Boletín dominical 22 de mayo de 2016
-
Upload
mario-reyes -
Category
Documents
-
view
215 -
download
1
description
Transcript of Boletín dominical 22 de mayo de 2016
Meditación sobre la enfermedad – Los Padres del desierto
"Un sabio maestro decía: Me enfermé; ¡Gloria a Ti Señor! Mi enfermedad se
ha agravado; ¡Gloria a Ti, Señor! Mi enfermedad se ha vuelto incurable;
¡Gloria a Ti, Señor! Porque para mí es mejor estar en el cielo contigo, que con
los hombres en la tierra... Y si un hombre mediante la confesión, muriera un
día en el cual, comulgó el Santísimo Sacramento, su alma sería recibida
por los Santos Ángeles con sus manos por causa del honor de la
Comunión". (Abad Antonio)
"Vamos siempre a reprocharnos mentalmente a nosotros mismos y a juzgarnos
por todo, y no a los otros; porque cuanto más humilde se es, mayor es la
ganancia; los humildes son amados por Dios y Su gracia la derrama sobre ellos.
Por eso cualquiera que fuera la amargura que te haya alcanzado, cualquier
desgracia que te hubiese sucedido, di: "¡Yo soporto esto por Jesucristo! Solo di
esto y te aliviarás. Porque el Nombre de Jesucristo es poderoso y fuerte;
ante Él, todas las amarguras se alivian, los demonios desaparecen; se
aquietará también tu despecho, se tranquilizará también tu miedo cuando
repitas ¡Su dulcísimo y Poderoso Nombre!". (Abad Antonio)
El maestro de la ermita de Getsemaní, el Padre Barnabás decía: "No es sabio
sacar una partícula por cada nombre de algún enfermo en la ofrenda (de
la Divina Liturgia). Una gota de la Sangre Divina de Jesucristo lava los
pecados de millones de almas." "Yo estoy contento, — le decía el maestro a
alguien que lo visitaba— por tu enfermedad; serás mas humilde," — y
cariñosamente lo sacudía por el hombro. El dolor se fue como quitando por esa
mano. "Que Cristo te libre de la enfermedad del espíritu; la desesperación,
la tristeza, la soberbia, la envidia, el odio a la gente. Estas enfermedades
que suceden por el influjo demoníaco, son más espantosas y peligrosas que
las enfermedades del cuerpo... Dile a tu corazón: ¿Para qué te destrozas si
con la ira no corregirás a los demás y sólo te dañarás a ti mismo? No te
destroces en tu corazón, soporta; mañana haremos lo que es necesario, mañana
hablaremos con quien es necesario. Con unas palabras dichas tranquilamente
convencerás más rápidamente que con la ira. Procede así y con la ayuda de
Dios vencerás al demonio de la ira."
Quien conoce la debilidad de su naturaleza, también conoce por experiencia la
fuerza de la ayuda de Dios. Una persona así, que ya ha realizado con su ayuda
algunas obras buenas y que trata de realizar otras, nunca va a humillar a otras
persona. Porque sabe, que así como la Gracia le ayudó y lo libró de muchas
pasiones y penurias, por la voluntad de Dios; esa Gracia es poderosa para
ayudar a todas las demás personas, especialmente a aquellos que se esfuerzan
para Él. El Medico Misericordioso y Amante de la humanidad, aunque no
libra de repente al hombre de todas sus pasiones, de todas maneras sana, a
su tiempo, a cada uno de los que se acercan con fe y humildad a Él. (San
Máximo) Diócesis de México
Iglesia Ortodoxa en América
Catedral Ortodoxa La Ascensión del Señor
Así como los médicos, para tratar las distintas enfermedades físicas, no
prescriben a todos siempre el mismo remedio, Dios, al sanar nuestras
enfermedades espirituales no lo hace con un único remedio sino que sana
cada alma con los remedios adecuados justamente para ella.
Agradezcámosle por la curación; aún si los remedios nos produjeran
sufrimientos. (San Máximo)
Hay gente tan agotada por las enfermedades y ataques de esta vida que
prefieren morir con tal de librarse de los sufrimientos. Esto pasa con ellos por
su miedo y su gran insensatez, porque no piensan en la terrible necesidad que
sufre otra gente, cuando su alma deja el cuerpo. He aquí lo que relata el libro
"De los Padres": Un aplicado novicio le preguntó a su maestro: ¿Por qué
continuamente deseo morir? El maestro le respondió: Porque le huyes a
los sufrimientos y no sabes que los sufrimientos venideros son más
pesados que los que soportas aquí. Otro novicio le preguntó a su maestro:
¿Por qué yo, en mi celda, caigo en desgano, descuido y abatimiento? El
maestro le dijo: Porque todavía no has conocido ni el descanso esperado, ni
los tormentos venideros. Porque si tú hubieras conocido esto
fehacientemente, aunque estuvieras de pie en tu celda llena de gusanos, que
te llegaran hasta el cuello, soportarías esto sin debilitarte ni un poco. Pero
nosotros entregándonos a la pereza queremos salvarnos y por eso sufrimos
penas, cuando deberíamos agradecerle a Dios y considerarnos
bienaventurados por poder sufrir un poco aquí, para conseguir la paz allá.
(Abad Doroteo)
CURACIÓN DE UN PARALÍTICO - 4º Domingo de Pascua
TROPARIO DE LA RESURRECCIÓN - Tono 3º
Coro: Regocíjense los celestiales, / y alégrense los terrestres, / porque el Señor ha
hecho valentía con su brazo / y ha hollado la muerte por la muerte. / Se ha hecho el
primogénito de los muertos. / Nos ha salvado de las entrañas del infierno, /
concediendo al mundo / grande misericordia. //
Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo. Ahora y siempre, y por los siglos de los
siglos. Amén.
CONTAQUIO DE PASCUA - Tono 3º
Coro: Aunque descendiste a la muerte, / Tú eres Inmortal, / borraste el poder del
infierno, / y te levantaste Victorioso, ¡Cristo Dios! / Y a las mujeres portadoras de la
mirra dijiste: ¡Regocíjense! / Y a Tus discípulos otorgaste la paz, / Tú que eres la
resurrección a los caídos. //
Diácono: Atendamos.
Sacerdote: Paz a todos.
Lector: Y a tu espíritu.
Diácono: Sabiduría.
Lector: PROQUÍMENO en el Tono 3º
Lector: Cantad salmos, cantad salmos a nuestro Dios; cantad salmos, cantad salmos a
nuestro Rey.
Coro: Cantad salmos, cantad salmos a nuestro Dios; / cantad salmos, cantad
salmos a nuestro Rey. //
Verso: Aplaudid todos juntos, pueblos todos; clamad a Dios con voz de júbilo.
Coro: Cantad salmos, cantad salmos a nuestro Dios; / cantad salmos, cantad
salmos a nuestro Rey. //
Verso: Cantad salmos, cantad salmos a nuestro Dios.
Coro: Cantad salmos, cantad salmos a nuestro Rey. //
Diácono: Sabiduría.
ECTURA DEL LIBRO DE LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES. (Hechos 9: 32 – 42)
Diácono: Atendamos.
Hermanos: En aquellos días, recorriendo Pedro todas las ciudades, visitó
también a los santos que vivían en Lida. Allí encontró a un paralítico llamado
Eneas, que estaba postrado en una camilla desde hacía ocho años. Pedro le
dijo: “Eneas, Jesucristo te sana; levántate, y toma tu camilla”. El se levantó en
seguida, Y al verlo, todos los habitantes de Lida y de la llanura de Sarón se
convirtieron al Señor. Entre los discípulos de Jope había una mujer llamada
Tabita, que quiere decir “Gacela”. Pasaba su vida haciendo el bien y repartía
mucho en limosnas. Pero en esos días se enfermó y murió. Después de lavarla,
la colocaron en la habitación de arriba. Como Lida está cerca de Jope, los
discípulos, enterados que Pedro estaba allí, enviaron a dos hombres para
pedirle que acudiera cuanto antes. Pedro salió en seguida con ellos. Apenas
llegó lo llevaron a la habitación de arriba. Todas las viudas lo rodearon y,
llorando, le mostraban las túnicas y mantos que les había hecho Tabita cuando
vivía con ellas. Pedro hizo salir a todos afuera, se puso de rodillas y oró;
después volteando a ver a la que había muerto, le dijo: “Tabita, levántate”…
…Ella abrió sus ojos y al ver a Pedro, se incorporó. Pedro la tomó de la
mano y la hizo levantar. Llamó entonces a los hermanos y a las viudas y se
las devolvió con vida. La noticia se extendió por toda la ciudad de Jope y
muchos creyeron en el Señor.
Sacerdote: Paz a ti.
Lector: Y a tu espíritu.
Diácono: Sabiduría.
Lector: ALELUYA en el Tono 3º
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Verso: En Ti, Señor, he confiado; no permitas que sea yo confundido.
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Verso: Sé Tú para mi un Dios Protector y una Casa de refugio para salvarme.
Coro: Aleluya. Aleluya. Aleluya.
Diácono: Sabiduría. Estemos de pie, escuchemos El Santo Evangelio.
Sacerdote: Paz a todos.
Coro: Y a tu espíritu.
ECTURA DEL SANTO EVANGELIO SEGÚN SAN JUAN. (Juan 5: 1 - 15)
Coro: GLORIA A TI, SEÑOR, GLORIA A TI.
Sacerdote: Atendamos.
En aquel tiempo: Subió Jesús a Jerusalén. Hay en Jerusalén una piscina,
cerca de la puerta probática, llamada en hebreo Betsaida, la cual tiene cinco
pórticos. En ellos, yacía una gran multitud de enfermos, ciegos, cojos y
paralíticos aguardando el movimiento de las aguas, pues un ángel del Señor
bajaba de tiempo en tiempo a la piscina, y agitaba el agua; y el primero que
después de movida el agua entraba en la piscina, quedaba sano de cualquier
enfermedad que tuviera. Estaba allí un hombre que hacía treinta y ocho años
se hallaba enfermo. Jesús, al verlo tendido y conociendo de que llevaba ya
mucho tiempo así, le dijo: ¿Quieres ser curado? El enfermo respondió: Señor,
no tengo a nadie que me meta en la piscina cuando se agita el agua, por lo
cual mientras yo voy, ya se ha metido otro. Le dijo Jesús: Levántate, toma tu
camilla y anda. Y al instante se halló sano ese hombre, tomó su camilla y se
puso a caminar. Era aquél un día sábado; por eso le decían los judíos al que
había sido curado: Es sábado y no te es lícito llevar tu camilla. Les
respondió: El que me ha curado, me ha dicho: Toma tu camilla y anda. Le
preguntaron entonces: ¿Quién es ese hombre que te ha dicho: Toma tu
camilla y anda? Pero el hombre no sabía quién era, pues Jesús se había
alejado porque había mucha gente en aquel lugar. Más tarde, Jesús lo
encontró en el templo y le dijo: Mira que has quedado curado; no vuelvas a
pecar más, para que no te suceda algo peor. El hombre fue a decir a los
judíos que era Jesús quien lo había curado.
Coro: GLORIA A TI, SEÑOR, GLORIA A TI.
+L
L