Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans: las tres ... · den seguirse con todo detalle en el...

14
Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans: las tres jornadas burgalesas de la fiesta María Luisa Tobar El tema de esta ponencia son las fiestas organizadas en ocasión del ma- trimonio de Carlos II y María Luisa de Orleans, celebradas en Burgos en noviembre de 1679. Las investigaciones hechas hasta ahora me han per- mitido recoger una rica documentación sobre los festejos realizados para celebrar tal acontecimiento, y el escenario burgalés me parece ideal para exponer, aunque sea sólo sintéticamente, algunos de los resultados obte- nidos, concentrándome sobre todo en los tres días que siguieron a la fies- ta de bodas celebrada en Quintanapalla el 19 de noviembre de 1679. Para otros particulares remito a un trabajo que hace algunos años presenté en un encuentro celebrado en Palermo 1 . Dada su posición geográfica, la reina tiene que pasar necesariamente por Burgos. Así pues, ya antes de celebrarse por poderes la ceremonia nupcial celebrada en Fontenebleau, en la ciudad ya se habla de las cele- braciones para tan excepcional acontecimiento. El 22 de agosto don Julián de Amaga da la noticia de que la reina hará entrada pública en la ciudad burgalesa, y de que el rey —aunque todavía no era oficial la noticia— irá a recibirla a Burgos, por lo que sería oportuno prepararlo todo para reci- bir dignamente a los monarcas. Las distintas fases de los preparativos pue- den seguirse con todo detalle en el Libro de Actas del Ayuntamiento 2 . Se programan festejos de vario tipo, pero aquí comentaremos sobre todo los espectáculos que la ciudad ofrece a los reales esposos. A pesar de la crisis que atraviesa la ciudad no se escatiman esfuer- zos ni gastos. Todo está minuciosamente preparado por la clase diri- gente, pero toda la población está implicada en la celebración de la fies- ta. El momento histórico específico se convierte en una ocasión para evidenciar, una vez más, a través de la fiesta, a través de la fuga provi- Tobar, María Luisa, «Teatro e tratralitá nelle nozze di Cario II e Mana Luisa de Orleans. Burgos, scenario effiimero della festa», en «Convegno Internazionale Scenari del Rinascimento e del Barocco mediterranei» Acquario, Nueva serie, Palermo, n. 3 (1990), pp. 87-95. Libro del Ayuntamiento de esta muy noble ciudad de Burgos, en que empezó a ha- cer secretario de Ayuntamiento D. Joseph Martínez de Araujo 1679. Sesiones 14 agos- to a 9 de noviembre 1679, fols. 302r-472v. AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

Transcript of Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans: las tres ... · den seguirse con todo detalle en el...

Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans:las tres jornadas burgalesas de la fiesta

María Luisa Tobar

El tema de esta ponencia son las fiestas organizadas en ocasión del ma-trimonio de Carlos II y María Luisa de Orleans, celebradas en Burgos ennoviembre de 1679. Las investigaciones hechas hasta ahora me han per-mitido recoger una rica documentación sobre los festejos realizados paracelebrar tal acontecimiento, y el escenario burgalés me parece ideal paraexponer, aunque sea sólo sintéticamente, algunos de los resultados obte-nidos, concentrándome sobre todo en los tres días que siguieron a la fies-ta de bodas celebrada en Quintanapalla el 19 de noviembre de 1679. Paraotros particulares remito a un trabajo que hace algunos años presenté enun encuentro celebrado en Palermo1.

Dada su posición geográfica, la reina tiene que pasar necesariamentepor Burgos. Así pues, ya antes de celebrarse por poderes la ceremonianupcial celebrada en Fontenebleau, en la ciudad ya se habla de las cele-braciones para tan excepcional acontecimiento. El 22 de agosto don Juliánde Amaga da la noticia de que la reina hará entrada pública en la ciudadburgalesa, y de que el rey —aunque todavía no era oficial la noticia— iráa recibirla a Burgos, por lo que sería oportuno prepararlo todo para reci-bir dignamente a los monarcas. Las distintas fases de los preparativos pue-den seguirse con todo detalle en el Libro de Actas del Ayuntamiento2. Seprograman festejos de vario tipo, pero aquí comentaremos sobre todo losespectáculos que la ciudad ofrece a los reales esposos.

A pesar de la crisis que atraviesa la ciudad no se escatiman esfuer-zos ni gastos. Todo está minuciosamente preparado por la clase diri-gente, pero toda la población está implicada en la celebración de la fies-ta. El momento histórico específico se convierte en una ocasión paraevidenciar, una vez más, a través de la fiesta, a través de la fuga provi-

Tobar, María Luisa, «Teatro e tratralitá nelle nozze di Cario II e Mana Luisa deOrleans. Burgos, scenario effiimero della festa», en «Convegno InternazionaleScenari del Rinascimento e del Barocco mediterranei» Acquario, Nueva serie,Palermo, n. 3 (1990), pp. 87-95.Libro del Ayuntamiento de esta muy noble ciudad de Burgos, en que empezó a ha-cer secretario de Ayuntamiento D. Joseph Martínez de Araujo 1679. Sesiones 14 agos-to a 9 de noviembre 1679, fols. 302r-472v.

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

1750 María Luisa Tobar

sional de la vida cotidiana, una realidad ficticia, una apariencia de gran-deza, pálida sombra de lo que fue la antigua y floreciente capital deCastilla. La ciudad entera representa un papel que la aleja de la miseriacotidiana para acercarla a la ilusión escénica. Transformándose tempo-ralmente asume la apariencia de un lugar ideal pero efímero. Durantealgunos días los límites entre lo real y lo ilusorio se confunden; el dis-fraz, la ficción, la máscara, el juego, se sobreponen a la monótona exis-tencia cotidiana. La teatralidad, expresión fundamental de la fiesta, in-vade todas y cada una de las manifestaciones sociales: puede hablarsede un espectáculo total en el que todos los habitantes toman parte comoactores y como espectadores. En la antigua caput castellae confluyenpersonas de todos los tipos y condiciones. Según José de Arriaga, du-rante todo el mes de octubre Burgos es una parada obligatoria para nu-merosos cortejos que salen al encuentro de la reina, y muchos de ellosse quedan en la ciudad, por lo que se hace necesario abastecerla de ca-mas, trigo, paja, y todo lo necesario3.

Carlos II había salido de Madrid el sábado 21 de octubre, y llega aBurgos el domingo 5 de noviembre, un día antes de cumplir 18 años,procedente de Lerma, donde se había detenido tres días por una indis-posición pasajera; al llegar a la ciudad se encuentra perfectamente4. Enespera de la llegada de la reina el rey ordena que se aplacen algunas ma-nifestaciones públicas, sin embargo, el soberano asiste a representacio-nes teatrales, acude por las tardes a la cartuja para oír tocar a los músi-cos de la iglesia y todos los días visita las iglesias más famosas de laciudad y de sus alrededores5. El día 17 «a 11 llegaron los diputados dela ciudad de Valladolid a los reales pies de Su Majestad suplicándole sedignase pasar por ella y servirse con las demostraciones de festejos quetenían prevenidos a la vuelta de Madrid» (G. O. del 21 noviembre, fol.312v). Carlos II espera con impaciencia a su esposa, cuyo viaje se re-

Amaga y Mata, J. de, describe de manera muy detallada todo el trabajo hecho enObservaciones de algunas cosas memorables que an sucedido en esta ciudad deBurgos desde el año del 1654, y otras cosas curiosas y compiladas, y escritas porel lisensiado Joseph de Arriaga y Mata, Beneficiado entero en la Parroquial de SanLesmes extramuros de dicha ciudad (fols. 52v-55r). El manuscrito se conserva en elArchivo Municipal de Burgos -fondo Cantón Salazar-. Eloy García de Quevedo loha publicado, aunque ha saltado algunas partes, en B.P.B. a partir del número 5 año1923. B.P.B., V, 1926.G. O. (Gaceta Oficial) Martes 24 octubre, fol. 272v; 31 octubre, fol. 282v.; 7 no-viembre, fol. 288v. Arriaga, op. cit. (nota 3), fols. 54r-55rG. O. del 21 noviembre 1679, fol. 312. Barbieri (Papeles de), Noticias contenidas enla Gazeta de Madrid desde el día 4 de julio de 1677, Ms 14016/4, fol. 4d. Arriaga,op. cit, (nota 3), fols. 55v-56v. Juan Albarellos, Efemérides burgalesas, Burgos, Impr.del Diario de Burgos, 1919, pp. 237-238.

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans 1751

trasa más de lo previsto por las malas condiciones del tiempo: «costó elllegar a 16 del corriente, de Briviesca a Quintanpalla, por un pantanocasi seguido en cuatro leguas, y sólo diré debió este último lugar a aque-lla dificultad las honras que logró aquella noche y el día siguiente»6. Enla Gaceta se lee también: «Por los malos tiempos y los caminos peores,salió errado de dos días el supuesto de la entrada de la Reyna NuestraSeñora (que Dios guarde) en esta ciudad»7. El marqués de Astorga en-vía un aviso al rey comunicándole «que el día diez y ocho del corrien-te llegaría con la Reyna nuestra señora, y su Real Familia muy tempra-no al lugar de Quinatana de las Torres, corto para tan grandes Huéspedes,pero el más acomodado para hazer alto cerca desta ciudad»8. Por los ac-cidentes del viaje la reina se ve obligada a quedarse en un mísero lugar«tan corto en su sitio, como desacomodado en su habitación; pero sien-do preciso hazer alto cerca de Burgos, fue el más proprio lugar a esteefecto, aunque limitado, a tan glorioso Huésped»9. El rey decide ir a suencuentro y celebrar el matrimonio en la localidad de Quinatanapalla.Amaga escribe:

Domingo 19 de Noviembre. Este día, entre nueve y diez de lamañana partió de esta ciudad a la ligera, y con carroza de seismuías, con tres paradas que estaban en el camino, S. M. CarlosSegundo a recibir a Quintanapalla o Quintana de las Torres, a S.M. Nuestra Reina Doña María Luisa de Borbón, que la noche an-tecedente había llegado aquella villa. Tardó sólo en la jornadados horas, porque a las once ya estaba con su esposa (fol. 57r).

Dichas de Quintanapalla y glorias de Burgos. Bosquexadas en carta escrita deAranda de Dueo, a 25 de Noviembre de 1679 (en apéndice a la G. O. del 28 de no-viembre, fol. 325v).G. O. 28 nov. 1979, fol. 323v. El 16 era la fecha prevista para la llegada de la rei-na, esto explicaría el error del cronista, puesto que la reina llega en realidad la tar-de del 18.Aler, Diego A., Corona festiva. Lauros de la fama a las reales fiestas con que la muynoble, y muy más leal ciudad de Burgos en magníificos recibimientos previno obse-quios a la feliz unión de las dos magestades Don Carlos Segundo, y Doña MaríaLuisa de Borbón, reyes Católicos de España, Impresa en Burgos por Juan de Viar,1680, p. 37.Relación muy puntual, y verdadera de lo sucedido desde el día 19 hasta el día 23de Noviembre del presente año 1679, en las primeras visitas de sus Magestades elRey Nuestro Señor D. Carlos Segundo, y la Reyna Nuestra Señora D. María Luisade Borbón (Dios los guarde) en el Lugar de Quintanapalla; y en la Entrada y Fiestasque se les hizieron en la muy Noble y muy más Leal Ciudad de Burgos. En carta de22 de noviembrel679 escrita de la misma Ciudad (en apéndice a la G. O. del 28 nov.Fol. 33 lv).

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

1752 María Luisa Tobar

Como se lee en Dichas de Quintanapalla, «fue combite de bodas,lo que se pudo suponer no passaría de holla de aldea» (fol. 326v). Envez de celebrarse en Burgos como estaba previsto, la ceremonia tuvolugar en una pequeña aldea; las crónicas de la época dan noticia delevento10, pero la descripción más minuciosa es la que hace Aler11, quiensigue paso a paso las varias fases de la ceremonia hasta su llegada aBurgos, donde entraron por la puerta de San Juan, pasando por la callede la Puebla hasta llegar al palacio del condestable. Aler concluye sudescripción con un acróstico soneto que cierra la «Crisi Segunda» (asíllama Aler los capítulos) en el que se lee: «Carlos María Lui», mien-tras la última sflaba del nombre de la reina está en un rectángulo pues-to al lado del soneto. En el camino desde Gamonal hasta la Casa delCordón, palacio donde se hospedaron los reales huéspedes, y a pesar deque el rey había dado orden de que no se permitiera la concentraciónde personas, hay multitud de gente, pues como dice el cronista de Dichasde Quitanapalla: «fue impossible poner puertas al campo, y prescrivirlímites a la más viva, y justa curiosidad, como quiera que la voz es-parcida en la tierra de lo que passava en Quintanapalla, se despoblaronseis leguas, los contornos y la misma ciudad de Burgos, para irlo a ver»(fol. 326).

El día 20 de noviembre tiene lugar la entrada pública de la reina enpompa magna12. Por la mañana María Luisa de Borbón va a las Huelgas,donde come con la abadesa y recibe en audiencia algunos representan-tes de Burgos13; hacia las tres de la tarde, en carroza, se dirige a la ciu-dad, pasando por el puente de Santa María. Aler escribe:

El puente de Santa María, que en bien arqueados ojos, fuertes es-trivos, enroscados pretiles y desahogado campo, es el primero quedepone las nunca bastantemente encarecidas grandezas de esta

10 G. O. 28 de noviembre, fols. 323v-324r. Relación muy puntual, op. cit. (nota 9), fols.331v-332r. Arriaga, op. cit. (nota 3), fol. 57r. Dichas de Quintanapalla, op. cit. (nota6), fols. 325v-327v. El rey como recuerdo de su gratitud concede a Quintanapalla laexención perpetua de todos los impuestos y otros privilegios, con documento emiti-do en Madrid el 1 de junio de 1680; en el Archivo Municipal de Burgos se conser-va una copia (fondo Cantón Salazar).

11 Aler, op. cit. (nota 8), pp. 37-42.12 Relación verdadera donde se da cuenta del magnifico recibimiento que hizo a la

Reyna nuestra Señora Doña María Luysa de Borbón, la Nobilísima y siempre LealCiudad de Burgos, refiérese la ostentanción y grandeza con que su Magestad entróa cavallo en público desde las Huelgas el 20 deste presente mes de Noviembre de1679. Citado por Alenda y Mira. El texto consta de dos folios.

13 Aler, op. cit. (nota 8), pp. 43-49. Dichas de Quintanapalla, op. cit. (nota 6), fol. 327r.Relación muy puntual, op. cit. (nota 9), fols. 332v-333r. Arriaga, op. cit. (nota 3),fols. 58r-58v.

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans 1753

ciudad. Salvan sus elevados ojos los crecidos raudales del cele-brado Arlanzón, en cuyos profundos senos de cristal se abriganlas más regaladas escamas para el gusto y en los dos estremos desu empinada fábrica a la una y otra parte se divisan con igual co-rrespondencia quatro coronados brutos, con tan valiente imitaciónde su fiereza, que pudo temer sus garras el mismo artífice de sushelados bultos; ocupan sus manos en escudos de armas, los unoscastillos, y leones de España, y los otros una cabeca ceñida decastillos que son las armas de esta ciudad. Matizáronse para estedía de bien imitados colores natural de su especie, barnizados susrostros con tal arte, que dio motivo de esta redondilla14.

Aler15 cita el nombre de los caballeros que participan en la ceremo-nia y hace también una minuciosa relación del aspecto que presentabael arco de Santa María, que se había enriquecido con ninfas, leones, yuna esfera que bajaba del cielo, que con una mano ofrecía a la reina unaflor de lis y con la otra sujetaba un espejo en el que se reflejaba la flor,un arco iris, una representación de la Fama que repetía versos en honorde la reina, Cupido y Marte, Amaltea, Palas, Vulcano, con algunos cí-clopes, Juno, Venus con un Cupido a sus pies y los cisnes, ángeles, co-ronas, nubes, rosas, guirnaldas, jeroglíficos, motes en latín y en caste-llano, retratos de los soberanos de la casa de Austria con versosdedicados a cada uno de ellos y otros muchos adornos. Todo ello se aña-día a la ya de por sí rica arquitectura estable de la puerta, que el cro-nista también describe explicando todas y cada una de las estatuas queaparecen en ella y su significado histórico y simbólico.

La reina va al palacio arzobispal y llega a la plazuela que llaman delSarmental, adornada para la ocasión con tapices y ricas colgaduras, ydesde allí va a la catedral por la calle de la Lencería, tan adornada desedas que hasta pudo mudar su nombre, como decía una redondilla:

Mudado a la calle quedael nombre desde este día,pues la que era Lencería,ya es la calle de la seda. (Aler, p. 75)

Desde un balcón cerca de la iglesia, el rey, encubierto detrás de unacelosía, contempla a su esposa. Al legar al final de la calle las campa-

14 Aler, op. cit. (nota 8), p. 49. Arriaga escribe «se renovó este año con plausibles ge-roglíficos y costosos gastos», p. 122.

15 Aler, op. cit. (nota 8), pp. 53-74. Cfr. además Arriaga, op. cit. (nota 3), fol. 58r.Relación muy puntual, op. cit. (nota 9), fols. 333r-333v. Dichas de Quintanapalla,op. cit. (nota 3), fol. 327r.

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

1754 María Luisa Tobar

ñas empiezan a tocar para hacer salvas a la soberana, que además es fes-tejada con música y danzas: «en un tablado inmediato a las gradas delatrio de la iglesia los comediantes en forma de sarao, y con tan ligerosrasgos apuntavan en el ayre de las sonoras cuerdas los tonos, que pudoadmirarse su habilidad, y dezirse sin hipérbole de los que con tal des-treza la gozan» (Aler, p. 76).

María Luisa visita la catedral acompañada por el patriarca de las Indias,Don Antonio Benavides (el arzobispo acababa de morir), y admira la be-lleza y perfección de la capilla mayor, el crucero y la capilla del condes-table. Al salir de nuevo por la calle Lencería es aclamada por la gente.Arriaga escribe: «En poniéndose a caballo en la Iglesia Mayor, su limos-nero mayor tiró dos o tres puños de monedas de plata a la gente que vi-toreaba a la Reina, que muy alegre se sonreía» (Arriaga, fol. 60r). Recorrela plaza del Sarmental, las calles Cerrajería y Platería, la plaza y la calledel Mercado, para llegar al Palacio. En la calle de Cerrajería se había cons-truido un palco adornado como si fuese un bosque

Tapó su boca por escusada a una calle un bien aderezado tabla-do, que hazía frente a las últimas casas de la Cerrajería. Estavade frescos ramos fingida una hermosa selva, y de ella salían a re-presentar en sus tablas los comediantes, que a la feliz oportuni-dad de llegar su Magestad a aquel sitio, soltó el Parnaso todo elcristal sabroso de su fuente en una Loa, tan bien discurrida, comorepresentada, que sirvió de empeño a esta redondilla:

Diz que es vituperablede aquestos la ocupación,mas en aquesta ocasión,¿quién dirá que no es loable? (Aler, p. 79)

En la calle de Platería que da a la plaza del Mercado se había cons-truido un arco de arquitectura efímera de gran belleza:

un arco, que en traga y pulidez para igualar al primero sólo lefaltó de aqueste la perpetuidad en la solidez de su materia.Sobrepujaba en altura los mayores edificios de la calle, y plaza,y erigíase su planta en quadro de tres cuerpos, el primero sobrequatro pilastras quadradas con sus pedestales, y capiteles corin-tios, que recibían quatro arcos a imitación de jaspe, que a dos ca-ras davan con desenfados transito a quatro partes y en lo supe-rior de los arcos que rematavan pulidos cornixamentos, se gozavaun hermoso cielo, en cuyas aguíes hojas sobre una targeta acom-pañada de artesonados, que hermoseavan toda la techumbre, seleía esta docta, y. elegante epigrma (Aler, pp. 79-80).

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans 1755

Sigue un epigrama en latín en honor de Carlos y María Luisa, de seisversos y con la traducción española en tres redondillas. Después el cro-nista se detiene en la descripción de cada uno de los elementos de loscuerpos del arco, que estaban enriquecidos, por ambos lados, con unacompleja arquitectura en la que aparecían elementos decorativos alusi-vos a las bodas y símbolos de la dos monarquías. Todo ello acompaña-do de composiciones poéticas en latín y en español (Aler, p. 80-85). Deallí pasa el cortejo real a la plaza, también renovada y adornada de talmanera que los ladrillos imitados «no parecían afeytes sobre la tez quearrugo el tiempo en pliegues de muchos días» (Aler, pp. 85-86). Se ha-bía hecho una artificiosa calle que continuaba en línea recta la de laPlatería hasta llegar a la calle que llaman de las dos plazas. También aquíhabía adornos y ricos tapices, y «en medio de ella, a un lado, avía otroteatro con asseada compostura, en cuyas tablas formaban los comedian-tes con la diversidad de instrumentos, hermosos lazos en un bayle can-tado y en passos, cabriolas y floreos saciada la vista» (Aler, p. 86).Arriaga, al hacer la crónica de la representación, señala que mientras lacompañía de Antonio Carvajal realizaba un torneo se hundió el palco,pero afortunadamente no hubo que lamentar desgracias a pesar de la can-tidad de gente que había encima y debajo, y el incidente provocó la hi-laridad general (Arriaga, fols. 59r-59v). Al llegar al palacio del condes-table la reina es recibida por el rey, que había llegado de incógnito(Arriaga, fol. 60v). Los festejos de esa primera tarde fueron tantos que,como dice Aler, al terminar la crónica de la primera jornada burgalesa delos reyes, el tiempo hubiera tenido que detener su curso para dar más es-pacio al día (Aler, p. 93). Pero quizá lo más espectacular fue el castillode fuego que se hizo frente al palacio, y al cual asistieron los reyes des-de el balcón. Leemos en Arriaga:

se encendió un castillo de fuego de más de sesenta pies de alto ytres órdenes, que estaban en medio del Mercado Mayor, viéndo-lo sus Magestades en una celosía delante del tercer balcón, comose entra desde el primero de la esquina de la Puebla. Estuvo muylucido y costó más de tres mil ducados, habiendo estado más deun mes en la casa de la fábrica de la Puebla, junto a las murallas,cinco maestros de Viana y Navarra fabricándole (Arriaga, fols.60v-61r).

Aler describe minuciosamente el castillo, formado por tres cuerpos,con un lenguaje típicamente barroco, lleno de figuras retóricas y compa-raciones hiperbólicas, tales como afirmar que las pirámides del castilloson mayores que las de Tebas. El primero, con ocho columnas con arcoy cornisamento en el que sobresalía un antepecho con las armas de la ciu-

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

1756 María Luisa Tobar

dad; también había ocho leones que sostenían escudos con las armas deEspaña y Francia. El segundo cuerpo, con ocho pilastras con sus cornisasy antepechos, sobre los que aparecían ocho medallones con jeroglíficos,alusivos a la unión de los monarcas y consiguientemente de los dos paí-ses, compuestos de una parte iconográfica y de la inscripción correspon-diente y rematadas por águilas reales con las alas extendidas. El tercercuerpo, con seis pilastras y sus respectivas cornisas, que servían de basea una soberbia pirámide coronada por un mundo sobre el que había «unsol, que sustentava en medio de sus rayos la voladora fama, según la an-tigüedad la pinta» (Aler, p. 90). Toda esta imponente construcción se con-virtió en un castillo de fuego que maravilló a los asistentes:

Abortó la altiva presumpción de tan sobervia máquina en vora-zes incendios toda la región del fuego [...] con ímpetu irrepara-ble brotó por las quatro esquinas y dieron passo a su fogoso es-truendo los ocho leones por ojos, bocas y narizes, cuya ardientefuria escupiendo bolcanes por la boca, respirando por las naricesrayos y despidiendo centellas por los ojos, se alimentó toda dellamas, para bomitar por todas parte incendios. Cevóse en el se-gundo cuerpo su voracidad, y haziendo lucida presa en los lien-cos, se remató en las ocho pirámides de las esquinas, trepandosus centellas con la celeridad de su naturaleza, hasta medir su al-tura por las ocho águilas que se encendieron a un tiempo, que-dando a fuego doradas las plumas de sus ligeras alas, que esten-didas, aun más allá de la región del ayre bolavan sobre la ardienteesfera sus penachos, cambiando el ser de águlas al de mariposas.Introducido el fuego por tres partes en el tercer cuerpo, hazíanruidosa batería abrasados cometas a la pirámide más alta por lasseis esquinas, y desabrochando a botones de fuego los bolcanes,que se abrigavan violentos en su seno, arrojó de sí la gran can-tidad de tronería Etna, Vesuvio y Mongivelo, con tan crecidos re-lámpagos, que passaron de ser visibles las luzes, ha ser palpablesdel temor los resplandores (Aler, pp. 90-91).

Un espectáculo pirotécnico que transformó la noche en día, y, comodice un cronista, hizo que Burgos pareciese una nueva Troya {Relaciónmuy puntual..., f. 334r). Como coronación de este intenso primer día seofrece a los reyes la representación de una comedia. De una teatralidadvivida colectivamente por la totalidad de la ciudad partícipe de la fiesta,se pasa a un espectáculo reservado a pocos, pues sólo las clases privile-giadas tienen acceso a él. En un salón del palacio se pone en escena Ecoy Narciso de Calderón, pero el rey, no queriendo cansar demasiado a lareina, hace que se represente sólo el primer acto y un sainete que cierrala fiesta, dejando los dos restantes para los días siguientes (Aler, p. 93).

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans 1757

Al día siguiente, martes 21 de noviembre, la jornada empezó con mú-sica y hubo otros actos públicos y recibimientos de vario tipo entre lasaudiencias concedidas por los reyes a los representantes de la ciudad yal cabildo catedralicio al completo. También se celebró una máscara decarácter popular formada por 35 parejas, cada una de las cuales repre-sentaba «aves, sabandijas y otros animales, a más de algunas figuras hu-manas»16, que los reyes vieron desde un balcón del palacio (Arriaga,fols. 61r-61v). La mojiganga constaba de:

varias representaciones burlescas, que inventó el donayre paracomplacer al gusto, en una mojiganga compuesta de muchas yextraordinarias figuras. Passaron vista de sus Magestades con sin-gular gracejo, que aumentava a la estolidez de sus cavallerías losvisages de sus ginetes, encomendáronseme los motes, y así paratan varios assumptos dicto burlesca musa las siguientes changas»(Aler, p. 106).

Siguen los motes que el mismo Aler compuso y de los cuales trans-cribimos algunos para dar una idea de su carácter satírico-grotesco:

A dos hombres vestidos de yedracon estas hojas de yedra,aunque no somos Pantoja,los dos somos de la hoja.

A dos pies arribaen esta rara invenciónal mundo pintado ves,pues también anda al revés.

A dos Milanosestas aves de rapiñacon las plumas de Milanos,dizen que son escribanos.

A dos galanessi hago papel de galánde Genova vengo ha de ser,por ser el mejor papel.

16 Dichas de Quintanapalla, fol. 328r. Llevaban unos versos alusivos al disfraz, versosque fueron enviados a Madrid y fueron publicados por la Gaceta con el título Motesque se citan en la carta (GO, 28 noviembre 1679, fol. 329v-330v).

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

1758 María Luisa Tobar

A dos papagayospiensan que el ser papagayos,es animal de las Indias,y se engañan, porque ay muchospapagayos en Castilla.

Terminada la máscara se pasa del aspecto jocoso al serio. Como diceAler «Restituyó a las veras de la seriedad de este día el Excelentíssimoseñor Príncipe de Ancur, que se dirigió desde su posada al Palacio desu Magestad con magnífica ostentación de toda su familia» (Aler, p.106). El cortejo del príncipe estaba formado por cuarenta y dos perso-na a caballo, ricamente ataviadas con bordados de plata y oro, plumasverdes y pajizas. El noble francés fue recibido en audiencia pública, ydespués privadamente para dar cuenta de su extraordinaria embajada.Esa mañana el rey recibió además al duque de San Pedro. En Dichas deQuintanapalla leemos: «La una fue la entrada solemne del SeñorPríncipe de Arcurt [...]; y la otra la ceremonia de cubrirse primera vez,por su Casa y Persona, delante de Su Magestad, el Señor Duque de SanPedro, yerno del Señor Marqués de los Balbases» (fol. 328r).

A primera hora de la tarde salió de la torre de Santa María la más-cara que había sido preparada por la Junta de festejos; estaba formadapor treinta y dos caballeros, dispuestos en cuatro parejas de cuadrillasde ocho caballeros ricamente vestidos. Delante iban como padrinos elcondestable de Castilla y Mayordomo Mayor del rey y el duque deMedinaceli, regidor de Burgos. En el balcón central estaban los reyescon sus mejores galas, en otro las damas de España y Francia y en otrolos caballeros de ambos países. El condestable y el conde de Arcos, pa-drinos de la máscara, se presentan con gran número de lacayos rica-mente engalanados, luciendo sus blasones. Aler17 describe minuciosa-mente los movimientos de las cuatro cuadrillas, dando los nombres delos caballeros que, después de haber desfilado tres veces por delante delos reyes, se dirigieron a la Plaza Mayor donde se exhibieron de nuevoentre los aplausos de la población.

La fiesta continuó con luminarias que se prepararon en toda la ciu-dad con gran multitud de antorchas y fuegos artificiales, pero lo que co-ronó el espectáculo fue una fuente que se había hecho en el MercadoMayor, que Aler describe así:

Formáronse en una planta sexava con seis pilastras, que recibíanun hermoso, y grande pilón de una fuente, pintados sus liencos

17 Aler, op. cit. (nota 8), pp. 106-132. Cfr. también Amaga, op. cit. (nota 3), fol. 61r-61v.Relación muy puntual, op. cit. (nota 9), fol. 334r.

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans 1759

con notable primor, guarnecía al pilón una cornixa de singularesmolduras, y en medio del se erigía una fuerte y grandíssima co-lumna, que sustentava con desenfado la taza de la fuente, con seiscaños que brotavan por las bocas de seis cabecas de furiosíssimosleones. Era el remate de la fuente una pirámides, que se levanta-va en medio de la taza, a quien coronava una bola con otros seiscaños, que recogía la taza, y de aquí al pilón se deslizavan rápi-dos. A esta ingeniosa traza, presidía encima de la bola un sol.Corrió con abundancia la fuente en de apacibles cristales, del vo-raz incendio lucidíssimos raudales, que hizieron a imitación delagua inmenso golfo de resplandores, haziendo espumas sus lla-mas al choque de sus centellas, disuelto el edificio en pavesas,después de horrible tronería, en el centro del sol se descubrió estadézima (pp. 132-133).

Por la noche se representó la segunda jornada de Eco y Narciso ysainetes admirable, que sirvieron para divertir a los reyes, poniendo fina este segundo día pletórico de actos públicos y privados, y que trans-formó la ciudad de Burgos en un escenario festivo para contento de to-dos.

Para la tercera jornada se había preparado como espectáculo funda-mental una corrida de toros en la Plaza Mayor. Ya desde el amanecer seempezaron los preparativos para la fiesta taurina. Se encerraron treintatoros en dos fuertes toriles que se habían predispuesto, uno frente al pal-co real y el otro a la derecha de ese mismo palco. Toda la plaza habíasido preparada con esmero para que se presentara ante el rey con el as-pecto más rico posible. Cuando los reales esposos entraron en la plazacon todo su séquito y se acomodaron en sus puestos, los guardias des-pejaron la plaza. El rey arrojó las llaves doradas de los dos toriles a losalguaciles que esperaban las órdenes debajo de los regios balcones, y alsonido de los clarines empezó la corrida. Aler describe minuciosamen-te el espectáculo (pp. 134-145); de sus palabras entresacamos algunospasajes:

El sitio determinado para sus Magestades, el principal hecho unascua de oro, se diferenciava de los demás, dividiéndole crista-linas vidrieras con marcos dorados, a cuyos reflexos se vían lasparedes interiores de la quadra precisoamente colgadas y los de-más que se estendían por entrambos lados, eran de verde y orocon singulares divisiones de verdes pilastras y de la parte de aden-tro ricas colgaduras. En la parte superior estava dado de un aculhermoso todo el claro que corría sobre los balcones, y sobre elde sus Magestades un hermoso escudo dorado con las armas deEspaña y Francia, a cuyos lados estavan otros dos con las armas

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

1760 María Luisa Tobar

de la ciudad. Continuavan en orden por los demás, seis targetasorladas de lazos encarnados, y en su campo se alternavan cifrasde los nombres de sus Magestades. El tercer alto, que con her-moso ventanage corresponde en longituad a los balcones, dadode un enladrillado vistoso, se vía también adornado de buenas yhermosas colgaduras (p. 134).

Empegaron a resonar los clarines, con cuyas ruidosas cancionesentraron a dar rejón en la plaga dos ilustres cavalleros de estaciudad, dando vista al despejado circo cantidad vistosa de laca-yos, ocupadas sus manos de fuertes y bien torneados rejones, yricamente vestidos de tela aguí y plata con excelentes cabos, ysus sombreros de plumas, cuya librea en lo lucido, se conoció serpropio aparato de Don Andrés de Melgosa, cavallero del abito deAlcántara [...], hizo en la ocasión presente alarde de su valor.Enfrenava brioso un galán castaño de estraño movimiento ade-recado con caparagón, vorla y brogal de terciopelo aguí bordadode oro, estrivos dorados de gineta y encintadura del mismo co-lor del aderego. Su dueño en el estilo y trage proprio de esta fun-ción, se vistió de negro con el mayor y más bizarro asseo, quepuede imaginarse de su gran pundonor y lucimiento, haziendo enel sombrero hermoso maridage macolias de agucenas y jacintosen blancas y aguíes plumas, que davan notable gusto a los ojos,meciéndolas el favonio con agrado para mayor lisonja de la vis-ta (pp. 137-138).

También tomó parte en la corrida don José de la Hoz, tan conocidoen el coso como en la Corte, el cual se presentó con no menor lujo queel anterior. Los dos caballeros demuestran gran habilidad y valentía. Elsegundo toro hirió a algunos soldados y al caballo de José, por lo queéste tuvo que matarlo con la espada. El tercer toro fue rematado porMelgosa, después de haber sido cogido, lo que le obligó a abandonar laplaza. Siguieron toreando don José de la Hoz y otros caballeros, hubolances sin consecuencias, y algunos caballos resultaron heridos. De ladescripción de la fiesta hecha por los cronistas18 se sabe que hubo másde dieciséis toreros expertísimos, sobre todo dos que vinieron de Sevilla,y en menos de tres horas se corrieron catorce toros, «en cuya trágica di-versión lucieron las ossadías, y las destrezas iguales de los famosos to-reros, que burlavan a cada passo las venganzas que las fieras empren-dían, abatiendo su incontrastable y formidable fortaleza, con industriasnada del valor agenas y alentados perros» (Aler, p. 143). Antes de que

18 Arriaga, op. cit. (nota 8), fol. 63v-65r, Dichas de Quintanapalla, op. cit. (nota 6), fol.328v. Relación muy puntual, op. cit. (nota 9), fols. 334r-334v.

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

Bodas de Carlos II y María Luisa de Orleans 1761

se lidiaran todos los toros los soberanos abandonaron la plaza, dandopor concluido un espectáculo al que la reina María Luisa acudía por pri-mera vez y del que, según el autor de Dichas de Quintanapalla, «co-mencava a gustar deste divertimiento, en que se consiguió lo más quese podía desear» (fol. 328v).

La tercera jornada burgalesa de los reales huéspedes se cerró con larepresentación de la tercera y última parte de la obra de Calderón, cu-yos otros dos actos se habían puesto en escena el lunes y el martes, ycomo fin de fiesta los fuegos artificiales. El cortejo real llegó al

Palacio, donde con la tercera jornada de Eco y Narciso, dio finla comedia con diferentes bayles, saynetes graciosos, repitiéndo-se esta noche, como en las demás bien imitado firmamento deresplandores, en cantidad sin número de hachas y luminarias,dando fin tan lucido al día, que pudo dudarse si se avía acaba-do, ha no advertir el sentimiento de tan leales vassallos, queaviendo de partirse el día siguiente sus Magestades, se avecina-va ya la triste noche de tan sentida ausencia (Aler, p. 145).

Al día siguiente, no sin antes conceder mercedes y beneficios, a lasocho en punto del jueves 23, fueron a oír misa al Santo Cristo, y des-pués emprendieron el camino hacia Lerma, para proseguir luego haciaMadrid, donde la reina hizo su entrada pública el 13 de enero de 1680.

El clima festivo sigue incluso después de la salida de los reyes. Lasautoridades conceden el permiso para que los espectáculos continúenpor la tarde. Los toros que habían quedado en los toriles fueron lidia-dos, y así los numerosos forasteros que habían acudido a ver a los re-yes pudieron seguir divirtiéndose. Arriaga termina su crónica haciendoreferencia a los epígonos de la fiesta colectiva: «Esta tarde, jueves, secorrieron los ocho toros que habían sobrado en los dos toriles deCantarranas la menor y calleja de las Carnicerías [...] Fue la fiesta muylucida, con los mismos toreadores, y acabóse con una hora de día; yhubo infinita gente» (fol. 67r).

Fue el último momento elusivo de la cruda realidad, no ciertamentepróspera. El problema económico que suponía la organización de tancostosas fiestas había sido afrontado ya por el Ayuntamiento en variasocasiones. De hecho, en una de las Juntas, Francisco de San Martín ha-bía propuesto que la ciudad se valiera de la facultad que tenía para im-poner el pago de «dos maravedíes en cada c.elemín de cebada de lo quese consume en los messones desta ciudadad [...] por parecerle tan ne-cesario» (LA, 26 octubre, fols. 457r-457v). La medida sólo cubría losgastos en parte; de hecho, Burgos arrastrará durante muchos años el pro-blema económico. La llegada de los soberanos sirve para dar vitalidad

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...

1762 María Luisa Tobar

a la ciudad, pero se trata de algo artificioso circunscrito en un aconte-cimiento excepcional, cuyas características son teatralmente efímeras,mientras las consecuencias serán duras para una ciudad que atravesabauna grave crisis económica. Los costosos gastos gravaron de tal mane-ra sobre la ciudad que los administradores, para poder saldar las cuen-tas, decretaron nuevos impuestos. Las cifras exactas están puntualmen-te documentadas en un libro contable cuyo título reza: Manual delimpuesto para los casamientos de sus Magestades que Dios guarde quese igieron en esta ciudad por el mes de noviembre de 167919. Una notaindica los años a los que refiere 1679-1722 y unas cuentas señalan losgastos hechos y la suma que queda por saldar. En la fecha correspon-diente al 6 de mayo de 1681 se hace mención de la necesidad de de-cretar nuevos impuestos sobre el vino y sobre cada celemín de cebadavendido hasta cubrir todos los gastos, cuya suma era de 654.336 realesque tenían que ser pagados a los que habían prestado el dinero.

Durante tres días Burgos se había convertido en un gran espacio es-cénico: tres jornadas, precedidas de una serie de actos que anticipan elmomento culminante de una fiesta en la que participaron todas las cla-ses sociales. Los palcos, los arcos, los castillos de fuego, y toda la se-rie de construcciones efímeras y de ornamentos daban a la ciudad eseaspecto de escenario teatral tan del gusto de la fiesta barroca. La fiesta,preparada minuciosamente en toda su compleja articulación, fue sin dudadigna de los reales huéspedes y dio lustro a la ciudad, pero las conse-cuencias económicas corrieron a cargo, sobre todo, de las clases subal-ternas, que tuvieron que pagar durante muchos años los gastos.

19 El libro, conservado en el Archivo de Burgos (427 libros), tiene la firma del conta-dor don Santiago Romo.

AISO. Actas VI (2002). María Luisa TOBAR. Bodas de Carlos II y María Luisa de Or...