Bloque Tematico III Evaluable

ASPECTOS EVOLUTIVOS DEL PENSAMIENTO Y DEL LENGUAJE BLOQUE TEMÁTICO III

BLOQUE TEMÁTICO III. DESARROLLO DEL LENGUAJE MÓDULO 4. 1. Aspectos orgánicos, cognitivos y contextuales que influyen en el desarrollo del lenguaje. El estudio del lenguaje, tanto normal como patológico, se realiza a partir de los tres

grandes aspectos que lo componen: forma, contenido y uso, sinónimos de fonología,

morfología, sintaxis, semántica y pragmática. A la hora de estudiar tanto la adquisición

normal del lenguaje como las alteraciones en este proceso, hay que tener en cuenta

una serie de aspectos (Puyuelo, 2003):

El lenguaje unido al contexto, social, familiar e histórico.

El lenguaje como proceso de comunicación.

El lenguaje como proceso cognitivo.

Los diferentes componentes del lenguaje.

El lenguaje evoluciona a lo largo de todo el ciclo vital, se producen

modificaciones.

Puede haber alteraciones del lenguaje congénitas y adquiridas.

1.1 Bases orgánicas que influyen en la adquisición del lenguaje la adquisición del lenguaje se hace sobre bases orgánicas. Es necesario que haya una

maduración de todos y cada uno de los sistemas, que deben existir desde el

nacimiento y que se irán modificando por la experiencia, para mejorar o para el

deterioro; además el individuo participa activamente, con lo que el resultado variará

según sea la actuación del sujeto (Belinchón, Igoa y Riviére, 1998).

Según Massa (2005) las bases orgánicas que intervienen para la adquisición del

lenguaje son: 1) El oído. La percepción auditiva y el procesamiento de la señal acústica que

el niño recibe, en especial las frecuencias conversacionales permitirá la interiorización

y el dominio del lenguaje. 2) El Sistema Fonoarticulatorio. Los componentes del Sistema

Fonoarticulatorio serían:

• Respiración. Laringe. Faringe. Fosas nasales. Cavidad oral. Dientes. Velo

del paladar. Lengua.

3) Asimetría cerebral. Funciones asignadas a cada hemisferio (Ortiz, 1995):

PROFESOR: JOSÉ MANUEL RODRÍGUEZ PELLEJERO. Página 1 de 23 Teléfono: 928457121 Correo Electrónico: [email protected]


HEMISFERIO IZQUIERDO HEMISFERIO DERECHO

La dominancia en el habla

La lectura y la escritura

La memoria verbal

Los dibujos esquemáticos

Los movimientos intencionales

El razonamiento lógico

El cálculo

El juicio

El sentido del ritmo musical

La orientación espacial

El reconocimiento de caras y objetos

Ciertas respuestas emocionales

Dibujo

Funciones holísticas

Funciones gestálicas

Configuraciones de modelos

Estructuras melódicas musicales

Creatividad

4) Procesamiento Hemisférico. Para autores como Ortiz (1995) el

procesamiento hemisférico queda establecido según el siguiente cuadro:

HEMISFERIO IZQUIERDO HEMISFERIO DERECHO

Codifica información sensorial con base en descripción lingüística.

Análisis temporal.

Efectúa comparaciones conceptuales independientemente del contenido lingüístico.

Percibe detalles.

Falta de un sintetizador gestálico.

Comunicación verbal.

Procesamiento lingüístico y numérico.

Pensamiento analítico y secuencial.

Codifica información sensorial en términos de imágenes.

Sintetiza espacialmente.

Hace pareamiento visual sin realizar comparaciones conceptuales.

Percibe forma.

Falta de un analizador fonológico.

Maneja relaciones espaciales y efectúa el análisis de las partes en relación con el todo.

Reconocimiento perceptual de cosas.

Pensamiento no verbal

5) Áreas específicas del lenguaje. Para Serón y Aguilar (1992) las áreas

específicas del lenguaje quedan explicadas en el siguiente cuadro:

ÁREAS ESPECÍFICAS DEL LENGUAJE

Las áreas 1 y 3 (lóbulo parietal) que procesan las sensaciones, conectadas con las áreas del habla y de la audición.

Área 9 (centro Exner) encargada del control motor de la escritura.

Área 14 encargada del funcionamiento motor de la escritura y del habla.

Área 17 (lóbulo occipital) que se encargaría del procesamiento de la información visual.

Áreas 39, 40 y 22 (área de Wernicke) encargadas de la comprensión del habla.



Áreas 41 y 42 (Giro de Hesk) relacionado con la recepción auditiva.

Áreas 44 y 45 (área de Broca) encargadas de la codificación del habla o área motora del habla.

Área primaria 41, área secundaria 22 y 42; áreas terciarias 39 y 40 que se encargarían del procesamiento de la información auditiva

1.2 Aspectos contextuales que influyen en el desarrollo del lenguaje Se trata de aquellos factores que, sin base o explicación orgánica, influyen tanto en el

desarrollo como en la adquisición del lenguaje, habla y comunicación. Se hace

mención a aspectos como hábitos que deben estar presentes en la primera infancia

para facilitar o/y posibilitar que el niño llegue a comunicarse, utilizando un habla y un

lenguaje propio de su edad de desarrollo con la posibilidad de llegar al nivel adecuado

en la edad adulta (Massa, 2005).

El aprendizaje y desarrollo del lenguaje están muy influidos por los aspectos

contextuales a lo largo de todo el ciclo vital. Por ello se hará una breve descripción de

éstos, antes de exponer algunas de las fases de desarrollo del lenguaje en el niño

(Puyuelo, 2003).

1) Contexto social. El lenguaje se aprende en un determinado contexto social

incorporando actividades de cada día. Los niños están expuestos al primer lenguaje

durante el baño, la comida, el vestido, el juego, etc. Ellos no pueden iniciar estas

actividades independientemente, por ello el primer contexto del lenguaje es social. 2) Contexto de las necesidades personales e intereses. El lenguaje es el

vehículo por medio del cual se comunican necesidades y deseos. Éstos influyen en las

palabras y expresiones que el niño adquiere.

3) Contexto de la actividad mental individual. El lenguaje es el medio por el

cual nuestro pensamiento e ideas se transmiten, aunque el pensamiento y las ideas en

abstracto no se expresan hasta la adolescencia.

4) Interlocutores del niño. Especialmente durante los primeros años, éstos

realizan adaptaciones del lenguaje que utilizan con el niño, y sus estilos comunicativos

tienen mucha influencia en su adquisición del lenguaje:

a) Adaptaciones de la forma. Al hablar con el niño los interlocutores tienden a

adaptar la forma del lenguaje, usando estructuras más sencillas, voz más elevada, etc.

Cada una de estas adaptaciones tiene su objetivo. Algunas de ellas se llevan a cabo:

Usando estructuras simplificadas, el adulto demuestra al niño la manera

exacta de combinar palabras para hacer frases.



Imitando los enunciados del niño, el adulto resalta el papel social de las

producciones del niño.

Con la voz elevada, llama, la atención del niño hacia el intercambio verbal.

b) Adaptaciones del contenido. Los interlocutores adaptan también el

contenido, seleccionando los temas. Hablan más de las cosas que el niño ve u oye.

c) Adaptación al uso. Se adapta a las necesidades del lenguaje del niño. El

adulto adapta sus funciones a las del niño:

Por medio de una respuesta física o verbal se comunica que el mensaje

está entendido y se aprecia.

Respuesta verbal contingente con el enunciado del niño.

Se le anima a continuar con el intercambio social.

1.3 Aspectos cognitivos que influyen en el desarrollo del lenguaje El subcomité de Lenguaje y Cognición de la American Speech Language Hearing

(ASLHA, 1987), hace referencia a toda una serie de aspectos cognitivos que pueden

afectar al lenguaje o que reflejan la interacción mutua, cognición y lenguaje: Dificultades de atención, percepción y memoria.

Inflexibilidad, impulsividad o pensamiento y manera de actuar

desorganizados.

Procesamiento de la información inadecuado.

Dificultades en procesar información abstracta.

Dificultades en adquirir nueva información.

Proceso no adecuado para recuperar la información almacenada.

Conducta social no apropiada o poco convencional.

Alteraciones de la velocidad de procesamiento de la información.

Enlentecimiento en la velocidad de procesamiento de la información, así

como los problemas de fluencia verbal que pueden afectar a los turnos de

conversación, como sería el inicio y final de frases.

Las dificultades perceptivas pueden conllevar problemas de interpretación

de los cambios en la expresión facial, lo cual puede influir en los procesos de

comunicación del niño con el entorno.

Las dificultades en la capacidad de razonamiento conllevan, por ejemplo,

problemas para captar el doble sentido, el sarcasmo o el humor.

Los problemas de lenguaje pueden afectar a la misma situación de

comunicación en cuanto a la capacidad del niño, en situarse en relación a un tema, a

los interlocutores y al objeto mismo de la comunicación o la comprensión del lenguaje.



2. Prerrequisitos para el desarrollo del lenguaje oral.

Para Ferri (2005) los prerrequisitos del lenguaje oral quedan establecidos de la

siguiente forma:

Mantener el control postural. Permanecer sentado. Eliminar conductas de autoestimulación. Tener normalizado los reflejos orales. Morder, sorber, masticar y tragar sin dificultad. Controlar la salivación y el babeo. Mirar a los objetos. Dirigir la mirada al rostro humano. Mantener tiempos de atención conjunta. Contacto ocular y atención visual. Mantener la atención auditiva. Responder ante estímulos visuales. Responder ante estímulos auditivos. Imitar movimientos corporales. Realizar mímica gestual natural. Imitar gestos faciales. Realizar acciones para mover objetos. Hacer gestos de designación. Reconocer su nombre. Reconocer un objeto nombrado Señalar partes del cuerpo Señalar una imagen. Seguir órdenes e instrucciones sencillas. Clasificar objetos por tamaño, color, forma, etc. Conocer conceptos básicos. Compartir juegos y juguetes e interactuar en las actividades lúdicas Manifestar sentimientos de simpatía, comprensión y gratuidad. Responder a las apelaciones e iniciativas comunicativas de los

interlocutores. Iniciar intercambios comunicativos con personas próximas. Producir gritos, balbuceos, laleos, onomatopeyas y jerga entonativa.



3. De 0 a 12 meses: Desarrollo pre-verbal.

A) Desarrollo de forma y contenido

El grito.

El grito es el primer sonido que emite el niño. No tiene función ni intención

comunicativa. Desde el momento del nacimiento el niño grita o chilla por simple reflejo

ante el comienzo de la respiración aérea que sustituye los intercambios de oxígeno

anteriores en el medio intrauterino. Durante varias semanas el grito constituye su única

manifestación sonora, que no lingüística.

Esta producción de sonidos es casual, pero pronto se convierte en un juego por parte

del niño (FRANCESCATO). Así consigue experimentación y fortalecimiento de los

elementos fisiológicos que luego intervendrán en la articulación del lenguaje.

Aunque el grito no tiene valor lingüístico, en cuanto el niño descubre su influencia

en el entorno, tanto el grito como el llanto se convierten para él en instrumentos de

apelación más que de comunicación. De todas formas, el grito del niño, incluso el grito

intencionado, no puede considerarse como lenguaje, ya que no está constituido por

elementos discretos.

El gorjeo o balbuceo.

La actividad del gorjeo o lalación aparece a veces desde el primer mes de edad del

niño, y contribuye a la organización progresiva, y cada vez más fina, de los

mecanismos de producción de sonidos. Se trata de sonidos preferentemente

vocálicos, indiferenciados, con tendencia a su mayor articulación.

Estos sonidos a veces son respuesta a estímulos somáticos, visuales o acústicos.

Pero a menudo se producen espontáneamente, y hasta los emite el niño en estado de

reposo.

A partir de los dos meses, los gorjeos del niño pueden responder a veces a

palabras de la madre, con lo cual se establece una especie de diálogo.

El gorjeo sigue siendo, no obstante, una manifestación prelingüística que utiliza los

órganos de la voz para vibraciones, gargarismos, chasquidos, sonidos silbantes... Si



no constituyen un lenguaje, mucho menos pude pensarse que formen parte de una

lengua.

El hecho de que los produzcan también los niños sordos deja claro que no están

provocados necesariamente por estímulos auditivos.

Stark (1979) diferencia durante el primer año de vida seis estadios, que se usan para

describir los acontecimientos que preceden al lenguaje. No necesariamente un estadio

empieza cuando se acaba otro. Éstos son: 1. Vocalizaciones reflejas. Aproximadamente desde el nacimiento a las 6

semanas. Las vocalizaciones tienen una naturaleza automática, se producen como

respuestas a un estímulo (por ejemplo, sensaciones de malestar, hambre, sueño), y no

requieren procesamiento mental. Por ejemplo, grito, lloro, sonidos para expresar

malestar y variedad de sonidos primitivos o vegetativos. En este estadio los sonidos

son predominantemente nasales, prevocales o aproximaciones consonánticas. 2. Balbuceo y sonrisa. (6-16 semanas). Se caracteriza por el balbuceo y las

risas. Continúan presentes algunos sonidos reflejos, pero el niño empieza a emitir

sonidos para expresar satisfacción o placer. Usualmente, al principio el balbuceo y las

risas son provocadas por un adulto u otro niño; más adelante, se presentan también

en situaciones en las que no hay estimulación social, como por ejemplo el juego

egocéntrico. Continúa la producción de sonidos nasales con algunas aproximaciones a

consonantes. Estas prevocales y preconsonantes pueden alternarse y no se

reconocen todavía sílabas. 3. Juego vocal. (16-30 semanas). Se caracteriza por la experimentación con la

voz (registro e intensidad). El limitado repertorio vocal o reflejo se amplía hasta incluir

sonidos consonánticos. El niño juega con las expresiones, pero no tiene intención

comunicativa clara; sí puede asociarse a juego social o egocéntrico. Probablemente, las vocalizaciones se refuerzan y controlan con sensaciones

kinestésicas combinadas con aspectos sociales agradables. Más tarde, las

sensaciones auditivas asociadas a producción de sonidos se convierten en placer y

refuerzo Hacia los 6 meses comienza a manifestarse un balbuceo caracterizado por

largas series de segmentos silábicos que se parecen a las sílabas de adultos,

solamente por el hecho de que se combina consonante y vocal. La prosodia todavía

no se parece a la del adulto. Los sonidos, su duración, la frecuencia, las pausas, las

inflexiones de voz, son todavía claramente diferentes de las del adulto.



4. Balbuceo reduplicado. (31-50 semanas). El balbuceo reduplicado, también

denominado balbuceo canónico, se reconoce fácilmente porque se caracteriza por

series silábicas de consonante-vocal (C-V). Aquí las sílabas ya empiezan a parecerse

a la fonética adulta, tanto por las consonantes y vocales como por la duración de las

sílabas, la intensidad de la voz y las inflexiones, la tensión articulatoria y también la

prosodia. Aunque las palabras no sean comprensibles parecen imitar las palabras del

adulto, sobre todo cuando se producen dentro de una situación de interacción con

éste. 5. Balbuceo variado. (10-14 meses). Además de balbuceo variado, también

se denomina jerga expresiva. El balbuceo variado se diferencia del reduplicado, del

estadio previo, en que el niño empieza a utilizar toda una variedad de consonantes y

vocales en cada serie de sílabas, y el repertorio no se limita a series de C-V, sino que

muchos utilizan C-V-C. La prosodia y la mayoría de fonemas se parecen a los del

adulto.

6. Enunciados de una palabra. (Inicio sobre los 10-12 meses). Acaba sobre

los 18 meses, que es cuando el niño utiliza enunciados que superan una palabra. En

este estadio las palabras y las expresiones son similares a las de los adultos y se usan

en referencia a situaciones particulares u objetos. Por ejemplo, la palabra “nene” se

puede referir a sí mismo o a otro más pequeño que él. Con la palabra “guaguau”

(perro), se puede referir al perro o a cualquier animal de cuatro patas. Para producir

las primeras palabras reales, el niño tiene suficiente control sobre el mecanismo

articulatorio para producir los fonemas de una manera consistente.

Para algunos niños ciertos enunciados que utilizan las palabras no se parecen

a la palabra adulta, pero los usan de manera consistente y repetida para representar el

mismo objeto, acontecimiento o relación. Por ello, la aparición de enunciados de una

palabra no necesariamente marca el final de la etapa del balbuceo, sino que su jerga

particular suele perdurar una temporada.

B) Desarrollo del uso

Se han descrito tres estadios de desarrollo preverbal (Bates, 1976; McCormick

y Schiefelbusch, 1990):

1. Estadio prelocutivo. Se corresponde con los estadios 1-2 de Stark. Se

caracteriza por prelocuciones que son opciones por medio de las cuales, de manera

no intencional, se comunica una necesidad y el resultado es un cambio en la conducta

del cuidador que introduce la necesidad. Por ejemplo, el niño grita y el adulto le da

alimento. El grito iniciado sin intención comunicativa es reforzado por el adulto, que



refuerza la conducta. En ocasiones, cuando el niño reconoce la sensación el grito es

repetido intencionalmente para satisfacer la necesidad biológica de comida.

De forma similar, cuando el niño está contento y feliz no busca comunicarlo,

pero el cuidador le presta atención social y el niño, en ocasiones, hace sonidos

sociales, con el propósito de iniciar una interacción social.

2. Estadio ilocutivo. Este estadio corresponde al estadio 3-5. Se caracteriza

por las ilocuciones, convencionales, socialmente reconocidas como señales no

verbales, para captar la atención del adulto. En el estadio elocutivo (aproximadamente,

entre los 4 y 10 meses), el niño empieza a usar la comunicación no verbal para sus

propios intereses y necesidades.

3. Estadio locutivo. Se corresponde con las primeras palabras. Las

locuciones, palabras con significado, se utilizan expresamente (intencionalmente), a la

vez que el niño también empieza a utilizarlas. El niño ha aprendido a utilizar el

lenguaje no verbal para regular la conducta de los otros, para interactuar a nivel social,

para centrar la atención en él mismo, en un objeto o palabras con significado, es capaz

de iniciar nuevos temas a nivel verbal o no verbal, pero está limitado a temas de los

objetos que están presentes. Además, se adapta a mantener turnos con un interlocutor

social y es capaz de mantener el tema, como máximo, durante uno o dos turnos.

4. Desarrollo del lenguaje en los años preescolares (entre los 3 y los 6 años).

En Preescolar todas las materias y actividades han de contribuir al aprendizaje de la

lengua. Todo educador en contacto con el niño ha de tener presente que, en alguna

medida, es profesor de lengua. En Preescolar debe potenciarse la expresión oral y la

conversación dado que el niño aprende a hablar sin dificultad.

Los procedimientos fundamentales que emplea el niño para aprender la lengua son dos: la imitación y la creatividad.

Por imitación el niño logra constantes aproximaciones a las distintas formas de hablar

que oye a su alrededor. Se pone así en contacto con variedad de modelos lingüísticos.

Por creatividad va descubriendo lo que hay de común entre unos casos y otros, con

lo cual vislumbra el sistema de la lengua. Descubierto o, mejor dicho, intuido el

sistema de la lengua, aunque el niño no tenga capacidad para formularlo ni explicar

por qué hace las cosas, lo aplica. Esto le permite seguir avanzando en la adquisición

de la lengua por creatividad, especialmente por analogía.



Algunos de los errores frecuentes en el lenguaje infantil son demostración palmaria de

que el niño conoce el sistema de la lengua y es consecuente con él. Si de comer

deriva comido, es lógico, para él, que de romper derive rompido; si de camión dice

camionero, por lógica, de avión dirá avionero; si de correr dice corrí, de hacer dirá

naturalmente hací; y así podríamos multiplicar los ejemplos.

Para RUWET hay un hecho capital en la lengua del adulto, que, sin duda, se fragua

desde la infancia. Para este autor, toda persona que habla una lengua es capaz de

percibir, comprender y emitir palabras y frases que nunca anteriormente ha oído,

entendido ni pronunciado. Es evidente que esta capacidad se debe más que a la

imitación a la creatividad.

Por la imitación el niño aprende palabras y frases, por la creatividad es capaz de

inventarlas.

Hay que considerar que cuando se habla del aprendizaje lingüístico del niño estamos

ante una expresión que se refiere a dos realidades distintas que no conviene mezclar

ni confundir. El conocimiento de la lengua implica:

- una capacidad activa, mediante la cual el niño se expresa.

- una capacidad pasiva, mediante la cual el niño comprende.

Es evidente que el dominio pasivo de la lengua precede y supera al dominio activo,

y que la relación entre ambas capacidades encierra a menudo bastante complejidad.

Por consiguiente, las respuestas que demos a las tres cuestiones anteriores exigirán

bastantes matizaciones. Al no quedar más que insinuadas, tendrán que ser

completadas por la reflexión y la experiencia del educador.

¿El niño aprende el habla o la lengua?

Como se ha explicado antes, el niño, en su desarrollo, entra en contacto con

variedad de modelos que le proporcionan las distintas hablas de las distintas personas

con las que se relaciona. En su proceso de imitación no se dedica a imitar a cada uno

de sus interlocutores, sino que a través de las distintas hablas, el niño capta el

sistema, por lo menos en lo fundamental y dentro de los límites de sus necesidades. O

sea que aprende la lengua y no el habla, y a ello contribuye no poco la creatividad,

como se ha aludido.



Aun admitiendo, como algunos, que la imitación no desarrolla papel importante y

que el lugar que se la ha atribuido sea ocupado por la intercomunicación personal, hay

que aceptar que, gracias a la reflexión que se establece en torno a los modelos

imitables, se determina el descubrimiento del sistema. Este descubrimiento del

sistema le permite al niño independizarse de las distintas hablas y aproximarse a la

lengua. Poco a poco esta independencia se acentúa. Hasta el punto de que un niño de

dos años utiliza las palabras sin saber por qué. En cambio un niño de cinco años

puede hablar acerca de las palabras y de los juegos a que se puede jugar con ellas.

(Según GARVEY -1978- citado por VILLIERS, 1980).

Después del primer año, Brown (1973) diferencia siete estadios.

Preestadio I. Entre los 10-20 meses. Tiene dos fases:

• Fase I. Primera palabra. El niño acaba de empezar a representar objetos,

acontecimientos y relaciones, usando enunciados de una palabra.

Las palabras en este estadio se parecen a las palabras o frases adultas, y son

usadas de manera consistente en referencia a la situación particular de un objeto. En

este nivel de adquisición del lenguaje los enunciados de una palabra se usan en

combinación o en yuxtaposición con la jerga expresiva, y es también típico que el niño

haga aproximaciones a las palabras adultas en sus repertorios.

El final del preestadio I se caracteriza no sólo porque el niño alcanza el uso de

palabras aisladas para representar objetos, acontecimientos y relaciones, sino también

porque empieza a reconocer que dos palabras se puede unir (yuxtaponer), para

expresar una combinación de ideas.

• Fase II. Palabra media. Viene señalada por la aparición de enunciados

sucesivos y encadenados, enunciados de una palabra con un incremento rápido del

vocabulario y de la frecuencia del habla.

Estadio I. Edad (16-31 meses). Se caracteriza por el inicio de la utilización de

enunciados de dos palabras; mamá, guapa, aquí, hola. Al final del estadio I, el niño

empieza a dominar y utilizar con una cierta frecuencia enunciados del tipo: nombre +

verbo: /galleta nene/; /nene mira/; /nene corre/.

El niño que ha completado bien este estadio, utiliza enunciados de dos

palabras con facilidad y, en algunas ocasiones, enunciados de 3 o 4 palabras, y ha

incrementado el vocabulario expresivo.

Estadio II. Edad (21-35 meses). Uso del plural, aparición de la palabra /no/ con

el objetivo de negar una frase entera (Ana no come espinacas). Uso ocasional de las



preposiciones (dentro, sobre), nuevas formas de formular preguntas ¿qué?, ¿en

dónde? Utiliza el verbo en presente o infinitivo, uso de la cópula (el gato es grande).

Estadio III. Edad (24-41 meses). El incremento de la longitud de las frases

viene acompañada de la aparición de los demostrativos (ese, aquel), artículos

modificadores de cantidad (mucho, algo), posesivos (su, suyo, mío), adjetivos (grande,

caliente, rojo), formas compuestas de verbos y en presente (ha caído, ha marchado) y

uso frecuente de elementos negativos (no, no puedo, no quiero).

Estadio IV. Edad (28-48 meses). Es este nivel, en todas las frases se incluye

el sujeto o un nombre. Se utilizan también artículos, adjetivos, posesivos, y

demostrativos. En ocasiones se utiliza de manera correcta el pasado (comí, corría).

Las preguntas emergen en este estadio, añadiéndose a las que ya utiliza, como qué,

en dónde, por qué, quién, cómo.

Estadio V. Edad (35-52) meses. Se usan correctamente las formas irregulares

de los verbos en pasado, las diferentes formas verbales y los artículos.

Estadio V Avanzado. Edad (41 meses y mayores). Progresa en las formas

verbales.

Según Ferri (2005) el niño aprende las palabras por la necesidad de utilizarlas

(funcionalidad). La frecuencia de uso permitirá la incorporación de los términos

aprendidos al vocabulario usual. La curiosidad del niño acerca del lenguaje le lleva a

experimentar y a investigar en los diferentes campos según sus necesidades e

inquietudes. Se trata de establecer la relación entre las secuencias de sonidos o

palabras (significante) y sus conceptos o representaciones mentales (significados).

El desarrollo cualitativo del léxico debe ir acompañado de su desarrollo cuantitativo. La

adecuación en la selección léxica para la expresión de ideas, conceptos y vivencias

será un exponente del nivel de maduración del vocabulario. El crecimiento cuantitativo

de la comprensión semántica de los niños, lo describe (Rondal 1979 cit en Massa,

2005) de la siguiente forma:

EDAD NÚMERO DE PALABRAS CRECIMIENTO

10 meses 1

12 meses 3 2

15 meses 19 16



19 meses 22 3

21 meses 118 96

2 años 272 154

2 años y medio 446 174

3 años 896 450


4 años 1540 318


5 años 2072 202


6 años 2562 273

A) Desarrollo fonológico temprano

Los niños producen aproximaciones a los fonemas del adulto desde el nacimiento, y

muchos niños a los 6 meses ya producen fonemas identificables. Hacia la edad de 3

años muchos niños dominan las vocales estándar y muchas consonantes, que las

usan de manera consistente y adecuada.

Los niños dominan todas las consonantes entre los 6 y 7 años.

B) Desarrollo temprano del uso

A la vez que aparecen las primeras palabras, el niño ha aprendido a usar el lenguaje

para regular a los demás, interactuar a nivel social, llamar la atención, iniciar nuevos

temas de conversación, mantener turnos con un interlocutor y mantener el tema de

conversación como máximo uno o dos turnos.

1. Desarrollo del discurso social. Sobre los 2 años es capaz de mantener un

tema de conversación con algunos turnos, iniciar un tema nuevo cambiar de tema y

expresar conceptos imaginativos sobre sentimientos personales. De todas formas, a

los 2 años no suele tener en cuenta las necesidades del interlocutor y no suele darle

información extra, que necesita clarificación.

Sobre los 3 años, el niño se implica en largos diálogos y demuestra avances en

los aspectos sociales del discurso y en el control de éste. El niño demuestra que

reconoce lo apropiado de cambiar el modo de comunicación en función de las

necesidades que percibe del interlocutor. Esto se percibe de forma clara cuando se



dirige a un niño más pequeño o de otra cultura. De todas formas, a los 3 años es

pronto para mantener una conversación cohesionada sin problemas.

2. Desarrollo de monólogos. Monólogos unidos a conductas de juego verbal,

sonidos, canciones. Estos monólogos privados audibles disminuyen durante la etapa

preescolar.

3. Desarrollo de la narración. La narración es un monólogo ininterrumpido

cuyo objeto, en general, suele ser entretener o informar al oyente. La narración incluye

cuatro tipos:

a) Rememoración. Es un tipo de narración en la que el niño habla sobre una

experiencia pasada, habitualmente a requerimiento de un adulto que quiere conocer la

experiencia (explícame tu excursión a la playa).

b) Puesta en escena de un evento. Es la expresión de un deseo o de un

acontecimiento que espera. Esta forma de narración puede usarse para dirigir un

juego imaginativo (tú eres cenicienta y yo el hada buena).

c) Descripción. Es la explicación espontánea (no pedida por el interlocutor),

sobre una experiencia no conocida por el interlocutor. Por ejemplo, puede empezar por

una exclamación del niño (escúchame una cosa).

d) La historia. Es un monólogo que explica un acontecimiento ficticio. Las

historias empiezan con una introducción tradicional (Érase una vez). Generalmente las

historias tienen:

Introducción.

Problema.

Plan para solucionar el problema.

Series de acontecimientos que llevan a sucesivas soluciones del problema.

Esta habilidad continúa desarrollándose durante toda la vida.

Para Puyuelo (2003) sobre los cinco años muchos niños son capaces de utilizar el

lenguaje con varios propósitos:

Controlar a los otros.

Interactuar socialmente.

Llamar la atención.

Iniciar nuevos temas.

Mantener bastantes turnos de intervención

Proveer información adecuada al interlocutor, si éste pide aclaraciones.

Expresar sentimientos y emociones.



Responder a los comentarios de comunicación del interlocutor con

enunciados referidos al tema (contingentes).

Control cuando la situación requiere variar el lenguaje.

Realizar requerimientos indirectos de acción.

Usar algunos términos deícticos: esto-aquello, aquí-allá.

Hablar con uno mismo de manera audible e inaudible.

5. Desarrollo del lenguaje de los 6 a 12 años.

Según la teoría evolutiva de Piaget, entre los 7 y los 12 años el niño alcanza la etapa

del Pensamiento Operacional Concreto, han dejado a tras la etapa del pensamiento

simbólico (de los 2 a los 4 años) y la etapa Intuitiva (de 4 a 7 años). Desde el

nacimiento, las actividades mentales dominantes pasaron de acciones abiertas (en el

período sensoriomotor) a percepciones (en el período pre-operacional) y a

operaciones intelectuales (en el período de las operaciones concretas). De los once a

los quince alcanzarán la etapa del Pensamiento Operacional Formal, donde percibirán

que la realidad no es más que una dentro de un conjunto de todas las posibilidades. El

razonamiento del adolescente es hipotético-deductivo.

En cuanto al lenguaje, en este periodo vamos a encontrar que:

– A los 6 años los niños son capaces de comprender y producir lenguaje complejo,

tienen vocabulario receptivo y expresivo y utilizan el lenguaje adecuadamente para

diferentes objetivos. Pero la adquisición del lenguaje no está completa, puesto que

éste continúa hasta la edad adulta. A partir de los 6 años, pueden cambiar la forma

y empiezan a entender las dificultades del interlocutor, es decir, pueden entender

la perspectiva del otro y adecuar la información.

– De los 7 a los 12 años, desarrollamos una lógica que sólo sabemos aplicar a lo

perceptible, a lo tangible, a la realidad circundante y conocida. Este brote de

raciocinio lógico se va a ir verbalizando cada vez más y nuestra cultura escolar

contribuye sin duda a ello al propiciar la verbalización de todos los contenidos a

través de su marcado carácter conceptualizador y la acentuación del conocimiento

teórico, entiéndase, de naturaleza descriptivo-narrativa. El pensamiento interior,

que había aparecido en la etapa anterior al pasar los monólogos en voz alta a

realizarse internamente, se utiliza sobremanera en las aulas. Durante esta etapa,

se desarrollará el aprendizaje de la lecto-escritura que acabará acaparando la



atención en la Escuela, desplazando paulatinamente la comunicación oral a un

plano informal o residual de la formación. En cierto modo, damos erróneamente

por concluido su desarrollo o al menos no nos parece tan relevante como para que

se precise de una especial atención curricular. Centramos todo nuestro esfuerzo

en el aprendizaje y corrección de la lengua escrita y descuidamos la oral sin

fundamento pues la realidad pone de manifiesto la relevancia de las habilidades

comunicativas directas para las relaciones humanas, la resolución de conflictos, la

negociación de acuerdos, la toma de decisiones, etc.

– A partir de los 12 años, nos incorporamos progresivamente al pensamiento

abstracto o formal en un paso decisivo para aplicar las operaciones lógicas a

realidades no perceptibles como el átomo, concepto de ideales como la libertad o

lenguajes no naturales como las matemáticas. Todo ello complica que nuestra

comunicación se hace cada vez más compleja, acentuando las diferencias entre

los diversos registros e iniciando la reflexión formal sobre el propio lenguaje. Este

proceso de formalización ocasiona no pocas veces dificultades escolares debido a

las diferencias de ritmos de desarrollo que sabemos que existen y el docente debe

ser cuidadoso en mantener el contacto entre lo correcto y lo abstracto hasta que la

propia dinámica del nuevo pensamiento se afiance y opere con soltura.

En su afán formativo, la Escuela se refuerza en lo que denominamos la tendencia a la

“academización”, reducimos a la mínima expresión la comunicación oral y

concentramos nuestro esfuerzo en el plano escrito que monopoliza prácticamente la

totalidad del aprendizaje (como fin y como medio) y de la comunicación didáctica que

se establece en casi todas las disciplinas curriculares.

En esta etapa, sucederá la pubertad entre cuyos cambios se encuentra la muda de la

voz. Este hecho no debe dejarnos indiferentes y ocasiona de hecho dificultades de

adaptación cuando no trastorno de la voz que merecen nuestra atención y nuestro

cuidado ayudando a los alumnos a situarse en sus nuevos parámetros corporales y a

superar las alteraciones que puedan sufrir en su habla u otras expresiones vocales.

A) Desarrollo de la Forma del lenguaje: – Con 6 años dominan la mayor parte de los sonidos de su idioma materno.



– A la edad de 6 y 7 años existe un uso correcto de adjetivos, nombres y

pronombres, tanto personales como posesivos.

– A pesar de entender y ser capaces de valerse de muchas palabras, prefieren

utilizar aquellas que pueden pronunciar mejor.

– Evoluciona la conjugación verbal.

– Uso de estructuras gramaticales más complejas, como los artículos y las

conjunciones.

– Uso correcto de comparativos (mayor, menor, mejor).

– Uso de estructuras sintácticas más complejas:

o Pasivas

o Condicionales

o Circunstanciales de tiempo

– Perfeccionamiento de aquellas estructuras con las que el niño estaba familiarizado.

– Empiezan a apreciar los efectos diferentes de una lengua al usarla (adivinanzas,

chistes, etc).

– Construcción de estructuras sintácticas más complejas de forma progresiva.

B) Desarrollo del Contenido del lenguaje:

– La etapa preescolar y escolar son etapas sensibles para el enriquecimiento del

lenguaje.

– En los primeros años de escuela aparecen problemas con las palabras

abstractas (ej: solidaridad).

– A los 6 años domina unas 8.000 a 14.000 palabras, según la estimulación que

haya recibido. Y con 10 años unas 40.000 palabras (20 palabras por día).

Además comprenden términos que entrañan comparación y contrarios.

– A los 8-9 años se observan dificultades para captar el significado de una oración

cuando ésta es ambigua y depende de la entonación de la misma.



– En relación al significado figurativo:

– A los 6 años: entienden literalmente sarcasmos, metáforas y chistes, sin ver la

intencionalidad.

– Entre 8 a 11 años, cuando se va produciendo mayor el desarrollo cognitivo:

utilizan los conceptos verbales fuera de su contexto concreto y realizan

clasificaciones de palabras. También se produce un aumento de los rasgos

semánticos de las palabras.

– A los 11 años desarrollan un pensamiento más lógico, formal e imaginativo. Se

produce un desarrollo de los significados más figurativos y metafóricos.

c) Desarrollo de del Uso del lenguaje:

– Se produce un desarrollo de las habilidades conversacionales como: dar y tomar

el turno, iniciar y mantener conversaciones, cambiar de tema, etc.

– Elabora sofisticadamente todas las funciones comunicativas, y al final del

período escolar las conversaciones infantiles se convierten en verdaderas

conversaciones.

– Se aprecia una pperspectiva orientada hacia sí mismo, no tiene en cuenta al

oyente aunque es consciente de sus características.

– Aumenta la sofisticación en su habilidad comunicativa para persuadir.

– Empiezan a realizar un uso social del lenguaje.

– Aumenta su habilidad para asumir la perspectiva de los demás en intercambios

conversacionales.



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