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“Bienaventurado el que lee, y los que oyen las palabras de esta profecía, y guardan las cosas en ella escritas; porque el

tiempo está cerca” (Apocalipsis 1:3)

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El texto es litúrgico. Hay uno que habla

y otros que oyen y

guardan.

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Bienaventurado

El término “bienaventuranza” es técnico de un género literario que alaba a una persona por su felicidad. Estaba asociado al culto, a la vida familiar y escolar, cuyo contenido era promesas de felicidad por la obediencia a la ley divina. Comúnmente, se iniciaba o cerraba un discurso con alguna bienaventuranza.

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Bienaventurado

Bienaventuranza viene de la palabra griega “makarios”, y generalmente se traduce como “feliz”, “dichoso”, “bendecido”, “afortunado”, “privilegiado”, “felicitación”. La palabra expresa una felicidad completa y total, y bíblicamente, se relaciona con el presente y el futuro.

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Lee

En el NT, “leer” implica comprender (Ef 3:4; Hch 8:30; Mt 24:15), permanecer (2 Co 3:15; Hch 15:21), informar (Hch 15:31), saber los planes de Dios (Hch 13:27; Mt 22:31) y recordar (Mr 12:26; Mt 21:42). Esta palabra no es únicamente “dar lectura”, sino entender y recordar lo que uno ha leído.

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Oyen

“Oír” implica conocer y prestar atención a las palabras y advertencias del Espíritu Santo y de su palabra profética (2:7; 3:6; 13:9; 22:18). Generalmente, este verbo abarca la comprensión, la aceptación y la obediencia de lo espiritual. Escuchar y obedecer son inseparables en el pensamiento bíblico.

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Guardan

“Guardar” significa obedecer los mandamientos y la Palabra de Dios (2:26; 3:3, 8, 10; 12:17; 14:12). Implica mantener limpias las “ropas” (la justicia de Cristo; ver, 16:15) y sujetarse a las palabras de la profecía bíblica (22:7, 9).

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Lo revelado en Apocalipsis no solo se basa en eventos futuros, sino que tiene como propósito cambiar la vida del lector, al permitir la obra del Espíritu Santo en su vida. Recién aquí, el lector comienza a experimentar la felicidad.

Primera bienaventuranza

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“Más allá de la lectura litúrgica que resuena en nuestros oídos y de la profecía que desafía nuestra mente, el libro quiere conducirnos para que le entreguemos nuestra vida a Dios, que esté a tono con ‘las cosas en ella escritas’ (enfoque existencial)”.

Jacques Doukhan, Secretos del Apocalipsis (trad. Claudia Blath; Buenos Aires: Asociación Casa Editora Sudamericana, 2008), 13.

Primera bienaventuranza

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“El Apocalipsis no es, pues, una profecía de terror o de desgracias, ni una voz de condena o de llanto, sino de felicidad, de gozo y de bienaventuranza, pues se abre con una bienaventuranza y se cierra con otra”.

Rafael del Olmo Veros, “Las bienaventuranzas del Apocalipsis”, Religión y Cultura LVII (2011), 671.

Primera bienaventuranza

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Bienaventurado

“El Apocalipsis no fue dado solamente para transmitir informaciones sobre el futuro, sino para ayudar al pueblo de Dios en el presente, que, por esta razón, debe guardar las cosas escritas en las palabras de la profecía”.

George Ladd, Apocalipse: Introduçao e Comentário (trad. Hans Udo Fuchs; São Paulo, SP: Sociedade Religiosa Edições Vida Nova, 1986), 13.

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Bienaventurado

De acuerdo al texto, la persona solo puede ser feliz siempre y cuando lea, oiga y guarde la palabra profética del libro, el contenido total del Apocalipsis. A menos que incumpla uno de ellos, el lector no podrá llegar a la plenitud de la felicidad.