Bullicio Junto Al Trono

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Bullicio junto al trono por Analía Duvivier « Y miré, y oí la voz … de los seres vivientes, … y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza» (Apoc. 5:11-12). «… oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos» (Apoc. 5:13). «Y cantaban un nuevo cántico, diciendo: … tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra» (Apoc. 5:9-10). «… Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos» (Mat. 19:14). Mi oración por los niños Mi Señor y mi Dios: En estos últimos días releí estas palabras tuyas. Sin pretenderlo, mientras buscaba un mensaje para mí, me topé con ellas. No puedo apartar esas frases de mis pensamientos. Vuelven a mi mente una y otra vez. Están llenas de fuego, de pasión; parecen encender mi corazón. ¿Padre amado, qué quieres de mí? Entonces volví a escuchar tu llamado − ardiente, ineludible, apasionado−, que me impulsa a salir a buscar a los niños que desfallecen sin ti en las calles de todas las ciudades y que me inspira a hablarles de ti. Tu llamado es siempre cautivante, irresistible, ineludible. Tengo que ir, tengo que buscarlos y guiarlos a ti, mi amado Salvador. Que los niños se deleiten en ti como lo hago yo, que te conozcan desde los primeros años de su vida como me sucedió a mí. Que sean bendecidos desde pequeños… ¡como lo fui yo! Gracias, Señor porque en tu enorme misericordia me hiciste nacer y crecer en un hogar lleno de tu presencia. Sé que no queda mucho tiempo. Pronto llega el grandioso día en que iremos a vivir contigo. ¡No puedo imaginar cómo será ese momento sublime! Mi trabajo entre los niños habrá terminado. Sin embargo, Señor, quisiera me concedas un último deseo, un anhelo profundo que hace arder mi corazón de emoción. Pido que en tu gracia me otorgues, Papá, guiar por las calles del cielo a montones incontables de niños y llevarlos ante tu presencia. Y allí verlos arrodillarse a tus pies, adorando al único que es digno de toda nuestra adoración. Ansío entonces, Señor, que me tomes de la mano y me lleves a un lugar desde donde

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  • Bullicio junto al tronopor Anala Duvivier

    Y mir, y o la voz de los seres vivientes, y su nmero era millones de millones, que decan a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabidura, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza (Apoc. 5:11-12).

    o decir: Al que est sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos (Apoc. 5:13).

    Y cantaban un nuevo cntico, diciendo: t fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nacin; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes y reinaremos sobre la tierra (Apoc. 5:9-10).

    Dejad a los nios venir a m, y no se lo impidis; porque de los tales es el reino de los cielos (Mat. 19:14).

    Mi oracin por los nios

    Mi Seor y mi Dios:En estos ltimos das rele estas palabras tuyas.

    Sin pretenderlo, mientras buscaba un mensaje para m, me top con ellas. No puedo apartar esas frases de mis pensamientos. Vuelven a mi mente una y otra vez. Estn llenas de fuego, de pasin;

    parecen encender mi corazn. Padre amado, qu quieres de m?Entonces volv a escuchar tu llamado

    ardiente, ineludible, apasionado, que me impulsa a salir a buscar a los nios que desfallecen sin ti en las calles de todas las ciudades y que me inspira a hablarles de ti. Tu llamado es siempre cautivante, irresistible, ineludible.

    Tengo que ir, tengo que buscarlos y guiarlos a ti, mi amado Salvador. Que los nios se deleiten en ti como lo hago yo, que te conozcan desde los primeros aos de su vida como me sucedi a m. Que sean bendecidos desde pequeos como lo fui yo! Gracias, Seor porque en tu enorme misericordia me hiciste nacer y crecer en un hogar lleno de tu presencia.

    S que no queda mucho tiempo. Pronto llega el grandioso da en que iremos a vivir contigo. No puedo imaginar cmo ser ese momento sublime! Mi trabajo entre los nios habr terminado. Sin embargo, Seor, quisiera me concedas un ltimo deseo, un anhelo profundo que hace arder mi corazn de emocin. Pido que en tu gracia me otorgues, Pap, guiar por las calles del cielo a montones incontables de nios y llevarlos ante tu presencia. Y all verlos arrodillarse a tus pies, adorando al nico que es digno de toda nuestra adoracin. Anso entonces, Seor, que me tomes de la mano y me lleves a un lugar desde donde

  • pueda apreciar cada detalle de ese espectculo magnfico.

    Quiero ver ese da a millones de millones de nios entre la multitud, corriendo en torno al trono del gran Dios. Nios que salten por aqu y por all, que jueguen y se cuelguen de tu cuello, que te abracen rodendote con sus pequeos bracitos y te apretujen con todas sus fuerzas. Quiero ver tu rostro, tus manos y tus pies, Seor, humedecidos por tanto beso afectuoso de nios y nias expresndote todo su amor. Quiero escuchar el ensordecedor bullicio proveniente de infinidad de pequeas gargantas que proclaman su adoracin a los cuatro vientos. Quiero ver sus saltos, sus danzas, sus explosiones de alegra, vivando a su Salvador.

    Quiero que estn todos los nios. Que no falte ni uno! Que estn los nios pobres y los ricos, los enfermos y los sanos, los inteligentes y los menos dotados, los nios especiales, los sufrientes y los felices, los carentes de educacin y los educados, los abandonados y los protegidos, los limpios y los sucios, los malos y los buenos. Que estn all todos los nios de mi familia, los de mis amigos, los de mis seres queridos. Que estn todos los nios de mis hermanos en la fe, los de mi manzana, de mi barrio, de mi ciudad, de mi pas. Que estn los nios de toda raza, lengua, pueblo y nacin. Absolutamente todos.

    Quiero haber tenido algo que ver con tanto nio presente all en el cielo.

    Te necesito, mi Seor, para lograrlo.

    Necesito tu uncin, tu poder, tu autoridad, tu sabidura, tus fuerzas, tu victoria, tu gua. Necesito tus palabras en mi odo instruyndome; tu presencia en m llenndome. Necesito que vuelvas a levantarme cuando mis fuerzas y mi nimo decaigan, cuando las cosas no resulten como espero. Necesito de ti para hacer la obra que me has encomendado. Te necesito, Seor. Sin ti, no puedo. Sola no me animo y no es posible.

    Preprame para que cada da dedique mi tiempo a buscarlos, para que destine mis fuerzas y todo mi ser, no importa que los aos pasen y se me vaya la vida. Quiero permanecer fiel en clamar por los nios durante horas, y en apartar con generosidad y responsabilidad mi ofrenda para extender tu reino entre los pequeos.

    Transfrmame, para que los deje venir a ti con mis palabras, mis actitudes, mi ejemplo y mi enseanza. Que con mis palabras, y aun sin ellas, los nios que me rodean puedan conocerte a ti. Deseo aprovechar cada oportunidad sin dejar pasar ninguna de hablarles, hacer cosas por ellos y amarlos, demostrndoles tu amor.

    Sopla en m tu aliento de vida otra vez para que pueda soplarlo en los nios; para inspirarlos y atraerlos hacia ti; para ensearles a amarte por sobre todo y todos; para que slo quieran alabarte y adorarte.

    Que no los menosprecie, que no los tenga en poco, que no los ignore. Que no sea piedra de tropiezo, que nada de lo que haga les impida llegar a ti!

  • Cuando est en tu divina presencia en el cielo me rendir a tus pies y permanecer largo rato postrada, mi amado, en adoracin. Y quiero decirte: Ac estn, Seor, los nios que me has encomendado, no falta ninguno. Or por ellos, los busqu, les habl de ti, les indiqu el camino, les mostr cmo eras, les ense a amarte y aqu estn, estos son. Esta es mi ofrenda para ti, Seor.

    Hoy, Pap del cielo, te doy gracias, mil gracias! porque en este da me has dado una nueva oportunidad y otro nio a quien mostrarle tu amor. Dmela maana otra vez y tambin pasado. Llvame hacia otros nios que te necesitan, abre mis ojos para que pueda verlos, mis odos para escucharlos, mi boca para hablarles de ti. Dame de tu compasin.

    Llama a mis hermanas de todo el mundo, pon tu fuego en sus corazones, revstelas con tu Santo Espritu, dales tus dones para llevar a todos los nios a tus pies. Dulce Espritu de Dios que amas a los nios, derrmate en cada hija tuya recubrindola de ti. Que cada vez seamos ms y ms los consagrados a buscar a los nios que, junto a nosotros, te brinden eterna adoracin. Cumple tu propsito en cada uno, cumple tu propsito en m.

    En el nombre del Seor Jess, mi amado Salvador, la razn de mi vida. Amn.

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