Burbuja Especulativa

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Una burbuja especulativa de naturaleza financiera o económica es un fenómeno que se produce en los mercados, en buena parte debido a la especulación, que se caracteriza por una subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del producto. El proceso especulativo lleva a nuevos compradores a adquirir con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, lo que provoca una espiral de subida continua y alejada de toda base factual. El precio del activo alcanza niveles muy altos hasta que llega un punto que no es posible realizarse dicha compra, lo que hace que la burbuja acaba estallando, los agentes económicos venden masivamente intentando evitar pérdidas, provocando una caída repentina y brusca de los precios, llevándolo a precios muy bajos, incluso inferiores a su nivel natural, dejando tras de sí una inmensa cantidad de deudas, grandes pérdidas y demás malestares. El caso más reciente, y por el que aún no ha logrado recuperarse la economía mundial, fue el estallido de la inmobiliaria en EE.UU., que provocó la quiebra de Lehman Brothers y otros bancos de ese país, por lo que se tuvo que responder con millonarios rescates para evitar el contagio y el colapso del sistema financiero internacional. Las burbujas económicas pueden llegar a ser muy nocivas porque conllevan una asignación inadecuada de recursos, destinándose una buena parte de ellos a fines casi que de envite: la alimentación de la burbuja. Pero además, el colapso con el que finaliza la burbuja económica puede destruir una gran cantidad de riqueza y producir un malestar continuado, como ocurrió con la llamada tulipomanía holandesa, la gran depresión estadounidense de la década de los 30 en el siglo XX, la burbuja inmobiliaria en Japón en los años 1990 y la reciente crisis financiera originada en EE.UU. a finales de 2007 y que salpicó con fuerza a Europa y al resto del mundo. Este fenómeno fue ampliamente estudiado por Hyman Minsky, economista estadounidense, que las vinculó al crédito, a las innovaciones tecnológicas y a las variaciones de las tasas de interés. Se ha propuesto que las burbujas pueden ser racionales, intrínsecas y contagiosas. A la fecha, para muchos, no existe una teoría ampliamente

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Una burbuja especulativa de naturaleza financiera o económica es un fenómeno que se produce en los mercados, en buena parte debido a la especulación, que se caracteriza por una subida anormal y prolongada del precio de un activo o producto, de forma que dicho precio se aleja cada vez más del valor real o intrínseco del producto.

El proceso especulativo lleva a nuevos compradores a adquirir con el fin de vender a un precio mayor en el futuro, lo que provoca una espiral de subida continua y alejada de toda base factual. El precio del activo alcanza niveles muy altos hasta que llega un punto que no es posible realizarse dicha compra, lo que hace que la burbuja acaba estallando, los agentes económicos venden masivamente intentando evitar pérdidas, provocando una caída repentina y brusca de los precios, llevándolo a precios muy bajos, incluso inferiores a su nivel natural, dejando tras de sí una inmensa cantidad de deudas, grandes pérdidas y demás malestares.

El caso más reciente, y por el que aún no ha logrado recuperarse la economía mundial,

fue el estallido de la inmobiliaria en EE.UU., que provocó la quiebra de Lehman Brothers

y otros bancos de ese país, por lo que se tuvo que responder con millonarios rescates para

evitar el contagio y el colapso del sistema financiero internacional.

Las burbujas económicas pueden llegar a ser muy nocivas porque conllevan una asignación inadecuada de recursos, destinándose una buena parte de ellos a fines casi que de envite: la alimentación de la burbuja. Pero además, el colapso con el que finaliza la burbuja económica puede destruir una gran cantidad de riqueza y producir un malestar continuado, como ocurrió con  la llamada tulipomanía holandesa, la gran depresión estadounidense de la década de los 30 en el siglo XX, la burbuja inmobiliaria en Japón en los años 1990 y la reciente crisis financiera originada en EE.UU. a finales de 2007 y que salpicó con fuerza a Europa y al resto del mundo.

Este fenómeno fue ampliamente estudiado por Hyman Minsky, economista estadounidense, que las vinculó al crédito, a las innovaciones tecnológicas y a las variaciones de las tasas de interés.

Se ha propuesto que las burbujas pueden ser racionales, intrínsecas y contagiosas. A la fecha, para muchos, no existe una teoría ampliamente aceptada que explique su ocurrencia. Si bien lo que causa las burbujas sigue difuso, existe evidencia que sugiere que no son causadas por racionalidad limitada o supuestos sobre la irracionalidad de otros. Se ha mostrado que las burbujas aparecen, incluso, cuando los participantes del mercado son capaces de poner precios a los bienes de

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manera correcta. Igualmente aparecen cuando la especulación no es posible o cuando está ausente el exceso de confianza.

La estructura básica de una burbuja especulativa se puede dividir en cinco fases: 1) Sustitución: incremento del valor de un activo; 2) Despegue: compras especulativas (comprar ahora para vender a futuro a un precio mayor y obtener una utilidad); 3) Exuberancia; 4) Etapa crítica: comienzan a escasear los compradores, algunos comienzan a vender; y  5) estallido (colapso).

El caso más reciente, y por el que aún no ha logrado recuperarse la economía mundial, fue el estallido de la inmobiliaria en EE.UU., que provocó la quiebra de Lehman Brothers y otros bancos de ese país, por lo que se tuvo que responder con millonarios rescates para evitar el contagio y el colapso del sistema financiero internacional. 

La burbuja se generó en torno a las hipotecas de alto riesgo, dirigidas a clientes con un riesgo elevado de impago, por lo que su tasas de interés era más alto y comisiones bancarias más gravosas. Ante la creciente demanda por estos créditos, y debido a que la deuda puede ser objeto de una transacción mediante compra de bonos o titularizaciones de crédito, se generaron varios instrumentos sintéticos basados en estas hipotecas que se negociaron en todo el mundo. Por el alza constante de las tasas de interés y aumento de las cuotas de los créditos, la morosidad se disparó y conllevó a numerosas ejecuciones de las deudas. Al estallido de la burbuja inmobiliaria, siguieron quiebras y nacionalizaciones de bancos por todo el mundo, rescates de los organismos internacionales a economías periféricas, grandes pérdidas en los mercados bursátiles y la recesión en las economías desarrolladas.

Ello fomentó altas tasas de desempleo y un deterioro  en la calidad de vida en varios países, principalmente de Europa, debido a la implementación de duras medidas de austeridad para hacerse acreedores a rescates financieros. Uno de los países europeos más afectados ha sido España, cuyas consecuencias del estallido de la burbuja inmobiliaria hispana se acrecentaron ante una menor liquidez del sistema financiero, causando deterioro a la salud económica ibérica.

Los entes regulatorios de los sistemas financieros y demás superintendencias de actividades económicas pueden reducir y evitar los riesgos de la formación de burbujas mediante sistemas de gestión preventiva de alerta temprana, dando mayor transparencia a lo mercados y asegurando un marco de prácticas de buen gobierno corporativo con responsabilidad, sistema donde quedan eliminados los senderos de las ineficiencias en los mercados corrigiendo las asimetrías de las que algunos actores sacan un provecho doloso.

En  los mercados de las materias primas commodities las burbujas financieras igualmente están presentes. Vemos el impacto de las perspectivas del crecimiento económico de China en metales como el cobre y hierro, o apreciamos los cambios sustantivos en los precios de los hidrocarburos cuando se exacerban las tensiones en los países productores del Oriente Medio. Ello nos lleva a inferir sobre la importancia estratégica para los países altamente dependientes de pocos rublos de ampliar el portafolio de productos exportables, preferiblemente enfatizando

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nuevos servicios y productos de mayor valor agregado pues, en definitiva, las costos asociados de los estallidos de estas burbujas finalmente son trasladados perversamente a los ciudadanos y de ellos, lamentablemente, quienes llevan su mayor peso son los depauperados.

Burbuja especulativaGutiérrez Fernández, Milagros

I. CONCEPTO

Una burbuja especulativa (también llamada burbuja económica, burbuja financiera, burbuja de

mercado o manía especulativa) es un fenómeno económico consistente en el incremento

desproporcionado del precio corriente de algún activo o producto, de forma que dicho precio

se aleja sustancialmente del valor teórico del mismo. Esta situación surge principalmente

como consecuencia de la especulación, de ahí el nombre de burbuja especulativa, y se

mantiene hasta que finaliza la euforia y se produce un cambio en las expectativas de los

inversores, que pierden la confianza en el mercado. Lo cual genera un período de pánico

financiero en el que los agentes corren a vender lo adquirido con el objetivo de minimizar sus

pérdidas o de obtener beneficios, logrando con su actitud una caída repentina y brusca de los

precios del objeto de la especulación, que en determinadas circunstancias puede ocasionar un

crac, destruyendo gran cantidad de riqueza y produciendo un malestar continuado.

El funcionamiento de las burbujas puede resumirse, por consiguiente, de la siguiente forma:

se produce un incremento de precios como consecuencia de la especulación, que lleva a los

inversores a adquirir el objeto en cuestión con la intención de venderlo en un futuro por un

mayor valor. El precio aumenta hasta tal punto que los inversores esperan que se produzca

una fuerte corrección del mismo a la baja y siguiendo sus expectativas llega un momento en el

que la burbuja estalla, trayendo consigo una disminución del precio por debajo de su valor

intrínseco.

1. La racionalidad y las burbujas

Las burbujas especulativas se alimentan de la creencia de los inversores en el eterno

crecimiento, en la “invencibilidad” de la economía. Pensamiento irracional acrecentado por la

histeria colectiva, que lleva a los individuos a realizar acciones arriesgadas, que en otras

circunstancias jamás realizarían.

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De este modo, aunque la teoría económica presupone que los hombres son seres racionales,

el comportamiento de los mismos en las burbujas especulativas demuestra su falta de

racionalidad, al dejarse arrastrar por la colectividad hacia la especulación.

2. La especulación

Es un fenómeno económico que ha estado presente a lo largo de la historia del capitalismo.

Surge cuando los agentes compran determinados activos o productos con la expectativa de

que su precio subirá y podrán venderlo posteriormente más caro, obteniendo beneficios

gratuitos. La especulación es considerada una profecía autocumplida, pues al creer los

compradores que el precio de un determinado activo va a subir, lo adquieren, provocando un

incremento en la demanda, que trae como consecuencia un aumento en el precio del objeto

de la especulación, que deja de ser una señal eficiente de la escasez del mercado.

El exceso especulativo, también denominado manía especulativa, concluye en numerosas

ocasiones en crisis, crac o pánico, con las terribles consecuencias que esto conlleva. Por lo

que para que se repita otro episodio especulativo debe pasar el tiempo necesario para que los

inversores recuperen la ilusión perdida tras el crac y estén dispuestos a especular de nuevo.

a) Objetos de la especulación

Cualquier activo o producto puede ser objeto de especulación, basta con que parezca nuevo y

sea lo suficientemente atractivo. Una vez que los especuladores entran en acción, el precio de

dicho objeto comienza a aumentar, lo que atrae a nuevos compradores, que a su vez

determinan una nueva alza en el precio. Comienza así una espiral alcista de precios que

finaliza cuando, viendo agotadas sus posibilidades de beneficio, los especuladores se retiran

del mercado precipitadamente.

b) Factores que inciden en el potencial especulativo de un bien

La lista de los objetos de especulación es muy larga, prácticamente cualquier bien puede ser

víctima de la misma. Sin embargo, existe una serie de factores clave que puede influir en la

formación de burbujas en torno a un bien. Entre los que cabe destacar los siguientes.

- La posibilidad de almacenamiento y el coste del mismo: Cuanto más fácil y menos costoso

sea el almacenaje de un bien, más posibilidades habrá de que se formen burbujas alrededor

del mismo, pues los especuladores tendrán menos prisa por venderlo. - La velocidad de producción: Es decir, la capacidad de respuesta que tenga la oferta ante

posibles incrementos de la demanda. Si ésta es lenta será más probable que se especule con

dicho bien. - La existencia de productos sustitutivos reduce las posibilidades de formación de una burbuja,

pues el sentimiento de escasez del bien en el mercado será menor. - Los bienes raros y los ilegales son los más propensos a ser objetos de especulación, pues

ambas características incrementan el atractivo de los mismos.

II. FASES DE LA BURBUJA ESPECULATIVA

La burbuja especulativa se desarrolla en dos fases fundamentales. Existe una primera fase

ascendente, en la que la entrada de especuladores provoca que el activo objeto de

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especulación se revalorice continuamente como consecuencia del exceso de demanda, dando

lugar a la euforia de los mercados. La segunda fase es descendente, y se inicia cuando los

especuladores se retiran, provocando un exceso de producción y una espiral bajista de

precios, que caen por debajo del valor intrínseco del activo.

Entre los estudiosos de las burbujas especulativas, es destacable Hyman Minsky, que formuló

un modelo explicativo de las mismas. Éste se puede resumir como un modelo basado en la

especulación y la expansión del crédito, que da lugar al agotamiento financiero y que concluye

generalmente con el pánico y el crac.

Para entender mejor este proceso, es recomendable analizar cada una de las etapas que

constituyen una burbuja especulativa.

1. Inicio de la burbuja

En esta fase, se produce un desplazamiento de la demanda hacia una clase particular de

activo, que crea expectativas de escasez del bien y de ascenso de precios. De modo que se

va a producir un recalentamiento del mercado que atrae a especuladores, los cuales acuden

al mismo al avistar posibilidades de beneficio. La acción de los especuladores hará que el bien

escasee más y que su precio se eleve, atrayendo a nuevos especuladores, produciéndose

entonces una espiral alcista de precios.

La causa del desplazamiento que origina la burbuja especulativa puede ser cualquier

acontecimiento externo, siempre que éste tenga la suficiente fuerza como para alterar el

panorama económico, creando oportunidades de beneficio.

2. Auge de la burbuja

A medida que los individuos ven a otros obtener copiosos beneficios, fruto de compras y

reventas especulativas, tienden a hacer lo propio, no atender a su racionalidad y seguir a la

colectividad enriquecida, iniciándose así el episodio eufórico.

En este período se realizan masivas compras especulativas con el único objetivo de obtener

un beneficio de la venta. Los inversores se separan de la conducta normal y racional hasta el

punto que cualquier opinión que ponga en duda o sea contraria a la burbuja es condenada

duramente. Así, esta etapa eufórica está protegida por quienes participan en ella, que tratan

de justificar las circunstancias que los están enriqueciendo.

Cuando la euforia se da de una manera excesiva y se sale de lo racional, podemos hablar de

manías especulativas.

El exceso de euforia conduce a la sobrenegociación, que consiste en emplear el objeto de

especulación para generar más riqueza, en lugar de darle el uso que se debería. Ésta puede

ser de varios tipos:

- La de reventa: Consiste en comprar un bien para venderlo después a un precio superior.

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- La de sobrevaloración en los beneficios: Las empresas incrementarán su producción a la

espera de obtener grandes beneficios. - La de apalancamiento excesivo: Consiste en comprar bienes sin pagarlos en su totalidad,

con la expectativa de que se incrementará el precio del activo, con lo que podrá pagarse el

mismo; sin embargo, si no se cumplen las expectativas se producirá un sustancial aumento de

las deudas, siendo el apalancamiento una de las posibles causas desencadenantes del crac.

A medida que el precio sigue subiendo, los compradores empiezan a disminuir, provocando

una reducción en el mismo. Comienza así una etapa crítica en la que los inversores empiezan

a tomar consciencia de la situación y el mercado es muy vulnerable a cualquier noticia.

3. Fin de la burbuja

Una vez alcanzadas las tasas máximas de precios, habrá un momento en el que culmine la

burbuja. Éste comienza cuando algunos inversores deciden venderlo todo, experimentándose

una especie de agotamiento del mercado. En ese momento, y como consecuencia de

cualquier noticia, se produce un cambio en las expectativas de beneficio que se traduce en

una reducción de los precios.

Se experimenta entonces una revulsión hacia los activos o productos tan deseados

anteriormente, que desencadena una espiral bajista de precios y un deseo irrefrenable de

obtener liquidez mediante la venta del objeto de especulación o el reembolso de la deuda.

Comienza así un período de depresión financiera, que tiene como causa fundamental la

pérdida de confianza en el mercado.

La depresión financiera tiene una duración oscilante, desde días hasta años, y puede finalizar

con un pinchazo de la burbuja o con una explosión de la misma. El que se presente un

escenario u otro va a depender de varios factores:

- De la rapidez con la que los especuladores abandonen el mercado. - De la gravedad de los problemas generados por la burbuja. - De las expectativas de los agentes y su grado de información.

a) Pinchazo de la burbuja

Es el mejor escenario que se puede presentar como colofón de la burbuja. Los especuladores

abandonan el mercado de forma lenta y progresiva y los consumidores van accediendo a él,

de forma que los precios se van reduciendo poco a poco y se recupera el poder adquisitivo.

Los agentes confían en la capacidad del mercado para reactivar la economía, por lo que, el

mercado vuelve a la normalidad sin haber experimentado graves consecuencias negativas,

aparte de la lógica desaceleración de la actividad económica y el reajuste del sector o

sectores afectados, que deberá reducir su producción y proceder al desempleo de numerosos

trabajadores. Sin embargo, como consecuencia del dinamismo de otros sectores, que no se

han visto afectados por la euforia especulativa, este impacto negativo es absorbido, y los

trabajadores vuelven a ser contratados rápidamente.

b) Explosión de la burbuja

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Esta situación tiene catastróficas implicaciones para la economía. Surge como consecuencia

de una pérdida total de confianza en el mercado, tras lo que cunde el pánico entre los

agentes, que corren en estampida a deshacerse de los activos inmobiliarios o financieros que

hubieran sido objeto de la especulación. El pánico se ve acrecentado cuando los agentes

creen que se va a producir una crisis, pues las expectativas se autocumplen, o cuando llega

información inadecuada del Gobierno, aunque esta tuviera como objetivo mitigar la posible

crisis.

Al estallar una burbuja se destrozan puestos de trabajo del sector afectado, que no pueden

ser absorbidos por otros sectores, pues también han resultado afectados por las

consecuencias negativas de la burbuja; se deprime el consumo y se puede asistir a una

situación de deflación. Así, la explosión de la burbuja origina graves consecuencias, que

afectan a la economía en su conjunto, no exclusivamente al sector afectado por la

especulación, como ocurre cuando la burbuja se deshincha, repercutiendo sobre los pilares de

la economía nacional e internacional.

III. CAUSAS

La causa remota de una burbuja especulativa es, como su nombre indica, la especulación, así

como la expansión del crédito que se produce como consecuencia de la misma. Sin embargo,

la causa próxima que la genera puede ser cualquier acontecimiento que produzca el

desplazamiento de la demanda hacia un determinado activo. De forma que es muy difícil

prever la aparición de una burbuja.

A pesar de esto, existe una serie de circunstancias que facilitan la formación de burbujas

especulativas. Entre ellas cabe destacar las siguientes.

- La creencia de que se ha descubierto algo nuevo que es realmente remunerador genera un

desplazamiento hacia el bien en cuestión. Lo cual, junto con la ausencia de alternativas de

inversión más rentables y de productos sustitutivos, provoca la llegada al mercado de

especuladores, incrementándose la población interesada en la adquisición del bien en

cuestión. - La extrema fragilidad de la memoria financiera hace que los desastres pasados se olviden

rápidamente y que las nuevas generaciones se feliciten a sí mismos por sus grandes

descubrimientos. - La fascinación del público por la brillante mente financiera conduce a la irracionalidad y a la

euforia, pues todos confían ciegamente en el genio financiero para la obtención de cuantiosos

beneficios. Los inversores dan por hecho que ha comenzado una era de prosperidad ilimitada,

basada en el crecimiento especulativo y que nada grave puede suceder. - La débil capacidad de repuesta y la lentitud de la industria productora o suministradora del

bien al incrementarse la demanda del mismo incrementa el sentimiento de escasez del

mercado, ayudando a la posible formación de burbujas. - La facilidad para disponer de crédito barato que permita financiar la adquisición del bien. Lo

cual influye inmensamente en la formación de una burbuja, pues cuanto más dinero sea

invertido, mayores serán las consecuencias de la misma.

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Junto con estas causas, es posible destacar la internacionalización que existe actualmente en

el mercado, fruto del proceso de globalización al que estamos asistiendo, así como de los

avances tecnológicos que se han producido en los últimos años. Circunstancias que han

contribuido, no ya al inicio de una burbuja, sino al contagio de la misma a otros países.

IV. CONTAGIO

El auge, la sobrenegociación, la depresión y el pánico financiero se transmiten de un país a

otro a través del contagio, que puede producirse de formas distintas.

- Los inversores adoptan un comportamiento de rebaño ante el temor de perder solos, de

forma que van a seguir las decisiones de aquellos que en teoría están mejor informados para

minimizar los posibles riesgos. - Mecanismo de contagio a través de los mercados financieros, se produce la retirada de

fondos de otros países, así como ventas de valores, ocasionadas por la necesidad de

compensar las posibles pérdidas derivadas de ventas especulativas no satisfactorias. - Los factores psicológicos influyen muchísimo en el contagio de las burbujas especulativas,

provocando que se desaten problemas en numerosas partes del mundo como consecuencia

de la pérdida de confianza en el mercado, cuyo reestablecimiento es, a fin de cuentas, lo más

importante para garantizar el buen funcionamiento del sistema.

V. CONSECUENCIAS

Las consecuencias derivadas de la aparición de una burbuja especulativa serán distintas en

función del escenario que se presente al final de la misma, es decir, dependerán de si se

produce un pinchazo o un estallido de la burbuja, siendo mucho más perjudiciales las

derivadas de la segunda situación.

La principal consecuencia de las burbujas especulativas es que generan una pérdida para la

sociedad en su conjunto, pues aunque los efectos económicos sobre la economía real son

graves, más importantes son sus consecuencias sociales. De esta forma, se produce una

brusca reducción del empleo tras la explosión de la burbuja que no es absorbido por el

mercado, así como una redistribución de la riqueza, resultando beneficiados aquellos con

mayor capacidad adquisitiva, pues serán los que puedan acceder al bien en cuestión y

obtener beneficios.

Cabe destacar además las siguientes consecuencias.

- Se producen unas asignaciones inadecuadas de los recursos, que son destinadas en gran

parte a alimentar la burbuja en vez de dirigirlos hacia otras actividades que aporten un mayor

valor añadido. - Surge una sociedad basada en la cultura del enriquecimiento fácil, que prefiere la

especulación a la inversión, viéndose perjudicado el espíritu emprendedor e incrementándose

el número de estafas. - Los instrumentos y las prácticas financieras que tanto se admiraban se llevan a examen,

para analizar los motivos que provocaron la especulación. La cual, y a pesar de lo irracional

del asunto, no será considerada una causa real de la burbuja, aunque fuera el origen de la

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misma, buscándose como culpable del hundimiento a alguien distinto de la comunidad

financiera, que parece ser intocable. - La burbuja genera un aumento artificial de la riqueza basado en el endeudamiento, que se ve

incrementado hasta tasas irracionales y provoca una posterior crisis de liquidez, siendo éste

uno de los efectos más nocivos de la burbuja financiera.

Puede concluirse que, las burbujas especulativas favorecen el crecimiento económico pero

con cimientos inestables e importantes costes sociales, por lo que se suele considerar que las

burbujas económicas son negativas.

VI. MÉTODOS DE PREVENCIÓN Y TRATAMIENTO

Para mitigar los posibles efectos derivados de una burbuja especulativa se pueden tomar una

serie de medidas destinadas a evitar que se inicie una burbuja o bien que traten de atajarla

una vez se haya iniciado.

1. Medidas preventivas

La prevención de las burbujas especulativas no es tarea fácil, sin embargo existen una serie

de circunstancias que pueden ayudar a evitar dichos fenómenos.

Así, la aplicación de una política económica adecuada junto con la existencia de un buen

sistema financiero puede prevenir la euforia especulativa que origina las manías

especulativas.

Dichas manías se deben generalmente a la aceptación de excesivos riesgos, los cuales

podrían ser evitados si los agentes tuvieran a su disposición toda la información necesaria

para calibrar mejor los riesgos. Sin embargo, la historia ha demostrado que las burbujas

económicas no son originadas por falta de información, sino porque los agentes hacen caso

omiso de la misma.

2. Métodos de tratamiento

La dificultad de prevención de las burbujas especulativas hace que sea necesario un esfuerzo

permanente para mejorar el tratamiento de las mismas, intentando limitar sus efectos para que

no se extiendan a toda la economía.

a) Ausencia de gestión

Una de las posibilidades de actuación a la hora de resolver una crisis es no hacer nada.

Postura que es defendida por aquellos que creen que el mercado es racional y tiene

capacidad para salir del problema por sí mismo.

Esta forma de tratar la crisis no deja indiferente a los agentes, que asumen posturas distintas,

siendo destacables las siguientes:

- La de regocijo de aquellos que han sufrido pérdidas o no han explotado las oportunidades de

beneficio, que consideran que de este modo los especuladores obtienen lo que se merecen

por la irresponsabilidad de sus acciones.

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- La de aquellos que consideran que el pánico es un fenómeno deseable en el sentido de que

ayuda a depurar el mercado de aquellos elementos perjudiciales para el mismo.

b) Intervención del Estado

A la hora de la verdad, pocos Estados están exentos de intervenir al producirse una burbuja

especulativa, pues entre otras cosas se sienten obligados a resolver la situación.

Las principales actuaciones que realizan los Gobiernos pueden resumirse en las siguientes.

- Inyectar liquidez en el mercado para combatir la crisis de liquidez existente en el mismo,

retrasando así lo que ha pasado a ser denominado como momento Minsky (momento en el

que se comienzan a vender inversiones sólidas para poder hacer frente a las deudas

contraídas como consecuencia de la euforia especulativa). - Dificultar la entrada de nuevos fondos en el mercado afectado por la especulación, limitando

el volumen de crédito destinado a dicho activo y controlando los movimientos de capital, para

evitar el contagio. Actuación que ha sido duramente criticada. - Reformar el sistema financiero internacional, creando una nueva estructura financiera que se

oriente a la supervisión bancaria, a la liberalización y a la independencia del banco central.

Teniendo como principal objetivo el incremento del control financiero mundial. - Aplicar políticas monetarias expansivas, con la consiguiente reducción de los tipos de

interés, que tendrá como objetivo incrementar el dinero en circulación existente en el mercado. - Informar al mercado de la situación existente, recomendando determinadas actuaciones.

Consejo que debe ser realizado en el momento oportuno para que resulte creíble y sea

seguido por los inversores, pues de no realizarse correctamente se correrá el riesgo de

empeoramiento de la situación. - Proporcionar al mercado un estabilizador que asuma responsabilidades en el caso de

producirse una crisis y frene la huída de los activos financieros reales e ilíquidos hacia la

liquidez, logrando que haya más efectivo disponible. Este estabilizador recibe el nombre de

prestamista de última instancia y ha sido duramente criticado por el fallo que introduce en el

mercado, el riesgo moral. Si éste es consciente de que recibirá el apoyo de un prestamista de

último recurso en caso de que se produzca un crac financiero tendrá menos incentivos para

actuar prudente y eficientemente en el futuro. Sin embargo, dicho estabilizador reduciría la

gravedad de los hechos reportando más beneficios que inconvenientes siempre que, una vez

solucionados los problemas, se procediera a asignar justamente las responsabilidades entre

los agentes implicados.

Hay que destacar además que para los países, acudir al prestamista de última instancia tiene

un elevado coste político, pues supone un desprestigio decisivo para las autoridades. Por lo

que no es del todo correcto asumir que la existencia de un estabilizador conducirá a las

autoridades a no actuar correctamente.

En los distintos países, el banco central podría proporcionar préstamos de último recurso, sin

embargo, a nivel internacional y como consecuencia de la falta de un gobierno mundial o un

banco central mundial se ha considerado crucial establecer qué entidad u organización

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asumiría dicha responsabilidad. Papel que, no sin críticas, ha sido asignado al Fondo

Monetario Internacional (FMI).

Todas estas actuaciones tienen como principal objetivo reestablecer la confianza de los

inversores en el mercado, que es esencial para prevenir las crisis y constituye, sin duda, la

base de las relaciones financieras

VII. CASOS DE BURBUJAS EN LA HISTORIA

El fenómeno de las burbujas especulativas no es nuevo, sino que se ha dado a lo largo de la

historia. Entre las numerosas manías especulativas que han acontecido a lo largo de la

historia, cabe destacar las que se exponen a continuación.

1. La Tulipamanía o Tulipomanía

La Tulipamanía fue un período de fiebre especulativa que se desencadenó en la década de

1630 en los Países Bajos. Este insensato episodio es uno de los que más llama la atención al

hablar sobre la burbuja especulativa, pues el objeto de especulación es uno de los más

curiosos: los bulbos de tulipán.

El tulipán, procedente de Turquía, llegó a Holanda a finales el siglo XVI. Sin embargo, no fue

hasta principios del siglo XVII cuando la gente comenzó a comprarlos. Los bulbos adquiridos

no eran bulbos corrientes, sino aquellos que, como consecuencia de lo que parecía ser el

azar, mutaban adquiriendo maravillosas franjas de colores, dando lugar a flores únicas de

extraordinaria belleza. Hoy se sabe que la mutación se debía a un virus benévolo que

transportaban los pulgones, un parásito de la flor.

Los bulbos se convirtieron en objetos de coleccionista, lo que supuso un incremento en la

demanda de tales artículos y la consecuente subida de sus precios. Esta situación provocó la

entrada en acción de especuladores, que impulsaron nuevamente el precio. Se desató

entonces la euforia en el mercado, corría el rumor de que los bulbos de tulipán siempre subían

de precio, por lo que adquirirlos era una inversión maravillosa. Todos querían hacerse con un

bulbo de tulipán, pues se estaban viendo beneficios en el mercado del 500 por cien. La gente

empleaba todos sus ahorros, vendían sus bienes más básicos e incluso solicitaban préstamos

a elevados tipos de interés para poder comprar un simple bulbo con la esperanza de poder

revenderlo después obteniendo maravillosos beneficios. Tal fue la locura especulativa que se

llegaron a formalizar contratos de futuro a partir de bulbos aún no recolectados, los cuales

subían de precio incluso antes de que creciera la propia planta.

El furor se desató en noviembre de 1936 y duró hasta febrero de 1937, cuando el mercado

empezó a revelar signos de agotamiento y los especuladores abandonaron el mercado

vendiendo sus reservas de tulipanes. Los precios se desplomaron y el pánico se extendió,

pues los agentes habían invertido todo su dinero e incluso se habían hipotecado por una flor

que cada día valía menos y que ni siquiera tenía valor intrínseco.

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La intervención del Gobierno para anular todos los contratos establecidos después de 1936 no

evitó que la burbuja estallara, provocando una de las peores crisis en la historia de Holanda.

2. La crisis del Mississippi y la burbuja de los Mares del Sur

En el siglo XVIII, las ideas de John Law acabaron germinando dos crisis de importante

trascendencia histórica: la del Mississippi, con epicentro en Francia, y la de los Mares del Sur,

con epicentro en Inglaterra.

Las ideas de John Law no eran, en esencia, disparatadas. Consistían en emitir papel moneda

para solventar las deudas del Estado, poniendo en marcha nuevos proyectos que respaldarían

dicho papel moneda con sus beneficios.

Francia, que se encontraba en una situación ruinosa tras las guerras emprendidas por Luis

XIV, aceptó la propuesta de Law permitiéndole crear un banco, que se convertiría con el

tiempo en la Banque Royale, con la facultad de emitir papel moneda que fue respaldado con

acciones de la compañía del Mississippi. Ésta se encargaba, en teoría, de explotar amplios

yacimientos de oro existentes en el Estado de Luisiana, por lo que todos los billetes en

circulación estaban supuestamente respaldados por moneda acuñada. Los beneficios de la

Compañía se vieron incrementados, y con ellos la venta de acciones. Se realizaron entonces

nuevas emisiones de papel moneda por el deseo de los agentes de adquirirlo. Comenzó así

una fiebre especulativa que culminó en 1720, cuando ante el intento de varios inversores de

cambiar sus billetes por oro éstos se declararon no convertibles, produciéndose un colapso en

los valores de la Compañía.

Como consecuencia de la especulación sufrida, Francia sufrió una fuerte depresión en su

economía.

Siguiendo las ideas de John Law y viendo los beneficios que se estaban recolectando en

Francia, la compañía de los Mares del Sur (South Sea Company) decidió en 1720 hacerse con

la deuda pública inglesa. Ante las expectativas de beneficio generadas por los divulgados

rumores del increíble potencial existente en el Nuevo Mundo, se hicieron sucesivas

ampliaciones de capital que desataron la especulación. La euforia duró hasta finales de

agosto y principios de octubre cuando los precios de las acciones se colapsaron, provocando

una crisis de liquidez que se extendió a toda la economía de Gran Bretaña.

3. Cracs bursátiles

Una de las principales consecuencias de la burbuja especulativa es la posibilidad de provocar

un crac bursátil, situación que se ha repetido a lo largo de los años dando lugar a

acontecimientos tan importantes como el Crac de 1929, el Lunes Negro de 1987, o la crisis

bursátil mundial de octubre de 2008.