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  • Cabo de Gata

    un espacio de leyenda

  • Diseo grfico y maquetacin: TECNA, S.L.

    ISBN: 84-933537-2-8

    Depsito legal: M-31429-2004

    Copyright textos y fotografas: los autores

    Cabo de Gata, un espacio de leyendaMiguel . Blanco Martn

    Juan C. Braga Alarcn

    Jos A. Caete Prez

    Javier Cabello Par

    Hermelindo Castro Nogueira

    Miguel Cueto Romero

    Carlos Feixas Rodrguez

    Juan M. Fernndez Soler

    Francisco Hernndez Ortiz

    Inmaculada Jimnez Terrn

    Fernando Garca Barros

    Antonio Gonzlez Hernndez

    Jos L. Gonzlez Rebollar

    M Reyes Gonzlez Tejero

    Jos Guirado Romero

    Enrique Lpez Carrique

    Jos M. Martn Martn

    M Jos Martnez Lirola

    Rosa M Mendoza Castelln

    Diego Moreno Lampreave

    Ana B. Robles Cruz

    Cecilio Oyonarte Gutirrez

    Ricardo Salas Martn

    Miguel Villalobos Mega

    Edita: Fundacin Gypaetus

    Esta segunda edicin es fruto del acuerdo de patrocnio editorial entre la Fundacin

    Gypaetus y la Consejera de Medio Ambiente, con motivo del XX aniversario de la

    proteccin del Parque Natural Martimo-Terrestre de Cabo de Gata-Njar

    Coordinadores de la 2 edicin:

    Miguel Villalobos Mega

    Juan Montes Valverde

    Autores:

  • Cabo de Gata, un espacio de leyenda

  • Hace 50 aos, en 1957, la calidad literaria de Juan Goytisolo, narraba en "Campos de Njar" un

    impactante viaje por un escenario cultural y natural nico en el continente europeo. Casi al

    tiempo, el Club de Roma iniciaba la aventura de la construccin europea.

    En 1982, veinticinco aos despus, un cambio de orientacin poltica en la incipiente democracia

    espaola, haca crecer de forma imparable la conciencia socioambiental y, con ella, las polticas de

    proteccin de espacios naturales, sus recursos y valores naturales y el fomento de iniciativas de

    ecodesarrollo.

    Frente a los modelos anglosajones dominantes, valedores de los paisajes verdes, una corriente

    cientfico-tcnica defensora de la naturalidad de los paisajes subdesrticos del sureste de la pennsula

    ibrica, logra reorientar las tendencias dominantes.

    La proteccin en 1987 de Cabo de Gata y en 1989 de Tabernas, Sierra de Alhamilla y el Karst de Sorbas,

    rompen las inercias conservacionistas europeas y estatales. El joven Gobierno andaluz da un paso para

    lograr un futuro para una tierra sin presente.

    En Almera, el desierto no avanza sino que retrocede, se les explica sobre el terreno a los

    parlamentarios europeos. La biodiversidad y geodiversidad de estos ambientes semiridos resulta

    excepcional y hay que protegerla, la cultura agrosilvopastoril asociada a stos paisajes es esplndida, y

    sumando todo, aparece una magnfica oportunidad para la "Conservacin Cultural y el Ecodesarrollo"

    que hay que ser capaces de aprovechar.

    Los esfuerzos de proteccin legal, divulgacin de valores y comunicacin ambiental se suceden,

    inicindose un revolucionario cambio de percepcin social: de "tierra de pan traer" y paisaje

    degradado, a paraiso natural.

    CABO DE GATA, UN ESPACIO DE LEYENDA

  • Ser difcil encontrar otro territorio que como Cabo de Gata, ostente tantas distinciones,

    probablemente todas la posibles, en reconocimiento a sus valores ecolgicos, ambientales,

    paisajsticos y culturales.

    El Parque Natural Martimo Terrestre de Cabo de Gata Njar puede tener a gala ser laboratorio natural

    de investigacin para cientficos de innumerables disciplinas, botnicos, zologos, gelogos,

    edaflogos, historiadores, etnlogos, etc., y, a la vez, fuente de inspiracin para creadores en multitud

    de facetas artsticas, fotografa, pintura, escultura, cermica, literatura, poesa, etc. Un espacio unnime

    y mundialmente reconocido.

    La historia de este reconocimiento ha sido, sin embargo, larga y compleja. La escasez de recursos

    hdricos, la ausencia de buenas comunicaciones, su aridez y lo inaccesible de buena parte de su costa,

    hicieron que este espacio natural se salvara de las consecuencias de la invasin desarrollista practicada

    sobre la costa espaola durante las dcadas de los 60 y 70 del siglo XX, mantenindose con unas

    buenas condiciones de conservacin.

    El espacio de Cabo de Gata comienza a ser reivindicado como nico por la comunidad cientfica

    internacional a partir de esas fechas y desde entonces no ha dejado de asombrar ni por la ingente

    produccin cientfica que desprende ni por la calidad de los resultados de dichas investigaciones.

    El movimiento ecologista suma sus esfuerzos al de la comunidad cientfica, siempre ms hermtica,

    y arrastra la sensibilidad de grupos, organizaciones y de la sociedad en general, hasta que en 1987 es

    declarado Parque Natural.

    Desde entonces la Junta de Andaluca ha trabajado para propiciar un modelo de planificacin sobre el

    espacio til para posibilitar la convivencia de la explotacin sostenida de sus recursos naturales y su

    conservacin. Un modelo reconocido en el conjunto de experiencias puestas en marcha en la Red

    Mundial de Reservas de la Biosfera por la UNESCO. Una tarea nada fcil, por otro lado, si se tienen en

    cuenta la compleja dinmica socioeconmica del entorno inmediato, siempre ms propensa a apostar

    por la alta rentabilidad a corto plazo que por la sostenibilidad del propio modelo. En este sentido se ha

    avanzado bastante, y, como siempre, es imprescindible acercar la realidad a la poblacin, hacer un

    esfuerzo en materia divulgativa, buscar la complicidad de toda la sociedad a la hora de defender los

    valores de nuestro patrimonio natural, sin duda la base de nuestro futuro desarrollo.

  • Las publicaciones de carcter divulgativo que centran su atencin en este territorio son innumerables

    y con muy diversos grados de especializacin. Sin embargo, no ha existido, hasta fecha muy reciente

    (2004), una obra de carcter general, como la que tiene en sus manos, que traslade, objetivamente y

    de manera asequible al pblico en general, el porqu de la excepcionalidad y la singularidad ambiental

    de este territorio, que llama la atencin de cientficos y tcnicos, de creadores, artistas y humanistas,

    porque seduce y magnetiza a quienes lo conocen y lo visitan.

    El XX aniversario de la proteccin del Parque Nacional de Cabo de Gata-Njar (1987-2007) era una

    magnfica oportunidad para hacer que este documento fuere transferido a la sociedad y no slo

    exclusivamente al reducido grupo de profesionales al que se dirigi su primera edicin.

    Con este objetivo hemos alcanzado un acuerdo de patrocinio editorial con la Fundacin Gypaetus para

    abordar una segunda edicin en soporte electrnico de esta obra divulgativa que, sin duda, merece

    estar en las manos de todos los que conocen, defienden y aman este singular espacio.

    Fuensanta Coves Botella

    Consejera de Medio Ambiente

  • 10

  • 11

    Cuando conoces y valoras profundamente un territorio con el que has convivido, bastan

    algunas palabras para evocar con claridad esplndidas imgenes de un paisaje ineludible,

    para comprender la identidad de la porcin ms oriental, desconocida y natural de

    Andaluca: Cabo de Gata .

    La naturaleza volcnica y arrecifal de su paisaje geolgico, el carcter semirido y litoral, los

    sobresalientes ambientes submarinos que alberga, su historia ecolgica y la cultura

    agrosilvopastoral a ella asociada, hacen de este lugar uno de los paisajes ms significativos del

    contexto mediterrneo europeo.

    Comunidades vegetales hiperadaptadas a su excepcional rigor climtico, con elevadsimos porcentajes

    de elementos endmicos. Poblaciones de reptiles bien desarrolladas, una diversidad ornitolgica

    envidiable (acuticas, esteparias, marinas, etc.) y la excepcional comunidad de invertebrados marinos y

    terrestres, hacen de la invisible fauna del Cabo de Gata uno de sus principales atractivos. Los bosques

    sumergidos de fanerogamas marinas, ms de 6.000 hectreas fijadoras de CO2 y garantes del

    reclutamiento de peces, las extensas formaciones de algas calcreas, los fondos rocosos y los extensos

    banco de arena completan las descripcin, necesariamente sinttica, de este escenario natural de

    excepcional calidad esttica.

    Cabo de Gata, un espacio de leyenda recoge todos estos aspectos, bajo el nexo comn del

    conocimiento detallado de Cabo de Gata. Es el resultado de un esplndido trabajo colectivo de

    especialistas de muy distintas disciplinas (geologa, etnografa, historia, periodismo, biologa, etc.) y

    ambientes profesionales (cientficos, tcnicos, gestores y comunicadores), reunidos para

    proporcionarnos la que probablemente sea la visin ms integral de este espacio nico.

    Esta significativa contribucin cientfico-tcnica, resuelta en un lenguaje asequible, permite poner en

    valor un ambiente litoral sorprendente, que redescubrimos bajo cada nueva mirada, gracias a la

    oportunidad que nos brind su proteccin como Parque Natural en 1987.

    Para la Fundacin Gypaetus fue un desafo en 2004, atreverse a iniciar su actividad divulgadora

    colaborando con quienes daban forma y contenido a este magnfico documento divulgativo y hemos

    considerado conveniente en 2007, en el marco del acuerdo de patrocinio editorial alcanzado con la

  • 12

    Consejera de Medio Ambiente, alumbrar una segunda edicin en soporte electrnico que se merecen

    todos aquellos que desde hace 20 aos colaboran en la conservacin activa de este singular territorio.

    Cabo de Gata es un paraso habitado del mediterrneo andaluz, en el que se funden, a diario,

    naturaleza, historia y sociedad. Abierto y cercano, la posibilidad de conocerlo es una invitacin a la

    contemplacin de la singularidad.

    Fernando Hiraldo Cano

    Presidente de la Fundacin Gypaetus

  • ndice

    1. El Parque, sus rasgos, sus gentes. Jos Antonio Caete Prez y Miguel Villalobos Mega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 15

    2. Volcanes, dunas y arrecifes tropicales. Juan C. Braga Alarcn, Jos M. Martn Martn, Juan M. Fernndez Soler y Miguel Villalobos Mega . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 29

    3. Crcavas y regueros. Cecilio Oyonarte Gutirrez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 47

    4. El mundo vivo. Ricardo Salas Martn: el medio terrestre y Diego Moreno Lampreave: el medio marino . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 61

    5. La sierra volcnica. Javier Cabello Par y Enrique Lpez Carrique . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 73

    6. La estepa. Javier Cabello Par y Enrique Lpez Carrique . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 93

    7. Las ramblas. Enrique Lpez Carrique y Javier Cabello Par . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 109

    8. El azufaifar. Javier Cabello Par y Enrique Lpez Carrique . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 123

    9. Los humedales. Enrique Lpez Carrique y Javier Cabello Par. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 139

    10. Playas, dunas y arenales. Enrique Lpez Carrique y Javier Cabello Par . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 151

    11. Acantilados marinos y fondos rocosos. Diego Moreno Lampreave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 159

    12. Bosques sumergidos y fondos arenosos. Diego Moreno Lampreave . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 175

    13. La huella humana. Jos L. Gonzlez Rebollar, Ana B. Robles Cruz, Miguel Cueto Romero, Fernando Garca Barros, Antonio Gonzlez Hernndez: la agricultura

    y la ganadera, Diego Moreno Lampreave: la pesca y Enrique Lpez Carrique: la tradicin salinera . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 191

    14. La minera: testimonio de un tiempo vivido. Francisco Hernndez Ortiz, Miguel Villalobos Mega y Carlos Feixas Rodrguez . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 221

    15. El legado cultural: un paseo por la Historia. Inmaculada Jimnez Terrn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 235

    16. La Herencia etnolgica: ritos, saberes y tradiciones. M Jos Martnez Lirola y M Reyes Gonzlez Tejero: etnobotnica

    Inmaculada Jimnez Terrn: artesana, gastronoma y tradiciones . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 257

    17. Paisaje de los sentidos. Miguel ngel Blanco Martn . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 281

    18. La gestin de un espacio mundialmente reconocido. Hermelindo Castro Nogueira, Jos Guirado Romero y Rosa M Mendoza Castelln . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 307

  • Paisaje dunar. (J. Bayo Valdivia)

  • 1

    Describir de forma sinttica los rasgos identificativos del Parque Natural Cabo de Gata Njar no

    es nada fcil. Siempre sorprende, aunque se haya visitado tantas veces, aunque se conozca incluso

    el contraste de sus estaciones. Un atardecer junto a un acantilado, la luminosidad de los restos de

    un molino encalado enmarcados contra un azul infinito, lo escaso pero a la vez presente de su

    vegetacin, el brillo de los arenales de una duna, la algaraba de vida de sus humedales

    o, sencillamente, la tranquilidad que nos provoca el paseo por uno de sus pueblos. No es fcil

    describir resumidamente los rasgos de un territorio labrado a golpes de tiempo por el hombre sobre

    una naturaleza nica.

    Pero, cul es la esencia del Parque, su alma? quizs su desnudez, su marcada aridez? la constante

    presencia del mar? su generoso legado cultural?, sus gentes?, o, por el contrario es la luz?,

    los colores?, la soledad?, el silencio?, qu inspira a tantos y tantos creadores y artistas y atrae, a la

    vez a cientficos y humanistas? Cul es el magnetismo de este espacio?

    Ciertamente el Parque de Cabo de Gata - Njar es todo eso a la vez, y mucho ms. Al final todo

    depender de cmo se acerque el viajero a este espacio y lo que busque en l. Lo que resulta

    evidente es que no le defraudar, eso s, si viene despacio, sin prisas, dejndose llevar por las

    sensaciones ms ntimas, dejando atrs la dinmica que nos impone el inters por controlar el

    tiempo en que vivimos.

    Describirlo no es tarea fcil, pero vamos a intentarlo.

    El parque, sus rasgos, sus gentes

    Paisaje dunar. (J. Bayo Valdivia)

  • Empecemos por situarlo. Este privilegiado trozo del continente europeo se sita en el extremo ms

    suroriental de la Pennsula Ibrica, en la Andaluca oriental, en Almera, sobre territorios municipales

    de Njar, Carboneras y Almera. Tiene una superficie de 33.663 ha, que incluyen una franja martima

    de una milla de anchura, y forma parte de la comarca geogrfica conocida como El Campo de Njar.

    Abarca un conjunto de tierras que se extienden entre la Baha de Almera, por el sur, hasta la sierra de

    Cabrera, por el norte. Sus lmites occidentales se diluyen entre la Sierra de Gata y la Serrata de Njar, al

    oeste, y los fondos marinos, al este.

    Entre esos lmites se configura un espacio con el clima ms privilegiado del continente europeo, con

    una temperatura media anual de 18,1 C y un nmero de horas de sol cercano a las 3.000. La media

    de las temperaturas mnimas se sita en 14,6 C y la media de las mximas en 21, 7 C. La precipitacin

    total anual, oscila entre 178 y 240 l/m2, segn reas. Un clima, en suma, dulcificado por las aguas

    mediterrneas.

    Porque hablar de Cabo de Gata es hacerlo, en primer lugar, de su impresionante fachada litoral, de

    su costa, jalonada por amplias playas, como la de San Miguel de Cabo de Gata, Mnsul, Genoveses o

    el Playazo de Rodalquilar, por calas imposibles, como la del Plomo o la de San Pedro, y por salvajes

    acantilados, como los del Cabo, Vela Blanca o El Barronal, en los que el agua bate con fuerza contra

    las rocas dejando or su estruendo. Pero en Cabo de Gata conviven otros paisajes, como las ridas

    estepas del entorno de Fernn Prez o del Pozo de los Frailes, las oscuras sierras, formadas por conos

    y calderas volcnicas, disectadas por barrancos y ramblas, que se abren hacia las llanuras litorales, las

    rellanas, los elementos de transicin entre la sierra y el mar. Cabo de Gata es tambin fondo cristalino,

    islas, aves zancudas que se pasean por extensos humedales al atardecer y barcas varadas en la

    Almadraba de Monteleva, cuyo nombre huele a mar, y a tradicin pesquera, al hacer de unos hombres

    y mujeres que han utilizado lo que la tierra y el mar les ha proporcionado desde tiempos ancestrales.

    Tambin es su luz inagotable, el contraste entre el negro de los volcanes y el blanco de la sal

    amontonada, que compite en altitud con la torre de la iglesia de las salinas. Es una ausencia de agua,

    con unas ramblas escuetas que perfilan pequeas huertas, es un salpicado de oasis, y toda una cultura

    ancestral que deja en herencia un magnfico legado de castillos, torres y atalayas o de aljibes, norias

    y pozos. En definitiva, acercarse a Cabo de Gata es adentrarse en una tierra de contrastes en la que lo

    fsico se entrelaza con lo humano, sin que sea posible decir quin influye en quin.

    18

    Cortijada rural del interior del Parque Natural. (J. Bayo Valdivia)

  • Acantilado volcnico. (J. Bayo Valdivia)

  • 20

    La pesca de cerco es una de las actividades

    tradicionales. Realizada con traas, est destinada

    a la captura de bancos de pequeos peces

    pelgicos como bogas, jureles, sardinas

    y boquerones. (Diego Moreno)

  • 21

    La Autova del Mediterrneo, trazada sobre el antiguo eje de la CN-344 Almera - Valencia por

    Cartagena, posibilita al visitante un acceso cmodo desde el exterior por el levante y el sur peninsular.

    A partir de aqu la penetracin hacia las distintas zonas se realiza por una intrincada red de carreteras

    locales que parten hacia el oeste y que se organizan en torno a varios corredores o ejes principales:

    San Miguel de Cabo de Gata Salinas, San Jos La Isleta, Fernn Prez Rodalquilar Las Negras,

    y Agua Amarga Carboneras.

    Comprender los rasgos definitorios del Parque, paisaje, poblamiento, economa, exige conocer la

    dinmica de la comarca en la que se inscribe. Cabo de Gata se ha mantenido en est ltima dcada

    al margen de algunos de los procesos que han caracterizado a su comarca, pero no es una isla, ni

    en lo econmico ni en lo social. El Parque participa de tres trminos municipales, Almera, Njar

    y Carboneras, con personalidades propias, qu duda cabe, sin embargo, el elemento geogrfico

    comn y referenciador de este territorio tiene evocaciones literarias: Campos de Njar. Un

    modelo de hbitat disperso donde las pedanas, las cortijadas y los cortijos adquieren una

    especial relevancia en la estructuracin del paisaje rural. La obra de Juan Goytisolo constituye

    probablemente una de las primeras reivindicaciones del valor del paisaje y de la cultura del

    Campo de Njar, y, desde luego, un reconocimiento de los valores culturales y humanos, no slo

    ambientales, que posteriormente se han protegido con la declaracin, hace algo ms de una

    dcada, del Parque Natural.

    La comarca del Campo de Njar y el conjunto del levante almeriense es un espacio que ha sufrido,

    como ya lo hiciera el Poniente, una fuerte transformacin socioeconmica en las ltimas dcadas,

    con base en el desarrollo de nuevas tcnicas agrcolas como el invernadero y en la industria

    turstica. Esta dinmica de crecimiento y de progreso se traduce en indicadores concretos. Desde

    el punto de vista demogrfico, por ejemplo, se observan unas tasa de crecimiento de poblacin en

    conjunto superiores al 13% en los ltimos 10 aos, con valores extremos en el caso del municipio

    de Njar, con un 41,97%, y algo ms moderados en Carboneras, con un 20%, o Almera, con un

    7,22%. La poblacin total de los tres municipios alcanza actualmente la cifra de 190.975 habitantes.

    No estamos ya por tanto ante un entorno desertizado, ni deprimido, como percibiera Goytisolo.

    En el interior del Parque viven 3.570 habitantes, de los cuales 1.254 corresponden a entidades de

    poblacin localizadas en el trmino municipal de Almera, 339 de Carboneras y 1.977 de Njar.

    La pesca de cerco es una de las actividades

    tradicionales. Realizada con traas, est destinada

    a la captura de bancos de pequeos peces

    pelgicos como bogas, jureles, sardinas

    y boquerones. (Diego Moreno)

  • 22

    El Parque, reproduciendo el modelo cultural de ocupacin del territorio caracterstico del Campo

    de Njar, alberga numerosos ncleos urbanos de pequeas dimensiones, cortijadas y cortijos

    aislados. La edificacin dispersa, de hecho, constituye uno de los rasgos definitorios de su paisaje.

    Los cortijos, herederos de aquellas mticas villae romanas, son la forma de hbitat rural disperso

    por excelencia. Han tenido tradicionalmente, una gran importancia en la estructura territorial

    del Parque, emergiendo bruscamente de los paisajes de las rellanas y estepas, como el

    emblemtico Cortijo del Fraile, referencia e inspiracin de la obra literaria Bodas de Sangre de

    Federico Garca Lorca.

    La importancia del diseminado en este espacio se pone de manifiesto con su tasa de poblacin.

    En el ao 2001 la poblacin residente en cortijos y cortijadas se situaba ligeramente por encima del

    18% del total, con 664 habitantes, una cifra importante, que tiene repercusiones significativas en

    la humanizacin del paisaje y en los modos de vida, tradicionalmente basados en una agricultura,

    prcticamente de subsistencia, y una ganadera de tipo extensivo muy integrada en el medio. Aunque

    esta economa de subsistencia se puede considerar desaparecida a partir de las crisis agraria de la

    dcada de los 60, pervive an como herencia cultural la tipologa de ocupacin, redefinindose

    con nuevos habitantes y nuevos modos de vida que anhelan la integracin de la vida cotidiana con el

    mundo rural.

    La agrupacin en cortijadas, entendida como forma de hbitat intermedio entre el ncleo urbano

    tradicional y el cortijo aislado, ha constituido tradicionalmente una magnifica solucin para unir

    residencia y cercana a las actividades del campo, posibilitando simultneamente un apoyo entre los

    distintos vecinos e incluso la construccin y mantenimiento de algunas edificaciones comunes como

    aljibes, pozos, cuadras, e incluso en ocasiones pequeas edificaciones religiosas en forma de iglesias

    o ermitas. Las cortijadas actualmente habitadas que salpican el paisaje del Parque son numerosas y

    presentan nombres tan evocadores como la Boca de los Frailes, Las Presillas Bajas o Gafares.

    Su poblacin suele ser reducida, apenas 30 o 35 habitantes en cada una de ellas.

    Los ncleos urbanos ms estructurados son los costeros, dotados de modernos servicios

    y equipamientos, aunque sin perder los rasgos que haran evocar a Juan Goytisolo las poblaciones

    de las costas de frica al acercarse por vez primera a Las Negras. Si se excepta el caso de

    San Miguel de Cabo de Gata, que cuenta con poco ms de mil habitantes, los ncleos urbanos

    Isleta del Moro. (J. Bayo Valdivia)

  • 23

    Cala Raj, uno de los muchos atractivos de este espacio natural. (J. Bayo Valdivia)

  • Flamenco rosado en las salinas

    del Cabo de Gata. (J. Bayo Valdivia)

  • 25

    del Parque se pueden definir como pequeas entidades. San Jos, en la que se

    aprecia un mayor desarrollo de las actividades tursticas asociadas a la playa

    y al pequeo puerto deportivo, slo alcanza los 500 habitantes residentes,

    aunque es cierto que su poblacin estacional puede llegar a ser bastante ms

    numerosa. Otros ncleos emblemticos como la Isleta se sitan por debajo

    de los 200 habitantes, e incluso los localizados en la rambla del Saltador en

    Carboneras por debajo de los 100.

    Aunque desde un punto de vista espacial la distribucin de los ncleos de poblacin

    presenta un carcter irregular, se aprecia una cierta alineacin de ncleos en la franja costera

    o prximos a ella, casi todos a excepcin de Pujaire y Fernn Prez. La distancia media entre estas

    poblaciones oscila entre los 4 y 5 km, con un aceptable nivel de comunicacin entre ellos, quizs la

    con excepcin de la ruptura que introduce la Sierra de Cabo de Gata en el enlace entre San Jos

    y Cabo de Gata, y la que impone el territorio entre la zona de Agua Amarga y la de Las Hortichuelas y

    Fernn Prez. La estructura territorial parece responder a un modelo de ocupacin en forma de valle,

    pudiendo delimitarse unos sectores de ocupacin muy definidos.

    El tringulo de San Miguel de Cabo de Gata, La Almadraba y Pujaire, estructurado en torno a

    Las Salinas de Cabo de Gata, es el ms poblado, con un total de 1.254 habitantes, el 35% del total

    del Parque. San Jos, sin duda la entidad de poblacin ms conocida de todo el Parque, debido

    probablemente a su consolidada imagen turstica, incluido su pintoresco puerto deportivo, es en la

    actualidad el segundo ncleo en cuanto a poblacin, aunque los datos oficiales, 503 habitantes, el

    14 % de la poblacin total del Parque, no recogen la importante poblacin estacional que disfruta

    temporalmente de este enclave. El ncleo ms prximo a San Jos es el Pozo de Los Frailes, con una

    poblacin de 313 habitantes, el 8,76% de la poblacin, una de las entradas naturales al corazn

    del Parque y punto intermedio antes de llegar a la zona costera de San Jos, de la que dista

    escasamente 2,5 km por carretera.

    Artes de pesca tradicional utilizados por las

    poblaciones del mbito de influencia del

    Parque Natural.

    (J. Bayo Valdivia)

  • 26

    El ncleo urbano de La Isleta, punto de fondeo de un conjunto de barcos dedicados a la pesca

    artesanal, acoge una poblacin de 180 residentes, de los cuales 18 son de las Presillas Bajas

    y 38 de edificaciones dispersas. El poblado minero de Rodalquilar lleg a tener a principios del siglo

    XX alrededor de 2.000 habitantes, como testimonia la amplia extensin de su casco urbano; en el ao

    2001, sin embargo, contabilizaba slo 159 habitantes, que suponen un 4,45% del total del Parque.

    El rea de Fernn Prez presenta una poblacin de 248 habitantes, con un ligero retroceso en los

    ltimos aos. Asentado en la zona interior, constituye una muestra de los ncleos orientados hacia

    las actividades primarias, especialmente la agricultura. Su poblacin supone el 7% de los residentes

    en el Parque. Las Hortichuelas es uno de los ncleos de poblacin ms pequeos, junto con los

    situados en torno a la rambla de El Saltador. Sus 73 habitantes suponen tan slo el 2% del total.

    Sin embargo y despus de aos de recesin, muestra un crecimiento demogrfico significativo para su

    tamao.

    Las Negras, con 177 habitantes, el 5%, y Agua Amarga, con 318 habitantes, son los ncleos tursticos

    emergentes por excelencia. A ello contribuye su privilegiada posicin costera y, probablemente, en

    el caso de Agua Amarga su proximidad al ncleo de Carboneras, su va de acceso ms rpida y fcil.

    El aislamiento de los ncleos septentrionales del Parque en relacin con los meridionales es

    importante, ya que si bien la comunicacin con Carboneras es fcil, no lo es, sin embargo, con el

    cercano ncleo de Fernn Prez, que supera por carretera los 30 km.

    El Argamasn, situado en el extremo septentrional de Parque, en el valle del ro Alas, constituye un

    claro ejemplo de entidad agrcola tradicional de interior. Actualmente cuenta con una poblacin

    estabilizada en torno a los 140 habitantes que suponen un 3,9% de los residentes en el Parque.

    De stos, a su vez, 38 viven en cortijos. Su accesibilidad viene determinada por el ramal que paralelo

    a la rambla de la Palmerosa tiene su origen en la carretera que une la Autova del Mediterrneo con la

    entidad urbana de Carboneras, el ncleo urbano ms prximo por carretera. En torno a la rambla de

    El Saltador se alinean El Saltador Bajo y El Saltador Alto, con una poblacin conjunta de 78 habitantes

    y La Cueva del Pjaro, con 68 habitantes, todas ellas con acceso desde Carboneras.

    En el interior del Parque, la poblacin activa en edad de trabajar, 16 a 65 aos, alcanza el 52%, una cifra

    ligeramente inferior a la media de los municipios, situada entre el 53 y el 55 %, hecho debido al mayor

    Ermita del Cortijo del Fraile. (E. Lpez Carrique)

  • 2

    Playa de los Genoveses. (J. Bayo Valdivia)

  • 2

    peso de la poblacin mayor en el Parque. En relacin con la poblacin total, los activos suponen un 34%,

    aunque por entidades hay un claro desplazamiento a cifras ligeramente inferiores en los ncleos del

    interior, 38 y 39% en Las Hortichuelas y Rodalquilar, en contraposicin a los valores ms elevados, entre

    el 50 y 55% en el resto ncleos costeros.

    El 38% de la poblacin trabaja en actividades primarias, con predominio de las agrcolas (26%),

    seguidas de las pesqueras (8%) y las ganaderas (4%). El segundo sector por grado de ocupacin

    es el de los servicios, que totalizan el 32%; por ramas de actividad destacan la comercial y la

    hostelera. La construccin acumula al 22% de los ocupados, apoyada ms sobre las entidades

    costeras. Finalmente, el sector industrial representa el 8% del empleo de la zona, apoyado en

    instalaciones perifricas al Parque, como el Centro de Experiencias Micheln o el Polo Industrial

    de Carboneras

    Un anlisis de las diferentes entidades de poblacin permite determinar su orientacin principal

    en funcin del tipo mayoritario de empleo generado. Destacan especialmente Fernn Prez,

    El Argamasn y Pujaire como ncleos eminentemente agrcolas, y La Isleta (adems del propio

    Carboneras) como pesqueros. La actividad ganadera est ms consolidada en El Pozo de los Frailes y

    Pujaire, la industrial y artesanal en Agua Amarga y El Pozo de los Frailes y la construccin y el sector

    terciario en San Jos y Agua Amarga.

    La ocupacin de la poblacin, por tanto, muestra significativos contrastes entre las entidades

    litorales, donde se evidencia una incidencia de las actividades tursticas de temporada, y las entidades

    interiores, localizadas en las tierras agrcolas de interior y ms dependientes de la economa exterior

    al Parque.

    El turismo activo ha abierto una nueva perspectiva para el

    aprovechamiento sostenible de los amplios recursos naturales que

    dispone el Parque. (E. Lpez Carrique)

  • La calidad y diversidad geolgica del Parque Natural Cabo

    de Gata Njar ha sido reconocida a nivel mundial pasando

    a convertirse en el primer espacio de Andaluca que

    obtiene la distincin de Geoparque. (J. Bayo Valdivia)

  • La calidad y diversidad geolgica del Parque Natural Cabo

    de Gata Njar ha sido reconocida a nivel mundial pasando

    a convertirse en el primer espacio de Andaluca que

    obtiene la distincin de Geoparque. (J. Bayo Valdivia)

    31

    Paisajes geolgicos

    El Parque de Cabo de Gata conforma un espacio nico en todos los sentidos. Tambin su medio

    fsico merece la calificacin de sobresaliente. Sus exticos y evocadores paisajes geolgicos, de claras

    reminiscencias africanas, esconden una extraordinaria informacin geolgica nica para comprender

    e interpretar la historia evolutiva de nuestra gran cuenca mediterrnea los ltimos 15 millones de

    aos. Este patrimonio geolgico, de excepcional inters cientfico, adquiere, adems, una nueva

    perspectiva de valor si se observa como recurso cultural, georrecurso, de inters para la oferta de uso

    pblico del Parque. No debe olvidarse, que, dada su condicin de Reserva de la Biosfera, este espacio

    est llamado a desempear un papel esencial en la tarea de educar ambientalmente a nuestra

    generacin y a las venideras.

    Durante los ltimos 15 millones de aos de la historia de la Tierra la mayor parte del territorio de Cabo

    de Gata, y buena parte de la actual zona litoral de Almera, estaba invadida por el mar Mediterrneo.

    En esta cuenca marina, asentada sobre las viejas rocas de los relieves bticos, que hoy todava

    componen las sierras mas altas de Andaluca como Sierra Nevada, se depositaban sedimentos

    provenientes de la erosin de las montaas circundantes. La cuenca, en varios momentos alberg

    importantes manifestaciones volcnicas. Una vez retirado el mar definitivamente, el relleno de la

    cuenca, sus rocas y sedimentos, aparece expuesto en inmejorables condiciones, desvelndonos su

    propia historia y, por extensin, la de la gran Cuenca Mediterrnea.

    Volcanes, dunas y arrecifes tropicales

  • Una parte significativa de su inters geolgico

    radica en la calidad y la buena exposicin

    de los afloramientos volcnicos

    y sedimentarios de su espectacular costa

    acantilada. (J. Bayo Valdivia)

  • 33

    Todos estos procesos han condicionado claramente el paisaje actual de Cabo de Gata, permitiendo

    reconocer tres grandes unidades. Los relieves metamrficos de las sierras bticas, el viejo sustrato

    o basamento de la regin almeriense, que aflora en el interior del Parque en Sierra de Cabrera, al

    norte y, en menor proporcin, en la Serrata de Njar, al oeste. La sierra volcnica de Cabo de Gata,

    totalmente diferente a las dems sierras del entorno, mucho ms joven y de origen volcnico. Y, por

    ltimo, las depresiones litorales, especialmente la Baha de Almera, que conforma todo el sector sur

    del Parque y donde se exponen los sedimentos ms recientes de la cuenca marina de Almera Njar.

    Acerqumonos un poco a cada uno de esos tres paisajes geolgicos.

    El sustrato metamrfico de las sierras bticas, los relieves ms elevados de la geografa almeriense:

    Sierra Nevada, Los Filabres, Alhamilla o Cabrera, forman parte de la estructura del edificio de la

    Cordillera Btica, concretamente de sus Zonas Internas. Constituyen el basamento y los relieves de

    borde, antiguas zonas emergidas, de las cuencas marinas ms jvenes.

    Las rocas de estos relieves bticos se formaron a partir de sedimentos depositados en el fondo del

    mar hace cientos de millones de aos; puede que ms de quinientos en algunos casos. Ms tarde

    seran hundidos, deformados y posteriormente levantados durante la colisin del continente africano

    con el europeo. La intensa transformacin sufrida durante este proceso orognico, denominada en

    geologa metamorfismo, les confiere su peculiar aspecto, caracterizado por un intenso lajado, llamado

    esquistosidad, y por la proliferacin de pliegues y fracturas. Estas transformaciones tambin enmascaran

    o destruyen los restos de vida fsil, dificultando la reconstruccin precisa de su propia historia geolgica.

    En lneas generales, el ncleo de estas sierras est formado por rocas agrupadas bajo la denominacin

    geolgica de Complejo Nevado-Filbride, en alusin a que componen buena parte de Sierra Nevada

    y de Los Filabres, su prolongacin oriental, y tambin de Alhamilla y Cabrera. Estas rocas son

    principalmente micasquistos grafitosos: rocas de color negro, grisceo o rojizo oscuro con aspecto

    pizarroso y un caracterstico lajado, es decir estn divididas en lminas, ms o menos irregulares,

    bien definidas. Junto a los micasquistos, son comunes las cuarcitas, que suelen dar lugar a crestones

    y tajos por su mayor resistencia a la erosin. Las cuarcitas tienen colores oscuros, amarillentos y

    anaranjados, y aspecto tambin lajado, aunque peor definido. En menor proporcin, se encuentran

    tambin mrmoles y rocas de color verde, formadas por una amplia gama de minerales y a veces

    usadas como piedras ornamentales.

    Una parte significativa de su inters geolgico

    radica en la calidad y la buena exposicin

    de los afloramientos volcnicos

    y sedimentarios de su espectacular costa

    acantilada. (J. Bayo Valdivia)

  • 34

    Bordeando los ncleos de estas sierras, y formando la mayor parte de otras prximas como Gdor,

    Las Estancias o Almagro, aparece otra banda compuesta por rocas algo ms jvenes. Se denomina

    Complejo Alpujrride, en alusin a que se extiende por la Alpujarra, donde constituye, por una parte,

    la falda sur de Sierra Nevada y, por otra, la cadena costera: sierras de Ljar, Contraviesa y Gdor.

    Presenta dos tipos de rocas fcilmente reconocibles en el paisaje. Uno de ellos son las filitas, conocidas

    en la regin como launa, que son unas arcillas algo transformadas, de colores muy vivos, azules,

    rojos o grises brillantes. Tradicionalmente se han usado para impermeabilizar los techos planos de las

    construcciones. El otro tipo de rocas son las calizas y dolomas, compuestas por carbonatos de calcio

    y magnesio, que producen los relieves escarpados, de colores blanquecinos, negruzcos o grisceos,

    tpicos, por ejemplo de la cara norte de Sierra Cabrera, Sierra Alhamilla, junto a Njar, los escarpes de

    Lucainena o Turrillas o los mltiples tajos de la Sierra de Gdor.

    Todos estos materiales tienen su representacin en el Parque, esencialmente en los relieves de

    la Sierra de Cabrera, al norte de Carboneras, y, en mucha menor medida, a modo de retazos o

    fragmentos, entremezclados con los materiales volcnicos en la Serrata de Njar.

    La sierra de Cabo de Gata es, sin duda, una sierra singular y diferente a las anteriores, de mayor inters

    didctico. Su origen es volcnico, y mucho ms joven, tiene entre 14 y 6,5 millones de aos.

    Las rocas volcnicas, en general, afloran en puntos muy concretos y localizados de la corteza terrestre.

    Ello se debe a que en algn momento determinado de la Historia Geolgica han llegado hasta la

    superficie magmas generados por la fusin parcial y localizada de rocas en el interior de la Tierra,

    a muy alta temperatura.

    En el caso concreto del vulcanismo de Cabo de Gata, la salida a superficie del magma se asocia a un

    gran adelgazamiento de la corteza terrestre en la zona del Mar de Alborn. Este adelgazamiento se

    produjo tras la colisin continental de las grandes placas africana y europea, en un lento movimiento

    que dur millones de aos y que configur el edificio de la Cordillera Btica, adems de generar

    accidentes tectnicos, fallas o fracturas, de gran importancia a nivel regional.

    El vulcanismo de Cabo de Gata constituye, de hecho, una pequea parte de una amplia provincia

    volcnica que se extiende actualmente sumergida bajo el Mar de Alborn y que comenz a generarse

    hace aproximadamente unos 14 a 15 millones de aos (en el Mioceno medio). Se sabe que la actividad

    volcnica se mantuvo activa hasta hace unos 6,5 millones de aos.

    Tpicas filitas y esquitos alpujrrides en la rambla del Sopalmo, Sierra de

    Cabrera. La diversidad de recursos geolgicos es excepcional y de gran

    inters didctico para los visitantes que quieran acercase al Parque

    Natural. (E. Lpez Carrique)

  • Disyunciones columnares en las lavas

    de Punta Baja. (E. Lpez Carrique)

  • La costa volcnica de Cabo de Gata es acantilada

    y muy accidentada. Sobre ella la dinmica litoral

    ms reciente modela paisajes de sorprendente

    belleza. (E. Lpez Carrique)

  • 3

    En ese intervalo de tiempo, una vez estructurada ya la cordillera, la lnea de costa se situaba prxima

    a relieves hoy alejados de ella (como la Sierra de Filabres), de modo que el mar invada las actuales

    depresiones litorales de Vera, Tabernas, Sorbas, Njar y Almera. En este ambiente marino, y favorecido

    por la debilidad de algunos de esos grandes accidentes tectnicos del terreno, entre otros la

    gigantesca falla de Carboneras o de la Serrata, el profundo magma aflor a la superficie generando

    numerosos edificios volcnicos. Los volcanes fueron, por tanto, al menos en una gran parte,

    submarinos.

    Se sabe que la actividad volcnica oper en varias etapas sucesivas, entre las cuales se produca

    el desmantelamiento, por erosin, de los relieves creados por los volcanes y la acumulacin de

    sedimentos marinos entre rocas volcnicas. Algunos edificios volcnicos llegaron finalmente a

    emerger como islas. En algunos casos el volcanismo pudo ser de carcter explosivo. En algunos

    puntos se formaron tambin grandes calderas volcnicas. La circulacin de agua marina a travs de las

    rocas y el calor liberado por el magma permiti la formacin de fluidos hidrotermales que alteraron

    la composicin de las rocas generando yacimientos minerales exclusivos, como el del clebre oro de

    Rodalquilar. Hace unos 6 millones de aos, la zona qued configurada como un extenso archipilago

    marino donde las islas emergidas se correspondan con domos volcnicos, en torno a los cuales, en un

    mar clido, tropical, se desarrollaron arrecifes de coral a modo de atolones o de arrecifes costeros.

    Esta peculiar configuracin geolgica posibilit la formacin de uno de los Complejos Volcnicos

    fsiles ms singulares de Europa. Un paisaje de formas caprichosas, con un particular colorido, en el

    que dominan los tonos rojos, ocres y negros, que no se recata en mostrar un extenso abanico de rocas

    volcnicas de diferente composicin y textura.

    Domos, coladas volcnicas (extruidas lentamente como un manto), chimeneas, calderas y rocas

    piroclsticas (producidas por explosiones bruscas que arrojan material ms tarde depositado en lechos

    o capas por la accin de la gravedad) son los mecanismos ms caractersticos de formacin de este

    cortejo de rocas. Las lavas abarcan todo el espectro posible de composicin qumica, desde rocas

    cidas (con cuarzo, como las riolitas y dacitas) a rocas bsicas (ms pobres en slice, como andesitas

    y el basalto). Rocas, en ocasiones, de composicin qumica rara y exclusiva, casi nica en el mundo.

    Los materiales piroclsticos adquieren la forma de capas de diferentes texturas y granulometras,

    brechas y aglomerados, bombas (los bloques piroclsticos de mayor tamao, hasta de metros en

    ocasiones), cenizas (llamadas as por ser el material piroclstico ms fino), etc. Las estructuras no son

    La costa volcnica de Cabo de Gata es acantilada

    y muy accidentada. Sobre ella la dinmica litoral

    ms reciente modela paisajes de sorprendente

    belleza. (E. Lpez Carrique)

  • 3

    menos variadas, destacando los magnficos ejemplos de disyuncin columnar

    verdaderas columnas verticales o en abanico de forma hexagonal que se generan

    en las coladas de lava debido al enfriamiento del magma al extruir.

    Un museo natural, en suma, de enorme inters geolgico.

    Los sedimentos de la Baha de Almera y de las pequeas depresiones litorales constituyen

    el ltimo de los paisajes geolgicos, las depresiones, que nos aportan informacin sobre

    otros ambientes geolgicos, en parte coetneos con el volcanismo de Cabo de Gata.

    Los primeros sedimentos marinos bien conocidos en el Parque de Cabo de Gata tienen una edad

    comprendida entre 9 y 8,7 millones de aos (Tortoniense inferior) y se depositaron sobre rocas

    volcnicas formadas entre hace aproximadamente 12 y 9 millones de aos. Son esencialmente

    carbonatos compuestos por esqueletos fsiles de briozoos, bivalvos, algas rojas calcreas, erizos de

    mar, bellotas de mar (balnidos) y foraminferos. Tienen su mejor representacin en la cuenca de Agua

    Amarga, entonces una prolongacin del Mediterrneo entre los relieves volcnicos. Esta pequea

    cuenca, y otras cercanas como la de Las Negras, tambin albergan un valioso registro sedimentario,

    similar al anterior, correspondiente a los depsitos litorales de la cuenca marina tras los ltimos

    episodios volcnicos, ocurridos entre hace 9 y 6,5 millones de aos. Son sedimentos de entre 7 y 6

    millones de aos (Tortoniense superior) y entre ellos destacan magnficos ejemplos de rocas formadas

    por corales: arrecifes de coral fsiles.

    Sin embargo, la mayor extensin sedimentaria en el Parque forma parte del territorio continental de la

    actual Baha de Almera. El mar, hace 5 millones de aos, alcanzaba el pie de Sierra de Gdor, llegaba

    hasta Rioja por el valle del Andarax y bordeaba el pie de Sierra Alhamilla, ocupando todo el Campo

    de Njar, en el que tan slo emergan la sierra de Cabo de Gata y la Serrata, conformando la cuenca

    marina de AlmeraNjar. En la zona de Carboneras entraba en una amplia baha que se extenda varios

    kilmetros hacia el oeste de la costa actual. Al igual que hoy, enrgicas ramblas bajaban desde estos

    Las formaciones sedimentarias del Parque

    presentan estructuras caractersticas. En la

    foto, tpicas estratificaciones cruzadas

    de fondos bajos marinos, que permiten

    reconstruir con facilidad los ambientes de

    depsito. (Jos M. Martn)

  • 3

    Caldera volcnica de Majada Redonda, una de las geoformas de mayor inters cientfico para estudiar y desvelar la historia volcnica de este territorio. (E. Lpez Carrique)

  • Cala Raja. Los tonos blancos, muy caractersticos

    de esta costa volcnica y, en ocasiones, hitos

    geogrficos de referencia para los marineros, son

    alteraciones superficiales de la propia roca volcnica.

    (E. Lpez Carrique)

  • 41

    relieves, suministrando sedimentos a la cuenca marina a travs de extensos deltas submarinos, que el

    mar retrabajaba generando amplias playas de gravas.

    A grandes rasgos, la geografa almeriense era ya muy similar a la actual hace 2 millones de aos.

    La elevacin continua de todo el territorio termin produciendo la retirada del mar a su posicin

    actual y, con ello, los sedimentos acumulados durante la azarosa historia de estos ltimos 10 millones

    de aos se ofrecen aqu con unas excepcionales condiciones de observacin: los estratos geolgicos,

    horizontales, sin apenas deformacin, aun casi frescos, con abundantes restos de vida fsiles, nos

    desvelan la evolucin geogrfica y biolgica de este rincn del planeta.

    En la margen derecha de la desembocadura de la rambla de las Amoladeras, por ejemplo, puede

    observarse un sistema de playas fsiles que nos revela la historia de las oscilaciones del nivel del Mar

    Mediterrneo en los ltimos 250.000 aos y de los cambios climticos de ese periodo. Contienen fauna

    fsil de especies marinas subtropicales que no existen aqu en la actualidad, pero que poblaron este litoral

    entre hace 180.000 y 95.000 aos cuando las aguas eran notablemente ms clidas que las actuales. Estas

    mismas especies habitan hoy en las costas de mares genuinamente tropicales, en el golfo de Senegal.

    Este antiguo clima subtropical de las aguas de la Baha de Almera durante el ltimo perodo

    interglacial se reconoce tambin por el tipo de sedimento de sus dunas fsiles asociadas, de las que

    existen privilegiados ejemplos en la costa de los Escullos. Se trata de antiguas playas y dunas blancas

    oolticas, muy diferentes a las actuales, y similares, sin embargo, a las que actualmente se forman en

    las costas tropicales. Tienen una edad de cercana a los 100.000 aos.

    Los activos sistemas dunares actuales, herederos de aquellos antiguos sistemas fsiles, estn tambin

    magnficamente representados en la Baha de Almera. Junto con las playas actuales, forman un

    extenso cordn o flecha litoral que en la zona de Cabo de Gata cierra uno de los mejores ejemplos de

    albufera mediterrnea, reconvertida hoy por el hombre en una tpica salina mediterrnea: las salinas

    de Cabo de Gata.

    Magnficos ejemplos de otros procesos recientes, subactuales y actuales, tales como abanicos y

    conos aluviales, glacis, terrazas fluviales, dunas, coluviones y pies de monte, acaban de completar el

    espectro de formaciones geolgicas cuaternarias del Parque.

    Cala Raja. Los tonos blancos, muy caractersticos

    de esta costa volcnica y, en ocasiones, hitos

    geogrficos de referencia para los marineros, son

    alteraciones superficiales de la propia roca volcnica.

    (E. Lpez Carrique)

  • 42

    Geoparque: recursos para la educacin y la ciencia

    Resulta difcil encontrar un espacio tan reducido en extensin del territorio donde los recursos

    geolgicos sean tan importantes, tanto en cantidad, como en calidad y singularidad. Ello es debido a la

    confluencia de una serie de caractersticas geolgicas singulares.

    Sus formaciones volcnicas son exclusivas en el contexto peninsular. En el Parque se reconocen

    multitud de elementos volcnicos de inters didctico y cientfico, nicos para reconstruir la evolucin

    geolgica de los episodios volcnicos de la cuenca mediterrnea de Alborn entre hace 16 y 8 millones

    de aos: Punta Baja, por ejemplo, un magnfico exponente de domo volcnico con espectaculares

    estructuras en disyuncin columnar; Vela Blanca, donde se reconocen de manera clara los principales

    tipos de erupciones explosivas, las Playas de Monsul y de la Media Luna, con ejemplos magnficos de

    aglomerados volcnicos, los materiales ms tpicos de Cabo de Gata; el Cerro de El Barronal, que

    alberga un tipo de rocas volcnicas prcticamente nicas en el mundo; el Morrn de los Genoveses,

    donde se aprecian los fenmenos de mezcla de magmas; el Cerro de Los Frailes, el caso ms claro de

    estratovolcn; Cerro Negro, un espectacular edificio volcnico de tipo estromboliano; el Morrn de

    Mateo, donde es posible reconocer el proceso de bentonizacin de la roca volcnica;

    o el propio Rodalquilar, que, junto a sus mineralizaciones, expone una muestra espectacular de

    secuencias asociadas a los fenmenos de colapso de calderas volcnicas.

    Las formaciones arrecifales messinienses del Parque constituyen, sin duda, uno de los mejores

    registros del Mediterrneo occidental, clave para estudiar las oscilaciones del nivel de mar durante

    dicho perodo, hace seis millones de aos, y para entender los procesos de deterioro ambiental que

    lo caracterizaron. Es posible disfrutar de espectaculares ejemplos en Mesa Roldn y en el Cerro de

    la Molata, sendos arrecifes de coral que fosilizan antiguos domos volcnicos, o en los acantilados

    del Castillo del Playazo de Rodalquilar, donde se puede reconstruir casi toda la estructura arrecifal

    completa.

    Otro elemento geolgico de notable inters es la falla de Carboneras o de la Serrata, uno de los

    mayores accidentes tectnicos del sureste peninsular y uno de los ms bellos ejemplos para estudiar

    el relevante proceso geolgico que supone el cambio de rgimen tectnico que se produce durante el

    Cuaternario antiguo en la Cordillera Btica, de distensivo a comprensivo. Su trazado se inicia al norte

    Dunas. (E. Lpez Carrique)

  • 43

    Aglomerados volcnicos de la Playa de Mnsul, un tipo de material volcnico muy caracterstico de Cabo de Gata que, modelado por el mar, genera paisajes de impresionante belleza. (E. Lpez Carrique)

  • Dunas oolticas fsiles, sedimentadas hace unos

    100.000 aos tambin en un episodio de aguas

    clidas, aparecen a veces sumergidas a veces

    emergidas, formando bajos relieves costeros a lo

    largo del Parque. (E. Lpez Carrique)

  • 45

    de Carboneras y termina su trazado en tierra hacia el suroeste, all donde se pierden los relieves de

    la Serrata. Esta zona es excepcional, en general, para el estudio de los procesos neotectnicos en el

    mbito de la Cordillera Btica.

    La Sierra de Gata ha sido desde el primer tercio del siglo XIX un importante centro minero en el

    pas. La singularidad de los materiales volcnicos en el contexto peninsular hacen de este enclave

    geolgico un lugar nico por la presencia de mineralizaciones poco frecuentes: entre otras, el oro

    nativo y la bentonita. El clebre yacimiento de Rodalquilar ha dejado su huella en este mbito, donde

    existen magnficas muestras de arqueologa minero - industrial. Tambin en Agua Amarga pueden

    observarse los restos del antiguo embarcadero de mineral de hierro que procedente de Sierra

    Alhamilla era transportado a travs del ferrocarril minero.

    Adems de estos elementos concretos, el territorio del Parque alberga un excepcional registro

    de los procesos geolgicos que tuvieron lugar durante el cuaternario en el litoral almeriense y, en

    general, en la Cordillera Btica durante los dos ltimos millones de aos. El sistema morfogentico

    marino tiene una representacin excepcional en las antiguas terrazas marinas tirrenienses, que han

    funcionado, junto a las playas actuales y el cordn dunar, como flechas litorales, cerrando amplias

    albuferas, hoy colmatadas por materiales elicos y de las que queda como testigo la albufera

    o salinas de Cabo de Gata, uno de los mejores ejemplos del dominio morfogentico

    marino continental del mediterrneo espaol. Distintas generaciones de abanicos aluviales,

    que se superponen desde el Pleistoceno inferior hasta el Cuaternario actual, bordean la Sierra

    de Cabo de Gata, contribuyendo, junto a los conos de deyeccin, al proceso de colmatacin de

    la Albufera de Cabo de Gata en todo su borde interno. Activos campos de dunas se superponen

    en el cordn litoral y dunas rampantes trepan por las vertientes de los relieves a favor de vientos

    dominantes. Mnsul es, quizs, el ejemplo ms fotognico.

    Ramblas de singular belleza como Amoladeras, Morales, el Plomo, o el propio ro Alas,

    constituyen espacios de gran valor para la observacin de fenmenos y procesos naturales de

    indudable inters en el marco de la educacin ambiental, como las relaciones entre la climatologa

    y el ciclo del agua en zonas ridas, y su relacin con el riesgo de avenidas y las inundaciones

    catastrficas.

    Dunas oolticas fsiles, sedimentadas hace unos

    100.000 aos tambin en un episodio de aguas

    clidas, aparecen a veces sumergidas a veces

    emergidas, formando bajos relieves costeros a lo

    largo del Parque. (E. Lpez Carrique)

  • 46

    La dinmica litoral actual modela sobre el

    relieve volcnico un escenario salpicado

    de playas, calas y acantilados. Dentro de la

    diversidad de playas existentes en el Parque,

    deben destacarse, por su belleza, las de las

    Negras y Carnaje, donde una aparentemente

    caprichosa dinmica litoral ha conformado una

    singular acumulacin de bolos volcnicos de

    indudable inters esttico y geomorfolgico.

    Playas nicas por su grado de naturalidad,

    como Mnsul, la Media Luna o el playazo de

    Rodalquilar. Calas casi inexpugnables como

    la de San Pedro o la cala del Plomo. Formas

    caprichosas como los arrecifes del Dedo

    y de la Sirena, ejemplos todos ellos del variado

    muestrario de formas y modelados que la

    aparentemente caprichosa fuerza del mar

    imprime sobre los materiales volcnicos a lo

    largo de toda la costa.

    Este breve elenco de manifestaciones pone

    de relieve el extraordinario valor geolgico del

    Parque, reconocido ya en el mbito europeo

    como uno de los doce espacios que forman

    parte de la Red Europea de Geoparques.

    El contenido fosilfero de los sedimentos marinos del Parque es rico y revela variaciones de las condiciones biolgicas

    y ecolgicas de los antiguos fondos marinos desde hace unos siete millones de aos. (Jos M. Martn)

  • Los fenmenos erosivos son patentes en el paisaje del Parque

    de Cabo de Gata. Sin embargo, estos rasgos se deben ms

    a procesos naturales de erosin que a una tendencia de

    desertificacin inducida por la intervencin humana.

    (Cecilio Oyonarte)

  • Los fenmenos erosivos son patentes en el paisaje del Parque

    de Cabo de Gata. Sin embargo, estos rasgos se deben ms

    a procesos naturales de erosin que a una tendencia de

    desertificacin inducida por la intervencin humana.

    (Cecilio Oyonarte)

    4

    Erosin, no desertificacin

    Uno de los rasgos que ms impresin causa a primera vista en el visitante al Parque de Cabo de Gata es

    la aridez, que si bien desde una concepcin esttica del paisaje se llega a valorar muy positivamente,

    desde el punto de vista ambiental se concibe como un problema. La escasez de precipitaciones, cuya

    media anual no excede aqu de 178 a 240 mm/ao, y su carcter torrencial, ha favorecido el desarrollo

    de aparatos fluviales tipo rambla, de anchos cauces, normalmente secos pero capaces de evacuar, en

    fuertes precipitaciones casi instantneas, grandes volmenes de agua y sedimento. La erosin favorece

    de este modo que los suelos del Parque no tengan gran desarrollo vertical, sin embargo el tapiz edfico

    configura un mosaico extraordinariamente diverso en tipologas de suelos, con formas y propiedades

    muy diferentes. Este hecho se debe a que la formacin del suelo es consecuencia de la interaccin

    de una serie de factores que no siempre han sido iguales a los de hoy, que han ido evolucionando con el

    tiempo. El aspecto rido del Parque es en gran medida, efectivamente, el resultado de un proceso natural

    dominante, sobre todo en la actualidad, la erosin, pero sus suelos no por tener una escasa capacidad

    para uso agrcola tienen menos inters. Todo lo contrario, constituyen un herencia muy valiosa del

    pasado que permite descifrar rasgos muy reveladores de la evolucin paleoclimtica y paleobiolgica

    de este rincn peninsular, y permanecen en equilibrio con el ecosistema que soportan.

    Esta diferencia de percepciones se debe a que la sociedad actual suele evaluar los complejos

    fenmenos ambientales que determinan la configuracin de un paisaje rural o natural de una manera

    muy simplista, lo que provoca que la erosin, con frecuencia, sea considerada no un fenmeno

    natural sino un negativo proceso inducido por una inadecuada intervencin humana, con indeseables

    Crcavas y regueros

  • 50

    consecuencias naturales, econmicas, e incluso sociales, contra el que, por tanto, es

    necesario luchar. La dificultad para discriminar la erosin, un proceso natural

    y necesario, del de la desertificacin, un fenmeno inducido por la actividad humana

    ms irracional, se acenta a medida que aumenta la aridez del ecosistema que se

    percibe. En zonas semidesrticas es frecuente confundir el significado de los trminos

    rido, erosin y desertificacin, que llegan a utilizarse como sinnimos.

    Este es el caso de Cabo de Gata, donde el paisaje se percibe como degradado,

    especialmente en lo relativo a los suelos, hasta el punto de describirse con frecuencia,

    incluso en textos cientficos, con trminos peyorativos como escasos, erosionados,

    pedregosos

    o pobres. Considerada la erosin, sin embargo, como un proceso natural generador de paisaje, en

    el que interactan de forma compleja un gran nmero de factores, incluido el hombre, la anterior

    percepcin simplista del territorio de Cabo de Gata da paso a una interpretacin del paisaje ms

    enriquecedora, que revela una alta diversidad tambin en suelos.

    Esta alta diversidad de suelos, caracterstica que, por otra parte, suele ser comn en ambientes ridos

    y semiridos, tiene su origen en la variabilidad de las condiciones climticas, geolgicas,

    tectnicas, geomorfolgicas, hidrolgicas y ecolgicas del espacio, as como por las respectivas

    herencias paleoambientales recibidas. La zona de Cabo de Gata se ajusta perfectamente a esta

    conceptualizacin de suelos ridos: gran variabilidad de tipologas de suelos con estrechas relaciones

    con la litologa y geomorfologa, y alta fragmentacin espacial.

    En el paisaje erosivo del Parque se han llegado a identificar casi la mitad de las 28 tipologas de suelo

    definidas a escala mundial, entre ellas las ms caractersticas de los ecosistemas ridos y semiridos.

    En este sentido, se puede afirmar que existe una adecuada representacin edfica de los procesos,

    actuales y pasados, que modelan el paisaje geomorfoedfico rido. Esta elevada diversidad edfica

    puede ser explicada por la teora de los factores formadores, segn la cual el suelo es el resultado de

    la interaccin del clima, los organismos, el relieve, el material original, el tiempo y la actividad humana.

    Otra de las caractersticas de los suelos de

    Cabo de Gata, comn a todas

    las zonas ridas, es su grado natural de

    salinizacin. (M. Villalobos)

  • 51

    El paisaje edfico de Cabo de Gata reproduce un mosaico muy fragmentado de suelos que, aunque de escaso valor agrcola por lo general, son de gran inters para reconstruir la historia evolutiva reciente del Parque. En la

    foto, tres de sus principales paisajes edficos: la sierra volcnica, los valles y la llanura litoral. (Cecilio Oyonarte)

  • En los sedimentos arenosos de las playas y dunas litorales

    la fijacin del sedimento y la colonizacin vegetal permite

    observar un incipiente proceso de edafizacin que

    favorece la formacin de Arenosoles, suelos an sin

    evolucionar. (Cecilio Oyonarte)

  • 53

    La combinacin de estos factores orienta los procesos de formacin de suelos y establece el patrn de

    distribucin espacial de las tipologas y propiedades edficas.

    En el entorno del Parque Natural, los factores ms destacados responsables de la diversidad de los

    suelos son la variedad de sustratos geolgicos, la diversidad de formas de relieve, la alternancia de

    regmenes climticos diferentes debido a las oscilaciones paleoambientales del Cuaternario, con

    periodos fros y tropicales, que dieron lugar a una serie de suelos cuyas tipologas an se conservan en

    reas refugio poco erosionadas, y la intervencin humana, que ha provocado no slo la modificacin

    de algunas de las propiedades de los suelos, sino incluso a veces su construccin .

    La actuacin combinada de todos estos factores sobre un determinado territorio da como resultado un

    paisaje edfico concreto, entendiendo como tal a un rea que agrupa a una serie de suelos originados

    a partir de una misma combinacin de factores y que mantienen, o mantuvieron, relaciones funcionales.

    En el Parque Natural Cabo de Gata-Njar el paisaje edfico reproduce un mosaico muy fragmentado

    de unidades, con suelos bien diferenciados, resultado de procesos evolutivos diferentes y con

    diversos grados de estabilidad. Esta estructura es propia de los ambientes ridos y da origen a su alta

    variabilidad y diversidad, factores que, a su vez, son base de la elevada biodiversidad del rea.

    Lgicamente la percepcin del paisaje va a depender del nivel de acercamiento que realicemos, de

    la escala a la que lo percibimos. Es posible, no obstante, realizar una identificacin bsica de los suelos

    de un territorio a partir de sus caractersticas geomorfolgicas ms amplias. De esta forma, en el

    Parque se pueden distinguir una serie de paisajes edficos diferentes.

    Paisajes edficos

    Las llanuras litorales, cuya configuracin actual se relaciona con los cambios geolgicos y climticos

    acaecidos durante el Cuaternario, representan el primero de estos paisajes, del que forman parte

    las playas, las planicies costeras cenagosas y los mantos elicos. Ocupan una reducida extensin en

    el extremo oriental del Parque, entre Torre Garca, Pujaire y la Sierra de Cabo de Gata, y pequeas

    formaciones a lo largo de la costa.

    En los sedimentos arenosos de las playas y dunas litorales

    la fijacin del sedimento y la colonizacin vegetal permite

    observar un incipiente proceso de edafizacin que

    favorece la formacin de Arenosoles, suelos an sin

    evolucionar. (Cecilio Oyonarte)

  • 54

    En las playas y los cordones litorales la composicin granulomtrica oscila desde arenas a grandes

    cantos redondeados. No puede hablarse por tanto de la existencia de suelo, ms bien de una mera

    acumulacin de arenas sometidas directamente a la accin del mar y del viento. En algunas playas,

    no obstante, existe una franja de sedimento fijado y edafizado donde la vegetacin comienza

    a instalarse.

    Las arenas de origen marino afectadas por la morfognesis elica generan desde mantos elicos finos

    y continuos hasta estructurados sistemas dunares. Los suelos actuales, generalmente Arenosoles,

    estn constituidos en estos casos por una acumulacin de arenas con una ligera incorporacin de

    materia orgnica, sin evidentes procesos de alteracin. Sin embargo, dado que los materiales elicos

    se depositaron sobre formaciones ms antiguas tales como terrazas marinas o costras calcreas, bajo

    las arenas es posible encontrar suelos heredados de perodos con un clima ms hmedo, en este caso

    Calcisoles. Procesos erosivos, a veces inducidos por un uso inadecuado del suelo, eliminan el manto

    elico dejando en superficie estos suelos heredados de escasa profundidad, sobre los que se utiliza un

    sistema de cultivo tradicional muy caracterstico denominado huertecicos. Son parcelas de cultivo

    excavadas en la arena que buscan con este sistema, por un lado la proteccin del viento, y por otro,

    suelo de mejores propiedades agronmicas, aunque normalmente salinizado. Este tipo de cultivo se ha

    abandonado y, de manera natural, la vegetacin tiende a estabilizar de nuevo el manto elico.

    En el ambiente deposicional costero de las lagunas y saladares, muchas veces parcial o totalmente

    endorreico, acontecen procesos en sintona con el marcado carcter rido del clima actual. La mejor

    representacin de este ambiente se encuentra en las zonas prximas a Pujaire, las Salinas y al propio

    pueblo de Cabo de Gata. Los suelos estn formados por arenas finas y limos transportados por las

    aguas de escorrenta que fluyen por vertientes escasamente pendientes. La propiedad ms destacada

    es la elevada salinidad, por lo que se clasifican como Solonchaks.

    La montaa, uno de los ms destacados y extensos paisajes edficos del Parque, presenta dos

    unidades diferentes, tanto en su aspecto como en su funcionamiento, pero con caractersticas

    comunes: elevadas pendientes, alta inestabilidad superficial y fuerte dinmica erosiva de las laderas.

    Una de estas unidades es la Sierra de Cabo de Gata, sin duda uno de los paisajes ms emblemticos

    y con mayor personalidad del Parque, constituida por materiales volcnicos compactos y resistentes.

    Ambiente deposicional costero de lagunas y saladares de la Albufera de

    Cabo de Gata y su entorno. (M. Villalobos)

  • En las reas encharcables del entorno salino

    de la albufera se generan Solonchaks, suelos

    de muy alta salinidad, tpicos de estos medios

    en zonas ridas. (Cecilio Oyonarte)

  • En las zonas ms abruptas y rocosas del macizo

    volcnico los suelos, leptosoles, son muy poco

    profundos. (E. Lpez Carrique)

  • 5

    Tiene un relieve abrupto, escarpado y con fuertes pendientes, en el que se identifica una gran

    variedad de formas volcnicas. Alberga suelos tipolgicamente muy diferentes, aunque con

    caractersticas comunes: escaso espesor, consecuencia de una dinmica geomorfolgica muy activa

    (no sobrepasan los 50 cm de profundidad) y presencia de un horizonte de incorporacin de materia

    orgnica en superficie, indicador de un equilibrio y una cierta estabilidad con las condiciones

    ambientales actuales (clima, vegetacin, uso). Son superficies erosivas en las que los suelos recientes

    mantienen gran parte de las propiedades del material de origen alterado. Destaca la ausencia de

    carbonatos, la alta capacidad de cambio de las arcillas y un pH cercano a la neutralidad.

    En esta unidad se reproducen tres posiciones topogrficas caractersticas que condicionan la distribucin

    de suelos. En la parte alta, convexa, rocosa y con predominio de los procesos de erosin, los suelos son

    poco profundos, tipo Leptosoles. A medida que se desciende en la ladera, de forma plana o cncava,

    dominan los procesos de transporte y los suelos tienden hacerse ms profundos, del tipo Phaeozems,

    ya con horizontes de acumulacin de arcilla y carbonatos. En la base de las laderas, con predominio de la

    sedimentacin, se desarrollan suelos ms profundos, con una secuencia de horizontes bien diferenciada

    en la que se perciben horizontes clcicos y rgicos en subsuperficie, indicadores de su antigedad

    y de su origen policclico, con presencia de procesos heredados. La intervencin del hombre determina

    la presencia de un horizonte orgnico estable en superficie, en caso de mantenerse la vegetacin natural

    (Kastanozems), o su ausencia, en zonas cultivadas (Calcisoles).

    Este ltimo factor, la accin humana, se hace evidente en las partes bajas de las laderas, donde la

    mejor aptitud de los suelos para el uso agrcola ha provocado su uso intensivo. Una parte importante

    de estas zonas han sido cultivadas y sus propiedades modificadas, en distinto grado. La presencia de

    suelos clasificados como Anthrosoles en las terrazas agrcolas reconoce la actuacin humana como

    el factor formador ms importante en su origen.

    La segunda unidad del paisaje edfico de montaa est representada al norte del Parque, en las

    estribaciones de la Sierra de Cabrera, constituida esencialmente por materiales carbonatados

    y metapelticos, litologas que condicionan marcadamente la distribucin y propiedades de los

    suelos. La naturaleza menos compacta de la roca y las caractersticas topogrficas, con laderas de

    gran longitud y formas aplanadas, conforman unas superficies muy erosivas, de gran homogeneidad

    edfica. Los suelos son muy someros, arenosos, con alto contenido de gravas y muy mal estructurados.

    En las zonas ms abruptas y rocosas del macizo

    volcnico los suelos, leptosoles, son muy poco

    profundos. (E. Lpez Carrique)

  • 5

    Sus propiedades estn relacionadas directamente con la naturaleza litolgica del regolito, la roca

    madre de la que proceden, del que slo se distinguen por sutiles procesos de alteracin

    e incorporacin de materia orgnica. As, sobre las calizas se desarrollan suelos con un contacto ltico

    a escasa profundidad (Leptosoles), mientras que sobre los materiales micceos lo hacen suelos

    arenosos sin apenas diferenciacin (Regosoles). Sin duda, este paisaje constituye uno de los ms

    frgiles del Parque desde el punto de vista erosivo.

    Los relieves tabulares arrecifales, tan caractersticos en el Parque, forman el tercer gran paisaje edfico.

    Se trata de tpicos relieves en mesas, con una plataforma superior de litologa detrtico - carbonatada

    que apoya por lo general sobre materiales volcnicos, con desniveles comprendidos entre los 50 y

    200 m, y de extensin variable. La toponimia orienta sobre la distribucin de estas formas del relieve,

    presentes en Mesa Roldn, la Rellana de San Pedro, Cerro Blanco, Cerro de la Higuera o el Jayn.

    En la parte superior de estos relieves, planos y rocosos, los suelos son muy poco profundos aunque con

    alto contenido de materia orgnica, aportada por las formaciones dominantes de esparto (Leptosoles

    Rndzicos).

    Las mesas acaban en una lnea de escarpe rocoso que origina un talud de fragmentacin donde

    predominan los suelos de carcter coluvial, poco diferenciados y con altos contenidos de materia

    orgnica (Phaeozems). Estos materiales coluviales se encuentran sobre las laderas de los materiales

    volcnicos subyacentes y su escasa compacidad favorece el desarrollo de fenmenos de erosin

    lineal, materializados en una densa red de crcavas, con predominio de Regosoles.

    Piedemontes, abanicos aluviales y glacis conforman las unidades deposicionales de transicin entre

    los relieves de sierra y las zonas bajas y constituyen otro de los ms extendidos paisajes edficos del

    Parque. Estas formaciones se localizan en valles y corredores en los que se ha depositado una gran

    cantidad de material detrtico durante el Cuaternario, procedente de la erosin de las laderas.

    Sobre estas superficies, las ms jvenes desde el punto de vista geolgico, se sitan los suelos ms

    antiguos y evolucionados del entorno. La secuencia de horizontes del perfil indica la existencia de

    complejos procesos genticos cuyo desarrollo requiere un prolongado perodo de tiempo, con

    sucesivos cambios climticos. Este paisaje est dominado por los suelos rojos (Calcisoles y Luvisoles),

    con horizontes de deposicin carbonatados y acumulacin de arcillas y xidos de hierro en capas

    profundas del suelo, combinacin que le confiere su caracterstico color. La profundidad a la que

    Caractersticos relieves en mesa, generalmente constituidos por cuerpos

    arrecifales tabulares instalados sobre antiguos domos volcnicos.

    (Cecilio Oyonarte)

  • Los procesos de cultivo generan el

    engrosamiento de los horizontes superficiales

    hasta producir suelos, Anthrosoles, de varios

    metros de espesor . (E. Lpez Carrique)

  • se encuentran estos horizontes, su espesor y la presencia o no de horizontes orgnicos marcan su

    variabilidad y permiten realizar valiosas interpretaciones tanto acerca de la evolucin de las condiciones

    ambientales durante su formacin como de su evolucin posterior.

    El truncamiento de la secuencia natural de los horizontes superficiales pone de manifiesto la actuacin de

    intensos procesos erosivos, procesos que se produjeron tambin en lo que se pueden considerar ciclos

    previos, con un clima diferente al actual. En el ciclo actual, bajo las condiciones ridas que hoy conocemos,

    el paisaje ha sido profundamente transformado por la actividad antrpica en las zonas cultivadas. Esta

    actividad ha dejado marcas evidentes en el paisaje al provocar la degradacin y prdida de los suelos, a la

    vez que, contradictoriamente, se construan terrazas para retener el agua y los sedimentos transportados

    por la erosin. En las zonas erosionadas por la actividad humana los suelos son muy poco profundos, de

    color muy claro, debido a la presencia del horizonte clcico en superficie, frecuentemente acarcavada.

    Por el contrario, en las terrazas los procesos de deposicin han generado el sobreengrosamiento de los

    horizontes superficiales hasta generar suelos de varios metros de espesor (Anthrosoles).

    El abandono de los cultivos en las ltimas dcadas ha originado en estos paisajes espectaculares

    superficies tipo regs, el paisaje ms extenso y caracterstico de los desiertos. La perdida por erosin

    de los materiales finos, arcillas y limos, en los cultivos abandonados concentra en superficie los

    fragmentos ms gruesos, dando lugar a pavimentos de piedras. Cuando estas cubiertas de piedra se

    generalizan frenan los procesos de erosin, ejerciendo en parte el mismo efecto de conservacin que

    la vegetacin, pudiendo hallarse bajo ellas suelos estables de buenas caractersticas.

    Los valles constituyen la ltima y ms reducida de las unidades de paisaje edfico del Parque. Se trata

    de una unidad de carcter deposicional y morfognesis fluvial, restringida a los lechos de los cauces

    de drenaje. El relieve predominantemente montaoso y el carcter rido del rea hacen que estos

    cauces, de carcter temporal, sean estrechos y con pendiente. Las vegas, o terrazas de inundacin,

    ms representadas en los cauces del ro Alas y en la Rambla del Saltador, al norte del Parque, son

    poco frecuentes y de escasa extensin. Los suelos son profundos, escasamente diferenciados y de

    granulometra muy variable (Fluvisoles), incluso dentro del mismo perfil. Son los suelos con mayor

    vocacin agrcola del rea, y, por lo general, cuentan con estructuras para su conservacin, terrazas,

    y sistemas que favorecen su inundacin, como el tradicional sistema de boqueras, que capta el agua

    y los materiales transportados por los cauces temporales prximos.

    60

    Los anchos valles fluviales proporcionan los suelos ms frtiles, Fluvisoles,

    situados sobre las terrazas aluviales. (Cecilio Oyonarte)

  • La vegetacin nitrfila asociada a los cultivos abandonados

    genera paisajes de gran belleza que incrementan el

    valor natural de este espacio y permiten el sustento

    a numerosas especies vegetales y animales. (E. Lpez

    Carrique)

  • La vegetacin nitrfila asociada a los cultivos abandonados

    genera paisajes de gran belleza que incrementan el

    valor natural de este espacio y permiten el sustento

    a numerosas especies vegetales y animales. (E. Lpez

    Carrique)

    63

    El medio terrestre

    Si valiosas y singulares son las variables fsicas del Parque Natural Martimo-Terrestre de Cabo de

    Gata-Njar, no menos excepcionales son las que corresponden al mundo vivo que alberga, tambin

    caractersticas de medios ridos. La escasa pluviometra y la bonanza de las temperaturas condicionan

    la existencia de una serie de ecosistemas de excepcional inters, ricos en vida animal y vegetal y con

    ritmos funcionales atpicos.

    La zona se encuadra en la unidad biogeogrfica Murciano-Almeriense, que debido a sus caractersticas

    de clima y geologa, es una de la unidades con flora ms peculiar de toda la Pennsula. Las escasas

    lluvias anuales son el principal factor que explica la abundancia de plantas anuales efmeras. Entre el

    matorral aparecen elementos muy singulares en el contexto europeo como azufaifo (Ziziphus lotus) y

    cornical (Periploca laevigata), palmito (Chamaerops humilis), esparto (Stipa tenacissima), etc. y diferentes

    elementos endmicos dentro de un amplio catlogo de ms de 1.000 txones pertenecientes a 91

    familias.

    El gran componente corolgico de la flora caracterstica es el mediterrneo, en su acepcin ms

    amplia, que abarca cerca del 75 % de los txones. As mismo, se observa una nutrida muestra de

    txones pertenecientes al elemento Mediterrneo-Turaniano, Submediterrneo y Mediterrneo

    Macaronsico, los cuales son muy raros dentro del mbito ibrico y mucho ms en el mbito general

    europeo.

    El mundo vivo

  • 64

    Las especies de amplia distribucin estn bastante restringidas, concentrndose

    especialmente en medios hmedos o umbrosos, o bien ocupando medios

    ruderalizados y transformados.

    Dentro del elemento mediterrneo alcanzan un inters especial los endemismos

    ibricos, que constituyen cerca del 5 % de los txones de la flora general del Parque,

    as como los iberoafricanismos, que incluyen a 70 especies cuyas mejores poblaciones

    en el contexto europeo se encuentran aqu. Se ponen as de manifiesto unas claras

    relaciones biogeogrficas de este enclave con la otra vertiente mediterrnea: frica. Un

    pasado geolgico comn y una historia evolutiva cercana hacen de este saliente del sureste ibrico un

    enclave africano en Europa.

    Son tambin significativos los elementos que, dentro del mbito ibrico, se ven restringidos a los

    mbitos meridionales, Provincias Btica y Murciano-Almeriense o al sudeste ibrico, rea que presenta

    una clara originalidad, muy diferenciada del resto peninsular.

    Por ltimo, cabe destacar, por su singularidad, el elemento endmico del mbito de la Sierra de Cabo

    de Gata y territorios aledaos, del cual se han descrito al menos 7 txones: Atractylis tutinii, Antirrhinum

    charidemi, Dianthus charidemi, Teucrium charidemi, Ulex canescens, Verbascum charidemi y Cheirolophus

    mansanetianus.

    Por lo que respecta a la vegetacin, en la actualidad apenas pueden observarse comunidades

    climcicas en el mbito del Parque, existiendo nicamente restos de los matorrales arbustivos

    que debieron poblar buena parte del territorio. Se pueden, no obstante, diferenciar cuatro series de

    vegetacin potencial dependientes del clima (azufaifares, cornicales, lentiscares y coscojares), y dos

    geoseries asociadas a los humedales salinos y a los cursos de agua (tarayales de las salinas

    y formaciones de ribera y rambla).

    El cornical (Periploca laevigata) es la

    especie directriz que caracteriza

    a matorrales costeros de gran inters

    ambiental que se distribuyen por el litoral

    de la provincia Murciano-Almeriense.

    (R. Salas)

  • Imagen tpica de los pastizales y matorrales de cultivos

    abandonados colonizados por el caracol Theba pisana,

    que sube a los tallos de las plantas para evitar las altas

    temperaturas veraniegas que se producen en el suelo. (R. Salas)

  • 66

    Tradicionalmente la pita o gave ha sido

    utilizada como elemento separador de los

    cultivos de la zona y, aunque no es una especie

    autctona, se ha integrado perfectamente en

    el paisaje agrario del Parque. (J. Cabello Piar)

  • 6

    Del amplio abanico de asociaciones vegetales que pueden desarrollarse en estas series de vegetacin,

    caben destacar las comunidades de azufaifo (Ziziphus lotus) y de cornical (Periploca laevigata), que

    por la gran originalidad de ambas formaciones resultan de un elevado inters ecolgico y paisajstico.

    Mucho ms extensos en superficie e igualmente de gran inters ambiental son los palmitares,

    comunidad dominada por el palmito (Chamaerops humilis), quizs la especie ms representativa del

    Parque y nica palmera autctona de Europa.

    Los espartales (Stipa tenacissima) constituyen dinmicamente la primera etapa de degradacin de los

    matorrales climcicos de esta rea y se hallan extensamente representados en todo el territorio, as

    como los matorrales dominados por la albaida y los romerales. Tomillares, bojares y otros matorrales

    nitrfilos, as como pastizales de diversa ndole, representan los ltimos estadios de degradacin de la

    cubierta vegetal.

    De otra parte, hay que destacar la presencia de una vegetacin tpica y en muchos casos nica,

    asociada a condiciones especiales de suelo y humedad: playas y cordones litorales, arenales y barjanes

    degradados, complejos dunares, suelos salinos, zonas inundadas o sustratos yesferos, etc. que

    completan el importante abanico de comunidades presentes en el Parque.

    En cuanto a la vegetacin directamente asociada a la actividad humana, destacan dentro del rea los

    cultivos de olivo y almendro, as como plantaciones de chumberas, gave y palmera datilera, que junto

    con otros cultivos tradicionales, dejan una fuerte impronta paisajstica.

    Respecto a la componente faunstica del Parque, es destacable el hecho de que la diversidad zoolgica

    que presenta est en relacin directa con la gran cantidad de ambientes de este espacio.

    Las precipitaciones, ocultas o reales, el relieve y la vegetacin estratifican una zona aparentemente

    homognea, en la que caben diferenciarse al menos tres grandes biotopos terrestres: la franja litoral, la

    llanura interior y la sierra.

    En la franja litoral la rica variedad de hbitats hace posible la existencia de una fauna diversa, con

    representacin especfica en todos los grupos de vertebrados y en una abundante proporcin de los

    de invertebrados. En cuanto a la presencia de elementos singulares, es de destacar que presenta

    el ms alto porcentaje de endemismos invertebrados de todo el Parque (70%). Resalta la importancia

    Tradicionalmente la pita o gave ha sido

    utilizada como elemento separador de los

    cultivos de la zona y, aunque no es una especie

    autctona, se ha integrado perfectamente en

    el paisaje agrario del Parque. (J. Cabello Piar)

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    en esta unidad de las salinas de Acosta o albufera de Cabo de Gata, que constituye una zona

    de transito de numerosas aves en sus movimientos migratorios. Por ltimo, la existencia de una

    abundante ornitofauna ligada a ambientes acutico-marinos completa una biocenosis animal

    perfectamente conformada que, junto con las formaciones vegetales predominantes, aseguran la

    autonoma energtica de tales ecosistemas y por ende, su conservacin.

    La estepa es la unidad ambiental ms modificada por los usos humanos. Eso le ha supuesto una

    perdida de heterogeneidad y por consiguiente alberga una fauna muy especfica. Es destacable

    la comunidad de aves, con una representacin esplndida de especies de distribucin ms que

    restringida a nivel nacional, que han encontrado en estos medios un lugar idneo para su nidificacin,

    y entre las que sobresalen el camachuelo trompetero y la alondra de Dupont.

    La sierra incluye a las zonas de ms altitud y mejor protegidas. Dado que mantienen unas

    caractersticas fsicas muy particulares, es habitada por una fauna especialista que puede, en la

    mayora de los casos, utilizar las unidades anteriores como reas de actividad (comederos), regresando