Busca en Ti El Rostro Del Amor

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I henry Barbeau Busca en ti el rostro del amor

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Conociendo el amor desde otra perspectiva.

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  • Ihenry Barbeau

    Busca en ti el rostro del amor

  • H. BARBEAU

    BUSCA EN TI EL ROSTRO DEL AMOR

    TV Edicin

    SAN PABLO

  • Ttulo original:VISAGES DE LAMOUR Editions Familiales de France - Pars

    Versin del Pbro. Jos Zavala Paz

    Con lu debidas licencias

    Primera edicin, 1995 Cuarta edicin, 1998

    I), H, m i by BB ION I II M U M A S ,8 , A. DE C. V. A vii TlKOUlM 1791 D ilig, Coyeien 042S0 Mxico, D. F.

    Im preso y hecfm m M ie len Prln ted and m e d ifl M ie len

    IIB N i 970- I2-019-X

  • DEDICATORIA

    Estas pginas no se dirigen a los mundanos para quienes el am or es Juego balad, transaccin aparente, satisfaccin pasajera o vulgar letra de cambio.

    , Ojal al leerlas sientan vivos re- {mordimientos y traten de dar su verdadero valor a bienes tan excelsos que ellos han puesto errneamente al servicio de innobles satisfacciones.

    i Si tuviesen alguna inquietud en sus almas no estaran lejos de comprender el verdadero am or ya que hasta ahora slo han vivido engaados con las mentiras del fa ls o amor. Es nuestro ms ardiente anhelo!

    A l escribir estas paginas ha vola-

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  • do nuestra imaginacin hacia todos aquellos nufragos del amor que un da creyeron firmemente en l, trata- ronde vivirlo intensamente y al palpar su conducta se sintieron defraudados. Han experimentado el aspecto humano del amor con todo lo que tiene de frgil y deleznable.

    Ahora sabrn que Dios es poderoso sostn de toda flaqueza humana y que todo achaque o dolencia de los mortales puede ser aliviado por un portento de la gracia divina como lo fu e el ciego en la piscina de Silo. Alentados por dulcsima esperanza sabrn vivir los amores terrenos en el Amor Eterno e Indestructible y se sentirn poderosamente confortados en los embates y marejadas que ocasionan el flu jo y reflujo perpetuos del amor.

    El Autor

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  • PRELUDIO

    No existe ms que un amor poderoso. A su contacto misterioso las almas nobles se tornan ms luminosas; las almas que pretenden burlarlo se llenan de sombras.

    Presente en todas partes el amor jams es posedo plenamente.

    El amor trasciende ms all de lo que de l se alcanza a percibir.

    El amor humano siempre tan pobre y tan mezquino, muchas veces burlado y siempre insatisfecho, no es otra cosa sino la bsqueda constante de Otro Amor.

    El amor es eterno. Si de alguno se dice que ha muerto es porque no exista. Era una apariencia vana del

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  • amor, y esto es explicable porque se puede ser sincero aun no estando en la verdad.

    El amor autntico no se brinda sino a los corazones generosos que, desprendidos de s mismos, saben comunicarlo a los dems.

    Como un diamante de muchas facetas el amor est escondido; prisionero est de las limitaciones humanas. Slo la eternidad lo liberar.

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  • NO HAY MAS QUE UN SOLO AMOR

    Amor es la palabra que ms pronuncian los labios humanos. Podramos decir que brota espontneamente como la planta de la semilla o la rosa del pimpollo.

    Engendrado por un acto de amor, el hombre viene al mundo y lo recibe el amor en sus brazos y durante toda U existencia escuchar constantemente su dulcsima voz. Y cuando ili ime a las puertas de la eternidad, en lol umbrales mismos del misterioso H p all, una vez ms el Amor lo esperar para juzgarlo.

    |Oh supremo y decisivo encuentro!

    No existe ms que un solo amor,

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  • llmesele filial o fraternal, conyugal o social, o amor divino. Cada quien le da diverso nombre segn el objeto a que lo adhiere; pero el amor es nico, siempre el mismo, palpitante en cada uno de los actos que nos acercan a nuestros semejantes. El amor es una donacin universal. Se ofrece a todos sin distincin y nadie puede escapar a su influencia. El amor est siempre presente ya se le acepte con deleite, ya se le rechace con ternura; ya asemejndose a l por seguirlo rectamente, ya deformndose por burlarlo. La presencia del amor es un llamado permanente a la dicha o a la infelicidad. Podase escribir la historia de los mortales por la actitud que han asumido hacia el amor, porque qu es en definitiva la creacin sino la oportunidad de actuar en pro o en contra del amor? Esa facultad se nos ha dado a cada uno de nosotros.

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  • Cuntase que un hombre antes de morir confesaba que nunca haba amado: Yo he vivido exclusivamente para m durante toda mi existencia y he explotado egostamente a mi mujer para mis satisfacciones. Ha sido vctima de mis dichos y procederes; pero yo me he divertido de esa manera.

    A l escuchar estas cnicas palabras surge el recuerdo de la aseveracin categrica que Bernanos consigna en su novela Diario de un cura de aldea: ...El infierno consiste en no Amar."

    pV ien e tambin a la memoria la Actitud de un joven de 20 aos que al asistir a un concierto dado a jvenes ciegos exclam: "Si pudiera dar mis eJOA a uno de ellos.

    Nuestra grandeza humana depende de la actitud que guardemos hacia #1 amor: anhelos vehementes o fuga Vergonzosa.

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  • El amor minea ha estado solo; ha tenido siempre seguidores ciegos y quiere que se le sirva apasionadamente. Por eso los mediocres no pueden servirlo, y en cambio los hroes y los mrtires han sido por l forjados Nosotros hemos credo en el Amor.

    El amor cuenta con formidables enemigos el egosta que pretende hacerlo esclavo de sus intereses; el libertino que lo sacrifica a sus placeres; el corazn fro que lo desconoce; las almas cerradas que lo desprecian; las voluntades rebeldes que lo rechazan. Todos dan testimonio de la gran* deza del amor y de su influjo constante y permanente.

    No existe ms que un solo amor. Y cmo podra ser de otra manera si la creacin del universo entero es obra de Dios y Dios es un acto de amor puro e hizo todas las cosas por amor? Todos los seres que contempla el

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  • hombre en este mundo, y todos los secretos que la ciencia descubre cada da, son efecto del amor. Por qu se obstina el hombre en engaarse a s mismo en esta obra maravillosa de la creacin que ha sido puesta a su servicio?

    A la manera como la existencia de Dios no es dudosa y El sin embargo sigue siendo un Dios oculto cuyo 'Conocimiento no es dado sino a aquellos que lo buscan con cierta sencillez en la mirada, as tambin el amor, el Verdadero amor, para percibirlo tal cual es en s, necesita una mirada penetrante la cual no es dada sino a OS corazones purificados.

    Realidad con varias caras, el amor H se da sino a aquellos que lo reciben pura darlo.

    Todo amor recibido por un cora- lu liberado es una verdadera Pente- ISttj |No hay ms que un amor!

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  • EL AMOR ES UNA TRAMPA

    Hay en todo acto de amor una verdadera trampa que un sutil anlisis permite eludir.

    Cuando un ser ha decidido amar, esto puede significar que l desea ser amado.

    La razn es que el amor abre dos caminos: o el amante se ama a s mismo y en el objeto amado busca el bien exclusivo suyo; o bien, olvidndose de s mismo, ama al objeto amado exclusivamente por l para hacerlo feliz.

    Tal es la alternativa que, desde el inicio, presenta todo amor y de esta celada nadie escapa.

    El primer camino es el cruel calle

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  • jn sin salida a donde necesariamente conduce el egosmo. Todas las catstrofes. todas las rupturas conyugales. todas las cobardes traiciones tienen ah su fuente.

    Engandose a s mismo el cnyuge mujer o varn busca su vctima, la tierra que ha de explotar, la naranja que ha de exprimir. Y ese amarse a s mismo a expensas del Otro cnyuge es la perversin inicial que conduce necesariamente a los abandonos inevitables.

    Al cnyuge inocente se le roban todas sus riquezas. Qu importa? |Que prosiga su camino, ya no es necesario!

    El matrimonio haba sido ideal: flgalos principescos, brillantsimas ceremonias, ramos de fragantes flore*; pero apenas se marchitaron stas I I apagaron las notas jubilosas de ]j( marcha nupcial, cuando empeza

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  • ron a surgir las dificultades en el mismo viaje de bodas. Cada uno exiga para s todas las atenciones y al sentirse burlado se declaraba mrtir: Yo me he casado contigo para que me sirvieras a mi placer..." Y con feroz egosmo se lo replica: Si hubiera sabido que no realizaras todos mis deseos, si hubiese sospechado que no estaras a mi entera disposicin no me hubiese casado contigo.

    Este matrimonio dur dos aos y vino la ruptura. Todo egosmo exige una vctima.

    El segundo camino es el nico verdaderamente saludable, pues rompe las ataduras del amor propio, remueve los obstculos que existen para que disfrutemos del amor verdadero.

    Olvidndose a s mismo, resigna su voluntad en manos de la persona amada. Aparentemente queda empo-

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  • brecido y vilipendiado, en realidad se ha enriquecido porque es dando como se recibe.

    Cuntase que hubo un matrimonio que se prolong durante 43 largos aos y el amor que se profesaban era tan sincero como el del primer da. La unin entre ambos esposos cada da se robusteca. Naturalmente venan discusiones sencillas; altercados serios, Jams.j. A su muerte se conocieron los

    cuadernos de notas personales y se descubri que todos los das cada uno se preguntaba para s, en la intimidad de su conciencia, cul haba sido su conducta respecto a su cnyuge y cada uno se reprochaba secre- Hj&ente el no haber sido lo bastante paciente y delicado; el no haber amallo ms tiernamente en los ms pequeos actos cotidianos que compo- | | il Im existencia.

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  • Y mientras ms avanzaban en la vida se preguntaban con ms insistencia qu podran hacer el uno para el otro para llenar cumplidamente su destino.

    Su mutuo amor se expresaba ntegramente en la donacin perfecta y sta es la nica senda para la dicha verdadera.

    A la verdad se necesita un gran corazn para entender estas cosas y slo los que las han experimentado las comprenden.

    Ilusin falaz la de aquellos que todo lo esperaban de los otros sin darles nunca nada, como si la dicha perfecta no fuera la felicidad de nuestros semejantes!

    Esta alternativa de dar es constructiva, pues destruye la mentira del amor falso y egosta y abre la puerta que conduce al amor verdadero, al nico que puede perdurar.

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  • Debe amarse al objeto amado por motivos trascendentales y esto lo colocar al margen de deformaciones que lo empequeezcan ante nuestros ojos y har que sea siempre amable y que se le guarde la fidelidad ms absoluta a pesar de las divergencias inevitables y de las vicisitudes de la Vida.

    Si pues el amor lleva en s mismo una celada; cada quien puede descubrir su secreto para evitar los peligros., |E1 sabio procede con serenidad y

    cautela!

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  • EL AMOR ES UN MISTERIO

    Esto es lo mismo que afirmar que el amor es mucho ms que el amor, a la manera que Pascal aseguraba que "el hombre sobrepasaba infinitamente al hombre."

    Sin duda que es ingenuo e intil preguntar a los que se aman el por qu se aman, cul es la razn de su amor.

    Cmo pudo tal joven amar a aquel muchacho que de suyo no tiene nada de agradable?

    "Es feo", le dicen. Y ella contesta:"Lo encuentro guapo."En cierta ocasin un estudian

    te amaba a una Joven. Sus compaeros creyeron conveniente informarle

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  • con pruebas en la mano que aquella mujer tena mala conducta. Todo fue intil.

    Son calumnias, contest el joven.

    La amaba de veras.Convengamos pues que en esta

    aventura del amor, hablando con propiedad, no hay razones y en eso estriba el misterio; pero no hay tampoco nada en contra de la razn.

    Por tal motivo se dice que el amor es razonable. Y a la verdad se puede hablar de l, escribir acerca de l, discutirlo, hacer de l un anlisis o una sntesis. Todo esto han hecho los filsofos, los literatos, los sabios, los msticos.

    Ms an, el tema es inagotable. Pero no es menos cierto que todo cuanto se diga acerca del amor es Siempre muy poco en comparacin de lo que de l sabemos o hemos sentido

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  • por experiencia propia. Este hecho inslito exige una explicacin y nosotros podramos proponer dos.

    Ante todo es evidente que cada quien se forma su amor, ms exactamente, todo ser que empieza a amar lo hace a su manera y esta es nica. Los enamorados estn solos en el mundo para saber lo que es su amor. Dominio secreto, inefable experiencia que escapa a toda investigacin exterior.

    Por tai razn cuando los dems hablan de amor, de su amor, no nos interesa en lo ms mnimo. Sin duda tiene Ud. razn les decimos, pero mi caso es diverso y de distinta manera.

    Nadie se ve retratado en la historia de un amor ajeno y nadie busca en ese retrato enseanza alguna.

    Los amores todos de la tierra unidos en un solo haz nada tendrn que decir a los que se aman.

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  • Adems, si es cierto que todo amor verdadero viene del amor de Dios que es Dios muy pocas palabras podremos balbucir de ese amor aunque sea nuestro. El amor verdadero toca a Dios. Aquel que ama es nacido de Dios y conoce a Dios, escribi S. Juan. No es pues de extraarse que ese nacimiento de la vida divina y ese conocimiento de la Divinidad por el amor, tengan siempre aqu abajo la parte de oscuridad que lleva lo finito frente a lo infinito. Los msticos que han visto a Dios ms de cerca lo designan, cuando de El hablan, como el Omni-nombrable, que se pueden aplicar todos los nombres ; el Innominable que no se le puede tributar ninguno el Inconocible, inaccesible al entendimiento humano ; y sin embargo El existe, El es El que es.

    Es pues muy normal que el amor humano participe del amor divino,

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  • lleva una parte de lo inconcebible, de lo misteriosamente impenetrable.

    El secreto del Rey es del Rey y slo se sabe lo que l quiere revelar, y los sbditos aunque parezca que lo conocen y que viven de sus riquezas, no saben plenamente el secreto.

    De igual manera se puede amar razonablemente sin saber con exactitud por qu se ama.

    Las razones no se dan, se viven, y eso basta.

    Quiz esa penumbra misteriosa en que se envuelve todo amor sea la que nos ata tan apasionadamente a l.

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  • EL AMOR ES LIBERTAD

    No es raro encontrar, por esos mundos de Dios, a pretendientes que en vsperas de contraer matrimonio, creen errneamente que van a perder la libertad.

    Algunos, despus de haber retrasado lo ms posible la celebracin del contrato, se resignan al fin como quien cruza los brazos ante una solucin inevitable: se acab la libertad.

    Cuntase que un joven, individualista hasta el extremo, empez por retrasar dos aos su noviazgo ante el temor de no ser libre. Obligado a decidirse ms tarde dio al traste con todo el proyecto matrimonial porque la Libertad era su dios.

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  • Esta Impresin, ms comn de lo que se cree, prueba cun falsas son las ideas que se tienen acerca de la libertad.

    SI al formar un hogar se acabase prcticamente con esta bellsima facultad, fcilmente se comprendera que los candidatos al matrimonio no se comprometieran ms que impelidos por la fuerza y muy a su pesar.

    Pero no es as en manera alguna, porque si as fuera habra que admitir o que la libertad no es esencial al hombre, lo cual es un error, o que Dios que creo la naturaleza humana exige que se le mutile precisamente para seguir una ley de la misma naturaleza, lo cual es absurdo.

    No es pues verdad, aunque la mayora de los novios as lo preconice en la prctica, que el amor destruya la libertad.

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  • Tal actitud se explica por dos razones:

    1) Por la ignorancia en que se encuentra la mayora de los novios acerca de lo que constituye la naturaleza misma de la libertad.

    2) Porque casi siempre se habla de ella especulativamente separndola de sus objetos, y esta abstraccin le es fatal.

    Ante todo la libertad no consiste en hacer todo lo que se quiere, o en actuar como uno desee, segn el capricho o el inters, sino que es el poder que Dios ha dado al hombre para que cumpla con su deber espontneamente sin coaccin y sin violencia.

    Tanta es la grandeza de esta facultad excelsa que a nadie es permitido acabarla o restringirla en s mismo o en otra persona, y quien tal hiciese mutilara la obra del Dios Creador.

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  • Quien aceptara aniquilar este bien en s m ism o se desnaturalizara, y quien pretendiera arrebatarlo a otro com etera un atentado contra la d ignidad de la persona humana.

    Los hom bres y los pueblos han preferido los sufrim ientos y aun la m uerte antes que ser privados de la facultad inalienable de ser libres.

    Pero la libertad tiene un fin: es el cumplimiento del deber que cada quien segn su destino, tiene trazado en este mundo.

    S i som os cam inantes, la senda est trazada y no hem os de ir por pantanos fangosos n i por zarzales y espinas.

    Un je fe de estado ser libre asegurando por los m edios m s justos el b ienestar de su pueblo.

    El industrial y el comerciante harn buen uso de su libertad fom entando lc itam ente la industria y el comercio.

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  • El Sacerdote no enajena su libertad sino que la conserva firm e y entera a l aceptar y cum plir el celibato que im pone la Iglesia. Con esto queda m ejor orientado hacia su fin que es- ser vir a D ios y a las almas.

    E l novio y la novia en los das radiantes de su juventud deben prepararse convenientem ente para el matrimonio; esa es su libertad y es todo un bello p rogram a de conducta.

    Una vez casados ser cum plir con todo lo relacionado a su nuevo estado de esposos y luego ser padre y m adre respectivam ente.

    La libertad no est suprim ida, ni siquiera dism inuida, nicam ente ha cam biado de objeto: se ha orientado hacia nuevos bienes.

    Esta verdad brota n tidam ente de la naturaleza m ism a de las cosas.

    En conclusin, porque dos Jvenes am ndose se escojan y casndo

  • se se unan, no queda en ellos disminuida o aniquilada la libertad. Permanecer para siempre como un valor indestructible que hay que fortalecer y amar.

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  • EL AMOR ES DEBILIDAD

    iQu enorme distancia hay casi siempre entre el pensamiento y la vida!

    Un bello raciocinio nunca es garanta segura de la ms pequea accin.

    Bromistas superficiales son aquellos que dan normas para vivir bien y no las ponen en prctica.

    Atenindose a las solas fuerzas naturales, la unin de dos voluntades no constituir nunca una base slida para formar un hogar. Desde el da de la Encarnacin del Hijo de Dios, la soledad humana, aun entre dos, es antinatural, porque dos egosmos no forjarn nunca la verdadera caridad cristiana.

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  • Todo h om bre bau tizado h a ten ido su Pen tecosts y esta n o se le h a dado s ino p a ra que rob u stezca lo que en l e ra deb ilidad y flaqueza, im p oten c ia y con fusin .

    jCuntos hogares en ru inas y para s iem pre d iv id idos porqu e reh usaron la ayu d a de u n a gra c ia sob ren atu ra l y las esp lnd idas lu ces de Pen tecosts ! A l u n irse entre s los j ven es se crean fu ertes y robustos; pero eran dbiles. Se les aconsejaba, porqu e eran cristianos de nom bre, que n o se apartasen de la gracia de C risto y e llos se sonrean escpticos diciendo: E l amor b as ta p a ra todo .

    L a d ecen c ia n o p erm ite dec ir a que degeneraciones han llegado y esas d esverg en zas los h an perd ido, en un dda lo de con flictos in so lub les.

    T ard e reconocern su error por h ab er rech azado la ayuda de D ios; p ero los hb itos m a los y a se han

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  • adquirido y la pendiente resbaladiza no puede desandarse.

    Todos los amores humanos son frgiles y deleznables; Dios lo comprende sabiamente.

    Y si se aparta de ellos la mano del Creador se desmoronan muy en breve, se marchitan y mueren.

    jCuantos arrepentimientos tardos en el ocaso de la vida por verse precisados a llegar al fin con una herida siempre abierta y siempre sangrante!

    Nuestro amor es fuerte se decan y era verdad, pero no es menos cierto que el egosmo era ms fuerte puesto que le ha producido, por encima del amor, amargusimos frutos.

    El da en que la muerte llame a tu puerta qu regalo le dars? pregunta bellamente el poeta hind Tagore.

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  • Es imposible ser uno lo que debe si se suprime a Dios de la existencia.

    Mujer, necesito de ti para llegar a encontrarme a m mismo y para cumplir plenamente la voluntad santsima de Dios. Otra mujer no podr ayudarme, t eres la nica. Yo te he escogido para servirte dentro del amor."

    Oh amigo mo, tus palabras no son ms que una respuesta a mi inquietud. Adjutorlum simile slbi: Dios cre para el hombre una ayuda semejante a l. Yo ser para ti ese apoyo firmsimo para que, completando t mi dbil naturaleza, yo a mi vez te haga digno de tu altsima misin de esposo y de padre.

    Dilogo como este debiera reproducirse entre los esposos teniendo por testigo a Dios, nico que los comprende por haberlos creado, nico que espera su llamado para res

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  • ponder a l, nico que quiere bendecirlos.

    Si el amor humano no es ms que una respuesta y una participacin del amor de Dios, cun importante es colocar a Dios en nuestros amores para que les de firmeza y duracin.

    La existencia del amor entre dos seres no puede realizarse plenamente sino por la presencia misteriosa de Aquel que ha sembrado el primer germen en sus corazones.

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  • EL AMOR ES UN PELIGRO

    Sin duda que todos los esposos estn firmemente convencidos de esta gran verdad. Pero cmo explicar que tantas personas corran tan alegremente este riesgo? Porque ni en el matrimonio ni en ninguna otra parte se expone impunemente a un peligro porque s.

    La razn de exponerse es aqu muy seria y estamos autorizados a pensar, a priori, que todos los candidatos al matrimonio se percatan de la importancia de esta aventura peligrosa.

    Esto no obstante, hay por desgracia algunas personas que no saben medir esta audacia y se lanzan temerariamente.

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  • Una joven audaz afirmaba: Lo que yo quiero es casarme. Con este o con aquel? Poco importa!

    Muy caro pag ms tarde el no haber medido el peligro inmenso del amor.

    En todo matrimonio hay pues un peligro que es el riesgo que existe en todo amor.

    Quiz esto se explique en parte por la ignorancia que el amante tiene acerca del ser amado. Como este no se presenta nunca ntidamente, no puede ser conocido tal como es.

    Parece en efecto que el amor ciego provoca siempre una especie de opacidad recproca en los seres que une. Coloca hermosas mascaras.

    Un ao despus del matrimonio el marido escribi a su esposa: No eras as cuando nos conocimos. Sin duda que tus atractivos me engaaron. Cmo recuerdo aquella paz maravi

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  • llosa que emanaba de ti y tus ensueos que me fascinaban!... Ahora me doy cuenta que te vea como yo quera que fueses, no como eras en realidad; te idealizaba...

    Esta quimrica realidad se repite muchas veces, segn lo confirma la experiencia y es difcil discernir qu aspecto del amor se mira en un momento dado; si el que proviene de la flaqueza de la humana condicin, o de la violencia de los sentimientos, o de la fuerza misteriosa que empuja a los enamorados a forjarse un personaje como lo han soado para gustar con ello ms a la persona amada.

    Cualquiera que sea la explicacin, el hecho existe y es incontrastable y todo ser que consiente en amar debe saberlo para que lo acepte plenamente si ha de comprometerse en amor.

    Existe la dificultad y todos la sienten a su manera: los inquietos y

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  • los prudentes en exceso; los burgueses para los cuales antes es tener que ser, y los enamorados de la tranquilidad: A todos los que les gusta comprometerse s estn seguros de ganarlo todo!

    Evidentemente esto es imposible porque todo acto humano lleva dentro de s una gran incertidumbre.

    Quin podr estar plenamente seguro, fuera de Dios, de las represiones que pueda tener el humano proceder?

    No obstante todo esto, los que se aman aceptarn siempre todos los peligros que entrae su amor, y tienen razn porque intuyen que todo riesgo es poca cosa en comparacin del objeto amado y de los bienes que consigo trae. Es esta la solucin inteligente: puede exponerse a los peligros que encierra el amor porque hay una ventajosa proporcin entre este y

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  • aquellos. En otras palabras, si los bienes esperados sobrepujan las penas aceptadas, habra siempre que actuar y lanzarse a pesar de los temores que flotarn siempre en torno a lo incgnito y desconocido de toda aventura amorosa.

    Los bienes del amor son conocidos. Para adquirirlos, los ojos del amor deben conservar intacta su lucidez, pero aun as siempre ser verdad que el amor no elude los peligros que en esto, como en todas las cosas, el que nada arriesga, nada consigue.

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  • EL AMOR ES IR MAS ALLA DE SI MISMO

    El universo entero es incapaz de dar a la voluntad el objeto de su deseo y el ideal va siempre lejos de lo que el ms audaz descubrimiento puede ofrecer.

    Dcese a este respecto que Miguel Angel siempre que esculpa alguna estatua en fino mrmol quedaba profundamente decepcionado: haba soado con una realizacin ms bella todava!

    Igual cosa acontece en el amor. Todas las criaturas y sus dones, todos los bienes creados, no son capaces de extinguir la sed ardiente de amor que existe en los mortales. Las

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  • satisfacciones que stos pueden tener, les avivar la sed. Tan cier-to es que toda posesin amorosa coloca al corazn humano ante un vaco ms insondable: lo que el hombre busca est siempre ms all de lo que alcanza y el objeto que ms aplaca un instinto, trae consigo nuevos deseos.

    As, nunca queda el hombre satisfecho porque se ve impelido a ir siem pre ms all.

    Nuestro amor nos hace sufrir decan unos esposos . Es siempre menos bello de lo que quisiramos.

    A la verdad, no hay descanso para el que ama; de aqu que el matrimonio y sus bienes, por m uy legtimos que sean, no podran buscarse por s mismos. Sera una ilusin creerlo. Ambos esposos no se unen, hum anamente hablando, ms que para ir ms all de ellos mismos, a algo divino. Y si alguna vez en el curso de la vida,

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  • cansados por un camino sin fin, agotados por el martirio de una vida comn, los esposos sintiesen la tentacin, nunca del todo muerta, de volver hacia atrs para saborear los placeres ya prohibidos del individualismo, que adviertan que esto sera inmolar la realidad ms fecunda en aras de una apariencia fugaz.

    El pasado ha sido abolido para siempre; lo que en este rudo torneo ha sido conquistado una vez, no puede ya reconquistarse. Imposible volver hacia atrs, las amarras han sido rotas.

    La tentacin ms cruel para algunos esposos es sin duda el considerar como un fin lo que en realidad no tiene sino razn de medio. E l amor conduce al amor: pero debe ir ms all para buscar a aquel Amor de quien san Juan en sus escritos refiere que l ha visto y odo y tocado.

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  • Conviene saberlo para serle fiel: el amor humano no es ms que un trampoln para llegar ms fcilmente al Amor divino.

    Los esposos son colocados por el matrimonio en un nuevo sendero para que se dirijan por l hacia Dios y uno de los estmulos ms grandes en esa nueva ruta es, a no dudarlo, la aparicin de un hijo como una recompensa a un acto de amor que debe ir ms all de las satisfacciones que produjo.

    A veces los enamorados nos parecen muy ridculos; pero merecen siempre respeto: son verdaderos catecmenos que marchan hacia el Amor Eterno a travs de los carios creados. Pero que tengan buen cuidado de no estacionarse en estos porque quedaran mutilados al cerrarse al Unico Amor que justifica sus primeros pasos.

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  • EL AMOR ES PURIFICACION

    La grandeza de un amor proviene de la capacidad de soportar los dolores que provoca el objeto amado.

    Se ha dicho que existe una correlacin entre el aniquilamiento de s mismo y la magnitud del amor, porque la vida tiende instintivamente a liberarnos de todos los impulsos de una naturaleza cada; mientras que la negacin voluntaria nos despoja de nosotros mismos y nos acerca al ser amado.

    Una mujer estaba enamorada de un hombre que no la haca feliz. jVida imposible! Como se le preguntase despus de 12 aos de torturas cotidianas, que hara si pudiese rehacer

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  • su existencia, contest: Yo no cambiara mi suerte en absoluto porque este sufrimiento permanente me ha despojado de mi egosmo y me ha permitido comprender mejor a los dems, amarlos sin esperar nada de ellos y acerca ms mi corazn a todo lo humano.

    Nuestra unidad interior esta amenazada constantemente y es necesario una disciplina que la sostenga en equilibrio, que mantenga todas sus fuerzas dentro de s.

    Ahora bien, el dolor es un excelente medio de purificacin porque exige la inmolacin de s mismo.

    En un principio acta como una fuerza violenta que nos aparta del ser amado que lo ocasiona; pero el segundo impulso nacido de una madura reflexin nos hace comprender que es bueno aceptar esa herida para conservar la libertad interior.

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  • Ms an, estos sufrimientos pueden ser una liberacin porque con ellos la naturaleza se espiritualiza y dignifica. Es este el don supremo del que sufre.

    El sufrimiento del amor propio herido es la prueba de un amor interesado todava. Al paladear su amargura debe comprender su egosmo y tratar de realizar la purificacin del amor por medio de un movimiento del alma que destruya y borre la causa del falso amor y borre hasta su recuerdo.

    El dolor es una espada de dos filos y no puede ser medio de purificacin del amor sino a condicin de que ste sea bastante fuerte para recibirlo sin odio y para aceptarlo libremente y sin coaccin.

    Esta inmolacin en el dolor por parte del amante puede ser la prueba de un gran amor hacia el amado,

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  • siempre que tenga un corazn bastante noble y generoso para impedir todo resentimiento y todo rencor.

    No es menor la leccin para quien se inmola si logra comprender que su sacrificio es de mejor ley si aparta la mirada de quien lo ha hecho sufrir para mostrar un amor ms puro todava hacia quien lo ha herido.

    Es duro sin duda amar a aquel que nos ha humillado; pero de esta manera marchamos por los senderos del verdadero amor.

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  • EL AMOR ES CRUEL

    Son conocidas las crueldades del amor. No hablaremos aqu de los crmenes perpetrados en su nombre ya que en tales casos se toma la palabra amor en sentido equvoco.

    Quien se hace criminal suprimiendo el objeto que pretenda amar, no obra sino por refinado egosmo; esto es, por una caricatura del amor, o hablando filosficamente por el contrario del amor.

    Este no es cruel sino para los que le son fieles.

    Cuando un ser ama a otro por quien no es amado, se desarrolla un drama tremendamente desgarrador. jTerrible desilusin!

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  • El caso no es muy raro y a veces se da aun dentro del matrimonio. Empieza a desarrollarse una escena de tortura. El teln se levanta sobre un foro desierto. La crueldad se refina porque el ser abandonado no toma revancha. Solo, en su desdicha, no abriga en su corazn el ms ligero asomo de odio.

    Nada hay ms noble en este mundo ni ms digno de admiracin y de respeto que la fidelidad de un amante cuando el ser amado lo engaa y lo abandona, lo traiciona o lo desprecia. Pero, que terribles los sufrimientos!

    Su corazn esta literalmente rasgado y su alma hecha pedamos. Dentro del santuario de su amor haba contado con el afecto reconfortante de su amado; pero ahora se encuentra solo y traicionado.

    Un joven habase casado con una joven y aconteci que cuatro meses

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  • despus volvi ella a casa de sus padres abandonando sin razn alguna definitivamente a su marido.

    Capricho de nia? Cabeza ligera o corazn seco?

    Puede uno preguntarse: El perjuro o falso amante debe ser amado?

    Mas advirtamos que el planteamiento de este problema es falso, puesto que, como ya lo expusimos, el amor no tiene razones.

    Enfocado en otra forma el problema, la contestacin sera ntida porque el amante leal y sincero al darse cuenta de que su amado lo engaaba y por lo tanto no le amaba, deba haberse apartado de l. Pero ese raciocinio esta fuera de la cuestin porque el amor no tiene lgica.

    Entonces aconsejara Ud. en este caso que el engaado se resigne o que traicione tambin y olvide?

    No, esto es imposible. Sera preci

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  • so no saber lo que es amar para hablar de esta manera. No puede dejar de amar el que quiere y en esto estriba el drama ms cruel de quien ama porque pertenece a la esencia del amor verdadero durar tanto como el que lo ha brindado.

    Situacin verdaderamente terrible! Para ese corazn noble no hay otra salida sino el consentir plenamente en su dolor, ser fidelsimo a su amor y esperar en el tiempo. La gracia de una fidelidad intacta aunque herida, puede merecer otra: la de la conversin.

    Un hogar se haba forjado una vez con todo el fervor de los aos mozos; pero despus de tres aos l abandon a su esposa atrado por otra mujer.

    La engaada tiene la entereza cristiana de aceptar su humillacin, de esperar y esperar, contra todo motivo

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  • aparente de esperanza, ofreciendo a Dios su dolorosa soledad.

    Despus de dos aos de ausencia, el marido vuelve transformado, lcido, arrepentido.

    No hay solamente milagros en el orden de los cuerpos, tambin los corazones reciben carismas de lo alto: la fealdad moral puede transformarse en belleza sobrenatural.

    No es que la crueldad haya dado buenos frutos, sino que el sufrimiento ha dejado eternamente sus estigmas como un llamado permanente del corazn fiel.

    Si es conveniente tener compasin de los corazones rotos, no es lcito juzgar a sus verdugos; lo que ayer era una pasin, un inters o una frivolidad puede el da de maana transfigurarse y conducir al verdadero amor.

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  • EL AMOR ES CARIDAD

    Si el amor no puede considerarse ms que bajo la forma de don, hay que admitir que por esta razn es caridad.

    Pero se objetar: se confunden los planos, el amor es del hombre, la caridad es de Dios.

    A ello contestamos que para un cristiano amor y caridad es la misma realidad.

    El cristiano ama a sus padres, a sus amigos, a su cnyuge con el amor divino que el Espritu Santo volc en su corazn: en lenguaje cristiano esto se llama caridad.

    Cuntas veces se oyen lamentos en el sentido de que los amores humanos son caducos y deleznables!

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  • La explicacin se encuentra en que quedndose en un nivel inferior al de la caridad de Cristo carecen de la fuerza que sta comunica para que sean duraderos y estables.

    Con la caridad el amor se vuelve perfecto porque el fin de esta virtud es unir a los seres entre s, ligarlos con estrecho vnculo para que se comuniquen sus bienes y hacer que entre ellos haya una verdadera comunin: todas estas cosas es lo que el amor pretende.

    Por aqu se comprender por qu el verdadero amor no se da a conocer en la ofrenda de riquezas materiales sino en la donacin completa de s mismo.

    El amor verdadero consiste en la estrecha unin y compenetracin de dos almas.

    Aun las vidas ms desdichadamente unidas tendrn la energa de

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  • psoportarlo todo y de continuar el martirio de la existencia en comn si poseen la ciencia ntegra del amor que consiste en saber colocar el msero amor humano dentro del omnipotente amor divino.

    As queda forjado el estupendo milagro de la caridad por el cual al entregarnos al ser amado y al sacrificarnos por l, a Otro tambin amamos y por El nos sacrificamos.

    Consentir voluntariamente en mantener el lazo del amor convertido en Sacramento y amar al cnyuge aunque no sea bueno, es el testimonio autntico del verdadero amor.

    Por lo dems la caridad es una fuente de profundos conocimientos. Por ella el amante ve al amado con una luz nueva que lo hace ms real y ms exacto. Por la caridad, Dios nos presta su mirada para que nosotros veamos las cosas y los seres como El

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  • los ve. Y qu es lo que ms anhelan los seres que se aman sino conocerse cada vez ms para comprenderse ms, ms estimarse y ms respetarse?

    En efecto slo se conoce bien a quien se ama entraablemente y slo se ama con ternura a quien se conoce profundamente.

    Comprendmoslo bien, de una vez por todas: la obra de la Redencin y de la Creacin no son otra cosa sino la manifestacin perenne del amor eterno que Dios ha tenido hacia su criatura. Ese Dios todo bondad de quien S. Juan asegura que es Amor: 'Veus caritas est

    Comprendamos as mismo que es imposible amar bien desentendindose de la verdadera caridad.

    El amor humano que en sus comienzos, carece del amor divino un da se encontrar sin vida, porque

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  • le faltar la presencia viviente de Aquel que ha dispuesto que el hombre entre a la vida por un acto de amor y que no salga de este mundo sino para caer en los ternsimos brazos del Amor.

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  • EL AMOR ES FIDELIDAD

    No se necesitan frases bellas; dejemos que hablen elocuentemente los hechos.

    Un hombre ama a una mujer; se casa con ella y despus de dos aos de convivir unidos se da cuenta de que se ha equivocado. Es ya imposible que se comprendan.

    Este hombre se separa de su esposa y le dice: "Nada temas. Eres mi mujer y seguirs sindolo. Jams tendr otra ms que.t."

    Aquel hombre cumpli su palabra.

    La esposa de un novelista de talento cae gravemente enferma despus de algunos aos de matrimonio.

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  • Su mal no tiene remedio y todas las cargas del hogar, las preocupaciones de la casa, el cuidado de tres nios, recaen sobre el marido y arruinan su profesin.

    Penosa y aplastante vida plena de congojas y amarguras. Sus amigos, conociendo su talento le aconsejan que abandone esa mujer y que se una a otra capaz de ayudarle; pero l siempre responde: No hablemos de eso, es la mujer de mi Sacramento.

    Una mujer joven abandona a su marido despus de tres meses de matrimonio. Con el corazn roto el esposo acepta todo llegando hasta el herosmo para asegurar el retorno; pero todo en vano. Entonces dice: He hecho cuanto estaba a mi alcance. Ahora voy a organizar mi vida de soltero; si ella vuelve, me encontrar intacto, dispuesto a recibirla como en los mejores d asjN*

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  • Cinco aos atrs un joven haba sido hecho prisionero y al volver de la cautividad se dio cuenta de que su esposa lo engaaba. Ella tuvo que confesar su falta, como que la prueba fehaciente estaba ah entre ellos.

    El replic: esposa ma, quires que olvidemos todo esto? Yo hubiera podido hacer lo mismo; pero quiz nada ms me falt la ocasin. Aquel hogar encontr nuevamente la felicidad.

    Vayamos ms all.Una mujer se entera de la infideli

    dad de su marido a quien ella adora rendidamente. Amargura sin nombre! Guarda silencio, y no, le demuestra que lo sabe, ms an, oh herosmo del amor!, redobla su delicadeza hacia l mostrndose cada vez ms femenina hasta que un da el marido infiel es vencido por la esposa fiel: se avergenza y le confiesa sus faltas:

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  • "Ya lo saba replic ella no solamente los banqueros quiebran. A pesar de mi quebranto no he dejado de mirarte con mis ojos de esposa pues eres mi marido y no puedo amar a nadie ms que a ti, y todo lo he aceptado por ti. El marido se deshace en lgrimas, le pide perdn y reforma su vida.

    Milagros de la fidelidad!Habremos probado nuestro acier

    to? A ms de estos casos podramos citar otros y dar nombres ...

    Pero se preguntar: Cmo pudieron estas personas hacer tales cosas? Porque... en fin... cuando se pondera todo eso... parece imposible!... Comprendo la objecin.

    He aqu el secreto: todos esos corazones fieles eran cristianos no de una manera mediocre sino ntegramente, con todas sus fuerzas.

    Ha de saberse de una vez por todas que un amor hecho jirones puede

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  • ser reconfortado por la gracia de Cristo, fortificado, madurado.

    Hasta ese extremo?Ah, s! Si llegsemos a compren

    der ese misterio!Cuando alguno ha escondido su

    amor con Dios en el corazn del ser amado por medio de la .palabra dada en el Sacramento, no hay fuerza en este mundo capaz de remover ese amor. Y si segn san Pablo nada nos puede separar del amor de Cristo, de igual manera podra decirse que no hay fuerza creada sobre la tierra, que sea capaz de agotar el afecto de un corazn que ama con ese amor.

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  • EL AMOR ES RECIPROCO

    Si en el curso del noviazgo y durante los primeros aos de matrimonio las manifestaciones amorosas son ampliamente otorgadas bajo todos los aspectos, llega un momento en que comparece lo que por un instante pareci que se haba esfumado.

    Las estructuras, naturalmente diversas, de los temperamentos, reaparecen para acoplarse en el amor u oponerse en la incomprensin.

    La mujer, altruista por naturaleza, cambia poco; pero el varn, ms egocntrico, no destruye tan fcilmente su egosmo. Este origina un gran problema del que dependen los sufrimientos y la incomprensin.

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  • Una esposa afirmaba en cierta ocasin: Espero que mi esposo sea para m un amigo." Como se le hiciese notar que l deba ser mucho ms para ella aadi con firmeza: "Mucho ms? Oh, s! jsin duda! pero a condicin de que sea tambin amigo.

    Es un hecho que al esposo a pesar de su aparente seguridad le gusta hacer confidencias. Mas debemos indicar, pues con frecuencia se echa en olvido, que la esposa necesita tambin un confidente y que ste, normalmente, debe ser el marido.

    Desgraciadamente no siempre es as, y por faltar la reciprocidad en las confidencias que el verdadero amor debiera establecer, el esposo es defraudado en algunas cosas que le pertenecan.

    En tales casos la mujer va a buscar en otra parte a quien hacer sus confidencias y vuelve al hogar estro-

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  • peada moral o sicolgicamente. Tan cierto es que son contadsimas las personas inteligentes y capacitadas para el delicado oficio de or confidencias! Porque no basta escuchar estas para comprender todo su alcance. Cuntas almas han sido precipitadas al abismo con toda buena fe por confidentes que hablaron demasiado! Lo cierto es que la esposa al confiarse a quien no es su marido espera una respuesta a la manera de ste y claro que nadie podr drsela apropiada, sino slo l. En este peligrossimo juego entra una especie de adulterio moral que hay que reprobar.

    Nunca estar por dems repetir que si el buen entendimiento engendra naturalmente el amor, ste no lo puede dispensar de la inteligente comprensin de ser amado para aceptarlo tal como es, con todas sus bellas cualidades; pero tambin con todos

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  • sus defectos. El amor ms seguro es aquel que respeta la naturaleza humana y se ajusta totalmente a sus leyes. El amor que no sabe sujetarse a estas normas corre el peligro de desviarse.

    Este proceso exige paciencia, perspicacia y mucho tacto, pero qu amante no sabr dar todo esto al ser amado, atento siempre alas delicadezas de un fino amor?

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  • E L A M O R ES O SCU RID AD

    N o es ra ro escuchar a algunos esp osos qu e con in gen u a conciencia d ec la ran que en e l m atrim on io llega u n t iem p o en e l que los esposos ya no se am an.

    E n ton ces la ten tacin de cam biar e sp osa les in vad e com o el v ien to p e n e tra n te de l in v iern o pen etra en un rop a je ligero .

    D esc b rese aqu u na paradoja: p o r u n lado se a firm a que el am or es e terno ; p o r e l o tro los esposos dicen qu e y a n o se qu ieren . S er verdad?

    E s ta m ism a con trad iccin la en con tram os en e l terreno religioso. /Cuntos ab an d on an la oracin y la p r c tic a de los S acram en tos pretex-

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  • tando que han perdido la fe! Ser esto exacto? En uno y otro caso hay que dudarlo.

    Cuando seriamente se ha amado no se olvida un amor tan fcilmente, como tampoco se pierde la fe cuando verdaderamente se ha credo. Hay en todo esto una ilusin. Se dice que ya no se ama y que ya no se cree porque no se experimenta el mismo fervor que en un principio. El afecto y la fe ya no tienen el atractivo sensible que antao producan: la atraccin haca el objeto amado no es ya el nico pensamiento; Dios ya no es sensible al corazn.

    En ambos casos se comete el error de confundir el amor y la fe con los efectos sensibles que producan estas realidades impalpables cuando se tomaba la sensibilidad como garanta interior de certeza, como criterio infalible de verdad.

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  • Ya no rezo, ya no practico mi religin porque estas cosas ya no me dicen nada.

    Pero aceptara Ud. renegar pblicamente de Dios?

    jAh, no! De ninguna manera!Pues entonces tiene Ud. su fe

    ntegra; pero la siente de otra manera. Es Ud. quien ha cambiado, no el objeto de la fe. Dios es siempre el Padre a quien se dirige uno por medio de la oracin, aunque ya no sienta Ud. nada interior o sensiblemente. Debemos creer en Dios porque El existe y no por lo que la sensibilidad pueda sentir de su existencia.

    Deca S. Juan que nosotros hemos credo en el amor que Dios nos tiene. No afirma que hemos sentido ese amor.

    "Ya no quiero a mi mujer, ya no significa nada para m y recprocamente." Ya se sabe lo que esto quiere

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  • decir y qu libertades culpables se permiten muchos esposos por admitir este principio sin discusin. Pero si su esposa estuviera enferma o en peligro, rehusara Ud. auxiliarla o la abandonara? Oh, no! Ciertamente. Pues entonces la sigue Ud. amando tanto como el da siguiente de la boda; pero de una manera tan diferente que hace que Ud. opine otra cosa. A la verdad es Ud. quien ha cambiado, no su afecto, a pesar de que las manifestaciones de cario no tengan ya aquella sensibilidad que no poda durar.

    Desconociendo esta verdad corre Ud. el riesgo de mutilar esa esplndida facultad de amar de que esta Ud. dotado.

    San Juan de la Cruz y otros msticos han conocido a maravilla esas oscuridades, esas noches de la fe; pero Jams han dudado, ni de Dios, ni de su fidelidad a Dios.

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  • Las oscuridades del amor que envejece nada pueden contra el amor, a quien no obstante todas las cosas, hay que guardarle una fidelidad indefectible.

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  • EL AMOR ES FECUNDIDAD

    Parece que dentro de uno mismo siempre palpita alguna cosa diversa cid propio ser y es un privilegio de la voluntad tratar siempre de producir ulgo nuevo. El amor de los esposos no poda quedar encerrado en un crculo de satisfacciones egostas puesto que es de la naturaleza del amor la difusin y la fecundidad.

    La ntima unidad de los esposos loa hace ir ms all y la fecundidad que Dios les ha concedido hace que aparezca un nuevo ser.

    La aparicin de un hijo es el sello rlc un lazo inviolable para siempre, puesto que Dios mismo se encuentra involucrado en ese acto creador.

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  • Respondiendo al llamado de dos libertades, Dios respeta la naturaleza que ha creado e infunde en ella el espritu.

    De esta manera el amor se desborda y se volca en la familia, cuna perenne que renueva a la humanidad sin cesar.

    Padre y madre son los nombres de los dos seres privilegiados que se han unido en la existencia para completarse mutuamente.

    Si es verdad, segn la palabra de S. Pablo, que la maternidad salvar a la mujer, el esposo por su parte no podr ser defraudado en la recompensa de haber otorgado una existencia. El hombre no conoce su pleno desarrollo sino cuando es padre.

    Cuando me cas declaraba un Joven padre ciertamente me senta feliz; pero desde que tenemos un hijo me siento otro hombre. Nuestro pe-

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  • queito est con nosotros y nos hace mas buenos y nos obliga a amarnos ms."

    Por haber comunicado la vida, la existencia de los esposos se ha prolongado en el nio cuya presencia trae consigo muchos riesgos.

    Consecuencia de un don, no es ingrato porque antes de ser heredero de sus padres estos lo son de l: la razn es clara: sin el pequen, los padres siempre hubiesen estado privados de las dichas que engendra la creacin efectiva.v Nacido del amor, el nio genera

    un nuevo amor entre los miembros de la familia.i Por esta razn es convenien

    te rodear de cario a los esposos a quien la naturaleza ha dado este don.

    Pero si es triste ver una familia que no lleve ms que el nombre

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  • de sta, es todava ms doloroso ver que hay algunos esposo^ que rehsan transmitir la vida. {Ojal comprendiesen su errorl {Casarse y no aceptar el fin del amor es querer lo que no puede ser, rehusando lo que es. Se quiere y no se quiere amar hasta donde el amor conduce. Triste condicin de las voluntades mutiladas que se encierran culpablemente en el crculo estril de un egosmo asesino.

    Hogares cerrados, los odio! En este sentido la palabra es exacta.

    Si en lo ms ntimo de los seres est el anhelo de la felicidad, la experiencia y la razn se dan la mano para probar que las vidas mejor logradas son aquellas en que no solamente se encuentra el mejor amor, sino en que se encuentra la voluntad de aceptar todas las consecuencias del amor.

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  • Nunca debe faltar el entusiasme porque el galardn de los padres con muchos hijos, es siempre de una infinita satisfaccin.

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  • EL AMOR ES EXITO

    Si la creacin de un hogar en el marco del amor verdadero suscita problemas difciles es bueno saber que sus xitos no son raros.

    El amor verdadero hace los hogares bellos y la existencia de stos es un autntico testimonio de su verdad.

    Sin duda que son necesarias ciertas circunstancias esenciales para ahuyentar todo peligro y para crear cierta atmsfera de seguridad; pero para un resultado tal no sera conveniente poner esforzadamente todos los medios que estn al alcance?

    Verdad es que los xitos del amor verdadero son menos ruidosos que los del falso amor. Los seguidores de

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  • ste no manifiestan sus triunfos o sus fracasos sino para probar que tienen razn. Mas que importa esto? Pese a su modestia los hogares unidos y felices existen y eso basta. Dichosa armona familiar en la que se desarrollan sanamente los seres que ni han jugado con el amor, ni han tratado de burlarlo.

    Un feliz matrimonio ha tenido seis hijos, los cuales a su vez ya se han casado y traen a los nietos a la casa de sus abuelitos. No hay la menor friccin entre los miembros de esta numerossima familia agrandada y multiplicada pero siempre unida. lEspectculo reconfortante! Todos estn reunidos por una alegra comn que ata los espritus y regocija los corazones. Cada uno de ellos es una fuente de dicha de la cual todos los dems se benefician.

    Rodeados de los hijos y de los

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  • nietos, que han crecido a su imagen y semejanza", en un clima de lealtad y de confianza que ellos han sabido crear, aquellos esposos paladean la alegra verdadera de la vida que han conquistado a fuerza de sacrificios voluntariamente aceptados, y ayudados tambin algunas veces por legtimas alegras y satisfacciones. Verdad es que la grandeza de estos hogares nunca se disocia del austero cumplimiento del deber; palabra humilde pero cuya prctica fiel proporciona a la conciencia la certeza de la verdad.

    Si detalladamente se examinan estos xitos del amor, se llega a la conclusin de que quienes lo han obtenido han sido personas de cualidades excepcionales que jams han omitido algo que haya podido perfeccionarlos.

    Siempre adelante, siempre vidos de algo mejor, nunca se han detenido

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  • en su trayectoria hacia el bien. Tal ha sido la consigna aceptada y practicada.

    Quien no tiene esta santa ambicin en el matrimonio, nunca conseguir nada.

    Nunca ser por dems repetir que para ser lo que se debe en la vida es necesario pagar el justo precio. Mas quin podr arrepentirse de haber pagado muy caro el amor que lo regocija en su existencia?

    Las quejas de muchos seres heridos o burlados no son otra cosa que la expresin de su propia miseria interior.

    Si se nace sin querer no se puede vivir sin consentir en ello, y si para vivir plenamente es menester transformarse, uno se convertir en lo que quiera. Spes messs in semine." "La esperanza de la mies est en la semilla." La mies no es otra cosa que la semilla continuada.

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  • Nadie podr hab lar d e los fra ca sos del am or si ste no ex istiese . Pero existe y los sabrosos y exquisitos frutos que produce son en s m ism o su m s cum plida alabanza.

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  • EL AMOR ES PUREZA

    Es muy frecuente que se confunda el amor con la voluptuosidad. Tan arraigada est esta idea que casi siempre hay peligro de que al hablar del uno se evoque a la otra con cierta morbosidad que no debiramos mencionar sino a puerta cerrada.

    En este punto cada quien reacciona segn lo que es. A buen entendedor pocas palabras! A la verdad, hay que admitir que entre los esposos el amor lleva siempre cierta voluptuosidad por la unin que se conoce y nada hay que decir en contra de esta sensibilidad que proviene de la naturaleza que Dios mismo ha formado. Ha opinado un telogo que si no hubiese

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  • existido el pecado original hubiese siempre existido esta voluptuosidad legtima y hubiese sido mas apreciada, pues, sometida a la razn, el espritu lahubiera ordenado mejor a su nobilsimo fin.

    Demasiado pdicos son aquellos que creen vivir el amor verdadero como si fuesen puros espritus. Nuestros cuerpos nos estorban decan unos recin casados, sin duda un poco ingenuos.

    Hay que ser prudente porque tan peligroso es rehusar la voluptuosidad como echarse sin reservas en sus brazos. Es importante decir esto con claridad: el amor y la voluptuosidad no son una misma realidad. No toda voluptuosidad es amor y el buscar esta fuera del verdadero amor es animalidad. No puede as conservarse el orden necesario. Cuando hay derecho nada puede negarse; pero es

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  • conveniente conservar la dignidad que exige el ser amado. Tal es la naturaleza de las cosas y una pasin impetuosa podra hacerla olvidar; mas no puede suprimirla.

    Desgraciadamente es verdad que cada uno lleva en su costado la herida original de la cual brotan las llamas impetuosas de las pasiones que la voluntad apaga no sin dificultad, y todos sabemos a que degeneraciones puede llegar quien no ha logrado vencer los instintos siempre insatisfechos.

    Si el amor de los esposos no debe rechazar toda voluptuosidad, s debe mirarla con desconfianza y ordenarla por un ascetismo espiritual del corazn y de los sentidos, cosa que se adquiere lentamente por una fina educacin.

    No se puede gobernar sin la ciencia de saber hacerlo y muchos se

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  • quejan de haber fracasado por no haber sabido prepararse con la debida anticipacin.

    Por otra parte hay siempre un grave peligro en ligar el amor a una sensibilidad indmita y persistente. Cuando esta desaparece por la vejez podr creerse que el amor se ha acabado como si el vnculo no fuese espiritual y efectivo. Recordemos a este propsito que la sensibilidad es un medio y nunca puede tener razn de fin y que los seres que se aman con entraable amor saben pasar superficialmente sobre ella para llegar, sin desfallecimiento, a las cimas perfectas del amor donde reina el espritu, asegurando con ello la perennidad de las cosas del corazn.

    El amor disciplinado conoce la voluptuosidad sin vergenza y sin remordimientos porque lo protege el noble aspecto de la pureza.

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  • Las almas puras son las nicas que saben respetar el uso de la naturaleza, se dan los gozos legtimos y no se creen jams empobrecidas o defraudadas por haber rechazado los abusos de una voluptuosidad desordenada.

    Slo dentro del orden puede existir la pureza.

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  • EL AMOR ES SANTIDAD

    Cuando dos cristianos han consentido amarse en el Seor, participan de la vida de El.

    Yo he venido dijo Jess-- para que tengan vida y como esta supone el amor, sguese que el amor no escapa a la mirada de Dios.

    Cuando Dios cre hombre y mujer los destin a una vida comn, los hizo con un amor que se vuelve Sacramento y los confi el uno al otro para que se santificaran mutuamente.

    "Que yo sea un santo exclamaba un Joven obrero para que el da que me case sea tambin mi esposa santa por m.

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  • Quiz no haya en el mundo nada ms bello ni ms grave que acrecentar la santidad del ser amado.

    Esto es el matrimonio cristiano: procurar la santificacin personal y la del cnyuge para asemejarse ms al paradigma divino y ser ms agradable a los ojos del Seor.

    Esta misin aceptada, incluida de alguna manera en el consentimiento matrimonial, puede parecer a simple vista que va ms all de las dbiles fuerzas de una voluntad que difcilmente se sostiene en el sendero del Bien y de la Verdad; pero no deben olvidar los esposos que el matrimonio que se confieren uno al otro sancionado por la Iglesia, es una fuente de gracias para el fin que se proponen.

    Cada uno puede tomar de esa fuente toda la fuerza que necesite para hacerse ms santo, y para santificar ms a su consorte. Y si ambos

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  • aceptan invocar a Dios como Padre comn, solicitar de El su ayuda omnipotente, lo mismo en las horas dulces que en las graves, el don conyugal que fue creado slo para ellos descender sobre sus cabezas y marcharan efectivamente sobre el camino de la autntica santidad contemplando con mirada comn al Dios tres veces santo.

    Muchos hogares hubieran perseverado si, fieles a las promesas sagradas, hubiesen vuelto a las fuentes divinas del amor y se hubiesen arrodillado para pedir a Dios que los ayudase. El Seor no impone el matrimonio pero si se acepta entrar en l, debe ser para siempre.

    Slo el espritu cristiano plenamente vivido puede consolidarlo.

    Santificar al ser amado a quien se ha ligado para la vida entera, es la primera y ltima palabra de todo amor cristiano. Y si fuese necesario dejar

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  • entrever alguna recompensa para los esposos que han emprendido la mutua santificacin, no hay quiz otra mejor que las oraciones que elevan al Seor el uno por el otro:

    Seor, aqu estoy como mi consorte me ha forjado. A travs de su rostro he buscado el tuyo. Si algo me he acercado a Ti, a l se lo debo, puesto que las gracias que de Ti reciba me las comunicaba. Olvida, Seor, sus faltas en consideracin a los mritos adquiridos hacindome lo que soy."

    Tal podr ser el lenguaje de los esposos que han sabido amarse como verdaderos bautizados. A ellos el Seor, aplicando una palabra del Evangelio, les perdonar mucho porque en una santidad progresiva han sabido amarse mucho.

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  • EL AMOR ES ETERNO

    "Yo te amo. Tu me amas. Estas confesiones recprocas de amor van siempre acompaadas de una palabra que les garantiza su eternidad. Esta palabra mil veces pronunciada expresa el deseo secreto de la voluntad que aspira a lo absoluto. Todo ser que ama plenamente, espera dar y encontrar en sus actos afectivos la certeza absoluta de inmortalidad.

    Por esta razn sin duda las heridas de amor son siempre tan crueles. Por ellas fenece lo que se crea sin trmino.

    "No he sufrido mucho en mi vida deca una mujer pero mi ms cruel dolor fue or a la persona que yo

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  • tanto amaba que su amor hacia m haba concluido y estaba bien muerto. Comparados con este estrujante dolor todos los dems me han parecido muy ligeros.

    El que de veras quiere, nunca deja de amar porque el amor es eterno y aquel que acaba nunca haba existido; era algo quimrico y habase uno fiado en apariencias engaosas y en falsos sofismas. En realidad todo aquello slo eran efmeras promesas de un sentimentalismo frgil, juego pasajero de una conciencia superficial, ardiente y vida pasin de un ser de presa.

    El amor no exista por ningn lado! Respetemos esos anhelos. Sin duda eran ingenua o cruelmente sinceros; pero no basta ser sincero para poseer la verdad. Los ensayos del amor no son el amor y para convencerse de ello, bastar dejar que el tiempo corra para que todo se acabe.

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  • Cuando se ama verdaderamente a un ser, es para siempre. Puede el amante separarse del amado o alejarse un tiempo de l, pero nunca lo olvidar. Siempre habr entre ellos un lazo irrompible. Desde el instante que el objeto amado ha penetrado de verdad en nuestra vida, se le ha marcado con un estigm que nadie podr borrar.

    La palabra dada por amor y en el amor, es un acto que se verifica sin miedo de retroceder y los contrayentes piden el Sacramento que divinamente sancione lo que ellos con anterioridad libremente han determinado.

    La indisolubilidad jurdica no hace ms que confirmar la realidad de los vnculos naturales que para siempre escapan a toda libertad.

    Que se regocijen pues los seres que se aman! Su separacin no sera

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  • jams para ellos una liberacin porque indefectiblemente comprometidos, estarn perseguidos sin cesar por la presencia de un amor que nadie borrar.

    La sutil nostalgia que un da u otro los sorprender en su vida no ser sino la prueba de un amor cuya naturaleza es vivir siempre y cuyo deber es custodiarse.

    Amando a un ser se quiere en l lo que tiene de eterno: tal es la exigencia de una naturaleza que no quedar satisfecha sino hasta en la eternidad; pero para ello es menester poner en el tiempo las premisas.

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  • EL AMORES DESPRECIO A LA MUERTE

    Si es verdad que la eternidad feliz no ser sino la duracin inacabable de las vidas humanas purificadas, habr entonces que concluir que la muerte nada puede contra el amor.

    Aceptando amarse, los vivos se han liberado en cuerpo y alma de l muerte. Lo que es del espritu quedar para el espritu, lo material volver a la tierra; pero nada de lo esencial se suprimir.

    La humanidad nunca ha desechado esta creencia porque siempre ha palpado su certeza. La actitud de los vivos ante las tumbas de sus muertos es sin duda un elocuente

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  • testimonio de la esperanza que abrigan los mortales acerca de una vida ms all de la tumba donde el amor florecer nuevamente. Sera contra la naturaleza edificar ciudades que no tuviesen cementerios! La muerte puede tocar al amor; pero no lo destruye y la separacin que impone a los seres que entre s se aman no es definitiva.

    Mi esposa ha muerto afirmaba un varn que haba enviudado haca cinco aos pero no me ha abandonado. Vivimos juntos como en los mejores tiempos de la presencia visible. Nuestras almas y nuestros corazones se han unido para permanecer juntos toda la vida y ms all de la muerte."

    Quin se atrever a dudar, en efecto, que muchos difuntos estn ms presentes a los vivos que algunos de stos entre s? Despus de la muerte sigue el intercambio amoroso.

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  • El amor es el puente misterioso que enlaza dos mrgenes: la del Paraso definitivo y la del principio de ste que se tiene por el amor ac en el mundo.

    Cuando falta la presencia visible del ser amado (pues ha muerto) puede haber un cambio ligero en la actitud, y el corazn humano siempre sensible puede sufrir por ello. Por algo es verdad que sobre la tierra los sentidos necesitan su objeto, mas despus de haber amado a un ser tal como era en vida, nada impide que se le siga amando como es en la eternidad.

    Es pues falso creer que la muerte puede arrebatar para siempre al objeto amado, dejando en el amante estriles arrepentimientos. Cuando dos seres se han amado con un amor que ha ido ms all de la carne, sin negarla, la muerte es impotente paira sepa

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  • rarlos. Y cmo poda ser de otra manera?

    En efecto, el amor ha creado entre los amantes un lazo verdaderamente irrompible y la muerte por muy dolo- rosa que sea, humanamente hablando, no puede destruir ese vnculo ni cortar las cadenas de un compromiso indefectible.

    Y una vez ms contemplamos el prodigio de que el amor conserva la presencia del amado y deja la posibilidad de dilogos singulares. Estos quiz sean ms reales al liberarse de la torpeza onerosa de las palabras. La intimidad espiritual que la muerte establece entre vivos y muertos es tan concreta como la que proporciona la bella presencia, aunque caduca, de los cuerpos.

    Para quien cree en la inmortalidad la muerte de un ser amado no es la ausencia definitiva sino un velo

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  • misterioso que impide que lo veamos. Un poco de paciencia y podremos contemplarlo en la clara maana de la eternidad.

    (El amor es pues una realidad ms fuerte que la muerte!

    A la manera que la arbitraria violencia de los humanos nada puede contra una voluntad libre, as la muerte nada puede contra el amor verdadero que en slidas bases se ha cimentado para siempre.

    "Oh muerte, en dnde est tu victoria?

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  • INDICE

    Dedicatoria................................... 5Preludio......................................... 7No hay ms que un solo amor. . . 9El amor es una trampa...................14El amor es un misterio...................20El amor es libertad......................... 25El amor es debilidad.......................31El amor es peligro...........................36El amor es

    ir ms all de s mismo...........41El amor es purificacin.................. 45El amor es cruel..............................49El amor es caridad......................... 54El amor es fidelidad........................59El amor es recproco.......................64El amor es oscuridad..................... 68El amor es fecundidad................... 73

    10.1

  • El amor es xito........................... 78El amor es pureza........................ 83El amor es santidad..................... 88El amor es eterno......................... 92El amor es

    desprecio a la muerte.............96

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  • Se . termin de im prim ir en los talleres de E D IC IO N E S P A U L IN A S , S. A . de C. V. Av. Taxquea N o. 1792 - Deleg.Coyoacn - 04250 Mxico, D. F., el 7 de Febrero de 1998. Se imprimieron 3,000 Ejems., ms sobrantes para reposicin

  • El amor est escondido,prisioneroen las limitacioneshumanas.

    Slo Diospuede liberarlocon un toque de su gracia,y ya nadielo podr aprisionar.

    lili