Bienaventuranzas

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Charla CUARESMA-CRISIS-BIENAVENTURANZAS Campohermoso, 25 de marzo de 2012 INTRODUCCIÓN - Me llamo Carlos, soy redentorista, sacerdote, de Salamanca… - Un placer estar aquí: o Me han hablado muy bien… o Pero yo mismo puedo verlo... Vuestra acogida y simpatía Son el mejor signo de lo auténtico de vuestra fe - Lo que ocurre es que siempre tenemos cosas que mejorar: o Dios, por un lado, nos dice cuánto nos ama: Increíblemente, incondicionalmente Antes de que hayamos hecho nada y a pesar de todos los fallos que tengamos y que tendremos o Pero, a la vez, ese mismo amor nos exige ser mejores, dar frutos de santidad… - Por eso la Iglesia nos regala un tiempo especial para recordar lo que ya somos: o Bautizados, vivimos en una vida nueva. o La nueva vida de Cristo Jesús, la vida de la resurrección. o No somos hombres viejos, esclavos; sino hombres nuevos, resucitados. - En este sentido, la Cuaresma es precisamente eso: o Un tiempo especial para volver a lo importante; o Es decir, para convertirse, para cambiar; o Un tiempo para volverse a Dios y a los demás; o Para que el pecado que nos esclaviza, nos rompe y nos aísla, vaya cediendo espacio a la gratuidad, a la fe, a la entrega y al amor. CUARESMA - El nombre Cuaresma viene de cuarenta: o Cuarenta días de preparación para la Pascua (muerte y resurrección). 1

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Charla CUARESMA-CRISIS-BIENAVENTURANZASCampohermoso, 25 de marzo de 2012

INTRODUCCIÓN

- Me llamo Carlos, soy redentorista, sacerdote, de Salamanca…

- Un placer estar aquí:

o Me han hablado muy bien…

o Pero yo mismo puedo verlo...

Vuestra acogida y simpatía

Son el mejor signo de lo auténtico de vuestra fe

- Lo que ocurre es que siempre tenemos cosas que mejorar:

o Dios, por un lado, nos dice cuánto nos ama:

Increíblemente, incondicionalmente

Antes de que hayamos hecho nada y a pesar de todos los fallos que tengamos y que tendremos

o Pero, a la vez, ese mismo amor nos exige ser mejores, dar frutos de santidad…

- Por eso la Iglesia nos regala un tiempo especial para recordar lo que ya somos:

o Bautizados, vivimos en una vida nueva.

o La nueva vida de Cristo Jesús, la vida de la resurrección.

o No somos hombres viejos, esclavos; sino hombres nuevos, resucitados.

- En este sentido, la Cuaresma es precisamente eso:

o Un tiempo especial para volver a lo importante;

o Es decir, para convertirse, para cambiar;

o Un tiempo para volverse a Dios y a los demás;

o Para que el pecado que nos esclaviza, nos rompe y nos aísla, vaya cediendo espacio a la gratuidad, a la fe, a la entrega y al amor.

CUARESMA

- El nombre Cuaresma viene de cuarenta:

o Cuarenta días de preparación para la Pascua (muerte y resurrección).

o Un número ‘mágico’:

Cuarenta los días que estuvo lloviendo en el Diluvio.

Cuarenta años los que estuvo el pueblo de Israel en el desierto

Cuarenta días estuvo el Señor en el desierto

o Por tanto, un tiempo de purificación, de conversión.

- Origen histórico de la Cuaresma:

o Preparación de los catecúmenos para su bautismo en la Vig. Pascual.

o Acompañamiento de toda la comunidad (aspecto comunitario).

- Dos mil años después, seguimos recorriendo ese camino de purificación y conversión que nos ayuda a entender lo que ya somos:

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o Como se nos recordaba en el Miércoles de Ceniza, hemos de ‘quemar’ algo, hemos de morir al hombre viejo, para nacer al hombre nuevo.

o Hemos de acoger la misericordia de Dios que nos dice: “¡Ánimo, sé lo que ya eres, confía en ti, tú puedes!”.

Solo hace falta que nos lo creamos.

Y que acojamos la gracia, la fuerza que Él nos da.

EL ESPÍRITU DE CRISTO

- Volver a lo que ya somos, revivir nuestro bautismo, ¿qué significa? ¿No es todo demasiado abstracto, demasiado complicado? No.

o Lo que nos ha sucedido en el bautismo es que hemos entrado a formar parte de una nueva vida, la de la resurrección.

o Es más, que nosotros mismos hemos entrado en la vida de Jesús, nos hemos hecho uno con él, somos Cuerpo de Cristo, somos ‘otro Cristo’:

Por eso no podemos ser otra cosa que Cristo mismo para los otros:

o Nuestras palabras deben recordar a Él: el evangelio de ayer nos mostraba a los mismos guardias del templo diciendo: ¡nunca oímos hablar a nadie así!” o, en otro pasaje: “este no habla como los escribas y fariseos, sino con autoridad”. Es la autoridad del Espíritu, de Dios.

o Y nuestras obras deben configurarse también con Él: Jesús sonríe, abraza, cura, tiene una palabra de consuelo y tiene una predilección muy especial para aquellos más abandonados, más necesitados de amor y comprensión. ¿Nuestras obras hablan de Cristo?

Y, por tanto, hemos de volvernos al Evangelio para hallar ese ‘espíritu’ de Jesús que nos configura.

o Y este lo hallamos en las Bienaventuranzas.

o La Cuaresma sería, en este sentido, un volver a recordar que no solo tenemos que ser conscientes de que vivimos en la nueva vida de Cristo Resucitado, sino que eso se note: que seamos capaces de encarnar en nosotros el espíritu de las Bienaventuranzas.

LAS BIENAVENTURANZAS EN CRISTO

- Si las Bienaventuranzas son importantes para el cristiano, no lo son únicamente por su frescura, por su novedad, por su, incluso, ‘belleza’, sino porque están hablando, en primer lugar, de Cristo mismo:

o Cristo mismo es el pobre de espíritu que, como dice el Cántico de Flp, siendo Hijo de Dios, se hizo pasar por uno de tantos.

o Cristo mismo es el manso y humilde de corazón: “Aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón”. Él es también pacífico: así lo llama San Pablo:en Efesios, el pacificador y así se presenta, no con reproches, resucitado: “Paz a vosotros. Os lo repito…”.

o Cristo mismo es el que llora, no solo ante su amigo Lázaro, sino que siente la injusticia de este mundo, ¡y de qué manera!

o Cristo mismo es hambriento y sediento de justicia: su vida es una vida entregada por el Reino, un reino de justicia y de amor en el que todos son

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iguales: hijos de Dios muy amados de su Padre. Si hay un privilegio, es para los olvidados.

o Cristo mismo es el misercordioso por antonomasia: él sabe bien de sufrimiento, se le conmueven las entrañas, tiene compasión, la misma de su Padre, nuestro Dios.

o Cristo mismo es el limpio de corazón. Él no ha conocido pecado. Sabe bien lo que hay en el corazón del hombre y saca lo bueno que hay en él. No juzga definitivamente a nadie, ni siquiera a la adúltera que está a punto de morir ante él por un gravísimo pecado.

o Cristo mismo es el calumniado y perseguido por coherencia, por un amor que se entrega hasta el final.

LA CRISIS Y LAS BIENAVENTURANZAS

- Pero, ¿cómo llegar a vivir semejante ideal?

- ¿No nos está diciendo todo que esto es imposible, es más, incluso imprudente?

- ¿No nos ha enseñado la crisis que en realidad, como se ha dicho, el hombre es un lobo para el otro hombre?

- ¿No tendremos mejor que preocuparnos por sobrevivir y salir airosos de este momento del que no puede salir nada bueno?

- Pues no. Lo que nos dice nuestra fe (a la luz de Cristo crucificado y resucitado) es que los momentos de dificultad y oscuridad no son para nosotros definitivamente malos, sino posibilidades de un bien mayor;

o Por supuesto, no porque Dios lo envíe.

o Sino porque Él tiene poder para transformarlo en bien y en oportunidad.

- Pero, ¿qué de bueno puede salir de aquí? Quizá el recuerdo de lo realmente importante, una vuelta –al menos nosotros, cristianos– a lo que somos llamados. Y la Iglesia lo ha manifestado clásicamente de tres maneras:

o Oración: tenemos que estar más cerca de Él.

o Ayuno: ya no solo de comida, sino de críticas, malos pensamientos…

o Limosna: disposición a compartir.

- Si aceptamos este reto, entramos en la dinámica, en el espíritu de las Bienaventuranzas:

o Pobres de espíritu:

La arrogancia, el orgullo, la soberbia… nos mata.

La humildad es la verdad. Nos devuelve a lo que somos: agraciados.

Y así nos disponemos para vivir desde el amor y la comprensión.

o Manso, pacífico:

Cuánta violencia hay en nosotros: críticas, juicios.

Debemos ser constructores de paz, sembradores de alegría, esperanza, optimismo, que irradie a Dios.

El perdón tiene que jugar aquí un papel fundamental.

o Los que lloran:

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Hay que llorar: somos débiles y aún nos queda capacidad de sentir.

Pero no hemos de desesperar, porque con Dios lo tenemos todo ganado.

Hemos de ser consuelo para los que han perdido la esperanza.

o Hambrientos y sedientos de la justicia:

La justicia de Dios es que todos seamos felices y vivamos como hijos. Hemos de dar testimonio de esto y vivir como tales, sin despreciar a nadie.

Siendo nosotros mismos justos y luchando porque esta sea cada vez más real. ¿Qué podríamos hacer para cambiar el mundo poco a poco?

Sabiendo que el Reino definitivo no se conseguirá aquí, pero comienza aquí.

o Los misericordiosos:

Tenemos que cultivar entrañas de misericordia, pero vivimos normalmente más lanzados a mordernos, a la crítica y al juicio destructivos.

Hemos de perdonar porque antes hemos sido perdonados.

Ser más prontos a la comprensión, a manifestar a Dios.

o Limpios de corazón:

Quizá tengamos el corazón ya muy duro. Que nos dé un corazón de carne.

Bien pensados: “piensa bien y acertarás”

Capaces de ver lo mejor en cada persona, como una madre con su hijo.

o Calumniados y perseguidos por mi causa:

Si no somos perseguidos ni calumniados, ¿qué estamos haciendo? El discípulo no es más que su maestro.

Las Bienaventuranzas son anticulturales, hay que caminar, no por el ancho camino que lleva a la perdición, sino por la puerta estrecha. Supondrá incomprensión y persecución.

Pero sabemos que detrás de la muerte está la Vida.

- Las Bienaventuranzas son, en definitiva, el mejor proyecto para esta Cuaresma, el mejor planning para nuestra vida, que necesita cambiar.

- Ojalá que con la ayuda de Dios, que con una experiencia de oración cercana, con un ayuno de todo aquello que nos rompe y con la generosidad de quien comparte lo mejor que tiene (comenzando por sus talentos), seamos capaces de parecernos más a Cristo Jesús nuestro Señor.

- Y que, cuando nos vean digan: “Viven en el amor. Pasan haciendo el bien”.

- Y entonces habremos hecho realidad las Palabras de Cristo: “Por esto conocerán que sois discípulos míos”. Por el amor. Solo por el amor.

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