Cadena de Mentiras

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CADENA DE MENTIRAS (En el libro de texto, página 298) Como muchísimos adolescentes que habitan las aulas de Secundaria no han recibido por ninguna parte lo necesario para saber distinguir y poder degustar la buena literatura, y como, en consecuencia, rechazan todo aquello que trasluzca una mínima elaboración y complejidad intelectual, se les aproxima la claudicación cultural de la pseudoliteratura vampírica, esotérica y sicalíptica que segregan los oportunistas de turno. Como muchísimos escolares no se acercan a las buenas letras, se les acercan las letras que sean y se intenta revestir la chapuza con andrajos de método. Y como los zagales abominan del esfuerzo y no tienen la más remota idea de qué pueda ser la edificación personal, se les examina de porciones cada vez más enclenques de la materia. Y como tantas facilidades no bastan para que tan sufridos alumnos alcancen la gloria del aprobado por la mínima, se hace imprescindible aplicar la «reducción de objetivos», eufemismo para no decir que se bajan los listones lo que haga falta. Sucede que la enseñanza, como no se atreve a, ni tiene permiso par„ enfrentarse a los atorrantes en ciernes ni menos aún a sus enojadizos padres, ha dado en enfrentarse a sí misma, y se ha zambullido en un pantano de ambigüedades y disimulos degradantes, en una cadena de mentiras para nadar entre impotencias y guardar la ropa de las formas, en la parafernalia léxica del «aprender a aprender», del calificar mediante «rúbricas» y el descalificar las clases magistrales. Lo malo es que la contrahechura de la realidad, el contorsionismo de los conceptos, la cadena de mentiras acaba siendo puesta en evidencia por episodios como la paliza que recibió el otro día una niña y que fue grabada en vídeo por sus propias compañeras. Todo el fárrago terminológico de la nueva didáctica es una cortina de humo, un inmenso berenjenal que planta la enseñanza para esconderse de una realidad cada vez más adversa e inabordable. Porque los colegios no tienen obligación alguna, ni motivo para tenerla, de asumir la educación de los maleducados. Ni disponen de recursos y autoridad, caso de aceptar el gigantesco reto, para ello. Las aulas han de llenarse hogaño como antaño, cuando el chollo demográfico requería profesores a porrillo. De modo

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CADENA DE MENTIRAS (En el libro de texto, página 298)

Como muchísimos adolescentes que habitan las aulas de Secundaria no han recibido por ninguna parte lo necesario para saber distinguir y poder degustar la buena literatura, y como, en consecuencia, rechazan todo aquello que trasluzca una mínima elaboración y complejidad intelectual, se les aproxima la claudicación cultural de la pseudoliteratura vampírica, esotérica y sicalíptica que segregan los oportunistas de turno. Como muchísimos escolares no se acercan a las buenas letras, se les acercan las letras que sean y se intenta revestir la chapuza con andrajos de método. Y como los zagales abominan del esfuerzo y no tienen la más remota idea de qué pueda ser la edificación personal, se les examina de porciones cada vez más enclenques de la materia. Y como tantas facilidades no bastan para que tan sufridos alumnos alcancen la gloria del aprobado por la mínima, se hace imprescindible aplicar la «reducción de objetivos», eufemismo para no decir que se bajan los listones lo que haga falta.

Sucede que la enseñanza, como no se atreve a, ni tiene permiso par„ enfrentarse a los atorrantes en ciernes ni menos aún a sus enojadizos padres, ha dado en enfrentarse a sí misma, y se ha zambullido en un pantano de ambigüedades y disimulos degradantes, en una cadena de mentiras para nadar entre impotencias y guardar la ropa de las formas, en la parafernalia léxica del «aprender a aprender», del calificar mediante «rúbricas» y el descalificar las clases magistrales. Lo malo es que la contrahechura de la realidad, el contorsionismo de los conceptos, la cadena de mentiras acaba siendo puesta en evidencia por episodios como la paliza que recibió el otro día una niña y que fue grabada en vídeo por sus propias compañeras.

Todo el fárrago terminológico de la nueva didáctica es una cortina de humo, un inmenso berenjenal que planta la enseñanza para esconderse de una realidad cada vez más adversa e inabordable. Porque los colegios no tienen obligación alguna, ni motivo para tenerla, de asumir la educación de los maleducados. Ni disponen de recursos y autoridad, caso de aceptar el gigantesco reto, para ello. Las aulas han de llenarse hogaño como antaño, cuando el chollo demográfico requería profesores a porrillo. De modo que la cadena de mentiras encubre, a todos los niveles, un atolladero que amenaza con dinamitar todo el sistema. La sociedad ha degenerado a un ritmo que la enseñanza no ha podido soportar, y del que no es, en absoluto, responsable, con lo que se ha echado mano del último recurso, de la triquiñuela urgente, del costroso alfombrón embustero que sirve para tapar la decadencia colectiva. Hay una cadena de mentiras en la enseñanza, una faramalla de tapujos con que los docentes, a pesar de no tener ninguna culpa, ocultan que les ha superado la situación.

Juan Vicente Yago. Diario “Levante”. 13-marzo-2014

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ANÁLISIS SINTÁCTICO TEXTO “CADENA DE MENTIRAS”

1) Como muchos adolescentes que habitan las aulas de Secundaria no saben degustar la buena literatura, les aproximamos la claudicación cultural de la pseudoliteratura vampírica.

2) Los zagales abominan del esfuerzo y no tienen la más remota idea de qué pueda ser la edificación personal.

3) Todo el fárrago terminológico de la nueva didáctica es una cortina de humo, un inmenso berenjenal que planta la enseñanza para esconderse de una realidad cada vez más adversa e inabordable. (¡ORACIÓN DE SELECTIVIDAD!)

4) La enseñanza se ha enfrentado a sí misma y se ha zambullido en un pantano de ambigüedades para nadar y guardar la ropa.

5) Lo malo es que la cadena de mentiras acaba siendo evidente, como la paliza que recibió el otro día una niña.

6) Porque los colegios no tienen ninguna obligación de asumir la educación de los maleducados.

7) La cadena de mentiras encubre todo un atolladero que amenaza con dinamitar todo el sistema

8) Hay una cadena de mentiras en la enseñanza con que los docentes, a pesar de no tener ninguna culpa, ocultan que les ha superado la situación.

FORMACIÓN DE PALABRAS TEXTO “EL CUERPO”

1) Facilidades2) Imprescindible3) Maleducados4) Muchísimos5) Rechazan6) Elaboración7) Pseudoliteratura8) Enojadizos9) Descalificar10)Inabordable11)Demográfico12)Alfombrón