Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

9
7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 1/9 Borges, un escritor en las orillas. Beatriz Sarlo. Capítulo IV Tradición y conflictos  Sólo se puede sentir nostalgia de algo que se ha perdido. En una Buenos Aires transformada por los procesos de modernización urbana, donde la ciudad criolla se refugiaba en unas pocas calles de barrio, y donde incluso ellas sufrían cambios que afectaban su perl físico y demogrco, Borges in!entó un pasado. "o fabricó con elementos descubiertos o imaginados en la cultura argentina del siglo #$#, que tenía para %l una densidad basada no sólo en los libros sino tambi%n en una suerte de tradición familiar. &ero aun esos fragmentos y las imgenes e!anescentes de sus ancestros criollos estaban amenazados por el tiempo, la modernidad y el ol!ido' "Una amistad hicieron mis abuelos con esta lejanía y conquistaron la intimidad de los campos... Soy un pueblero y ya no sé de esas cosas, soy un hombre de ciudad, de barrio, de calle". (1)  (omo argentino, Borges formaba parte de una tradición que se )uzgaba amenazada. *o importa cun tenue fuera la presencia de esa tradición, sintió que pertenecía a ella tanto como ella le pertenecía. Borges había perdido el saber de sus antepasados criollos y tambi%n, como argentino, una ligazón +natural+ con Europa. Eperimentó el problema de una cultura que se denía como europea pero no lo era del todo, porque se había implantado en un país perif%rico y mezclado con el mundo criollo. Si podía entrar y salir de dos culturas a !oluntad, esta libertad tenía su costo' había algo articial y distante en su relación con ambas. Esta es la libertad de los latinoamericanos -podría haber respondido Borges construida sobre la conciencia de una falta. "eer toda la literatura del mundo en Buenos Aires, reescribir algunos de esos tetos, es una eperiencia que no puede compararse con la del escritor que traba)a en el territorio seguro de una patria que le ofrece una tradición cultural menos problemtica. &uede arg/irse que %ste es muy a menudo el caso de los grandes escritores del siglo ## en todas partes0 pero los que estn fuera de la tradición europea consideran que los europeos nati!os tienen una anidad íntima con sus culturas +naturales+' encla!ados en una cultura que es, para ellos, +ine!itable+, no estn obligados a la aut%ntica libertad de los latinoamericanos, para quienes la libertad es un destino.  El final de Martín Fierro

description

Tradición y conflictos

Transcript of Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

Page 1: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 1/9

Borges, un escritor en las orillas.

Beatriz Sarlo.

Capítulo IV

Tradición y conflictos

 Sólo se puede sentir nostalgia de algo que se ha perdido. En una Buenos Aires transformada

por los procesos de modernización urbana, donde la ciudad criolla se refugiaba en unas pocas

calles de barrio, y donde incluso ellas sufrían cambios que afectaban su perl físico y

demogrco, Borges in!entó un pasado. "o fabricó con elementos descubiertos o imaginados

en la cultura argentina del siglo #$#, que tenía para %l una densidad basada no sólo en loslibros sino tambi%n en una suerte de tradición familiar. &ero aun esos fragmentos y las

imgenes e!anescentes de sus ancestros criollos estaban amenazados por el tiempo, la

modernidad y el ol!ido'

"Una amistad hicieron mis abuelos 

con esta lejanía 

y conquistaron la intimidad de los campos... 

Soy un pueblero y ya no sé de esas cosas, 

soy un hombre de ciudad, de barrio, de calle".(1) 

(omo argentino, Borges formaba parte de una tradición que se )uzgaba amenazada. *o

importa cun tenue fuera la presencia de esa tradición, sintió que pertenecía a ella tanto

como ella le pertenecía. Borges había perdido el saber de sus antepasados criollos y tambi%n,

como argentino, una ligazón +natural+ con Europa. Eperimentó el problema de una cultura

que se denía como europea pero no lo era del todo, porque se había implantado en un país

perif%rico y mezclado con el mundo criollo. Si podía entrar y salir de dos culturas a !oluntad,

esta libertad tenía su costo' había algo articial y distante en su relación con ambas. Esta es

la libertad de los latinoamericanos -podría haber respondido Borges construida sobre la

conciencia de una falta. "eer toda la literatura del mundo en Buenos Aires, reescribir algunosde esos tetos, es una eperiencia que no puede compararse con la del escritor que traba)a

en el territorio seguro de una patria que le ofrece una tradición cultural menos problemtica.

&uede arg/irse que %ste es muy a menudo el caso de los grandes escritores del siglo ## en

todas partes0 pero los que estn fuera de la tradición europea consideran que los europeos

nati!os tienen una anidad íntima con sus culturas +naturales+' encla!ados en una cultura que

es, para ellos, +ine!itable+, no estn obligados a la aut%ntica libertad de los latinoamericanos,

para quienes la libertad es un destino.

 

El final de Martín Fierro

Page 2: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 2/9

"a !anguardia argentina de los a1os !einte tu!o, entre otras cosas, que desplazar del centro

del sistema literario a "ugones, el equi!alente nacional de 2arío y un intelectual cuyo imperio

hoy es difícil de comprender. (omo poeta laureado, representaba lo que las !anguardias

abominaban' rimas ricas, imgenes suntuosas, un eotismo muy traba)ado y una erótica

decadente. (omo gura p3blica, establecía solemnemente su preeminencia y se pronunciaba

sobre los temas ms di!ersos0 la elite social, el presidente Sa%nz &e1a y sus ministros acudían

en tropel a sus conferencias. &recisamente en una serie de 4546, "ugones presentó, desde el

escenario de un teatro y ante la buena sociedad, su interpretación del 7artín 8ierro ent%rminos de %pica nacional comparable a los poemas hom%ricos, interpretando a su persona)e

como símbolo de !irtudes y !alores argentinos. Esta fundación mítica de la nacionalidad

etraía su fuerza del hecho de que los gauchos -en tanto población rural libre y pobre, no

totalmente incorporada al mercado de traba)o pero empu)ada a %l seg3n las necesidades de

la eplotación rural, o reclutados para el e)%rcito y destinados a la frontera con los indios, ya

no eistían. "a in!ención de "ugones era, entonces, doblemente oportuna' no comprometía a

nadie en t%rminos sociopolíticos y, al mismo tiempo, el gaucho podía postularse como símbolo

de una esencia nacional amenazada por la inmigración. El poema de 9ernndez pro!eía así 

las bases de una reorganización mítica de la historia decimonónica y un modelo de identidad

no menos imaginario. 7artín 8ierro se trasmutaba en teto canónico y su persona)e en unparadigma de !irtudes nacionales, gracias a una lectura que pasaba por alto lo que Borges

se1aló muchas !eces' que 7artín 8ierro no era precisamente un hombre lleno de !irtudes,

sino un desertor, acompa1ado por la mala suerte, pro!ocador de duelos sin moti!o y

habitante de las tolderías indias cuando debió huir de la )usticia. Aunque 8ierro había matado

sin razón suciente y ofendido por bra!ata o por ebriedad, sin embargo, de un modo bastante

curioso, la elite criolla se las arregló para hacer de %l una gura nacional -pasando por alto su

rebeldía y tambi%n la rueda de in)usticias que lo había atrapado, mientras que los

inmigrantes anarquistas lo consideraron un modelo de insurgencia social. Así, quien escribiera

en la Argentina del primer tercio de este siglo tenía que eaminar el mito gaucho y medirse

con %l, ya fuera para rechazarlo, para des!iarlo o para adoptarlo.

Borges no fue una ecepción. Escribió ensayos sobre 7artín 8ierro y la gauchesca, prólogos a

ediciones del poema y un peque1o libro en 45:;. Sus lecturas del poema no coinciden )ams

con la !ersión canónica. <oda!ía en 456:, Borges est discutiendo las formas de apropiación

literarias del 7artín 8ierro y criticando las interpretaciones bienpensantes del poema'

"Toda lectura implica una colaboracin y casi una complicidad. !n el Fausto, debemos admitir que un

aucho pueda seuir el arumento de una pera cantada en un idioma que no conoce# en el Martín

Fierro, un $ai$én de bra$atas y de quejumbres, justi%icadas por el propsito político de la obra, perodel todo ajenas a la índole su%rida de los paisanos y a los preca$idos modales del payador". (&) 

(omo sea, 7artín 8ierro es una de sus obsesiones' ya en 45=6, debatiendo el futuro literario

del >arrabalero>, indicó que se necesitaría que >otro don ?os% 9ernndez nos escriba la

epopeya del compadra)e>0 y, en 456@, siguió armando la centralidad est%tica del 7artín

8ierro, en un teto que, por otra parte, reescribe, casi al pie de la letra, una de sus estrofas'

"También aquí las eneraciones han conocido esas $icisitudes comunes y de al'n modo eternas que son

la materia del arte. !stas cosas, ahora, son como si no hubieran sido, pero en una piea de hotel, hacia

mil ochocientos sesenta y tantos, un hombre so una pelea. Un aucho ala a un moreno con el

cuchillo, lo tira como un saco de huesos, lo $e aoniar y morir, se aacha para limpiar el acero, desata

su caballo y monta despacio, para que no piensen que huye. !sto que %ue una $e $uel$e a ser,

Page 3: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 3/9

in%initamente# los $isibles ejércitos se %ueron y queda un pobre duelo a cuchillo# el sueo de uno es

parte de la memoria de todos".(*) 

En oposición a la !ersión lugoniana del Martín Fierro como %pica nacional, Borges subraya

sus elementos no!elísticos. "os h%roes %picos, razona Borges, sin demasiada preocupación de

delidad a las epopeyas occidentales, necesitan ser perfectos0 7artín 8ierro es moralmente

imperfecto y, por eso, pertenece a la línea de la no!ela -esto implica un deslizamiento de

paladín a cuchillero. "a grandeza de 9ernndez no est en el g%nero del poema sino en su

perfección inabarcable' había legado a los escritores futuros un libro que podía ser leído y

releído, comentado y reescrito como -la comparación es de Borges la Odisea y la Biblia. Sin

embargo, había que separar a Martín Fierro  de "ugones que tambi%n, a su modo f3til y

desafortunado, lo había comparado con los poemas hom%ricos. El poema debía ser liberado

del peso muerto de una aebrada crítica hiperbólica -practicada tambi%n por icardo o)as en

su Historia de la literatura argentina y reinstalado en una tradición producti!a para la

literatura contempornea. 2e hecho, era necesario leerlo a contrapelo de lo que se había

escrito hasta entonces.

Borges lo hace de dos modos' en sus ensayos sobre Martín Fierro y la gauchesca y en

algunos relatos como >Biografía de <adeo $sidoro (ruz> y >El n>. Sobre la modicación de un

teto anterior por parte de un escritor que, al mismo tiempo, lo admira y lo corrige, 9arold

Bloom ha escrito'

"Un poeta +completa+ antitéticamente a su precursor, leyendo el poema padre de modo tal que se

retienen sus términos pero se los hace sini%icar de modo di%erente, como si el precursor no hubiera

podido ir lo su%icientemente lejos".() 

>El n> cierra narrati!amente el ciclo gauchesco, corrigiendo al precursor y agregando algoque toda!ía nadie había imaginado, en t%rminos de una nue!a interpretación, una re!isión de

la crítica sobre el poema y una armación pol%mica de su naturaleza narrati!a. &ublicado en

45, >El n> presenta la muerte, en duelo, de 7artín 8ierro.

En el 3ltimo canto del poema de 9ernndez, 8ierro se aparta de sus hi)os y del hi)o de (ruz

despu%s de haber intercambiado las historias de sus !idas. Se separan una !ez ms y, como

preludio de ese nal, 8ierro -que ha matado, que es un proscripto y un desertor presenta un

alegato arrepentido y moralizante de sus errores. Antes de esta despedida, 8ierro ha payado

con un 7oreno y lo ha !encido0 mucho antes de esa payada, 8ierro había insultado, sin

ninguna razón, a un gaucho de origen negro, lo había peleado y dado muerte. Ambos, elnegro muerto y el !encido en la payada, son hermanos. Subsiste una deuda de sangre que

8ierro debe pagar y el hermano del muerto tiene derecho a esperar que 8ierro regrese. Este

segundo encuentro entre 8ierro y el hermano de su !íctima no ocurre en el poema de

9ernndez.

Borges imagina la historia a partir de este punto o, por decirlo de otro modo, imagina lo que

9ernndez no escribió para escribirlo %l mismo. Siete a1os han pasado desde el día en que

8ierro payó con el 7oreno. 8ierro es ahora casi un !ie)o, que aguarda la muerte sin ms que

una esperanza' que sea una muerte decente. 2e acuerdo con el código de honor y !enganza,

una muerte decente, para un hombre que tiene deudas morales, es una muerte en duelo. El

7oreno comparte esta creencia' aunque no peleó con 8ierro cuando se encontraron en la

payada, por reticencia a entablar un duelo ante sus hi)os, ha esperado con paciencia una

segunda oportunidad. Sabe que !a a encontrar otra !ez a 8ierro, porque %l !ol!er a pagar su

deuda.

Page 4: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 4/9

El cuento de Borges transcurre en una pulpería donde el 7oreno espera a 8ierro0 cuando

%ste llega, ambos entablan un dilogo de honor, que eplica la paciencia del 7oreno y el

cumplimiento de 8ierro'

"Sin alar los ojos del instrumento, donde parecía buscar alo, el nero dijo con dulura-

/a sabía yo seor, que podía contar con usted.

!l otro, con $o 0spera, replic-

/ yo con $os, moreno. Una porcin de días te hice esperar, pero aquí he $enido."() 

El 7oreno recuerda su 3ltimo encuentro, siete a1os atrs, cuando no pelearon porque los

hi)os de 8ierro y (ruz estaban presentes' >"es di)e, entre otras cosas, que el hombre no debe

derramar la sangre del hombre>. El 7oreno contesta' >9izo bien. Así no se parecern a

nosotros>.

*o pasa mucho ms' ambos persona)es recuerdan el pasado, que había sido contado por9ernndez en su poema al que Borges est escribi%ndole un nal, a %l y a todo el ciclo

gauchesco que, de este modo, se incorpora a su propia literatura y clausura una historia

abierta. "e)os del paradigma nacional que buscaba establecer "ugones, el 8ierro de Borges es

un hombre calmo que respeta su destino y no quiere encontrar en sus hi)os una r%plica de sus

actos que ya no considera ni siquiera estimables. 2esde un punto de !ista, llam%moslo

alegórico, Borges hace lo que no hicieron ni "ugones ni 9ernndez porque pone un cierre al

ciclo y reescribe el 7artín 8ierro agregando un episodio decisi!o' el de la muerte del

persona)e. &ero esta no es una muerte cualquiera, porque 8ierro es derrotado por alguien que

no había podido derrotarlo en el poema de 9ernndez' un 7oreno, un hombre de la raza que

8ierro había insultado.

Estas relaciones entre el poema y el cuento se complican cuando, en las 3ltimas frases,

Borges cruza el tema -uni!ersal, fantstico del doble con su reescritura del 7artín 8ierro'

>(umplida su tarea de )usticiero, ahora era nadie. 7e)or dicho era el otro' no tenía destino

sobre la tierra y había matado a un hombre>. El cambio de lugares hubiera sido impensable

dentro de la organización moral y social del poema de 9ernndez, que se clausura así de dos

modos' en la peripecia de una muerte que 9ernndez no había escrito y en la igualación

moral de dos persona)es que el poema había mantenido nítidamente separados. -6 Al hacerlo,

Borges introduce uno de sus temas ms pertinaces' el de un hombre que debe cumplir con su

destino, que reproduce en abismo el destino de otro hombre.

En >Biografía de <adeo $sidoro (ruz> Borges escribió que el 7artín 8ierro es >un libro insigne0

es decir, un libro cuya materia puede ser todo para todos -$ (orintios 5'==, pues es capaz de

casi inagotables repeticiones, !ersiones, per!ersiones>. Esto, eactamente, hace Borges con

la tradición literaria' per!ertir. &rimero fue E!aristo (arriego a quien con!irtió en preguración

de su propia literatura0 luego, como se !er, las historias +menores+ de 9istoria uni!ersal de la

infamia0 nalmente, su reescritura y corrección del 7artín 8ierro, para la cual adopta la 3nica

actitud que le parece posible frente a una tradición' traicionarla. "a forma de la traición es

contradecir otras interpretaciones del poema y !ol!er a 9ernndez para concluir lo que allí 

había quedado abierto.

Al presentar la muerte en duelo de 7artín 8ierro, Borges tambi%n mata al persona)e ms

famoso de la literatura argentina. Así responde a la pregunta est%tica e ideológica acerca de

qu% debe hacer un escritor con la tradición' su propia inserción en el ciclo gauchesco zan)a la

Page 5: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 5/9

cuestión de manera original. Borges enfrenta el teto fundamental -el teto sagrado y te)e su

cción con los hilos que 9ernndez habia de)ado sueltos0 la historia de 8ierro es reC

presentada, escrita en prosa, incluso parafraseada, y, al mismo tiempo, modicada para

siempre.

El pliegue

El tema de la escisión y de la necesidad -est%tica, ideológica que enlazan a los t%rminos de una

diferencia me lle!a a dos cuentos de Borges' >El Sur> e >9istoria del guerrero y la cauti!a>, que

se mue!en y cruzan la línea de un pliegue. 2eleuze ha escrito'

"!l mundo con dos pisos solamente, separados por el plieue que act'a de los dos lados se'n un

réimen di%erente, es el aporte por e2celencia del barroco. 3...4 5a duplicidad del plieue se reproduce

necesariamente en los dos lados que el plieue distinue, pero que, al distinuirlos, relaciona entre sí-

escisin en la que cada término remite al otro, tensin en la que cada plieue est0 tensado en el otro".

(6) 

En el barroco, sigue 2eleuze, la razón clsica se ha desmoronado >a causa de las

di!ergencias, incomposibilidades, desacuerdos, disonancias>. El barroco, de cara a estas

ruinas, intenta reconstruir una razón organizando aquello que no puede coeistir en una línea

de frontera que marca los lados de un pliegue. Borges enfrenta el problema de la coeistencia

conDicti!a' cultura y barbarie, impulso de naturaleza elemental y tiempo modelado por el

curso de lo escrito, espacios que la línea de >las orillas> pliega. (omo sea, en las cciones de

Borges, la >solución del pliegue> muestra su inestabilidad en el momento mismo en que se

pasa de una supercie a la otra' el pliegue es el lugar de peligro entre las dos supercies -las

dos culturas, que une separando o separa uniendo.

 ?uan 2ahlmann, el persona)e de >El Sur>, resulta, como Borges mismo, de la inestabilidad y

la intermitencia producidas por ese pliegue. Es bien sabido que la abuela paterna de Borges

fue una inglesa casada con un militar criollo que, alrededor de 4F@, comandaba, en ?unín, un

fuerte recostado sobre el límite con los territorios indios. <ambi%n se sabe que Borges declaró

muchas !eces que su infancia había transcurrido en &alermo y que de ella recordaba la

m3sica de las guitarras y las !oces de los cuchilleros, >asesinos ben%!olos>, delincuentes

comunes o guardaespaldas de políticos. "a casa de su infancia, metida en esta escenografía

de un criollismo bastante pre!isible, encerraba una biblioteca de libros ingleses, en la que

Borges leyó por primera !ez las 7il y una noches, Ste!enson, Gells, y, por supuesto, el

Hui)ote en una !ersión inglesa que, por mucho tiempo, le pareció superior a su original. <ambi%n es conocido que su primer e)ercicio literario, a los nue!e o diez a1os, fue la

traducción de un cuento de Iscar Gilde, publicada en un diario de Buenos Aires, y tan

perfecta que todo el mundo pensó que escondía la mano de su padre. Al mismo tiempo,

burlando la !igilancia materna, Borges leía el 7artín 8ierro, poema considerado por su familia

como una bra!uconada literaria digna del federal que había sido 9ernndez. El pliegue

produce dos espacios' alto y ba)o, letrado y popular, y Borges !a a traba)ar sobre ellos.

(omo su abuela inglesa, que había !i!ido algunos a1os en ?unín, aldea mínima y miserable

de la llanura a pocas leguas de los indios, - Borges sigue el pliegue de estos dos mundos

diferentes' el espacio criollo de su abuelo militar y la tradición inglesa -nalmente europea de

su abuela. Este mito familiar de un origen di!idido se cristaliza en el cuento >9istoria del

guerrero y la cauti!a>, donde una inglesa, la abuela de Borges, descubre que otra inglesa,

raptada por un malón, prerió, cuando se le dió a elegir, !ol!er a las tolderías donde su

corazón, y ms que su corazón, había sido cauti!ado por la brutalidad intensa de una nue!a

Page 6: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 6/9

!ida. "a inglesa abuela de Borges se fascina y, al mismo tiempo, se horroriza ante esta

adopción de una cultura diferente y a)ena o, para decirlo como lo dirían en casa de los Borges,

ante este proceso de ingreso a la barbarie'

"7ui0s las dos mujeres por un instante se sintieron hermanas, estaban lejos de su isla querida y en un

increíble país. 8i abuela enunci aluna preunta# la otra le respondi con di%icultad, buscando las

palabras y repitiéndolas, como asombrada de un antiuo sabor. 9aría quince aos que no hablaba el

idioma natal y no le era %0cil recuperarlo. :ijo que era de /or;shire, que sus padres emiraron a

<uenos =ires, que los había perdido en un maln, que la habían lle$ado los indios y que ahora era

mujer de un capitanejo, a quien ya había dado dos hijos y que era muy $aliente. !so lo %ue diciendo en

un inlés r'stico, entre$erado de araucano o de pampa, y detr0s del relato se $islumbraba una $ida

%eral- los toldos de cuero de caballo, las houeras de estiércol, los %estines de carne chamuscada o de

$ísceras crudas, las siilosas marchas al alba# el asalto de los corrales, el alarido y el saqueo, la uerra,

el caudaloso arreo de las haciendas por jinetes desnudos, la poliamia, la hedionde y la maia. = esa

barbarie se había rebajado una inlesa. 8o$ida por la l0stima y el esc0ndalo mi abuela la e2hort a no

$ol$er. >ur ampararla, jur rescatar a sus hijos. 5a otra le contest que era %eli y $ol$i, esa noche,

al desierto".(?) 

Borges encuentra en la historia de la cauti!a el espe)o de una historia anterior. &ero tambi%n

un perl reDe)ado de la condición americana' !i!ir en la frontera -que tambi%n es una orilla

es condición no sólo de la historia de la cauti!a sino de su propia historia y -por

desplazamiento de la literatura argentina. En la cauti!a inglesa se pliegan las cualidades en

conDicto, una mu)erCoimoron' indiaCrubiaCde o)os azules.

En el comienzo de este relato, Borges cita a Benedetto (roce quien cita un teto latino, que

a su !ez es citado por Jibbon, cuya referencia Borges coloca en nota al pie de pgina. Se

trata de la historia de 2roctulft, el guerrero longobardo que, durante el sitio de a!ena,

>abandona a los suyos y pelea por a!ena>. Borges conesa que, durante a1os, se sintióintrigado y etra1amente atraído por la decisión de 2roctulft. &ero sólo cuando llegó a unirla

con la historia que, mucho antes, había escuchado de su abuela, pudo percibir el sentido que

tendr el sustanti!o singular en el título de su propio relato -es historia, y no historias, del

guerrero y la cauti!a. 2roctulft no fue un traidor, opina Borges, fue un con!erso, un

iluminado'

"5as uerras lo traen a @a$ena y ahí $e alo que no ha $isto jam0s, o que no ha $isto con plenitud. Ae el

día y los cipreses y el m0rmol. Ae un conjunto que es m'ltiple sin desorden# $e una ciudad, un

oranismo hecho de estatuas, de templos, de jardines, de habitaciones, de radas, de jarrones, de

capiteles, de espacios reulares y abiertos. Binuna de esas %0bricas (lo sé) lo impresiona por bella# lo

tocan como ahora nos tocaría una maquinaria compleja, cuyo %in inor0ramos, pero en cuyo diseo se

adi$inara una inteliencia inmortal."

 <ambi%n la cauti!a de o)os azules es una con!ersa, aunque el sentido de su con!ersión a la

cultura brbara de la toldería pueda parecernos a nosotros -no a una >inteligencia inmortal>

opuesto al de la iluminación de 2roctulft. Ambos, el guerrero y la cauti!a, eligen abandonar el

lado al que pertenecen, impulsados por la fascinación de un Itro que no comprenden. &or eso

se trata de una historia singular, que subraya el pasa)e de una cultura a otra, el impulso de la

adopción, la posibilidad de que alguien sea ocupado por la cultura a)ena que ha elegido, laoportunidad difícil de !i!ir como nati!o en un espacio eótico, la admiración que no eige los

rituales de la razón. "a enumeración plantea casi todos los problemas del cruce de culturas, y

Borges los con!ierte en una a!entura narrati!a' la a!entura de la renuncia a lo propio, el

suspenso que marcar para siempre la !ida del !ia)ero que nunca pertenece del todo a

Page 7: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 7/9

ninguna cultura0 el peligro, nalmente, de la deri!a de esos enamoramientos instantneos e

ine!itables. "a duplicidad de algo que ha sido plegado.

Borges recurre a la misma historia en su cuento >El Sur>. ?uan 2ahlmann desciende, como

Borges, de dos orígenes distintos. Su abuelo paterno, ?ohannes 2ahlmann había sido un

pastor protestante de sangre germnica0 el padre de su madre, 8rancisco 8lores, militar

criollo, había peleado con los indios. 2ahlmann -como Borges en los a1os cuarenta, cuando

escribe este cuento es un oscuro bibliotecario, !agamente criollista, que se ha empe1ado enconser!ar, pese a las contrariedades económicas, el casco de una estancia heredada en el sur

de la pro!incia de Buenos Aires. <ambi%n como Borges, 2ahlmann aprecia los !ie)os libros y

las ediciones raras. Kna noche llega a su casa con un !olumen de las 7il y una noches que

concentra toda su atención0 encerrado en el placer futuro de ese libro, al subir las escaleras,

su cabeza golpea contra el batiente de una !entana abierta. "a herida es profunda0 la

infección hunde a 2ahlmann en la ebre y el delirio0 despu%s de !arios días de inconciencia,

los m%dicos lo declaran fuera de peligro. 2%bil y confundido, 2ahlmann decide con!alescer en

el casco de estancia que no había !isitado desde mucho tiempo atrs.

En este punto el cuento gira' >A la realidad le gustan las simetrías y los le!es anacronismos>.

-4@ El relato de la enfermedad de 2ahlmann se con!ierte en el de su recuperación imposible,

porque su decisión de seguir el camino del sur, y perderse en la llanura, ser ms peligrosa

que la herida física que estu!o al borde de pro!ocarle la muerte. 2ahlmann toma un tren en

(onstitución -una de las puertas del sur0 lle!a consigo el !olumen de las 7il y una noches

que había adquirido el día de su accidente. Adormecido por el traqueteo del tren, la

monotonía del paisa)e y la mara!illa infantil del !ia)e, 2ahlmann !uel!e a distraerse. En el

comienzo del relato, se nos ha ad!ertido que >el destino puede ser despiadado con las

mínimas distracciones>0 2ahlmann sigue incurriendo en ellas' se cree ya seguro, mientras

repite para sí que, al día siguiente, estar en la !ie)a casa de campo, en el profundo sur, allí 

donde una !ez gauchos, indios y militares de fortín pelearon sus 3ltimas batallas y sus 3ltimos

duelos.

>"a soledad era perfecta y tal !ez hostil, y 2ahlmann pudo sospechar que !ia)aba al pasado

y no sólo al Sur>. El des!ío -la anormalidad de algunos detalles se ltra percudiendo su

felicidad casi perfecta' el tren no se detiene en la estación habitual y 2ahlmann desciende en

un lugar desconocido, donde se le dice que, a diez o doce cuadras, en un almac%n rural,

podr conseguir un coche que lo acerque a su estancia. Acepta este des!ío -nue!a

distracción como >una peque1a a!entura>. "lega entonces a una pulpería donde el patrón le

recuerda, de manera imprecisa, a un empleado del sanatorio donde habían atendido su

enfermedad. "a realidad se !uel!e borrosa por paralelismo y coincidencia, pero lo siniestro no

surge, a primera !ista, de ese borramiento. 2ahlmann presta una atención descuidada a lospeque1os cambios, desplazamientos y similitudes, las coincidencias y falsos reconocimientos.

&orque los anacronismos en la !estimenta de los parroquianos satisfacen su criollismo de

pueblero, sin deliberación ni resistencia se rinde ante estos des!íos. ecorre, de manera

demasiado distraída, el pliegue de las diferencias entre culturas.

Sentado a una mesa de la pulpería come una cena -de una tipicidad perfecta compuesta

por sardinas, carne asada y !ino tinto. "o miran los gauchos, !estidos como si !inieran del

siglo #$# y, sin embargo, singularmente en su lugar en 45;5. >2ahlmann, de pronto, sintió un

le!e roce en la cara. ?uanto al !aso ordinario de !idrio turbio, sobre una de las rayas del

mantel, había una bolita de miga. Eso era todo, pero alguien se la había tirado.> A lapro!ocación se agrega un ineplicable reconocimiento' el patrón lo llama por su apellido0 esto,

en !ez de tranquilizar a 2ahlmann, lo persuade de que no puede pasar por alto la ofensa. "a

resolución de que debe aceptar el desafío implicado en la ofensa es clara, ine!itable y

Page 8: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 8/9

absurda0 alguien en la pulpería, un gaucho muy !ie)o, arro)a un cuchillo a sus pies0 2ahlmann

lo toma y sale al descampado' >Era como si el Sur hubiera resuelto que 2ahlmann aceptara el

duelo>.

(omo 7artín 8ierro en >El n>, 2ahlmann cumple su destino. Sin embargo, a diferencia de

7artín 8ierro, que no puede sino aceptar el 3nico código moral que conoce, 2ahlmann ha

construido su destino -a tra!%s de elecciones mínimas pero signicati!as entre todas las

posibilidades abiertas por su doble origen' no pertenece al mundo rural, sino que lo eligesiguiendo un capricho que se con!ierte en su sentencia. 2ahlmann cruza el doblez del pliegue

y, como en la historia de la inglesa cauti!a, elige -aunque se sienta elegido la +barbarie+.

(uando se interna en el sur, reclama esa parte de la herencia que ha recibido de su abuelo

8rancisco 8lores' no !a a con!alecer de una enfermedad sino a recobrar un pasado. "os >le!es

anacronismos> son a!isos de la dirección elegida y signos de que est recorriendo el camino

buscado' una tradición se acepta incluso al precio de la propia muerte. &or eso, el !ie)o que le

entrega el cuchillo -una daga, escribe Borges es >una cifra del Sur>. El cuento, que tambi%n

puede leerse como fantstico, gira hacia la alegoría' por una parte, las coincidencias son el

camino elegido por el destino para que 2ahlmann acceda al n3cleo amenazante del

criollismo0 por la otra, la forma del contacto y la diferenciación entre tradiciones culturales seordenan siguiendo el doblez de un pliegue, cuya línea de puntos es la calle i!ada!ia, donde

comienza el sur.

(omo la inglesa cauti!a, 2ahlmann es capturado por la fuerza simbólica del primiti!ismo,

que le ofrece un con)unto de !alores ausentes de la cultura moderna' la diferencia es para

ambos un remolino del que no escapan. Borges sintió la atracción y el límite de un destino

sudamericano y los dramatizó en cuentos tan iguales en sus !ariaciones, como >El Sur> e

>9istoria del guerrero y la cauti!a>, donde el mundo criollo o indio toma una re!ancha sobre el

espacio urbano y letrado. En ambos, 2ahlmann y la cauti!a son conquistados por el

magnetismo que e)erce sobre ellos la dimensión simbólica de la barbarie. 2ahlmann, el

bibliotecario que busca en el sur algo ms que la recuperación de su salud, acepta el

incomprensible duelo criollo que le eige un desconocido, pensando que esa forma impuesta

de la muerte era, de todas las formas, la que hubiera elegido. "a cauti!a inglesa !uel!e a la

toldería, arrebatada, escribe Borges, por >un ímpetu secreto, un ímpetu ms hondo que la

razón>.-44 

"a literatura traba)a con la sustancia de este ímpetu. Borges lo percibe y lo gobierna en su

in!ención po%tica de >las orillas> o en el plegado de fronteras mó!iles entre dos mundos'

Europa y el ío de la &lata, libros y cuchilleros, su abuela inglesa y sus abuelos militares. Algo,

profundo y enigmtico, del pasado argentino est ligado a esta cultura criolla, que Borges

contrasta con las tradiciones urbanas, letradas y europeas. *inguna de las dos !etas puedeser repelida o abolida por completo0 ninguna debe ser subrayada hasta el punto de abolir la

otra. &ero su coeistencia resulta, in!ariablemente, no en un equilibrio de simetría clsica sino

en una dinmica de conDicto.

"a tensión producida por este doble origen est en el corazón de la cultura argentina. Li!e

en 2ahlmann, quien recita a 7artín 8ierro de memoria y se encandila con una edición rara de

las 7il y una noches. Ambos libros, lo sabemos, fascinaron a Borges0 ambos ofrecen un molde

para escribir innitas historias. "as 7il y una noches, no hace falta recordarlo, es tambi%n una

traducción, la forma asumida por un teto clsico oriental en una lengua europea. A su modo,

la traducción tambi%n es el problema de la literatura en Am%rica' el país de Borges es unespacio marginal respecto de la tradición literaria occidental, y la posición de los escritores es

allí problemtica. El hecho de que no reconozcamos una patria literaria en Espa1a, est en el

comienzo de una b3squeda que tiene a todo Iccidente como territorio imaginario. &ero el

Page 9: Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

7/17/2019 Borges, Un Escritor en Las Orillas, Cap IV

http://slidepdf.com/reader/full/borges-un-escritor-en-las-orillas-cap-iv 9/9

hecho de que eistan tradiciones culturales locales -la gauchesca, por e)emplo no simplica

sino que despliega los pliegues a lo largo de los que se realiza la b3squeda.

2urante a1os Borges traba)ó el dilema de una diferencia que no termina nunca' presentó la

inestabilidad de una cultura en t%rminos de cción, de alegoría y de discurso irónico, que es,

por ecelencia, un discurso plegado. (omo 2ahlmann, Borges sabía el 7artín 8ierro de

memoria -y reescribió algunos de sus episodios0 como 2ahlmann eperimentó la nostalgia de

un origen criollo0 como 2ahlmann mezcló esta herencia con la europea. Supo que el pasadocriollo no puede ser buscado sino que debe ser encontrado0 no es tomado en adopción sino

otorgado como don, y esta creencia le permitió tambi%n tener una opinión sobre las

deformaciones de ese pasado y las eageraciones de quienes adoptaban, como los

inmigrantes, una cultura desde afuera.

>El Sur> es, al mismo tiempo, trgico e irónico. Ad!ierte doblemente que el pliegue que

separa dos culturas tiene un lo amenazador. Kno de sus peligros es el romanticismo blando y

e!ocati!o del pasado criollo que conduce a una literatura de re!i!al rural pensada sobre la

imagen de una edad de oro, e!ocada por una est%tica pintoresquista que purica la barbarie

administrndola en un elenco de !irtudes que quieren ser heroicas y resultan mediocres.

Borges escribe que el destino es ciego e implacable con quienes se equi!ocan. Esto se aplica

a la enso1ación de 2ahlmann y anticipa el desenlace de las adopciones descuidadas.

2istraído por el pintoresquismo de la escena rural y la tipicidad de una pulpería, 2ahlmann no

puede resistir la tentación del duelo que puede ser leído como cumplimiento de un destino

pero tambi%n como castigo por su bo!arismo, porque el criollismo de 2ahlmann es, como el

romanticismo de Emma Bo!ary, un efecto supercial y trgico de la literatrua tomada al pie

de la letra. Ambos sentidos forman el pliegue de la ironía en el relato.

"a matriz borgeana para la literatura argentina responde al ordenamiento europeo de la

herencia americana ms que al predominio localista sobre la cultura europea. 7i lectura de

>El Sur> busca la ironía en la alegoría y la alegoría en la ironía del relato' como sea, nunca hay

nal feliz, ni mezcla pacíca, sino conDicto. "a muerte de 2ahlamnn es signicati!a no sólo

porque adopta la forma de un duelo criollo ba)o el cielo de la llanura -peripecia que comenzó a

escribirse en 7artín 8ierro, sino porque el hombre en quien ese destino se cumple es

bibliotecario y nieto de un pastor protestante europeo. 2ahlmann, dice Borges, culti!aba un

>criollismo algo !oluntario, pero nunca ostentoso>, propio de un hombre de ciudad, lector de

las 7il y una noches, a)eno a la dimensión arcaica -y quizs producida por el delirio del pobre

almac%n de llanura adonde llega para recibir el mandato de un duelo. "a realización de esta

heterogeneidad -!erdadero oimoron, como lo es la +indiaCde o)os azulesCcauti!aCinglesa+

remite no sólo al doble origen de 2ahlmann y de Borges, sino a la cultura argentina misma.

"a mezcla es, al mismo tiempo, indispensable y problemtica. Borges est muy le)os de las

apacibles soluciones sint%ticas que harían de la Argentina el espacio de la fusión cultural. &or

el contrario, toda su literatura est atra!esada por el sentimiento de la nostalgia, porque

percibe el pliegue de dos mundos, la línea sutil que los separa y los )unta, pero que, en su

eistencia misma, ad!ierte sobre la inseguridad de las relaciones. Borges distingue espacios y

pre!iene las amenazas y los peligros del borramiento imaginario de los pliegues que, en la

cción, organizan dos culturas, dos lenguas, dos historias. En este sentido, la literatura de

Borges es de frontera' !i!e de la diferencia.