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Cañas y Barro Por Vicente Blasco Ibáñez

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CañasyBarro

Por

VicenteBlascoIbáñez

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I

Como todas las tardes, la barca-correo anunció su llegada alPalmar convariostoquesdebocina.

Elbarquero,unhombrecilloenjuto,conunaorejaamputada,ibadepuertaenpuertarecibiendoencargosparaValencia,yalllegaralosespaciosabiertosen la única calle del pueblo, soplaba de nuevo en la bocina para avisar supresencia a las barracas desparramadas en el borde del canal. Una nube dechicueloscasidesnudosseguíaalbarqueroconciertaadmiración.Lesinfundíarespeto el hombreque cruzaba laAlbufera cuatroveces al día, llevándose aValencia lamejor pesca del lago y trayendo de allá losmil objetos de unaciudadmisteriosayfantásticaparaaquelloschiquitinescriadosenunaisladecañasybarro.

De la tabernadeCañamèl,queeraelprimerestablecimientodelPalmar,salíaungrupodesegadoresconelsacoalhombroenbuscadelabarcapararegresar a sus tierras.Afluían lasmujeresal canal, semejanteaunacalledeVenecia, con las márgenes cubiertas de barracas y viveros donde lospescadoresguardabanlasanguilas.

En el agua muerta, de una brillantez de estaño, permanecía inmóvil labarca-correo:ungranataúdcargadodepersonasypaquetes,conlabordacasia flor de agua.La vela triangular, con remiendos obscuros, estaba rematadaporunguiñapoincoloroqueenotrostiemposhabíasidounabanderaespañolaydelatabaelcarácteroficialdelaviejaembarcación.

Un hedor insoportable se esparcía en torno de la barca. Sus tablas sehabían impregnado del tufo de los cestos de anguilas y de la suciedad decentenares de pasajeros: una mezcla nauseabunda de pieles gelatinosas,escamasdepezcriadoenelbarro,piessuciosyropasmugrientas,queconsurocehabíanacabadoporpuliryabrillantarlosasientosdelabarca.

Los pasajeros, segadores en su mayoría, que venían del Perelló, últimoconfín de la Albufera lindante con el mar, cantaban a gritos pidiendo albarqueroquepartiesecuantoantes. ¡Yaestaba llena labarca!¡Nocabíamásgente…!

Asíera;peroelhombrecillo,volviendohaciaelloselinformemuñóndesuorejacortadacomoparanooírles,esparcíalentamenteporlabarcalascestasylossacosquelasmujeresleentregabandesdelaorilla.Cadaunodelosobjetosprovocabanuevasprotestas;lospasajerosseestrechabanocambiabandesitio,ylosdelPalmarqueentrabanenlabarcarecibíanconreflexionesevangélicasla rociada de injurias de los que ya estaban acomodados. ¡Un poco de

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paciencia!¡Tantositioqueencontrasenenelcielo…!

La embarcación se hundía al recibir tanta carga, sin que el barqueromostrase lamenor inquietud,acostumbradoa travesíasaudaces.Noquedabaen ella un asiento libre. Dos hombres se mantenían de pie en la borda,agarradosalmástil;otrosecolocabaenlaproa,comounmascaróndenavío.Todavíael impasiblebarquerohizo sonarotravez subocinaenmediode lageneral protesta… ¡Cristo! ¿Aún no tenía bastante el muy ladrón? ¿Iban apasar allí toda la tarde bajo el sol de septiembre, que les hería de lado,achicharrándoleslaespalda…?

Deprontosehizoelsilencio,ylagentedelcorreovioaproximarseporlaorilla del canal un hombre sostenido por dos mujeres, un espectro, blanco,tembloroso,conlosojosbrillantes,envueltoenunamantadecama.Lasaguasparecíanhervir conel calordeaquella tardedeverano; sudaban todosen labarca, haciendo esfuerzos por librarse del pegajoso contacto del vecino, yaquelhombretemblaba,chocandolosdientesconunescalofríolúgubre,comosi el mundo hubiese caído para él en eterna noche. Las mujeres que lesostenían protestaban con palabras gruesas al ver que los de la barcapermanecían inmóviles. Debían dejarle un puesto: era un enfermo, untrabajador.Segandoelarrozhabíaatrapadolasfiebres, lasmalditas tercianasde laAlbufera, ymarchaba aRuzafa a curarse en casa de unos parientes…¿Noeranacasocristianos?¡Porcaridad!¡Unpuesto!

Y el tembloroso fantasma de la fiebre repetía como un eco, con lossollozosdelescalofrío:

—¡Percaritat!¡Percaritat…!

Entró a empujones, sin que la masa egoísta le abriera paso, y noencontrandositio,sedeslizóentrelaspiernasdelospasajeros,tendiéndoseenel fondo,conel rostropegadoa lasalpargatassuciasy loszapatos llenosdebarro, en un ambiente nauseabundo. La gente parecía acostumbrada a estasescenas.Aquellaembarcaciónservíaparatodo;eraelvehículodelacomida,del hospital y del cementerio. Todos los días embarcaba enfermos,trasladándolos al arrabal deRuzafa, donde los vecinos del Palmar, faltos demedicamentos, tenían realquilados algunos cuartuchos para curarse lastercianas.Cuandomoríaunpobresinbarcapropia,elataúdsemetíabajounasientodelcorreoylaembarcaciónemprendíalamarchaconelmismopasajeindiferente,quereíayconversaba,golpeandoconlospieslafúnebrecaja.

Al ocultarse el enfermo volvió a surgir la protesta. ¿Qué esperaba eldesorejado?¿Faltabaaúnalguien…?Ycasitodoslospasajerosacogieronconrisotadas a una pareja que salió por la puerta de la taberna de Cañamèl,inmediataalcanal.

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—¡EltíoPaco!—gritaronmuchos—.¡EltíoPacoCañamèl!

Eldueñodelataberna,unhombreenorme,hinchado,devientrehidrópico,andaba a pequeños saltos, quejándose a cada paso con suspiros de niño,apoyándose en sumujer, Neleta, pequeña, con el rojo cabello alborotado yojos verdes y vivos que parecían acariciar con la suavidad del terciopelo.¡FamosoCañamèl!enfermoylamentándose,mientrassumujer,cadavezmásguapa y amable, reinaba desde su mostrador sobre todo el Palmar y laAlbufera.Loqueélteníaeralaenfermedaddelrico:sobradedineroyexcesodebuenavida.Nohabíamásqueverlelapanza,lafazrubicunda,loscarrillosquecasiocultabansunaricillaredondaysusojosahogadosporeloleajedelagrasa.¡Todosquesequejasendesumal!¡Situvieraqueganarselavidaconaguaalacintura,segandoarroz,noseacordaríadeestarenfermo!

Y Cañamèl avanzaba una pierna dentro de la barca, penosamente, condébiles quejidos, sin soltar aNeleta,mientras refunfuñaba contra las gentesqueseburlabandesusalud.¡Élsabíacómoestaba!¡Ay,Señor!Yseacomodóenunpuestoqueledejaronlibre,conesaobsequiosasolicitudquelasgentesdelcampotienenparaelrico,mientrassumujerhacíafrentesinarredrarsealasbromasdelosquelacumplimentabanviéndolatanguapayanimosa.

Ayudóa sumaridoa abrirungranquitasol, pusoa su ladounaespuertacon provisiones para un viaje que no duraría tres horas, y acabó porrecomendar al barquero el mayor cuidado con su Paco. Iba a pasar unatemporadaensucasitadeRuzafa.Allílevisitaríanbuenosmédicos:elpobreestaba mal. Lo decía sonriendo, con expresión cándida, acariciando alblanduchohombretón,quetemblabaconlasprimerasoscilacionesdelabarcacomosifuesedegelatina.Noprestabaatenciónalosguiñosmaliciososdelagente,alasmiradasirónicasyburlonasquedespuésderesbalarsobreellasefijabaneneltabernero,dobladoensuasientobajoelquitasolyrespirandoconungruñidodoloroso.

Elbarqueroapoyósulargaperchaenelribazo,ylaembarcacióncomenzóa deslizarse por el canal seguida por las voces de Neleta, que siempre consonrisa enigmática recomendaba a todos los amigos que cuidasen de suesposo.

Lasgallinascorríanporentrelasbrozasdelribazosiguiendolabarca.Lasbandasdeánadesagitabansusalasentornodelaproaqueenturbiabaelespejodel canal, donde se reflejaban invertidas las barracas del pueblo, las negrasbarcasamarradasalosviveroscontechosdepajaarasdelagua,adornadasenlosextremosconcrucesdemadera,comosiquisierancolocarlasanguilasdesusenobajoladivinaprotección.

Al salir del canal, la barca-correo comenzó a deslizarse por entre losarrozales,inmensoscamposdebarrolíquidocubiertosdeespigasdeuncolor

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bronceado.Lossegadores,hundidosenelagua,avanzabanhozenmano,ylasbarquitas,negrasyestrechascomogóndolas,recibíanensusenoloshacesquehabíandeconducira laseras.Enmediodeestavegetaciónacuática,queeracomounaprolongacióndeloscanales,levantábanseatrechos,sobreisletasdebarro, blancas casitas rematadas por chimeneas. Eran las máquinas queinundabanydesecabanloscampos,segúnlasexigenciasdelcultivo.

Los altos ribazos ocultaban la red de canales, las anchas «carreras» pordonde navegaban los barcos de vela cargados de arroz. Sus cascospermanecíaninvisiblesylasgrandesvelastriangularessedeslizabansobreelverdedeloscampos,enelsilenciodelatarde,comofantasmasquecaminasenentierrafirme.

Los pasajeros contemplaban los campos como expertos conocedores,dando su opinión sobre las cosechas y lamentando la suerte de aquellos aquieneshabíaentradoelsalitreenlastierras,matándoleselarroz.

Deslizábaselabarcaporcanalestranquilos,deunaguaamarillenta,conlosdorados reflejos del té. En el fondo, las hierbas acuáticas inclinaban suscabellerasconelrocedelaquilla.Elsilencioylatersuradelaguaaumentabanlos sonidos. En los momentos en que cesaban las conversaciones, se oíaclaramentelaquejumbrosarespiracióndelenfermotendidobajounbancoyelgruñidotenazdeCañamèlalrespirar,conlabarbahundidaenelpecho.Delasbarcas lejanasycasi invisibles llegaban,agrandadospor lacalma,elchoquedeunaperchaalcaersobrelacubierta,elchirridodeunmástil,lasvocesdelosbarquerosavisándoseparanotropezarenlasrevueltasdeloscanales.

Elconductordesorejadoabandonólapercha,ysaltandosobrelasrodillasdelospasajerosfuedeunextremoaotrodelaembarcaciónarreglandolavelaparaaprovecharladébilbrisadelatarde.

Habíanentradoenellago,enlapartedelaAlbuferaobstruidadecarrizalese islas, donde había que navegar con cierto cuidado. El horizonte seensanchaba.Aunlado,lalíneaobscurayonduladadelospinosdelaDehesa,queseparalaAlbuferadelmar;laselvacasivirgen,queseextiendeleguasyleguas, donde pastan los toros feroces y viven en la sombra los grandesreptiles,quemuypocosven,perode losque sehablacon terrordurante lasveladas.Alladoopuesto,lainmensallanuradelosarrozalesperdiéndoseenelhorizonte por la parte de Sollana y Sueca, confundiéndose con las lejanasmontañas.Alfrente,loscarrizaleseisletasqueocultabanellagolibre,yporentre los cuales deslizábase la barca, hundiendo con la proa las plantasacuáticas,rozandosuvelaconlascañasqueavanzabandelasorillas.Marañasde hierbas obscuras y gelatinosas como viscosos tentáculos subían hasta lasuperficie, enredándose en la percha del barquero, y la vista sondeabainútilmentelavegetaciónsombríaeinfecta,encuyosenopululabanlasbestias

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delbarro.Todoslosojosexpresabanelmismopensamiento:elquecayeraallí,difícilmentesaldría.

UnrebañodetorospastabaenlaplayadejuncosycharcaslindanteconlaDehesa. Algunos de ellos habían pasado a nado a las islas inmediatas, yhundidosenelfangohastaelvientrerumiabanentreloscarrizales,moviendocon fuerte chapoteo sus pesadas patas. Eran unos animales grandes, sucios,con el lomo cubierto de costras, los cuernos enormes y el hocico siemprebabeante.Mirabanfieramentelacargadabarcaquesedeslizabaentreellos,yalmover su cabeza esparcían en torno una nube de gruesosmosquitos quevolvíaacaersobreelrizadotestuz.

Apocadistancia,enunribazoquenoeramásqueunaestrechalenguadebarroentredosaguas,vieronlosdelabarcaunhombreencuclillas.LosdelPalmarleconocieron.

—¡EsSangonera!—gritaron—.¡ElborrachoSangonera!

Yagitandosussombreros,lepreguntabanagritosdóndelahabía«pillado»por la mañana y si pensaba dormirla allí. Sangonera seguía inmóvil; perocansadodelasrisasygritosdelosdelabarca,púsoseenpie,ygirandoenunaligera pirueta, se dio unas cuantas palmadas en el dorso de su cuerpo conexpresióndedesprecio,volviendoaagacharsegravemente.

Al verle de pie redoblaron las risas, excitadas por su bizarro aspecto.Llevabaelsombreroadornadoconunaltopenachodefloresde laDehesaysobre él pecho y en torno de su faja se enroscaban algunas bandas decampanillassilvestresdelasquecrecíanentrelascañasdelosribazos.

Todos hablaban de él. ¡Famoso Sangonera! No había otro igual en lospueblos del lago. Tenía el firme propósito de no trabajar como los demáshombres, diciendo que el trabajo era un insulto a Dios, y se pasaba el díabuscando quien le convidase a beber. Se emborrachaba en el Perelló paradormirenelPalmar;bebíaenelPalmarparadespertaraldíasiguienteenelSaler;ysihabíafiestaenlospueblosdetierrafirme,seleveíaenSillaoenCatarroja buscando entre la gente que cultivaba campos en laAlbufera unabuenaalmaqueleinvitase.Eramilagrosoquenoaparecierasucadáverenelfondo de un canal después de tantos viajes a pie por el lago, en plenaembriaguez, siguiendo las lindesde los arrozales, estrechas comoun filodehacha,atravesandolosportillosdelasacequiasconaguaalpechoypasandoporlugaresdebarromovedizodondenadieosabaaventurarsecomonofueseenbarca.LaAlbuferaera sucasa.Su instintodehijodel lago le sacabadelpeligro, y muchas noches, al presentarse en la taberna de Cañamèl paramendigar un vaso, tenía el contacto viscoso y el hedor de fango de unaverdaderaanguila.

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Eltaberneromurmurabaentregruñidosaloírlaconversación.¡Sangonera!¡Valientesinvergüenza!¡Milveceslehabíaprohibidolaentradaensucasa…!Ylagentereíarecordandolosextrañosadornosdelvagabundo,sumaníadecubrirsedefloresyceñirsecoronascomounsalvajeapenascomenzabaensuhambrientoestómagolafermentacióndelvino.

La barca penetraba en el lago. Por entre dos masas de carrizales,semejantesa lasescollerasdeunpuerto,seveíaunagranextensióndeaguatersa,reluciente,deunazulblanquecino.Eraellluent,laverdaderaAlbufera,el lago libre, con sus bosquecillos de cañas esparcidos a grandes distancias,dondeserefugiabanlasavesdellago,tanperseguidasporloscazadoresdelaciudad. La barca costeaba el lado de la Dehesa, donde ciertos barrizalescubiertosdeaguaseibanconvirtiendolentamenteencamposdearroz.

En una pequeña laguna cerrada por ribazos de fango, un hombre demusculaturareciaarrojabacapazosdetierradesdesubarca.Lospasajerosleadmiraban.EraeltíoTono,hijodeltíoPaloma,ypadreasuvezdeTonetelCubano. Y al nombrar a este último, muchos miraron maliciosamente aCañamèl,queseguíagruñendocomosinooyesenada.

Nohabíaen toda laAlbuferahombremás trabajadorqueel tíoTono.Sehabíametidoentrecejaycejaserpropietario, tenersuscamposdearroz,novivir de la pesca como el tío Paloma, que era el barquero más viejo de laAlbufera; y solo —pues su familia únicamente le ayudaba a temporadas,cansándoseante lagrandezadel trabajo—,ibarellenandode tierra, traídademuy lejos, la charca profunda cedida por una señora rica que no sabía quéhacerdeella.

Eraempresadeaños, talvezdetodalavida,paraunhombresolo.EltíoPalomaseburlabadeél;suhijoleayudabadevezencuando,paradeclararsecansado a los pocos días; y el tío Tono, con una fe inquebrantable, seguíaadelante, auxiliado únicamente por la Borda, una pobrecilla que su difuntamujersacódelosexpósitos,tímidacontodosytenazparaeltrabajolomismoqueél.

¡Salud,tíoTono,ynocansarse!¡Quécogieraprontoarrozdesucampo!Ylabarcasealejó,sinqueel testarudotrabajadorlevantaselacabezamásqueunmomentoparacontestaralosirónicossaludos.

Unpocomásallá,enunabarquichuelapequeñacomounataúd,vieronaltíoPalomajuntoaunafiladeestacas,calandosusredespararecogerlasaldíasiguiente.

Enlabarcadiscutíansielviejoteníanoventaañosoestabapróximoaloscien. ¡Lo que aquel hombre había visto sin salir de la Albufera! ¡Lospersonajes que tenía tratados…! Y agrandadas por la credulidad popular,

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repetían sus insolencias familiares con el general Prim, al que servía debarquero en sus cacerías por el lago; su rudeza congrandes señorasyhastaconreinas.Elviejo,comosiadivinaseestoscomentariosysesintieraahítodegloria, permanecía encorvado, examinando las redes, mostrando su espaldacubierta por una blusa de anchos cuadros y el gorro negro calado hasta lasacartonadas orejas, que parecían despegársele del cráneo. Cuando el correopasó junto a él, levantó la cabeza, mostrando el abismo negro de su bocadesdentada y los círculos de arrugas rojizas que convergían en torno de losojosprofundos,animadosporunapuntadeirónicoresplandor.

Elvientocomenzabaarefrescar.Lavelasehinchóconnuevassacudidasylacargadabarcainclinósehastamojarlasespaldasdelosquesesentabanenlaborda. En torno de la proa, las aguas, partidas con violencia, cantaban ungluglu cada vez más fuerte. Ya estaban en la verdadera Albufera, en elinmenso lluent, azul y terso como un espejo veneciano, que retratabainvertidos los barcos y las lejanas orillas con el contorno ligeramenteserpenteado.Lasnubesparecíanrodarporelfondodellagocomovedijasdeblanca lana: en la playa de la Dehesa, unos cazadores seguidos de perrosduplicabansuimagenenelagua,andandocabezaabajo.Enlapartedetierrafirme,losgrandespueblosdelaRibera,consustierrasocultasporladistancia,parecíanflotarsobreellago.

El viento, cada vezmás fuerte, cambió la superficie de laAlbufera.Lasondulaciones se hicieronmás sensibles, las aguas tomaron un tinte verdososemejante al delmar, se ocultó el suelo del lago, y en las orillas de gruesaarenaformadadeconchascomenzóadepositareloleajeamarillentasvedijasdeespuma,pompasjabonosasquebrillabanirisadasalaluzdelsol.

Labarcadeslizábasea lo largode laDehesaypasabanrápidamenteanteella las colinas areniscas, con las chozas de los guardas en su cumbre; lasespesas cortinas de matorrales; los grupos de pinos retorcidos, de formasterroríficas,comomanojosdemiembrostorturados.Losviajeros,enardecidospor la velocidad, excitados por el peligro que ofrecía la embarcaciónarrastrando una de sus bordas a ras del lago, saludaban a gritos a las otrasbarcasquepasabanalolejosyextendíansumanopararecibirelchoquedelasondasconmovidasporlarápidamarcha.Entornodeltimónarremolinábaseelagua. A corta distancia flotaban dos capuzones, pájaros obscuros que sesumergíanyvolvíanasacarlacabezatraslargainmersión,distrayendoalospasajerosconestasevolucionesdesupesca.Másallá,enlas«matas»,enlasgrandes islas de cañares acuáticos, las fúlicas y los collvèrts levantaban elvuelo al aproximarse la barca, lentamente, como si adivinasen que aquellagente era de paz. Algunos se coloreaban de emoción viéndolos… ¡Quémagníficoescopetazo!¿Porquéhabíandeprohibirloshombresquecadacualcazase sin permiso, comomejor le pareciera?Ymientras se indignaban los

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belicosos, sonabaenel fondode labarcaelquejidodelenfermoyCañamèlsuspiraba como un niño, herido por los rayos del sol poniente que sedeslizabanbajosusombrilla.

Elbosqueparecíaalejarsehaciaelmar,dejandoentreélylaAlbuferaunaextensa llanura baja cubierta de vegetación bravía, rasgada a trechos por latersaláminadepequeñaslagunas.

Erael llanodeSancha.Un rebañodecabrasguardadoporunmuchachopastabaentrelasmalezas,yasuvistasurgióenlamemoriadeloshijosdelaAlbuferalatradiciónquedabasunombrealllano.

Losdetierraadentroquevolvíanasuscasasdespuésdeganarlosgrandesjornales de la siega preguntaban quién era la tal Sancha que las mujeresnombrabanconciertoterror,ylosdellagocontabanalforasteromáspróximolasencillaleyendaquetodosaprendíandesdepequeños.

Un pastorcillo como el que ahora caminaba por la orilla apacentaba enotrostiempossuscabrasenelmismollano.Peroestoeramuchosañosantes,¡muchos…! tantos,queningunode losviejosqueaúnvivíanen laAlbuferaconocióalpastor:nielmismotíoPaloma.

El muchacho vivía como un salvaje en la soledad, y los barqueros quepescabanenellagoleoíangritardesdemuylejos,enlasmañanasdecalma:

—¡Sancha!¡Sancha…!

Sanchaeraunaserpientepequeña, laúnicaamigaque leacompañaba.Elmal bicho acudía a los gritos, y el pastor, ordeñando susmejores cabras, laofrecía un cuenco de leche. Después, en las horas de sol, el muchacho sefabricabauncaramillocortandocañasenloscarrizalesysoplabadulcemente,teniendoasuspiesalreptil,queenderezabapartedesucuerpoylocontraíacomo si quisiera danzar al compás de los suaves silbidos. Otras veces, elpastorseentreteníadeshaciendolosanillosdeSancha,extendiéndolaenlínearecta sobre laarena, regocijándosealverconquénervioso impulsovolvíaaenroscarse. Cuando, cansado de estos juegos, llevaba su rebaño al otroextremo de la gran llanura, seguíale la serpiente como un gozquecillo, oenroscándoseasuspiernaslellegabahastaelcuello,permaneciendoallícaídaycomomuerta,consusojosdediamantefijosenlosdelpastor,erizándoleelvellodelacaraconelsilbidodesubocatriangular.

Lasgentesde laAlbufera le teníanporbrujo,ymásdeunamujerde lasquerobabanleñaenlaDehesa,alverlellegarconlaSanchaenelcuellohacíalaseñaldelacruzcomosisepresentaseeldemonio.Asícomprendíantodoscómoelpastorpodíadormirenlaselvasinmiedoalosgrandesreptilesquepululabanenlamaleza.Sancha,quedebíasereldiablo, leguardabadetodopeligro.

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Laserpientecrecíayelpastorerayaunhombre,cuandoloshabitantesdelaAlbuferanolevieronmás.SesupoqueerasoldadoyandabapeleandoenlasguerrasdeItalia.Ningúnotrorebañovolvióapastarenlasalvajellanura.Los pescadores, al bajar a tierra, no gustaban de aventurarse entre los altosjuncalesquecubríanlaspestíferaslagunas.Sancha,faltadelalecheconquelaregalabaelpastor,debíaperseguirlosinnumerablesconejosdelaDehesa.

Transcurrieronochoodiezaños,yundía loshabitantesdelSalervieronllegarpor el caminodeValencia, apoyadoenunpaloy con lamochila a laespalda, un soldado, un granadero enjuto y cetrino, con las negras polainashasta encima de las rodillas, casaca blanca con bombas de paño rojo y unagorraenformademitrasobreelpeinadoentrenza.Susgrandesbigotesnoleimpidieronserreconocido.Eraelpastor,quevolvíadeseosodeverlatierradesu infancia.Emprendióelcaminode la selvacosteandoel lago,y llegóa lallanura pantanosa donde en otros tiempos guardaba sus reses. Nadie. Laslibélulasmovíansusalassobre losaltos juncosconsuavezumbido,yen lascharcas ocultas bajo losmatorrales chapoteaban los sapos, asustados por laproximidaddelgranadero.

—¡Sancha!¡Sancha!—llamósuavementeelantiguopastor.

Silencio absoluto.Hasta él llegaba la soñolienta canción de un barqueroinvisiblequepescabaenelcentrodellago.

—¡Sancha!¡Sancha!—volvióagritarcontodalafuerzadesuspulmones.

Y cuando hubo repetido su llamamientomuchas veces, vio que las altashierbas se agitaban y oyó un estrépito de cañas tronchadas, como si searrastraseuncuerpopesado.Entrelosjuncosbrillarondosojosalaalturadelossuyosyavanzóunacabezaachatadamoviendolalenguadehorquilla,conunbufidotétricoqueparecióhelarlelasangre,paralizarsuvida.EraSancha,peroenorme,soberbia,levantándosealaalturadeunhombre,arrastrandosucolaentrelamalezahastaperdersedevista,conlapielmulticoloryelcuerpogruesocomoeltroncodeunpino.

—¡Sancha! —gritó el soldado, retrocediendo a impulsos del miedo—.¡Cómohascrecido…!¡Quégrandeeres!

E intentóhuir.Pero la antiguaamiga,pasadoelprimerasombro,parecióreconocerleyseenroscóentornodesushombros,estrechándoloconunanillode su piel rugosa sacudida por nerviosos estremecimientos. El soldadoforcejeó.

—¡Suelta, Sancha, suelta! No me abraces. Eres demasiado grande paraestosjuegos.

Otro anillo oprimió sus brazos, agarrotándolos. La boca del reptil le

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acariciabacomoenotros tiempos;sualiento leagitabaelbigote,causándoleun escalofrío angustioso, y mientras tanto los anillos se contraían, seestrechaban, hasta que el soldado, asfixiado, crujiéndole los huesos, cayó alsueloenvueltoenelrollodepintadosanillos.

A los pocos días, unos pescadores encontraron su cadáver: una masainforme,conloshuesosquebrantadosylacarneamoratadaporel irresistibleapretón deSancha.Asímurió el pastor, víctima de un abrazo de su antiguaamiga.

En la barca-correo reían los forasteros oyendo el cuento, mientras lasmujeres agitaban suspies concierta inquietud, creyendoque loque rebullíacercadesusfaldasconsordosgemidoseralaSancha,refugiadaenelfondodelaembarcación.

Terminaba el lago.Otra vez la barca penetraba en una red de canales, ylejos,muylejos,sobreelinmensoarrozal,sedestacabanlascasasdelSaler,elpueblecitodelaAlbuferamáscercanoaValencia,conelpuertoocupadoporinnumerables barquichuelos y grandes barcas que cortaban el horizonte consusmástilessinlabrar,semejantesapinosmondados.

Caía la tarde. La barca deslizábase con menos velocidad por las aguasmuertas del canal. La sombra de la vela pasaba como una nube sobre losarrozalesenrojecidosporlapuestadelsol,yenelribazomarcábansesobreunfondoanaranjadolassiluetasdelospasajeros.

Continuamente pasaban moviendo la percha gentes que volvían de suscampos,depieenlosbarquichuelosnegros,pequeñísimos,conlabordacasiarasdelagua.EstosesquifeseranloscaballosdelaAlbufera.Desdelaniñez,todos los nacidos en aquella tribu lacustre aprendían a manejarlos. Eranindispensables para trabajar en el campo, para ir a la casa del vecino, paraganarselavida.Tanprontopasabaporelcanalunniño,comounamujer,ounviejo,todosmoviendolaperchaconligereza,apoyándolaenelfondofangosopara hacer resbalar sobre las aguas muertas el zapato que les servía deembarcación.

Enlasacequiasinmediatassedeslizabanotrosbarquitos,invisiblestraslosribazos, y por encima de lasmalezas avanzaban los bateleros con el troncoinmóvil,corriendoaimpulsosdesuspuños.

De vez en cuando los del correo veían abrirse en los ribazos anchasbrechas,porlasqueseesparcíansinruidonimovimientolasaguasdelcanal,durmiendobajounacapadeverduraviscosayflotante.Suspendidasdeestacascerraban estas entradas las redes para las anguilas.Al aproximarse la barca,saltabandelastierrasdearrozratasenormes,desapareciendoenelbarrodelasacequias.

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Los que antes se habían enardecido con venatorio entusiasmo ante lospájarosdellago,sentíanrenacersufuriaviendolasratasdeloscanales.¡Québuenescopetazo!¡Magníficacenaparalanoche…!

Lagentedetierraadentroescupíaconexpresióndeasco,entrelasrisasyprotestasdelosdelaAlbufera.¡Unbocadodelicioso!¿Cómopodíanhablarsinuncalohabíanprobado?Lasratasdelamarjalsólocomíanarroz;eranplatode príncipe. No había más que verlas en el mercado de Sueca, desolladas,pendientesadocenasdesuslargosrabosenlasmesasdeloscarniceros.Lascomprabanlosricos;laaristocraciadelaspoblacionesdelaRiberanocomíaotra cosa.YCañamèl, como si por su calidad de rico creyese indispensabledeciralgo,cesabadegemirparaasegurargravementequesóloconocíaenelmundodosanimalessinhiel:lapalomaylarata;conestoquedabadichotodo.

La conversación se animó. Las demostraciones de repugnancia de losforasterosservíanparaenardeceralosdelaAlbufera.Elenvilecimientofísicodelagentelacustre,lamiseriadeunpuebloprivadodecarne,quenoconocemásresesquelasquevecorrerdelejosenlaDehesayvivecondenadotodasuvidaanutrirseconanguilasypecesdebarro,serevelabaenformabravucona,conelvisibledeseodeasombraralosforasterosensalzandolavalentíadesusestómagos.Lasmujeresenumerabanlasexcelenciasdelarataenelarrozdelapaella;muchos la habían comido sin saberlo, asombrándose con el sabordeuna carne desconocida. Otros recordaban los guisados de serpiente,ensalzando sus rodajas blancas y dulces, superiores a las de la anguila, y elbarquerodesorejado rompióelmutismode todoelviajepara recordarciertagata recién parida que había cenado él con otros amigos en la taberna deCañamèl,arregladaporunmarineroquedespuésdecorrermuchomundoteníamanosdeoroparaestosguisos.

Comenzabaaanochecer.Loscamposseennegrecían.Elcanaltomabaunablancura de estaño a la tenue luz del crepúsculo. En el fondo del aguabrillabanlasprimerasestrellastemblandoconelpasodelabarca.

EstabanpróximosalSaler.SobrelostejadosdelasbarracaserguíaseentredospilastraselesquilóndelacasadelaDemaná,dondesereuníancazadoresybarqueroslavísperadelastiradasparaescogerlospuestos.

Juntoa lacasaseveíaunaenormediligencia,quehabíadeconducira laciudadalospasajerosdelcorreo.

Cesaba la brisa; la vela caía desmayada a lo largo del mástil, y eldesorejado empuñaba la percha, apoyándose en los ribazos para empujar laembarcación.

Pasó con dirección al lago una barca pequeña cargada de tierra. Unamuchachaperchababriosamenteenlaproa,yenelotroextremolaayudabaun

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jovenconungransombrerodejipijapa.

Todoslosconocieron.EranloshijosdeltíoTono,quellevabantierraasucampo:laBorda,aquellaexpósitainfatigable,quevalíamásqueunhombre,yTonet el Cubano, el nieto del tío Paloma, el mozo más guapo de toda laAlbufera,unhombrequehabíavistomundoyteníaalgoquecontar.

—¡AdiósBigòt!—legritaronfamiliarmente.

Le daban tal apodo a causa del bigote que sombreaba su rostromoreno,adornodesusadoenlaAlbufera,dondetodosllevanrasuradoelrostro.Otroslepreguntabanconirónicoasombrodesdecuándotrabajaba.

Sealejóelbarquito,sinqueTonet,quehabíalanzadounarápidaojeadaalospasajeros,parecieseoírlasbromas.

Muchos miraron con cierta insolencia a Cañamèl, permitiéndose lasmismasbromasbrutalesqueseusabanensutaberna…¡Ojo,tíoPaco!¡ÉlibaaValencia,mientrasTonetpasaríalanocheenelPalmar…!

El tabernerofingióalprincipionooírles,hastaque,cansadodesufrir, seenderezóconnerviosoimpulso,pasandoporsusojosunachispadeira.Perolamasagrasientadelcuerpopareciógravitarsobresuvoluntad,yseencogióenelbanco,comoaplastadoporelesfuerzo,gimiendootravezdolorosamenteymurmurandoentrequejidos:

—¡Indesents…!¡Indesents…!

II

LabarracadeltíoPalomasealzabaaunextremodelPalmar.

Un gran incendio había dividido la población, cambiando su aspecto.Medio Palmar fue devorado por las llamas. Las barracas de paja seconvirtieronrápidamenteencenizas,ysusdueños,queriendovivirenadelantesinmiedoalfuego,construyeronedificiosdeladrilloenlossolarescalcinados,empeñandomuchos de ellos su escasa fortuna para traer losmateriales, queresultaban costosos después de atravesar el lago. La parte del pueblo quesufrióelincendiosecubriódecasitas,conlasfachadaspintadasderosa,verdeo azul. La otra parte del Palmar conservó el primitivo carácter, con lastechumbresdesusbarracasredondasporlosdosfrentes,comobarcospuestosalainversasobrelasparedesdebarro.

Desdelaplazoletadelaiglesiahastaelfinaldelapoblaciónporlapartedela Dehesa, se extendían las barracas, separadas unas de otras por miedo al

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incendio,comosembradasalazar.

LadeltíoPalomaeralamásantigua.Lahabíaconstruidosupadreenlostiempos en que no se encontraba en la Albufera un ser humano que notemblasedefiebre.

Los matorrales llegaban entonces hasta las paredes de las barracas.Desaparecíanlasgallinasenlamismapuertadelacasa,segúncontabaeltíoPaloma,ycuandovolvíanapresentarse,semanasdespués,llevabantrasellasuncortejodepolluelosreciénnacidos.Aúnsecazabannutriasenloscanales,ylapoblacióndellagoeratanescasa,quelosbarquerosnosabíanquéhacerde lapescaque llenabasus redes.Valenciaestabaparaellosalotroextremodelmundo,ysóloveníadealláelmariscalSuchet,nombradoporelreyJoséduquedelaAlbuferayseñordellagoydelaselva,contodassusriquezas.

SurecuerdoeraelmásremotoenlamemoriadeltíoPaloma.Elviejoaúncreía verle con el cabello alborotado y las anchas patillas, vestido conredingotegrisysombreroredondo,rodeadodehombresdeuniformesvistososquelecargabanlasescopetas.ElmariscalcazabaenlabarcadelpadredeltíoPaloma,yelchiquitín,agazapadoenlaproa,lecontemplabaconadmiración.Muchasvecesreíadelchapurreadolenguajeconqueseexpresabaelcaudillolamentando el atraso del país o comentaba los sucesos de una guerra entreespañoleseingleses,delaqueenellagosóloseteníanvagasnoticias.

UnavezfueconsupadreaValenciapararegalaralduquedelaAlbuferaunaanguilamaresa,notablepor su tamaño,y elmariscal los recibió riendo,puesto de gran uniforme, deslumbrante de bordados de oro, en medio deoficialesqueparecíansatélitesdesuesplendor.

Cuandoel tíoPaloma fuehombre,ymuerto supadre seviodueñode labarracaydosbarcas,yanoexistíanduquesdelaAlbufera,sinobailíos,quelagobernaban en nombre del rey su amo; excelentes señores de la ciudad quenuncaveníanallago,dejandoalospescadoresmerodearenlaDehesaycazarconenteralibertadlospájarosquesecriabanenloscarrizales.

Aquéllas fueron lasépocasbuenas;ycuandoel tíoPaloma las recordabacon su voz cascada de anciano en las tertulias de la taberna deCañamèl, lagente joven se estremecía de entusiasmo. Se pescaba y cazaba al mismotiempo, sinmiedo a guardas nimultas.Al llegar la noche volvía la gente acasacondocenasdeconejoscogidosconhurónenlaDehesa,yamásdeesto,cestasdepescadoyristrasdeavescazadasenloscañares.Todoeradelrey,yel reyestaba lejos.Noeracomoahora,que laAlbuferapertenecíaalEstado(¡quiénseríaesteseñor!)yhabíacontratistasdelacazayarrendatariosdelaDehesa,ylospobresnopodíandispararuntironirecogerunhazdeleñasinquealmomentosurgieseelguardaconlabanderasobreelpechoylacarabinaapuntada.

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El tío Paloma había conservado las preeminencias de su padre. Era elprimerbarquerodel lago,yno llegabaa laAlbuferaunpersonajequeno lollevaseélatravésdelasisletasdecañasmostrándolelascuriosidadesdelaguaylatierra.RecordabaaIsabelIIjoven,llenandoconsusanchasfaldastodalapopa del engalanado barquito y moviendo su busto de buena moza a cadaimpulsode la perchadel barquero.Reía la gente recordando su viaje por ellagoconlaemperatrizEugenia.Ellaenlaproa,esbelta,vestidadeamazona,con laescopetasiemprepronta,derribando lospájarosquehábilesojeadoreshacían surgir a bandadas de los cañares con palos y gritos; y en el extremoopuesto, el tío Paloma, socarrón, malicioso, con la vieja escopeta entre laspiernas,matando las avesqueescapabana lagrandamayavisándolaenuncastellano fantástico la presencia de los collvèrts: «SuMajestad… ¡ojo!Pordetrásleentrauncollovierde».

Todos los personajes quedaban satisfechos del viejo barquero. Erainsolente,conlarudezadeunhijodelalaguna;perolaadulaciónquefaltabaasulengualaencontrabaensuescopeta,armavenerable,llenadecomposturas,hastaelpuntodenosabersequéquedabaenelladelaprimitivafabricación.EltíoPalomaeraun tiradorprodigioso.Losembusterosdel lagomentíanasusexpensas, llegando a afirmar queunavezhabíamuerto cuatro fúlicas deuntiro.Cuandoqueríahalagaraunpersonajemedianotirador,secolocabatraselen la barca y disparaba al mismo tiempo con tal precisión, que las dosdetonacionesseconfundían,yelcazador,viendocaerlaspiezas,seasombrabade su habilidad, mientras el barquero, a sus espaldas, movía el hocicomaliciosamente.

Sumejor recuerdo era el generalPrim.Lohabía conocido enunanochetempestuosa llevándolo en su barca a través del lago. Eran los tiempos dedesgracia.Losmiñonesandabancerca;elgeneral ibadisfrazadodeobreroyhuíadeValenciadespuésdehaberintentadosinéxitosublevarlaguarnición.EltíoPalomalocondujohastaelmar;ycuandovolvióaverle,añosdespués,era jefe del gobierno y el ídolo de la nación.Abandonando la vida política,escapabadeMadridalgunavezparacazarenellago,yeltíoPaloma,audazyfamiliarote después de la pasada aventura, le reñía como a unmuchacho simarraba el tiro. Para él no existían grandezas humanas: los hombres sedividían en buenos ymalos cazadores.Cuando el héroe disparaba sin hacerblanco,elbarqueroseenfurecíahastatutearle.«Generalde…mentiras.¿YéleraelvalientequetantascosashabíahechoalláenMarruecos…?Mira,mirayaprende». Y mientras reía el glorioso discípulo, el barquero disparaba suescopetuchocasisinapuntaryunafúlicacaíaenelaguahechaunapelota.

Todas estas anécdotas daban al tíoPalomaunprestigio inmenso entre lagente del lago. ¡Lo que aquel hombre hubiese sido de querer abrir la bocapidiendoalgo a susparroquianos…!Pero él, siempre cazurroymalhablado,

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tratandoalospersonajescomocamaradasdetaberna,haciéndolosreírconsusinsolenciasenlosmomentosdemalhumoroconfrasesbilingüesyretorcidascuandoqueríamostrarseamable.

Estabacontentodesuexistencia,yesoquecadavezeramásduraydifícil,conforme entraba en años. ¡Barquero, siempre barquero! Despreciaba a lasgentes que cultivaban las tierras de arroz. Eran «labradores», y para él estapalabrasignificabaelmayorinsulto.

Enorgullecíasedeserhombredeagua,ymuchasvecespreferíaseguirlasrevueltas de los canales antes que acortar distancias marchando por losribazos. No pisaba voluntariamente otra tierra que la de la Dehesa, paradispararunoscuantosescopetazosa losconejos,huyendoa laaproximacióndelosguardas,yporsugustohubiesecomidoydormidodentrodelabarca,queeraparaélloqueelcaparazóndeunanimalacuático.Losinstintosdelasprimitivasrazaslacustresrevivíanenelviejo.

Paraserfelizsololefaltabacarecerdefamilia,vivircomounpezdellagoounpájarodeloscarrizales,haciendosunidohoyenunaisletaymañanaenun canal. Pero su padre se había empeñado en casarlo. No quería verabandonada aquella barraca, que era obra suya, y el bohemio de las aguasviose forzado a vivir en sociedad con sus semejantes, a dormir bajo unatechumbre de paja, a pagar su parte para el mantenimiento del cura y aobedeceralalcaldillopedáneodelaisla,siemprealgúnsinvergüenza—segúndecíaél—,queparanotrabajarbuscabalaproteccióndelosseñoronesdelaciudad.

De su esposa apenas si retenía en la memoria una vaga imagen. Habíapasadojuntoaélrozandomuchosañosdesuvida,sindejarleotrosrecuerdosquesuhabilidadpararemendarlasredesyelgarboconqueamasabaelpandela semana, todos los viernes, llevándolo a un horno de cúpula redonda yblanca,semejanteaunhormigueroafricano,quesealzabaenunextremodelaisla.

Habían tenidomuchoshijos,muchísimos;pero,menosuno, todoshabíanmuerto «oportunamente». Eran seres blancuzcos y enfermizos, engendradosconelpensamientopuestoenlacomida,porpadresqueseayuntabansinotrodeseo que transmitirse el calor, estremecidos por los temblores de la fiebrepalúdica.Parecíannacerllevandoensusvenasenvezdesangreelescalofríode las tercianas. Unos habían muerto de consunción, debilitados por elalimentoinsípidodelapescadeaguadulce,otrosseahogaroncayendoenloscanales cercanos a la casa, y si sobrevivió uno, elmenor, fue por agarrarsetenazmente a la vida, con ansia loca de subsistir, afrontando las fiebres ychupando en los pechos fláccidos de su madre la escasa substancia de uncuerpoeternamenteenfermo.

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EltíoPalomaencontrabaestasdesgraciaslógicaseindispensables.HabíaquealabaralSeñor,queseacuerdadelospobres.Erarepugnantevercómoseaumentabanlasfamiliasenlamiseria;ysinlabondaddeDios,quedevezencuandoaclarabaestapestedechiquillos,noquedaríaenel lagocomidaparatodosytendríanquedevorarseunosaotros.

MuriólamujerdeltíoPalomacuandoéste,ancianoya,seveíapadredeunchicuelo de siete años. El barquero y su hijo Tono quedaron solos en labarraca. El muchacho era juicioso y trabajador como sumadre. Guisaba lacomida, reparaba los desperfectos de la barraca y tomaba lecciones de lasvecinasparaquesupadrenonotaselaausenciadeunamujerenlavivienda.Todolohacíacongravedad,comosilaterribleluchasostenidaparasubsistirhubiesedejadoenélunrastroinextinguibledetristeza.

Elpadre semostraba satisfechocuandomarchabahacia labarca seguidoporelmuchacho,casiocultobajoelmontónderedes.Crecíarápidamente,susfuerzaserancadavezmayores,yeltíoPalomaenorgullecíaseviendoconquéimpulsosacabalosmornellsdelaguaohacíadeslizarselabarcasobreellago.

—EselhombremáshombredetodalaAlbufera—decíaasusamigos—.Sucuerposelavengaahoradelasenfermedadesquesufriódepequeño.

Las mujeres del Palmar alababan no menos sus sanas costumbres. Nilocurasconlosjóvenesquesecongregabanenlataberna,nijuegosconciertosperdidos que, una vez terminada la pesca, se tendían panza abajo sobre losjuncos, a espaldas de cualquier barraca, y pasaban las horasmanejando unabarajamugrienta.

Siempreserioyprontoparaeltrabajo,Tononodabaasupadreelmáslevedisgusto. El tío Paloma, que no podía pescar acompañado, pues al menordescuidoseenfurecíaeintentabapegaralcamarada, jamásreñíaasuhijo,ycuando, entre bufidos de mal humor, intentaba darle una orden, ya elmuchacho,adivinándola,habíapuestomanosalaobra.

Cuando Tono fue un hombre, su padre, aficionado a la vida errante yrebelde a la existencia de familia, experimentó los mismos deseos que elprimitivotíoPaloma.¿Quéhacíanaisladoslosdoshombresenlasoledaddelavieja barraca? Le repugnaba ver a su hijo, un hombretón ancho y forzudo,inclinarse ante el hogar, en el centro de la barraca, soplando el fuego ypreparando la cena. Muchas veces sentía remordimiento contemplando susmanoscortasyvelludas,condedosdehierro,fregandolascazuelasyhaciendosaltarconuncuchillolasescamasduras,dereflejosmetálicos,delospecesdellago.

En las noches de invierno parecían náufragos refugiados en una isladesierta.Niunapalabraentreellos,niunarisa,niunavozdemujerque los

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alegrase.La barraca tenía un aspecto lúgubre.En el centro ardía el fogón aniveldelsuelo:unpequeñoespaciocuadradoconorladeladrillos.Enfrenteelbanco de la cocina, con una pobre fila de cacharros y antiguos azulejos. Aambosladoslostabiquesdedoscuartos,construidosconcañasybarro,comotodalabarraca,yporencimadeestostabiques,quesóloteníanlaalturadeunhombre,todoelinteriordelatechumbrenegroconcapasdehollín,ahumadoporelfuegodemuchosaños,sinotrorespiraderoqueunorificioenlamonterade paja, por donde entraban silbando los vendavales de invierno.Del techopendíanlostrajesimpermeablesdelpadreydelhijoparalaspescasnocturnas:pantalonesrígidosypesados,chaquetasconunpaloatravesadoenlasmangas,latelagruesa,amarillayrelucienteporlasfrotacionesdeaceite.Elviento,alpenetrar por el boquete que servía de chimenea, columpiaba estos extrañosmonigotes, que reflejaban en su grasienta superficie la luz roja del hogar.Parecía que los dos habitantes de la barraca se habían ahorcado de latechumbre.

EltíoPalomaseaburría.Gustábalehablar;enlatabernajurabaasugusto,maltrataba a los otros pescadores, los deslumbraba con el recuerdo de losgrandespersonajesquehabíaconocido;peroensucasanosabíaquédecir,suconversación no merecía la menor réplica del hijo obediente y callado,perdiéndosesuspalabrasenunsilenciorespetuosoyabrumador.Elbarquerolodeclarabaagritosenlatabernaconsualegrebrutalidad.Aquelhijoeramuybueno, pero no se le parecía; siempre silencioso y sumiso.La difunta debíahaberlehechoalgunatrampa.

UndíaabordóaTonoconsuexpresión imperiosadepadrealuso latino,que considera a los hijos faltos de voluntad y dispone sin consulta de suporvenirysuvida.Debíacasarse;asínoestabanbien:enlacasafaltabaunamujer.YTonoacogióestaordencomosilehubieradichoquealdíasiguientehabía de aparejar la barca grande para esperar en el Saler a un cazador deValencia.Estababien.Procuraríacumplircuantoanteslaordendesupadre.

Y mientras el muchacho buscaba por cuenta propia, el viejo barquerocomunicabasuspropósitosa todas lascomadresdelPalmar.SuTonoqueríacasarse. Todo lo suyo era delmuchacho: la barraca, la barca grande con suvelanuevayotraviejaqueaúneramejor;dosbarquitos,norecordabacuántasredes,yencimadeesto,lascondicionesdelchico:trabajadorserio,sinviciosylibredelserviciomilitarporunbuennúmeroenelsorteo.Enfin,noeraungranpartido,perodesnudocomounsapodelasacequiasnoestabasuTono;¡yparalasmuchachasquehabíaenelPalmar…!

Elviejo,consudesprecioalamujer,escupíaviendolasjóvenes,entrelascualesseocultabasufuturanuera.No;noerangrancosaaquellasvírgenesdellago,consusropaslavadasenelaguapútridadeloscanales,oliendoabarroylas manos impregnadas de una viscosidad que parecía penetrar hasta los

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huesos. El pelo, descolorido por el sol, blanquecino y pobre, apenas sisombreaba sus caras enjutas y rojizas, en las que los ojos brillaban con elfuego de una fiebre siempre renovada al beber las aguas del lago. Su perfilanguloso,lasutilidadescurridizadesucuerpoyelhedordeloszagalejoslasdaba cierta semejanza con las anguilas, como si una nutrición monótona eigualdemuchasgeneracioneshubieraacabadopor fijarenaquellagente losrasgosdelanimalquelesservíadesustento.

Tonoescogióuna:cualquiera,laquemenosobstáculosopusoasutimidez.Severificólaboda,yelviejotuvoenlabarracaunsermásconquienhablaryaquienreñir.Sentíaciertavoluptuosidadalverquesuspalabrasnoquedabanenelvacíoyquelanueraoponíaprotestasasusexigenciasdemalhumorado.

Con esta satisfacción coincidió un disgusto. Su hijo parecía olvidar lastradiciones de la familia. Despreciaba el lago para buscar la vida en loscampos,yen septiembrecuando recogíanel arrozy los jornales sepagabancaros, abandonaba la barca, haciéndose segador, como muchos otros queexcitabanlaindignacióndeltíoPaloma.Estatareadetrabajarenelbarro,demartirizarloscampos,correspondíaalosforasteros,alosquevivíanlejosdelaAlbufera.Los hijos del lago estaban libres de tal esclavitud. Por algo leshabía puestoDios junto a aquella agua que era una bendición.En su fondoestaba lacomida,yeraundisparate,unavergüenza, trabajar todoeldíaconbarroalacintura,laspiernascomidasdesanguijuelasylaespaldatostadaporelsol,paracogerunasespigasque,finalmente,noeranparaellos.¿Ibasuhijoa hacerse «labrador»…?Y al formular esta pregunta, el viejometía en suspalabras todo el asombro, la inmensa extrañezadeun eco inaudito, como sihablasedequealgúndíalaAlbuferapodíaquedarseenseco.

Tono, por primera vez en la vida, osaba oponerse a las palabras de supadre. Pescaría, como siempre, el resto del año. Pero ahora era casado, lasatencionesdelacasaresultabanmayores,yseríaunaimprudenciadespreciarlosmagníficosjornalesdelasiega.Aéllepagabanmejorquealosotros,porsufuerzaysuasiduidadeneltrabajo.Lostiemposhabíaquetomarloscomovenían; cada vez se cultivabamás arroz en las orillas del lago, las antiguascharcassecubríande tierra, lospobressehacíanricos,yélnoera tan tontoqueperdiesesuparteenlanuevavida.

Elbarqueroaceptabarefunfuñandoestatransformaciónenlascostumbresde la casa.La sensatez y la gravedad de su hijo le imponían cierto respeto,pero protestaba, apoyado en la percha, a orillas del canal, conversando conotrosbarquerosdesubuenaépoca.¡IbanatransformarlaAlbufera!Dentrodepocos años nadie la conocería. Por la parte de Sueca colocaban ciertosarmatostesdehierrodentrodeunascasitascongrandeschimeneas,y…¡echeusted humo! Las antiguas norias, tranquilas y simpáticas, con su rueda demadera carcomida y sus arcaduces negros, iban a ser sustituidas por

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maquinarias infernales que moverían las aguas con un estrépito de mildemonios. ¡Milagro sería que toda la pesca no tomase el camino del mar,fastidiadaportalesinnovaciones!Ibanacultivarlotodo;echabantierraymástierrasobreellago.Porpocoqueélviviese,aúnhabíadevercómolaúltimaanguila, falta de espacio, se marchaba moviendo el rabo por la boca delPerelló, desapareciendo en elmar. ¡Y Tonometido en esta obra de piratas!¡Habríaqueveraunhijosuyo,aunPaloma,convertidoen«labrador»…!Yelviejoreía,comosiimaginaseunsucesoirrealizable.

Pasóeltiempo,ysunueralediounnieto,unTonet,queelabuelollevabamuchastardesenbrazoshastalaorilladelcanal,ladeandolapipaensubocadesdentada para que el humo no molestase al pequeño. ¡Demonio demuchacho,yquéguapoera!Lalarguiruchayfeadesunueraeracomotodaslashembrasdelafamilia;lomismoquesudifunta:dabanhijosqueennadaseparecíanasusprogenitores.Elabuelo,acariciandoalpequeño,pensabaenelporvenir.Loenseñabaaloscamaradasdesujuventud,cadavezmásescasos,yvaticinabaelporvenir.

«Ésteserádelosnuestros:notendrámáscasaquelabarca.Antesdequelesalgantodoslosdientesyasabrámoverlapercha…»

Peroantesdequelesalieranlosdientes,loqueocurrióparaeltíoPalomafue el hechomás inesperado de su vida. Le dijeron en la taberna queTonohabíatomadoenarriendo,cercadelSaler,ciertastierrasdearrozpropiedaddeuna señora de Valencia; y cuando por la noche abordó a su hijo, quedóestupefactoviendoquenonegabaelcrimen.

¿Cuándo se había visto un Paloma con amo? La familia había vividosiempre libre, como deben vivir los hijos de Dios que en algo se estiman,buscándose el sustento en el aire o en el agua, cazando y pescando. SusseñoreshabíansidoelreyoaquelguerrerofranchutequeeracapitángeneralenValencia,amosquevivíanmuylejos,quenopesabanypodíantolerarseporsugrandeza.¿Perounhijosuyoarrendatariodeunalechuguinadelaciudadyllevándolatodoslosañosenmetalsonanteunapartedesutrabajo…?¡Vamos,hombre! ¡Ya estaba tomando el camino para hablar con aquella señora ydeshacerelcompromiso!LosPalomasnoservíananadiemientrasenellagoquedaraalgoquellevarsealaboca:aunquefuesenranas.

PerolasorpresadelviejofueenaumentoantelainesperadaresistenciadeTono. Había reflexionado bien sobre el asunto y estaba dispuesto a noarrepentirse.Pensabaensumujer,enaquelchiquitínquellevabaenbrazos,ysesentíaambicioso.¿Quéeranellos?Unosmendigosdellago,viviendocomosalvajes en la barraca, sinmás alimento que los animales de las acequias yteniendo que huir como criminales ante los guardas cuando mataban algúnpájaroparadarmayorsubstanciaalcaldero.Unosparásitosdeloscazadores,

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quesólocomíancarnecuandolosforasteroslespermitíanmetermanoensusprovisiones.¡Yestamiseriaprolongándosedepadresahijos,comosiviviesenamarradosparasiemprealbarrodelaAlbufera,sinmásvidaniaspiracionesquelasdelsapo,quesecreefelizenelcañarporqueencuentrainsectosaflordeagua!

No; él se rebelaba; quería sacar a la familia de sumiserable postración;trabajar, no sólo para comer, sino para el ahorro. Había que fijarse en lasventajasdelcultivodelarroz:pocotrabajoygranprovecho.Eraunaverdaderabendición del cielo; nada en el mundo daba más. Se planta en junio y serecolectaenseptiembre;unpocodeabonoyotropocode trabajo; total, tresmeses; se coge la cosecha, las aguas del lago, hinchadas por las lluvias delinvierno,cubrenloscampos,y¡hastaelañosiguiente!Lagananciaseguarda,yenlosmesesrestantessepescaa la luzdelsolysecazaocultamenteparamantenerlafamilia.¿Quémáspodíadesear…?Elabuelohabíasidounpobre,y después de una vida de perro sólo logró construir aquella barraca, dondevivían eternamente ahumados. Su padre, a quien tanto respetaba, no habíaconseguidoguardarunmendrugoparalavejez.Queledejasenaéltrabajaragusto,ysuhijo,elpequeñoTonet,seríarico,cultivaríacamposcuyoslímitesseperderíandevista,ysobreelsolardelabarracatalvezselevantaseconeltiempo una casa mejor que todas las del palmar. Hacía mal su padre enindignarse porque sus descendientes cultivaban la tierra. Más valía serlabrador que vivir errante en el lago, pasando hambre muchas veces yexponiéndosearecibirelbalazodeunguardadelaDehesa.

EltíoPaloma,pálidoderabiaaloírasuhijo,mirabafijamenteunaperchacaídaalolargodelapared,ylasmanosseleibanaellapararomperledeungolpelacabeza.Selahubierarotodeocurrirlarebeldíaenotrostiempos,puesse consideraba con derecho después de tal atentado a su autoridad de padreantiguo.

Pero veía a la nuera con el nieto en brazos, y estos dos seres parecíanengrandecerasuhijo,poniéndoloasunivel.Eraunpadre,unigualsuyo.PorprimeravezsediocuentadequeTonoyanoeraelmuchachoqueguisabalacenaenotrostiempos,bajandolacabezaaterradoanteunadesusmiradas.Ytemblandoderabiaalnopoderpegarlecomocuandocometíaunatorpezaenlabarca,exhalósuprotestaentrebufidos.Estababien;cadacualalosuyo:elunoallagoyelotroaaplastarterrones.Viviríanjuntos,yaquenohabíaotroremedio.Susañosnolepermitíandormirenmediodel lago,puesarrastrabaunavejezdereumático;pero,apartedeeso,comosínoseconocieran.¡Ay,silevantase la cabeza el primitivo Paloma, el barquero de Suchet, y viese ladeshonradelafamilia…!

Elprimer año fuede incesantes tormentospara el viejo.Al entrarpor lanoche en la barraca, encontraba instrumentos de labranza al lado de los

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aparejosdepesca.UndíatropezóconunaradoqueTonohabíatraídodetierrafirmepararecomponerlodurantelavelada,yleProdujoelmismoefectoqueundragónmonstruosotendidoenmediodelabarraca.Todasestasláminasdeacero le causaban fríoy rabia.Lebastabaverunahozcaídaaunoscuantospasos de sus redes, para que al momento creyese que la corva hoja iba amarcharporsísolaacortarlelosaparejos,yreñíaasunuerapordescuidada,ordenandoagritosquearrojase lejos,muy lejos, aquellasherramientasde…«labrador».Por todaspartesobjetosquelerecordabanelcultivodela tierra.¡YestoenlabarracadelosPalomas,dondenosehabíaconocidomásaceroqueeldelasfacasparaabrirelpescado…!¡Vamos,quehabíaparareventarderabia!

En la épocade la siembra, cuando las tierras estaban secas y recibían elarado, Tono llegaba sudoroso, después de arrear durante todo el día lascaballerías alquiladas. Su padre rondaba en torno de él, husmeándolo conmalignafruición,ydespuéscorríaalataberna,dondedormitabanconelvasoen la mano sus camaradas de los buenos tiempos. ¡Caballeros, la grannoticia…!Suhijoolíaacaballo.¡Ji,ji!¡UncaballoenlaisladelPalmar!Yahabíallegadolodelmundoalrevés.

Aparte de estos desahogos, el tío Paloma conservaba una actitud fría yaisladaenmediodelafamiliadelhijo.Entrabaporlanocheenlabarracaconelmonot al brazo, una bolsa de red y aros demadera que contenía algunasanguilas,yempujabaconelpieasunueraparaqueledejasesitioenelfogón.Él mismo se preparaba la cena. Unas veces enrollaba las anguilasatravesándolasconunavaritay lasguisabaalast, tostándolaspacientementeportodoslosladossobrelasllamas.Otrasibaabuscarenlabarcasuantiguocaldero lleno de remiendos, y guisaba en suc alguna tenca enorme oconfeccionaba una sebollá, mezclando cebollas con anguilas, como sipreparaselacomidademediopueblo.

LavoracidaddeaquelviejopequeñoyenjutoeraladetodoslosantiguoshijosdelaAlbufera.Nocomíaseriamentemásqueporlanoche,alvolveralabarraca,ysentadoenelsueloenunrincón,conelcalderoentre lasrodillas,pasaba horas enteras silencioso, moviendo a ambos lados su boca de cabravieja, tragando cantidades enormes de alimento, que parecía imposiblepudierancontenerseenunestómagohumano.

Comíalosuyo,loquehabíaconquistadoduranteeldía,ynosecuidabadelo que cenaban sus hijos ni les ofrecía parte de su caldero. ¡Cada cual queengordase con su trabajo! Sus ojillos brillaban con maligna satisfaccióncuandoveíasobrelamesadelafamilia,comoúnicoalimento,unacazueladearroz,mientrasélroíaloshuesosdealgúnpájarocazadoenel interiordeuncarrizalalverlejosalosguardias.

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Tonodejabahacersuvoluntadalpadre.Nohabíaquepensarensometeralviejo,yelaislamientocontinuabaentreélylafamilia.ElpequeñoToneteraelúnicolazodeunión.MuchasveceselnietoseaproximabaaltíoPaloma,comosileatrajeseelbuenolordesucaldero.

—¡Tin, pobret, tin! —decía el abuelo con cariñosa lástima, como si lovieseenlamayormiseria.

Y le regalaba unmuslo de fúlica, grasiento y estoposo sonriendo al vercómolodevorabaelpequeñuelo.

Cuandoarreglabaalgúnallypebreconsusviejosamigotesenlataberna,sellevabaalnietosindecirpalabraalospadres.

Otrasveceslafiestaeramayor.Porlamañana,eltíoPaloma,sintiendolacomezóndelasaventuras,habíadesembarcadoconalgúncamaradatanviejocomoélenlasespesurasdelaDehesa.Largaesperatendidossobreelvientreentre losmatorrales, espiandoa losguardas, ignorantesde supresencia.Asíque asomaban los conejos dando saltos en torno de los tallos de lamaleza,¡fuego en ellos! dos al saco y a correr, a ganar la barca, riéndose después,desdeelcentrodellago,delascarrerasdelosguardasporlaorillabuscandoenvano a los cazadores furtivos.Estas audacias rejuvenecían al tíoPaloma.Habíaqueoírleporlanoche,alguisarlacazaenlataberna,entresusamigotesquepagabanelvino,cómosevanagloriabandesuhazaña.¡Ningúnmozodeldíaeracapazdehacerotrotanto!Ycuandolosprudenteslehablabandelaleyy suspenalidades, el barquero erguía fieramente subusto encorvadopor losañosyelmanejodelapercha.Losguardaseranunosvagos,queaceptabanelempleo porque les repugnaba trabajar, y los señores que arrendaban la cazaunos ladrones, que todo lo querían para ellos…LaAlbufera era de él y detodoslospescadores.Sihubiesennacidoenunpalacio,seríanreyes.CuandoDios leshabíahechonacerallí,poralgosería.Todo lodemáseranmentirasinventadasporloshombres.

Y después de devorar la cena, cuando apenas quedaba vino en losporrones,eltíoPalomacontemplabaalnietodormidoentresusrodillasyselomostrabaalosamigos.AquelpequeñoseríaunverdaderohijodelaAlbufera.Sueducacióncorríaacargosuyo,paraquenosiguieselosmaloscaminosdelpadre.Manejaríalaescopetaconasombrosahabilidad,conoceríaelfondodellagocomounaanguila,ycuandoelabuelomuriese,todoslosquevinieranacazar encontrarían la barca de otro Paloma, pero remozado, tal como era élcuandolamismareinaveníaasentarseensubarquitoriendosuschuscadas.

Aparte de estos enternecimientos, la animosidad del barquero contra suhijocontinuabalatente.Noqueríaver lasdespreciablestierrasquecultivaba,perolas teníafijasensumemoriayreíacondiabólicogozoalsaberquelosnegociosdeTonomarchabanmal.Elprimerañoleentrósalitreenloscampos

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cuando estaba granándose el arroz, y casi perdió la cosecha. El tío Palomarelataba a todos esta desgracia con fruición; pero al notar en su familia latristeza y alguna estrechez a causa de los gastos, que habían resultadoimproductivos,sintióciertoenternecimientoyhastarompióelmutismoconsuhijoparaaconsejarle.¿Nosehabíaconvencidoaúndequeerahombredeaguaynolabrador?Debíadejarloscamposalagentedetierraadentro,dedicadadeantiguoadestriparlos.Élerahijodepescador,yalasredeshabíadevolver.

PeroTonocontestócongruñidosdemalhumor,manifestandosupropósitodeseguiradelante,yelviejovolvióasumergirseensuodiosilencioso.¡Ah,eltestarudo…!Desdeentoncesdeseótodaclasedecalamidadesparalas tierrasdelhijo,comounmediodedomarsuorgullosaresistencia.Nadapreguntabaencasa,peroalcruzarsesubarquichueloenellagoconlasgrandesbarcazasque venían de la parte del Saler, se enteraba de lamarcha de la cosecha ysentía cierta satisfacción cuando le anunciaban que el año sería malo. Sutestarudohijoibaamorirdehambre.Aúntendríaquepedirlederodillas,paracomer,lallavedelantiguoviveroconlamonteradepajadesfondadaqueteníajuntoalPalmar.

Las tormentas a fines de verano le llenaban de gozo. Deseaba que seabriesenlascataratasdelcielo;quevinieradeorillaaorillaaquelbarrancodeTorrente que desaguaba en laAlbufera alimentándola; que se desbordase ellagosobreloscampos,comoocurríaalgunasveces,quedandobajoelagualasespigaspróximasa lasiega.Moriríandehambre los labradores;peronoporesto le faltaría a él la pesca en el lago, y tendría el gusto de ver a su hijoroyéndoseloscodoseimplorandosuprotección.

Por fortunaparaTono,nosecumplían losdeseosdelmalignoviejo.Losañosvolvíanaserbuenos;enlabarracareinabaciertobienestar,secomía,yelanimosotrabajadorsoñaba,comounadichairrealizable,conlaposibilidaddecultivaralgúndíatierrasquefuesensuyas,quenoimpusieranlaobligacióndeir una vez por año a la ciudad para entregar el producto de casi toda lacosecha.

Enlavidadelafamiliahubounacontecimiento.Tonetcrecíaysumadreestaba triste.Elmuchacho iba al lago con su abuelo; después, cuando fuesemayor,acompañaríaasupadrealoscampos;ylapobremujerpasabaeldíasolaenlabarraca.

Pensaba en su porvenir, y el aislamiento futuro la daba miedo. ¡Ay, situvieseotroshijos…!UnahijaeraloqueconmásfervorpedíaaDios.Perolahijanovenía;nopodíavenir,segúnafirmabael tíoPaloma.Sunueraestabadescompuesta;cosasdemujeres.LahabíanasistidoensupartolasvecinasdelPalmar,dejándolademodoque,segúnelviejo,cadacosaandabaporsulado.Porestoparecíasiempreenferma,conuncolorpálido,depapelmascado,no

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pudiendopermanecermuchotiempodepiesinquejarse,andandociertosdíascomo si se arrastrara, con quejidos que se sorbía entre lágrimas para nomolestaraloshombres.

Tonoansiabacumplirlosdeseosdesumujer.Noledisgustabaunaniñaenlacasa;serviríadeayudaalaenferma.Ylosdoshicieronunviajealaciudad,trayendodealláunaniñadeseisaños,unabestezuelatímida,ariscayfea,quesacarondelacasadeexpósitos.SellamabaVisanteta,perotodos,paraquenoolvidase su origen, con esa crueldad inconsciente de la incultura popular, lallamaronlaBorda.

El barquero refunfuñó indignado. ¡Una boca más…! El pequeño Tonet,que teníadiezaños,encontrómuydesugustoaquellachiquillaparahacerlasufrirsuscaprichosyexigenciasdehijomimadoyúnico.

LaBorda no encontró en la barraca otro cariño que el de aquellamujerenferma,cadavezmásdébilydolorida.Lainfelizseforjabalailusióndequeteníaunahija, ypor las tardes,haciéndola sentar en lapuertade labarraca,caraalsol,peinabalosrabillosrojosdesucabeza,bienuntadosdeaceite.

Eracomounperrillovivarachoyobedientequealegrabalabarracaconsustrotecitos,resignadaalasfatigas,sumisaatodaslasmaldadesdeTonet.Conun supremo esfuerzo de sus bracitos arrastraba un cántaro tan grande comoella,llenodeaguadelaDehesa,desdeelcanalhastalacasa.Corríaalpuebloatodashorascumpliendolosencargosdesunuevamadre,yenlamesacomíaconlosojosbajos,noatreviéndoseameterlacucharahastaquetodosestabanamitaddelacomida.EltíoPaloma,consumutismoysusferocesojeadas,leinspirabagranmiedo.Por lanoche,como losdoscuartosestabanocupados,unoporelmatrimonioyelotroporTonetysuabuelo,dormíajuntoalfogón,enmediodelabarraca,sobreelbarroquerezumabaatravésdelaslonasquele servían de lecho, tapándose con las redes de las corrientes de aire queentrabanporlachimeneayporlapuertadesvencijada,roídaporlasratas.

Susúnicashorasdeplacereran lasde la tarde,cuando,encalma todoelpueblo y los hombres en la laguna o en los campos, se sentaba ella con sumadreacoservelaso tejerredesa lapuertade labarraca.Lasdoshablabanconlasvecinas,enelgransilenciodelacallesolitariaeirregular,cubiertadehierba, por entre la cual correteaban las gallinas y cloqueaban los ánadesextendiendoalsolsusdosmangasdehúmedablancura.

Tonet ya no iba a la escuela del pueblo, casucha húmeda pagada por elAyuntamiento de la ciudad, donde niños y niñas, en maloliente revoltijo,pasabaneldíagangueandolastablasdelabecedariooentonandooraciones.

Eratodounhombre,segúndecíasuabuelo,queletentabalosbrazosparaapreciar su dureza y le golpeaba con la mano el pecho. A su edad, el tío

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Paloma podía comer de lo que pescaba y había disparado sobre todas lasclasesdepájarosqueexistenenlaAlbufera.

Elmuchachosiguiócongustoal abueloen susexpedicionespor tierrayagua. Aprendió a manejar la percha, pasaba como una exhalación por loscanalessobreunodelosbarquitospequeñosdeltíoPaloma,ycuandollegabancazadores de Valencia se agazapaba en la proa de la barca o ayudaba a suabueloamanejarlavela,saltandoalribazoenlospasosdifícilesparaagarrarlacuerda,remolcandolaembarcación.

Después vino el amaestrarse en la caza. La escopeta del abuelo, unverdaderoarcabuz,queporsuestampidosedistinguíadetodaslasarmasdelaAlbufera, llegó amanejarla él con relativa facilidad. El tío Paloma cargabafuerte,y losprimeros tiroshicieron tambalearsealmuchacho, faltandopocopara que cayese de espaldas en el fondo de la barca. Poco a poco fuedominandoalaviejabestiaylograbaabatirlasfúlicas,congrancontentodelabuelo.

Asísedebíaeducaralosmuchachos.Porsugusto,Tonetnocomeríaotracosaqueloquemataseconlaescopetaopescaseconsusmanos.

Peroalañodeestarudaeducación,eltíoPalomanotóunagranflojedadensudiscípulo.Legustabadisparartirosysentíaplacerporlapesca.Loquenoparecíacomplacerletantoeralevantarseantesdelamanecer,pasartodoeldíaconlosbrazosestiradosmoviendolaperchaytirardelacuerdadelremolquecomouncaballo.

Elbarquerovioclaro:loquesunietoodiaba,conunarepulsióninstintivaqueponíadepiesuvoluntad,eraeltrabajo.EnvanoeltíoPalomalehablabadelagranpescaqueharíanaldíasiguienteenelRecatí,elRincóndelaollaocualquier otro punto de la Albufera. Apenas el barquero se descuidaba, sunietohabíadesaparecido.PreferíacorretearporlaDehesaconloschicuelosdelavecindad,tendersealpiedeunpinoypasarlashorasoyendoelcantodelosgorriones en las redondas copas, o contemplando el aleteo de lasmariposasblancasylosabejorrosbronceadossobrelasfloressilvestres.

Elabuelo leamenazabasin resultado. IntentópegarleyTonet, comounabestiecilla feroz, se puso en salvo, buscando piedras en el suelo paradefenderse.Elviejoseresignóaseguirenellagosolocomoantes.

Habíapasadosuvidatrabajando;suhijoTono,aunquedescarriadoporlasaficionesagrícolas,eramás fuertequeélpara la faena.¿Aquiénseparecía,pues, aquel arrapíezo? ¡Señor! ¿De dónde había salido, con su resistenciainvencible a toda fatiga, con su deseo de permanecer inmóvil, descansandohorasenterasalsolcomounsapoalbordedelaacequia…?

Todo cambiaba en aquelmundo del que jamás había salido el viejo. La

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Albufera la transformabanloshombresconsuscultivosydesfigurábanse lasfamilias,comosilastradicionesdellagoseperdiesenparasiempre.Loshijosdelosbarquerossehacíansiervosdelatierra;losnietoslevantabanelbrazoarmadodepiedrascontrasusabuelos;enellagoseveíanbarcazascargadasdecarbón; los campos de arroz se extendían por todas partes, avanzaban en ellago,tragándoseelagua,yroíanlaselva,trazandograndesclarosenella.¡Ay,Señor!¡Paravertodoaquello,parapresenciarladestruccióndeunmundoqueélconsiderabaeterno,másvalíamorirse!

Aisladodelossuyos,sinotroafectoqueelamorprofundoquesentíaporsumadrelaAlbufera,lainspeccionaba,lapasabarevistadiariamente,comosiensusojosvivosyastutosdeviejofuerteguardasetodaelaguadellagoylosinnumerablesárbolesdelaDehesa.

Noderribabanunpinoenlaselvasinqueinmediatamentelonotaseagrandistancia, desde el centro de la laguna. ¡Unomás…!El claro que dejaba elcaído entre la frondosidad de los árboles inmediatos le causaba un efectodoloroso, como si contemplase el vacío de una tumba. Maldecía a losarrendatariosdelaAlbufera,ladronesinsaciables.LagentedelPalmarrobabaleñaen la selva;noardíanensushogaresotras ramasque lasde laDehesa,pero se contentaba con los matorrales, con los troncos caídos y secos; yaquellos señores invisibles, que sólo semostraban pormedio de la carabinadelguardaylostrampantojosdelaley,abatíanconlamayortranquilidadlosabuelosdelbosque,unosgigantesquelehabíanvistoaélcuandogateabadepequeñoenlasbarcasyeranyaenormescuandosupadre,elprimerPaloma,vivíaenunaAlbuferasalvaje,matandoacañazoslasserpientesquepululabanenlaribera,bichosmássimpáticosqueloshombresdelpresente.

Ensutristezaanteelderrumbamientodeloantiguo,buscabalosrinconesmásincultosdellago,aquéllosadondenollegabaaúnelafándeexplotación.

Lavistadeunanoriaviejacausábaleestremecimientos,ycontemplabaconemoción la rueda negra y carcomida, los arcaduces desportillados, secos,llenosdepaja,dedondesalíanlasratasentropelalnotarsuproximidad.EranlasruinasdelamuertaAlbufera;recuerdos,comoél,deuntiempomejor.

Cuandodeseabadescansar,abordabaal llanodeSancha,consus lagunasdegelatinosasuperficieysusaltosjuncales,ycontemplandoelpaisajeverdeysombrío, enelqueparecíancrujir losanillosdelmonstruode la leyenda, seregocijabaalpensarquealgoexistíaaúnlibredelavoracidaddeloshombresmodernos,entreloscuales¡ay!figurabasuhijo.

III

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Cuando desistió el tío Paloma de la ruda educación de su nieto, ésterespiró.

Seaburríaacompañandoasupadrea las tierrasdelSaler,ypensabaconinquietudensuporvenirviendoaltíoTonometidoenelbarrodelosarrozales,entresanguijuelasysapos,conlaspiernasmojadasyelbustoabrasadoporelsol.

Su instintodemuchachoperezosose rebelaba.No;élnoharía loque supadre;notrabajaríaloscampos.Sercarabinero,paratenderseenlaarenadelacosta, o guardia civil como los que llegaban de la huerta de Ruzafa con elcorreaje amarillo y la blanca cogotera sobre el cuello, le parecíamejor quecultivar el arroz sudando dentro del agua, con las piernas hinchadas depicaduras.

EnlosprimerostiemposdeacompañarasuabueloporlaAlbufera,habíaencontradoaceptableestavida.Legustabairerranteporellago,navegarsindirecciónfija,pasandodeuncanalaotro,ydetenerseenmediodelaAlbuferaparaconversarconlospescadores.

Algunavezsaltabaalasisletasdecarrizalesparaexcitarconsussilbidosalostorossolitarios.Otras,seentrabaenlaDehesa,cogiendolasmorasdeloszarzalesyhurgabalasmadriguerasdelosconejos,buscandoungazapoenelfondo.

Elabueloleaplaudíacuandoatisbabaunafochaouncollvertdormidosaflordeaguayloshacíasuyosconcerteroescopetazo.

Además le gustaba estar en la barca horas enteras con la panza en alto,oyendoalabuelolascosasdelpasado.EltíoPalomarecordabaloshechosmásnotables de su vida: su trato con los personajes; ciertas entradas decontrabando allá en su juventud, con acompañamiento de tiros; yremontándose en su memoria, hablaba de su padre, el primer Paloma,repitiendoloqueélasuvezlehabíarelatado.

Aquel barquero de otros tiempos también había visto cosas grandes sinsalir de allí. Y el tío Paloma contaba a su nieto el viaje de Carlos IV y suesposa a la Albufera, cuando él aún no había nacido. Esto no le impedíadescribiraTonetlasgrandestiendasconbanderolasytapiceslevantadasentrelospinosdelaDehesaparaelbanquetereal;lasmúsicas,lastraíllasdeperros,los lacayos de empolvada peluca custodiando los carros de víveres. El rey,vestido de cazador, se rodeaba de los rústicos tiradores de laAlbufera, casidesnudos y con viejos arcabuces, admirando sus proezas, mientras MaríaLuisa paseaba por las frondosidades de la selva del brazo de don ManuelGodoy.

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Yelviejo,recordandoestavisitafamosa,acababaporentonarlacoplaquelehabíaenseñadosupadre.

Debajodeunpinoverde

ledijolareinaalrey:

«Muchotequiero,Carlitos,

peromásquieroaManuel».

Sutemblonavoztomabaalcantarunaexpresiónmaliciosa,yacompañabaconguiñoscadaverso,comosifuesedíasantescuandolagentedelaAlbuferahabía inventado la copla, vengándose de una expedición que con su faustoparecíainsultarlaresignadamiseriadelospescadores.

Pero esta época, feliz para Tonet, no fue de larga duración. El abuelocomenzóamostrarseexigenteytiránico.Cuandoleviohábilenelmanejodela barca, ya no le dejó vagar a su capricho. Le aprisionaba por la mañanallevándolo a la pesca. Tenía que recoger los mornells de la noche anterior,grandesbolsasderedencuyofondoseenroscabanlasanguilas,ycalarlosdenuevo:faenasdeciertoesfuerzo,queleobligabanaestardepieenelbordedelabarca,conlaespaldaardiendobajoelfuegodelsol.

Suabuelopresenciabainmóvillamaniobra,sinprestarleayuda.Alvolveral pueblo, se tendía en el fondo de la barca como un inválido, dejándoseconducirporelnietoquerespirabajadeantemanejandolapercha.

Los barqueros, desde lejos, saludaban la arrugada cabeza del tío Palomaasomada a la borda: «¡Ah, camastrón! ¡Qué cómodamente pasaba el día!ÉldescansandocomoelcuradelPalmar,yelpobrenietosudandoyperchando».Elabuelocontestabacon lagravedaddeunmaestro:«¡Asíseaprende! ¡Delmismomodoleenseñóaélsupadre!»

Despuésvenían laspescasa laensesa:elpaseoporel lagodesdequeseocultaba el sol hasta que salía, siempre en la obscuridad de las nochesinvernales.Tonetvigilabaen laproaelhazdehierbassecasqueardíacomounaantorcha,esparciendosobreelaguanegraunagranmanchadesangre.Elabuelo iba en la popa empuñando la fitora: una horquilla de hierro con laspuntasdentadas, arma terrible, que,unavezclavada, sólopodía sacarse congrandesesfuerzosyhorriblesdestrozos.Laluzbajarhastaelfondodel lago.Veíaseel lechodeconchas, lasplantasacuáticas, todounmundomisterioso,invisibleduranteeldía,yelaguaeratanclara,quelabarcaparecíaflotarenelaire, falta de apoyo. Los animales del lago, engañados por la luz, acudíanciegosalrojoresplandor,yeltíoPaloma,¡zas!nodabagolpeconlafitoraquenosacasedelfondounpezgordocoleandodesesperadoalextremodelagudotridente.

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Tonet se entusiasmó al principio con esta pesca; pero la diversión fueconvirtiéndosepocoapocoenesclavitud,ycomenzóaodiarellago,mirandocon nostalgia las blancas casitas del Palmar, que se destacaban sobre lasobscuraslíneasdeloscarrizales.

Pensabaconenvidiaensusprimerosaños,cuando,sinotraobligaciónqueladeasistiralaescuela,correteabaporlascallesdelpueblo,oyéndosellamarguapoportodaslasvecinas,quefelicitabanasumadre.

Allí era dueño de su vida. La madre, enferma, le hablaba con pálidasonrisa, excusando todas sus travesuras, y la Borda le soportaba con lamansedumbre del ser inferior que admira al fuerte. La chiquillería quepululaba entre las barracas le reconocía por jefe, y marchaban unidos a lolargo del canal, apedreando a los ánades, que huían graznando entre lasprotestasdelasmujeres.

El rompimientoconsuabuelo fue lavueltaa laantiguaholganza.YanosaldríadelPalmarantesdel albaparapermanecer enel lagohasta lanoche.Todoeldíaerasuyoenaquelpueblo,dondenoquedabanmáshombresqueelcuraenelpresbiterio,elmaestroenlaescuelayelcabodeloscarabinerosdemarpaseandosusfierosbigotesysunarizrojadealcohólicoporlaorilladelcanal,mientraslasmujereshacíanredalapuertadelasbarracas,quedandolacalleamerceddelagentemenuda.

Tonet, emancipado del trabajo, reanudó sus amistades. Tenía doscompañerosnacidosenlasbarracasinmediatasalasuya:NeletaySangonera.

La muchacha no tenía padre, y su madre era una vieja anguilera delMercadodelaciudad,queamedianochecargabasuscestasenlabarcazadelordinario,llamadael«carrodelasanguilas».PorlatarderegresabaalPalmar,consublanduchaydesbordanteobesidadrendidaporeldiarioviajeylasriñasy regateos de la Pescadería. La pobre se acostaba antes de anochecer, paralevantarseconestrellasyseguirestavidaanormal,quenolapermitíaatenderasuhija.Éstacrecíasinmásamparoqueeldelasvecinas,yespecialmenteelde lamadredeTonet,que ladabadecomermuchasveces, tratándolacomouna nueva hija. Pero lamuchacha eramenos dócil que la Borda y preferíaseguir a Tonet en sus escapatorias antes que permanecer horas enterasaprendiendolosdiversospuntosdelasredes.

Sangonerallevabaelmismoapododesupadre,elborrachomásfamosodetoda la Albufera, un viejo pequeño que parecía acartonado por el alcoholdesde muchos años. Al quedar viudo, sin más hijo que el pequeñoSangonereta, se entregó a la embriaguez, y la gente, viéndole chupar loslíquidoscontantaansia,locomparóaunasanguijuela,creándoleasísuapodo.

DesaparecíadelPalmar semanas enteras.Devezencuando se sabíaque

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andabaporlospueblosdetierrafirmepidiendolimosnaaloslabradoresricosdeCatarrojayMasanasaydurmiendosusborracherasenlospajares.Cuandopermanecía mucho tiempo en el Palmar desaparecían durante la noche lasbolsas de red caladas en los canales; los mornells se vaciaban de anguilasantesquellegasenlosamos,ymásdeunavecina,alcontarsusánades,poníaelgritoenelcielonotandolafaltadealguno.ElcarabinerodemartosíafuerteymirabadecercaalviejoSangonera,comosipretendiesemeterlelosreciosbigotespor losojos;peroelborrachoprotestaba,poniendopor testigosa lossantos, a falta de fiadores de mayor crédito para su inocencia. ¡Era malavoluntaddelasgentes,deseodeperderle,comosiaúnnotuvierabastanteconsumiseria,quelehacíahabitarlapeorbarracadelpueblo!Yparaapaciguaralfierorepresentantedelaley,quemásdeunavezhabíabebidoasulado,peroquefueradelatabernanoreconocíaamigos,comenzabadenuevosusviajesporlaotraorilladelaAlbufera,novolviendoalPalmarenalgunassemanas.

Suhijosenegabaaseguirleenestasexpediciones.Nacidoenunachozadeperros,dondejamásentrabaelpan,habíatenidoqueingeniarsedesdepequeñoparaconquistarlacomida,yantesqueseguirasupadreprocurabaapartarsedeél,paranocompartirelproductodesusmañas.

Cuandolospescadoressentábansealamesa,veíanpasaryrepasarporlapuerta de la barraca una sombramelancólica, que acababa por fijarse en unladodelquicio,conlacabezabajaylamiradahaciaarriba,comounnovillopróximoaembestir.EraSangonereta,que rumiabasuhambreconexpresiónhipócrita de encogimiento y vergüenza, mientras brillaba en sus ojos depillueloelafándeapoderarsedetodoloqueveía.

Laaparicióncausabaefectoenlasfamilias.¡Pobremuchacho!Yatrapandoalvuelounhuesodefúlicaamedioroer,unpedazodetencaounmendrugo,llenaba la tripa de puerta en puerta. Si veía a los perros llamarse con sordoladridoy correr hacia algunade las tabernas delPalmar, Sangonereta corríatambién, como si estuviera en el secreto. Eran cazadores que guisaban supaella,gentesdeValenciaquehabíanvenidoallagoparacomerunallypebre;y cuando los forasteros, sentados ante la mesita de la taberna, tenían quedefenderse a patadas, entre cucharaday cucharada, de los empujones de losperros famélicos, veíanse ayudados por el haraposo muchachuelo, que, enfuerzadesonrisasydeespantarlosferocescanes,acababaporhacersedueñode los restos de la sartén. Un carabinero le había dado un gorro viejo decuartel;elalguacildelpuebloleregalólospantalonesdeuncazadorahogadoenuncarrizal,ysuspies,siempredesnudos,erantanfuertescomodébilessusmanos,quejamástocaronperchaniremo.

Sangonera, sucio, hambriento,metiendo sumano a cada instante bajo elgorrollenodemugrepararascarseconfuria,gozabadegranprestigioentrelachiquillería.Toneteramásfuerte, lezurrabaconfacilidad,perosereconocía

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inferior a él, siguiendo todas sus indicaciones.Era el prestigio del que sabeexistirporcuentapropia,sinnecesitarapoyo.Lachiquilleríaleadmirabaconcierta envidia al verle vivir sin miedo a correcciones paternales y sinobligación alguna. Además, su malicia ejercía cierto encanto, y losmuchachos, que en subarraca recibíanunabuenamanodebofetadaspor lamenorfalta,creíansermáshombresacompañandoaaquel tuno,que todoloconsideraba como propio y sabía aprovecharlo para su bien, no viendo unobjetoabandonadoenlasbarcasdelcanalquenolohiciesesuyo.

Teníaguerradeclaradaa loshabitantesdelaire,yaquesucapturaexigíamenostrabajoqueladelosanimalesdellago.Cazabaconartesingeniosasdesuinvenciónlosgorrionesllamadosmoriscos,queinfestanlaAlbuferaysontemidosporlosagricultorescomounamalapeste,puesdevorangranpartedela cosecha de arroz. Su época mejor era el verano, cuando abundaban losfumarells,pequeñasgaviotasdellago,queaprisionabapormediodeunared.

El nieto del tío Paloma le ayudaba en esta tarea. Iban a medias en elnegocio,segúndeclarabagravementeTonet,ylosdosmuchachospasabanlashorasenacechoenlasriberasdellago,tirandodelacuerdecitayaprisionandoen la red a los incautospájaros.Cuando teníanbuenaprovisión,Sangonera,viajeroaudaz,emprendíaelcaminodeValenciallevandoalaespaldalabolsadered,dentrodelacuallosfumarellsagitabansusalasobscurasYmostrabandesesperados laspanzasblancas.Elpilletepaseaba lascalles inmediatasa laPescadería pregonando sus pájaros, y los chicos de la ciudad corrían acomprarle los fumarells para hacerlos volar en las encrucijadas con unbramanteatadoalaspatas.

Al regreso eran los disgustos entre los consocios y el rompimientocomercial. Imposible sacar cuentascon semejante tuno.Tonet secansabadezurraraSangonera,sinconseguirunochavodelaventa;perosiemprecréduloysupeditadoa suastucia,volvíaabuscarloenaquellabarraca ruinosay sinpuertadondedormíasololamayorpartedelaño.

CuandoSangonerapasódelosonceañoscomenzóarepelereltratodesusamigos.Suinstintodeparásitolehizofrecuentarlaiglesia,yaqueéstaeraelmejorcaminoparaintroducirseenlacasadelvicario.Enunapoblacióncomoel Palmar, el cura era tan pobre como cualquier pescador, pero Sangonerasentía cierta tentación por el vino de las vinajeras, del que oía hablar congrandeselogiosenlataberna.Además,enlosdíasdeverano,cuandoellagoparecíahervirbajo el sol, lapequeña iglesia se le aparecía comounpalacioencantado, con su luz crepuscular filtrándose por las verdes ventanas, susparedes enjalbegadas de cal y el pavimento de rojos ladrillos respirando lahumedaddelsuelopantanoso.

El tío Paloma, que despreciaba al pillete por ser enemigo de la percha,

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acogió con indignación sus nuevas aficiones. ¡Ah, grandísimovago! ¡Yquébiensabíaescogereloficio!

CuandoelvicarioibaaValencialellevabahastalabarcaelanchopañuelo,de los llamados de hierbas, lleno de ropa, y seguía por los ribazosdespidiéndosedel cura con tanta emoción como si nohubieradeverlemás.Ayudabaalacriadadeleclesiásticoenlosmenesteresdelacasa;traíaleñadela Dehesa y agua de las fuentes que surgían en el lago, y sentíaestremecimientos de gato goloso cuando en el cuartucho que servía desacristía,soloyensilencio,setragabalosrestosdelamesadelvicario.Porlasmañanas, al tirar de la cuerda del esquilón despertando a todo el pueblo,sentíaseorgullosodesuestado.Losgolpesconque losvicariosavivabansuactividadparecíanlesignosdedistinciónquelocolocabanporencimadesuscompañeros.

Peroesteafándeviviralasombradelaiglesiadebilitábasealgunasveces,cediendo el paso a cierta nostalgia por su antigua vida errante. EntoncesbuscabaaNeletayTonet,yjuntosvolvíanaemprenderlosjuegosycorreríaspor los ribazos, llegandohasta laDehesa,quea sus simplescompañeros lesparecíaellímitedelmundo.

Unatardedeotoño,lamadredeTonetlosenvióalaselvaporleña.Envezde molestarla jugueteando en el interior de la barraca, podían serla útilestrayendoalgunoshaces,yaqueseaproximabaelinvierno.

Los tres emprendieron el viaje. La Dehesa estaba florida y perfumadacomo un jardín. Los matorrales, bajo la caricia de un sol que parecía deverano,secubríandeflores,yporencimadeellosbrillabanlosinsectoscomobotonesdeoro,aleteandoconsordozumbido.Lospinosretorcidosysecularessemovíanconmajestuosorumor,ybajolasbóvedasqueformabansuscopasextendíase una dulce penumbra semejante a la de las naves de una catedralinmensa.Devezencuando,altravésdedostroncossefiltrabaunrayodesolcomosientraseporunventanal.

Tonet y Neleta, siempre que penetraban en la Dehesa, se sentíandominadospor lamismaemoción.Teníanmiedosinsaberaquién;secreíanen el palacio encantado de un gigante invisible que podía mostrarse de unmomentoaotro.

Caminabanpor los tortuosos senderosde la selva, tanprontoocultosporlosmatorrales que ondeaban por encima de sus cabezas, como subidos a lomásaltodeunaduna,desdelacual,al travésdelacolumnatadetroncos,seveíaelinmensoespejodellago,moteadoporbarcaspequeñascomomoscas.

Suspiesresbalabanenelsuelo,cubiertodecapasdemantillo.Alruidodesus pasos, al menor de sus gritos, estremecíanse los matorrales con locas

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carrerasdeanimalesinvisibles.Eranlosconejosquehuían.Alolejossonabanlentamenteloscencerrosdelasvacadasquepastabanporlapartedelmar.

Los muchachos parecían embriagados por la calma y los perfumes deaquellatardeserena.Cuandoentrabanenlaselvaenlosdíasdeinvierno,losmatorralesescuetosysecos,elfríolevantequesoplabadelmarhelándoleslasmanos,el aspecto trágicode laDehesaa la luzgrisdeuncieloencapotado,hacían que recogiesen apresuradamente sus fajos de leña en los mismoslinderos, huyendo en seguida hacia el Palmar. Pero aquella tarde avanzabanconfiados,deseososdecorrertodalaselva,aunquellegasenalfindelmundo.

Marchaban de sorpresa en sorpresa.Neleta, con sus instintos de hembraque desea hermosearse, en vez de buscar leña seca cortaba ramas demirto,blandiéndolassobresucabezadespeinada.Despuésformabaramosdementayde otras hierbas olorosas cubiertas de florecillas, que la trastornaban con supicanteperfume.Tonetcogíacampanillassilvestres,yformandounacoronalacolocaba sobre los alborotados pelos de su amiga, riendo al ver cómo seasemejaba a las cabecitas pintadas en los altares de la iglesia del Palmar.SangoneramovíasuhocicodeparásitobuscandoalgoaprovechableenaquellaNaturaleza tan esplendorosa y perfumada. Se tragaba los racimos rojos decerecitasdepastor,yconunafuerzaqueúnicamentepodíasacara impulsosdel estómago, arrancaba los palmitos de la tierra, buscando el margalló, elamargotronchoentrecuyasenvolturaspulposasencontrabalastiernashijuelasdedulcesabor.

Enlascalvasdelaselva,llamadasmallaes,terrenosbajosdesprovistosdeárbolesporestarinundadosduranteelinvierno,revoloteabanlaslibélulasylasmariposas.Alcorrer losmuchachos recibíanen suspiernas laspicadurasdelosmatorrales,lospinchazosdelosjuncosagudoscomolanzas,peroreíandelescozor y seguían adelante, asombradosde la hermosurade la selva.En lossenderos encontraban gusanos cortos, gruesos y de vivos colores, como sifuesen flores animadas arrastrándose con nerviosa ondulación. Cogían estasorugasentresusdedosadmirándolascomoseresmisteriososcuyanaturalezanopodíanadivinar,y lasvolvíanal suelo, siguiéndolasagatasensus lentasondulaciones hasta que se ocultaban en elmatorral. Las libélulas les hacíancorrer de un lado a otro, y los tres admiraban el vuelo nervioso de lasmásvulgares y rojas, llamadas caballets, y de lasmaròtas, vestidas como hadas,conlasalasdeplata,eldorsoverdeyelpechocubiertodeoro.

Vagando al azar por el centro de la selva, al que nunca habían llegado,vieron de pronto transformarse el aspecto del paisaje. Se hundían en losmatorrales de las hondonadas hasta verse en una lobreguez de crepúsculo.Sonaba un rugido incesante cada vezmás cercano. Era elmar, que batía laplayaalotroladodelacadenadedunasquecerrabaelhorizonte.

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Los pinos no eran rectos y gallardos, como por la parte del lago. Sustroncosestabanretorcidos;elramajeeracasiblancoylascopasseencorvabanhaciaabajo.Todoslosárbolescrecíandetravésenunamismadirección,comosisoplaseunvendavalinvisibleenlaprofundacalmadelatarde.Elvientodelmar,enlasgrandestempestades,martirizabaesteladodelaselva,dándoleunaspectolúgubre.

Los muchachos retrocedieron. Habían oído hablar de esta parte de laDehesa, la más salvaje y peligrosa. El silencio y la inmovilidad de losmatorrales les causaba miedo. Allí se deslizaban las grandes serpientesperseguidasporlosguardasdelaDehesa;porallípastabanlostorosfierosqueseseparabandelrebaño,obligandoaloscazadoresacargarconsalgruesasusescopetasparaespantarlossindarlesmuerte.

Sangonera,comomásconocedordelaDehesa,guiabaalossuyoshaciaellago, pero los palmitos que encontraba en el camino le hacían desviarse,perdiendoel rumbo.Comenzabaa caer la tardeyNeleta se asustabaviendoobscurecerse la selva. Los dos muchachos reían. Los pinos formaban unainmensacasa;obscurecíaallídentrocomoensusbarracascuandoaúnnosehabíapuestoelsol,perofueradelaselvatodavíaquedabaunahoradeluz.Nohabía prisa. Y continuaban en la busca de margallóns, tranquilizándose lamuchacha con las hijuelas que le regalaba Tonet, y que ella chupaba,retardándoseenelcamino.Cuandoenlarevueltadeunsenderoseveíasola,corríaparaunirseconellos.

Ahora sí que anochecía de veras… Lo declaraba Sangonera, comoconocedordelaDehesa.Yanosonabanalolejoslosesquilonesdelganado.Había que salir pronto de la selva, pero después de recoger la leña, paraevitarse una riña al volver a casa. Buscaron al pie de los pinos, entre losmatorrales,lasramassecas.Formaronapresuradamentetrespequeñoshaces,ycasi a tientas comenzaron la marcha. A los pocos pasos la obscuridad eracompleta.PorlapartedondedebíaestarlaAlbuferamarcábaseunresplandorde incendio próximo a extinguirse, pero dentro de la selva apenas si lostroncos y los matorrales se destacaban como sombras más fuertes sobre ellóbregofondo.

Sangonera perdía la serenidad, no sabiendo ciertamente por dóndemarchaba.Estabanfueradelsendero;sehundíanenespinososmatorralesquelesarañabanlaspiernas.Neletasuspirabademiedo,ydeprontodioungritoycayó. Había tropezado con las raíces de un pino cortado a flor de tierra,lastimándose un pie. Sangonera hablaba de continuar adelante, dejandoabandonada a aquella maula que sólo sabía gemir. La muchacha llorabasordamente, como si temiera alterar el silencio del bosque, atrayendo lashorriblesbestiasquepoblabanlaobscuridad,yTonetamenazabaporlobajoaSangonera con fabulosas cantidades de coces y bofetadas si no permanecía

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conellossirviéndolesdeguía.

Marchaban lentamente, tanteando con los pies el terreno, hasta que deprontono tropezaronyaconmatorrales, encontrandoel resbaladizomantillodelossenderos.Peroentonces,alhablarTonet,norecibiócontestacióndesucompañero,quemarchabadelante.

—¡Sangonera!¡Sangonera!

Un ruido de ramas rotas, de matorrales rozados en la fuga, como siescapaseunanimalsalvaje,fuelaúnicarespuesta.Tonetgritóderabia.¡Ah,grandísimoladrón!Huíaparasalirprontodelaselva;noqueríaseguirconsuscompañerospornoayudaraNeleta.

Alquedarsoloslosdosmuchachos,sintierondesplomarsedegolpelapocaserenidad que les restaba. Sangonera, con su experiencia de vagabundo, lesparecíaungranauxiliar.Neleta,aterrada,olvidandotodaprudencia,llorabaagritos,ysussollozosresonabanenelsilenciodelaselva,queparecíainmensa.ElmiedodesucompañeraresucitólaenergíadeTonet.Habíapasadounbrazoporlaespaldadelamuchacha,lasostenía,laanimaba,preguntándolasípodíaandar, si quería seguirle, marchando siempre adelante, sin que el pobremuchachosupieraadónde.

Permanecieron los dos unidos mucho tiempo: ella sollozando, él con eltemblorqueleproducíalodesconocido,peroalcualdeseabasobreponerse.

Algo viscoso y helado pasó junto a ellos azotándoles la cara: tal vez unmurciélago; y este contacto, que les produjo escalofríos, los sacó de sudolorosa inercia. Emprendieron la marcha apresuradamente, cayendo ylevantándose, enredándose en los matorrales, chocando con los árboles,temblando ante los rumores que parecían espolearles en su fuga. Los dospensabanlomismo,peroseocultabanelpensamientoinstintivamenteparanoaumentarsumiedo.ElrecuerdodeSanchaestabafijoensumemoria.Pasabanentropelporsuimaginacióntodosloscuentosdel lagooídosporlasnochesjuntoalhogarde labarraca,yal tropezar susmanoscon los troncos, creíantocar la piel rugosa y fría de enormes reptiles. Los gritos de las fúlicassonandolejanos,enloscarrizalesdellago,lesparecíanlamentosdepersonasasesinadas.Sucarrera locaa travésde losmatorrales, tronchando las ramas,abatiendolashierbas,despertababajolaobscuramalezamisteriososseresquetambiéncorríanentreelestrépitodelashojassecas.

Llegaron a una gran mallada, sin adivinar en qué lugar estaban de lainterminable selva. La obscuridad era menos densa en este espaciodescubierto.Arribaseextendíaelcielodeintensoazul,espolvoreadodeluz,comoungranlienzotendidosobrelasmasasnegrasdelbosquequerodeabanla llanura.Losdosniños sedetuvieronenesta isla luminosay tranquila.Se

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sentíansinfuerzasparaseguiradelante.Temblabandemiedoantelaprofundaarboledaquesemovíaportodosladoscomounoleajedesombras.

Sesentaron,estrechamenteabrazados,comosielcontactodesuscuerposles infundiese confianza. Neleta ya no lloraba. Rendida por el dolor y elcansancio, apoyaba la cabeza en el hombro de su amigo, suspirandodébilmente.Tonetmirabaatodaspartes,comosileasustase,aúnmásquelalobreguezdelaselva,aquellaclaridadcrepuscular,enlaquecreíaverdeunmomento a otro la silueta de una bestia feroz, enemiga de los niñosextraviados.Elcantodelcuclillorasgabaelsilencio; lasranasdeunacharcainmediata, que habían callado al llegar ellos, recobraban la confianza,volviendo a reanudar su melopea; los mosquitos, pegajosos y pesados,zumbaban en torno de sus cabezas, marcándose en la penumbra con negrochisporroteo.

Losdosniños recobrabanpocoapoco la serenidad.Noestabanmalallí;podían pasar la noche. Y el calor de sus cuerpos, incrustados uno en otro,parecíadarlesnuevavida,haciéndolesolvidarelmiedoylaslocascarrerasatravésdelaselva.

Encimadelospinos,porlapartedelmar,comenzóateñirseelespaciodeuna blanquecina claridad. Las estrellas parecían apagarse sumergidas en unoleaje de leche. Losmuchachos, excitados por el ambientemisterioso de laselva,mirabanestefenómenoconansiedad,comosialguienvinieravolandoensuauxiliorodeadodeunnimbodeluz.Lasramasdelospinos,coneltejidofilamentoso de su follaje, se destacaban como dibujadas en negro sobre unfondo luminoso. Algo brillante comenzó a asomar sobre las copas de laarboleda;primerofueunapequeñalínealigeramentearqueadacomounacejadeplata;despuésunsemicírculodeslumbrante,yporfin,unacaraenorme,desuave color de miel, que arrastraba por entre las estrellas inmediatas sucabelleraderesplandores.Lalunaparecíasonreíralosdosmuchachos,quelacontemplabanconadoracióndepequeñossalvajes.

Laselvase transformabacon laaparicióndeaquel rostromofletudo,quehacía brillar como varillas de plata los juncos de la llanura.Al pie de cadaárbol esparcíase una inquieta mancha negra, y el bosque parecía crecer,doblarse, extendiendo sobre el luminoso suelo una segunda arboleda desombra. Los buxqueròts, salvajes ruiseñores del lago, tan amantes de sulibertad, quemueren apenas los aprisionan, rompieron a cantar en todos loslímitesdelamallada,yhastalosmosquitoszumbaronmásdulcementeenelespacioimpregnadodeluz.

Losdosmuchachoscomenzabanaencontrargratasuaventura.

Neleta yano sentía el dolor del pie y hablabaquedamente al oídode sucompañero. Su precoz instinto de mujer, su astucia de gatita abandonada y

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vagabunda, lahacía superioraTonet.Sequedaríanen la selva, ¿verdad?Yabuscarían al día siguiente, al volver al pueblo, un pretexto para explicar suaventura.Sangoneraseríaelresponsable.Ellospasaríanlanocheallí,viendoloquejamáshabíanvisto;dormiríanjuntos:seríancomomaridoymujer.Yensu ignorancia se estremecían al decir estas palabras, estrechando con másfuerzasusbrazos.Seapretaban,comosielinstintolesdictasequesunacientesimpatíanecesitabaconfundirelcalordesuscuerpos.

Tonetsentíaunaembriaguezextraña,inexplicable.Nuncaelcuerpodesucompañera,golpeadomásdeunavezenlosrudosjuegos,habíatenidoparaélaquelcalordulcequeparecíaesparcirseporsusvenasysubirseasucabeza,causándolelamismaturbaciónquelosvasosdevinoqueelabueloleofrecíaenlataberna.Mirabavagamentefrenteaél,perotodasuatenciónestabafijaen la cabeza deNeleta, que pesaba sobre su hombro; en la caricia con queaquellaboca,alrespirar,envolvíasucuello,comosilecosquilleaselapielunamanoaterciopelada.Losdoscallaban,ysusilencioaumentabaelencanto.Ellaabría sus ojos verdes, en cuyo fondo se reflejaba la luna como una gota derocío,yrevolviéndoseparaencontrarposturamejor,volvíaacerrarlos.

—Tonet…Tonet…—murmurabacomosisoñase;yseapretabacontrasucompañero.

¿Qué hora era…? Elmuchacho sentía cerrarse sus ojos,más que por elsueño,porlaextrañaembriaguezqueparecíaanonadarle.Delossusurrosdelbosque sólo percibía el zumbido de los mosquitos que aleteaban como unnimbodesombrasobresusdurasepidermisdehijosdellago.Eraunextrañoconciertoque losarrullaba,meciéndolossobre lasprimerasondasdelsueño.Chillaban nos como violines estridentes, prolongando hasta lo infinito lamismanota;otros,másgraves,modulabanunacortaescala,ylosgordos,losenormes, zumbaban con sorda vibración, como profundos contrabajos olejanascampanadasdereloj.

Alamañanasiguientelesdespertóelsol,quemandosuscaras,yelladridodeunperrodelosguardasquelesponíaloscolmillosjuntoalosojos.

EstabancasienellímitedelaDehesa,yelcaminofuecortoparallegaralPalmar.

LamadredeTonet,siemprebondadosaytriste,paraindemnizarsedeunanochedeangustia,corrióperchaenmanoasuhijo,alcanzándoleconalgunosgolpesapesardesuligereza.Además,porvíadeadelanto,mientrasveníalamadredeNeletaenel«carrodelasanguilas»,propinóaéstavariosmojicones,paraqueotraveznoseperdieraenelbosque.

Despuésdeestaaventura,todoelpueblo,conacuerdotácito,llamónoviosaTonetyNeleta,yellos,comoligadosparasiempreporlanochedeinocente

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contacto pasada en la selva, se buscaron y se amaron sin decírselo conpalabras,comosiquedasesobrentendidoquesólopodíanserunodelotro.

Esta aventura fue el término de su niñez. Se acabaron las correrías, laexistenciaalegreydescuidada,sinningunaobligación.Neletahizolamismavida que su madre: salía para Valencia todas las noches con las cestas deanguilas,ynovolvíahasta la tardesiguiente.Tonet,quesólopodíaverlaunmomentoalanochecer,trabajabaenlastierrasdesupadreoibaapescarconésteyelabuelo.

El tíoTono,antesbondadoso,eraahoraexigente,comoel tíoPaloma,alvercrecidoasuhijo,yTonet,comobestiaresignada,ibaarrastradoaltrabajo.Su padre, aquel héroe tenaz de la tierra, era inquebrantable en susresoluciones.Cuandollegabalaépocadeplantarelarrozodelarecolección,elmuchachopasabaeldíaenlastierrasdelSaler.Elrestodelañopescabaenel lago, unas veces con su padre y otras con el abuelo, que le admitía decamaradaensubarca,perojurandoacadamomentocontralaperrasuertequehacíanacertalesvagosensufamilia.

Además, el muchacho veíase impulsado al trabajo por el hastío. En elpueblonoquedabanadieconquienentretenerseduranteeldía.NeletaestabaenValencia,ysusantiguoscompañerosdejuegos,crecidosyacomoélyconla obligación de ganarse el pan, iban en las barcas de sus padres. QuedabaSangonera;peroestetuno,despuésdelaaventuradelaDehesa,sealejabadeTonet,recordandolapalizaconquehabíaagradecidoelabandonodeaquellanoche.

El vagabundo, como si este suceso decidiese su porvenir, se habíarefugiadoenlacasadelcura,sirviéndoledecriado,durmiendocomounperrodetrásde lapuerta, sin acordarsede supadre,que sólo aparecíade tardeentardeenaquellabarracaabandonada,porcuyatechumbrecaíalalluviacomoencamporaso.

ElviejoSangonerateníaahoraunaindustria:cuandonoestababorrachosededicaba a cazar las nutrias del lago, que, perseguidas encarnizadamente atravésdelossiglos,nollegabanaunadocena.

Unatardequedigeríasuvinoenunribazo,viociertosremolinosyhervirelaguaengrandesburbujas.Alguienbuceabaenelfondo,entrelasredesquecerrabanelcanal,buscandolosmornellscargadosdepesca.Metidoenelagua,conunaperchaqueleprestaron,persiguióapalosaunanimalnegruzcoquecorríaporelfondo,hastaqueconsiguiómatarlo,apoderándosedeél.

Eralafamosalludria,delaquesehablabaenelPalmarcomodeunanimalfantástico;lanutria,queenotrostiempospululabaentalcantidadenellago,queimposibilitabalapesca,rompiendolasredes.

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El viejo vagabundo se consideró el primer hombre de la Albufera. LaComunidaddePescadoresdelPalmar,segúnantiguasleyesconsignadasenloslibrotesqueguardabasujefeelJurado,veníaobligadaadarunduroporcadanutria que le presentasen.El viejo tomó su premio, pero no se detuvo aquí.Aquelanimalerauntesoro;ysededicóaenseñarloenelpuertodeCatarroja,eneldeSilla,llegandohastaSuecayCulleraensuviajetriunfalalrededordellago.

Detodasparteslellamaban.Nohabíatabernadondenolerecibiesenconlosbrazosabiertos.¡Adelante,tíoSangonera!¡Averelanimaluchoquehabíacazado! Y el vagabundo, después de hacerse obsequiar con varios vasos,sacaba amorosamente de debajo de la manta la pobre bestia, blanducha yhedionda,haciendoadmirarsupielypermitiendoquelapasasenlamanoporencima—perocongrancuidado,¿eh?—paraapreciarlafinuradesupelo.

Jamás el pequeño Sangonereta, al venir al mundo, fue llevado en losbrazos de su padre con tan cariñosa suavidad como aquel animalejo. Peropasaron los días, la gente se cansó de la lludria, nadie daba por ella ni unamala copa de aguardiente, y no hubo taberna de la que no despidieran aSangonera como un apestado, por el hedor insufrible de aquella bestiacorrompida que llevaba a todas partes bajo lamanta.Antes de abandonarlaaúnsacódeellanuevoproducto,vendiéndolaenValenciaaundisecadordeanimales,ydesdeentoncesdeclaróatodoelmundosuvocación:seríacazadordenutrias.

Se dedicó a buscar otra, como quien persigue la dicha. El premio de laComunidaddePescadoresylasemanadeborracheracontinuaygratuita,conel gaznate a trato de rey, no se apartaban de su memoria. Pero la segundanutria noquería dejarse coger.Algunavez creyóverla en lasmás apartadasacequias del lago, pero se ocultaba inmediatamente, como si todas las de lafamilia se hubieran pasado aviso de la nueva profesión de Sangonera. Sudesesperación le hacía emborracharse a crédito de las nutrias que había decazar,yyallevababebidasmásdedos,cuandounanocheloencontraronunospescadores ahogado en un canal.Había resbalado en el fango, e incapaz delevantarse por su embriaguez, quedó en el agua acechando para siempre sunutria.

LamuertedelpadredeSangonerahizoqueésteserefugiaseparasiempreenlacasadelvicario,novolviendomásasubarraca.Sesucedíanloscurasenel Palmar, pueblo de castigo, donde sólo iban los desesperados o los queestabanendesgracia,saliendodeestamiseriatanprontocomopodían.Todoslosvicarios,al tomarposesiónde lapobre iglesia,seencargaban igualmentedeSangonera, comode un objeto indispensable para el culto.En el pueblo,sóloél sabía ayudarunamisa.Conservabaen sumemoria todas lasprendasguardadasenlasacristía,conelnúmerodedesgarrones,remiendosyagujeros

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depolilla;ysolícitoentodoydeseosodeagradar,noformulabasuamounaordenquenoestuvieracumplidaalmomento.

La consideración de que él era el único en el pueblo que no trabajabaperchaenmanonipasabalasnochesenmediodelaAlbuferacausábaleciertoorgullo,haciendoquemiraseconaltaneríaalosdemás.

Losdomingos,alamanecer,éleraquienabríalamarchaconlacruzenaltoal frente del rosario de laAurora.Hombres,mujeres y niños, en dos largasfilas,ibancantandoconpasolentoporlaúnicacalledelpueblo,esparciéndosedespuésporlosribazosylasbarracasaisladas,paraquelaceremoniafuesedemás duración. En la penumbra del amanecer brillaban los canales comoláminasdesombríoacero,coloreábansederojolasnubecillasporlapartedelmar, y los gorriones moriscos volaban en bandadas, surgiendo de lastechumbresdelosviveros,contestandoconsuspiídosalegresdevagabundossatisfechosdelavidaylalibertadalcantotristeymelancólicodelosfieles.

«¡Despierta, cristiano…!», cantaba el rosario a lo largo del pueblo; y lograciosodelallamadaeraquetodoelvecindarioibaenlaprocesión,yenlascasas, vacías, sólo despertaban los perros con sus ladridos y los gallos, querasgabanlatristemelopeaconsucantosonorocomountrompetazosaludandolanuevaluzylaalegríadeundíamás.

Tonet, al marchar en el rosario, miraba rabiosamente a su antiguocamarada,alfrentedetodoscomoungeneral,enarbolandolacruzaguisadebandera.¡Ah,ladrón!¡Aquélhabíasabidoarreglarselavidaasugusto!

Él,mientrastanto,vivíasometidoasupadre,cadavezmásgraveypococomunicativo: bueno en el fondo, pero llegando hasta la crueldad con lossuyosenlatenazpasiónporeltrabajo.Lostiemposeranmalos.LastierrasdelSalernodabandosbuenascosechasseguidas,ylausura,alaqueacudíaeltíoTono como auxiliar de sus empresas, devoraba la mayor parte de susesfuerzos.Enlapesca,losPalomasteníansiempremalasuerte,llevándoselospeores sitiosdel lagoen los sorteosde laComunidad.Además, lamadre seconsumía lentamente, agonizaba, cual si la vida se derritiese dentro de ellacomouncirio,escapándoseporlaheridadesustrastornadasentrañas,sinotraluzqueelbrilloenfermizodelosojos.

La existencia era triste paraTonet.Ya no conmovía con sus diabluras elPalmar; ya no le besaban las vecinas, declarándole el chicomás guapo delpueblo;yanoeraelpreferidoentresuscompañeros,eldíadelsorteode losredolíns,parameterlamanoenlabolsadecuerodelaComunidadysacarlassuertes.Ahoraeraunhombre.Envezdehacerpesarencasasuvoluntaddeniñomimado,lemandabanaél;eratanpocacosacomolaBorda,yalamenorrebeliónalzábaseamenazantelapesadamanodeltíoTono,mientraselabueloaprobabaconchillonarisa,afirmandoqueasísecríaderechaalagente.

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Cuandomuriólamadrepareciórenacerelantiguoafectoentreelabueloysu hijo. El tío Paloma lamentó la ausencia de aquel ser dócil que sufría ensilenciotodassusmanías;sintiócrearseelvacíoentornodeélyseagarróalhijo,pocoobedienteasuvoluntad,peroquejamásosabacontradecirleensupresencia.

Pescaron juntos, lo mismo que en otros tiempos; iban algún rato a latabernacomocamaradas,mientrasenlabarracalapobreBordaatendíaalosquehaceresdelhogarconlaprecocidaddelascriaturasdesgraciadas.

Neletaeratambiéncomodelafamilia,SumadreyanopodíairalMercadode Valencia. La humedad de la Albufera parecía habérsele filtrado hasta lamédula de los huesos, paralizando su cuerpo, y la pobre mujer permanecíainmóvil en su barraca, gimiendo a impulsos de los dolores de reumática,gritandocomounacondenadaysinpoderganarseelsustento.LascompañerasdelMercadoladabancomolimosnaalgodesuscestas,ylapequeña,cuandosentíahambreensubarraca,corríaaladeTonet,ayudandoalaBordaensustareas con una autoridad de niña mayor. El tío Tono la acogía bien. Sugenerosidaddeluchadorencontinuocombateconlamiserialehacíaayudaratodosloscaídos.

Neletasecriabaenlabarracadesunovio.Ibaaellaenbuscadelsustento,ysusrelacionesconTonettomabanuncaráctermásfraternalqueamoroso.

Elmuchachonosecuidabamuchodesunovia.Estabasegurodeella.¿Aquién podía querer? ¿Tenía derecho a fijarse en otro, después que todo elpueblo los había reconocido como novios? Y tranquilo por la posesión deNeleta,quecrecíaenlamiseriacomounaflorrara,contrastandosuhermosuraconlapobrezafísicadelasotrashijasdelPalmar,nolaatendíagrancosa,ylatratabaconlamismaconfianzaquesiyafuesenesposos.Transcurríanavecessemanasenterassinqueéllahablase.

Otrasaficionesatraíanaaquelhombrecito,quepasabaporserelmozomásbien plantado del Palmar. Enorgullecíale el prestigio de valiente que habíaadquiridoentre susantiguoscompañerosde juegos,hombresahoracomoél.Se había peleado con unos cuantos, saliendo siempre vencedor. Percha enmanohabíadescalabradoaalgunos,yunatardecorrióporlosribazos,conlafitoradepescar, aunbarquerodeCatarrojaquegozaba famade temible.Elpadre torcía el gesto al conocer estas aventuras, pero el abuelo reía,reconciliándose momentáneamente con su nieto. Lo que más alababa el tíoPaloma era que el muchacho, en cierta ocasión, hubiera hecho frente a losguardasdelaDehesa,llevándoseporlabravaunconejoqueacababadematar.Noeratrabajador,peroteníasusangre.

Aquelmocitoqueaúnnohabíacumplidolosdieciochoaños,ydelquesehablabamuchoenelpueblo,teníasuescenariofavorito,adondecorríaapenas

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dejabaatracadaenelcanallabarcadelpadreoladelabuelo.

Era la taberna de Cañamèl, un establecimiento nuevo del que se hacíanlenguasentodalaAlbufera.Noestaba,comolasotrastabernillas,instaladaenunabarracadetechobajoyahumado,sinmásrespiraderoquelapuerta.Teníacasapropia,unedificioqueentrelasbarracasdepajaparecíaportentoso,conparedesdemamposteríapintadasdeazul,techodetejasydospuertas,unaalaúnicacalledelpuebloyotraalcanal.Elespacioentrelasdospuertasestabasiemprellenodecultivadoresdearrozydepescadores,gentequebebíadepiefrente al mostrador, contemplando como hipnotizada las dos filas de rojostoneles, o se sentaba en los taburetes de cuerda, ante las anesillas de pino,siguiendointerminablespartidasdebrisacaydetruque.

Ellujodeestatabernaenorgullecíaalosparroquianos.Lasparedesestabanchapadas de azulejos deManises hasta la altura de las cabezas. Por encimaextendíanse paisajes fantásticos, verdes o azules, con caballos como ratas yárboles más pequeños que los hombres, y de las vigas pendían ristras demorcillas, alpargatasde espartoymanojosde cuerdas amarillas ypiin antesqueseempleabancomojarciasenlasgrandesbarcasdellago.

Todos admiraban aCañamèl. ¡El dinero que tenía aquel gordo…!HabíasidoguardiacivilenCubaycarabineroenEspaña;despuésviviómuchosañosenArgelia;conocíaalgodetodoslosoficios,ysabíatanto,¡tanto!que,segúnexpresión del tío Paloma, se enteraba durante su sueño del lugar donde seacostabacadapeseta,yaldíasiguientecorríaacogerla.

En el Palmar nunca se había bebido vino como el suyo. Todo era de lomejorenaquellacasa.Elamorecibíabienalosparroquianosyarañabaenlospreciosdeunmodorazonable.

Cañamèlno eradelPalmar, ni siquieravalenciano.Erademuy lejos, dealládondehablanencastellano.EnsujuventudhabíaestadoenlaAlbuferadecarabinero,casándoseconunamuchachadelPalmar,pobreyfea.Despuésdeunavidaaccidentada,alreuniralgunoscuartos,habíavenidoaestablecerseenelpueblodesumujer,cediendoalosdeseosdeésta.Lapobreestabaenfermayrevelabapocavida:parecíagastadaporaquellosviajesquelahacíansoñarconsutranquilorincóndellago.

LosdemástabernerosdelpueblovociferabancontraCañamèlalvercómoseapoderabadelosparroquianos.¡Ah,grandísimotunante!¡Poralgodabatanbaratoelvinobueno!Loquemenosleinteresabaeralataberna:enotraparteestabasunegocio,yporalgohabíavenidodetanlejosaestablecerseallí.PeroCañamèlantetalespalabras,sonreíabondadosamente.¡Alfintodoshabíandevivir!

Los más íntimos de Cañamèl sabían que no eran infundadas estas

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murmuraciones.Latabernaleimportabapoco.Suprincipalnegocioeraporlanoche, después de cerrarla; por algo había sido carabinero y recorrido lasplayas. Todos los meses caían fardos en la costa, rodando en la arena aimpulsos de un enjambre de bultos negros que los levantaban en alto,llevándolos a través de laDehesa hasta las orillas del lago.Allí, las barcasgrandes,loslaúdesdelaAlbufera,quepodíancargarhastaciensacosdearroz,seabarrotabanconlosfardosdetabaco,emprendiendolentamentelamarchaenlaoscuridadhaciatierrafirme…Yaldíasiguiente,nivistonioído.

Escogía la tropa para estas expediciones entre los más audaces queconcurríanasutaberna.Tonet,apesardesuspocosaños,fueagraciadodosotres veces con la confianza de Cañamèl, por ser muchacho valiente yreservado.En este trabajo nocturnopodía ganarse un hombre de bien dos otresduros,quedespuésdejabaotravezenmanosdeCañamèlbebiendoensutaberna.Ytodavíalosinfelices,comentandoaldíasiguientelosazaresdeunaexpedición de la que eran ellos los principales protagonistas, se decíanadmirados:«¡PeroquéagallastieneeseCañamèl…!¡Conquéatrevimientoseexponeaquelemetanmano…!»

Las cosas marchaban bien. En la playa todos eran ciegos, gracias a labuena maña del tabernero. Sus antiguos amigos de Argel le enviaban conpuntualidad los cargamentos, y el negocio rodaba tan suavemente, queCañamèl, a pesar de que correspondía con extraordinaria generosidad alsilencio de los que podían perjudicarle, prosperaba a toda prisa. Al año deestarenelPalmaryahabíacompradotierrasdearrozyteníaenelpisoaltodela taberna su talego de plata para sacar de apuros a los que solicitabanpréstamos.

Surespetabilidadcrecíarápidamente.Alprincipiolehabíandadoelapodode Cañamèl por el acento suave y dulzón con que se expresaba en unvalencianotrabajoso.Después,alverlerico,lagente,sinolvidarelapodo,lellamabaPaco,pues,segúndeclarabasumujer,asílellamabanensupaís,yélseenfurecíasordamentesileapelabanQuico,comoalosotrosFranciscosdelpueblo.

Almorirsumujer,pobrecompañeradelaépocadeinfortunio,suhermanamenor,unapescadorafea,viudaydecarácterdominante,pretendióacamparen la taberna con carácter de dueña, escoltada por todos los de la familia.Halagaban a Cañamèl con los cuidados que inspira un pariente rico,hablándole de lo difícil que era para un hombre solo seguir al frente de lataberna.¡Allífaltabaunamujer!PeroCañamèl,quehabíaodiadosiemprealacuñadapor sumala lenguay temblaba ante la posibilidaddeque aspirase aocuparelpuestoaúncalientedesuhermana,lapusoenlapuerta,desafiandosus protestas escandalosas. Al cuidado del establecimiento le bastaban dosviejas,viudasdepescadores,queguisabanlosallypebresparalosaficionados

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que venían deValencia, y limpiaban aquelmostrador en el que gastaba suscodostodoelpueblo.

Cañamèl, al verse libre, hablaba contra elmatrimonio.Unhombrede sufortunasólopodíacasarseporconvenienciaconalgunaquetuviesemásdineroqueél.YporlasnochesreíaoyendoaltíoPaloma,queeraelocuentecuandohablabadelasmujeres.

Elviejobarquerodeclarabaqueelhombredebíasercomolosbuxqueròtsdel lago, que cantan alegremente mientras están en libertad, y cuando losmetenenunajaulaprefierenmorirantesqueverseencerrados.

TodassuscomparacionesselasfacilitabanlospájarosdelaAlbufera.¡Lashembras…! ¡Mala peste! Eran los seres más ingratos y olvidadizos de lacreación.Nohabíamásqueveralospobrescollvèrtsdellago.Vuelansiempreencompañíadelahembra,ynosabenirsinellaniabuscarlacomida.Disparaelcazador.Sicaemuertalahembra,elpobremacho,envezdeescapar,vuelay vuela en torno del sitio donde pereció su compañera, hasta que el tiradoracabatambiénconél.Perosicaeelpobremacho,lahembrasiguevolandotanfresca,sinvolver lacabeza,comosinadahubiesepasado,yalnotar la faltadelacompañantesebuscaotro…¡Cristo!Asísontodaslashembras,lomismolasquellevanplumasquelasquevistenzagalejos.

Tonet pasaba las noches jugando al truque en la taberna y ansiaba lallegada del domingo para estar allí todo el día. Le gustaba la vida deinmovilidad,conelporrónalalcancedelamano,manejandolosmugrientosnaipes sobre la manta que cubría la mesilla y apuntando con pequeñosguijarros o granos de maíz, que representaban el valor de las apuestas.¡LástimaquenofuesericocomoCañamèl,paraproporcionarsesiempreestavidadeseñor!Rabiabaalpensarquealdíasiguientetendríaquefatigarseenlabarca, y tan creciente era su pasión por la pereza que Cañamèl ya no lebuscaba para los trabajos nocturnos, al ver con qué mal gesto cargaba losfardosycómodisputabaconloscompañerosdetrabajoparaevitarsefatigas.

Sólomostraba actividad y sacudía su somnolencia de perezoso ante unadiversiónpróxima.En la gran fiesta delPalmar enhonordelNiño Jesús, eltercer día de Navidad, Tonet se distinguía entre todos los mozos del lago.Cuando en la víspera llegaba lamúsica deCatarroja en una gran barca, losjóvenessemetíanenelaguadelcanal,pugnandoporquiénavanzabamásycogía el bombo. Era un honor que le hacía pavonearse altivo ante lasmuchachas, apoderarse del enorme instrumento y cargárselo a la espalda,paseándoloporelpueblo.

Tonetsemetíahastaelpechoenelagua,fríacomohielolíquido,disputabaapuñetazosladelanteraalosmásaudacesyseagarrabaalabordadelabarca,haciendosuyalavoluminosacaja.

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Después,enlostresdíasdefiestas,veníanlasdiversionestormentosas,quelasmás de las veces acababan a palos. El baile en la plaza a la luz de teasresinosas,dondeobligabaaNeletaapermanecersentada,puesporalgoerasunovia,mientrasélbailabaconotrasmenosguapas,peromejorvestidas,ylasnoches de albaes, serenatas de la gente joven, que iba hasta el amanecer depuertaenpuertacantandocoplas,escoltadaporunpellejodevinoparatomarfuerzas y acompañando cada canción con una salva de relinchos y otra detiros.

Perotranscurridaestacortatemporada,Tonetvolvíaaaburrirseensuvidadetrabajo,sinotrohorizontequeellago.Seescapabaaveces,despreciandolacóleradesupadre,ydesembarcabaenelpuertodeCatarroja,recorriendolospueblosde la tierra firme,donde teníaamigosde laépocade lasiega.OtrasvecestomabaelcaminoporelSaler,yllegabaaValenciaconelpropósitodequedarseenlaciudad,hastaqueelhambreleempujabadenuevoalabarracadesupadre.Habíavistodecercalaexistenciadelosquevivensintrabajaryabominabadesumalasuerte,quelehacíapermanecercomounanfibioenunpaísdecañasybarro,dondeelhombre,desdepequeño,tienequeencerrarseenunabarquichuela,eternoataúdsinelcualnopuedemoverse.

Elhambredeplaceressedespertabaenél, rabiosaydominadora.Jugabaen la tabernahastaqueCañamèl loponíaen lapuertaamedianoche;habíaprobadotodosloslíquidosquesebebenenlaAlbufera,inclusolaabsentapuraquetraenloscazadoresdelaciudadparamezclarlaconelaguahediondadellago,ymásdeunanoche,altenderseensucamastrodelabarraca,losojosdelpadrelehabíanseguidoconexpresiónsevera,percibiendosupasoinseguroysurespiraciónjadeantedealcoholizado.Elabueloprotestabaconpalabrasdeindignación.Santoybuenoque legustaseelvino;al finvivíaneternamentesobre el agua, y el buen barquero debe conservar la panza caliente…¿Perobebidas«compuestas»…?¡AsíempezóelviejoSangonera!

Tonetolvidabatodossusafectos.GolpeabaalaBorda,tratándolacomoauna bestia sumisa, y apenas si prestaba atención a Neleta, acogiendo suspalabrasconbufidosdeimpaciencia.Siobedecíaasupadreeradeunmodotanforzado,queelgrantrabajadorpalidecía,moviendosusmanazaspoderosascomo si fuese a despedazarle. El muchacho despreciaba a todo el pueblo,viendoenélunrebañomiserablenacidoparaelhambreylafatiga,decuyasfilasdebía salir acualquierprecio.Losque tornabanorgullososde lapesca,mostrandoloscestonesdeanguilasytencas,lehacíansonreír.AlpasarfrentealacasadelvicarioveíaaSangonera,que,dedicadoahoraalalectura,pasabalashorassentadoenlapuertaleyendolibrosreligiososydisfrazandosugestodepilloconunaexpresióncompungida.¡Imbécil!¿quéleimportaríanaquelloslibracosqueleprestabanlosvicarios…?

Quería vivir, gozar de un golpe todas las dulzuras de la existencia. Se

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imaginabaquecuantoshabitabanalotroladodellago,enlospueblosricosoen la ciudad grande y ruidosa, le robaban una parte de los placeres que lecorrespondíaporindiscutiblederecho.

Enlaépocadelasiegadelarroz,cuandomilesdehombres llegabana laAlbufera de todos los extremos de la provincia, atraídos por los grandesjornales queofrecían los propietarios faltos debrazos,Tonet se reconciliabamomentáneamenteconlavidaenaquelrincóndelmundo.Veíacarasnuevas,hacíaamigos,encontrabaunararaalegríaenestosvagabundosque,conlahozenlamanoyelsacoderopaalaespalda,ibandeunpuntoaotrotrabajandomientraslucíaelsol,paraemborracharseasíquellegabalanoche.

Legustabaestagentedeexistenciaaccidentadayleentreteníansusrelatos,másinteresantesqueloscuentosmurmuradosjuntoalalumbre.UnoshabíanestadoenAmérica,yolvidandosumiseriaenlosremotospaíses,hablabandeéstos como de un paraíso donde todos nadaban en oro. Otros contaban suslargas estancias en la Argelia salvaje, en los mismos límites del Desierto,dondesehabíanocultadomuchotiempoporunnavajazodadoensupuebloounroboqueles«acumulaban»losenemigos.YTonet,aloírles,creíapercibiren el vientecillo putrefacto de la Albufera el perfume exótico de aquellospaíses maravillosos, y en el brillo de los azulejos de la taberna veía susportentosasriquezas.

Estaamistadcon losvagabundosseestrechaba,hastaelpuntodeque,alterminar la siega y cobrar ellos sus jornales, los acompañaba Tonet en unaorgíabrutalatravésdetodaslaspoblacionesinmediatasallago;carreralocade taberna en taberna, de albaes por la noche ante ciertas ventanas, queterminaban con una pelea general cuando, escaseando el dinero, parecía elvinomásagrioysedisputabaporquiéneraelobligadoapagar.

Una de estas expediciones fue famosa en laAlbufera.Durómás de unasemana,yen todoeste tiempoel tíoTononovioa suhijoenelPalmar.SesupoquelabandadealborotadoresibacomounafierasueltaporlapartedelaRibera, que en Sollana apalearon a un guarda y en Sueca habían sidodescalabradosdosdelacuadrillaenunapeleadetaberna.Laguardiacivilibaalalcancedeestasexpedicionesdelocos.

UnanocheavisaronaltíoTonoquesuhijoacababadeaparecerencasadeCañamèlconlasropassuciasdebarro,comosihubiesecaídoenunaacequia,brillándoleaúnen losojos laborracheradesietedías.Elsombrío trabajadorfueallá,silenciosocomosiempre,conunligerobufidoquemovíasuslabioscomosisepegasenunoaotro.

Suhijobebíaenelcentrodelatabernaconlaseddelebrio,rodeadodeunpúblicoatento,alquehacíareírconelrelatodelasbarrabasadascometidasenestaexpediciónderecreo.

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De un revés, el tío Tono le rompió el porrón que llevaba a su boca,abatiéndole la cabeza sobre un hombro. Tonet, anonadado por el golpe yviendoa supadre frenteaél, seencogióporunosmomentos;perodespués,brillandoensusojosunaluzturbiaeimpuraquedabamiedo,selanzócontraél,gritandoquenadielepegabaimpunemente,niaunsumismopadre.

Pero no era fácil rebelarse contra aquel hombretón grave y silencioso,firmecomoeldeber,yquellevabaensusbrazoslaenergíademásdetreintaañosdecontinuabatallacon lamiseria.Sindespegar los labioscontuvoa lafierecilla,quepretendíamorderle,conunabofetadaquelehizotambalearse,ycasi almismo tiempo, con el empuje de uno de sus pies lo envió contra elmuro,haciéndolecaerdebrucesenlamesilladeunosjugadores.

Lagente seabalanzósobreelpadre, temiendoqueensucóleradeatletasilencioso aporrease a todos los concurrentes de la taberna. Cuando serestableció la calma y soltaron al tío Tono, su hijo ya no estaba allí.Habíahuido levantando losbrazos en actituddesesperada…¡Lehabíanpegado…!¡Aél,quetantemidoera…!¡YenpresenciadetodoelPalmar…!

Transcurrieronalgunosdíassinquese tuvierannoticiasdeTonet.Pocoapocosesupoalgopor lagenteque ibaalmercadodeValencia.Estabaenelcuartel de Monte Olivete, y muy pronto se embarcaría para Cuba. Habíasentadoplaza.Alhuir desesperadohacia la ciudad, sehabíadetenido en lastabernas inmediatas al cuartel donde estaba el banderín de enganche paraUltramar.Lagentequepululabaporallí,voluntariosenesperadeembarqueyreclutadoresastutos,lehabíandecididoatalresolución.

El tíoTonoenelprimermomentoquisoprotestar.Elmuchachono teníaaún veinte años; se había cometido una ilegalidad. Además, era su hijo, suúnicohijo.Peroelabuelolehizodesistirconsuhabitualdureza.Eralomejorquepodíahacersunieto.Crecíatorcido:¡quécorriesemundoyquesufriera!¡Yaseencargaríandeenderezarlo!Ysimoría,unvagomenos;al fin, todos,másprontoomástarde,habíandemorir.

Elmuchachopartiósinprotesta.LaBorda fue laúnicaque,escapándosedelabarraca,sepresentóenMonte-Oliveteyledespidióllorando,despuésdeentregarle toda su ropa y los cuartos de que pudo apoderarse sin que seenterara el tío Tono. A Neleta ni una palabra: el novio parecía haberlaolvidado.

Dosañostranscurrieronsinqueelmuchachodieseseñalesdevida.Undíallegó una carta para el padre, encabezada con frases dramáticas, de unsentimentalismo falso,en lacualTonet solicitaba superdón,hablando luegodesunuevaexistencia.EraguardiacivilenGuantánamoynolopasabamal.Senotabaensuestilociertoaplomopetulante,comodehombrequecorríaloscampos con un arma al hombro e inspiraba temor y respeto. Su salud era

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magnífica.Ni una ligera enfermedad desde que desembarcó.La gente de laAlbufera soportaba perfectamente el clima de la isla. El que se criaba enaquellalaguna,bebiendosuaguadebarro,podíairsinmiedoatodaspartes:estabaaclimatado.

Después surgió la guerra.En la barraca del tíoTono temblaba laBorda,llorandopor losrinconescuandollegabanalPalmarconfusasnoticiasde loscombatesqueocurríanallá lejos.Enelpueblodosmujeres llevabanluto.Semarchaban los muchachos al entrar en quinta, entre llantos desesperados,comosisusfamiliasnoloshubierandevermás.

PerolascartasdeToneterantranquilizadorasyrevelabangranconfianza.Ahora era cabo en una guerrilla montada y parecía muy contento de suexistencia.Élmismosedescribía,congranminuciosidad,vestidoderayadillo,conungranjipipaja,mediasbotasdecharol,elmachetegolpeándoleelmuslo,lacarabinamáusercruzadaenlaespaldaylacananarepletadecartuchos.Nohabíacuidado;aquellavidaeralasuya:buenapaga,muchomovimientoylagranlibertadqueproporcionaelpeligro.«¡Vengaguerra!»,decíaalegrementeensuscartas.Yadivinábasealargadistanciaelsoldadofanfarrón,satisfechodesuoficio, encantadode sufrir fatigas,hambrey sed, acambiode librarsedel trabajo monótono y vulgar, de vivir fuera de las leyes de los tiemposnormales,dematarsinmiedoalcastigoyconsiderarcomosuyotodocuantove,imponiendosuvoluntadalamparodelasdurasexigenciasdelaguerra.

Neletaseenterabadetardeentardedelasaventurasdesunovio.Sumadrehabíamuerto.Ellavivíaahoraenlabarracadeunatíasuya,yparaganarseelpanservíadecriadaencasadeCañamèllosdíasenquellegabanparroquianosextraordinariosyeranmuchaslaspaellas.

SepresentabaenlabarracadelosPalomaspreguntandoalaBordasihabíacarta, y escuchaba su lectura con los ojos bajos, apretando los labios comoparaconcentrarmássuatención.ParecíahaberseenfriadosuafectoporTonetdesdeaquellafuga,enlaquenotuvoparalanoviaelmásleverecuerdo.Lebrillaban los ojos y sonreía murmurando «¡grasies!» cuando al final de lascartaslanombrabaelguerrilleroenviándolesusrecuerdos;peronomostrabaningúndeseoporqueelmuchachoregresase,niseentusiasmabacuandohacíacastillos en el aire, asegurando que aún volvería al Palmar con galones deoficial.

Otras cosas preocupaban a Neleta. Se había convertido en la muchachamásguapadelaAlbufera.Erapequeña,perosuscabellos,deunrubioclaro,crecían tan abundantes, que formaban sobre su cabeza un casco de ese oroantiguo descolorido por el tiempo. Tenía la piel blanca, de una nitideztransparente, surcada de venillas; una piel jamás vista en las mujeres delPalmar, cuya epidermis escamosa y de metálico reflejo ofrecía lejana

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semejanzaconladelastencasdellago.Susojoseranpequeños,deunverdeblanquecino,brillantescomodosgotasdelajenjoquebebíanloscazadoresdeValencia.

CadavezfrecuentabamáslacasadeCañamèl.Yanoprestabasuayudaencircunstancias extraordinarias.Pasaba todoeldía en la taberna, limpiándola,despachando copas tras elmostrador, vigilando el hogar donde burbujeabanlassartenes,yalllegarlanochemarchabaostentosamentehacialabarracadesutía,escoltadaporésta,llamandolaatencióndetodos,paraqueseenterasenbienlasparientashostilesdeCañamèl,lascualescomenzabanamurmurarsiNeletaveíasalirelsolalladodesuamo.

Cañamèlnopodíapasarsinella.Elviudo,quehastaentonceshabíavividotranquiloconsusviejascriadas,despreciandopúblicamentealasmujeres,eraincapazderesistirelcontactodeaquellacriaturamaliciosaquelerozabacongracia felina.ElpobreCañamèl sentíase inflamadopor losojosverdososdeaquella gatita, que apenas le veía en calma procuraba hacérsela perder conencontronazos hábiles que marcaban sus encantos ocultos. Sus palabras ymiradassublevabanenelmadurotabernerounacastidaddevariosaños.Losparroquianos le veían unas veces con arañazos en la cara, otras con algunacontusión junto a los ojos, y reían ante las excusas que confusamenteformulabaeltabernero.¡BiensabíadefenderselamuchachadelosirresistiblesarranquesdeCañamèl!¡Loinflamabaconlosojosparaaplacarloconlasuñas!A veces, en los cuartos interiores de la taberna rodaban con estrépito losmuebles, temblaban los tabiques con furiosos empujones, y los bebedoresreían maliciosamente… ¡Cañamèl que intentaba acariciar a su gata! ¡Deseguroquesaldríaalmostradorconunnuevoarañazo…!

Estaluchahabíadetenerfin.Neletaerademasiadofirmeparanorendiraaquelpanzudo,quetemblabaantesusamenazasdenovolvermásalataberna.TodoelPalmarseconmovióconlanoticiadelmatrimoniodeCañamèlapesardequeeraunsucesoesperado.Lacuñadadelnovio ibadepuertaenpuertavomitando injurias. Las mujeres formaban corrillos ante las barracas… ¡Lamosquitamuerta!¡Yquébienhabíasabidomanejarseparapescaralhombremásricode laAlbufera!NadieseacordabadelantiguonoviazgoconTonet.Habíantranscurridoseisañosdesdequepartió,yraramentesevolvíadealládondeélestaba.

Neleta,al tomarposesióncomodueña legítimadeaquella taberna,por laquepasabatodoelpuebloyalaqueacudíanlosmenesterososimplorandolausuradeCañamèl,noseenorgullecióniquisovengarsedelascomadresquelacalumniabanensuépocadeservidumbre.Atodaslastratabaconcariño,perointerponíaelmostradorentreellaylasvisitantes,paraevitarfamiliaridades.

YanovolvióalabarracadelosPalomas.HablabaconlaBordacomocon

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unahermana,cuandoéstaibaacompraralgo,yaltíoPalomaleservíaelvinoenelvasomásgrande,procurandoolvidarsuspequeñasdeudas.El tíoTonofrecuentabapocola taberna;peroNeleta,alverle, losaludabaconexpresiónde respeto, como si aquel hombre silencioso y ensimismado fuese para ellaalgo así comoun padre que no quería reconocerla, pero al que veneraba ensecreto.

Éstos eran los únicos afectos del pasado que vivían en ella. Dirigía suestablecimientocomosinuncahubiesehechootracosa; sabíadominara losbebedores con una palabra; sus brazos blancos, siempre arremangados,parecían atraer a la gente de todas las orillas de la Albufera; la tabernamarchaba bien, y ella se mostraba cada día más fresca, más hermosa, másarrogante,comosidegolpehubiesenentradoensucuerpotodaslasriquezasdelmarido,delasquesehablabaenellagoconasombroyenvidia.

En cambio, Cañamèl mostraba cierta decadencia después de sumatrimonio.Lasaludy frescuradesumujerparecían robadasaél.Alverserico y dueño de la mejor moza de la Albufera, había creído llegado elmomentodeenfermarporprimeravezensuvida.Lostiemposnoeranbuenospara el contrabando; los oficiales jóvenes e inexpertos encargados de lavigilancia de la costa no admitían negocios, y como de la taberna entendíaNeletamejor queCañamèl, éste, no sabiendoquéhacer, se dedicaba a estarenfermo,queesdiversiónderico,segúnafirmabaeltíoPaloma.

El viejo sabíamejor quenadie dónde estaba la dolencia del tabernero, yhablabade ella conexpresiónmaliciosa.Sehabíadespertado en él labestiaamorosa,dormidadurante losañosenquenosintióotrapasiónque lade laganancia.Neletaejercíasobreéllamismainfluenciaquecuandoerasucriada.Elbrillodelasdosgotasverdesdesusojos,unasonrisa,unapalabra,elrocedesusbrazosqueseencontrabanalllenarlascopasenelmostrador,bastabanparaqueperdieselacalma.PeroahoraCañamèlyanorecibíaarañazos,nialquedar abandonadoelmostrador se escandalizaban losparroquianos…Ydeeste modo transcurría el tiempo: Cañamèl quejándose de extrañasenfermedades; doliéndole tan pronto la cabeza como el estómago; grueso yfláccido,conunacrecienteobesidadtraslacualseadivinabalaconsuncióndesuorganismo;yNeletacadavezmásfuerte,comosialderretirselavidadeltabernerocayesesobreellacuallluviafecundante.

El tíoPalomacomentabaestasituaciónconcómicagravedad.Larazadelos Cañamèls iba a reproducirse tanto, que llenaría todo el Palmar. Perotranscurrieron cuatro años sin que Neleta fuese madre, a pesar de susfervientes deseos. Deseaba un hijo para asegurar su posición, hábilmenteconquistada, y darles en los morros, como ella decía, a los parientes de ladifunta. Cada medio año circulaba por el pueblo la noticia de que estabaencinta,ylasmujeres,alentrarenlataberna,laexaminabanconinquisitorial

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atención, reconociendo la importancia que tendría este acontecimiento en laluchadelataberneraconsusenemigas.Perosiempresedeshacíalaesperanza.

Las más atroces murmuraciones se cebaban en Neleta así que surgía laposibilidad de que fuesemadre. Las enemigas pensabanmaliciosamente encualquierpropietariodetierrasdearrozdelosqueveníandelospueblosdelaRiberaydescansabanenlataberna;enalgúncazadordeValencia;hastaenelteniente de carabineros, que, aburrido de su soledad de Torre Nueva, veníaalgunas veces a amarrar su caballo en un olivo ante la casa de Cañamèl,despuésdeatravesarelbarrodeloscanales;entodos,menosenelenfermizotabernero,dominadomásquenuncapor aquella furia insaciablequeparecíaconsumirlo.

Neleta sonreía ante las murmuraciones. No amaba a su marido, estabasegura de ello; sentía mayor afición por muchos de los que visitaban sutaberna,perotenía laprudenciadelahembraegoístayreflexivaquesecasaporlautilidadydeseanocomprometersucalmaconinfidelidades.

UndíacirculólanoticiadequeelhijodeltíoTonoestabaenValencia.Laguerrahabíaterminado.Losbatallones,sinarmas,conelaspectotristedelosrebañosenfermos,desembarcabanenlospuertos.Eranespectrosdelhambre,fantasmas de la fiebre, amarillos como esos cirios que sólo se ven en lasceremoniasfúnebres,conlavoluntaddevivirbrillandoensusojosprofundoscomo una estrella en el fondo de un pozo. Todos marchaban a sus casas,incapacesparaeltrabajo,destinadosamorirantesdeunañoenelsenodelasfamilias,quehabíandadounhombreyrecibíanunasombra.

TonetfueacogidoenelPalmarconcuriosidadyentusiasmo.Eraelúnicodelpuebloquevolvíadeallá.¡Ycómovolvía…!Demacradoporlamiseriadelosúltimosdíasdelaguerra,pueseradelosquehabíansufridoelbloqueoenSantiago. Pero aparte de esto, mostrábase fuerte, y las viejas comadresadmirabansucuerpoenjutoyesbelto,lasposturasmarcialesquetomabaalpiedel raquítico olivo que adornaba la plaza, atusándose el bigote, adorno virilqueentodoelPalmarsólolousabaelcabodeloscarabineros,yexhibiendolagrancoleccióndejipijapas,únicoequipajequehabíatraídodelaguerra.PorlasnochessellenabalatabernadeCañamèlparaoírsurelatodelascosasdeallá.

Había olvidado sus fanfarronadas de guerrillero, cuando apaleaba a lospacíficossospechososyentrabaenlosbohíosrevólverenmano.Ahoratodossusrelatoseransobrelosamericanos,losyanquisquehabíavistoenSantiago;unos tíosmuyaltos,muy forzudos,quecomíanmuchacarneyusabanunossombrerospequeños.Aquí terminabansusdescripciones.Laenormeestaturadelosenemigoseralaúnicaimpresiónquesobrevivíaensumemoria.Yenelsilenciode la taberna resonaban las carcajadasde todos al contarTonet que

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uno de aquellos tíos, viéndole cubierto de andrajos, le había regalado unpantalón antes de embarcar, pero tan grande, ¡tan grande! que le envolvíacomounavela.

Neleta, detrás del mostrador, le oía mirándolo fijamente. Sus ojos eraninexpresivos; las dos gotas verdes carecían de luz, pero no se apartaban uninstantedeTonet,comosituviesenansiaporreteneraquellafiguramarcialtandistintadelasotrasquelarodeabanyqueennadarecordabaalmuchachoquediezañosanteslateníapornovia.

Cañamèl, tocado de patriotismo y entusiasmado por la extraordinariaconcurrenciaqueTonetatraíaalataberna,chocabalamanoconelsoldado,leofrecía vasos y le hacía preguntas sobre cosas de Cuba, enterándose de lasmodificacionesocurridasdesdeelremototiempoenqueélestuvoallá.

Tonet iba a todas partes escoltado por Sangonera, que admiraba a sucompañero de la infancia.Ya no era sacristán.Había abandonado los librosqueleprestabanlosvicarios.Lasaficionesdesupadrealavidaerranteyalvinohabíansedespertadoenél,yelcuraloarrojódelaiglesia,cansadodelaschuscas torpezas que cometía ayudándole la misa en plena embriaguez.Además,Sangoneranoestabaconforme,segúnafirmabagravemente,entrelasrisasdetodos,conlascosasdeloscuras.Yaviejadoenplenajuventudporunaembriaguezinterminable,rotoymugriento,vivíaalazarcomoensuinfancia,durmiendoensubarraca,peorqueunapocilga,yasomandoatodoslossitiosdondesebebíasuenjutafiguradeasceta,queapenassimarcabaenelsuelounarayadesombra.

AlamparodeTonetencontrabaobsequios,yéleraelprimeroenpedirenlatabernaquecontaselascosasdeallá,puessabíaquetraselrelatollegabanlosvasos.

El repatriado se mostraba satisfecho de esta vida de descanso yadmiración. El Palmar parecíale ahora un lugar de delicias, recordando lasnochespasadasenlatrincheraconelestómagodesfallecidoporelhambreylapenosa travesíaenelbuquecargadodecarneenferma,sembrandoelmardecadáveres.

Almesdeestavidaregalada,supadrelehablóunanocheenelsilenciodela barraca. ¿Qué se proponía hacer? Ahora era un hombre y debía dar porterminadaslasaventuras,pensandoseriamenteenelporvenir.Élteníaciertosplanes, de los que deseaba hacer partícipe al hijo, a su único heredero.Trabajandosindescanso,con la tenacidaddehombreshonrados,aúnpodíancrearseunapequeñafortuna.Unaseñoradelaciudad,lamismaquelehabíadadoenarriendolastierrasdelSaler,conquistadaporsusencillezysuafáneneltrabajo,acababaderegalarleunagranextensióndeterrenojuntoallago:untancatdemuchashanegadas.

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Nohabíamásqueuninconvenienteparacomenzarelcultivo,yeraqueelregalo estaba cubierto de agua y había que rellenar los campos trayendomuchasbarcasdetierra,¡peromuchas!

Habíaquegastardinerootrabajarporcuentapropia.Pero¡quédemonio!no debían desmayar; así se habían formado todas las tierras de laAlbufera.Las ricas posesiones de hoy eran lago cincuenta años antes, y dos hombressanos, animosos y sin miedo al trabajo pueden realizar grandes milagros.Mejoreraestoquepescarenmalossitiosotrabajarentierrasajenas.

A Tonet le sedujo la novedad de la empresa. Si le hubieran propuestocultivar los mejores y más antiguos campos inmediatos al Palmar, tal vezhabríatorcidoelgesto;perolegustababatallarconellago,convertirentierralaborable loqueeraagua,hacersurgircosechasdondecoleabanlasanguilasentrelashierbasacuáticas.Además,ensuligerezadepensamiento,sóloveíalos resultados, sin fijarse en el trabajo. Serían ricos y él podría alquilar lastierras,dándoseunavidadeholgazán,queerasuaspiración.

Padre e hijo se lanzaron a la faena, ayudados por la Borda, siempreanimosaparatodoloquedieseprosperidadalacasa.Conelabuelonohabíaquecontar.Elproyectolehabíapuestodeigualhumorquealdedicarsesuhijoporprimeravezal cultivode tierras. ¡Otrosquequeríanachicar laAlbuferaconvirtiendo el agua en campos! ¡Y erande su familia los que cometían talatentado!¡Bandidos…!

Tonetseentregóaltrabajoconelardormomentáneodelosseresdeescasavoluntad.Sudeseoerallenardeunsologolpeaquelrincóndellagodondesupadrebuscabalariqueza.Desdeantesdelamanecer,TonetylaBordaibanendosbarquitosabuscartierra,parallevarladespués,enunviajedemásdeunahora, al gran espaciode aguamuerta cuyos límitesmarcaban los ribazosdebarro.

Eltrabajoerapenoso,aplastante;unatareadehormigas.SóloeltíoTono,consuaudaciadetrabajadorinfatigable,podíaacometerlosinotroauxilioquesufamiliaysusbrazos.

IbanalosgrandescanalesquedesembocanenlaAlbufera,alospuertosdeCatarroja y el Saler. Con perchas de ancha horquilla arrancaban del fondograndes pellas de barro, pedazos de turba gelatinosa, que esparcía un hedorinsoportable. Dejaban a secar en las orillas estos jirones del seno de lasacequias,ycuandoelsollosconvertíaenterronesblancuzcos,cargábanlosenlosdosbarquitos,queseunían, formandounasolaembarcación.Perchaquepercha, tras una hora de incesante trabajo, llevaban al tancat el montón detierra tan penosamente reunido, y la charca se la tragaba sin resultadoaparente,comosisedisolvieralacargasindejarrastro.Lospescadoresveíanpasartodoslosdíasdosotresvecesalalaboriosafamiliadeslizándosecomo

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moscasdeaguasobrelapulidasuperficiedellago.

Tonetsecansóprontodeestatareadeenterrador.Lafuerzadesuvoluntadnollegabaatanto;pasadalaseduccióndelprimermomento,violamonotoníadeltrabajoycalculóconterrorlosmesesyaunlosañosquefaltabanparadarcimaalaobra.Pensabaenloquehabíacostadodearrancarcadamontóndetierra,ytemblabadeemociónviendocómoseenturbiabaelaguaalrecibirlacarga, y después, al aclararse, mostraba el suelo siempre igual, siempreprofundo,sinlamáspequeñagiba,comosi todala tierraseescapaseporunagujerooculto.

Comenzó a faltar al trabajo. Pretextaba cierto recrudecimiento de lasdolenciasadquiridasenlaguerraparaquedarseenlabarraca,yapenaspartíansu padre y laBorda, corría en busca del fresco rincón en casa deCañamèl,dondenuncalefaltabancompañerosparauntruqueyelporrónalalcancedelamano.Alomás,trabajabadosdíasporsemana.

El tío Paloma, en su odio a los enterradores que descuartizaban el lago,celebrabaconrisaslaperezadelnieto.¡Ji,ji…!SuhijoerauntontoalconfiarenTonet.Conocíabienalmozo.HabíanacidoconUnhuesoatravesadoqueleimpedíaagacharseparatrabajar.Desoldadoselehabíaendurecido,ynohabíaqueesperarremedio.Élsabíalamedicinaúnica:¡apalosserompíaaquello!

PerocomoenelfondolealegrabaverasuhijoSufriendodificultadesenlaempresa, aceptaba la pereza de Tonet y hasta sonreía al verlo en casa deCañamèl.

En el pueblo comenzaban las murmuraciones por la asiduidad con queTonetvisitabalataberna.Sesentabasiempreanteelmostrador,yNeletayélse miraban. La tabernera hablaba con Tonet menos que con los otrosparroquianos;peroenlosratosdepocodespacho,cuandohacíaalgunalaborsentada ante los toneles, cada vez que levantaba sus ojos, éstos ibaninstintivamente hacia el joven.Los parroquianos también observaban que elCubano,aldejarlosnaipes,buscabaconsumiradaaNeleta.

La antigua cuñada deCañamèl hablaba de esto de puerta en puerta. ¡Seentendían,nohabíamásqueverlos!¡Buenoibanaponeralimbéciltabernero!¡Entrelosdossecomeríantodalafortunaquehabíaamasadolapobredesuhermana! Y cuando los menos crédulos hablaban de la imposibilidad deaproximarse, en una taberna siempre llena de gente, la arpía protestaba. Seentenderían fuera de casa. Neleta era capaz de todo y él un enemigo deltrabajo,quehabíadadofondoenlataberna,segurodequeallílemantendrían.

Cañamèl,ignorandoestasmurmuraciones,tratabaaTonetcomoasumejoramigo.Jugabaalabarajaconélyreñíaasumujersinoloconvidaba.Nadaleía en la mirada de Neleta, en los ojos de extraño resplandor, ligeramente

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irónicos, con que acogía estas reprimendas mientras ofrecía un vaso a suantiguonovio.

Las murmuraciones que circulaban por el Palmar llegaron hasta el tíoTono,yunanoche,sacandoésteasuhijofueradelabarraca,lehablóconlatristezadelhombrefatigadoqueluchainútilmentecontraladesgracia.

Tonetnoqueríaayudarle,bien loveía.Eraelperezosodeotros tiempos,nacidoparapasarlaexistenciaenlataberna.Ahoraeraunhombre;habíaidoala guerra, y su padre no podía levantar sobre él la mano, como en otrostiempos. ¿No quería trabajar…?Bien; él continuaría la obra completamentesolo, aunque reventase comounperro, siempre con la esperanzadedejar almorirunpedazodepanalingratoqueleabandonaba.

PeroloquenopodíaverconcalmaeraquesuhijopasaselosdíasencasadeCañamèl, frente a su antiguanovia.Podía ir si quería a otras tabernas; atodasmenosaaquélla.

Tonet protestó con vehemencia al oír esto. ¡Mentiras, todo mentiras!¡CalumniasdelaSamaruca,aquellabestiamaligna,cuñadadeCañamèl,queodiabaaNeletayno reparabaenmurmuraciones!YTonetdecíaestocon laenergíadelaverdad,afirmandoporlamemoriadesumadrenohabertocadoundedodeNeletanihaberledicholamenorpalabraquerecordasesuantiguonoviazgo.

El tío Tono sonrió tristemente. Lo creía, no dudaba de sus palabras. Esmás: tenía la convicción de que hasta el presente eran calumnias todas lasmurmuraciones.Peroélconocíalavida.Ahorasóloeranmiradas,ymañana,atraídosporel continuo roce, caeríanen ladeshonra, comoconsecuenciadeeste juegopeligroso.Neleta siempre le habíaparecidouna casquivana, ynoseríaellalaquedieseejemplodeprudencia.

Después de esto, el animoso trabajador tomó un acento tan sincero, tanbondadoso,queimpresionóaTonet.

Debíapensarqueeraelhijodeunhombrehonrado,conmalafortunaensusnegocios,peroal cualnadiepodía reprocharunamalaacciónen toda laAlbufera.

Neleta tenía marido, y el que busca la mujer ajena une la traición alpecado.Además,Cañamèleraamigo suyo;pasabaneldía juntos, jugabanybebíancomocompañeros,yengañaraunhombreenestascondicioneseraunacobardía,dignadepagarseconuntiroenlacabeza.

Eltonodelpadresehizosolemne.

Neleta era rica, su hijo pobre, y podían creer que la perseguía como unmedioparamantenersesintrabajar.Estoeraloqueleirritaba,loqueconvertía

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sutristezaencólera.

Antes vermuerto a su hijo, que avergonzarse ante tal deshonra. ¡Tonet!¡Hijo…!Había que pensar en la familia, en los Palomas, antiguos como elPalmar: raza de trabajadores tan desgraciados como buenos; acribillados dedeudasporlamalasuerte,peroincapacesdeunatraición.

Eran hijos del lago, tranquilos en su miseria, y al emprender el últimoviaje,cuandolosllamaseDios,podríanllegarperchandohastalospiesdesutrono,mostrándolealSeñor, a faltadeotrosméritos, lasmanoscubiertasdecalloscomolasbestias,peroelalmalimpiadetodocrimen.

IV

ElsegundodomingodejulioeraparaelPalmareldíamásimportantedelaño.

Se sorteaban los redolíns, los puestos de pesca de la Albufera y suscanales, entre los vecinos del Palmar, ceremonia solemne y tradicionalpresididaporundelegadode laHacienda,misteriosaseñoraquenadiehabíavisto,perodelaquesehablabaconrespetosupersticioso,comodueñaqueeradellagoylainterminablepinadadelaDehesa.

A las siete, el esquilón de la iglesia había hecho correr amisa a todo elpueblo. Solemnes resultaban las fiestas al Niño Jesús después de Navidad,peronopasabandeserpuradiversión;mientrasqueenlaceremoniadelsorteosejugabaalazarelpandelañoyhastaelriesgodeenriquecersesilapescaerabuena.

Poresolamisadeestedomingoeralaqueseoíaconmásdevoción.Lasmujeresnoteníanqueirenbuscadesusmaridos,llevándolosaempujonesaque cumpliesen el precepto religioso. Todos los pescadores estaban en laiglesiacongestoderecogimiento,pensandoenellagomásqueenlamisa,ycon la imaginación veían laAlbufera y sus canales, escogiendo los puestosmejoresporsilasuertelosagraciabaconlosprimerosnúmeros.

Laiglesia,pequeña,conlasparedespintadasdecalylasaltasventanasconcortinasverdes,nopodíaconteneratodoslosfieles.Lapuertaestabadeparenpar,yelpúblicoseesparcíaporlaplazaconlacabezadescubiertabajoelsolde julio. En el altar mostraba su carita sonriente y su falda hueca el NiñoJesús,patróndelpueblo;unaimagenquenolevantabamásdeunpalmo,peroapesardesupequeñez,sabíallenardeanguilas,enlasnochestempestuosas,lasbarcasde losqueconseguían losmejorespuestos, conotrosmilagrosnomenosasombrososquerelatabanlasmujeresdelPalmar.

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En las paredes se destacaban sobre el fondo blanco algunos cuadrosprocedentes de antiguos conventos: tablas enormes con falanges decondenados todos rojos, como si acabasen de ser cocidos, y ángeles deplumajedecotorrasarreándolosconflamígerasespadas.

Sobrelapiladeaguabendita,uncartelónconcaracteresgóticosrezabaasí:

Siporlaleydelamor

noeslícitodelinquir,

nosepermiteescupir

enlacasadelSeñor.

NohabíaenelPalmarquiennoadmiraseestosversos,obra,segúnel tíoPaloma, de cierto vicario, allá en los tiempos en que el barquero eramozo.Todos se habían ejercitado en la lectura, deletreándolos durante lasinnumerablesmisasdesuexistenciadebuenoscristianos.Perosiseadmirabalapoesía,noseaceptabaelconsejo,ylospescadores,sinrespetoalgunoa«laley del amor» tosían y escupían con su crónica ronquera de anfibios,deslizándoselaceremoniareligiosaenuncontinuocarraspeoqueensuciabaelpisoyhacíavolveraloficiantesucoléricamirada.

NuncahabíatenidoelPalmarvicariocomoelpareMiquèl.Decíasequelohabíanenviadoallídecastigo,peroélparecíatomarsudesgraciamuyagusto.Cazador infatigable, apenas terminaba su misa se calzaba las alpargatas deesparto, encasquetábase la gorra de piel, y seguido por su perro, metíaseDehesaadentroohacíacorrersubarquitoporentrelosespesoscarrizalesparatirar a las pollas de agua. Había que ayudarse un poco en su miserableposición, según él decía. El sueldo era de cinco reales diarios, y estabacondenadoamorirdehambre,comosusantecesores,anoserporlaescopeta,quetolerabanlosguardasdelaselva,ysurtíadecarnesumesatodoslosdías.Lasmujeres admiraban su energía de varón fuerte, viendo cómo las dirigíacasiapuñetazos.Loshombresnocelebrabanmenoslallanezaconquetratabalas funciones de su ministerio. Era un cura de escopeta. Cuando el alcaldetenía que pasar la noche enValencia, dejaba su autoridad enmanos de donMiguel; y éste, satisfecho de la transformación, llamaba al cabo de loscarabinerosdemar.

—Ustedyyosomoslasúnicasautoridadesdelpueblo.Velemosporél.

Y salían de ronda toda la noche, con la carabina pendiente del hombro,entrando en las tabernas para enviar las gentes a dormir, deteniéndose en elpresbiterio varias veces para beber una copa de caña, hasta que apuntaba eldía,ydonMiguel,dejandoelarmaysutrajedecontrabandista,seentrabaenlaiglesiaparadecirlamisaalospescadores.

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Losdomingos,mientrasrealizabaelsagradoacto,mirabaconelrabillodelojoalosfieles,fijándoseenlosqueescupíanconinsistencia,enlascomadresquecharlabanmurmurandode lavecina, en loschicuelosque seempujabancercadelapuerta;yalvolverse,irguiendosuarrogantecuerpoparabendeciratodos, miraba con tales ojos a los culpables, que éstos se estremecíanadivinando las próximas amenazas del pare Miquèl. Él era quien habíaexpulsado a patadas al ebrio Sangonera, al pillarle por tercera o cuarta vezempuñando la botella de vino de la sacristía. En su casa sólo el cura podíabeber. El genio violento le acompañaba en todas sus funciones sagradas, ymuchasveces,enplenamisa,alnotarqueelsucesordeSangoneraequivocabalas respuestasoandaba tardoen trasladar elEvangeliodeun ladoaotro, lelargabaunacozpordebajodelasrandasdelalba,chasqueandolalenguacomosillamaseasuperro.

Su moral era sencilla: residía en el estómago. Cuando los penitentesexcusaban sus faltas en el confesonario, lapenitencia era siempre lamisma.¡Loquedebíanhacereracomermás!Poresoeldemoniolosagarrabaalverlostan flacos y amarillentos. Lo que él decía: «Buenos bocados y menospecados».Y si alguien contestaba alegando sumiseria, indignábase el cura,soltando un taco redondo. ¡Recordóns! ¿Pobres y vivían en la Albufera, elmejorrincóndelmundo?Allíestabaélconsuscincoreales,ylopasabamejorqueunpatriarca.LehabíanenviadoalPalmarcreyendohacerlelasantísima,ysólocambiabasupuestoporunacanonjíaenValencia.¿ParaquéhabríacriadoDioslosbecadasdelaDehesa,quevolabanenenjambrecomolasmoscas,losconejos, tan numerosos como las hierbas, y todos aquellos pájaros del lago,quenohabíamásqueremover loscañaresparaquesaltasenadocenas?¿Esqueesperabanquelacarnecayeseyadesplumadayconsalensuscalderos…?LoquedebíantenereramásaficiónaltrabajoytemoraDios.Notodohabíade ser pescar anguilas, pasando las horas sentados en una barca, comomujeres, y comer carne blancuzca que olía a barro. Así estaban deenmohecidos y pecadores, que daban asco. El hombre que es hombre,¡cordones!,debíaganarsecomoéllacomida…¡atiros…!

Después de Pascua Florida, cuando todo el Palmar vaciaba su saco depecadosenelconfesonario,menudeabanlosescopetazosenlaDehesayenellago, y los guardas iban locos de un lado a otro, sin poder adivinar a quéobedecíaestefurorrepentinoporlacaza.

Terminó la misa, y la muchedumbre se esparció por la plazoleta. Lasmujeres no volvían a sus barracas para preparar el caldero demediodía. Sequedabanconloshombresfrentealaescuela,dondeseverificabaelsorteo:elmejoredificiodelPalmar,elúnicocondospisos,unacasitaqueteníaabajoeldepartamento de los niños y arriba el de las niñas. En el piso superior severificabalaceremonia,yaltravésdelasventanasabiertasseveíaalalguacil,

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ayudado por Sangonera, arreglar la mesa con el sillón presidencial para elseñor que vendría de Valencia y los bancos de las dos escuelas para lospescadoresmiembrosdelaComunidad.

Los más viejos del pueblo se agrupaban junto al olivo retorcido y deescasas hojas, único adorno de la plaza. Este árbol raquítico y antiguo,arrancadodelasmontañasparalanguidecerenunsuelodebarro,eraelpuntode reunión del pueblo, el sitio donde se desarrollaban todos los actos de suvidacivil.Bajo sus ramas sehacían los tratosde lapesca, secambiaban lasbarcas y se vendían las anguilas a los revendedores de la ciudad. Cuandoalguien encontraba en aguas de la Albufera un mornell abandonado, unaperchaflotandoocualquierotroútildepesca,lodejabaalpiedelolivo,ylagentedesfilabaanteél,hastaqueeldueñoloreconocíaporlamarcaespecialquecadapescadorponíaasusútiles.

Todos hablaban del próximo sorteo con la emoción temblorosa del queconfíasuporveniralazar.Antesdeunahoraibaadecidirseparacadaunolamiseria de un año o la abundancia. En los corrillos se hablaba de los seisprimeros puestos, de los seis redolínsmejores, los únicos que podían hacerricoaunpescador,yquecorrespondíanalosseisprimerosnombresquesalíandelabolsa.EranlospuestosdelaSequiòta,olosinmediatosaella,elcaminoque seguían las anguilas en las noches tempestuosas, huyendo hacia elmar,paraencontrarseconlasredesdelosredolíns,dondequedabanprisioneras.

Serecordabaconmisterioaciertosafortunadospescadores,dueñosdeunpuestode laSequiòta,queenunanochede tempestad,cuandoalborotada laAlbufera se rizaba en ondas que dejaban al descubierto el barro del fondo,habían cogido seiscientas arrobas de pesca. ¡Seiscientas arrobas, a dosduros…!Brillabanlosojosconelfuegodelacodicia,perotodossehablabanal oído, repitiendomisteriosamente las cifras de la pesca, temiendo que lesoyese alguien que no fuera del Palmar, pues desde pequeño cada cualaprendía, con extraña solidaridad, la conveniencia de decir que se pescabapoco, para que laHacienda—aquella señora desconocida y voraz— no lesafligieraconnuevosimpuestos.

El tío Paloma hablaba de los tiempos pasados, cuando la gente no semultiplicabacomolosconejosdelaDehesaysóloentrabanenelsorteounossesenta pescadores, únicos que constituían la Comunidad. ¿Cuántos eranahora?Enelsorteodelañoanteriorhabíanfiguradomásdecientocincuenta.Si continuaba creciendo la población, serían más los pescadores que lasanguilasyperderíaelPalmarlasventajasdesuprivilegiodelosredolíns,queledabaciertasuperioridadsobrelosotrospescadoresdellago.

El recuerdo de estos «otros», de los pescadores de Catarroja, quecompartíanconlosdelPalmareldisfrutedelaAlbufera,poníanerviosoaltío

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Paloma.Losodiaba tantocomoa losagricultoresque roíanel aguacreandonuevoscampos.Segúndecíaelbarquero,aquellospescadoresquevivíanlejosdel lago, en las afueras de Catarroja, mezclados con los labradores ytrabajando la tierra cuando se pagaban bien los jornales, no eran más quepescadoresdeocasión,gentesqueveníanalaguaempujadasporelhambre,afaltadecosasmásproductivasenqueocuparse.

EltíoPalomateníaclavadoenelalmaelorgullodeestosenemigos,queseconsiderabanlosprimerospobladoresdelaAlbufera.Segúnellos,eranlosdeCatarrojalospescadoresmásantiguos,aquellosaquieneselgloriosoreydonJaime, después de conquistar Valencia, dio el primer privilegio para queexplotasenellago,conelgravamendeentregarlaquintapartedelapescaalaCorona.

—¿QuéeranentonceslosdelPalmar?—preguntabairónicamenteelviejobarquero.

Y se indignaba recordando la respuesta que daban los de Catarroja. ElPalmar llevaba este nombre porque era remotamente una isleta cubierta depalmitos. En otros siglos bajaba gente de Torrente y otros pueblos que sededicabanalcomerciodeescobas,seestablecíanenlaisla,ydespuésdehacerprovisión de palmitos para todo el año, levantaban el vuelo. Poco a pocofueron quedándose algunas familias. Los escoberos se convirtieron enpescadores,viendoqueestodabamayoresganancias,y,máslistosyavezadosporsuvidaerrantea losprogresosdelmundo, inventaron lode losredolíns,consiguiendo para éste un privilegio de los reyes y perjudicando a los deCatarroja,gentesencillaquenuncahabíasalidodelaAlbufera…

HabíaqueverlaindignacióndeltíoPalomaalrepetirlasopinionesdelosenemigos.¡LosdelPalmar,losmejorespescadoresdellago,descendientesdeunosescoberosyviniendodeTorrenteyotroslugares,dondejamássehabíacriadounaanguila…!¡Cristo!Pormenoresmotivossematabanloshombresen cualquier ribazo con la fitora.Él estababien enterado, y le constabaquetodoeramentira.

SiendojovenlonombraronunavezJuradodelaComunidad,ysellevóasucasaeltesorodelpueblo,elarchivodelospescadores,uncajónrepletodelibrotes,ordenanzas,privilegiosdereyesycuadernosdecuentas,quepasabadeunJuradoaotroacadanuevonombramiento,yllevabasiglosrodandodebarraca en barraca, siempre guardado bajo los colchones, como si pudiesenrobarlolosenemigosdelPalmar.Elviejobarqueronosabíaleer.Ensuépocanosepensabaenestascosasysecomíamejor.Perociertovicarioamigosuyole había descifrado por las noches el contenido de las patas de mosca quellenaban las páginas amarillentas, y él lo retenía en su memoria con granfacilidad.PrimeroelprivilegiodelgloriosoSanJaime,elquematabamoros,

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pueselbarquero,ensurespetoporelreyconquistador,queregalóellagoalospescadores, creía poca cosa la realezay lo quería santo.Despuésvenían lasconcesionesdeDonPedro,DoñaViolante,DonMartín,DonFernando,todosreyesyunosbenditossiervosdeDios,queseacordabandelospobres;yquiénel derecho a cortar troncos de la Dehesa para calar las redes, quién elprivilegio de aprovecharse de las cortezas del pino para teñir el hilo de lasmallas, todos regalaban algo a los pescadores.Aquéllos eran otros tiempos.Losreyes,excelentespersonas,conlamanosiempreabiertaparalospobres,secontentabanconelquintode lapesca;nocomoahora,que laHaciendaydemásinvencionesdeloshombressellevancadatresmesesmediaarrobadeplatapordejarlesvivirenunlagoqueeradesusabuelos.Ycuandoalguienledecíaqueelquinto representabamuchomásque la famosamediaarrobadeplata,el tíoPalomarascábasecon indecisión lacabezapordebajodelgorro.Bueno: aceptaba que fuese más; pero no se pagaba en dinero y se sentíamenos.

Tras esto volvía a su manía contra los demás habitantes del lago. EraverdadquealprincipionoexistíanotrospescadoresenlaAlbuferaquelosquevivían a la sombra del campanario deCatarroja. En aquellos tiempos no sepodíahacervidacercadelmar.Lospiratasberberiscosamanecíanalomejorenlaplaya,arramblandocontodo,ylagentehonradaytrabajadorateníaqueguarecerseenlospueblosparaquenoleadornasenelcuelloconunacadena.Pero, poco a poco, en tiemposmás seguros, los verdaderos pescadores, lospuros, los que huían del trabajo de las tierras como de una abdicacióndeshonrosa, se habían trasladado alPalmar, evitándose así todos los días unviaje de dos horas antes de tender las redes. Amaban al lago y por eso sequedaronenél. ¡Nadadeescoberos!LosdelPalmareran tanantiguoscomolosotros.AsuabuelolehabíaoídomuchasvecesquelafamiliaprocedíadeCatarroja, y aún debían quedarle por allá parientes, de los que nada queríasaber.

La prueba de que eran los más antiguos y los más hábiles pescadoresestaba en la invención de los redolíns: una maravilla que los de Catarrojanunca habían podido discurrir. Aquellos desdichados pescaban con redes yanzuelos; losmásde losdías teníanquehacerseunacruzenelestómago,ypor buenoque se presentase el tiempono salían de pobres.Los delPalmar,consusabiduría,habíanestudiadolascostumbresdelasanguilas.Viendoquedurante la noche se aproximan hacia elmar, y en la oscuridad tempestuosajuegancomolocas,abandonandoel lagoparameterseen loscanales,habíanencontradomáscómodocerrarlasacequiasconbarrerasderedessumergidas,colocarjuntoaellaslasbolsasdemalladelosmornellsymonòts,ylapescapor sí sola iba a colarse en el engaño, sinmás trabajo para el pescador quevaciarelsenodesusartefactosyvolverasumergirlos.

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¡Y qué admirable organización la de la Comunidad del Palmar! El tíoPalomaseentusiasmabahablandodeestaobradelosantiguos.Ellagoeradelos pescadores.Todo de todos; no como en tierra firme, donde los hombreshan inventado esas porquerías del reparto de la tierra, y la ponen límites ytapias,ydicenconorgullo«estoestuyoyestoesmío»,comositodonofuesedeDiosycomosialmorirsepudieranposeerotrosterronesquelosquellenanlabocaparasiempre.

LaAlbufera para todos los hijos del Palmar, sin distinción de clases; lomismoparalosvagosquesepasabaneldíaencasadeCañamèl,queparaelalcalde, que enviaba anguilas lejos, muy lejos, y era casi tan rico como eltabernero.Perocomoaldividirellagoentretodos,unospuestoseranmejoresqueotros,sehabíaestablecidoelsorteoanual,ylosbuenosbocadospasabandemanoenmano.Elquehoyeraunmiserable,mañanapodíaserrico:estoloordenaba Dios, valiéndose de la suerte. El que había de ser pobre, pobrequedaba,peroconunaventanaabiertaparaqueentraselaFortunasisentíaelcapricho.Allíestabaél,queeraelmásviejodelPalmar,ypensabacumplirelsiglo si el demonio no se metía de por medio. Había entrado en más deochenta sorteos: una vez sacó el quinto puesto, otra el cuarto; nunca habíaconseguidoelprimero;peronosequejaba,pueshabíavividosinsufrirhambrenicalentarselacabezaparadesnudarasuvecino,comolagentequellegabade tierra adentro. Además, al finalizar el invierno, cuando en los redolínsterminaban las grandes pescas, el Jurado ordenaba una arrastrá, en la quetomabanpartetodoslospescadoresdelaComunidad,juntandosusredes,susbarcas y sus brazos. Y esta empresa en común de todo un pueblo barría elfondodellagoconsugigantescotejidoderedes,yelproductodelaenormepescaserepartíaentretodosporpartesiguales.Asídebenvivirloshombres,como hermanos, para no convertirse en fieras. Y el tío Paloma terminabadiciendoqueporalgoelSeñor,cuandovinoalmundo,predicabaenlagosqueeran,pocomásomenos,comolaAlbufera,ynoserodeabadecultivadoresdecampos,sinodepescadoresdetencasyanguilas.

La muchedumbre era cada vez mayor en la plaza. El alcalde, con susadjuntos y el alguacil, estaba en el canal aguardando la barca que traía deValencia al representante de la Hacienda. Llegaban los personajes de lacontornadaparaconsagrarconsupresenciael sorteo.Lagenteabríapasoalteniente de carabineros, que venía de su soledad de Torre Nueva, entre laDehesayelmar, algalopedelcaballo,manchadodelbarrode lasacequias.PresentábaseelJuradoseguidodeunmocetónquellevabaacuestaslacajadelarchivo de la Comunidad, y el pare Miquèl, el belicoso vicario, con elbalandránalhombroyelgorrito ladeado, ibadegrupoengrupoasegurandoquelasuertevolveríalaespaldaalospecadores.

Cañamèl,quenoerahijodelpuebloycarecíadederechoparaparticipar

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del sorteo,mostrábase tan interesado como los pescadores. Nunca faltaba aaquella ceremonia. Encontraba allí su negocio para todo el año, que lecompensabadeladecadenciadelcontrabando.Casisiempre,elqueconseguíael primer puesto era un pobre, sin otros bienes que un barquito y algunasredes. Para explotar la Sequiòta necesitaba grandes artefactos, variasembarcaciones, marineros a sueldo; y cuando el infeliz, anonadado por subuena suerte, no sabía cómo empezar, se le aproximaba Cañamèl como unángel bueno. Él tenía lo preciso; ofrecía sus barcas, lasmil pesetas de hilonuevoquesenecesitabanparalasgrandesbarrerasquedebíancerrarelcanalyeldineronecesarioparaadelantarjornales.Todocomoayudaaunamigo,porelafectoqueelagraciadoleinspiraba;perocomolaamistadesunacosayelnegociootra,secontentaríaacambiodesusauxiliosconlamitaddelapesca.De este modo los sorteos eran casi siempre en beneficio de Cañamèl, queaguardaba con ansiedad el resultado, haciendo votos por que los primerospuestos no correspondiesen a los vecinos del Palmar que tenían algunafortuna.

Neletatambiénhabíaacudidoalaplazaatraídaporaquelacto,queeraunade lasmejores fiestas del pueblo. Iba endomingada, parecía una señorita deValencia,ylaSamaruca,suferozenemiga,seburlabaenuncorrohostildesumoñoalto,deltrajedecolorderosa,delcinturónconhebilladeplataydesuolorde«mujermala»,queescandalizabaatodoelPalmar,haciendoperderlacalmaa loshombres.Lagraciosarubia,desdequeerarica,seperfumabadeunmodoviolento,comosiquisieraaislarsedelhedordefangoqueenvolvíaallago.Selavabapocolacara,comotodaslasmujeresdelaisla;supielnoeramuylimpia,perojamásfaltabasobreellaunacapadepolvos,yacadapasosusropasdespedíanunrabiosoperfumedealmizcle,quehacíadilatarelolfatoconplacenterabeatitudalosparroquianosdelataberna.

Enlamuchedumbresemarcóunagranondulación.¡Yaestabaallí…!¡Laceremoniaibaacomenzar!Ypasaronanteelgentíoelalcaldeconsubastónde borlas negras, todos sus adláteres y el enviado de laHacienda, un pobreempleado al que miraban los pescadores con admiración —imaginandoconfusamentesu inmensopodersobre laAlbufera—yalmismotiempoconodio.Aquellechuguinoeraelquesetragabalamediaarrobadeplata.

Todosfueronsubiendoconlentitudporlaestrechaescalerilladelaescuela,quesólopodíacontenerunapersonadefrente.Unaparejadecarabineros,fusilen mano, guardaba la puerta para impedir la entrada de las mujeres y loschicuelos,quealterabanlasdeliberacionesdelareunión.Devezencuandolacuriosidad de la gente menuda pretendía arrollarlos, pero los carabinerospresentabanlasculatasyhablabandedarunapalizaatodalachiquillería,queconsusgritosturbabalasolemnidaddelacto.

Arribaeratantalaaglomeración,quelospescadores,noencontrandositio

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enlosbancos,seapiñabanenlosbalcones.Unos,losmásantiguos,llevabanelgorrorojodelosviejoshabitantesdelaAlbufera;otroscubríansucabezaconel pañuelo de largo rabo de los labriegos o con sombreros de palma.Todosiban vestidos de colores claros, con alpargatas de esparto o descalzos, y deestamuchedumbresudorosayapretadasurgíaeleternohedorviscosoyfríodelosanfibioscriadosenelbarro.

Sobrelaplataformadelmaestroestabalamesapresidencial.EnelcentroelenviadodelaHaciendadictandoasuescribienteelencabezamientodelacta,yasusladoselcura,elalcalde,elJurado,eltenienteyotrosinvitados,entrelosquefigurabaelmédicodelPalmar,unpobrepariadelaciencia,queporcincoreales venía embarcado tres veces por semana a curar en bloque a lostercianariospobres.

SelevantódesuasientoelJurado.AnteélteníaloslibrosdecuentasdelaComunidad,maravillososjeroglíficos,enlosquenoentrabaniunasolaletra,estando representados los pagos por figuras de todas clases. Así lo habíaninventadolosantiguosJurados,quenosabíanescribir,yasícontinuaba.Cadahoja contenía la cuenta de un pescador. Nada de inscribir su nombre en lacabecera, sino lamarca que cada cual ponía a su barquito y sus redes parareconocerlos.Unoeraunacruz,elotrounastijeras,eldemásalláunpicodefúlica,eltíoPalomaunamedialuna,yasíseentendíaelJurado,noteniendomás que mirar el jeroglífico para decir: «Ésta es la cuenta de Fulano». Ydespués,enelrestodelapágina,rayasymásrayas,significandocadaunadeellas el pago de un mes de impuesto. Los viejos barqueros alababan estesistemadecontabilidad.Asícualquierapodía revisar lascuentas,ynohabíatrampas como en esos librotes de números y apretada escritura que sóloentiendenlosseñores.

ElJurado,unmocetónavispado,decabezarapadayojosinsolentes,tosióy escupió varias veces antes de hablar. Los invitados, que ocupaban lapresidencia,echaronelcuerpoatrásycomenzaronaconversarentresí.IbanatratarseprimeramentelosasuntosdelaComunidad,enlosqueellosnopodíanintervenir. Eran cosas que debían arreglarse entre pescadores. El Juradocomenzósuperoración:«¡Caballers…!»

Y paseó su mirada imperiosa sobre el concurso, imponiendo silencio.Abajo, en laplaza, chillaban los chicos comocondenadosy la charlade lasmujeressubíaconmolestozumbido.Elalcaldehizosaliralalguacil,saltandoporentrelagenteparaimponersilencioyqueelJuradosiguierasudiscurso.

Caballeros,lascosasclaras.AéllohabíanhechoJuradoparacobraracadauno su parte y entregar todos los trimestres a la Hacienda cerca de milquinientas pesetas, la famosamedia arroba de plata de que hablaba todo elpueblo.Puesbien;lascosasnopodíanseguirasí.Muchosseretrasabanenel

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pago,ylospescadoresmejoracomodadosteníanquesuplirlafalta.Paraevitarenadelanteestedesorden,proponíaquelosquenoestuviesenalcorrienteenelpagonoentrasenenelsorteo.

Unapartedelpúblicoacogióconmurmullosdesatisfacciónestaspalabras.Eran losquehabíanpagado,yalquedarexcluidosdelsorteomuchosdesuscompañeros, veían aumentada la probabilidad de conseguir los primerospuestos.Perolamayoríadelareunión,ladeaspectomásmísero,protestabaagritos,poniéndosedepie,ydurantealgunosminutoselJuradonopudodejarseoír.

Alrestablecerseelsilencioyocupartodossussitiosselevantóunhombreenfermizo, de cara pálida, con un resplandor malsano en los ojos. Hablabalentamente, con voz desmayada; sus palabras se cortaban a lomejor por unescalofrío.Éleradelosquenohabíanpagado:talveznadiedebíatantocomoél.Enelsorteoanteriorletocóunodelosúltimospuestosynohabíapescadoniparadardecomerasufamilia.EnunañohabíaperchadodosveceshaciaValencia llevando en el fondo del barquito dos cajas blancas con galonesdorados, dosmonerías, que le hicieron pedir dinero a préstamo…Pero ¡ay!¡Quémenospuedehacerunpadrequeadornarbienasuspequeñoscuandosevanparasiempre…!Selehabíanmuertodoshijosporcomermal,comodecíael pare Miquèl, allí presente, y después él había pillado las tercianastrabajando,y las arrastrabamesesymeses.Nopagabaporquenopodía. ¿Yporestoibanaquitarlesuderechoalafortuna?¿NoeraéldelaComunidaddePescadores,comolofueronsuspadresysusabuelos…?

Sehizounsilenciodoloroso,enelquepodíaoírseelsollozardel infeliz,caídosinfuerzasensuasientoconlacaraentrelasmanos,comoavergonzadodesuconfesión.

—¡No,redèu,no!—gritóunavoztemblonaconunaenergíaqueconmovióatodos.

EraeltíoPaloma,que,puestodepie,conelgorroencasquetado,losojillosllameantes de indignación, hablaba apresuradamente, mezclando en cadapalabra cuantos juramentos y tacos guardaba en su memoria. Los viejoscompañeros le tiraban de la faja para llamarle la atención sobre su falta derespetoa los señoresde lapresidencia;peroél les contestabaconel codoyseguíaadelante.¡Valientecosaleimportabantalespelelesaunhombrecomoél,quehabíatratadoreinasyhéroes…!Hablabaporquepodíahablar.¡Cristo!Él era el barqueromás viejo de laAlbufera, y sus palabras debían tomarsecomosentencias.Lospadresylosabuelosdetodoslospresenteshablabanporsuboca.LaAlbuferapertenecíaatodos,¿estamos?,yeravergonzosoquitarleaunhombreelpanporsihabíapagadoonoalaHacienda.¿Esqueesaseñoranecesitabaparacenarlasmíseraspesetasdeunpescador…?

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La indignacióndel viejo animaba al público.Muchos reían a carcajadas,olvidandolaimpresiónpenosademomentosantes.

EltíoPalomarecordabaqueéltambiénhabíasidoJurado.Buenoeratenerel puño duro con los pillos que huyen del trabajo; pero a los pobres quecumplensudeberyporservíctimasdelamiserianopuedenpagarhabíaqueabrirleslamano.¡Cordones!¡NiquefuesenmoroslospescadoresdelPalmar!No;todoseranhermanosyatodospertenecíaellago.Esasdivisionesdericosypobresquedabanparalatierrafirme,paralos«labradores»,entreloscualeshayamosycriados.EnlaAlbuferatodoseraniguales:elquenopagabaahorayapagaríamásadelante;ylosquetuvieranmásquesupliesenlasfaltasdelosquenadatenían,puesasíhabíaocurridosiempre…¡Todosalsorteo!

Tonetdio laseñalde labaraúndaaclamandoasuabuelo.El tíoTononoparecíamuyconformeconlascreenciasdesupadre,perotodoslospescadorespobresseabalanzaronsobreelviejo,demostrándolesuentusiasmocontironesde la blusa y cariñosas palmadas, tan vehementes, que caían sobre su nucaarrugadacomounalluviadecachetes.

El Jurado cerró sus libros con expresión de desaliento. Todos los añosocurría lomismo.Conaquellagenteantigua,queparecíasiempre joven,eraimposibleponerenordenlosasuntosdelacorporación.Ycongestoaburridofueescuchandolasexcusasdelosquenohabíanpagadoyselevantabanparaexplicar su morosidad. Tenían enfermos en su familia; les había tocado unpuestomalo;estaban imposibilitadosparael trabajopor las fiebresmalditas,quealanochecerparecíanespiardesdeloscañaveraleslacarnedepobreparaclavarenellalasgarras;ytodalamiseria,lavidatristedelalagunainsalubre,ibadesfilandocomounlamentointerminable.

Paracortarestaexposicióninfinitadedoloresseacordónoexcluiranadiedelsorteo,yelJuradodepositósobrelamesaelbolsóndepielconlasboletas.

—Demanelaparaula—gritóunavozjuntoalapuerta.

¿Quién deseaba hablar para nuevas y abrumadoras reclamaciones? Seabrieron los grupos, y unagran carcajada saludó la aparicióndeSangonera,que avanzaba gravemente, frotándose sus ojos enrojecidos de borracho,haciendo esfuerzos pormostrarse en su apostura dignode tomar parte en lareunión.ViendodesiertastodaslastabernasdelPalmar,sehabíadeslizadoenlaescuela,yantesdelsorteocreyónecesariopedirlapalabra.

—¿Qué vòls tú? —dijo el Jurado con mal humor, molestado por unaintervención del vagabundo que venía a colmar su paciencia después de lasexcusasdelosdeudores.

¿Quéquería…?Deseabasaberporquécausanofigurabasunombreenlossorteosdetodoslosaños.Élteníatantoderechocomoelquemásagozarun

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redolíenlaAlbufera.Eraelmáspobredetodos;pero¿nohabíanacidoenelPalmar?¿nolehabíanbautizadoenlaparroquiadeSanValerodeRuzafa?¿noeradescendientedepescadores?Puesdebíafigurarenelsorteo.

Y la pretensión de este vagabundo, que jamás quiso tocar una red ypreferíapasaranado loscanalesantesqueempuñarunapercha,pareció taninaudita,tangrotescaalospescadores,quetodosprorrumpieronencarcajadas.

ElJuradocontestabacondisplicencia.¡Largodeallí,maltrabaja!¿Quéleimportaba a la Comunidad que sus abuelos hubiesen sido honradospescadores, si su padre abandonó la percha para siempre, dedicándose a laholganza, y él no tenía demarineromás que el haber nacido en el Palmar?Además,supadrenohabíapagadonuncaelimpuestoyéltampoco;lamarcaqueenotrostiemposllevabanlosSangonerasensusaparatosdepescahacíamuchosañosquehabíasidoborradadeloslibrosdelaComunidad.

Pero el borracho insistió alegando sus derechos entre las crecientes risasdelpúblico,hastaqueintervinoeltíoPalomaconsuspreguntas…Ysientrabaporfinenelsorteoyletocabaunodelosmejorespuestos,¿quéharíadeél?¿cómo lo explotaría, si no era pescador ni conocía el oficio? El vagabundosonriómaliciosamente.Loimportanteeraconseguirelpuesto;lodemáscorríadesucuenta.Yasearreglaríademodoquetrabajasenotrosparaél,dándolelamejorpartedelproducto.Yensucínicasonrisavibrabalamalignaexpresióndel primer hombre que engañó a su semejante, haciéndolo trabajar paramantenerseenlaholganza.

LafrancaconfesióndeSangoneraindignóalospescadores.Nohacíamásque formular en voz alta el pensamiento de muchos, pero aquella gentesencillasesintióinsultadaporelcinismodelvagabundoycreyóverenéllapersonificación de todos los que oprimían su pobreza. ¡Fuera! ¡Fuera! Aempujonesypellizcosfueconducidohastalapuerta,mientraslospescadoresjóvenes semovían haciendo ruido con los pies y remedaban entre risas unariñadeperrosygatos.

El vicario don Miguel se levantó indignado, avanzando su cuerpo deluchador,conlacaracongestionadaporlaira.¿Quéeraaquello?¿Quéfaltasderespetosepermitíanconlaspersonasgraveseimportantesqueformabanlapresidencia…?¡Aversibajabaéldelestradoylerompíalosmorrosaalgúnguapo…!

Alhacerseinstantáneamenteelsilencio,elcurasesentó,satisfechodesupoder,ydijoporlobajoalteniente:

—¿Ve usted? A este ganado nadie lo entiende como yo. Hay queenseñarleselcayadodevezencuando.

MásaúnquelasamenazasdelpareMiquèl,loquerestableciólacalmafue

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ver que el Jurado entregaba al presidente la lista de los pescadores de laComunidadparacerciorarsedequetodosestabanpresentes.Cuantoshombrestenía el Palmar dedicados a la pesca estaban en ella. Bastaba sermayor deedad,aunquevivieraalladodelpadre,parafigurarenelsorteodelosredolíns.

Leía el presidente los nombres de los pescadores, y cada uno de losllamados contestaba «¡AveMaría Purísima!» con cierta unción, por estar elvicariopresente.Algunos,enemigosdelpadreMiguel,respondían«¡Avant!»,gozandoconelmalgestoqueponíaelvicario.

El Juradovació un bolsónde cueromugriento, casi tan antiguo como laComunidad, y rodaron las boletas sobre la mesa, unas bellotas huecas demadera negra, en cuyo orificio se introducía un papel con el nombre delsorteado.

Unotrasotroeranllamadoslospescadoresalapresidenciapararecibirsuboletayunatiradepapelenlaquehabíanpuestoelnombre,enprevisióndequenosupieraescribir.

Eran de ver las precauciones que una astucia recelosa hacía adoptar a lapobregente.Lospescadoresmás ignorantes ibanenbuscade losquesabíanleerparaqueviesensierasunombreelquefigurabaenelpapel,ysolamentedespuésdemuchasconsultassedabanporconvencidos.Además,lacostumbrede ser designados siempre por el apodo les hacía experimentar ciertaindecisión. Sus dos apellidos sólo salían a la luz en un día como aquel, ytitubeabancomofaltándoleslacertezadequefuesenlossuyos.

Despuésveníanlasgrandesprecauciones.Cadaunoseocultabavolviendoelrostroalapared,yalintroducirsunombreenlabellotametíaconelpapelarrollado una brizna de paja, un fósforo de cartón, algo que sirviera decontraseñaparaquenocambiasensuboleta.Elrecelolesacompañabahastaelmomentoenqueladepositabanenelsaco.AquelseñorqueveníadeValenciadespertaba en ellos esa desconfianza que inspira siempre el funcionariopúblicoalagenterural.

Ibaacomenzarelsorteo.ElvicariodonMiguelpúsosedepiequitándoseel birrete, y todos le imitaron. Había que rezar una salve, según antiguacostumbre;esto traía labuenasuerte.Ypor largorato lospescadores,conelgorroenlamanoylavistabaja,mascullaronlaoraciónsordamente.

Silencio absoluto. El presidente agitaba el bolsón de cuero para que semezclasen bien las boletas, y su choque sonaba en el silencio como lejanagranizada. Avanzó hasta el estrado un niño pasando de brazo en brazo porencima de los pescadores, y metió la mano en el bolsón. La ansiedad eragrande;todosteníanlavistafijaenlabellotademadera,delaqueibasaliendopenosamenteelpapelarrollado.

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El presidente leyó el nombre, y se notó cierta indecisión en laconcurrencia,habituadaalosapodosytorpeenreconocerlosapellidos,nuncausados.¿Quiéneraeldelnúmerouno?PeroTonet sehabía levantadodeunsaltogritando:«¡Presente…!»¡EraelnietodeltíoPaloma!¡Quésuerteladelmuchacho…!¡Alcanzabaelmejorpuestoenelprimersorteoaqueasistía!

Losmásinmediatoslefelicitabanconenvidia;peroél,conlaansiedaddelque no cree aún en su buena fortuna, sólo miraba al presidente… ¿Podíaescoger el puesto? Apenas le contestaron con un signo afirmativo, hizo lapetición: quería la Sequiòta. Y cuando vio que el escribiente tomaba nota,saliócomounrayodellocal,atropellandoatodos,empujandolasmanosqueletendíanlosamigosparasaludarle.

En la plaza, la multitud aguardaba con tanto silencio como arriba. Eracostumbreque losprimeros agraciadosbajasen inmediatamente a comunicarsubuenasuerte,tirandoelsombreroenaltocomosignodealegría.Poresto,apenas vieron a Tonet bajar casi rodando la escalerilla, una aclamacióninmensalesaludó.

—¡EselCubano…!¡EsToneteldelbigòt!¡Téelú!¡Teelú…!

Las mujeres se abalanzaban a él con la vehemencia de la emoción,abrazándolo, llorando, como si las pudiera tocar algo de su buena suerte, yrecordandoasumadre.¡Cómosealegraríalapobresivieseaquello!YTonet,revuelto entre las faldas, enardecido por la cariñosa ovación, abrazóinstintivamenteaNeleta,quesonreía,brillándoledecontentolosverdesojos.

El Cubano quería celebrar su triunfo. Envió por cajones de gaseosas ycervezas a casa de Cañamèl para todas aquellas señoras; que bebiesen loshombrescuantoquisieran;¡élpagaba!Enuninstante,laplazaseconvirtióenun campamento. Sangonera, con la actividad siempre despierta cuando sehablabadebeber,habíasecundadolosdeseosdesugenerosoamigotrayendodecasadeCañamèltodaslaspastasviejasydurasalmacenadasenloscristalesdelescaparate;ypasabadecorroencorro,llenandovasosydeteniéndoseconfrecuenciaenelrepartoparaobsequiarseasímismo.

Ibanbajandolosagraciadosconlosotrosprimerospuestos,yechabansusombrero en alto, gritando: «¡Vítol! ¡vítol!» Pero sólo acudían a ellos sufamiliaysusamigos.TodalaatencióneraparaTonet,paraelnúmerouno,quetanrumbososemostraba.

Los pescadores abandonaban la escuela. Habían ya salido unas treintaboletas;sóloquedabanlosredolínsmalos,losqueapenasdabanparacomer,ylagentedesocupabaellocal,sinsentirinterésporelsorteo.

EltíoPalomaibadegrupoengruporecibiendofelicitaciones.Porprimeravezsemostrabasatisfechodesunieto.¡Je,je…!Lasuerteessiempredelos

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pillos: ya lo decía su padre. Allí estaba él, con sus ochenta sorteos, sinconseguirnuncaeluno,yllegabaelnietodecorrerlaportierraslejanas,yalprimeraño,lasuerte.Peroenfin…todocaíaenlafamilia.YseentusiasmabapensandoqueibaaserduranteunañoelprimerpescadordelaAlbufera.

Enternecido por la suerte, se aproximó a su hijo, grave y ensimismadocomodecostumbre.¡Tono,lafortunahabíaentradoensubarraca,yhabíaqueaprovecharla!Ayudaría al pequeño, que no entendíamucho de las cosas depesca, y el negocio sería grande. Pero el viejo quedó estupefacto al ver lafrialdad con que contestaba su hijo. Sí; aquel primer puesto era una suerteposeyendolosútilesnecesariosparasuexplotación.Senecesitabanmásdemilpesetassóloparalasredes.¿Teníanellosesedinero?

EltíoPalomasonrió.Nofaltaríaquienloprestase.PeroTono,aloírhablardepréstamos,hizoungestodoloroso.Debíanmucho.Noeraflojotormentoelque le hacían sufrir unos franceses establecidos en Catarroja, que vendíancaballerías a plazos y adelantabandinero a los labradores.Había tenidoquesolicitar su auxilio, primeramente en los años de mala cosecha, ahora paraimpulsarunpocoelenterramientodesulaguna,yhastaensueñosveíaalostaleshombres,vestidosdepana,quechapurreabanamenazasysacabanacadapaso la terriblecarteraen laque inscribían lospréstamosconsucomplicadared de intereses.Ya tenía bastante. El hombre, cuando se vemetido en unamala aventura, debe salvarse como pueda, sin buscar otra. Le bastaban lasdeudasdeagricultor,ynoqueríaenredarseennuevospréstamosparalapesca.Suúnicodeseoerasacarsustierrasaflotedeagua,sinentramparsemás.

Elbarquerovolviólaespaldaalhijo.¿Yaquéllaerasusangre…?PreferíaaTonet con toda supereza.Se ibacon sunieto,yya se ingeniarían losdosparasalirdelpaso.AldueñodelaSequiòtanuncalefaltadinero.

Tonet,rodeadodeamigos,agasajadoporlasmujeres,enorgullecidoporlahúmedamirada deNeleta fija en él, sintió que le llamaban tocándole en unhombro.

Era Cañamèl, que parecía cobijarle con sus ojos cariñosos. Tenían quehablar;poralgohabíansidosiemprebuenosamigos,ylatabernaeracomolacasadeTonet.Nohabíaquedejarloparaluego:losnegociosentreamigossearreglan pronto. Y se apartaron algunos pasos, seguidos por las curiosasmiradasdelgentío.

El tabernero abordó el asunto. Tonet no dispondría de lo necesario paraexplotarelpuestoque lehabía tocadoensuerte. ¿Noeraasí…?Puesallí letenía a él, un amigo verdadero, dispuesto a ayudarle, a asociarse para elnegociocomún.Élleproporcionaríatodo.

YcomoTonetcallase,nosabiendoquécontestar,eltabernero,tomandosu

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silencioporunanegativa,volvióa lacarga.¿Erancamaradasono?¿Esquepensaba acudir, como su padre, a aquellos extranjeros de Catarroja que sechupabanalospobres?Éleraunamigo:hastaseconsiderabacasiunpariente;porque ¡qué demonio! no podía olvidar que su mujer, su Neleta, se habíacriadoenlabarracadelosPalomas,quemuchasveceslehabíandadoallídecomer,yqueaTonetloqueríaellacomoaunhermano.

El codicioso tabernero usaba con el mayor aplomo de estos recuerdos,insistiendosobreelcariñofraternalquesumujersentíaporeljoven.

Luegoapelóaunaresoluciónmásheroica.Sidudabadeél,sinoloqueríaporcompañero, llamaríaaNeletaparaque leconvenciese.Seguramentequeellalograbaatraerloalbuencamino.¿Qué…?¿Lallamaba?

Tonet, seducidopor estasproposiciones,dudóantesdeaceptarlas.Temíalasmurmuracionesde lagente;pensabaensupadre, recordandosusseverosconsejos.Miróentornosuyo,comosipudierainspirarleelaspectodelagente,yvioasuabueloquedesdelejoslehacíasignosafirmativosconlacabeza.

ElbarqueroadivinabalaspalabrasdeCañamèl.Justamentehabíapensadoenelricotaberneroparaquefuesesuauxiliar.Yanimóasunietoconnuevosgestos.Nodebíanegarse:aquéleraelhombrequenecesitaban.

Decidióse Tonet, y el marido de Neleta, adivinando en sus ojos laresolución, se apresuró a formular las condiciones. Él facilitaría todo lonecesario, y Tonet y su abuelo trabajarían: los productos a partir. ¿Estabaconforme…?

Conforme.Losdoshombresseestrecharonlamano,yseguidosdeNeletayeltíoPaloma,marcharonhacialatabernaconelpropósitodecomerjuntosparasolemnizareltrato.

Por laplazacirculó inmediatamente lanoticia. ¡ElCubanoyCañamèlsehabíanjuntadoparaexplotarlaSequiòta!

A la Samaruca hubo que llevársela de la plaza por orden del alcalde.Escoltadaporalgunasmujeres,emprendióelcaminodesubarraca,rugiendocomouna poseída, llamando a gritos a su hermana, que habíamuerto hacíaaños,afirmandoatodopulmónqueCañamèleraunsinvergüenza,yaqueporrealizarunnegocionovacilabaenmeterencasaalamantedesumujer.

V

Cambió por completo la situación de Tonet en el establecimiento deCañamèl.Yanoeraunparroquiano:eraelsocio,elcompañero,deldueñode

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lacasa,ypenetrabaenlatabernadesafiandoconaltivogestolamurmuracióndelasenemigasdeNeleta.

Sipasabaallí losdíasenteros,eraparahablardesusnegocios.Entrábasecongranconfianzaenlashabitacionesinteriores,yparademostrarqueestabacomo en su casa, franqueaba el mostrador, sentándose al lado de Cañamèl.Muchas veces, si éste y su mujer andaban por dentro y algún parroquianopedíaalgo,saltabaelmostradoryconcómicagravedad,entrelasrisasdelosamigos,servíalosgéneros,remedandolavozylosademanesdeltíoPaco.

El tabernero estaba satisfecho de su asociado. Un excelente muchacho,según declaraba ante los concurrentes de la taberna cuandoTonet no estabapresente;unbuenamigo,que,siguardababuenaconductayeralaborioso,iríalejos,muylejos,contandoconelapoyodeunprotectorcomoél.

El tío Paloma también frecuentaba la tabernamás que antes.La familia,después de borrascosas escenas por la noche en la soledadde la barraca, sehabía dividido. El tío Tono y la Borda marchaban a sus campos todas lasmañanas a continuar la batalla con el lago, pretendiendo ahogarlo bajo loscapazosdetierratraídosdelejospenosamente.TonetysuabueloibanacasadeCañamèlahablardesupróximaempresa.

En realidad, los únicos que hablaban de ésta eran el tabernero y el tíoPaloma.Cañamèl seensalzabaa símismo,alabando lagenerosidadconquehabía aceptadoel negocio.Exponía su capital sin conocer el resultadode lapesca,yhacíaestesacrificiocontentándoseconlamitaddelproducto.Noeracomolosprestamistasextranjerosdetierrafirme,quesólodabaneldineroconlaseguridaddebuenashipotecasyun interéscrecido.Ytodosuodiocontralosintrusos,larivalidadferozeneloficiodeexplotaralprójimo,vibrabaensuspalabras.¿Quiéneraaquellagentequepocoapocoseapoderabadelpaís?Franceses venidos a la tierra valenciana con los zapatos rotos y un traje depanaviejapegadoalcuerpo.GentesdeunaprovinciadeFranciacuyonombrenorecordaba,peroqueveníanaser,pocomásomenos,comolosgallegosdesu país. Ni siquiera era propio el dinero que prestaban. En Francia, loscapitalesproducíanescasointerés,yestosgabachoslostomabanensutierraaldosoaltresporcientoparaprestareldineroalosvalencianosalquinceoalveinte, realizando un negociomagnífico. Además, compraban caballerías alotroladodelosPirineos,lasentrabantalvezdecontrabando,ylasvendíanaplazos a los labradores, arreglando el negocio de modo que el compradornunca tenía la bestia por suya.Había a quien costaba un jaco ruin como sifueseelmismocaballodeSantiago.Unrobo,tíoPaloma;undespojoindignodecristianos.YCañamèlseencolerizabahablandodeestascosascontodalaindignaciónylasecretaenvidiadelusureroquenoosa,porcobardía,emplearlosmismosprocedimientosdesusrivales.

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Elbarqueroaprobabasuspalabras.Porestoqueríaalossuyosdedicadosala pesca, por esto se enfurecía al ver a su hijo contrayendo deudas y másdeudas en su empeño de ser agricultor. Los labradores pobres eran unosesclavos;rabiabantodoelañotrabajando,¿yparaquiéneraelproducto?Todasucosechaselallevabanlosextranjeros:elfrancésquelesprestaeldineroyel inglésquelesvendeelabonoacrédito…¡Vivirrabiandoparamanteneragente de fuera! No; mientras hubiese anguilas en el lago podían las tierrascubrirsetranquilamentedejuncosyaneas,conlaseguridaddequenoseríaélquienlasroturase.

MientrashablabanelbarqueroyCañamèl,TonetyNeleta,sentadostraselmostrador,semirabantranquilamente.Losparroquianossehabíanhabituadoaverlos horas y horas con los ojos fijos, como si se devorasen; con unaexpresión en la mirada que no correspondía a sus palabras, muchas vecesinsignificantes. Las comadres que llegaban por aceite o vino permanecíaninmóviles frente a ellos, con los ojos bajos y la expresión abobada, dejandoquecolasenlasúltimasgotasdelembudoenlabotella,mientrasaguzabaneloídoparacogeralgunapalabradesuconversación;peroellosdesafiabanesteespionajeyseguíanhablando,comosiseencontraranenunlugardesierto.

EltíoPaloma,alarmadoportalesintimidades,hablóseriamenteasunieto.Pero¿eraquehabíaalgoentre losdos,comoafirmaban laSamarucayotrasmalaslenguasdelpueblo?¡Ojo,Tonet!¡Amásdequeestoseríaindignodelafamilia,lesharíaperderelnegocio!Peroelnieto,conlafirmezadelquedicela verdad, se golpeaba el pecho protestando, y el abuelo se daba porconvencido,aunqueconciertorecelodequelasamistadesterminasenmal.

El reducido espacio detrás del mostrador era para Tonet un paraíso.RecordabaconNeletalostiemposdelainfancia;lerelatabasusaventurasdeallá lejos, y cuando callaban sentía una dulce embriaguez—lamisma de lanocheenqueseperdieronenlaselva,peromásintensa,másardiente—conlaproximidad de aquel cuerpo cuyo calor parecía acariciarle a través de lasropas.

Porlasnoches,despuésdecenarconCañamèlysumujer,Tonetsacabadesu barraca un acordeón, único equipaje que con los sombreros de jipijapahabíatraídodeCuba,yasombrabaatodoslosdelatabernaconlaslánguidashabanerasquehacíaganguearalinstrumento.Cantabaguajirasdeunapoesíadulzona, en las que se hablaba de auras, arpas y corazones tiernos como laguayaba;yelacentomelosodecubanoconqueentonabasuscancioneshacíaentornar los ojos aNeleta, echando el cuerpo atrás comopara desahogar supecho,estremecidoporardorosaopresión.

Aldíasiguientedeestasserenatas,Neleta,conlosojoshúmedos,seguíaaTonetentodassusevolucionesporlatabernadegrupoengrupo.

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El Cubano adivinaba esta emoción. Había soñado con él, ¿verdad? LomismolehabíaocurridoaTonetensubarraca.Todalanocheviéndolaenlaobscuridad, extendiendo sus manos como si realmente fuese a tocarla. Ydespuésdeestamutuaconfesiónquedabantranquilos;segurosdeunaposesiónmoraldelaquenosedabanexactacuenta;ciertosdequealfinhabíandeserunodelotrofatalmente,pormásobstáculosqueselevantasenentrelosdos.

Enelpueblonohabíaquepensarenotraintimidadquelasconversacionesdelataberna.TodoelPalmarlosrodeabaduranteeldía,yCañamèl,enfermizoyquejumbroso,nosalíadecasa.Algunasveces,conmovidoporunrelámpagopasajero de actividad, el tabernero silbaba a laCentella, una perra vieja, decabeza enorme, famosa en todo el lago por su olfato, y metiéndola en subarquito,ibaaloscarrizalesmáspróximosparatiraralaspollasdeagua.Peroalaspocashorasvolvíatosiendo,quejándosedelahumedad,conlaspiernashinchadas como un elefante, según él decía; y no cesaba de gemir en unrincón, hasta queNeleta le hacía sorber algunas tazas de líquidos calientes,anudándoleencabezaycuellovariospañuelos.LosojosdeNeletaibanhaciael Cubano con una expresión reveladora del desprecio que sentía por sumarido.

Terminabaelveranoyhabíaquepensarseriamenteenlospreparativosdelapesca.Losdueñosdelosotrosredolínsarreglabanantesuscasaslasgrandesredesparacerrarlasacequias.EltíoPalomaestabaimpaciente.LosartefactosqueposeíaCañamèl,restosdesupasadaasociaciónconotrospescadores,nobastaban para la Sequiòta. Había que comprar mucho hilo, dar trabajo amuchasmujeresdelasquetejíanred,paraexplotarcumplidamenteelredolí.

UnanochecenaronenlatabernaTonetysuabueloparatratarseriamentedelnegocio.Habíaquecomprarhilodelmejor,delquesefabricaenlaplayadelCabañalparalospescadoresdemar.EltíoPalomairíaacomprarlo,comoconocedor experto, pero le acompañaría el tabernero, que quería pagardirectamente,temiendoserengañadosientregabaeldineroalviejo.Después,en la beatitud de la digestión, Cañamèl comenzó a sentirse aterrado por elviaje del día siguiente.Había que levantarse al amanecer, sumiéndose en lahúmeda bruma desde el lecho caliente, atravesar el lago, ir por tierra aValencia, dirigirse después al Cabañal y luego desandar todo el camino. Sucorpachón, blanduchopor la inmovilidad, se estremecía ante el viaje.Aquelhombre,quehabíapasadogranpartedesuvidarodandoporelmundo,teníaechadas tan profundas raíces en el barro del Palmar, que se angustiabapensandoenundíadeagitación.

Eldeseodequietudlehizomodificarsupropósito.Sequedaríaalcuidadodel establecimiento y Neleta acompañaría al tío Paloma. Nadie como lasmujerespararegatearycomprarbienlascosas.

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A lamañana siguiente, el barqueroy la tabernera emprendieron el viaje.Tonet iría a esperarles en el puerto deCatarroja a la caída de la tarde, paracargarensubarcalaprovisióndehilo.

AúnestabamuyaltoelsolcuandoelCubanoentróatodavelaporelcanalquepenetrabaentierrafirmecondirecciónadichopueblo.Losgrandeslaúdesvenían de las eras cargados de arroz, y al pasar por el canal, el agua quedesplazaban con sus panzas formaba tras la popa un oleaje amarillo, queinvadía los ribazos y alteraba la tranquilidad cristalina de las acequiasafluentes.

Aunladodelcanalestabanamarradascentenaresdebarcas: todalaflotade los pescadores de Catarroja, odiados por el tío Paloma. Eran ataúdesnegros, de diversos tamaños y madera carcomida. Los barquitos pequeños,llamados zapatos, sacaban fuera del agua sus agudas puntas, y las grandesbarcazas, los laúdes, capaces de cargar cien sacos de arroz, hundían en lavegetación acuática sus anchos vientres, formando sobre el horizonte unbosque de mástiles burdos, sin desbastar y de punta roma, adornados concordajesdeesparto.

Entreestaflotaylariberaopuestasóloquedabalibreunestrechoespacio,por donde pasaban a la vela las embarcaciones, distribuyendo con su proagolpesestremecedoresyviolentosencontronazosalasbarcasamarradas.

Tonet fondeó su embarcación frente a la tabernadel puerto y echópie atierra.

Vioenormesmontonesdepajadearroz,enlosquepicoteabanlasgallinas,dandoalamarraderoelaspectodeuncorral.Enlariberaconstruíanbarquitosloscarpinteros,yelecodesusmartilleosseperdíaenlacalmadelatarde.Lasembarcaciones nuevas, de madera amarilla recién cepillada, estaban sobrebancos,esperandolamanodealquitránconquelascubríanloscalafates.Enlapuertadelatabernacosíandosmujeres.Másalláalzábaseunachozadepaja,donde estaba el peso de la Comunidad de Catarroja. Una mujer con unabalanza formada por dos espuertas pesaba las anguilas y tencas quedesembarcaban lospescadores,y terminadoelpeso, arrojabaunaanguila enunagrancestaqueconservabaasulado.EraeltributovoluntariodelagentedeCatarroja.ElproductodeestasisaservíaparacostearlafiestadesupatrónSan Pedro. Algunos carros cargados de arroz se alejaban, chirriando, condirecciónalosgrandesmolinos.

Tonet,nosabiendoquéhacer,fueameterseenlataberna,cuandooyóquealguienle llamaba.Trasunodelosgrandespajares,asustandoa lasgallinas,quehuíanendesbandada,unamanolehacíaseñasparaqueseaproximase.

El Cubano fue allá, y vio tendido, con el pecho al aire y los brazos

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cruzados tras la cabeza a guisa de almohada, al vagabundo Sangonera. Susojos estaban húmedos y amarillentos; sobre su cara, cada vezmás pálida yenjuta por el alcohol, aleteaban las moscas, sin que él hiciera el más levemovimientoparaespantarlas.

Tonet celebró este encuentro, que podía entretenerle durante su espera.¿Qué hacía allí…? Nada: pasaba el tiempo, hasta que llegase la noche.Esperaba la hora de ir en busca de ciertos amigos de Catarroja, que no ledejarían sin cenar; descansaba, y el descanso es la mejor ocupación delhombre.

HabíavistoaTonetdesdesuescondrijoylollamó,sinabandonarporestosu magnífica posición. Su cuerpo se había acomodado perfectamente en lapaja,ynoeracasodeperderelmolde…Despuésexplicóporquéestabaallí.Había comido en la taberna con unos carreteros excelentes personas, que ledieron unos mendrugos, pasándole el porrón a cada bocado y riendo suschuscadas.Peroeltabernero,igualatodoslosdesuclase,apenassefueronlosparroquianoslehabíapuestoenlapuerta,sabiendoqueporpropiacuentanadapodíapedir.Yallíestabamatandoaltiempo,queeselenemigodelhombre…¿Habíaamistadentreellosono?¿Eracapazdeconvidarleaunacopa?

ElgestoafirmativodeTonetpudomásquesupereza,yaunqueconciertapena, se decidió a ponerse de pie. Bebieron en la taberna, y después,lentamente, fueronasentarseenun ribazodelpuerto resguardadopor tablasnegras.

TonetnohabíavistoaSangoneraenmuchosdías,yelvagabundolecontósuspenas.

Nada tenía que hacer en el Palmar.Neleta la deCañamèl, una orgullosaqueolvidabasuorigen,lehabíadespedidodelatabernaconelpretextodequeensuciabalostaburetesylosazulejosdelzócaloconelbarrodesusropas.Enlasotrastabernastodoeramiseria:noacudíaunbebedorcapazdepagarunacopa,yélseveíaforzadoasalirdelPalmar,acorrerel lago,comoenotrostiemposlohacíasupadre;apasardepuebloenpueblo,siempreenbuscadegenerososamigos.

Tonet,queconsuperezatantohabíadisgustadoasufamilia,seatrevióadarleconsejos.¿Porquénotrabajaba…?

Sangonerahizoungestodeasombro.¡Tambiénél…!¡TambiénelCubanosepermitíarepetirlosmismosconsejosdelosviejosdelPalmar!¿Legustabaaélmuchoeltrabajo?¿Porquénoestabaconsupadreenterrandoloscampos,en vez de pasarse el día en casa deCañamèl al ladodeNeleta, repantigadocomounseñorybebiendodelomásfino…?

El Cubano sonreía, no sabiendo qué contestar, y admiraba la lógica del

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ebrioalrepelersusconsejos.

ElvagabundoparecíaenternecidoporlacopaquelehabíapagadoTonet.Lacalmadelpuerto,interrumpidaaratosporelmartilleodeloscalafatesyelcloquear de las gallinas, excitaba su locuacidad, impulsándola a lasconfidencias.

No, Tonet; él no podía trabajar; él no trabajaría aunque le obligasen. Eltrabajo era obra del diablo: una desobediencia a Dios, el más grave de lospecados.Sólo lasalmascorrompidas, losquenopodíanconformarseconsupobreza,losquevivíanroídosporeldeseodeatesorar,aunquefuesemiseria,pensando a todas horas en el mañana, podían entregarse al trabajo,convirtiéndosedehombresenbestias.Élhabíareflexionadomucho;sabíamásdeloqueseimaginabaelCubano,ynoqueríaperdersualmaentregándosealtrabajoregularymonótonoparatenerunacasayunafamiliayasegurarelpandel día siguiente.Esto equivalía a dudar de lamisericordia deDios, que noabandonanuncaasuscriaturas;yél,antetodo,eracristiano.

ReíaTonetescuchandoestaspalabras,considerándolascomodivagacionesdelaembriaguez,ydabaconelcodoasuharapientocompañero.¡Siesperabaotra copapor sus tonterías sufriríaundesengaño!Loque leocurría a él eraqueodiabaeltrabajo.Lomismolespasabaalosotros;pero,unosmásyotrosmenos,todosencorvabanellomo,aunquefuesearegañadientes.

Sangonera vagaba su vista por la superficie del canal, teñida de púrpuracon la última luz de la tarde. Su pensamiento parecía volar lejos; hablabalentamente,conciertomisticismoquecontrastabaconsuhálitoaguardentoso.

Toneteraunignorante,comotodoslosdelPalmar.Lodeclarabaélconlavalentíadelaembriaguez,sinmiedoaquesuamigo,queteníavivoelgenio,le arrojase de un empellón en el canal. ¿No declaraba que todos torcían laespina a regañadientes? ¿Y qué demostraba esto sino que el trabajo es algocontrarioalaNaturalezayaladignidaddelhombre…?Élsabíamásdeloquese figuraban en el Palmar;más quemuchos de los vicarios a los que sirviócomo un esclavo. Por eso había reñido para siempre con ellos. Poseía laverdadynopodíavivirconlosciegosdeespíritu.

MientrasTonetandabaporaquellastierrasdelotroladodelmar,metidoenbatallas, leía él los libros de los curas y pasaba las tardes a la puerta delpresbiterio, reflexionando sobre las abiertas páginas en el silencio de unpueblocuyovecindariohuíaallago.HabíaaprendidodememoriacasitodoelNuevoTestamento,yaúnparecíaestremecerserecordandolaimpresiónqueleprodujo el sermón de laMontaña la primera vez que lo leyó.Creyó que serompía una nube ante sus ojos. Había comprendido de pronto por qué suvoluntadserebelabaanteeltrabajoembrutecedorypenoso.Eralacarne,erael pecado quien hacía vivir a los hombres abrumados como bestias para la

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satisfaccióndesusapetitosterrenales.Elalmaprotestabadesuservidumbre,diciendo al hombre: «No trabajes», esparciendo por los músculos la dulceembriaguezde lapereza, comounadelantode la felicidadquea losbuenosaguardaenelCielo.

—Ascolta, Tonet, ascolta —decía Sangonera a su amigo con acentosolemne.

Yrecordabadesordenadamentesuslecturasevangélicas,lospreceptosquehabían quedado impresos en su memoria. No había que preguntarse conangustia por la comida y el vestido, porque, como decía Jesús, las aves delcielonosiembrannisiegany,apesardeesto,comen;nilosliriosdelcamponecesitaban hilar para vestirse, pues los viste la bondad del Señor. Él eracriaturadeDios, y aÉl se confiaba.Noquería insultar alSeñor trabajando,comosidudasede labondaddivina,quehabíade socorrerle.Solamente losgentiles o, lo que es lo mismo, las gentes del Palmar, que se guardaban eldinerodelapescasinconvidaranadie,erancapacesdeafanarseporelahorro,dudandosiempredelmañana.

Élqueríasercomolospájarosdellago,comolasfloresquecrecíanenloscarrizales:vago, inactivoysinotrorecursoque ladivinaProvidencia.Ensumiseria, nunca dudaba delmañana. «Le basta al día su propio afán».Ya letraeríaeldíasiguientesudisgusto.Porelmomento,lebastabalaamarguradeldíapresente, lamiseriaqueleproporcionabasuintentodeconservarsepuro,sin lamenormancha de trabajo y de terrenal ambición en unmundodondetodossedisputabanagolpes lavida,molestandoysacrificandocadacualalvecinopararobarleunpocodebienestar.

Tonetseguíariendodeestaspalabrasdelborracho,dichasconexaltacióncreciente.Admirabasusideascontonozumbón,proponiéndoleabandonarellago para meterse en un convento, donde no tendría que batallar con lamiseria.PeroSangoneraprotestabaindignado.

Habíareñidoconelvicario,saliendodelpresbiterioparasiempre,porqueélrepugnabaverensusantiguosamosunespíritucontrarioaldeloslibrosqueleían.Eran iguales a losdemás: vivían atenazadospor el deseode la pesetaajena,pensandoen lacomidayelvestido,quejándosedeldecaimientode lapiedadcuandonoentrabadineroencasa,conlazozobradelMañana,dudandodelabondaddeDios,quenoabandonaasuscriaturas.

Él tenía feyvivía con loque ledabanocon loqueencontrabaamano.Ningunanochelefaltabaunpuñadodepajadondeacostarsenisentíahambrehastaelpuntodedesfallecer.ElSeñor,alponerleenellago,habíacolocadoasu alcance todos los recursos de la vida para que fuese ejemplo de unverdaderocreyente.

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Tonet se burlaba de Sangonera. Ya que era tan puro, ¿por qué seemborrachaba?¿LemandabaDiosirdetabernaentabernaparacorrerdespuéslos ribazos casi a gatas, con el tambaleo de la embriaguez…? Pero elvagabundo no perdía su solemne gravedad. Su embriaguez a nadie causabadaño, y el vino era cosa santa: por algo sirve en el diario sacrificio a laDivinidad. Elmundo era hermoso; pero, visto a través de un vaso de vino,parecía más sonriente, de colores más vivos, y se admiraba con mayorvehemenciaasupoderosoautor.

Cada uno tiene sus diversiones. Él no encontraba mejor placer quecontemplarlahermosuradelaAlbufera.Otrosadorabaneldinero,yélllorabaalgunasvecesadmirandounapuestadesol,susfuegosdescompuestosporlahumedad del aire, aquella hora del crepúsculo, que era en el lago másmisteriosaybellaquetierraadentro,Lahermosuradelpaisajeselemetíaenelalma, y si la contemplaba al través de varios vasos de vino suspiraba deternuracomounchiquillo.Lorepetía:cadacualgozabaasumodo.Cañamèl,por ejemplo, apilando onzas; él, contemplando la Albufera con talarrobamiento,quedentrode lacabeza lesaltabanunascoplasmáshermosasque las que se cantaban en las tabernas, y estaba convencido de que, a sercomolosseñoresdelaciudadqueescribenenlospapeles,sabríadecircosasmuynotablesenmediodesuembriaguez.

Despuésdeun largo silencio,Sangonera, aguijoneadopor su locuacidad,seoponía a símismoobjecionespara rebatirlas inmediatamente.Se lediría,como cierto vicario del Palmar, que el hombre estaba condenado a ganar elpanconelsudordesurostrodespuésdelprimerpecado;masparaestohabíavenido Jesús al mundo: para redimirlo de la primitiva falta, volviendo laHumanidad a la vida paradisíaca, limpia de todo trabajo. Pero ¡ay!, lospecadores, aguijoneados por la soberbia, no habían hecho caso de suspalabras: cada uno quería vivir con mayores comodidades que los demás;habíapobresy ricos,envezdeser todoshombres: losquedesoíanalSeñortrabajabanmucho,muchísimo;perolaHumanidaderainfeliz,ysefabricabaelinfiernoenelmundo.Ledecíanaélquesilagentenotrabajaseseviviríamal.Conforme;seríanmenosenelmundo;pero losquequedasenpermaneceríanfelicesysincuidados,subsistiendodelainagotablemisericordiadeDios…Yesto forzosamente había de ocurrir: el mundo no sería siempre igual. Jesúshabíadevolverparaenderezardenuevoaloshombresporelbuencamino.Lohabíasoñadomuchasveces,yhastaenciertaocasiónqueestuvoenfermodetercianas, cuando le entraba el frío de la fiebre, tendido en un ribazo oagazapadoenun rincónde su ruinosabarraca,veía la túnicadeÉl,morada,estrecha, rígida, y el vagabundo extendía sus manos para tocarla y sanarrepentinamente.

Sangoneramostrabaunafe tenazalhablardeeseregresoa laTierra.No

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volveríaparamostrarseen lasgrandespoblacionesdominadasporelpecadode la riqueza.Laotraveznosepresentóen la inmensaciudadquese llamaRoma,sinoquehabíapredicadoporpueblecillosnomayoresqueelPalmar,ysuscompañerosfuerongentedeperchaydered,comolaquesereuníaencasadeCañamèl.Aquel lago sobre cuyas olas andaba Jesús con asombro de losapóstoles, seguramente que no eramás grande ni hermoso que laAlbufera.Allí, entre ellos, vendría el Señor cuando volviese al mundo al rematar suobra;buscaríaloscorazonessencillos,limpiosdetodacodicia;élseríaunodelossuyos.Yelvagabundo,conunaexaltaciónenlaqueentrabanporiguallaembriaguezysuextrañafe,seerguíamirandoelhorizonte,yporelbordedelcanal,dondesequebrabanlosúltimosrayosdelsol,creíaverlafiguraesbeltadelDeseado,comouna líneamorada,avanzandosinmover lospiesni rozarlas hierbas, con un nimbo de luz que hacía brillar su cabellera dorada desuavesondulaciones.

Tonetyanoleoía.UnfuertecascabeleosonabaenelcaminodeCatarroja,ypordetrásdelachozadelpesodelospescadoresavanzabaeltoldoagrietadode una tartana. Eran los suyos que llegaban. Con su vista de hijo del lago,Sangonerareconocióa largadistanciaaNeletaen laventanilladelvehículo.Despuésdesuexpulsióndelataberna,nadaqueríaconlamujerdeCañamèl.SedespidiódeTonetY fuea tendersedenuevoenelpajar, entreteniéndoseconsussueñosmientrasllegabalanoche.

Se detuvo el carruaje frente a la tabernilla del puerto, y bajóNeleta. ElCubano no ocultó su asombro. ¿Y el abuelo…?La había dejado emprendersolaelviajederegresocontodoelcargamentodehilo,quellenabalatartana.El viejo quería volver a casa por el Saler para hablar con cierta viuda quevendíaabuenpreciovariospalangres.Ya llegaríaalPalmarpor lanocheencualquierbarcadelasquesacabanbarrodeloscanales.

Losdos,almirarse,tuvieronelmismopensamiento.Ibanahacerelviajesolos;porprimeravezpodríanhablarse,lejosdetodamirada,enlaprofundasoledaddellago.Yambospalidecieron,temblaron,comoenpresenciadeunpeligromilvecesdeseado,peroquesepresentabadegolpe,inopinadamente.Talerasuemoción,quenoapresuraban lamarcha,comosi losdominaraunextrañoruborytemiesenloscomentariosdelagentedelpuerto,queapenassefijabaenellos.

El tartanero acabó de sacar del vehículo los gruesos paquetes de hilo, y,ayudadoporTonet,fuearrojándolosenlaproadelabarca,dondeformaronunmontónamarillento,queesparcíaelolordelcáñamoreciénhilado.

Neletapagóaltartanero.¡SaludYbuenviaje!Yelhombre,chasqueandoellátigo,hizoemprenderasucaballoelcaminodeCatarroja.

Aúnpermanecieron losdosunbuenrato inmóvilesen la riberadebarro,

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sinatreverseaembarcar,comosiesperasenaalguien.

Los calafates llamaban al Cubano. Debía emprender pronto el viaje: elvientoibaacaer,ysimarchabaalPalmar,aúntendríaquedarlealaperchaunbuen rato. Neleta, con visible turbación, sonreía a toda aquella gente deCatarroja,quelasaludabaporhaberlavistoensutaberna.

Tonet se decidió a romper el silencio, dirigiéndose a Neleta. Ya que elabuelo no venía, había que embarcar cuanto antes; aquellos hombres teníanrazón.Ysuvozeraronca,conuntemblordeangustia,comosilaemociónleapretaselagarganta.

Neletasesentóenelcentrodelabarca,alpiedelmástil,empleandocomoasientounmontóndeovillos,queseaplastabanbajosupeso.Tonettendiólavela, quedando en cuclillas junto al timón, y la barca comenzó a deslizarse,aleteandolalonacontraelmástilconlosestremecimientosdelabrisa,blandaymoribunda.

Pasaban lentamente por el canal, viendo a la última luz de la tarde lasbarracas aisladas de los pescadores, con guirnaldas de redes puestas a secarsobrelasencañizadasdelcorral,ylasnoriasviejas,demaderacarcomida,entorno de las cuales comenzaban a aletear los murciélagos. Por los ribazoscaminaban los pescadores, tirando penosamente de sus barquitos,remolcándolosconlafajaatadaalextremodelascuerdas.

—¡Adiós!—murmurabanalpasar.

—¡Adiós…!

Yotravezelsilencio,cercadoporelsusurrodelabarcaalcortarelaguayel monótono canto de las ranas. Los dos iban con la vista baja, como sitemiesen darse cuenta de que estaban solos; y si, al levantar los ojos, seencontrabansusmiradas,lashuíaninstantáneamente.

Seensanchabanlasorillasdelcanal.Losribazosseperdíanenelagua.Lasgrandeslagunasdeloscamposporenterrarseextendíanaamboslados.Sobrelatersasuperficieondeabanlascañasenelcrepúsculo,comolacrestadeunaselvasumergida.

Estaban ya en la Albufera. Avanzaron algo más con los últimosestremecimientosdelabrisa,yenderredorsólovieronagua.

Ya no soplaba el viento. El lago, tranquilo, sin la menor ondulación,tornaba su suave tinteópalo, reflejando losúltimos resplandoresdel sol traslas lejanas montañas. El cielo tenía un color de violeta y comenzaba aagujerearseporlapartedelmarconelcentelleodelasprimerasestrellas.Enlos límites del agua marcábanse como fantasmas los lienzos desmayados einmóvilesdelasbarcas.

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Tonet arrió la vela y, agarrando la percha, comenzó a hacer marchar labarcaafuerzadebrazos.Lacalmadelcrepúsculorompiósusilencio.

Neleta,consonorarisa,poníaseenpie,queriendoayudarasucompañero.Ellatambiénmanejabalapercha.Tonetdebíadeacordarsedelostiemposdelaniñez, de sus juegos revoltosos, cuandodesenganchaban losbarquitosdelPalmarsinsaberlosusamosycorríanloscanales,teniendomuchasvecesquehuirdelapersecucióndelospescadores.Cuandosecansasecomenzaríaella.

—Estate queta…—respondió él con el resuello cortado por la fatiga; yseguíaperchando.

PeroNeletanocallaba.Comosi lepesaseaquel silenciopeligroso,enelque ambos se huían las miradas; como si temiera revelar sus confusospensamientos,lajovenhablabacongranvolubilidad.

En el fondomarcábase lejana, comounaplaya fantástica a la quenuncahabíandellegar,lalíneadentelladadeladehesa.Neleta,conincesantesrisas,en las que había algo forzado, recordaba a su amigo la noche pasada en laselva,consusmiedosysusueño tranquilo;aquellaaventuraqueparecíadeldíaanterior:tanfrescaestabaensumemoria.

Pero el silenciodel compañero, suvista fija en el fondode labarca conexpresiónansiosa, le llamaron laatención.EntoncesvioqueTonetdevorabacon los ojos sus zapatos amarillos, pequeños y elegantes, que se marcabansobre el cáñamo como dos manchas claras, y algo más que con losmovimientos de la barca había ella dejado al descubierto. Se apresuró acubrirseyquedósilenciosa,conlabocaapretadaporungestoduroylosojoscasicerrados,mientrasunaarrugadolorosasetrazabaensuentrecejo.Neletaparecíahaceresfuerzosparavencersuvoluntad.

Seguían avanzando lentamente. Era un trabajo penoso atravesar laAlbuferaafuerzadebrazosconlabarcacargada.Otrosbarquitosvacíos,sinmáspesoqueeldelhombrequeempuñabalapercha,pasabanrápidoscomolanzaderas por cerca de ellos, perdiéndose en la penumbra, cada vez másdensa.

Tonet llevabacercadeunahorademanejar lapesadapercha, resbalandounas veces sobre el fuerte suelo de conchas y enredándose otras en lavegetacióndelfondo,quelospescadoresllamanelpelodelaAlbufera.Bienseveíaquenoestabahabituadoataltrabajo.Deirsóloenlabarcasehubieratendido en el fondo, esperando que volviese el viento o le remolcara otraembarcación.Pero lapresenciadeNeletadespertabaenélciertopundonorynoqueríadetenersehastaquecayera reventadode fatiga.Supecho jadeantelanzaba un resoplido al apoyarse en la percha empujando la barca. Sinabandonarellargopalo,llevabadecuandoencuandounbrazoasufrentepara

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limpiarseelsudor.

Neletalellamóconvozdulce,enlaquehabíaalgodearrullomaternal.

Sóloseveíasusombrasobreelmontóndeovillosquellenabalaproa.Lajovenqueríaquedescansase,debíadetenerseunmomento;lomismoerallegarmediahoraantesquedespués.

Ylehizosentarjuntoaella,indicandoqueenelmontóndecáñamoestaríamáscómodamentequeenlapopa.

Labarcaquedó inmóvil.Tonet,al reanimarse, sintió ladulceproximidadde aquellamujer, lomismo que cuando permanecía tras elmostrador de lataberna.

Habíacerradolanoche.Noquedabaotraclaridadqueeldifusoresplandorde las estrellas, que temblaban en el agua negra. El silencio profundo erainterrumpidoporlosruidosmisteriososdelaguaestremecidaporelcoleteodeinvisiblesanimales.Laslubinas,viniendodelapartedelmar,perseguíanalospecespequeños,ylanegrasuperficieseestremecíaconunchap-chapcontinuode desordenada fuga. En una mata cercana lanzaban las fúlicas su lamentocomosilasmatasenycantabanlosbuxqueròtsconinterminablesescalas.

Tonet, en este silencio poblado de rumores y cantos, creía que no habíatranscurridoeltiempo,queerapequeñoaúnyestabaenunclarodelaselva,alladodesuinfantilcompañera, lahijadelavendedoradeanguilas.Ahoranosentíamiedo;únicamenteleintimidabaelcalormisteriosodesucompañera,elambiente embriagador que parecía emanar de su cuerpo, subiéndosele alcerebrocomounlicorfuerte.

Con la cabeza baja, sin atreverse a levantar los ojos, avanzó un brazo,ciñéndoloaltalledeNeleta.Casienelmismoinstantesintióunacariciadulce,un contacto aterciopelado, una mano que resbalaba por su cabeza y,deslizándosehastalafrente,secabaelsudorqueaúnlahumedecía.

Levantó lamiradayvioacortadistancia,en laoscuridad,unosojosquebrillabanfijosenél,reflejandoelpuntodeluzdeunalejanaestrella.SintióenlassieneselcosquilleodelospelosrubiosyfinosquerodeabanlacabezadeNeletacomounaaureola.Aquellosperfumesfuertesdequeseimpregnabalataberneraparecieronentrardegolpehastalomásprofundodesuser.

—¡Tonet, Tonet! —murmuró ella con voz desmayada, como un tiernovagido.

¡Lo mismo que en la dehesa! Pero ahora ya no eran niños; habíadesaparecidolainocenciaqueleshacíaapretarseunocontraotropararecobrarel valor, y al unirse tras tantos años con un nuevo abrazo, cayeron en elmontóndecáñamo,olvidadosdetodo,coneldeseodenolevantarsemás.

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La barca siguió inmóvil en el centro del lago, como si estuvieraabandonada,sinquesobresusbordassemarcaselamáslevesilueta.

Cerca sonaba laperezosacancióndeunosbarqueros.Perchaban sobreelaguapobladadesusurros,sinsospecharqueacortadistancia,enlacalmadelanoche,arrulladoporelgorjeodelospájarosdel lago,elAmor,soberanodelmundo,semecíasobreunastablas.

VI

LlególagranfiestadelPalmar,ladelNiñoJesús.

Eraendiciembre.SobrelaAlbuferasoplabaunvientofríoqueentumecíalasmanos de los pescadores, pegándolas a la percha.Los hombres llevabangorros de lana hundidos hasta las orejas y no se quitaban el chubasqueroamarillo,quealandarproducíaunfrufrúdefaldashuecas.Lasmujeresapenassalían de las barracas; todas las familias vivían en torno del hogar,ahumándosetranquilamenteenunaatmósferadensadecabañadeesquimales.

LaAlbuferahabíasubidodenivel.Laslluviasdelinviernoengrosabanlasaguas,ycamposyribazosestabancubiertosporunacapalíquida,moteadaatrechospor lashierbassumergidas.El lagoparecíamásgrande.Lasbarracasaisladas,queantesestabanentierrafirme,aparecíancomoflotandosobrelasaguas,ylasbarcasatracabanenlamismapuerta.

Del suelo del Palmar, húmedo y fangoso, parecía salir un frío crudo einsufrible,queempujabaa lasgentesdentrodesusviviendas.Lascomadresdel pueblo no recordaban un invierno tan cruel. Los gorriones moriscos,inquietosyrapaces,caíandelastechumbresdepaja,encogidosporelfrío,conun grito triste que parecía un lamento infantil. Los guardas de la Dehesahacíanlavistagordaante lasnecesidadesdelamiseria,y todas lasmañanasun ejército de chiquillos se esparcía por el bosque, buscando leña seca paracalentarsusbarracas.

LosparroquianosdeCañamèlsentábanseentornodelachimenea,ysólose decidían a abandonar sus silletas de esparto junto al fuego para ir almostradorenbuscadenuevosvasos.

El Palmar parecía entumecido y soñoliento. Ni gente en las calles, nibarcasenellago.Loshombressalíanpararecogerlapescacaídaenlasredesdurante la noche, y volvían rápidamente al pueblo. Los pies mostrábanseenormesconsusenvolturasdepañogruesodentrodelasalpargatasdeesparto.Las barcas llevaban el fondo cubierto de una capa de paja de arroz paracombatir el frío. Muchos días, al amanecer, flotaban en el canal anchas

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láminasdehielo,comocristalesdeslustrados.Todossesentíanvencidosporeltiempo. Eran hijos del calor, habituados a ver hervir el lago y humear loscampos con su hálito corrompidobajo la caricia del sol.Hasta las anguilas,segúnanunciabaeltíoPaloma,noqueríansacarsusmorrosfueradelbarroenaqueltiempodeperros.Yparaagravarlasituación,caíacongranfrecuenciaunalluviatorrencialqueobscurecíaellagoydesbordabalasacequias.ElcielogrisdabaunambientedetristezaalaAlbufera.Lasbarcasquenavegabanenlabrumateníanelaspectodeataúdes,consushombresinmóvilesmetidosenlapajaycubiertoshastalanarizporgruesosandrajos.

Pero al llegar Navidad, con su fiesta del Niño Jesús, el Palmar parecióreanimarse,repeliendoelsoporinvernalenqueestabasumido.

Habíaquedivertirse, como todos losaños, aunquesehelaseel lagoy seanduvierasobreél,comocontabanqueocurríaenlejanastierras.Másaúnqueeldeseodedivertirse,lesimpulsabaeldemolestarconsualegríaalosrivales,alagentedetierrafirme,aquellospescadoresdeCatarrojaqueseburlabandelNiño del Palmar, despreciando su pequeñez. Estos enemigos sin fe niconcienciallegabanadecirquelosdelPalmarsumergíanasudivinopatrónenlasacequiascuandolapescanoerabuena.¡Oh,sacrilegio…!PoresoelNiñoJesúscastigabasulenguapecadora,nopermitiendoquegozasenelprivilegiodelosredolíns.

TodoelPalmarsepreparabaparalasfiestas.Lasmujeresdesafiabanelfríoatravesandoel lagopara iraValenciaa la feriadeNavidad.Alvolveren labarcadelmarido, la impacientechiquillería lasesperabaenelcanal,ansiosapor ver los regalos. Los caballitos de cartón, los sables de hojalata, lostamboresytrompetas,eranacogidosconexclamacionesdeentusiasmoporlagentemenuda,mientras lasmujeresmostraban a sus amigas las comprasdemayorimportancia.

Lasfiestasdurabantresdías.ElsegundodíadeNavidadllegabalamúsicadeCatarrojay se rifaba la anguilamásgordade todoel año,para ayudadegastos.ElterceroeralafiestadelNiñoJesús,yaldíasiguienteladelCristo;todo con misas y sermones y bailes nocturnos al son del tamboril y ladulzaina.

Neletaseproponíaesteañogozarcomonuncaenlasfiestas.Sufelicidaderacompleta.Leparecíavivirenunaeternaprimaveratraselmostradordelataberna.Cuandocenaba, teniendoaun ladoaCañamèlyalotroalCubano,todostranquilosysatisfechos,enlasantapazdelafamilia,seconsiderabalamás dichosa de lasmujeres y alababa la bondad deDios, que permite vivirfelicesa lasbuenaspersonas.Era lamás ricay lamásguapadelpueblo; sumaridoestabacontento;Tonet,supeditadoasuvoluntad,mostrábasecadavezmás enamorado… ¿Qué le quedaba por desear? Pensaba que las grandes

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señorasquehabíavistodelejosensusviajesaValencianoerandesegurotandichosascomoellaenaquelrincóndebarrorodeadodeagua.

Sus enemigas murmuraban; la Samaruca la espiaba; ella y Tonet, paraverse a solas, sin excitar sospechas, tenían que inventar viajes a laspoblacionesinmediatasallago.Neletaeralaqueaguzabaparaestoelingenio,con una facundia que hacía sospechar al Cubano si serían ciertas lasmurmuraciones sobre amores anteriores a los suyos, que acostumbrarona lataberneraatalesastucias.Peroéstasemostrabatranquilaantelamaledicencia.Loque ahorahablaban sus enemigas era lomismoquedecían cuando entreellayTonetnosecambiabanmásquepalabrasindiferentes.Yconlacertezadequenadiepodíaprobarsufalta,despreciabalasmurmuraciones,yenplenataberna bromeaba con Tonet de un modo que escandalizaba al tío Paloma.Neletasedabaporofendida.¿Nosehabíancriadojuntos?¿NopodíaquereraTonet comoaunhermano, recordando lomuchoque sumadrehabía hechoporella?

Cañamèlasentía,alabandolosbuenossentimientosdesumujer.EnloquenomostrabatantaconformidadeltaberneroeraenlaconductadeTonetcomoasociado.AquelmozohabíacogidosubuenasuertelomismoquesifueraunpremiodelaLotería,ycomoelquenohacedañoanadieysecomelosuyo,divertíase,sinpreocuparsedelapesca.

El puesto de la Sequiòta daba buen rendimiento. No eran las pescasfabulosasdeotra época,perohabíanoches enque se llegabamuycercadelcentenardearrobasdeanguilas,yCañamèlgozabalassatisfaccionesdelbuennegocio, regateandoelpreciocon losproveedoresde la ciudad,vigilandoelpesoypresenciandoelembarquedelasbanastas.Poresteladonoibamallacompañía;peroaéllegustabalaigualdad:quecadacualcumpliesesudeber,sinabusardelosdemás.

Había prometido su dinero y lo había dado: suyas eran todas las redes,aparejosybolsasdemalla,quepodíanformarunmontóntangrandecomolataberna.PeroTonetprometióayudarleconsutrabajo,ypodíadecirsequeaúnnohabíacogidounaanguilaconsuspecadorasmanos.

Lasprimerasnochesfuealredolí,ysentadoenlabarca,conelcigarroenla boca, veía cómo su abuelo y los pescadores a sueldo vaciaban en laobscuridad las grandes bolsas, llenando de anguilas y tencas el fondo de laembarcación. Después, ni esto. Le molestaban las noches obscuras ytempestuosas,enlasqueelaguaestámovidayserealizanlasgrandespescas;nogustabadelesfuerzoquehabíaquehacerparatirardelasredespesadasyrepletas; le causaba cierta repugnancia la viscosidad de las anguilasescurriéndoseentrelasmanos,ypreferíaquedarseenlatabernaodormirensubarraca.Cañamèl,paraanimarloconelejemplo,echándoleencarasupereza,

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sedecidíaalgunasnochesairalredolítosiendoyquejándosedesusdolores;peroelmaldito,bastabaquehicieseélestesacrificio,paraquemostrasemayorempeño en quedarse, llegando en su desvergüenza a manifestar que Neletatendríamiedosiseveíasolaenlataberna.

Era cierto que el tío Paloma se bastaba para llevar adelante el negocio:nunca había trabajado con tanto entusiasmo como al verse dueño de laSequiòta;pero¡quédemonio!eltratoeratrato,yaCañamèlleparecíaqueelmuchacholerobabaalgoviéndolo tansatisfechode lavidaydespegadoporcompletodesunegocio.

¡Quésuerteladeaquelbigardo!ElmiedoaperderlaSequiòtaeraloúnicoqueconteníaaltíoPaco.Mientrastanto,Tonet,viviendoenlatabernacomosifuesesuya,engordabasumidoenaquellafelicidadde tenersatisfechos todossusdeseosconsólotenderlamano.Secomíalomejordelacasa,llenabasuvaso en todos los toneles, grandes y pequeños, y alguna vez, con loco yrepentinoimpulso,comoparaafirmarmássuposesión,sepermitíalaaudaciade acariciar a Neleta por debajo del mostrador, en presencia de Cañamèl yestandoacuatropasoslosparroquianos,entreloscualeshabíaalgunosquenolesperdíandevista.

AvecesexperimentabaunlocodeseodesalirdelPalmar,depasarundíafueradelaAlbufera,enlaciudadoenlospueblosdellago,yseplantabaanteNeletaconexpresióndeamo.

—Dònamunduro.

¡Unduro!¿Yparaqué?Losojosverdesdelataberneraseclavabanenélimperiososyfieros;erguíaseconlasoberbiadelaadúlteraquenoquiereserengañadaasuvez;peroalverenlamiradadelmocetónúnicamenteeldeseodevagar,dedesentumecersedesuvidademachobiencebado,Neletasonreíasatisfechayledabacuantodineropedía,recomendándolequevolviesepronto.

Cañamèl se indignaba.Podría tolerársele aquello si atendiera al negocio;pero no: ¡le defraudaba en sus intereses, y además se comíamedia taberna,pidiendoencimadinero!Sumujereramuybuena:laperdíaelagradecimientoqueprofesabaaaquellosPalomasdesde laniñez.Yconsuminuciosidaddeavaro, iba contando lo que Tonet consumía en el establecimiento y laprodigalidad con que convidaba a sus amigos, siempre a costas del dueño.Hasta Sangonera, aquel piojoso expulsado de la taberna porque llenaba demiseria los taburetes,volvíaahoraalamparodelCubano,quelehacíabeberhasta la embriaguez, y usaba para ello licores de botella, losmás costosos,todoporelgustodeoírlosdisparatesquesehabíaforjadoensuslecturasdesacristán.

El mejor día va a apoderarse hasta de mi cama, decía el tabernero

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quejándoseasuNeleta.Yelinfeliznosabíaleerenaquellosojos,noveíaunasonrisadiabólicaenlamiradademaliciaconqueacogíaellatalsuposición.

CuandoTonetsecansabadeestarenlatabernadíasenteros,sentadojuntoaNeleta,conlaexpresióndeungozquecilloqueesperaelmomentopropiciopara sus caricias, cogía la escopeta y la perra de Cañamèl y se iba a loscarrizales.LaescopetadeltíoPacoeralamejordelpalmar:unarmaderico,queTonetconsiderabacomosuya,yconlaqueraravezmarrabaelgolpe.LaperraeralafamosaCentella,conocidaentodoellagoporsuolfato.Nohabíapiezaqueseleescapara,porespesoquefueraelcarrizal,buceandocomounanutriaparasacardelfondodeloshierbajosacuáticoselpjaroherido.

Cañamèl afirmabaquenohabía dinero en elmundopara comprarle esteanimal; pero veía con tristeza que suCentellamostrabamayor predilecciónpor Tonet, que la llevaba de caza todos los días, que por su antiguo amo,cubierto de pañuelos y mantas junto a la lumbre. ¡Hasta de la perra seapoderabaaqueltuno…!

Tonet,entusiasmadoporelmagnífico¸arregloqueeltíoPacoteníaparalacaza, consumía la provisión de cartuchos guardada en la taberna para loscazadores.NadiedelPalmarhabíacazadotanto.EnlosestrechoscallejonesdeaguadelasmatasmáscercanasalpueblosonabacontinuamenteelescopetazodeTonet,ylaCentella,enardecidaporeltrabajo,chapoteabaenloscarrizales.ElCubanosentíaunavoluptuosidadferozenesteejercicio,que lerecordabasustiemposdeguerrillero.Seponíaalacecho,esperandolospájaros,conlasmismas precauciones de astucia salvaje que empleaba al emboscarse en lamaniguaparacazaraloshombres.LaCentellaletraíaalabarcalasfòchesyloscollvèrts,conelcuelloblandoyelplumajemanchadodesangre.Despuésveníanlospájarosdellagomenosvulgares,cuyacazallenabadesatisfacciónaTonet;yadmiraba,muertosenelfondodelaembarcación,elgallodecañar,con plumaje azul turquí y pico rojo; el agró o garza imperial, con su colorverdeypúrpurayunpenachodeplumasestrechasylargassobrelacabeza;eloroval,consucolorleonadoyelbucherojo;elpiulóopatoflorentino,blancoyamarillento;elmorellopelucón,concabezanegradereflejosdorados,yelsinglòt,hermosazancuda,deespléndidoplumajedeunverdebrillante.

Por la noche entraba en la taberna con aire de vencedor, arrojando en elsuelosucargamentodecarnemuertaenvueltaenunarcoirisdeplumas.¡AllíteníaeltíoPacomateriaparallenarelcaldero!Seloregalabagenerosamente:alfin,laescopetaerasuya.

Y cuando, de tarde en tarde, cazaba un flamenco, llamado bragat por lagentedelaAlbufera,conenormespatas,largocuello,plumajeblancoyrosayciertoairemisterioso,semejantealde los ibisdeEgipto,TonetseempeñabaenqueCañamèllohiciesedisecarenValencia,parasudormitorio;unadorno

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elegante,puesporalgolobuscabantantolosseñoresdelaciudad.

El tabernero acogía estos regalos con mugidos que revelaban unasatisfacciónmuyrelativa.¿Cuándodejaríaquietasuescopeta?¿Nosentíafríoenloscarrizales?Yaquetanfuerteera,¿porquénoayudabaporlasnochesalabuelo en el trabajo del redolí? Pero el condenado acogía con risotadas laslamentacionesdelenfermizotabernero,ysedirigíaalmostrador.

—Neleta,unacopa…

Bienselahabíaganadopasandoeldíaentreloscarrizales,conlasmanosheladas sobre la escopeta para traer aquel montón de carne. ¡Y aúnmurmuraban que huía del trabajo…! En un arranque de impudor alegre,acariciaba lasmejillasdeNeletaporencimadelmostrador, sin importarle lapresenciadelagenteni temeralmarido.¿Noerancomohermanosyhabíanjugadojuntosdepequeños…?

EltíoTononadasabíaniqueríasaberdelavidadesuhijo.Selevantabaantesdelalbaynovolvíahastalanoche.ComíaconlaBorda,enlasoledaddesuscampossumergidos,algunassardinasytortademaíz.Suluchaporcrearnueva tierra le tenía en la pobreza, no permitiéndolemejores alimentos. Alvolver a la barraca, cerrada ya la noche, se tendía en su camastro con loshuesosdoloridos,sumiéndoseenelsopordelcansancio;perosupensamientovelaba calculando entre las nieblas del sueño las barcas de tierra que aúnfaltabanensuscamposylascantidadesquedebíasatisfaceralosacreedoresantesdeconsiderarsedueñodeunosarrozalescreadosconsusudorpalmoapalmo. El tío Paloma pasaba las más de las noches fuera de la barraca,pescandoenlaSequiòta.Tonetnocomíaconlafamilia,ysóloaaltashoras,cuandosecerrabalatabernadeCañamèl,llamabaalapuertaconimpacientepataleo,levantándoselapobreBordasoñolientayfatigada,paraabrirle.

Asítranscurrióeltiempo,hastaquellegaronlasfiestasdelPalmar.

LavísperadelafiestadelNiño,porlatarde,casitodoelpuebloseagolpóentrelaorilladelcanalylapuertatraseradlatabernadeCañamèl.

EraesperadalamúsicadeCatarroja,elprincipalalicientedelasfiestas,yaquelpueblo,queduranteelañonooíaotrosinstrumentosquelaguitarradelbarberoyelacordeóndeTonet,estremeciasealpensarenelestrépitode loscobresyelzumbidodelbomboporentrelasfilasdebarracas.Nadiesentíalosrigoresdelatemperatura.Lasmujeres,paralucirsustrajesflamantes,habíanabandonado los mantones de lana y mostraban los brazos arremangados,violáceos por el frío. Los hombres llevaban fajas nuevas y gorros rojos onegrosqueaúnconservabanlosplieguesdelatienda.Aprovechandolacharladesuscompañeras,seescurríanhasta la taberna,dondelarespiraciónde losbebedoresyelhumode loscigarrosformabanunambientedensoqueolíaa

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lanaburday alpargatas sucias.Hablaban agritosde lamúsicadeCatarroja,asegurando que era la mejor del mundo. Los pescadores de allí eran malagente,perohabíaquereconocerquemúsicacomoaquéllanolaoíanielrey.Algobuenohabíandetenerlospobresdellago.Yalnotarqueenlariberadelcanalsearremolinabalagente,lanzandogritosanunciadoresdelaproximidadde losmúsicos, todos losparroquianos salieronen tropely la tabernaquedóvacía.

Porencimadeloscañarespasabaelextremodeunagranvela.Alapareceren un recodo del canal el laúd que conducía a la música, la muchedumbreprorrumpióenungrito,comosilaenardecieralavistadelospantalonesrojosylosblancosplumerosqueondeabansobrelosmorrioncillos.

Lachavaleríadelpueblo,siguiendolacostumbre tradicional, luchabaporapoderarse del bombo.Metíanse losmozos agua adentro en aquel canal dehielo líquido, hundiéndose hasta el pecho con una intrepidez que hacíacastañetearlosdientesalosqueestabanenlaribera.

Lasviejasprotestaban:

—¡Condenats…!¡Pillaréuunapulmonía!

Pero los muchachos abalanzábanse a la barca, se agarraban a la borda,entre las risas de los músicos, pugnando por que les entregasen el enormeinstrumento:«¡Amí!¡Amí…!»Hastaqueunomásaudaz,cansadodepedir,loagarrócontalímpetu,quecasifuealaguaelgrantambor,yechándoseloalhombro,saliódelaacequia,seguidoporsusenvidiososcompañeros.

Losmúsicos, al desembarcar, se formaban frente a la casa de Cañamèl.Desenfundabansusinstrumentos,lostemplaban,yelcompactogentíoseguíaalos músicos, silencioso y con cierta veneración, admirando aquelacontecimientoqueseesperabatodounaño.

Alromperatocarelruidosopasodoble,todosexperimentabansobresaltoyextrañeza. Sus oídos, acostumbrados al profundo silencio del lago,conmovíansedolorosamentecon los rugidosde los instrumentos,quehacíantemblar lasparedesdebarrode lasbarracas.Pero repuestosde estaprimerasorpresa que turbaba la calma conventual del pueblo, la gente sonreíadulcemente,acariciadaporlamúsica,quellegabahastaelloscomolavozdeun mundo remoto, como la majestad de una vida misteriosa que sedesarrollabamásalládelasaguasdelaAlbufera.

Las mujeres se enternecían sin saber por qué, y deseaban llorar; loshombres,irguiendosusespaldasencorvadasdebarquero,marchabanconpasomarcialdetrásdelabanda,ylasmuchachassonreíanasusnovios,conlosojosbrillantesylasmejillascoloreadas.

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Pasaba la música como una ráfaga de nueva vida sobre aquella gentesoñolienta,sacándoladelamodorramientodelasaguasmuertas.Gritabansinsaber por qué, daban vivas al Niño Jesús, corrían en grupos vociferantesdelante de los músicos, y hasta los viejos se mostraban vivarachos yjuguetones como los pequeñuelos que, con sables y caballitos de cartón,formabanlaescoltadelmúsicomayor,admirandosusgalonesdeoro.

LabandapasóyrepasóvariasveceslaúnicacalledelPalmar,prolongandolacarreraparaqueelpúblicoquedasesatisfecho,metiéndoseenloscallejonesquequedabanentrelasbarracasysaliendoalcanalpararetrocederotravezalacalle,yelpuebloenterolaseguíaenestasevolucionestarareandoagritoslospasajesmásvivosdelpasodoble.

Huboporfinquedartérminoaestedeliriomusical,ylabandasedetuvoen la plaza, frente a la iglesia. El alcalde procedió al alojamiento de losmúsicos. Se los disputaban las comadres según la importancia de losinstrumentos, y el encargado del bombo, precedido por su enorme caja,tomaba el camino de la mejor vivienda. Los músicos, satisfechos de haberlucido sus uniformes, se arrebujaban enmantas de labriego, echando pestescontralahúmedafrialdaddelPalmar.

Con la dispersión de la banda no se aclaró el gentío de la plaza. En unextremodeellacomenzóasonarelredobledeuntamboril,yalpocoratoseanunció una dulzaina con prolongadas escalas que parecían cabriolasmusicales.Lamuchedumbre aplaudió.EraDimòni, el famosodulzainero detodoslosaños:unalegrecompadre,tancélebreporsusborracherascomoporla habilidad en la dulzaina. Sangonera era su mejor amigo, y cuando eldulzaineroveníaalasfiestas,elvagabundonoseseparabadeélunmomento,sabiendoquealfinalsebeberíanfraternalmenteeldinerodelosclavarios.

Ibaarifarselaanguilamásgordadelañoparaayudadelafiesta.Eraunacostumbreantigua,querespetabantodoslospescadores.Elquedeelloscogíauna anguila enorme, la guardaba en su vivero, sin atreverse a venderla. Sialguienpescabaotramásgrande, seguardabaésta,yeldueñode laanteriorpodía disponer de ella. De estemodo los clavarios poseían siempre lamásenormequesehabíacogidoenlaAlbufera.

Esteaño,elhonordelaanguilagordacorrespondíaaltíoPaloma:poralgopescaba en el primer puesto. El viejo experimentaba una de las mayoressatisfaccionesdesuvidaenseñandoelhermosoanimalalamuchedumbredela plaza. ¡Aquello lo había pescado él…! Y sobre sus brazos temblonesmostrabaelserpentóndelomoverdeyvientreblanco,gruesocomounmusloy con una piel grasienta en la que se quebraba la luz. Había que pasear laapetitosa pieza por todo el pueblo al son de la dulzaina, mientras losindividuosmásrespetablesdelaComunidadvendíanlosnúmerosdelarifade

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puertaenpuerta.

—Tin:treballaunavegá—dijoelbarquerosoltandoelanimalenbrazosdeSangonera.

Y el vagabundo, orgulloso de la confianza que ponía en él, rompió lamarcha con la anguila en los brazos, seguido de la dulzaina y el tambor yrodeadode las cabriolasygritosde la chiquillería.Corrían lasmujeresparaverdecercalaenormebestia,paratocarlaconreligiosaadmiración,comosifueseunamisteriosadivinidaddellago,ySangoneralasrepelíacongravedad.«¡Fòra,fòra…!»¡Laibanacorrompercontantostocamientos!

PeroalllegarfrenteacasadeCañamèlcreyóquehabíagozadobastantedelaadmiraciónpopular.Ledolían losbrazos,debilitadospor lapereza;pensóquelaanguilanoeraparaél,yentregándolaa lachiquillería,semetióenlataberna,dejandoquesiguieraadelantelarifa,llevandoalfrente,comotrofeodevictoria,elvistosoanimal.

La taberna tenía poco público. Tras el mostrador estaba Neleta, con sumaridoyelCubano,hablandodelafiestadeldíasiguiente.Losclavarioseran,segúncostumbre, los agraciadoscon losmejorespuestos enel sorteode losredolíns,yaTonetysuconsorciolescorrespondíaellugardepreferencia.Sehabíanhechoenlaciudadtrajesnegrosparaasistiralagranmisaenelprimerbanco,yestabanocupadosendiscutirlospreparativosdelafiesta.

En labarca-correo llegarían al día siguiente losmúsicosy cantoresyuncuracélebreporsuelocuencia,quediríaelsermóndelNiñoJesús,ensalzandodepasolasencillezyvirtudesdelospescadoresdelaAlbufera.

UnabarcazaestabaenlaplayadelaDehesacargandomirtoyarrayánparaesparcirlo en la plaza, y en un rincón de la taberna guardaba el polvoristavarios capazos de masclets, petardos de hierro que se disparaban comocañonazos.

En la madrugada siguiente, el lago se conmovió con el estrépito de losmasclets,comosienelPalmarselibraseunabatalla.Despuésseaglomeróenelcanal lagente,mordiendosusalmuerzosmetidosentreelpan.EsperabaalosmúsicosqueveníandeValencia,ysehacía lenguasde laesplendidezdelosclavarios.¡BienarreglabalascosaselnietodeltíoPaloma!¡PoralgoteníaasualcanceeldinerodeCañamèl!

Alllegarlabarca-correo,bajóatierraprimeramenteelpredicador,uncuragordo, de entrecejo imponente, con una gran bolsa de damasco rojo queconteníasusvestidurasparaelpúlpito.Sangonera,impulsadoporsusantiguasafabilidades de sacristán, se apresuró a encargarse del equipaje oratorio,echándoseloalaespalda.Despuésfueronsaltandoatierralosindividuosdelacapilla musical: los cantores, con cara de gula y rizadas melenillas, los

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músicos,llevandobajoelbrazolosviolinesyflautasenfundadosdeverde,ylos tiples, adolescentes amarillos y ojerosos, con gesto de precoz malicia.Todos hablaban del famoso all y pebre que se hacía en el Palmar, como sihubiesenhechoelviajesóloparacomer.

Lagentelesdejabaentrarenelpueblosinmoversedelaribera.Queríaverdecercalosinstrumentosmisteriososdepositadosjuntoalmástildelabarca,yque unos cuantos mocetones comenzaban a remover. Los timbales, al sertrasladados a tierra, causaban asombro, y todos discutían el empleo deaquelloscalderos,semejantesalosqueseusabanparaguisarelpescado.Loscontrabajosalcanzaronunaovación,ylagentecorrióhastalaiglesiasiguiendoalosportadoresdelas«guitarrasgordas».

Alasdiezcomenzólamisa.LaplazaylaiglesiaestabanperfumadasporlaolorosavegetacióndelaDehesa.Elbarrodesaparecíabajounagruesacapadehojas.Laiglesiaestaballenadecandelillasycirios,ydesdelapuertaseveíacomouncieloobscuromoteadoporinfinitasestrellas.

Tonethabíapreparadobien lascosas,ocupándosehastade lamúsicaquesecantaríaenlafiesta.Nadademisascélebres,quehacíandormiralagente.Esoerabuenoparalosdelaciudad,acostumbradosalasóperas.EnelPalmarqueríanlamisadeMercadante,comoentodoslospueblosvalencianos.

Durante la fiesta se enternecían las mujeres oyendo a los tenores, queentonaban en honor del Niño Jesús barcarolas napolitanas, mientras loshombresseguíanconmovimientosdecabezaelritmodelaorquesta,queteníala voluptuosidad del vals. Aquello alegraba el espíritu, según decía Neleta:valíamásqueunafuncióndeteatro,yservíaparaelalma.Ymientrastanto,fuera,en laplaza, truenovay truenoviene, sedisparaban las largas filasdemasclets, conmoviendo lasparedesde la iglesiaycortandomuchasveceselcantodelosartistasylaspalabrasdelpredicador.

Alterminar,lamuchedumbresedetuvoenlaplazaesperandolahoradelacomida.Labandademúsica,algoolvidadadespuésdelosesplendoresdelamisa, rompió a tocar a un extremo. La gente se sentía satisfecha en aquelambientedeplantasolorosasyhumodepólvora,ypensabaenelcalderoqueleaguardabaensuscasasconlosmejorespájarosdelaAlbufera.

Lasmiseriasdesuvidaanteriorparecíanahoradeunmundolejanoalcualnohabíandevolver.

Todo el Palmar creía haber entrado para siempre en la felicidad y laabundancia, y se comentaban las frases grandilocuentes del predicadordedicadas a los pescadores, amedia onza que le daban por el sermón, y laespuertadedineroquecostabanseguramentelosmúsicos,lapólvora,lastelascon franjadeoromanchadasdeceraqueadornabanelportalde la iglesiay

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aquellabandaquelosensordecíaconsusmarcialesrugidos.

LosgruposfelicitabanalCubano,rígidodentrodesutrajenegro,yaltíoPaloma,queseconsiderabaaqueldíadueñodelPalmar.Neletasepavoneabaentre lasmujeres, con la ricamantilla sobre los ojos, luciendo el rosario denácar y el devocionario de marfil de su casamiento. De Cañamèl nadie seacordaba, a pesar de su aspectomajestuoso y de la gran cadena de oro queaserraba su abdomen. Parecía que no era su dinero el que pagaba la fiesta:todoslosplácemesibanaTonet,ensucalidaddedueñodelaSequiòta.Paraaquella gente, el que no era de la Comunidad de Pescadores no merecíarespeto.YeltabernerosentíacrecerensuinteriorelodiohaciaelCubano,quepocoapocoseapoderabadelosuyo.

Estemalhumorleacompañótodoeldía.Sumujer,adivinandoelestadodesuánimo,tuvoquehaceresfuerzosdeamabilidaddurantelagrancomidaconqueobsequiaron en el piso altode la taberna al predicadory a losmúsicos.HablabadelaenfermedaddesupobrePaco,queleponíamuchasvecesdeunhumorendiablado,rogandoatodosqueleperdonasen.Amediatarde,cuandolabarca-correosellevóalagentedeValencia,elirritadoCañamèl,viéndosesoloconsumujer,pudosoltartodalabilis.

Ya no toleraba pormás tiempo al Cubano.Con el abuelo si se entendíabien, por ser hombre trabajador, que cumplía sus compromisos; pero aquelTonet era un perezoso, que se burlaba de él, aprovechando su dinero paradarseunavidadepríncipe,sinmásméritosquesufortunaenelsorteodelaComunidad. Hasta le quitaba la poca satisfacción que podía proporcionarlegastartantodineroenlafiesta.Todoseloagradecíanalotro,comosiCañamèlnofuesenadie,comosinosaliesedesubolsilloeldineroparalaexplotacióndel redolíy todos los resultadosde lapescanose ledebieranaél.Acabaríaporechardesucasaaaquelvago,aunqueperdieseconelloelnegocio.

Neleta intervenía, asustada por la amenaza. Le recomendaba la calma;debíapensarqueeraélquienhabíabuscadoaTonet.Además,alosPalomaslosmirabaellacomodelafamilia:lahabíanprotegidoenlamalaépoca.

PeroCañamèl,conunatestarudezdeniño,repetíaSUSamenazas.Coneltío Paloma, bueno: estaba dispuesto a ir a todas partes. Pero o Tonet seenmendaba,orompíaconél.Cadacualensupuesto;noqueríapartirmássusgananciasconaquelmajoquesólosabíaexplotarleaélyalpobreabuelo.Eldinerolecostabamuchodeganar,Ynotolerabaabusos.

Ladiscusiónentrelosespososfuetanacalorada,queNeletalloró,yporlanochenoquisoiralaplaza,dondesecelebrabaelbaile.

Grandes hachones de cera, que servían en la iglesia para los entierros,iluminabanlaplaza.Dimònitocabaconsudulzainalasantiguascontradanzas

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valencianas,lacháqueravellaoelbailealestilodeTorrente,ylasmuchachasdel Palmar danzaban ceremoniosamente, dándose la mano, cruzándose lasparejas, como damas de empolvada peluca que se hubieran disfrazado depescadoresparabailarunapavanaalaluzdelasantorchas.Despuésveníaelúy el dos, baile más vivo, animado por coplas, y las parejas saltabanbriosamente, promoviéndose una tempestad de gritos y relinchos cuandoalguna muchacha, al girar como una peonza, mostraba sus medias bajo laondeanteruedadeloszagalejos.

Antesdemedianoche,elfríodisolviólafiesta.Lasfamiliasseretirabanasusbarracas,peroquedaronenlaplazalosjóvenes,lagentealegreybravadelpueblo, que se pasaba los tres días de fiesta en continua embriaguez.Presentábanseconlaescopetaoelretacoalhombro,comosiparadivertirseenunpueblopequeño, donde todos se conocían, fuesepreciso tener el arma alalcancedelamano.

Organizábanse les albaes.Había que pasar la noche, según la costumbretradicional, corriendo el pueblo de puerta en puerta, cantando en honor detodaslasmujeresjóvenesyviejasdelPalmar,yparaestatarealoscantadoresdisponían de un pellejo de vino y varias botellas de aguardiente. Algunosmúsicos de Catarroja, muchachos de buena voluntad, se comprometieron acorearladulzainadeDimòniconsusinstrumentosdemetal,ylaserenatadelesalbaescomenzóarodarenlanocheobscurayfría,guiadaporunaantorchadelbaile.

Toda la juventud del Palmar, con su vieja arma al hombro,marchaba enapretado grupo tras el dulzainero y los músicos, que agarraban susinstrumentos con la manta, temiendo el frío contacto del metal. Sangoneracerraba la comitiva, cargado con el pellejo de vino. Con frecuencia creíallegado elmomento de echar la carga en el suelo y preparaba el vaso para«refrescar».

Comenzaba la copla uno de los cantores, entonando los dos primerosversos con acompasado baqueteo del tamborcillo, y le contestaba otrocompletandolaredondilla.Generalmente,losdosúltimosversoseranlosmásmaliciosos, ymientras la dulzaina y los instrumentos demetal saludaban laterminacióndelacoplaconunruidosoritornello,lagentejovenprorrumpíaengritosyagudosrelinchosyhacíasalvadisparandoalairesusretacos.

¡EldiabloquedurmieraaquellanocheenelPalmar!Lasmujeres,desdelacama,seguíanmentalmentelamarchadelaserenata,estremeciéndoseconelestrépito y el tiroteo, y adivinaban su paso de una puerta a otra por lasalusionesmortificantesconquesaludabanacadavecino.

Enestaexpedición,elpellejodeSangoneranopermanecíaquietomuchotiempo.Losvasoscirculabanporlosgrupos,aumentandoelcalorenmediode

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laheladanoche,ylosojoserancadavezmásbrillantes,asícomolasvocessehacíanroncas.

En una esquina, dos jóvenes fueron a las manos por cuestión de quiéndebía beber antes, y después de abofetearse se separaron algunos pasos,apuntándoseconlasescopetas.Todosintervinieron,yagolpeslesquitaronlasarmas.¡Adormir!¡Leshabíahechodañoelvino:debíanirsealacama!Ylosde les albaes siguieron adelante en sus cantos y relinchos. Estos incidentesentrabanenladiversión:todoslosañosocurrían.

A las tres horas de lento paseo por el pueblo, todos iban borrachos.Dimòni,conlacabezapesadaylosojosentrecerrados,parecíaestornudarenladulzaina,yelinstrumentogemíaindecisoyvacilantecomolaspiernasdeltañedor.Sangonera,viendoelpellejocasivacío,queríacantar,ycoreadoporun continuo «¡fòra, fòra!» entre silbidos y relinchos, improvisaba coplasincoherentescontralos«ricos»delpueblo.

Noquedabavino,perotodosconfiabanendarfondoalamitaddesuviajefrenteacasadeCañamèl,donderenovaríanlaprovisión.

Cerca de la taberna, obscura y cerrada, los de les albaes encontraron aTonetenvueltoenlamantahastalosojosyenseñandoporbajodeellalabocadelretaco.ElCubanotemíalaindiscrecióndeaquellagente;recordabaloqueélhabíahechoennochesiguales,ycreíacontenerlosconsupresencia.

Lacomitiva,abrumadaporlaembriaguezyelcansancio,pareciórecobrarnuevavidafrentealacasadeCañamèl,comosialtravésdelasrendijasdelapuertallegaseatodoselperfumedelostoneles.

UnocantóunacanciónrespetuosaalseñordonPaco,halagándoleparaqueabriese,apellidándolo«laflordelosamigos»yprometiendolassimpatíasdetodos si llenaba el pellejo. Pero la casa permaneció silenciosa: no semovióunaventana;nosonóelmásleveruidoensuinterior.

EnlasegundacoplayalehablabandetúalpobreCañamèl,ylavozdeloscantorestemblabaconciertairritaciónqueprometíaunalluviadeinsolencias.

Tonetmostrábaseinquieto.

—¡Che…!¡noenfeuelpòrc!—decíaasusamigosconacentopaternal.

¡Perobuenaestabalagenteparaoírconsejos!

La tercera copla fue para Neleta, «la mujer más resalada del Palmar»,compadeciéndola por estar casada con el tacaño Cañamèl, «que para nadaservía»…Y a partir de esta copla, la serenata se convirtió en un venenosochaparróndeescandalosasalusiones.Laconcurrenciasedivertía.Encontrabanlas coplas más gustosas aún que el vino, y reían con esa preferencia quemuestralagenteruralpordivertirseacostadelosinfortunios.Seenfurecían

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todos, haciendo causa común, si a un pescador le quitaban unmornell quevalíaunosreales,yreíancomolocoscuandoaalguienlerobabanlamujer.

Tonettemblabadeansiedadydecólera.Enciertosmomentosdeseabahuir,presintiendoquesusamigotesiríandemasiadolejos;perolereteníaelorgullo,conlafalsaesperanzadequesupresenciaseríaunfreno.

—¡Che…!¡miréuloquefeu!—decíaconuntonodesordaamenaza.

Pero los cantores se tenían por los muchachos más bien plantados delpueblo;eranlosmatoncillosquehabíansalidoalaluzmientrasélrodabaporlastierrasdeUltramar.Teníandeseosdehacerverquenolesinspirabaningúnmiedo el Cubano, y reían de sus recomendaciones, inventandoapresuradamentecoplas,quelanzabancomoproyectilescontralataberna.

Un muchachuelo, sobrino de la Samaruca, hizo desbordar la cólera deTonet.CantóunacoplasobrelaasociacióndeCañamèlyelCubano,diciendoqueno sólo explotaban juntos laSequiòta, sinoque se repartían aNeleta, yterminó afirmando que pronto tendría la tabernera la sucesión que en vanopedíaasumarido.

El Cubano se plantó de un salto en medio del corro, y a la luz de laantorchase levio levantar laculatadel retaco,golpeando lacaradelcantor.Comoésteserehiciera,echandomanoasuescopeta,Tonetdiounsaltoatrás,disparando su carabina casi sin apuntar… ¡La tormenta que se armó…!Perdióselabalaenelespacio,peroSangoneracreyóoírsusilbidojuntoalanariz,ysearrojóalsuelodandoespantososalaridos.

—¡M’hanmòrt…!¡Asesino…!

En las casas se abrían las ventanas con estrépito, asomando sombrasblancas, algunas de las cuales avanzaban el cañón de la escopeta sobre elalféizar.

Tonet fue desarmado en un instante, y empujado por muchos brazos,acorraladocontralapared,seagitabacomounfurioso,pugnandoporsacarelcuchilloqueguardabaenlafaja.

—¡Solteume!—gritabaentreespumarajosderabia—.¡Solteume!¡Aeixepilloelmateyo!

El alcalde y su ronda, que seguían de cerca a les albaes, presintiendo elescándalo,semezclaronentreloscombatientes.ElpareMiquèl,congorradepelo y carabina, comenzó a repartir culatazos, con la satisfacción que lecausabapegarimpunementeejerciendodeautoridad.

ElcabodeloscarabinerossellevóaTonethaciasubarraca,amenazándolecon el máuser, y al sobrino de la Samaruca lo metieron en una casa paralavarlelasangredelculatazo.

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Sangoneradiomásquehacer.Seguíarevolcándoseenelsuelo,asegurandoentre berridos que estaba muerto. Le daban el último vino del pellejo paraanimarlo,yelvagabundo,satisfechodelremedio,jurabaqueestabapasadodeparteaparteynopodíalevantarse;hastaqueelenérgicovicario,adivinandosu marrullería, le largó dos saludables patadas, que instantáneamente lepusieronenpie.

El alcaldeordenóque les albaes siguieran sumarcha.Yahabíancantadobastante a Cañamèl. El funcionario sentía por el tabernero ese respeto queinspiraenlospuebloselhombrerico,yqueríaevitarlenuevosdisgustos.

Sealejólaserenata,comodesmayada;envanohacíaescalasladulzainadeDimòni, pues los cantores, viendo seco el pellejo, sentían obstruida sugarganta.

Fueroncerrándose lasventanas, la callequedó solitaria, pero losúltimoscuriosos, al retirarse, creyeron oír en el piso alto de la taberna rumores devoces,choquedemueblesyalgocomounlejanollantodemujerinterrumpidoporlasexclamacionessordasdeunavozfuriosa.

AldíasiguientesólosehablabaenelPalmardeloocurridoenlesalbaesfrentealacasadeCañamèl.

Tonet no osaba presentarse en la taberna. Temía abordar la penosasituaciónenque lehabíacolocado la imprudenciade losamigos.Durante lamañanavagóporlaplazadelaIglesia,sinatreverseairmásadelante,viendodelejoslapuertadelatabernallenadegente.Eraelúltimodíadejolgorioyvagancia para el pueblo. Se celebraba la fiesta del Cristo, y por la tarde lamúsica se embarcaría para Catarroja, dejando al Palmar sumido en sutranquilidaddeconventoparatodounaño.

Tonetcomióen labarracaconsupadrey laBorda,que,durante los tresdías de fiesta, para no dar que hablar a los vecinos, habían suspendido aregañadientes el rudo trabajo contra las aguas. El tío Tono debía ignorar loocurridoenlanocheanterior.Sugestograve,peroigualaldetodoslosdías,así lo revelaba.Además, había pasado el tiempo reparando los desperfectosque el invierno causaba en su barraca, pues el rudo trabajador no podíadescansaruninstante.

LaBordadebíasaberalgo:seleíaensusojospuros,queparecíaniluminarsu fealdad; en la mirada compasiva y tierna que fijaba en Tonet,estremeciéndoseporelpeligroquehabíaarrostradoen lanocheanterior.Enunmomentoquelosdosjóvenesquedaronsolos,ellasequejócondolorosasexclamaciones. ¡Señor! ¡Si el padre sabía lo ocurrido…! ¡Lo iba amatar adisgustos…!

EltíoPalomanosepresentóenlabarraca:sindudacomíaconCañamèl.

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Por la tarde, lo encontró Tonet en la plaza. Su rostro arrugado no reflejabaninguna impresión, pero habló a su nieto con sequedad, aconsejándole quefuesealataberna.EltíoPacoteníaalgoquedecirle.

Tonetretardóalgúntiempolavisita.Seentretuvoenlaplazaviendocómose formaba la banda para tocar por última vez lo que la gente llamaba el«pasacalle de las anguilas». Losmúsicos se consideraban chasqueados si alvolver del Palmar no llevaban alguna pesca a sus familias. Todos los años,antesdepartir,recorríanelpuebloentonandoelúltimopasodoble,mientrasalfrentedelbomboalgunoschiquillosconespuertasibanrecogiendoloquecadavecinaqueríadarles;anguilas,tencasylisas,sincontarelllobarro(labuscadalubina)quelosclavariosreservabanparaelmúsicomayor.

Lamúsicarompióatocar,andandoconpasolentoparaquelaspescadorasdepositasen sus ofrendas. Entonces fue cuandoTonet se decidió a entrar encasadeCañamèl.

—¡Buenastardes,caballers!—gritóalegrementeparadarseánimos.

Neleta,traselmostrador,lelanzóunamiradaindefinibleybajólacabezaparaquenoviesesusojerasprofundasylospárpadosenrojecidosporelllanto.

Cañamèl le contestó desde el fondo del establecimiento, señalandomajestuosamentelapuertadelashabitacionesinteriores.

—Pasa,pasa;tenimqueparlar.

Losdoshombresentraronenunestudi inmediatoa lacocina,que servíaalgunasvecesdedormitorioaloscazadoresdeValencia.

Cañamèlnodiotiempoasusocioparasentarse.Estabalívido;susojillosbrillabanmáshundidosquenuncaentrelosbullonesdegrasa,ysunarizcortay redonda temblaba con un tic nervioso. El tío Paco abordó la cuestión.«Aquello» había de acabarse: ya no podían seguir juntos el negocio ni seramigos.YcomoTonetintentaseprotestar,elgordotabernero,queestabaenunmomentodepasajeraenergía,talvezelúltimodesuexistencia,ledetuvoconungesto.Nadadepalabras:erainútil.Estabaresueltoaconcluir;hastaeltíoPalomareconocíasurazón.Habíanemprendidoelnegocioconeltratodequeél pondría el dinero y el Cubano el trabajo. Su dinero no había faltado: elesfuerzo del socio es lo que nadie veía. El «señor» lo pasaba a lo grande,mientrassupobreabuelosematabatrabajandoporél…¡Ysisólofueseesto!Sehabíametidoenaquellacasacomosifuesedesupropiedad.Parecíaelamode la taberna. Comía y bebía de lo mejor; disponía del cajón como si notuviesedueño;sepermitíalibertadesquenoqueríarecordar;seapoderabadesuperra,desuescopeta,ysegúndecíaahoralagente…hastadesumujer.

—¡Mentira…mentira!—gritóTonet,conelansiadelculpable.

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Cañamèl lemiró de unmodoque le hizoponerse en guardia, con ciertomiedo.Sí;seguramenteeramentira.Tambiéncreíaéllomismo.EstolesvalíaaNeletayaTonet;porquesiélllegaseasospecharremotamentequepudieranser ciertas las porquerías que aquellos canallas habían cantado la nocheanterior,erahombrepararetorcerleelpescuezoaellaymeterleunescopetazoaélentrecejayceja.¿Quésehabíafigurado?EltíoPacoeramuybueno,peroa pesar de su enfermedad, resultaba tan hombre como cualquiera cuando letocabanlosuyo.

Y el tabernero, temblando de sorda cólera, se paseaba, como el caballoviejo y enfermo, pero de raza fuerte, que sabe encabritarse hasta el últimomomento, Tonet miraba con admiración al antiguo aventurero, que, en suenfermizaindolencia,panzudoyablandado,encontrabaaúnlaenergíadesustiemposdeluchadorlibredeescrúpulos.

Enelsilenciodelahabitaciónresonabaelecolejanodelosinstrumentosdemetalquerecorríanelpueblo.

Cañamèl volvió a hablar, y sus palabras fueron acompañadas por lamúsica,cadavezmáspróxima.

Sí; todo era mentira. Pero él no estaba allí para ser burla de la gente.Además,lecargabaveraTonetsiempreenlataberna,tomándoseconNeletaaquellas familiaridadesdehermano.Noquería en su casamáshermanazgospostizos:seacabó.EstabadeacuerdoconeltíoPaloma.Enadelanteseguiríanel negocio de laSequiòta los dos solos, y el abuelo ya se entendería con elnietoparaquecobrasesuparte.TonetnadateníaquetratarconCañamèl.Sinoestabaconforme,podíadecirlo.ÉleraelamodelaSequiòtaporelsorteo,peroeltíoPacoretiraríasusredesysucapital,Tonetdisgustaríaasuabuelo,y¡allíveríamoscómoselasarreglabasolo!

Tonet no protestó ni opuso resistencia. Lo que acordase su abuelo bienhechoestaba.

Lamúsicallegóenfrentedelataberna.Sedetuvo,ysuarmónicoestrépitohizoestremecerlasparedes.

Cañamèl levantó la voz para ser oído. Una vez resuelto lo del negocio,quedaba el hablar los dos, de hombre a hombre. Y él, con su autoridad demaridoquenoquierequeseleríanydehombrequecuandoeraprecisosabíaponer en la puerta a un parroquiano molesto, ordenaba a Tonet que no seacercasemásporlataberna.¿Loentendíabien?¡Seacabólaamistad!Eralomásacertado,paraimpedirmurmuracionesymentiras…Lapuertadeaquellacasa debía de ser en adelante para el Cubano tan alta… tan alta como elMigueletedeValencia.

Y mientras los trombones lanzaban sus rugidos a la puerta de la casa,

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Cañamèlerguíasufiguracasiesféricasobrelaspuntasdelospiesyelevabaelbrazo al techo para expresar la altura enorme, inconmensurable, que enadelantehabíadesepararalCubanodeltaberneroysumujer.

VII

AlpasarTonetdosdíasfueradelataberna,sediocuentadelomuchoqueamabaaNeleta.

Tal vez influía en su desesperación la pérdida del alegre bienestar queantesgozaba,deaquellaabundanciaen laquesesumíacomoenunaoladefelicidad.Faltábale,amásdeesto,elencantodelosocultosamoresadivinadosportodoelpueblo,lamalsanadichadeacariciarasuamanteenplenopeligro,casienpresenciadelesposoydelosparroquianos,expuestoaunasorpresa.

Arrojado de casa de Cañamèl, no sabía dónde ir. Probó a contraeramistadesen lasotras tabernasdelPalmar,míserasbarracas sinmás fortunaque un tonelillo, donde sólo de tarde en tarde entraban los que por deudasatrasadasnopodíaniracasadeCañamèl.Tonethuyódeestossitios,comounpotentadoquepenetraseporerrorenunbodegón.

Pasólosdíasvagandoporlasafuerasdelpueblo.Cuandosecansaba,ibaalSaler,alPerelló,alpuertodeCatarroja,acualquiersitio,paramatareltiempo.Él, tanperezoso,perchabahorasenterasensubarquitoparaveraunamigo,sinotropropósitoquefumaruncigarroconél.

Lasituaciónleobligabaavivirenlabarracadesupadre,examinandoconciertainquietudaltíoTono,quealgunavez,enlafijezadesumirada,parecíarevelarle su conocimiento de todo lo ocurrido.Tonet cambióde conducta, aimpulsos del tedio. Para vagar de un lado a otro de la Albufera como unanimal enjaulado,mejor eraprestar su ayudaalpobrepadre.Ydesde el díasiguiente,conlapasajerafuriadelosperezososcuandosedecidenaltrabajo,fue,comoenotrostiempos,aarrancarbarrodelasacequias.

EltíoTonodemostrósugratitudporestearrepentimientodesarrugandoelceñoydirigiendoalgunaspalabrasasuhijo.

Losabíatodo.Lascosasocurríantalcomoéllasanunciaba.TonetnohabíaprocedidocomounPaloma,yelpadresufriómuchooyendoloquesedecíadeél. Le hería dolorosamente ver a su hijo viviendo a costa del tabernero yrobándoleademáslamujer.

—¡Mentira… mentira! —contestaba el Cubano con la ansiedad delculpable—.¡Soncalumnies…!

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Mejor:eltíoTonocelebrabaquefueseasí.Loimportanteerahabersalidodelpeligro.Ahoraa trabajar, a serhombrehonrado, a ayudaralpadreen latareadeenterrarsuscharcas.CuandoéstasseconvirtiesenencamposyenelPalmar viesen a los Palomas recogermuchos sacos de arroz, ya encontraríaTonet una compañera. Podría escoger entre todas las muchachas de lospueblosinmediatos.Aunriconadielecontestanegativamente.

YTonet,animadoporlaspalabrasdesupadre,entregábasealtrabajoconverdaderarabia.LapobreBordasefatigabaasuladomásaúnqueyendoconeltíoTono.ElCubanosiemprecreíaquetrabajabapoco;eraexigenteybrutalconlainfelizmuchacha;lacargabacomosifueseunabestia,perocomenzabaél por dar ejemplo de fatiga. La pobre Borda, jadeante bajo el peso de lasespuertasdetierrayelcontinuomanejodelapercha,sonreíaalegre,yporlanoche, cuando con los huesos doloridos preparaba la cena, miraba conagradecimientoasuTonet,aquelhijopródigoquetantohabíahechosufriralpadre,yahora,consubuenaconducta,dabaunairedeserenidadyconfianzaalrostrodelfuertetrabajador.

Pero en la voluntad del Cubano nunca soplaba el mismo viento. Laconmovíanfuriosasráfagasdeactividadyreaparecíadespuéslacalmadeunaperezadominadorayabsoluta.

Almes de este continuo trabajo,Tonet se cansó, comootras veces.Unagranpartedeloscamposestabayacubierta,peroquedabanprofundoshoyos,queeransudesesperación:agujerosincegables,porloscualesparecíanvolverlas derrotadas aguas, royendo lentamente la tierra acumulada a costa deinmensostrabajos.ElCubanosentíamiedoydesalientoantelamagnituddelaempresa. Acostumbrado a las abundancias de casa de Cañamèl, rebelábaseademáspensandoenlosguisotesde laBorda,elvinoescasoyflojo, laduratortademaízylassardinasmohosas,únicoalimentodesupadre.

La tranquilidad de su abuelo le indignaba. Seguía visitando la casa deCañamèl,comosinadahubieseocurrido.Allícomíaycenaba,entendiéndoseperfectamenteconeltabernero,queparecíasatisfechodelaactividadconqueelviejoexplotabalaSequiòta.¡Yalnietoquelopartieraunrayo!¡Sindecirleunapalabracuandoloveíaporlasnochesenlabarraca,comosinoexistiera,comosinofueseelverdaderodueñodelaSequiòta!

ElabueloyCañamèlseentendíanparaexplotar,ysufriríanunchasco.Talveztodalaindignacióndeltaberneronohabíatenidootrofinquequitarledeen medio para que las ganancias fuesen mayores. Y con esa codicia rural,ferozysinentrañas,quenoreconoceafectosnifamiliaenasuntosdedinero,TonetabordóaltíoPalomaunanocheenqueseembarcabaparairalredolí.ÉleraeldueñodelaSequiòta,elverdaderodueño,yhacíamuchotiempoquenoveíauncéntimo.Yasabíaquelapescanoeratanexcelentecomootrosaños,

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perosehacíanegocio,yelabueloyeltíoPacobuenosdurossemetíanenlafaja.Lo sabía por los compradores de anguilas. ¡Aver…!Él quería cuentasclaras: que le diesen lo suyo, o de lo contrario se quedaría con el redolí,buscandosociosmenosrapaces.

EltíoPaloma,conlaautoridaddespóticaquecreíatenerdederechosobretoda su familia, se consideró en los primeros instantes obligado a abrirle lacabezaasunietoconelextremodelapercha.PeropensóenlosnegrosqueelCubanohabíamuertoallí lejos,y ¡recordóns!aunhombreasínose lepegaaunqueseadelafamilia.Además,laamenazaderecobrarelredolíleinfundíaespanto.

El tío Paloma se encastilló en lamoral. Si no le daba dinero era porqueconocíasucarácter,yeldinero,enmanosde jóvenes,es laperdición.Se lobebería,iríaajugárseloconlospillosquemanejabanlabarajaalasombradecualquier barraca del Saler; prefería guardarlo él, y así prestaba un favor aTonet.Al fin, cuando élmuriese, ¿para quién sería lo suyomásquepara elnieto…?

Pero Tonet no se ablandaba con esperanzas. Quería lo suyo, o volvía aapoderarsedelredolí.Ytraspenososregateos,queduraronmásdetresdías,elbarquerosedecidióunatardeaescarbarsufaja,sacandocongestodolorosouncartuchodeduros.Podíatomarlo…¡Judío…!¡Malcorazón…!Cuandolohubiese gastado en pocos días, que volviese por más. No debía tenerescrúpulos.¡Areventaralabuelo!Yaveíaclarocuálerasuporvenirenplenaancianidad: ¡trabajar como un esclavo, para que el señor se diese la granvida…!YsealejódeTonet, comosiperdiesepara siempreel escasoafectoqueaúnsentíaporél.

ElCubano,alversecondinero,novolvióporlabarracadesupadre.Quisoentretenersuociosidadconlacaza,haciendounavidadehombredeguerra,sacandosucomidade lapólvora,ycomenzóporcomprarunaescopetaalgomejorquelasarmasvenerablesqueseguardabanensucasa.Sangonera,quehabía sido despedido de casa Cañamèl al día siguiente de la expulsión deTonet, rondaba en torno de éste viéndole ocioso y disgustado de la vidalaboriosaquellevabaenlabarracadesupadre.

ElCubanoseasocióalvagabundo.Eraunbuencompañero,delquepodíasacar cierto partido. Tenía una vivienda que, aunque peor que una perrera,podíaservirlesderefugio.

Tonet sería el cazador ySangonera el perro.Todopertenecería a los dosporigual:lacomidayelvino.¿Estabaconformeelvagabundo?Sangonerasemostró alegre. Él también contribuiría almantenimiento común. Tenía unasmanosdeoroparasacarlosmornellsdeloscanalesyapoderarsedelapesca,volviendootravezlasredesalagua.Noeracualciertosraterossinescrúpulos,

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que,comodecíanlospescadoresdelPalmar,nosólorobabanelalma,sinoquesellevabanelcuerpo,osealosbolsonesdemalla.Tonetbuscaríalacarneyélelpescado.Tratohecho.

Desdeentonces,sólodetardeentardevieronenelpuebloalnietodeltíoPaloma con la escopeta al hombro, silbando cómicamente aSangonera, quemarchaba trasdesuspasoscon lacabezabaja,mirandoastutamentea todosladosporsihabíaalgoaprovechablealalcancedesuszarpas.

Pasaban semanas enteras en la Dehesa, haciendo una vida de hombresprimitivos. Tonet, en medio de su tranquila existencia en el Palmar, habíapensadomuchasvecesconmelancolíaensusañosdeguerra,enlalibertadsinlímitesyllenadepeligrosdelguerrillero,queteniendolamuerteantelosojos,no ve obstáculos ni barreras, y carabina en mano, cumple sus deseos sinreconocerotraleyqueladelanecesidad.

Los hábitos contraídos en sus años de vida belicosa en plena selva losresucitabaahoraen laDehesa, acuatropasosdepoblacionesdondeexistíanleyesyautoridad;conramajesecofabricábansechozasélysucompañeroencualquier rincón de la arboleda. Cuando tenían hambre, mataban un par deconejos o palomas salvajes de las que revoloteaban entre los pinos; y sinecesitabandineroparavinoycartuchos,Tonetseechabalaescopetaalacaray en una mañana lograba formar un racimo de piezas, que el vagabundovendíaenelSaleroenelpuertodeCatarroja,volviendoconunpellejoqueocultabaenlosmatorrales.

La escopeta deTonet sonando con insolencia por toda laDehesa fue unreto para los guardas, que hubieron de abandonar su tranquila vida desolitarios.

SangoneraestabaalacechocomounperromientrascazabaTonet,yalverconsuagudamiradadevagabundolaaproximacióndelosenemigos,silbabaasucompañeroparaocultarse.VariasvecesseencontróelnietodeltíoPalomafrenteafrenteconlosperseguidoresysostuvogallardamentesuvoluntaddevivir en la Dehesa. Un día disparó un guarda contra él; pero momentosdespués como amenazadora respuesta, oyó el silbido de una bala junto a sucabeza.Conelantiguoguerrilleronovalíanindicaciones.Eraunperdidoqueno temía ni aDios ni al diablo. Tiraba tan bien como su abuelo, y cuandoenviaba la bala cerca, era porque sólo quería hacer una advertencia. Paraacabarconéleraprecisomatarle.Losguardas,queteníannumerosafamiliaensus chozas, acabaron por transigir mudamente con el insolente cazador, ycuandosonabaelestampidodesuescopetafingíanoírmal,corriendosiempreendirecciónopuesta.

Sangonera, aporreado y despedido de todas partes, sentíase fuerte yorgullosobajolaproteccióndeTonet,ycuandoentrabaenelSalermirabacon

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insolencia a todos, como un perrillo ladrador que cuenta con el amparo delamo.Acambiodeestaprotecciónafinabasuscondicionesdevigilante,ysidetardeentardealgunaparejadelaGuardiacivilveníadelahuertadeRuzafa,Sangoneralaadivinabaantesdeverla,comosilahusmease.

—¡Elstricornios!—decíaasucompañero—.¡Yaestánahí!

Los días en que se veían por las inmediaciones de la Dehesa correajesamarillos y tricornios charolados, Tonet y Sangonera se refugiaban en laAlbufera.Metidos en uno de los barquitos del tío Paloma, iban demata enmata disparando sobre las aves, que recogía el vagabundo, habituado ameterseenaguahastalabarbaenplenoinvierno.

Lasnochesdetempestad,obscurasylluviosas,queesperabaeltíoPalomacomouna bendición, por ser las de las grandes pescas, las pasabanTonet ySangonerametidosenlabarracadeéste,refugiadosenunrincón,pueselaguaentrabaachorrosporlosdesgarronesdelacubierta.

Tonet estaba a dos pasos de su padre, pero evitaba verle, temiendo sumirada severa y triste.LaBorda venía cautelosamente a cambiar la ropa deTonet, a prestar esos cuidados de que sólo es capaz una mujer. La pobremuchacha,fatigadadel trabajodeldía,remendabalosharaposala luzdeunfarol, cerca de los dos vagabundos, sin dirigirles una palabra de reproche,osandoúnicamentealgunamiradaasuhermanoconexpresióndepena.

Cuandolosdoscompañerospasabanlanochesolos,hablaban,sindejardebeber,de suspensamientosmás íntimos.Tonet,habituadoporelejemplodeSangoneraaunacontinuaembriaguez,nopudoresistirelpesodesusecreto,ycomunicóalcamaradasusamoresconNeleta.

Elvagabundointentóprotestarenelprimermomento.Aquelloestabamalhecho.«Nodesearáslamujerdetuprójimo».Peroacontinuación,llevadodelagradecimientoaTonet,encontróexcusasyjustificacionesparalafalta,consuburdacasuísticadeantiguosacristán.Laverdaderaqueteníanciertoderechoparaquererse.DehaberseconocidodespuésdecasadaNeleta,susrelacionesresultarían un enorme pecado. Pero se trataban desde niños, habían sidonovios, y la culpa era de Cañamèl, por meterse donde nadie le llamaba,turbandosusrelaciones.Bienmerecíaloocurrido.Yrecordandolasvecesqueelgordinflónlearrojódelataberna,reíasatisfechodesuinfortunioconyugalysedabaporvengado.

Después,cuandonoquedabavinoenlabotaycomenzabaalanguidecerelfarolillo, Sangonera, con los ojos cerrados por la embriaguez, hablabadesordenadamentedesuscreencias.

Tonet,acostumbradoaestacharla,dormitabasinoírle,mientraslamonteradepajade labarraca se conmovíacon los empujonesdelvendaval, dejando

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filtrarlalluvia.

Sangoneranosecansabadehablar.¿Porquéeradesgraciadoél?¡Porquésufría Tonet, ensimismado y aburrido desde que no podía aproximarse aNeleta…!Porqueenelmundotodoerainjusticia;porquelagente,dominadaporeldinero,seempeñabaenviviralrevésdecomoDiosmanda.

Y aproximándose al oído de Tonet, le despertaba, hablando con vozmisteriosadelapróximarealizacióndesusesperanzas.Losbuenostiemposseacercaban. «Él» estaba ya en elmundo. Lo había visto, como veía ahora aTonet, y le había tocado a él, pobre pecador, con su mano de una divinafrialdad.YpordécimavezrelatabasuencuentromisteriosoenlaorilladelaAlbufera.Volvía del Saler con un paquete de cartuchos para Tonet, y en elcaminoquebordea el lagohabía sentidounaprofunda emoción, como si seaproximasealgoqueparalizabasusfuerzas.Laspiernasseledoblaronycayóalsuelo,deseandodormir,anularse,nodespertarmás.

—Eraque’estabesborracho—decíaTonetalllegaraestepunto.

PeroSangoneraprotestaba.No,noestabaebrio.Aqueldíabebiópoco.Laprueba era que permaneció despierto a pesar de que el cuerpo se negaba aobedecerle.

Terminaba la tarde; laAlbufera tenía un colormorado; a lo lejos, en lasmontañas, se enrojecía el cielo con oleadas de sangre, y sobre este fondo,avanzandopor el camino, vioSangoneraunhombreque se detuvo al llegarjuntoaél.

Elvagabundoseestremecíaalrecordarlo.Lamiradadulceytriste,labarbapartida, lacabellera larga.¿Cómo ibavestido?Sólo recordabaunaenvolturablanca, algo así como túnica o blusa muy larga, y a la espalda, comoabrumadoporsupeso,unenormearmatostequeSangoneranopodíadefinir.Talvezeraelinstrumentodeunnuevosuplicio,conelcualseredimiríanloshombres… Se inclinó sobre él, y toda la luz del crepúsculo parecióconcentrarseensusojos.TendióunamanoyrozóconsusdedoslafrentedeSangonera, con un contacto frío que le estremeció desde la raíz del cabellohasta los talones. Murmuró con voz dulce unas palabras armoniosas yextrañas, que el vagabundo no pudo comprender, y se alejó sonriendo,mientras él, a impulsos de la emoción, caía en un profundo sueño, paradespertarhorasdespuésenlaobscuridaddelanoche.

No le había vistomás, pero eraÉl, estaba seguro.Volvía almundoparasalvar suobra, comprometidapor loshombres; ibaotravez enbuscade lospobres,delossencillos,delosmíserospescadoresdelaslagunas.Sangoneradebía ser uno de los elegidos: por algo le había tocado con sumano. Y elvagabundo anunciaba con el fervor de la fe el propósito de abandonar a su

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compañeroapenassepresentasedenuevoeldulceaparecido.

PeroTonetprotestabaconmalhumorviendointerrumpidosusueño,y leamenazabaconvoz fosca.¿Queríacallar?Lehabíadichomuchasvecesqueaquellonoeramásqueunsueñodeborracho.Deestar«claro»y«enseco»,que es como debía cumplir sus encargos, hubiese visto que el hombremisterioso era cierto italiano vagabundo que pasó dos días en el Palmarafilandocuchillosytijeras,yllevabaalaespaldalaruedadesuoficio.

EnmudecíaSangonerapormiedoalamanodesuprotector,perosufeseescandalizaba, rebelándose en silencio contra las vulgares explicaciones deTonet…¡Volveríaaverle!Teníalacertezadeoírdenuevosulenguajedulceyextraño, de sentir en su frente la mano helada, de ver su sonrisa suave.Únicamente le entristecía la posibilidad de que el encuentro se repitiera alterminar la tarde, cuando él hubiese apagado muchas veces su sed y vieraparalizadaslaspiernas.

Así pasaban el invierno los dos compañeros: Sangonera acariciando lasmás extravagantes esperanzas; Tonet pensando en Neleta, a la que no veíanunca,pueseljoven,ensusrarosviajesalPalmar,sedeteníaenlaplazadelaIglesia,noosandoaproximarsealacasadeCañamèl.

Estaausencia,prolongándosemesesymeses,hacíacrecerensumemoriaelrecuerdodelapasadafelicidad,agrandándolaconengañosadesproporción.LaimagendeNeletallenabasusojos.Laveíaenlaselva,dondeseperdieronde niños; en el lago, donde se entregaron rodeados del dulcemisterio de lanoche.Nopodíamoverseenelcírculodeaguayfangodondesedesarrollabasu vida, sin tropezar con algo que se la recordase. Aguijoneado por laabstinenciayenrudecidoporelvigordesuvidaerrante,dormíaTonetmuchasnochesconsueñoagitado,ySangoneraleoíallamaraNeletaconelrugidodelmachoinquieto.

Un día, Tonet, arrastrado por esta pasión que le enloquecía, sintió lanecesidaddeverla.Cañamèl,cadavezmásenfermo,habíaidoalaciudad.ElCubano entró resueltamente en la taberna a mediodía, cuando todos losparroquianos estaban en sus casas y podía encontrar a Neleta sola tras elmostrador.

Latabernera,alverleenlapuerta,dioungrito,comosisepresentaraunresucitado.Unrelámpagodealegríapasóporsusojos;peroinmediatamenteseentenebrecieron, como si la razón reapareciese en ella y bajó la cabeza congestohurañoeinabordable.

—¡Vesten,vesten…!—murmuró—.¿Esquevòlspèdrem?

¡Perderlaél…!Yesta suposición lecausó talpena,quenoosóprotestar.Instintivamenteretrocedió,yporprontoquequisoarrepentirsedesudebilidad,

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yaestabaenlaplaza,lejosdelataberna.

No intentó volver.Cuando pensaba ir a ella, a impulsos de su contenidapasión, bastaba el recuerdo de aquel gesto para que inmediatamente ledominaraunagranfrialdad.Todoestabaacabadoentre losdos.Cañamèl,dequienseburlabaenotrotiempo,eraunobstáculoinsuperable.

El odio que sentía hacia el marido le hacía ir en busca de su abuelo,creyendo que cuanto realizara contra éste era en perjuicio del esposo deNeleta.¡Dinero!¡Queríadinero!¡SeenriquecíanconlaSequiòta,yaél,queera el amo, lo olvidaban! Estas demandas producían entre abuelo y nieto ydiscusionesyenfados,quemilagrosamentenoacababanagolpesenlaorilladelcanal.LosbarquerosviejosseasombrabanantelapacienciaquemostrabaeltíoPalomaparaconvencerasunieto.Elañoeramalo;laSequiòtanodabael resultado que esperaban; además,Cañamèl estaba enfermo y semostrabaintratable.ElmismotíoPalomadeseabaenciertosmomentosqueacabaseelaño y viniera nuevo sorteo, para enviar al diablo un negocio que tantosdisgustos le proporcionaba. Su antiguo sistema era el bueno: que cada unopescaseparaél;¡compañías,niconlamujer…!

Cuando Tonet conseguía arrancar algunos duros a su abuelo, silbabaalegrementeaSangonera,ydetabernaentabernaibanhastaValencia,pasandovariosdíasdecrápulaenlosbodegonesdelosarrabales,hastaquelaligerezadelosbolsilloslesobligabaavolveralaAlbufera.

EnlasconversacionesconsuabuelosehabíaenteradodelaenfermedaddeCañamèl. En el Palmar no se hablaba de otra cosa, por ser el tabernero laprimera persona del pueblo, ya que casi todos, en los momentos de apuro,solicitaban sus favores. Cañamèl se agravaba en sus dolencias: no eraaprensión,comotodoscreíanalprincipio.Susaludestabaquebrantada;peroal verle cada vez más grueso, más hinchado, desbordando grasa, la gentedeclarabacongravedadqueibaamorirdeexcesodesaludybuenavida.

Cadavezsequejabamás,sinpoderprecisardóndeestabasumal.Elreúmatraidor, producto de aquella tierra pantanosa, ayudado por una vida deinmovilidad, se paseaba por su corpachón, jugando al escondite, perseguidoporlascataplasmasylosremedioscaseros,quenuncapodíanalcanzarleensulocacarrera.El tabernerosequejabaporlamañanadelacabezaya la tardedelvientreodelahinchazóndelasextremidades.Lasnocheseranterribles,ymás de una vez saltaba del lecho y abría la ventana en pleno invierno,afirmandoqueseahogabaen lahabitación,noencontrandoenellaaireparasuspulmones.

Hubounmomentoenquecreyóhaberdesenmascaradosuenfermedad.¡Yalatenía!¡Yconocíaelnombredelapícara!Cuandocomíamucho,eramayorladificultadenlarespiraciónysentíaviolentasnáuseas.Suenfermedadestaba

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enelestómago.Ycomenzóamedicinarse,reconociendoqueeltíoPalomaeraunsabio.Loqueélteníaeraexcesodecomodidades,comodecíaelbarquero;la enfermedad de comer demasiado y beber bien. La abundancia era suenemigo.

La Samaruca, su terrible cuñada, se había aproximado a él desde queexpulsóaTonetdelataberna.Alfin,comoafirmabaellaconfierezadearpía,sucuñadohabíatenidovergüenzaunavez.

Salía a su encuentro cuandoCañamèl paseaba por el pueblo, le llamabafueradelataberna—puesnoseatrevíaapresentarseanteNeletadentrodesucasa,seguradequelapondríaenlapuerta—,yenestasentrevistasseenterabaconexageradointerésdelasaluddelcuñado, lamentandosuslocuras.Debíahaberpermanecidosolodespuésdelapérdidade«ladifunta».Habíaqueridohacerelchavalcasándoseconunamuchacha,ytodolotenía:disgustosyfaltadesalud.Aquellaimprudencialesalíaalexterior,ygraciasquenolecostaselavida.

Cuando Cañamèl le habló de la enfermedad del estómago, la maliciosacomadrefijóenélunamiradadeasombro,comosiporsupensamientopasaseunaideaqueaellamismalaasustaba.¿Erarealmenteenelestómagodondeteníaelmal…?¿Nolehabríandadoalgo,paraacabarconél?Yeltabernero,en losmalignosojosde lamalaviejaviounasospecha tanclara, tanodiosacontraNeleta,queseenfureció,faltandopocoparaquelapegase.¡Arreallá,malabestia!Yalodecíalapobredifunta,quetemíaasuhermanamásquealdemonio.YvolviólaespaldaalaSamaruca,proponiéndosenoverlamás.

¡SospechartaleshorroresdeNeleta…!Nuncasehabíamostradosumujertan buena y solícita con él. Si algo de rencor quedaba en el tío Paco de laépocaenqueTonetsehacíadueñodelatabernaconelapoyosilenciosodesumujer,habíadesaparecidoantelaconductadeNeleta,queolvidabatodoslosasuntosdelestablecimientoparapensarsóloensumarido.

Dudabaelladelsaberdeaquelmédicocasiambulante—tristejornalerodelacienciaquellegabadosvecesporsemanaalPalmar,aconsejandolaquininaa todo pasto, como si no conociera otro medicamento—, y arrollando lacrecienteperezadesumarido, levestíacomounpequeño,colocándolecadaprenda entrequejidosyprotestasde reumático, y lo llevaba aValenciaparaque le examinasen losmédicos de fama. Ella hablaba por él, aconsejándolecomounamadreparaquehiciesetodocuantolemandabanaquellosseñores.

La respuestaera siempre lamisma.No teníamásqueun reúma,perounreúma fuerte, que no se localizaba en parte alguna, que dominaba todo elorganismo,comoresultadodesujuventudagitadadevagabundoydelavidaperezosaysedentariaquellevabaahora.Debíaagitarse,trabajar,hacermuchoejercicioy,sobretodo,privarsedeexcesos.Nadadebeber,puesseadivinaba

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enéllaprofesióndetaberneroaficionadoatrincarconlosparroquianos.Nadade otros abusos. Y los médicos bajaban la voz, completando con guiñossignificativos sus recomendaciones, que no osaban formular claramente enpresenciadeunamujer.

VolvíanalaAlbuferaanimadosporrepentinaenergíadespuésdeoíralosmédicos.Élestabadispuestoa todo:queríaagitarse,paraechar lejosaquellagrasaqueenvolvíasucuerpo,abrumandosuspulmones;iríaalosbañosquelerecomendaban;obedeceríaaNeleta,quesabíamásqueélyasombrabaconsudesparpajo a aquellos señores tangraves.Peroapenas entrabaen la taberna,todasuvoluntadsedesplomaba;sesentíaagarradoporlavoluptuosidaddelainercia no atreviéndose a mover un brazo más que a costa de quejidos ysupremosesfuerzos.Pasabalosdíasjuntoalachimenea,mirandoelfuegoconlacabezavacía,bebiendocopasa instanciasdelosamigos.¡Porunamásnoibaamorir!YsiNeletalemirabaseveramente,riñéndolecomoaunniño,elhombretón se excusaba con humildad. Él no podía despreciar a losparroquianos;habíaqueatenderlos;elnegocioeraantesquelasalud.

En este desaliento, con la voluntadmuerta y el cuerpo agarrotadopor eldolor, su instinto carnal parecía crecer, aguzándose de tal modo, que leatormentaba a todas horas con pinchazos de fuego. Experimentaba ciertoaliviobuscandoaNeleta.Eraunlatigazoqueconmovíasuserytraselcuallosnerviosparecíancalmarse.Ellalereñía.¡Seestabamatando!¡Debíarecordarlos consejos de los médicos! Pero el tío Paco excusábase lo mismo que albeberunacopa.¡Porunavezmásnoibaamorir!Yellacedíaconresignación,brillandoen susojosdegatauna chispademalignomisterio, como si en elfondo de su ser sintiera un goce extraño por este amor de enfermo queacelerabaelfindeunavida.

Cañamèlgemía,dominadoporelcarnalinstinto.Erasuúnicadiversión,suconstantepensamientoenmediodeladolorosainmovilidaddelreúma.Porlanoche se ahogaba al tenderse en el lecho; tenía que esperar el amanecersentado en un sillón de cuerda junto a la ventana, con doloroso resuello deasmático.Dedíasentíasemejor,ycuandosecansabadetostarsuspiernasanteelfuego,entrábaseconpasovacilanteenlashabitacionesinteriores.

—¡Neleta…! ¡Neleta! —gritaba con voz ansiosa, en la que su mujeradivinabaunasúplica.

YNeletaibaallácongestoresignado,abandonandoelmostradorasutía,permaneciendo ocultamás de una hora,mientras sonreían los parroquianos,enteradosdetodoporsuvidacasiencomúnconlostaberneros.

EltíoPaloma,queasícomoseaproximabaeltérminodelaexplotacióndelredolíeramenosrespetuosoconsuconsocio,decíaqueCañamèlysumujerseperseguíanenlatabernacomolosperrosenplenacalle.

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LaSamarucaafirmabaqueestabanasesinandoasucuñado.LatalNeletaeraunacriminalysutíaunabruja.EntrelasdoshabíandadoalgoaltíoPacoqueletrastornabaeljuicio:talvezlos«polvosseguidores»quesabíanfabricarciertasmujeres para vencer el desvío de los hombres.Así andaba el pobre,rabiosotrasella,sinapagarnuncasused,perdiendocadadíaunnuevojiróndesalud.¡Ynohabíajusticiaenlatierraparacastigarestecrimen…!

ElestadodeltíoPacojustificabalasmurmuraciones.Losparroquianosleveíaninmóviljuntoalhogar,aunenplenoverano,buscandoelfuegoenelquehervíanlaspaellas.Lasmoscasrevoloteabanjuntoasucara,sinquemostrasevoluntadparaespantarlas.Enlosdíasdesolseenvolvíaenlamanta,gimiendocomo un niño, quejándose del frío que le producían los dolores. Sus labiostomabanuncolorazulado;lasmejillas,fláccidasyabultadas,teníanlapalidezamarillenta de la cera, y los ojos saltones estaban rodeados de una aureolanegra, en la que parecían hundirse. Era un fantasma enorme, grasiento ytemblón que entristecía con su presencia a los parroquianos. El tío Paloma,quehabíaterminadoconCañamèlelnegociodelredolí,noibaporlataberna.Aseguraba que el vino le parecía menos gustoso mirando aquel fardo dedolores y gemidos. Como el viejo tenía ahora dinero, frecuentaba unatabernilla adonde le habían seguido sus amigos, y la concurrencia de casaCañamèlsufriógrandisminución.

Neletaaconsejabaasumaridoquefuesealosbañosquerecomendabanlosmédicos.Sutíaleacompañaría.

—Mésavant—respondíaelenfermo—.Después…después.

Yseguíainmóvilenlasilletadeesparto,sinvoluntadparasepararsedelamujerydeaquelrincón,alqueparecíaagarradasuexistencia.

Lostobilloscomenzaronahinchársele,tomandomonstruosasdimensiones.Neletaesperabaesto.Era lahinchazónde los…maleolos (esoes, recordababien el nombre) que le había anunciado un médico en su último viaje aValencia.

EstamanifestacióndelaenfermedadsacóaCañamèldesusopor.Yasabíaélloqueeraaquello: lahumedadmalditadelPalmarqueselemetíaporlospiesalpermanecerquieto.YobedecióaNeleta,queleordenabatrasladarseaotro terreno. En Ruzafa tenían, como todos los ricos del Palmar, su casitaalquiladaparacasosdeenfermedad.Allípodríavalersedelosmédicosy lasfarmaciasdeValencia.Cañamèlemprendióelviaje,acompañadodelatíadesu mujer, y estuvo ausente unos quince días. Pero apenas la hinchazóndecrecióunpoco,eltíoPacoquisovolver,afirmandoqueyaestababueno.Nopodía vivir sin su Neleta. En Ruzafa sentía el frío de la muerte cuando, alllamar a su esposa, sepresentaba la tía, con sucara arrugadayhocicudadeanguilavieja.

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Volvió a reanudar los antiguos hábitos, sonando en la taberna el débilquejidodeCañamèlcomouncontinuolamento.

A principios del otoño tuvo que volver a Ruzafa en peor estado. Lahinchazóncomenzabaaextenderseporsuspiernasenormes,desfiguradasporel reúma, verdaderas patas de elefante, que arrastraba con dificultad,apoyándoseenelmáscercanoy lanzandounquejidoal colocar elpieenelsuelo.

Neleta acompañó a su marido hasta la barca-correo. La tía había idodelante,porlamañana,enel«carrodelasanguilas»,paraprepararlacasitadeRuzafa.

Porlanoche,alacostarse,despuésdecerradalataberna,Neletacreyóoírpor el lado que daba al canal un silbido tenue que conocía desde niña.Entreabrió una ventana para mirar. ¡Él estaba allí! Paseaba como un perrotriste,conlavagaesperanzadequeleabrieran.Neletacerró,volviéndosealacama. Resultaba una locura el propósito de Tonet. No era tonta paracomprometersuporvenirenunraptodeapasionamientojuvenil.ComodecíasuenemigalaSamaruca,ellasabíamásqueunavieja.

Halagada,sinembargo,porelapasionamientodeTonet,quecorríaaellatanprontocomo la consideraba sola, la tabernera sedurmiópensandoen suamante.Habíaquedejarcorrereltiempo.Talvez,cuandomenosloesperasen,retoñaríalaantiguafelicidad.

La vida de Tonet había sufrido un nuevo cambio. Volvía a ser bueno, avivir con su padre, a trabajar en los campos, que estaban casi cubiertos detierragraciasalatenacidaddeltíoTono.

LosdesmanesdelCubanoenlaDehesahabíanterminado.LaGuardiacivilde la huerta de Ruzafa visitaba con frecuencia la selva. Aquellos soldadosbigotudos, de cara inquisitorial, hacían llegar hasta él su resolución decontestarconunabalademáuserelprimerescopetazoquedisparaseentrelospinos.ElCubanoaprovechó la advertencia.Lasgentesdel correajeamarillonoerancomo losguardasde laDehesa;podíandejarlo tendidoalpiedeunárbol y después pagaban con un pedazo de papel dando cuenta del hecho.Licenció a Sangonera, y otra vez volvió el vagabundo a su vida errante,coronándose de flores de los ribazos cuando estaba ebrio y buscandopor ellagolamísticaapariciónquetantolehabíaimpresionado.

Tonet,porsuparte,colgólaescopetaenlabarracadesupadreyjuróanteésteunarrepentimientoeterno.Queríaqueletuvieranporhombregrave.Seríaparael tíoTono respetuosoybueno, comoéste lohabía sidoconel abuelo.Acababanparasiemprelascalaveradas.Elpadre,enternecido,abrazóaTonet,lo que no había hecho desde que volvió deCuba, y juntos se entregaron al

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enterramiento de los campos con el ardor del que ve su obra próxima aterminar.

La tristeza daba nuevas fuerzas a Tonet, endureciendo su voluntad.Impulsadoporlapasión,queleroíalasentrañas,habíarondadovariasnochesen torno de la taberna, sabiendo que Neleta estaba sola. Había vistoentreabrirselevementelashojasdeunaventanayvolveracerrarse.Sindudalehabía reconocido,yapesardeesto,permanecíamuda, inabordable.Nadadebíaesperar.Sólolequedabaelcariñodelossuyos.YcadavezseuníamásaltíoTonoylaBorda,participandodesusilusionesysuspenas,compartiendoconellos lamiseriayadmirándolescon lasencillezdesuscostumbres,puesapenas bebía y pasaba las veladas relatando al padre sus aventuras deguerrillero.LaBordamostrábaseradiantedefelicidad,ycuandohablabaconalgunavecina,eraparaelogiara suhermano. ¡ElpobreTonet! ¡Cuánbuenoera!¡Cómoalegrabaalpadrecuandoquería…!

Neleta abandonó repentinamente la taberna para ir aRuzafa.Tan grandefuesuprisa,quenoquisoesperarlabarca-correo,yllamóaltíoPalomaparaque en su barquito la condujese alSaler, al puerto deCatarroja, a cualquierpuntodetierrafirmedesdedondepudieradirigirseaRuzafa.

Cañamèl estaba muy grave: agonizaba. Para Neleta no era esto lo másimportante. Su tía había llegado por lamañana con noticias que la dejaroninmóvil de sorpresa tras elmostrador. La Samaruca estaba enRuzafa hacíacuatrodías.Sehabíametidoenlacasacomoparienta,ylapobretíanoosabaprotestar.Ademásllevabaconellaaunsobrino,alquequeríacomounhijo,yque vivía con ella: el mismo a quien Tonet había pegado la noche de lesalbaes.Alprincipiolaenfermeracalló,consubondaddemujersencilla:eranparientesdeCañamèlynoteníatanmalcorazónquefueseaprivaralenfermodeestasvisitas.PerodespuésoyóalgunasdelasconversacionesdeCañamèlysucuñada.Aquellabrujaseesforzabaporconvencerledequenadielequeríacomoellayelsobrino.HablabadeNeleta,asegurandoque,tanprontocomoélemprendióelviaje,elnietodeltíoPalomaentrabaensucasatodaslasnoches.Además…—aquívacilabademiedolavieja—eldíaanteriorsepresentaronen la casa dos señores conducidos por la Samaruca y su sobrino: uno quepreguntabaaCañamèlconvozquedayotroqueescribía.Debía sercosadetestamento.

Anteestanoticia,Neletasemostrótalcomoera.Suvocecitamimosa,dedulzonas inflexiones, se tornó ronca; brillaron como si fuesen de talco lasclaras gotas de sus ojos, y por su piel blanca corrió una oleada de verdosapalidez.

—¡Recordóns! —gritó, como un barquero de los que concurrían a lataberna.

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¿YparaestosehabíacasadoellaconCañamèl?¿Paraestoaguantabaunaenfermedadinterminable,esforzándoseporaparecerdulceycariñosa?Vibrabaenpiedentrodeella,contodasuinmensafuerza,elegoísmodelamuchacharústicaquecolocaelinterésporencimadelamor.

En el primer impulso quiso golpear a su tía, que le comunicaba talesnoticiasaúltimahora,cuandotalveznohabíaremedio.Perolaexplosióndecóleraleharíaperdertiempo,yprefiriócorreralabarcadeltíoPaloma,contanta prisa, que ella misma empuñó una percha para salir cuanto antes delcanalytenderlavela.

AmediatardeentrócomounhuracánenlacasitadeRuzafa.Alverla, laSamaruca,palideció,einstintivamentefuedeespaldasalapuerta;peroapenasintentó retirarse, la alcanzó una bofetada de Neleta, y las dos mujeres seagarraron del pelomudamente, con sorda rabia, revolviéndose, yendode unladoaotro,chocandocontralasparedes,haciendorodarlosmuebles,conlasmanos crispadas hundidas en el moño, como dos vacas uncidas que sepelearanconlascabezasjuntassinpodersepararse.

LaSamarucaerafuerteeinspirabaciertomiedoalascomadresdelPalmar,peroNeleta,consusonrisitadulceysuvozmelosa,ocultabaunavivacidaddevíbora,ymordíaasuenemigaenlacaraconunfurorquelahacíatragarselasangre.

—¿Qu’esaixó?—gemíaenunahabitacióninmediatalavozdeCañamèl,asustadoporelestruendo—.¿Quépasa…?

Elmédicoqueestabaconélsaliódeldormitorio,yayudadoporelsobrinodelaSamaruca,pudosepararalasdosmujeres,despuésdegrandesesfuerzosy de recibir no pocos arañazos. En la puerta se agolpaban los vecinos.Admiraban el ciego ensañamiento con que riñen lasmujeres, y alababan elcorajedelarubiapequeñita,quellorabapornopoder«desahogarse»más.

LacuñadadeCañamèlhuyó,seguidadesusobrino;cerróselapuertadelacasa, yNeleta, con los pelos en desordeny la blanca tez enrojecida por losarañazos,entróenelcuartodelmaridodespuésde limpiarse la sangreajenaquemanchabasusdientes.

Cañamèl era una ruina. Las piernas hinchadas, monstruosas, el edema,segúndecíaelmédico,seextendíayaporelvientre,ylabocateníalalividezazuldeloscadáveres.

Parecía aún más enorme sentado en un sillón de cuerda, con la cabezahundida entre los hombros, sumido en un sopor de apoplético, del que sólolograbasaliracostadegrandesesfuerzos.Nopreguntólacausadelestruendo,comosilahubieseolvidadoinstantáneamente,ysóloalverasumujerhizountorpegestodealegríaymurmuró:

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—Esticmoltmal…moltmal.

No podía moverse. Tan pronto como intentaba acostarse se ahogaba, yhabíaquecorreralevantarlo,comosihubiesellegadosuúltimahora.

—Neleta hizo sus preparativos para quedarse allí. La Samaruca no seburlaríamás.Nosoltabaasumaridohastallevárselobuenoalpueblo.

Peroellamismahacíaungestode incredulidadante laesperanzadequeCañamèl pudiera volver a la Albufera. Los médicos no ocultaban su tristeopinión.Semoríadeunreumatismocardíaco,deasistolia.Eraenfermedadsinremedio; el corazón quedaría falto de contracción en el momento menosesperado,yacabaríalavida.

Neleta no abandonaba a sumarido.Aquellos señores que habían escritopapeles cerca de él no se apartaban de su pensamiento. La enfurecía elamodorramientodeCañamèl,queríasaberquéesloquehabíadictadobajolamalditainspiracióndelaSamaruca,ylesacudíaparahacerlesalirdesusopor.

PeroeltíoPaco,alreanimarseunmomento,contestabasiemprelomismo.Todolohabíadispuestobien.Síellaerabuena,silequeríacomotantasvecesselohabíajurado,nadadebíatemer.

A los dos días murió Cañamèl en su sillón de esparto, asfixiado por elasma,hinchado,conlaspiernaslívidas.

Neleta apenas lloró. Otra cosa la preocupaba. Cuando el cadáver hubosalidoparaelcementerioyellaseviolibredelosconsuelosqueleprodigabanlasgentesdeRuzafa,sólopensóenbuscaralnotarioquehabía redactadoeltestamentoyenterarsedelavoluntaddesuesposo.

No tardóen lograr sudeseo.Cañamèlhabía sabidohacerbien las cosas,comoafirmabaensusúltimosmomentos.

DeclarabasuherederaaNeleta,sinmandasnilegados.Peroordenabaquesi ella volvía a casarse o demostraba con su conducta sostener relacionesamorosas con algún hombre, la parte de su fortuna de que podía disponerpasaseasucuñadayatodoslosparientesdelaprimeraesposa.

VIII

NadiesupocómovolvióTonetalatabernadeldifuntoCañamèl.

Losparroquianoslevieronunamañanasentadoanteunamesilla,jugandoal truqueconSangonerayotrosdesocupadosdelpueblo,ynadie loextrañó.Era natural que Tonet frecuentase un establecimiento del que era Neleta la

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únicadueña.

VolvióelCubanoapasarallísuvida,abandonandodenuevoalpadre,quehabíacreídoenunatotalconversión.PeroahorayanosereproducíaentreélylataberneraaquellaconfianzaqueescandalizabaalPalmarconsusalardesdefraternidad sospechosa. Neleta, vestida de luto, estaba tras el mostrador,embellecida por cierto aire de autoridad. Parecíamás grande al verse rica ylibre.Bromeabamenosconlosparroquianos;mostrábasedeunavirtudarisca;acogía con torvo ceño y apretando los labios las bromas a que estabanhabituados losconcurrentes,ybastabaquealgúnbebedor rozaseal tomarelvasosusbrazosarremangados,paraqueNeletasacase lasuñas,amenazandoconplantarloenlapuerta.

La concurrencia aumentaba desde que había desaparecido el doliente ehinchadoespectrodeCañamèl.Elvinoservidoporlaviudaparecíamejor,ylastabernillasdelPalmarvolvíanadespoblarse.

TonetnoosabafijarsusojosenNeleta,comotemiendoloscomentariosdela gente. ¡Ya hablaba bastante la Samaruca viéndole otra vez en la taberna!Jugaba, bebía, se sentaba en un rincón, como lo hacía Cañamèl en otrostiempos,yparecíadominadoadistanciaporaquellamujerqueatodosmirabamenosaél.

El tío Paloma comprendía con su habitual astucia la situación del nieto.Estaba siempre allí por no disgustar a la viuda, que deseaba tenerle bajo suvista,ejercersobreélunaautoridadsin límites.Tonet«montaba laguardia»,comodecíaelviejo,yaunquedevezencuandosentíadeseosde salir a loscarrizales a disparar unos cuantos escopetazos, callaba y permanecía quieto,temiendosindudalasrecriminacionesdeNeletacuandoseviesenasolas.

MuchohabíasufridoellaenlosúltimostiemposaguantandolasexigenciasdeldoloridoCañamèl,yahoraqueeraricaylibreseresarcía,haciendopesarsuautoridadsobreTonet.

Elpobremuchacho,asombradodelaprontitudconquelamuertearreglabalas cosas, dudaba aúnde subuena fortuna al verse en casadeCañamèl, sinmiedo a que apareciese el irritado tabernero. Contemplando aquellaabundancia,delaqueNeletaeraúnicadueña,obedecíatodaslasexigenciasdelaviuda.

Ellalevigilabacondurocariño,semejantealaseveridaddeunamadre.

—Nobeguesmés—decíaaTonet,que,incitadoporSangonera,seatrevíaapedirnuevosvasosenelmostrador.

El nieto del tío Paloma, obediente como un niño, se negaba a beber ypermanecía inmóvil en su asiento, respetado por todos, pues nadie ignoraba

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susrelacionesconladueñadelacasa.

Los parroquianos que habían presenciado su intimidad en tiempos deCañamèl, encontraban lógico que los dos se entendiesen. ¿No habían sidonovios? ¿No se habían querido, hasta el punto de excitar los celos delcachazudotíoPaco…?Secasaríanahora,tanprontocomopasasenlosmesesde esperaque la ley exige a laviuda, y elCubanodaríase airesde legítimodueñotrasaquelmostradorqueyahabíaasaltadocomoamante.

Los únicos que no aceptaban esta solución eran la Samaruca y susparientes.Neletanosecasaría:estabansegurosdeello.Erademasiadomalaaquellamujercita demelosa lengua para hacer las cosas comoDiosmanda.Antesquerealizarelsacrificiodecederalosparientesdelaprimeraesposaloque era muy suyo, preferiría vivir enredada con el Cubano. Para ella nadateníaestodenuevo.¡CosasmásgrandeshabíavistoelpobreCañamèlantesdemorir…!

Espoleadosporel testamentoque lesofrecía laposibilidaddeser ricosyporlaconviccióndequeNeletanohabíadeallanarleselcaminocasándose,laSamaruca y los suyos ejercían un minucioso espionaje en torno de losamantes.

Por las noches, a altas horas, cuando se cerraba la taberna, la ferozmujerona, arrebujada en su mantón, espiaba la salida de los parroquianos,buscandoentreellosaTonet.

Veía a Sangonera que se retiraba a su barraca con paso inseguro. Loscompañeros le perseguían con sus burlas, preguntándole si había vuelto aencontrar al afilador italiano.Él, enmediode su embriaguez, se serenaba…¡Pecadores! ¡Parecía imposible que siendo cristianos se burlasen de aquelencuentro…! Ya vendría el que todo lo puede, y su castigo sería noreconocerlo,noseguirlo,privándosedelafelicidadreservadaalosescogidos.

Algunasveces,alquedarsesoloSangoneraantesubarraca,loabordabalaSamaruca, surgiendo de la obscuridad como una bruja. ¿Dónde estabaTonet…? Pero el vagabundo sonreía maliciosamente, adivinando lasintencionesdelamujerona.¡Preguntitasaél!Yextendiendosusmanosconungestovago,comosiquisieraabarcartodalaAlbufera,contestaba:

—¿Tonet…?Perlomon;perlomon.

LaSamarucaerainfatigableensusaveriguaciones.Antesderompereldíaya estaba frente a la barraca de los Palomas, y al abrir la puerta la Bordaentablabaconversaciónconella,mientraslanzabavivasmiradasalinteriordelaviviendaparaversiTonetestabadentro.

LaimplacableenemigadeNeletaadquiriólaconviccióndequeeljovense

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quedaba por las noches en la taberna. ¡Qué escándalo! ¡Cuándo sólo hacíaunosmeses que habíamuertoCañamèl! Pero lo quemás le irritaba de estaaudaciaamorosaeraqueeltestamentodeltaberneroquedasesincumplirylamitad de sus bienes siguiera en poder de la viuda, en vez de pasar a losparientesde laprimeramujer.LaSamarucahizoviajesaValencia:seenteródepersonasqueconocíanlasleyesporlaspuntasdelasuñas,ypasóeltiempoen continua agitación, acechando noches enteras por los alrededores de latabernaacompañadadeparientesquehabíandeservirladetestigos.EsperabaqueTonetsaliesedelacasaantesdelamanecer,paraprobardeestemodosusrelacionesconlaviuda.Perolaspuertasdelatabernanoseabríanentodalanoche:lacasapermanecíaobscuraysilenciosa,comositodosdurmiesenensuinteriorelsueñodelavirtud.Porlamañana,cuandolatabernaseabría,Neletamostrábase tras el mostrador tranquila, sonriente, fresca, mirando a todosfrente a frente, como la que nada tiene que reprocharse; y mucho tiempodespués, Tonet aparecía como por arte de encantamiento, sin que losparroquianossupiesenciertamentesihabíaentradoporlapuertaquedabaalacalleoladelcanal.

Era difícil pillar en falta a aquella pareja. La Samaruca se desesperaba,reconociendolaastuciadeNeleta.Paraevitarconfidenciashabíadespedidoalacriadadelataberna,reemplazándolaconsutía,aquellaviejasinvoluntad,resignadaa todo,quesentíacierto respetonoexentodemiedoanteelgenioviolentodelasobrinaylasriquezasdesuviudez.

El vicario donMiguel, enterado de los sordos trabajos de la Samaruca,agarrómásdeunavezaTonet,sermoneándoleparaqueevitaseelescándalo.Debían casarse: cualquier día podían sorprenderles los del testamento, y sehablaríadelhechoentodalaAlbufera.AunqueNeletaperdieseunapartedesuherencia,¿noeramejorvivircomoDiosmanda,sintapujosnimentiras?ElCubano movía los hombros. Él deseaba el matrimonio, pero ella debíaresolver. Neleta era la única mujer del Palmar que, con su acostumbradadulzura, hacía frente al rudo vicario; por esto se indignaba al oír susreprimendas.¡Todoeranmentiras!Ellavivíasinfaltaranadie.Nonecesitabahombres. Precisaba un criado en la taberna, y tenía a Tonet, que era sucompañerodelaniñez…¿Esquenopodíaescoger,enunacasacomolasuya,llenade«intereses»,alquelemereciesemásconfianza?YasabíaellaquetodoerancalumniasdelaSamarucaparaquelaregalaseloscamposdearrozde«sudifunto»: la mitad de una fortuna a cuya creación había contribuido comoesposa honrada y laboriosa. Pero ¡estaba fresca aquella bruja si esperaba laherencia!¡PrimerosesecaríalaAlbufera!

La avaricia de la mujer rural se revelaba en Neleta con una fogosidadcapaz de los mayores arrebatos. Despertábase en ella el instinto de variasgeneracionesdepescadoresmiserables roídospor lamiseria, que admiraban

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conenvidialariquezadelosqueposeencamposyvendenelvinoalospobres,apoderándoselentamentedeldinero.Recordabasuniñezhambrienta,losdíasde abandono, en los que se colocaba humildemente en la puerta de losPalomasesperandoque lamadredeTonet se apiadasedeella; los esfuerzosque tuvo que hacer para conquistar a su marido y sufrirle durante suenfermedad;yahoraqueseveía lamás ricadelPalmar,¿tendríaporciertosescrúpulos que repartir su fortuna con gentes que siempre la habían hechodaño? Sentíase capaz de un crimen, antes que entregar un alfiler a losenemigos.LaposibilidaddequepudieseserdelaSamarucaunapartedelastierrasdearrozqueellacuidabacontantapasiónlehacíaverrojodecólera,ysusmanos se crispaban con lamisma furia que enRuzafa le hizo arrojarsesobresuenemiga.

La posesión de la riqueza la transformaba.Mucho quería a Tonet; peroentre éste y sus bienes, no dudaba en sacrificar al amante. Si abandonaba aTonet, volvería más o menos pronto, pues su vida estaba encadenada parasiempreaella;perosisoltaba lamáspequeñapartedesuherencia,yano laveríanunca.

PorestoacogióconindignaciónlastímidasproposicionesquelehizoporlanocheTonetenelsilenciodelpisoaltodelataberna.

AlCubanolepesabaestavidadehuidayocultaciones.Deseabaserdueñolegal de la taberna, deslumbrar a todo el pueblo con su nueva posición,hombrearse con las gentes que le habían despreciado. Además—y esto loocultaba cuidadosamente—, siendo marido de Neleta, le pesaría menos elcarácterdominadordeésta,sudespotismodemujerrica,quepuedeponeralamanteenlapuertayabusadelasituación.Yaquelequería,¿porquénosecasaban?

Peroenlaoscuridaddelaalcoba,aldecirestoTonet,sonabanlosjergonesdemaízdellechoconlosmovimientosimpacientesdeNeleta.Suvozteníalaronqueradelarabia…¿Eltambién…?No,hijo;sabíaloquenecesitabahacer,ynopedíaconsejos.Bienestabanasí.¿Lefaltabaalgo?¿Nodisponíadetodocomo si fuera el dueño? ¿Para qué darse el gusto de que los casase donMiguel,ydespués,traslaceremonia,abandonarlamitaddesufortunaenlasmanospuercasdelaSamaruca?¡Antessedejaríacortarunbrazoqueamputarsuherencia!Además,ellaconocíaelmundo;salíaalgunasvecesdellago,ibaa la ciudad,donde los señoresadmiraban sudesparpajo,yno se leocultabaque loqueenelPalmaraparecíacomouna fortuna, fuerade laAlbuferanollegaba a una decorosa miseria. Tenía sus pretensiones de ambiciosa. Nosiemprehabíadeestarllenandocopasytratandoconbeodos;queríaacabarsusdíasenValencia,enunpiso,comounaseñoraquevivedesusrentas.PrestaríaeldineromejorqueCañamèl;seingeniaríaparaquesufortunasereprodujeseconincesantefecundidad,ycuandofuesericadeveras,talvezsedecidieraa

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transigirconlaSamaruca,entregándoleloqueellamiraríaentoncescomounamiseria. Cuando esto llegase, podía hablarle de casamiento si seguíaportándose bien y obedeciéndola Sin disgustos. Pero en el presente, no,¡recordóns!,nadadecasoriosnidedardineroanadie;primerosedejaríaabrirporelvientrecomounatenca.

Y era tanta su energía al expresarse de estamanera, queTonet noosabareplicar.Además,aquelmozoquepretendíaimponerseporsuvaloratodoelpueblo, sentíase dominado por Neleta y le tenía miedo, adivinando que noestabatansegurodesuafectocomocreyóalprincipio.

No era que Neleta se cansase de aquellos amores. Le quería; pero suriqueza le daba sobre él una gran superioridad. Además, lamutua posesióndurantelasnochesinterminablesdeinvierno,enlatabernacerradaysincorrerriesgo alguno, había amortiguado en ella la excitación del peligro, latemblorosavoluptuosidadqueladominabaentiemposdeCañamèlalbesarsetraslaspuertasotenersuscitasrápidasenlosalrededoresdelPalmar,siempreexpuestosaunasorpresa.

A los cuatro meses de esta vida casi marital, sin otro obstáculo que lavigilanciade laSamaruca, fácilmenteburlada,Tonet creyóporunmomentoque podrían realizarse sus deseos matrimoniales… Neleta se mostrabapreocupada y grave. La arruga vertical de su entrecejo delataba penosospensamientos. Por los más insignificantes pretextos reñía con Tonet; leinsultaba, repeliéndoley lamentándosede suamor,maldiciendoelmomentodedebilidadenquelehabíaabiertolosbrazos;perodespués,aimpulsosdelacarne,leaceptabadenuevo,entregándoseconabandono,comosilapenaqueladominabafueseirreparable.

Su humor desigual y nervioso convertía las noches de amor en agitadasentrevistas,durantelascualesalternabanlascariciasconlasrecriminaciones,y faltaba poco para que se mordieran las bocas que momentos antes sebesaban.Por fin,unanoche,Neleta, conpalabrasentrecortadaspor la rabia,revelóelsecretodesuestado.Habíaenmudecidohastaentonces,dudandodesudesgracia;peroahora,trasdosmesesdeobservación,estabasegura.Ibaasermadre…Tonetsesintióaterradoysatisfechoalmismo tiempo,mientrasella continuaba sus lamentaciones. Aquello podía haber ocurrido viviendoCañamèl sin peligro alguno. Pero el demonio, que, sin duda, andaba de pormedio, había creído mejor hacer surgir el obstáculo en momentos difíciles,cuando ella estaba interesada en ocultar sus amores para no dar gusto a losenemigos.

Tonet,pasadoelprimermomentodesorpresa,lepreguntócontimidezquépensabahacer.Eneltemblordesuvozadivinóellalosocultospensamientosdelamante,yrompióareírconunacarcajadairónica,burlona,querevelabael

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temple de su alma. ¡Ah! ¿Creía que por esto iba a casarse?No la conocía.Podía estar segurodeque antes sematabaque ceder ante sus enemigos.Losuyoeramuysuyo,Y lodefendería. ¡DeéstanosecasabaTonet,puesparatodohayremedioenelmundo…!

PasóestaexplosiónderabiaPorlajugarretaquesepermitíalaNaturaleza,sorprendiéndoloscuandomássegurossecreían;yNeletayTonetcontinuaronsuvidacomosinadaocurriese,evitandohablardelobstáculoquesurgíaentreellos,familiarizándoseconél,tranquilosPorquesurealizacióneraaúnremota,y confiando vagamente en cualquier circunstancia inesperada que pudierasalvarlos.

Neleta,sinhablardeelloalamante,buscabaelmediodedeshacersedelanuevavidaquesentíalatirensusentrañascomounaamenazaparasuavaricia.

La tía, asustada por sus confidencias, hablaba de remedios poderosos.Recordaba sus conversaciones con las viejas del Palmar al lamentarse de larapidez con que se reproducen las familias en lamiseria. Por consejo de susobrinaibaaRuzafaoentrabaenlaciudadparaconsultaralascuranderasquegozaban de oscura fama en las últimas capas sociales, y volvía allí conextrañosremedios,compuestosdeingredientesrepugnantesquerevolcabanelestómago.

Tonet, muchas noches, sorprendía en el cuerpo de Neleta emplastoshediondos,alosquelataberneraconcedíalamayorfe:cataplasmasdehierbassilvestres,quedabanasusveladasdeamorunambientedebrujería.

Perotodoslosremediosdemostrabansuineficaciaconelcursodeltiempo.Pasaban los meses, y Neleta se convencía con gran desesperación, de lainutilidaddesusesfuerzos.

Como decía la tía, aquel ser oculto estaba bien agarrado, Y en vanoluchabaNeletaporanularlodentrodesusentrañas.

Lasentrevistasdelosamantesdurantelanocheeranborrascosas.Parecíaque Cañamèl se vengaba, resucitando entre los dos para empujarlos el unocontraelotro.

Neletallorabadedesesperación,acusandoaTonetdesudesgracia.Élerael culpable; por él veía comprometido su porvenir. Y cuando, con lanerviosidad de su estado, se cansaba de insultar al Cubano, fijaba sus ojosiracundosenelvientre,que,libredelaopresiónaqueestabasometidoduranteeldíaparaburlarlacuriosidaddelosextraños,parecíacrecercadanocheconmonstruosa hinchazón. Neleta odiaba con furor salvaje al ser oculto que semovíaensusentrañas,yconelpuñocerradosegolpeababestialmente,comosiquisieraaplastarlodentrodelacálidaenvoltura.

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Tonet también lo odiaba, viendo en él una amenaza. Contagiado por lacodicia deNeleta, pensaba con terror en la pérdida de una parte de aquellaherenciaqueconsiderabacomosuya.

Todos los remedios de que había oído hablar confusamente en las libresconversacionesentrelosbarqueroslosaconsejabaasuamante.Eranpruebasbrutales, atentados contra la Naturaleza que ponían los pelos de punta oremedios ridículosquehacían sonreír;pero la saluddeNeleta seburlabadetodo.Aquel cuerpo, en apariencia delicado, era fuerte y sólido,Y seguía ensilencio cumpliendo la más augusta función de la Naturaleza, sin que losmalvadosdeseospudierantorcerniretardarlasantaobradelafecundidad.

Pasaban los meses. Neleta tenía que hacer grandes esfuerzos, sufririnmensas molestias para ocultar su estado a todo el pueblo. Se apretaba elcorsé por las mañanas de un modo cruel, que hacía estremecer a Tonet.Muchas veces le faltaban las fuerzas para contener el desbordamiento de lamaternidad.

—¡Tira…tira!—decía,ofreciendoalamanteloscordonesdesucorséconungestofiero,apretandoloslabiosparacontenerlossuspirosdedolor.

YTonettiraba,sintiendoenlafrenteunsudorfrío,estremeciéndosedelavoluntadquedemostrabaaquellamujercita,rugiendosordamenteytragándoseensilenciolaslágrimasdesuangustia.

Se pintaba el rostro Y echaba mano de toda la perfumería barata paramostrarse en la taberna fresca, tranquila y hermosa como siempre, sin quenadiepudieseleerleenelrostrolossíntomasdesuestado.LaSamaruca,quehusmeabacomounperdigueroentornodelacasa,presentíaalgoanormalallanzarsusrápidasmiradaspasandopor lapuerta.Lasdemásmujeres,con laexperienciadesuSexo,adivinabanloqueocurríaalatabernera.

Un ambiente de sospecha Y de vigilancia Parecía formarse en torno dNeleta.Semurmurabamuchoen laspuertasde lasbarracas.LaSamarucaylos parientes disputaban con las mujeres que no querían aceptar susafirmaciones.Lascomadreschismosas,envezdeenviarasuspequeñosa lataberna por vino o aceite, iban en persona a plantarse ante el mostrador,buscandoconvariospretextosquelataberneraselevantasedelasilla,quesemovieraparaservirlas,mientrasellaslaseguíanconmiradavoraz,apreciandolaslíneasdesutalleagarrotado.

—Síqu’está—decíanunasconairedetriunfoalavistarseconlasvecinas.

—Noestá—gritabanotras—.Totsonmentires.

Y Neleta, que adivinaba la causa de tantas idas y venidas, acogía consonrisaburlonaalascuriosas…¡Tantobuenoporaquí!¿Quémoscalashabía

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picado,quenopodíanpasarsinverla…?¡Parecíaqueensucasaseganabaeljubileo…!

Peroestaalegríainsolente,laaudaciaconqueprovocabalacuriosidaddelas comadres, evaporábase por la noche, después de una jornada desufrimientosasfixiantesydeforzadaserenidad.Aldespojarsedelacorazadeballenascaíarepentinamentesuvalor,comoeldelsoldadoquesehaexcedidoenunempeñoheroicoynopuedemás.Eldesalientoseapoderabadeella,almismo tiempo que las hinchadas entrañas se esparcían libres de opresión.Pensaba con terror en el suplicio que había de sufrir al día siguiente paraocultarsuestado.

Nopodíamás.Ella,tanfuerte,lodeclarabaaTonetenelsilenciodeunasnoches que ya no eran de amor, sino de zozobra y dolorosas confidencias.¡Maldita salud! ¡Cómo envidiaba ella a las mujeres enfermizas, en cuyasentrañasjamásgerminalavida…!

En estos instantes de desaliento hablaba de huir, de dejar la tabernaencomendadaasu tía, refugiándoseenunbarrioapartadode laciudadhastaque saliera del mal paso. Pero la reflexión le hacía ver inmediatamente loinútildelafuga.LaimagendelaSamarucasurgíaanteella.Huirequivaldríaaacreditar lo que hasta entonces sólo eran sospechas. ¿Adónde iría que no lasiguieselaferozCuñadadeCañamèl?

Además,estabanafinesdeverano.Ibaarecogerlacosechadesuscamposde arroz y despertaría la curiosidad de todo el pueblo una ausenciainjustificada,tratándosedeunamujerquecontantocelocuidabasusintereses.

Sequedaría.Afrontaríacaraacaraelpeligro:permaneciendoensusitiolavigilaríanmenos. Pensaba con terror en el parto,misterio doloroso que aúnaparecíamáslúgubreenvueltoparaellaenlassombrasdelodesconocido,yprocuraba olvidar su miedo ocupándose de las operaciones de la siega,regateandocon losbraceros el preciode su trabajo.Reñía aTonet, que,porencargo suyo, iba a vigilar a los jornaleros, pero llevando siempre en elbarquitolaescopetadeCañamèlysufielperralaCentella,yocupándosemásdedispararalasavesquedecontarlasgavillasdelarroz.

Algunastardesabandonabalatabernaalcuidadodelatíaymarchabaalaera,unareplazadebarroendurecidoenmediodelaguadeloscampos.Estasexcursioneseranuncalmanteparasudolorosasituación.

Oculta tras las gavillas, arrancabase el corsé con gesto angustioso Y sesentabaal ladodeTonet,sobrelaenormepiladepajadearroz,queesparcíaunolorpunzante.Asuspiesdabanvueltasloscaballosenlamonótonatareade la trilla, y ante ellos extendía la Albufera su inmensa lámina verde,reflejandoinvertidaslasmontañasrojasyazuladasquecortabanelhorizonte.

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Estastardesserenascalmabanlainquietuddelosdosamantes.Sesentíanmásfelicesqueenlacerradaalcoba,cuyaoscuridadsepoblabadeterrores.Ellagosonreíadulcementealarrojardesusentrañaslacosechaanual;loscantosdelostrilladoresydelostripulantesdelasgrandesbarcascargadasdearrozparecíanarrullaralaAlbuferamadredespuésdeaquelrepartoqueasegurabalavidaaloshijosdesusriberas.

La calma de la tarde dulcificaba el carácter irritado de Neleta,infundiéndolenuevasconfianzas.Contabaconlosdedoselcursodelosmesesy el términode la gestaciónque severificaba en sus entrañas.Faltabapocotiempoparaelpenososuceso,quepodíacambiarlasuertedesuvida.Seríaalmessiguiente,ennoviembre,talvezcuandosecelebrasenenlaAlbuferalasgrandestiradasllamadasdeSanMartínySantaCatalina.Alcontar,recordabaque aún no hacía un año que Cañamèl había muerto; y con un instinto deperversainconsciente,deseosadearreglarsuvidadeacuerdoconladicha,selamentaba de no haberse entregadomeses antes a Tonet.De haberlo hecho,hubiera podido ostentar su estado sin miedo, atribuyendo al marido lapaternidaddelnuevoser.

Laposibilidaddeque lamuerte intervinieseensusasuntos reanimabasuconfianza. ¿Quién sabe si después de tantos terrores iba a nacer muerta lacriatura? No sería la primera. Y los amantes, engañados por esta ilusión,hablaban del niño muerto como de una circunstancia segura, inevitable, yNeleta espiaba los movimientos de sus entrañas, mostrándose satisfechacuandoelocultosernodabaseñalesdevida.¡Semoriría!Eraindudable.Labuenasuertequelahabíaacompañadosiemprenoibaaabandonarla.

Eltérminodelarecolecciónladistrajodeestaspreocupaciones.Lossacosde arroz se amontonaban en la taberna. La cosecha ocupaba los cuartosinteriores de la casa, se apilaba junto al mostrador, quitando sitio a losparroquianos, y hasta ocupaba los rincones del dormitorio de Neleta. Éstaadmiraba la riqueza encerrada en los sacos, embriagándose con el polvilloastringentedelarroz.¡Ypensarquelamitaddeaqueltesoropodíahabersidode laSamaruca…!Sóloal recordar esto,Neleta sentía renacer sus fuerzas aimpulsosdelacólera.Sufríamuchoconladolorosaocultacióndesuestado;peroantesmorirqueresignarsealdespojo.

Biennecesitabadeestasresolucionesenérgicas.Susituaciónseagravaba,Hinchábanse sus pies, sentía un irresistible deseo de no moverse, depermanecerenlacama;y,apesardeesto,bajabaalmostradortodoslosdías,pueselpretextodeunaenfermedadpodíaavivarlassospechas.Movíaseconlentitud cuando los parroquianos la obligaban a levantarse, y su forzadasonrisa era una crispación dolorosa que hacía estremecerse aTonet. El talleagarrotadoparecíapróximoahacerestallarlafuerteenvolturadeballenas.

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—¡No puc més! —gemía, desesperada, al desnudarse, arrojándose debrucesenellecho.

Losdosamantes,enelsilenciodelaalcoba,cambiabansuspalabrasconciertoterror,comosiviesenlevantarseentreelloselfantasmaamenazantedesufalta…¿Ysielniñononacíamuerto…?Neletaestabaseguradeello.Losentía rebullir en las entrañas con una fuerza que desvanecía su criminalesperanza.

Sus rebeldías de mujer codiciosa, incapaz de confesar el pecado conperjuicio de la fortuna, infundíanle la audaz resolución de los grandescriminales.

NadadellevarlacriaturaaunpuebloinmediatodelaAlbufera,buscandounamujerfielquelecriase.Habíaquetemerlasindiscrecionesdelanodriza,la astuciade los enemigosyhasta la faltadeprudenciade ellos, que, comopadres, tomarían afecto al pequeñuelo, acabando por descubrirse. Neletarazonabaconunafrialdadaterradora,mirandolossacosdearrozamontonadosen su dormitorio. Tampoco había de pensar en ocultarle en Valencia. LaSamaruca,unavezsobrelapista,buscaríalaverdadenelmismoinfierno.

Neletaclavabaenelamantesusojosverdes,queparecíanextraviadosporla angustia del dolor y el peligro de la situación. Había que abandonar alrecién nacido, fuese como fuese. Debía tener ánimo. En los peligros semuestranloshombres.Lellevaríaporlanochealaciudad,leabandonaríaenunacalle,alapuertadeunaiglesia,encualquiersitio:Valenciaesgrande…¡yadivinaquiénesfueronlospadres…!

Laduramujer,despuésdeproponerelcrimen,intentabaencontrarexcusasasumaldad.Talvezseríaunasuerteparaelpequeñoesteabandono.Simoría,mejorparaél;ysisesalvaba,¡quiénsabeenquémanospodíacaer!Quizáleesperaselariqueza;historiasmásasombrosassehabíanconocido.Yrecordabaloscuentosdelaniñez,consushijosdereyesabandonadosenunaselvaosusbastardos de pastoras, que, en vez de ser comidos por los lobos, llegaban apoderosospersonajes.

Tonet laoíaaterrado. Intentó resistirse;pero lamiradadeNeleta impusocierto miedo a su voluntad, siempre débil. Además, también él se sentíamordido por la codicia: todo lo de Neleta lo consideraba como suyo, y seindignabaantelaideadepartirconlosenemigoslaherenciadelaamante.Suindecisión le hacía cerrar los ojos, confiando en el porvenir.La cosa no eraparadesesperarse;yaveríadearreglarlotodo.Talvezsubuenasuertevendríaaresolverelconflictoaúltimahora.

Ygozabadeuna tranquilidadmomentánea,dejando transcurrir el tiemposinpensarenlascriminalesproposicionesdeNeleta.

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Estabaunidoaellaparasiempre:constituíatodasufamilia.Latabernaeraya su único hogar. Había roto con su padre, que, enterado por lasmurmuracionesdelpueblodesuvidamaritalcon la tabernera,yviendoquetranscurríanlassemanasylosmesessinqueelhijodurmieseunasolanocheen la barraca, tuvo con éste una entrevista rápida y dolorosa. Lo que hacíaToneteradeshonrosoparalosPalomas.Ynopodíatolerarquesellamarahijosuyounhombrequevivíapúblicamenteaexpensasdeunamujerquenoerasuesposa.Yaquequeríavivireneldeshonor,alejadodesufamiliaysinprestarlaauxilio…¡cómosinoseconocieran!Sequedabasinpadre:únicamentepodríaencontrarlootravezcuandorecobrasesuhonra.YeltíoTono,despuésdeestaexplicación, continuóconel fiel auxiliode laBordael enterramientode suscampos. Ahora que la gran empresa tocaba a su fin, se sentía desalentado;preguntábase con tristeza quién había de agradecerle tantas fatigas, yúnicamenteporsutenacidaddetrabajadorsiguióadelanteenelempeño.

Llegó la época de las grandes tiradas: SanMartín y Santa Catalina, lasfiestasdelSaler.

EntodaslasreunionesdelosbarquerossehablabaconentusiasmodelgrannúmerodepájarosqueesteañohabíaenlaAlbufera.Losguardasdelacaza,que vigilaban de lejos los rincones y las matas donde se congregaban lasfúlicas,lasveíanaumentarrápidamente.Formabangrandesmanchasnegrasaflordeagua.Alpasarunabarcaporcercadeellas,abríanlasalasvolandoengrupo triangular e iban a posarse un poco más allá, como una nube delangosta, hipnotizadas por el brillo del lago e incapaces de abandonar unasaguasenlasquelesesperabalamuerte.

Lanoticiasehabíaesparcidoporlaprovincia,yloscazadoresseríanmásnumerososqueotrosaños.

Las grandes tiradas de la Albufera ponían en conmoción a todas lasescopetas valencianas. Eran fiestas antiquísimas, cuyo origen conocía el tíoPalomadelaépocaenqueguardabalospapelesdeJurado,relatándoloasusamigosen la taberna.Cuando laAlbuferaerade los reyesdeAragónysólopodían cazar en ella los monarcas, el rey donMartín quiso conceder a losciudadanosdeValenciaundíadefiesta,yescogióeldesusanto.DespuéslatiradaserepitióigualmenteeldíadeSantaCatalina.Enestasdosfiestastodala gente podía entrar libremente en el lago con sus ballestas, cazando losinnumerablespájarosdeloscarrizales;yelprivilegio,convertidoentradición,veníareproduciéndoseatravésdelossiglos.Ahoralastiradasgratuitasteníanunprólogodedosdías,enloscualessepagabaalarrendatariodelaAlbuferapor escoger losmejores puestos, viniendo a ellas los tiradores de todos lospueblosdelaprovincia.

Escaseabanlosbarquitosylosbarquerosparaelserviciodeloscazadores.

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El tío Paloma, conocido tantos años por los aficionados, no sabía cómoatenderalasdemandas.Élestabaenganchadodesdemuchotiempoantesaunseñor rico que pagaba espléndidamente su experiencia de las cosas de laAlbufera.Masnoporestoloscazadoresdejabandedirigirsealpatriarcadelosbarqueros, y el tío Paloma andaba de un lado a otro buscando barquitos yhombresparatodoslosqueleescribíandesdeValencia.

Lavísperadelatirada,Tonetvioentrarasuabueloenlataberna.Veníaensubusca.AquelañolaAlbuferaibaatenermásescopetasquepájaros.Élyanosabíadedóndesacarbarqueros.TodoslosdelSaler,losdeCatarrojayaunlos del Palmar estaban comprometidos; y ahora, un antiguo parroquiano, aquiennadapodíanegar,encargábaleunhombreyunbarquitoparaunamigosuyo que cazaba por primera vez en la Albufera. ¿Quería ser Tonet esehombre,sacandoasuabuelodeuncompromiso?

ElCubanosenegó.Neletaestabamala.Porlamañanahabíaabandonadoel mostrador, no pudiendo resistir los dolores. El momento tan temidosobrevendríatalvezmuypronto,ynecesitabaestarenlataberna.

Perosulacónicanegativafueinterpretadacomoundesprecioporelviejo,quesemostrófurioso.¡Cómoahoraerarico,sepermitíadespreciarasupobreabuelo,dejándoloenunasituaciónridícula!Éllotolerabatodo;habíasufridosuperezacuandoexplotabanelredolí;cerrabalosojosantesuconductaconlatabernera,quenohonrabamuchoalafamilia;¿perodejarleenunapuroqueélconsideraba como de honor? ¡Cristo! ¿Qué dirían de él sus amigos de laciudad cuando viesen que en la Albufera, donde le creían el amo, noencontrabaunhombreparaservirles?Ysutristezaeratangrande,tanvisible,queTonetsearrepintió.NegarsuauxilioenlasgrandestiradaseraparaeltíoPalomauninsultoasuprestigioyalmismotiempoalgoasícomounatraiciónaaquelpaísdecañasybarrodondehabíannacido.

ElCubanoaceptócon resignaciónel ruegodesuabuelo.Pensó,además,queNeletapodríaesperar.Hacíatiempoquelaalarmabanfalsosdoloresylacrisisdelmomentoseríaigualalasotras.

Alcerrarlanoche,TonetllegóalSaler.Comobarquero,debíaasistiralademaná,presenciandoconsucazadorladistribucióndelospuestos.

ElcaseríodelSaler—lejosyadellago,alextremodeuncanalporlapartedeValencia—presentabaunaspectoextraordinarioconmotivodelasgrandestiradas.

EnlareplazadelcanalquellamabanelPuerto,agolpábanseadocenaslosnegros barquitos, sin espacio para moverse, haciendo crujir sus delgadasbordasunoscontraotrosyestremeciéndoseconelpesodeenormescubosdemaderaquehabíandefijarsealdíasiguientesobreestacasenelbarro.Enel

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interiordeestoscubosseocultabanloscazadoresparadispararalospájaros.

Entre las casas del Saler, algunas buenas mozas de la ciudad habíanestablecido sus mesas de garbanzos tostados y turrones mohosos,alumbrándoseconbujíasresguardadasporcucuruchosdepapel.Enlaspuertasdelasbarracas,lasmujeresdelpueblohacíanhervirlascafeteras,ofreciendotazas «tocadas» de licor, en las cuales era más la caña que el café; y unapoblaciónextraordinariadiscurríaporelpueblo,aumentadaacadamomentopor los carros y tartanas que llegaban de la ciudad. Eran burgueses deValencia,conaltaspolainasygrandesfieltros,comoguerrerosdelTransvaal,contoneandofieramentesublusadeinnumerablesbolsillos,silbandoalperroyexhibiendo con orgullo su escopeta moderna dentro del estuche amarillopendiente del hombro; labradores ricos de los pueblos de la provincia, convistosasmantas y la canana sobre la faja, unos con el pañuelo arrollado enformademitra,otrosllevándolocomounturbanteodejándoloflotarenlargorabo sobre el cuello, delatando todos en el tocadode su cabeza losdiversosrinconesvalencianosdequeprocedían.

Laescopetaparecíaigualaraloscazadores.Tratábanseconlafraternidaddecompañerosdearmas,animándosealpensarenlafiestadeldíasiguiente;yhablabandelapólvorainglesa,delasescopetasbelgas,delaexcelenciadelasarmas de fuego central, estremeciéndose con fiera voluptuosidad de árabes,como si en sus palabras aspirasen ya el humo de los disparos. Los perros,enormesysilenciosos,conlavivamiradadelinstinto,ibandegrupoengrupooliendolasmanosdeloscazadoreshastaquedarinmóvilesalladodelamo.Entodaslasbarracas,convertidasenposadas,guisabanlacenalasmujeresconlaactividadpropiadeunasfiestasqueayudabanavivirgranpartedelaño.

TonetviolacasallamadadelosInfantes,unpisobajodepiedra,conaltamonteradetejasrasgadaporvariaslucernas:uncaseróndelsigloXVIII,quesedesmoronabalentamentedesdequeloscazadoresdesangrerealnoveníanalaAlbufera,yqueenlaactualidadestabaocupadoporunataberna.Enfrenteestaba la casa de la Demaná, edificio de dos pisos, que parecía gigantescoentrelasbarracas,mostrandoensusdesconchadasparedesvariasrejascurvasy sobre el tejado un esquilón para llamar a los cazadores al reparto de lospuestos.

Tonetentróenestacasa,echandounamiradaalasaladelpisobajo,dondeseverificabalaceremonia.UnenormefaroldespedíaturbialuzsobrelamesaylossillonesdelosarrendatariosdelaAlbufera.Elestradoseaislabadelrestodelapiezaconunabarandilladehierro.

EltíoPalomaestabaallí,ensucalidaddebarquerovenerable,bromeandoconloscazadoresfamosos,fanáticosdel lagoalosqueconocíamediosiglo.Eranlaaristocraciadelaescopeta.Loshabíaricosypobres:unoserangrandes

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propietarios y otros carniceros de la ciudad o labradores modestos de lospueblos inmediatos.No se veíanni se buscaban en el resto del año, pero alencontrarse en la Albufera todos los sábados, en las pequeñas tiradas, o aljuntarseenlasgrandes,seaproximabanconcariñodehermanos,seofrecíaneltabaco, se prestaban los cartuchos y se oíanmutuamente, sin pestañear, losestupendosrelatosdecaceríasportentosasverificadasenlosmontesduranteelverano.La comunidaddegustosy lamentira losunían fraternalmente.Casitodos ellos llevaban visibles en su cuerpo los riesgos de esta afición quedominaba su vida. Unos, al mover sus manos con la fiebre del relato,mostrabanlosdedosamputadospor laexplosiónde laescopeta;otros teníansurcadas las mejillas por la cicatriz de un fogonazo. Los más viejos, losveteranos,arrastrabanelreúmacomoconsecuenciadeunajuventudpasadaalaintemperie;peroenlasgrandestiradasnopodíanpermanecerquietosensuscasas, y venían, a pesar de sus dolencias, a lamentarse de la torpeza de loscazadoresnuevos.

La reunión se disolvió. Llegaban los barqueros para anunciarles que lacena estaba pronto, y salían en grupos, distribuyéndose por las iluminadasbarracas, que marcaban las manchas rojas de sus puertas sobre el suelo debarro.Enelambienteflotabaunfuerteolordealcohol.

Loscazadores temíanel aguade laAlbufera;nopodíanbeber el líquidodel lagocomolagentedelpaís,pormiedoa lasfiebres,y traíanconsigounverdaderocargamentodeabsentayron,quealdestaparseimpregnabaelaireconfuertesaromas.

Tonet, al ver tan animado el Saler, como si en él acampase un ejército,recordabalosrelatosdesuabuelo:lasorgíasorganizadasenotrostiemposporlos cazadores ricos de la ciudad, con mujeres que corrían desnudas,perseguidasporlosperros;lasfortunasquesehabíandeshechoenlasmíserasbarracas durante largas noches de juego, entre tirada y tirada: todos losplaceresestúpidosdeunaburguesíaderápidafortuna,quealverselejosdelafamilia,enunrincóncasisalvaje,excitadaporlavistadelasangreyelhumodelapólvora,sentíarenacerenellalahumanabestialidad.

El tío Paloma buscó al nieto para presentarle su cazador. Era un señorgordo, de aspecto bonachón y pacífico: un industrial de la ciudad, que,despuésdeunavidadetrabajo,creíallegadoelmomentodedivertirsecomolosricosycopiabalosplaceresdesusnuevosamigos.Parecíamolestoporsuterrorífico aparato: le pesaban las bolsas para la caza, la escopeta, las altasbotas,todonuevo,reciéncomprado.Peroalfijarseenlacananaenformadebandoleraquelecruzabaelpecho,sonreíabajosuenormefieltro,juzgándoseigualaunodeaquelloshéroesboerscuyosretratosadmirabaenlosperiódicos.Cazabaporprimeravezenellago,yconfiábasealaexperienciadelbarqueroparaescogerelsitiocuandollegasesunúmero.

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Los tres cenaron en una barraca con otros cazadores. La sobremesa eraruidosa en veladas como aquélla.Medíase el ron a vasos, y en torno de lamesa,comoperroshambrientos,seagrupabanlosvecinosdelpueblo,riendoloschistesdelosseñores,aceptandocuantolesofrecíanybebiéndoseunosololoqueloscazadorescreíansuficienteparatodos.

Tonet apenas comía, escuchando como a través de un sueño los gritos yrisasdeaquellagente, la regocijadaprotestaconqueacogían lasmentirosashazañas de los cazadores fanfarrones. Pensaba en Neleta; se la imaginabaencogida de dolor en el piso alto de la taberna, revolcándose en el suelo,ahogandosusrugidos,sinpodergritarparaaliviodesusufrimiento.

Fuera de la barraca sonaba el esquilón de la casa de laDemaná, con untimbretemblorosodecampanadeermita.

—Ya’nvandos—dijoeltíoPaloma,quecontabaelnúmerodetoquescongranatención,temiendomásllegartardealademanáqueperderunamisa.

Cuandosonóelesquilónporterceravez,abandonaronlamesacazadoresybarqueros,acudiendotodosallugardondesedesignabanlospuestos.

Laluzdelfarolónhabíasidoaumentadaconladedosquinqués,colocadossobre lamesa del estrado.Detrás de la verja estaban los arrendatarios de laAlbufera, y tras ellos, hasta la pared del fondo, los cazadores abonadosperpetuamente al lago, que ocupaban este sitio por derecho propio. Al otroladodelaverja,llenandoelportalyesparciéndosefueradelacasa,estabanlosbarqueros,loscazadorespobres,todalagentemenudaqueacudíaalastiradas.Un hedor de mantas húmedas, de pantalones manchados de barro, deaguardienteytabacomalo,esparciasesobreelgentíoqueseestrujabacontrala verja. Las blusas impermeables de los cazadores resbalaban sobre loscuerposcercanosconunchirridoqueaguzabalosdientes.Enelgranmarcodesombradelapuertaabiertasemarcabancomoindecisasmanchaslosblancosfrontonesdelasbarracasinmediatas.

A pesar de esta aglomeración no se alteraba el silencio que parecíadominaratodosapenaspisabanelumbral.Senotabalamismaansiedadmudaquereinaenlostribunalescuandoseresuelvelasuertedeunhombre,oenlossorteosaldecidirselafortuna.Sialguienhablabaeraenvozbaja,contímidocuchicheo,comoenlaalcobadeunenfermo.

Elarrendatarioprincipalselevantó:

—Caballers…

Elsilenciosehizoaúnmásprofundo.Ibaaprocedersealademandadelospuestos.

A ambos lados de la mesa, erguidos como heraldos de la autoridad del

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lago, estaban los dos guardas más antiguos de la Albufera: dos hombresdelgados,pardosdecolor,deondulantesmovimientosyrostrohocicudo,dosanguilasconblusa,queparecíanvivirenelfondodelaguaparanopresentarsemásqueenlasgrandessolemnidadescinegéticas.

Unguardapasabalistaparasabersitodoslospuestosestaríanocupadosenlatiradadeldíasiguiente.

—¡Elú…!¡eldos…!

Ibanporturno,segúnlacantidadquepagabananualmenteysuantigüedad.Losbarqueros,aloírelnúmerodesusamos,contestabanporéstos:

—¡Avant!¡avant!

Después de pasar lista venía el momento solemne, la demaná, ladesignaciónquecadabarquero,deacuerdoconsucazadoroporpropiacuentacomomásexperto,hacíadelsitioparalatirada.

—¡Eltres!—decíaunodelosguardas.

E inmediatamente el que tenía dicho número lanzaba el nombre quellevabapensado. «LamatadelSiñor…»«Labarcapodrida…»«El rincódel’Antina». Así iban sonando los sitios de la caprichosa geografía de laAlbufera;lugaresbautizadosalgustodelosbarqueros;títulosmuchosdeellosquenopodíanrepetirsesinruborantemujeresoquerevolvíanelestómagoalnombrarseenlamesa,apesardelocualsonabanenesteactoconsolemnidad,sinproducirlamásligerasonrisa.

Elsegundoguarda,queteníaunavozdeclarín,aloírladesignaciónhechaporlosbarqueroserguíalacabeza,yconlosojoscerradosylasmanosenlaverja, decía a todo pulmón, con un grito desgarrador que se extendía en elsilenciodelanoche:

—EltresvaalamatadelSiñor…ElcuatrevaalrincódeSanRòc…Elsincalaca…delbarber.

Duró cerca de una hora la designación de los puestos; y mientras loscantaban los guardas con lentitud, unmuchachuelo los inscribía en un granlibrosobrelamesa.

Terminada la designación se extendían las licencias de caza ambulantespara lagentemenuda:unospermisosque sólocostabandosdurosycon loscualespodíanirloslabradoresensusbarquitosportodalaAlbufera,aciertadistanciadelospuestos,rematandolospájarosqueescapabandelescopetazodelosricos.

Los grandes cazadores se despedían estrechándose las manos. UnosqueríandormirenelSaler,conelpropósitodeirasupuestocuandorompiese

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el día; otros, más fogosos, partían inmediatamente para el lago queriendovigilarporsímismoslainstalacióndelenormetanquedentrodelcualhabíandepasarlajornada.«¡Vaya…!¡Bònasòrtydivertirse!»Ycadaunollamabaasubarqueroparaconvencersedequenadafaltabaenlospreparativos.

TonetyanoestabaenelSaler.Enelsilenciodelactodelademanálehabíaacometido una angustia grande. Tenía ante sus ojos la imagen dolorida deNeleta retorciéndosecon lossufrimientos,solaalláenelPalmar,caídaenelsuelo, sin encontrar quien la consolase, amenazada por la vigilancia de losenemigos.

NopudoresistirsupenaysaliódelacasadelaDemanádispuestoavolverinmediatamentealPalmar,aunqueesto lecostasereñirconsuabuelo.CercadelacasadelosInfantes,dondeestabala taberna,oyóquele llamaban.EraSangonera. Tenía hambre y sed; había rondado las mesas de los cazadoresricos sin alcanzar la más insignificante piltrafa; todo se lo comían losbarqueros.

Tonet pensó en ser sustituido por el vagabundo; pero el hijo del lago seextrañódequelepropusierantripularunabarcamásaúnquesielvicariodelPalmarleinvitaseapronunciarlapláticadeldomingo.Élnoservíaparaeso;además, no le gustaba perchar para nadie. Ya conocía su pensamiento: eltrabajoeracosadeldemonio.

Pero Tonet, impaciente y angustiado, no estaba para oír las tonterías deSangonera.Nadaderesistencias,olealiviabaelhambreylasedechándoloenelcanaldeunapatada.Losamigossirvenparasacardeunapuroalosamigos.¡Bien sabía perchar en barquitos ajenos cuando iba ameter sus uñas en lasredes de los redolíns, robando las anguilas!Además, si tenía hambre, podíarefocilarsecomonuncaenelcargamentodeprovisionesqueaquelseñortraíadeValencia.AlverdudosoaSangoneraporlaesperanzadelhartazgo,acabóde decidirle con fuertes empujones, llevándolo hasta la barca del cazador yexplicándole cómo había de disponer todos los preparativos. Cuando sepresentase el amo, podía decirle que él estaba enfermo y lo había buscadocomosustituto.

Antes de que el absorto Sangonera acabase de titubear, ya Tonet habíamontado en su ligero barquito y emprendía lamarcha, perchando como undesesperado.

Elviajeeralargo.HabíaqueatravesartodalaAlbuferaparairalPalmar,yno soplaba viento. Pero Tonet sentíase espoleado por el miedo, por laincertidumbre,y subarquito resbalaba comouna lanzadera sobre el obscurotisúdelagua,moteadoporlospuntosdeluzdelasestrellas.

EramásdemedianochecuandollegóalPalmar.Estabafatigado,conlos

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brazosrotosporeldesesperadoviaje,ydeseabaencontrartranquilalatabernapara caer como un leño en la cama.Al amarrar su barquichuelo frente a lacasa,laviocerradaysilenciosacomotodaslasdelpueblo,perolasrendijasdelaspuertasmarcábanseconlíneasderojaluz.

Le abrió la tía de Neleta, y al reconocerle hizo un gesto de atención,designandoconelrabillodelojoaunoshombressentadosanteelhogar.Eranlabradores de la parte de Sueca que habían venido a la tirada; antiguosparroquianos, que tenían campos cerca del Saler, y a los que no se podíadespedir, so pena de inspirar sospechas. Habían cenado en la taberna ydormitaban junto al fuego, para montar en sus barquitos una hora antes deromper el día y esparcirse por el lago, esperando los pájaros que escapasenilesosdelosbuenospuestos.

Tonet lossaludóa todos,ydespuésdecambiaralgunaspalabrassobre lafiestadeldíasiguiente,subióaldormitoriodeNeleta.

La vio en camisa, pálida, las facciones desencajadas, oprimiéndose losriñonesconambasmanosyconunaexpresióndelocuraenlosojos.Eldolorlahacíaolvidarlaprudencia,ylanzabarugidosqueasustabanasutía.

—¡Tevanaoír!—exclamabalavieja.

Neleta, sobreponiéndose al sufrimiento, se ponía los puños en la boca omordíalasropasdesucamaparaahogarlosgemidos.

Por consejo de ella, Tonet bajó a la taberna. Nada había de remediarpermaneciendoarriba.Acompañandoaaquelloshombres,distrayéndolosconsuconversación,podíaimpedirqueoyesenalgoquelesinfundierasospechas.

Tonetpasómásdeunahoracalentándoseenel rescoldode lachimenea,hablandoconloslabradoresdelapasadacosechaydelasmagníficastiradasquesepreparaban.Hubounmomentoenquesecortólaconversación.Todosoyeronungritodesgarrado, salvaje:unchillidosemejantealdeunapersonaasesinada.PerolaimpasibilidaddeTonetlostranquilizó.

—L’amaestáunpòcmala—dijo.

Ysiguieronhablando,sinprestaratenciónalospasosdelaviejaqueibandeunladoaotroapresuradamente,haciendotemblarel techo.Pasadamediahora, cuando Tonet creyó que todos habían olvidado el incidente, volvió asubiraldormitorio.Algunoslabradorescabeceaban,dominadosporelsueño.

Arriba vio aNeleta tendida en el lecho, blanca, pálida, inmóvil, sinmásvidaqueelbrillodesusojos.

—¡Tonet…Tonet!—dijodébilmente.

Elamanteadivinóensuvozyensumiradatodoloquequeríadecirle.Era

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unaorden,unmandato inflexible.Lafiera resoluciónque tantasveceshabíaasustadoaTonetvolvíaa reaparecerenplenadebilidad,despuésde lacrisisanonadadora. Neleta habló lentamente, con una voz débil como un suspirolejano.Lomásdifícilhabíapasadoya:ahoraletocabaaél.Aversimostrabacoraje.

La tía, temblando, con la cabeza perdida, sin darse cuenta de sus actos,presentaba a Tonet un envoltorio de ropas, dentro del cual se revolvía unpequeñoser,sucio,maloliente,conlacarneamoratada.

Neleta,alverpróximoaellaalreciénnacido,hizoungestodeterror.¡Noqueríaverlo:temíamirarlo!Seteníamiedoasímisma,seguradequesifijabauninstantelavistaenél,renaceríalamadreylefaltaríavalorparadejarqueselollevasen.

—¡Tonet…enseguida…empòrtatelo!

El Cubano dio sus instrucciones rápidamente a la vieja y bajó paradespedirsedeloslabradores,queyadormían.Fueradelataberna,porlapartedelcanal, lavieja leentregóelanimadopaquetea travésdeunaventanadelpisobajo.

Cuando se cerró la ventana y Tonet quedó solo en la obscuridad de lanoche,sintióquedegolpesedesplomabatodosuvalor.El líoderopasydecarne blanducha que llevaba bajo su brazo le infundía miedo. Parecía queinstantáneamente se había despertado en él una nerviosidad extraña queaguzaba sus sentidos. Oía todos los rumores del pueblo, hasta los másinsignificantes,yleparecíaquelasestrellastomabanuncolorrojo.Elvientoestremecióunolivoenanoinmediatoalataberna,yelrumordelashojashizocorrer a Tonet como si todo el pueblo despertase y se dirigiera hacia élpreguntandoquéllevababajoelbrazo.CreyóquelaSamarucaysusparientes,alarmadosporlaausenciadeNeletaduranteeldía,rondabanlatabernacomootras veces y que la feroz bruja iba a aparecer en la orilla del canal. ¡Quéescándalosilesorprendíanconaquelenvoltorio…!¡QuédesesperaciónladeNeleta…!

Arrojóenelfondodesubarquitoelpaquetederopas,delcualcomenzóasalirun llantodesesperado, rabioso,ycogiendo lapercha,pasóel canalconunavelocidadloca.Perchabafuriosamente,comoespoleadoporlosllorosdelrecién nacido, temiendo ver iluminadas las ventanas de las casas y que lassombrasdeloscuriososlepreguntasenadóndeiba.

ProntodejóatráslasviviendassilenciosasdelPalmarysalióalaAlbufera.

La calma del lago, la penumbra de una noche tranquila y estrellada,pareciódarlevalor.Arribaelazulobscurodelcielo;abajoelazulblanquecinodelagua,conmovidoporestremecimientosmisteriososquehacíantemblaren

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su fondo el reflejo de las estrellas.Chillaban los pájaros en los carrizales ysusurraba el agua con el coleteo de los peces persiguiéndose. De vez encuandoconfundíaseconestosrumoreselllantorabiosodelreciénnacido.

Tonet,cansadoporaquellanochedecontinuosviajes,seguíamoviendosupercha,empujandoelbarquitohaciaelSaler.Sucuerposentíaseembrutecidopor la fatiga; pero el pensamiento, despierto y aguzado por el peligro,funcionabaconmásactividadaúnquelosbrazos.

YaestabalejosdelPalmar,peroaúnlefaltabamásdeunahoraparallegaralSaler.Deallía laciudad,otrasdoshoras largasdecamino.Tonetmiróalcielo:debíanserlastres.AntesdedoshorassurgiríaelalbayelsolestaríayaenelhorizontecuandollegaseélaValencia.Además,pensabaconterrorenlalargamarchapor lahuertadeRuzafa,vigiladasiemprepor laGuardiaCivil;enlaentradaenlaciudadbajolamiradadelosdelresguardodeConsumos,quequerríanexaminarelpaquetequellevababajoelbrazo;enlasgentesquese levantaban antes del amanecer y le encontrarían en el camino,reconociéndolo. ¡Y aquel llanto desesperado, escandaloso, que cada vez eramás fuerte y constituía un peligro aun en medio de la soledad de laAlbufera…!

Tonetveíaanteéluncaminointerminable,infinito,ysentíaquelasfuerzasleabandonaban.Nuncallegaríaalascallesdelaciudad,desiertasalamanecer,a los portales de las iglesias, donde se abandona a los niños comoun fardoenojoso. Era fácil desde el Palmar, en la soledad silenciosa del dormitorio,decir: «Tonet, haz esto»; pero la realidad se encargaba después de ponersedelanteconsusobstáculosinfranqueables.

Aunenelmismolagocrecíapormomentoselpeligro.Otrasvecespodíanavegarse de una orilla a otra sin encontrar a nadie; pero aquella noche laAlbuferaestabapoblada.Encadamata,encadareplaza,notábaseeltrabajodehombresinvisibles,lospreparativosdelatirada.

Todounpuebloibayveníaenlaobscuridadsobrelosnegrosbarquitos.Enel silenciode laAlbufera,que transmitía los ruidosaprodigiosasdistancias,sonaban los mazos clavando las estacas de los puestos de los cazadores, ycomo rojas estrellas brillaban a flor de agua los manojos de inflamadashierbas,acuya luz terminabansuspreparativos losbarqueros.¿Cómoseguiradelante, entre gentes que le conocían, acompañado por el lloro del reciénnacido, lamento incomprensible enmedio del lago? Cruzóse con una barcaque pasó a larga distancia, pero al alcance de la voz. Sin duda se habíanextrañadodeaquelllanto.

—Compañero—gritóunavozlejana—,¿quépòrtesahí?

Tonetnadadijo,perosusfuerzasleabandonaronparaseguirelviaje,yse

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sentóenunextremodelbarquito,soltandolapercha.Queríapermanecerallí,aunque le sorprendiese el amanecer. Tenía miedo a continuar, y seabandonaba, con el anonadamiento del rezagado que se arroja al suelosabiendo que va a morir. Reconocíase impotente para cumplir su promesa.¡Qué le sorprendiesen, que todos se enteraran de lo ocurrido, que Neletaperdiesesuherencia…!¡Élnopodíamás!

Pero apenas hubo adoptado esta resolución desesperada, comenzó amarcarse en su cerebro una idea que parecía quemarle con su contacto.Primerofueunpuntodefuego,despuésunascua,luegounallamarada,hastaque por fin rompió como formidable incendio que hinchaba su cabeza,amenazándolacomounestallido,mientrasunsudorheladoseesparcíaporsufrentecomolarespiracióndeestehervidero.

¿Para qué ir más lejos…? El deseo de Neleta era que desapareciese eltestigodesufalta,paranoperderunapartedelafortuna;abandonarlo,yaquecon supresencia podía comprometer la tranquilidadde los dos; y para esto,ningún sitio como laAlbufera, quehabíaocultadomuchasveces a hombresbuscadosporlajusticia,salvándolosdeminuciosaspersecuciones.

Temblaba al pensar que el lago no conservaría la existencia de aquelcuerpecillo débil y naciente; ¿pero acaso el pequeño teníamás asegurada lavida si lo abandonaba en cualquier callejón de la ciudad? «Losmuertos novuelven para comprometer a los vivos». Y Tonet, al pensar esto, sentíaresucitarenélladurezadelosviejosPalomas,lacruelfrialdaddesuabuelo,queveíamorirsushijospequeñossinunalágrima,conelpensamientoegoístadequelamuerteesunbienenlafamiliadelpobre,puesdejamáspanparalosquesobreviven.

En un momento de lucidez, Tonet se avergonzó de su maldad, de laindiferenciaconquepensabaenlamuertedelserqueestabaasuspiesyquecallabaahora,comofatigadoporel llantorabioso.Lehabíacontempladouninstante,ysinembargo,suvistanoleprodujoningunaemoción.Recordabasurostroamoratado,elcráneopuntiagudo,losojossaltones,labocaenorme,quese contraía, estirándose de oreja a oreja: una ridícula cabeza de sapo que lehabía dejado frío, sin que latiese en él el más débil sentimiento. ¡Y sinembargo,erasuhijo…!

Tonet,paraexplicarseestafrialdad,recordabaloquemuchasveceshabíaoídoasuabuelo.Sólolasmadressientenunaternurainstintivaeinmensaporsushijos desde elmomentoquenacen.Lospadresno los amanen seguida:necesitanquetranscurraeltiempo,ysólocuandocreceelpequeñosesientenunidosaélporuncontinuocontacto,concariñoreflexivoygrave.

Pensabaen lafortunadeNeleta,en la integridaddeaquellaherenciaqueconsiderabacomopropia.Alterábansesusdurasentrañasdeperezosoqueve

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resueltoparasiempreelproblemadelaexistencia,ysuegoísmosepreguntabasieraprudentecomprometerlabuenafortunadesuvidaporconservarunserpequeñoy feo, igual a todos los reciénnacidos,yqueno le causaba lamásleveemoción.

Porque él desapareciese nada malo ocurriría a los padres; y si él vivía,tendrían que regalar a gentes odiadas lamitad del pan que se llevaban a laboca.Tonet,confundiendolacrueldadyelvalorconesaceguerapropiadeloscriminales,sereprochabasuindecisión,queleteníacomoclavadoenlapopadelabarca,dejandopasareltiempo.

Laobscuridaderacadavezmástenue.Seadivinabalaproximidaddeldía.Sobre el cielo gris del amanecer pasaban, como resbaladizas gotas de tinta,algunos grupos de aves. Lejos, por la parte del Saler, sonaban los primerosescopetazos.Elpequeñuelocomenzóallorar,martirizadoporelhambreyelfríodelamañana.

—¡Cubano…!¿Erestú?

Tonetcreyóoírestellamamientodesdeunabarcalejana.

Elmiedoaserreconocidolehizoponersedepie,empuñandolapercha.Ensusojoslucíaunapuntadefuego,semejantealaqueiluminabaalgunasveceslaverdemiradadeNeleta.

Lanzó su barquito por dentro de los carrizales, siguiendo los tortuososcallejonesdeaguaabiertosentre lascañas. Ibaa laventura,pasandodeunamata a otra, sin saber ciertamente dónde se encontraba, redoblando susesfuerzos como si alguien le persiguiese. La proa del barquito separaba loscarrizos, rompiéndolos. Se abrían las altas hierbas para dar paso a laembarcación,yloslocosimpulsosdelaperchalahacíandeslizarseporsitioscasi en seco, sobre las apretadas raíces de las cañas, que formaban espesasmadejas.

Huíasinsaberdequién,comosisuscriminalespensamientosbogasenasuespalda persiguiéndolo. Se inclinó varias veces sobre el barquito, tendiendounamanoaaquelenvoltoriode traposdelque salían furiososchillidos,y laretiróinmediatamente.Peroalenredarselabarcaenunasraíces,elmiserable,como si quisiera aligerar la embarcación de un lastre inmenso, cogió elenvoltorio y lo arrojó con fuerza, por encima de su cabeza,más allá de loscarrizosquelerodeaban.

El paquete desapareció entre el crujido de las cañas. Los harapos seagitaronuninstanteenlapenumbradelamanecer,comolasalasdeunpájaroblancoquecayesemuertoenlamisteriosaprofundidaddelcarrizal.

Otravezsintióelmiserablelanecesidaddehuir,comosialguienfuesea

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sus alcances. Perchó como un desesperado a través del carrizal, hastaencontrarunavenadeagua;lasiguióentodassustortuosidadesentrelasaltasmatas, y al salir a la Albufera, con el barquito libre de todo peso, respiró,contemplandolafajaazuladadelamanecer.

Después se tendió en el fondo de la embarcación y durmió con sueñoprofundo y anonadador: el sueño demuerte que sobreviene tras las grandescrisisnerviosasysurgecasisiempreacontinuacióndeuncrimen.

IX

Eldíacomenzócongrandescontrariedadesparaelcazadorconfiadoa lapericiadeSangonera.

Antes de amanecer, al clavar el puesto, el prudente burgués tuvo queimplorarelauxiliodealgunosbarqueros,que rieronmuchoviendoelnuevooficiodelvagabundo.

Conlaprestezadelacostumbre,clavarontresestacasenelfondofangosodelaAlbuferaycolocaron,apoyadoenellas,elenormetanquequehabíadeservir de refugio al cazador. Después rodearon de cañas el puesto, paraengañaralasavesyqueseacercaranconfiadas,creyendoqueeraunpedazodecarrizalenmediodelagua.Paraayudaraesteengaño,entornodelpuestoflotaban los bots: unas cuantas docenas de patos y fúlicas esculpidos encorcho,que,conlasondulacionesdellago,movíanseaflordeagua.Delejoscausaban la impresión de una manada de pájaros nadando tranquilamentecercadelascañas.

Sangonera, satisfechodehaberse libradode todo trabajo, invitóalamoaocupar el puesto. Él se alejaría en el barquito a cierta distancia para noespantar la caza, y cuando llevasemuertas varias fúlicas, no teníamás quegritar,eiríaarecogerlassobreelagua.

—¡Vaya…!¡Bònasòrt,donJoaquín!

Elvagabundohablabacon tantahumildadymostraba talesdeseosdeserútil,queelbondadosocazadorsintiódesvanecersesuenfadoporlastorpezasanteriores.Estababien;éllellamaríatanprontocomotumbaseunpájaro.Paranoaburrirsedurantelaespera,podíairdandoalgunamojadaenlosguisosdesusprovisiones.Laseñoralehabíapertrechadocontantaabundanciacomosifueseadarlavueltaalmundo.

Y señalaba tres enormes pucheros cuidadosamente tapados, a más deabundantes panes, una cesta de fruta y una gran bota de vino.El hocico de

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Sangonera tembló de emoción viendo confiado a su prudencia aquel tesoroqueveníatentándoleenlaproadesdelanocheanterior.

No le había engañado Tonet al hablar de lo bien que se trataba elparroquiano. ¡Gracias, don Joaquín! Ya que era tan bueno y le invitaba amojar, se permitiría alguna ligera sucaeta, para entretener el tiempo. Unamojaditanadamás.

Y alejándose del puesto, se situó al alcance de la voz del cazador,encogiéndosedespuésenelfondodelbarquito.

Había amanecido y los escopetazos sonaban en toda la Albufera,agrandados por el eco del lago. Apenas si se veían sobre el cielo gris lasbandasdepájaros,quelevantabanelvueloespantadosporelestruendodelasdescargas.Bastabaqueensuvelozaleteodescendiesenunpoco,buscandoelagua,paraqueinmediatamenteunanubedeplomocayesesobreellos.

Al quedar don Joaquín solo en su puesto, no pudo evitar una emociónsemejante almiedo. Se veía aislado enmedio de laAlbufera, dentro de unpesado cubo, sin otro sostén que unas estacas, y temía moverse, con lasospechadequetodoaquelcatafalcoacuáticovinieraabajo,sepultándoloenelfango. El agua, con suaves ondulaciones, venía a chocar en el borde demadera,alaalturadelabarbadelcazador,ysucontinuochap-chaplecausabaescalofríos. Si aquello se hundía,—pensaba don Joaquín—, por pronto quellegaseelbarqueroyaestaríaenelfondocontodoelpesodelaescopeta,loscartuchos y aquellas botas enormes, que le causaban insoportable picazón,hundidasen lapajadearrozdequeestabaatiborradoelcubo.Leardían laspiernas,mientrassusmanosestabanateridasporel frescodelamaneceryelfríoglacialde laescopeta. ¿Yestoeradivertirse…?Comenzabaaencontrarpocoslancesaunplacertancostoso.

¿Y lospájaros? ¿Dónde estaban aquellas avesque sus amigos cazaban adocenas?Hubounmomentoenqueserevolvióimpetuosamenteensuasientogiratorio, llevándosea la cara la escopeta con trémula emoción. ¡Yaestabanallí…! Nadaban descuidadamente en torno del puesto. Mientras élreflexionaba, casi adormecido por el fresco del amanecer, habían llegado adocenas, huyendo de los lejanos escopetazos, y nadaban junto a él con laconfianzadelqueencuentraunbuenrefugio.Noteníamásquetiraraciegas…¡Caza segura!Pero al ir a hacer fuego, reconoció losbots, toda labandadepájaros de corcho que había olvidado por la falta de costumbre, y bajó laescopeta,mirandoen torno,conel temordeencontraren lasoledad losojosburlonesdesusamigos.

Volvióaesperar.¿Contraquédemoniostirabanaquelloscazadores,cuyasescopetasnocesabandeconmoverlacalmadellago…?Pocodespuésdesalirelsol,donJoaquínpudodispararporfinsuarmavirgen.Pasarontrespájaros

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casi a flor de agua. El novel cazador hizo fuego temblando. Le parecíanaquellas aves enormes, monstruosas, verdaderas águilas, agigantadas por laemoción. El primer tiro sirvió para que avivasen aún más el vuelo; peroinmediatamente partió el segundo, y una fúlica, plegando las alas, cayódespuésdevariasvolteretas,quedandoinmóvilsobreelagua.

Don Joaquín se levantó con tal ímpetu, que hizo temblar el puesto. Enaquel instante se consideraba superior a todos los hombres: admirábase a símismo,adivinandoenélunafierezadehéroequenuncahabíasospechado.

—¡Sangonera…! ¡Barquero! —gritó con voz trémula de emoción—.¡Una…!¡ya’ntenimuna!

Le contestó un gruñido casi ininteligible: una boca llena, atascada, queapenasabríapasoalaspalabras…

¡Estababien!Yairíaarecogerlascuandofuesenmás.

El cazador, satisfecho de su hazaña, volvió a ocultarse tras la cortina decarrizos,segurodequesebastabaélsoloparaacabarconlospájarosdellago.Todalamañanalapasódisparando,sintiendocadavezconmásintensidadlaembriaguezdelapólvora,elplacerdeladestrucción.Tirabaytirabasinfijarseendistancias,saludandoconlaescopetaatodoslospájarosquepasabanantesu vista, aunque volasen cerca de las nubes. ¡Cristo! ¡Sí que era divertidoaquello!Yenestasdescargasaciegas,algunaveztocabasuplomoainfelicespájaros,quecaíanporobradelafatalidadvíctimadeunamanotorpe,despuésdehaberescapadoilesosdeloscazadoresmáshábiles.

Mientras tanto, Sangonera permanecía invisible en el fondo de la barca.¡Quédía,redèu!ElarzobispodeValencianoestaríamejorensupalacioqueélen el barquito, sentado sobre la paja, con una pataca de pan en la mano yoprimiendo un puchero entre las piernas. ¡Qué no le hablasen a él de lasabundancias de casa de Cañamèl! ¡Miseria y presunción que únicamentepodían deslumbrar a los pobres! ¡Los señores de la ciudad eran los que setratabanbien…!

Había comenzado por pasar revista a los tres pucheros, cuidadosamentetapados con gruesas telas amarradas a la boca. ¿Cuál sería el primero…?Escogióalaventura,yabriendouno,sedilatósuhocicovoluptuosamenteconel perfume del bacalao con tomate. Aquello era guisar. El bacalao estabadeshechoentrelapastarojadeltomate,tansuave,tanapetitoso,quealtragarSangoneraelprimerbocadocreyóquelebajabaporlagargantaunnéctarmásdulce que el líquido de las vinajeras que tanto le tentaba en sus tiempos desacristán. ¡Con aquello se quedaba!Nohabía por quépasar adelante.Quisorespetarelmisteriodelosotrosdospucheros;nodesvanecerlasilusionesquedespertaban sus bocas cerradas, tras las cuales presentía grandes sorpresas.

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¡Ahoraaloqueestábamos!Ymetiendoentresuspiernaselolorosopuchero,comenzóatragarconsabiacalma,comoquientienetodoeldíapordelanteysabequenopuedefaltarleocupación.Mojabalentamente,perocontalpericia,que al introducir en el perol sumano armada de un pedazo de pan, bajabaconsiderablementeelnivel.Elenormebocadoocupabasuboca,hinchándoleloscarrillos.Trabajabanlasmandíbulasconlafuerzaylaregularidaddeunaruedademolino,ymientrastanto,susojosfijosenelpucheroexplorabanlasprofundidades,calculandolosviajesqueaúntendríaquerealizarlamanoparatrasladarlotodoasuboca.

Devezencuandoarrancábasedeestacontemplación.¡Cristo!Elhombrehonrado y trabajador no debe olvidar sus obligaciones enmedio del placer.Mirabafueradelabarca,yalveraproximarselospájaros,lanzabasuaviso:

—¡DonJoaquín! ¡Per lapartdelPalmar…DonJoaquín! ¡Per lapartdelSaler!

Despuésdeavisaralcazadorpordóndeveníanlasaves,sentíasefatigadodetantotrabajoydabaunfuertetentónalabotadevino,reanudandoelmudodiálogoconelpuchero.

Llevabaelamoderribadasunas tres fòchas,cuandoSangoneradejóaunlado el perol casi vacío. En el fondo, adheridas a las paredes de barro,quedaban unas cuantas hilachas. El vagabundo sintió el llamamiento de suconciencia. ¿Qué iba a quedar para el amo si se lo comía todo? Debíacontentarseconunamojaditanadamás.Yguardandoelpucherobajolaproacuidadosamentetapado,sucuriosidadleimpulsóaabrirelsegundo.

¡Redèu, que sorpresa! Lomo de cerdo, longanizas, embutido del mejor;todo frío,peroconun tufillodegrasaqueconmovióalvagabundo. ¡Cuántotiempohacíaque suestómago,habituadoa la carneblancae insípidade lasanguilas,nohabía sentidoelpesode las cosasbuenasque se fabrican tierraadentro…!Sangonerasereprochócomounafaltaderespetoalamodespreciarel segundo puchero. Sería tanto como manifestar que él, hambrientovagabundo, no se enternecía ante las buenas cosas que guisaban en casa dedonJoaquín.Porunamojadamásomenosnoibaaenfadarseelcazador.

Yotra vezvolvió a acomodarse en el fondode la barca, con las piernascruzadasyelpucheroentreellas.Sangoneraseestremecíavoluptuosamentealtragar losbocados;cerraba losojosparaapreciarmejorsu lentodescensoalestómago. ¡Qué día, Señor, qué gran día…! Parecíale que mascaba porprimera vez en toda la mañana. Ahora miraba con desprecio el primerpuchero,metido bajo la proa.Aquel guiso era bueno como entretenimiento,para engañar el estómago y divertir lasmandíbulas. Lo bueno era esto: lasmorcillas, la longaniza, el lomo apetitoso que se deshacía entre los dientes,dejandotalsabor,quelabocabuscabaotropedazo,yotrodespués,sintener

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nuncabastante.

Al ver la facilidad con que se vaciaba el segundo puchero, Sangonerasentíaafánporserviralamo,cumpliendominuciosamentesusobligaciones;ysiempre con lasmandíbulas ocupadas,miraba a todos lados, lanzando unosgritosqueparecíanmugidos:

—¡PerlapartdelSaler…!¡PerlapartdelPalmar!

Paraquenoseformaseuntapónensugarganta,apenassidejabaquietalabota.Bebíaybebíade aquel vino,muchomejor que el deNeleta; y el rojolíquidoparecía excitar su apetito, abriendonuevas simas enel estómago sinfondo. Sus ojos brillaban con el fuego de una embriaguez feliz; su cara, enfuerza de colorearse, tomaba un tinte violáceo, y los eructos ruidosos leconmovíandepiesacabeza.Consonrisaplacenterasegolpeabaelhinchadovientre.

—¡Eh! ¿qué tal? ¿cóm va aixó? —preguntaba a su estómago, como sifueseunamigo,dándolepalmadas.

Ysuembriaguezeramásdulcequenunca:unaembriaguezdehombrebiencomidoquebebeenplenadigestión;no laborrachera tristey lóbregaque leacometíaensumiseriacuandoarrojabacopasycopasenelestómagovacío,encontrandoenlasriberasdellagogentesqueleconvidabansiempreabeber,peronadiequeleofrecieraunpedazodepan.

Sumíase en su borrachera sonriente, sin dejar por esto de comer. LaAlbufera la veía de color de rosa. El cielo, de un azul luminoso, parecíarasgarseconunasonrisaigualaaquellaqueleacaricióunanocheenelcaminodelaDehesa.Únicamenteveíanegro,conlalobreguezdeunatumbavacía,elpuchero que guardaba entre las piernas. Se lo había comido todo.Ni restosquedabandelembutido.

Quedó como aterrado un momento por su voracidad. Pero después suapetito lediorisa,yparapasar laamargurade la falta,empinó labota largorato.

Reía a carcajadas pensando en lo que dirían en el Palmar al conocer suhazaña, y con el deseo de completarla probando todos los víveres de donJoaquín,destapóeltercerpuchero.

¡Rediel! Dos capones atascados entre las paredes de barro, con la pieldoradaychorreandograsa:dosadorablescriaturasdelSeñor,sincabeza,conlos muslos unidos al cuerpo por varias vueltas de tostado bramante y lapechuga saliente y blanca como la de una señorita. ¡Si no metía mano aaquello no era hombre! ¡Aunque don Joaquín le soltase un escopetazo…!¡Cuántotiempoquenoprobabatalesgolosinas!Nohabíacomidocarnedesde

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laépocaenqueservíadeperroaTonetycazabanporbravuraenlaDehesa.Pero pensando en la carne estoposa y áspera de los pájaros del lago,amontonábaseelplacerconquedevorabalasblancasfibrasdeloscapones,lapiel dorada, que crujía entre sus dientes mientras chorreaba la grasa por lacomisuradesuslabios.

Comía como un autómata, con la voluntad tenaz de tragar y tragar,mirando ansiosamente lo que quedaba en el fondo del puchero, como siestuvieraempeñadoenunaapuesta.

Devezencuandosentíaarrebatosinfantiles:deseosdeebrio,dealborotaryhacerjugarretas.Cogíamanzanasdelcestodelafrutaylasarrojabacontralospájarosquevolabanlejos,comosipudieraalcanzarlos.

Sentía hacia don Joaquín una gran ternura por la felicidad que le habíaproporcionado; deseaba tenerle cerca para abrazarlo; le hablaba de tú contranquila insolencia; y sinque sevieraunave en elhorizonte, bramabaconmugidointerminable:

—¡Chimo!¡Chimo…!¡Tira…quet’entren!

En vano se revolvía el cazador mirando a todas partes. No se veía unpájaro. ¿Qué quería aquel loco? Lo que debía hacer era aproximarse pararecoger lasfúlicasmuertasqueflotabanentornodelpuesto.PeroSangoneravolvíaaencogerseenlabarcasinobedecerelmandato.¡Tiempoquedaba!¡Yairíadespués!¡Quématasemuchoerasudeseo…!Ensuafándeprobarlotodo,destapabaahoralasbotellas,gustandotanprontoelroncomolaabsentapura,mientras la Albufera comenzaba a obscurecerse para él en pleno sol y suspiernasparecíanclavarseenlastablasdelabarca,sinfuerzasparamoverse.

Amediodía,donJoaquín,hambrientoydeseosodesalirdeaquelcuboqueleobligabaapermanecerinmóvil, llamóalbarquero.Envanosonabasuvozenelsilencio.

—¡Sangonera…!¡Sangonera!

Elvagabundo,conlacabezaporencimadelaBorda,lemirabafijamente,repitiendo que iba en seguida, pero continuaba inmóvil, como si no lollamasen a él.Cuando el cazador, rojo de tanto gritar, le amenazaba con unescopetazo,hizounesfuerzo,sepusoenpietambaleando,buscólaperchaportodalabarcateniéndolajuntoasusmanos,yporfincomenzóaaproximarselentamente.

AlsaltardonJoaquínalbarquitopudoestirarsuspiernas,entumecidasportantas horas de espera.El barquero, por sumandato, comenzó a recoger lospájaros muertos; pero lo hacía a tientas, como si no los viese, echando elcuerpo fuera con tanto ímpetu, que varias veces hubiese caído al agua a no

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sostenerloelamo.

—¡Malaít!—exclamabaelcazador—.¿Esqueestásborracho?

Pronto tuvo la explicación examinando sus provisiones ante la miradaestúpidadeSangonera. ¡Lospucherosvacíos; la bota arrugadaymustia, lasbotellasabiertas;depansóloalgunosmendrugos,ylacestadelafrutapodíavolcarsesobreellagosinmiedoaquecayeranada!

Don Joaquín sintió deseos de levantar la culata de su escopeta sobre elbarquero; pero pasado este impulso, quedóse contemplándolo con asombro.¿Aqueldestrozo lohabíahechoél solo…? ¡Vayaunmododedarmojaditasque teníaelbigardo!¿Dóndesehabíametido tantacosa…?¿Podíacaberenestómagohumano…?

Pero Sangonera, oyendo al enfurecido cazador, que le llamaba pillo ysinvergüenza,sólosabíacontestarconvozquejumbrosa:

—¡Ay,donJoaquín…!¡Esticmal!¡moltmal…!

Síque se sentíamal.Nohabíamásquever sucaraamarillenta, susojosque en vano pugnaban por abrirse, sus piernas que no podían sostenerseerguidas.

Enfurecidoelcazador,ibaagolpearaSangonera,cuandoéstesedesplomóen el fondo del barquito, clavándose las uñas en la faja como si quisieraabrirseelvientre.Encorvábasehechounapelota,condolorosasconvulsionesquecrispabansucara,dandoalosojosunavidriosaopacidad.

Gemía y al mismo tiempo arqueábase con profundas convulsiones,pugnandoporarrojardelcuerpoelprodigiosoatracón,queparecíaasfixiarleconsupeso.

Elcazadornosabíaquéhacer,yotravezencontrabaenojososuviajealaAlbufera. Tras media hora de juramentos, cuando ya se creía condenado acoger la percha y emprender por sí mismo la marcha hacia el Saler, seapiadarondesusgritosunoslabradoresdelosquecazabansueltosporellago.

ReconocieronaSangonerayadivinaronsumal.Eraunatracóndemuerte:aquelvagabundodebíaacabarasí.

Movidos por esa fraternidad de las gentes del campo, que les impulsa aprestarayudahastaalosmáshumildes,cargaronaSangoneraensubarcaparallevarloalPalmar,mientrasunodeellossequedabaconelcazador,satisfechodeservirledebarqueroacambiodedispararsuescopeta.

AmediatardevieronlasmujeresdelPalmarcaeralvagabundoalaorilladelcanal,conlainerciadeunfardo.

—¡Pillo…!¡Algunaborrachera!—gritabantodas.

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Perolosbuenoshombresquehacíanlacaridaddellevarloenaltocomounmuerto hasta su mísera barraca movían la cabeza tristemente. No era sóloembriaguez,ysielvagoescapabadeaquélla,bienpodíadecirsequesucarneeradeperro.Relatabanaquelatragantamientoportentosoqueleponíaamorir,y las gentes del Palmar reían asombradas, sin ocultar al mismo tiempo susatisfacción, contentas de que uno de los suyos demostrase tan inmensoestómago.

¡PobreSangonera!Lanoticiadesuenfermedadcirculóportodoelpueblo,ylasmujeresfueronengruposhastalapuertadelabarraca,asomándoseaesteantrodel que todoshuían antes.Sangonera, tendido en la paja, con losojosvidriososfijoseneltechoylacaradecolordecera,seestremecía,rugiendode dolor, como si le desgarraran las entrañas. Expelía en torno de élnauseabundosarroyosdelíquidosyalimentosamediomasticar.

—¿Cómestás,Sangonera?—preguntabandesdelapuerta.

Yelenfermocontestabaconungruñidodoloroso,cambiandodeposiciónparavolverlaespalda,molestadoporeldesfiledetodoelpueblo.

Otras mujeres más animosas entraban, arrodillándose junto a él, y letentaban el abdomen, queriendo saber dónde le dolía. Discutían entre ellassobre losmedicamentosmás apropiados, recordando los que habían surtidoefectoensus familias.Despuésbuscabanaciertasviejasacreditadasporsusremedios, que gozaban de mayor respeto que el pobre médico del Palmar.Llegabanunasconcataplasmasdehierbasguardadasmisteriosamenteensusbarracas;presentábanseotrasconunpucherodeaguacaliente,queriendoqueelenfermoselotragasedegolpe.Laopinióndetodaseraunánime.Elinfeliztenía «parada» la comida en la boca del estómago y había que hacer que«arrancase»… ¡Señor, qué lástima de hombre! Su padre muerto de unaborracherayélestirandolapatadeunatracón.¡Quéfamilia!

NadarevelabaaSangoneralagravedaddesuestadocomoestasolicituddelas mujeres. Se miraba en la conmiseración general como en un espejo yadivinaba el peligro al verse atendido por lasmismas que el día anterior seburlabandeél,riñendoalosmaridosyaloshijoscuandolosencontrabanensucompañía.

—¡Pobret!¡pobret!—murmurabantodas.

Y con esa valentía de que sólo es capaz la mujer ante la desgracia, lerodeaban,saltandosobrelosresiduoshediondosquesalíanaborbotonesdesuboca. Ellas sabían lo que era aquello: tenía «un nudo» en las tripas; y concariciasmaternalesledecidíanaqueabriesesusmandíbulas,apretadasporlacrispación, haciéndole tragar toda clase de líquidosmilagrosos, que al pocoratodevolvíaalospiesdelasenfermeras.

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Alcerrarlanocheloabandonaron;habíandeguisarlacenaensuscasas.Yelenfermoquedósoloenelfondodelachoza,inmóvilbajolaluzrojizadeuncandilquelasmujerescolgarondeunagrieta.Losperrosdelpuebloasomabana lapuertasushocicosyconsideraban largamenteconsusojosprofundosalenfermo,alejándosedespuésconlúgubreaullido.

Durante la noche fueron los hombres los que visitaron la barraca. En latabernadeCañamèlsehablabadelsuceso,ylosbarqueros,asombradosdelahazañadeSangonera,queríanverleporúltimavez.

Seasomabanalapuertaconpasovacilante,pueslosmásdeellosestabanebriosdespuésdehabercomidoconloscazadores.

—Sangonera…¡Fillmeu!¿Cómestás?

Pero inmediatamente retrocedían, heridos por el hedor del lecho deinmundicias enque se revolvía el enfermo.Algunosmás animosos llegabanhastaél,parabromearconbrutalironía,invitándoloabeberlaúltimacopaencasa de Cañamèl; pero el enfermo sólo contestaba con un ligero mugido ycerraba los ojos, sumiéndose de nuevo en su sopor, cortado por vómitos yestremecimientos.Amedianocheelvagabundoquedóabandonado.

Tonet no quiso ver a su antiguo compañero. Había vuelto a la taberna,despuésdeunlargosueñoenlabarca;sueñoprofundo,embrutecedor,rasgadoa trechospor rojaspesadillasyarrulladopor lasdescargasde loscazadores,querodabanensucerebrocomotruenosinterminables.

AlentrarsesorprendióviendoaNeletasentadaante los toneles,conunapalidez de cera, pero sin la menor inquietud en sus ojos, como si hubiesepasadolanochetranquilamente.Tonetseasombrabaantelafuerzadeánimodesuamante.

Cambiaronunamiradaprofundade inteligencia, comomiserablesque sesientenunidosconnuevafuerzaporlacomplicidad.

Despuésde largapausa, ella seatrevióapreguntarle.Quería sabercómohabíacumplidosuencargo.Yélcontestó,con lacabeza inclinaday losojosbajos, cual si todo el pueblo le contemplase…Sí; lo había dejado en lugarseguro.Nadiepodríadescubrirlo.

Trasestaspalabras,cambiadasconrapidez, losdosquedaronsilenciosos,pensativos:ellatraselmostrador;élsentadoenlapuerta,deespaldasaNeleta,evitando verla. Parecían anonadados, como si gravitase sobre ellos un pesoinmenso.Temíanhablarse,pueselecodesuvozparecíaavivarlosrecuerdosdelanocheanterior.

Habían salido de la situación difícil; ya no corrían ningún peligro. LaanimosaNeletaseasombrabade la facilidadconque todosehabía resuelto.

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Débilyenferma,encontrabaánimosparapermanecerensusitio;nadiepodíasospecharloocurridodurantelanoche,ysinembargo,losamantessesentíansúbitamentealejados.Algosehabíarotoparasiempreentrelosdos.Elvacíoque dejaba al desaparecer aquel pequeñuelo apenas visto se agrandabainmensamente, aislando a los dos miserables. Pensaban que en adelante notendríanmásaproximaciónquelamiradaquecruzasenrecordandosuantiguocrimen. Y en Tonet aún era más grande la inquietud al recordar que elladesconocíalaverdaderasuertedelpequeño.

Alllegarlanoche,sellenólatabernadebarquerosycazadoresquevolvíana sus tierras de la Ribera, mostrando los manojos de pájaros muertosensartadosporelpico.

¡Gran tirada! Todos bebían, comentando la suerte de determinadoscazadoresylabrutalhazañadeSangonera.Tonetibadegrupoengrupoconeldeseodedistraerse,discutiendoybebiendoentodosloscorrillos.Supropósitode olvidar por medio de la embriaguez le hacía beber y beber con forzadaalegría,ylosamigoscelebrabanelbuenhumordelCubano.Nuncalehabíanvistotanalegre.

EltíoPalomaentróenlatabernaysusojillosescudriñadoressefijaronenNeleta.

—¡Reina…!¡Québlanca!¿Esqu’estásmala…?

Neleta habló vagamente de una jaqueca que no la había dejado dormir,mientraselviejoguiñabasusojosmaliciosamente,uniendolamalanochealafugainexplicabledesunieto.Despuésseencaróconéste.LehabíapuestoenridículoanteaquelseñordeValencia.SuconductanoeradignadeunbarquerodelaAlbufera.Conmenosmotivohabíadadodebofetadasamásdeunoensusbuenostiempos.SóloaunperdidocomoélpodíaocurrírseleconvertirenbarqueroaSangonera,quehabíareventadodeharturaapenaslodejaronsolo.

Tonetseexcusó.Tiempolequedabadeserviraaquelseñor.Dentrodedossemanas sería la fiesta de Santa Catalina, y Tonet se prestaba a ser subarquero.El tíoPaloma,aplacandosucóleraantelasexplicacionesdelnietodijo queyahabía invitado a don Joaquín a una cacería en los carrizales delPalmar. Vendría a la semana siguiente, y él y Tonet serían sus barqueros.Había que contentar a la gente de Valencia, para que la Albufera tuvierasiemprebuenosaficionados.Sino,¿quéseríadelagentedellago?

AquellanocheseemborrachóTonet,yenvezdesubira lahabitacióndeNeleta se quedó roncando junto al hogar. Ninguno de los dos se buscó;parecían huir uno del otro, encontrando cierto alivio en su aislamiento.Temblabandeversejuntosenlahabitación.Temíanqueresucitaseelrecuerdode aquel ser que había pasado entre los dos como el lamento de una vida

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inmediatamentesofocada.

AldíasiguienteTonetvolvióaembriagarse.Noqueríaverseasolasconsurazón; necesitaba embrutecerla con el alcohol para conservarla muda ydormida.

Llegaban a la taberna nuevas noticias sobre el estado de Sangonera. Semoríasinremedio.Loshombreshabíanvueltoasusfaenasylasmujeresqueentraban en la barraca del vagabundo reconocían la impotencia de susremedios. Lasmás viejas explicaban la enfermedad a sumodo. Se le habíapodridoel tapóndealimentosquecerrabalabocadesuestómago.Nohabíamásquevercómoselehinchabaelvientre.

LlegóelmédicodeSollana,enunadesusvisitassemanales,ylollevarona la barraca de Sangonera. El jornalero de la ciencia movió la cabezanegativamente. Nada quedaba que hacer. Era una apendicitis mortal: laconsecuenciadeunabusoextraordinarioquellenabadeasombroalmédico.Ypor el pueblo repetían lo de la apendicitis, recreándose las mujeres enpronunciarunapalabratanextrañaparaellas.

ElvicariodonMiguelcreyóllegadoelmomentodeentrarenlabarracadeaquel renegado. Nadie como él sabía despachar a la gente con prontitud yfranqueza.

—¡Che!—dijodesdelapuerta—,¿túerescristiá?

Sangonera hizo un gesto de asombro. ¿Qué si era cristiano? Y comoescandalizado por la pregunta,miró al techo de su barraca, acariciando conarrobamiento y esperanza el pedazo de cielo azul que se veía por losdesgarronesdelacubierta.

Bueno; pues, entre hombres, ¡fueramentiras! continuó el vicario. Debíaconfesarse,porqueibaamorir.Nimásnimenos…Aquelcuradeescopetanousabarodeosconsusfeligreses.

Por los ojos del vagabundo pasó una expresión de terror. Su existenciallenademiseriasseleapareciócontodoelencantodelalibertadsinlímites.Vio el lago, con sus aguas resplandecientes; la Dehesa rumorosa, con susespesuras perfumadas, llena de flores silvestres, y hasta el mostrador deCañamèl,anteelcualsoñaba,contemplandolavidadecolorderosaaltravésde los vasos… ¡Y todo aquello iba a abandonarlo…!De sus ojos vidriososcomenzaronarodarlágrimas.Nohabíaremedio: lellegabalahorademorir.Contemplaría en otro mundo mejor la sonrisa celestial, de inmensamisericordia,queunanocheleacariciójuntoallago.

Y con repentina tranquilidad, entre náuseas y crispamientos, confesó envozbajaalsacerdotesusrateríascontralospescadores,taninnumerables,que

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no podía recordarlasmás que enmasa. Junto con sus pecados revelaba susesperanzas:sufeenCristo,quevendríanuevamenteasalvaralospobres;suencuentromisteriosode cierta noche en la orilla del lago.Pero el vicario leinterrumpíaconrudeza:

—Sangonera, menos romansos. ¡Tú delires…! La veritat… digues laveritat.

La verdad ya la había dicho. Todos sus pecados consistían en huir deltrabajo,porcreerqueeracontrarioalosmandatosdelSeñor.Unavezsehabíaresignado a ser como los demás, a prestar sus brazos a los hombres,poniéndoseencontactoconlariquezaysuscomodidades,y¡ay!pagabaestainconsecuenciaconlavida.

Todas lasmujeres del Palmar semostraron enternecidas por el final delvagabundo.Habíavividocomounherejedespuésdesufugadelaiglesia,peromoríacomouncristiano.SuenfermedadnolepermitíarecibiralSeñor,yelvicario le administró el último sacramento, manchándose la sotana con susvómitos.

Sóloentrabanenlabarracaalgunasviejasanimosasquesededicabanporabnegaciónaamortajaratodoslosquemoríanenelpueblo.Enlachozaerainsoportableelhedor.LagentehablabaconmisterioyasombrodelaagoníadeSangonera.Desdeeldíaanteriornoeranalimentosloquearrojabasuboca:eraalgopeor;ylasvecinas,apretándoselasnarices,seloimaginabantendidoenlapaja,rodeadodeinmundicias.

Murió al tercer día de enfermedad, con el vientre hinchado, la caracrispada,lasmanoscontraídasporelsufrimientoylabocadilatadadeorejaaorejaporlasúltimasconvulsiones.

LasmujeresmásricasdelPalmar,quefrecuentabanelpresbiterio,sentíantiernaconmiseraciónporaquelinfelizquesehabíareconciliadoconelSeñordespués de una vida de perro. Quisieron que emprendiese dignamente elúltimo viaje, y marcharon a Valencia para los preparativos del entierro,gastandounacantidadquejamáshabíavistoSangoneraenvida.

Lovistieronconunhábitoreligioso,dentrodeunataúdblancocongalonesdeplata,yelvecindariodesfilóanteelcadáverdelvagabundo.

Susantiguoscompañeros se frotaban losojosenrojecidosporel alcohol,conteniendolarisaquelescausabaverasuamigotetanlimpio,enunacajadesoltero y vestido de fraile. Hasta sumuerte parecía cosa de broma. ¡Adiós,Sangonera…! ¡Ya no se vaciarían los mornells antes de la llegada de susdueños; ya no se adornaría con las flores de los ribazos, como un paganoebrio!Habíavividolibreyfeliz,sinlasfatigasdeltrabajo,yhastaeneltrancedelamuertesabíamarcharalotromundo,conaparatoderico,acostadelos

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demás.

Amedianochemetieronelféretroenel«carrodelasanguilas»,entreloscestonesdelapesca,yelsacristándelPalmar,conotrostresamigos,condujoelcadáveralcementerio,deteniéndoseentodaslastabernasdelcamino.

Tonetnosedioexactacuentade lamuertedesucompañero.Vivíaentretinieblas, siempre bebiendo, y la embriaguez causaba en él un mutismoprofundo.Elmiedoconteníasuverbosidad,temiendohablardemasiado.

—¡Sangonerahamòrt!¡Elteucompañero!—ledecíanenlataberna.

Él contestaba con gruñidos, bebiendo y dormitando, mientras losparroquianosatribuíansusilencioalapenaporlamuertedelcamarada.

Neleta,blancaytriste,comosiatodashoraspasaseyrepasaseunfantasmaantesusojos,pretendíaevitarquesuamantebebiera.

—Tonet,nobegues—decíacondulzura.

Y se asustaba ante el gesto de rebelión, de sorda cólera con que lecontestaba el borracho.Adivinaba que su imperio sobre aquella voluntad sehabía desvanecido.Algunas veces veía brillar en sus ojos un odio naciente,una animosidad de esclavo resuelto a chocar con el antiguo opresor,aniquilándole.

NoprestabaatenciónaNeleta,yllenabasuvasoentodoslostonelesdelacasa. Cuando le sorprendía el sueño, tendíase en cualquier rincón, y allípermanecía comomuerto,mientras la Centella, con el dulce instinto de losperros,acariciabasurostroysusmanos.

Tonet no quería que despertase su pensamiento. Tan pronto como laembriaguez comenzaba a desvanecerse, sentía una inquietud penosa. Lassombrasdelosqueentrabanenlataberna,alproyectarseenelsuelo,lehacíanlevantar la cabeza con alarma, como si temiese la aparición de alguien queturbaba sus sueños con el escalofrío del terror. Necesitaba reanudar laembriaguez,nosalirde suestadodeembrutecimiento,que leamodorrabaelalmaembotandosussensaciones.

Al través de los velos con que la embriaguez envolvía su pensamiento,todo le parecía lejano, difuso, borroso.Creía que iban transcurridosmuchosaños desde aquella noche pasada en el lago: la última de su existencia dehombre, la primera de una vida de sombras, que atravesaba a tientas con elcerebro obscurecido por el alcohol. El recuerdo de aquella noche le hacíatemblar apenas se sentía libre de la embriaguez. Solamente borracho podíatoleraresterecuerdo,viéndoloindeciso,comounadeesasvergüenzaslejanascuyaevocaciónduelemenosperdidaenlasbrumasdelpasado.

Su abuelo vino a sorprenderle en este embrutecimiento. El tío Paloma

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aguardabaaldía siguiente la llegadadedonJoaquínparaunacaceríaen loscarrizales.¿Queríacumplirelnietosupalabra?Neletaleinstóaqueaceptase.Estabaenfermo,leconveníadistraerse,llevabamásdeunasemanasinsalirdelataberna.ElCubanosesintióatraídoporlapromesadeundíadeagitación.Suentusiasmodecazadorvolvióarenacer.¿Ibaavivirsiemprelejosdellago?

Pasó el día cargando cartuchos, limpiando la magnífica escopeta deldifunto Cañamèl; y ocupado en esto, bebió menos. La Centella saltaba entornodeél,ladrandodealegríaalverlospreparativos.

AlamañanasiguientesepresentóeltíoPaloma,trayendoenelbarquitoadonJoaquíncontodossusarreosvistososdecazador.

Elviejoestabaimpacienteydabaprisaasunieto.Sóloqueríadetenerseeltiempo preciso para que el señor tomase un bocado, y en seguida a loscarrizales.Habíaqueaprovecharlamañana.

Alpocoratopartieron:Tonetdelante llevandolaCentellaensubarquito,comounmascaróndeproa,yacontinuación labarcadel tíoPaloma,dondedon Joaquín examinaba con asombro la escopeta del viejo, aquella armafamosallenaderemiendos,delaquetantasproezassecontabanenellago.

Los dos barquitos salieron a la Albufera. Tonet, viendo que su abueloperchabahacialaizquierda,quisosaberadóndeiban.Elviejoseasombródelapregunta.IbanalBolodró,lamatamásgrandedelasinmediatasalpueblo.Allí abundabanmás que en otros puntos los gallos de cañar y las pollas deagua. Tonet quería ir lejos: a lasmatas del centro del lago.Y entre los dosbarqueros comenzó una empeñada discusión. Pero el viejo acabó porimponerse, y Tonet tuvo que seguirle de mala voluntad, moviendo sushombroscomoresignado.

Losdosbarquitosentraronenuncallejóndeaguaentrelosaltoscarrizos.La anea crecía amanojos entre los senills; las cañas se confundían con losjuncos, y las plantas trepadoras, con sus campanillas blancas y azules, seenredabanenestaselvaacuáticaformandoguirnaldas.Laconfusamarañaderaícesdabaunaaparienciadesolidezalosmacizosdecañas.Enelcallejón,elagua mostraba en su fondo extrañas vegetaciones que subían hasta lasuperficie,nosabiéndoseenciertosmomentossinavegabanlosbarquitososearrastrabansobrecamposverdososcubiertosporundébilcristal.

Elsilenciode lamañanaeraprofundoeneste rincónde laAlbufera,queaún parecía más salvaje a la luz del sol; de vez en cuando, un chillido depájaroenlaespesura,unruidodeburbujasenelagua,delatandolapresenciadebichosocultosentrelasviscosidadesdelfondo.

DonJoaquínpreparabalaescopeta,esperandoquepasasenlospájarosdeunladoaotrodelespesocarrizal.

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—Tonet,donaunavòlta—ordenóelviejo.

YelCubanosalióconsubarquitoatodaperchapararodarentornodelamata,sacudiendolascañas,afindeque,asustadoslospájaros,setrasladasendeunapuntaaotradelcarrizal.

Tardómásdediezminutosendarlavueltaalcañar.

Cuandovolvió al ladode su abueloyadisparabadon Joaquín contra lospájaros que, inquietos y asustados, cambiaban de guarida, pasando por elespaciodescubierto.

Asomábanselaspollasaaquelcallejóndesprovistodecañasquedejabasupasoaldescubierto.Dudabanunmomentoenarriesgarse,peropor fin,unasvolando y otras a nado pasaban la vía de agua, y en el mismo momentoalcanzábalaseldisparodelcazador.

En este espacio angosto el tiro era seguro, y don Joaquín gozaba lassatisfaccionesdeungrantiradorviendolafacilidadconqueabatíalaspiezas.La Centella se arrojaba del barquito, alcanzaba a nado los pájaros, todavíavivos, y los traía con expresión triunfante hasta las manos del cazador. LaescopetadeltíoPalomanoestabainactiva.Elviejoteníaempeñoenhalagaralparroquiano, adulándole a tiros, como era su costumbre. Cuando veía unpájaro próximo a escapar, disparaba, haciendo creer al burgués que era élquienlohabíaderribado.

Pasóanadounahermosazarceta,yporprontoquetirarondonJoaquínyeltíoPaloma,desaparecióenelcarrizal.

—¡Vaferida!—gritóelviejobarquero.

Elcazadormostrábasecontrariado.¡Quélástima!Moriríaentrelascañas,sinquepudiesenrecogerla…

—¡Búscala,Sentella…!¡Búscala!—gritóTonetasuperra.

La Centella se arrojó de la barca, lanzándose en el carrizal, con granestrépitodelascañasqueseabríanasupaso.

Tonet sonreía, seguro del éxito: la perra traería el pájaro. Pero el abuelomostraba cierta incredulidad. Aquellas aves las herían en una punta de laAlbufera,ycomoganasenelcañar,ibanamoriralextremoopuesto.Además,la perra era una antigualla como él. En otros tiempos, cuando la compróCañamèl,valíacualquiercosa,peroahoranohabíaqueconfiarensuolfato.Tonet,despreciandolasopinionesdesuabuelo,selimitabaarepetir:

—¡Yavorávosté…!¡Yavorávosté!

Seoíaelchapoteodelaperraenelfangodelcarrizal,tanprontoinmediatocomo lejano, y los hombres seguían en el silencio de la mañana sus

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interminablesevoluciones,guiándoseporelchasquidodelascañasyelrumorde lamaleza rompiéndose ante el empuje de la vigorosa bestia.Después dealgunosminutosdeespera,lavieronsalirdelcarrizalconaspectodesalentadoylosojostristes,sinllevarnadaenlaboca.

El viejo barquero sonreía triunfante. ¿Qué decía él…? Pero Tonet,creyéndoseenridículo,apostrofabaalaperra,amenazándolaconelpuñoparaquenoseaproximaraalabarca.

—¡Búscala…!¡búscala!—volvióaordenarconimperioalpobreanimal.

Yotravezsemetióentreloscarrizos,moviendolacolaconexpresióndedesconfianza.

Ellaencontraríaelpájaro.LoafirmabaTonet,quelahabíahechorealizartrabajos más difíciles. De nuevo sonó el chapoteo del animal en la selvaacuática. Ibadeunaparteaotracon indecisión,cambiandoacadamomentode pista, sin confianza en sus desordenadas carreras, sin osar mostrarsevencida,puestanprontocomotornabahacialasbarcas,asomandosucabezaentrelascañas,veíaelpuñodelamoyoíael«¡búscala!»queequivalíaaunaamenaza.

Varias veces volvió a husmear la pista, y al fin se alejó tanto en susinvisiblescarreras,queloscazadoresdejarondeoírelruidodesuspatas.

Unladridolejano,repetidovariasveces,hizosonreíraTonet.¿Quétal?Suviejacompañerapodríatardar,peronadaseleescapaba.

Laperraseguíaladrandolejos,muylejos,conexpresióndesesperada,perosinaproximarse.ElCubanosilbó.

—¡Aquí,Sentella,aquí…!

Comenzó a oírse su chapoteo cada vez más próximo. Se acercabatronchandocañas,abatiendohierbas,congranestrépitodeaguaremovida.Porfinaparecióconunobjetoenlaboca,nadandopenosamente.

—¡Aquí,Sentella,aquí…!—seguíagritandoTonet.

Pasójuntoalabarcadelabuelo,yelcazadorsellevólamanoalosojoscomosilehirieseunrelámpago.

—¡MaredeDeu!—gimió aterrado,mientras la escopeta se le ibade lasmanos.

Tonetseirguió,conlamiradaloca,estremecidodepiesacabeza,comosielairefaltasedeprontoensuspulmones.Viojuntoalabordadesubarcaunlío de trapos, y en él algo lívido y gelatinoso erizado de sanguijuelas: unacabecitahinchada,deforme,negruzca, con las cuencasvacíasy colgandodeunadeellaselglobodeunojo;todotanrepugnante,tanhediondo,queparecía

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entenebrecer repentinamenteelaguayelespacio,haciendoqueenplenosolcayeselanochesobreellago.

Levantó laperchaconambasmanos,y fue tan tremendoelgolpe,queelcráneode la perra crujió como si se rompiese, y el pobre animal, dandounaullido,sehundióconsupresaenlasaguasarremolinadas.

Después miró con ojos extraviados a su abuelo, que no adivinaba loocurrido, al pobre don Joaquín, que parecía anonadado por el terror, yperchandoinstintivamente,saliódisparadocualunaflechaporlavíadeagua,como si se incorporase el fantasma del remordimiento, adormecido duranteunasemana,ycorrieratrasél,rasgándolelaespaldaconsusuñasimplacables.

X

Sucarrera fuecorta.Al salira laAlbuferaviocercaalgunasbarcas,oyógritosde losque las tripulabanyquisoocultarse,conel rubordelquesevedesnudoantegentesextrañas.

El sol parecía herirle; la inmensa superficie del lago le causaba miedo;necesitabaagazaparseenunrincónobscuro,nover,nooír,yviró,volviendoameterseenloscarrizos.

No fue muy lejos. La proa del barquito se hundió entre las cañas, y elmiserable,soltandolapercha,sedejócaerenelfondodelaembarcaciónconla cabeza oculta entre las manos. Por mucho tiempo callaron los pájaros,cesaronlosruidosenelcarrizal,comosilavidaocultaentrelascañascallase,aterradaporunrugidosalvaje,unlamentoentrecortado,queparecíaelhipodeunmoribundo.

El miserable lloraba. Después del embrutecimiento, que le habíaconservadoencompletainsensibilidad,elcrimenlevantábaseanteél,comosinohubieratranscurridoeltiempo,comosiacabasedecometerlo.Cuandocreíapróximoaborrarseparasiempreelrecuerdodesudelito,lafatalidadlohacíarenacer,lopaseabaantesusojos,¡yenquéforma!

El remordimiento resucitaba en él los instintos de padre, muertos desdeaquella noche fatal. El horror le hacía sentir su delito con cruel intensidad.Aquella carne abandonada a los reptiles del lago era carne suya; aquellaenvoltura de materia, vivero de sanguijuelas y gusanos, era el fruto de susarrebatosapasionados,desuamorinsaciableenelsilenciodelanoche.

Laenormidaddelcrimenleabrumaba.Nadadeexcusas;nodebíabuscarpretextos,comootrasveces,paraseguiradelante.Eraunmiserable,indignode

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vivir: una rama seca del árbol de los Palomas, siempre recto, siemprevigoroso,conasperezasalvaje,perosanoenmediodesuaislamiento.Lamalaramadebíadesaparecer.

Su abuelo tenía razón al despreciarlo. Su padre, su pobre padre, al queahoracontemplabaconlagrandezadelossantos,hacíabienenrepelerlecomounbroteinfamedesuexistencia.LainfelizBorda,consuvergonzosoorigen,eramáshijadelosPalomasqueél.

¿Qué había hecho durante su vida?Nada; su voluntad sólo tenía fuerzasparahuirdel trabajo.EldesdichadoSangonerahabíasidomejorqueél:soloenelmundo,sinfamilia,sinnecesidadesensuduraexistenciadevagabundo,podía vivir inactivo, con la dulce inconsciencia de los pájaros. Pero él,devorado por ardorosos apetitos, huyendo egoístamente del deber, habíaquerido ser rico, vivir descansado, siguiendo tortuosas sendas, despreciandolosconsejosdesupadre,queadivinabaelpeligro;ydelaperezasindignidad,habíavenidoacaerenelcrimen.

Leespantabasudelito.Suconcienciadepadrearañábalealdespertar,peroaúnsufríadeunaheridamayorymássangrienta.Lasoberbiaviril,aquelafándeserfuerteydominaraloshombresporelarrojo,lehacíasufrireltormentomáscruel.Veíaenlontananzaelcastigo,elpresidio,¡quiénsabesielcarafalet,última apoteosis del hombre-bestia! Todo lo aceptaba; pues al fin, para loshombressehabíahecho;peroporalgodignodeunser fuerte,por reñir,pormatarcaraacara,tintoensangrehastaloscodos,conlalocurasalvajedelserhumano que se trueca en fiera… ¡Pero matar a un recién nacido sin otradefensaquesullanto!¡Confesaranteelmundoqueél,elvalentón,elantiguoguerrillero,paracaerenelcrimen,sólohabíaosadoasesinaraunhijosuyo!

Ylloraba,lloraba,sintiendo,másquelosremordimientos,lavergüenzadesucobardíayeldespechoporsuvileza.

En las tinieblas de su pensamiento brillaba como un punto de luz ciertaconfianzaensímismo.Élnoeramalo.Teníalabuenasangredesupadre.Sudelito era el egoísmo, la voluntad débil, que le había hecho apartarse de lalucha por la vida. La perversa era Neleta, aquella fuerza superior que leencadenaba, aquel egoísmo férreo que arrollaba el suyo, plegándolo a todossuscontornoscomounavestiduradúctil.¡Ay,sinolahubieseconocido!¡Sialvolverdetierraslejanasnohubieraencontradofijosenéllosojosglaucosqueparecían decirle: «Tómame: ya soy rica; he realizado la ilusión demi vida:ahoramefaltastú»!

Ella había sido la tentación, el impulso que le arrojó en la sombra, elegoísmoylacodiciaconlacaretadelamorqueleguiaronhastaelcrimen.Porconservarmigajasdesufortuna,novacilabaellaenabandonaruntrozodesusentrañas;yél,esclavoinconsciente,completabalaobraaniquilandosupropia

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carne.

¡Cuán miserable le parecía su existencia! Pasaba confusamente por sumemoria la vieja tradición de la Sancha, aquel cuento de la serpiente querepetían lasgeneracionesen las riberasdel lago.Éleracomoelpastorde laleyenda: había acariciado de pequeña a la serpiente, la había alimentado,prestándolahastaelcalordesucuerpo,yalvolverdelaguerraasombrábaseviéndola grande, Poderosa, embellecida por el tiempo, mientras ella se leenroscabaconunabrazofatal,causándolelamuerteconsuscaricias.

Su serpiente estaba en el pueblo, como la del pastor en el llano salvaje.Aquella Sancha del Palmar, desde su asiento de la taberna, era la que lematabaconlosanillosinflexiblesdelcrimen.

No quería volver al mundo. Imposible vivir entre gentes: no podríamirarlas;veríaentodasparteslacabecitadeforme,hinchada,monstruosa,consuscuencasprofundasdevoradasporlosgusarapos.SóloalpensarenNeletaun velo de sangre pasaba por sus ojos, y en medio de su arrepentimientoalzábase el deseohomicida, el impulsodematar a laque consideraba ahoracomosuenemigaimplacable…¿Paraquéunnuevocrimen?

Allí, en la soledad, lejos de toda mirada, se sentía mejor, y allí queríaquedarse.

Además,unmiedoabsorbentesurgíaenélcontodalafuerzadelegoísmo,únicapasiónde suvida.Tal vez a aquellashoras circulabapor elPalmar lanoticiadelhorriblesuceso.Suabuelocallaría,peroaquelextrañovenidodelaciudadnoteníaporquéguardarsilencio.Buscarían,averiguarían,vendríanlostricornios charolados desde la huerta de Ruzafa; él no tendría valor parasostenerlasmiradas,nosabríamentir,confesaríaelcrimen,ysupadre,aqueltrabajadorpuroanteDios,moriríadevergüenza…Ysílograbaencerrarseensumentira,salvandolacabeza,¿quéganabaconello?¿HabríadevolveralosbrazosdeNeleta,averseoprimidootravezpor losanillosdel reptil…?No;todo había acabado.Era lamala rama y debía caer; no obstinarse en seguirmuertoysinjugo,agarradoalárbol,paralizandosuvida.

Yanolloraba.Conunsupremoesfuerzodesuvoluntadsaliódeldolorosoensimismamiento.

CaídaenlaproadelabarcaestabalaescopetadeCañamèl.Tonetlamiróconexpresiónirónica.¡Bienreiríaeltabernerosileviese!Porprimeravez,elparásitoengordadoasusombraibaaemplearparaunaacciónbuenaalgodeloquelehabíausurpado.

Con tranquilidad de autómata se descalzó un pie, arrojando lejos laalpargata.Montólasdosllavesdelaescopeta,ydesabrochándoselablusaylacamisa, se inclinó sobre el arma hasta apoyar en el doble cañón su pecho

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desnudo.

El pie descalzo subió dulcemente a lo largo de la culata buscando losgatillos,yunadobledetonaciónconmoviócontantafuerzaelcarrizal,quedetodosladossalieronrevoloteandolasaves,locasdemiedo.

EltíoPalomanovolvióalPalmarhastalacaídadelatarde.

HabíadejadoenelSalerasucazador,quedeseabacuantoantessalirdellagoy llegara laciudad, jurandonovolveraaquellossitios. ¡Endosviajes,dos desgracias! La Albufera sólo guardaba para él sorpresas terribles. Laúltima le iba a costar una enfermedad. El tranquilo ciudadano, padre denumerosa prole, no podía apartar de su memoria el lúgubre envoltorio quehabíapasado ante susojos.Seguramenteque al llegar a su casa tendría quemeterse en cama pretextando cualquier dolencia. La sorpresa le habíaconmovidoprofundamente.

ElmismocazadoraconsejabaaltíoPalomaunareservaabsoluta.¡Quénoseleescapaseunapalabra!Nadahabíanvisto.Debíarecomendarelsilencioasupobrenieto,fugitivo,sinduda,porlaimpresióndelaterriblesorpresa.Ellagohabíavueltoatragarseelsecreto,yseríaunacandidezqueelloshablasen,sabiendocómomarealajusticiaalosinocentescuandocometenlatonteríadeirensubusca.Loshombreshonradosdebenevitartodocontactoconlaley…Yelpobreseñor,despuésdedesembarcaren tierra firme,nosemetióensutartanahastaqueelbarquero,cadavezmáspensativo,lejuróvariasvecesqueseríamudo.

Cuando, al anochecer, llegó el tío Paloma al Palmar, amarró frente a latabernalosdosbarquitosenquehabíansalidoporlamañana.

Neleta,derechatraselmostrador,buscóenvanoaTonetconsumirada.

Elviejoadivinó.

—No’lesperes—dijoconvozfosca—.Notornarámés…

Yconacentoreconcentradolepreguntósisesentíamejor,hablandodelapalidezdesurostroconunaintenciónquehizoestremecerseaNeleta.

LataberneraadivinóinmediatamentequeeltíoPalomaconocíasusecreto.

—Pero¿yTonet?—volvióapreguntarconvozangustiosa.

El viejo hablaba volviendo los ojos, como si deseara no verla, paraconservar su forzada calma.Tonet no volveríamás.Había huido lejos,muylejos, a un país de donde nunca se vuelve. Era lo mejor que podía haberhecho…Así,todoquedabaarregladoyenelmisterio.

—¿Perovosté…?¿Vosté…?—gimióNeletaconangustia,temiendoqueelviejohablase.

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EltíoPalomacallaría.Loafirmógolpeándoseelpecho.Despreciabaasunieto, pero tenía interés en que nada se supiera.El nombre de los Palomas,despuésde siglosdehonradoprestigio, no estabapara ser arrastradoporunperezosoyunaperra.

—¡Plòra,gosa,plòra!—decíaelbarqueroconirritación.

Debía llorar toda su vida, ya que era la perdición de una familia. ¡Quéconservase su dinero! No sería él quien viniera a pedírselo a cambio delsilencio…Ysiqueríasaberdóndeestabasuamante,dóndesuhijo,noteníamásquemirarallago.LaAlbufera,madredetodos,guardabaelsecretocontantafidelidadcomoél.

Neleta quedó aterrada por esta revelación; pero aún en medio de suinmensasorpresamirabacon inquietudalviejo, temiendoporsuporveniralverloconfiadoalmutismodeltíoPaloma.

Elviejo segolpeóunavezmás el pecho. ¡Quéviviese feliz ygozase suriqueza!Élcallaríasiempre.

LanochefuelúgubreenlabarracadelosPalomas.Alaluzmoribundadelcandil,elabueloyelpadre,sentadosfrenteafrente,hablaronmuchotiempo,con su gravedad de seres distanciados por el carácter, que sólo podíanaproximarseaimpulsosdeladesgracia.

EltíoPalomanousódepaliativosparadarlanoticia.Habíavistoalchicomuerto,conelpechodestrozadopordoscargasdeperdigones,hundidoenelbarrodelamata,conlospiesfueradelagua,juntoalbarquitoabandonado.EltíoTonoapenaspestañeó.Sólosuslabiosseapretaronconvulsivamente,yconlasmanoscrispadassearañólasrodillas.

Unlamentoprolongado,estridente,saliódelánguloobscurodelabarracadondeestabalacocina,comosienestalobreguezdegollasenaalguien.EralaBordaquegemía,aterradaporlanoticia.

—¡Silènsi,chiqueta!—gritóimperiosamenteelviejo.

—¡Calla,calla!—dijoelpadre.

Y la infeliz sollozó sordamente, oprimida en su dolor por la firmeza deaquellos dos hombres de férrea voluntad, que, al ser mordidos por ladesgracia,permanecíanconelexteriorimpasible,sinlamásleveemociónenlosojos.

EltíoPalomarelatabaloocurridoagrandesrasgos:laaparicióndelaperracon su horrible presa; la fuga de Tonet; después, a la vuelta del Saler, suminuciosaexploraciónporlamata,presintiendounadesgracia,ysuhallazgodel cadáver. Él lo adivinaba todo. Recordaba la desaparición de Tonet lavísperadelatirada; lapalidezyeldesfallecimientodeNeleta;suaspectode

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enferma después de aquella noche, y con su astucia de viejo reconstruía elpartodolorosoenelsilencionocturno,conelterroraseroídaporlosvecinos,ydespuéselinfanticidio,uncrimenquelehacíadespreciaraTonet,másporcobardequeporcriminal.

El viejo, después de soltar su secreto, se sentía aliviado. A su tristezasucedía la indignación. ¡Miserables! Aquella Neleta resultaba una perraardorosa que había perdido al muchacho, empujándolo al crimen porconservar su dinero; pero Tonet era cobarde dos veces, y más que por sudelito, renegaba de él viendo que se mataba, loco de miedo, ante lasconsecuencias. El «señor» se disparaba dos tiros antes que dar la cara;encontrabamáscómododesaparecerquepagarsufalta,sufriendoelcastigo.Siemprehuyendodelaobligación,buscandolassendasfácilespormiedoalalucha.¡Quétiempos,Cristo!¿Quéjuventuderaaquella…?

Suhijoapenasleescuchaba.Seguíainmóvil,anonadadoporladesgracia,ydoblaba la cabeza, como sí las palabras de su padre fuesen un golpe que leabatíaparasiempre.

LaBordavolvióagemir.

—¡Siènsi!¡Heditsilènsi!—dijoconvozfoscaeltíoTono.

A su pena inmensa, reconcentrada y muda, le molestaba que otros sealiviasen con el llanto,mientras él, por su dureza de varón fuerte, no podíadesahogareldolorenlágrimas.

EltíoTonohablóporfin.Suvoznotemblaba,perovelábaseconladébilronqueradelaemoción.

La muerte vergonzosa de aquel desdichado era un final digno de suconducta.Selohabíapredicho:acabaríamal.Cuandosenacepobre,laperezaeselcrimen.AsílohaarregladoDios,yhayqueconformarse…Pero¡ay!erasu hijo… ¡su hijo! ¡La carne de su carne! Su férrea rectitud de hombrehonradomostrábase insensible ante la catástrofe; pero allá dentro del pechosentíaciertaopresión,comosi lehubieranarrancadopartedesusentrañasyestuviesenaaquellashorassirviendodepastoalasanguilasdelaAlbufera.

Queríaverloporúltimavez,¿leentendíasupadre…?Queríatenerleensusbrazos, como de pequeño, cuando lo adormecía cantándole que el paretrabajabaparahacerlelabradorrico,dueñodemuchoscampos.

—¡Pare… pare! —decía con voz angustiosa al tío Paloma—. ¿Ahónestá…?

El viejo contestó indignado. Debían dejar las cosas como las habíaarregladolacasualidad.Eraunalocuratorcersucurso.Nadadeescándalosnidelevantarlapuntadelmisterio.Asíestababien:ocultotodo.

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Lagente,alnoveraTonet,creeríaquehabíahuidoenbuscadeaventurasydevidaregalada,comoalmarcharaAmérica.Ellagoconservababiensussecretos; transcurriríanañosantesqueunapersonapasaseporel sitiodondeestaba el suicida. La vegetación de la Albufera lo tapa todo. Además, sihablaban, si publicaban lamuerte, todos querrían sabermás, intervendría lajusticia, seaveriguaría laverdad,yenvezdeunPalomadesaparecido,cuyavergüenza sólo conocían ellos, tendrían un Paloma deshonrado que se dabamuerteporhuirdelpresidioytalvezdelcarafalet.No,Tono;lodecíaélconsuautoridaddepadre.Porunoscuantosmesesdeexistenciaquelequedaban,debía respetarle, no amargar sus últimosdías con la deshonra.Quería bebertranquiloconlosdemásbarqueros,pudiendomirarloscaraacara.Todoestababien;acallar,pues…Además, sidescubríanelcadáver,no loenterraríanensagrado.Sucrimenysusuicidioleprivabandelamismasábanadetierraquelos demás.Mejor estaba en el agua, hundido en el barro, rodeadode cañas,comoúltimovástagomalditodeunafamosadinastíadepescadores.

Excitadopor los lloros de laBorda, el viejo la amenazaba.Debía callar.¿Esquequeríaperderlos?

Lanochefueinterminable,deunsilenciotrágico.Ellóbregoambientedelabarracaparecíaaúnmásdenso,comosisobreélproyectasensusombralasalasnegrasdeladesgracia.

El tío Paloma, con la insensibilidad del viejo duro y egoísta que deseaprolongarsuvida,dormitabaenlasilletadeesparto.Suhijopasabalashorasinmóvil, con los ojos desmesuradamente abiertos, fijos en el oleaje de lassombrasquelatrémulaluzdelcandil trazabaenlapared.LaBorda,sentadaenelfogón,sollozabadébilmente,ocultaenlasombra.

HubounmomentoenqueeltíoTonoseestremeciócomosidespertase.Seirguió, fue a la puerta de la barraca, y abriéndola, miró al cielo estrellado.Debíanserlastres.Lacalmadelanochepareciópenetrarenél,afirmandolaresoluciónqueacababadesurgirensuvoluntad.

Seaproximóalviejoyloempujó,hastadespertarlo.

—¡Pare…pare!—dijoconvozsuplicante—.¿Ahónestá…?

El tío Paloma, medio dormido, protestó furioso. Debía dejarle en paz.Aquellonoteníaremedio.Queríadormir,y¡ojalánodespertasenunca…!

PeroeltíoTonocontinuabasuplicando.Debíapensarqueerasunieto;él,queeraelpadre,nopodríavivirmientrasnolocontemplaseporúltimavez.Selo imaginaría a todas horas en el fondo del lago, corrompido por las aguas,devorado por las bestias, sin la sepultura en tierra que alcanzaban los másmiserables, hasta aquel Sangonera que vivió sin padre. ¡Ay! ¡Trabajarsufriendo toda la vida para asegurar el pan al hijo único, y abandonarlo

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después, sin saber dónde está su tumba, como los perros muertos que searrojan en laAlbufera! ¡Nopodía ser, padre! ¡Eramuycruel! Jamás tendríavalorparanavegarenel lago,pensandoquetalvezsubarcapasabasobreelcadáverdelhijo.

—¡Pare…pare!—implorabamoviendoalviejocasidormido.

EltíoPalomaseirguiócomosifueseapegarle.¿Queríadejarleenpaz…?¿Buscar él otra vez a aquel cobarde…? ¡Qué le dejasen dormir! No queríarevolverelbarro,conpeligrodehacerpúblicaladeshonradesufamilia.

—Pero…¿ahónestá?—preguntabaansiosoelpadre.

Éliríasolo;pero¡porDios!debíadecirleelsitio.Sielabuelonohablabasentíasecapazdepasarelrestodelavidaregistrandoellago,aunquehicierapúblicosusecreto.

—EnlamatadelBolodró—dijoporfinelviejo—.Tecostarád’encontrar.

Ycerrólosojos,inclinandolacabezaparareanudaraquelsueñodelquenoqueríasalir.

El tío Tono hizo un gesto a la Borda. Cogieron sus azadones deenterradores,susperchasdebarqueros, losagudos tridentesqueservíanparalapescadelaspiezasgruesas,encendieronunfarolenlaluzdelcandil,yenelsilenciodelanocheatravesaronelpuebloparaembarcarseenelcanal.

El negro barquito, con el farol en la proa, pasó toda la nocheevolucionandoporelinteriordeloscarrizales.Veíaselecomounaestrellarojaerrandoatravésdelascañas.

Cercadelamanecerlaluzseapagó.Habíanencontradoelcadáver,despuésde dos horas de busca angustiosa, tal como lo vio el abuelo: con la cabezahundidaenelbarro,lospiesfueradelaguayelpechoconvertidoenunamasasanguinolenta,destrozadoabocadejarroporlametralladeloscartuchosdecaza.

Lorecogieronconsustridentesdelfondodelagua.Elpadre,alclavarsufitora en aquel bulto blanducho, izándolo a la barca con sobrehumanoesfuerzo,creyóquelahundíaensupropiopecho.

Después fue la marcha lenta, angustiosa, mirando a todos lados, comocriminales que temen ser sorprendidos. La Borda, siempre sollozante,perchabaenlaproa;elpadreayudábalaenelotroextremodelabarca;yentreestasdosfigurasrígidas,querecortabansunegrasiluetaenladifusaluzdelanocheestrellada,yacíatendidoelcadáverdelsuicida.

Abordaron a los campos del tío Tono, aquel suelo artificial, formadoespuertasobreespuerta,afuerzadepuños,conunatenacidadloca.

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ElpadreylaBorda,cogiendoelcadáver,lodescendieroncuidadosamentea tierra, como si fuese un enfermo que podía despertar. Después, con susazadonesdeenterradoresinfatigables,comenzaronaabrirunafosa.

Unasemanaantesaúntraíantierraallídesdetodoslosextremosdellago.Ahoralaquitabanparaocultarladeshonradelafamilia.

Comenzabaaamanecercuandobajaronelcadáveralfondodelafosa,querezumaba agua por todos lados. Una luz fría y azulada extendíase sobre laAlbufera,dandoa susuperficieelduro reflejodelacero.Porelespaciogrispasabanentriángulolasprimerasbandadasdepájaros.

EltíoTonomiróporúltimavezasuhijo.Despuésvolviólaespalda,comosileavergonzasenlaslágrimasquerompíanporfinladurezadesusojos.

Su vida estaba terminada. ¡Tantos años de batalla con el lago, creyendoqueformabaunafortuna,ypreparando,sinsaberlo,latumbadesuhijo…!

Hería con sus pies aquella tierra que guardaba la esencia de su vida.Primero la había dedicado su sudor, su fuerza, sus ilusiones; ahora, cuandohabía que abonarla, la entregaba sus propias entrañas, el hijo, el sucesor, laesperanza,dandoporterminadasuobra.

Latierracumpliríasumisión:creceríalacosechacomounmardeespigascobrizassobreelcadáverdeTonet.Peroaél…¿quélerestabaquehacerenelmundo?

Lloró el padre contemplandoel vacíode su existencia, la soledadque leesperabahasta lamuerte, lisa,monótona, interminable,comoaquel lagoquebrillabaantesusojos,sinunabarcaquecortasesurasasuperficie.

Y mientras el lamento del tío Tono rasgaba como un alarido dedesesperación el silencio del amanecer, la Borda, viendo de espaldas a supadre, inclinóse al borde de la fosa y besó la lívida cabeza con un besoardiente,de inmensapasión,deamorsinesperanza,osando,anteelmisteriodelamuerte,revelarporprimeravezelsecretodesuvida.

FIN

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