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    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina, el Caribe, Espaa y Portugal

    Pea Collazos, Wilmar

    LA VIOLENCIA SIMBLICA COMO REPRODUCCIN BIOPOLTICA DEL PODER

    Revista Latinoamericana de Biotica, vol. 9, nm. 2, julio-diciembre, 2009, pp. 62-75Universidad Militar Nueva Granada

    Bogot, Colombia

    Cmo citar? Nmero completo Ms informacin del artculo Pgina de la revista

    Revista Latinoamericana de Biotica

    ISSN (Versin impresa): 1657-4702

    [email protected]

    Universidad Militar Nueva GranadaColombia

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    C cc

    Btc

    La violenciasimblica

    Wilmar Pea Collazos*

    The symBoliC violenCe as a BiopoliTiCsreproduCTion of The power

    a violnCia simBliCa Comoreproduo BiopolTiCa do poder

    Fecha Recepcin: Marzo 5 de 2009 Fecha Aceptacin: Septiembre 8 de 2009Concepto Evaluacin: Julio 5 de 2009

    Licenciado en Filosoa de la Universidad Javeriana. Maestra en Historia de la Universidad Nacional de Colombia. Estudios de Doctorado en Filosoa dela Universidad Javeriana. Actualmente docente de la Universidad Militar Nueva Granada. E-mail: [email protected]

    *

    O62Biotica

    Revista Latinoamericana de

    Julio-Diciembre 2009

    issn 1657-4702 / Volumen 9 /n 2/Edicin 17 /pg 62-75 /2009

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    La violencia simblica es una apuesta conceptual muy uerte en la teora sociolgica de Pierre Bourdieu. Ella est en

    todas partes, pero de manera especial se reproduce, invisible e inexorablemente, en los sistemas de enseanza. Este

    problema no es exclusivamente acadmico, es ante todo poltico, tico y esttico; la violencia simblica se ejerce en el

    Estado, se encarna a la vez en la objetividad bajo ormas de estructuras y de mecanismos especcos. Hay una gama muy

    amplia de aspectos o de ormas como se puede ejercer tal violencia simblica y cada campo es un lugar de su ejercicio.

    Los sistemas culturales uncionan como una matriz simblica de las prcticas sociales y se constituyen en el undamento

    de una teora del poder, de la reproduccin de la dominacin. En Bourdieu se entrev la relacin de la transmisin del capi-

    tal cultural mediante el habitusy la transmisin del capital gentico. As mismo, la inculcacin pedaggica es anloga a la

    generacin gentica en tanto que transmite una inormacin generadora de inormacin semejante. El trabajo pedaggico

    tiende a reproducir las condiciones sociales de produccin del arbitrario cultural.

    The symbolic violence is a conceptual bet very strong in the sociological theory o Pierre Bourdieu. It is everywhere, but o

    special way it reproduces, invisible and inexorably, in the education systems. This problem is not exclusively academic, is rst o

    all political, ethical and aesthetic; the symbolic violence is exerted in the State, it is incarnated simultaneously in the objectivity

    under orms o structures and specic mechanisms. There is a very ample range as such symbolic violence can be exerted and

    each eld is a place o its exercise. The cultural systems work as a symbolic matrix o the social practices and is constituted in

    the oundation o a theory o power, o the reproduction o the domination. In Bourdieu we can see the relation o the transmis-

    sion o the cultural capital by means o habitus and the transmission o the genetic capital. Also, the pedagogical implantationis analogous to the genetic generation whereas it transmits a generating inormation o similar inormation. The peda-

    gogical work tends to reproduce the social conditions o production o the arbitrary cultural one.

    A violncia simblica uma aposta conceitual muito orte na teoria sociolgica de Pierre Bourdieu. Ela est em todas

    as partes, mas de maneira especial se reproduz, invisvel e inexoravelmente, nos sistemas de ensino. Este problema no exclusivamente acadmico, ante todo poltico, tico e esttico; a violncia simblica se exerce no Estado, encarna-se

    vez na objetividade sob ormas de estruturas e de mecanismos especcos. H uma gama muito ampla como se pudesse

    exercer tal violncia simblica e cada campo um lugar do seu exerccio. Os sistemas culturais uncionam como uma matriz

    simblica das prticas sociais e se constituem no undamento de uma teoria do poder, da reproduo da dominao.

    Em Bourdieu suspeitou a relao da transmisso do capital cultural mediante o habitus e a transmisso do capital genti-

    co. Assim mesmo, a inculcao pedaggica anloga gerao gentica entanto que transmite uma inormao geradora de

    inormao semelhante. O trabalho pedaggico tende a reproduzir as condies sociais de produo do arbitrrio cultural.

    RESuMEn

    AbStRACt

    RESuMo

    Violencia simblica, capital simblico, poder simblico, orden simblico, arbitrario cultural, habitus, campo, accin pedag-

    gica, trabajo pedaggico, autoridad pedaggica, sistema de enseanza, ormas simblicas de combate, esera intelectual.

    Symbolic violence, symbolic capital, symbolic power, symbolic order, habitus, eld, pedagogical action, pe-

    dagogical work, pedagogical authority, system o education, symbolic orms o battle, intellectual sphere.

    Violcia simblica, capital simblico, poder simblico, ordem simblica, arbitrrio cultural, habitus, campo, ao pedag-

    gica, trabalho pedaggico, autoridade pedaggica, sistema de ensino, ormas simblicas de combate, esera intelectual.

    Palabras Clave

    Key Words

    Palavras Chave

    O63

    LA VIOLENCIA SIMBLICA COMO REPRODUCCIN BIOPOLTICA DEL PODER / Wilmar Pea Collazos

    issn 1657-4702 / Volumen 9 /n 2/Edicin 17 /pg 62-75 /2009

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    en las democracias occidentales (). Es en la esera

    intelectual donde los intelectuales deben sostener

    el combate, no slo porque es all donde sus armasgozan de mayor ecacia, sino tambin porque las

    nuevas tecnocracias consiguen imponerse recuen-

    temente en nombre de la autoridad intelectual. La

    nueva demagogia se apoya principalmente en las en-

    cuestas para legitimar las medidas represivas contra

    los extranjeros, o las polticas culturales hostiles a la

    vanguardia. He aqu por qu los intelectuales deben

    disponer de medios de expresin autnomos que

    no dependan de subvenciones pblicas o privadas

    y organizarse colectivamente, para poner sus pro-

    pias armas al servicio de los combates progresistas(Bourdieu, 2006: 49-50).

    El EnFoquE RElACionAl bouRdiEuSiAno.

    Ahora bien, es necesario hacer algunas precisiones

    con respecto al enoque relacional de Pierre Bourdieu. En

    eecto, dene su enoque como constructivismo estruc-

    turalistao incluso como estructuralismo constructivista.

    Por estructuralismo quiere decir:

    que existen en el mundo social mismo, y no solamen-

    te en los sistemas simblicos, lenguaje, mito, etc., es-tructuras objetivas, independientes de la conciencia y de

    la voluntad de los agentes, que son capaces de orientar

    o de coaccionar sus prcticas o sus representaciones

    (Bourdieu, 1988: 127). Y por constructivismo, entiende y

    arma que hay una gnesis social de una parte de los

    esquemas de percepcin, de pensamiento y de accin

    que son constitutivos de lo que llamo habitus, y por otra

    parte estructuras, y en particular de lo que llamo campos

    y grupos, especialmente de los que se llama general-

    mente las clases sociales (Bourdieu, 1988: 127)1.

    Bourdieu se acerca a la tradicin estructuralista, res-pecto del planteamiento relacional, que presenta lo real

    como relaciones de uerza, por oposicin a una concep-

    cin sustancialista que concibe al mundo social como

    una realidad que se orece a la intuicin directa del sujeto

    rente al mundo objetual.

    Bourdieu plantea una realidad relacional y, as mismo,

    se centra en el anlisis multivariable de las estructuras de

    las relaciones lo cual implica una concepcin espacial

    de los campos2 que determina las ormas que pueden

    tomar las representaciones simblicas que los agentes

    tienen de sus estructuras, de sus posiciones, de sus po-

    sibilidades y de sus prcticas:

    El modo de pensamiento sustancialista, que es el del

    sentido comn y del racismo y que lleva a tratar las ac-

    tividades o las preerencias propias de ciertos individuos ociertos grupos de una cierta sociedad en un cierto momen-

    to, como propiedades sustanciales, inscritas de una vez para

    siempre en una suerte de esencia biolgica o -lo que no es

    mejor- cultural, conduce a los mismos errores en la compara-

    cin no slo entre sociedades dierentes, sino tambin entre

    perodos sucesivos de la misma sociedad (...). En resumen,

    es necesario cuidarse de transormar en propiedades nece-

    sarias e intrnsecas de un grupo cualquiera (la nobleza, los

    samurais, tanto como los obreros o los empleados) las pro-

    piedades que les incumben en un momento dado del tiempo

    del hecho de su posicin en un espacio social determinado,y en un estado determinado de la oerta de los bienes y de

    las prcticas posibles(Bourdieu, 1997: 18-19).

    El PodER dE lA violEnCiA SiMbliCA.

    Para Bourdieu, el poder es una presencia que aparece

    como relacin de uerzas simblicas, en un enrentamien-

    to eectivo. Advierte as Bourdieu: Todo poder de violencia

    simblica, o sea, todo poder que logra imponer signicados

    e imponerlas como legtimas disimulando las relaciones de

    uerza en que se unda su propia uerza, aade su uerzapropia, es decir, propiamente simblica, a esas relaciones

    de uerza (Bourdieu y Passeron, 1996: p. 44). Bourdieu

    advierte la presencia de una certeza en el ocultamiento de

    la intencionalidad del poder, sobre la rmula de su ejerci-

    cio, de su operacin social. Relaciones de uerza que estn

    ocultas por otras relaciones de uerza donde lo que

    entra en combate son los pertrechos, otras armas

    de la intencionalidad El campo de batalla no

    requiere escenas crueles y sangrientas, donde

    se genere un genocidio sin tregua, pero s el

    campo de una guerra simblica.Tanto la sociologa como la losoa son

    armas de guerra para el campo social de batalla, donde

    se conjugan los capitales.

    El sentido de la ciencia social tal y como lo entiende

    Bourdieu es descubrir el orden social oculto tras el orden

    simblico, traer a la conciencia social esta inhibida vio-

    lencia simblica que impone al modo del conucionismo,

    que el soberano se comporte como soberano, el sujeto

    como sujeto, el padre como padre y el hijo como hijo y,

    an ms, que cada uno no conciba otra razn de ser

    que la que le ha sido otorgada por la dinmica social

    (Muoz Dard, 1987: 41).

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    LA VIOLENCIA SIMBLICA COMO REPRODUCCIN BIOPOLTICA DEL PODER / Wilmar Pea Collazos

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    En el campo social existen muchas tcnicas que camufan

    o disimulan el signicado social de la Accin Pedaggica, bajo

    la simultaneidad de las transormaciones de las relaciones au-toritarias que corresponden, a una transormacin de las re-

    laciones autoritarias correspondientes, a una transormacin

    de las relaciones de uerza que eleva el nivel de tolerancia

    respecto de la maniestacin explcita de la arbitrariedad

    y que en universos tan dierentes como la iglesia, la es-

    cuela, la amilia, el hospital psiquitrico, o incluso la em-

    presa o el ejrcito, tienden siempre a sustituir las ormas

    duras por las maneras suaves (mtodos no directivos,

    dilogo, participacin, human relations, etc.) muestra,

    en eecto, la relacin de interdependencia que constituye

    como sistema a las tcnicas de imposicin de la violenciasimblica caractersticas tanto del modo de imposicin

    tradicional, as como las del que tiende a sustituirle en la

    misma uncin (Bourdieu y Passeron, 1996: 58).

    En la sociedad se ejerce el poder de las relaciones de

    uerza y la imposicin de unos sobre otros, genera una

    arbitrariedad cultural que liga a los individuos y los sujeta irre-

    mediablemente a la violencia simblica. As pues, la socie-

    dad est constituida por relaciones de uerza. El poder sim-

    blico es ejercido imponiendo un arbitrario cultural, que crea

    dominantes y dominados. Mediante la Accin Pedaggica,

    que pertenece a un sistema de los eectos de la uerza do-minante, se tiende a reproducir el sistema de arbitrariedades

    culturales caracterstico de una ormacin social inculcada.

    As pues, la dominacin de la arbitrariedad cultural dominan-

    te, contribuye de esta manera a reproducir las relaciones de

    uerza que ubican tal arbitrariedad cultural en tanto inculca-

    cin, como posicin preponderante, dominante.

    De acuerdo con Bourdieu:

    lasrelacionesdeuerzadeterminanelmododeimpo-

    sicin caractersticode una Accin Pedaggica,como

    sistema de los medios necesarios para la imposicindeunaarbitrariedad culturalyparaelencubrimientode

    ladoblearbitrariedaddeestaimposicin,osea,como

    combinacin histrica de los instrumentosde encu-

    brimiento (o sea de legitimacin) deesta Violencia

    (Bourdieu y Passeron, 1996:56).

    Es en la Accin Pedaggica donde se genera, de modo

    contundente, la reproduccin social del poder. La Accin

    Pedaggica es objetivamente una violencia simblica, en la

    medida en que se imponen e inculcan signicados que im-

    primen la seleccin o la exclusin, como arbitrariedad cultu-

    ral, dado que un grupo inculca sobre otro la aceptacin y, as

    mismo, el rechazo pero no la aniquilacin de la arbitrariedad.

    Losbeneciosobtenidosenuncampoactancomorecursos

    para subsecuentes luchas. La Accin Pedaggica requierede la Autoridad Pedaggica como condicin social necesaria

    para el ejercicio del poder de la violencia simblica la cual se

    ejerce en una relacin de comunicacin en los lugares educa-

    tivos que produce su eecto simblico. En la medida en que

    el poder arbitrario que hace posible la imposicin no aparece

    en su verdad sino como inculcacin de un arbitrario cultural lo

    cual hace posible la ocultacin del poder simblico.

    El sistema de las Acciones Pedaggicas se somete al

    eecto de la dominacin de la Accin Pedaggica dominante

    y tiende a reproducir tanto en las clases dominantes como

    en las dominadas el desconocimiento de la verdad de la cul-tura legtima, cuya reproduccin contribuye a la reproduccin

    de las relaciones de uerza. De esta manera, el principal me-

    canismo de la imposicin del reconocimiento de la cultura

    dominante como cultura legtima y del reconocimiento de la

    ilegitimidad de la arbitrariedad cultural del o de los grupos do-

    minantes reside en la exclusin, que adquiere mayor uerza

    simblica cuando toma la orma de autoexclusin.

    As pues, de acuerdo con Bourdieu, la Accin Pedaggica

    reproduce un arbitrario cultural que se expresa as:

    1) el estado de las relaciones de uerza permite en menor

    grado a las clases dominantes el invocar el hecho bruto ybrutal de la dominacin como principio de legitimacin

    de su dominacin, y 2) ms completamente unifcado se

    halla el mercado en que se constituye el valor simblico

    y econmico de los productos de las dierentes Acciones

    Pedaggicas (por ejemplo, las dierencias que existen, en

    estos dos aspectos, entre la dominacin de una sociedad

    sobre otra y la dominacin de una clase sobre otra en el

    seno de la misma ormacin social, o tambin, en este

    ltimo caso, entre el eudalismo y la democracia burgue-

    sa con el crecimiento continuo del peso de la Escuela en

    el sistema de mecanismos que aseguran la reproduccinsocial).(Bourdieu y Passeron, 1996: 54-55).

    SibienBourdieuempleaparadescribirestapropiedad

    de la Accin Pedaggica lanocindecapital, eso no signi-

    ca que tenga una orientacineconmica.Porelcontrario,

    invita a descubrir queelmbitoeconmicoesslounode

    losmltiplesmbitosde la luchadeclases. Hay que pensar

    que existen otros capitales an ms importantes que el mar-

    xismo no destac. As pues,Bourdieuseapartadelateora

    marxistaal sostenerquecualquier capital puedeserobjeto

    de luchas violentas odisputas y, adems,existeunacanti-

    dad indeterminadadecamposquepuedencobrarexistencia

    conlaprogresivadierenciacindelas relacionessociales.

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    EntRE lA violEnCiA SiMbliCA yloS iMAginARioS SoCiAlES ModERnoS.

    La novedad del trabajo de Taylor radica en la clase de

    lectura que hace de la Modernidad, de la crisis desde una

    ubicuidad compleja de la cultura y de los imaginarios so-

    ciales modernos, que incluye dierentes niveles de signi-

    cado de la realidad, diversidad de bienes, pluralidad de

    tradiciones loscas, alternativas de razones prcticas

    del pensamiento mestizo, as como la acertividad de no

    juzgar en bloque las tradiciones, bienes y signicantes

    culturales en la raz de cada identidad que muestra autn-

    ticamente sus ormas y expresiones propias.

    De acuerdo con la crtica a la epistemologa modernasegn Taylor, sta se dirige hacia el carcter representa-

    cionista del conocimiento moderno. Taylor reconoce, en

    primer lugar, el gran aporte crtico de F. Nietzsche a la

    losoa moderna desde una violencia armada en la vo-

    luntad de poder, en el deseo y no en la razn. Nietzs-

    che muestra cmo el lenguaje impone un nuevo orden

    al mundo, que desde su concepcin ms instrumental

    representa la violencia simblica y constituye el medio

    por el cual la voluntad de poder puede determinar qu es

    bueno y qu es malo, qu es lo verdadero y qu lo also

    (Nietzsche, 1998).Nietzsche critica una teora de la representacin que

    se conecta desde el logos apontico de los griegos hasta

    el concepto de experiencia enomnica positivista, que

    ubica una realidad en-s, sustancial, dierente e indepen-

    diente de las relaciones con el sujeto. As pues, Nietzsche

    concibe la voluntad de poder por encima de la interven-

    cin de la razn con respecto a las decisiones morales.

    En Nietzsche se genera la supremaca de la voluntad de

    poder, de la intencionalidad y el deseo por encima de la

    razn, lo cual va a contribuir con el desbarajuste de los ci-

    mientos de la racionalidad moderna. As pues, de acuerdocon Taylor, Nietzsche se enrenta a la tradicin apodctica

    de la razn. En otras palabras: no somos sujetos contra-

    puestos a un mundo objetual externo a nosotros. Somos

    agentes que construimos o agenciamos nuestro conoci-

    miento implcito en la realidad que somos como grupo ra-

    dicalmente autntico. Cuando deseamos conocer o inda-

    gar algo acerca del mundo, lo reconstruimos en imgenes

    que nos reconstituyen, como imaginario y representacin

    de lo que somos y sentimos. As pues, nos organizamos

    para agenciar nuestro conocimiento y nuestro modo de

    conocer. De otra manera, quiz ms explcita, cuando co-

    nozco entonces acto, es decir, conozco para la accin,

    pues soy en tanto ser autntico un agente vinculado a la

    accin que hago y represento en imgenes las cosas que

    conguran mi experiencia situada, espacializada.Desde la perspectiva bourdieusiana, la accin humana

    deviene en estructuras simblicas que se reorientan al

    azar del destino y escapan a las reglas. De acuerdo con

    Ch. Taylor el asunto es distinto. Para Taylor seguir una

    regla es en s mismo una prctica humana y social. De

    acuerdo con Wittgenstein la comprensin se da con res-

    pecto a un trasondo que se da por hecho y que el cono-

    cimiento no puede abarcar en su totalidad. Para Taylor tal

    trasondo incorpora en s mismo una comprensin para

    explicitar las razones y comprensiones de la composicin

    que represento (Taylor, 1993: 47-48). As pues, para Taylores desde el trasondo donde se incorporan los imagina-

    rios para la comprensin de la realidad.

    As pues, la comprensin no puede escapar a la espa-

    cializacin ni de la territorializacin del acto social, ni de

    la desterritorializacin de la violencia simblica, ni de la

    reterritorializacin de la representacin. La com-

    prensin toda es corporeizada, en la herme-

    nutica del espacio; requiere el cuerpo y la

    carne, porque es una historia hecha carne.

    La tesis de Taylor es que los argumen-

    tos enomenolgicos, en virtud de loscuales se establece la concepcin de un

    Es a travs de la reinven-cin simblica como sepuede contrarrestar la violen-cia simblica. No se puede

    pensar en la escuela comouna burbuja que desconectea los estudiantes de su rea-lidad, sino ms bien comoun mbito de interconexio-nes complejas que permitaampliar la visin y sembrarminas que exploten los do-minios de las inequidades.

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    LA VIOLENCIA SIMBLICA COMO REPRODUCCIN BIOPOLTICA DEL PODER / Wilmar Pea Collazos

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    sujeto como accin encarnada, desde la perspecti-

    va de Heidegger y Merleau-Ponty, son argumentos

    derivados de la orma paradigmtica propuesta por

    Kant en la Crtica de la razn pura. La concepcin

    del sujeto como accin encarnada, vinculada con el

    mundo(Forero, 2008: 69).

    Desde tal perspectiva, la realidad tal como la percibo

    y la siento, est estructurada por mi capacidad de actuar,

    pero as mismo no es una representacin a la manera

    de la epistemologa tradicional, pues lo que se vincu-

    la es este trasondo del campo perceptual de tal o cual

    agente encarnado, no de uno desvinculado que adviene

    al mundo para aprehenderlo desde uera.

    La comprensin involucra toda la territorializacin, tantodel espacio donde nos movemos como la propia concepcin

    del territorio que soy yo, que es mi cuerpo donde habito, y

    que deviene nosotros, se relaciona en mltiples ormas, sin

    entrar en la contradiccin sujeto/objeto. As pues, nuestras

    representaciones dan cuenta de nuestra comprensin de la

    realidad inscripta en los esquemas de la accin apropiada,

    esto es, de la accin que se ajusta a un sentido de lo que

    cuadra y es correcto(Taylor, 1993: 51). Es aqu donde Bour-

    dieu ubica el concepto de habitus, en cuanto

    sistemas de disposiciones durables, estructuras es-

    tructuradas dispuestas a uncionar como estructurasestructurantes, es decir, como principio de genera-

    cin y de estructuracin de prcticas y de represen-

    taciones que pueden ser objetivamente regladas

    y regulares sin ser el producto de la obediencia a

    reglas, objetivamente adoptadas a su meta sin supo-

    ner la prosecucin consciente de fnes ni el dominio

    expreso de las operaciones necesarias para alcanzar-

    los y, siendo todo esto, colectivamente orquestados

    sin ser el producto de la accin organizadora de un

    director de orquesta(Bourdieu, 1972: 175).

    Segn Taylor, es imposible concebir la ciencia social sinla nocin de regla. Ms an, las reglas estn en las repre-

    sentaciones de larga marcha en el mundo social. Pero la

    regla no opera causalmente en la representacin que la

    arma. Al estudiar un grupo social, denimos reglas me-

    diante representaciones que dan cuenta de l. La accin,

    en tanto que representacin, se dierencia de la regla que

    le da sentido. La regla es para Taylor una prctica que trans-

    orma la accin. Es ms que una rmula; se circunscribe

    en el horizonte de interacciones entre acciones y normas.

    Bordieu toma distancia de la idea marxista: la produc-

    cin de la ideologa dominante y aborda mejor el concepto

    de la reproduccin, en varias acepciones como reproduccin

    simblica, reproduccin de la dominacin y reproduccin de

    la violencia simblica. Esta violencia simblica, al igual que

    la dominacin simblica, es algo as como el aire, como unaatmsera que envuelve todo, que est en todas partes y

    nos absorbe, al punto que la aceptemos, incluso de manera

    inconsciente, como el aire que respiramos para vivir.

    El sentido prctico bourdieusiano es un concepto que di-

    suelve varias oposiciones: individuo-sociedad, objetivismo-

    subjetivismo y todas las dicotomas sociales de la moderni-

    dad. La razn prctica y el sentido prctico para la accin se

    sita ms all de la cosa, de la cosa en s y de la conciencia

    de la cosa como materialidad exterior, del materialismo me-

    canicista y del individualismo constructivista; se desentien-

    de de la representacin que concibe la relacin prctica delmundo como una percepcin y asimila la nocin de habi-

    tus como una estructura que restituye al agente un poder

    unicador como constructor de la realidad social y le es cor-

    poreizada, socialmente, territorializada, no en tanto sujeto

    trascendental, sino en tanto cuerpo socializado.

    As pues, los agentes sociales, en tanto individuos, o

    como amilias, grupos, empresas o instituciones deberan

    dejar de determinarse como islas iterconexas, que actuaran

    mecnicamente como respuesta a estmulos de causas ex-

    ternas. Desde la visin de Bourdieu, hay en los agentes una

    real capacidad creadora y dinmica que transorma continua-mente la realidad desde la espacializacin de los campos.

    As pues, el agente es un creador, un sistema signicante

    en el doble vnculo habitus y campo, el habitus como estruc-

    tura, resultado de la incorporacin de la estructura social.

    El habitus, como una estructura pre-refexiva, que incide en

    que el agente est dispuesto a la accin que asegure un do-

    minio prctico de situaciones de incertidumbre y unde una

    relacin de la anticipacin prctica, al descubrir en la objeti-

    vidad del mundo la captacin del porvenir, como un uturo

    contingente e indeterminado (Barenger, 2004: 38-42).

    FundAMEntoS dE lA violEnCiA SiMbliCA: unAConCEPCin bioPoltiCA.

    Bourdieu y Passeron denen la violencia simbli-

    ca como una accin que se ejerce sobre los individuos

    con su propia complicidad, incluso de modo inconscien-

    te. Hay una gama muy amplia de ormas como se puede

    ejercer tal violencia simblica y cada campo es un lugar

    de ejercicio de la violencia social. As, los sistemas cultu-

    rales uncionan como una matriz simblica de las prcti-

    cas sociales y se constituyen en el undamento de una

    teora del poder, de la reproduccin de la dominacin.

    O68Biotica

    Revista Latinoamericana de

    Julio-Diciembre 2009

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    Fuerza ormadora de hbitos, la escuela proporciona

    a quienes han estado sometidos a su infuencia directa o

    indirecta, no tanto esquemas de pensamiento especcosy particularizados, sino esta disposicin general, generado-

    ra de esquemas especcos, susceptibles de aplicarse en

    campos dierentes de pensamiento y de la accin, que se

    puede denominar habitus cultivado. (Bourdieu, 1971: 181).

    El undamento de la violencia simblica reside en el

    poder que se otorga a los dominantes, lo cual conlleva a los

    dominados a ejercer sobre s mismos relaciones de domina-

    cin y a aceptar su propio sometimiento. La tarea del soci-

    logo sera, pues, establecer la lgica especca de las luchas

    de posicin y de verdad, as como establecer a travs de

    un anlisis el estado de las relaciones de uerza y de losmecanismos de transormacin en los dierentes campos.

    Es, en otras palabras, el trabajo de hacer una espacializacin

    inscripta de los campos, una construccin de sentido de la

    razn en la historia de las luchas simblicas, esas que tienen

    como resultado, realizadas en su objeto, nuestro presente.

    Se comprende que el trmino de violencia simblica

    que indica expresamente la ruptura con todas las repre-

    sentaciones espontneas y las concepciones esponta-

    nestas de la accin pedaggica como accin no violenta,

    se haya impuesto para signicar la unidad terica de todaslas acciones caracterizadas por la doble arbitrariedad de

    la imposicin simblica, al mismo tiempo que esta teora

    general de las acciones de la violencia simblica (tanto si

    estas acciones son ejercidas por el curandero, hechicero,

    el cura, el proeta, el propagandista, el proesor, el psiquia-

    tra o el psicoanalista) orma parte de una teora general

    de la violencia y de la violencia legtima, como atestiguan

    directamente la sustituibilidad de las dierentes ormas

    de violencia social e, indirectamente, la homologa entre

    el monopolio escolar de la violencia simblica legtima y

    el monopolio estatal del ejercicio legtimo de la violenciasica (Bourdieu y Passeron, 1996: 37-38).

    Bourdieu se interesa por comprender cmo surge,

    cmo se agencia y cmo se reproduce el poder de la vio-

    lencia simblica en campos tan dierentes como el educa-

    tivo, el lingstico, el religioso, el cientco, el cultural, el

    amiliar o el poltico. Y en la Reproduccin est interesado

    en mostrar cmo se estructura la violencia simblica en el

    sistema educativo. Arma Bourdieu:

    la violencia simblica es, para expresarme de la

    manera ms sencilla posible, aquella orma de vio-

    lencia que se ejerce sobre un agente social con la

    anuencia de ste. Dicho esto, semejante ormulacin

    resulta peligrosa porque puede dar pie a discusiones

    escolsticas con respecto a si el poder viene desde

    abajo y si el dominado desea la condicin que le es

    impuesta, etc. En trminos ms estrictos, los agen-

    tes sociales son agentes conscientes que, aunque

    estn sometidos a determinismos, contribuyen a

    producir la efcacia de aquello que los determina, en

    la medida en que ellos estructuran lo que los deter-

    mina. El eecto de dominacin casi siempre surge

    durante los ajustes entre los determinantes y las

    categoras de percepcin que los constituyen como

    tales. (Esto demuestra, por cierto, que si in-

    tentamos concebir la dominacin segnla alternativa escolar de libertad o deter-

    minismo, libre eleccin o coercin, nunca

    habr de terminar la discusin) (Bour-

    dieu y Wacquant, 2001: 120).

    lA PoltiCA dE EStAdo, tERRitoRio dE lAviolEnCiA SiMbliCA.

    Las luchas simblicas estn presentes en toda la rea-

    lidad social y son inherentes a los dierentes campos,

    incluidos el cientco o el artstico (Bourdieu, 2002). Entodos los campos se da una lucha violenta por el mono-

    polio de la legitimidad y por su aceptacin generalizada.

    As pues, el principio de ecacia en los actos de consa-

    gracin en tanto que el cientco, el poeta, el pintor o el

    msico residen en el campo propio, y no en un carisma

    ineable uera del juego que se instituye progresivamen-

    te; es decir, reside en el sistema de relaciones objetivas

    que lo constituyen y tambin en las luchas que en l se

    reproducen y, adems, en las creencias que en l surgen.

    (Bourdieu, 2002: 252-255)

    Pareciera que para Bourdieu result insuciente elEstado segn Max Weber, quien lo asuma como una

    comunidad humana que reivindica con xito el monopo-

    lio de la violencia legtima. Pero, segn Bourdieu, en el

    Estado se conjuga el uso no slo de la violencia sica,

    sangrienta y corprea, sino y sobre todo el monopolio

    de la violencia simblica que se conguraen un territorio

    social, mediante la apropiacin de uerzas y resistencias.

    Y este es el punto de infexin de la conormacin cultural

    del Estado. Para Bourdieu esta violencia es ms signica-

    tiva y prounda, porque genera estructuras internas y du-

    raderas. La violencia simblica es ms uerte, entraable,

    compleja y rizomtica que la violencia sica. Mientras la

    O69

    LA VIOLENCIA SIMBLICA COMO REPRODUCCIN BIOPOLTICA DEL PODER / Wilmar Pea Collazos

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    la generacin de esas regularidades sociales y la reduccin

    del comportamiento de los individuos a la realizacin pasiva

    de las estructuras. Quiero dice Bourdieu reintroducir dealguna manera a los agentes que Lvi-Strauss y los estruc-

    turalistas, notablemente Althusser, tendan a abolir, haciendo

    de ellos simples epienmenos de la estructura [...] La accin

    no es la simple ejecucin de una regla, la obediencia a una

    regla(Bourdieu, 1987: 19).

    Adems, Bourdieu se distancia del marxismo tradicio-

    nal que subestima la dimensin simblica, al considerar el

    rol de las ormas simblicas en la produccin y reproduc-

    cin del capital cultural, de las relaciones de poder y de las

    desigualdades sociales. Tanto en las sociedades precapi-

    talistas como en las sociedades postindustriales el modoprincipal de dominacin ha cambiado de la coercin abierta

    y la amenaza de la violencia sica a ormas de manipu-

    lacin simblica mucho ms complejas, pero no menos

    violentas. Al igual que existe un capital y un poder econ-

    mico existe un poder y un campo simblico. Es as como

    Bourdieu se aleja del marxismo tradicional al explicar las in-

    equidades no desde la dominacin econmica sino desde

    la reproduccin cultural simblica de las desigualdades

    en las sociedades contemporneas. Bourdieu no asume

    la visin marxista al considerar una problemtica de lucha

    por el capital econmico, desde una postura netamenteeconomicista sobre la sociedad preindustrial, sino que se

    enoca a la sociedad contempornea desde los procesos

    de reproduccin del capital simblico (Bourdieu, 1989 La

    noblesse d`tat, Minuit, Pars, p. 555).

    violEnCiA SiMbliCA y CAPitAl CultuRAl.

    La violencia simblica se comprende en la idea del capi-

    tal cultural. Y esta idea de capital culturalha estado vincu-

    lada a las investigaciones de Bourdieu sobre la escuela. Ar-

    gumenta Bourdieu: Los undamentos de una herramientacomo la nocin de capital cultural, por ejemplo, que propuse

    en los aos sesenta para dar cuenta del hecho de que, des-

    pus de haber controlado las caractersticas econmicas, los

    estudiantes salidos de amilias ms cultivadas tienen no slo

    tasas de xito escolar ms elevadas sino maniestan modos

    de consumo y de expresin cultural dierentes [...](Bour-

    dieu y Wacquant, 1992: 135).

    En los sistemas de enseanza se reproduce el ca-

    pital cultural y la hegemona de la dominacin. Es en la

    educacin donde se encuentra de manera sobresalien-

    te el enmeno de la reproduccin del capital cultural y

    del capital simblico. El capital cultural tiene el mismo

    violencia sica aparece a simple vista, la violencia simb-

    lica se camufa en las races del ser. Entonces Bourdieu

    anca una propuesta aplicando su metodologa integra-dora de las dimensiones estructural y enomenolgica del

    universo social, y adems su teora de la prctica:

    Si el Estado est en condiciones de ejercer la violencia

    simblica es porque se encarna a la vez en la objetividad

    bajo orma de estructuras y de mecanismos especcos

    y en la subjetividad o, si se preere, en los cerebros,

    bajo la orma de estructuras mentales, de percepcin y

    de pensamiento (Bourdieu, 1999: 97-98).

    Uno de los estudios centrales de la teora de la vio-

    lencia simblica bourdieusiana es el combate o la lucha

    simblica por el poder, la pugna por la distincin entre lasclases sociales y su contribucin a la reproduccin de las

    distancias y espacios sociales. En este combate simb-

    lico entran en juego intereses que hacen reerencia a la

    autoridad, al honor, al poder y al prestigio, que otorga la

    nobleza de Estado. Lo que congura el poder simblico

    como un poder reconocido, concierne especialmente a

    los poseedores de la autoridad, a los ciudadanos distin-

    guidos por su poder y su palabra ocialmente impugnada

    y deendida, aceptada con sumisin por todos.

    Existe toda una lucha estructural simblica por la de-

    nicin de la cultura legtima del Estado que enrenta a losintelectuales y a los artistas con los productores del mer-

    cado. Esto no son ms que un aspecto de las mltiples

    luchas en las que se enrentan las dierentes racciones

    de la clase dominante para imponer su principio de domi-

    nacin legtima, bajo la gida del capital: capital econ-

    mico, capital escolar o capital social. Los discursos sobre

    el mundo social, aunque se presenten como cientcos,

    constituyen casi siempre estrategias de imposicin sim-

    blica que develan el sometimiento por la uerza interna

    de la razn (Bourdieu, 1988: 251-311).

    La propuesta de Bourdieu y Passeron, con relacin a laviolencia simblica, se orienta a superar los lmites de

    una orientacin puramente mecanicista y estructura-

    lista, en donde las estructuras pueden ser captadas

    desde el exterior por un observador atento y sus arti-

    culaciones pueden ser medidas en su materialidad po-

    sitivamente. Para Bourdieu este punto de vista rompe con

    las representaciones que subyacen a la realidad social y al

    sentido comn de la realidad social. La realidad no slo est

    ah rente al observador, como si slo l pudiera reconstruir

    las regularidades a las que obedece la accin social. Esta

    lectura objetivista de la vida social tiene como lmite la im-

    posibilidad de determinar algn principio que pueda explicar

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    Revista Latinoamericana de

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    movimiento reproductor del capital econmico. Tal como

    el capital econmico se reproduce y circula en el merca-

    do, el capital cultural tiene su lugar de reproduccin enel campo de produccin simblica; esto es, el con-

    junto de los agentes productores (por ejemplo, artistas

    y escritores para el campo de bienes artsticos) en tanto

    que ellos estn colocados en un sistema relativamente

    autnomo de lugares, de relaciones y de competencia, y

    en tanto que ellos estn comprometidos en una misma

    competencia por la conquista del prestigio y de la auto-

    ridad (Bourdieu y Wacquant, 1992: 170). As pues, los

    bienes simblicos conservan su valor comercial y atri-

    butos sicos como mercanca, pero tienen ante todo un

    valor simblico, en tanto bienes que intervienen sobre laconguracin de la cultura.

    El capital simblico constituye la base del poder sim-

    blico. Toda orma de dominacin, incluso la que se basa

    en la uerza psquica o sica, tiene una dimensin simbli-

    ca. Todo acto de poder y dominacin son actos de conoci-

    miento y de reconocimiento, pues la uerza de la sumisin

    siempre pone en juego estructuras cognitivas que, aplica-

    das a las estructuras sociales, establecen relaciones de in-

    ters y de sentido. Es as como todas las relaciones de

    dominacin se legitiman, son reconocidas como legtimas,

    de manera que los dominados se adhieren con sumisin alorden dominante y aceptan sus condiciones.

    La reproduccin, vista desde una teora del sistema

    de enseanza, da cuenta de las relaciones de poder en

    una combinacin muy compleja de estrategias en el es-

    pacio social donde los agentes y las colectividades se en-

    rentan en un combate, en una lucha violenta y simblica,

    incluso sica y econmica para asegurar lo arbitrario de

    la dominacin como dominacin legtima. As pues, para

    Bourdieu y Passeron, los confictos sociales obedecen a

    diversas estrategias donde se ponen en juego los die-

    rentes tipos de capitales. Esta es una lucha eminente-mente poltica, pues su n ltimo es el Estado, ya que

    la institucin que detenta el monopolio de la violencia

    simblica legtimaen ltimo trmino es el Estado. Por

    eso la violencia simblica del campo educativo se explica

    desde el poder poltico y se circunscribe exclusivamente

    al dominio pedaggico (Bourdieu, 1997b: 222).

    El ARbitRARio CultuRAl.

    Tanto la sociologa como la historia y la losoa, son

    disciplinas que ponen en evidencia el arbitrario cultural

    que se entreteje en el ejercicio del poder de la Accin

    Pedaggica, pero tambin en las distintas maniestacio-

    nes de las culturas. Slo el descubrimiento, comprensin

    y develacin del arbitrario cultural acerca a los grupos y alas culturas a la aceptacin mutua.

    El nico undamento universal que puede drsele a

    una cultura reside en el reconocimiento de la parte

    de arbitrariedad que debe ella a su carcter histri-

    co: se tratar entonces de poner en evidencia esta

    arbitrariedad y de elaborar los instrumentos necesa-

    rios (aquellos que proveen la losoa, la lologa, la

    etnologa, la historia o la sociologa) para comprender

    y aceptar otras ormas de cultura; de all la necesi-

    dad de recordar el enraizamiento histrico de todaslas obras culturales, comprendidas entre stas las

    obras cientcas. Entre las unciones posibles de la

    cultura histrica (integracin nacional, comprensin

    del mundo presente, reapropiacin de la gnesis de

    la ciencia), una de las ms importantes, desde ese

    punto de vista, es la contribucin que puede aportar

    ella al aprendizaje de la tolerancia a travs del descu-

    brimiento de la dierencia, pero tambin de la solidari-

    dad entre las civilizaciones.3

    De otro lado, los sistemas simblicos se undamen-tan sobre un arbitrario cultural 4 y realizan simultnea-

    mente tres unciones, a saber: el conocimiento, la comu-

    nicacin y la dierenciacin social. Los sistemas simbli-

    cos son instrumentos de comunicacin y de dominacin

    que hacen posible el consenso lgico y moral de todos,

    al mismo tiempo que contribuyen a la reproduccin del

    orden social. As pues, la Accin Pedaggica tiende a

    reproducir el sistema de arbitrariedades culturales de

    la ormacin social dominante, mediante la reproduc-

    cin de relaciones de uerza que colocan la arbitrariedad

    como inculcacin cultural.

    La Accin Pedaggica es objetivamente una violen-

    cia simblica, en un primer sentido, en la medida en

    que las relaciones de uerza entre los grupos o las

    clases que constituyen una ormacin social

    son el undamento del poder arbitrario que

    es la condicin de la instauracin de una

    relacin de comunicacin pedaggica, o

    sea, de la imposicin y de la inculcacin

    de una arbitrariedad cultural segn un

    modelo arbitrario de imposicin y de in-

    culcacin (Bourdieu y Passeron, 1996: 46).

    O71

    LA VIOLENCIA SIMBLICA COMO REPRODUCCIN BIOPOLTICA DEL PODER / Wilmar Pea Collazos

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    Los sistemas simblicos son arbitrarios, en tanto no

    refejan directamente las realidades sociales. La lgica de

    la distincin simblica unciona en las eseras social, eco-nmica y poltica, como mecanismo dierenciador y legiti-

    mador de acuerdos desiguales entre los individuos y los

    grupos sociales. De este modo, las distinciones sociales

    son internalizadas y estructuradas por la polaridad lgica

    de los procesos cognitivos congurados sobre el modelo

    de la polaridad social dominantes/dominados.

    CAtEgoRAS iMPRESCindiblES.

    La violencia simblica se explica en las categoras del

    sistema de habitus ycampo. La violencia simblica es estaorma de violencia que se ejerce sobre un agente social con

    su complicidad(BOURDIEU y WACQUANT, 1992: 142).

    Entre tanto la violencia simblica se ejerce sin coaccin

    sica a travs de las dierentes ormas simblicas que con-

    guran las mentes y dan sentido a la accin, la irona paradjica

    de tal violencia simblica se halla en el hecho de que los do-

    minados se asumen a s mismos como tales, con las disposi-

    ciones de poder de los dominantes. Puntualiza Bourdieu:

    La orma por antonomasia de la violencia simblica es

    el poder que, ms all de la oposicin ritual entre Ha-

    bermas y Foucault, se ejerce por medio de las vas decomunicacin racional, es decir, con la adhesin (orza-

    da) de aquellos que, por ser productos dominados de

    un orden dominado por las uerzas que se amparan

    en la razn (como las que actan mediante los ve-

    redictos de la institucin escolar o las imposiciones

    de los expertos econmicos), no tienen ms remedio

    que otorgar su consentimiento a la arbitrariedad de la

    uerza racionalizada (Bourdieu, 1999: 112).La violencia simblica se presenta ejemplarmente en

    la accin pedaggica, tanto de las sociedades tradiciona-

    les como en la educacin ormal de las sociedades mo-

    dernas. La accin pedaggica est orientada a producir

    un habitusmediante la interiorizacin de un arbitrario cul-

    tural capaz de perpetuarse y perpetuar en las prcticas

    sociales los principios de la arbitrariedad cultural interio-

    rizada. El poder arbitrario de la Accin Pedaggica reside

    en las relaciones de uerza entre los grupos o clases que

    constituyen la ormacin social en la que dicha Accin Pe-

    daggica se ejerce y contribuye a reproducir la arbitrarie-dad cultural que inculca y a reproducir las relaciones de

    uerza que undamentan su poder de imposicin arbitra-

    rio (Bourdieu y Passeron, 1996: 48-51). En la medida en

    que asegura la perpetuacin de los eectos de la violencia

    simblica, el Trabajo Pedaggico tiende a producir una

    disposicin permanente, a suministrar en toda situacin

    la respuesta adecuada a los estmulos simblicos que

    emanan de las instancias investidas de la Autoridad Pe-

    daggica que ha hecho posible el Trabajo Pedaggico pro-

    ductor del habitus(Bourdieu y Passeron, 1996:77).

    Bourdieu y Passeron van a distinguir la accin pe-daggica duradera capaz de reproducir el habitus cultu-

    ral de las acciones de violencia simblica que son dis-

    continuas e, incluso, extraordinarias como las del pro-

    eta, el creador intelectual o el hechicero, que slo

    pueden provocar la transormacin prounda y duradera

    Las luchas simblicas estn presentes en toda la realidad social

    y son inherentes a los dierentes campos, incluidos el cientcoo el artstico. En todos los campos se da una lucha violenta porel monopolio de la legitimidad y por su aceptacin generalizada.As pues, el principio de ecacia en los actos de consagracinen tanto que cientco, poeta, pintor o msico reside en el campopropio, y no en un carisma ineable uera del juego que se institu-ye progresivamente; es decir, reside en el sistema de relacionesobjetivas que lo constituyen y tambin en las luchas que en l sereproducen y, adems, en las creencias que en l surgen.

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    Cr. http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/16_04ens.pd

    El 27 de marzo de 1985. Pierre Bourdieu envi al presidente Mit-

    terrand, en nombre del Colegio de Francia, el documento queorecemos en versin espaola y que el mandatario rancshaba solicitado a aquella institucin. El texto original ue publica-do en Le Monde de lEducation (Mai, 1985). La presente traduc-cin espaola es de Rubn Sierra Meja.La arbitrariedad cultural es un elemento de ruptura con la doxade los intelectuales. Estos son los menos susceptibles de tomarconciencia de la violencia simblica, pues ejercen control sobreel sistema escolar. Ellos mismos la padecen ms intensamenteque los dems y, sin embargo, continan omentando su ejerci-cio de opresin, aunque perezcan en ello.Cr. http://www.pedagogica.edu.co/storage/rce/articulos/16_04ens.pdEl 27 de marzo de 1985. Pierre Bourdieu envi al presidente Mit-terrand, en nombre del Colegio de Francia, el documento queorecemos en versin espaola y que el mandatario rancs

    haba solicitado a aquella institucin. El texto original ue publica-do en Le Monde de lEducation (Mai, 1985). La presente traduc-cin espaola es de Rubn Sierra Meja.

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    LA VIOLENCIA SIMBLICA COMO REPRODUCCIN BIOPOLTICA DEL PODER / Wilmar Pea Collazos