Boletín de las Cofradías de Sevilla

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141 ÓRGANO OFICIAL DEL CONSEJO GENERAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE LA CIUDAD DE SEVILLA AÑO LIV - Nº 649 - MARZO DE 2013 ESPECIAL SEMANA SANTA José Ángel Caballero

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Especial Semana Santa

Transcript of Boletín de las Cofradías de Sevilla

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Pórtico azul y plata de la Semana Santa

ÓRGANO OFICIAL DEL CONSEJO GENERAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS DE LA CIUDAD DE SEVILLA

AÑO LIV - Nº 649 - MARZO DE 2013ESPECIAL SEMANA SANTA

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Órgano oficial del Consejo General de Hermandades y Cofradías de la Ciudad de Sevilla

San Gregorio, 26 • 41004 SevillaTel. 954215927 • Fax. 954210614

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Año LIV • Nº 649 • Marzo de 2013Especial Semana Santa • 12 €

Suscripción anual (2013): 52 € (Sevilla capital)54 € (resto de España), 72 € (Extranjero)

PRESIDENTE DEL CONSEJO GENERAL DE HERMANDADES Y COFRADÍAS

Carlos Bourrellier Pérez

CONSEJERO COORDINADOR DEL CONSEJO ASESOR DEL BOLETÍN DE

LAS COFRADÍAS DE SEVILLAJosé Carlos López Alba

CONSEJO ASESOR DEL BOLETÍN DE LAS COFRADÍAS DE SEVILLA

Carlos Bourrellier PérezManuel Nieto PérezCarlos López Bravo

Tomás Vega PiqueresMaría Remedios Vilches Trujillo

José Carlos López AlbaJosé Manuel Rodríguez Núñez

Andrés Martín Angulo

DIRECTORRafael Jiménez Sampedro

[email protected]

REDACCIÓNEmilio José Balbuena Arriola

Javier Ramos SáezRocío S. Millán

Daniel Villalba Rodríguez

COLABORADORES ESPECIALESFrancisco Luis Durán Ordóñez

Enrique Guevara PérezJuan Martínez Alcalde

Martín Carlos Palomo GarcíaINFORMADORES GRÁFICOS

Rafael Alcázar OteroJesús Martín Cartaya

María del Amor Mora Collantes de Terán

Impresión: Gráficas San Antonio, S.C.A.

Depósito Legal: SE-112-1959

I.S.S.N.: 1137-2893

El Boletín de las Cofradías de Sevilla no comparte necesariamente ni se

responsabiliza de las manifestaciones u opiniones expresadas en estas páginas. Queda prohibida la reproducción total o

parcial de textos o fotografías sin citar su procedencia y sin permiso de los autores

Sumario

Editorial ..........................................143

Tribuna ............................................145

Del Consejo .....................................151

Noticias ...........................................157

Exposiciones ...................................163

Entrevista ........................................165

Publicaciones ..................................169

Música .............................................171

Vídeos .............................................173

Internet...........................................175

Formación .......................................176

Convocatorias..................................177

Hiniesta ...........................................180

Arte .................................................240

Historia ...........................................254

Documento gráfico ..........................266

En portada

La Virgen de la Hiniesta ocupa en esta oca-sión la portada del número especial de Semana Santa dedicado a su hermandad. Ella, la dos veces renacida, la niña del barrio de San Julián, la que cobija un palio azul y plata, es el pórtico en esta ocasión de nuestra Semana Santa, la que desde las páginas de este número glosa-mos de manera especial, en fotografía de José Ángel Caballero Gimeno.

EDITORIALPenitencia

de tanto utilizar algunas palabras, muchas veces las vaciamos de contenido, pues repe-tirlas no basta para significar lo que se quiere decir con ellas. Penitencia es un tipo de hermandad, que se caracteriza por rendir culto a imágenes del Señor y de la Virgen

María en los momentos de su Pasión y Muerte. El título de cofradía de penitencia lo llevan en su nombre todas las que en Semana Santa, y en los dos días previos, sacan sus pasos acom-pañados por nazarenos pero ¿realmente se conserva el verdadero sentido de la penitencia hoy en día?

Muchas veces las propias cofradías son las que olvidan el fin primordial de su existencia en detrimento de otras cuestiones banales que centran su atención. Aspectos formales, estéticos que han servido para adornar y dar forma a la manera que en Sevilla se ha tenido de celebrar la Semana Santa soslayan hoy en día en muchas ocasiones a lo que verdaderamente es el núcleo central de lo que se celebra.

La penitencia como sacramento de la reconciliación y el perdón de los pecados purifica nuestra alma ante el Creador y como práctica común entre los seguidores de Cristo nos empuja a meditar sobre su sacrificio salvífico y sobre nuestra propia existencia dentro de un mundo que nos empuja cada vez más lejos de las enseñanzas del Maestro. Por todo ello, hoy más que nunca, la penitencia cobra un significado importante dentro de la celebración de la Semana Santa.

Que los pasos vayan resplandecientes, que nos fijemos en exornos florales, atavíos de imágenes, que se comenten las novedades musicales o se alabe el trabajo de los costaleros son cuestiones menores que no deberían captar nuestra atención. Que los que participan en las cofradías lo hagan con verdadero sentido de la penitencia, ofreciendo su esfuerzo por sus pecados y por los de los demás, es lo que da la razón de existir a nuestras cofradías y a nuestra Semana Santa.

Cuando vistamos nuestra túnica, nos coloquemos nuestro costal, nos revistamos con la dal-mática o ropón, o toquemos un instrumento tras un paso, debemos recordar que lo que hace-mos no es para nuestro lucimiento y satisfacción propia, sino para que los misterios pasionistas que se representan en los pasos lleguen a evangelizar a los que los contemplen y lleven a la conversión de los no creyentes y siempre teniendo en cuenta el verdadero sentido de nuestras cofradías: la penitencia. Para ello, realicemos nuestras estaciones con la forma heredada de nuestros mayores y olvidemos lo accesorio en favor de nuestra esencia.

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TRIBUNA

EMILIO JOSÉ BALBUENA ARRIOLA RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO

Pórtico azul y plata

se inunda nuestro querido Boletín de las Cofradías de Sevilla del aroma del viejo arrabal de San Julián, del sabor a barrio antiguo y del dinamismo de barrio nuevo, del blanco de sus vetustas casas y

del azul de la pureza de un cielo de Domingo de Ramos, que Juan Manuel supo plasmar en el palio azul y plata que caracteriza a ese altar efímero donde luce como más sublime estrella cada pórtico de la Semana Santa.

San Julián tiene en sus calles las entrañas de la Sevilla más profunda, en su gente la sencillez y la sabiduría del alma de los buenos sevillanos y en su ojiva, las mismas puertas del cielo que cada Domingo de Ramos se abren y se hacen milagro el ver salir sus pasos, mientras la piedra de las arquivoltas susurra al Cristo para no despertar de su sueño eterno y salvador. Las muchachas del barrio, cada jornada de Palmas ven reflejado sus rostros en la carita de esa Virgen, aquélla que era como ellas, con hu-mildad de Madre buena que todo lo sufre y todo lo perdona, y así setenta y cinco años después, una cofradía que parecía extinguida por el fuego de la incomprensión renace hoy más que nunca en una nueva Semana San-ta, con nuevas imágenes que supieron recoger el bagaje histórico y devo-cional de una señera corporación nazarena con timbre y origen de Gloria.

Bodas de brillantes cumple la cofradía con esta estación de penitencia de 2013, tras la creación de sus nuevos titulares. Setenta y cinco años de trabajo, de esfuerzo, de cariño, de amor y sobre todo de fe, porque sin fe, sin creer, esa ilusión rota por dos veces nunca podría haber sido una realidad, porque sin fe nada de lo que hacemos en nuestras cofradías tiene sentido, porque sin fe nos faltaría el porqué de tanto amor, de tantas metas superadas y de la verdad que hoy es reflejo en esta hermandad.

Cuánta verdad hay en la figura recortada en sombras del Cristo de la Buena Muerte, sobre las murallas de la historia, junto aquella Puerta de Córdoba donde decía la Virgen sevillana de la Hiniesta que pertenecía, cuanta verdad hay en esa alegría desbordada de cofradía de barrio, cuan-do la dolorosa de la Hiniesta se despide de su gente a los sones de Pasan los Campanilleros en la plaza del Pumarejo, ¡qué bien suenan esas notas en el aire del palio azul y plata!, que elegancia en esos nazarenos vestidos de luz y de cielo como los embajadores de una nueva Semana Santa, que sabor tienen esas palmas y esos vítores emocionados en cada levantá, en cada chicotá, en cada suspiro. Son tantas verdades las que podemos contemplar en ese pórtico, que la Virgen las lleva en sus manos, en ese ramillete de retamas, de amarguras que solo Ella sabe calmar.

Cada cofrade tiene una Semana Santa ideal con sus recuerdos y con sus sueños, con su fe y acompañando a sus titulares, sirva esta cariñosa reflexión de proyección para todos y cada uno de los que sentimos y ama-mos a nuestra Semana Mayor, con toda la tradición y costumbres de cada hermandad. El próximo Domingo de Ramos cuando salga con mi cirio por esas puertas ojivales por donde entra la misma luz celestial miraré arriba y recordaré a esos hombres y mujeres que hace setenta y cinco años no tenían nada más que su fe y sus ganas de seguir adelante y sonreiré or-gulloso porque esos hermanos míos han sido los artífices de ese comienzo soñado, de ese comienzo añorado, de esa emoción contenida que es cada Domingo de Ramos el pórtico azul y plata de nuestra Semana Santa.

Entibióse el fervor

el titular de este artículo toma prestada de Bermejo, el autor de Glorias Religiosas de Sevilla, una expresión que usa en alguna ocasión para referirse al ocaso de algunas herman-

dades. Describe con ella cómo decayeron corporaciones, algunas para siempre, otras resurgieron, de esa manera tan peculiar: «En-tibióse el fervor de sus cofrades…». Me pregunto si ese episodio que, desgraciadamente se ha dado con frecuencia en el pasado, volverá a repetirse en un futuro más o menos cercano. Muchos pensarán que es imposible que ello suceda, alegarán cifras (incluso los que tan reacios se muestran a que se contabilicen algunos da-tos se agarrarán en ese caso a ellos), dirán que vivimos una época dorada de las hermandades y no serán capaces de imaginar que esto pueda suceder. Pero si ha sucedido en el pasado ¿No puede volver a repetirse en el futuro?

Desgraciadamente pienso que sí, que el futuro no es halagüe-ño. No soy el único que afirma que las cofradías han entrado en una cierta decadencia, comprobable quizás no tanto en lo numé-rico de forma externa (aunque sobre esto habría que realizar es-tudios comparativos imposibles de llevar a cabo por falta de datos objetivos) como de forma interna. Hace poco un periodista que perteneció anteriormente a la redacción de esta revista me co-mentaba que podríamos estudiar desde el punto de vista numé-rico la asistencia a los cultos de las hermandades. Seguramente ese trabajo –que no nos proponemos realizar aquí- depararía unas cifras escalofriantes. Sin tener los datos sobre la mesa uno, que frecuenta no sólo los cultos de sus hermandades, sino también los de otras y que ya tiene una cierta edad, cercana al medio siglo de existencia, puede comprobar como los cultos solemnes de una ma-yoría de hermandades se están quedando en misas de asistencia paupérrima.

¿Se está entibiando pues el fervor de los cofrades? Me temo que sí, no sé si a los niveles de que desaparezca alguna de nues-tras hermandades, como ocurrió en el pasado, sobre todo porque ahora siempre aparecerán quienes acudan al rescate de las mis-mas, incluso puede que llegados de fuera de nuestra ciudad. Pero me pregunto qué futuro más mediato tendremos.

Si todo sigue igual, la práctica religiosa decaerá hasta niveles ínfimos dentro de nuestra sociedad. Las nuevas generaciones no sólo serán no practicantes, sino incluso se declararán ateos. Hoy en día ya hay más niños que no reciben la primera comunión que los que sí lo hacen, incluso en colegios religiosos apenas diez o doce al año en cursos de más de cincuenta. En el futuro el porcentaje será aún menor, y lo peor es que estas nuevas generaciones para los que la religión no significa nada, son mucho más virulentos a todo lo que significa Iglesia y por supuesto a las cofradías, para ellos abanderada de unas creencias que no sólo no comparten, sino que no respetan. O mucho me equivoco o el fervor de los cofrades se entibiará en el futuro. Dios quiera que yo no lo conozca.

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+ JUAN JOSÉ ASENJO PELEGRINAArzobispo de Sevilla La cuaresma del Año de la Fe

el presidente del Consejo de Hermanda-des y Cofradías de Sevilla me pide un artículo para el Boletín de las Cofradías

de Sevilla con ocasión de la próxima Semana Santa. Respondo a esta demanda con mucho gusto, esperando hacer algún bien a nuestros hermanos cofrades. Como no podía ser de otra forma, en el Año de la Fe, escribo sobre esta virtud teologal. La fe en Dios y en su Hijo Je-sucristo es lo único que nos permite construir nuestra vida sobre roca. Él es quien da estabili-dad y consistencia a nuestra vida. «Todo cam-bia –nos dice el Papa- dependiendo de si Dios existe o no existe». Efectivamente, la fe ilumina la vida del creyente, la transforma, la llena de plenitud, de hermosura y de esperanza, porque el hombre está hecho para Dios. “Nos hiciste Señor para Ti y nuestro corazón está inquieto hasta que no descanse en Ti”. La frase es de San Agustín, quien a lo largo de su juventud buscó ávidamente la felicidad en los sistemas filosóficos y en toda suerte de placeres, y que sólo la halló cuando a los 33 años volvió a la fe de su infancia, que tanto había pedido a Dios su madre Santa Mónica. Desde entonces tuvo cla-ro que el acto de fe es algo humanamente ra-zonable y que, dado que Dios es el creador del mundo visible, no hay oposición entre el cono-cimiento científico y el de la fe como nos dice el Catecismo de la Iglesia Católica (nn.155-159).

¿Y qué es la fe? El Catecismo nos dice que la fe es ante todo la adhesión personal del hom-bre a Dios y el asentimiento libre a las verdades que Dios nos ha revelado y la Iglesia nos ense-ña (n 50). El Youcat afirma que la fe es saber y confiar. Esto quiere decir que la fe tiene dos dimensiones: una de orden intelectual y otra de orden afectivo. La primera nos exige creer, aceptar los misterios que Dios nos ha revelado por medio de la palabra de su Hijo interpretada por la Iglesia, basándonos en la autoridad de Dios. Este aspecto, siendo relevante, es menos importante que el segundo, que es la entrega personal a quien nos pide esa adhesión, es de-

cir, la donación incondicional, radical, absoluta e irrevocable a Dios que se nos ha manifestado en Jesucristo. Este es el sentido más pleno de la palabra fe, que tiene mucho que ver con la caridad teologal. Pues bien, sólo por medio de una fe así, por la que el hombre entra en co-munión con Dios, estableciendo un vínculo de confianza, de amistad y obediencia a su santa ley, nuestra vida encuentra su verdadero sen-tido, su más verdadera plenitud. Como afirma el Papa Benedicto XVI, “Dios es la fuente de la vida; eliminarlo equivale a separarse de esta fuente e, inevitablemente, privarse de la ple-nitud y la alegría: «sin el Creador la criatura se diluye»”

La fe es un don de Dios, un don gratuito que cada día debemos impetrar. Necesitamos pedirla como los Apóstoles, que mediada la vida pública, piden a Jesús: “Señor, auméntanos la fe” (Luc 17, 5), o como el padre del muchacho epiléptico que dice a Jesús: “Señor, yo creo, pero aumenta mi fe” (Mc 9,24). Necesitamos la fe de Tomás, que arrodillado ante Jesús, ex-clama: “Señor mío y Dios mío” (Jn 20,28). Ne-cesitamos la fe de la hemorroísa, que no atre-viéndose a pedir a Jesús que la cure, trata de tocar siquiera el borde de su manto, y a la que Jesús le dice: “Hija, tu fe te ha salvado. Vete en paz y que se te cure todo mal” (Mc 5,34). Necesitamos la fe de Pedro, que confesa a Jesús como el Mesías, el Cristo, el Hijo del Dios vivo (Mt 16,16) y que dice a Jesús: “Señor, a quién iremos. Solo tú tienes palabras de vida eterna” (Jn 6,68).

La fe aumenta, crece y se mantiene en el trato con Dios. En la oración, el Señor va derra-mando en nuestros corazones, con el poder de su Espíritu, una especie de connaturaralidad o afinidad con la verdad revelada, ayudandonos a adquirir una fe madura, sólida, que no se fun-damenta únicamente en el sentimiento. Una fe así conduce a la esperanza y a la alegría. Es la alegría de Mateo, de Zaqueo o de la Samaritana cuando se encuentran con Jesús. La fe además

necesita ser cultivada y formada. Necesita tam-bién ser refrendada por las obras. El Youcat nos dice que “la fe es incompleta mientras no sea efectiva en el amor”. Así es en realidad. La fe sin obras es una fe muerta. Esto quiere decir nuestra fe tiene que reflejarse en la vida.

Otro aspecto que subraya el Catecismo es que vivimos nuestra fe dentro de la comunidad cristiana y sostenidos por ella. Nadie puede creer por sí sólo, como nadie puede vivir por sí sólo. La fe es un asunto personal, pero no es un asunto privado. La fe la recibimos de la Iglesia. Ella es la que la ha trasmitido a todas las gene-raciones, la ha protegido de falsificaciones y la ha hecho brillar a lo largo de los siglos. Hoy es muy difícil perseverar en la fe en solitario. Nece-sitamos el apoyo, la compañía y el arropamien-to de la Iglesia, de la comunidad parroquial, del grupo o movimiento del que formamos parte y de los sacerdotes.

La Iglesia nos ha transmitido la fe y nos sostiene, alienta y anima en nuestra vida de fe. De la misma forma, nosotros hemos de trans-mitirla a nuestros hermanos. Nuestro amor a Jesucristo y a los hombres debe impulsarnos a hablar a los demás de nuestra fe. No podemos esconder la fe bajo el celemín, porque corre-ríamos el riesgo de que se asfixiara. Hemos de ponerla sobre el candelero para que alumbre a todos, cercanos y lejanos. Si estamos con-vencidos de que nuestra fe es el mayor tesoro que poseemos, si estamos convencidos de que nuestro encuentro con el Señor es con mucho lo mejor que nos ha podido suceder en nuestra vida, hemos de arder en deseos de gritarlo por las plazas y de compartir con los demás este te-soro: la fe en Jesucristo, fuente de la esperanza que no defrauda.

Esa fe se contiene en el Catecismo de la Iglesia Católica, que debe ser en este Año de la Fe, junto a la Biblia y los documentos del Conci-lio Vaticano II, nuestros libros de cabecera.

¡Santa y fecunda cuaresma para todo el mundo cofrade, santa y gozosa Semana Santa!

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JOSÉ ANTONIO ROMERO PÉREZHermano mayor de la Hiniesta Hiniesta

hiniesta es retama. La Hiniesta es el secreto ramillete de la gracia guarda-do por los recios muros de San Julián.

Flor de leyenda, protectora y bienhechora en tiempos de calamidades. Flor de la devoción que sobrevive a las adversidades de la his-toria y al fuego de la intolerancia. Hiniesta que florece con mirada serena, que guarda los secretos del barrio, que sabe de calles empedradas, de prisas de colegios, de ve-cinas arremolinadas en la plaza, del silencio de la tarde, de la cruz proyectando su som-bra sobre la plaza. La Hiniesta es flor de vida abierta a la luz de la palabra, al calor de la comunión y a la semilla de la caridad. A la flor de la Hiniesta no la busques, deja que salga a tu encuentro en la intimidad de la noche, antes de mostrarse excelsa Patrona en la reluciente mañana de la primavera de Sevilla.

Hiniesta es color. La Hiniesta es el azul de la tarde soleada. Azul de la fe verdadera y de la lealtad a las tradiciones. Azul y blanca es la ilusión de la túnica colgada en el salón de la casa, el sueño de niño que estrena su hábito, la memoria de los mayores, el reen-cuentro con el barrio engalanado. La Hiniesta le pone color y alegría al Domingo de Ramos. Por la puerta de San Julián asoma la cruz de guía y el cortejo de nazarenos azules y blancos es un mar que se desborda desde la puerta de San Julián a la muralla y que inunda como un río a la ciudad. Cofradía de barrio que vuelve la mirada presintiendo la venida de sus pasos, mirada de pureza como el blanco de sus túnicas ceñidas por el espar-to y el revuelo de sus capas. En la Hiniesta el corazón es azul, porque azul es el color de

nuestra tradición heredada, azul es la espera de una nueva primavera, y azul es la tarde perfecta.

Hiniesta es amor. El amor del Cristo de San Julián. Amor que brota desde la cruz sobre la que reposa la Buena Muerte. Amor rotundo reflejado en el rostro de la Magda-lena, amor que redime el pecado de nues-tras almas. Amor de la verdad suprema, de la auténtica certeza de nuestro existir. Amor que habita allí donde tantos hermanos han encontrado la luz eterna. Amor del júbilo y de la pasión vivida cada Domingo de Ra-mos. Amor iluminado por los cirios altos, que se eleva sobre un manto de claveles, y mecido por Sevilla al son de la música soña-da. Cristo de la Hiniesta amor misericordioso para quien busca encontrar el sosiego de tu rostro. Amor de los sedientos de tu agua y hambrientos de tu pan, de los desnudos, de los enfermos... Cristo de la Buena Muerte con los brazos abiertos en cruz que recoges tantas plegarias y oraciones, y que convier-tes tu infinito amor en la energía y la fuerza que nos aviva todo el año. Tú eres el amor de Dios, la más profunda devoción de la Hi-niesta.

Hiniesta es Luz. La Hiniesta es luz de pla-ta. La Virgen de la Hiniesta es un universo luminoso de armonía espiritual, es la estrella sublime que enamora desde la profundidad de sus ojos, es la belleza que desde San Julián seduces a Sevilla. Mujer morena y cas-tiza que iluminaste a la niña que se desvela-ba por cuidarte. Luz de plata que fascinó al genio envolviendo en sedas la belleza de tu rostro. Con cuanta luz de inspiración guiaste a la gubia que te hizo renacer al gozo de la

eternidad. Hiniesta que iluminas los corazo-nes de tus hijos estremecidos cuando cruzas la ojiva, palpitantes cuando la luz es más ple-na y por la Alameda te entregan a la ciudad. Luz de plata de la noche, cuando vuelves al barrio, y el barrio te lleva en volandas por los callejones del viejo arrabal. Tu luz de plata no se agota ni en la llama flameante, ni en el fulgor de un Domingo de Ramos, tu lu-minaria es perpetua y permanece inmutable por los siglos. Hiniesta hechizo de luz cuida-do por manos de mujer, Hiniesta aroma de inspiración del talento y del primor. Virgen de la Hiniesta Dolorosa la flor azul y plata de Sevilla, luz de la fe de San Julián.

Ser de la Hiniesta es una forma de teñir de color nuestro testimonio cotidiano, de sen-tir el amor fraterno hacía los más necesitados, de vivir juntos y de crecer en el Evangelio. Con el honor de ser el Hermano Mayor de la hermandad comprometida con la certeza ro-tunda que habita en San Julián, resulta un privilegio que el Boletín de las Cofradías de Sevilla distinga a la Hiniesta y le dedique el especial de Semana Santa en este año de la Fe. Llamados a renovarnos en el espíritu de Cristo y a transmitir la palabra de Dios, aquí tenéis un referente de cómo esta hermandad siempre unida a Sevilla y a la sencillez de su barrio florece y proclama su devoción desde hace seis siglos. Gracias al director del Boletín de las Cofradías de Sevilla, a todo su equi-po de redacción, y en definitiva al Consejo de Cofradías con su presidente, junta superior y consejeros por esta gentileza. Y a todos vo-sotros que os acercáis a estas líneas, gracias por vuestra disposición a percibir el secreto perfume de la retama.

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Enviar a San Gregorio, 26, 41004 Sevilla o por fax al número 954 21 06 14

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TODOS LOS LUNES DE

22 A 23,30 H.

PRESENTADOPOR MARUJA VILCHES Y JUANMA LABRADOR

El Vía Crucis extraordinario del Año de la Fe se celebró en la catedral sin imágenes

La inclemencia climatológica impidió que se desarrollase el Vía Crucis previsto para el pasado día 17 de febrero de la forma prevista. Como hemos informado en ediciones anterio-res, el habitual Vía Crucis de las cofradías del primer lunes de cuaresma no se ha celebrado en este año al preverse uno extraordinario para el día anterior convocado por el arzobis-pado con motivo del Año de la Fe. En él iban a participar catorce imágenes titulares de otras tantas hermandades en sus respectivos pasos procesionales, que serían trasladados desde sus templos en horas previas.

Sin embargo, las previsiones meteoroló-gicas que anunciaban una alta probabilidad de lluvia hicieron desistir a cinco de las her-mandades participantes de salir, con lo cual, conforme a lo previsto, ninguna lo haría. De esta forma, el Vía Crucis se rezó en el inte-rior de la catedral, marcándose las estacio-nes por cruces de penitentes (cedidas por la Hermandad de Santa Cruz), con un cortejo encabezado por la Santa Cruz en Jerusalén de la Hermandad del Silencio, y presidido por el arzobispo, en la misma forma que lo iban a hacer por los exteriores del templo metro-politano de haberse realizado en la forma inicialmente prevista.

A su conclusión, desde el altar del ju-bileo, el prelado dirigió una alocución final en la que agradeció a todas las hermanda-des designadas para que sus titulares presi-

diesen las estaciones -que a su vez habían estado presentes en las estaciones dentro de la catedral- por el esfuerzo realizado. Seguidamente impartió la bendición con la reliquia del Lignum Crucis de la Herman-dad de la Vera Cruz, que había estado en un manifestador durante todo el Vía Crucis, concluyéndose de esta manera el acto. El ejercicio fue seguido por numeroso público por las naves de la catedral, a pesar de no poderse contemplar ninguna imagen durante el mismo.

Durante toda la jornada, así como en la precedente y en algunos casos la poste-rior, los templos de los que iban a salir los pasos permanecieron abierto durante más horas de lo habitual para permitir la visita de los numerosos fieles y devotos venidos no solo de Sevilla sino de toda España y al-gunos países extranjeros para asistir a tan extraordinario acontecimiento. Se pudieron admirar imágenes inéditas en algunos ca-sos en que las priostías prepararon atavíos y exornos especiales para el evento y que ofrecemos en las imágenes que acompañan a esta crónica del Vía Crucis del Año de la Fe que desafortunadamente no pudo cele-brarse conforme a lo que se previó.

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Daniel Puch eligió al

rostro del Señor del Gran Poder para el cartel del Vía

Crucis del Año de la Fe

El rostro del Señor del Gran Poder, re-presentado en su perfil izquierdo en contra-picado es el motivo elegido por Daniel Puch Rodríguez-Caso para el cartel del Vía Crucis extraordinario del Año de la Fe.

La acuarela sobre papel se centra ex-clusivamente en la imagen del Señor -una de las elegidas para representar una de las estaciones del piadoso ejercicio-, ya que el autor señaló que prefirió centrarse en una sola imagen y no representar a todas las que estaba previsto que asistieran al Vía Crucis.

En un fondo tornasolado de tonalidades ocres el cartel, en el que se insertan los lemas de AÑO DE LA FE y de VIA CRUCIS EXTRAOR-DINARIO sobre la propia imagen, además del nombre de la ciudad y de la fecha del evento, la obra de Juan de Mesa sirvió una vez más para que el reconocido artista plasmase con su habitual técnica hiperrealista de una ma-nera casi fotográfica con absoluta precisión la

expresión de dolor y sufrimiento del Señor de Sevilla como símbolo de la fe del pueblo se-villano manifestado a través de sus cofradías.

El cartel fue presentado a los medios de comunicación en la mañana del día 28 de enero en el Restaurante La Raza.

El Consejo editó un libro con motivo del Vía Crucis

extraordinario del Año de la FeComo se había anunciado, el Consejo, en

colaboración con el Ayuntamiento de Sevilla, editó un libro con motivo del Vía Crucis ex-traordinario del Año de la Fe.

El mismo, junto a las salutaciones del ar-zobispo, alcalde y presidente de la institución, tenía los textos, meditaciones y oraciones de las catorce estaciones, según el Vía Crucis del Beato Juan Pablo II y las meditaciones reali-zadas por el arzobispo de Sevilla.

Además, en cada estación, se hizo una glosa histórico artística tanto de la imagen que la iba a presidir, como de su paso y una historia de la hermandad, redactadas por Emilio José Balbuena Arriola, Luis Chamorro García, Rafael Jiménez Sampedro, Javier Ra-mos Sáez, Rocío Sáez Millán y Daniel Villalba Rodríguez; ilustradas por éste último y Ra-fael Alcázar Otero. Igualmente se hizo con la Santa Cruz en Jerusalén y el Lignum Crucis.

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Nuria Barrera pintó un cartel de Semana Santa lleno de simbología

La Semana Santa de 2013 cuenta con un cartel de Nuria Barrera Bellido pleno de simbología, una visión de la fiesta mayor desde sus comienzos a su fin y con varios

elementos en forma de bodegón que resu-men la celebración.

La trasera del paso de la Virgen de la Paz es el motivo principal, pero también el

secundario, al que-dar como fondo de la composición. Sim-boliza el comienzo de la Semana Santa la visión del la salida del primer paso de palio que recorre nuestras calles.

Ante él se dispo-ne, a modo de mesa, la canastilla del paso de la Virgen de la So-ledad de San Loren-zo, que representa la conclusión de la Se-mana Santa, el últi-mo paso que hace es-tación de penitencia a la catedral durante ese tiempo litúrgico.

Sobre el mismo, a modo de bodegón, hay varios elementos que simbolizan y en-cierran en sí el modo en que en Sevilla se celebra la Semana Mayor. Una corneta de la banda de la cen-turia de la Macarena nos trae la música que acompaña a los pasos en su discurrir por las calles.

Un canasto de un diputado de la Amar-gura nos recuerda a los nazarenos que ordenadamente pre-ceden a los titulares en sus cortejos.

Un búcaro, tra-dicional método de llevar el agua para abastecer a los costa-leros, simboliza a los que portan las andas.

La naveta de la Hermandad de la Mortaja es el elemen-to que simboliza a los acólitos que preceden a los pasos en su ca-minar.

Una jarra del paso de la Virgen de la Concepción, con su azahar, nos transmite el olor, mientras un

cirial de la Hermandad del Cachorro simbo-liza a la fe.

El cartel se presentó el pasado día 9 de febrero en la sede de la Caja Rural del Sur.

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Antonio Ibáñez Valles

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Daniel Villalba

San José ObreroTúnicas de los nazarenos.Candeleros. Orfebrería Andaluza.

Divino PerdónPaso de palio de la Virgen de la Inmaculada

Concepción.

Jesús DespojadoTúnica lisa de terciopelo blanco. José Anto-

nio Grande de León.Segunda fase de la terminación del paso de

Cristo.

PazRestauración del Señor de la Victoria. Juan

Manuel Miñarro López.

HiniestaRestauración de la Virgen de la Hiniesta.

Pedro Manzano Beltrán.Veinte palermos en metal plateado de José

Manuel Bernet Cabeza.Asta del estandarte en plata de ley. Hijo de

Juan Fernández.Restauración y limpieza del estandarte de

Sucesores de Elena Caro.

AmarguraRestauración de la túnica persa del Señor

del Silencio. Artesanía Santa Bárbara.

PolígonoRestauración del Señor. Luis Álvarez Duarte.

RedenciónManiguetas para el paso de misterio. Her-

manos Caballero y Orfebrería Andaluza. Túnicas de los manigueteros de ambos pa-

sos.Mediatrix bordado en oro sobre tisú. Fran-

cisco Carrera Iglesias y Orfebrería Delgado Ló-pez.

Santa MartaRestauración de Santa María Magdalena,

Santa María Salomé y Santa María de Cleofás. Pedro Manzano Beltrán.

Restauración del estandarte sacramental. Mariano Martín Santonja.

Vera CruzRestauración de las bocinas del paso de Vir-

gen. Charo Bernardino.Restauración de dieciséis varas. Joaquín

Ossorio Martínez.Plateado de la candelería. Luis DoplaPlateado de incensarios. Luis Dopla.

Estrenos previstos por las cofradías de penitencia para 2013

EMILIO JOSÉ BALBUENA ARRIOLA

Penas Restauración de la bambalina delantera y

estandarte. Sucesores de Elena Caro.

AguasRestauración del ángel del paso de miste-

rio. Fernando Trigo Bosch y Gracia Sallés Silva.Faldones paso de misterio. Taller de la her-

mandad.

MuseoRestauración del Cristo de la Expiración.

Cinta Rubio.

CerroNueva parihuela del paso de misterio. Enri-

que Gonzálvez González.

JavieresRestauración de la Virgen de Gracia y Am-

paro. Juan Manuel Miñarro López.

San BenitoRestauración del estandarte. Artesanía

Santa Bárbara.

LanzadaRestauración del San Juan y María Salomé.

Juan Manuel Miñarro López.

BaratilloRestauración del Cristo de la Misericordia.

Juan Manuel Miñarro López.

Cristo de BurgosBroches para los faldones del Cristo. Maria-

no Martín Santonja.

Siete PalabrasRestauración del San Juan. Pedro Manzano

Beltrán.Guión fundacional. Luis Miguel Garduño

Lara.Corona espinas de plata del Cristo de las

Siete Palabras. Joaquín Ossorio Martínez.Restauración de la cruz de guía y los can-

delabros laterales del misterio. Enrique Caste-llanos.

VallePaño de la Verónica. Carmen Laffón.Restauración del techo de palio. Jesús Ro-

sado.Dorado del paso de la Coronación. David

de Paz.

Gran PoderRestauración del Señor. Pedro Manzano

Beltrán.

MacarenaRestauración del Señor de la Sentencia y

la Virgen de la Esperanza. Francisco Arquillo Torres.

GitanosRestauración del Señor de la Salud y de la

Virgen de las Angustias. Enrique Gutiérrez Ca-rrasquilla.

Parihuela del paso del Señor de la Salud. Juan García Casas.

CarreteríaVaras de presidencia del paso de Cristo. Pe-

dro RodríguzPértigas para ambos pasos. Joaquín Ossorio.

ServitasManto y saya de la Virgen de los Dolores.

Jesús Rosado.Repostero para el exterior del techo del pa-

lio. José Luis Asián Cano.

TrinidadRestauración de la Virgen de la Esperanza.

Instituto Andaluz de Patrimonio Histórico.

ResurrecciónNueva parihuela. Juan Amador García Ca-

sas. Cuatro nuevas esquinas y maniguetas para

el paso de misterio. Francisco Verdugo.

Nuevo mediatrix de la Hermandad de la Redención

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Rafael Alcázar

Daniel VillalbaRafael Alcázar

Dulce Nombre (Bellavista)

Apertura del expediente de

coronación canónica

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. El pa-sado 13 de febrero la hermandad se reunía en cabildo general extraordinario para apro-bar por una amplísima mayoría la propuesta efectuada para abrir el expediente de coro-nación canónica de su titular, previa anuen-cia de la autoridad eclesiástica.

Una vez iniciado el expediente, que de-berá aún contar con diversos trámites, se prevé que se apruebe la petición y la Virgen del Dulce Nombre en sus Dolores y Compa-sión se corone canónicamente, previsible-mente en la catedral de Sevilla. La imagen es obra de Luis Álvarez Duarte, ejecutada en el año 1969.

Rocío de Triana

El simpecado peregrinó a Almonte por el bicentenario fundacional

Hdad. Rocío de Triana

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. Como acto central de la celebración del bicente-nario fundacional, la anual peregrinación extraordinaria que la hermandad realiza el último fin de semana de enero este año ha revestido un carácter especial, al encon-trarse la Virgen del Rocío en la parroquia de la Asunción de Almonte y al haber pe-regrinado la hermandad desde la aldea del Rocío hasta la misma con su carreta del simpecado. Partiendo por la mañana, a úl-tima hora de la tarde y acompañado por una gran cantidad de hermanos y fieles, la hermandad se postró ante la Reina de las Marismas. Igualmente, el 23 de enero se presentó el logotipo del aniversario, obra de Ignacio Sabater.

San Benito

ROCÍO S. MILLÁN. El pasado 7 de fe-brero se realizó el cabildo extraordinario para la aprobación de la restauración de la Virgen de la Encarnación por el profe-sor Juan Manuel Miñarro, el cual presentó un informe de restauración detallado a los hermanos de la corporación. El resulta-

Cabildo de restauración de la Virgendo del cabildo fue posponer la actuación sobre esta imagen y la recogida de otras propuestas de restauración, ya que hubo un desacuerdo al elegir como restaurador a un reconocido imaginero. La propuesta de restauración no ha sido desestimada a pesar de la búsqueda de otros informes,

puesto que la capacidad para restaurar del doctor y catedrático de escultura de la Universidad de Sevilla ha sido más que de-mostrada en ejemplos tales como el Cristo de la Misericordia del Baratillo o las imáge-nes de la Hermandad de la Paz entre otras recientes.

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Rafael Jiménez

Cristo de Burgos

Nuevos broches y faldones

DANIEL VILLALBA RODRÍGUEZ. El paso del crucificado estrenará el próximo Miércoles Santo unos nuevos faldones de terciopelo negro de Lyon con sus broches co-rrespondientes, piezas que, según el diseño de motivos vegetales de Maravilla Fernán-dez, se están bordando en oro a realce por el taller de Mariano Martín Santonja.

Daniel Villalba

Museo

ROCÍO S. MILLÁN. Del 29 de enero al 1 de febrero estuvo expuesto el Cristo bajo la cúpula de la iglesia del con-vento de la Merced, hoy museo de Bellas Artes de Sevilla tras más de siete meses de restau-ración; toda una larga y ansiada espera por ver los magníficos resulta-dos que para deleite de los cofrades, ha dejado la actuación de Cinta Rubio en el IAPH sobre esta imagen de Marcos Cabrera que fuera talla-da en 1575.

Lo más destacable a primera vista es el aclarado color que luce, un tono que por fin se deja ver tras más de un siglo, ya que la inter-vención realizada en el XIX nos lo dejó con un film polícromo ennegre-cido y con el cambio de iconografía actual. El ennegrecimiento gene-ralizado de la imagen se debía a la oxidación de los barnices, la aplica-ción de asfalto o betún de Judea y a la aplica-ción de una película plástica a base de ace-tato de polivinilo (PVA o cola blanca de car-pintero). Además, las lagunas de policromía han sido repuestas, y se han fijado las que tenían peligro de caída.

Pero no es solo el cambio estético lo que más destaca, los estudios que conllevan la historia material de esta restauración han revelado el pequeño sudario primitivo de la imagen, cuyo estilo de paño es el acorde con el manierismo de la imagen, también que el cabello es un añadido posterior, revelación que se fundamenta en que lo que sería el cuero cabelludo se encuentra policromado, y también la intervención de Peláez del Espino, quien añadía una estructura metálica en su interior para fortalecer la sujeción y consis-tencia de los brazos y su actuación sobre una grieta en la mano derecha, apreciable todo esto entre en las radiografías.

El IAPH ha usado además para cono-cer la composición de la policromía y para la extracción de muestras de la misma una técnica novedosa en Sevilla, usada por aho-ra en el retablo mayor de Santa Ana y en el Palacio de San Telmo; la técnica se llama LIF (fluorescencia inducida por láser) técnica que es no destructiva y que identifica cla-

Restauración del Cristo

ramente repintes, restauraciones anteriores, uso de consolidantes y materiales extraños en la superficie y la naturaleza compositiva de los mismos.

Otro de los estudios realizados más novedosos ha sido la investigación sobre la oxidación de las posibles películas pro-tectoras aplicables sobre la imagen, para evitar en lo máximo posible el deterioro estético futuro con un barniz que conserve sus cualidades de trasparencia y color lo más intactas posible. Para ello se han ensa-yado sobre diversos materiales envejecidos artificialmente y expuestos a ultravioleta, y haciendo un análisis comparativo de re-sultados. Se ha incluido todo un programa de mantenimiento y un plan de conserva-ción preventiva sobre la imagen que serán entregados en abril y octubre respectiva-mente.

En el proyecto han colaborado la Univer-sidad de Pablo de Olavide y la Agencia Nacio-nal para las Nuevas Tecnologías, la Energía y el Desarrollo Económico Sostenible de Italia (ENEA), también se ha contado con un pro-totipo desarrollado por el Centre National de la Recherché Scientifique de Francia, y ha te-nido un coste total de 12.289 euros.

Calvario

Restaurado el retablo cerámico

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. El re-tablo cerámico del Cristo del Calvario de la fachada de la parroquia ya luce restaurado desde el pasado 15 de febrero, fecha en que fue bendecido antes de la misa de herman-dad semanal. La empresa Alféizar ha devuel-to a la obra de Alfonso Córdoba en 1942 su primitivo esplendor.

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Rocío S. Millán

Santa Marta

Restaurado el estandarte sacramental

DANIEL VILLALBA RODRÍGUEZ. El taller de Mariano Martín Santonja ha sido el encargado de intervenir la citada insignia durante el mes de enero y parte de febrero, procediendo a la limpieza de las piezas, re-posición de hilos de oro y la sustitución d los nervios del resplandor de la custodia por uno nuevo a base de lentejuelas de oro. El rees-treno tuvo lugar el pasado día 16 de febrero con ocasión de la procesión claustral que por el interior de San Andrés realiza la corpora-ción con el Santísimo Sacramento como cul-minación del quinario al Cristo de la Caridad.

Daniel Villalba

Montserrat

Restaurados los ángeles lampararios

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. La pare-ja de ángeles lampararios de la capilla ha sido

restaurada por Rocío Sáez Millán. Son piezas del siglo XVII procedente de la antigua capilla.

Besapiés extraordinario

Estudiantes

Aprobada la restauración de la

VirgenDANIEL VILLALBA RODRÍGUEZ. La

corporación celebró en la noche del jueves 7 de febrero un cabildo general de hermanos con el fin de barajar la posibilidad de restau-rar la imagen de la titular mariana en base al informe presentado por el profesor Francisco Arquillo Torres, propuesta que fue aceptada por los hermanos. La intervención se prevé que tenga una duración de cuatro meses y comenzará pasada la Semana Santa, es-timándose que el feliz regreso tenga lugar para el inicio del nuevo curso.

Pasión

JAVIER RAMOS SÁEZ. La hermandad proyectó una serie de cultos extraordinarios con motivo de la celebración del Vía Crucis del Año de la Fe. Entre ellos destacó el besapiés extraordinario al Señor de Pasión en su capi-lla sacramental de la iglesia colegial del Divino Salvador durante los días 13 y 14 de febrero. El Nazareno, con sus manos atadas, llevó para la ocasión una túnica lisa de terciopelo de Lyon de color púrpura. El Señor se erigió en su peana de besapié, obra de Fernando Marmolejo en 1982. Detrás de Él se dispusieron flores de lirios mo-rados y velas de color rojo sacramental, enmar-cado en su altar de plata del siglo XVIII cobijan-do a la Virgen de la Merced, vestida de hebrea.

Besamanos extraordinario

Dolores deTorreblanca

EMILIO JOSÉ BALBUENA ARRIOLA. Con motivo de la participación en el Vía Crucis del Año de la Fe de la imagen del Señor Cauti-vo, la hermandad decidió solicitar el templo de Santa Marina, sede canónica de la Hermandad de la Resurrección desde donde efectuar su sa-lida, mostrando esta última corporación todo tipo de facilidades. El viernes 15 de febrero, desde las diez de la mañana a las ocho de la tarde, estuvo expuesta la imagen del Señor Cautivo en un besamanos extraordinario en él- La imagen lució durante este culto y en el Vía Crucis unos gemelos de plata sobredorada con el escudo de la corporación lasaliana como motivo principal.

Daniel VillalbaRafael Alcázar

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San Esteban

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. La her-mandad cuenta con una nueva junta de go-bierno, poniendo así fin a la provisionalidad que suponía estar regida por un comisariado canónico. La misma tomó posesión el pasado 16 de febrero, tras ser elegida en cabildo ge-neral el pasado 18 de diciembre. La compo-nen Antonio Burgos Rodríguez como hermano mayor, Rodolfo Lagares Rodríguez como te-niente de hermano mayor, Manuel Navarro Palacios como consiliario primero, Manuel Román Silva como consiliario segundo, Jesús Bustamante León como consiliario tercero, Rafael Domínguez Fuentes como fiscal, José Enrique Martínez Blandón como mayordo-mo primero, Isidro Jiménez Barrientos como mayordomo segundo, Ana María Ruiz Copete como secretaria primera, José Manuel Gómez García como secretario segundo, Rafael Sia-telo Pérez como prioste primero, Miguel Ángel Sánchez Jaramillo como prioste segundo, Ma-nuel Andrade Rodríguez como diputado mayor de gobierno, Antonio Rivera Costales como di-putado de cultos, Daniel Terrero Araújo como diputado de acción social, y José Ignacio Peña Bursón como diputado de juventud.

Nueva junta de gobierno

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Juncal

Nuevo escudo

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. La her-mandad toene un nuevo escudo que incorpora la corona real al haber incorporado ese título.

San Bernardo

Setenta y cinco años del Cristo de la Salud en San Bernardo

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. Tras perder a sus titulares en la noche del 18 de julio de 1936 en el incendio y saqueo intencionado de la parroquia de San Ber-nardo, la hermandad tuvo que reconstruir sus enseres y principalmente adquirir nue-vos titulares. En enero de 1938 llegaba la imagen del Cristo de la Salud procedente de la Escuela de Cristo de la Natividad, aledaña a la parroquia de Santa Cruz, una obra anónima del siglo XVII que desde en-tonces centra las devociones de sus her-manos.

Para conmemorar estos primeros se-tenta y cinco años la hermandad ha dis-puesto que el próximo día 9 de este mes de marzo su habitual Vía Crucis tenga un carácter extraordinario, pues el mismo se dirigirá hasta la parroquia de Santa Cruz. El día anterior tendrá lugar una vigilia de oración y el siguiente el habitual besapiés, con función solemne en su mañana y por la tarde la subida a su paso procesional.Ra

fael

Alcá

zar

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San José Obrero

La primera junta que se vestirá de nazarenos

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO. Des-de el pasado 12 de enero, la hermandad

cuenta con una nueva junta de gobierno, la primera cuyos miembros vestirán la tú-

nica de nazareno de su hermandad, Dios mediante, el próximo Sábado de Pasión. El cabildo de elecciones se celebró el 16 de diciembre y la única candidatura, encabezada por Rafael Ramírez Cervetto, que repe-tía en el cargo, obtuvo sesenta vo-tos de los asistentes, registrándose uno en blanco.

Junto a él completan la rela-ción de componentes de esta nue-va junta Rafael Gaitán Remesal como teniente de hermano mayor, Ana Belén Boza Sabido como pro-motora sacramental, Juan Manuel Bortelano García como mayordo-mo, Rebeca Naranjo Torres como secretaria primera, Antonio García Hidalgo Fernández Caballero como fiscal, Damián Rufo Pérez como prioste primero, José Antonio Ra-mírez Cervetto, Rocío Rufo Pérez como diputada de caridad y Rafael Olmo Díaz como diputado mayor

de gobierno.

Carmen deCalatrava

Nueva época para la hermandadDANIEL VILLALBA RODRÍ-

GUEZ. El 1 de febrero tuvo lugar en la capilla la misa de Espíritu Santo durante la cual tomó pose-sión de sus cargos la nueva junta de gobierno resultante del cabil-do de elecciones celebrado el 20 de enero. El nuevo hermano ma-yor, secretario de la saliente, es el nuevo hermano mayor al que sigue Pedro Sánchez Pérez como teniente de hermano mayor, Ma-ría Luisa Garrido Guerrero como consiliaria primera, Rocío Cabello Boza como consiliaria segunda, Victoria Sánchez Ruiz como con-siliaria tercera, Alejandro Parente Crespo como mayordomo, Ma-ría Eugenia Bermúdez Fernández como secretaria, Adrián Solís Rol-dán como prioste, Isabel Acuña Seva como fiscal, Ángeles Urías Álvarez como diputada de cultos y formación y Dolores Seco Peña como diputada de obras asisten-ciales. Da

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EXPOSICIONESRocío: Pasión y Fe, Luz de Pentecostés

Texto: LUIS CHAMORRO GARCÍAFotografías: RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO

entre el 1 y el 9 de febrero, pasados, en la sede del Círculo Mercantil e In-dustrial tuvo lugar una exposición con

motivo del L aniversario del nombramiento de la Hermandad Matriz de Almonte como hermana mayor honoraria de la Hermandad de la Redención. Para ello se trasladaron en-seres de ambas corporaciones y se dispusie-ron en las dos salas expositivas, se progra-maron diversos actos y, de forma inédita, se compuso una escenografía en el patio central de la citada institución que recreó la venida del Espíritu Santo sobre la Santísima Virgen, Santa María Magdalena y los apóstoles.

La exposición que fue inaugurada el vier-nes 1 de febrero por monseñor Juan José Asenjo Pelegrina contuvo varios e intere-santes documentos como los libros de actas y la correspondencia entre ambas herman-dades cuando la concesión y la aceptación del título de hermana mayor honoraria. En esa misma sala expositiva que estaba pre-sidida por las sacras, los atriles y la cruz de altar de la Hermandad Sacramental de San-tiago datadas en el siglo XVIII, también se podían contemplar algunas insignias de la hermandad de penitencia como el simpecado del siglo XVIII o el mediatrix, realizado por Francisco Carrera Iglesias y bendecido ante las plantas de la Virgen del Rocío de Almonte este noviembre pasado. El busto del boceto del Señor de la Redención, la imagen proce-sional de Judas Iscariote, las antiguas jarras del paso de misterio y el cuadro que repre-senta el momento de la coronación canónica de la Virgen del Rocío de Almonte, son obras también expuestas y realizadas por Antonio Castillo Lastrucci. Y además las dos coronas de la dolorosa, las potencias, las túnicas y el llamador del paso de Nuestro Padre Jesús de la Redención en el Beso de Judas.

Numerosas y significativas fueron las ac-tividades programadas con motivo de esta exposición entre las que podemos destacar un concierto de la Agrupación Musical Nues-tro Padre Jesús de la Redención, una confe-rencia del obispo de Huelva monseñor José Vilaplana Blasco y tres mesas redondas so-bre temáticas no habituales: responsables de organización en las hermandades, vesti-dores y bordadores, y santeros y capilleres.

En la otra sala expositiva se pudo admi-rar varios detalles del paso de palio de la do-lorosa del Lunes Santo. Se dio especial aten-ción a las bambalinas diseñadas por Antonio Dubé de Luque y bordadas en su interior por Carrasquilla y Elena Caro en los años 60 y el exterior de Francisco Carrera Iglesias en 2010, así como sayas, tocas de sobreman-to y blondas pertenecientes al ajuar de la Virgen. De manera entremezclada se pudo

contemplar la corona, resplandor y ráfagas en plata biselada del siglo XIX de la patrona de Almonte, además del manto, la saya, las mangas, toca de sobremanto, traje del niño, rostrillo realizados por el taller de Santa Bár-bara en 2010 y 2011.

Pero quizá lo más llamativo de la expo-sición por la originalidad y la circunstancia efímera de dicha composición, es la escena que se preparó en el patio central del Círcu-lo Mercantil. Utilizando la arquitectura como ambiente de palacio señorial propio de la es-tética barroca sevillana y el techo de palio del paso de María Santísima del Rocío. De esta manera se ha montado la escena de la

venida del Espíritu Santo sobre la Santísima Virgen. Para ello se ha contado con la ines-timable colaboración del escultor Fernando Aguado Fernández que ha traído a la Virgen (obra sin bendecir) de manera expresa para la citada exposición. Ha colaborado la Her-mandad de las Viñas de Jerez y la Herman-dad de la Piedad de Cabra con imágenes del propio Fernando Aguado. El resto de imáge-nes de Antonio Castillo Lastrucci pertenecen a la propia Hermandad de la Redención y a la de los Panaderos, Estrella y San Esteban. Por último referir que en ese mismo patio una pantalla proyectaba imágenes de la cofradía el Lunes Santo por las calles de Sevilla.

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ENTREVISTA

Quien no lo conozca personalmente podrá pensar que dar el pregón de la Semana Santa con solo veintisiete años es prácti-camente una osadía, pues a esa edad la mayoría de las personas hoy en día carecen de conocimiento y experiencia para darlo. Francisco Javier Segura Márquez, Francis para todos los que le conocemos, con esa edad aparte de una dilatada trayectoria en la oratoria -ahí está su curricúlum- es propietario, como hoy en día se dice de una cabeza muy bien amueblada, con una madu-rez poco habitual en su juventud fruto de su precocidad en muchas facetas de su vida -tiene a gala haber colaborado en estas mismas páginas con solo diecisiete años, por ejemplo-. Si para cualquier pregonero las semanas previas supone un ajetreo que podríamos calificar de exagerado, su caso es aún más significativo ya que una de sus facetas es la de sochantre en los cultos de las hermandades, y en estas fechas es cuando más trabajo acumula. Además, es licenciado en Historia del Arte, estudia Antro-pología Social y un máster simultáneamente, junto a otras muchas ocupaciones como integrante de varias juntas de gobierno. Pese a todo ello nos dedicó una tarde para contarnos sus impresiones previas al pregón que disertará el próximo 17 de marzo en el teatro de la Maestranza.

Francisco Javier Segura Márquez, pregonero de la Semana Santa

El que me conoce sabe que va a ser un pregón poético

Hace menos de cuatro años te entrevistaba con motivo de tu pregón de las glorias ¿qué ha ocurrido en este tiempo?

Hay una evolución mía en todos los sentidos. En 2009 acababa de terminar mi carrera, no me había enfrentado al mundo laboral, he trabajado en lo musical con más hermandades y en los pregones he visto también una evolución desde el de la Semana Santa de Utrera, que fue el primero que di tras el de las glorias, al de la Esperanza que es el último que he dado antes del de la Semana Santa.

Diste el pregón de las glorias con veintitrés años

¿entraba en tus cálculos dar el de la Semana Santa con solo veintisiete?

Era impensable, de hecho mantenía una pequeña apuesta con José Joaquín Gómez González que me decía que si me llamaban para dar el pregón de la Semana Santa con veintisiete años dijese que no, que lo daría con veintiocho y yo le decía «¿tú te crees que me van a llamar?» y me decía «no te despistes que son capaces». La verdad es que la designación fue tan repentina, yo no entraba en las quinielas pues fue una sorpresa muy grande.

Y a raíz de entonces ¿qué planteamientos te haces?

Cuando di el de las glorias

me planteé que no iba a escribir todos los días por obligación, sino cuando pudiese, y esa dinámica es la que seguí también en este caso. Los cinco meses que tiene un pregonero son pocos no solo por escribirlo sino por todo lo que el pregonero tiene que atender, porque quita mucho tiempo, pero no me agobié, sabía lo que podía dar, luego fueron surgiendo los capítulos y poco a poco he ido escribiendo el pregón.

Siendo una persona con tantas ocupaciones ¿cómo se organiza uno para escribir el pregón? Hay pregoneros que cuentan que se les ocurría una poesía en un

momento y la anotaban y luego la pasaban al pregón ¿es tu caso?

No, he intentado buscar ratos libres, en los que he estado más tranquilo. Es mejor dedicar tiempo para poder concentrarte y cuando he estado en clase o trabajando he procurado no pensar en el pregón. Lo que sí he tenido que perder es tiempo de ocio, dormir menos, para poder sacar los ratos necesarios para ir escribiéndolo.

Los pregoneros normalmente escriben de noche, a última hora del día cuando acaban sus ocupaciones ¿ha sido ese tu caso?

Texto y fotografías: RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO

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No queda otra opción, date cuenta que la agenda va creciendo y el único momento de tranquilidad es la noche, cuando no te llama nadie y puedes concentrarte, meditar y escribir más agusto.

Has comentado que no te llama nadie, pero puede que seas el primer pregonero con whatsapp, twitter, facebook...

Puede ser, para mi también

es importante dar una imagen más avanzada del pregonero, porque siempre era una figura casi intocable, y por las redes sociales no he tenido reparo en responderle a nadie, cuando he tenido que escribir con no conectarte tenía bastante.

Tu designación vino rodeada de unas circunstancia anómalas que desembocaron en la dimisión del anterior presidente

del Consejo Adolfo Arenas ¿cómo te ha afectado?

Ha habido cosas en el Consejo que me han afectado más que aquello. Creo que la polémica de mi designación vino a raíz de la crisis que había en el Consejo. He intentado estar al margen de lo que estaba ocurriendo, yo era una persona designada por la junta superior y he tratado de que el tema no me afecte.

¿Qué tiene que contestarle a los que le achacan excesiva juventud e inexperiencia?

Yo creo que el tema de la juventud que se me achaca viene dada porque no soy una persona de relevancia a nivel de haber tenido puesto de responsabilidad. Si hubiese sido ya hermano mayor o miembro del Consejo, o algo parecido, igual no se hubiese visto tan extraño, porque el pregón se ha considerado muchas veces como un premio honorífico a personas de dilatada trayectoria. Yo entiendo que se me achaque eso, pero puedo aportar otras cosas que esas personas que ya han tenido puestos de relevancia a lo mejor no.

El hecho de haber dado tantos pregones en las hermandades sevillanas ¿te puede haber hecho pensar que el del Maestranza estaba más cerca?

No, ha habido muchas personas que han dado muchos pregones en muchas hermandades y luego el Consejo no los ha designado para el pregón de la Semana Santa.

¿Eres pregonero por generación espontánea?

No, yo me he construido a mi mismo como pregonero.

Quiero decir ¿cómo llega uno a dar pregones?

Mi primer pregón fue en el colegio Vara del Rey, con dieciséis años, porque en mi Hermandad de la Divina Pastora llegó un día Gabriel Solís diciendo que le habían encargado que buscase a alguien para darlo y yo me ofrecí. De pequeño había escrito algo, me regalaron la colección entera de los pregones y yo me la había empapado, y de hecho entonces metí parte de un pregón que tenía escrito de más pequeño.

En estas semanas está viviendo la acogida que las hermandades le dan al pregonero, invitándolo a actos, dedicándole cultos especiales, haciéndole regalos, etc. ¿le parece adecuado o excesiva la importancia que se le da a la figura del pregonero?

Entiendo que las hermandades quieran tener cerca al pregonero, el único problema es que se realizan en un espacio muy reducido de tiempo y que la agenda se

Para mi es importante dar una imagen más avanzada del pregonero, porque siempre era una figura casi intocable

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El pregonero es una persona como otra cualquiera que este año tiene un empleo especial. No tengo porque privarme de lo que me

gusta por serlo

llene de actos. Creo que no seré el único que no podrá atender a todos. He tenido que rechazar alguna invitación y cambiar otras de fecha. El nombramiento se ha mitificado con el tiempo, en principio era un hecho elitista y que las hermandades han considerado así.

Porque además, salvo la presentación del libro al día siguiente, después del pregón no hay nada.

Salvo alguna hermandad que te invita a llamar a su paso, ya no hay ningún protocolo.

Antes comentaste que habías leído todos los pregones y habrás asistido a los que tu edad te ha permitido tanto por radio como por televisión ¿qué tipo de pregón te gusta?

Pregones que me gusten no quiere decir que me identifique con ellos, porque ha habido pregones profundos en prosa que me han gustado, pero me identifico con un tipo de pregón

más poético, en la línea del de 1959 de Francisco Montero Galvache, de 1990 de José Luis Garrido Bustamante, de 1991 de José María Rubio..., lo que se llama un pregón poético, un pregón que tiene su punto fuerte en la poesía y que usa la prosa como nexo entre poema y poema.

De alguna forma estás desvelando cómo va a ser el tuyo.

Yo creo que la gente lo sabe, el que me conoce sabe que va a ser un pregón poético.

Se ha instaurado el modelo de pregón en el que se nombra a todas las hermandades ¿en el tuyo también?

Me gusta nombrar a todas y lo he conseguido incluso en pregones más cortos, así que en este, que es una hora y cuarto, lo he hecho también.

Eso incrementa la dificultad sobre todo por poder decir algo original de todas. Como cofrade de a pie, de los que ve las cofradías en

la bulla y cangrejeando ¿esa visión de las cofradías tan cercana es la que plasmas en tu pregón?

Es que es la visión que tengo, de recorrerlas, de cruzarlas, de meterme en ellas, de ver los cortejos, a mi me gusta disfrutar las cosas así; aunque tengo silla en la carrera oficial me gusta ir a verlas por las calles.

¿El pregón tiene un alto componente emocional o está basado en tópicos?

Eso que se habla del pellizco es muy relativo, a cada uno le emociona una cosa concreta. Voy a intentar cambiar un poco el dinamismo, estamos acostumbrados a pregones de párrafos por hermandad y los recuerdos del cofrade andan más en una línea en que se nombran una vivencia y otra y otra.

¿Cómo será tu próxima Semana Santa?

Por lo que a mi respecta muy parecida a las anteriores, seguiré en los mismos puestos

en mis cofradías, de acólito del preste en La Amargura y de pavero en Los Javieres, a no ser que me ofrezcan algo distinto y piense que hago una gran ofensa a quien me lo ofrece si no lo acepto.

¿El pregonero luego de dar el pregón debe ser un cofrade distinguido?

Es un mito con el que quiero acabar, es una persona como otra cualquiera que este año tiene un empleo especial. No tengo porque privarme de lo que me gusta por ser pregonero. Si el pregón tiene una repercusión positiva la gente cuando me vea lo comentará, también si es negativa, pero eso es algo que asumí desde el día en que acepté dar el pregón de la Semana Santa de 2013.

Hay algún pregonero que tal vez por lo que comentabas antes que el pregón le venía como una especie de galardón o reconocimiento a su trayectoria vital anuncian que no darán más pregones después del de la Semana Santa ¿es tu caso?

No, yo daré todos a los que me inviten si tengo oportunidad, me apetezca y crea que pueda aportar algo, de hecho ya tengo algún encargo.

¿Qué tienes previsto para el día 17?

Quiero visitar a mis hermandades antes de dar el pregón, tanto el Cristo de las Almas como el Señor del Silencio están en besapiés y besamanos, también quiero ir a mi Hermandad de San José Obrero y el punto trascendental estará en la capilla de la Pastora, donde voy a ir a recoger el pregón, que va a dormir dentro de la imagen de la Divina Pastora.

El asistir a todos los actos protocolarios te habrá permitido conocer a algún cofrade o personalidad que no conocías ¿te ha hecho especial ilusión alguien?

No he conocido a mucha más gente, puede ser que haya hablado con más gente que ya conocía, ya llevo unos años en esto y a muchos los conozco sin haberlos tratado. Lo que sí es verdad es que en el mundo de las cofradías compartes momentos con personas que salen en los medios de forma más cercana.

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PUBLICACIONESRecuerdo a una magna celebración

Soy de SevillaSeis siglos de historia,

arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta

Francisco S. Ros González (co-ord.)

Fundación Cajasol

Sevilla, 2012

168 páginas

ROCÍO S. MILLÁN

esta corporación del Domingo de Ra-mos ha cumplido recientemente el sexto centenario de la fundación

de la hermandad de gloria de la Hiniesta, seiscientos largos años llenos de anécdo-tas, alegrías, vicisitudes, pérdidas y ad-quisiciones de patrimonio, etc. que como cuentos han ido pasando oralmente de un devoto a otro, como protohistoria de la hermandad hasta la datación y descripción exacta de la historia que se puede contar hoy en día.

La alegría de pertenecer a una her-mandad que puede contar con tantos años de historia conocida, es el motivo que ha promovido celebrar estos seis siglos de historia con pompa y boato, realizándo-se diversos cultos y eventos, divididos en actos de vivencia de la fe y actos de vi-vencia de hermandad, con cuatro itinera-rios o ciclos informativos (La Hiniesta: su historia y su arte, El arte de ser Hiniesta, La Hiniesta: una devoción en Sevilla y El culto a la Hiniesta) destinados todos a la difusión y promoción a nivel artístico, his-tórico y cultural del compendio que es la hermandad.

Durante un año se han realizado cul-tos y funciones con suntuosos altares, salidas y besamanos extraordinarios, mi-sas destinadas a la unión y simpatía entre hermanos y cofrades, conferencias sobre diversos temas, exposiciones de bienes artísticos y documentales de la corpora-ción, y como broche final, la realización de una publicación que aglutine todos estos aspectos que han querido divulgar a tra-vés de un año cargado de alegrías y buen sabor de boca por el trabajo bien hecho.

En un punto intermedio entre boletín, anuario y libro, está esta publicación que recoge todas las efemérides realizadas el pasado 2012, y hace un compendio de artículos distribuidos en cuatro apartados dentro del libro, siendo el primer apartado el designado a las cartas institucionales realizadas en primer lugar por el alcalde de Sevilla y hermano mayor honorario Juan Ignacio Zoido, en segundo lugar a Antonio Pulido Gutiérrez, presidente de la Fundación Cajasol la cual edita y destina los beneficios del libro al programa familia del comedor benéfico San Vicente de Paúl de las Hijas de la Caridad; en tercer lugar al exhermano mayor (Junio 2008-junio 2012) Francisco Granados Gómez, y por último al actual hermano mayor José An-tonio Romero Pérez.

El segundo apartado del libro es el de-dicado a la enumeración de los actos de la celebración, realizado por José Antonio Romero Pérez, y subdividido a su vez por

tres partes, que detallan las motiva-ciones, la programación y los cultos y actividades.

El tercer apartado es el más poé-tico, nombrado como El azul de Dios se conforma con tres intervenciones de es-critores importantes de la ciudad, en las que nos hacen una referencia sentimental del amor y la devoción a la Virgen de la Hiniesta; en el intervienen Manuel Grosso con su escrito llamado El peso del tiempo es amor centrándose en la complejidad de sentimientos que rodean a esta imagen después de tantos años, llegando a legiti-mar el orgullo que podamos sentir por ser devotos de la Virgen.

Carlos Colón con su artículo Hundida en la Sevilla del Alma se centra más en la historia de la hermandad; compartien-do la visión y los sentimientos al tema de nuestra Semana Santa escritos en el libro Sevilla en los labios, de Joaquín Romero Murube. Por último el artículo La Poesía no se consume realizado por Antonio Cattoni, donde el tema se centra en la poesía que inspira el lema Soy de Sevilla.

El cuarto y último apartado es el que lleva el peso importante del libro, cobrán-dose el protagonismo por la cantidad y profundidad documental aportada. En éste apartado Francisco S. Ros, coordinador del libro, nos trata en profundidad el tema de la exposición Soy de Sevilla realizada del 4 al 12 de mayo del 2012.

El aspecto de esta parte del libro cam-bia para convertirse en un catálogo des-glosado de los bienes muebles de carácter artístico y documental llevados a la expo-sición que se organizara el pasado año en el Círculo Mercantil e Industrial. Comienza con una memoria justificativa y descrip-tiva de la exposición, pasando después a una serie de artículos ordenados desde el pasado hasta nuestros días como una

línea temporal que nos redescubre los orígenes legendarios y el inicio a la de-voción a la Virgen de la Hiniesta, su rela-ción con el Ayuntamiento y el patronazgo de la ciudad, con una enumeración de los bienes que luce en el cortejo donados o realizados con este propósito; siguen los artículos con la importancia y posterior decaimiento de la hermandad de gloria y su conversión en hermandad de peniten-cia, llegándose luego a desaparecer y re-organizándose posteriormente en el siglo XIX y el XX. Otro de los artículos relata la importancia de la Hermandad Sacramental de San Julián, cuya antigüedad se recogen en las reglas fundacionales que conserva el archivo histórico de la hermandad.

Como es normal en lo referente a la historia de esta corporación, también se incluye un artículo acerca de los terribles incidentes incendiarios sufridos en la igle-sia de San Julián, con las pérdidas irrepa-rables de sus titulares, y la posterior ad-quisición de los actuales.

Por último un relato de la actualidad de la hermandad, la evolución desde la nor-malización de la misma después de los in-cendios hasta el esplendor del día de hoy, en donde la vemos como una hermandad importante más allá de su barrio y veci-nos, pues es un ejemplo en la historia de la ciudad, protagonista antigua de muchas de sus leyendas y sucesos.

En definitiva nos encontramos con una publicación interesante, de formato inno-vador, cuidada presentación y atractivo contenido, un paso más para acercarnos a una hermandad como la de la Hiniesta, de las más antiguas de Sevilla.

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MÚSICA

FRANCISCO LUIS DURÁN ORDÓÑEZ

Ottocento

Banda de Música de Nuestra Señora de la Soledad (Cantillana)

Rossini Discos

Trabajo innovador de la Soledad de Cantillana

primer trabajo discográfico de la Banda de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana, el cual constituye una sor-

presa por lo innovador del contenido completo del compacto, desde su portada hasta las pie-zas que se incluyen en él. La fundación de esta histórica Asociación Musical Banda de Música de Nuestra Señora de la Soledad de Cantillana (Sevilla) aconteció a finales de la década de los años 50 del siglo XX. En la actualidad, cuenta incluso con una escuela de música donde se preparan los actuales y futuros miembros de la formación musical. En la Semana Santa de Sevilla ha acompañado en distintos momen-tos a palios como los de la Virgen de Gracia y Amparo, la Virgen de Consolación, la Virgen del Refugio, la Virgen de la Victoria o la Virgen de la Aurora. Igualmente, ha intervenido en distintas estaciones de penitencia en Córdoba, Huelva y Málaga, así como obviamente en las procesio-nes de las dos devociones más arraigadas de su localidad, la Pastora y la Asunción.

En cuanto a reconocimientos a lo largo de su historia, destaquemos que la banda obtuvo el segundo premio en el Certamen de Bandas organizado por Radio Nacional de España en 1984, celebrado en la Plaza de España, así como el Giraldillo de Honor de la Música co-frade en Andalucía, galardón otorgado por el curso de Temas Sevillanos. Sin duda, fue su primer director, Gabriel Ríos Amores, la perso-na a la que se debe lo que hoy es la banda can-tillanera, pues en los años 60 puso la semilla de lo que hoy es realidad. En la actualidad, su director es Carlos J. Carvajal Lozano, músico cantillanero que bebió de los conocimientos del primer director de la formación musical, y que igualmente ha dejado muestras de su faceta compositiva en obras como Mater Angelorum, De mi Alma Tú Pastora o Rosario, Gracia Mala-citana.

En la próxima Semana Santa de 2013, la banda acompañará a las hermandades del Des-precio de Herodes de Jerez de la Frontera (Do-mingo de Ramos), la Amargura de Granada el Lunes Santo, la Sentencia de Málaga el Martes Santo, las Tres Caídas de Granada el Miércoles Santo, Misericordia de Arahal el Jueves Santo, la Amargura de Guadalcanal en la Madrugada del Viernes Santo, la Soledad de Cantillana el Viernes Santo y la Soledad de Castilleja en la tarde del Domingo de Resurrección.

Este primer trabajo discográfico es el fruto del trabajo de muchas generaciones de com-ponentes de esta banda. En el momento de pensar en este primer trabajo discográfico, los responsables de la banda huyeron de un disco al uso con marchas contemporáneas o ya ex-cesivamente grabadas, ofreciendo un compacto muy original en cuanto a la forma y al conte-nido. Por ello, el repertorio escogido pretende llegar no sólo al público cofrade, sino igualmen-

te al amante de la música clásica o solemne, por ejemplo. Y para dicha obra singular han sido necesarios dos años de búsqueda de ar-chivos, partituras, etc, que se identificaran con las pretensiones del disco. La portada del compacto está en la línea atrevida y peculiar del disco, un diseño de Miguel Ferrera que aunque no lo parezca anuncia el título del disco, Ottocento. El trabajo discográfico fue presenta-do el 27 de enero en la ermita de Nuestra Se-ñora de la Soledad de Cantillana. El disco está compuesto por once composiciones musicales del siglo XIX, recuperaciones históricas y gra-badas por primera vez en estudio.

Comienza con la Marcha Fúnebre per i fu-nerale de Alessandro Manzoni, obra del com-positor italiano Amilcare Ponchielli, el cual llegó a ser nombrado jefe de composición del Conservatorio de Milán, teniendo alumnos de la talla de Giacomo Puccini o Pietro Mascagni. Esta marcha fúnebre fue compuesta en 1873, siendo catalogada por su autor como Opus 157, siendo un homenaje al poeta y nove-lista italiano fallecido. En los primeros años del siglo XX fue interpretada esta pieza por bandas de música como Soria 9, con el nom-bre de A la memoria de Manzoni. Seguimos el disco con la pieza ¡Una Lágrima!, obra del compositor madrileño Eduardo López y Jua-rranz, autor del famoso pasodoble La Giral-da. La marcha, entre otras marchas fúnebres compuestas por Juarranz, es un bello poema editado en 1886.

Cipriano Martínez Rücker, compositor cor-dobés, es el autor de la Marcha Fúnebre OP35 La Llorona, compuesta en 1898. El apelativo de la llorona es el subtítulo con que la conocían los músicos de la Banda Municipal de Córdo-ba. En su currículum, es de destacar que Martí-nez Rücker fundó en 1902 el Conservatorio de Música de Córdoba. Siguiente corte del disco para El Llanto, del madrileño José María Llurba Méndez. La partitura de esta magnífica marcha fúnebre fue hallada por el investigador Ignacio Rodríguez Planes en la Biblioteca Nacional de Cataluña, constando su interpretación en la Se-mana Santa de 1904, según reseña del periódi-co El Noticiero Sevillano. La Azucena, obra del compositor castellonense José Antonio Cándido Gabaldá y Bel, fue compuesta en el año 1863, y hallada su partitura en los archivos de la Biblio-teca Nacional de España.

Volvemos a repetir título en una de las composiciones. ¡Una Lágrima! se nos presen-ta en el sexto corte del disco en una obra del músico ilerdense Ramón Roig i Forné. Autor de otras marchas fúnebres de la calidad de Consu-matum Est o La calle de la Amargura, compuso esta obra igualmente en el siglo XIX, habiendo sido hallada su partitura en el Archivo Históri-co Municipal de Cádiz, estando acompañada de otra de sus marchas, Al pie de la Tumba. El sép-timo corte nos trae de nuevo una composición de López Juarranz. Nos referimos a la marcha ¡¡¡Ha Muerto!!!, compuesta en 1880 y halla-da su partitura igualmente en Cádiz, donde la prensa del año de su composición mencionaba el concierto donde fue estrenada el Domingo de Ramos de dicho año. El compositor albaceteño Álvaro Milpager y Díaz, fundador y primer direc-tor de la Banda Municipal de San Sebastián, nos deja en este disco su marcha Descanse en Paz. Aunque no hay constancia documental de la de-dicatoria de la marcha, bien podría estar com-puesta en recuerdo y dolor por el fallecimien-to de su esposa en 1880. Seguimos el disco y aparece la Marcha Fúnebre de Enrique Broca Rodríguez, músico violinista zaragozano, autor de numerosas obras de carácter religioso y del género de la zarzuela. Esta marcha fúnebre ha sido igualmente hallada en el Archivo Históri-co Provincial de Cádiz, toda vez que su autor ocupó el puesto de director de la Academia de Santa Cecilia de la capital gaditana. La partitura hallada es la versión para orquesta, habiendo sido adaptada por el músico José Manuel García Pulido. El Llanto, de José Antonio Cándido Ga-baldá y Bel, ocupa el penúltimo corte del disco. Esta pieza, que llegó a ser presentada por el Ministerio de Fomento en 1867, ha sido trans-crita de su partitura original por Carlos Carva-jal Lozano, director de la banda cantillanera. El original disco finaliza con la interpretación de la marcha ¡Hosanna!, original de Ramón Roig i Torné, la cual llegó a ser editada en la revista musical Harmonía, del recordado Mariano San Miguel Urcelay.

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VÍDEOS

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO

Glorias de Sevilla Vol. II

PM Vídeos

171 minutos

El día central de la Semana Santa

es loable el trabajo de productoras de ví-deo, editoriales y sellos discográficos que aún en tiempos de crisis económica y

pese al descenso de ventas generalizado, con-tinúan editando sus obras monográficas sobre nuestras hermandades, contribuyendo al en-riquecimiento de los coleccionistas y amantes de nuestras cofradías y, como es el caso que nos ocupa, a crear un archivo audiovisual de la Semana Mayor.

Como también comentamos en la última página de este ejemplar, todos los que se inte-resan por las cuestiones históricas de nuestras hermandades, les gusta contemplar imágenes del pasado, siendo muy apetecibles encontrar fotografías inéditas. Ocurre lo mismo con los vídeos que podemos hallar en distintos sitios web, que nos retrotaen a tiempos pasados. No son muchos realmente, dada la dificultad téc-nica que ello suponía. Con productoras como PM Vídeos los que nos sucedan podan obser-var cómo eran las cofradías de comienzos de este siglo XXI, pues no nos cabe duda de que seguirán cambiando, como ocurre con el dvd que vamos a comentar a continuación, no sin antes señalar -para los curiosos y sobre todo para los mal pensados- que el hecho de que comentemos en esta sección mayoritariamente producciones de PM Vídeos no obedece sino a que es la que es la que se preocupa por ha-cérnoslas llegar, comprendiendo que el papel que esta revista juega y, sobre todo, su amplia difusión y el extenso tratamiento que le damos juega a su favor, y simultáneamente al nuestro, al permitirnos ofrecerles a nuestros lectores un contenido más amplio.

Entre los últimos dvd producidos por el equipo comandado por Pedro Merino comen-taremos este mes la primera de las partes de los dedicados al Miércoles Santo, el que hemos titulado como el día central de la Semana Santa por su situación en la misma, y tal vez por ello uno de los que en menos medida recibe las in-clemencias climatológicas y permite que salgan con normalidad sus hermandades, posibilitando la grabación de su discurrir.

Son cuatro las hermandades que en este primer dvd podemos contemplar en su salida procesional del pasado año 2012. Un total de nueve pasos podemos recrear en su último dis-currir por nuestras calles, pues la grabación nos ofrece a las hermandades del Carmen Doloro-so, Baratillo, Panaderos y Siete Palabras.

Comenzamos en la calle Feria, frente a la puerta de la parroquia de Omnium Sanctorum cuyas jambas se abren para dar paso a la cruz de guía de la corporación carmelita que co-mienza los desfiles procesionales por la carrera oficial, al haber sido la última en incorporarse a la jornada. El senatus, la bandera y el libro

de reglas separan los tramos que anteceden al paso de misterio, que sale con la dificultad propia de sus dimensiones y de la ojiva de la parroquia a la calle.

Los sones de la ya desaparecida banda del Cautivo y Santiago de Sanlúcar la Ma-yor y Aznalcázar acompañan al misterio del Señor Cautivo de la Paz, cuyo paso poco a poco va dorándose y gira en la esquina para enfilar la calle Feria camino de la Cruz Verde.

La grabación regresa a la puerta de Om-nium Sanctorum y vemos a la bandera car-melita, el banderín y el estandarte corpora-tivo. La representación de la Marina antecede al paso de la Virgen del Carmen. Una vez el palio traspasa la ojiva la banda interpreta la Salve Marinera y posteriormente ya comienza la in-terpretación de marchas procesionales.

Del barrio de la Feria al Arenal nos vamos a ver la salida de otra hermandad, la del Barati-llo. Contemplamos sus insignias: cruz de guía, senatus, bandera, guión de la Real Maestranza, banderín fundacional, guión de la Santa Cruz y el libro de reglas. El paso de la Piedad se levan-ta en el interior de la angosta capilla, muy cerca de su puerta, que salva con la cruz bajada y el trabajo de los costaleros cuerpo a tierra. Sue-na, tras el himno de España, la marcha Cristo del Amor, mientras el paso gira en busca de la calle Adriano.

Los penitentes siguen a la banda y a éstos la cruz alzada y los tramos de nazarenos de la Virgen de la Caridad, con su simpecado, bande-rín votivo, banderín asuncionista y estandarte. Las bocinas anteceden a la emocionante y di-ficultosa salida del paso de palio, cuya corona de la bambalina debe ser abatida para la ma-niobra. A los sones de Pasan los campanilleros, la Virgen comienza su discurrir por las calles de Sevilla camino de la carrera oficial.

El siguiente corte nos lleva a las primeras calles del recorrido de la Hermandad de los Pa-naderos: García Tassara, Amor de Dios y San Miguel. Vemos a los nazarenos del paso de Cris-to y a sus insignias: cruz de guía, senatus, ban-dera, bandera pontificia... y el misterio aparece girando hacia García Tassara en el lateral de la parroquia de San Andrés, llegando en una sola chicotá a la calle San Miguel, lo cual podemos seguir gracias a las dos cámaras que graban el momento.

En el cortejo de la Virgen de Regla hay re-presentaciones de hermandades que participa-ron en la JMJ de 2011 de cuya presencia queda constancia en estas imágenes. La Virgen llega en su paso recordando el exorno floral de aquel mes de agosto. A los sones de Callejuelas de la O llega a Amor de Dios e ingresa en San Miguel sin que la marcha haya concluido.

El último capítulo nos muestra el discurrir de la Hermandad de las Siete Palabras a su regreso a San Vicente, en concreto el primer paso y el cortejo que le antecede aparece por las calles Santa Vicenta María esquina a Virgen de los Buenos Libros. El paso del Señor de la Divina Misericordia, con la ausencia de las dos águilas bicéfalas de las esquinas trasera de la canastilla va precedido de una capilla musical interpretando el oratorio de las Siete Palabras de Franz Joseph Haydn adaptado para trío de viento-madera.

El misterio de las Siete Palabras avanza por Santa Vicenta María a los sones de La Virgen de Linarejos y a mitad de la revirá comienza a so-nar Maestro, sones clásicos para un paso clásico en su discurrir entre el público que le acompaña en su regreso a San Vicente. Tras detenerse el paso comienza en su transitar entre naranjos a los sones de Cachorro hasta perderse por Car-denal Cisneros.

Por el mismo entorno vemos llegar el tercer paso de la cofradía, el de la Virgen de la Cabeza, que a sones de Virgen de los Ángeles llega a la última esquina de su recorrido. La banda inter-preta luego Virgen de los Estudiantes marcha con la que el paso, a ritmo pausado y siempre de frente llega a la confluencia con Jesús de la Vera Cruz, donde acaba la grabación.

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INTERNET

RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO

La nueva web de la Hermandad de las Aguas

poco a poco las hermandades van re-novando sus sitios web oficiales. Una primera incorporación a internet ha

ido limándose para tener ahora unas pági-nas más dinámicas, de un diseño pulcro y elegante, como ocurre con la Hermandad de las Aguas, que recientemente ha presentado su nueva página, disponible en la dirección http://www.hermandaddelasaguas.org/.

Con un sobrio encabezamiento en tona-lidades moradas y blancas nos encontramos un menú principal en la parte de arriba que nos permite navegar por las distintas op-ciones que nos ofrece, pero la portada que se encuentra el internauta cuando accede a la página nos trae lo más novedoso como contenido principal, algo que se agradece y motiva la visita continuada, porque de esa forma se observa una renovación de conteni-dos. Es una tendencia moderna en las pági-nas que se van modernizando contrariamen-te a lo que se veía anteriormente, en donde para buscar lo más actual de cada herman-dad había que pinchar hasta en varios sitios para acceder a los sitios de noticias.

Igualmente hay enlaces al canal de Youtube, a las últimas publicaciones en pa-pel -en formato pdf-, calendario de cultos, acceso a las cuentas de Twitter y Facebook y datos de contacto como la dirección de la capilla, teléfonos, horarios, etc.

Inicio y Noticias son los dos primeros en-laces del menú principal, que nos ofrecen el mismo contenido. En Hermandad logramos acceder a cinco opciones: Saluda del herma-no mayor, Historia, Junta de gobierno, nor-mas y sede.

Nos interesa especialmente el referido a la historia, que tiene a su vez ocho subapar-tados de las distintas etapas de la corpora-ción y uno final dedicado a la Hermandad del Rosario. Acompañado de distintas fotografías de archivo, es muy completa la información que se ofrece, inédita en su mayoría y que esperemos algún día ver ampliada e impre-sa, pues conocemos que hay hermanos que se hallan inmersos en esa empresa.

El siguiente enlace del menù es el refe-rido a los Titulares, donde obtenemos infor-mación de todas las imágenes, incluso las secundarias, a las que rinde culto la corpo-ración.

En Secciones accedemos hasta a ocho enlaces relacionades con las distintas facetas de la junta de gobierno. En Salidas Procesio-nales encontramos datos tanto de la estación de penitencia como de la procesión de la Vir-gen del Rosario. El siguiente enlace nos lle-va hasta Cofradía, en donde obtenemos una pormenorizada descripción de los pasos y las insignias de la hermandad.

Archivo nos lleva hasta un cuádruple contenido: Galería multimedia -con fotogra-fías de todas las imágenes-, Archivo musical -con una relación de las marchas dedicadas a la corporación-, Publicaciones -con archi-vos de todos los boletines de la hermandad desde el número 1, de febrero de 1978-, y por último Histórico de noticias, en el que poder consultar lo publicado en esa sección

con anterioridad. Por último, Contacto nos permite ponernos en comunicación con la hermandad mediante un formulario, locali-zarla en su dirección postal y en un mapa; conocer los nombres de los artífices de esta web y un aviso legal sobre el acceso y contenidos. Además, Acceso permite a los usuarios de la página ingresar en sus con-tenidos.

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Fe y razón (XV) La sabiduría todo lo sabe y entiende V

JAVIER RAMOS SÁEZ

terminamos con la sección referente a la sabiduría como instrumento de sapiencia universal en el hombre. El

Libro de la Sabiduría, pensamiento exegético hebreo de gran importancia en la filosofía de la religión, está enmarcado dentro de la lite-ratura sapiencial y es pieza clave del pensa-miento griego y oriental, por ello Juan Pablo II lo escoge y lo encamina en su discurso, en su introducción histórica y filosófica de esta encíclica en referencia al nexo lógico-episte-mológico-eidético.

En el libro de la Sabiduría “el autor sa-grado habla de Dios, que se da a cono-cer tam-bién por medio de

l a natura-

leza. Para los antiguos el estudio

de las ciencias natu-rales coincidía en gran

parte con el saber filosófi-co. Después de haber afirma-

do que con su inteligencia el hombre está en condiciones « de conocer la estructura del mundo y la actividad de los elementos [...], los ciclos del año y la posición de las estrellas, la naturaleza de los animales y los instintos de las fieras » (Sb 7, 17.19-20), en una palabra, que es capaz de filosofar, el texto sagrado da un paso más de gran importancia. Recuperando el pensamiento de la filosofía griega, a la cual parece refe-rirse en este contexto, el autor afirma que, precisamente razonando sobre la naturale-za, se puede llegar hasta el Creador: « de la grandeza y hermosura de las criaturas, se llega, por analogía, a contemplar a su Autor

» (Sb 13, 5). Se reconoce así un primer paso de la Revelación

divina, constituido por el maravilloso «libro

de la naturale-za», con cuya lectura, me-diante los

i n s t r u -mentos propios de la razón

h u -mana, se

puede llegar al conocimiento del Creador. Si el

hombre con su inteligencia no llega a reconocer a Dios como creador de

todo, no se debe tanto a la falta de un medio adecuado, cuanto sobre todo al im-pedimento puesto por su voluntad libre y su pecado”. Aquí se nos habla de muchas inte-resantes cuestiones; por un lado, tenemos la naturaleza como ciencia especulativa. Ya desde los primeros físicos (los presocráticos), la naturaleza era cuestionada, era indagada y estudiada por la naturaleza lógica-deducti-va del hombre. En el Libro de la Sabiduría, se da una conexión entre el pensamiento griego y judío por ello se establecerá unos paráme-

tros especulativos equivalentes. El hombre estudia la naturaleza y en ella ve a Dios. Los griegos veían en lo físico el primer prin-cipio de todas las cosas (agua, ápeiron (τό άπειρον), fuego o tierra) pero por ello, veían el germen de todas las cosas; los judíos utili-zaron esta conclusión para ver en ello a Dios. Ven en la naturaleza lo revelado por Dios y en ella ven la Palabra y de la Palabra o boca de Dios sale la ciencia. En los Libro de los Pro-verbios se ve nítidamente esta cuestión. En Proverbios 8-22 dice “El Señor me creó como primicia de sus caminos, antes de sus obras, desde siempre”. Esa primicia o principio es el αρχή griego de los presocráticos, el principio de todas las cosas. Aquí el hombre está en disposición de indagar desde una perspectiva epistemológica para descubrir a Dios al final de ese camino indagado. Esto es posible gra-cias a la voluntad de Dios de dotar al hombre con el don de la razón para que éste sea ca-paz de conocer a Dios mediante sus facul-tades deductivas. Este don también conlleva efectos no deseados en el recto camino de la sabiduría pues dotan al hombre de autono-mía racional y de posibilidad de crearse a sí mismo como centro de sus investigaciones, haciendo hipóstasis de sí mismo por ello la fe juega un papel importante para saber si-tuarse en torno a Dios. “En esta perspectiva la razón es valorizada, pero no sobrevalo-rada. En efecto, lo que ella alcanza puede ser verdadero, pero adquiere significado

pleno solamente si su contenido se sitúa en un horizonte más amplio, que es el de la fe: « Del Señor dependen los pasos del hombre: ¿cómo puede el hombre conocer su camino? » (Pr 20, 24). Para el Antiguo Testamento, pues, la fe libera la razón en cuanto le permi-te alcanzar coherentemente su objeto de co-nocimiento y colocarlo en el orden supremo en el cual todo adquiere sentido. En definiti-va, el hombre con la razón alcanza la verdad, porque iluminado por la fe descubre el sen-tido profundo de cada cosa y, en particular, de la propia existencia. Por tanto, con razón, el autor sagrado fundamenta el verdadero conocimiento precisamente en el temor de Dios: « El temor del Señor es el principio de la sabiduría » (Pr 1, 7; cf. Si 1, 14)”. Eses te-mor no debe darse en un sentido peyorativo sino de profundo respeto, de saber situarse en torno al centro del conocimiento dirigien-do una adecuada mirada sobre las cosas que conducen al Creador. La fe liberaliza la razón de sus ataduras contingentes pues el estudio en el que se encamina el hombre está más allá de su propio pensamiento.

177

San José ObreroDías 1 y 2, a las 19 h., concluye el

solemne triduo a Jesús de la Cadidad.Día 3, a las 12,30 h., función so-

lemne.Día 9, a las 19 h., Vía Crucis presi-

dido por el Señor.Día 19, a las 20 h., santa misa de

hermandad.Día 22, a las 20 h., misa prepara-

toria de la salida procesional.Día 28, a las 17 h., santos oficios.Día 29, a las 13 h., santos oficios.

AntiguaDía 1, a las 18 h., vía crucis en el

monaterio de Santa María del Socorro.Día 8, a las 18,30 h., vía crucis en

el monasterio de Santa María de Jesús.Día 15, a las 18 h., vía crucis en el

monasterio de Madre de Dios de la Piedad.Día 22, a la 18,30 h., vía crucis en

el monasterio de San José.

JuncalDía 1, solemne besamanos.Días 5 a 9, a las 19 h., solemne

quinario.Día 10, a las 12 h., función solemne.Día 16, solemne besapiés.Día 22, solemne vía crucis.Días 28 y 29, santos oficios.

RedenciónDía 2, a las 13 h., X Certamen de

Bandas.Día 23, a las 18 h., XXIX Pregón

del Niño Cofrade, a cargo de José Ma-ría Márquez Baquero.

LanzadaDía 2, a las 21,15 h., concierto de

la Banda de Música María Santísima de la Victoria.

Día 16, a las 21 h., meditación ante el Santísimo Cristo de la Sagrada Lan-zada y María Santísima del Buen Fin, a cargo de Pedro Domínguez Fernández.

La ODía 1, a las 21 h., concierto de la

Sociedad Filarmónica Nuestra Señora del Carmen, de Salteras.

Día 7, a las 18 h., retiro de cua-resma.

Día 8, a las 21 h., concierto de la Banda de Las Cigarreras.

Día 15, a las 21 h., exaltación Sae-ta y Pasión en Triana.

MortajaDía 16, a las 21 h., ofrenda mu-

sical ante Nuestro Padre Jesús Des-cendido de la Cruz en el Misterio de su Sagrada Mortaja y María Santísima de la Piedad.

Padre PíoDía 3, a las 13 h., pregón de Se-

mana Santa, a cargo de José Manuel Rodríguez Núñez.

CONVOCATORIASCultos

Actos

Jesús DespojadoDía 17, a las 20 h., vía crucis con

la imagen de Jesús Despojado.Día 23, a las 21 h., misa prepara-

toria de la salida procesional.

San RoqueDía 22, a las 20,30 h., solemne

función conmemorativa de la corona-ción canónica de Nuestra Señora de Gracia y Esperanza y preparatoria de la salida procesional.

Día 28, a las 16,30 h., primer día del triduo sacro.

PolígonoDía 1, a las 20,30 h., solemne via

crucis presidido por Nuestro Padre Je-sús Cautivo y Rescatado.

Día 16, a las 20 h., traslado del Señor a su paso.

Día 23, misa ante los pasos.Día 24, a las 10 h., misa de pal-

mas.Días 28 y 29, a las 17 h., santos

oficios.Día 30, a las 23 h., pascua de Re-

surrección.

Redención Día 17, besapiés de Nuestro Pa-

dre Jesús de la Redención.Día 24, a las 10 h., misa de pal-

mas.Días 28 y 29, a las 17 h., santos

oficios.Día 30, a las 22 h., vigilia pascual.

Santa GenovevaDía 1, besamanos de Nuestro Pa-

dre Jesús Cautivo.Día 8, a las 18 h., besapiés y a las

20,30 h., via crucis interno.Día 15, a las 21 h., vía crucis por

las calles de la feligresía.Día 24, a las 11 h., misa de ramos.Día 25, a las 9,30 h., misa prepa-

ratoria para la estación de penitencia.Días 28 y 29, a las 17 h., santos

oficios.Día 30, a las 23 h., vigilia pascual.Día 31, a las 12 h., misa de Re-

surrección.

Vera CruzDía 22, besapiés del Santísimo

Cristo de la Vera Cruz, misa vespertina y traslado a su paso.

Día 24, misa de palmas.Día 25, a las 18 h., misa de na-

zarenos.Día 31, a las 12,30 h., santa misa

de Resurrección.

PenasDías 19 a 21, a las 20,30 h., so-

lemne triduo en honor de María Santí-sima de los Dolores.

Día 22, solemne besamanos y a las 20,30 h., solemne función.

Día 25, a las 10 h., misa de mati-nal y a las 18,30 h., misa de nazarenos.

San BenitoDía 19, a las 21 h., solemne via

crucis presidido por la imagen del San-tísimo Cristo de la Sangre y posterior traslado a su paso.

Día 20, a las 22 h., traslado de Nuestro Padre Jesús en su Sagrada Presentación al Pueblo en su paso.

Día 23, a las 21 h., solemne misa de preparación para la estación de pe-nitencia.

Día 28, a las 17 h., santos oficios.

Buen FinDías 1, a las 20,15 h., y 2, a las

20 h., concluye el quinario en honor del Santísimo Cristo del Buen Fin, con predicación a cargo, respectivamente, del Rvdo. Sr. D. Felipe Manuel Gallego Casco y del Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina.

Día 3, a las 12,30 h., solemne fun-ción principal de instituto, oficiada por el Rvdo. P. Fray Manuel Domínguez Lama, OFM.

LanzadaDía 9, a las 19,30 h., misa y a

continuación via crucis con la imagen del Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada.

Día 17, besapiés del Santísimo Cristo de la Sagrada Lanzada y besa-manos de María Santísima del Buen Fin.

Día 27, a las 10 h., misa ante los pasos procesionales.

Día 31, a las 12 h., santa misa de pascua.

Siete PalabrasDías 1 y 2, a las 20,30 h., concluye

el solemne triduo en honor de Nuestro Padre Jesús de la Divina Misericordia, con predicación a cargo del Rvdo. Sr. D. Francisco Moreno Aldea.

Día 23, solemne besamanos y a las 21 h., rezo del vía crucis y traslado a su paso procesional.

Día 27, a las 10,30 h., misa prepa-ratoria de la salida procesional.

NegritosDía 20, subida del Santísimo Cris-

to de la Fundación a su paso.Día 22, misa preparatoria de la sa-

lida procesional.

ExaltaciónDía 8, a las 21 h., traslado de las

sagradas imágenes al templo de los Terceros.

Día 22, a las 19 h., misa solemne ante el paso de la Santísima Virgen de las Lágrimas.

Quinta AngustiaDías 21 y 22, solemnes besapiés

del Santísimo Cristo del Descendimien-to y besamanos de María Santísima de la Quinta Angustia. El día 21 a las 30,45 h., rezo del vía crucis, y el 22 a las 21 h., traslado del Santísimo Cristo del Descendimiento a su paso.

Día 24, a las 0 h., misa de ramos, oficiada por el Rvdo. Sr. D. Ignacio Ji-ménez Sánchez-Dalp.

Día 28, a las 17 h., santos oficios con comunión general preparatoria de la salida procesional.

MacarenaDías 3 a 9, a las 20 h., solemne

septenario en honor de María Santí-sima de la Esperanza Macarena, con predicación a cargo del Ilmo. y Rvdmo. Sr. Francisco Juan Martínez Rojas.

Día 10, a las 12 h., función solem-ne, oficiada por el Exmo. y Rvdmo. Sr D. Juan Antonio Martínez Camino, SI.

Día 14, a las 20,30 h., solemne función conmemorativa del primer cen-tenario de la bendición e imposición de la corona de oro a María Santísima de la Esperanza Macarena, oficiada por el Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina.

Soledad (San Buenaventura)Días 1, a las 20 h. y 2, a las 20,30

h., concluye el triduo a Nuestra Señora de la Soledad.

Día 3, a las 13 h., función principal de instituto.

Día 22, a las 20,30 h., misa ante el paso de Nuestra Señora de la So-ledad.

La ODía 13, a las 19,30 h., acto peni-

tencial de cuaresma con liturgia de la palabra y comunión.

Día 19, a las 21 h., traslado de Nuestro Padre Jesús Nazareno a su paso.

Día 22, a las 20,30 h., misa prepa-ratoria de la salida procesional.

Día 24, a las 10 h., misa de ramos.Día 28, a las 16,30 h., misa in coe-

na domini.Día 29, a las 11 h., santos oficios.Día 30, a las 22,30 h., vigilia pas-

cual.Día 31, a las 12 h., misa de acción

de gracias y besamanos de Nuestro Padre Jesús Nazareno.

Mortaja

Día 17, solemne besamanos de María Santísima de la Piedad. A las 11,30 h., solemne eucaristía.

ResurrecciónDía 1, a las 20,30 h., concluye el

solemne quinario a la Sagrada Resu-rrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Día 2, a las 19 h., vía crucis de la misión.

Día 3, a las 12 h., solemne función principal de instituto.

Día 10, devoto besapiés a la Sa-grada Resurrección de Nuestro Señor Jesucristo.

Día 17, devoto besamanos a Nuestra Señora de la Aurora. A las 20,30 h., solemne función y posterior traslado a su paso.

Día 24, a las 10,30 h., misa de palmas.

Día 30, solemne vigilia pascual.

178

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HINIESTATres escrituras de arrendamiento suscritas por la Hermandad de la Hiniesta en el siglo XVIIIJosé Roda Peña ...................................................................................................180«Incidente» entre nazarenos de la Hiniesta y San Roque en la CampanaJuan Pedro Recio Lamata ....................................................................................183Cultos internos penitenciales de la Hermandad de la Hiniesta en el meridianodel siglo XXJavier Ramos Sáez...............................................................................................185Orgullo de San JuliánMartín Carlos Palomo García................................................................................191Evolución histórico-artística del paso del Santísimo Cristo de la Buena MuerteFrancisco Javier González García .........................................................................194Descrioción iconológica e iconográfica del paso del Santísimo Cristo de la BuenaMuerteRocío S. Millán .....................................................................................................198Apuntes artísticos del paso de palio de la Virgen de la Hiniesta (1905-1931)Emilio José Balbuena Arriola ...............................................................................201De azul y plata: el ajuar de la Virgen dolorosa de la HiniestaDaniel Villalba Rodríguez .....................................................................................209La música procesional en la Hermandad de la HiniestaJosé María Pinilla Gómez .....................................................................................217Breve referencia de la Hermandad de la Hiniesta en la poesía sevillanaJuan Manuel Labrador Jiménez ...........................................................................221Los pasos de la Hiniesta en la iglesia de San Martín en la fotografía de HiginioCapoteVíctor José González Ramallo ..............................................................................225Notas gráficas en la reorganización procesional de la Cofradía de la Hiniesta (1906-1913)Enrique Guevara Pérez ........................................................................................230Miscelánea gráfica de la Hermandad de la HiniestaEmilio José Balbuena Arriola .............................................................................. 233

ARTELa imagen de la Virgen de Regla y el escultor Jiménez AstorgaFrancisco Amores Martínez ..................................................................................240Los grabados para «La Semaine Sainte a Séville» de los hermanos TharaudJuan Carlos Martínez Amores ..............................................................................246Un balcón y una coronaAmparo Rodríguez Babío .....................................................................................251

HISTORIAEl convento de la Merced prohíbe poner en su iglesia los pasos de la Hermandaddel Museo (1779)Francisco Manuel Delgado Aboza ........................................................................ 254Costaleros en CataniaAntonio de la Rosa Mateos ................................................................................. 259El americano John Adam Dix y la procesión del Santo Entierro en la Sevilla de1843José Gámez Martín ............................................................................................. 262

DOCUMENTO GRÁFICOEl desaparecido Museo de las CofradíasJuan Martínez Alcalde......................................................................................... 266Las antiguas túnicas de nazareno de la Hermandad de la Cena de hace un sigloRafael Jiménez Sampedro .................................................................................. 270

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HINIESTA

Aprovecho la circunstancia de que este Boletín de las Cofradías de Sevilla especial de Semana Santa esté dedicado a la Hermandad del Santísimo Cristo de la Buena Muer-te y María Santísima de la Hiniesta, para dar a conocer tres escrituras

de arrendamiento otorgadas por dicha corporación nazarena durante el siglo XVIII, aunque en reali-dad, como veremos, dos de ellas se refieran a la misma propiedad. En efecto, el 5 de septiembre de 1738 comparecieron ante el escribano público José González Bejarano dos vecinos de la villa de La Rinconada, aunque residentes en Sevilla, Mi-guel de Torres y su hijo José, con el fin de recibir en arrendamiento por parte de “la hermandad de Nuestra Señora de la Yniesta”, sita en la parroquia de San Julián, “un pedaso de tierra de pan sembrar, de aransada y media que dicha hermandad tiene en término de dicha villa de la Rinconada” (Docu-mento nº 1). Un dato de interés es que actúa en nombre de la cofradía su mayordomo, a la sazón el presbítero Salvador Gil de Taboada, cura de la parroquia de Santa Lucía. Este terreno –estamos hablando aproximadamente de unos 6.700m2–, muy propicio para el cultivo del trigo, ya se encon-traba en posesión de la Hermandad de la Hiniesta al menos desde comienzos del siglo XVII, como lo

Tres escrituras de arrendamiento suscritas por la Hermandad de la Hiniesta en el siglo XVIII

Texto: JOSÉ RODA PEÑAFotografías: LABORATORIO DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA

prueba que fuera arrendado en 1603 al labrador Hernán García1. Si entonces se establecía una renta anual de 12 reales, ahora, pasado más de un siglo, se eleva a 28 reales, transfiriéndose su uso y goce durante un tiempo de seis años. Hemos localiza-do un contrato posterior de estas mismas tierras, fechado el 12 de diciembre de 1794 (Documento nº 3). El nuevo arrendatario, también vecino de La Rinconada, sería José Cano, quien presentó como fiador a un feligrés de la parroquia de San Martín de Sevilla, Antonio Cano –pudiera ser pariente suyo, aunque no se indica–, que tenía un almacén de vi-nos “al sitio de la Cañaverería” –hoy calle Joaquín Costa–. Se reduce el período de arrendamiento a tres años, que comenzó a correr el 1 de julio del año en curso, imponiéndose una renta de 45 reales de vellón por anualidad, cuyo pago habría de hacerse efectivo el día de la festividad de Santiago Apóstol.Mayor beneficio económico extraía la Hermandad de la Hiniesta de ceder temporalmente una segunda finca de la que ahora podemos ofrecer noticia de su existencia. Nos referimos a un huerto localizado en la plazuela de Santa Lucía, por cuyo arrendamiento percibía la nada despreciable suma de 120 reales al mes. El contrato se protocolizó ante el escribano público Manuel María Rodríguez de Quesada el 11 de noviembre de 1794, estipulándose una duración para el mismo de tres años (Documento nº 2). El

1. CUÉLLAR CONTRERAS, Francisco de P.: “Documentos varios de hermandades en el Si-glo XVII (LX)”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 314, Se-villa, noviembre de 1985, p. 12. Aquí se revela que dichas tierras habían sido dejadas a la cofra-día de la Hiniesta por el jurado Montesinos.

181

alquiler recayó en el hortelano Diego de Acosta, quien además se obligaba a costear la contribución en concepto de alumbrado y limpieza, asumiendo también “todo riesgo y ventura de qualesquier peli-gros, casos y riesgos fortuitos que en él sucedan (lo que Dios no permita), así del cielo como de la tierra, de fuegos, aguas, vientos, terremotos u otros ma-yores (así del cielo digo) o semejantes sucedidos, o por acaecer”.

Dentro de su modestia informativa, estos tes-timonios no dejan de ser elocuentes a la hora de ilustrar una de las diversas vías por las que nuestras hermandades obtenían sus ingresos regulares, es-pecialmente durante los siglos de la Edad Moderna, cuando a sus manos llegaban, procedentes de dona-ciones en vida o de mandas testamentarias, nume-rosas fincas rústicas y urbanas, de las que podían obtener importantes réditos mediante su puesta en arrendamiento o censo. Al mismo tiempo, los tres documentos que a continuación transcribimos inci-den en la continuidad histórica de una cofradía, la de la Hiniesta, tan ayuna de noticias durante el siglo XVIII, cuando su actividad cultual aparece más de-cididamente inclinada por la vertiente gloriosa, pues su dimensión penitencial no reverdeció sino a partir de 1879, con la aprobación de sus nuevas Reglas.

Apéndice documental

Documento nº 1.1738, septiembre, 5. Sevilla.La Hermandad de la Hiniesta es arrendataria de

aranzada y media de tierra en la villa de La Rinco-nada.

AHPS, Protocolos Notariales, Of. 20, Leg. 14127, f. 850.

“Sepan quantos esta carta vieren cómo nos Mi-guel de Torres y Joseph de Torres su hijo, vezinos

de la villa de la Rinconada rezidentes en esta ciu-dad de Sevilla, ambos de conformidad, juntamente y cada uno de nos de por sí ynsolidum por el todo, renunciando como expresamente renunciamos las leyes de la mancomunidad, divición y otras de este caso como en ellas se contiene, otorgamos que recevimos un arrendamiento de la hermandad de Nuestra Señora de la Yniesta, sita en la Yglesia Pa-rrochial de Señor San Julián de esta ciudad y de D. Salvador Gil de Taboada, presvítero cura de la Ygle-sia Parrochial de Señora Santa Luzía y maiordomo de dicha hermandad un pedaso de tierra de pan sembrar, de aransada y media que dicha herman-dad tiene en término de dicha villa de la Rinconada para gosarla por tiempo de seis años que an de em-pesar a correr desde oy día de la fecha en adelante en precio de veinte y ocho reales de vellón de renta cada año, que ambos devajo de la dicha mancomu-nidad nos obligamos a pagar a la dicha hermandad y a quien su causa hubiere en esta ciudad, sin pleito y en moneda usual la renta de cada año toda junta en una paga porque se nos ha de poder executar en birtud desta escriptura y el juramento del dicho D. Salvador sin más prueba… y al cumplimiento de lo que dicho es obligamos nuestras personas y vienes avidos y por aver y damos poder a las Justicias de S.M. de qualesquier partes que sean y en especial a las de esta ciudad de Sevilla a cuio fuero y juris-dición real nos obligamos y sometemos, renuncia-mos nuestro proprio fuero y jurisdición, domisilio y vesindad… fecha la carta en Sevilla en sinco de septiembre de mill setecientos y treinta y ocho años y los otorgantes que io el escribano público doy fee que conosco no firmaron por no saver, firma a su ruego un testigo, testigos Francisco de Morillas y Pedro de Acosta, escrivanos de Sevilla.

José González Bexarano, escribano público de Sevilla

Pedro de Acosta, escribano de Sevilla (rubri-cas)”.

Documento nº 2.1794, noviembre, 11. Sevilla.La Hermandad de la Hiniesta figura como arren-

dataria de un huerto en la plazuela de Santa Lucía.AHPS, Protocolos Notariales, Of. 3, Leg. 1905,

f. 472.

“Sépase cómo yo Diego de Acosta de exercicio hortelano, vecino de esta ciudad de Sevilla, colla-ción de Santa Lucía, otorgo que recibí en arrenda-miento de la Hermandad de María Santísima de la Yniesta, çita en la Yglesia Parroquial de San Julián de esta dicha ciudad y de sus oficiales y hermanos un huerto que tiene por sus bienes en la plazuela de Santa Lucía, para gozarlo tiempo de tres años, que empezaron a contar el día de Señor San Miguel Arcángel veinte y nueve de septiembre deste año de la fecha y cumplirán en otro tal día de el que vendrá de mil setecientos noventa y siete en precio y renta en cada un mes de ciento y veinte reales de vellón con más lo que correspondiere por la contri-bución de alumbrado y limpieza; los que me obligo de pagárselos a dicha Hermandad, y en su nombre a sus oficiales y hermanos con recibos de clavería, o a quien su poder o causa hubiese en esta ciudad, llanamente sin pleito, libres y horros de diezmo, rediezmo u otro género de gasto, en monedas de plata u oro usuales y corrientes al tiempo de las pagas por meses cumplidos, una paga succesiva a otra, con las costas de la cobranza, poque consien-to se me pueda executar con esta escritura y el

182

pedimento jurado de la parte que sea legítima por dicha Hermandad, sin otra prueba de que le relevo, y dicho huerto lo recibo en arrendamiento por el expresado tiempo a todo riesgo y ventura de qua-lesquier peligros, casos y riesgos fortuitos que en él sucedan (lo que Dios no permita), así del cielo como de la tierra, de fuegos, aguas, vientos, terre-motos u otros mayores (así del cielo digo) o se-mejantes sucedidos, o por acaecer, por-que aunque sean tales que por ellos no tenga provecho, sino solo daño, no por eso he de dexar de pagar la dicha renta enteramente y a sus plazos, como si nada adverso hubiera sucedido, ni tampoco he de poder alegar lesión ni engaño… como también lo es que a quenta deste arren-damiento y en lugar de fianza he de entregar la renta de tres meses que se han de desquitar en los tres últimos deste arrendamiento. En cuya forma recibo en arren-damiento el dicho huerto por el expresado tiempo, durante el qual no lo he de poder dexar con ningún pre-testo, pena de pagar su renta de vacío enteramente, y de la firmesa, paga y cumplimiento de lo que dicho es obligo mi persona y bienes habidos y por haber, y doy poder a las Justicias de S.M. ante quien esta carta pareciere para la execución y apremio de lo en ella contenido. Recíbolo por sentencia pasada y con-sentida por autoridad de cosa juzgada, sobre que renuncio las leyes y derechos de mi favor… Fecha la carta en Sevilla en once días del mes de noviem-bre de mil setecientos noventa y quatro años. Y el otorgante a quien yo el presente escribano público

doy fe conosco, dixo no saber escribir, por él a su ruego firma en mi registro uno de los testigos que lo fueron D. Manuel Ortiz de Santa Cruz, D. Josef González de Andía y Don Manuel de Balvidares y Longo, vecinos de esta ciudad.

Manuel María Rodríguez de Quesada, escribano público de Sevilla

Manuel de Balvidares y Longo (rúbricas)”.

Documento nº 3.1794, diciembre, 12. Sevilla.La Hermandad de la Hiniesta es arrendataria de

aranzada y media de tierra en la villa de La Rinco-nada.

AHPS, Protocolos Notariales, Of. 3, Leg. 1905, f. 517.

“Sepan cómo yo Josef Cano, vecino de la villa de la Rinconada, y residente en esta ciudad de Sevilla, como principal obligado, e yo Antonio Cano, con almacén de vinos al sitio de la Cañaverería, vecino de ella, collación de San Martín, como su fiador que salgo y me constituyo, y sin que contra dicho principal ni sus bienes preceda diligencia ni execución porque la doy por hecha; y am-bos, principal y fiador, juntos de mancomún a voz de uno y cada uno de nos por sí para el todo, insolidum, renunciamos expresamente las leyes de la división, exe-cusión, mancomunidad y fianza como en ellas se contie-ne y otorgamos que recibimos en arrendamiento de la Hermandad de María Santísima de la Yniesta, cita en la Yglesia Parroquial de San Julián de esta dicha ciudad, y de sus oficiales y hermanos, aranzada y media de tier-ra calma para pan sembrar que tiene por sus bienes en término de dicha villa de la Rinconada junto al cerro Ala-carem para gozarla yo el principal tiempo de tres años que empezaron a contar desde primero de Julio próximo

de éste de la fecha y cumplirán en fin de junio del que vendrá de mil setecientos noventa y sie-

te, en precio y renta en cada un año de los tres referidos de quarenta y cinco

reales de vellón, los que ambos, principal y fiador, bajo la manco-munidad que hecha tenemos, nos obligamos de pagárselos a dicha Hermandad de Nuestra Señora de la Yniesta, y en su nombre a sus oficiales y hermanos, con recibos de clavería, o a quien su poder o causa hubiere en esta ciudad, llanamente sin pleito puestos en ella… al tiempo de las pagas por años cumplidos en el día de Señor Santiago Apóstol de cada uno… Fecha la carta en

Sevilla en doce días del mes de diciembre de mil setecien-

tos noventa y quatro años. Y los otorgantes lo firman ambos de su

nombre en este rexistro, y fueron testigos de su conocimiento que jura-

ron según derecho ser los contenidos y se llaman como se han nombrado Francisco Gar-

cía Corona, corredor de caballerías en la collación de San Julián y Gerónimo Cano del Campo de dicha collación; testigos del otorgamiento los dichos y D. Manuel Balvi-dares, vecinos desta ciudad.

José CanoAntonio CanoManuel María Rodríguez de Quesada, escribano pú-

blico de Sevilla (rúbricas)”.

183

Desde nuestra perspectiva actual, re-sulta difícil de imaginar. Nazarenos peleándose en plena Campana duran-te su estación de penitencia. Carre-ras y desorden. Bofetadas y ciriazos. Conflictos y cofradías. Algo afortuna-damente desacostumbrado en la ac-

tualidad, pero que hace un siglo sí era frecuente. Mo-tivo de concordias e intervenciones episcopales. Causa de controles y palquillos.

Teníamos noticia de un lamentable in-cidente ocurrido entre nazarenos de las hermandades de la Estrella y la Hiniesta el Domingo de Ramos de 1915 en la Campana. Más que un incidente puntual fue una batalla campal, donde no faltaron golpes, empujones y silletazos, “llegándose incluso por parte de la Hermandad de la Hiniesta a dejar su Cruz de Guía en el suelo”1.

Aquella contienda fue, seguramente, ar-gumento de coloquios y tertulias durante toda la Semana Santa, a pesar de que El Correo de Andalucía, en la crónica del Lunes San-to, tratara de minimizar el suceso, restándole importan-cia y sin desvelar la identidad de las hermandades involucradas en la disputa: “En la Campana se originó un pequeño incidente entre los hermanos de dos cofradías, por pretender aquellos pasar en primer lugar por la calle Sierpes. El incidente careció de importancia”2.

Aquel pintoresco altercado entre nazarenos es re-cordado desde hace casi cien años. Sus referencias bi-bliográficas y periodísticas siguen estimulando risas y comentarios por tan curioso suceso, pero la realidad fue otra en lo concerniente a sus protagonistas. Varias razones nos hacían desconfiar de que los cofrades de la

“Incidente” entre nazarenos de la Hiniesta y San Roque en la Campana

Texto: JUAN PEDRO RECIO LAMATAFotografías: ARCHIVO DEL AUTOR y FUNDACIÓN

JUAN MARCH (LEGADO JOAQUÍN TURINA)

Estrella hubieran estado involucrados en aquel lance. En primer lugar porque entre ambas cofradías proce-sionaba, al igual que en la actualidad, la de San Roque. También, porque la carrera oficial hasta 1918 no tenía su inicio en la Campana, sino en el cruce de las calles Sierpes, Cerrajería y Rioja, calle ésta por la que La Estrella accedía. Consultado el libro de actas de esta Hermandad de San Jacinto, correspondiente al cabildo posterior a la Semana Santa, ninguna referencia a su-

puestos incidentes en la estación de penitencia quedaba recogida3.

La información más clarificadora, y la que venía a confirmar nuestra

teoría, la encontramos en las pá-ginas de El Noticiero Sevillano4

que informaba que con retra-so sobre el horario marcado, al aproximarse la Cofradía de la Hiniesta a la Campa-na —desde Amor de Dios y Santa María de Gracia— sus nazarenos se aperci-bieron de que la de San Roque se dirigía rápida-mente —desde la actual calle Martín Villa— con el propósito de adelantarse a éstos y pasar primero por la carrera oficial. Aper-

cibidos de esta maniobra, los nazarenos de la Hiniesta

apresuraron la marcha, hasta que el paso del Cristo de la Bue-

na Muerte entró en la calle Sier-pes, quedando rezagado el paso de

Virgen, y por tanto cortada la cofradía. Esta circunstancia fue aprovechada por los

nazarenos de San Roque que se adentraron en Sier-pes tras el paso del crucificado, partiendo literalmente en dos a la cofradía de la Hiniesta.

En este punto fue cuando se originó el turno de disputas —algo más que dialécticas—, entre nazare-nos de una y otra hermandad, que desde San Julián y San Roque habían salido a la misma hora: las cuatro y media de la tarde.

1. CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: Anales de las cofradías sevillanas. Hermandad de las Penas de San Vicente. Sevilla, 1984. Capítulo dedicado a la hermandad de la Estrella; p. 91.

2. HEMEROTECA MUNICI-PAL DE SEVILLA (H.M.S.) “La Semana Mayor” en El Correo de Andalucía. 29 de marzo de 1915.

3. ARCHIVO DE LA HER-MANDAD DE LA ESTRELLA. Libro 1 de actas de cabildos. Años 1880-1933. Consultadas las ac-tas de 7 de marzo y 19 de julio de 1915; folios 214 y 215 anver-sos y reversos.

4. H.M.S. “Un incidente”, en El Noticiero Sevillano. 29 de marzo de 1915.

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La prudente y oportuna mediación de los herma-nos mayores —Guillermo Carrasquilla Rodríguez y Manuel Sarasúa Barandiarán— y los mayordomos de ambas cofradías, fue la causa de que cesara la refriega y no llegara a mayores, aviniéndose finalmente la Co-fradía de San Roque a retroceder, cediendo el paso a la Hermandad de la Hiniesta4.

5. H.M.S. “Las cofradías de esta tarde” en El Liberal. Lunes 29 de marzo de 1915.

6. Curiosa denominación de la marcha Virgen del Valle.

7. H.M.S. “Las cofradías” en El Noticiero Sevillano. Lunes 29 de marzo de 1915; p. 3.

La Campana en 1920

La calle Sierpes en 1918

El Cristo de la Buena Muerte en la época en que sucedió el incidente

Salida de la Virgen de la Hiniesta a comienzos del siglo XX

El Liberal5, aunque no hacía referencias al suceso, sí comentaba la salida de la Virgen de Gracia y Espe-ranza “con la grandiosa marcha de Ponchielli, autor de la ópera “Gioconda” y cómo en la carera oficial la Ban-da del Regimiento de Granada interpretó las marchas “Juana de Arco” de Parés, “a la memoria de Barrau”6 de Vicente Gómez Zarzuela y otra muy inspirada deno-minada “Genovés”. El Nazareno de las Penas contaba con la interpretación musical de la Banda de los Sale-sianos. Muchas saetas se cantaron en la salida de la imágenes de la Cofradía de la Hiniesta, a cuyos pasos acompañaba la Banda del Hospicio.

Al menos la música suavizó aquella tarde de peleas y retrasos, en la que no sólo la Hiniesta llegó tarde. También incumplió sus horarios la Hermandad de la Amargura, circunstancia por la que fue multada por el alcalde con 250 pesetas7.

La Virgen de Gracia y Esperanza a comienzos del siglo XX

185

Las primeras instantáneas obtenidas del archivo histórico de la Hermandad de la Hiniesta que hacen referencia a los cultos internos de sus titulares empieza en el año 1944, cuando por entonces la hermandad residía en la iglesia de San Luis de los franceses desde 1936 debido

al incendio que se produjo en su anterior sede, la iglesia de San Marcos el 18 de julio, por ello mi estudio estable-cerá como principio cognoscitivo este año, y poco a poco iremos desentrañando y desempolvando los sucesos, ava-tares y específicas liturgias cultuales de esta señera her-mandad que procesionaba como lo hace ahora, el Domin-go de Ramos. Como acabamos de mencionar, mi punto de partida será 1944, y mi punto de meta lo fijaré en el año 1955 cuando se erige el culto de adoración a la Virgen de la Hiniesta en forma de besamanos; es aquí donde se llega a cerrar el círculo cultual de esta hermandad en su aspecto interno. Entre un año y otro, la Hermandad de la Hiniesta se desenvuelve no sin fatigas y penurias, con continuas estrecheces y con más de un suceso para no recordar tras el paso del tiempo; con todo ello, cabe señalar y sacar a relucir el nombre de un insigne cofrade jerezano afincado en Sevilla, d. Eladio García-Borbolla y Sanjuán, al efecto en este periodo como hermano mayor de esta corporación y quien sustentaba económicamen-te a la hermandad durante gran parte del siglo XX; a él cabe dedicar este modesto artículo en el que está varias veces insertado como parte principal de los avatares de

Cultos internos penitenciales de la Hermandad de la Hiniesta en el

meridiano del siglo XXHistoria, liturgia y descripción de

los cultos entre 1944 y 1955

Texto: JAVIER RAMOS SÁEZFotografías: ARCHIVO DE LA

HERMANDAD DE LA HINIESTA

Quinario de 1944, con montaje del mayordomo Francisco Gamero González

esta hermandad en cuanto a la dignificación de los cultos internos.

Las primeras fotografías de los cultos internos en la Hiniesta fechan del año 1944 y su autor, como muchos de los reportajes obtenidos en su tiempo, fue M. Alba-rrán1. De dicho altar se conservan dos fotografías en buen estado de conservación donde se puede observar en su lado anverso la escritura de “Marzo 1944” y en su reverso dice “Quinario celebrado el 1, 2, 3, 4 y 5 de marzo de 1944. El arreglo del altar fue hecho por el mayordomo Francisco Gamero González”. En dicha estampa, con sa-bor añejo, se puede observar al Cristo de la Buena Muer-te enclavado en el presbiterio de la iglesia de San Luis, flanqueado por las inconfundibles columnas salomónicas del templo rococó sevillano. Para la ocasión se instaló un altar portátil confeccionado por los antiguos respiraderos en plata de la Virgen de la Hiniesta, adquiridos en 1916 de la Hermandad de la Amargura2, cuyo fondo está en-marcado en damasco rojo y galones dorados. El modesto altar contrasta con el inmenso estilo artístico de la iglesia empequeñeciendo aún más al Santísimo Cristo. Entre la diversa candelería y luminaria, se nos muestra al Niño Jesús introducido en una hornacina de la mesa de altar. La segunda fotografía3 se nos muestra con más proximidad la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte donde se percibe con más nitidez la figura del Niño Jesús, pres-tado por Carrasquilla.

El culto como quinario dedicado a la imagen titular de Cristo, fue la penúltima vez que presidió un altar de

1. Foto 1. M. Albarrán. Se-villa. “Quinario 1, 2, 3, 4 y 5 de marzo. El arreglo del altar fue hecho por el mayordomo Fran-cisco Gamero González”.

2. http://www.herman-daddelahiniesta.es/spa/historia, consulta efectuada el día 10 de febrero de 2013.

3. Foto 2. M. Albarrán. Se-villa. “Quinario 1, 2, 3, 4 y 5 de marzo. El arreglo del altar fue realizado por el mayordomo Francisco Gamero González”.

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estas características pues en 1946 dicho culto fue dedi-cado a ambos Titulares, el Cristo de la Buena Muerte y la Virgen de la Hiniesta, puesto que en 1945 el afamado escultor Antonio Castillo Lastrucci tallaría la nueva imagen de la Virgen de la Hiniesta gloriosa cuyos cultos reempla-zarían a la dolorosa. Al carecer de información al respecto sobre los cultos cristíferos de 1944, solamente podemos hacernos una idea al respecto en el libro de cuentas de la hermandad por lo que se puede intuir que el quinario fue predicado por Santos Arana Bergareche. En el tomo III, folio 127, se establecen facturas el 1 de marzo de 300 pe-setas por el recibo de la música de capilla del quinario; el 5 de marzo una gratificación al campanero del quinario y función de 30 pesetas; acólitos, 55 pesetas; sacristán, 25 pesetas; estipendio a d. Santos Arana, 295 pesetas; flores compradas a Manuel Ramos para quinario y función, 130 pesetas; recibo de José Santos Falcón por el pegado de las convocatorias del quinario, 55 pesetas, y del 30 de marzo figuran los siguientes donativos para “la aplicación en la función de la Virgen”: D. Eladio García-Borbolla y San-juán, 100 pesetas; Joaquín Pedregal, 25 pesetas; Eulogio Castañeda, 25 pesetas; Manuel León, 25 pesetas; Mon-temayor Millán, 25 pesetas; José Olivares, 25 pesetas; Vicente Gómez, 25 pesetas; Manuel Casana, 25 pesetas; José López Hernández, 25 pesetas; y Francisco Gamero (quien hizo los arreglos del altar de quinario), 25 pesetas. La recaudación en el Bolso del quinario fueron 12 pesetas el primer día, 8 pesetas el segundo, 23 pesetas el tercer día, 13 pesetas el cuarto día, y 12 pesetas el quinto día, sumando 70 pesetas de los diversos donativos durante esos días4. En estas cantidades se percibe la modestia y austeridad de la corporación y sus feligreses que poco a poco intentan retomar el camino tras los tortuosos años acaecidos no hace tanto. Como se podrá observar, la can-tidad ingresada es menor a la desembolsada por lo que dichos cultos tuvieron un déficit que fue asumido por la hermandad y por Eladio García-Borbolla.

La Virgen de la Hiniesta celebraba por entonces los cultos el domingo más cercano al día 8 de septiembre, festividad de la Natividad de la Santísima Virgen María.

Sobre dichos cultos tenemos mucha información. Se celebró un solemne triduo que tuvo lugar en San Luis du-rante los días 9, 10 y 11 de septiembre de 1944. En dichos cultos se percibe el carácter sacramental que la herman-dad tuvo recientemente cuando estuvo residiendo en San

Julián (la hermandad dejó de ser sacramental en 1939). Ejemplo de ello fue la celebración en el triduo del jubileo circular de las XL horas. Hizo el ejercicio de la predicación el cura de las parroquias de San Julián, San Marcos y San-ta Marina d. Juan A. Tardío Vázquez.

El día 9 de septiembre la hermandad renovaba su consagración al Sagrado Corazón de Jesús. El domingo 10 a las nueve de la mañana se celebró misa de comu-nión general en el que se cantaron motetes eucarísticos para conmemorar los dolores gloriosos de Nuestra Seño-ra. Posteriormente, a las once de la mañana, se celebró la función votiva que ofreció el Excmo. Ayuntamiento a su Patrona, la Virgen de la Hiniesta, asistiendo a la mis-ma, en cumplimiento del voto que en el año 1649 hizo a la imagen mariana con motivo de una terrible epide-mia que asoló a Sevilla. El predicador del panegírico fue el afamado Ilmo. Sr. D. José Sebastián Bandarán, capellán real. Al ofertorio de la misa, ayuntamiento y hermandad hicieron pública protestación de fe y de defender la asun-ción corporal a los cielos y la mediación universal de María Santísima, y seguir renovando su consagración al Sagrado Corazón de María.

En el libro de cuentas hay información del valor de dichos cultos al respecto. En el mes de septiembre figu-ran los siguientes gastos derivaros del triduo: el día 10, obsequio a la superiora y hermanas del hospicio el día de la función de 37,50 pesetas; el día 11, recibo de la congregación de Luz y Vela de 12 pesetas; recibo de José Santos Falcón por la asistencia a la función por valor de 45 pesetas y recibo al mismo por fijar convocatorias de la función por 20 pesetas; recibo de la capilla musical en la “función día 8” por 365 pesetas; y el día 30, factura de la Imprenta Mejías por los oficios y convocatorias por valor de 209 pesetas5.

Del año 1945 se conserva la convocatoria del quinario al Cristo de la Buena Muerte, el último que preside un altar de forma solitaria, pero no se tiene referencia del triduo a la Virgen Dolorosa por lo que nuestra descripción consisti-rá en enfocarnos en la primera y obviar la segunda.

La hermandad, que seguía establecida provisional-mente en la iglesia de San Luis, celebró en honor a su amantísimo titular un quinario durante los días 27, 28 de febrero, 1, 2 y 3 de marzo de 1945, a las siete y media

Otra fotografía del quinario de 1944Convocatoria del triduo a la Virgen de la Hiniesta de 1944

4. ARCHIVO HISTÓRICO DE LA HERMANDAD DE LA HINIES-TA (A. H. H. H en adelante.). Libro de cuentas, tomo III, folio 127. Marzo de 1944.

5. A. H. H. H. Libro de cuen-tas, tomo III, folio 135. Sep-tiembre de 1944.

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de la tarde, y predicando nuevamente todas las noches el orador sagrado Muy Ilustre Sr. D. José Sebastián Banda-rán, capellán real. Como novedad litúrgica y en referen-cia al Santísimo Sacramento, todos los días al terminar el ejercicio del sermón, tuvo lugar el manifiesto y la bendi-ción con el Santísimo Sacramento.

El día 4, posterior al quinario, a las nueve de la ma-ñana, hubo misa de comunión, y a las doce del mediodía, misa cantada, con panegírico por el director espiritual de la hermandad, el ldo. don Santos Arana Bergareche, cura regente de las parroquias de San Julián, San Marcos y Santa Marina que sustituye al anterior predicador del tri-duo en sus funciones. Dicha misa cantada fue aplicada por el hermano mayor Eladio García-Borbolla, manifes-tándose una vez más la gran influencia que ejercía en la hermandad.

Durante los días de quinario se celebraron por las ma-ñanas misas y por la tarde ejercicios del quinario, que eran en sufragio de los familiares difuntos de los hermanos.

De las cuentas de los cultos, podemos comentar que se reflejó, en fecha de 19 de febrero, la autorización de palacio para predicar el quinario con la cuota de 3,50 pe-setas y la autorización final de palacio con el mismo cos-te6. Del 3 de marzo se recibió el cargo de José Santos Falcón por fijar las convocatorias con el coste de 20 pese-tas; el 4 de marzo, un recibo de la misma persona por la asistencia al quinario, cifrado en 35 pesetas; el 6 de marzo llegó el recibo de “Antonio Iglesia Música” para el quinario por 275 pesetas; el recibo de Antonio León en el montaje y desmontaje del quinario, en 80 pesetas; el 7 de marzo, un recibo del mismo autor por la colocación del paso y desarme, en 350 pesetas, y por último, con fecha de 8 de marzo, la factura de Imprenta Mejías, costeado en 180 pesetas7. Por estas cifras y en referencia a la colocación del paso y desarme, se puede deducir que el quinario al Señor de la Buena Muerte fue celebrado en su paso pro-cesional como posteriormente también se hizo en 1954.

Siguiendo por nuestro camino cronológico, llegamos al año 1946. A partir de estos cultos se empieza a celebrar conjuntamente el quinario al Cristo de la Buena Muerte y a la Virgen de la Hiniesta Dolorosa. En aras del regreso a su añorada casa de San Julián, los cultos serán celebrados en la nueva y remozada iglesia parroquial. La convocatoria de cultos dice de manera muy clara y palpable todo lo refe-

rido al asunto: “La Hermandad de la Hiniesta, protectora de la ciudad, establecida provisionalmente en la Iglesia de San Luis, celebrará (D.m.), Solemnes Cultos a sus Titu-lares en la Iglesia Parroquial del Señor San Julián que se abrirá nuevamente al Culto el día 19 de Marzo de 1946, Festividad de San José.

El día 16 de Marzo a las siete de la tarde, se trasla-darán nuestras Sagradas Imágenes en procesión desde la Iglesia de San Luis a la Iglesia de San Julián. El Santísimo Cristo será trasladado a hombros; la Virgen de la Hiniesta irá llevada en un “paso” de gloria, y la Virgen de la Hinies-ta gótica será trasladada en otro “paso”. A la llegada de di-chas Imágenes será cantada Salve Solemne en acción de gracias por la vuelta al templo después de catorce años, de dicha Hermandad8”.

Posteriormente, los días 20, 21, 22, 23 y 24 de marzo se celebró un solemne quinario a ambos titulares, dando principio a las ocho de la noche, siendo el orador sagra-do el Ilmo. Sr. Doctor D. Tomás Castrillo Aguado, vicario general del Arzobispado y canónigo de la Santa Iglesia Catedral.

Al final de los cultos se manifestaba Su Divina Majes-tad y había bendición con el Santísimo Sacramento.

El día 24, último día de quinario, a las nueve de la mañana, tuvo lugar la misa de comunión general y a la terminación, procesión claustral por las naves de San Ju-lián con el Santísimo Sacramento.

Una vez más, tomamos el libro de cuentas de la her-mandad para indagar en los costes reales de dichos cultos en 1946. En el referido a marzo constan los siguientes cargos: día 23, factura Imprenta Mejías por “varios” cuan-tificado en 575 pesetas; día 24, recibo del campanero M. Martínez en el quinario por valor de 25 pesetas; recibo a José Santos Falcón por asistencia al quinario en 50 pese-tas; estipendio al Vicario por la predicación del quinario por 800 pesetas; acólitos en los días de quinario, 75 pese-tas; y del día 30, “pagado a Don Santos Arana por distin-tos conceptos según nota “Quinario y traslado imágenes”, 1500 pesetas9.

Sobre el año 1947 no hay constancia de convocatorias y tampoco hay nada especificado en el libro de cuentas, solamente podemos citar una referencia que nos ayuda a entender que los cultos no fueron suprimidos temporal-mente sino que continuaron vigentes, y dice así: “Paga-do a Don Santos Arana por Quinario, misas y sermones. 591”. Sabemos que fue el director espiritual de la herman-dad quien predicó el quinario de los titulares de la cofradía penitencial.

Un año después, en 1948 se produce un cambio cul-tual importante, motivado esencialmente por una mejor estabilidad económica y social; los oficiales de la junta deciden añadir dos días de culto pasando inicialmente el quinario a ser un solemne septenario. Afortunadamen-te contamos con un testimonio gráfico, dos fotografías, obras de M. Albarrán. En la primera instantánea vemos el altar diseñado y enmarcado en el altar mayor de la iglesia de San Julián donde se ve claramente presidiendo al Cris-to de la Buena Muerte en el centro, a la izquierda la Virgen de la Hiniesta y a la derecha a María Magdalena, obra fe-chada en 1944 que salió de las manos de Antonio Castillo Lastrucci. Se puede percibir el escrito que se encuentra en la parte inferior de la fotografía: “Septenario celebrado de 1948”. Gracias a estas fotografías se ve claramente el pro-gresivo auge de los cultos en el seno de la corporación con un altar mucho más imponente que el visto de 1944, con mayor presencia en el presbiterio y mayor número de ve-las, llegando a contarse con sesenta luminarias, algunas dobladas al tener que ser reutilizadas, más unas jarras de plata, obra reciente de la época, de Seco Velasco en 1947, la antigua bandera concepcionista que se presenta en el lado izquierdo y un muy adecuado dosel enmarcado por unos respiraderos posiblemente en madera dorada, pres-

Convocatoria del quinario de 1946

6. Ididem, folio 140. Febre-ro de 1945.

7. Ibidem, folio 141. Marzo de 1945.

8. A.H.H.H. Convocatoria de cultos de 1946.

9. Ibidem. Libro de cuen-tas. Tomo III, folio 155. Marzo de 1946.

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tados a la hermandad para tal ocasión10. La segunda foto-grafía, de una mayor amplitud y perspectiva, nos permite ver la profundidad del altar y la anchura de la escena, con los paños de bocinas de la Virgen, obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, bordado en 1916, y los ciriales platea-dos que servían para acompañar al paso el Domingo de Ramos11. Hermosa estampa que nos permite ver un poco la magnificencia de estos cultos en 1948.

El solemne septenario al Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Nuestra Señora de la Hiniesta tuvo su ocasión los días 9, 10, 11, 12, 13, 14 y 15 del mes de febrero de 1948, a las ocho de la tarde, predicando el Rvdo. Sr. D. Luis Eguia y Rezola, Presbítero. A la terminación de los cultos se manifestó Su Divina Majestad rezándose la estación mayor (primera vez que se pone en práctica) y dándose la bendición con el Santísimo Sacramento.

El domingo día 15, a las nueve de la mañana, hubo misa solemne de comunión, en acción de gracias con motivo de haberse salvado las imágenes de la inunda-ción de la iglesia. La misa era obligatoria para todos los hermanos, y servía de cumplimiento pascual, para lo cual fue predicado por el “Rvdo. Sr. Cura Párroco de la Iglesia Parroquial del Sr. San Julián, Licenciado Sr. Don Santos Arana Bergareche”. Ya se veía la importancia de la curia en esos tiempos, dada la rimbombancia del nombre y su nomenclatura inicial.

Como novedad cultual, todas la noches después de terminados los cultos, se cantaba la Salve a Nuestra Se-ñora de la Hiniesta y el día 19 de marzo, festividad de San José, y de los Siete Dolores de la Santísima Virgen María, a las doce del mediodía, se celebraba la santa misa, según costumbre tradicional, delante del paso de la Santísima Virgen de la Hiniesta.

A pesar de la relativa grandeza que presentaban estos cultos, según la ilustración descrita, la contabilidad no se vio excesivamente mermada. En el libro de cuentas co-rrespondiente a dichos cultos se describen varias facturas: el día 6 de febrero se abona la licencia de Palacio para los sermones por la cantidad estipulada de 3,50 pesetas; el 14 de febrero se cargan 360 pesetas de la factura de Im-prenta Mejías; el 15 de febrero, 56 pesetas del recibo de José Santos Falcón por su asistencia al septenario; al mis-mo autor, 35 pesetas por fijar las convocatorias; y el 29 del mes, 596 pesetas por “Gastos ocasionados en el Sep-tenario desde el día 9 al 15 de este mes según relación”12.

En la relación de ingresos se constatan las cantida-des de los donativos, así en el día 15 de febrero se escri-ben las siguientes cifras: donativos recaudados durante

el septenario, 81, 70 pesetas; donativos de D. Joaquín Pedregal por el primer día de aplicación, 100 pesetas; Lo-renzo Pérez, 50 pesetas; Excmo. Duque de Alcalá, 100 pesetas; D. Manuel Casana, 50 pesetas; Alejandro Bueno, 50 pesetas; Francisco Hevias, 50 pesetas; y Manuel León, 50 pesetas.

El septenario tiene su continuación en 1949, según convocatoria, que describe su implantación durante los días 21, 22, 23, 24, 25, 26 y 27 de marzo, celebrándose a las ocho de la noche, cuyo predicador fue otra vez el Rvdo. Sr. Santos Arana Bergareche, cura párroco de San Julián. Como empieza a ser habitual, a la finalización de los cultos se manifestaba el Santísimo, rezándose la estación mayor y dándose la bendición.

El día 8 de abril, a las nueve de la mañana, festividad de los Dolores de la Santísima Virgen María, se celebró misa cantada delante del paso de la Santísima Virgen de la Hiniesta en sus Misterios Dolorosos, “según costumbre tradicional”, misa que fue aplicada por D. Eladio García-Borbolla y Sanjuán y su señora.

La relación de gastos correspondientes a dichos cultos celebrados en 1949, figuran así: día 10 de marzo, “Fac-tura Almacenes Camino de tela tapicería para el Dosel del Señor” de 646 pesetas; día 27, paga a Santos Falcón por fijar las convocatorias de 25 pesetas; “Gratificación al Sa-cristán de San Martín por traer y llevar el Palio de dicha Iglesia a San Julián para la procesión” de 25 pesetas; día 28, “Factura de cera para el Septenario y Cofradía su-plidos por D. Eladio García Borbolla y Sanjuán”, de 1886 pesetas13.

Los ingresos recogidos en el Bolso del primer día, 21 de marzo, fueron 25 pesetas, y 28, 28, 26, 26,25 y 38 pesetas respectivamente por cada día de septenario14.

La hermandad se desarrolla en un ambiente tranquilo y alentador cuando se adentra en la década de los cin-cuenta pero percibimos un cambio sustancial en los cultos internos de la hermandad, la sustitución del septenario por el quinario, un cambio que devuelve la primigenia concepción cultual que tuvo la hermandad hace pocos años y que presumiblemente da más preponderancia al Cristo (quinario por las Cinco Llagas) que a la Virgen (sep-tenario por los Sete Dolores).

En los cultos de 1950, se celebró quinario los días 22,

10. Foto 3. M. Albarrán. Sevilla. Septenario celebrado de 1948.

11. Foto 4. M. Albarrán. Sevilla. Septenario celebrado de 1948.

12. A.H.H.H. Libro de cuen-tas. Tomo III, folio 181. Febrero de 1948.

13. Ibidem, Tomo IV, p. 16. Marzo de 1949.

Altar del septenario de 1948

Convocatoria de dicho septenario

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23, 24, 25 y 26 de febrero, a las ocho de la tarde, predi-cando el Rvdo. Sr. D. Luis Eguia y Rezola, presbítero que ya predicó en los cultos de 1948. Tras sus cultos en torno al Santísimo al final de cada día y tras la Salve a María Santísima de la Hiniesta, el domingo 26, a las nueve de la mañana, se celebró misa solemne y comunión general para todos los hermanos y fieles de la feligresía en la que predicó el Rvdo. Sr. cura párroco Don Santos de Arana Bergareche. A la terminación de los cultos se celebró pro-cesión claustral con S. D. M.

Anterior a dichos cultos, el domingo 19 de febrero se expuso por primera vez la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte en la capilla de la hermandad en solem-ne besapiés, desde las siete de la mañana a la una de la tarde.

La misa delante del paso de la Hiniesta se celebró este año el 31 de marzo, al caer en dicho día la festividad de los Siete Dolores de la Virgen María.

Como en todo culto, aún volviendo al quinario, la her-mandad tuvo sus gastos. El 26 de febrero consta un recibo de Domingo Padilla por sus trabajos en el quinario de 40 pesetas; el día 27, factura de Velasco por unas fotogra-fías de la Virgen y el Señor por valor de 70 pesetas, y el día 28, factura de Fernando Carmona por sus trabajos de “traer lo necesario para el Quinario15” de 157 pesetas. En el mes de marzo, también consta una factura del día 4, de la floristería Ramos, de flores para el quinario por valor de 315 pesetas.

Los ingresos del besapié por colecta de bolsa fueron de 113 pesetas, fechado el 19 de febrero. Respecto al qui-nario la recogida fue de 125, 22,50, 24,50, 15 y 35,40 pesetas en cada día respectivo de los cultos. Aparte, se recoge un donativo por “Aplicación de un día de Quinario por D. Lorenzo Pérez de Leyva16” de 75 pesetas.

En 1951 sigue celebrándose el quinario al Cristo de la Buena Muerte y a la Virgen de la Hiniesta, como se viene haciendo desde 1946. Durante los día 20 al 24 de febrero predicó Don Santos Arana Bergareche, “Cura Regente de la Parroquia del Señor San Julián con Santa Marina y San Marcos”, dando principio a las ocho de la noche.

El día 25 de febrero hubo misa de comunión general por la hermandad, a las nueve de la mañana, obligatoria para los hermanos.

El día 11 de marzo, Domingo de Pasión, desde las sie-

te de la mañana, estuvo la imagen del Señor expuesto en su capilla a la adoración y besapié, hasta la una de la tar-de. Es la segunda vez que se implantaba dicho culto y de manera seguida, algo que será habitual desde entonces.

El día 16 de marzo, festividad de los Siete Dolores de la Santísima Virgen en Sus Misterios Dolorosos, se celebró la ya tradicional misa cantada, delante del paso de la San-tísima Virgen, “según ordenan las Reglas” (la primera vez que se hace referencia a tal aspecto), a las diez de la ma-ñana, misa aplicada por la intención de d. Eladio García-Borbolla y Sanjuán, a la sazón, dueño de la hermandad.

En el libro de contabilidad de ese año se apuntan la factura de Imprenta Mejías por convocatorias y oficios por valor de 325 pesetas; factura de José Santos Falcón por la fijación de las convocatorias, recibiendo 25 pesetas; fac-tura de M. Ramos por las flores del quinario, valorado en 75 pesetas; el franqueo de cartas solicitando donativos para el quinario, de 11,40 pesetas y por último “Gastos varios en el Quinario s/nota17” por 127 pesetas.

El año 1952 presenta muchas lagunas pues no hay constancia documental al efecto. Se carece de aporte eco-nómico reflejado en la contabilidad y de convocatoria im-presa para la ocasión dentro del archivo de la hermandad, posiblemente no celebrándose dichos cultos por falta de liquidez o amparo económico, por lo que pasaremos súbi-tamente y nos adentraremos en el año 1953.

En dicho año se celebra solemne quinario a los Titu-lares, durante los días 24 al 28 de febrero, y lo predicó nuevamente el director espiritual de la hermandad don Santos de Arana Bergareche, dando principio a las ocho de la noche, como era costumbre.

El día 1 de marzo, hubo misa de comunión general por la hermandad, a las nueve de la mañana, obligatoria para los hermanos y el día 22 de marzo, Domingo de Pasión, desde las siete de la mañana, besapiés del Cristo en su capilla, hasta la una de la tarde.

Por último, el día 27 de marzo, fue la tradicional misa a la Virgen en su paso procesional, misa aplicada al te-niente de hermano mayor, d. Eladio García-Borbolla y Sanjuán y su señora.

El año 1954 nos trae una nueva y singular estampa, se trata de la escenificación del calvario sobre el paso pro-cesional del Cristo de la Buena Muerte18. Vemos el paso a los pies del presbiterio y delante de él una mesa de altar fuera del presbiterio, confiriéndole a la escena una mayor altura por estar el paso subido a los escalones de la zona noble del templo. En el paso figuran la Virgen de la Hi-

Convocatoria del quinario de 1953

Quinario de 1954, en el paso del Cristo

14. Ibdid., p. 17.15. Ib., p. 42. Febrero de

1950.16. Ib., p. 43.17. Ib., p. 68. Febrero de

1951.18. Foto 5. “Quinario de

1954, 29 de marzo al 2 de abril, paso del Señor”.

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niesta, la Magdalena de Lastrucci y el Cristo de la Buena Muerte. A sus lados se erige diversa candelería (16 cande-leros) y jarras de flores. Sobre la mesa de altar, el sagrario de San Julián y sobre él, el manifestador sin el oportuno ostensorio. A los lados del improvisado altar figuran la an-tigua bandera concepcionista con remate pontificio y el antiguo banderín franciscano de la década de los cuarenta con su remate de la Cruz de Jerusalén. Es interesante ver vestida con ropajes a María Magdalena pues ella misma es una imagen de bulto redondo como pasa con la Virgen del Amparo, entre otras.

Ese año se celebró en dicho altar el quinario durante los días 29, 30 y 31 de marzo, 1 y 2 de abril, y fue predica-do por don Santos de Arana Bergareche, “Cura Ecónomo de la Parroquia del Sr. San Julián, con Santa Marina y San Marcos”, dando principio a las ocho de la noche.

El día 4 de abril, misa de comunión general por la hermandad y el día 9 de abril, solemne misa cantada, que fue aplicada por la hermandad por la salud de Su Santidad el papa Pío XII, delante del paso de Nuestra Señora de la Hiniesta, a las diez de la mañana.

El domingo de Pascua de Resurrección, fue el bes-apiés al Cristo de la Buena Muerte desde las siete de la mañana a la una de la tarde.

Las cuantías de los gastos originados que reflejan el libro en el mes de marzo reflejan los gastos del año an-terior por omisión en la anterior acta de cuentas, dichos gastos fueron: “Documento nº 1. Pagado al Sr. Cura por los Cultos de Quinario y Septenario del año 1953”, 2500 pesetas, y “Documento nº 2 Pagado a Industrias Heva por factura del Altar”, 4576,80 pesetas.

Los gastos fueron sufragados en su totalidad por Eladio García- Borbolla, pues en los ingresos del libro de cuentas dice: “Préstamo de D. Eladio García-Borbolla y Sanjuan para pagar al Sr. Cura los Cultos de Quinario y Septenario del año 1953, 2500”, y “Prestamo de D. Eladio García-Borbolla y Sanjuán para pago a Industrias Heva factura Altar, 4567,80”.

Pasando un nuevo año, llegamos a 1955, nuestro úl-timo año investigado por mor de la disponibilidad fotográ-fica del archivo de esta hermandad. La foto que observa-mos esta vez no se debe a ningún altar de quinario sino a

la exquisita visión de la Virgen de la Hiniesta en su capilla en su primer solemne besamanos, rodeada de candelería encendida y de calas en las jarras que cincelara Manuel Seco Velasco. La Virgen aparece de perfil19 con su manto de salida que le hiciera Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 190720 y con la saya que el mismo autor le hiciera sobre terciopelo granate en 1916, con una corona de camarín en metal plateado ya desaparecida. En 1999 se hizo una nueva reproducción en memoria de ésta.

El quinario tuvo lugar durante los días 14 al 18 de marzo de 1955, predicando el Rvdo. P. Santiago Gorosti-za, O. F. M., comisario de Tierra Santa y superior del con-vento de Sevilla, dando principio a las ocho de la noche.

El día 19 (festividad del Patriarca San José) hubo misa de comunión general por la hermandad, a las nueve de la mañana. Este mismo día, por la noche, a las ocho, hubo solemne Vía Crucis con el Santísimo Cristo de la Buena Muerte por las calles de la feligresía, predicando el Rvdo. P. Adolfo Paricio, O. F. M., guardián del convento de Lore-to; al día siguiente, estuvo el Cristo puesto a la adoración de los fieles desde las siete de la mañana a la una de la tarde y seguidamente tuvo su traslado al paso.

El día 1 de abril, fue la misa cantada a la Virgen, a las diez de la mañana y el Domingo de Pascua de Resu-rrección estuvo expuesta en devoto besamanos como ya hemos podido atestiguar en la fotografía, con fecha de 10 de abril de 1955.

Los gastos del quinario originados este año fueron la capilla de cantores para el quinario (550 pesetas), los de-rechos parroquiales del quinario (950 pesetas) y la factura a la cerería del Salvador (83,25 pesetas)21.

De todo ello dio cuenta bajo su letra el secretario pri-mero de la hermandad todos estos años, don José Luis de Lara Quesada y a él debemos el poder contar esa historia que a veces denominamos intrahistoria porque dicho ac-tos y cultos muchas veces pertenecen a la memoria tem-poral del olvido. Nuestra misión era recuperar un trocito de historia para devolver a esta corporación su sentido y su propia idiosincrasia que tras los años y muchas veces tras las tortuosas caídas, han convertido a la Hiniesta en la singular y bella cofradía y hermandad que es.

Convocatoria del quinario de 1955

La Virgen de la Hiniesta en besamanos en 1955

19. Foto 6. Ximénez Enciso, 23. Sevilla. “10 de abril de 1955. Besamanos”.

20. Información facilitada por Emilio José Balbuena Arriola.

21. A.H.H.H. Libro de cuen-tas, Tomo IV, p. 165. Marzo de 1955.

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Visitar la iglesia de San Julián es visitar uno de los enclaves históricos más antiguos de nuestra ciudad, ligado a las primeras devociones marianas de sus vecinos y feligreses, así como constatar el esplendor

hoy alcanzado de esta corporación tras renacer de sus propias cenizas, gracias al esfuerzo de unos hermanos aglutinados junto a su Cristo de la Buena Muerte y a la Virgen de la Hiniesta, en su doble faceta letífica y dolorosa. En tres ocasiones hemos reseñado en esta sección re-tablos cerámicos de sus titulares1 .

Esta vez nos planteamos revisitar la iglesia y la casa de la hermandad, ya que en los últimos años sus dependencias han experimentado una notable transformación, consistente en la edifi-cación de una nueva muy espaciosa y la remo-delación de antiguas estancias. Ello ha supuesto la pérdida de algunos azulejos conmemorativos, el cambio de ubicación de otros o la adición de nuevas obras. Para materializar nuestros propó-sitos, hemos contado con la estimada ayuda del hermano Emilio José Balbuena Arriola, redactor del Boletín de las Cofradías de Sevilla, y uno de los mejores conocedores de todo lo referente a su Hermandad de la Hiniesta.

El edificio de la actual casa de la herman-dad fue bendecido el 31 de enero de 2010

Orgullo de San Julián

Texto y fotografías: MARTÍN CARLOS PALOMO GARCÍA

por el arzobispo de Sevilla, Excmo. y Rvdmo. Sr. D. Juan José Asenjo Pelegrina, efeméride plasmada en un panel de azulejos descubier-to en la pared lateral derecha del patio inte-rior, firmado por la ceramista Isabel Parente Rioja, autora igualmente del frontal cerámico que rotula la fachada de la casa a la plaza de San Julián. En la pared frontal de este patio se colocó el retablo cerámico de la Virgen de

la Hiniesta Dolorosa que se bendijo el día 7 de abril de 1990, Sábado de Pasión, en la escalera de acceso al primer piso de la anti-gua casa de la hermandad, regalo del grupo de hermanos Bodas de Oro, con motivo del 58º aniversario del incendio que destruyó la Virgen de la Hiniesta -obra de Martínez Mon-tañés- aquél 8 de abril de 1932, para recuer-do de las generaciones venideras. El retablo es obra de Juan Aragón Cuesta, ceramista del taller de calle Águilas, 25, que representó a la imagen vestida de hebrea. En azulejos aparte figuran relacionados los hermanos Bodas de Oro.

Panel de azulejos conmemorativo de la bendición de la casa. 31 de enero de 2010

Frontal de azulejos en la fachada de la casa de la hermandad

Nuestra Señora de la Hiniesta, regalo de los hermanos bodas de oro Tríptico de la Virgen, basado en el cartel de Dubé

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A dos retablos de azulejos de la Virgen de la Hiniesta gloriosa, procedentes de las anti-guas dependencias se les ha dado igualmente nueva ubicación: por un lado el tríptico de estilo neogótico pintado por José Luis Carril en 1981, copia del cartel conmemorativo del VI centena-rio del regreso a Sevilla de la imagen (1380-1980) que pintara Dubé de Luque; tras estar en el despacho del por entonces hermano mayor y luego en el pasillo, ahora preside la escalera principal de la nueva casa de la hermandad. El segundo es el mural cerámico pintado en 1997 por el hermano Sebastián Cerrillo Ariza, que re-coge a la Virgen gloriosa en el momento de su aparición a Per de Tous, ubicado en la planta baja frente al ascensor.

Falta por recolocar un pequeño azulejo del siglo XVIII representando a la Virgen traspasa-

da por los siete puñales de dolor, que apareció en 1966 bajo la antigua sala capitular de la her-mandad en las obras de adaptación a despacho parroquial, que en la antigua casa encontrába-mos en la escalera de bajada a la cripta. Y ya que hablamos de dependencias parroquiales, en un tiempo utilizadas por la hermandad hasta la permuta, durante las obras de 1994 se perdió un panel de azulejos descubierto en 1961 en recuerdo del benemérito hermano Eladio García de la Borbolla, cuyo texto decía así: «Destruido el edificio de dos plantas que ocupaba este so-lar por el incendio alevoso del día 8 de abril de 1932, nuestro hermano benemérito D. Eladio García de la Borbolla y San juan edificó a su expensa, para que siga la Hermandad con los mismos elementos que tenía, además costeó la reforma del altar mayor con el camarín y el bal-daquino para la Santísima Virgen de la Hiniesta, Patrona de Sevilla. La Hermandad agra decida en Junta General del 17 de junio, acordó por unanimidad perpetuar el hecho en este azulejo. Año del Señor de 1961». El panel de azulejos, en letras azules sobre fondo blanco, era de Ce-rámica Santa Ana, y cuando lo fotografiamos a finales de los ochenta una medianera tapaba su visión completa.

El acceso a esta dependencia se hace por el pequeño patio que antecede a la casa, presidido por el retablo de la Hiniesta gloriosa que con-memora la frustrada coronación de 1961 que finalmente tuvo lugar en la siguiente década. Dos azulejos reclaman nuestra atención: el que suplica una oración por los hermanos difuntos que allí fueron enterrados, y una oración a Ma-

Virgen traspasada por los Siete Puñales. Siglo XVIII

Panel de azulejos en agradecimiento a don Eladio García de la Borbolla (1961). Desaparecido en 1994

Azulejo que indica el enterramiento de hermanos

Ave María

Azulejo en el lugar donde fue restaurada la Virgen de la Hiniesta

Azulejo desaparecido, en recuerdo de la exposición celebrada en 1995 al cumplirse el 50º aniversario de la nueva imagen de la Hiniesta gloriosa

Panel de azulejos de la reinauguración del templo de San Julián

ría, ambos firmados en Cerámica Santa Ana a mediados del siglo XX2.

De similar tamaño podemos citar dos más, aunque factura más moderna: el que indica el lugar exacto donde fue restaurada la imagen de la Virgen de la Hiniesta en 1993 por José Pérez Delgado, que regaló un grupo de jóvenes de la hermandad y permanece en su ubicación original en el salón de la planta alta de la nue-va casa, primitivamente salón de exposición en el anterior inmueble, no corriendo igual suer-te el que se colocó para recordar la exposición conmemorativa celebrada en la hermandad en octubre de 1995 organizada con motivo del 50º aniversario de la hechura de la Virgen de la Hi-niesta gloriosa, cuyo paradero se desconoce.

El 16 de septiembre de 1994 fue reinaugu-rado el templo de San Julián tras permanecer cinco años cerrado por obras de reforma, des-cubriéndose un panel cerámico conmemorati-vo en el interior de la iglesia, pintado en azul cobalto sobre fondo blanco por Rafael Guisado Gómez en su taller de calle Duque Cornejo, 53. Por otra parte quedaron remozados los azu-lejos de las estaciones del Vía Crucis, obra de los años cuarenta de la Fca. Montalván (obra del ceramista Antonio Muñoz Ruiz) donación de los condes de las Torres de Sánchez Dalp y el del Bautismo de Jesús, firmado en la Fca. de la Vda. de José Mensaque y Vera por Rafael Can-tarero (década 1920).

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Para terminar nuestro itinerario cerámico, visitamos la pequeña capilla sacramental que alberga la venerada imagen de la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, que está decorada por un zó-calo de azulejos trianeros colocados en la época de la reapertura del templo en 1946, cuyo di-bujo se corresponde al modelo de zócalo núm. 603 de la Fábrica de Ramos Rejano, que esta-ba en la calle San Jacinto, con la particularidad de que el friso superior está personalizado con emblemas de la hermandad, como son el es-cudo corporativo y el de su vinculación con el Ayuntamiento. Del mismo dibujo son los que se utilizaron para la fuente del patio donde está el retablo de la coronación de la Hiniesta cloriosa. Igualmente son destacables un par de jarrones

de cerámica en azul cobalto sobre blanco con el escudo de la hermandad, de mediados del siglo XX.

Nos gustaría aprovechar la ocasión para recordar dos retablos cerámicos de propiedad particular de singular importancia, ya que co-rresponden a la antigua imagen de la Hiniesta dolorosa, que tomaron como modelo una es-tampa recordatorio de la década de 1920. Con-cretamente nos referimos al que estuvo en la calle San Luis, en la fachada del taller de Ca-rrasquilla, hoy propiedad de María del Carmen Carrasquilla Navarro, y al que localizamos en la calle Tordesillas, 8 esquina a Santa Elena, en Nervión.

Tras esta fructífera visita nos despedimos de la Hermandad de la Hiniesta que, como reza en el último azulejo colocado en septiembre de 2012 sobre la puerta de su casa, siempre da la bienvenida y acoge fraternalmente a todo cuantos la visitan. El 20 de octubre el Rvdo. Sr. D. Juan Manuel Cazorla Baena, párroco de San

Zócalo de la capilla donde recibe culto la Virgen de la Hiniesta Dolorosa

Dos jarrones con el escudo de la hermandad

Los azulejos de la fuente tienen el mismo dibujo que el zócalo de la capilla

Página del catálogo de Ramos Rejano del modelo 603

Estampa recordatorio con la imagen de la Virgen desaparecida en el incendio de San Julián, modelo de algunos retablos cerámicos

Julián y director espiritual de la hermandad lo bendijo tras la misa de hermandad. El azulejo está realizado por Cerámica Triana.

1. PALOMO GARCÍA, Martín Carlos. «Virgen de la Hinies-ta», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 435, octubre 1995. «Virgen de la Hiniesta Coronada», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 483, mayo 1999. pp. 55-57. «Buena Muerte en San Julián», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 623, enero 2011. pp. 50-51.

2. La Hermandad de la Candelaria posee otra de igual factura en la sala capitular de la Hermandad Sacramental de San Nicolás.

Retablo propiedad de María del Carmen Carrasquilla Navarro

Retablo localizado en la calle Tordesillas esquina a Santa Elena

Azulejo de “Bienvenida a tu casa”

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El estudio de la evolución histórico-artís-tica de un paso siempre nos habla de la personalidad estética de una cofradía, en este caso determinado pretendemos dar forma al catálogo de pasos de misterio conocidos con los que ha contado la her-mandad de la Hiniesta a lo largo de su

historia, sobretodo a partir del último tercio del siglo en el que se realiza un primer intento de revitalización de la co-fradía. Somos conscientes de que el estado de la cuestión ha sido ampliado en los últimos años, en buena medida gracias a la labor desarrollada por los colaboradores de esta publicación1, pero siempre surgen determinadas la-gunas que bien serían necesarias de una revisión.

Haciendo un poco de historia, la Hermandad de la Hi-niesta era una cofradía con siglos de antigüedad surgida de la devoción por la imagen gloriosa del mismo nom-bre hallada en 1380, según la tradición por el caballero mosén Per de Tous, en las sierras catalanas2, revelando ser de Sevilla como todos conocen. En 1560 se consti-

tuye en cofradía de penitencia “llevando una Imagen de Cristo Crucificado y otra de la Santísima Virgen dolorosa, con el título de la Iniesta”3, esta sería la primera ocasión que la hermandad marchó hacia la catedral en estación de penitencia, pero carecemos de testimonios de cómo eran los pasos, especialmente el del crucificado que es el que nos interesa en esta ocasión, no quedando espe-cificada entonces su advocación, debemos suponer que estaría enclavado sobre unas modestas andas de madera de pequeño tamaño aunque suficiente para albergar dos imágenes, si bien aún quedaban lejos los pasos de gran-des dimensiones.

En los comedios del convulso siglo XIX cesa en su actividad, es del todo conocido como en los siglos prece-dentes la continuidad de las salidas procesionales no era una constante, y no sería hasta 1879 cuando reemprende su rumbo volviendo a procesionar a partir de 1881, un año más tarde Bermejo publica su conocida obra pero al contrario a lo que ocurre con el resto de cofradías no hace apunte alguno de las andas de la hermandad, lo que sí

1. GÓMEZ TRIGO; José J.: “La corriente neogótica en los pasos procesionales de Cristo en Sevilla”, en Boletín de las cofra-días de Sevilla, nº 577, marzo de 2007, p. 173; GONZÁLEZ RAMA-LLO, Víctor J.: “El Calvario com-pleto de la Hiniesta”, en Boletín de las cofradías de Sevilla, nº 593, julio de 2008, pp. 682-685; GONZÁLEZ GARCÍA; Francisco J.: “Evocación de San Julián: repro-ducciones graficas referidas a la cofradía de la Hiniesta”, en Bole-tín de las cofradías de Sevilla, nº 623, enero de 2011, pp. 63- 66; GUEVARA PÉREZ, Enrique: “Me-moria del antiguo paso alegórico de la Hermandad de la Hiniesta”, en Boletín de las cofradías de Se-villa, nº 623, enero de 2011, pp. 60-62.

2. BERMEJO Y CARBALLO; José: Glorias religiosas de Sevilla. Noticia histórico-descriptiva de todas las cofradías de Penitencia, Sangre y Luz fundadas en esta ciudad. Sevilla, 1882, p. 401.

3. Ibídem, pp. 403 y 404.

Pasó neogótico del Santísimo Cristo e la Buena Muerte. Anónimo, 1885

Evolución histórico-artística del paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte

Texto: FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ GARCÍAFotografías: LABORATORIO DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DE

SEVILLA, FUNDACIÓN JUAN MARCH (LEGADO JOAQUÍN TURINA), ARCHIVO DE VÍCTOR JOSÉ GONZÁLEZ RAMALLO,

ARCHIVO DEL AUTOR y FRANCISCO JAVIER GONZÁLEZ GARCÍA

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establece que era un crucificado de poco mérito realizado en pasta de madera al contrario de la Virgen de la Hiniesta atribuyéndose a Montañés4. En la Semana Santa de 1885 la hermandad da un giro ampliando en dos sus pasos pro-cesionales, el propio del Cristo de la Buena Muerte y el alegórico del Triunfo de la Cruz; precisamente de este pe-riodo son los primeros testimonios gráficos de pasos en la corporación de San Julián, dibujados en las dos series de cromolitografías divulgadas en la década de los ochenta de la centuria decimonónica, principalmente las de Gri-ma5 recogiendo con formidable fidelidad en cuanto a sus detalles los dos pasos de misterio con los que contaba la cofradía a fines de la centuria.

Comenzando con el de la Buena Muerte, desde 1885 hasta 1891 lo hizo con un clásico calvario decimonónico, protagonizado por un nuevo crucificado, atribuido a Fe-lipe de Ribas, propiedad del Marqués de la Granja quien lo cedía para la estación de penitencia, y la montañesina Virgen de la Hiniesta dolorosa, junto a las imágenes titu-lares aparecían San Juan Evangelista, la Magdalena en el frontal de espaldas, María Salomé y Cleofás, y los Santos Varones, sumando un total de ocho figuras ataviadas con vistosos ropajes recamados en oro recordando, por ana-logías con otras piezas de este periodo, a los diseños de Antonio del Canto y Torralvo. Iconográficamente la escena representaba plásticamente el instante previo al descen-dimiento como señalan las dos escalas apoyadas sobre el patíbulum de la cruz, tan propia por otra parte de finales del siglo XIX. Procesionaba sobre unas andas de madera dorada y talladas en estilo neogótico, tan en boga durante la segunda mitad de la centuria decimonónica debido al caudal historicista que iluminaba al mundo de las artes, desembocando este revival en el terreno cofradiero, pues-to que las cofradías a diferencia de hoy se encontraban a la vanguardia artística y, por consiguiente, en la cofradía de la Hiniesta se continuó con esta corriente. Este paso fue estrenado en 1885 sin que sepamos su autoría, si bien por analogías con otras tallas podemos vincularlo a los talleres existentes en este periodo en Sevilla como son el de Hipólito Rossy, José de la Peña, Antonio Domínguez, o bien José Salvago, autores todos de andas en este estilo durante los años ochenta del siglo XIX6, por lo que no aventuramos autoría alguna a falta de la documentación precisa.

En cuanto a su hechura y morfología de estas andas, tenía un perfil rectilíneo, componiéndose de canasto y respiraderos, quedando iluminado por airosos candela-bros de guardabrisas de palmas. Por partes, la canastilla quedaba dividida en tres zonas perfectamente definidas, una ancha moldura en la parte inferior y otra más labra-

da en la superior adornada con motivos góticos, am-bas enmarcabas a los ca-setones rectangulares del cuerpo central con adornos geométricos y separados por motivos neogóticos so-bresaliendo los pináculos la altura del canasto; en las esquinas se situaban cuatro capillas con figuras de ángeles de baja cali-dad artística apoyadas en ménsulas y cobijadas por gabletes; por último los respiraderos eran bastante estrechos enmarcándose su dibujo romboidal por molduras acabándose en su parte inferior por un buen número de motivos piramidales invertidos.

Una vez que la cofradía deja de procesionar en 1891 a este paso se le pierde la pista, si bien es justo mencionar el interesante apunte aportado por nuestro compañero Enrique Guevara al observar evidentes semejanzas entre este paso y aquel neogótico del Señor de la Salud de los Gitanos7, sin duda debe de tratarse de las mismas andas que pasarían a la cofradía calé.

No conviene olvidar que en 1885 la cofradía estrenó otro paso neogótico para el referido misterio alegórico del Triunfo de la Cruz8, el primer paso de la hermandad en aquellos años, probablemente con la misma autoría que el del crucificado al presentar características similares. Igual-mente de líneas rectas, en este caso sus proporciones eran más prolongadas, disponiendo de un casetón más en los laterales, al contener un misterio más aparatoso en su escenografía configurado con las Virtudes Teologales bajo una palmera rematada por la cruz propiamente dicha así como los evangelistas sobre una nube9. Este paso pasaría a ser propiedad de Juan Manuel Rodríguez Ojeda10, vecino y hermano por otra parte de la Hiniesta, siendo al mismo tiempo un hombre fuerte dentro de la cofradía de San Ju-lián ocupando inclusive cargos en la junta de gobierno11, probablemente se lo quedaría en prenda como forma de pago tal como acostumbraba a realizar12, cediéndolo en el bienio 1897 y 1898 a la Sagrada Cena quien lo utilizaría para acoger al apostolado de Manuel Pérez Gisbert, “con inscripciones y alegorías alusivas al misterio que repre-senta”13, quedando vendido posteriormente al precio 500 pesetas a la de los Negritos, reduciéndolo Hipólito Rossy en sus dimensiones para proporcionarlo al Santísimo Cris-to de la Fundación, éste fue el paso que utilizó esta cofra-día del Jueves Santo desde 1913 hasta 1924 cuando se acometió el actual de caoba que “venía a sustituir al paso de estilo neogótico con candelabros en las esquinas, de poco mérito, que había comprado la cofradía a comienzos de siglo a la de la hiniesta”14, al mismo tiempo conviene añadir que es el mismo paso sobre el que salió en 1916 el Santísimo Cristo de San Agustín15. Este mismo paso pasaría por las hermandades de Jesús Nazareno del Viso del Alcor y del Gran Poder de los Palacios, terminando sus días en 1971 por mal estado de conservación, cumpliendo con su tarea cerca de un siglo.

Tras varias tentativas anteriores, el Domingo de Ra-mos de 1906 la hermandad retorna a la nómina cofradie-ra, efectuando su estación de penitencia tras su nueva y última reorganización16, en esta ocasión se presenta con tres pasos en vez de los dos con los que había abandona-do el siglo XIX, al contar con el correspondiente a la Virgen de la Hiniesta en sus misterios dolorosos que pasaría a su majestuoso paso de palio de Rodríguez Ojeda. En estos

Cromolitografía del paso neogótico del misterio del Triunfo de la Cruz. Anónimo, 1885

4. Ibídem, p. 418.5. GRIMA, M.: Las cofradías

de Sevilla en cromolitografías. Se-villa, 2000.

6. RODA PEÑA, José: “El paso procesional sevillano durante el si-glo XIX”, en Actas del III congreso nacional de cofradías de Semana Santa, tomo II (Arte). Córdoba 1996, p. 83; JIMÉNEZ SAMPEDRO, Rafael: “El siglo XIX. De la crisis a la refundación”, en El poder de las imágenes. Iconografía de la Sema-na Santa de Sevilla. Sevilla, 2000, p. 344.

7. GUEVARA PÉREZ, Enrique: “Antecedentes en la evolución del paso de Nuestro Padre Jesús de la Salud (1891-1936), en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 538, diciembre de 2003, pp. 832 y 833; DELGADO ABOZA, Francisco M.: “Evolución histórico-artística del paso del Señor de la Salud de los Gitanos”, en Boletín de las cofra-días de Sevilla, nº 601, marzo de 2009, p. 191-195.

8. RODA PEÑA, José: Op. cit.9. GONZÁLEZ GÓMEZ, Juan

M. y GARCÍA DE LA CONCHA, Fe-derico: “Los misterios alegóricos desaparecidos (IV)”, en ABC de Sevilla de miércoles 15 de abril de 1987, p. 69.

10. GÓMEZ TRIGO; José J.: “La corriente neogótica en los pasos procesionales de Cristo en Sevilla”, en Boletín de las cofradías de Sevilla, nº 577, marzo de 2007, p. 173.

11. BALBUENA ARRIOLA, Emilio J.: “Curiosidades históricas de la Hermandad de la Hiniesta en el siglo XX”, en Boletín de las Co-fradías de Sevilla, nº 482, abril de 1999, p. 127; AMORES MARTÍNEZ, Francisco: “Un curioso documento sobre Juan Manuel Rodríguez Oje-da y su vinculación con la Herman-dad de la Hiniesta”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 517, marzo de 2002, pp. 80-82.

12. MARTÍNEZ VELASCO, Ju-lio: “Más sobre la génesis del canon juanmanuelino en los palios”, en Boletín de las cofradías de Sevilla, nº 482, abril de 1999, pp. 82-84.

13. ALMELA VINET, Francisco: Semana Santa en Sevilla. Córdoba, 2003, p.14.

14. MORENO, Isidoro: La an-tigua Hermandad de los negros de Sevilla. Etnicidad, poder y sociedad en 600 años de historia. Sevilla, 1997, p. 396.

15. GÓMEZ TRIGO; José J.: Op. cit., p. 174.

16. GARCÍA DE LA CONCHA DELGADO, Federico: “Real e Ilustre Hermandad Sacramental de la In-maculada Concepción y Primitiva y Franciscana Cofradía de Nazarenos del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, Santa María Magdalena y María Santísima de la Hiniesta Dolorosa y Gloriosa Coronada”, en Crucificados de Sevilla, tomo I. Se-villa, 2000, p. 109.

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años arranca la configu-ración de la hermandad actual, abandonándose el antiguo calvario al op-tar por dejar al crucifica-do con la Magdalena, de igual forma una visión de sabor añejo conservada hasta nuestros días. En el del Triunfo de la Cruz se estrenan figuras nuevas de Manuel Pérez Gisbert, catalogado por Almela Vi-net como “aficionado a la escultura”17 con lo que se-rían probablemente imá-genes toscas de terracota y de poco mérito.

En lo tocante a los pa-sos procesionales, el Cristo de la Buena Muerte se al-zaba sobre un nuevo paso cuyo uso ocupará todo el primer tercio del siglo XX; de madera oscura, de líneas rectas, decora-do con apliques metálicos plateados tanto para las cartelas situadas en los chaflanes de las esquinas del canasto, como en los ocho casetones, tres en cada costero y uno en la trasera y delantera; salvo las molduras, el respira-dero estaba ocupado casi en su totalidad por la plata ostentando en el centro del frontal una aparatosa cartela con la heráldica de la cofradía. Era alumbra-do por un número de seis candelabros de guardabrisas, cuatro en cada ángulo y dos en los costeros, con añadidos de faroles de cristal en los costeros durante algunos años.

Un paso con similares trazas se aprecian en testi-monios gráficos portando el misterio alegórico, y es aquí donde se produce un cierto desconcierto para los investi-gadores, pues desconocemos si la cofradía concertó dos pasos similares a un mismo tallista, sin que conozcamos su nombre, no parece lógico, o bien se trataba del mismo paso alternado, o se usaron solamente estas andas para el Cristo de la Buena Muerte cuando desapareció el mis-terio alegórico, pero si fuese así ¿qué paso utilizó hasta 1911 el crucificado?, es una incógnita aún por descifrar abierta a futuras investigaciones. Lo que sí conocemos es el que hasta 1913 la hermandad conservaba el anterior paso gótico adquirido, como hemos referido, por la de los Negritos. Sea como sea y visto con la perspectiva que da el tiempo este paso de madera oscura con aplicaciones plateadas, a la postre marcaría la personalidad de la cofra-día en cuanto al primero de sus pasos se refiere, al servir de modelo para los posteriores, fue utilizado hasta 1931, quedando calcinado un año después fruto de la sinrazón en el incendio intencionado de la parroquial de San Julián junto con buena parte del patrimonio de la cofradía y las imágenes titulares18.

El siguiente paso procesional se estrena en la Semana Santa de 1935, realizado en los talleres de carpintería de Manuel Casana en su taller de la calle Castelar dedicado durante la posguerra a la fabricación de andas, parihuelas y altares de cultos, estando en el tipo característico de

andas sencillas y austeras sin ningún tipo de valoración artística que este autor solía hacer, la mayor de las veces con carácter de urgencia. Estas nuevas andas eran de ma-dera de caoba barnizada, prácticamente sin tallar siendo más obra de ebanistería que de talla, bastante similar por cierto a aquellos que años más tarde efectuara para los Gitanos19, para el misterio de la Sagrada Entrada en Je-rusalén20 o Jesús Despojado. Es el paso que más ha per-durado en el tiempo, sobre el mismo procesionaron dos crucificados diferentes, en 1935 y 1936 aquel de papelón que hasta 1929 fuera de la Sagrada Lanzada atribuido a Cristóbal Ramos21, hoy en la hermandad de la Veracruz de Mairena del Alcor22, y con posterioridad el actual de Castillo Lastrucci bendecido el tres de abril de 193823, el primero propiedad de la hermandad entre los que conoce-mos. Al igual que el resto el paso era de líneas rectas con paneles o casetones lisos y esquinas achaflanadas, con aplicaciones de metal plateado del orfebre Andrés Con-treras Ramírez, uno de sus socios principales para este tipo de complementos ornamentales, encontrándose en los casetones del canasto y en la misma línea en los res-piraderos, aunque con mayor decoración en este caso al añadir elementos vegetales separados en su centro por la heráldica de la cofradía.

Como luminarias en un principio continúa con los acostumbrados guardabrisas, como hasta el momento era norma habitual en la cofradía; al poco tiempo fueron sustituidos por faroles de los que conocemos un par de modelos, unos cuadrangulares sostenidos por un largo y delgado pie, y otros más bajos con formato cuadrangu-

El Cristo de la Buena Muerte en su paso después de la reorganización de 1906

17. ALMELA VINET, Francis-co: Op. cit.

18. BALBUENA ARRIOLA, Emilio J.: “El incendio de la igle-sia parroquial de San Julián”, en Hiniesta, nº 70. Sevilla, junio de 2001, p. 36; RECIO, Juan Pedro: Las cofradías de Sevilla en la II República. Sevilla, 2012, pp. 211-221.

19. DELGADO ABOZA, Fran-cisco M.: “Evolución histórico-artística del paso del Señor de la Salud de los Gitanos”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 601, marzo de 2009, pp. 191-195.

20. GONZÁLEZ GARCÍA, Francisco J.: “Una tentativa de venta de un paso procesional por parte de la Archicofradía del Amor”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 638, abril de 2012, pp. 264-266.

21. ESCUDERO MARCHAN-TE, José M.: Estudio histórico-artístico de la Real Hermandad Sacramental de la Sagrada Lan-zada. Sevilla, 1995, pp. 62 y 180.

22. ROMERO MENSAQUE, Carlos J.: “Hermandad y Cofradía de nazarenos del Santísimo Cristo de la Veracruz, María Santísima de la Ancilla en su Mayor Dolor y Traspaso y San Juan Evangelista”, en Crucificados de Sevilla. Sevilla, 2000, p. 52.

El misterio del Triunfo de la Cruz después de la reorganización de 1906

197

lar de madera oscura con apliques plateados acabados en medio punto en su parte superior, adquiridos en 1945 al Cristo de Burgos y que fueron vendidos posteriormente a la Hermandad de la Veracruz de la localidad onuben-se de Zalamea la Real; y ya en la década de los sesenta quedaron definidamente establecidos en cada esquina los hachones de cera color tiniebla tan característicos que co-nocemos en la cofradía, coincidiendo con las reformas a la que fueron sometidas las andas, dejando el canasto liso al eliminarse cualquier tipo de ornamentación artística, salvo cuatro guardabrisones en cada uno de los chafla-nes, confiriendo en nuestra opinión demasiada sobriedad, solamente rota por unos estrechos respiraderos de estilo barroco centrado por cartelas con las armas de la pasión. Tras el encargo del nuevo paso de Cayetano González, fue

vendido a la Veracruz de Tocina el siete de febrero de 1971 por 200.000 pesetas24. Como anécdota, el Jueves Santo de 1937 el Cristo de de Monte-Sión al no tener donde hacerlo salió sobre estas andas cedidas amablemente por la Cofradía de la Hiniesta25.

Para la realización del nuevo paso, en mayo de 1970 se presentaron a la junta dos proyectos, uno de estilo re-nacentista del tallista Antonio Martín Fernández en caoba y plata de estilo renacentista, y otro del orfebre Cayetano González en metal dorado con incrustaciones de carey en el tipo de pasos que solía diseñar el genial platero sevilla-no. Se optaría por una solución intermedia continuando la estética configurada durante el línea siglo al XX en torno paso del Cristo de la Buena Muerte, no obstante mantiene todas las particulares de los anteriores, mejorándolas por supuesto realizándose un paso más acorde con lo que ar-tísticamente demandaba la cofradía. Así el 26 de marzo de 1972, Domingo de Ramos, se estrena el paso actual del Santísimo Cristo de la Buena Muerte, realizado en madera de cedro por Antonio Martín, con ebanistería de Francisco Bailac, siguiendo diseño del prolífico Cayetano González Gómez en la línea dispuesta por la hermandad26, en lo que es una de sus últimas obras para la Semana Santa, aportando el genial arquitecto y diseñador su nombre al elenco de artistas creadores del interesante patrimonio de la hermandad.

Queda claro por tanto como por deseos de la her-mandad su morfología se inspira en la estética decorativa establecida por la corporación a lo largo del novecientos, mejorándola, creando un nuevo paso de 2,32 x 4 x 1,40 metros27, con un 95% en caoba y un 5 % de plata, de líneas rectas en estilo neorrenacentista, con casetones, y tintado en madera oscura, como complementos cuenta con aplicaciones argénteas cinceladas por el propio Caye-tano González, Manuel Seco Velasco, y Guillermo Domín-guez Clavería, repartiéndose en los doce artísticos fanales que recorren la mesa iluminando al canasto, en las seis jarras de los costeros y cuatro de mayor tamaño para las esquinas del paso apoyadas sobre ménsulas, así como en las cuatro cartelas y en los elegantes portahachones que soportan los hachones más gruesos de la Semana Santa de Sevilla. De la misma manera, y como añadiduras, apa-recen miniaturas doce ángeles en graciosas actitudes más cuatro relieves del granadino Rafael Barbero28, tallados en madera de naranjo, en estos relieves en relación con los titulares se manifiesta iconográficamente la Sagrada Eucaristía, Inmaculada, Noli me tangere, y el Lavatorio. En cuanto a los respiraderos, como en el resto se optan por un esquema clásico en líneas rectas, con un progra-ma iconográfico basado en el santoral hispalense repre-sentándose a San Isidoro, San Leandro, San Fernando y San Hermenegildo, todos con sus respectivos atributos en plata29.

Andas procesionales de Manuel Casana. 1935

Andas procesionales de Manuel Casana tras la reforma de los años sesenta

23. DE LA ROSA MATEOS, Antonio: Castillo Lastrucci. Su obra. Almería, 2004, p. 105.

24. LÓPEZ GUTIERREZ, An-tonio J.: “Antigua, Fervorosa y Humilde Hermandad y Cofradía de nazarenos del Santísimo Cristo de la Veracruz, Nuestra Señora de la Soledad en sus Dolores, Sagra-da Entrada en Jerusalén, María Santísima de la Encarnación y San Juan Evangelista”, en Cru-cificados de Sevilla. Sevilla, tomo IV. Sevilla, 2000, pp. 343 y 344.

25. RECIO, Juan Pedro: Op. cit, p. 374.

26. (A)rchivo (H)ermandad de la (H)iniesta: Libro de Actas que comprende desde el 25 de marzo de 1962 al 14 de mayo de 1971. Cabildo de junta de gobier-no del seis de mayo de 1970. F. 181 v.; citado por GARCÍA OLLO-QUI, María V.: Orfebrería sevilla-na: Cayetano González. Sevilla, 1992, p. 290.

27. CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: “La talla en los pasos de Sevilla (IV)”, en ABC de Sevilla de sábado siete de marzo de 1987, p. 61.

28. CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: “La vida y la obra del ima-ginero Rafael Barbero”, en Boletín de las Cofradía de Sevilla, nº 370 (separata nº 7), julio de 1990, p. VII; IDEM: Ibídem.

29. San Isidoro y San Lean-dro portan el báculo; San Fernan-do la corona y la espada; y San Hermenegildo la corona, el hacha, la cadena y la palma del martirio.

Paso actual tallado por Antonio Martín bajo diseño de Cayetano González. 1972

198

En la tipología de pasos que procesionan en la Semana Santa hispalense, hay tres claras vertientes, una para la que conforman el con-junto de los pasos dorados, otra para los plateados y

otra para la que conforman los pasos que lucen el color de su madera. En la primera vertiente hay un común denominador claro, que unifica en general la tipología de paso sevillano en madera dorada, así podremos ver que no hay más estilo que el barroco en este tipo de ornamentación, ampliando tan solo a neobarroco y como mucho a un renacimiento de estilo plateresco, que en lo que a estilo se refiere es la antesala del barroco, y es per se barroquizante. En la segunda vertiente, la plateada, pertenece un pequeño grupo de pasos, tan peque-ño que se puede enumerar los estilos que

tienen como barroco y neobizantino. En la tercera y última, la de madera, hay más variación de temas siendo claro está el ba-rroco el estilo predominante, pero en don-de se puede apreciar además estilos como el renacimiento clásico, el romanticismo, y neos tanto barrocos como clásicos. La am-plitud en esta vertiente se manifiesta con la aparición de diferentes tipos de croma-tografías además de la madera estructural, viéndose taraceas, dorados, plateados y combinaciones de maderas para destacar zonas concretas de la composición y arte desempeñados en la obra.

En el caso que nos compete, el paso dedicado al Santísimo Cristo de la Buena Muerte pertenece a esa tercera vertiente más polivalente y es además (a mi enten-der) uno de los más bellos ejemplos de paso en madera vista de nuestra ciudad, el cual posee una combinación de dos ti-

pologías de maderas (cedro y naranjo) para hacer destacar zonas concretas del conjunto, con algún añadido de plata. Las esquinas del paso están flanqueadas por hachones en color tiniebla, y se ilumina a su vez en la canastilla por cuatro guar-dabrisones en los laterales y dos de los mismos tanto en el frontal del paso como en la trasera. Los faldones son de color rojo burdeos. El estilo impuesto es el re-nacentista, una combinación de elemen-tos ornamentales vegetales sobre todo, y alguno animal, pero con prevalencia del marco arquitectónico: pilastras con deco-ración a candelieri, gallones, molduras etc. Los elementos metálicos se concentran a su vez en el eje de simetría de los paños tallados, para dar forma a los molduras de las cartelas centrales, a los detalles de los hachones y de las esquinas del paso, las hermosas jarras que se sitúan en las es-

Descripción, iconología e iconografía del paso

del Santísimo Cristo de la Buena Muerte

Texto: ROCÍO S.MILLÁNFotografías: RAFAEL ALCÁZAR OTERO

y ROCÍO S. MILLÁN

199

quinas de la canastilla, y los atributos de los santos que custodian los paños princi-pales de los respiraderos. Las cartelas del frontal del paso y de la trasera se encum-bran con dos expositores, mientras que las laterales tienen dos jarritas. Los respira-deros se organizan en cinco y tres módu-los (o paños tallados) ornamentados con elementos vegetales y algún que otro sím-bolo dedicado sobre todo a la Eucaristía. Hay en madera de naranjo y destacando por su preciosismo y color varios angelitos distribuidos en el paso, siendo dos para cada remate de los relieves de las carte-las principales, y cuatro más grandes, uno para cada las esquina del paso.

Iconografía e iconologíaEn los módulos de los respiraderos tan-

to del frontal y de la trasera del paso en-contramos elementos pertenecientes a la simbología de la eucarístía y de la Virgen, mientras que en los laterales hacen alusión a dos escenas cuya lectura es a conjunto con el tema del misterio del paso, siendo los tres momentos principales en los que aparece la figura de la Magdalena (una de las titulares de la hermandad) interactuan-do con la figura de Jesús, con una lectura que de derecha, arriba e izquierda del paso se traduciría como a un momento antes de su muerte (lavatorio), el momento de su muerte (al pie de la cruz) y por último al

momento de su resurrección (No le mi tan-gere).

En el respiradero frontal encontramos un homenaje a la eucaristía, con un cáliz rodeado de espigas para el módulo central que sirve de eje de simetría para los otros dos, que lucen talladas unas uvas que sim-bolizan el vino, que a conjunto con los sím-bolos del pan y el cáliz resultan el recuerdo de la última cena del Señor, al repartirlos como representación de su cuerpo y su sangre. En la zona de la canastilla frontal vemos que la cartela principal, enmarca-da en plata y encumbrada con dos lindos ángeles y un expositor con los restos del antiguo cristo quemado en el incendio de 1932, hay un relieve de una custodia en su paso, flanqueada por dos niños seises, que está a las puertas de un templo al que dos ángeles le han salido a recibir. En la plata que enmarca dicho relieve se pueden ver de nuevo símbolos fructíferos, tales como piñas, uvas, granadas y cerezas, que son a saber símbolos de David, de la Sangre de Cristo, del Fruto Divino, y de la dulzura y las buenas maneras. Los módulos que se encuentran a cada lado de la cartela prin-cipal son una simple ventana de hojarasca con una hojarasca flordelisada.

En el respiradero trasero se puede ver la misma estructura, pero con diferente simbología, así el módulo central que sirve de eje tiene una representación de una es-piga en medio de un ramo de flores como azucenas, en cada esquina además hay una interpretación de la flor de la pasión. Esta es una representación que ha querido simbolizar a la expectación de María, mos-trando a la espiga como símbolo del cuerpo de Cristo unida y en medio de una flor ma-riana, que de forma grupal hacen la forma ojival que simboliza el vientre de María (La O de la expectación). Los dos módulos que van a cada lado tienen un enrejado rodea-do de flores de fucsias o como vulgarmente se le llama entre otros nombres pendientes de la Virgen; el nombre per se es delator. En la canastilla trasera, están los mismos módulos con forma de ventana de hojaras-ca y en medio tallada hojarasca flordelisa-da, la alusión a la flor de lis es otro ejemplo de simbología davídica, pues hace referen-cia a la simiente que da lugar a la realeza de María y de Jesús. La cartela a la que flanquean es una representación del mismo templo que la cartela del frontal del paso, pero ahora en vez del Corpus Cristi esta la Purísima custodiada por dos serafines y

Cartelas del centro de cada lado de la canastilla

Tres de las cartelas que representan a las virtudes cardinales

200

recibida ahora por querubines. La encum-bra nuevamente dos pequeños angelitos en madera de naranjo con un expositor que guarda en su interior los restos de la ima-gen de la Virgen ardida en el incendio de 1932.

Volviendo a los laterales del paso, la ornamentación se repite de un lado a otro del mismo, pero cambiando la hagiografía y el tema central. De esta manera podremos ver en el flanco de la izquierda, tal y como he explicado antes, el No le mi tangere (es-cena del encuentro del Resucitado con Ma-ría Magdalena en el que Jesús le dice “no me toques” )en la cartela principal en la canastilla, junto a dos módulos ornamen-tados con hojarasca a cada lado con una pieza en madera de naranjo que simboliza la justicia con la balanza y la espada, y al otro lado de la cartela principal, y realiza-da con la misma madera, una coraza como símbolo de fortaleza, dos de las virtudes cardinales y parejas con las representadas en el lado izquierdo del paso. En los respi-raderos del mismo lado se puede ver cinco módulos ornamentados con enrejado y ho-jarasca, en los que se distribuyen los sím-

Diversa iconografía presente en los respiraderos del paso

bolos que son repetidos tanto en un lado como en el otro del paso, siendo en primer lugar las piñas como símbolo masculino y de la unión de los hombres con Dios, las granadas como símbolo de lo femenino y de fecundidad, también de realeza y de re-surrección; un jarrón con forma de crátera rebosante de hojarasca y vainas, simboli-zando la riqueza intelectual y del alma y por último dos delfines del bestia-rio renacentista, que representa la amis-tad con los hom-bres, es el símbolo de Jonás y uno de los que simboli-zan la Resurrec-ción del Señor. El módulo cen-tral, situado bajo la cartela principal con el No le mi tan-gere, tiene una representación de una cruz so-bre un corazón en llamas, en una alusión al sagrado corazón de Cristo, en donde el corazón se representa en lla-mas como símbolo de la iluminación en la verdad y la bondad y la Cruz como el símbo-lo del ungido. A éste módulo le preceden en pequeñas hornacinas San Isidoro y San Leandro.

En el lado de la derecha vemos la es-cena del Lavatorio como tema principal de la cartela situada en la canastilla. Los dos módulos que en el otro lado del paso descu-Llamador del paso

bren entre hojarasca los virtudes cardinales de la fortaleza y la justicia, aquí en este lado derecho del paso muestran el espejo de la prudencia y el freno y las bridas símbolos de

templanza, (a la manera que Rafael Sanzio las se representa en una

de las estancias vaticanas). Bajo la escena del lava-

torio se encuentra el módulo principal de la zona de los respi-raderos, en la que a conjunto con el tema de la car-tela se muestra una palangana y una jarra, que vienen a simbolizar el momento en el que María Mag-dalena entra en

la sala donde Je-sús estaba reuni-

do con los discípu-los para limpiarle

los pies y secárselos con su cabello. A este

módulo principal le pre-cede, en pequeñas horna-

cinas San Hermenegildo y San Fernando. Se repiten los cuatro

módulos del lado izquierdo, que van a cada lado del módulo central, y que tienen orna-mentación de hojarasca y enrejado, con una variación simbólica de frutos y temas que van desde piñas, granadas, una jarra con vainas en hojarasca y por último los dos del-fines tal y como figuran en el lado izquierdo.

201

El paso de palio de la Virgen de la Hiniesta en nuestros días es el resultado de una evidente evolución a lo largo de los años, aunque la esencia y la idea inicial para su creación se mantuvo fiel durante un periodo más o menos prolongado de unos veinte años. Coincide este periodo

con la propia historia de la corporación, así en 1932 se rompería la continuidad de un proceso de mejoras y enri-quecimientos de los pasos procesionales y en especial del paso de palio, debido al luctuoso incendio del 8 de abril de 1932, curiosamente el mismo día y mismo mes en que la hermandad efectuó su primera estación de penitencia del siglo XX en 1906. Este proceso creativo y de mejora no se retomaría hasta los años cuarenta del siglo pasado con el comienzo de las reformas de diversos enseres que irán modificando la estética del conjunto.

AntecedentesPara buscar los orígenes del paso de palio de la Virgen

de la Hiniesta debemos analizar las reglas corporativas de finales del siglo XIX, redactadas en mayo de 1879 y donde podemos leer en su artículo 4º, del capítulo noveno que

«El misterio admite las modificaciones siguientes. Prime-ro: El Stmo. Cristo enclavado y la Magdalena al pié de la Cruz, en un paso, y Ntra. Sra. de la Hiniesta en sus Miste-rios Dolorosos, en otro. Segundo: Puede ir Ntro. P. Jesús, San Juan y Ntra. Sra. en un solo paso o sea en grupo. Tercero: Ntro. Sr. solo en un paso y la Stma. Virgen en otro»1. Como hemos comprobado con la lectura de este artículo de las reglas que fueron aprobadas el 14 de julio de 1879, la intención de la hermandad era la de realizar un paso de palio, puesto que quedaba contemplada la po-sibilidad de que la Virgen de la Hiniesta procesionara de forma independiente al resto de titulares.

Efectivamente antes de finalizar el siglo XIX ya tene-mos constancia de que se realiza un paso de palio para la Virgen de la Hiniesta, así el 6 de abril de 1895 quedó concluido «un hermoso palio y un lujoso manto, bordados en oro por el acreditado artista D. Juan Manuel Ojeda, con destino a la hermandad de Nuestro Padre Jesús de la Bue-na Muerte y María Santísima de la Hiniesta, establecida en la parroquia de San Julián»2. No tenemos ningún otro detalle sobre este paso, ni la tipología o estilo en que fue realizado, pero es el antecedente inmediato al palio que más o menos modificado nos ha llegado a nuestros días.

Apuntes artísticos del paso de palio de la

Virgen de la Hiniesta (1905-1931)

1. HERMOSILLA MOLINA, Antonio: Notas para la historia. Reorganización y Reglas de la Hermandad de la Hiniesta en Boletín de las Cofradías de Sevi-lla. Nº 231, diciembre de 1978, p. 11 y 12.

2. (H)EMEROTECA (M)UNI-CIPAL DE (S)EVILLA. El Porve-nir. 6 de abril de 1895, p. 2

Texto: EMILIO JOSÉ BALBUENA ARRIOLAFotografías: FOTOTECA MUNICIPAL DE SEVILLA, FOTOTECA DEL LABORATORIO DE ARTE DE LA

UNIVERSIDAD DE SEVILLA, ARCHIVO DE VÍCTOR JOSÉ GONZÁLEZ RAMALLO, FUNDACIÓN JUAN MARCH

(LEGADO JOAQUÍN TURINA), MANUEL MARTÍN CANO y ARCHIVO DEL AUTOR

El paso en 1908

202

Estos últimos años de la centuria decimonónica son de gran inestabilidad en la vida de la hermandad, así en sus reglas se establece la salida en estación de peniten-cia en la madrugada del Viernes Santo, siendo su prime-ra salida en el año 1881 en la jornada del Lunes Santo3. A partir de 1893 la hermandad entra en un decaimiento de la vida interna, por lo que se da prácticamente por extinguida y sin celebrar su anual procesión en Semana Santa4.

Orígenes del paso de palioEl 9 de mayo de 1905 quedaría reorganizada la her-

mandad, con una nueva junta de gobierno5 y en el mes de septiembre, cuatro meses después de la reorganización, se explicaba en la prensa como el paso que estaba previs-to realizar «llevará un artístico palio de raso bordado en plata igualando por su riqueza y costo a uno de los que llaman más la atención en esta ciudad en mucha festivi-dad religiosa. El manto de la Virgen será igualmente otra obra de arte, así como la saya, la cual estará también bor-dada en plata, siendo también de raso. Ya está terminado uno de los frentes del palio y muy en breve empezará a bordarse la saya y manto de la Virgen a fin de que todo esté concluido para Sema-na Santa»6. De toda esta descripción la única pieza que no se corresponde con el resultado final es la saya que finalmente fue blanca y se bordó en oro y sedas de colores. Como vemos ya en el mes de septiem-bre de 1905 estaban co-menzados los trabajos del nuevo palio para la Virgen de la Hiniesta por lo que entre este mes y abril de 1906 quedaría completado tanto el palio como el man-to y saya.

Poco antes de la pri-mera estación de peni-tencia en 1906, a co-mienzos del mes de abril algunos periodistas visi-

taron el taller de Rodríguez Ojeda y describen que el palio “es de raso azul bordado en plata y va sostenido por doce varas del mismo metal, de igual estilo que los del paso de la Virgen Macarena”. Estos varales no tenían excesiva decoración y prácticamente eran lisos, rompiendo su uniformidad el tercio inferior del varal donde destacaba una macolla. Se describía también el techo de palio que también era bordado y «lleva en el centro un grupo de ángeles y en los cuatro extremos los escudos de España, el de la parroquia y el del mar-qués de la Granja». Los escudos estaban bordados en sedas de colores. Del manto se decía que «es también de raso azul, bordado en plata, estilo renacimiento. Su tamaño es el mismo que el nuevo de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso»7.

Iconográficamente se distribuían diversos escudos y motivos decorativos en el techo de palio y en el interior de las bambalinas. El techo de palio tenía una configuración

Cartelas frontal y trasera primitivas de las bambalinas interiores

El paso entre 1913 y 1915

3. BERMEJO CARBALLO, JOSÉ: Glorias religiosas de Se-villa. Sevilla 1882 (reed. 1977), p. 418.

4. PÉREZ PORTO, Luis: Re-lación e historia de las cofradías sevillanas desde su fundación hasta nuestros días. Sevilla 1908, p. 62.

5. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: «Crónica viva de un siglo» en Hiniesta Nº 47. Enero 1997, p. 11.

6. H.M.S. El Liberal. «Nueva cofradía», p. 3

7. H.M.S. El Noticiero sevi-llano. «Noticias religiosas», p. 3.

Frontales de las parroquias de Santa Ana y San Miguel, posibles fuentes de inspiración de Rodíguez Ojeda para las bambalinas del palio de la Virgen de la Hiniesta

203

radial en lo referente a lo que llamamos gloria, ya que como hemos visto estaba formado por un grupo de ánge-les de los que salían un conjunto de rayos que alternaban con estrellas. Este techo permaneció así hasta la reforma de 1927. La bambalina delantera tenía una cartela central con el borde en plata en la que quedaba enmarcado un óvalo rodeado en hilo de oro y bordado en oro y sedas de colores donde encontramos un corazón llameante rojo con una corona de espinas que lo circunda. El fondo del óvalo es de color morado8. Por su parte la cartela de la bambalina trasera seguía el mismo esquema de diseño y materiales cambiando el motivo central que en esta oca-sión se trataba del corazón llameante atravesado por una espada9. Son por tanto las representaciones del corazón de Jesús y de los Dolores de Nuestra Señora los que se muestran en las bambalinas interiores delantera y trasera, respectivamente. Este último motivo pertenecía a la he-ráldica propia de la corporación como así se aprecia en el estandarte estrenado el 23 de septiembre de 1906 y que realizó en oro y sedas de colores Juan Manuel Rodríguez Ojeda10.

Ciertamente el diseño simétrico de las piezas tanto en las bambalinas como el manto, saya y faldones nos indica que las influencias románticas del gremio del bordado, tan frecuente a finales del siglo XIX habían sido superadas, inclinándose en esta ocasión por un dibujo que recordaba más a la etapa renacentista, al modo candelieri que se prolongó en la etapa barroca con otros dibujos más recar-gados. Los motivos principales serán las hojas de acanto, caracoles, macetillas, urnas funerarias, margaritas, etc., siguiendo la línea curva entrelazada. Muchos son los mo-delos y ejemplos en los que el autor pudo inspirarse para su creación final. La Sevilla contemporánea a Juan Manuel Rodríguez Ojeda era una urbe rica en artes suntuarias de conventos, monasterios e iglesias y como muestras ofre-cemos dos frontales de altar uno de la parroquia de Santa Ana y el otro de la desaparecida de San Miguel, que he-mos encontrado en la Fototeca del Laboratorio de Arte de la Hispalense. Ambas piezas recuerdan claramente en al-gunos elementos la labor de las bambalinas y otras piezas del paso de palio11.

De las bambalinas de cajón hemos de referir otro as-pecto curioso y es que desde su creación en 1905 hasta al menos 1916 tiene una original pasamanería en plata a base de pequeñas borlas unidas entre sí por dobles finos cordones. El resto de la pasamanería está compuesta por doce cordones con borlas dobles en plata, que colgaban

de las perillas de los vara-les12.

Hay tres puntos ca-racterísticos del palio de la Virgen de la Hiniesta que lo hacen único, en primer lugar uno formal, ya que es un palio de los deno-minados de cajón, como una reminiscencia clásica, y desde el punto de vista de los materiales destaca el hecho de estar bordado en plata sobre soporte de raso azul. Este hecho del uso del raso y del hilo de plata para su ejecución es totalmente novedoso en el ambiente creativo de los bordados para nuestras hermandades, ya que lo habitual a finales del siglo XIX y durante todo el siglo XX, es el uso del hilo de oro y el terciopelo en dis-

tintas tonalidades como soporte. La textura que adquieren los bordados sobre el raso daba una imagen más livia-na y suelta y para el movimiento de las bambalinas era también más favorable, lo que le confería más gracia y naturalidad a las mecidas durante su recorrido. El coste de esta pieza según contrato ascendió a cuatro mil pesetas13.

Otro elemento de interés serán los faldones, que des-de un primer momento aparecen bordados en un dise-ño de una franja horizontal y dos verticales limitadas por galones en plata y bordadas en plata y seda de color en una sencilla cenefa con motivos geométricos, florales y lazos, labor realizada por Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 190614.

La saya que utilizará la Virgen de la Hiniesta entre 1906 y 1915, en este periodo inicial era blanca bordada en oro y sedas de colores, de diseño simétrico donde des-tacaban como motivos decorativos las anillas de las que salían cordones donde nacían hojas de acanto y una ma-cetilla en la zona central de la saya. Esta pieza se estrenó el 23 de septiembre de 1906 en la procesión de gloria por las calles del barrio con la Virgen de la Hiniesta dolorosa15.

Por su parte el manto también sigue la misma estética del palio, es decir es bordado en plata sobre raso azul de las mismas características que las del palio. Según queda establecido en el contrato con el señor Rodríguez Ojeda el precio de esta obra ascendió a seis mil pesetas. Como curiosidad podemos decir que el manto llevaba una ancha blonda de plata, a diferencia de cómo ocurre en nuestros días16.

Al igual que el conjunto de bordados del paso de palio tiene una originalidad de diseño que le confiere una dis-tinción y exclusividad que conserva en nuestros días, así las crónicas de la época lo denominan como de estilo re-nacimiento, encontrando los bordados por toda la periferia del mismo a modo de gran cenefa en las vistas del manto y el resto de su contorno. La zona inferior o abanico del manto es la que tiene mayor profusión de bordado. En la zona central del manto se aprecia un motivo que se repi-te en varias líneas perfectamente distribuidas de forma geométrica y siguiendo la simetría general del diseño del manto, con lo que aporta un ritmo visual muy interesante.

Al igual que en el caso de las bambalinas Juan Manuel Rodríguez Ojeda se inspiraría en algunas obras conocidas por él con toda probabilidad. Hemos encontrado en la Fo-toteca del Laboratorio de Arte de la Universidad de Sevilla, una curiosa pieza que nos ha recordado al manto de la Vir-gen de la Hiniesta en cuanto a su diseño y a sus bordados,

8. Gracias a la generosidad de D. Manuel Martín Cano he-mos podido reproducir fotográ-ficamente esta cartela que se conserva en la actualidad.

9. Cartela que se conserva en la actualidad y pertenece al fondo particular del autor.

10. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Crónica viva de un siglo” 1906 (II) en Hiniesta Nº 49. Enero 1998, p. 16. Por dis-tintas fotografías hemos podido sacar alguna descripción de la gloria del techo de palio.

11. Tanto el frontal de Santa Ana como el de San Miguel re-cuerdan en bastantes elementos la labor realizada en las bamba-linas principalmente.

12. En 1917 parece que se suprime esta pasamanería de las bambalinas posiblemente por el deterioro de los dobles hilos de plata y las pequeñas borlas que colgaban de los apéndices infe-riores de las bambalinas.

13. (A)RCHIVO (H)ISTÓ-RICO (H)ERMANDAD DE LA (H)INIESTA. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo general de 1 de diciembre de 1907. Folio 151.

14. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Crónica viva de un siglo en Hiniesta” Nº 48. Mayo 1997, p. 29.

15. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Crónica viva de un siglo 1906 (II)” en Hiniesta Nº 48. Mayo 1997, p. 29. La des-cripción se ha realizado por con-traste de documentos gráficos.

16. Ibídem, p. 29.

Manto de la Virgen de la Hiniesta, obra de Juan Manuel Rodríguez Ojeda en 1908

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cuyo modelo aparecen re-petidos en el eje simétri-co del abanico del manto y en las bambalinas. Se trata de una dalmática del Hospital Central, es decir del cercano Hospital de las Cinco Llagas, con un di-seño también de motivos decorativos que se repiten alternando con el fondo liso de la obra, al igual que ocurre con el manto que analizamos.

Por lo que respecta a la orfebrería en estos pri-meros años la hermandad cuenta con unos medios muy limitados y a los va-rales anteriormente des-critos hay que sumar que se estrenaron candelería, peana y respiraderos, todas obras de discreta calidad pero que en esos años no desentonaron con la gran calidad de los bor-dados17. En 1908 la Virgen estrenaría el Domingo de Ramos una corona que pensamos por la revisión de documentos gráficos de la época que sea una corona de inspiración de rocalla con imperiales y ráfaga de la que salen grupos de rayos lisos y dieciséis rayos ondulados rematados en otras tan-tas estrellas. También se estrenó ese año parte de la candelería18. En este pe-riodo previo a la primera gran transformación de los años 1916 a 1918, la her-mandad realizaría varios enseres de cierta entidad e interés en el año 1913, «doce varas para el palio y una peana de metal cince-lado para Nuestra Señora de la Hiniesta»19.

Todos esos enseres junto a “cuatro candela-bros de tres luces entre varas y una vara de ban-dera” fueron realizados por el orfebre Cristóbal Ortega por el precio de mil setenta y cinco pesetas20. Estos candela-bros de tres luces los conserva en la actualidad la herman-dad y tienen un angelito en el vástago central de donde parten los brazos que sostienen los cubillos para las velas.

Primera gran transformación (1916-1918)

Diez años después de la primera salida procesional el Domingo de Ramos, en 1916 llegamos a un momento que será muy importante en la evolución estética del palio de la Virgen de la Hiniesta, puesto que se incorporan dos elementos que serán decisivos en la imagen del conjunto, así por una parte se adquieren unos nuevos respirade-ros en metal plateado y por otra la dolorosa estrena una

magnífica saya roja bordada en oro que ha llegado has-ta nuestros días. En toda esta transformación juega un papel importantísimo la figura de Guillermo Carrasquilla Rodríguez, sobrino de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, que alcanza a ser hermano mayor de la corporación y con-sigue dar un impulso a la renovación de elementos que conforman el palio21.

Sobre la saya roja bordada en oro habría que decir que iconográficamente, su creador, Juan Manuel Rodrí-guez Ojeda, no es ajeno a un episodio que muy posible-mente le influye para decidir el color de dicha saya y no es otro que la restauración efectuada en el verano de 1912 de la primitiva talla de la Virgen de la Hiniesta gloriosa que presidía el altar mayor de San Julián desde el siglo XVII y en cuya primera ubicación en el templo, el altar de la cabecera de la nave del evangelio, se situaba la Virgen de

Detalle del abanico del manto

Detalles del manto

17. Ibídem.18. H.M.S. El Liberal. 13 de

abril de 1908, p. 2.19. A.H.H.H. Libro de actas.

Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo general. 19 de febrero 1913, f. 188 v.

20. Ibídem. Cabildo de ofi-ciales. 22 de septiembre 1915, f. 206 v.

21. Ibíd. Cabildo de oficia-les. 29 de noviembre 1915, f. 207 v.

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la Hiniesta dolorosa. Esta restauración fue realizada por el escultor Manuel Delgado Brackembury a instancias del patrono de la imagen el marqués de la Granja.

En esta intervención se procede a quitar todos los elementos postizos, reponer su mano derecha mutilada, a limpiar la talla y restaurar todos los elementos deterio-rados, apareciendo ante los ojos de los fieles una imagen totalmente renovada en cuanto a la estética que ofrecía, con túnica roja y manto azul, colores tradicionalmente representativos del misterio inmaculista antes de los tra-tados del siglo XVII en que se toman los colores blanco y azul para representar la pureza de la Virgen María22.

Curiosamente la Virgen de la Hiniesta Dolorosa toma con esta nueva prenda realizada en 1916 la misma dis-posición en colores que la imagen letífica, el azul para el

manto y el rojo para la saya, aspecto que no podemos olvidar pues la referencia de la Virgen de la Hiniesta glo-riosa es evidente.

La saya de excelente factura está bordada en oro sobre terciopelo rojo y tiene diseño simétrico con cenefa horizontal en la zona inferior. En esta pieza se aprecian los tradicionales elementos decorativos que Juan Manuel Rodríguez Ojeda usaría repetidamente en sus distintas obras: hojas de acantos, cuernos de la abundancia, arcas funerarias, etc.

El segundo gran elemento que se adquiere en 1916 son los respiraderos que obra de Cristóbal Ortega Chacón, fueron realizados en 1893 para la Hermandad de la Amar-gura y se compran por un importe de 375 pesetas junto con varias piezas de orfebrería para insignias23. Estilística-mente se ajustan mucho más a los bordados que tenía el palio y tienen también líneas rectas con motivos florales y frutales junto a hojas de acanto que conforman una línea argumental de conjunto más homogénea.

Para finalizar con este periodo donde se aprecian los primeros cambios de importancia en la estética del paso de palio de la Hiniesta, no podemos dejar de citar las ad-quisiciones de piezas de orfebrería, que si bien son de pe-queño tamaño, van dando una imagen definida comple-

Dalmática del Hospital de las Cinco Llagas, en la que pudo inspirarse Rodríguez Ojeda para el diseño del manto

La primitiva dolorosa con la corona estrenada en 1908

Candelabros de tres luces procedentes del paso de palio, realizados por Cristóbal Ortega Chacón

El paso entre 1916 y 1924 con los respiraderos hechos en 1893 por Cristóbal Ortega para la Virgen de la Amargura

22. H.M.S. El Liberal. 30 de julio de 1912. «La Virgen de la Hiniesta», p. 4.

23. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Los antiguos respi-raderos del palio de María Santí-sima de la Hiniesta”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 572, octubre 2006, p. 682.

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mentaria con las grandes obras que componen el conjun-to, así en mayo de 1917 se contrata con Hijos de Cristóbal Ortega la realización de un par de diagonales plateadas de seis luces, doce candeleros en forma de ángel con una luz plateados, un par de candelabros plateados de cinco luces y un lucero de medio punto plateado y dos pares de jarras lisas plateadas. Todos estos enseres tuvieron un coste de 370 pesetas24. Son obras de orfebrería que actualmen-te, salvo las cuatro jarras, conserva la Hermandad de la Hiniesta para cultos internos y que en esos últimos años de la década de los diez y de los veinte y treinta del siglo pasado formaron parte del paso de palio.

Para finalizar el comentario de esta etapa previa al último capítulo de este estudio no podemos dejar de citar como en 1920 por única vez en el siglo XX la imagen de la Virgen de la Hiniesta sale acompañada en el paso de palio por el discípulo amado, San Juan, que al parecer por tra-dición oral provenía de la Hermandad de San Bernardo25.

Cambio de tipología del palio (1925-1929)

La segunda mitad de la década de los veinte del siglo pasado será importantísima en la definición estética del paso de palio de la Virgen de la Hiniesta ya que dos de los aspectos que lo hacían exclusivo y original, como eran su figura de palio de cajón y su soporte de raso como material sobre el que se hicieron los bordados en plata, cambian a palio de figura y terciopelo azul, respectiva-mente. El emblemático año 1925 en que se estrena La Estrella Sublime tras el palio de la Virgen de la Hiniesta tiene también como cambios fundamentales los nuevos varales con el tercio inferior estriado y una gran macolla que separa este cuerpo del resto del varal con tramos lisos y menos prolongados26. Podemos afirmar que fue este año el primero que sale el palio de figura aunque no tenemos claro si fue un palio liso o bordado, ya que te-nemos en nuestro poder gracias a la aportación de Víctor González Ramallo, una fotografía que parece fechada en 1925 por el fotógrafo Juan Barrera pero también hemos tenido acceso a las imágenes de la Hermandad que apa-recen en la película Currito de la Cruz, estrenada el 25 de enero de 1926 en el teatro San Fernando de Sevilla con imágenes de la Semana Santa del año anterior27. Te-nemos también la certeza que en 1926 el palio y manto

que salen es liso y que «será bordado el año próximo»28. Todo este aspecto queda confirmado por dos referencias importantes del año 1927, la primera es una instantánea en la portada del periódico ABC de Madrid donde el presi-dente del consejo de gobierno de entonces, Miguel Primo de Rivera, visita el taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda que está confeccionando el nuevo palio de la Virgen de la Amargura y al fondo se ve perfectamente el nuevo techo de palio de la Virgen de la Hiniesta, recién bordado y que se estrenaría en ese año 1927, previsiblemente con las bambalinas como se anunciaba anteriormente. La otra referencia importante es una entrevista interesantísima en el rotativo La Unión, del entonces fiscal de la herman-dad, Eladio García de la Borbolla, donde explica detalles de los estrenos de ese año, explicando como el año an-terior y debido a las fuertes lluvias que sufrió la cofradía en la estación de penitencia, han tenido que restaurar muchos enseres. Dice el señor García de la Borbolla que se ha «comprado uno de terciopelo azul, al que sean pasado después de una delicadísima labor, los bordados

La Virgen con la saya estrenada en 1916

Detalle de la calle central de la saya

24. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo de oficiales. 28 de mayo 1917, f. 223 r.

25. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: Los antiguos respi-raderos del palio de María Santí-sima de la Hiniesta en Boletín de las Cofradías de Sevilla, op.cit., p. 684.

26. H.M.S. La Unión. 7 de abril de 1925. Domingo de Ra-mos. S. p.

27. La fotografía citada tiene el palio bordado pero sin borlas y las imágenes de la pe-lícula han sido consultadas por el canal Youtube y los datos del estreno en la página www.por-taltaurino.net.

28. H.M.S. El Noticiero sevi-llano. 30 de marzo de 1926.

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que exornaban el antiguo». El manto ese año según esta información saldría liso “mientras estudiamos el proble-ma de restaurar el manto antiguo”29. En cuanto a la orfe-brería se estrenaban ese año ocho jarras, la candelería y la peana para la Virgen30.

La principal novedad de las bambalinas al pasar a ser de figura será que a la pieza rectangular original de

Elementos de orfebrería contratatos con Hijos de Cristóbal Ortega en mayo de 1917

1905 se le añade una crestería de figura diferenciada de la bambalina primitiva, mientras que por la zona inferior también se diseñan unas caídas con formas curvas y pasamanería de flecos finos y de bellota. Se prolonga el bordado de las piezas originales para que

El paso entre 1918 y 1924 con esos elementos de orfebrería

29. H.M.S. La Unión. 10 de abril de 1927. “Lo que estrenan las cofradías”.

30. H.M.S. El Noticiero sevi-llano. 31 de marzo de 1927. “De hermandades”.

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se adecuen a la nueva disposición del palio. En cuanto al techo de palio desaparece el gloria de grupo de ángeles con rayos en forma radial para ser sustituido por un gran escudo heráldico con las armas de España y otros escudos relacionados con la Hermandad (escudo de los Dolores de la Virgen y del Triunfo de la Santa Cruz), su historia (escudo de los Tous) y la parroquia (San Julián). Alrededor de este gran escudo en forma de óvalo y rea-lizado sobre una gran águila bicéfala coronada en sedas de colores se sitúan unas rosas de Pasión en relieve y en las esquinas del techo también en sedas de colores el escudo de los Monsalves y las armas de Castilla y León.

El manto no será hasta 1929 cuando aparezca pasa-do a nuevo terciopelo en esta ocasión, en lugar del raso primitivo y se estrenan también faldones para el paso de palio31.

Los algo más de veinticinco años descritos de la evolución estética del palio de la Virgen de la Hiniesta

En 1920, único año en que salió acompañada la Virgen por una imagen de San Juan

Visita de Miguel Primo de Rivera al taller de Juan Manuel Rodríguez Ojeda en enero de 1927, en cuyo fondo se aprecia el techo del palio reformado

El paso entre 1927 y 1931, en que curiosamente aparece sin borlas

Perspectiva lateral del paso entre 1927 y 1931

marcaran definitivamente el devenir del conjunto de este paso, llegando a nuestros días, con las lógicas alteraciones del original por sucesivas restauraciones y adiciones de nuevas piezas (principalmente de or-febrería), con la esencia de unos colores y materia-les que permanecen inalterables, el azul y la plata, con unos bordados que le confieren la personalidad y grandeza de su creador, Juan Manuel Rodríguez Ojeda. Afortunadamente la hermandad ha sabido guardar su patrimonio y por ello nos han llegado bastantes en-seres de esta primera etapa tanto en sus bordados, que continuan procesionando como en sus piezas de orfebrería que se siguen usando para cultos internos en la hermandad.

31. H.M.S. El Correo de An-dalucía. 24 de marzo de 1929. “Domingo de Ramos”.

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El estilo que Juan Manuel Rodríguez Oje-da creó a comienzos del pasado siglo para la Virgen dolorosa de la Hiniesta, aquella que desgraciadamente se llevó el fuego de San Julián en abril de 1932, ha llegado a nuestros días como una seña de identidad que va implícita en

ella, tanto es así que actualmente no se concibe a la ima-gen actual de Antonio Castillo Lastrucci sin sus bordados de plata y su terciopelo azul. El presente estudio, apro-vechando la dedicatoria que el Boletín de las Cofradías de Sevilla hace a esta hermandad del barrio de San Julián, trata de hacer un recorrido por el ajuar, tanto de culto como de procesión, de esta bella imagen que el pasado año cumplió las bodas de diamante de su feliz bendición.

Los bordadosLa prenda o pieza más antigua de las que posee en

su extenso ajuar es el vistoso manto que cada Domingo de Ramos la cubre bajo su palio que, como éste, está bordado en plata sobre terciopelo azul si bien ninguno de los dos fueron concebidos sobre el terciopelo tal como los vemos en la actualidad. En septiembre de 1905 la hermandad encargó al citado artista la confección de un palio de cajón2 bordado en plata sobre raso azul claro así como un manto de las mismas características, los cuales son alterados en su concepción primitiva ya que en el taller de éste se pasan los bordados a un nuevo palio del mismo color pero de los llamados de figura y sobre terciopelo, estrenándose la prenda el Domingo de Ramos de 1930 así como el pasado del manto al mismo color y tipo de soporte3. La artística pieza responde a una traza de corte simétrico, se rodea por una sinuosa greca so-bre una simple malla mientras que el resto del conjunto

De azul y plata: el ajuar de la Virgen dolorosa de la Hiniesta1

Texto y fotografías: DANIEL VILLALBA RODRÍGUEZ

A mis amigos Emilio José Balbuena y Julio Antonio de los Ríos

queda cubierto en la zona superior por una toca de so-bremanto, también sobre malla, bordada directamente sobre el terciopelo. El resto del conjunto luce un salpica-do de motivos vegetales que cambian en la cola forman-do un gran grupo de hojas de acantos que se completa

1. Agradezco a José Antonio Romero Pérez, Francisco S. Ros González, Pedro Antonio García Ciudad, María del Carmen Elvás Santos, Emilio José Balbuena Arriola y José Francisco Armen-gol Villalba, la ayuda prestada.

2. La forma de las caídas del palio guardaban la misma línea que el realizado por el mismo Juan Manuel para el paso de pa-lio de Nuestra Señora de la En-carnación de la Hermandad del Santo Crucifijo de la Salud de Jerez de la Frontera, obra estre-nada en 1931 que sigue proce-sionando en nuestros días.

3. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Curiosidades his-tóricas de la Hermandad de la Hiniesta en el siglo XX” en Bo-letín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 482, abril de 1999, p. 128.

El manto de salida es una obra centenaria que se caracteriza por estar bordado en plata

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con caracolillos. El manto ha sido pasado a un soporte de las mismas características en dos ocasiones, ambas por el taller de La Esperanza, también conocido por Ca-rrasquilla, en 19644 y 19845, siendo bendecido tras ésta última intervención en la noche del lunes 9 de abril del mismo año6. El centenario manto hace juego para la sa-lida procesional con una rica saya bordada que data de 1916, año en el que felizmente la corporación pasa a ser la propietaria de manto y palio, igualmente obra del taller de Juan Manuel7, que presenta la particularidad de ir bordada en oro, en lugar de en plata y sobre terciopelo rojo, constituyendo de esta forma una hermosa evoca-ción hacia la titular letífica que, aunque no es una imagen de vestir, luce tallados manto azul y saya roja. La citada prenda es rica tanto en su diseño como en su ejecución, con cuernos de la abundancia así como con predominio

simétrico de motivos vegetales, florales y frutas, y sigue prácticamente la misma traza que el mismo Ojeda utilizó años antes para otra saya que bordó para la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso y en las que ya introduce la fa-mosa urna en el centro de las mismas a modo de firma. Al igual que el manto fue pasada por el mismo taller en 19648, haciéndole una cinturilla ya que carecía de ella9, así como en 198710, siendo restaurada por el de Sobri-nos de Esperanza Elena Caro en 199911.

Además de ésta, la dolorosa posee otras seis sayas, tres bordadas y otras tres realizadas mediante la técnica de aplicación o recorte. La primera de las bordadas es obra del taller de José Ramón Paleteiro y fue costeada por el grupo de hermanas que componen el Ropero de la Virgen, cuyo acto de primera puntada, de manos de la camarera María Dolores Romero, tuvo lugar el día 15 de mayo de 200112, teniendo lugar la entrega a la herman-dad, una vez finalizada la obra, en la noche del sábado 1 de marzo de 2003 y bendecida en la casa de herman-dad por Juan Manuel Cazorla, párroco de San Julián13. La pieza sigue un diseño simétrico del citado artista y está bordada “en color blanco, con matices en tisú de plata, de gran grosor y mayor consistencia para poder soportar la gran cantidad de bordado”14 y en la que “se emplean diversas tipologías de bordado incluyendo además del oro, que predomina en toda la saya, las sedas de colores y sobre todo una variedad de técnicas en muchos casos olvidadas”15, con una jarra en el centro con tres flores y a cada lado de la misma dos ejes de motivos vegetales que junto con las demás piezas confieren a la prenda una sutil elegancia. La saya se estrenó en el besamanos de 200316 y fue con la que la Virgen procesionó el Do-mingo de Ramos de 200717 y de 201218 aunque el paso de palio no llegó a salir a la calle ya que la corporación suspendió la estación de penitencia a causa de la llu-via caída a primeras horas de la tarde del Domingo de Ramos19. Con motivo del septenario de 2007 la Virgen vuelve a estrenar una nueva saya bordada en plata so-bre terciopelo azul que, aprovechando algunas piezas de un estandarte corporativo de la década de los cincuenta obra de Carrasquilla20, y otras de nueva ejecución realizó Manuel Ojeda Rodríguez, actual vestidor de la imagen, siendo bendecida en la tarde del sábado 24 de febrero21.

La saya de salida sigue la misma traza que la de la Virgen del Mayor Dolor y Traspaso que bordó el mismo Rodríguez Ojeda

4. “Con gran esplendor se iniciaron el Domingo de Ramos los desfiles de las cofradías se-villanas” en ABC. Sevilla, 24 de marzo de 1964, p. 24; “Exposi-ción de estrenos” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 54, marzo de 1964, p. 10.

5. “El manto de la Hiniesta estará para Semana Santa” en ABC. Sevilla, 11 de marzo de 1984, p. 96.

6. GELÁN, Fernando: “Gra-baciones de música sacra sona-rán en la catedral al paso de las procesiones” en ABC. Sevilla, 11 de abril de 1984, p. 35.

7. ROS GONZÁLEZ, Fran-cisco S: “La reorganización de la Hermandad de la Hiniesta” en Soy de Sevilla. Seis siglos de historia, arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta. Sevi-lla, 2012, p. 133.

8. Ibídem. 9. Información facilitada por

Emilio José Balbuena Arriola.10. “El programa de ABC”

en ABC. Sevilla, 12 de abril de 1987, p. 52.

11. “Restauraciones y es-trenos” en Hiniesta. Sevilla, nº 51, enero de 1999, p. 9.

12. ELVÁS SANTOS, Mª Car-men: “Ropero de la Virgen” en Hiniesta. Sevilla, nº 58, enero de 2002, p. 13.

13. ELVÁS SANTOS, Mª Car-men: “Nueva saya para Nuestra Señora de la Hiniesta” en Hi-niesta. Sevilla, nº 62, junio de 2003, p. 8.

14. PALETEIRO BELLERÍN, José Ramón: “Nueva saya” en Hiniesta. Sevilla, nº 60, sep-tiembre de 2002, p. 10.

15. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Nueva saya para la Virgen” en Boletín de las Cofra-días de Sevilla. Sevilla, nº 516, febrero de 2002, p. 11.

16. JIMÉNEZ SAMPEDRO, Rafael: “Estrenada la saya blan-ca” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 530, abril de 2003, p. 167.

17. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “La Semana Santa del cambio climático” en Bole-tín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 579, mayo de 2007, p. 408.

18. VILLALBA RODRÍGUEZ, Daniel: “Cambios de atavíos en las imágenes titulares de las co-fradías” en Boletín de las Cofra-días de Sevilla. Sevilla, nº 639, mayo de 2012, p. 362.

19. IDEM: “Otra Semana Santa pasada por agua” en Bo-letín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 639, mayo de 2012, p. 352.

20. Información facilitada por Emilio José Balbuena Arriola.

21. “Donaciones realizadas a la Virgen” en Hiniesta. Sevilla, junio de 2007, p. 27.

La del taller de Paleteiro es una donación del grupo de hermanas del «Ropero de la Virgen»

La azul bordada en plata presenta un original diseño

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Presenta un diseño simétrico en los que diversos nervios circulares se complementan con las piezas de corte ve-getal y los caracolillos tan típicos del taller de Carrasqui-lla. En el besamanos de 2009, celebrado del sábado 28 de febrero al domingo 1 de marzo, se estrena la última de las bordadas, rica obra de Artesanía Santa Bárbara que fue bendecida por el mismo párroco al mediodía de ésta última jornada22. La obra, donada por el hermano Juan Salas Tornero23 y que lució la Virgen el Domingo de Ramos de ese año24, se encuentra bordada sobre tisú blanco mediante hilos de oro y sedas de colores y se caracteriza por la originalidad de llevar la flor amarilla de la hiniesta en ramilletes y guirnaldas así como gran profusión de motivos vegetales.

La más antigua de las de aplicación es una obra de 1989 que se estrenó en la festividad de la Inmaculada Concepción de ese mismo año y está realizada sobre ter-ciopelo rojo por la hermana Josefa Martín Rodríguez al cumplirse una promesa hecha a la dolorosa25. Su diseño asimétrico, con un cardo central del que parten largos tallos con motivos vegetales, recuerda a los bordados del siglo XIX. En noviembre de 1996 y con ocasión de la vestimenta en recuerdo de los fieles difuntos es novedad otra saya de terciopelo negro con diseño y ejecución de los hermanos Joaquín Sánchez Blanco y José María Gar-cía Rodríguez26 y presenta, al igual que la anterior, un dibujo asimétrico de cardos, tallos y florecillas. La última de las realizadas en esta técnica está trabajada sobre damasco de color marfil y es una obra conjunta de José Manuel Lozano Rivero y Rosario Domingo León, que fue entregada a la hermandad en noviembre de 1997 como fruto de la donación de éstos últimos así como de los hermanos Rocibel Rodríguez Cabrera, Sebastián Cerrillo Ariza, autor del diseño, Rafael García Gamero e Irene Juanino Márquez27. Al contrario que las dos anteriores muestra un diseño simétrico a base de hojarascas y di-versas flores como campanillas y Rosas de Pasión. La cinturilla muestra en su centro la cruz y el corazón tras-pasado por los siete puñales, de la heráldica de la corpo-ración, mientras que en el centro de la saya campea una filactería con el nombre de la Virgen.

La Hiniesta dolorosa cuenta con dos mantos borda-dos y otros dos de recorte. El primero de los bordados

fue donación del grupo de hermanas y está bordado en oro sobre terciopelo rojo28, por el taller de Carrasquilla29, en las vistas con una sinuosa greca de roleos. El otro, también sobre terciopelo, muestra a lo largo de todo su perímetro las piezas del antiguo faldón delantero del paso de palio, obra igualmente de este taller en 1992, cuyo pasado al nuevo soporte de color azul realizó José Infantes Chamizo bajo el diseño de Manuel Ojeda Rodrí-guez. La nueva pieza, sufragada por dos hermanos30, fue bendecida en el cercano Convento de San Cayetano31 el 16 de noviembre de 1997 y lo estrenó la Virgen en la vestimenta de diciembre de ese año32. El menciona-do obrador de Carrasquilla, tan ligado a la hermandad desde siempre, es también el autor del primero de los de aplicación en la década de los años ochenta del pa-

La de Artesanía Santa Bárbara es todo un alarde en diseño y ejecución

La roja de recorte recuerda a los diseños del siglo XIX

La negra es la que viste la Virgen para el mes de los difuntos

22. VILLALBA RODRÍGUEZ, Daniel: “Bendecida la nueva saya” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 602, abril de 2009, p. 231.

23. ROS GONZÁLEZ, Fran-cisco S: “La Hermandad de la Hiniesta en la actualidad” en Soy de Sevilla. Seis siglos de historia, arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta. Op. cit., p. 163.

24. VILLALBA RODRÍGUEZ, Daniel: “Cambios en el exorno de las imágenes” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 603, mayo de 2009, p. 372.

25. “Álbum fotográfico” en Hiniesta. Sevilla, enero de 1990, p. 4.

26. “Donaciones” en Hinies-ta. Sevilla, enero de 1997, p. 10.

27. “Donaciones” en Hinies-ta. Sevilla, enero de 1998, p. 10.

28. “Nuevo manto de cama-rín” en Hiniesta. Sevilla, junio de 1990, p. 20; “Grupo de herma-nas y colaboradoras de nuestra hermandad” en Hiniesta. Sevilla, mayo de 1994, p. 15.

29. Información facilitada por Emilio José Balbuena Arriola.

30. “Donaciones a la Vir-gen” en Hiniesta. Sevilla, nº 71, enero de 2008, p. 29.

31. En aquellas fechas la casa de la hermandad estaba en obras y todos sus enseres se guardaron en San Cayetano. Información facilitada por Emilio José Balbuena Arriola.

32. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Próximos estrenos” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 586, diciem-bre de 2007, p. 916.

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sado siglo. Las piezas están bordadas sobre terciopelo azul con diversos motivos como cabezas de dragones, grandes hojas y flores con la particularidad de llevar a media altura sendas cartelas con las leyendas “NUESTRA SEÑORA DE LA” e “HINIESTA” en cada una de las vistas. El otro fue realizado por José Manuel Lozano Rivero y Ro-sario Domingo León33 y hace juego con la saya que ellos mismos bordaron en 1997. Presenta las mismas técnicas que la saya, se encuentra trabajado solo en las vistas y fue donación de un grupo de hermanos34.

La imagen posee, además de las piezas descritas an-teriormente, otras que también son de interés aunque no todas son bordadas. La más antigua de ellas data de 1994 y es una cinturilla o cotilla realizada por la hermana Josefa Martín Rodríguez, con diseño de José Luis Asián y

donada por el grupo de hermanas35, que está bordada al aire con la idea de que la dolorosa la pueda lucir con cualquiera de las sayas que tiene. Esta misma bordadora realizó en 1996 el cíngulo de dos tiras en oro a realce, que donó su familia a la Virgen36, sobre terciopelo azul que muestra un sinuoso dibujo de pequeñas hojas. La

33. Información facilitada por José Manuel Lozano Rivero.

34. “Donaciones” en Hinies-ta. Sevilla, mayo de 2001, p. 10.

35. “Grupo de hermanas y colaboradoras de la hermandad” en Hiniesta. Sevilla, nº 42, mayo de 1994, p. 15.

36. “Donaciones” en Hi-niesta. Sevilla, nº 47, enero de 1997, p. 10.

La blanca se utiliza para la época estival

El manto rojo de Carrasquilla también fue una donación del grupo de hermanas

Las piezas del manto azul proceden del antiguo faldón del paso de palio

El azul de recorte muestra la advocación de la dolorosa

La cinturilla es rica en materiales y ejecución

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toca de sobremanto fue donada por una hermana en 2001 y tiene como soporte una malla seriada dorada que curiosamente solo lleva bordados en las puntas y en la espalda, obra de José Luis Benítez37, con piezas flora-les y vegetales. Especialmente original resulta el cíngulo dorado que tiene ocho óvalos que albergan figuras circu-lares y que fue confeccionado por la camarera María del Carmen Elvás Santos en 200038. Igualmente, también son dignos de mención el cíngulo de hebrea, realizado en seda y donado por Josefa Martín en 200239 y el celeste de Estado Mayor que, procedente de la Casa Real Espa-ñola, fue donado a la Virgen el viernes 19 de febrero de 2010, víspera de su besamanos, luciéndolo únicamente y hasta la fecha en este culto40.

La orfebreríaLas coronas, los puñales y la retama de hiniestas son

los enseres que conforman el ajuar en este apartado. La más antigua de sus coronas data, al parecer, del primer cuarto del siglo XX41 y es la que lucieron en la ceremo-nia de bendición tanto la primera dolorosa de Castillo Lastrucci como la actual42. Se trata de una presea de metal plateado con un canasto de seis imperiales y ráfa-ga labrada con motivos vegetales en cuya parte central inferior cuelgan dos guirnaldas de flores mientras que en la superior alberga el orbe coronado por una cruz. La ráfaga termina en rayos plisados donde figuran un total de dieciocho estrellas de dieciséis puntas. La siguiente en antigüedad es la que se utiliza para la salida procesional y, según la prensa de la época, es una obra conjunta de Manuel Seco Velasco y Rafael Fernández Gómez estrena-da el Domingo de Ramos de 1957 y labrada en “oro” con “piedras finas y perlas cultivadas”43 aunque otras fuen-tes aseguran que es de plata sobredorada44. Presenta una forma muy singular, confiriéndole a la dolorosa una visión personal por la silueta trebolada de su ráfaga con cruz latina, que labrada a dos caras, alberga en su inte-rior y como base una corona real, con ocho imperiales, que se remata por el orbe, de esmalte azul, con una cruz griega. La ráfaga tiene rayos tanto plisados como flamígeros y está trabajada mediante motivos vegetales y lleva un total de dieciséis estrellas con la misma can-

tidad de puntas. La corona, firmada en la cruceta con la leyenda “M. SECO VELASCO. SEVILLA”, responde a un proyecto idealizado del cofrade Eladio García de la Bor-bolla y San Juan, el cual quiso que la misma llevara la reproducción de la corona real española, donándola con el paso de los años a la corporación, concretamente el 18 de noviembre de 1968, ya que era de su propiedad y la cedía exclusivamente para el Domingo de Ramos45. En 1989 fue restaurada por el mismo taller de Seco de cara a la Semana Santa de ese año46. En 1962 la hermandad encargó una nueva corona de plata sobredorada, oro, marfil y piedras semipreciosas al orfebre Fernando Mar-molejo Camargo por un importe de 100.000 pesetas47,

37. “Donaciones” en Hi-niesta. Sevilla, nº 56, mayo de 2001, p. 10.

38. Información facilitada por Mª Carmen Elvás Santos.

39. “Donaciones” en Hi-niesta. Sevilla, nº 59, mayo de 2002, p. 13.

40. VILLALBA RODRÍGUEZ, Daniel: “El fajín militar y las vír-genes de Sevilla” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 634, diciembre de 2011, p. 883.

41. Información facilitada por Emilio José Balbuena Arriola.

42. Véase en este mismo número el artículo de Emilio José Balbuena Arriola titulado “Misce-lánea gráfica de la Hermandad de la Hiniesta”.

43. “Efectos procesionales” en ABC. Sevilla, 16 de abril de 1957, p. 13.

44. CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: “Catálogo” en Los Teso-ros. Sevilla, 1992, s/p.

45. ROS GONZÁLEZ, Fran-cisco S: “El incendio y la recons-trucción de la hermandad” en Soy de Sevilla. Seis siglos de historia, arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta. Op. cit., pp. 141 y 151.

46. “Estrenos y reformas” en Hiniesta. Sevilla, nº 25, ene-ro de 1989, p. 17.

47. ESPINAR CAPPA, Ana Mª: Fernando Marmolejo Ca-margo. Sevilla, 2003, p. 218.

La imagen también posee un cíngulo bordado de dos tiras

La toca de sobremanto destaca por su sencillez

El cíngulo dorado presenta una forma original

La corona más antigua es del primer cuarto del siglo XX

La de salida presenta un original diseño que imprime a la imagen un sello muy personal

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estrenándose el Domingo de Ramos del año siguiente48. Presenta un originalísimo y etéreo diseño con un canasto abierto sin imperiales, rematado por ramilletes de azuce-nas, y en cuyo frente figura un esmalte con los atributos de San Julián al que se suman otros como el de la ciudad de Barcelona y el de la familia Tous. Además, tiene una ráfaga que muestra los mismos ramilletes en la zona in-terior así como un corazón traspasado mientras que en la exterior aparecen rayos plisados lisos y cabezas de querubines de marfil que terminan en estrellas, un total de doce, con ocho puntas cada una. El conjunto se corona por otro esmalte con el escudo de la ciudad, el anagrama de María, el Espíritu Santo en marfil y una cruz sobre el todo. En la cruceta se puede leer la inscripción “SOY DE LA SANTÍSIMA/VIRGEN DE LA HINIESTA/SEVILLA, 1963”. La presea se muestra actualmente en plata, ig-

norándose las manos que eliminaron el baño de oro que tuvo desde el principio. La última de las coronas sigue el mismo diseño que la primera descrita y es una pieza de plata labrada por Orfebrería Mallol en 1998, bendeci-da por el sacerdote Antonio Fernández Estévez el 7 de septiembre de este año en el transcurso del último día del triduo de la Virgen gótica49. Esta corona, a diferencia de la primitiva, carece de estrellas y está firmada en el mismo lugar que las anteriores con el epígrafe “Mallol. HNAS. ROPERO V. HINIESTA/7-9-98”. Para la vestimenta de hebrea luce un fino aro de doce estrellas con dieciséis puntas, de metal plateado y del cual se desconocen las manos que lo crearon.

En la actualidad son cinco los puñales que tiene la imagen, dándose la coincidencia que así parecen recor-dar el quinto dolor de María Santísima. El más antiguo de todos, que es el que se utiliza para vestirla de hebrea, es una obra seriada de la que se desconoce tanto el autor como la fecha de ejecución, si bien el modelo parece ser que fue introducido en el arte cofrade, posiblemente en

48. “Exposición de estre-nos” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 43, abril de 1963, p. 16.

49. “Restauraciones y es-trenos” en Hiniesta. Sevilla, nº 51, enero de 1999, pp. 9-10.

La de Marmolejo también muestra una traza única La de Orfebrería Mallol sigue el mismo diseño que la primitiva

El puñal de hebrea tiene engarzadas algunas perlas cultivadas Manuel Seco parece ser el autor del antiguo de salida

El dorado de diario es una donación de varios hermanos

El de oro, que se utiliza para la salida, es una buena obra de orfebrería y joyería

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la década de los años cuarenta del siglo XX, por el orfe-bre Manuel Villarreal Fernández. En el año 2007 y gracias a la donación de varias hermanas50 se bañó en oro y se le colocaron seis perlas cultivadas, tres en la parte supe-rior de la empuñadura y otras tres en la inferior, así como un topacio en cada uno de los travesaños51. El antiguo de salida, con la leyenda “SOY DE LA VIRGEN DE LA HI-NIESTA” en la hoja, se estima que fue labrado en plata sobredorada por Manuel Seco Velasco pero no hemos podido corroborarlo ni saber la fecha de su realización. Presenta un diseño neobarroco y se adorna con piedras azules en los extremos de los travesaños así como en el de la empuñadura. A finales de 1996 los devotos Daniel, Pedro y David Balduero Salvatierra donan a la dolorosa un nuevo puñal, del que se desconoce la autoría, como señal de agradecimiento y presenta, dentro de su diseño neobarroco, gran volumen del repujado de sus motivos vegetales52. El 23 de febrero de 2008, coincidiendo con el último día del septenario, se bendice otro por Fray Car-los Amigo Vallejo53 que, labrado en oro de ley por el taller de Hijos de Juan Fernández, sigue la traza del artista Ja-vier Sánchez de los Reyes. La daga está cargada de una simbología que resalta el dolor de la Madre de Dios en el trance de la Pasión y Muerte de Cristo. Así, está formado por un “entrelazado de ramas espinosas de un rosal de la que florecen diez rosas de Pasión”, inspiradas en las del techo de palio y con los pistilos esmaltados en azul, cuyo número “se relaciona con la perfección humana” apareciendo “en los textos bíblicos tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento” como por ejemplo “los Diez Mandamientos o la parábola de las Diez Vírgenes”. El conjunto presenta en su centro un corazón flameante traspasado por siete puñales y coronado por una cruz, ambos tomados, como en otras ocasiones para otros en-seres, de la heráldica de la hermandad mientras que en la parte inferior campea la invocación “MATER DOLORO-SA”54. Su estreno tuvo lugar el Domingo de Ramos de

ese año55, pasando desde ese momento a ser el de sali-da. El último fue donado por una hermana en 2011 y su autoría se debe al mismo taller que el de oro. Se estrenó en la vestimenta del mes de noviembre de ese año56, es de estilo rocalla y lleva en su centro una cartela donde figura la misma jaculatoria que el anterior. Para terminar con este apartado recordamos la hermosa retama de hi-niestas que, aunque pertenece al ajuar de la imagen glo-riosa, queremos mencionar ya que la dolorosa la lleva el Domingo de Ramos sobre su mano izquierda por respon-der ambas a la misma advocación. La reproducción de esta vistosa planta fue ideada por Juan Martínez Alcalde, conocido cofrade y cronista oficial de la coronación de la virgen gótica, presenta una larga filactería que la rodea en su perímetro donde se lee “SANTA MARÍA DE LA HI-NIESTA CORONADA/LLENA DE GRACIA/RUEGA POR NO-SOTROS”, y fue donada a la misma el 8 de diciembre de 197457 por Juan Fernández Rodríguez-García del Busto y su señora María Isabel de Argueso Hortal, padrinos de su coronación canónica. Es una obra del “gran orfebre Fernando Marmolejo” y está labrada en “plata de ley con aplicaciones de oro y topacios”58.

Las joyasLa dolorosa de la Hiniesta es indudablemente el cen-

tro devocional del barrio de San Julián y prueba de ello lo demuestran, entre otros aspectos, las numerosas do-naciones de joyas que viene recibiendo desde hace años. En este apartado hemos seleccionado varias alhajas las cuales vamos a enumerar según su tipología así como por su importancia y calidad.

La medalla más antigua muestra el perfil de SS. Pío XII prendida de un lazo con los colores pontificios y fue la que se le entregó como recuerdo a la representación de la hermandad que viajó a Roma, junto a otras corpo-raciones, en noviembre de 1954 con motivo de la pro-clamación de la Realeza de la Virgen María por el mismo prelado tal como muestra la inscripción “ROMA/1-11-1954/HINIESTA” que figura en el pasador. La siguiente la lleva prendida de la cintura cada Domingo de Ramos por un lazo azul y es la medalla de plata “AL MÉRITO EN

50. Las donantes fueron María del Carmen Balda, María Dolores Romero, María Pineda, María de la Luz Alonso, Antonia Acosta, Ángeles Perea, María del Carmen Elvás y Encarnita Jimé-nez. Véase: “Donaciones a la Virgen” en Hiniesta. Sevilla, nº 71, enero de 2008, p. 29.

51. Ibídem. 52. “Donaciones” en Hi-

niesta. Sevilla, nº 47, enero de 1997, p. 10.

53. “Donaciones a la Vir-gen” en Hiniesta. Sevilla, nº 72, mayo de 2008, p. 36.

54. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Vía Crucis extraor-dinario” en Boletín de las Cofra-días de Sevilla. Sevilla, nº 589, marzo de 2008, p. 183.

55. Ibídem: “Estrenos pre-vistos por las cofradías de peni-tencia para sus salidas procesio-nales de 2008” en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Sevilla, nº 589, marzo de 2008, p. 181.

56. “Donaciones a la Santí-sima Virgen” en Hiniesta. Sevi-lla, nº 77, enero de 2012, p. 44.

57. ROS GONZÁLEZ, Fran-cisco S: “La Virgen de la Hinies-ta y el Ayuntamiento de Sevilla” en Soy de Sevilla. Seis siglos de historia, arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta. Op. cit., p. 76.

58. “Sevillanas a la Hiniesta Coronada” en Hiniesta. Sevilla, nº 11, septiembre de 1976, p. 5.

El de plata también lo lleva la Virgen en el mes de noviembre

La retama de hiniestas hace referencia a la advocación de la imagen

En la medalla pontificia está labrado el rostro de Pío XII

La dolorosa de la Hiniesta guarda en su ajuar la medalla al mérito en el trabajo que se le concedió a su autor

La de la ciudad se le concedió a la virgen gótica por estar coronada canónicamente

Santa Ángela de la Cruz, santa sevillana, también figura en una de las medallas

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EL TRABAJO”59 que fue concedida a Castillo Lastrucci por el Ministerio de Trabajo el 17 de julio de 196760, siendo donada a la hermandad por la familia del imaginero en ese mismo año tras su fallecimiento61. La Hiniesta tam-bién luce en su salida procesional la medalla de la ciudad donada por el Ayuntamiento aunque, como ocurre con la retama, pertenece a la imagen gloriosa por estar coro-nada canónicamente. Es una obra de plata sobredorada de Fernando Marmolejo que le fue impuesta a la virgen gótica en la Iglesia de Los Terceros el 8 de septiembre de 1990 por el alcalde Manuel del Valle Arévalo62. En el año 2008 la hermana María del Carmen Pastor Benítez donó63 la última de ellas, de oro, con la efigie de Santa Ángela de la Cruz en el anverso y la leyenda “Canoniza-ción de Santa Ángela de la Cruz/4-5-03” en el reverso.

Las cruces de pequeño formato que suele lucir en su pecho son de gran importancia por la calidad de sus ma-teriales y ejecución. Así, resaltamos la de coral y oro que le ofrendaron las hermanas Trujillo en 199764, la de oro viejo y filigranas que lleva una enredadera de hojas de parras y vides, donación de las hermanas Elvira y María del Carmen Acosta65 y que estrenó en el besamanos de 2009, otra de plata antigua y amatista donada por seis hermanos de la hermandad66 en 2011 y la de plata so-bredorada con brillantes y zafiros, que reproduce la cruz de forja de la plaza de San Julián, y que fue ofrendada por parte de la coral polifónica de la corporación el 2 de febrero de 201267.

El más personal de todos los broches es el que en letras inglesas lleva el nombre de la Virgen y que suele lucir en el pecho. Es de oro y se desconoce tanto su fe-cha de realización como su autor. Además, posee otros más como el pequeño que en oro reproduce a la Hiniesta Coronada sobre una filactería en la que se lee “SOY DE/SEVILLA/PATRONA” y fue un obsequio de la cuadrilla de costaleros del paso de palio en 1997 tal como atestigua la inscripción que figura en el reverso. Ese mismo año se recibe otro broche, también de oro, en forma de venera en cuyo interior figura “HINIESTA/Recuerdo de Diego y Mª Luisa/Marzo 1997”. El último es una rosa de coral, brillantes y oro blanco diseñado por Macarena Gonzá-lez, labrada en la joyería de Manuel González Labrado en 2006 y fue un estreno en la salida de este año. Tiene una simbología especial ya que quiere recordar a la tris-temente desaparecida dolorosa atribuida a Montañés y Alonso Cano en el LXXV aniversario del incendio de San Julián a través de los versos del recordado cofrade Joa-quín Romero Murube el cual describió el triste suceso con “la Virgen de la Hiniesta se consumió en el incendio como una rosa caída en el cráter de un volcán”68.

Los rosarios son múltiples y de varios materiales de los que resaltamos, entre otros, el largo de oro de ley que siempre luce en la salida, ofrenda de un grupo de hermanos y adquirido en un comercio de la plaza de Je-

59. Inscripción que figu-ra rodeando el perímetro de la medalla.

60. Consulta efectuada en www.boe.es el día 15 de febrero de 2013.

61. Información facilitada por Emilio José Balbuena Arriola.

62. El hecho de que la im-posición se llevara a cabo en este templo y no en el suyo de San Julián vino propiciado “por-que las casas capitulares esta-ban en obras y la alcaldía se ha-bía establecido provisionalmente en el edificio anexo, el antiguo convento franciscano de la or-den tercera”. Véase: ROS GON-ZÁLEZ, Francisco S: “La Virgen de la Hiniesta y el ayuntamien-to” en Soy de Sevilla. Seis siglos de historia, arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta. Op. cit., p. 77.

63. “Donaciones a la Vir-gen” en Hiniesta. Sevilla, nº 72, mayo de 2008, p. 36.

64. “Donaciones” en Hi-niesta. Sevilla, nº 50, enero de 1998, p. 10.

65. “Donaciones a la Vir-gen” en Hiniesta. Sevilla, nº 72, mayo de 2008, p. 36.

66. “Donaciones a la Santí-sima Virgen” en Hiniesta. Sevi-lla, nº 77, enero de 2012, p. 44.

67. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: “Regalo de una cruz pectoral” en Boletín de las Cofra-días de Sevilla. Sevilla, nº 637, marzo de 2012, p. 144.

68. “Una rosa para el re-cuerdo” en Hiniesta. Sevilla, nº 68, julio 2006, p. 24.

69. SÁNCHEZ BLANCO, Joa-quín: “Huele a San Julián” en Hi-niesta. Sevilla, nº 42, enero de 1994, p. 12.

70. “Donaciones a la Vir-gen” en Hiniesta. Sevilla, nº 71, enero de 2008, p. 29.

71. Información facilitada por José Francisco Armengol Villalba.

72. ROS GONZÁLEZ, Fran-cisco S: “La Virgen de la Hinies-ta y el Ayuntamiento de Sevilla” en Soy de Sevilla. Seis siglos de historia, arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta. Op. cit., p. 78.

73. “Donaciones realizadas a la Virgen” en Hiniesta. Sevilla, nº 70, junio de 2007, p. 27.

74. Información facilitada por José Francisco Armengol Villalba.

sús de la Pasión, que fue impuesto y bendecido el 19 de marzo de 1993, sábado del besamanos, por el entonces director espiritual y párroco de San Julián Manuel Franco Jiménez69. En 2007 la hermana Ángeles Perea dona uno de plata sobredorada con las cuentas de perlas de lapi-zlázuli70 mientras que en septiembre de 2012, concreta-mente el día 5, la vecina corporación del Rosario donó a la Virgen otro del siglo XIX de plata, nácar y madreselvas con motivo del LXXV aniversario de su bendición durante el besamanos extraordinario celebrado con motivo de la efeméride71.

Además de todas estas alhajas citamos las llaves de la ciudad, también propiedad de la virgen gloriosa y do-nadas en 1999 por el Ayuntamiento al cumplirse en ese año el CCCL aniversario del voto de acción de gracias a esta imagen, instituido por este organismo, por la finali-zación de la epidemia de peste así como por el XXV ani-versario de la coronación de la misma. Están realizadas en plata sobredorada por Fernando Marmolejo Camar-go y fueron impuestas a la imagen el 3 de junio, por la alcaldesa Soledad Becerril Bustamante, en su altar que para la festividad del Corpus Christi se levanta en la plaza de San Francisco. Las llaves son dos y ambas presentan leyendas, mostrando “De Alá todo el imperio y el poder” la musulmana y “Dios abrirá, Rey entrará” la hebrea72. Para terminar, recordamos la pulsera de plata y marque-sitas donada por unos devotos en 200773 que algunas veces suele lucir en la parte delantera del canasto de la corona de salida.

Los encajes y pañuelosAl igual que con las joyas se han seleccionado los

tocados y pañuelos de mayor calidad. El primero de los encajes, según el orden de las fotografías, es una blonda de Valencién de principios del siglo XX, el segundo, el mejor de todos ellos, es de punto Duquesa del siglo XIX mientras que el tercero es también de Duquesa y de la misma fecha pero de estilo Battenburg. Los pañuelos son cuatro, de tela de araña y también de comienzos del siglo XX, el de Bruselas, del XIX, que pasa por ser el mejor de todos y que fue donado por la juventud el pasado año por el setenta y cinco aniversario de la bendición, el de aplicación de Bruselas, de igual fecha y el de encaje Mal-tés realizado en seda a principios del siglo XX74.

Las cruces son donaciones de los devotos

El broche con el nombre de Hiniesta lo suele lucir en el pecho

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Las marchas procesionales inspiradas por la hermandad son numerosas y variadas. Haremos un recorrido histórico por las obras, que –así se verá– abarcan piezas de todos los géneros y plantillas. Paralelamente repasaremos los distintos acompaña-

mientos musicales a lo largo del tiempo y sus cruce-tas.

Reorganizaciones y primeros pasos musicales

Del periodo de revitalización a finales del XIX podemos barajar alguna hipótesis sobre el acompa-ñamiento musical. Así, en 1883 sale la hermandad en la madrugada del Viernes Santo siendo escolta-do su único paso por una centuria romana1, de la que aventuramos que podía incluir una banda de música2. Por otro lado se ha esgrimido3 que la re-clamación en ese mismo año del Hospicio Provincial de una deuda por la asistencia de niños de su insti-tución a la estación procesional del Lunes Santo de 1882 podría referirse a la banda surgida en su seno, aunque disentimos ya que esta se crea en 1886. Sí existía la banda del Hospicio de San Fernando –que en 1913 pasa a ser la Municipal de Sevilla–, pero si la comunicación venía del Hospicio Provincial dudamos que se refiera a ella, entonces en manos privadas.

Tras la definitiva reorganización de 1905, se hace habitual cada Domingo de Ramos –ahora sí– la banda del Hospicio Provincial o del Hogar de San Luis dirigida por Fernando Palatín y Garfias4. El investigador José Manuel Castroviejo5 nos deta-lla algunas piezas de su breve repertorio, como la Marcha Fúnebre de la ópera Jone, la recientemente recuperada Las Tres Caídas de Manuel del Castillo o Spes Nostra.

La música procesional

en la Hermandad

de la Hiniesta

Texto: JOSÉ MARÍA PINILLA GÓMEZFotografías: B.C.S.

Soria nº9, López Farfán y La Estrella Sublime

Desde 1919 hasta mitad de los cuarenta6 toma el relevo la formación de Infantería Soria nº9, que en ese mismo año ha recibido como músico mayor a Manuel López Farfán. El repertorio de entonces se nutría principalmente de obras de su director como El Refugio de María, Pasan los Campanilleros o El Dulce Nombre junto a otras como Rey de Reyes de Mariano San Miguel, Soleá, dame la mano o Amar-guras. Es López Farfán quien dedica a la hermandad la primera marcha procesional, La Estrella Sublime, gestada a raíz de su amistad con el teniente herma-no mayor Francisco Camero y, que según se cuenta, se esboza en la taberna La Vinícola de la plaza del Duque que regentaba el hermano de la Hiniesta y amigo común de ambos Marcos Borbolla. La com-posición se estrena el Domingo de Ramos 5 de abril de 19257: “tras el paso de la Virgen iba la banda de música del regimiento de Soria, que durante su paso por las principales calles de la carrera ejecutó la nueva marcha ‘La Estrella Sublime’, dedicada a la Virgen de la Hiniesta, y que gustó mucho”. Es sabido que su título, que tanta confusión pareció motivar en otras épocas, está tomado de las coplas históricas a la Virgen Cloriosa de la Hiniesta8, la cuarta de las cuales reza: “Mas después que el Se-ñor quiso / libertarnos de las penas / que causaba a Andalucía / la potestad Agarena, / entonces como luciente / y la más SUBLIME ESTRELLA, / iluminaste los montes / que ocultaban en Iniestas”.

A nivel técnico nos aclara el maestro Francisco Pizarro9 su importancia: “desde un punto de vista formal es una prolongación de la marcha ‘Pasan los Campanilleros’, mientras que desde una perspectiva organológica fue una innovación por la inclusión de violines10. En el campo de la instrumentación también significó una novedad por dar un carácter netamente

El paso de palio a finales de los veinte, probablemente con Soria nº9 detrás

1. CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: Anales de las Cofradías Se-villanas. Sevilla 1991, pág. 78.

2. Disponemos de testimo-nios gráficos de centurias finisecu-lares que muestran instrumentos musicales. Recuérdese a la de D. José Manzano que iba en la her-mandad del Decreto y recogió la lámina de M. Grima hacia 1885-1886, en la que apreciamos lo que parece ser un clarinete y un bombardino. Igualmente figuran tambores y cornetas entre otros en la centuria que acompañaba al Cristo de las Penas de la her-mandad de la Estrella en una grabación cinematográfica de los hermanos Lumière de 1898. Véa-se en http://www.youtube.com/watch?v=OLa69-GmVBM.

3. ROS GONZÁLEZ, Francisco S.: “La reorganización de la Her-mandad de la Hiniesta” en Soy de Sevilla. Seis siglos de historia, arte y devoción en la Hermandad de la Hiniesta. Sevilla 2012, pág. 116.

4. Miembro de una destacada saga de músicos. En la calle San Luis una placa recuerda la que fue su residencia.

5. Sin cuya inestimable ayu-da no dispondríamos de gran información sobre la que nos ba-samos.

6. Con algunas excepciones: banda de Valencina (1923), Muni-cipal de Tomares (1931 y 1935), banda del Frente del Trabajo (1939) o Infantería de Marina (1940).

7. Diario La Unión. 7 abril de 1925.

8. No obstante está dedicada a la Virgen dolorosa según recoge explícitamente el acta del cabildo de oficiales celebrado el 13 de no-viembre de 1925.

9. Profesor superior del Con-servatorio Cristóbal de Morales y exdirector de El Carmen de Sal-teras.

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melódico al cuerpo de cornetas y tam-bores, sometiendo a un segundo plano a la banda de música”. Su estructura, convertida en paradigmática y que se imitará hasta la saciedad11, compren-de una introducción, una exposición del tema principal repetido con el fuerte de bajos en medio y un trío que se repite primero en piano y después en forte. Obvia decir que desde que vio la luz es una de las marchas procesionales más conocidas y apreciadas, y que su po-pularidad no decayó ni en los estrictos tiempos del cardenal Segura.

La Oliva de Salteras y José Martínez PeraltoDurante un cuarto de siglo (1944-

1967) de manera casi ininterrumpida, la banda saltereña de Nuestra Señora de La Oliva presta sus sones a la Virgen de la Hiniesta. En este periodo de recuperación de las dolorosas secuelas de la II Repúbli-ca y la Guerra Civil son novedad las composiciones del hermano José Martínez Peralto12, cuya amistad con Joa-quín de la Orden –director entonces de la ya centenaria formación– le facilitaron un sitio en su carpeta, que ade-más de marchas de gran aceptación como Virgen de las Aguas incluía las de otras cofradías que acompañaban: Virgen de la Palma de López-Quiroga o Jesús ante el Pue-blo de Manuel Mejías13.

De las tres composiciones procesionales de Peral-to para su hermandad fue la primera de ellas, Hiniesta (1945), la que más notoriedad alcanzó y de la que el pro-pio autor adaptó versiones para piano, orquesta y cuarte-to de cuerda y él mismo –era un prestigioso violinista– la interpretaba durante los cultos. La marcha ha permane-cido fija en los repertorios hasta hoy, y destacamos su presencia en el triduo previo a la Coronación de la Virgen Gloriosa de la Hiniesta celebrado en el trascoro de la Cate-dral los días 20, 21 y 22 de mayo de 1974. En la herman-dad se le tiene un gran cariño y desde hace décadas es la música que acompaña la primera levantá del paso del Cristo dentro de San Julián.

En 1946, Martínez Peralto escribió su única mar-cha con dedicatoria no mariana, que tituló Cristo de la Buena Muerte. Esta fina composición, de marcado carácter solemne, fue habitual en la carpeta La Oliva durante dos décadas14, pero desde los años setenta quedó relegada a esporádicos conciertos. En 2010 se recuperó –a solicitud de quien esto firma– y desde en-tonces suena en el interior del templo antes de salir el Cristo, aunque se pretende que igualmente recobre su espacio en la calle.

La trilogía del maestro Peralto concluye en 1952 con Nuestra Señora de la Hiniesta. Aunque de forma tradicio-nal se había venido vinculando con la Coronación Canó-nica –prevista inicialmente para 1961–, en realidad está dedicada “a los señores que componen la Junta de Oficia-les constituida el 4 de septiembre de 1951”15. La conser-vación de dos guiones presuntamente originales con leves diferencias y tachones en algún caso hizo realmente difícil discernir cuál era la verdadera versión. Tomando como base uno de ellos aunque omitiendo dos repeticiones de dieciséis compases fue grabada en su día por la Cruz Roja y, en la cuaresma de 2011, la Municipal de Sevilla la inter-pretó al completo. No obstante y tras un profundo estudio de la obra, El Carmen recuperó treinta y dos compases y no dos bloques de dieciséis, y de este modo Nuestra Se-ñora de la Hiniesta fue presentada fiel a la idea de Peralto en el concierto conmemorativo del VI Centenario en mayo de 2012.

La etapa de la Cruz Roja: de Hiniesta Coronada a Madre Hiniesta

En 1968 llega a la hermandad la histórica formación16, cuya vinculación perduró casi cuatro décadas, tiempo en el que incluso la hermandad llegó a apadrinarla y a faci-litarle un local de ensayo en sus propias dependencias. Bajo el nombre de banda Virgen de la Hiniesta –usado entre 1977 y 1985– grabaron su primer disco de marchas procesionales. Aunque en las décadas de los ochenta y noventa la cofradía padeció –en la tónica general de esos años de escaso celo a la cuestión musical– versiones mu-tiladas o artificialmente extendidas de composiciones de gran finura como Pasan los Campanilleros que las hacían irreconocibles, el repertorio de la Cruz Roja incluía cele-bradas recuperaciones (gracias al ingente archivo custo-diado por su director Enrique García Muñoz) como las jo-yas del maestro Borrego El Lirio Tronchado, Cristo de Vera Cruz –esta última prácticamente fija todos los años– o Salus Infirmorum y Jesús Preso de Emilio Cebrián, amén de las aportaciones de autores contemporáneos como Pe-dro Morales, Pedro Braña, José Albero o Juan Velázquez que siguen siendo populares hoy en día.

Del maestro Albero procede una de las marchas más queridas por los hermanos de San Julián como es Hiniesta Coronada, escrita en 1974. Se estrenó en el pregón de la coronación que pronunció el jesuita Ramón Cue el 19 de mayo de dicho año en el Lope de Vega. Ese día pudo ser escuchada por gran número de cofrades, ya que el acto se retransmitió por Radio Popular de Sevilla. La obra se encuadra en las primeras creaciones del maestro Albero al poco de tomar la dirección de la Municipal y, al contrario que el resto de su producción de aquellos años, presenta un carácter triunfal y alegre como corresponde a la efe-méride que la inspiró. Con el paso de los años se ha con-solidado como una de sus composiciones más celebradas, siendo por ello habitual en numerosos repertorios tanto penitenciales como gloriosos y eucarísticos.

Más de dos décadas se hacen esperar los siguientes estrenos, que llegan en 1997 con hasta cuatro nuevas marchas procesionales. Así, en la función principal de ins-tituto se escucha María Santísima de la Hiniesta, original de José Manuel Delgado y ejemplo de composición alegre y elegante con presencia de cornetas. En el pregón de la Hiniesta que recita esa cuaresma Manuel Marvizón se presentan Azul y Plata y Madre Hiniesta. Tales marchas, sobre todo la segunda, se han hecho asiduas en muchos repertorios y, además, supusieron el inicio de la fructífera aportación que su autor continúa haciendo a la música procesional. Azul y Plata es una composición osada que incluye un guiño a una sardana que pretende evocar el origen catalán de la advocación Hiniesta. La última obra

10. En su estreno hubo tres violinistas que fueron costeados por el propio Francisco Camero, según indicaba él mismo en ABC de Sevilla el 29 de marzo de 1972.

11. Sirvan de ejemplo las ar-chiconocidas Virgen de las Aguas (Santiago Ramos, 1953) o Espe-ranza Macarena (Pedro Morales, 1968).

12. Como ya expusimos, es-tuvo muy vinculado a la herman-dad e integró diversas juntas de gobierno aquellos años. CASTRO-VIEJO LÓPEZ, José Manuel y PINI-LLA GÓMEZ, José María: José Mar-tínez Peralto y su marcha “Cristo de la Buena Muerte”, en Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 626, abril 2011.

13. Dedicadas respectiva-mente a las cofradías del Buen Fin y San Benito.

14. E incluso permane-ció cuando esta banda pasó a acompañar a la Virgen del Sub-terráneo.

15. Así reza su portada ma-nuscrita que se conserva en el Archivo Histórico de la herman-dad.

16. Aunque llevaba pocos años como Cruz Roja, surgió en 1937 como banda de Ingenieros y luego se llamó Sociedad Filar-mónica Hispalense y banda de Educación y Descanso.

Santa María Magdalena tras el Señor en 1980

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de este año es Saeta desde el Suelo, de Manuel Rodríguez Pedrinazzi, que –en palabras de su autor– sigue el concep-to wagneriano de melodía infinita en el que un leitmotiv aparece repetidas veces bajo distintas variaciones.

La dedicatoria de marchas se intensifica en estos años, y en 1998 nos encontramos con Buena Muerte en San Julián de José Albero, inicialmente escrita para agru-pación musical y luego adaptada a plantilla completa. En ella destaca un solo de corneta Do-Re bemol similar al usado en las bandas de estilo policía armada. Por su lado, el joven trompetista Javier Alonso Barba17 dedica en 2000 y 2001 las obras Hiniesta Inmaculada –para la dolorosa– e Hiniesta Patrona y Bienhechora para la Virgen de gloria, la segunda de las cuales no llegó a estrenarse. Otro músico de la Cruz Roja, Manuel Jesús Navarro18, escribe ese 2001 Hiniesta Madre Sevillana a modo de plegaria por la salud de un familiar. No obstante las citadas, el estreno más significativo del año es Hiniesta de San Julián, debida al decano de los compositores en activo, Pedro Morales, cla-ro ejemplo de su buen hacer aunando la vibrante inclusión de cornetas –incluso en la repetición del trío– a unas ins-piradas melodías marca de la casa y a una excelente ins-trumentación. Menos repercusión alcanzaron Coronada de Hiniestas (2002), original de Francisco Arnaiz y dedicada a la Virgen gloriosa, al igual que Hiniesta Soberana de Juan Antonio Barros, Pétalos para la Hiniesta de Carlos Llano e Hiniesta, Flor de Retama de José Antonio López Camacho, todas de 2003, pues la primera no pasó del estreno y las otras dos ni siquiera vieron la luz.

La grata actualidad: El Carmen de Salteras

Desde el Domingo de Ramos de 2006, el acompaña-miento musical de la dolorosa –y de la Hiniesta gloriosa en sus traslados con ocasión del Corpus Christi– corresponde a El Carmen de Salteras19. En la actualidad la hermandad cuida en gran medida la selección de marchas a interpre-tar procurando conjugar su sello popular con la elegancia que debe presidir una estación penitencial evitando me-diocridades tristemente en boga hoy, además de poten-ciar el repertorio propio de acreditada calidad.

El último aliento compositivo inspirado por los titulares comienza en 2010 con Entre Varales, primera aproxima-ción al género del hermano Bruno Marvizón y que suena dos veces ese mismo Domingo de Ramos antes de ser re-formada tras la Semana Santa. De las filas de El Carmen surgen excelentes composiciones como Hiniesta de Sevilla del difunto subdirector Manuel Cabalgante y Virgen de la Hiniesta de su clarinetista Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros, ambas de 2011. También ese año dedica el pro-lífico compositor astigitano Jacinto Manuel Rojas su obra, aún inédita, Lágrimas de Hiniesta. Por último, este mismo

2013 se han recibido La Hiniesta Gloriosa de Francisco Pizarro –estrenada el pasado 22 de febrero– e Hiniesta, Pasión y Gloria de Juan Antonio Verdía.

El acompañamiento al Cristo de la Buena Muerte

El primer paso de la cofradía ha tenido con carácter histórico una banda de plantilla reducida, que durante muchos años fue de cornetas y tambores20. Hasta los años cincuenta no era habitual que hubiera bandas ex-presamente constituidas con esta disposición, sino que solían ser una parte de otra formación musical mayor –casi siempre militar– que acostumbraba a actuar por separado, distinguiéndose entre cornetas y tambores y música. Está acreditada así la presencia del cuerpo de cornetas y tambores del regimiento Granada nº34 (1923-1924), de la Guardia Civil (1938), de Aviación (1939), de la propia Soria nº9 (1946) o de Transmisiones (1949-1951 y 1959). Otras formaciones históricas que fueron tras el Crucificado son el Tubero (1929-1930), la Cen-turia (1935-193621 y 1943), la Policía Armada (194122-1942) o El Rosario (1953-1954). Como se ve, ninguna de ellas arraigó definitivamente. Las piezas interpretadas se limitarían a saetillas y a versiones sevillanizadas de las conocidas marchas del linarense Alberto Escámez como La Soledad (1924), La Evocación (1925) o La Virgen de la Paloma (1929)23.

La Guardia Civil y Santa María Magdalena: nacen las agrupaciones

musicalesDesde 1962 se hace fija tras el Cristo la sección mu-

sical de la Comandancia Móvil de la Guardia Civil de Eri-taña24, embrión de las modernas agrupaciones musica-les a partir de las innovadoras composiciones del subte-niente José Martín Martín –entre ellas Cristo de la Buena Muerte– que enriquecieron tímbricamente las entonces limitadas plantillas de cornetas y tambores. Este género netamente sevillano recibe su definitivo sello e incluso su denominación de la mano de Manuel Rodríguez Ruiz y de la agrupación Santa María Magdalena, fiel tras el

17. Entonces en la Cruz Roja. En la actualidad dirige la banda portuense Maestro Due-ñas.

18. En la actualidad en la Municipal de La Puebla del Río tras haber sido subdirector de Las Cigarreras.

19. Ya había figurado en la cofradía testimonialmente en 1963.

20. Como excepción, en 1927 el Cristo se acompaña de capilla musical.

21. Como es conocido, ese año la cofradía saca un único paso con la escena del Stabat Mater.

22. En 1941 se estrena esta legendaria formación en Se-villa, de forma que la Hiniesta es la primera cofradía a la que acompaña. En los años sesenta y setenta volverán aunque para ir precediendo a la cruz de guía.

23. Creadas para la banda del Real Cuerpo de Bomberos de Málaga y dedicadas a herman-dades de esta ciudad.

Banda de la Cruz Roja cuando se llamaba Virgen de la Hiniesta

Portada manuscrita de «La Estrella Sublime»

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Crucificado de la Buena Muerte desde 1977. Los reper-torios de este periodo se completan con adaptaciones de cantos litúrgicos como Perdona a tu Pueblo, Tantum Ergo, Alma Mía… o de obras clásicas y marchas de ban-das completas: La Pasión o Pasan los Campanilleros. La emblemática formación arahalense, reconocida de manera unánime como la madre y maestra del estilo y próxima a cumplir su primer medio siglo de existen-cia25, mantiene estrechos lazos con la corporación y disfruta –al igual que su histórico director– del recono-cimiento de hermana de honor26. De sus filas han salido innumerables marchas dedicadas, desde Cristo de San Julián o Magdalena Bendita del citado Manuel Rodríguez a la más reciente Buena Muerte en la Cruz de Germán García. Recientemente han incorporado a su repertorio también Virgen de la Hiniesta, composición clásica de Antonio Gallego hasta entonces olvidada.

24. La extensa plantilla mu-sical de este acuartelamiento del benemérito cuerpo le permitía disponer de varias bandas para pasos de Cristo. Algunos años llegaron a actuar el Domingo de Ramos en la Paz, la Hiniesta, San Roque e incluso la Estrella.

25. Se cumple tan señalada efeméride en 2014.

26. Incluso el banderín de la formación ha llegado a figu-rar en el altar de insignias de la cofradía.

27. Agradecemos la labor de Jesús María Fernández Fer-nández al recopilar la informa-ción relativa a las marchas de cornetas y tambores y de agru-pación musical.

Piezas de capilla y para cornetas y tambores

Con la finalidad de ser interpretadas en el Vía Crucis misional del Santísimo Cristo, la hermandad cuenta con la obra Viacrucis en San Julián compuesta por ocho pie-zas y escrita para trío por Javier Alonso Barba en 1999. Más reciente es La Buena Muerte, concebida para cuar-teto de viento madera por el también mencionado Je-sús Joaquín Espinosa de los Monteros en 2011.

Aunque del periodo ya citado en que el primer paso fue acompañado por bandas de cornetas y tam-bores carecemos de obras dedicadas, en fechas re-cientes conocemos Llora la Hiniesta de Francisco Mar-tínez, grabada por la banda de La Salud de Utrera, e igualmente Mi Señor de San Julián de Manuel Infan-tes, escrita para la banda Amor de Cristo que escolta la cruz de guía.

Cuadro resumen de las obras dedicadas y de sus plantillas musicales27

Género Título Autor Añocapilla Viacrucis en San Julián Javier Alonso Barba 1999capilla La Buena Muerte Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros 2011CC.TT. Llora la Hiniesta Francisco Martínez Pérez 1990-96CC.TT. Mi Señor de San Julián Manuel Infantes 2005A.M. Cristo de la Buena Muerte José Martín Martín 1960-70A.M. Cristo de San Julián Manuel Rodríguez Ruiz 1985A.M. Virgen de la Hiniesta Antonio Gallego Díaz 1985-90A.M. Jesús, tu Buena Muerte Francisco Arnaiz González -A.M. Magdalena Bendita Manuel Rodríguez Ruiz 1995A.M. Buena Muerte en San Julián Fco. Javier González Ríos / Rafael Soto 1995-98A.M. La Buena Muerte de Cristo Manuel Rodríguez Ruiz 1997A.M. Ante Ti, mi Cristo Juan Núñez 1995-99A.M. Costalero de San Julián Manuel Rodríguez Ruiz 1999A.M. XXV Aniversario Manuel Rodríguez Ruiz 2000A.M. Plegaria al Cristo de la Buena Muerte Manuel Rodríguez Ruiz 2000-02A.M. De San Julián al Cielo Germán García González 2000A.M. Flores de Hiniesta Vicente García Rodríguez 2003A.M. Suspiros de San Julián Manuel Rodríguez Ruiz 2007A.M. Buena Muerte en la Cruz Germán García González 2008B.M. La Estrella Sublime Manuel López Farfán 1925B.M. Hiniesta José Martínez Peralto 1945B.M. Cristo de la Buena Muerte José Martínez Peralto 1946B.M. Nuestra Señora de la Hiniesta José Martínez Peralto 1952B.M. Hiniesta Coronada José Albero Francés 1974B.M. María Stma. de la Hiniesta José Manuel Delgado Rodríguez 1997B.M. Madre Hiniesta Manuel Marvizón Carvallo 1997B.M. Azul y Plata Manuel Marvizón Carvallo 1997B.M. Saeta desde el Suelo Manuel Rodríguez Pedrinazzi 1997B.M. Buena Muerte en San Julián José Albero Francés 1998B.M. Hiniesta Inmaculada Javier Alonso Barba 2000B.M. Hiniesta, Patrona y Bienhechora * Javier Alonso Barba 2001B.M. Hiniesta Madre Sevillana Manuel Jesús Navarro Sánchez 2001B.M. Hiniesta de San Julián Pedro Morales Muñoz 2001B.M. Coronada de Hiniestas Francisco Arnaiz González 2002B.M. Pétalos para la Hiniesta * Carlos Llano Picón 2003B.M. Hiniesta Soberana Juan Antonio Barros Jódar 2003B.M. Hiniesta, Flor de Retama * José Antonio López Camacho 2003B.M. Entre Varales Bruno Marvizón Carvallo 2010B.M. Hiniesta de Sevilla Manuel Cabalgante Ortiz 2011B.M. Lágrimas de Hiniesta * Jacinto Manuel Rojas Guisado 2011B.M. Virgen de la Hiniesta Jesús Joaquín Espinosa de los Monteros 2011B.M. La Hiniesta Gloriosa * Francisco Pizarro Gómez 2012B.M. Hiniesta, Pasión y Gloria * Juan Antonio Verdía Díaz 2012

* pendientes de estreno a la fecha

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Si hace unos meses comentábamos en estas mismas páginas del Boletín de las Cofradías de Sevilla el gran-dilocuente pregón que el sacerdote jesuita Ramón Cué Romano dedicó a la Santísima Virgen de la Hiniesta Gloriosa con motivo de su coronación

canónica, ahora que se dedica la portada de este es-pecial a esta corporación que efectúa su estación de penitencia en la tarde del Domingo de Ramos, hemos considerado oportuno realizar en esta ocasión un re-paso por la presencia que tienen el Cristo de la Buena Muerte y la Hiniesta Dolorosa en la poesía de nuestra ciudad.

Poemas del siglo XXA la hora de abordar el presente estudio, limitán-

donos solamente, pues, a las composiciones poéticas dedicadas a esta Hermandad que tiene su sede en la Parroquia de San Julián, la primera pieza literaria de esta condición que nos encontramos, al seguir como siempre un orden cronológico, es la realizada por un poeta casi desconocido, Tirso Camacho Martínez-Carrasco (Albacete, 1870 – Sevilla, 1937), quien le

dedica a Nuestra Señora de la Hiniesta en 1930 un excepcional e inigualable soneto que en 1967 es res-catado del olvido, precisamente, por esta revista. En dicho soneto, cuyos versos son endecasílabos, vemos cómo en cada cuarteto rima consonánticamente el pri-mer verso con el cuarto y el segundo con el tercero, manteniéndose además esta misma rima en ambas estrofas, mientras que en los tercetos riman en conso-nante entre sí los versos impares por una parte y los pares por otra.

“Es la radiante concepción divina donde la línea helénica campea; pero es la suave encarnación hebrea de la beldad que, mágica, fascina.

Ni la mente más bella la imagina, ni el genio del buril mejor la crea, que en sus húmedos ojos centellea el albor que los cielos ilumina.

Condensa de la tierra sevillana la gracia, la atracción y la ternura; la más espiritual y más humana;

Breve referencia de la Hermandad de la Hiniesta en la poesía sevillana

Texto: JUAN MANUEL LABRADOR JIMÉNEZFotografías: RAFAEL ALCÁZAR OTERO

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y en su mismo dolor hay tal dulzura, que es como un sueño, una ilusión temprana... ¡La Gloria hecha mujer y Virgen pura!”1.

Seguidamente, nos encontramos con un poema creado por Nicolás Fontanillas Rodríguez (Villanueva del Campo, Zamora, 1912 – Sevilla, 1990) para su libro Plegarias. Interpretación poética de la Semana Santa de Sevilla, el cual vio la luz en el año 1951, y se caracteriza porque está integrado por veintiocho ver-sos repartidos en siete estrofas de cuatro, y en cada una de ellas hallamos tres versos endecasílabos y uno –el último siempre– heptasilábico, rimando todos los versos pares en asonante, manteniéndose esta rima durante toda la pieza. Esta estructura es denominada como la estrofa De la Torre, ya que fue empleada por vez primera en el siglo XVI por Francisco de la Torre, siendo muy poco habitual su uso.

“Si cien veces las teas incendiariasvolvieran a quemar tu santo templo,otras cien gubias en maderas ricastallarían tu cuerpo.

Y otra vez Dios pondría en el artistaese soplo divino, dulce y tierno.La inspiración piadosa necesariapara arrancar un rezo.

Y otra vez más, serías tan hermosacomo aquella escultura de otros tiempos,convertida en cenizas en la hoguerade tu incendiado templo.

Y otra vez en la tarde luminosadel Domingo de Ramos te veremoscruzando la angostura de tu puerta,con tu dolor eterno.

Porque eterna es la fe que nos empujahacia tu amor de madre, siempre inmenso,y eterno es el alivio que nos brindasal corazón enfermo.

Y eterna es esa gracia inmaculadade haber sido la Madre del Maestro,como eterna es la Gloria prometiday eterno es el Infierno…

Y porque reina eres de las almas,nadie te arrancará de nuestro pecho.Podrán quemar tu imagen sacrosantapero nunca tu aliento”2.

Juan Rodríguez Mateo (Coria del Río, 1888 – Se-villa, 1962) edita en 1959 una antología a la que tituló Espigas, y en ella incluyó las saetas que com-pusiera dos años antes para distintas imágenes de la Semana Santa sevillana, encontrándonos entre ellas con las que dedicó a la Hiniesta, siendo todas de cinco versos octosilábicos y con dos tipos de rima consonante en cada saeta, distribuyéndose de tal manera que jamás rimen ni tres versos consecuti-vos ni los dos últimos entre sí, no pudiendo existir ningún verso carente de rima, siguiendo así la regla propia de las quintillas.

“La raíz de la retamabesó tu amargo dolor.Su tronco se hizo una llama;un haz de luz fue su ramay un paraíso su flor.

Campesina flor de flores,al paso por esas callesque engarzan tus resplandores,vas sembrando los oloresde los montes y los valles.

¡Virgen de la Hiniesta! Tiendeel ramaje de tu manto;red de luz donde se prendeel tibio aroma del llantoy la tiniebla se enciende.

¡Hondo suspiro sombrío!¡Lágrima de Amor que irisade gozos el dolor frío!...Tu suspiro se ha hecho brisay tu lágrima rocío.

¡Llanura de luz, llanuraque es negra y áspera cuesta!Tú, tan dulce, eres la puraesencia de la amargura.¡Madre mía de la Hiniesta!”3.

En torno a finales de la década de los años cin-cuenta del pasado siglo o inicios del siguiente dece-nio, el mítico poeta Antonio Rodríguez-Buzón (Osuna, 1913 – Sevilla, 1977) dedicó igualmente unas saetas a

1. CAMACHO, Tirso: “Nues-tra Señora de la Hiniesta”, en Boletín de las Cofradías de Se-villa, nº 99, diciembre de 1967, pág. 6.

2. FONTANILLAS, Nicolás: Plegarias. Interpretación poética de la Semana Santa de Sevi-lla. Ediciones Ensayos, Madrid, 1951, pág. 26.

3. RODRÍGUEZ MATEO, Juan: Espigas. Nueva Selección de Poesías. Colección Aljarafe, Sevilla, 1959, pág. 337.

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los titulares de esta cofradía del barrio de San Julián, tratándose nuevamente de unas quintillas, al igual que las anteriormente comentadas. La primera saeta se la dedica al crucificado, mientras que la segunda es en honor de la dolorosa:

“Va en esa Cruz «enclavao»y el alma se parte de pena:abierto lleva el «costao»y a sus pies la Magdalenallorosa se ha «arrodillao»”.

“De tu barrio, luna y sol,de la Hiniesta Soberana,de los Cielos resplandor,Virgen Pura y Sevillanade San Julián bella Flor”4.

La mayor parte de los textos poéticos referidos a esta hermandad van dirigidos a la titular mariana, tal y como se está pudiendo comprobar, sin embargo, en 1969, el poeta Guillermo Buenestado León (Se-villa, 1913 – 2010) inserta en su obra El Gólgota y Sevilla un precioso romance de cuarentaiocho versos octosilábicos en los que reza y medita ante la imagen del Santísimo Cristo de la Buena Muerte.

“Ya el azul del firmamentose tornó color naranja.

¡Ay, Cristo, Dios, Santo Moldede un Cielo que se desgarra,y que, en Gólgota de muerte,herido escondes tu cara!

La gubia desentrañódel cedro la viva estampadel más hondo escalofrío,que nadie mejor soñara.

¡Cristo de la Buena Muerte!Tú, que en cruz ya te desangras,besando ortigas tus labiosteñidos de pena y lágrimas…¡ay, qué agónico perfilde pasión se ve en tu cara!

Como tronco que se quiebrasobre una tierra sin agua,¡Cristo de la Buena Muerte!,ya tu vida está segada.

Aún, lejanos, se oyen ecosde azotes en tus espaldas,y aún, penetrantes, se escuchanblasfemias que te lanzaran.

¡Cristo de la Buena Muerte!Ya tus divinas palabrasse han dormido en el silencio,perdiendo su resonancia.

Canarios de verdes plumasrevoloteando cantan,cortando puntas de clavos,que en tu Carne abrieron llagas.

¡Cristo de la Buena Muerte!Ya tu Sangre inmaculadala ha recogido entre liriosSevilla, para besarla.

Con largo velo de penase ha cubierto la Giraldasu cuerpo de bronce duroy se ha postrado a tus plantas.

Claveles y siemprevivas¡ay, cómo curan tus llagas!,y entre columnas de inciensola noche enjuga tu cara.

Y, con besos de jazmines,un Sudario te prepara,¡Cristo de la Buena Muerte!,Sevilla en Semana Santa”5.

Ramón Charlo (Constantina, Sevilla, 1902 – Se-villa, 1996) es el último poeta ya fallecido al que nos vamos a referir en el presente artículo. En su libro Evocación Poética de la Semana Santa de Sevilla, que publica en los años sesenta tras haber expuesto su contenido a modo de charla lírica en el Excelentísimo Ateneo, incluye el escritor un sugerente soneto que posee las mismas características que el ya comentado de Tirso Camacho, si bien en los tercetos hay una va-riedad que los diferencia, pues en este caso, en cada terceto riman el primer y segundo verso entre sí, de manera que el tercer verso de cada una de estas dos estrofas finales son los que comparten su rima.

“De la Parroquia de San Juliány entre un ambiente de preclara fiesta,sale la Santa Madre de la Hiniesta,mientras sus hijos, son un solo afán...

Es la Virgen, sagrado talismán,que a todas las preguntas da respuesta;un hechizo en su ser se manifiesta,que nos atrae con potente imán…

¡Costaleros… a tierra la rodilla,para sacarla así, de su capilla,sin rozarle siquiera palio y manto…

y, con ritmo suave, pasearlapor Sevilla, que sabe consolarla,y con «saetas» ahuyentar su llanto…!”6.

Poemas de autores contemporáneosEntramos de lleno en el siglo XXI, y en esta actual

centuria nos detendremos primeramente en una mujer, la escritora Rosa Díaz (Sevilla, 1946), que hace ahora diez años publicó un curioso ejemplar titulado Saeta-rio, donde recoge saetas para todas las hermandades de nuestra Semana Santa. Para la Hiniesta escribe concretamente una única saeta, inspirándose para ella en el titular cristífero, siguiendo para su composición la estructura de una quintilla dándose la particularidad de que en los versos pares aparece una rima consonánti-ca, pero en los impares solamente es consonante entre los versos número tres y cinco, ya que con respecto al primero, la rima sería asonante, aunque pasa algo desapercibida por tratarse de versos agudos.

“Calvario de San Julián,la Magdalena de hinojosno se cansa de mirar,esa muerte de tus ojosque se acaban de cerrar”7.

Un año después, en 2004, el joven poeta Enrique Barrero Rodríguez (Sevilla, 1969) publicó su obra titu-

4. Estas saetas aparecen recogidas en: GUTIÉRREZ, Fe-derico: Semana Santa en Sevi-lla. Ed. Alpuerto, Madrid, 1990, págs. 42 y 43.

5. BUENESTADO LEÓN, Gui-llermo: El Gólgota y Sevilla. Edi-torial Católica Española, Sevilla, 1969, págs. 77-79.

6. CHARLO, Ramón: Evo-cación Poética de la Semana Santa de Sevilla. Escuela Gráfi-ca Salesiana, Sevilla, sin fecha, pág. 15.

7. DÍAZ, Rosa: Saetario. RD Editores, Sevilla, 2003, pág. 33.

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lada Mater Dolorosa, pequeño libro en el que recoge una serie de décimas dedicadas a algunas dolorosas de nuestra Semana Santa. Sin embargo, el caso de la Hiniesta es curioso, ya que en ese mismo año, Barrero pronunció el pregón de esta hermandad y en él recita el poema que aparece en la publicación que acabamos de citar, pero acompañándolo con tres décimas más y colocándolo en segundo lugar (variándole, además, el primer verso, en el que diría originalmente “Flor celes-te que enajena”8). La décima es una estrofa integrada por diez versos octosílabos en los que riman conso-nánticamente el primer verso con el cuarto y el quinto, el segundo con el tercero, el octavo con el noveno y el sexto con el séptimo y el décimo, y en este caso, el poema destaca asimismo porque el poeta usa como verso inicial de cada estrofa el verso final de la ante-rior. De este modo, para poder disfrutar mejor de esta composición, la recogemos tal y como fue leída por su autor en la referida disertación.

“Mi ilusión el cielo alcanzade la mano de tu llanto.En el azul de tu mantose resume mi esperanza.No hay más dulce venturanzaque el amargor de tu pena.Jovencita nazarena

encendida de tristeza.El clavel de tu purezaa todo el barrio enajena.

A todo el barrio enajenay encandila a la muralla.A tu paso, el aire entallaclaridades de azucena.Trenza el tiempo su cadenay mi vida al tiempo dejo.En Plaza del Pumarejose hace joven mi ilusióny en la Alfalfa, el corazónde repente se hace viejo.

De repente se hace viejoel tamaño de mi sueño.Y mi ilusión y mi empeñoentre hiniestas entretejo.No me dejes si me alejode tu vera y tu confín.Pues en mi eterno jardínmuy clara tengo una cosa:tal desmayo de una rosatu pena no tiene fin.

Tu pena no tiene fin.Con un pedazo de cielovoy a trenzar un pañuelopara entregártelo a Ti.Que en Sevilla, y siendo abril,no hay más honda claridadque esas pupilas que estánderramando luz temprana,–muchachita sevillanadel barrio de San Julián–”9.

Cuatro años después, Juan Sebastián López Sán-chez (Barcelona, 1941), poeta que se da a conocer en realidad sin sus apellidos, publicó también unas dé-cimas marianas bajo el título Dolor Rosas bajo palio, ensalzando a todas las dolorosas que salen bajo palio por las calles de Sevilla, y de esta manera describe la salida de la Hiniesta.

“Sevilla queda cautivadel Dolor, cuando tu palio,breve como un relicario,aparece por la ojiva.No hay cosa más emotivaque esa visión sin igual.Esta, Hiniesta, es tu ciudad,y esta gente son tu genteque al verte así, tan de frente,rompe contigo a llorar”10.

Y para concluir este lírico recorrido por los versos dedicados a la Hiniesta, evocaremos la décima que re-cientemente ha compuesto el poeta y académico Joa-quín Caro Romero (Sevilla, 1940) para esta imagen que tallase el escultor Antonio Castillo Lastrucci.

“Te busqué por los azulesdel raso de mi antifazy me encontré con la fazde tu belleza entre tules.Siembro hiniestas y abedulesmientras los años se van.De la aurora al lubricántodo el que te mira sienteque Castillo tendió un puentedel Cielo a San Julián”11.

8. BARRERO RODRÍGUEZ, Enrique: Mater Dolorosa. RD Editores, Sevilla, 2004, pág. 19.

9. BARRERO GONZÁLEZ, Enrique y BARRERO RODRÍ-GUEZ, Enrique: Pregones de la Hermandad de la Hiniesta 1983 y 2004. Editado por la Herman-dad de la Hiniesta, Sevilla, 2004, pág. 48.

10. JUAN SEBASTIÁN: Do-lor Rosas bajo palio. Editorial Corona del Sur, Málaga, 2008, pág. 20.

11. CARO ROMERO, Joa-quín: “Del cielo a San Julián”, en Pasión en Sevilla (suplemento del diario ABC de Sevilla), nº 51, noviembre de 2012, pág. 41.

225

Aunque la Hermandad de la Hinies-ta, tanto en su vertiente gloriosa como en la penitencial, ha estado desde su fundación vinculada a la parroquia de San Julián, diversas circunstancias motivaron durante el siglo pasado su traslado a otros

templos para sus salidas procesionales.El incendio de 1932 le obligó a un largo pere-

grinaje hasta que pudo retornar a la iglesia de San Julián una vez reabierta al culto en marzo de 1946, si bien con un aspecto muy sencillo y funcional, le-jos de la suntuosidad anterior. De 1932 a 1936 la hermandad radicó en San Marcos, pero las salidas de 1935 y 1936 las tuvo que efectuar hacer desde Santa Marina por las dimensiones de la puerta. Al ser incendiada San Marcos el 18 de julio hubo de trasladar su sede a San Luis, aunque la disposición del atrio de esta iglesia impedía también la salida de los pasos. Tras no salir en 1937 por no disponer de andas, en 1938 y 1939 lo hizo desde Los Terceros y en 1940 desde la capilla de Monte-Sión.

Entre 1941 y 1945 la Cofradía de la Hiniesta re-currió a la iglesia de San Martín para efectuar su es-tación de penitencia. Curiosamente en esos años se producía la situación inversa para la Hermandad de Monte-Sión. Sus imágenes se exponían al culto du-rante el año desde 1931 en San Martín1, concreta-

Los pasos de la Hiniesta en la iglesia de San Martín en la

fotografía de Higinio Capote

Texto: VÍCTOR JOSÉ GONZÁLEZ RAMALLOFotografías: HIGINIO CAPOTE, ARCHIVO DE VÍCTOR

JOSÉ GONZÁLEZ RAMALLO y HEMEROTECA MUNICIPAL DE SEVILLA

mente en el retablo del sagrario2, aunque la salida procesional la efectuaba desde su capilla propia de la calle Feria. Por tanto en los días previos a la Se-mana Mayor se producía un trasiego de imágenes en este templo, que no olvidemos albergaba también las imágenes de la Hermandad de la Lanzada. Estas re-cibían culto en esta iglesia desde 1932, si bien la co-fradía seguía saliendo desde San Gregorio hasta que en 1940 se cambió su sede canónica y se permitió ampliar la puerta lateral3. En fin, que en esos años la iglesia de San Martín se convertiría en un auténtico refugio para las cofradías, labor a la que no sería aje-no el sacerdote rector del templo, el recordado padre don Domingo Martínez que, pese a sus iniciales reti-cencias, acabaría siendo su mayor valedor.

El fotógrafo Higinio Capote Muñoz

Como otros fotógrafos con gran dedicación al mundo de las cofradías, la figura de Higinio Capote (Arcos de la Frontera, 1882 - Sevilla, 1955) precisa a nuestro juicio de un estudio serio que reivindique su figura y sobre todo su obra. Llevábamos mu-chos años detrás de investigar sobre este fotógrafo cuyo nombre nos era conocido desde antiguo por encontrarse un familiar suyo homónimo4,5 entre los amigos del gran poeta sevillano Luis Cernuda Bidón.

Reconocemos que nos ha resultado de gran di-ficultad dar con la auténtica identidad de este fo-

1. RECIO LAMATA, J. P. Las cofradías de Sevilla en la II Re-pública. Sevilla, 2010, pág. 357.

2. ESCUDERO MARCHANTE, J. M. La iglesia de San Martín de Tours de Sevilla. Historia y des-cripción artística. Sevilla, 2004, pp. 21-42.

3. ESCUDERO MARCHANTE, J. M. Estudio histórico-artístico de la Real Hermandad Sacra-mental de la Sagrada Lanzada. Sevilla, 1995, pág. 89.

4. CAPOTE BENOT, J. M. El periodo sevillano de Luis Cernu-da. Madrid, 1971.

5. GARCÍA, P. “Un libro re-cupera la memoria humana y ar-tística de Higinio Capote. La obra da a conocer los poemas, dibu-jos y pinturas de este miembro del 27”. En ABC de Sevilla, 19 de marzo de 2006, pág. 66.

Figura 1. Don Higinio Capote Muñoz (1882-1955)

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tógrafo, al ser varios, pese a lo inusual de nombre y apellido, los Higinio Capote que hemos ido en-contrando a lo largo de una azarosa investigación. Incluso entre sus familiares más o menos cercanos costaba deslindar la personalidad y obra de cada uno de ellos.

A la luz de nuestros conocimientos actuales podemos decir que el autor de las fotografías que ilustran este artículo es Higinio Capote Muñoz (fi-gura 1), nacido en el último cuarto del siglo XIX en Arcos de la Frontera si bien residió toda su vida en Sevilla tras su traslado a nuestra ciudad con apenas dieciséis años.

El máximo especialista en historia de la foto-grafía sevillana, el médico y escritor, Miguel Ángel Yáñez Polo es el único que nos aporta algunos datos sobre la obra de Higinio Capote Muñoz al que sitúa

en la por él denomina-da séptima generación6 de fotógrafos sevillanos. Sus primeras fotografías conocidas7 datan de en torno a 1915, si bien su actividad se habría iniciado diez años an-tes y se extendería du-rante medio siglo has-ta su fallecimiento8. El doctor Yáñez Polo tuvo ocasión de estudiar su archivo fotográfico que constaba de unas tres mil placas tras ponerse en contacto con su hijo Higinio Capote Mance-ra. Apasionado por el fotodocumentalismo, el archivo de Higinio Ca-pote incluye fotografías de los más diversos acontecimientos, des-de el paso por Sevilla del Graff Zeppelin al Congreso Mariano o la Exposición Iberoame-ricana de 1929, o una exposición sobre Martí-nez Montañés. En esta colección ocupan una posición cuantitativa y cualitativamente impor-tante las fotografías de Semana Santa, el Rocío y otras manifestaciones de la religiosidad popu-lar. Desgraciadamente la mayoría de esta obra no está accesible al público ni a los investigadores. En la Fototeca de la Uni-versidad Hispalense sólo figuran dieciséis obras de Capote que están atribuidas erróneamente a un presunto fotógrafo “H. Capote y Carrasco”, equívoco que aclarare-mos más adelante.

Si los datos sobre la obra de Higinio Capote son escasos, sus datos biográficos han sido has-

ta ahora totalmente desconocidos. Como hemos di-cho, su dedicación a la fotografía se inicia en Sevilla sobre 1905 y ejerciéndola en la céntrica collación del Sagrario. Su primer domicilio se encontraba junto al Arquillo de la Plata, estableciendo después su labora-torio en el número 16 de la calle Federico Sánchez Be-doya lindante con los grandes Almacenes Contreras. Tras la guerra traslada su negocio, en el que ya figura como titular su hijo, a la calle Antonia Díaz frente al lateral de la plaza de toros de la Real Maestranza.

Higinio Capote Muñoz se dedicaba al comercio y debía gozar de una posición económica bastante desahogada ya que figura en la prensa en varias ocasiones con donativos de cierta cantidad a diver-sas instituciones como la cabalgata de Reyes. Casó con Francisca Mancera Muñoz de la que enviudó en 1949 y con la que tuvo cuatro hijos9. El mayor, Hi-

6. YÁÑEZ POLO, M. A. His-toria de la fotografía documental en Sevilla. Sevilla, 2002, pág. 165.

7. YÁÑEZ POLO, M. A., MESA GARCÍA, J. A. Sevilla re-cuperada, 160 años de Historia a través de la Fotografía. Sevilla, 2000, pág. 283.

8. YÁÑEZ POLO, M. A. Op. cit, 2002, pág. 168.

Figura 2. Paso del Santísimo Cristo de la Buena Muerte en la cabecera del lado del evangelio de la iglesia de San Martín (1944, fotografía Higinio Capote)

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ginio Capote Mancera fue profesor mercantil y debió ayudarle en sus últimos años en su labor fotográ-fica y comercial, falleciendo sin descendencia en 1986. La única hija, Catalina, se casó con Víctor Carrasco Jiménez que igualmente colaboraría en el negocio familiar. Con nuestra investigación hemos descubierto que Capote y Carrasco no se trata de los apellidos de nuestro fotógrafo sino de una ra-zón comercial que engloba a tres fotógrafos, Higinio Capote Muñoz, su hijo Higinio Capote Mancera y el yerno del primero Víctor Carrasco.

La otra fuente de conocimiento que hemos consultado es nuestra colección de revistas cofra-dieras en varias de las cuales figuran fotografías de Higinio Capote. Mantuvo una relación muy es-trecha con el benemérito cofrade José Luis de la Rosa Domínguez, director de la revista Macarena (1948-1962) con cuyo estudio esperamos reiniciar en breve nuestro serial sobre revistas cofradieras desaparecidas. En el pórtico del número de 1956 de Macarena figura un sentido obituario al amigo fa-llecido10. En él se nos desvela como Higinio Capote Muñoz puso a disposición de la revista, entendemos que de forma altruista, su extenso archivo fotográ-fico. De la Rosa nos informa, que la modestia de Hi-ginio Capote le obligaba a firmar sus obras en esta publicación como Archivo Macarena o Foto Víctor. Si repasamos los listados de colaboradores gráficos de Macarena insertos en sus primeras páginas, no figura el nombre de Higinio, pero sí estos dos seu-dónimos y el nombre de su yerno Víctor Carrasco. José Luis de la Rosa seguiría haciendo uso de estas fotografías años después para ilustrar su libro Sevi-lla entre lo divino y lo humano. Exégesis y defensa de las cofradías monumental obra en la que las an-tiguas imágenes de Higinio Capote no desmerecen al lado de las de otros maestros consagrados de la fotografía cofradiera como Luis Arenas, Serrano o

Haretón y las tomas en color del gran aficionado Manuel Murga de la Vega.

Las fotografíasLas fotografías originales que ilustran este artí-

culo forman parte de nuestra colección desde hace años y son una muestra de los doscientos ejempla-res de iguales dimensiones y autoría que el abogado sevillano, José María Gutiérrez Ballesteros encargó a su amigo el encuadernador Antonio Galea Calde-rón en 1953 para disponer de todas las imágenes de la Semana Santa sevillana en su dorado exilio madrileño. Por la correspondencia entre ellos, sa-bemos que el precio pagado por cada una de estas fotos por el bibliófilo sevillano fue de veinte pesetas lo que habla a las claras de su solvencia económica y de su pasión por nuestras cofradías.

Se trata de dos positivados en blanco y negro sobre papel fotográfico brillante de apreciable tamaño (236 x176 mm) con pequeños márgenes blancos de 2 mm. Llevan estampillado en relieve un sello con el lema “H. CAPOTE Y CARRASCO. Antonia Diaz 27. SEVILLA”. En la fotografía del paso de Cristo el sello se encuentra en el ángulo inferior izquierdo y en la del palio en el derecho. Ambas fotos son de gran nitidez habiéndose reforzado la escasa iluminación de la iglesia con reflec-tores eléctricos como se puede apreciar en las sombras sobre las paredes, el reflejo en el cristal de los faroles o el resplandor de la ráfaga de la Magdalena y de los bordados y orfebrería del palio. Ambas están realizadas con anterioridad al Domingo de Ramos como lo delatan la ausencia de flores naturales y la cera sin estrenar. En cuanto a la fecha, nos adelantamos a afirmar que se trata de los días previos a la Semana Santa de 1944 que en ese año comenzó el día 2 de abril.

Pasemos ahora a analizar someramente cada una de las fotografías haciendo especial hincapié en aquellos datos que nos permiten sustentar la ante-rior afirmación en cuanto a su fecha de realización.

El paso de Cristo se encuentra ubicado en la cabecera del lado del evangelio de la iglesia de San Martín (figura 2). Al fondo se adivina el retablo ma-yor cubierto por un gran lienzo oscuro tal y como era norma durante los días pasionistas en aquella época. El pequeño retablo de perfil cruciforme que apreciamos tras el Cristo es el actualmente ocupado por la imagen de la Inmaculada de la antigua Her-mandad de la Concepción del Convento de Regina, obra de barro cocido atribuida a Cristóbal Ramos11. La forma del retablo se debe a que fue realizado a principios del siglo XIX para albergar a otro titular de esta prestigiosa hermandad, El Cristo del Amor, que lo ocuparía entre 1811 y 1932, cuando fue des-plazado por el calvario de La Lanzada12. El Cristo de Illanes, escoltado por las imágenes de la Virgen y San Juan permanecería en esta ubicación hasta que en 1967 la hermandad ocupase la capilla sacramen-tal y destinase este altar manierista para su titular mariana principal, la Virgen del Buen Fin. El último cambio se produciría en 2004 cuando la imagen de Juan de Astorga pasaría a presidir la capilla más an-tigua de la iglesia, antaño dedicada a la reliquia de la Santa Espina. Esta capilla del lado del evangelio, situada bajo la torre, fue ocupada durante la década de los noventa del siglo pasado por la Hermandad de Santa Marta mientras duraban las obras de res-tauración de la parroquia de San Andrés tal y como atestigua una lápida adosada al muro derecho.

Centrándonos en el paso, vemos sobre él al Cristo de la Buena Muerte (1937) de Castillo Las-trucci acompañado por la imagen de María Mag-dalena (1944) del mismo autor. Lo que más llama

Figura 3. Paso del Santísimo Cristo de Burgos en la parroquia de San Pedro (1943, fotografía de Higinio Capote)

9. HEMEROTECA MUNICI-PAL DE SEVILLA (H.M.S.). ABC de Sevilla, 14 de junio de 1955, pág. 38.

10. DE LA ROSA DOMÍN-GUEZ, J. L. “Pórtico necrológi-co”. En Macarena, nº IX. Sevilla, 1956, sin paginar.

11. MONTESINOS MONTE-SINOS, C. El escultor sevillano D. Cristóbal Ramos (1725-1799). Sevilla, 1986, pág. 56.

12. ESCUDERO MARCHAN-TE, J. M. Op. cit. Sevilla, 2004, pp. 40-41.

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la atención son los faroles situados en las esquinas achaflanadas de las andas de madera de color cao-ba con aplicaciones de orfebrería. Estos faroles de madera tallada habían sido realizados apenas cinco años antes para el Cristo de Burgos por el tallista José Merino Román13,14 haciendo juego con el mag-nífico paso que todavía conserva. Disponemos de una fotografía, también de Higinio Capote y de las mismas características de las que nos ocupan (figura 3), en las que observamos el paso del crucificado de Juan Bautista Vázquez a los pies de la nave de la epístola de la parroquia de San Pedro, alumbrado todavía por estos faroles. En la canastilla refulge la policromía de las cartelas felizmente recuperada en 2006 y se nota la ausencia de las maniguetas que no serían estrenadas hasta 1945. En esta fotografía ve-mos como los soportes cruciformes de estos faroles encajaban perfectamente en los ingleteados de las esquinas de esta canastilla. A diferencia de ello, su colocación en el paso del Cristo de la Buena Muerte era mucho más problemática y de hecho se ensa-yaron al menos dos colocaciones diferentes en los pocos años que se utilizaron. La fotografía permite también observar las seis jarritas que remataban los frontones de los costeros y que fueron suprimidas coincidiendo con el cambio de iluminación15 y la ba-laustrada del coro obra igualmente, junto al cancel de la actual calle Santa Ángela, del ebanista Merino en la década de los veinte16.

Existen discrepancias en cuanto a la fecha en que estos faroles, que ahora aprovecha la Herman-dad de la Vera Cruz de Zalamea La Real (Huelva)17 para iluminar a su Cristo de la Sangre, fueron utili-zados por vez primera por la Hiniesta. Juan Carre-ro en sus Anales18 da el Miércoles Santo de 1945 como el primero en que alumbraron al Cristo de la Buena Muerte. Como es sabido la excelente ima-gen de la Magdalena de Castillo Lastrucci se había bendecido para la Semana Santa anterior19. Nos llamaba la atención que nunca hubiésemos visto nin-guna fotografía de la Magdalena coincidiendo con los candela-bros metálicos utilizados previamente para alumbrar el pasocristo y que pro-bablemente dificultarían por su altura y anchura su colocación y visibili-dad. Por ello nos pusi-mos en contacto con el redactor del Boletín de las Cofradías de Sevilla y hermano de la Hinies-ta Emilio José Balbuena que nos sacó del error de Carrero, aportándo-nos una reproducción de la portada de la Hoja del Lunes del 3 de abril de 1944 presidida por una fotografía del paso con la Magdalena ya con los faroles (figura 4). Esta in-formación había sido dada a conocer por María Milagros Ciudad en el boletín de la Hermandad de la Hiniesta en 1994 para ilustrar un artículo conmemorativo al cumplirse el cincuen-tenario de la magnífica talla de Castillo20. Con ello el espacio temporal para fechar nuestras fotografías se circunscribía a los años 1944 y 1945, último año de la Hiniesta saliendo de San Martín, y deberíamos fijarnos en detalles del paso de palio para intentar

decantarnos por uno u otro año.No es nuestra intención hacer un análisis porme-

norizado del paso de María Santísima de la Hiniesta tal y como podemos verlo en nuestra fotografía nú-mero 5. Su descripción y evolución histórica ya ha sido hecha con abundancia de detalles previamen-te por el máximo especialista, nuestro buen amigo

Emilio J. Balbuena. Sólo prestaremos atención a aquellos detalles que nos puedan ayudar

a fijar nuestra toma en el espacio y en el tiempo.

El palio se encuentra situado en la cabecera del lado de la

epístola. A diferencia del paso de Cristo, no podemos ver bien el retablo que se en-cuentra tras el paso, pero éste es con toda seguri-dad el ocupado, desde su ejecución21 en 1667, por Nuestra Señora de la Esperanza Divina Enfer-mera. Es un hecho poco conocido, que fueron pre-cisamente cofrades de la Hiniesta los que en 1926 revitalizaron la hermandad

dedicada a esta bella talla gloriosa22. Junto al costero

izquierdo del paso, vislumbra-mos el retablo jaspeado de estilo

neoclásico presidido desde el siglo XIX por San Francisco de Paula y en

cuyo ático hay una pintura con la Santa Faz que se puede adivinar en nuestra foto-

grafía. En primer término vemos un ángulo de la ba-laustrada neoclásica de la tribuna sobre la que asienta desde 1885 el órgano de la iglesia. En 1980, en el seno de las desafortunadas intervenciones de restauración de la iglesia de San Martín, se sustituyó esta balaustra-da por otra de madera basta en su color, al tiempo que se dejaron los paramentos de todo el templo en ladrillo

13. VENTURA RODRÍGUEZ, M. M. “Merino”: En El Gallo y la Columna, boletín nº 3, marzo de 2006. Sevilla, 2006, pp. 13-14.

14. GONZÁLEZ RAMALLO, V. J. “Las otras Vírgenes de la Hiniesta desaparecidas”. En Bo-letín de las Cofradías de Sevilla, nº 609, noviembre de 2009. Se-villa, 2009, pp. 876-879.

15. PÉREZ PACHECO, M. A. “Análisis histórico artístico del paso procesional del Santísimo Cristo de Burgos”. En El Gallo y la Columna, boletín nº 3, mar-zo de 2006. Sevilla, 2006, pp. 8-12.

16. GUICHOT Y SIERRA, A. El Cicerone de Sevilla, tomo primero. Sevilla, 1925, pp. 421-424.

17. GÓMEZ TRIGO, J. J., PASCUAL DEL PUEYO D. “Ana-les de las 99 estaciones a la Catedral del Cristo de Burgos”. En Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 578, abril de 2007. Sevilla, 2007, pág. 277.

18. CARRERO RODRÍGUEZ, J. Anales de las cofradías se-villanas. Sevilla, 1984, 1º ed., pág. 80.

19. DE LA ROSA MATEOS, A. Castillo Lastrucci, su obra. Almería, 2004, pág. 159.

20. CIUDAD SUÁREZ, M. M. “Cincuentenario de la imagen de Santa María Magdalena 1944-1994”. En Hiniesta, boletín in-formativo nº 41, enero de 1994, sin paginar.

21. ESCUDERO MARCHAN-TE, J. M. Op cit. Sevilla, 2004, pág. 49.

22. ESCUDERO MARCHAN-TE, J. M. Op cit. Sevilla, 1995, pág. 140.

23. MEJÍAS TORRES, J. “La Hermandad de la Amargura en el siglo XIX”. En Amargura, la her-mandad de San Juan de la Palma, vol. I: Historia. Sevilla, 2008, pág. 138.

24. MARTÍNEZ ALCALDE, J. “Siglo XX. De 1900 a 1954”. En Amargura, la hermandad de San

Figura 4. Hoja del Lunes del 3 de abril de 1944

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visto, eliminando el en-foscado crema con el que lo conocimos en nuestra infancia.

Al igual que el paso de Cristo, la foto debió ser tomada en los días inmediatamente ante-riores al Domingo de Ra-mos, al estar con la cera fundida sin consumir y todavía sin exorno floral natural. Los respiraderos son los que ejecutara el orfebre Cristóbal Ortega Chacón en 1893 para la Virgen de la Amargura23 y de los que se despren-dería en 1916 al susti-tuirlos por los que duran-te muchos años servirían a la Virgen de las Aguas del Museo24. La Virgen de la Hiniesta los utilizó durante medio siglo has-ta 1966 si bien a lo largo de los años se realizarían pequeñas modificacio-nes y ampliaciones25. Por ejemplo el escudo que centra el respiradero frontal se mantuvo bas-tantes años con la herál-dica de la Hermandad de la Amargura hasta que fuese sustituido tras la guerra por el escudo de la Hermandad de la Hi-niesta que es el que po-demos ver en nuestra fo-tografía. En la década de los cincuenta el escudo volvería a ser cambiado por el de la corporación municipal añadiéndosele las mazas cruzadas en metal dorado y un bullón de terciopelo granate entre los imperiales de la corona.

Junto con estos res-piraderos la Hiniesta compró a la Amargura otros enseres procesio-nales y las cuatro mani-guetas labradas en pla-ta meneses. Estas maniguetas debieron perecer en el incendio de 1932 ya que en los años posteriores vemos que empezaron a utilizarse unas largas ma-niguetas de madera forrada de terciopelo azul de las que pendían unas borlas de pasamanería. Estas maniguetas que son las que podemos ver en nuestra fotografía todavía se conservan en las dependencias de la Hermandad de la Hiniesta26.

Llegamos ahora al dato que nos va a permitir de-cantarnos por una fecha concreta, 1944 o 1945, para fechar nuestras fotos. Los varales que vemos son obra también de Cristobal Ortega, pero a diferencia de los respiraderos, no fueron adquiridos a la Amargura sino encargados directamente al orfebre en 1913 junto a la candelería y peana por Guillermo Carrasquilla Ro-dríguez, hermano mayor de la Hiniesta27. Estos vara-

Figura 5. Palio de la Virgen de la Hiniesta dolorosa en la cabecera del lado de la epístola de la iglesia de San Martín (1944, fotografía Higinio Capote)

les de sencillo diseño serían sustituidos precisamente en 1945 por otros labrados por Seco28. Quedan con ello fechadas las fotografías realizadas por Higinio Capote en los días previos al Domingo de Ramos de 1944, pudiendo adivinarse en la túnica estofada de la Magdalena su recién terminada hechura.

No queremos terminar este artículo sin reconocer su deuda con los minuciosos trabajos de José María Escudero Merchante sobre la iglesia de San Martín y de Emilio José Balbuena Arriola sobre la Hermandad de la Hiniesta sin los cuales hubiese sido muy difícil de llevar a término. Así mismo queremos agradecer la colaboración prestada por los significados cofrades Fernando Benot Ferrón y Manuel Vigil-Escalera Pache-co en la ardua investigación sobre el fotógrafo Higinio Capote Muñoz.

Juan de la Palma, vol. I: Historia. Sevilla, 2008, pág. 189.

25. BALBUENA ARRIOLA, E. J. “Los antiguos respiraderos del palio de María Santísima de la Hiniesta”. En Hiniesta, boletín in-formativo nº 68, junio de 2006, 34-38.

26. BALBUENA ARRIOLA, E. J. Op. cit. pp. 37-38.

27. BALBUENA ARRIOLA, E. J. “Crónica viva de un siglo. 1905”. En Hiniesta, boletín informativo nº 47, enero de 1997, sin paginar.

28. Programa de Semana Santa de El Correo de Andalucía. Sevilla, 1945, pág. 15.

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En un magnífico libro conmemorati-vo, recientemente publicado sobre el VI centenario fundacional de la Her-mandad de gloria de Nuestra Señora de la Hiniesta, ha sido reproducida una desconocida fotografía en la que aparece la antigua Virgen

de la Hiniesta dolorosa en una procesión de rogativas en 1885 con motivo de una epidemia. La Virgen queda dis-puesta en un modesto paso de estilo neogótico que utilizaba la hermandad para sacar el misterio de la alegoría de la Santa Cruz, compuesto por los cuatro evangelistas que forman grupo ante un trono de nubes de donde salen las figuras de la Fe, la Esperanza y la Caridad, y que fue estrenado ese mismo año, cuyo canas-to hacía juego a su vez con las andas del segun-do paso que significaba un Calvario presidido por el Cristo de la Buena Muerte1.

Pues bien, queriendo dar una continuidad a ese serial menos conocido de instantáneas referidas a la Virgen de la Hinies-ta y a su cofradía, hemos escogido el período referido a la reorganización de la hermandad y a las primeras salidas pro-cesionales efectuadas en el siglo XX, optando por un conjunto de ocho fotografías dedicadas a dicha corpo-ración en el espacio comprendido entre 1906 y 1913, dejando otras inéditas estampas para ulteriores escri-tos correspondientes a otros tiempos de su historia.

Recordemos primeramente que fue en 19052, reorganizada la cofradía, cuando vuelve a realizar estación de penitencia, que no hacía desde el año 1891, por lo que verdaderamente el conjunto de instantáneas referido nos hace retroceder en una centuria a lo que era la Semana Santa heredada

del siglo decimonónico, donde los corte-jos no eran tan nutridos como en la

actualidad, ni tan coloridos, ni tan cuidados; donde las cofradías

pasaban apuros económicos y en muchas de las veces se hacía necesaria la presencia de un benefactor, mecenas o de varios miembros de la junta de gobierno para poder echarse a la calle en Semana Santa; don-de las túnicas de los na-zarenos y la vestimenta del público concentrado en las aceras encerra-ban reminiscencias de otros tiempos; y donde las orfebrerías no hacían

filigranas, ni el exorno flo-ral guardaba la homogenei-

dad requerida.Hemos sujeto el período

comprendido entre los años 1906 y 1913 para fechar el repor-

taje gráfico, ciñéndonos a que en el primero fue estrenado el manto y el

palio bordados por Juan Manuel Rodríguez Ojeda y en 1914 fueron ya fijadas las túnicas de nazareno de capa para el cortejo de la Virgen. Pues bien, acotado el momento al que nos evocan las ilustraciones, debemos hacer obligada referencia en primer lugar a sendos retaros de la cruz de guía

1. GONZÁLEZ RAMALLO, Víctor José. «El Calvario comple-to de la Hiniesta», en Boletín de las Cofradías de Sevilla. Nº 593. Julio, 2008. Pp. 682-685.

2. CARRERO RODRÍGUEZ, Juan. Anales de las cofradías sevillanas. Sevilla, 1991. Pp. 79.

Notas gráficas en la reorganización procesional de la

Cofradía de la Hiniesta (1906-1913)

Texto: ENRIQUE GUEVARA PÉREZFotografías: ARCHIVO DEL AUTOR y FUNDACIÓN

JUAN MARCH (LEGADO JOAQUÍN TURINA)

231

que aparece impresionada en idéntico lugar al que presentábamos otra fotografía publicada3 referente al paso alegórico hace un par de años en las páginas de este mismo Boletín de las Cofradías de Sevilla, por lo que no cabe la menor duda que el fotógrafo se apostó en dicho enclave para retratar a la cofra-día entera. La chiquillería de la calle, pululando a su antojo, invade al cortejo en una tarde soleada de Domingo de Ramos, que deja visibles las sombras en el adoquinado de la calle. Cuatro bocinas vuel-tas, ante la inminente presencia del primero de los pasos, dan inicio al cortejo y escoltan a la primera insignia que sigue los patrones de las sencillas cru-ces de guía de madera lisas con resplandores en el crucero.

En las dos siguientes tomas, contemplamos por entero la singularísima vestimenta de los nazare-nos, compuesta de túnica blanca de cola rizada y antifaz de raso azul, con cinturón de esparto, que venían usando para el acompañamiento de todos los pasos. La cola reposada sobre el brazo, hasta

de los más pequeños, dejando ver el plisado, im-prime un sello romántico que se ha perdido entre nuestras hermandades, más hay que hacer notar que esta misma Hermandad de la Hiniesta las tornó en 1914 para los nazarenos del paso de palio es-trenando túnicas formadas por sotanas y antifaces de raso azul con escudo bordado en plata con los atributos parroquiales y una cruz, capa de meri-no blanca, del mismo color y calidad que las de la Macarena de 1888, quién sabe si propiciado por la cercanía de ambas hermandades o por la presencia de Rodríguez Ojeda y su influencia artística, con es-cudo estampado con los atributos del Triunfo de la Santa Cruz, cordón de hilo azul y plata, zapatillas de charol con hebillas de plata y guantes blancos. Venía a ser de esta forma descrita la séptima her-mandad en incluir capa a sus túnicas, y la primera en seguir el estilo macareno. Tras ella, en tan solo quince años, podremos ver cómo se impone la capa en hermandades como la Lanzada en 1916, San Ro-que en 1918, Gitanos en 1918, Cachorro en 1918, Montserrat en 1920, Panaderos en 1921, Cigarreras en 1922, Museo en 1924, Cena en 1925, Estrella en 1925, San Bernardo en 1925, Esperanza de Triana en 1926, San Benito en 1928, cerrando este periodo

3. GUEVARA PÉREZ, Enri-que. «Memoria del antiguo paso alegórico de la Hermandad de la Hiniesta», en Boletín de las Co-fradías de Sevilla. Nº 623. Ene-ro, 2011. Pp. 60-62.

232

la Hermandad de San Esteban en 1929.Ni que decir tiene que varias de las fotografías

que traemos a colación fueron en su día utilizadas como recurso gráfico periodístico, si bien la única en la que se vislumbra el crucificado con la Magda-lena arrodillada a sus pies, y una interesantísima perspectiva de las filas nazarenas, fue publicada en el año 1913, y aquella en la que puede verse el estandarte por entero, apoyado en el suelo, ante el palio de la Virgen, fue portada del diario ABC el día 15 de abril de 1908, Miércoles Santo, por lo que bien podríamos asegurar que fue tomada ese mismo año.

Continuando con las imágenes que pudieran parecer más atractivas de todo el serial, en donde se capta al paso de palio de María Santísima de la Hiniesta en pleno procesionar, atravesando incluso escenarios urbanos a falta de adoquinar, y rodeado por caras de gentes que coinciden entre una toma y otra, la vista se nos va precisamente a la pieza

de bordado en estado puro que cubre a la imagen, y que fuera estrenada en 1906, junto a un manto que no se nos permite visualizar. Recordemos que su autor, Juan Manuel Rodríguez Ojeda, ingresaba en la recién reorganizada Hermandad de la Hinies-ta en 1905, viniéndose a convertir la cofradía de San Julián, al igual que venía ocurriendo con la de la Macarena, en una corporación familiar para los Rodríguez Ojeda. De hecho, en el primer cabildo ce-lebrado en la citada hermandad, llevado a efecto el 9 de mayo del mencionado año 1905, aparecía Juan Manuel ostentando el cargo de teniente de hermano mayor. Además, su sobrino, Guillermo Carrasquilla Rodríguez, figuraba como mayordomo segundo, y su sobrino político, Domingo de la Torre, como dipu-tado mayor de gobierno4. Como no podía ser otra manera, estos diseños y bordados del nuevo paso de palio de la Virgen de la Hiniesta los ejecutaría el propio Juan Manuel y su taller, quedando dichas piezas enmarcadas en lo que se ha venido llamando etapa de madurez del artista (1900-1917), siendo la más brillante y de mayor trascendencia en las artes del bordado del siglo XX.

El palio que en origen estaba bordado en plata sobre un raso azul, se presenta tal y como fuera ideado, de cajón con una originalísima fantasía en su caída que viene a sustituir a los flecos o bellotas tan recurrentes en nuestros días, y con un gran es-cudo que en la parte central sobrepasa la altura del propio paso, siendo posiblemente en 1929, cuando dicho palio cambiaría la fisonomía, especialmente en lo referido a su crestería y caída, acercándose a cuanto conocemos en la actualidad.

Cabría recordar como último apunte, que este palio ha venido a configurar la conocida por muchos, trilogía juanmanuelina en el concepto del bordado de su motivo central, ya que guarda un gran pare-cido con los mismos ideados para las hermandades del Gran Poder (1903) y del Santo Crucifijo de la Salud de Jerez de la Frontera, ambos procesionados en la madrugá sevillana y jerezana de cada año.

Por todo ello, cuando el próximo Domingo de Ra-mos veamos pasar, D.m., a la Cofradía deberemos hacer un ejercicio de comparatismo y recordar a tra-vés de la memoria gráfica cuáles fueron los inicios, ya centenarios, de esta Hermandad de la Hiniesta dolorosa de San Julián.

4. AA.VV. Juan Manuel, el genio de Rodríguez Ojeda. Ca-tálogo de la exposición. Sevilla, 2000. Pp. 65.

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Hacemos en esta ocasión un recorrido por la historia de la Hermandad de la Hinies-ta en el siglo XX a través de testimonios gráficos de gran interés y curiosidad, así veremos en primer lugar los pasos pro-cesionales entre 1906 y 1931, la evolu-ción de la túnica de nazareno durante

el siglo XX y el proceso de renovación de los sagrados titulares en el periodo 1937 – 1945 cuando la hermandad de manos del imaginero Antonio Castillo Lastrucci, realiza nuevas imágenes. Aportamos para este artículo imágenes que no han sido difundidas en la mayoría de los casos, por lo que para muchos son totalmente inéditas.

Pasos procesionalesEn la reorganización de 1905 la hermandad pro-

yecta hacer estación de penitencia con tres pasos, el Triunfo de la Santa Cruz, el Cristo de la Buena Muerte con Santa María Magdalena, a partir de 19091, y la Virgen de la Hiniesta Dolorosa bajo palio. Para tal fin la Hermandad se propone hacer nuevas andas para sus sagrados titulares. El primer paso, que representaba una alegoría del Triunfo de la Santa Cruz estaba com-puesto por los cuatro evangelistas: Juan, Lucas, Mar-cos y Mateo contemplando una gran nube sobre la que se posaban las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad, cada una con sus atributos propios y tras ellas la Santa Cruz flanqueada por palmas como símbolo de la victoria de la cruz redentora frente al pecado2.

Miscelánea gráfica de la Hermandad de la

Hiniesta

En los primeros cabildos antes de la estación de penitencia del año 1906 se recoge la preocupación de la junta de gobierno por hacer las oportunas refor-mas que deberían tener las andas procesionales, así se crea una comisión para visitar talleres de dorado, contactándose con el tallista José Gil, que presenta un diseño de paso “que se pretende restaurar”3. No sabemos exactamente la tarea que desarrolló el ar-tista anteriormente citado, si intervino en unas obras nuevas o de restauración de alguna ya existente y adquirida por la Hermandad, ya que los dos prime-ros pasos que sacaría la hermandad en 1906 eran de madera oscura con incrustaciones metálicas y cande-labros plateados4. Así nos lo confirma también Pérez Porto en su descripción de los pasos que hace a prin-cipios de siglo5.

Traemos en primer lugar una curiosa e inédita fo-tografía del paso del Triunfo de la Santa Cruz dentro del templo parroquial de San Julián6, en el tercer tramo de la nave de la epístola, junto a la puerta lateral que da a la plaza de Moravia. Se advierten en la instantá-nea, tras el paso, el gran mural del San Cristóbal, obra de 1484, de Juan Sánchez de Castro y el cancel de la puerta, ambos elementos destruidos en el incendio del 8 de abril de 19327. La fotografía puede datarse entre 1906 y 1907. El paso se situaba enfrentado a la nave central del templo y se aprecian las figuras descritas anteriormente de las virtudes teologales y los cuatro evangelistas junto a la cruz y las palmas.

1. (H) EMEROTECA (M) UNICIPAL DE (S) EVILLA. El No-ticiero sevillano. 3 de abril de 1909, p. 2.

2. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: Crónica viva de un siglo en Hiniesta. Nº 47. Enero 1997, p. 13.

3. (A) RCHIVO (H) ISTÓRI-CO (H) ERMANDAD DE LA (H) INIESTA. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildos generales de 16 de junio y 15 de octubre de 1905. Folios 134 y 136.

4. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: Crónica viva de un siglo. 1906 en Hiniesta. Nº 48. Mayo 1997, p. 29.

5. PÉREZ PORTO, Luis: Re-lación e historia de las cofradías sevillanas desde su fundación hasta nuestros días. Sevilla 1908, p. 62.

6. H.M.S. Revista Arcoíris. Abril 1907.

7. HERNANDEZ DÍAZ, José: La iglesia parroquial de San Ju-lián. Sevilla 1933, p. 17.

El paso alegórico del Triunfo de la Santa Cruz hacia 1906-1907

Texto: EMILIO JOSÉ BALBUENA ARRIOLAFotografías: EMILIO JOSÉ BALBUENA ARRIOLA, FOTOTECA

MUNICIPAL DE SEVILLA, FUNDACIÓN JUAN MARCH (LEGADO JOAQUÍN TURINA) y ARCHIVO DEL AUTOR

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Estas imágenes fueron realizadas por el artista Ma-nuel Pérez Gisbert que concluyó su ejecución el 2 de abril de 19068. Las imágenes de poco mérito artístico eran todas de vestir. Este paso procesionó desde 1906 hasta 1910, debido a la precaria situación económica que sufría la hermandad y el coste de su salida. En 1912 se adapta para que el Cristo de la Buena Muerte y Santa María Magdalena procesionaran en el mismo.9

En la siguiente fotografía se aprecia el Santísimo Cristo de la Buena Muerte con Santa María Magdale-na en una imagen que puede fecharse entre 1909 y

191010, ya que el misterio aparece en el paso que fuera creado en 1906 para el crucificado y sabemos que hasta 1909 no era acompañado por María de Magdala, cam-biándose el paso al anterior por el alegórico a partir de 1912, por tanto son esos dos años señalados anterior-mente los únicos posibles para fechar esta instantánea. El paso se iluminaba por candelabros de guardabrisas. La imagen del Cristo de la Buena Muerte remataba el retablo mayor de San Julián y era propiedad de los mar-queses de la Granja, que lo cedían a la hermandad para efectuar la estación de penitencia. Se trataba de una imagen del taller de Felipe de Rivas (1640-1647) que llevaba potencias de metal plateado que aún conserva la Hermandad11 y que pensamos que pudieran realizar-se en 1907 ya que en las actas de ese año se habla de la inclusión en el inventario de la hermandad entre otros enseres los “potenciales del Señor”12. La imagen de Santa María Magdalena era de candelero y vestía túnica morada y manto amarillo bordados en oro, obras de Juan Manuel Rodríguez Ojeda contratados en diciem-bre de 1907 por el precio de mil pesetas. Tenía a su propia camarera encargada del cuidado de su ajuar y la referencia más antigua que tenemos es de mayo de 1911 cuando se elige a Dª. Leonor Fernández, esposa

8. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: Crónica viva de un siglo. 1906. Ibídem, p. 9,

9. Revisando las actas en-tre 1906 a 1910 sobre su salida procesional en esos años y como en 1911 la Hermandad decide no efectuar la estación de peni-tencia. Por testimonios gráficos se aprecia como el mismo paso alegórico sería utilizado entre 1912 y 1931 como andas proce-sionales del Santísimo Cristo de la Buena Muerte y Santa María Magdalena.

10. Hiniesta. Boletín in-formativo de la Hermandad de la Hiniesta. Nº 40 septiembre 1993. María Milagros Ciudad Suárez hace un comentario so-bre el archivo histórico de la Hermandad con algunas curiosi-dades en forma de instantáneas y documentos.

11. DABRÍO GONZÁLEZ, María Teresa: Felipe de Rivas. Escultor (1609-1648). Colección Arte Hispalense. Sevilla 1985, p. 69.

12. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo general 13 de octubre de 1907, folio 149.

El paso del Cristo de la Buena Muerte hacia 1909-1910

Potencias del Cristo estrenadas en 1907

El paso del Cristo de la Buena Muerte tras salir en 1929

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de un miembro de la junta de gobierno que sería más tarde Hermano Mayor, D. Antonio Chicón13.

La siguiente fotografía representa uno de los mo-mentos más intensos de la estación de penitencia de la hermandad como era el caso de la salida, debido a su especial dificultad y así lo describe El Correo de Andalucía en 1929 donde dice que “es la primera co-fradía que sale, por lo que los buenos cofrades acuden todos a San Julián por cuya estrecha puerta cuesta gran trabajo pasen los pasos”. La imagen de la gran multitud agolpada alrededor el paso era habitual en la década de los veinte. Esta fotografía en concreto pen-samos que pueda fecharse en 192914, ya que según la prensa de la época estrenaba túnicas para los nazare-nos del paso de Cristo, como puede verse en el detalle del ángulo inferior derecho, donde una túnica de cola azul con el escudo corporativo en el antifaz, delata esta circunstancia. El recorrido ese año 1929 variaba a la ida por la calle Pasaje Mallol en lugar de Fray Diego de Cádiz. La banda de música que interpreta los prime-

13. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo general 1 de diciembre de 1907, folio 151. Cabildo de oficiales 15 de mayo de 1911, folio 175 (v).

14. Fotografía de la Fotote-ca Municipal de Sevilla.

La Virgen de la Hiniesta en paso de gloria el 23 de septiembre de 1906

El escudo del antiguo estandarte, ahora en una bandera

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ros acordes de la marcha procesional es la banda de cornetas y tambores del Tubero, formación que tenía dieciséis componentes con un limitado número de cor-netas secas largas y unas seis cornetas de llave15.

Cerramos este apartado de comentario de fo-tografías sobre los pasos procesionales hasta 1931 con dos curiosas fotografías de la Virgen de la Hi-niesta en sendos pasos, uno de gloria y en su paso de palio el Domingo de Ramos. En relación a la pri-mera fotografía se trata de una de las procesiones de gloria que se realizaba en el mes de septiembre con la imagen dolorosa por las calles del barrio, coincidiendo con sus cultos en torno a la fecha de la festividad de los Dolores de la Virgen. Sabemos que el 23 de septiembre de 1906 la Virgen de la Hiniesta dolorosa procesionaría por vez primera en el siglo XX en un paso de gloria estrenándose el es-tandarte corporativo donde aparecía el escudo com-puesto por un óvalo central bordado en oro y sedas de colores con la heráldica de la hermandad: en la cartela derecha las armas de Castilla y León con el símbolo de las flores de lis, símbolo de la dinastía de los borbones en el centro. En la cartela de la iz-quierda de forma partida dos motivos heráldicos, el corazón llameante con la espada que lo atraviesa en alusión a los dolores de la Santísima Virgen según la profecía de Simeón y el otro motivo es la mitra con la cruz y el báculo de San Julián como sede ca-nónica de la hermandad. Centrando ambas cartelas una cruz rodeada de palmas se superpone a un cáliz con sagrada forma, en clara referencia al titular del Triunfo de la Santa Cruz y al carácter sacramental de la hermandad. Alrededor de este óvalo heráldico una cenefa bordada en oro y el toisón de oro tim-brado por corona real completan el conjunto. Otros motivos decorativos de hojas de acanto aparecen también en la faldilla y remate del estandarte16. En noviembre de ese año se insta en cabildo general al señor mayordomo al “abono de los gastos origina-dos con motivo de la confección de dicho estandar-te”17 . En 1997 fue adquirido nuevamente este escu-do y en 1999 adaptado a la bandera cruzada azul y roja del cortejo de nazarenos del paso de Cristo por Antonio Martín Álvarez con asta de caoba y remate en plata de Hermanos Caballero y Orfebrería Mallol, respectivamente18.

Era habitual en estos primeros años del siglo XX el efectuar fiestas y verbenas en honor a la Virgen de la Hiniesta en septiembre, realizándose proce-siones gloriosas con la imagen, donde como apa-rece en la fotografía la imagen vestía con el man-to azul de raso bordado en plata y la saya blanca

bordada en oro y sedas de colores, ambas piezas de Juan Manuel Rodríguez Ojeda, así como el fal-dón con bordados en plata sobre raso azul que fue estrenado en la estación de penitencia de 1906. El moldurón de estrellas pertenecía al paso alegóri-co19.

La siguiente fotografía podemos fecharla entre 1930-1931 años previos al luctuoso incendio donde desaparece la imagen de la Virgen de la Hiniesta Do-lorosa. En ella aparece el paso de palio entrando en la antigua calle Rubios, actual Fray Diego de Cádiz, con la presidencia detrás del cuerpo de acólitos y en el centro el párroco de San Julián, Rvdo. Sr. D. Ismael Delga-do Rasco. La difícil calle adoquinada hace efecto en el andar del paso. Es de reseñar el curioso exorno floral a base de claveles “de color grana”20 . Los nazarenos y el propio párroco portan unas varas de las que aún conserva la Hermandad dos galletas. Son de diseño circular con el escudo corporativo: mitra con cruz y báculo, corazón llameante con espada atravesándolo y centrando todo un cáliz del que brota la santa cruz con palmas a los lados. En la parte superior las armas de Castilla y León21.

En cabildo general de 7 de febrero de 1907 se da cuenta de la intención de adquirir varas para las presi-dencias que por testimonios gráficos de 1908 podemos afirmar que son las mismas que aparecen en esta ins-tantánea, por lo que su realización se puede concretar en 190722.

Evolución de la túnica de nazarenoEn los grabados de M. Grima de finales del siglo

XIX, coincidiendo con la etapa de la reorganización de 1879 se aprecian las túnicas que usaban los na-zarenos del paso alegórico del Triunfo de la Santa Cruz y del misterio del Cristo de la Buena Muerte. En el primer paso la túnica era de cola blanca con antifaz negro, mientras que en el segundo paso tan-to la túnica como el antifaz eran de color negro23.

En la reorganización de 1905 un aspecto impor-tante de los detalles estéticos de la cofradía, aparte de la realización de nuevos pasos, será la disposi-ción de nueva túnica para los nazarenos, que utili-zarán los mismos colores que la Virgen de la Hinies-ta dolorosa lucía en su paso procesional, así el azul y el blanco quedarán proyectados en una túnica de cola blanca y un antifaz de raso azul. El hecho de utilizar el raso en color azul muestra las similitu-

15. H.M.S. El Correo de An-dalucía y La Unión. 24 de marzo de 1929; MUÑOZ BERROS, José Ramón: Pentagrama de Pasión. Jaén 1996, p. 29-30.

16. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo general 7 de septiembre de 1906, folio 139 (v). BALBUE-NA ARRIOLA, Emilio José: Cró-nica viva de un siglo 1906 (II) en Hiniesta. Nº. 49. Enero 1998, p. 16.

17. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo general 24 de noviem-bre de 1906, folio 142.

18. Hiniesta. Boletín infor-mativo de la Hermandad de la Hiniesta. Nº 47 y 52. Enero 1997 y Mayo 1999.

19. BALBUENA ARRIOLA, Emilio José: Crónica viva de un siglo 1906 (II) en Hiniesta Nº 49. Ibídem.

20. H.M.S. El Liberal. 15 de abril de 1930: La de San Julián.

21. Hemos podido compro-bar su existencia y ha sido foto-grafiada para compararla con los testimonios gráficos existentes.

22. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo general 7 de septiembre de 1906, folio 143 (v).

23. MÁRQUEZ Y ECHEAN-DÍA, Luis: Las Cofradías de Se-villa. Sevilla 1983 (reed.), p. 8.

El paso de palio a finales de los años 20

Galleta de una vara de presidencia estrenada en 1907

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des con la calidad del mismo material usado por Juan Manuel Rodrí-guez Ojeda en el paso de palio, así mismo hay que recordar que en la primeras salidas pro-cesionales de la Virgen de la Hiniesta, hasta el año 1915, la saya que usaría es blanca borda-da en oro, por lo que la semejanza en tonalida-des con la túnica de los nazarenos es patente. El 27 de noviembre de 1905, reunida la junta de gobierno con la úni-ca misión de establecer las túnicas de la cofra-día el hermano mayor, D. Benito Sánchez Vé-lez presentó “muestras de telas blancas y raso, para la confección de las túnicas, así como las de cinturón de esparto, eligiéndose por unani-midad que fuese de la marca la modernista la tela blanca para la túnica, raso azul para los antifaces y el cinturón de esterilla de esparto de once centímetros de ancho”. Se com-pletaba la túnica con “medias y guantes blancos, zapatos de charol negro y hebillas plateadas”. Tene-mos pues la descripción íntegra de la primera túnica del siglo XX en la hermandad que permanecerá así hasta que en 1914 se estrenan las del cortejo del palio. En ese cabildo se establece como suminis-tradores de los tejidos para la elaboración de las túnicas a los señores Pueyo Carmona y Compañía para telas y rasos y con los señores Alferiz para los cinturones de esparto. Las túnicas las realizaría la hermandad y por iniciativa de Guillermo Carras-quilla Rodríguez, se ofrecieron facilidades para ser

adquiridas por los hermanos. Las medias, guantes, zapatos de charol y hebillas corrían por parte de los hermanos24.

En la instantánea que es posterior a 191325, al aparecer un nazareno de capa, se aprecian varios nazarenos del cortejo de Cristo portando la bandera cruzada azul y blanca (previsiblemente el segundo tramo) posando para hacerse la fotografía, por lo que se muestran vueltos hacia la cámara en plena plaza de Moravia con el suelo adoquinado, viéndose la calle Juzgado al fondo a la izquierda y las verjas de la entrada al Pasaje Mallol a la derecha. Resulta curioso como la uniformidad queda rota por alguna sandalia de tiras en lugar de zapatos de charol, la ausencia de escudos, salvo el caso del nazareno del

24. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo de oficiales 27 de no-viembre de 1905, folios 134 (v) y 135.

Túnica de los nazarenos del paso de Cristo, 1906-1928

Túnica de los nazarenos del paso de Cristo, 1929-1962

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25. Fotografía de la Fotote-ca Municipal de Sevilla.

26. A.H.H.H. Libro de actas. Julio de 1879 a julio de 1924. Cabildo de oficiales 16 de junio de 1913, folio 192 y 193. Ca-bildo generales 17 de junio de 1913, folio 195 (v) y 11 de julio de 1920, folio 251.

27. Por referencias gráficas se aprecia esta curiosidad de la presidencia del paso del Cristo de la Buena Muerte con naza-renos con túnicas de capa aún en los años 1929 – 1935 cuando había distinción de túnicas de un cortejo a otro.

28. H.M.S. El Correo de An-dalucía y La Unión. 24 de marzo de 1929.

29. Fotografía de la Fotote-ca Municipal de Sevilla.

30. H.M.S. ABC de Sevilla. 7 de abril de 1963, p. 63.

31. H.M.S. ABC de Sevilla 7 de septiembre de 1937, p. 13; ROS, Carlos: Historia de la igle-sia de Sevilla. Barcelona 1992, p. 816-818.

32. Fotografía del fondo particular del autor.

33. Fotografía de la Fotote-ca Municipal de Sevilla. H.M.S. ABC de Sevilla 7 de septiembre de 1937, p. 13.

cortejo de palio y la hermosa visión de las colas rizadas sobre el brazo izquierdo, que confieren gran elegancia.

En 1913, reunida en cabildo de oficiales la junta de gobierno el 16 de junio, se propone hacer para la próxima Semana Santa un “cierto número de tú-nicas para el paso de Ntra. Sra. siendo cada una de éstas costeadas por cuenta propia del hermano”. Según la descripción que se hace, debían de ser de la siguiente forma “túnica y antifaz de raso azul, capa blanca, cordón en seda y plata, botones blan-cos, escudo bordado en plata y sedas en colores, medias y guantes blancos de cabritilla, zapatillas de charol y hebillas plateadas”. Se aprueban también un reglamento para la túnica y su uso de once artí-culos y en el artículo noveno se indica que el precio aproximado de la túnica era de setenta pesetas. En el cabildo general de 17 de junio quedan aproba-das las nuevas túnicas y se crea una comisión para su elaboración en la que forma parte Juan Manuel Rodríguez Ojeda. La cuestión de los botones blan-cos no debió llevarse a cabo puesto que no hemos encontrado fotografías con los mismos, a pesar que incluso en 1920 a propuesta del hermano Espino Muñoz se acordó cambiar los botones a color blan-co26.

En 1914 por tanto quedan diferenciadas las túni-cas de los cortejos de Cristo y de Virgen, las prime-ras de cola y las segundas de capa y no será hasta 1929 cuando se sustituya la del Cristo por una tú-nica de cola de tela azul y cíngulo rojo, zapatos con hebillas y guantes azules, aunque en la presidencia del paso de Cristo permanezcan los nazarenos con túnica de capa, aspecto que no cambiaría hasta 1938 cuando procesiona por vez primera la imagen tallada por Antonio Castillo Lastrucci27. En el antifaz apare-ce el escudo corporativo. El senatus realizado por Juan Manuel Rodríguez Ojeda es el que actualmen-te abre el segundo tramo del Cristo y está bordado en oro sobre terciopelo azul oscuro. Fue comenzado en 1927 y concluido en 1929 según referencias pe-riodísticas28. La fotografía que adjuntamos podemos fecharla entre 1930 – 1931, debido al itinerario por donde está tomada, la Puerta de Córdoba, por donde sabemos que recorrió su camino la cofradía en esos años29.

En 1963 se estrenan las actuales túnicas de cola con antifaz azul y sandalias marrones para el paso de Cristo y permanecen las de túnicas y antifaz azul con capa blanca para el palio añadiéndose las san-dalias negras30. Según parece la novedad de las san-dalias proviene por la unión de la hermandad con la orden franciscana desde principios de la década de los cuarenta del siglo pasado.

Nuevas imágenesEntre abril de 1932 y julio de 1936 la Herman-

dad de la Hiniesta perdería, en sendos incendios, todas sus imágenes a excepción de la Inmaculada Concepción, titular de la sacramental de San Julián que estaba fusionada con la de penitencia de Nuestra Señora de la Hiniesta desde finales del siglo XIX. En el transcurso de los años posteriores a esta pérdida el propósito de la corporación será la creación de nuevas imágenes, así entre septiembre de 1937 y septiembre de 1945, el imaginero Antonio Castillo Lastrucci será el encargado de recrear el patrimo-nio devocional en nuevas imágenes de gran calidad artística que no desmerecieron a las desaparecidas, así en septiembre de 1937 termina la Virgen de la Hiniesta Dolorosa, que será bendecida el día 5 de septiembre de ese año en la iglesia de San Luis de

los franceses. Al acto asiste el Excmo. Sr. D. Jeróni-mo Armario Rosado, vicario de la diócesis, al estar la sede hispalense vacante, al haber fallecido el carde-nal Eustaquio Ilundáin y Esteban el 10 de agosto de 1937 y no siendo nombrado sucesor por Su Santidad Pío XI hasta el 14 de septiembre del mismo año, en la persona del cardenal Pedro Segura y Sáenz, que llegaría a Sevilla poco después, el 12 de octubre31.

Aportamos una fotografía de nuestro fondo par-ticular, debida al famoso fotógrafo Albarrán donde la imagen está vestida de forma inusual con una es-pecie de sábana o colcha blanca que tapa a toda la imagen de la cabeza hacia abajo y que se recoge en las manos que se cruzan sobre el pecho. La belleza de la instantánea habla por sí sola y dicha fotografía está realizada en el taller del escultor antes de la bendición de la imagen32.

La siguiente fotografía es del 5 de septiembre de 1937 en la iglesia de San Luis de los Franceses. En el presbiterio se pueden ver las autoridades ecle-siásticas representadas en el señor vicario, Jerónimo Armario, revestido solemnemente con capa pluvial y en actitud de oración, a la derecha de la imagen y el párroco de San Julián, Ismael Delgado, a la izquierda de la imagen junto a la junta de gobierno de la her-mandad, tras la que se aprecia el estandarte corpo-rativo. También aparece otro cargo eclesiástico que bien pudiera ser el coadjutor de San Julián, así como algunos acólitos con dalmáticas. La Virgen apare-ce ante un dosel liso, sobre su peana procesional y vestida con la saya roja de 1916 de Juan Manuel Rodríguez Ojeda y un manto de brocados que no re-conocemos. El tocado de la Virgen es una mantilla que cubre la cabeza y pecho de la imagen y sobre su cabeza una toca de sobremanto. La corona es de metal plateado del primer cuarto del siglo XX. Tal y como dice la crónica periodística el altar se adornaba con flores (varas de nardos) y terminada la bendi-ción, que tuvo lugar a las 10:00 horas de la mañana, la Virgen estuvo expuesta en besamanos “desfilando los cofrades y numerosos fieles”33 .

En enero de 1938 en el mismo templo de San Luis, sería bendecida la imagen del Cristo de la Bue-na Muerte, concretamente el 3 de abril a las doce del mediodía por el vicario general de la diócesis, Jeróni-mo Armario y Rosado, siendo trasladadas las imáge-nes titulares a las nueve de la noche al templo de los

La actual imagen de la Virgen de la Hiniesta antes de su bendición

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Terceros para la estación de penitencia34. Traemos dos instantáneas pertenecientes a nuestra colección particular con el Santísimo Cristo de la Buena Muer-te en el taller de Castillo Lastrucci y hechas por el fotógrafo Albarrán. En la primera la imagen aparece desclavado de la cruz y en la segunda ya la obra totalmente terminada, donde se aprecia la belleza de la imagen.

Para finalizar se muestra una instantánea del mismo fotógrafo publicada en la revista Calvario de 1950 donde está el Cristo de la Buena Muerte con una potencias de flor de lis que aún conserva y que están realizadas en plata dorada. Hemos encontrado la fecha de la bendición e imposición de las mismas, el domingo 26 de marzo de 1939, a las once y media en la iglesia de San Luis de los franceses, siendo bendecidas por el vicario general del arzobispado. Ese mismo día a las ocho de la tarde fueron trasla-dadas las imágenes a la iglesia de los Terceros para efectuar la estación de penitencia35.

Bendición de la Virgen de la Hiniesta el 5 de septiembre de 1937

El Cristo de la Buena Muerte aún sin colocar en la cruz

Imagen del Cristo antes de su bendición

El Cristo con las potencias bendecidas en 1939

34. H.M.S. ABC de Sevilla 30 de marzo de 1938, p. 15.

35. H.M.S. ABC de Sevilla 26 de marzo de 1939, p. 14.

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ARTE

el otoño del año 1868 fue nefasto para muchas hermandades sevillanas, y en particular para la del Prendimiento, que vio cómo a raíz de la revolución conocida como La Gloriosa, el tem-plo que hasta entonces había sido su sede canónica, la iglesia parroquial de

Santa Lucía, era clausurado, debiendo los cofrades sa-car del templo sus sagradas imágenes titulares, que junto a los enseres propios fueron depositadas en el al-macén que poseía la corporación junto a dicha iglesia, inmueble que aún conserva en nuestros días. Según el testimonio de José Bermejo, allí permanecieron las imágenes privadas de todo culto durante ocho años, con la desgracia de que la riada sufrida por la ciudad en 1876 afectó gravemente al almacén, sufriendo por ello gran daño no sólo los enseres, sino también, en diverso grado, las propias imágenes del Señor y de la Virgen, y las figuras secundarias del paso de misterio. Refiriéndose a las primeras, señala que “en la forma que aquellas quedaron, no podían exponerse al público para el culto”1. Dice también el citado investigador y cofrade, de cuyo fallecimiento se cumplen ahora ciento veinticinco años, que las mencionadas esculturas hu-

La imagen de la Virgen de Regla y el

escultor Jiménez Astorga

El testimonio de Juan Manuel Rodríguez Ojeda

Texto: FRANCISCO AMORES MARTÍNEZFotografías: ARCHIVO, RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDRO

y RAFAEL ALCÁZAR OTERO

bieron de ser “restauradas” con tal motivo por el se-ñor Astorga, en alusión al escultor Gumersindo Jimé-nez Astorga, quien a su juicio consiguió con su trabajo que las citadas efigies mejorasen su aspecto. Pues bien, en el presente artículo nos proponemos arrojar algo de luz sobre la verdadera envergadura de aquella intervención de Jiménez Astorga en las imágenes pro-pias de la Hermandad del Prendimiento, en base a los datos que nos ofrece un inventario de los bienes de la mencionada corporación, realizado en los albores del siglo XX.

En diciembre del año 1896 se materializó la fusión de la Hermandad de Nuestro Padre Jesús del Poder en su Prendimiento y Nuestra Señora de Regla, por entonces establecida en la iglesia de los Terceros, con la de San Andrés Apóstol, ésta última fundada por los maestros alarifes y con sede en su capilla propia de la actual calle Orfila. El día 27 de ese mes y año el notario José María Agudo levantaba acta de la unión de estas dos históricas corporaciones, actuando en el acto como apoderados Antonio Muela y Guijarro, al-calde primero de la de San Andrés, y Francisco Peña y Mesa, por parte de la del Prendimiento. Entre otras clausulas de la escritura se señalaba como obligación

1. BERMEJO Y CARBALLO, José. Glorias religiosas de Sevi-lla. Sevilla 1882, pp. 134-135.

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de la hermandad fusionada que “se haga por ambos mayordomos un inventario de lo que pertenece a cada Hermandad, uniéndose todo en un solo documento”2. Al parecer el cumplimiento de este mandato, derivado del traslado de la Hermandad del Prendimiento, con sus imágenes y parte de sus enseres, a la capilla de San Andrés, se retrasó algunos años, probablemente a causa de las necesarias reformas que hubo que llevar a cabo en el templo. Por parte de la vicaría general del arzobispado se había solicitado reiteradamente que se realizase ese inventario y se le enviase con las debidas formalidades, como una de las condiciones necesarias para autorizar la reapertura al culto de la capilla. El encargado de elaborar el inventario era Juan Manuel Rodríguez Ojeda, quien desempeñaba entonces el car-go de teniente de hermano mayor de la corporación, al mismo tiempo que el de administrador o mayordomo de la misma, y responsable por tanto del cuidado de su patrimonio. A comienzos del verano del año 1901, el alcalde primero Antonio Muela se dirigía por escrito al vicario general excusándose y solicitando que se le eximiera de “las responsabilidades que pudiera con-traer en no haber hecho entrega de los útiles, ropas y alhajas de la Hermandad que represento el administra-dor o Mayordomo Don Juan Manuel Rodríguez Ojeda, quien sin embargo de la última providencia de V. S. I. y de haberse cumplido con creces el plazo que se le señalaba no ha tenido por conveniente el acatar dicha superior resolución”3. Las nuevas advertencias surtie-ron efecto y el día primero de agosto se personó el mayordomo en la capilla de San Andrés, acompañado del mencionado alcalde y del hermano mayor, al efecto de realizar el inventario de los bienes de la hermandad, que fue entregado al vicario el día veintiuno de agosto del citado primer año del siglo XX4. Rodríguez Ojeda, que regentaba el taller de bordado que revolucionaría la estética de la Semana Santa sevillana en las últimas décadas del siglo XIX y las primeras del siguiente, era mayordomo de la hermandad del Prendimiento desde el año 1898, simultaneando el mismo con el de te-niente de hermano mayor desde 1900 a 19025, y más tarde seguiría formando parte de la junta de gobierno hasta el año 19206, siendo por tanto destacado pro-tagonista del resurgimiento de la hermandad en esta época, para la que realizaría valiosas piezas.

Pues bien, el inventario elaborado por Juan Ma-nuel, que por su interés transcribimos en su mayor parte al final de este trabajo, comienza describiendo la única nave de la capilla de San Andrés y sus altares, y al referirse a la capilla mayor y su altar dice que en el primer cuerpo del mismo se venera “la Imagen de la Virgen de Regla, del reputado artista Jiménez de Astorga y es de bastante mérito”. Más adelante se-ñala que la imagen del Señor del Poder, de cuya au-toría nada indica, recibe culto en un altar del lado del evangelio. Por último, al describir los enseres y objetos existentes en el almacén de la hermandad, se refiere a las imágenes secundarias del paso del Prendimien-to, especificando que las de San Juan, Santiago y San Pedro “son de buen mérito y hechas por el ya mencio-nado escultor Jiménez de Astorga”, mientras que de la de Judas dice que se atribuye a Hita del Castillo, siendo de autor desconocido las cuatro figuras de los romanos que completaban el paso. Por tanto, Rodríguez Ojeda y con él la junta de gobierno de la hermandad en 1901, adjudica la autoría de la Virgen de Regla y de tres de los apóstoles del paso de misterio al escultor Gumer-sindo Jiménez Astorga. Conviene poner de relieve que se trata de una opinión autorizada: Rodríguez Ojeda conocía bien la historia de la hermandad, tenía acceso a su archivo, y sobre todo al contacto directo con sus sagradas imágenes. Era un cofrade experimentado, re-

lacionado como se sabe con varias corporaciones de la ciudad, y perfecto conocedor del mundo del arte y de las artesanías relacionadas con las cofradías se-villanas. A partir de aquí debemos poner en relación este documento con los estudios realizados y publi-cados hasta hoy relativos a la historia material de la imagen mariana y de las demás de la hermandad del Prendimiento.

En primer lugar, el documento que estudiamos confirma la intervención de Jiménez Astorga que ya había dado a conocer Bermejo someramente. Por su parte, el profesor Roda Peña ha podido comprobar en el archivo de la corporación los pormenores de la mis-ma, y aunque los registros en los libros de la her-mandad no especifican su alcance, sí nos informan de que por su labor “restauradora”, que se estima debió finalizar en los primeros meses de 1877, el artista per-cibió la considerable cantidad de 4.400 reales7. De la documentación de 1901 que ahora damos a conocer se desprende que Jiménez Astorga talló de nuevo al me-nos cuatro de las imágenes, la de la Santísima Virgen y las de tres de los apóstoles, o bien que las transformó tan profundamente que a juicio de Rodríguez Ojeda y de la hermandad podían considerarse creación pro-pia del citado artista. Tal vez se refería a ello Bermejo cuando indicaba en 1882 que las antiguas imágenes habían resultado “mejoradas”. En cuanto a las escultu-ras que representan a los apóstoles, afortunadamente la hermandad conserva la de San Juan Evangelista,

2. HERMOSILLA MOLINA, Antonio. «Fusión de la Herman-dad de los Panaderos con la Her-mandad de San Andrés Apóstol, año 1896». En Boletín de las Co-fradías de Sevilla, nº 203 (agosto de 1976), p. 7.

3. ARCHIVO GENERAL DEL ARZOBISPADO DE SEVI-LLA (A.G.A.S.). Vicaría. Legajo 17.166. Expediente 9.

4. A.G.A.S. Ibídem.5. BERMÚDEZ REQUENA,

Juan Manuel. «Rodríguez Ojeda, cofrade de la Hermandad de los Panaderos», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 511 (sep-tiembre de 2001), pp. 28-29.

6. RODA PEÑA, José. «Pon-tificia, Real, Ilustre y Fervorosa Hermandad, y Archicofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Je-sús del Soberano Poder en su Prendimiento, María Santísima de Regla y San Andrés Apóstol», en Misterios de Sevilla, Sevilla 2003, vol. II, p. 56.

7. RODA PEÑA, José. «For-tuna crítica e historia material de la Imagen de María Santísima de Regla», en Boletín de las Cofra-días de Sevilla, nº 619 (septiem-bre de 2010), pp. 711-712.

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que aun recibe culto en el altar mayor de la capilla de San Andrés, y que en su espalda presenta la siguiente inscripción: “Año 187/G. Jiménez Astorga/Sevilla”8, lo que corrobora lo expresado en el inventario. El mismo nos sirve igualmente para poner de manifiesto el acier-to del profesor Roda Peña al haber atribuido la imagen de Santiago al mismo artífice, cuando tuvo oportuni-dad de analizarla hace unos años, ya que la misma ha llegado también a nuestros días, si bien sin la policro-mía original, sirviendo actualmente como Cirineo de la imagen de Jesús Nazareno de Guadalcanal, a cuya hermandad pertenece desde el año 19489. En cuanto a la otra talla realizada por Jiménez Astorga en 1876-77, la del apóstol San Pedro, no conocemos su paradero actual. De la imagen de Judas, atribuida en el inven-tario a Benito de Hita y Castillo, se conserva alguna antigua fotografía que no nos permite emitir un juicio de valor suficientemente razonado10. Finalmente, no puede obviarse el hecho ciertamente llamativo de que los autores del inventario omitan cualquier referencia a la autoría de la imagen del Señor del Poder, como se le llamaba entonces, ni siquiera indiquen que no la conocen. Por nuestra parte no consideramos oportuno especular sobre el asunto hasta tanto no dispongamos de datos suficientes para ello.

Afirma el profesor Roda Peña, tantas veces citado por tratarse de la máxima autoridad en esta materia, que “las alteraciones sufridas por la imagen de la Vir-gen de Regla como producto de numerosas interven-ciones han ido desfigurando su primitiva fisonomía, haciendo muy difícil hoy pronunciarse al respecto de su verdadera paternidad artística”11. En este sentido, este autor ha documentado diversas restauraciones de la venerada imagen, que tradicionalmente ha sido atribuida, sin base documental alguna, a la gubia de Luisa Roldán. Una intervención anónima del año 1825, la que nos ocupa de 1876, así como otra también anó-nima de 1938, a las que hay que añadir la última de importancia, ya conocida y ciertamente transcendental, llevada a cabo por Se-bastián Santos Rojas en 1949, ya que la labor de este imaginero “incidió de alguna manera en el modela-do más superficial del soporte escultórico, trayendo consigo un cambio en la expresivi-dad de la imagen”12. A este considerable caudal de in-formación se suma ahora la noticia que señala que la imagen de la Santísima Virgen de Regla fue reno-vada en 1876 por Gumer-sindo Jiménez Astorga. En favor de la fiabilidad de la fuente, además de lo ya referido sobre Rodríguez Ojeda, hay que decir que el dato en cuestión se inserta en un documento de carác-ter oficial, firmado por los tres máximos integrantes de la junta de gobierno, y dirigido a la prin-cipal autoridad eclesiástica del mo-mento. Por otra parte, no es cuestión baladí que Jiménez Astorga aun vivía en Sevilla en 1901, por lo que pensamos que hu-biera resultado cuando menos arriesgado adjudicarle erróneamente unas obras en un documento de esa im-portancia y del cual podía llegar a tener conocimiento. Por otra parte, ya en el terreno de la especulación, po-dría ser que, al igual que ocurre todavía con la imagen

de San Juan, también en las de los otros dos apóstoles y en la de la Virgen, figurase entonces la firma del ar-tista, y eso hubiera servido a Juan Manuel para certifi-car de forma tan tajante la autoría de las mismas. Sea como fuere, lo cierto es que el aspecto actual de la efi-gie mariana no se corresponde actualmente en buena parte de sus rasgos con los que fue dotada por Jiménez

Astorga, si bien afortunadamente se conservan algunas fotografías de finales del siglo XIX

y comienzos del XX que sí nos permiten apreciarlos con suficiente nitidez13.

Con esta nueva aportación a la obra de Gumersindo Jimé-

nez Astorga (1832-1902) se amplía nuestro conocimien-to de un artista de discreto talento y singular perso-nalidad, de cuya mano se conocían únicamente dos imágenes que también han llegado notablemen-te transformadas hasta nuestros días, la de la Inmaculada Concepción de Castilleja de la Cues-ta, de 1878, que es pa-trona de la villa14, y la de Nuestra Señora de la Es-

peranza para la Hermandad de las Tres Caídas de Triana,

de 189815. También sabemos que en 1889 realizó nuevas

manos y reencarnó a la antigua imagen de la Virgen de la Merced,

titular de la Hermandad de Pasión16. El erudito sevillano Mario Méndez Bejara-

no, en una obra publicada en 192217, nos ofre-ce interesantes noticias sobre la vida de este artífice tan poco estudiado, cuyo nombre real era Gumersindo Gómez Tineo. Afirma que era hijastro de Gabriel As-torga, del que tomó el segundo de sus apellidos, y no sobrino ni nieto como se ha escrito, y que aprendió con

8. RODA PEÑA, José. La Hermandad del Prendimiento en los siglos XVII y XVIII. Sevilla 2002, p. 49.

9. RODA PEÑA, José. «Una antigua imagen del Apóstol San-tiago del misterio del Prendi-miento, transformada en Cirineo para el Nazareno de Guadalca-nal», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 553 (marzo de 2005), p. 180.

10. JIMÉNEZ SAMPEDRO, Rafael. «La fotografía más anti-gua del misterio del Prendimien-to», en Boletín de las Cofradías de Sevilla, nº 619 (septiembre de 2010), pp. 744-45

11. RODA PEÑA, José. «For-tuna crítica e historia material de la Imagen de María Santísima de Regla», op. cit., p. 711.

12. RODA PEÑA, José. La Hermandad del Prendimiento en los siglos XVII y XVIII, op. cit., p. 54.

13. En este sentido puede consultarse la citada obra de Roda Peña, José, La Hermandad del Prendimiento…, pp. 61-62.

14. PRIETO GORDILLO, Juan. «La Inmaculada de Casti-lleja de la Cuesta, obra realizada por el escultor Jiménez de Astor-ga en 1878». En Calle Real, nº 48 (julio de 2000), pp. 30-33.

15. SÁNCHEZ HERRERO, José y RODA PEÑA, José (co-ord.). Esperanza de Triana. Se-villa 1996, vol. II, pp. 38-41.

16. RODA PEÑA, José. «An-tiguas imágenes titulares de las cofradías sevillanas», en Las co-fradías de Sevilla en el siglo de las crisis. Sevilla 1999, p. 227.

17. MÉNDEZ BEJARANO, Mario. Diccionario de escritores, maestros y oradores naturales de Sevilla y su actual provincia. Sevilla 1922, vol. I, pp. 344-46.

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1894 y 1905, ni la túnica del Señor, realizada por el mismo en 1895. La razón es bien sencilla: el coste de tan ricas piezas había sido sufragado personalmente por quien había sido mayordomo de la hermandad José López Nogueras, pero al iniciar éste en 1897 un pleito con la corporación porque ésta no terminaba de aportar su parte correspondiente19, y ser destituido por este

motivo de su oficio en la junta de gobierno, don José decidió conservar en su poder estas

prendas, no figurando todavía en 1901 como propias de la hermandad20.

Por otra parte, indica el inventario que el manto de la Virgen, asi-

mismo obra de Rodríguez Oje-da, lo tenía éste en su taller por no haber percibido aun la totalidad de su coste, y nos aporta el interesante dato de que sus bordados no estaban realizados en oro como se suele repetir, sino en plata fina dorada, como ocurría con los del propio palio. En cambio sí presentaban bordados en oro los dos paños de boci-nas. Como se sabe, el palio

y el manto fueron vendidos en 1929 a la Hermandad

de la Soledad de Cantillana. Otro dato curioso que pode-

mos leer es que las túnicas de los nazarenos no eran entonces

de terciopelo y seda, como decía la prensa de la época, sino de materia-

les más humildes como la pana y el rusel (un tejido de lana semejante a la sarga), de

la misma manera que las ropas de diario de la Virgen y el Señor combinaban el terciopelo con la pana o la percalina. De interés son también el resto de las refe-rencias a los pasos e insignias (el de misterio que se cita es el que labrase Antonio Domínguez en 1894), a

18. Si bien no tenemos da-tos sobre su año de publicación, sí nos constan sus títulos: Ori-gen, fundamento y autor a quien se debe atribuir la construcción de la famosa Casa Ayuntamiento de Sevilla, y Diccionario Univer-sal biográfico de Pintores, Escul-tores, Arquitectos y Grabadores que más se han distinguido en el mundo desde el griego Dibuta-des, hasta el español Madrazo. Este segundo libro al parecer le ocupó diez años de trabajo (1884-1894).

19. BERMÚDEZ REQUENA, Juan Manuel. «Rodríguez Ojeda, cofrade de la Hermandad de los Panaderos», op. cit., p. 30.

20. Curiosamente, un año antes la hermandad le había de-dicado una placa de mármol que todavía luce en la capilla de San Andrés (junto a la puerta, en el lado de la epístola), y que reza así: «D. O. M. Para mayor gloria de Dios y memoria indeleble con que el mayordomo perpetuo de esta Real Cofradía D. José López Nogueras procuró a sus expen-sas el mayor esplendor de la misma acordó el cabildo de her-manos perpetuar en este már-mol la memoria de tan insigne cofrade. Enero de 1896».

éste el oficio de escultor. Señala asimismo este autor que Jiménez Astorga tenía unas amplias inquietudes artísticas y literarias, que le llevaron a fundar en tor-no a 1857 una gaceta llamada Las Nobles Artes, y a crear hacia 1869 la Sociedad Protectora de las Bellas Artes, con sede en el Real Alcázar, lugar donde resi-dió muchos años y donde exponía sus propias obras. Perteneció a las Sociedades de Amigos del País de Sevilla y Cádiz y promovió la celebra-ción de la Exposición Bético-Extremeña en 1873. En cuanto a su labor como escultor, nos informa de que don Gumersindo fue nombrado en 1872 por la Diputación profe-sor ayudante de la clase de Dibujo de Adorno en la Aca-demia sevillana, pasando en 1887 a desempeñar el cargo de profesor de Mo-delado y Vaciado en la recién creada Escuela de Artes y Oficios de Sevilla. Desde 1882 era asimis-mo académico corres-pondiente de la Real de Bellas Artes de San Fer-nando. Finalmente, señala que se conservaban enton-ces obras suyas en lugares tan distantes como Vigo, Cádiz, Ciudad Real, Plasencia o Ciudad Rodrigo, y fuera de nuestras fronteras en Argentina y Puerto Rico, que una escultura suya de la Inmaculada fue premiada en la Exposición Universal de Filadelfia de 1876, y por último, que escribió dos obras de carácter histórico-artístico18.

Brevemente nos referiremos a otros datos que nos proporciona el inventario que nos ocupa. En primer lu-gar, no se mencionan ni el palio de la Virgen de Regla que bordase el taller del propio Rodríguez Ojeda entre

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la existencia de una peluca de la Virgen, y a la propia capilla y sus dependencias anexas21, cuyo análisis más detallado excede el propósito de este trabajo.

Apéndice documentalA.G. A. S. Vicaría. Legajo 17.166. Expediente nº 9“Inventario general de los efectos que po-

see la Real Hermandad y Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús del Poder en su Prendi-miento, María Santísima de Regla y San Andrés Apóstol

La Capilla. Está situada en la Calle Orfila, osten-tando en su fachada y sobre la puerta de entrada, la Imagen del Apóstol San Andrés, escultura de mármol y de un mérito extraordinario. Siendo su constitución cuadrada, con vóveda pintada al fresco, con varios medallones también pintados y ostentando en ellos Imágenes de Santos. Siendo su pavimento de losas de mármol como de media vara cada una, teniendo una grada de tres escalones también de mármol para la subida al Altar Mayor. Frente a la puerta de entra-da está la Capilla mayor con un Altar tallado y dora-do compuesto de dos cuerpos y mesa de altar. En el primero de dichos cuerpos se venera la Imagen de la Virgen de Regla, del reputado artista Jiménez de As-torga y es de bastante mérito; y está bestida con una camisa y enaguas blancas con encages, un bestido de terciopelo morado sin adornos, un manto de terciopelo negro la parte delantera y lo demás de percalina, con

blonda dorada, un síngulo de galón plateado, una toca y peto blanco con encages y una corona de lata, toda esta ropa la usa en el camarín a diario. A la derecha e izquierda del camarín de la Virgen hay dos peanas sin esculturas. En el segundo cuerpo hay otro camarín que sirve de manifestador en el cual se venera una Imagen de la Purísima Concepción pequeña (…). Dicha Capilla tiene cuatro Altares, dos más altos y dos pe-queños pintados de blanco y dorados. En los del lado del Evangelio en el mayor se venera la Imagen del Señor del Poder, vestido con una camisa y calzoncillos blancos, una túnica de pana granate en mal uso, unas potencias de lata; estas ropas las usa el Señor a diario en su camarín. El otro más pequeño sin escultura. En los otros dos del lado de la Epístola, se veneran las Imágenes del Apóstol San Andrés, en el mayor, y la de San José en el más pequeño; cada uno de estos cinco altares tienen un velo de percalina morada para cubrir las Imágenes en la Semana Santa (…).

En la Sacristía. Está situada a la espalda del Altar mayor y en ella hay una cajonera de pino con cua-tro cajones y dos tacas en las esquinas del frente. Un cuadro con marco dorado y tallado, antiguo y de gran mérito, la parte baja del dicho tiene la forma de un medio punto, con lienzo pintado que representa la fi-gura e Imagen del Apóstol San Andrés (…). En la dicha Sacristía hay una escalera de material sin pasamano ni varanda en su primera meseta que conduce a la sala de cavildos, en la cual existe una mesa de pino con un cajón en mal estado, dos trileras (sic) pino también pintadas de blanco con filetes dorados que sirven para las reglas en los cavildos, tres bancos, dos mayores y uno más pequeño. A la izquierda entrando en dicha sala y en el rincón hay una puerta que da paso a un callejón en donde se guardan los objetos siguientes: cuatro segundillos tallados y dorados como de dos va-ras de alto aproximadamente. Cinco molduras también doradas del paso de la Virgen, dos de ellas como de unas cuatro varas, una de dos y las otras dos como de media vara de largo. Seis trozos de respiraderos, tallados, calados y dorados, que sirven para el paso del Señor en la Cofradía, de dos varas de largo cada uno aproximadamente; estas seis piezas están colo-cadas sobre dos banquillos en el suelo. Doce varas del palio de la Virgen, cuatro de ellas de hierro y las otros ocho de madera, vestidas de canutos de metal platea-dos, teniendo cada una ocho, como de tercia de largo, nueve nudillos, un basamento cuadrado y al final una perilla en forma de alcaucil cada una. Cuatro manigue-tas talladas y doradas del paso del Señor. Un cajón de pino de dos metros largo con tapadera que sirve para guardar las varas de Sres. oficiales y diputados que son las siguientes: Una dorada para el hermano mayor y ocho para los demás Sres. oficiales, como de dos varas de largo y cuatro para los diputados como de tres cuartas de largo de metal plateado con sus escu-dos. Cuatro trompetas bocinas del mismo metal para los nazarenos en la cofradía. Tres manteles de Altares de lienzo y encages, uno de ellos sin viso, dos con ellos uno celeste y otro grana. Un paño de ruán negro para el techo del palio. Cuatro jarras de plata rul, en mal uso. Una lanza para la bandera. Dos llamadores para los pasos de cofradía. Una linterna para Marcos. Cuatro candeleros de tres pies, como de dos tercias de alto cada uno. Seis ángeles con atributos de la Pasión, dos de ellos rotos, todos estos objetos del mismo me-tal antes citado. Siete guardabrisas en mal uso. Una paloma de madera plateada, con rayos de metal, para el palio de la Virgen.

Insignias. Una cruz de pino enchapada de caoba, para la cofradía. Dos canastillas de madera forradas de pana negra, con canelones falsos, con sus dos apaga-

21. El estudio más completo y actualizado de la historia y el patrimonio artístico de la capilla de San Andrés puede verse en RODA PEÑA, José. «José de Gui-llena y el antiguo retablo mayor de la capilla de San Andrés de Sevilla», en Laboratorio de arte, nº 24 (2012), pp. 351-375.

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dores de metal plateados. Dos banderolas para las bo-cinas de terciopelo negro bordadas en oro y seda, los escudos del calvario y real, con canelones entrefinos. Un cordón con borlas falso para el Estandarte.

Ropas de la Virgen. Una salla de terciopelo gra-nate, bordada en plata fina dorada, con monillo y mangas de la misma clase de tela y color. Un síngulo de plata fina dorado con borlas de la misma clase. Un pañuelo bordado en blanco. Una peluca de mal uso. Una toca de gasa con encages. Una corona de plata de ley dorada, que pesa setenta onzas. Las ropas antes expresadas las usa la Virgen en la Cofradía.

Ropas del Señor. Tres potencias de metal dora-do. Dos cordones con borlas en forma de jarras de plata fina dorados, uno de seis varas y el otro como de dos varas y media de largo aproximadamente. Esto lo usa el Señor en la cofradía.

Ropas de los Apóstoles. Cuatro camisones blan-cos. Tres túnicas de pana, uno color verde oscuro, otro azul oscuro y el otro de peluch (sic) amarillo oscuro, con sus correspondientes manguitos o puños cada uno. Un mantolín de seda amarillo y un bolso de da-masco grana, que sirven para Judas. Tres diademas de metal doradas. Todo esto lo usan en la cofradía.

Ropas de nazarenos. Cuarenta y nueve túnicas completas, compuestas cada una, de antifaz de pana negro, sotana de rusel negra también, capa de rusel granate y cordón con borlas del mismo color y oro entrefino. Veintiséis túnicas, compuesta de antifaz de pana, sotana y capa de rusel todo negro, con cordón de lana granate cada una también.

Efectos varios. Tres faldones de pana negros para el paso del Señor. Otros cuatro de pana grana-te para el paso de la Virgen, uno de ellos que sirve para detrás el centro es de percalina. Seis corbatas de la misma clase de tela, con flecos dorados entrefinos para el mismo de la Virgen. Ocho sotanas de rusel ne-gras, ocho roquetes y ocho esclavinas de rusel grana-te, para los acólitos de ciriales e incensarios. Un ropón de pana morado y negro para el pertiguero. Un lazo de bandera en mal estado. Veinte penachos tallados, calados y dorados y diez mecheros para guardabrisas, que sirven en el paso del Señor para la cofradía. Una escalerilla de pino compuesta de seis pasos. Una por-ción de candeleros de madera pintados de blanco y filetes dorados (…).

Nota: el manto de terciopelo granate bordado en plata fina dorada y seda de colores que usa la Virgen en la cofradía, se encuentra en poder del artista Don Juan Manuel Rodríguez Ojeda, según contrato firmado por la hermandad hasta terminar su liquidación, con blonda fina la parte de delante y canelón entrefino en la parte de su cola.

Almacén. Está situado en la Plaza de Santa Lucía número doce, contiguo a la que fue Iglesia de este nombre, en el cual se guardan los enseres siguien-tes: Paso del Señor, compuesto de una parihuela con seis pies y cinco trabajaderas, sobre ella un canasto peana tallada y dorada estilo Corintio, con cuatro me-dallones de metal plateado, uno figura el escudo de la hermandad y los otros tres pasages de la Pasión de Nuestro Señor; tiene una funda cajón de madera pino compuesta de seis tableros grandes y otros seis más pequeños que cubren la expresada peana. Sobre ella hay ocho figuras de madera, las cuales son las siguien-tes: San Juan, Santiago y San Pedro, son de buen mé-rito y hechas por el ya mencionado escultor Jiménez de Astorga; Judas, que también es de buen mérito, se atribuye al reputado escultor Hita del Castillo, las otras cuatro restantes son soldados romanos ignorán-dose su autor. Cuatro candelabros de madera tallados y dorados con siete brazos cada uno en bastante mal

estado. La parihuela de la Virgen, compuesta de cua-tro pies con cinco trabajaderas. Una peana de madera forrada de metal plateado con tres escudos dorados, uno ostentando el de la hermandad, los otros dos una maría cada uno. Otra de madera pino, donde se coloca la Virgen para la cofradía. Un aparato de hierro para sostener el manto de la Virgen en el paso de cofradía, compuesto de siete varras largas y la cola, que forma medio punto con tres tirantes.

Se hizo este inventario a primero de Agosto de mil novecientos uno. Siendo hermano mayor Don Francis-co Peña y Mesa y teniente hermano mayor administra-dor Don Juan Manuel Rodríguez Ojeda.

Nota: se segrega de este inventario seis ángeles de metal plateado con atributos de la Pasión por ser propiedad de D. Francisco Peña y Mesa.

Sevilla a veinte y uno de Agosto de mil novecientos uno.

El Hermano Mayor Francisco Peña (firma). El Al-calde 1º Antonio Muela (firma). El Teniente Hermano Mayor Administrador Juan Manuel Rodríguez (firma)”.

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la visión literaria que de la Sema-na Santa de Sevilla nos ofrecen los extranjeros tras conocerla no deja de ser un tema apasionante y con-trovertido, a la par que un inagota-ble filón para el estudioso por los numerosos matices que presenta.

Desde Richard Ford hasta hoy han sido muchos los foráneos –británicos, norteamericanos y franceses, sobre todo éstos últimos- que han escrito sobre nuestra fies-ta mayor; plumas –algunas más ilustres que otras- como las de Charles Davillier, Antoin La-tour, Eugene Poitou, J.T. de Belloc, Théophile Gautier, Alexandre Dumas, Henry de Montherlant, Fran-cis Carcó, Paul Morand, los hermanos Tharaud, Joseph Peyré o James Michener, han contri-buído de esta forma a acrecentar el mito de la misma pero también a distorsionarla -intencio-nadamente o no-, tanto por su desconocimiento como por una fuerte car-ga de prejuicios hacia lo hispánico1.

De la ingente cantidad de textos resultantes, vamos a quedarnos con uno de los más desconocidos de todos ellos, el li-bro La Semaine Sainte a Sèville, obra de los ya citados hermanos Tharaud, Jérome (1874-1953) y Jean (1877-1952)2, publicado en Pa-rís en 1927 y que pasó prácticamente desapercibido en nuestra ciudad hasta fechas recientes en que ha sido traducido –total o parcialmente- en varias oca-siones3. Pese a lo explícito de su título, no todo el libro va a versar sobre dicha fiesta, ya que le serán añadidos dos breves capítulos que tratarán sobre

Texto: JUAN CARLOS MARTÍNEZ AMORESFotografías: ARCHIVO DEL AUTOR

Los grabados para «La Semaine Sainte

a Séville» de los hermanos Tharaud

la mítica relación del Tenorio con Miguel Mañara -Le Secret de Don Juan- y sobre el manido apego del español a lo lúgubre y macabro - Sur le Gril à l´Escurial-. No vamos a hacer un análisis literario de la obra, pero queremos resaltar el ya aludido desconocimiento sobre la materia por parte de sus autores -característica común a la mayoría de sus

colegas-, no ya sólo en la cantidad de datos erró-neos -nombres, estilos artísticos, monu-

mentos, costumbres- en que incurren, sino sobre todo por la ligereza a la

hora de emitir juicios, la mayoría descontextualizados y con no

poca carga de subestima ha-cia lo descrito.

Como hemos dicho, el libro vio la luz en París en 1927 pero lo hizo por partida doble en sendas ediciones limitadas y nu-meradas: una en rústica salida de la imprenta de la Librairie Plon, y otra -que es la que nos inte-resa- a cargo de Éditions Lapina, que podríamos denominar como de lujo ya que aunque igualmen-

te en rústica, está impresa en papel de hilo de un alto

gramaje y calidad, con una cuidada maquetación en la que

resaltan los bellos caracteres ti-pográficos a dos colores. Pero lo

que realmente va a hacer especial a esta edición son los grabados que la ilus-

tran, poseedores de un innegable interés plás-tico e iconográfico nunca advertido hasta ahora y que pretendemos poner en valor en este artículo; en número de diecisiete -seis aguafuertes sobre co-bre y once xilografías a la testa- se tratan de sen-dos retratos de los autores, un frontispicio, cinco letras capitales con sus correspondientes colofones en cada uno de los capítulos y cuatro ilustraciones

Grabado nº 1. Antoine M. Raynolt, xilografía

1. Para una visión de conjunto sobre el tema remitimos a: CRUZ GIRÁLDEZ, M. “Las visiones litera-rias” en AA.VV. Sevilla Penitente, t. I, Sevilla: Editorial Gever, 1995, pp. 305-342. REQUEJO CONDE, M. R. La Semana Santa sevillana en la Literatura de los siglos XIX y XX, Sevilla: Guadalquivir Ediciones, 1999, pp. 30-58

2. Aunque firmaban sus obras con estos nombres, realmente se llamaban Ernest y Charles respec-tivamente. Estos escritores galos gozaron de cierto predicamento en su época –llegarían a ingresar en la prestigiosa Academia Fran-cesa-, desarrollando una peculiar carrera literaria conjunta que dura-ría cincuenta años y que dio como resultado más de setenta títulos, la mayoría fruto de los innumerables viajes que realizarán a países de Oriente Medio, Europa del Este, o a España; precisamente nuestro país será el escenario donde se desa-rrollen –aparte de la protagonista de este artículo- dos de sus obras: Citas españolas (1925) y Cruel Es-paña (1937).

3. La primera traducción tuvo escasa difusión debido al medio y la forma en que fue publicada, un serial por capítulos aparecido en unas separatas coleccionables del Correo de Andalucía; no obstante ello, hay que reconocerle el mé-rito de ser la primera vez que se traslada al castellano el citado libro, cuyo hallazgo fortuito en un mer-cadillo parisino fue celebrado como un auténtico descubrimiento por su traductor. Vid.: VARO PINEDA, A. “La Semana Santa de Sevilla vista por ojos franceses en 1927” (1, 2 y 3) en Cuaresma/85, núms. 15, 16 y 17, Sevilla: El Correo de Andalu-cía, 1985. Quince años más tarde aparecerá publicada parcialmente en una antología de textos sobre la Semana Santa sevillana, junto con una breve reseña sobre los Tha-raud: JIMÉNEZ BARRIENTOS, J.;

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a toda página. Mientras que los aguafuertes fue-ron realizados por el artista armenio afincado en Francia Tigrane Polat (1874-1950)4, las xilografías son obra del grabador de Toulouse Antoine Marie Raynolt (1874-?)5, representando cada cual un es-tilo totalmente distinto pero cuya mezcla constituye un atractivo añadido al resultado final de la obra. Hasta 2005 -en que fueron incluidos en la aludida edición de Espuela de Plata6- estos grabados eran prácticamente inéditos en el ámbito sevillano -al menos para el gran público-, pero la escasa pericia con que fueron reproducidos unida al hecho de que no se hiciera la más mínima alusión a los mismos ni a su autoría, nos ha empujado a realizar un es-tudio que contribuya a su conocimiento y difusión, no sólo analizándolos detenidamente sino también publicándolos de forma acorde con su mérito7.

La mayoría de los grabados se encuentran en el capítulo principal que da título al libro pero no todos éstos plasman motivos relacionados expresa-mente con la Semana Santa sevillana, por lo que no son tratados en el artículo. De esta criba resultan los ya aludidos cuatro aguafuertes a plena página -sin duda los de mayor calidad- y dos viñetas que contienen letras capitulares8. Ilustraciones y texto caminan de la mano ya que aquéllas son reflejo vi-sual o interpretación -más bien esto último- de lo narrado, formando una pareja inseparable como se verá a continuación mediante las citas literarias y su concordancia con el grabado correspondiente.

Pasamos a analizar cada uno de los grabados respetando el orden de aparición en el libro, por lo que comenzaremos con la viñeta que contiene la inicial “A” y que encabeza el primer capítulo (Gra-bado nº 1); se trata de una xilografía obra de Ra-ynolt -como delatan sus iniciales en la esquina in-ferior izquierda- estampada al igual que las demás en inusual y llamativa tinta roja, cuya mezcla con el ahuesado del papel y el negro de los caracteres crea un bello contraste en la página. El motivo que aparece dentro de dicha viñeta no es otro que los presos de la cárcel del Pópulo contemplando el dis-currir de la Esperanza de Triana al amanecer del

Viernes Santo y que los Tharaud narran de la si-guiente forma:

“Tampoco deje de estar el viernes hacia las cua-tro de la madrugada a la puerta de la cárcel. Ahí verá pasar la procesión del barrio. Se les permite entonces, a los detenidos, mirar entre las rejas al Redentor y a su Madre, la Virgen de la Misericordia (sic); y si entre los presos hay uno, como suele ocurrir, que posee buena voz, le oirá a él también disparar su saeta en la noche”9.

Resulta cuanto menos curiosa la expresión casi caricaturesca de los rostros de los personajes, con unos gestos que en absoluto denotan los sentimien-tos de emoción y fervor que solían predominar en este sublime momento de la Semana Santa tantas veces evocado.

Nos ocupamos ahora del primer aguafuerte (Grabado nº 2), obra como se dijo de Tigrane Polat aunque no esté firmado, circunstancia que volverá a ocurrir con el cuarto. Representa a una mujer ata-viada con inapropiada mantilla blanca que supues-tamente está cantando una saeta desde un balcón, y a la que parece jalear otra situada a su derecha, mientras que al fondo un hombre contempla la es-cena. Su concordancia con el texto no es tan explí-cita y fiel en esta ocasión:

“Desde la muchedumbre se alza una voz, débil primero como para afirmarse y pedir el silencio, y enseguida fuerte y apasionada. ¿Será el canto de la famosa Amalia Molina? No lo sé y me da lo mis-mo. ¡Bendita sea la gorda señora de negro que hace

GÓMEZ LARA, M.J. “La Visión Mo-derna. La Semana Santa en la Épo-ca de Reproducción Mecánica” en AA.VV. El poder de las Imágenes. Iconografía de la Semana Santa de Sevilla, Sevilla: Diario de Sevilla, 2000, pp. 494-497. Por último, en 2005 saldrá la primera edición en castellano en formato de libro, en el cual se recoge igualmente una nota biográfica y literaria sobre sus autores. Vid.: THARAUD, J. y J. La Semana Santa en Sevilla (1927), Traducción de Marie-Christine del Castillo, Salamanca: Ediciones Es-puela de Plata, 2005. Sobre esta última edición, ver la reseña crítica publicada en este mismo medio: JIMÉNEZ SAMPEDRO, R. “Curiosa reedición” en Boletín de las Co-fradías de Sevilla nº 576, Sevilla: Consejo de Cofradías, Febrero de 2007, p. 89.

4. Fue uno de los artistas más destacados de la diáspora Arme-nia; si bien marchó a París con la idea de estudiar Derecho, pronto abandonó los estudios para conver-tirse en discípulo de su compatriota Edgar Chahine. Posteriormente in-gresó en la Acedémie Julian, donde estudió con Jean-Paul Laurens y Benjamin Constant. Sus aguafuer-tes presentan un estilo inconfun-dible, sobre todo en sus figuras femeninas y desnudos, a las que dotaba de una sensualidad especial y que a la postre se convertirían en su especialidad. Ilustró varios libros a lo largo de su carrera.

5. Igualmente estudió con Laurens y Constant. Especializado en el grabado sobre madera, fue miembro de la Société des Artis-tes Français, en cuyo Salón expuso durante muchos años consiguiendo varios premios.

6. En esta edición de Espue-la de Plata se respetó el orden de aparición de los grabados a toda página en el texto, si bien el de las capitulares es alterado por las inevitables cuestiones ortográficas derivadas de la traducción.

7. Se ha trabajado sobre los grabados originales de la edición de 1927 –concretamente los con-tenidos en el ejemplar numerado con el 212-, los cuales han sido oportunamente digitalizados para su reproducción.

8. Los aguafuertes presen-tarán unas medidas de 143 x 105 milímetros y las xilografías 45 x 37.

9. Páginas 21 y 22. Si bien la referencia a las páginas está toma-da de la edición original de 1927, la traducción del texto corresponderá siempre a la de 2005.

Grabado nº 2. Tigrane Polat, aguafuerte

Gonzalo Bilbao, Cartel de las Fiestas de Primavera de 1913 (detalle)

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gorgoritos en su balcón y diviniza, durante un mo-mento, este carnaval!”10.

Las evidentes inexactitudes observadas en la estampa pasan a un segundo plano al reparar en su magnífica técnica y ejecución, cuyo aspecto aboce-tado no hace sino realzar las figuras femeninas y en especial la de la cantaora, sobre cuya sensualidad huelga hacer todo comentario. Llama nuestra aten-ción la similitud de los tipos femeninos con los apa-recidos en el célebre cartel de las Fiestas de Primavera pintado en 1913 por Gon-zalo Bilbao Martínez (1860-1938), sobre todo la mujer tocada con peina y mantilla, cuya pose y gesto resultan muy parecidos a la que está a la izquierda, por lo que cabría señalar a dicho cartel como mode-lo del grabado. Como ha quedado demostrado en casos similares -y este no va a ser una excep-ción-, los artistas forá-neos las más de las ve-ces ni siquiera vivían la fiesta in situ, por lo que se servían de estampas o fotografías para ela-borar sus creaciones11. Refuerza esta tesis la rela-ción que realmente existió entre Gonzalo Bilbao y los hermanos Taharaud, a los que acompañó de cicerone en la Se-mana Santa sevillana como queda constancia en el libro:

“(…)Pero no llevaba razón, según parece, al atribuir la obra a Martínez Mon-tañez (sic). Un pintor sevillano que me acompaña, el señor Gonzalo Bilbao me revela que este Gran Poder no es obra de Montañez, como se creyó du-rante mucho tiempo, sino de Pedro de Mena (sic), su alumno (…)”12.

Desconocemos el origen y alcance de esta rela-ción, pero podemos apuntar varios factores que pu-dieran estar detrás de ella, como los diversos viajes que Bilbao realizó a Francia durante su carrera ar-

tística, especialmente el que hizo en 1919 como delegado del Comité Estatal de

la Exposición de Arte Hispánico13 y que sin duda le tuvo que introdu-

cir en los círculos culturales e intelectuales parisinos, y don-de presumiblemente pudo conocer a los Tharaud.

El siguiente grabado (Grabado nº 3) represen-ta la parte más munda-na de la fiesta -y que los escritores airean sin remilgos-, observando en el primer plano una amalgama de persona-jes en todo tipo de ac-titudes entre las que no destaca precisamente la

devoción: “La muchedumbre, que

escucha en un silencio rui-doso, aprecia sin pasión. No

acepta lo imperfecto, no deja pasar ningún fallo, abuchea o

aclama con unos ¡Olé, Olé!, exac-tamente como en el teatro aplaudi-

mos o silbamos a un actor, o mejor aún, como en las corridas animamos o abuchea-

mos al banderillero. Algunos borrachos empiezan unos cantos que no pueden terminar(…)”14.

En un segundo plano vemos el discurrir de una cofradía en cuya plasmación el grabador se ha per-mitido varias licencias un tanto pintorescas como la

10. Páginas 25 y 26.11. Hemos abordado varias

veces este aspecto, pudiendo servir como ejemplo: MARTÍNEZ AMORES, J.C. “La Semana Santa de Sevilla según unos grabados de L´Illustration” en Boletín de las Cofradías de Sevilla nº 578, Sevi-lla: Consejo de Cofradías, Abril de 2007, pp. 296-302.

12. Página 52. Igualmente en el capítulo dedicado a Mañara se vuelve a nombrar a Bilbao, esta vez en su condición de hermano de la Santa Caridad.

13. PÉREZ CALERO, G. Gon-zalo Bilbao (1860-1938). Un pintor para una tierra, Sevilla: Caja San Fernando, 1989, p. 9. Igualmente hay que resaltar el hecho de que Bilbao estaba casado desde 1904 con la hija de un banquero francés, María Roy Lhardy, algo determinan-te en nuestra opinión para abrirle aún más la mentalidad a la cultura gala. No en vano, llegó a recibir el título de Comendador de la Legión de Honor Francesa.

14. Páginas 36 y 37.

Grabado nº 3. Tigrane Polat, aguafuerte

Francisco Hohenleiter, Nazareno de la Hdad. de la Estrella (detalle)

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figura del joven que parece voltear un incensario o la extraña figura en la que queremos adivinar una imagen mariana (¿Inmaculada?). En cambio la efi-gie cristífera se identifica sin género alguno de duda con el Señor de las Penas de la Hermandad de la Es-trella, para la que ha servido de modelo el dibujo de los nazarenos de esta cofradía trianera que realizó Francisco Hohenleiter de Castro (1899-1968), con-tenida en una de sus famosas series y reproducida litográficamente por vez primera en 1924 en la re-vista Sevilla y la Semana Santa15. Al contrario que el caso de Gonzalo Bilbao, desconocemos si existió alguna relación entre Hohenleiter y los escritores franceses; si bien en la época en que los Tharaud visitaron Sevilla -posiblemente en 1925 ó 1926- éste era ya un artista lo suficientemente conocido16, a lo que hay que unir lo reciente de la primera publi-cación de su serie de nazarenos y la aceptación que tuvieron desde un principio17. Lo cierto es que los escritores durante su estancia en la ciudad tuvieron que recopilar información y material que utilizar en su libro, entre los que se encontrarían el cartel de Bilbao y un ejemplar –de 1924 ó 1925- de Sevilla y la Semana Santa, los cuales serían facilitados a

Polat para que le sirvieran de referencia.El siguiente grabado (Grabado nº 4) supone el

complemento visual al emotivo episodio dedicado al Gran Poder, sin duda uno de los más hermosos del libro:

“Es una aparición repentina, imprevista, del ge-nio: ese Gran Poder, como lo llaman, el Cristo To-dopoderoso. Con empeño constante de la garganta, un cantante lanza hacia el cielo el elogio del artista que esculpió en la madera aquella maravilla(…)”18.

En efecto, se vislumbra a lo lejos la silueta del Nazareno que apenas se ha esbozado, como si fuera un apunte; este tratamiento de la figura -elaborada a base de líneas paralelas- así como la inclusión de los guardabrisas nos hace pensar que Polat volvió a usar los diseños de Hohenleiter, en concreto el co-rrespondiente a la Hermandad de San Roque como lo delata el parecido entre ambas imágenes19. Todo el protagonismo de la escena va a recaer sin embar-go en el público, que se ha querido representar de la forma más heterogénea posible, resaltando la fa-ceta integradora de la fiesta en la que no falta ni un personaje o actor: los saeteros, la gitana, los naza-renos, el señorito, la mujer de mantilla, el pilluelo... En el centro de la composición destaca la delicada figura de la mujer con peineta, en cuya garbosa e insinuante pose volvemos a ver semejanzas con el ya aludido cartel de Gonzalo Bilbao por la evidente dependencia con los tipos femeninos aparecidos en éste, extremo que hacemos extensivo a la otra mu-jer con mantilla que figura a su izquierda.

Nos ocupamos ahora de otra xilografía que en forma de viñeta inicia el tercer capítulo de la obra (Grabado nº 5); contiene la letra L y el motivo que representa es la salida de la Cofradía del Gran Po-der desde la parroquia de San Lorenzo como narran los escritores en un largo pasaje del que tomamos una parte:

“Medianoche. Todos los pasos del Jueves Santo han vuelto y los del Viernes van a salir. A la una estoy con la multitud –es decir la ciudad entera- en una de esas placitas que dan encanto a Sevilla. Unas palmeras y unos árboles con apenas unas ho-jas nuevas dejan ver entre sus ramas la fachada ro-sada de una iglesia(…)Salen en filas interminables, llevados por nazarenos vestidos de negro(…)20.

Grabado nº 4. Tigrane Polat, aguafuerte

Francisco Hohenleiter, Nazareno de la Hdad. de San Roque (detalle)

Grabado nº 5. Antoine M. Raynolt, xilografía

15. GONZÁLEZ RAMALLO, V.J. “Sevilla y la Semana Santa” en Bo-letín de las Cofradías de Sevilla nº 611, Sevilla: Consejo de Cofradías, Enero de 2010, pp. 70-74.

16. De hecho, pocos años más tarde (1932) expuso junto a otros pintores sevillanos en la Galeria Charpentier de París, resultando todo un éxito de crítica y público. Vid.: RODRÍGUEZ AGUILAR. I.C. Arte y Cultura en la prensa. La pin-tura sevillana (1900-1936), Sevi-lla: Universidad, 2000, p. 424.

17. Ídem. Se volvieron a pu-blicar los mismos dibujos en 1925 y 1927.

18. Página 44.19. Acerca de las series de

nazarenos de Hohenleiter como elemento de difusión y referente icónico de la Semana Santa de Se-villa ver: RODRÍGUEZ BARBERÁN, J. “Figuras singulares” en El poder de las Imágenes. Iconografía de la Semana Santa de Sevilla, op. cit., pp. 522-527.

20. Páginas 40 y 41.

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Ciertamente la fachada del templo recuerda –aunque sea vagamente- a la de San Lorenzo, a lo que hay que añadir la referencia al color de la misma que se hace en el texto; de él sale un desordenado cortejo de nazarenos con capirotes llamativamente bajos que siguen a la cruz de guía -obviamente no es la del Gran Poder- y entre los que se mezclan otros personajes como el hombre del pri-mer plano, un sacerdote con bonete e incluso un guardia civil. Pero lo realmente curioso del grabado es la imagen -¿una Virgen?- que acaba de salir de la igle-sia y a la que el grabador apenas otorga importancia dentro de la composición.

El último grabado del que nos ocupamos es –a nuestro juicio- no sólo el más bello de todos, sino el que posee una mayor calidad técnica y artística (Grabado nº 6); la cantidad de ma-tices lumínicos, la con-seguida sensación de profundidad, los efectos cromáticos, lo dinámico de la composición, todo ello nos indica que estamos ante una obra ciertamente exquisi-ta. De igual forma, la interpre-tación gráfica que hace Polat del texto es magnífica, en el que se nos narra la recogida de un paso de palio la noche del Jueves Santo:

“Bajo un alto baldaquín (sic), una virgen con una diadema, collares de perlas, los dedos cargados de anillos y con un manto cuya cola de terciopelo cubre todo el fondo del carro (sic) hasta el suelo, baja una mirada consternada sobre esta multitud alborozada. Ha llegado a la plaza donde vive todo el resto del año. Su calvario toca a su fin y va a volver

Grabado nº 6. Tigrane Polat, aguafuerteFrancisco Hohenleiter, Nazareno de la Hdad. del Valle (detalle)

al silencio y la sombra de donde la han sacado por un día”21.

El siempre impresionante ascua de luz de un paso de palio en la penumbra de una calle, la sen-sación de bulla entre el público, el cierto desorden

-dentro de su hieratismo- que trasmiten las figuras de los nazarenos, son deta-

lles que evocan ciertamente la en-trada de una cofradía y que que-

dan plasmados en la estampa de forma magistral. El graba-dor ha recurrido de nuevo a Hohenleiter para elaborar la composición, tomando esta vez como referencia el dibujo dedicado a la Hermandad del Valle y del que plasma de for-ma bastante fiel las an-das de la dolorosa: perfil del palio, la caracterís-tica corona que por su peculiar diseño ha sido transformada en diade-ma22, la disposición de la

candelería, la perspectiva del paso, e incluso los naza-

renos que se recortan entre la cera. Ateniéndonos a todos

estos detalles y a los narrados en el libro, cabe la posibilidad que

la cofradía protagonista de dicho pa-saje –y por tanto la representada en la

estampa- sea la del Valle aunque no se nom-bre expresamente.

Finalizamos así nuestro trabajo satisfechos por haber hecho justicia con estos grabados, cuya be-lleza, originalidad y calidad artística así lo deman-daban, satisfacción que sería plena si con ello con-tribuimos a incrementar la inconclusa e inabarcable iconografía de la fiesta grande de Sevilla.

21. Páginas 37 y 38.22. Se trata de una pieza deci-

monónica que usó la imagen hasta al menos la década de los treinta del siglo XX –según se puede com-probar por fotografías- y que guar-da un enorme parecido con la que posee la Hermandad de la Lanzada para uso interno, obra de Francisco Calderón en 1810 a la que poste-riormente se le añadió la ráfaga.

Grabado nº 6. Tigrane Polat, aguafuerte

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Un balcón y una

corona

Texto: AMPARO RODRÍGUEZ BABÍOFotografías: ARCHIVO DEL AUTORA y RAFAEL VEGA HITA

un balcón notable: este es el título del recorte de prensa que encon-tré cuidadosamente guardado entre las páginas del libro que me hallaba catalogando. Una fotografía en hue-cograbado ocupaba casi la mitad de la hoja, y en ella aparecía el célebre

balcón de los antaño Almacenes Santos, obra inspira-dora de la corona de oro de la Esperanza de Triana. El texto era un artículo firmado por el Marqués de San José de Serra, D. Carlos Serra y Pickman, en el que se narraba la historia del citado balcón. Y por ser curiosa, me propongo compartirla con Vds. Porque este desco-nocido elemento, pudo pertenecer a un antiguo edificio trianero, y, cosas del destino: tras muchos años de exilio, volvió a Triana, prendido en el canasto de una corona de oro.

La casa en la que se halla tan notable obra de forja, está en la calle O’Donnell, número 23, llamada antiguamente de la Muela. En siglos pasados, fueron sus dueños los cartujos de Santa María de las Cue-vas, siendo conocida como Encomienda de la Cartu-ja. Aquí, nos dice Serra “dejaban las mulas en que cabalgaban los frailes para venir de su convento, se hacían las compras de las vituallas y mantenimientos y se repartían las cuantiosas limosnas”. Tras la des-amortización en 1836, parece ser que fue adquirida

por los marqueses de Gaviria. No sabemos cuando dejaron de ser sus propietarios, pero durante los años de la Guerra Civil de 1936, fue sede de la Delegación Provincial de Asistencia a Frentes y Hospitales. Luego permanecería cerrada hasta que hacia 1945 ó 1946 la adquirieron los señores Santos para establecimien-to de tejidos y confección. El sábado 5 de abril de 1947 fue solemnemente inaugurado el local, siendo bendecido por D. Tomás Castrillo Aguado, vicario ge-neral del arzobispado de Sevilla. La noticia, tomada de ABC de Sevilla1, describe pormenorizadamente la reforma realizada, así como el tipo de género que los clientes encontrarán. Las obras de restauración y adaptación fueron llevadas a cabo por el arquitecto Leopoldo Cabrera y el aparejador Manuel Mateo. Muy significativamente se dice que “más de un año han durado las obras, cuidando los Sres. Santos, por un prurito de delicadeza y gusto artístico que no perdiera la impronta peculiarísima en cuanto afectaba a patio y escalera central, en su estilo fundamental. De la fachada, en su parte superior, ha sido respetado su valiosísimo balcón de forja y cerrajería artística (Sr. Marqués de San José: no en vano fue escrito su artí-culo sobre tan valiosa obra de arte)”.

Y es que el balcón pasa por ser la seña de identi-dad de la casa nº 23 de la calle O’Donnell, pese a lo cual, no todos los cronistas o historiadores han repara-

1. “Sevilla al día: coinci-diendo con la celebración de nuestras Fiestas, se bendice e inaugura un magnífico estableci-miento” en ABC de Sevilla, 5 de abril de 1947, p. 14.

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do en él. Tampoco se sabe si estuvo siempre ahí o fue llevado a su actual ubicación desde otro lugar. Lo cierto es que únicamente Félix González de León lo menciona en sus Calles de Sevilla apuntando una bizarra teoría sobre su origen: “En medio de esta calle hay una casa, que es de las mejores de la ciudad, y tiene portada de piedra blanca, y un balcón de hierro trabajado en América al martillo, que pasa por el mejor de Sevi-lla”2. En una obra tan completa como la Arquitectura civil sevillana3 nuestro balcón pasa casi desapercibido y sólo merece esta frase: “balcón con rico antepecho de hierro forjado”.

Pese a todo, en los Juegos Florales del Ateneo se-villano de 19144, el célebre y erudito sacerdote Manuel Serrano y Ortega, presentó un trabajo titulado Los hie-rros forjados sevillanos donde daba cumplida noticia del balcón mencionado. Con esta memoria consiguió ganar el primer premio de la Sección de Ciencias Histó-ricas, consistente en un reloj de oro donado por S. M. el rey Alfonso XIII y “una edición de la obra premiada que costeará el Excelentísimo Sr. D. Miguel Sánchez-Dalp y Calonje y 250 pesetas del Ateneo”. Pese a que se anunciaba que la interesante monografía sería pu-blicada, lo cierto es que dos años más tarde, Javier Lasso de la Vega se lamentaba en las páginas de la misma publicación de que todavía permanecía inédita: “En Sevilla, el Padre Serrano ha hecho un trabajo, que esperamos con entusiasmo conocer, y que, premiado en certamen público por el Ateneo, aún no ha salido a la luz pública”5.

Así pues, los únicos datos que conocemos son los que nos proporciona el propio Serra y Pickman en el artículo citado: “se decía que este balcón perteneció a una casa que los Ponce de León poseían en Triana, la cual fue adquirida por el propietario de la antigua Encomienda de Cartuja cuando la transformó en casa particular. Relacionando este dato con la opinión ex-

puesta de que pudiera ser parte de una reja de capilla, nos hace pensar en la de San Jorge, del Castillo de Triana o en la iglesia de la Victoria, destruida por un incendio en el mismo barrio”.

Desconocido el origen del artístico balcón, su ins-pirado diseño sirvió para adornar las sienes de la Espe-ranza de Triana con motivo de su coronación canónica en 1984. Así lo afirmaban sus artífices, Juan Antonio Borrero y Francisco Fernández: “buena parte del di-bujo de la corona está basado en el forjado del balcón central de los Almacenes Santos, en la calle O’Donnell: ‘que nadie mira, pero que está allí y es una obra es-pléndida’”6

En general podemos definir el estilo de esta bella pieza de orfebrería como neorrenacentista, aunque con detalles de tipo regionalista, muy comunes en la cerámica trianera. El espacio comprendido entre la el canasto y la ráfaga, muy calado, es el que se inspi-ra en nuestro insuperable balcón, y está trabajado a dos caras. Lo preside una cartela con el escudo de la corporación situada sobre un vástago de dragones. Es ésta, según los entendidos, una de las obras más completas de la orfebrería contemporánea, que en-cierra entre sus roleos la curiosa historia de cómo una desconocida balconada, llegó a Triana labrada en el oro de una corona.

Apéndice documental

Transcripción del artículo publicado en 6 de agosto de 1946 por D. Carlos Serra y Pickman, Marqués de San José de Serra en ABC de Sevi-lla.Perfiles Sevillanos: Un balcón notable

“En estos días han dado comienzo las obras de la casa calle O’Donnell, número 23, la cual ha per-manecido vacía durante muchos años: colocados los

2. GONZÁLEZ DE LEÓN, F.: Noticia histórica del origen de los nombres de esta M. N. M. L. y M. H. Ciudad de Sevilla. (Sevi-lla: Imprenta de D. José Mora-les, 1839), p. 371.

3. COLLANTES DE TERÁN DELORME, F. / GÓMEZ ESTERN, L.: Arquitectura civil sevillana. (Sevilla: Ayuntamiento, 1976), p. 578.

4. “Vida Cultural: Los Jue-gos Florales de 1914. Progra-ma” en Bética: revista ilustrada (1914, marzo, 20), (nº 9), p. 30. En el número 13 del 20 de mayo del mismo año se daba a cono-cer la relación de premiados.

5. LASSO DE LA VEGA, J.: “Hierros forjados” en Bética: re-vista ilustrada (1916, enero, 15 y 30) nº 49-50).

6. “La Corona de la Espe-ranza de Triana es reflejo de la tradicional cerámica de Triana” en ABC de Sevilla (1984, junio, 1), p. 101.

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andamios y cubierta su fachada con los enjaretados de caña, como desconocemos la importancia de és-tas, queremos hacer resaltar el interés artístico del gran balcón que existe sobre la puerta de entrada de dicho inmueble, verdadera joya en su género, que por su gran belleza y antigüedad deseamos continúe en su lugar para mayor ornato y decora-ción de nuestra ciudad.

Si los rejeros sevillanos XV al XVII dejaron en nuestra ciudad interesantísimas muestras de su habilidad y arte en las verjas y cerramientos de nuestra Catedral, iglesias y capillas, pocos son los hierros artísticos que se encuentran en edificios ci-viles y por lo que a balcones se refiere, a pesar del inmenso número que tienen las casas sevillanas, se pueden contar por los dedos de la mano los de ca-rácter monumental, siendo de lamentar la pérdida del llamado de las proclamaciones del Ayuntamien-to y que desapareció al hacerse la fachada moderna de la plaza de San Francisco y el que estu-vo hasta nuestros días frente a la capi-lla de la Granada, en la nave del La-garto, del Patio de los Naranjos, de nuestra iglesia mayor, que al desaparecer de su sitio fue a parar a Inglaterra. Otro de magnífica y artística traza y muy poco conocido es el que hay en la Fábrica de la Cartuja sobre el cami-no que rodea este his-tórico edificio, construi-do con parte de la reja que dividía la antigua iglesia cartujana, obra del fraile dominico fray Francisco de Salamanca, que floreció en Sevilla en el primer tercio del siglo XVI e igualmente autor de las verjas del coro y altar mayor de nuestra Catedral.

La casa citada fue cono-cida durante mucho tiempo en Sevilla por la de los marqueses de Gaviria y con anterioridad a la desamortización y exclaustración de 1836, se llamó Encomienda de la Cartuja: apeadero, almacén y oficina del célebre monaste-rio, en la cual dejaban las mulas en que cabalgaban los frailes para venir de su convento, se hacían las compras de las vituallas y mantenimientos y se re-partían las cuantiosas limosnas, lo que dio nombre al callejón de los Pobres, allí contiguo, por esperar en él los necesitados el momento de su distribución, como la actual calle José Velilla, se llamó antigua-mente de la Encomienda, por dar a ella la puerta falsa de esta casa.

No sabemos si el balcón que nos ocupa estuvo en aquel lugar mientras fue la casa de los Cartujos, pues la más antigua noticia que encontramos nos la da González de León en su obra de las “Calles de Sevilla”, publicada en 1839; al hablar de la calle de la Muela, antiguo nombre de esta vía, dice:”En medio de esta calle hay una casa, que es de las me-jores de la ciudad y tiene portada de piedra blanca y un balcón de hierro trabajado en América al mar-tillo, que pasa por el mejor de Sevilla”. ¡Lástima grande que no justificara este curioso autor la razón que tuvo para clasificar como colonial este hermoso herraje!

Mide cinco metros de frente por uno de alto y

sesenta y cinco centímetros de vuelo en sus dos costados. Está formado por dos fuertes pletinas que hacen de basamento y cimera; tiene tres robustos balaustres, uno en el centro y otro en cada ángulo. Se agrupa la decoración del frente en dos grandes recuadros centrales y otros dos de menor tamaño en los extremos limitados por barrotes lisos y pa-reados, en los que se apoyan y entrelazan las volu-tas formadas por tallos y hojas de cardo floreadas que forman el suntuoso motivo artístico. Los cos-tados o ladillos armonizan con el resto de la obra, aunque parece de otra mano y de factura más re-ciente. Sin poder precisar exactamente la fecha en que fue construido, se puede clasificar como obra de finales del siglo XVI o principios del XVII.

Estudiado este herraje por comparación con otros similares, sólo encontramos en Sevilla pa-recido en su estilo y composición las rejas de las capillas de San Isidoro y San Leandro de nuestra

Catedral, terminada la primera en 1661 y copiada la segunda en 1735, según

asegura el señor Gestoso, pero co-tejando sus facturas parece el

balcón de época anterior. En el catálogo de Hierros Antiguos Españoles, publicado en Ma-drid en 1919 por los Amigos del Arte y compuesto por don Pedro Miguel de Arti-ñano, vemos en la lámina 360 un copete de reja de la Magistral de Alcalá de Henares (siglo XVI), que nos recuerda las gran-des volutas de la obra que estudiamos.

Los datos bibliográ-ficos son muy escasos,

pues aparte de la cita mencionada de González

de León y don Alejandro Guichot en su “Cicerone de

Sevilla”, que dice: “Magnífico balcón de la casa señorial, tra-

bajo de herrería artística muy ce-lebrado y verdaderamente notable”;

Ortiz de Zúñiga, el viajero Pons y Cean Bermúdez en su “Diccionario” no lo mencio-

nan y en nuestros días el señor Montoto, en su re-ciente libro de las “Calles de Sevilla”, nada dice de él al ocuparse de la calle de la Muela, hoy O’Donnell.

Sólo recordamos que en una monografía pre-miada en los Juegos Florales, organizados por el Ateneo Sevillano en 1914, que presentó el culto presbítero sevillano don Manuel Serrano y Ortega, se decía que este balcón perteneció a una casa que los Ponce de León poseían en Triana, la cual fue ad-quirida por el propietario de la antigua Encomienda de Cartuja cuando la transformó en casa particular. Relacionando este dato con la opinión expuesta de que pudiera ser parte de una reja de capilla, nos hace pensar en la de San Jorge, del Castillo de Tria-na o en la iglesia de la Victoria, destruida por un incendio en el mismo barrio.

La simple visión de este monumental balcón, cuya fotografía publicamos, da perfecta idea de su magnificencia, que honra al artífice que lo ejecuta-ra, esperando de la cultura de los nuevos propieta-rios de la casa y del arquitecto que dirige las obras sabrán respetar tan artística pieza, que por sí sola puede constituir el más bello ornato de la fachada reconstruida de aquella finca”.

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HISTORIA

de sobra es conocida la proliferación de pleitos que han protagonizado nuestras hermandades a lo lar-go de su historia, dichos litigios y conflictos son encuadrados por el historiador Romero Mensaque en cinco grupos: entre cofrades de

una misma corporación; entre hermandades; entre éstas y las parroquias y conventos; sobre disposi-ciones y actuaciones del poder eclesiástico y civil; y, por último, otros conflictos1. En el presente artículo podremos conocer un curioso pleito impuesto por la Hermandad del Museo contra el extinto convento de la Merced, como sabemos actual sede del Museo de Bellas Artes2; encontrándose entre los folios de este expediente distintos factores e intereses, aunque como veremos predominará la cuestión económica.

El convento de la Merced prohíbe poneren su iglesia los pasos de la Hermandad

del Museo (1779)Texto: FRANCISCO MANUEL DELGADO ABOZA

Fotografías: FRANCISCO MURILLO (FOTOTECA DEL LABORATORIO DE ARTE DE LA UNIVERSIDAD DE SEVILLA

y FRANCISCO MANUEL DELGADO ABOZA

Sabemos que los autos3 que vamos a estudiar se inician con el pedimento que la “Hermandad del Santisimo Christo de la Espiracion y Maria Santisi-ma de las Aguas, sita en su Capilla del Combento de Nuestra Señora de la Merced Redempcion de Cauti-bos Casa grande de esta Ciudad”, interpuso contra el referido cenobio mercedario “sobre que no se le impida que en su Yglesia se pongan los pasos con las Santas Ymagenes de dicha Cofradia y que asista la reverenda Comunidad a la Estacion que hace el Viernes Santo en la tarde”. Como representantes de cada una de las partes aparecen los procuradores Matías Lázaro de la Vega, en nombre de la herman-dad, y Feliciano Moreno, en el del convento4.

El expediente comienza con la instancia dirigida, el 25 de marzo de 1779, por el hermano mayor de la Sagrada Expiración, Francisco Peralta, junto a los

1. ROMERO MENSAQUE, Carlos José: Conflictos y pleitos en las hermandades y cofradías de Sevilla: una aproximación histórica. Sevilla, 2000.

2. Sobre este cenobio véan-se los trabajos de FERNÁNDEZ ROJAS, Matilde: El Convento de la Merced Calzada de Sevilla. Actual Museo de Bellas Artes. Sevilla, 2000 y Patrimonio ar-tístico de los conventos mascu-linos desamortizados en Sevilla durante el siglo XIX: Trinitarios, Franciscanos, Mercedarios, Jeró-nimos, Cartujos, Mínimos, Obre-gones, Menores y Filipenses. Se-villa, 2009, pp. 245-297.

3. Documentos y escritos que recogen las actuaciones de un procedimiento judicial.

4. Archivo General del Ar-zobispado de Sevilla (A.G.A.S.). Sección Justicia. Pleitos Ordina-rios. Serie Colegios, Conventos y Hospitales. Leg. 12460.

El Cristo de la Expiración tras su reciente restauración

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alcaldes Domingo José de Agüera y Lorenzo García (éste firma como Lorenzo Rubio Agüera) y el fiscal Fernando Victorino de Peralta, al juez apostólico y conservador en estos autos, el licenciado Diego Mu-rillo, prior del convento de Santiago de la Espada. En este escrito, en nombre de todos los hermanos, se explica que desde el año 1600 estaban en la “po-sesión” de que la comunidad de mercedarios, entre otras obligaciones con la hermandad, tienen “la de darnos el cuerpo de su Yglesia para poner nuestras Ymagenes en ella para desde alli hazer la Estacion el viernes Santo y en dicho dia por la tarde asistir dicha Comunidad al cuerpo de hermanos en su pro-sesion dandole cera de mano”. Seguidamente, se especifica que ocurrieron ciertas diferencias y que de forma vengativa los religiosos le hicieron presen-te la negativa a facilitar su iglesia para montar los pasos y salir en procesión, costumbre que según los hermanos era inmemorial y antiquísima, además de la no participación en la estación del Viernes Santo5.

El asunto se complica cuando se afirma por los referidos hermanos que no podían prometer que no se produjera algún tipo de altercado, alegándose que por parte de algunos oficiales de la Hermandad de Pasión, como sabemos con sede en este con-vento, enterados del problema con la negativa de los religiosos, hicieron alguna “especie de burla”; lo que podría causar ciertas inquietudes. Por tanto, y con la idea de evitar “desazones y turbulencias”, decidieron ponerlo todo en consideración del aludi-do juez y le suplican diese su decreto para que por el presente año los religiosos permitiesen poner los pasos en su iglesia y acompañar a la cofradía en la tarde del Viernes Santo; dejando para después cualquier reclamación. Hay que tener en cuenta que estaban a pocos días del Viernes Santo, que en ese año caería el 2 de abril. Al día siguiente de esta pri-mera instancia, el 26 de marzo, el ya referido juez apostólico Diego Murillo ordenaba al comendador mercedario que por ahora permitiese montar los pa-sos con sus imágenes en su templo y asistiese con su comunidad a la estación penitencial. En esta mis-ma jornada el notario apostólico José de Uribarry y Herrera se presentó en el cenobio para comunicar el anterior decreto al comendador, el padre maestro fray Miguel Martínez de Aponte; manifestando que-dar enterado.

El mismo día que los religiosos recibieron la re-ferida notificación, su representante legal el procu-rador de la Real Audiencia de Sevilla, Feliciano Mo-reno6, se dirigió ante el aludido juez Diego Murillo. En pocas palabras le explica que para poder presen-tar los fundamentos de su defensa, necesitaba se le entregase el expediente de este proceso; asimis-mo, en consideración de la urgencia del asunto, que requería pronto despacho, pide se habilitasen los próximos días “feriados” de Semana Santa. Acor-dándose por el juez apostólico se le concediesen los autos que solicitaba por plazo de un día, aunque aclara que sin perjuicio de lo decretado anterior-mente; igualmente, habilitaba los días de las cerca-nas vacaciones7.

Continuando en el mismo día, recordemos el 26 de marzo, los oficiales y hermanos de la “Archico-fradia del Santisimo Cristo de la Sagrada Yspiracion y madre de Dios de las Aguas”, reunidos en su ca-pilla del compás conventual, otorgaron su poder a Juan de Herrera –presbítero y hermano de dicha cofradía–, Eloy de Morales, Fernández Sánchez de Herrera y Matías Lázaro de la Vega, todos ellos pro-curadores de número de la Real Audiencia de Se-villa, y a Melchor de los Reyes, Francisco Moreno

de Luque y Florencio de Sevilla, procuradores de los tribunales eclesiásticos. En esa misma jornada pasó ante el juez Diego Murillo el citado Lázaro de la Vega, que en nombre de la corporación suplica se mande al comendador no impidiese poner los pasos en la iglesia y que la comunidad religiosa acompa-ñase a la cofradía. Incluso, se afirma que aunque no hubiera las razones que en justicia su parte tenía expuesto, sí había la “equidad y utilidad del estado” por guardar la tranquilidad, que se podría romper si se viera que una vez despachada la “universal convocatoria” los pasos no se montasen. Del mis-mo modo, se atestigua que el día 26 ya se estaban poniendo los pasos “de la cofradia de la Pasion cita tambien en el mismo Convento lo cual puede produ-cir muchos yncovenientes y gravisimos perjuicios”, tanto por el escándalo general como por el hecho de que entre los mismos hermanos se hablaba de usar medios violentos8.

Las prisas por parte de la hermandad son más que evidentes, y de nuevo al día siguiente el citado Matías Lázaro de la Vega pasa ante el juez Muri-llo. En esta ocasión le pide que mandase que con la propia asistencia del llamado alguacil mayor de cruzada se montasen los pasos en la tarde de este día, Sábado de Pasión 27 de marzo; evitando así los perjuicios y escándalos que a los fieles y a la mis-ma cofradía se estaba produciendo. Seguidamente, expone que la causa de la postura de los religio-sos mercedarios tenía su origen en el cobro de un tributo anual de 88 reales y 8 maravedíes que la hermandad pagaba; contándose cuatro años que no satisfacían, debiéndose en total 373 reales y 32 ma-ravedíes, cantidad que como veremos más adelante en realidad era algo menor. No obstante, la herman-dad para evitar “la vejacion que esta padeciendo” decide depositar dicha cuantía en poder del notario mayor de este oficio de apelaciones, el presbítero Cristóbal de Morales Pastor. En este mismo día el juez mandó se hiciera saber al padre comendador fray Miguel Martínez de Aponte que cumpliese con

5. Ibídem, fs. 11r.-12v.6. Ibid., fs. 13r.-v. El 8 de

febrero de 1777 el mercedario fray Bartolomé Gallego de Guz-mán, en nombre de su conven-to, otorgó poder a varios procu-radores de la Real Audiencia de Sevilla, entre ellos el citado Fe-liciano Moreno, y a otros tantos procuradores de los tribunales eclesiásticos.

7. Ibid., fs. 14r.-v.8. Ibid., fs. 15r.-19r.

El crucificado debajo de la cúpula de la iglesia del extinto convento de la Merced

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lo decretado el día 26 de marzo, además de infor-marle de la cantidad consignada al notario mayor; en dicha jornada el notario José de Uribarry y He-rrera notificó este auto al comendador y dos días más tarde al procurador Feliciano Moreno9.

Parece que finalmente la hermandad sí pudo realizar su salida desde la iglesia conventual en este año de 1779, cuya estación de penitencia el propio José Bermejo la cuenta entre las cumplidas. Como apreciamos en la documentación siempre se habla de los pasos –en plural– de la cofradía, donde se pondrían las santas imágenes de la corporación. Hay que recordar que ésta ya contaba con la actual Virgen de las Aguas, que según Félix González de León y el citado Bermejo, fue realizada en 1772 por el acreditado escultor Cristóbal Ramos. El segundo de ellos nos dice “que desde dicho año saca (se re-fiere a la nueva dolorosa) en su estación; y omitió el paso del Sol y la Luna eclipsados que llevaba en ella desde su fundación”10.

Una vez pasada la Semana Santa e imagina-mos que con los ánimos más calmados, continúa el pleito el 17 de abril con la presencia de Feliciano Moreno ante un nuevo juez apostólico y conserva-dor en estos autos, el licenciado Francisco Javier Ál-varez Osorio, igualmente gobernador del convento de Santiago de la Espada. El representante de los frailes mercedarios empieza su escrito explicando brevemente lo sucedido con anterioridad, anotando que los cofrades en su memorial del 26 de marzo presentaron una escritura de convenio otorgada por las dos partes el 5 de marzo de 1600, que aparece al principio del expediente y de la que hablaremos más adelante. Seguidamente, solicita al juez man-dar que se hiciera saber a la hermandad que en el plazo de tres días se pagase la mencionada deuda con el convento; declarando que los frailes no te-nían obligación de asistir a la procesión del Viernes Santo, o “en otro año que se vote su salida”, ni permitir poner los pasos en su iglesia hasta que la cofradía cumpliese con las obligaciones recogidas en el citado protocolo del año 160011.

Curiosamente, a continuación se alega por el mencionado señor Moreno que la estación de peni-tencia no era necesariamente precisa, ni procedía de superior mandato, sino que se realizaba “cuando parece a los Hermanos, y tienen fondo para ello, y en el presente año aun no estaban armados los Pasos quando suscitó su instancia, ni tomada la ora, porque esto se hace el Martes Santo y despues se esparcen las Papeletas anunciando por punto gene-ral las Cofradias que salen”. Directamente se acusa a los cofrades que como no había llegado el caso de haber ejecutado la suya para el presente año, no se podía temer el escándalo y la inquietud ma-nifestada tantas veces por la hermandad; no siendo justo ni lícito el “proferir semejantes espresiones incitativas de rumor sin la mas leve necesidad”. El citado procurador sigue declarando que por la escri-tura presentada por la hermandad, recordemos la de 1600, su parte no estaba obligada a dejar poner los pasos en su iglesia, “porque esto no está escrito en el instrumento y es Gracia que durará solo el tiempo que la exija la buena correspondencia de la Hermandad”; el único deber era acompañar a la procesión del Viernes Santo, facilitando la cofradía la cera. Igualmente, se aclara que la aludida can-tidad de 88 reales y 8 maravedíes anuales que la cofradía pagaba era por los derechos parroquiales, por tres misas con sermón en distintas festividades y por las sepulturas y suelo de la capilla. Como ya sabemos, se debían varios años de esta pensión, argumentándose que de nada habían valido las re-convenciones políticas realizadas por el comenda-dor, primero a distintos oficiales y más tarde a la hermandad reunida en cabildo. Negándose a satis-facer esta cantidad con el pretexto de tener “que disputar en justicia” si el convento había cumplido con la celebración de estas tres fiestas en su iglesia y no en la capilla de la cofradía.

Haciéndose eco de la forma de pensar de los frailes, nos dice que ellos nunca han tenido, y en el presente tampoco, inconveniente en acompañar a la cofradía en su estación de penitencia ni en per-mitir que se ocupase “la unica Nave de su Yglesia con los Pasos”, pese a que gracias a otra escritu-ra –fechada en 161312– “se fabricó a la hermandad la gran Capilla que existe con Puertas mui eleva-das, y proporcionadas de proposito para la Salida de ellos”. Igualmente, el citado representante de la comunidad conventual defiende el esmero con el que su parte atendía a la hermandad, como ocurría en las solemnes funciones que se hacían en las fies-tas estipuladas, así se pone el ejemplo de la Pascua del Espíritu Santo13, anotándose que por solo el es-tipendio de 25 reales por día se tocaban las cam-panas en catorce ocasiones y el órgano las veces correspondientes; añadiéndose el aparato de plata en el altar, sus ornamentos y demás utensilios. De manera sutil se afirma que si la corporación residie-se en una parroquia comprobarían sus cofrades a cuánto ascendía todo el coste de estos cultos.

El discurso del citado procurador se hace aún más contundente, cuando habla del total olvido por parte de la hermandad en el cumplimiento de sus obligaciones anotadas en la escritura de 1600. Como así sucedía en las misas por los religiosos difuntos y en la de “asistir la Hermandad con su Estandarte, y dar cera de manos a la Comunidad el Domingo de Ramos de cada año, y por la tarde a la Procesion del Santisimo Sacramento, y esto no se cumple como deviera, o sostituiendo en lugar de dicha asistencia la de la Procesion del Corpus Chris-ti que hace el Convento”. Resulta curioso como la

9. Ibid., fs. 20r.-21v.10. GONZÁLEZ DE LEÓN,

Félix: Historia crítica y descrip-tiva de las cofradías de Peni-tencia, Sangre y Luz, fundadas en la ciudad de Sevilla. Sevilla, 1852, pp. 134-135; BERMEJO Y CARBALLO, José: Glorias religio-sas de Sevilla. Sevilla, 1882, p. 338; MONTESINOS MONTESI-NOS, Carmen: El escultor sevi-llano D. Cristóbal Ramos (1725-1799). Sevilla, 1986, pp. 41-43.

11. A.G.A.S. Sección Justi-cia. Pleitos Ordinarios. Serie Co-legios, Conventos y Hospitales. Leg. 12460, fs. 22r.-26v.

12. El 12 de mayo de 1613 los religiosos otorgan a favor de la hermandad la adjudicación, venta y dación de “un sitio en el compás del monasterio donde está la puerta que sale a la ca-lle;… en el cual sitio obligamos a este monasterio y convento a la-brar a costa de este monasterio una capilla en que esté y resida la Cofradía”. LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino: “La Hermandad de la Sagrada Expiración y el escultor Marcos de Cabrera” en Calvario. Revista de Semana Santa. Sevi-lla, 1946, s.p.

13. Algunos años antes, en 1766, el papa Clemente XIII concedió a la hermandad “un jubileo para los tres días de pas-cua del Espíritu Santo”. BERME-JO Y CARBALLO, José: Glorias… Op. cit., p. 338.

Impresionante contraluz de la obra de Marcos Cabrera

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problemática llega incluso a la nueva efigie maria-na que Cristóbal Ramos realizó para la corporación pocos años antes, en 1772; llegando a decir que la “Virgen Santisima Nuestra Señora que sale dolorosa en la estacion del Viernes Santo ha tenido siempre el Titulo de Madre de Dios de las Mercedes, y en la Conservazion del Culto vajo de el es interesada la Religion Mercenaria; y contra su voluntad, y lo literal de la Regla de la Hermandad ha pasado esta de propia autoridad a establecer otra Santa Ymagen (aunque mui hermosa, tierna, y devota) con mui diferente Postura, y vestido, y con el nuevo Apela-tivo de Madre de Dios de las Aguas, cuia oriundez no es facil de encontrar sin alguna violencia en la aplicazion, y como que esta ha sido una sostitucion introducida de poder absoluto sin autoridad judicial, ni asenso de la Comunidad, y antes bien contra lo establecido en dicha Regla, es digno de enmendar-se, mandandose que de Palabra, ni por escrito, es-pecialmente en las Papeletas publicas que anuncian las Cofradias que salen cada año, se use mas del dicho Moderno Titulo, sino del originario”.

Para comprender mejor estas últimas palabras hay que tener presente varios datos, en la aludi-da escritura de 1600 la titular mariana aparece con la advocación de Nuestra Señora de las Aguas; no obstante, poco después en otro protocolo, del mes de mayo de 1607, vemos la unión con la Herman-dad de Nuestra Señora de la Merced, con sede en el mismo cenobio, titulándose en este documento como Cofradía de la Sagrada Expiración y Madre de Dios de la Mercedes, “que ambas están juntas”. Con esta última advocación seguimos encontrando a la antigua imagen en la escritura de 1613 y en otra fechada en 1619 y simplemente de la Merced en 163314. En cuanto a la dolorosa anterior a la actual de Cristóbal Ramos, en un manuscrito anónimo de 1732, conservado en la Biblioteca Capitular y Co-lombina, se dice que era obra del escultor Francisco Antonio Ruiz Gijón15.

Esta dilatada narración sigue con la capilla, de la que se dice que es muy hermosa y capaz, “ella se fabricó a su costa el año de 1613, pero este dio el suelo en lugar del que le havia dado en su Yglesia el de 1600, para lo que tubo que comprar y derrivar una casa que era del Monasterio de San Geroni-mo, y labrada conforme a las Medidas que se die-ron y circunstancias que se pactaron, con su gran Puerta de fachada a lo interior del Convento y otra mayor al compas, y haviendose mantenido asi mu-chos años, los Hermanos de propia autoridad y sin anuencia de la Comunidad han abierto Postigo de comunicazion de la Sacristia de la Capilla al Com-pas, y en esto siente perjuicio el Convento”; por lo que se pide ordenase cerrar y restituir las cosas a su antiguo estado.

Por todo lo anotado, y con el deseo de mante-ner la buena armonía, el citado Feliciano Moreno pide que se administre justicia y que para compro-bar todo lo expuesto por su persona solicita que la hermandad exhibiese inmediatamente su regla. En pocas fechas el juez mandó que se hiciera saber a la corporación que en el plazo de dos días se presente la regla y realice el oportuno testimonio por el no-tario mayor u oficial mayor de este tribunal. El 21 de abril el notario José Uribarry y Herrera notificó dicho auto al presbítero Juan José de Herrera López, diputado de la hermandad y encargado del archivo de la misma; en ese mismo día también informó de esta orden al procurador de la cofradía, el aludido Matías Lázaro de la Vega. Sabemos que las reglas de la hermandad fueron sancionadas en 1575, no

siendo hasta el 9 de febrero de 1782 cuando el Con-sejo de Castilla aprueba unas nuevas; según Ber-mejo, dichas eran “las mismas que hasta entónces la habian regido, con el aditamento de dos capítulos más”16.

La respuesta de Lázaro de la Vega la encontra-mos fechada justo al día siguiente, cuando expone al juez su oposición por ahora a la exposición de la regla y que para formalizar la contradicción17, si-guiendo la opinión del abogado de su parte, suplica se le entregasen estos autos; acordándose por la autoridad se cediesen por término de dos días, lo que sucedió por el notario el 23 de abril. La situa-ción parece complicarse cuando el 27 de ese mismo mes Feliciano Moreno pide apremiar a Lázaro de la Vega para que devolviese dichos autos, ya que es-taba fuera de plazo; ordenándose por su señoría lo hiciese en la primera audiencia de este tribunal. El 10 de mayo seguía sin entregarlo, por lo que se requiere por parte del convento se le acusase de rebeldía, lo que así se ordenó en esa misma jorna-da. No obstante, los ánimos parecen tranquilizarse al día siguiente, cuando Matías Lázaro de la Vega alega que el abogado de su parte, el licenciado don Francisco Mastrucio, no había podido despachar estos autos por estar enfermo; motivo por el que solicita que se le conceda un plazo de quince días. El juez finalmente otorga una prórroga de cuatro, ejecutándose el apremio que se había ordenado en caso de no devolverse a tiempo; notificando esta resolución el 12 de mayo del referido 177918.

Desde esta última fecha ya no encontramos más movimiento documental hasta el 1 de marzo del año siguiente, cuando ambos procuradores pasan ante el juez Francisco Javier Álvarez Osorio y expresan que sus representados “se han conformados resi-procamente para lo que han otorgado sierto Ins-trumento por lo que se desisten y apartan de esta instancia”. Por tanto, y dada esta nueva posición, pidieron declarar a sendas partes por desistidas y apartadas de dicho juicio; además, expresan que

14. Véanse los trabajos de LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino: La Hermandad y la imagen de Jesús de la Pasión. Estudio documen-tal. Sevilla, 1939 y “La Herman-dad de la Sagrada Expiración…”. Op. cit., s.p.

15. BERNALES BALLESTE-ROS, Jorge: Francisco Antonio Gijón. Sevilla, 1982, p. 98; FERNÁNDEZ ROJAS, Matilde: El Convento de la Merced… Op. cit., pp. 88-89.

16. BERMEJO Y CARBALLO, José: Glorias… Op. cit., pp. 336-338. Véase también: SÁNCHEZ HERRERO, José (ed.) y PÉREZ GONZÁLEZ, Silvia María (co-ord.): CXIX Reglas de Herman-dades y Cofradías Andaluzas. Siglos XIV, XV y XVI. Huelva, 2002.

17. En un proceso judicial o en un procedimiento adminis-trativo, derecho de una parte a conocer los escritos y las prue-bas de la otra parte, para, en su caso, formular alegaciones o proponer otras pruebas.

18. A.G.A.S. Sección Justi-cia. Pleitos Ordinarios. Serie Co-legios, Conventos y Hospitales. Leg. 12460, fs. 27r.-30v.

Antigua fotografía de la Virgen de las Aguas, todavía con sus antiguas manos

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el dinero que la hermandad entregó el 27 de marzo de 1779 al notario mayor, que adeudaba al convento, se abonase ahora al padre comendador, otorgando su correspondiente carta de pago. Todo ello fue concedido sin problemas por el juez, notificándose el 2 de marzo al procurador Feliciano Moreno. Éste al día siguiente manifiesta que la deuda contraída ascendía a 352 rea-les y 32 maravedíes, por cuatro años de réditos, y no a los 373 reales y 32 maravedíes que se hallaban depositados en poder del notario mayor. Fi-nalmente, el 3 de marzo el licenciado Bartolomé Gallego y Guzmán, procu-rador general del convento de la Merced, recibió del notario ma-yor Cristóbal de Morales Pas-tor la cantidad anotada. Por su parte, el 9 de octubre el mayordomo José Alcalde y Navarro recogió del citado notario mayor la carta de pago por parte del con-vento y 21 reales y 2 ma-ravedíes resto de la suma consignada19. Cuando se habla que ambas par-tes habían concedido un nuevo instrumento20, se refieren a la escritura que en ese año de 1780 se for-malizó entre la hermandad y el convento, como cancela-ción de los protocolos de 1600 y 161321.

Como ya hemos referido en al-guna ocasión, la hermandad facilitó una copia de la carta de capitulación y concierto con el convento, fechada dentro del mismo cenobio el 5 de marzo de 1600. Dicho docu-mento se inserta al comienzo de este expediente, cuyo traslado fue entregado a la cofradía por el escribano público Miguel Pastor de Torreblanca el 23 de agosto de 1780; sacándolo del libro registro de escritura del oficio y papeles del escribano público Diego de la Ba-rrera. Este protocolo fue dado a conocer por Celestino López Martínez, recogiendo el cabildo celebrado por la hermandad el 27 de febrero de 1600 en el que se aprueba volver de nuevo al convento de la Merced, tras su estancia en la parroquia de la Magdalena22. En esta reunión se nombraron a varios hermanos para que ne-gociasen el acuerdo con los mercedarios, estos fueron:

el alcalde Lázaro de Olmedo, el mayordomo Sebastián de Rubián, el prioste Gaspar de Vergara, el fiscal Juan Calderón, el escribano Gaspar Díaz Castaño y los dipu-tados Andrés Rodríguez, Baltasar de los Reyes, Alonso Jiménez, Pedro de Lisboa y Juan de Torres.Para fina-lizar, queremos resumir las condiciones y obligaciones que aparecen detalladas en esta escritura. De todas ellas López Martínez únicamente trascribe cuatro, en las que advertimos importantes compromisos por par-te de los mercedarios. Como era el de situar al Santí-simo Cristo de la Expiración en el interior del templo conventual, poniéndose en un altar “debajo del coro en la pared que sale a la calle de la dicha iglesia”; en este lugar debía estar siempre el crucificado, aunque su corporación tuviese “capilla en el claustro del dicho convento o en otra parte de él”. También, facilitarían a la hermandad un sitio donde guardar sus bienes y celebrar los cabildos; y tenían el deber de acompañar a la cofradía en la estación de penitencia en la tarde del Viernes Santo, portando la cera que sus cofrades les proveyesen.

También, se establece que el convento hiciera “perpetuamente” todos los viernes “una misa de la cruz cantada”, con diácono, subdiácono, órgano y res-ponso; del mismo modo, todos los años se celebra-rían tres fiestas, a la Santa Cruz en su festividad (3 de mayo), el día de la Natividad de Nuestra Señora y un domingo o dos después de la solemnidad de Todos los Santos. Los religiosos proporcionarían a los cofra-des dos sepulturas para que pudiesen inhumar a los

hermanos que lo quisieran; en esos momentos los mercedarios debían salir a recibir en la igle-

sia a los cofrades difuntos que se ente-rrasen en el convento. Por su parte,

la hermandad tendría que acom-pañar a los frailes en la mañana

del Domingo de Ramos, con su estandarte y cera, mien-tras que en la tarde de ese mismo día debían acudir a la procesión del Santísimo Sacramento con doce ha-chas, dando cera a los re-ligiosos que fuesen en la procesión; curiosamente, se dice que la cera de la mañana la daría la Her-mandad de Pasión.

El Viernes Santo la cofradía estaba obligada a asistir a la ceremonia de

“desencerrar” el Santísimo Sacramento en el monumen-

to, llevando su estandarte y doce hachas grandes, asimismo

facilitaría a los religiosos la cera para esta procesión. Cuando fallecía

un fraile los hermanos acudirían al en-tierro con la cera que llevaban normalmente,

además de dar las velas y oficiar las misas que se tenía por costumbre con sus cofrades. La hermandad paga-ría cada año al convento 3.000 maravedíes, más seis reales de limosna por la obligación de la misa de cada viernes; lo que sumaba una renta anual de 388 reales. Por último, se establece que el sermón que se predi-case el Domingo de Ramos o cualquier otro día fuera de las tres fiestas establecidas, sería a la elección de la hermandad y otorgando de limosna lo que se fijase en esos momentos. Al final de la escritura, se declara que las misas de los viernes se dejaban a voluntad de los hermanos, no teniendo la obligación de suministrar la citada dádiva en el caso de no celebrarse.

19. Ibídem, fs. 31r.-33r.20. Escritura, papel o do-

cumento con que se justifica o prueba algo.

21. “Dos acontecimientos en la Hermandad del Museo” en ABC. Sevilla, 22 de febrero de 1970, p. 49.

22. A.G.A.S. Sección Justi-cia. Pleitos Ordinarios. Serie Co-legios, Conventos y Hospitales. Leg. 12460, fs. 1r.-10r.; LÓPEZ MARTÍNEZ, Celestino: “La Her-mandad de la Sagrada Expira-ción…”. Op. cit., s.p.

Capilla de la Hermandad del Museo, por arriba asoma la antigua iglesia mercedaria

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si hablamos de los hombres del muelle que descargaban los barcos, costales, cuadrillas, peonadas, gremios, con-tratos o tabernas, seguramente todo el mundo pensará que este artículo trata sobre los antiguos costaleros o gallegos de Sevilla. Pero si todo esto,

como a continuación vamos a ver, decimos que ocurre en la ciudad italiana de Catania en Sicilia, muchos se quedarán perplejos al descubrir tanta similitud entre el trabajo de los costaleros sevillanos y el de los hombres encargados de llevar los “candelore” en los primeros días de febrero en la festividad de Santa Águeda.

Breve historiaEn una breve introducción sobre el origen de la

procesión podemos señalar que Santa Águeda de Ca-tania1 fue, según la tradición cristiana, una virgen y mártir, cuya festividad se celebra el 5 de febrero. Fue martirizada por el Senador Quintianus, quien ordenó que fuese torturada y que le cortarán los senos. Du-rante el martirio tuvo una visión en la que vio a San Pedro, curándole éste sus heridas. Aún así siguió sien-do torturada, fue arrojada a los carbones al rojo vivo y revolcada por la ciudad de Catania. Además se cuenta que lanzó un gran grito de alegría al expirar dando

gracias a Dios. Según cuenta la leyenda el volcán Etna hizo erupción en 250, un año después de la muerte de la Santa y los habitantes de Catania imploraron su intervención milagrosa logrando detener la lava a las puertas de la ciudad. Desde entonces es la patrona de Catania y de toda Sicilia. Es invocada para prevenir los daños del fuego, rayos y volcanes. En general se la considera protectora de las mujeres2.

La procesión y los candeloreDurante los días previos a la festividad de su patro-

na, las calles de la ciudad viven una mezcla de pasión, fervor popular y folclore, aderezado con el desfile de la Santa por los barrios céntricos de Catania, arrastrada sobre una carroza por 700 varones, vestidos con cami-són blanco como sus antecesores. Alrededor, todos los participantes portan velas de mayor o menor tamaño (las más grandes impresionan por su tamaño y por la cantidad de cera ardiendo que desprenden)3.

La tradición se remonta al siglo XIV, y fue formali-zada en 1435 por el rey Alfonso, que dirigió a los ar-tesanos para ofrecer una vela para la Santa. El número de los candelore ha variado a lo largo de los años: en 1514 había veintidós, en 1674 fueron veintiocho, para convertirse en quince al final del siglo XIX, mientras que hoy en día hay doce. Estos pasos están tallados en madera y dorados, con decoraciones barrocas, queru-bines, capiteles, banderas y flores. Los candelore son propiedad de los diferentes gremios de trabajadores y desfilan siempre en el mismo orden4 como signo de la devoción a Santa Águeda. Estas andas tienen diferen-

1. Santa Agata.2. GIORGI, Rosa. Santos.

Electa. Barcelona, 2004. Pág. 12-13.

3. http://www.lasicilia.es/santa_agata_catania

4. CONTARINO, Valerio. “Il barocco per le strade di Cata-nia: la festa delle candelore”, en http://www.girodivite.it/IL-BAROCCO-PER-LE-STRADE-DI.html. 4 de febrero de 2006.

Costaleros en Catania

Texto: ANTONIO DE LA ROSA MATEOSFotografías: ARCHIVO GIOVANNI SCUTO, ROBERTA

PAVONE, VIAGGIVACANZE.INFO

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tes tamaños y alturas, y son llevadas sobre los hom-bros por los portatori5 durante la fiesta de la Santa. La evolución con el paso de los siglos de ofrecer la cera, originó, que éstas cada vez fueran más grande y con más decoración, llegando hasta la desaparición de la cera misma, y sustituida por una estructura de madera barroco o rococó ricamente decorado y dorado, ador-nado con ángeles, imágenes, banderas y flores. Por lo general van llevadas por ocho hombres, aunque hay andas desde cuatro hasta doce costaleros6.

Cada paso representa a uno de los doce gremios y oficios de la ciudad (zapateros, carniceros, pesca-deros, panaderos, maestros…). Su peso oscila entre 400 y 900 libras, y van llevadas a costal. Dependien-do del peso, van formadas por cuadrillas que oscilan entre 4 a 12 hombres, que avanzan de una manera característica al son de alegres marchas interpretadas por la banda que lo escolta. El candelore, además de preceder a la procesión de Santa Águeda en los días 4 y 5 de febrero, son llevados por toda la ciudad a los co-mercios que están vinculados y que forman parte de la corporación durante los diez días anteriores. Los doce candelore van dispuestos según su antigüedad en la procesión por delante de la reliquia de Santa Águeda.

Los portatoriCentrándonos en los portatori, diremos que provie-

nen del puerto de Catania, donde, hasta los años cua-renta del pasado siglo cuando se comienza a trabajar con camiones, se descargaban los barcos de manera manual por cuadrillas de hombres dirigidas por un ca-pataz. Los trabajadores esperaban la llegada de los va-pores o buques que transportaban trigo, cereales, café, madera o hierro. Los portatori esperaban que el chium-ma (jefe de equipo o capataz), les diera la orden para empezar a descargar el barco. Todos ellos trabajaban con una vaddedda (costal) y su ganancia se calculaba en base al trabajo realizado, por lo que mientras más descargaban más ganaban, estando estipulado que los sacos serían de 100 kg. La jornada comenzaba al ama-necer hasta la puesta de sol, habiendo siempre mucha competencia, ya que no había pago mensual, incluso los domingos se trabajaba hasta el mediodía. Cuando no había trabajo de carga y descarga las cuadrillas se iban a las tabernas a tomar unos vinos y jugar a las cartas7.

El trabajo manual fue decreciendo y en 1963 se creó la primera cooperativa portuaria, quedando esta-blecido desde entonces un sueldo fijo. Muchos de ellos para mantener y ayudar a la familia empezaron a tra-bajar cada vez más en los candelore con ocasión de las fiestas de Santa Águeda o en otras localidades. Al año siguiente se creó la segunda cooperativa y la rivalidad no solo se instaló en el trabajo, sino también en los candelore. Para demostrar su valía, a veces, cuando se encontraban de frente eran capaces de estar hasta dos horas sin bajarlo8. Los gremios elevaban sus con-tratos para poder contar con las mejores cuadrillas de portatori.

Sobre la forma de trabajar de estos costaleros tenemos bastante información gracias a un docu-mentado trabajo realizado por Giovanni Scuto. Los portatori llevan costales vaddedda realizados con sa-cos de yute de 100 kg que, a diferencia de los sevi-llanos, no van forrados por lo que el porteador suele llevar debajo un pañuelo anudado en la cabeza. Las andas son estrechas pero bastante altas con más de tres metros por lo que las cuadrillas van muy bien igualadas y coordinadas, ya que un fallo o si algún costalero se viniera abajo por el peso, produciría un accidente cayendo el candelore hacía un lado. Tanto de la delantera como de la trasera, salen dos mani-guetas9, algo más largas de lo que actualmente co-nocemos en nuestros pasos y de ahí con una cuerdas de cáñamo se amarran las stangoni (trabajaderas)

5. Costaleros.6. CEREO (WIKIPEDIA),

en http://it.wikipedia.org/wiki/Cereo#cite_ref-0.

7. SCUTO, Giovanni. I por-tatori. Sport, bisogno e rivalitâ. Boemi. Catania, 2004. Pág. 8-10.

8. SCUTO, Giovanni. Op. cit. Pág. 15.

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que van colocadas de manera transversal, en núme-ro de dos o cuatro según el tamaño y el peso de las andas. En el centro de la delantera y de la trasera se colocan dos hombres con cincho, digamos un ca-pataz auxiliar curria davanti y un contraguía curria di dietro que son los encargados de dar las órdenes con la diferencia que ellos van también trabajando. En los costados llevan dos o cuatro porteadores con cincho que son los encargados de fijar el paso para que no se vaya hacia los lados. La chicotá se de-nomina sagghiate y ahí diferentes formas de andar y levantar mandadas por el curria (capataz) como lavoro fuori stagni que es una levantá a pulso, lavoro attorno, cuando el paso gira sobre su eje, per fare la-voro al barile, cuando se camina de costado. Además hay saludos durante el recorrido con otros candelore y cada uno tiene su estilo y su forma de andar. La forma de levantar normalmente es al cielo, el curria davanti, avisa con su voz para que se coloquen en la trabajadera, y con un golpe fuerte con las palmas de sus manos en la madera las andas se levantan y des-

pués de varios segundos sobre los pies, nuevamen-te el curria manda avanzar, lo que aquí conocemos como un “venga de frente”. Durante gran parte del recorrido existe bulla junto al candelore y la gente aplaude el esfuerzo de los hombres.

Al igual que ocurre en Sevilla se requiere una preparación por lo que se realizan ensayos en unas parihuelas de metal imitando en medidas y peso al candelore. Décadas atrás se probaba el personal en los traslados o el primer día, eliminando y sustitu-yendo a los que no respondían a las expectativas.

ConclusiónEn un estudio más amplio podríamos seguir

analizando las numerosas similitudes entre el cos-talero antiguo sevillano y el de Catania. Hemos comprobado que provienen del muelle, que utilizan el costal, la rivalidad existente entre los gremios para conseguir las mejores cuadrillas abonando el trabajo una vez concluido y firmando contratos para el año siguiente si todos han quedado satisfecho y contentos, la forma de andar de cada una de las cuadrillas con un sello característico o que la clave del éxito es una buena igualá. También hay algunas diferencias como que en el candelore no puede fal-tar nadie, es decir no puede haber hueco, ya que al faltar un porteador las andas se desequilibran y se van para un lado, provocando un accidente o que capataz y contraguía van también trabajando como los costaleros.

9. Están colocadas a unos 70 cm. de altura de la base del candelore.

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la visión que durante la mayor parte del siglo XIX el viajero extranjero tiene de España es la de un país dis-tinto, casi inaccesible, con caracte-rísticas que lo acercan a al embrujo de lo africano o lo oriental, aprecia una realidad distinta que hay que

conocer casi de obligado cumplimiento. Después de años en los que España había vivido casi a las espal-das de Europa, la constante presencia de visitantes, a pesar de que dieran la mayoría de las veces una idea distorsionada de nuestra realidad, no hay que dudar que acerca lo hispánico al mundo convirtiendo a España, exornada por la influencia del movimiento romántico, en uno objetivo turístico de actualidad.

Este encuentro del viajero con lo diferente hace sur-gir una muy interesante literatura de viajes en la que se da cuenta de sus impresiones. La mayoría de estas obras destacan la descripción costumbrista incentivada por los románticos que admiran la realidad musulmana, aún presente en tradiciones hispánicas, y a la que hay que sumar las atractivas posibilidades aventureras que de por sí daba en si mismo la ruta viajera, pues la mala conservación de las carreteras o incluso la presencia de bandoleros regalaban al extranjero unas posibilidades de distracción sumamente emocionantes que acerca-ban su relato a una novela de suspense aventurero.

«Con mucha más pompa y lucimiento que las demás…»

El americano John Adams Dix y la

procesión del Santo Entierro en la Sevilla

de 1843

Andalucía mantenía un componente preponde-rante en esta aventura viajera e incluso muchos via-jeros reducen su periplo a una ruta andaluza. Llega-dos a la nación por un puerto del sur, su itinerario, iniciado en Cádiz, Gibraltar o Málaga, se limita a un recorrido por las principales ciudades de la re-gión. Consolidándose esta opción principalmente los ingleses, que popularizarían -y de qué manera- la denominada ruta de los contrabandistas formada por Ronda, Málaga, Granada, Córdoba, Sevilla y Cádiz. Si se estudian los textos de la mayoría de los viaje-ros parece que éstos están deseosos de llegar a An-dalucía sin pérdida de tiempo e innecesarios rodeos en lo que ha sido denominado por algún estudioso en la materia como viaje a Andalucía a través de España1.

El viajero busca la región que tanta trascenden-cia histórica tiene en los inicios de la centuria con la Guerra de la Independencia o con el mito de la Cádiz Liberal y se enamora de sus idiosincrasia para hacerla trono del pensamiento puro del romanticis-mo, aunque esta visión andaluza quedará totalmente magnificada y distorsionada, incluso suplantando la imagen de España entera, siendo el punto de parti-da de la mal llamada imagen romántica de España y que degenerará en la España de pandereta, de flamencas, y toreros; imagen falsa de nuestra tierra,

John Adams Dix (1798-1879)

Texto: JOSÉ GÁMEZ MARTÍNFotografías: B.C.S.

1. ÁVILA GRANADOS, Je-sús: Viajeros por Andalucía, Sevilla, Fundación “José Manuel Lara”, 2006; y GARRIDO DO-MÍNGUEZ, Antonio: Viajeros del XIX cabalgan por la Serranía de Ronda. El camino inglés, Ronda (Málaga), Editorial La Serranía, 2006.

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incluso incentivada en nuestros días por algunos se-villanos con inexistentes dotes humorísticas en los nefastos platós televisivos de Madrid2.

Uno de los grupos más significativos es el de los viajeros americanos. Reflejo de entre estos vi-sitantes a Raphael Semens (1809-1877) que viaja en 1860; Browner (1825-1902), que viaja en 1872; Eyonung (1840-1899), que viaja en 1877; Marche (1815-1864), que viaja en 1852; o Scott (1846-1929), que viaja en 1883. El perfil del viajero ameri-cano es el de un visitante que viene respaldado por un fuerte poder crematístico que redundará en la du-ración e importancia del viaje, lo que hará también que casi nunca venga solo sino que lo haga acompa-ñado de familiares cercanos y de amigos. La travesía era penosa y larga, siendo la duración aproximada de llegada a Europa de un mes pues sólo es a finales del siglo XIX cuando una compañía alemana estable-ce una línea directa entre Estados Unidos y España. Aunque parece ser que en un principio la principal motivación del americano para visita la tierra espa-ñola era tomar la bondad de su clima para restable-cerse de males de la salud, sin duda alguna otras motivaciones sucedieron a la primigenia y así hay que hacer constar que los artistas lo hicieron para pintar lo desconocido, los religiosos para estudiar las diferencias de la Fe, los científicos para estudiar nuevas costas o mares y, en fin, la intelectualidad americana le hecha un pulso a la británica en este afán por conocer lo hispánico3.

Uno de estos viajeros es John Adams Dix (1798-1879), un estadista y general del ejército norteame-ricano que, siendo en 1861 secretario de Hacienda, dictó una orden por la que pasaría a la posteridad: “Si alguien intenta mancillar la bandera americana, disparadle allí mismo”4.

Dix llega a España en 1843 y en 1850 publica en Nueva York las impresiones literarias de su viaje con el título A winter in Madeira and a summer in Spain and Florence. El viajero viene desde Madeira y tras siete días de travesía arriba a Cádiz, donde realiza descripciones de la tacita de plata sobre todo desde un punto de vista económico, describiéndola como “comercialmente muerta”.

A principios de abril se embarca en El Trajano rumbo a Sevilla en un viaje que dura desde las diez de la mañana hasta las siete de la tarde y realizando, como era tradicional en los primeros días de su es-tancia en la urbe, paseos por la misma destacando la hermosura de la Alameda y la delicada belleza del entorno urbano, quedando hechizado por la monu-mentalidad del Alcázar y sorprendido cuando le con-taron allí mismo que en 1813 se habían blanqueado con cal el salón de embajadores y otras dependen-cias notables del palacio.

Ya desde los primeros días de su llegada, ha-bían dicho a Dix que la Semana Santa en Sevilla era tan importante como en Roma, pero el viajero tiene constancia de que la ciudad se encuentra en una pre-caria situación económica, lo que le ha hecho perder de forma clara el esplendor de otros tiempos, cir-cunstancia que a este personaje no parece extraña pues ha podido comprobar con sus propios ojos de amante del arte que a la Iglesia española se la había desposeído de gran parte de sus riquezas, como bien se sabe uno de los causantes de este atropello fue la desamortización iniciada por Mendizábal en 1836.

El propio viajero describe que las instituciones religiosas son pobres y que muchos clérigos están en la indigencia y, como él mismo dice, lo sabe por propia experiencia ya que en más de una ocasión le han parado en las naves de la catedral para, en nombre de Dios, pedirle una limosna “para un pobre sacerdote”.

Dix refleja en su escrito que al acercarse la Se-mana Santa se iban animando las calles de la ciudad llenándose la misma de visitantes de poblaciones del interior, principalmente de Cádiz y Gibraltar, aun-que también de extranjeros del Nuevo Mundo. Es tal el interés de Dix y sus compañeros por presenciar los desfiles pasionales que alquilan un balcón en una de las calles céntricas por donde tenían que discurrir las procesiones y aunque no hay constancia de la misma no es difícil que aventuremos que se trate de la celebérrima calle de las Sierpes.

La consulta de las actas capitulares del Ayunta-miento y del cabildo catedral nos dan una palpable demostración documental de la precaria situación

A la izquierda retrato del cardenal Cienfuegos y Jovellanos (1766-1847), arzobispo de Sevilla entre 1824 y 1847. A la dearecha don Judas José Romo (1773-1855), quien también gobernaría la Iglesia hispalense y que en los años que estudiamos era obispo de Canarias (1834-1847).

2. BERNAL RODRÍGUEZ, Manuel: La Andalucía de los li-bros de viajes del siglo XIX (An-tología), Sevilla, Biblioteca de la Cultura Andaluza, 1985, págs. 13-33. Sobre la imagen falsa de España realizo una reflexión personal en mi trabajo: “La aportación de los viajeros a la invención de la historia. La Sevi-lla de los duques de Montpensier y el mito de la ciudad románti-ca”, en X Jornadas de Historia de Llerena: La Divulgación de la Historia y otros estudios sobre Extremadura, Llerena, 2009, págs. 95-96.

3. GARRIDO DOMÍNGUEZ, Antonio: Viajeros americanos en la Andalucía del siglo XIX. Ronda (Málaga), Ed. La Serranía, 2007

4. Ibíd, págs. 319-320.

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económica sevillana en 1843 y que bien describe nuestro protagonista.

El Ayuntamiento se encuentra bastante asfixiado en sus proyectos de adecentamiento urbanístico, ya que no tiene ni pecunio para sufragar unas obras necesarias en el beaterio de la Santísima Trinidad5, el adorno del camino de Castilleja6 o los gastos que habían sido ya aprobados para exornar la salida de Triana7, aunque sí se materializan algunos de los trabajos presupuestados como, por ejemplo, el dado para suprimir la escalera de la casa que se encontra-ba a las espaldas de la capilla real8.

Pese a la precariedad económica los munícipes sí tenían la obligación política de controlar todos aque-llos elementos subversivos vinculados con el carlis-mo y así, en la sesión del 3 de abril, se pide al comi-sario político se estudie la adhesión al gobierno de la reina del canónigo catedralicio don Juan Hidalgo9.

Se encuentran pocas referencias sobre la prepa-ración de la Semana Santa aunque sí hay que hacer constar que, en la sesión del 7 de abril, se acordase que “el Ayuntamiento concurriese a la procesión del Santo Entierro en el próximo Viernes Santo, vestidos los capitulares de traje enteramente negro, expre-sándose así en la citación y que ésta se hiciese a la iglesia de la Misericordia”10.

No es menos halagüeña la situación financiera del cabildo catedral que recibe el 13 de marzo una misiva del Ministerio de Gracia y Justicia en la que el regente del reino concede dos mil reales a petición del cabildo para las necesidades del culto de la Se-mana Santa11, por lo que los canónigos tienen que ajustarse a esta estrechez económica para vivir tan importante liturgia, acordándose entre otras cues-tiones el día 21 siguiente, unas reducciones en los componentes de la capilla musical12 y el 23 que el Jueves Santo se suprimiese la cena de los pobres, entregándose su equivalente a sacerdotes necesita-dos de la ciudad, siendo también clérigos en precaria situación y que tendrían que tener de cuarenta años para arriba los que participasen en el lavatorio de los pies13.

El gran problema con el que se encontraba el cabildo era la falta de un obispo para consagrar los santos óleos ya que el titular de la diócesis, Francisco Javier Cienfuegos y Jovellanos, se encontraba deste-rrado de la ciudad y confinado en Alicante desde el 18 de febrero de 1836 y habiendo salido de Sevilla el 1 de marzo de ese año, siguiendo denunciando el prelado desde su destierro las leyes que pisoteaban los derechos de la Iglesia, entre ellas los proyectos de reforma del clero, la dotación de culto, o la venta de bienes eclesiásticos. Cienfuegos no volvió más a su diócesis pues, aunque el destierro le fue levanta-do el 20 de enero de 1844, murió en aquella ciudad levantina el 21 de junio de 1847. El cardenal fue en-terrado en la iglesia parroquial de Santa María hasta que sus restos fueron trasladados a Sevilla en 1867 y enterrados en la bóveda del Sagrario catedralicio hasta 1881 en que fueron inhumados de forma defi-nitiva en la capilla de la Concepción de la catedral14.

Afortunadamente para el cabildo el obispo de Canarias don Judas José Romo y Gamboa, también desterrado de su diócesis, se encontraba en Sevilla desde el 3 de febrero, por lo que aceptó sin titubear la solicitud de los canónigos de participar en la fun-ción litúrgica crismal15.

Mientras los canónigos preparan con asfixia eco-nómica los cultos de Semana Santa, el día 28 de marzo le niegan a la Hermandad de Pasión “que se le entreguen varias alhajas de plata de la capilla de la Virgen de la Antigua”16; aceptan el 31 del mismo

mes que el Ayuntamiento use unos bancos propios para asistir a los cultos que serían ubicados donde anteriormente se ponía el sillón del asistente17; y es-cuchan el 6 de abril un informe exhaustivo del maes-tro de capilla, Ambrosio Sanchís, donde se percibe el difícil equilibrio hecho por el músico para que la presencia de la capilla fuese lo más digna posible18.

También el cabildo como institución hace valer sus derechos y es curioso que decida el 10 de abril que hagan de diáconos y subdiáconos los propios canónigos, ya que el clero que iba a realizar esta función pidió recibir la comunión antes que el ca-bildo, lo que no fue aceptado de ninguna manera por los calonges, sumamente celosos de su prelación protocolaria19. Afortunadamente el cabildo consiguió que se celebrasen los oficios dentro de la solemnidad acostumbrada, como lo manifiesta que la mañana del Miércoles Santo 12 de abril la ceremonia de con-sagración de los óleos, presidida por el obispo Romo, fuese auxiliada en servicio de altar por cuatro diáco-nos, cuatro subdiáconos, cuatro medio racioneros, un presbítero asistente y un diácono y subdiácono con capas20.

También se levantó el consabido monumento para la reserva del Jueves Santo, que debía estar conservado de forma precaria como queda manifies-to en un oficio recibido por el cabildo el día 24 de abril de la Diputación Provincial y en el que se lee: “anhelosos de contribuir eficazmente a la conserva-ción del célebre Monumento en el que se expone a la veneración pública el Augusto Sacramento en la Se-mana Santa, ha mandado a los artistas don Antonio Cabral Bejarano y don José de los Ríos para que ve-rifiquen el reconocimiento de sus piezas deteriorada y propongan el presupuesto de reparación”21.

Pese a la escasez de las fuentes hemerográficas conservadas en la biblioteca municipal referentes a este año22, las crónicas de González de León nos permiten describir brevemente como sería aquella Semana Santa23 que Dix presenció y en la que el Domingo de Ramos salió la Hermandad de San Juan de la Palma, que estrenó un palio bordado en oro para la Virgen, una corona también para la misma, los bordados de su manto y el vestido de San Juan, así como una túnica bordada para el Desprecio de Herodes y vestidos para el tetrarca y miembros del tribunal.

El Jueves Santo la Hermandad de Pasión estre-nó un paso para el Señor que fue comprado a la Hermandad de las Tres Virtudes de San Isidoro y al que se añadieron cuatro faroles de plata, el palio de la Virgen de la Merced que fue adquirido a la de la Amargura, una cruz nueva para el nazareno, la ban-dera el simpecado y un estandarte muy antiguo que poseía la corporación fue restaurado.

En la madrugada procesionaron el Silencio, el Gran Poder y la Macarena. La Virgen de la Concep-ción estrenó un manto bordado de estrellas.

El Viernes Santo por la tarde se vieron por las ca-lles de Sevilla la Mortaja, la Hermandad de las Aguas y desde la iglesia de la Misericordia el Santo Entierro que según el cronista “debe salir con más suntuosi-dad que ningún año”. Esta corporación había reali-zado su estación de penitencia desde el mencionado templo desde el año de 1842, recuperando desde el año anterior el esplendor vivido con una estrecha vinculación de la autoridad municipal, tal como que-da manifiesto en la colección alfabética de este año conservada en el Archivo, no así desgraciadamente la de 1843.

Es precisamente el cortejo del Santo Entierro el que impresiona a Dix, que choca con su mentalidad

5. ARCHIVO MUNICIPAL DE SEVILLA (AMS), Sección X, Ac-tas Capitulares, microfilm rollo 37, fol. 73.

6. Ibíd., fol. 42v.7. Ibíd., fol., 39.8. Ibíd., fol. 71.9. Ibíd., fol. 81v.10. Ibíd., fol. 84v.11. Archivo de la Catedral

de Sevilla (ACS), Sección I, Se-cretaría, Autos Capitulares, libro 206 (1843-1844), fol. 23v.

12. Ibíd., fol. 24 y vto.13. Ibíd., 28 y vto.14. Para el pontificado de

Cienfuegos ver José ALONSO DE MORGADO: Prelados Sevi-llanos, Sevilla, 1906, págs. 749-777. Un estilo más periodístico y actual en la obra de Carlos Ros: Los arzobispos de Sevilla, Sevilla, 1986, págs. 244-247. Sobre el tema, el autor de estas líneas comenzará a trabajar en una obra encargada por editorial San Pablo y que espera titular: Una mitra a los pies de la Giral-da. Historias de los arzobispos de Sevilla.

15. ACS, I, Autos Capilares, libro 206, fol. 28.

16. Ibíd., fol. 29 y vto.17. Ibíd., 31v-32.18. Ibíd., 32v-33.19. Ibíd., fol. 33vto.20. Ibíd., 34 y vto.21. Ibíd., 37vto-38.22. HEMEROTECA MUNICI-

PAL DE SEVILLA. De este año sólo se conserva el diario El Correo de Sevilla, con algunos números sueltos que no coin-ciden con la fecha estudiada; también La Andaluza, Revista de Arte y Literatura; y El Orfeo Andaluz, que es una publicación musical, alejándose ambas del tema de nuestro estudio. Baste decir como curiosidad, que en la edición del Domingo de Ra-mos, 9 de abril de La Andaluza ni se hace mención a la Semana Santa.

23. AMS, Sección XIV, “Crónicas de Félix González de León”, año 1843, fols. 33-39.

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luteranista y evangélica pero que deja sin palabras en este texto de bella descripción y casi de reflexión teológica:

“La procesión del Viernes Santo, no obstante se vio acompañada de mucha más pompa y lucimiento que las demás. Se pretendía representar el entierro del salvador, invirtiéndose más dinero y esfuerzo que en años precedentes. Antes de la hora fijada para la salida, la calle Sierpes, la principal de la ciudad hervía de peatones: hombres, mujeres y niños de todas las clases y edades; campesinos de la región en traje an-daluz, mendigos harapientos, damas con ostentación, vestidas de seda y satén. Nuestro balcón se alzaba unos cuantos pies por encima del pavimento y como la corriente de persona fluía en dirección opuesta, po-díamos ver con claridad cada movimiento y cada cir-cunstancia de la enorme masa humana bajo nuestros pues. En medio del tumulto las campanas de cientos de iglesias empezaron a repicar, haciendo vibrar toda la atmósfera hasta hacer desvanecer cualquier otro so-nido, fue la señal para que la procesión se pusiera en marcha. En seguida a su cabeza, llegaba donde nos encontrábamos una tropa de jinetes armados y unifor-mados como la caballería romana. Se destacaban sus plumas blancas flotando un cuarto de milla antes por encima de las cabezas del gentío. En un instante, sus cascos, sus corazas y lanzas brillaron asaeteados por los rayos del sol, mientras sus blancos corceles surgían enterrados bajo voluminosos aparejos. Si nuestro jui-cio era correcto, por la observación que la abarrotada y estrecha calle nos permitía, se podría asegurar que la armadura de estos romanos de hoy, no las había forjado ningún diestro Vulcano. Se notaba sobre todo en el brillo apagado de sus corazas, sino también en la desmesurada y no muy gruesa lanza que blandían en su mano derecha; pero si sus atavíos no entusias-maban si que los que montaban eran diestros jine-tes, aunque difícil hubiera sido para Cesar o Sartorio tomarlos por verdaderos soldados por las armas que llevaban. A medida que la procesión avanzaba, los peatones desaparecían como por ensalmo en las calles adyacentes. Seguían a continuación dignatarios de la iglesia junto a otros de la iglesia, vestidos de tercio-pelo morado y oro, y con numerosos ayudantes a sus talones. Después venia transportada por una veintena de hombres, una montaña en miniatura representando al monte calvario, con una cruz en su cumbre y al pie un esqueleto, simbolizando la muerte, sobre un globo, descansando su descarnada mejilla con desaliento en su mano derecha, y en la izquierda una guadaña; una inscripción latina debajo en letras plateadas afirmaba que la cruz había triunfado sobre la muerte. Esta par-te iba seguida por un coro de ángeles, que simulaban muchachos ricamente vestidos, aunque me temo que la representación dejaba mucho que desear; en una palabra nada podía repugnar mas a los sentidos y al buen gusto que la escena que no mejoro, tampoco, la aparición de doce chica que representaban a las doce sibilas. Luego aparecieron cuatro de los más conocidos santos: Agustín, con el hábito de su orden; Jerónimo, en traje de Obispo; Ambrosio, así mismo como Obis-po, y Gregorio el grande, vestido de Papa. Una banda de música con una gran concurrencia de eclesiásticos y detrás la principal representación: el sarcófago se-pulcral de forma oblonga, que contenía la imagen del cuerpo del salvador protegida por un cristal y descan-sando sobre un paño mortuorio d terciopelo negro, adornado de forma suntuosa. Sin lugar a duda un es-pectáculo magnifico, pero que guardaba con el carác-ter y la vida humilde del divino maestro. El féretro lo conducían religiosos con sobrepellices y negras esto-las, seguidos por una excelente banda de música de

soldados romanos, a pie, tan vistosos en sus atuendos como los jinetes que presidían la comitiva. Más tarde apareció una carroza triunfal con la Virgen, María Mag-dalena, José y Nicodemo, de pie en posturas teatrales y con túnicas que todavía lo eran mas, Los párrocos de las iglesias, la corporación la ciudad y todas las fuerzas militares de Sevilla cerraban el desfile. En resumen, una impresionante exhibición estropeada sin embargo por puerilidades y afrentas al buen gusto, y en muchos aspectos en contradicción con el espíritu y la moralidad de los tiempos. La ceremonia se celebro con verdadera devoción y no con otro animo, y cualquiera que fueran sus fallos no tenemos sino alabanzas para ella”24.

Esta última frase es el triunfo de la Semana San-ta. Pese a ser mirada su barroca estética con ojos de neoclásicos americanos, el viajante reconoce el protagonismo del pueblo y la pureza de la Fe. Dix nos hace una detallada descripción del cortejo casi análoga a la del manifiesto publicado para la ocasión por la misma corporación y nos habla de este boato protocolario que al decir de González de León “fue extraordinariamente magnífica y concurrida de todas sus partes y muy bien ordenada, de las veinticuatro cruces parroquiales sólo faltaron tres: Salvador, San-ta Ana y San Isidoro, y todas las calles del recorrido estuvieron repletas de gente”25.

Con la idea de un Cristo Yacente magníficamen-te acompañado a su sepulcro Dix abandona Sevilla tras denostar la fiesta de toros el Domingo de Resu-rrección26, la misma mañana que el Santo Entierro celebra en la Misericordia una solemne función por la fiesta de la Resurrección que culmina con una pro-cesión eucarística por las calles de la feligresía en la que se porta a Su Divina Majestad en la custodia de la Archicofradía de la Hermandad Sacramental del Sagrario de la catedral en un cortejo formado por las compañías militares que ya habían desfilado el Viernes Santo con tres piquetes de caballería y el cortejo simbólico de los ángeles y los doctores de la Iglesia27.

Sin duda alguna el Santo Entierro se convertiría en un referente de la Semana Santa de Sevilla, máxime a partir de 1850 con la creación del llamado Santo En-tierro Grande que llamaría la atención a los foráneos a lo largo de toda la centuria y durante todo el siglo XX, tal como, entre otros, dice el manifiesto publicado en 1923 para la procesión de dicho año definida por el Ayuntamiento y la propia hermandad como: “fenó-meno siempre atrayente, especialmente para foraste-ros”28.

El Santo Entierro de 1854, obra anónima. Ayuntamiento de Sevilla.

24. GARRIDO: Viajeros… págs 527-528.

25. AMS. Sección XIV, Gon-zález: “Crónicas…”, fols. 39-41.

26. GARRIDO: Viajeros…, págs. 328-329.

27. AMS. Sección XIV; y González: “Crónicas…”, fols. 41-42.

28. GÁMEZ MARTÍN, José: “Fenómeno siempre atrayente, especialmente para forasteros. Noticias de la estación peniten-cial del Santo Entierro en la es-peranzada Sevilla de 1923” En Manifiesto que publica la Real Hermandad del Santo Entierro, Sevilla, Sábado Santo del año del Señor de 2011, págs. 3-17.

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DOCUMENTO GRÁFICO

en la fiesta tan significativa del día de nuestra pa-trona, 15 de agosto de 1965, el cardenal Bueno Monreal bendijo el museo instalado en los Ve-nerables, cuyo título sería de la Semana Santa, aunque igualmente se lo llamaba de las cofradías, tal vez con cierta restricción, puesto que su con-tenido abarcaba también algunas piezas de las

hermandades sacramentales y de gloria. Es más, en un principio parece que se pensaba rotar los enseres según el tiempo litúrgico, calculando a la inversa, para poder exponer dichos enseres cuando estuvieran fuera de uso. Hasta ahí todo fue bien, sin nada repro-chable, pero lo cierto es que la nueva institución nació larvada por un importante factor limitativo: Su contenido (lo que hoy se llama-ría la colección permanente) no era propio, sino que permanecía al albur de lo que las hermandades pudieran o quisieran prestar en un momento dado, con el consiguiente acarreo, cambio, transporte y retirada de fondos. De ahí que, pasado el entusiasmo e interés de los primeros días, el museo arrastrara después una vida lánguida, por no decir heroica, pese a los meritorios esfuerzos de su primer director, don Joaquín González Moreno, que a la sazón ocupaba el cargo de conservador de la Casa de Pilatos, y de su segundo direc-tor don José Luis de la Rosa, gran cofrade, publicista y pregonero de la Semana Santa. Este último era amigo personal de nuestra familia, y cuando el museo por fin se cerró, nos hizo una confesión íntima que nunca olvidaremos: “El museo como tal, ha fracasa-do; pero al menos ha servido para que todas las hermandades se hagan a la idea de crear sus propios museos”. El tiempo ha dado unción profética a sus palabras, pues ya es rara la hermandad que no cuenta con un salón-exposición más o menos digno.

Entre las dificultades que hubo que sortear, no fue la menor el tamaño de las vitrinas, que al no estar pensadas exprofeso,

El desaparecido Museo de las Cofradías

Texto: JUAN MARTÍNEZ ALCALDEFotografías: ARCHIVO DEL AUTOR

sino con medidas unitarias y globales, muchas veces obligaba a colocar las piezas torcidas, sin permitir la caudalosa visión de, por ejemplo, un buen manto bordado. Pero aún fue peor su re-vestimiento con una especie de terciopelo industrial, que contenía un compuesto químico nocivo para los enseres bordados, lo cual obligó a cambiarlo por un damasco decente y artesano, de los de toda la vida. Y no digamos gastos de personal, arriendo, limpieza, seguridad, etc. Al final, dicen que el museo subsistía con lo po-quísimo que se recolectaba de la venta de tarjetas. Además de las socorridas postales de la colección Escudo de Oro, había allí unas tiras de vistas en color, algo más pequeñas (7,5 x 10 cms), abar-cando diecisiete láminas, las cuales constituyen el sabrosísimo e inefable reportaje que ocupa las presentes páginas.

Como no se trata de ir desgranando una por una la temática de cada vitrina, ni tampoco el espacio lo permitiría, (además de que hoy sobran cofrades sagaces para identificar todo ello cumplidamente), nos conformamos con hacer solo algunas observaciones. En el ex-positor dedicado a la Cofradía de la Amargura (que junto al Rocío y el Calvario era la gran devoción del señor De la Rosa) están los dos ángeles entrevarales, una convocatoria en seda de la Coronación y otras piezas. En la del Rocío trianero, frontiles de los bueyes, jarras de la carreta y tres varas (su colocación ladeada demuestra la proble-mática del tamaño a que antes aludimos). La Estrella, la Redención, la Victoria, el Valle y el Calvario, muestran sus respiraderos. La dos cofradías del Jueves Santo añaden además la bambalina delantera, piezas señeras y museables donde las hayan. No contenta con ello, el Valle incluyó bocinas, faroles del Nazareno y del palio, y hasta los casquetes de la cruz de dicho Nazareno, constituyendo un conjunto de primer orden. Tomamos un respiro para seguir comentando.

En la vitrina centrada por la corona de la Virgen de la Palma (Buen Fin), aparte de las hermosas bocinas y libro de reglas, lla-

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ma la atención, una vez más, la posición terciada de las varas; mientras que en otra vitrina, centrada por una saya, se alcanzan a ver una efigie en tamaño académico de la Estrella y la curiosa maqueta lastrucciana del misterio del Señor de las Penas. De ver-daderamente histórica puede calificarse la reunión de los cuatro evangelistas del paso del Cristo de las Aguas, que ya ni siquiera están en su cofradía, pues han sido recientemente enajenados. Imaginativo, a más no poder, resulta el conjunto integrado por el respiradero frontal de la Pastora trianera, un Niño Jesús de armao y otro de seise, y la pieza que era tal vez la que más esti-

mulaba nuestra atención, siempre volcada hacia las hermandades de gloria: La reducción a tamaño de miniatura, perfectamente ejecutada, de la Virgen de Todos los Santos, sobre su fantástica peana, preciosidad que al parecer estuvo en rifa por su corpora-ción, ignorándose hoy su paradero.

A su tamaño y escultura natural se admiraba el Cirineo de San Roque, y como pièce de resistance (que dicen los franceses, e interpretaríamos como plato fuerte) el armonioso paso de palio completo de Santa Cruz, con su anterior imagen dolorosa retirada del culto.

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Ocasionalmente el museo albergó también pasos letíficos, como nada menos que el Rosario macareno, y el también muy primoroso de las Mercedes (Puerta Real), que entonces estaba recién ejecutado y brillaba en todo su esplendor (un aviso para detallistas: los claveles eran, por supuesto, artificiales). Ambas andas de gloria no aparecen en la tira de postales reducidas, pero sí en el nº 16, dedicado a Sevi-

lla, de una publicación fascicular llamada ¡España, qué hermosa eres! Porque en el año 1966, Mateu Editor todavía publicaba títulos así en la calle San Gervasio de… Barcelona. Lo que va de ayer a hoy.

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Esperamos que esta visita al desaparecido museo sirva como gratísima amenidad para quienes no lo conocieron y de recuerdo para quienes sí alcanzaron a verlo.

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Las antiguas túnicas de

nazareno de la Hermandad de la Cena de hace

un siglo

Texto: RAFAEL JIMÉNEZ SAMPEDROFotografía: FUNDACIÓN JUAN MARCH

(LEGADO JOAQUÍN TURINA)

en los años setenta del pasado siglo esta revista comenzaba a publicar artículos del que actualmente es el más vetera-no colaborador de la misma, el autor del artículo que nos antecede en este nú-mero, Juan Martínez Alcalde. Aquellos artículos tenían una doble vertiente, por

un lado divulgar a las por entonces desconocidas -en el plano histórico-artístico- hermandades de gloria; por otro el dar a conocer su archivo gráfico que durante años ha ido aquilatando y aumentando. Esas fotografías las co-mentaba bajo el epígrafe de documento gráfico que hoy en día es el nombre de una sección de las más celebradas de esta revista, hasta el punto que no son pocos los que aprovechan su publicación para con los modernos medios técnicos, escanearlas y publicarlas en medios electrónicos sin ningún tipo de autorización, todo hay que decirlo.

El coleccionismo, muy inherente a los cofrades aman-tes de conocer la historia de las hermandades, tiene esa vertiente extendida ya en muchos que siguen escudri-ñando anticuarios y mercadillos en busca de la fotografía soñada. Uno confiesa que hace unos lustros pensaba que ya no se encontraría nada nuevo que pudiese sorprender-le, pero la propia experiencia indica todo lo contrario. En estas mismas páginas colaboran habitualmente dos alum-nos de Juan Martínez Alcalde -los calificamos así porque ellos mismos han calificado de maestro al citado-, como son Enrique Guevara Pérez y Víctor José González Rama-llo, que ya han dado buenas muestras -sin ir más lejos en este mismo número- de que esto de encontrar fotografías antiguas inéditas parece no tener fin.

Sin duda que todo esto lo viene a aumentar la re-ciente adquisición, digitalización y puesta a disposición por parte de la Fundación Juan March de la colección del músico y fotógrafo sevillano Joaquín Turina, que ya con anterioridad hemos tratado en estas páginas, una compilación de fotografías, documentos y partituras en-tre las que destaca una buena cantidad de imágenes de nuestra Semana Santa, tanto adquiridas por el indicado artista como tomadas por él mismo como aficionado a la fotografía.

El breve espacio de que disponemos en esta ocasión, nos ha hecho elegir el comentario a una sola fotografía

para cerrar este número especial de Semana Santa, en detrimento de una colección muy numerosa procedente de un archivo particular que dejamos para mejor oca-sión.

La particularidad de la fotografía es el mostrar a unos nazarenos con unas túnicas no solo desaparecidas sino prácticamente desconocidas. Esta misma fotografía la hemos visto comentada en algún sitio de internet erró-neamente, pues la identificaban con la Hermandad de los Panaderos. La distinta pigmentación de las túnicas que aparecen en la imagen, aún en blanco y negro, con la de la Cofradía del Prendimiento es patente. En este caso el antifaz es más oscuro que la capa y la túnica, y en el de la hermandad radicada en la Capilla de San Andrés, es la capa la que difiere del color negro del resto de la indu-mentaria. No puede tratarse tampoco de la Hermandad de San Bernardo, donde es la túnica solo la más clara que la del resto.

Hemos identificado a los nazarenos que aparecen re-tratados como aquellos que acompañaban a los pasos del Cristo de la Humildad y Paciencia y la Virgen del Subterrá-neo a partir de 1913.

En efecto, Bermejo nos relata como en 1880 la her-mandad estrenó túnicas blancas con antifaces rojos1, que mantenía en 19012. Esos colores eucarísticos parecían los más apropiados para esta cofradía que rinde culto al mis-terio de la Cena. Sin embargo, en 1913, tras estar diez años sin salir, la hermandad presentó numerosas nove-dades, como un apostolado realizado en Zaragoza, con ropajes de seda y terciopelo, también los pasos, con palio y manto lisos, mientras los nazarenos llevaban túnicas blancas con botones y cinturones rojos en el paso de mis-terio y moradas con antifaz negro y botones y cinturones rojos en los otros dos3.

No creemos aventurado afirmar a tenor de la detalla-da descripción que los nazarenos de la fotografía son de la Hermandad de la Cena e incluso pensamos que están retratados llegando a la plaza del Duque por la calle Tra-jano, procedentes de la Alameda. Una bandera blanca y un sinelabe detrás nos permiten identificarlos como los del cortejo de la Virgen del Subterráneo. Son pues unos nazarenos de hace justamente un siglo que esta añeja fotografía nos permite conocer cien años después.

1. BERMEJO CARBALLO, José: Glorias Religiosas de Sevi-lla. Sevilla, 1882, p. 121.

2. CARRERO RODRÍGUEZ, Juan: Anales de las Cofradías Sevillanas (2ª edición). Sevilla, 1991, pp. 73-74.

3. HEMEROTECA MUNICI-PAL DE SEVILLA. «De cofra-días», en El Noticiero Sevillano.Sevilla, 27 de febrero de 1913, p. 1.

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