Buscadores de La Memoria

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La idea central que quiero presentar eneste trabajo es la del papel que juega lamemoria colectiva en la defensa del ba-

rrio La Fama Montañesa, ubicado en la delega-ción Tlalpan, al sur del Distrito Federal. Voy ahablar de la construcción simbólica que el habi-tante obrero hace de su barrio a través de lashuellas del pasado: la memoria, que es un pre-sente y que legitima sus luchas.

La memoria es la facultad de recordar, de de-jar huella; es el rastro de las experiencias de lostrabajadores, del mundo que vivieron; algunasde ellas reaparecen al ser invocadas, otras per-manecen ahí, esperando, y otras simplemente

desaparecen; asimismo, es un inmenso reper-torio de experiencias que nos hablan de las cos-tumbres, valores, normas y relaciones socialesque son susceptibles de desaparecer en el mo-mento en que cambian los contextos o perecenlas personas. Así, la memoria se encuentra enun proceso constante de cambio de acuerdo alos contextos que vive la gente.1

La reminiscencia tiene un sentido históricoque cambia de acuerdo al contexto; es decir, enel transcurso de la vida no hay sólo un recuerdo,sino varios que se van modificando de acuer-do con las condiciones de la vida, por lo que, enciertos momentos, el olvido se convierte en re-cuerdo y viceversa. El recuerdo es una constan-te recreación2 y la memoria tiene sus fronterasde acuerdo al momento histórico que se vive; es

LOS BUSCADORES

MEMORIAde la

El Barrio La Fama Montañesa

MARIO CAMARENA OCAMPO*

crónica

* Investigador de la Dirección de Estudios Históricos (INAH).

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crónica

en ese marco donde resulta sumamente impor-tante tratar esta temática como parte de unapropuesta metodológica, en donde el rescate dela memoria colectiva se convierte en el motorde la conservación de la identidad obrera.

La fábrica La Fama Montañesa dio origen albarrio que lleva su nombre. La liga entre amboses parte importante de la identidad de sus habi-tantes, aunque la factoría fue cerrada en 1998:los recuerdos de sus antiguos trabajadores y susfamilias la mantienen viva como un espaciosimbólico, digno de ser rescatado a través lasremembranzas de los habitantes del barrio; asi-mismo, la transmisión de estos recuerdos a losmás jóvenes3 tiene el objetivo de buscar, conser-var, preservar el orgullo de ser descendientes deobreros, lo que les permite justificar su luchapor resguardar el casco de la fábrica, sus casas,sus calles, la plazuela y el parque de las FuentesBrotantes como parte de su identidad.

El ser descendiente de obreros es parte de laidentidad de los habitantes del barrio, ya queuna buena cantidad de sus moradores fueronobreros u obreras, esposas de obreros o hijosde obreros, y al mismo tiempo, son conscien-tes del origen del barrio como barrio obrero,fundado junto con la fábrica en 1831. De estamanera, se encuentran como los legítimos de-fensores del patrimonio de ese mundo que estádesapareciendo.4

Al rescate de la memoria colectiva

En el verano de 2000, varios jóvenes vecinos delbarrio La Fama Montañesa tomaron un cursode historia oral que les impartí en su localidadcon la intención de rescatar los testimonios desus propios familiares, vecinos y ex obreros.Cabe aclarar que estos jóvenes forman parte delColectivo Fuentes Brotantes, constituido porun grupo muy homogéneo de habitantes del ba-rrio, en su mayoría son hijos o nietos de los anti-guos trabajadores de La Fama Montañesa,5 al-gunos de ellos fueron obreros en los últimostiempos de funcionamiento de la fábrica.

Estos jóvenes tienen en común que nacierony crecieron oyendo el ruido producido por lostelares como parte de su vida, no conocían el si-lencio; en otras palabras, no concebían que lafábrica dejara de funcionar. Vivían escuchando

la épica historia de las luchas obreras que suspadres y abuelos habían librado desde principiosdel siglo XX. Por otra parte, habían escuchado elrelato de la creación del barrio a partir del con-flicto intersindical que se dio en la década de1940. En estas narraciones aparecían los cam-bios tecnológicos, tales como la evolución de lostelares y las nuevas habilidades que se requeríanpara trabajar en ellos; habían escuchado, conemoción y miedo, en las noches oscuras, las le-yendas sobre los aparecidos y fantasmas que me-rodeaban la fábrica y sus alrededores, así comolos relatos de las diversas festividades y celebra-ciones religiosas.

Sin embargo, estos muchachos se dieroncuenta que los recuerdos que habían escuchadodesde su infancia desaparecerían con la muertede sus narradores y que la destrucción y latransformación de los espacios del barrio y dela fábrica terminarían con esa memoria y, porende, con ese “proceso de identificaciones his-tóricamente apropiadas que le confieren sentidoa un grupo social y le da estructura significativapara asumirse como unidad”.6

Uno de los elementos de la identidad es lamemoria, a partir de la cual los sujetos se reco-nocen con sus semejantes como miembros deun grupo por tener un pasado en común quecompartieron y experiencias similares, al tiempoque se distinguen de otras experiencias colecti-vas; su construcción implica un complejo proce-so en donde las vivencias generan una memoriaque, al interactuar con otras experiencias, con-forman un grupo que le da significación a esamemoria. La identidad surge entonces de la ca-pacidad de autoidentificación y de apropiaciónde las vivencias en contextos sociales y cultura-les específicos, históricamente determinados.Así, ante el cierre de la fábrica y la creciente ur-banización que ha trasformado su barrio, estosmuchachos tienen el interés de reconstituir par-te de su memoria colectiva para consolidar –so-bre todo entre los jóvenes– el “quiénes fuimos”y transmitirlo a las nuevas generaciones.

Esta lucha por conservar su pasado ha sidosumamente valiosa y emotiva, ya que no lo po-dían hacer solos, sino con la ayuda de los viejosdel barrio. Para ello convocaron a algunos de losviejos obreros y a sus familias a reuniones que se

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realizaban los domingos en la tarde, una suertede tertulias en donde se narraban y grababan lasexperiencias de los participantes; si bien estopuede parecer novedoso, es algo que ya existíaen el barrio. Así, hay una tradición familiar quepretende heredar sus recuerdos a sus hijos, porlo que las reuniones fueron muy amenas. Con-trario a lo que yo mismo creía, los ancianos notuvieron ningún problema para platicar sus vi-vencias sino todo lo contrario, contestaron loque se les preguntaba, en muchas ocasiones congran emotividad. Las temáticas que emergieronde estas reuniones fueronamplísimas: la vida en elbarrio y en la fábrica, el sin-dicalismo y su participa-ción, las relaciones entrehombre y mujer, la vivien-da y la creación del barrio,los deportes, los músicos, lavida en la escuela, las fies-tas y la relación con otrosbarrios, y toda una forma depensar con base en una reli-giosidad católica, que tienesus propias características.La buena experiencia enestas tertulias logró que va-rios viejos obreros accedie-ran a ser entrevistados demanera individual.

A las tertulias dominica-les a las que asistían losobreros y sus familias, ade-más de la plática, comenza-ron a traer fotografías como apoyo a sus relatos;los involucrados lograron compilar más de 300fotografías, propiedad de las familias del barrio,y algunos objetos como certificados, credencia-les de los trabajadores, pedazos de telares, co-nos, hilos de antaño, vestimentas, planos de lafábrica y del barrio, actas notariales, imágenesreligiosas resguardadas por los vecinos desde laCristiada, etcétera.

En agosto de 2000, tras varios meses de tra-bajo en el rescate de la memoria, se organizóuna exposición sobre el barrio La Fama Monta-ñesa en la Dirección de Estudios Históricos delInstituto Nacional de Antropología e Historia

(INAH), lo cual tenía un significado simbólicopara ellos: la casa que actualmente ocupa la ins-titución fue propiedad de un antiguo dueño dela fábrica, de quien guardaban agradables re-cuerdos. Además de la exposición, se realizaronvarias tertulias de antiguos obreros que teníancomo objetivo dar a conocer a la gente del ba-rrio sus experiencias sobre lo que había sido éstey la fábrica.7 Las exposiciones y reuniones sehan seguido realizando a lo largo de estos tresaños, y desde 2003 se llevan a cabo en el mismobarrio.

El hecho de verse en lasfotos de las exposicioneslos obligó a buscar lo queellos consideran fundamen-tal para responder la pre-gunta: “¿Cómo fue la fábri-ca y el barrio?” Buscar larespuesta llevó a plantearla estructura de la exposi-ción y de los coloquios apartir de dos ejes que ellosconsideraron esenciales: elproceso de trabajo y la vidade los trabajadores en el ba-rrio. El resultado fue sor-prendente y la exposiciónconvocó a más de 800 per-sonas que la visitaron du-rante las tres semanas quese exhibió. La gran mayoríaeran visitantes locales de LaFama y de otros barrios ale-daños (Peña Pobre y San

Fernando). Muchos de ellos se encontraron a símismos o a sus parientes y conocidos en los mu-ros de la exposición, generándose una suerte dediálogo entre las imágenes colgadas en las pare-des y el público, en donde la evocación del re-cuerdo fue fundamental.8 En la exposición quese realizó en 2003, apoyados por el párroco de laiglesia, la participación fue más sorprendente,ya que más de mil personas asistieron a verla entan sólo tres días.

En el proceso de montaje de la exposición, sehizo evidente, por las temáticas elegidas y la dis-tribución jerarquizada de los materiales en lassalas, que el eje definitorio de la colectividad,

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…ante el cierre de la

fábrica y la creciente

urbanización que ha

trasformado su barrio,

estos muchachos tienen

el interés de reconstituir

parte de su memoria

colectiva para consolidar

–sobre todo entre los

jóvenes– el “quiénes

fuimos” y transmitirlo a

las nuevas generaciones.

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aun de los no obreros, es hasta hoy la relacióncon la fábrica. El peso mayor de la exposición lotuvieron las fotografías sobre el proceso de tra-bajo al interior de la fábrica y lo referente a lasrelaciones laborales: los patrones, los líderes sin-dicales, los conflictos y huelgas, etc. De hecho,fue éste el material que ocupó la mayor parte dela exposición y se ubicó en la sala principal. Encuanto al segundo eje, la vida en el barrio,emergieron cuatro elementos fundamentales:las relaciones familiares, el deporte, las diversio-nes (entre ellas, los grupos musicales de la fábri-ca) y las fiestas religiosas.9

Así, estas exposiciones me han permitidoconstatar –siendo un evento anual de cons-trucción colectiva– que el referente de la me-moria colectiva que los identifica como grupoes el valor simbólico de la fábrica y el hecho dehaber trabajado en ella. Analicemos brevemen-te qué es lo más significativo para la gente.

La vivencia como fuente del recuerdo

La pregunta con la que estructuraron las exposi-ciones y las tertulias se convierte en central por-que nos habla de las concepciones y las inten-ciones con las que analizan su pasado. Estapregunta, aparentemente simple, tenía múlti-ples respuestas en las que la fábrica y el barrioaparecían como sujetos historiables, pero los hom-bres y las mujeres que le dieron y le dan sentido

a estos espacios están convertidos ensombras apenas perceptibles.10

Por otra parte, su concepción dela historia los lleva al pasado, un pa-sado épico difícilmente relacionadocon el momento presente y con lavida cotidiana de los moradores delbarrio. Historia significa sólo el pasa-do que no tiene que ver con el pre-sente. Cuando una persona del ba-rrio se descubre en una foto a símismo, de niño, junto con sus pa-dres, abuelos o sus compañeros deescuela, refuerza su memoria, perosin relacionarla con el presente; esdecir, no se conciben a sí mismoscomo parte del proceso, ya que, si lohicieran, la pregunta sería: ¿haciadónde va ese proceso?

La manera en que las personas hablan delbarrio tiene implícita una concepción del tiem-po, la cual percibimos muy acotada; por unlado, como ya dijimos, no se relaciona con elpresente sino con un pasado que no va más alláde tres generaciones. Para la mayoría de los ha-bitantes del barrio, su recuerdo más antiguo seremonta al conflicto intersindical (1939-1941)entre la Confederación Regional Obrera Mexi-cana (CROM) y la Confederación de Trabajado-res de México (CTM). Para los más viejos fuealgo que vivieron directamente, otros lo vivie-ron siendo niños y a los más jóvenes les fue con-tado por todos los anteriores, pero los recuerdosque narran no van más atrás en el tiempo, loanterior a este episodio ni siquiera se lo plan-tean. Así, esta manera de concebir la historialos lleva a autoexcluirse del proceso.

Preguntas hacia la Historia

en un contexto de lucha

En 1941, una vez resuelta la huelga, la fábricatiene que pagar una indemnización y casi tresaños de salarios caídos a sus trabajadores; alno contar con recursos financieros para ello, de-ciden pagarles con terrenos, los cuales el sindi-cato destina a la construcción de viviendas queserían repartidas a sus agremiados. Pero esta do-tación tuvo una peculiaridad: se dio a cada fa-milia la posesión de una porción de terreno,

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Festividad del 8 de diciembre (sin año).

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pero no en propiedad; es decir, no se podíanfraccionar y, por lo tanto, no se entregaronescrituras individuales, porque los terrenosrepartidos eran, en sentido estricto, propiedaddel sindicato. Al morir los viejos obreros –desti-natarios directos del beneficio–, quedaron des-protegidos sus herederos, ya que no existe ladocumentación legal que los acredite comodueños, sólo el reconocimiento colectivo de que“allí han vivido siempre”. Esto ha generado untemor creciente de que pueden ser desalojadospor empresas privadas que ven en la zona unámbito de inversión –ya sea para vivienda opara locales comerciales–, o por el propio go-bierno.

Las pláticas con los trabajadores se estructu-ran a partir del contexto que está viviendo lagente. El barrio de La Fama Montañesa ha sidoabsorbido por la ciudad. En su origen no estabapensado para el tránsito de autos y fue casi has-ta la década de los cincuenta cuando comenza-ron a circular algunos vehículos. Sus espaciospúblicos eran para caminar, conversar, oír músi-ca, bailar, comerciar, jugar, hacer deporte y has-ta pelear. La vorágine urbana es incontenible;ante la apertura y ampliación de vialidades queprivilegian al automóvil frente al peatón, la in-vasión continúa para generar nuevas viviendas;el crecimiento de la oferta comercial que modi-fica rápidamente el entorno y el crecimientodesmedido de fraccionamientos y unidades ha-bitacionales lo han transformado. Así, el barrioes cada vez más acotado y desdibujado, hastaconvertirlo en un paso vehicular que tiende ahacerlo desaparecer, cambiando completamen-te las relaciones sociales. Este proceso generaen los habitantes del barrio una amenaza conti-nua de despojo de sus espacios colectivos, talescomo La Plazuela, las calles peatonales y el Par-que Fuentes Brotantes.

La fábrica, considerada por todos el origenmismo del barrio, ha trasformado su giro paraconvertirse en un supermercado –la ComercialMexicana–, y se afirma que la convertirán en uncentro comercial al estilo de Plaza Cuicuilco;estos cambios generan una sensación de pérdiday nostalgia por la fábrica. El cierre de ésta, la in-seguridad en la propiedad de la vivienda y latransformación de sus espacios colectivos signi-

fica clausurar una forma de organización socialcuyo fundamento lo daba el hecho de ser obrerode La Fama. La fábrica fue un espacio queles dio seguridad y la posibilidad de poder viviry de dar educación a sus hijos. Toda esta incer-tidumbre y la fragilidad a la que están expuestoslos referentes identitarios de esta colectividad,los ha llevado a refugiarse en el recuerdo comoasidero fundamental, en donde la fábrica y susrelaciones son el centro de su discurso.

En 1998 se genera una transformación en eldiscurso de los trabajadores cuando la fábricaLa Fama Montañesa cierra sus puertas definiti-vamente después de 167 años; a partir de esemomento hay una gran nostalgia por la factoría.Así, sus habitantes empiezan a vivir del recuer-do, en donde “todo tiempo pasado fue mejor”.Se privilegia la historia como lo pasado paraarticularse al presente, lo que provoca que lamirada que los habitantes del barrio tienen so-bre sí mismos esté basada en “lo que fueron”,por lo que la fábrica había representado para

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Plano de la fábrica y sus terrenos, 1916.

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ellos: seguridad en el trabajo, educación parasus hijos, casa y hasta la posibilidad de crear unafamilia.

Como señalamos anteriormente, la fábrica esparte importante de la identidad de los habitan-tes del barrio, es un espacio simbólico digno deser rescatado, por una parte, a través de los re-cuerdos de los ex trabajadores, pero tambiéncomo un espacio real de construcción de la me-moria histórica; asimismo, la transmisión de es-tos recuerdos a los más jóvenes busca conservare incrementar el orgullo de ser descendientes deobreros, lo cual también se constituye en un ele-mento de identidad.

La amenaza viene de fuera

El “nosotros” de los habitantes del barrio LaFama se identifica con ser ex obrero de la fábri-ca La Fama Montañesa o ser descendiente deobreros, con haber nacido y vivido en el barrio,y con tener como un símbolo importante el edi-ficio fabril, de tal manera que todo lo que se en-cuentre fuera de estos elementos constituye “elotro” o “lo externo”, vistos como elementos ex-traños, amenazantes y fuente de conflictos.11

Tales conflictos se expresan, por una parte,en una rivalidad histórica con los barrios obre-ros de Peña Pobre y San Fernando, con quienesse enfrentaban en el campo deportivo y en elamoroso; por otra parte, tienen enfrentamien-tos con los habitantes de las colonias aleda-ñas como la Miguel Hidalgo o la Unidad Habi-tacional Fuentes Brotantes, y desde luego, conlos del centro de Tlalpan. Un ejemplo ello se hadado últimamente con respecto a las vialida-des. A mediados de 2002, cuarenta personas,habitantes de la Unidad Habitacional FuentesBrotantes, organizaron una marcha de protestareclamando a las autoridades delegacionalesvialidades para circular hacia la avenida Insur-gentes,12 lo cual molestó a los moradores delbarrio La Fama pues, para lograr ese cometido,debían pasar por La Plazuela, suprimiendo unespacio simbólico importante para ellos.

Esta zona ha crecido desorbitadamente enlos últimos 20 años sin que se hayan construidolas vialidades para desahogar el tránsito. De he-cho, en esta área sólo se cuenta con una aveni-da de entrada –Ayuntamiento– y otra de salida

–Corregidora–. Por un tiempo se acordó que enlas horas “pico” se permitiera que los habitantesde la unidad y de colonias aledañas “cortarancamino” metiéndose en sentido contrario porAyuntamiento, para ingresar, a través del esta-cionamiento de la tienda Comercial Mexicana,colindante a la fábrica, a la pequeña calle llama-da La Fama.13 El problema es que dicha calledesemboca o se convierte en la plazuela del ba-rrio, pasando por el frente de la fábrica La FamaMontañesa, hasta llegar a Insurgentes, pero alusar este espacio como paso de autos rompíatoda la dinámica social del barrio, lo cual causóun serio conflicto con los vecinos. Así, los ele-mentos externos se han ido imponiendo al ba-rrio, desdibujándolo y acotándolo hasta conver-tirlo en un paso vehicular más.

El Colectivo Cultural Fuentes Brotantes14

recientemente había llegado a un acuerdo conla Delegación para que les devolvieran dichocentro en su sentido original, lo cual implicabael cierre a la circulación de automóviles. A tra-vés de esta organización local, las negociacioneshabían sido exitosas y los vecinos de La Famatendrían nuevamente una plaza propia don-de reunirse y reencontrarse, siempre con el ar-gumento de que “así había sido siempre”. Deesta manera, la memoria se convierte en un ar-gumento de sus demandas y de sus defensas;con este mismo argumento se plantea rescatarel edificio de la fábrica.

Durante la marcha antes mencionada, latensión social del área se manifestó de múlti-ples maneras. Entre ellas, se dio una suerte deagresión verbal por parte de los habitantes de launidad contra los vecinos del barrio, reclamán-doles “[…] que dejaran esas estúpidas tradicio-nes que no les dejaban nada bueno. La ciudadsigue creciendo y ustedes no pueden quedarse almargen guardando sus tradiciones. La plaza nopuede cerrarse al tránsito” (representante deuno de los edificios de la Unidad Fuentes Bro-tantes).

Para los del barrio esa agresión es inconcebi-ble. La plaza es del barrio, es un espacio públicoque todos pueden usar, siempre y cuando seanparte de la colectividad de La Fama. La plaza lespertenece porque ellos son los “herederos” deuna vida fabril que tuvo vigencia por más de un

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siglo. Ese espacio, primero de la fábrica, luegodel sindicato y actualmente de la Delegación,les pertenece por historia, por derecho ances-tral, por memoria.

La historia del barrio, antes compartida portodos, hoy parece patrimonio de unos cuantos,generando una incomprensión y rompimientode diálogo entre vecinos, ya que se profundizanlas diferencias entre los originarios del barrio ylos “recién llegados de las otras colonias”. Estosconflictos han impulsado a los jóvenes a escribirla historia de su barrio, historia donde la memo-ria es la fuente por excelencia.

La historia en la lucha política

Los jóvenes del Colectivo Fuentes Brotantes sepropusieron escribir esta historia, donde los pro-tagonistas son ellos mismos; a diferencia de lahistoria patria, que excluía a los actores obreros.Tienen la intención de justificar su presente apartir del rescate de sus testimonios y de hacerla interpretación de su propia historia. Así, lamemoria de sus padres, abuelos y vecinos esla carne de la historia, a la vez que justifica y ar-

gumenta su lucha política. El saber es poder.Cuando la gente sistematiza su experiencia, jus-tifica su actuar de acuerdo a sus necesidades po-líticas del momento.

No es extraño que los muchachos del barriopropicien el recurso permanente a la memoria ygeneren cronistas, pues de lo contrario la histo-ria del barrio dejaría de existir. La historia buscaconservar la memoria, pero también la unidady la identidad del barrio como parte de un espa-cio más amplio que es la Delegación. Existe unespacio de identidad del barrio que no están dis-puestos a negociar bajo ninguna circunstan-cia, aunque estén integrados a la ciudad: la fá-brica. El inmueble, un valor simbólico para suidentidad, se convirtió en su patrimonio históri-co, de tal manera que la lucha por la conserva-ción del edificio como monumento histórico esla lucha por la conservación de su identidad.

Después de tres años de trabajo continuo, loshabitantes del barrio La Fama Montañesa hantomado el conocimiento de las técnicas de lahistoria oral por su cuenta, han realizado mu-chas horas de entrevistas y las han analizado

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Grupo de obreros

con el manantial

Fuentes Brotantes

y huertas al fondo

(sin fecha).

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con cuidado, todo lo cual les ha dado muchosargumentos de peso para luchar ante las autori-dades del gobierno del Distrito Federal por laconservación del inmueble de la fábrica, asícomo de los espacios colectivos del barrio (laplaza, el manantial, etc.) como un patrimoniohistórico que ellos mismos, con sus propias or-ganizaciones, son capaces de preservar y admi-nistrar. De esta forma, a través de la historiaoral, los participantes adquieren una concienciadel tiempo y del cambio donde ellos mismos sonquienes lo originan. El hacer su propia historialos equipa para resignificar sus nociones deltiempo y del cambio y así tener elementos parapoder enfrentar un presente incierto. En otraspalabras, la historia y su lucha política van de lamano.

El uso de la historia oral, desde esta perspec-tiva, reformula cuestiones fundamentales de lahistoria como generalmente se la entiende. Enprimer lugar, los habitantes del barrio se ven a símismos como sujeto de la historia, en contrastecon la idea general de que tal sujeto son losgrandes hombres y acontecimientos. El cons-truir una historia con una amplia gama de expe-riencias, recrea las relaciones sociales que for-man el contexto de los eventos históricos. Ensegundo lugar, en la historia tradicional subyacela perspectiva de que entre el pasado y el pre-sente hay una relación de causa efecto; es de-cir, que el presente es el resultado natural delpasado. A través de las experiencias individua-les podemos constatar que el presente contienealternativas que pudieron haber ocurrido y quenuestra existencia es una continua negociaciónentre varias opciones, algunas de las cuales sonopuestas. Reconocer que el presente forma par-te de un proceso continuo y no concluido es ne-cesario para no sentirse aplastado por el pesomuerto del pasado. Así, la historia oral se con-vierte en un elemento concientizador de la si-tuación histórica de las personas.

Por último, ¿a quién pertenece la historia?Generalmente se cree que la historia pertenecea los historiadores y a las instituciones que lacrean, y no se reconoce a los propios antepasa-dos en ese discurso. Conocer y reconocer los he-chos de los abuelos, padres y de ellos mismoscomo parte de la trama histórica central, les

confiere capacidad y derecho para influir enella. En la medida en que los habitantes del ba-rrio obrero actúen como agentes conscientes desu propia historia, podrán dirigir sus vidas en ladirección que, merced a esta conciencia, seaconveniente para ellos.15

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Notas

1 Alberto Saldarriaga, “Imagen y memoria en la construccióncultural de la ciudad”, en Carlos Alberto Torres Tavares, FernandoViviescas M., Edmundo Pérez, La ciudad: hábitat de diversidad ycomplejidad, Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colom-bia, pp. 161-163.

2 Marc Auge, Las formas del Olvido, Gedisa, Barcelona, Espa-ña, 1998, pp. 11-35.

3 Antaño, los jóvenes oían las historias que contaban suspadres, pero con el trabajo colectivo han aprendido a escuchartambién a otras personas fuera de su familia, lo cual signifi-ca también una revalorización de los viejos. Entrevista realizadapor Mario Camarena a Sofía Rojas en el barrio de La Fama Mon-tañesa en 2001.

4 En 1990 se creó un grupo de jóvenes de hijos de obrerosque tiene como objetivo conservar su patrimonio industrial.Entrevista de Mario Camarena a Juan Alberto en la Fama Monta-ñesa, 2002.

5 Es importante referir que hubo un primer proyecto, en ladécada de los ochenta, con obreros de la fábrica, los cuales que-rían, a partir de la metodología que brinda la historia oral, recons-truir su historia como obreros textiles. Muchos de los participan-tes de este primer grupo eran padres o parientes de los que hoyforman el Colectivo Cultural Fuentes Brotantes.

6 Ver Portal Ariosa, María Ana, “Política cultural y participa-ción ciudadana en el Distrito Federal”, en Revista Mexicana deSociología, México, Instituto de Investigaciones Sociales-UNAM, a.LXII, n. 2, abril-junio de 2000.

7 Ubicada en la calle de Allende, en el centro de Tlalpan. Eneste proyecto participé a petición del Colectivo de asesores exter-nos.

8 Video realizado por María Ana Portal en agosto de 2001 enla sesión inaugural de la exposición “Los Hilos de la vida obrera”,realizada en la Dirección de Estudios Históricos.

9 Es importante señalar que las fotografías marcaron la lógi-ca del trabajo, ya que en aquella época sólo fotografiaron even-tos “importantes” para la familia. No se contaba con cámarasportátiles, que hacen más flexibles las tomas y que permiten fo-tografiar espacios y momentos no festivos.

10 “Preguntas en la enseñanza de la historia oral en comuni-dad y barrio en México”, en The Power of Oral History. Memory,Healing Development, v. 3, Philippe Denis and James Worthing-ton, 1964, p. 3.

11 Amalia Signorelli, “El valor del trabajo en la experienciabiográfica: confrontación de dos historias de vida comparadas”,Cuicuilco, Nueva Época, v. 2, n. 4, mayo/agosto, 1995, p. 123.

12 La Unidad Fuentes Brotantes colinda con el barrio de LaFama y se construyó en 1985, tras los terremotos, para albergara seis mil familias damnificadas. Su construcción se hizo sobreterrenos del Parque Nacional Fuentes Brotantes, por parte delISSSTE, quien se los compró al gobierno.

13 Esta “solución” afecta a los habitantes del barrio no sólopor su paso por La Plazuela, sino por lo peligros de una circula-ción ambigua, que ha generado accidentes y atropellamientos.

14 Este colectivo está formado, además de habitantes del ba-rrio de La Fama, por algunos habitantes de Calvario-Camisetas,todos colindantes al parque nacional de Fuentes Brotantes.

15 Gerardo Necoechea, “Una experiencia en historia publicae historia oral los museos comunitarios de Oaxaca”, en Jorge E.Aceves Lozano, Historia Oral: Ensayos y aportes de investigación,Ciesas-SEP, México, 1996, p. 78.