BODEI- Introduccion - Geometría de las pasiones SELEC

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7/27/2019 BODEI- Introduccion - Geometría de las pasiones SELEC http://slidepdf.com/reader/full/bodei-introduccion-geometria-de-las-pasiones-selec 1/8 Universidad de Buenos Aires. Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de Artes Asignatura: Historia de las Artes Plásticas V Materiales de lectura: BODEI, Remo. “Introducción”, en Geometría de las pasiones. Miedo, esperanza, felicidad: filosofía y uso político, México: Siglo XXI, 1995, pp. 9-45; (Tit. or .: Geometria delle passioni. Paura, speranza, felicità: filosofía e uso político. Milano: Feltrinelli, 1991). Introducción 1 I 1.“Por mucho tiempo las pasiones han sido condenadas como factor de turbación o de pérdida temporal de la razón. Signo manifiesto de un poder extraño para la mejor parte del hombre, lo dominarían, distorsionando la clara visión de las cosas y desviando la espontánea propensión al bien”. “(...) aún parece lícito preguntarse si la oposición razón/pasiones puede dar cuenta de los fenómenos a que se refiere y si es justo, en general, sacrificar las propias ‘pasiones’ en nombre de ideales que podrían ser vehículo de infelicidad no motivada”. “(...) al final de este libro (...) será posible constatar por líneas internas cómo razón y pasiones forman parte de constelaciones de sentido teórica y culturalmente condicionadas, aún cuando para nosotros sean familiares y ya difíciles de sustituir. ‘Razón’ y ‘pasiones’ son pues términos pre—juzgados, que es necesario habituarse a considerar como nociones correlativas y no obvias, que se definen recíprocamente (por contraste o por diferencia) solo dentro de determinados horizontes conceptuales y de específicos parámetros valorativos. Las combinaciones y las configuraciones a que dan lugar son ciertamente múltiples y variadas; sin embargo todas están subordinadas a la naturaleza de los movimientos y a los mapas mentales de partida“. “(..) Nada impide pensar las pasiones (emociones, sentimientos, deseos) como estados que no se añaden del exterior a un grado cero de la conciencia indiferente, para enturbiarla y confundirla, sino que son constitutivos de la tonalidad de cualquier modo de ser físico y hasta de toda orientación cognitiva ¿por qué no concebirlas, pues, como formas de comunicación tonalmente ‘acentuada’, lenguajes mímicos o actos expresivos que elaboran y transmiten al mismo tiempo, mensajes vectorialmente orientados, modulados, articulados y graduales en la dirección y en la intensidad?” [Consecuencias de la verificación de esta hipótesis:] “Quedaría, en particular, endeble la idea de una energía íntimamente opaca e inculta para someter y disciplinar. La pasión aparecería de esta manera como la sombra de la razón misma, como una construcción de sentido y una actitud ya íntimamente revestida de una propia inteligencia y cultura, fruto de elaboraciones milenarias, mientras la razón se manifestaría a su vez, ‘apasionada’, selectiva y parcial, cómplice de aquellas mismas pasiones que dice combatir. Se descubriría lo inadecuado del concepto de pasión entendida como mero enceguecimiento. Esto volvería menos plausible su demonización, como el consiguiente llamado al exorcismo y a la sumisión de ella (simétricamente, sin embargo, también su exaltación como opuesto especular de la razón). Se volverían desenfocadas y parcialmente infundadas las recurrentes, austeras figuras de la razón como ‘auriga’, ‘pastor’, domador y educador de las pasiones (del alma y del cuerpo, del espíritu y de la carne)” (Bodei (1995):10). “Si precisamente se quiere permanecer en el ámbito conceptual de una dualidad entre razón y pasiones, sería necesario por lo menos (...) abandonar la imagen de esta relación como arena de la lucha entre lógica y ausencia de lógica (entre orden y desorden, transparencia y oscuridad, ley y arbitrio, unidad monolítica de la razón (...) y pluralidad de pasiones). Se podrá interpretar esta relación, si acaso, como conflictividad entre dos lógicas complementarias, que operan según el esquema de “ni contigo, ni sin ti”. Ligadas por una solidaridad antagonista, ellas operarían según estructuras de orden funcionalmente diferenciadas e incongruentes, justificables. (...) Conocer 1 Selección. Lo destacado en negritas no es original del texto. 1

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Universidad de Buenos Aires.Facultad de Filosofía y Letras. Departamento de ArtesAsignatura: Historia de las Artes Plásticas V

Materiales de lectura:

BODEI, Remo. “Introducción”, en Geometría de las pasiones. Miedo, esperanza, felicidad:filosofía y uso político, México: Siglo XXI, 1995, pp. 9-45; (Tit. or.: Geometria delle passioni.Paura, speranza, felicità: filosofía e uso político. Milano: Feltrinelli, 1991).

Introducción 1

I1.“Por mucho tiempo las pasiones han sido condenadas como factor de turbación o de pérdidatemporal de la razón. Signo manifiesto de un poder extraño para la mejor parte del hombre, lodominarían, distorsionando la clara visión de las cosas y desviando la espontánea propensión albien”.“(...) aún parece lícito preguntarse si la oposición razón/pasiones puede dar cuenta de losfenómenos a que se refiere y si es justo, en general, sacrificar las propias ‘pasiones’ en nombrede ideales que podrían ser vehículo de infelicidad no motivada”.

“(...) al final de este libro (...) será posible constatar por líneas internas cómo razón y pasionesforman parte de constelaciones de sentido teórica y culturalmente condicionadas, aún cuandopara nosotros sean familiares y ya difíciles de sustituir. ‘Razón’ y ‘pasiones’ son pues términospre—juzgados, que es necesario habituarse a considerar como nociones correlativas y noobvias, que se definen recíprocamente (por contraste o por diferencia) solo dentro dedeterminados horizontes conceptuales y de específicos parámetros valorativos. Lascombinaciones y las configuraciones a que dan lugar son ciertamente múltiples y variadas; sinembargo todas están subordinadas a la naturaleza de los movimientos y a los mapas mentalesde partida“.

“(..) Nada impide pensar las pasiones (emociones, sentimientos, deseos) como estados que no seañaden del exterior a un grado cero de la conciencia indiferente, para enturbiarla y confundirla,sino que son constitutivos de la tonalidad de cualquier modo de ser físico y hasta detoda orientación cognitiva ¿por qué no concebirlas, pues, como formas decomunicación tonalmente ‘acentuada’, lenguajes mímicos o actos expresivos que elaboran y

transmiten al mismo tiempo, mensajes vectorialmente orientados, modulados, articulados ygraduales en la dirección y en la intensidad?”

[Consecuencias de la verificación de esta hipótesis:]“Quedaría, en particular, endeble la idea de una energía íntimamente opaca e inculta parasometer y disciplinar. La pasión aparecería de esta manera como la sombra de la razón misma,como una construcción de sentido y una actitud ya íntimamente revestida de una propiainteligencia y cultura, fruto de elaboraciones milenarias, mientras la razón se manifestaría a suvez, ‘apasionada’, selectiva y parcial, cómplice de aquellas mismas pasiones que dice combatir.Se descubriría lo inadecuado del concepto de pasión entendida como mero enceguecimiento.Esto volvería menos plausible su demonización, como el consiguiente llamado al exorcismo y a lasumisión de ella (simétricamente, sin embargo, también su exaltación como opuesto especularde la razón). Se volverían desenfocadas y parcialmente infundadas las recurrentes, austerasfiguras de la razón como ‘auriga’, ‘pastor’, domador y educador de las pasiones (del alma y del

cuerpo, del espíritu y de la carne)” (Bodei (1995):10).“Si precisamente se quiere permanecer en el ámbito conceptual de una dualidad entre razón ypasiones, sería necesario por lo menos (...) abandonar la imagen de esta relación como arena dela lucha entre lógica y ausencia de lógica (entre orden y desorden, transparencia y oscuridad, leyy arbitrio, unidad monolítica de la razón (...) y pluralidad de pasiones). Se podrá interpretar estarelación, si acaso, como conflictividad entre dos lógicas complementarias, que operan según elesquema de “ni contigo, ni sin ti”. Ligadas por una solidaridad antagonista, ellas operarían segúnestructuras de orden funcionalmente diferenciadas e incongruentes, justificables. (...) Conocer

1 Selección. Lo destacado en negritas no es original del texto.

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las pasiones no sería otra cosa que analizar la razón misma a “contrapelo”, iluminándola con sumisma presunta sombra” .

2. “(...). El descubrimiento de la positividad de las pasiones es bastante reciente, tuvo lugarsobre todo en la edad contemporánea (...). Y aunque Kant persista en considerarlas como un‘cáncer de la razón’, Descartes y Espinosa mientras tanto ya han motivado el rol, loseconomistas exaltado la función civilizadora y los románticos proclamarán dentro de poco la

irrenunciabilidad. Invirtiendo las preocupaciones precedentes, se llega incluso (desde finales delsiglo XVIII) a temer el irreversible debilitamiento o la virtual desaparición. Al menos desde eltiempo de Stendhal o de Tocqueville se viene por ello denunciado sistemáticamente el eclipse delas grandes y nobles pasiones a causa del predominio del cálculo egoísta, de la vanidadindividual y, sobre todo, de la creciente seguridad de la vida. Asumiéndose progresivamente enla tarea de tutelar al individuo en los momentos críticos de la existencia (nacimiento, infancia,vejez y enfermedad) y haciéndose cargo de resarcirlo según la justicia, frente a las ofensaspadecidas (...) el Estado en cierto modo se arrogaría el monopolio legítimo de algunas de laspasiones más fuertes y exclusivas (...)”.

“La expansión de la racionalización habría —se dice — secado la fuente de las emociones,refrenando la tendencia hacia un ‘corazón más grande’ y dispersando las energías con que lavida misma se renueva”.

3. El mundo contemporáneo —se sigue repitiendo también hoy— está precisamente

caracterizado por la obstrucción del deseo, por la indiferencia recíproca y por el individualismode masa, que marcaría el paso del homo hierarchicus de las sociedades de casta y de orden, alhomo aequalis que se ha afirmado en las civilizaciones de Occidente. Rechazando el contactodirecto y la completa separación de los otros, tal ‘justo medio’ habría conducido almarchitamiento emotivo y a la desaparición de la solidaridad. (...) La razón, habiéndose hechocalculadora o ‘instrumental’, se alejaría así de las pasiones y de los sentimientos, yanarcotizados”.

[Referencia a La democracia en América (Tocqueville 1840)]“Las ideas de Tocqueville constituyen para siempre un testimonio precioso: representan elindicio de una insatisfacción difundida y durable en lo que respecta a la tendencia (consideradaincontenible en las democracias contemporáneas) que impulsa simultáneamente a los individuoshacia un incremento del deseo adquisitivo y hacia una aridez complementaria de las pasiones juzgadas dignas de ser experimentadas” .

II1.“Que el ‘impulso adquisitivo’ haya progresivamente tomado vigor hasta hacerse familiar demanera vigorosa entre los habitantes de muchas zonas del mundo y llegar a los niveles actuales,es un hecho puesto a los ojos de todos. Pero (...) no parece, generalmente, que al fenómeno sele haya dedicado (en esta óptica) la atención que merece. Resulta, en particular, insuficiente elestudio de su incidencia sobre la estadística y la dinámica de pasiones y deseos. Muy poco seconoce luego sobre la arquitectura de las jerarquías interiores del ‘alma’ y sobre sustransformaciones. Apenas algo más sobre los comportamientos externos, más fácilmente dignosde notar”.

[Algunos fenómenos para ilustrar aquello que se intenta y para sugerir otros eventualesrecorridos:]“Considérense por ejemplo, los efectos perturbadores (aún cuando en un principiosubjetivamente poco advertidos) que han sido provocados en la vida cotidiana por una economía

orientada a los consumos. Para evocarlos bastan dos imágenes familiares, vueltas típicas delpaisaje urbano: los grandes almacenes y los aparadores. Siete años antes de la muerte de Tocqueville, en 1852, Arístides Boucicault abre en París un negocio llamado Bon Maché, quepresenta novedades revolucionarias: se almacena una colosal cantidad de mercancías vendidasa precios unitarios, relativamente reducidos (para ganar sobre todo según la cantidad); seintroduce el sistema de precios fijos al detalle, eliminado el regateo y asegurando a todos unigual tratamiento; se instaura la regla de la devolución de los productos comprados, a cambio deotra mercancía o de dinero constante, se permite y se alienta el libre acceso a los locales deventa de los potenciales clientes, sin imponer alguna obligación de compra. De este modo lastentaciones se distribuyen y se multiplican en el espacio y en el tiempo, mientras las

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oportunidades de adquisición se concentran: los grandes almacenes ‘han democratizado el lujo’,[es ésta la idea de Zola en las Notes de travail sur les grand magasins] exponiendo a los clientesa la seducción de necesidades suplementarias inducidas y provocando en ellos reaccionessíquicas en cadena. En estos negocios y en los  passages que se les asocian, ‘los clientes sesienten en masa’ y entran en comunicación de manera anónima con los objetos de sus deseos(...)”.

“Exactamente medio siglo después, este poder de fascinación se extiende también a lostranseúntes, involucrando a aquellos no tienen intención o necesidad de entrar en una gestióncomercial. En 1902, el francés Foucault descubre un método para producir placas de vidrio degrandes dimensiones (...). Nacen así las amplias vitrinas, los escaparates de mercancíasseparadas de sus virtuales compradores sólo por una barrera invisible pero muy real. El ‘oscuroobjeto del deseo’ se vuelve, a la letra, transparente, mientras su ser visibles y —en apariencia—al alcance de la mano se vuelve común e intensifica, al mismo tiempo, todo deseo adquisitivo,que consume no sólo mercancías sino también más en general, la vida misma”.

2. “En el pasado no era así. La moral y la costumbre han enseñado durante milenos a moderarlos deseos. la pleonexia, ansia insaciable de posesión, representaba el pecado mortal de la éticaclásica”.

“Paralelamente al surgimiento de la economía política, las pasiones comienzan a distinguirse demanera más clara por los intereses. Vienen así divididas — quizás implícitamente— en

‘calmadas’ como las llamaba Hume (o ‘frías’, esto es tranquilas, permeables a la racionalidad,compatibles con una estructura de orden: los intereses precisamente) y ‘agitadas o calientes’(esto es, normalmente litigiosas, hirvientes, rebeldes a la razón y a la voluntad, o bien delicadaspero vagas, humorales, inconsistentes)”.

“El orden parece (...) reinar sólo entre las pasiones tranquilas o frías adoptadas por la economíapolítica o por la razón calculadora, mientras las otras pasiones parecen crecer selváticas ybravías (sería mejor decir, de cualquier modo, no suficientemente cuidadas, incluso porquefalta una cultura de las pasiones, una ‘educación sentimental’ suficientemente adecuada ydifundida a la cual someterse, que esté también lejanamente a la par con la ‘civilización de larazón”.

3.“Se diría que tanto las pasiones frías como las calientes, tanto las instantáneas como lasexplosivas (como la ira) cuanto las de larga duración y tenaces (como el rencor) están

actualmente cediendo un espacio siempre mayor a los deseos , esto es, a las pasionesde espera dirigidas a bienes o satisfacciones imaginadas en el futuro . Se afirman y sepropagan de esta manera proyecciones inconmensurables, incalculables, fugaces eindeterminadas de deseo: fantasías de satisfacción individual, ya no detenidas por diquesbastante sólidos de contención externa o por esfuerzos convencidos de autocontrol;expectativas no ulteriormente ancladas a ideales de medidas (reflejo del orden cósmico omandamientos establecidos por la voluntad de Dios); proyectos ya no polarizados hacia labúsqueda de un presunto fin último o del ‘sumo bien’”..

“Más que asintóticos (en vía de aproximación a su objetivo, sin poder alcanzarlo definitivamenteestos deseos son insituables, están en ‘otro lugar’, nunca plenamente identificables a no ser acosta de la destrucción de los placeres de la espera. No miran tanto a la satisfacción en sí deimpulsos o necesidades específicas, cuanto a indistintas aspiraciones de felicidad suscitadas porcualquier ocasión o pretexto (...)”.

“El deseo conserva así —ulteriormente multiplicada, diversificada y ramificada— su naturalezaclásica de ansia por ver quién o qué no está aún en nuestra presencia. En cuanto depende luegode una ausencia constitutiva del objeto, de un vacío o de un fantasma, él remite por norma a ladimensión de las esperanzas actualizables, cuya realización está condicionada por dos factoresobjetivos, por ‘filtros’ (físicos, económicos, jurídicos o sociológicos) que restringen los campos delas posibilidades y de las expectativas”.

“Mientras las pasiones tienen un carácter de relativa fijeza o de apego viscoso a su objeto, talesdeseos se presentan en cambio como esencialmente inquietos, incapaces de cristalizarse.Desvinculados del estricto control de la razón y de la voluntad, más cercanos a los sueños a ojos

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abiertos que a los cálculos y a las decisiones ponderadas, están también más expuestos ailusiones y desilusiones que no impiden, sin embargo, el incesante retoñar también de lostroncos eventualmente dañados o cortados (...).

III1. “Ninguna ética es de cualquier modo más capaz de circunscribir, medir y catalogar los deseosmore geométrico, como acontecía una vez con las demás pasiones: o según una panoplia de

tácticas de confinamiento dentro de cordones sanitarios inflexiblemente trazados por la razón ypor la voluntad o según proyectos de emancipación del hombre mediante su rescate colectivo.Los dos extremos (el del dominio represivo de la razón y de la voluntad sobre las pasiones ysobre los deseos y el de su rebelión e insubordinación) revelan una especular connivenciasistémica y una sustancial impracticabilidad. También en este primer sentido, ha caído la‘geometría de las pasiones’, se ha desatado en parte su vínculo oximórico.

“Este libro reconstruye –en un área cronológica más lejana, orgánicamente y enforma analítica– las premisas teóricas e históricas de los temas que he esbozadohasta aquí, de manera necesariamente alusiva”. “(...) no narra simplemente una historia.Su finalidad querría ser la de enfocar problemas, trazar una línea interpretativa plausible yelaborar algunas soluciones relativas al estatuto de las pasiones, de los deseos y de sutratamiento en la esfera ética y política” .

“En su estructura conceptual, el libro está concebido en términos ‘geométricos’: en forma de

elipse de vez en vez diseñada según parejas de ‘focos’ (o puntos de irradiación y decondensación de problemas). Miedo y esperanza, en su tensión complementaria, constituyen losnúcleos generadores más internos. De ellos –también en el marco de una especie de arqueologíade las pasiones y de las virtudes, cuyos resultados vienen contextualmente traducidos enpreguntas filosóficas– se origina sucesivamente el análisis de las principales familias deestrategias puestas en acto respecto de las pasiones, ya sea para liberarse de ellas, ya sea parautilizarlas en función de un mayor sometimiento de las multitudes. Tal travesía se concluye conotra polarización, con otros dos ‘focos’, que emanan un diverso calor: la razón, en su coalicióncon las pasiones frías, y otro elemento, de que se hablará enseguida, porque el halo designificados desviantes que lo circunda podría ahora dar lugar a inútiles sobreentendidos”.“Miedo y esperanza permiten un acceso privilegiado a la comprensión de problemas filosóficos ypolíticos fundamentales”.

[ESPINOSA]

2. “El primer foco de concentración de la elipse (...) está representado por el pensamiento deEspinosa. Éste viene al comienzo leído según una óptica que privilegia la dimensión ‘metafísica’de la política como gobierno de las pasiones; se nos detiene un poco después sobre la parte másespecíficamente teórica de él, examinando la progresiva transitio de las pasiones a los‘afectos’ (pasiones privadas de su elemento de pasividad, vueltas inteligibles einteligentes a través de su comprensión adecuada y de su tratamiento no represivo)hasta llegar a la idea fundamental de “amor intelectual”. “(...) Espinosa combate en dos frentes. Por un lado se dirige contra los partidarios delabsolutismo monárquico y de la razón de Estado: Hobbes, que pone la convivencia entre loshombres bajo el signo de una razón que nace del miedo de la muerte y que no corta del todo elcordón umbilical que la liga a su origen; los políticos de la astucia, de la disimulación y de laviolencia, que juzgan la naturaleza humana inmutablemente malvada y consideran lasmultitudes –por naturaleza– pasionales, supersticiosas y destinadas a ser gobernadas siemprecon los métodos de la ‘zorra’ y del ‘león’. Por el otro polemiza contra los apóstoles de la

esperanza terrena y los predicadores de la felicidad celeste (...)”.

“Espinosa resuelve el dilema aparentemente insoluble de considerar y tratar a los hombres comorealmente son (con sus irreformables y malvadas inclinaciones, a las que se puede contraponersólo la fuerza o el engaño) o como deberían idealmente ser (purificados de las pasiones gracias aun mero empeño moral o al respeto de las obligaciones religiosas)”.

“ (...). La ética no puede edificarse ascéticamente sobre la demolición sistemática, lahumillación permanente o la desviación reiterada de todas las pasiones hacia el cielo de lo ideal.Puesto que el deseo (o cupiditas) constituye, espinosianamente, la esencia del hombre, la razón

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misma no constituye el coronamiento, sino sólo el grado intermedio, el estrato más ‘frío’ y‘tranquilo’, puesto entre las pasiones y el amor intelectual. Representa el punto de apoyo de lapalanca que eleva las pasiones a afectos, pero que permanece siempre contramarcado por unainsuficiente potencia y por una limitada satisfacción, mas no por aquel descontento a queAristóteles había hecho alusión cuando observaba que, en el ánimo todavía no completamenteinclinado al bien, se permanece insatisfecho tanto cuando la razón condesciende al deseo, comocuando lo padece” .

“La subordinación de las pasiones a rígidas normas racionales humanas y a minuciososmandatos divinos presenta inconvenientes teóricos y prácticos. El objetivo del dominio de laspasiones es el de interiorizar imperativos sociales y culturales, de manera que se acorace,inmunice o mitridatice al individuo (centralizándole el yo y empeñándole activamente lasenergías) frente a potencias efectivamente desequilibrantes que se le presentan como extrañas,pero que desde siempre viven en él — más bien, son él — y que por añadidura, cuando seenfrentan con las de otros hombres, poseen una composición química virtualmente explosivapara el orden social. Pero las obligaciones impuestas por la moral y por la tradición (...) entranen conflicto con otras exigencias y valores, así que las pasiones son a menudo alejadas yobligadas a ocultarse en la clandestinidad de la conciencia generando sentidos de culpa,rencores, incomodidades y disgustos”.

3. ”Espinosa queda fuera de semejante lógica, mostrando cómo dentro de estas dimensioneséticas la felicidad se consigue raramente. Las pasiones en realidad se dan cuenta de qué

enemigos hay que someter o vences, hay que halagar o debilitar a través de extenuantesguerras civiles de la voluntad, desgarramientos, estratagemas, subterfugios y rendiciones de lainteligencia, duros ejercicios físicos y espirituales, castigos y promesas. Jamás como algo que seha de com-prender” .

“Espinosa no pide en absoluto a los individuos sacrificarse a sí mismos y a sus pasiones, ni ennombre del Estado ni en nombre de Dios. Él es defensor de la prosecución de la utilitas, de latendencia a la autoconservación previsora y no miope que se robustece en alegría, sociabilidad y‘amor intelectual’ de Dios (o sea, de todos los seres particulares de la naturaleza). Contra todarenuncia autopunitiva, ella impulsa hacia una felicidad posible dentro de los confines de lanecesidad comprendida, en el ámbito de universo cuya potencia inevitablemente nos sobrepuja,pero a la que no debemos plegarnos de manera supina, porque nosotros formamos parte de él”.

“Comprender las pasiones, en lugar de oponerse a ellas o de reprimirlas (...), significa aceptar

preliminarmente la presencia y la ineliminabilidad, con una especie de actitud humilde, queparadójicamente da a las facultades racionales una fuerza mayor que las exalta y queconstituye la premisa para la eliminación de los efectos perversos de las pasiones. Sincondenarlas ni alabarlas, es necesario elaborar una idea adecuada de ellas, descubrir lositinerarios, las obstrucciones, los lugares de estancamiento o de fluctuación, entender por qué nofluyen hacia una desembocadura suficientemente ancha para contener la capacidad y el ímpetu,de tal manera que desemboque en una satisfacción superior y que disemine sobre una másamplia superficie su carácter destructivo y autodestructivo.

“Espinosa ha comprendido que la oposición doble, directa y frontal, de razón y pasiones estágeneralmente destinada a deteriorar las energías del individuo y a paralizar y a desgarrar demanera permanente los actos de voluntad, esto es, al triunfo de los deseos impotentes ycontrastantes”.

“Sólo dos caminos maestros se abren efectivamente, en las grandes filosofías, a quién pretenda

desatar los nudos del querer. El primero consiste en desbloquear las fuerzas anteriormentereprimidas, inmovilizadas e inutilizadas de las pasiones y de los deseos, incrementando laintensidad en vista de un crecimiento paralelo de la ‘alegría’ y de la potencia de existir delindividuo (y es la estrategia seguida por Espinosa mismo y, para ciertos aspectos, porDescartes). El segundo en confiarse a una entidad que esté simultáneamente dentro y fuera delindividuo, esto es, a un poder capaz de mediar desde el interior la singularidad y launiversalidad (y es la estrategia seguida por Agustín, cuando trata de ‘sintonizar’ la voluntadhumana con la de Dios (...), o por Kant, cuando atribuye a la razón y a su manifestación en elhombre en forma de ley moral, esto es, de mandamiento que exige obediencia incondicionada,la naturaleza de una presencia majestuosa y sublime, capaz de respetar la autonomía del

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individuo precisamente mientras lo manda y trasciende).Tanto en el primero como en elsegundo caso, es necesario desactivar el conflicto inmediato y doble entre pasiones yrazón, cambiando el nivel de la colisión, introduciendo estrategias indirectas ohaciendo entrar un tercer elemento, común a los dos primeros, en la doble función deárbitro y parte interesada en la disputa”.

“Espinosa representa el puente entre las éticas tendientes al autocontrol y a la manipulación

política de las pasiones y aquellas que dejan abierto el campo a la inconmensurabilidad deldeseo. Contribuye de esta manera, a derivar el doble muro que tradicionalmente divide, por unlado, las pasiones de la razón y por el otro, la inquietud de las masas de la ‘serenidad’ del sabio”.

[PRÁCTICAS TEÓRICAS DEL JACOBINISMO FRANCÉS]

IV1. “El segundo foco de concentración de la elipse se da en términos cronológicos por lasprácticas teóricas del jacobinismo francés y por el uso, completamente vuelto al revés respecto aEspinosa, del miedo y de la esperanza, que se miran ahora en una óptica revolucionaria deemancipación: ya no como enemigos, sino como auxiliares de la razón; no ya como instrumentosde sometimiento de las multitudes sino como estímulos de la autonomía de los individuos y delos pueblos”.

“ (...). Con el jacobinismo –que, no importa cuán breve y fulminante pueda haber sido su

trayectoria, se puede aquí considerar casi un arquetipo de los modernos movimientos políticosde emancipación radical– el miedo se cambia en terror, iluminado por una razón armada yregido por un voluntad colectiva que se concentra en las manos de pocos hombres. La esperanzarevolucionaria se transforma en cambio, simultáneamente, en fe laica en la regeneración de lahumanidad futura y en fe religiosa que establece por decreto la existencia del Ser Supremo y lainmortalidad del alma. Una garantía ultraterrena premia así la ‘virtud’ del ciudadano,remunerándole el sacrificio al interés general. El ‘gran miedo’ semiespontáneo del verano de1789 y la ‘gran esperanza’ que atraviesa todas las fases de la revolución se traducen ahora enformas al mismo tiempo políticas y religiosas. De manera distinta a Espinosa, para quien lapolítica surge de la esencia del hombre en cuanto cupiditas, de las que las pasiones sonexpresión ineliminable, los jacobinos quieren comprimir tal esencia a través de la política y la‘virtud’.

“La revolución ha pretendido despertar a la vida existencias humilladas y oprimidas. Ha hecho el

llamado convocando a todos a salir de la pasividad, tratando de romper para siempre losmecanismos que la producen. Ha intentado contrastar aquello que Tocqueville señala comodestino que no se puede dejar de afrontar de la moderna democracia igualitaria, que despoja alos ciudadanos ‘de toda común pasión, de todo mutuo deseo, suprime cualquier necesidad derecíproca comprensión, cualquier ocasión de actuar en concreto; las murallas por así decirlo, enla vida privada’ (Tocqueville)”.“El esfuerzo de los jacobinos ha sido el de cambiar el problema de la voluntad y de las pasionesde la esfera privada e individual a la pública y colectiva. No se nos pregunta más, en positivo,qué impulsa al individuo a preferir esto más bien que aquello, o qué pasión le impide serplenamente libre o racional. Se nos pregunta más bien, en negativo, qué impedimentos frenan laracionalidad de las opciones y favorecen el desencadenamiento de las pasiones y de losegoísmos. La revolución pretenden crear el ‘hombre nuevo’ no tanto a través del controlendógeno o exógeno sobre las pasiones, cuanto a través de la eliminación de los obstáculos y delos condicionamientos que provocan las desigualdades socialmente nocivas, la impotencia o laprepotencia en el obrar, las ilusiones y los conflictos”.

2.“Mirando hacia atrás los acontecimientos de este siglo que está por cerrarse, no podemosdejar de ver cómo se ha caracterizado (sobre todo en la primera parte) por el florecimiento degrandes esperanzas colectivas y por la difusión de inenarrables miedos. (...) Estas esperanzasparecen hoy derrumbadas y rápidamente sustituidas por otras expectativas”.

“(...) se tratará de mostrar cómo se formaron —durante los años de la Revoluciónfrancesa— los modernos nudos razón-violencia y razón-pasiones y cómo se ha vueltoteórica y prácticamente urgente la tarea de desatar tales uniones, sin algún termidordel olvido”.

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3. “Espinosa y los jacobinos se hallan respectivamente, en el origen y en los finales de la críticaal Estado absolutista, pero están en las antípodas en la valoración del moi soleil, tanto comosujeto de soberanía, cuanto como individuo o ciudadano moralmente responsable. (...) Elproblema que molesta a Espinosa (...) versa sobre por qué los hombres, en su mayoría, aceptansacrificar la vida y los bienes propios y ajenos (yendo contra sus más evidentes intereses) paramejorar unilateralmente a otros individuos, por quienes a menudo se sacrifican: monarcas que

siguen sus pasiones (la ambición, la avidez o la sed de gloria) o autoridades de quienes recibenen general más daños que beneficios. La respuesta de Espinosa consiste en decir que hasta quealgún individuo o grupo acumule en sí tanto poder que se imponga a los demás, todo escándalopor tales sacrificio es vano. El único remedio a semejante situación consiste en aliarse losciudadanos para alcanzar juntos un poder común tal que impida toda excesiva desproporciónentre sus componentes”.

“Los jacobinos –aún cuando implícitamente habrían aceptado esta solución– siguen de hecho, ensu breve experimento, un camino opuesto. En vez de eliminar el miedo y la esperanza delhorizonte individual y colectivo, los consolidan; en vez de transformar las pasiones, las dividen(combatiendo aquellas frías y tranquilas, ligadas al egoísmo y a la diferencia y exaltandoaquellas calientes, tórridas o ‘gélidas’ ligadas a la amistad, a la fraternidad, el amor por lapatria y la humanidad o bien al odio y al terror); en vez de practicar espinosianamente una‘meditación de la vida’ retornan a una ‘meditación de la muerte’ reproduciendo, en trágicascircunstancias, el nexo clásico muerte-razón; en vez de buscar la seguridad y la felicidad en el

decurso de la existencia del individuo, las postergan y las proyectan en el ideal de la beatitudestable de las generaciones por venir (sosteniendo este ideal en el presente por medio de unnuevo despotismo ‘teológico político’ y volviendo soportable la virtud a través del elogio de lafrugalidad y de la autoeliminación de las necesidades y los deseos). La virtud vuelve a ser undeber y no el signo de una lograda satisfacción”.

“Con el modelo jacobino, la sabiduría filosófica se funde con las pasiones, se vuelve ideología,en cuanto unión de razón y pasiones, de filosofía y sentido común, de jefes políticos y masas. Enel intento por influir sobre la naciente opinión pública, la distinción entre verdad y opinión,entre razón y deseos, se adelgaza hasta casi desaparecer. De la figura del sabio se pasa aaquella que quisiera definir del homo ideologicus moderno, el cual utiliza o cree utilizar laspasiones en última instancia en beneficio de la razón, orientado — según mitos ‘racionales’,amasados con ilusiones conscientes y esperanzas fabricadas en serie — aquel mismo pueblo queantes había sido guiado a través de ‘mitos pasionales’. El sapiente espinosiano, (que había

rechazado el miedo y la esperanza) se transforma ahora en político- agitador-filósofo, en‘intelectual’ que opera por medio de ellos sobre la razón y sobre la sociedad, con el fin, sinembargo, de extender a todo el cuerpo social aquella libertad y aquella felicidad que Espinosaasignaba al sapiens”.

“Espinosa y los jacobinos están además en origen de dos opuestas perspectivas de lademocracia.[Espinosa] basa el reconocimiento del derecho de los individuos a la autodeterminación políticasobre el poder efectivo que viene, cada vez, colegialmente conseguido por el cuerpo político; losrevolucionarios franceses, sobre principios universales de emancipación humana, que establecenun programa y una dirección de marcha para practicarse en tiempos largos y difíciles y quepresuponen un molde rígido o una adecuación del individuo a la ‘voluntad’ general. Se exige poruna parte, una virtud que se remodela de momento en momento mediante la afirmación de sí yde la propia utilitas, el desarrollo e una racionalidad no turbada por las pasiones y laintensificación de la alegría; por la otra, una ética que presupone, al menos de inmediato (a

través del restablecimiento de los modelos antiguos de virtud republicana) la abnegación delindividuo, el sacrificio del presente y la postergación de la felicidad. Rechazando toda propensiónal ascetismo y a la renuncia a sí mismos, Espinosa indica el camino para una democracia noexclusivamente ‘formal’, para una individualidad que no deduzca sus derechos sólo deprincipios o leyes universales (que aunque indispensables, pueden entrar en conflicto entre sí)sino del grado de la propia ‘potencia de existir’ lograda en relación y en alianza política con lospropios semejantes” . [Luego de haber consignados los dos puntos de concentración de los problemas, Bodei se refierea los focos de irradiación de los mismos: las premisas del pensamiento de Espinosa y las

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