Boletín de sur a sur nº 45

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DE SUR A SUR ANDALUCÍA www.aspa-andalucia.org Nº 45 septiembre 2014 ¿Qué es el caos creativo? Es la permanentemente búsqueda de pretextos para organizar guerras. Es el caso los yihadistas. Ciertamente es cuestionable su proceder, pero detrás hay otras realidades, que intentamos aclarar. Todo empezó en 1985 cuando el mulá Omar y su equipo Yihadista-Taliban-Al qaedista fueron invitados por Ronald Reagan a la Casa Blanca para tomar té y negociar la construcción del gaseoducto transafgano (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India, “TAPI”) sobre las ruinas del espacio soviético. Después del 11 de septiembre, y para no herir sensibilidades, esos encuentros con la ultraderecha islamista, financiada por la CIA, se trasladaron a las bases del Pentágono en el Golfo Pérsico: de allí es de donde salen los “rebeldes” afganos, chechenos, libios, yemeníes, sirios, iraquíes, chinos, entre otros, con la misión de cortar cabezas y provocar el llamado “caos creativo” o lo que es lo mismo, guerras, en los países rivales y/o productores de hidrocarburo. El actual “Gran Juego” entre las potencias grandes y medianas del mundo, que discurre en Eurasia agitando la bandera negra yihadista sigue girando en torno a los gaseoductos. En esta partida, la ofensiva del intrépido Obama contra China su principal obsesión, pasa por el control sobre el gas de Rusia y de Irán, principales reservas mundiales del “Oro Azul”, con el fin de impedir la llegada de energía a las venas de la económica del gigante asiático. La recesión económica de los principales clientes del gas ruso, la inseguridad provocada por las guerras y la fuerte entrada de EEUU como productor de gas esquisto y el uso de la técnica de fracturación hidráulica y perforación horizontal que han hecho posible la explotación del conocido como “tight gas” (el gas de arenas compactas), del “shale gas” (el gas de arcillas) y el petróleo de esquisto, no solo han cambiado el lugar de los vendedores y compradores de energía, sino que han convertido en obsoletas las instalaciones de los tradicionales productores. Gazprom, Total y Statoil, por ejemplo, han suspendido el gran proyecto iniciado en 2007 en el yacimiento de gas del Shtokman en el Mar Barents: el cliente interesado, EEUU, ya no lo necesita; que este país dejase de comprar el 40% del gas de Qatar ha hecho que el sultanato buscara nuevos clientes, aunque por ello tuviera que contratar a los matones del Estado Islámico para arrasar Siria e Irak allanando el camino del gaseoducto árabe. Demasiado “fracking”, demasiados excedentes del gas, han hecho bajar los precios y la quiebra de muchas pequeñas empresas, por lo que las compañías han empezado a exportarlo, sin que el Congreso levantara la prohibición que pesa sobre las exportaciones de hidrocarburo desde 1975: el primer barco zarpó hacia Corea del Sur.

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¿Qué es el caos creativo? Es la permanentemente búsqueda de pretextos para organizar guerras. Es el caso los yihadistas. Ciertamente es cuestionable su proceder, pero detrás hay otras realidades, que intentamos aclarar. Todo empezó en 1985 cuando el mulá Omar y su equipo Yihadista-Taliban-Al qaedista fueron invitados por Ronald Reagan a la Casa Blanca para tomar té y negociar la construcción del gaseoducto transafgano (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India, “TAPI”) sobre las ruinas del espacio soviético. Después del 11 de septiembre, y para no herir sensibilidades, esos encuentros con la ultraderecha islamista, financiada por la CIA, se trasladaron a las bases del Pentágono en el Golfo Pérsico: de allí es de donde salen los “rebeldes” afganos, chechenos, libios, yemeníes, sirios, iraquíes, chinos, entre otros, con la misión de cortar cabezas y provocar el llamado “caos creativo” —o lo que es lo mismo, guerras—, en los países rivales y/o productores de hidrocarburo.

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DE SUR A SUR

ANDALUCÍA www.aspa-andalucia.org Nº 45 septiembre 2014

¿Qué es el caos creativo?

Es la permanentemente búsqueda de pretextos para organizar guerras. Es el caso los yihadistas.

Ciertamente es cuestionable su proceder, pero detrás hay otras realidades, que intentamos

aclarar. Todo empezó en 1985 cuando el mulá Omar y su equipo Yihadista-Taliban-Al qaedista

fueron invitados por Ronald Reagan a la Casa Blanca para tomar té y negociar la construcción

del gaseoducto transafgano (Turkmenistán-Afganistán-Pakistán-India, “TAPI”) sobre las ruinas

del espacio soviético. Después del 11 de septiembre, y para no herir sensibilidades, esos

encuentros con la ultraderecha islamista, financiada por la CIA, se trasladaron a las bases del

Pentágono en el Golfo Pérsico: de allí es de donde salen los “rebeldes” afganos, chechenos,

libios, yemeníes, sirios, iraquíes, chinos, entre otros, con la misión de cortar cabezas y provocar

el llamado “caos creativo” —o lo que es lo mismo, guerras—, en los países rivales y/o

productores de hidrocarburo.

El actual “Gran Juego” entre las

potencias grandes y medianas del

mundo, que discurre en Eurasia

agitando la bandera negra yihadista

sigue girando en torno a los

gaseoductos. En esta partida, la

ofensiva del intrépido Obama contra

China —su principal obsesión—, pasa

por el control sobre el gas de Rusia y

de Irán, principales reservas mundiales del “Oro Azul”, con el fin de impedir la llegada de

energía a las venas de la económica del gigante asiático.

La recesión económica de los principales clientes del gas ruso, la inseguridad provocada por las

guerras y la fuerte entrada de EEUU como productor de gas esquisto —y el uso de la técnica de

fracturación hidráulica y perforación horizontal que han hecho posible la explotación del

conocido como “tight gas” (el gas de arenas compactas), del “shale gas” (el gas de arcillas) y el

petróleo de esquisto—, no solo han cambiado el lugar de los vendedores y compradores de

energía, sino que han convertido en obsoletas las instalaciones de los tradicionales productores.

Gazprom, Total y Statoil, por ejemplo, han suspendido el gran proyecto iniciado en 2007 en el

yacimiento de gas del Shtokman en el Mar Barents: el cliente interesado, EEUU, ya no lo

necesita; que este país dejase de comprar el 40% del gas de Qatar ha hecho que el sultanato

buscara nuevos clientes, aunque por ello tuviera que contratar a los matones del Estado Islámico

para arrasar Siria e Irak allanando el camino del gaseoducto árabe.

Demasiado “fracking”, demasiados excedentes del gas, han hecho bajar los precios y la quiebra

de muchas pequeñas empresas, por lo que las compañías han empezado a exportarlo, sin que el

Congreso levantara la prohibición que pesa sobre las exportaciones de hidrocarburo desde 1975:

el primer barco zarpó hacia Corea del Sur.

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La supuesta “autosuficiencia energética” de EEUU puede tener unas inesperadas consecuencias:

sus antiguos proveedores dejarán de almacenar dólares, mientras Rusia pedirá rublo o yuan a

cambio de sus productos, introduciendo en el sistema monetario mundial los términos

“petrorublo” y “petroyuan” con todo lo que ello podría acarrea.

Uno de los objetivos de la actual ofensiva militar y económica lanzada contra Rusia por EEUU

es forzar a Gazprom Germania, la empresa estatal de gas ruso con sede en Berlín, a suspender

unos 25 proyectos que estaba desarrollando en Europa, y que le iba a convertir en la mayor

compañía estatal de gas natural del mundo. La respuesta de Vladimir Putin fue firmar con China

un mega acuerdo para suministrarle gas a partir de 2018 durante las próximas tres décadas,

fortaleciendo la Organización de Shangai y también el BRICS, y de paso aumentar la entrada

del capital chino en la economía rusa.

La guerra de gas también explica parte de las razones del respaldo del Kremlin a Bashar Al

Asad. Mientras él esté en el poder, no permitirá la construcción del gaseoducto árabe, ni los

qataries y saudíes permitirán a Irán poner en marcha el gaseoducto Irán-Irak-Siria (IIS) firmado

en 2011, y que iba a ser inaugurado en 2016. EEUU, que busca el declive de político de Moscú

y desmantelar la Federación Rusa, con las sanciones lo que ha hecho es empujar a la alza los

precios de gas —que pueden llegar hasta el 50%—, ¡y así compensarle por la pérdida en ventas

debido a las sanciones!

Rusia con sus gaseoductos South y North Stream enterró el proyecto de Nabucco—financiado

por EEUU, Turquía, Reino Unido, Francia e Israel— y luego comprando el gas de

Turkmenistán y Azerbaiyán para las próximas décadas, mantiene su dominio casi absoluto sobre

el gas y las tuberías en Eurasia. En esta guerra de gas, solo Bulgaria y Serbia se han descolgado

de la tubería South

Stream.

Los dirigentes

europeos que

anteponen los intereses

de las empresas de

EEUU a los de sus

pueblos, no tienen

ningún sustituto al gas

ruso: perdieron a

Libia, hoy sumida en

el caos, al tiempo que los “amigos americanos” impedían la puesta en marcha del gaseoducto

Irán-Turquía-Europa (ITE), cuyo protocolo fue firmado en 2008, y si tienen que esperar el

esquisto de EEUU, mejor que lo hagan sentados: no llegará a tiempo ni será suficiente. Que se

conformen con que la OTAN haya ganado en Ucrania, y que paren este conflicto que puede

terminar en una guerra total.

Las negociaciones nucleares entre Occidente e Irán sufren altibajos debido a la incertidumbre y

tensión en el escenario político de la región: a Europa le urge el regreso de Irán al mercado de

energía, no así a los republicanos de EEUU, Israel, Arabia y Qatar.

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Las amenazas militares, las sanciones, los yihadistas del Estado Islámico y también los

peculiares rasgos de la teocracia gobernante han convertido a este gigante energético y ubicado

en un lugar privilegiado en un importador neto de productos petrolíferos: recibe el gas

turcomano.

EEUU, además de impedir la construcción de TAPI, ha evitado que Pakistán e India

construyeran el gaseoducto IPI, para recibir el gas iraní desde el Golfo Pérsico. India se ha

quedado sin el gas “transafgano” y sin el iraní: a cambio Washington le ha “banqueado” su

ilegal arma nuclear y puede que reciba un escaño en el Consejo de Seguridad. Cierto, la

desgracia india beneficia a China.

A pesar de que Teherán ha cedido en su programa nuclear, Barak Obama ha renovado la Ley de

Emergencia Nacional sobre Irán, manteniendo las sanciones contra la industria energética iraní.

Los 3 mil millones de dólares que Qatar ha invertido en el terrorismo yihadista en Siria e Irak

no es para restaurar el Islam mahometano, sino que busca destruir los gobiernos de ambos

países, impidiendo así la construcción del gaseoducto IIS, para después levantar el suyo.

Qatar, que comparte con Irán el dominio sobre Campo del gas “Pars del Sur”, uno de los más

grandes del mundo descubierto en 1990 en el Golfo Pérsico, tiene dos proyectos: “Qatar- Arabia

Saudi-Kuwait-Irak-Turquía” y “Qatar-Arabia-Jordania-Siria-Turquía”.Assad en 2009 había

rechazado la propuesta por su alianza con Moscú y Teherán y hay dudas razonables que consiga

llevarlos a cabo.

Turquía, uno de los principales respaldos del terrorismo yihadista, planea levantar un

gaseoducto que le conecte a la Región Autónoma de Kurdistán Iraquí. ¡Mal negocio en el medio

de interminables conflictos! Ankara aún no se ha recuperado de las billonarias pérdidas por la

invasión dirigida por EEUU a Irak en 2003, que destruyó el oleoducto iraquí-turco, ni del

disgusto de la pérdida del proyecto Nabucco.

Quizás debería conformarse con el contrato firmado con Moscú en 2011 para el transporte de

parte del gas de South Stream y con lo que Irán le manda para su consumo interno. Teherán no

quiere contribuir en el fortalecimiento de un miembro de la OTAN en sus fronteras, quien

además intenta derribar a su aliado en Damasco y en Bagdad.

Al Occidente tampoco le gusta que Erdogan tenga el monopolio sobre el tránsito del

hidrocarburo del Caspio o del Pérsico a Europa: podría utilizar esta ventaja para presionar a la

UE, que le quiere como un peón en el mapa europeo.

“Acupuntura en vez de los ataques quirúrgicos” de EEUU, sigue siendo la política de Pekín,

contra las guerras líquidas de EEUU. Tras inaugurar en 2009 el mayor gaseoducto del mundo

que transporta el gas de Turkmenistán hasta Xinjiang, China se puso a construir otras cinco

tuberías que unen su vasto territorio con Asia Central. Los intentos de Washington de

estrangular su economía a través del control sobre el Estrecho de Malaca, presionar a Myanmar

(como regalar un Nobel de la Paz a la opositora Aung San Suu Kyi), para que dejase de

construir las tuberías de transporte de hidrocarburo a China, sancionar a Irán suspendiendo el

“contrato del siglo” de la venta del gas durante 25 años, que Teherán firmó con Pekín en 2004, o

desalojarle del puerto pakistaní de Gwadar, en el océano índico, han sido parte de las travesuras

de la Casa Blanca contra China.

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EEUU, que ha abandonado a Pakistán al caos total, está barajando “independizar” la provincia

de Beluchistán —un mar de gas, además de grandes minas de piedras preciosas, con gentes

viviendo en la absoluta miseria—, porque China planea colocar un gaseoducto desde esta

provincia pasando por la cordillera de Karakoram hasta a Xinjiang.

El desgarrado Oriente Próximo aún puede ir a peor: los yihadistas no son más que un pretexto e

instrumento para una gran guerra por gas que tiene a Irán en su punto de mira.

Noticias de ASPA

El día 3 de octubre se inaugurará en la Sala de Exposiciones de la Biblioteca Municipal Miguel

de Cervantes la Exposición que organiza ASPA con el título de “África tiene nombre de mujer” y con la participación de 25 artistas. Por el evento pasarán, entre otros, los colegios de la zona

para lo cual se ha elaborado un power point sobre la escuela en África y una ficha sobre la

figura de Malala. El objetivo de la Exposición es además recabar fondos para las becas de

estudio de las niñas del Hogar de Niamtougou (Togo).