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CÆTARIARevista Bianual de Arqueología
ISSN 1695-2200
Caetaria es un medio científico de divulgación de la actividad arqueológica de la ciudad de Alge-ciras, de su entorno comarcal y regional. En su faceta difusora de la labor del Museo Municipal recoge trabajos relacionados con la investigación de las obras de arte de producción local.
Nº 6-7
José Antonio Rambla Torralvo In Memoriam
Publicación de la Fundación Municipal de Cultura “José Luis Cano”Excmo. Ayuntamiento de Algeciras
2009
PRESIDENTASra. Dª. Inmaculada Nieto Castro
CONSEJO EDITORIAL
D. Luis Efrén Fernández Rodríguez D. Juan Bautista Salado Escaño
Teatro Romano de Málaga, Junta de Andalucía Arqueologia y Patrimonio, S.A.D. Ildefonso Navarro Luengo D. José Suárez Padilla
Ayuntamiento de Estepona Arqueotectura, S.L.L.Dª. Pilar Pintor Alonso D. José María Tomassetti Guerra
Museo Municipal de Algeciras Arqueotectura, S.L.L.
COMITÉ CIENTÍFICOMiembros titulares
Dr. D. Juan Abellán Pérez
Catedrático de Historia Medieval,Universidad de CádizDr. D. Darío Bernal Casasola
Profesor de Arqueología, Universidad de CádizDr. D. Juan Blánquez Pérez
Catedrático de Arqueología,Universidad Autónoma de MadridDr. D. Vicente Castañeda Fernández
Profesor de Prehistoria, Universidad de CádizDr. D. Patrice Cressier
Centre National de la Recherche Scientifi queDr. D. Virgilio Martínez Enamorado
Escuela de Estudios Árabes, C.S.I.C.Dra. Dª. Pilar Fernández Uriel
Profesora de Historia Antigua, U.N.E.D.Dr. D. Carlos García Peña
Profesor jubilado, Universidad Complutense de Madrid
Miembro honorífi coDr. D. Antonio Torremocha Silva, ex Director del Museo Municipal de Algeciras y fundador de Caetaria
DIRECTORD. Rafael Jiménez-Camino Álvarez
SECRETARIOD. Guillermo Guinea García, Becario de Investigación de la Universidad de Cádiz
Edita: Fundación Municipal de Cultura “José Luis Cano”, Excmo. Ayuntamiento de Algeciras.
La presente edición ha sido subvencionada por la Excma. Diputación Provincial de Cádiz.
Imprime y maqueta: Tipografía Mazuelos • Tlf.: 956 67 56 30.
Diseño de portada: Yolanda Oliva Cózar.
© Del texto y las fotografías, sus autores.
Es responsabilidad de los autores que el material gráfi co utilizado en sus trabajos cuente con la pertinente autorización
para su publicación.
© De la edición, Fundación Municipal de Cultura “José Luis Cano”, 2009.
C/ Teniente Miranda, 118. 11201 ALGECIRAS • Tlf.: 956 63 00 36 • Fax: 956 63 04 77.
Redacción, correspondencia y admisión de artículos, noticias y reseñas:Arqueólogo Municipal: [email protected] • Tlf.: 956 60 19 27.
Intercambios: Museo Municipal: [email protected] • Tlf.: 956 57 06 72.
Depósito Legal: CA/734-2009
I.S.S.N.: 1695-2200
Impreso en España
Tirada: 500 ejemplares.
D. Francisco Giles Pacheco
Director del Museo del Puerto de Santa MaríaDr. D. José Ramos Muñoz
Profesor de Prehistoria, Universidad de CádizDr. D. Juan Aurelio Pérez Macías
Profesor de Arqueología, Universidad de HuelvaDr. D. Pedro Rodríguez Oliva
Catedrático de Arqueología, Universidad de MálagaDra. Dª. Lourdes Roldán Gómez
Profesora de Arqueología, Universidad Autónoma de Madrid
Dr. D. Ángel Sáez Rodríguez
Director del Instituto de Estudios CampogibraltareñosD. Juan Ignacio de Vicente Lara
ex Director del Museo Municipal de AlgecirasDra. Dª. María Jesús Viguera Molins
Profesora Titular de Estudios Árabes e Islámicos, Universidad Complutense de Madrid
RAFAEL JIMÉNEZ-CAMINO
527CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 521-524. ISSN 1695-2200
ÍNDICE
José Antonio Rambla Torralvo. In Memoriam ...................................................................................... 5
Presentación del Sr. Alcalde .................................................................................................................. 7
Presentación de la Sra. Delegada de Cultura ........................................................................................ 9
Presentación del director de Caetaria ..................................................................................................11
ARTÍCULOS
Daniel Barragán y Juan Luis Castro
INVESTIGACIONES GEOARQUEOLÓGICAS EN ALGECIRAS.
LA PALEOENSENADA DEL RÍO DE LA MIEL ............................................................................. 13
Vicente Castañeda, Francisco Torres, Luis Pérez, Yolanda Costela,
Rafael Jiménez-Camino, José María Tomassetti y Juan Manuel Bernal
EL SITIO PALEOLÍTICO DE MODO 2 DE ALGETARES (ALGECIRAS, CÁDIZ).
EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA, DESCRIPCIÓN DEL DEPÓSITO
Y ANÁLISIS DE LA INDUSTRIA LÍTICA Y SUS PROCESOS TÉCNICOS ................................ 33
José Ramos, José Juan Díaz y Lourdes Lorenzo
HALLAZGO DE UN PRODUCTO LÍTICO TALLADO DE MODO 2
DE LA CALLE JUAN MORRISON 4-6 (ALGECIRAS, CÁDIZ) ................................................... 53
Luis-Efrén Fernández Rodríguez
LA INTERACCIÓN ENTRE LOS PROYECTOS DE RESTAURACIÓN
DE ESTRUCTURAS Y LA INVESTIGACIÓN ARQUEOLÓGICA.
EL CASO DEL SEPULCRO MEGALÍTICO DE LA “CUEVA DE VIERA” ................................... 61
José María Tomassetti, Francisco Luis Torres, José Suárez,
Antonia María Martín, Sonia Ayala y Rodrigo Álvarez
HORNOS DE IULIA TRADUCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ):
LA FIGLINA GARAVILLA Y SU ENTORNO PALEOGEOGRÁFICO .......................................... 75
Salvador Bravo y David Trinidad
ACTIVIDAD ARQUEOLÓGICA EN LA PLAZA DEL CORAL DE ALGECIRAS (CÁDIZ).
LOS HALLAZGOS DE ÉPOCA ROMANA Y BAJO-MEDIEVAL ............................................... 107
Alberto Canto y Fátima Martín
HALLAZGOS MONETARIOS ISLÁMICOS EN ALGECIRAS.................................................... 125
Salvador Bravo, Miguel Vila, David Trinidad y Rafael Dorado
RESULTADOS DE LA ACTIVIDAD ARQUEOLÓGICA PREVENTIVA EN
AVENIDA DE LA MARINA, ESQUINA CALLES SEGISMUNDO MORET
Y TENIENTE RIERA DE ALGECIRAS (CÁDIZ) ......................................................................... 131
Juanjo Pulido y Sabah Walid
DESARROLLO URBANÍSTICO EN ALGECIRAS DESDE EL
SIGLO X AL SIGLO XIV EN EL SOLAR DE LA ANTIGUA FÁBRICA DE FIDEOS ............... 157
RESEÑA DE “LA OCUPACIÓN PREHISTÓRICA…”
528 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 521-524. ISSN 1695-2200
Beatriz D. Perles y Elena Mª Andrades
ESTUDIO TIPOLÓGICO DE UN CONJUNTO CERÁMICO DEL
SIGLO XII EN LA AVENIDA DE LA MARINA DE ALGECIRAS............................................... 179
Sabah Walid y Juanjo Pulido
INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN EL SOLAR DE LA CALLE
JOSÉ ROMÁN, 21-23: UN EJEMPLO DE URBANISMO MEDIEVAL
DE ALGECIRAS Y DE SU RELACIÓN CON EL AGUA ............................................................. 205
José Ignacio López y David Gestoso
DESARROLLO Y EVOLUCIÓN DE LA ARQUITECTURA DOMÉSTICA
Y DE LA PINTURA MURAL EN LA ALGECIRAS MUSULMANA (SIGLOS XI-XIV) ............ 221
Alfonso Palomo Laburu
ASPECTOS ANTROPOLÓGICOS Y PALEODEMOGRÁFICOS DE LOS
RESTOS ÓSEOS DE LA NECRÓPOLIS HISPANOMUSULMANA
DEL FUERTE DE SANTIAGO. ALGECIRAS (CÁDIZ) ............................................................... 239
Urbano López Ruiz
EL CEMENTERIO ISLÁMICO DE LA ALAMEDA DE
HÉRCULES DE SEVILLA. ÚLTIMOS HALLAZGOS ................................................................. 255
Ángel J. Sáez y Pedro Gurriarán
LA TORRE DE BOTAFUEGO DEL MONTE DE LA TORRE (LOS BARRIOS).
UNA APROXIMACIÓN A SU HISTORIA Y CONSERVACIÓN .................................................. 277
Salvador Montañés y Manuel Montañés
EL CASTILLO DE MEDINA SIDONIA (CÁDIZ):
METODOLOGÍA, INVESTIGACIÓN E INTERPRETACIÓN HISTÓRICA ............................... 301
Luis Iglesias y Luis Mª Cobos
LA VILLA MEDIEVAL DE ZAHARA DE LA SIERRA (CÁDIZ). UN PROYECTO SOCIAL ... 317
Rafael Sabio González
EL LOOR DE ALGECIRAS ............................................................................................................ 329
Manuel López Fernández
APROXIMACIÓN AL GETARES MEDIEVAL: HECHOS,
INTERROGANTES E HIPÓTESIS, SOBRE EL FONDEADERO Y SU ENTORNO .................. 343
Rafael Jiménez-Camino, Ángel J. Sáez, Mauricio López, Rafael Salmoral y Pedro Gurriarán
EL FUERTE COSTERO DE SAN GARCÍA (S. XVIII):
EXCAVACIÓN Y RESTAURACIÓN DEL HORNABEQUE ......................................................... 361
María del Pilar Pintor Alonso
RAMÓN PUYOL. AUNQUE PASEN CIEN AÑOS… ................................................................... 385
Andrés Bolufer Vicioso
INTERPRETACIONES DEL IMAGINARIO DEL MÁS ALLÁ:
VISIONES DE LAS ‘ÁNIMAS DEL PURGATORIO’ EN EL CAMPO DE GIBRALTAR ........... 401
CÆTARIA 6-7 (2009)
RAFAEL JIMÉNEZ-CAMINO
529CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 521-524. ISSN 1695-2200
Carlos García Peña
EL MAUSOLEO DEL IMAM AL-SHAFI’I ..................................................................................... 419
NOTICIARIO ARQUEOLÓGICO
Vicente Castañeda Fernández
PROYECTO DE INVESTIGACIÓN: LAS BANDAS DE CAZADORES-RECOLECTORES
EN EL CAMPO DE GIBRALTAR ................................................................................................... 435
José Ramos, Darío Bernal, Eduardo Vijande y Juan Jesús Cantillo
CAMPAÑA DE EXCAVACIÓN DE 2008 EN EL ABRIGO Y CUEVA DE BENZÚ (CEUTA).
NUEVAS APORTACIONES AL ESTUDIO DE LAS SOCIEDADES
CAZADORAS-RECOLECTORAS DEL PLEISTOCENO MEDIO
Y TRIBALES DEL HOLOCENO DEL ESTRECHO DE GIBRALTAR ........................................ 439
Manuela Pérez Rodríguez
EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA DE UN CAMPO DE SILOS EN LA
CALLE ARMAS DE SANTIAGO (JEREZ DE LA FRONTERA, CÁDIZ) ................................... 443
Eduardo Vijande Vila
PRIMEROS DATOS ACERCA DE LA EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA
DE URGENCIA EN EL ASENTAMIENTO PREHISTÓRICO DE
CAMPO DE HOCKEY (SAN FERNANDO, CÁDIZ) .................................................................... 445
Darío Bernal, José Ramos, Baraka Raissouni, Mehdi Zouak y Abdelaziz El Khayari
CARTA ARQUEOLÓGICA DEL NORTE DE MARRUECOS
(REGIÓN DE TÁNGER Y TETUÁN). BALANCE Y RESULTADOS
DE LA PRIMERA CAMPAÑA (ABRIL-JULIO 2008) ................................................................... 447
Darío Bernal, Alicia Arévalo, José Juan Díaz y José Ángel Expósito
UN NUEVO CONJUNTO INDUSTRIAL SALAZONERO EN EL BARRIO
MERIDIONAL DE BAELO CLAUDIA ............................................................................................ 453
Darío Bernal, Juan Blánquez, Lourdes Roldán y José Juan Díaz
UNA CETARIA ANEXA EN EL BARRIO ALFARERO DE CARTEIA.
ACTIVIDAD ARQUEOLÓGICA PREVENTIVA EN LA
PARCELA R-3 DE VILLA VICTORIA (SAN ROQUE, CÁDIZ) .................................................. 459
Darío Bernal, Macarena Bustamante, Antonio M. Sáez y Lourdes Lorenzo
ACTUACIÓN ARQUEOLÓGICA PREVENTIVA EN LA
PLAZA DE ÁFRICA Nº 3, CEUTA. UNA COMPLETA
SECUENCIA ESTRATIGRÁFICA DE ÉPOCA ROMANA, MEDIEVAL Y MODERNA ............ 467
Darío Bernal, Daniela Cottica y Annapaola Zaccaría
POMPEI. REGIO V, INSULA 4, CIVICO 3, SAGGIO 3. EXCAVACIONES
ARQUEOLÓGICAS EN POMPEYA POR PARTE DE LA UCA Y
DE LA UNIVE (CAMPAÑA 2008) .................................................................................................. 471
José Ignacio López y David Gestoso
EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE COMANDANTE
GÓMEZ ORTEGA Nº 13 DE ALGECIRAS (CÁDIZ) .................................................................... 477
RESEÑA DE “LA OCUPACIÓN PREHISTÓRICA…”
530 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 521-524. ISSN 1695-2200
Daniel Blanco, David Gestoso y José Ignacio López
EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE SÁENZ DE LAGUNA Nº 3
ESQUINA COMANDANTE GÓMEZ ORTEGA Nº 37 DE ALGECIRAS (CÁDIZ) .................... 481
José Ignacio López y David Gestoso
EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE SÁENZ DE LAGUNA Nº 10
DE ALGECIRAS (CÁDIZ) .............................................................................................................. 485
Sonia Ayala Lozano y José María Tomassetti Guerra
EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA PREVENTIVA DE UN TRAMO DEL FOSO
DE AL-YAZIRAT AL-HADRA, EN CALLE
RUIZ ZORRILLA Nº 5 (ALGECIRAS, CÁDIZ) ............................................................................ 489
José María Tomassetti Guerra
EXCAVACIÓN ARQUEOLÓGICA PUNTUAL DE APOYO A LA RESTAURACIÓN
DE LAS MURALLAS MEDIEVALES EN LA PROLONGACIÓN
DE LA AVENIDA BLAS INFANTE (ALGECIRAS, CÁDIZ)
Y NOTICIA DEL HALLAZGO DE DOS EPÍGRAFES
LATINOS EN LA CONTRAESCARPA DE SU FOSO ................................................................... 495
Juanjo Pulido y Hamid Abousalah
PRIMEROS DATOS SOBRE EL HALLAZGO DE TRES DINARES
LOCALIZADOS IN SITU EN LA ALGECIRAS POSTCALIFAL ................................................. 501
Juan Jesús Cantillo Duarte
LA INTERVENCIÓN ARQUEOLÓGICA EN LA CALLE MORLA
(JEREZ DE LA FRONTERA, CÁDIZ). UNA APORTACIÓN PARA
EL CONOCIMIENTO DE LA SECUENCIA HISTÓRICA DE LA
CIUDAD DESDE EL SIGLO XI-XII AL XVIII .............................................................................. 505
Pilar Fernández Uriel
GEA Y MAR DE ALBORÁN .......................................................................................................... 509
RESEÑAS BIBLIOGRÁFICAS
Luis Pérez Ramos
LAS PRIMERAS OCUPACIONES HUMANAS DE LOS BARRIOS (CÁDIZ).
EL EJEMPLO PROPORCIONADO POR EL RÍO PALMONES .................................................... 515
Yolanda Costela Muñoz
VIDA Y MUERTE EN LA HISTORIA DE CÁDIZ ......................................................................... 519
Rafael Jiménez-Camino Álvarez
LA OCUPACIÓN PREHISTÓRICA DE LA CAMPAÑA LITORAL Y BANDA
ATLÁNTICA DE CÁDIZ. APROXIMACIÓN AL ESTUDIO DE LAS SOCIEDADES
CAZADORAS-RECOLECTORAS, TRIBALES-COMUNITARIAS
Y CLASISTAS INICIALES ............................................................................................................. 521
Normas de publicación de Caetaria ................................................................................................. 525
CÆTARIA 6-7 (2009)
J. M. TOMASSETTI - F. L. TORRES - A. M. MARTÍN - S. AYALA - R. ÁLVAREZ
75CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA(ALGECIRAS, CÁDIZ): LA FIGLINAGARAVILLA Y SU ENTORNO PALEOGEOGRÁFICO
JOSÉ MARÍA TOMASSETTI GUERRA, Arqueotectura S. L.
FRANCISCO LUIS TORRES ABRIL, Licenciado en Ciencias Geológicas, UCA.
JOSÉ SUÁREZ PADILLA, Arqueotectura S. L.
ANTONIA MARÍA MARTÍN ESCARCENA, Arqueotectura S. L.
SONIA AYALA LOZANO, Arqueotectura S. L.
RODRIGO ÁLVAREZ GONZÁLEZ, Arqueotectura S. L.
RESUMEN
Estudiamos los restos de un alfar romano del
cambio de Era sobre la orilla derecha del paleo-
estuario del arroyo Saladillo y la evolución de su
medio natural circundante entre el Pleistoceno
Medio y el Holoceno Reciente, con muestras de
industria musteriense asociada a los depósitos
más antiguos. Igualmente, correlacionamos los
procesos geomorfológicos evidenciados con
la interpretación geoarqueológica actual de la
desembocadura del Río de la Miel, exponiendo
las similitudes de sus caracteres paleogeográfi cos
especialmente para los siglos I a VI d.C.
PALABRAS CLAVE
Alfar, romano, pleistoceno, holoceno reciente,
musteriense, geoarqueología.
ABSTRACT
We have studied the remains of a roman pottery
from around the time of Christ found on the right
bank of the paleo-estuary of the Saladillo river
and the evolution of the surrounding area from
Pleistocene to recent Holocene. Also fi nding
samples of musterien industry associated to the
oldest deposits. At the same time, we correlated
the geomorphological processes demonstrated
with the present geoarchaeological interpretation
of the mouth of the Río de la Miel, exposing the
similarities of its paleogeographical characters
especially from the I to the VI century A.D.
KEYWORDS
Pottery, roman, Pleistocene, recent Holocene,
Musterien, Geoarchaeology.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
76 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Figura 1. Entorno histórico-arqueólogico. Fisiografía, camino y murallas según AGS MPD X-94 (1726); topografía según JÜRGENS (1926). Círculos: hallazgos casuales; solares con relleno sólido: excavaciones; solares con relleno de trama: controles de movimiento de tierras; triángulo: hallazgo casual de pieza lítica; línea gruesa discontinua: perímetro de protección arqueólogica del PGMO. Parcelario catastral y base informativa: Carta Arqueológica Municipal de Algeciras (JIMÉNEZ-CAMINO y TOMASSETTI, inédito).
empresarial de constructores y arqueólogos el
esfuerzo económico y profesional que hacen para
poner en pie, más o menos airosamente según
cada caso, la gran mayoría de las actuaciones
sobre el patrimonio histórico y arqueológico
andaluz, con la tutela, eso sí, de sus gestores en
las instituciones de la Junta de Andalucía y, en
esta ocasión, del Ayuntamiento de Algeciras1.
1.- Casi todas las excavaciones de que se trata en este volumen de la
revista Caetaria se han generado, precisamente, en el marco de esa
actividad empresarial. Desde aquí reconocemos el esfuerzo que los
arqueólogos implicados en ella hacen al añadir a sus obligaciones
legales la de “investigar” sobre los resultados obtenidos, tarea a la que
se someten voluntariamente sumando horas a sus jornadas laborales
o restándoselas a sus periodos de descanso. Cuestión aparte es la
calidad del trabajo de cada cual, para cuya atinada valoración están
quienes nos leen. No obstante, por mucho que les faltase profundidad
o información, sigue siendo por su parte un derroche de generosidad
hacia el común de la ciudadanía y hacia lo que se ha dado en (auto)
denominar “comunidad científi ca”, que tanto se nutre de nuestras
aportaciones (y a menudo, ingrata o envidiosa, infravalora).
1. INTRODUCCIÓN
La iniciativa privada de Desarrollos Inmo-
biliarios Campotejar S. L. ha permitido, al hilo
de su promoción en el solar de la antigua fábrica
de conservas Garavilla, acometer la actividad
arqueológica preventiva que, contratada con Ar-
queotectura, Estudios de Patrimonio Arqueológico
S. L., autorizó la Dirección General de Bienes
Culturales a nombre de Rodrigo Álvarez el
pasado 11 de abril de 2008 y llevó a término el
equipo fi rmante entre los días 5 de mayo y 4 de
julio del mismo año.
El solar ocupa la parcela catastral
0104003TF8000S0001JL, con fachada principal
al Paseo Victoria Eugenia nº 13 (Fig. 1). Sobre
su superfi cie de 17.355 m2, el diagnóstico
arqueológico se ha centrado en un espacio
poligonal de 3.796 m2, donde se pretende el
levantamiento de tres edifi cios de viviendas. Las
instalaciones de la conservera se encontraban
demolidas y sus cimientos removidos y
retirados, circunstancia que ha condicionado la
conservación del subsuelo en buena parte de la
zona de trabajo, cuya rasante, en el momento de
iniciar la excavación, presentaba un leve descenso
hacia el Noreste con pendiente aproximada del
5% (entre los 3’00 y los 5’00 m.s.n.m.).
Su ubicación coincide con una amplia ladera
en la confl uencia entre el arroyo Saladillo y
la primitiva línea de costa (antes de que las
instalaciones portuarias ganaran terreno al mar),
en tierras formadas sobre una secuencia de terrazas
fl uviales y acúmulos detríticos cuaternarios que
cegaron un antiguo estuario en la desembocadura
del arroyo, como se demostrará en adelante.
La proyección de objetivos de nuestra
intervención, por supuesto, se atenía a los
condicionantes derivados del contrato de
prestación de servicios que la ha posibilitado,
no siendo una investigación sensu stricto, como
en general se suele entender, sino un conjunto
de actuaciones enfocadas, en última instancia,
a la liberación de la parcela de sus cargas
patrimonial-arqueológicas. No dude nadie que
esto es así en todos los casos derivados de la
promoción inmobiliaria en zonas cauteladas
por la normativa municipal y/o autonómica.
En este sentido, hemos de agradecer a la labor
J. M. TOMASSETTI - F. L. TORRES - A. M. MARTÍN - S. AYALA - R. ÁLVAREZ
77CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Todo ello no ha evitado, sin embargo, que
nuestra implicación con el proceso de construcción
de la historia local haya guiado el desarrollo
de esta intervención, de manera que, desde
planteamientos teóricos personales, diversos
y sin necesidad de una formulación expresa, la
colaboración entre Arqueotectura y Paco Torres
ha dado el fruto inicial que ahora sometemos a
la consideración pública de los lectores de esta
revista2.
Por tanto, sí que teníamos objetivos
“intelectuales” defi nidos desde un principio.
Los mismos y amplios que, mutatis mutandi,exponemos una y otra vez en nuestros proyectos
algecireños, y que se resumen en pocas palabras:
identifi cación de la paleotopografía de la ladera
donde se encuentra el solar afectado; elucidación
de la secuencia diacrónica de ocupación humana
desde sus orígenes; constatación de la presencia
o ausencia de estructuras arquitectónicas en las
distintas épocas y horizontes3; explicación de
las discontinuidades del poblamiento entre las
distintas fases históricas; y valoración del grado
de afección de las modifi caciones urbanísticas
sobre la estratifi cación subyacente.
El modo de aproximarnos a la consecución
de tales objetivos ha pasado, obviamente, por
la intervención de campo. En Garavilla se ha
diseñado en tres fases, marcadas como dos en
Figura 2. Planta general de ubicación de sondeos, zanjas, hornos y excavación en extensión, con propuesta de linea de “paleocosta”.
2.- Además hemos contado con la inestimable ayuda de Vicente
Castañeda Fernández (UCA) y su equipo del grupo de investigación
Primeras ocupaciones humanas y sus inferencias socioeconómicas en el extremo Sur de la Península Ibérica (HUM-831), a quienes
hemos cedido gustosamente los materiales paleolíticos recogidos
para incluirlos como parte de sus estudios sobre los más antiguos
pobladores de la Bahía de Algeciras. A Vicente en concreto debemos
la primera valoración de ese conjunto lítico, que se incorporó como
anexo a la memoria de resultados.
3.- Para Garavilla en concreto, se pretendía además saber de un
supuesto cementerio medieval islámico imaginado en su día por Antonio
Torremocha (por ejemplo, en TORREMOCHA y otros, 1999: 56),
cuando se esperaba que la excavación en “Huerta del Carmen” aportaría
datos en ese sentido, cosa que lógicamente no podía ocurrir y no ocurrió,
como puede apreciarse en la memoria que elaboramos NAVARRO y
TOMASSETTI (1999) y se publicará en breve (TOMASSETTI y otros
e. p.). A pesar de ello, esa idea, que ahora no ha sido viable afi rmar o
negar dado el arrasamiento del cerro por la fábrica de conservas, en
su día sirvió a los técnicos municipales para incluir en el polígono de
protección arqueológica del PGMO la zona más meridional del núcleo
urbano tradicional. La maqbara en cuestión debía ser, según opinión del
citado autor, el sector extramuros conocido por la Crónica de Alfonso
XI como “fonsario”, lo cual, a la vista de la nueva geografía urbana de
las villas medievales (JIMÉNEZ-CAMINO y TOMASSETTI 2006),
resulta ya imposible de defender pues se ubica al Norte de las murallas
recién puestas en valor en la prolongación de la avenida Blas Infante
(SUÁREZ y TOMASSETTI 2009); puede leerse una breve reseña de
nuestros trabajos en ellas en este mismo volumen y la síntesis de las
cinco campañas en el cementerio “correcto” -el del Fuerte de Santiago-
en TOMASSETTI y otros (2006).
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
78 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
el texto del proyecto pero modifi cadas por los
resultados iniciales, dado que trabajamos en
continua revisión de la sencilla metodología (por
muy complejos que sean los procedimientos)
que da cuerpo a la técnica arqueológica actual,
en cuya escrupulosa aplicación consiste nuestro
trabajo 4.
Así, comenzamos con el replanteo topográfi co
de veintidós sondeos cuadrados y con lados
de metro y medio, nombrados con letras
mayúsculas, desde la A a la U (evitando la CH),
y distribuidos en cinco columnas, cada una de
las cuales contenía un número variable de ellos
por su adaptación a la morfología del polígono
dentro del que trabajábamos (ver Fig. 2 para
ubicación de sondeos, zanjas y excavación de
los hornos). Terminada su excavación manual,
han sido la guía, en segunda fase, de dieciséis
zanjas organizadas en tres baterías, con su
misma anchura y longitudes diversas (entre diez
y cuarenta metros), abiertas con una máquina
retroexcavadora. Sus denominaciones coinciden
con las de los sondeos a partir de los que se
abrieron o las de los que unen (de la A a la M,
NÑO, PQR y STU).
El rebaje mecánico se ha completado con la
apertura de un amplio rectángulo de quince metros
y medio por catorce que integra los restos de tres
hornos localizados durante el zanjeado, entre las
mitades occidentales de las zanjas B y D. Con
ello se removieron los niveles contemporáneos
que sobremontaban las estructuras romanas,
dejando el espacio expedito para su excavación
manual, que ha sido nuestra tercera fase de
trabajo de campo. Hemos excavado en extensión
los niveles arenosos holocenos que amortizan al
estrato de vertido de alfar estudiado en el perfi l
norte de la zanja B (reconocido como B5 y C4 en
sus respectivos sondeos). El objetivo puntual de
esta actuación era obtener información sufi ciente
para valorar una cronología relativa ante quemdel abandono de la fi glina ya que se encuentra
decapitada y seccionada verticalmente por las
obras de instalación de la fábrica de conservas.
La excavación de los hornos (para cuya
denominación se ha usado la letra V) se ha
desarrollado siguiendo criterios de conservación y
ubicación. Así, V1, localizado durante la apertura
de la zanja C (y levemente afectado por los dientes
del cazo de la máquina), sólo ha requerido su
limpieza superfi cial para liberarlo de escombros
recientes y defi nir su planta conservada, de apenas
medio metro cuadrado. Hemos documentado su
sección en el perfi l norte de la zanja C. Por su
parte, V2, al Sur del anterior, ha sido integrado en
un sondeo rectangular de cuatro con cuarenta por
nueve con ochenta metros que también incluye
los restos de una “atarjea” embutida en las arenas
de base. Por último, V3, al Oeste de V1, había
perdido parte de su volumen por la instalación de
una riostra de hormigón que lo seccionó por la
mitad; lo conservado, tras su limpieza superfi cial,
quedó inscrito en un sondeo de tres por cinco
metros. Este horno queda en parte fuera del
espacio destinado a aparcamientos de los edifi cios
promovidos; sin embargo, la superfi cialidad de
los restos y la escasa entidad de lo conservado
aconsejaban su estudio ya que el gasto necesario
era asumible por el presupuesto económico.
Lámina 1. Panorámica general desde el Oeste del con-junto excavado, con indicación de zanjas.
4.- Arqueotectura siempre acomete sus excavaciones manuales mediante
procedimiento estratigráfi co (tal como lo han formulado los autores de
referencia obligada, especialmente E. Harris y A. Carandini), despejando
las unidades estratigráfi cas y, una vez identifi cadas y caracterizadas,
levantándolas en el sentido inverso al de su deposición, si es posible.
El rebaje mecánico siempre ocurre bajo control presencial directo y
permanente de un técnico experimentado. La información se registra
en formatos desarrollados por nosotros mismos, equivalentes a tantos y
tantos otros que utilizan nuestros colegas y algunas instituciones, y que
se agrupan en un inventario de campo para materiales muebles, fi chas
normalizadas de unidades estratigráfi cas, un diario de excavación (no el
ofi cial de la Junta, que es meramente un libro de incidencias y, por tanto,
debería cambiársele el nombre, evitando así que algún novato -como ha
ocurrido- requiera de la Delegación Provincial varios ejemplares al tratar
de verter en ellos las notas de campo) y, coyunturalmente, estadillos de
toma de profundidades o de triangulación de puntos y ejes de dibujo. La
documentación gráfi ca se pretende siempre completa (pero huyendo de
la exhaustividad inoperante y cara, aparte de inútil en las ocasiones en
que no se tienen criterios adecuados para seleccionarla, lo cual se traduce
en gigabytes de fotografías desde que es común el formato digital), y se
concreta -aparte la fotografía- en dibujos a escala de plantas, secciones y
perfi les signifi cativos. El recurso puntual a restituciones fotogramétricas,
que tan buenos resultados ofrece, no ha sido necesario en esta ocasión.
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79CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Figura 3. Planta general de la fi glina.
2. ESTRATIGRAFÍA
Hemos individualizado 85 unidades estra-
tigráfi cas, cuya síntesis descriptiva consta en los
Anexos 1 y 2. El análisis de sus relaciones físicas
e indicadores cronoculturales, en correlación con
la estratigrafía geológica, ha permitido el montaje
ordenado de la secuencia de acciones y fases, así
como el diagrama estratigráfi co de la fi glina (Fig.
5).
En la estratifi cación estudiada se imbrican los
procesos naturales y las acciones humanas dando
a la secuencia un carácter geoarqueológico muy
marcado. La ordenación de los datos procesados
ha requerido, por ello, una interpretación cruzada
entre los resultados de ambos diagnósticos
-arqueológico y geológico- que, en última instan-Lámina 2. Panorámica general desde el Oeste de la excavación de la fi glina.
cia, han proporcionado los elementos necesarios
para comprender la sucesión de acontecimientos
en su conjunto. La fasifi cación realizada, por
tanto, combina todas las informaciones y propone
una distribución en cuatro grandes fases, que se
explicarán a continuación.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
80 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
(CASTAÑEDA 2008). En su conjunto lo hemos
considerado como el estrato geológico I (Tabla 1).
No se ha alcanzado durante la excavación manual
de ninguno de los sondeos previos, pero se han
podido estudiar en los perfi les de las zanjas E, G,
H e I.
Se ha establecido en su análisis que los niveles
conglomeráticos pleistocenos se constituyen
en el área fuente de buena parte de los cantos
rodados que luego terminan redepositados en los
sedimentos fl uviales holocenos (Fase II), bases
naturales sobre las que se fabricó la industria lítica
recuperada en las unidades estratigráfi cas C4, M3
y M4, pero, sobre todo, por su abundancia, en las
recogidas superfi ciales durante la prospección
del terreno sometido a diagnóstico. El estudio
morfotécnico de estos elementos líticos realizado
por Vicente Castañeda los atribuye al modo 3,
musteriense en la terminología clásica, o a la
transición 2-3 (achelense-musteriense), entre
los estadios isotópicos (oxygen isotope stages)
OIS5 y OIS3 (hacia 120.000-50.000 años BP)
atendiendo a las cronologías propuestas para las
cuevas gibraltareñas.
Para su comprensión previa conviene, no
obstante, indicar que hemos utilizado el horizonte
romano del alfar y su vertido como organizador
del conjunto, de modo que, hasta su instalación, se
reconocen los depósitos como grandes paquetes
geológicos (pleistocenos los más antiguos,
holocenos los más recientes; agrupados todos en
la Fase 0); que la Fase I está representada por la
propia fi glina y que hemos considerado Fase II
a los sedimentos que colmatan la vega fl uvial a
techo de los restos del alfar; por último, que la
Fase III está constituida por un conjunto diverso
de rellenos y afecciones sobre lo subyacente en
época contemporánea relativamente reciente. Una
primera ordenación de datos se expone en la tabla
1, que servirá de guía en su análisis inmediato.
3. FASE 0. CUATERNARIO FLUVIAL
3.1. Subfase 0a. Pleistoceno
El estudio geológico indica que, en la
base de la secuencia conocida, se encuentran
diversos paquetes de arenas y conglomerados
mediopleistocenos equivalentes al nivel de
terraza media o T2 defi nida para el río Palmones
Figura 4. Perfi les septentrionales de las zanjas B, C, E, H e I.
J. M. TOMASSETTI - F. L. TORRES - A. M. MARTÍN - S. AYALA - R. ÁLVAREZ
81CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Tabla 1. Síntesis de la columna geológica en la parcela.
La asociación de dicha industria con la fase
pleistocena es compleja. Interpretamos que las
muestras de superfi cie aparecen en posición
secundaria por la remoción contemporánea de los
niveles fl uviales holocenos en que se encontraban
residualmente (horizonte de C4, M3 y M4) tras
una redeposición causada por la erosión de sus
contextos originales. A pesar de ello, no plantea
dudas tras el reconocimiento de la parcela en su
conjunto y de la zona inmediatamente colindante
(jardines del Palacio Marzales, al Sur, por
ejemplo, en cuyo talud occidental ya recuperó
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
82 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
nuestra compañera Cibeles Fernández una lasca
en cuarcita hace años: marca triangular al Sureste
de la Fig. 1).
3.2. Subfase 0b. Terraza Superior Holocena
En contacto discordante sobre la terraza
pleistocena se han identifi cado seis litologías
distintas, básicamente arenas, a veces con
limos o cantos, producto de la dinámica fl uvial
del arroyo Saladillo (facies de canal principal,
desbordamientos del mismo en su llanura de
inundación, zonas encharcadas). En los sondeos
se han reconocido como tales los estratos G3, H2,
I2 (arena anaranjada); B6, D6, G2 (arena marrón
con gravas y cantos); E6 (limos grises); E5, O5
(arena limosa anaranjada) y E4 (arena arcillosa
beige-marrón), con inclusiones cerámicas desde
E6.
Las arenas masivas amarillas de grano medio
(estrato geológico V), conjuntamente con otras de
colores abigarrados (amarillos, marrones, grises:
estrato IV), que se corresponden con E4, siendo
depósitos fl uviales de llanura de inundación
por desbordamientos de canal, formarían una
pequeña terraza apoyada sobre el escarpe erosivo
pleistoceno. Es en este paquete arenoso donde se
excavará el terreno para instalar los hornos 5.
4. FASE I. FIGLINA ROMANA
La cronología de E4 (estrato V de la secuencia
geológica) depende de su contenido en materiales
cerámicos. Entre lo poco reconocible aportan
datación las ánforas: una Beltrán IIB (fechadas en
la zona a inicios de época fl avia) y posible-
mente una Venta del Carmen I (de momentos
inmediatamente anteriores al cambio de Era). Este
estrato, por tanto, queda ubicado en la primera
mitad del siglo I d. C. (más concretamente entre
los años -10 y 80, como terminus ante quem),
aunque los elementos datantes, como se ve, son
muy escasos.
Ciertamente desconocemos si la excavación
de las cámaras de fuego y praefurnia cortaron
otros estratos de formación más reciente,
estando la secuencia decapitada por nivelaciones
contemporáneas de la Fase III, aunque es cierto
que la cronología que se propondrá para el alfar
prácticamente coincide con la de E4, impidiendo
5.- Todos los sedimentos estudiados (excepto las arenas de la barra)son de origen fl uvial y, por tanto, continentales. Adelantando y sintetizando la información para su mejor comprensión, hay que indicar que en la última glaciación (OIS2), una gran bajada del nivel del mar originó la excavación por parte del paleo-Saladillo de unvalle sobre los sedimentos fl uviales pleistocenos anteriores que, al inundarse en la posterior subida del nivel marino, conformarían la paleoensenada del Saladillo. A su vez, el encajamiento de la redfl uvial durante el último glacial produjo una serie de capturas porparte de afl uentes de la margen derecha del paleo-río de la Miel sobre cauces que pertenecían a la cuenca del paleo-Saladillo. Debido a esto, tras la subida del nivel del mar (actual interglacial), la cuenca del paleo-Saladillo quedaría tan reducida que no acumularía los caudalessufi cientes para, en épocas de avenidas, romper la barra arenosa que,por dinámica litoral, empezaría a formarse en su desembocadura a partir del máximo Flandriense, lo que provocó la -en términosgeocronológicos- rápida colmatación de la paleoensenada y que, para época tardorromana, ya fuera un medio mayoritariamente continental, sin apenas infl uencia marina constatable en nuestra zona de estudio. Al contrario, en el caso del río de la Miel, su estuariono se colmató totalmente hasta fechas muy posteriores, debido a su mayor cuenca y por tanto a su capacidad de romper la barra arenosaen épocas de avenidas.
Tabla 2. Cronología de los estratos con cerámicas en los sondeos previos.
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83CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
En esencia, queda un arco de circunferencia
perteneciente a la pared interior, de arcilla
quemada, que apoya directamente sobre la
interfacies de su excavación en el subsuelo (al
conjunto se le ha denominado UE-V100). El
revestimiento arcilloso se extiende igualmente
por el fondo de la estructura, según se observa en
el perfi l norte de la zanja C.
La excavación de B5=C4 en extensión
(recordamos que con la pretensión de obtener un
término límite para la cronología de la fi glina)
se ha desarrollado al Norte de su posición, pero
-lamentablemente- sin existir contacto físico
con él. De hecho, B5=C4 no tiene relación
estratigráfi ca directa con ninguna de las
estructuras halladas, sino con el paquete arenoso
en que se excavan (E4=V210).
4.2. Horno V2
Así, cortando a V210, se instala también el
segundo horno, mediante el rebaje previo del
terreno evidenciado por las interfacies V200 (que
alojará la cámara de combustión) y V212 (donde
se encaja el praefurnium).
que otros paquetes sedimentarios perdidos
modifi caran sustancialmente lo dicho.
En términos generales, esta segunda fase se
compone, en primer lugar, de un conjunto de
acciones constructivas (repetidas para los tres
hornos hallados) que afecta, excavándola, a la
fase precedente; y, en segundo lugar, un momento
fi nal representado por los niveles de colmatación
interior de las estructuras tras su abandono. Aún,
en V2, se verá la reutilización de parte de su
espacio como calera una vez abandonado su uso.
El desmonte contemporáneo del terreno y otras
afecciones más recientes (explanaciones, derribo
y remoción de cimientos) afectaron gravemente
a las ruinas del complejo alfarero, de manera
que sólo ha pervivido la planta casi completa del
denominado V2. En ninguno de los casos se ha
conservado más de 70 cm de potencia, siendo
la totalidad de lo excavado parte de las cámaras
destinadas a la carga y quema del combustible
y los niveles más bajos de sus colmataciones
internas.
4.1. Horno V1
Localizado durante el rebaje mecánico de
la zanja C, se conservan apenas 0’30 m2 de su
superfi cie con una potencia máxima de 0’70 m.
Tras su limpieza superfi cial y documentación
gráfi ca en planta y perfi l, prescindimos de su
excavación interior (un escasísimo volumen
de sedimento en torno a 0’025 m3). Aparte del
corte que le produjo la apertura de nuestra zanja,
se encontraba previamente seccionado, y casi
destruido, por una gran zanja de unos 4’50 m de
anchura (UE-V202=A4), la misma que afecta
marginalmente al horno V2.
Figura 5. Diagrama estratigráfi co de la fi glina.
Lámina 3. Horno V1.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
84 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Figura 6. Planta sintética de los hornos y planos acotados de unidades estratigráfi cas.
V2 nos evidencia el tipo de horno de esta
fi glina (que suponemos igual a V1 y a V3). Se
trata de una planta circular de aproximadamente
3’40 m de diámetro (medido en la cara exterior
de la pared: cámara de fuego o de combustión)
a la que se accede por un pasillo de 2’40 m de
largo y 1’90 m de anchura máxima6 y orientación
NE-SW, siendo éste el prefurnio (sus anchuras
mínimas aproximadas oscilan entre los 0’60 m a
su entrada y 1’00 m en el acceso a la cámara).
No hay evidencias de la columna central que,
en la cámara de fuego, debía sustentar la parrilla
de separación entre ésta y la cámara de cocción,
aunque consideramos que, por sus dimensiones,
debió poseerla y perderse posteriormente por
causas desconocidas. Este modelo, el denominado
IA por CUOMO (1971-1972), es el más habitual
en las fi glinas béticas y, específi camente, en las
gaditanas (LAGÓSTENA y BERNAL 2004: 39-
123).
6.- Lo irregular de la planta en la zona del prefurnio impide asegurar
medidas concretas; téngase en cuenta que sobre él se habilita la
calera V204 en la última subfase de uso, como ocurrió también en el
horno del sector C de Venta del Carmen, en Los Barrios (BERNAL
1998: 84-86).
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85CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Por su parte, el sistema constructivo de la
cámara consiste en un recubrimiento interior de
las superfi cies habilitadas por la excavación de
la fosa cilíndrica inicial, creando paredes (V200)
con un grosor de entre 0’10 y 0’15 m, al igual que
se vio en V1, y del mismo modo con evidentes
muestras de rubefacción por efecto del calor. A
falta de otros indicadores, interpretamos que las
UEs V213 y V214 constituyen la base de la cámara,
nivel de uso a partir del cual se superponen los
estratos que provocan su colmatación interior.
Ésta se inicia con las UEs V207 (arcilla rojiza
muy compacta sin inclusiones); V213 (arena
marrón rojiza con manchas blancas, verdes, rojas
Figura 7. Restitución teórica de la sección del horno V2.
Lámina 4. Horno V2.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
86 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
7.- El hallazgo de estas piezas nos sugirió en principio encuadrarlas
en el grupo de las llamadas BRTH-D de Peñafl or (BUSTAMANTE
Y HUGUET, 2008), pero tras consultas con la doctora Encarnación
Serrano Ramos, de la Universidad de Málaga, reconocida
investigadora de la producción de sigillatas hispanas, descartamos
esa opción y pudimos identifi carlas como itálicas. No obstante,
con el Gabinete de Arqueología del Ayuntamiento de Algeciras,
pretendemos abordar el análisis arqueométrico de las producciones
alfareras locales romanas y medievales mediante un proyecto de
investigación que incluya tanto la caracterización de las materias
primas como la de sus pastas en el contexto del Campo de Gibraltar,
Ceuta y el Norte de Marruecos, proyecto que, entre otras cosas,
evitará futuras confusiones en la identifi cación de los conjuntos
menos habituales.
en la primera mitad del siglo I d. C. (BERNAL
y LORENZO 2002: 225); en Lacipo (tipo 10),
donde son muy abundantes (PUERTAS 1982:
224); y en el extremo oriental de Málaga, en los
alfares de Torrox (tipo 2.1 de Beltrán; SERRANO
2000: 58), donde se fechan genéricamente en el
siglo I d. C.
Con respecto a la vajilla de mesa, destaca
un conjunto de piezas incluidas dentro del grupo
de las sigillatas itálicas, aunque con barnices
exteriores muy oscuros, desde el negro hasta
tonalidades marrones parduzcas. Las piezas
presentan cubiertas brillantes al interior y más
mates al exterior. La capa de engobe es muy fi na, y
tiende a descascarillarse en algunos casos, siendo
más adherente en otros. Se trata de piezas con
pastas muy depuradas, sin desgrasante visible,
blandas al tacto, con roturas de perfi l redondeado.
El color de la pasta es dominantemente claro, con
tonalidades desde beige a siena o rosáceo.
Los ejemplares de V201 corresponden a los
tipos Conspectus 12 (Fig. 12.5), Conspectus 33
(Fig. 12.7) y un posible tipo Conspectus 20.1 (Fig.
12.8). Los identifi cables de V206 son formas lisas
Conspectus 33 (Fig. 12.1), un fondo de posible
Conspectus 7 (Fig. 12.3) y un trozo de galbo de
un cuenco decorado con motivos estampillados
que podría corresponder al tipo Conspectus
R-4.1 (Fig. 12.4), fechado en tiempos de Tiberio
(AA.VV. 2002: 110). En general, por tanto, nos
encontramos con ejemplares producidos en torno
al cambio de Era y al periodo fl avio7.
Acompañan a este grupo otros fragmentos de
sigillatas importadas: un fragmento en V201 del
cuerpo de una copa de TSI, tipo Conspectus 22;
y, en V206, uno de borde de TSI tipo Conspectus
17.2 (Fig. 9.8) y tres de copas de TSG de las
formas Dragendorff 24/25 (Fig. 9.6 y 9.7) y
y restos de rubefacción); y V214 (arena roja
compacta con manchas blanquecinas), sobre las
que se deposita V206 (arena rojiza semi-compacta
con frecuentes inclusiones cerámicas) que, a
su vez, recibe a V201 (arena marrón parduzca
con manchas rojas e inclusiones cerámicas).
Por su parte, el hueco del prefurnio (V212) se
encuentra relleno por la V205 (arena arcillosa
marrón verdosa con manchas rojas e inclusiones
moderadas de fragmentos cerámicos equivalentes
en su conjunto a los encontrados en V206).
El análisis de las cerámicas contenidas en
V201 y V206 arroja los siguientes resultados.
Ánforas. Por un lado, en V201, se ha
recuperado un fragmento identifi cado como
Dressel 1A (siglo I a. C.) (Fig. 8.5) y varios
de un ejemplar de Gauloise 4 (Fig. 8.4), tipo
de origen gálico que se está produciendo en la
tarraconense y la layetania a partir de época
fl avia (LÓPEZ y MARTÍN 2008: 711). Un grupo
de piezas parecidas a esta última se ha descrito
como “ánforas de borde almendrado” en Lixus,
en contextos estratigráfi cos centrados en época
de Augusto (BONET y otros 2005: 122). Por su
parte, en V206, junto a otro borde de Gauloise
4 (Fig. 10.2) se documenta un fragmento de
posible Haltern 70 (Fig. 10.1). Estas últimas
son producidas en la propia Bahía de Algeciras,
concretamente en los alfares de Villa Victoria,
entre el 10 a. C. y el 10 d. C. (GARCÍA y
BERNAL 2008: 668).
La cerámica común está bien representada
en el estrato V206. Se localizan fragmentos de
cuencos hemiesféricos (Fig. 11.1 y 11.2), con
paralelos en Lacipo (tipo 53) (PUERTAS 1982:
251) y cronología del siglo I d. C.; un jarro
de cuello corto, trilobulado (Fig. 10.3), con
paralelos en el yacimiento del Castillón (Málaga)
en contextos que van de la segunda mitad del
siglo I d. C. a la primera mitad del II (SERRANO
2000: 240) y jarras (Fig. 10.4 y 10.5) semejantes
a otras producidas en los alfares de Cartuja, para
las que se propone una cronología genérica de
época imperial (SERRANO 2000: 241). Pero el
grupo mejor representado es el de las ollas-orzas
con cuerpo de tendencia globular, sin cuello, con
borde entrante, moldurado y labio caído o plano
(Fig. 11.3 a 11.6). Estas piezas se documentan en
yacimientos imperiales de la Bahía de Algeciras
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Figura 8. Cerámica de V201.
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88 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Figura 9. Cerámica de V206.
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89CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
En resumen, la cotejación de todas las
inferencias de orden cronológico, a las que se
añaden las mínimas indicaciones del estrato
V211, nos lleva a proponer una cronología para
la fi glina en su conjunto entre los últimos años
del siglo I a. C. y los centrales del I d. C., como
queda representado en la tabla cronológica (Tabla
3). Es de suponer que los estratos descritos se
depositaron una vez que el horno ya no estaba
en funcionamiento (aunque tal vez durante su
actividad), de manera que la datación propuesta
debe considerarse prudentemente como terminusante quem para una correcta valoración del
periodo de uso de las estructuras.
En clara relación espacial con el horno se ha
excavado V209, una sencilla estructura con forma
de pequeña zanja orientada NE-SW (con longitud
conocida de 2’70 m; anchura media c. 0’60 m)
excavada en las arenas de base y sin elementos
interiores de fábrica que complementen al canal
habilitado. Originalmente poseía cubierta de
lajas que fue afectada por el rebaje mecánico y
de la que se conservaron fi nalmente un par de
elementos (Fig. 6).
27 (Fig. 9.9), que refuerzan una cronología de
mediados del siglo I d. C. como fecha tope para
la formación de este depósito. Contiene también
V206 un reducido repertorio de fragmentos
de “paredes fi nas”, previsibles producciones
béticas del tipo Mayet XXVII o XXXVIII, con
decoraciones correspondientes a los estilos VII-1
y VII-11 (Fig. 9.1 a 9.4) y cronologías situadas a
partir de Claudio (41-54 d. C.) hasta la segunda
mitad del siglo I d. C.
Lámina 5. Cerámicas itálicas de la unidad estratigráfi ca V206.
Figura 10. Cerámica de V206.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
90 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Figura 11. Cerámica de V206.
Figura 12. Cerámicas itálicas de V201 y V206.
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91CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Su relleno interior (V211), arena marrón
con algunas piedras, ha aportado muy escasos
restos cerámicos, como ya ha quedado dicho.
El escaso grupo de ánforas, muy fragmentadas,
corresponden a otro borde de posible Haltern 70
(Fig. 13.1) y a uno de una pieza con reducido
diámetro que podría tratarse de una Dressel
20-A (Fig. 13.2), presente en los alfares béticos
de Carmona en época augustea (GARCÍA y
BERNAL 2008: 674). Junto a ellas, el borde
de una gran cazuela (Fig. 13.3) con paralelos
en Lacipo del siglo I d. C. (tipo 42; PUERTAS
1982: 244), y un contenedor de boca ancha y
borde vuelto (Fig. 13.4), que también encuentra
ejemplares análogos y de semejante cronología
en este último yacimiento.
V209 inicia su recorrido junto a la boca
del prefurnio, al Este y a un metro escaso de
distancia, por lo que suponemos debe relacionarse
funcionalmente con él, pero desconocemos su
uso concreto (su interior es permeable: no podía
servir para la canalización de aguas, aunque
tiene pendiente que desciende hacia el NE). Otra
posibilidad de difícil valoración sería vincularlo
al momento de reutilización del prefurnio como
calera, pero se conocen casos de canalizaciones
en otros complejos alfareros que aconsejan
vincularla con el propio horno.
En efecto, cuando el horno V2 dejó de
funcionar, y seguramente después de desmontar
la estructura que componía el praefurnium, su
espacio fue reutilizado como calera: UE-V204.
Tal como ha sido encontrada consiste en una
fosa irregular de algo menos de 6’00 m2 (3’60
y 1’90 m como longitud y anchura máximas)
superpuesta al espacio originalmente ocupado
por el pasillo de acceso al horno (y parcialmente
al extremo oeste de la cámara de fuego) y
rellenada por un aglomerado de piedras calizas
calcinadas superfi cialmente (con algunas otras
areniscas) incluidas en una matriz compacta
de arcilla verde con manchas rojizas y algunos
fragmentos cerámicos8. La datación aportada
por dichos fragmentos resta bastante imprecisa,
Figura 3. Síntesis de elementos datantes del repertorio cerámico en el horno V2.
8.- Hay que reseñar que la caliza es una roca alóctona en este entorno;
su presencia, por tanto, obedece sin duda a un aporte intencional
desde, como mínimo, la zona de la cantera de Los Pastores, a unos
2 km en línea recta
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
92 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Figura 13. Cerámicas de V211.
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93CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
contando sólo con algunos fragmentos de Terra sigillata gálica de formas no reconocibles.
4.3. Horno V3
Unos 9 metros al Oeste de V2 se ubica
este tercer horno, de similares características
constructivas y en peor estado de conservación
debido a haber sido seccionado en su mitad
oriental por una correa de hormigón perteneciente
al edifi cio de la fábrica (UE-V303) y al Sur por
labores de explanación del terreno producidas en
el siglo XX (UE-V304).
Se conservan unos 3 m2 de la cámara de
combustión (UE-V300), excavada, como en los
dos casos anteriores, sobre el paquete de arenas
masivas que componen E4 (aquí UE-V305) hasta
la cota superior de V302, que consideramos la
superfi cie de uso al interior de dicha cámara.
Las paredes también se han fabricado mediante
revestimiento de arcilla, enrojecida por efecto
del calor, aunque ha resultado difícil defi nir su
latitud, con valores que oscilan entre 6 y 40 cm.
La colmatación interior de este espacio
substruido-construido ha sido identifi cada como
UE-V301 (arena marrón parduzca muy compacta
con manchas rojas, incluyendo restos de pared
rubefactada). Su contenido en cerámicas, muy
escasas y coincidentes grosso modo con la
procedente de los rellenos de V2, permite afi rmar
contemporaneidad con el resto de los fornaces.
4.4. Vertedero
El primer indicio detectado de la existencia
de la fi glina fue la UE-B5. Tal como se encuentra
descrita se trata de un nivel muy carbonoso en
matriz arcillosa rojiza con restos antracológicos
y fragmentos de cerámica. Posteriormente, la
apertura de la zanja B permitió su lectura en
perfi les, observándose cómo se adapta a una
topografía en cuesta entre las cotas 4’60 y 3’04
m.s.n.m. (a lo largo de 12’48 m, lo que representa
una pendiente del 12’50%). Su potencia media de
20 cm nos sugiere que forma parte de los extremos
de la zona de vertidos del alfar; de hecho, el
contenido artefactual procedente de B5 es exiguo
y nada signifi cativo desde el punto de visto
cronológico (abundan los fragmentos de galbos de
ánforas). Ateniéndonos a las dimensiones de los
hornos y a su posición topográfi ca, entendemos
que la cota mínima original de la ladera en que
se excavan se encontraría en torno a 6’00 o 6’50
m.s.n.m., altura a partir de la cual se iniciaría
la acumulación de desechos procedentes de las
cocciones y, consecuentemente, se perderían
casi por completo cuando se explanó el terreno
para la instalación de la fábrica de conservas. En
extensión, dentro de la zanja B, ocupaba unos 19
m2, siendo ésta la única precisión que cabe hacer
sobre las dimensiones espaciales del vertedero.
Su posición estratigráfi ca entre B4 y B6 indica su
deposición sobre un paquete de cantos holoceno
y su amortización en época tardoantigua, como
así se ha comprobado en la lectura de perfi les de
la zanja.
En otro orden de cosas, se extiende justo en
el límite entre la zona continental más elevada
(ladera de la colina, representada a techo por
E4=V210=V305=estrato geológico V) y el
espacio más tarde afectado por la nueva dinámica
Lámina 6. Horno V3.
Lámina 7. Vista general de la zanja B y su entorno inmediato, con indicación de la posición del vertedero de alfar en su perfi l norte.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
94 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
de un estrato arenoso (el XI de la columna
geológica) localizado durante el rebaje mecánico
de las zanjas PQR y STU, en la zona más cercana
al mar de la parcela en estudio. Su caracterización
sedimentológica como arenas de grano medio
de ambiente litoral, probablemente eólico,
interpretable como un depósito asimilable a la
fl echa litoral que cerraría lo que pudiera quedar
bajo infl uencia marina en la parte más distal del
paleo-estuario del Saladillo, lo diferencia del
resto de estratos holocenos de la “terraza inferior”
y queda fuera de la ordenación general al no
conocerse sus relaciones físicas con los demás
estratos ni haberse obtenido de él materiales
arqueológicos datables10.
fl uvial de la Fase II (básicamente el estrato
geológico VIII y sus correspondientes muestreos
arqueológicos), de manera que se convierte en
la charnela de infl exión entre fases antrópicas y
dominios paleoambientales.
5. FASE II. TERRAZA INFERIOR HOLOCENA:
COLMATACIONES TARDOANTIGUAS
El techo de la secuencia antes de la discordancia
que representan las acciones destructivas previas
a los rellenos contemporáneos es un potente
paquete de acúmulos arenosos que, en la columna
geológica, queda identifi cado básicamente con
el estrato VIII. Son arenas masivas con cantos
dispersos que empiezan siendo verdosas a
muro para ennegrecerse a techo por efecto de la
acumulación de materia orgánica, lo cual, unido
a su falta de estructura interna, se ha relacionado
con el uso de estos espacios como tierra de
labor, huertas que se extendieron por las zonas
no habitualmente inundables de la vega del
Saladillo9.
Durante la excavación los identifi camos
como dos niveles distintos: el paquete inicial
de arenas verdosas, en la base, depositado sobre
sedimentos de la “terraza superior holocena”, al
que corresponden las unidades estratigráfi cas A5,
B4, C4, D4, E3, E4, M2, M3, M4, O4, Q3 y Q4;
y el nivel ennegrecido a techo (propiamente el
mismo que el anterior, insistimos, afectado por la
edafi zación y el uso humano), correspondiente a
las unidades A3, B3, C3, D3, M2, O3, Q2 y R3.
Hay que hacer un inciso antes de seguir con
la explicación de esta fase. Afecta a la existencia
Lámina 8. Estratigrafía de la zanja B, detalle: 1. Arenas amarillas de la terraza superior holocena; 2. Vertedero de alfar; 3. Arenas masivas verdoso-negruzcas de la terraza inferior holocena; 4. Relleno contemporáneo.
9.- La mejor evidencia de este uso agrícola nos la proporciona el
plano del Servicio Geográfi co del Ejército numerado como AG-
T9-C2-841, de 1857, donde, entre el camino que dio origen al
actual Paseo de Victoria Eugenia, el trazado del arroyo y la playa,
se indica la presencia de hasta siete parcelas bien delimitadas entre
sí ocupando todo el espacio que nosotros hemos diagnosticado en
esta ocasión (ver Fig. 15). Suponemos que en ellas está el origen del
microtopónimo Huerta del Carmen con que hasta hoy se conoce a la
zona. Por contra, el plano de 1910 de Oskar JÜRGENS (1926) nos
enseña un edifi cio de planta poligonal del que no hemos detectado
ninguna evidencia.
10.- Los sondeos previos R y U deberían haberlo localizado de
haberse podido profundizar hasta los 2 metros previstos. Sin
embargo, al ser R2 y U2 rellenos contemporáneos impregnados
en desechos de pescado de un olor literalmente insoportable que
hacía insalubre la continuación del trabajo en ellos, fue necesario
abandonar la excavación de ambos al alcanzar poco más de medio
metro de profundidad. No obstante, ni el control presencial directo
del zanjeado ni la cuidadosa inspección de los perfi les para su
lectura evidenciaron fragmentos cerámicos aprovechables para su
clasifi cación crono-tipológica (moderada cantidad de pequeños
fragmentos de galbos más o menos rodados, de “aspecto romano”).
Lámina 9. Estratigrafía de la zanja STU, detalle: 1. Facies fl uvial holocena; 2. Arenas eólicas de la fl echa litoral.
J. M. TOMASSETTI - F. L. TORRES - A. M. MARTÍN - S. AYALA - R. ÁLVAREZ
95CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Nuestra experiencia de excavación en el
sondeo II de la factoría salazonera de C/ San
Nicolás nº 3-5, en Iulia Traducta, es decir, el
cercano recinto sur de Algeciras (JIMÉNEZ-
CAMINO y TOMASSETTI 2000), indica que
existe un espeso paquete de arenas (UE-10)
interpretado en su día como que “durante unos
dos siglos de abandono (ss. III-IV d. C.), se
produjo la sedimentación gradual de arenas
eólicas que dieron lugar a la formación de una
duna; la lentitud (...) del proceso permitió que los
materiales procedentes del derrumbe puntual de
partes del edifi cio quedaran embutidos en este
paquete natural, sin diferencias evidentes entre
la matriz sedimentaria que los cubre y aquélla
sobre la que descansan”. Por otra parte, los
trabajos desarrollados en el solar de La Marina
por Salvador BRAVO (2006) muestran una
estratifi cación que se inicia en la base con arcillas
limosas (ambiente lacustre en el estuario del río
de la Miel) del cambio de Era, sobre las que se
depositan arenas eólicas (duna) a lo largo de los
siglos I-III d. C., iniciándose un poblamiento
a fi nales del siglo III al que corresponde una
necrópolis de inhumación con cinco fases de
uso (que terminan a mediados del siglo V d. C.);
posteriormente se constata “ocupación residual”
entre mediados del siglo V y el VI antes de las
fases medievales.
Especialmente para lo que afecta al segundo
caso, el de La Marina, en un ambiente parecido
al de Garavilla, vemos cómo su dinámica
geoarqueológica afecta a unos espacios inundados
por la primitiva desembocadura del río de la
Miel que quedarían parcialmente desconectados
de la infl uencia marina por la formación de una
fl echa arenosa (duna) sobre la cual se instaló el
cementerio bajoimperial.
Con todo ello podemos considerar que
nuestro estrato geológico XI responde a un
depósito dunar relacionado con la dinámica
litoral de la cercana bahía (y probablemente con
un origen relacionado con el de la barra arenosa
descrita para La Marina), datable, con la máxima
prudencia, en el periodo cronológico que iría
desde el abandono de los hornos (mediados del
siglo I d. C.) hasta la fecha mínima posible para
el estrato VIII (fi nales del siglo IV d. C.), si bien
no tiene por qué ocupar todo este vacío de casi
tres siglos. Atendiendo a estas consideraciones es
por lo que lo hemos “recolocado” en la posición
que se ve en la columna geológica.
Retomando el orden de exposición de la fase,
las unidades estratigráfi cas afectadas que han
proporcionado materiales cerámicos se pueden
ordenar como sigue:
La datación de la base del muro de este paquete
arenoso (M4=Q4), basado en la aparición de
ARSW-D (formas Hayes 104A y posible Atlante
46.1) arroja una cronología en general más reciente
que la derivada de los materiales presentes justo
por encima (B4=C4=D4=M2=M3=O4). Estos
últimos incluyen, aparte de fragmentos de ánforas
no clasifi cables y de materiales de construcción,
algunos ejemplares de producciones africanas de
mesa (formas Hayes 61 -Fig. 14.4-, Hayes 67 -Fig.
14.9-, posibles Hayes 59/67 -Fig. 14.3-, Hayes
103A -Fig. 14.2- y Hayes 104 -Fig. 14.4 y 14.6-)
y un minúsculo trozo de fondo estampillado con
círculos concéntricos; así como escasos ejemplos
de cerámicas comunes, caso de un mortero del
tipo Fullford 22 (Fig. 14.5) y un fragmento de
cuerpo de jarra o ánfora con decoración incisa
(Fig. 14.7) que recuerda a modelos de época
vándala bien documentados en Ibiza (RAMÓN
2008: 566). Así, el primer grupo hay que fecharlo
entre fi nales del siglo V y el VI d. C., mientras que
el segundo adelanta su aparición a una fecha de
fi nales del siglo IV d. C., con dilatación temporal
hasta mediados del siglo VI como mínimo.
No merece demasiado esfuerzo la explicación
de esta aparente inversión cronológica: primero,
porque no la consideramos realmente signifi cativa,
ya que los materiales proceden de muestreos
aleatorios y, en consecuencia, responden a esa
misma aleatoriedad; y segundo, porque la misma
génesis del estrato VIII, de carácter erosivo, con
aportes de los terrenos colindantes más elevados
(hoy desmontados) y del propio cauce del arroyo,
necesariamente habrá producido la mezcla de
inclusiones diversas sin orden preciso11.
Tabla 4. Síntesis estratigráfi ca de la fase II: unidades con cerámicas.
11.- Es más, al hilo de este argumento podría defenderse que la lógica
de los procesos erosivos provocaran el depósito de lo originalmente
más reciente por debajo de lo más antiguo en uno de esos extraños
casos de inversión estratigráfi ca.
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96 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Por último, el techo del estrato, representado
por las cerámicas presentes en M2 y O3, incluye
elementos inespecífi cos atribuibles en general
a los siglos de la Tardoantigüedad pero que no
permiten mayores precisiones. Es indudable al
menos, por la presencia puntual de intrusiones
de edad contemporánea (alguna porcelana, por
ejemplo), que las remociones provocadas por el
laboreo agrícola se constituyen como un factor
de alteración postdeposicional muy intenso que
permitiría incluso pasar este nivel estratigráfi co
a la fase siguiente sin problemas. No obstante,
lo hemos conservado como el fi nal de la Fase II
atendiendo a su origen geológico.
6. FASE III. CONTEMPORÁNEA
De manera discordante sobre las últimas
unidades estratigráfi cas atribuidas a las Fases
0, I ó II, según los casos, se producen una serie
de acciones muy erosivas que decapitan la
secuencia previa y, supuestamente, eliminan
todos los depósitos que quizá se sedimentaron
desde el inicio de la alta Edad Media. Con objeto
de ordenar la información, dividimos la fase
en cuatro momentos -subfases- que, de manera
general, y aunque la composición de las unidades
es relativamente diversa, explican el conjunto de
lo excavado.
Dividimos las secuencias entre sector
occidental (sondeos A, B, C, D, E, F, G, H e
I) y oriental (sondeos J, K, L, M, N, Ñ, O, P,
Q, R, S, T y U) pues en esta última no se ha
conservado ningún estrato inalterado de las
nivelaciones correspondientes a la instalación de
la fábrica demolida. Sí aparecen en la occidental,
constituyendo la subfase IIIa, y tratándose de
rellenos compactados más o menos arcillosos,
a veces de zahorra, que suelen rondar el medio
metro de potencia. Estas unidades sedimentarias
sobreelevan el terreno por encima de la interfacies
de corte practicada para su explanación previa a
la construcción de la conservera, momento en
el que se decapitó la secuencia estudiada en las
fases anteriores, originando las graves erosiones
sufridas por la fi glina.
La subfase IIIc corresponde ya a los
movimientos de tierra que acompañan al derribo
de la fábrica, considerada ésta como subfase IIIb
Figura 14. Cerámica de C4 y M4.
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97CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
y sólo representada por V303. Sabemos que una
vez desmanteladas las instalaciones se procedió a
la extracción de todas las cimentaciones, en casos
muy potentes, que las sustentaban. Para ello, se
profundizó en el terreno hasta extraerlas (grandes
fragmentos de hormigón han sido localizados en
nuestro zanjeado, residuos de estas acciones),
abriendo potentes zanjas, entre las cuales la
detectada en el espacio donde se ubican los
hornos (V202=A4), pero sin duda originando la
casi totalidad de las UEs identifi cadas en el sector
oriental por debajo de las capas de acumulación
de arenas de escorrentía, que, en ambas zonas,
componen la subfase IIId.
Incluida en la matriz de las unidades más
superfi ciales (subfases IIIc y IIId) de la zona
oriental, por efecto de las mismas remociones,
aparecen de forma residual los ejemplares
de industria paleolítica de que se ha hablado
en la Fase 0a y que sirve para valorar la
primera frecuentación humana en el espacio
diagnosticado.
7. CONCLUSIONES
Hemos obtenido una secuencia diacrónica
de la ocupación periurbana con cuatro fases
geoarqueológicas que, desde la perspectiva
histórica, se originan en torno a 120.000-50.000
BP (Paleolítico Medio) y, tras una discontinuidad
de orden geológico, se reanuda con una fi glinadatada entre fi nes del siglo I a. C. y mediados del
I d. C. (altoimperial), con reutilización de parte de
su espacio como calera tras el abandono del horno
V2 (también en el siglo I d. C.). Suponemos que
el cierre total a las escasas infl uencias costeras
que pudieran tener las zonas más distales de la
ensenada existente en la desembocadura del
paleo-Saladillo (no incluidas en el estudio) se
produciría entre esta última fecha y un momento
indeterminado en torno al siglo IV, cuando
se inicia la colmatación interior del estuario,
prolongándose ésta hasta el siglo VI al menos.
Las graves afecciones al terreno motivadas por la
instalación de la fábrica de conservas Garavilla en
la década de los sesenta del siglo XX decapitan
la secuencia, constatándose a techo -de manera
discordante- una serie de rellenos que sellan la
estratifi cación antes del derribo y remociones de
cimientos.
Tabla 5. Síntesis estratigráfi ca de la fase III.
Lámina 10. Industria lítica de superfi cie. Areniscas y sílex.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
98 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Respecto a la industria paleolítica recuperada,
destaca lo novedoso de un grupo de útiles ads-
critos al modo 3 y relacionable con la presencia
de Homo sapiens neanderthalensis, con escasos
yacimientos sincrónicos en la comarca, mejor
conocido en las cuevas gibraltareñas, pero sin
duda vinculados a la frecuentación de entornos
fl uviales de las comunidades humanas que los
produjeron.
Por lo que respecta a la secuencia post-
paleolítica, la historiografía moderna asume la
existencia de una colonia romana denominada
Iulia Traducta en el recinto sur de las Algeciras,
entramado urbano correspondiente más tarde a
la al-Bunayya tardomedieval, “Villa Nueva” de
la crónica de Alfonso XI y “Villa Vieja” en su
denominación popular desde el siglo XIX. Su
fundación se estima en torno al 27 a. C., con
emisión de monedas c. 12-2 a. C.12. Su territoriumqueda impreciso, sólo considerándose que el
límite con el de Carteia podría situarse en el
cauce del río Palmones.
Las evidencias arqueológicas conocidas hasta
la fecha se limitan prácticamente a sus cetariae(factorías de salazón, en torno a C/ San Nicolás)
y sus fi glinae (alfarerías). No obstante, todas las
referencias a alfares en el entorno periurbano
de Traducta, hasta ahora, hacían referencia a
hallazgos casuales (antigua playa del Chorruelo,
C/ San Quintín) y a un vertedero (sin que se
conozcan los hornos, en C/ Alexander Henderson
16-18; GUERRERO y otros 2007), de modo que
los ahora excavados son los primeros adscritos a
esta población altoimperial.
El estudio de JIMÉNEZ-CAMINO y
BERNAL (2007: 179-186) establece, para el
periodo tardorromano-tardoantiguo cuatro fases
ocupacionales de la ciudad “en función de las
grandes reestructuraciones del yacimiento”, a
saber:
Tabla 6. Síntesis Geohistórica.
12.- Remitimos al último artículo publicado sobre la cuestión, el de
JIMÉNEZ-CAMINO y BERNAL (2007), para la consulta de los
datos básicos; en su bibliografía se encontrarán todas las referencias
oportunas para la valoración de la ciudad romana. Sobre la ceca local
véase BRAVO (2004-2005).
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Según se ve, casi toda la información alude a las
modifi caciones sufridas por las zonas funerarias
e industriales, siendo difícil valorar la aparente
pérdida de pujanza de la ciudad desde los primeros
abandonos en las factorías de salazones hasta el
total cese de su actividad en época bizantina. A
este marco cronológico pertenece nuestra fase
II y el intermedio representado por la fl echa
arenosa del estrato XI. Nuestra intervención no
ha proporcionado ningún material mueble datable
en época visigoda.
Lo que sí hemos conseguido es determinar las
líneas básicas paleotopográfi cas y su cotejación
con la cartografía histórica, comprobándose
además la bondad de nuestra estimación -a partir
de la lectura detenida de perfi les en las zanjas-
sobre una línea de “paleocosta” al superponerla
con la fi siografía refl ejada en el plano de la serie
de Verboom AGS MPD XXXIX-79, fechado en
1745 (según se aprecia en nuestra Figura 15),
donde aún se reconocen las líneas básicas de una
topografía fósil que nos muestra la amplitud de la
pequeña bahía originaria -en la que debía existir
un embarcadero para el transporte de los productos
elaborados en los hornos- y la delineación de la
fl echa que provocó su cerramiento. No obstante,
hay que valorar la posibilidad de que el muelle se
situara al otro lado de la barra, a una distancia en
línea recta de apenas cien metros.
La geomorfología litoral asociada a deltas
fl uviales es bien conocida en su evolución
genérica para las costas andaluzas occidentales
(OJEDA 1989) y, en concreto para el Campo de
Gibraltar, se repite el mismo modelo secuencial
Tabla 7. Síntesis de acontecimientos en “Iulia Traducta” en época tardorromana-tardoantigua.
Figura 15. Análisis de Cartografía histórica con propuesta geoarqueológica: la fi glina Garavilla al borde del paleoestuario del Saladillo.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
100 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Figura 16. Fotografías aéreas de la desembocadura de los principales ríos del extremo Sur peninsular. Obsérvese la presencia constante de barras arenosas y marismas.
J. M. TOMASSETTI - F. L. TORRES - A. M. MARTÍN - S. AYALA - R. ÁLVAREZ
101CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
de paleoestuario, cerramiento por barra arenosa
y ulterior colmatación del espacio segregado
con la consiguiente formación de una marisma
que, según los casos, ha pervivido (caso del río
Palmones en su margen derecha, el Barbate o
el Guadiaro; ver Figura 16) o se ha perdido por
intervención humana (casos del río de la Miel o
el mismo Saladillo). Se asume sin discusión la
génesis de estas rías en el máximo transgresivo
fl andriense (c. 6000 BP), pero la historia de
cada una de ellas hasta su colmatación defi nitiva
es tema de los estudios geoarqueológicos
cuya publicación, para Algeciras y su entorno
inmediato, se inaugura con el presente número de
la revista Caetaria.
Cuestión diferente es datar esta sucesión
de modelados y los usos asociados de los
grupos sociales sobre ellos. Desde ese punto de
vista, aportamos ahora nuevos datos sobre la
paleogeografía humana en el entorno periurbano
de Iulia Traducta, confi rmándose el hecho, tantas
veces observado en el registro arqueológico,
de la asociación entre un centro alfarero y un
cauce fl uvial que, obviamente, condiciona
su ubicación13. En nuestro caso, la natural
salida a la Bahía de Algeciras, pero también su
cercanía a la colonia traductina, revelan los ejes
económicos que hubieron de regir la actividad de
la fi glina respecto a la comercialización de sus
manufacturas y a su red de distribución. Queda
sin respuesta la cuestión de qué se producía en
los hornos y, aunque los fragmentos anfóricos
extraídos del vertedero nos orientan un tanto, no
cabe hacer más precisiones en ese sentido.
Los pocos estudios geoarqueológicos
acometidos hasta el momento al Norte del río
de la Miel, como hemos adelantado, empiezan a
diseñar un modelo evolutivo similar (aunque algo
más tardío) a lo visto en el solar de Garavilla. No
obstante, aún no han aportado datos sufi cientes
con que explicar por completo la secuencia
litoestratigráfi ca ni el mapa geomorfológico
de los sucesivos paisajes históricos en su
desembocadura. La hipótesis de partida
plantea también su origen como paleo-estuario
fl andriense, su cierre progresivo por la formación
de una barra litoral (al menos existente a fi nes
del s. III d. C. y sobre la que se levantará más
tarde el fl anco sureste de la muralla islámica)
y su lenta colmatación interna (hasta inicios de
la contemporaneidad), con ocupación desigual
de sus espacios entre la Antigüedad y la Edad
Media tardía. En este amplio recorrido temporal
se observan ya diferentes fases que fl uctúan
entre ambientes marinos, fl uviales o de marisma,
en una compleja evolución que, a pesar de los
intentos de correlación entre estratigrafías, impide
por el momento encadenar los datos conocidos
para aportar valoraciones ajustadas. La reciente
actividad preventiva en el solar de C/ Duque de
13.- Algunas refl exiones al respecto para la Bahía de Algeciras en
TOMASSETTI y BRAVO (2006).
Tabla 8. Síntesis geoarqueológica comparativa entre desembocaduras fl uviales.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
102 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
Almodóvar nº 21 (AYALA y otros 2008) nos ha
dado ocasión de compendiar parte de los datos
disponibles, valorando las similitudes en la
evolución de ambas desembocaduras14.
Es evidente, no obstante, que la coincidencia
de los procesos geomorfológicos no implica la
sincronía de éstos en uno y otro lugar. Ello, unido
a la diversidad de facies estratigráfi cas que se
originan en ambientes tan dinámicos, hace aún
más compleja la equiparación entre los resultados
de las distintas intervenciones arqueológicas, pero
tampoco impide observar las similitudes. Por
desgracia, la Fase III de Garavilla ha borrado el
registro correspondiente a los últimos ocho siglos
anteriores al abandono de las villas en 1379, lo
que elimina la posibilidad de contrastación de
parte de las hipótesis actuales y futuras sobre
el tramo inferior del río de la Miel, de las que
esperamos interesantes aportes en los próximos
años.
14.- En el ensayo de síntesis que D. Barragán y J. L. Castro nos
ofrecen en este mismo tomo se incide en las mismas ideas con motivo
de lo investigado en la Plaza del Coral, donde datan la colmatación
antes del siglo VI d. C.
ANEXO 1. SÍNTESIS DESCRIPTIVA DE UNIDADES ESTRATIGRÁFICAS DE LOS SONDEOS PREVIOS.
J. M. TOMASSETTI - F. L. TORRES - A. M. MARTÍN - S. AYALA - R. ÁLVAREZ
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ANEXO 2. CORRESPONDENCIA ENTRE UNIDADES ESTRATIGRÁFICAS DE LOS SONDEOS.
HORNOS DE IVLIA TRADVCTA (ALGECIRAS, CÁDIZ)…
104 CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
ANEXO 3. SÍNTESIS DESCRIPTIVA DE UNIDADES ESTRATIGRÁFICAS DE LA FIGLINA.
J. M. TOMASSETTI - F. L. TORRES - A. M. MARTÍN - S. AYALA - R. ÁLVAREZ
105CÆTARIA 6-7 (2009): pp. 75-106. ISSN 1695-2200
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