BOSQUEJO PARA UNA REFLEXIÓN CUARESMA 2018

NUESTRA MAYOR RIQUEZA: LA POBREZA

“Siendo rico se hizo pobre, para enriquecernos con su pobreza” (Cf. 2Cor. 8-9)

ORACION INICIAL

Texto de la Escritura: Hech 3,1-8

a. Hacer una primera lectura del texto y meditar en silencio.

b. Hacer una segunda lectura del texto y pedir que los participantes expresen si ¿Hay una palabra, una

frase, un sentimiento que ha llegado a mí con este texto?

c. Si la circunstancia lo permite, después del compartir la palabra damos gracias a Dios con un canto al

Espíritu Santo y finalizamos con la oración al Espíritu Santo:

¡Ven espíritu Santo! Llena los corazones de tus fieles y enciende en ellos el fuego de tu amor.

v/ Envía oh Señor tu espíritu y todo será creado.

r/ y renovará la faz de la tierra.

Oración Juntos:

¡Oh Dios! Que instruiste los corazones de tus fieles con la luz del Espíritu Santo, concédenos, según el

mismo Espíritu, conocer las cosas rectas y gozar siempre de su divino consuelo. Amén.

PRIMER MOMENTO

A. Valdría la pena comenzar con un examen personal sobre la riqueza personal desde un enfoque de

intimidad, relación y dependencia en Dios; nos podrían servir los siguientes textos para la meditación:

1. En este momento, tenemos la alegría de partir el pan de la Palabra, y dentro de poco de partir

y recibir el Pan Eucarístico, que son alimento para el camino de la vida. Todos lo necesitamos,

ninguno está excluido, porque todos somos mendigos de lo esencial, del amor de Dios, que nos

da el sentido de la vida y una vida sin fin. Por eso, hoy también tendemos la mano hacia Él para

recibir sus dones. La parábola del Evangelio nos habla precisamente de dones. Nos dice que

somos destinatarios de los talentos de Dios, «cada cual según su capacidad» (Mt 25,15). En

primer lugar, debemos reconocer que tenemos talentos y que somos «talentosos» a los ojos de

Dios. Por eso, nadie puede considerarse inútil; ninguno puede creerse tan pobre que no pueda

dar algo a los demás. Hemos sido elegidos y bendecidos por Dios, que desea colmarnos de sus

dones, mucho más de lo que un papá o una mamá quieren para sus hijos. Y Dios, para el que

ningún hijo puede ser descartado, confía a cada uno una misión…Y nos hará bien acercarnos a

quien es más pobre que nosotros. Su pobreza tocará nuestra vida. Nos hará bien porque nos

recordará lo que verdaderamente cuenta: amar a Dios y al prójimo. Sólo esto dura para

siempre, todo el resto pasa; por eso, lo que invertimos en amor es lo que permanece, el resto

desaparece. (Fragmento del texto de la Homilía del papa Francisco con ocasión de la Jornada Mundial por los

pobres, noviembre de 2017).

2. Tú conoces esta verdad católica que es tan bella y consoladora. La llamamos la Providencia

de Dios. Te veo aquí y puedo decir: “¿Por qué el Espíritu Santo te trajo al Cenáculo Misionero?

¿Por qué te recogieron los ángeles de Dios de este o aquel sitio y te trajeron aquí?” Yo mismo no

pensé que iba a parar aquí... Parece un accidente el que yo está aquí. Yo sé que no es un

accidente. Yo solo quiero saber lo que Dios quiere que yo haga. Yo solo puedo decirte lo que hay

en mi mente en este momento y tengo razones para creer que lo que está en mi mente viene del

Espíritu Santo pues no tengo ningún otro pensamiento que no sea acerca del Santo Espíritu de

Dios. (Padre Judge Meditaciones, p. 84.).

C. Leer Mt 19,16-22 y reflexionarlo en silencio:

Preguntas para la reflexión:

En tu vida personal y de relación con Dios, ¿Cuáles son los talentos que has recibido de Dios?

En tu vida personal y de relación con tus Hermanos ¿Has puesto al servicio de tus Hermanos los dones,

talentos, virtudes, capacidades, destrezas con los que Dios te ha bendecido?

En tu vida personal y de relación con la Iglesia, ¿Qué lugar ocupa en tu vida de religioso la Eucaristía, la

confesión, la oración? ¿Cómo nutres tu riqueza espiritual?

En tu relación contigo mismo, ¿Cuidas de tu vocación o la arriesgas constantemente? ¿Dónde está la

pasión que te mueve a ser quién eres; está en tu propia confianza o en la confianza que pones en Dios?

SEGUNDO MOMENTO

B. Todo lo que tenemos lo ponemos al servicio de los demás. Nuestra generosidad, movida por la

compasión, se expresa en lo que entregamos a otros. No es una mera acción filantrópica; esta

generosidad, si no está impregnada del amor a Dios y afincada en nuestras convicciones de fe, caerá de

por sí en un socialismo simplón y seremos contados entre una de las tantas ONG’S que tanto bien hace a

la sociedad. Juntos, desde nuestra riqueza personal dependiente de Dios, debemos hacer que nuestra

congregación religiosa brille ante el mundo como signo magnánimo de la misericordia de Dios porque

una congregación con unos “pobres misioneros” será conocida simplemente como una “pobre

congregación” que aunque tiene tanto para dar, materialmente hablando, deja de ser signo de la

presencia de Dios para los pobres a los que estamos llamados a evangelizar. Si nuestras arcas están

llenas de dinero pero nuestros corazones están vacíos de Dios, seremos estimados en nada. Nuestra

pobreza interior nos hace dependientes extremos de Dios. Nuestra riqueza interior, nos hace capaces

de anunciar y denunciar, de gritar y cantar, de reír y de llorar con el Hermano, de despojarnos de lo que

tenemos por amor, de cambiar hábitos de vida que atentan contra nuestra pobreza de espíritu. En

suma, de vivir una vida religiosa como hombres de Dios que gritan en las plazas su testimonio de vida, su

testimonio es -- a quien se fía en Dios, ¡nada le faltará!

Textos para la reflexión:

Los Siervos Misioneros hemos reflexionado en comunidad sobre nuestra vida como hombres de Dios

que abrazamos tres Consejos Evangélicos, entre ellos, el de Pobreza. He aquí algunos pensamientos

tomados de los últimos dos Capítulos Generales:

1. Nosotros, los Siervos Misioneros de la Santísima Trinidad, aunque nos damos cuenta de

nuestras propias heridas, a la vez, tratamos de estar atentos al clamor de los pobres en nuestro

mundo fragmentado y polarizado. Somos miembros consagrados de una Iglesia en necesidad

de sanación, y a la vez, somos pregoneros de la Buena Nueva. Así que, como signos visibles de la

Trinidad en el mundo e intentando vivir los valores del Reino de Dios como seguidores de Cristo

Jesús, nos comprometemos con un mayor vigor al proceso de nuestra propia conversión

mientras nos apoyamos mutuamente en amor a través de las estructuras de nuestra vida Sierva

Misionera. Buscamos fortalecer esas estructuras a través de nuestra conversión personal,

convencidos que sólo una persona espiritual puede ser una persona apostólica, nos esforzamos

por crecer en nuestra vida personal, espiritual y apostólica. Tal crecimiento está enraizado en

una relación profunda con Jesucristo. La medida de cuánto amamos a Dios se ve claramente en

la disponibilidad de sacrificarnos por su causa. Reflexionando la providencia de la vida diaria, a

la luz de los evangelios, cultivamos un conocimiento devocional de los misterios de la fe y

arribamos a una comprensión más profunda de nuestra propia experiencia. (RV 14) …qué

seamos modelo de un estilo de vida sencilla, conscientes que nuestra pobreza personal y

comunitaria es un reflejo visible de nuestro compromiso en votos- (Tomado de las Actas del XIV

Capítulo General, celebrado en Cuernavaca, Morelos, México, 2011. p. 3).

2. Nuestra fidelidad personal de vivir el voto de pobreza no puede ser legislada. La fidelidad es,

al final, el resultado de la madurez, la oración y una espiritualidad que reconoce nuestra

dependencia total en Dios para todo. En nuestra tradición del Cenáculo, esto nos lleva a una

reflexión sobre la Cruz y a ver a Jesús en su estado desnudo y abandonado. Nos convoca,

además, a la realización de nuestro llamado evangélico de ser solidarios con aquellos que son

pobres, abandonados y que necesitan el amor y la misericordia de Dios. Nuestra fidelidad al

voto de pobreza requiere conversión continua, especialmente cuando tratamos con las

tentaciones cotidianas de comprometer y racionalizar las cosas. Esta conversión es un proceso

que cada Siervo Misionero está llamado a tomar en serio y que nos lleve a la oración, la

dirección espiritual, el sacramento de la reconciliación y al diálogo con el Custodio local. (Preámbulo a la política sobre la pobreza, p. 2

Texto sugerido para meditar en silencio: Filipenses 3,7-9

Para la Reflexión:

Nadie puede dar lo que no tiene. Ninguno pude dar a Dios si no tiene a Dios en su corazón.

Nadie puede manifestar la pobreza exteriormente si no vive una pobreza interior que lo hace

completamente dependiente de Dios.

¿Soy consciente que yo he aportado y aporto a la riqueza espiritual de mi Congregación? ¿Soy

consciente que mi pobreza espiritual-negligente hace más pobre mi Congregación?

¿Qué tarea pendiente tengo por hacer, en términos de ser un Siervo Misionero viviendo un

voto de Pobreza?

¿Qué debo cambiar en mis hábitos diarios para darle lugar a Dios? ¿Cómo llevarlo a cabo?

ANEXO 1

Algunas ideas para celebrar juntos este día de reflexión personal.

- Dependiendo de los miembros del cenáculo, el moderador es libre de organizar este día de reflexión

con las sugerencias de los textos que se proponen para la meditación. Estructurar el día en los tiempos

siempre dependerá de la dinámica que está viviendo el grupo; sin embargo, el tiempo de silencio para

meditar es importante. Otros materiales audiovisuales o fotográficos podrían ser añadidos para ayudar

a la reflexión.

- El día es más bien un tiempo de introspección personal que de reflexión en grupo. Brindar los tiempos

adecuados para la meditación será necesario.

- El día de reflexión puede ser vivido en un ambiente de penitencia:

* Convenir un ayuno ese día en el cenáculo/región (para aportar el ahorro del día a una obra de

caridad).

* Invitar un confesor para aquellos miembros del cenáculo/región que quieran confesarse,

*Hacer la exposición del Santísimo durante el día.

- Invitar a un laico, que nos conozca, a que le hable al grupo de cómo percibe él mismo la pobreza del

cenáculo. ¿Qué ve? ¿Cómo se vive la pobreza de espíritu? ¿y la riqueza de espíritu? Tal vez nos haría

bien hacerlo.

- El horario de la misa se adecua al grupo y la hora más conveniente para todos. Los textos propuestos

para las lecturas de la misa son solamente una sugerencia, se pueden leer los textos del día.

Textos sugeridos para la Misa:

1 Cor 1,4-9

Salmo 130

Evangelio: Mt 13,44-46

Evangelio: un compartir personal y breve sobre lo que he reflexionado en el día.

ANEXO 2

OTROS TEXTOS QUE PODRIAN AYUDAR A LA REFLEXIÓN PERSONAL

Hijo mío, nunca serás independiente. Siempre has de servir, y si no es al Creador será a alguna

criatura. ¿A quién vas a escoger para servirle?... Tú eres un Siervo Misionero. ¡Qué titulo

glorioso! Seguramente sería una calamidad no vivir como tal, y que desgracia sería no morir

como un Siervo Misionero. Te puedes comprar la libertad, pero a qué precio terrible. Los

placeres de este mundo son puramente placeres carnales. Son el lodazal, el pantano de nuestra

época degenerada. No incurras en el error, no cometas equivocaciones. Deja los placeres si

buscas el verdadero placer en la vida... ¡O ceguera necia! ¡O terrible engaño, terrible ilusión

tratar de consolarte a ti mismo con tales palabras como libertad, independencia, placer,

comodidades, mundanalidad! ¿Dónde están las palabras: “Jesús, ¡mi Amor Crucificado!, ¡Oh

santa Cruz! a través de la cual encuentras la salvación” (De las Meditaciones del Padre Judge, Práctica:

La dependencia en Dios, p. 60)

Todo Siervo Misionero debe de velar sobre su corazón y estar en guardia, no sea que se contagie

con el espíritu mundano. “No amen el mundo ni lo que hay en Él.” (1 Jn 2:15) Que evite con

horror un espíritu mundano. Nunca debe, pues, caer en lo que San Bernardo llama apostasía del

corazón. (Art. 106) En su traje solo debe de aparecer lo que es modesto y en su cuarto nada

debe aparecer que sea superfluo, como muebles lujosos y costosos. Todo debe estar de acuerdo

a la sencillez y a la pobreza religiosa. (Art. 109) Siendo la pulcritud una de las características de

la santa pobreza, los Siervos Misioneros siempre deben de estar pulcros y limpios,

especialmente cuando tienen que aparecer en público. Siempre que el trabajo que están

haciendo se lo permita, no deben de usar hábito roto o manchado. Deben de cuidarse de

remendarlos y limpiarlos; y que nunca se avergüencen de un hábito remendado. Deben de ser

cuidadosos en la pulcritud y la limpieza de la casa, cuyos muebles deben de estar a tono con la

sencillez religiosa... (Art. 110-111) Un Siervo Misionero debe de viajar como ... seguidor del

pobre Jesús. Lujos innecesarios al viajar no le son permitidos debido a su profesión. Que lleve un

libro religioso y que no se llene de revistas y periódicos profanos. Si tiene que comer fuera del

Cenáculo Misionero su alimento debe de ser frugal y sencillo. Debe de hacer penitencia. Estas

dos virtudes las puede practicar cuando viaja: la santa pobreza y la mortificación. (Art. 116) (1) (Padre Judge, Meditaciones, Práctica: La pobreza, p. 90).