Boudica, La Mujer Que Atemorizó a Roma

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  • Boudica, la mujer que atemoriz a Roma

    Elena Caetano lvarez

    Julio 2013

  • 2

    NDICE

    La isla de Britania 3

    Roma y las primeras tentatiavs 5

    Britania y Roma: Entre la ocupacin y la conquista.

    Boudica, esposa de Prasutagus

    7

    Se enciende la mecha. Los icenos se alzan 9

    La batalla final 14

    Y qu pas despus? 18

    Bibliografa 21

  • 3

    LA ISLA DE BRITANIA

    Britania, la mayor de las islas que Roma conoce, en cuanto a su posicin geogrfica respecto

    a los astros se orienta a Germania por el este, por el oeste a Hispania, su parte meridional es

    incluso visible por los galos. La zona septentrional, sin tierra alguna enfrente, es azotada por

    un mar inmenso y abierto.

    Livio entre los antiguos y Fabio Rstico entre los ms recientes, escritores de gran prestigio,

    compararon la forma de Britania en su conjunto a un plato oblongo o a un hacha. Y ste es

    su aspecto de Caledonia hacia ac, de ah la conviccin de que toda ella es igual. Pero si se va

    ms all, se puede observar una ilimitada y enorme extensin de tierra que, al aproximarse a

    la parte extrema de la costa, se estrecha a manera de cua.

    Tcito, Vida de Julio Agrcola, 10, 2-3

    Antes de la llegada de los romanos a la

    isla, Britania es un pas libre, ajeno a

    influencias externas. Era una sociedad

    que haba evolucionado con lentitud

    durante siglos y dispuestos a proteger

    ese carcter propio a toda costa.

    Organizados en familias, clanes y tribus,

    guerreros por excelencia, los britanos

    defendan su territorio tanto de las

    invasiones extranjeras como de otras

    tribus con las que compartan el espacio.

    Las luchas y rivalidades entre tribus

    clticas eran parte de la vida cotidiana, a

    lo que habra que aadir los pillajes

    veraniegos de irlandeses, desde el oeste,

    y de pictos, desde el norte.

  • 4

    Podemos considerar que las tribus ms importantes eran: los trinovantes, al oeste

    (capital Camulodunum), los brigantes (capital Eboracum), los cantii (capital Llundein,

    posteriormente Londinium) y los iceni, en los que nos centraremos posteriormente.

    Ya tras la conquista de la Galia, Julio Csar pone su mirada sobre la gran isla del norte,

    habitada por un pueblo feroz al que Roma nunca lleg a dominar del todo. Calgula

    volvera a intentarlo, pero en el ao 43 de nuestra era, bajo el mando del emperador

    Claudio, los romanos estn ansiosos por expandir su imperio, y Britania se convierte en

    una de las cuestiones primordiales de la poltica exterior del emperador.

  • 5

    ROMA Y LAS PRIMERAS TENTATIVAS

    Ya durante la campaa de las Galias, Julio Csar ya mostr

    su intencin de adentrarse en las islas del Atlntico, y no por

    menos, fueron tres las campaas que dirigi a tal efecto. Dos

    de ellas tuvieron que ser abortadas por desequilibrios en

    otros puntos del limes, y la restante, fue solventada de modo

    diplomtico: Augusto relatara en su Res Gestae cmo dos

    reyes britanos, Dumnovellauno y Tincomaro, acudieron a

    Roma suplicantes, siendo el resultado de este encuentro, el pago de unos alarmantes

    tributos por parte de Britania a Roma.

    Tras estas tentativas, ser Calgula quien ordenar la

    invasin de Britania en el ao 40, siendo los trinobantes, los

    primeros en mostrar resistencia, al mando del rey

    Cunobelinos, que repelieron el ataque romano. Este intento

    facilit la obra de Claudio, comenzada slo tres aos

    despus con la entrada de Aulo Plaucio Silvano al mando de

    cuatro legiones, conocedor ya de los puntos dbiles del

    pueblo britano, por lo que no volvera a pecar de ignorante

    en este aspecto.

    La resistencia de los britanos estuvo dirigida por los lderes Togodumno y Carataco,

    hijos del rey de los trinovantes, Cunobelino. Las disensiones entre los propios reyes

    britanos, entre los que una faccin vea cmo Roma haba trado a la Galia la paz,

    fueron las que en parte precipitaron el amargo final de esta contienda, y es que no

    fueron pocos los reyezuelos que fueron lo suficientemente hbiles para adaptarse a la

    nueva situacin. Finalmente, once lderes del sudeste de Britania se rindieron al

    emperador, y este regres a Roma junto a Camuloduno para celebrar su victoria.

    Carataco por su parte escap y continu resistiendo a los invasores desde el lejano

    oeste.

  • 6

    En la parte conquistada, Roma utiliza la poltica de romanizacin de las lites locales

    que tanto le haba funcionado en otras ocasiones. Pero Roma no aprendi del error de

    Germania, despus de perder el apoyo de la nobleza germana, continuando en la isla el

    ejercicio de una codicia y una estupidez criminales, lo que casi se cuesta la prdida de

    Britania.

    Durante casi veinte aos, los invasores romanos siguieron combatiendo aunque ya

    haban descubierto que las famosas riquezas de Britania eran, en gran parte, una

    ilusin, y el otro, pieles y perlas que produca la isla, podan encontrarse fcilmente en

    cualquier otro lugar.

  • 7

    BRITANIA Y ROMA: ENTRE LA OCUPACIN Y LA CONQUISTA.

    BOUDICA, ESPOSA DE PRASUTAGUS

    Los romanos controlaban su imperio de dos formas: a los seguidores les concedan

    prebendas, les otorgaban la ciudadana, les daban ventajas, les daban dinero y les

    otorgaban cargos dentro de la administracin local. La segunda forma es la del terror,

    ya que todo aquel que se hubiera resistido al control de Roma, recibira un castigo

    ejemplar que aterrorizase a los dems. Son pues, muchas las tribus que prefieren

    aliarse con Roma.

    Entre ellas, encontramos la tribu de los Icenos o eceni, al oeste de la isla. Nos cuenta

    Tcito sobre ella que durante la invasin del 43 por Claudio no fueron sometidos ya

    que firmaron una alianza voluntaria con Roma, sin embargo en el ao 47 ya se

    sublevaran por primera vez contra el imperio cuando el gobernador Publio Ostorio

    Scapula intent desarmarlos. Tras sofocar la revuelta, siguieron manteniendo una

    independencia, al menos, nominal.

    Prasutagus, su gobernante, sera pues un rey cliente que mantena su lealtad a Roma a

    cambio de que le mantuvieran en el trono y de que su pueblo fuera relativamente

    independiente, con su propia familia real, acuando su propia moneda y sin

    destacamentos de romanos en su territorio.

    Boudica es la esposa de Prasutagus y con l tuvo a sus dos nicas hijas. Por tanto como

    la reina de los icenos y miembro de la aristocracia local, recibi una educacin acorde a

    su posicin social. Los fechos de esta mujer seran relatados respectivamente en los

    siglos II y III por Tcito y Din Casio, este ltimo dice de ella:

    Era una mujer muy alta y de un aspecto terrible. Sus ojos eran feroces y su voz severa. Su

    enorme cabellera leonina le llegaba hasta las caderas. Como vestimenta llevaba siempre una

    gran torques de oro alrededor del cuello y una tnica multicolor, y por encima un grueso

    manto sujeto con un broche. Siempre que hablaba, sostena una lanza con la mano para

    aterrorizar a cualquiera que la contemplase

    Din Casio, Historia, 62.2

  • 8

    Ambos autores coinciden en definitiva en que naci probablemente en el 26 d.C, y en

    su fsico. Din Casio tambin nos cuenta que posea una inteligencia ms grande que la

    que generalmente tienen las mujeres.

  • 9

    SE ENCIENDE LA MECHA. LOS ICENOS SE ALZAN.

    A mediados del siglo I, el gobernador Ostorio Scapula habra muerto con las botas

    puestas, desgastado por las continuas y casi siempre infructuosas campaas. Su

    sucesor sera Suetonio Paulino, quien se preocup, desde el ao 59, menos por los

    britnicos que por alcanzar una gran reputacin militar. Despus de su xito contra los

    silures de Gales, dirige su atencin hacia el culto drudico, que siendo tan importante

    para el pueblo britano, anim a la poblacin a la resistencia contra Roma, a la que ya

    antes consideraban intolerante y opresiva.

    La tensin se hizo especialmente insoportable en la tierra e los trinovantes, anfitriones,

    a su pesar de del centro provincial de Camuloduno, lugar al que el propio emperador

    Claudio haba ido para subrayar el punto lgido de la campaa de conquista, ya que

    sta era la nica ciudad de Britania con el rango de colonia. Los veteranos romanos que

    se haban establecido all sentan que se haban ganado el derecho de hacer uso a su

    antojo de las tierras, posesiones y mujeres de las tribus locales. Adems se instaura el

    culto imperial con un esplndido templo a expensas, naturalmente, del erario local.

    Tal era la situacin que Dion Casio dice que Boudica afirmaba que los britanos se

    sintieron menospreciados y pisoteados por unos hombres cuya nica preocupacin

    era obtener una ganancia segura. Este comentario, no importndonos si realmente fue

    dicho o no por la reina, nos deja ver la opinin que incluso desde Roma se tiene sobre

    la conquista de Britania y sobre la propia reina.

    Pero seran dos los hechos que realmente provocaran la crisis que finalmente

    concluyera en el levantamiento de los britanos y el alzamiento de Boudica como su

    lder.

    Por un lado, en el ao 60 a.C. Paulino lanz un ataque sobre Anglesey, que ante la

    sorpresa y descoordinacin de los britanos, acab en masacre, en parte en contra de los

    ritos y sacrificios llevados a cabo por los britanos en los bosques de la isla.

  • 10

    Pero en el otro extremo de Britania, haba muerto Prasutagus, quien en su testamento

    reparta el territorio y los bienes entre sus hijas y el emperador romano, pues as crea

    que asegurara el futuro de su reino.

    Unos das antes de que se hiciera pblico el testamento, los icenos recibieron una visita

    de los emisarios del procurador imperial Cato Deciano. Igual que la tarea de Suetonio

    era la de supervisar los asuntos militares y legales de Britania, Deciano se encargaba de

    los asuntos financieros referentes al fisco imperial.

    Lo que pas entonces es incierto. Una de las interpretaciones es que o bien los romanos

    malinterpretaron a propsito las intenciones de Prasutagus y consideraron que las

    tierras de los icenos haban pasado a ser propiedad romana, o bien creyeron que los

    trminos del testamento les concedan una considerable libertad de eleccin. Otra

    posibilidad es que la viuda del rey no consiguiera reunir la cantidad de dinero

    suficiente para pagar la deuda que Prasutagus haba contrado con el filsofo Sneca.

    Fuera lo que fuera el resultado queda reflejado a la perfeccin en palabras de Tcito:

    Prasutago, rey de los icenos, muy esclarecidos por sus grandes riquezas, haba en su

    testamento dejado por herederos a Csar y a dos hijas suyas, parecindole que con esta

    demostracin de amor para con el prncipe aseguraba el reino y su casa de toda injuria. Mas

    salile tan al revs, que por esta misma causa los centuriones destruyeron el reino, y los

    esclavos saquearon su casa como si fueran despojos de enemigos. Y antes de esto, la reina

    Boudicea, su mujer, haba sido azotada, y violadas sus hijas. Y como si de toda aquella regin

    se hubiera hecho un presente a los romanos, fueron despojados los principales icenos de sus

    antiguas posesiones, y los parientes del rey puestos en el nmero de los esclavos.

    Tcito, Anales, 14.31

    El incumplimiento del testamento y, sobre todo, el trato que se habra dado a la

    reina y a sus hijas agruparon a todos los icenos. Es posible que los patriarcales

    romanos no se dieran cuenta de la influencia que la viuda de Prasutago ejerca

    en su pueblo, quien, incuso segn investigaciones recientes, podra haber sido

    una de las principales sacerdotisas del pueblo, ya que Boudica puede proceder

    del nombre de la diosa cltica Boudiga, y podra darse el caso de que fuese el

    ttulo de su oficio y no su nombre.

  • 11

    Din Casio pone en boca de Boudica un discurso, que aunque inventado, nos

    deja entrever cul era el sentimiento de los britanos con respecto al gobierno

    romano:

    Habr algn trato suficientemente vergonzoso o doloroso que no hayamos sufrido desde

    que los romanos llegaron a Britania? No es cierto que se han apoderado de casi todo lo que

    tenamos, y luego nos han obligado a pagar impuestos hasta por nuestros propios cuerpos, y

    adems poner estos mismos cuerpos al servicio de los romanos para arar y cuidar sus

    campos? Hubiera sido mejor si nos hubieran hecho esclavos de una vez, pues al menos

    hubieran acabado con nuestra obligacin de pagar rescate por nosotros mismos cada ao. O

    mejor an, podran habernos matado de una vez y haber terminado con todo

    Din Casio, Historia, 62.3

    Tan pronto como los icenos se alzaron en armas, los trinovantes hicieron causa

    comn con los rebeldes, y ambas tribus descendieron hacia Camulodunum con

    un propsito comn. Cuando Boudica lanz el ataque contra la ciudad, los

    romanos an no haban preparado ni siquiera una zanja o muralla de defensa.

    La arqueologa muestra que la ciudad fue destruida hasta los cimientos.

    Entre estas cosas, en Camaloduno cay una estatua que all haba de la Victoria, sin

    ninguna causa aparente, vuelta con el rostro en contrario de donde poda venir el enemigo,

    como cediendo y dndole lugar; y las mujeres, llevadas de un furor desatinado, cantaban que

    estaba ya cerca la destruccin de aquellos pesados huspedes. Y el ruido y los bramidos

    espantosos que se oyeron en las casas del ayuntamiento, el eco de terribles aullidos en el

    teatro, y cierta visin o fantasma que se vio en el reflujo del mar, amenazaban la total

    destruccin de aquella colonia.

    Tcito, Anales, 14.32

    Desde all se dirigi el ejrcito hasta Londinium, centro del comercio romano en

    Britania. La primera oposicin romana surge en el trayecto: un joven de la

    familia del general Vespasiano (el que luego ser emperador), Petilio Cerealis,

    acudi confiado al encuentro de Boudica. Sin embargo qued sorprendido al

    descubrir que el apoyo a la reina haba aumentado a lo largo de la marcha,

    superando a su pequeo ejrcito en proporcin de cien a uno, lo que supuso una

    derrota aplastante y la supervivencia de slo un pequeo destacamento de

    caballera.

  • 12

    Mientras tanto, Suetonio Paulino se haba apresurado en llegar a Londinium y

    all descubri que el culpable de todo, el procurador Deciano, haba tomado un

    barco direccin a la Galia. Paulino tuvo que dar la ciudad como indefendible y

    se retir, consciente del castigo que las tropas de Boudica tenan preparado para

    los habitantes de la ciudad.

    Mas Suetonio, con maravillosa constancia, pasando por medio de los enemigos, lleg con la

    gente a Londres, lugar no ennoblecido con el nombre de colonia, aunque harto clebre por el

    concurso de mercaderes y por la abundancia de mantenimientos; donde estando en duda si

    hara all el asiento de la guerra, considerado el poco nmero de soldados con que se hallaba y

    escarmentado en el suceso que tuvo la temeridad de Petilio, determin de salvar las dems

    cosas con dao de una sola ciudad; y sin dejarse vencer de lamentos y llantos de los que le

    pedan ayuda, dio la seal de marchar, no rehusando de recibir en el ejrcito a todos los que

    le quisieron seguir. La gente intil por sexo o por edad, y los que detenidos por la dulzura y

    aficin de la tierra se quedaron en Londres, murieron a manos del enemigo. En la misma

    calamidad cay el municipio Verulamio; porque los brbaros, dejando los castillos y las

    tierras donde haba gente de presidio, saquearon los lugares ms ricos, y puesta en salvo la

    presa, iban alegres la vuelta de los otros ms insignes. Es cosa cierta que en los dichos

    lugares murieron setenta mil personas entre ciudadanos y confederados, pues no habindose

    usado entonces el tomar en prisin, vender o rescatar los presos, no se puso en prctica

    ningn otro gnero de contratacin de buena guerra; todo era muertes, tormentos, fuegos y

    cruces; y anteviendo que haban de padecer el mismo castigo, vengaron las injurias hechas y

    por hacer.

    Tcito, Anales, 14.33

    Aquellos que fueron llevados prisioneros por los britanos se vieron sometidos a todas las

    formas conocidas de atrocidad. La peor y ms bestial atrocidad cometida por sus captores fue

    la siguiente. Colgaron desnudas a las mujeres ms nobles y distinguidas, les cortaron los

    pechos y se los cosieron a las bocas para que pareciese que las vctimas se los coman; despus

    empalaron a las mujeres sobre unos pinchos puntiagudos que les atravesaron todo el cuerpo.

    Todo esto lo hicieron acompandolo con sacrificios, banquetes y comportamientos

    inmorales. No slo en todos los lugares sagrados, sino en particular en la arboleda de

    Andraste. ste era su nombre para Victoria, y la contemplaban con la reverencia ms

    excepcional.

    Din Casio, Historia 62.7

    Por estas descripciones, es evidente que ni britanos y ni romanos consideraban

    aquello una guerra ordinaria. El absoluto odio visceral que los britanos

  • 13

    mostraron hacia sus conquistadores es un testimonio del fracaso del gobierno

    romano de la provincia, incluso reconocido por los historiadores romanos.

    Todo esto no debe llevarnos a suponer que Boudica no fuese ms que la cabeza

    visible de una turba desordenada. Boudica control a las tropas con una

    sorprendente habilidad y se asegur de tomar botn de las zonas conquistadas

    para as financiar su campaa. Adems mantuvo unido a su ejrcito y evit su

    dispersin.

    Se dirigi entonces a Veralamium, que sufri el mismo destino que sus

    anteriores conquistas. Podra haber saciado su sed de venganza, pero la revuelta

    haba adquirido su propia inercia. Al levantarse en armas, los britanos

    abandonaron las cosechas para el ao siguiente, por lo que era necesario

    apoderarse de las provisiones de los graneros romanos. Adems, o expulsaban a

    los romanos para siempre, o acabaran bajo su yugo vengativo.

    MONEDA ACUADA POR BOUDICA

  • 14

    LA BATALLA FINAL

    El ejrcito de Paulino necesitaba la ayuda urgente del de Poenio Pstumo,

    asentado al oeste, pero ste, se negaba a moverse. Los romanos necesitaban

    realmente aumentar su nmero para poder combatir al inmenso ejrcito

    britnico pintado de azul (por el glasto con el que pintaban sus caras antes de la

    batalla).

    Un aspecto importante que Paulino supo aprovechar fue el religioso. Destruy

    los centros religiosos del centro de Britania para atraer a Boudica al campo en el

    que quera luchar. Los romanos se colocaron en un desfiladero con paredes en

    terrazas protegiendo sus flancos y una suave pendiente descendiente delante de

    ellos, mientras detrs tenan un espeso bosque. Esta localizacin era un arma de

    doble filo para el general romano, ya que, si bien los britanos no podan

    rodearlos, tampoco los romanos podan huir. Vencer o morir.

    Los britanos entraron en el campo de batalla en grupos semidesorganizados, en

    torno a sus respectivos jefes locales y se asentaron las mujeres en ltima lnea. Se

    da a conocer por Tcito ahora un discurso de Boudica a sus tropas con el tema

    central de Dame la libertad o mtame, el cual incluye la observacin de que el

    ejrcito britano era tan numeroso que Boudica dud si los soldados romanos

    soportaran slo el clamor y los gritos de guerra. Ella estaba all no slo para

    vengar la violacin de sus hijas y los efectos del ltigo sobre su cuerpo, sino que

    tambin, como todos los britanos, defenda su libertad.

  • 15

    Y Boudicea en el suyo, llevando consigo a sus hijas, segn se iba acercando a las escuadras

    de aquellas naciones, les deca: que no era cosa nueva a los britanos pelear debajo del

    gobierno de mujeres; mas que, sin embargo, quera ella entonces proceder, no como

    descendiente de tan famosos y ricos progenitores, sino vengar como una de las dems

    mujeres del vulgo la libertad perdida, el cuerpo molido a azotes y la virginidad quitada a sus

    pobres hijas; habiendo pasado tan adelante los apetitos desordenados de los romanos, que ni a

    los cuerpos, ni a la vejez, ni a la virginidad perdonaban, violndolo y contaminndolo todo.

    Mas que los dioses favorecan ms a las venganzas justas, como lo mostraba bien la legin

    degollada que se atrevi a pelear. Los dems -deca ella-, o escondidos en sus alojamientos, o

    buscando caminos por donde huir, no sufran el estruendo y vocera de tanto nmero de

    soldados, cuanto y ms el mpetu y las manos. Vosotros, si consideris bien la cantidad de la

    gente de ambas partes y las causas de la guerra, haris resolucin de vencer o morir en esta

    batalla; las mujeres, a lo menos, hecha tenemos esta cuenta. Vivan los varones, si quieren, en

    perpetua servidumbre.

    Tcito, Anales, 14.35

    Del discurso de Paulino, Din Casio y Tcito dan versiones distintas, aunque

    ambos tienen temas comunes sobre los que, indudablemente, insistira este.

    Primero, que sus oponentes slo eran britanos. Segundo, la victoria siempre era

    ms dulce cuando se luchaba con todas las circunstancias en contra.

    No callaba Suetonio en tan gran peligro; el cual, aunque confiaba mucho en el valor de sus

    soldados, no por eso dejaba de mezclar exhortaciones y ruegos, incitndolos a

    quemenospreciasen las vanas y resonantes amenazas de aquellos brbaros; mostrndoles

    cmo haba entre ellos mayor nmero de mujeres que de juventud; que era gente vil,

    desarmada y muchas veces vencida. Cedern sin duda -deca l- en viendo las armas y el

    valor de los vencedores. Hasta en los ejrcitos de muchas legiones son pocos los que

    desbaratan al enemigo; y nosotros aadiremos esto ms a nuestra gloria, si con este poco

    nmero que somos ganamos fama como de ejrcito entero. Advirtiles que procurasen ir bien

    cerrados, y de que en habiendo arrojado los dardos, continuasen la matanza con las espadas,

    cubrindose bien con los escudos, sin acordarse de la presa, pues ganada la victoria haba de

    ser todo suyo. Segua a las palabras del capitn tal ardor en la gente, y estaban tan

    apercibidos y dispuestos a arrojar los dardos aquellos soldados viejos y experimentados en

    tantas peleas, que Suetonio, seguro de tener buen suceso, dio al punto la seal de la batalla.

    Tcito, Anales, 14.35

    Es tambin gracias a los datos de estos dos autores gracias a los que podemos

    hacernos una idea aproximada de la batalla. Al parecer, los romanos arrojaron

  • 16

    primero sus lanzas pesadas (pila) y luego golpearon a los desorganizados

    britanos antes de que pudieran prepararse para su propio ataque. El ejrcito

    romano mantuvo su inercia ayudado por la caballera, que carg all donde era

    ms tenaz la resistencia del enemigo. Los ejrcitos britanos no funcionaban bien

    en las maniobras de repliegue y el descontrol provocado por los desertores que

    chocan con los carromatos de mujeres y nios hizo del espacio que ocupaban las

    tropas britanas una ratonera que iba empequeecindose a medida que el

    ejrcito romano avanzaba. Los britanos necesitaban espacio para manejar sus

    lanzas y blandir correctamente sus espadas, mientras que los romanos

    combatan en formacin cerrada y usaban espadas cortas. Para ellos un campo

    de batalla congestionado era ms una oportunidad que un problema. Los

    guerreros britanos fueron masacrados, y tras ellos tambin sus esposas e hijos.

    La rebelin haba terminado.

    A continuacin, los ejrcitos se aproximaron el uno al otro, los brbaros con un gran

    estruendo de gritos y amenazadoras canciones de guerra, y los romanos en silencio y en

    orden hasta que se encontraron al alcance de las jabalinas de sus enemigos. Entonces,

    cuando stos todava avanzaban andando, los romanos dieron orden de cargar. Echaron a

    correr y golpearon de lleno al enemigo con tal fuerza que rompieron fcilmente sus lneas.

    Dada la cantidad de hombres con que contaba el enemigo, enseguida se vieron rodeados por

    todas partes y la lucha se llev a cabo en todas partes a la vez. Los combates fueron muy

    diversos. Los escaramuzadores se enfrentaban a los escaramuzadores, la infantera ligera lo

    haca contra enemigos armados de manera similar, mientras que la caballera combata

    contra la caballera. Otro de los enfrentamientos coloc a los arqueros romanos contra los

    carros brbaros. Estos intentaron alzar sus carros contra los romanos y se lanzaron

    desordenadamente al ataque, slo para verse obligados a retroceder ante las flechas que les

    arrojaban, pues los guerreros de carros combatan sin armadura. Aqu un jinete abata a

    unos soldados a pie, all una tropa de infantera derribaba a un jinete. Algunos romanos

    intentaban avanzar contra los carros en formacin cerrada, y otros eran dispersados por

    estos; algunas veces los britanos trataban de rodear a los arqueros y derrotarlos, mientras

    que otras huan fuera del alcance de sus flechas.

    Din Casio, Historia 62.12

    Boudica sobrevivi a la batalla, pero su tiempo ya haba pasado. Las masacres

    de Comulodunum, Londinium y Veralamium haban sellado su destino, y no se

    hubiera rendido ni siquiera si le hubieran ofrecido clemencia. Al contrario, se

  • 17

    retir a su tierra natal y all se suicid con veneno. Poco sabemos sobre qu le

    pas a sus hijas, pero probablemente murieron con ella.

    En cuanto a los icenos que sobrevivieron a la batalla, no lo hicieron a las

    consecuencias. Los romanos devastaron sistemticamente todos los pastos y

    terrenos y adems, al no haber sembrado ese ao, muchos murieron de hambre.

    Los que no lo hicieron, pasaron por la espada romana o fueron convertidos en

    esclavos.

    Poco despus Paulino fue sustituido, y sabiamente, las autoridades romanas se

    embarcaron en una poltica de paz y reconstruccin que inclua la recomposicin

    de sus relaciones con las lites britanas que necesitaban para mantener su

    gobierno.

  • 18

    Y QU PAS DESPUS?

    En los posteriores siglos, la historia de

    Boudica fue olvidada por casi todos. Ya en

    el siglo XVI los historiadores, unidos al

    deseo de la reina Isabel I de promover el

    concepto de una reina noble y guerrera,

    rescataron la figura de la esposa del

    monarca Prasutagus. Pero sera en el siglo

    XIX se record que el nombre de Boudica significaba victoria, y que la reina de

    los icenos comparta el nombre de Victoria con la reina que gobern un imperio

    ms vasto incluso que el de Roma. Se olvidaron los salvajes hbitos de las

    masacres y torturas generalizadas de la reina guerrera, y se convirti en una

    herona nacional. Actualmente, una estatua suya, triunfante en su carro. Se alza

    junto al Tmesis en Londres, irnicamente, la ciudad que redujo a cenizas.

    Despus de este primer acto de reconocimiento, se sucedieron ms. Boudica se

    convirti en un smbolo no slo de la independencia y el podero de Gran

    Bretaa, sino tambin del movimiento feminista que a finales del XIX y sobre

    todo durante el siglo XX se desarroll en todo el mundo occidental, al poner en

    jaque al Imperio romano y adems al unir por vez primera a las tribus icenas en

    contra de un enemigo comn.

    Una mujer de estas caractersticas, como es normal,

    provocara pasiones y el inters de las generaciones

    venideras, haciendo posible la profusin de diversas

    obras, documentales, novelas e incluso series de

    televisin que trataran directa o tangencialmente la vida

    de la reina guerrera. Incluso Mel Gibson intentara hacer

    una adaptacin al cine de la vida de Boudica tras la

    propuesta de cine independiente coproducida por

    Rumana y Reino Unido en 2003, Boudica.

  • 19

    Por otro lado, con un presupuesto un poco ms

    elevado, se produce el documental del Canal de

    Historia del mismo nombre, donde se recoge la

    vida de la guerrera desde su infancia hasta su

    suicidio tras la batalla contra Suetonio Paulino. En

    este reportaje se aaden tambin algunos

    comentarios de acadmicos que contextualizan los

    hechos de la reina y que nos ponen en disposicin

    de comprender un poco mejor la rebelin icena.

    Anteriormente hemos dicho que Boudica y la

    rebelin de Britania son tratados de manera

    tangencial en otros recursos, como en la famosa

    serie inglesa Yo, Claudio, en la que el emperador

    relata su vida desde los tiempos de su abuelo

    Augusto hasta s mismo, pasando, como es lgico

    por la conquista de Britania, uno de los

    acontecimientos ms relevantes en el gobierno del

    emperador tartamudo. Ya desde el segundo

    captulo de la miniserie se hacen alusiones a lo difcil de la conquista de la isla,

    referenciando a las primeras expediciones de Csar y afirmando que el pueblo

    britano es indmito. En el captulo doce, se hablara de la direccin por parte de

    Claudio de la conquista de Britania, y sobre todo, esta serie servira como

    contextualizacin para entender lo que suceda en Roma al tiempo en que

    Britania era conquistada y en que se rebelaba contra la metrpoli.

    Y no slo veramos a Boudica en la televisin, sino que un personaje como

    nuestra reina, habra dado alas a la imaginacin de ms de un escritor de

    novelas histricas, mejor o peor documentados. Un buen ejemplo de la aparicin

    de Boudica en este gnero, precisamente por su buena documentacin (ya que se

    basa en los textos clsicos), es la obra de Alan Gold, Warrior King, conocida en

    nuestro pas como El imperio de la Reina. En esta obra observamos la vida de

  • 20

    Boudica desde su infancia, pasando por su

    matrimonio con Prasutagus y el alzamiento, hasta su

    muerte. Pero en este caso, tambin se centra en los

    entresijos de la corte imperial, dando muestra del

    inters que tiene el autor por la contextualizacin de

    su obra y por ofrecer datos bien documentados. Tanto

    es as, que da al principio de la misma una

    bibliografa especfica entre la que se encuentran las

    obras de Tcito y Din Casio.

    En definitiva vemos que Boudica, aun siendo un personaje del que no se sabe

    demasiado en primera instancia, se ha convertido en un dolo de masas y en el

    referente para muchas mujeres. Parece que quedaron atrs aquellas masacres y

    sacrificios, ensalzndose los aspectos positivos de la reina, tales como su

    capacidad de mando, su arrojo y sus principios.

    Boudica, la mujer que puso en tela de juicio la poltica expansionista del Imperio

    Romano, la mujer que uni al pueblo de Britania, y la mujer que muri

    precisamente por ese pueblo al que no pudo salvar.

  • 21

    BIBLIOGRAFA

    AUTORES CLSICOS

    PUBLIO CORNELIO TCITO.: Los Anales

    PUBLIO CORNELIO TCITO.: Vida de Julio Agrcola

    DIN CASIO.: Historia

    BIBLIOGRAFA ESPECFICA

    MATYSZAK, P.: Los Enemigos de Roma. Madrid : Obern, 2005

    VELASCO, M.: Breve Historia de los Celtas. Madrid : Nowtilus, 2005

    NOVELAS

    GOLD, A.: El Imperio de la Reina. Madrid : Via Magna, 2006

    PELCULAS, SERIES Y DOCUMENTALES

    PULMAN, J.: Yo Claudio. UK : BBC, 1976. Basada en la novela homnima de

    Robert Graves

    DAVID M. FRANK.: Boudica. USA : History Chanel, 2006

    ANDERSON, B.: Boudica. Rumana-UK : 2003