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1) Un régimen político constituye una estructura institucional de posiciones de poder jerárquicas, desde donde se formulan decisiones autoritativas hacia el resto de la población perteneciente a una unidad política 3 . Ésta última, se caracteriza principalmente por la efectiva monopolización de la violencia por parte del poder supremo -el poder político- quien reivindica para sí la pretensión legítima para reclamar obediencia a la totalidad de los gobernados. Dicho esto, se analiza un régimen político desde dos tópicos: 1) La organización y distribución del poder político en relación al tipo de subordinación que establecerá respecto a otros poderes presentes en la sociedad 2) Las reglas de acceso y ejercicio del poder político: cómo se eligen los gobernantes, qué límite se establece entre éstos y los gobernados. Definido régimen político, conviene primero distinguir conceptualmente fórmula prescriptiva de fórmula operativa, para luego desarrollar la coexistencia y el contenido histórico de ambas. Una fórmula prescriptiva es un principio de legitimidad: busca satisfacer reivindicaciones de grupos o clases sociales tanto de ciertas ideas acerca del régimen como de intereses materiales y sociales. Una fórmula operativa funciona como sistema de legitimidad: 3 ? Además de la organización del régimen político, otras dos cuestiones centrales del proceso de reducción a la unidad, según el autor, son el de la integridad territorial y la identidad nacional.

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Historia Argentina

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1) Un régimen político constituye una estructura institucional de posiciones de poder

jerárquicas, desde donde se formulan decisiones autoritativas hacia el resto de la población

perteneciente a una unidad política3. Ésta última, se caracteriza principalmente por la efectiva

monopolización de la violencia por parte del poder supremo -el poder político- quien reivindica

para sí la pretensión legítima para reclamar obediencia a la totalidad de los gobernados.

Dicho esto, se analiza un régimen político desde dos tópicos:

1) La organización y distribución del poder político en relación al tipo de

subordinación que establecerá respecto a otros poderes presentes en la sociedad

2) Las reglas de acceso y ejercicio del poder político: cómo se eligen los

gobernantes, qué límite se establece entre éstos y los gobernados.

Definido régimen político, conviene primero distinguir conceptualmente fórmula prescriptiva

de fórmula operativa, para luego desarrollar la coexistencia y el contenido histórico de ambas.

Una fórmula prescriptiva es un principio de legitimidad: busca satisfacer reivindicaciones de

grupos o clases sociales tanto de ciertas ideas acerca del régimen como de intereses materiales y

sociales. Una fórmula operativa funciona como sistema de legitimidad: vincula las expectativas,

valores e intereses de los actores con las instituciones del régimen y las reglas de sucesión dentro

del mismo. Se traducen entonces las fórmulas prescriptivas en creencias y acuerdos. Creencias,

en una estructura institucional del régimen político. Acuerdos, en las reglas de sucesión del poder

político.

Ahora bien, el mismo Alberdi notaba una diferencia entre lo constituido en ley y lo

constituido en los hechos. La fórmula prescriptiva no definía a priori ningún medio práctico para

hacer plausible la representación.

De ahí la necesidad por una fórmula operativa que busque legitimar en los hechos una cierta

estructura de papeles dominantes, jerárquicos, y una regla de sucesión de los mismos. La

fórmula operativa constituiría la instrumentalización de la prescriptiva. De la primera se

desprenderá entonces, la base de la dominación efectiva.

La fórmula prescriptiva ya realizaba una distinción entre elector y representante. Pero en la

operativa se sucede un cambio: El soberano o la entidad donde reside el poder de designar

gobernantes es causa y ya no efecto de la elección de los magistrados. Los electores serán los

3

? Además de la organización del régimen político, otras dos cuestiones centrales del proceso de reducción a la unidad, según el autor, son el de la integridad territorial y la identidad nacional.

User, 13/04/15,
-Contextuar históricamente en los 80 el análisis de botana, con la necesidad de reducción a la unidad y la creación de un régimen político hegemónico
User, 13/04/15,
-Esta fórmula operativa se aplicó a través de mecanismos institucionales como el sufragio de lista completa –que asigna la totalidad de representantes a la primera minoría-, la conformación de los padrones electorales a cargo de los sectores “oligárquicos”; la facultad del Senado de impugnar los comicios y de intervenir en un hipotético empate en la junta de electores; la intervención federal por parte del gobierno central como herramienta para controlar a la oposición; y el fraude más explícito consumado en la manipulación de los resultados
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gobernantes y no los gobernados. El poder de los electores residirá en los recursos coercitivos o

económicos de los gobiernos y no en el soberano que lo delega de abajo hacia arriba. El pueblo

ya no es fuente de legitimidad de las autoridades máximas sino que el proceso electoral

consistirá en”… la designación del sucesor por el funcionario saliente y el control lo ejercerá el

gobernante sobre los gobernados antes que el ciudadano sobre el magistrado”4. Primero está

entonces la necesidad de gobierno efectivo que centralice el poder antes que un régimen normal

o democrático de delegación o sucesión. Orden y progreso. Pero primero orden, luego progreso.

Retomando, la formula operativa del régimen dará pie entonces a un sistema de hegemonía

gubernamental cuyo carácter principal (y del cual depende su perdurabilidad) será el control de

la sucesión. Es por medio de ésta última, la sucesión, donde se comprueba el arraigamiento

exitoso del sistema, en tanto las posiciones de poder institucionales exceden o prevalecen sobre

la individualidad de quién o quiénes las ocupan; en tanto, dicho de otra forma, se separa la esfera

pública de la esfera privada.

Dos componentes fueron centrales en el control de la sucesión: la elección y la fuerza. La

elección significó la designación del gobernante por su propio antecesor; la fuerza, se concentró

en los poseedores de los papeles dominantes, es decir los grandes electores.

El principal y primer punto de coincidencia entre la fórmula prescriptiva y la operativa fue

sobre quiénes eran los beneficiosos “naturales” de libertades políticas: los ricos, los educados, los

prestigiosos. Sólo votaban aquellos poseedores de grandes riquezas, educación y calidad moral.

Y a partir del 1880, el crecimiento económico de la época consolida la fusión del poder

económico con poder político, dando lugar entonces a la consolidación de la oligarquía.

La oligarquía es un sistema de hegemonía gubernamental organizado sobre las bases de una

unificación del origen electoral de los cargos políticos que deberían tener origen distinto. Por

oligarquía no se entiende una "clase social" sino en cambio, un sistema de dominación el cual

consolidó mecanismos de transferencia de poder y, a través de los mismos, un reducido número

de participantes logro establecer dos procesos: excluir a la oposición considerada peligrosa para

el mantenimiento de la hegemonía gubernamental y por otro lado, cooptar por el acuerdo a la

oposición moderada para transar cargos y candidaturas.

Régimen del 80 se propuso unificar el ámbito político en un sistema nacional de decisiones.

Logró concentrar un espacio de fuerzas en torno a una autoridad común, consagró instituciones

estables e hizo participar en ellas a las clases gobernantes locales. He aquí la fórmula federativa

4 2 Botana, N., "El orden conservador. La política argentina entre 1880 y 1916", Capítulo III: La oligarquía política, Ed. Sudamericana, Buenos Aires, 1986, p.69.

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bajo un control supremo o central: nacionalización de los grupos dirigentes y control del espacio

nacional. Los mecanismos e instituciones funcionales al establecimiento de una hegemonía

gubernamental oligárquica fueron principalmente y entre otros, las juntas electorales, el Senado,

el Gabinete Nacional, las intervenciones federales, el fraude burocrático en donde dentro y a

través de ellos una práctica se representaba, se ejercía y se consolidaba como denominador

común: el control institucional.

Las juntas electorales eran las encargadas de elegir por votación directa Presidente y

Vicepresidente. Buscaban tanto la mediatización del ejercicio de la soberanía popular,

(transfiriendo a un grupo de ciudadanos el derecho elección presidencial como el mantenimiento

de cierto equilibrio entre fuerzas provinciales y centrales. En la práctica fueron la expresión de la

república restrictiva ya elaborada por Alberdi: constituyó un sistema de negociaciones y transas

políticas, de recompensas y de sanciones entre una minoría naturalmente calificada para ejercer

la libertad política.

El Senado, por otra parte, fue pensado como institución clave dentro del pacto federal, en

tanto apuntaba a la nacionalización e igualdad de poderes locales dentro de la unidad política. No

escapó a las características de la república restrictiva y al principio de autoridad y conformó un

instrumento de control de carácter conservador. Por un lado institucionalizaba el derecho a juzgar

a los propios ciudadanos gobernantes y al presidente. Por otro, funcionaba como consejo

ejecutivo con las capacidades necesarias para ejercer control sobre los poderes restantes: el

judicial, el religioso, el burocrático, etc. Asimismo, sirvió como puente, como nexo entre

gobernadores y senadores. Estar en el Senado permitía proyectarse a la gobernación. A su vez las

bancas del mismo estaban abiertas para los gobernadores salientes. Los gobernadores, que

respondían desde 1880 al poder central, ejercían el control sobre esta institución.

A propósito de conservar el régimen impuesto, y principalmente como mecanismo de control

del poder nacional sobre el provincial, estuvo el uso de la intervención federal. A través de la

misma, se apoyaron autoridades constituidas, se favorecieron grupos opositores, o se instalaron

nuevas autoridades. Más de la mitad de las intervenciones del gobierno nacional fueron sin

requerimientos de los gobiernos provinciales. Predominó entonces, la intervención de oficio o el

apoyo a grupos opositores provinciales. Las intervenciones rompían la formalidad federal del

régimen, imponiendo las decisiones del poder central (arraigado en la ciudad y provincia

hegemónica de Buenos aires) por sobre la supuesta equidad de poderes entre provincias.

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Por último, resta detallar el control sobre el sufragio electoral. Las leyes electorales nunca

establecieron un tipo de sufragio que calificara al elector según su capacidad económica o

sociocultural. Entonces, ¿Cómo se realizaban las elecciones en la práctica? Para votar era

necesario empadronarse e integrar un registro electoral. Las Comisiones empadronadoras

inscribían a su juicio a los ciudadanos hábiles para ser electores. El control del registro, entonces,

era la llave del control de los comicios. Se configuraba de éste modo prácticas de manipulación,

de compra de votos, de votos repetidos, de utilización de mediadores (caudillos que ofrecían un

capital de votos a cambio de demandas particulares). El fraude era un fraude burocrático. Es

decir, una “…red de control electoral descendente que arrancaba de los cargos de presidente y

gobernador hasta llegar, más abajo, a los intendentes y comisionados municipales, los concejales,

los jueces de paz, los comisarios de policía, los jefes de registro civil o los receptores de rentas”5

De esta manera, el control institucional fue una característica clave para el establecimiento de

una hegemonía gubernamental por parte de la clase dominante, la cual siempre manifestó sus

conflictos (y así lo muestran los resultados de las las elecciones de 1880 hasta 1910) como

conflictos entre bloques, intraoligárquicos, pero sin poner en cuestionamiento la base de

legitimidad del régimen mismo.

2) Los interrogantes de fondo a la fórmula prescriptiva de Alberdi podrían ser los siguientes:

¿Cómo conciliar un poder central fuerte con poderes locales provinciales? ¿Cómo centralizar y

federalizar al mismo tiempo? ¿Cómo conciliar libertad política con libertad civil, igualdad con

jerarquía, lo nuevo con la tradición?

La fórmula de Alberdi no significó sino un punto intermedio entre conservadurismo y

liberalismo: Conjugó lo existente (autoridad tradicional afincada en las provincias) con lo nuevo

instituciones nacionales, estables, poder presidencial. El federalismo representaba esta

combinación de continuidades y rupturas: un sistema de autoridad establecido en espacios

provinciales incorporados a su vez, a una unidad política organizada en torno a figura

presidencial (un “monarca bajo sistema republicano”6) Partiendo desde esta perspectiva se

5 3 Ibíd., p.185

6

6 El Presidente materializa el poder central pero no es poseedor de todo el poder ni tampoco ejerce el mismo tiránicamente sobre los gobernados. La fórmula traza una clara distinción entre rol y ocupante: el Presidente adquiere legitimidad no por su calidad intrínseca de gobernante, sino en razón del cargo superior que él ocupa. Las influencias del modelo norteamericano fueron claves al respecto.

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vislumbrará cómo, fruto de la coexistencia y contradicción de los dos tipos de república

(restrictiva y abierta) en la fórmula alberdiana, se dará lugar a un proceso de apertura democrática

en torno al acceso y ejercicio del poder.

En la república restrictiva las decisiones autoritativas parten del poder político central; a cuyo

ejercicio accede una minoría privilegiada dotada de libertad política, con lo cual se limita la

participación política del resto de la población. Al mismo tiempo, y dentro de la misma fórmula,

se encuentra la república abierta, en donde se asegura a todo habitante del territorio argentino

todas las garantías constitucionales que le competan. Los habitantes tienen libertad para invertir,

para trabajar, para educarse, para ascender socialmente. El principio de legitimidad no era sólo el

porqué del régimen adoptado, sino también una aspiración, un modelo de sociedad a alcanzar.

Modelo, que no fue otro más que el de la Europa industrializada, el cual llegaría a través de una

implantación cultural: “…la Europa nos traerá su espíritu nuevos, sus hábitos de industria, sus

prácticas de civilización, en las inmigraciones que nos envíe”7. Aquí radica el meollo del asunto:

la contradicción entre libertad política y libertad civil. La desigualdad en el sufragio es condición

de igualdad en la república, de democracia. El político es elegido por el pueblo (supuesta fuente

de legitimidad), pero el gobierno democrático no es sino obra del voto de una minoría

naturalmente calificada económica, intelectual y moralmente.

El orden, la autoridad, la jerarquía, la estabilidad, la disciplina, debían ser obra del poder de

las clases dominantes a través del Estado. El progreso, el desarrollo, el enriquecimiento, de la

sociedad civil. Esto fue lo que guío a la generación del 80 y en concordancia con ello actuaron:

alentaron la inmigración, el capital y cultura extranjera, la educación pública, al mismo tiempo

que defendieron y establecieron un orden político conservador que cerraba las puertas de su

acceso.

La paralela y progresiva coexistencia de ambos tipos de república fue erosionando los

sustentos políticos del régimen oligárquico, a la vez que dio lugar a la formación de valores

antagónicos al mismo. Los sucesos revolucionaros de 1890 abrieron un primer paréntesis a la

cuestión, que comenzaría a dar un vuelco definitivo durante el centenario y terminaría por

cristalizarse con la Ley Saenz Peña, en 1912.

7

7 Juan Bautista Alberdi, Bases y puntos de partida para la organización política de la República Argentina, 3ª ed., Buenos Aires, Estrada, 1949, Cap. X, p.46 (Citado por Botana,1985,p.45)

User, 13/04/15,
la contradicción de la fórmula alberdiana: la tradición y el orden quedaban reservados a la política; el progreso y la democratización social, a los cambios que debían sobrevenir en la sociedad civil.
User, 13/04/15,
CON TENSIONES
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Entre el optimismo por los logros alcanzados y el contexto de movilizaciones, luchas y

amenazas políticas a la legitimidad del régimen oligárquico, el centenario representó el ascenso

de una nueva creencia política que terminaría constituyendo una nueva fórmula de carácter

reformista. Guiada por el ímpetu por una reparación ética y moral que pretendía dejar en el

pasado el oscurantismo de las prácticas oligárquicas y, a su vez, por la necesidad de perdurar en

el poder, esta reforma buscaba un mejor ajuste entre las prácticas institucionales y los principios

proclamados. Las libertades políticas debían ampliarse, cristalizando así la necesidad de una

reforma electoral que llegaría con la ya mencionada Ley Saenz Peña.

3) La sanción de la Ley Saenz Peña en 1912 abría un camino que evidenciaría un cambio de

rumbo en la dinámica política argentina. Sus principales lineamientos fueron los principios de

pluralidad y proporcionalidad, la universalidad y obligatoriedad del voto y la implementación del

sistema de lista incompleta (tópico de debate de gran importancia). A partir de aquí, el ciudadano

podría así elegir entre varios candidatos, se distribuyen proporcionalmente los votos para las

minorías (quienes están representadas a través de este sistema de lista incompleta) y alcanzan la

victoria quienes más votos hayan obtenida- La universalidad alcanza únicamente a los hombres

mayores de edad que, sin embargo, debían votar presentando la libreta de enrolamiento

Las elecciones de allí en adelante confirmarían progresivamente la erosión de las elites

gobernantes y el triunfo de los nuevos partidos, en especial la Unión Cívica Radical y el Partido

Socialista. Los nuevos partidos imponían una nueva dinámica de construcción política y

territorial: proponían fuertes liderazgos con arraigo popular (tal es el caso de Hipólito Yrigoyen),

organizaban convenciones, congresos partidarios y comités; los grupos locales se fusionaban en

estructuras de carácter nacional y sostenían la adhesión individual al partido. Ya los reformistas

veían la importancia central que adquiría la organización de los partidos políticos. No obstante, su

intento por consolidar el Partido Demócrata Progresista frente a la inminente pérdida de poder

político suscitó menos soluciones pragmáticas que conflictos internos.

¿Fue entonces un salto al vacío o un plan estratégico? A la luz de los resultados, diríamos que

lo primero. Pero lo cierto es que sí hubo un planeamiento, hubo prevenciones, cálculos,

estrategias. De ahí los diferentes resguardos institucionales que tomaron las elites políticas.

Supieron inteligentemente ver la necesidad de una reforma electoral. Pero equivocaron

rotundamente sus cálculos al creer en el presupuesto que anunciaba que las minorías solo

alcanzaría el tercio de las bancas, manteniendo así la mayoría conservadora inalterable. Quizás

User, 04/13/15,
- Pese a ser planteada con un plan estratégico, botana sostiene que aparecía como un salto al vacío por los efectos no esperados de su aplicación, que pusieron en evidencia las contradicciones entre las dos repúblicas (abierta y restr).
User, 04/13/15,
LA SANCIÓN
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fruto de juicios más morales que políticos de la situación, “los reformadores creyeron legislar con

la ayuda de la vieja virtud como medida óptima de las cosas."8 Volviendo al interrogante, más

bien, no fue en extremo ni una cosa ni la otra.

CONVENDRÍA SINTETIZAR MAS, REDUCIRLA A LA MITAD

8 6 Botana, N. op. Cit., pp. 336.