cuando el sol de América, fecundo tiembla en la plenitud del meridiano toda su luz cayendo sobre el mundo para la injusta insolación de un llano ...

95

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Crisantema.

I

Algunas madrugadas,

cuando iba a calcular las otoñadas que le pueden rendir los alcaceres,

o a mirar las heladas de los amaneceres;

algunas madrugadas frias, frías,

de las que trae al campo el orto agreste, cuando vienen los días

con mal humor desde lo azul celeste;

yo le enc'ontraba a Crisantema arriba, allá, en la talanquera,

donde el agua está viva, donde acaba la vera; y rondábamos juntos el barbecho,

o dábamos la vuelta del chaparro, para sentarnos luego en el repecho; hasta que, ya ganada nuestra playa,

96

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Crisantema volvía a -su vivienda, y me quedaba yo, no sé qué laya,· mirándola alejarse en media senda ...

II

Entonces, la harmonía del gran cau<;:e turhal:la la quietud- de la colina; y, mientras tanto, "la aura mañanera, se manchaba de harina, porque_:_rcizando apenas el tejado que el vivir de la vieja aceña esconde-­levantaba el polvillo abandonado, yéndose a peregrinar en no sé dónde ••.

91;

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III

Crisantema, otras veces~ y más, cuando la luz caia a mares­hacía salar reses, acá, en los salegares; ent6nces yo subía por la áspera cambera del atajo; y arriba me quedaba medio día, para mirar a Crisantema abajo ••.

98

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IV

Crisantema sembró los abedules que ensombran ia. besana, los gomeros azules al márgen de la pálida fontana ... Y es la que, sobre el lomo rebruñido del caballo cerril, turba el paisaje, saltando y resaltando las zanjas del drenaje ..• Es la que nunca sueña con mundos .más allá de su natío¡ la que mejor ordeña las cabras y las vacas del bohío ..•. En fin, aquella que-en mañanas beodas de luz y de harmonías de la sierra­sabe hacernos pensar en dulces bodas a los mozos que somos de esta tierra ...

99

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v-·

Y es qué buena también, entre los fieles: su nombre está en las dípticas del pueblo porque borda casullas y manteies ... Ella sabe pagar. diezmo y primicia del jardín de ctuién ella es primavera, y tiene una lcticia cuando en esto le ayuda la pradera ... Por ella hay host_ias siemp;re en Jos hostiarios; en las ornamenteras, blancas ropas; y en los altares, pobres por agrarios, trigo recién nacido en grandes copas ...

VI

Es la moza mejor. de estos lugares ••. El cura de almas que estas almas cura lo dice, a1 verla, entre arreb¿les rojos, bajar del presbiterio, endomingada, con la 1 uz de los cirios en los ojos ••.

10.0

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La noche de la ermita.

I

Siquiera hoy el arroyo es alegría:

esa vez, era triste en las cangaguas, talvez porque la gran melancolía del plenilunio naufragó en sus aguas .•. Siquiera ahora exordia, llevándose manojos de reflejos: esa vez, pudo ser misericordia, y, sin embargo, se fué yendo lejos •..

101

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II

La ermita blanca ••. A veces me parece

que se va a despeñar la ermita blanca, la que, por un milagro de equilibrio, vi ve a flor de barranca; mas, en el mismo sitio permanece atalayando su porción de aleros, a que no dude nunca, pero nunca,

la fe de los humildes carboneros ••. La ermita blanca ..• ? Allí vi ve la Vírgen;

y, como ella es la Vírgen de Dolores, la que sangre chorrea, se han llamado Dolores y l.VIarías

casi todas las mozas de la aldea .••

102

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

IU

En la ermita le dije a Crisantema que era la reina de la gañanía; que estaba medio triste mi cabaña, y que, hace dos cosechas, la quería.

Entonces, a través de las vidrieras, nuestras almas, como agua de colina, baja ron a rodar por las praderas; nos tembló el corazón como el azogue; las pupilas pusiéronse dolientes; y, allá, sonó el albogue notas intermitentes; mientras la quipa bronca

hizo temblar el alma del paisaje, expresando la pena medio ronca de todo lo rural y lo salvaje ...

103

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

IV

La ermita blanca, con blancor de luna .•. la Vírgen de Dolores .•. Crisantema ... afuera, la gran puna .•. adentro, mi cariño y mi poema ... Entonces, yo, cantor de versos ·de oro,

le dije a Crisantema mis quercres delante de la Virgen; le ponderé los hondos padeceres que me brotan del alma dolorida,

y elegíle, entre todas las mujeres, para el éxodo amargo de la vida .••

104

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

v,:

Mas, triste s~ me puso Crisantema, como las rosas .muertas en las ramas; subió a dejar en el altar humilde el dorado manojo de retamas. Y, cuando descendió, muerta de miedo, creyó que yo no puedo ser amor de muchacha campesina; pues, no tengo los brazos labradores, para ponerle surco a la colina, nj roza a los aleares •..

10.5

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

VI

Pero, luego después, en el lenguaje con que hablan los gañanes de mi tierra, le dije tántas cosas de cariño, tan olientes a flores de la sierra; le hablé tan en idioma de campiña, que ya no tuvo miedo, aquella niña, de atender mis amores, aunque no le labrara los cortijos, ni pudiera mandar a los pastores• ••

VII

Y, en esa noche de la ermita blanca, ya principió este amor de, los amores ..•

106

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La se1va pr1m1'tlva.

I

Era la selva milenaria y honda, la selva primitiva, desde la cual sólo se ven añiles, arriba, muy arriba, y el fecundo trabajo de siglos que amontonan hojarascas, abajo, muy abajo: era en la magna selva primitiva ••.

107

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

II

Hablábamos de cosas naturales, como buenos labriegos: de a quién le toca el agua de la alema

en los futuros riegos; del choto que había muerto en la maleza; de la noche fatal del abigeato; y, yo no sé por qué, de la tristeza del gañán que desbroza mi regato .•. Hasta que Crisantema, ruborizada, en inquietud suprema, me contó que el gañán, el otro día le invitó a Jos morales que enmarcan la vereda, y que, pálido, inquieto, dijo que la quería dos años en secreto, y claramente ya desde ese día ...

108

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III

Yo temblé, sin decide una palabra ••.

Crisantema se puso pensativa ••• Y, al ver que hada sol en los caminos, .salimos de la selva primitiva ...

El querer del 8añán.

I

Siempre el gañán con ella; yo detrás de los dos ... Hasta que un día, triste, como' la vida miserable que principia y acaba en elegía, el buen gañán, mi novia comarcana, los padrinos, la murga provinciana, y mi alma-que, cual nunca, soliloquia_:_ todos con rumbo a la vetusta iglesia que tiene la parroquia .••

109

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.II

A qué ... ? Pues, a las nupcias, porque ambos son gañanes; porque yo soy señor, y los señores no se casan con novias de los pueblos, ni saben de los rústicos amores ..•

La égloga triste

I

Entonces vino a ser la égloga triste ••.

Amanecía tasamente. nuevo se derretía en la y era gotas de lloro

II

Un oro llanura,

el rocío cuajado de la espesura ••.

110

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III

La campana del pueblo sonadora hería los oídos a mansalva, convidando a la misa de la aurora, antes que a~abe de morirse el alba •••

111'

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IV

El frío de los páramos andinos hacia tiritar, en los caminos, las rosas callejeras; se inició la ambulancia de los pájaros canoros, solitarios, el rodar de los tamos por las eras, todos los grandes éxodos agrarios ... Pero allá, donde reina la neblina, inmóviles estaban, en suspensión que apena y amohína,

primero, la colina; en medio, la floresta; al fin, la ·vieja cumbre, altivamente enhiesta; y, tras la cumbre que en sopor demora, sin cuidarse del suelo, la cabeza del sol, como una llama, y el incendio total del pobre cielo ..•

112 ..

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

·y.

De repente, cayó sobre los campos

todo el sol ... Despertóse la llanura; y, por encima de élla, huyeron lejos los relinchos de indómitos caballos,

los mugidos, los toques de. campanaf el canto de los gallos... .,,

VI

I¿as humaredas del hogar labriego

se asían, con. afán, de las techumbres: venía el viento luego,

y empezaba el ascenso hacia las cumbt·es •..

VII.

El río, pobre anciano, de cara a la amplitud de lo vacío, se iba perdiendo en la quietud del llano, y quién sabe si triste de ser río ...

113

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Venían las manadas a pacer los oteros; corrían extraviadas las cabras atrasadas,

VIII

tras los churros zagueros .••

Alzado el zagalej o · de bordada estameña, con el divino dejo

IX

de quién medita o sueña, pasaban las zagalas y luego los zagales, puede ser que pensando en anillos nupciales .•.

114

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

X

Y, al fin del cuadro, andando paso a paso, inclinado a la tierra y al ocaso, el leñador abuelo de esta· selva, que, hace noventa inviernos, no ha faltado a su claro de bosque. Ahora nadie le fuerza ir a la selva; pero él es leñador, y moriría de nostalgia, la vez que allá no vuelva, porque él mismo está hecho serranía .•.

115

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El alma de la égloga.·

1

Entonces vino a ser la égloga triste ...

II

Crisante~a bajó para las nupcias, encargando a las· hijas del cabrero .

que condujeran la manada de élla al confin del otero; que vieran al rebaño trashumado,

por sí de la querencia alguno le eche;

que ordeñaran las vacas y guardaran la leche;

que dieran granos de maíz podrido

a los vivientes del corral florido, hierba a los habitantes del vivero,

agua fresca al jilguero

11()

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

y a los pollos del nido .•. Y, aunque era la mañana ya mediada, las hijas del cabrero no hicieron nada, nada ...

III

Entonces vino a ser la égloga triste ...

IV

Tuve una pena del rebaño de élla ... Hasta esas horas sin salir al pasto .•• Tuve una pena del rebaño de élla ... Y le conduje yo, poeta agrario, de mis florestas a la más florida, a aquella desde donde el campanario de mi pueblo se vé ...

117

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V

La prometida llena de amor, hoy estará de fiesta ...

VI

Y yo, lleno de olvido, ~uidando su rebaño en mi floresta ...

118

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El epílogo.

1

La pJenitud robusta de la hierba, paced., oyejas cautas:

Nuestro Señor, que es rabadán, conserva todavía los prados y las flautas; paced, mansas ovejas, }a hierba aljofarada;

seguid las sendas viejas por las que ayer os orientó mi amada: que yo, a la sombra de los molles, quiero contar al viento del l;>oscaje umbrío cómo de amor me muero por un amor ajeno que fue mío •••

119

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Aquí, en la paz antigua de la sierra, pensaré en las tristezas de la tierra, y grabaré en un árbol del camino el nombre de la pálida pastora que se cas6 con un gañán andino en la rústica misa de una aurora ... Aquí, en mi campo, que a su campo plagia y en mi propio sendero, siento que me contagia

la fe del carbonero; y creo en Dios, el Dios de los gañanes, que bendecir no quiso mis amores, porque con novias de los pueblos nunca se casan los señores •..

120

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II

Tuve abuelos pastores

en distantes antaños: por eso es que hay en mí no sé qué suave manera de tratar a los rebaños ...

Paced, ovejas mías, bajo los claros cielos; mis abuelos pastaron aquí a vuestros abuelos; y vosotras-yo os digo

en este hablar extraño-venís de su rebaño, como viene mi trigo de su trigo, como yo vengo de éllos, desde antaño •..

121

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III

Mi alma se fué detrás de Crisantema para la hora suprema; porque bien pildo ser que el alma agreste de algún abueloj a que no me haga daño, vino a encarnarse dentro del cuerpo éste, y entre los dos cuidamos el rebaño .•.

IV

Si es así, Crisantema,. divina Crisantema, esto te basta: te hemos amado todos los que han sido pastores en mi casta •.•

122

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EL FRISO DE LAS EGLOGAS

1

Sopla el viento solano \en los almiares .•.

Revienta el agua de los arcaduces .•. Un vaho tibio.exhalan los paulares, junto al vallado de los altramuces .•.

La paz agreste deja sus aduares

de quietud. Y,. cayéndose de bruces, sobre las ramas de los olivares abre los brazos co01o sobre cruces ...

'' Las églogas, olientes a tomillo,

despiertan en el viejo caramillo, como el bosque e;n el árbol que retoña ..•

Y, en un lirismo extático de ignavias, los trigales garzules y las gavias son silencios que aguardan la zampoña ••.

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II

Hora de virgiliana poesía,

momento del Mantuano y primavera, con la gloria del sol en la masía y la pascua de abril en la pradera ...

Florecen las panojas melodía .•• La parva es oro que se bielda en la era ...

Las rosas del rosal que está en la umbría son las nostalgias de la rastrojera .•.

Desbordan las espumas de los caces ...

Detrás del carrascal, unas torcaces

son el buen genio de las sendas viejas ..•

Se aroma el aire, en el habar, las alas ...

Y pasan procesiones de zagalas por el manso mirar de las ovejas ••.

124

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Ill

Oh, Vivgilio divino, ante las llosas de mi campo natal, de todo el campo, quiero traerte esta porción de rosas nacidas en. las bardas del acampo ••.

Acéptalas, Virgilio, son .hermosas ••• Y, como en ellas mi país estampo;

de tu elíseo en las haldas nemorosas pondrán fulgores del indiano lampo ••.

Son florecillas que brotó la cerca, que, al mirarse en el agua de ia alberca, entrañan el primor de lo natío ..•

Acéptalas, Maestro ••. Son retoño de las que antaño me agostó el otoño, cuando fu! ribereño de mi río ••.

125

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IV

Bien está, caramillo, que tú esparzas el rumor de las églogas latinas, ante el vaivén azul de las gamarzas y el vuelo pardo . de las golondrinas ...

Pas6 por las junque,rae y las zarzas la emoción pastoril de las colinas, y hubo sombras del cuerpo· de las garzas encima de. las ondas cristalinas ...

Temblaste, corazón, como el azogue ••. La voz de selva v~¡;-gen del albogue se retorció a manera de culebra .••

Y,. ante el claro paisaJ~ policromo, con la cola enroscada sobre el lomo, se quedaron las. yuntas de la huebra ..•

126

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V

Del escarpado monte. en la cuchilla el labriego sorprende a la pastora, y élla siente que brota la mejilla rojez como del jugo ·de la mora ...

El idilio sonríe ..• De Ja trilla llega la voz lejana y se evapora; mientras la arista, seca y amarilla, torbellinos de tamo pone en la hora ••.

El idilio sonríe, a todo fuego ... De pronto, la pastora ~ el labriego piensan que han de mirarlos, que han de oirlos ...

Y, al irrumpir los dos en los m·aizales, hay una desbandada de turpiales y un susto- de jilguei"Os y de mirlos ...

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VI

Toma la luz un leve color crema ... Se acentúan las rústicas estampas •••. Ya viene la dulzura del poema por el plano inclinado de las rampas ...

Rumbo al verdor de la pastura extrema, por tierras arboladas y por campas, paralelos 8.1 agua de la alema, se marchan los rebaños, en las pampas .••

Al eco del balido, que se pierde, se alza en los campos un murmullo verde, desmayándose, luego, por escalas ...

Un gallo, en . el bardal, canta, entretanto, aplaudiéndose él mismo el propio canto con unos golpes de las propias alas •••

128

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VII

Manchado el trc:mco de arenosa greda .y bordeando el horror de la barranca~ da, buenamente, la capuliceda su carne de carmín y su flor blanca .. ,

Con la hialina gracia de la seda, :un tinte rosa el lauredal se arranca) salpica de ese tinte la arboleda, y ríe al sol, como u,na risa franca .•.

A su bosque sativo circunscriptos, cabecean los grandes eucaliptos, con una lentitud y una morriña •••

Mientras ondula el retamal sonoro, y abre la pompa de su manto de oro, para asombro rural de la campiña ••.

129

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VIII

Atando s~s gavillas de esperanzas, la moza, en el umbral, $e pone, lenta, a separar el trigo de las granzas, porque su trigo de emoción avienta ...

Venido de las vagas rem;otqnzas, la mira el carretero. Y se da cuenta de que evocan saudades y añoranzas los ojos de .la pobre Cenicienta .••

Se estremece la granja ••• Las extintas canciones, en el fondo de las quintas, resucitan del modo más bizarro .••

Y, al verse el carretero y la mozuela, se entreabre, por sí misma, la cancela, y se detiene, de repente, el carro ...

130

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IX

La acidia solitaria del sendero a mi reino interior' llega oportuna y siento la caricia del pampero en mi éxtasis tranquilo de laguna .••

Mi espíritu reposa en el otero, mi corazón se tiende hacia la puna; mi vida es un silencio verdadero, como es el modo de alumbrar la luna.~.

Oh, la tristeza agraria y la tardiega .•• La lumbre vesperal pone· en la vega

· los alardes del úitimo derroche .•.

' La luz se pára, como quién se asombra .•• Y en las· entrañas frías de la sombra hierve el misterio heiado de· la noche ...

131'

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X

Paced, mansas ovejas. la pastura de este vasto declive interandino, al pié del monte en q_ue la· nieve pura refracta un cabrilleo diamantino ..•

Os conserven los dioses vuestra albura;. y os guarden: los quereres del destino el pábulo-en un campo de verdura, y el frescor-en un pozo cristalino ..•

Que el dolor los rediles nunca aceche .•• Que, en las ubres ubérrimas, la leche produzca al recental dulces arrobos .•.

Que las zarzas no arranquen los vellones .•• Y que se duerma en vuestros corazones una ausencia larguísima de lobos •.•

132

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XI

A Virgilio, inmortal, gracias .•. La cuenda él da de su madeja, en su argadillo, para las regresiones por la senda que lleva vidas al vivir sencillo ••.

Leí sus versos otra vez. La venda de mis ojos cay6. Y, al nuevo brillo, ya no seré trovero de leyenda mirando las o ji vas de un castillo ..•

Más bellos son rabeles y cayados •.. V al en más los oteros y los prados •.. Que, al rusticarse el terrenal exilio,

del agrario sentir dentro la pauta, con la voz serraniega de la flauta cuán dulces los recuerdos de Virgilio ••.

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XII

Ciñéndose guirnalda azul de espliego,

al són del sistro dancen las vaqueras; y con voces de espuma cante el riego, bemolando el cantar en las chorreras .•.

Fogatas de ramojo prenda el fuego sobre el espacio limpio de las eras, y tengan un encanto rebañego los festivales de las sementeras ...

El vigor montañés vibre en las jaras .•• Dupliquen su otoñada las senaras .. .

Sean mansos los chotos más ariscos .. .

Y, lleno el corazón de miel y abriles, deshojen los poetas pastoriles la flor soteña de los malvaviscos ...

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EL LIBRO DE LAS CAPULICEDAS

Invocaci6n. del sembiador.

Hora de mi p~¡:s mediterráneo; hora de mi dialecto de. provincia;

hora del árbol~simbolo; hora del árbol-tótem,

autóctono y vernáculo,

que es mi región austral cambiada en árbol. ..

Yo era el llamado a la canción indígena: a la que junta con el alma propia

la luz del sol de América,

las selvas de los trópicos,

el vuelo de los cóndores, las aguas del Pacífico,

la reciedumbre cósmica de las moles volcánicas, lo vasto, lo inmutable, lo infinito,

lo que es Dios. en los cielos y en la tierra ••.

135

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Yo soy aquel que ha de cantar, entonces,

al natal capulí ..• Yo soy el bardo, el vate y el poeta, el sacerdote, la religión y el templo ... Creo, a veces,

que soy tambien la majestad del árbol. •.

Antaño tuve amigos en las hazas, porque sabía distinguir los trigos por el modo formal de las espigas

y el vaivén del oleaje ••. Antaño tuve amadas en los agros, porque mi ciencia de las plantas pudo

cultivar, en la flor de las llanuras, el trébol de cuatro hojas ... Antaño fuí labriego entre labriegos,

porque diferenciaba los sembrados sólo por el matiz del color verde: verde de habar o de maizal, de huerta, de alcacel, de borrajas, de totoras;

136

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acá, de man2:anedos; allá, de saucedales; más allá, de altamisas y de. alfalfas; más allá, de olivares, de abedules

y de capulicedas ..•

Por esos mismos días, tuve los siete dones campesinos: el dón de calcular huebras y amelgas,

tasando el tanto de simiente echable, para no malograr caxp.po y semilla; el dón de predecir la r,uvia, el viento~ fijándome en los astros y en las nubes; el dón de trasplantar sin que muriera una sola raíz de las almácigas; el dón que hace suavísima la mano en la casi tragedia de la poda; el dón de los ingertos;

el dónde ser humano con la~ plantas;

137

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y, sobre todo, el dón de saber cuándo

están tristes los árboles o alegres,

nostálgicos de climas,

fatigados de nidos,

enfermos en la savia-que es la sangre,

o en la raíz-que es corazón y es todo ...

Cuando mis yuntas iban al barbecho;

las yuntas de los ótros barbechaban;

el patriarca selvícola

ordenaba sembrar los campos suyos,

el día que sembraba yo mis campos=

quitaba la cizaña de su vera,

cuando yo de la mía la quitaba;

y el tiempo de mis hoces,

tambien el tiempo de las suyas era .. ,.

Sólo que el jefe de la tribu agrícola

entonces me pedía segadores;

porque, segado ya mi campo todo

138

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y con trigal quedándose su campo, en dos horas _podían devorarle los pájaros famélicos del cielo .. ,

Yo soy aquel. .. Pero, antes, soy quién supo sembrar capulicedas por su mano ... Con ellas dibujé sinuosidades de orillas, conteniendo la rebelión de la onda, de la arena, y el coraje fangoso

con que, en invierno, la avenida baja .•. Estatuí, con ellas, sobre cumbres, la perpetua inquietud del arbolado, para mirar, contra lo azul del cielo, la acción del huracán en el follaje ..• Con ellas enmarqué las bardas viejas de los viejos caminos ... Con ellas, la algazara

de las boscosidades

139

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y de los nidos puse en la morbosa paz de la planicie ••. Con ellas, el milagro de la vida tembló de amor en el amor del polen .. ~

Yo he sido sembrador de capulíes .•. Yo he sido sembrador •.. Yo los comprendo en la flor, en el fruto, eri la raigambre, en el tronco, en las hojas y en la savia .••

Auténtico derviche, entiendo lo que dicen los pájaros posados sobre la pompa de las copas ágiles; mago que bebe clorifila pura, yo sé qué hablan las hojas y las flores; conjurador de espíritus, conjuro los espíritus que, en forma de buhos, de coleópteros, de arácnidos, atacan a las ramas y a los troncos .•.

140

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Como hombre, como artista,

como hijo de mi tierra y de mi casta, en la interioridad tengo el secreto de las capulicedas .•.

Yo las sembré; por eso, he de cantarlas

el canto de mis cantos: aquel canto

en que sea yo mismo lo que suena ••.

Ayúdame a cantarlas, tierra mia .. .

Ayúdame, región en que he nacido .. .

Ayúdame, comarca, mi comarca ...

141

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Pa.scaa florida. de los ca.pulíes

El valle está de fiesta ...

Las gentes labradoras, bajo el orgullo de este sol de pueblo, al aire libre de este risco andino, con el complot de este silencio rudo, pasan en grupos ... Sus pupilas tienen yo no sé qué de campo:

t~:~lvez lo inmenso, lo brillante y solo, talvez lo manso, lo tranquilo y puro, talvez lo suave, lo apacible y bueno,

talvez lo humilde, lo inocente y casto ..•

142

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Alzado el zagalejo de estameña,

que el color tiene del clavel purpúreo

o el color rosa pálido de la lánguida flor del duraznero;

alzado el zagalejo de estameña, para lucir el faldellín de pana; el collar de abalorios policromos

sobre el corpiño de zaraza roja; caída el ala del sombrero blanco;

en las espaldas el pañuelo níveo; desnudo el pié, morenas, suaves, ví:rgenes, humanas y divinas,

pasan las mozas ... Y, al pasar las mozas,

no es que florecen más los retamales ni echan nuevos retoños los cañaros,

no es que cambian de músicas silvestres los mirlos y las t6rtolas, no es que aroman mejor ·tos romerales

ni súbito perfuman

143

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

las yerbal,:menas y las mejoranas,

no es que se endulza el agua de las fuentes con dulzura de miel ..• ; no es nada de eso: es que la vida grita a todo grito,

es que la juventud siente, en la sangre,

la luz, la primavera,

la abrasada vorágine de fuego, el vértigo, el delirio, la locura, algo que yo no sé c6mo se llama ..•

Detrás de las muchachas van los niños;

y, detrás de los niños, hileras de gallinas que dirige

la fanfarria de 1 gallo donjuanesco; perrillos que recién ayer los ojos

abrieron asombrados; piaras que gruñen el gruñido bruto

con que suelen gritar las montaneras;

muchachas del sembrío

144

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

y animales domésticos

invitados por Dios y por los campos

al banquete del sol y de la fruta ...

Pascua florida de los e apulíes,

el valle está de fiesta ... La chiquilla,

apretando la saya entre íos muslos,

abraza el tronco y por el tronco trepa,

ruborizada, y ágil, y flexible ...

El mozo, con las manos se columpia,

. asido de la rama vigorosa,

y, culebreando, de repente, sube ..•

Los niños, los ancianos,

Jos perros, las piaras,

comerán de la fruta que, en racimos,

arrojarán el mozo y la chiquilla ...

Si el anciano se acuerda de sus tiempos,

hará el esfuerzo postrimer: entonces,

azotará con el bordón las ramas;

145

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

y el árbol, apaleado, buenamente,

le hará caer una explosión de granos, obsequio mañanero de las capulicedas

a la tarde infinita de los hombres •.•

Pascua florida de los capulíes, según el calendario de la aldea ...

Cuando florecen los alisos, cardan;

cuando se van las golondrinas, hilan; cuando bacen nidos los gorriones, tiñen.

El raudo paso de los días cuentan,

entre idénticos hechos enmarcando las fracciones del tiempo:

de tiempo de jilgueros; a tiempo de jilgueros;

de deshierba a deshierba; de maíz a maíz, de trigo a trigo,

porque retornan a los mismos ~ampos

146

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

las mismas sementeras, las mismas aves y las mismas cosas. o o

Por eso, hay campesinos que nacieron­como ellos s6lo dicen-,

en tiempo de maizales, en tiempo de cosechas,

en tiempo de duraznos,

en tiempo de ale líes y de moras; por eso, hay labradores que se han ido

del valle de la vida, a la hora de sembrar los aparceros, el día de partirse las dehesas,

por la semana de moler ·los granos,

al fin del mes de trashumar las cabras o o •

Pero es el tiempo de la flor y el fruto en las capulicedas,

el tiempo del amor de los amores ...

Idilio de los dos, idilio puro ...

147

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Con la complicidad de los follajes

y el ampáro del árbol,

no importa que a la vera del sendero

cabeceen los liños

de las capulicedas;

ocultos ambos en el manto de hojas,

ni el mozo ni la moza están visibles

para las imprudencias del que pasa.;.

Amor de amor, amor entre los árboles,

amor junto a los nidos,

amor entre las ramas,

amor como el amor de aves y brisas,

amor medio en los cielos y en la tierra ...

Ríen risa nerviosa, cuando encuentran

pajarillos implumes en los nidos;

comen del grano que en agraz subsiste,

comen del grano qne picó de paso,

sin poder arrancarlo, cualquier ave;

148

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

de rama en rama se persiguen; hablan

o en el silencio grande se aniquilan;

balancean, tomados de las manos,

cuando el soplo del viento da en la copa;

cambian racimos; a la guía llegan;

se hartan de amor, ele fruta, de esperanza,

de aire libre, de oxígeno;

hasta que, al fin, clesdenden,

primero la chiquilla y luego el mozo,

porque del árbol ella no bajara,

si al pié del árbol estuviera el mozo ...

Mientras eso, la paz inunda el valle .•.

Del aire en la vibrátil transparencia

el mutismo, impertérrito, titila ...

Da sed el meridiano, que abochorna .. .

Y hace luz, tanta luz, una luz blanca .. .

Y hace sol, tanto sol, un sol tan grande .. ,

149

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

En las capulicedas, huracán.

Aquel pegujalero,

en cuyo pegujal no hay arbolado, aquel pegujalero sordomudo

que se ahoga en el bocio,

subió la cuesta y penetró en los liños

de las capulicedas •..

En la imbecilidad de sus miradas,

a modo de relámpago, bri116 cierta a1egría .•• De su belfo

escapó, gutural, casi porcino,

150

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

el típico grumr del sordomudo ••.

Tiró el bordón y el poncho bajo el árbol,

se ciñó con más fuerza la faja de cabuya;

y, terciando en los hombros

el saquillo de lienzo, en que guardar la fruta;

se dispuso a trepar. lento, pesado,

mastodóntico, torpe ...

En mis capulicedas

alambradas de púas nunca puse,

no he ceñido sus troncos .de espinas agudísimas.

Yo no he sido el señor feudal, que cerca,

que valla, que prohíbe: mis mejores frutales

precisamente dan sobre el camino;

pues yo no puedo atormentar las bocas,

151

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

las hambres, los ayunos, y sufro, al ver golfillos y mendigos

debajo de los árboles,

devorando la fruta con los ojos .. .

Señor feudal ... ? A mí con ello ... ? N un ca ...

De mis capulicedas qne disfruten

los hombres y las bestias ... Soy demasiado yo, para que ponga

alambradas de púas

en mis capulicedas ...

Mastodóntico, torpe, se resolvió a trepar el sordomudo ... La todomansedumbre de las cosas,

la murria del camino, las quietudes del valle,

la pereza del río,

la galbana del bosque,

la lentitud con que llegaba al árbol

152

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

aquel pegujalero,

ponían, en el alma, languideces, acidias y desmayos ... Ni una ráfaga

levísima de viento:

una mar de silencio indescriptible,

una mar de molicie larga, floja,

otra de mansuetud inenarrable,

otra de abulia, de una grande abulia ...

Aquel pegujalero,

idiota y sordomudo,

que se ahoga en el bocio,

no podía trepar ... Los. mayorales

que pasaban entonces,

tirando del machete,

hirieron en el tronco

del árbol ... Cada golpe

dejaba una ancha herida

color de sangre hu mana, 1

153

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

una ancha herida en que apoyar pudiera

el rudo trepador las plantas ásperas ...

Rió el idiota su brutal aullido ...

Con la ronca y salvaje carcajada,

se asustaron los pájaros ...

Y los dos mayorales

colocaron, camino de la copa,

el cuerpo del idiota ... Los machetes,

heridos por el sol, al pie del árbol,

dejaban escapar, desde los filos,

un temblor luminoso, pero cárdeno .. .

Y era el idiota como un basto simio .. .

Capulicedas, ah, capulicedas ...

En otro úrbol, los golfos;

en otro árbol, el viejo;

en otro árbol, el joven;

en ótro, las muchachas;

en ótro, yo tambien ... Capulicedas,

154

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

capulicedas, ah, capulicedas, ..

Hora del mediodía, al fin ..• De pronto,

la voz del viento sobre el valle nuestro;

nubarrones que arropan

la grandeza del sol y que asesinan

con crímenes de sombra caminante

las sensitivas pradereñas-Luego,

caer de grandes gotas,

olor de tierra húmeda,

relámpagos y truenos,

lluvia-la lluvia que, cual tigre, viene,

rugiendo enfurecida.

Y huracán. Y tormentas en las hojas.

Y la danza de ramas, entre el ruido

tremendo del follaje,

como si un genio malo hubiera vuelto

locos de atar los árboles ...

155

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Capulicedas, ah, capulicedas ...

El huracán se extrema con las ramas de las capulicedas ...

Revientan los racimos;

nubes de hojas, en rígida

tensión de nervios, vuelan; el agua casi siente

la nostalgia iracunda del diluvio;

el relámpago brilla,

los hombres han corrido

han corrido las bestias ... Sólo el pegujalero sordomudo,

en su soberbia impavidez de idiota,

abrazado a la guía, bambolea en la copa,

gruñe la más salvaje carcajada y pone yo no sé qué de solemne

en la honda brusquedad de aquel momento ..•

156

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Un grito, de repente, un sordo grito .•.

Y, desgajada la furiosa rama, se viene abajo ... Cómo vimos, luego, los sesos de aquel hombre .•. ?

La mitad le temblaba tras la herida, la otra mitad, afuera, no temblaba ...

157

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

La ejecución del árbol.

Amanecía ... Bien lavado el cielo,

bien lavadas las ramas,

bien lavadas las piedras del camino ...

Siguiendo la costumbre,

como era el tiempo de los capulíes,

yo tenía un amor: el de esa joven,

cuyos ojos oscuros

eran, como la noche de los tiempos,

oscuros, oscurísimos ...

Siguiendo la costumbre,

bajo la luz del alba,

esperábamos, juntos,

que trajera las vacas la V?quera ...

Siguiendo la costumbre,

ya llegaban zagalas y zagales

para iniciar temprano el esquileo •..

Buenos días de Dios, campos nativos •••

Buenos días de Dios, sol de los Andes ...

158

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Buenos días, muchachas y muchachos .•.

De entre el grupo,

se adelantó la que mejor sonríe;

y, poniendo en la flor de las sonrisas

toda la sangre de mujer hermosa,

temblando de sonrojos,

las pupilas clavadas en el suelo, nervioso el pie, la mano convuisiva,

me habló de su casorio,

que ella, la novia, postergó, entretanto se diera sepultura al sordomudo ...

Maravilla de Dios la de estas almas, maravilla de Dios y de estas almas ...

Muere el vecino, el conocido apenas, y ellas se apropian del cadáver pobre, le visten de sus ropas,

le ponen cuatro velas,

159

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

almohada le dan de rosas blancas, y le dejan dormido, bien dormido, mientras haya un piadoso

que regale tres tablas, para formar el ataúd humilde .•.

Quién dá las tablas, quién, para la caja en que debe dormir el sordomudo su sueño postrimero ... ?

Entonces, concebí la idea aquella ... Señor, Dios de los campos, yo comprendo que no es la culpa de las cosas nunca; yo sé que no merecen un castigo la piedra, el risco, la avenida, el rayo, porque maten un hombre: yo conozco que no merecen muerte

el can :rabioso que ha mordido al niño, el torete cerril que mató al mozo,

160

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

cuando el mozo adestraba su tore(e

para las plenitudes de la arada;

Señor, todo eso sé, todo conozco y sostengo y proclamo;

pero ... tu mano santa me perdone,

si entonces concebí la idea aquella .•.

No pude de otro modo, no lo pude ...

Reflexioné que el árbol,

que el árbol hizo mal: con un esfuerzo,

con el último esfuerzo,

con todos los esfuerzos

de que fuera capaz, debía el árbol

sostener esa rama,

para que no cayera el sordomudo,

idiota como él era ...

No vale más un hombre,

hasta siendo un idiota,

que el esfuerzo de un árbol,

161

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

aunque el árbol muriera del esfuerzo .•• ?

Que el huracán era el culpable ... ? Cómo

al huracán impongo yo el castigo ... ?

Nó; la culpa es del árbol: él debía dejar que el huracán embravecido

le arrancara de cuajo; el debía rodar, y rodar íntegro, con el pegujalero; el debía ser árbol, es decir, oponerse al viento siempre ... Si no lo hizo, que muera; y en sus tablas entierren los despojos de aquel pegujalero ...

Leñadores, a él, al árbol ese de la inútil tragedia ... Leñadores, a, él, al árbol ese ..

162

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Mi mi:mo d~scarg6 el primer hachazo

con una fort'aleza; pero tembló mi corazón, sintíendose algo como atUrdido, creyendo q;_¡~'· a correr iba del árbol

sangre humana, talvez, sangre de bestia ...

Golpe tras golpe resonó en el aire ...

Los otros capulíes, impertérritos,

qué sabían de aquello ... ?

Ejecución del árbol asesino, ejecución del árbol. ..

Me olvidaba decir-entre paréntesis-que dí el primer hachazo, el fuerte, el grande,

cuando la dulce amiga

con su falda de lana limpió el tronco maldito

de los sesos humanos

que se habían quedado sobre el tronco ...

163

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

..... eñadores, a él ... Al fin, a tierra el capulí terrible, el homicida ••• Cuando cayó, no digo que lloraba; pero casi me saltan unas lágrimas •••

Capulicedas, ah, capulicedas .••

164

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Nocturno de la tragedia.

Tristeza de esa noche desolada:

yo no era juez; y, sinembargo, había

la ejecución del árbol ordenado,

ejerciendo, por mí y ante mí mismo,

una extraña justicia, mi justicia ...

Remordimientos de esa noche trágica ...

Ni las caricias de la amiga dulce,

ni la traquilidad de su conciencia,

ni el distraerme en la lectura, nada

conseguía aquietar mi hora convulsa ...

Vamos, amiga mía ...

Durmamos esta noche en el cortijo,

-escuchando qué digan los cabreros ...

Yo me ahogo en el cuarto ... Siento falta

de aire libre, de luz de las estrellas,

de ponerme en contacto con la carne de la tiniebla pura ...

Tengo noche, una noche, una gran noche

165

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

en la solemne soledad de mi alma ...

Vamos, amiga mía ...

Pero mira, por Dios, que no pasemos

por dónde pueda verse

el cadáver del árbol .•. Tengo miedo, me roe la conciencia, y diviso en mi espíritu la sombra de aquel árbol,

la sombra de cuando era árbol viviente, porque es ley natural que al asesino

le persiga la imágen de la víctima ...

Qué agradable este frío nocharniego ..• Esta nocturna paz, qué ilimitada ... En las caballerizas, piafan, lentos,

los caballos del carro y la carreta; la grey, en el aprisco, indiferente

a todo lo que muere o vive, rumia;

166

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

inmóvil, el establo,

es como si el establo no existiera; solamente el señor de los corrales­

confundido el lucero con la aurora­

clarina su clarín contra el lucero, creyéndole la aurora ...

De pronto, oigo, en las ramas,

el silbido agudísimo de un pájaro,

un silbido agorero,

ultravital, que hiela,

que detiene la sangre .•• De qué me acusa ... ? Es contra mí. .. ? Yo grito ...

No he meditado, dulce amiga mía,

no he meditado en esto, cuando ordené la ejecución del árbol: el pájaro invisible que ha silbado, sin duda, es úno de ésos

que habían puesto la bondad del nido,

167

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

en el humilde capulí deshecho,

en el árbol aquel ajusticiado;

sin duda, era uno de esos, el más pobre,

y ahora ya sin nido, a la intemperie

ardiendo en el infierno del insomnio,

posado en rama qne es distinta rama,

desconociendo el árbol que es otro árbol,

talvez cerca de un nido que es ajeno,

me acusa con el último silbido

del postrimer insomnio ...

No he meditado en esto, dulce amiga,

no he medí tado en esto,

cuando ordené la ejecución del árbol

y le rompí la vida con el hacha ...

Volvámonos a casa .•• Yo no debo

esta noche salir de casa ... Deja

que no turbe la paz de los cortijos,

ni el sueño del cabrero,

168

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

ni la paz inocente de los campos ...

Huí de la vereda por dónde pudo verse

el cadáver del árbol;

y, sinembargo, el pájaro sin nido, el huérfano·, el insomne,

me acusa ante la noche ...

Vol vámonos a casa. amiga mía ...

169

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Del capulí caído en el camino.

Bendito seas, sol, una y mil veces ... Trasmontas la colina, inundas de oro puro la llanura,

y al alma triste de los tristes entras, y allí matas sus sombras,

en tu doble misión casi divina,

de hacer día en las noches de la tierra y hacer día en. las noches de las almas ...

Hermosura de sol, qué adentro ahondas ... Sentada a la ventana de los ojos,

la vida toma sol .•. ; la pena duerme,

en aquel dormitorio de amarguras que todos arreglamos en lo interno ... ;

la angustia de vivir fuése temprano,

y con la tarde volverá-no hay duda-, pero ya nos dejó ración de tiempo

para la ausencia de dolor humano ... Hermosura de sol, bendita seas,

170

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

con bendición de voz, de manos juntas,

como las manos de los pordioseros,

alzadas el instante, el instante de amor de la limosna ...

Ahora, b::Jjo el sol ya no da miedo

el cadáver del árbol ...

Durante la impiedad de la gran noche,

por fin dí con el modo

de atenuar el horror de la conciencia ••.

Amada, labradores, zagalejos,

aparceras, pastoras,

muchachos de las tierras labrantías,

muchachas de los trigos encerados,

los que coméis del pan de mis chamorros,

los que bebéis del agua de mi fuente,

alegráos en Dios: eH con el modo

de atenuar el horror de la conciencia ...

171

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

La ejecución del árbol no servirá de ejemplo a las capulicedas,

al trueno, al huracán, a los relámpagos; pero, después de todo,

muy bien muerto aquel árbol homicida ...

Las tablas de su tronco

serán el ataúd del sordomudo;

lo que reste en madera, dará con qué tinglar una cabaña para el novio y la novia;

del espeso rannojo

que todos hagan leña,

porque es muy natural, oh campesinos,

que del árbol caído se haga leña ...

Levantado el andamio,

los dos aserradores cortaron unas tablas,

172

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

y fue el pobre ataúd, que yo tiñera .

de negro brillantísimo ... Las campanas del pueblo

gimieron de dolor en la espadaña;

abierto el seno de la tierra madre,

bajaron los dt:spojos

del árbol y del hombre, crugiendo el ataúd al resbalarse;

sobre el árbol y el hombre,

puso el sepulturero .grandes piedras;

echaron, a puñados, los labriegos

tierra de camposanto,

en entrambos despojos,

los despojos del árbol y del hombre;

y se fueron, después, tranquilamente •• ,

Mientras yo colocaba en el sepulcro

la cruz; pero una cruz hecha con brazos

del mismo capulí que ajusticiara .• ,

173

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

El ramojo coció muchas meriendas ••. Y, luégo, al otro día,

pensando en su cabaña, se llevaron los novios campesinos la sobrante madera de aquel árbol. ..

Estábamos en torno,

mientras se la llevaban,

todos los comarcanos ... Mas, de todos, fuí solamente yo quién se dió cuenta

de la magna elegía:

raíces que quedaban, apenas sosteniendo

media vara de tronco; hojas, un tanto mustias, aquí y allá dispersas,

en todos los sentidos

en que fueron las ramas arrastradas; y, sobre todo, en forma de :árbol mismo, huella de cuerpo de árbol en tierra húmeda,

la huella que dejó al caer el árbol •..

174

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Elogio de los capulíes.

Tras la ventana que da al campo mío,

en esta hora de abril para rrii campo, con el elogio de los capulíes

yo quiero subrayar el són de la égloga ...

Gracias, porque he cantado, tierra mía ..•

Muchas gracias, región en que he nacido ...

Muchas gracias, comarca, mi comarca ...

Aspa en la rueda grande del molino,

compuerta en la represa,

canal en la caída de· agua brusca,

tolva sobre la piedra bien picada,

árbol de capulí, tú eres la aceña ...

En las testuces de las yuntas, yugo;

esteva en los arados;

manceras, hórreos, quinchas,

árbol de capulí, tú eres el campo,

el labrador y la cosecha, todo ....

Tienes forma de cruz en techos pobres,

175

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

en torres de aldehuelas,

en cementerios de villorrio, donde,

entre las matas de las altamisas,

te mata la tristeza, tu tristeza;

estás en las carretas peregrinas,

que, chirriando, se van por los caminos;

te dejas angular en las techumbres,

soportando las tejas;

erguido en el pilar, te sientes fuerte;

eres la talanquera, los umbrales, y, en el hastial, el poyo ...

Las gentes de mi tierra te poseen:

en los caseros mobiliarios toscos,

en las robustas herramientas rudas, en los groseros aparejos bastos,

en los pesados edificios rústicos ...

Te poseen de vivas ...

Te poseen de muertas,

en los humildes ataúdes pobres,

176

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

!

en las pequeñas cinerarias urnas,

en los sagrados cofrecillos íntimos,

donde hay cabellos de las cabelleras

cortadas a los muertos ...

Fruta de mí país, la fruta hermana

de las cerezas y las zarzamoras,

de las ciruelas y las aceitunas ...

Cuatro meses del año, rivalizas

con el fruto que granan las mazorcas,

a1 tiempo del otoño en los maizales ... Con jugo de maguey te endulza el ama,

te cuece con duraznos y con peras,

para los postres de la cena rústica;

te exprime el zumo rojo

en la boca sin dientes del infante,

cuando a la madre le negó el destino

la vendimia de sangre de la leche ...

Fruta que, cuatro meses en ci;tda año,

177

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

ayudas al maíz, en su faena

de mantener intacto

el vigor milagroso de la vida,

subrayando la fuerza

que ponen en la raza

tubérculos, raíces, hojas, tallos

de estos suelos ubérrimos de América .•.

Capulicedas, ah, capulicedas ...

Si yo debo, en mi elíseo,

sembrar un liño de árboles,

cuya simiente me haya sido dado

conocer en las horas terrenales;

yo pasaré los siglos de mi elíseo,

recostado a la sombra

de unas capulicedas pensativas:

de las capulicedas que yo siembre,

llevándome semilla de la Tierra ••.

178

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

!

SURAMPALTI

I

. Tras la honda mansedumbre de las greyes,

dejara· mi tristeza su cabaña, y se fuera, pastora, con los bueyes, que han de pasar el día en Ia montaña ...

Oliendo a romeral y hojas de menta, regresara, de tarde, a su bohío; y talvez regresara soñolienta,

a fuerza de ir rodando, como el río .•.

Pero no quiere Dios hacerm~ agreste.

En el bullicio urbano, en todo este huracán de ciudades me da arraigo ...

Lejana, mi alma ya no está conmigo ... Y todas las tristezas en que caigo parecen eras cuando falta trigo .•.

179

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II

Arcadia de Indias, Surampalti ••. Siento la cambera, el chozil, la pastoría, la barga en que resbalan agua y viento,

la tristeza del sol y la paz mía ..•

El rústico recúerdo, en su horizonte

ve el pasado ascender como lucero; tiene el huerto interior agua de monte

y el alma es un camino carretero ...

Surampalti lejano •.. Aguas salvajes

del Bayandel, cambiadas en paisajes ... Ñamurelti, que velas la llanura ..•

Y tú, casa paterna, entre las brozas, con ventanas que dan a la espesura,

con senderos que acaban en las chozas ...

180

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III

Deja q~e el sol su bendición nos eche,

sobre vidas y campos ... Hoy percibo un hálito suavísimo de leche, y el corazón se pone pensativo ..•

Qué hará nuestro rebaño a estas horas,

en el silencio arcaico de los cerros ... ?

Sestearán, bajo el árbol, las pastoras

y acezando estarán todos los perros ...

Mediodía .. .'Canícula .•. Son de horno

las ascuas de J este núbico bochorno ...

Abajo han d1 estar yendo, en viaje mudo,

las ondas de mi río hecho de hielo ...

Si a la orilla estuviera yo, desnudo, tendido en el yerba!, de cara al cielo ...

181

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IV

Agonía del soi ..• Mi alma doliente hoy camina a su valle, vuelta lampo ... No la esperes, amiga, estará ausente

en la impasible soledad del campo ...

Si quieres, vé con ella, a su ribera

y asciende la colina, hablando amores, mientras tiene el verdor de la pradera

hipótesis errantes de pastores ...

Mi alma te hará su lírico derroche ...

Luego, sí cae, en lo mejor la noche,

albergues del collado hay en los flancos ..•

Y la gotera del chozil pajizo

filtrará, al interior cÍel cobertizo,

la luz que lluevan los luceros blancos ••.

182

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CROMOS DEL CREPUSCULO VESPERTINO

1

Como una vieja enferma, como una

dolorida y anémica hospiciana,

se arrima a los rincones de la puna

la tarde triste, pensativa y cana ..•

Silente, se recoge la laguna

en sí misma ... Y el aura comarcana

con arrullo de amores no importuna

al pálido cristal de la fontana •..

Las flores se reclinan en las hojas,

para dormirse, lánguidas, calladas

como sueño cansado de congojas ...

Y, con los ojos llenos de celaje,

las golondrinas cruzan en bandadas

la soledad inmensa del paisaje ...

183

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II

Toca el ángelus grave .•. Arroja el viejo

el azadón mellado, en la maleza; y, religioso, místico, perplejo,

suspira, y se descubre la cabeza ...

Frunce la gravedad del entrecejo; mira al cielo, que baña la tristeza;

de la campana escucha el buen consejo,

y, ensimismado, la ?.Legaría reza .. ,

Su faz marchita llénase de angustia ..• Se aumenta el esplendor de su pupila ..•

. Y, antes que cubra la cabeza mustia,

del sol muriente el postrimer reflejo,

como caricia blanda, se aniquila

sobre la calva patriarcal del viejo ...

184

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nr

La tarde arrinconada contra el monte me llena de dolor indefinido ...

Yo, la tarde, la paz, el horizonte,

esperamos, hace horas, al olvido ...

Viene el olvido ... ? Mi alma que le afronte; mi corazón que le reciba, asido

del muriente arrebol. .. Hoy en el monte

nosotros esperamos al olvido ...

Y, en viniendo el olvido, ante los lampos,

ante el agua dorr.a ida, ante los lampos, yo, la tarde, la paz, hasta la aldea,

nos iremos detrás de las colinas, mientras el campanario campanea

y se van a dormir las golondrinas ...

185

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

IV

Qué infinito dolor y qué tristeza ...

Siento en mi sér los páramos bravíos,

}a morbosa quietud de la maleza

y el cansancio viajero de los ríos ...

Me contagian su lírica pereza

las sendas., los rebaños, los bohíos ... Y resumo el paisaje, mientras reza

yo no sé cuál de los ensueños míos .. ,

01 vid o ••. ? Ah, si viniera .•. En esta calma,

tomara plena posesión de mi alma.

Y yo, la paz, la tarde, hasta la aldea,

nos fuéramos por tras de las colinas, mientras el campanario campanea y se van a dormir las golondrinas ...

186

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DE ··Los NocTURNos·~

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

I

·:Reza, Ma:Iena, reza ... Reza o canta ..•

Me da miedo la noche de los páramos .•. Debe pasar la muerte por el patio, cuando ladran los perros ..... Oyes ••. ? Ladran ..•

En la última ventana se ha posado un lucero •.. Qué anuncian los luceros,

mientras invoca al miedo de la Muerte

la noche de los páram!)s, Malena .. ?

Reza o canta ... Una salve, un padrenuestro ..•

Mis versos, otros verso~: lo que fuera ...

Oyes, Malena, cómo ladran .• ? Oyes .. ?

Es la Muerte que pasa ..• Y, de mañ.ana

se verá que algo ha muerto, algo, Malena:

los re baños, las flores o nosotros ...

189

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n

Tuve el presentimiento ..•. En la sauceda

graznó, anoche, el gran buho. .. . La otra nocher aulló el perro en la esquina de la casa, sin que pasara nadie .. , Ves, Malena ••. ?'

Y cuando te miré, por la mañana,.

en los ojos, tus ojos eran tristes, como si vieran una cosa negra; un féretro, unas andas ••. Ves, Malena .. ?

Las que bajaron a la fuente, hoy día,.

volvieron melancólicas· ... Los cántaros de tierra gris, estaban desbordantes .•..

Las que fueron por agua, oye, Malena .••

volvieron melancólicas ... Los símbolos .. ? Son, sin duda, los símbolos, Malena •...

190

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III

Y mañana, Malena, que amanezca,

:algo que ha muerto ... Miedo; tengo miedo ... Mañana, algo sin vida, algo, Malena:

los rebaños, las flores o nosotros ...

:Oyes .. ? Ladran los perros en el patio ... Podrá ser o no ser ... Pero, quién pasa .. ?

Asegúrame, quien .. ? E Ha, la Muerte,

la flaca, la tremenda, la espantosa .• -?

Oyes .. ? Ladran. . . Es Ella .. -? Dí, no es Ella .. ? Reza,, Mal e na) re.za ••. Reza o canta ...

Debe pasar la Muet"te por el patio."

Reza o canta ... Y mañana, sí, Malena,

-algo muerto, sin vida, frío, rígido: los rebaños_, las flores,, o nosotros ...

191

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Nocturno VIT.

I

Malena, ven, verás .•. Escribo, escribo·.

hasta cansarme de escribir. . . De pronto, cae una mariposa en el tintero,

y se ahoga. . . Yo dejo que se ahogue ... ,, ,~~~:;:.:·;~:::<-:::!""":;:.:~~;.~.,._..,

.• f< ,., ¡ONi!¿ ""'' Verdad que ya no soy bueno, como ant9~~;.,,;;.: ... ,,"~=~~~,;

Tengo casi placer de que se ahogue (r':' ( , · la mariposa blanca ... Si la vieras, 'i, ·• \

con las alas manchadas por la tinta... \

Pero, Dios me castiga; ven Mal e na ...

Un murciélago, hermana, hay un murciélago que me ronda ... Piedad, oh, Malenísima ...

Quién sabe si el murciélago es un alma

que venga a aquel1a mariposa muerta, rondándome ·en la forma de un murciélago ..•

1 192

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u

Murciélago, qmen eres .. ? Dí murciélago,

tú, de parte de quién vienes a verme .. ? En el nombre del Padre, en el del Hijo, en el del Santo Espíritu, murciélago .• ~

Yo te conjuro, dí lo que pretendes ...

Malena, llama a alguno que eche fuera

este vampiro: yo no puedo hacerlo, no tengo fuerzas yo ... Te ruego, llama ...

No le llamas .• ? Pues, bien; entre las sábanas voy a esconderme como un niño ... Deja

que me esconda. Malena, como un niño ...

Hasta que sienta ganas el murciélago

de no rondarme, en tanto que estoy solo, esta noche más negra que mi espíritu ...

193

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

III

Murciélago, piedad ... Dejé que muera

la mariposa blanca, sí, murciélago; y tuve una fruición, de ver manchadas

sus alas con la tinta, sí, murciélago ...

Más, perdón: es mejor que me perdones ...

Retorna al cementerio, alma de muerto en forma de vampiro ..• Por qué vengas aquel suicidio de la mariposa .. ?

Ven, Malena ... El vampiro ya se arroja.

y con un golpe de las alas mata la llama de la esperma ... Ven, Malena ...

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I

Noche negra de insomnio y de aguacero,

que te maldiga Dios,., .. Los sapos croan

serenatas macabras al insomn!o que florece en mis párpados .•. La lluvia,

en complot con los vidrios y el tejado,

'hace un ruido que ahora me parece

no haber oído nunca ... Tú lo escuchas •• ?

Y el insomnio, como ave de rapiña-.

me clava en las pupilas ambas garras. y me arranca 1os ojos. . . Oh, el insomnio .. ~

Y, dímelo, Malena, estando muerto,

tendré insomnios también en el sepulcro,

o dormiré mi muerte a pierna suelta)

como un lirón de ese terrible invierno .• ?

195

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

II

Fantasmas del insomnio, huid, fantasmas ..•

Y si yo, en el sepulcro tengo insomnios .. ?

Y si dura el insomnio años y siglos .. ?

Y si la eternidad es otro insomnio .. ?

Beleño ... ? Si, beleño: bueno, trae

beleño ... Doy por hecho que me duerma

el insomnio de ahora; pero el otro,

el de la muerte, d 01·miré, Malena •.. ?

Oyeme bien; por sí bajo el sepulcro

hay insomnios, el día que me muera

procura cerciorarte de si duermo ...

Y, si no duermo, con beleño embriágame,

y entonces, sólo entonces, sólo entonces,

ya puedes enterrarme como quieras ..•

196

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

III

Malena, si no duermo en el sepulcro,

a qué morir ..• ? Tú sabes, tú adivinas

si habrá insomnios al\í. .. ? Cuál de los muertos

tuyos y míos, cuál, cuál, oh Malena,

hoy estará despierto y revolcándose

en la entraña terrena con insomnio ... ?

Te figuras, concibes lo que sea

el insomnio en las tumbas, el insomnio ... ?

Arrodíllate ... Reza ... Y a las santas

cosas del Padre nuestro cotidiano,

al líbranos del mal con que termina,

añade estas palabras: Padre nuestro,

líbranos de todo mal ... más, también líbranos

de que exista el insomnio en los sepulcros ...

197

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ALMA, VIDA Y CoRAZON DE

CIUDADES Y DE CAMPOS

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VIAVAL.V

Esta provincia azul.

Esta provincia azul del Imbabura ...

Cielo azul, monte azul, lagos azules ..•

Hasta azulea su verdor el llano con e 1 racimo azul de las borraj as ...

Los gomeros azules, a lo lejos ..•

Coleópteros azules en el aire ...

Colibries azules, cual zafiros con pétalos de lilas en vez de alas .•.

Flor azul, los ilímites papales ..

Flor azui, las alfalfas abrileñas ••.

Flor azul, valladares, fuentes, sotos ..

Azulidad de azul ••• Que fué creada

para epopeya de lo azul intenso

esta provine a azul del Imbabura ...

201

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Yo púmso en los lakistas.

Yo pienso en los lakistas de Inglaterra que el viejo Wordsworth presidió •.. Mi espíritu, al influjo del lago, se hace lago, con cisnes espumosos en el agua ...

Borda la orilla el tren ... El d6n del canto, desde la cumbre del Imbaya, viene, y me cruzan sonetos por el alma,

como velas latinas por el lago .• •

Viejo Wordsworth que, con tus versos puros la clave de los lagos descubriste, seguramente habitas-en tu elíseo-

la isla de un lago azul. .. Porque habrá Suizas, y lagos de Inglaterra y de Imbabura en el país de los poetas muertos •.•

202

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Tal dice lo inicial.

Tal dice lo inicial de este poema,

cantado a són del sol ... Si alguien, un día, quisiere navegar en alma-lago, que traiga a mí su barquichuelo de alma ...

Que alabe a Primavera en las orillas, que aspire el éter del cerúleo dombo,

que despliegue las velas y se embarque, para la vuelta al rededor del lago ...

Aquí no hay tempestad, ni nada anuncia

horrores de naufragio ... Vida, ensueño,

alma, lago y azul, azul y lago .•.

Mientras asiste al lírico paseo,

con la pupila abierta sobre el día,

esta provincia azul del Imbabura ••.

203

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

La soledad del páramo.

La soledad del páramo está abierta

al huracán y al aguacero ... El fdo

-del paj onal sobre la carne-pone

erizamientos rígidos de hielo ...

La tempestad clarina sobre el monte .. .

La niebla, en remolino, se compacta .. .

Quién adivina d6nde queda el cerro,

cogido por la noche de la niebla ... ?

De pronto, el latigazo del relámpago

sobre el lomo del agua ... Un brillo cárdeno

en la densa negrura de la nube .•.

Rayos, lluvia, granizo en el Mojanda,

que el páramo es el tigre de las cosas,

y el Moj anda está bravo como un tigre ••.

204

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La blanca vT.Jla.

La blanca villa de Otavalo ... Calles

·,plenas de sol y de:.aire puro plenas ... Campanarios de nieve, que parecen :hermanos pequeñuelos del Cayambe ....

Rejas de. España, con floridos tiestos ....

Zaguanes que, después del terremoto,

volvieron a poner, en el :poblado, leyendarios sabores de colonia ...

Quintas que ríen a la Primavera .... Huertos, para el abril de los frutales.~ ..

Huertas, a que madruguen las legumbres ...

Y Ja estaci6n del tren, donde la máquina

-para el Cayambe, ya apagado-tiene

la blasfemia del fuego y la del humo ..•

205

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Vivir aquf.

Vivir aquí debe de ser tan grato .. ~

Toda la paz florecerá en las almas •.. Y las vidas tendrán tal dulcedumbre,

como de miel selvática en los árboles •••

Amar aquí: .• De amor de los amores

henchir el corazón .•• En sér distinto verter del yo la majestad ... Y, luego. caminar d camino de la suerte . , .

Amor de amar, necesidad de vida, junto a la pompa del natal paisaje,

bajo la gloria de los soles propios ...

Amor de amar .•. Mientras el mundo rueda.

y los otros se quieren como pueden, y los otros ignoran quiénes somos .. ~

206

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Paisaje musical.

·pa:isaje musical y montesino ....

Paisaje musical. .• El bosque dice, ·>en la epopeya de las hojas verdes,

ilos romances .de gesta de la yungla ...

El campo, Hüena en són de carami11o ...

La fuente, a modo de siringa gime .•. El viento es la cigarra del espacio ...

Gaita, la luz ..• Y oboe, el manso río •..

. Paisaje musical ..• Zampoña y tiorba tocadas por las cosas, suavemente,

para la sinfonía de lo cósmico ..•.

Y -de noche-las músicas del cielo,

lirios de luz que snenan.cuando alumbran,

desde el temblor azul de las estrellas .•.

207

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Exvolcán de Cayamhe>,

Exvolcán de Caya m be, divorciado

rlel maridaje con el fuego, ahora en eterno consorcio con la nieve, tal vez tengas nostalgia de la llama ....

Hay tal tristeza en tu-actitud pasiva, ..

hay tal saudade en tu solemne inercia,

que el sol, el viejo sol, en tí se tiende con no sé qué intensiones de consuelo .. ~

Te dora la cabeza gigantesca ...

Te disuelve unas nieves de la cumbre ..•.

Y ruedan esas nieves por el flancci,

a manera de lágrimas, Cayambe ...

Que otra forma de lágrimas no queda a tu enorme nostalgia de la llama ..•

208

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Música ·del sanjuán.

Musica del sanjuán, otavaleña

saudade . ... -como aquella que a .los lusos les pone, en pleno centre del esp!r"i'tu,

aa tristeza mayor de las tristezas ...

Música del sanjuán, otavale"ña

enyoranca .•. - como esa que desborda,

sobre la soledad de Cataluña

.el dolor de las almas catalanas ...

Música del sanjuán, otavaleña

senhsucht . .. -igual a la que hiere y .mata

el alma de .los pueblos alemanes ...

Música del sanjuán, dolor en himno,

pena racial que se ha cambiado en nota,

són de suspiro y lágrima que canta ••.

209

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Las Venus indiasp

Las Venus indias de color de cobre acaban de pasar ... Son otras vidas, , otra sangre, otra carne, otras mujeres, que ansían conocer razas ('Xtrañas .. ~

Debe ser junto al 'lago .•. Los volcanes,, con temblores de nieve en las cabezas, asistirán, de sumos sacerdotes, al pacto de las razas con las razas ..•.

Habrá un paro de cóndores andinos en la región del vuelo ••. Habrá quietudes que el gr~n rito carnívoro compliquen ...

Y, en las entrañas de las Venus indias. tropeles de centauros desbocados irán y volverán sobre el instinto ...

210

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La rueca y el telar.

La rueca y el telar, función de reinas ·en los tiempos remotos ... Primitiva dulcedumbre, que tiene en el idilio todo el auge de amo.r y de hermosura .•..

Primero, la visión de los rebaños •que pacen su pastur-a florecida; luego, la escena en que cosechan lana, cuando es la pascua de los -cobertizos .•...

Balidos que, lamiendo la verdura del silencio rural, pueblan los valles ..•

Alegrías con sol del esquileo ..•

Luego, la rueca y el telar .•. Y, luego,

la ventura final de los vellones, ·que cubren ya la desnudez humana ....

.. ···- ~ ..... :...:.

211

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Mujeres de Otavalo.

Mujeres de Otavalo; la harmonía

del madrigal para vosotras suena; y, ruiseñorialmente, sus encantos os tiende, como alfombras, a las plantas .••

Gutierre de Getina, autor de un lindo madrigal, en sabiendo· de vosotras,

sin duda que la lírica de España inundaba de un mar de madrigales ••.

Ojos claros ... : cabezas rubias, como encerar de trigal" •. ; cuerpos de ondinas ... ;

y manos de azucenas, blancas manos ...

Y ojos oscuros ... ; . .y melenas brunas,

como ausencia de sol i .. ; cuerpos. de náyades ... y manos de marfil. .. ; y otras, morenas ...

212

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El lago de San Pablo.

El lago de San Pablo, sibarita

de lo azul, tiene sueño, al pie del monte ... Cartas que el lago le mandara al cielo parecen, al volar, desde él, las garzas ...

Se mira el caserío en la agua dulce ... Argonautas de barcas de totora,

indios lacustres por las ondas vagan, ~jenos alas horas de los siglos ...

Algún yuguero, las orillas rompe ...

Alguna flauta, a la distancia gime ••.

Algún difunto, a la ribera torna ...

Y el lago en paz ya tanta paz augura,

que las aguas del mar, cuando se cansen, han de querer llover sobre este lago ...

213

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Sale un río del lago·

Sale un río del lago ... Y,. cual si fuera

llevánd()se el secreto de las gan~as, todo él es blanca espuma .•. Blanco, blanco, , sale un río del lago y se va lejos ...

Agua que emigras, no dirás al bosque

ni al valle del país por donde pases, que la todoquietud fuiste en el lago, y que hoy te mueves porque sí o por nada .•.

Agua que emigras desde el lago, sabe que eres lago viajando ••. Emigra, emigra ...

Porque, agua ingrata, en tu rodar sin rumbo,

un chispazo de sol te ha de hacer nube ... · Otro día cualquier, ya serás gqta ... Y la gota es un lago .en miniatura ..•

214

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

y dijo el navegante.

Y dijo el navegante que fué dulce

h ender el agua azul. .. Mientras los cisnes. escolta de la barca y del barquero, iban así: los negros tras los blancos ...

Teoría de friso, a la distancia,;

las estrofas tornáhanse mujeres,

y elfos la caravana de los sueños, al conjuro del genio de la espuma ...

Que hubo sirenas en el lago, dijo

el navegante ... Pudo ser que hubiera

cortejos de sirenas en el lago •..

Ceñida de algas la cabeza rubia,

entre 1 os cisnes blancos y los negros, sin duda habrán pasado las sirenas ...

215

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Ya regresa la barca.

Ya regresa la barca del lago-alma .. . Tiembla la estela en el cristal dormido .. . Y se pliegan las velas, a la tarde, como el ala del pájaro cansado ...

Torna a la cumbre del Imbaya el verso ... Llueve lirios de nieve en el Cayambe ... El lago de San Pablo va a dormirse, arropado en la .noche imbabureña ...

Las estrellas-gaviotas de la noche­

y-cisnes de !asombra-los luceros, vendrán sobre él para fingir gaviotas ...

Y el ruido de la luz, golpeando el agua, le arrullará el dormir hasta mañana, en la paz de la noche imbabureña ...

216

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

'Tal dice lo final

Tal dice lo final de este poema ...

La lira vuelve a su nidal de antaño,

a las tardes de otoñ.o .del recuerdo

y a las noches de.- luna del silencio ... . . .

Es hora de quietud y plenitudes

en!el reino interior ... Maduro, como

racimo de vend~mia, está el poeta,'

y la gloria al poeta no le importa ...

Vale más, por senderos del olvido,

hacer peregrinajes solitarios,

con el dón del poema en las alforjas ...

Y, al doblarse la curva postrimera,

hallar la superficie de algún lago,

en alguna Imbabura de ultravida ...

217

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

AMBATO

Introducción.

De nuevo los rabeles de la rústica loa,

de nuevo el són de avena, sencilla como el agua, para poner en verso los campos de Fícoa, la verde Miraflores y el blanco Tunguragua ...

De nuevo la harmonía ruiseñorial, que el ritmo prodiga ante la estrella, la rosa y el insecto, para hallar a l~s seres su exacto logaritmo y encontrar a las cosas su sentido perfecto .••

De nuevo flautas, tiorbas ... porque el sol endominga la paz de los collados, cuando los ortos siembra; y porque, en medio bosque, se ofrece la siringa al instinto del verso, con mansuetudes de hembra ...

De nuevo la sonora dulzura del idilio ... Pues la tierra ambateña no significa envano una égloga latina del poeta Virgilio,

traducida, por otro poeta, al castellano ...

218

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

De nuevo cabalgatas de ninfas y walkyrias,

de nuevo gnomos verdes en otras cabalgatas,·

por la orquesta de sol encima de los Lirias

y la orquesta de luna sobre los Catiglatas .•.

De nuevo Pan bicorne, de nuevo el Pindo sacro.,

la pura miel hiblea, la fuente consabida;

y el tropel de centauros que asiste al simulacro

del Verso y de la Gloria, para plagiar la Vida .••

Porque-ya resurrecta-la Arcadia, en la ribera

del Ambato, sus dones munífica reparte,

y porque aquí celebra la joven Primavera

la pascua del paisaje. que es la pascua del Arte •.•

Cansado de aguardar las dádivas de Apelo.

me puse a construír-en lugar oportuno­

cartujas de silencio, donde quedarme solo~

practicando la regla terrible de San Bruno .•.

21,9

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Mandó mí corazón que mi boca ya no hable ..•

Dijo mi alma el respOnso de todo lo vívido ...

Y era la páz conmigo, la paz fnenarrabie,

planteándome los viejos problemas del olvido .•.

Ciertas noches de insomnio, me estrechaba la suerte, para pedirme cuentas, en cetco sin salida;

pues soy un Caballero de la. Orden de la Muerte,.

forzadO a capitán de un barco de la Vida .•.

La ·ansiedad del poeina yacía en el recinto

de la mudez perpetua-Atlántida, Lemuria ..•

Y, a pe~ár de todo eso, me quedaba el instinto

der ruiseñor que al monje durmiera una centuria •••

Sotteto tras soneto callaba el alma mía .••

Porque-despues de tanto fervor por la belleza­

los locos· de hermosura, de canción y armonía,

en la Isla del Silencio doblamos la cabeza .•.

2lW

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Otras· veces, llegaba la pesadilla brusca

a verter en el 'sueño todo el trágico acervo;

y era el aturdimiento de espíritu, que ofusca,

para arrancar los ojo::: con sus garras de cuervo ...

Más, la interior tortura sangraba en un desangre

amortiguado y lento, crepuscular y manso;

como que se formaba-sohl'e el lago de sangre-

In caridad inmóvil del último remanso ...

Moría el rimador de los versos sin nombre

de muerte natural ... Pues moría en su landa,

como mueren las flores ... donde no existe el hombre,

como mueren las aves ... donde sólo Dios manda ...

Tal iba por las horas ... Cuando, al fin del sendero,

de nuevo el archipiélago sonoro qua azulea,

de nuevo el mismo rumbo, de nuevo el derrotero

que lleva a los confines del canto y de la idea ... _.,,_. • .,-.·:~::.'.~'-~:=--e

221,

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

De nuevo mis países de música tan mía .•• Otra vez el lirismo ritual en la garganta .•• Otra vez el milagro de la alondra del día, ~acudiendo las alas sobre el árbol que canta •.•

Voy a cantar, entonces, viajero de esta ruta .•• Y Dios-que, con poetas, sus dádivas derrocha­permita que mis versos tengan sabor a fruta, a la fruta ambateña de los huertos de Atocha.~.

222

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

La pascua del paisaje.

Tierra que me recuerdas a mi país dilecto

y que das a las liras rusticismo tan grato, hay dos río~ que cantan sus coplas en dialecto:

al Sur, mi Toinebamba; y acá, al Norte, el Ambato •••

Son dos ríos poetas ... Poetas 'populares

de esos que-proclamando vernáculo secreto­

en las estrofas de arte menor dicen cantares, y se atreven, a veces, con el mismo soneto .••.

Son dos cordilleranos de palabras sencillas

que-cuando ya no encuentran en sí mismos el tema­refiieren lo .que han visto y amado en sus orillas; y, de ese modo, nunca se qu~dan sin poema ..•

Riberas del Ambato, cruzadas de senderos .•• Gloria de las retamas, haren de los rosales ... Interandina Bética, donde los limoneros

presiden la alegría con sol de los frutales ..•

223

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Olor a praderías, .olor a huerto y huerta,

.se funden, en el aire, con suavidad eximia .. .

Los santos capulíes tienen la flor abierta .. .

Y anuncian los viñedos la próxima vendimia .•.

Entre las altamisas tendiéndose de bruces,

es la malva rastrera quién sus harapos aja ...

Sobre los valladares ríen los altramuces

Y allá, donde es el páramo, tiene sueño la paja ...

Un viento de parábola jesucristina ::>,dula

el gran lago de espigas en que navega otoño ...

El alcacel se bebe las albercas de gula ...

Y es, en los alfalfare:::, la orgía del retoño ...

Cortados contra cielos qu~ se calca de Italia~ cielos a que ambos mares tejen ligeros tules-

sin sombra de nostalgia por sus tierras de Australia,

levant¡;¡,n las cabezas los gomeros azules ...

224

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Los -gom~ros azules, floridos como mayos, que dieran, -otras horas, la robusta semilla, para que de eucaliptos los cármenes azuayos poblaran su fecunda, su eterna maravilla .••

La vega, enamorada del río¡ serpentea ... Tienen escolta de ágaves las campesinas calles •.•• ·Tras de cada arbolado se perfila una aldea ..•• El sol, todos los días deja a Dios en los valles •• ~

La: dicha y la esperanza madrugan aqui juntas •.. La Arcadia aquí se torna la Tierra Prometida ..•.• Aliados los labriegos, los campos y las yuntas, hacen pan y beÚeza ... que es la flor de la vida ...

Paciendo su postura, en el confin se pierde lo blanco del rebaño,· sin pastor ni zagala ... Y, cuando a:lgun balido rompe el silencio verde,. parece que es la misma dehesa la que bala .•.

225

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Allá ventea el P2.,~ro, perdido en los boscajes" a Jas yeguas lejanas ••• Las narices él hincha; y, pleno el corazón de cariños salvajes, soplando los clarines del inst~nto, relincha .•.

Sestean. a la sombra del saucedal, las greye~ de toros y de vacas que el medio día enerva; Y1 eternamente tristes y cansados, los bueyes tienen, en las pupilas, penas color de hierba .•• :

. El campo, todo el campo se afana en ~u destinó, .. Has.tala piedra bruta su mole desempotra y rueda, de los muros, a mitad del camino, sintiéndose-quién sabe-más piedra y talvez otra.;~

Los, músicos agrestes, los. pájaros canoros· el pactado concierto lirisan todo el día; y,. c;omo tienen· alas. para volar los cpros,. es un juclío errante la. inmensa sinfbnía •..

226

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

La pascua del paisaje .•. ~!a$. cien formas complejas de, 1~ .11!' ~:~,tu raleza, maestra d~. c;>bras sum~s; ·que hace in,vern~r, adentro d~l vellón, las ovejas, y que evapora el canto de un nido y de unas plumas ...

La pascua del paisaje-que es la Pascua ~lorida­en los campos de Ambato ..• Mientras el harpa eolia. susurra los himnarios más :blancos de la vida, como si. se volviera canción una magnolia ••.

227

Biblioteca Nacional del Ecuador "Eugenio Espejo"

Aldeas, caserfos ... Y luego, Padre Nuestro· de niel'e, Tungura¡Jua . • ,

Aldeas-alquitaras. de sencillez-aldeas~ y blancos. caseríos, tras de los olivares, para mi individual asociación de ideas,·· literalmente plagian las coplas populares •• ~

Redondillas que viven de luz y de aire libre,

ritmos que se murieran si les faltara lluvia, parecen madrigales de un humilde felibre, en colaboración con una espiga rubia ..•

Esa blanca paloma que arrulla en el tejado y que, como una carta de ausencia, marcha lejos, bien puede ser el genio protector del poblado,

en donde los amores no mueren ni de viejos .••

228

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Bien puede el eucalipto ser tótem de estas gentes ... Y el umbrátil ramaje, que copia la cisterna, acogerá sus vidas, tan poco sonrientes, con la fruici6n bendita el, e la piedad paterna .••

La sonora guitarra cien yaravíes canta cuando, como una vieja, la tarde se acurruca; y tiene tres amores: la Virgen de Aguasanta, el huerto de duraznos y el solde. la tierruca ...

La Virgen de Aguasanta, para las romerias; el huerto de duraznos, para dichas sabrosas;

y el sol de la tierruca, para todos los días, mientras permita Dios que así pasen las cosas .•.

Tinglar una cabaña con· cruz en la techumbre es el dorado sueño ••. Tinglar una cabaña ... Y, cuando el fogaril adentro ya da lumbre, cerrar las puertas, para que no entre la montaña .. ;

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. Un buey cómo la vida de estos labriegos obvia. •. Una vaca y un choto conjuran la miseria ••. Y es la dicha más ·dicha, si el cortijo da novia que" arree tres borricos, c:tmino de la feria ...

Luego, la mar de cosas trascedentales, como, en los amareceres, la angustia azul del hiel~; esa angustia que cae con pesade~ de plomo para matar maizales, en el nombre del cielo, •.

Después, la tumba a flor de tierra y junto al Ande, cuando el .vivir concluye como una oveja mansa ... Y encima el grande olvido ... tan olvido y tan grande

que, al verle así de inmenso, hasta el dolor se cansa ...

Más tú eres, Padre Nuestro Tunguragua, el cariñó, el dios .que los labriegos ponen en los lararios, ceñido <:on tu cofia magnífica de armiño Y- .pleno de silencio, como los sol\tarios .•.

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Inmenso Padre Nuestro, Turiguragna, que abObas la tierra labrantía, los flacos pegujal es; y que, sin duda, miras correr el Amazonas,

pidiéndole agua-lluvia con qué abrevar eriales .•. ·

·· Misericordia blanca, Padre Nuestro de nieve,

porque en tu sien el beso de mi lirismo estampot a nombre de la vida, tan mísera y tan breve, apiádate, di vino Padre N u estro, del campo ...

Audacia vuelta patria, amor hecho montaña, porque pongo a tus plantas la alfombra de mi ruego

caldea los cariños que tienes en la entraña,

tú que eres, Tunguragua, Padre Nuestro de fuego ...

Fecunda toda tierra, forzándola a dar fruto,

para que, en los otoños, no haga al hombre un desaire ... Protege al sembrador, a la planta y al bruto,

tú que estás en los cielos, en la tierra y el aire .••

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Tú, que las tempestades ciñes a tu cabeza ..• tú, que puedes mirar todos los horizontes .•• que tienes tu alegría, que tienes tu tristeza,

oh césar de las nubes y césar de los montes ••.

Impele tanto sueño que en la quietud se estanca ... Aleja de tu imperio la desventura aleve .•. Tú, que estás en los cielos, misericordia blan-ca .•• Y luego, Tunguragua, Padre Nuestro de nieve .••

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Epílogo.

Aquí termina, Ambato, la canción opulenta que te debía, ha tiempos, el verso alejandrino .• , Cualquier. poeta ¡:mdo tomarla por su cuenta; para mí, sinembargo, la ha guardado el destino .. ,

Todo contribuyó con dádiva de galas .•. El clan mismo de cóndores que da la serranía, al decretar el paro general de las alas, quiso dejar espacio mayor a la harmonía .•.

La canción opulenta flotaba en el ambiente ••. Yo no hice más que darle, como papel de copia. la sencilla blancura de esta alma transparente, que es mitad de los otros y mitad mía propia ••.

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1rresponsab1e, entonces, de cualquiera belleza que habite los castillos de la palabra mia, acúsenme los hombres de un poco de tristeza

y dejen a las cosas toda la poesía ...

Los versos no los hacen ni el Arte ni la gente ••. Existen en la esencia de todos los idiomas ... Sólo que es de atraerlos asf, naturalmente,

como los palomares atraen las palomas •..

Por eso, hay que vivir en actitud propicia;

para la recepción del musical acento, a manera del ilrbol que, en pena o en leticia,

espera a todas horas los pájaros del viento ...

Por eso hay que volver el alma una llanura: tenderla a pleno sol, quitarle lo salvaje, y esperar que la inunde con voces de hermosura lo que comienza en Dios y acaba en el paisaje ••.

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. No existe sonetario mejor que el de las cosas,,

ni olvida lo inmortal al que las interpreta .• ,

Por ejemplo, quién niega que un puñado de rosas son versos aguardando la firma del poeta ..• ?

Acaso se claudica del propio sér por ello .•• ?

La torre. de marfil cierto que es peregrina;

pero, tambien afuera tiene poder lo bello, desde el alma del sol hasta la golondrina ...

La augusta majestad del yo jamás amengua si toma para sí, como es, el Universo,

y lo deja-conforme lo pida cada lengua­

transubstanciado en la hostia magnifica del verso ...

Y hay que tener la paz, a modo de querida .•.

Y hay que abrirse, a manera de libro, en lo que existe ... Sobre todo, hay que haber desflorado la Vida,

no obstante que el comercio con ella siempre es triste ....

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Aquí termina el alma de mi canción, Ambato ..•

Ninguna recompensa tienes que dar por ella .... No concurre a los juegos florales el regato, ni merece laureles el rumor de la estrella •••

Sin el menor esfuerzo, sin el más leve alarde, ·crucé por tierra y mar, por luceros y luna, 'Como las golondrinas, viajeras de la tarde, que derecho no tienen a guirnalda ninguna ..•

Cumplir con la misión-mejor, con la condena­

es siempre dignidad y tambien elegancia ... Si vine a recibir el verso, como antena, no había de dejarlo pasar a la distancia ..•

Y te canté, ciudad, este himnario de amores ... Y anhelé ser maestro de orquesta, el cual tuviera a su disposición quinientos ruiseñores que, por mejor hacer, ciegue la Primavera ..•

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Quinientos ruiseñores, y ciegos todavia ... Es decir, plenitud genial de lo inaudito; para que suene siempre el corazón del dia, y tiemble el horizonte con voz de lo infinito •..

Adiós, ciudad ilustre .•• La canción opulenta que te debia 1 ha tiempos, el-noble verso largo, cualquier poeta pudo tomarla por su cuenta .•. La ha guardado el destino para mí, sinembargo ...

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SoNETARIO PoLICROMO

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ELEGIA DE LAS ROSAS

Qué pasará de noche •.•. ? No hay mañana que no tenga el jardín rosas difuntas ••. Sobre estas cosas, cariñosa hermana, por qué a Nuestro Señor no le preguntas ...... ?

Pasemos esta noche en la ventana, los ojos fijos y 'las manos juntas., para saber, mañana de mañana, porqué hay en el jardín rosas difuntas ..•..

Y velamos ••. Las doce, y, luego, la una, y nada ••. A flor de soledad la 1 una, en paz lo muerto y en quietud lo vivo ..•

Mas, al prendernos Dios la luz del día, la última rosa blanca en agonía y las otras ya muertas. ; . sin motivo •••

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PARABOLA DEL ARBOL

Recuerdo, allá, en la marca de mi aldea nativa~ había un árbol viejo de formas ínfelice·s: una copa redonda, pobre, meditativa, y un tronco retorcido lleno de cicatrices ..•

Casi a flor de cuneta salían sus raíces; y sus raíces eran.como una llaga viva: las vieron los viajeros de todos los países,

viajero que llegaba o viajero que se iba ••.

Yo, tal como aquel árbol de la marca ... Un crepúsculo, el alma de aquel árbol ridículo y minúsculo se recogió en la copa, a dormir un momento ...

Y, aún tenfa el árbol conciencia de que existe, cuando acertó a pasar por esa tierra el viento, y se le llevó el alma desde la copt:~ triste ••. 1

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El ERA UN HOMBRE RARO

El era un hombre raro ... Su faz tenía grietas rcomo~tras el hervor negro del cataclismo­la faz de los planetas ,que· deJan balanceando su miedo en el abismo ... ,

Sin dttda, era el más alto de 'los grandes poetas .•. 'Tuvo el dón .de sí mismo ..• Y conversaba a gritos ccn visiones secretas .... . Y explicaba a la Noche no sé qué catecismo .. .

'Un día le encontraron debajo de una encina, completamente muerto; a la hora vespertina ••• Sus ojos entreabiertos brillaban como un faro ••.

jamás durmió éste•insotrine de las pSlabras bellas ... Y, como·. se pasaba siempre de elaro en claro, él fué quien puso nombres a todas las estrellas; ••

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LEONA

Se llamaba Leona; pero era colombina ... Envuelta en un ropaje de miedo y de tristeza. pas6, por el camino que borda mi colina, Yt cuando estuvo lejos, me volvi61a cabeza ..•

De una tarde impasible bajo la luz hialina, junté con su terneza de moza mi terneza; y fuis:nps el amor que en la ansia clandestina pone todo el vigor ,de la naturaleza .•.

Después, con un gran gesto de césar ofendido, la deporté a las islas salvajes del olvido, regalándole un libro de versos y un diamante ... ·

Mas, cuando estuvo muerta; tendi la vieja lona del barco misterioso en que soy almirante,. y rondé cuatro· veces la tumba de Leona ••.

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PARABOLA DE LAS BARCAS

Las noches que estoy solo, conmigo mismo, pienso

en todas las mujeres que amé, cuando podía; 1

más, tienen los recuerdos un modo tan intenso, que es como si a cada una le amara todavía .•.

Y, así como no tienen culpa los labradores

de que nazcan cizañas entre los sembradíos. yo no tengo la culpa de que tántos amores,

como si fueran barcas, se vayan en los ríos .•.

Como si fueran barcas, se van yendo hacia abajo, las unas tras las otras ... A veces, las atajo;

y, al querer remolcarlas a la· playa durmiente,

las amarras se rompen, el piélago se enarca,

y me quedo .•. esperando que otra vez la corriente me traiga alguna barca ...

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MORIR PERO MORIR BAJO LA NIEVE

Morir ... ? Pero morir bajo la nieve de una dura mirada resentida, convirtiendo en ceniza blanca y leve

esta enorme pujanza de la vida .•.

Morir ... ? Pero morir cuando el beleño no se diluya en la ánfora del alma; cuando alguien traiga del país del sueño la hambre canina de quedarse en calma., ..

Q,le sea de mañ·ana, un claro día ...

Que sea de. mañana ... Que me muera en la paz de mi bronca serranía ...

Que entren chorros de sol por la vidriera ... Y, cuando se despierte la alquería, que me dejen morir como yo quiera .•.

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ABRETE CORAZON A LA ESPERANZA

A brete, corazón, a la esperanza ...

yo sé que alguien te guarda dulc¡s cosas: un ruiseñor, un viaje a lontananza, un beso, unos poemas, unas rosas.~.

Abrete, corazón ... Todo se alcanza

al paso de las horas milagrosas, y bien puede llagarte la cspeeanza ~n forma de viaje, beso o rosas ..•

No ves que todo es obra del destino ... ?

N'o ves que cualquier día del camino

;mede ser dia de utÍo ... ?

Y, sobre todo, corazón, es bueno ;er confiado, pacífico, sereno 'Y creerse ninguno ...

FIN

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INDICE

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Página

Dedicadoda. ! .• ! • , , ., '" --. • "' •• ·• .•••••. • •• ·• • .• • Ili

Pr6Jogo de Gonzalo Zaldumbide...... VIl

PAISAJES DE EPOPEYA.

La romería de ias catabehis ... ·-·.. ..... .. .. .. . . 3

Simón :B6üvar ................ '"......................... 11

Yo soy árbol cañati. •.. ,., .......... "."··•··'·'"·'·'"' 21

Cuenca de las Indiás .......... ::•:·íl'l):;:Nf,••;,,.·, 24 Campaña ... -...................... /:'~· .. ::.·.~: ... ·.~ .. ·.~:~,;, 41

Jttan Montaívo ............. ~.;/·.~" .. / ................. ·· . 53 Músicas de Amér1ca ... .'.;J.,.,.} ..................... , $9

Elegía del :erremoto,.,, .\~~:::··••;• ;·· ••\··," ·: .. .• ,.,¡· 63 Ecuador barbara ................. :; .. :; ... '· ........ ;.;;'... 69 ' 1 • • :, ., •• ~

La tristeza del soi. ... ~ ......... ~ ......... :............ 74

itt FRISO DE 'LAS EGLOGAS

L<ééd -,. Intermezzo .de R. Ctespb Tóral 83 .

Egloga triste ............................... , .... '"· ....... ,.,..... ~1

El friso de laséglogas ...... ,................................. 12-3

El libro de las capulicedas.. ... .. .......... .. . . . . . .. 13 5

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P6glna

Surampalti. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. .. ... .... .. .. . 179

Cromos del crepúsculo vespertino ............... · 183

DE "LOS NOCTURNOS"

Nocturno I .. ,.. .. .. .. .. ...... .. .. .. ...... .. .. .. .... .. .. .. . 187

Nocturno VII........................................... 192'

Nocturno XIV........................................... 195

ALMA, VIDA Y CORAZON

DE CAMPOS Y CIUDADES

Otavalo ..................... ·' .. .. .. .. .. .. ... .. .. .. .. .. .. .. .. . 201

Ambato........... ..... .. .. .. .... .. .. ... .. .. .. .. .. .... .. .. ..... .. 218

SONETARIO POLICROMO

, ;i f:~· Elegta de las rosas.~ ..... ,.A; •• .. ..... .............. •• . 241

Parábola del árbol .. .'................................... 242

El era un hombre raro .o.; ....................... ;..... 243

Leona......................................................... 244

Parábola de las barcas............................... 245

Morir, pero morir bajo la nieve .... ,............. 246

Abrete corazón a la. esperanza.................... 247

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Acabóse de imprimir

en Quito

el 26 de Febrero de

1931.

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