Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

62

Transcript of Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

Page 1: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 1/62

Tercera parte. La denuncia publica

lJ

. -i)

"Cinco dias despues de la derrota de los dos cuerpos militares enviados con-

tra 81,Kohlhaas estaba [rente a Leipzig y prend ia fuego a In ciudad en tres

puntos. En Ia orden que hizo difundir en esa ocasion, se designo como el

Iugarteniente y vicario del Arcangel Miguel venido a castigar con el hierro

yel fuego, en la persona de todos los que tomaran en ese confhcto partido

por el junker, la perfidia y la malicia en que el mundo entero habta cafdo.

POl' anadidura, desde el castillo de Lutzcn del que se habfa apoderado y en

el que se habia establecido, llama al pueblo a sumarse a el para establecer

un mejor orden de cosas; y esa nueva orden, en su firma, mostraba un rasgo

de demencia, pues rezaba: "Dictada en Lutzen, asiento de nuestro gobierno

mundial provisorio, en el castillo del Arcangel?».

Heinrich von Kleist, Michael Kohlhaas

.)

l

Page 2: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 2/62

1. EI caso C01ll0 forma social

La dis tincion entre Ia accion individual y la accion colectiva

constituye una de las oposiciones fundamentales sobre las cuales

descansan, a menudo en forma imphcita por ser tan autoevidente,

ia 50(:io106>1a1ahistoria social de los modes de protesta, Estas dis-

ciplinas no reconocen como objeto legitimo mas que las reivindica-

ciones asociadas a un movimiento social y dejan fuera de su univer-

so de competencia --para encauzarlas, par ejernplo, hacia el psico-

analisis historico 0 la psiquiatrfa social- y en la anorrnalidad las

violencias fisicas 0 simbolieas, las manifestaciones de rebelion 0 las

'quejas cuyos autores actuan solos y sin que sea posible vincular sus

acciones a una seria que presentc caracterfsticas repetitivas 0bien

Iigarlas a regularidades economicas. En las paginas que siguen,

querrfamos esbozar una problematica dirigida a superar esta oposi-

cion y, mas precisamente, tratar de construir un sistema de trans-

formacion --0 si se quiore, una grarnatica->- que permita explicar

las variaciones que afectan los actos de protesta y la pereepci6n que

los otros tienen de ellos segun el grado en que se presentan y recibsn

como actos «individuales- 0como actos «eolectivos», y ello utilizando

las mismas reglas para analizar los cases «norrnales» (de los cuales

se ocupan Ia sociologia y Ia historia social) y los casos «anormales»

(que habitualmente intcresan a las ciencias psicologicas 0 psiquia-

tricas).

Para construir esta problematica, tomaremos par objeto Ia de-nuncia ~y, mas precisamente, 1a denuncia publica->- y jugaremos

con las variaciones que afectan la significacion del terrnirio segun

que se haga referencia a 1acritica social que apunta a una injusticia

en 10que tiene de general, sin apolar necesariamente a una repara-

cion de orden represivo, 0ala denuncia de un individuo, esta vez en

e1sentido de delacion ante una autoridad y con vistas a hacer apli-

car una sancion. En los casos aqui exarninados, la denuncia de la in-

justicia supone, en efecto, la designacion de un culpable 0de un res-

ponsable que puede, segun una casuistica cuya logica intentaremos

mostrar, estar representado par una sinecdoque de abstraceion (por

ejernplo, -el capitalisrno» en un enunciado sindical destinado a pro-

Page 3: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 3/62

testar contra unos despidos) 0 ser identificado y designado por S11

Hombre. El denunciante debe convencer a otras personas, asociarlas

a 811 protesta, movilizarlas, y para eso asegurarles no solamente que

dice la vordad sino tambien que esa verdad merece ser dicha y que

la acusacion, que sefiala a un ser (individual 0colectivo) a la vindio.

ta publica, esta a la altura de la injusticia denunciada. A diferencia

de 12.venganza concretada por medio de una violencia directa, yasea ffsica (golpes) 0verbal (injurias) y que siempre puede realizarse,

auri cuando no se alcancen los efectos que de (-~;11af~esperan, Ia da

nuncia puede fracasar y frustrarse si el dcnunciante, que ha renun-

ciado a poner en practica por S 1 mismo el castigo que reclama, no

encuentra personas dispuestas a seguirlo.

E1autor de una denuncia publica demanda, en efecto, ser segui-

do por uri ruimero indefinido, pero necesariamente elevado, de per-

sonas (por «todos»; por «todos los que cuentan»; POy «todos los hom-

bres de bien'>, etc.). La causa que defiende encierra una pretension

de universalidad, A partir de un caso singular pero ejemplar, con-

cieX'n€:a todo 81 mundo, de modo que no existen Iimites naturales a

Inostatura que puedan tener los casos, como dice la jerga jurfdica ypolrtica para designar osos procesos de reclutamiento alrededor de

un caso problernatico y Iitigioso en que la determinacion y 18 deci-

sion estan Iigadas a las maniobras argumentativas y probatorias y a

los esfuerzos de movilizacion desplegados en cada campo. Las Iu-

chas se expresan en ellos en el vocabulario de 1a dimension entre

quienes se aplican a extanderlos, a hacerlos «crecer», «aumentar»,

«salir-. 0, pOl'el contrario, a «devolverlos a sus justas proporciories»,

a «desinflarlos», a «cortarlos de raiz», etc. Asi, las operaciones rea-

Iizadas por los cases --que contribuyen, a su mancra, a hacer y des-

hacer grupos- estan siernpre asociadas a desplazarnientos entre 81

«caso particular» y el «interes general", entre 10 singular y 10 colecti-

vo. En efecto, para conducir un caso y someterlo a1veredicto de la

opinion, es necesario comprobar las capacidades de genoralizacion

que encierra un incidente que, en el origen, espuramente local. Pero

esta generalizacion no esta animada solamente par la iritencion de

inforrnar, Apunta a apoyarse en el peso de Ia opinion para obtener

una reparacion que, al margen de cualquier sancion material 0 le-

gal, puede no consistir mas que en la rehabilitacion de una vfctima

injustamente acusada y, en consecuencia, en 1a condena moral de

guien la ha perjudicado. Se sigue de e110 que las disputas que se en-

tablan alrededor de un caso ponen en juego, en primer lugar, la ho-

norabilidad a el deshonor, y e1rccunocimiento de los otros se busea

con fines indisociablemcllw restitutivos y represivos.En ese senti-

cia,la denuncia publica es sin dude, comodice Bayle, un «homicidio

civil».'

El material sabre el que descansan estes analisis estri constit.ui-

do por un conjunto de cartas (n ""275) recibidas por e1servicio de in-

formaciones generales del peri6dicoLe Monde en 1979,1980 y 1981,

31 que se enviaron con caracter informativo y can vistas a una publi-

cacion (aunque s610un mimero Infimo de ellas haya sido efectiva-

mente publicado), y cuya longitud varia entre dos y cuarenta pagi-

nas, Estas cartas pueden haber sido despachadas directarnente 0.1

servieio de informaciones generales 0 dirigidas al director, al redac-

tor enjefe a aLe Mende sin mas precisiones, y las diferentes secreta-

rtas implicadas las remitieron a continuacion a aquel servicio par

considerar que estaban en la orbita de sus cornpetencias. En un dia-

rio que no tolera los «hechos diversos-" mas que en una forma depu-

rada -es decir, generalizada 0, S1 se quiere, sublimada-e-, el servicio

de informaciones generales se ocupa delas cuestiones relativas a la

policfa y Iajusticia, pero tambien de la redaccion de Ia pagina < ,80-

ciedad». Esta pagina esta consagrada a los problemas, hechos, in-

dividuos y grupos que, aunque no encuentran un lugar en las pa-

ginas de «Polttica interior" (donde aparecen las inforrnaciones C011-

cernientes al gobierno, los funcionarios y los partidos politicos) ni en

las de «Actualidad social» (a Ia que corresponde todo 10 que concier-

ne directamente a la accion de los grandee sindicatos nacionales,

conflictos laborales en las grandes empresas, huelgas, riegociacio-

nes y acuerdos nacionales, etc.), son considerados pertinentos para

comprerider Ia sociedad francesa y su evolucion. La forma de Ia

anecdota (que, como encontramos en el diccionario Robert, aclara

«01fondo delas cosas») C incluso las de la parabola y de la fabula, son

alli utilizadas para referir en su singularidad acontecimientos ocu-

rridos a personas comunes en circunstancias ordinar'ias, a la vez

que se destacan su valor ejemplar y su alcance general La posicion

que el servicio de informaciones generales ocupa en e1poriodico de-

termina y limita elcampo abarcado por elcorpus decartas cuyo ana-

1 «Es muy fa~il saber por que el poder soberano ha debido dejar a cada uno 01dere-

cho de cscrtbi r contra los autores que se equivocan, pero no e lde publicar sat ir as . Es

que las sati ras tienden a dcspojar a un hombre de su honor, 10 cua} es una especie de

homicidio civil y, en consecuencia, una pena que no debe ser infligida rna", que por eJ

soberano» (citado en Koselleck, 1979, pags. 44-5), Es necesario fijar la frontera entre

la -crrtica», que es licita, y la -difamacion», que usurpa Ia «ruajestad del Est.ado», pa-

ra fundar 1a autanomia dBIa «Republica de bs Letras» y delimitar un espacio apo-

litico clesdc eJque se efectuani la reapropiacion de 10poHtico,

* La exp,'esi6n .[..its divers» sc aptie . .ala secciiin del diario que agrupa las noti·

cias poco importantes, entre elias las policiale~; es alga asi como nllcstra secci6n de

,.informacion general", (N. de la T)

239

Page 4: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 4/62

Iisis hemos emprendido- Estan ausentes las cartas estrictamenrs.

polfticas (por ejemplo, una carta del presiderrte de un gran partido

acerca de uri problema de reforma legislativa) 0directamente liga-

das a los asuntos «sociales» en su definicion institucional (per ejern-

plo, una carta del secretario nacional de un gran sindicato a proposi.

to de un acuerdo can 81 gobierno sobre 1aedad de jubilacion), Apar«.

ce, en cambio, un gran numero de cartas concernientes a grupos en

proceso de forrnacion, asociaciones, causas y problemas en vias de

politizacion, tratese, por ejemplo, del feminismn, el regionalismo, la

ecoiogra, el racismo, In reforrna de . l a s instituciones penitenciarias,

la pena de rnuerte, 18 homosexualidad, Ia juvent.ud, 10 drags, la

pobreza, la seguridad 0 la accion de la policia, etcetera.

'Iodas estas propiedades hacian que el corpus de cartas aquf CXa,

minado se adaptara extraordinariamente al estudio de 13 rnanera

en que se construyen las causas (Moore, 1978) forrnadas alrededo-

de la denuncia de una injusticia y al analisis de la relacion entre la

construccion de causas y Ia formacion de grupos. Las causas consti-

tuidas estan siempre asociadas a grupos, y se puede mostrar que un

gran numero de estos se crietalizaron en torno de una causa. Final-

mente, en ambos casos, los procedimientos puestos en practica paraconstituir personas colectivas, objetivarlas y vincular a las personas

individuales a las personas colectivas son relativamente similarcs

(Boltanski, 1982). Es justamente Ia presencia (que se explica por la

posicion de Le Morule en la prensa frances a y por la posicion del

servicio de informaciones generales del diario) en un mismo con-

junto, producto de la practice (yno modelado por l a sociologia a par-

tir de 1as necesidades de su demostracion), de denuncias ligadas a

causas muy desigualmente constituidas, 10 que hace al interes de

este corpua. En el se eneuentran, en efecto, denuncias vinculadas a

causas reconocidas como colectivas (por ejemplo, la carta de un pro-

fesor universitario para defender a un preso politico e incluso cartas

procedentes de Ia delegacion de un sindicato a de un partido), de-nuncias asociadas a causas en proceso deconstitucion que tienen en

S1 mismas probabilidades de exito muy desiguales (par ejernplo, el

regionalismo, la homosexualidad, Ia lucha contra las vacunaciones,

etc.) ~lo cual puede brindar tambien la oportunidad de interrogar-

se sabre las condiciones que aseguran el exito de una causa CGam-

son, 1975)- y, por ultimo, denuncias que parecen asociadas a inte-

reses individuales y a causas a las que se podrta calificar de singu-

lares (por ejemplo, cuando llil individuo escribe a proposito del liti-

gio que 10 opone a un colega, un vecino 0 un miernbro de su propia

familia) si no hubiera precisamente en la union de e80Sdos terminos

alga de paradojico que subraya su extrafieza.

240

Hemos tenido acceso a la totalidad del correo recibido y archi-

vado durante esos tres 31108. El analisis se centro en las cartas que

impl icaban, exphcitamente ()no, In denuncia de una injust icia

(76% del total). En ese corpus establecimos una distincion scgun se

designara ()no a una victima, entendida como persona individual 0

colectiva con capacidad de presentarse como parte civil ante los tri-

bunales 0 incluso en cuyo nombre un individuo pudiera ser autori-

zado a presentarse como parte civil. Asi, par ejemplo, una persona

que escribe para estigmatizar los perjuicios de 1a«sociedad de con-

sumo" realiza U11 acto de denuncia, pero sin serialar explfcitamento

victima alguna, Existe, efectivamente, una victima imphcita, pero

que permaneee, a falta de ser nombrada, indeterminada y gcnerica

(la sociedad, e1hombre, el hombre moderno, Francia, etc.). No es ese

el caso cuando una madre escribe en favor de su hijo, objetor de con-

ciencia en prision, ni cuando laAction Catholique Ouvriere [Accion

Catolica Obrara] (ACO) de un municipio de los alrededores de Pans

escribe para denunciar las rnaniobras de la asociacion de residentes

locales dirigidas a impedir 10.construcci6n de una mezquita por el

grupo islamico de la misma localidad. El trabajo aqui presentado se

refiere s610a las cartas en que figura una victima (4~j%).

El error cometido en la respuesta a una de esas cartas permitira

comprender mejor Ia diferencia entre los casas en que el autor escri-

be en nombre de uria causa en general y los casas en que 1 0 hace en

nombre de una victirna particular (que puede no ser otra que el 1111S-

mo). Eljefe del servicio de informaciones generales responde la ma-

yoria (80 %) de las cartas que S8le envian. En el 3.3% de los casos, la

secretaria encargada del correo elige entre una serie de formulas es-

tandar, Una de esas formulas (<<Graciaspor habernos enviado su

punto de vista sabre (. . .)pero la abundancia de hechos de actuali-

dad nos impide publicar . _.)})debe ser utilizada mas particularmen-

te para redactar las respuestas a cartas que presentan una dcnun-

cia en general. Empleada por descuido para responder una carta enque una madre denuncia e1encarcelamiento injusto de que su hijo

ha sido vfctima, Ia misma formula engendra la siguiente frase: "Se-

fiora, usted ha tenido Ia arnabilidad, haee algunas semanas, de ha-

cernos conocer su punto de vista a prop6sito de su hijo Jean-Pierre.

Habrfamos deseado poder hacernos eco de el. Desgraciadamente, Ia

abundancia de hechos de actualidad no nos 1 0 ha pcrmitido. Tenga

la seguridad de que 10 lamentamos sinceramerite». Un hijo, ese

objeto de inversion singular, no pertenece a la serie de seres sabre

los cuales es Ifcito que una madre tenga «un punta de vista».

Los periodistas leen estas cartas pero, segun dicen, sin dernasia-

das ilusiones, pOI'deber profesional, a la espera de que tal vez con-

24 1

Page 5: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 5/62

tengan alguna informacion interesante cuyos fundamentos sera ne-

cesario verificar a continuacion. Perc la interrcgacion acerca del in-

teres 0 1a veracidad de los enunciados esta subordinada a 1a res-

puesta que se dara a una pregunta previa, explicita 0 irnplfcitamen.

te formulada respecto de todas las cartas recibidas, que es la de la

normalidad de su rernitente. Las cartas de denuncia cuvas conse-

cuencias, si se taman en consideracion, pueden no SCI' despreciables

en particular cuando en eHas se seriala a un individuo por su nom.

bre, son sometidas de inmediato, por quienes las reciben, a un con-

trol tacito en 81 que estes utilizan GU sentido corriente dela norrnali.

dad. Puesto en practica de modo implicito y a rnenudo, segun parece

casi inconsciente, ese sentido comun puede, en una aituacion d~

entrevista, ser objeto de explicitaciones parciales. AS1 , los periodis-

tas interrogados declaran reconocer la locura par ciertos signos, a

menudo formales, como Ia escritura, la disposicion del texto en la

pagina (apretado, espaciado, etc.), Ia manera defirrnar, la presencia

de varias firm as de Ia rnisrna persona, de sellos, de numerosos

subrayados, y 'hasta la mencion pOl' el autor de la carta de titulos sin

valor 0poco crefbles -«presidente de IaAsociacion de Jugadores de

Bolos de... », «tosorero de Ia Pefia de Ex Combatientes de. .. "-- y, 1 'mas genera mente, por elcontrasts entre las sefiales de importancia

y los signos que traicionan Ia soledad 0la miseria, Sin embargo, afir-

man, no se puede dar a Ia pregunta sabre la normalidad una res-

puesta discreta. Si ciertas cartas son enviadas «sin duda alguna»

por personas «normales» y otras provienen «con toda evidencia» de

personas «desequilibradas», existen numerosos casas a proposito de

l~s cuales es dificil de:idir. Testimonio de esta incertidumbre es, por

ejemplo, la carta enviada por un micmbro del servicio a un corres-

ponsal de pr ovincias: «Una mujer de Toulouse nos ha enviado

recientemente una espeeie de pedido de auxilio sobre el que, desde

Paris, ~os cuestajuz?ar si es autentico 0si proviene de una persona

paranoica, Me perrnito transmitirselo y delego en usted la tarea de

ver si hay 0 no motives para escribir un articulo. Muy cordialmen-

te ... », Pero son precisamente esa arnbiguedad y esa diversidad las

que constituyen, en gran medida, el interes de este corpus distribui-

do en un continuum que va de 10 particular a 10general, de los indi-

viduos singulares a las personas colectivas, y cuyas caracteristicas

justifican la busqucda de reglas que permitan arrnonizar las propie-

dades de los textos, la representacion del autor que se pone en esce-

na y e1sentirniento de normalidad 0anormalidad que suscitan en e 1

lector. Este trabajo no podrfa realizarse utilizando un conjunto de

textos politicos 0siridicales, ni acumulando cartas de individuos

eonsiderados desequilibrados, y nsiquiera comparando dos «mues-

242

tras» constituidas segUn esc principio de oposicion que, en ausencia

de matrices de poblacion nitidamente delimitadas.e no podrian fun-

da~se.mas que en Ia autoridad de expertos =-politologos pOl' un Iado,

psiquiatras por el otro---, y conformarnos asi can reproducir el modo

especifico de categorizacion que ponen en practica en sus activida-

des profesionales. Aparecerfan ent.onces dos poblaciones completa-

mente extranas entre S1 , sin intersecciones y perfectament.e discre-tas, correspondientes a las visiones del mundo propias de esas dos

profesiones, Pero se eliminarta toda posibilidad de reducir Ia distan-

cia desastrosa entre las disciplinas de 10 colectivo y las ciencias de Io

singular, que divide profundamente a las ciencias humanas, al igual

que las instituciones a las que ellas proporcionan sus luces,

En las paginas que siguen nos apoyarernos en el material reco-

gido para tratar de precisar que condiciones debe satisfacer una de-

nuncia publica para ser juzgada normal, y cuales son los rA1i'g6'§:q~~

sefialan S1.1 caracter anormal y la extravagancia de 3U autor, Nues-

tro objetivo es construir un sistema de reglas que permitan deterrni-

nar en que cases la actitud que consiste en dar voz y protestar publi-

carnente tiene posibilidades de ser reconocida como valida, aun si es

cornbatida, y en que cas os se la ignora 0 descalifica. Este trabajo

querria con ella contribuir especialmerite a especificar algunos de

los modelos establecidos par Albert Hirschman introduciendo las

coacciones de normalidad ~ue son, como 10 veremos, rnuy estre-

ch,:s-- a que estan sometidas las prctestas y denuncias publicae

(HIrschman, 1970). Para analizar los desplazarnientos sobre el eje

de 10 particular a 10 general, es igualmente uti], como se mostrara

luego, tener en cuenta las coacciones de normalidad que contribu-

yen a definir 10 que es Ifcito criticar en privado 0 denunciar publica-

mente (Hirschman, 1983).

Nos propusirnos tratar con los mismos instrumentos los 275 tex-

tos compilados, que son notablemente dispares en 1a roayoria de los

aspectos, y reducir su diversidad aplicandoles uniformemente unconjunto de codigos, es decir, en otras palabras, somet.iendolos

~ualesquiera fueran las caracteristicas de sus autores, 8Uobjeto,

su contenido, sus dirnensiones, sus propiedades for-males, etc.-- a

2 Como 10 ha mostrado toda una sorie de trabajos, 13exrstcncia de una rnat. riz de

poblaci6n de Ironteras claras es la mas de las veces el producto de un actojurtdico 0

cuasi jurfdico de definicion y delimitacion. En todos los cicrnas cases, no se puede ha-

blar de Ia representatividad de un corpus sin tornar posicion sobre las propicdades,

las dimensiones y las front.eras de la matriz de poblacion, 10que en definit iva no es

otra cosa que definir grupos, osdecir, intervenir tambien en forma cuasi jurtdica en

el mundo socia Iestabledendo criterios dirigidos a detenninar de manera discreta la

pertenencia y la no pe,.tenencia (cf. especial mente Desrosieres y Thevenot 1979

Desrosieres, Gvy y Th6vpnot, 1983; Boltanski, 1982, pags. 256-66 y 373.6).' ,

243

Page 6: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 6/62

las mismas preguntas, AJ igual que los cuestionarioa, Iamayor parte

de cuyas propiedades comparten, los codigos ojercen sabre el objeto

una doble coaccion al aplicar una forma estandar a entidades difc-

rentes y, por otra parte, asignar al cuestionamiento los lfrnites de la

teorta que les subyace. En elpresente caso, la coaccion de los c6digos

sabre e}analisis de contenido y, sabre todo, sabre e1analisis estadfs-

tico, es mas visible que cuando ia operacion taxonornica se aplica aobjetos cuyo recorte parece ser evidente pO l' S1 misrno porque ya se

pone en practice en el mundo ordinario ~-a los fines de ingesti6n ad-

mirristrativa, pOT ejemplo-s- y contribuye de ese modo a engendrar la

forma con la cual el fenomeno estudiado se ofrece al discurso socio-

logico (como es el caso, por ejemplo, para la edad, el sexo, el lugar de

residencia, Ia profesion, etc.). La cual no significa, empero, que Ia

coaccion sea par ellomas fuerte (Desrosiores y Thevenot, 1979). Las

mismas observaciones valen para los analisis factoriales de las

corr'espondencias sobre las cuales descansa, en gran medida, la

descripci6n que damos de los textos y de sus condiciones de norma-

Iidad, En efecto, los resultados de esos analisis dependen, en 10

escncial, de Ia codificacion previa. Dichos analisis prolongan igual-

mente e1 trabajo de unificacion del material al dejar leer y obligar

sobre todo a nombrar principios de pertinencia mas fuertes ---€s

decir, dotados de un poder de generalizacion mas elevado- que

cada uno de los codigos tornado separadamente.

La codificacion de las cartas se refirio a:

1.La descripcion de los cases. Hemos registrado asi la duracion

del caso, lapresencia de uno 0de varies casas mezclados, elmedio en

que e1caso se desarrollo, la naturaleza de la injusticia sufrida par la

vfctirna, la cantidad y el tipo de molestias a persecuciones que se le

infligieron (par ejemplo, exclusion, estafa, falsificacion de docurnen-

tos, amenazas, violencia, etc.), los recursos mstitucionales moviliza-

dos en e1intento de obtoner reparacion (par ejemplo, asistencia deun abogado, reeurso ante los tribunales, articulos publicados en la

prensa, apoyo deun representante elegido, de un partido politico, de

un sindicato, de una asociacion, etc.), el nurnero y Ia naturaleza de

los gestos sirnbolicos realizados para suscitar una movilizacion (por

ejemplo, dietribucion de panfletos, negativa a respetar los regla-

mentes, huelga de harnbre, etc.), los instrumentos de movilizacidn

utilizados (por ejemplo, comite de apoyo, petitorios) y, por ultimo, Ia

presencia en elcaso de personajes importantes y los enunciados que

rnencionen In existencia de una conspiracion.

2. La descripcion del contenido de las cartas y los legajos que a

menu do las acomparian. Hemos registrado In presencia de una 0

244

varias «cartas abiertas», por ejemplo a politicos 0 dirigidas a otros

periodicos, y de docurnentos justificativos destinados a servir como

prueba (en la mayorta de los cases fotocopias): aetas de procesos, do-

cumentos financieros, octavillas, cartas personales, recibos de car-

tas certificadas, etcetera.

3. Las propiedades graficas de los textos: errores de tipeo y cali-

dad de este cuando las cartas estan escritas a maquina, Iegibilidady

caracterfsticas de Ia escritura cuando son manuscritas, presencia de

correcciones y enrniendas (pay ejemplo, sellos, subrayados, utiliza-

cion de tintas de diferentes colores, etc.), faltas de ortografia.

4. Las propicdades estilfsticas y retoricas de los textos. Asi, he-

mos relevado: los tftulos utilizados por el autor para calificarse, las

caracteristicas del encabezamiento (por ejernplo, impreso can la

mencion de una «razon social», escrito a mana s610 can el nombre del

remitente, etc.), 1aforma en que el autor manifiesta su presencia en

la enunciacion (ya sea que diga -nosotros», "YO», "yo, yo mismo», «el

abajo firrnante», etc.), las maniobras estilfsticas empleadas (por

ejemplo, maniobras de aspecto juridico, literario, cientifico), los pro-

cedimientos de generalizacion y de asimilaci6n a causas colectivas

(por ejemplo, la referencia a los «derechos del hombre»), la ironia, la

invectiva, 1a amenaza, Ia propuesta de ulteriores revelaciones, Ia

confeeionintima (que contiene especialmente elementos sexuales),

los neologismos, los apodos, los indicios de autocensura (como, por

ejemplo, las frases no terminadas 0 los puntos suspensivos), los

marcadores de distancia (por ejemplo «no irfa tan lejos como para

decir que ... ", "so me objetara que ... »), las repeticiones ester-eo-

tipadas, las discordancias estilisticas (por ejemplo, las asociaciones

entre estilo culto/estilo vulgar, detalles mtimoa/proposiciones ge-

nerales, etc.), las discordancias logicas, las singularidades sintacti-

cas, las desestimaciones (en particular la de Ia locura) y, por ultimo,

las caracteristicas generales del inforrne (relata cronologico, conte-

nido factico pero sin referencia a la fecha de los acontecirnientos in-formados ni al orden en que se suceden) y la presencia 0ausencia de

informaciones sobre el contexte en que se situ an los acontecimientos

relatados.

5. Hemos registrado tambien las caracteristicas de Ia respuesta

dada por Inredaccion del diario Le Monde, su grado de «personaliza-cion» (en contraste con Ia utilizaci6n de formulas estandarizadas), la

presencia en e1expediente de correspondencia entre periodistas en

relacion con ol caso, etcetera.

Por otra parte, hemos introducido otros c6digos en e1analisis fac-

torial de las correspondencias, can la forma de variables comple-

245

Page 7: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 7/62

mentarias. Los prirneros enurneran propiedades perdurablemente

atribuidas al autor de la carta, tales como el sexo, la edad, Ia profe-

sion , e1Jugal' de residencia. Los segundos registran los juicios de

normalidad. En efecto, pedirnos a seis personas que leyeran rapida-

mente las cartas y calificaran de 1 (completarnente normal) a 10

(completamente loco)el grado de normalidad de sus autores. La COn-

signa era panel' Ianota inmediatamente despues de 1alectura, y noestaba permitido modificarla (por ejemplo, mediante comparaciones

ulterioros de las cartas entre sf). E143q{, de las cartas obtuvo, en pro-

medio, 18 nota 10 2, el 23% In nota 3 04, el 26% entre 5 y 8 y, final-

mente, e18% fue calificado con 9010. La tarea de leer y juzgar las

275 cartas (algunas de las cualos, recordamos, SOnmuy largas) torno

entre cuarenta y sesenta horas. Par falta de fondos suficientes para

remunerar a los jueces, nos vimos obligados a limitar 8Umimero a

seis (todos ellos voluntarios) y a elcgirlos entre los allegados del

autor. Se trata de dos hombres y de cuatro muieres cuvas edades va-rian entre veinticinco y setenta aries y todos Id s cuule; ejereen profe-

siones intelectuales. No podemos, naturalmente, evaluar Ia desvia-

cion introducida por la pertenencia de losjueces a un media social

relativamente hornogeneo. Ignorarnos, en efecto, si los juicios de

normalidad varian con el rnedio social, y en que grado, 0 si son, por el

contrario, relativamente independientes de Ia profesion. Cierta can-

tidad de indicios sugieren de hecho otra posibilidad. La apreciacion

del grado de normalidad variaria relativamente poco si cada indivi-

duo tuviera la competencia necesaria para distinguir 10 que tiene

una apariencia normal de 10 que tiene una apariencia anormal ajus-

tando su juicio a la prevision del juicio de los otros 0por referencia,

como dice George Herbert Mead, a un «otro generalizado», Pero esta

primera estimacion podria modificarse de inmediato debido a Ia

apreciaci6n que el individuo hace acerca deljuicio de sentido comun

que aeaba de realizar, en la medida en que reconoce en el, precisa-

mente, la iuteriorizacion del juicio de los otros. Ahora bien, Ia formaen que los individuos reafirman la singularidad de su toma de posi-

cion (en sentido etico 0politico) con respecto a 10 que consideran e1

sentido comun, varia con toda seguridad con el contexto social.

24 6

2. EI sistema actancial de la denuncia

E1 sistema actancial de la denuncia se caracteriza por una ulri-

rna serie de codigos, introducidos con Ia forma de variables comple-

mentarias. Esos c6digos definen, pOT una parte, las caracterfsticas

de cada uno de los actantes y las diferentes modalidades en que pue-

den presentarso y, por la otra, los diferentes modes de relaci6n que

pueden establecerse entre ellos. El terrnino de actante, tom ado de Ia

semiologia (Greimas, 1979), ha sido utilizado en sociologia en el sen-

tido que le damos aquf por Bruno Latour (Latour, 1984). Presenta e1

interes de denominar a los seres que intervienen en la den uncia con

un mismo termino, ya se trate de personas individuales, de perso-

nas colectivas constrtuidas 0 en vias de constitucion (por ejemplo,

«los corsos», "las mujeres», etc.), 8incluso de colectivos que figuran

en enuneiados, la referencia a los cuales es problematica y discuti-

ble, en 81 sentido de que puede ser 1a apuesta de disputas porque no

se han realizado en una forma institucional idonea para conferirles

un caracter de objetividad (por ejemplo, «los hombres de buena

voluntad», «todos los que sufren», etc.). Uno de los intcreses que pre-

senta el uso del concepto de actante reside en su capacidad de reem-

plazar oposiciones discretas y remitir a diferencias tratadas como

sustanciales (par ejemplo, entre los «individuos» y los «grupos») por

medio de variaciones continuas de tamafio (Callan y Latour, 1981).1

Una den uncia instaura un sistema de relaciones entre cuatro ac-

tantes: 1) 81 que denuncia; 2) aquel en cuyo favor se realiza 1a de-nuncia; 3) aquel contra quien se presenta; 4) aquel 8quien se dirige.

Para simplificar el res to de nuestra exposicion designaremos, par

eonvencion, a eS08 cuatro actantos conlos terminos de denunciante,

uictima, perseguidor y juez. No deberemos perder de vista que esa

forma de denorninacion describe e1sistema desde una perspective

1EI si stema actancial aqui estudiado se dist ingue en eso de las estructuras de ro-

les en 01sontido que los da Bajtin (rclaciones entre el autor, el heroe, el interlocutor,

etc.), Esos roles, aunque disociados del autor 0del lector -realcs», conservan las pro-

piedades atribuidas a un individuo (0 mas bien a un «actor»), 10ella] impide analizar

las relaciones entre persona individual y persona colectiva y los procedirnientos de

pasaje de una a Ia ot ra (Todorov, 1981, pags, 75-7).

247

Page 8: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 8/62

particular, que es Ia del autor de Ia carta, cuando una de las cosas

que cstan sn juego en Ia crisis en que se inscribe Ia denuncia es, pre-

cisamente, fijar el referente al que se aplica cada uno de los terrni-

nos asignados a las diferentes posiciones que describen el sistema.

En nuestra descripcion, cada uno de los cuatro actantes es calificado

por Ia posicion que ocupa en un continuum que va de 10 mas peque-

no a 10 mas grande, de 10 mas singular a 10mas general. Tomemos,

en primer Iugar, al ser ante quien se presenta Ia denuncia. Puede

tratarse de un individuo singular (por ejemplo, cuando se denuncia

ante una esposa 01 comportamiento de su marido, que trata de des-

pojarla de una herencia en beneficio de una amante) 0, en el polo

opuesto, do una persona colectiva autorizada a representar a toda Ia

humanidad (par ejemplo, cuando se denuncia ante la asamblea de la

01'-.i'1J,s decir, «frente al mundo», el «genocidio del pueblo arrnenio

par los turcos»). Una multitud de instancias ocupan una posicion in-

termedia entre esos dos extremes. La denuncia ante un organismo

policial paralelo o secrete es asi mas singular, pO T ejemplo, que 18

denuncia ante un juez de instruccion que se expone a ser confirm a-

cia en un proceso publico, Del mismo modo, la denuncia ante la di-

reccion pclitica de un partido puede ser considerada como mas sin-gular que la denuncia ante la asamblea general 0e1congreso de ese

mismo partido, etc. En e1caso de las cartas aquf analizadas, envia-

das a un gran diario que cum ple tacitamente e1papel de una instan-

cia cfvica de juicio y, en su mayor parte, destinadas par sus adores a

la publicacion, el ser ante quien se presenta la den uncia (identico en

todos los casas, de manera que no fue necesario describirlo por me-

dia de un c6digo) ocupa una posicion elevada en el eje que va de 10

singular a 10 general, puesto que se trata de la opinion publica,Las misrnas observaciones valen para los otros tres actantes -e1

denunciante, la vfctima y e1 perseguidor- que ocupan igualmente

una posicion determinada entre 1 0 singular y 10 general. Asi, el au-

tor de 1acarta puede: 1) no concederse a S1 mismo su propio aval, 10cual sucedo cuando no menciona s1.1 nombre (individuo anonimo);2

2)hablar en su nornbre y s610en S1 .1 nombre tindioiduo singular); 3)

tomar la plurna en su propio nombre pero sefialando que es un poco

mas que sf mismo, por ejemplo, al proclamar su pertenencia a una

profesion como la de medico, sacerdote, sociologo, abogado, etc. que

autoriza a quien Ia ejerce a hablar pOl' otros 0 a hacer valer los lazes

mantenidos can otros, por ejemplo utilizando como soporte un papel

con membrete aun cuando Ia denuncia no S8 realice exphcitamente

en nombre de Ia persona colectiva designada en el iindiouiuo autori-

zado); 4) expresarse en nornbre de una persona colectiva sin lograr

hacer creer que es realmente seguido pOI' otros; eo;el caso, por ejern-

plo, del denunciante que es a la vez Iavfctima y e1presidents del co-

mite de defensa en nornbre del cual dice intervenir (persona colecti-

va dudosa); 5)hablar en nombre df}una persona colectiva cuya exis-

tencia esta atestiguada y colectivamente reconocida (aun cuando su

representatividad este en discusion, en especial por las instancias

rivales, cosa que sucede casi siempre) pero cuyo campo de especiali-

zacion es Iimitado, tratese, por ejemplo, de la Sociedad de Catcdrati-

cos, la Asociacion para Ia Cultura Biologica (1 laAsociacion de Usua-

r'ios contra el Ruido (persona colectioa limitada); 6) intervenir en

nornbre de una persona colectiva cuya existencia BS innegable y

cuyo campo de actividad es extenso, como BS el caso, por ejemplo, de

las grandee centrales sindicales como la CGT 0Ia CFDT 0 los gran-

des partidos politicos (persona colectioa extensa).La victima tam bien ocupa una posicion determinada sabre 81

mismo eje segUn se presente como individuo 0- como ser colectivo.

Puede tratarse: 1) de uri simple particular euyo caso no esta relacio-

nado can una causa reconocida tuictima = indioiduo singular); 2) de

un individuo que no encarna, en tanto persona, una causa, pero cu-ya denuncia puede asociarse a una causa colectiva --como es el ca-

so, por ejemplo, de un objetor de conciencia-e- (v[ctima = indioiduo

con potencialidad de ser causa); 3) de un individuo que es, en su sin-

gularidad e indisociablernente, una causa para otros en la medida

en que encarna un interes colectivo, Fue el caso del capitan Dreyfus,

que sigue siendo el ejemplo tipo, y a menudo citado, de Ia serie, En

efecto, sabemos que Dreyfus, desposeido de su caso a medida que se

vuelve objeto e instrumento de movilizacion, solo existe para sus

defensores en cuanto soporte de una causa y, de ese modo, argamasa

de un grupo al que otorga su consistencia, pero de manera flexible y

sin endurecerlo dernasiado, a diferencia de los modes de constitu-

cion criteriales kriterielsl y jurfdicos. Esto se ve claramente en elepisodic del indulto, relatado pOl' Pierre Vidal-Naquet. 81 Dreyfus

acepta el indulto que se le ofrece y que Ie otorga la Iibertad pero no el

reconocimiento colectivo y oficial de su inocencia, ya no se represen-

ta mas que a sf mismo, es decir; no representa nada, como 10 escribe

uno de sus partidarios radicales, el abogado Fornand Labon.3 En

2 Se cu]ocan entre parentesis las denominaeioncs de las difeTentes modalidades

del c6digo utilizado en les analisis de las correspondencias,

:l-Desde elmomenta en que la defcnsa de Dreyfus d"jo de referirse a las alturas y

se considero y condujo como una defensa particular, desde el moment.o em que laper-

sonalidad fisica de quien has ta entonces encarnaba un principia inmatnr ial se COl1-

vi rt.io para sus amigos -e iba a decir para sus particiarios- en In preocupacion

esencial. el caso Dreyfus dej6 de 81)1 un asunto hnmano y universaL Las jornadas de

Rennes y la aceptacion del indult.u fueron terriblemente decisivas, Ai aceptar Stl in·

248 24 9

Page 9: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 9/62

dulto, Alfred Dreyfus no reconociri ni con mucho 8U culpabilidad. Prefiri~, por r~zo-

ncs que no tengo por que juzgar, SU hbertad inmerlia ta a 13 contrnuUClon heroica,

ininterrumpida, del esfuerzo par su rehabilil aci6njudicial ( . .. )Pew de ese modo se

comports como un ser independiente y aislado, no como un humhre pl'endadod~ hu-

rnanidad YcoDsei,mte de la belleza del deber social: actua como un moro mdlVlduo,

no como un miernbro de la colectividad humana, solidario de todos sus .sen:eJantes.

AJmismo tiempo, y cualquiera sea 1agrandeza del pape! que haya podJdo Jugar, ya

DO represrmta nada" icitado por Vidal-Noquet, 1982, prig. 22).

la rnisma familia. Pero e1denunciante y Iavictim a pueden ser tam-

bien una sola y la misrna persona, cuando elautor de 1acarta escribe

para exponer su propio caso y neva ante 1aopinion publica la injus-

ticia que el misrno ha sufrido, Esta relacion de uno consigo mismo

esta mas proxima a la identidad cuando 5) el denunciante-vfctima

es un indioiduo singular que cuando 6) ya es reconocido por otros

como una causa, de modo que puede hablar de sf rnisrno no en su

propio nornbre sino en el de un interes colectivo y, de algun modo,con distancia, como si fuera extrano a S1 mismo (vlctima-denuncian-

te = el rnismo indioiduo hecho caused.En cuanto ala vfctima, puede: 1)no haber tenido anteriormente

ninguna relaeion con quien Ie ha causado un perjuicio, por ejemplo,

con quien la agredio (vict ima-perseguidor ~ ningun. lazo); 2) estar si-

tuada en e1mismo universo que quien la persigue y que, por ejem-

plo, ejerce sobre ella un poder, sin mantener sin embargo relaciones

personales, como sucede, por ejemplo, cuando lID empleado se ve en

Ia necesidad de denunciar las rnaniobras del jefe de personal de su

empresa tutctima-pereeguidor = lazo impersonal). Pero Ia victim a

puede tarnbien mantener 0 haber mantenido en el pasado relacio-

nes estrechas y personales con su perseguidor, ya sea que se trate3) de uncolega iuictima-perseguidor = lazo profesional); 4) de un ve-

cino totctima-pereeguidor = lazo de oecindad), 05) de un paricnte

(uictima-perseguidor = lazo familiar).

El an alisis factorial de las correspondencias distribuye las

propiedades del corpus que fueron objeto de una codificacion segun

una estructura isomorfica ala estructura del sistema actancial (gra-

fico I). EI primer ejc, que representa e18,71 (}bde la inercia total (cf

anexo 1), ordena las cartas en funcion del grado de proximidad entre

los actantes, es decir, en funcion del grade en que la relacion que los

une es singular. Eso vale tanto para la relacion entre Ia vfctima y el

denunciante como para Ia relacion entre la victima y e1perseguidor,

Se oponen asi los casas en que e1denunciante y la victima son una

rnisma persona singular a los cases en que no tienen lazo alguno.

Entre esas dos posiciones extromas sncontramos relaciones cada

vez menos s ingu lares a medida que nos desplazamos hacia la

derecha del esquema: lazos familiares (por ejemplo, una mujer que

escribe por su marido), lazes de amistad 0 profesionales y, final-

mente, relacion militante (par ejemplo, el miembro de una asocia-

cion 0 de un cornite de apoyo que defiende a un individuo en cuanto

representa una causa). Las relaciones entre la victim a y e1persegui-

dol'se ordenan sobre el mismo'eJ~·y sogun un principio similar. En-

contramos en uno de los polos los casos en que la victim a y eJperse-

guidor mantienen las relaciones mas singulares, puesto que los

t - rus hemos idontificado como individuos-hechos-causa anuestro coq, ',- '- ~ - ., .,los huelguistas de hambre del IRA pero tambien, por cJemplO, al

condenado a muerte Philippe Maurice, e incluso a otrocondcnado

"de dorecho comun», Roger Knobelspiess, quienes encarn~n la lucha

contra 13pena de muerte, contra la institucion carcelaria y los,bl~-

rrios de alta seguridad (uictima '"indioiduo hecho cal~sa:; 4)la vl~tl-

rna puede ser tam bien una persona colectiva c(msbt~llda, aSOCIa-cion nartido irisfitucion etc. (uictima ::::;ersona colectwa consiiiui-

' . . t , : J • dda); 0 por ultimo, 5) un grupo nominalmente designa "~,enS~lgene-

ralidad v no a traves de sus instancias de representaclOn, SUI refe-

rencia a·'criterios de pertenencia ni a fronteras mtidas, como cuando

5e nabla del proletariado, las victimas del racismo, los pobres, los

discapacitados, etc. (victima =grupo difuso).

Pueden hacerse las mismas observaciones con respecto al perse-

guider, que puede ser: 1) un indi.vlduo desco~?cido; es el caso, por

ejernplo, cuando Ia carta denuncia una agreslO~lperpetn~da .er:-un

Iugar publico tperseguidore iruiiuiduo desconocld.o); 2) un individuo

singular con un nombre y una identidad reconocida (persegw~or = =

iruliuiduo identificado); 3) un individuo singular pero que actua enrepresentaci6n de una institucion 0 un grupo, como sucede, por

ejernplo, cuando el perseguidor esta calificado como director de una

empresa.juez, inspector de distrito escolar, etc. (perseguid~r = repre-

sentante autorizado); 0 bien 4) una instituci6n 0 grupo designado en

su generalidad iperseguidor ""persona colectiva). .,

Otros dos dispositivos de codificaci6n describen la relacion ent:e

los aetan tes y, mas precisamente, el grado de proximidad -es de~~,

como se vera mejor a continuacion, de singularidad- de la relacl?n

que 81 donunciante mantiene con la vict:ima y de la que esta mantie-

ne con aquel. El denunciante puede: 1)ignorar ~odol~que S8refiere

ala victima; es el caso, por ejemplo, de los testImOl1lOS que relatan

violerici as callojeras (uictima-denunciante = ningun. nexo); 2) estar

asociado a la vfctima en una relacion militante (por ejemplo, perte-

necer a su comite de apoyo); 3) mantener con ella una relaci6n profe-

sional (cuando setrata, por ejernplo, de colegas pertenecientes a una

misma institucion) 0una relacioti de amistad; 0bien 4) pertenecer a

25 1

250

Page 10: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 10/62

t- S" u

~cot:l

t:l

l : : '~.~<0

~"-'"I:!

2~'-'::l

;;

'"6· '":lY

. . . . . ;

0<'

< ; : : :'0)

'" "0

unen Iazos familiarcs y, en d polo opuesto, los cases en que su en-

cuentro fue fortuito y pasajero. Establecieron una interaccion en la

rnedida en que cada uno de ellos pertenece para el otro a una catego-

ria social deterrninada, demodo que S8podrfa sustituir a los adores

de Ia denuncia por cualesquiera otros miembros pertenecientes a

las mismas categorias sin modificar la estructura de la relacion que

los une. Entre esos dos extremos encontramos, al desplazarnos

hacia la derecha del esquema, un continuum encaminado hacia unadesinveatidura y un alejamiento de 1a relacion entre Ia victim a y

quien Ia perjudica, q-ue pueden, en este orden , ser vecinos Cel'Cal10S 0

estar en rolacion directa en una misma comunidad local, encontrar-

se en relacion en Ia misma comunidad profesional 0en la misma ins-

titucion 0 pOT ultimo, estar situados en el mismo universe, ligados

por dependencias institucionales 0por relaciones de subordinacion,

pero sin conoeerse personalmerrte. Encontramos, por fin, mas lejos

en la misma serie, los cases en que el perseguidor no es un individuo

sino una pBYSOnacolectiva, grupo 0 institucion, 0el misrno Estado

(modalidad que es igualmente pertinente en el segundo eje),

El segundo eje (,1,27%de 1a inercia total) express la posicion de

los actantes entre 10 singular y 10 colectivo y e1grade en que se pu-sieron en juego recursos colectivos. Este eje opone los cases en que

los principales actantss son simples individuos que no han moviliza-

do recursos eolectivos a los cases en que los principales actantcs son

personas colectivas, 0 sus representantes, y en los cuales se utili-

zaron numerosos recursos colectivos (tales como asociaciones, tri-

bunales, periodicos, etc.), Las cartas en que e1autor escribe solo en

su propio nombre C y , aun mas lejos en el orden de Ia singularidad

peru con un debil peso factorial, aquellas en que permanece anoni-

InG) se oponen as! a las cartas en que escribe en nornbre de una

persona colectiva. Entre esos dos polos se encuentra una serie de

casos intermedios en los cualos, par ejernplo, e1autor escribe a titulo

personal pero sefialando elvinculo que 10 une a otros, e incluso casas

en que realiza su acto en nombre de una persona colsctiva descono-

cida y sin garantfas. Esas diferencias 5e manifiestan en Ia manera

misma en que e1autor da a conocer su identidad y, por ejernplo, en la

oposicion entre las cartas escritas en papel sin sella ni membrete,

las cartas can encabezarniento manuscrito a escrito a maquina y, fi-

nalmerite, mas cerca del polo de 10coleetivo, las redactadas en papel

con membrete impreso, que indican el nombre y los titulos 0, para

las personas colectivas, la razon social.

A los diferentes estados que puede asurnir e1sistema actancial

corresponden difererites modos de denuncia, como intentaremos

mostrarlo en una rapida descripci6n del grafico 2, dividido, para

25 3

Page 11: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 11/62

B

n;,~p'.~i':s'.:a

d e p c )H t lc ~ ~

d(~::;Lm0nLG

j"ltidiu

> 20

p~g~

corrr-spcndeuciu

Prox im idud _~F!!.~..~~__~_ "h(~c.ho;;;sincout.extc

relate ([jSO : T !) enos

}~(_ <Icromco

__.I:I,)!1f.lr,inil - - i l l r l

ha side

fJ3f_!_[:U O

mnninbraa

juj-idens

docurrsentc

financier» caso

;:> 10 anos

({YO-YD

miemo»

r e oe t i ci ones nn, r. r) f1 .~ ,. Il ;g

(e~ ~IlM0:r2.) documcnto

falsificadc

r ec ibo de

cart.a corrificada

p1'i.gi.n~.i garabatos

sat.uradn

9

rt:'v....acioues

Intimas

A

Grafico 2. El espacio de la denuncia.

254

puedc

reveler- mris

t repruaentuntc-l'l€j;r;dn

truneg ree.ion

verbalC:)SO

cl).n;1ietn

f lL " : trah~,jIJ

m;l:g-iX:~-.Q.d0

Iahcr al

r!.-ccrte

de pr-eusa

huclpa de

h,',,;hr,: ~;;~~'~ILI·:-~S:-

p.;;l~l:-i{:~~~

l-mp-:.lgna

d {alia

polivicotribuna!

hi! side

:~recu tsos despeti idc

cer.ie » usuucc copia a "2 recuraos

pcf it ico f inanciero la p rensa

he sjdo

d~~$l){!.~ilo

car-tn

abier r s

varios :.Hmde

cases \~I"~()S t.itulcs

un e ido

difa mado

C,1.!; ,:O

) -4 <~iio-s

2·;3dccumentos

dernmcia 11

Gincontcxto

7

8 crucldad

ii~jc.ft y mens.al

apcdoe asunto

domeerico

qu eres . : . D

contexte

quejas 1 ' : : 1 , )

rclev.

ma niobras

cicutificas

ha side sarcaemo

yoccucsvradc

: : ; i ng ola ridxd

sintactica

"~ir;g~lar-idad

ortogrefica

ColectivoE jr : 2

toc:t.~\.<illa t

part.ido-1,27 ~""~ t (;):.i!3!~,'de ape-yo . ' .

asccrecicn

t.ranegresion

de r oglamcntos

usc de

un tl;:·\I~o

cnsc: error

judicial

S : 0 : ~ ~ , . r : 2 : j ? _ 9 1 i [ i < : _ ? J o~H~"']_D

politico

pmrtorro

asuc cc

rnembret.c

impreso t.ipco

prcfesional

bucn t ipoo

eficionadcp/~gina

apretada

sin ut.ilizacioo

de rit ulcs

maniobrus

Iiter'ariaemanicbr-as

lite-ar-ias -/--t-

he eido daiiado

admirustrut.ivamente

ha sidn Iarnenazadc- !injurtudo I

ISingular

3

escri tura mnnual

eatandar

c

r-on i,e)o;, to

iuut il

noeotrcs

ceso: prOcef>o

de prensa

. ... ~ --- - Alt e r i d.ad

1queja

r el aco en

caso C{ ] " W

C;JSD muy

r-ecicnte

ironiaracismo-sexismc

lbgarp~~

asunto

administrtrrivo

viclcncia

fi"w"

D

coso: br-uta.lidad

policial

255

Page 12: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 12/62

simplificar su lectura, en cuatro partes dcterminadas pOI' 1a inter-

seccion de los dos primeros ejes.4En la primera zona (A),caracteri-

zada ala vez por un nivel elevado de singularidad de los actantes y

de las relaciones que los unen, la vfctima realiza por sf rnisma la de-

nuncia de la injusticia de que dice ser objeto y senala a un persegui-

dol' proximo a ella, a quien esta unida por rclaciones de vecindad e

incluso por lazes farrriliares. Ninguna instancia colectiva se hace

cargo del caso. La victima escribe pOl' sf sola largas cartas en pagi-

nas saturadas de texto 0 sobrecargadas de SigJl0S y de singularida-

des graficas 0 sintacticas: subrayados, utilizacion de tintas de {life,

rentes colores, letras mayusculas, rnarcas de raticencias (con la for-

ma, por ejernplo, de interrupciones bruscas del eurso de una frase),

«oxfmorons- [«paradoxismes,,} (es decir, Ia union de terrninos nor-

malrnente opuestos), etc Enumera desordenadamente las numero-

sas persecuciones de que ha sido objeto, a menudo desde mucho

tiempo atras, y pone en juego las figuras de Ienguaje mas apropia-

das para expresar Ia desesperacion y Ia vehemencia, tales como in-

jurias, apodos, sarcasmos, repeticiones, neologismos, etcetera.

En Ia segunda zona (B) fie utilizan recursos colectivos. Pero se

trata de recursos que, como en 81 caso de Ia institucion judicial, tie-

nen como caracterfstica principal Iade adrninistrar, en nombre de Ia

eolectividad, litigios entre individuos que siguen siendo designados

par su nombre propio, en tanto personas, y no, como en el discurso

polftico, en cuanto personificaeion de fuerzas historicas y econorni-

cas; recurso a los t.ribunales (fuerternente reprosentado sobre los

dos ejes), a un abogado (bien representado sabre e1eje 2), interven-

cion (incluso si es muy breve) de la policia, etc. Figuran aqui, espe-

cialrnente, los conflictos economicos (por ejemplo a causa de ventas

de bienes, inmuebles, tierras, competencia desleal, etc.) en que la

victim a es a menudo un agricultor, un comerciante, un artesano 0

un pequefio empresario que realiza por S1 misrno la denuncia 0 la

encarga a algun ailegado (esas son las categorias sociales en que 81denunciante esta mas a menudo vinculado a Iavictima per lazos fa-

miliares). A]desplazarnos hacia la derecha (disminucion de 1aproxi-

midad) 0hacia arriba (acentuacion del caracter colectivo), encoritra-

mos modalidades que, pOT razones y en grades diversos, correspon-

den a modos de constituci6n y formalizacion y 11ostrategias de errun-

ciacion intermedias entre 10 juridico y 10 polrtico. Conciernen mas

particularmente a los Iitigios que se situ an en las empresas 0las ad-

ministraciones yen los cuales Iavictima y el perseguidor pertenecen

al misrno medio profesional sin que necesariamente se conozcan en

4 EI lector BIlconLrHra anexados (anexG 2) extrados de cart.as t.lpicas correspon-

dientes a las di ferentes zonas deI prinler plano factoriaL

256

persona. Estos cases se constituyen, pOl'ejemplo, alrededor de un

despido considerado abusive. Pueden involucrar un recurso a los

magistrados Iaboralos (bien representado sobre el eje 2). Esas car-

tas en que se relatan casos en vias de constitucion colectiva --{;arac-

terizados por ocupar una posicion interrnedia entre el Iitigio perso-

nal que opone a individuos vinculados por un tejido de relaciones,

especialmentc afectivas, y, por otra parte, 81 conflicto sindical 0

politico en que se encuentran involucrados, en las presentaciones

que de &1proporcionan sus portavoces, ya no individuos sino gru-

pos-~ implican un relate construido scgun un orden cronologico y

una formalizacion factica (<<estosson los hechos»). La u'tilizaeion de

maniobras estilfsticas de apariencia politica esta inscripta en esta

parte del plano factorial junto conlas otras maniobras mediante las

cuales individuos que no gozan del apoyo de organizaciones pohticas

pueden tratar de conferir una dimension colectiva a su caso em-

prendiendo un trabajo individual de rnovilizacion (por ejernplo,

mediante gestos de valor simbolico comola transgresion evidente de

reglarnent.os, la torna de 1a palabra en publico, la distrfbucion de

panfletos, la huelga de hambra, etcetera).

A estas protestas individualizadas (con frecuencia ligadas a 1a

certificacion de personas colectivas dudosas) se oponen, en la teres-

ra parte del plano (C), las modalidades que hacen referencia al uni-

verso de la politica propiamente dicho, caracterizado a 1&vez por

Ia formalizacion y Ia normalizacion de las relaciones entre actantes

Ypor una asuncion colectiva de Ia denuncia. El autor escribe como

representante y se expresa en primera persona del plural ("noso-

tros»); Ia vtctima esta asociada a una causa constituida (objetor de

concisncia, militante politico regionalista, etc.). Es perseguida par

un Estado en Hombre de 1a «razon de Estado», 0 per un individuo

pero s610en tanto represents a una institucion 0 grupo. El denun-

ciante, vinculado a la vfctima por una relacion de rnilitancia, utiliza

como principal argumento para movilizar a la opinion publica Ia re-ferencia a una movilizacion de que 1avfctima ya sehabria beneficia-

do. Invoca el apoyo de recursos colectivos y politicos -asociaciones,

sindicatos, partidos, comites de defensa- y provee pruebas mate-

riales de ella, en forma de petitorios, fotocopias de octavillas 0de re-

cortes periodfsticos (todos los indicadores de movilizacion colectiva

tienen un peso factorial muy elevado en Ia determinacion del segun-

do eje). La dimension de los actantes disminuye a medida que se

desciende a 10 largo del eje 2, que reprosenta, como se recordara, el

factor caracterizado por la oposicion entre las personas singulares y

las personas colectivas_ Encontramos asi, en la parte del esquema

cercana al eje 1,las cartas en que e1denunciante se expresa a titulo

257

Page 13: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 13/62

personal, pero en la medida en que posee una autoridad personal

que 1 0 faculta a hablar por otros (como 1 0 atestigua Ia alternancia

entre el «yo»y el «se" ['<on»]) en favor de grandes causas hurnanita-

rias (se trata de gran des medicos, abogados, grandos intelectualos,

personal jerarquico de la funci6n publica, artistas que escriben en

papel membretado y mencionan su titulo, etcetera),

Cuadro 1.Recursos y persecuciones" (en %).

T!CUrS03

! perscc uciones

II ~.;

I ~ E

If, ~

~c .;5 8 8

.'£ ~ ~,§

~a

"~

.g 'if: ~ ,~ 2 .~ ~

1 " 5 ~ ~-~ ~ ~

~~ ~

"0s: .~ ">

18 H 10 24 10 10 H}

11 (; 28 11 28

Uliver<io

grandee empraaas

adminis tr-ativns IB 14

mundo polft.icc B 6 28 56 I) 3~ II

art.iatas, intdectuaks<

docent.ee 8 13 2.5 1~1 ss 29 21 :25 13 13 1:1

pequefias empre sas,

relaciones de negocios ._. 10 5 67 24 24 H) 43 62 10 ]. : 1 -

pueblos, peqnefias

ciudades, campo 6 13 10 fl fl .55 ,12 I,} ::3 ,12 4fi 16 16 23

familiae ]() 5 65 55 30 4f~ 50 ·w 2!) 20 40

* Este cuadro sintetico, que presenta, como los signicntes, cifras tomadas de matri-

ces diferentes, so lee asi: en el 19% de los cases producidos en una gran empress 0

una administracion, se utilizaron recursos siridicalcs.

La ultima zona (D) se caracteriza, como Ia tercera, por Ia ausen-cia de relaciones singulares e investidas entre los seres que estan

presentes en Iadenuncia, pero se diferencia de aquella por la dimen-

sian de los actantes. En Ia parte superior del esquema figuran per-

sonas colectivas mas 0menosjuridicamente constituidas; en la par-

te inferior, individuos dotados de un cuerpo (que pueden haber in-

tercambiado golpes). En esta parte del plano factorial se encuen-

tran, en efecto, las cartas de denuncia que tienen por objeto cases ra-

pidos, puntuales, caracterizados par 1&ausencia de laws anteriorcs

entre los participantes, que son brutalmerite puestos en rolacion por

e1caso mismo. Es 10 que sucede, en particular, con los litigios, fre-

cuentemente acompaiiados de agresion fisica y brutalidad, que tie-

258

nen par marco lugares an6nimos como las calles de las grandes ciu-

dades P inc1uso, por ejernplo, grandes tiendas 0 supermercados,

estacionamientos, estaciones, etc. Un individuo es agredido por la

policfa (en numerosos casas), por custodies, par un maton, porque es

negro u originario deAfrica del Norte (racismo), porque es mujer (sc-

xismo), etc. La victima Ysu agresor se definen por su pertenencia a

una categorfa. Otro individuo que alh se encuentra -a menudo, se-

gun dice, pOI'casualidad=-, que no conocea los actores ni las razonesde la disputa, se suma a este caso naciente y, precisamente, 1 0 cons-

tituye como tal, ya sea eon su intervencion, ya sea simplernente a la

manera del periodista, que observa pasivo y luego da un testimonio

publico. La victima y el perseguidor, el denunciante y la victima ca-

recen de relaciones. No se conocian con anterioridad a1encuentro

que los reune y no eran hasta entonces objeto de investiduras -·ne·

gativas 0positivas-e- reciprocas. Nada duradero --deuda, gratitud,

o envidia-los ligaba entre sf.

259

Page 14: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 14/62

3. La exigencia de des-singularizacion

Las notas de normalidad 58 distribuyon de manera ordenada 50-

bre la diagonal del plano factorial. Aumentan regularmente a modi-

da que se pasa de los cases que fueron objeto de una asuncion colec-

tiva y cuyos participantes no mantienen relaciones personales, a los

casos que asocian a individuos ya Ugados pOTrelaciones con una car-

ga afectiva (en especial lazos familiares) y que deben ser enter-a-

mente administrados por la victima sin la ayuda de recursos colecti-

vos, ni siquiera e1 de esa forma minima de acompanamiento que

constituye Ia posibilidad de descargar en otro, aunque mas no sea

un allegado, e1peso de la denuncia. Propondremos una primers hi-

potesis coneerniente a las reglas en las cuales se basa Ia competen-cia para emitir juicios de normalidad. Eljuicio sintetieo de normali-

dad a de extrafieza que el lector ernite sabre los testimonios que se le

presentan depende de la relacion entre las magnitudes relativas de

los cuatro actantes y de la posicion respective que ellos ocupan entre

10 singular y 10colectivo, 10 particular y 10 general. La denuneia no

tiene, en sf misma, nada de anormaI. La injusticia y el escandalo

pueden expresarse, y se expresari permanenternente en registros

difsrentes: en eldiscurso politico 0sindical, pero tambien cotidiana-

mente YCOllaa1pasar, de persona a persona, entre amigos, par tele-

fono, en familia, en el omnibus, entre colegas, en voz baja, a toda

voz, en la cafeteria, con medias palabras, en 81 ascensor, a solas, en

un eterno machacar (<<entoncesyo Iedije... ","yno sabes eritonces 10que tuvo la caradurez de contestarmo», «no es ni siquiera crefble»,

«es vergonzoso», «te das cuenta si eso se supiera», «hay que verlo pa-

ra creerlo», etc.), En nuestras sociedades todos los actores disponcn,

en efecto, de capacidados criticas, y pueden movilizar, aunque sin

duda de mariera desigual segUn la situacion, recursos crfticos que

ponen en practice en el curso de sus actividades cotidianas. En ese

sentido, estas socieclades pueden ser calificadas como socieclades

criticas.

Lo que constituye un comportamiento normal para un actor no

es entonces poner en accion su sentido de la justicia para sefialar

iniquidades, humillaciones u ofens as, y ni siquiera esforzarse pOl'

260

hacer que ot1'08 compart.an 1a indignacion que elias suscitan, pues

esta actividad ordinaria forma parte de nuestras rut.inas cotidianas.

La anormalidad consiste solamente, en ese caso, en denuneiar Ia in-

justicia sufrida en situaciones que no se prestan a ello y ante perso-

nas, individuales 0colectivas, que no son las apropiadas. En esc sen-

tido, puede decirse que el origen de la anormalidad es en primer lu-

gar cognitivo. Consiste esencialmento en efectuar la denuncia en

una situacion que no permite Ia concordancia de actantes de lasmismas dimensiones. Es precisarnente 10 que sucede cuando una

vfctirna, revelada en lo que tiene de mas singular, seiiala a J. 8 vindic-

ta publica a un perseguidor igualrnente singular, identificado pOI'SU

nombre propio y calificado en tanto persona y no en cuanto repre-

sentante de un colectivo. Una den uncia no se juzga como anormal

00 que no significa, no obstante, que sea considerada moralmente

justificable 0 legitima) cuando los actantes ocupan posiciones bur-

damente homologas sabre el eje singular/colectivo. No es anorrnal

denunciar publicamente, en Hombre de la conduccion de un gran

sindicato nacional, la destruccion de los campos palestinos por la

aviacion israeli; ni, para Ia Asociacion de Residentes de Boissy-

Saint-Leger, denunciar ante 1a municipalidad la expulsion de loshabitantes de un barrio pobre pOl'parte de una compaftia de desa-

rrollo inrnobiliario. Reconocemos al1:idos modalidades de Ia «accion

polrtica», que puede situarse en diferentes niveles de generalidad.

Asf, a las denuncias politicas particulares y circunstanciales se opo-

ne, por ejemplo, el programa politico que se orienta hacia la defmi-

cion de un bien comun. En este ultimo caso, la denuncia puede per-

manecer implicita, precisamente porque esta inmersa en 10 general,

de modo que algunos de los actantes, en especial la victima, ya no

necesitan «ser explicitamente calificados».

Pero tampoco es anormal, para un simple particular, denunciar

ante un allegado, pariente, amigo 0colega, en una relacion privada

0, si se quiero, dom.estica, las injusticias cometidas con el por sujefe.

La hara entonces, como se suele decir, al oidoy con Ia forma del chis-

me, que para ser escuchado no necesita recurrir a las justificaciones

de validez general que rec1ama una denuncia publica. El chisme es,

en efecto, la manera en que 10 singular se haee conocer sin ser publi-

camente formulado, en un discurso de 1 0 particular que circula de

manera serial en relaciones singulares, de particular a particular, y

euya caracterfstica principal es no terier sujeto puesto que cada uno

no hace mas que transmitir a otro la informacion que recibio de un

t.ercero, y que s610 es accesible a nuevas investiduras [investisse-

m.ents] en Ia medida en que puede suspenderse la cuestion de su 1'8-

lacion con 10 real. Podemos hacer circular un chisme sin estar some-

26 1

Page 15: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 15/62

tidos a una exigencia de justificacion y, en consecuencia, sin tener

que poner en practica maniobras probatcrias. El interlocutor es Ii-

bre de creerlo 0no. Pues 81 chisme es solamente cuostion de creen-

cia, en el serrtido de una adhesion sin coaccion que no tiene que le-

git irnarse aclarando, por una serie de mediaciones comprobables,

su rcferencia a un objeto, En el chisrne, todo se puede decir porque

la palabra no hace otra cosa que pasar POy relaciones en las cua1es

nada Ia endurece. Par eso, como 1 0 ha observado Max Gluckman

(Gluckman, 1963), no podemos recoger chismes mas que incidental-

mente, 2 1 1 incorporarnos a una de las cadenas en que circulan, nunca

de modo sistematico 0 exphcito. El sociologo no puede, por ejernplo,

emprender una serie de entrevistas sobre el terna: «Cuenteme los

chismes que circulan en su medio profesional». La misma persona

que se mostraba dispuesta a rnantenernos durante horas en el re-

gistro del chisme se queda entoncos callada. No porque se censure,

sino porque ya no encuentra nada para decir en la situacion de ha-

bla instaurada poria entrevista con unprofesional de las ciencias

sociales que, por el hecho mismo de 'ir acompanada por una graba-

cion 0una iriscripcion, supone la referencia a un espacio publico que

excedeaIa situacion inmediata,Asf, en 01 registro de Ia accion civica, la denuncia pone en presen-

cia a actantes que son personas colectivas de grandes dimensiones a

sus reprcsentantes, como se ve a las mil maravillas en el caso de la

crrtica politica que, dirigida al bien comun, somete aljuicio de la opi-

nion publica -es decir, del pueblo soberano-s-Ia injusticia cometida

por un grupo can respecto a otro. En el polo opuesto, la denuncia

puede colocar frente a frente a actantes que tienen por referencia a

individuos singulares, a condicion de que Ia situacion de enuncia-

cion sea de orden personal 0privado. En esos dos cases de figura, la

crrtica puede ejercerse de manera perfectarnente aceptable sin herir

nuestro sentido corriente de 1anormalidad. Por el contrario, cuanto

mas aumenta Ia distancia entre las pcsiciones ocupadas entre 10

singular y 10 colectivo par los diferentes actores enfrentados por' elacto de denuncia, mas probable es que esta se perciba como anor-

mal. No es normal que un padre de familia, por ejernplo, escriba UD

programa polit ico destinado unicamente a sus hijos (a menos, desde

luego, que se trate de un rey que encarne, en SD Iinaje, la generali-

dad del bien comun). No es normal enviar una carta a la policia para

denunciar las rnaniobras de la clase dominants en general. Tampoco

es normal que uri individuo singular denuncie ante la opini6n publi-

ca, por medio de una carta enviada a la prensa, a su hijo culpable de

faltarle e1respeto. Eso no se haee ---en todo caso, no en una republi-

ca, es deeir, en un orden polit ico en que las relaciones domestlcas es-

262

tan completamente separadas de las relacioncs cfvicas=-. Perc era.

posible en el Antigua Regimen, en el cual, como Ia generalidad del

bien comun estaba constituida a la rnanera dela fil iacion, los subdi-

tos podian apelar directamente al rey para solucionar problemas

familiares, como 10 rnuestran las cartas selladas [lettres de cachet]

publicadas por A. Farge y M. Foucault (Farge y Foucault, 1982). Co-

mo puede verse en este ejemplo, las coacciones dela normalidad que

pesan sobre Ia denuncia deben, si. nuestro anziliais es conecto,

depender fundamentalmente de Ia forma en que cada ordcn politico

construye la relacion de 10 particular con 10 general, de los intereses

particulares con e1bien comun,

POl' las misrnas razones, las posibilidades que una denuncia tie-

ne de ser percibida como normal 0como anorrnal parecen depender

tambien del grado en que los individuos involucrados en el caso se

encuentran proximos 0alejados, Si se sabe que Iadenuncia publica

reclama el castigo de un culpable, se comprende que parezcatarito

mas sospechosa cuando aque1 cuyas fechortas se denuncian es mas

proximo, ya pertenezca ala misma familia, a Ia misma mst.itucion, a

la misma comunidad. En ofecto, e1acto de denuncia publica pone en

peligro no s610al individuo sefialado sino tam bien al conjunto de lacomunidad a 1aque pertenecen tanto el acusador como el persegui-

dol', cuyo buen nombre con relacion al exterior seve afectado y ccrre

adernas el riesgo de experimental' una disociacion interna bajo el

efeeto de polarizacion entre campos rrvales que es inherente a la 16-

gica de movilizacion que rige en los cases. La sospecha que pesa S()~

bre 1a denuncia crece ademas cuando el denunciante actua solo e in-

terviene publicamente para asumir su propia defensa. Pues en ese

caso es facil denunciar a la vez la denuncia develandola no como un

acto orientado hacia la justicia, sino como un acto de venganza indi-

vidual, destinado a servir intereses puramente personales.

Es aqui donde, para que una den uncia pueda pretender validez,

interviene la necesidad de que soporten su peso dos actantes dife-

rentes; esto es, pOl' un lado, 1a persona de la victirna, que ha sufrido

la injusticia denunciada, y pOI' el otro la del acusador, que la haec co-

nocer a Ia opinion publica. El desdob1amiento entre Ia vfctirna y

quien haee por ella Ia acusacion publica (y que a menudo juega con

respecto a una victirna silenciosa e1papel de presentador 0anima-

dol') garantiza que los intereses comprometidos no son puramente

individuales. Esta garantia de desinteres es tanto mas crefble cuan-

tomas elevada es 1a alteridad de los dos participantes ymas se acre-

cienta la cadena de mediaciones entre quien design a a un individuo

para la vindicta publica y aquel a quien Ieha sido causado e1 peljui-

cia. Asi, la potencialidad de aval que un individuo puede poneI' a1

263

Page 16: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 16/62

scrvicio de otro depende no solamente de 3U propio valor (de su ere-

dito, de su honorabilidad, ctc.) y, de ese modo, de BU poder de movili-

zacion, sino tarnbien de] grado de alejamiento entre la victima y su

defensor. Los allegados -amigos, vecinos, cornpaneros, colegas y so-

bre todo, desde luego, quiones pertenecen a una misma fami1ia- no

son completamente 9trQs. Este argumento es clasico, y sobre el se

basaba Aristoteles para exchrir los problemas correspondientes al

«orden interno de In familia" del derecho politico que gobernaba las

relaciones de justicia en la ciudud (Viney, 1975, prigs. 36-43): -Pues

eljurista no podria deterrninar una proporcion mas que entre perso-

nas diferentes poro iguales en ciertos aspectos. Los miembros de

una misma familia, unidos par e1arnor, comulgarites en la misma

vida economica, no son suficientemente otros entre S1: "el hijo es

algo del padre?» (Villey, 1983, pags. 58-9). Los allegados, integrantes

de una misma familia, de una misrna comunidad, de un mismo gru-

po, participan, en su singularidad, de la singularidad de la victirna,

yin manera en que se confunden con ella es sospechosa porque tien-

de siernpre a reducir, por e1rodeo del interes oculto, 10.alteridad ala

unidad, Aparentemente dob1es, DO son mas que uno porque se en-

cuentran en connivencia. Para que el apoyo presta do a una vfctimaejerza un efecto de movilizacion sobre otras personas, es necesario

que no pueda sefialarse nada que permita sospechar la existencia de

un nexo entre e1acusador y la victim a capaz de sostener un interes

que sea comun a ambos. Unicamente debe unirlos un misrno objeti-

vo del bien comun.

De conforrnidad can ese principio, no existen en elcurso de los ca-

sos mas que dos maneras de reducir el efecto de una denuncia y des-calificar un aval, La primera (que podriamos denorninar socio16gica)

consiste en disminuir la alteridad de los participantes revelando,

pOI' medio de una interpretacion, que estan vinculados por un inte-

res oculto 0, 10 que es igual, que disimulan un atributo comun 10sufi-

cientemente poderoso para imponerse a otras deterrninaciones y, en

particular, a los motives que invocan para justificar su aecion. Lo

que vincula a la victima y a su defensor es, «de hecho», que son, uno

y otro, judios, francmasones, burgueses, comunistas, etc. El apoyo

publico que se brindan se duplica, en esas comparsas, con un acuer-

do secrete 0una alianza tacita. Asf, podemos forrnular Ia hip6te-

sis de que el poder de una movilizacion, es decir, S11 capacidad de

enrolar a nuevas individuos (pero no necesariarnente su fuerza de

cohesion y, pO T ella, su capacidad de resistir duraderamente los gol-

pes adversos), depende del grado en que aparezca como imprevisi-

ble, es decir, de la medida en que las ii-actm'as que acarrea 0 las

alianzas que instaura parezcan iITeductibles a divisiones pTeexis-

26 4

tentes, reconocidas como perdurables e inscriptas en textos, en no-

menc1aturas 0 en el derecho (ya se trate, por ejemplo, de divisionos

etriicas, religiosas, de clases sociales, de partidos politicos, etc.). En

resumen los acercarnientos creados par e1caso son mucho mas fuer-

tes cuando se revelan, en la prueba.jrreductibles a toda otra forma

de acercamiento, Asf, por ejernplo, en el caso Dreyfus los autores

favorables a Dreyfus destacan elcaracter imprevisible de los apoyos

que reciben quienes Iuchan por la revision del proceso, mientras que

sus adversaries intentan, a 10.inversa, develar los Iazos que unen

secretamente a todos los dreyfusistas. "Yoera joven --escribe Leon

Blum en sus memcrias sobre e1caso-, y habia algo que la experien-

cia min no me habfa ensenado, a saber, que la mas falaz de las ope-

raciones del espiritu es Ia de calcular de antemano Ia reaccion de un

hombre 0una mujer frente a una prueba realmente imprevista. Nos

equivocarnos cas! con seguridad cuando pretendernos resolver esc

calculo mediante la aplicacion de los datos psicologicos ya adquiri-

dos, por una suerte de prolongacion logics del caracter conocido y 10.

vida pasada. Toda prueba es nueva y toda prueba encuentra a un

hombre nuevo. Entre los principales protagonistas del antidreyfu-

sismo e incluso del dreyfusismo, algunos no ocupaban su lugar logi-co, su lugar Iogicarnente previsible, y esos cruces de posiciones me

desconcertaban en mi candor" (Blum, 1935, pag. 74). Pero min que-

da e1 segundo procedimionto disponible: cuando una denuncia 0un

aval no puedcn ser descalificados por referencia a un interes subya-

cente, siempre es posible tratar de reducirlos destacando precis a-

mente su caracter arbitrario y, par e110,descabellado, absurdo 0 in-

sensato (descalificaci6n psiquiatrica).

Aiin es necesario precisar en que sentido hablarnos de proximi-

dad para calificar e1 lazo que puede unir a los individuos implicados

en un caso, Lo quo caracteriza a los allegados no es, 0no es tan s610,

Ia posicion respectiva que ocupan en el espacio, sino e1grade de sin-

gularidad de la relaci6n que los une y que esfuncion de la naturale-

za y la fuerza de sus inversioncs mutuas, especialrnente afectivas,

es decir, de los «costos- en que cada uno ha consentido para estable-

cer con el otro "una relacion eatable de una cierta duracion» (Theve-

not, 1983))" por eso mismo, como sovera mejor a continuacion, para

instaurar por medio de esa coaccion externa una relacion eatable

con su propia identidad. Esas mismas inversiones pueden estar

muy desigualmente singularizadas segun elgrado en que los instru-

mantes utilizados para establecer la rclacion, para realizar las equi-

valencias y constituir un interes comun esten incorporados y ligados

en consecuencia a los usos que se hacen de los cuerpos 0 pOl' e1con-

trario, parciahnente estandarizados y objotivados, como sucede, pOl'

26 5

Page 17: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 17/62

ejernplo, cuando dos personas 5C acercan por su pertenencia a una

misma instituci6n 0par Ia posesion de un mismo titulo (Bourdieu y

Boltanski, 1975). En efecto, los individuos disponen muy desigual-

mente, segun la naturaleza de los instrumentos a los que pueden

apolar para rolacionarse, de recursos institucionales que penni-

ten, en particular en caso de crisis 0 conflicto, poner «distancia» en-

tre ellos, es decir, manejar sus rclaciones de manera impersonal,

en funcion de una identidad juridicamente dsfinida, segun reglas,

utiiizando una argumcntacion general y haciendo referencia a 'LIn

interes colectivo. Diremos que una relacion es susceptible de des-

singularizarse cuando cada uno de los individuos en cuestion puede,

llegado e1caso, ser tratado como miernbro de una categorfa que po-

drta ser sustituido par cualquier otro miernbro de Ia misma catego-

ria sin que la estructura de Ia relacion resultara por e110 modifica-

da.! Par el contrario, en una relacion singular, 1arelacion constituye

Ia definicion de los objetos que vincula, y no existe, para identificar-

los, principio mas fuerte que ella misma. La que caracteriza la rela-

cion entre los allegados es precisament.e que su estructura depende

de cada uno de los terminos en Ia medida en que no pueden asignar-

5e aclases. Propondremos la hip6t.esis de que la referencia a un inte-res general y 8 1 establecimiento de principios de equivalencia que

perrriiten rcunir en una misma catogorta aindividuos entre los

cuales los acercamientos CHm Iiasta entonces diileiles y pOCO proba-

bles y, en la misma operacion, alejar a individuos cercanos en otros

aspectos y des-singularizar sus relaciones al distribuirlos en clases

diferentes, exige un trabajo colectivo, Ia puesta en practica de proce-

dimientos sociales particulares y Ia construccion de instituciones

especificas (Boltanski, 1982). Ahora bien, esc trabajo se realiza de

manera muy desigual en los diferentes murides en que las personas

entran en re1aci6n, y los instrumentos de des-eingulariz.acion son

men os accesibles, pOT ejemplo, en e1universe de las relaciones fami-

Iiares que en elde las relaciones de trabajo. As1,por ejemplo, los ado-

lescentes pueden hablar entre ellos de los «padl-es" en general, pero

no sucede 10 mismo cuando los sindicalistas hablan de los «patro-

nes». En efecto, en el caso de las relaciones de parentesco, Ia des-sin-

gularizacion institucional de las relaciones investidas no es un re-

curso norma]. Aun en nuestros dias es dificil, a pesar de} tre bajo rea-

1A la inversa, 81trahajo de singu larrzuciou que consiste en dosclasificar una Tela-

cion «claaificatoria», como dice la antropologta, con nada se practice tan bien como

can el cuerpo, en parte sin dud a porque las propiedades corporales, como por ejern-

plo los olores, no son ur.ihzadas en nuostras sociedades para dofinir criterios de idcn-

tidad colectiva (a excepcion, desde Iuogo, del S(;XO, que plantea un problema par-

ticular).

26 6

lizado desde el siglo XIX (Boltanski, 1969) y del desarrollo reciente

de los recursos psicoanaliticos y juridicos, manejar la relacion que

mantenernos con nuestra propia madre 0conun hermano como S1 se

tratara de una relaci6n genorica con las madres 0 los herman os. Lo

cierto es que, incluso en e1caso de las relaciones de trabajo, las posi-

bilidades de des-singularizacion siguen siendo muy desiguales se-

gun el espacio considerado. Las diferencias en ese sentido son min

rnuy unportantes, en especial segun se trate de grandes organize-

ciones con una jerarquta formal de los cargos, un fuerte arraign sin-

dical, convenciones colectivas, etc., 0de pequefias empresas en que

las relaciones laborales -yparticularmente Ia de subordinacion-s-

estan poco separadas de las relaciones domesticas entre las per-

sonas.

267

Page 18: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 18/62

4. La dificil denuncia de los allegados

. La presencia de recursos colectivos no s610ejerce un efecto sobre

la denuncia al permitir a los individuos ag:raviados exteriorizar sus

quejas organizandolas en un relata e incluso, en ciertas condiciones,

hacerlas piiblicas con forrnas gencricas y, de esc modo, aceptables.

Contribuye tarnbien a definir el objeto misrno de su denuncia, En

efecto, las persecuciones mencionadas en las cartas se distribuyen

sobre el segundo eje en funcion del grado en que la victim a puede

apolar a. r~cu~rsoscolectivos para obtener reparacion. Asi, par ejern-

plo, las mjurias 0 las amenazas, que afectan sobre todo a personas

de edad 0a mujeres y que no son tomadas en cuenta por los tribuna,

les mas que en condiciones muy rest.rictivas (amcnazas escritas,etc.), se oponen a los despidos que, entre todos los perjuicios, son sin

duda .los mas faciles de reparar colectivamente porque pueden ser

recogidos ala. vez por los sindicatos y los tribunales. Pero las perse-

cu_clOnesson pertinentes tambien sobre el primer eje, donde se dis-

tnbu::e~ se~n un continuum de objetivaci6n que orden a el grade

de obJehv~cl6n de la relacion entre los actantes. Vemos que se opo-

nen, por ejemplo, 8 1 despido, motive particularmente frecuente en

las grandes empresas y las administraciones -que supone una

frontera nitida, es decir, jurtdicamentc const.ituida, que separa la

pertenencia de la no pertenencia-, y la exclusion, a rnenudo invoca-

d.a en los medias in.telectuales 0artisticos, en los cuales 1apertenen-

cia de~:nde esencialrnente del reconocimiento de los otrosycuyaO?tenclOn nunca eeta asegurada ni establecida de una vez y para

siernpre. Se opon~n tarnbien, segun la misma Iogica, la difamacion,

que hace referencia a un acto objetivable yjurfdicamsnte sanciona-

do, y el espionaje, que supone la proxirnidad fisica del perseguidor y

que causa un tormento tanto mas intenso cuanto que os imposible

apor~ar pruebas e incluso hacer crefbla su existencia a los ojosde losdemas.

La relacion, estadisticamente muy clara, entre Ia naturaleza de

las persecuciones sufridas y el universe en que se encucntra inrner-

so e1auror (que es particularmento fuerte cuando el mismo denun-

dante es la victima) depende en esencia del grade en que, en cada

268

universe, hay disponibilidad de recursos colectivos, y de la naturale-

za de esos recursos. Los recursos que ejercen 01 poder de des-singu-

Iarizacion mas poderoso ~y que son Ia asuncion de Ia denuncia pOI'

un partido politico, una asociacion 0 un sindicato-- practicarnente

estan disponibles s610cuando e1case se produce en el espacio de las

luchas pohticas explicitamente definidas como tales (por ejemplo, el

de los conflictos regionales), en una gran empresa, e incluso en una

gran administracion dependiente del Estado. El trabajo sindical, Y

mas precisarnente e1 trabajo del dele gada ~"remial, consiste, en

efecto, al menos en gran medida, en seleccionar, entre Ia multitud de

litigios cotidianos, los conflictos que pueden elevarse al orden de Ia

reivindicacion colectiva. Para ello es necesario transformar en con-

fiictos categorioles unos conflictos person ales en que los actores se

sumergen solos y pOI'complete, con sus compromises y sus inversio-

nes polimorfas y, pOI' ejernplo, con su sexualidad que, antes de la

constituci6n de recursos linguisticos colectivos pOI' parte del rnovi-

rniento ferninista, no podia ser tenida en cuenta en un discurso sin-

dical.! Esta transforrnacion supone todo un trabajo de estilizacion,

movilizacion y puesta en forma --es decir, de explicitacion e implici-

tacion al mismo tiempo->- que perrnita convertir conflictos sucios enlos cuales se mezclan, en un desorden que no tiene nombre, las enti-

dades mas dispares: hombres, intereses, cosas, pasiones, cuerpos,

deudas, mujeres, dinero, afectos, traiciones, etc., en conflictos lim-

pies que no conozcan mas que esas entidades convenientes, imper-

sonales y sobre todo homogeneas, que son los reglarnentos, las con-

venciones, los grupos, los representantes, etcetera.

Pero incluso alli donde existen sindicatos, 10cierto es que las re-

laciones aparentemente mas alejadas todavia deben construirse

sobre Ia represion de los lazos de proximidad, de apego, de carga

afectiva a los cuales siempre pueden regresar, Esto se ve particular-

mente bien en los medics profesionales que redaman de los indivi-

duos un grado elevado de compromise y lealtad. En ese universe, las

construcciones srndicales son especialmente fragiles porque Ia alte-

ridad delos sindicalistas y sus adversaries siempre corre elriesgo de

suprirnirse al rovelar -cos a que todos saben en otro estado de las

relaciones- que la persona colectiva del sindicato y Ia persona co-

lectiva a Ia cual este 5e opone (Ia empresa, los patrones, la adminis-

traci6n) estan fabricadas con los mismos individuos y los mismos

recursos. Estas situaciones son muy costosas porque obligan a los

, El psicoanal is is ha heche una contribucion muyimpor tante a la formaci6n de l

movimiento Ieminista, cuyo poder de geueralizacion es mas elevado porqus permits

constituir y manejar en una logica polrtica confiictos hasta entonccs puramente sin-

gulares.

269

Page 19: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 19/62

individuos a rnanejar constanternente por sf mismos, y sin porier

descansar en rutinas, Ia relacion entre las posiciones que ocupan en

unas personas colectivas diferentes y, par ejemplo, para retomar

una figura paradigmatica, a decir publicamente en nombre de quie-

nes hablan (<<abime pongo la gOITade sindicalista»), Explicita 0 ta-

citarnente, las practicas cotidianas plantean entonces a cada mstan-

te Ia misma pregunta, Por ejemplo, como utilizar, en cuanto sindica-

Iista, informaciones que me sedan titi les pero de las cuales no puedo

valerme porque tengo acceso a ellas par vias extra-sindicales, et-

cetera.

En las pequeiias empresas, por el contrario, donde los recursos

que permiten una gestion pautada de las reciprocidades en la mo-

dalidad categorial --eE; decir, por medio de sistemas instituciona-

lizados que posibilitan establecer equivalencias entre los indivi-

duos- estan poco desarrollados, los conflictos deben manejarse so-

bre la marcha, por ejemplo mediante la apelacion a los magistrados

laborales (Cam, 1981), inatitucion euyo poder de des-singul ariza-

cion es relativamente debil dado que trata precisarnente el caso en

10que bene de particular y segun una jurisprudencia que puede per-

rnanecer imp1icita, sin asociar a cada uno de los actores del lit igio aclases mas generales (<<e1roletariado», «Ia patronal», "los asalaria-

des», etc.). En este universe sujeto a 13logica de las relaciones perso-

nales en que los individuos estan Iigados por un pasado carotin y a

menudo contenidos en una red de deudas mutuas, la explicitacion

de los litigios y sobre todo su publicacion en e1exterior siempre eo-

rren el riesgo de afectar, en todos sus aspectos, e1conjunto de las re-

laciones dentro del grupo. En el caso de los conflictos entre vecinos,

para tomar como ejemplo otro tipo de comunidad, quien mas a roe-

nudo haee publica la denuncia es la misrna victima, can sus propias

fuerzas y a su propio riesgo. Puede ocurrir que estes conflictos sean

recogidos par una instancia politica, por una asociacion 0por repre-

sentantes elegidos locales, que son representantes politicos indivi-

dualizados que ocupan una posicion intermedia entre los recurs os

mas generalizadores, sindicatos 0partidos, y los recursos que, como

los abogados, administran institucionalrnente Ia singularidad. Pero

en Ia mayoria de los casos la instituci6n judicial constituye el t inico

recurso, sobre todo cuando el litigio tiene una dimension econornica

(conflictos can respecto a tierras, inmuebles, etcetera).

En el caso de la familia, la gran singularidad de los lazes entre

los individuos haee que la utilizacion de recursos institucionales sea

practicamente incompatible con e1 mantenimiento de la relacion

que esas instituciones deben administrar, Esto vale no s610para los

recurs os constit.uidos de modo politico con la fonna de asociaciones

270

alrededor de una causa (como por ejemplo las asociaciones de pa-

dres divnrciados), sino tambien para los recutsos judiciales accesi-

bles solo cuando Ia vfctima logra transformer < in novela familiar en

asunto de derecho (divorcio, conflicto por herencia, etc.), 1 0 cual no

siernpre basta para explicitar un reclarno que escapa a la logica de

las formas instituidas ni, por eso mismo, para poner fin al caso. POl'

ultimo, los medios artisticos, que no reconccen otra ley que el' juicio

de los pares, a menudo confundido con el veredicto del rnercado

-oue puede estar const.ituido, como sucede en Ia pintura, par una

apret.ada Ted de compradores, conservadores de museos 0 coleccio-

nistas privados=-, pero tambien los universes intelectuales y, en me-

nor medida, Ia Universidad, son los ambitos donde los recursos co-

lectivos externos son menos numerosos y mas dificiles de movilizar,

10cual, al estar a menu do Ia vfctima Iigada, y por las mismas ra-

zones, a quien Ia persigue (y cuyo juicio ella interioriza), hace muy

ardua Ia objetivaci6n del trauma.

Cuanto mcnos acceso tiene Ia victima a recurs oscolectivos que le

permitan objetivar sus quejas y des-singu1arizar Ia relacion que

mantiene conquien es causa de su problema, mas tienden las perse-

cuciones mismas que sufre a adoptar formas incorporadas, como seve en e1 c aso de las denuncias que hacen referenda a violencias

ftsicas 0mentales, e incluso a maniobras diversas apuntadas a afec-

tar las fuerzas vit.ales. Las heridas y los males tratos infligidos a la

victima revisten ya sea formas objetivadas, cuyo instrurnento y efec-

to son ffsicos, y cuyo agente, sobre todo, es un individuo exterior

-como sucede cuando, por ejemplo, se recibe un golpe->, ya sea

formas iritarnalizadas y hasta incorporadas, invisibles, solapadas,

que, al actuar en e1 individuo, concretan con mas seguridad Ia des-

truccion del sujeto al que ataean en secrete, desde el interior. Se en-

cuentra all i una ooosicion frecuente en e1discurso corriente sobre la

enferrnedad, que ilistingue claramente entre las enfermedades ex6-

genas, productos de un agente exterior, objetivadas en una fiebre y

limitadas en el tiempo, como OCUlTe con his enfermedades infeccio-

sas, y, por otro lado, las dolencias end6genas, eseneialmcnte el can-

cer, que pertenecen aI individuo, estan incorporadas a el, 10 carco-

men y 1 0 destruyen desde adentro (Boltanski, 1971).

En efecto, cuanto mas proximo es e1perseguidor, mas endogenas

se vuelven las heridas y ofensas que inflige ~y que, en ausencia de

una asuncion colectiva, no pueden formularse en un discurso nor-

roal-, y mas tienen por efecto atacar Ia integridad de Ia victima y,

de algun modo, arrancar la de S1 misma. Se ve asi c6mo se oponen so-

bre e1primer eje (en funci6n de Iaproximidad entre los act-antes) las

violencias fisicas puntuales y ex6genas (por ~jemplo, e1eachiporrazo

27 1

Page 20: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 20/62

aplicado par un policia) y las violencias solapadas, endogeneizadas,

que acttian sin que 10 sepan Ios otros y, a menudo, Iavictima misma,

tales como 1a privacion de cuidados, 01 veneno en los alimentos 0en

el agua, las descargas electricas durante e1 suefio, los rayos, los

ruidos constantes e intolerables, las injurias dicbas al aida a media

voz, etc. Estas violencias tienen menos 81 objetivo de matar ala vic-

t ima que e1de empujarla al suicidio. Esos crfmenes recien alcanzan

a concretarse cuando la victima asume a pesar de sf misrna la volun-tad de su perseguidor y se convierte en ejecutora de la sentencia, 10

cual, en cierto modo, realiza la singularidad de la relacion entre los

actantes al conferir ala proximidad entre la vfctima y su persegui-

dor un caracter de cuasi identidad. Se distinguen, de esc modo, de

las tentativas de homicidio ordinaries, por asf decirlo, en las cuales

la intenci6n criminal sigue siendo claramente exterior, y que ocupan

una posicion intermedia, sobre 81 primer eje, entre las violencias

ftsicas puntuales, de las que no se conservan mas que magulladn-

1'0.3, y las violencias internalizadas, que se apoderan de uno y de las

cuales no es posible desprenderse.

.Lo misrno ocurre, finalmente, can 81plagio, esc cuasi asesina-

to intelectual, cuyas vfctimas prcdilectas son los intoloctuales y

los artistas. En esta forma particular de ultraje, 8 1 perseguidor se

apropia de las frases, las palabras e incluso e1espfritu del individuo

afectado, quien seve entonces forzado a denunciar, en quien 10 tiene

entre ojos, precisamente 10 que le es mas proximo, aquello por 10

cual 5e parecen, 10 que tienen en comun, De resultaa, no le queda

otra salida que condenarlo, de modo paradojico, no par sus ideas

-a las que no puede mas que suscribir, puesto que son las suyas

propias- sino por e1hecho mismo de haberlas heche publicus, de

haberlas revelado a los otros y, al publicarlas, de haber Totola comu-

nidad de pensamiento (asi como se habla de comunidad de bienes)

que los unia, El individuo plagiado, saqueado, es destruido por y en

su propio pensamiento. Son sus palabras todavia no objetivadas,

sus palabras que descansaban hasta entonces silenciosamente ensu espfritu, las que, develadas en Ia pluma de otro, 10 matan, Lo re-

ducen a S1 misrno, es decir a nada, a1abolir, tal vez para siempre, sus

capacidades de exteriorizacion, sus posibilidades de construir algo

mas solido y mas grande que el mismo, un dispositive par medio del

cual podria ligarse a los otros y engrandecerse al obtener de ellos el

consentimiento para hab1ar en su nombre y «desentranar» por eUos

la «verdad y las relaciones secretas de las casas», como decian a

principios de siglo P_ Serieux y J. Capgras, dos eminentes especia1is-

tas de 1a paranoia, para caracterizar el «delirio de interpretacion»

(SerielLx y Capgras, 1982, pag_ 105).

272

La duracion de los casas depende adcmas de la intcnsidad de los

lazes que unen a la victim a con aquellos contra quienes reclama

justicia a voz en cuello. La antiguedad de las quejas presentadas au-

menta con la proximidad del perseguidor designado, a veces tan in-

timamcnte ligado al autor de la denuncia, a sus inversiones ernocio-

nales y a su identidad, que ninguna maniobra parece suficiente-

mente poderosa para romper ese interes. La denuncia es ademas, en

esos cases, uno de los medics par los cuales se consuma 1acontinui-dad de esta relacion. Por sus proclamaciones publicas, la victima se

mantiene en la esperanza de un resto, de una cuerrta no saldada, de

una replica a la que responder, de un intercambio de golpes y contra-

golpes capaz de asegurar la prolongacion de una dependencia cuya

sola interrupcion parece insuperable, Todos los indicadores concer-

nientes ala repeticion y a la duracion hacen, en efecto, una contri-

buci6n particulannente elevada a la determinacion del primer eje.

Eso vale para las diferentes formas de reiteracion estilfstica -r8-

peticiones de argumentos estereotipados-, de frases rituales, de

palabras dominantes, a menudo con la forma de anaforas, es decir, a

Ia cabeza de varios perfodos de frase para obtener un efecto de ref 01'-

zamiento o de simetria, sin duda por analogfa con e1estilo juridico.

Pero eso vale tambien para el tamafio del envfo, la cantidad de pagi-

nas que contiene, elnumero de casas presentados en la misma carta

y, sabre todo, la duracion de e80S cases, que habitualmente esta or-

denada a 10 largo del primer eje con laoposicion entre los casos pun-

tuales y los que se prolongan a veces durante mas de diez afios, a

menudo 1uego de haber caido en 1a orbita de la institucion judicial.

El funcionamiento del sistema judicial, y en particular el usa que se

hace en el del tiempo, recurso fundamental que permite absorber y

especializar los conflictos que se perpetiian, precisarnente, en Ia

forma de batallas juridicas y no, por ejemplo, de intercambios de

golpes, 'tiende a eternizar los casas al dar regularrnente a las partes,

que habrian podido agotarse en una lucha corriente, nuevas expec-

tativas, nuevas apuestas, nuevas reglas con que jugar e, indisocia-blemente, nuevas ocasiones para mantener vivo un intercambio,

aunque mas no sea par la persona interpuesta de sus abogados.

En las grandes denuncias que puedcn abarcar varies afios, e

incluso decadas ("presento una demanda general concerniente a

mis ultimos treinta y cinco MOS de vida», carta mimero 596), Ia di-

mension del tiempo parece abolida. H.eproches que se refieren a

acontecimientos antiguos pueden codearse con quejas actuales, y en

esas situaciones la facultad que poseen las personas de dejarse

arrastrar a1olvido no parece cumplir e1papel que a menudo se Ie re-

conoce en el apaciguamiento de las disputas. El tratamiento que se

273

Page 21: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 21/62

hace del ticmpo en la denuncia aparecera mejor 51 S ec exam ina Ia

manera en que seconduce E ll relate de las pcrsecuciones aufridas por

la victirna. La presencia 0 la ausencia de un relato que incluya una

cronologia 0, al menos, una oriontacion temporal Y,por otra parte,

precisiones sobre el contexte en que se inscriben los hechos relata-

dos, expresan la relacion que e1autor mantiene con f, l destinatario

de su discurso. El relate se dirige a un destinatario al que se supone

completamente ignorante del caso que se le refiere, dado que le 8S

absolutamente ajeno. Al multiplicar los detalles, ordenados en una

disposicicn rninuciosa, el enunciadcr (enondatearj muestra que es

consciente de la alteridad del enunciatario [enonciataire} (Labov,

1978, vol, 1, pigs. 295-808). En el analisis de las cartas de nuestro

corpus, las diferentes maneras de contar un caso 0de dispensarse de

hacerlo se distribuyen muy claramente sabre elprimer eje del plano

factorial. Asi, las cartas en que figura un relate y en las cuales se

restituye e1contexte se oponen a los relates acronicos 0a las sucesio-

nes dcsordenadas de quejas 0 de documentos segun un continuum.

que parece funci6n del grado de proximidad entre los actantes, La

ausencia de relate y de contexte aumenta junto con la singularidad

de la relacion entre el denunciante, Ia victim a y el perseguidor, con

una excepcion que confirma Ia regia. Esta concierne a los cases en

los cuales el contexte no se restituye porque se trata de grandee ca-

sas que han al.canzado un alto nivel de movilizacicn y publicacion,

de los cuales se puede legitimamente suponer que son conocidos por

todos, 0 al menos pOI' los periodistas. Estes figuran, como los envies

intencionalmente contextualizados, en el polo del primer eje carac-

terizado por un grado elevado de alteridad entre los diferentes per-

sonajes del drama. En efecto, como estos casos son de dominio publi-

co, parece irrutil recordar todas sus peripecias,

Perc esta explicacion no da razon de la opacidad a menuclo impe-

netrable de que se rodea e1relate de casos que, sin embargo, no sa-

len del ambito privado. Para comprender las razones, en apariencia

contradictor:ias, que conducen a enunciar una denuncia destinada a

hacerse publica sin dar al enunciatario los medios para compren-

derl a a fin de hacerIa conocer y darle resonaricia, ee necesario volver

una vez mas a Ia relacion que la victima, autora de Ia carta, mantie-

ne con la persona contra la cual eleva su denuncia, Cuanto mas cer-

cano le es su perseguidor, menos logra la vfctirna romper los laws en

que se encuentra todavia enredada y su discurso mas se ahorra e1

gasto del relato. Este es inutil. i,Para que relatar un caso a quien 10

conoce mejor que nadie, a quien sabe (jycon raz6n!) 10 que los demas

ignoraran tal vez para siempre? Pues, detras de la ficei6n de la opi·

ni6n publica, c1autor se diTige aun a un individuo que no es e1perio-

274

dista desconocido 0 an6nimo al que se expide e1cnvio, sino esc par-

ticular, precisamente, que es la causa de su trastorno Yal que es ne-

ccsario desafiar una vez mas para intentar obtener una respuesta,

Asi en Ia dimension del relato, 10 que se hace manifiesto es siernpre

1a presencia de otro actante. Pero no es el mismo cada vez. Con Ia

rcalizacion de un relato, la restitucion del contexte, olautor recono-

ce 1aexistencia de aquel ante quien rec1amajusticia y a quientrata

de proporcioriar todas las informaciones necesarias para que p~cdaeiercer su caoacidad de juicio. En ausencia de relata, no es yo . el juezquien es de;ignado como destiriatar'io, sino el perseguidor mismo.

Puesta de manifiesto por media de hueHas ncgativas, censuras, 50-

breentendidos, silencios, amenazas de revelaciones, pun tos suspen-

sivos, etc., su aplastante presencia no es menos patente.

Estas diferentes maneras de tratar e1relato estan asociadas a di-

ferentes tipos de figuras estilfsticas que se distribuyen de Ia misma

manera a 10largo del primer eje.Asi, del lado dela proximidad de los

actantes se encuentran el sarcasmo, la invectiva, la amenaza, el

neologismo,81 apodo, e80S lenguajes singulares que no reclaman. e]

reconocimiento de los otros y ni siquiera, mas simplemente, su com-

prensi6n, porque estan hechos para uno solo; y, del lado de la alteri-

dad, Ia deliberaci6n 0 las formas dialogicas que encierran un objeti-

vo de legitimidad y que, al manifcstar la atencion prestada a los

otros y a 8U «punto de vista", son homenajes rendidos por el autor a1

seritido eomun normal de su destinatario (Bajtin, 1977). La ironia,

que es un rnarcador de distancia (Recanati, 1981, pags. 218-22) y

que expresa masparticularmente aqui una distancia consigo mismo

y 1a adopci6n ficticia del punto de vista sobre S 1 mismo que podria

ser e1de un observador imparcial, ocupa una posici6n intermedin en

esta estructura ret6rica. Mientras que nunca se utiliza cuando se

trata de denunciar las fechortas de que es victima un extrano (no

describimos con ironia, distancia y humor, par ejemplo, las golpizas

que tres vigilantes armados ap1ican a un trabajador inmigrante), Ia

ironia se pone enjuego a menudo, por el contrario, can fines defensi-vos (Berrendonner, 1981, pags. 175-239) cuando el autor de la carta

realiza la denuncia por su propia cuenta (sin estar relacionado, de

todos modes, can aquel 0 aquellos a quien/es denuncia) e intenta,

mediante esta rctorica, volver normal y hacer que el alocutario

acepte una gesti6n de la que siempre se puede temer que manifieste

demasiada autocomplacencia 0 quP parezca «desproporcionada",

275

Page 22: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 22/62

5. Maniobras de engrandecimiento

Dado que ser considerada norms] es In condicion minima Que

debe satisfacer una denuncia para tener posibilidades de exito ~s

decir, para ser escuchada-s-, los individuos empefiados en semejante

ernpresa yque poseen un sentido de la normalidad identico al de sus

jueces (y ello, 10 veremos, incIuso cuando se ven en la neeesidad de

realizar actos juzgados anormales) intentaran conferir a su gesto la

forma mas normal posible. Cuando no gocen del apoyo de una ins-

tancia colectiva capaz de efectuar por ellos e1trabajo de generaliza-

cion, deberan realizar por sfmismos Ia tarea de des-singularizacion

y crecimierrto necesaria, en una denuncia ante Ia opinion publica,

para ajustar a la deljuez la dimension de los otros actantes. Tratare-mas de mostrar ahora que las operaciones que constituyen para los

otros signos de anorrnalidad son precisarnente las que intentan ha-

eel' que la denuncia sea normal, con el trazado de paralelos entre el

caso singular y unos conjuntos colectivos,l Los individuos realizan

1Es decir que elanalisis interne no basta para explicar un comportamiento retori-

coque se orienta por referencia a expectstlvas que el aut.or reconoce en los otros por-

que Jeresultan familiares. Como10muestra el est.udio dellenguaje de los esquizcfro-

nicos (cf., par ejemplo, Hoffman, Kirstein, Stopek y Cicchetti, 19821, los analisis obje-

t ivos de las irregularidades sintacticas, de las propiedades categoriales y de los rno-

dos de asociacion logica noson suficientcs para caractcrizar este usa particular de la

lengua, ya sea porque el unali sis in terno ident if ica rasgos, como las asociaciones

laxas (loose associations), sin los cualcs la propia converaacion corriente seria irnpc-

sible 0 al menos muy pobre, ya sea, a lainversa, porque [rases objetivamente grarna-

ticales suenan de modo completamente extravagante (sound pcrfectl» crazy), 10 que

fuerza a regresar a la exper iencia del oyente y a su sentido de Iv.norrnalidad. As],los

autores sugieren completar el analisis del habra esquizofrcnica con el analrsis de Ia

competencia lmgufstica y, 51 pucdc deci rse de es te modo, ps iqui atr 'i cs , de quien

identifica los signos mediante los cuales e1discurso se reconoce como desviado. Estas

obscrvacionos se aplican a fortiori a loscases aquf estudiados, en los cualas los dis -

curses recogidos se distribuyen sobre un continuum. y en los que las cartas juzgadas

mas -extravagantes- no necesariamente contienen indicios -obietivos- que perrn.itan

identificarlas como tales si el lector no reinserta el texto en un contexte que el re-

construye utilizando su sentido ordinaria de la realidad social (par ejernplo, cuando

juzga -chi flada» Ia car ta de un hombre sin i rnporta ncia que se dice perseguido por

gran des pcrson ajes), sin duda almacenado para SU usa con Ia forma de un repertorio

de anecdotas tipicas.

276

muy frecuentemente, en e1curso de la vida corricnte, parulelos de

este tipo, pero segun rnodalidades que los vuclven aeeptables, ya sea

porque la distancia entre 10 singular y 10 general BS]0 suficionte-

mente debil para que los puentes destinados a cubrirla pasen inad-

vertidos, ya sea, cuando la distancia es importante, porque gozan

del apoyo de una institucion. Es 10que sucede, por ejemplo, cuando

las personas recurren a un titulo instituido para conectarse con un

colectivo (<<Fulanode Tal, profesor, catedratico») e incluso cuando

utilizan, como 10 haec el medico, una cornpetencia certificada para

asociar un elemento anecdotico a un cuadro nosologico (Cicourel,

1981). Para hacer sensible la diferencia con el tipo de par alelos

percibidos como extrafios o inaceptables que se encuentran en

ciertas cartas de denuncia, daremos un ejemplo de esas conexiones

ordinarias, tornado de una entrevista (realizada pOl' R Urlacher)

con el director de un estableeimiento de enseiianza tecnica, La

conversacion trata sobre los conflictos que han tenido lugar en el

establecimiento. En determinado momenta de Ia ent.revist.a, el

dialogo asume un cariz delicado cuando el narrador debe hablar de

sustirantes relaciones con el sindicato a uno de sus antiguos subor-

dinados, e l mismo sindicalizado, con quien ha mantenido una rela-cion de amistad que ha heche posibJe la entrevista. Repontinamen-

te, el director del establecimiento interrogado empieza a hablar en-

tonees de sf misrno en tercora persona designandose por un titulo,

«el jefe», antes de aclarar que no aetna on su propio nombre Yen fun-

cion de sus intereses especificos sino en e1interes de In patronal en

general, cualquiera sea su encarnacion en una persona fisica, es de-

cir, en el interes deljefe en cuanto representante del establecimien-

to y, por 10 tanto, en el interes de este: «Mira, al sindicato, durante

toda mi vida, Ie negue tres cosas. Primero, la ocupaci6n de mi sala.

Sabes, yo tenia una sala allado del comedor yme Ia habian pedido

para el sindicato, dije que no, prefiero desannarla toda. Es una sala

que siempre esta disponible a toda hora para que eljefe pueda reci-

bir, para que eljefe pueda hacer esto, aquello , no yo, ioh! [No yo . .. !

(un silencio). El jefe de la casa». Cada uno de nosotros realiza coti-

dianamente, sin darse cuenta, una multitud de operaciones de este

tipo que por 10 cornun pasan inadvertidas.

Por el contrario, en los cases que examinaremos a continuacion,

las operaciones destinadas a cornparar los cases particulares con

ejemplos afectados de un valor general y a conectal' a los individuos

a colectivos son tan fuertes que se destacan con claridad y extraneza

sobre la tr ama continua de las acciones ordinarias. Estas maniobras

son notables sobre todo cuando el autor es un individuo singular,

cuando el misrno es la victim a y e1 perseguidor es un allegado. Para

27 7

Page 23: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 23/62

rcalizar la conexi6n con colectivos y ajustar la dimension de los ac-

tantes, el autor de la cart.a debe engrandecer al denunciante, a la

victim a y al perseguidor. Hemos idcntificado tres procedirnientos

principales destinados a engrandecer al donunciante. El autor

puede engrandecerse en tanto denunciante: 1)indicando sus titulos

ycuaEdades (uso de papel can membrete, por ejemplo): 2) dostacan-

do la relacion que mantiene con gran des personajes. En efecto, el

acusador aurnenta indirectamente su altura al colocarse en un piede igualdad con individuos dotados de una generalidad clcvada, ya

este ligada a una capacidad de representacion de orden civico, con-

firrnada por un mandato, 0 que se les reconozca al margen de todo

apoyo institucional, por los rasgos de genio 0 las obras inspiradas

que los dieron a conocer, Finalmente, e1denunciante puede engran-

decerse: 3) jugando con las formas mediante las cuales manifiesta

su presencia en el texto. En comparacion conla posicion neutra del

sujeto que se expresa en la primers persona del singular (<<yo»),l

autor puede refugiarse asi detras de quienes supuestamente 1 0 S 1-

guen, utilizando, en una parte 0en la totalidad dela carta, la prime-

ra persona del plural (<<nosotros,.)que S8usa en los discursos pro·

nunciados en nombre de un colectivo. Se engrandece, entonces, a la

manera de eli portavoz. Tambien puede, al contrario, inerernentar

sus dimensiones, pero esta vez en tanto que sujeto singular, multi-

plicando las marcas de su presencia, es decir, otorgandose una esta-

tura conforme a Ia manera en que se manifiesta la grandeza inspi-

rada en los grandes hombres, pOl' ejemplo, en los grandes escritores,

que no necositan mandata alguno para traducir las aspiraciones de

los demas que ellos encarnari en su persona. En este ultimo caso, los

metodos utilizados son multiples pero estan todos fundados en la

duplicacion del signo que designa al autor (vyo, Fulano de Tal», "yo,

yo mismo»), e incluso en la repetici6n de la firma.

Veamos dos ejemplos de firrnas multiples. E1 autor de la carta

numero 712, un hombre de cuarenta y siete alios que dirige una

escuela primaria en el sucloest.e, lleva adelante solo desde hace va-

rios afios ante los tribunales, luego de haber recusado a sus aboga-

dos y por medio de recursos juridicos, numerosos litigios Iigados en

particular a un divorcio (quiere obtener la custodia de su hijo). Va-

rias cartas abiertas, contenidas en el grueso expediente de mas de

cuarenta paginas, estari dirigidas al presidente de Ia Republica 0al

ministro de Justicia. Manuscritas, caligrafiadas en letras redondas,

tienen el aspecto de aetas jmidieas y llevan dos veces la misma ru-

brica. La prirnera, con 1amisma trnta que el texto (azul); la segunda,

trazada en tint.a negra y precedida de la mencion «lefdoy confonne».

El autor se desdobla: es, par un 1a<10, e1denunciante que labra e1ac-

27 8

ta de acusacion; par ol otro, la victima que cia En conforrnidad. La

carta numero 594 es de un interes particular porque el conflicto en-

tre personas que esta en el origen del caso S8 lleva en ella a un alto

grado de des.singularizaci6n y, a1mismo tiempo, las operaciones de

ongrandecimiento adquieren una forma particularmente sorpren-

dent.e. El autor sseribe en nornbre de una asociacion profeslonal y en

papel membretado. Radacta su denuncia en terrninos generales, co-

mo 10 haria un vocero, Pero es muy probable que.s: encuent.reperso-nalrnente irnplicado en (:~1aso por el cual se moviliz a. D,enuncla a un

periodista que «ha arrojado el descreditoH sabre "una decision de 18.

juaticia» en un Iitigio en que unos odont61ogos se enfrentaban a]

decano de una facultad can rcspecto a In constituci6n de la lista de

requisitos para el cargo de profesor, La carta lleva tres firmas yuxta-

puestas «,los cosignatarios de la presente»). Pero la misma rubrica.

trazada por la mane clel mismo rndividuo, figura dos voces: una, se-

guida del nombre escrito a maquiua (senor Fulano); 13 otra, s(ogui?a

de la mencion, tambien dactilografiada, «Prcsidente de Ia ASOCla-

cion ... ". Estas figuras, en especial la duplicaci6n de la firma, no

aparecen sino cuando la victima y el donunciante son un mismo in-

dividuo, que encuentra en ellas un media de reconstituir, al desdo-

blarse, 01 sistema completo de los actantes. Ellas recuerdan la reto-

rica del derecho (<<e1ue suscribe, Fulano de Tal. .. », firma al final de

la pagina e iniciales repetidas en el margen can 81 fin de autontificar

diversos tipos de rubricas, etcetera).

Cuadro 2. Tecnicas de engrandecimiento (en %).

.c ~~

E~~~ E 0

~ Q

" ; : > '. ~~" l

0 ~c

·1 1 [0 ~ .D

";g ~

"~~~2 l0 ~~c

.§ C-w E " c

er, -c

§ 0

~.~ o ~g

:~" c ~

G 0

" ~ -c ~ -c

c~>

~ ; : i ; -g;J ~ ~

~s,

~ - ·0 ~~1

0C

QC

.~ .i

~[ ;

0 .~§ " ~ ~ r:

~gE - c ed(~nu\n(l,

E ~ 0 0

"c

'"----~-.~---.---.--,~--~----~----~-------en ncmhrc c i t : ' : una persona

culect.iva grande 60 10 40 80 20

e n nombr e de una per sona

c o l e ct i va p r : - quc i i. . ;l . ~7 1.1 52 5"7 zs 11 21 35 18

e u »or ub re de una per sona

cot-ect1va und(,'Sa 36 50 3G )4 57 H 56

39 39 40 11 2. 5 5S

21 3·\ :32 13 2.~ 17 61

en ~\l nombre + 13? ;I , ; ;> .conotrns 61 20

279

Page 24: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 24/62

oictimo-pereeguidor~~-,~-------,

c

I. : : i~f c

c.

"~,

~R ~ & -,~

-op

~c

·3c~

~ ~ ' ' ' , b: .~

~

s, '-' 1: ; "-t ~" ", ~ .s ", " 1- S 'c'

~ ~, " 'g 8~. 'r, ; 0 ; ;

(J: - . \

~ Q.. ~, ~ E ~

62 :H s ]2 - 1!~

(is 27 5 ._ ._. 19n.,.

3S 57 5 19 20

25 60 2'1 8 3~;

8 28 ·jS 21 36 6]

~W 58 13 .;

so 'i. I so -~ 11 ; ~ 10

9 39 36 17 :3-1 74

7 50 36 .~;\ 71

~19 16

31 cD' / " " 1

es demasiado grande, 0 1 denunciante puede intentar controlar e1

efecto de usurpacion par medio de una desestimacion y redactar su

carta en un papel cuyo membrete, aunque legible, ha sido tachado

(no me expreso en nombre del titulo que me da derecho a la expre-

sion).

Si Ia utilizaci6n de un titulo puede eer garantia de norrnalidad, la

menci6n de dos 0mas titulos, en particular cuando cada uno de e110s

tiene escaso valor, 0 el realce del titulo con un subtftulo, por asi de-cirlo (presidente, director, presidents-director, etc.), empuja ligera-

mente a] denuriciante hacia la anormalidad. Los tftulos, aunque

aquf estan destinados a servir de prueba, no se suman, empero, de

Ia manera en que, por ejernplo, los juristas rnedievales practicaban

el calculo de 13 prueba constituyendola en su totalidad con fraccio-

nes de prueba. La acumulacion de titulos dispares arroja el descre-

dito sabre 01 rernitente y 10 expone a 13 sospeeha (<<LPOY que insiste

tanto?»). Asirnismo, mostrar que se habla en nombre de otras perso-

nas diciendo «nosotros- es la manera mas normal de hacer una de-nuncia publica. Decir simplemente "yo» aproxima £11polo de 10 sin-

gular, y es por ello menos normal. Pero engrandecerse acentuando,

por medic de todo un conjunto demaniobras estilfsticas ("yo, yo mis-

mo», multiplicacion de firrnas, etc.), su presencia en el texto (como

en esos teatros sin recursos en que cada actor representa varies pa-

peles), empuja claramente a la denuncia hacia Ia anorrna1idad.

Las maniobras utilizadas por e1denunciante para engrandecer-

se son particularrnente numerosas en las cartas enviadas por perso-

nas singulares para denunciar la injusticia de que han sido objeto.

Los denunciantes que actuan en nombre de una persona colectiva, y

cuya gran estatura, pOl' 10 tanto, es evidente por sfmisma, no tienen

necesidad de entregarse a esas costosas rnaniobras. Les basta con

mencionar un titulo, es decir, can senalar que titulo les da derecho a

expresarse y, en nombre de ese titulo solido (irnpreso en papel mem-

brctado), decir «nosotros». Asi, par ejemplo, tres militantes ferninis-

tas (carta mimero 430) escriben a proposito de una tentativa de vio-

lacion. Cada una de ellas meneiona un unico titulo ("abogada", «so-

ciologa», «docente»). Las tres firmantes asumen 1adefensa de una

victima pero se elevan casi de inmediato hacia 10 general (<<quere-

mos precisar nuestra posicion relativa al caso y al fenorneno de Ia

violacion en general»). Al expresarse colectivamente, y ello en nom-

bre de todas las mujeres, estas militantes estan personalmente

ausentes de su denuncia, en la que la victima misma no figura mas

que a titulo de ejemplo y para entrar en materia.

Al contrario, los autores de cartas que s610se tienen a sf mismos

o que invoean una persona colectiva cuya existencia es incierta y

Cuadro 3.1?f.:lacl~on.es entre los a.ctantC$.1' iecnicae de erigranaecimiento (en 0/0).

n}[tf;I]r:! lazo

rulaciou militaruc

Iazo profeaicne l0 arnistoso

b~Z6 Iumili ar

dernrnciante y vict~flla; mismo individuc

clcpe nde ncia jerri.rquicn 0 tecnics,

b.1..G profesionul

l aeo de \,r;,('j;,d~ld

Iazo prcfeeicnul

Estas diferentes maniobras, que sin embargo se apoyan sabre

operaciones ordinarius de la vida social, arrojan el descrcdito sobre

su autor cuando 8Uutilizaci6n os demasiado accnt.uada. Asi, como

ya homos visto, el titulo, que designa la pertenencia a una clase de

agentes constituidos como equivalentes, esuna manera corriente de

h~cer un paralelo con otras personas. La menci6n de un titulo apro-

xnna en efeeto al polo de 10 colectivo (y de Ia normalidad), como 10

muestra el examen del primer plano factorial, en especial cuando

esa mencion figura en un papel con membrete. Efectivamente un

titulo impreso es mas conveniente que uno escrito a mana, yell; por

al menos tres razones: 1) porque el improso, que es en ciertos cases

objeto de control legal (el "deposito legal»), ocupa una posicion mas

elevada que e1manuscrito en e1continuum de objetivacion jurfdica;

2) porque la fabricacion de un papel con membrete supone una in-

versi?n.en tiemp0,Y dinero; 3) por ultimo, porque 1a irnprenta, £11

multlplIear e1 escrito en una forma estandar, realiza la propiedad

principal de titulo que consiste en ser ala vez estable v colectivo

ava,l~do, ~sd:cir, indif~rente a las p~opiedades de la reIa~i6n en qu~

esta irnplicado. Pero aun es necesario controlar 1autilizaeion que se

hace de la referencia al titulo para permanecer dentro delos limites

de la normalidad.Asi, por ejemplo, cuando la separaci6n entre el ca-

racter singular de la denuncia y las propiedades generales del titulo

280 281

Page 25: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 25/62

que no inspira confianz.a, se ven en Ia necosidad, para incremen-

tal' su autoridad, de hacer mas, de hacer demasiado, 10 cual los desa-

credit.a. Mencionan varies titulos, acentuan su presencia median-

te marcas estilfsticas extranas, e incluso citan nombras de grandes

personajes, bien conocidos por todos, y dicen 0 sugieren que bien

podrian estar involucrados en el caso. As!, por ejemplo (carta mime-

TO540), un habitante de una pequefia ciudad del centro del pais, que

hace llegar al diarro una «carta abierta alMinistro de .Iusticia», haee

alarde de los siguientes titulos: «Diplornado en PSICOLOGIA. apli-

cada; Conferencista en el INSTITUTO; Presidente de la ASHA: Co-

mite Internacional de Defensa de los Derechos del Hombre; Presi-

dente del sindicato departarnental de la magistratura penal». Del

misrno modo, el grado en que Ia maniobra de engrandecimiento COIl-

sistente en colocarse en un pie de igualdad con gran des personajes

puede ser crefble depende, evidentemente, de la representacion que

el autor logra dar de su identidad, y por consiguiente del valor so-

cial que le 1'eC0110C8 el lector. Asi, por ejemplo, Philippe Simonnot

(Simonnot, 1977)2 es creilile cuando, en la obra de den uncia consa-

grada a su caso (periodista economico del diario Le Monde, fue acu-sado de haber sustrafdo un documento de un ministerio y despedi-

do), inc:luye los mensajes de apoyo 0, al contrario, de amenaza que Iedirigen pohticos irnportantes. 3A 1ainversa., ese jubilado de una pe-

2 Philippe Simonnot (Simonnot, 1(77), enfrentado a la doble tarea consi stente en

otorgar una forma acept.able a la den uncia p. ib lico del grupo (de 111«comunidad de

trabajo-, para usar sus prnpios tenninos) del que fue, durante varies enos, un miern-

bra leal y, al mismo tiempo, justificarso por no haber denunciado antes los -errores-

de cuya compJicidad puede acuaarselo, escribe as., en Iaint.roducciou a Ia obra en que

relata su caso (pag. 13): "D8bo agT8gaT 10 siguien(.e. Como he sido vict.ima de un des-

pirlo, intuyo que se sospech ara que cscribo este Iibro por venganz<l. Responde: uno no

se venga de la injust icia. Ademas, este despido ejernpl ar, diet-ado como ejornpln por

un diario tambiun ejemplar, ( ,por que nohabria de ser cit-ado como ejemplo? He escri-

to este l ibro con la mayor serenidad posible, pero tam bien con pasion, 11 vcccs con ca-

r ino, el que me queda por una comunidad de trubaju a la cual per tenecf durante ocho

"nos. La unica critica que podria hacerserne can honestidad cs Iade no haber escrito

est.as priginas hace tiempo, cuando aun est.aba en la rue des Italiens. Yoresponderfa:

no 10habfa cornprandido. Por ello, este libw es tambien una autocriticCl".

3Esto vale pal'a todas las abras de den uncia que relatan un easo que ha alcanzado

proporcioncs de "O"sc:indalo politico". El efecto de anormalidad que cjeree 1a forma

chisme disminuye cuanda los chismes Be refieren a gTandes personajes y el propia

denunciantc esta en condiciones de aCl'editar 13 representacion que da de sus rela-

dones con ellos. Sobre este principia estan construidas t .odas las obms, muy numero-

sas entrtl Jos aDOS 1960 y ISSO, que reiatan un «escandalo" politico y que, escritas en

la mayoria de los casas pOl"uno de sus actores, habitualmcnle un poiftico invalucracio

en el caso como acusado 0como vktima (segun ia posici6n que ocupe el int.erprete en

282

quefia ciudad del sudoeste (carta numero 601) no es creible cuando

lanza -el desafio a Giscard y a Peyrefitte de aceptar un debate te-

levisivo conmigo en el que me comprometo a nomostrar mas que do-

cumentos oficiales para probar que los Derechos del Hombre, Ia .Ius-

ticia y 13 Moral eran odiosarnente escarnecidos en Francia», y cuan-

do acusa a las personalidarles a quienes ha desafiado de «desinflar-

so» (es decir, e l f " haber perdido 10 que hacia de enos grandes hom-

bres), El desafio a los grandee personajes es un media de engrande-

cirniento particularmente apreciado porque supone, de manera uni-

lateral, que la relacion eon Ia persona desafiada es reversible, En

efecto, en Ia logica del honor, el desafto, que exige una rospuesta,

supone cierta igualdad entre 105 participantes (Bourdieu, 1972), La

carta abierta a un grande, pOl' ejemplo a un dirigente polftico, proce-

dirniento a menudo irtilizado en las denuncias, es tambien una rna-

nera de establecer una rclacion de familiaridad a traves del desaffo,

como 10 sefiala Marc:Angenot en su obra consagrada al panfleto (An-

genat, 198:3).

Para engrandecer a In victim a (al igual que a los demas actantes)

es necesario asociarla a 'un colectivo, es decir, ligar aquf BU caso a

una causa constitu'ida y reconocida, El caso es «ejemplar», Merec:e

ser llevado al orden de la denuncia publica, no par sf mismo, sinosolamente en Inmedida en que constituye un caso notable dentro de

una serie caracterizada por su mejor ejemplo. El efecto de normali-

dad dependera, tarnbien aquf, de las dirnensiones de Ia conexi6n a

realizar, es docir, del grado en que sea visible e1puente necesario pa-

ra construir Ia relaci6n Con10general. Los cases asumidos en nom-

bre de una persona colectiva se asocian, en su mayoria, a una causa

constituida, 10 cual permite realizar la operaci6n de generalizacion

sin tener que construir conexiones demasiado fucrtes. En efecto,

una causa, que esta siernpre asociada a un grupo, ocupa una posi-

cion intermedia entre la pura singularidad (el caso del sefior Fulano

la disputa que 5e entabla alredcdor de su cnso), pretenden develar sus resortes ocul-

tos, exhibir publicamente el reves de la t.rarna. Esas obr as, cualquiera sea la posicion

ocupada por su autor en el universe polftico, poseen rasgos estihsticos cornunes. la

alt.ernancia de largos periodos y formulas concisas, la ironia, el rasgo morrla z, el re-

trato incisivo. etc .• que tiE,nen la fUDci6n de recordar el genero legitimo correspon~

diente, el del eotilleo de corte cOnstitnido por los memoriali stas y moralistas del siglo

XV1I. Este pInero tiene la parlicuJaridad de autorizar la publication de hechos sin-

gulares, que podrian pureeer insignificantes 0 indecentes si la imporwnda de quie-

nes son sus actores --Sl estai.ura y su poder de representacidn, su perteneneia al

univel'so de ]a accion colectiv·a. de Ja polit ica, de la cosa publica- DOles coofiriera

una diln<msi6n ejemplar y general. Asi, solo los chismes de Estado pueden, normal·

rrlente~ oojetiva:rse (~nun escrito e intBgran;e en una denuncja p(lblica.

28 3

Page 26: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 26/62

de TaD y la mayor generalidad (Ia humanidad), El uso de la retori-

ca po1ftica (en particular cuando se toma de 1atradicion del movi-

miento obrero) es el medic pOl' excelencia de vincularse a un co-

Iectivo y engendrar discursos generales. PHO la generalidad misma

de esta forma tionde a Iirnitar sus posibi1idades de utilizacion. Su

poder de universalizacion es tan grande que obliga ya sea a renun-

ciar por completo a la expresion de 10 singular, ya sea a construir co-

nexiones muy pesadas, dificiles de establecer y de disimular, Estas

rnismas coacciones de normalidad son funcion del grade de singula-

rid ad del denunciante. Asf, por ejemplo, un pasaje brutal de la decla-

racion general al caso particular, completarnente tolerable cuando

e1 denunciante es una persona colectiva, vuclve sospechosa la de-

nuncia cuando e1denunciante y la victima son una misma persona,

y ello aun cuando el autor se exprese en nombre de una institucion

reconoeida.

El primer ejemplo que elegiremos para ilustrar esta oposicion es

una carta abierta (numero 719) dirigida a varies ministros y firma-

da par personalidades importantes de la CGT en protesta contra la

destituci6n del presidente de una institucion de gesti6n mixta, Las

conexiones singular-colectivo, muy pesadas, siguen siendo sin em-

bargo aceptables porque se realizan en la ret6rica del movimientoobrero y tienen el aval de una gran organizacion: "La Confederaci6n

General del Trabajo considera que cuando se dirigen ataques contra

Ia persona del Director General, 10 que se qui ere panel' en cuestion

es fundamentalmente toda Ia orientacion del Institute (. .. ) Esta

realizacion no debe desviarse de sus objetivos iniciales para trans-

forrnarse en un instrumento al servicio de la Patronal (. .. ) La CGT

considera que se trata de un nuevo y grave ataque contra los dere-

chos de los trabajadorcs (. .. )La patronal esta aprerniada, pues tras

un problema de "persona" se oculta una operacion mas vasta que

afecta a Ia instituci6n (. .. ) La verdadera dimension del problema

planteado es tal que las instancias superi.ores de la CGT no han du-

dado en intervenir en el mas alto nivol». En el polo opuesto, e1autorde 1a carta numero 533, medico psiquiatra despedido de la iristitu-

cion que 10 empleaba, escribe para denunciar 1ainjusticia de que ha

sido victirna. Pero 10 hace, caso raro, en nombre de una gran organi-

zacion colectiva par medio de una octavilla con membrete de la CGT

(en la que ha sido elegido como ascsor). El discurso oscila sin descan-

so entre Ia denuricia colectiva, en el Ienguaje de 1a lucha de clases

(<<losempleadores», 0cuando habla de sf mismo como si se tratara de

otra persona: «el psiquiatra»), y e1conflicto personal (con mencion

de nombres propios): «Este caso ilustra c6mo, en el contexto de la

actual pohtica de austcridad-dcsemploo del Poder, en respucsta al

agravamiento de la crisis economica, los ernpleadores no dudan en

librarse de sus empleados (. . .)Al elirninar al psiquiatra, el em-

pleader, a pedido de la direccion tecnica, X (el titulo colectivo es 88"

guido por el patrommico de su portador), ha creido poder elirninar

los eonflictos que surgian con nuevas formas en su «asociacion»,

Esos confiictos, antano reducidos a ajustes de euentas individuales,

desembocaban en Ia inevitable eliminaei6n, par parte de IaDiree-

cion, de cualquier empleado 0usuario refractario a 1aarbitrariedad

de sus metodos. Progresivamente, los conflictos han adquirido una

expresion 111<1S colectiva, enfrentando directa 0 indirectamerite a

grupos de trabajadores sociales can su direccion».

El caracter compuesto de las formas utilizadas, perceptible en

este Ultimo ejemplo, se ve aun mas clararnente en las cartas en que

el autor habla per .'01mismo, en su propio nombre y sin el apoyo de

una institucion. Los denunciantes deben, entonces, para escapar a

la singularidad, realizar coriexiones muy fuertes y Iigarse con los

otros en un nivel de generalidad muy elevado (por ejemplo, invocan-

do los grandes principios humanitarios, 1ajusticia en general, lOS

dereehos del hombre, etc.), En la practice, las maniobras necesarias

para engrandecer a la victima pueden apelar a diferentes procedi-

mientos:

1. Invocar la ejemplaridad por referenda a los principios de vali-

dacion mas generales: «Porque mi "historia" se inserta? desgracia-

damerite en Ia Historia. Puesto que ]0 que yo he sumdo deja marcas

indelebles, desearia que ustedes me dieran la ocasion de decirlo por

medio de este comunicado. (carta numero 547; se trata de una lim-

jer, empleada, maltratada por Ia policia). «Es mi deber hacer conocer

la increible verdad sabre este caso y estoy completamente decidido a

hacerlo (. .. ).Lucho para que otros franceses no sean victim as de un

abuso tan odioso y no sufran como yo un martirio moral y fisicoin-

merecido» (carta murnero 719; este hombre, calculista de horrnigon,

habitante de la region parisina, es el autor de una gran denuncia devarias decenas de paginas que abarca diferentes cases mezclados:

divorcio, litigio con Ia policia Iuego de un accidente, etc. Dice estar

rcalizando una huelga de hambre). Una banda quiere atentar con-

tra Ia vida de una mujer (carta numero 400) de sesenta y seis anos

de edad, ingeniera quimica retirada, habitants de Ia region parisi-

na .Ella generaliza su caso: a) haciendo referencia a los intereses de

la nacion: «Creo que ustedes cornprenderan el interes que hay en no

defraudar Ia esperanza de una anciana y esto no a causa de ella so-

,j Seha rcspetado la ortografia de las cadas.

284 28 5

Page 27: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 27/62

la, por supuesto (. . .), sino a causa de este Pais que no morira conmi-

go (. . , » , ; b) asociando (caso de figura a menudo observado) las per-

secuciones de que ella ha sido objeto y los ataques sufridos, por la

misrna epoca, par e1diana Le Mende (contra el cus l 01 Ministerio de

,Justicla habia entablado un juicio por difamacion), Utiliza dOB ope-

radores para sostener este paralelo: por un lado, «remar en el misrno

bote", que realiza 1a puesta en equivalencia, y par 81 otro, "en escalas

diferentes», que apunta a normalizar 18 oper acion de engrande-

cirniento. «En escalas diferentes, entonces, ustedos y yo remamos

en el mismo bote, el de los sarnosos que hay que amordazar y su-

primir».

2. El au tor puede asocial' su caso a una serie que posea una di-

mension coleetiva invocando grandes ejernplos historicos y politicos

(derechos del hombre, fascismo, Gestapo, etc.): "Como en los cases

TIlSOS del tipo de Leonid PIinch" (carta numero 704, ingeniero despe-

dido). «Creo que es hora de que los franceses tomen conciencia de

que estan "fichados" desde que son fetos hasta que se rnueren (. ..)

uri fenomeno que constituye un peligro y un grave atentado contra

los Derechos del hombre" (carta numero 443, mujer, sesenta y un

anos, presidente de uri club de jubilados). «Informo a ustedes, par

otra parte, que ya Ilevo dos afios de GULAG por no haber HECHONADA" (carta numero 510, hombre, mternado en una pequefia ciu-

dad del sur de Francia). Un padre habla del arresto de su hijo luego

de una manifestacion: "AI verlo partir escoltado, con mucha sen-

cillez, no pude evitar recordar otras imageries: las de mis carnara-

das de Ia Resistencia (. .. ), las de los amigos judfos conducidos a

Draney".

::3.El autor tambien puede engrandecer a Ia victima (quien, en la

mayorfa de los cases aqui analizados, no es otra que el mismo) esta-

bleciendo una equivalencia can el individuo celebre que enearna, de

manera tipiea, la serie can la que trata de relacionar su caso. Esas

coriexicnes se realizan pOT medio de operadores del tipo: «pienso

en ... ", «lo asimilo a... ", «luego del caso X ahora tenernos. ..", «como

en el caso X... -, «el caso al estilo X", etc, Los autores tambien pue-

den, en ciertos casos, tratar denorrnalizar el paraleio qUD han intro-

ducido tomando distancia de los medias retoricos utjlizados, par

ejemplo cuando mucstran que no ignoran la diferencia de dimen-

si6n entre 8U caso y el que invocan para engrandecerse en cuanto

victimas, ya sea median te una negaci6n ("yo no soy X , sino un desco-

nocido»), ya sea incluso hacienda referencia directamente a efectos

de eecala (<<enmi escala»; «salvando las distanciasl>, etc.), Los ]ni8-

mos individuos que encarnan causas y que pueden SCI' invocados pa~

ra insertar e1caso en una serie poseen, como las causas pOl' ellos en-

28 6

carnadas, grades rnuy desiguales de generalidad. Dreyfus constitu-

VB sin ninguna duda el paradigma del individuo heche causa. El ca-

~oDreyfus, a rnenudo evocado y tan famoso que se 10 puede designar

de modo impljcito, por medio de una sola palabra, de un nombre pro-

pia «,Yoacuso ... ";«Zola... ",etc.), no esta asociado a una causa par-

ticular. Oeupa la posicion paradigrnatica en la serie de cases en ge-

neral, independientemente de su contcnido: «Este proceso se ha des-

naturalizado, YO ACUSO" (carta numero 515); «Pienso en Dreyfus

y en Watergate» (carta mimero 714; hombre empleado en.una agen-

cia inmobiliaria de. provincias, oncarceladc par estafa); ~ ~ Z · O h . 1 . : .Labo-

ry, L'Aurore ... no estan mas, pero ala Historia y Ia cronica no les

importa» (carta nurnero 712; director de escuela primar ia del sud-

oeste). Perc recordar 10.figura del capitan Dreyfus noes Ia uriica rna-

nera de asocial' Ia propia causa a una causa mas general. Los auto-

res de las cartas tambien pneden hacer referencia a las victimas de

casos de los que los diaries hablaron durante los anos 1970-1980

(Aranda, Bidalou, Bonlin, Lucet, etc.). «Luego del celebre caso del

capitan Dreyfus, luego del celebre caso Gabriel Aranda ---el Estado

entrarnpado-- una vez mas el Estado cae en 10.rarnpa de un simple

"civil", yo mismo» (carta nurnero 735; hombre, agcnte de vigilancia,

ex suboficial, Paris). «Sacudida como esta por los espasmos del caso"Poniatowski-De Broglie", la opinion publica ignora a menudo que

hay anomalias judiciales mucho mas escandalosas pero dosgracia-

damente desconocidas» (carta numero 711; ejecutivo medic de la

region parisina), El ejemplo del ministro Hobert Boulin (quien, se-

gun la version de la policia impugnada par Ia familia, se habria sui-

cidado a rafz de una acusacion considerada difamatoria) es invocado

a menudo, par ejemplo pOI' un pequeno empresario arruinado pOI' el

fisco: ,,81, tengo la BAJEZA de exigir JUSTICIA, como ROBERT

BOULIN, pero yo morire tarnbien en mi veneno» (carta numero

507). En Ia carta numero 618 (oficial retirado, Belgica), el caso gira

alrcdedor de una hcrencia. Los notaries han malvcrsado, en benefi-

ciode otros miembros de Iafamilia, los bienes de 13victima: "Los su-

frimientos que soporto desde haec cinco afios me han heche experi-

mental', de Ia manera en que describe, el drama del caso Boulin (. .. )

Conozco 01 infierno moral desde haee cinco afios. Escribo en esta

carta a los notaries que Robert Boulin mUl'10 en un infierno serne-

jante». En la carta mimero 445, que se refiere igualmente al caso

Boulin, el proceso de generalizaei6n se invierte: el denunciante

(hombre, psicologo consejero que vive en una ciudad mediana del

sur de Francia) escribe a1diar'io para proponer un "Punto de vista"

sobre la muerte de Robert Boulin, presentado en la forma. de un a1'-

tieulo de cuatro paginas dactilografiadas. Al final de la segunda pa-

28 7

Page 28: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 28/62

::; -

.:"

J~ ~~.

~E

- : - : h .gE

, : - : .

~ ~ ~ ,~ c~3 ~ :~ ~c

c§ X.c:

. : .0 ; ;

.~.C 3 :3~ 3 + ~ ~

~ :;

~"" 0+ g Q

~

1 i

~ca f4~ .c~ 8

.g

]~.

'If~~ G ~ ,0

~ 2 c; ~.-'3

0; '".~

~ 2c

'" fJ · ~oictirnci.persegui.dor '"

Q

"'''''B .~ c:

ning0n lill:-o 2G e

dopendenc ia je'rrir-quica

0 tecuica 11 15 If )

bZ0 profe»ion,d IS 17 22 13 2fi 22 1:1

Iazo de vcc'indad 14 28 2l 21 29 ; = . 0 ;~) ].j

lace fam.iliur 8 23 27 ;'")1 ~~8 :).j lG lb

do por otros que 10 poseen y 10 manipulan. En efecto, si hay conspira-

cion, la relaci6n que la victim a mantiene con e1perseguidor es me-

nos personal y la denuncia es por consiguiente menos dificil de asu-

mir, El perseguidor ya no actua en cuanto persona definida por su

relaci6n con la vfctima. Opera, en coa1ici6n can individuos exteriores

a la red de relaciones amistosas 0familiares, en casos en que hay

grandes personajes involucrados. Bajo la influencia de otras perso-

nas, y frecuentemente incluso manipulado desde e1 extranjero, ac-

tua en beneficia de intereses que 10 trascienden. Cuando la victima

llega a descubrir un principio oculto que explica las alianzas secre-

tas que sospecha, su perseguidor puede ser denunciado, no ya en

cuanto persona individual, familiar y cercaria, sino como represen-

tante de un grupo que aetna en secreto y que se caracteriza de ma-

nera discreta, por la existencia de un criteria cornun, como es e1caso

cuando se devela una conspiracion de los judios 0de los francmaso-

nes, etcetera.

gina se desplaza brutalmente hacia su «caso personal", que hasta

ese momento no ha sido mencionado (<<micaso personal es a la vez

ejemp'lar Y comun»). Se trata de una historia de conflicto familiar a

rafz de un divorcio eon acusacion de homosexualidad, de corrupcion

de menor, etcetera.

Cuadro 4. Reluciones entre los actanies y maniobras esiilisiicas (~f/. 'it).

La rnaniobra que sirve para engrandecer a In victima puede ser

utilizada tambien para engrandecer al perseguidor, como por ejem-

plo cuando los gendarmes son asimilados a la Gestapo. Pero cuando

el perseguidor es un individuo singular, yen particular cuando se

trata de un allegado, una soluci6n frecuente consiste en asociarlo a

una conspiracion. La referencia a la existencia de una conspiracion,

que se correlaciona can una fuerte proximidad entre los actantes

(caso en que la victima y el denunciante son una misma persona y

en que e1perseguidor es un allegado), interviene con un peso ele-

vado en Is determinacion del primer eje factorial en 81 que se oponea la mendon de un solo individuo singular a titulo de perseguidor,

modalidad que par 8U parte se opone, pero esta vez sobre e1segundo

eje, a los casos en los cuales el perseguidor es una persona colectiva

designada por un nombre generico (pOT ejemplo, 81 nombrc de un

pais, de un partido, de una asociacion, etc.). En la conspiracion hay

designacion deun perseguidor particular pero que actua en acucrdo

can otros, a losque esta ligado por uripacta secrete 0 una propiedad

invisible. Puede ocupar diferentes posiciones en esta coalicion, ser

su jefe, Q incluso, como se sugiere a rnenudo cuando el perseguidor

pertenece itla familia, no ser mas que un iristrumento pasivo rnovi-

28 8 28 9

Page 29: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 29/62

6. Lo que no hay que hacer por S1 mismo A 13.inversa, cuanto mas se avanza hacia los extremes del eje, mas

sugieren las modalidades encontradas la apropiacion par el denun-

ciante deuna forma general asociada a un recurso colectivo que des-

via para su propio uso. El eje esta estructurado por la oposicion

entre los procedimientos argumentativos que se apoyan en la ins-

cripcion y la puesta en practica de medias probatorios segun proce-

dimientos estandarizados, como en el derecho (Perelman y Foriers,

1981), y los metodos que apuntan a convencer a los demas y a susci-

tar su adhesion por Ia fuerza y la vehemencia de la afirmacion de

inocencia, el caracter extraordinario de las acciones llevadas a cabo,

los riesgos que la victim a acepta deliberadamente asumir para que

la verdad se ponga de manifiesto, As}, hacen una contribuci6n par-

ticularmente fuerte a la determinacion del eje3, par un Iado, la pre-

sencia de numerosa documentacion, e1recurso a un abogado, a un

tribunal 0 a un experto y, por el otro, la afirmacion de que el caso ha

dado Jugar a una movilizacion, Inpresencia de un comito de apoyo,

de uri petitorio, la realizacion de gestos simbolicos y la denuncia en

nombre de una persona colectiva dudosa. Perc esta misma oposicion

pucde adoptar diferentes rnodalidades segun el grade en que los me-

dias utilizados supongan el acceso a recursos colectivos, como lo ve-

remos a1 construir la estructura del plano factorial formado por la

proyecei6n sabre un mismo diagram a del tercer eje y del segundo eje

(definido, como se rccordara, por la oposicion entre los actos y los

actarites singulares y los actos y los actantes colectivos, como 10

muestra especialmente Ia alineaei6n sobre este eje del numerc de

recursos colectivos empleados). Los denunciantes, que son con ma-

yor frecuencia portavoces de sus propias causas a medida que nos

desplazamos haeia 105 extremes del tercer eje, se distribuyen asf so-

bre e1plano factorial segun una estructura triangular caracterizada

por la oposicion entre tres posiciones que pucden caracterizarse de

la siguiente manera:

No hay mecanisme de generalizaeion -v-aunque se trate del para-

lela explicito can urra causa u otro caso considerado ejemplar, e in-

cluso de Ia ut.ilizacion de medias estilisticos asociados a generos 0

jergas instit.ucionales- que no pueda interpretarse como un signo

de anormalidad cuando e1autor se veen la necesidad de realizar so-

lo, sin contar mas que can sus propias fuerzas, maniobras que para

ser reconocidas como aceptables deben ser llevadas a cabo por colec-

Livas. Intentaremos rnostrarlo ahora per medio del examen del tel',

cer eje factorial (3,00% de la inercia total) y, en particular, de Iapro-

yeccion de los puntos sobre el plano factorial constituido por la inter-

seccion del segundo y el tercer ejes (grafieo 3). El tercer eje opone

diferentes man ems de acentuar, de subrayar, de recargar el acto de

den uncia con el objeto de aumentar su peso, de hacer que los otros 10

tengan mas presente, de volverlo r11.3.snotable, mas perdurable, mas

solido que las acciones cotidianas de la vida ordinaria. Los diferen-

tes mecanismos de acentuacion normalmente estan asociados a re-

curs os colectivos cuyo uso pautado es objeto de un control institucio-

nal. Pero aqui, precisamentc, deben su particularidad al hecho de

ponerse en acci6n al margen de sus condiciones institucionales de

validez, pOI' individuos singulares que actuan indivldualmente y par

su propia cuenta.

Estos denunciantes aislados, defensores de causas desespera-

das, realizan pOI' sf mismos, y las mas de las veces para sf mismos,

operaciones sabre forrnas simbolicas sujetas a uricontrol colectivo yse reapropian de las formas generales para darles un uso singular,

Estes procedirnientos de acentuacion tienen tant.as mas probabili-

dades de ponerse en practica cuanto menos satisface la den uncia-las

condiciones sociales de normalidad, Esa es la razon por la cual en-

contramos en el centro del eje las moda1idades (que no figuran en el

grafico para no dificultar su lectura) correspondientes a causas fa-

ciles de defender en el espacio publico (por ejemplo, denunciar una

agresi6n racista) y las configuracionss actanciales mas favorablos a

la enunciacion de una denuncia considerada normal (los juicios de

normalidad menos severos se situan en Iamisma parte del grafico).

1.Negativamente sobre el tercer eje (inscripcion) y positivamen-te sobre e1segundo eje (recursos colectivos), encontramos a los de-

nunciantes que Hevan a cabo por su propia cuenta operaciones de

orden judicial normalrnente realizadas par las instituciones jurfdi-

cas. Estos denunciantes se dedican, pOl' ejemplo, a desacreditar a

sus jueces. Declaran austituir a sus abogados, 10 cual supone 1autili-

zacion de recursos institueionales de orden jurfdico en un estadio

anterior del caso. Se proponen hacer reconocer su legitimo derecho

suministrando pruebas «rnateriales» de BU inocencia, como dicen los

juristas (Levy-Bruhl, 1964), con la forma de docurnentos, fotocopias

e indicios de todas clases.

290 291

Page 30: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 30/62

1 r - ; _ _ > . ( ; u : t 8 o i

II

III

I

- - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - c - - - - - - - - - - - - - - - - - - t - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - - .EJe 2 lr-onla! 2 reeur'sos ]

4t27 ~rl aeunto generalisacion: !admirust.rntivo case Dreyfus;{ 4 ~

sjngula ridad 6 mardobras isinrrictice yo jU

5idica

2 1ingularidad genera Iizacion:

nrtogrnfica dialogismc grandee pr-incipios

ha side

!,Q_Acci6n de

la lengua

• C 3 .' 5- ,, )

Ip1ag- io

tnaniobr as

neologiemos cienrifics s

epcdos US( de

var-ies tit.ulos

correcciones

rcvc.ncicnca

Jntimns pagina

.saturada YQ·Y-Onismo

caligrafia mumobras amenazas

Iiterarinsaar-caumo

9 invectives

8generaliaacicn:

Gestapo

deriuncia

a SUs juecess-unto

dooaesttccgarnb-s.to8

o :reCU"SO

doeumentos

7C21'l-O de-

recismo-sexisrno

reciho de

car ta cert.ificadaI

2<; documerrtos I

I

I

I

asuntc

caso. bru talidad

policial

financiero

GrMieo 3,Meconismos de acentuacion:

29 2

Eje 3

3,00 %

genernlizecinn:

dcrechcs dol hombre

g'rarides peraonaj 85

mexclados P o T ! el caso

case: error-

judicial

yc-ncsotros

carteubi er t a

policia

cop ia a

politico

nusctrcs

co pra a

l.a prcflsa

3 recursos

correepondcncia

documento

Iinanciero

gener-afizucion:

causae diver'aas

t aaurrto

de estado

ma niebr-aspol it.icas

cinco

prof eeicraal

gesto

Aceto» de 10

politico

1 pct.itot-io

t.ransgre:>ion

de regfamerrtos

trensgresc-S»

verbal

ccrnite

de apoyo

moviliz acj onaeunto

pc lit.ico

~octavifln

____ ~.~ _~l~

~o:~~n~~:~~~hu(~!ga

T _

T+ .. _ ~~ ~ __ ~ ~ , . ~ _ ~" -~ _. ~ ~ ~ _ ~ ~ >-

hnmbre

t.r-ibuna l

car t.a a

polit.icc

rechaxa

el fano

abogado

dccurnerrto

jur-Idicc

> 4 documeratos

r-eapueet.a

de- politico

casu; ccnflicto

de trabajo

recort,e de

pr-enea

magietredo

labors!

--artido

> 4 recursos

-reprcsentnot.e

Acci6n de 10

juridico

293

Page 31: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 31/62

2. Positivamente sobre el tercer eje (afirmacion) y tambien positi-

vamente sobre 81 segundo eje (recursos colectivos), se situan los de-

nunciantes que realizan por BU propia cuenta derruncias de orden

politico y que tratan de arrastrar a otros en su protesta diciendo que

tienen scguidores y confiriendo un caracter institucional, dura de-

1'0 exphcitamente politico, a las movilizaeiones porque les perrniten

afirmar su existencia como personas.

3. Par ultimo, Ia posicion definida positivamente sobre el tercer

eje (afirmacion) y negativamente sobre el segundo eje (recursos co-

lectivos) es ocupada pOI'los denunciantas cuya dernostracion de ino-

cencia no puede encontrar apoyo 11 1 en In retorica de Inprueba ni en

e1 desvio 0 Ia reproduccion modelizada de reeursos colectivos.lvir-

man entonces su conviccion y proclaman 3D protesta parasitando el

unico recurso eolectivo que tienen a mano y que, aunque tambien

sea objeto de un control institucional, parece accesible a una reapro-

piacion singular, es decir, el lenguaje. Llevan a cabo pOI' su propia

cuerrta, en efecto, operaciones de orden linguistico y fabrican 80-

Iitariarnente la lengua, como otros haeen individualmente politica 0

derecho. Estos productores de neologismos, sarcasmos, invectivas,

apodos, que se engrandecen en solitario -·multiplicando las huellas

de su presencia (firmas, sellos, «0] que suscribe», etc.), asociando laspersecuciones de que son objeto a emblemas dotados de un poder de

generalizaci6n mu)' elevado (Gestapo, dcrechos del hombre, ctc.) 0

confundiendo, en Ia misma mtimidad, los acontecimientos que les

endilgan personalmente e1trastorno y los que modifican el curso

del mundo-s-, son quienes reciben los juicios de normalidad mas

severos. Y ella, sin duda, porque, entre todas las maneras de rea·

Iizar individualmente actos sujetos a coacciones colectivas de pro-

ducci6n y convalidacion, han optado pOT la mas ambiciosa: la que

consiste en modificar, por su propia voluntad, por una afirmacion

radical de S1 Ypor una -ruptura del sistema de lenguaje» (Lacan,

1981, pag. 67), la forma social mas fuertemente sustraida a la «arbi-

truriedad» de las voluntades «individuales», como decia Saussure, yque, «exterior al individuo que par S1 solono puede ni crearla ni mo-

dificarla», «no existe perfecta mente mas que en Ia masa» (Saussure,

1955, pag. 30).

pueda concebirse: ingeniandose para inscribir en la gensralidad de

la lengua comun esa cosa singular que leha sucedido, precisamente

en 10 que tiene de inconcebible, de innornbrable. Pues al revelarla a

los otros en una formulacion indescifrable la victirna la guarda aun

para ella sola. Se pueden hacer las rnismas observaciones a proposi-

to de los apodos, que, al singularizar una palabra cuyo referente es

unico, empujan hasta BU limite la l6giea de los nombres propios: de-

signan piiblicamente al otro con un nombre que no pertenece mas

que a uno mismo. Tambien esta apropiacion singular esta suspen-

dida entre el ciframiento y el desciframionto. EI apodo -q1.1e asoeia

a Ia forma fonica revestida por 81 patronimico una particularidad

esencial y oculta del portador- desenrnascara, bajo la aparente

neutralidad de un signo arbitrario, las relaciones necesarias entre el

ser y el nombre, Pues nada en 1a persona del perseguidor esta alli

por casualidad, y e1juego con las palabras hostiga al «secreta disi-

mulado», como dice Jean Starobinski a prop6sito de los anagramas

de Saussure (Starobinski, 1971b), agazapado en el seno de su nom-

bre como de todo su ser, Pero, en los apodos mas sutiles, este secrete

aun permanece ooulto, al menos para un lector exterior al case. EI

autor no devela su sentido y se reserve la clave que haria posible su

desciframiento Yque, al referirse a un indicio singular, puede no SCI'

accesible a nadie, can excepcion, claro esta, del interesado mismo, el

unico en condiciones de reconocersc.

Lo que aeabamos de decir acerca del neologismo y del apodo vale

tambien, en menor medida, para los denunciantes que, para forta-

Iecer su causa, movilizan solitariamente recursos y una estilistica

de aspeeto cientifico, sin gozar del apoyo de la institucion cientffica

(Boltanski y Maldidier, 1977). Las maniobras mediante las cuales

estos autodidactos pretonden establecer la prueba cientifica de su

inocencia ocupan una posicion cercana a la del neologismo en la

estructura del plano factorial constituido pOI' los ejes segundo y ter-

cero. Asi, por ejemplo, en la carta numero 605, uri ejecutivo de la

informatica, autodidacto, despedido de su empresa y victima enespecial de un complot dirigido a enterrar, mediante una conspira-

cion de silencio, una de sus invenciones, presenta la denuncia (die-

cisiete paginas) en Ia que expone su caso con la forma de una su-

cesion de algoritmos a fin de demostrar, de manera rigurosa, Ia

realidad de la injusticia de que es victims: "Los analisis 2 y 6 des-

criben incoherencias que aurnentan con el tiernpo. Generan un

campo negativo que provoca por contra-efecto las reacciones 16gicas

de 1-1.I:.S.7.5.-23081980. Esta reaccion programada va a realizar el

programa I·IAJ-7.5.-24061978 con Ia sola finalidad de extender el

CAM:PONEGATIVO. Pero, GPOI ' que esta soluci6n programada y no

El neologismo ~···quedesigna, tanto en Ja denuncia como en la

ciencia, un objeto absolutamente inedito, inconcebible en el lengua-

je ordinario, inaudito, que el creador del nuevo sintagma es el pri-

mero en experimentar y percibir-v- expresa mejor que ningun otro

procedimiento la enormidad de la injusticia sufrida por la victima,

Cjueena trata de poner de manifiesto de la manera mas fuerte que

294 295

Page 32: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 32/62

otra? La respuesta esta en e1documento HS-7.5.-2110l980» (sigue

Ia firma y la mencion, en rojo: "AL DEJARLES APLICAR LAS LE-

YES QUE ME HAN APLICADO, USTEDES AGONIZARAN LEN-TAMENTE, LA GRAN ARTILLERIA SOPLARA CON FUERZA

2.. ,,3 . . _,,).

EI escape hacia la universalidad de Ia ciencia no nos es descono-

cido. En efecto, como se recordara, es e1procedimiento que utiliza el

presidente Schreber para haeer publicus sus revelaciones, 10 que Ie

permite, en particular, des-singularizar Ia relacion que mantiene

con e1profesor Flechsig, hacia quien afirma, en la presentaci6n de

su obra, no guardar «resentimiento personal de ninguna clase» y

cuya «honorahilidad y valor moral» no tiene «el menor motive para

poner en dud a»(Schreber, 1975, pags. 11-2). Pero Schreber tambien

hace, y sabre todo, religion; en efecto, ,;,quepuede ser mas universal,

mas general y mas grande que Ia referencia a 10 sagrado? Ahora

bien, por razones que serfa extenso y diffcil dilucidar y que sin dudaobedecen, al men os en parte, a la relacion de sustitucion que se ins-

taur6 entre las potencias del mas alla y la sacralidad del Estado,

ninguno de los autores de las cartas aqui analizadas fabrica, como

Schreber, una mitologfa para su uso personal ni intenta probar que

tiene razon afirmando que los dioses estrin de su Iado.

Las maniobras de tipo judicial se ordenan sobre el eje 3, desde el

centro hacia el polo inferior. Son a menudo realizadas por agriculto-

res, cornerciantes, artesanos, pequerios empresarios, miembros de

las profesiones Iiberales en los cases que los oponen al fisco 0en los

conflictos entre individuos vineulados por relaeiones economicas,

par ejernplo en las pequefias empresas. Dichas maniobras implican,

en primer lugar, el recurso a un tribunal Cinstitucionalmente centro-

lado y con un riesgo legal); luego, la uti1izaei6n de los servicios de un

abogado (de acceso mas libra), y finalrnente, la reapropiacion par el

denuneiante mismo del trabajo judicial y probatorio. En los casos en

que es necesario convalidar una interpretaci6n y hacerla reconocer

por otros se reeurre a menudo a procedimientos de aspecto jurfdicoaun cuando se desarroHen sin la intervencion de la institucion judi-

cial. Yello, sobre todo, cuando el autor, al renuneiar a hacer ver que

tiene razon mostrando que otros 10 apoyan, se propane -a menudo

luego de haber recusado a especialistas autorizados tales como

abogados 0jueces- establecer la prueba material de su inocencia y

preparar por S1 mismo el proceso en que comparece a Ia vez como

victim a injustamente acusada y, con respecto a1perseguidor, como

testigo de cargo.

La primera tarea consists en fundal' la argumentaci6n estable-

ciendo y produciendo los docmnentos del expediente. Las cartas de

nuestro corpus cstan a menudo acompanadas de un gran numero de

documentos de aspecto jurfdico y, mas generalmente, de Ull legajo

que comprende fotocopias muy diversas, en especial recibos de

cartas certificadas. La fotocopia BS hoy un instrurnento indispen-

sable para e1desarrollo de un caso. La recoleccion y acumulaei6n de

los documentos mas variados destinados a servir de prueba en una

everitualidad futura son sin duda uno de los signos mas manifiestosen que se reconoce que un caso se injerta en e] curse de la vida ordi-

naria y la interrumpe. Pues cuando todo va bien y Ia vida ordinaria

sigue 8U curse a la manera de 10 que es evidente por sf misrno, las

pruebas son imitiles puesto que nadie tiene raZ0l1C8para exigir su

presentacion. La primera aceion que marca una ruptura can la ruti-

na ordinaria Ilevada a cabo por una persona que dentro de su em-

presa se siente amenazada, pOI'ejemplo, por un despido, y que se

propane, en medio de la mayor ansiedad y con la intencion de prota-

gerse, hacer de ella un caso; consists en apartar, fotoeopiar, censer-val', a titulo de prueba y de medic de presion, documentos que hasta

entonces circulaban, pasaban de mana en mano, eran destruidos, se

extraviaban 0quedaban abandon ados en el fonda de los archives sin

despertar ningun interes particular. Esta persona acumula su «ex-

pediente negro", como dicen a veces los interrogados. Esta suerte de

sobrecarga de la cosa escrita y, por asi decir, de sobre-objetivacion

idolatries que se fija sobre el texto en cuanto cosa ~afin, por 10 de-

mas, a la logics del endurecimiento jurfclico---, confiere a los docu-

mentes reproducidos, conservados y reunidos una nu=va significa-

cion que naee precisamente de su reunion en una coleccion, Los reci-

bos de cartas certificadas, documentos cuyo fotocopiado y envio iJa-

recen particularrnente extranos, aparecen asf, con respecto a los do-

cumentos jurfdicos propiamente dichos, en la misma relacion que

las expresiones juridicas improvisadas 0 amanadas tienen con los

medics retoricos conformes a los usos de Ia institucion judicial. Los

diferentes tipos de reeursosjuridicos se distinguen, en efecto, par los

grades diforentes de accesibilidad (por ejemplo, es mas facil reclutara un abogado que a un juez), La forrnalidad de la certificacion cons-

tituye uno de los aetos de aspecto cuasi jurfdico mas accesibles y una

de las maneras mas simples de obtener un documento: un recibo, lIDimpreso oficial y estandar que la fotocopia permite reproducir a

voluntad. En la ofieina de correos cualquiera puede, por menos de

diez frances, afianzar su expediente, creal' prueba, generar derecho.

La acumulacion y Ia publicacion de documentos pueden prolon-

garse durante un largo periodo, aun cuando, luego de un juicio, la

causa parezca concluida y el caso archivado. En numerosos casas

sucede, en efecto, que los denunciantes euya causa ha sido juzgada

29 6 297

Page 33: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 33/62

de una rnanera que consideran injusta no se resignan, rechazari la

sentencia y se afanan por reabrir el caso, para 1 0 cual se lanzan a Ia

busqueda de nuevos elementos de prueba destin ados a apoyar su

argurnentacion. EI trabajo de la prueba no contiene en sf misrno el

principia de su cierre y, como 10 sugiere por ejemplo la obligacion de

juzgar a que estan sujetos los magistrados, los procesos podrfan

prolongarse casi indefinidamente si los jueces no estuvieran irives-

tidos de una autoridad que no solo les permite sino que Ies ordena

cerr'ar los casas que se les someten, par medic de un «acto de sobera-

nia que tiene por finalidad el establecimiento de la paz judicial»

(Perelman, 1972, pag. 212). Esa es, por 10 dermis, la razon por la cual

Henri Levy-Bruhl, al procurar deterrninar la naturaleza de la prue-

ba judicial, renuncia a toda definicion sustantiva para admitir en la

categoria de prueba cualquier dispositive que permita poneI' fin a

una disputa, ya se trate de la ordalia, medida probatoria a la que ya

no acordamos ningun credito, 0del informe de un perito en grafolo-

gfa, bahstica, etc., euyos argurneritos, tratados hoy como atendiblcs,

son sin embargo objeto de multiples impugnaciones (Levy-Bruhl

1964). '

Pero los autores de cartas tam bien pueden construir DOl' sf rnis-

mos 1 0 jurfdico con palabras, adoptando el vocabulario d~l derecho,

es decir, escribiendo una prosa rebosante de terminos como «sin per-

juicio de», «visto que", etc., e incluso fabricando un lenguaje que, sin

ser e1de los juristas, se pareee alvocabulario juridico y, por ejemplo,

construye derivaciones a Ia manera de Ia etimologia falsa (Bally,

1951, pags, 32-40). Asimismo, pueden crear enunciados que recuer-

dan a1discurso juridico valiendose simplemente de formas muy ge-

nerales disponibles cada vez que haee falta, como dice Jacques

Lacan a proposito de las mayUsculas, «agregar algo al lenguaje» (La-

can, 1981, pag. 48), de las que derivan efectivamente las propias for-

mas juridicas. La escritura juridica, destinada a dar prueba, se ca-

racteriza, en efecto, par un elevado grado de ritualismo. Establece

formas fijas, que prohfben la variaci6n -tratada como transgre-sion-c-, so pena de ver abolida Ia eficacia de la palabra (el «vicio de

forrna»), y que de ese modo obligan a1usuario a la repeticion, Todo

procedimiento que apunte a acentuar y endurecer e1discurso me-

diante la repeticion, la reinscripci6n, 01 ritualismo, la reitcracion,

etc., confiere asf al texto propiedades que 10ernparientan con los es-

critos de derecho, aunque no sea posible atribuir una genealogia

jurfdica a los medics utilizados pOI'el denuncianta,

7. Generalizacion y singularidad

La mejor forma que tienen los denunciantes de escapar a los

rigores del juicio de normalidad es recurrir a modos politicos de

acentuacion, es decir, realizar actos que pongan enjuego la iriterpre-

tacion en el registro de la politiea y hacer referencia a personas eo-

lectivas en cuyo nombre eatan presuntamente autorizados a expre-

sarse. Y ello particularmente, una vez mas, cuando la victima es

acogida pOI'colectivos instituidos. Se ordenan asf , desde e1centro

hacia e1polo superior del eje 3, diferentes formas de aeciones perte-

necientes al registro de Ia movilizacion politica, cada vez menos con-

vincentes a medida que nos elevamos a 10 largo de este eje. Eneon-

tramos en primer lugar 1areferencia a personas colectivas muy ins-

titucionalizadas yde grandes dimensiones, como grandes sindicatoso partidos politicos importantes, cuya invocaei6n no esta libre de

toda restricci6n y cuyos portavoces autorizados pueden opener re-

sistencia a las tentativas de apropiacion pOI' parte de individuos sin-

gulares, por ejemplo desmintiendo la afirmacion de que su organi-

zacion defiende oficialmente a la victima. Le siguen el apoyo de

asociaciones mas especializadas, mas pequefias, mas faciles de rna-

nejar, etc., y el respaldo de personas colectivas sin garantias institu-

cionales, por ejemplo en Ia forma de comites de defensa que pueden

haber sido constituidos por la victim a 0 pOl' alguno de sus allegados,

10cuallos expone a la acusacion de haber sido «prepat'ados de arriba

abajo». Y por ultimo llegamos a los gestos simb6licos de protesta y de

movilizaci6n ------comoa distribuci6n de panfletos, los actos publicosde insubordinacion 0de transgresi6n dereglamentos, etc.- que un

individuo, Ia victima 0 su presentador, siempro es libre de realizar

par sf mismo, solo, sin la asistencia de otros, y a veces tambien sin

obtener el apoyo que esos aetas tienen por objetivo suscitar,

Pues uno mismo puede hacer po1itica utilizando por S1 solo proce-

dimientos de movilizacion que para funcionar normalmente exigen

que los manejen varios, pero en ese caso uno se expone a la incredu-

lidad 0a la acusaeion do anormalidad. Asf, es posible -aunque pa-

rece rcla tivamen te infrecuente-s- fabricar la propia organizacion po-

htica. La carta mimero 629 se presenta can Ia forma de una larga

29 8 299

Page 34: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 34/62

confesion de trece paginas, El autor, que escribe en nombre del FLP

(Frerite de Liberacion Proletaria) y de la TULIPE (Tribuna Univer-

sal para la LIBERACION DE LA INTELIGENCIA PROLET:PJUA

EXPANSIVA), declara los siguientes titulos: «Camarada de Ia Libe-

racion pro-humanista, cruz de guerra antifascista, Comandante de

la legion de honor antiimperia1ista». Aprendiz de carnicero a los 14

anos, enfermoro a los 21 anos, en 1963 aprueba el examen especial

de ingreso a 1a facultad de ciencias. Ocho MOS mas tarde, ya en la

facultad de medicina, es aplazado en un exarnen y, cuando Ja admi-

nistracion leniega el derecho de Vel' BU prueba, toma de rehen a UDO

de sus profesores: «En nornbre del Frente de Liberacion Proletaria y

con e1apoyo de un escrito evolucionista de veinte paginas del que se

imprirnieron novecientos ejemplares, torno de rehen al decano X,

medico legista cuyas funclones mismas rnuestran con claridad la

imagen de hombre de extrema derecha reaccionario aEenante para

el pueblo y la inte1igencia proletaria. Pistolas en mana y en bando-

Iera, mi objetivo era lograr que me entregaran mi prueba a Ia fuerza

aduenandom8 de ese abanderado de ensefia negra con calavera.

Pero, no queriendo abatir a Jean-Marc, un obrero de mantenirnicn-

to que terei6, el asunto tomo mal cariz y,ayudado por sus doctores en

derecho y sus doctoros en medicina, el medio politico ahog6 e1casopara que no llegara ante Ia justieia a los ojos del pueblo y los traba-

jadores». El autor lucha en 10 sucesivo contra «EL SEGREGACIO-

NISMO UNIVERSITARIO DE LAS CLASES SOCIALES" y por

«LA EVOLUCION contra LA INVOLUCION CEREBRO-SOCL4.L"

("Ninguna clase social debe ser el cerebro de Ia sociedad - e1pueblo

es ala vez cuerpo y cerebro social»).

Es mas frecuente constituir e1propio comite de apoyo. Asf, en un

texto (carta nurnero 593) con forma de octavilla (titulos en grandes

maylisculas; consignas: "iLA JUSTICIAr 2,Igual para todos?», etc.)

en que anuncia una huelga de hambre, una cornerciante «arruinada

como consecuencia de un error judicial» lanza «un llamado a formar

un comite de apoyo a todos los que estan por el respeto de los dere-ehos del hombre», Ella preside e1comite de apoyo que intenta cons-

tituir en favor de su propia causa. Adjunta a su denuncia una carta

abierta a1 ministro de Justicia: «sefior Ministro: Tengo el honor de

poner en su conocimiento que antes de hacerrne justicia solicito una

ultima vez tenga a bien otorgarme una entrevista antes del 30 de oc-

tubre, fecha en que terrniriare mi ultima huelga de hambre comen-

zada este dia para salvar a la persona a la que debo Ia vida y la de

mis hijos. Pasada esa fecha, el cornite "Legitima Defensa" (JO

n° 180,05.03.78) entrara en accion». En Ia carta numero 515, el au-

tor escribe en calidad de «Miembro cofundador del Comito de Defen-

300

sa P . , C ... », que neva 01 nombre de un ingeniero acusado de viola-

cion y encarcelado. E1 texto es enteramente manuscrito, pero esta

puntuado, como S 1 fuera una octavilla, par consignas en mayusculas

«E .. C.. c ES INOCENTE», "YOACUSO ... ",etc.). Ningun indicio,

nrngun signo de institucionalizacion, ninguna l.ista de nombres

permiten dar cuerpo al comite de defensa y conferirle una existencia

objetiva distinta de Ia persona misma del denunciante que, por

ejemplo, situa la sede del comite en su direccion particular. La sos-

pecha nace desde luego en el espiritu del lector: les un «verdadero»

comite de defensa? ,:,EIdemmciant.e no estara, acaso, ligado a la vfc-

tirna? z,Nose tratara de un amigo 0 de un pariente, etc.? Tambien

podrfarnos tomar como ejemplo Ia carta mimero 536, que haee

referencia a un comite de defense constituido en relacion con e1caso

de J. II., igualmente acusado de violacion, aunque en este caso la

realidad del comite sea mas solida en la medida en que se dice que se

forma «bajo Ia egida de un sacerdote». Para hacer mas apreciable In

fragilidad de esos comites de apoyo improvisados, les opondremos la

carta rnirnero 420, escrita en nombre del cornite de apoyo a P L. (un

juez de menores sancionado), que presenta todas las garantias de

norrnalidad. Este cornite, en efecto, fue creado por iniciativa de una

«intersindical» que «reagrupa al Sindicato de la Magistratura, las

Uniones Departamentales de la CGT y la CT, el Sindicato Nacional

del Personal de la Edncaci6n Supervisada, la CSF, las federaciones

del PS, del PSIJ y de la LCR, asf como varias municipalidades de la

union de la izquierda».

Pueden hacerse observaciones analogas a prop6sito de otra for-

ma de manifestaei6n: e1 petitorio, Estos cortejos de Hombres, cuyo

poder de conviccion es tanto mas elevado cuanto que reunen a gran-

des hombres para quienes la cesion del patronimieo puede implicar

un costo ("devaiuar su nombre»), tienden a la anormalidad y, pOI'

consiguiente, a verse afectados de nulidad si la altoridad de los

signataries y el beneficiario del petitorio no esta garantizada. Sea,

par ejemplo, la carta publicada pOI' Le Monde en febrero de 1983, enIa eual una periodista televisiva bajo la amenaza del despido escribe

en respuesta a un articulo: «Tambien leo can indignacion en este ar-

ticulo que yo seria Ia instigadora del petitorio que una cuarentena

de iritelectuales han firrnado en mi favor». La carta numero 455,

enviada pOI' un profesor universitario, es perfectamente normal. Se

trata de un llamamiento en favor de un disidente ruso que, segUn el

rernitonte --quien, a1hablar en nombre de un colectivo, se expresa

en la prirnera persona del plural-, fue «redactado por fisicos»: «Es-

tamos recolectando firrnas de fisicos (. .. ) perc tambien nos hemos

puesto en eontacto con ciertas personalidades ajenas a la fisica». La

30 1

Page 35: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 35/62

carta personal escrita a mana (can una firma que incluye nombre y

titulo) va acompariada por un texto mimeografiado seguido por una

lista de alrededor de doscientas firmas entre las cuales figuran va-

rios grandes nombres de la universidad, 10cual asegura la credibili-

dad de este petitorio estandar, Lo mismo puede decirse de Ia carta

numcro 411. Esta carta manuscrita esta acompanada por un texto

escrito a maquina can numerosos errores de tipeo y titulado "GOL-

PIZA NOCTURNA". Este texto denuncia la intervencion de la poli-

cia en el curso de una ve1ada entre amigos, so pretexto de alboroto

nocturne. Le siguen las firmas de cuatro de los participantes.

Sin armar instituciones de arriba abajo, aun es posible fabricar

10politico realizando gestos -es decir,actos efectuados individual-

mente para atraer 1a atenci6n de ]013 dernas, movilizarlos y, even-

tualmente, 11evar108 a repetir e1 gesto inaugurado por el individuo

solitario-, por ejernplo asociandose a una huelga de hambre, de-

volviendo los doeumentos militares en senal de solidaridad, dimi-

tiendo, etc. Para ser vista, ese gesto debe separarse de manera des-

tacada de la trama de las conductas ordinarias y reclarnar de los de-

mas una interpretacion, Cuando el gesto llcga a ser suficienternente

saliente, siernpre es necesario un trabajo de interpretacion para

manejarlo, y ella tanto si se quiere poner de relieve su valor simboli-co ---es decir, Ia generalidad con miras a un bien comun-s-, como si,

por el eontrario, se busca devaluarlo, ya sea devolviendolo al cauce

de las practicas corrientes dominadas por el interes, ya sea expul-

sandolo hacia Ia marginalidad y la Iocura. Practicamsnte cualquier

cosa puede utilizarse para hacer un gesto, en especial todo acto de

transgres:i6n -par ejemplo, en los casos estudiados, el robo de un

documento 0de un objeto artfstico, 0simplemente el silencio en una

situacion que exige la palabra=-;' a condicion de que este separada

de la satisfaccion de un mteres personal, a fin de revelar la gratui-

dad de una transgresion realizada pOl' la transgresion misma, es de-

cir, para protestar contra la arbitrariedad de la prohibicion que ella

haee ver, Pero, para atraer, el gesto no s610debe ser gratuito. Tam-bien debe implicar un riesgo. Dado que e1desinteres se manifiesta si

los costos personales son superiores a los beneficios personal mente

descontables en la pear de las hipotesis, los gestos mas arriesgados,

los mas insensatos, y por lo tanto los mas susceptibles de ser objeto

de una reducci6n en terminos psiquiatricos, son tambien los opera-

1AJgunos profesores de ensefi.anza secundar;a rechazan las inspecciones. El gesto

consiste en guardar silencio mientras el inspector este presente en el aula. (Cf. el

documento publicado en 1973 por un ~oJ8ctivo de profesores, NOI! " ['inspe(:lion, dos-

sier des profs ganctionncs. Uno de los testimonios l'ecogidos se titula: «Ac1araciones

sobre las razones y la significac16n de mi gesto».i

302

dares mas encaces cuando encuentran en los demas interpretacio-

nes capaces de revelar-~s deeir, par~ ~~r m~s J?T(~cisos,de eonstr-

t 'uir-e- su dimension colectiva. La traicion publica, que puede sO.r

una forma de demmcia, es de este orden. Un individuo devela ptibli-

camente, frente al exterior, el secrete de la comunidad a Ia que per-

tenece ~familia, Iglesia, partido, empresa, etc.~, y 10 haee solo, en

nombre de los valores mismos del grupo, que segun su acusacion los

otros miembros ya no respetan.f " .

Asi. los autores de las cartas se esfuerzan pOl' reahz,:,r Dlo':'lhza-

ciones 'alrededor de su caso devolviendo sus conde~oraclOnes \caTt~

nurnero .141), negandose a cornparecer ante u~ tn?unal Y,connl~l-

candoselo (carta numero 614; el autor os un eJeC1.~t1vo:Iecm.cuenua

anos, desempleado, involucrado en un caso de dlVorcl~), e incluso

(carta numero 768, proveniente de un actor) enca~enandos~ a un

pray ector de television para dirigir un ruego al presidente de ia R:-

publica en el curso de un encuentro publico. Entre los gestos mas

ntilizados Ymas espectaculares figura hoy In huelga de ham~re.3 El

interes tactico de Ia huelga de hambre --en contraste, por eJempio,

con la automutilaci6n 0 el suicidio, que son cuesti6n de t~do 0 na-

da- es quela importancia del riesgo es U1~afuncion del t18mpo,' 10

cual perrnite ajustar el ritmo en que se realiza e1gesto y se ,efectuanla difusion informativa y 1a rnovilizacion. El aumento delr~~sgo . C ? l l

I" es un argumento de peso para apurar la rnovi lizucion.e tiempo " ..Claro esta que Ia medida en que una huelga de hambre puede S~SCl-

tar el iriteres de los demas y lograr su adhesion depende en prrmer

lugar de su duracion. El anuncio de una huelga de harnbre ~a~ece

hoy no tener casi ningun efecto, y .1a~~caCla de ese proce~n~lle~-

to disminuye, al parecer, can su difusion. Algunos huelgU1stas se

2 E'" ten actualmente en los Estados Unidos asociaciones que reagrupan a,XIS I .. N de

ier d .nominan uihistle blowers" que estan cercanos al mOVlmlento 1 a cr .qUleneS se L t... • ..,) . ' L

Estos denunciantes reivindican el reconocimienlo legal de su der~cho H denc:ncrar

publicamente a su empresa 0a miembros de esta, en nombre de los mtereses rmsmos

de la ompresa, sin ser s8ncionados (Westin, 1981).. .3Las tecni~as de protesta hoy mas insti tnclOnaliz3das, como por eJ::",plo la

hucl f n en elpasado gestos inaudit .os que reclamaban la iri tcr-pret .acron de unuega,uero. .,',' 19grupo y contribuian, 811suscitarla, a movillzarJo (cf. T Il iy y T il ly , 1981, esp. pags. ..

_. . b nel pasaje de las formas de protesta en US() en el siglo XVlIl a las nuevasy 81gS., so J'E . . . ". 't'

forma;; que aparecen en el siglo XIX, Tilly, lH82), No eXlste una J.l lstona sistema lca

de las tecnicas de protes ta (como hay una histor ia de las t (~Clllcas) , al menos. que

t 311108 1',''','S8°8 por "l'empio en la huelga de hambre. que en FranCJa eBnoso ros sep . ~,,~, ", '. , . . " .. ~ .p rhoy una tecnica de protesta relalivOimente cornente. i,Cuam1O lue mtrocillClda, & 0

que grupo? [Como se difundi6? i,Por que no se integra at arsenal. de las t e~mca~ ~~

. te~ta del movimiento obrero, etc.? Podriamos pIantear las D1,smas plegU1:tas apl 0 ,.~ . d"' F en

, .·t or eiemplo de las alltomuti1aciones, cuya 1l1tro ueelon en 'ranCI3,propos] 0 p _ , .

especial en los universos carcelarios, es muy reC1ente.

30 3

Page 36: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 36/62

quejan de que un largo ayuno ya no alcanza para atraer la atoncion

sabre 811 denuncia. For consiguiente, el llamamiento 0 el anuncio de

una huelga de hambre deben dramatizarso, como ocurre en los dos

ejemplos siguientes, En Ja carta numero 749 un ingeniero, ahara

desocupado, que denuncia desde 1968108 «abuses increfbles» de que

fue objeto, dice babel' realizado, en 1973, una huslga de hambre:

«En 1973 puse, para haec!" sonar Ia alanna,mi vida en peligro du-

rante veinticinco dias en una dramatica huelga de hambre, en el

aniversario de los cincuenta anus de un hombre ya enfermo. Pertur-

badas pOI' la conclusion que se avecinaba, las autoridades Iograron

irrterr-umpir esa huelga de hambre simularido otorgarme ciertas

satisfacciones y promesas pronto olvidadas», La carla abierta que

hace Ilegar a la prensa, dirigida a numerosas instancias politicas,

sindicales ajudiciales, lleva 01 numero 14y esta fechada el «dia 4538

de 1aresistencia de una familia lorenesa contra Ia opresion». En la

carta numero 560, un agricultor de la regi6n del norte hace una Iar-

ga confesion (trelnta paginas) para denunciar las injusticias cometi-

das contra 121por 3U familia pohtica, a Ia que antecede una carta

abiert.a en que anuncia una huelga de hambre: "A todos ustedes,

mis queridos, lanzo este Ilamamiento a todas las personas can las

que tuve ocasion de trabajar, tanto en Francia-Belgica como en elextranjero, a todos los agricultoras, independientes, artesanos, ciu-

dadanos, amigos, familia. < • voy a emprender una huelga de ham-

bre, los solicito a todos un apoyo moral, manifestacion can vistas a

que justicia, denuncia publica yverdad brille en plene dia tenga Iu-

gar en este pais mis Patrias: de supuesta democracia, de republi-

ca... Francia yBelgica ... ".

Sin duda es 3U sentido de la norrnalidad 10 que conduce a los au-

tares de las cartasjuzgadas menos normales a dar a sus escritos una

forma extrafia, y ello por al menos dos razones. En primer Iugar,

para establecer 1£1conexion con colectivos deben, como ya se ha

vista, crear un caracter general y efectuar pOI' S1 solos operaciones

que norrnalmente sellevan a cabo con otros 0en su nombre. Pero, ensegundo lugar, el aumento del nivel de generalidad no satisface el

sentimicnto que los empuja a denunciar al 0 a los perseguidores

responsables de la injusticia y a dar a conocer a1 mundo entero la

intensidad de los sufrimientos que soportaron. La norrnalizacion de

Ia denuncia POI' medio de procedimientos de generalizacion -con-

sistentes, per ejemplo, en sustituir a una persona designada pOl' su

nombre propio por un grupo representado par un nombre colecti-

vo-- exige un aacrificio que puede dejar insatisfecha a la victima.

Esta bien puede, en efecto, dmlUnc1ar ala «clase dommante» yman-

tener asf su denunda dentro de los l imites de la nonnalidad. Pero en

804

esc caso no dice riada, a casi nada, sobre el dolor que provoc6 en ella

quien la priv6 de aquello cuyo duelo no consigue hacer, sobre e1trau-

ma que ha sufrido, sobre 10 que desalento y frustro sus expcctativas.

Su indignaci6n no tiene por objeto a 1a «clase domirianto» y ni si-

qui era a un individuo calificado en la rnedida en que sea e1represen-

tante 018. «personificacion» de esc ser colectivo, sino a Ia mas singu-

Jar y a voces lamas cercana de las personas.

De cionde Be sigue que cuanto mas cercano sea el perseguidor

-ypor 10 tanto, cuanto mas diffcil sea designarlo publicamente sin

sufrimiento ni verguenza-v-, mas dificil sera reparar e1 dolor cau-

sado por 61 en e1unico rcgistro en que puede expresarse publica-

mente, que es el de Ia accion colectiva, EI autor de Ia denuncia se

vera entonees incitado a hacer reaparecer por vias indirectas ese

dolor tanto mas vergonzoso e intense cuanto que no es legttimamen-

te expresable en las form as constituidas de Ia denuncia publica,

sean judiciales °poltticas, Para que su denuncia tenga sentido, paraque sea autentica y, por 10 tanto, salvadora, debe, en efccto, dejar

traslucir de otra manera, por rnedio do alusiones, S16'110S y huellas,

la singularidad de GU caso, de 8U historia y de su persona, a la que

tuvo que renunciar en primer Iugar para tratar de encontrar segui-

dores y obtener de ellos Ia confirmacion de su tnocencia, La incita-cion que conduce a Ia vfctima a reinsertar y reiterar en su texto la

singularidad que intent6 eliminar, parasita formas que pueden no

tener ninguna relaeion directa con 01 tema explfcito de la denuncia

y, ni siquiera conlas propiedades del 0de los perseguidores identifi-

cades. Para realizar Ia tarea imposible dehaeer cornpartir a otros, a

todos los otros, 1 0 quo un sufrimiento tiene de menos fransmisible,

toda singularidad es buena siempre que delate, como por error, la

tergiversacion introducida por el trabajo de generalizacion. La sin-

gularidad puede fabricarse, en efecto, parasitando y subvir tiendo

cualquier forma dotada de un minimo de regularidades. Se mani-

fiesta de ese modo al mas bajo costo, al hacer su niche en las form as

mas generales y estandarizadas (Thevenot, 1983), es decir, allf don-de distancias escasas bastan para introducir notables perturbacio-

nes, En los textos aqui analizados es el caso, por ejemplo, de la escri-

tura, la ortografia, la sintaxis,

Tomeso, pOl' ejernplo, la escritura. Forma estaridar de validez

general, es considerada tambien, a1 menos desde Lavater y sobre

todo desde mediados del siglo XIX (Tajan y Delage, 1981, pag. 37),

como uno de los soportes en que viene a inscribirse 10 que hay en el

individuo de mas singular, aquello que 1 0 distingue, 10 que disirnula

ante los demas y ante S1mismo. AJ caracter de imprenta, impersonal

ymecanico, que nada debe a las particularidades del impresor y que

30 5

Page 37: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 37/62

no conserva e1recuerdo de su trabajo, se opone asi 01 trazo de 1ama-

na Iibrada a las busquedas de identificacion (Ginzburg, 1980). En-

corrtramos esta oposicion sobre e1segundo eje, en el que por un lado,

hacia el polo de 10 colectivo, estan las cartas escritas a maquina de

manera profesional (rnaquinas electricas, ausencia de errores y

tachaduras, respeto de las norrnas formales de presentacion, etc.),

es decir, de modo impersonal, como conviene a los textos firmados

por un colectivo 0enviados en nombre de una persona colectiva, en

los cualos quien escribe no revela otra cosa que su competencia tee-

nica; y, pOl' otro lade, hacia el polo de 10 singular, tenemos las cartas

manuscritas en las cuales el autor deja algo de sf mismo a las inter-

pretaciones del destinatario (quien podrfa, par ejemplo, someter su

envfo a un analisis grafologico) pero, de algun modo, pasivamerrte y

sin tratar de acrecentar, por medio de maniobras particulares, la

singularidad formal de su texto. Las cartas con un buen tipeo de afi-

cionado ocupan, sobre este eje, una posicion intermedia proxima al

centro. Su grade de singularidad es mas eleva do, nun en ausencia

de faltas, que cuando el tipeo ha side realizado con una maquina

electrica, Se sabe, por ejemplo, que la irregularidad de Iosearacteres

permite, en particular cuando se trata de maquinas de escribir

portatiles, identificar la procedencia de un texto. Pero nunea aporta

esa suerte de presencia corpora] que revela la escritura manuscrita.

La distribuci6n de las formas sobre el primer eje expresa una

difereucia de otro orden. Cuanto mas singular es Ia relaci6n entre

los actantes y, en corisecuencia, cuanto mas ha debido e1autor cons-

truir conexiones fuertes para asegurar el lazo can colectivos -por

ejemplo, invocando los «derechos del hombre» en general en Iugar de

hacer referencia a una causa constituida mas modesta asociada a

un grupo con intereses especificos-, mas intensa es la incitacion a

sing'ular-izar las formas generales. Ella se manifiesta, entonces,

mediante errores de tipeo, que son visibles inc1uso luego de su co-

rreccion par superposicion de caracteres (por ejemplo, mediante

XXX),que conservan e1rastro del trabajo exigido par la denuncia, desus dudas y reticencias, con Ia forma de tachaduras 0de rayaduras

en otra tinta, etc., y sobre todo mediante grafismos pai-ticulares que

no quedan librados a la suerte de una interpretacion libre sino que,

par el contrario, afirman con autoridad 10 que los diferencia de las

escrituras ordinari as. La escritura desordenada, apr esur ada,

borroneada, en ellimite de la legibilidad e incluso ilegible, en la cual

el trazado se tuerce y se enmarana de manera irregular bajo el efec-

to de Ia indignaci6n, la eroodon y Ia vehemencia, es en e1orden del

grafismo 1 0 que Ia injuria, la amenaza, los neo10gismos, los apodos

son en e1orden de la estilistica. Esa escritura manifiesta la reapro-

306

piacion por parte de quien escribe de la forma general ~convertida,

por esas extravagancias, en la mas personal- para afirrnar en ella,

con la mayor expresividad, Ia injusticia cuyos costos ha pagado Ia

victima. Y este exceso, precisamente, hace las veces de prueba. Pero

la misrna incitacion puede satisfacerse tambien con otros medias

graficos mas complejos. Asi, Ia caligrafia, con sus Ietras enteramen-te dibujadas en mayusculas de imprenta 0, por el contrario, ·consus

trazos de pluma a Ia antigua, sus grandes tirabuzones apretados en

una red de rasgos, realiza al mismo tiempo dos operaciones contra-

dictorias. Endurece la forma escrita y la engrandece. La acerca a 10

oficial, al texto impreso, al derecho, al acto juridieo y notarial. Pero,

por medic de la misma maniobra, corta sin esfuerzo alguno con los

modos ordinaries de escritura y restaura la singularidad de quien

escribe, que en 10 sucesivo ya no puede escapar a nadie, haga 10 que

hiciere, inciuso alfabetos, para inscribir en la neutralidad de las for-

mas estandar 81 caracter unico, incalificable y realmente inaudito

del caso que 10 ocupa,

Los mismos an111i131se aplican a las correcciones, los subrayados

··-8menudo en color, de preferencia raja, como en los sellas an-

tiguos=-, las reescrituras con Ia misma tinta en el margen, con fre-

cuencia en forma perpendicular al trazado de las lineas, las letras

rnayusculas de gran tamafio destinadas a acentuar y engrandecer

los torminos considerados importantes, es decir, en ciertos casas,

casi todas las palabras de la denuncia, los sellos,etc. Estos anadidos

destacados son, en el orden de la presentacion grafica, e1equivalen-

te de las maniobras juridicae en el orden estilistico. Estan alIi para

dar «pruebas» y conferir ala denuncia la apariencia de un texto con

valor de dereeho y capacidad probatoria, mas autentieo, mas creible,

mas solido, mas duradero que un escrito ordinaria. Enmendado, el

escrito esta, por asi decir, mas inscripto. EI texto esta mas profunda-

mente anclado en la textura de un soporte que tambien puede estar

investido de enmiendas, papel sellado 0filigranado por ejemplo

(euyo precio reglamentado y elevado indica su valor simbolico), masfinne ymas ofieial que el papel comun (<<unpapel mojado»), es decir,

como en e1caso del pape1 moneda, mas profundamente ligado a un

colectivo que, al acordarle su reconocimiento, le asegura su dura-

cion. Y tambien al escrito de derecho hace alusion la ocupaci6n par

la escritura de toda Ia superficie de la pagina, a veces saturada de

hneas apretadas al punta de llegar a tocarse. Se sabe, por ejemplo,

que Ia reglamentacion de las aetas notariales exige que esten re-

dadadas de una sola vez, sin blancos ni inter1ineados. Pero, como en

e1caso de los diferentes tipos de caligrafia, estos simulacros de for-

mas instituidas realizados con medios improvisados expresan indi-

30 7

Page 38: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 38/62

sociablernente la singularidad de quien escribe. Esta singuiaridad

que tan valienternente osa exhibir en publico es la que haec, segun

dice, a 3U grandeza y la que, a1engrandecerlo,lo autoriza precisa-

mente a llevar a cabo solo y en persona actos que reclaman una au-

toridad iristitueional para realizarse de modo normal. Pues es nece-

sario ser ya muy grande yposeer sobre los otros un ascendiente con-

siderable para engrandecerse enfrentando la prueba consistente en

realizar publica y eficazmente gestos simb61icos y actos, en especial

de habla ymas precisamente performativos, ejecutados sin tener en

cuenta sus condiciones institucicnales de validez. Sin embargo se

trata, como veremos, de la operacion -en su caso desesperada-

que ensayan aquellos autores cuya denuncia es Ia mas dificil derealizar y la mas facil de descalificar,

Cuando la singularidad del sistema de los actantes aumenta y,

por consiguiente, las operaciones necesarias para crear 1 0 colectivo

-aunque s610sea con palabras, ya que no con personas- son

demasiado dificiles de llevar a cabo, las rnaniobras de generaliza-

cion se hacen escasas 0desaparecen, Los autores parecen renunciar

entonces a realizar los paralolos de 1 0 singular can 1 0 coloctivo, de 10

particular can 10 general que tanto ingenio exigen, como homos

visto, de parte de los denunciantes menos desesperados. En estos

textos limite encontramos, lado a lado, enunciados que hacen re-

ferencia a las dimensiones singulares de Ia identidad de quien escri-

be, tales como alusiones a su sexualidad, y enunciados relacionados

can contextos muyfuertemente conatitu idos de modo colectivo ()

dotados de una generalidad rnuy grande, incluso planetaria, como

programas politicos, consideraciones sabre lasgrandcs crisis inter-

nacionales, etc. Pero, en este ultimo caso, no se intenta ninguna

maniobra para unir los elementos pertenecientes a ambas series.

Pues los autores de estos extrafios textos pueden sumergirse total-

mente en el colectivo sin por ella creerse obligados a renunciar a In

expresi6n de 10 que tienen de mas singular. Esta suspension de la

oposicion entre 10 singular y 1 0 colectivo, que ciertarnente constituyepara el Iector uno de los signos mas claros de delirio, no es otra cosa,

sin embargo, que la adopci6n por parte de individuos corrientes de

una conducta discursiva que puede tener exito si quien la realiza es

un gran hombre, es decir, precisarnente un individuo que no s610

puede, a diferencia del portavoz institucional, representar a los de-

mas sin mandate, sino que ademas, a1modo de la profecia, se sirve

como prueba de BU independencia y su soledad (vno hablo en nombre

de nadie», «no represento a nadie mas que a mf misrno», etc.) para

reclamar explicita 0 tacitamente que 10 sigan 0, 10 que es 10 mismo,

que 10 escuchen y cornprendan, El gran hombre, en efecto, moviliza

308

a un grupo del cual es la argamasa ypara el cual constituye en cierto

modo 01criteria de pertenencia, dado que pretende representar, jus-

tamente en 10 que tiene de singular, al conjunto ilimitado de quienes

han encontrado en la expresion de esa singular1dad un mstrumento

de conocimiento y reconocimiento.f En ese sentido, para los autores

de las cartas la confusion de 10singular y 10colectivo sigue siendo

una rnanera de engrandecerse cuando todos los demas medics Ies

resultan inaecesibles. POl' eso, esa confusion puede Ieerse, tambien,

como un intento desesperado de norrnalizar las denunclas mastransgresoras, las menos realizables y las mas necesarias.

1 La intencion de alcanzar Ia mayor universatidad pOT medio de Ia expresi6n mas

complcta postble de la singularidad del sujcto esta Iigada a la aparicion de una

nueva definicion del hombre de Ictras (Starobinski, 1971).

30 9

Page 39: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 39/62

8. La dignidad ofendidacluir estudios superiores y las injusticias de que fueron victirnas

mas adelanto en e1curso de su vida profosional.J

La distribucion entre las diferentes categorias socioprofesionales

de los autores de cartas deja vel' una sobrerrepresentaci6n impor-

tante de las categorias superiorcs. Ala inversa, los obreros estan

clararnente subrepresentados, mientras que las clases medias ocu-

pan una posicion intermedia. Para explicar estas diferencias no bas-

ta con invocar e1 efecto de seleccion ejercido per el diario al que se

dirigen las cartas, como 10 muestra la comparacion entre Jadistribu-

cion de sus autores entre las diferentes categortas socioprofesiona-

les y Ia distribucion, segun el mismo principia, de una muestra de

los Iectores de Le Monde,2 Los obreros y los empleados son relativa-

En 10 que sigue haremos e1intento de describir 01 encadenamien-

to que conduce a individuos cuyo sentido de la normalidad no esta

alterado -puesto que) como hemos visto, son precisamente los

esfuerzos que despliegan para corregir el caracter anormal de sus

actos los que sefialan a los otros 10 que tienen de extrafio-> a realizar

gestos de den uncia publica que no reurien las condiciones de va1idez

y que, en los mas de los casos, tierien por principal efecto la descali-

ficacion de quienes lOS han efectuado. En primer lugar examinare-

mos rapidamentelas propiedades mas objetivables de los autores de

las cartas, tales como el sexo, la edad 0 Ia profesi6n, en especial con

el fin de prevenir contra las interpretaciones que apunten a desem-

barazarse de 10que la actividad denunciatoria hene de perturbador

vinculandola irremediablemente a una condicion marginal.

Cuadro 5. La prcfcsion de los ausores de las cartae de denuricia {en '!'oj.

En casi todos los casos conocernos el sexo y Iugar de residencia

del autor de 1acarta. Su profesion se conoce en algo menos del 80%

de los cases. Por otra parte, se utilize cierto mirnero de indices para

poder distribuir a los autores en una taxonomia tosca de las clases

sociales que comprende tres categorias (clases populares, clases me-

dias, clases altas), y ello inc1uso en los casos en que 1aprofesion no se

mencionaba explicitamente, 10 que aumenta Ia informacion utiliza-

ble en alrededor del10%. Desde luego, es imposiblo conocer de modo

precise e1 margen de error que afecta esta estimacion. La edad se

conoce con exactitud en el 30% de los cases. Cuando no se indicaba,

efectuamos, como para Ia clase social, una ostimacion especialmen-

te destin ada a tratar de evaluar la proporcion de autores de sesenta

omas anos, 10 eual permitio tener en cuenta la edad en aproximada-

mente e180% de los casos. No intentamos codificar sistematicamen-

te el nivel de instruccion, pero numerosas cartas contienen informa-

cion sobre los estudios, la presencia de titulos acadernicos (a menu-

domencionados en e1membrete) 0 su ausencia. As! 58pudo identifi-

car a numerosos cuadros autodidactos que establecen una relacion

de causa a efecto entre las desventajas que les han impedido con-

~ ?,~

cr

8 ~ ~c

.& '2 ~~ ME

tor;

"'~

c 8 ~u

'"

1

i~

Coc.

·F ~"'~ C ~~ -c

'~

~~] ~ ~~ [ ·s

w~

"

e» "0

~ E '""5

"""S :

cc c ~ ~ ~-

1E

S 2 ~ '0

E ~,2

c ~ ·c ~3 V."

,~

",E B g t

.c

" 3 "2 2 s > " ; . 2

~~ ; ~ ~ H "g -C o

"u

' " " 'r;~ ~ .£ ~ ~ ~

i?L ~2- c E ~

" '"u ~ C

_~_.J

ilUtOH:.::3" de [,,3 cart as 2 H 3.5 9 G,5 8 l.f!,fi 8.5 19,5 7 8,5 lO O

Iectores de Le Mende 1/:~ 4 7 10.5 3 () 7+5 20 7.5 1,) 12/l 100

pohlacion francese" £,5 D,5 8,G 8.5 8.5 30 01,5 ]00

" Categoria socioprofcsional [CSP] del jefe de familia en el censo de 1975.

mente mas numerosos entre los lectores de Le Mende que en el cor-pus de cartas, En las clases altas, Ia proporci6n de miembros de ca-

tegorias pr6ximas al sector publico 0 COIl profesiones intelectuales

1 Los aetos de dcnuncia son a menudo relacionados, per los denunciantes mismos,

con los acontecimientos de la vida, como 10 testimonia la abundancia de iridicaciones

biogrMicas e incluso de relatos de vida que los acompafian en uumerosos cases. La

veintena de cntrevistas biognificas que han acompafrado a este trabajo nos permiti6

precisar esta dimension, particularmente pertinentc para analizar la relacion entre

la edad y Ia actividad denunciatoria.

2 Hemos utilizado Ia encuesta peri6dica del Centre d'Etude des Supports dePubli-

cite, Las cifras que sc presentan aqui sc cakularon sobre Ja base de Inencuesta de

1970, ano para el cual dixponfarnos de otra encuesta, realizada por el mismo organis-

rno y referida unicamente a las cat.egor-ias «nsgocios y personal superior». El cuadro

construido a partir de estas dos encucucas tiene elsolo objeto de mostrar tendencias.

31 0 311

Page 40: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 40/62

(profesiones Iiberales, personal jerrirquico de Is funcion publica y sa-

bre todo profesores, escritores, artistas) es mucho mas elevada entre

los antares de cartas que entre los Iectores, Los industriales, los

grandes comerciantes y e1personal superior del sector privado es-

tan, ala inversa, pear representados en e1correo que entre los lee-

teres, Por el contrario, en las clases medias las categorias indepen-

dientes ~agricultores, artesanos, comerciantes, pequefios empresa-

rios- son proporcionalmente mas numerosas en el corpus de cartas

que en la muestra de lectores, Para comprerider est.as variaciones,

hay que tomar en cuenta 10s efectos de seleccion inherentes al acto

de denuncia, que tambien se ejercen en sontidos diferentes segun

las propiedades del sistema actanciaL

g

] ~

~'¥ ~

~,"

E':0 .$

B ~~

2'; '"~

E " C " ; ~r

~. 0 ~ 8 ~ 1!.S

~

on .

Ec;

-n .; 12 t_.~ ~ ii ,~

!?

.g .~

If) ' E

~ "g ~ " ~'" -~ 2 ~ m

r; :€ ~q & ~ c

"~ §: 5 _ g § i T-

ee ' C C :

~ c- s"·s B

.~t

'"2 :

"'c a Cc : ;: . c e: s-,es

,g0 G ill.~

~ g '"~ E

" g-~1i : ' ; ; - ' " ; - .~ ';: ea

~~,~ .~ ,g .E ,~ 2 Z co

ii' : ; - S '; c: 2 ~ ~

obrurcs. empleados 18 71 7 83 42 79 4g 4 : J . 26 ·13

agr-icultores, 11]_TtBS3.t" ;£)5>, comerciantes.

pequerios cmp resazios 3 IB 78 1:) :, 84 , C : 8 8·1 15 2!) Z5 1(; 41

nro/eaionee ill r.e rmedias 12 44 41. 22 27 -5 1 17 56 5 a 2, ],~ 22

cuadrns crunresur-ialcs 5 26 69 5 11 84 52 7< B1 .) 11 l() 37profesrones hccr ales 7 qg 43 ,1 Zl 1,; so :J8 14 '29 7cuudros funcion pl~bhc~ 20 14 en 5H G ~~818 :18 : " 5 " 1 12 13 13 6profesoree 23 ;3 6 41 1. 1 41 H24 38 62 1'l 18 - 1 1 . \

informacion. ar-t .e , f,·gped::\-(· ~Io 11 61 2'2 G 44 50 2 . : 1 56 4 j 6 :J3 6 1~~

misrna. Ahara bien, la estatura que 1 . 1 . 1 1 individuo puede mvocar, y

que tiene posibilidades de hacer reconocer facilrnente por otros, no

es indepencliente de las propiedades que definen su identidad en 1 0

que tiene de mas oficial y mas facilmente objetivable (par ejernplo,

en «documentos de identidad») y, por 10 tanto, de 3Uedad, su sexo 0

su profesion. Asf, ciertas posiciones profesionales otorgan mas facil-

mente que otras acceso al dominio ---que puede estar juridicamente

sancionado por un tftulo-> de los recursos movilizables para fundar

Ia arnhicion de hablar por los demas 0, si se quiere, de representar-

los. Para encarnar a los otros es necesario, en efecto, poder apoyarse

en un aparato politico, en una instancia administrativa ojudicial, e

incluso, como en e 1 caso de los miembros de las profeaiones intelec-

tuales, en las instituciones cclectivas que son tarnbien los lenguajes

especializados.

Es asf como vemos dibujarse en el primer plano factorial (ejes 1y

2) Ia oposicion entre, por un Iado, las categortas en las cuales 113.ro-

porcion de quienes escriben para asumir Ia defensa de otros es rna-

yor y, por el Citro,las categorias cuyos rniembros escriben sobre todo

por sf mismos. Los cuadros de Ia funci6n publica, que a menudo S8

expresan en nombre de personas colectivas; los profesores, que tie-

nen en comun con los prirneros el hecho de ser los mas numerosos en

asurnir 1&defensa de un grupo; los artistas y los intelectuales; los

rniembros de las profesiones liberales, esencialmente abogados y

medicos, que se expresan en su propio nombre (a menudo celebre)

pero marcan, mediante sign os multiples, los lazes que los ligan a co-

lectivos, ocupan una posicion casi identica sobre e1primer eje y se

distribuysn sobre el segundo precisamente en funci6n de su impor-

tancia, de su magnitud, que los autoriza a rcpresentar 0movilizar a

otras personas y a tamar posicion piiblicamente en relaei6n can las

grandes causas, Mas proxirnos al polo individual sobre el eje 2, en-contramos esencialrnente a los profesores, que son sobre todo docen-

tes secundarios. Los escr'itores y artistas, cuya notoriedad es con

frecuencia elevada, se situan sabre el mismo eje pero mas cercanos

al polo de 10 colectivo (sin duda, las diferencias serfan mas nitidas si

el pequefio tamaiio de la muestra no implicara un nivel de agrega-

cion relativamente alto). Los prrmeros defienden los derechos del

hombre, atestiguando en favor de simples individuos agredidos 0

martirizados, y tomando partido par desconocidos. Los segundos

acuden en auxilio de persorialidades celebres, de martires ilustres

que encarnan grandes causas, de grupos y, a veces, de pueblos ente-

r05. Ast, la dimension de la victim a esta directamente Iigada a la es-

tatum del defensor.

Cuadra 6. Las caractertsticas de la deriuncia segiin la profesion. (en %).

Para realizar una denuncia normal =-caracterizada especial-mento, comoya se ha vista, por la alteridad entre e1denunciante v la

victima- hay que contar con la autoridad necesaria para asumir Ia

defensa de otro individuo, para acudir en su auxilio y, sobre todo, pa-

ra senalar en su nornbre a un tercero a la vindicta publica. Esta au-

toridad es funcion de Ia dimensi6n ala cual el denunciante ha llega-

do a elovarse, es decir, del grado en que ya se Ie ha reconocido la fa-

cultad de encarnar a otras personas, ya sea explicitamente par me-

dio de unmandatojnridicamente garantizado, comoen el caso de los

representantos de personas cclectivas, 0 impJicitamente y, en este

caso, mas bien ala manera de los grandes hombres, en su persona

312313

Page 41: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 41/62

Los individuos que realizan el acto de denuncia en su propio be-

neficio, por e1ccntrario, son mas a menudo personal superior de em-dose sobre recursos domcsticos, a menudo prefiercn 81 juego de las

relaciones personales antes que la movilizacion de la opinion. En es-

tas categorfas la denuneia publica constituye un ultimo recurso, pa-

ra sf 0para los allcgados, cuando todos los demas medias han f1'a-

casado.

Las diferentes profesiones sedistribuyen sobre el segundo eje se-

gun el grado en que ofrecen reCUrSOSque permiten a quicnes las

ejercen rnovilizar a otras personas e, indisociablemerite, acreditar

SD capacidad de formular enunciados de validez generaL As], encon-

tramos sabre este eje, cerca del polo de 10 singular, a los individuos

que en caso de dificultad estan librados a sf mismos porque no tie-

nen acceso a recursos colectivos y no disponen de la magnitud nece-

saria para representar a otros 0 ser sus portavoces. Es 10 que sucede

a menu docon las mujeres y, sobre todo, con los ancianos. Los denun-

ciantes de edad son a Ia vez los mas desprovistos de medias para

hacerse escuchar y quienes can mas frecuencia se dirigen a los

diaries para senalar las injusticias de que enos mismos son victi-

mas. La incitaci6n a reclamar justicia parece aurnentar con Ia edad

y alcanzar EU maximo en la vejez. Sin duda hay que buscar las 1'a-

zones de ella, en primer lugar, en la proxirnidad de la muerte, que

fija un horizonte a partir del cualla vida pasada puede ser objeto de

un caleulo, Ya es esta actitud retrospective la que se rnanifiesta en e1

deseo, frecuente a1final de Ia vida, de legar un testimonio, escribir

una autob:iografia, unas memorias 0, mas simplemente, relatar el

propio pasado a los hijos y los intimas. Pero 1a posicion autobiografi-

ca no es solo retrospectiva, Se coloca tambien en una perspectiva de

justicia y,mas precisamente, en la de unjuicio final (cf.Primera par-

te, § 9). AI final de la vida Ia exigeneia dejusticia se hace mas apre-

miante a medida que se aleja la esperanza de una compensacion 0

de una revancha que sean otorgadas por la vida misma, silenciosa-

mente prometidas en la incertidumbre del futuro. Entonces cada

uno haee sus cuentas y reclama a los dermis 81reernbolso de Ia deu-

da que Ia vida no pagara. La proximidad de la muerte crea una ur-geneia que endurece el reclamo, 10 hace mas vehernente y mas

apremiante.

Pero a menudo es tambien en esas mismas edades cuando los r'e-

cursos necesarios para obtoner satisfaccion se hacen mas escasos,

Los denuneiantes de edad cuyas cartas figuran en nuestro corpus

han vista disminuir sus recursos con el tiempo, ya se tratara de la

fuerza fisica, del dinero 0de las relaciones. En su mayor parte pare-

cen, en efecto, haber gozado de un status superior en el pasado. A

menudo se trata de pequerios notables locales cuya autoridad ya no

es reconocida. En muehos ejemplcs, 01 caso que pretenden hacer pti-

If;ie 2

4,27 %

I

I Im.I"",;" ''',"mledia,k~ ~[,CUH p~ihlic()

~ ,;-<;:c,i~or .c!!"~i.,ts

II

--J-.Eje I !.!gricHitor come r ciurn ~ ~

8,il ( - ~J pl!!j~l(:~-t~cuvpres« r- in I~lrdrl; lll6nnU!l"HWdiu

< : , : ~ ~ : : ~ '" V , , " " ,I

> GO , J r : t " l S "

d~I: !W ~;")F- ; ! l -<l r

CU/ii(!n,de1

sector r:r~~-':lI.l"

Gdfico 4. La edad y /(1 profesuin.

preaas, con frecuencia autodidactos, pequefios empresarios artesa-

nos, comerciantes, agricultores y, sobre todo, empleados 0miembros

del personal de servicio. Eseriben s610 en su nombre y llevan ante Ia

opinion publica reclarnos particularmente dificiles de asocial' a cau-

sas colectivas. As}, el "altruismo» parece caracterizar mas bien a los

miembros del sector publico y a los servidores del Estado. A la inver-

s~, e1«egofsmo» parece asociado al sector privado y a la propiedad de

bl~nes materiales, Estas correspondencias parecen evidentes par S 1

mrsrnas pm'que descansan sabre oposiciones eticas y politicas pro-

fundamente enraizadas en la «idea republicana» (Nicolet 1982

pags. 371-5) que tambion estan presentes en el discurso sociologico,en especial en Durkheim (Filloux, 1977, pags. 55-7). Pero la eviden-

cia moral disimula una vez mas efectos de magnitud 0 tamafio. De

hecho, para asumir la defensa de otros ante la opinion publica, para

hablar en nombre del bien publico, es necesario disponer de una

identidad definida par referencia a las formas civicas sobre las cua-

Ies se apoya hoy la construccion del Estado, tales como titulos acade-

micos de validez nacional, titulos profesionales juridicamente ava-

lades, mandates administrativos a politicos, etc. No es el caso de los

industriales, los comereiantes 0 los agricultores, quienes, al acceder

mas facilmente a la posibilidad de ascender en generalidad apoyan-

31 431 5

Page 42: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 42/62

blico parcce tramarse alrededor de una escena durante la cual su

honorabi1idad ha sido escarnecida, El llamado a Ia opinion publica

se convierte entonces para ellos en uno de los ultimos medics dispo-

nibles para intentar obtener reparacion y restaurar su honorabili-

dad perdida. Estas gentes modestas, incapaees de assgurar su pro-

pia defensa (par no hablar de la de otros), parecen desplazadas, con

sus pequefias historias, en el correo de este diana cuasi oficial con-

sagrado a las grandes causas y que cuenta entre su publico a todos

aquellos cuya opinion «importa». Pero 88precisarnente su indigen-

cia la que los impulsa a dirigirse como ultimo recurso a toda Ia gran

prerisa , .y por 10 tanto a esc diario entre otros, mediante cartas sin

fin, repetitivas, en las cuales se acumulan a menu do 10 s infalibles

signos de anormalidad que los descalifican,

Tomemos, por ejemplo, la carta numero 568. Se trata de un expe-

diente de treinta y cinco paginas, compuesto en su mayor parte par

fotocopias de docurnentacion. El autor de esta carta, un tesorero

principal honorario de una ciudad medians del SUY, de sesenta y S1e -

te afios, denuncia el «abuse de poder del jefe de vialidad» que siete

anos antes destruyera e1seto que rodea sujardin, y tambien al «rna-

gistrado semidios» que, durante e1proceso, no torno en cuenta las

«rnerrtiras constatadas» y dicto un «auto de sobreseimiento de favor:condenando a la victima a pagar todas las costas y gastos sin apela-

cion», Todo eIlo, dice el autor en la carta dirigida al director del dia-

rio (acompanada de una carta abierta al ministro de -Iuaticia), es

«repugnante y escandaloso en razon de Ia edad de la victima, hono-

rablemente conocida en X y tratada como un malhechor». Reclama

SCI' procesado a fin de «llevar el debate ante Ia opinion publica» ("Y

me at.revo a espera'r que voces mas poderosas que Ia rnfa y mas auto-

rizadas intervengan en el debate") y espera provocar asf una «re-

forma de lajusticia». La duracion de los casas aumenta generalrnen-

te con la edad, como 51el envejecimiento tuviera el efecto de reforzar

el ensariamiento obstinado de los demandantes, sin duda porque

aumenta el apego a las identificaciones pasadas cuya conservaci6n

absorbe una parte cada vez mas grande de Ia enorgfa disponible,

abocada de manera rigida a operaciones de repeticion.

La declinacion de que se quejan much os de los que escriben para

asegurar su propia defensa no es s610imputable a la edad. Asi, pare-

ce que los ejecutivos cuyas cartas figuran en 8 1 corpus son autodi-

dactos que, como es frecuente en e1personal jerarquico sin titulo

(Boltanski, 1982, pags. 412-38), han sido vfctimas de un procoso de

exclusion y de un despido. De la misma manera, multiples indicios

sugieron que los pequenos empresarios, artesanos, comerciantes y

agricultures experimentan en su mayor parte una crisis que ha ae3-

rroado.junto con la dcclinacion desu empresa, elhundirniento de su

posicion social. Finalmente, a menudo encontramos, en el caso de

los empleados y obreros, las huellas de una historia familiar decli-

nante pero tambien, en otros casas, de un fracaso personal que viene

a interrumpir una movilidad individual 0familiar ascendente.

Es tambien en las cartas cuyos autores pertenecen a las clases

populares, y que a rnenudo manejan mal ellenguaje escrito, donde

el sufrimiento, Ia indignacion y Iavehemencia se manifiestan con la

mayor fuerza, Enviar una carta a un gran diario constituye paraellos un acto particularrnente importante y dificil de Ilevar a cabo,

de modo que 8 1 umbral de dolor a partir del cual se da este paso es

sin duda mas elevado en su caso que en el de los denunciantes con

niveles de estudio superiores y, par 10 tanto, mas habituados ala

cosa escrita. Estos textos presentan igualmente numerosos rasgos

que los jueces intorpretan como signos de anormalidad. En efecto,

en estas gentes modestas las maniobras de engrandecirniento son

particularrnente visibles. Estan ausentes en especial los procedi-

mientos estilisticos, como por ejemplo la ironia, que permiten, en

cierta mcdida, controlar y atemperar los efectos de la denuncia

sabre ellector, 0 bien los ignoran -ysus palabras parecen entonces

exageradas y violentas, y e1relajarniento del lenguaje sugiere Iaausencia de autocontrol=-, 0bien se esfuerzan por adoptar un estilo

noble, y entonces las inccrrecciones 0 las hipercorrecciones (Labov,

1976, pug. 193) dan a su discurso un tono artificioso que haec mas

visible 5y aun mas ir'risorios sus afanes por engrandecerse mediante

Ia escritura.v

Lo cierto es que 1arelacion entre e1acto de denuncia y las propie-

dades mas objetivables y mas duraderamente asociadas a la perso-

na de qui en la realiza no es ni fatal ni mccanica. Asi, la eategoria 50-

cioprofesional del autor de la carta no haee una contribucion eleva-

da a la determinacion de ninguno de los ejes, y la estructura actan-

cial se liga siempre mas claramente a las caracteristicas pertinentes

de la denuncia que a las propiedades del denunciaute. Seria aun

mas falaz invocar, para explicar los actos de denuncia, la desigual-

dad de las oportunidades objetivas de ser victirna de una injusticia

segun la situacion social, En efecto, para inducir un comportamien-

to judicial 0politico una injusticia debe, ademas, ser identificada co-

rno tal (Festinger,Abel y Sarat, 1981), es decir, como una forma par-

ticular de ofensa que puede dar Ingar a reparacion, a diferencia de

una rnultitud de otros infortunios como, por ejemplo, la muerte de

un ser querido, frente ala cual simplemente hay que hacer e1duelo.

:3 Estas obse)"vaciones nos han sido sugeridas pOI" Yvette Delsaut.

316 31 7

Page 43: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 43/62

Por otra parte, una injusticia reconocida puede manejarse por dife-

rentes medics: por ejemplo, puede vengarse en secreto, compensar-,

so en otro terreno, olvidarsc, etc., de modo que la denuncia publica

debe ser considerada como una maniobra entre otras que, si nunca

esta, como so vera rnejor a continuacion, totalmente desprovista de

posibilidadss de exito, es sin ninguna duda particularrnente ames-

gada. Y Ia importancia del riesgo en que so incurre esjustarnente 10

que exige un complemento de infonnaci6n.

Para tratar de comprender mejor las situaciones en que las per-

sonas S8 entregan a actos de denuncia publica, es precise recordar

rapidamante las diferentes maneras en que puede adquirirse una

identidad social de modo mas 0menos duradero 0, 1 0 que es 1 0 mismo

-~dado que cada individuo esta mucho mas seguro de su propia con-

t.inuidad cuando los otros Iereconocen una identidad estable-,41as

diferentes maneras en que un individuo puede ser vinculado a un

grupo, una categoria 0 un colectivo asociado a una forma especifica

de generalidad. La inst.auraci6n y el mantenimiento de un vo dura-

dero, sin e1cual toda inversion en sf misrno es imposible," pueden

realizarse al menos de tres maneras diferentes, que no son necesa-

riamente exduyentes y que corresponden a tres formas de vincular-

se a uno mismo POl' intennedio de los ot.ros (Elster, 1986). La perte-nencia puede definirse de modo criteria! y estar jurfdicamente

garantizada por un titulo, es decir, sobro todo hoy, por un titulo aca-

demico 0 un titulo profesional. 1':8 ese caso, Ia identidad social, ga-

rantizada por una convenei6n, posee una elasticidad reducida en el

sentido de que su permaneneia se ve relativamente poco afectada

por los comportamientos profesionales y sociales de 8U titular. Uno

de los efectos de la garantia juridica asociada a1titulo es, efectiva-

monte, el de alivrar en parte al individuo del trabajo continuo de

identificacion consigo mismo (Bourdieu y Boltanski, 1975) y de libe-

rarlo para otras tareas, pero tambien e1de haeer posibles las distan-

cias tanto con respecto a la definicion mas oficial y mas estorool.i-

pada de la identidad -10que E.Goffman llama Ia -distancia al rol»

(Goffman, 1961, pags. 81-152)~ como a los comportamientos

pasados del titular, quien no tiene par que ser constantemente tiel a

sf mismo para satisfacer las expectativas que los otros han puestoen e 1 .

La pertenencia tambien puede adquirirse y conservarse, en au-

sen cia de toda instrumentacjon juridica, por media de un trabajo

constante de jdentificaci6n Conun colectivo (pOTejemplo, por marca-

ciones a t.raves de signos y emblemas), realizado a 1 0 largo del tiern-

po por el individuo que es su beneficiario. En esc caso, la permanon-

cia deIa identidad, siempre fragil, seobtiene al precio deun conside-

rable gasto de energia y, sabre todo, de una enorme rigidez de las

conductas puesto que el ajuste al grupo de referencia se realiza en

cada momento mediante la constancia en S1 mismo, es decir, asegu-

rando en la medida de 10 posible 1aconformidad del comportarniento

presente a un comportarniento que tuvo exito en 8 1 pasado y que se

utiliza como esquema de generaci6n de nuevas conductas,

Finalmente, la asociacion con una persona colectiva puede reali-

zarse por rnedio de Ia identificaeion can una persona. La conexi6n

con un grupo y la adquisicion de u.na identidad permanente se cum-

plen entonces en 1a relacion con un individuo, objeto de inversion a

la vez en cuanto es singular, es decir, enteramente caracterizado par

1a relaeion reversible a traves de Ia cual uno se emparienta con 121

.--y, en consecuencia, de manera irreductible a cualquier otro modo

de clasificacion que descanse sobre un principio dotado de una vali-

dez mas amp1ia~, yen cuanto encarna a un colectivo, al que el mis-

mo puede estar ligado con un caracter duradero y fuerte -pO' ejem-

plo, mediante un titulo- y que, por su intermedio, esta inscripto en

e1corazon de la relacion misma. Cuando ningun instrumento deorden jurfdico Ilega a consolidar una identidad que debe ser cons-

tantemente reparada utilizando Ia relacion mantenida conlos otros,

cualquier perturbaci6n importante --en particular cuando afeeta

las relaciones privilegiadas con los individuos privilegiados que 1'8a-

lizan la conexion con un grupo- puede hacer pesar una amenaza

sabre el mantenimiento de la identidad y elevar brutalmente el ni-

vel de incertidurnbre can respecto al media y la ansiedad de la perso-

na cuyas protecciones se han aflojado subitamente,

Piensese, por ejemplo, en e1caso de un maestro que llega tardfa-

mente a la ensenanza luego de haber ocupado un puesto en una em-

presa anglosajona.P Algunos anos despues de 3Uingreso en la profe-

sion es ascendido a profesor de ingles en uri CEG (PEGC) [Colleged'Enseignement General; Professeur d'Enseignement General de

College}. Pero en 1966, a raiz de una inspeccion, debe volver a la en-

sonanza primaria. Entonces retoma sus estudios, obtiene un titulo

universitario de estudios Iiterarios en lenguas modernas y empren-

de, a 1 0 largo demuchos afios, una serie de tramites ante la adminis-

tracion academica, que termina por ofrecerle un puesto de maestro

4 Estc tema ha sido notablemente desarrollado por 01 profesor Alessandro

Pizzorno en unas conferencias dictadas en la EHESS.

5La informacion utilizada proviene de cuatro conversaciones conY, el protagonis-

ta de cste caso, de reccrtes periodisticos (en especial de artjculos publicados en Le

Monde), y del t .rabajo que M. David-Jougneau dedico al caso, del que ofrece una in-

terpretacion distinta de In nuestra (David-Jougneau, 1988).

31 .8 319

Page 44: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 44/62

auxiliar de Ingles. La rechaza y reclama la anulacion de la inspec.

cion de 1966. En 1974 publica y distr ibuye un pani1eto con la for-

ma de un folleto de dieciseis paginas en el cual injuria con nombre

y apellido a inspectores y directores de establecirniento de su de-

partamento. Despedido, apela ante el Consejo Superior de Educa-

cion Nacional y presenta un recurso ante el ministerio, En 1975, a

los cincuerita y un anos, inicia una huelga de hambre. A 8U alrede-

dor 58 organize un comito de apoyo, animado sabre todo por militan-

tes maofstas. Amnistiado por 81 tribunal administrativo en enero de

1976 pero no reintcgrado a su puesto, prosigue su huelga, que dura-

ra noverrta y dos dias. Las manifestaciones de apoyo se mult.iplican.

Por ejemplo, e117 de febrero del mismo afio cuatro jovenes se enca-

denan en el salon de pasos perdidos de Ia estacion Saint-Lazare. El

16 de febrero Jean-Paul Sartre haee un llamamiento al presidents

de Ia Republica. Poco tiempo deapues de la interrupcion de su huel-

ga de harnbre, todavia muy debilitado, P. comienza 10 que el denomi-

na una -vuelta de Francia" y se convierte en una figura destacada

del movimiento de docentes contra la inspeccion, que es apoyado pOI'

los SGEN-CFDT [Syndicat General de l'Education Nationals-Con-

federation Francaise et Dernocratique du Travail] y par ciertas ten-

dencias de 1a FEN [Federation de l'Education Nationale] como laEscucla Emancipada, En algunos lugares congrega a varias cente-

nas de personas, march a a 1a cabeza de manifestaciones, brinda

conferencias de prensa rodeado de universitarios e intelectuales 1'e-

nombrados y 3e retine repetidas voces can .Iean-Paul Sartre y Simo-

ne de Beauvoir, quienes contimian dandole su apoyo. Luego el rno-

vimiento decreee en intensidad. P. rechaza todas las propuestas que

le haee la administracion y reclama obstinadamente, como el pri-

mer dia, la anulacion lisa y Ilana de la primera inspeccion, Continua

Sll Iucha, cerca de veinte anos despues del comienzo del caso, y escri-

be sus memorias, en las cuales se propane denunciar Iaornnipresen-

cia de la francmasoneria que, segun cree, desempeno un papel pre-

ponderante, secreta y nefasto, no solo durante su caso (cuyos princi-

pales protagonistas, inspectores, adrninistradores, jueoes, etc. eran,

como por casualidad, francmasones), sino tambien a 10 largo de toda

su vida anterior y, mas generalmente, en la historia de Francia.

La perseverancia de P., su empefio por obtener la anulacion pura

y simple de la primera inspeccion en detrimento de cualquier otra

forma de reparacion, indudablemente se debe, en primer lugar, a la

ansiedad por toner que demostrar, a la rnanera en que se aporta una

prueba irrefutable en un proceso, su competencia en ingles, que se

diferencia de la prueba consistente en manifestar, en las situaciones

que asi 10 exigen, su capacidad de hablar y eseribir correctamente en

ese idioma. P . sabe que sabe ingles, pero no esta seguro de poder

«probarlo» de manera perfectamente objetiva y absolutamente irre-

futable frente a unos jueces cuyos criterios dejuicio son parcialmen-

te opacos, As}, se preocupa por la calidad de su acento, adquirido

cuando trabajaba para una empresa en una colonia inglesa, y que

tal vez no se adapta a los estandares de Oxford, etc. L .Y como estar

seguro de poseer alga tan vago e incierto comoun saber (particular-

mente en el caso de las lenguas extranjeras) cuando su dominic no

ha sido certificado por un acto juridicoirreversible? La aceion del

inspector, representante de la institucion a In que P_ pertenecc, que

10ha aceptado, reconocido (al menos, asf 10cree (1) y prornovido, yen

relaci6n con In cual su identidad se define desde entonces, elimina

de un golpe aquello que, al dade 1aposibilidad de Iigar e1pas ado al

futuro sin modificar radicalmente la definicion que tenia de sf mis-

rna, aseguraba la permanencia de su yo. Esta permaneneia hacia

posible una inversion en 1aprofesi6n, en los alumnos, en el idioma,

en los colegas, en la carrera y, mas genoralmente, en la multiplici-

dad de las empresas cotidianas a traves delas cuales se mantiene Ia

conciencia del honor social (Sabel, 1982). p _ 110 se da tregua entonces

hasta poder demostrar que su perseguidor, ese inspector abusive (de

quien descuhrira, veinte afios mas tarde, que no era mas que e1ins-trumen to de una conspiracion, la de los francmasones), no sabe

ingles 0, mas bien, que al no ser anglicista no esta habilitado para

evaluar administrativamente a un profesor de esa Iengua, Su recelo

frente a las pruebas que se le proponen y cuya disposici6n teme que,

disimulando una trampa, le sea desfavorable, 10 impulsa a rechazar

uno de los procedimientos de rehabilitacion disponibles: la segunda

inspecci6n en apelaei6n, cuya sentencia teme por serinapelable, Los

cambios en Ia vida profesional que acornpafian e1regreso de P. ala

ensenanza primaria revisten e1caracter de una verdadera exclusion

(cambio de lugar, de tareas, de colegas, etc.), a la que Ie es irnposible

resignarse. No puede hacer el duelo por Ia promocion que le fuera

otorgada y luego brutalmente retirada. Tratara entonces de restau-

rar el estado de casas anterior ateniendose a una linea consistente

en tratar como un simple error el ado que 10suprimio, La adminis-

traci6n debe hacer como si la inspeccion a raiz de Ia cual resulto de-

gradado jamas hubiera tenido lugar, 0 no fuera valida porque las

condiciones de realizacion WIe fund an Ia eficacia de este acto de

autoridad no fueron respetadas, Par 10 tanto, esnecesario lograr que

se admita e1vida de forma, como dicen los juristas, que permitira

invalidar la prueba.

Cuanda habla del inspector que 10 ha perseguido, P. 1 0 cahfica

algunas veces como agente de 1a administracion, represcntante co-

~-l20 32 1

extraneza se rovela poco a poco. Ella permite identificar a los otros,

Page 45: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 45/62

misionado por una persona colectiva que podria ser sustituido por

cualquier otro agente provisto del mismo mandate, y otras veces co-

mo persona singular, con sus pasiones, su diccion, sus tics, etc. En la

medida en que tiene un mandate de la institucion, e1inspector esta

autorizado a sancionar, P . reconoce la validez de la institucion a la

cual ambos portenecen. Por 10 tanto, no tiene razanes a priori para

recusar el principio de la inspecci6n 0 los val ores sobre los cuales

ella se apoya, ni para erigirla, como 10 haran mas tarde las orga-

nizaciories que aseguraran e1apoyo para S1.1 causa, en «poder» abu-siva ejercido sobre 021desde e1exterior, contra su voluntad, en una

«relacion» en la que supuestamente se enfrentan -fuerzas», E1ins-

pector ha fallado, entonces, como persona; la injusticia que cometio,

par otra parte, no es menos perjudicial para la institucion que para

la victima. Pero esta division entre roles separados es diffcil de sos-

tener, El inspector, siempre designado por su nombre (senor X), se

manifiesta muy a menudo de modo ambiguo, al misrno tiempo con

los rasgos de un individuo singular, de una persona como las demas

--<:on la cual se podrIa, por ejemplo, discutir, cuyo juicio se podria

cuestionar, etc.~, y can las caracteristicas de un agente institucio-

naL Pues si el inspector no es mas que un ser humane, apasionado y

falible, GPorque su veredicto fue inapelable?Y S 1 es una institucion,GPor que su juicio no fue imparcial? Es necesario, entonces, que e1

inspector sea un agente enganoso, es decir, un agente cuyos atribu-

tos institucionalesdisimulan designios particulares y que actua, no

en cuanto agente --€s decir, par elsolo bien de 1ainstitucion y en los

limites de las facultades que lehan sido conferidas-s-, sino en cuanto

individuo y por referenda a un intorcs oculto, que no es elde 1ainsti-

tuci6n, que incluso es contrario a ella, y que se define como indivi-

dual antes de ser asimilado al de un grupo clandestine, Y recien des-

pues de haber intentado en vano que Ia administracion acadernica

anule Ia inspecci6n, P. llega poco a poco a hacer coincidir esos dos

conjuntos hasta entonces parciaImente separados, e1grupo conspi-

rativo que actua en secrete y la institucion oficial cuya fachada si-

gue siendo respetahle. La forma del inspector se inscribe entonces

de manera dominante en 1a memoria de Ia vfctima, en la rnedida,

precisamente, en que encarna singularmente a un colectivo. El

senalarniento de las singularidades se estabiliza por medio de mo-

tes, muy numerosos en el panfleto que P consagra a su caso: -el

Mastodonte», «e1sefior Baron», «el Corifeo de esas damas», «Mufi-

ta», «Rebuzno», «el Sacr6fito humane», "e1Sobornador», etc. Esta

forma investida sera utilizada como instrumento cognitivo del se-

rialamiento social (Boltanski y Thevenot, 1983) en este universe,

Ia Educaci6n Nacional, hasta cntonces familiar y cuya peligrosa

clasificarlos (por ejemplo, en buenos y malos) y reconocer, entre

quienes pueden parecer a primers vista amigabIes y pacfficos, 10

malo quo se esconde en e11os,10 que nos haran a continuaci6n si no

estamos prevenidos, 10 que tienen en comun con el inspector per-

seguidor, aquello per 10 que podrfan secretamente «hacerse uno»

(Favret, 1977, rag. 262) con 61 (algo que tal vez ya hacen).

322 323

tura de la relaci6n singular mediante la cual e1individuo podia fijar

Page 46: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 46/62

9.La confianza traicionada8U permanencia al vincularse consigo mismo por Ia mediacion de los

otros, arroja la sospecha sobre e1conjunto del medio social, que cae

en la incertidumbre. Cuando bajo la mascara del amigo aparece Ia

figura del superior autoritario, autricrata, del traidor, del arribista,

cuando se devela su verdadero rostro y nos percatamos de que fui-mOBengafiados, tras habernos sacrificado en nombre de uri afecto

que no era rotribuido, entonces ya nada puede sel' tenido POl' seguro.

Pues si el mundo que se descubre esverdadero, entonces Ia felicidadque 10precedio y Ia manera en que el yo se presentaba en ella son

ilusiones. S610al precio de esta duda puede mantsnerse una identi-

dad eatable, y un mundo engafiador es el precio a pagar para salva-

guardar un yo que no engafie.

Pero con eso no alcanza. Para restaurar la minima permanencia

sin Ia cual nada puede ser reinvestido, ni siquiera otra relacion, 1a

victima debe vincularse nuevamente consign misma conectandose

con su determinacion de «luchar», es decir, de negarse a reconocer Ia

degradacion. Para conectarse con su propia determinacion, hacerla

in-eversible y conferirle el caracter fatal de una necesidad objetiva,

la victima debe ligarse nuevamente, por medio de una especie de ju-

ramento en principia tacite y luego cada vez mas oxphcito a medidaque las resistencias enfrentadas y el hastio debilitan su voluntad y

sobre todo la fe en su propia causa. Este trabajo de rearraigo sigue

en Ia mayoria de los cases el trazado de un continuum que, anclado

mas aca dellenguaje, va de la simple dramatizacion de un gesto (co-

mo cuando lloramos) a la forrnulacion solo para uno mismo en el cu-

ehicheo del lenguaje interior; a la formulacion para otro, en el modo

de Ia confidencia, en una relacion singular y con una exigencia de

secrete: luego a la enunciacion para varios, elegidos en circulos cada

vez mas alejados y can la aceptaci6n tacita de Ia circulacion de las

palabras transmitidas en la forma del chisme, Vienen a continua-

cion rumbos mas intencionales ymas explicitos, en elsentido de que

se deciden de antemano y no los suscita un abandono pasajero, pero

a los que todavia se cree poder rcnunciar porque los lazes que irn-

plican con otros no estan oficializados, tales como cartas ambiguas a

tercsros, demandas ante amigos, ante amigos de amigos, consultas

can expertos, perc a titulo «privado», 0 interpelaciones «oficiosas» a

los poseedores de recursos colectivos (sindicalistas, representantes

de asociaciones, etc.). Luego, reasegurada la determinacion, pueden

cobrar forma timidas protestas puhlicas, maneras discretas de sus-

citar la atencion de los otros sin reclamarla explicitamente y de ob-

tener de eUosuna adhesion espontanea que allana a su vez e1cami-

no a l1amamientos mas explfcitos ala movilizaci6n, cuyo alcance de-

En el casu que acabarnos de examinar, in . violencia de la crisis es

atenuada por la existencia de una relacion formalizada entre e1per-

seguidor y la victirna, YpOl' la presencia de un gran mirnero de re-

curses institucionales (sindicatos, tribunales administrativos, etc.)

mov.ilizables para constituir publicament.e la injust.icia. Pero el

deficit de identidad ligado a Ia ruptura de una relacion privilegiada

que sirve de operador para realizar la eonexion can un colectivo pue-

de asumir forrnas mucho mas brutales cuando la relacion entre los

adores es mas singular y los recursos que permit.en administrar co-

Iectivarnente la crisis SOD mas escasos 0 menos accesibles, En 8S0S

casos, 1a traicion de quien sera designado, en el discurso de derrun-

cia, como e1perseguidor privilegiado, puede provocar reacciones degran intensidad. La crisis bene a menuclo como punta de partida, se-

gun parece, una escena en el curso de la cualla vfctima, que se en-

trega sin calculos al servicio de 81.1 protector, es acusada de «hacer

demasiado». Se le recuerda su posicion jerarquica, las reglas buro-

craticas que limitan BU tarea, las formas legales can las cuales esta

debe ejercerse, etc. Estas intervenciones tienen 81 efecto de des-sin-

gularizar brutalmente In relacion, que se desplaza desde un estado

de desirrteres , fundado en afinidades personales, hacia una relacion

jerarquica asimetrica y anonima.! Este cambio, que implica la rup-

1 Un gran mimoro de cases parece trarnarse alrcdcdor de Iarobci6n nersonal en-

tre un i~dividuo dctado de una autoridad estatutariajuridi carnentc gar~ntizada y la

persona de confianza que 10aconseja, 10rodea, 10asiste, sin ocupar una posicion ofi-cialmente reconocida, consolirlada por un titulo. Los efectos de parejas, particul ar-

mente favorables al encadcnamiento de las pas iones polit. icas y las pasiones sing ula-

res, a las rupturas y las negacicnes estrepitosas (dununcias para los unos, traiciones

para 106 otros), se ven especial mente bien en el -caso Aranda", construido sobrs la

asociaciun y la disociacion ent re un di rector de banco que habra acccdido a un puesto

de ministro y un ccnsejcro pcrsona l, ;"1ntigun perioclis.ta autod.dacto surgido de ur.

«media modesto" (cf., en especial, el l ibro de G. Ara nd a , L'Et.at piege -Aranda,

1972- y l a cnt revista a Gabriel Aranda por Jean·Paul Sartre en La Ca .u .se du Peu-

ple-J'Accuse, diciembre de 1972). El escandalo posee la propiedad paradojica de ser

una instituci6n de 1a vida polftica que contl~bllye a su fllnCIOllamiento ordinar-io al

ti empo que esconsiderado, en cada una de SllSmaniiestaciones, como el praducto ex-

cepcional y monstrUQSO de un mCCtU1j~mo pcyverso.

324 32 5

pende, como hemos visto, del grado en que los intereses particularos la revelacion de una arbitrariedad hasta entonces ignorada y, de re-

Page 47: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 47/62

de la defensa puedan disociarse de los intereses generalizados de la

vietima. En cada uno de los momentos de este continuum deben uti-

lizarse nuevos instrumentos para dar a la protesta una forma cada

vezmas objetiva, es decir, cada vez mas independiente de la persona

misrna de aquel que la expresa y de aquel a quien se dirige, a medi-

da que crece el numero de los individuos participes en Ia confiden-

cia, y su alteridad, Es el caso, pOI' ejernplo, de la retorica juridica,

que es, junto con la retorica cientffica, el Ienguaje de la verdad, y queconstituye en ese concepto una de las formas privilegiadas por las

cuales puede dcmostrarse, de modo indiscutible, que, mientras e1

mundo BS engariador; la victima no engafia al presentarse como tal.

Este proceso muy general puede asumir form as particularrnente

repentinas y violentas cuando la intensidad de la crisis y el panico

que sucede al desmoronarniento de la identidad reclaman medidas

rapidas y desesperadas de reparacion; y, tambien (las dos van a me-

nudo de Ia mana) cuando b victim a no es seguida pOl' otros y las ges-

hones correspondientes a las primeras eta pas del trabajo de re-

arraigo no encuentran en su entorno mas que indiferoncia --si es

que no suscitan, entre sus allegados, una forma de hostilidad 0 de

inquietud que aumenta su aislamiento (Goffman, 19736, pags. 813-62; Lemert, 1967)-. En esos casos, el llarnado a la opinion publica

-es decir, al apoyo incondicional e indiferenciado de todos los de-

mas, sean quienes fueren, cercanos 0Iejanos, eonoeidos 0desconoci-

dos-e- se convierte en uno de los unicos medios de rehacer la objetivi-

dad 0, S 1 se quiere, Ia realidad, «La cuesti6n consiste en saber si uno

sera seguido», como enseiiaba J.Lacan a sus alumnos (demandan-

doles que 10 siguieran). «H e ahi, en efecto -agregaba-, un elemen-

to discriminants de 1 0 que podemos Ilarnar la realidad» (Lacan,

1975, pag, 303). Pues ser seguido constituye una manera de restau-

rar el lazo social que, por Ia adhesion de los otros, puede aun Iigar al

individuo a sf mismo. 8110 siguen, podra «realizarse» nuevamente.

En e1caso de P . ese vinculo se restableco, al menos temporariamen-

te, cuando obtiene la adhesion de Jean-Paul Sartre, encarnacion

singular de la colectividad de los intelectuales, quien al apoyarlo

como amigo y sobre todo al incitarIo a escribir, puede reinstaurar la

relacion con el universe autentico del saber puro y verdadero.

Elllamado a la opinion publica, entonces, aun cuando se realice

en condiciones desfavorables, nunea es una maniobra complete-

mente desesperada. Sus posibilidades de exito estan en funcion del

grado en que los otros puedan reeonoeer en la protesta de Ia victim a

un gesto y, mas precisamente, un gesto politico, es deeir, un acto des-

tinado no a eompensar una perdida individual sino a proporcionar

sultas, a hacer sentir su coaccion. Para ello es necesario que los into-

reses de la vfctima coincidan con las expectativas de un grupo ya

reunido, a1precio de un trabajo de homogeneizaci6n en torno de un

interes constituido en 10 que tiene de general, 10cual exige nuevas

operaeiones de equivalencia para que pueda producirse 8 1 reconoci-

miento mutuo. Lo vemos claramente, una vez mas, en el caso de E,euya Iucha solitaria haee suya, despues de nueve afios, un rnovi-

miento de protesta conducido por jovenes docentes secundarios, amenudo COn cargos universitarios, orientado a aurnentar su margen

de autonomfa profesional, antes de recaer, algunos anos mas tarde,

en el silencio y e1aislamianto.e El contacto con porta voces de organi-

zaeiones con un alto nivel de legitimidad universitaria y, tal vez mas

aun, con un publico --el de los encuentros en los cuales relata incan-

sablemente su caso, ese publico cuyos voeeros Ie dicen que se reco-

nocen en 81,10 cual justifica que el se reconozca en quienes 10 escu-

chan-, conduce a P. a dar un nuevo sentido a Btl accion. Discierne

en su protesta dimensiones politicas que anteriormente se le esca-

paban y que en adelant.e 10 superan. Estas dimensiones refuerzan

aun mas su determinacion de no ceder un milimetro, esto es, dice, de

no abandonar un combate que no tendria el valor de llevar hasta elfinal S1 no 10 hiciera por otros. Como 51 el se hubiera convertido en

una causa ajena a sf mismo.

Para rehabilitar a quienes se exponen por su actividad denuncia-

toria a 13 sospecha de anormalidad, incluso de locura, Les suficiente

con denunciar a su vez a la institucion psiquiatrica y develar, utili-

zando los argumentos y las armas de los denunciantes, la arbitra-

riedad de un senalamiento cuya vfctima es el enfermo mental? Del

mismo modo, z.basta con denunciar la ilusion psieol6gica 0psiquia-

trica para fundal' la validez de un analiais que, a] precio de una in-

version, se propone supuestamente basar en una interpretacion 50-

cio16gica e1caracter bien fundado de las pretensiones de quienes, en

sus rec1amos, se presentan como victimas? Creemos que el analisis

sociologico de la persecucion no se neva a su termino cuando uno se

contenta can mostrar que ese sentimiento, lejos de ser ilusorio, esta,

2 Para entender mejor la relacion que se cstablecio entre la protesta de P. y Ius rno-

virnieritos organizados de profesores, y tambien Ia ruptura progresiva de esa rela-

cion, habria que analizar Ia evolucion del cuerpo docente ent-re 1968 y 1978 aproxi-

madamente, como 10 hicieramos para la enscnanza superior en los anos 1960-1\170

(Bourdieu, Boltanski y Maldidier, 1971). Tambien habria que resituar Iu historia de

p. en Ia larga serie de casos surg:idos del sen a de las insti tuciones de ensefianza du-

rante este perfodo y estudiados por J.-L. Derouet.

326 32 7

al menos en su origen, bien fundado. Opener, como 10 ha hecho Ed- porque van al encuentro de un saber que preexists a ellas, La psico-

Page 48: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 48/62

win Lernert en un articulo muy importante, puosto que en el ataca-

ba de frente un terrene monopolizado por la psiquiatria (Lemert19",M J ~ 1·d d d 1 .', 1 d '• v I ),a «, call a » e a conspiracion a ia «seu o-comunidad Cons-

pirativa», segun la expresi6n de Norman Cameron (Cameron 1943lQ59) ."'.. ' ,,,<. ,contnouye pese a todo a reproducir Ia oposici6n entre la so-

:iolo~a Y, la PSicO~Ob~a,concebida como oposicion entre 10 real y 10

imagmarro, 10 objetivo y 10 subjetivo, etc. Como observa Charles

~:idz_(Udz, 1978), "tom~r en serio» el punto de vista de qui en es cata.iogndo COnlG enfermo ([abelling" theory) es "LLUa decision de Inetodo

eonsistenta en analizar, con los mismos instrumentos, los comportn.

mientos y los enunciados socialmente definidos como normales v co-

mo anormales, en lugar de, POI'ejemplo, explicar los prirneros por

las coacciones de Ia s'ituacion y los segundos par una disposicion per-

manente y oculta del sujeto, Perc, evidentemente, nos estariamos

encerrando en Ia logica misma del proceso que nos hemos dado como

objeto de estudio si entendieramos POT ella, como suele suceder, al

monos implfcitamente una torna de partido por el perseguido (par

ejernplo, en Mirowsky y Ross, 1983). En efecto, los misrnos indivi-

duos cuya protests se trata de reducir mediante la acusacion de de-

satino utilizan todos los recursos disponibles, incluidos los cientffi-

cos, para demostrar BU lucidez, e invocan a menudo, en Ia Iucha que

los opone a sus enernigos, a sus jueces y sabre todo a sus medicos,

argumentos de aspccto socio16gico,e incluso, cuando In conocen. Ia

autoridad de esta disciplina. La denuncia de la violencia institu~io.

nal no basta tampoco para asegurar Ia proteccion de los interesados

~ciertament.e mas urgente que los intereses del conocimiento----

porque la crftica inrlignada del control social y de la marcaci6n tierie.

en el mejor de los cases, 81poder de reprimir, en la mala fe, los juicios

ordinaries del sentido cormin, sin los cuales e1veredicto de las ins-

trtuciorias no pesarfa demasiado. Pero, por no intentar comprender

su Iogica, esa crrtica no los afecta en su principio. Se muestra por

ello inca paz de aflojar las coacciones de la norrnalidad que Iimitan

en Ia vida cotidiana, Ia expresion del orgullo, el desamparo 0la disi-dencia, Sigue siendo igualmente dificil rebelarso, e incluso reclamarjusticia.

Para comprender estas coacciones, es necesario en primer lugar

tratar de establecer las gramaticas que engendran los juicios ordi-

riarios, y quiza tambien a veces los veredictos de los expertos. Las

configuraciones de la vulgata medico-legal (de la cual se encontrara

UDa excelente bibliografia en Bantman, 1979), que se ensena ac-

tualmente a todos los que ejercen profesiones de asistencia y de con-

trol sociales, bcnen a mcnudo 1a evidencia de las buenas fornJas

logta cientifica, en ese caso, redobla y confirrna la «psicologfa inge-

nua» (Heider, 1958). Y tal vez sea por eso que estan en 10cierto y son

eficaces, Perc sus condiciones de utilizacion no oxigen que se explici-

te el ajuste -problematico, sin embargo-s- entre los extravios mas

insolitos y las expectativas del sentido comun, que sabe reconocerlos

como si los hubiera heche. Sucede asf, con Ia afinidad, tanfamiliar,

entre la persecucion, la reivindicaeion, la grandeza y la interpreta-

cion, que, 81 se quiere desplegar, debe construirse can la exigencia deno cambiar de racionalidad cuando se pasa de los casas en que Ia 1'e·

ferencia a esas figuras parece justificada a los casos en que parece

aberrante.

Como hemos vista, Ia denuncia adopta las formas mas vehernen-

tes y, para e1sentido comun, mas patologicas en los cases en que su

autor ha estabilizado 3U identidad y asegurado la permanencia de

su yo vincul andose a una persona colectiva por intermedio de la

identificacion con una persona, individuo concreto, cercano, por-

tador ai misrno tiernpo de un cuerpo singular y de signos objetivados

de la pertenencia a un grupo. Cuando la crisis de identidad tiene por

fundarnento la ruptura de Ia relaci6n con «elhombre antes amado»,

como dice Freud en referencia a1 presidente Schreber (Freud, 1981,

pag. 3(8), cuya identidad.juridicamente garantizada, actuaba como

argamasa, el recurso a 1amaniobra consistente en tratar de rehacer

10duradero pOI'intermedio de la «opinion publica» parece mas fre-

cuente. E1respeto tacito del sentido comun de la normalidad ~y, en

particular, de Ia regla segun la cuallos diferentes actantes deben

ocupar una posicion similar sobre e1~je de 10 singular a 10 eolectivo y

ser, par 10 tanto, practicamente del rnismo tamaflo---8 obliga enton-

ces al denunciante a engrandecerse y a engrandecer alperseguidor

sefialado, par ejemplo invocando Ia existencia de una conspiracion,

cuyo efecto es tarnbien el de des-singularizar la relacion que mantle-

nen uno con e1otro, Como 10 sugieren los analisis precedentes, e1eje

que conduce de 10 singular a 10 general constituye, sin duda, una de

las dimensiones privilegiadas que utilizan las operaciones ccgniti-

vas destinadas a pensar y trabajar 1arelaci6n, siempre problemati-

3 Parece que Jo mismo se aplica a la cortesfa, que tarnbien ea, en gran medida,

cuestion de tarnano. Las ofens as contra el «prestigio», para retomar el concepto goff-

mtm;ano ut.ilizado par P Brown y S. Levinson (Brown y Levinson, 1978), consistcn

en termino" muy generales en no cons irlerar al interlocutor segUn las dirnensiones

que <\1so atribuye (en -disrninuirto», en ..rebajarlo ..) y, sobre tado, en no aceptar Stl

discun;o en eJnivel de singularidad 0de genent lidad en que sepresenta. Asf, una de

las estrategias mas comunes consiste en utilizar capacidades interprctativas para

asimilar un discUTSO pronunciado "en generaL a casos e intereses singulares.

328 329

c~y dificil, entre los individuos en cuanto seres singularcs y los indi- Anexo L La construccion del analisis factorial

Page 49: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 49/62

viduos en cuanto estrin dotados de una identidad definida en toda su

generalidad por referencia. a colectivos. Tambian es este eje el que

hay que explorar para analizar las coaccionos con las cuales choca Ia

esperan~? deser' ~~po:o mas que uno mismo. El acceso a 10 general

es tambien un privilegio, tal vez 81 mas grande. Una forma de Iocu-

ra, e~ e1sentido en que se opone a los cuerdos y a los locos, consiste

precisamente en tratar de conquistar, de manera solitaria y por un

acto de voluntad pura, esa salvaci6n intangible a Ia que ciaaeceso elreconocimiento de los otros,

La captaci6n inieial de los datos se efectua a traves de 140 variables que

compronden un total de 803 modalidades efectivarnente uti lizadas. Los

primeros analisis univariados permiten eliminar-ciertas variablesy reagrupar

categorias demasiado escasamente representadas. En total , quedan 106

variables, con 385 modalidades posibles. No todas esas variables son de la

misma naturaleza: 87 de ellas en 227 modalidades describen la naturale-

za del caso, los contenidos y los aspectos del expediente-carta. Vienen a

continuacion 7 variables en 52 modalidades que describen el sistema ac-

tancial y 6 variables en 33 moda1idades consngradas ala doscripcion del

autor de la carta; finalmente, 6indicadores denormalidarl en 13modalidades.

Los 227 descriptores del caso y del expediente constituyen los elementos

actives del analisis factorial de las correspondencias; los otros grupos de

variables se introdujeron como elementos complementarios. En 01caso devariables que conciernen a las propiedades sociales del autor; esta decision

se explica por Ia confiabilidad relativarnente debil y el mimero import.ante

de no respuestas.

En 10que concierne a los juicios de normalidad, pareci6 evidente que esos

elementos ox6genos no podian intervenir de manera activa en Ia descompo-

sicion factorial. Seis jueces fueron los encargados de calificar los 275 «cases»

de 1 a 10, del mas normal al mas patologico. La operacion de codificacion

disyuntiva crea a continuacicn, para carla uno de esos jueces, 10 variables

codificadas como «prescncia-aueencia», es decir, 60variables en total. Para

eljuez 1, por ejemplo, se obtiene:

JU1,1 nota", 1 ,JU1,2 nota v 2 ,...JU1,Hl nota ~ 10

= : ( ) no =: 0 no '" 0 no

Si queremos aligerar las representaciones factoriales y retener un

resumen ~lnicode los valores atribuidos a las cartas ignorando la informa-

cion de «quien ha juzgadc», debemos reflexionar acerca de las notas.

Contabilizamos, entonces, para cada expediente, clnumero de veces que ha

sido calificado COIl 1, 2, ... 10. Se obtiene as! la distribucion de las notas del

caso, que 5e conservan en 10 nuevas variables denominadas NOTl, NOT2,

NOT3 ... NOT1.0.

330 331

Par ejcmplo, las cartas 46 2 y 769 fueron calificadas de la siguiente

manera:

Anexo 2, Muestra de cartas tipicas

Page 50: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 50/62

JUI , . J U 2 ,IIn ~!U4 , JUS ,JU6

462 4 3 2 a 2 7

769 1 3

Yrecodificadas:

NOT1 NOT2 NO'faNOT4

NOT5 NOT6NOT,

NOTS NOT9 NOT1O0 2; 2 0 il 0 I) 0

5 0 0 0 o 0 (I 0 0

AI final de la recodificacion, 13 variable NOTI se asocia a todos los

expedientes que han obtenido un I 31 menos una vez, y se pondera por el

numero de coincidencias. Resumidos de este modo, los seis juicios conservan

toda la informacion que se tenia originalmente sabre las nctas, y 5610 se

pierde la informacion relativa a los jueces. Si huhieramos elegido como

resumen e1 promedio de los seis juicios, habriarnos obtenido resultados

menos precisos. Un promedio de 5 puede SCI' a Ia vez el resumen de un

acuerdo perfecto (555555), de un desacuerdo parcial (553764), e incluso

de un juicio discordante (9 1 4 2 8 6); y, en este ultimo caso, el resumen

prornedio no corresponde a ninguna de las nctas efectivamente atribuidas:

ya no se asocian entonces notas y expedientes, sino expedientes y juicios

promedio que pueden resumir de modo identico configuraciones extremada-

mente diveraas.

En 3Urepresentacion definitiva, el analisis factorial ya no se refiere mas

que a 155 modalidades activas y a 68 elementos complementarios, Iuego de

la eliminacion de las modalidades no pertinentes. El procedirniento seguido

ha sido descripto en Schiltz, 1983. Para una descripcicn mils dctallada de los

resultados estadfst.icos hay que rernit.irse a esc articulo, que contiene en

especial los diferentes est.ados del primer plano factorial, el histograma de

losvalores exactos y elcuadrode las 10variables que, positiva onegativamente,

contribuyen con mas peso al primer factor para los tres analisis sucesivos.

Habida cuenta de que, en e1 caso de un cuadro disyurrtivo, el phi-2 no puede

servir de indicador de conexion entre las variables, esas informacionespueden encontrarse en Ia mengua rapida o no de los valores exactos y en Ia

importancia numerica de los primeros de ellos. Los dos primeros valores

exactos, lambda I '" 0,3736 y lambda 2 ""0,1832, permiten concluir en Is

existencia de una relacion aceptable entre las variables activas y los ex-

pedientes.

Estes textos son extrados de doce cartas seleccionadas en razon de Ia

posicion tlpica que ocupan sabre elprimer plano factorial (cf grafico 5). Toda

la informacion (nombres de personas, de lugares, fechas, etc.) que hubiera

permitido idcntificar al autor ha sino suprimida 0 modificada. Se han

respetado la ortografia y la sintaxis.

.6

.,.'

.8

.4.9

.10

.3

.2

.12

.1.11

Grafico 5

L

-Cont.inuacion de las violaciones de la vida privada, robos y felonfas de

las autoridades judiciales de M. 1960-1979. Me permito senalarles que, en

caso de que se considerara mi referenda a B. (el nombre solarnen te, no soy

jurista) en la Tesis de doctor-ado, tre s volumenes dactilografiados, 950

pagirias, redaccion entre 1969y 1971, calleXnumero49, pisolO, departamento

alquilado al senor X, alquiler de 750 y despucs 1.000 francoa por mes, cinco

arnbientes, sabre comprobacioncs efectuadas por mi, sobre mi program a y

mis ideas, con fichas compradas y pagadas por mi, can mi sueldo, calle X

numero 25 Paris XlV, o en papel de mi propiedad (desechos 0compras), calle

332 333

X numero 66 a M. dacti lografiadas par des senoras que habian rcspondido

a un anuncio, pagadas a costa mia, aproximadamente 8000 francos en total,

»_ 01 seiior X., viudo en 01 momento del rapt», 10 que utilize para

obligarme a reinstalar mi hogar a 250 km de Parfs, sef,'1.1na respuesta que

Page 51: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 51/62

encuadernadas en A., 01 Pensamiento Universitario, a mis expensas, 500

frances, graficos irnpresos en M., plaza de Ia Balsa, a rrris expensas 1200

frances. Defendida en Paris, el X, viaje de ida y vuelta Puris-M. a costa mfa,

»tal un trabajo colectivo que la mierda de su izo y de oficia! de reserva

habria manipulado, instigado, 0tenido derecho a ussr, actualizar, plagiar,

querra t.ener a bien informer deelIo, bajo la proteccidn de la senora Ministro

de las Univcrsidades, e1Procurador General del Sena, para despacho a las

jur isdicciones interesadas."En particular, yonotengonada que ver con los suizos. aunque haya sido

invitado con mi mujer y mis hijos a la fiesta de fin de ano de 1971 por

protestantes del lugar, entre enos el senor X, a quien habra conocido cuan-

do el era aspirante de reserva y yo un soldado raso vitalicio. No estamos

distanciados, pero todos estes tipos se creen autorizados a dar 6rdenes a los

analfabotos y a Iosjudfos dol lugar ylos mandan hacer cualquicr cosa can tal

de valorizarse. No soy seguidor de Voltaire, atcntamente».

(Carta nurnero 615.)

obtuve a mi demanda reconvencional; mi presencia le molestaba para volver

a casarae».

(Carta numero 531.)

3.

2.

~IEsun hombrejoven, que necesira vaciar su corazon. a un hombre aquiencree comprcnaivo y representa 10que considera 10illas elevado en Ia justicia.

»Lueuo de los sucesos ocurr'idos en estos (lltimos tiernpos. Cumplo~ .ospccialmenre en advertir les de cosas que me han parecido sospechosa.s, y

de In persecucion que se dice imaginari a, pew que era en ofecto relative.

Luego de uria Iucha que libro desde que ten go quince anos, para comer,

instruirme y hacermo una situacion capaz de subvenir a las neeesidades de

mi madre y de un hogar. Este ana nuestros asuntos retamaban el buen

camino y tal vez debido ala capacidad y Ia vcluntad, habian despert.ado Ia

envidia de algunos que de hecho, han tenido un papel de dctractores par

argumentaci6n y sabotajes. Si no hubiera mas que a.Jgunas personas

particulares intoresadas en este manejo, no serfa nada, pero cuando

administraci6n y sociedad ... se mezcla en esc juego (,que quieren ustedes

que hagan un hombre joven, agotado por el trabajo, y su madre debilitada y

continuamcnte enferma ... denuncia por uno 0per el otro? En esc caso no

habriamos hecho mas que eso. [Pero! Cuando 10hadamos algunos se las

ingeniaban para hacer abortar 0 volver del reyes la investigaci6n (anul~r).

Tales habian sido los rumores, que yo habia matado (cuclnllada) a la novilla

de 18meses, que revento micntras pastaba. Cuando yo no iba por alla desde

hacfa cinco 0 seis dias. i,Quien? me soltaba rnis perrcs ala neche, presentaba

denuncias, me mand6 al tribunal, l,culintas veces y pOl' que? Me encerro los

pcrros sin bebida ni comida, me arrancaba los bancos de acecho, dcsaparccer

mojones 0 trataba de destruirlos (quemar 1impiando los prados .. , etc.)

tribunal por pastor-eo sabre terceros con cerco defectuoso (por que el senor X

preferia Ieer mis declaraciones par S1 rnismo). Y estos ultimos bosques rovo

estropeadas, cerco clectrico saboteado, soltar a su perro tras mis vacas

(intercs de aborto) encont.rarse en elcamino conperros sueltos cuando yo las

Ilevaba al campo, sin contar la.s provocaciones, ... etc. habria demasiado,

podria escribir un libro ... »,

(Carta numero 560.)

"PAM MIS HI,TOS EN PELIGROFISICO YMORAL

"a rafz de las carencias administrativas de Ia tramitacion "divorcio", que

perrnite a cualquier ban dido apoderarse impunemente de ninos, proceso que

no tiene nada que vel 'eon e1cliche de una controversja entre hombre y mujer.

»cornoresultado de mi carta deaprobacion, a proposito de la Policia, cuyo

comportamiento en S, ustedes habian dcrruuciado, y de Ia que yo sefialaba

que no se comportaba mejor en P., siendo e1 colrno que Ill."fuerza del orden"

que se toma por una "FUERZA DE CHOQUE" este aJ servicio de la justicia,

ustedes han tenido a bien informarrne que preparaban un artfculo acerca del

"DIVORCIO~, y sus consecuencias catastrofieas para los hijos. Siendo mi

testimonio susceptible de atraer BU atenci6n, segun 10que ustcdcs me han

informado, Ies envio adjunto a esta carta, como primera reaccion a la

reccpcion de texto de Ia segunda encuesta "SOCIAL", que obtuve por fal lo del

20 de noviembre de 1970;

,,-fotocapias de extraetos de cartas de los dos principales testigos falsos

solteros:

»--la senorita X, alias Corinne, que representa por sf los asuntos de

cama, la droga, el robo en las grandes bend as --cscapada con tres vestidos

cncima, con Ia utilizacion de ninos pequcnos que Ie dan el aspecto de una

valerosa madre de farnilia- , en los hoteles de los que coleccioria las sabanas

bordadas con sus respectivos emblernas, e incluso en la casa de por 10menos

uno de sus empleadores, de donde pude sacarla a tiempo; madre soltera; 8U

hijo en Ill.casa de la abuela.

,,- el senor X, desequilibrado soltero avoX42, donde mis hijos de ocho y

siete anos f"ueron.secuestrados y maitratados ala saJida de la escuela.

4.«Habiendo hablado con el senor X por tclefono esta manana, siendo el el

Presidente del Comite de Defensa, el misrno victima de un sindico estafador

en C., y que mand6 ala sornbra por varios ail0s; los mismos estafadores

reman en F., R. y claro en toda Francia. Pero en R. se llevaron un Chasco,

porque para ml los estafadores y c6mpHces no pasaran, pOl' 10 tanto

334 385

aprovechando las proxirnas clecciones, el senor X me pregunto si usted no

podrfa contar los Hechos en su Dim-in,pues 10que escribo es muy serio puesde la Republica, que rccibio, ella, una rcspuesta negative. Pero 10 mas

Page 52: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 52/62

~omo 10 decia cuando cl Canalla del Procurador est .aba en R. y que yo hicetrasladarse si por 10 menos W. (sa Lrata del autor de 1a carta) hiciera una

tonterfa 10 haria internar Linda Mentalidad osta basura, pero W. no hizo

ninguna tonteria, persigue a Ius estafadores en sus maniobras y no es lindo,

t:rasIadaron al municipio de P. y el senor Alcalde de esa comuna debe

contactarrne esta noche; pues luego de haber ide a M. vinieron, no X rey de

los estafadores y Director de los subsidies famitiares de I.fue a Buscarlos a

r\.. Poseo todos los detallos y lo propongo porierlos en .8U conocimiento cuan-do quiern perc 10 antes posible pues le agradecerfa si real mente pudiera

publicar articulos sobre los Chanchullos que Reinan en R. y en toda Francia,

en este momenta para que los franceses voten con pleno conocimiento de

causa pOl' Gente lim pia y no por protectores de los Chanchullos, estafadores

pues como se 10 habia dicho a rnis Abogados el2 0 3 demarzo habra novedades

dontro de poco eran csepticos pero ahora estan sorprcndido pOI' 10 que se y

en cuanto al odioso Ministro Xvino a R. pasando pOI' L. YN. era simplemente

para disipar las sospechas, pues el habria est.ado muy incornodo si hubiera

tenido v decir a Ja Prensa que venia para saber S I yo decia Ia Verdad sobre

los Ch;nehullos del Palacio, los . Iueces, los Canas de In Policia Judicial que

hicieron falsos documentos paraproteger a los estafadores comoXEscr-ibano

y X, rey de los Estafadores escribano en G. y otros».

(Carta mimero 759.)

que todo este asunto desde el comienzo de su solucion en la just.ici»,

Esperando que se dignen aeordar toda su atericion a esta carta y quedando

a su disposici6n para toda informacion complementaria, les ruego tengan la

seguridad de mi profundo y aincero respeto. .. . . .

"P. S.: Quisiera senalar que, con el fin de obtener justacia, mi padre ha

iniciado una huelga de hambre desde el pas ado jueves per la tarde y que se

encuentra desde el viernes por Ia tarde frente al Ministerio de Justicia, en

Ia plaza Vend6me ...

(Carta mimero 711.)

6.

5.

"Sin perder laesperanza deque secornparta mi punto devista (es terr.ible

10que cada uno piensa de los dermis), Ies rue goque, con ese fin, yean adjun-

to mi ultimo informe al Tribunal administrative de A., autorizandolos a

transcribirlo en "Le Monde" especialmente para los medics correspondientes

ala opinion publica de nuestro pais. . ,

»La verdadera cuestion, en atencion a lagravedad de una revocacron

arbitr aria de la Funcion publica (acornpanada de una tent.ativa de homicidio

por sugesti6n) es saber si la ley del JO dejulio de 1972 sobre Ia discr-imiria-

cion no es discrrminatoria; y S1no viola implicitamcnte (por 10menos) laConstitucion: (,Ialey sobre ladiscrirninacion implica reservas? Es Ia pregunta

que les planteo igualmente».

(Carta numero 583.)

«Habiendo sido mi padre victirna de una estafa de 15(tOOO (ciento

cincuenta mil frances) y de una grave injust icia, me permito dirigirles Ia

presente.

»Muy eiertamente, soy consciente de que un diario de la importancia del

vuestro debe recibir centenas de cart .as de este tipo, pero estimo que el caso

de mi padre amerita que uno se interese en e 1 . Si me dirijo a vucstr o diario

y no a otro, es porque en el momento actual «Le Mondo» es el unico organa

de prensa que ha osado criticar las incohercncias del sistemajudicial frances

y que, aparte del «Canard Enchaine», que ha publicado tres artfculos (copias

adjuntas) sabre este tema, la prensa hahecho un "black out» total sobre cste

escandalo --<.:omocada vez que un politico estfi en elorigen deun escandalo=-.

Con e1fin de informarles sumariamente la naturaleza cxacta del problema,

adjunto la copia de una carta que vanarnen te he t ratado de haeer publicar

en la prensa haee ya mas de un ana. Los hechos que en ella se describen

constituyen ya por sf rnismos un escandalo, EI caso se cornplica cuarido se

Babe que rni padre ha sido condenado a indemnizar a X presidents de la

compafiia X, y ala seguridad social pOT eI caso de lesiones, que la apeIaci6n

en easaeion por la propiedad del vehiculo resull6 en un rechazo (faHo del 12

X81), que mi padre envi6 dos cartas cert,ificacias a!senorministro de ,Justicia

Canciller que qucdaron sin respuesta, una carta certificada alsenor Presidente

7.

"Los Equipos Docentes de Ia S. , reunidos en asamblea general e112 de

octubre de 1980, en nornbre de su compromiso con la escuela publica y e!

evangelio de Jesus, so declaran afect.ados por todos los hechos que cu~s~onan

Ia escuela, Iajusticia y los dcrechos del hombre y por todos los sufrimientoe

individuales 0colectivos.

»Dichos equipos cstan profundamente conmovidos por el proceso y la

condena de su col ega X, macstra en 01 departamento, consagrada a la

educaci6n y a Ia instruccion de nines particularmento desheredados y con

dificultades (en la 8.1<:.8.yen LM.P.) .

. »Su comparecencia se produjo en un periodo de paz para nuestro pais,

mientras que elTribunal de Seguridad del Estado se ,:,stabJecio e~ un perf~do

de guerra. Su estatuto no otorga a todos los que son citados ante elga:a~ltlHS

equivalentes a las que brindan otras jurisdicciones: aunque es~as. ultirnas

deban resolver sobre hechos criminales, todas comportan procedimieritos de

apelacion. Errores judiciales celebres nos obligan -para salvaguardar los

dereehos de los acusados y 1& paz publica- a exigir la revision, en la Corte

de CasHcion, de las condiciunes furmales del proceso de X".

(Carta n\lmerO 559.)

336 837

8. las fuerzas creadoras y artisticas de nuestro pais, que pretende ser 01

Page 53: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 53/62

portador de la antorcha de Ja cultura y del AnTE, asurnio pa r S 1 solo esc robo,

como desafio y por desesperacion. No se trata de considerar que X es

inocente, el so declara culpable y la JUSTICIA juzgura. Personalrnente no

pide ni ayuda ni indulgencia. Carga con toda la responsabilidad y las

consecuencias de su acto. A traves de este heche que afecta hoy a un amigo,

10 que quiero denunciar es la situacion general de los artistas jovenes-.

(Carta numero 511.)

«La seccron de C. del PCF [Pard Communiste Fr-ancais] denuncia Ia

lamentable provocacicn anticormmista de Ia direccion del PS de C. En efecto,

en Le Monde del X/X/SO y mediante octavillas, 01 PS explica a quien quiera

escucharlo que dos milit.antes sccialistas fueron agrcdidos por comunistas.

No hay ninguna prueba de esta informacion. GTal vez se trata de una

provocacion de la derecha? simula lnterrogarse 0 1 PS; que importa, de todas

maneras el PCF es el inspirador de este acto a causa de su campafia con

respecto al PS. L-a deshonestidad de esta baja maniobra pohtica se agrava

por eJhecho de que los mvestigadores mismos, luego de haber identificado

al propiet.ario del vehfculo de los agresores, declararon que mula autoriza a

afirmar que los autores deesas violencias sean miembros del PCF. La verdad

es que a J a direccion del PS noIequed an mas que lacalumnia yla distraccion

para librars€ de las dificultades en que Is han colocado las propuestas de los

comunistas para salvar el ernpleo y elfuturo deC.exigiendo de Iamunicipali ~

dad sociaJista que deje de favorecer junto con la derecha Ia partida de las

ernpreaas: no pudiendo responder sobre sus responsahilidades reales concer-

nientes al futuro de la cmpresa X, la diroccion del PS ha optado por la fuga

hacia delante. En cuanto a los comunistas de C. ,no perderan su sangre fria

frente a esta provocacion irresponsable y continuaran como en el pasado

actuando en defense del empleo y el porvenir de nuestra ciudad,

»Por 18 direccion de seccion, X. Primer secretario de la seccion de C. delPCF".

(Carta nurnero 623.)

10.

9.

«Nopodemos pasar por alto el incidente que se produjo el19 denoviembre

ultimo a las 22 horas 40 en el cafe X de los Campos Eliseos. Los hechos Son

los siguientes: Las dos habfamos decidido, luego de una funcion de cine,

tomar algo en ese cafe, en Iaterraza cubierta. Pedirnos un te de tilo y un jugode frutns. El rnozo volvio luego de unos instantes para inforrnarnos que no

Ieera posible servir ados mujeres solas. Pedimos explicacioues y uno de los

jefes de comedor intervino para aclnr-arnos:

»--que efectivamente las ordcnes de13direccion eran no servir a mujeres

solas.

,,--que seguramente nos entregabamos a hacer la calle.

)~y en respuesta a una pregunta nuestra, no dude en responder queefectivamente nos tomaba por putas.

»Muy impresionadas por esta actitud, abandon amos el Iocal sin hacer

escandalo, seguramente sin ningun motive.

»Considcramoa que este comportamiento atenta gravernente, por un

lado, contra la dignidad de la mujer, y par el otro contra Ia legislacion sobre

la negativa de venta. Hemos escrito a] director de ese establecimicnto y

esperamos desde lucgo una respuesta que no dejaremos de hacerles conocer.

»Agradecemos a ustedes de antemano por participar en nuestra INDIG~NACION frente a semejantes procederes y quedarnos desde ya a su entera

disposicion para cualquier informacion complerncntaria que pudieran desear».

(Carta nurnero 405.)

«X, escultor, :15anos, bret6n, cuyas obras fueron seleccionadas por el

salon de la joven escultura, por ol salon de otofio, por el salon europeo de

Estrasburgo, Invitado a exposiciones en Nueva York, Montreal, Lausuna,

Ginebra .. . , t itular honoris causa de la Academia europea de Bellas Artes,

esta en prisi6n en B. Sera juzgado pOl' el tribunal de T. ellG de enero del 80

por robo de objetos de arte.

»Si me diri jo a ustedes no es para haeer una apologia del robo, sino para

informarles y centrar el enfoque sobre un hecho cargado de significaciones

y de consecucncias. SiX, individuo basicamerrte honesto, humilde yvaleroso,

ha cornetido esa mala accion es por dos razones: la primera es la situacion

deplorable en que, como la mayor parte de los artistas jovcnes de Francia,

se encontraba sumcrgido. La segunda es que habra teriido conoeirniento de

Ia existencia, enla casa de fin de semana prricticamente abandonada de un

medico, el senor X, de una acumulaci6n de obras de arte -pinturas de

grandes maestros, esculturas griegas, egipcias, ieonos rusos, tapices- que

harlan paIidecer de envidia a muchos de nuestros museos. Escandalizarlo al

ver confiscado y abandon ado sernejante patrimonio artistico, agobiado por

una situacion material sin esperanzas, indignado por la suerte reservada a

11.

«Habitante de V., voy a 1. para elegir mis librcs en Ia biblioteca. Esta se

encuentra en el tercer piso de un edificio. En el primer piso se encuentra la

comisaria de Policia. Hoy habia una multitud que esperaba. Dado que todos

los inmigrantes debian hacer el trarnite de renovacion de 3U permiso de

residencia por un afio segun la nueva ley "Stoleru" (para 106 norafricanos).

Antes de subir a buscar mis libros, me atrajo una gran agitaci6n. "Diez

personas solamente, todos los demas afuera y vuelvan manana" grito un

policia, La gente que esperaba desde hacia largo rato manifesto de inrnedia-

to su indignaci6n: "Pero, exclamo uno, ya perdi tres horns de mi trabajo,

338 339

no puerlo perder otras tres rnariaria". "[Cierren e1pica y vsiyanse, vamos,

rapido!». Rebe1i6n de la gente. Tres policfas llegan al rescate. Empujan con

Referencias bibliograficas

Page 54: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 54/62

todas sus fuerzas a congregados. Una mujer se cac. Al verla en eJsuelo, su

marido ernpuja a un po1ida. EI poliefa leasesta un violento golpe enIa cabeza.

Los inmigrantes ostan aterrorizados. Un viejo arabe ciego acompanado per

un chico de seis 0siete anos tarnbien esgolpeado. Otro hombre es zurr'ado por

dos policias. Grita que esta accidentado y enfermo.Redoblan los goIpes. EI

hombre cae y deja de moverse. La gente enloquecida seprecipit.a hacia fuera,

Yo estoy can otras personas. Los tres policias nos gritan: "Ustedes tambien

afuera", "Perc nosotros vamos ala biblioteca" digo. "Afuora, he dicho". Nosagarran violentarnente y nos eehan sin miramientos. Llega una ambulancia

y se l1eva al hombre herido. Escueho a un policia decir "estarnos en Francia

y nosotros hacsmos la ley. Que revienten en BU pais", Indignado, volvi a mi

casa. Ahora he decidido ir a la hiblioteca de rni ciudad. Pero me avergtienza

In actitud de los policfas; Me avcrguenza SCI' Frances».

(Carta nurnero 454.)

12.

Angenot, ]\I!,(1983) La parole parnphletaire. Typclogie des diecours modernes,

Paris: Payot,

An6nimo (1962) Fioretti de Saint Francois, Paris: Seuil (traduccion de

Alexandre Masseron, introduecion de Ivan Gobry).

(1973) Non a I'inspection, dossier des profs sanctionnes, Paris: Cerf.

Ansart, P. (1969) Marx et l'anarchisme, Paris: PlJIi'.

Anspach, M. (1987) "La raison dugratuit;;,Bulletin du.Maues, 22, pags. 249-

92.

Aranda, G. (1972) L'Etat piege, Paris: Stock.

Arendt, II. (1.983) Condition de Tliomme moderne, Paris: Calrnann-Levy

(trad ucido del ingles por G. Fradicr, prefacio deP. Ricceur, primera edicion,

1958).

Aristoteles (1967) Rhetorique, 3 vols., Paris: Les Belles Lettres (textoestablecido y traducido por Mederic Dufour).

(1981) La metaphysique, 2 vols., Paris: Vrin (introducci6n, notus e indice

pOI' J.Tricot).

(1983) Ethique a Nicornaque, Paris: Vrin (introducci6n, not.as e indice por

J. Tricot).Non, R. (1.967) Les etapes de la pensee sociologique, Parts: Callimard.

( 1976) Penser la guam, Clouseioitz . 2 vols., Paris: Ga1limard.

Austin, J. L. (1970) Quand dire, c'est [aire, Paris: Seuil (introduccion y

traduccion de G. Lane, prirnera edicion, 1962).

"Me permito escribirles para exponerles los hechos siguicntes: mi sobrina,

madre de dos ninos de 6 y 3 anos y actual mente ernbarazada de siete meses

se refugio en mi casa desde el sabado 22 de marzo de 1980 para escapar a losrepetidos galpes de su concubine, quien le confisco los documentos de

identidad, sus Haves y sus objetos personales para obligarla a dejar el

departamento que adquirieron en comun en el2 deA.. . Desde su partida de

A. mi sobrina ha sido agredida en la calle varias veces par su ex concubine.

qu een todas las oportunid ades le arrebat61 a cartera que contenia duplicados

de los diferentes documentos que las autoridades competentes t.uvieron a

bien confeccionar nuevamente luego de numerosos ymuy trabajosos tramites.

"E1 viernes 4 de abril de 1980 el ex concubine de mi sobrina me llam6 par

telefono ami oficina para saber SI podia ir a mi casa a visitar a sus hijos. No

viendo inconvenientes en ello, convinimos una cit.a en mi casa para el

miercoles 9 del corr iente a las 18horas. Por desdicha, al partir mi visit.ante

se llevo discretamente Ia nueva cartera de mi sobrina con sus documentos,

dinero y un manojo completo de l1aves de mi departamento. 10 0 cual es muy

grave porque yo misma tengo tres hijos de 8 anos, 6 anos y 4moses y trabajo

de noche. En las corrrisarfas de B. y de A. se declaran incornpetentes para

encontrar una solucion al problema y es por eso que me dirijo personalmente

a ustedes para resolver can rapidez este asunto que puede empeorar en

cualquier momento.

»C.C.: senor Cornisario de A.; senor Comi.sario de B.; senora Asistent.e

social deIa alcaldia de A.;LeCanard Erich aine, RTL; Le Mende, France Soir,

Le Meilleur; Asociacion de Mujeres Golpeadas, Asociacion Dejarlos Vivir;

senor X ex concubine de mi sobrina; sefior Ministro del Interior».

(Carta numero 501.)

Bajtin, M. (1977) Le marxisme et la philosophic du langage, Paris: Minuit,

Baker, K.M. (1987) «Politique et opinion puhlique suus I'Ancien Regime»,

Annales ESC, n" 1,pags. 41.-71.

Balle, C. (1971) La menace et son traitement judiciaire, mimeografiado,

Paris: Universito Rene Descartes.

Bally, C. (1951.) Traite de stylistique [rancaise, vol. 1, Paris: Klincksieck.

Bantman, P. S. (1979) Lee paranoiaques et la loi; contribution a l'etude

historique des react ions medico- legales des sujets poro.nciaques , tosis

para e1doctorado en Medicine, Paris: Universite Pierre et Marie Curie.

Barthes, R. (1977) Fragments d 'un. d iscours amoureux, Paris: Seuil.

Bastide, R. (1947) «Sociologic et psychanalyse», Cahiers Internationaux de

Sociologic, vol. II, pags. 108-22.Beardslee, W, A.(1978) "Parable, Proverb and Koan». Semeia ;12, pags. 151-

7 7 .

340 341

Benveniste, E. (966) Problemas de linguietique generale, Pads: Gallimard.

(1969) Le uocabulaire des institutions indo~europeennes, 2 vols., Paris:

Calion, M, y Latour, B. (1981) "Unscrewing the Big Leviathan», en K. Knorr-

Cetina yA. V. Cicourel, eds, ,Advances in Social Theory anti Methodology,

Page 55: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 55/62

Minuit.

Berrendonnor, A. (1981) Elements de pragmatioue linguistique. Paris:

Minuit.

Blum, L. (1935) Souvenirs sur l'affaire, Parfs: Gallimard.

(980) «Compassion», en A. Rorty, ed., Explaining Emotions, op. cit.,

pags. 507-18.

Boltanski, L. (1969) Prime education et morale de clasee. Paris: Mouton.

(1.971) ~,Le8 USdgQS sociaux du corps», /'iJ~nales) EL _i )C<t. 201n" 1, pigs.

205·33.

(1973) <Erving Goffrnan et le temps du soupcon», Lnformation. SUr les

Sciences Sociales, 12 (3), pags. 127-47.

097<,)) «Pouvoir et impuissance: projet intellectuel et sexualite dans le

-Iournal. d'Amiel», Actes de la Recherche en Sciences Sociales, n" 5-6,

pags. 80-108.

(1982) Les cadres. La [ormation. d'un groupe social, Paris: Minnit.

Boltanski, L. y Maldidicr, P. (1977) La uulgarisation. scieritifiquc et son

public, mirncografiudo, Paris: CSE/CORDES.

Boltanski, L. y Thevenot, L. (1983) «Finding one's Way in Social Space: A

Study Based on Games», Social Science Information, vel. 22 (4-5), pags.

631-80.

(l987)Les economies de la grandeur, Cahicrs du CEE, serie Protae, Paris:PlJF.

Boltanski, L. y Thevenot, L. (eds.) (1989) Justesse eijustice dans le travail,

Cahiers du CEE, scrie Protee, Paris: PUF.

Bourdieu, P. (1972) EsqlIisse d'urie theorie de la pratique, Ginebra-Paris:

Droz.

(1979) La distinction, Paris: Minuit,

(1980) Le sen.s pratique, Paris: Minuit.

(1982) Lecon. Bur La lecon ;Paris: Mirruit

Bourdieu, P. yBoltanski, L.(1975) «Le titre et lepeste» ,Actes de la Recherche

en Sciences Sociales, n" 2, pags. 95-107.

Bourd.icn, P., Boltanski, L. y Maldidier, P. (971) "La defense du corps»,

In/ormation sur les Sciences Sociales, X, 4, pags. 45-86.

Bourdieu, P., Chamboredon, J.-C. y Passcron, J.-C. (1968) Le metier desociolog ue, ParIs: Mouton.

Braudel, F. (1969) Ecriis sur l'hietoire, Paris: Flammarion.

Brown, P. y Levinson S. (]978) "Universals in Language Usage: Politeness

Phenomena'>, en E. N. Goody, ed., Questions and Politeness, Cambridge:

Cambridge University Press.

Bultmann, R. (1970) Poi et comprehension, 1, suivi de L'historicite de

l'homme et de la revelation; Paris: Seuil (traducido del aleman y presenta-

do par A. Mulct, primera edicion, 1933 y 1952).

(1973) L'histoire de fa tradition synoptique, Paris: Seuil (traduccion de A.

Malet, primera edici6n alemana, 1921).

Boston: Routledge and Kegan Paul, pags. 277-303.

Cam, P. (I981) Le« Pruti'hommes, juges ou arbitres, Paris: Presses de la

Fondation Nationaie des Sciences Politiques.

Cameron, N. (19·13) "The Paranoid Pseudo-Community» .Americari Journal

of Sociology, 46, prigs. 33-8.

(1959) "The Paranoid Pseudo-Community revisited", American Journal

of"Sociology, 65, pags, 52-8.

Chambcredon, ,J.,G (1984) "Emile Durkheim: Ie social, objet. de science. Du

moral au politique?», Critique, XL, pags. 460-531.

Chateauraynaud, F, (1989a) «La construction des defaillances sur les Iioux

de travail. Le cas des fautes professionnelles-, en L. Boltanski y L.

Thevcnot, eds., -Iustesse etjustice dans le travail, op. cit.

(1989b) Les affaires de [auie profcssionnelle. Des figures de defaillance et

des formes de jugement: dans les siiuations de travail et devant les tribu-

naux, tesis de doctorado, KHESS.

Chatcauraynaud, F. y Macqunrt , G. (1988) «Prothese. Une experience

d'introduction d'intelligence artiticielle en sociologie», CEE, mimeo,

Chomsky, N. (1981) Reflexione sur lelangage, Paris: Flammarion (traducido

del ingles por J.Milner, B. Vauthorin y P. Fiala, primera edicion, 1975).

Cicourel, A. (1968) The Social Organisation ofJuvenile Justice, Nueva York:

WHey.(1979) La sociologic cogniiiue, Paris: PUF (traduccion de J. y M. Olson,

primera edicion, 1973).

(1981) "Notes on the Integration ofMicro and Macro-Levels of Analysis»,

en K. Knorr-Cetina y A.V. Cicourel, eds, ,Advances in Socia.l Theory arid

Methodology, Boston: Routledge and Kegan Paul, pags. 51-80.

Claverie, E. (1980) "De In difficulte de faire un citoyen: les "Acquittements

scandaleux" dujury dans la France provinciale du debut du XIX" siecle»,

Etudes Rurales, n" 95-96, pzigs. 143-66.

(1980) "La Vierge, Iedesordre, 1acritique. Les apparitions de la Vierge arage de la science», Terrain, n° 14, pags, 60-75.

(987) «Voltaire et la notion de cause judiciaire». Cormmicacion a las

Joroadas de la Sociedad Francesa de Sociologia: «Norrncs sociales et re -gles juridiques», Burdeos (can aparici6n en las actas del ccloquio).

Clausewitz, C~VOIl (1989) De la guerre, Paris: Gerard Lebovici (traducido del

aleman por el teniente coronel De Vatry, edicion revisada y completada

por ,I.-P. Baudot, primera edicion, 1832/1837).

Coates, D. y Penrod, S. (1980) «Social Psychology and the Emergence of

Disputes», Law and Society Review, vol. 15, n" 3-4, pags. 661-72.

Cohn, N. (1962) Les [anatiques de l'apocatypse. Courant» millenaires

reoolutionruuree du. Xle au. XVI' siecle, Paris: Julliard.

Collange, J. F. (1980) De Jesus a Paul. L'ethique du. Nouveau Testament,

Ginebra: Labor et Fides.

Coppet, D. de (1970) "Cycles de meurtres et cycles funeraires: esquissc de

deux structures d' echange», en J. Pouillon y P. Maranda, eds., Echange«

342 343

et communications .l'vMlanges otTerts a Claude Levi-Strauss pour son 6rY

anriiuernaire , II, Parfs-La Haya: Mouton, pags. 759-81.

Durnezil, G. (1948) Mitra- Varuna. Essai sur deux representations indo-

europeennes de fa souvera.inete, Paris: Gallimard,

Page 56: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 56/62

Corcuff, P. (1989) -Securite et expertise psychologique dans les chemins de

fer», en L. Boltanski yLThevenot, cds., Juetesse etjuntice dans ie travail,

op. cit.

Corcuff, P. yLafaye, C.(1989) -Une relecturc critique duPolLvoirperipherique;

du fonctionnalisme au ccnst.ruct.ivisme», Poliiix, n° 7.

Cothenet, E. (] 988) Exegese ei Iiturgie; Paris: Cerf

Crossan, .T.D. (1975) The Darli Internal. Toward a Theology of Story ,Niles,

Ill.: Argus Communicuticr..

(1949) L'heritag« irulo-europeeri IiRome, Paris: Gallimard.

Dumont, L. (1966) Homo hierarchicus, Paris: Gallimard.

(1977) Homo aequalie, Paris: Gallimard.

(1983a) Essais sur Tindioidualisme. Une perspective anihropologique sur

!'ideologie moderne, Paris: EspritiSeuiL

(1983b) "Preface» aKPolanyi, La Grande Transformation, Paris: Galli-

mard.

Dupuy, J. -P. (1988) «Common Knowledge ct sens commun» Carders duCREA, n" 11, abril, pags. 11-51.

Durkheirn, E. (1960a), Les formes elcmentaires de la vie religicuse, Paris:

Pl.)"F (primera edici6n, 1912).

(1960b) Le suicide, Paris: PDF (primera edicion, 1897).

(1963) L'education. morale, Paris: PDF (advertencia allector de Paul Fau-connet, primera edicion, 1934).

(1970) La science sociale et Taction, Paris: PUF (preseritacion de J.C. Fi-

lloux).

(1971) Le socialieme: sa definition, ses debuts, la doctrine aaint-eimonien-

ne,Paris: PUF (introducci6n de M. Mauss. prefacio de P. Birnbaum, pri-

mera edicion, 1928).

(1975) Textes, 3 vols. Paris: Minuit (edicion, presentacion y notas de V.

Karady),

David-Jougneau, M.(1988) "La dissidence institutionnelic»,Reuu.e Francaise

de Sociologic, XXIX, pags. 471-501.

Delamourd, V. (1988) "Monsieur lePresident, .. n.Lea formes dejuetificatiori

de l'etat de chomeur , Paris: DEA de sociologie, EHESS.

Derathe, R. (1970) Jean-Jacques Rousseau et la science politique de son

temps, Paris: Vrin (primera edicion, 1950).

Derouet, J.-L. (1989) -L'ctablissement scolaire comme entreprise composi-

te. Programme pour une sociologie des etablissements scolaires», en L

Boltanski y L.Thevenot, eds., Justesse etjustice dans le travail, op, cit.Dearoaierea.A. (1988a) «Les specificites de la statistiquo publique en France:

une mise en perspective historique». Documento INSEE, 54 pags.

(1988b) «Masses, individus, moyermes: la statistique socials au XIX"siecle», Hennes, 2, pags. 41-66.

Desrcsiercs, A., Goy, A. y Thevenot. L (1983) «L'identite sociale dans le

travail st.at.ist.ique», Economic et Statistique, n" 152, pags. 55-81.

Desrosieres, A y Thevcnot, L. (1979) "Lee mots et les chiffres: Ies nomencla-

tures socioprofessionnelles», Economic et Statisiique, n° 110, pags, 49-65.

Dilthey, W. (1988) L'edification du monde historique dans les sciences de

Tesprit, Paris: Cerf (traducido y presentado por Sylvie Mesure; la referen-

cia remite aquf a 1apresentacion),

Di Sante, C. (1986) La priere d'Ierael ..Aux sources de la liturgic chretienne,

Paris: Desclee-Bel1armin (traducido del italiano por L. Duasaut).

Dobry, M. (1979) -Fevrier 1934 et la decouverte de l'allergie de la societe

francaise a la "Revolution fasciste"»,Revue Francoise deSociologic, XX](,

pags. 511-83.

(1985) Sociologic des crises politiquce, Paris: Presses de la FNSP.

Dodd, C.H. (l977)Les parabole« du Royaume deDieu; Paris: Seuil (trad ucci6n

de H. Perret y S. de Bussy, de Ia edicion inglesa de 1961, prefacic de C.F.

D. Moule),

Dodier, N. (1988) «Lesactes de l'inspection du travail en matiere de securite:

la place du droit dans Iesjustifications des releves d'infi-action», Sciences

Sociales et Sante, vol. Vl, n° 1, pags, 7~28,

(1989) «Les ressources collectives de traduction de l'action», trabajo pre-

sentado en las .Iornadas Anuales de la Sociedad Francesa de Sociologia:

«Action collective et mouvements socia ux», Paris: 29-30 de septiembre

de 1989.

Elster, J.(1986) Mahing Sense of Marx, Cambridge: Cambridge University

Press/Editions de la MSH.

(1987) Le laboureur et Be " ell/ants. Deux essais sur les l imites de la ratio-

nalite, Parfs: Minuit ( traduccion de A Gerschenfeld, primera edicion,

1983, 1984).

Farge, A. yFoucault, M. (1982)Le desordre deefarnilles. Lettresde cachet des

archives de LaBastille, Paris: Galfimard-Juliiard.

Favret, J. (1977) Les mots, la mort, les sorts, Paris: Gallimard.

Festinger, W., Abel, R. y Sarat, A.(1981) «The Emergence and 'I'rarisforma-

tion ofDisputes: Naming, Blaming, Claming», Law and Society Reoieui,

XV, 3-4, pags. 631-54.

Feuil le t, A. (1972)Le mystere de l'amour dioin dans la thcologie jolianriique,

Paris: Gabalda.

Fraisse, J.-C. (1976) Aristote, anthropologie, Paris: PUF.

Freidson, E_ (1984) La profession medicale, Paris: Payot (primers edicion,

1970).

Freud, S. (1951) Totem et tabou, Paris: Payot (primera edici6n, 1912;

traducci6n de S. -Iankclevitch). [Totem), tabu, en Obras compleias,

Buenos Aires: Amorrortu editores, 24 vols., 1978-85, vol, 13, 1980.]

(1981) Cinq psychancdyses, Paris: PDF (primera cdicion, 1909-1911, tra-

ducci6n de M. Bonaparte y R. M. Loewenstein).

Furet, F. (1978) Penser la Reoolution. Francaise, Paris: Gallimard.

344 345

(1981) «Le sysreme conceptucl de Ia "Democratie en Amerique"», prefacio

a A. de Tocquevi11e, De la democratic en Amerique, Paris; Garnier-

philosophic politique de John Rawls, Louvain-la-Neuve: Editions de

l'Institut Superieur de Philosophic, pags, 104·28.

Page 57: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 57/62

Flammarion, pags, 7-43.

Fusco, V. (1989) «Tendances recentes dans l'interprctut.ion des paraboles-,

en Les paraboles eoangeliques, perspectives nouoelles, Paris; Cerf, pags.

19-50.

Haberruas, .J. (1978) L'espace public. ilrchiologie de la publicite comm.e

dimension constitutive de lei societe bOllrgeoise, Paris: Payot.

(1987) Theorie de l'agir comrnunicationnel, 2 vols., Paris: Fayard (traduci-

do par J.-M. Ferryy J>-L. Schlegel, primera edici6n, 1981»

Heider, F. (1958) The Psychology ofIritcrpersonal Relations, Nueva York:

Wiley, .

Heller, A (1978) La theorie des besoins chez Marx, Paris: Union general<!

d'6dition (traduccion de M. Morales, prefacio de J.-IvL Palmier}.

Henry, M, (1976) Marx, t. 1, «Une philosophie de la realite»; t, 2, -Une

philosophic de l'economie-, Paris: Ga llimard. .,

Heran, F. (1987) "La seconde nature de l'habitus: tradition philosophique et

sens comm un dans le langage sociologique» .Reuue Francoise de Sociologie,

XXVIII, pags. 385-416.Hirschman, A. (1970) Exit, Voice and Loyalty, Cambridge, Mass.: Harvard

University Press.

(1977) The Passions and the interests, Princeton, N. J .:Princeton Univer-

sity Press.

(1983) Bonheur priori, action publique , Paris; Fayard (traducci6n de M.

Leyris y J. B. Grasset, primera edicion, 1982).

Hobbes, T. (1971) Leviathan, Paris: Sircy {trnduccion e introducci6n de F.

Tricaud de Ia edicion de 1651).

Hobsbawm, K J. (1966) Lee primitifs de la reoolie dane l'Europe moderne,

Paris: Fayard (traduccion de R Laat 's, presentaci6n de J,Le Goff, prime-

ra edicion, 1959)'

Hoffman, R E., Kirstein, L, Stopek, S. yCicchetti, D.V. (1982) «Apprehend-

ing Schizophrenic Discourse: A Structural Analysis of the Listener 's

Task>" Brain and Language, 15, pags. 207-33.

Hollier, D, (1979) Le College de sociologie, Paris: Idees/Gallimard.

Gadarner, H.-G. (1976) Verite et methode. Les grarules lignes d'une herme-

rieuiique philoeophique, Paris: Seuil (traduccion de E. Sacre, revision de

P. Ricceur, pr'imer a edicion aleman». 19G()).Gamson, W. A. (1975) The Strategy ofFrotest, Homewood, IlL: The Dorsey

Press.

Garfin kel, H. (1967) Studies in Etlinomet hodology; Englew ood-Cliffs: Pren ti-

ce-Hall.

Ginzburg, C. (1980) «Signes, traces, pistes. Raciries d'un paradigms de

I'indice», Le Debai, 7, pags. 3-44.

Girard, R. (1961)Mensonge romaritique et verite romanesque, Paris: Grasset.

(978) Des chose» cacheee dcpui« hi [ondation du m.onde, Paris: Grasset.

Gluckman, M. (1963) "Gossip and Scandal», Current Anthropology, IV, 3,

pags. 307-16.

Gobry, L (962) Introduccion a los Fioretti de Saint Francois, Paris: Seuil.

Goffman, E. (1961) Encounters, Nueva York: Babbs-Merrill.

(1973a) La. mise en sdne de La uie quotidienne, voL 1, La presentation de

soi, Paris: Minuit (traduccion de Alain Accardo, prirnera edicion, 1956).

(19736) La mise en scene de la vie quotidienne, vol . 2 , Les relations en pu-

blic, Paris: Minuit ( traduccion de AJain Kihm, prirnera edicion, 1971).

(1974) Les rites d'interaction, Paris: Minuit (traduccion de Alain Kihm,

primera edici6n, 1955).

Goody, E. N. (1978) Questions and Politeness, Cambridge: Cambridge

University Press.

Goody, J. (1979)La raisongraphique, Paris: Minuit (trnduccion y presenta-

cion de J,Bazin y A. Bensa).

Gouldner, A (1960) "The Norm of Reciprocity; A Preliminary Statement",

American Sociological Review, vol. 25, n" 2, pags. 161-78.

Greimas, A J. (1979) Semiotioue: diciionnaire raisonne de La theorie du.

langage , Paris: Hachette.

Grenet, P. R (1962) us 24 theses thomistee, Paris: Tequi.

GSPM (1988) Bilan et programme de recherches du Groupe de Sociologic

Politique et Morale, 1984-1992, Paris: EHESS-CNRS.

Guitton, J. (1971) Le temps et l'eternite chez Plotin et saint Augustin, Paris:

Vrin.

Isambert, F,-A. (1989) "Alfred Schutz entre Weber et Husserl», Revue

Francaiee de Sociologie, XXX , pags. 299-319.

Jeremias, J, (1984) Lee paraboles de Jesus, Paris: Seuil ( traducci6n de B.

HUbsch, presentaci6n del R P.A. George, s,m., primera edicion alemana,

1947),

Haarscher, G. (1980) L'ontologie de Marx, Bruselas: Universite Iibre de

Bruxel1es.

(1984) "Rawls, Marx et la theorie de la justice», en J. Ladrierc, P. Van Pa-

rijs, cds., Fondements d'une theorie de lajustice. Essais critiques sur la

Kierkegaard, S. (1967) Les rnieties philosophiques, Paris: Seuil (prefacio y

traduccion de P. Peti t, primera edicion, 1844).

(1980) Les oeuores de l'amour, en Oeuvres completes, t. X.TV , Paris: Orante

(introduccion y notas de Jean Brun, primer a edicion, 1847).

Kolakowski, L. (1987) Le» grands courants du marxisme, 2 vols., Paris:

Fayard (primera edici6n, 1978),

Koselleck, R (1979) Le regne de La critique, Parts: Minuit ( traducido del

aleman par H. Hildenbrand, primera edici6n, 1959).

346 347

Labov, W. (1976) Sociolinguistique, Paris; Minuit (presentacion de P.

Encreve, primera edicion, 1972).

(1978) 1£ parler ordinaire, Paris: Minuit, 2 vols, (traducci6n de A. Kihm),

Problems and Social Control, Englewood Cliffs: Prentice Hall, pags. 197·

211 (ol articulo original reedit.ado en ese volumen aparecio por primer a

vez en Sociometry, 25, marzo de 1962, pags. 2·25).

Page 58: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 58/62

Lacan, J, (1975) Le Seminaire. Livre I:Les ecriie techniques de Freud, Paris;

Seuil.

(1980) De la psychose paranoiaque dans ses rapports avec lapersonnalite,

Parfs: Seuil (prirnera edicion, 1932).

(1981) Le Seminaire. Livre Ill: Les psychoses, Paris; Seuil.

Ladriere, P. (1986) «L'herrneneutique: 1edebat Gadamer-Habermas», Sens

et comprehension, cthique et prntiqu'cs symbcliques, n" 3J

pags. 112-2._1 ,(1989) "La notion de persorine», mimeografiado, Paris: Centre de So-

ciologic de I'Ethique, EHESS.

Lafaye, C. (1989) "Reorganisation industrielle d'une municipalite de gau-

che", en L.Boltanski y L.Thevenot, eds., Juetesse etjueiice dan.s le travail,

op. cit.

(1990) "Situations tendues et sens ordinaire de lajustice au sein d'une ad-

ministration municipale», Revue Francaise de Sociologic, voL XXXI-2,

abril-junio, pags. 199·223.

Lagroye, J. (1987) "La legitimation», enM, Grawitz y J. Leca, eds., Traite de8cience politique, torno I,Paris: PUF.

Lambert, M. D. (1977) Medieval Heresy. Popular Mouemente from Bogomil

to HU8, Londres: Edward Arnold.

Latour, B. (1984) Les microbes, guerre et paix, seguido de Irreduction., Paris:

A. M. Metaille.

(1988) Enquete sur les regimes d'enonciation., mimcografiado, Paris: Ecole

des mines.

(1989a), "Opening One Eye while Closing the Other .. ' A Note on Some

Religious Paintings», enJ. Law y G. Fyfe, eds., The Opening of the West-

ern Eye, Keele: Sociological Review Monograph.

(1989b) La science en action, Paris: La Decouverte (traducido del ingles

por M. Biezunski, primera edicion, 1987).

(1990) "Post-Modern? No, simply A modern! Steps towards an Anthropol-

ogy of Science», Studies in History and Philosophy of Science.

Latour, B.yWoolgar, S. (1987) La oiede laboratoire. La construction sociale

des faits scientifiques, Paris: La Decouverte (prirnera edicion, 1979).

Latour, B. (ed.) (1982) La science telle qu'elle se fait. Anthologie de la

sociologic des sciences de langue angloiee, Paris: Pandore.

Lefort, C. (1978) Les [ormes de Th.istoire, Essais d'anthropologie politique,

Paris: Gal1imard.

Legasse, S. (19S9) Et qui est mortpmchain? Etude sur l'objei de Tagape dans

le Nouveau Testament, Paris: Cerf.

Le Goff, J. (1973) «Le vocabulaire des categories sociales chez saint Francois

d'Assise et ses biographies du XIII" siecle-, en Ordres et clasees. Colloque

d'histoire sociale, Paris: Mouton, pags, 93·123.

(ed.) (1968) Heresies et societes dans TEurope pre-industrielle, Xle·XVlIl'

siecles, Paris-La Haya: Mouton.

Lemert, E. (1967) "Paranoia and the Dynamics of Exclusion», en Social

Leon-Dufour, X. (1965) Etudes d'euangile, Paris: SeuiI.

(1975) Dictionnaire du Nouveau Testament, Paris: Scuil.

Levi.Strauss, C. (1958) Anthropologic structurale, Paris: PIon.

(1960) «Introduction a I' ceuvre deMarcel Mauss», en M. Mauss, Sociologie

et anthropologie, Paris: PUF, pags, viii-Iii (primera edicion, 1950).

Levy-Bruhl, H. (1964)£"'a preuvejudiciaire, Paris: Marcel Riviere.

Lewis, D" (1969) Conuent::on. A Philosophical Study, Cambridge, Mass.:

Harvard University Press (introduccion de W. V. Quine).

Lidz, W. (1978) "Conspiracy, Paranoia and the Problem of Knowledge»,

Qualitative Sociology, I, 2, pags, 3-20.

Livet, P. (1988) "Conventions et limitations de Ia communication», Hermes,

Cognition, Communication, Politique, 1, pags, 121-42.Lowith, K. (1988) Ma vie en.Al lemagne avant et apres 1933, Paris; Hachette.

Luhmann, N. (1986) Love as Passion. The Codification of Intimacy, Cam-

bridge: Polity Press.

MacCormack, G. (1976) "Reciprocity», Man, voL 11, pags. 89-103.Marguerat, D. (1989) -La parabole, de Jesus aux evangiles: une histoire de

reception», en Les paraboies evangeliques, op. cit., pags. 61"88.

Marion, J.-L. (1982) Dieu sans l'etre, Paris: Communio/Fayard.

Marx, K (1963) Q:uvre.s,vo1.1, Paris: Pleiade, GaIlimard (edicion establedda

par M. RubeD.

(1968) L'ideologie allemande, Paris: Editions sociales.

(1975) Critique du droit politique hegelien, Paris: Editions sociales (tra-

duccion e introducci6n de A. Baraquin, primera edici6n, 1843).

Mauss, M. (1960) -Essai sur le don. Forme et raison de l'echange dans les

societes archarqucs-, en Sociologieet anihropologie, Paris: PDF, pags.

145.284 (introduccion de C. Levi-Strauss, primera edici6n, 1923).

(1960) «Une categoric de l'esprit humain: Ia notion de personne, celle de

moi», en Sociologie et anthropologie, Paris: PUF, 1960.

Merton, R.K (1936) «The Unanticipated Consequences ofPurposive Social

Action", American Sociological Review, 65, marzo, pugs. 894-904.

Miller, R. y Sarat, A. (1980) «Grievances, Claims and Disputes: assessing

the Adversary Culture», Law and Society Review, voL 15, n" 3·4, pags.540-62.

Mirowsky, J.y 1\0S8, C. E. (1983) "Paranoia and the Structure ofPowerless-

ness», American Sociological Review, 48, pags. 228-39.

Moore, B. (1978) Injustice. The Social Bases o{Obedience and Revolt, Nueva

York: Sharpe.

Moscovici, S. (i98S) La machine a [aire des dieux, Paris: Fayard.

Nernedi, D. (1989a) «Durkheim and the Modern Sociological Action Theory",

mimeografiado (publicado en Informations sur les sciences sociales ;

1990).

348 34 9

(l989b) -Durkheim and the "Strong Program" in the Philosophy of

Science», mimeografiado.

Nicolet, C. (]982) L'idee republicaine en. France, Paris: Callimard.

(1988) Phi losophie de la oolonte , vol. 1, Le oolontaire et l'inoolontaire; vol.

2, Finitude et culpablliie, Paris: Aubier (primera edicion: 1950 pam el

vol. 1 y 1960 para e1 vol. 2).

Page 59: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 59/62

Nietzsche, F. (1948) La oolonte de puissance , Paris: Gallimard, 2 vols.

(traduccion de G. Bianquis, primera edicion, 1901).

(971) La genealogie de La morale, en Oeuvres philosopliiques complete«,

voL \111,Paris: Gallimard (texto y variantes establecidos pOl' G. Colli Y

M. Mont.in ari , traducci6n de 1. Hildenbrand y J, Gratien, primera edi-

cion, 1887).

(1985) L'Antcchrisi, Paris: Idees/Gallimard.Nisbet, R. (1984) La. tradition sociologique, Pads: PDF (traduccion de M.

Azuelos, prirnera edicion, 1966).

Nygren, A. (1944) Eros et agape. La notion chretienne de Tamour et ses

trarisformatiorus, 3 vcls., Paris: Aubier (prirnera edici6n, 1930-1936).

(ed.) (1976) Culture s and 'Time, Paris: The Unesco Press.

Rorty, A. (ed') (1976) The Identities of Persons, Berkeley; University of

California Press.

(1980) Explaining Emotions, Berkeley: University ofCa1ifornia .Pre~s:.

Rougemont,D. de (I972) L'amour e t l 'Occident , Paris: PIon (pr+mera edicion,

1938).

Rouiller G. (1981) «Paraboie et mise en abyme», en P. Lasetti, O.I\_eel yA.Schenker, eds., Melanges Dominique Bar thelemy, Friburgo: Editions

universitaires.

Rousseau, J..J. (196·1)Discours Sill' l 'origine ei lee [orulemerits de l 'inegali te,

Paris: Galhmard, Pleiade (volumen III, Ecrits politiques).

(1964) Du contrat social, Paris: Gallimard, Pleiade (volumen III, Ecrits

politiques).erelman, C. (1972)Justiceet raison, Bruselas: Editions de l'Un iversi.te libre

de Bruxelles.

Perelman, C. y Foriers, P. (1981) La preuve en droit, Bruselas: Emile

Bruylarit.

Perrot, C. (1989) "Images etparabolas dans IaIitteraturejuive ancienne», en

Les parabolcs eoangeliques, op. cit; pags. 389-402.

Pharo, P. (1985) Le cioisrne ordinaire, Paris: Librairie des Meridiens.

Plat6n (1964)Le banquet. LePhedre, Paris: Garnier (traduccion, introduccion

y notas de Emile Chambry),

(1966) La Republtque, Paris: Garnier (introduccion, traciuccion y notas de

Robert Baccou).

Polanyi, K, (1983) La Grande Transformation. Aux origines politiquee et

economiques de notre temps, Paris: Gallimard (trad ucci6n de C.Malamoud,

prefacio de L. Dumont, primer a edici6n, 1944).

Pollak, M. (1976) «La planification des sciences sociales», Actes de la

Recherche en Sciences Sociales , n° 2-3, pags. 105-21.

(1986) «La gestion de l'indiciblev.Acres de fa Recherche en Sciences Socia-

les, n" 62, pags. 30-53.

Puech, H.-C. (1978) En quete de lagnose, voL 1,La gnose et le temps, Paris:

Gallimard.

Racine, L, (1986) «Les formes elementaires de la reciprocite», L'Homme, 99,

julioscptiembre, XXVI (3), pags. 97-118.

Rawls, J. (1987) Theorie de la juetice, Paris: Seuil (traducci6n de C.Audard,

prirnera cdicion, 1971).

Recanati, F. (1981) Les enonces performatifs, Paris: Minuit.

Ricceur, P. (1975a) La meiaphore vive, Paris: SeuiL

(l975b) "Biblical hermeneutics", Semeia, 4, pags. 27-148.

(1977) «Le discours de l'action», en P. Ricceur y D. 'I'iffeneau, eds., La sri-

mantique de l'action, Paris: Ediciones del CNRS.

(1983) Temps e t recit, tomo 1, Paris: Seuil.

(1986) Du texie a faction, Paris: SeuiL

Sabel, C. (1982) Work and Polit ics, Cambridge: Cambridge Un iverai tyFress.

Saint-Simon, C.-H. de (1869) Oeuvres, Paris: E. Dentu.

Sahlins, M. (l976)Age de pierre, age de l'abonda.nce. L'economie des socie-

tis primitives, Paris: Ga1limard (traduccion de T. Jolas, prefacio de P.

Clastres, primera cdicion, 1972). .

San Francisco de Asfs (1981) Docurnents , ecri is e t premieres b iographies,Parfs: Editions franciscaines (reunidos y presentados por los PP.T.

Desbonnets y D. Vorreux O.F.MJ.

Santo Tomas de Aquino (1947) Somrne theologique, 2a-2ae, Cuestiones

63-66, Paris: Desclee (traduccion, notas y apcndices de C. Spicq). .

Saussure, F. de (1955) Caul's de linguistique generale, Paris: Payot (publica-

do por C. Bally y A. Sechehaye, primera edicion, 1915).

Scheler , M. (1970) L'homme du resseniimeni, Paris: Idees IGallimard (primera

edici6n alemana, 1919).

Schelling, T. (1960) The Stra tegy of Confli ct , Cambridge, Mass.: Harvard

University Press.

Schiltz, M.-A. (1983) «L'elimination des modalites non pertinentes dans un

depoui1lement d'enquete par analyse factor ielle»,Bulletin deMelhodologw

Sociologique, I, octubre, pags. 19-40.

Schnackenburg, R (1963) Demessage moral du. Nouveau Testament, Le Puy:

Xavier Mappus (traduccion de F. Schanen, primera edici6n alemana,

1919).

Schreber, D. P. (1975) Memoires d 'un . neuropatlie, Parfs: Seuil (primera

edici6n, 1903, traducido del aleman pOI' P. Duquenne y N. Sels) .

Schumpeter, J.A. (l983) Histoire de l'cuuilysc econornique, vel, 1, «L'agc des

fbndatcurs-, Paris: NRF (primera edicion, 1954).

Schutz, A. (1987) Le chercheur et le quotidien, Paris: Meridicns Klincksieck

(traduccion de A. Noschis-Gillieron, prirnera odicion, 1971-1975).

Serieux, P. y Capgras, J.(1982) «Delire d'interpretation, delire de revendi-

B50 351

cation», en Classiques de la paranoia. Analytica, Paris: Navarin/Seuil,

vol. 30.

trabajo preparado para su presentaci6n en 1a Conferencia sobre Violencia

Polftica y Terrorismo, Bolonia, lnstituto Carlo Cattanea.

Tilly, L.A.y Tilly, C. (1981) Class and Collective Action, Beverly Hills: Sage

Page 60: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 60/62

Sider, J.W. (1985) «Proportionnal Analogy in the Gospel Parables», New

Testament Studies, 31, pags. 1-2;'L

Silver, A. (1989) "Friendship and Trust as Moral Ideal: An Historical

Approach". Journal Europeen. de Sociologie, XXX, pags. 274-97.

Simmel, G. (1988) Philosophic de l'amour, Paris: Rivages (traducido pOI'S.

Cornille y P. Ivernel, posfacio de G. Lukacs; coloccion de ensayos entre

1982 y 1922).

Simonnot, P. (1977) -Le Mende» et le pouooir, Paris: Presses d'aujourd'hui.

Smith, A. (1982) Theorie des sentiments moraux, Paris: Editions d'aujour-

d'hui (reproduccion en facsfmil de Inedicion francesa de 1860 de Guillau-

min; traduccion de Mme S. de Grouchy y Mise de Condorcet, primera

edicion, 1759).

Sorokin, P. (1967) The Ways and Power of Love, Chicago; Gateway (primera

edicion, 1954).

Sperber, D. yWilson, D. (1989) La pertinence, Paris: Minuit.

Spicq, C. (1955) Prolegomene a une etude de theologie neo-teetameniaire,

Lovaina: Publications univorsitaires de Louvain.

(1958) Agape dans leNouveau Testament. Anolyse de texies ; 3 vols., Paris:

Gabalda.

Starobinski, J.(1971a)Jean-J acq ues Rousseau. La transparence eti'obsiacle,

Paris: Ga11imard.

(1971b) Les mots sou.s lee mots, Paris: Gallimard.

Strawson, P. F. (1962) «Analyse, science et. rnetaphysi que" , en Cahiers de

Royaumont, La philosophie anaiytique, Paris: Minuit, pags, 105-18.

(1973) Les indioidue, Paris: Seuil ( traduccion de A. Shalom y P. Drong,

primera edicion, 1959).

Sulloway, F. (1981) Freud, biologiste de Tesprit , PRrlS: Fayard (primera

edicion, 1979).

Publication.

Todorov, T. (1981) Mikhail Bahhtine, le principe dialogique, seguido de

Ecrite du cercle de Bakhtine, Paris: Seuil.

Tolstoi, L. (1957) Socialisme et christianisme, Paris: Grasset.

'I'repos, J.-L. (1988) La construction sociole des con/Zits de consomrnation,tesis de doctorado en Letras y Ciencias Hurnunas, Universidad de Lillo.

Urlacher, B. (1984) La protestat ion clans l 'usine et ses modes d'objectivation:

des graffiti aux tracts, DEA de sociologia del EHESS.

Urs von Balthasar, H. (1980) Nouveaux points de repere, Paris: Commu-

nioiFayard.

Vidal- Naquet, P. (1982) "Dreyfus dans I'affaire et dans I'histoirc-, introd uecion

ala obra de A. Dreyfus, Cinq annees de rna vie, Paris: Maspero.

Villey, M. (1975) La formation de la pensee juridique moderne, Paris:

Montchrestien.

(1983) Le droit et les droiis de I'homme, Paris: PUF.

Weber, M. (1965) Eesais sal' lei theorie de la science, Paris: Pion (traduccion

e introduccion de J.Freund a partir de la edicion alemana de 1951).

(1971) Econ.omie et societe, primer t0n10 Paris: Pion (t.raduccion bajo Ia di-reccion de J.Chavy y E. de Dampierre, prirnera edicion, 1922).

Wen, E. (1968) Logique de la.philosophic, Paris: Vrin.

Weil, S. (1957) Ecrits de Londres, Paris: Gallimard.

(1966) Attente de Dieu , Paris: Fayard (prefacio de J.M. Perrin).

(1985) Intuitions pre·chretiennes, Paris: Fayard (prirnera edicidn, 1951).

Westin, A. F. (1981) Whistle Blowing, Nueva York: Me Graw-Hill.

Wittgenstein, L.(1971) Leqons et conversations, Paris: Gallirnard (traducido

del ingles por ,J . Fauve, primera edicion, 1966).

Taieb, P. (1984) -L'oreille du SOUI'd», Bulletin du Mauss, n? 11, pags, :39-67.

'I'ajan, A. y Delage, G. (1981) Ecriture et structure, Paris: Payot.

Teresa de Avila (1964) Oeuvres completes, Paris: Desclee de Brouwer.

Thevenot, L. (1983) «L'economie du codage social», Critique de l'Economie

Politique, n° 23-24, pags, 188-221.

(1986) «Les investissements de forme», en Conoentions economiques ,

Cahiers du CEE, 29, Paris: CEE~PUF, pags. 21-71.

(1989) -Equilihre et rationalite dans un univers cornplexe», Revue Econo-

rnique, vol. 40, n" 2, pags. 147-98.

Thibaud, P. (1988) «Devarit la crise de l'Universite: I'esprit liberal et I'esprit

radical», Esprit, n" 7-8 (numero especial consagrado a P. Ricceur), pags.

9-20.

Thompson, E. P. (1975) «The Crime of Anonymity», en D. Hay et al., eds.,

Albion's Fatal Tree, Londres: Allen Lane.

Tilly, C. (1982) «European Violence and Collective Action since 1700",

Zumstein, J. (1989) "Jesus et les paraboles,), enLes paraboles eocngeiiques,

op. cit., pags. 89-108.

35 3

35 2

Biblioteca de sociologia Irving L. Horowitz, comp, La nueva sociologia. Ensayos ell honor de C.Wright Mills,

2 vets.

Herbert Hyman; Diseno y ana1,sis de las encucstas .sc,ciales

Ghita lonescu y Ernest Gellne]; compe., Popu lismo. Sus significados y caracterfsti-

Page 61: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 61/62

cas nacion ales

1/ytal,ias Kaoolie, La expresion artfstica. Un estudio sociologico

,Samud Klausner, comp., El estudio de las sociedades

Leo Kofler, Ccnr.ribucion a Ia histuria de la socicdad burguesa

William Kornhruiser, Aspectos polfticos de la sociedad de rnasas

Scott Lash, Sociologia del posmodernisrno

Scott Lash y John Urry Economias de signos y espacio. Sobre el capitalismo de la

posurganizacion

Raymond Ledrut,El espacio social de la ciudad

Daniel J. Leninnony ,Eugene B. Gallagher., Sociologia del enfermo mental

Ronald Lippitt, Jeanne 'Watson), Bruce Westley, La dinarnica del carnbio planificadc

Rene Lourtiu, EI analisis institucional

John McKinney, Tipoiogia constructiva y teorf a social

Janus H. Meisel, El mito de la clase gobernante: Gaetano Mosca y la <<{\lite»

Umberto Melotti, Marx y e1Tercer Mundo

Iiobert Michels, Los part.idos politiccs, 2 vols.

Robert Nisbet, La formacinn del ponsamiento sociologico, 2 vols. . .

Talcott Parsons, Robert F Bales y Edward A Shih, Apuntos sobre 18 teorta de la

atci6n

John Rex, Problemas fundamentales de Ia teoria sociologica

Alfred Schutz, EJ problema de la real idad social

Alfred Schutz, Estu dios sobre teorta social

Alfred Schutz y Thomas Luchmann., Las estructuras del mundo de la vida

Carlos Strasser, La razcn cientffica ell polrtica y sociologta

Ian Thylor, Paul ~~dton y Jock Young, :La nueva cr irn in oJogia. Contribucion a unateorfa social de la conducts desviada

Edward Tiryaleian, Sociologisrno y existencialismo

Leonardo Tomasetta; Par ticipacion y autogestion

Stanley H Udy, EJ trabajo en las sociedades traditional y modem a

Charles A Valentine, La cultura de la pobreza, Cntica y contrapropuestas

Jean Viet, Los rnetodos estructuralistas en las ciencias sociales

Max Web~r, Ensayos score melodologia sociologica

David Willer, La sociologta cientffica: teorfa y metodo

Kurt ~Wolff, Contribucion a una soc iologta dol conocimiento

Sheldon S. Yionn, Polftica y perspectiva. Continuidad y cambio en el pensamiento

politico

Ircing AI. Zeitlin, Ideologra y teorfa sociologica

Michel Zerafi", Novela y sociedad

Michele Abbate, Lrbert.ad y soc iedad de masus

Hayuiard. R. Alker. El uso de la matematica en el anali sis politico

Pierre Ansari, E.l nacimiento del anarquismo

Pierre Ansari: Las sociologias contemporancas

David E. Apter, Estudio de la modernization

Peter Bachrach. Crrt ica de la teoria el it is ts de Ia democr acia

Brian M. Barry, Los soc iologos, los economistas y 1a democr acia

Reinhard Bendix, Max Weber

Reinhard Bendix, Estado nacional y ciudadarua

Olicer Benson I E113boratorio de ciencia poiHica

Peter L Berger: comp; Marxisrno Ysociologia. Perspectivas desde Europa oriental

Peter L. Berger y Thomas Luchmann, La construccion social de la realidad

Norman Birnbaum, La crisis de la socieda d industrial

Haberl M. Blalock, Introduccicn a la inves tigacion social

Luc Boltanslei, El Amor y la -Iust .iciu como competenc ias. '1' ,. "s ensayos sobre soc iolo-

gia de Ia acc ionTom Bottomore y Robert Nisbet, comps., Historia del analisis scciologico

Seoeryr i T Bruyn, La perspectiva humana en sociologta

Walter Buckley, La sociologia y Ia teoria moderria de los sistemas

Donald T Campbell y Julian. C. Stanley, Disefios experimentales y cuasiexperimen-

tales en la investigacion social

Morris R. Cohen y Ernest Nagel, Introducci6n a la logica y al rnetodo cient.ifico,

2 vols.

Leusis A Coser, Nuevas aport.es a Ia teoria del conflicto social

Michel Crozier, El fcn6meno burocratico, 2 vols.

Michel Crozier, La sociedad bloqueada

David Easton, Esquema para el analis is politico

David gaston, ccmp ., Enfoques sobre teorfa polttica

S, N. Eisenstadt, Modernizaeion. Movirnientos de protesta y cambio social

Anthony Eliiott , 'Icorfa social y psicoanal iais en transici6n. Sujeto y socicdad de

Freud a Kristeva

Mike Featherstone, Culturu de consurno y posmodernismo

Raymond Firth, Elementos de antropologia social

Robert W Friedri.chs, Sociologfu de la sociologia

Joseph Gabel, Sociologia de la ulienaci6n

Aniliony Giddens, Las nuevas reglas del metodo sociologico

Anthony Giddens, La ccnsti t.ucion de la sociedad, Bases para la teor fa de la estruc-

Lur aciun

Erving Goftrnan, Estigma. La idcntidad deteriorada

Erving Goffrnan ; Iriter nados. Ensayos sobre Ia situacion social de los enfermos

mentales

Ercing GoffrmUl, La preseri tacion de la persona en la vida cotidiana

Alvin W Goulciner, La crisis de la sociolngfa occidental

Daniel Guirin y Ernest Mandel, La concentrncion economica en Est.ados Unidos

.l iirgcn: Hriberraas, Problemas de legt timacion en el capit.alisrno tardio

Edwin P. Hollander, Principios y metodos de psicologja social

Obras en preparacion

Jonathan Friedman, Identiclad cultural y procoso global

John Shatter, Realidades conversacionales. La const ruccion de Ia vida a traves del

lenguaje

Biblioteca de comunicacion, cultura ymedics

Page 62: Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III

5/11/2018 Boltanski El Amor y La Justicia Como Competencias Cap III - slidepdf.com

http://slidepdf.com/reader/full/boltanski-el-amor-y-la-justicia-como-competencias-cap-iii 62/62

1(1'01. Cluimhers, IVIigrtici6n, cultura, icientidad

Anibci Ford, Navegaciones. Comunicaci6n, cultura y crisis

David Harvey, La condicion de la posmodernidad. Investigacion sobre los

origenes del cambia cultural

James Lull, Medics, comunicacion, cultura. Aproxirnacion global

George E. Marcus y Michael M. J.Fischer, La antropologia como crrtica cul-

tural. Un memento experimental en las ciencias humanas

Denis McQuail, La accicn de los medios, Los medias de ccmunicacion y el

iriteres publico

David Morley; Television, audiencias y estudios culturales

Dennis K Mumby, Narrativa y control social. Perspectivas crfticas

Tim O'Sullivan, John Hartley, Danny Saunders, Martin Montgomery y

John Fiske, Conceptos clave en comunicacion y estudios culturales

Lucien Sfez, Crrtica de la comunicacionRoger Silverstone, Television y vida cotidiana

Nick Sienenson, Para entender las cult.urns mediaticas. Teoria social y co-

municacion mas iva

Ellseo Veron,Conducta, estructura y cornunicacion. Escritos teoricos 1959-

197i3