Bilbao: las actividades económicas - Euskomedia...

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121 S i el lugar en el que se desarrollaba la vida cotidiana de los bilbaínos es un aspecto fundamental de la historia de la villa, no menos importante es el análisis de la forma en la que aquellos hombres y mujeres conseguían diariamente su susten- to, ya fuera a través de los trabajos del campo y de la mar como de la industria o el comercio. 8.1. Las labores de la tierra: agri- cultura, gana- dería y apro- vechamiento forestal Agricultura En la Edad Me- dia el cereal fue el alimento más gene- ralizado tanto en el medio rural como en el urbano. En buena media, la riqueza de una tie- rra se medía por la cantidad de cereal que era capaz de producir. Una vi- sión idealizada del terrazgo agrícola medieval vendría repre- sentada por la presencia de un núcleo de po- blación central, rural o urbano, rodeado en un primer círculo por pequeñas huertas; un segundo círculo estaría ocupado por viñe- dos, frutales, linares y, especialmente, cam- pos de cereal; por fin, el último círculo sería el espacio de la ganadería y el monte. Sin embargo, la realidad no era casi nunca tan homogénea, sino que los elementos mencio- nados solían interrelacionarse dando lugar a una imagen bastante más difusa. En el caso de Vizcaya, la escasez de cere- al fue la tónica dominante durante toda la Edad Media, siendo el resto de productos agrícolas algo más abundantes aunque sin superar con holgura el límite del autoabas- tecimiento. Las condiciones climáticas del Seño- río y su difícil topo- grafía no favorecie- ron la implantación de los cultivos de cereal, especialmen- te del trigo; la ceba- da, el centeno y el mijo, por el contra- rio, sí estaban algo más adaptados al clima atlántico, aun- que en ningún mo- mento su produc- ción fue excesiva- mente abundante. Por lo general, los cereales se cultiva- ron en las llamadas “heredades” o “llo- sas”, terrenos cercados para evitar el paso de los animales. La villa de Bilbao, al igual que el conjun- to del Señorío, tuvo una producción muy escasa de cereal en su término rural como se desprende del pleito mantenido por la villa y las anteiglesias de la Tierra Llana por la delimitación de los términos de la primera. 8. Las actividades económicas DISPOSICIÓN IDEAL DEL ESPACIO AGRÍCOLA DE LAS VILLAS VIZCAÍNAS MEDIEVALES Beatriz Arizaga y Sergio Martínez Edificaciones Frutales Trigo Monte Huerto Viñas

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    Si el lugar en el que se desarrollaba lavida cotidiana de los bilbaínos es unaspecto fundamental de la historia de lavilla, no menos importante es el análisis dela forma en la que aquellos hombres ymujeres conseguían diariamente su susten-to, ya fuera a través de los trabajos delcampo y de la mar como de la industria o elcomercio.8.1. Las labores de

    la tierra: agri-cultura, gana-dería y apro-vechamientoforestal

    AgriculturaEn la Edad Me-

    dia el cereal fue elalimento más gene-ralizado tanto en elmedio rural comoen el urbano. Enbuena media, lariqueza de una tie-rra se medía por lacantidad de cerealque era capaz deproducir. Una vi-sión idealizada delterrazgo agrícola medieval vendría repre-sentada por la presencia de un núcleo de po-blación central, rural o urbano, rodeado enun primer círculo por pequeñas huertas; unsegundo círculo estaría ocupado por viñe-dos, frutales, linares y, especialmente, cam-pos de cereal; por fin, el último círculo seríael espacio de la ganadería y el monte. Sin

    embargo, la realidad no era casi nunca tanhomogénea, sino que los elementos mencio-nados solían interrelacionarse dando lugar auna imagen bastante más difusa.

    En el caso de Vizcaya, la escasez de cere-al fue la tónica dominante durante toda laEdad Media, siendo el resto de productosagrícolas algo más abundantes aunque sinsuperar con holgura el límite del autoabas-

    tecimiento. Las condiciones

    climáticas del Seño-río y su difícil topo-grafía no favorecie-ron la implantaciónde los cultivos decereal, especialmen-te del trigo; la ceba-da, el centeno y elmijo, por el contra-rio, sí estaban algomás adaptados alclima atlántico, aun-que en ningún mo-mento su produc-ción fue excesiva-mente abundante.Por lo general, loscereales se cultiva-ron en las llamadas“heredades” o “llo-

    sas”, terrenos cercados para evitar el pasode los animales.

    La villa de Bilbao, al igual que el conjun-to del Señorío, tuvo una producción muyescasa de cereal en su término rural como sedesprende del pleito mantenido por la villay las anteiglesias de la Tierra Llana por ladelimitación de los términos de la primera.

    8. Las actividades económicas

    DISPOSICIÓN IDEAL DEL ESPACIO AGRÍCOLADE LAS VILLAS VIZCAÍNAS MEDIEVALES

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    Edificaciones

    Frutales Trigo Monte

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  • Una de las cuestiones del interrogatoriosolicita testimonio al testigo de “si sabe queBilbao y sus términos es, desde tiempoinmemorial, muy estrecha y estéril, y seprovee y abastece del pan de fuera parte, ynunca ha habido en ella siembra ni cosechade ninguna provisión de pan de trigo, ni decenteno, ni de cebada, ni avena, ni borona,ni mijo”1. Aunque este tipo de preguntas deenunciado tan largo solían ser utilizadaspara manipular las respuestas, lo cierto esque es un reflejo elocuente de la pobrezabilbaína en aquellos productos que durantela Edad Media fueron base prácticamenteinsustituible de la dieta popular.

    Sin embargo, la misma naturaleza quehacía tan miserable la producción cerealerade Vizcaya premió a esta tierra con otrosdones, como la abundancia de árboles fruta-les. Entre las especies arbóreas aprovecha-das por su fruto para el consumo humanopueden distinguirse tres grupos: en primerlugar, los frutales salvajes, como el nogal yel castaño, cuyos frutos secos podían consu-mirse a lo largo del año; los agrios, como lanaranja y, sobre todo, el limón,utilizados para la conservaciónde los alimentos; por último, elresto de especies arbóreas fruta-les, como perales, ciruelos, cere-zos, higueras y, especialmente,manzanos.

    El castaño fue un árbol muyapreciado en el Señorío por elgran poder alimenticio de sufruto y por la posibilidad deconvertir éste en harina pero,sin duda, el árbol predilecto delos vizcaínos fue el manzano,tanto para consumir su fruto talcual, como para la obtención desidra, seguramente la bebidamás consumida en el Señorío tras el agua.La importancia que este frutal tenía para laalimentación de los habitantes del Señoríoqueda de manifiesto en las graves penas

    que se imponían a aquellos que osaran cor-tar algún manzano2. El abonado correcto delos manzanos y otros árboles era tarea fun-damental para obtener una abundante pro-ducción y conseguir una larga vida para elfrutal. Esto se aprecia con claridad en undocumento bilbaíno de 1497 en el que seprohibe la venta en la villa de las frutas deZorroza por considerarlas dañosas ya quesus cultivadores “echan a los arboles cerna-da e cenysa e mucho estiercol, e fasen otrascosas que fasen dapnos a las frutas e, poresperiencia, se fallava que eran dapnosas edolientes para las gentes que las dichas fru-tas comen...” lo cual, según las autoridadesbilbaínas, lo hacían los de Zorroza “pormadurar de temprano sus frutos e les faserparescer mejores”3. Probablemente estasapreciaciones bilbaínas se deban al conti-nuo temor de la villa a la competencia en elabastecimiento de su mercado, pero encualquier caso son buena muestra del cui-dado que se ponía en una producción tanimportante para los vizcaínos como era lade los frutales.

    Como último punto relativo a los fruta-les es necesario destacar los viñedos, cuyofruto, la uva, fue también muy apreciadopor los hombres medievales para su trans-

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    VILLAS CON MAYOR CANTIDAD DE VIÑEDOS EN LA EDAD MEDIA

    MAR CANTÁBRICO

    Bilbao

    Portugalete

    Guernica

    Lequeitio

    Aunque la producción de uvaen el Señorío fue siempre deficitaria,

    hubo una serie de villas en las que losviñedos alcanzaron cierto desarrollo.

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  • formación en vino. En el caso de Vizcaya, laproducción de vino fue permanentementedeficitaria pues las condiciones climáticasque favorecían el crecimiento de otros fru-tales dificultaban la obtención de uva.

    A diferencia de otros productos agrícolas,el viñedo fue un cultivo desarrollado prefe-rentemente en torno a las villas desdemediados del siglo XIV. Los vecinos de lasvillas vizcaínas, al igual que hacían con lasidra, se encargaban de proteger sus ventashaciéndolas preferentes frente a las de fuera.De entre las villas medievales las que conta-ron con espacios más amplios destinados alviñedo fueron las de Bilbao, Portugalete,Lequeitio y Guernica. Ya en 1399 los propie-tarios de viñedos de la villa, congregados enel embrión de la cofradía de San GregorioNacianceno, elaboraron un reglamento parala defensa de sus intereses a la hora decomercializar su producto, lo que es buenamuestra de la importancia mercantil que laproducción de vino tenía para Bilbao4.Ordenanzas posteriores confirmaron aque-llas disposiciones, primando siempre elvino local frente a los foráneos, obviamentede mejor calidad5. Por tanto, las viñas debie-ron ser un elemento extendido en el paisajeurbano del Bilbao medieval pues algunosdocumentos nos mencionan su existencia enlugares muy cercanos al casco, como enAscao, donde se mencionan huertas, viñas ylagares, y en el camino a Begoña6.

    Por lo que respecta a los huertos, estos sedesarrollaron también muy cercanos alcasco bilbaíno, formando una especie decinturón verde alrededor de la villa.También fue muy frecuente la existencia demolinos de río en torno a los cursos deagua. El Fuero de Logroño, al que remitendirectamente buena parte de las cartas-pue-blas vizcaínas recoge la autorización paracaptar aguas y levantar molinos o ruedas.En las frecuentes visitas que la villa bilbaínagiraba a sus términos rurales para asegurarsu jurisdicción se incluía la inspección de

    molinos y ferrerías, señalados con bidiga-zas y abeurreas, en torno al Ibaizabal y“junto a la puerta de Castrejana”7.

    La ganaderíaA diferencia de la agricultura, la ganade-

    ría fue un sector económico ampliamentedesarrollado en el Señorío por las grandesposibilidades que la tierra ofrecía para lacría de los ganados. Hasta el siglo XIII eldominio de la ganadería en la economíavizcaína fue total, siendo relativizada suimportancia con posterioridad por el desa-rrollo del comercio y la industria del hierro.A la vez, el desarrollo urbano en Vizcayafavoreció también el aumento de la dedica-ción agrícola de las tierras por la mayordemanda de cereal desde las villas. En cual-quier caso, esta pérdida de importancia dela ganadería en el conjunto económico delSeñorío no supuso más que el paso de unasituación exclusiva a otra hegemónica.

    En las proximidades de las villas fueabundante la cría de animales como reco-gen las Ordenanzas de algunas villas vizca-ínas en las que se pone el acento en el abas-tecimiento a la población urbana, el cuida-dado de la higiene y salud pública y la pro-

    8. Las actividades económicas

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    EN EL BILBAO MEDIEVAL LAS VIÑAS SE SITUABAN MUYCERCANAS AL RECINTO URBANO, COMO AQUELLASQUE SE DOCUMENTAN EN ASCAO Y EN EL CAMINO

    A LA ANTEIGLESIA DE BEGOÑA

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    Ascao

  • tección de las heredades de vecinos de lavilla frente a la entrada de animales. Laespecie ganadera más apreciada en elSeñorío fue la vacuna, seguida de la porci-na y, ya a mayor distancia, la ovina, capri-na, caballar y los animales de corral, loscuales se cuidaban con frecuencia en loshuertos traseros de las casas. En Bilbao,ante la presión edificatoria que afectó a lossolares de la villa la presen-cia de animales en el cascodebió ser reducida.El monte

    Vizcaya fue históricamen-te un territorio muy rico enbosques de tipo atlántico,compuestos fundamental-mente por robles, castaños,hayas, avellanos y otras es-pecies, bosques que en laactualidad se encuentran sus-tituidos casi en su totalidadpor plantaciones de pinos,praderías y suelo urbano. En el monte losanimales obtenían su alimento y los hom-bres se aprovisionaban de madera, materiaindispensable para la construcción deviviendas, embarcaciones y aperos, para lacalefacción de las casas y para la produc-ción de las ferrerías una vez transformadaen carbón. Los Reyes Católicos desarrolla-ron en su reinado una activa política deconservación de los montes al igual que elconjunto de la sociedad vizcaína. La villa deBilbao, por razón de sus enormes necesida-des de madera, encabezó esta política con-servacionista. De 1495 se conserva un docu-mento en el que el regimiento bilbaíno con-cierta con Pedro Sánchez de Castrejana laplantación por éste en un ejido de la villa ypara beneficio de la misma de «los árbolesque al bien visto le sea». De 1499 se tieneotra noticia referida a los montes bilbaínosen la que se informa del compromiso deJuan de Ochanduri y otros moradores de

    Bujana de repoblar en los términos y ejidosde la villa doscientos cajigos anualmente8.Igualmente las ordenanzas bilbaínas esta-blecían políticas repobladoras como quedade manifiesto en la ordenanza que disponeque “arboles se planten mill cada año en losmontes de la villa”, y que “montes, cuandose vendan, un tercio de su balor se distribu-ya en plantar lo que aquelo montare”9.

    Estas medidas protectoras de los montesse hicieron especialmente necesarias con elaumento demográfico de la villa, pues éstegeneraba una demanda creciente de made-ra para la construcción, la calefacción y laproducción de carbón. Debido a ello losintentos de apropiación individualizada delmonte fueron muy frecuentes durante elsiglo XV lo que conllevó una delimitaciónmás clara de la titularidad de los montes.Ante las apropiaciones de los espacios bos-cosos la villa reclamó con insistencia; enBilbao el concejo, fieles, regidores, y diputa-dos se quejaban en 1495 ante el Consejo “deque algunas personas vecinos de la villa,injustamente, han ocupado muchos de lostérminos, jurisdicciones, tierras, montes, eji-dos y otras cosas a la dicha villa y al usocomún de ella pertencientes”10. El creci-miento de la villa provocaba conflictos entorno al uso y disfrute de los siempre limi-tados recursos.

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  • 8.2. La pescaProbablemente los vizcaínos aprendie-

    ron el arte de la navegación de los hombresdel Norte, los vikingos, los cuales mostra-ban su pericia en las frecuentes “visitas”que realizaban sobre las costas cantábricas.En cualquier caso, el interés por el mar, enlo que a la pesca se refiere, se desarrollópreferentemente en los siglos XIV y XV,cuando aquellas incursiones debían formarparte ya del olvido.

    El fortalecimiento de la pesca en aque-llos siglos se constata en el gran auge queexperimentaron las villas marineras, en eldesarrollo de las cofradías de pescadores e,incluso, en la aprición de motivos marine-ros en los sellos concejiles de algunas villas.

    Bilbao fundamentó su desarrollo princi-palmente en la industria del hierro y en elcomercio pero lo cierto es que su situaciónen la ría favorecía el desarrollo de las activi-dades pesqueras. Aunque la carta-pueblade 1300 no contiene claúsulas de carácteresencialmente marinero otros privilegiosposteriores corrigieron aquella deficiencia,como el que otorgó el infante don Juan,Señor de Vizcaya y futuro rey de Castilla,en el que se establecía que “los vecinos de la

    dicha villa que vayan a pescar en el mioseñorío con redes... que puedan pescar encualquier lugar del mio señorío...”11.Además de autoabastecerse, la villas de lacosta suministraban pescado al interiorpeninsular, siendo la conservación en limónuno de los métodos más utilizado paraposibilitar su consumo diferido.

    El modo de practicar la pesca se diferen-ciaba en dos modalidades: la pesca de baju-ra y la de altura. La primera modalidad fueampliamente practicada en las villas coste-ras por casi todos los vecinos de las mis-mas, mientras la pesca de altura fue unalabor mucho más especializada que reque-ría un mayor conocimiento del mar y delarte de la pesca. A pesar de todo, la pesca

    de bajura no supone una limitación espa-cial a las costas del Señorío pues los pesca-dores bilbaínos de bajura llegaban con cier-ta frecuencia hasta las costas gallegas,como se desprende de la Provisión Real de1424 en la que se concede a los bilbaínos“para que las justicias de la villa de murosy demás ciudades, villas y lugares del reinode Galicia, (les) franquearan sardina, con-grio y otros pescados que necesitasen parasus mantenimientos”12.

    8. Las actividades económicas

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  • La pesca de altura, por el contrario, sedirigió hacia el Norte, desarrollándose espe-cialmente en los siglos XV y XVI, siglo ésteúltimo en que las visitas de los pescadoresvizcaínos a Terranova eran frecuentes.

    Las especies que llegaban al mercado bil-baíno eran numerosas como se aprecia enuna ordenanza de la villa de 1479 en la quese dice que “el precio del pescado ha de ser:libra de dorada e erla e barbari, a cincomaravedís; la de muble e lubina a tresmaravedís; la de suellas a cinco maravedís;la de aligotes e estacho e todo pescadomenudo a dos maravedís e medio”13.Aunque no las cite esta ordenanza, las espe-cies que gozaron del mayor aprecio de losbilbaínos, como del conjunto del Señorío,fueron la sardina y el besugo. Otra especie

    que también cumplió un papel destacadofue la ballena, capturada en un principio enel Golfo de Vizcaya y más tarde en las cos-tas de Terranova. Su principal utilidad erala obtención de grasa y aceite a través de lacocción de su carne. Otras especies menorescomo las anchoas y el marisco en generalapenas se citan, si bien debieron ser tam-bién frecuentemente consumidas.8.3. La industria

    La notable dimensión que muestra elsector industrial vizcaíno en los siglos XIVy XV no debe verse como una novedad sinomás bien como una aceleración de tenden-cias anteriores. A pesar de ello, en estos dossiglos se producen cambios de considera-ción que dotaron a la industria vizcaína deuna gran relevancia en el ámbito peninsulare incluso europeo. Con anterioridad al sigloXIV las actividades industriales en elSeñorío se realizaban en el marco de lasfamilias rurales y destinadas fundamental-mente al autoconsumo. En este siglo, aun-que la industria de aquel tipo primitivocontinúa, lo que se desarrollará preferente-mente es la actividad industrial profesionaly urbana.

    Las villas vizcaínas se convertirán encentros de actividad industrial abastecedo-res del medio rural, favoreciendo los inter-cambios comerciales entre éste y aquéllas.Los oficios se multiplican en el seno de lasvillas y las actividades se regulan y se asien-tan en el conjunto de la sociedad vizcaína.En un muestrario de oficios en los registrosde sepulturas de la iglesia de Santiago deBilbao de 1402 se recoge la existencia de lossiguientes oficios, excluidos los que hacenreferencia a “servicios”: albardero, argente-ro, armero, arnecero (fabricante de arneses),astero, carpintero, ferrero (distinto deferrón), hornera (oficio preferentementefemenino), pulmera, rementero, tonelero yzapatero14. A pesar de ser una fuente par-cial y selectiva15 nos da una muestra de la

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    LA RED SARDINAL Y SUS CUATRO PIEZASRecogido de SAÑEZ REGUAR, A.: Diccionario histó-

    rico de las artes de pesca nacional, 1791.

  • actividad desarrollada en Bilbao en losalbores del siglo XV, por lo que parece bas-tante desarrollada. Ochenta años despuésde aquella relación se cuenta con un regis-tro similar de la iglesia de San Antón, en elque junto a algunos de los oficios citados serecogen también los de anguilero, balleste-ro, barquinero, jubetero, lencera, soguero ytundidor16. La comparación nos muestrauna diversificación de las actividadesindustriales en la villa durante el siglo XV,si bien los oficios debían ser algunos más delos señalados en ambas relaciones pues,como ejemplo, no se nombra ningún curti-dor cuando pocos años después se sabe queera un oficio abundante en la villa por unadisposición de los Reyes Católicos en contrade la existencia en las calles de Bilbao deestos establecimientos17. La tendencia alcrecimiento de oficios se mantuvo en laspostrimerías del siglo XV y los comienzosdel siglo XVI pues las ordenanzas munici-pales dictadas entre 1477 y 1539 recogen laexistencia de los siguientes oficios: cantero,cerrajero, cordelero, espadero, panadero ysastre, aunque algunas de éstas ya debíanexistir con anterioridad a su primera men-ción documental18.

    En líneas generales la actividad indus-trial se dirigió a cubrir las necesidades inter-nas del Señorío, lo suficientemente abun-dante como para generar un intercambiofluido, aunque algunas actividades se desa-rrollaron en grado tal que permitieron aten-der tanto la demanda interior como la exte-rior, especialmente la industria del hierro.8.3.1. La construcción naval y la fabricación de

    armas y pañosReservando para un punto posterior las

    actividades relacionadas con la extracciónde hierro, los sectores más desarrollados dela industria bilbaína en la Edad Media fue-ron la construcción naval, la fabricación dearmas y la confección de paños, siguiendoesa prelación.

    LA CONSTRUCCIÓN NAVALLa vocación marinera de Vizcaya y la

    riqueza en materias primas necesarias parala construcción naval en el Señorío (maderay hierro fundamentalmente) elevaron a estesector al primer puesto entre las actividadesindustriales del Señorío junto a las laboresde extracción del mineral. La ampliademanda de embarcaciones que teníaVizcaya derivada de las actividades pes-queras, el comercio marítimo y las exigen-cias bélicas de la Corona de Castilla fueatendida correctamente en los astilleros delSeñorío durante la Edad Media, de talmanera que no sólo abasteció la demandapropia, sino también la de la Corona e,incluso, parte de la del extranjero. La adap-tación de la industria naval a las diversidadde embarcaciones demandadas y a la diver-sidad espacial de las mismas convirtió aeste sector en uno de los más dinámicos delSeñorío, siendo por ello objeto de importan-tes inversiones de capital del mundo rural(los Parientes Mayores de los Linajes).Además, esta industria no se desarrollóautónomamente, sino que produjo un desa-rrollo inducido en multitud de actividadesindustriales como el trabajo de los cordele-ros, tejedoras de velas, claveteros, cerraje-ros, cabilleros, calafates...

    Aunque el área de localización de estaindustria se extendió por todo el Señorío,lo cierto es que la ría de Bilbao, y dentro deella la propia villa y las anteiglesias deDeusto y Abando, fue la zona más desarro-llada. Ya desde comienzos del siglo XIV sedocumenta en Bilbao la existencia de asti-lleros en Los Ibarras, Isopotegui y elPedregal así como el nombre de algunos delos constructores: Juan de Arriaga, Juan deBegoña y Martín López de Sangróniz19. Enla embocadura de la ría, el puerto dePortugalete constituyó otro núcleo deextraordinario desarrollo al que se le vin-cularon estrechamente Sestao, Santurce ySomorrostro20.

    8. Las actividades económicas

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  • Los navíos construidos en el Señorío enel siglo XIII respondían fundamentalmentea la demanda de las actividades pesqueras,siendo la nave más nombrada de Vizcaya lapinaza. Sin embargo, desde finales del sigloXIII la preponderancia de la demanda pes-quera se irá reduciendo al compás del grandesarrollo comercial vivido por el Señoríodesde aquellas fechas por su posición cen-tral entre la Península y el Norte Europeo.Esta posición estratégica en el comercioeuropeo supuso un impulso fundamentalpara la construcción naval vizcaína, al que

    acompañó no mucho más tarde el surgidode las necesidades militares de la Corona deCastilla. En los siglos XIV y XV fue frecuen-te la formación de escuadras armadas en elCantábrico con motivo de diversos enfren-tamientos bélicos. La participación vizcaínase documenta, entre otras, en la expediciónde Enrique II contra Portugal en 137021, enla del regente Fernado de Antequera contralos musulmanes del estrecho de Gibraltaren 140722, en la de Otranto de 148123 y en laarmada creada para la defensa contra loscorsarios en 149324.

    La incapacidad de los astilleros deSevilla para atender correctamente las cre-

    cientes necesidades en materia bélica de laCorona fue otro de los acicates al desarrollode la construcción naval en el Señorío. Lademanda para fines bélicos tenía por locomún carácter de urgencia por lo que eranfrecuentes las requisas de navíos comercia-les para las campañas militares así como laprohibición de venta de buques, como semanifiesta en el perdón obtenido por Juande Zumelzo, vecino de Bilbao, en 1488 acu-sado de haber vendido una embarcación sincontar con la preceptiva licencia de losReyes Católicos25.

    Los monarcas también inter-vinieron activamente en elfomento de la construcción denaves de mayor tonelaje, comose aprecia en la pragmática de1495 en la que ofrecen a los quehiciesen buques “de mil tonela-das, acostamientos de cien milmaravedís, y más al respecto siexcediesen de mil, y menos,hasta de seiscientas, que ten-drían sesenta mil, y sean prefe-ridas en la carga a todo navíomenor”26. En 1498 se reiterabaen una nueva pragmática realla conveniencia de los navíosde gran tonelaje27 y en 1502 sepreveían ayudas proporciona-

    les a las ya existentes a aquellos constructo-res que contruyesen naves superiores a losmil quinientos toneles28.

    En cualquier caso, no parece que todaaquella serie de disposiciones cambiaran elparecer de los constructores vizcaínos, másinclinados a la construcción de buques demediano tonelaje, entre las 400 y 500 tone-ladas, o incluso más pequeños, como seaprecia en la escuadra que acompañó a laarchiduquesa doña Juana a Flandes en1496, en la cual el buque más pesado sóloalcanzaba los 280 toneles29.

    En lo que se refiere al aspecto técnico dela construcción naval puede afirmarse que

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    ASTILLEROS DE SAN VICENTE EN EL SIGLO XIX

  • los vizcaínos supieron aprovechar lo mejorde dos tradiciones navales bien distintas:la atlántica y la mediterránea. En un pri-mer momento el influjo mediterráneo enlas técnicas de construcción naval delSeñorío fue muy limitado, pero a partir delsiglo XIV este influjo se acrecentó notable-mente.

    Una de las novedades introducidas serefiere a la forma de ensamblaje de lastablas que forraban el buque. La tradiciónconstructiva del Norte de Europa consisten-te en superponer las tablas de arriba aabajo, tingladillo, fue sustituida por el lla-mado sistema de construcción a tope, enel cual las tablas no se superponensino que se unen por el borde,aumentando la fuerza depenetración en el agua.

    Otro aspecto en el quese innovó en la industriade construcción naval deVizcaya fue el referido alas formas de propul-sión. Las primeras repre-sentaciones de navíoscantábricos muestran unosbuques que combinan losremos con la presencia de unmástil fijo que sostiene una velaúnica y cuadrada. El influjomediterráneo se manifestó eneste caso en la multiplicacióndel velamen ahora sobre varios mástiles, loque facilitaba la maniobrabilidad y agilidadde las naves. El casco sufrió también sensi-bles variaciones entre los siglos XIII y XIVpasando de un primer modelo con roda ycodaste muy levantados aparentando seriguales de proa a popa a otro modelo deinflujo mediterráneo que presentaba unperfil bastante más plano, como se puedeobservar ya en 1297 en el sello de la villa deSantander30.

    Pero también la navegación nórdica tuvola oportunidad de aportar sus avances al

    mundo mediterráneo, como se refleja en elsistema de gobierno de las naves. El tradi-cional remo hacia popa en el flanco de estri-bor se sustituye por influjo nórdico desdemediados del siglo XIII por el timón decodaste, fijo a popa, que garantizaba lamanejabilidad de la coca vizcaína, a pesarde sus grandes dimensiones31.

    Los castillos de proa y popa, por otraparte, se generalizaron también en el sigloXIII, apreciendo ya representados en lossellos concejiles de Santander y SanSebastián de 1297. La existencia de estoselementos parece estar en relación con la

    acomodación a los buques de las téc-nicas bélicas terrestres, siendo

    los castillos un eficaz res-guardo para la munición

    y un seguro refugiopara la tripulación enel caso de que laembarcación llegasea ser abordada.

    Todas estas nove-dades no consiguie-

    ron eliminar a las anti-guas embarcaciones,

    como refleja la perviven-cia en las costas vizcaínas

    de la pinaza, junto a otros nue-vos tipos de embarcacionescomo los navíos, bajeles,naos, barcos, carabelas,

    galeras, carracas, galeones, pataches, con-quetes, zabras y balleneros32. Dentro de esteconjunto de embarcaciones la pinaza fueuna de las más característiscas de las quesurcaban las aguas vizcaínas. Su estructuraera larga, estrecha y sus cualidades eran larapidez y la ligereza, siendo apropiadatanto para la pesca como para el corso y elcomercio. Aunque ocasionalmente pudieracontar con el apoyo de una vela, su natura-leza fue ser barco de remos. El ballenero fueotro barco muy habitual en las costas cantá-bricas. Era un buque de tamaño medio,

    8. Las actividades económicas

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    IMPRONTA DEL ANVERSO DEL SELLOMEDIEVAL DE SANTANDER

  • entre 80 y 100 toneladas, muy rápido yempleado en principio para la caza de laballena y más tarde también para el corso yel comercio. La coca, la carraca y la carabe-la sustituyeron a la galera, buque de tradi-ción mediterránea empleado en las empre-sas guerreras y comerciales. De los tres lacarabela fue el más acabado ejemplo de sín-tesis atlántico-mediterránea. Era unaembarcación ligera, larga y estrecha, conuna sola cubierta, espolón a proa, popallana, tres palos (con cofa sólo en el mayor)y velas latinas33.

    La enorme dimensión adquirida por laindustria naviera del Señorío se fundamen-tó entre otros demandas en la ejercidadesde el extranjero, donde los buques viz-caínos eran ciertamente apreciados. Sinembargo, la política desarrollado por losReyes Católicos desde comienzos del sigloXVI supuso un cierto freno a esta expan-sión. A través de una pragmática de 1501 seestablecía que “ninguna persona de cual-quier calidad y condición que fuese, no seatreva sin licencia (de sus altezas) y cartafirmada de sus nombres de vender ningunacarabela, ni galera, ni fusta alguna de cual-quier calidad que fuese a concejo ni univer-sidad ni a otra persona alguna que fuesen

    extranjeros de sus reinos, aunque tuviesencarta de naturaleza”34. Tal disposición, muycriticada en la época, supuso un cierto revéspara los intereses vizcaínos pues eliminabauna parte importante de la demanda debuques que anteriormente atendían, peroen ningún caso supuso la quiebra de laindutria naviera del Señorío, pues ante losconstructores de Vizcaya se abría ya poraquellas fechas un horizonte de expansiónmucho más amplio que la demanda exte-rior: la conquista de Las Indias.LA FABRICACIÓN DE ARMAS

    El notable desarrollo vivido por laindustria armera en el Señorío en la EdadMedia se fundamentó en dos aspectos: laabundancia de hierro y madera en el terri-torio vizcaíno y la existencia de una infraes-tructura humana y técnica derivada de laexplotación del hierro: las ferrerías.

    La demanda a la que atendieron lasferrerías vizcaínas no dejó de crecer duran-te todo el siglo XV, siendo, al igual que en elcaso de la industria naviera, tanto de la pro-pia Vizcaya, como de la Corona e inclusodel extranjero. A este respecto resulta ilus-trativo el ejemplo que nos proporciona elcompromiso establecido en 1519 por MartínGorosábel, espadero bilbaíno, obligándosea entregar a Pascual de Hormaegui 208

    Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

    130

    TINGLADILLO CONSTRUCCIÓN A TOPE

    LA VILLA DE BILBAO Y LAS ANTEIGLESIAS DEDEUSTO Y ABANDO FUERON LOS CENTROS MÁS

    ACTIVOS DE LA CONSTRUCCIÓN NAVAL EN TODODEL SEÑORÍO DE VIZCAYA

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  • espadas anchas “de la suerte que se acos-tumbran de hacer para Irlanda”35. En cual-quier caso, el destino principal de las armasvizcaínas no fue el extranjero sino el abaste-cimiento de los ejércitos castellanos y deaquellas personas para las que portar armasera una forma de significar su función ymedir su status.

    Esta demanda amplia y creciente junto ala facilidad para ofertar el producto eleva-ron a la indutria armera a una posición derelieve entre las actividades económicasdel Señorío de Vizcaya, constituyéndose enun sector sólido y diversificado, comoejemplifica la abundancia de oficios rela-cionados con esta industria: armeros, arne-ceros, ballesteros, espaderos, cuchilleros yjubeteros, entre otros. Este numerosogrupo de artesanos se dedicó a atender unatriple demanda tipológica: en primer lugar,la indumentaria bélica: arneses, corazas,jubetes, capacetes, celadas, casquetes, fal-das de malla, gocetes, escudos; en segundolugar, las propias armas manuales: azco-nas, ballestas, bullones, cuchillos, dardos,destrales, espadas, lanzas, porras, saetas...;y, finalmente, las armas de fuego y susdiversas municiones: bombardas, espin-gardas, cervatanas, pasadores, pelotas,etc.36. Tanto los fabricantes de armamentotradicional (ballestas, espadas) como losde armas de fuego gozaron de un granprestigio por su labor de abastecimiento alos ejércitos de la Corona.

    La fabricación de armas en Vizcaya seextendió por la mayor parte del territorio,siendo un sector de gran importancia a fina-les del siglo XV en gran cantidad de villas.Sin embargo, entre ellas destacaron espe-cialmente dos: por un lado, Marquina, cen-tro por excelencia de la armería vizcaína;por otro, Bilbao que, si bien debió tener unnivel de producción cercano al de Mar-quina, su imagen como centro armeroqueda difuminada por la gran diversidadartesanal que se dio en la villa.

    LA FABRICACIÓN DE PAÑOSEntre las actividades industriales desa-

    rrolladas en la villa de Bilbao la de la fabri-cación de paños fue una de las que menorrelieve alcanzó, siguiendo la tónica generaldel Señorío. En la Vizcaya bajomedieval lafabricación de paños se dedicó únicamentea cubrir la demanda interior, produciendopaños de baja calidad. Para la obtención depaños de mayor calidad se recurrió a laimportación.

    Los dos tejidos que se trabajaron enVizcaya fueron el lino y la lana. El primerode ellos fue propio del medio rural y se des-tinó fundamentalmente al abastecimiento.La lana, por el contrario, desarrolló a sualrededor un grupo profesional indepen-diente de la naturaleza rural y con vocacióncomercial. Los centros principales de elabo-ración de la lana en el Señorío fueronDurango y Valmaseda pero ya para finalesdel siglo XVI era una actividad en francodeclive.

    8.3.2. La producción de hierroAunque la extracción y trabajo del hierro

    no fue la actividad económica más relevan-te de las que desarrolló Bilbao en la EdadMedia, lo cierto es este mineral ha marcadodesde aquellos lejanos tiempos la historiade la villa, tanto que la expresión “llevarhierro a Bilbao” se consideró durante siglos

    8. Las actividades económicas

    131

    TRABAJO DE LA LANA EN UN DIBUJO MEDIEVAL

  • como sinónimo de empresa sin sentido,como su análogo inglés de “llevar carbón aNewcastle”37.

    La enorme dotación de hierro con quecontaba el Señorío hizo florecer en la EdadMedia multitud de explotaciones minerashasta el punto de que prácticamente no exis-ten pueblos en Vizcaya en los que no se hayahecho mención en algún momento de su his-toria a pertenencias mineras38. Desde estasexplotaciones se atendieron las necesidadesde hierro tanto de la demanda interior vizca-ína, como de la Corona castellana y delextranjero, como se ha tenido ocasión de veren el caso de la fabricación de buques yarmas. Pero, además de los productos manu-facturados, Vizcaya fue también exportado-ra de hierro en bruto para abastecer a otrasáreas peor dotadas que el Señorío.

    Dada la escasez de otros recursos en elterritorio, el hierro supuso un puntal econó-mico para Vizcaya; un acertado testimoniode 1515 señala que “como consecuencia dela esterilidad de la tierra y del Condado, elrecurso principal de que se mantienen susvecinos, o la mayor parte de ellos, son lasherrerías, y si estas se pierden, se perderíala mayor parte del Condado”39.

    Dentro de Vizcaya la villa de Bilbao fuela que más relevancia adquirió en la explo-tación de hierro, aunque la más especializa-da fue quizá la de Ermua. Un testimonio de1507 afirmaba que la villa de Bilbao estaba“principalmente hecha e edificada a esfuer-zos del trato del fierro e de los veneros”40.En un territorio pobre como el que sirvió deasiento a Bilbao el hierro y el comercio fue-ron los motores del desarrollo urbano de lavilla. El hierro generó en Bilbao una notablecantidad de empleos directos e indirectos:los operarios encargados de cultivar losárboles necesarios para la obtención demadera, los carboneros dedicados a la pro-ducción del combustible indispensablepara las ferrerías, los canteros, carpinteros,albañiles ocupados en la construcción de lasferrerías y las dependencias anejas así como

    las presas, cauces y antepa-ras, los encargados de fabri-car el hierro en bruto y losartefactos más diversos, loscomerciantes, los contado-res... en definitiva, un uni-verso de oficios integradosde un modo u otro en unaactividad que a través delintercambio de hierro conlas tierras ricas en cerealconseguía paliar las gravesdeficiencias que el territoriosoportaba.

    Este destacado desarro-llo de la indutria del hierroatrajo desde un principiola atención de los linajes

    locales, vivamente interesados en partici-par de aquella actividad. A ellos se lesunieron más tarde nuevos grupos socio-profesionales que consiguieron que “laconsolidación de la industria siderúrgicavascongada, a lo largo del siglo XV fueraacompañada de un creciente control de lamisma por parte de comerciantes y asen-tistas”41.

    Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

    132

    MINAS CERCANAS A BILBAO EN EL SIGLO XIX

  • El gran interés despertado en torno alhierro provocó la redacción de normas des-tinadas al control de la explotación de lasveneras, el aprovechamiento de montes yaguas y la comercialización del producto.En 1440 se redactó un fuero específico, elFuero de las Ferrerías, que sirvió de cuerponormativo para regular una actividad que,por su especial relieve, concitaba demasia-dos intereses contrastados. Hasta tal puntollegaba la importancia del hierro en elSeñorío que incluso aquel mineral llegó aser utilizado como medida de valor42.

    Ya en el apartado dedicado al medio físi-co hubo ocasión de comprobar la ampliafranja por la que se extienden en Vizcaya loscriaderos de mineral. Estos se localizabanfundamentalmente en las Encartaciones,siendo el yacimiento más destacado el deSomorrostro, verdadero paraíso del hierro.

    Por lo que respecta a la explotación, éstacontaba con grandes facilidades jurídicaspues, si bien las minas pertenecían en teoríaa la Corona, que concedía el usufructo de laexplotación, lo cierto es que en Vizcaya lapropiedad real no era tan clara. En princi-pio, la propiedad de las minas era entendi-da como una regalía, según recogió en lasCortes de Alcalá de 1348 el monarcaAlfonso XI de Castilla y cuarenta años des-pués confirmó Juan I, a la sazón Señor deVizcaya y futuro rey de Castilla. Así pues, laexplotación de los minerales precisaba de lalicencia de la Corona, que se reservaba unaparte de la producción. En el caso vizcaínola fiscalidad parece que no gravaba la pro-ducción sino la labra del hierro, es decir,que los vizcaínos tenían derecho a la explo-tación del mineral que encontrasen en suterritorio, sin más obligación que abonar ala Corona 16 dineros viejos por cada quintalde hierro labrado, pero no por la propiaextracción43. Para el cobro de estas rentas secrearon las «renterías» o almacenes dondese guardaba el mineral44. Este hecho sedebe con seguridad al poco interés que des-

    pertaba el control sobre la explotaciónminera, pues su beneficios eran, en reali-dad, escasos. Mucho más interesante era elcontrol de rentas por paso de mineral,transporte y laboreo, aspectos en los que síse ejerció un “férreo” control.

    En cualquier caso, las líneas anterioresreflejan la interpretación amplia del derechoreal sobre las minas, pero existen visionesmucho más restrictivas al respecto queapuntan a un escaso control de la Coronasobre la extracción, laboreo y comercio delhierro. Según esta segunda interpretación,el control real sólo se daba en las tierras derealengo y, en el caso de Vizcaya, en aque-llas tierras que no pertencían a los hidalgos,pues estos no necesitaban siquiera la licen-cia real para poner en marcha una explota-ción. Así pues, el derecho de explotaciónrecaía en los propietarios de las tierras o delos derechos sobre ellas e, incluso, en los quehallaren las minas, como recoge el privile-gio que Juan de Trastámara otorgó a la villade Bilbao en 1372: “todo ome (de Bilbao)que fallare bena en cualquier lugar, que seasuelto de sacar y aber para sí, pagando aldueño el precio de la heredad segund estápreciado por los señores antepasados...”45.Si a este hecho unimos que muchos de loslugares en que se hallaban los yacimientoseran de propiedad comunal, podemos con-cluir que la explotación de mineral era enbuena medida un «derecho» que tenían losnaturales de Vizcaya, si bien los individuoso grupos más poderosos tuvieron siempremás facilidades para hacerse con el mayornúmero de explotaciones.LAS FERRERÍAS

    Mientras la fuerza del agua no fue utili-zada ampliamente en los procesos deobtención del hierro las ferrerías se localiza-ron en las zonas altas, en contacto directocon el mineral y con la madera necesariapara fabricar el carbón, combustibleimprescindible de las ferrerías. Aquellas

    8. Las actividades económicas

    133

  • primitivas ferrerías funcionaban entera-mente con esfuerzo humano, tanto en eldesmenuce de la masa de mineral, como enel accionamiento de los muelles y en el bati-do del mineral limpio sobre los yunques.

    En torno al año 1300 las ferrerías comen-zaron a aplicar la fuerza del agua en las fun-ciones anteriormente descritas, para lo cualdebieron abandonar las alturas en las quese localizaron tradicionalmente y trasladar-se a los pies de los ríos. Nacían así las ferre-rías modernas. En su nueva ubicación elabastecimiento de mineral y carbón eraalgo más difícil, pero las ventajas inherentesa la utilización de la fuer-za hidraúlica compensa-ban este inconveniente.

    Dada esta relevanciadel agua para el trabajodel hierro su aprovecha-miento fue regulado parapermitir un reparto equi-tativo de tan útil recurso.Tanta importancia llegó atener el empleo de aguaen las ferrerías que lamisma llegó a formar par-te integrante de la unidadde producción como tal.En una donación de Ma-yor Díaz de Aldanondo yTeresa Ibáñez de Elexate a la colegiata deCenarruza en 1413 se especifican como bie-nes donados la octava parte de la ferrería deMarquina, juntamente con sus “tierras,heredades y aguas”46.

    Por lo que se refiere a la madera, lasenormes necesidades que el trabajo del hie-rro requería fueron causa de los numerososintentos de defensa del arbolado desplega-dos por los vizcaínos y también de los afa-nes por apropiarse de espacios boscosos delos que lucrarse individualmente. Dada latrascendencia económica de las ferrerías enel Señorío de Vizcaya, éstas contaron conpreferencia en el abastecimiento de made-

    ra, según se recoge en los Fueros Viejo yNuevo. En cualquier caso, los privilegioscon que contaron las ferrerías nunca fueronsuficientes para proceder a un uso indiscri-minado de los recursos del monte, pues lasmismas leyes que favorecían a aquellas tra-taban de defender a estos. Así, el Capi-tulado de 1342 establece que las cortas demadera para su utilización en las ferreríassólo debían hacerse en los lugares designa-dos por los “homes buenos de los pueblose de las comarcas... mas sin danno se puedahaber porque los montes nuevos sean guar-dados”47.

    Los intentos de calcular unas cifras deproducción de hierro para el Señorío deVizcaya cuentan con serias dificultadesdada la falta de datos cuantitativos o cuanti-ficables, por lo que los resultados estimati-vos han sido notablemente distintos segúnlos diversos autores que se han ocupado deltema. Este problema se ha atacado desdedos puntos de vista: uno que trata de hallarel volumen producido a través de la capaci-dad generadora de las ferrerías y otro a par-tir de los datos fiscales derivados de las acti-vidades relacionadas con el hierro. Entre lasamplias cifras del primero y las exiguas delsegundo quizá una cifra que se aproxime a

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    EVOLUCIÓN EN LA LOCALIZACIÓN DE LAS FERRERÍAS EN VIZCAYABe

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    mineralde hierro

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    Después de 1300

    hierro y madera lejanosutilización de lafuerza hidráulica

    hierro y madera cercanos

    utilización de lafuerza humana

    FERRERÍA MODERNA

    FERRERÍA ANTIGUA

    Antes de 1300

    curso

    de

    agua

  • la realidad pudieran ser los 100.000 quinta-les anuales, unas quinientas toneladas, paralos primeros años del siglo XVI48.LA DIMENSIÓN SOCIAL DEL TRABAJO DEL HIERRO

    La producción del hierro en Vizcayadurante la Edad Media superó el ámbito delo económico para imbricarse en otras esfe-ras sociales. Si en un primer momento elhierro se produjo principalmente en elámbito rural, bajo el dominio de los grupostradicionales y para el autoabastecimiento,con el correr de los años la producción sedecantó a la orientación mercantil, inva-diendo el campo de lo urbano y sirviendoasí de dinamizador de la actividad econó-mica del Señorío. Los antiguos dueños delas ferrerías perdieron terreno frente a loscomerciantes deseosos de participar en unnegocio tan apetecible como el del hierro,razón por la cual muchas de las ferreríaspasaron de ser explotadas en régimendirecto a ser explotadas en arrendamiento.Tal fuerza alcanzaron los comerciantes bil-baínos relacionados con el hierro en torno alaño 1500 que frecuentemente trataban deimponer el precio de los productos fabrica-dos en las ferrerías.

    La gran atracción generada por el traba-jo del hierro sobre la mano de obra vizcaínay la amplia distribución de las ferreríasfavoreció la interrelación de las áreas rura-les con las urbanas, consiguiéndose unir deeste modo dos espacios de intereses gene-ralmente encontrados. Además, los benefi-cios obtenidos con el hierro consiguieronenjugar los gastos surgidos de la inevitableimportación de cereal desde áreas externasal Señorío.8.4. El comercio

    De entre las diversas actividades econó-micas llevadas a cabo por los bilbaínos enla Edad Media el comercio fue, sin duda, lade mayor desarrollo, por encima incluso dela del hierro aunque esta última haya dado

    un sello más personal a la villa delNervión. La pobreza del Señorío en los pro-ductos necesarios para cubrir la primera delas necesidades del hombre (la alimenta-ción) así como la vocación marinera delterritorio vizcaíno sentaron las bases de ladedicación comercial de los naturales deVizcaya. Siguiendo el refrán que dice quemás vale onza de trato que libra de trabajo,los vizcaínos, y entre ellos principalmentelos bilbaínos, desplegaron por todo elámbito europeo una notable actividadcomercial que, ya en las postrimerías de laEdad Media, se trasladó también al NuevoContinente.8.4.1. Los hombres vinculados al comercio:

    transportistas y mercaderesLa figura del mercader medieval no reu-

    nía ciertamente las cualidades más aprecia-das por la sociedad en general y por losmoralistas en particular, pues se considera-ba que las prácticas de compra y venta ibaindisociablemente unidas a la usura, peca-do de extrema gravedad en aquella época.“El oficio del mercader no es grato a Dios”solían recordar los teólogos. Hasta el sigloXIII los comerciantes fueron vistos con rece-lo por la moral cristiana anclada en elmundo rural y alejada de la nuevas menta-lidades y modos de vida que surgían en lasciudades. Pero a partir de aquel siglo las crí-ticas de la Iglesia hacia aquellos hombres sesuavizaron, entendiendo que, pese al evi-dente lucro que se obtenía de la actividadmercantil, aquel aprovechamiento privadono dejaba de ir en beneficio de la sociedaden su conjunto. Para los moralistas el lucroes aceptable si deja de ser el fin para con-vertirse en la remuneración de un trabajo.De elemento secundario en el mundo pre-dominantemente rural de la alta EdadMedia el mercader se convirtió en una figu-ra de primer orden portadora de unas nue-vas relaciones que atacaban de raíz los fun-damentos del feudalismo49.

    8. Las actividades económicas

    135

  • A pesar de que comunmente se hable demercaderes como toda persona que compray vende y obtiene de ello un lucro, lo ciertoes que aquella figura humana se resiste alenclaustramiento en una definición estre-cha, pues fueron variadas las actividadesque se escondieron bajo el nombre genéricode mercader50.

    En primer lugar, debemos considerar elgrupo de los pequeños comerciantes, for-mado, entre otros, por regatones y revende-dores. Aunque sus filas engrosan la mayorparte del total de comerciantes vizcaínos, supapel es dependiente de otros comerciantesde mayor poder. Su misión era distribuir enla villa los productos que allí llegaban, porlo que dependían estrechamente de lossuministros de aquellos comerciantes ma-

    yores. Además, su actividad se veía tam-bién controlada por las autoridades munici-pales que, con sus horarios de venta y sucontrol de los precios, ponían coto a susintentos de lucro.

    En segundo lugar aparece el grupo delos medianos mercaderes o mercadereserrantes. A diferencia de los anteriores, quese mantenían por lo común en la mismalocalidad, los mercaderes errantes teníancomo seña de identidad su movilidad, yafuera por tierra o por mar, para hacerse conmercancías de lugares más o menos lejanoso vender las propias en aquellos lugares.

    Por fin, un tercer grupo engloba a losmercaderes sedentarios, dominadores de laactividad comercial y con amplios conoci-mientos sobre las mercaderías, las transac-

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    VISTA DE BILBAO A FINALES DEL SIGLO XVIIIRecogido en Bilbao, arte e historia

  • ciones monetarias, las relaciones comercialesentre los diferentes lugares, los impuestosmercantiles o las rutas marítimas y terres-tres. A este grupo de mercaderes pertenecía afinales del siglo XV en la villa del NerviónSancho Martínez de Bilbao, el cual contabacon factores en Flandes, Londres y otroslugares a los cuales enviaba sus mercaderías,fundamentalmente hierro, para que los ven-dieran en aquellos mercados y trajesen en elviaje de vuelta otras distintas, mayoritaria-mente representadas por los paños51.

    Pero junto a estos individuos dedicadosdirectamente al comercio existían otrasmuchos profesionales que, de un modo uotro, también participaban en aquella acti-vidad. Entre ellos se cuentan, en primerlugar, los criados, comerciantes al mandode un mercader ya sea de forma errante o

    directamente junto a él. En segundo lugar,los factores, representantes de los mercade-res en plazas comerciales con las que estostuvieran frecuentes relaciones económicas.Un tercer grupo de profesionales, menosdirectamente relacionado con el de los mer-caderes, es el de los estibadores, individuosencargados de la carga, descarga y trans-porte de la mercancía en los puntos deembarquede los barcos. Aunque para elcaso vizcaíno en general y bilbaíno en par-ticular no hay referencias a estos profesio-nales es muy probable que en los momentosde máxima actividad algunas personascompaginasen sus dedicaciones habitualescon el trabajo de carga y descarga de losbuques, labor ardua y prolongada que tam-bién solía necesitar de la colaboración de lospropios marineros de los buques. Por fin, elúltimo grupo estaría compuesto en elcomercio marítimo por los propios nave-gantes encargados de manejar las embarca-ciones, sin los cuales los negocios comercia-les de los mercaderes resultaban por com-pleto inútiles.8.4.2. Las actividades comerciales

    El conjunto de individuos anteriormentedescrito fue el que durante la Edad Mediadesarrolló en el Señorío las distintas activi-dades relacionadas con el comercio. Una deesas actividades fue el transporte de mer-cancías. La situación del puerto de Bilbao, ydel conjunto del Señorío, en relación a dosáreas de tanto potencial económico comoeran Castilla y la fachada noratlántica euro-pea le situó en posición privilegiada paraservir de nexo de unión entre ellas a travésdel transporte de mercancías.

    Así se aprecia, entre otras muchas men-ciones documentales, en el encargo de unosmercaderes valencianos a ciertos vecinos deBilbao en 1488 para que transporten dátilesdesde Valencia a Flandes para que allí loentregasen a un factor de los mercaderesvalencianos52. Aunque se dieron casos de

    8. Las actividades económicas

    137

    CASA DE CONTRATACIÓN DE BILBAO EN BRUJASRecogido en 100 años de la Junta del Puerto de Bilbao

  • vizcaínos que pusieron sus naves a disposi-ción de mercaderes extranjeros lo máscomún fue el servicio a mercaderes de laCorona de Castilla. Ésta favorecía con susdisposiciones la actividad transportista delSeñorío, garantizando la prioridad en elflete de los barcos propios antes que los delos extranjeros. En cualquier caso, las dispo-siciones de este tipo no solían aplicarse apesar de la ventaja que suponían para los

    vizcaínos porque su puesta en prácticapodía provocar duros enfrentamientosentre los maestres de las naves del Señoríoy las del extranjero. Esto fue lo que sucedióen Bilbao en 1500, cuando los vizcaínospidieron que no se aplicase la pragmáticareal de preferencia en la carga de los barcospara evitar el conflicto con las naves ingle-sas y bretonas que esperaban en el puertode la villa53.

    Pero a pesar de la importancia queadquirió la labor de los vizcaínos como

    transportistas tanto en el Atlántico comoen el Mediterráneo, lo cierto es que a la vezque cumplían esta función llevaban a cabotambién un papel de auténticos mercade-res. Generalmente se ha menospreciadoeste papel de los vizcaínos acentuándosepor el contrario la primera actividad des-crita. Sin embargo, los estudios más recien-tes han demostrado que la dedicación ver-daderamente mercantil de los vizcaínos nofue ni desconocida ni poco relevante54. Aveces las dos actividades se compagina-ban, actuando el patrón del barco en unasocasiones como simple transportista y enotras como mercader. Es el caso que seaprecia en un pleito de 1497 en que se espe-cifica que Sancho Martínez de Bilbao ven-dió cien quintales de hierro a Pedro deArechaga por 340 maravedís el quintalcuando en Bilbao su precio era de 300maravedís porque se entendía que obten-dría ganancia de su posterior venta enFlandes, donde el quintal de hierro se valo-raba en 400 maravedís. En otras ocasioneslos mercaderes son los que poseen unbarco, como el bilbaíno Rodrigo de Fagazaque en 1475 hacía la ruta de Flandes aAndalucía en su propia nave, y también seda el caso de mercaderes desvinculadospor completo de las labores del transporte,como el bilbaíno Juan de la Fuente quecontaba con criados y factores para susactividades55.

    Estos individuos dedicados al comercio,especialmente los grandes mercaderes confactores en Flandes, Inglaterra, Bretaña yotros lugares, adquirieron a través de susactividades un gran poder en las villas viz-caínas del finales del siglo XV. Bilbao fue deentre ellas la que contó con un grupocomercial más destacado, el cual, junto conlos miembros de los linajes tradicionales ylos armadores, en ocasiones unidos en lamisma persona, se convirtió en clase recto-ra de la villa, adquiriendo una dimensiónsocial de primer orden.

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    POSICIÓN CENTRAL DE BILBAO EN EL FLUJO COMER-CIAL ENTRE CASTILLA Y LA EUROPA ATLÁNTICA

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    Bilbao

  • Junto a la dedicación transportista y lacomercial, los bilbaínos también fueronmuy dados a las acciones piráticas, compa-ginándolas generalmente con las otras acti-vidades, aunque también existieron verda-deros “empresarios de la piratería”. En susataques los piratas bilbaínos no solían teneren cuenta la nacionalidad del buque, por loque junto a asaltos a naves extranjeras sedocumentan también acciones de pirateríacontra barcos de la Corona de Castilla. Asísucedió en 1483, cuando vecinos de Du-rango, Deva, Bilbao, Sevilla y Palos ataca-ron el barco mercante de Diego Fernándezde Valladolid, el cual se dirigía pacífica-mente a las Islas Canarias. Incluso en oca-siones los asaltos se daban entre vecinos dela propia villa de Bilbao, como demuestra elrobo que Pedro de Ibáñez de Zurbarán, veci-no de Bilbao, cometió sobre la nave de suvecino Martín Ochoa de Larrea en 148456.

    En la puesta en marcha de sus activida-des comerciales los mercaderes bilbaínosdebían hacer frente a un elemento indiso-ciable de la dedicación mercantil: el riesgo,tanto sobre sus mercancías como sobre supropia vida. Estos riesgos podían ser porcausas naturales, como las crecidas de losríos en el transporte terrestre o los naufra-gios en el transporte marítimo, o bien porcausas humanas, como los naufragiosintencionados, el robo, la piratería o la gue-rra. Dentro de los primeros el naufragio erasin duda el de mayor entidad, especialmen-te si se producía en alta mar. La pérdida dela mercancía era entonces segura pues, aun-que los restos de la carga llegasen a la costa,aquellos despojos eran considerados “resnullius” y, por ello, propiedad de quien pri-mero los encontrase. Aunque desde finalesdel siglo XII se establecieron diversas dis-posiciones para atajar esta costumbre locierto es que la transgresión de la norma fuepráctica corriente. Así se produjo en 1321,cuando la nave bilbaína “San Bartolomé”cargada con telas, joyas y otras mercancías

    de Flandes fue desviada en su viaje deregreso a la Península hacia la costa deCornualles, donde un grupo de personasrobaron la carga del buque alegando que elbarco estaba abandonado57.

    Para reducir en lo posible los riesgos dela actividad comercial los bilbaínos, como elconjunto de los comerciantes de la EuropaOccidental, optaron por diferentes méto-dos, que iban desde los seguros marítimos alas asociaciones marítimo-comerciales,pasando por las treguas, los salvoconductosy la protección armada. El último fue sinduda el más extremo pero, por lo que ladocumentación refiere, se desarrolló pode-rosamente a finales del siglo XV ante la cre-ciente actividad de piratas y corsarios. Antela imposibilidad de retrasar continuamentela salida de los buques para que no fuesenen solitario sino en convoyes, se optó pormedidas más drásticas, como armar los bar-cos comerciales para su defensa. Así se des-prende de la petición que los maestres delas naos bilbaínas realizaron ante los ReyesCatólicos en 1483 para que se les levantasela prohibición de sacar salitre, productoimprescindible para cargar las naves conpólvora58.8.4.3. Las relaciones comerciales

    La actividad comercial de la villa deBilbao lejos de quedar reducida a su ámbitomás inmediato afectó a la totalidad de laEuropa Occidental, desde las aguas del Mardel Norte a las riberas del Mediterráneo.

    En un primer momento los contactoscomerciales establecidos por los mercaderesbilbaínos fueron especialmente intensoscon la costa cantábrica. Realmente, las villasdel Cantábrico tenían las mismas limitacio-nes que Vizcaya, pero su situación límitrofefavoreció desde pronto el intercambiocomercial. La competencia por unos mis-mos productos, fundamentalmente la sal yel pescado generó continuos roces entre lasvillas, a los que Bilbao no fue ajeno.

    8. Las actividades económicas

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  • Pero dentro de la Península fue el comer-cio con el interior del reino castellano el quemayor relevancia tuvo para Bilbao. Lacomunicación entre Bilbao y la Meseta serealizaba a través de los caminos de Val-maseda, Orduña y Durango. La ciudad quecanalizó el comercio bilbaíno con el interiorpeninsular fue Burgos, lugar que servía denudo distribuidor de los productos que elSeñorío exportaba, fundamentalmente hie-rro y pescado, y del que partían los produc-tos castellanos que a través de Bilbao llega-ban a Europa. Además, de esta ciudad pro-venían también buena parte de los cerealesnecesarios para compensar las carenciaspropias de las tierras cantábricas.

    Otro ámbito peninsular muy frecuenta-do por los bilbaínos fue la ciudad de Sevilla,desde la cual se podía acceder también a lasricas tierras cerealistas del valle delGuadalquivir. Desde 1301, gracias al privi-legio concedido por Don Diego López deHaro, los comerciantes bilbaínos quedaronequiparados con los gascones y los genove-ses en la ciudad de Sevilla. Otros privilegiossemejantes otorgados al conjunto de los viz-caínos favorecieron la formación de unacolonia de comerciantes del Señorío en laciudad andaluza. En los momentos en queel concejo sevillano incumplió los privile-gios de los vizcaínos estos tuvieron la fuer-za suficiente para la derogación de las dis-posiciones concejiles perjudiciales para susintereses, lo cual supone una buena pruebadel grado de desarrollo alcanzado poraquella colonia de comerciantes.

    También tuvieron cierta importanciadentro del ámbito peninsular las relacionesmantenidas con Portugal y con la costamediterránea. De las dos esferas comercia-les fue la segunda la más desarrollada,especialmente a partir de la decadencia delcomercio catalán desde comienzos del sigloXV. Sin embargo, el final de este siglo supu-so un descenso en la actividad bilbaína enla costa mediterránea fundamentalmente

    por la decidida orientación atlántica que elcomercio vasco asumió por aquellas fechas,tanto hacia el norte de Europa como haciaAmérica. En cualquier caso existen referen-cias de comerciantes bilbaínos en la costapeninsular mediterránea, como aquella queda cuenta de la acusación presentada en1485 ante los justicias de Vizcaya por unvecino de Barcelona contra Juan de Pla-sencia, vecino de Bilbao, por haberle robadoun barco cargado con paños al partir delpuerto de Valencia59.

    Por lo que se refiere al ámbito extrape-ninsular, las relaciones comerciales másintensas mantenidas por los bilbaínos sedesarrollaron con Inglaterra, Francia y Flan-des. El comercio con Inglaterra se desarrollódesde comienzos del siglo XIV, sugiendo yadesde aquel momentos serios conflictosentre los mecaderes vizcaínos e ingleses. Elmás serio motivo de enfrentamiento surgióen torno al cobro de impuestos. En 1480 seentabló en el puerto de Bilbao un pleitomotivado por el cobro de ciertos impuestosindebidos a súbitos ingleses.

    El representante de Inglaterra en Bilbao,Andrés Ynglés, acusó al concejo bilbaíno deno cumplir con los acuerdos establecidosentre los reinos de Castilla e Inglaterra paraque los comerciantes ingleses no pagarannuevas imposiciones ni derechos. Pocotiempo después de ser presentada la acusa-ción, los Reyes Católicos ordenaron al con-cejo bilbaíno a retirar la nueva imposición ya pagar los costes derivados del pleito60.

    Los productos que entraban en juego enel comercio desarrollado entre Bilbao eInglaterra eran, respectivamente, el hierro ylos paños, aunque ocasionalmente otros pro-ductos podían protagonizar la carga de losbuques en dirección a Inglaterra, como elvino. Por parte inglesa los paños tambiénpodían alternarse con cueros, estaño o pro-ductos alimenticios. En cualquier caso, elhierro y los paños son los productos quemonopolizaron los intercambios.

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  • 8. Las actividades económicas

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    INTERCAMBIOS COMERCIALES DE BILBAO EN LA EDAD MEDIA

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    Corona de Castilla

    Inglaterra

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    Bilbao Bilbao

    Francia

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    Bilbao

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    ATLÁNTICO

    Bilbao

    Flandes

    Francia

    Inglaterra

    Cos

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    errán

    ea

  • La cercanía entre Vizcaya y la costa fran-cesa favoreció un temprano intercambiocomercial, aunque fue en los siglos XIV yXV cuando este intercambio se desarrollóen mayor medida. Las buenas relacionesfueron la tónica hasta mediados del sigloXV pero desde aquellos años el clima secrispó considerablemente, crispación queno se relajó ni con las medidas tomadas porCarlos VIII de Francia y los Reyes Católicosen 1493 y 1494 respectivamente. A pesar detodo, el comercio continuó, siendo los pro-ductos exportados desde Vizcaya el hierro,la lana y las frutas fundamentalmente. Elhierro podía exportarse en vena, como lohizo Fernado de Capitillo en 1496 entreBilbao y Bayona, aunque lo más común fuesu exportación en barras de hierro o acero.Por su parte, Francia exportaba paños, aun-que no tantos como en el caso inglés, vino yotros alimentos, como tocino, pescado, sal osidra61.

    Como último ámbito de relación comer-cial hay que referirse a Flandes. Desde elsiglo XIII los burgaleses se establecieron enBrujas y con ellos seguramente algunos viz-caínos, pero fue especialmente en los siglosXIV y XV cuando el comercio se desarrollóen toda su magnitud. Fue esta ciudad deBrujas, centro comercial del Norte deEuropa, la que monopolizó los intercam-bios entre Vizcaya y Flandes. Aunque losconflictos no alcanzaron la intensidad quese vivió en Inglaterra o Francia no dejaronde estar presentes, tanto entre los autócto-nos y los vizcaínos, como entre estos últi-mos y los burgaleses, interesados ambos encontrolar el comercio en este ámbito. Losproductos más representativos por la partevizcaína fueron el hierro y la lana, siendo elpuerto de Bilbao el que mayor volumen deexportación generaba. En el segundo pro-ducto los bilbaínos actuaron generalmentecomo meros transportistas, mientras en elprimero se comportaban como auténticoscomerciantes, trayendo los renombrados

    paños flamencos en sus viajes de regreso.Además del hierro y la lana solían cargarseotros productos como frutas, vino, sal,alumbre, algodón o papel. Además, aun-que su venta estaba prohibida, tambiéneran objeto de exportación las naos cons-truidas en los astilleros bilbaínos.8.4.4. El Consulado de Bilbao

    Durante el siglo XIV Bilbao funcionó agrandes rasgos como una sucursal deBurgos en la costa. La villa proporcionaba ala ciudad castellana la salida portuaria y losbuques que posibilitaban el comercio deésta con el ámbito europeo. Sin embargo, elnotable desarrollo económico vivido porBilbao en el siglo XV supuso un cambio sus-tantivo en esta relación, pues los bilbaínosdeseaban desarrollar sus actividadescomerciales sin la tutela de Burgos.

    La competencia desatada por el controldel comercio en el Atlántico Norte obligó alas dos villas a formar ascociaciones comer-ciales para fortalecer sus respectivas posi-ciones. Así, Burgos disponía de unaUniversidad de mercaderes que desde 1455tenía la facultad de nombrar cónsules queejercían su autoridad sobre los mercaderesde su jurisdicción. Igualmente, Bilbao con-taba con una cofradía de hombres de nego-cios unidos bajo la advocación de Santiago,la cual se desarrolló muy notablementedurante el siglo XV, al compás del creci-miento económico de la villa. Para agilizary favorecer su funcionamiento esta asocia-ción contaba con un fiel y dos diputadosque eran elegidos por sus miembros anual-mente. En el año 1489 esta cofradía apareceya constituida como Universidad, contandocon sus propias ordenanzas y con jurisdic-ción sobre asuntos comerciales, aunquepermanecía bajo el control del concejo.Dado el carácter limitado de las atribucio-nes de estas Universidades, los mercaderesburgaleses solicitaron a los Reyes Católicosla creación de un Consulado o juzgado mer-

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  • cantil cuyas actuaciones tuvieran mayorgarantía y operatividad, contando con latradición consular de juzgar sin interven-ción de abogados ni procuradores62.

    En 1494 los Reyes Católicos accedieron ala petición burgalesa y por una RealPragmática se creaba el Consulado deBurgos, cuya jurisdicción alcanzaba, en unprimer momento, a todos los mercaderesde la Corona, incluidos los bilbaínos. Larespuesta de estos, obviamente, no se hizoesperar, logrando en 1495 ser excluidos dela jurisdicción burgalesa aunque sujetos al“afletamento” conjunto de los barcos ensus viajes de ida y retorno por el OcéanoAtlántico.

    Aquella exclusión no calmó las apeten-cias bilbaínas de ejercer la práctica delcomercio en el Atlántico con las mismasventajas de que disfrutaban los burgaleses,por lo que solicitaron de la Corona la cons-titución de un consulado como el de

    Burgos. La petición bilbaína fue escuchada,siendo la Reina Juana la encargada de otor-gar la Pragmática por la que se instituía elConsulado de Bilbao en el año 1511. Con lacreación del consulado la actuación del fiely diputados se revestía de pleno efecto jurí-dico, a diferencia de sus antecesores, cuyasdecisiones no llegaban a constituir en nin-gún caso sentencias firmes.

    Desde los primeros momentos delConsulado de Bilbao los roces con Burgosfueron continuos, entre otras causas por losintentos burgaleses de favorecer el flete desus mercancías en naves de gran porte, lascuales eran incapaces de atravesar la barrade Portugalete.

    Sin embargo, el tiempo iba a jugar enfavor de Bilbao y, así, mientras el comercioburgalés fue perdiendo desde finales delsiglo XVI la preponderancia mantenidaentre 1450 y 1580, el Consulado de Bilbao semostraba como un instrumento muy eficazpara favorecer el desarrollo mercantil de lapoblación. 8.4.5. El abastecimiento de la villa

    Durante la Edad Media la villa deBilbao, al igual que el conjunto de villas delSeñorío, trató de producir todos los produc-tos alimenticios necesarios para su abasteci-miento evitando el recurso a la importa-ción63. Sin embargo, el intento fue vano: lapobreza de la tierra obligó a los bilbaínos arecurrir a los mecanismos del comerciopara conseguir la mayor parte de los artícu-los de alimentación, sobremanera el cereal.El grano podía traerse de muy diversoslugares, ya fuera del interior peninsular(Burgos, La Rioja, Tierra de Campos), de lastierras del Sur (Andalucía) o del extranjero:Francia, Inglaterra, Portugal...

    A pesar de que el aprovisionamiento degrano era una necesidad común, fueron losmercaderes quienes se ocuparon de abaste-cer las villas de aquel producto, calculandolas cantidades que debían llevarse a los

    8. Las actividades económicas

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    EDICIÓN DE LAS ORDENANZAS DELCONSULADO DEL SIGLO XVI

  • mercados para proveerlos. En general, fue-ron los mercaderes de la tierra los encarga-dos del abastecimiento al Señorío, comomuestra el caso de Juan de Bermeo, vecinode Bilbao, al cual se concedió licencia parasacar de Andalucía 700 cahíces de trigo64.

    Junto al trigo, el abastecimiento de otrasmaterias fue también un tema de enormerelevancia para Bilbao, por lo que se entien-

    de que el concejo tratase de solucionarlo através de diferentes medidas. Pero de todala población que conformaba el término bil-baíno fueron los habitantes del recintomurado los que mayor atención recibieronpor parte de las autoridades municipales.El objetivo era favorecer a los de dentro através de diversas medidas discriminato-rias contra los pobladores exteriores.

    Fundamentalmente, estas medidas fueronde tipo monopolístico y proteccionista.

    Bilbao trató de montar un monopoliocomercial atrayendo sobre su mercadointerno el comercio que se desarrollaba a sualrededor. El privilegio dado por MaríaLópez en 1310 por el que se desviaba la rutaque desde Orduña conducía a Bermeo paraque pasara por Bilbao es buena muestra de

    las presiones que se ejercían para desviarlos caminos en beneficio de alguna villa enparticular.

    Además del desvío de los caminos exis-tían otras prácticas comerciales muy diver-sas favorecedoras del monopolio, en cuyaaplicación la villa de Bilbao alcanzó lascotas más altas de todas las villas deVizcaya. Ello le llevo a un casi continuo

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    POLÍTICA MONOPOLÍSTICA Y PROTECCIONISTA DE BILBAO EN LA EDAD MEDIA

  • enfrentamiento con los arrabales, la TierraLlana y otras villas.

    El enfrentamiento con los arrabalesvenía dado por la prohibición de Bilbao aque en sus alrededores se practicasen lasactividades comerciales, las cuales debíanrealizarse en el interior de los muros. Si elcomercio era el ejercicio propio de las villasresulta comprensible que Bilbao quisieramonopolizar en su interior tan lucrativasactividades. En realidad, la prohibición deestablecer comercio en el exterior de lasvillas afectaba tanto a los vecinos de losarrabales como a los habitantes del recintomurado, pues estos no podían tampococomerciar fuera de los muros. Incluso lostratos informales en el exterior de la villaestaban prohibidos ante el temor del conce-jo de no conseguir un abastecimiento com-pleto de su vecindario y un descontrol enlos precios de venta, como seguidamente severá.

    Estas normas tan duras contra los arra-bales se intensifican notabilísimamente enel caso de los regatones y revendedores, loscuales con sus actividades podían alterar elprecio de los artículos y desabastecer a lapoblación de la villa. Las duras multas quese aplicaban comúnmente por las prácticascomerciales prohibidas se multiplicabanpor diez si quien las cometía era un regatón.

    Como caso último y extremo de la políti-ca monopolística de Bilbao con sus arraba-les es necesario señalar la ordenanza queBilbao tenía en 1498 obligando a los mora-dores de su jurisdicción a guardar en elinterior de la villa los productos de suscosechas, permitiéndoles sacar únicamentelo necesario para el consumo familiar65.

    Por lo que respecta a la relación con laTierra Llana, la villa de Bilbao fue una delas que más conflictos tuvo como conse-cuencia de su gran desarrollo económico ysus continuos intentos de controlar y orde-nar todo su espacio circundante. El poderde la villa a finales del siglo XV le permitía

    incluso imponer condiciones ilegales a loshabitantes de la Tierra Llana que acudían asu mercado, apoyándose simplemente en laley del más fuerte mientras las disposicio-nes reales no revocaban sus irregularesprácticas. La Tierra Llana no se conformócon aquella situación, sino que reaccionófundamentalmente de dos maneras: deso-bedeciendo las disposiciones de la villa yentablando contra ellas pleitos, el másfamoso de los cuales terminó por reducir eltérmino jurisdiccional bilbaíno a su mínimaexpresión en las postrimerías del siglo XVaunque no su poder económico y social.

    La relación con otras villas por el temadel monopolio también fue tormentosa,entre otras causas por el largo proceso en elque fueron creadas las villas vizcaínas.Mientras fueron pocas, las villas se confor-maron con aprovecharse de los espaciosrurales que las rodeaban, pero cuando todoel territorio del Señorío se colmó de villasinteresadas en articular el comercio entorno a sí el enfrentamiento fue inevitable,pues ninguna villa estaba dispuesta a cederparcelas de poder en favor de otra. El prin-cipal problema de este tipo al que tuvo queenfrentarse Bilbao fue su relación conMiravalles, villa fundada en 1375 en elcamino entre Areta y Bilbao, en el cual,según el privilegio de 1310, no se permitía“tener compra ni venta ni regatería ningu-na”. El infante Don Juan, fundador deMiravalles, desoyó las objeciones bilbaínaspues consideró que las actividades comer-ciales en el lugar en que se creó Miravalleseran ya práctica común y conocida por losbilbaínos, por lo que hacer de derecho unasituación que de hecho ya existía no perju-dicaba en nada a Bilbao.

    La relación con Portugalete tampoco fueexcesivamente cordial en algunos momen-tos por los intentos de ambas villas demonopolizar el intenso tráfico comercialque soportaba la ría. Un ejemplo de losintentos bilbaínos por monopolizar el

    8. Las actividades económicas

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  • comercio de la ría se observa en la normaarbitraria dictada por Bilbao en 1489 prohi-biendo a los portugalujos la compra de pro-visones en su mercado como antes habíanhecho66. Esta prohibición, lejos de buscarun beneficio para la villa, suponía mera-mente una demostración de poder deBilbao frente a Portugalete, villa esta últimaa la cual la disposición resultaba negativaeconómicamente y bastante humillante.

    Pero esta actitud bilbaína no se frenó enel ámbito de las villas del Señorío, sino quese amplió a otras villas externas, producién-dose enfrentamientos con villas del Can-tábrico como San Sebastián, Laredo yCastro, y también con Burgos, como ante-riormente se destacó.

    Por lo que se refiere a las medidas pro-teccionistas éstas se plasmaron principal-mente en las trabas impuestas a la salida dealimentos de las villas y, principalmente, enla obligación de que los productos propiosse vendieran con prioridad a los externos.Bilbao trató de proteger sobre todo su pro-ducción de vino y sidra, evitando así lacompetencia con otros caldos de indudablemejor calidad. A finales del siglo XIV lavilla del Nervión ya tenía regulado el día en

    que podía empezar a venderse el vino forá-neo. El férreo control bilbaíno sobre elcomercio se dulcificó un tanto en esta medi-da por la fijación de unas fechas concretaspara la entrada de los vinos, evitando asíque los mercaderes estuvieran constamenteal tanto de las existencias de vino propio enla villa. El día elegido fue San Miguel (29 deseptiembre) y la duración de la franquiciapara vender vino era de 15 días, plazo des-

    pués del cual debían serretirados todos los vinosque no hubieran sidoadquiridos. Tan limitadoera el plazo que la villatuvo que aumentarlo conrespecto a los vinos deprocedencia lejana, comolos de La Rochele, Galicia,Burdeos o Portugal, a loscuales se les permitía seralmacenados en las cerca-nías de la villa, Baracaldo,Arriaga y Asúa, en fechasanteriores a San Miguelaunque en ningún caso sepermitía su entrada alinterior de la población67.

    Pero las medidas empleadas por la villaen el control del comercio no acababan en elplano exterior. Muy al contrario, una vezque los productos necesarios habían sidoobtenidos y que la villa de Bilbao había ejer-cido sus medidas monopolísticas y protec-cionistas sobre los mismos tocaba el turnoal ejercicio de otra serie de medidas desti-nadas al control interno del comercio. Ladefensa del consumidor era la guía delcomportamiento del concejo bilbaíno.

    Uno de los puntos en los que se basó elcontrol interno del comercio fue el relativoa la prohibición de venta al por mayor. Paraevitar que el miedo al hambre empujase alos vecinos de Bilbao a comprar las merca-durías en el exterior de la villa al por mayorse establecieron unos periodos en los cuales

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    CONFLICTOS COMERCIALES ENTRE BILBAO Y LAS VILLAS CERCANAS

  • sólo podían realizarse las ventas al pormenor en el interior de las murallas, estan-do permitido después que las mercancíassaliesen de la villa y fueran llevadas a cual-quier otro lugar. El plazo estipulado para laventa de cereales y legumbres era de cincodías, tiempo que se consideraba suficientepara que cualquiera que quisiera compraralguno de estos productos tuviera oportu-nidad de hacerlo68. Sin embargo, habíaotros productos cuya permanencia en elmercado interior era menor (tres días parael pescado) y otros cuyo plazo de venta alpor menor era muy amplio (treinta díaspara el aceite desde su llegada a la venta yel pregón de la noticia)69.

    Además de este plazo de venta Bilbaoestableció también un horario en el queestaba permitida la venta de productos a losparticulares y prohibida a las regateras.Hasta las diez de la mañana las regaterastenían prohibido adquirir cabritos, capones,gallinas, pollos, huevos, queso, manteca,

    peras, castañas, higos, duraznos, ciruelas,guindas y otras frutas.

    El plazo señalado parece que se retrasómás tarde hasta las once de la mañana,ampliándose así el tiempo en que los parti-culares podían abastecerse de los productosde consumo70. Para completar las dificulta-des a la venta al por mayor se estableció laobligatoriedad de los vendedores de pro-porcionar las mercancías “por menudo” atodos aquellos que se lo solicitasen.

    Otro aspecto que fue objeto del controlconcejil fue el de la reventa, aspecto muymal visto por las autoridades. En general,los revendedores eran acusados de acapararlos productos para su venta en épocas deescasez a precios desorbitados. Dado que laexistencia de revendedores era muchas ve-ces necesaria para que los productos llega-sen a los lugares más apartados el concejo noprohibió sus actividades; pero sí las dificul-tó, especialmente cuando los proveedoresdirectos y el mercado se mostraban capaces

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    CONTROL INTERNO DEL COMERCIO EN EL BILBAO MEDIEVAL

  • de abastecer por sí solos a lapoblación. Así ocurrió cuan-do Bilbao estableció que lassardinas de Portugalete fue-ran vendidas en la villadirectamente por las sardi-neras de esta villa, evitandoasí la presencia molesta parael consumidor de los reven-dedores71.

    El control de los preciosfue una tercera preocupa-ción del concejo. El principiogeneral era que el concejo ysus oficiales eran los únicosfacultados para establecer elprecio de las mercancías lle-gadas a la villa, con lo que seprohibía que los vecinos oforáneos fijasen precios gra-vosos para la comunidad. La obligación depedir permiso al concejo para descargar losproductos facilitaba mucho su función decontrol de precios. Obviamente, estas medi-das despertaron el rechazo de los comer-ciantes que creían vulnerados sus derechosy consideraban que los precios impuestospor el concejo no siempre se correspondíancon el valor de las mercancías. Pero no todoera fijar el precio o la forma de venta: la cali-dad del producto también fue un aspectomuy presente entre las preocupaciones delas autoridades bilbaínas. El fraude en lacalidad podía consistir en la venta a un pre-cio excesivamente alto de un producto queno lo merecía o bien en las malas condicio-nes de las mercancías. Para evitar el primeraspecto Bilbao estableció la prohibición a lastabernas de que vendieran a la vez vinos ysidras de distintas calidades72. En cuanto alsegundo aspecto es ilustrativo también elcaso de la sidra, bebida objeto de frecuentesinspeccionadas para comprobar que no semezclasen las partidas nuevas con las ran-cias73.

    Para completar el control sobre el comer-

    cio en el interior de la villa el concejo seocupa de dos aspectos muy significativos:los pesos y medidas y el mercado.

    La fijación de los pesos y medidas eraatributo del concejo bilbaíno, pero con el finde facilitar las actividades comerciales seconcedía a algunos mercaderes y regatonesla posesión de juegos de pesos y medidas,concesión que se obtenia a través del pagode una renta. A finales del siglo XV la villade Bilbao contaba con 258 licencias otorga-das a comerciantes, carniceros y regatonespara que las utilizaran en sus establecimien-tos74. La labor del concejo era, por tanto,vigilar que los pesos y medidas no fueranalterados por estos individuos con el consi-guiente perjuicio para el consumidor. Paraello, los fieles de Bilbao comprobaban cadacuatro meses que los instrumentos de peso ymedición eran los genuinos.

    Por lo que respecta al mercado, su inte-rés para el concejo residía en la facilidadque para el control del comercio suponíamantener agrupados los establecimentos enel espacio y en el tiempo. Con la concesiónde la carta-puebla en el año 1300 Bilbao

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    ENTRE LOS HUECOS DE LOS CONTRAFUERTES DEL ÁBSIDE DE LA IGLESIA DESANTIAGO EXISTEN EN LA ACTUALIDAD PEQUEÑAS TIENDAS QUE

    SON HERENCIA DE LAS QUE DEBIERON ABUNDAR EN LA EDAD MEDIA

  • recibió el privilegio de celebrar mercado losmartes, siendo pasado el día al miércolescon la refundación llevada a cabo por MaríaLópez de Haro en 1310. Sin embargo, esteprimtivo mercado semanal –al igual que laferia anual– pronto quedó eclipsado por elmercado diario que la villa generaba,mucho más eficaz en la labor de abasteci-miento a la población bilbaína.

    En el siglo XV las villas vizcaínas ya nohablan de mercado semanal sino del merca-do diario, llamado azogue, el cual debía serun mercado permanente y asentado en unpunto concreto, en el caso de Bilbao la plazaMayor sita en la Ribera. En este mismo siglose documenta la existencia en Bilbao de una

    casa del mercado que debía estar destinadaal almacenaje y venta de cereal, pues otrosproductos como la carne o el pescado sevendían en otros lugares próximos. Junto alos vendedores itinerantes existían tambiéncomerciantes estables que llevaban a cabosus negocios en las tiendas. Con el concur-so de ambos la villa conseguía asegurar elabastecimiento de su población. Sólodurante algunos momentos concretos elconcejo cortaba este flujo comercial prohi-biendo la compra-venta y con el ello la acti-vidad del mercado y de las tiendas. Esosmomentos eran los domingos, las fiestasreligiosas y los días de Pascua. El respeto ala religión así lo exigía.

    8. Las actividades económicas

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    Notas1. Documento de 1500. A.G.S.-R.G.S., Consejo Real, leg. 91, fol. 1. Recogido en Arizaga, García deCortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit. p. 22. 2. En el caso del Fuero Viejo de Durango se llegaba a condenar a muerte a aquel que cortase tres omás manzanos en heredad ajena: «Otrosi si algún home cortase en heredad agena pies de manza-nos de tres en arriba que muera por ello como fechor...» Fuero Antiguo de la Merindad de Durango,cap. 27. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op.cit. p. 25.3. Documento de 1497-05-26. A.M. de Bilbao, Cajón 8, reg. 2, nº2. Recopilación de Ordenanzas, fol.86 vta. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit.p. 27.4. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. I. Op. cit. p. 503.5. Recopilación de Ordenanzas de Bilbao, de 1477 a 1539. Labayru, E.: Historia General del Señorío deBizcaya. t. III. Op. cit. pp. 467-488.6. Respectivamente: A.R. Ch., Pleitos de Vizcaya, leg. 31, nº 10, II (sin fecha) y A.R. Ch., Pleitos deVizcaya, leg. 886, nº 7 (1439-00-00). Recogidos en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcayaen la Edad Media. t. II. Op. cit. pp. 30-31.7. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. II. Op. cit. pp. 461-471.8. Respectivamente: Documento de 1495, A.R. Ch. Pleitos de Vizcaya, leg. 7, único y Documento de1499. A.R. Ch. Pleitos de Vizcaya, leg. 7, unico. Recogidos en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, DelVal: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit. p. 82.9. Recopilación de Ordenanzas de Bilbao, de 1477 a 1539. Labayru, E.: Historia General del Señorío deBizcaya. t. III. Op. cit. pp. 467-488.10. A.G.S.-R.G.S. Consejo 1495-IX, fol. 178. Recogido en Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val:Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit. p. 88.

  • Arizaga Bolumburu, Beatriz; Martínez Martínez, Sergio

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    11. Guiard, T.: Historia de la Noble Villa de Bilbao. t. I. Op. cit. pp. 24-33. 12. Documento de 1424, A.M. Bilbao, cajón 4, reg. 2, nº 41. Recogido en Arizaga, García de Cortázar,Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit. p. 99.13. A.M. de Bilbao, cajón 8, reg. 2, nº 2. Recopilación de ordenanzas, fol. 6, vta. 7. Recogido enArizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit. p. 101.14. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. III. Op. cit. pp. 22-32. 15. Ver Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit. p. 120.16. Documento de 1482 recogido por Labayru, E.: Historia General del Señorío de Bizcaya. t. III. Op. cit.pp. 328-335.17. Arizaga, García de Cortázar, Ríos, Del Val: Vizcaya en la Edad Media. t. II. Op. cit. 120.18. Labayru, E.: Historia General del Señorío de Vizcaya. t. IV. Op. cit. pp. 467-488.19. Carlé, M.C.: “Mercaderes en Castilla (1252-1512)”. Cuadernos de Histo