BLANCA CASTILLO «El proyecto Schommer debería ser el ... · – En una época en la que vivimos...

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El veterano periodista revela desde el negativo una ambiciosa propuesta para la vieja gasolinera Goya. «No puede ser algo escueto, tiene que ser potente, ha de brillar» :: JORGE BARBÓ VITORIA. Click. Una oficina de tu- rismo. Click. El museo Mercedes. Click. La sede del Colegio de Arqui- tectos. De ser un álbum, la antigua gasolinera Goya reuniría una colec- ción de disparos fallidos. Como les pasa a los negativos cuando les da la luz antes de tiempo, todos acabaron velados. Ahora que el Ayuntamien- to parece haberse decidido por alber- gar allí el centro Schommer, va Paco Valderrama y propone abrir más el obturador. El padre de la exitosa mues- tra World Press Photo, que hoy cie- rra sus puertas en Montehermoso, propone «ser ambiciosos» y poner el objetivo en crear un proyecto poten- te: el centro vasco de la fotografía. Click. – En una época en la que vivimos tal saturación de imágenes, ¿por qué es tan importante abrir el ob- jetivo de World Press cada año para enfocar hacia realidades lejanas? – Es más importante que nunca. Pre- cisamente por esa saturación son tan necesarias ese tipo de ventanas, con una fotografía bien realizada, bien concebida, hecha por profesionales, cuidada, que induzca a la reflexión. A parar. A amarrar la barca en ese ca- tarata incesante y rugiente de infor- mación e imágenes que llega a través de las redes. – Es una de las muestras más exito- sas que se organizan en Vitoria. ¿Aquí hay tanta sensibilidad por la fotografía? – Llevamos 16 años y el certamen está asentado. Es ya uno de los aconteci- mientos culturales del otoño en Vi- toria. El elemento fundamental ha sido dejar que fructifique, que poco a poco esa semilla vaya dando fruto. Emociona ver la sala llena y escuchar los comentarios de gente de muy dis- tinto espectro. – Pero poquísimas exposiciones con- siguen concitar tanto interés. – Esa es la parte triste. Que en esta ciudad un acto cultural sea acepta- do, recibido y deseado por gran par- te del público no es lo habitual. – ¿A qué responde ese desapego? – La cultura en nuestro entorno in- mediato y más cercano ha sido siem- pre la Cenicienta, un elemento poco importante, que se concebía con una especie de regalo que se hacía a cier- tos colectivos. Pero nunca se ha to- mado demasiado en serio. – Parece haber un interés en foto- grafiar a los vitorianos como ciuda- danos desinteresados en la cultura. ¿Esta idea desenfoca la realidad? – No. Ese interés es cómplice de que la realidad sea la que es. Si a la gente no se le da información sobre lo im- portante que son las exposiciones, los conciertos... al final, se acaba asu- miendo que acudir a un acto cultu- ral no sirve para nada. Y recuperar luego eso es muy difícil. En otras ciu- dades ha ocurrido precisamente todo lo contrario: los ciclos de cine no co- mercial están llenos, las exposicio- nes son exitosas. ¿Por qué? Porque al ciudadano se le educa. – Tratemos de olvidarnos del nega- tivo. Pensemos en revelar el futu- ro. ¿Qué necesita World Press Pho- to para terminar de explotar como el gran evento que es? – Ya lo fue cuando era Periscopio. No culpo a nadie, la crisis arrasó con todo y con cosas más importantes que el festival, por supuesto. Se redujo y, como una especie de rueda de la vida hindú, volvió al origen, al World Press Photo. Aquello fue una oportunidad perdida. Cuestión de fondos – Una vez que se plegó ese Perisco- pio, ¿sería muy difícil que volviera a emerger a la superficie? ¿Se po- dría retomar su espíritu? – Se ha conseguido un poquito en esta edición, cuando ha entrado el Gobierno vasco y nos ha llegado una inyección extra de fondos que nos ha venido fantásticamente bien. Con eso hemos podido traer a Ronaldo Schemidt, a Javier Arcenillas, hemos organizado talleres y hemos podido rendir en ese espíritu un modesto homenaje a fotógrafos locales (entre ellos, los fotoperiodistas de EL CO- RREO Rafa Gutiérrez y Blanca Cas- tillo), que son los que cuentan las his- torias más próximas. – Que la muestra crezca, ¿depende de una mera cuestión de presupues- to? – Evidentemente. Si no hay patroci- nadores, no se pueden hacer las co- sas dignamente. Yo me niego a resu- citar iniciativas que sean precarias, porque queda todo como un pastiche o un espantajo. «El proyecto Schommer debería ser el centro vasco de la fotografía» El periodista, voz de la radio pública vasca, retratado en el Depósito de Aguas, que hasta hoy ha albergado a World Press Photo. :: BLANCA CASTILLO Paco Valderrama Director de World Press Photo _ Domingo 18.11.18 EL CORREO 6 CIUDADANOS C

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El veterano periodista revela desde el negativo una ambiciosa propuesta para la vieja gasolinera Goya. «No puede ser algo escueto, tiene que ser potente, ha de brillar»

:: JORGE BARBÓ

VITORIA. Click. Una oficina de tu-rismo. Click. El museo Mercedes. Click. La sede del Colegio de Arqui-tectos. De ser un álbum, la antigua gasolinera Goya reuniría una colec-ción de disparos fallidos. Como les pasa a los negativos cuando les da la luz antes de tiempo, todos acabaron velados. Ahora que el Ayuntamien-to parece haberse decidido por alber-gar allí el centro Schommer, va Paco Valderrama y propone abrir más el

obturador. El padre de la exitosa mues-tra World Press Photo, que hoy cie-rra sus puertas en Montehermoso, propone «ser ambiciosos» y poner el objetivo en crear un proyecto poten-te: el centro vasco de la fotografía. Click. – En una época en la que vivimos tal saturación de imágenes, ¿por qué es tan importante abrir el ob-jetivo de World Press cada año para enfocar hacia realidades lejanas? – Es más importante que nunca. Pre-cisamente por esa saturación son tan necesarias ese tipo de ventanas, con una fotografía bien realizada, bien concebida, hecha por profesionales, cuidada, que induzca a la reflexión. A parar. A amarrar la barca en ese ca-tarata incesante y rugiente de infor-mación e imágenes que llega a través de las redes. – Es una de las muestras más exito-

sas que se organizan en Vitoria. ¿Aquí hay tanta sensibilidad por la fotografía? – Llevamos 16 años y el certamen está asentado. Es ya uno de los aconteci-mientos culturales del otoño en Vi-toria. El elemento fundamental ha sido dejar que fructifique, que poco a poco esa semilla vaya dando fruto. Emociona ver la sala llena y escuchar los comentarios de gente de muy dis-tinto espectro. – Pero poquísimas exposiciones con-siguen concitar tanto interés. – Esa es la parte triste. Que en esta ciudad un acto cultural sea acepta-do, recibido y deseado por gran par-te del público no es lo habitual. – ¿A qué responde ese desapego? – La cultura en nuestro entorno in-mediato y más cercano ha sido siem-pre la Cenicienta, un elemento poco importante, que se concebía con una

especie de regalo que se hacía a cier-tos colectivos. Pero nunca se ha to-mado demasiado en serio. – Parece haber un interés en foto-grafiar a los vitorianos como ciuda-danos desinteresados en la cultura. ¿Esta idea desenfoca la realidad? – No. Ese interés es cómplice de que la realidad sea la que es. Si a la gente no se le da información sobre lo im-portante que son las exposiciones, los conciertos... al final, se acaba asu-miendo que acudir a un acto cultu-ral no sirve para nada. Y recuperar luego eso es muy difícil. En otras ciu-dades ha ocurrido precisamente todo lo contrario: los ciclos de cine no co-mercial están llenos, las exposicio-nes son exitosas. ¿Por qué? Porque al ciudadano se le educa. – Tratemos de olvidarnos del nega-tivo. Pensemos en revelar el futu-ro. ¿Qué necesita World Press Pho-to para terminar de explotar como el gran evento que es? – Ya lo fue cuando era Periscopio. No

culpo a nadie, la crisis arrasó con todo y con cosas más importantes que el festival, por supuesto. Se redujo y, como una especie de rueda de la vida hindú, volvió al origen, al World Press Photo. Aquello fue una oportunidad perdida.

Cuestión de fondos

– Una vez que se plegó ese Perisco-pio, ¿sería muy difícil que volviera a emerger a la superficie? ¿Se po-dría retomar su espíritu? – Se ha conseguido un poquito en esta edición, cuando ha entrado el Gobierno vasco y nos ha llegado una inyección extra de fondos que nos ha venido fantásticamente bien. Con eso hemos podido traer a Ronaldo Schemidt, a Javier Arcenillas, hemos organizado talleres y hemos podido rendir en ese espíritu un modesto homenaje a fotógrafos locales (entre ellos, los fotoperiodistas de EL CO-RREO Rafa Gutiérrez y Blanca Cas-tillo), que son los que cuentan las his-torias más próximas. – Que la muestra crezca, ¿depende de una mera cuestión de presupues-to? – Evidentemente. Si no hay patroci-nadores, no se pueden hacer las co-sas dignamente. Yo me niego a resu-citar iniciativas que sean precarias, porque queda todo como un pastiche o un espantajo.

«El proyecto Schommer debería ser el centro vasco de la fotografía»

El periodista, voz de la radio pública vasca, retratado en el Depósito de Aguas, que hasta hoy ha albergado a World Press Photo. :: BLANCA CASTILLO

Paco Valderrama Director de World Press Photo

_Domingo 18.11.18

EL CORREO6 CIUDADANOSC

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– World Press Photo está patrocina-do por Canon, una empresa priva-da... – Y también por la lotería holande-sa, que no deja de ser curioso. Pero pasa mucho en otros países europeos, en los que la lotería nacional está muy unida a la cultura. – ¿Aquí no percibe cierto prejuicio, cierto complejo a que las empresas se impliquen en las políticas cultu-rales? La tan mentada colaboración público-privada no termina de ca-lar en este ámbito. – Exacto. Pero más que de prejuicio, es una cuestión de desconocimien-to. Aquí, la única excepción ha sido Kutxabank. Durante muchos años se decía que las cosas salían gracias a la santísima trinidad; el Ayuntamien-to, la Diputación y la Vital. Por otra parte, parece que hablar de cultura y de rendimientos económicos parece antitético y no es así. Hay que enten-der la cultura, al menos parte de ella, como una inversión económica. – ¿Y no se percibe así? – Aquí, no. Pero ciudades cercanas como Bilbao y San Sebastián lo han entendido maravillosamente: se in-vierte muchísimo dinero en cultura porque, egoístamente, es rentabilí-sima, sobre todo en cuestiones de imagen y eso es beneficio para la ciu-dad. – Periscopio se miraba en el reflejo del exitoso festival ‘Visa pour l’ima-ge’ de Perpignan. ¿Qué necesitaría Vitoria para hacer de la fotografía su santo y seña? – ¿Puedo soñar? – Adelante. – Vitoria sería perfecta para acoger el centro vasco de la fotografía, que no existe a pesar de la cantidad de fotó-grafos que hay en esta ciudad, desde aficionados hasta profesionales, y el bagaje cultural fotográfico que tene-mos. Tendría que ser el centro oficial, de referencia y dependiente del Go-bierno vasco. Es un proyecto que se podría defender perfectamente.

– ¿Cuál sería su objetivo? ¿Qué con-tenido se le daría? – Promover exposiciones, relaciones internacionales entre otros centros de fotografía, con museos, docencia, digitalización de todos los archivos... Tengo como referente el centro an-daluz de la fotografía, que se creó a principios de los 90 en Almería y que funciona perfectamente. – El proyecto del centro Schommer también tiene, al menos en parte, esa misma aspiración. – Esto es una opinión personal, pero yo preferiría que fuera el centro Schommer en el nombre, con expo-siciones del fotógrafo, al que adoro, pero no dedicarlo a una fundación que defina y limite la actividad del centro. Insisto, tendría que ser el cen-tro vasco de la fotografía y no encor-setarlo a la obra de un único autor, por muy vitoriano que sea.

Consenso político – Además de presupuesto, ¿qué se-ría necesario para sacar adelante su propuesta? – Será que a mí me gusta la ciencia ficción, pero, para empezar, se nece-sita una decisión política absoluta y rotunda, apoyada por una amplia ma-yoría, que le garantizara continuidad en el tiempo, para que cuando haya un cambio de gobierno se manten-ga. Hace falta un pacto de sangre po-lítica para hacerlo. Si se decide que el centro Schommer tiene que ser un gran centro de fotografía, va a ser muy difícil que el Ayuntamiento de Vitoria pueda cargar en solitario con lo que supone económicamente, de

dotación, de personal... – Entonces, ¿ve imprescindible la implicación del resto de institucio-nes? – Sí, al menos de la Diputación y del Gobierno vasco. Soy consciente de que tendría que sortear sensibilida-des distintas, tiempos políticos dife-rentes, rivalidades vecinales. Hay mucho trabajo y, tal y como funcio-na la política local, sería un trabajo épico. Pero ojalá. – ¿Goya sería el lugar más adecua-do para albergarlo? – A mí me gustaría. Es un edificio fan-tástico, racionalista... sería ideal. Eso sí, un centro así tendría que contar con un espacio expositivo a la altu-ra, capaz de albergar muestras de ar-tistas locales, pero también de auto-res prestigio internacional. Allí ten-dría que haber una actividad tremen-da y no sé si el edificio da para eso. La ciudad necesita una sala de exposi-ciones municipal de gran capacidad. – Pero, ¿de verdad cree que aquí ha-cen falta más contenedores? – (Piensa). Al menos una sala céntri-ca, bien diseñada, bien dotada, sí es necesario. – Invita a pensar a lo grande. Se sale del marco y revela en gran forma-to. – Es que este proyecto no puede ser algo escueto, algo limitado. Tiene que ser poderoso, potente, que brille. Como un flash. – ¿Es ese el flash que a Vitoria le fal-ta para terminar de salir guapa en la foto? – Es que ahí entra ese determinismo antropológico nuestro. Siempre de-cimos es que somos así, modestos y nos conformamos. Pues no. Vamos a ser ambiciosos. ¿Que luego nos es-trellamos en algunas cosas? No pasa nada, la gente lo entenderá. Pero no podemos vivir atemorizados con que los proyectos van a salir mal. ¿Por qué no podemos ser una capital cultural? Podríamos volver a estar en la cresta de la ola en lo cultural.

:: J. BARBÓ VITORIA. De ser una cuenta de Instagram, probablemente sería censurada por su crudeza descar-nada. Paradojas de estos tiempos tan extraños. Sin filtros ni ‘hash-tags’, no pretende cosechar ‘likes’, más bien, sembrar conciencias. La exposición de World Press Photo en Montehermoso cierra hoy, a las 14.00 horas, su XVI edición tras un mes largo mostrando a los vitoria-nos realidades incómodas, escenas crudas y panorámicas ásperas. Su objetivo, superar las 13.200 visitas que el año pasado se alcanzaron en una muestra afianzada en Vitoria como uno de los grandes eventos culturales de la capital alavesa.

A falta de conocer las cifras de asistencia definitivas, los respon-sables del prestigioso certamen se muestran optimistas. La imagen del antiguo Depósito de Aguas re-pleto de público se ha repetido va-rias veces desde el pasado 19 de oc-tubre, cuando WPP abrió su obtu-rador. «Un sábado hubo que cerrar y establecer turnos de visita por-que el aforo de la sala estaba com-pleto», descubre el director del cer-tamen, el periodista Paco Valde-

rrama. En efecto, se registraron largas filas de espera –que se ex-tendieron por toda la rampa en ‘zig-zag’ que da acceso al complejo– para entrar a la muestra.

«Lo más llamativo de todo es que el público que viene a ver WPP es de muy distintas edades, que in-terese a tanta gente distinta de-muestra que la curiosidad de co-nocimiento no está limitado por clases o edad», destaca el director del certamen, que este año ha po-dido organizar varias actividades paralelas a la muestra, como los ‘workshops’ con los fotoperiodis-tas premiados Javier Arcenillas y el venezolano Ronaldo Schemidt, autor de la impactante fotografía que se llevó el World Press Photo este año.

Esa imagen de José Víctor Sala-zar mientras estaba siendo devo-rado por lenguas de fuego en Ca-racas, en mayo de 2017, durante unas violentas protestas contra el régimen chavista es una de las 152 imágenes que hasta hoy se han po-dido ver en Vitoria, en un monta-je muy similar al que cada año se instala en Amsterdam en la De Nieuwe Kerk de la plaza Dam.

World Press Photo cierra hoy con el objetivo de superar los 13.200 visitantes

WPP se puede visitar hasta las 14.00 horas en Montehermoso. :: D. A.

Colaboración institucional

«Haría falta un pacto político de sangre y que las instituciones, también Diputación y Gobierno vasco, lo apoyen» Cambio de mentalidad

«Es necesario entender la cultura como una inversión económica. Otras ciudades sí lo han sabido ver»

LAS CLAVES

100.000 €

CASCO VIEJO. S. Vicente Paúl

140.000 €

OBISPO BALLESTER

115.000 €

CASCO VIEJO. Barrenkale

170.000 €

IBAIONDO. Duque de Wellington

150.000 €

PAULA MONTAL

170.000 €

PÍO XII. ZONA CORTE INGLÉS

170.000 €

VPO PLAZUELA DE LOS GOROS

192.000 €

RÍO NERVIÓN

198.000 €

VOLUNTARIA ENTREGA

220.000 €

GENERAL ÁLAVA, amplia terraza

_Domingo 18.11.18 EL CORREO CIUDADANOS 7C