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  • 7/30/2019 Bus Qued

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    62| Rolling Stone | Septiembre de 2013

    EL SIGLO VERDE

    Cuando se desperto esta maa-

    na, Carlos Busqued se frot la cara

    y le dijo a su novia: Para entrar enmi casa voy a tener que patear co-sas. Lo que sorprende no es que

    Busqued viva rodeado de basura (La en-tropa me persigue), sino que tenga unarelacin estable. El autor de Bajo este soltremendo (Anagrama, 2009), una excelen-

    te novela debut cosida con partes igualesde precisin y desvaro, es uno de los per-sonajes ms raros de la literatura argenti-na actual. Nacido y criado en PresidenciaRoque Senz Pea, Chaco, se gradu deingeniero metalrgico en la sede cordobe-

    sa de la UTN, donde dicta clases de Anli-sis Matemtico. Nos encontramos con l

    en un dcimo piso en Esmeralda y Lavalle,en uno de esos edificios oscuros en los quesuele negociarse sexo y mercanca no de-clarada. Pero la tarea de Busqued en estaoficina cntrica es mucho menos turbia:corrige libros que publica la editorial de launiversidad, monografas arduas sobre l-gebra, termodinmica y circuitos analgi-

    cos retroalimentados. Es el empleo soadopara un ermitao como l: maneja los ho-rarios, se pasa casi todo el da solo y aprove-cha los ratos libres para mirar videos onli-ne de neonazis msticos, gente que cree queHitler vive en un agujero de la Antrtida

    junto a una flota de naves extraterrestres.Busqued ya tiene un montn de partes escritas

    de su prxima novela, que incluir, entre otrospersonajes, a un viejo alemn congelado en unfreezer marca Krupp en un stano de las sierras(el ruido negro del fascismo esotrico se le colcomo msica de fondo). Se propuso sacarse ellibro de encima este ao, pero todava est lejosde encontrar un orden y un sentido general. Y

    uno de los factores disolventes es el consumo sos-tenido de marihuana. Como Danielito, el prota-gonista de su primera novela, que se la pasabafumando porro y mirando documentales de Dis-covery Channel, obsesionado con una bestia delfondo del mar que vera la muerte en el momen-to de salir a la superficie, Carlos procura preser-

    varse del contacto directo con el mundo exterior.

    Es un momento en que se habla de m y lo po-dra estar aprovechando. Y me estoy comiendolos mocos, dice Busqued con su dulce acentonorteo. Sigo cagado de hambre. Duermo enun colchn, vivo en una situacin muy preca-ria: uso cubiertos descartables, no me andan lasluces Pero no se me ocurre que yo pueda estarmejor que esto. Sufro mucho estando sobrio. Es

    un poco como lo que dice Kafka: un consueloeficaz, ya que el consuelo verdadero no existe.El porro es lo ms eficaz que encontr para pe-learle a la angustia de lo cotidiano.

    Su consumo es salvaje y voraz, est lejos de los

    sibaritas del cultivo. A m me das un frasco de

    flores y se me acaba en dos das. Estoy todo elda del orto. Fumo paraguayo; es la nica formade sostener mi ritmo. Un amigo me vende unas

    bolsas de consorcio de faso. Yo quiero no estardonde estoy, con eso me alcanza.

    Ese anhelo de evasin puede cobrar una ex-

    traa nitidez a medida que avanza en la escritu-ra de algo.Bajo este sol tremendo , por ejemplo,

    fue una especie de purga. Haba un mlestar que necesitaba sacarme de ade

    tro, dice Busqued. Un par de aos ande empezar a escribir, saqu la cuentaque mi viejo estuvo en el fusilamientoun pibe de las Ligas Agrarias que, segcontaba l, haba ordenado matar a ufamilia de colonos. Mi viejo, un subocial de la Fuerza Area, me cont siedo yo muy chico que al pibe que ha

    sido alumno suyo lo encontraron atde una planta. Que se dieron cuenta qestaba ah por cmo temblaba la plan

    Y que lo ataron con alambres a un rby lo cagaron a tiros, mientras peda q

    no lo mataran. Desde entonces el alabre me da escalofros. Mi viejo fue un psonaje nefasto en ms de un nivel. A

    despus de su muerte, ca que l haestado en esa ejecucin. Y se acentu que yo siempre senta de estar en el laequivocado de la cosa.

    Bajo este sol tremendo fue escrita y escrita durante cuatro aos, en una etade debacle y ordenamiento. Antes de italarse en Buenos Aires, Busqued se mu

    a la parte fea del barrio Jorge Newbeen Crdoba. Era una casa vaca a la qme llev la biblioteca y la computadoDurante un ao dorm tapado con u

    bandera argentina que haba tirada pah. En ese clima arranqu con la no

    la. No conoca una mierda de nada. Estaba

    gado de odio. Y de ah a leer reseas sobre qyo hablo de la dictadura en no s qu clavemuy contaminante. Yo nunca haba hecho naque estuviera bien. Ahora me tengo que sacamirada de los otros de encima. Es un gran t

    bajo quedarme solo de nuevo.El trance de encontrar la soledad lo lleva a

    cuperar la fascinacin que le produjo, a los

    aos, toparse con el cuento Playa terminal,J. G. Ballard, ambientado en el atoln de Eniwtok, sede de varios experimentos nucleares gobierno estadounidense, y tambin con hisrietas iniciticas de Daniel Clowes, Peter Bag

    y Charles Burns, adems de clsicos del cmmarihuanero como la saga de los Freak Brothe

    Escribir es como mirar fijo a una planta sabido que hay un animal atrs, dice Busqued, siepre a mitad de camino entre lo crptico y lo

    velador. El malestar con el que estoy lidianahora tiene que ver con la decadencia. El miea la descomposicin, a las cosas que se termnan Eso est empujando la escritura de enueva novela.

    El freak brotherConozcan a Carlos Busqued, el escritor que percibe al animal detrs de la planta Por Pablo Plotkin

    El porro es lo mseficaz que encontr parapelearle a la angustia de

    lo cotidiano.

    GATO ENCERRADO

    El autor de Bajo

    este sol tremendo

    con su remera de

    Fat Freddys Cat, un

    guio a la cultura.

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