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    Leonardo Bof fJesucristoel LiberadorEnsayo d ecristologa crtica

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    ColeccinPresencia Teolgica6

    JESUCRISTO EL LIBERADOREnsayo de Cristologa crtica

    para nuestro tiempo

    LEONARDO BOFF

    EDITORIAL SAL TERRAEGuevara, 20 - SANTANDER

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    Ttulo del original:Jess Cristo Libertador Editora VOZES. Petrpolis, BrasilTraduccin de Jess Garca-Abril Editorial SAL TERRAE, SantanderCon las debidas licenciasPrinted in Spain

    I.S.B .N.: 84-293-0580-7 De psito Le ga l: SA. 142-1987A. G. Resma - Prolong. M. de la Hermida, s/n. - 39011-Santander

    S U M A R I OI N TRO D U CCI N 111. LA HISTOR IA DE LA HISTOR IA DE JESS 151. La respue sta de la fe tranq uila 152. Las respu estas de la era del criticismo 16a) Cmo sabemos que Jess existi ? 17b) No hay ni puede haber una biografa de Jess 18c) Primaca d el Cristo de la fe sobre el Jess histrico, de la leyenda sobre la historia, de la interpretacin sobre el hecho? 213. La vuelta al Jess histrico. Jesulogia y Cristologia 24a) La co ntinuidad entre Jess y Cristo: la cristologia indirecta 26b) Concen tracin y reduccin cristolgicas: los telogos de la muerte de Dios 29

    c) Cristologia de la palabra, del silencio y del balbuceo 324. Otras posiciones cristolgicas actuales 34a) Interpretacin filosfico-trascendental de Jess 34b) Interpretacin csmico-evo lucionista de Jesucristo 36c) Interpretacin de Jess con ayuda de las categoras de la psicologa profunda 36d) Interpretacin secular y crtico-social de Jesucristo 39e) El significado de la experiencia de Cristo en lajuventud de hoy 43

    2. CO MO LLEG A MO S A CO N O CER A CRI STO ? ELPRO BLEMA H ERM EN EU TI CO 471. La hermenutica histricocrtica 48a) El mtodo de la historia de las formas 49b) El mtodo de la historia de las tradiciones . . . . 49c) El mtodo de la historia de las redaccione s . . . 512. La hermenutica existencial 52a) El crculo hermen utico y su sentido 53b) La hermen utica de la existencia poltica 553. La hermenutica histrico-salvficav 564. Par a una Cristologia en Am rica Latina 57

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    a) Primaca del elemento antropolgico sobre eleclesiolgico 58b) Primaca del elemento utpico sobre el fctico 59c) Primaca del elemento crtico sobre el dogm tico 59d) Primaca de lo social sobre lo personal 60e) Primaca de la ortopraxis sobre la ortodoxia.. 605. Conc lusin: Hab lar en silencio a partir de Jesucristo 61EN D EFI N I TI V A , Q U E PRETEN D I J ESU CRI STO? 631. Par a comprend er las respuestas necesitamos entenderlas preguntas 642. Jess predica un sentido absoluto para nuestro mun do 653. Una vieja utopa se est realizando 684. El Reino de D ios no es un territorio, sino un nuevo orden de las cosas 685. El Reino de Dios no es nicame nte espiritual 706. Y el pueblo se hallaba en ansiosa exp ectac in .... 717. Con clusin: El asumi nuestros ms profundos anhelos 74J ESU CRI STO , LI BERA D O R D E LA CO N D I CI NH U MA N A 771. El Reino de Dios supone una revolucin en el modode pensar y de actuar 78a) Jesucristo, el liberador de la conciencia oprimida 80b) El comportamiento del hombre nuevo 832. El Reino de Dios supone una revolucin del mundo dela persona 863. Conclusin: La relevancia teolgica de las actitudesdel Jess histrico 89J ES S, U N H O M B R E D E E X T R A O R D I N A R I OBU EN SEN TI D O , FA N TA S A CREA D O RA Y O RI G I N A LI D A D 951. Jess, un hom bre de extraordinario buen sentido ysana razn 96a) Jess es profeta y maestro. Pero es diferente.. 96

    b) Jess no pretende decir cosas a toda costa nuevas 97c) Jess apela a la sana razn porque desea que entendamos 99

    d) Jess no pinta el mundo peor ni mejor de lo quees 100e) En Jess se manifiesta todo lo que es autnticamente hum ano: la ira y la alegra, la bondad y elrigor, la amistad, la tristeza y la tentacin 1022. Jess, un homb re de singular fantasa creadora 104a) Jess, un hombre con el valor de decir: Yo ... 105b) Jess no emple nunca la palabra o bediencia 106c) Jess no tiene esquemas prefabricados 107d) Fue Jess un liberal? 1083. La originalidad de Jess 1094. Conclusin: Relevancia teolgica del comportamientode Jess 110

    6. EL SENTIDO DE LA MUE RTE DE JESS 1131. El proceso contra Jess 113a) La popularidad de Jess 114b) Jess es alguien que desconcierta 115c) Jess es alguien que provoca u na crisis radical 115d) Cazar a Jess, sea como sea 117e) Jess es condenado como blasfemo y guerrillero 1182. Habiendo amad o... am hasta el extremo 124a) La fe y la esperanza de Jess 125b) Contaba Jess con la posibilidad de una muerteviolenta? 1263. El sinsentido tiene un secreto sentido 130

    7. LA RESU RRECCI N : REA LI ZA CI N D E U N AU TO PI A H U MA N A 133 1. La grama no lleg a crecer sobre la tumb a de Jess 1342. Qu dice la exgesis moderna sobre la Resurreccinde Jess? 136a) La tumba vaca no dio origen a la fe en la Resurreccin 136b) Las aparicion es de Cristo, origen de la fe en laResurreccin 1383. Con la Resurreccin todo se ilumina 141a) La Resurrec cin rehabilit a Jess ante el mundo 142

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    b) Con la Resurreccin de Jess se ha dado comienzo ya al fin del mundo 142c) La R esurreccin rev el que la muerte de Jessfue por nuestros pecados 143d) La muerte y la Resurreccin da n origen a la Iglesia 1464. La relevancia antropolgica de la Resurreccin deJess 146a) Para el cristiano ya no hay utopa, sino nicamente topa 147b) Dios no sustituye lo viejo por lo nuevo, sino queconvierte lo viejo en nuevo 148c) El fin de los caminos de Dios: el homb re-cuerpo 149d) La resurreccin en la muerte? 149QUIEN FUE, EN DEFINITIVA, JESS DE NAZARET? 1511. La soberana de Jess: La Cristologa indirecta .. .. 152a) La adm iracin como antesala de la filosofa y dela Cristologa 153b) Cristologa negativa 155c) Cristologa positiva 1562. Jesuloga: Cmo se conceba Jess a s mismo? .. 1573. La Resurreccin de Jess: La Cristologa directa .. 161a) Para la comu nidad cristiana de Palestina, Jesses el Cristo, el Hijo del hombre, etc 162b) Para los judeo-cristianos de la dispora, Jess esel nuevo Adn y el Seor 164c) Para los cristianos helenistas, Jess es el Salvador, Cabeza del cosmos, Hijo Unignito de D ios,y Dios en persona 1654. Conclusin: No basta con dar ttulos a Jess y llama rle: Seor, Seor! 167EL PRO CESO CRI STO LO G I CO PRO SI G U E. LO SRELA TO S D E LA I N FA N CI A D E J ES S: TEO LO GA O HISTOR IA? 1691. La fe que intenta comprender 1722. Mateo y Lucas: Jess es el punto Omega de la historia, el Mesas, el Hijo esperado de David, el Hijo deDios 174

    3. Jos y la concepcin virginal en Mateo: Una acotacin a la genealoga 1764. Quiso Lucas contar la concepcin virginal de Jess? 1765. Dn de habra nacido Jess: en Beln o en Naza ret? 1796. Quines son los pastores de los campo s de Beln? 1807. San Ma teo: Jess es el nuevo Moiss y el liberador definitivo 181a) Qu significan los reyes mago s y la estrella? 182b) Al igual que el primer liberador (Moiss), astambin el ltimo (Jesucristo) 1838. Conclusin: La Navidad, ayer y hoy, la misma verdad 184

    ASI DE HUMANO SOLO PUEDE SERLO EL MISMO DIOS! JESS, EL HOM BRE QUE ES DIOS . . 1891. Un Dios hum ano y un homb re divino 1902. No podemos hablar sobre Jesucristo, sino nicamente a partir de l 1923. Una difcil tensin: Ni de ms ni de menos a Jess-Dios ; ni de ms ni de menos a Jess-Hom bre 193a) Dios se hizo hombre para que el hombre se hiciera Dios 195b) Un homb re total fue asumido por el Verbo eterno 1984. Calcedonia: Una frmula de reconciliacin entre ladualidad y la unidad 1995. Jess: El hombre que es Dios y el Dios que es hombre 2056. La impecabilidad de Jess: El venci desde dentro ala condicin hum ana pecado ra 2097. Todos estamos destinados a ser imagen y semejanzade Jesucristo 214 D O N D E EN CO N TRA R H O Y A CRI STO RESU CI TADO? 2171. El cristianismo no vive de una aoran za, sino que celebra una presencia 2172. Comprender el mundo a partir de su futuro ya manifestado 2183. Algunas maneras de presencia de Cristo Resucitado,hoy 219

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    a) El Cristo csmico: La historia est grvida deCristo 21 9b) Interesa Cristo nicamente a la tierra, o a todoel cosmos? 22 4c) El hombre, el principal sacram ento de Cristo 22 8d) La presencia de Cristo en los cristianos annimos o encubiertos 23 0e) La presencia de Cristo en los cristianos explcitos y declarados 23 1f) La Iglesia Catlica, el sacrame nto primordialde la presencia del Seor 23 34. Conclusin: El orgullo de la copa est en la bebida;su hum ildad, en el servir 235

    12. CO MO LLA MA R H O Y A J ESU CRI STO ? 2391. En Cristologa no basta con saber lo que otros supieron 240a) La fe en Cristo no se reduce al arcamo de lasfrmulas 24 1b) La fe no permite ideologizar los ttulos de Jess 24 22. El puente entre Cristo y nosotro s 2443. Elem entos de una cristologa en lenguaje secular . 247a) Cristo como el punto Omega de la evolucin, elhomo revelatus y e l futuro presente 24 7b) Cristo como conciliacin de contrarios, mediodivino y formidable curtimbre 24 9c) Cristo, contestatario, reformado r, revolucionario y liberador 25 1d) Jesucristo, arque tipo de la ms perfecta individualizacin 25 3e) Jesucristo, nuestro hermano mayor 255f) Jess, Dios de los homb res y Dios-con-no sotros 25 64. Conclusin: Cristo, memoria y conciencia crtica dela human idad 257

    13. J ESU CRI STO Y EL CRI STI A N I SMO . REFLEX I O N ES SO BRE LA ESEN CI A D EL CRI STI A N I SMO . 2611. El cristianismo es tan vasto com o el mund o 2622. La plena hominizacin del hombre supone la homi-nizacin de Dios 264

    3. La estructura crstica y el misterio del Dios Trino 2674. El cristianismo: Una res-puesta res-ponsable a unapro-puesta 2675. El cristianismo catlico: La articulacin institucio-nalmente ms perfecta del cristianismo 2696. Jesucristo : Todo en todas las cosas 2717. Con clusin: La esperanz a y el futuro de Jesucristo 274

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    INTRODUCCINLa doctrina acerca de Cristo tiene su comienzo en el silencio. Enmudezca y recjase, pues es el Absoluto (Kierkegaard).Esto nada tiene que ver con el silencio mistaggico que, ensu enmudecimiento, no pasa de ser palabrera del alma consigomisma . El silencio de la Iglesia es el silencio ante la P alabra . Al

    anunciar la Palabra, la Iglesia verdaderamente cae de rodillasen silencio ante lo Inefable y lo Inexpresable. La Palabra hablada es lo Inefable. Y lo Inefable es la Palabra. Pero la Palabraha de ser hablada, porque es el gran grito que resuena en elcampo de batalla (Lutero). Sin embargo, aunque sea gritadapor la Iglesia para el mundo, la Palabra sigue siendo lo Inefable. Hablar de Cristo significa callar. Callar de Cristo significahablar. La Palabra fecunda de la Iglesia, nacida del fecundo silencio, es la predicacin acerca de Cristo.Lo que intentamos hacer es ciencia acerca de esa predicacin. Sin embargo, slo en la predicacin se revela su objeto.Hablar de Cristo deber significar, necesariamente, hablar enel espacio silencioso de la Iglesia. Hac em os Cristologa en el silencio humilde, insertos en la comunidad sacramental que adora. Rezar es, a un tiempo, callar y gritar delante de Dios y enpresencia de Su Palabra. Como comunidad, nos hallamos reunidos en torno al contenido de Su Palabra, Cristo. Sin embargo , no esta mos en un templo, sino en una c lase. Y en este recinto acadmico debemos trabajar cientficamente.Como Palabra acerca de Cristo, la Cristologa es unaciencia totalmente especial, porque su objeto es Cristo, la Palabra, el Logos. Cristologa quiere decir Palabra de la Palabra deDios. Cristologa es Logologa. Consiguientemente, la Cristolo-

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    14 Introduccinga es la ciencia por excelencia, porque todo en ella gira en torno al Logos. Si ese Logos fuese nuestro propio L ogos, entoncesla Cristologa sera la reflexin del Logo s sobre s mismo. Peroel Logos de la Cristologa es el Logos de Dios. Su trascendencia, pues, hace de la Cristologa la ciencia por excelencia, y suorigen extrnseco la convierte en centro de la ciencia. Su objetoconserva permanentemente su trascendencia, porque se tratade una Persona. El Logos que aqu abordamos es una Persona.Este hombre es el Transcendente... As pues, la Cristologa esel centro an no conocido y secreto de la universitas littera-rum. Dietrich Bonhfferen su primera clase de Cristologa,Berln, verano de 1933.(Gesammelte Schriften, 3. Munich 1966, p. 167)

    1LA HISTORIA DE LA HISTORIA DE JESS

    Quin dicen los hombres que soy yo?. A esta pregunta deCristo se han dad o, a lo largo de los siglos, las ms diversas respuestas: la de la fe, la de la ciencia crtica, la de lafilosofa, a de la psicologa, la de la sociologa, y la respuesta de una juventud inquieta queanda tratando de hallar un sentido radical para la vida. En el presente captulo vamos a intentar ver la serie de complicaciones y dificultades que se ofrecen a nuestro moderno y exigente espritu crticocuando intenta situarse responsablemente ante Jesucristo. No se puede pasar por delante de Cristo y quedarse indiferente, porque conCristo se decide la suerte de cada hombre.Quin dicen los hombres que soy yo?. La pregunta deJess a sus discpulos resuena a lo largo de los siglos y llegahoy hasta nosotros con la misma actualidad que posea cuandofue formulada por primera vez en Cesrea de Filipo (Me 8,27).Quien se haya interesado alguna vez por Cristo no puede eludir

    esta pregunta. Cada generacin ha de responderla dentro delcontexto de su concepcin del mundo, del hombre y de Dios.1. La respuesta de la fe tranquila

    Para la fe tranquila, la respuesta es evidente: Jess de Na-zaret es el Cristo, el Hijo primognito y eterno de Dios, enviado como hombre p ara liberarnos de nuestros pecados; en l secumplieron todas las profecas que fueron hechas a nuestrospadres; l llev a cabo un plan divino preexistente; su amargamuerte en la cruz formaba parte de ese plan; l cumpli hastala muerte, con fidelidad, la voluntad del Padre; habiendo muerto , resucit y, de este mo do, evidenci el fundamento y la vera-

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    16 La historia de la historia de Jesscidad de su pretensin de ser Hijo del hombre, Hijo de Dios yMesas. En este sentido, el cristiano corriente yvulgar quedatranquilo yseguro, porque lo anterior constituye el mensaje delqu e da testimonio el Nuevo Testamento. Consiguientemente,deposita su confianza en Cristo, tanto en la vida como en lamuerte. En esta respuesta no existe la menor preocupacin pordiferenciar entre lo que es un hecho histrico y lo que es interpretacin de ese hecho, condicionado por un horizonte filosfico, religioso, histrico y social. Tanto el contenido como la forma del mensaje son afirmados, indistintamente, como inspiracin del Espritu Santo, como algo que est consignado en lasEscrituras inspiradas por Dios. Es la figura del Cristo dogmtico.2. Las respuestas de la era del criticismo

    Pero resulta que hacia el siglo XVIII hizo su aparicin larazn crtica. El hombre comenz a cuestionar- los modelos deinterpretacin social y religiosa. Los estudios histricos realizados sobre la base de una seria investigacin de las fuentes ponan al descu bierto los mitos y las ideologas dominan tes. Y esainvestigacin, que ni siquiera sedetuvo ante el Nuevo Testamento, en seguida descubri que los evangelios en modo alguno son biografas histricas de Jess, sino testimonios de la fe,frutos de la predicacin y la piadosa y parcial reflexin de lascomunidades primitivas. Los evangelios son, ante todo, una in terpretacin teolgica de unos hechos acaecidos, ms que unadescripcin objetiva y neutral de lo quehistricamente fueJess de Nazaret. Este descubrimiento actu como un reguerode plvora que, poco a poco, hizo que se propagara un incendio que an hoy no se ha extinguido del todo. Las reaccionesfueron mltiples y hasta contrapuestas. La cuestin se replantea en los siguientes trminos: hemos de intentar dar co n elJess histrico que est en la base y en la raz del Cristo dogmtico 1.

    1. Cf. la principal bibliografa al respecto: Der historische Jess undder kerygma tische Christus, publicado por H. Ristow y K. Matthiae, Berln,1961. R.GEISELMANN, Die Frage nach dem historischen Jess I, Munich,1965. X . LEON-DUFOUR, LOS Evangelios y la historia de Jess, Barcelona,1966. W . TRILLING, Jess y los problemas desu historicidad, Barcelona,

    Las respuestas de la era del criticismo 17a) Cm o sabemos que Jess existi?

    La primera respuesta de carcter extremista se produjo afinales del siglo XVIII. As como la fe tranquila lo afirmabatodo como inequvocamente histrico, ahora senegaba todo:Cristo no existi nunca2; era un mito 3 creado por el inconsciente humano ansioso de liberacin, lo cual es un fenmeno quepuede observarse en todas las religiones4. Tal vez pudiera incluso afirmarse que Jesucristo no habra sido sino una proyeccin creada por un movimiento social de pobres y esclavos enel proceso de concientizacin de su alienacin y en su marchahacia la liberacin social5.Sin embargo, esta postura no tard en desacreditarse.Como muy bien deca Bultmann, la duda acerca de la existencia real de Jess carece de fundamento y no merece rplica alguna. Es perfectamente evidente que Jess, como autor delmismo, est detrs de todo ese movimiento histrico cuya primera fase tangible la encontramos en la primitiva comunidadpalestina6. Los evangelios son interpretaciones, s; pero interpretaciones de unos hechos realmente acaecidos. Por otra parte, no se pueden ignorar sin ms los testimonios extrabblicos,ya sean romanos (PLINIO, Ep . 10, 96, 2; SUETON IO, Claudio, 25 , 4y Nern, 16, 2; TCITO , Anales 15,44)7, ya sean ju-1970; Id., Legitimidade e locaizaco da questo deJess histrico, enActualidades Bblicas. (Homenaje internacional a Frei Joo Jos P. de Castro), Petrpolis 1970, pp. 353-365. U. ZILLIES.O Jess histrico e o Cristoda fe, en Vozes 62(1968), pp. 195-222.2. Esta hiptesis, formulada por primera vez por F. Volney y C h .Dupuis en 1791, fuepopularizada despus por BRUNO BAUER en su obrapostuma Christus und die Casaren, 1877. Cf. O. RIETMUELLER, Woherwissen wir, dass Jess gelebt hat?, Stuttgart, 1922.3. Cf. A. D R E W S , Die Christusmythe, 1909. H. Z I M M E R N , DerStreit un die Christusmythe, Berln, 1910.4. Cf. principalmente A. KALTHOFF, Das Chistusproblem, Grundli-nien zueiner Sozialtheologie, Leipzig, 1904. K.KAUTSKY, Der Ursprungdes Christentums, Stuttgart, 1908.5. Cf. P. ALFARIE, Origines sociales du Christianisme, Pars, 1959.6. R. BULTMANN, Jess (Berln, 1926), Munich-Hamburgo, 1965,pp. 13-14.7. Para las fuentes, cf. C. K. BARRET, Die U mwelt des Neuen Testamentes, Ausgewhlte Quellen, Tbingen, 1959, pp. 21-28.8. Cf. W . TRILLING, Jess y los problemas de su historicidad (nota1), op. ct. , pp. 62-66.

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    18 La historia de la historia de Jessdios (Flavio Josefo y la literatura talmdica) 8. Por supuestoque el problema se puede plantear siempre, no slo con respecto a Cristo, sino tambin con relacin a Buda, Csar Augustoo Ca rlomagn o. Haciendo uso del mtodo que determinados autores aplicaron a Cristo, puede incluso probarse que no existiNapolen, como sucedi con el historiador R. Whateley (1787-1863), contemporneo del propio emperador francs9.b) No hay ni puede haber una biografa de Jess

    Poniendo en duda el Cristo dogmtico afirmado por la fetranquila, se hizo el intento, mediante los mtodos e instrumentos de la moderna historiografa cientfica, de trazar unaverdadera imagen de Jess de Nazaret prescindiendo de losdogmas y de las interpretaciones de la fe. La preocupacin delos historiadores y telogos racionalistas consista en acceder aJess tal como era cuando an no haba sido interpretadocomo Cristo e Hijo de Dios, ni se le haba vinculado al culto ya la dogmtica. El Cristo de la fe haba de ser distinguido delJess histrico. Desde Reimarus (t 1768) hasta Wrede (t1904), pasando por figuras tan conocidas como Renn, D. F.Straus y M. Goguel, se escribieron centenares de vidas deJess. Todo erudito que se preciara pretendi trazar la figuraautnticamente histrica de Jess, distinguiendo y suprimiendodeterminados textos y escenas de los evangelios que ellos consideraban como no histricos o como interpretaciones dogmticas de las primeras comunidades. Albert Schweitzer, por entonces conocido telogo y exegeta y que ms tarde habra deser famoso como mdico en Lambarene, frica, escribi la clsica Historia de la investigacin sobre la vida de Jess10 , evidenciando el fracaso en que haban desembocado tales intentos. A propsito de las vidas de Jess escritas con la mentalidad historicista del siglo XIX y comienzos del XX, Schweitzerdijo con toda claridad lo siguiente: Cada poca subsiguientede la teologa descubra sus propias ideas en Jess,y slo de estemodo se consegua darle vida. Pero no eran nicamente las distintas pocas las que se vean reflejadas en l, sino que cada

    9. Ibid., p. 17, nota 7.10. Cf. Geschichte de r Leben-Jesu-Forschung I, II, Munich-Ham-burgo, 1966. Id. Le secret historique de la vie de Jsus, Pars, 1961.

    Las respuestas de la era del criticismo 19uno en particular creaba la imagen de su propia personalidad.No hay empresa histrica ms personal que la de escribir unaVida de Jess11 .

    Es de todo punto imposible escribir una biografa de Jessen la que no existan lagunas, trazando su personalidad a partirnicamente de sus palabras, actos y com portamientos y de lasgrandes tendencias y corrientes de su poca. Los evangeliosproporcionan al historiador crtico un cmulo de tradiciones, aveces mutuamente aisladas y apenas vinculadas externamente,que no son sino testimonios de la fe expresados en el culto, oresmenes de predicaciones realizadas para el gran pblico,principalmente de la gentilidad. El problema es an ms gravecuando, a partir de los textos del Nuevo Testamento, pretendemos esbozar la conciencia histrica de Jess: Se consider as mismo como Mesas e Hijo de Dios? Se anunci a s mismocomo el hijo del Hombre que haba de venir en breve sobre lasnubes del cielo? Hasta hoy, la investigacin puramente histricano ha sido capaz de darnos una respuesta segura. Por otra parte , entra aqu en juego otro factor que iremos desarrollandoms adelante. Se trata del llamado crculo hermenutico.Podemos reconstruir la historia sin, al mismo tiempo, interpretarla?

    El historiador aborda el objeto de su inters con los ojosde su propia poca, con los intereses dictados por el conceptoque su tiempo y l mismo poseen acerca de la ciencia, etc. Porms capaz que sea de hacer abstraccin de s mismo como sujeto, jams podr salir de s para llegar al objeto. Por eso, todala vida de Jess habr de ser necesariamente un pedazo de lavida del propio bigrafo. Siempre existir el elemento de la interpretacin. Es un crculo del que nadie puede salir. Y esto semanifiesta en los propios evangelistas. Para Marcos (que escribi entre los aos 65 y 69), Jess es, ante todo, el Mesas-Cristo escondido y el gran Liberador que desendemoniza la tierraall donde acude. Por eso, ms que referir palabras y parbolasde Jess, lo que Marcos relata son sus actos y milagros. Jesses el triunfador csmico sobre la muerte y el dem onio, que libe-

    11. Id . Geschichte der Leben-Jesu-Forschung (op. cit. en nota 10), p.

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    20 La historia de la historia de Jessra la tierra de los poderes alienantes y la introduce en la paz divina. Y, a pesar de todo, se niega a revelarse explcita y pblicamente como el Mesas.Mateo, que escribe para los judeo-cristianos y los griegosde Siria (hacia los aos 85-90), ve en Jess al Mesas-Cristoprofetizado y esperado, al nuevo Moiss que, en lugar de traeruna ley ms perfeccionada y un farisesmo an ms riguroso,lo que trajo fue un nuevo evangelio. Jess es Aqul que muestra mejor que nadie, y de un modo definitivo, cul es la voluntad de Dios, dnde descubrirla y cmo ponerla por obra.Para Lucas, el evangelista de los gentiles y de los griegos(hacia los aos 85-90), Jess es el Liberador de los pobres, delos enfermos, los pecadores y los marginados, tanto socialcomo religiosamente. Es el Hombre revelado, y a un tiempoHijo de Dios, que revel la condicin filial de todos los hombres. Y siguiendo el ejemplo de Cristo, el hombre se sabe radicalmente transformado y situado dentro del Reino de Dios.Para Juan (que escribi entre los aos 90-100), Jess es elHijo eterno de Dios, el Logos que planta su tienda entre loshombres con el fin de ser para ellos camino, verdad, vida, pany agua viva. La figura de Jess que emerge del evangelio deJuan es una figura hiertica y transcendente que siempre semueve en la esfera de lo divino. Pero es nica y ex clusivamenteJuan el telogo para quien los hechos estn en funcin de unateologa, hasta el punto de historizar el kerigma. El Jess deJuan es ya, de un modo pleno, el Cristo de la fe.Pablo, que no conoci al Jess histrico, anuncia sobretodo al Cristo resucitado por la fe como el paradigma de lanueva humanidad, los nuevos cielos y la nueva tierra presentesya en este mundo; como el nico mediador y salvador de lahistoria entera. El autor de las cartas a los Colosenses y a losEfesios (un discpulo de Pablo, evidentemente) utiliza categoras de los sistemas de pensamiento estoico y gnstico para responder a la pregunta: cul es la funcin de Cristo en la redencin del cosmos? Y se le llama entonces a Cristo cabeza de todas las cosas (Ef 1,10), o polo centralizador en el que todo tiene su existencia y consistencia (Col 1,16-20).

    Como puede deducirse de estas breves indicaciones, cadaautor, dentro de sus propias preocupaciones pastorales, teolgicas, apologticas o existenciales, intenta responder a su modo

    Las respuestas de la era del criticismo 21a la pregunta: Quin dicen los hombres que soy yo?. Y cadauno de los autores sagrados ve con sus propios ojos a un solo ymismo Jess. Con ese material que ha llegado a nosotros atravs del Nuevo Testamento no podemos, pues, elaborar unabiografa de Jess histrica y cientficamente pura.c) Primaca del Cristo de la fe sobre el Jess histrico,

    de la leyenda sobre la historia,de la interpretacin sobre el hecho?Ante el fracaso de la exgesis histrica en su intento porreconstruir con exactitud la figura del Jess histrico de Naza-ret, Rudolf Bultmann extrae unas ltimas consecuencias: hemos de renunciar definitivamente a dicho intento y tratar deconcentrarnos nica y exclusivamente en el Cristo de la fe 12 . Escierto que el mtodo histrico-crtico nos ha suministrado ciertas informaciones fidedignas acerca del Jess histrico. Peroesas informaciones, que no nos permiten reconstruir una bio

    grafa, son adems irrelevantes para la fe porque nos presentana Jess como un profeta judo que predicaba una obedienciaradical, exiga una conversin y anunciaba el perdn y la cercana del Reino. Jess no es un cristiano, sino un judo; y suhistoria no pertenece a la historia del cristianismo, sino a la deljudaismo: La predicacin de Jess constituye uno de los presupuestos de la teologa del Nuevo Testamento, no una partede ste13; es un presupuesto entre otros muchos, como puedenser la gnosis, el estoicismo, o el mundo pagano de la poca, consus mitos y sus expectativas. Bultmann insiste en una distincin tomada de su maestro, Martin Khler, autor de un famosolibro que se ha hecho programtico para toda discusin ulterior: El llamado Jess histrico y el Cristo legendario y bblico (1892)14 . Segn Bultmann, es preciso distinguir entre histrico (historisch) y legendario (geschichtlich), entre Jess yCristo. Por Jess hay que entender el hombre de Nazaret, cuy a12. R. BULTMANN, Jess (op. cit. en nota 6); Theologie des NeuenTestamentes, Tbingen, 1965; Das V erhltnis der urchristlichen Christus-botschaft zum historischen Jess (Actas de la sesin de la Academ ia de lasCiencias de Heidelberg, Seccin de Filosofa e Historia, 1960, 3), 1960.13. R. BULTMANN, Theologie des Neuen Testamentes (op. cit. nota

    12), p. 1.14. Der sogenannte historische Jess und der geschichtliche biblis-che Christus, Munich 1961.

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    22 La historia de la historia de Jessvida en vano trat de reconstruir la historiografa crtica. PorCristo se entiende el Salvador e Hijo de Dios anunciado por laIglesia en los evangelios. Por histrico se entienden los hechosdel pasado que pueden ser probados mediante documentos quela ciencia histrica se encarga de analizar; por legendario (ges-chichtlich) debe entenderse la significacin que un determ inadohecho adquiere para una poca o para un grupo de personasdentro de la historia. Segn esta distincin, nicamente el Jesslegendario es relevante para la fe, porque nicamente la predicacin (el Nuevo Testamento) que podemos constatar histricamente hace de l el Salvador del mundo. Por consiguiente, la renuncia al Jess histrico se basa fundamentalmente,segn Bultmann, en dos consideraciones:aa) No nos es posible escribir una vida de Jess porque carecemos de fuentes neutrales. Lo que s podemos esbozar,como histricamente segura, es la figura de un profeta

    judo portador de un mensaje que constituye la radicali-zacin de la fe del Antiguo Testamento. Pero ninguna deambas cosas tiene mayor importancia para la fe.bb) La tarea de la teologa no ha de consistir en malgastartiempo en la bsqueda de un Jess histrico al que no esposible encontrar, sino que ha de reducirse a interpretary traducir al lenguaje de hoy la predicacin apostlicaque anunciaba a Jess como Cristo, Salvador, hijo delHombre e Hijo de Dios. Es preciso desmitologizar elmensaje, despojndole del ropaje sincretista, propio d e lacultura grecorromana, de que est revestido 15 .

    Podemos resumir en los siguientes puntos, indicados porBultmann16 , la diferencia entre el Jess histrico y el Cristo dela fe:15. Cf. R. BULTMANN, Das Urchrislentum im Rahmen der antikenReligionen, Hamburgo, 1954.16. Cf. R. BULTMANN, Das Verhaltnis der urchristlichen Christus-botschaft (op. cit. en nota 12), p. 6. Cf. W. KUENNETH, Glauben an Jess?Christologie und moderne Existenz, Munich-Hamburgo, 1969, pp. 79-86.

    Las respuestas de la era del criticismo 23aa) En la predicacin apostlica (kerigma),en lugar de lapersona histrica de Jess, lo que se introdujo fue la figura mtica del Hijo de Dios.bb) En lugar de la predicacin escatolgica de Jess acercadel Reino de Dios, se introdujo en el kerigma el anunciodel Cristo muerto en la cruz por nuestros pecados y pro

    digiosamente resucitado por Dios para nuestra salvacin.Jess predic el Reino; la Iglesia predica a Cristo. Elpredicador es ahora predicado.ce) En lugar de la obediencia radical y la vivencia total delamor exigidas por Jess, se introdujo en el kerigma ladoctrina sobre C risto, la Iglesia y los sacramentos. Loque para Jess ocupaba el primer lugar queda ahora relegado al segundo. Es la parnesis tica.

    Ante esta distasis entre Jess y Cristo, la pregunta es:qu valor cristolgico adquiere la humanidad histrica deJess? Segn Bultmann, dicho valor es irrelevante: Acerca dela vida de Jess, el kerigma (la predicacin) precisa saber nicamente qu e Jess vivi y qu e muri en la cruz. No es precisoir ms all. Pablo y Juan, cada uno a su manera, lo demuestran 17 . A la fe nicamente le interesa saber que Jess existi.Lo que realmente aconteci, la historicidad objetiva, carece deinters.Segn estas tesis, creer en Jess no consiste en creer en supersona, sino en la predicacin acerca de l que contienen losevangelios. No es Jess quien salva, sino el Cristo predicado,que llega personalmente a cada uno en la predicacin, la cuales ahora realizada por la Iglesia. Por eso no hay fe en Cristosin fe en la Iglesia, porque no hay Cristo sin la predicacinanunciada por la Iglesia. El estudio de las tradiciones y la investigacin de la historia de las formas (Formgeschichte) de losevangelios, hacen que resulte tangible la labor teolgica, literaria y redaccional de las comunidades primitivas.Entonces, qu es la Cristologa? No es la doctrina acerca de la naturaleza divina de Cristo, sino el anuncio, la inter-

    17. R. BULTMANN, Das Verhaltnis... (op. cit. en nota 12), p. 9.

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    24 La historia de la historia de Jesspretacin de la fe que me invita a creer, a tomar la cruz deCristo y, de este modo justificado, tomar parte en su resurreccin18 . Cristologa es la Palabra de Dios que me llega aqu yahora. Creer en Cristo tal como los evangelios lo predican esexperimentar y alcanzar la redencin. Sin embargo, hemos dedesmitificar las formulaciones evanglicas y trata r de ver el significado que poseen para nuestra existencia. Qu significa,por ejemplo, creer en la cruz de Cristo? No significa creer enun acontecimiento del pasado que se realiz en Jess, sino quesignifica hacer de la cruz de Cristo la prop ia cruz , es decir, dejarse crucificar con Cristo19 . Creer en el Crucificado significadespojarse del yo. En eso consiste la salvacin. La Cristologase reduce a Soteriologa. La Cristologa es el esclarecimientode la comprensin cristiana del ser20 , la explicacin de lacomprensin de fe del nuevo ser 21 ; todo lo dems no son msque representaciones mitolgicas y conceptos clticos del sincretismo helenstico22 .

    Como puede colegirse, se verifica aqu una nueva radicali-zacin. Si los telogos e historiadores, en su bsqueda del Jessde la historia a costa del Cristo de la fe y de las interpretaciones dogmticas, radicalizaban en un sentido, Bultmann radicaliza en el sentido opuesto, al buscar nicamente al Cristo de lafe a costa del Jess histrico, al que reduce a un punto matemtico de su mera existencia 23 .3. La vuelta al Jess histrico. Jesuloga y Cristologa

    La postura de Bultmann, por muy fascinante que puedaparecer, deja sin resolver una serie de graves problemas para lafe: Dnde emerge la fe? En qu se basa el kerigma? Cmodistinguir, por un lado, la predicacin sobre Jess y, por otro,18. R. BULTMANN, Glauben und Verstehen I, Tbingen, 1933, p.260. (Trad. cast.: Creer y comprender, Madrid, 1974).19. R. BULTMANN, Offenbarung und Heilsgeschehen, Munich, 1941,p. 61.20. R. BULTMANN, op. Ct. en nota 18, p. 263.21. Ibid.22. Id., pp. 266 ss.23. Que Bultmann, a pesar de todo, sabe mucho del Jess histrico,lo demuestra su libro Jess, escrito en 1926.

    La vuelta al Jess histrico 25la ideologa de un grupo en torno a la figura de Jess? Qufuerza oculta es la que acta e impulsa la predicacin? Se trata de una idea, o de una persona histrica? Puede temerse enpie la idea de una ruptura entre el Jess histrico y el Cristo dela fe? Acaso la muerte redentora y la resurreccin de Jess noson ms que meras interpretaciones de la comunidad que hoypodemos desechar? O nos hallamos ante algo que realmentese verifica en Jess? . Se puede identificar, com o hace Bultmann, predicacin, Jess, Iglesia, Nuevo Testamento y Espritu S anto? Si identificamos a Jess con la predicacin d e la Iglesia, entonces nos vemos privados de todo elemento crtico y dela posibilidad de legtima protesta; nos es arrebatado el baremocon el que poder medir a M arcos, Luca s, Mateo, Juan y P ablo,y otros autores escritursticos, y calibrar hasta qu punto, frente a las nuevas necesidades de sus respectivas comunidades, interpretaron y elaboraron el mensaje originario de Jess. Dednde hemos de partir para mantener una actitud crtica frentea la Iglesia si, segn Bultmann, Cristo no es sino una creacinde la fe de la propia Iglesia? Por otra parte, la Cristologa deBultmann vaca de todo contenido la encarnacin. C risto no esen primer lugar una idea o un tema de predicacin. Ante todo,fue un ser histrico, condicionado y datable. En la teologa deBultmann, sin embargo, no es la Palabra la que se hace carne, sino la carne la que se hace Palabra.

    En el debate de los problemas que acabamos de exponerse perfilan dos orientaciones bastante ntidas: una importanteparte de los discpulos de Bultmann no suscribi las tesis radicales de su maestro, sino que regres un paso atrs, reasumiendo el problema del Cristo histrico. Como perfectamente expone J. R. Robinson, es preciso interrogarse acerca del Jesshistrico, porque el kerigma pretende llevar al fiel a un encuentro existencial con una persona histrica: Jess de Naza-ret...25 . La problemtica post-bultmaniana trastoca los trminos de inters. El mismo Bultmann lo constata con pesadumbre en 1960: Antao, la preocupacin esencial consista en determinar la diferencia entre Jess y la predicacin sobre Jess.

    24. Cf. R. GEISELMANN, op . cit. en nota 1, pp. 51 ss.25 . J. R. ROBINSON, Kerygma un d historischer Jess, Zurich, 1960,p. 114. La vuelta al Jess histrico 27

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    26 La historia de la historia de JessHoy sucede al revs: el inters principal consiste en subrayar launidad existente entre el Jess histrico y el Cristo de la fe 26.El retorno a la bsqueda del Jess histrico es un retorno crtico . A todos resulta evidente que jams podr escribirse unabiografa de Jess. Sin embargo, a pesar del carcter cristolgi-co , interpretativo y confesional que poseen los actuales evangelios, stos proyectan una figura de Jess de extraordinaria espontaneidad y originalidad: una figura inconfundible y no intercambiable; la concrecin histrica y la especificidad daJess se destacan por encima y a pesar de todas las interpretaciones que de l hicieron las com unidade s prim itivas. Y fue precisamente el carcter de soberana y grandeza del Jess histrico lo que ocasion el desarrollo cristolgico y sus mltiples interpretaciones. En esa lnea camina toda una corriente de lateologa y la exgesis post-bulmanianas, como ms adelante explicaremos. Pero hubo otra corriente que llev a sus ltimasconsecuencias las tesis de Bultmann, y de un modo especial suprograma de desmitificacin del mensaje evanglico, desembocando, como veremos, en un cristianismo ateo no compartidopor el propio Bultmann.a) La continuidad entre Jess y Cristo:la cristologa indirecta

    Dnde reside la continuidad entre el Jess histrico y elCristo de la fe? Una gran parte de la investigacin teolgico-exegtica de los ltimos aos, tanto en el campo catlico comoen el protestante, se centra en el anlisis y elaboracin de esteproblema27 . Y tal investigacin desvel un dato muy importan-26. R. BULTMANN, Das Verhltnis de r urchristlichen Christusbot-schaft... (op. cit. en nota 12), pp. 5-6.27. Sobre la investigacin de los ltimos ao s, cf.: W . G. KUEMMEL,Jesusforschung seit 1950, en Theologische Rundschau 31 (1965-66), pp.15-46 y 290-315. F. MUSSNER, Leben-Jesu-Forschung, en LexikonfrTheologie un d Kirche VI (1961), pp. 859-864. J. ROLOFF, Da s Kerygmaund der irdische Jess, Historische Motive in den Jesus-Erzhlungen derEvangelien, Gottingen, 1970. M. LEHMANN, Synoptische Quellenanalyseund die Frage nach dem historischen Jess, Berln, 1970. M. HENGEL,Nachfolge und Charisma, Berln, 1968. (Trad. cast.: Seguimiento y caris-ma , Santander, 1980). C. K. BARRET, Jess andthe Gospel Tradition, Londres, 1967. Cf. tambin: VV. AA., Zur Frage nach dem historischen Je-

    te al que ya hemos aludido anteriormente: el modo de actuarde Jess y sus exigencias, que ponen en relacin la participacin en el Reino y la venida del Hijo del Hombre con la adhesin que se preste a su persona (cf. Le 12,8-10) y la pretensinde Jess en el sentido de que con l se ofrece la ltima oportunidad de salvacin, de que con l los pobres son consolados ylos pecadores reconciliados, supone la existencia latente de unacristologa implcita e indirecta

    28. Robinson, Ksemann

    29,Bornkamm 30 , Mussner31 , Geiselmann, Trilling, Pan'nenberg 32 yotros muchos han puesto de manifiesto que la autoridad y soberana que Jess evidenci frente a las tradiciones legales y laconcepcin religiosa del Antiguo Testamento, superan con mucho lo que el ms osado de los rabinos se habra podido permitir. Jess invade la esfera de lo divino y habla como quien esten lugar de Dios. Ni siquiera el historiador ms exigente puededejar de reconocer que nos hallamos ante alguien que excedelas categoras humanas. Jess posea una conciencia mesini-ca, aun cuando no llegara a explicitarla mediante ninguno delos ttulos escatolgicos tradicionales, tales como Mesas,Hijo del Hombre, Hijo de Dios, etc.

    La continuidad entre el Jess histrico y el Cristo de la fereside, pues, en el hecho de que la comunidad primitiva hayaexpresado explcitamente lo que ya estaba implcito en las palabras, exigencias, actitudes y comportamientos de Jess. La primera comunidad denomina a Jess Mesas, Hijo de Dios,Seor, etc., para explicar la autoridad, la soberana y las pretensiones que nacan del modo de ser de Jess. Desde entoncessus, en Biblische Zeitschrift 15 (1971), pp. 271-279. R. PESCH, Jess urei-gene Taten (QD 52), Friburgo, 1970. . G R E C H , Developpements rcentsdans la controverse sur le Jsus de l'histoire, en Bulletin de Thologie Bi -blique 1 (1971), pp. 193-217.28. Cf. H. R. BALZ, Methodische Probleme de r neutestamentlichenChristologie, Neukirchen, 1967, pp. 124 ss. y 218 ss.29. Das Problem des historischen Jess, en Glauben heute, publicado por Gert Otto, Hamburgo, 1965, pp. 96-112.30. Jess von Nazareth, Stuttgart, 1956. (Trad. cast.: Jess de Naza-ret, Salamanca, 1975).31. Der historische Jess und der Ch ristus des Glaubens, en Biblische Zeitschrift 1 (1957), pp. 224-252.32. Grundzge der Christologie, Gtersloh, 1969, especialmente pp.47-60. (Trad. cast.: Fundamentos de Cristologa, Salamanca, 1974).

    La vuelta al Jess histrico

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    28 La historia de la historia de Jesscomenz a hablarse de Jesuloga (cmo se entenda Jess a smismo, segn se desprende de sus palabras y actitudes) y deCristologa (la posterior explicacin dada por la comunidad).La Cristologa no consiste sino en hacer patente aquello que sehaba manifestado en Jess: su inmediatez con el mismo Dios.Com o perfectamente indicaba Bornkamm , uno de los principales estudiosos de la figura de Jess en nue stro siglo, la presen-cializacin de la realidad de Dios fundamenta el misterio mismo de Jess 33 . Si esto es cierto, entonces el horizonte en el quehemos de abordar al Jess histrico es el horizonte de la fe,porque nicamente en ese horizonte puede llegarse a la comprensin natural y la correspondiente explicitacin de las actitudes y comportamientos de Jess. De ah que el encuentro conlos testimonios de la fe (los evangelios) signifique ya un encuentro con el mismo Jess. El Jess histrico es el Jess de la fe,no slo porque los evangelios son testimonios de la fe, sino porque el propio Jess fue una persona y un testimonio de fe34.

    A la luz de estos estudios se escribi una interesante seriede libros sobre Jess en los que, con una comprensin de la historia desprovista de los rgidos prejuicios de la crtica liberalhistoricista, se ofrece suficiente material histrico no ciertamente para una biografa, pero s para una descripcin esquemtica suficientemente fiable de Jess de Nazaret. Por supuesto que tambin aqu hubo exageraciones, especialmente porparte de E. Stauffer, el cual, en medio de la euforia reinante porcausa de ese retorno crtico al Jess histrico, y por causa tambin del minucioso y erudito anlisis de las fuentes indirectasrelativas a Jess como son las antiguas relaciones, los documentos de la poca de tipo prosopogrfico, poltico, jurdico,moral, numismtico y arqueolgico, a los que habra que aadir el mayor conocimiento de los manuscritos de Qumram, dela literatura apocalptica y de la polmica rabnica contra Jess(especialmente el Midrash y el Talmud) intent reconstruiruna vida de Jess estrictamente encuadrada dentro de los criterios positivistas35 . El objetivo de Stauffer consiste en llegar al

    33. Op. cit. en nota 30, p. 56.34. Cf. G. EBELING, Jess und Glaube, en Wort un d Glaube, T-bingen, 1960, pp. 203-254.35. Cf. E. STAUFFER, Jerusalem und Rom im Zeitalter Jesu Christi,

    29mensaje originario de Jess en su ms pura esencia, as como ala autoconciencia del mismo Jess y, a partir de ah, valorar lasdiversas cristologas y teologas elaboradas por las comunidades y que se contienen en los evangelios; para ello realiza unadenodada labor de despojo de todos los elementos que l considera no jesunicos. El resultado de su investigacin podemosresumirlo as: Dios se revel en Jess; la expresin de la auto-revelacin de Dios reside en la soberana de Jess que se explcita en los diversos Yo soy pronunciados por el mismo Jess(cf. Me 14,62); consiguientemente, el ncleo del mensaje jesu-nico consiste en una nueva moral, la del amor, contrapuesta ala moral de la obediencia posteriormente introducida por Pabloy por la Iglesia; los evangelios actuales son producto de unproceso de re-judaizacin del cristianismo; la tarea primordialde la Cristologa habr de consistir, pues, en la superacin de latica de la obediencia, que tantos males ha ocasionado a lo largo de la historia cristiana, y en la des-rejudaizacin de la tradicin jesunica. L a crtica acogi desfavorablemente el programa de Stauffer36. Aun reconociendo la inmensa erudicin querefleja su obra y el entusiasmo apostlico de sus esfuerzos, susestudios constituyen un fruto anacrnico de la historiografaclsica de las Vidas de Jess.b) Concentracin y reduccin cristolgicas:los telogos de la muerte de Dios

    Algunos discpulos de Bultmann, entre ellos H. Braun, D.Slle y P. van Burn, han radicalizado an ms la postura delpropio Bultmann. Con ellos, la desmitologizacin no slo alcanza al contenido del Nuevo Testamento, sino tambin a losconceptos fundamentales de la religin, como puede ser la imagen de Dios. Segn, por ejemplo, H. Braun, famoso exegeta ytelogo de Mainz, despus de Kant tenemos que excluir terminantemente todo intento de objetivacin de Dios, incluida ladenominacin de espritu y de persona. Dios no es objetoBerna, 1957; Jess, Gestalt und Geschichte, Berna, 1957; Die Bo tschaftJesu damals und heute, Berna, 1959.36. Cf. G. W. KUEMMEL, Jesusforschung seit 1950/11, en Theologische Rundschau 31 (1966), pp. 291 ss. W. MARXSEN, en TheologischeLiteraturzeitung 86 (1961), pp. 38-41. E. HAENCHEN, en Gnomos 32,(1960), pp. 552-556.

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    del conocimiento, ni existe simplemente del mismo modo queexisten las dems realidades. Dios acontece dentro de la vidahumana. Dios es aquel acontecimiento que hace posible quenazca el amor, y en El reciben esperanza y futuro el malvado yel desesperado37 . Por eso Dios no constituye una instancia superior, una esencia divina originadora del mundo y concesorade premios o castigos, segn los merecimientos de cada cual.Pensar as de Dios significara encuadrarlo en categoras metafsicas o lingsticas y dejarse atrapar por las estructuras delpensamiento antiguo, mtico y pre-crtico. Por ello, tanto Brauncomo la teloga protestante Dorothee Slle llegan a afirmarque la aceptacin de la divinidad no constituye un presupuestodel ser cristiano. Se puede ser ateo y cristiano 38 . Ernst Bloch hadado un paso ms al formular en el ttulo de uno de sus librosla siguiente paradoja: Slo un buen cristiano puede ser unateo, y slo un buen ateo puede ser un cristiano39 . P. van Burn sugiri que se prescindiera definitivamente del nombre deDios40 . Como es obvio, estos autores radicales no pregonancon todo ello un atesmo vulgar. Dios sigue desempeando unafuncin, porque sigue siendo el smbolo de la conducta queCristo exiga de todos: un amor ilimitado y una obediencia desinteresada a las exigencias de una reciprocidad sin lmites.Dondequiera que esto sea una realidad, all estar Dios presente (Braun)41 .

    En la teologa de la muerte de Dios se verifica una concentracin cristolgica que no tiene precedentes en la historiade la teologa cristiana. Jess rechaza a Dios, que muere y aquien l sustituye. El es el verdadero Dios; el Dios de la tras-37. H. BRAUN, Jess, Der Mann aus Nazareth und seine Zeit,Sttutgart-Berln, 1969, p. 170. (Trad. cast.: Jess, el hombre de Nazaret ysu tiempo, Salamanca, 1975). Cf.: Post Bultmann locutum. (Discusin entreel profesor d octor H . GoUwitzer y el profesor doctor H. Braun), Ham burgo,1965, p. 30.38. Cf. D. SOELLE, Atheistisch an Gott glauben. Beitrge zur Theo -logie, Olten-Freiburg, 1968.39. Atheismus in Christentum. Nur ein guter Ch rist kann ein Atheistsein. Nur ein guter Atheist kann ein Christ sein. Stuttgart, 1969.40. P. VAN BURN, The Dissolution of the Absolute. Religin in life,1965; Linguistic Analysis and Christian Education. Religious Education,1965; El significado secular del Evangelio, Barcelona, 1968.41 . Post Bultmann locutum (op. cit. en nota 37), p. 30.

    cendencia, de la creacin, de los atributos divinos, muere dentro de nuestra cultura emprica, experiencial, pragmtica e in-mediatista. El Dios que se identific con nuestra situacin, connuestras tinieblas y nuestras angustias, se es el Dios divino yse llama Jess de Nazaret. Jess viene a colmar el inmenso vaco y la tremenda ausencia provocados por la muerte de Dios;porque no es Dios quien interviene y hace que triunfe su causaen el mundo, sino que es Cristo quien entra en su lugar. EsCristo quien consuela a aqullos a quienes Dios ha abandonado, cura a aqullos que no comprenden a Dios y satisface aaqullos que sienten ansias de Dios42 . Jess es el protagonistade Dios. Desempe a el papel de Dios en el mundo, haciendo aDios presente y haciendo tambin que su ausencia sea menosdramtica. Dios ya no habla. Ha dejado de ser transparente.Sin embargo, tenemos un lugarteniente de Dios, que es Jesucristo. En Jess, Dios se hace dbil e impotente en el mundo 43 .Y con ello resuelve el problema del dolor y del mal, que constituan la perenne base de argumentacin para todo el atesmo.El Dios que el atesmo cuestionaba, en nombre del mal de estemundo, era el Dios todopoderoso e infinito, Creador del cielo yde la tierra, Padre y Seor csmico. En Jesucristo, el propioDios asumi el mal y el absurdo, identificndose con el problema, y resolvindolo no de un modo terico, sino mediante lavida y el amor. Por eso, nicamente este Dios es el Dios de laexperiencia cristiana. Ya no es un eterno e infinito solitario,sino uno de nosotros, solidario con nuestro dolor y con nuestraangustia por la ausencia y el ocultamiento de Dios en el mundo.

    Como es evidente, aqu no hay tan slo una concentracin cristolgica, sino tambin una reduccin de la realidad deJesucristo. El Jess del que dan testimonio los evangelios nopuede ser comprendido de manera adecuada sin una referenciaexplcita a Dios. Es cierto que en l tambin se produjo la experiencia de la muerte de Dios. Pero ello no significa en modo alguno que Jess hubiera reprimido a Dios, o liberado a los hom-42. D. SOELLE, Stellvertretung. Ein Kapitel Theologie nach demTode Gottes, Stuttgart-Berln, 1967, pp. 184-185.43. Cf. D. BONHOEFFER, Widerstand undErgebung, Munich, 1954,pp. 242-244. (Trad. cast.: Resistencia y sumisin, Barcelona, 1969).

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    bres de la divinidad. Jess actuaba en nombre de Dios. Anunci el Reino como Reino de Dios y nos ense a llamarlo Padre y a sentirnos hijos suyos bien amados. Negar esto significara reducir la cristologa a pura fraseologa.c) Cristologa de la palabra, del silencio y del balbuceo

    Cul es el verdadero problema que se oculta tras estaproblemtica que para muchos, y con razn, no pasa de ser unproblema acadmico, fruto de un concepto demasiado rgidode la historia, elaborado en determinados crculos europeos, especialmente alemanes, a partir del siglo XVIII? El verdaderoproblema, en el fondo, se reduce a esto: Lo que la fe dice acerca de Jess como futuro del hombre y del mundo, como realizacin suprema del anhelo religioso del hombre por comulgarcon la divinidad y por encarnar al mismo Dios, es una realidad intra-histrica o no es ms que una proyeccin al terrenode las ideas y los ideales de una interpretacin de la existenciahumana que constantemente se interroga sobre s misma?Qu es lo salvador? La palabra y la interpretacin de la existencia huma na, o el hombre histrico Jess de Nazaret que dioorigen a la palabra y a una nueva interpretacin de la existencia? Lo que los evangelios pretenden anunciar es la presenciade una nueva realidad y, por ello mismo, de una nueva esperanza en el corazn de la historia: Jess resucitado, vencedor de lamuerte, del pecado y de todo lo que aliena al hombre. En principio, no desean anunciar una nueva doctrina y una nueva interpretacin de las relaciones del hombre con Dios. Quieren,eso s, mostrar la realidad de un hombre, a partir del cual todoser humano puede tener esperanza acerca de su propia situacin ante Dios y acerca del futuro que le est reservado: unavida plena en comunin con la vida de Dios; la carne tiene unfuturo, que es la divinizacin; y la muerte, con todo lo que significa, ya no tendr lugar. Esta positividad histrica adquiereun carcter universal y eterno, porque representa la anticipacin del futuro dentro del tiempo.

    Para muchos, esto constituye un escndalo. Puede la palabra transmitir semejante positividad? O no es la palabrasino un vaso frgil que contiene la esencia preciosa, pero queno puede ser identificado con ella? El Nuevo Testamento y lapredicacin de la Iglesia se presentan como la palabra llena de

    autoridad y poder que contiene y comunica la positividad delhecho de Jess, el Cristo. Pero puede la palabra fecundada enel mundo viejo expresar adecuadamente el nuevo? Acaso noes la palabra un balbuceo en torno al misterio, una respuestahumana y llena de fe, antes que la propuesta propiamente dicha de Dios y de Cristo a los hombres?Hay en la teologa una corriente que afirma que el silencioes ms com unicador que la palabra, que es de l de donde nacela palabra fecunda. La sabidura de la palabra consiste en re-conducir si silencio del misterio. Pero no es en el amor dondereside la suprema realizacin de Dios y del hombre? El amor essilencio y palabra. No es nicamente palabra, porque existe encada uno de nosotros y en Dios, el inefable. Tampoco es nicamente silencio, porque el amor se comunica y exige la existencia de un t, la alteridad y la reciprocidad. Al hombre le tocaconocer tanto el valor del silencio como el de la palabra. Alhombre le ha sido dada, antes que nada, la posibilidad de balbucir acerca del misterio de s mismo, de Cristo y de Dios. Enesto vea San Buenaventura la tarea de la teologa y del telogo . Y esa posibilidad de balbucir se llama fe. No la fe comomanera deficiente de saber, sino como manera de comportarsey de situarse en la positividad ante las cuestiones ltimas delhombre, del mundo y de Dios. Aqu ya se ha trascendido la dimensin del saber como posibilidad de cuestionar cientficamente. Pero se ha entrado en otro horizonte en el que la decisin libre tiene un carcter determinante y da lugar a otro universo de comprensin de la realidad. Fe y razn cientfica noestn mutuamente enfrentadas; son dos dimensiones diferentesy no dos modos de conocer dentro de una misma perspectiva.Por eso, el pretender recuperar un Jess histrico a costa de unCristo dogmtico, significa confundir las dimensiones y comprender errneamente la fe como una forma inadecuada e imperfecta de conocer. Puede el propio Jess histrico ser entendido fuera de la dimensin de la fe, cuando l mismo, Jess deNazaret, concibi toda su vida como vida de fe? No constituye la fe, precisamente, la atmsfera y el horizonte adecuadospara poder comprender quin fue el Jess histrico?No le faltaba razn a la comunidad primitiva al identificaral Jess histrico y carnal con el Cristo resucitado y glorioso.La historia va siempre unida a la fe y, por ello, hay que recha-

    34 La historia de la historia de Jess Otras posiciones cristolgicas actuales 35

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    za r a priori cualquier tipo de docetismo, bien sea porque tratede reducir a Jess a mera Palabra (kerigma, predicacin), biensea porque pretenda reducirlo a un puro ser histrico que tuvosu fin en la mu erte. La P alabra se hizo carn e. Y con ello pretende decirse que hay una historia del ser nuevo y escatolgicoque tuvo su comienzo, de forma epocal y nica, con Jess deNa zare t, en toda su patente visibilidad. Este es el ncleo fundamental del mensaje cristiano. El modo concreto de los balbuceos a partir de, y en torno a, esta realidad, variar a lo largode la historia, como varan tambin dentro del propio NuevoTestamento. De ah podemos colegir que esta discusin sobreel Jess histrico y el Cristo de la fe implica el problem a fundamental del cristianismo: surgi ya el homo revelatus, totalmente divinizado e inserto en el misterio de Dios, o nos hallamos an en ansiosa espera (cf. Le 3,15), perdidos dentro delmundo viejo y del ser alienado? El Nuevo Testamento es unnime al respecto: la salvacin ya ha aparecido y tiene un nombre: Jesucristo, el hombre nuevo, el primero en llegar a trminoy al que nosotros seguiremos.4. Otras posiciones cristolgicas actuales

    Adems de las posiciones referidas, hay an otras que delimitan el horizonte de la reflexin sobre Jess y su actuacinreligiosa. Nos referiremos brevemente a algunas de ellas.a) Interpretacin Jllosfico-trascendental de Jess

    Esta corriente teolgica, en la que se encuadran sobretodo telogos catlicos44 , arranca igualmente del problema de44. Cf. el principal representante: K. RAHNER, Jess Christus, enLexikonfr Theologie undKirche V (1960), pp. 953-961; Jess Christus,en Sacramentum Mundi II (1968), pp. 900-957. (Trad. cast.: SacramentumMundi II, Barcelona, 1972); Probleme der Christologie von heute, enSchriften zur Theologie I (1954), pp. 169-222. (Trad. cast.: Escritos deTeologa I, M adrid 1969); Zur Theologie der Menschwerdung, en Schriften zur Theologie IV (1960), pp. 137-155; los artculos de Cristologia enel volumen Teologa e antropologa, S. Paulo 1969; Christologie im Rah-men des modernen Selbst-und-Weltverstndnisses, en SzT IX. (1970), pp.227-241. H. K.UENG, Menschwerdung Gottes. Eine Einfhrung in Hegelstheologisches Denken ais Prologomena zu einer zuknftigen Christologie,

    Friburgo 1970, esp. pp. 647-670. (Trad. cast.: Encarnacin de Dios, Barcelona 1974).

    la desmitificacin. Para nosotros, innumerables afirmaciones(y de las ms fundamentales) sobre Jess son una especie demitos arcaicos: que Jess sea al mismo tiempo Dios; que hayanacido de una virgen, etc. Qu significa para nosotros decirque Jess es el Verbo encarnado? Qu mediacin podemosarbitrar para incluir semejante dato dentro de nuestro horizonte de comprensin? Son muchsimos los que entienden de unmodo realmente mtico y equivocado la encarnacin de Dios:como si excluyera totalmente la actividad humana; como siJess no hubiera tomado parte realmente en nuestra condicinhuman a, con todo lo que sta supone de bsqueda a tientas, denecesidad de creer y esperar, de crecer, comprender y relacionarse con Dios. Si Jess fue realmente Dios, cul es la condicin de posibilidad de que la naturaleza humana pueda ser asumida por Dios? Si el hombre Jess pudo constituir la encarnacin del Verbo, es porque ya exista esta posibilidad dentro dela naturaleza humana. Ahora bien, Jess es un hombre comonosotros. Por consiguiente, la naturaleza hum ana en cuanto talcomporta esa trascendencia y esa capacidad de relacionarsecon el Absoluto. Puede identificarse con El y formar parte deSu historia.

    Por eso la Cristologia presupone una antropologa trascendental : el hombre, por su propia naturaleza, est orientadodimensionalmente al Absoluto; ansia y espera unirse a El porque ste es el sentido ltimo de su plena hominizacin; la exigencia ms radical de su existencia reside en la posesin de unradical sentido de unidad con el Infinito. El hombre descubreen s mismo esa energa y ese movimiento hacia el Transcendente. Y lo acepta en libertad. Reconoce que tal energa, de hecho, existe en l como condicin para que el Infinito mismo secomunique y venga a saciar el ansia del corazn humano. Estemovimiento y esta apertura total del hombre no permanecenvacos e irrealizables en un eterno retorno y en una perenne situacin ssifo-prometeica. Sino que el Infinito mismo se auto-entrega al hombre y, salvada la alteridad Creador-criatura, forma una unidad reconciliadora de Dios con el hombre. El cristianismo vio en Jess de Nazaret la realizacin de este anhelode la naturaleza humana. Por eso lo llamaron Verbo encarnado, Dios-he,cho-hombre, Dios-con-nosotros. Aqu no se afirman cosas milagrosas y extraas, ajenas a las posibilidades

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    que ofrece la naturaleza humana, sino que, ms bien, se afirmala suprema realizacin del propio hombre en Dios. Por eso Jesucristo Dios y Hombre no constituye mito alguno, sino la realizacin escatolgica de la posibilidad fundamental que Diospuso dentro de la naturaleza humana.b) Interpretacin csmico-evolucionistade Jesucristo

    Esta misma lnea de reflexin es llevada adelante y profundizada en trminos csmico-evolucionistas por Teilhard deChardin y sus discpulos45 ; segn ellos, no slo la naturalezahumana est abierta a lo Transcendente, sino tambin todo elproceso de la evolucin ascendente. Existe un movimiento decrecimiento, de unidad y de conciencia que se halla presente entodos y cada uno de los diversos estratos de la lnea de la evolucin. Jesucristo, confesado y predicado en los evangelios y enla Iglesia, representa el punto Omega de convergencia de todaslas lneas ascendentes de la evolucin. Mediante l, ya tuvo lugar la irrupcin de toda la realidad en el interior del misterio delDios que lo es todo en todas las cosas. La encarnacin de Diosno significa tan slo que haya sido asumido un hombre, Jessde Nazaret, sino tambin que toda la materia en evolucin sevio afectada; porque Jess de Nazaret no es una mnada perdida dentro del mundo, sino una parte vital del mismo, y frutode todo un proceso de millones y millones de aos de evolucinconvergente. De este modo, Jesucristo puede ser consideradocomo el mejor regalo que la creacin ha ofrecido a Dios y, almismo tiempo, el principal don de Dios a los hombres: en l seentroncan los caminos del mundo con los caminos de Dios, alcanzndose una culminacin irreversible y la consecucin de laautntica meta a la que tienden todas las fuerzas de la evolucin.c) Interpretacin de Jess con ayuda delas categoras de la psicologa profundaOtra corriente de reflexin, todava incipiente, hace uso delas categoras de la psicologa profunda, especialmente de la es-

    45 . Cf. L. BOFF, O Evangelho do Cristo csmico, Petrpolis, 1970.P. SCHELLENBAUM, Le Christ dans l'Energtique teilhardienne , Pars,1971.

    cuela de C. G. Jung, para entender algunas de las facetas fundamentales del fenmeno Jess46. No se trata, pues ya hacemucho tiempo que el tema ha quedado superado, de entenderde un modo psicologizante la vida consciente de Jess. Se pretende, ms bien, deslindar los condicionamientos del Inconsciente colectivo implicados en la actuacin de Jess y en el movimiento por l desencadenado.El Inconsciente se estructura en mitos y arquetipos, smbolos e imgenes. Para la psicologa, al contrario de lo que sucede con la historia de las religiones, el mito no se identificacon leyendas de dioses o cuentos fantsticos acerca de seressupraterrestres, con su destino, sus luchas, sus derrotas y susvictorias de hroes. El mito es la forma en que el Inconscientecolectivo se representa el sentido radical de las situaciones permanentes de la vida en relacin con Dios, con el padre, con lamadre, con la mujer, con el marido, con el rey, con el sacerdote , con los animales, con el hombre, con el mal, con el sexo, etc.El mito posee unas estructuras, un lenguaje y una lgica que leson propios. El mito no es absurdo o arbitrario, aunque puedaparecrselo a la razn analtica del consciente, cuya orientacin va en el sentido de la verificacin de los objetos. En elmito habla el Inconsciente, no el consciente. De ah que la investigacin meramente cientfica y objetiva difcilmente entiende el mito, porque lo aborda con categoras tomadas de lavida consciente.La verdad del mito tampoco reside en su realizacin objetiva, en el mun do de la realidad. L a investigacin cientfica

    y crtica, al proceder as, descalific d e inmediato el mito, tachndolo de fbula o de ilusin. El error, sin embargo, no esten el mito, sino en el estudioso que false absolutamente la per-pectiva en la ilusin de que el hombre no es ms que racionalidad y vida consciente. El consciente y el mundo de los objetos,como muy bien deca Freud, apenas son ms que la parte visible del iceberg, que en su mayor parte se oculta bajo el agua (el46 . Vase especialmente K. NIEDERWIMMER, Jess, Gottngen, 1968.W. W. MEISSNER, Foundations for a Psychology of Grace, New Jersey,1966; cf. H. HARADA, Cristologia e Psicologa de C. G . Jung, en Revista

    Eclesistica Brasileira 31 (1971 ), pp. 119-144, con la magnfica bibliografa all citada.

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    Inconsciente). Desmitificar no significa desenmascarar el mitoconfrontndolo con la realidad objetiva, lo cual sera no comprender el mito, sino caer en la cuenta del mito como lenguajedel Inconsciente, aceptarlo como una forma de comprensinlgica e integrarlo en el proceso de individualizacin de la personalidad. Buscar el sentido del mito no consiste en detectar suorigen gen tico, averiguar si procede de los persas o de los griegos, como tampoco consiste en descifrar las tradiciones que loconfiguraron. l sentido y la verdad del mito residen en la fuer-'za interpretativa que posee para el esclarecimiento de la existencia.As, en Jess, el mito del Reino de Dios significado po r lossmbolos apocalpticos representa la bsqueda y la promesa dela plena realizacin del sentido de toda la realidad: la irrupcinde la meta final de la historia es inminente. Esto significa unacrisis radical para el consciente, el cual ha de reorganizar su ordenamiento existencial y hacer posible que surja un arquetipodel Inconsciente capaz de transformar el horizonte de su existencia. Con la predicacin de Jess se produce, en su forma extrema, la irrupcin del sentido de la existencia como comuniny participacin de todo con Dios. El mito del Reino suponauna nueva imagen de Dios. Ya no se revelaba el Dios-Ley, sinoel Dios-Padre que llamaba indiscriminadamente a todos loshombres, buenos y malos, justos e injustos, a participar en elReino. Esto ocasion un conflicto entre los judos que les lleva liquidar a Jess. Jess, por su parte, soport el conflictocomo una forma de reconciliacin con sus propios verdugos.Jess predic el amor. Enviado a la muerte por odio, predic elperdn. De este modo, cre un nuevo horizonte de fraternidaddelante del mismo Padre que supera todas las limitaciones. Laresurreccin vino a confirmar la inauguracin del nuevo ser ydel sentido radical de la vida como vida eterna, no amenazadaya ms por la muerte. Sin embargo, mientras el mito no sehaga realidad para todos los hombres y para el cosmos, no podr ser totalmente desmitologizado y des-ilusionalizado.

    Hay en esta perspectiva una serie de preciosas intuicionesque vienen a iluminar ciertos puntos oscuros y permanentemente incomprendidos del mensaje de Jess, como pueden serel anuncio de la inminente venida del Reino, el conflicto con laley, y otros. Fue una concepcin racionalista, y con unos crite-

    ros tomados nicamente de la vida consciente, lo que llev aAlbert Schweitzer a afirmar que Jess, con su predicacin delReino, se enga miserablemente y que, precisamente por ello,no poda ser Dios. Consiguientemente, Schweitzer abandon lateologa, estudi medicina y trat de vivir hasta el final con admirable fidelidad, en Lambarene (frica), lo que le qued delevangelio de Cristo: su mensaje tico de amor y de humanidadpara con todos los hombres, especialmente para con los msincapacitados.d) Interpretacin seculary crtico-social de Jesucristo

    Esta corriente de la teologa catlica y protestante 47 se nutre inequvocamente del carcter privatizante que el mensaje deCristo asumi en la tradicin de la Iglesia y en la teologa msmod erna de orientacin trascen dental, existencial y personalista.El mensaje revolucionario de Cristo fue reducido a la decisinde fe del individuo, sin ninguna relacin con el mundo social ehistrico en que se encuentra inserto. Las categoras en que sepredicaba el mensaje se extraan de la esfera de lo ntimo, de loprivado, del yo-t, de las relaciones interpersonales. Y tambinse privatizaba la conversin como una transformacin de lavida de la persona sin ninguna incidencia en el contextopoltico-social, que permaneca inmune a cualquier crtica. Losevangelios y el mensaje de Cristo, sin embargo, tienen un marcado carcter pblico. Produjeron un evidente impacto en elcontexto social y poltico de la poca. La muerte de Cristo tuvocomo trasfondo una intriga de tipo poltico. Su mismo mensajeacerca del Reino, aunque no fuese partidista, posea una innegable connotacin poltica, en el sentido que esta palabra posee, en la tradicin clsica, de interferir la vida pblica, ascomo las relaciones el hombre con el mundo y con los demshombres. El Reino de Dios no puede ser fcilmente privatizadoy reducido a la dimensin espiritual, como si se tratara nica-

    47. Cf. J. B. METZ, Teologa del mundo, Salamanca, 1970; id., Elproblema d e la teologa poltica y la determinacin de la Iglesia como institucin de libertad crtico-social, en Concilium 36 (1968), pp. 385-403. J. B.M E T Z , J. MOLTMANN, OELMUELLER, Aspekte einer politischen Theologie,Mainz 1970. J. MOLTMANN, Teologa de la esperanza. Salamanca 1969. F.GOGARTEN, Jess Christus, Wende der Welt, Tbingen 1966.

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    mente del perdn de los pecados y de la reconciliacin conDios, sino que supone una transformacin de las personas, delmundo de las personas y del cosmos. La predicacin de Jessposee un marcado contenido crtico frente a las tradiciones sociales y religiosas de su pueblo y los cno nes de la religin vete-rotestamentaria. Todo esto, poco a poco, fue siendo espiritualizado en la Iglesia, marginalizado y, finalmente, se perdi comoenerga histrica de contestacin y de crtica en nombre de lalibertad de los hijos de Dios contra la manipulacin de la relngin para legitimar intereses de grupo, religiosos o eclesisticos. Esta tendencia teolgica destaca, en Jess y en su mensaje , precisamente los elementos de crtica, de contestacin y liberacin que, reledos en nuestro contexto cultural, adquierenuna especial relevancia religiosa y poltica. El mensaje de Cristo posee una funcin crtico-liberadora contra situaciones derepresin, bien sean religiosas o polticas. El no vino a fundaruna nueva religin, sino que vino a traer un nuevo hombre. Poreso, Jesucristo y su misin no pueden ser encuadrados, sinms , en unos cnones religiosos. Jesucristo trasciende lo sagrado y lo profano, lo secular y lo religioso. Y por ello la Iglesia nopuede ser identificada con Jesucristo ni con el Reino de Dios.Tambin ella cae bajo la reserva escatolgica, es decir, la Iglesia no es el trmino y el final en s mism a, sino el instrumen to yel sacramento del Reino. A ella le compete la funcin de llevaradelante la causa liberadora de Cristo, no slo en el mbitopersonal, en el mbito, por as llamarlo, de conversin, sinotambin en la esfera pblica, en la esfera que podramos denominar de transformacin permanente para un crecimiento jams susceptible de fijacin y estratificacin absolutizantes.Frente a la situacin definitiva que an est por manifestarse,todo lo del tiempo presente (en lo eclesistico, en lo dogmticoy en lo poltico) es relativo y est sujeto a perfeccionamiento ya crtica. Ahora bien, esta forma de ver las cosas obliga a unacrtica muy seria en el interior mismo de la Iglesia, y no slofuera de ella. Con demasiada frecuencia, por ejemplo, se ha utilizado a Cristo, para justificar po sturas de hecho de la Iglesia.Fue de este modo como surgi una llamada Cristologa poltica48 que pretenda justificar a la Iglesia que haba salido triun-

    48 . H. SCHMIDT, Algunas cuestiones en torno al problema de la

    fante de las persecuciones y se haba convertido, por designiode Dios, en heredera del Imperio Romano. La pax romana,segn puede leerse en algunos padres del siglo III como SanCipriano, es sustituida por la pax christiana. Al cabo de pocotiempo se fundaba el Sacro Imperio Romano. Entonces no sepresenta a Jess como el amigo de todos, particularmente delos pobres y los humillados, sino como Emperador, Legislador,Juez, Filsofo, Seor csmico y Pantocrator49 . Basta ver lasimgenes de Cristo en los grandes templos a partir del siglo III.El Jess de Nazaret, dbil en cuanto al poder pero fuerte en elamor, que renunci y conden la espada y la violencia, fue desplazado por el Cristo poltico que, por su resurreccin, habasido constituido Seor del mundo. Sus representantes, los papas y los obispos, gobiernan en su nombre y hacen uso de lafuerza pa ra aniquilar a todo s los enemigos de Dios. En las diversas instancias oficiales de la Iglesia post-constantiniana notard en olvidarse la violenta crtica dirigida por Jess contrala forma de ejercer el poder en el mundo antiguo: Sabis quelos jefes de las naciones las gobiernan como seores absolutos,y los grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser asentre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entrevosotros, ser vuestro servidor, y el que quiera ser el primeroentre vosotros, ser esclavo vuestro; de la misma manera queel Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y adar su vida como rescate por muchos (Mt 20,25-28; cf Me10,42-45, Le 22,25-27). Segn Jess, por consiguiente, la jerarqua (poder sagrado) es propia de los paganos, mientras que lajerodula (servicio sagrado) es propia de los cristianos. Pero, enla historia, la Iglesia ha sucumbido a la tentacin del poder alestilo pagano, haciendo uso de la dominacin y de los ttuloshonorficos que aprendi en las cortes romanas y bizantinas.Toda la vida humilde de Cristo pobre fue releda dentro de lascategoras de poder. Hasta hace bien poco, la escultura y lapintura nos presentaban el nacimiento de Cristo como la paru-'cristologa poltica', en Concilium 36, junio de 1968, pp. 463-475. W.ELERT, Das Problem des politischen Christus, en Der Ausgang der alt-kirchlichen Christologie, Berln, 1957, pp. 26 ss.

    49. R. HERNEGGER, Christus in der Kunst des 3. Jahrhunde rts enMach ohne Auftrag, Olten-Freiburg, 1963, pp. 103-106; id., Die Vers'ch-melzung des Christusbildes mit dem Kaiserbild, en op. cit., pp. 267-280

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    sa de un emperador romano, rodeado de regalos y con airesprincipescos. Los pobres pastores se transformaban en prncipes, el msero establo en cmara real, la Virgen santa y el buenJos en cortesanos. Los milagros y las parbolas de Cristoeran revestidos de una aureola de lujo y esplendor que espantaba a los pobres y avergonzaba a los contritos de corazn. Y fueprecisamente con ellos con quienes se identific Cristo, y fue aellos a quienes anunci una gran alegra. Las consecuencias,,tanto para la piedad como para la praxis eclesial, fueron desastrosas, como perfectamente han demostrado investigadorescatlicos de la talla de un Jungmann y de un Karl Adam 50 : enlugar de experimentar el cobijo en las manos del Padre, entrmiedo; en lugar de la inmediatez filial, creci el recelo ante elCristo-Emperador; en lugar de sentirse todos hermanos, sevean insertos en mitad de un engranaje jerrquico que se interpona entre Cristo y los fieles. En consecuencia, comenz a venerarse mucho ms a los santos que a Cristo. Ellos eran algoms cercano y podan servir de mediadores con Cristo. Pero,adems de los santos, entraron en juego un sinnmero de sacramentales que originaron un cosmos sagrado, mediante elcual poda vivir su experiencia religiosa el pueblo sencillo, puesto que se senta alienado po r la politizacin de la figura de Cristo y de las estructuras de la Iglesia. Y todo esto perdura engran medida en el inconsciente religioso y cultural de nuestrocristianismo occidental. Como ha podido vislumbrarse en estabreve exposicin, si antao se politiz a Cristo para justificarsituaciones de hecho de la Iglesia, hoy se recorre el caminocontrario y se impone la tendencia a presentar la figura de unCristo apoltico, privatizado, que habla nicamente al esprituy al alma, al objeto de, con la misma preocupacin ideolgica,justificar la postura de una Iglesia instalada que goza de sustriunfos histricos y que, sin embargo, se halla organizada enestructuras anacrnicas que llegan a poner en peligro la esenciamisma y la vida interior del cristianismo en grandes zonas delmundo. Una visin crtico-social de Jess y de su mensaje hade estar atenta a las ideologizaciones por las que puede ser manipulada la Iglesia. Jess es un elemento de permanente crtica

    50. Cf. R. HERNEGGER, (op. cit. en nota 4 9), pp. 279-280, con la bibliografa citada.

    interna porque resulta incmodo, porque no se deja domesticarpor ningn sistema teolgico, sino que se deja a mar por la fe liberadora.e) El significado de la experiencia de Cristoen la juventud de hoy

    Es en este contexto de reflexin donde adquiere relevanciasocial y religiosa la nueva experiencia de Cristo en la juventudde hoy. Desde la dcada de los sesenta, en el mundo occidental,especialmente en el capitalista y post-industrializado, pudo percibirse una frentica agitacin en los medios estudiantiles51 . Seprodujo el nacimiento de un impresionante movimiento de contestacin de los cnones de valores fijos y tradicionales denuestra sociedad. La utopa de una sociedad global de consumo y sin necesidades se revel como una utopa realmente ilusoria. La tcnica, en lugar de liberar, lo que hizo fue esclavizarde un modo ms sutil a los hombres. La sociedad urbana y tecnolgica, secular y emprica, en lugar de crear mejores condiciones de libertad personal, mutil ms profundamente a losciudadanos. C omo deca el analista de la juventud norteamericana contempornea, durante 300 ao s, la ciencia y la tecnologa cientfica haban gozado de una reputacin merecida e incontestable: haba sido una maravillosa aventura en la que sehaban difundido los beneficios y se haba librado al espritu delos errores de la supersticin y de la fe tradicional... En nuestrageneracin, mientras tanto, esa ciencia y esa tecnologa pasaron a ser vistas a los ojos de muchos, principalmente de los jvenes, como esencialmente inhumanas, abstractas, masificado-ras, entregadas al poder y hasta diablicas 52 . La protesta esta-balla inexorable y sin compasin: Oh generacin de adultos!Mrense a s mismos y vean cmo precisan dos buenos tragospara tener el valor de conversar con un ser humano. Mrense as mismos y vean cmo tienen necesidad de la mujer del prjimo para probarse a s mismos que estn vivos; mrense a smismos, cmo explotan la tierra, los cielos y el mar, buscando

    51. Cf. el bien documentado artculo de mi alumno JSE ARIOVALDO DA SILVA, A experiencia de Cristo na juventude de hoje, en RevistaEclesistica Brasileira 32 (1972), pp. 383-398.52. Cf. Jornal do Brasil de 22-8-71, cuaderno B, p. 4.

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    el lucro y dando a todo eso el nombre de Gran Sociedad. Sonustedes los que nos van a decir cmo hay que vivir? Estn ustedes bromeando53 . Y de este modo surgi el movimiento d e laanticultura, predicado y vivido especialmente por la juventudhippy. Entre ellos se convierte en pasin colectiva la bsquedade Pa z y A mor, de un sentido superior al de los intereses del lucro, la bsqueda de la espontaneidad, la amistad y la fraternidad universal.Primero se intent por m edio de la liberacin sexual, el alcohol y las drogas. Despus, a travs de la meditacin trascendental del Maharishi Manesh Yogi, profeta de los Beatles. Ydescubrieron por fin a Jesucristo, a quien ven, admiran, aman ysiguen como a un Super-Star, como alguien que primero viviy despus predic aquello que todos andan buscan do: la paz, elamor, la solidaridad y la comunin con Dios. El vale ms queun viaje con L. S. D. El constituye una tremenda y autnticacuracin. Se saludan con frases tom adas del Nuevo Testamento , visten camisas estampadas con la figura de Cristo, recitancomo una especie de jaculatoria: Jess es la salvacin; el Mesas es el mensaje; volvamos a Jess. Ya est llegando. No sedemora.Aun cuando debamos mantener una postura crtica frentea este movimiento54 , no obstante debe hacer pensar a la sociedad y a la Iglesia. La sociedad moderna, secular, arreligiosa yracionalista pens que haba respondido con su abundanciaeconmica a los problemas fundamentales del hombre. Pero loque hizo fue unidimensionalizar, privatizar y reducir a la esferade lo individual el problema del sentido de la vida, de Dios y deJesucristo. Dios es intil. No vale como factor econmico.Pero el hombre es algo ms que una economa y una boca para comer. El hombre busca insaciablemente otro tipo de panque le satisfaga de raz. Trata de descifrar el misterio que envuelve nuestra existencia, que se llama Dios y que se manifest

    53 . Frase de un lder hippy, en Jornal do Brasil de 18-9-69, cuadernoB, p. 1.54. La revista alemana Weltbild, de 20-11-71, Jugend im Jesus-rausch und was dann? notificaba que un nmero cad a vez mayor de industriales norteamericano s apoyaban el movimiento en torno a Jess. Es un excelente sedante para que la juventud no se rebele contra el orden establecido, donde reinan innegables injusticias y discriminaciones.

    Ien nuestra carne con el nombre de Cristo. El es el sentido radical de la existencia. El movimiento juvenil debe llevar tambina la Iglesia a una reflexin cristolgica. Por qu esos jvenesno se afilian a la Iglesia? P or qu su Jess no es el Jess de laspredicaciones, de los dogmas, sino el de los evangelios? Paramuc hos de ellos, Jesucristo fue un prisionero de la Iglesia, de suinterpretacin eclesistica y de la casustica dogmtica. De estemodo, Jess perdi su misterio y la fascinacin que ejerca sobre los hombres, al ser encuadrado dentro de una estructuraeclesial. Es preciso que liberemos a Jess de la Iglesia, a fin deque pueda nuevamente hablar y crear comunidad; comunidadque, entonces, se llamar con razn Iglesia de Cristo. Resultasintomtico que la cancin Jesucristo, yo estoy aqu haya sidocantada por millones de personas. Con ello se produca unanueva parusa de Jess dentro de la vida de muchos seres humanos, en un grito de fe, de esperanza y de deseo de que secumpla la misin de Cristo, que consiste en unir a toda la humanidad en una nica multitud, en una nica raza, en una solanacionalidad, en busca de un solo ideal: el encuentro con Diosun nico Dios, aunque sea adorado de maneras diferentespor fieles de todas las religiones en un camino de paz y deamor55 . Este retorno a Jess puede ser un signo de los tiempos, como afirmaba Mons. Paulo Evaristo Arns, Arzobispo deS. Paulo 56 , un signo de un regreso a lo esencial que puede realmente llenar una vida y el corazn de los hombres: Jess representa el amor en el mundo. Es una especie de faro. Su mensaje de amor nos permite descubrir a los dems y -amarlos talcomo son57 . En l brill anticipadamente lo radicalmente hu^mano, como en un primer momento de la escatologa; ese humano que busca frenticamente la nueva generacin.

    55. O Cruzeiro de 15-9-71, p. 286.56. Cf. Fatos e Fotos de 23-9-71, p. 22; cf. tambin B. HAERING, yGes degli hippies, en La Famiglia cristiana de 28-11-71, p. 7.57. Palabras de una joven pareja, en Tribuna Ilustrada, Camping(SP), agosto 1971, p. 4.

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    2COMO LLEGAMOS A CONOCER A CRISTO?

    E L P R O B L E M A H E R M E N E U T I C OCuando preguntamos: Quin eres t, Jess de Nazaret?, estamos preguntando por una Persona. Y preguntar por una persona estocar un misterio insondable. Un misterio que, cuanto ms conocido

    es, ms se abre al conocimiento. No podemos preguntar por una persona s no nos dejamos envolver en su atmsfera. De este modo, aldefinir a Cristo nos estamos definiendo a nosotros mismos. Cuantoms nos conocemos, ms podemos conocer a Jess. Al tratar de situar nuestra posicin ante Jess en un contexto latinoamericano, incluimos en esa tarea todas nuestras particularidades, nuestra vida ynuestras preocupaciones. De esta forma, Jess prolonga su encarnacin en el interior de nuestra historia, revelando una nueva faz que esespecialmente conocida y amada por nosotros.Las cuestiones arriba sugeridas estaban, ciertamente, provocando la pregunta: Pero, en definitiva, cmo llegamos a co

    nocer a Jesucristo? Para la inmensa mayora, la respuesta esevidente: mediante los escritos del Nuevo Testamento, especialmente los evangelios. Basta con que los interpretemos correctamente (hermenutica) para informarnos y aclararnosacerca de Jess. Semejante respuesta, aunque parezca evidente,encierra, sin embargo, una problemtica sumamente complicada, conocida como problema hermenutico (interpretacin) 1,que constituye uno de los temas centrales de la filosofa moderna y de la teologa y la exgesis de todos los tiempos.1. V. la principal bibliografa especficamente referida al tema: VV.

    AA., Die neue H ermeneutik (Neuland in der Theologie, 2), Zurich-Stutt-gart, 1965. G. STACHEL: Die neue Hermeneutik, Munich, 1967. R. M A R L E , 48 El problema jhermenutico La hermenutica histrico-critica 49

  • 7/29/2019 Boff, Leonardo - Jesucristo El Libertador

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    /1. La hermenutica histrico-criticaPara conocer a Jess es preciso que afrontemos crticamente los documentos literarios que hablan de l: los evangelios. Esta tarea ofrece dificultades internas, porque se trata dedocumentos escritos hace cerca de dos mil aos, y dentro deuna mentalidad profundamente distinta de la nuestra, una mentalidad pre-cientfica, m tica y acrtica. El m todo histrico-cr-tico intenta desentraar en la medida de lo posible el sentido originario del texto, prescindiendo de las interpretacionesposteriores y de nuestra propia comprensin del mismo. Ladisparidad entre el sentido del texto y nuestro modo de ver,constituye un elemento esencial para la correcta comprensindel mensaje de Jess. El mtodo histrico-crtico nos obliga aauscultar el mensaje de aquel tiempo pasado, a distanciarnoscrticamente del presente y a cuestionarnos a partir de lo quepodemos analizar y extraer del texto. Esto no tiene por qu serun arqueologismo, sino que constituye una posibilidad de ampliar nuestro propio horizonte, cuestionar nuestras evidenciasque parecan incuestionables, y crear el espacio interior parauna posible metanoia (conversin).El estudio histrico-crtico de los evangelios, como yamencionamos, ha demostrado que, en su forma actual, losevangelios son el resultado final de un largo proceso de reflexin, predicacin y catequesis que la comunidad de los discpulos elabor acerca de Jess. Hasta podramos decir que los actuales evangelios representan la cristalizacin de la dogmticade la Iglesia primitiva. Mediante el mtodo histrico-crtico esposible descubrir los diversos estratos de un texto o una perco-pa evanglica, las interpretaciones e influencias sufridas a lolargo de la tradicin , y bajo qu perspec tiva teolgica fueron finalmente escritos. Los evangelios contienen pocas cosas acercadel Jess histrico, de Jess tal como fue y vivi; pero contienen muchas cosas acerca de la reaccin de fe de los primeroscristianos que meditaban las palabras de Cristo y las confrontaban con las situaciones vitales de su medio ambiente.Le probleme Theologique de l'hermneutique, Pars 1970. F. FERR, Lelangage religieux a-t-il un sens?, Pars 1970. W. KASPER, Das V erstndnisder O fenbarung (das hermeneutische Problem), en Handbuch der Verkn-digung I, Friburgo 1970, pp. 79-96. R. BULTMANN, Das Problem der Her-meneutik, en Glauben und Verstehen II, Tbingen 1965, pp. 142-150.

    La exgesis crtica desarroll diversos mtodos de estudiode los textos evanglicos:a) El mtodo de la historia de las formas(Formgeschichte)^

    Este mtodo prescinde de la estructuracin actual de quehan sido revestidos los evangelios (predicacin de Jess en Galilea, viaje a Jerusaln, proceso, muerte y resurreccin en laciudad santa) y considera las percopas (formas) en s mismas.Estudia el medio vital en que dichas percopas maduraron (enla catequesis, en el culto, en la predicacin a los paganos), t ratade ver si se trata de un dicho jesunico (del propio Jess) o siha sido elaborado e interpretado por la comunidad, o incluso siha sido inventado por la propia comunidad (que se senta unidaal Resucitado y llena de su Espritu) y puesto en labios deJess. De este modo, el estudio de los evangelios se hizo extremadamente minucioso y exigente. No siempre podr determinarse de for