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CRITICÓN, 99, 2007, pp. 193-215. Calderón en Yepes: el estreno de El mágico prodigioso (1637) Charles Davis Universität de Valencia y Queen Mary, University of London Para los vecinos de Yepes Como es bien sabido, El mágico prodigioso fue «compuesta por don Pedro Calderón de la Barca para la villa de Yepes en las fiestas del Santísimo Sacramento, año de 1637». Así consta en la portada del manuscrito autógrafo 1 , que contiene una versión de la obra diseñada para representarse en la plaza de la pequeña localidad de Yepes (situada a unos 40 km al este de Toledo), empleando carros que atravesaban la plaza para llegar al tablado. Calderón redactó también otra versión de El mágico para los teatros públicos, abreviando la obra y, lógicamente, suprimiendo los carros. Este texto, publicado en 1663, es el canónico 2 ; parece que se representó por primera vez en uno de los corrales de comedias de Madrid entre el verano de 1637 y la Cuaresma de 1638 3 , escasos meses 1 Biblioteca Nacional, Madrid, Ms. V a 7-1, f. Ir. McKendrick y Parker reproducen la portada en su edición y confirman que la letra es la de Calderón (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, p. II; véanse también pp. 7 y 73). El manuscrito fue descubierto en el siglo xix en la biblioteca del duque de Osuna y publicado por Morel-Fatio (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1877). 2 Salió en la Parte veinte de comedias varias nunca impresas, compuestas por los mejores ingenios de España, Madrid, 1663, conocida como Escogidas XX, y de nuevo en la Sexta parte de Calderón, publicada por Vera Tassis en 1683. Se comparan ambas versiones en Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, pp. 6- 16. 3 En una loa representada por la compañía de Pedro Ascanio y Antonio de Rueda en Madrid en Pascua de Resurrección de 1638, al empezar el nuevo año teatral, se menciona, entre otros títulos, El mágico prodigioso, lo cual sugiere que la obra se había representado en Madrid durante los meses anteriores (véanse Cotarelo, 1911, vol. II, p. 577a, Bergman, 1965, pp. 350-355, y Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, p. 4 y n. 3). Volveré a esta referencia más adelante.

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CRITICÓN, 99, 2007 , pp. 193-215.

Calderón en Yepes: el estreno de El mágico prodigioso (1637)

Char les Davis

Universität de Valencia y Queen Mary, University of London

Para los vecinos de Yepes

Como es bien sabido, El mágico prodigioso fue «compuesta por don Pedro Calderón

de la Barca para la villa de Yepes en las fiestas del Santísimo Sacramento, año de 1 6 3 7 » .

Así consta en la portada del manuscrito autógrafo 1 , que contiene una versión de la obra

diseñada para representarse en la plaza de la pequeña localidad de Yepes (situada a unos

4 0 km al este de Toledo), empleando carros que atravesaban la plaza para llegar al

tablado. Calderón redactó también otra versión de El mágico para los teatros públicos,

abreviando la obra y, lógicamente, suprimiendo los carros . Este texto , publicado en

1 6 6 3 , es el canónico 2 ; parece que se representó por primera vez en uno de los corrales

de comedias de Madrid entre el verano de 1 6 3 7 y la Cuaresma de 1 6 3 8 3 , escasos meses

1 Biblioteca Nacional, Madrid, Ms. V a 7-1, f. Ir . McKendrick y Parker reproducen la portada en su edición y confirman que la letra es la de Calderón (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, p. II; véanse también pp. 7 y 73). El manuscrito fue descubierto en el siglo x ix en la biblioteca del duque de Osuna y publicado por Morel-Fatio (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1877).

2 Salió en la Parte veinte de comedias varias nunca impresas, compuestas por los mejores ingenios de España, Madrid, 1663, conocida como Escogidas XX, y de nuevo en la Sexta parte de Calderón, publicada por Vera Tassis en 1683. Se comparan ambas versiones en Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, pp. 6-16.

3 En una loa representada por la compañía de Pedro Ascanio y Antonio de Rueda en Madrid en Pascua de Resurrección de 1638, al empezar el nuevo año teatral, se menciona, entre otros títulos, El mágico prodigioso, lo cual sugiere que la obra se había representado en Madrid durante los meses anteriores (véanse Cotarelo, 1911, vol. II, p. 577a, Bergman, 1965, pp. 350-355, y Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, p. 4 y n. 3). Volveré a esta referencia más adelante.

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después del estreno de la primera versión en Yepes en la fiesta del Santísimo Sacramento

(o sea, del Corpus Christi), en junio de 1 6 3 7 .

Sobre este estreno no hemos tenido hasta ahora más información que la que puede

deducirse del propio manuscrito. Al publicar la primera versión en 1 8 7 7 , Morel-Fatio

observó que no estaba demostrado que se representara en Yepes en 1 6 3 7 ; una búsqueda

de datos pertinentes en el archivo municipal de la villa no había dado ningún resultado 4 .

Volvieron a rastrearse los archivos locales, de nuevo infructuosamente, para la edición

de McKendrick y Parker; la falta de corroboración documental llevó a éstos a plantear

la posibilidad de que la representación no llegara a realizarse, quizá porque Calderón no

acabara la obra a tiempo 5 . Efectivamente, no hay nada sobre la fiesta ni en el archivo

municipal ni en la parroquia de la villa6. Sin embargo, existe otra fuente de información:

los protocolos notariales, donde se conservan copias de escrituras públicas. Los

protocolos de los escribanos de Yepes no están en el propio pueblo, sino en el Archivo

Histórico Provincial de Toledo. He encontrado en ellos tres documentos pertinentes, que

se reproducen al final de este artículo. Dos de ellos son de 1 6 3 6 : un acuerdo entre doce

vecinos de Yepes, que actuarían por turnos como mayordomos de la fiesta del Corpus

hasta 1 6 3 9 inclusive (doc. 1 ) , y un contrato para construir anualmente un tablado para

la fiesta en la plaza durante el mismo cuatrienio de 1 6 3 6 - 1 6 3 9 (doc. 2 ) . Por tanto, estos

dos documentos seguían vigentes en 1 6 3 7 . El tercero es un contrato firmado el 2 7 de

abril de 1 6 3 7 , por el que los mayordomos de la fiesta encargaron al polvorista Diego

Vinadel 7 la provisión de fuegos artificiales y carros para la escenificación de dos obras

que iban a representarse el día del Corpus, una por la mañana y la otra por la tarde; no

se mencionan los títulos, pero está c laro que la segunda de ellas era El mágico

prodigioso (doc. 3 ) .

Gracias sobre todo a los protocolos notariales, sabemos que estaba muy generalizada en esta época la costumbre de representar obras teatrales en lugares como Yepes durante las festividades religiosas. El fenómeno empezó a documentarse hace un siglo, cuando Pérez Pastor publicó en sus Nuevos datos numerosos contratos, sacados de protocolos madrileños, por los que se concertaban representaciones para fiestas de pueblos alrededor de la capital en los siglos x v i y x v n 8 . Otros investigadores han demostrado

4 «Il n'est pas démontré, en premier lieu, que le Mágico ait été representé à Yepes en 1637; des recherches faites à la demande de D. Mariano de Zubálburu dans les archives municipales de l'endroit, afin de connaître les circonstances de cette représentation, n'ont produit aucun résultat» (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1877, pp. XLIV-XLV).

5 Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, pp. [x] y 1. Según Wardropper, «la autorización del estreno fue firmada y fechada en 1 de junio de aquel año [1637]» (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1985, p. 11); pero no dice de dónde sacó esta información. No hay tal autorización en el manuscrito de Calderón.

6 Tuve la ocasión de comprobarlo durante una breve visita a Yepes. El archivero municipal, Mariano Maroto Garrido, ha buscado en vano cualquier referencia a la representación de 1637 en los documentos del Ayuntamiento, y el párroco, Emilio Palomo Guio, me permitió confirmar que tampoco hay nada pertinente entre los escasos fondos del archivo parroquial. Quiero agradecer a ambos, y también a la alcaldesa de Yepes, María Jesús de la Oliva Mancebo, su gran amabilidad durante mi visita y el interés que han mostrado en mis investigaciones.

7 Aparece en el texto del contrato como Diego de Vinadel; pero se firma sin «de». «Pérez Pastor, 1901 y 1914.

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que se hacía lo mismo en centros como Toledo y Valladolid, para los pueblos de sus respectivas comarcas 9 . He editado recientemente una colección de escrituras en las que se documentan representaciones en unas mil fiestas celebradas entre 1 6 3 4 y 1 6 6 0 en más de 2 2 0 localidades de la región de Madr id 1 0 . Se trata de una práctica de gran envergadura; son relativamente pocos los pueblos, por lo menos en esta parte de España, en los que no hay constancia de actividad teatral.

Las fiestas las organizaba y costeaba casi siempre una cofradía, con sede en la parroquia del pueblo. En la mayoría de los casos —más del 7 0 por ciento—, la fiesta en cuestión era la del Corpus, celebrada bajo los auspicios de la Cofradía del Santísimo Sacramento. Se representaban comedias, tanto humanas como divinas, con bailes y entremeses. A veces el programa incluía también uno o dos autos sacramentales, aunque esto no era muy frecuente 1 1 . Solían hacerse dos representaciones en un día, por la mañana y por la tarde, o tres o cuatro en dos días. Cuando había autos, se hacían casi siempre por la mañana.

A menudo se contrataba a una compañía de actores profesionales, que hacía obras de su repertorio, elegidas por los mayordomos de la fiesta. N o suelen especificarse los títulos en los contratos; se dice simplemente que las comedias serán de las que la compañía «tiene puestas» (o «es tudiadas») . Los organizadores de la fiesta proporcionaban a la compañía un «teatro» (es decir, un tablado y vestuario) , normalmente en la plaza del pueblo, con las tramoyas que fueran necesarias, y los actores ponían la indumentaria y los decorados básicos. Todas las compañías representaban con regularidad en fiestas de este tipo. Las de la legua, de ámbito regional, se dedicaban principalmente a esta actividad, pero las más prestigiosas compañías de título también hacían muchas fiestas de pueblos; eran, para todas, una importante fuente de ingresos.

Sin embargo, era muy frecuente también otro tipo de fiestas, para las que no se contrataba a una compañía entera, sino a un par de representantes, casi siempre actrices, y un músico (el número de personas variaba). Estos profesionales autónomos ayudaban a los vecinos a montar sus propias representaciones, ensayando con ellos en el pueblo durante los días o semanas anteriores. Los mayordomos de la fiesta obtenían copias de las obras y remitían a los profesionales sus papeles para que pudieran estudiarlos. Por otra parte, solían alquilar vestidos y «apariencias» 1 2 .

Conviene tener presentes estas prácticas al examinar el caso de Yepes. En primer

lugar, los tres nuevos documentos demuestran que era la Cofradía del Santísimo

Sacramento de la villa la que organizaba la fiesta del Corpus. C o m o he dicho, casi

siempre era así; son muy escasas las localidades en las que se encargaba de ello el propio

9 Véanse, sobre todo, San Román, 1935, Fernández Martín, 1988, y Rojo Vega, 1999. 1 0 Davis y Varey, 2003. 1 1 Sólo se incluyen autos en el 27 por ciento de las fiestas del Corpus recogidas en Davis y Varey, 2003 , y

en un tercio de estos casos se mencionan en el contrato como posible alternativa a una de las comedias. Véase también Davis y Varey, 2000 , pp. 292-293.

1 2 Este breve resumen de las prácticas habituales de las representaciones en fiestas de pueblos no pretende ser exhaustivo; para más detalles, véase Davis y Varey, 2003 , vol. I, pp. CLXXX-CCXLV. Consúltese también el estudio clásico de Noel Salomón, 1960.

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municipio o concejo. Por tanto, las sucesivas búsquedas de información en el Archivo Municipal de Yepes estaban condenadas al fracaso. Habría que consultar los libros de actas o cuentas de la cofradía; pero parece que éstos no se conservan 1 3 . Se revelan algunos aspectos de la organización de la cofradía en el acuerdo del 11 de febrero de 1 6 3 6 (doc. 1 ) . Doce vecinos de Yepes, que debían ser todos cofrades, se convinieron en «servir la fiesta del Santísimo Sacramento» durante cuatro años, hasta 1 6 3 9 inclusive. Cada año, tres de ellos actuarían como mayordomos, junto con un sacerdote nombrado por el cabildo. Los otros nueve pondrían 3 0 0 reales cada uno los años que no les correspondiera la mayordomía, dando un presupuesto anual básico de 2 . 7 0 0 reales. Esta cantidad se complementaría, sin duda, con limosnas y otros ingresos de la cofradía (rentas de censos, alquileres de casas o mandas testamentarias, por ejemplo); por supuesto, los propios mayordomos contribuían también.

El segundo documento es mucho más interesante desde el punto de vista teatral. Y a se estipuló en el acuerdo de los mayordomos (doc. 1) que uno de ellos, Alonso Reino, se encargaría todos los cuatro años de atajar (es decir, cortar) las calles y construir el tablado. El mismo día, Reino, que era carretero, otorgó la correspondiente carta de obligación (doc. 2 ) . Se comprometió a hacer un tablado cada año en la plaza y atajar las calles que daban a ella, erigiendo barreras de madera con puertas para cortar el tráfico y aislar la plaza (lo cual permitiría asimismo controlar el acceso peatonal). Reino se obligó también a hacer el toldo (no consta dónde se co locaría) 1 4 . Por todo esto, recibiría 4 0 0 reales cada año, además de la madera necesaria.

Este contrato indica, en primer lugar, que la fiesta de 1 6 3 7 no fue un caso aislado. Se hacía un tablado todos los años —«se obliga de hacer el tablado que se hace en la plaza desta villa en cada un año» (doc. 2; la cursiva es mía )—, lo cual sugiere que la representación de obras teatrales para el Corpus era una práctica establecida y habitual en Yepes. Como no hay datos que indiquen un cambio posterior, es de suponer que el escenario que se hizo para El mágico prodigioso en 1 6 3 7 era igual que el que se describe en 1 6 3 6 .

El tablado era de forma cuadrada: «a de ser de 2 4 pies de largo y ancho» (6 ,69 por 6 ,69 m ) 1 5 . Estas proporciones eran insólitas; casi todos los tablados de representación que tenemos documentados eran rectangulares. Los de los corrales de comedias de Madrid tenían 2 6 , 5 - 2 8 , 5 pies de ancho y 16 pies de fondo ( 7 , 3 8 - 7 , 9 4 por 4 , 4 6 m ) l é , y en otros teatros públicos de la época la relación entre el ancho y el fondo del escenario oscilaba entre 1,5:1 y 2 , 3 : 1 1 7 . Los tablados erigidos en plazas públicas para las fiestas

1 3 Como queda dicho, no he encontrado nada pertinente en el archivo parroquial de Yepes, ni en el Archivo Diocesano de Toledo, donde se conservan papeles relacionados con cofradías locales.

1 4 Estas prácticas eran normales; véase la copiosa documentación en Shergold y Varey, 1961 , sobre atajar las calles y poner toldos para la fiesta del Corpus en Madrid.

1 5 El pie castellano equivalía a 27,86 cm. l é Las cifras de 26,5 y 28,5 pies corresponden respectivamente a la anchura de los tablados de los

Corrales de la Cruz y del Príncipe, según las escalas de los planos de estos corrales realizados en 1735 por Pedro de Ribera.

1 7 Ruano y Alien, 1994, pp. 226-227. La única excepción que conozco es la Casa de las Comedias de Córdoba, cuyo escenario era casi cuadrado: tenía 21 pies de ancho y 18 de profundo (5,85 por 5,01 m) (García Gómez, 1990, p. 30).

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seguían, en general, las mismas pautas 1 8 . El ejemplo más relevante, por su proximidad a Yepes, es el de Toledo, donde el tablado construido en la plaza del Ayuntamiento para el Corpus de 1 6 3 7 medía 4 0 por 2 8 pies ( 1 1 , 1 4 por 7 , 8 0 m ) 1 9 . Sin embargo, se representaba también en la plaza de Zocodover, y allí el tablado era «de veinte y cuatro pies en cuadrado» 2 0 : exactamente las dimensiones estipuladas en el contrato de Alonso Reino. Cabe preguntarse si los yepesinos lo tomaban como modelo; seguramente algunos de ellos lo habrían visto 2 1 . La relativa profundidad del tablado podría estar motivada por la escenografía; permitiría que los carros empleados en El mágico prodigioso se arrimasen cómodamente a los lados, al fondo, dejando libre la parte delantera del escenario. Se observa un fenómeno similar en Toledo, donde el tablado excepcionalmente profundo de la plaza del Ayuntamiento contaba también con decorados a los lados (en este caso, torres fijas en vez de carros ) 2 2 . Si las dimensiones del tablado de Yepes, establecidas por cuatro años en 1 6 3 6 , se debían a este factor, hay que suponer que empleaban habitualmente carros de este tipo u otros decorados laterales.

El tablado era relativamente bajo: una vara y media (4 ,5 pies; 1 ,25 m) . Los otros casos que conocemos apuntan a una altura típica de 5 , 5 - 6 pies ( 1 , 5 3 - 1 , 6 7 m) 2 3 , y existen ilustraciones de tablados más altos erigidos en la calle o la plaza pública 2 4 . Las excepciones —como el tablado de la Casa de Comedias de Oviedo (4 pies; 1,11 m) , el de la Casa Nova de la Olivera en Valencia («poco elevado») o el de la Casa de las Comedias de Córdoba (5 pies; 1 ,39 m ) — se encuentran, lógicamente, en teatros con asientos en el patio 2 5 . Asimismo, la escasa altura del tablado de Yepes sugiere que el público estaba sentado (tal vez con espectadores de pie detrás de las filas de asientos). El uso del escotillón sería un poco incómodo con un tablado de 1 ,25 m de alto; para desaparecer de la vista del público, los personajes que se hundían por el tablado en El

1 8 Para la «fiesta de las comedias» organizada por la Cofradía de Nuestra Señora de las Angustias en La Bañeza (León) en 1651, se hizo un tablado de 33 por 20 pies (9,19 por 5,57 m; 1,65:1) (Miñambres, 1991 , pp. 188-189). El que se montaba en la plaza de la Villa de Madrid para los autos sacramentales del Corpus era más alargado: en 1636 medía 54 por 19 pies (15,04 por 5,29 m; 2,8:1) (Shergold y Varey, 1958 , p. 108, fig. 3).

1 9 Martínez Gil, García Ruipérez y Crosas, 2004 , p. 115. En 1638 era ligeramente más pequeño: «Hace [sic, por «Hase»] de hacer un tablado para la representación de 36 pies de largo y 26 de ancho [10,03 por 7,24 m]» («Memoria y condiciones cómo se ha de hacer el balcón y tablado de la representación que se ha de hacer el día del Santísimo Sacramento deste año de 1638», Archivo Municipal de Toledo, caja 881).

•^Martínez Gil, García Ruipérez y Crosas, 2004, p. 115. 2 1 Esta hipótesis supone que las dimensiones del tablado de la plaza de Zocodover eran las mismas en

años anteriores, algo que no puede confirmarse documentalmente, pero que me parece probable. 2 2 «El teatro se ha de formar como otras veces con dos torres. [...] Las torres han de ser de tres cuerpos,

de la medida que se han hecho hasta ahora, que son de veinte y tres pies de latitud [sic, por «altitud»] y doce de cuadrado» (memoria de apariencias de 1640, citada en Martínez Gil, García Ruipérez y Crosas, 2004 , p. 113).

2 3 Almagro: 1,5 m (Alien, 1991, p. 199); Alcalá de Henares: 1,6 m. (Coso Marín, Higuera Sánchez-Pardo y Sanz Ballesteros, 1989, p. 27) . La altura de los tablados de los corrales madrileños de la Cruz y del Príncipe no está documentada; Ruano y Alien creen que tendrían «una elevación correspondiente a la estatura normal de un hombre de la época [¿1,60-1,65 m?], o poco más» (1994, p. 160). Alien había deducido 6 pies (1,67 m) para el Corral del Príncipe (1983, p. 38).

2 4 Véase Alien, 1983, pp. 29-37. 2 5 García Valdés, 1983, pp. 159 y 161; Mouyen, 1991, pp. 111-112; García Gómez, 1990, pp. 30 y 60-

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mágico prodigioso —el Demonio en la primera jornada y la Muerte en la t ercera 2 6 — tendrían que agacharse o tirarse al suelo al llegar abajo. En un corral de comedias, este problema podría solucionarse excavando un foso debajo del escenario; pero parece muy difícil que se hiciera lo mismo en la plaza de Yepes. Si, a pesar de ello, se hacía un tablado tan bajo, debía haber otro factor de mayor peso. Una posibilidad, como he dicho, es que el público viera el espectáculo sentado en la plaza. Otra es que la altura se debiera al uso de los carros. A juzgar por el dibujo realizado por Juan Gómez de M o r a en 1 6 4 4 , el tablado construido en la Plaza Mayor de Madrid, al que se arrimaban los carros de los autos sacramentales, tenía una altura similar: unos 5 pies ( 1 , 3 9 m ) 2 7 . En cambio, el tablado de la plaza del Ayuntamiento de Toledo, donde no se empleaban carros sino torres fijas, tenía 6 pies (1 ,67 m) de alto 2 8 .

Desde luego, el tablado de Yepes no quedaría tan profundo si la parte trasera se convirtiese en un vestuario, separándose del resto del escenario con cortinas, al estilo de la «manta vieja, tirada con dos cordeles de una parte a o tra» , que Lope de Rueda empleaba para este fin a mediados del siglo x v i , según la famosa descripción de Cervantes 2 9 . Pero el contrato descarta explícitamente esta idea: el tablado medía 2 4 pies de largo y ancho «fuera de la casilla». Esta «casilla», evidentemente una estructura adicional contigua al tablado, debía ser el vestuario, situado detrás de él. Era un requisito imprescindible para poder montar una obra como El mágico prodigioso.

En los corrales de comedias, la fachada del vestuario, llamada a menudo « t e a t r o » 3 0 , contaba con varios elementos que tendrían que reproducirse en la plaza de Yepes. En primer lugar, los actores accedían al escenario por dos «puertas» o aberturas situadas en ambos extremos de esta fachada trasera. Hay varias alusiones a ellas en el manuscrito de Calderón, escrito para Yepes. Hacia el final de la primera jornada, «Sale F L O R O vestido

de noche por una puerta y L E L I O por otra», y en la segunda, «Salen C L A R Í N y M O S C Ó N cada uno por su parte» (ed. 1 9 9 2 , pp. 1 0 8 y 1 3 5 , acot. vv. 1 0 6 2 + y 1 8 5 4 + ) . Se trata de una convención genérica de la comedia para indicar un encuentro. O t r o uso convencional de las dos puertas ocurre en la tercera jornada, cuando Cipriano persigue a Justina; en el manuscrito, se lee: «Ella va pasando y C I P R I A N O tras ella hasta que se

entran por la puerta contraria de la que salió» (p. 2 6 1 ) .

En medio, entre las puertas, estaba el espacio que suele llamarse «tablado interior», tapado con cortinas que podían abrirse para revelar alguna escena o cuadro vivo. En El

2 6 «Llega [el DEMONIO/ al suelo, y uno y otro con las espadas desnudas llegan a él; él se hunde y quedan los dos afirmados» (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, p. 110, acot. v. 1106+); «Panela enáma del escotillón en que se hunde el demonio en la primera jornada [...]. Húndese» (pp. 181-182 y 183, acot. w . 3196+y 3244+).

2 7 Se reproduce este dibujo en Shergold, 1967, lámina 22. ^Martínez Gil, García Ruipérez y Crosas, 2004 , p. 115. 2 9 «El adorno del teatro era una manta vieja, tirada con dos cordeles de una parte a otra, que hacía lo que

llaman vestuario, detrás de la cual estaban los músicos, cantando sin guitarra algún romance antiguo» («Prólogo al lector», en Cervantes, Teatro completo, p. 8) . Véase el conocido grabado de un tablado de representación construido con motivo de la visita del Príncipe de Gales a Madrid en 1623 , en el que se emplean cortinas de esta manera, convirtiendo la trasera del tablado en vestuario (se reproduce en Alien, 1983, p. 36).

3 0 « T H E A T R O . En las farsas es la parte del tablado, que se adorna con paños, ó bastidores para la representación» (Diccionario de autoridades, vol. VI, p. 267) .

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mágico, este espacio central representa seguramente la cueva de la que sale Cipriano al principio de la tercera jornada: «Sale C I P R I A N O , solo, de una enramada como cueva» (p. 1 6 6 , acot. antes del v. 2 6 8 6 ) .

Como tantas otras comedias de la época, El mágico requiere también el balcón o corredor que formaba parte de la fachada del vestuario en los corrales de comedias. Lo emplea el Demonio al final de la primera jornada, dejando que Lelio y Floro le vean de noche saliendo, al parecer, del aposento de Justina, con el propósito de deshonrarla. «Ruido han hecho / en aquel balcón», dice Floro, y a continuación: «Sale el D E M O N I O al balcón, rebozado». Unos cuantos versos después, «Echa una escala y baja», y Lelio recalca su acción: «El negro bulto se arroja / ya desde el balcón al suelo». Al llegar al suelo, el Demonio se hunde por el escotillón, antes de que los celosos galanes puedan alcanzarle (pp. 1 0 9 - 1 1 0 , vv. 1 0 8 0 - 1 1 0 6 ) .

Por último, como ha demostrado José María Ruano de la Haza, la fachada del vestuario servía para exponer decorados. Por un lado, éstos podían revelarse abriendo las cortinas que tapaban los distintos espacios de la fachada; así se ambientaba la escena de manera sinecdótica, evocando el conjunto a partir de un fragmento visible. Por otro, se colgaban a veces delante de la fachada escenas pintadas en lienzo 3 1.

Suele suponerse que en las plazas de los pueblos el tablado se adosaría a la fachada de la casa del ayuntamiento u otro edificio dotado de dos puertas y un balcón, que serviría como vestuario 3 2 . Sin embargo, no parece ser el caso de Yepes en 1 6 3 6 - 1 6 3 9 . Parece inverosímil que se empleara el término «casilla» para referirse a uno de los edificios existentes que daban a la plaza; sugiere una estructura más pequeña y humilde, construida a propósito. Es decir, que la «casilla» se incluía en el cometido de Alonso Reino; la construcción del tablado conllevaba la del vestuario también. Esto es precisamente lo que pasaba en la plaza del Ayuntamiento de Toledo, donde las «condiciones del tablado» de 1 6 3 7 estipulaban que «asimismo se ha de hacer un vestuario de doce pies de ancho y cuarenta pies de largo», y «encima de este vestuario se ha de levantar dos suelos holladeros de cuarenta pies de largo y nueve pies de ancho» 3 3 . Los 4 0 pies de largo corresponden, evidentemente, a la anchura del tablado; el vestuario ocupaba toda la trasera del escenario. Parece que se hizo lo mismo en La Bañeza (León) en 1 6 5 1 ; entre las condiciones del contrato de construcción de «un tablado de madera» para la «fiesta de las comedias», se incluyen «otras diez bigas, las cinco de a veynte y quatro pies de largo, a causa del bistuario» 3 4 . La «casilla» o vestuario sería, pues, un entramado de madera; tendría que estar provista de un piso superior con balcón o, por lo menos, una barandilla elevada. Delante de ella, Alonso Reino tenía que colgar cortinas, igual que en los corrales de comedias: «para adornar el tablado le ha de dar tafetanes y paños y ha de tener obligación a colgado» (doc. 2 ) 3 5 . Por último, el contrato estipula que se construya también un tablado para los músicos, otro detalle que puede reflejar una práctica generalizada en este tipo de fiestas y nos recuerda que la música

3 1 Ruano y Alien, 1994, pp. 383-384 y 437-439; Ruano, 2000 , pp. 158-159 y 211-213; Davis y Varey, 2003 , vol. I, pp. CLX1X-CLXX.

3 2 Véanse, por ejemplo, Ruano y Alien, 1994, p. 357, y Davis y Varey, 2003 , vol. I, p. ccxx . 3 3 Martínez Gil, García Ruipérez y Crosas, 2004 , p. 115. ^Miñambres, 1991, p. 189. 3 5 Tal vez las colgara también por los tres lados visibles del propio tablado.

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formaba una parte esencial del espectáculo: los músicos no se escondían detrás de la escena, sino que se exponían a la vista del público en su propio tablado.

L o que no le tocaba a Alonso Reino eran «las tramoyas que hobiere para las obras»; éstas «las an de hacer los mayordomos por su cuenta» (doc. 2 ) . Efectivamente, el 2 7 de abril de 1 6 3 7 , un mes y medio antes del Corpus, los mayordomos concertaron, por 2 . 0 5 0 reales, el aparato escénico para la fiesta de ese año (doc. 3 ) .

El contrato revela que iban a montarse dos obras el día del Corpus (jueves 11 de junio de 1 6 3 7 ) , una por la mañana y otra por la tarde. Este programa era típico de las fiestas de pueblos, como ya se ha dicho; era bastante insólito que se representara una sola obra. Para la primera, había que hacer «un carro de una arca , la mayor que pudiere», y «fabricar la torre de Babel en la plaza desta dicha villa, de 33 pies de alto y 2 4 de cuadrado». Me parece muy probable que se tratara del auto sacramental La torre de Babilonia, de Calderón, que requiere precisamente estos dos elementos. N o sería extraño que la primera obra fuera un auto; como he dicho, se representaban autos en algunas fiestas de pueblos, casi siempre por la mañana.

Las acotaciones de La torre de Babilonia son compatibles con esta producción en la plaza de Yepes. El arca aparece al principio de la obra: «Entra por la plaza, lo más imitada que se pueda, el Arca de Noé, sobre lienzos pintados, y en llegando al tablado, se abre, y en lo alto de ella, una compuerta, con ventana, desde donde ha de haber bajada para el tablado, sale por ella Noé» (Calderón, La torre de Babilonia, p. 1 3 5 ) . Habiendo desembarcado la familia de Noé y los animales, el arca se va. Más adelante, entran otros personajes «por dos puertas de la plaza [...] y antes de saltar al tablado, representan desde la plaza» (p. 157 ; véase también p. 1 5 9 ) . Recordemos que Alonso Reino, según su contrato de 1 6 3 6 , tenía que atajar las calles que daban a la plaza de Yepes y poner puertas (doc. 2 ) . Finalmente, se construye la torre de Babel, bajo la dirección de Nembrot: «Todos empiezan a tomar instrumentos: unos, azadas; otros, espuertas y cubos; llegan a donde ha de ser la torre, como cavando unos y otros trayendo materiales, y la torre empieza a subir» (p. 1 7 2 ) . Sigue subiendo durante los 5 5 versos siguientes; los personajes andan alrededor de ella, y Calderón recomienda en una acotación que se haga de manera que puedan entrar y salir: «si la torre pudiere, en creciendo, ha de tener entrada por las cuatro partes, y representando, entrar y salir por ella, será mejor» (p. 1 7 2 ) . N o se trata, pues, de un carro arrimado al tablado, sino de una estructura exenta, separada de él: precisamente lo que se encarga en el contrato de Yepes. Quizás el efecto de crecimiento progresivo se consiguiese elevando desde el interior una serie de secciones prefabricadas, encajadas una dentro de otra, a la manera de un zigurat (la torre de Babel suele representarse así en cuadros de la época). Cuando la torre alcanza su máxima altura, «Sale el Ángel por la plaza a caballo con una espada de fuego» (p. 1 7 4 ) . Desde la plaza, el ángel frena el atrevimiento de Nembrot; luego: «Deja [...] el caballo y sale al tablado» (p. 1 7 6 ) . Poco después, la torre se derrumba: «Aquí se deshace la torre, bajando algunos cohetes a ella, y algunos quedan como cogidos de la fábrica» (p. 1 7 7 ) . Tendría que desplomarse de manera controlada; quizá las secciones que se habían elevado se hundieran de golpe hacia el interior. Según el diálogo, la torre se incendia («¡Ay de mí, infeliz; que muero / abrasado en vivo ardor!») , pero parece dudoso que se le prendiese fuego literalmente (sobre todo con actores

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dentro); seguramente el efecto se simuló con fuegos artificiales. Esto no supondría ningún problema en la fiesta de Yepes; Diego Vinadel, que se encargaba de la escenografía, era polvorista (doc. 3 ) . El que la torre se deshaga «bajando algunos cohetes a ella» sugiere que éstos representan un rayo que la alcanza desde el cielo, de acuerdo con la descripción del mismo episodio en otro auto sacramental de Calderón, La cena del rey Baltasar36.

Con sus 2 4 pies ( 6 , 6 9 m) de largo y ancho y 3 3 ( 9 , 1 9 m) de alto, esta torre construida en la plaza de Yepes sería bastante imponente. Si se acepta la hipótesis de una construcción escalonada, las dimensiones horizontales, que parecen relativamente grandes, corresponderían al tamaño de la base; la cumbre sería algo más estrecha. N o puede ser casual que estas medidas (24 por 2 4 pies) fueran iguales que las del tablado de Alonso Reino (doc. 2 ) ; sugiere un paralelismo o relación binaria entre ambas estructuras.

N o puede descartarse la posibilidad de que Calderón compusiera La torre de Babilonia, como el El mágico prodigioso, precisamente para esta fiesta en Yepes, y que se tratara de otro estreno. La puesta en escena de este auto no corresponde al típico modelo madrileño, que supone dos carros elevados, de los que salían los actores, arrimados a un tablado durante toda la obra (como las torres en Toledo). Aquí, tenemos un solo carro , el del arca , que llega y desaparece al principio, y luego dos focos de atención, el tablado y la torre, apartados entre sí. La escena no se limita al tablado, sino que se extiende por la plaza; los personajes entran en ella por las puertas de las calles atajadas y representan en ella antes de subir al tablado. Como veremos a continuación, ocurre algo parecido en El mágico prodigioso; se representaba en los carros mientras atravesaban la plaza, antes de que llegasen al tablado.

Para la segunda obra, que había de representarse el día del Corpus por la tarde, se encargaron cuatro carros . Aunque no constara en el manuscrito de Calderón que El mágico prodigioso se compuso para Yepes, se podría deducir de este contrato; los tres primeros carros coinciden perfectamente con los que se describen en las acotaciones del manuscrito:

otro carro de fuego que le tiren dos dragones, (doc. 3) Suena un clarín a una parte de la plaza, y entra por ella un carro pintado de llamas de fuego, tirado de dos dragones, y en él sentado el D E M O N I O . (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, p. 75, acot. antes del v. 1)

otro carro de un peñasco que se abra y cierre en llegando al tablado, (doc. 3) Entra por la plaza el monte. [...] Ábrese y está J U S T I N A durmiendo. [...] Ciérrase el peñasco. (pp. 161-162, acot. w . 2585+, 2603+, 2611+)

otro carro de una nave que en llegando al tablado parezca tormenta, (doc. 3)

3 6 «Preñada nube a este tiempo, / para que más le confunda, / hace, herida, que su vientre / humo exhale y fuego escupa, / siendo de su atrevimiento / ella misma sepultura, / haciendo de sus ruinas / pira, monumento y urna» (Calderón, La cena del rey Baltasar, pp. 509-510) .

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Entra por la plaza una nave, y los que vienen en ella representan lejos; y el D E M O N I O en ella con otro vestido. La nave es negra, (p. 127, acot. v. 1584+; la tormenta se describe en los versos siguientes)

Los carros segundo y tercero se mencionan en orden inverso, pero aparte de eso, la correspondencia es exacta. El cuarto carro estipulado en el contrato , «otro carro de gloria», no aparece en el manuscrito, tal como éste nos ha llegado; pero le faltan los últimos cuatro o cinco folios 3 7, y el carro de la gloria aparecería precisamente al final de la obra, para escenificar la apoteosis de Cipriano y Justina, como antítesis del carro infernal con el que empezó. Por tanto, no se emplearon tres carros en la primera versión de El mágico prodigioso, sino cuatro: uno al principio, dos en la segunda jornada y uno al final. Con el cuarto carro , la obra adquiere una simetría estructural mucho más propia de Calderón 3 8 .

Además de la torre y los carros , se le encargó a Diego Vinadel una «fiesta de pólvora» (doc. 3 ) . Parece que a los yepesinos les gustaban los espectáculos pirotécnicos. Algunos meses antes, para la fiesta de la Candelaria (2 de febrero de 1 6 3 7 ) , habían contratado otra «fiesta de pólvora», en dos partes:

La víspera en la noche, doce docenas de buscapiés, ocho ruedas con salidas de buscapiés, doce cohetes de cuerda, seis llanos y seis de invención, doce carretillas de cuerda, tres docenas de voladores de caña, doce girándulas de una docena de cohetes cada una; y el día y el día [sic] pondrá en la plaza la invención de pólvora conforme a la muestra y dibujo que queda en poder de los dichos mayordomos, y ha de llevar 400 truenos de fuego en cordeles y 400 enbrillas [sic, ¿por «hembrillas»?] de a tres cohetes cada [una] 3 9.

La «invención de pólvora» del día de la fiesta, con sus « 4 0 0 truenos de fuego en cordeles», recuerda una mascleta valenciana. El polvorista, en esta ocasión, se llamaba Vicente Soler. Era vecino de Ocaña, cerca de Yepes; pero su nombre no podía ser más valenciano. Diego Vinadel, vecino de Tembleque (al sur de Ocaña) , era seguramente de origen valenciano también. Parece muy probable que fuera familiar (tal vez hijo) de otro polvorista, Lucas Vinadel, «valenciano, natural de la misma ciudad de Valencia y vecino de la villa de Yepes», contratado en diciembre de 1 6 1 6 , junto con Ludovico Cueto, «fontanero de su Magestad», para hacer una «fiesta de invenciones de fuego y pólvora» muy espectacular, con carros y «diferencias de fuego nunca vistas», que el marqués de la Hinojosa quería montar en abril de 1 6 1 7 para el duque de Lerma 4 0 . Lucas Vinadel,

3 7 Véase Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, p. 6. 3 8 En la versión revisada para los teatros públicos, no se reproduce el efecto del carro de la gloria (que

podía haberse hecho, en principio, mediante una tramoya). Calderón estipula que se revele al final el cadalso con las cabezas y cuerpos de los santos, y que aparezca el Demonio «en alto», montado en una serpiente, desde donde pronuncia su último discurso (Calderón, El mágico prodigioso, ed. 1992, pp. 211-212 , vv. 4093 -4118) . No sabemos si este cuadro se presentaba también en la versión de Yepes, pero parece probable. Es de suponer que en el carro de la gloria aparecían las almas de los dos santos.

3 9 Archivo Histórico Provincial de Toledo (en adelante: AHPT), prot. 10.798, f. 459v. 4 0 Archivo Histórico de Protocolos de Madrid (en adelante: AHPM), prot. 2 .734, f. 1225r-1228v.

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natural de Valencia y vecino de Yepes, era evidentemente un pirotécnico de cierta categoría.

La «fiesta de pólvora» que Diego Vinadel realizaba en Yepes el día del Corpus de 1 6 3 7 era sin duda lo que nosotros llamaríamos un castillo de fuego o una mascletá. Es posible que hiciera ambas cosas, una de noche y otra de día, como Vicente Soler en la fiesta de la Candelaria en febrero; tal vez sea éste el sentido de la expresión «el fuego ha de ser dos recibimientos» (doc. 3 ) . Al mismo tiempo, parece probable que Vinadel ejerciese sus habilidades pirotécnicas en las representaciones teatrales también. Si la obra que se hacía por la mañana era, en efecto, La torre de Babilonia, la destrucción de la torre se escenificaba con cohetes, como hemos visto. En El mágico prodigioso, hay dos momentos que parecen muy aptos para el uso de fuegos artificiales. El primero ocurre en la segunda jornada: «Suenan ruidos de truenos como tempestad, y algún fuego como rayos y relámpagos» (ed. 1 9 9 2 , p. 1 2 6 , acot. v. 1 5 6 6 + ) ; poco después, aparece el carro de la nave, que «en llegando al tablado parezca tormenta», según el contrato (doc. 3 ) . Cipriano comenta que es «niebla el sol, humo el aire, y fuego el cielo» (p. 1 2 6 , v. 1 5 7 8 ) ; el humo estaría literalmente presente. Luego, casi al final de la obra, hay otro momento idóneo para el uso de la pólvora: «Suena gran ruido de tempestad y salen todos alborotados» (p. 2 1 0 , acot . v. 4 0 7 4 + ) . Así consta en la segunda versión de la obra; faltan los últimos folios de la primera, como ya se ha dicho, pero es muy probable que ésta incluyera el mismo efecto, que marca el momento del martirio de Cipriano y Justina. En definitiva, la pirotecnia constituye un elemento distintivo de esta fiesta y de la puesta en escena de las obras que se montaron en ella. Cabe incluso la posibilidad de que la temática de estas obras se eligiera, en parte, con el propósito de ofrecer oportunidades para el polvorista 4 1 .

Desgraciadamente, no se incluye en el protocolo una copia de la «cédula» , mencionada en el contrato (doc. 3 ) , en la que Diego Vinadel había anotado los detalles del diseño de los carros y fuegos artificiales. Aun así, los documentos ofrecen valiosos datos que esclarecen algunos aspectos de la organización de la fiesta y la puesta en escena de El mágico prodigioso en Yepes en 1 6 3 7 , además de revelar que, con toda probabilidad, le precedió por la mañana una representación, posiblemente el estreno, del auto sacramental La torre de Babilonia. Por otra parte, el contrato de Diego Vinadel demuestra que la composición de El mágico estaba bastante avanzada, si no terminada, a finales de abril. Cuando los mayordomos encargaron los carros el día 2 7 , ya sabían lo que había que pedir; Calderón debía de haberles remitido por lo menos una «memoria de las apariencias», y posiblemente el propio manuscrito, antes de aquella fecha. N o hay motivos para dudar que la obra se acabó a tiempo y el estreno se llevó a cabo en Yepes. Quizá fuera por este encargo, al menos en parte, por lo que Calderón tardó en completar sus autos sacramentales ese año para la fiesta del Corpus en Madrid; el 6 de mayo, el autor de comedias Pedro de la Rosa «dixo que hasta agora no se le han entregado los dichos Autos [...], los quales Don Pedro Calderón, a cuyo cargo está el hazerlos, los tiene d'isfpuestos]»*1.

4 1 Sobre la pirotecnia en el teatro de la época, véase el estudio fundamental de Agustín de la Granja (1999).

4 2 Pérez Pastor, 1905, pp. 110-111, doc. 70 (b). Aunque parezca sorprendente la idea de que Calderón atendiese al encargo de Yepes antes que a sus autos para Madrid, hizo algo similar en 1640, cuando componía

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Como he dicho, existe un indicio de que El mágico prodigioso volvió a estrenarse poco después en uno de los corrales de comedias madrileños; se menciona este título, entre otros , en una loa de Quiñones de Benavente representada en Madrid por la compañía de Pedro Ascanio y Antonio de Rueda en Pascua de Resurrección de 1 6 3 8 , al inicio del nuevo año teatral, lo cual sugiere que El mágico se había representado durante los meses anteriores 4 3 . Esta hipótesis puede confirmarse ahora, gracias a otro nuevo documento: un contrato firmado en Madrid el 1 6 de septiembre de 1 6 3 7 , por el que el autor de comedias Bartolomé Romero y su mujer, la eminente actriz Antonia Manuela Catalán, se comprometieron a representar con su compañía en uno de los corrales de comedias de la Corte durante «dos meses, que han de correr y se contar desde el día que empezáremos a representar en ella» (no consta cuándo sería), y luego también a partir del día de Reyes de 1 6 3 8 4 4 . Romero estipula, entre otras condiciones, que

se nos han de dar de gracia por parte de los dichos Juan de Aguilar y Andrés Barroso [arrendadores de los corrales de Madrid] una comedia del Sr. don Pedro Calderón, que se intitula El mágico prodigioso, que ésta la tenemos ya en nuestro poder 4 5.

Como ya poseían el texto , «dar de gracia» debe significar que los arrendadores les regalarían el precio de la obra (o lo pagarían directamente a Calderón), de modo que saliera gratis a Romero. Era una práctica bastante frecuente en los corrales madrileños.

El texto que tenían debía ser la segunda versión de El mágico, adaptada por Calderón para los teatros públicos. Por tanto, don Pedro había completado la revisión antes del 1 6 de septiembre y había dado la nueva versión a Bartolomé Romero y su mujer. Así, pues, fue Romero quien presentó El mágico prodigioso por primera vez a los madrileños, seguramente durante los últimos meses de 1 6 3 7 ; la primera Justina que vieron sería Antonia Manuela, y el primer Cipriano, Gabriel Cintor 4 6 .

No hay nada que indique quién había estrenado la obra en Yepes. ¿Es posible que fuera la compañía del propio Bartolomé Romero? Parece lógico, a primera vista; pero hay motivos para dudarlo. Todo indica que Romero no tenía compañía entre la

autos tanto para Toledo como para Madrid; escribió a Toledo el 29 de abril de ese año que «haré antes la fiesta de Toledo que la de Madrid con estar encargado tanvién de la mitad de ella. Y que de aver por la salida de faltar a algo, no será a vuestras mercedes» (Martínez Gil, García Ruipérez y Crosas, 2004, p. 111).

4 3 Se presentan uno por uno los actores de la compañía, y Jusepe (José de Carrión) comenta: «Pues si ven mi rostro hermoso, / ayer raso y felpa hoy, / pensarán todos que soy / "El Mágico prodigioso"» (Cotarelo, 1911, vol. H, p. 577a). Alude al hecho de que hacía papeles de barba sin haber tenido barba previamente. No puede deducirse que Carrión hubiera hecho él mismo el papel del mágico prodigioso; se refiere simplemente a una transformación «mágica».

4 4 Romero hizo cuatro representaciones en Palacio entre el 17 de octubre y el 17 de diciembre de 1637, ambos inclusive (Shergold y Varey, 1963, pp. 216 , 230 , 233 y 238) . Es probable que representara durante las vacaciones de Navidad en Alcalá de Henares (véase Pérez Pastor, 1901, p. 278); tal vez hiciera allí también El mágico prodigioso.

4 5 AHPM, prot. 5.340, s.n. 4 6 Consta explícitamente en el manuscrito de Calderón que Cipriano era «galán primero» (El mágico

prodigioso, ed. 1992, pp. [n] y 73). Gabriel Cintor fue contratado por Romero el 4 de septiembre de 1637 (Pérez Pastor, 1901 , pp. 273-274); su papel no consta en el contrato, pero sabemos que Cintor era primer galán, y su sueldo (28 reales) indica que hacía este papel en la compañía de Romero.

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Cuaresma y el otoño de 1 6 3 7 . En marzo, parece que necesitaba fondos urgentemente; dio poder a su mujer para tomar dinero a censo, y vendieron una de sus dos casas 4 7 . El mismo mes, Antonia Manuela fue contratada para hacer la fiesta del Corpus como actriz en la compañía de Andrés de la Vega; acabó representando en los autos de Madrid en la de Tomás Fernández 4 8 . Esto sugiere que su marido no tenía compañía; difícilmente hubiera prescindido Romero de su actriz principal y esposa para el Corpus. Romero volvió a dar señales de vida a finales de agosto. Entre el 1 y el 2 2 de septiembre, contrató a diez personas para formar parte de su compañía 4 9 . Este reclutamiento masivo sugiere que estaba formando una compañía y, por tanto, que no había tenido ninguna hasta ese momento. El 16 de septiembre, como hemos visto, firmó un contrato con los arrendadores de los corrales, pero dejó abierta la fecha de inicio; la compañía recién constituida tendría que ensayar un repertorio. N o sabemos qué hacía Romero entre abril y agosto, pero lo que parece claro es que no pudo ser su compañía la que estrenó El mágico prodigioso en Yepes.

Naturalmente, podría tratarse de cualquier otra compañía profesional que no representara en otro sitio el día del Corpus de 1 6 3 7 . El que no haya aparecido ningún contrato pertinente, a pesar de haberse rastreado ya numerosos protocolos en Madrid y Toledo, no demuestra lo contrario; es perfectamente posible que tal contrato se firmara, pero no se conserve o no se haya encontrado aún. Según el manuscrito, El mágico prodigioso se compuso para la propia villa de Yepes (concretamente, como hemos visto, para la Cofradía del Santísimo Sacramento; «villa» se refiere aquí a la localidad, no al ayuntamiento). Desde luego, es posible que la cofradía encargase la representación a una compañía profesional. N o sería la primera vez que se hiciera tal cosa. En agosto de 1 6 1 7 , por ejemplo, el Concejo municipal de Cuerva (Toledo) contrató al autor de comedias toledano Juan de Salazar para una fiesta que iba a celebrarse allí en octubre, con motivo de «la traslación del Santísimo Sacramento a la iglesia nueva de monjas»; Salazar se comprometió a representar dos comedias, más «un auto de la Madre Teresa de Jesús, que para estudialle me entregan de presente» 5 0 . Es decir, que el Concejo de Cuerva había obtenido el auto, seguramente compuesto a propósito, y contrataba a la compañía de Salazar para representarlo, dándole el texto con dos meses de antelación para que pudiera ir preparándolo. Quizá la cofradía de Yepes hiciera lo mismo con El mágico prodigioso.

En cambio, es también posible que montara la producción ella misma. Y a me he referido a la enorme cantidad de documentación de la que disponemos ahora sobre representaciones teatrales llevadas a cabo por actores locales aficionados, a menudo con la ayuda de actrices y músicos profesionales. Conocemos ya cientos de ejemplos, en las regiones de Madrid y Toledo, y todo sugiere que debía de haber muchos más. Es decir, que representar y montar obras teatrales era una afición muy generalizada. Podría suponerse, a priori, que la calidad de estos espectáculos de aficionados rurales sería baja;

4 7 Pérez Pastor, 1901, pp. 262-263. 4 8 Shergold y Varey, 1961, pp. 29-30 y 36, docs. 3 y 7. 4 9 Pérez Pastor, 1901, pp. 273-274. 5 0 AHPT, prot. 3.183, f. 239r-v. Se trataría de la iglesia del convento de Carmelitas de Cuerva; de ahí que

se hacía un auto sobre Teresa de Jesús, cuya canonización, por otro lado, era inminente (1622).

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pero quizá no lo fuera siempre. Hay un testimonio que afirma lo contrario, en unos anónimos Diálogos de las comedias ( 1 6 2 0 ) :

Yo, señor, he visto que en villas y lugares grandes donde he estado en las fiestas del Santísimo Sacramento y las del Rosario, los vecinos de cada lugar hacen muy buenas comedias que dan mucho gusto y festejan el pueblo y solemnizan muy bien las fiestas, que pueden pasar por cualquier parte y sin duda ninguna, que hemos ido á vellas muchos de la ciudad que estábamos hechos á las de los farsantes, y nos ha [sic] parecido mucho mejores. Porque si es bien [sic, ¿por «si bien es»?] verdad que en algunos lugares se hacen representaciones ridiculas y solemos decir que de puro malas son buenas; pero en grandes villas tengo por cierto que exceden á las de los representantes51.

Este pasaje, aunque exagere la calidad de las representaciones locales a fin de denigrar a los cómicos profesionales, sugiere que algunas localidades eran capaces de montar un espectáculo digno, que atraía incluso a espectadores urbanos. Ensayaban la fiesta durante las semanas previas, alquilaban vestidos vistosos y contrataban los servicios de unos profesionales para ayudarles 5 2 .

A la luz de estos indicios, la idea aparentemente rocambolesca de que fueran los propios vecinos de Yepes los que estrenaron El mágico prodigioso se vuelve menos inverosímil. Se montaban otras obras de Calderón —los vecinos de Fuente el Saz (Guadalajara) hicieron La vida es sueño en 1 6 3 6 5 3 — ; ¿por qué no ésta? C o m o hemos visto, el contrato de 1 6 3 6 para la construcción del tablado (doc. 2) parece indicar que se representaba habitualmente en Yepes. Sin embargo, entre los centenares de contratos para representaciones en fiestas de pueblos que ya se han descubierto en Madrid y Toledo, no hay ni uno para este pueblo. Otras localidades menores en sus inmediaciones, como Villasequilla de Yepes, Villafranca de Gaitán (hoy Cabanas de Yepes), Huerta de Valdecarábanos y Ciruelos, contrataban con regularidad a actores profesionales5*; pero parece que los yepesinos no solían hacerlo, lo cual sugiere que

5 1 Cotarelo, 1904, pp. 220-221. 5 2 Para más detalles, remito nuevamente a Davis y Varey, 2 0 0 3 , I, pp. C L X X X - C C X L V , donde se cita el

mismo pasaje de 1620 (en p. CLXXXVIII). 5 3 Pérez Pastor, 1905, pp. 98-99, doc. 68; Davis y Varey, 2 0 0 3 , 1 , pp. 33-34, doc. 26 (j). 5 4 He aquí los contratos pertinentes que he encontrado hasta la fecha: Villasequilla de Yepes: Corpus de 1623 (AHPT, prot. 3 .026, f. 236r-237r) , Corpus de 1624 (AHPT, prot.

3.027, f. 229v-230r y 239v-240r), Corpus de 1626 (AHPT, prot. 3 .031, f. 294v-295v), Candelaria de 1628 (AHPT, prot. 3 .034, f. 327v-328v), Corpus de 1628 (AHPT, prot. 3 .035 , f. 378r-379v) , Corpus de 1629 (AHPT, prot. 3.038, f. 656r-659v) y Corpus de 1637 (AHPT, prot. 10.828, f. lv-2v).

Villafranca de Gaitán: Corpus de 1617 (AHPT, prot. 3 .018, I a foliación, f. 318v-319v), Corpus de 1620 (AHPT, prot. 3 .020 , f. 1318r-1321r) , Corpus de 1621 (AHPT, prot. 3 .022, f. 376r-v), Corpus de 1630 (AHPT, prot. 3 .039, f. 261r-262v), Corpus de 1631 (AHPT, prot. 3 .041, f. 1198r-1201v) y Corpus de 1635 (AHPT, prot. 3 .348, f. 718r-720r).

Huerta de Valdecarábanos: Corpus de 1635 (AHPT, prot. 3.348, f. 328r-333r) , Corpus de 1636 (AHPT, prot. 3 .349, f. 556r-559r) , Corpus de 1652 (Davis y Varey, 2003 , vol. II, p. 321 , doc. 261 [k]) y Corpus de 1653 (Davis y Varey, 2003 , vol. II, p. 348, doc. 279 [k]).

Ciruelos: Corpus de 1628 (AHPT, prot. 3 .036, f. 306r-v), Corpus de 1630 (AHPT, prot. 3 .039, f. 390r-392r), Corpus de 1633 (AHPT, prot. 3.345, f. 348r-352r).

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montaban sus propias producciones 5 5 . En definitiva, tenemos que contemplar seriamente la posibilidad de que los actores que estrenaron El mágico prodigioso, o por lo menos algunos de ellos, fueran aficionados locales.

Sin embargo, es ciertamente posible que la producción se encargara a una compañía profesional. Aunque no haya aparecido hasta la fecha ningún c o n t r a t o para representaciones en Yepes, sí hay constancia de la presencia de conocidos autores de comedias en la villa en ciertos momentos. El 11 de junio de 1 6 1 4 , Alonso de Heredia otorgó en Yepes un poder a favor de su representante, Miguel Ramírez 5 6 ; el 4 de enero de 1 6 1 7 , Diego Vallejo encargó transporte para su compañía y hato de Toledo a Yepes, con la opción de continuar hasta O c a ñ a 5 7 ; el 31 de agosto de 1 6 1 9 , Juan de Morales Medrano, estando en Yepes, dio su poder a Alonso de Morales 5 8 ; en 1 6 3 3 , al concertar representaciones de autos y comedias en Ciruelos para el 2 de junio (día de la octava del Corpus), Pedro de Valdés y Blas de Aranda estipularon que se llevara a su compañía aquella misma noche de Ciruelos a Yepes 5 9; y el 18 de febrero de 1 6 3 7 —escasos meses antes del estreno de El mágico prodigioso—, Juan Acacio Bernal, «estante a el presente en esta villa de Yepes», dio poder a un actor de su compañía, Valerio Enríquez, para concertar fiestas en otros lugares 6 0 . Parece probable que algunas de estas compañías, si no todas, estaban en Yepes para representar.

Nada de esto ayuda a explicar cómo Calderón llegó a escribir esta magnífica obra, uno de los hitos de toda su producción, para la fiesta de un pueblo toledano. En lugares como Yepes, se representaban habitualmente comedias y autos de repertorio; sería insólito, si no inaudito, que se estrenara una obra compuesta a propósito por un dramaturgo de la talla de Calderón. Don Pedro estaba en el apogeo de su carrera. Se publicaron en 1 6 3 6 y 1 6 3 7 las dos primeras Partes de sus comedias. Triunfaba en los corrales de comedias, escribía autos sacramentales para el Corpus en Madrid y, además, se le encargaban obras de espectáculo para fiestas reales, entre ellas El mayor encanto Amor y Los tres mayores prodigios, representadas en el estanque del nuevo Palacio del Buen Retiro en 1 6 3 5 y 1 6 3 6 respectivamente. Como premio a sus servicios, Felipe IV le había o torgado el hábito de la Orden de Santiago; recibió el título, tras las correspondientes pruebas, el 2 8 de abril de 1 6 3 7 6 1 . Y en este momento álgido, compuso El mágico prodigioso (y posiblemente La torre de Babilonia también) para Yepes.

Desconocemos las circunstancias que dieron lugar al encargo. Es posible que Calderón tuviera algún vínculo personal o familiar con la villa; pero no he encontrado ningún indicio de ello. La clave de la historia se encuentra seguramente en Yepes mismo.

5 5 Sin embargo, véanse los datos aducidos a continuación sobre la presencia de compañías profesionales en Yepes. Cabe la posibilidad de que los yepesinos contratasen a actores en Ocaña (situada a 11 km al nordeste), que contaba con un corral de comedias desde 1621 (Salomón, 1960, p. 407 , n. 30) . En tal caso, los contratos se habrán perdido; apenas se conservan protocolos de Ocaña de la primera mitad del siglo xvn.

5 6 San Román, 1935, p. 191, doc. 376. 5 7 AHPT, prot. 2 .825, f. 584r-585r. 5 8 Mérimée, 1913, p. 118. 5 9 AHPT, prot. 3.345, f. 349v-352r. 6 0 AHPT, prot. 10.771, f. 43r. él Cotarelo, 1924, pp. 157-159 y 171-173.

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Es justo señalar, en primer lugar, que era un pueblo bastante grande. Tenía probablemente tantos habitantes en 1 6 3 7 como hoy (unos 5 . 0 0 0 ) , o quizás incluso más. Según Tirso Trillo Siaba, Yepes y Villasequilla juntos contaban con 1 .582 [sic] vecinos en 158262, o sea, unos 7 . 0 0 0 habitantes, la mayoría de ellos, evidentemente, en Yepes. Por tanto, era una de las mayores poblaciones de toda la región toledana, después de Ocaña y Talavera. Era, además, una villa relativamente rica, famosa sobre todo por sus excelentes vinos y dotada de numerosas casas solariegas. Aún se conservan fragmentos de sus murallas medievales. Había pertenecido a los arzobispos de Toledo hasta 1 5 7 4 , cuando fue enajenada por Felipe II, de acuerdo con una bula del papa Gregorio XIII. Dos años después, el propio Concejo de Yepes compró la villa a la Corona por 5 0 . 0 0 0 ducados de o r o 6 3 , lo cual indica de por sí un cierto nivel de prosperidad. En la primera mitad del siglo x v n Yepes seguía mostrando claros indicios de pujanza cultural y económica, con la construcción del Hospital de la Concepción y la fundación del Convento Carmelita de San José y San Ildefonso 6 4.

La expresión más visible de la antigua grandeza del pueblo es, desde luego, la espléndida e imponente iglesia colegiata de San Benito Abad, obra de Alonso de Covarrubias, iniciada en 1 5 3 3 , con un magnífico retablo de Luis Tristán ( 1 6 1 6 ) ; ocupa un lado de la plaza en la que se representó El mágico prodigioso. Dentro de esta iglesia se encuentra el objeto más emblemático de la historia de Yepes: la Santa Reliquia, que aparece, en su custodia, en las armas de la villa. Se trata de un fragmento de la hostia sagrada de la que, según la leyenda, «reventó sangre por los estremos» en Cimballa (Zaragoza), obispado de Tarazona, en el siglo x m 6 5 . En 1 6 0 1 , fray Diego de Yepes, uno de los hijos más ilustres de la villa, entonces obispo de Tarazona, la ofreció a su pueblo natal, refiriéndose a «la devoción tan particular que esa villa tiene al Santísimo Sacramento» 6 6 . La reliquia llegó a Yepes y se instaló solemnemente en la iglesia de San Benito a principios de junio de 1 6 0 2 6 7 .

Evidentemente, la presencia de la Santa Reliquia daría a la fiesta del Corpus en Yepes una dimensión especial. Parece muy probable que estuviera relacionada, de alguna manera, con el encargo de El mágico prodigioso. Pero hay que suponer que este encargo era una iniciativa excepcional, que no se produciría todos los años. Entonces, ¿por qué precisamente en 1 6 3 7 ? Sólo puede aventurarse una hipótesis. La acción de El mágico se inicia un día de fiesta; Cipriano se ha retirado de Antioquía, «huyendo del gran bullicio / que hay en sus calles y plazas» (ed. 1 9 9 2 , p. 77 , vv. 6 7 - 6 8 ) . El comentario de Moscón, de que «no hay cosa más cansada / que un día de procesión / entre cofrades y danzas» (p. 7 8 , vv. 1 0 4 - 1 0 6 ) , equipara la festividad que se celebraba en Antioquía a la que estaban viviendo los espectadores, aludiendo a elementos característicos de la propia fiesta del Corpus. Cabe preguntarse si el motivo concreto de la fiesta de Antioquía, enunciado por Cipriano, se refiere igualmente a las circunstancias de la de Yepes:

6 2 Tril lo Siaba, 1982, p. 50. 63 Trillo Siaba, 1982, pp. 11-12. ^Martín Montes y Maroto Garrido, 2001 . «Arranz , 1857, p. 57. «Arranz, 1857, p. 57. ^Arranz, 1857, pp. 102-106.

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[...] en tanto que Antioquía celebra con fiestas tantas la fábrica de ese templo que hoy a Júpiter consagra, y su traslación —llevando públicamente su estatua adonde con más decoro y honor esté colocada, (p. 77, vv. 59-66)

Es decir, que tal vez se estuviera celebrando en 1 6 3 7 la traslación de la Santa Reliquia. Es una simple conjetura; pero si fuera así, sería una ocasión solemne, que podría justificar el encargo de una obra nueva (o incluso dos) del mismísimo Calderón. Como hemos visto, ocurrió algo comparable en Cuerva en 1 6 1 7 : para la traslación del Santísimo Sacramento a la iglesia de las Carmelitas, se encargó (al parecer) un auto sobre Teresa de Jesús. Podríamos imaginar a don Pedro accediendo a semejante comisión, de la misma manera que escribió algunos años después para el Corpus en Toledo 6 8 . En términos puramente económicos, tendría su atractivo; le permitiría cobrar la obra dos veces, vendiendo la primera versión a Yepes y la segunda a Bartolomé Romero (si es que Calderón ya preveía la revisión al componer la obra). Desde el punto de vista de los mayordomos de Yepes, no sería un gasto desorbitado: el precio normal de una comedia nueva en esta época eran 8 0 0 reales 6 9 . Es sin duda significativo que de los doce cofrades incluidos en el acuerdo de 1 6 3 6 (doc. 1 ) , los que asumieron la mayordomía en 1 6 3 7 fueran precisamente los tres que eran hidalgos, don Luis de Jaraba, don Manuel de Trujillo, caballero de Santiago, y don Francisco Diez de Noreña, juez de alzadas (junto con Jerónimo de Cabanas Nieto, capellán mayor del nuevo Hospital de la Concepción) 7 0 ; podría indicar que se trataba de una fiesta especialmente importante y prestigiosa. Tal vez alguno de estos señores conociera personalmente a Calderón o tuviera algún contacto privilegiado con él. De todas maneras, debieron de ser ellos, o alguno de ellos, los que encargaron la composición de El mágico prodigioso71.

6 8 Véase Martínez Gil, García Ruipérez y Crosas, 2004. 6 9 Davis y Varey, 2003 , vol. I, pp. CLXXII-CLXXVI. 7 0 Otros documentos revelan que Luis de Jaraba era patrón del mismo hospital (véase AHPT, prot.

10.798). 7 1 Quiero expresar mi agradecimiento a Mariano Maroto por sus valiosos comentarios sobre algunos de

los temas tratados en este artículo y por haberme facilitado la fotografía de la Plaza Mayor de Yepes (fig. 1) y una fotocopia del plano topográfico del Instituto Geográfico y Estadístico, de 1881 (véase fig. 2) .

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Documentos 7 2

Documento 1 11 de febrero de 1636. Acuerdo entre los mayordomos de la fiesta del Corpus Christi de Yepes para 1636-1639.

«En la villa de Yepes a 11 días del mes de febrero de 1636 años, ante mí, el escribano público, y testigos de yuso escriptos, parecieron presentes Diego de Carrascosa, Benito del Águila, Pedro de Guedejo, Alonso Reino y Francisco de Lora, vecinos desta villa, y dijeron que por cuanto entre ellos y don Manuel de Trujillo y don Luis de Jaraba, don Francisco de Noreña y Blas Arias[?], Francisco de Olmedo, Andrés García y Bernardino Forchati, todos vecinos desta villa, se han convenido en servir la fiesta del Santísimo Sacramento que se celebra en esta villa en cada un año y que con el sacerdote que nombra el cabildo por su parte en cada un año le hayafn] de ayudar tres de los referidos, esto por tiempo de cuatro años, que empiezan a correr desd[e] éste de 1636 y así sucesivamente en los tres años siguientes, y para que tenga efecto la dicha fiesta cada año y no cese en esto la devoción que siempre [ha] habido en esta villa, se han convenido entre todos 12 que a los tres que fueren nombrados en cada uno de los dichos cuatro años por mayordomos de la dicha fiesta les hayan de dar para ayuda [a] los gastos della los nueve que quedan cada uno 300 reales cada uno dellos en cada un año, hasta haber cumplido los dichos cuatro años, y éstos se ha[n] de poner en caja, de manera que se han de juntar 2.700 reales, qu[e] es lo que monta los nueve que no sirven la fiesta cada año. Y si alguno dellos muriere en este tiempo, sus herederos han de pagar los dichos 300 reales en cada uno de dichos cuatro años. Y es condición qu[e] el tablado y atajar las calles le ha de hacer en cada un año el dicho Alonso Reino todos cuatro años, pagándole en cada uno dellos lo que se concertare y le pagaren este presente, y l[o] hará[?] del ancho y largo y en la forma que se le ordenare, y que si en lugar de alguno de los referidos entrare otro en su lugar en cualquier manera, ha de ser con la obligación referida. Y no cumpliendo con lo contenido en esta escriptura todos 12 y [si] faltare alguno, este concierto y obligación sea ninguno y de ningún efecto, porque en faltando alguno de los referidos no se ha de cumplir nada. Y aunque haya servido su año y se muriere alguno de los referidos, han de quedar obligados sus herederos de pagar los 300 reales en cada un año, como va declarado, los cuales hayan de pagar cada uno de los referidos en esta escriptura en dos pagas iguales, la mitad a Navidad y la otra mitad a Pascua Florida de cada un año, ecepto este primero, que se han de dar en una paga el día de Pascua de Resurresción deste año. Y qu[e] el que viene de 1637 ha de ser uno de los que sirvan la dicha fiesta el dicho Benito del Águila7 3. Y con estas condiciones, cumpliendo los demás y obligándose como queda dicho, estos otorgantes se obligan de cumplir por la suya, sin faltar en cosa alguna, y a ello se obligaron con sus personas y todos sus bienes muebles e raíces habidos e por haber [...], siendo testigos Diego Vélez y Juan Martínez, tendero, y el Lic. Andrés de Mora, vecinos desta villa, y los otorgantes, que doy fe conozco, lo firmaron.—DIEGO DE CARRASCOSA.—PEDRO DE GUEDEXO.—ALONSO REYNO.—BENITO DEL ÁGUILA.—FRANCISCO DE

LORA.—Ante mí: JHOAN BAPTISTA DE AREBALO» (AHPT, prot. 10.798, f. 74v-75v).

7 2 Se han modernizado las grafías de los documentos, con excepción de los casos de relevancia fonética, solucionando las abreviaturas, añadiendo la puntuación que parece oportuna y expresando los números en cifras a partir de 11 inclusive. Sin embargo, las firmas se reproducen paleográficamente.

7 3 Sin embargo, el contrato del 27 de abril de 1637 (doc. 3) indica que los tres mayordomos de aquel año fueron Francisco de Diez Noreña, Luis de Jaraba y Manuel de Trujillo (además de Jerónimo de Cabanas Nieto, que sería el sacerdote nombrado por el cabildo).

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Documento 2 11 de febrero de 1636. Obligación de Alonso Reino de construir un tablado en la plaza de Yepes y atajar las calles para la fiesta del Corpus Christi en 1636-1639.

«En la villa de Yepes en 11 días del mes de febrero de 1636 años, ante mí, el escribano público, y testigos de yuso escriptos, pareció presente Alonso Reino, carretero, vecino desta villa, y dijo que se obliga de hacer el tablado que se hace en la plaza desta villa en cada un año para la fiesta del Santísimo Sacramento este año de 1636 hasta el de 1639 inclusive, por cuanto que han hecho escriptura él y los demás de servir la fiesta, y atajar las calles y hacer el toldo[?], que se entienden son las de la plaza, y poner puert[as] y todo lo demás que fuere necesario para atajar la plaza, y el tablado ha de ser de 24 pies de largo y ancho, fuera de la casilla, y el alto a de ser de vara y media, esto por precio de 400 reales en cada un año, sin otra cosa alguna, ni ...as[?], clavos ni otra cosa ninguna, ecepto que la madera se lo han de dar en la plaza todo lo que fuere dentro de la villa, y para adornar el tablado le ha[n] de dar tafetanes y paños y ha de tener obligación a colgallo, y a de hacer el tablado de los músicos, y las tramoyas que hobiere para las obras las han de hacer los mayordomos por su cuenta, y esto los mayordomos que entraren se lo han de pagar en cada un año, y se declara que se le ha de dar las calles que se acostumbra a dar los demás años [...]. Y lo otorgó, siendo testigos el Lic. Marco Sáez de Velasco, presbítero, y Pedro el Reino Carrero y Diego Vélez, vecinos desta villa [...].—ALONSO REYNO.—Ante mí: JHOAN BAPTISTA DE AREBALO» (AHPT, prot. 10.798, f. 77v-78v).

Documento 3 27 de abril de 1637. Obligación del polvorista Diego Vinadel de construir los carros y poner los fuegos artificiales para la fiesta del Corpus Christi de Yepes en 1637.

«En la villa de Yepes a 27 días del mes de abril de 1637 años, ante mí, el escribano público, y testigos de yuso escriptos, parecieron presentes, de una parte, el Lic. Jerónimo de Cabanas Nieto, presbítero, vecino desta villa y capellán mayor del Hospital de Nuestra Señora de la Conce[p]ción della, y don Francisco Diez de Noreña, juez de alzadas desta villa, y don Luis de Jaraba, mayordomos de la Cofradía y fiestas del Santísimo Sacramento este presente año de 1637, todos tres juntos e in sólidun, de mancomún, por sí y en nombre de don Manuel de Trujillo, caballero del hábito de Santiago, ansimesmo mayordomo de la dicha fiesta, por quien prestaron caución de rato, y de otra, Diego de Vinadel, vecino de la villa de Tembleque, y dijeron que el dicho Diego de Vinadel se obliga de hacer la fiesta de pólvora este dicho año y carros para las obras, en la manera y con las condiciones siguientes:

«Primeramente, un carro de una arca, la mayor que pudiere; fabricar la torre de Babel en la plaza desta dicha villa, de 33 pies de alto y 24 de cuadrado; esto por la mañana el día del Santísimo Sacramento; y por la tarde el dicho día, otro carro de fuego que le tiren dos dragones, otro carro de un peñasco que se abra y cierre en llegando al tablado, otro carro de una nave que en llegando al tablado parezca tormenta, otro carro de gloria, todos éstos en el modo que queda escripto de letra del dicho Diego de Vinadel en poder del dicho capellán mayor, y el fuego ha de ser dos recibimientos, según está tratado y queda escripto en la misma cédula, todo a satisfación de los dichos Sres. mayordomos, todo ello como está dicho por precio de 2.050 reales de paga, y que si [hiciere] la dicha pólvora y carros a satisfación de los dichos Sres. mayordomos, le darán 100 reales más para guantes, los cual [sic] los susodichos se obligaron [de dar] al dicho Diego de Vinadel como vaya trabajando, y lo que restare para el viernes luego siguiente después del día del

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Santísimo Sacramento, que se contarán 12 del mes de junio deste dicho año [...]. Y otorgó escriptura en forma, siendo testigos Alonso Chacón el mozo y don Diego de Rojas Calvajal [sic] y Gaspar Calvo, vecinos desta villa, e los otorgantes, que doy fe conozco, lo firmaron.—DIEGO V I N A D E L . — D O N FRANCISCO DE NOREÑA.—JERÓNIMO DE CAUAÑAS N I E T O . — D O N LUIS DE

XARAUA.—Ante mí: JHOAN BAPTISTA DE AREBALO» (AHPT, prot. 10.799: f. 93v-94r).

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Resumen. En este trabajo se presentan tres documentos notariales inéditos relacionados con el estreno de El mágico prodigioso en la Plaza Mayor de Yepes (Toledo) el día del Corpus Christi de 1637 por la tarde. Revelan las dimensiones del tablado, el uso de un cuarto carro además de los tres mencionados en el manuscrito de Calderón, y la presencia de un notable elemento pirotécnico en la fiesta. Además, demuestran que se hizo por la mañana otra obra, seguramente el auto sacramental La torre de Babilonia, también de Calderón. Se sugiere que los actores eran posiblemente los propios vecinos de Yepes. Otro nuevo documento revela que la segunda versión de El mágico prodigioso, revisada por Calderón para los teatros públicos, fue estrenada en Madrid poco después por la compañía de Bartolomé Romero.

Résumé. Édition de trois documents notariaux inédits et relatifs à la première représentation du Mágico prodigioso sur la grand place de Yepes (Tolède) le jour de la Fête-Dieu de l'année 1637, pendant l'après-midi. On y découvre les dimensions de la scène, le recours à un quatrième char en plus des trois autres mentionnés dans le manuscrit de Calderón, ainsi que l'existence, pendant la fête, d'un élément pyrotechnique d'importance. On y a aussi la preuve que, le matin, fut représentée une autre pièce, sûrement l'auto sacramental La torre de Babilonia, également de la main de Calderón. Les acteurs, sans doute, furent des habitants de la ville de Yepes. Tandis que, grâce à un autre document inédit, on apprend que la seconde version du Mágico prodigioso, élaborée par Calderón pour les théâtres publics, fut inaugurée peu après à Madrid par la Compagnie de Bartolomé Romero.

Summary. This paper presents three unpublished notarial documents related to the first performance of El mágico prodigioso in the main square at Yepes (Toledo) on the afternoon of Corpus Christi Day in 1637. They reveal the dimensions of the stage, the use of a fourth cart in addition to the three mentioned in Calderón's manuscript, and the presence of a notable pyrotechnic element in the festivity. Moreover, they show that another play, probably the auto sacramental La torre de Babilonia, also by Calderón, was performed in the morning. It is suggested that the actors were possibly the townspeople of Yepes themselves. Another new document reveals that the second version of El mágico prodigioso, revised by Calderón for the public theatres, was premiered soon afterwards in Madrid by the company led by Bartolomé Romero.

Palabras clave. CALDERÓN DE LA BARCA Pedro. Corpus Christi. El mágico prodigioso. La torre de Babilonia. Pirotecnia. Yepes.

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C A L D E R Ó N E N Y E P E S 215

Fig. 2. Plano de la Plaza Mayor de Yepes, basado en el plano topográfico del Instituto Geográfico y Estadístico ( 1 8 8 1 )

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Entre Cervantes y Shakespeare: Sendas del Renacimiento

Between Shakespeare and Cervantes: Trails along the Renaissance

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