Bibliotecas y dictadura militar: Córdoba, 1976-1983 Federico A. Zeballos

8/18/2019 Bibliotecas y dictadura militar: Córdoba, 1976-1983 Federico A. Zeballos

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Bibliotecas y dictadura militar:Córdoba, 1976-1983

Federico A. Zeballos

Concurso Latinoamericano de Investigación: “Fernando Báez”

en Bibliotecología, Documentación, Archivística y Museología.



Bibliotecas y dictadura militar : Córdoba, 1976-1983

INTRODUCCIÓN

A principios de la década del setenta los gobiernos de buena parte de los países del cono

sur latinoamericano estaban constituidos por dictaduras militares : Paraguay (1954-1989),

Brasil (1964-1985), Bolivia (1971-1982), Ecuador (1972-1979), Chile (1973-1989), Uruguay

(1973-1984), Perú (1975-1980) y Argentina (1976-1983).

De los recurrentes golpes militares que la historia argentina ha padecido durante el siglo XX

(1930-1931, 1943-1946, 1955-1958, 1962-1963, 1966-1973 y 1976-1983), sin lugar a dudas,

el último se precipitó sobre nuestra sociedad de la manera más criminal de la que se tengamemoria. Nunca antes, aun en gobiernos autoritarios, el Terrorismo de Estado había sido

institucionalizado como durante éste período, meticulosamente planeado y siniestramente

ejecutado contra su propio pueblo. Bastaron más de siete años para cometer los crímenes

más aberrantes en absoluta impunidad (impunidad antes, durante y después del proceso)

con un saldo de treinta mil “desaparecidos”, cifra que excedió holgadamente el número de

guerrilleros (supuesto objetivo de las medidas castrenses) alcanzando a miles de miembros

de la sociedad civil, dejando además, entre otras secuelas, una economía por el suelo y la

deuda externa por las nubes.

Algunas medidas del gobierno de facto fueron : suspender la actividad política, anular los

derechos de los trabajadores, intervenir los sindicatos, prohibir las huelgas, disolver el

Congreso de la Nación y los partidos políticos, destituir la Corte Suprema de Justicia de la

Nación, intervenir la CGT y la Confederación General Económica, suspender la vigencia del

Estatuto Docente, clausurar locales nocturnos, intervenir universidades, colegios, medios

masivos de comunicación, etc.

El ámbito cultural no escapó a la trágica suerte del país ya que debió padecer la estricta

censura de los medios de comunicación gráficos, radiales y televisivos, cortes en las

películas, prohibición de obras teatrales y de exposiciones de artistas plásticos, los

constantes allanamientos y secuestros de elementos considerados “subversivos”, quemas

públicas de millares de “libros prohibidos”, muchos de ellos tomados de bibliotecas (como lo

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había hecho el nazismo), las “listas negras” con artistas, periodistas y escritores proscriptos

empujados al exilio, cuando no torturados y asesinados (Rodolfo Walsh, Haroldo Conti,

Paco Urondo, Enrique Raab, solo por mencionar algunos de los 82 escritores

desaparecidos listados por la Sociedad Argentina de Escritores) o los 27 trabajadores de

bibliotecas mencionados por la “Comisión de Homenaje Permanente a Trabajadores de

Bibliotecas Desaparecidos” de Argentina.

En aquella cacería de brujas desatada en nuestro país, cabe preguntarse : ¿qué suerte

corrieron bibliotecas y bibliotecarios, como centros de difusión de la cultura de un pueblo y

como espacio para la libertad de expresión y el desarrollo del pensamiento, en aquellos

años signados por la censura, la violación a los derechos humanos, la brutalidad y la

muerte?.

Si las bibliotecas son y serán un lugar de encuentro y comunicación, ¿que aconteció por

aquellos días cuando estaban expresamente prohibidas las reuniones de personas?

¿De qué manera afectaron en las bibliotecas de Córdoba, en los bibliotecarios y en los

lectores las medidas llevadas adelante durante la dictadura militar?

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CÓRDOBA : CASOS Y TESTIMONIOS

Sin pretender ser exhaustivo, este trabajo intenta aportar, por un lado, el testimonio y las

vivencias de directivos y encargados de bibliotecas que desempeñaron funciones por

aquellos años y, por el otro, la documentación probatoria (ya sean resoluciones, notas,

fotografías, etc.) como respaldo de los acontecimientos señalados.

Hemos tomado los casos de diferentes tipos de bibliotecas del ámbito cordobés. La

biblioteca universitaria a través del caso de la Biblioteca de la Facultad de Filosofía y

Humanidades (U.N.C.), la biblioteca escolar con lo sucedido en la Biblioteca de la EscuelaSuperior de Comercio “Manuel Belgrano”, la biblioteca pública por medio de la Biblioteca

“Córdoba” y la biblioteca popular con la “Luis José de Tejeda y Guzmán” del Barrio Argüello

de Córdoba capital.

Incluimos también en este trabajo la exhibición y quema de libros prohibidos realizada en

los predios del Tercer Cuerpo de Ejército de la Capital de Córdoba por considerar este

hecho como uno de los iconos más sobresalientes de la represión cultural desatada en

Argentina.

BIBLIOTECA DE LA FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES (U.N.C.)

En la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba el

delegado militar impuesto por el régimen dictatorial, fue el Mayor Ricardo M. Romero

(proveniente de las filas del Ejército), quien el 13 de Septiembre de 1976 (curioso presente

para el día del Bibliotecario) ordenaba, mediante la Resolución Decanal Nº 455 :

“...sean retirados de la Biblioteca de esta Facultad las obras pertenecientes a los

siguientes autores : Georg Friedrich HEGEL, Ludwig FEUERBACH, Karl MARX,

Friedrich ENGELS, José STALIN, Valdimir LENIN, MAO-TSE-TUNG, Ernesto Che

GUEVARA, Györzy LUKACS, Ernst BLOCH, Herbert MARCUSE, Roger GARAUDY,

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Lewis ALTHUSSER, Paulo FREIRE, y cualquier otra obra que pertenezca al mismo corte

ideológico.”

[Ver Resolución Decanal 455/76 en páginas 15 y 16].

La mencionada resolución dispuso que aproximadamente 300 títulos de la colección de esa

biblioteca fueron sacados de las estanterías, lugar que durante muchos años habían

ocupado. La bibliografía censurada no fue llevada a Rectorado (sito en Calle Obispo Trejo)

sino que permaneció en el depósito de la biblioteca, en el Pabellón Residencial donde la

misma estaba emplazada por aquel entonces.

En las fichas de los “libros prohibidos” se leía : “Se retiró de circulación por Resolución

455/76” al tiempo que sobre la portada de los libros se estampaba un sello que daba cuenta

de su condición de bibliografía censurada. Tal es el caso del libro de Erich From “Marx y su

concepto del hombre” cuya ficha fue encontrada por uno de los actuales empleados de la

biblioteca y en donde puede verse la nota que saca de circulación dicho volumen

[Ver fotografías en página 18].

Ese grupo de libros solo podía ser consultados por los docentes previa solicitud a la

directora de biblioteca como lo especifica el texto de la resolución.

La bibliografía cuyo contenido las autoridades militares interventoras de la Facultad de

Filosofía y Humanidades habían resuelto separar, invocando aquella “guerra ideológica”

librada en todos los ámbitos y, en particular, en el educativo-cultural contra el “enemigo de

la patria” (el subversivo), solo pudo ser consultada nuevamente por los estudiantes con la

restauración de la democracia cuando la resolución de 1976 fue derogada por la Resolución

Decanal Nº 556 del 6 de octubre de 1983

[Ver Resolución Decanal 556/86 en página 17].

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Refería la entonces directora Alicia Goubessian (quien se desempeñó en ese cargo de

1965 a 1991) que nunca antes, ni aun durante la dictadura de Onganía de 1966, ni después

de la última dictadura militar, había sido impuesta una medida de censura en Biblioteca

como la padecida durante el último gobierno de facto, donde uno de los tantos atropellos

fue el de coartar al público, en general, y a la comunidad estudiantil en particular, el derecho

al libre acceso a la cultura y a la información.

Recordemos que la Constitución Nacional en su art. 19 garantiza :

“... la libre creación y circulación de las obras del autor, el patrimonio artístico y los

espacios culturales y audiovisuales”.

Y en su art. 38 asegura :

“... el acceso a la información pública y la difusión de ideas”.

BIBLIOTECA DE LA ESC. SUPERIOR DE COMERCIO MANUEL BELGRANO (U.N.C.)

El caso de la Escuela Superior de Comercio Manuel Belgrano es una de las muestras más

horrorosas de la brutalidad castrense desatada en la Capital de Córdoba. En dicho colegio

se hizo realidad, sobre jóvenes estudiantes del secundario, lo que el poeta alemán Enrique

Heine (1797-1856) había escrito en el siglo XIX: “allí donde queman libros, acaban matando

personas” (1821). En efecto, el despotismo y la crueldad de los personajes siniestros que

formaron parte de la institución, hicieron que muchos libros de su biblioteca fueron

quemados y, lo más doloroso, que muchos adolescentes, corazones de entre 16 y 18 años,

que asistían a ese colegio fueran asesinados.

En el “Manuel Belgrano” la dictadura se cobró la vida de doce jóvenes entre estudiantes y

egresados, la expulsión de otros veinte (del Centro de Estudiantes), el exilio al exterior de

un estudiante, la persecución a numerosos docentes, la cesantía de celadores, la quema de

libros, etc. La justicia ha probado que las listas negras de alumnos, egresados y docentes

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de la Escuela fueron confeccionadas y entregadas a las fuerzas de seguridad por el ex

director Tránsito Rigatuso, posteriormente nombrado diputado nacional por el justicialismo

durante la democracia (1983-1987).

El dos de abril del año 1976, a escasos días del golpe de Estado, el recientemente

nombrado delegado militar interventor en la Escuela, Teniente Primero Manuel Carmelo

Barceló (cargo que Tránsito Rigatuso ostentaba desde abril de 1974), ordenó la requisa y

dispuso la posterior quema en el patio del colegio de 19 títulos de la colección de la

Biblioteca, entre ellos : obras de Aguirre, Marx, Engels, Godio, del Centro Editor de América

Latina, Martí, etc. [Ver Resolución Escuela Manuel Belgrano en páginas 19, 20 y 21].

Algunos días después, más precisamente el 19 de abril, por medio de una nota se dispone

el guardado en depósito de todo material bibliográfico:

“relacionado con temas políticos, ideológicos, doctrinarios, etc. que no respondan a las

asignaturas que integran el programa de estudios de la Escuela”.

Esta nueva nómina de 18 libros prohibidos, que no habían sido quemadas en la disposición

anterior, está integrada exclusivamente por obras sobre el peronismo [Ver Nota en páginas

22, 23 y 24].

La encargada de biblioteca Nélida Llames, quien aun cumple funciones en esa sección,

hacía referencia al clima de control y censura que imperaba en toda la institución por

aquellos días, donde uno de los colegios públicos más prestigiosos de Córdoba se convirtió

en un símbolo del accionar criminal de la dictadura sobre el ámbito educativo y en una

muestra más de la política intolerante y violenta que alcanzó el macabro rango de

genocidio. Las permanentes denuncias, las sospechas sobre el alumnado, el cuerpo

docente y el personal administrativo de la escuela eran constantes. Son numerosos los

testimonios que aseguran haber visto inclusive a celadores afines al proceso militar

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portando armas dentro del colegio como una de las tantas mensajes de intimidación a todo

pensamiento disidente.

El 2 de abril del año 1996, al cumplirse veinte años de aquella quema de libros, la

comunidad de la Escuela S. C. Manuel Belgrano colocó en Biblioteca una placa

recordatoria donde se lee:

“Hermosos tiempos aquellos en que podemos pensar lo que queremos y decir los que

pensamos. 1976-1996. ADIUC-CEMB”.

Recordamos aquí los nombres de los chicos “desaparecidos” del Manuel Belgrano:

Gustavo Torres

Oscar Liñeira

Graciela Vitale

Daniel Bachetti

Silvina Parodi de Orozco

Jorge Nadra

Raúl Castellano

Walter Magallanes

Pablo Schmucler

Fernando Av ila

Miguel Arias

Claudio Román (apareció acribillado y con quemaduras de cigarrillo).

BIBLIOTECA POPULAR “LUIS JOSÉ DE TEJEDA Y GUZMÁN”

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Esta biblioteca popular de barrio Argüello fue fundada en el año 1945, honrando con su

nombre a quien fuera considerado el primer poeta nacido en el actual territorio cordobés

allá por el siglo XVII.

Entre las numerosas actividades de extensión que la biblioteca realizaba por aquel

entonces para su comunidad podemos mencionar : los talleres culturales de dibujo y pintura

para niños, lectura de cuentos y representaciones teatrales, apoyo escolar, enseñanza de la

lectura a los chicos de la orilla del canal de Argüello, dactilografía, música, etc. y actividades

sociales tales como encuentros, locros, sorteos, y eventos de diversa índole, para recaudar

fondos con los cuales solventar los gastos de aquel centro difusor de la cultura y de

asistencia comunitaria.

La Dra. Susana Gostinetti, quien fuera vicepresidenta de 1974 a 1976 y presidenta de 1976

a 1980, hacía referencia a la importante actividad social que desplegaban los miembros de

la comisión y demás vecinos en beneficio de las familias de menores recursos económicosy educativos de la zona. Señalaba que a partir de 1976, después del Golpe de Estado, las

actividades que realizaban desde la biblioteca se vieron coartadas y muchas de ellas

suspendidas de manera definitiva. Comenzaron a ser frecuentes los controles por parte de

la Policía sobre del tipo de eventos que podían ser realizadas para la comunidad y la

supervisión del tipo de obras literarias que podían tener las estanterías, lo que llevó a los

miembros de la Comisión Directiva a retirar por sus propios medios los libros considerados

“peligrosos” y en muchos casos procedieron a quemarlos o a enterrarlos para que no

sirvieran de coartada a las fuerzas de seguridad ante posibles operativos “antisubversivos”.

También “las fuerzas del orden” realizaron controles sobre los registros de los préstamos

diarios de la biblioteca donde estaban asentados los datos del material bibliográfico y el

lector que lo había consultado.

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Los comentarios de varios directivos de bibliotecas señalan como metodología recurrente

las prácticas de control sobre los lectores a través de una intempestiva irrupción en la sala

de lectura por parte de numerosos miembros del personal de seguridad que, en algunos

casos a punta de armas, exigía los documentos del grupo de usuarios que se encontraba

presente para su identificación y proceder luego a requisar las estanterías en busca de

bibliografía de corte marxista.

En algunas bibliotecas se realizaron controles sobre los ficheros obligando a los

bibliotecarios a sacar todas las fichas catalográficas que tuvieran, en alguna parte de las

mismas, las palabras : “rojo”, “cuba” o “revolución” por ejemplo, sea cual fuere el sentido

que éstas tuvieran.

BIBLIOTECA CÓRDOBA

Esta biblioteca dependiente de la órbita del Estado provincial.María Luisa Arrieta fue la única bibliotecaria egresada trabajando en la Biblioteca Córdoba

durante la dictadura militar. Desempeñó sus funciones desde el año 1964 hasta 1998 con

un cargo de técnico bibliotecario.

Luego de hacer referencia al largo peregrinar de los volúmenes de la biblioteca por un sin

fin de locales hasta llegar a emplazarse donde hoy funciona (27 de Abril), María Luisa,

señalaba la atmósfera, podría decirse, de autocensura, de constante control y recelo que

había por aquellos años en la biblioteca. El silencio que, tanto los miembros del personal de

la biblioteca como los de la comunidad de lectores, se habían impuesto como forma de

conducta permanente, donde ni si quiera se atrevían a preguntar ante algún hecho curioso,

aun con personas con las que trataban varias horas por día. Este comportamiento se vio

claramente reflejado en una situación particular que vivió la bibliotecaria, y que

respondiendo a su solicitud no transcribiremos en este trabajo, pero que dejaba al

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descubierto el grado de temor y de desconfianza para con los propios compañeros de

trabajo y para con los asiduos lectores.

También hacía referencia a la esporádica y llamativa presencia de personas que, fuera del

círculo conocido de socios o lectores que a diario asistían, se ubicaban en la sala de lectura

haciendo un seguimiento visual de todo cuanto acontecía en la biblioteca, poniendo

especial atención en quienes concurrían o trabajaban en ella.

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QUEMA DE LIBROS EN “ LA DOCTA”

En la Ciudad de Córdoba, que fuera llamada “la docta” en alusión a la cultura y el saber

que manaba de su prestigiosa Universidad Nacional (la primera del país), se perpetraron

prácticas piromaníacas sobre la médula misma del desarrollo y la transmisión del

conocimiento : los libros. Aquí, en esta ciudad mediterránea, en la década del setenta se

realizaron quemas de obras literatura y ensayos, como las que propiciara Hitler en la

década del treinta con la expansión del nazismo.

A la quema de libros en el patio de la Escuela Superior de Comercio “Manuel Belgrano”

realizada el día 2 de abril de 1976 a cargo del Delegado Interventor Militar en la Escuela:

Teniente Primero Manuel Carmelo Barceló señalada más arriba, se sumó la pira del día 29

de abril de 1976, en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 14 del Comando del

Tercer Cuerpo de Ejército, que ordenó la exhibición y posterior quema de bibliografía que

había sido robada de librerías, bibliotecas y colecciones particulares. En esa oportunidad, el

“acto” contó con la presencia de testigos, además de ser documentado con numerosas

fotografías donde se ven miles de libros en diferentes secuencias donde aparecen primero

depositados en el piso, luego apilados y rodeados por periodistas y funcionarios del

régimen inventariándolos, en otra se ve a un militar dirigiéndose a los periodistas y

fotógrafos presentes y, por último, los volúmenes perdiéndose para siempre entre las

llamas [Ver los registros fotográficos en páginas 26 y 27].

Resulta doloroso advertir que son esas imágenes las utilizadas para ilustrar, en libros y

artículos de revistas, la represión cultural ejercida en el país, imágenes que tienen por

“escenario” (y no precisamente turístico) a Córdoba, en los predios del Tercer Cuerpo de

Ejército.

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Al día siguiente la Voz del Interior en su edición del 30 de abril de 1976 publica bajo el título:

“INCINERACIÓN DE LITERATURA MARXISTA” el siguiente artículo (reproducimos

textualmente):

“En dependencias del Regimiento de Infantería Aerotransportada 14 y por disposición

del Comando del Tercer Cuerpo de Ejército se procedió a la incineración de abundante

material literario de corte marxista que fuera secuestrado –según informó el titular de

aquella unidad—en distintos procedimientos efectuados en esta Capital. La destrucción

de la referida documentación fue practicada en presencia de los periodistas acreditados

ante el Comando, que fueron especialmente invitados a tal efecto. Posteriormente, las

autoridades del Regimiento de Infantería 14 distribuyeron este comunicado:

‘El Comando del Tercer Cuerpo de Ejército, informa que en el día de la fecha procede a

incinerar esta documentación perniciosa que afecta al intelecto y a nuestra manera de

ser cristiana. A fin de que no quede ninguna parte de estos libros, folletos, revistas, etc.,

se toma esta resolución para que con este material se evite continuar engañando a

nuestra juventud sobre el verdadero bien que representan nuestros símbolos nacionales,

nuestra familia, nuestra Iglesia, nuestro más tradicional acervo sintetizado en Dios,

Patria, Hogar. Los elementos que se destruyen surgieron de allanamientos a centros de

distribución que se dedicaban específica y especialmente a este tipo de difusión’“

El artículo está ilustrado con dos fotografías tomadas previa a la quema de libros y puede

verse claramente que, por el tamaño e intensidad de la tipografía como así también por la

ubicación central en la página, este artículo resalta sobre los demás. [Ver el artículo en la

La Voz del Interior en página 25]

En los diarios “Córdoba” y “Los Principios” no hay información que haga referencia a dicha

quema.

Numerosas fuentes consultadas coinciden en señalar como responsable de la exhibición y

posterior quema de libros en el Tercer Cuerpo de Ejército y como el encargado de dar el

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discurso en dicho predio al teniente coronel Jorge Eduardo Gorleri, quien fuera luego

ascendido a general por el gobierno democrático de Raúl Alfonsín.

Palabras finales

De manera sucinta hemos plasmado en estas páginas algunos testimonios y vivencias de

bibliotecarios y trabajadores de bibliotecas de Córdoba, como así también los registros

fotográficos, las notas y las resoluciones mencionadas. Somos conscientes que muchos

hechos como los señalados arriba merecen ser desarrollados con mayor profundidad y con

más tiempo pero los compromisos laborales nos restan horas de dedicación para este

trabajo. De todas formas no queríamos dejar de contribuir con estas líneas a la propuestadel Concurso Fernando Baez, aun con esta investigación que recién comenzada.

Por último, me atrevo a escribir en nombre de los miles de profesionales del ámbito

educativo y cultural que también sienten la necesidad de sumar su voz a ese grito de

conciencia y de dolor que recorrió el mundo : NUNCA MÁS!

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DOCUMENTACIÓN ANEXA

(Imágenes y documentos para recordar)

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Resolución Decanal 455/76

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Ficha de libro censurado

Ficha y portada de libro censurado

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Resolución Esc. Manuel Belgrano

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Nota N° 154 – Esc. Manuel Belgrano

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Nota Esc. Manuel Belgrano

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Nota Esc. Manuel Belgrano

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Página de La Voz del Interior del 30 de abril de 1976

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Quema de libros en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 14 (Córdoba)

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Quema de libros en el Regimiento de Infantería Aerotransportada 14 (Córdoba)

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