Calpurnia, Callie Vee, es una niña que vive en un … · de sombra, ya fuese bajo un árbol, en un...
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Calpurnia,CallieVee,esunaniñaqueviveenunpueblodeTexas.Apesardequesumadreinsisteenqueaprendaatocarelpiano,coserycocinar,ellaestámásinteresadaenloqueocurretraslapuertacerradadelabiblioteca,oenel laboratoriodesuabuelo.Pocoapoco iráganándoseaesteseñoruntantohurañoyempezaráacolaborarconélensusobservacionesdelmedionatural,aprenderáquiénesDarwin,quésonlasespeciesylassubespeciesy también lo idiotas que se vuelven los hermanos mayores cuando seenamoran.
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Paramimadre,NoelineKellyParamipadre,BrianKelly
Paramiesposo,RobertDuncan
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Capítulo1
Elorigendelasespecies
Cuandounjovennaturalistaemprendeelestudiodeungrupodeorganismosdesconocidoparaél,alprincipioestádemasiadoperplejoparaestablecer lasdiferenciasquehayqueconsiderar[...],puesdesconoceelgradoyeltipodevariaciónalqueesegrupoestásujeto.
Darwin,Elorigendelasespecies
En1899yahabíamosaprendidoadominarlaoscuridad,peronoelcalordeTexas.Nos levantábamos de noche, horas antes del amanecer, cuando apenas había unamanchaañilenelcieloorientalyelrestodelhorizonteseguíanegrocomoelcarbón.Encendíamosnuestraslámparasdequerosenoysalíamosconellaspordelante,comosifuerannuestrospropiossolecitos titilantes.Nosesperabamuchotrabajoantesdelmediodía,cuandoelmortalcalornosdevolvíaatodosalinteriordenuestragrancasaynostumbábamosenloscuartossombríosdepostigoscerradosytechosaltos,comovíctimassudorosas.Elhabitual remedioveraniegodemamádesalpicar lassábanasconrefrescantecoloniasólodurabaunminuto.Alastresdelatarde,cuandoerahoradeponerseenpie,latemperaturaaúneracriminal.
ElcaloreraunsuplicioparatodoslosquevivíamosenFentress,perolasquemáslosufríaneranlasmujeres,consusenaguasycorsés.(Amítodavíamefaltabanunosañosparaesaformadetorturaexclusivamentefemenina.)Seaflojabanlascotillasysepasaban lashorassuspirando,ymaldecíanelcalory tambiénasusmaridos,porhaberlasllevadoalcondadodeCaldwellaplantaralgodónypacanasycriarganado.Mamáabandonabatemporalmentesuspeinadospostizos:unfalsoflequilloonduladoyunmechónrizadodepelodecaballo,lasbasessobrelasquecadadíaconstruíaunaelaboradamontañadesupropiopelo.Comoerandíasenquenorecibíamosvisitas,hasta metía la cabeza bajo el grifo de la cocina mientras Viola, nuestra cocineramulata,ledabaalabombadeaguayseladejabaempapada.Teníamosordendenoreírnos ante ese espectáculo asombroso.Y amedida que la dignidad demamá ibasucumbiendoalcalor,descubríamos(igualquepapá)quelomejoreraapartarsedesuvista.
Aquel verano, yo tenía once años y era la única chica de siete hermanos. ¿Ospodéisimaginarunasituaciónpeor?MellamoCalpurniaVirginiaTate,peroentoncestodoelmundomellamabaCallieVee.Estabajustoentretreshermanosmayores—Harry,SamHoustonyLamar—ytresmásjóvenes—Travis,SulRossyelbenjamín,JimBowie,alquellamábamosJ.B.—.Lospequeñosconseguíandormirsedeverdad
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a mediodía, a veces incluso apilados unos encima de otros como cachorrosempapadosyhumeantes.Tantoloshombresquellegabandelcampocomomipadre,devueltadesudespachoenlalimpiadoradealgodón,tambiéndormían,despuésderegarse con cubos de agua tibia del pozo en el porche de la siesta, antes de caernoqueadosensuscamasdecuerda.
Elcaloreraunsuplicio,sí,perotambiénmedabalibertad.Mientraselrestodelafamiliasetambaleabaydormitaba,yomeibaensecretoalríoSanMarcosadisfrutardemiparéntesisdiariosinescuela,sinunoshermanosirritantesysinmadre.Noesque tuviera permiso para hacerlo, exactamente, pero nadieme había dicho que nopudiera.Ysisalíaairosaeraporque teníamipropiahabitación,mientrasque todosmishermanosteníanquecompartirlaysehabríanchivadodeelloenmediosegundo.Queyosupiera,esoeraloúnicobuenodeserunasolachica.
Nuestracasaestabaseparadadelríoporunaparcela,conformademedialuna,dedos hectáreas de hierba salvaje y caótica. Habría sido muy complicado abrirmecamino atravesándola de no ser porque los clientes habituales del río —perros,ciervosyhermanos—manteníanunestrechosenderopisoteadoentrelostraicionerospinchosdelosabrojos,quecrecíanalaalturademicabezaysemeenganchabanenel pelo y en el delantal cuandome encogía para pasar por enmedio.Despuésmedesnudabahastaquedarmeencamisolayflotabadeespaldas,conlatelahinchándosedelicadamenteamialrededorenlassuavescorrientes,ymedeleitabaconlafrescuradelaguaquefluíaentornoamí.Yoeraunanubedelríoquegirabadespacioenlosremolinos y alzaba la vista hacia las vaporosas bolsas de larvas, colgadas de labóvedadeexuberantesroblesquesecurvabansobreelagua.Laslarvasparecíanunreflejodemí,flotandoensusglobosdegasacontraelpálidocieloturquesa.
Aquelverano,todosloshombressalvomiabuelo,WalterTate,seraparonelpeloy se afeitaron los espesos bigotes y barbas. Durante la semana que más o menostardamos en acostumbrarnos a sus barbillas pálidas y débiles, parecieron desnudoscomo salamandras ciegas. Curiosamente, al abuelo no le angustiaba el calor, nisiquieracontodaesabarbablancaquelecaíaporelpecho;segúnél,porqueeraunhombredecostumbresfijasymoderadas,ynuncabebíawhiskyantesdemediodía.Suviejoyroñosoabrigoconfaldonesyaestabatotalmentepasadodemoda,peronoqueríanioírhablardesepararsedeél.YapesardequenuestracriadaSanJuannalofrotabadevezencuandoconbenceno,elabrigonuncaperdíasuoloramohoyeseextrañocolorquenoeranegroniverde.
Elabuelovivíabajoelmismotechoquenosotros,peroeraunaespeciedefiguramisteriosa.Tiempoatráshabíadejadoelnegociofamiliarenmanosdesuúnicohijo,mi padre, Alfred Tate, y se pasaba el día haciendo «experimentos» en su«laboratorio»de lapartedeatrás.El laboratorionoeramásqueunviejocobertizoqueunavezformópartedelasdependenciasdelosesclavos.Cuandonoestabaallí,
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salía a cazar especímenes o se refugiaba con sus apolillados libros en un rincónsombríodelabiblioteca,dondenadieseatrevíaamolestarle.
Yo le pregunté a mamá si podía cortarme el pelo, que me colgaba denso ysofocantepor toda laespalda.Dijoqueno,quenoqueríavermeporahícomounabestiaesquilada.Meparecióclaramenteinjusto,pornohablardelcalorquepasaba,asíqueideéunplan:cadasemanamecortaríaunpardededosdecabello—sólounosdedosdenada—ymamánolonotaría,porquemecamuflaríaconbuenosmodales.Cuandome disfrazaba demuchachita educada, amenudo conseguía escapar de surigurosoanálisis.Normalmente,mamáestabaagobiadaporlaexigenciaconstantedellevarunacasayporelalborotoincesantedemishermanos.Nooscreeríaiselcaosyel jaleoquepuedenarmarseishermanos.Además,elcalorempeorabasus terriblesdoloresdecabezayteníaquerecurriraunacucharadagrandedelconcentradovegetaldeLydiaPinkham,consideradoelmejorpurificadordesangreparamujeres.
Esanochecogíunastijerasdecosery,eufóricayconelcorazónamil,cortéelprimer trozo. Miré el suave almiar de cabello cortado en la palma de mi mano.Acababadedarmiprimerpasoadelante,alencuentrodeesesiglonuevoyrelucienteparaelquesólofaltabanunosmeses.Dehecho,fueungranmomentoparamí.Esanochedormímalpormiedoalamañanasiguiente.
Ya de día, bajé a desayunar conteniendo el aliento. Las tortas de pacana mesupieronacartón.¿Ysabéisloqueocurrió?Absolutamentenada.Nadiesediocuentadenada.Fueunalivio tremendo,peroalmismotiempopensé:«Muytípicodeestafamilia». En realidad, nadie notó nada hasta que pasaron cuatro semanas con suscuatro pares de dedos; entonces, unamañana nuestra cocinera Viola se me quedómirando.Peronodijounapalabra.
Hacia finalesde junio,elcalorera talqueporprimeravezen lahistoriamamádejólasvelasylaarañaapagadasdurantelacena.HastapermitióqueHarryyyonossaltásemos las clases de piano durante dos semanas. Menos mal: Harry sudabaencimadelasteclas,quesequedabanmatesdespuésdetodounminuetoensol.PormásquelointentaranmamáoSanJuanna,eraimposibledevolverleelbrilloalmarfil.Además, nuestra profesora de música, la señorita Brown, ya estaba mayor, y sudecrépitocaballo teníaquearrastrar sucalesacincokilómetrosdesde lapraderadeLea. Era posible que los dos se desplomasen y hubiera que sacrificarlos. Lo que,pensándolobien,noeratanmalaidea.Cuandopapáseenteródequenosperderíamoslasclases,dijo:
—Claroquesí.Aunchico lehace tantafaltaelpianocomoaunaserpienteuntutú.
Mamá no quería escucharlo. Deseaba que su primogénito Harry, de diecisieteaños, se convirtiera en un caballero. Tenía pensado enviarlo a la Universidad deAustin,aochentakilómetrosdedistancia,cuandocumplieralosdieciocho.Segúnel
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periódico,habíaquinientosalumnosen launiversidad,diecisietede loscualeseranchicasqueestudiabanhumanidades(comomúsica,inglésolatín).Losplanesdepapáeran distintos: él quería que Harry fuese un hombre de negocios, algún día seencargasedelalimpiadoradealgodónylasplantacionesdepacana,yseunieraalosmasones,comoél.Sinembargo,por lovisto, lasclasesdepianonoleparecíantanmalaideaparamí,siesquealgunavezseparóapensarenello.
A finales de junio, elFentress Indicator informó de que la temperatura era de41°C en plena calle, a la salida de las oficinas del periódico. El artículo nomencionaba la temperatura a la sombra.Mepregunté por qué, si nadie en su sanojuiciopermanecíamásdeunsegundoalsolsalvoparaircorriendoalsiguientetrozode sombra, ya fuesebajoun árbol, enungraneroo junto a un caballode tiro.Meparecióquealosciudadanoslesresultaríamuchomásútillatemperaturaalasombra.Escribíunacartaaldirectorseñalándoseloy,paramienormesorpresa,aparecióenelperiódicolasemanasiguiente.Y,parasorpresaaúnmayordemifamilia,empezaronapublicar también la temperaturaa la sombra.Leerqueéstaerade sólo35°Cnoshacíasentiralgomásfrescosatodos.
Hubounaumentorepentinodelaactividaddelosinsectos,dentroyfueradelacasa.Lossaltamontessalíanentropeldedebajodelaspezuñasdeloscaballos.Lasluciérnagaserantantasquenadierecordabaunveranomásespectacular.Cadanoche,mishermanosyyonosreuníamosenelporchedelanteroycompetíamosaverquiéndescubríalaprimera.Ganareratodounhonor,ademásdemuyexcitante,sobretodoapartirdequemamá rescataraunpedazode sedaazulde sucostureroehicieraunaestupendamedalla,querematóconunaslargascintas.Entredolordecabezaydolordecabeza,bordóenellaPREMIOLUCIÉRNAGADEFENTRESSconhilodorado.Era un premio elegante y muy codiciado, que el ganador llevaba hasta la nochesiguiente.
Las hormigas invadieron la cocina como nunca antes y se convirtieron en unatorturaparaViola.Marchabanenformaciónmilitarpordiminutasrendijasalolargode zócalos y ventanas, e iban directas al fregadero. Viola se alzó en armas contraellas,perofueenvano:estabandesesperadasporunpocodeaguaynada las ibaadetener.Nosotrosconsiderábamoslasluciérnagasunregaloylashormigasunaplaga,pero por primera vez seme ocurrió plantearme el porqué de esa distinción. Todasellaserancriaturasque intentabansobrevivir a la sequía, igualquenosotros.PenséqueVioladebíarendirseydejarlastranquilas,aunqueloreconsideréaldescubrirquelapimientanegraenlaensaladadehuevonoeraprecisamentepimienta.
Mientrasqueciertosinsectosnosinvadían,otrospobladoreshabitualesdenuestrapropiedad, como las lombrices, desaparecieron. Mis hermanos se quejaban de laescasezdegusanosparapescarydelodifícilqueeraencontrarloscavandoenladurayresecatierra.Quizásospreguntéis:¿sepuedeadiestraralaslombrices?Yaosdigo
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yoquesí.Lasoluciónmeparecióobvia:losgusanossiempresalíanconlalluvia,ynoeramuycomplicadohacerlescreerquellovía.Mefuiconuncubodeaguaaunazonadesombraenlasdoshectáreasdemalezaylovertíenelsueloenelmismositiounpardevecesaldía.Aloscincodías,sólotuvequepresentarmeallíconmicuboylos gusanos, atraídos por mis pasos y la promesa de agua, se arrastraron a lasuperficie.LosrecogíyselosvendíaLamarauncentavoladocena.Élmediolalataparaqueledijeradóndeloshabíaencontrado,peronolohice.Encambio,aHarrysíleconfesémimétodo,pueseramifavoritoyaélnoleocultabanada—bueno,casinada.
—Callie Vee —dijo—, tengo algo para ti. —Fue a su escritorio y sacó uncuaderno tamaño bolsillo de piel de color rojo, con RECUERDO DE AUSTINimpreso en la cubierta—. Ya verás, no lo he usado nunca. Puedes usarlo tú paraapuntartusobservacionescientíficas.Erestodaunanaturalistaenciernes.
¿Quéera exactamenteunanaturalista?Noestaba segura,perodecidídedicar elrestodelveranoaello.Siloúnicoquehabíaquehacereraescribirloqueunovieraasu alrededor, sabría hacerlo. Además, ahora que tenía mi propio espacio dondeanotarlotodo,veíacosasquenohabíavistoantes.
Mis primeros apuntes fueron sobre perros. Debido al calor, se tumbaban tanquietosenelsueloqueparecíanestarmuertos.Nisiquierasemolestabanenalzarlacabeza cuandomis hermanos los incordiaban con palos por puro aburrimiento. Seincorporaban el tiemponecesario para beberse toda su aguay se dejaban caer otravez, levantando ráfagas de polvo en sus poco profundos huecos.Ni un disparo deescopetahabríaespabiladoaÁyax,elperrodecazademipadre,asíquenodigamosunpisotónenfrentedesuhocico.Se tumbabaconlabocaabiertaypodíascontarlelosdientes.Asídescubríqueelpaladardeunperroestámuyarqueadoensuparteposterior,gaznateabajo,seguroqueparafacilitarelpasodeunapresadifícilenunasoladirección:ladelacena.Apuntéesoenmicuaderno.
Observé que la expresión facial de un perro se refleja sobre todo en elmovimientode sus cejas.Escribí: «¿Porqué tienen cejas los perros? ¿Paraqué lasnecesitan?».SelopreguntéaHarry,peronolosabía.Dijo:
—Pregúntalealabuelo.Élsabeestascosas.Pero no lo hice.El viejo tenía unas cejas tupidas como las de undragón, y en
conjuntosuaspectoerademasiado imponenteparaqueunaniña lopasaraporalto.Nuncamehabíahabladodirectamente,queyorecordara,ynoestabaconvencidadequesupieraminombre.
Luegocentrémiatenciónenlospájaros.Noséporqué,aquelañorondabanporahíunmontóndecardenales.MehacíagraciaHarrycuandodecíaqueteníamosunabuenacosechadeellos,comosituviéramosalgoqueverconsunúmero,comosinoshubiéramostrabajadoesoscuerposbrillantesyalegresyloshubiéramoscolocadoen
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árbolesalolargodenuestrocaminodegravacomoadornosdeNavidad.Perocomohabía tantos y la sequía había recortado su dieta habitual de semillas y bayas, losmachossepeleabanconfuriaparadominarcadaalmez.Encontréaunmachomuertoymutiladoentrelosmatojos;fueunavisiónalarmanteytriste.Después,unamañanaunahembravinoaposarseenelrespaldodelasillademimbrequehabíaamilado,enelporche.Mequedéinmóvil;siextendíalamano,podíatocarlaconeldedo.Delpicoalbaricoqueclarolecolgabaunbultodemateriaentregrisymarrón.Parecíaunratoncito muy pequeño, del tamaño de un dedal, muerto o moribundo. Cuando locontédurantelacena,papádijo:
—Calpurnia,loscardenalesnocomenratones:vivendevegetales.SamHouston,pásamelaspatatas,porfavor.
—Ya,bueno,yosólolodigo,papá—contestésinconvicción,yluegomeenfadéconmigomismapornodefenderloquehabíavistoconmispropiosojos.
Laideadequeloscardenalestuvieranunaconductatanantinaturalmerepelía:elpasosiguienteseríaelcanibalismo.Antesdeacostarmeesanoche,llenéenelestablouna lata de avena y la esparcí por el camino de grava. Apunté en mi cuaderno:«¿Cuántos cardenales habrá el año que viene si no tienen suficiente para comer?Acordarmedecontarlos».
Lo siguienteque escribí en la libreta fueque aquel verano teníamosdos clasesdiferentes de saltamontes. Teníamos esos pequeños y rápidos de siempre, de coloresmeraldaconmotitasnegras.Yhabíaotrosenormes,amarillobrillante,eldobledegrandesyaletargados, tangordosquedoblabanlahierbaalaterrizarenella.Nuncalos había visto antes. Interrogué a todos los de la casa, excepto al abuelo, paraaveriguar de dónde salían esos ejemplares amarillos tan raros, pero nadie supodecírmelo.Tampocolesinteresabalomásmínimo.
Como último recurso, hice acopio de coraje y fui al laboratorio demi abuelo.Apartéeltrozodearpilleraquehacíadepuertaymequedétemblandoenelumbral.Él,sorprendido,alzólavistadelamesaenlaqueestabavertiendounlíquidomarrónde aspecto horrible en distintos crisoles y probetas. No me invitó a entrar. Yotartamudeémi enigma sobre los saltamontesmientras élme observaba como si lecostaraubicarme.
—Oh—dijo,lacónico—,sospechoqueunachicalistacomotúlosabráresolver.Venacontármelocuandolohayashecho.
Apartólavistademíysepusoaescribirenunlibro.Yesofuetodo;asífuemiaudienciaconeldragón.Decidíquehabíaquedadoen
tablas:porunladonomehabíaescupidofuego,peroporelotronomehabíaayudadoen nada. A lo mejor le dio rabia que interrumpiera su trabajo, aunque me habíahabladoenuntonoeducado.TalvezsimehubieratraídoaHarryconmigo,elabuelomehabríahechomáscaso.Yosabíaenquéestabatrabajando:poralgúnmotivo,sele
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habíametidoenlacabezaencontrarlamaneradedestilarpacanasparahacerwhisky.Porlovisto,suteoríaeraque,sisepuedenhacerbuenoslicoresconelmaízcomúnylahumildepatata,¿porquénocon lamagníficapacana?YDiossabequenosotrosnadábamosenellas:teníamoshastaveinticuatrohectáreasdeesosárboles.
Regreséamicuartoymeditésobreelmisteriodelossaltamontes.Teníaunodelos verdes y pequeños en un tarro sobre el tocador, y lo observé para inspirarme.Habíasidoincapazdeatraparunoamarillo,apesardequeeranmuchomáslentos.
—¿Porquésoisdiferentes?—pregunté,peroélsenegóacontestarme.Alamañanasiguientemedespertó,comosiempre,uncorreteoenlaparedjuntoa
micama.Eraunazarigüeya,quevolvíaasuguaridaalahorahabitual.Pocodespués,oí los golpes y porrazos de las pesadas guillotinas cuando SanJuanna abrió lasventanasdelsalón,debajodemidormitorio.Mesentéenmialtacamadelatóny,derepente, se me ocurrió que los saltamontes amarillos tenían que ser una especiecompletamente nueva, separada y aparte de la de los verdes, y que yo, CalpurniaVirginiaTate,lahabíadescubierto.¿Yacasoeldescubridordeunanuevaespecienoleponíasunombre?¡Meibaahacerfamosa!Miapellidoseanunciaríaporelmundoentero, el gobernador me estrecharía la mano y la universidad me aseguraría undiploma.
Pero ¿qué hacía ahora? ¿Cómo reclamaba mis derechos en el mundo natural?Tenía una vaga idea de que debía escribirle a alguien para registrarmi hallazgo, aalgúnfuncionariodeWashington.
Habíaoídodiscusionesdurantelacenaentremiabueloynuestropastor,elseñorBarker, referentesal librodelseñorCharlesDarwinElorigende lasespeciesy losdinosauriosqueestabandesenterrandoenColorado,yloqueesosignificabaparaellibrodelGénesis.Hablabandecómolanaturalezadescartabaalosdébilesydejabaalosfuertesparaquesiguieranadelante.Nuestramaestra,laseñoritaHarbottle,habíahablado de Darwin muy por encima, con cara de desconcierto mientras lo hacía.Seguroqueunlibrocomoése,quetratabasobreelorigendelasespecies,mediríaquéhacer.Pero¿cómodiablosibaaecharlelamanoencimasiennuestrorincóndelmundoaúnestabaalrojovivolapolémicasobretalestemas?HastahabíaunafacciónactivadelaSociedaddelaTierraPlanaenSanAntonio.
Entoncesme acordé de queHarry tenía que ir aLockhart a por víveres con elcarromato largo. Lockhart era la sede del condado de Caldwell, y allí estaba labiblioteca. Allí se encontraban los libros. Sólo tenía que pedirle a Harry que mellevase,elúnicohermanoquenomenegabanada.
EnLockhart,despuésdehacernuestrosrecados,Harrymerodeóenunaesquinapara poder admirar la figura de las damas que pasaban exhibiendo los últimosmodelosadquiridosenlasombrerería.Yofarfulléalgunaexcusaymeescabullíporel
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patiodeljuzgado.Labibliotecaestabafrescayoscura;fuihastaelmostrador,dondelaancianabibliotecarialeentregabaunoslibrosaunseñorgordoconuntrajeblancodelino.Despuésllegómiturno,perojustoenesemomentoaparecióunajovenmadreconunniñopequeño;eranlaseñoraOgletreeysuhijoGeorgie,deseisaños.Georgieyyoteníamoslamismaprofesoradepianoysumadreconocíaalamía.Oh,no;loúltimoquequeríaerauntestigo.
—Buenastardes,Callie—dijoella—.¿Estáaquítumadre?—Estáencasa,señoraOgletree.Hola,Georgie.—Hola,Callie—contestóelniño—.¿Quéestáshaciendo?—Pues... miro libros. Pero vosotros ya tenéis los vuestros, pasad delante, por
favor.Retrocedíunpasoyleshiceunademánexageradoparaquepasaran.—Vaya,gracias,Callie—respondióella—.Quémodalestanencantadores.Selo
comentaréatumadrelapróximavezquelavea.Alcabodeunaeternidad,sefueron.Yonodejabademiraramialrededor,porsi
acaso aparecía alguien más. La bibliotecaria me frunció el ceño. Me acerqué almostradorymurmuré:
—Porfavor,señora,¿tieneunejemplardellibrodelseñorDarwin?Ellaseinclinóhaciamíydijo:—¿Elqué?—EllibrodelseñorDarwin.Yasabe,Elorigendelasespecies.Volvióafruncirelceñoyahuecóunamanodetrásdesuoreja:—Tienesquehablarmásalto.Lohice,convoztemblorosa.—EllibrodelseñorDarwin,porfavor.Meclavóunaagriamiradayrespondió:—Desdeluegoqueno.Jamástendríatalcosaenmibiblioteca.Hayunacopiaen
la biblioteca de Austin, pero habría que encargarla por correo. Son cincuentacentavos.¿Tienescincuentacentavos?
—No,señora.Noté que me estaba poniendo roja. Jamás en mi vida había tenido cincuenta
centavos.—Además —añadió—, necesitaría una carta de tu madre en la que te diera
permisoparaleereselibroenconcreto.¿Tienesunacartaasí?—No,señora—respondí,avergonzada.Empezaba a picarme el cuello, lo que anunciaba un brote de urticaria. La
bibliotecariaresopló.—Meloimaginaba.Yahora,tengolibrosqueordenar.Me entraron ganas de llorar de rabia y humillación, perome negaba a hacerlo
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delante de esa vieja bruja. Salí de la biblioteca echando humo y encontré aHarryholgazaneandofrentealcolmado.Memiróconcaradepreocupación.Yomerasquélasronchasquemehabíansalidoenelcuelloychillé:
—¡¿Dequésirveunabibliotecasinotedanunlibro?!Harryechóunvistazoalrededor.—¿Dequéestáshablando?—Haygentequenodeberíaserbibliotecaria—afirmé—.Quieroirmeacasa.Duranteellargo,cálidoysilenciosotrayectodevueltaenelcarromatoatiborrado
decosas,Harrymemiró:—¿Quétepasa,bicho?—Nada—lesolté.No,absolutamentenada,salvoquemeahogabanlarabiayelresentimiento,yno
estabadehumorparahablardeello.Porunavezmealegrédelaprivacidaddeesegorrotanhondoquemamámehacíallevarparaquenomesalieranpecasconelsol.
—¿Sabes loquehayenesacaja?—mepreguntóHarry—.¿Laque tienes justodetrás? —No me molesté en contestar. Ni lo sabía, ni me importaba. Odiaba eluniverso—.Unamáquinadeviento,paramamá.
Sisehubieratratadodecualquierotrodemishermanos,lehabríagruñido:«Noseasridículo.Esonoexiste».
—Deverdadquesí—insistióél—.Yaloverás.Alllegaracasasemehicieroninsoportableselbarulloylaagitacióndedescargar
elcarromatoymefuicorriendoalrío.Mequitégorro,delantalyvestido,ymetiréalagua,sembrandoelterrorentrelosrenacuajosylastortugasdellugar.Perfecto.Esabibliotecariamehabíaestropeadoeldíayyoestabadecididaahacerlomismoconelde alguien (o algo)más.Metí la cabeza debajo del agua y lancé un fuerte y largogrito, cuyo sonido borboteó enmis oídos. Salí a por aire y lo repetí.Y lo volví arepetirunavezmás,parahacerlascosasbien.Elaguafrescamecalmópocoapoco.Alfinyalcabo,¿quéeraunlibroparamí?Enelfondodabaigual.Algúndíaibaatenertodosloslibrosdelmundo,estantesyestantesllenos.Viviríaenunatorrehechade libros;mepasaría eldía leyendoycomiendomelocotones.Y si algúncaballeroconarmaduraseatrevíaaacercarseensublancocorcelyarogarmequelelanzaramitrenza,loacribillaríaconhuesosdemelocotónhastaquesemarchara.
Mepusedeespaldasycontempléaunaparejadegolondrinasquesobrevolabanelríodeunladoaotro.Peseamishorasdelibertad,elveranonomarchabacomohabíaprevisto.Anadieleinteresabanlaspreguntasqueanotabaenmicuaderno.Anadieleinteresabaayudarmeaobtenerlasrespuestas.Elcalorchupabalaenergíaatodosyatodo.Penséennuestraquerida,granyviejacasa,yenlotristequeestabaenmediodeesepastoamarilloyseco.Lahierbasolíasersuave,frescayverde,ydabaganasdequitarse las botas, correr descalzoy tumbarse en el suelo, pero ahora eradeun
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dorado brillante y chamuscado, y tan peligrosa para los pies como la paja o elrastrojo. La hierba amarilla hacía más complicado ver mi flamante especie desaltamontes: no los encontrabas hasta que prácticamente los estabas pisando.Entonces se alzaban silbando, volaban pesadamente unos metros mientras hacíantabletearlasalasydesaparecían.Costabaatraparlos,aunquefuerangordosylentos.Encambioalosdecoloresmeralda,máspequeñosyveloces,estabatiradocogerlos.Y es que eran demasiado fáciles de detectar. Los pájaros se los zampaban todo eltiempo,mientraslosamarillosseescondíanporahícercayseburlabandesusprimosmenosafortunados.
Entonces lo entendí: no había ninguna especie nueva, sino que todos eran elmismo tipodesaltamontes.Losquehabíannacidoalgomásamarillospodíanvivirmuchoentiemposdesequía,porquelospájarosnolosveíanenlahierbareseca.Alos verdes los pillaban las aves y no duraban lo bastante como para crecer. Sólosobrevivían los amarillos porque estaban en mejores condiciones de sobrevivir altórridoclima.ElseñorCharlesDarwinteníarazón,ylapruebaestabaenmipropiojardín.
Me quedé estupefacta en el agua, pensando en ello y observando el cielo, enbuscadealgúnfalloenmirazonamiento,dealgunagrietaenmiconclusión.Peronoencontréninguna.Asíquechapoteéhastalaorilla,mealcéagarrándomeaunashojasdealocasiaqueviamano,mesequéconeldelantal,mevestílomásrápidoquepudeycorríacasa.
Al llegar,encontréa toda la familiaapiñadaalrededordeunacajaabiertaenelrecibidor.Entrevirutasdemaderaasomabaunamáquinaachaparradademetalnegro,con cuatro palas delante y un depósito de vidrio detrás en el quemi padre echabaqueroseno.En el centro de las palas, un tachón redondo de bronce anunciaba, conletrasdefiligrana:MÁQUINASDEVIENTOCHICAGO.
Papádijo:—Atrás.Prendió una cerilla y encendió el cacharro. La habitación se llenó de un olor
mineralyunagranbocanadadeaire.Todosmishermanosgritaronconentusiasmo.Yotambién,aunqueporotromotivo.
La vida en casa fue un poco más fácil después de eso. Mamá se retiraba amediodíaconsumáquinadevientoytodasnuestrasvidasmejoraron,enespecialladepapá,alqueellainvitabaavecesaretirarseconella.
Tardéuna semana en superar los nervios de ir a ver otra vez al abuelo.Estabasentadoensulaboratorio,enundesvencijadosillónconelrellenosalidoyroídoporlosratones.Dije:
—Yaséporquélossaltamontesamarillossongrandesylospequeños,verdes.Le conté mi descubrimiento y cómo lo había resuelto. Me movía inquieta
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mientrasélmemirabayescuchabaensilencio.Alcabodeunrato,contestó:—¿Setehaocurridoatisola?¿Sinayuda?Le dije que sí y entonces le hablé de mi humillante viaje a la biblioteca de
Lockhart.Meobservóuninstanteconunaexpresiónextraña—talvezfuerasorpresao talvezconsternación—,comosiyofueseunaespeciea laquenuncahabíavistoantes.Dijo:
—Venconmigo.Nopronunció una palabramientras nos dirigíamos a la casa.Oh, cielos.Había
hecho algo inconcebible, y no una vez, sino dos: interrumpirle en su trabajo.¿Pensaba llevarme con mamá para una nueva lección sobre buenos modales?Mecondujoalabiblioteca,dondelosniñosnodebíamosentrar.Pensabadarmelalecciónélmismo.Alomejormereñíapormiabsurdateoría,oquizámedieraenlasmanosconunavara.Mi terroraumentó.¿Quiénmecreíayo,CallieVeeTatedeFentress,Texas,paraconsiderarsiquierasemejantesasuntos?Miraqueeratonta.
Apesardelmiedo,echéunbuenvistazoa lasala,puessabíaquenovolveríaatener la oportunidad de hacerlo. La biblioteca estaba poco iluminada, aun con laspesadascortinasdeterciopeloverdebotellaretiradasdelasdoblesventanasaltas.Alladodeunadeellashabíaunsillón inmensodecueroagrietadoyuncarretecomomesa,conuna lámparaencimapara leer.Había librosenelsuelo, juntoalsillón,yotroscolocadosenestantesaltoshechosconmaderadenuestraspacanasmalogradas(nopodíamosevitarlapresenciaconstantedelaspacanasennuestrasvidas).Elgranescritorioderobleestaballenodeenigmáticasrarezas:unhuevovaciadodeavestruzsobreunabasedemaderalabrada,unmicroscopiodentrodeunacajadepieldezapa,un diente de ballena tallado en forma demujer pechugona con un corsé tirando ainsuficiente... La Biblia familiar y un grueso diccionario con una lupa propiadescansabanunaal ladodelotro juntoaunálbumdefelparoja, llenodeapretadosretratosformalesdemisantepasados.Vaya.¿MeibaacaerelsermóndelaBibliaoeldenoestaralaalturademisancestros?Aguardémientrasélselopensaba.Observélas paredes, que estaban cubiertas de vitrinas con inquietantes insectos de palo ymariposasdemilcoloresbrillantes.Debajodecadaalegreejemplarhabíaunnombrecientíficoescritoconlaesmeradacaligrafíademiabuelo.Perdílacomposturaymeacerquéaecharunvistazo.
—El oso—dijo el abuelo. «¿Eh?», pensé yo—.Cuidado con el oso—repitió,justocuandotropecéconlabocaabiertayburlonadeunapieldeosonegroquehacíadealfombra.Conesapenumbra,suscolmilloserancomounatrampaparaincautos.
—Claro,eloso.Señor.El abuelo abrió la cadena de su reloj para sacar una llaveminúscula.Con ella
abrió un armario alto de vidrio repleto demás libros, aves disecadas, animales enbotellas y demás curiosidades. Me acerqué sigilosa para ver mejor tan irresistible
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exposición.Mimiradasecruzóconladeunarmadillodeforme,retorcido,combadoycon bultos, sin duda disecado por un aficionado inepto. ¿Por qué tenía eso?Yo lohabría hecho mejor. Al lado había una botella de vidrio grueso de 20 litros quecontenía el bichomás extraño que jamás había visto: unamasa gruesa y fofa conmúltiples brazos y dos grandes ojos fijos que el vidrio distorsionaba y hacía másenormes;nisalidodeunapesadilla.¿Quécuernossería?Meaproximémás.
Elabuelofueaporlapiladelibros.VielInfiernodeDantejuntoalaCienciadelglobodeairecaliente.HabíaunEstudiode la reproducciónde losmamíferosyunTratado sobre el di bujo del desnudo femenino. Eligió un volumen forrado desuntuoso tafilete verde con hermosos adornos dorados. Lo limpió con la manga,aunqueyonoviquetuvierapolvo.Conaireceremonioso,seinclinóymeloentregó.Lo miré:El origen de las especies. Ahí, en mi propia casa. Lo acogí con ambasmanos.Élsonrió.
Asícomenzómirelaciónconelabuelito.
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Capítulo2
Elcompásdelamañana
Lasleyesquerigenlaherenciasonmuypococonocidas;nadiesabeporqué[...]elniño,amenudo,remiteenciertosaspectosalabuelo[...].
Tres días después, bajé las escaleras en silencio y salí al porche delantero muytemprano,antesdequelaavalanchadiariademishermanosquebraralapazmatutina.Esparcíunpuñadodesemillasdegirasoltreintapasosmásalládelcaminodegravapara atraer a los pájaros; despuésme senté en las escaleras sobre un cojín viejo yraídoquehabíarescatadodeunbaúl.Hiceunalistaenmicuadernodepielrojadetodoloquesemovía.¿Noeraesoloquehacíanlosnaturalistas?
Una de las semillas de girasol saltó sobre las losas de pizarra del caminoprincipal. Qué raro. Tras una inspección, resultó ser un sapo diminuto, de mediocentímetrodelargo,quebrincabavigorosamentepersiguiendoaunciempiésfugitivo,el cual a su vez no era mayor que un trozo de hilo; ambos se afanaron comodesesperados hasta desaparecer en la hierba. Después, una tarántula, de tamaño yvellosidad asombrosos, surcó la grava a la caza de algo más pequeño o bienperseguidapor algomayor, nohabría sabidodecirlo.Medi cuenta de que existíanmillones de pequeños dramas desarrollándose sin cesar, aunque no tenían nada depequeños para el cazador y la presa que luchaban en la frontera entre la vida y lamuerte.Yo era una simpleholgazanaquepasabapor allí, pero ellos se jugaban susustento.
Entoncesuncolibrídoblóatodapastillaunaesquinadelacasaysesumergióenlatrompetadelliriomáscercano,mustioporelcalor.Alnoencontrarlodesuagrado,retrocedióbruscamentey exploróel siguiente.Yome senté aunoscuantosmetros,embelesada, lo bastante cerca para oír el furioso y grave zumbido de sus alas, tandesacordeconsuaspectodejoyaysuactituddesenvuelta.Despuésdedetenerseenelbordedeuna flor, sevolvióymevio.Planeóun segundoen el airey se abalanzósobremí.Mequedéquieta;sedetuvoadiezcentímetrosescasosdemirostroyallísequedó,lojuro.Sentílaminúscularáfagadevientodesusalascontramifrentey,enunactoreflejo,misojossecerraronconfuerzaporunimpulsopropio.Ojaláhubierasidocapazdemantenerlosabiertos,perofueunareacciónnaturalquenopudeevitar.En el instante de abrirlos, el pájaro voló; era del tamaño de una pacana. Si mehubieranmovido la rabia o la curiosidad—quién las podría distinguir—, lo habría
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aplastadoperfectamentedeunsimplemanotazo.UnavezviaÁyax,elmejorperrodepapá,meterseenunapeleaconuncolibríy
salirperdiendo.Elpájaroselelanzóenpicadoyloespantó,hastaqueélretrocedióhacia el porche con aspecto avergonzado. (Un perro puede tener aspectoavergonzado, ¿sabéis? Éste se puso a dar vueltas y a lamerse sus partes, signoevidentedequeunperrointentaocultarsusverdaderossentimientos.)
Seabriólapuertayelabuelitoaparecióenelporcheconunaantiguacarteradepielcolgadadelhombro,unaredparacazarmariposasenunamanoyunbastóndemaderaderotaenlaotra.
—Buenosdías,Calpurnia—dijo.Asíquesabíaminombre.—Buenosdías,abuelito.—¿Puedopreguntartequétienesahí?Mepuseenpiedeunsalto.—Esmicuadernocientífico—contesté,presuntuosa—.MelodioHarry.Apunto
todoloqueobservo.Mirelalistadeestamañana.«Observar» no era una palabra que usara mucho en mis conversaciones, pero
quería demostrarle que iba en serio. Él dejó la cartera en el suelo e hizo unosinteresantesruiditos.Sacósusanteojosymirómilista.Decía:
cardenales,machoyhembrauncolibríyotrospájaros(¿?)conejos,unoscuantosgatos,algunolagarto,verdeinsectos,variossaltamontesC.V.Tate,grandes-amarillosypequeños-verdes(quesondelamismaespecie)
Sesacólosanteojosydiounosgolpecitosenlapágina.—Unbuenprincipio—afirmó.—¿Principio?—dije,dolida—.Pensabaqueyaestaba.—¿Cuántosañostienes,Calpurnia?—Doce —contesté. Se me quedó mirando—. Once y tres cuartos solté.
Prácticamentedoce,deverdad.Apenassenotaladiferencia.—¿YcómotevaconelseñorDarwinabordodelBeagle?—Oh, esmaravilloso.Sí,maravilloso.Por supuesto, aúnno lo he leído entero.
Meestoytomandomitiempo.A decir verdad, había leído varias veces el primer capítulo y me parecía muy
complicado.Asíquehabíapasadodirectamentealapartesobre«selecciónnatural»,peromeseguíapeleandoconellenguaje.Elabuelitomemirómuyserio.
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—El señor Darwin no escribió para un público de once años y tres cuartos-prácticamente doce. Tal vez un día de éstos podríamos hablar de sus ideas. ¿Tepareceríabien?
—Sí—dije—.Sí,señor,sí.—Voyalríoarecogerespecímenes.Hoy,delordenOdonata,creo.Libélulas.¿Te
gustaríaacompañarme?—Sí,porfavor.—Nostendremosquellevartucuaderno.Abrió la cartera y dentro vi unos botes de vidrio y unaGuía de insectos, el
paquetedesualmuerzoyunfrascodeplataenminiatura.Metiómicuadernoymilápizallado.Yorecogílareddecazarmariposasymelacolguéencimadelhombro.
—¿Vamos?—dijo, ymeofreció subrazo comoun caballeroque llevara a unadamaacenar.Loenlacéconelmío,peroeramuchomásaltoqueyoytuvimosquebajarlasescalerasaempellones,asíquelesoltéelbrazoylecogílamano.Teníaunapalmacallosayseca,ylasuñasgruesasycurvadas,comounaformaciónmilagrosadecuernoypiel.Miabuelopareciósorprendidoy luegocontento,creo,aunquenoestabadeltodosegura.Encualquiercaso,sumanosecerrósobrelamía.
Anduvimos con mucho cuidado a través del campo salvaje hasta el río. Elabuelitoseparabadevezencuandoaobservarunahoja,unapiedraounmontóndetierra,cosasqueamínomeparecíannadadelotromundo.Lointeresanteeracómoseagachabasobreellasyescudriñabacadaobjetoantesdeextenderunamanolentaydeliberada.Eracuidadosocontodoloquetocaba:devolvíacadabichoallugardondelohabíaencontradoyvolvíaacolocarcadapiladetierraensusitio.Yomequedabaaguantandolareddemariposas,preparadayconganasdelanzarmesobrealgo.
—¿Sabes,Calpurnia,quelaclaseInsectaincluyealmayornúmerodeorganismosvivientesconocidosporelhombre?
—Abuelito, nadie me llama Calpurnia excepto mamá, y sólo cuando me hemetidoenunbuenlío.
—¿Yesoporqué?Esunnombreprecioso.LacuartaesposadePlinioel joven,con la que se casó por amor, se llamaba Calpurnia, y él nos dejó algunas de lasmejorescartasrománticasdetodoslostiempos.YluegoestáelárboldelaacaciadeNatal, del género Calpurnia, un útil laburno que sobre todo se encuentra en elcontinenteafricano.YlamujerdeJulioCésar,queShakespearemenciona.Ypodríacontinuar.
—Ah,esonolosabía.¿Porquénadiemehabía contadoesas cosas?Todosmishermanos salvoHarry
llevaban nombres de orgullosos héroes tejanos, muchos de los cuales se habíandejadolapielenelÁlamo.(AHarrylobautizaronasíporuntíoabuelosolterocondineroysinherederos;algotendríanqueverlasganasderecibirunaherencia.)Amí
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mehabíanpuestoelnombredelahermanamayordemimadre.Supongoquepodríahaber sido peor: sus hermanas pequeñas eran Agatha, Sophronia y Vonzetta. Dehecho, podría haber sido mucho peor, como la hija del gobernador Hogg, Ima.¡Caramba, ImaHogg![1] ¿Os lo imagináis?Me preguntaba si su gran belleza y suenormefortunabastabanparaprotegerladeunavidadetorturas.Alomejor,siteníasdinerosuficientenadiesereíadetinunca.Yyo,Calpurnia,quesiemprehabíaodiadomi nombre... ahora resultaba que era un nombre refinado, que eramúsica, que erapoesía. Que era... increíblemente irritante que nadie de mi familia se hubieramolestadoencontarmenadadeaquello.
Puesnada,queCalpurniaestababien.Seguimos adelante entre árboles y maleza. A pesar de su edad y de llevar
anteojos,elabuelitoteníaunavistamuchomásagudaquelamía.Dondeyosóloveíaunahojaconmohoypalossecos,élveíaescarabajoscamuflados,lagartosinmóvilesyarañasinvisibles.
—Mira ahí —me dijo—. Un Scarabaeidae, probablementeCotinus texana. Elescarabajoverde.Noeshabitualencontrarloduranteunasequía.Atrápaloenlared,concuidado,ya.
Dejécaerlaredyelbichoyaeramío.Élloextrajoylosostuvoenlamanoparaque lo examináramos juntos. Medía un par de centímetros y era de un verdeordinario;enapariencianoteníanadadeexcepcional.Perocuandoelabuelitolediolavuelta,viqueporlapartedeabajoeradeunverdeazuladolustrosoysorprendente,irisado y con toques violeta. Los colores cambiabanmientras el animal se retorcíadesesperado.Merecordóalbrochedecaracolademimadre,raroyprecioso.
—Québonito.—Estáemparentadoconelmismoescarabajoquelosantiguosegipciosadoraban
comosímbolodelsolmatinalylavidadespuésdelamuerte.Aveceslosllevabanamododejoyas.
—¿Enserio?Mepreguntécómoconseguíasqueunescarabajosetequedaraenelvestido.Me
imaginé clavándole un alfiler o quizá pegamento, pero ninguna de las dos cosasparecíamuybuenaidea.
—Toma—dijo,ymelotendió.Me lo puso en la palma, y me enorgullezco de decir que no parpadeé. El
escarabajomehacíacosquillasalcaminar.—¿Nosloquedamos,señor?—pregunté.—Yatengounoenmicoleccióndelabiblioteca.Aéstelopodemossoltar.Puselamanoenelsueloyelbicho,omejordicho,elCotinustexanasebajóyse
alejódespreocupado.—¿QuésabesdelMétodoCientífico,Calpurnia?
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Por el modo en que lo dijo, supe que eran palabras que se escribían conmayúscula.
—Pues...pocacosa.—¿Quéestásestudiandoenlaescuela?Porquevasalaescuela,¿no?—Por supuesto que voy. Aprendemos a leer, a escribir, aritmética y caligrafía.
Ah,yconducta.Amímepusieronunsuficienteenposturayuninsuficienteenelusodelpañueloyeldedal.Amamánolehizomuchailusión.
—Diossanto,espeordeloquecreía—exclamó.Aunquenolaentendí,fueunaafirmacióninteresante—.¿Ynohayciencia?¿Nifísica?
—Undíatuvimosbotánica.¿Quéesfísica?—¿NohasoídohablardesirIsaacNewton?¿OsirFrancisBacon?—No.Esenombre tan ridículomedio risa,peroalgoen la expresióndel abuelitome
decíaqueestábamostocandounasuntomuyserioyquesedecepcionaríasiyonomelotomabaasí.
—Ysupongoqueteenseñanqueelmundoesplanoyquehaydragonesquesezampan a los barcos que se caen por el borde.—Memiró fijamente—. Tenemosmuchascosasdequehablar.Sóloesperoquenoseademasiadotarde.Vamosabuscarunlugarparasentarnos.
Reanudamosnuestrocaminohaciaelríoyhallamossombrabajounhospitalarioárbolen lapartebajade laspacanas.Entoncesmecontóunascosas increíbles.Mecontómanerasdellegaralaverdaddecualquiertema,nosólosentándoteapensarenellocomoAristóteles(unseñorgriego,listoperoconfundido),sinosaliendoamirarcon tus propios ojos; me habló de hacer hipótesis e idear experimentos, y decomprobarlascosasmediantelaobservaciónyllegaraunaconclusión.Ydeverificarluegolafuerzadetuconclusiónunayotravez.MehablódelanavajadeOccam,dePtomoleo y la música de las esferas, y de que todo el mundo llevaba siglosequivocado sobre el Sol y los planetas. Me habló de Linneo y su sistema paranombrar a todos los seres vivos de la naturaleza, y de que él seguía ese sistemasiemprequeleponíanombreaunanuevaespecie.MehablódeCopérnicoyKeplerydeporqué lamanzanadeNewtonsecaíahaciaabajoynohaciaarriba.Deque laLuna siempre sigue un círculo alrededor de la Tierra. De la diferencia entrerazonamiento deductivo e inductivo y de cómo el señor del nombre peculiar, sirFrancisBacon,dioenelclavo.ElabuelitomecontóquehabíaviajadoaWashingtonen1888paraunirseaunanuevaorganizacióndecaballerosqueseautodenominabanNational Geographic Society. Se organizaron en un grupo para llenar los puntosvacíosdelglobo,ysacaralpaísdellodazaldesupersticiónypensamientoatrasadoenquesequedóatrapadotraslaGuerradeSecesión.Todoerannovedadesvertiginosassobreunmundomuyalejadodelospañuelosylosdedales,quemefuereveladocon
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pacienciabajounárbolentreabejasamodorradasymarchitasfloressilvestres.Pasaronlashorasyelsolsefuemoviendoalláenloalto(o,paraserexactos,lo
hicimos nosotros aquí abajo, rotando despacio desde el día hacia la noche).Compartimosungruesosándwichdequesoconcebolla,ungran trozodepasteldepacanayunacantimploradeagua.Luegoéltomóunpardesorbosdesupetacadeplatayechamosunasiesta,mientraslosinsectoszumbabanylassombrasmoteadassedesplazabananuestroalrededor.
Cuandonosdespertamos,mojamoslospañuelosenelríopararefrescarnosynospusimosencaminoapasodetortugasiguiendolaorilla.Respetandolasinstruccionesque me daba, atrapé algunos bichos raros que trepaban, volaban o nadaban y losexaminamos a todos, pero sólo se quedó un insecto y lo metió en un tarro deconservasconagujerosenlatapa,quereconocídenuestracocina.(Violanoparabadequejarseamamádequeledesaparecíanlostarros,ymamáechabalaculpaamishermanos,que,porprimeravezenlahistoria,resultabaqueeraninocentes.)Eltarrollevabaunapequeñaetiquetadepapelpegada.Escribíconlápizlafechaylahoraderecogidatalcomomemandó,peronosupequéponersobrelalocalización.
—Piensaendóndeestamos—meaconsejóelabuelito—.¿Losabríasdescribirdeunamaneraconcisa,paravolveraencontrarestesitiosituvierasquehacerlo?
Miréelángulodelsolatravésdelosárbolesypenséenelratoquellevábamosandando.
—¿Puedo ponermedio kilómetro al oeste de la casa Tate, cerca del roble conformadehorca?
Sí,eracorrecto.Seguimosadelanteyencontramosunodelossenderoshabitualesde los ciervos, salpicadode excrementos.Nos sentamosy aguardamos en silencio.Una cierva de cola blanca apareció sin hacer ningún ruido; casi podía extender lamanoytocarla.¿Cómounacriaturatangrandepodíasertansilenciosamoviéndoseen el crujiente sotobosque? Volvió su largo cuello ymemiró directamente, y porprimera vez vi toda la inocencia de unamirada. Sus profundos ojos castaños eranenormes, y su expresión, suave y tierna. Sus grandes orejas se agitaban en todasdirecciones,independienteslaunadelaotra.Cuandolesdiounrayodeluzdelsol,sevolvierondeunrosaluminosodebidoalasangrequecorríaporellas.Mepareciólacriatura más preciosa que había visto, hasta que, segundos después, su cervatillomoteado se dejó ver. Oh, ese cervatillo me llegó al corazón, con su dulce rostroconvexo, sus patas absurdamente frágiles y su pelaje todavía difuso. Deseéestrecharloenmisbrazosyprotegerlodeuninevitablefuturodecoyotes,hambreycazadores.¿Cómoeracapazlagentededispararleaunabellezacomoésa?Entonceselcervatillohizoalgomilagroso:plególaspatasdelanteras,despuéslastraserasysetumbóenelsuelo...¡dondedesapareció!Lasmanchasblancasrepartidasporsulomomarrónsecamuflabantanbienenlaluzmoteadaqueencuestióndeunsegundoya
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sóloseveíaelsotobosque.El abuelito y yo nos quedamos inmóviles cinco minutos largos y luego, con
cuidado, recogimos nuestras cosas y nos fuimos. Seguimos el río hasta que lassombrassealargaron;entoncescruzamosenarcolamalezarumboacasa.Durantelavuelta,éldivisóelobjetomásdelicadodelmundosalvaje:unnidodecolibrí,frágilytejidocondestreza,máspequeñoqueunahuevera.
—¡Qué suerte tan extraordinaria!—exclamó el abuelito—. Acuérdate de esto,Calpurnia.Puedequenovuelvasaverotroentodatuvida.
Aquel nido era una construcción intrincadísima, como algo fabricado por lashadasdemiscuentosinfantiles.Estuveapuntodedecirloenvozalta,peromedetuveatiempo:losmiembrosdelacomunidadcientíficanodecíanesascosas.
—¿Cómopodemosllevárnosloacasa?—pregunté.Medabamiedotocarlo.—De momento lo meteremos en un tarro. En la biblioteca tengo una caja de
vidrio del tamaño adecuado. Puedes exponerlo en tu habitación. Sería una penaesconderloenuncajón.
La biblioteca era hasta tal punto territorio del abuelito, que nimis padres ibanmuchoporallí.SanJuannateníapermisoparaquitarelpolvounavezcadatresmeses.El abuelito solía cerrarla con llave, pero lo que no sabía era que, en las pocasocasionesenquenohabíaadultosporallí,avecesmishermanossealzabanunosaotros para mirar por el montante. Hubo un día que el segundo por arriba, SamHouston, pudo echar un largo vistazo al libro de fotos de campos de batalla deMathewBradyynosdescribiósinalientoaloscaballosmasacradosqueyacíanenelbarroyalosmuertosdescalzosconlamiradavacíayfijaenelcielo.
Llegamosacasahacialascincodelatarde.JimBowieyÁyaxsalieroncorriendoasaludarnosencuantonosvieronporelcaminodegrava.
—Tehasmetidoenunlío,Callie—resoplóJ.B.—.Mamáestáhechaunafuria.—Ignoróalabuelito—.Dicequetehassaltadolasprácticasdepianodehoy.
Eracierto.Habíamosreanudadolasclasesysupequetendríaquerecuperaresasprácticas,ademásdemediahoraadicionalcomocastigo.Eranlasnormas,peronomeimportó:eldíahabíavalidolapena.Habríavalidomilhorasextradepiano.
Entramosencasayelabuelitoguardóelnidodecolibríenunacajitadevidrioymelodio.Despuésdeentretenermeunmomentoenlabiblioteca,dejéalabueloyfuiadefendermicasoantemamá,perofueenvano.
Melasarregléparaconcentrarmicastigodepianoantesdelacenaytoquéconelcorazónligeroyconespíritubriosoyseguro,aunqueestémaldecirlo.Esanochemeacosté agotada y llena de júbilo, con el nido de colibrí en su bonita caja sobre eltocador,juntoamishorquillasycintasparaelpelo.
Unasemanadespués,ésteeraelaspectodemilistamatutina:
6.15,claroydespejado,vientosdelsur
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8conejos(7comunesy1tipoliebre)1mofeta(joven,conpintadeperdida)1zarigüeya(muescaenlaorejaizquierda)5gatos(3nuestros,2salvajes)1serpiente(delasdehierba,inofensiva)1lagarto(verde,delmismocolordelashojasdeliriodedía,muydifícildever)2halconesdecolaroja1zopilote3sapos2colibríes(¿Trufas?)Odonata,HymenopterayArachnidaevariadosynocontados
Seloenseñéalabuelito,queasintióparadarsuaprobación.Esasombrosoloqueunopuedevercuandosesientaamirar.
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Capítulo3
Guerrasdezarigüeyas
Semillas delmismo fruto y crías de lamisma camada pueden diferir considerablementeentre ellas, aunque crías y padres [...] hayan sido expuestos aparentemente a unascondicionesdevidaexactas.
Las guerras de zarigüeyas habían empezado otra vez y éstas se pasaban el ratoenzarzándoseenelporchedeatrás—siesqueaunaguerradepasividadeinacciónse le puede llamar enzarzarse, claro—. Esto me ofreció un excelente campo deestudio, pues cada noche la batalla tenía lugar exactamente así: una zarigüeyacorpulentaygrisáceasurgíadedebajodelacasaenbuscadesudesayunonocturnode sobras de la cocina o lo que fuera. Inevitablemente la sorprendía un gato deexteriorquepatrullabaporelporchecomopartedesusdominios.Gatoyzarigüeyasequedabanmirandoconunosojosgrandesyredondosdemutuasorpresa,yentoncesla zarigüeya gruñía y se pegaba al suelo. Permanecía así, inmóvil y tiesa, con unamuecaenlabocaquedejabaalavistasusdientesdeagujafina.Manteníalosojosylosbigotespetrificados.Parecíarealmentequesehicieralamuerta.
Elgato,siempreatónitoanteestaexhibicióncomosilavieraporprimeravez,laobservabamaravillado.Seacercabaalcadáverconcautelay,vacilando,olisqueabaelsueloa sualrededor.Entoncesadoptabaesa formadehogazapropiade losgatosycontemplabaasuenemigovencidocongransatisfacciónfelina,unavezcumplidasumisión.Alcabodeunratoseaburríaysealejabahacialapuertadelacocina,conlaesperanzadegorronearlealgunalimosnaaViola.Elcadáveryacíatalcualotroscincominutosyentonces,sinpreviaceremonianiaviso,selevantabatambaleándoseysealejabacomosinadaenbuscadesupropiacomida.
Estaescenasucediónochetrasnochedurantetodoelverano.Niloscontendientesniyonoscansábamosdeella.Quésatisfacciónverunaguerrasinsangreenquecadaparteestabaigualdeconvencidadesupropiotriunfo.
Cadamañana,lazarigüeyaregresabaalascincoenpunto.Volvíaametersepordebajo de la casa y subía por dentro de la pared que había junto a mi cama. Sucorreteomedespertabacon lafiabilidaddeundespertador:eramizarigüeyade lascincoenpunto.Nolehabléanadiedeellaporque,dehaberlosabidomamá,habríamandadoaAlberto,elmaridodeSanJuanna,arellenarelagujerodedebajodelacasayponerunatrampa.Peroyonolamentabaquelacasadelazarigüeyaestuvieraenlanuestra.(Preguntaparaelcuaderno:¿cómosabelazarigüeyalahoraexacta?)
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Lepreguntéalabuelitoporestetema.Dijo,muyserio:—Alomejorllevaunrelojenelbolsillo,comoelconejodeAlicia.—Sí,claro—contestéyointentandonosonreír,sinconseguirlo.Loapuntéenmi
cuadernoparaacordarmedeexplicárseloaLula,mimejoramiga.
Unatarde,mientraselabuelitoseafanabaconsufórmulaparahacerlicorconlaspacanas,mesentéenuntaburetealtoasuladoyloobservétrabajar.Deltechodelasviejas dependencias de esclavos había colgado a diferentes alturas cerca de unadocena de lámparas de queroseno, así que había que vigilar con la cabeza. Laslámparas llenaban el pequeño espacio de una luz amarilla y danzarina.Amamá leaterrabaqueaquelloseincendiara,yledecíaaAlbertoquedejarasiempreuncubogrande de arena húmeda del río en cada esquina. Las ventanas no tenían cristales,sólotrozosdesacodeestopacolgadosenunfútilintentopormanteneralosinsectosfuera.Eraelparaísodelaspolillas.
El abuelito llevaba años trabajando en la formadedestilar pacanas en licor.Elexperimentoensínomeinteresaba,peroconélnuncameaburría,pueshablábamosmientrastrabajaba.Yoleibapasandocosasyleafilabaloslápices,queélguardabaenunviejotazónagrietado.
Tendía a tararear alegres fragmentos de Vivaldi si el trabajo marchaba bien;cuandono lo iba tanto, siseaba suavementebajoelmatorralde subigote.Elegíunmomentoenquetarareabaenclavemayorparapreguntar:
—Abuelito,¿siemprehasidonaturalista?—¿Estoquéera?—dijo.Sostuvounvasoconunlíquidoturbioymarrónbajola
luzcalienteyondulante,ysepusolosanteojosparamirareldensosedimentoqueseinstalabaenelfondocomoelfangoderío—.Oh,no.Nosiempre.
—¿Suabueloeranaturalista,señor?—continué.—Nolosé—respondió—.Nopuedodecirqueleconociera:muriócuandoyoera
un crío.—Tomóun sorbodel líquidoopacoypusouna cara rara.Destilar, sorber,hacer muecas; después solía maldecir. Éste era el patrón—. Diablos, esta cosa esrepugnante—comentó.
Porlovisto,nohabíahechoningúnprogreso.—¿Quéedadteníacuandoélmurió?—quisesaber.—Unos cinco años, diría yo. —Y entonces, adelantándose a mi siguiente
pregunta,dijo—:MuriódelasheridasquesufrióenunabatallacontraloscomanchesenlosterritoriosdeOklahoma.
—¿Yqué,leinteresabalaciencia?—No,queyosepa.Comerciabaconpielesdecastorygamuza,peronocreoque
tuvieraningúnotro interésapartedelpuramentecomercial.Fíltrameesto,¿quieres?Luegoloponesenunadeesasbotellasyloetiquetasconlafechadehoy.Puedeque
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mejoreconel,tiempo;seguroqueyanopuedeponersepeor.Lecogíelvasodeprecipitadosypasésucontenidoatravésdeuntamizdegasaa
unabotella vacía delLydiaPinkhamdemamá.Aveces gastabaunmontónde eseconcentrado,enespecialcuandomishermanoslecrispabanlosnervios(queeragranpartedeltiempo).Lepuseeltapónalabotellaylamarquéconunlápizdegrasaroja:1DE JULIODE 1899. La coloqué en un estante junto a susmuchas compañerasfallidas.
—Entonces¿cómollegóainteresarseporlaciencia,señor?—lepregunté.Dejóloqueestabahaciendoypareciómirarporlaventana,aunqueyosabíaque
denochenosepuedevera travésde laarpillera, sólohaciadentro.Alcabodeunbuenrato,dijo:
—Ocurrióenelcrepúsculo.1865.Lorecuerdocomosifueseayer.Enrealidad,lorecuerdomejorqueeldíadeayer.Lavejezesalgoterrible,Calpurnia.—Memiróyañadió—:Nodejesqueteocurraati.
—No,señor—contesté—.Noloharé.—Yoeraeloficialalmandodeunatropadechicosreclutadosalafuerzaportodo
Texas. Eran buenos jinetes: todos ellos habían crecido a lomos de un caballo.Pensaronqueiríanacaballería,peroresultaquelosdestinaronainfantería,apasarseeldíamarchando.¡Diosmío,cómosequejaronalenterarse!Seguroquenuncahasoído unas blasfemias tan creativas. Despreciaban el hecho de caminar, así queimagínate marchar. Pero, a pesar de sus protestas, eran los chicos más duros quehayasvisto.
»El sol se estaba poniendo. Era abril en el río Sabine y habíamosmontado uncampamentosinfuego.Nuestroexploradoryaregresabayyoalcéelbrazoenelairepara hacerle una seña en silencio cuando pasó algo increíble: algo iba volando y,¡zas!,chocócontramimano.Conelsusto,lacerréconfuerzaalrededordeesacosaymesorprendiónotarunpelajecálidoaltacto.Eraunmurciélagojoven,muypequeñoyaturdidoporelgolpe.
—No—soltéaire—.No.—Sí—dijoelabuelito—.Yoestabacasitanaturdidocomoelpobreanimal.—¿Yquéhizo?—Nosquedamosmirandounosminutos.Teníaunamiradainteligenteyamabley
unpelajedelicado.Parecíaunzorroenminiatura.Lasalaserancorreosas,sí,peronofríasnirepulsivas;másbieneransuavesyfinas,comounguantedeniñocalentadoporlamanodeunadama.
Mepreguntéquéharíayosiunmurciélagochocaraconmimano.Seguramente,gritar y soltarlo; igual hasta me desmayaría. Reflexioné al respecto. Nome habíadesmayadoenmivida,peromeparecióquesonabaaunaexperienciainteresante.
—Loenvolvíconelúltimopañueloquemequedabaymeloguardédentrodela
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camisaparamantenerloencalor.Élnoprotestóanteningunadeestasatenciones.Melollevéamitienday,antesdeprepararmeparametermeenlacama,losaquédesuenvoltorio,lopusebocabajoytoquéconsuspiesuntrozodecuerdaquehabíaatadodentrodelatiendaparasecarlaropa.Aunqueaúnnoparecíadeltodoconscientedesuentorno,suspiesseagarraronalcordel,supongoqueporunprimitivoactoreflejo;se plegó de una forma singular y se quedó ahí colgado como si estuviera en lanaturaleza:unbultocompacto,sorprendentementepequeñoyagradabledever.
»Dejélapuertadelatiendaabierta.Enalgúnmomentodelalargayfríanoche,desperté con el aire agitándose a mi alrededor, por así decirlo (no sé describirlomejor),pueselmurciélagovolabaentornoamicabezaydespuéssalióalanoche.Ledeseébuenasuerte.
Alescucharalabuelitotuveunaextrañasensación.Nosupesiaplaudirollorar.—Peroahínoacabalahistoria—continuó—.Pásameesetrozodetubodegoma,
porfavor.Medespertéantesdelamanecer.Comonoteníamosfuego,miayudantemetrajounajofainadeaguafríaparamiaseodelamañana.Yamehabíavestidoymedisponíaadejarlatiendacuandoelaireronroneóamialrededor.Eramiamigo,queestabadevueltayveníaainstalarseenlacuerdadelacolada.
—¿Volvió?—grité.—Elmismomurciélago—dijo—,oesodebosuponer.Unmurciélagoseparece
muchoaotroparaunojohumanopocoinstruido.Sequedóahícolgado,memiróconplacidezyseechóadormir.Merefieroaélenmasculinopero,porsupuesto,noteníaningunabaserealparacreerqueloera.Resultaquesaberelsexodeunmurciélagojovennoesdemasiadodifícil,peroporentoncesyonolosabía.
—¿Seloquedó?—quisesaber—.¿Seloquedó?—Durmióenmitiendacomoinvitadodurantetodoeldía.—Elabuelitosonrió,
iluminado por la titilante luz amarilla de las lámparas, sumido en un recuerdodelicioso.Peroentoncessurostrocambió—.Nuncaolvidaréesedía.Losfederalessenosecharonencimahorasdespuésdelaaurora,ylostuvimosahíhastalapuestadesol.Sehabíantraídounpardecañonesynosestuvieronmachacandohastaqueyanopudimosoírelruidoniverelhumo.Lasbalassecobraronunaltoprecio.Estábamosrodeados.
»Me pasé todo el día de un lado a otro del frente, exhortando a los chicos ydándolestodoslosánimosquepodía.Primeroenviéauno,yluegoaotro,allevarleunmensajealcomandanteDuncan,ríoabajo.Novolvíaverlosaningunodelosdos.—Se frotó la sien—. Cada vez que recorría el frente no podía evitar mirar en latienda.Mepreocupabaelmurciélago,yaves.Mepreocupabaqueseasustaraconelruido y el humo y se precipitara hacia el fuego cruzado. Para entonces ya eramimurciélago,¿entiendes?
Asentí.Loentendía.
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—Elhumode lapólvora llenóelairehasta taparel sol.Noveíascincometrosmásalládetupropiamano.
»Al anochecer, el ataque cedió, supongo que para que los federales pudierancenaralgo.Mischicossequedaronensusagujerosycomieronpan.Losqueteníanlápizypapelescribieronsusúltimascartasasusfamiliasymelasconfiaron,ymerogaronqueselashicierallegarsisobrevivían.Muchosmeestrecharonlamanoymedijeron adiós, y me pidieron que rezara por sus almas y por las familias que lesesperabanencasa.Perounchicoanalfabetomesiguióderegresoamitiendaymepidióqueescribierasucartaporél.Abrílapuertacongranaprensión,convencidodequemimurciélagosehabríaidoasustado.
Contuveelalientoypermanecícomounaestatua.—Peroahíestaba.Dormidísimo.Alparecernosehabíamovidodesuposición
bocaabajoentodoeldía.Nosésielchicosepercatódelpequeñobultomarrónquecolgabadelcordel,peronohizoningúncomentario:suspensamientosestabanlejosdeallí,consufamilia.
»Escribí para él una carta a sumadre y hermanas en Elgin. Les pedía que nollorasenporéldemasiadotiempoyqueseasegurasenderecogerelmaízparajunio.Me contó que no quedaba ningún hombre con ellas, y no creía que pudieranarreglárselassinél.Alhablardelasituacióndesufamilia,selesaltaronlaslágrimas.Nopensabaparanadaensímismo.Lecogílamanoyleprometíqueharíatodoloposibleporqueestuvieranbien.Élmeabrazóymellamócapitán.Mediolasgracias,ydijoquehabíaaliviadosumenteyqueyapodíamorir tranquilo.Entoncessefueparavolverasulugarenlalíneadelfrente.
Elabuelitosesacósugranpañueloblancodelbolsilloysesecólafrente.—Miré a mi murciélago —dijo—. Acerqué mi silla y lo estudié a pocos
centímetrosdedistancia.Eraperfectoentodoslossentidos.Perfecto.Debiódesentirmi presencia, porque abrió los ojos y parpadeó. Estaba extremadamente sereno: elruidoylasvibracionesdelexteriornoparecíanmolestarleenabsoluto.Estirólasalasuninstanteybostezó,yentoncessereplegóysedurmióotravez.Yonoqueríasalirnuncadeesatienda.
»Pero el fuego se reanudó.Me quedé allí, estudiando al animal, hasta quememandaronabuscar.Noqueríair.
Losdosguardamossilencio.Luegolepregunté:—¿Murió?—Elabuelitomemiró—.Esechico.EldeElgin.—No.Noaqueldía.—Alcabodeunmomento,continuó—:Unabalaledioenla
rodilla. Yacía en un campo demuertos ymoribundos que gritaban pidiendo agua,llamando a sumadre o suplicando el perdón.Nosotros oímos sus horribles gritos,cadavezmásdébiles,hastalamitaddelanoche,cuandofueseguroasomarsefueraytraerlos a rastras. Nuestro cirujano le operó durante horas mientras nosotros le
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sujetábamosvelasdesebo.Siunsoldadonoestabamalherido,teníaqueesperar.Siunoloestabademasiado,lodejabanaunladoyledabanunacantimplorayunoodosgranosdemorfinayelconsueloquepudieraobtenerdelcapellán.Losqueteníanlosbrazoso laspiernasdestrozados requeríanunaamputaciónurgente antesdeque sedesangraran,odequeaparecieranlagangrenaoelpus.
»Entonces,alsalirelsol,letocóelturnoalchicodeElgin.Estabalastimosamentedébil.Losubimosalamesa:estaballenadesangrecaliente.Yoledielcloroformo.Cuando le puse el embudo en la cara, me miró a los ojos, sonrió y dijo: "No sepreocupepormí,capitán.Estoybien".
»Después tiré de su pierna todo lo que pudemientras el cirujano serraba y lecubríalaheridaconsupropiacarne.Depronto,mequedéconlapiernaenlosbrazosypermanecíasí,sosteniéndolacomosifueraunbebé.Essorprendenteloquellegaapesar la pierna de un hombre, ¿sabes? Ahí me quedé, aguantándola. No queríaarrojarlaalapilacontodaslasdemás,peroalfinalesloquehice.
—Sesalvó—dije—.¿Verdad?Alcabodeunrato,elabuelitorespondió:—Nosedespertó.—Fijólavistalargoratoenunrincónycontinuó—:Dosdías
después, supimos que la guerra había terminado. Nos dijeron que nos fuéramos acasa,quecogiéramostodaslasprovisionesyelequipoquepudiéramoscargar,peroquedabamuy poca cosa. Un puñado de cartuchos, un par de latas de alubias, unamantamohosa...nohabríamáspensiónqueeso.Sabíaquepodíahacermemuchísimafaltalatienda,peromimurciélagoseguíaahíyyonosabíasidejarloollevármelo.FinalmentefuialatiendadelcirujanoyrobélaYellowJackdesubaúl.¿SabesquéeslaYellowJack?
—No,señor—murmuré.—Eslabanderaqueindicafiebreamarilla:unaseñalparaquenadieseacerque.
Lafiebreamarillasellevabaaregimientosenteros,quizátantocomoelfuegodelosfederales.Atélabanderaamitiendaconuncordóndepiel.Luegorajéeltechoparahacerunagujero; así,mimurciélagoestaría a salvoy tranquiloporun tiempo.Nopodíahacermás.
»Cuandomedespedídeél,meabrumabalapena.Encambio,anteshabíatocadoelcuerposinvidadelchicodeElginynosentínadaalarrojarleaunazanjacontodoslos demás. No sentí nada cuando prendimos fuego a esa pila de miembrosheterogéneos.
»TardédieciochodíasenllegaraElgin.Lesdilanoticiaasumadreyhermanasenelsalón.Lesdijequeelmuchachohabíamuertocomounhéroe;nomencionéquealfinyalcabosumuertenosirvióparanada.Medijeronquesesentíanhonradaspormivisita.Mequedé tresmesesconellaspararecogerelmaízyquemarchara todobien. Le conté por carta a tu abuela que tardaría en llegar a casa, y creo que ella
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nuncameperdonóquenovolvieradirectamente.Pero recogimos elmaízhaciendoturnosconlamula,inclusolahermanamásjoven.
Miabuelomemiróconsorpresa.—Caray,sieradelamismaedadquetú.Mevidetrásdelamulacomonuestrospeonesdelcampo.Eranhombresadultos,
debrazosgruesosymanos inmensasyagrietadas;segúnlaestación, ibancubiertosdepolvogrisodebarronegro.Nomelopodíaimaginar.
—Nodeberíacontartetodoesto.—Sesecóelrostro,yparecíatanviejoquemeasusté—.Eresdemasiadojovenparaoírlo.
Melevantéymeapoyéenél,yélmerodeóconsubrazo.Permanecimosasíunminuto.Despuésmebesóenlafrente.Alcabodeunrato,dijo:
—¿Dóndeestábamos?Ah,sí.Tráemeesefiltro,¿quieres?Lepaséelfiltroyseguimostrabajando,yasinhablar.
Pensé en unos cuantos vejestorios, unos veteranos de guerra, que siempre sesentaban en la galería frente a la limpiadora de algodón, escupiendo tabaco yaburriendoatodoelmundoconlasmismashistoriasquellevabandécadascontando.Susnietoshabíandejadodeescucharleshacíaaños.Yopasabacadadíapordelantedeellos.
Polillasfrenéticasdedistintos tamañoschocabanconnosotrosantesde lanzarsecontralaslámparasunayotravez.Hubounapeludaqueseenredóconmiflequilloymehizounascosquillasinsoportables.Melaarranquédelpelo,apartélacortinadearpillera y la lancé a la noche. Pero ella voló otra vez a mi cara con rapidez yentusiasmo,comoatrapadaporunaráfagadeviento.Suspiré.SialgohabíaaprendidoesquenopuedesganarcuandoteenfrentasalaclaseInsecta,ordenLepidoptera.
Miabueloyyotendríamosquehacerunestudioalrespecto.
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Capítulo4
Viola
Podemos concluir [...] que cualquier cambio en la proporción numérica de algúnhabitante,independientementedelcambiodelclimamismo,afectarágravementeamuchosotros.
Simehubierafijadounpoco,habríanotadoqueViolamemirabararosiemprequemeibapor lapuertadeatrásal laboratoriodelabuelito.Viola llevabaconnosotrosdesdesiempre—desdeantesinclusodequenacieraHarry—,tocandolacampanillade atrás para llamar a la mesa a los que trabajaban fuera y golpeando luego unpequeñogongdebronce(queamamáleparecíamáseleganteparaelinterior)alospiesdelaescalera,parallamaralosqueestábamosarriba,ennuestrashabitaciones.A mamá le hubiera gustado que también utilizara el gong afuera, pero como mishermanos y yo corríamos de la limpiadora al río, no lo habríamos oído.Y se nosesperabapuntualesparalacena,limpiosycepilladosoloquehicierafalta.
NuncameparéapensardedóndesalíaViola;simplementesiemprehabíaestadoallí,dandopuñetazosaunamasa,pelandomanzanas,preparandoasadosenormeseninviernoyfriendomontañasdepolloenverano.Nadie,nisiquieramamá,semetíaensuterritorio:lacocina.Entreunacomidayotrapodíasencontrarlainspeccionandolasgallinas,loscerdosolahuerta,averquéhabríaenelpróximomenú,osentadaalamesadelacocinaconunatazadesportilladadecaféallado,descansandoantesdelasiguientecomidagigantesca.
Debíadetenercuarentaytantos;eraguapayenjuta,ysiemprellevabaunvestidoteñidoamanoyundelantallargo,conelpelorecogidoenunpañuelolimpio.Aunqueeradelgada,teníaunafuerzasorprendentecuandoteagarrabadelbrazoparaobligartea hacerle caso. Vivía ella sola en las viejas dependencias de esclavos pasado ellaboratoriodel abuelito, que, aunque antaño acogieronaunadocenadepersonasomás, eran del tamaño ideal para una sola. En algúnmomento habían instalado unsencillosuelodetablonesencimadeldetierrabatida.Disponíadeunaestufadeleñaparaelinviernoydeunlavamanosdezincconsupropiabomba.
Lapiel deViola no eramás oscura que lamía al final del verano, aunque ellaprocurabanoponersealsol,mientrasqueamínomeimportaba.Sóloteníauncuartodesangrenegra,peroesolaconvertíaenlomismoquesilofuesedeltodo.SupongoqueenAustinhubierapodido«colar»,peroeraunasuntoterriblementearriesgado.Silo hacía y la desenmascaraban, podían caerle unos azotes, la cárcel o algo incluso
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peor.UnamujerconunaoctavapartedenegraquesehabíacoladoenBastropsecasócon un granjero blanco que era un mal tipo. Tres años después, él descubrió sucertificadodenacimientoenunbaúly lamatócon lahorca.Pasódiezmesesen lacárceldelcondado.
Violaymimadre teníanunabuena relación,yyonuncaviningunaarroganciaentreellas.Piensoquemamáapreciabarealmentelabarbaridadqueeracocinartresvecesaldíaparatantohombrehambrientoysabíaqueelbarcodenuestrafamiliasehundiríasinsusservicios.Lapuertaoscilanteentrelacocinayelcomedorsedejabaabierta excepto cuando teníamos invitados a cenar.Al pasar, te hacías una idea decómo iba lacomidasiguiente—yelhumordeViola—por lacantidadde ruidodecacharros.
En ocasiones se sentaban las dos en la cocina a decidir comidas y repasar lascuentasdelhogar.Mamáseasegurabadeque,ademásdesusueldosemanal,Violatuviera unas bonitas telas nuevas de algodón en verano y de franela en invierno.TambiéncompartíaconellaejemplaresdelaRevistaparamujeresy,aunqueViolanosabíaleer,disfrutabahojeándolosycomentandolaescandalosaúltimamodadeParís.Ensucumpleañosrecibíaundólardeplata;enNavidad,leregalabanrapé.Violanolo tomaba a menudo, pero necesitaba una dosis generosa antes de preparar sumagníficopasteldemerenguedelimón,unamaravilladetartaconcremadelimónyaltísimasclarasdehuevomontadas, a lasquedabavidacon sucucharademaderadurantediezangustiososminutosdeunejercicioqueladejabajadeandoyexhausta.Cadavezquelaveíasacarelrapé,medecía:
—Esunacostumbreasquerosa,niña.Silacoges,temueloapalos.Eralaúnicavezquemeamenazaba,yengeneralnosllevábamosbastantebien,
peronotantocomoHarryyella.Harrysiemprehabíasidosuojitoderecho,elmásguapoyencantadorydetodo.
SuotracompañíapreferidaeraIdabelle, laúnicagatadeinterior,cuyarondadeguardiaincluíalacocina,ladespensayellavadero,ycuyamisióneramanteneralosratoneslejosdeltarrodeharina.Violalaadoraba,cosabastanterara,yaqueaduraspenas tolerabaa losdemásgatos—losdeexterior—,a losqueavecesechabadelporcheconlaescoba.Idabelleeraatigradaygorda;erabuenaensutrabajoy,apesardequeteníasupropiacestaenunrincónjuntoa laestufa,avecessubíaalpisodearriba, se dormía en tu almohada y se enroscaba alrededor de tu cabeza como unsombrero peludo y ronroneante. En invierno era estupendo, pero en verano erainaguantable. En verano la echábamos de la casa un montón de veces, para gransatisfaccióndelosgatosdeexterior.
A los perros de exterior se les acostumbraba a ver despatarrados en el porchedelanteroobien encerrados junto al establo, dependede lo pesadosque estuvieranesedíadeterminado.Áyax, su líder, siempreagradablementeagotadode lavida, se
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pasabalosdíasdormitandoenelporche;devezencuandoabandonabasusueñoparamordisquearse una pulga, pero se volvía a desplomar con un hondo suspiro defelicidad.Amímegustabapensarquesoñabaconpatosypalomas,alaesperadelatemporadadecaza,cuandopasaríaa laacciónytrabajaríadurounpardesemanas,comoelperroqueera.
Áyaxteníaotromotivoparaestarcontentoconsusuerte:detodoslosperros,erael único de interior. Los demás, Homero, Héroe y Zeus, eran estrictamente deexterior.Todoslosabían,peroesonolesimpedíaapiñarseemocionadosenlapuertaprincipalcadavezqueéstaseabría,cadapuñeteravez,pesealhechodequenuncajamáslesdejábamosentrar.Estomegustabaespecialmentedelosperros:queapesardetodaunavidadenegativas,nuncaperdíanlaesperanza.
NocabedudadequelosperrosdeexteriorpensabanqueÁyaxllevabaunavidadeperrito falderomimadounavez traspasadoelmágicoumbral.Noentendíanquelas infrecuentesocasionesenque lo juzgábamos lobastante limpio, secoy libredepulgas como para entrar en casa, lo obligábamos a quedarse en un rincón delrecibidoryleprohibíamosentrarenelsalónosubiralpisodearriba.Aunasí,existíaunaclarajerarquíabasadaenestehospedaje,yéltratabaconprepotenciaalosdemás.Todoslosperroseranpacíficosytolerantes(sino,papánoloshabríatenidoporallí),y mis hermanos pequeños se les podían subir encima siempre que nos les tirasendemasiado fuerte de las orejas. Cuando eso ocurría, ellos, los perros, escurrían elbulto tímidamente y se escabullían debajo del porche. A veces se acercaban ahusmear por el laboratorio, y aunque el abuelito parecía tenerles cariño, nunca lesdejabaentrar.Bienpensado,aloshumanostampocolesdejaba,exceptoamí.
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Capítulo5
Destilaciones
Hemos visto que sin duda el hombre puede utilizar la selección para obtener grandesresultados[...].Perolaselecciónnatural[...]esunapotenciaincesantementelistaparalaaccióneinmensamentesuperioralospobresesfuerzosdelhombre,comolasobrasdelanaturalezalosonalasdelarte.
Unanochequefuiallaboratoriodelabuelito,meencontréconqueacababadehaceralgún tipodeprogresoconsu licor.Sostuvounpequeñovialacontraluzy lomiróconairereflexivo.
—Calpurnia —dijo—, creo que quizá tengamos algo que se aproxime a lobebible.Fíjatequenoestoydiciendoqueestébueno,sóloqueyanoesnauseabundo.Estootro—abarcóconungesto las filasdebotellitas tapadas—sólo sirve,queyosepa,parafregarsuelossuciosdebarcazas.Elnuevonoesexactamentebueno,aúnno,pero...
—¿Porquéesmejor?—quisesaber.—He filtrado la cuarta destilación a través de una mezcla de carbón vegetal,
cáscarasdehuevoydepacanaypososdecafé.Creoqueloguardaréunatemporadaenroble,averquépasa.
Puesto que ninguna otra tanda había sido seleccionada para ese tipo deconservación,setratabadeungranpaso.Lovertióenunpequeñobarrilderobledeltamañodeunahogazadepan.
—Perdona—dijo,volviéndosehaciamí—,nohecaídoenofrecerteunpoco.¿Teimportaprobarloydecirmequéteparece?
Me entregó una medida pequeñísima, unas gotas de nada, y lo olisqueé concautela. Olía mucho a pacanas —eso me tranquilizó— y un poco a algo tipoqueroseno —eso no—. Creo que se había olvidado de que yo sólo teníaprácticamentedoceaños.
—Serámásfácilsi te tapas lanarizy te lobebesdeuntrago—meaconsejóelabuelito.
Mepellizquélanarizymeechéaquellogaznateabajo.Osdiréunacosa:silollamanaguardiente,esporalgo.Estalléenelpeorataque
de tos delmundomientras esa pócimamequemaba la garganta.Me sentí como sisufriera una combustión espontánea. Creo que estuve a punto de caerme al suelo,aunqueenrealidadnomeacuerdo,porquetosíamuyfuerte.Símeacuerdodequeel
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abuelitomesentóenelbrazodesusillayestuvovariosminutosdándomegolpesenlaespalda,hastaquepudevolverarespirar.Memiróconsternadomientrasmitossereducía a algún estallido ocasional y, por último, a un doloroso hipo que casi medisloca.Meescudriñó.
—¿Estásbien?Supongoqueaúntienesqueaprenderaaguantarlabebida.Toma—dijo,ysesacóuncaramelodementadelbolsillodelchaleco—,estoteharásentirmejor.
Asentí, hipé y chupé el caramelo con fruición, mientras las lágrimas corríanincontrolablespormirostroyminariz.
—VayaporDios—exclamó.Sesacóunenormepañueloblancodelbolsilloymelopusoenlanariz—.Sopla.
Emitíunos sonidos roncosymeencontréunpocomejor.Mesirvióunvasodeagua de la garrafa que tenía siempre a mano para quitarse el mal sabor de susexperimentos.
—Yaestá,yaestá.—Mediounaspalmadasenlaespalda—.Enfin, tendréqueapuntar mis observaciones en el registro. Y tú, como colaboradora mía, tambiénpodríasanotaralgoenestedíamemorable.
Acercóunalámparay,mientrasescribíaenellibrodecuentas,suplumadeacerochirrió sobre el papel. El libro rebosaba de minucias sobre sus muchas tandasfracasadas.Despuésmepasólapluma.
—Toma,apuntafechayhoraytusobservacionesenestacolumna,yluegofirmadebajo.
En clase de caligrafía del colegio, acabábamos de ascender del lápiz a la tintahacíamuy poco.Me preocupaba hacer un borrón, pero no escribí demasiadomal,teniendoencuentamirecientetrauma:
Tandanº437:21deJuliode1899HasalidomuybienCalpurniaVirginiaTate
Elabuelitoobservómicomentario.Yohipé.—Calpurnia —dijo, mirándome—, como científica debes ser veraz con tus
observaciones.Ymevolvióaentregarlapluma.Escribíenlalíneasiguiente:
Provocaunpocodetos
Noerauncomentarioinspiradoniinspirador,loreconozco.Enrealidadcasimemuero,peronopodíaescribireso.Elabuelitogiróellibroparaleerloysonrió.
—Ya lo creo—afirmó—, y es culpamía.Creo que lomejor será no contarles
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nadadeestoaMargaretyAlfred.Pordesgracia,ellosnoentiendenlosprincipiosdelainvestigacióncientífica,nilossacrificiosqueunodebeestardispuestoahacer.
Lomiréboquiabierta.¿Decírseloamispadres?¿Estabaloco?Antesmebeberíatodaunagarrafadeesacosa.EntoncesoímosaViolatocarlacampanaenlapuertadeatrás:erahoradelavarseparairacenar.Yoestabaunpocomareada.Soltéotrohipoynosmiramoselunoalotro.
—Toma—dijo—,serámejorquetecomasotrocaramelo.Fuimosalacasaymelasarregléparalavarmelasmanosyponermeundelantal
limpiosinquelonotaran.Entramosenelcomedor.Papáleretirólasillaamamáytodosnossentamos.SanJuannavinoyesperójuntoalaparadorparaservir.Mipadrecomenzólaplegariaytodosagachamoslacabeza.
—Dios,tedamoslasgraciaspor...—¡Hip!Fueunosuave,ytalvezhabríapasadodesapercibidodenoserporlosidiotasde
mishermanos.TravisyLamarsusurraronyseagitaron,yJimBowiemelanzóunamiradaporencimadelacúpulaqueformabansusmanos.Mamálosfulminóconlavistayellossecalmaron.
—Porlosdonesdetucosechayporestosalimentos,que...—¡Hip!Mishermanosserieroncondisimulo.—Calpurnia,chicos,yabasta—siseómimadre.—Losiento,mamá—respondíconunhilodevoz.Supequeotroestabanaciendoenlomáshondodemíyquenopodíahacernada
alrespecto,peroaunasí,contuveelalientoymeresistícontodasmisfuerzas.—QuenosdanelvigordelagraciadeNuestroSeñor...Porfinsalió,yestavezeragigante.—¡Hip!Oh,mishermanosreventaronderisa.Elabuelitomirabaeltechocongraninterés.—¡Portodoslossantos!—exclamómipadre,quenoentendíanada.Mamáarrojósuservilletasobrelamesa.—¡Yaestábien!—gritó—.¿Sepuedesaberquétepasa?¿Esquetehascriadoen
un establo? Vete a tu habitación ahoramismo. Y los demás, controlaos o saldréisdetrásdeella.Nuncahabíavistouncomportamientosemejantedurantelabendicióndelamesa.¡Yenmipropiafamilia!
Quiseexplicarquenopodíaevitarlo,quenolohacíaapropósito,peroesohabríasignificadorevelarelsecretoqueteníamoselabuelitoyyo,ypreferíaquemepartieraunrayoacontarlo.Cuandomelevantédelamesa,elabuelitoescudriñólaarañayseatusóelbigoteconeldedoíndice.Pasépordetrásdelasillademamá,quedijo:
—¿Quéeseseolor?
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—Menta—farfullésindetenerme.Mesentíararayconunasganasrepentinasdeecharunsueñecito.Mientrassubía
lasescaleraspudeoíramipadreempezarlaplegariaotravezdesdecero.Meencerréenmihabitaciónytrepéamialtacamadelatón.
Debídedormirme,porquemedespertétiempodespuésconmipropioronquido.Elsolsehabíapuestoyseoíaamishermanosmenorespreparándoseparalacama,porloquecalculéqueseríanlasochooasí.Lagargantamequemabaunpocomenos.Mesentéymedi cuentadequememoríadehambre.Mequedabaunahorahastatenerqueacostarme.¿Llegaríaa ladespensa sinquemevieramamá?Seríadifícil.Nome importaba tanto queme viera alguno de los chicos: no creía que fueran achivarse. Sabían que si me echaban una mano con esto luego podrían cobrárselocuandolonecesitaran.
Unasuavellamadaalapuertainterrumpiómireflexión.¿EramamáqueveníaareñirmeoHarryqueveníaarescatarme?Ningunodelosdos.EraTravis,eldediezaños,conunadesusnuevascríasdegatoenbrazos,todasbautizadasconnombresdepistoleros,bandidosydemásmaleantes.
—Mira—murmurómientrasmeponía lapeludacriaturaen lasmanos—, tehetraídoaJesseJames.Eselmejor.Teharácompañía.
A continuación se largó pasillo abajo, para que no lo pillaran hablando con laprisioneracondenada.
Almenos,JesseJameseraunconsuelo.Melollevédevueltaa lacama,donderonroneó debajo de mi barbilla y me amasó el hombro. Justo cuando me quedédormida,volvieronallamar.Estavezeraelabuelito,conaspectosolemne.Sequedóenelumbral,sosteniendounpardegruesoslibros.
—Unpocodelecturaparatuexilio—dijo.—Gracias—respondí,ycerrélapuertacuandoélsefuehaciasuhabitación.¿Porquémetraíalibrosenunmomentocomoése?Estabademasiadohambrienta
yenfadadaparaleer,aunqueelprimero,Grandesesperanzas,parecíaprometedor.Elsegundo,Principiosdelaeconomíaagrariasureña,notanto.Perolonotéextrañoalsostenerlo en mis manos. Y es que no era un libro, sino una caja de maderaastutamente tallada y pintada para parecer un volumen encuadernado en piel. Quéraro.Latoqueteéunpocoyencontréelcierreabierto.Dentrohabíauntrozodepapeldeparafinaqueenvolvíaungrueso sándwichde terneraasada.Cogíel sándwichyGrandesesperanzasymemetíenlacamaconunaextremasensacióndelujo.Ahhh.Cama,libro,gatitoysándwich.Realmente,todoloqueunanecesitaenlavida.
Mediahoradespués,papállamóalapuertaypreguntóenvozbaja:—¿Callie?QueríaquemedejaranenpazconPip,asíquemetíellibrodebajodelassábanas
juntoconJesseJames,quemaullóamododeprotesta.Mevolvíhacialaparedyme
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hiceladormida.Papáentró.Tuvelaextrañasensacióndequequeríadecirmealgo,talvezalgoimportante.Alcabodeunmomentosefue,nosinantesapagarmilámparadeunsoplo,loquemeirritóamásnopoder,puesHarryeraelúnicoquepodíatenercerillas en la habitación. Así que no me quedó otra que dormir. Además, al díasiguiente tenía clase de piano, y siempre era una buena opción ir descansada y enbuenaformaparanoprovocaralaseñoritaBrown.
Medediquéapensarenmidíamientrasmedormía.Aúnteníaunaquemazónenla garganta, perome llenaba de satisfacción pensar que, entre tantos hermanos, yohabía sido la primera en beber licor, o esome parecía.Más tarde descubrí que eltónico de mi madre, el concentrado vegetal de Lydia Pinkham, tenía casi veintegrados.
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Capítulo6
Clasesdemúsica
Cuestamuchotenersiempreencuentaqueelincrementodecadaservivoescontroladodeformaconstanteporagentesimperceptiblesycontrariosaél[...]
El verano avanzaba y yo encontraba mis remansos de frescor en el río y en lapenumbra del laboratorio del abuelito.Mi cuaderno progresaba a buen ritmo, concada página llena de preguntas y alguna que otra respuesta e ilustracionesrudimentariasdedistintasplantasyanimales.Pero,apesardemiapremianteynuevaactividad,nomelibrabadelasclasesdemúsica.
Laprofesoradepiano,laseñoritaBrown,parecíaunpaloflacoyseco,peroeracapazdeagitarsureglaconmuchobríocuandocreíaquenadiemiraba.Avecesmegolpeaba losnudillos tanfuertequemismanosrebotabanen las teclasyunacordefeoydisonanteestallabaenlahabitación.Mepreguntosiamimadre,sentadaconsucostureroalotroladodelapuertacorredera,leextrañabanesosruidosespantosos.Noséporqué,nolehablabadelosataquesdelaseñoritaBrown.Supongoqueteníalasensación de que algo vergonzoso pormi parte—no sé el qué— daba pie a esosatentadospedagógicos.YesverdadquelaseñoritaBrownnomeagredíaalazar:suviolenciasedesbordabacuandoyomeperdíaenlamarañadenotasquellevabatodaunasemanaatravesandosinequivocarme(porsupuesto,queesareglamerondaranoayudabademasiado.)Eralapeordelascobardes:mehervíalasangreperonuncaleconténadaanadie.¿YporquéHarryyyoéramoslosúnicosquedebíamossufriresadetestableimposicióncultural?Misotroshermanosestabanlibres.
Aprendí a tocar a Stephen Foster para papá y a Vivaldi para el abuelito, quetambiénteníadebilidadporMozart.Sesentabaenelsalón,avecesleyendoyotrascon los ojos cerrados, durante el tiempo que yo tocara. Mamá era aficionada aChopin.YlaseñoritaBrown,alasescalas.
MásadelantefueelragtimedeScottJoplin,queaprendíparamímisma.Amamále ponía los pelos de punta, pero me daba igual. Era el mejor músico que mishermanosyyohabíamosoídonunca,conunasfantásticascascadasdeacordesyunritmo irregular y electrizante que hacía que el público se levantara y se pusiera abailar.TodosmishermanosveníancorriendocuandoyoempezabaconlosprimeroscompasesdeElragdelahojadearce.Dabanbandazoscomolocosportodoelsalónymamá temíapor las pinturasde la pared.Más tarde tuvimosungramófonoyyo
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tambiénpudebailar.Amis hermanospequeños les encantabamanejar el aparatoysuplicabanunturno,perohabíaquetenercuidado:eranunpeligroconlamanivela.La melodía favorita de Jim Bowie era Una gatita al teclado. Cogía de cualquiermaneraaunodelosatribuladosgatos,loponíaencimadelasteclasyloatraíaconuntrozode jamónparaqueanduviesearribayabajo. J.B.pensabaqueeraunabromagraciosísima. Supongo que sí, si tienes cinco años. Cómo no, hacía quemamá sesubieraporlasparedes(yyotambién,aunquenuncaloadmitiría),loquedesdeluegosesumabaalplacerdeJ.B.MamáteníaquerecurriramenudoaunpardecucharadasdesuLydiaPinkham.SulRosslepreguntóunavezsiyotambiéntendríaquetomarlocuando fuese una señora, y ella replicómisteriosamente: «Espero queCallie no lonecesite».
Viola cantaba en contralto Que no vuelvan los malos tiempos conmigo en lacocina,perosenegabaaescucharaScottJoplin.
—Esmúsicaparasalvajes—señalabacondesdén,cosaquemedejabaperpleja.
LlegóelmomentodequelaseñoritaBrownpresentaraasusalumnosdepianoenun recital que se celebraba cada año en la Sala de los Héroes Confederados deLockhart.Porprimeravezmeconsiderólobastantetalentosacomoparaincluirmeenelprograma.Adecir verdad, el hechoesqueyanopude escaparmeotro añomás.Harryhabíaactuadoseisañosseguidosydecíaqueestabachupado:sóloteníasqueevitarmirarhacialaslucesdegasdelsuelo,porquepodíancegarteytepodíascaerdelescenario.Aparte,teníaquememorizarunapieza.LaseñoritaBrownmediounaescocesadeBeethoven,cuyosacordes,curiosamente,noeranmuydistintosdelosdeJoplin.Oh,conquéfuriaseagitabaesaregla.«¡Muñecasabajo,dedosarriba,tempo,tempo, tempo!» ¡Crac!Me aprendí esa pieza en un tiempo récord, y pronto ya laestaba tocandoensueños.Niquedecir tieneque lleguéaodiarla.Mimejoramiga,LulaGates, tuvoquememorizaruna el doblede larga, pero ella tocabadiezvecesmejorqueyo.
Mamámehizounvestidonuevoparalagrancita,decolorblancoconencajeyvariascapasdeunasenaguastiesasquepicaban.Noerauncorsé,perodecididamentecontabacomootraformadetortura.Mequejésinpararymerasquéferozmentelaspiernas. También estrené un par de botas de piel de color crema pálido. Tardabassiglosenabrocharloscorchetes,perounavezpuestasquedabanmuybieny,aunquenolodije,megustaron.
LaseñoritaBrownmeenseñóahaceruna reverencia, sosteniéndomeelvestidohacialosladosydoblandolasrodillas.
—No, no —decía—, no te agarres la falda como una palurda. Haz como situvierasalas,comounángel.Así.Yahorateagachas.¡Despacio!Notetires,criatura,quenoeresunapiedra.
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Me hacía practicar varias veces hasta quedarse satisfecha. Luego tuvimos quelidiarconeltemademipelo.Mamáhabíaacabadonotandoqueparecíatenerlomáscortode loesperado,pero le expliquéqueduranteelverano semehabíaenredadotantoconesoshorriblesabrojosdepinchos,quemehabíatenidoquecortarlosnudosydespuésquitar unpocomáspara igualarlo todo.Mamáentornó los ojos al oírlo,peronodijonada.PidióayudaaViolayjuntassepasaronunahoralargacepillandoyretorciendoyparlamentandocomosiyonisiquieraestuvierapresente.Nosabíaquesepudieradedicartantotiempoaunpeinado.Porsupuesto,nopodíaprotestarmuchoporquetodassabíamosqueaquelloeramicastigoporhabermehechounestropicio;además,noquedabaotra.
Entoncesme embadurnaron con la loción capilar Peabody, que producía «rizoslustrosos garantizados», y me mandaron al sol a cocerme una hora más con esarepugnante grasade color azufre en la cabeza. «¿Esto—pensé—es lo quehandesoportarlasseñoras?»
Lo único que lo hizo soportable fue que el abuelito se apiadó de mi estadolastimosoymetrajounodesuslibros,FlorayfaunafascinantesdelasAntípodas.Eldibujo del canguro mostraba a una cría asomando de la bolsa. (Pregunta para elcuaderno:¿porquélaspersonasnotienenbolsas?Seríaunabuenaformadeguardaralbebéamano.TratédeimaginarmeamamáconJ.B.enunabolsa.Respuesta:Nocabríamosdebajodesucorsé.)Meentraronunasganaslocasdeveruncanguro.Yunornitorrinco,unmamíferodeaspectoestrafalario,entre...oh,nosé,unanutriayunpato.PuestoquehabíatenidolasuertedeverunhipopótamoenuncircoambulanteenAustin,alomejormisdeseosnoerantandescabellados.Evaluémisposibilidadesyabriguécierto resquiciodeesperanzaenmicorazónahísentadaalsol,apestandocomounacerillagigante.
Porúltimomepusieronenlabañeradeasientoymeecharoncubosdeaguaporturnos.Despuésmerestregaronlacabezaymeataronelpeloentirabuzonescontirasde algodón,queme sobresalíanpor todaspartes comounvendajepuesto conmuypocamaña.Parecíaunaheridadeguerraydesprendíaoloraazufre.Eracomounaaparicióndelinfierno.
ElpobreJimBowieseechóalloraralverme,ytuvequesubírmeloalregazoyconvencerlodequenoestabamortalmenteherida.SulRossmellamóespantapájaroshastaquelopilléymesentéencimadeél.Lamarsereía,yhastaHarrysonrió.Esanochenodormíbienconmisbultosdetrapo.Porlamañanamedespertéaletargadaydemalhumor.MamádecidióquenoteníasentidorematarmipeinadoantesdellegaraLockhart,porloquesufríunahumillaciónmás:ladetenerqueponermeunenormesombrero arrugado encima de las tiras de algodón durante todo el camino en elcarromato.Micabezaeragigantesca.Parecíadeforme;parecía elhermanodeLulaGates,elbuenodeToddyGates,queeradeficientementalyteníaaguaenelcerebro.
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(Preguntasparaelcuaderno:¿dedóndeveníaelaguadelcerebrodeToddy?¿Acasola señora Gates bebió mucho mientras lo llevaba dentro?) Recé por que no nosencontráramos a nadie conocido, pero después me sentí culpable por apartar laatencióndeDiosdelascosasseriasporloquesóloeraunacuestióndevanidad,alfinyalcabo.ReconozcoquemefuiponiendonerviosaamedidaquenosacercábamosaLockhart,peroHarrynodejabadedecirmequeerapancomido.
Llegamos al lugar y, antes de que los caballos se hubieran detenido, salté delcarromatoycorríalapuertadeatrásparanoatraeraunamultitud.MamáyViolamesiguieronconuncestollenodehorquillas,cintasypinzas.Meaparcaronenunbancoysepusieronmanosalaobra,retirándomelostraposdelpelo.Habíaotraschicasquesufrían elmismo tipo de torturas, así que no era tanmalo comome había temido.Incluso la señora Ogletree estaba acicalando al pequeño Georgie, al que habíaembutido en un traje de terciopelo verde tipo El pequeño lord. Éste se agitabaexcitadoensubanco,y sus tirabuzonescomosalchichas rebotabanensucuellodebatista.
Lulaestabatemblandoyapretabauncubodelatóncontrasupechoyparecíaquefuera a ponerse mala en cualquier momento. Las gemelas exactas Hazel y HannaDaunceyerandosinteresanteseidénticassombrasdecolorverdegrisáceo.Lavisióndeunaangustiatanevidenteenlosdemásmereanimó.LaseñoritaBrownentróconun nuevo y poco favorecedor vestido verde y dio unas palmadas para reclamarnuestraatención:
—¡Niñosymadres!Attention,s'il—vous—plaît.Al instante se hizo un silencio absoluto.Nadie decía ni pío y no se oía ni una
mosca, ni siquiera del agobiado Georgie. Me di cuenta de que la señorita Brownresultabatanamenazadoraparalosdemásalumnoscomosiemprelohabíasidoparamí. «Jo—pensé—, seguro que nos pega a todos. Puede que aHarry no, pero sí atodoslosdemás.Asíquenosoylaúnica.Bien.»
—Dentrodediezminutosformaréisunafila—ordenólaseñoritaBrown—,delmáspequeñoalmayor,ymeseguiréisparaentrarenelauditoriodemaneraordenada,repito, ordenada. Entonces os sentaréis en la fila de sillas del fondo del escenariohastaqueosllegueelturnodetocar.Nadadehablar.Yosestaréisquietos.Ysobretodo, no quiero empujones. ¿Está claro? —Todos asentimos en silencio—. Y noolvidéis inclinaros o hacer una reverencia después de vuestra pieza.Diezminutos,madres.
Diomediavueltaysalió,proyectandolacoladelvestidohaciaatrásconungestoestudiado.ViolaYmamá volvieron a echárseme encima con ganas, azotándome ysacudiéndomeelpeloconcepillosypinzas.Porfindieronunpasoatrásparaadmirarsuobra.
—Fíjate—dijomamá—.Estáspreciosa.Notehabríareconocido.Mira.—Medio
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unespejo.Yotampocomehabríareconocido,conesaestructuratanelaboradaapiladasobre
micabeza.Encimadelafrentesealzabaunempinadoprecipiciodecabelloqueluegodescendíaenunaintrincadacomposicióndecimapuntiaguda,todoelloconcentradoencimadepontones triplesdecabelloa lo largodecadasien;por lapartedeatrás,una cascada de rizos gordos formaba una estela espalda abajo. Remataba talmagnificenciaelmayor lazodesaténrosadelmundo.MamáyViolaparecíanmuycontentas.Nosemolestaronenpedirmemiopinión,asíquenotuvequedecirquemeparecía...horripilante.
—¿Vesquéguapaestás?—dijomamá.Mellevélamanoalpelo.—Nolotoques—ordenóViola—.Niseteocurra.Recogió todos los útiles mientras mamá entablaba conversación con la señora
Gates.YomeacerquéaLulaconsigiloymurmuré:—Eh,Lula,¿estásbien?Ellamemiróconsusenormesojoscoloravellanayasintió,peronopudohablar.
Notéconenvidiaquehabíaescapadodeunaintervencióncapilarradical:sucabellopálido,deunrubioplateado, lecaíapor laespaldaendoscuidadas trenzas. Intentésacarladesuestadodepánico.Lediungolpecitoconelcodoylesusurré:
—Lula,miraquéhanhechoconmipelo.Quéhorror,¿no?Comoteníaloslabiossellados,respondióconunarespiraciónlargayvibrantea
travésdelanariz.Mediolasensacióndequeselehabíaolvidadocómohablar.—Lo harás muy bien, Lula—continué—. Has tocado esa pieza un millón de
veces. Respira hondo un pocomás. Y si no funciona, bueno, siempre te queda tucubo.
Miré alrededor.Harry estabadepie frente al espejodeuna esquina, echándosepomadadelavandaydividiéndoseelpelominuciosamenteconunpeine,unayotravez.Nunca antes le había visto preocuparse tanto por su aspecto.Al ser elmayor,tocaría el último, pero tendría que sentarse en el escenario y sufrirnos a todos losdemáshastaqueletocara.
La señorita Brown regresó y nuestras madres nos hicieron unas advertenciasfinalesantesdeirsecorriendo.MisúltimasinstruccionesmelasmurmuróViola:
—Notetoqueselpelo.Lodigomuyenserio.Hicimosunafilaensilencio.Nadiehablabaniempujabaytodosnosestábamos
quietos.Harryme guiñó el ojo desde la cola. Lula temblaba delante demí, de lastrenzasalosdedosdelospies.
—Lula —dijo la señorita Brown—, tienes que dejar ese cubo. —Lula no semovió—.Calpurnia,cógeselo.
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LediunapalmadaaLulaenelhombroydije:—Dámelo,Lula.Yaeslahora.Seme quedómirando con cara de súplica.Acabé por arrancarlo de susmanos
sudorosas.LaseñoritaBrowndijo:—Niños, hoy tenéis que mostrar vuestro mejor porte. Barbillas arriba, pechos
fuera.Abrió la puerta lateral del auditorio ymarchamos tras ella hacia lo que sonaba
como una fuerte lluvia sobre un techo de hojalata. Eran aplausos, y Lula seestremeciócomouncervatilloasustado.Porunmomentopenséqueecharíaacorrer.Hiceunrápidoycomplejocálculomentaldehastaquépuntopodíanculparmeamísiseiba,perolapobreLulaaguantóypermanecióenlafila.
EntoncesvialaseñoritaBrownflotarmajestuosamentehaciaarribaencabezadefila.¿Porqué?¿Cómo?¿Quéestabaocurriendo?Tardéunsegundoenrecordarquehabía una docenamás omenos de escalones para acceder al escenario, y ella losestabasubiendo.
¡Escalones!Mehabíaolvidadodequeloshabía.Cientosycientosdeellos.Loshabíavistoantes,peronoeranpartedemiprácticamental;noloshabíaensayadoconelojodemimente.Lostobillosmetemblaronymeentrófríoycaloralavez.Lulasealzódelantedemísinproblemaaparente.Laseguíaterradaynosécómologréllegararribasincaermedebruces,yentoncesmedetuvejustoatiempoparafijarmeenlosfocosdeslumbrantesqueseñalabanelbordedelprecipicio.Fuimosanuestrassillasylosaplausosamainaroncomounatormentapasajera.
La señorita Brown se acercó al borde del escenario e hizo una reverencia alpúblico.Diounpequeñodiscursosobrelomagníficodelaocasión,sobrelosavancesquehacía laculturaenelcondadodeCaldwell,oh, sí,ydecómo lasmentesy losdedosmásjóvenessebeneficiabandelconocimientodelosgrandescompositores,ydijoqueesperabaquelospadresvalorasensudurotrabajoparaenseñarlesasushijosaapreciarlascosasmásrefinadasdelavida,puestoquetodavíavivíamos,alfinyalcabo,casienel filodelSalvajeOeste.Se sentóentremásaplausosyentoncesnoslevantamos, uno por uno, en distintos estados de absurda confianza o de terrorparalizante.
No es necesario explicaron lo que pasó. Fue una masacre. No es necesarioexplicaronqueGeorgiesecayódeespaldasdelabanquetadelpianoantesdetocarunasolanotaysumadretuvoquellevárseloenbrazosmientrasélberreaba.OqueLula tocó de forma impecable y se empezó a encontrarmal en el instante en queacabó.Oque aHazelDauncey le resbaló el pie del pedal en elmortal silencio deantes de empezar, con lo que el auditorio se llenó de un profundo y retumbantesprrroiiinnnnggg.OqueHarry tocóbienperosindejardemiraraunadeterminadapartedelpúblicosinningúnmotivo,queyosupiera.Oqueyotoquécomounrelojde
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cuerdacondedosdemaderaymeolvidédehacerlareverenciahastaquelaseñoritaBrownmesiseó.
Recuerdopocomássobreaqueldía.Melasapañéparaborrarlo.Peromeacuerdodeque,enelcarromatodevueltaacasa,meprometínovolverahacerlonunca.Selodije a papá y a mamá, y debí de hacerlo con una voz especial, porque al añosiguiente, pese a los formidables esfuerzos de la señorita Brown, me dediqué arepartirprogramasigualqueLula,quequedóexcluidadelrecitaldeporvida.
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Capítulo7
Harryseechanovia
Razasdomésticasdelamismaespecie[...]tienenamenudouncarácteralgomonstruoso[...].Amenudodifierenengradoextremoenalgunaparte.
Pocodespuésdel recitaldepiano,elpeligroentróennuestrasvidasyacechóa lafamilia.
EnciertomodomedabacuentadequeHarry se casaría algúndíay tendría supropiafamilia,perocalculéqueparaesofaltabandécadas,comomínimo.Alfinyalcabo,Harryyateníaunafamilia,queéramosnosotros.Yespecialmenteyo.Subicho.
En los días posteriores a la debacle de Lockhart estuvomuy raro. Se quedabaobservandoelvacíoconunaexpresióndeboboenlacaraquedabaganasdepegarleunabofetada.Nocontestabacuandolehablaban;dehechoapenasparecíapresente.Yonoteníaniideadequéestabapasando,peroaquélnoeramiqueridoyespabiladoHarry.No:eraunaversióndiluidayaguadadeél.Loabordéenelporcheydije:
—Harry.—¿Mmm?—¡Harry!¿Quétepasa?¿Estásenfermo?¿Porquéestásasí?—Mmm—dijo,ysonrió.—¿Teencuentrasbien?¿Quieresiralmédico?—No te preocupes por mí. No pasa nada. De hecho, me siento genial —
respondió.—¿Entoncesquées?Sonriódeformamisteriosaysesacóunamanoseadacartedevisitedelbolsillo.
Era una de esas tarjetas nuevas con retrato fotográfico incluido. («El colmo de lavulgaridad»,segúnmamá.)
Y allí estaba ella. Una mujer joven (desde luego ya no era una niña) de ojosgrandes y protuberantes; elegante boca fruncida y pequeña; cuello largo y esbeltocomoeltallodeunaplanta;ytalcantidaddepeloconcentradoenloaltoqueparecíaunaborladedientedeleónantesdequeelvientoladecapitara.
—¿Verdadqueesunbombón?—dijo,conunavozcongestionadaquenolehabíaoídonuncayqueodiéalinstante.
Aellatambiénlaodiéalinstante,puesveíaclaramenteloqueera:unaarpía,unabrujaencorvada,unadevoradoradecarnedehermanosadorados.Ladestructoradela
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felicidaddemifamilia.Demifelicidad.Mequedémirandoesaaparición.—¿Unbombón?—repliqué,mareada.Mihermanoseevaporabaantemisojosyyodebíaencontrarelmododedetener
esa temibleabducción.Mispensamientossedispersaronen todasdireccionescomosoldadosindisciplinadosantesuprimerfuego,ymellevóunratoponerorden.Peroantesdemiprimeraescaramuza,necesitabainformación.
—¿Dóndelahasconocido,Harry?—pregunté,conlainocenciadeunaespía.Durante un segundo, sus ojos dejaron de estar vidriosos y titubeó.Capté cierta
venatierna,peronocomprendíasualcance.—Pues,esto...laotranochemepaséporlacenaquedabanenlosterrenosdela
praderadeLea.Mevieronenlacarreteraymeinvitaronunrato.Ya.PerohabíadosiglesiasenlapraderadeLea:laBaptista,queeraaceptable,y
la Iglesia Independiente de la pradera deLea, que no lo era.A éstos los llamabansaltadores ymucha gente los consideraba de lo peor, incluidosmis padres, ambosmetodistas convencidos. (El abuelito afirmaba que ya había tenido suficientessermonespara todaunavidayqueahorapreferíapasarse lasmañanasdedomingorecorriendo los campos. El reverendo Barker, que disfrutaba de la compañía delabuelito,parecíatomárselobien.Sólomamáseavergonzaba.)Yaunquemamáhabíarecibidoasaltadoresencasaunpardeveces,tendíaatacharlosatodos,conrazónosinella,deencantadoresdeserpientes,convulsionistas,babeadoresyotrosejemplosmarginalesdelassectasdecatetos.
Unapartedemimente,quehastaesemomentoyonosabíaqueexistía,seimpusoyllamóalordencomoungrangeneral.Preparémisarmas,inspeccionéelterrenoyseleccionémiobjetivo.Podíaverlabatallaantemíenelespacioyeneltiempo.EraelgrangeneralStonewall.¡EraelgeneralLeeenpersona!
—¿LaiglesiaBaptista,Harry?—pregunté,dulcecomounpastel.—No.—Vaciló—.LaIglesiaIndependientedelapraderadeLea.Meinundóunaliviodichoso:elenemigoyaeramío.—Oh,Harry—dije,todapreocupaciónfraternal—.¿Esunasaltadora?—Sí, ¿y qué? —replicó él con terquedad—. Y no los llames así. Se llaman
independientes.—¿Selohascontadoamamáyapapá?—dije.—Pues...no.Se le veía tenso. Mi primer asalto había surtido efecto. Entonces miró la
fotografíaysequedóatontandootravez.—¿Cuántosañostiene?—pregunté,sinaflojar—.Parececomomayor.—Noloes—respondióél,indignado—.Sólohacecincoañosquesepresentóen
sociedad.Sumé cinco a dieciocho, la edad típica de las presentaciones, y me salió el
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resultadoqueteníaquesalir.—Veintitrés —exclamé, horrorizada (y secretamente entusiasmada)—. Es
prácticamenteunasolterona.Además,túsólotienesdiecisiete.—¿Yesoquémásda?Mequitólatarjetadelamanoysefueresoplando.En lacena,Harrycomentóquea lomejorenganchabaaUlisesa lacalesay lo
sacabaparaquehicieraejercicio.—¿Porquénolomontas?—quisosaberpapá—.Nonecesitaslacalesa.—Yahacetiempoquenoleponemoselarnés.Leirábien—contestóHarry.Eraelmomentodedispararmipróximocañonazo.Envozalta,dije:—¿Vasaverlaaella?A toda lamesa leparecióunapregunta interesantey sehizo el silencio.Todos
salvo el abuelito dejaron de comer y observaron aHarry con interés, incluidos loschicos, que eran demasiado pequeños para entender lo que pasaba.Mamá giró lacabeza para mirarme primero a mí y después a Harry. El abuelito continuóocupándoseplácidamentedesubistec.
Harry se sonrojó y me miró dándome a entender que ya arreglaría cuentasconmigo. Nuncame habíamirado así antes, con unamirada en la que había algoparecidoalodio.Elmiedoseapoderódemí.Meempezóapicartodo.
—¿Quéhabláis?—dijomamá.El cuchillo del abuelito chirrió contra el plato. Se secó el bigote con la gran
servilletadelinoblancoquelecaíapechoabajoysedirigiócongentilezaasuúnicanuera:
—Margaret, Margaret... es «de qué habláis», no «qué habláis». Como verbointransitivo,«hablar»necesitauncomplementocon«de»,porejemplo.Seguroqueaestas alturas ya lo sabes. —Se fijó en ella y continuó—: ¿Cuántos años tienes,Margaret?Calculoqueestarás cercade los treinta.Lobastantemayorparahacerlomejor, diríayo—señaló, yvolvió a centrar la atenciónen su cena.Mimadre, queteníacuarentayuno,loignoró.
—¿Harry?—dijo,ylotaladróconlamirada.Elpicoravanzabaportodamipielconvirtiéndoseenronchasrosasqueescocían.
Elfuturodenuestrafamiliapendíadeunhilo.—Habrá una chica, una joven dama, en el picnic de la pradera deLea de esta
nocheymegustaríallevarlaadarunpaseo—tartamudeóHarry—.Unomuycorto.—¿Yquiénesexactamenteesa jovendama?—replicómamáconvozgélida—.
¿Laconocemos?¿Conocemosalossuyos?—SellamaMinervaGoodacre.SufamiliaviveenAustin.Estápasandoestemes
consutíoysutíaenlapraderadeLea.—¿Ysustíosson...?—continuómamá.
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Elhilosetensaba.—ElreverendoylaseñoraGoodacre—respondióHarry.—¿TerefieresalreverendoGoodacredelaIglesiaIndependientedelapraderade
Lea?Elhilocrujíaysedeshilachaba.—Sí—admitió Harry, y se puso más colorado. Se apartó de la mesa y salió
disparadodelahabitación,diciendoyadeespaldasconfalsavozdespreocupada—:Estupendo,pues.Nollegarétarde.
Papámiróamamáypreguntó:—¿Dequéibatodoesto?Mamá reparó en que los demás estábamos ahí sentados con la boca abierta y
soltó:—Quéobtusoeresaveces,Alfred.Yalodiscutiremosluego.SulRoss,queestabasentadoamiladoyeramuyrápidoparasuedad,sepusoa
canturrear:—Harrytieneunachica,Harrytieneunachi...Llegadosaestepunto,mamáparecíaapuntodeestallar.Susurré:—Cállate,Sully.—Ylediuncodazobrutalenlascostillasbajas.Elabuelitonospillóatodosporsorpresacuandodijo:—Yyaerahora:esemuchachoempezabaapreocuparme.¿Quéhaydepostre?Algocuriosoenéleraquenuncasabíassiestabapresenteono.Esacenanoseacababanunca.Noséquéhabíadepostre,peroamímesabíaa
cenizas.CuandoSanJuannavinoaquitarlamesa,mamádijo:—Podéisirostodos.ExceptoCalpurnia.Los demás salieron en tropel mientras yo me encogía en mi asiento. Papá se
encendióunpuroysesirvióunvasodeoportomáslargodelonormal.Mamá,queteníaaspectodenecesitarunodesesperadamente,sefrotólassienes.
—Aver,Calpurnia—empezó—,¿quésabestúdeesa...esa...jovendama?PenséencómomehabíamiradoHarry.—Nada,mamá—dije,tocandoaretiradayevacuandoamistropaslomásrápido
posible.—Vamos,vamos.SeguroqueHarrytehacontadoalgo.—Yonosénada—repetí.—Ya basta, Calpurnia. ¿Cómo has sabido de ella? ¿Y qué te pasa en la cara?
Estásllenademanchas.—Harrymehaenseñadosutarjetadevisita,esoestodo—dije.—¿Sutarjeta?—Mamáalzólavoz—.¿Tienetarjeta?¿Cuántosañostiene?—Nolosé—contesté.Mamámiróapapáydijo:
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—Alfred,tienetarjeta.Mipadreparecióinteresado,peronoalarmado.Eraevidentequela importancia
deestehechoseleescapaba.Mimadreselevantóyempezóapasearse.—Tiene edad suficiente para tener tarjeta, ymi hijo la ha estado visitando sin
decírnoslo.Lahaestadocortejandoynisiquieralahemosconocido.Esunasalta...esuna independiente, Alfred. —Mamá se volvió hacia mí—. Es una independiente,¿no?Cuéntamelo,Calpurnia.
—Yonosénada.—¡Bah,criaturainútil!Veteatuhabitaciónynoledigasunapalabrasobreestoa
nadie.¿Teestásaliendourticaria?¿Tehasvueltoacaerenlasortigas?Veaporunpocodebicarbonatoyhazteunacompresa.
Me escabullí de mi silla y corrí a la cocina. Viola estaba sentada a su mesa,tomándoseunbrevedescansomientrasSanJuannabombeabaaguaantesdeempezarconlamontañadeplatosdelaencimera.
—Mamámeenvíaaporbicarbonato—farfullé.—Diossanto—exclamóViolaalvermitez—.¿Cómotehashechoeso?—Ortigas—mentí—.Sólonecesitounacompresa.Violamemiró con receloy abrió la bocadispuesta a hablar, pero la cerróotra
vez.Sepusodepie,espolvoreóbicarbonatoenuntrapohúmedoymeloentregósindecirnada.SanJuannamemirócomosifueseacontagiarla.
Mientrassubíalasescaleras,oílasvocesdemispadresenelcomedor,lademimadrealtaeindignadaylademipadresordayapaciguadora.SulRossyLamarmeesperabantumbadosenelrellanoymesiguieronamicuarto.
—¿Qué está pasando? ¿Qué pasaba con Harry? ¿Qué tienes en la cara?Cuéntanos.
Pasédelargo,entréenmihabitaciónyestampéeltraporefrescanteenmiirritadamejilla.¿Quéhabíahecho?Habíapuestoenmarchaalgoqueyanopodíacontrolar.Era una comandante novata, atónita ante la destrucción que estaban causandomispropiastropas.
Esanochelapasétumbadasindormir,esperandoaqueHarryvolvieraacasa.Lamedialunayaestabaaltacuandooíelchirriardelarnésyelcrujirdelacalesasobreel caminodegrava.Contuveel alientoyescuché.Lacasaestaba sospechosamentecallada.Me imaginéamamáypapá tumbadosen sugrancamadecaobaconesastallasprofundasdequerubinesyfrutas.Seguroqueestabanmuydespiertos,almenosmamá.
Salídelacama,mepuselaszapatillasymedeslicésiguiendoelperímetrodelahabitación,evitandopisar las tablasdelcentro,que restallabancomoundisparodepistola.Comolasescalerastambiéneranmuyruidosas,mearremanguéelcamisóndealgodón blanco yme deslicé por la barandilla, como hacía desde siempre. Era un
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mododetransporterápidoysilencioso,perocalculémalenlaoscuridad,frenétardeymedicontraelrematedelúltimoposteconlafuerzasuficienteparaquemesalieraunmoradoeneltrasero,dedossemanascomopoco.
Lalunameiluminódecaminoalestablo.Avancéhastalapuertaymirédentro.HarryalmohazabaaUlisesalaluzdeunfarolytarareabaunacanciónquereconocíconun sobresalto como«Te amode verdad».Parecíamuy feliz; feliz comonuncaanteslehabíavisto.
—Harry—murmuré.Sevolvióysurostroseendureció.—¿Quéestáshaciendoaquí?—dijo—.Vete.Vetealacama.Continuócepillandoalcaballo.Otravezesamirada.En el pasado hubo leves conflictos entre nosotros pero, aunque eran muy
incómodos,siempresenoshabíapasado.Yomesentíasegurasabiendoquesiempreseríasupreferida;teníafeensuamor,quemeenvolvíacomounamanta.Peroestavezeradistinto.Lehabíaheridoensuesenciaaltratardeprotegernuestrarelación,ode protegerle a él.No; si he de ser sincera, de protegerme amímisma.Y sentí elprimerygélidoazotedelapenaentornoamicorazón.
Aturdida,salídelcírculodeluzymequedéasolasbajolaluna.Semeescapóunhipo (o un sollozo).Dimedia vuelta y volví a casa con las piernas temblándome.Llegué a la puerta principal, pero di un traspié con los primeros escalones.Ahí esdondeHarrymeencontrómediahoradespués,hechaunovillodeamarguradentrodemicamisónblanco,gimoteandoenlaoscuridad,demasiadoafectadaparamovermeyconlasolacompañíadeIdabelle,quehabíasalidodelacocina.Apenaslovi,ahídepieconlasmanosenlascaderas.
—Losiento,Harry—murmuré.—Hay temas en esta vida que no son para los niños. Son cosa de adultos—
señaló.NuncaanteshabíapensadoenHarrycomounadulto.Mishermanosyyosiempre
habíamossidoniños,todosjuntos.Perotalcomodijoesapalabra,supequeenaquelinstanteélacababadecruzarunafronterainvisiblehaciaunterritoriodiferenteyqueyanoregresaríaanuestrapandillainfantil.
—Noqueríabuscarteproblemas—lloriqueé.—Sí,síquerías.Noentiendoporquémehashechoesto.Quise gritar: «¡Por la familia! ¡Por ti!». Pero en el fondo sabía que era pormí
mismayesomeavergonzaba.Elrelojdepietocólastres.—Tendríasqueirtealacama—medijoconunavozplana.Meaferréalhechodequeaquellaspalabras,peseasufrialdad,noerantanduras
comoelmodoenquemehabíahabladoenelestablo.Seguroquetodosearreglaba.Quemerodeabaconelbrazoymellevabaescalerasarribaymearropaba.Perono
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fueasí,sinoquemurmuró:—Ojalánolohubierashecho.Ysubiópasándomedelargo.Yo me quedé contemplando la carnicería de mi breve toma de mando. Mi
campaña había sido un éxito... y me había costado a mi hermano. No pudearrastrarmehastalacamahastaquesonaronlascuatroenelreloj.
Alamañanasiguienteestabatanagotadaquemequedéacostada,simulandoestarenfermaydormitandoa intervalos.Nofuedifícilconvenceramamádequeestabamala, con mi languidez y mi urticaria persistente. Viola y ella enviaron a mihabitaciónunflujoconstantedecaldodecarneycataplasmasdebicarbonato.Porlatardesehablódetónicosypurgantesyaceitedehígadodebacalao,perollegadoesepuntoconseguíreponermeytomarunpocodepollohervido,evitandoasítandrásticotratamiento.Ennuestracasa, a cualquierniñoqueguardaracamamásdeundía lerecetaban aceite de hígado de bacalao. La sola perspectiva obraba a menudo unarecuperaciónmilagrosa.
TravisentróaprestarmeaDocHollidayparalevantarmeelánimo(JesseJamesestabaindispuesto).J.B.sesubióalacamayseacurrucóunratoconmigoparaquemesintieramejor.SulRossmetrajounramodesordenadodefloressilvestresparalamesitadenoche,ymemostróorgullosolamarcaensutorsodespuésdemicodazo.Yo no le enseñé mi morado, mucho más impresionante debido a su indiscretaubicación.Harrynovinoaverme.
Alamañanasiguientebajéadesayunar.MealivióverqueHarry,almenos,memiraba.Antesdequedejáramoslamesaycadacualsefuesealosuyo,mamádijo:
—Elviernesporlanochetendremosinvitados,asíquealasseisycuartodebéisestarlistosparalainspección.
—Diantre—exclamóelabuelito—.¿Quiénesestavez?—Abuelo—contestómamá—,nisenospasaríapor lacabezaobligarlesi tiene
uncompromisoprevio.Mamá sabía que el abuelito no tenía ningún compromiso previo, pero siempre
estabaelcantodesirenadesulaboratorioysubiblioteca.Oesoesperabamimadre.Medabacuentadequeellanuncaalentabaprecisamentelapresenciadelabuelitoensus veladas o soirées, como ella las llamaba. Él, por supuesto, siempre era undechado demodales tradicionales, pero podía tener salidas extrañas o irse por lasramasenlasconversaciones,ynocreoqueesoleparecieraadecuadoamamáentregentedelabuenasociedad.Hablardelosfósiles,porejemplo,ydesisuexistenciacontradecíaelLibrodelGénesis;odelosexperimentosdelhermanoMendelsobrelavidareproductivadelguisantedeolor;odelafalsedaddequeelpuscuraba.Unavezviamimadreestremecersealoírleexponeranteungrupodeseñoraslaposturaqueel ordenOpiliones (es decir, la típula) utiliza para aparearse. Y luego estaban sus
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prediccionesparael futuro: lodeque loshombresconstruiríanalgúndíamáquinasvoladoras y viajarían a la Luna, pronósticos que eran recibidos con la tímidaindulgenciaqueseconcedealosviejales,aunqueyoestabasecretamentedeacuerdoconélypodíaimaginarmequeenmilañossucederíanesascosas.
—¿Quiénviene,mamá?—preguntóSamHouston.—Los Lockett, los Longoria, la señorita Brown, el reverendo y la señora
Goodacre.YunatalseñoritaMinervaGoodacre—respondiómamá,examinandosucuchillodelamantequilla.
Oh—oh.Miré aHarry, tambiénmuy interesado en la cubertería, que estudiabacomo si nunca antes la hubiera visto. Tragué saliva. ¿Qué hacer? Me consolépensandoquemequedabantresdíasparapensarenello,rumiandoenmitiendacomoNapoleón.
Duranteunoscuantosdías,cadavezquemecruzabaconHarryenlasescalerassonreíaconrigidez.Élseguíaimpasible.Optéporinterpretarcomounabuenaseñalelhechodequenomepusieramalacara.
Llegó el viernes y yo todavía no tenía un plan. Me lavé y me sequé el pelo.Despuésme senté enmi tocador y, desanimada, conté cienpasadas de cepillo.Mepusemimejorvestidodebatistay lasbotasdepiel, lasque llevéparael recitaldemúsica,ymeatéelpeloconunacintaazulcielo,elcolorquesegúnHarrymejormequedaba.Bajéa reunirmecon losdemás.Harryestabamuyguapoydesprendíaunaromaapomadadelavandamezcladaconaguadecoloniademalagueta.Erapresadeuna excitación viva y soterrada que lo suavizó hasta el punto de dedicarme unasonrisa.Cuandonospusimosenfilaporordendeedad,SamHoustonserióalinhalarlas emanaciones procedentes de Harry. Mamá bajó a inspeccionarnos. Llevaba suvestidodesedaesmeraldaycolacorta,delosmejoresquetenía,ylacolalehacíaunlevesonido,comofru—fru,alcaminar.Nosmirólasbotas,losdientesylasuñas.
—PorelamordeDios,Calpurnia—dijo—.Enderézate.¿Sepuedesaberquétepasa?JimBowie,estasuñasnoestánbien.Parecequehayasestadoescarbandoeneljardín.Calpurnia,acompáñaloaarreglárselas.
MellevéaJ.B.alcuartodebaño,agradecidadehaceralgo.Mientraslofrotaba,medijo:
—¿Harrysevaacasar?Mesobresaltétantoquesemecayóelcepillodeuñas.—¿Dedóndehassacadoesaidea?—Seloheoídodeciramamá.¿SevaamarcharHarry?—Esperoqueno,J.B.—Yotambién.Estuveconélhastaquellegaronlosprimerosinvitadosytuvimosqueponernos
otravezenfilaantelapuertaprincipal.CuandoentrólaseñoritaBrown,leestrechéla
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manoylehiceunaprofundayostentosareverencia.Perodebídepasarme,porquelaviejabrujamedirigióunadurasonrisaycomentó:
—Vaya,hola,Calpurnia.Tanencantadoracomosiempre.Meapretólamanotanfuerteconsuzarpanervuda,quelancéungañidocomoun
perroalquelehubieranpisadolacola.Sí,laveladaempezabademaravilla,yesoquelaseñoritaMinervaGoodacreaúnnohabíallegado.
Saquéunabandejadeplataconostrasahumadasylasofrecíportodalasala;llevéunacuentaestricta,segúninstruccionesdeViola,delasquetomabanmishermanos.Nomecostómucho,yaquealospequeñoslesbastóecharunvistazoaesosbultitosbrillantesyarrugadosparagirarsehorrorizados;nipagándolessehabríanmetidounoenlaboca.Harrymerodeabaentreelsalónyelrecibidor,paranoperderdevistalapuertaprincipalparalagranllegada.Elabuelitoaparecióconlabarbabienrecortaday repeinado. Lucía una rosa de color rojo en el ojal. De no ser por su abrigoapolillado,habríatenidounaspectodistinguido.
LlegaronlosLongoriayTravissellevóasushijosalestabloparaenseñarleslosgatitos.Yomiré alrededor yme invadió una oleada de ternura pormis familiares.Todosignorabanqueestabanrepresentandounpapel insospechado.Quisepreservarelmomentoyloguardéparasiempreenmimemoria,envueltoysellado;encualquiermomentotocaríaasufin.
Harry corrió una vez más a comprobar su pelo y su corbata en el espejo delrecibidor.MiréporlaventanayvialseñorGoodacreamarrandosuscaballos.Harrysaliócomounabalaporlapuertaprincipalyayudóabajardelacalesaadosmujeres,una corpulenta y la otra esbelta. Le ofreció el brazo a la segunda—la arpía— yavanzaron por el camino de grava, con las cabezas juntas, compartiendo algunaspalabras,algunasrisas,algúnalgoqueningunodenosotroscompartiríanunca.Mispadreslosrecibieronenlapuertaypudeoírlaalegrechácharadelaspresentacionesantes de quemamá los condujera a todos al salón.Debo reconocerle amamá queparecíamás relajada y contenta de lo esperado en semejantes circunstancias. A lomejorsehabíatomadounadosisextradetónico.
Y ahí estaba Ella: más alta de lo que me esperaba, esbelta y con un vestidomelocotón recargado y con demasiado botones azabache. Y ahí estaban la bocadesdeñosa,elcuello largo, losojossaltonesy lamasadepelo.Llevabaunabanicoconlentejuelastambiéndecolormelocotónqueabrióconunteatralflupalveralosdemás invitados.Yoestabaapuntodehuir a lacocinacuandoHarrymevioymehizoseñas.
—SeñoritaGoodacre,quisierapresentarleamihermana,CalpurniaVirginiaTate.Callie,ellaeslaseñoritaMinervaGoodacre.
Elabanicomelocotónazotóel airecomounapolillagigante.Ellamemiróconsusojosgrandesysalidosydijo,conunarisagorjeante:
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—Vaya,Calpurnia,eresunaniñitamuydulce.Ycontalento,además:teoítocarenelrecital.
Acontinuación,plegósuabanicoymediounosgolpecitosjuguetonesconélenlamejilla,unpelíndemasiadofuerte.¿Tendríaquesufrirsemejantecastigodurantetodalanoche?
—¿Cómoestá,señoritaGoodacre?—conseguíarticularconvozronca—.Esunplacerconocerla.
—Oh—contestó—,estoyseguradequeseremosalgomásqueconocidas:seguroque enseguida nos haremos amigas. Y ahora, Harry, ¿dónde está ese trés amusantgrand—péredelquetantoheoídohablar?
Aaaj, lodijo en francés.Harry sedirigióhacia el abuelito,quehizounahondainclinaciónylecogióaellalamano,selarozóconlosbigotesydijo:
—Enchanté,mademoiselle.Sólolefaltóentrechocarlostalones.Ellarespondióconloquecreoqueintentaba
serunarisamusical:—VálgameDios,caballero,esustedabsolutamenteencantador.Y eso fue todo, como suele decirse. A mí me ignoró el resto de la velada.
Mientrastraíabandejasdeestoyvasosdeaquello,lesseguílapistaaHarryyaellaensucircularporlasala.
Jugabademasiadoconsuabanico.Hablóde lasmodasdeParísy lasdeNuevaYork, y del vestido perfectamente horroroso que se había puesto la esposa delgobernadorCulbersonparalainvestiduradesumaridoenAustin,ydesdeluego,coneldineroqueteníansepodríahaberpermitidoalgomejor,oalmenospedirconsejoauna modiste con gusto. El gusto era sumadamente importante, n'est—ce pas? Yhablandodegusto,¿alguiensehabíafijadoenelmodelitotansosoyespantosoquetalytalsehabíanpuestoparatalytalbaile...?
Mamáintentóconversarconellademúsica,perolaseñoritanoteníaniidea.Papáintentó que le diera su opinión sobre la línea telefónica que pronto llegaría a laciudad, pero tampoco tenía ni idea. Sólo sonreía y cuchicheaba y mangoneaba aHarry.Meponíarealmenteenferma.
Laveladasiguiósucurso.Nosécómo,resistimosesacenainterminable;luego,para entretenernos, la señoritaBrown se sentó al piano y nos tocó su pieza de lasfiestas,Elvalsdelminuto,encincuentaydossegundossegúnelrelojdebolsillodepapá.DespuésacompañóalaseñoritaGoodacre,quecantóBébemesóloconlosojosconunavozqueamímepareciódel todovulgar,mientrasponíacaradeemociónmirandoaHarry.
Bébemesóloconlosojosyyoloharéconlosmíos.Odejaunbesodentrodelacopa
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ynopedirévino.
Duranteestaactuaciónnauseabundamepercatédequeelabuelitolacontemplabacomo fascinado, con lo que se me cayó el alma a los pies. No le bastaba conconquistaraHarry:teníaquecautivaratodosloshombresqueeranimportantesparamí.EntoncesHarrycantóBelladurmientemientras la señoritaGoodacre lomirabaconojosdedeseo.LaodiosaseñoritaBrownmehizosaliratocarmipiezadelrecital.Conunaterriblemigrañayunafalsasonrisaemplastadaenlacara,logréofrecerunaactuaciónmediocre.LuegofuialacocinaapedirleaViolaunapastillaparaeldolordecabeza.
—¿Cómoes?—preguntóésta—.Desdeaquí tampocoparece tanguapa.ConloapuestoytodoqueeselseñoritoHarry.
—Esespantosa,Viola.Nosabehablarmásquedevestidos.—Bueno,esuntemainteresante—comentóViola.—Nosieselúnicoquetienes—dije.—Esoesverdad.Tampocoesunagrancantante.¿Cómolollevatumamá?—Bien,supongo.—Estupendo.Tomalapastilla.Ysacaestosbombones.Llevalacuenta.Regreséalafiestayrepartílosbombones,manteniéndoloslomáslejosposiblede
mis hermanos. SanJuanna reunió a los más pequeños para llevarlos a la cama. Elreverendo Goodacre debatía con mi padre sobre los caprichos del mercado delalgodón.ElabuelitoacorralóaHarryyalaseñoritaGoodacreenunrincónylesdiouna detallada explicación de las diferencias entre los machos y las hembras de laDeinacridaolangostagigante.Lasonrisadelaseñoritasefuevolviendomásrígida.
—Venga a la biblioteca—la invitó el abuelito—. Tengo un magnífico par deespecímenesparademostrarleladiferencia.
Lacogiódelhombroyselallevódelahabitación.—Devuélvanosla pronto —gritó Harry—. No nos prive de su compañía
demasiadotiempo.Ja,ja.Harryirradiabajovialidad.Mequedéasuladoylepaséunatrufadechocolate.
Deseaba a toda costa quemi hermanomevolviera a querer.Convozdébil (yo, lamayorymásgordamentirosadelmundo),dije:
—Parecemuyagradable,Harry.Las ronchas de mi cuello entraron en erupción; esta vez era la urticaria de la
hipocresía.—Sí—confirmóél—,esunachicaestupenda,¿verdad?Sabíaquetecaeríabien
encuantotuvierasoportunidaddeconocerla.Québuenoestechocolate.Dameotro.«Ciego—pensé—,estásciego.»Enaquelmomento,laseñoritaGoodacreirrumpióenelsalónruborizadaytensa.
Muy apurada, se acercó a la señora Goodacre y las dos hablaron en murmullos
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agitados.LaseñoraGoodacresevolvióhacialaconcurrenciaydijo:—Minerva sufre una fuerte migraña; me temo que debemos llevarla a casa.
Cuánto lo siento, es una reunión adorable, pero su madre me la confió para quecuidaradeella.Estoyseguradequesehacenustedescargo.
Recogieron sus cosas y se despidieron de forma abrupta mientras el señorGoodacre y Harry preparaban la calesa. Le dieron a mi madre las gracias variasveces,peronoleprometieronvolverloarepetir.Ydesaparecieronenlanoche.
Harrysepusopensativo.—Abuelo,¿haidotodobienconlaseñoritaGoodacreenlabiblioteca?—A mí me ha parecido que sí. Ha mostrado cierto interés por las mariposas
licénidas. Me hubiera gustado que lo mostrara también por la colección deescarabajospeloteros:alfinyalcabo,sonunosejemplaresexcelentes.—Seencendióunpuro—.Engeneral,hemostenidounabuenacharla,diríayo.
Aldíasiguientemimadrerecibiócartasdeagradecimientoentregadasenmanode parte de nuestros invitados, y las dejó en la mesa del comedor para queaprendiéramos una lección sobre buenos modales. Eran notas floridas y efusivas,salvo la de la señoritaGoodacre, que, aunque correcta, era tan seca que rayaba lagrosería.
Al cabo de dos días, Harry intentó visitarla, pero su tía le informó de que noestabaencasa.Tresdíasdespués, la señoritaGoodacre regresóaAustinsinprevioaviso.HarryloaveriguócuandovolvióapasarporallíyladoncelladelosGoodacreselodijo.Vinoacasayseencerróensuhabitación.
Mishermanosmayoresespeculabansobresiibanaadministrarleaceitedehígadodebacalao.Sino,¿aquéedadselibrabaunoexactamente?¿Estaríaellímiteenlosdieciséisaños?¿Enloscatorce?Erauntemadegraninterés.
AHarryno ledieronelapestosoaceite.Encambio, recibióunabuenadosisdetristezayconfusióncuandosuscartasalaseñoritaGoodacrelefuerondevueltassinabrir.Sepasóvariosdíasdandotumbospor lacasacomosiestuvieraherido.Dabapena verle. En cuanto a mí, mi tremendo morado fue adoptando un color másdesvaídoyjurérenunciaramicargodeentrometida.
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Capítulo8
Microscopio
Lacortezaterrestreesunvastomuseo[...].
DespuésdenuestropequeñoroceconlasensibleraseñoritaGoodacre,lacasaestuvoun poco descolocada unas cuantas semanas, con Harry lamentándose alicaído. Yomantuvemi promesa de nometermemás, excepto para escuchar por el ojo de lacerraduracuandoelabuelitotuvounacharlaconHarryenlabibliotecadíasdespués.Algo sobre cómo la ley de la selección natural, que en la naturaleza siemprefuncionaba,avecesfracasabainexplicablementeenelhombre.Mihermanopareciósentirsealgomejordespuésdeeso,perotardamosunpocoenvolverateneranuestroHarrydesiempre.Mepreguntabasiélculpabaenpartealabueloporenseñarlealaseñorita Goodacre sus escarabajos peloteros. Pero si hacía falta tan poco paraapartarlademihermano,esquenolomerecía.
Me di cuenta de que a mamá le aliviaba que la horrible Goodacre se hubieraesfumado.Suhabitualactituddeevasivaformalidadhaciasusuegroderivóenalgomás cálido, como gratitud o incluso afecto. Le preguntaba por su salud durante lacena y se aseguraba de que tuviera los mejores trozos, aunque no creo que él sepercatara.
Harryme perdonó.Después de todo, yo no había podido evitar que tuviera sugranoportunidadconlaseñoritaGoodacre.Enlafiestahabíamostradomismejoresmodalesynosemepodíaecharnadaencara.Ocurrieraloqueocurrieseesanochenohabíasidoculpamía,nolehabíadadoningúnmotivoparasalircorriendodelacasa.Además, yo era la preferida deHarry desde siempre, su bicho, a la que llevaba acaballitodesdepequeña.Yfueungranalivioverquevolvíaasertodoeso.
El verano seguía adelante. A veces papá le pedía consejo al abuelito sobre unaspectouotrodelagranjaolalimpiadoradealgodón.Apapálecostabaapartarasupadre del estudio del mundo natural y hacer que se centrara en algún temarelacionadoconelcomercio.Elabuelitohabíafundadoelnegocioyhabíatriunfado,peroahoranose lepodíamolestar.Meparecía raroquemispadresnoentendierancómoelabuelitohabíapodidodarlelaespadaasuantiguavida.Desdequemecontólodelmurciélago,paramíeramuylógico.
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—Tampocomequedantantosdías—dijoalsentarnosjuntosenlabiblioteca—.¿Porquéibaadedicarlosaasuntoscomolascanalizacionesolasfacturasatrasadas?Tengoqueirconcuidadoeinvertircadahoraconsabiduría.Sólolamentonohaberllegadoaestaconclusiónhastaquealcancéloscincuentaaños.Calpurnia,haríasbienenadoptarestaactitudaunaedadmástemprana.Invierteconatencióncadaunadelashorasquetehantocado.
—Sí,señor—dije—.Haréloquepueda.No había silla para las visitas, así queme sentaba en un escabel inclinado, en
teoría una silla demontar a camello.No se parecía a ninguna silla queyohubieravisto,peroolíararoyestabacubiertademontonesdepelitosdecolorbeissimilaresalosdeunchihuahua,asíquesupongoqueera real.Nuncamecansabademirar lascosasdelabuelito:sucatalejodelatóndelaguerra;cajonesanchosyhondosconfilasde lagartos, arañas y libélulas disecadas; un reloj de cucú negro y aparatoso queanunciaba los cuartos con voz estrafalaria y resquebrajada...O una insignia azul ymohosaconungrabadoempañadoquedecía:ALGANADOMÁSENGROSADO,FERIADEFENTRESS, 1877.Gruesos y apergaminados sobres color crema de laNational Geographic Society sellados con cera roja. Una sirena demadera talladasosteniendoun reposapipas.Yhasta lapieldeoso,consubocaabierta. (Nosabríadecirlacantidaddevecesquemetíelpieenesaboca.)Enlavitrinacerradaconllavedel estante encima del libro de oro había ese armadillo tanmal disecado, la peormuestradetaxidermiaqueyohabíavisto.¿Porquéloguardaba,sitodoslosdemásejemplareseranlomejordecadaespecie?
—Abuelito —dije—, ¿por qué guarda ese armadillo? Apuesto a que podríacomprarseunomuchomejor.
—Es cierto que podría, pero éste es un recuerdo: fue el primer mamífero querellenéyomismo.Aprendíconuncursoporcorrespondencia,quenoterecomiendo.Si te interesaeste tema, sugieroque tehagasaprendizdeunmaestro.Hayalgunassutilezasdeesteartequenoseaprendenleyendounfolleto.
—Nocreoquemeintereselataxidermia.Mepuseatoquetearunaestanteríaatestadadefósilesytrozosviejosdehueso.—Sabiadecisión—dijo—:sóloelolorbastaparadesanimaralosprincipiantes.
Debodecirenmidefensaqueelsiguientearmadillomesaliómuchomejor.Tanto,dehecho,queselomandéalgranhombreenpersonacomopruebadelaaltaestimaenqueletenía.
Yo estaba sopesando un fósil de trilobites y escuchándole a medias. Mefascinabanlasordenadasprotuberanciasdepiedraqueantañohabíansidoelcuerpoblandodeunanimalmarino.
—Élhabíahechounestudiodel armadillo sudamericano,por loquepenséquetambiéndebíade tenerunamuestradelnorteamericano.Despuésde losarmadillos,
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me puse con un lince rojo, y ahora reconozco que fui demasiado ambicioso: losrasgosfacialessemehicieronmuydifíciles.Intentéreproducirelgruñidodelanimalcuandoloestorbanensumediosalvaje.Alfinal,parecíaquelapobrecriaturatuvierapaperas.
¿Cuántos millones de años tendría ese animal petrificado que sostenía en mimano? ¿Qué antiguosmares habría surcado?Yo nunca había visto el océano; sólopodíaimaginarmelasolas,elvientoyelsalitre.
—Como agradecimiento, él me mandó la bestia embotellada que hay en eseestante,alladodelarmadillo.Esmiposesiónmáspreciada.
—¿Cómo?—dije,yapartélavistadeltrilobites.—La bestia embotellada de esa estantería.—Miré elmonstruo del garrafón de
vidrio grueso, con sus ojos estrambóticos y múltiples miembros—. Es una SepiaofficinalisquerecogiócercadelcabodeBuenaEsperanza.
—¿Quiénlarecogió?—Darwin,teestoyhablandodelseñorDarwin.—¿Enserio?—Nopodíacreerlo—.¿Selamandóél?—Yalocreo.Alolargodesuvidamantuvounaabundantecorrespondenciacon
muchos naturalistas de todo el mundo e intercambió especímenes con varios denosotros.
—Estádeguasa,abuelito.—Yo nunca hago eso, Calpurnia. Y, por una vez, tu madre y yo estamos de
acuerdoenunpuntoimportante:hablarenargotessíntomadedebilidadintelectualypobrezadevocabulario.
Yo no podía dar crédito. No sólo teníamos el libro en casa, sino que tambiénhabíaunmonstruorecogidoporelmismísimoDarwin.Contempléesacosaytratédedarsentidoasusmuchosbrazosypatas.
—¿Quées?—¿Atiquéteparecequees?Pusecaradeexasperación.—Parecemamádiciéndomequebusqueunapalabraeneldiccionariocuandono
sécómoseescribe.—Bien.Otropuntodeacuerdo.Meacerquéaltarroeintentéleerlapequeñaetiquetadepapelquecolgabadeun
cordelalrededordelcuellodelabotella.Laescrituraeraantiguayestabadesteñida.Nopude leerla, pero sólo saber que la había escrito el señorDarwinde supuñoyletrayaeraimpresionante.
—¿Puedosacarladeltarro?Cuestaverlatodaapretujadaahídentro.—Tienecasi setenta añosy se conservaenespíritudevino.Me temoque si la
tocamos,sedesintegrará.
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Me la quedé mirando. ¿Tierra, mar o aire? Aunque había muchos miembros,parecíandegomaynolobastantesólidosparasoportarpeso,asíquedebíadeserunanimalnadador.Mar,entonces.Peronoteníaaletas.¿Cómopodíanadarsinaletas?Todo un problema. Y tampoco veía branquias. Otro problema. Los ojos eran dosplatillosdescomunales.¿Paraqué losquería tangrandes?Respuesta:paraveren laoscuridad, por supuesto. Debía de vivir en zonas de poca luz, es decir, es aguasprofundas.Dije:
—Esalgúntipodepezyviveenelfondodelocéano.Peronosepareceaningúnpezqueyohayavisto.Nosécómosedesplazanicómorespira.
—Demomento, has acertado. Sería injusto esperar que hicierasmás conjeturasestando,comotúdices,apretujadaahídentro.Esunasepia.LafamiliaesSepiida,yel género, Sepia. Se desplaza sorbiendo agua en una cavidad de su manto yexpulsándola a través de un sifónmuscular. Elmanto también esconde branquias.Cuandolasorprendeundepredador,sueltaunanubedetintaoscuraparaescaparsinser vista. Su concha interna calcificada se usa como abrasivo. Los propietarios deavescautivasaveceslesdanlacáscara,conlaqueellasseafilanlospicos.
Aquellomefascinaba.Eraunpedazodehistoriaademásdeunarareza.Toquéconeldedoelfríocristal.
Más tarde le comenté a Harry lo interesante que era esa bestia embotellada.Sorprendido,alzólavistadellibroqueestabaleyendoypreguntó:
—¿Hasestadoenlabiblioteca?—Sí,mehainvitadoelabuelito—contesté.—Ah,bueno,enesecaso...¿Tehasfijadoenelbarcodelabotella?Yocreoque
es lomás interesante de todo, aunque no he tenido oportunidad de echar un buenvistazoatodassuscosas.SeloenvióelDepartamentodeBomberosVoluntarioshaceaños,cuandoéldonódineroysecompraronelcocheconbomba.Tengolaesperanzadequemelodejeensutestamento.—Meobservóconcuriosidad—.Parecequeestáspasandomuchotiempoconél.
—Aveces.—¿Dequéhabláiseseancianoytú?Mepuse en guardia.Harry nome preocupaba demasiado, pero ¿y simis otros
hermanosdescubríanqueelabuelitoerauntesorodesucesosextrañosyfascinantessobre las batallas con los indios, losmayores carnívoroso los globos aerostáticos?Nuncavolveríaatenerleparamí.
—Pues...decosas—dije,ymepuseroja.OdiabaocultarlealgoaHarry.Volvióasulibroylediunbesoenlamejilla.Él
meacaricióelpeloconaireausente:—Siguessiendomibicho,¿verdad?—Sí,verdad—declaré.
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Nosemeocurriópensarqueotrosmiembrosdelafamiliatambiénnotabanquepasabatiempoconelabuelito,hastaqueJimBowiemepreguntó:
—¿Porquéjuegasmásconelabuelitoqueconmigo,Callie?—Eso no es verdad, J.B. Contigo juego mucho. Además, el abuelito y yo no
jugamos.Hacemosciencia—respondí,presuntuosa.—¿Yesoquées?—Cuando estudias el mundo que tienes alrededor y tratas de descubrir cómo
funciona.—¿Yotambiénpuedohacerlo?—Puede,cuandolleguesamiedad.J.B.pensóunpocoydijo:—No, no quiero. El abuelito me da miedo, Callie: casi nunca sonríe. Y huele
rarísimo.—Eracierto.Elabuelitoolíaalana,tabaco,naftalinaycaramelosdementa.Y,aveces,awhisky.J.B.continuó—:Noesmuyalegre.MiamigoFreddytieneunabuelo alegre. ¿Y dónde está nuestro otro abuelo? ¿No tenemos dos? Freddy tienedos,¿porquénosotrosnotenemosdos?
—Elotromurióantesdequellegarastú.Cogiótifusysemurió.—Oh.—Reflexionó—.¿Ypodemosconseguirotro?—No,J.B.Primero,éleraelpadredemamá,ysegundo,cogióeltifusysemurió.J.B. parecióperplejo ante la ideadeque supropiamadre tambiénhubiera sido
unaniña.—¿Porquénopodemosconseguiruno?—Esdifícildeexplicar,J.B.Undíaloentenderás.—Vale.Cada vez que le decía eso, en lugar de enfadarse como Sul Ross, siempre lo
aceptabadebuenafe.Alzólosbrazospidiendounbeso.—¿Quiénestuhermanafavorita?—lepregunté.—Tú,CallieVee.—Soltóunarisita.—Oh,J.B.—Olísupelosedoso,vencidaporsudulzura.—¿Qué?—Nada.Jugarémásamenudocontigo,¿vale?—lodijemuyenserio.—Sí.Perotuvemuchotrabajoquehacerdespuésdeesedíaconcretoenque,mientras
flotaba en el río mirando el cielo, me vino como un rayo la teoría sobre lossaltamonteso,enel fondo, sobreelmundoensí.Cuando trepépor laorillayamehabíatransformadoenunaexploradora,yloprimeroquedescubrífueaotromiembrodemicuriosaespeciequevivíaenel extremoopuestodelpasillo.Habíaun tesorovivientebajonuestrotecho,yningunodemishermanospodíaverlo.
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—¿Vienes,Calpurnia?—mellamóelabuelito.—¡Síseñor,yavoy!Troté por el pasillo y entré en la biblioteca con una nasa de pescar sobre el
hombro.Eraunanasaviejademimbrequeteníaelabuelitoyqueyaolíamuypocoapescado. Dentro llevaba mi cuaderno, tarros para la recolección, un sándwich dequeso,unabotelladelimonadaconuncorchoyuncucuruchodepacanas.
—Hepensadoquehoyusaremoselmicroscopio—anunció,mientrasloguardabaensucajaylebuscabaunhuecoenlamochila—.Esviejo,perolaslentesestánbiengraduadas y aún se encuentra enbuenas condiciones.Espero que en el colegio lostengáisnuevos.
Unmicroscopioeraunobjetoraroyvaliosoyenelcolegionoteníamosninguno.Dehecho,habríaapostadoaqueteníaantemíelúnicoquehabíaentreAustinySanAntonio.
—Enelcolegionotenemos,abuelito.Esoledioquepensar.—¿Cómo?Deverdadquenoentiendoelsistemaeducativomoderno.—Niyo.Tenemosqueaprenderacoser, tejerybordar.Enconducta,noshacen
caminarporelaulaconunlibroenlacabeza.—Yocreoqueleerellibroesunaformamuchomásefectivadeasimilarlo—dijo
elabuelito,yyomereí.AversimeacordabadeexplicárseloaLula.—¿Quéestudiaremoshoy?—quisesaber.—Examinaremosaguadeestanqueenbuscadealgas.VanLeeuwenhoekfueel
primerhombrequevioloquetúvasaver.Eracomerciantedelanas,comoyoconelalgodón.—Sonrió—.Asíqueyaves,elaficionadoinspiradotambiéntienecosasquedecir.Loqueélvioerainimaginable.Ay,québienrecuerdomiprimeraobservación.Fue como atravesar las lentes y penetrar en otro universo. ¿Llevas tu cuaderno?Habrámuchoqueregistrar.
—Lollevo.Fuimos al río.De camino asustamos a unamanada de ciervos que salieron en
estampida por el sotobosque y desaparecieron en cosa de dos segundos. Esto, porsupuesto, hizo que saliera el tema de los ciervos y algo que el abuelito llamó lacadena alimentaria y el lugar de cada animal en el orden natural. Llegamos a unaensenada poco profunda y sin salida rodeada por una densa franja de malezamusgosa.Elairefrescoyelaguaestancadaolíanabarroyputrefacción.Frenéticosrenacuajos huían en zigzag de nuestras sombras; otras criaturas de buen tamañochapoteabanenelaguamásarribadedondeestábamos:unanutria,talvez,ounarataderío.Unpardegolondrinaspasaronatodaprisa,acechandoalosinsectosaunoscentímetrosdelagua.
Dejamosnuestrosbártulosyelabuelitocogióelmicroscopioymontóelcilindro
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ylaslentes,quesacódesuscorrespondienteshuecosenlacajaforradadeterciopelodeimitación.Meenseñócómoencajabanlaspiezas.
—Toma,empezarástú—dijo.Noté el cilindro de latón frío y pesado en mis manos. Sabía que me estaba
confiandoalgoprecioso.Después,colocólacajasobreunarocaplanayequilibróelmicroscopioencima.
—Ahora—continuó—,eligeunagotitadeagua.—¿Cualquiera?—pregunté.—Cualquieraservirá.—Esquehaytantodedondecoger...Sonrió.—Veráscosasmás interesantes cuantomáscercaesté tumuestrade lasplantas
verdesderíoquecrecenporaquí.Meagachéymojéundedoenelaguapararecogermigotita,queluegodejécaer
enunadelaspiezasdecristal.Élmeindicóquepusieralaotraencima.—Ahoraponloaquí,enlaplataforma.Así.Locomplicadoesgirarestereflector
demodoqueatrapelaluzdelsolensumejorángulo.Senecesitaluzsuficienteparailuminarelmaterial,peronotantaquedifuminelosdetalles.
Movíelreflectorypeguéelojoalcilindro,pensandoquealgomemorableibaasuceder.Peroloquevisólopodríadescribirsecomouncampodenieblagrispálido.Fueextremadamentedecepcionante.
—Abuelito,aquínohaynada...—Cogeelbotóndeenfoque,queestáaquí—guiómimano—,ygíralodespacio
alejándolode ti.No,noapartes lavista.Siguemirandomientras logiras.—Eraunejerciciodelicado—.¿Tienessuficienteluz?Noolvideselreflector.
Entonces ocurrió. Un universo que bullía y se retorcía con enormes criaturasondulantesirrumpióantemisojos,poniéndomelospelosdepunta.
—¡Aj!—grité,yretrocedíycasitiréelaparato—.¡Uyyy!—dije,sosteniendoelmicroscopio.Miréalabuelito.
—Veoquehasobservadotusprimerascriaturasmicroscópicas—señaló,conunasonrisa—.Platóndecíaquetodacienciaempiezaconelasombro.
—¡Madre mía! —exclamé, y volví a mirar por el ocular. Algo con muchospelillos pasó a toda velocidad; otra cosa con una cola como un látigo pasóserpenteando;unaesferaconpúas,comounamazamedievalquedabavueltas,pasórodando; sombras delicadas y vaporosas como fantasmas revoloteaban entrando ysaliendo del campo. Era caótico, era salvaje, era... lo más sorprendente que habíavistonunca.
—¿Enestomebañoyo?—pregunté,deseandonohaberlosabido—.¿Quéestodoesto?
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—Yaloaveriguaremos.Talvezpuedasdibujaralgunosparaidentificarlosluegoenloslibrosdetexto.
—¿Dibujarlos?¿Conlorápidoquesemueven?—Desdeluego,esundesafío.Tomaunlápiz.Mesentédeformaquellegaraymiréydibujéymiréydibujélomejorquepude.
Alcabodeunrato,medicuentadequealgunascriaturasempezabanareaparecer,loquemefacilitólatareadedibujarlas.ElabuelitotarareabaVivaldiyseentreteníaporahíconsu redde filtrar.Yomordisqueéel lápizy fruncíelceñoantemiobra,queconsistíaenformastorpesyblandenguesrepartidasporlapágina.
—Lo siento, pero me parece que no son muy buenos —avisé mientras leenseñabalapáginaalabuelito.
—Desdeelpuntodevistaartístico,tienestodalarazón.Perolomásimportanteesqueseanrepresentacioneslobastantefielescomoparapodercompararlasconlosejemplosdelatlasdelabiblioteca.Siesasí,habráshechountrabajoaceptable.
—Puede que sea capaz de distinguirlos—dije—, pero no sé si podré volver abañarmeenelrío.
—Todas estas criaturas son completamente inofensivas, Calpurnia, y llevanmuchosmáseonesquetúdisfrutandodelrío.Porotrolado,consuélatepensandoquetú te bañas en el río propiamente dicho, y a estos animales no les gusta el aguacorriente.
—Estábien—contesté.Aunasí...LosarbustoscrujieronyÁyax,elperrodepapá,llegóbrincando,muysatisfecho
de habernos encontrado. Seguro que había estado por ahí cortejando aMatilda, laperra sabuesa del señorGates, que emitía un alarido tirolés tan especial que podíaoírseportodoelpueblo.Nossaludóalosdosporturnos,pidiendopalmaditasconelhocico, y luego chapoteó en los bajíos y sorbió el agua salobre. Una tortuga deltamañodeunpuñosedejócaerdeunleñoputrefactoyÁyax fue torpementeaporella.Leencantabajugaraperseguirtortugasyotrosanimalespequeñosderío,peronuncalehabíavistocazardeverdadnadaacuático.Másquenada,eraespecialistaenaves. En cambio, esta vez me sorprendió hundiendo la cabeza entera y saliendo,sobresaltado,conunatortugaigualdesobresaltadaenlaboca.
—Áyax —lo reñí—, ¿qué estás haciendo? Ya basta, deja eso donde lo hasencontrado.
Se acercó haciendo cabriolas, contento consigo mismo, y dejó la tortugadiligentementeanuestrospiesantesdesacudirseelaguaysalpicarnos.Sesentóymemiróconexpectación.
—Élcreequeestáhaciendosutrabajo—señalóelabuelito—.Serámejorqueloalabesotodoelentrenamientodetupadrenoserviráparanada.
—Oh,Áyax.Bueno,muybien.—Lediunapalmada—.¿Quévamosahacercon
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tutortuga?Travisyatieneunaensuhabitación,ydudoquemamátolereotra.Alomejorustedlopuedeagarrarporlacorreamientrasyolasuelto.
—Meiréconélorillaarriba—respondióelabuelito—.Esmejorquenoveaquelasueltas,opondráendudaelpropósitodesutrabajoyquizásedesanime.
SellevóaÁyaxy,cuandoyanoselesveía,inspeccionéalatortuga.¿Porquésehabíadejadocapturarporunanimaldetierratangrandeybobo?¿Eravieja?¿Estabaenferma?A primera vista no había nada raro en ella. Tenía elmismo aspecto quetodaslastortugasderío.Alomejoreratontaynadamás.Alomejorvalíamásquemuriera y así no produciría más generaciones de tortuguitas tontas. Pero erademasiadotarde:yohabíainterferidoyesomehacíaresponsabledesubienestar.Altiempoquemepreguntabasi,amimanera,estabafavoreciendolasupervivenciadelos peor preparados, lametí en el agua, donde desapareció en un abrir y cerrar deojos.
—¡Vale—grité—, ya puede soltarlo!—Subí por la orilla tras ellos yÁyaxmerecibióenloaltodelterraplén—.Noestá,¿loves?—ledije,yleenseñémismanosvacías.Juroquemeentendió,porquedejócaerlasorejasysealejódemí—.Noestá,Áyax,losiento.Séunbuenperroyvenaquí.Buenchico.Eresmuybuenchico.
Leacariciéelpelajeyleaporreéloscostadostalcomolegustaba,aunquesabíaquelasmanosmeoleríanaperromojadoduranteelrestodeldía.Estoloalegróunpoco,ymeperdonólobastantecomoparaandarconmigomientrasalcanzábamosalabuelito.Porel camino,Áyax encontró lamayormadrigueraqueyohabíavisto enmucho tiempo. Parecía y olía como un hoyo de tejón, y los tejones eran cada vezmenoshabitualesennuestrorincóndelmundo.Áyaxsedivirtióhundiendoelhocicodentroyolisqueandoexcitado.
—¿Qué hay ahí? —le grité al abuelito, que observaba con interés una plantapequeñaypocointeresante—.Vamos,Áyax.
Letirédelcollarparaquenoperdieralanarizporunataquedelirritableinquilinodeesamadriguera.
—Una algarroba—contestó el abuelito—. Parece una especie vellosa, pero talvezseamutante.Mira,tieneestahojasubordinadatanraraenelpie.—Arrancódeunpellizcounoscincocentímetrosdetalloymelodio—.Nosguardaremosesto.
Era una planta aburrida, pero la puse en un tarro y escribí: «Algarroba vellosa(¿muntante?)»enlaetiqueta.Despuésmedijo:
—Tambiénhevistoporaquíunaorugatigre.¿Hascriadoalguna?Alzóunaramitaenlaqueseretorcíalaorugamásgordaypeludaqueyohabía
visto,deunpardepulgadasdelargo(o,parasermáscorrectos,cincocentímetros:elabuelitomehabíaexplicadoqueloscientíficosdeverdadusabanelsistemamétricodecimal,queprontoibaaextenderseporNorteamérica).Laorugaestabacubiertadeundensopelajequeparecíatanafelpadoyagradablecomoelpelodeungato,pero
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yosabíaquenohabíaqueacariciarla:todamividamehabíandichoquelasorugastigre pican un horror. Aunque no sabía si un horrormuy grande o un horrormuypequeño.
—¿Dequéclasees?—quisesaber.—No estoy seguro de la especie—contestó él—.Hay varias que se parecen a
primeravista,ynopuedessabercuáltieneshastaqueemergecomoimagoalado.—¿Ypicamucho?—Supongoquesilotocaslosabrás.Loquenosllevaaunacuestióninteresante:
¿hastadóndequieres llegar ennombrede la ciencia?Esto es algo en loquedebesreflexionar.
Bueno,talvez.Oquizápodíadarleunpeniqueaunodelospequeñosacambiodequelatocara,peroentoncespenséenelprecioquetendríaquepagarluego,conmamá.Definitivamente,novalíalapena.
—Llevémoslaacasaylacriaré—dije—.CreoquelallamaréPetey.—Calpurnia, descubrirás que es mala idea poner nombres a tus objetos de
experimento.—¿Porqué?—pregunté,mientras dejaba caer aPeteyy su ramita en elmayor
tarrodeconservasqueteníamos,deunlitrodecapacidad,conlatapaagujereada.—Tiendeaanularlaobjetividaddelaobservación.—Noestoyseguradeloquesignificaeso,abuelito.Peroélyaestabaabsortoconunashuellasdeanimales.—Unzorro,meparece—murmuró—.Conunpardecachorros,porlovisto.Es
alentador:creíaqueloscoyoteshabíanacabadocontodos.AlllegaracasasupimosqueSamHoustonyLamarhabíantraídounsorprendente
siluro que pesaba veinte kilos en la balanza de la limpiadora. Rodeaban su bocainmensa y fruncida unos barbillones gruesos como lápices; daba miedo. Ni losmayoresejemplaresdeesospecesseresistíandemasiadoalanzuelo,asíqueparamishermanosnocontabancomo trofeos.El retoprincipal era sacarlosdel ríoapesoyllevarlosacasasintocarlaspúasvenenosasdelasaletas.
Esanochecenamosunosbuenospedazosrebozadosenharinademaízyfritos,yensucarneaúnsenotabael saborsoterradodelbarro,quenoparecíamolestarleanadiemás.Yonoqueríacomérmelo.Nisiquieraqueríaverlo.Era tangrandecomoJ.B.Loquequierodecirqueesebichoteníauntamaño...Eralobastantegrandecomopara llevarsemi pierna de un bocado, y yo bañándome en el río cada día.Me loimaginéagarrándomeyarrastrándomealfondo,reteniéndomeallídemasiadorato,otal vez el rato suficiente, según se mirase desde mi perspectiva o la del pez. Mifamiliameencontraríamástarde,conelpeloflotandoamialrededorcomolatrágicaOfelia.Oalomejornoencontraríanfragmentosdeltamañomínimoparajustificarelcostedeunfuneral;talvezsóloencontraríanmicamisola.¿Quiénibaaencargarun
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ataúd y una ceremonia para una simple camisola? Seguramente nadie. ¿Y para unmiembro?¿AcasoelbrazodelgeneralJacksonnohabíatenidounfuneralcompleto?¿Yunacabeza?Supusequeunacabezaserviría.
Despuésdeeso,decidíqueyahabíareflexionadolobastanteenelasuntoehicelo que pude para dejar de pensar en ello. Aun así, durante meses, cada vez queentrabaenel río,pensabaeneseLeviatánenunextremode labalanzaaguardandopara mutilarme, y en las pululantes criaturas microscópicas en el otro extremo,esperando para hacer su aparición. Era una lástima, pero a veces un poco deconocimientopodíaestropearteeldía,oalmenosquitarleunpocodesuesplendor.
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Capítulo9
Petey
Se sabe que hay particularidades del gusano de seda que han aparecido en lacorrespondientefasedeorugaocapullo.
Amedidaqueelveranoavanzaba,dedicabacadavezmástiempoaestudiarcienciaymenos a practicar piano. Esto resultó poco práctico a largo plazo, pues por cadapráctica queme saltaba tenía que recuperar el tiempo perdido y compensarlo conmediahoraextra.Elsábado,despuésdetocardoshorasenteras(¡!)meescapéconmicuadernoyllaméalapuertadelabiblioteca.
—Adelante,sinohaymásremedio—gritóelabuelito.EstabaexaminandounasláminasdelAtlasdelavidamicroscópicadeestanque—.¿Yahasterminadocontusobligacionesculturalesdehoy?—mepreguntó sinalzar lavista,ycomprendíque,conlosmontantesabiertos,sindudamehabíaoídoaporrearelpianoenelsalón,alotro extremo del pasillo—. A mí me gusta la Música acuática. Espero que no tecanses tanto de estudiar que lo dejes de lado para el resto de tu vida. Es el granpeligrodepracticardemasiadopiano.EsperoqueMargaretloentienda.
—Mamádicequemañanapuedovolverahacermediahora.¡Oh!—exclamé,alverlasláminasporencimadesuhombro—.Esloqueyodibujé,¿verdad?—Abrímicuadernoporlapáginadelasilustracionesquehicedelascriaturasmicroscópicasdelrío.Mimazamedievalseparecíaaladellibro—.«Volvox»—leí—.EsunVolvox.¿Sediceasí?
—Correcto.Una clasemuy satisfactoria; confieso que siento debilidad por ellaentretodoslosChlorophyta.
—Mire—dije—,aquíhayotro.Misdibujoseranbuenos.Mesentísatisfechademímisma.—Sigueycatalogacadaunodeellosentulibro—indicóelabuelito—,yapunta
lapáginadelatlasparaquepuedasvolveraencontrarlo.Me decidí por la tinta en vez del lápiz, lo que me hacía poner más nerviosa,
aunquealfinalsólohiceunborrónpequeñísimo.Entoncespregunté:—Abuelito,¿conquéalimentoaPetey?—¿Quién?—Petey,laoruga.—Calpurnia,¿hededartelarespuestamasticadacomosifuerasunbebé?Seguro
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quepuedesaveriguarlotúsola.Piensaenello:¿recuerdasdóndelaencontramos?¿Enquétipodeárbolestabaviviendo?
—Ah—dije, y salí en busca de lamisma clase de hojas de las que sacamos aPetey.
Teníasentido:lasorugassededicanbásicamenteacomer,asíquenoseríanaturalencontrarloholgazaneandoenalgoquenolegustara.Peteyseenroscóenformadecomapeludacuandometílashojasensutarro.Sustituísuflacaramitaporotramásgrande y con formas, para que hiciera ejercicio y se divirtiera si tenía necesidad.Coloquésutarroenmitocador,entreelnidodecolibríyuncuencoconrenacuajosque estaba estudiando. Aquello empezaba a estar abarrotado.Media hora después,cuandovolvíamirar,Peteyestabamasticandosufollajeyparecíabastantecontento,aunqueunonuncapuedeestarsegurocuandosetratadeunaoruga.
Volvíaobservarlomediahoramástarde:estabainmóvil,tendidocuanlargoerasobresurama.Parecíadormido.Almenos,esperabaquesólofueraeso.Miréaversiteníaojosysiestabancerrados.Susdosextremos teníanelmismoaspecto,peroalinspeccionarloconuna lupaencontrédospuntosnegrosybrillanteshundidosenelpelo, en una punta. Debían de ser sus ojos, ¿no? Por lo visto, no tenía párpados.Preguntaparaelcuaderno:¿porquélasorugasnotienenpárpados?Unopensaríaqueleshacenfalta,pasándosetodoeldíaalsolcomohacen.
Travis lo inspeccionó a lamañana siguiente y sacó un tema curioso que yo nohabíatenidoencuenta:
—¿PorquélehaspuestoPetey?¿Cómosabesqueeschico?—dijo.—Pues no lo sé —reconocí—. A lo mejor lo averiguamos cuando salga del
capullo.Tampocoséquéclasedemariposavaaser.Más preguntas para el cuaderno: ¿Tienenmachos y hembras las orugas? ¿O se
conviertenenmachosohembrasmientrasduermenensuscapullos?Elabuelitomehabía hablado de la avispa, que podía optar por ser macho o hembra en su faselarvaria.Una idea interesante.Mepreguntabaporqué losniñoshumanosno tienenesta opción en su fase de larvas, pongamos hasta los cinco años.Con todo lo quehabíavistodelasvidasdechicosychicas,yoelegiríaserunalarvachico,seguro.
AmamáledesagradabalapresenciadePetey,perolotolerabaporquealfinalseconvertiríaenalgohermoso.Mamáanhelababellezaensuvida.Colaborabacon laOrquestadeCámaradeLockhartyunavez al añonos llevabaa todos alballet enAustin.Tardábamos todoeldía en llegar en trenypasábamos lanocheenelhotelDriskill,dondetomábamosbatidoconheladoenlafuenteyeltédelatardeenlasaladecristal.
Todos los meses, mamá devoraba las revistas que le llegaban por correo (Elmagacín femenino yMcCall's). De ellas sacaba ideas para diseñar, cortar y coser
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flores con las que después adornaba la sala. Aunque en primavera tenía camposllenosdefloressilvestres,aesasnoleshacíacaso.Avecesyorecogíaunascuantasylasponíaenunajarraalladodemicama.Eranbonitas,perosólodurabanunoodosdías. Luego, más que ponersemustias, desaparecían. Y te quedabas con una jarrallenadeaguamaloliente.
A Petey le traía sin cuidado el mundo a su alrededor; de hecho, le traía sincuidado todo excepto los fajos de hojas que le llevaba. Comía y dormía, comía ydormía,yentreunacosayotraexpulsabadiminutasycompactasbolasverdesporsuextremoposterior.Esto implicabadedicarpartedeldíaa limpiar susdependencias.Yonohabíacontadoconelloyenseguidamecansé,peromedecíaamímismaquetodo valdría la pena cuando Petey se convirtiera en una espléndida mariposa. Seestaba poniendo increíblemente gordo, igual que una salchicha.Un día le llevé untipo equivocado de planta y se enfurruñó y no se la comió. A punto estuve dedeshacermedeélportodoslosproblemasquemedaba.Además,noeraunamascotamuyentretenida.Cuandoselocomentéalabuelito,mereprendiódiciendo:
—Recuerda, Calpurnia, que Petey no es tumascota. Es una criatura del ordennatural de las cosas.Aunque esmás fácil encontrar interesantes a los animales deórdenessuperiores,yyomismodeboconfesarmeculpabledeestadebilidad,esonosignifica que podamos dejar de lado el estudio de los inferiores.Hacerlo indicaríafaltadedeterminaciónyunaerudiciónmuysuperficial.
Así que, en nombre de la Ciencia, estuve limpiando cacas de oruga. EntoncesPeteydejódealimentarsesinmotivoaparente.Comprobésuforrajeyeradelaclasecorrecta, pero no le interesaba. Pensé: «Oruga malcriada y cascarrabias, deberíaarrojartealcésped.Yaveráscuandoteencuentresconunpájaro:entoncessabrásloqueesbueno,señorito».
Para mi sorpresa, cuando me desperté a la mañana siguiente vi que tenía sucapullomuyavanzado.Asíqueafindecuentasnohabíaestadodemorros,sinoquedescansabaysepreparabaparasutarea.Quécercahabíaestadodetiraraunaorugainocente.
Sepasóeldíaechandochorrosdehilofinoygrisporsuextremofrontal,creo,ymuyocupadoenredándoseporaquíyporallá,creandoundesordenadocapullocontrocitosdehiloqueasomabandevezencuando.Parecíauntrabajochapucero.Peteynotejíamejorqueyo,yesomedespertabaciertasimpatía.PocoapocoseencerróensucápsulacomounaorugadeEdgarAllanPoe.
—Buenasnoches,Petey.Queduermasbien—medespedí.Él se removió y se instaló de forma definitiva en su cárcel autofabricada. El
capullo permaneció inmóvil dos semanas enteras,mientras Petey llevaba a cabo lalentaymágicaempresadetransformarsucuerpoduranteelsueño.Aquelloeraalgomaravilloso y misterioso, pero también un poco desagradable si lo pensabas muy
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bien.Mehacíapensarenlavidayenlamuerte.Yonuncahabíavistoaunapersonamuerta.Lomásparecidoeraundaguerrotipo
quehabíaenlabibliotecayquemostrabaamitíoCrawfordSteele,muertoalostresaños de difteria, envuelto en encaje blanco. Se veía algo de blanco en sus ojoshundidos,por loque sabíasquenoesqueestuvieradormido, sinoquealgono ibabien.FuiapreguntarleaHarry:
—Harry,¿hasvistoaunmuertoalgunavez?—¿Porquélopreguntas?—replicó.—Porsaberlo.—¿Cómoesquesalesconestascosas?Avecesmeasustas.—¿Que yo te asusto? —La idea de asustar al mayor y más fuerte de mis
hermanosmediorisa—.EsquepiensoenPeteycambiandosucuerpoyesomehacepensarenlascosasvivas,loquemehacepensarenlascosasmuertas.Cuandohayaotrofuneralenelpueblo,¿mellevarás?
—CallieVee...—Noesnadaasqueroso.Esinteréscientífico.AmímeparecequeBackyMedlin
yaestámuydecrépito.¿Cuántosañosdiríasquetiene?—¿Porquénosalesalacalleyleinspeccionasladentadura?—Muybueno,Harry,peronocreoquelatengaaestasalturas.¿Piensasqueseirá
pronto?YopasabapordelantedeBackyMedlincadadía,aliryalvolverdelaescuela.
Sesentabaconlosdemásviejalesenlagaleríadelalimpiadoraytodossemecíanyseescupíanyseinterrumpíanmientrascontabanhistoriasdelaguerra,ysesujetabanelbrazounosaotrosparadecirqueno,queaquellonohabíaocurridoasí,sinoasá,etcétera.(Backyveníade«tabaco»,yestehombredebíasunombrealascantidadesprodigiosasquetomabadetabacodemascaryasumalapunteríaconlaescupidera.Escupíaconfrecuencia,altuntúnycontodassusfuerzas,asíquehabíaqueandarseconmuchocuidadoporlarepugnantelluviadecolormarrónquecaíaconstantementeasualrededor.)Yanadieprestabalamenoratenciónaesosancianos.Aveceshastasecansaban de cotorrear y se dedicaban al dominó; jugaban con unas viejas fichastalladas,cuyospuntosestabantangastadosdespuésdeunmillóndemanosquecasieran indescifrables. Las fichas emitían un sonido agradable y de vez en cuandoalgunodelosviejosexclamaba:«¡Ja!»,yentoncessabíasquehabíahechounajugadamagistral.
—¿Qué,mellevarásalfuneraldeBacky?—insistí.—Deverdad,Callie,quenoesuntemaagradable—medijo.—Noesquedeseequesemuera;sólotengocuriosidad.Elabuelitodicequeuna
mentecuriosaesunper...perc...—¿Prerrequisito?
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—Sí,eso,paralacomprensióncientíficadeluniverso.—Bien.¿Peroyahasterminadotusprácticasdepiano?Mañanavienelaseñorita
Brown.—Yaparecesmamá.No,aúnnohepracticado,ysí,loharé.Harry,¿cuántosaños
nos quedan de clases? Yo empiezo a cansarme, ¿tú no? ¿Por qué no lo hacen losdemás?Yotengocosasmejoresquehacer.
—Querrásdecirqueelabueloytútenéiscosasmejoresquehacer.—Bueno,sí.—Yatepreguntéunavezynomecontestaste:¿dequéhablasconél?—Caramba,Harry,haymuchascosasdequéhablar.Debichosyserpientes,gatos
ycoyotes,deárbolesymariposasycolibríes,denubes,delclimaydelviento...Estánlosososylasnutrias,aunquecadavezesmásdifícilencontrarlosporaquí.Estánlosbarcosballeneros,o...
—Estábien.—LosMaresdelSuryelGranCañón.Losplanetasylasestrellas.—Quesí,quesí.—Los principios de la destilación... Ya sabes que intenta convertir pacanas en
licor,¿no?Nolevamuybien,peronoledigasquetelohedicho,¿vale?—Claro—respondióHarry.—EstánlasleyesdeNewton,losprismasylosmicroscopios,el...—Hedichoquevale.—Lagravedad,lafricción,laslentes,losprismas...—Yamehagounaidea.—Lacadenaalimentaria,elciclodela lluvia,elordennatural...Harry,¿adónde
vas?Hayrenacuajosysapos,lagartosyranas...Notevayas.Hayunascosasquesellaman microbios, los gérmenes, ya sabes. Los he visto por el microscopio. Lasmariposasylasorugas,loquenosllevaaPetey,nonosolvidemosdeél.¿Harry?
Porlamañanamedespertóunruiditode«cric—crac»comoelquehaceunratónenlapared,sóloqueveníadeltarrodePetey.Estabademasiadooscuroparaver,porlo que descorrí la cortina y puse el tarro en la repisa de la ventana. Su capullocabeceabadeaquíparaallá.Amedidaquelahabitaciónseibailuminando,sesacudióymordisqueóy,onoviomicarapegadaasutarro,oledioigual.Alfinhizounbuenagujeroenunextremodelcapulloy loqueanteshabía sidoPeteyasomódespacioconunpoderosoesfuerzo.
Y ahí, en vez de la criatura preciosa y brillante que me había imaginado, seagazapabaunamariposade aspecto raroy cuerpogruesoconunas alashúmedasyplegadísimas. Se sacudió para intentar estirarse. También pude ver que ya no eraPetey.Tendríaquebuscarleotronombre,algoquereflejarasutanesperadoesplendor,
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algocomo...Flor,yaquevivíadenéctar,otalvezZafiro,oRubí,segúnelcolorfinaldesusalas.Ladejéalosuyoybajéadesayunar.Yaenlamesa,anuncié:
—Peteyhasalidodelcascarón.Ahoraseestásecandolasalas.—Oh,quémaravilla—exclamómamá—.¿Dequécolores?–Todavíanolosé,mamá.Aúnestá todoarrugado.Perodesdeluego,necesitaun
nuevonombreahoraqueyanoesPeteylaOruga.—Niños—dijomamá—,¿algunasugerencia?SulRoss,eldesieteaños,declaró:—Tendríamosque llamarlo... tendríamosque llamarlo...—buscó lapalabra—...
Mariposa.—Esmuybonito,cielo—opinómamá.—OBella—propusoHarry—,porsubelleza.—Muybonito,Harry.¿Mássugerencias?—Talvezprefiráisesperaraverquéaspectotieneprimero—propusoelabuelito.Meparecióunaintervencióncuriosa,perosialguienconocíaalasmariposasése
eraelabuelito,asíquesupusequeloquedecíarespondíaaalgúnmotivo.—Sí—convine—,veamoscómoes antesdebautizarlo, aunqueBella esbuena
idea.—ComoSulRossparecióalicaído,añadí—:YMariposa también,Sully.A lomejorlollamoBellalaMariposa.
—¿Eséloella,Callie?—preguntóTravis.—Niidea—repuse,yataquélastortas.—Hacedelfavordenohablarconlabocallena—dijomamá.Después del desayuno corrí a mi habitación, con mis tres hermanos pequeños
pisándome los talones mientras discutían qué nombre poner a nuestro nuevoprotegido.Yahí,entodasugloria,estabaPetey,oBella,extendidoensuramitaconlas enormes alas llenando el tarro. Era inmenso, era pálido, era peludo por todaspartes...Eralapolillamásgrandedelmundo.
—Puesesunamariposamuygraciosa—dijoSulRoss—.¿Quétienedemalo?—Noesunamariposa,Sully—replicóTravis—:esunapolilla.Callie,¿túsabías
queseríaunapolilla?—Pues...—dije,desconcertadaantesutamaño—laverdadesqueno.—Caramba,yonuncahabíavistounatangorda—contestóTravis.—Niyo.Esunpocoasquerosa—opinóSulRoss—.¿Nocreéis?—Mmmm...Realmente era un poco asquerosa, pero yo no lo habría reconocido jamás. No
tenía ni idea de que las polillas pudieran alcanzar esas dimensiones. Y ésa sóloacababadenacer.
—¿Quévasahacerconella?—quisosaberTravis.—Laestudiaré,porsupuesto—dije,preguntándomequénaricesibaahacercon
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esemonstruo.—Ah,vale.¿Yquévasaestudiar?—Pues su... pues los hábitos alimenticios y cosas así. Los hábitos de
apareamiento.Eso,sí:elterritorio,laenvergadurayesascosas.—¿Tendrásquetocarla?—preguntóSulRoss—.Amínomegustaríatenerque
tocarla.—Puedequeaúnno.Esunareciénnacida,necesitatiempoparaacostumbrarsea
lascosas.—Serámejorquebusquesprontountarromásgrande,Callie,oéstevaareventar.—Nocreoquecrezcamás.—Eraimposible.—Igualtienesquedejarlevolarportuhabitación—propusoTravis.Nienbroma.—Aaaaaj—exclamóSulRoss,ydiounpasoatrás—.Tengoqueirme.—Yyo,eshoradeiralcolegio.—Travistambiénsemarchó.—¡Eh!—losllamé—.Volved.¡Novoyasoltarla!¿Yahoraqué?PeteyoBellao loque fuera eso revoloteabaen su tarro conun
ruidoseco,ominosoymorboso.Mepreparéparaelcolegiointentandonomirarloyestremeciéndome cada vez que se agitaba. Me daba cuenta de que tendría quesoltarlo,peronoqueríapensarenello;pasécasitodaslashorasdeclaseprocurandonohacerlo.
Cuandolleguéacasa,medemoréenelpisodeabajoehiceunasprácticasextrade piano, tras lo cual mamáme ordenó que subiera a cambiarme el delantal. Mearrastréhastamicuartoysufríunespasmorepentinodeansiedadalponerlamanoenelpicaporte:¿ysihabíasalido?¿Apretébienlatapadespuésdeabrirlalaúltimavez?¿Ysivolabasueltoporlahabitación?Peromesobrepuse:«CalpurniaVirginiaTate,noseasridícula.¿Eresunacientíficaono?Sóloesunapolilla».
Muybien.Lohice.Measomépor lapuertayahí estaba, encogidoen su tarro,demasiado grande hasta para darse la vuelta. Al agitarse batía las alas contra elcristal.
—Petey—dije—.¿Quévoyahacercontigo?Necesitoaveriguardequéespecieeres.Ytengoqueencontrarteunacasamayor.
CogídemiestantelaTaxonomíadelmundodelosinsectosdelabuelitoybusquéelordende los lepidópteros.Por sucolory su tamañoabsurdo,debíade ser algúntipo de Saturniidae. Distinguir entre las dos opciones más probables significabaexaminar las alas del espécimen extendidas, pero en el tarro no había espaciosuficiente.Nohabíanadaquehacer:o lebuscabaunacasamayoro lo soltaba.Loobservé durante un rato. No era tan feo una vez te acostumbrabas a su tamañoestrafalario. Tenía unas lindas antenas como plumas. Yo lo había llevado a esasituación:estabaatrapadoenuntarropormicausa;ahoranopodíahacercomosino
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existiera.—Estábien,Petey,leharemosunavisitaalabuelitoaverquénosdice.Cogí el tarro con los brazos extendidos ymientras bajé con él las escaleras no
dejódevibrar.En el recibidorme crucé conHarry, que echóunvistazo aPeteyydijo:
—SantoDios,¿esoestumariposa?Pareceunalbatros.—Ja,ja—repliqué.—¿Sabíasqueseconvertiríaenesto?—Claroquesí—dije,comosinada.Harrymemiróydijo:—Déjameverlo.Estáhechouncampeón,¿eh?Si laspolillasparticiparanen la
FeriadeFentress,ganaríasdecalle.Unaideainteresante.Juntoalasclasificacionesdecerdosylasconfiturascaseras,
unacategoríaparalaspolillas.Loquemellevódeformanaturalaacordarmedelacompeticióndemas cotas infantilesde la feria.Los críos llegabancon susgatosyperrosyperiquitos:unpuñadodemascotasnormalesyaburridas.¿Porquénoalgomásinteresante,comoporejemplounapolillagigante?
—Oye,Harry,¿creesquepodríameteraPeteyenlamuestrademascotas?—Noesunagranmascota,CallieVee—respondióél,riéndose.—¿Yqué?DovieMedlinsepresentóelañopasadoconsupeznaranja,Burbujas,
que tampocoeraunagranmascota.Notienenquehacer trucosninada,sólodebenestarahíylosjuecespasanamirarlos.Seguroqueélconseguiríapuntosextraporserdiferente,¿noteparece?
—Supongo, pero faltan meses—dijo—. ¿Cómo piensas mantenerlo vivo? Nopuedesguardarloenesetarro.
—Claroqueno.Intentopensarenalgúnsitioparaél.¿Cuántovivenlaspolillas,porcierto?
—No lo sé, la naturalista eres tú—me contestó—. Supongo que unas cuantassemanas.
Mamásaliódelacocinaysedetuvodegolpe,contemplandoeltarrodePeteysinpodérselocreer.
—¿Quéesesacosaquellevasahí,Calpurnia?—preguntó,alzandolavoz.Yosuspiré.—Es Petey, mamá. O puedes llamarlo Bella, si lo prefieres—añadí con falsa
alegría,comosiunnombrebonitopudieracubrirdealgúnmodosufealdad.CuandoPeteysetensóbruscamente,mimadrediounpasoatrás.Nopodíaapartar
lavistadeél.—¿Quélehapasadoatu...bonitamariposa?—Queresultaqueeramásbienunapolilla,yaves—respondí,ysostuveeltarro
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paramostrárselo.Ellaretrocedióotropaso.—Quieroquesaquesestodeaquí.¡Unapolilla,porelamordeDios!¡Imagínate
loqueharíaalgodeesetamañoconlasprendasdelana!Me había olvidado de que ella y SanJuanna tenían declarada una guerra
permanentealashordasdepequeñaspolillasmarronesqueintentabanapropiarsedenuestras mantas y ropa de invierno, y de que sus armas insignificantes, como lasvirutasdecedrooelaceitedelavanda,noeranrivalparaelimpulsocontinuodelanaturaleza.
—Éstenocomelana,mamá—lecontesté—.Almenos,esocreo.Puedequesólocoma néctar o que no coma nada de nada, depende de la especie. Algunas no sealimentanentodasufaseadulta.Aúnnoloheaveriguado.
Mamáalzólasmanos.—Nosueltesesacosaporaquíbajoningunacircunstancia.Laquierofueradela
casa.¿Mehasoído?—Sí,mamá.Se llevó una mano a la sien, dio media vuelta y subió las escaleras. Harry
comentó:—Qué pena: me hubiera gustado verlo en la muestra de mascotas. ¡Pasen,
amigos,venganaveraCalpurniaVirginiaTateysupolillagigantesca!—Muy gracioso. Vale, tendré que soltarlo, pero antes se lo he de enseñar al
abuelito.Fui a buscarlo a la biblioteca, pero no estaba allí. Podía salir por la puerta
principalydarunlargorodeohastaellaboratorioposteriorobienatajarporlacocinayenfrentarmeamáscarasdeascoymásexplicaciones.Memetíeltarrodebajodelbrazoypaséporlacocina.Violamelanzóunamiradaydijo:
—¿Quéllevasahí?—Oh,nada—contestémientrassalíadeprisaporlapuertadeatrás.Peteyseagitóensutarro.Deseéqueseestuvieraquieto.Mehabíaacostumbrado
asuaspecto,peroeseruido...teníaalgodesombríoyprimigenio.Meponíalospelosdelbrazodepunta.
Encontréalabuelitoencorvadosobresulibroderegistros.—Hola,abuelito,mireloquetengo.—Leenseñéeltarro.—Vaya,vaya,sindudasetratadeunespécimennotable.Nuncahevistounode
estasproporciones.¿Hasidentificadolafamilia?—DiríaqueesunSaturniidae,ounSphingidae, talvez—dije,orgullosademi
pronunciación.—¿Quépiensashacerconél?—Pensaba inscribirloen lamuestrademascotasde la feria,peroHarrynocree
quevayaavivirtanto,yustedsiempremedicequenoesunamascota.Ymamálo
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quiere fuera de casa. O sea que a lo mejor puedo matarlo y quedármelo para micolección.Olopuedosoltar.
Elabuelitomemiró.AmbosmiramosaPetey,embutidoensutarro.—Esunbelloejemplar—opinóelabuelito—.Puedequenovuelvasaverotro
igual.—Losé.—Fruncíelceño—.Yameavisódequenolepusieranombre.Peroyo
lohecriadohastaahora.Meparecequenopuedomatarlo.
Al ponerse el sol, cuando nos reunimos en el césped a esperar la primeraluciérnaga, mis hermanos se quedaron en el porche mientras yo ponía el tarro dePeteyenelsuelo.Elabuelitomeobservabadesdeunamecedoraytomabasorbosdebourbon de una botella.Destapé el tarro y retrocedí.Durante unminuto, Petey sequedóacurrucadosinmoverse.Luegosearrastróhastaelbordedeltarroyemergiódesucapullodecristal.Mientrassetambaleabasobrelahierba,Áyaxllegótrotandoporunladodelacasa.Peteyextendiósusalasdeparenpar.Unpocotarde,viporelrabillodeojoqueelperroveníaalacargaconlasorejasalviento,emocionadoantelaperspectivadealgonuevoqueperseguir.Peteypalpitódébilmenteenelaireyseposómediometromásalláparadescansar,conÁyaxacercándosedeprisa.Eseperroibaazamparseamimejorespécimen,amiproyectodeciencia,amiPetey.Lafuriasedesatóenmí.¡Estúpidoanimal!Corríhaciaélygrité«¡Áyax!»tanfuerte,queyomismameasusté.¿Quiénhubieradichoqueteníatanmalgenio?LaspalomasdelosárbolesecharonavolaryÁyaxvaciló.Quiseagarrarledelcollar,peroélsaltódeladocreyendo que se trataba de un nuevo juego.Volvió a lanzarse y Petey se volvió aelevar,estaveza laalturadelpecho,y revoloteócomouna torpegallinaprobandosusalas.
—¡No!—chillé.EstavezÁyaxreconociólapalabra.Atónito,memiróconPeteyentresusgarras
delanteras.Selodecíaenbroma,¿no?Sutrabajoeracazarcosasvoladoras,¿no?YoyaestabacorriendohaciaelperrocuandoPetey,conunpoderosoesfuerzo,selanzóalaireyenmediosegundopasódeserundesgarbadomoradordelossuelosaserotracosa,unacriaturadelviento,unciudadanodelaire.
Loobservéasombrada.ParecíaquePeteyhubieravolado toda suvida.Áyax seenfurruñóytiródesucollar,yyolosolté:yanadiepodríapillaraesapolilla.
—¡Uau!—exclamaronmishermanos.—Bienhecho,Callie.—Creíqueesapolillayaestabamuerta.El abuelito alzó sus gafas a modo de saludomientras Petey desaparecía en la
maleza.Aquella noche me quedé sentada en el porche principal mientras oscurecía,
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aplazandocuantopudieraelmomentodeacostarme,hastaqueya sóloveía el lirioblanco más cercano en el camino de entrada. Brillaba en la oscuridad como unapálidaestrellaenminiaturaquehubieracaídoa la tierra.Fueentoncescuandoalgopasó zumbando a mi lado para ir directo hacia los lirios, donde montó un jaleorevolcándoseenunaflortrasotra.Sonabacomouncolibrí,peronopodíaverlo.¿Loscolibríesvolabandenoche?¿Seríaunmurciélagocomedordenéctar?Nolosabía,yaunquenuncapodríaestarsegura,decidíqueteníaqueserPetey.Almenos,esomedije.Preferíaunfinalfeliz.
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Capítulo10
Lulaarmaunlíoaunquenoessuintención
El tordo rupestre de Guyana, el ave del paraíso y algunas otras se congregan, y losmachosexhibensucesivamentesumagníficoplumajeyejecutancuriosasgraciasantelashembras, que permanecen como espectadoras y al final eligen al compañero másatractivo.
AmiamigaLulaGateslellevómuchotiempoolvidarlaignominiadeponersemalaenpúblicoenelrecitaldepiano.Sepasósemanassinpoderhablardeotracosa.Yoyameestabacansandoy ledijequepodíahabersidopeor,queunavezalmaestroFrédéricChopinlehabíapasadolomismoenunaactuaciónparaelreyylareinadePrusia.
—¿Deverdad?—dijoLula,animadaporfin.No.Meloacababadeinventar.Perohizoquesesintieramejory,porlotanto,que
secallaradeunavez.SupongoqueLulaeraguapa,aunqueenesaépocayonoeraconscientedeello.
Hebras de plata ymiel se entrelazaban en su larga trenza rubia, que le caía por laespaldayoscilabaconvidapropiacuandotocabaunapiezavigorosaalpiano.Teníalosojosdeuncuriosocolorclaro,entreelazulyelverde,cuyo tonodependíadelcolor de su cinta para el pelo. Había en ella algo extraño que yo encontrabafascinante: siempre, tanto en invierno como en verano, tenía el puente de la narizempañadoporunadelicadacapadetranspiración.Apenasbastabaparahumedecerlayema de un dedo, pero si se lo secabas, reaparecía de inmediato. Sonará pocoatractivo, pero era más divertido que desagradable. De pequeña, me quedaba allíquitándoseloyviendocómolevolvíaasalirdurantetodoelratoqueellamedejara.Noparecíahaberningunaexplicación.
PensaréisqueteneraLuladeamigaseríaungranalivioparamí,quesóloteníahermanos,ynormalmenteeraasí,peroavecespodíaserunpocososa.No recogíaespecímenesconmigoenelembalse (serpientes).No ibaconmigoandandohastaelviejocampodeentrenamientoconfederado(ampollasyserpientes).Nosebañabaenel río (desnudarse y serpientes). Pero compartíamos pupitre en la escuela desdesiempre.Asíhabíaempezadonuestraamistadyenpartecontinuabaporeso,supongo.Además,creoquesumadrelafavorecía;considerabaunaventajasocialparaLulaelhecho de ser amiga de alguien de la familia Tate. ¿Acaso abrigaba también laesperanzadequeLulapescaraalgúndíaaunodeloschicosTatecomomarido?Es
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posible.Esverdadqueteníamosmásdineroqueotrasfamiliasdelcondado,perolafamilia de Lula parecía bastante acomodada. Su padre poseía establos, se podíanpermitir pagar clases de piano y tenían criada, aunque no cocinera. Sólo tenía esehermano,Toddy,queeradeficiente;noibaalcolegio,sinoquesepasabaeldíaenunrincón de su habitación, aferrado a los restos harapientos de un viejo edredón ybalanceándose sin cesar.Erapacífico a no ser que le quitaras su trozode edredón,porqueentoncessedisgustabayemitíaunosmugidoshorriblesymuyfuerteshastaquelorecuperaba.Asufamilialeparecíademasiadocomplicadoparaquemerecieralapena lavárselo, y en consecuenciaolía fatal.Apartede eso, la casade losGatesresultabatranquilacomparadaconlamía.
Lula ganaba premios por sus labores de bordado, mientras que las mías erandescuidadasylamentables.Yonocomprendíasupoderdeconcentraciónalahoradehacerunnudofrancésodetrabajaruncuellodestrozadoenclasedecostura.
—Es como aprenderse una pieza de piano, Callie—me decía ella—, y eso lohacesbien.Sólohasdepracticarunayotravezhastaquetesalga.
Pensé en ello y decidí que tenía razón. Pero entonces, ¿por qué lamúsicameparecíatandiferentedelaslabores?Altocarelpiano,lasnotassedesvanecíanenelaire al cabo de un segundo y te quedabas sin nada, y aun así, lamúsica aportabaalegríainclusocuandolasnotasseevaporaban,ysisonabaunragtimetodoelmundose alborozaba hasta el punto de ponerse a saltar por el salón. ¿Qué aportaban losbordados?Algodecorativo y permanente y alguna que otra vez útil, sí, pero yo loencontrabauntrabajoaburridoysosegado,adecuadoparaundíadelluviaconlasolacompañíadelmonótonotic—tacdelrelojdelsalón.Untrabajodemojigatos.
Convencí a Lula de que tocase conmigo una cosa de Sousa con arreglos paracuatromanos, y no lo hicimosmal: sacamos el doble demúsica en un verdaderotorrentedeacordesderigurosotempo,cosaqueresultóaltamentegratificante.
Unatarde,mihermanodetreceañosLamarsemeacercóconsigilomientrasyoestabasentadaenelporchecontandolepidópteros.
—Callie...—¿Qué?—¿TúcreesqueleinteresoaLula?—Claro,Lamar.—No,merefieroasicreesque...leintereso.Fuetodaunasorpresa.Lamarnuncahabíamostradoningúninterésporlaschicas.—¿Porquémelopreguntas?—dije—.¿Porquénoselopreguntasaella?Parecióaterrado.—No,nopodría.—¿Porqué?
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—Pues...nolosé—contestósinconvicción.—Entoncesnoséquédecirte.—Tuveungolpedeinspiración—.¿Porquénolo
hablasconHarry.?Sequedómásaliviado.—Sí—respondió—,buenaidea.PeronoselodirásaLula,¿verdad?—No.—Yalosdemástampoco,¿verdad?—No.—Vale.Gracias,Callie.Nopensédemasiadoenestaconversaciónhastaunosdíasdespués,cuandoSam
Houston,eldecatorceaños,vinohaciamíenelpasilloymedijoentredientes:—Oye,Callie,tengoquehablarcontigo.¿CreesqueaLulaGateslegusto?—¡¿Qué?!—exclamé.Élseestremeció.—Notepongasasí.Sólomepreguntabasipuedeserqueleguste,yaestá.—Caray,Sam.—¿Qué?—dijo.Meentróunlevepánico.—Talvezdeberíaspreguntárseloaella.Parecióconsternado.—Nopuedo.—PuesmejorquehablesconHarry:éllosabetododeestostemas—leaconsejé.
¿Quiéndijoquelainspiraciónnuncallamadosveces?—Tienesrazón,Callie.Hablaréconél.NoledirásnadaaLula,¿verdad?—No,nuncaloharía.—¿Prometido?—Prometido.—¿Lojurasportuvidayquesinotemueras?—Lojuropormividaysino,quememuera.—¿Doblejuramentodehermanosdesangreyquesinotemueras?—Doblejuramento.—Nocuentasinolodicestodo.—Saaaam...—Vale,vale.Perodilo,va.—Doblejuramentodehermanosdesangreyquesinomemuera—repetí—.Y
ahoradéjameenpaz.—Jo,seguroqueserásunaviejagruñona—dijo,ysealejó,sindudaenbuscade
Harry.Mefrotélassienes,dondeempezabaainstalarseundolordecabeza.Un par de días más tarde, estaba leyendo en un rincón tranquilo cuando mi
hermanodediezaños,Travis,aparecióconunaextrañaexpresiónenlacara.Melo
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quedémirandoysolté:—¿Quéquieres?Parecióherido.—Preguntarteunacosa.—VasapreguntarmesilegustasaLulaGates,¿no?Ahogóungritoylacaraseletransformódemiedo.—¡¿Qué?!—exclamó—.No, no, sólo quería saber si le gustan los gatos, nada
más.—Notengoniideadesilegustanlosgatos,otúoloquesea.Yaestoyharta.Vea
pedirleconsejoaHarry.—Recogímislibrosymeesfumémientrasfarfullaba—:Estoyapasadelaraya.
—¿Hartadequé?¿Dequéestáshablando?¿Quées loquepasade la raya?—gritóamiespalda.
Yoleignoré.SeguroqueenelpueblonohabíaplagasdehermanosincordiandoasushermanassobresilegustabanonoaCallieVee.Detodosmodos,¿quémásdaba?¿Meimportaba?Amíno.No.Claroqueno.
Harryentróenmihabitaciónunahoradespués,riéndose.—Tienesqueparardeenviármelos:nomedanniunrespiro.Ofréceleseldonde
tupropioysabioconsejo.—No sé qué contestarles. Es la Lula de siempre. ¿Se puede saber qué les ha
dado?—Unaepidemiadeenamoramiento.Estánenlaedad.—Puesyapuedendejarlocorrer.—Imposible,llegadoaestepunto—dijo—.Ylacosairáapeor.Porcuriosidad:
¿legustaalgunodeellos?—Noespecialmente,queyosepa.¿Selopregunto?—Siteapetecemeterteenplenabatallacampal...Yodetimemantendríaalejada.Penséqueteníarazónydije:—Sí,Harry,esloqueharé.Fingirénosabernada.—Noteserácomplicado—señaló,yseescabullóporlapuerta.—¡Muygracioso!—grité.Lehabría lanzadoalgo,pero loquemásamanome
quedabaeramipreciosocuaderno,yesonuncalotiraría.ElsiguientedíadeclasequedéconLulaenlacalleprincipal,comodecostumbre,
ehicimosjuntaselúltimomediokilómetrohastalaescuelamientrascharlábamosdecualquiercosa.Semeocurriómiraratrásyahíestabanmistreshermanos,repartidosdetrás de nosotras a intervalos regulares y con los ojos fijos en ella. Madre mía,aquello era peor de lo que pensaba.Ese cambio repentino que experimentabanmehacía sentir incómoda. ¿No eran demasiado jóvenes para eso? ¿Por qué no podíatenerunafamilianormalcomolasotraschicas?¿Porquélesteníaquepasaratodosa
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lavez?Alahoradelrecreo,lostressebuscaronunaexcusaparaestarcercadelalínea
invisible que, por un acuerdo no escrito, dividía el lado de las chicas del de loschicos.SeapoyabanenlosárbolesdelpatioconaspectodeholgazanesdespistadosperoclavandolamiradaenLulaconestudiadodescuido,paradespuéscruzarlasentreelloscomosifueranasesinos.
Lulayyojugábamosalarayuela.Sutrenzaplateadalanzabadestellosbajolaluzdel sol, como si estuviera viva. Las enaguas se le hinchaban hasta llegarle a lasrodillas, loqueprodujoungritoahogadoporpartedeLamar.Lelancéunamirada.Unmes antes, si Lula se hubiera paseado en camisola por el patio él ni se habríaenterado.Ahora,encambio...Seavecinabantiemposdifíciles.
—Lula—dijeallanzarmipiedra.—¿Qué?—Nada,daigual.—No,¿qué,Callie?—Que...¿Tú...?Lohabíajuradopormividaynomeibaachivar.Yaunquenoconocíaanadie
quehubieramuertodespuésderomperunapromesa,novalíalapenaarriesgarse.—¿Yoqué?—mepreguntó.Pensédeprisa.—¿CreesquehabríaquepreguntarleaDoviesiquierejugar?—Creíaquenotecaíabien.—Bueno—repliquémientrassaltaba—,yonuncahedichoqueDoviemecayera
mal...—Sí,sílodijiste,Callie.Lasemanapasada.Exactamenteconestaspalabras.—Esdebuenascristianasinvitarla,¿nocrees?Lulameobservóconcuriosidad.—Siquieres.Noquería(nopodíasoportaraDovie),peromeacerquéaella.Ibaapreguntarle
siquería jugarcuando la señoritaHarbottlehizosonar lacampana.Doviememiróextrañada. Por lo visto, estaba de moda mirarme raro. Y yo no me merecía esasmiradas.
Desfilamoshaciaelaula,laschicasenunacolayloschicosenotra.Empezabaatemereltrayectoacasadespuésdeclaseytratédeinventarmeunaexcusaparairmesola.AlaseñoritaHarbottlenoseleescapómiestadodistraídoymepreguntóunacantidadexorbitantedeveces sobre lahistoriadeTexas;preguntasqueyono superesponder,paragranentretenimientodelaclase.
—CalpurniaTate,¿teestamosinterrumpiendo?—dijo.—¿Interrumpirme,señorita?Sinoestoyhaciendonada.
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—Exacto.¿Dóndetieneshoylacabeza?—Me la habré dejado en casa, señorita Harbottle—contesté. Hubo risitas por
todalaclase.—Precisamente—replicóella—.Ynoseasdescaradaconmigo,Calpurnia.Vete
alrincón.Unahora.Otrocomentarioyprobaráslavara.Mequedéenelrincóndelavergüenza,decaraalapared,unahoraentera;estuve
pensandoenlasituacióndemishermanos,peronoobtuveningunarespuesta.Luegollególahoradecomer.
Nosllevamosnuestracomidaafueraynosdispersamosbajolosárboles.LamarySamHoustonsesentaronconsusrespectivosamigos.SentípenaporTravis,elmásjovenysensibledelgrupo,quesepusoacomerasolasmientras le lanzabaaLulaunasmiradaslastimerasysoñadoras.Ellalonotóydijo:
—¿QuélepasaaTravis?¿Estáenfermo?—Meparecequeesfiebreprimaveral.—Pero sinoesprimavera—replicó,ymemiróextrañada—.¿Lepedimosque
comaconnosotras?Selevemuysolo.—Nocreoqueseamuybuenaidea,Lula.—¿Porquéno?Desdeluegoestásmuyrara,CallieVee.«¿Rarayo?—pensé—.Sitúsupieras...»—Notepreocupes,Lula,Travisestábien.Serámejorquelodejestranquilo.Peroya erademasiado tarde, pues sedirigióhacia él, que abriómásymás los
ojos y se puso más y más rojo a medida que ella se le acercaba. Lamar y SamHouston,porsuparte,pusieroncaradepocosamigos.
Lula se agachóparahablarle.Nooí loquedecía, pero él sepuso enpiedeunsaltoylasiguióhastanuestrositio.ParecíaqueaLamarySamHoustonlesfueraadarunataque.Travissesentóymediolasensacióndequeibaaestallardecontento.
—Hola,Callie.Lulamehapedidoquevenga.—Yalosé,Travis.—Es un buen sitio para comer, ¿no crees? Habéis elegido un sitio buenísimo.
Lula, ¿quieres lamitad demi sándwich?Viola los ha hecho de ternera asada, estámuyrico.Siquieres,locompartimos.Ytengopastel.¿Quierescompartirmipastel,Lula? O si quieres puedo darte el trozo entero. Me parece que es de melocotón.Espera,quelomiro.Sí,demelocotón.
—Gracias,Travis—contestóellacongentileza—,peroyamehetraídosuficientecomida.
—Oye,Lula—continuóél—,¿tegustanlosgatos?Nuestraviejagatadelestablo,Ratonera, tuvogatitosy tengoque cuidarlos a todosyomismo.Lodijomimadre.Tambiénleshepuestolosnombres.¿Quieressabercómosellaman?
Suspiré.¿Osparecedivertidosabercómoalguiendediezañosintentaligar?
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—YJesseJames,yBillyelNiño,yDocHolliday,y...—siguióconlacantinelahastarecitarlosochonombres.Dehecho,Lulaparecíainteresada—.MipreferidoesJesse James. Tiene todo de rayas excepto en los dedos de los pies, que tienenmanchas blancas. Parece que lleve calcetines. —Soltó una risita—. Es muysimpático,medejallevarleentodosmispetos.Oye,Lula,¿quieresveramisgatitosalgúndía?
—Estaríamuybien,Travis.Megustanlosgatos.Nosotrosteníamosuno,peromimadrenoledejabaentrarencasa.Desaparecióynovolviónunca.
Casipudeoírlosengranajesfuncionandoenlacabezademihermano.—Oye,Lula,alomejorpuedesquedarteunodemisgatitos—dijodespacio—.Si
quieres.—Vaya,Travis, ¿deverdad?—ALula se le iluminó la cara—.Seríagenial.—
Travis pareció aturdido ante aquella sonrisa radiante—.Claro que antes tengo quepreguntárseloamimadre.Quizápuedavenirmañanadespuésdelcolegio.
—Vale.—Éltragósaliva.Cielos,mihermanodediezañosacababadeconseguirunacita.Entoncesechéun
vistazoyviamishermanosmayoresfulminándoloconlamirada.Oh—oh.La tardepasódespacio.Yo estaba tan tensa comoungato enuna sala llenade
mecedoras.Al terminar lasclases,Lulayyoquedamosafueracomosiempre,yahíestabaTravis,conlaesperanzapintadaenlacara.Unospasosdetrásdeél,LamarySamHoustonmerodeabanconaspectofurtivo.
—Hola,Lula—dijoTravis—.Hola,Callie.¿Puedoirconvosotras?Gruñísincomprometermeanada,loqueTravisdecidióinterpretarcomounsí;se
colocóanuestro ladoy estuvocharlandoconLula sobre losgatitos.LamarySamHoustonnosseguíanveintemetrosmásatrás,conspirandoydándosecodazos.
—Estásmuycallada,Callie—observóLula.—¿Mmm?Ah,esqueestoypensandoenmiredacción.Y en cómo evitar que dos demis hermanosmatasen a un tercero.Tendría que
pedirconsejoaHarry,aunquemiestimaporélcomoasesorenasuntosdelcorazónhabíasufridounrevésconsiderabledebidoalahorribleseñoritaMinervaGoodacre.MeentraronganasdeecharacorrerydejaratrásaLulayTravisysuconversaciónidiota,perotemíaquecayeranenmanosdematonesduranteeltrayecto.
—¿Ysobrequélibroesturedacción,Callie?—preguntóLula.—Oh,miredacción,sí.Bueno,aúnnolohedecidido.QuizásobreRaptados.O
sobreLaisladeltesoro.¿Sobrequéescribirástú?—Laúltimarosadelverano,creo.OLadulcecancióndelamor.MedabacuentadequelosgustosliterariosdeLulasehabíanidoalejandodelas
historias más amenas para acercarse a un romanticismo pegajoso. Travis parecía
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impacienteporvolverameterseenlaconversación,perosehabíaquedadosintema.Despuésdepensarmucho,dijo:
—¿Dequévanesoslibros,Lula?La táctica no estabamal, así que fingí interés en las descripciones floridas de
amores frustradosycomplicadossufrimientosdurante todoelcaminohasta lacalleprincipal, dondeLula se desvióhacia su casamientrasTravis la despedía agitandoenérgicamente la mano y gritándole «adiós». Seguimos andando y él estuvocotorreandoun rato.Unapequeñanube se cernía sobre suhorizonte, por lodemássoleado,puesmepreguntó,pensativo:
—No creo que tenga que darle a Jesse James, ¿no, Callie? Es el quemásmegusta.Alomejortendríaquehaberledichoqueescogieraacualquieraexceptoaél.Alomejortendríaquehabérseloavisado.
—Notepreocupes,Travis.Lulanoselollevará.—¿Estássegura,Callie?¿Cómopuedessaberlo?—Nuncaloharía.Ellanoesasí.Estuvocincominutos largosdándome la lataconestohastaquedarse tranquilo,
mientrasyomegirabadevezencuandoparalanzarmiradasfulminantesaLamarySamHoustonymantenerlosadistancia.
—¿Por qué no han venido hoy con nosotros?—quiso saber Travis cuando yallegábamosacasa.
Sentíunescalofrío.Travisnoentendíaquesuspropioshermanos—mayores,másfornidos,más fuertesymás espabilados—competían con él por el afectodeLula.Era tan blando y poca cosa y fácil de herir como un polluelo recién salido delcascarón.¿Cómoibaaprotegerlodeundesengañoamoroso?
Esanoche,Lamarse sentóacenarconexpresión inmutableySamHoustonnoabriólaboca.YoesperabaqueunodelosdosseabalanzarasobreTravisdealgunamanera.ÉstenocabíaensídeentusiasmoalcontarquehabíavueltoconLulaacasa,loquedivirtióapapáyalarmóamamá,quesindudaloconsiderabademasiadojovenparaesostemas.Elabuelitoestabadistraído,comodecostumbre:normalmentenoleinteresabademasiadolaconversacióndelacena.Piensoquehubierapreferidocomerasolasenlabiblioteca,ypiensoquemamálohubierapreferidotambién,peroesonose hacía y ya está. Comíamos en famille, como lo llamaba ella, y todos (salvo elabuelito) debíamos hacer alguna contribución educada a la conversación general,aunquenofuesemásqueunabrevedescripcióndeldíadecadacual.
—Callie—dijomamá—,¿quéhasaprendidohoyenlaescuela?—Pocacosa—respondí.Lamaralzólavistaydijo:—HoyaCallielahanenviadoalrincón.Vayapelma.Mamádejóeltenedorymemiró.
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—¿Escierto?—Sí,mamá.—¿LaseñoritaHarbottletehamandadoalrincón?—Sí,mamá.—¿Porqué?—Noestoymuysegura—repliqué.—¿Ycómoeseso?—preguntóellaconvozdeacero.—Noprestaba atención en clase—intervinoLamar, que se estaba convirtiendo
rápidamenteenmihermanomenospreferido.—Losiento,mamá—dije—.Estaba...Estabapensandoenmiredacciónynola
heoído,nadamás.—Noquierovolveraenterarmedequehasestadoenel rincón,Calpurnia.Los
chicos, puedo entenderlo alguna vez. Pero tú... Tu comportamiento es unamanchaparaelbuennombredelafamilia.
—Puesnoesjusto—meenfadé.Hubounsilenciohelado.Uy.Todosalzaron lavista, incluidoelabuelito,quea
continuación echó atrás la cabeza y soltó una risa que impactó aún más a laconcurrencia. Todos los rostros se volvieron en su dirección. Fue un timbresorprendentemente vigoroso, en absoluto el resuello propio de un anciano.Yo casiesperéquelaarañaempezaraatintinear.Ycasirespondíconotrarisa.Dijo:
—Enesollevarazón,Margaret.Pásamelasalsa,porfavor.¡Ja!Conesorompiólatensióndelcomedorydesviócualquiercastigoquemehubiera
podidocaer.Harrymeguiñóelojo.Lamarmesacólalengua,pero,porsupuesto,esonolovieronlosguardianesdelamesa.
DespuésdecenarlepedíaTravisquemevolvieraaenseñarsusgatitosyfuimosalcompartimentomásapartadodelestablo,dondeRatonera,cansada,hacíaguardiapara su peluda familia en el nido que había escarbado en la paja. Los gatitosretozabanencimadeella,mordiéndoseunosaotros.
—Mira,Callie,¿verdadqueJesseJameseselmejor?Ronroneamuyalto.Se leoyedesdelejísimos.
Levantóalgatitodelapajayselometióenlapecheradelpeto,dondeseleveíacomoencasayemitióunronroneosordoygraverealmenteconsiderableparaalgodesutamaño.
—¿SeguroqueLulanoselollevará?—No,Travis,yatehedichoqueellanoesasí.—Esmajísima,¿verdad?—Travis. —Suspiré—. Escucha, Travis, ¿sabes que a Lamar y Sam Houston
tambiénlesgusta?—Ah,¿sí?
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—Sí.Queríadecírtelo.—Seguroquelesgustaaunmontóndechicos.Esomedesconcertó.MesentéenlapajayacariciéaRatonera,queporlovisto
tolerabaciertasatenciones.—Travis,¿atitegusta?—Supongo.—¿Entoncesporquénoestáspreocupado?—¿Preocupadoporqué?—preguntó,rascandoaJesseJamesbajolabarbilla.—PorSamHoustonyLamar—¿Por qué tengoque estar preocupado?—Miró a los gatitos—. ¿Cuál piensas
queeselsegundomejordespuésdeJesseJames?CreoquetalvezseaBatMasterson,¿túno?
—¿Cuáles?—dije.—Elanaranjado.TienelosojosdelmismocolorqueLula:unpocoverdesyun
pocoazules.¿Loves?—MepasóaunprotestónBatMastersonyvique,enefecto,susojoserancomolosdeLula—.Puedequeloescojaaél.
—Travis,notegustaráLulaporquesusojossoncomolosdetugato,¿no?—No,Callie,claroqueno,noseastonta.—Vale—contesté—.¿YlodeSamHouston?¿YLamar?—Memirósorprendido
yviquenoteníaniideadequéleestabahablando.Peroyacreceríaycambiaríayloentenderíapronto—.Noimporta.Desdeluego,tienesunosgatosmuymonos.
Alamañanasiguientefuimosjuntosalcolegio,conmisotroshermanosunpocopordelante.NosencontramosconLula en elpuente.Llevabaundelantal blancoyuna cinta verde oscuro en el pelo que hacía que sus ojos fueran como los de BatMasterson.PareciócontentadeveraTravis.Estuvieronhablandoelrestodelcaminosobre gatos, perros, caballos, la escuela, Halloween, Navidades, etcétera. Quiénhubieradichoqueunachicadedoceañostendríatantoquedecirleaunniñodediez.Paramialivio,losdemásdejaronaTravistranquilotodoeldía.
Pero el trayecto a casa fue otra historia. Travis volvió a pegarse a Lula, y lomismo hizo Lamar. Yo deseaba salir corriendo, pero el peligro se palpaba en elambiente.
—Hola, Lula—dijo Lamar, al acecho de una oportunidad—. ¿Quieres que telleveloslibroshastacasa?
TantoLulacomoTravissesonrojaron.—Gracias,Lamar—contestóella,yleentregósucorreaparaloslibros.Seinstalóunincómodosilenciomientrasandábamos.EntoncesLamardijo:—Dime,Lula,¿cómoesquevasacasaconuncríocomoTravis?¿Porquénovas
conunhombredeverdadcomoyo?—Ysacómúsculo—.Mira,Lula:durocomoelcuero.
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Oh,Lamar,habríasidomejornohacerlo.LacaraquepusoTravis,yladeLula...—Yonosoyuncrío—gritóelotroenvozaltaeinsegura,loque,porsupuesto,le
hizosonarnimásnimenosquecomouncrío.—Yonosoyuncrío—loimitóLamar.—Déjalo,Lamar—dije—.Notienesporquésertanmalo.—Miraquécrío:necesitaquesuhermanalodefienda.Eresunniñodeteta.Eso fuemás de lo que Travis podía soportar delante de Lula. Así que el más
plácido demis hermanos soltó los libros, se lanzó contra Lamar y lo empujó contodassusfuerzas.Éstesetambaleó.SelecayeronloslibrosdeLulaysufiambrera,peroconsiguiómantenerelequilibriogirandode ladocomoun toreroborracho.ViqueaLamarleasustóestademostración,peronosehizoningúndaño.Chilló:
—¡Crío!Travisestabaalbordedelaslágrimas.Diomediavueltaycorrióacasalomás
rápidoquepudo,levantandonubesdepolvoenelcamino.—¡Crío!¡Cobarde!—gritóLamar.PeroyosabíaquesiTravisseprecipitabacalleabajonoeraporcobardía.Erapor
nopasarlavergüenzadellorardelantedeLula.Comouncrío.Lostresnosquedamosallíenunincómodosilencio.RecogíloslibrosdeTravis.
Lulaseaclarólagargantaydijo:—Tengoqueirmeacasa.Adiós.Cogió sus propios libros antes de que Lamar pudiera echarles mano y salió
disparada,consulargatrenzadandobandazosalcorrer.—¡Eh,Lula!—lallamóLamar—.¡Eh,Lula!Peroellanodiomuestrasdeoírleysiguiócorriendo.—Lamar—ledije—,avecesereshorrible.—¿Peroquédices?Simehaatacadoél.Mehapegado.Mehahechodaño.—Noesverdad.Selodiréamamá.—Chivata.—Malo.—Acusica.—Cruel.—Noquieroandarcontigo.—Perfecto,yotampoco.—Irédelante.—No,yoirédelante.—¡Vale,puespasatú!Yechandohumolosdos,llegamosacasaantesdedarnoscuenta.Noséporqué,nuestra familiaveíaconmalosojos lodechivarse.Entrépor la
puerta sopesandoel costedehablaryeldenohablar,perome salvéde tomaruna
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decisióncuandomamámellamóalasala.—Calpurnia,venaquíydimequélepasaaTravis.—QuizádeberíaspreguntárseloaLamar—dije,mientrasésteintentabacruzarel
recibidorahurtadillas.—Lamar,venaquíyexplícate—leordenóella.Travisestabasentadoenlaalfombraasuspies,abrazándoselasrodillasyconla
cararojaehinchada.MiróconfuriaaLamar.—¿Quéhapasadohoyenelcolegio?—preguntómamá.SeñalóaTravisconla
cabeza—.Él no quiere contarme nada.—Lamar pareció sorprendido: eso no se loesperaba—. ¿Lamar? —insistió mamá. No contestó. Apartó la mirada y raspó laalfombraconlabota—.¿Calpurnia?¿Quéhapasado?—MiréaTravisenbuscadeorientación,perosurostroeraunamáscara—.Calpurnia,noteestoypidiendoquemeloexpliques,sinoqueteloestoyordenando.Ahoramismo.
Asíqueloexpliqué,conlaesperanzadequemisdoshermanosentendieranquecumplíaórdenesynoteníaelección.MamáescuchóensilenciotodalahistoriasobreLulay,paramisorpresa,pareciómástristequeenfadada.Impusounlevecastigodetareasextrayahíseacabótodo,oesoesperábamos.PerocomoloschicoseranchicosyLulaeraunabelleza,nofueasí.
Durante los días siguientes estuve bullendo de ansiedad, y sin duda Travistambién.Lulavinoabuscarungatitoaunahoraqueconvinimoslasdos,despuésdeasegurarnosdequeningunodemishermanosanduvieseporahí.MealivióverqueelegíaaBelleStarr.
YomanteníalaguardiaenaltorespectoaLamarySamHoustonenlosviajesdeidayvueltaalaescuela,yempezabaaperderlapaciencia.Llegóunmomentoenqueyanopudemásyunanoche,despuésdelacena,losreuníalostresenelporcheydije:
—Mirad,noospodéisseguirapiñandoalrededordeLulaydemícomosifueraisun rebaño.Estoycansada.Tenéisquedejarnosenpaz.Y tenéisquedejarosenpazentrevosotros.Sinoparáisdepelearos,measegurarédequenovuelvaahablarosaningunonuncamás.Entodavuestravida.
Noteníamuyclarocómomelasarreglaría,peroallílaexpertaenLulaerayo,yoerasuqueridamejoramiga,yhablécontantaconvicciónqueparecieroncreérselo.
—Os diré lo que vamos a hacer —continué—: cada uno de vosotros puedeacompañarnos un día de la semana. Travis, a ti te tocan los lunes; Lamar, a ti losmiércoles;ySamHouston,losviernes.Yyaestá.
—¿Ylosmartesyjueves?¿Dequiénson?—quisosaberSamHouston.—Denadie.Nosdejaréistranquilas.Yhabloenserio.¿Algunapregunta?Paramigransatisfacción,nohuboninguna.
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Capítulo11
Clasesdepunto
Laselecciónnaturalmodificará laestructuradelhijoen relaciónalpadreydelpadreenrelaciónalhijo.
El sistema Lula que concebí acabó funcionando bastante bien, al menos duranteunassemanas.Lainvitéatocarelpianoencasadespuésdeclaseynosaprendimosun par de duetos populares a petición de nuestras madres. Sabíamos que notendríamosquetocarlosenelpróximorecital.Enninguno,dehecho.Despuéscometíelerrordeinvitarlaatrabajarenunadenuestrastareasdebordadoymamápudovercómolohacía.PorelamordeDios,¿cómopudesertanestúpida?
—Calpurnia—dijomamádíasdespués,enuntonoqueyotemía—,creoqueeshoradequeaprendasatejerbufandasycalcetines.Nohaynadacomounosbuenosygruesos calcetines hechos por unasmanos amorosas. Si empezamos ahora, te darátiempoderegalarunparacadaunodetushermanosparaNavidad,yquizátambiénapapáyalabuelo.¿No tegustaría?Trae tubolsade tejer,quenos sentaremosenelsalón.
Cuántapresión.Suspiré y dejé la lupa. Justo estaba colocando un ejemplar particularmente
hermoso de mariposa Viceroy en un cristal enmarcado para colgarlo junto a losespecímenesdelabuelitoenlabiblioteca,peroafuerallovíayuntrabajotandelicadorequeríaluzdelsoldirecta.
Mamá pareció complacida al sacar de su bolsa lasmadejas de lana con agujasclavadasdetodoslostamaños.Lalanaeradeunbonitoyoscuromarrónchocolateyestabarecogidaengrandesmadejas.Ellasesentóconlasmanosalzadascomopalasyyo fui desenrollando lasmadejasy lasovillé formandounabola.Aunquenomeexcitaba laperspectivade tejer calcetines, el rítmico iryvenirde la lana resultabahipnótico,ytuvequeadmitiraregañadientesquetalveznofueselapeorformadepasarundíade lluvia.Talvez.Amamá también lavi tranquilay relajada coneseeterno ritual doméstico; tejer siempre parecía suavizarle las migrañas, y así nonecesitaba dosis tan frecuentes de Lydia Pinkham. El clima era un pocomás frío.Aunque no estaba justificado, un pequeño fuego de leños de pacana ardía en lachimenea para alimentar la ilusión de que el verano ya quedabamuy atrás. Travisentró con Jesse James y Billy el Niño. Agitó un poco de lana delante de ellos y
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enseguida los tuvo saltando de aquí para allá y revolcándose en la alfombra.VinoLamary,apeticióndemamá,pusounascancionesdeSchubertenelgramófono.
—Empezaremos con unos calcetines para Jim Bowie, ¿de acuerdo?—propusomamá—.Unospequeñosylisos;yaaprenderemosestampadosmásadelante.Enfilasde...va,pongamoscuarentapuntos,yempezaremosporlapantorrilla.
Mepasócuatroagujasdiminutasdetejer.—¿Cuatro?—fruncíelceño—.¿Quéhagoconcuatro?—Tejerenuncírculoperpetuoenvezdevolveralfinaldelafila.¡Socorro!¡Siyoyaerabastantepatosacondosagujas!Aquelloibaaserpeorde
loquecreía.Mamáemitíasonidosdeánimomientrasyocomponíalaprimerafilademi primer calcetín. Había tantos extremos puntiagudos de agujas asomando enángulosinesperadosqueeracomohacermalabaresconunpuercoespín.
—Mira —dijo—, si te enrollas la lana en el dedo anular, así, es más fácilcontrolarlatensiónylospuntossalenuniformes.
Procuréhacerlotalcomomedecíay,laverdad,lasiguientefilamequedómejor.Yladedespués,mejortodavía.Observéque,cuandocogíasciertoritmo,lospuntosfluían de la aguja de modo que ya estabas recogiendo el siguiente antes de dartecuenta.
—Ahoraempiezaa cerrarparaque tequedemásestrechohacia el tobillo.Así,muybien.
Despacio—sumamente despacio—, lamasa de lana empezó a tomar forma enmismanos.Transcurrió la tardey, aunqueno la calificaríadedivertida, no fue tanterriblecomomehabía temido.Cuando terminó,había tejidounacositamarróndeaspectogracioso.Lasostuveenaltoparainspeccionarlaydecidíqueparecíabastantecalcetinesco.Amamáselaveíamuycontenta.Dijo:
—Esigualqueelprimeroquehiceyoatuedad.—Bueno, pues ya está —concluí mientras recogía mi bolsa de costura—.
Terminado.—¿Cómo que terminado? ¿Adónde vas? —La miré sin comprender—. Ahora
empezaremoselotro.—¿Elotro?—aullé.¿Estabaloca?¡Mehabíallevadohorashacerése!—Desdeluegoquesí,ytenlabondaddenoalzarlavozdeesemodo.¿Quévaa
hacerJimBowieconunsolocalcetín?—No lo sé—dije. Y deseé añadir: «Ni me importa. A lo mejor puede usarlo
comomuñeco».—¿Ylosdemáschicos?¿Ypapá?¿Yelabuelo?—preguntó.Hicecuentas.Habíaseishermanosademásdepapáyelabuelito,loqueentotal
sumaba muchos pies. Eso implicaba tejer al día siguiente, y al otro y al otro. Lacabezamediovueltas.Vitodamividadedicadaaeso,vicalcetinesqueseextendían
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hastaelhorizonteinfinito,viunvalleabismaldetediotejedor.Meempecéamarear.—Porfavor,mamá,déjamehacerlomañana—supliquéenun tonolastimero—.
Creoquesemehacansadolavista.Lavitanpreocupadaanteestehecho,quemedicuentadequeacababadetocar
alguna fibra.Quizá se le hiciera insoportable la idea de añadir unos anteojos a losrasgospocoprometedoresdesuúnicahija.Fueunpequeñoperoútilaprendizaje,quemeapuntécomofuturorecurso.Alomejortambiénpodríaservirmedelasmigrañas.
—Estábien—cedió—,yabastaporhoy.Recogímibolsadecosturaymefuideallíantesdequeamamáseleocurriera
alguna otra habilidad casera que enseñarme. Llevé la bolsa a mi cuarto y bajécorriendoallaboratorioyaoscuro,peroelabuelitonoestabaahí.Seguroqueestabarecogiendo plantas. Los días lluviosos eran un buen momento para hacerlo; encambioeraimposibleencontrarvidaanimaloinsectívora,porquetodoslosbichosseesfumabanconlalluviayseescondíanhastaquevolvieraasalirelsol.Encendíunalámparaymesentéensuraídosillóndemuellesparacontemplarlosdestellosdelasfilasdebotellas.Lalluviatamborileabaeneltechocomounarrullo.
Cuandome desperté, el abuelito estaba colgando de un clavo su impermeablechorreante.
—Buenastardes,Calpurnia.¿Estásbien?—Sí,señor,peromehecansadodetodoloquehetenidoquetejerhoy.—¿Ytehagustado?—No es lo peor del mundo—reconocí—, pero es que tengo que trabajar un
montón.SesuponequehedehacercalcetinesparatodosantesdeNavidad,yesoesuna cantidadde calcetines tremenda.Esperoque le gusten lisos, porque aúnnoheaprendidoahacerestampados.
—Megustanlisos.Yotampocoaprendínuncaahacerestampados.—¿Sabetejer?—preguntéasombrada.—Oh,sí,ytambiénzurcir.Algunoshombresdemiregimientoerantejedoresde
primera. —Vio la cara que ponía y continuó—: En el campo teníamos que serautosuficientes.Sinecesitabasuncalcetínnuevo,telohacíastúmismo.Allínohabíaesposas,nihermanas,ninietas,paraelcaso,quecuidarandenosotros,ylospaquetesquenosmandabandesdecasararavezllegaban.Recuerdoqueunsargentoescribióasumujerpidiéndoleunnuevopardeguantesdeconejo;lellegaronenplenoveranosiguiente, y para entonces ya había perdido dos dedos por congelación. Peroconservaba lospulgaresysealegrabadeello.Claroque teníaunproblemacon losdedosvacíosdesusguantes:leimpedíanagarrarbienelrifle,perolosrecortóporelnudilloyloscerrócosiéndolos.Aúnmeacuerdodelbuentrabajoquehizo.
—Autosuficientes.Loestuvepensandounrato.Sinuestrossoldadoshabíanaprendidoatejer,simi
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abuelohabíaaprendido,talveznohubieseparatanto.Memiró:—Me imagino que tu madre espera además que aprendas a cocinar. Nosotros
tambiéncocinábamos.—Abuelito,¿intentahacermesentirmejor?Sonrió.—Esocreo.—Mamá me está amenazando con enseñarme a hacer un nuevo plato cada
semana. Puede que no esté tanmal, pero es que tardas horas en hacerlos y luegodesaparecen en quinceminutos.Después recoges la cocina y friegas la encimera ytienesqueempezarotravezsinunsegundodedescanso.¿Quéteaportaeso?¿CómoloaguantaViola?
—Estodoloquesabehacer—respondióél—.Ycuandoalgoestodoloquesabeshacer,esfácildeaguantar.Yhayotracosaquesabe:quesuvidapodríasermuchomás dura. Viola está en casa y no en el campo. Tiene tíos y tías en Bastroprecogiendoalgodónconunrozónyarrastrandounlargosaco.
—Papánopermitiríaqueseusaranrozonesaquí.—¿Sabesporqué?—preguntóelabuelito.—No,señor.—Porque,cuandoteníamásomenoslosmismosañosquetú,ledilaoportunidad
de pasarse un día entero en el campo usando uno. Espero que les ofrezca a tushermanoslamismaexperiencia.
—¿Creesqueamímedejaríaprobar?—Dudoquequieraverasuhijaahífuera.—Ya.¿Quéhaencontradohoy?Sesacólosanteojosdelbolsilloysubiólacarteraalamesa.—Tenemosunosbuenosespecímenesdesangrededrago.Losindiosloutilizaban
paratratarlasencíasinflamadas.HevistounaOxalisviolacea,perocreoquedeésaya tenemos suficiente. Y mira, un Croton fruticulosus: nunca antes lo había vistoflorecidoaestasalturasdelaño;puedequelohayasoídoconelnombredeencinilla.Intentaremosqueecheraíces.
Lasplantasnomeresultabannimuchomenostaninteresantescomolosinsectos,niéstostantocomolosanimales,peroelabuelitomehabíaenseñadoquetodoselloseraninterdependientesyquehabíaqueestudiaryvalorartodaslasconexionessisequeríaentenderlos.Asíqueobservéesasbriznasmustiasqueélestabaseparandoconeldedoyprocuréaprenderalgo.
—¿Te acuerdas de esa algarroba peluda que encontramos hace ya tiempo? ¿Laposiblemutante?
Mehabíaparecidoextremadamenteaburrida,perolarecordaba.—¿Melapuedesbuscar?—pidió—.Creoqueaúndebedeestarporaquí:nohe
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tenidotiempodeprensarla.Rebusqué entre tarros y envolturas y di con ella, aunque ya era un mendrugo
disecadoysinningúnatractivo.—Elmuntante—anuncié—.Aquíestá.—Sedice«mutante».—¿Cómoseescribe?Yporfavor,nomedigaquelobusque.—Sóloporestavez.M—U—TA—N—TE.—Megustamáscomolodigoyo.Muntante—repetí—.¿Quées?¿Quésignifica?—Darwinloexplicacondetalle.¿Todavíanohasllegadoaesecapítulo?Conélmesentíalobastantecómodacomoparaadmitirlomuchoquemecostaba
leerlo.—Aúnmeestoyestudiandoelcapítulosobrelaselecciónartificial.Mellevamás
tiempodelquecreía:esunalecturamuydensa.—Supongo que para alguien de tu edad, sí—cavilómientras inspeccionaba el
tarro.Lo abrió y le dio unos golpecitos para que lamuestra cayera sobre un trozolimpio de papel secante—. Pásame la lupa, por favor. —Se tiró un minutoescudriñandoelmuntanteydespuésdijo—:Humm.
Estoensíyaerararo:miabuelosolíahablarconfrasescompletas.—¿Humm?—Vamosamirarloafuera.Seguía nublado, pero la luz del exterior era mejor que la penumbra del
laboratorio.Salimosyélobservólargoratolaplantaatravésdelalupa.Yoaguardéhastaquenopudemás.
—¿Quées,abuelito?—Laverdadesquenolosé—contestó,meditabundo.Esoeraaúnmásraro:él
siemprelosabíatodo—.Pareceunahojitauncinadadependientedelnóduloprincipal,pero al estar tan reseco es difícil de decir. No recuerdo esto en ninguna de lasdescripciones,nihaberlovistoenningúndibujo,ylostenemosexcelentesenelatlasdeldoctorMallon.
—¿Yesoquésignifica?—Está tan deshidratado que no sabría decirlo. Puede que sea una anomalía o
puedequenoseanada.—Memiró—.Opuedequehayamosencontradounaespeciecompletamentenueva.
—¡No!—exhalé.—Esposible.Sentémonosabeberalgoyapensarenello.Volvimosallaboratorioyélpusoelhierbajoenelcentrodelmostradorysedejó
caer en el sillón, cuyos muelles retumbaron de una manera que normalmente mehabríadadorisa.Sequedómirandolaalgarroba.
—Tengounabotellaparalasocasionesespecialesenesaesquina,enelestantede
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arriba—dijo—.¿Melapuedesalcanzar?Buenachica.La pesada botella de cristal verde estaba cubierta de polvo de hacía siglos. La
frágil etiqueta decía: EL MEJOR BOURBON DE KENTUCKY, y mostraba undibujodeunpurasangrecorveteando.Elabuelitosesirvióunvasollenoyloengullódeuntrago.Repitióelprocesoydespuéslollenóporterceravezymelopasóamí.Yomeestremecíalacordarmedemiprimervasodewhisky(«Provocaunpocodetos»; ya lo creo). Pero estaba tan perdido en sus pensamientos que no me viorechazarloconungesto.Locogíy lodejéaunlado.Aguardé,ansiosa.Alcabodemuchoratomurmuró:
—Vaya,vaya.Llevomuchotiempoesperandoestedía.—Alzólavista—.Yaquíestamos.
—¿Seguro?—respondí,tambiénconunsusurro—.¿Cómopodemossaberlo?—Debemos encontrar un ejemplar fresco y arrancarlo enseguida. Tenemos que
hacer un dibujo detallado. Señalar en el mapa el lugar preciso donde lo hayamosencontrado.FotografiarloparamandarlafotoalSmithsonian,ymásadelantetalvezunesqueje.Ydespués,aver.—Respiróhondo—.¿Quieresotracopa?
—No,gracias,abuelito,perotómeselausted—dije,devolviéndolesuvaso.—Creoqueloharé.Sí,creoquesí.—Setomólacopaynosmiramoselunoal
otro—. Y ahora, a trabajar. Vamos a buscar uno fresco para completar nuestradocumentación. Y necesitaremos otros iguales para obtener una buena muestra.¿Dóndeencontramoséste?
Cogíeltarroymirélaetiqueta.Yahí,debajode«muntante»,dondeyosiempreindicabalalocalizacióntalcomoélmehabíaenseñado...nohabíanada.Semecayóelalmaalospies.Mefaltóelaire.Empecéaverborroso.Apartélavistaunsegundoylesdiamisembusterosojoslaoportunidaddedetenersuartimaña,dequevieranloqueteníaqueestarahí.Pestañeéfuerteymirélaetiquetadenuevo.Nada.
Conunagranfuerzadevoluntad, jadeéenbuscadeaireyéstemeentróen lospulmonesdegolpe.
—Calpurnia,¿estásbien?Resoplécomounsilurofueradelagua.—Uh—no,uh—no,uh—no.Selevantó.—Losé,esunmomentosobrecogedor.Talvezdebassentarteunminuto.Ponte
aquí —dijo, y me ofreció su sillón. Yo no lograba articular palabra. No podíadecírselo—.¿Quieresquellameatumadre?—mepreguntó,consternado.
Yoneguéconlacabezaycontrolémirespiración.—No,señor.—¿Necesitasalgodewhisky?—¡No,señor!—grité,ahogadaporelmiedo.
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—Tranquila,cuéntamequétepasa.—Eslaalgarroba—lloré—.Noloapunté.Noestá.Cogióeltarroylomiró.—Oh,Calpurnia—dijoenvozbaja—.Oh,Calpurnia.Cadapalabrasuaveeracomounbofetónenmicara.Hundí lacabezaentremis
manos.—Losientomucho—sollocé—.¡Loencontraré,loencontraré!—¿Cómohaocurrido?—dijoél.—Séquemeenseñóahacerlo,losé.Volvíamosdelrío.Yoestabapensandoenla
tortugadeÁyax.Pensabaenlasupervivenciadelmásapto.—Mearranquéelpañuelodelbolsillo—.Oh,loencontraré,seloprometo.Porfavor,noseenfadeconmigo,loencontraré.
—Sí.Porsupuestoquesí—respondióconcalma.—Voyahoramismo.—Calpurnia,estáoscureciendo.—Puesme doy prisa—dije, yme puse en pie de un salto y agarré el tarro—.
¿Dóndehayunlápiz?Necesitounlápiz,seguroquehayalgunoporaquí—farfullé.—Basta.Estanocheyasehahecho tarde, tendremosque irmañana.Siéntatey
tranquilízate.Vuelveapensar.Dicesqueregresábamosdelrío—apuntó.Yomesentéotravez—.Cierralosojosyobsérvaloentumente—medijo.
Cerrélosojos,peroestabademasiadoabrumadaparaconcentrarme.Haciendoungranesfuerzo,escuchésuspalabraseintentéralentizarmirespiración.
—Estábamosutilizandoelmicroscopio.Enlaensenada.—Lo recuerdo—confirmó el abuelito—. Respira hondo. Conserva la calma y
piensa.Volvíamosdelaensenada.—Volvíamosdelaensenada—repetí—.Exacto.Áyaxhabíaatrapadounatortuga,
nolohabíahechonunca.Recuerdoqueselaquité.Ustedselollevóparaqueyolasoltara.Hay...hayalgomássobreÁyax,nomeacuerdodequées.
—Seguroqueloconsigues—meanimó.Suvozmecalmaba.Áyax juntoalmuntante.ElmuntanteyÁyax.Supeque ibaporelbuencamino.
Uno tenía que ver con el otro, pero ¿qué?Hurgué en los senderos demimemoriacomounperrodecazaenbuscadeunrastroperdido.Poraquíyporallá,todoerancallejonessinsalida.¿QuéhabíaestadohaciendoÁyax?Teníalasensacióndequeeraalgomolesto,peroélsiemprehacíacosasmolestasasuestilotorpeybonachón,asíqueesonomeservíadenada.¿NohabíaestadorondandoaMatilda?Perodespués,¿qué?
—Oh, no me sale. Está en algún sitio aquí dentro —gimoteé, y me di unmanotazoenlafrente—,peronoloencuentro.
—Me parece, Calpurnia, que tendrás que consultarlo con la almohada. Lo
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encontraremos.Tenemosqueencontrarlo.Aunquetengamosqueexaminarcadacosaverdequecrezcaenestetramo.
Contempló sombrío el tarro del muntante. Después suspiró y, aunque no viningún reprocheensu rostro, seme rompióelcorazón.Enaquelmomentoy lugarresolvíquerecorreríanuestrosseisacresderodillasconunalupaduranteel tiempoquehicierafalta,sihabíaquehacerlo.Cerramosellaboratorioyvolvimosalacasaensilencio.Nuncamehabíasentidotandesdichada.
¿Creéis que aquella noche pude dormir? Estuve tumbada en la cama como uncadáver,incapazdegenerarsiquieralaenergíaparadarmelavuelta.Preguntaparaelcuaderno: ¿cómo era posible que Calpurnia Virginia Tate fuese tan estúpida?Excelentepregunta.Miabuelomehabíaenseñadoaapuntarlalocalizacióndecadaespécimen,yyolohabíahechojustohastaelmomento—elúnicomomento—enquerealmente importaba.Otrapreguntapara el cuaderno: ¿cómopodía esperarquemeperdonara? «Otra pregunta excelente, Calpurnia. A lo mejor no te perdona. A lomejornopuedesoportarniverte.Enesecaso,estásperdida.»
Por lamañana desperté con unas grandes ojeras oscuras ymamámemiró conciertainquietud.Yofuiincapazdemiraralabuelitoeneldesayuno.
Las clases fueron un martirio de agotamiento y tensión nerviosa. EstuvepeligrosamentecercadereplicarlealaseñoritaHarbottleyacabarenelrincóndelavergüenzaparaelrestodemisdías.Fuecuandomesacóalapizarraaresolverunadivisiónlarga,quehicemal.Enelrecreo,Lulamepreguntó.
—Callie,¿quétepasa?—¡Nada,Lula,estoybien!—lechillé.Ellamediolaespaldaysefueajugarcon
esa pánfila de Dovie Medlin—. Eh, Lula, perdona. Vuelve —la llamé, pero laseñoritaHarbottletocólacampana.
Al final del díamearrastréhasta casamuya la zagademishermanos, queyahabíandejadodepreguntarmepormihumor.Avanzabaaduraspenasmientras ibapensandoenÁyax.Denoestartanagotada,quizáshubierapodidoconcentrarmebien.Eseestúpidoperroeralaclavedetodo.Yolehabíaquitadolatortuga.Noshabíamosalejado del río. Lo había tirado del collar. Porque... porque... porque tenía la narizmetidaenungranagujero.
—¡Sí!—grité,ymishermanossevolvieronamirarme.Yomepuseadarsaltosyachillar—:¡Sí!¡Eltejón,eltejón!¡Yasédóndeestá!¡Yasédóndeestálaalgarroba!—Corrí hasta Lamar y Sam Houston y les endilgué mis libros de texto—.Llevádmelos:¡yomevoyabuscarelmuntante!
Ymemetíenlamaleza,enbuscadeunadelassendasdeciervos.—¿Quéestáshaciendo?—gritóLamar—.¿Quéesunmuntante?Peroyoestabademasiadoocupadaapartandolosarbustos,ymicorazónpalpitaba
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diciendo«sí,sí,sí»alcorrer.La mayor madriguera de tejón que había visto nunca. Tan grande, que quise
volver a investigarlamejor.El abuelito sehabía tropezado con la algarroba aunosmetrosdeallí,¿verdad?Podíaencontrarla,laibaaencontrar.Teníaelmundoenmismanos.Miabuelovolveríaasermío.
Treshorasmástarde,enelcrepúsculoinminente,sedientayllenadeampollasyrasguños, metí el pie en dicha madriguera y casi me rompo el tobillo. De pasodespertéaltejón,quereaccionóconunirritadosiseoyunosgolpazosdesdelohondodesuagujero.Esomehizosacarlapiernadeallíatodavelocidad,pesealdolor.
No quedaba mucho tiempo: pronto estaría todo demasiado oscuro para ver;además, el tejón no tardaría en salir para hacer su ronda, aterrorizando a topos ytaltuzas. Y era mejor no toparse con un tejón malhumorado. Cojeé unos cuantosmetrosmásalláypensé.«Nosotrosveníamosdelrío.íbamosendirecciónacasa.Loque significa que estábamos atravesando... por ahí.» Salí disparada aunquerenqueante, con lamirada clavada en el suelo.Yahí, justo ahí, habíaunapequeñaacumulaciónverdequepodíaseralgarroba.Caíderodillas,rezando«quelosea,tieneque serlo, por favor que lo sea». Escarbé con las uñas en el suelo endurecido,liberandolatierraparasacarlasraícesenlamedidadeloposibleymaldiciéndomepornotraerunapalayuntarroparaagua.
Jadeando de ansiedad, la saqué al cabo de cincominutos largos de trabajo. Lamayorpartedelaraízestabaintacta.Mesentéapoyándomeenlostalones,consumidae ignorando el dolor del tobillo. Habría descansado más tiempo de no ser por elindescriptible y fétido olor y los fuertes soplidos que llegaban desde unos metrosdetrásdemí.Megiréyviqueeltejónsemeestabaacercando.
Hice una buena marca para ser una chica lisiada que llevaba un tesoroinestimable.
Viola tocó la campanaenelporchedeatráscuando lleguéal caminodegrava.Tendríaproblemasporllegartardeacenar,sobretodoestandotansucia.Llegartardealacenaeraunagraveofensaennuestracasa,perosientrabadirectamentetendríaque dar explicaciones y lavarme y retrasarme, y todo ello demoraría el instantecrucialdeponerlaalgarrobaenagua.Meretirébajolosárbolesyrodeélacasaparairallaboratorio,loquesesumabaamitardanzayalasrepercusionesquetendríaqueafrontarenlamesa.
Ellaboratorioestabaaoscuras.Enelmostradorhabíavariostarrosvacíosyunagarrafa de agua potable. Llené de agua uno de los tarros y puse allí la algarroba,pensando: «Por favor, que sea la correcta. Si no, tendré que matarme. O eso oescaparme de casa». Caminé hasta la puerta de atrás mientras intentaba recordarcuántodinerohabíaenlacajadeestañoqueescondíadebajodelacama.Laúltima
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vezquelocontéllevabaahorradosveintisietecentavosparalaFeriadeFentress.Noibaa llegarmuylejosconeso.«Mejorquenoseaspesimista,Calpurnia.Tienequeserésa.»
Entré por la puerta de atrás justo cuando Viola sacaba el asado del horno.SanJuannaesperabaparallevarloalcomedor.
—Llegastarde—dijoViola—.Lávateaquí.—Losiento.¿Mamáestáenfadada?—Mucho.Bombeéaguaenelfregaderodelacocinaymelimpiélasmanosconelcepillode
uñas.—Losiento.—Esoyalohasdicho.—Memiréeldelantaldesgarradoymanchadodetierra—.
Quítatelo.Nopuedeshacernada.Entraahí.Me lo quité y lo colgué del gancho junto al fregadero y entré cojeando en el
comedor, escondida detrás de SanJuanna y el asado. Tal vez exageré un poco micojera. Se interrumpió la conversación. Agaché la cabeza y murmuré «lo siento»mientrasocupabamisitio.Mishermanosnosmiraronconexpectaciónamimadreyamí.
—Calpurnia—dijomamá—,llegastarde.¿Yporquécaminasasí?—Mehecaídoenlamadrigueramásgrandedelmundoycreoquemehehecho
algo.Sientollegar tantarde,mamá,deverdad.Hetardadosiglosenvolverestandotanheridaytodo.
—Hablaremosdespuésdelacena—respondió.Mishermanosmayoressepusieronacomerotravez,decepcionadosalverqueno
habríaazotespúblicos,peroelmáspequeño,JimBowie,dijo:—Hola,Callie.Teechabademenos,¿Dóndehasestado?—Recogiendoplantas,J.B.—dijeenvozaltayeufórica.Mimadreymiabuelo
alzaron lavista—.Yentonceshepisado lamadriguerade tejón.A lomejormeherotoeltobillo.
—¿Enserio?—preguntóJ.B.—.¿Lopuedover?Nuncahevistountobilloroto.—Luego—musité.Mamá volvió a centrar su atención en su plato, pero el abuelito continuó
mirándome.Yoestabaapuntodedesternillarme.MevolvíhaciaJimBowieydije:—J.B.,puedequehayaencontradoalgoespecial,unaplantaespecial.Sí, señor.
Lahedejadoenellaboratorio.Despuéstelaenseño,siquieres.Mejorquenojueguesasíconlosguisantes.
Echéunvistazo al abuelito, que todavíameobservaba congran concentración.Empezamos con la carne. Aún faltaban treinta minutos largos para la botella deoporto,peroentonceselabuelitohizoalgosinprecedentesentodalahistoriadelas
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cenas: se fue antes del oporto. Se levantó de la mesa, se limpió la barba con laservilleta,lehizounareverenciaamimadreydijo:
—Comosiempre,unacenaexcelente,Margaret.Osruegoquemedisculpéis.Ysalióporlacocina,dejándonosatodosconlabocaabierta.Oílapuertadeatrás
cerrarse trasélysusbotasen lasescaleras.Ningunodenosotroshabíavistonuncanadaigual.Mimadresesobrepusoymemiró.
—¿Tienesalgoqueverconesto?—dijo.—No.—Mantuvelosojosfijosenmiplato.—Alfred—dijomamá,buscando informaciónenpapá—,¿seencuentrabienel
abueloWalter?—Esocreo—respondióélconaireperplejo.Alverunaoportunidad,JimBowie,queseguíajugueteandoconsusguisantesen
vezdeenfrentarsealadurapruebadecomérselos,preguntó:—Porfavor,mamá,¿puedodej...?—No,nopuedes.Nodigastonterías.—Peroelabuelosehadej...—Yabasta,J.B.Elrestodelacenatranscurrióensilencio.Amímeobligaronaquedarmeenla
mesaunahoraenteradespuésdequese fueranellosySanJuanna recogiera,por loquemeperdílacompeticióndeluciérnagas.¿Quémásmedabaeso?Peronopoderirallaboratoriosíquememató.Mesorprendíretorciéndomelasmanos,algodeloquesólo había leído en empalagosos relatos sentimentales. Cuando el reloj sonó, melevantéde la silla y crucé la cocina antesdeque terminasededar lashoras.ViolaestabadandodecomeraIdabelle,lagatadeinterior,mientrasSanJuannalavabalosplatos.
—Oye,tú...—dijoViolacuandosalícomounvendavalporlapuertadeatrás.Unavezfuerameparéenseco.Ahí,sentadoenlaoscuridadmientrasacariciabaa
unodelosgatosdeexterior,estabaelabuelito,fumándoseuncigarroycontemplandoelcielo.Delacocina,amiespalda,llegabanlossonidosfamiliaresdelavajilla.Ydelaoscuridadllegabaelgorjeodealgunaextrañaavenocturna.Mequedéunmomentodepie,contodomimundopendientedeunhilo.
—Calpurnia—medijo—,haceunanochepreciosa.¿Tesientasconmigo?Yasísupequetodoibabien.
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Capítulo12
Unestudiocientífico
Haypocaspersonasquesedediquena la laboriosa tareadeexaminarórganos internosimportantesycompararlosenvariosejemplaresdelamismaespecie.
Elsábadosiguiente,elabuelitoyyofuimosaLockhartenlacalesa.Comoexcusalesdijeamispadresquequeríavisitarlabiblioteca.Elabuelitonodioninguna;sólolepidióaAlbertoqueengancharauncaballo.Aunqueélmismosehabíaapartadodelos asuntos domésticos, todo el mundo lo seguía tratando con enorme deferencia.Invocar su nombre era como girar una llave de oro para abrir puertas que de otromodoquizáshubieranpermanecidocerradasparamí.
Él conducía y yo llevaba el valioso espécimen en mi regazo, en una caja decartón. Aunque el día estaba nublado, uno de los viejos parasoles de mamá nosprotegíaamíyalaplanta,cómodamenteinstaladaensumacetitadebarro.Yohabíaobservadoalabuelopracticarunagujeroenlatierraconunlápizantesdeasentarconternuraalpequeñobroteverdeensunuevohogar.Lo regamosconagua frescadelpozo.Mesentíahonradadequemelohubieraconfiado.
Paramihorror,laplantaempezóaponerseunpocomustiaenmiregazoalolargodeltrayecto.
—Abuelito,laplantaestáunpoco...cansada.Leechóunvistazo,peronopareciópreocupado.—No es raro, teniendo en cuenta que la hemos arrancado del suelo no hace
mucho.Daleunpocodeaguadelacantimplora.¿Nohaceundíaestupendoparaunpaseo?
Estuvedeacuerdoymerelajéunpoco.ÉlsilbóMozartunratoydespuésrompióacantaralgogroserosobreunmarineroborrachoy loquehabríaquehacerconél.Parapasareltiempo,meenseñólaletra.
Ya en Lockhart aparcó la calesa delante del SALÓN FOTOGRÁFICOHOFACKET. GRANDES FOTOGRAFÍAS PARA GRANDES OCASIONES; unavez dentro, al abuelito le costó que el señor Hofacket entendiera lo quenecesitábamos.
—¿Quierequeretrateunaplanta?—repetíasinparar.Talvezfueramuydiestromanejandolacámara,peroestuvomuylentoalahoradecaptarnuestrapetición.ElabuelitoseloexplicóotravezyelseñorHofacketdijo,demalagana—:Bien,perotendréquecobrarlelatarifahabitual:undólarporretrato.
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—Hecho—respondióelabuelitosinvacilar.ElseñorHofacketpareciódisgustado:talvezsereprochabanohaberañadidoun
recargoespecialparaplantas.—Deacuerdo—dijo—.Entremosenelestudio.Niñita,túesperaaquí.—No,señor—replicóelabuelito—.Ellaformapartedeestaexpedición.ElseñorHofacketlomiróyluegonosguíoalotroladodelacortinasinvolvera
pronunciarpalabra.En la trastiendahabía sillas,divanesvariadosypercherosdemimbre.Todome
resultabafamiliar,cosaquemedesconcertóhastaquemedicuentadequehabíavistoesos objetos en distintos retratos familiares repartidos por todo el condado: losmismosaccesoriosutilizadosunayotravez.ElseñorHofackethurgóenuncajónysacóunahojadepapelblancoyliso.Despuésabrióotrocajónyencontróunálbumdefotosvacío,desatólacintaysacóunahojadepapelnegroyáspero.
—¿Así?—lepreguntóalabuelito—.¿Quiereunanegrayunablanca?—Sí,gracias.—Estábien—dijoelseñorHofacket,queaúnteníaproblemasconelconcepto—.
Essudinero.—Sí,señor,yprontoserásuyo—seexplayóelabuelitoconelmejorhumorque
lehabíavistonunca,sobretodoteniendoencuentaquenohabíatomadowhisky,porloqueyosabía.
Meguiñóelojoyyointentéhacerlomismo,perosólomesalióconlosdosojosa la vez, lo queme hizo parecer idiota.Otra habilidad importante que tendría quetrabajar.
ElseñorHofacketpególahojablancaalaparedycolocólaplantaenfrente,sobreunacajademadera.Despuéshizorodarsugrancámaradefuelleshastasusitioysepusoatoquetearla.
—Más cerca —dijo el abuelito—. Todo lo cerca que pueda conservando eldetalle.Tenemosquepoderdistinguiresahojaganchuda,laquecuelgaahí.
—¿Ésa?—preguntóelseñorHofacket,asombrado—.¿Deesoquiereelretrato?—Sí,señor.ElseñorHofacketfruncióelceño.—Simeacercodemasiado,quedaráborroso.Dejequelopienseunsegundo.—
Examinólaplantadesdevariosángulos.Despuésdijo—:Creoquenecesitaremosluzextraprocedentedeestadirección.Esodarárelieveaestazonayelflashlamostrarámejor.
Arrastró junto a la planta un ingenioso soporte con faroles apilados y losencendió, nueve en total. Giró el soporte hacia un lado y hacia otro hasta quedarsatisfechoconelángulodelaluzqueproyectaba.Entoncesmiróatravésdelalenteyanunció:
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—Bien, esto es lomejor que puedo conseguir. Pero le advierto que tendrá quepagarmeaunquenolegusteelresultado.
—Sí,señor,locomprendo.Amínomepareciójusto,peroelabuelitonoseinmutó.—Inclusosinoseveese...esacosaquecuelgadeahí.—Señor, acepto sus condiciones. Tenga—buscó en su bolsillo—, deje que le
pagueahora.—No, no—respondió el señor Hofacket—. Sólo quería asegurarme de que lo
entendía.Llenó una cubeta de polvo de flash y se metió debajo de la tela negra, y un
segundodespuésoímosunsuave fuupal tiempoqueen lahabitaciónestallabaunaluzblancaybrillantequemecegódurantelargossegundos.
—Nosemuevanhastaquevuelvanaverbien—nosavisóelseñorHofacketalemergerdesucarpa—.Unavez,unadamatropezóycasiserompeelpuñeteropie.—Sacólaláminadelacámara,sevolvióy,alverme,dijo—:Uy,nena,perdonamilenguaje. Haz como que no lo has oído y no se lo cuentes a tumadre, por favor.Vuelvoencincominutos.
Se llevó la lámina y desapareció en un gabinete minúsculo. Le oímosentrechocandocosasyhaciendo ruidosahídentro,yal cabodeunosminutos salióconunafotografíablandaagarradaconunastenazasdemadera.
—No suelo sacarlo cuando aún está húmedo, pero he pensado que les gustaríaverlo.Nolotoquen.
Miramos y ahí estaba: la planta y, claramente visible en la base del tallo, lapequeñahojadeimportanciacapital.Elabuelitosonrió:
—Buentrabajo,señor,muybueno.ElseñorHofacketsesonrojóyagachólacabeza,yseguroquehabríachutadouna
piedradehaberhabidoalgunaenelsuelodesuestudio.—¿Legusta?—farfulló.—Esperfecta.Estoymuysatisfecho.—Laformadelahojaencuestiónsevemuyclara.—Esperfecta.Hagamoslaotra.Creo que el señorHofacket se habría quedado todo el día ahí, escuchando las
alabanzasquelehabíaprocuradoesaempresatanextraña.Colocólaplantafrentealpapel, esta vez negro, y repitió todo el proceso. Cerré los ojos antes de que elmagnesiochispeara,peroaunasíviunresplandordeslumbrante,inclusoatravésdemispárpados.ElseñorHofacketseapresuróasalircon lasiguientefotografíapararecibirmásalabanzas.Yahoraqueformabapartedelproyecto,acribillóalabuelitoapreguntassobrelanuevaespecie,elSmithsonian,Washington,etcétera.
Yoyaguardabalaplantaensucajadecartónparairnosacasacuandoelabuelito
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dijo:—Espera, Calpurnia. Señor Hofacket, creo que sacaremos una última foto.—
Pusolaplantaenunelaboradosoportedemimbre—.Calpurnia,túponteaestelado,queyomepondréaquí.
Mealiséeldelantalyelabuelitoseatusólabarba.Yoadoptémimejorpostura,bienaltayorgullosa.
—Contenganelaliento—nosordenóelseñorHofacket—.Norespiren.Tres,dos,uno.
Estavez,eldestelloennuestracarahabríabastadoparadeteneraunrinoceronteenmarcha.Todoeluniversosepusoblanco.Mepreguntésiseríaéseelaspectodelanieve. El señor Hofacket se alejó parloteando mientras mi visión volvía a lanormalidad. Trajo los tres retratos al mostrador principal, y ya estaba a punto deestamparsusellocon«RetratosdecalidadHofacket»enrelievedorado,enlaesquinainferiorizquierdadecadauno,cuandoelabuelitolodetuvo:
—Señor, tenga laamabilidaddeponersuselloeneldorsode los retratos,puesson muestras científicas y las imágenes deben conservarse intactas. —El señorHofacketpusocaralargahastaqueelabuelitoañadió—:Consuselloeneldorso,elmundosabráqueustedtomóestasfotografías.Puedeponerloenlapartefrontaldelquenoshemoshechominietayyoparaconmemorarestedía.
Y le entregó tres dólares de plata. El fotógrafo envolvió los retratos en papelmarrónylosatóconuncordel.Yaerahoradeirnos,perolepesabadecirnosadiós.Nosacompañóhastalacalesasindejardehablareinsistióenaguantarlacajadelaplantamientrasyomemontaba.Laobservófascinadocomosiesperasequelefueseahablar.Después la cogí,me la puse en el regazo y abrí el parasol, y el abuelito lechasqueóalcaballo.ElseñorHofacketsequedóenlacalleychilló:
—¡Adiós,yvuelvanpronto!¡Venganacontarmequépasa!¡Háganmelosabersigustanmisfotografías!
—Cuando lleguemos a casa —me dijo el abuelito—, escribiré una carta ymandarélasfotografíasenseguida.Luegoyanoquedarámásqueesperar,queaveceseslapartemásdura.Échaleanuestroespécimenunpocodeaguadelacantimplora,hazelfavor.
EnellargocaminoderegresoaFentress,amiabueloyamínossobrabaenergía.Quemamos un poco cantando salomas marineras y canciones de piratas de letraspicantes, aunque procurábamos cambiar a algún himno cuando aparecían otrosviajeros a la vista. Llegamos a la hora de la cena, polvorientos y agotados perotodavía eufóricos por lo sucedido durante la tarde. Aparcamos la planta en ellaboratorioynosunimosalosdemás.Lacenaduróunaeternidad.
—¿QuénoticiastraéisdeLockhart?—quisosaberpapá.—Heoídodecirquelosfuturosdelalgodónestánaltos—comentóelabuelito—.
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YCalpurniayyonoshemoshechounafoto.—¿Deverdad?—preguntóSulRoss.Melanzóunamiradaacusatoria—.¿Cómo
esquetienesunafoto?—Porquehoyesundíamemorable—respondióelabuelito.Miróatodalamesa
—.EsposiblequeCalpurniayyohayamosdescubiertounanuevaespeciedeplanta.—Esoestámuybien—comentómimadreconairedistraído.—¿Quétipodeplanta?—quisosaberHarry.—¿Mepasaslaspatatas?—pidióLamar.—Talvezseaunanuevaespeciedealgarroba—contestóelabuelito.—Oh—dijoSamHouston—,unaalgarroba.«Oh,unaalgarroba.»Unarabiaasesinafluyópormipecho.Meentraronganasde
arrojarmeencimadeél,peroenvezdeesoestuveechandohumoensilencioduranteel resto de esa comida interminable. Nunca antesme había sonado tan absurda laconversaciónobligatoriadelacena.Nuncaantesmisfamiliaresmehabíanparecidotanatontados,pueblerinosyestúpidos.Elúnicoquesesalvabaerapapá,que,comopropietariodeganado, apreciaba la importanciadeunaposiblenuevacepade«oh,unaalgarroba»ypreguntósipodríautilizarsecomoforraje,peroyoestabademasiadoenojadaparaprestaratención.
Finalmente aquello terminó y el abuelito y yo nos retiramos a la biblioteca ycerramos lapuerta.Cogióunade las llavecitasde lacadenadesuchaleco,abrióelcajóncerradodesuescritorioysacóunashojasdegruesopapeldecartacolorcrema.Dijo:
—Enciende la lámpara, Calpurnia. Arrojemos algo de luz en los sombríosrinconesde la terra incognita.Alcemos la lámparadel conocimientoy suprimamosotrodragóndelmapa.
Acerqué una cerilla a las ramitas de la chimenea y corrí a buscar algunaslámparas más, y las coloqué en el perímetro como si fuesen nuestra constelaciónprivada.Élmojósupluma,hizounapausaycontemplóelvacío,volvióamojar laplumayescribióconsucaligrafíaarcaica:
15deSeptiembrede1899Estimadosseñores:Durante una de nuestras caminatas diarias por este pequeño rincón del condado de
Caldwell, situadoenel centrodeTexas setentakilómetros (aprox.)al surde lacapitaldelestado, Austin, hemos tenido conocimiento de que podría existir una nueva especie dealgarroba que tenemos el honor de presentarles a ustedes, caballeros. Según un primerexamen,laplantaesunmiembrocomúndelaViciavillosa,tambiénconocidacomoalgarrobavellosa.Verán sin embargo, como sedescribemásabajoy como seaprecia en la fotografíaadjunta,que…..
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Necesitó dos páginas enteras para describir la planta y su pequeña hoja deimportanciacapital.Yalterminarfirmó,comovialmirarporencimadesuhombro:
Atentamente,WalterTateyCalpurniaVirginiaTate
—Yaestá—dijo—.Yahora,aver.Aesperaryverqué.—Lepuselamanoenelhombro.Élrespiróhondoydespacioydeclaró—:Penséquenuncaibaallegarestedía,pequeña.Penséquemoriríaantesdequeocurriera.
Yahíestaba.Unanuevaespecie.Unafotografía.Yyo,supequeña.
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Capítulo13
Correspondenciacientífica
Unavezqueunarazadeplantasestábastantebienestablecida,loscriadoresdesemillasno eligen los mejores ejemplares, sino que sólo repasan sus almácigas y arrancan las«granujas»,comollamanalasplantasqueseapartandelcanoncorrecto.
Instalamos laplanta en la repisade laventanadel laboratorioy, despuésde ciertaansiedadpormiparte,seagarróalavidaconmanofirme.Laexaminábamosvariasvecesaldía,atentosalossignosdefaltaoexcesoderiegoodedemasiadoopocosolyalosácaros,lascorrientesdeaire,laclorosisylasdolenciasengeneral.Cadavezqueencontrabaunamariquita,melallevabacorriendoalaplantaparaquemontaseguardiacontralaspestes,peromispequeñoscentinelascarmesísiempreseacababanyendo.Cadadíaapuntábamosnotasdetalladasenelregistro,unnuevocuadernoconcubiertajaspeadareservadoalaplanta.Comoteníamospavoraquealguientiraselaplantaenunarrebatoinnecesariodelimpieza,metíunletrerodeadvertenciadebajodelamaceta:
ExperimentoenmarchaQuenadiesemetaconestaplanta.EnserioCalpurniaVirginiaTate(CallieVee)
Doce días más tarde, recibimos la primera carta sobre el tema. Era del señorHofacket, que nos escribía preguntando si sabíamos algo del Smithsonian. Habíapuestounacopiadelasfotografíasensuescaparate,entrelanoviaestiradayelbebédesnudo apoltronado en una alfombrilla de piel de oso, y había atraído a variosclientes nuevos que entraban a preguntar por la curiosa instantánea de un hierbajoanodino.
—Calpurnia,túerespartedeesteproyecto—medijoelabuelito—.¿Meharíaselfavor de escribirle al señorHofacket y recordarle otra vez que aún es pronto pararecibirunarespuesta?Yaledijequetardaríanmeses.Noobstante,hemosdecultivarelentusiasmodelprofanosiempreydondeloencontremos.
¡Oh!Teníalamisióndeiniciarunacorrespondenciacientífica—másomenos—conunadulto.Escribíelborradora lápizy,cuandohubequedadosatisfechaconelresultado,busquéal abuelitoparaenseñárselo.Llaméa lapuertade labibliotecaycontestó:
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—Adelante,sinohaymásremedio.Lo encontré hurgando en uno de sus cajones de lagartos de la biblioteca,
mascullandoalgosobreunespécimenquefaltaba.—Calpurnia,¿túhasvistomieslizóndecincorayas?Tendríaqueestarordenado
entreeldecuatroyeldevarias,naturalmente,perosupongoquelopuseenotrositio.—Puesno,señor,nolohevisto;peroleheescritounacartaalseñorHofackety
megustaríaquelaviera.—¿Aquién?—preguntómientrasrebuscaba.—Alfotógrafo.Yasabe,eldeLockhart.—Ah,sí.—Hizoungestoderechazoconlamanoydijo—:Confíoenquehayas
hecho un buen trabajo; adelante,mándala.Aquí están los tritones—murmuró—yaquílassalamandras.¿Dóndeestánelrestodeeslizones?
La emociónme recorrió el espinazo.Me disponía a irme corriendo cuandomeacordédeotroproblema:
—Notengosellos,abuelito.—¿Eh? Ah, toma —dijo, y buscó una moneda en su bolsillo. Me dio diez
centavosyloscogíycorríamihabitación,dondesaquéunplumínnuevoymicajade papel satinado, reservado para las ocasiones especiales. Dispuse estos artículossobremitocadorymesenté.Noeraunacartalarga,perotardéunahoraentenerlacopiadefinitiva,puesestabanerviosaporsihacíaunborrón.
27deSeptiembrede1899Estimadoseñor:Tengoenmimanosucartadelmiércoles.MiabueloelcapitánWalterTatemepideque
le informe de que, por ahora, no hemos recibido ninguna respuesta de la InstituciónSmithsonian.
MiabueloelcapitánWalterTatedeseaquesepaqueseloharásaberenelmomentoquerecibaunarespuesta.Miabueloleenvíasussaludosyleagradecesuinteréseneltema.
Muyatentamente,CalpurniaVirginiaTate
(nietadelcapitánWalterTate)
Lapuseenunsobregruesoy trotéescalerasabajo,decididaaecharlaalcorreoesemismo día. Travis y Lamar estaban jugando a indios y vaqueros en el porchedelantero y se disparabanpistolas de juguete el uno al otro. Ignoré sus gritos de «¡Eh,Callie!¿Adóndevas?»yme fui lomás rápidoquepude,puesnomeapetecíacompartir ni tampoco explicar nada. Ellos tenían sus propias vidas. «Y ahora yotengolamía»,pensé,exultante,mientrascorría.
Lleguéalaoficinadecorreosentiemporécord,resoplandoyllenadelpolvofinodelcamino.ElseñorGrassel,nuestrocartero,estabadetrásdelmostrador.Habíaalgo
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enélquenomegustaba,aunquenosabíamuybienqué.SiempreconvertíaentodaunaceremoniaelhechodeatenderaunTate;cuandoentrabanmispadres,doblabalacervizanteellos.Fingíaquelegustabanlosniños,sobretodolosTate,peroyoestabaseguradequeenelfondonoeraasí.EstabacharlandoconlamadredeLulaGatesyentregándoleunpaquete,asíqueesperécomounabuenaniña.
—Buenas tardes, Callie—me saludó la señora Gates, al verme al cabo de unminuto—.¿Cómoestátufamilia?Esperoqueatumadrenolafatiguendemasiadolasmigrañas.
—Hola,señoraGates—respondí—.Estamostodosbien,gracias.¿Yustedes?—Tambiénestamosbien,graciasaDios.Trasunoscuantoscumplidosmásysupeticióndequetransmitierasusrespetosa
mimadre,sefue.Yomeasoméalbordedelmostradorydejémisobreencima,parano tener que dárselo en mano al señor Grassel, cuyas palmas hinchadas siempreestabansudorosas.Meponíalacarnedegallina.
—Aver,señoritaTate—dijo,ycogióeinspeccionóelsobre—,quieresescribiraLockhart,¿verdad?
—Quierounsello—contesté,apuntodecruzarlalíneadelamalaeducación.Élentornó los ojos. ¿Acaso me estaba poniendo impertinente? Al cabo de sólo unsegundo,añadí—:Porfavor,señor.
El señor Grassel consultó la dirección de mi sobre.—¿Es que Hofacket va asacarteunafotofragía?
A menudo te preguntaba a quién escribías y por qué. Mamá decía que era elcolmo de la grosería que un servidor público se entrometiera en informaciónprivilegiada,yporunavezestabadeacuerdoconella.
—Sí.—Pausa—.Señor.—Y,llenadeaudaciaenaqueldíatanespecial,añadíconmimásdulcevozdeniñita—:Mevoyasacarunafo—to—gra—fí—a.
Labocaselepusotensa.¡Ja!Dejémisdiezcentavosanteél,enelmostrador.Élcogióun sello, lomojóenunaesponjahúmeda, lopegóenmi sobre conungestoteatralydijo:
—¿Algunaocasiónespecial?—No,señor.Contóostentosamentelosochocentavosdemicambioylossostuvodetalforma
quetuvequealzarlamanopararecibirlos.—¿Todalafamilia?—continuó,apretándomelosdedosconsupalmasudada.—¿Qué?—preguntémientrasmeembolsabalasmonedas.—¿Vaairtodalafamilia?¿Osólotú,señorita?Perositúyaeresmásguapaque
cualquierfotofragía...ay,perdón,fotografía.—¡Sí, señor! —grité mientras daba media vuelta y salía corriendo de allí,
guardándomeparamílaprivadaypreciosainformaciónsobrelaplanta.
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Nuncahabríacompartidoesoconél.Comosifueracontandomiscosasportodoelpueblo.¿Ysiresultabaqueelabuelito—Diosnoloquisiera—seequivocaba?Yopodría soportarlo, pero no soportaría que otras personas se mofaran de él. Habíanotado que la comunidad aún lo tenía en alta estima por la construcción de lalimpiadora y otros negocios que emprendió décadas atrás, pero a veces veían concierto tono de burla sus intereses actuales. Había oído a más de un graciososemiletradodelpueblollamarlo«elPorfesor»conunmatizquepodríaconsiderarsealgosocarrón.Amiabuelonoleimportabaloqueotrospensarandeél,peroamísí.A tan desleales pensamientos los seguía un rotundo: «¿Y si tiene razón?». Porsupuestoque la tenía.Teníaque tenerla.Enel tiempoquehabíamospasado juntos,nuncalehabíavistoequivocarseennada.Talvezperdierauneslizóndecincorayasdevezencuando(¿yquiénno?),peronuncaseequivocabarespectoaloshechos.
Yosabíamuybienquelaesperadelaspróximassemanasibaaseruntormentoyque estar desocupada lo empeoraría aúnmás.Decidí sumergirme en un frenesí derecogida de especímenes, ciencia, deberes escolares... cualquier tipo de tarea quehiciera pasar el tiempo más deprisa. Lo que no había previsto es que esas tareasfuesendomésticas.
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Capítulo14
Elrozón
Lanaturaleza(...)nosepreocupaporlasapariencias,salvoenlamedidaenquepuedanresultarútilesparaalgúnser.
Elabuelitoyyocontinuamosvigilandolaplanta.Paramigranalivio,éstaprosperóbajo nuestro afectuoso cuidado, estirándose primero hacia la luz y arrastrándoseluegoporelalféizar.Elabuelitolallamaba«elProbando».Meexplicóqueésteeraelnombrequerecibíaelprimerejemplardecadaclase.Yolasacabaunosminutoscadadíaparaexponerlaalapolinizacióndelasabejas.Meconcentrabaenmisfuncionesyespantabaatodoslossaltamontesydemáscomedoresdeplantasqueseaventurabandemasiadocerca.
Empecé a centrarme en otros experimentos concebidos por mí misma; lo quefueracon taldealejarmede loscalcetinesnavideños.Seavecinaba la recogidadelalgodón, así que estuve dando vueltas al asunto del rozón, que todavía causabaestragos en nuestra parte delmundo. El abuelitome había enseñado que lamejormaneradeaprenderalgoerapasarpor laexperienciao realizarelexperimentounomismo,yél lehabíadadoapapá laoportunidaddeestudiarel rozónsiendo joven,haciéndole pasar undía de duro trabajo con él.Así pues, comoparte demi nuevacampaña de actividad para acelerar el tiempo, cogí una azada larga normal delcobertizo de herramientas (no había rozones en la propiedad), y pensé que si lasosteníadesdelamitad,seríacomotrabajarconelrozón,queesmáscorto.Mefuianuestrahileradealgodónmáscercana,aunoscincuentametroslargosdelporchedeatrás.Mamásiempredecíaqueunadamadeverdadhadetenercéspedyunjardín;lasquenosondamasdeverdadtienenalgodónplantadohastasumismaventana.
Las cápsulas colgaban hinchadas de las plantas, donde llevaban a cabo sumilagrosa transformación de vainas verdes y duras a esferas blancas y esponjosas.Dineroenmetálicoquecrecíaennuestrosuelo.
Diungolpedeazada.Oh, qué difícil era, la verdad. Y eso que no hacía mucho calor, ni tenía que
hacerlo hora tras otra para ganarme el pan, ni era una personamayor con reuma,comolashabíavistoavecesenloscampos.Meestabanpasandotodasesascosasporlacabezacuandooíunchillidocomoeldeunalechuzaprocedentedelacasa.Casimemuerodelsusto.
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—¿Quéestáshaciendo?—Violaseabalanzabasobremídesdeelporchedeatrás.Nuncaenmividalahabíavistotanalterada.
—Estoycortandoalgodón,¿quéparecía?—Portodoslossantos,¡vetedentro!¡Ahoramismo!QueDiosnosasista.—Me
arrebatólaazadadelasmanosymeempujóhaciacasaconfuerza—.¿Sepuedesaberqué tepasa?¿Esquehasperdidoel juicio?Actuandocomosi fuerasnegra...—meregañó.
—Sóloqueríavercómoes.Elabuelitomeexplicóque...—Noquierooírhablardeeseviejo.Esehombrehaperdidolacabezayahoratú
también.—Refunfuñó y me dio codazos todo el trayecto hasta casa—. Una niñarecogiendo algodón. Una niña blanca recogiendo algodón. ¡Una Tate recogiendoalgodón!QueDiosmeasista.
Hasta que llegamos a la cocina no dejó de mirar alrededor, alarmada yagarrándometodoelcamino.
—Dame el delantal—dijo, yme lo arrancó—.Ve ahoramismo a ponerte unolimpio.Si tevetumamá, ledaunataque.Nose locuentesanadie.Hablomuyenserio.
—¿Porqué?¿Porquéteponesasí?Sóloloestabaprobando.—Diosdelcielo,damefuerzas.—Noteenfadesconmigo,Viola.—Tengoquesentarmeunminuto.—Espera,tetraeréunvasodelimonada.Sesentóalamesadelacocinayseabanicóconuncartónmientrasyoibaala
despensa, donde vi una vasija de barro con sidra fermentada. Dudé y al final medecidíporeso:Violaparecíanecesitarlo.
—Conestoteencontrarásmejor—ledije.Selobebiódeuntragoysequedóconlamiradaperdida,sindejardeabanicarse.
Lellevéotrovasoysuspiró.Porlovisto,unmontóndegentedelaquefrecuentabaúltimamentebebíaosuspiraba.
—Callie—dijoalfin—,alguienpodríahabertevisto,hija.—¿Yqué?—Tumamá tiene planes para ti, ¿lo sabes? La semana pasada dijo que quiere
presentarte,yahoraesto.No,señor.Lasdebutantesnorecogenalgodón.—¿Presentarmeyo?¿Paraqué?—PorqueeresunaTate.Tupapátienealgodón.Eseldueñodelalimpiadora.—Creoquetodavíaesdelabuelito.—Yasabesloquequierodecir,señoritalistilla.¿Noquieresserunadebutante?—Noestoyseguradeloqueesosignifica,perosisignificasercomolatontaesa
quesetrajoHarry,puesno.
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—Desdeluego,eraunadamamuyboba.Peronosignificaeso,sinomontonesdefiestas lujosas con montones de caballeros jóvenes. Significa tener montones depretendientes.
—¿Yparaquéquieroyomontonesdepretendientes?—Esolodicesahora.Peroyaverásmásadelante.—Deverdadqueno,Viola.¿Quésentidotiene?—Complaceríaatumadre,éseeselsentido.—Oh.—Pequeñaegoísta—dijo.—Yonosoyegoísta—repliqué.—Has de convertirte en una señorita de sociedad—continuó ella—.No en un
espantajo.Ignoréesteúltimoydesafortunadocomentarioyreflexionéunsegundo:—¿Mamásepresentó?—Estuvoapunto,peroalfinal,nada.—¿Porqué?Violamemiró.—Pregúntaseloaella.—¿Laguerra?—pregunté.Ella asintió—.Pero si entoncesyahabía terminado.
Mamádebíadetener...—Llevélacuentaconlosdedos.—Noquedónadadedineroyyaestá—dijoViola—.Yluegosupapásemuere
detifusyfindelahistoria.—¿Poresotengoquepresentarmeyo?¿Porqueellaperdiósuturno?—Teestoydiciendoqueselopreguntesaella.Vealavarte,queestáshechaun
desastre.Yodescansaréunpoco:elcorazónme latecomounamariposa.QueDiosmeasista.
Ladejéabanicándose.Amimadre lehabía salidounachicade siete intentos.Supongoqueyonoera
exactamenteloqueellateníaenlacabeza,esdecir,unahijaprimorosaquelaayudaraa lidiar con la creciente marea de energía muchachil y atolondrada que siempreamenazabacondevorarlacasa.Nosemehabíaocurridoqueellaesperabaunaaliadaynuncalatuvo.Amínomegustabahablarderecetasyestampadosyservirtéenelsalón.¿Yporesoeraunaegoísta?¿Poresoeraunarara?Ylopeordetodo:¿poresoeraunadecepción?Seguramentepodríavivirsabiendoquemeconsiderabanegoístayrara,perounadecepción...Esoeraotracosa,ymuchomásdura.Procurénopensarenello,perolaideamepersiguióporlacasadurantetodalatarde,comounmalolorounperropesadopidiendoatención.
Me senté enmi dormitorio ymiré los árboles de afueramientras daba algunasvueltas al asunto. Yo no era así a propósito. ¿Podían echarme la culpa por mi
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naturaleza?¿Podíaelleopardodejardetenermanchas?Yentodocaso,¿cuáleseranmismanchas?Quéconfusoeratodo.Nosaquéningunaconclusión,perosíunbuendolordecabeza.AlomejornecesitabaunpocodeLydiaPinkham,comomamá.Alomejormeparecíaaellamásdeloquecreía.
¿Tan malo era que me presentaran como debutante? Tal vez no me importaratanto...alfinal.Mientras,tendríaqueaveriguarmásalrespecto.
El abuelito me había enseñado que uno no puede responder a las preguntasimportantessincultivarselomejorposible,ysindedicarmuchotiempoasopesarycalibrarlasalternativas.Mequedabanseisosieteañosmásparapensarenello.Seríatiemposuficiente.Noconocíaanadiequepudiesehablarmedetalesasuntosexceptomimadre,perosilepreguntabaaella,¿noleharíateneresperanzas,unasesperanzasqueluegoquizásevierantruncadas?Lacabezamedolíayelcuellomeempezabaapicar.Otravezlaurticaria.
Alamañanasiguienteencontréamamáafuera,examinandoelhuertodelacocinaconunsombreroanchodepajaqueleprotegíaelrostroyunosguantesdealgodónblancoen lasmanos, siguiendo supropiamáximasegún la cualunadamasiempreocultaelrostroylasmanosdelsol.Meacerquéaellaconcautela,porsiacasoViolale había contado lo de mi vergonzoso experimento en público, pero sus ojos noreflejabanunaalarmaespecial.Nomásdeloacostumbrado.
—¿Dóndeestátusombrero?Veadentroabuscarlo—memandó.Corríaporél,puesno teníasentidoempezaresaconversaciónconmalpie.Lo
descolguédelganchodelapuertadeatrásysalíotravez.—Asíestámejor—dijo—.¿Vienesaayudarmeconlasflores?—Quería preguntarte algo —comencé—. Viola me ha explicado... Me ha
explicado que tú ibas a presentarte en sociedad cuando eras joven pero que nopudiste.¿Escierto?
Unasombradesorpresa,enojootalvezpesarleoscurecióelrostro.SeagachóycortóunarosaCherokee.
—Sí,loes.—¿Yquépasó?—Laguerranosdejóarruinados.Arruinóamuchasfamilias.Lagentesemoríade
hambre.Hacerundebuthabríaresultado...indecoroso.—Perodetodosmodosconocisteapapá.Sonrió.—Asíes;fuidelasafortunadas.TutíaAggienolofuetanto.Lahermanademimadre,Agatha,vivíasolteraysolaenHarwood,enunacasa
queolíaagatosyamoho.—Oseaquenotehizofaltaserunadebutante—dijemientrastirabadeunamala
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hierba.—No,supongoqueno.Peromuchaschicasaúnlohacen.Memiró.Yanopudeseguirevitandolapregunta,porloquefuialgrano:—¿Yotengoquepresentarme?—Ereslaúnicahija,Calpurnia.Noquisesergroserayrecalcarlequenohabíacontestadoamipregunta.—¿Yesoquésignifica...exactamente?—Queunaniñadebuena familia sehaconvertidoenuna jovencitayestá lista
para introducirse en la sociedad. Que está lista para ocupar el lugar que le estádesignado.Quepuedenpresentarleajóvenesdebuenasfamilias.Significanbailesydistraccionesyunvestidonuevoparacadaunadeellas.
Amamáseleiluminólacara.—¿Cuántodura?—quisesaber.—Unaño.—¿Unañoentero?—Noprestémuchaatenciónacómolodecía—.¿Yquéocurre
después?Parecióconfusa.—¿Aquéterefieres?—Dicesqueduraunaño;¿yluego,qué?—Puesnormalmente,paraentonceslajovendamahaencontradounmarido.—Oseaquesonunmontóndefiestaslujosasparacasarachicas.Mamáchasqueólalengua.—Diossanto,yonolodiríadeesemodo.«¿Porquéno?»,pensé.Nohabíaformadedisfrazarlo.—Mamá...—¿Sí,querida?—Entonces...¿tengoquepresentarme?—Endurecióelrostro.Rápidamenteañadí
—:¿Túquieresquemepresente?Meescudriñó.—Callie,creoquequedamuchotiempoparapensareneso.Perosí,megustaría
que tuvieras la oportunidad que yo perdí.Muchas chicas jóvenes se alegrarían depoderhacerlo.
—¿Quépiensapapá?Lodeunvestidonuevocadavezsuenacaro.Pusoexpresióndereproche.—No se debe hablar así de dinero: no está bien visto. Tu padre representa un
sosténexcelente.Seguroqueestaríaorgullosodepresentarte.—Ya...Yahíquedóelasunto...demomento.Mástardesemeocurriópedirlealabuelito
suopiniónsobreel tema,perodespuéscomprendíqueno lanecesitaba:nocostaba
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Capítulo15
Unmardealgodón
Linneocalculóquesiunaplantaanualproducíasólodossemillas[...]yalañosiguientelasplantas nacidas de éstas producían dos, y así sucesivamente, al cabo de veinte añoshabríaunmillóndeplantas.
Un par de semanas después,mi padre se reunió enMoose Lodge con los demásterratenientesprincipalesydeclaró la fechade iniciode lacosechadealgodón, sindudaelacontecimientomásimportantedetodonuestrocondado.
Unejércitodetrabajadoresprocedentesdetrescondadosvecinosinvadiónuestrossembrados para recoger desde el alba hasta la noche cerrada; hombres, mujeres yniñosqueparabansóloamediodíaparalacomidayunpasajebrevedelaBiblia,queleíaunpredicadorincluidoensugrupo.
Violareclutóatresdelasmujeresparaquelaayudaranaguisarenlaviejacocinade piedra de la parte de atrás. De ahí brotaba una cantidad prodigiosa de sémola,tocino,alubias,bollosysirope,ytodoellosecargabaenlacalesaencestosgigantesysellevabaaloscampos,juntoconunbarrildeaguafrescayunbaldeinmensodecafé.Mamápasabaalacocinaparaalimentarnosanosotros.Tambiénseocupabadecurar los cortes y las ampollas de los recogedores y otras heridas consideradasdemasiadopequeñasparamandarlosaldoctorWalker.
Harryibadeaquíparaalláconelcarromatoparacomprarazúcar,harinademaízy de trigo y demás provisiones. Sam Houston y Lamar transmitían mensajes a lavelocidad del rayo entre la casa de pesas y el tablón de cuentas, y a veces losrecompensabanconuncentavo,queenlatiendasetransformabaendiezcaramelosounlápiznuevo.Lademensajerodecuentaseraunaposiciónmuycodiciada.
Papásequedabahastatardeenlalimpiadorayvolvíaacasacuandollevábamosrato acostados. El único que estaba exento de toda tarea era el abuelito. Él habíafundado la empresa de la limpiadora y durante treinta años había supervisado eseacceso estacional de actividad desenfrenada, así que ya no tenía ningún interés niobligación.Se retirabaasu laboratorioobiensalíapor lamañanacon lacarteraalhombro.
La limpiadora funcionaba día y noche. El herrero y el carpintero ni siquieradormían,paraquelasmáquinassiguieranenmarchayelalgodóncirculara:entrabancarromatoshastalostopesysalíaninmensasbalasatadas,rumboaAustin,Galvestony Nueva Orleans. Las balas pesaban tanto y formaban unas pilas tan altas que
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resultabanunaauténticaamenaza.Embalarlasymantenerlasenequilibrioeratodounarte, y cada año muchos hombres morían en todo el sur aplastados por columnasinestables.
Desde casa oíamos el trajín y los golpes rítmicos de los grandes cinturones decuerodelamaquinaria,amediokilómetrodedistancia.Alcabodeunpardenocheste acostumbrabas a todo otra vez, y aunque yo no había oído nunca el océano, elruidodelamaquinariaalolejosmehacíasentircomosimedurmieraarrulladaporeloleaje,almenostalcomoyomeloimaginaba.Peroenvezdeagua,prodigiosasolasdealgodónenvolvíannuestracasa.
Laescuelacerrabadurantediezdías.Muchosdemiscompañeroserandefamiliasquenopodíanpermitirsecontrataranadie,porloquetodos,niñosincluidos,recogíanhastadecirbasta.Amímeconfinabanalastareasdelacocinajuntoconmimadre.Unamañanatamicéunsacoenterodeharina,yaldíasiguienteteníalasmanostandoloridas que no pude coger el lápiz y escribir en mi cuaderno. Me dediqué aquejarmetanamargamentequemebuscaronunnuevodestino.
Misiguiente trabajofuevigilaraunpardedocenasdeniñosquejugabanenelpatio, entre la casa y la cocina exterior, mientras sus madres trabajaban en loscampos, y asegurarme de que no los picaran las gallinas atareadas y hacendosas,ofendidas ante esa invasión de su hábitat de siempre. Tampocome encantaba esamisiónnoretribuida,sobretodocuandoveíaqueSamHoustonyLamarseibantancontentosalalimpiadorayregresabanacasacondinero.Trastodoundíaregañandoa los niños y con pensamientos sombríos sobre esos centavos, lancé una nuevacampañaporlanoche,durantelacena.
—¿Porquétengoqueocuparmedelosniños?—lepreguntéapapá.—Porqueereslachica—replicóLamarconbrusquedad.Yoloignoré.—¿Por qué tengo que ocuparme yo de los niños? ¿Por qué no puedo llevar
mensajes?¿Porquénopuedoganardinero?—Porqueereslachica—volvióadecirLamar,alarmadoyoliéndoseunposible
peligro.—¿Yesoquésesuponequesignifica?—Alaschicasnolespagan—seburlóél—.Laschicasnovotanynoselespaga.
Sequedanencasa.—VeteacontaresoenlaescueladeFentress—contesté,orgullosademiréplica
—:AlaseñoritaHarbottlelepagan,¿no?—Esdiferente—seenfurruñó.—¿Enquéesdiferente?—Loesyyaestá.—¿Enquéexactamente,Lamar?Insistí tanto y tan alto quemi agotado padre, desesperado por un poco de paz,
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dijo:—Estábien,Callie,tepagarécincocentavos.GuardéunsilenciotriunfanteyLamarparecióaliviadoporconservarsupuestode
chicodelascuentas.Peroentoncesmistreshermanospequeñosiniciaronsupropiolloriqueoacoroporloinjustoqueeraqueaellosnolespagaranpornada.Despuésdeganarseunsevero«¡Yaestábien!»demamá,secallaronyestuvierondemorrosyensilencioelrestodelacenamientrasyosoltabaunachácharainformalyagradable,tal como me habían dicho que hacían las damas, comentando el tiempo ypreguntandoatodoscómoleshabíaidoeldía.Elabuelitoparecíasorprendido;mamáparecíatenerdolordecabeza,perollevóresueltamentesupartedelaconversación.
Al día siguiente me senté en los peldaños de atrás sin perder de vista a losveintinuevepequeñosqueteníaamicargo.Ahoraquemepagaban,ahoraqueeraunaprofesional,metomabamuyenseriomilaborycontabalascabezasunayotravez.Lamayoríadelosniñoseranbebésquejugabantancontentosconlatierra,perodevezencuandoalgunoconseguíalevantarseytambalearse,chillandodeplacer,trasunperrooungatoquepasaba,ysileshacíasvolverempezabanaprotestar.Habíaotroproblema,yesquesellevabanalabocalascosasmásdisparesqueencontrabanenelsuelo; les salvé lavidaa algunosescarabajosyaunaoruganocturnadesorientada.Teníaintencióndeleerunlibro,peronopodíaapartarlamiradaniunsegundo.Paraser unos organismos tan pequeños e inestables, se te podían escapar realmentedeprisa. Y las gallinas eran un incordio: se lanzaban como una flecha desde laperiferiahaciaelmeolloyprovocabanunalborototremendoehistérico.Yolestirabapiedrecitasparaquesefueran.
SulRosspasóporallímientrasyolesdisparaba.Supongoquecreyóquelohacíaporpasarelrato,aunquenoeraasí.Estabaagobiadayapuntodedecirlequesefueracuandonotéquemirabaconinterés,comositalvezquisieraañadirse.Loobservéporelrabillodelojoypensédeprisa.
—Estosíqueesdivertido—comenté.—Sí—dijoél—.Yatedigo.Peroamísiempremegritancuandolohago.—Quépena,porquemiraqueesdivertido—insistí,conunapicardíamáspropia
deTomSawyerquedesunoviaBecky.Minutosdespuésyaestabacorriendoporelpradodetrásdelabuelito,alquehabíavistopasar.
—¡Espere, espere! —grité. Ya desaparecía por el fondo sombrío de pacanascuandosegirósorprendido.
—Me encanta disfrutar de tu compañía, pero ¿qué haces aquí?—preguntó—.Creíaquetehabíanpuestoatrabajarconlosdemásytehabíancontratado.
—MehecambiadoporSulRoss.—¿Quéesloquehascambiado?—Bueno,nadaexactamente,señor.Lohecontratadoyoaél.Lehedichoquesi
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cuidaba de los niños le daría dos centavos. Además, le he dicho que podía tirarpiedrasalasgallinasparamantenerlasalejadas.—Meapresuréaañadir—:Perosólopiedraspequeñas,deltamañodeunauña;esoselohedejadoclaro.Lehevistomuycontentoconelpacto.Asímesacotrescentavosypuedopasareldíaconusted.
—Ah—exclamóelabuelito—,veoqueyaerestodaunamujerdenegocios.Y, aunque lo dijo en tono bastante cordial, advertí algo (¿desencanto?) en su
expresión.—No,nolocreo—contestétraspensarunrato—.¿Leparecequehoyveremos
algonuevo?Lecogílamano.Élpusounacaramásalegre.—Estoysegurodeello—dijo,ypartimoshaciaelrío.
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Capítulo16
Llegaelteléfono
Aunquealgunasespeciespuedanestarcreciendoennúmeroconmásomenosrapidez,nopuedenhacerlotodas,pueselmundonolosoportaría.
Se avecinaban cambios, en el pequeño escenario demi vida y también en elmásamplio de nuestro pueblo. La Compañía Telefónica Bell había instalado una líneadesdeAustin hasta la sede del condado en Lockhart, y ahora podíamos realizar laincreíbleproezadehablarporuncabledelgadoconalguienqueestuvieraacincuentakilómetrosdedistancia(o,másquehablar,gritar,pues la interacción teníafamaderuidosa).Veinte años atrás, el trayectohastaAustin llevaba tresdías en carromato;diez años atrás, medio día en tren; y ahora se podía transmitir un mensaje en eltiempoquetardabaunhombreenrespirar.
Sediscutiómuchosobredóndehabríaqueponerlacentralitayelteléfono(sólohabíauno).Algunosdijeronqueenlalimpiadora,porserelejedelcomercio;otros,queenlaoficinadecorreos;peroelalcalde,elseñorAxelrod,decretóqueiríaenelperiódico,elcorazóninformativodenuestraciudad.Laredacciónestabajustodelantede la limpiadora, por lo que el aparato podía utilizarse para recibir encargos dealgodónycomprobarlospreciosdelmercado.
Elabuelitoestabamuyemocionadoconel teléfono,ysuandareramássaltaríncuandosalíamosarecogerespecímenes.
—Diossanto—decía—,elprogresoesalgomaravilloso.Yesemuchacho,Alex,lohaconseguido.
—¿Alex?¿SerefierealseñorBell?—Sí,señora.Elmismo.—Vaya—dije—,¿loconoce?—Unbuenchico.LoconocíhaceañosatravésdelaGeographic,mesorprende
nohabertehabladodeél.Leprestéalgúndinerocuandoestabaempezando,yélmedio unas acciones de su empresa. Recuérdame que compruebe las cotizaciones lapróximavezquevayaaAustin:seguroqueesasparticipacionesyatienenalgúnvalor.—Yluegoañadió—:¡Diossanto,sipuedotelefonearalacentralyenterarmedelosvalores!NonecesitoiraAustin.¡Ja!
Enelpueblonosehablódeotracosadurantesemanas.LaCompañíaBellinsertóunanuncioenelFentressIndicatorparacomunicarquecontrataríaaunaoperadora
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telefónicayquedichapersonadebíaserunajovenformal,seriaytrabajadoradeentrediecisiete y veinticuatro años. Por lo visto, la compañía había tenido muy malasexperiencias con operadores anteriores, todos ellos reclutados en las filas detelegrafistashombres(unpuñadoderudospeonescontendenciaabeber,sergroserosydesconectarlalínea).Elanunciotambiénestipulabaquelajoventeníaqueseralta,loquedisparó todaclasedeespeculaciones,unascortesesyotrasno tanto.Ofrecíaalojamientoycomiday,porsiesofuerapoco,laasombrosasumadeseisdólaresalasemana.¡Paraunachica!Nouncarreteroounherrero,sinounachica.Yuntrabajobajotecho,además.Eraalgoinaudito.¡Dinero,prestigioeindependencia!Memoríaporesepuesto.LepreguntéaJ.B.,elhermanoqueteníamásamano:
—¿Creesqueaparentodiecisiete?Memiróyrespondiócongravedadatravésdeungruesoyhúmedocaramelode
toffee:—Parecesmuymayor,Callie.Esto me complació, pero él sólo tenía cinco años, por lo que no era una
información demasiado fiable. Fui a buscar a Harry al establo, donde estabareparandounarnés.
—Harry—dije—,¿creesquepodríapasarporalguiendediecisieteaños?—¿Tehasvueltoloca?—contestósinalzarlavista.—No.Mira, ¿y si hagoesto?—Mesostuve el pelo en loquepenséque serían
unosatractivosmoñosencimadelasorejas—.¿Parecequetengodiecisiete?Meobservó.—Parecesuncocker.Larespuestaesno.—Interrumpiósureparaciónymemiró
conojosentornados—.¿Porqué?¿Quéestástramando?—No,nada...PoruninstantefugazmehabíavistoamímismacomolaseñoritaTate,operadora
telefónica,ataviadaconunelegantevestidocamisero,encaramadaauntabureteconruedas y comunicando cada llamada con gran eficiencia y aplomo, y diciendo convozbienmodulada: «Central, ¿diga? ¿Número, por favor... ?».Ya estabadeseandomentirsobremiedady«tomarprestados»unvestidoyunsombrerodelvestidordemimadreantetantoesplendorpotencial.Loteníatodopensadocuando,derepente,mevinoalacabezaalgoobvio:quemediopueblomeconocíadenombreyelotromedio de vista. ¿Acasomehabía vuelto tonta?Di gracias aDios pormostrarme atiempolaestupidezdemiridículoypeligrosopropósito.Peroaunasí...
Cuandollegóelgrandía,unascuantaschicasaltasymenosaltassepresentaroncon sus sombreros más sobrios, aferradas a sus cartas de referencia con suspulquérrimosguantesblancos.Formaronunafilaalolargodelentarimadoelevado,frentea laredaccióndelperiódico,yesperaronhoras,algunasdeellasdepuntillas.Cuandoentraron,lashicieronponerdeespaldaalaparedylesmidieronladistancia
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entre las yemas de los dedos. Resulta que necesitaban a alguien de brazos largos,capaz de enchufar clavijas a lo largo y ancho de la centralita. Al final del díaanunciaronquelaseñoritaHonoriaGoates,deStaples,seríanuestranuevaoperadoratelefónica.Estolevantóunacontroversiaimportante:eraalta,sí,ypuedequetuvieralosbrazoslargos,peroFentressestaballenodemuchachasadecuadas;¿ono?¿NoeralaCompañíaTelefónicadeFentress?¿PorquécontratabanaunaforasteradeStaples,queestabaasietekilómetros?¿Cogeríalahabitaciónysealojaríaallíovendríacadadía?Yentalcaso,¿cómoselasarreglaríacuandohicieramaltiempo?Yasíhastaelinfinito.
HonoriaGoatesysubaúldeestañollegarondosdíasdespuésyseinstalaronenuna habitaciónmínima, del tamañode un gabinete, que contenía la centralita y uncatre para que ella pudiera responder al teléfono a cualquier hora del día y de lanoche.LetraeríanlascomidasdelapensióndeElsieBell,alfinaldelacalle.Aquelloeraunaextravaganciasinprecedentes.
Sea como sea, al final no importó queHonoria fuese de Staples o que tuvierabrazoslargos.LaCompañíaignoraba(losdemásno)queasutío,HomerRayGoates,lo había alcanzado un rayo mientras araba y que la propia Honoria lo habíaencontradoensuterreno,carbonizadoyalgohumeante.ElseñorGoatessobrevivió,peroperdiólamayorpartedeloídoydesdeentoncessiemprellevabaunatrompetillainmensa. También era propenso a carcajearse de repente por nada, cosadesconcertanteperoqueloconvertíaenunacompañíaentretenida.
Desde aquel día, la pobre Honoria le había cogido un miedo horrible a laelectricidad.¿Yquiénnolotendríaensulugar?Asíque,cuandoletocóenchufarsuprimeraclavijaenel tablero,conelsupervisorasusespaldasdándoleindicaciones,chilló y huyó del edificio, temiendo quedarse frita como su tío por culpa de unachispadiabólicaque lesaltaradesde loscables.Cruzóelpuentea trompicones,sinrecogersiquierasuscosas,ycorrióhastallegaraStaplesavergonzadayllorando.Supadremandóaporsubaúlaldíasiguiente.
EnsulugarcontrataronaMaggieMedlin,lasobrina—nietadeBackyMedlin.Eramásbaja queHonoria, perode caráctermás tenaz.Su aborrecible hermanamenor,Dovie,seregodeabaenelreflejodelagloriadeMaggieyledioporempezartodaslasfrasescon«Puesmihermanalaoperadoradice...».Todoslaodiábamosporello.
Finalmente,loshombresdelaCompañíaBellllegaronaFentress,yconelloselgrandíade la inauguraciónde la línea telefónica.Losrepresentantesde laempresavinieronentrendesdeAustin.Nohabíaespacioparacelebrarlaceremoniadentrodelaredaccióndelperiódico,asíquenosreunimosfuera,enlacalle.LaOddFellows'Brass Band interpretó una breve selección de temas, laMoose Band tocó largo ytendidoylabandaconmenosmiembros,laInternationalWoodmenoftheWorld,noacababanunca.ElalcaldeylosdelaCompañíadieronlargosyaburridosdiscursos
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sobreesegrandía.ElalcaldeAxelrodcortóunacintarojaconunastijerasdecartónfalsasygigantescasparainauguraroficialmentelaCompañíaTelefónicadeFentress.Se lanzaron vítores, se estrecharonmanos y se repartió limonada y cerveza gratis.SamHoustonintentógorronearuna,peronosesalióconlasuya.
Y entonces, a las doce en punto del mediodía, ocurrió. Un estridente sonidometálicoretumbóenelaireexpectanteyansioso.Lamultitudjadeóycoreó:«Oooh».Al teléfono estaba el senador del estado, que llamaba desdeAustin para felicitar anuestropuebloporlanzarsealencuentrodelsigloXX.MaggieMedlincomunicólallamadaynuestroalcaldeentróenelgabineteylechillóalsenador,queledevolvióelchillidodesdesetentakilómetrosdedistancia,paradarleelpreciodelalgodóndeaquellamañanaenelmercadodevaloresdeAustin.Elabuelitomesusurró:
—¿Tedascuentade loqueestosignifica,Calpurnia?Los tiemposdelaceitedeballenaylacarbonillahanterminado.Elviejosigloestámuriendoantenuestrosojos.Acuérdatedeestedía.
El señor Hofacket, del Salón fotográfico Hofacket («Grandes fotografías paragrandes ocasiones»), estaba allí con su gran cámara de fuelles para inmortalizar lajornada.Quisohablardelaplantaconelabuelitoyledecepcionósaberquetodavíano había respuesta. Se hubiera pasado el día charlando de eso, pero el alcaldeAxelrod lo llamó de vuelta a su deber como fotógrafo oficial. La multitud seaglomeróenlatarima,rebosándolayocupandolacalle.ElseñorHofacketpreparólacámara.Elabuelitomecogiólamano.EntonceselseñorHofacketsemetiódebajodesutelanegrayalzósuflashdepolvodemagnesio.
—¡Nosemuevan!—gritó.Nos quedamos inmóviles. El polvo del señor Hofacket nos iluminó como
relámpagosdeveranoynosatrapóeneltiempoduranteesesegundo.Cuandoluegovimosunacopiadelafotografía,casitodoslosrostrosestabansolemnesyserios.Amísemeveíapensativa.Laúnicacaraalegreeraladelabuelito,quesonreíacomoelgatodeCheshire.
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Capítulo17
Enseñanzasdelhogar
Puestoqueseproducenmásindividuosdelosqueesposiblequesobrevivan,entodosloscasosdebehaberunaluchaporlaexistencia,yaseadeunindividuoconotrodelamismaespecie,oentreindividuosdeespeciesdiferentesoconlascondicionesfísicasdevida.
En contra de mi voluntad, había alcanzado la edad en que una chica empieza aadquirir esas habilidades que necesitará para gobernar su propio hogar una vezcasada.Y,porsupuesto,todaslaschicasalasqueyoconocíaesperabancasarse.Todoelmundo lo hacía, amenos que fueras tan rica que no tuvieras que hacerlo, o tandesagradablealavistaqueningúnhombrequisiera.Algunaschicasseibanahacerdemaestras o enfermeras durante un tiempo antes de casarse, y yo las considerabaafortunadas.YahorateníamoselejemplodelaoperadoratelefónicaMaggieMedlin,unamujerindependienteconsupropiodinero,quenorespondíaanteningúnhombreexceptoelseñorBell.Puestoqueaúnhabíaunsoloteléfonoenelpueblo,sulabornoeramuy pesada. Se sentaba ante la centralita con el receptor en torno al cuello, ycomíamanzanasyleíaelperiódicohastaqueeneltablerozumbabaunallamadaquehabía que transmitir. Entonces ella enchufaba un cordón y decía, siempre con lamismavozseca:«Central,¿diga?¿Número,porfavor?».Teníaquedecirloapesardequesólohabíaunnúmero.Todaslaschicasdelcolegiolaadmirábamos.Jugábamosalasoperadorasconunpedazodecartónyuntrozodecordelquehacíandecentralita.Amímeparecíalagranvida.Peroelteléfonoresultótanpopular,queprontotodoelmundotuvouno.AMaggienolepermitíanabandonarlacentralitayseconvirtióenunaauténticaesclavadelaCompañía.
Laplantaprosperaba,peronorecibíamoscontestacióndeWashington.Elabuelitotrabajabaduro,conmigopegadaasuespaldasiemprequepodíaescaparmeconélallaboratorio.
Unsábadoporlamañana,mamáalzólavistadesulabordecosturamientrasyosalíaatodaprisaporlapuertaprincipal,conuncazamariposasdelabuelitoysuviejanasadepescarcolgadosdelhombro.
—Detenteunsegundo—meordenócuandoyateníalamanoenelpicaporte.Nomegustóelmodoenquememiraba—.¿Adóndevas?
—Alrío,mamá,arecogerespecímenes—contesté,acercándomedeladohaciael
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umbral.—Vuelve aquí. Los especímenes están muy bien —afirmó mamá—, pero me
preocupaqueteestésrezagando.Cuandoteníatuedad,yoyasabíabordaryzurciryteníaunasbuenasbasesdecocina.
—Yoyasécocinar—aseguréconfirmeza.—¿Quésabeshacer?—mepreguntó.—Séprepararsándwichdequesoyunhuevopocococido.—Penséunpocomás
ydije,triunfante—:Séprepararunhuevomuycocido.—Diosdelcielo,espeordeloquepensaba—exclamómimadre.—¿Elqué?—Tuignoranciaenmateriadecocina.—Pero¿porquétengoquecocinar?YalohaceViola—respondí.—Sí,pero¿ymásadelante,cuandocrezcasytengastupropiafamilia?¿Cómola
vasaalimentar?Violallevabaconnosotrosdesdesiempre,desdeantesdequeyonacieraydesde
antesdequenacieraHarry.Nuncasemehabíaocurridoquenoestaríaahísiempre.Miuniversosetambaleósobresueje.
—Violapuedecocinarparamifamilia—dije.Hubounsilencio.Entoncesmamádijo:—Estábien,puedesirte.Perovolveremosahablardeestomuypronto.Salí corriendo de allí e hice lo que pude por olvidar la conversación, perome
estuvorondandotodoelcaminohastaelríocomounamuelaqueseempiezaapicar.Lamañanahabíaperdidotodosujúbilo.Mamáempezabaaserconscientedehechoslamentables:mis bollos eran como piedras, los bordadosme salían torcidos ymiscosturastrazabanunzigzag.Penséenlavidademimadre:losarreglosderopaquenuncaseacababan, lassábanasycuellosypuñosporvolver, lasveintehogazasdepanporamasarcadasemana,todasycadauna...Esciertoquenoteníaquehacerlalimpiezamásdura,puesparaesoteníaaSanJuanna.Loslunesveníaunalavanderaquesepasabaeldíahirviendolacoladaenellavaderoquehabíafuera,enlapartedeatrás. Viola mataba, desplumaba y cocinaba a los pollos. Alberto ejecutaba ydespedazaba a los cerdos. Pero la vida demimadre era una labor interminable demantenimiento.Noacababaniunasolacosaquenohubieraquehacerotravez,undíaounasemanaounatemporadamástarde.Oh,quémonotonía.
EldíanoempezóalevantarcabezahastaqueatrapéunamariposaAgraulisconmanchas. Eran veloces y esquivas y difíciles de coger. Sabía que el abuelito sepondríamuy contento, y esome ayudó a olvidarme de la cocina y los remiendos.Cuandolleguéacasa,tardéunahoraenteraenengastareldelicadotejidoycolgarlode la pared de mi dormitorio, y para entonces ya no me acordaba de mi granignorancia. Daba lo mismo, porque la campaña por ponerme al día en temas
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domésticos estaba en plena marcha, aunque fuese sin mi conocimiento nicolaboración.
DichacampañaganóimpulsocuandolaseñoritaHarbottledecidióquetodaslaschicas demi clase participarían con sus trabajosmanuales en la Feria deFentress.Fueunanoticiaangustiante.Cosermeparecíaunapérdidadetiempo,yyohabíaidotirandoabasedehacerlomínimo.Mislaborespodríancalificarse,siendogenerosos,de descuidadas, como el capullo de Petey. Los puntos se perdían para reaparecerluegoalazar,demaneraquelalargabufandaarayasqueestabatejiendoseabultabaenelcentrocomounapitóndespuésdemerendarseunconejo.YomeimaginabaqueunRumpelstiltskinmalévolosecolabadenocheenmihabitaciónydeshacíaloqueyohabíahechobien,yconvertíaelorodemiesfuerzoenunabasurapatéticaconsuruedaperversaquehilabahaciaatrás.
Aunquemásomenoshabíaestadoobservandomislaboresdepunto,hacíatiempoquemamánoinspeccionabamicosturamásfina.Undíamepidióvermitrabajo.Lellevémicostureroaregañadientesyellalotoqueteóunmomento.
—¿Lohashechotú?—Sí,mamá.—¿Yestásorgullosa?¿Quesiestabaorgullosa?Loestuvesopesando.¿Seríaunapreguntatrampa?No
supequépensar;nosabíaporquéladotirar.—Pues...—Tehehechounapregunta,Calpurnia.—No,mamá.Supongoquenoestoydemasiadoorgullosa.—¿Entoncesporquénohacesuntrabajodelquepuedasestarlo?Volvíareflexionar.Nosemeocurriónadarápido,asíquetuvequeecharmanode
lahonestidad.—¿Porqueesaburrido?Unarespuestasincera,peroyosupequeeraunalocuraenelinstanteenquesalió
pormiboca.—Ya—dijomamá—.Aburrido.Eramala señal que repitiera tus propias palabras comoun loro.Yhablandode
loros, qué pájaros tan interesantes: viven tantísimos años que se traspasan en lasherencias familiares. Sí, el abuelitomehabía habladode unoque viviómás de unsiglo y aprendió más de cuatrocientas frases; era un imitador tan agudo comocualquierserhumano...
—Calpurnia,nocreoqueseas...Aunquedudabadequemedejaran tenerun loro (el abuelito tambiénmehabía
contadoquesonmuycaros),esonoexcluíanecesariamentealgomáspequeño,comounacacatúa,pongamos,otalvezunperiquito...Mamáseguíamoviendoloslabios...
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¿Quédecíadepracticar?—Tienesquemejorar...Unperiquitoserviría,comoúltimorecurso.Podíanaprenderahablar,¿no?—Yoatuedad...Y si tenía un periquito, ¿me dejarían soltarlo por la casa? Seguramente no:
llenaríadepegotesblancoscomotapeteslosmueblesbuenos,yahíseacabaríatodo.PornohablardeIdabelle,lagatadeinterior,siempreensucestajuntoalaestufa.Alomejorlopodíasoltarenmihabitación.Sepodíasubiramicabeceraparagorjearenmioído;unsonidoagradable...
—¡CalpurniaDiunbrinco.—¿Sí,mamá?—¡Nomeestásescuchando!—Laobservé.¿Cómolosabía?—.Serámejorquelo
hagas,porqueestasituaciónesintolerable.Tutrabajoesinaceptable.Esperomásdetiyvasahacerlomejor,¿entendido?MeextrañaquelaseñoritaHarbottlenomehayamandadounanotasobreesto.
Selahabíamandado.Dos,enrealidad.—Cadanochemeenseñarástulaborhastaquelleguelaferia.Esosignificabaque tendríaqueestarmásalertaduranteunassemanas.El tedio
tañíaenmioídosupesadacampana.Aunasí,mimalhumorseveíaatenuadoporelhechodequeamamálesolíacostarmantenerseal tantodenosotrossiete.Avecespodíasdesaparecerenelbarulloypasarinadvertidosicerrabaslabocaytefundíascon tuentornocomouncamaleón.Yoacostumbrabaa resguardarmepordebajodelas olas de la críticamaterna siendo educaday estando tranquila, pero esta vez nohuboescapatoria:eraunaniñamarcada.
Fue transcurriendo el día. Había tenido que hacer una cantidad desmesurada einjustadedeberesysóloquedabanunpardehorasdeluznaturaldecente.Medirigíala puerta a toda velocidad. Mamá, sentada en el salón, repasaba sus cuentasdomésticas.
—Calpurnia—mellamó—,¿otravezalrío?Demasiadotarde.—Sí,mamá—contestéconmimejorvozdeniñabuena,alegreyobediente.—Tráemeprimerotucostura.—¿Qué?—Nodigas«qué»deesemodo,hija.Tráemetucosturayyahablaremosdeiral
río.¿Ydóndeestátugorro?Tevanasalirpecas.¿Cómoibanasalirmepecas?Siprácticamentehabíaoscurecido.Subíotravezlas
escalerasdandopisotones,sintiéndomecomosicargaraconelpesodelmundosobre
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mishombros.—Ynopises así de fuerte—gritómamá—.Noestás cargandocon el pesodel
mundosobretushombros,queyosepa.Elsustoqueme llevéhizoquemecomportarabien.Avecesdabamiedocómo
podía leerme la mente. Me arrastré el resto de peldaños y cerré la puerta de mihabitación. Saquémi bordado del costurero y lomiré: al principio tuvo forma decuadradoperfecto,perohabía idoderivandoenunromboidesesgado,contodaslasletrasinclinadasclaramentealaderecha.¿Quésesuponíaquehabíaquehacerparaquelospuntossalierandelmismotamaño?¿Cómohabíaquemantenerunatensiónuniforme?Y,porencimadetodo,¿aquiénleimportabaeserollo?
Bueno, laúltimapregunta lapodíacontestar: le importabaamimadre,ypor lovistotambiénalrestodelmundo,aunqueyofueraincapazdeentenderelmotivo.Yamímedabaigual,peroibanaobligarmeaquemeimportara.Eraridículo.Arrojéelarodebordaralaotrapuntadelahabitación.
Doshorasmás tarde, bajé conmi labor.El objetivo era bordar «Bienvenidos aestacasa»conunacaligrafíaflorida.Yohabíahechohasta«Bienve»,peromehabíasalidomuy tembloroso,asíque lohabíadeshecho todoyhabíavueltoahacer laBparaenseñárselaamamá.
—¿Sólohashechoesto?—preguntó.—¡Esunaletragrande!¡Unamayúscula!—Deacuerdo,deacuerdo,bajalavoz.Tehasalidomejor,Calpurnia,loqueme
demuestraquepuedeshacerlositeaplicasunpoco.Cómoodiábamosmishermanosyyoelverbo«aplicarse».—¿Puedoirme?—Sí,tepuedesretirar.Nolleguestardeacenar.Mientrasellaencendíalaslámparasdelsalón,yoguardémilaborysalícomouna
flecha por la puerta principal. Ya no quedaba mucha luz. Demasiado tarde pararecoger muestras diurnas. Genial. Ya veía los titulares: CHICA CIENTÍFICAFRUSTRADA PARA SIEMPRE POR ESTÚPIDO PROYECTO DE COSTURA.UNA PÉRDIDA INCALCULABLE PARA LA SOCIEDAD. LA COMUNIDADCIENTÍFICAALCOMPLETOLOLAMENTA.
Bajéalríoconlasangreencendidaylleguéallíalcaerlanoche.YentoncessonólacampañadeViolaalolejos.
EntréhechaunafuriaenlacocinaparairalavarmeyledijeaViola:—¿Por qué tengo que aprender a coser y cocinar? ¿Por qué? ¿Me lo puedes
explicar,eh?Reconozcoqueeraunmalmomentoparapreguntárselo (estaba removiendo los
últimosgrumosdelasalsa),perohizounapausalobastantelargaparamirarmeconperplejidad,comosilehablaraenchino.
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—¿Quéclasedepreguntaesésa?—Yvolvióa lo suyo,agitando la salsaen lacacerolahumeanteyaromática.
Por Dios, qué reacción tan deprimente. ¿Acaso la respuesta era una parte tanevidenteyarraigadaennuestromododevidaquenadieseparabaaplanteársela?Sinadieamialrededorentendíasiquieralapregunta,nuncaobtendríarespuesta.Ysinrespuesta estaba condenada a una vida de quehaceres exclusivamente femeninos.Teníaelánimoporlossuelos.
Después de cenar subí a mi cuarto, me puse el camisón y leí. Con gransatisfacciónibamasticando,pordecirloasí,losejemplaresdeDickensdelabuelito,yya había llegado hasta Oliver Twist. «Por favor, señor, quiero un pocomás.» Lascircunstanciasdeesepobre infelizeran tan terriblesquemehacíanreconsiderarmipropiasituación.
Bajé a por un vaso de agua.Mamáy papá estaban sentados en el salón con lapuertaabierta.
—¿Quévamosahacerconella?—dijomamá,ymequedéinmóvilenelrellano.Sólo había una «ella» de la que solían hablar, y era yo—. Los chicos se abriráncaminoenelmundo,pero¿yella?Tupadre laalimentaconunadietaconstantedeDickens yDarwin. Tener demasiado acceso a libros como esos puede conducir aldesafectoporlapropiavida.Sobretodosiseesjoven.Yenespecial,enelcasodeunachica.
Quise gritar: «¡Estamos haciendo un trabajo importante! ¡Estamos con laplanta!».Peromehabríacaídounabuenaporescucharaescondidas.
—Yonoveoningúnmalenello—comentópapá.—Anda todo el día por ahí con un cazamariposas.No sabe coser ni llevar una
casa—asegurómamá.—Bueno,comomuchaschicasdesuedad—dijopapá—.¿No?—Nosabehacerniunhuevofrito.Ylosbolloslesalen...como...Yoquésécómo
lesalen.«Comopiedras—pensé—.¿Noeslapalabraqueestásbuscando?»—Estoysegurodequesepondráaldía—afirmópapá.—Alfred,guardaranasensuhabitación.—¿Deveras?Deseé chillar: «¡Mentira cochina, son renacuajos!». Pero entonces mi padre
guardósilencio.Yesesilencio,eldesulargapausamientrasdigeríalainformación,llenóelpasilloymicorazónyalmacontalpresióninvasoraquenomedejórespirar.Yonuncameclasifiquéamímismaconlasdemásniñas.Eradiferente,noeradesuespecie.Nuncapenséquemifuturoibaasercomoeldeellas.Peroahorasabíaqueesoerafalso,queyoeraexactamentecomolasdemás:seesperabaqueentregaramivida a una casa, un marido y unos hijos. Se suponía que dejaría mis estudios
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naturalistas,micuadernoymiamadorío.Habíaalgoperversoentodaesacosturaycocina que intentaban imponerme, en esas lecciones pesadas que yo esquivaba yrechazaba.Meentrócaloryfríoalavez.Mividanoestabajuntoalaplanta,despuésde todo.Mividaestabaconfiscada. ¿Cómono lohabíavisto?Estabaatrapada.Uncoyoteconlapataenelcebo.
Alcabodeunaeternidad,papásuspiró:—Ranas,¿eh?Entiendo.Bueno,Margaret,¿yquévamosahacer?—TienequepasarmenostiempocontupadreymásconViolayconmigo.Yale
he dicho que supervisaré sus labores de cocina y de punto. Tendremos que hacerclases.Unplatonuevoporsemana,creo.
—¿Noslostendremosquecomer?—preguntópapá—.Je,je,je...—Alfred,porfavor...Los ojos se me llenaron de lágrimas: mi propio padre bromeando sobre la
esclavizacióndesuúnicahija.—Teconfíoatiestosasuntos,Margaret—dijo—.Siempretengolasensaciónde
queestánmássegurosentusmanos,apesardelacargaquerepresentan.¿Quétaltusmigrañas,querida?
—Voytirando,Alfred,voytirando.Mipadreatravesólahabitaciónyloviagacharseydepositarunbesoenlafrente
demimadre.—Mealegro.¿Tetraigotutónico?—No,gracias,estoybien.Mi padre regresó a su asiento, hizo crujir su periódico y eso fue todo. Mi
sentenciaestabadictada.Meapoyéen laparedypermanecíallí,vacía, largorato.Vacíade todo.Noera
másqueunrecipienteservicialalaesperadequelollenaranderecetasypatronesdebordado.
JimBowiebajó lasescaleras.Sindecirnada,meenvolvióymediounodesuslargosydulcesabrazos.
—Gracias,J.B.—susurré,yvolvimosasubirjuntos,cogidosdelamano.—¿Estásenferma,CallieVee?—mepreguntó.—Meparecequesí,J.B.—Yalohenotado.—Esverdad.Túsiemprelonotas.—Noestéstriste.Eresmimejorhermana,CallieVee.—Nosmetimosenmicama
yélseacurrucójuntoamí—.Dijistequejugaríasmásconmigo.—Lo siento, J.B., he pasado mucho tiempo con el abuelito. —«Pero eso se
acabarápronto»,pensé.—¿ÉlsabequiéneraBigFootWallace?
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—Sí.—¿CreesquemecontaríacosasdeBigFootWallace?—Pregúntaselo. Es posible, aunque estámuy ocupado.Qué triste, ocupado sin
mí.—Alomejorse lopregunto—dijoJ.B.—,peromedamiedo.Tengoque irme.
Buenasnoches,Callie.Notepongasenferma.Cerró lapuertaconcuidado.Miúltimopensamiento,antesdecaerenunsueño
agitado,fueparaelcoyote.Sisupieracómosacarlapatadeallí...
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Capítulo18
Clasesdecocina
Unabatallatrasotrasehadesucedersiempreconéxitosdiversos[...].
Mi tiempo con el abuelito se escurría mientras la rueda de la factoría domésticacobraba velocidad, machacando su principal materia prima —que era yo— enpedacitoscadavezmáspequeños.
—Calpurnia—mellamómamádesdeelpiedelaescalera,conesetonopeculiarqueyoyatemía—,teestamosesperandoenlacocina.
Yo estaba en mi cuarto leyendo el ejemplar del abuelito de Historia de dosciudades.Lodejéaunladosinresponder.
—Séqueestásahíarriba—insistiómamá—yséquepuedesoírme.Baja.Suspiré,coloquéenellibrounaviejacintadepelocomopuntodelecturaybajé
singanas.Eracomolaaristócratacondenadaquevahaciaelpatíbuloconlacabezabienalta.Cosaquehabríasidomuchísimomejor...
—Nohaynecesidaddeponeresacara—señalómamácuandoentréenlacocina,dondeellayViolameesperabansentadasalamesadepino—.Sóloesunaclasedecocina.
Sobrelamesahabíalatablademármol,eltarrodeazúcar,unrodillo,uncuencograndedemanzanasverdesyunlimónamarillobrillante.Yunlibro.Esomeanimó,hastaquevicuálera.
—Mira—dijomamá—,milibrodecocinadeFannyFarmer.Teloprestohastaquetengastupropioejemplar.Contienetodoloquepuedesnecesitar.
Lodudaba.Meloofreciódelamismamaneraquemiabuelomehabíaentregadosu libro, el otro, hacía sólo unos meses. Mamá sonrió; la expresión de Viola eradecididamenteausente.
—Empezaremosporelpasteldemanzana—continuómimadre—.Elsecretoestáenañadirunchorritodezumodelimónylaralladuradelapielparadarleesesabortanagradable.
Volvióasonreíryasintió;hablabaconesavozdepacienciaqueusanlasmadrescon los hijos reacios. Yo hice lo que pude por devolverle la sonrisa. Vete a sabercómomesalió,porqueellaparecióalarmadayViolamiróhaciaelrincón.
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—¿Aqueserádivertido?—añadiómamá,temblorosa.—Supongo.—Violateenseñaráahacerlamasa:essuespecialidad.—Coge dos cucharadas de harina de ese tarro, señorita Callie—ordenóViola.
Parpadeé.Nuncaantesmehabíallamadoseñorita—.Échalasenesecuenco.Bien.Mamárepasósu libroyplanificó lacenadeldomingomientrasViola intentaba
guiarme por el arduo sendero de la elaboración demasas.Le había visto hacer unmillón de pasteles al pasar por la cocina y siempreme había parecidomuy fácil.Nuncamedíanada,sinoquecocinabaaojo,porinstintoyportacto,echandopuñadosdeharinaycachosdemantecadeltamañodeunpulgar,yregándolotodoconmásomenosaguafría,según.Noteníanadadeespecial.Cualquieridiotaloaprenderíaenunpardeminutos.
Y una horamás tarde ahí estaba yo, jadeando y azotandomi tercer cuenco demasa,conmamáyViolamásincrédulasacadaminuto.Laprimeratandahabíasalidoaguadayllenadegrumos;lasegunda,tanespesaquenopudeamasarlaconelrodillo;la última había resultado pegajosa como cola de papel pintado, y con la mismaconsistenciapocoatractiva.Teníalasmanosyeldelantalembadurnados,y tambiénlo estaban la encimera y el mango de la bomba, y en el pelo llevaba pegotesenganchados.Creoquehastahabíaunpocoen la tiramatamoscasquecolgabadeltecho,unpardemetrosporencimademicabeza,aunquenotengoniideadecómollegóallí.
—Lapróximavezlepondremosunpañuelo,Viola—dijomamá.—Mmm.—¿Sabesqué?VamosadejarqueViolaterminelamasa—propusomimadre—.
Túpelalasmanzanasyquítaleselcorazón.Sostenlaasíyllevaelcuchillohaciati.Vigila,queestáafilado.
Cogíelcuchilloy lamanzana imitándolay,en laprimerapasada,merebanéelpulgar.Menosmalquesólomanchédesangreunpardemanzanas.Violalaspusoenagua,pero aunasí quedaban rosas.Fingimosnonotarlo.Mamá fue abuscarmeunesparadrapo y Viola y yo nos quedamos mirando. No pronunciamos palabra. Yosuspiréyapoyélabarbillaenmimano.Teníaganasdedescansarlacabezaencimadelamesa,perohubieraimplicadomáspegotesenmipelo.Idabelle,comosinotaramidesánimo, salióde su cestoyvino a restregar su amplia frente enmi espinilla.Yoestabatanpringadaquenisiquierapodíaacariciarla.Violaselevantóyjuntóharina,agua y manteca con aparente descuido y en sólo un segundo amasó una pastaperfecta,quenieralíquidanisepegaba.Despuésrallóellimónpormí,nosésiparaevitarqueelácidometocaselaheridaoquemancharadesangremásfrutas.
Mamáregresóymecuróelcorte,yVioladijo:—SeñoritaCallie,veacomprobarlatemperaturadelhorno.
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—¿Yesocómosehace?—Ponlamanodentro.Siestádemasiadocalienteparamantenerlaahíeltiempo
quetardasenpestañear,esqueestáenunpuntomedio.—¿Metomaselpelo?—lamiré—.¿Lohacesasí?—Sehaceasí.—¿Yquépasasiyaestácaliente?—Entoncesnopuedesponerlamano:quemademasiado.—¿Nohayuntermómetrooalgo?—pregunté.Lasdosserieroncomosihubieradicholacosamásgraciosadetodalasemana.
Sí,claro,muydivertido.Abríelhornoymeasaltóunaráfagadeairecalientecomosifueseelinteriordelacuevadeundragón.
—Vamos,hija—dijoViola—.Vamos.Ellanosehabíamuerto todavía,asíquesupusequeeraseguro.Respiréhondo,
metíelbrazobienhondoylosaquémediosegundodespués.—Sí—dije,abanicándomelamanoenelaire—.Puntomedioseguro.Puedeque
hastacaliente.—Colocaestostrozosdemanzanaenlasfuentes.Cogeunpocodeazúcar,máso
menos así —dijo, mostrándome el azúcar que cabía en su palma ahuecada—, yéchalo encima de la manzana, sin remover. Eso es. Ahora pondremos la cortezasuperior.
Me dio una espátula para que pasara las cortezas de la tabla de amasar a lospasteles,cosaquesedicemuyrápido,perolamasaerapococooperativaysedoblabaen todas direcciones. Al tocarla, se me pegó; mientras la manipulaba, se pusocorreosa.Tardédiezminutos largosenacabardemontar trespasteles.Losobservé.Formabanunconjuntolamentable.
—Noestántanmal—comenté.—Tienes que ondular los bordes con el dedo, así. De esta forma quedan más
bonitos.Vamos,hazlotú.Pellizquétodoelcontornodelospastelesconelpulgarbuenoyyalosvimejor,
aunquenadiesehabríacreídoqueeranobradeViola.—Vale,yasólotequedahacerunacosa—dijoésta.—¿Cuál?—pregunté,exhausta,convozronca.—PonerlaCdeCallieencima.HazunaCdemasaycolócalajustoaquíarriba,
enelcentro,paraquetodosveanquelohashechotú.Luegolabarnizasconyemadehuevoparaqueestébrillante.
Amasétresgusanosdepastaydoblécadaunodeellossobreunpasteltalcomomehabíandicho.Losbarnicéconhuevoylastresretrocedimosparaadmirarlo.
—Yalotenemos—dijoViola.—Enfin—dijomamá—.Muybonito.
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—Uf—dijeyo.Esa noche, después de que SanJuanna quitara lamesa y trajera los postres,mi
madrepidiósilencioydijo:—Chicos, tengo algo que anunciaros: estos pasteles de manzana los ha hecho
vuestrahermana.Estoyseguradequeatodosnosencantarán.—¿Puedoaprenderyo,mamá?—preguntóJimBowie.—No,J.B.,loschicosnohacenpasteles—respondiómamá.—¿Porqué?—quisosaberél.—Porquetienenesposasqueloshacenporellos.—Peroyonotengoesposa.—Cariño, seguro que algún día, cuando seas mayor, tendrás una esposa muy
bonitaqueteharámuchospasteles.Calpurnia,¿teimportaríaservir?¿No había forma de que yo también tuviera una esposa? Eso me preguntaba
mientrascortabalaCdoradayalinstantehacíaañicostodalacubierta.Intentécortarpedazos definidos, pero destrocémi obra y acabé sirviendo a cucharadas un pastelquemásbienparecíapapilla.Papálesonrióasupostre,lesonrióamamáymesonrióa mí. Mis hermanos hicieron aspavientos de admiración y se lanzaron sobre susraciones como perros hambrientos.Mi clase de cocina había durado toda la tarde,perosusfrutosseconsumieronencuatrominutosescasos.Ynadiepodríahalagarmelo bastante como para compensar el hecho de haberme perdido horas con micuaderno,mirío,misespecímenesymiabuelo.Elabuelitomasticósupastelabsortoensuspensamientos.
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Capítulo19
Unéxitodeladestilación,másomenos
Hemosvistosindudaqueelhombre,mediantelaselección,escapazdeproducirgrandesresultados,ydeadaptarseresorgánicosparasupropioempleo.
—Calpurnia—llamóel abuelito escaleras arriba—,¿puedesvenir al laboratorio?Necesitotuayuda,sinoestásocupadaenotracosa.
Desdequehabíaoídodictarmisentenciaalavidadoméstica,vivíasumidaenunhondocenagaldemalhumorymoralbajaymemanteníalomásalejadaposibledelosdemás,hastaelpuntodequesehabíallegadoamencionarelaceitedehígadodebacalao.Lástimaquenotuvierapoderescurativosparalaspatasdestrozadasporuncebocruel.
Cuandoelabuelitomellamó,yoestabaenfurruñadaenmicuartoytejiendootropardecalcetinesdelainterminableserienavideña.Peronomeconsiderabaocupadaenabsoluto,yahíestabaél,ofreciéndomeunrespirotemporaldelatiraníadelhogar.Soltélasagujas,salícorriendoymedeslicébarandillaabajo.Elabuelitosonrió.
—Quémétododetransportetaneficaz.RecuérdamequeundíatehableunpocomásdelasleyesfísicasdeNewtonycómoseaplicanalviajeenbarandilla.
—¿Enquétrabajará(bueno,trabajaremos)hoy?—¿Teacuerdasdelamuestradewhiskyqueguardamosenrobleenjulio?Creo
queyaeshoradevercómoleva.Fuimos por la cocina hacia la puerta de atrás. Viola estaba sentada tamizando
suavesmontículosdeharinablanca,conIdabelle,lagatadeinterior,comocompañía.Nosmiródesoslayoydijo:
—Lacenaestaráenunahora.Los estantes del laboratorio estaban abarrotados de montones de botellas,
resultadoinspiradorodeprimentedeañosde trabajo,dependedecómosemire.Laplanta había granado y nosotros habíamos juntado todas las motitas en un sobreetiquetado,queluegometimosenunboteetiquetado,queasuvezestabaencerradoenelarmariodelabiblioteca.Laestanciaolíaapacanas,mohoyratón.Tendríaquemeteraunodelosgatosdeexteriorparaqueecharaalosroedores.Elabuelitoabriósuregistroybuscóenélenlapenumbra,recorriendolascolumnasconsugruesauñaamarilla.
—Aquí está tu anotación. Número 437, el 10 de julio.Me pregunto dónde lo
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pusimos...Cabríapensarqueesdifícilperderunbarrilderoble,aunqueseapequeño,dentro
del laboratorio, pero todo estaba tan repleto de muestras fallidas y desechos deexperimentos,nuevosyviejos,quenosllevóunosminutosdemanosearlotodoantesdelocalizarloenterradobajounadelasmesas.
—¡Ajá! —exclamó el abuelito—. Ten cuidado, no hemos de alterar lossedimentos.Veamosprimeroquéaspectotiene.
Encendí las lámparas colgantes mientras el abuelito despejaba una parte de lamesay,concuidado,dejabaelbarrilencima.Ledioungolpecitoygirólallavedemaderaparaverter dosdedosdel cálido líquidomarróndorado enunvaso limpio.Alzóelvasoylosostuvoantelalámparamásbrillante,manejándolocomosifuesenitroglicerina. Lo examinó, primero con anteojos y después sin. El vidrioresplandecía.Peroyosabíaquepormuybuenaquefueseesacosa,pormuybienquesalieralaprueba,aquelloeracriminalparalaspersonasdeprácticamentedoceaños.
—Nosepuedehablardesedimentospropiamente—señalóelabuelo.—¿Yesoesbueno?—Yodiríaqueesbuenaseñal.Norecuerdohaberbebidonuncaunvasodebuen
bourbonconalgunapartículademateria flotandoenél, ¿y tú?¿Qué tepareceestecolor?
—Esbonito.Eselmismocolorqueeldeloscollaresdeámbardemamá.¿Teníaqueteneresteaspecto?
—Nosabríadecírtelo—respondió—.Nosestamosadentrandoenelterrenodeladestilería sin piloto.—Memiró, y pude ver la emoción del explorador agitándosedetrásdesuexpresióntranquila—.Avercómohuele—dijo,ysellevóelvasoalanariz.
Olisqueó con recelo, como si tal vez fueran sales nocivas. Luego inhalóprofundamente.Pareció satisfechoyme lo pasó.Yodi un respingo, comounponinervioso: eso había estado a punto dematarme y él ya no se acordaba.Hiriómissentimientos.
—Nomevaahacerbeberesto,¿verdad?—lepregunté—.¿Noseacuerdadeloquepasólaúltimavez?
Alvermicara,respondió:—Ah,sí,tienestodalarazón.Espantoso.Nopermitiremosquevuelvaaocurrir.
Nohacefaltaquetelobebas,sólodimesitegustacómohuele.Cogíelvasoymetílanariz.Unapotenteesenciadepacanaimpactóenmicara;
noeradeltododesagradable,teniendoencuentalohartaqueestabadelaspacanas.—HuelecomoelpasteldeViola—señalé.—Bueno,puesvamosaprobarlodeverdad.—Mesaludóconelvasoydijo—:A
tusalud,Calpurnia,micompañeradenavegaciónporaguasinexploradas.
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Ytomóunbuentrago.Recuerdo la expresión de su cara como si fuese ayer.Un espasmo de sorpresa
seguidodeunamiradalargaycontemplativafijadaenalgúnpuntoamediadistancia.Después,unalentasonrisa.
—Vaya—dijoalfin—,hehechoalgoasombroso.—¿Qué,abuelito,qué?—meexcité.—Dudoqueotrohombrevivopuedahacerestaafirmación.—Oh,¿cuál?—aullé.Élcontestóconcalma:—He cogido unas pacanas en perfecto estado, las he fermentado y he logrado
algosemejantealpisdegato.—Mequedéboquiabierta—.¿Yquélecciónpodemosextraer de ello?—continuó. Yo permanecí embobada—. La lección de hoy es lasiguiente: esmás importante viajar con esperanza en el corazón que llegar sano ysalvo.¿Loentiendes?
—No,señor.—Significaquedebemoscelebrarelfracasodehoyporqueesunaclaraseñalde
quenuestroviajededescubrimientoaúnnohaterminado.Eldíaqueelexperimentoseaunéxitoseráeldíadesufin.Ynopuedoevitarpensarquelatristezadelfinalesmayorquelaalegríadeléxito.
—¿Loescriboenelregistro?—pregunté—.Merefieroalodelpisdegato.Élserió.—Buenaidea.Debemosserhonestosennuestrasobservaciones.Tenlabondadde
cogerlaplumayhacerloshonores,hijamía.Eraundíamemorable,alfinyalcabo,asíquedejédeladolatintanegraycogíla
botelladelaroja.Mojélaplumaenellíquidoyescribídespacioyconcuidado.Seloenseñéalabuelito.
—Excelente—dijo—,perocreoque«pis»vaconunasolaese.
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Capítulo20
Elgrancumpleaños
Existenmuchasdiferenciaslevesquepodríamosllamarindividuales,comolasquesedancon frecuencia en vástagos de los mismos padres [...]. Nadie supone que todos losindividuosdeunamismaespecieesténcortadosporelmismopatrón[...].
Elañoibapasandoyseguíamossinnoticiassobrelaplanta.Misdíasconsistíanenun ciclo de deberes escolares, prácticas de piano y clases de cocina conViola. Encontrademivoluntad,aprendíaprepararlaterneraWellingtonyelcorderoParsifal.Aprendíafreírpollo,siluroyquingombó.Hicepanblanco,panmoreno,pandemaízy pan de leche. Nada de eso parecía encantarle a Viola. Y la verdad es que amítampoco.En el tiempo libre quemequedaba, cada vezmás escaso,me iba con elabuelitosiemprequepodía.
Asíllegamosaoctubre.Ah,octubre.Temporadadeéxtasisparamíyparatresdemis hermanos, pues todos cumplíamos años esemes, y además estabaHalloween.Casi no se podía aguantar tanta emoción. Y aquel año, en efecto, resultó serdemasiado,almenosparamamá,quenosllamóaLamar,aSulRoss,aSamHoustonyamíparahablar.
—Niños —comenzó—, este año tendréis que compartir la misma fiesta decumpleaños.Ungrangrupo,envezdecuatronormales.¿Aquevaaserestupendo?Invitaremosatodosvuestrosamigosytendremosunabuenacelebración.
—¿Qué?—¡Eh,noesjusto!—Unmomento.—Mamáaaaa.¿De verdad esperaba que nos pareciera bien? No nos hizo ninguna gracia. El
lloriqueogeneralfuetaninsistentequemeextrañóquenoseecharaatrásyvolvieraalplaninicial.Perosemantuvofirme.
—¡Yabasta!—ordenó—.Loquepedís esdemasiado,paramíyparaViola.Sitiene que volver a preparar cuatro banquetes de cumpleaños en un mes, nosabandona,osloprometo.Ytampocoquieroquevayáisaquejarosaella:nohasidoideasuya.
—Callie Vee puede ayudar en la cocina —propuso Lamar, bajito—. Ya estáaprendiendo.Queayude.Yoquieromipropiafiesta.
Lelancéunamiradatanponzoñosaqueretrocedióunpaso.Mamáseimpuso,y
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así empezó una semana entera de preparativos, durante la cual ella, Viola ySanJuanna funcionaron a toda máquina (como también era mi cumpleaños, medispensarondecocinar,pesealcomentariodelasquerosodemihermano).Loscuatroniñosnos apartamosde su caminoydimos rienda suelta a nuestra ira grupal entrenosotros,refunfuñandotodoeltiemposobreloinjustoqueeraaquello.Cuandollegóel primer domingo de octubre y nos apiñaron a todos para la fiesta comunitaria,estábamosdeunhumorraro,entrefestivoyhuraño.
A Viola le tocó cocinar montañas de comida, y a SanJuanna, ir trayéndola. AAlberto le tocó levantarunacarpaporsiacaso llovíaypasearaSunshine,unponiShetland anciano y amargado, con la correa bien corta para asegurarse de que norealizarasutrucofavorito,queeragirarlacabezacomounaserpienteyllevarseuntrozodepiernadesujinete.
Nuestro resentimientocolectivoe inicial se fuedisipandoalcomenzar la fiesta.¿Yporquéno?EralamásgrandequesehabíavistoenFentress.Estabaninvitadostodos los niños del pueblo, cuyos padres vinieron también. Había paseos en poni,bengalas, cohetes de agua, croquet, caramelos y juegos de la herradura y de lasmanzanas.Huboregalossorpresa,gorrosdepapelyserpentinas.
Hubopilasdesándwichesexquisitosypanecillosdesalchicha;gelatinas fríasyjamón caliente servido con mermelada de albaricoque; rosbif cortado muy fino yservido con rábano muy picante, que los niños evitaron diligentemente; todas lastartasyheladosqueunopudieracomer;pastelesdepacanaydemerenguedelimón;y otro altísimo, con cuatro capas de chocolate negro y el nombre de cadacumpleañeroescritoenlosladosconunglaseadoblancoyconfiligranas,yconunasvelas encima para todos nosotros, cuarenta y nueve en total, que cubrían la capasuperior.(Doceparamí,catorceparaLamar,quinceparaSamHoustonyochoparaSulRoss.Eraunaauténticasábanadefuego,ymedicuentadequesimanteníamoseso del cumpleaños comunitario, pronto tendríamos que encontrar otro sistema, obienhacerunpastelmuchomayor.)
Todo empezó de forma bastante correcta, pero degeneró en un caos sinprecedentes.Áyaxbirlóunpanecilloconsalchicha,queconsiguiózamparsemientrashuíaatodavelocidaddelaturbadeniñosrevolucionadosquesalióensupersecución.
MiúnicaresponsabilidaddeesedíaeraacompañaraSulRossyasegurarmedeque no se atiborrara hasta empacharse. Vana tarea, pues Sul Ross siempre seempachabadepasteldecumpleaños,lovigilaseyoono.
Papáymamáhicierondehuéspedesatentos.Elabuelitoestuvoconlosadultosyse tomó una cerveza con ellos. Anunció que había un regalo de cumpleaños paratodosnosotrosprocedentedeAustinperoquesehabíaretrasadoinesperadamenteyllegaríaenalgúnmomentodelasemana.Estodiopieatodaclasedeespeculaciones,pero no nos dio ningún detalle. Después se retiró a la biblioteca a echarse una
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siestecitareparadora.Travis,LamarySamHoustonestuvieronrondandoaLulaGatescomoplanetas
alrededor del sol, dándole la lata con preguntas constantes: «¿Más helado,Lula?»,«¿Tetraigopastel,Lula?»;«¿Teloestáspasandobien,Lula?».
Amínadiemepreguntósiqueríaalgo,perolaverdadesqueeraperfectamentecapaz de irme a buscar mi propio pastel. Ya lo creo que sí. ¡Una chica hecha yderechacomoyo!
Lulaestabahablandoconsumadre,conesasperlasdiminutasdesudorenlanarizy el pelo suelto, plata y oro, cayéndole en cascada bajo el sol. La señoraGates lesonrióaTravisyluegoaLamar.«Vaya—medije—,confíaenpescaraunTateparaLula,ynopareceimportarlecuál.»
—Callie—mellamó—,estábamoshablandodelaferia.¿Quétalvantuslabores?Debo decir, si se me permite echarle flores a mi propia hija, que Lula me estásorprendiendoconsudestreza.
—Ajá—contesté.—Esperamos que consiga un premio en trabajo calado, aunque también está
progresandomuchoenencaje.—Ya—dije,ymedicuentadequenosemeocurríaniunasolapalabraquedecir
sobreesetema.ElvacíoenlaconversaciónsefueensanchandohastaqueTravismetióbaza:—Callie Vee me está haciendo unos calcetines para Navidad, señora Gates.
¿Verdad,Callie?—Sí,exacto,calcetines.—Seráestupendotenerunoscalcetinesdelanacuandohagafrío,¿noleparece?
Esperoqueesténlistosatiempo—añadióTravis.—Oh,Travis—lecontestólaseñoraGates—,estoyseguradequeenNavidadya
estaránterminados,¿verdad,Callie?Enfin,unoscalcetinessehacenennada.—Tuveganasdedecir:«Nolocrea»—.Lulapuedehacerunparenunatarde.
—¿Deveras?—dijoTravis,digiriendolainformaciónymirándomeasombrado.Nomegustóelrumboqueestabatomandolaconversación.—Lula—interrumpí—, ¿quieresmontar a Sunshine?No pasa nada,Alberto la
tienebienagarradaynotemorderá.Perositedamiedo,iréyoprimerosiquieres.—Vale,Callie,estaríabien—respondióLula,ynosexcusamos.Travis, haciendo otra vez gala de unas admirables dotes sociales para su edad,
siguió aLula con lamirada pero se quedó astutamente para camelarse a la señoraGatesconsusatenciones.Esechicocrecíamuydeprisa.
Cuandopasamosporlasmesasquegruñíanbajoelpesodelacomida,viqueSulRoss se dirigía hacia los árboles con dos platos a rebosar de pastel. Me habíaolvidadodequeteníaqueprotegerlodesuspropiosexcesos.Mesentículpable,pero
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lociertoesqueparasusochoañosdeberíatenermáscabeza,¿no?Además,tambiéneramifiesta.
También pasamos por el juego de la herradura, que supervisaba Harry. No lequitabaojoaSamHouston,famosoporlobestiasqueeransuslanzamientos,nialaprimamayordeLula,FernSpitty,queandabaporahípavoneándosemientrasgirabasuparasolbancoconribetedeencaje.
—Callie,setevedemuymalhumor—señalóLulaconcautela—.¿Teencuentrasbien?
No sabía si explicárselo. ¿Acaso ella, la princesa en ciernes de la aguja y elganchillo,entenderíaporloqueyoestabapasando?Éramosamigasdesdehacíaaños,peroúltimamenteeracomosinohablásemoselmismoidioma.Sinembargo,laideade no poder contarle a mi mejor amiga que tenía la pata atrapada en el cebo erademasiadotriste.Asíquemearmédevalorydije,balbuciendo:
—No...Nomegustatodoesodecoserybordar,nocomoati,yademás,nomesalebien.Quierohacerotracosaconmivida.
—¿Comoqué?—Noloséseguro.—¿Te refieres a que quieres ser maestra? ¿Como la señorita Harbottle? Pero
entoncesnotendrástupropiafamilia.¿Noquieresunafamiliapropia?—Noloséseguro—repetí.Parecióconfundida.—Todoelmundotieneunafamilia,¿noesverdad?—Reflexionóunmomentoy
dijo—:Ah,terefieresaquequieressercomolaoperadoratelefónica,comoMaggieMedlin. Ella no tiene familia.—Pensó un poco más y añadió—: Gana su propiodinero.Esoestaríabien,tenerdineropropio...
—Noséloquequierohacer,Lula.Yentoncesmevinoa lacabeza,comolaprimerae impactantevisióndeldisco
solarelevándoseenelhorizonte,quéeraloquequeríahacer.Eratanevidentequemepreguntécómonolohabíavistoantes.Sóloteníaquedecirloenvozalta.¿Tendríaelcorajedehacerlo,derevelarloalairelibre?TalvezdebíaprobardelantedeLula,avercómosonaba.
—Creo—empecé,ymedetuve—.Creoquealomejorquieroiralauniversidad.—¿Enserio?—Unadedos:oLulaestabaimpresionada,oestabahorrorizada—.
Noconozcoanadiequehayaido.Espera,¿laseñoritaHarbottlefue?—No,ellafuealaescuelademaestras.Sólotieneuncertificado.—¿Yenlauniversidadquésehace?—preguntóLula.—Seestudiancosas.—¿Quéclasedecosas?—Detodaclase—contesté,algopomposa.Enrealidadnosabíaquéhacíanallí
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(melofuiinventandosobrelamarcha),peronoqueríaqueellalosupiera—.Cienciayotrascosas.Tedanundiplomaespecialquedemuestraquehasestadoahí.
Temí que me preguntara qué hacías con el diploma especial una vez loconseguías,porqueyonoteníanilamenoridea.SemeocurriólaabsurdayrepentinasupersticióndequesiLulamelopreguntabayyonosabíaresponder,nuncaibaair.
—Vamos,Lula—dije,cogiéndoledelamano—,¡montemosenponi!Sonriócontentaysesecó lasperlasdesudordiseminadaspor sunarizcomosi
fueranpecas,yechamosacorrerenbuscadelponicascarrabias.Alpasarpordondejugabanalaherradura,viaHarryhablarconFernSpitty,yalgoensuactitudatentamehizopensarquevolveríaainiciarseladanzadelapareamiento.
Después de cabalgar a Sunshine, unos cuantos jugamos a juegos de la guerracivil: representamos las batallas de Fredericksburg y Chancellorsville,enfrentándonos con espadas demadera y disparando leños que hacían de cañones.Todosmis hermanos, excepto SamHouston, lamentaban haberse perdido los actosheroicosylagloriaromántica—SamHoustonhabíavistolastruculentasfotografíasdeMathewBradyenlabibliotecaynolehabíanparecidotansoberbias—.Tuvimosque mantener una rotación estricta para determinar a quién le tocaba hacer defederales,puesnadiequería.IntentamosjugarunascuantasvecessinelejércitodelNorte,peroresultótanaburridoquealfinallodejamoscorrertodo.
Después tuvimos un concurso de escupir semillas de sandía, que ganó Lamar,cómono,pueseraelmayorbocazasentrelospresentes.Luegoabrimoslosregalosyyorecibíunabolsitamarróndecaramelosderegalizdepartedemis treshermanospequeños,quehabíanhechounfondocomúnparacomprarla.SamHoustonmediounganchoparahacerojalesyLamarunacericoconformadetomaterojoygordo.Harry me regaló un libro de música para piano, Canciones alegres para toda lafamilia.Departedemispadres recibíunvestidode lamás finabatistablancaconadornosdepuntillayunaszapatillasdeinviernodepelodeconejo,pueslasviejasyameveníanpequeñas.Yoregaléacadaunodemishermanosunpuntodelibrodelabanderatejana,quedibujéypintéyomisma.
A la hora de los fuegos artificiales, ya estábamos todos para el arrastre. Hubolágrimasyrabietasymuchasrisas,yvarioscardenalesyrasguños.Todolotípicodelasgrandes fiestas.ADovie se lepusounojomoradodespuésdechocar contra elpuñodeotroniño.(Podríahabersidomipuñoperfectamente,peronolofue,lojuro).Y como en general se la consideraba una repipi, le hizo lamar de bien y le valiómuchasatenciones.
Esa noche, mamá se fue a su habitación con una botella grande de su tónico.Viola fue a tumbarse con un paño frío y polvos para lasmigrañas y le dieron undescanso inaudito de dos días enteros para recuperarse. SanJuanna y Albertocompartieron la ingrata tarea de limpiar. Alberto explicó que al final del día, al
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devolveraSunshinealestablo,éstaestabatanagotadaquenointentómorderleniunavez.
Yelregalodelabuelitollegóafinalesdesemana,aunqueprontodeseamosquenohubierasidoasí.Vinoenunagrancajaconagujerosdeventilación,loquesiempreresultaprometedor;nosreunimosenelporchedelanteroyobservamoscómoHarrylaabría haciendo palanca.La caja contenía una jaula de alambre, en la que había unespléndidoloro.¿Cómocuernoslosabíaelabuelito?
Ynoeraunlorocualquiera.EraunenormeejemplaradultodelAmazonas,deunmetro de largo desde el penacho hasta las alas de la cola, con un brillante pechodorado, el lomo azul celeste y las alas de un impactante carmesí. Lo observamossobrecogidos. El abuelito había leído sobre él en los periódicos deAustin y se lohabíacompradoalosparientesdelpropietario,pueséstehabíafallecido.Eralomásbonitoquehabíamosvistonunca.Yteníaaspectodepoderarrancarteunojocomosinada.
Cuandoaúnestábamosboquiabiertos,pasósugranpicoporentrelosbarrotesyabrió el pestillo con delicadeza, y después se subió encima de la jaula con unbalanceoexperto,pesealimpedimentodeunafinacadenadeplataqueibadesdesupatahastasuroídapercha.Searreglóunalargaplumairidiscente,sacudiólacabeza,alzóybajóelpenachoenungestoalgoamenazadoryfijólamiradaennosotrosconunojoamarilloyperfectamenteredondo.
Nosquedamosestupefactos.Nuncahabíamosvistonada igual.Mamámiróa lacriaturaconciertaalarma,peroentonces,comosisehubieradadocuentadequesufuturoestabaenjuego,elavenosofrecióunasorprendenteinterpretaciónsilbadadeCuando éramos jóvenes, Maggie, con trinos y cadencias incluidos. ¿Fue puracasualidad?¿OesepájaroadivinódealgúnmodoquemimadresellamabaMargaretyqueésaerasucanciónfavorita?Habíaunainteligenciacrueleneseojoictéricoquemehacíapensarquesí,yagradecílacadena.SellamabaPolly,comotantosloros,yeranuestroregalodecumpleaños.¿Quépodíahacermimadre?
De modo que se quedó, al menos por un tiempo, y resultó tan irritable yquisquillosocomoparecía.Conesepicoinmensoyesasgarrasenormes,anadieselepasó por la cabeza soltarlo de su cadena.Nos intimidaba a padres, hijos, perros ygatos, por lo que todos evitábamos su rincón salvo para darle agua y comida ycambiarle el papel de periódico. Tenía su propia jibia, con la que se frotaba loscostadosdelpicocomounafiladordecuchillosponiendoapuntosuacero.Yoqueríaexaminarlomásdecerca,peronomeatrevía.APollynoparecía importarleser tanpocopopular;sepasabaeldíarefunfuñandotaciturnoycantandocancionespicantesdemarinero,conalgúnqueotrochirridoensordecedorquesoltabatansóloparadarteunsusto.
Cada vez nos aficionamos más a taparle la jaula para tener un poco de paz.
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Sospechoquetodosqueríamosdeshacernosdeél,peronadieseatrevíaadarunpasoalfrenteydecirlo;esperábamosquesepresentaraalgunaexcusadecenteporque,alfinyalcabo,eranuestropájarodecumpleaños.
La excusa decente llegó durante una de lasmeriendas demamá, cuando Pollysaludó alegremente a una invitada, la señora Purtle, sugiriéndole que «se fuese alcarajo».Yonosabíaquésignificabaeso,peroalparecermamáylaseñoraPurtlesí.Alcabodeunahora,AlbertoyahabíallevadoaPollyalalimpiadorayselohabíaregaladoalseñorO'Flanagan.
El señor O'Flanagan era el ayudante de dirección de la limpiadora y antiguomarineromercante,yleencantabatenerunpájarocerca.UnaveztuvouncuervoqueeraunvejestorioyalquellamóEdgarAllan,yhabía invertidoañosenenseñarleadecir«Nuncamás».Peroelcuervopermaneciómudo,hastaeldíaenquegraznóunavezyactoseguidoestirólapatadeviejo.AlseñorO'Flanagan,desdequesupoqueteníamos un loro que hablaba de verdad, le hacía mucha ilusión llegar a ser supropietario.Puestoqueélmismoeraunviejolobodemar,noleofendíalacompañíagrosera. Resultó que el pájaro y él conocían las mismas canciones indecentes, ycuandoelhombrenoestabaocupadoconalgúncliente,sepasabanelratocantandojuntos...conlapuertacerrada,porsupuesto.
EncasanadieechódemenosaPolly;nisiquieraelabuelito,sospecho.
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Capítulo21
Elimperativodelareproducción
Laselecciónpuedeaplicarsealafamiliaigualquealindividuo,ypuedequeasíalcanceelfinquedesea.
Cómono,aHarry lo invitaronprontoacenarconFernSpitty, aunqueno fueunainvitacióndescarada:lepidieronquefueseacasadelosGates,peromirapordónde,laprimaFernestabadevisitaesanoche.HacíapocosmesesdeldesastreconMinervaGoodacre, pero el corazón roto de Harry ya parecía curado. Fern se acababa depresentarcomodebutanteenLockhart,porloqueeraelmomentodeponerseenserioconlodebuscarsolteros.LockhartnoeranimuchomenostangrandecomoAustin,peroaquelaño,porprimeravez,habíacincocomerciantesbastanteprósperosquesevieronobligados(sindudaporsusesposas)adeclararcasaderasasushijas.Enotraspalabras,queyaestabanenelmercado.Mamá lo leyóenelLockhartPostyensumiradasereflejóunachispa,unachispaquenomegustaba,puessabíaqueteníaalgoqueverconsuúnicahija.
Harryrescatólosungüentosylaspomadas.Selimpiólasbotasdemontarhastaelpuntodequepodíasvertereflejadoenellas,secepillóeltrajeysalióacenar.Supusequeestabairresistible,yendotanelegante.
Al día siguiente Lula me explicó que, después de la cena, Harry y Fern sesentaronenelbalancíndelporche, en laoscuridad,durantemediahora largay sinotracompañíaquelosmosquitos.
—¿Hicieronmanitas?Noestabaseguraalcienporciendeloqueesoimplicaba,peroesperabaqueLula
sí.—¿Sihicieronqué?—preguntó.—¿Sedijeronrequiebros?—¿Eh?¿Quéesunrequiebro?—Daigual.¿Éllecogiólamano?—quisesaber.—Nolovi.Meaventuréunpocomás:—¿Labesó?—¿Cómo?—exclamóLula—.¡Oh,Callie,siapenasseconocen!—Bueno,yalosé,Lula,perolagentesebesa,¿sabes?Sólomepreguntabasilo
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viste,nadamás.Se puso colorada y los puntitos de sudor le llenaron el puente de su nariz.
(Preguntaparaelcuaderno:¿PorquéaLulalesudaasílanariz?Nolepasaanadiemás.)Searrancóelpañuelodelbolsilloysediounostoquesunayotravezydijo:
—¿Cómopuedespreguntarmeunacosaasí?—Porquesetratademihermanoeintentofigurarmesisevaalargarparacasarse
conFern.Estuprimayesonosemparentaría,¿no?Esocreo,aunquenosémuybiencómo.
No tenía intenciónde interferir en el noviazgodeHarry:yahabía aprendido lalección.Perosiotrapersonapodíarecopilarinformaciónyhacérmelallegar...
—Lula—continué—,¿algunavezpiensasencasarte?—Supongo.Comotodoelmundo.—Unavezcasada,tienesquepermitirquetumaridotebese.Ytúlehasdebesar
aél.—No—respondió.—Sí—asentí,comosiyolosupieratodosobrelosbesosentremaridosyesposas
—.Esloquehacencuandoestánjuntos.—¿Esobligatorio?—Oh,yalocreo.Eslaley.—Nuncaheoídohablardeesaley—dijocondesconfianza.—Esverdad,eslaleydeTexas.Yyaquehablamosdeltema,¿sabíasqueaunos
cuantosdemishermanoslesgustas?—Mientrasestedatotaninteresantesalíademiboca, recordé la promesa que les había hecho a los tres—. ¡Jolines, no tenía quedecírtelo!
Lulaparecióimpactadapormilenguaje.—¡Callie,nosedicenpalabrotas!—Perdón—dije—.Sesuponequeesunsecreto.Olvídatedeloquehedicho.Despuésdedudar,mepreguntó:—¿Cuáles?—¿Cuálesqué?—Yasabes...alquelegusto.—Adivina.Yonotelovoyadecir—lecontesté.Peroestabahartadeguardarles
sussecretos.¿PorquénopodíasaberloLula?—.Bueno,va,sonLamar,SamHoustonyTravis.
—Cielosanto—dijomientrasseponíacomountomate.—Puedeselegir.¿Cuáltegustamás?—No...nolosé.—Bueno, ¿tequedarías conalguno?Yoen tu lugar, no estaría segura. ¿Cuál te
pareceelmásguapo?AmíHarry,porsupuesto,peroélnocuenta.
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Volvióaruborizarseyafirmó:—Todossonunoschicosapuestos.—Sí,Lula,¿perotegustaalguno?—Todossonmuysimpáticos.—Ya, ya, ¿pero te gusta alguno?—Envezde contestar, se limitó a secarse las
perlasde sudorconcarade sofoco.Continué—:Yoque tú,elegiríaaTravis.Eselmásbuenodetodos.Alomejornoestaríatanmalbesarle.Losbesosdebendeteneralgo,sino,lagentenoselosdaría,¿nocrees?
Lulasepusopensativa:—Nosésiamimadreyamipadrelesgusta.Esdecir,norecuerdohaberlesvisto
besarse.Yo había visto amis padres besarse en Nochebuena, y una vez vi ami padre
rodearamimadreporlacinturayatraerlahaciasíenelextremooscurodelpasillo,decaminoasuhabitación.Yviviendoenunagranjaconpollos,cerdos,vacasygatossiempre veías nacer camadas, por lo que a cierta edad se te ocurría preguntarte dedóndesalíatantavida.Habíavistoaparearsealosperros,yunanochemetropecécondosgatosenlaoscuridadyvilonuncavisto.Losgatossesorprendierontantocomoyo.
Lulamedijoalgoquenoentendí.—¿Qué?—lepregunté.Ellaapartólamirada.—Entonces...¿legustoaTravis?—Sí.Píllalo,Lula:eselmejordetodos.—Peroesmuyjoven.Alfinyalcaboyotengodoceañosyélsóloonce,¿no?—Pues...sí.—Enrealidadteníadiez,peronoibaacargarmelatiernacampañade
su primer amor—. Recuerda, Lula: yo no te he dicho nada. No se te escapará,¿verdad?
Me hizo elmás profundo doble juramento de hermanas de sangre.Yo deseabasellarloconsaliva,perohabríasidodemasiadoparaella.
EsanocheacorraléaHarrymientrasescribíaunacarta.—Hola,bicho—medijoconaireausente.—Harry,¿algunavezhasbesadoaunachica?Parecióasombrado.—¿Porquélopreguntas?—Mepreguntabacómoes,nadamás.—Beséaunachicaunavez—respondióconunasonrisa—,yesmuyagradable.—¿Porqué?—Porquesí.Tendrásqueesperarparasaberlo.—¿Aquiénbesaste?—quisesaber.
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—Nopuedodecírtelo,Callie:noespropiodecaballeros.—¿Porquéno?Amísímelopuedesdecir:séguardarunsecreto.—Otalvezno,
pensé—.¿BesasteaMinervaGoodacre?—No,nofueella.Perounavezmedejóquelacogieradelamano.—¿Esotambiénfueagradable?—Mucho.Terriblemente.Yahoravete.—¿Porquéfueagradable?—Eresunapesada.Déjameenpaz—contestó,pero sonrióantealgún recuerdo
placentero.—¿Suspirasporella,Harry?¿Sufres?Mientras la horrible Goodacre estuviera fuera de nuestras vidas, se podía
consentirciertogradodesuspiroysufrimiento,comoestrictoejercicioromántico.—Supongoqueduranteuntiempo,sí.—¿Peroyano?—No,yano.¿Puedeshacerelfavordemarcharte?—Medisponíaasalircuando
me llamó—:Espera. ¿Aqué viene tanto interés?—Memiró conpicardía—. ¿Hayalgúnchicodelquenonoshashablado?¿Tuprimerpretendiente?
—No,no,no.—Mesalióunarisacomosihicieragárgaras—.No.—¿Yporquéno?Undíateperderéporalgúnpríncipeencantadorqueteofrezca
unzapatodecristal,Callie.—Nodigaseso—repliqué,ycorríhaciaély leeché losbrazosalcuello.Tuve
ganas de llorar sin motivo—. ¿Por qué tienes que casarte? ¿Por qué tengo quecasarmeyo?¿Porquénonosquedamostodosaquíencasa?
—Nopasanada,bicho.Algúndíaquerrástenertupropiafamilia.—Lagente siempremedice«algúndía»,yaestoyharta—farfullépegadaa su
chaleco.—Amítambiénmelodecían.—¿Atitambién?—¿Verdad que da rabia? Se lo dicen a todo el mundo, y aquí estoy yo
diciéndoteloati.¿Averesepelo?Vasmuydespeinada.—Harry—dije,escogiendomispalabrasconcuidadomientrasélmetoqueteaba
lacinta—,¿piensas...piensasquepodríasermaestra?—¿Maestra?¿Esloquequieres?—preguntóél,ymevolvióahacerellazo.Noloera,peroaúnnopodíacontarloquequeríadeverdad.—¿Piensasquepodríahacerlo,Harry?—Sí,creoquesí.¿Selohascomentadoamamáypapá?Ignorélapreguntayañadí:—¿Piensasquepodríaser...?Ay,nosé,¿operadoratelefónica?—Seguroqueeneso tambiénseríasbuena,si losbrazos tecrecen losuficiente.
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Unmomento,quetearreglolacinta.Yaestá.—Harry,¿piensasquepodríaser...—medetuvey,cuandovolvíahablar,lohice
enuntonodeliberadamentenatural—...científica?—¿Científica?—Seechóatrás—.Esoyaesunpocoexagerado,¿noteparece?—
Fijé la vista en él. Mi pregunta y su respuesta eran demasiado importantes paraapartar la mirada—. Ah, ya lo entiendo... Esto es por el abuelo, ¿no? Te estáanimando, ¿verdad? A lo mejor no deberías pasar tanto tiempo con él. En serio,Callie:esoesmuyexagerado.
—¿Porqué?—preguntédirectamente—.¿Porquéestanexagerado?—Porquenoconozcoaningunamujercientífica,¿ytú?¿Cómovivirías?¿Dónde
trabajarías?Mira,algúndía tecasarás, tendrásmontonesdeniñosy teolvidarásdetodoesto.¿Noquierestenertupropiacasa?
—Yoyatengounacasapropia.—Yasabesaquémerefiero.Mealejéunpasodeélydije:—Harry,siyoquisierasercientífica,¿meayudarías?Pusocaradeescepticismo.—¿Ayudartecómo?—Nolosémuybien—contesté,puesnoteníaningúnplan—.Túayúdamesilo
necesito.—Noséquédecirte,bicho.—Alverlaexpresióndemirostro,añadió—:Nodigo
queno.Sóloquenoentiendodequévaesto.—Sifueseimportanteparamí...—Siempreharéloquepuedaporti,Callie,yalosabes.Aunquenotelomereces
después de irle amamá con lo de la señorita Goodacre. Y ahora, vete: tengo queacabarestacarta.
Meaferréasucambiodetemaconalivio.—¿Esunacartadeamor?—Atiquéteimporta.—¿EsparaFernSpitty?—Fuera.Nohabíaobtenidounapromesadeayudaporsuparte,perotampocomelahabía
negado.Consideréquelaconversaciónhabíaquedadoentablas.Ahorayasabíaquefinalmenteeraelmomentodedirigirmealabuelito.LulayHarryhabíansidomerosensayos.Lohabíaestadoaplazando,peroyaeralahora.
Besé la cabeza gacha de Harry y salí al porche, donde los demás se habíanreunidoparaverlaprimeraluciérnaga.Eltiemporefrescabaylacantidaddeinsectosdisminuía:prontohabríaterminadosutemporada,yyatocaba,porquelamedalladelPremioLuciérnagadeFentressestabamugrientaygastada.
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Elabuelitoestabasentadoenunamecedorademimbreenelextremoopuestodelporche.Me alegró ver que se había colocado a cierta distancia. Saqué cuaderno ylápizymesentéenunasillaasulado.Lapuntadesupuroseiluminabaalaspirarlo,comosifueseunaluciérnagagordayroja,ycasipenséquelosinsectosquequedabanloibanarodearparatransmitirleconlucessusintencionesrománticas.(Preguntaparael cuaderno:¿alguna luciérnagahabráconfundidounpuroconotromiembrode suespecie?Seríaunerrordoloroso...yletal.)Guardamossilenciohastaquedijo:
—¿Pretendesinfligirleunaheridamortalaestasilla,Calpurnia?—Bajélavistayme di cuenta de que estaba haciendo un agujero en el mimbre con mi lápiz—.Últimamentenoteveomucho—comentó.
—Porquemeestánentrenandoparasercocinera.Oesposa,creo.—Ya.Ytodoshemosdisfrutadodelosfrutosdetuesfuerzo.—Nohacefaltaquelodiga—respondícontristeza.Continuamosensilencio;notéunmosquitoinvisiblecebándoseconmitobillo,lo
queveníaasumarseamidesgraciageneral.Nolovihastaquemepicóvariasvecesyconsuglotoneríasetransformóenunagotavoladorayvisibledemipropiasangre.Se instaló en el porche junto a mi pie y lo aplasté. Intentó volar, pero estabademasiadocongestionadoparaescapar.Lopilléconunbordedelzapatoyunchorrodiminutodemisangreseestrellóenlapinturagrisdelporche.Penséenello.Porlovisto, lo bueno en exceso también puedematarte, segúndicta la sabiduría popular.Ahí estaba esa mancha como prueba. El mosquito había triunfado en cuanto aconseguiralimento,perohabíafracasadoencuantoavivirhastaunaedadavanzadayexpirarpacíficamentemientrasdormía,rodeadodesusnumerososyapenadosnietos.Así pues, ¿era apto o inepto? Aunque tal vez no importara, según lo que fuese adecirmeelabuelito.¿Conmutaríamicondenaperpetuaalamonotoníadoméstica?
Enelotroextremodelporche,Travisdivisó laprimera luciérnagayreclamólamedalla.Meaclarélagarganta:
—Abuelito...—Peroflaqueé.—¿Qué,Calpurnia?—Laschicas... laschicas tambiénpuedensercientíficas.—Ambosfingimosno
notareltemblorenmivoz—.¿Verdad?Dio una larga calada a su puro y le asestó unos golpecitos para hacer caer la
ceniza.—¿Selohaspreguntadoatumadre?¿Oatupadre?—¿Cómo?No,claroqueno.¿Porquéibaahacerlo?—Porque tal vez tenganalgoquedecir al respecto. ¿No se tehapasadopor la
cabeza?—Oh—contesté con amargura—,ya sé lo que tienenquedecir. ¿Por qué cree
queyanosalgonuncadelacocina?Poresoselopreguntoausted.
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—Entiendo.¿Teacuerdasdehaceunosmeses,cuandonossentamosjuntoalríoyhablamosdeCopérnicoyNewton?
—Sí.¿Cómoibaaolvidarlo?—¿NohablamosdelelementoquímicodelaseñoraCurie?¿Delalechuzadela
señoraMaxwell?¿DelpterodáctilodelaseñoritaAnning?¿Desuictiosaurio?—No.—¿De las ecuaciones de la señorita Kovalevsky? ¿De los viajes a las islas
SandwichdelaseñoritaBird?—No.—Cuánta ignorancia—murmuró, y los ojosme escocieron al instante: ¿yo era
unachicaignorante?Perocontinuó—:Porfavor,disculpamiignorancia,Calpurnia.Me pusiste al corriente del primitivo estado de tu educación pública, y yo deberíahaberpensadoquetequedaríasenlainopiaenciertostemasdeciencia.Dejaquetehabledeesasmujeres.
Absorbí cuanto me decía como una esponja viviente. Fue una informaciónelectrizante.Perohabíaalgoensuvoz:ciertadudaoreservaquenohabíaoídoantes.Nos interrumpiómamácuandovinoabuscarnosparaquenosacostáramos.Parecíaqueúltimamentetodasmischarlasconelabueloacababaninterrumpidas.Parecíaqueúltimamenteyanohabíatiempo.
MishermanosyyocancelamosporunanimidadelPremioLuciérnagadeFentressdelahoradeacostarse,declarandolatemporadade1899oficialmenteterminada.
Dehecho,laluciérnagaquevioTravisfuelaúnicadelanoche.Aunquesabíaqueregresaríanalañosiguiente,mediolasensacióndequeseextinguíaunaespecie.Quétriste serelúltimode tuclasey lanzarundestelloen laoscuridad, solo,a lanada.Peroyonoestabasola.Acababadesaberqueahífuerahabíaotrasdemiclase.
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Capítulo22
AccióndeGracias
Unodelosrasgosmásdestacablesdenuestrasrazasdomesticadasesqueobservamosenellas laadaptación,noporelpropiobiendelanimalo laplanta,sinoparaelusooelcaprichodelhombre.
A lamañana siguienteme despertémás temprano de lo habitual y supe, antes deespabilarme del todo, que había algo diferente. Al despertar por completo me dicuentadeque tenía frío. ¡Tenía frío!La temperaturahabíacaídounoscincogradosdurantelanoche,graciasaunodeesosfrentesimpredeciblesquebajabandesdelasllanurasdeAmarillo.Extendíunbrazoconcarnedegallinaparatirardeunedredónque, por supuesto, no estaba allí. El frío pilló a nuestro hogar desprevenido, pueshacíamuchoquellevábamoselcalorpegadoanosotroscomounsudariosofocante.Apartémisábanafinadealgodón,estirélosbrazoshaciaeltechoymedeleitéconelairefresco.Mepreguntési,quedándomeallíeltiemposuficiente,empezaríaatiritar.Peronohabía tiempoparaesaclasedeexperimento:undíapreciosoesperabaparadesplegarseantemí.
Bajé lasescalerascon ropadeveranoporqueenmiarmarionohabíaotracosaque ponerme. Viola estaba cantando El sauce dobla sus ramas para mí mientrasalimentabaelhornodelacocinaeIdabelleestababienencogidaensucesto.Mamábajóconsusaltodecama,sobreelquesehabíaechadosuvaliosochaldecachemira,queapestabaaalcanfor.SelohabíacompradopapáensulunademielenGalveston,una ciudad en la que cada día entraba una profusión inimaginable de artículosfabulosos.«Suavecomoelculodeunbebé»,decíasiemprepapácuandoella se loponía, y le guiñaba el ojo y mamá se ruborizaba. Ella llevaba a cabo una luchaconstanteconlosratonesylaspolillasporlaposesióndesuchal,ysemanteníaencabezaconlaaplicacióndiligentedetalcantidaddebolasdenaftalinaqueelolorlaseguía a todas partes como un perfume repugnante. Hacia la primavera el olor seapagaba,peroparaentoncesyateníaqueguardarelchalotravez.
Viola hizo unos cremosos bollos de pacana con sirope caliente, y nosotros nosabalanzamos sobre ellos como bestias voraces. El abuelito celebró el díaabandonandobrevementesuraídalevitaenmanosdeSanJuannaparaqueéstahicieraotrointentovanodedejarlapresentable,peroelúnicoefectoqueteníaelbencenoeraquelehacíaolercomounlaboratorioconpatas.
Enelporchedeatrás,losgatosdeexteriorseacurrucabanunoscontraotros.Áyax
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y los demás perros resoplaban y brincaban en la hierba. Todo el mundo tenía lamiradamás viva.Los temperamentos se aplacarony nuestras almas se llenarondegozo.Podíamosseguiradelante.
Aqueldía,decaminoa laescuela,mishermanosyyoechamosunacarreraporprimera vez enmeses. La señorita Harbottle estaba de tan buen humor que nadieprobólavaranifueapararalrincóndelavergüenza.LulaGatesyyolofestejamossaltandoalacombatodoelcaminohastacasa(durantemeseshabíahechodemasiadocalorparapensarsiquieraenello).Hubounmomentoenquetropecé,yentoncesmedicuentadequemehabíavueltomásaltaalolargodelverano.
De camino paré en la limpiadora, y como papá estaba reunido con otrosterratenientes,fuialdespachodelseñorO'Flanaganylepedíquemecortarauntrozodecombamáslargo.
—Desdeluego,cómono.EntraasaludaraPolly—dijomientrasselevantabadesuescritorio.
Polly parecía feliz y bastante saludable en su jaula, pero aun asímemiró conmalacara.
—Polly es un pajarito muy bueno, ¿verdad? —dijo el señor O'Flanagan, ycariñosamenteleacariciólasplumasdellomoenelsentidoequivocado.
Yo lo observé asustada, pero en vez de arrancarle el cuero cabelludo con susgarras,Pollyparpadeódespacioconevidenteplaceryseapoyócontrasumano.
—Pollyesunbuenchico—dijoelpájaroconsuinquietantefalsificaciónnasaldeunavozhumana.
—Sí,ya locreo—loarrullóelseñorO'Flanagan—,ya locreo.Ven,Calpurnia,puedeshacerlemimosmientrasyovoyabuscarunacuerda.
Nihablar.Mequedéenlaotrapuntadelahabitación.Pollyyyonosmiramos.Élalzóybajósupenacho,yluegojuroquemesiseócomoungatosalvaje.YoyaestabasaliendodeespaldascuandoelseñorO'Flanaganregresóconunacuerdaydijo:
—Aver,¿pordóndecortamos?Mealegróverledevuelta.MealegrédequePollyhubieraencontradosulugaren
elmundo,ysobretododequeéstenoestuvieraconnosotros.Cuando llegué a casa, ayudé amis hermanos y a SanJuanna yAlberto a sacar
edredonesyropadeinviernoparaorearla.Lascolchasdepatchworkmásligeraslastendimosen lacuerda,ynosdedicamosaazotarlascon todasnuestras fuerzas.Eraunade laspocasocasiones enquenos animabanadesmadrarnos,y era estupendo.Las más pesadas, de plumas, las extendíamos sobre sábanas limpias al sol, yhacíamosturnosparaahuyentaralosperros,gatosypollosfisgonesqueseacercabana ellas.Mamá puso una solución de vinagre diluido en un pulverizador y lo rociótodo:creíafirmementeenlascualidadesdesinfectantesdelvinagreyelsol,¿yquiéniba a llevarle la contraria? Prácticamente era nuestro único recurso. La difteria, la
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polio y el tifus acechaban por todas partes, y carecíamos de armas contra ellos,aunquevivirenelcampoynoenAustinnosproporcionabaciertaprotección.
Con el cambio de clima nos dimos cuenta de que se iba acercandoAcción deGracias. Todos llevábamos demasiado tiempo agobiados por el calor como parapensar en ello. La mala fortuna fue que aquel año recayera en Travis la tarea dealimentaranuestrapequeñabandadadepavos(quesumabanun totalde tres).Unoestabadestinadoanuestramesa,otroalpersonalquetrabajabaconnosotrosyotroalospobresdelotroextremodelpueblo.Eraunatradiciónennuestracasa.Loqueyanoeratradiciónesqueseasignaraalhijomásbondadosolalabordecuidarlos.
Travis bautizó de inmediato a sus protegidos como Reggie, Tom el Pavo yLavinia.Sepasabahorashablandoconellos, arreglándoles lasplumasconunpalosentadoenelsueloydiciéndolesgluglúenvozbaja.Ellos,porsuparte,parecieronaficionarseaélyloseguíanatodaspartes,dentrodeloslímitesdesucorral.
HastaHelenKellertuvomásvistaquemispadres.NocreoqueTravislocomprendierahastaprincipiosdenoviembre,cuandoViola
yyofuimosalcorralainspeccionarnuestrafuturacena.EstabasentadoenuntocónconReggieenelregazo,ylehablabayledabamaízdesuspropioslabios.Oh,cielos.AlzólavistayalveraViolasepusopálido.
—¿Quéhacéisaquí?—preguntó.—Cariño, tienes que afrontar los hechos —le dijo ella—. Saca a los otros y
ponlosenfilaparaqueyolosvea.—Marchaos—noscontestó,conuntensohilodevoz.Nuncalehabíaoídohablar
asíantes—.Fueradeaquíahoramismo.Violafuedirectaahablarconmamá:—Tendráquehaceralgoconesechico.Lospavossonsusmascotas.Mamáfueahablarconpapá:—¿NodeberíaspasarlelospavosaAlberto?PapállamóaTravisyledijo:—Nopuedes cogerles demasiado cariño, hijo. Esto es una granja, y tienes que
portartecomounchicomayorconestostemas.Travisvinoadecirme:—Sonmisamigos,Callie.¿Porquéselosquierencomer?—Travis, siempre lohacemosporAccióndeGracias—leexpliqué—.Paraeso
están,yalosabes.Creíqueseibaaecharallorar.—Nopodemoscomernosamisamigos.¿QuévoyadecirleaReggie?—Nocreoquedebashablarloconél—dije—.Serálomejor,¿noteparece?—Supongo—respondiócontristeza,ysefuealicaído.AldíasiguientemesentéenlacocinaconViolaymirécómoamasabaelpan,con
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lostendonesmarcándoseensusantebrazos.Eradeunaeficaciaincreíble.—¿Enquépiensas?—mepreguntó.—¿Cómosabesquepiensoenalgo?—Poresamiradatuya.Laqueponesahoramismo.Primeranoticiadequeeratantransparente.—Viola,¿quépasaconAccióndeGracias?¿QuépasaconTravis?¿Nopuedes
hacernada?Sevaamorir—dije.—Yahehabladocontumamá—respondiómientrasespolvoreabaharinasobrela
encimera—yellahahabladocontupapá.Yoyahehechomiparte.Siseteocurrealgomás,adelante.
—¿Porquéhantenidoquetocarleaéllospavos?Hasidodetontos.Melanzóunamirada.—Amínomepreguntes.—¿Deverdadletocabaaél?—contéamishermanosconlosdedos—.Aver,el
añopasadofueSamHouston,yelanterior,Lamar,creo,oseaqueesteañosesuponeque...Oh.
—Exacto,pequeña.Caviléunpocoylleguéalaconclusióndequenoteníanporquéhabermesaltado.
Yo habría sido mejor opción que Travis, ahora que estaba curtida en el métodocientífico.Aveces lascriaturasdebíanmorirparaqueel conocimientoavanzara;yotras, para que avanzara Acción de Gracias. Yo lo sabía. Lo habría hecho bien...seguramente.
AldíasiguientecogíporbandaaTravisdespuésdequealimentaseasusaves.—Mira—ledije—,considéraloscomopollos.Alospollosnosloscomemossin
parar,piensaenlospavoscomosilofueran.Lospollosnoteimportantanto,¿no?—Peroesquenosonpollos,Callie.Sabencómosellaman.Cadamañanaesperan
queyollegue.—Yaséquenosonpollos,Travis,sólotedigoquesipiensasenelloscomosilo
fueran,teserámásfácil.—Memirópococonvencido—.OpiensaenelloscomosifueranPolly.Nuncalecogistecariño.
Niél,ninadie.—Pollydamiedo.Mispavosno,ellossonmansos.—Tienes que intentarlo,Travis—insistí—.Y tienes que dejar de pasar todo el
tiempoconellos.Noesbroma.Dosdíasdespués,Reggiedesapareció:alparecerembutiósuvoluminosocuerpo
porunaaberturaminúsculaenunrincóndelcorral.Uf, se armó la gorda, desde luego, pero Travis se plantó rápido y negó
rotundamentehabertramadolafuga.PordesgraciaparamihermanoytambiénparaReggie,ésteaparecióconlosprimerosrayosdelamañanasiguiente,aguardandosu
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desayunoalaentradadelcorralyacicalándoseparasumejoramigo.Yyonoestaba,peroLamarexplicóqueTravisseechóalloraralverloytratódeespantarlohacialamaleza, pero Reggie estaba decidido a regresar a la vida fácil. Le encargaron aAlbertoquereforzaraelcorral,queinspeccionópapápersonalmente,aloquesiguióotracharlamásconTravisapuertacerrada.
A medida que se acercaba la fiesta, éste se volvía más pálido y callado.Desesperada,acudíaHarry,quemedecepcionócuandoselimitóadecirme:
—Oye,todoshemostenidoquehacerlo.—Sí —contesté—, pero ninguno de vosotros convirtió a los pavos en sus
mascotas.Paraélesdiferente,¿noloves?—Sesuponequetetocabaati,¿losabes?—Claro.—Peroseloquitéapapádelacabeza—afirmóHarry.—¿Fuistetú?¿Porqué?—Porqueambosnosimaginamosqueteresultaríademasiadoduro.—Vaya,nomehagasreír.PueselpobreTravisestáapuntodevenirseabajo,por
sinotehabíasdadocuenta.—Vale—suspiróHarry—.¿Quépropones?—Notengonadaqueproponer.Poresotepidoayuda.—¿Lohascomentadoconelabuelito?—mepreguntó.—Medacosa.Élcreeenlasupervivenciadelmásapto,ymedalasensaciónde
queesospavossólosonaptosparalacenadeAccióndeGracias.Pesealasadvertenciasdecasitodoslosmiembrosdelafamilia,Travisnopasó
menos tiempocon lospavos, sinomás.Una tarde fuial salón,dondemamáestabacosiendo,yledije:
—Tengounaideabuenísima:¿porquénopreparamosunjamónesteaño?—Ya lo comemos en Navidad —respondió ella mientras examinaba un puño
deshilachado.—Ya,peropodríamoscomerjamóndosveces,¿no?Tampoconosmoriríamos.ATravistambiénlecaíanbienlosgorrinos,peroporsuerteaquelañoningunode
ellos había mostrado una personalidad lo bastante singular como para ganarse unnombre.
—No echaremos a perder la cena deAcción deGracias porqueTravis se hayaencariñadodemasiadoconunave.
Mamáeraelúltimotribunaldeapelaciónenasuntoshogareños,asíquenohabíanadaquehacer,perodetodosmodoslancémisugerencia,apesardequeerafloja.
—¿Ysilecambiamoslostrespavosaotrapersona?Así,almenosnosetendráquecomersupropiopájaro.
Mamásuspiróymemiró.
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—Cuántos problemas está trayendo esto. Está bien, pero deberán ser aves delmismotamaño,niungramomenos.Llámaloyyoselocontaré.
EncontréaTravisenelcorral,sentadoenelsueloconReggie,LaviniayTomelPavo.
—Tienesqueentrar—ledije—.Mamáquierehablarcontigo.—¿Es sobre mis pájaros? —se emocionó—. Es sobre mis pájaros, ¿verdad?
¿Dejaráquemelosquede?Vaadejarquemelosquede,¿no?Mesiguióhastalacasasindejardeparlotear.Allí,mamáleexplicó:—Travis,nopodemosdejardecelebrarAccióndeGracias.PeroCallietieneuna
ideayyoestoydeacuerdoconella:podemoscambiar tuspájarosporotros... siesqueencontramosaalguienqueacceda.Perotienenqueserigualdegrandesquelosnuestros.
—¿Cambiarlos?¿Quéquieresdecir?—Puesquenosotroslesdaríamosnuestrospavosyellosnosdaríanlossuyos.—Peropodríairavisitarlos,¿verdad?—No,cielo,nopodrías.—Entonces,¿paraquéloharíamos?—Para tenerotrospavosenAccióndeGracias,yno los tuyos.Asíno tendrías
quevercómonoscomemosaRonald.—Reggie—lacorrigió,ysesorbiólanariz.—Sí, Reggie. Y de esta manera tú también podrías tomar pavo en Acción de
Gracias.¿Noseríaestupendo?—No—lloró.—Yaestábien.Hazelfavordelimpiartelanarizytratardeserenarte.Mepreguntéporquénolorelevabandeltrabajodelospavosyponíanaotroen
su lugar, pero supongoque, unavez tenías asignadauna tarea, la hacías yya está.Cadadíaexperimentábamoselnacimientoylamuertedetodaclasedeanimales,yseesperaba que nos acostumbrásemos a ello, almenos los chicos. Las sensibilidadesdelicadasnoteníancabida;lavidaeradura,peroladelosanimalesdeunagranjaaúnloeramás.Ymuchomáscorta.
Recluté amis hermanos y empezamos a buscar reemplazos para las aves.Casitodoslosdelpueblocriabanalgunospollos,perolospavosnoerantancomunes,pueseran más grandes y mostraban cierta tendencia a la mezquindad (excepto los deTravis, claro). Se lo preguntamos a nuestros compañeros de clase, al alcalde y aAlberto,queveníadeunafamiliainmensadehermanosyhermanasyprimosdelotroextremodelpueblo.Colgamosunpequeñoanuncioescrito amanoen la redaccióndelperiódicoynosaseguramosdequeelviejoBackyMedlin,elmayorchismosodelalimpiadora,supieraloqueestábamosbuscando.InclusosobornéaLamarparaquefueseacorreosyselodijeraaGrassel,paraasínotenerqueverleyo.
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Eraungranplan,oalmenosnoestabamal.Peronodioabsolutamenteningúnresultado.MientrasseacercabaeldíayTravisseangustiabacadavezmás,fuia labibliotecaaexplicarleelproblemaalabuelito.
—VuelveadecirmecuáleraTravis—mepidióéste.—Eldediezaños.Elqueúltimamentelloratodoeltiempo.—Ah,asíqueesoesloquelepasa.Penséquealomejorteníalombrices.—Que yo sepa no: mamá siempre nos está dando purgantes. Tenemos que
ayudarle,abuelito.—Calpurnia,todanuestraexistenciaenestemundoesunciclodevidaymuerte.
Esasí.Nohayformadedetenerlo.—Es decir, que no va a ayudar—dije, y di media vuelta para irme—. ¿Y su
murciélagoqué?SienvezdepavofuéramosacomernossumurciélagoparaAccióndeGracias,seguroqueharíaalgo.
—¿Tanimportanteesparati,Calpurnia?—No,paramíno—contesté—.PeroparaTravissí.Asíquesupongoquetambién
loesparamí.—Estábien.
Eldíafatídicoseaproximaba;fuiahablarconmihermano.—Travis—ledije—,teheencontradotrespavossustitutos.Hayunhombreque
nosloscambia.Perotúnopuedesestar;tendrásquedespedirteestanochedeellos.Esmejorasí,¿loentiendes?
—No—respondióabatido—.Noentiendonadadenada.Novale.—Tenemosquehacerlodeestaforma.Confíaenmí.Aquellatarde,Travisestuvoenelcorralhastaqueoscureció.Yaleveíadesdela
ventanatraseradelpasillodearriba.Alfinalabrazóacadapavo,hundiendolacaraentre sus plumas, y se apartó de ellos corriendo hacia la casa. Me pasó de largosollozandoyseencerróensuhabitaciónconunportazo.
A lamañana siguiente, simirabas el corral veías que había tres pavos nuevos.Erandeuncolordistintoalosnuestrosyteníanmenosplumasenlacola,comosisehubieran peleado, peromamá estaba bastante contenta porque parecían delmismopesoytamañoquelosdeantes.Albertofuetempranoacortarleslacabezaeneltajo,ySanJuannalosdesplumóyloslimpiótarareando.Medicuentadequecuchicheabansobrelospavosmuertosypeladosenelporchedeatrás,hablandoenespañolenvozbaja.
Amediodía,Violayapudoelegirquéavemeterenelhorno.SanJuannayyonossentamosenladespensaapulirlaplatabuena.Despuéssacamosdesucajónllenodepajalaporcelanadefloresrosasquemamáhabíaheredadodesumadreylepasamosuntrapo.Violaestuvohorastrajinandosinpararenlacocinaconunrolloderapéen
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ellabio,sacandoadelantenuestraingentecenaentrenubesdevapor.Travissequedóensuhabitacióntodoeldíaynadieseatrevióahacerlesalir.
Finalmente,alasseisenpuntoyconlacasafragantedeapeteciblesaromas,Violatocó lacampanaen lapuertadeatrásygolpeóelgong.Travissaliódesucuartoydesfilóensilenciohaciaelcomedor.Nadielomiró.
Papábendijo lamesayparecíaqueno iba a acabar nunca, y luego trinchó esepájaroenorme.Clavélavistaeneldibujodefloresdemiplato.Travisteníalacabezagacha.Nodijounapalabra,nitampocolloró.Nospasamoslabandejadelpavoalgocohibidos ehicimos loposiblepor fingirquenoarrojabaunaoscura sombra sobrenuestrobanquete.Mamáledisculpódellevarsupartedelaconversación.Élnonotóqueyollevabaunosarañazosconsiderablesenlosbrazosniqueelabuelitoteníaenlasuñasmanchasdepinturaoscura.
Poco a poco fuimos dando cuenta del pavo, el relleno demenudillos con ostraahumada, las mollejas a la brasa, las picantes salchichas de venado, los dulcesboniatosglaseados,lascrujientespatatasasadasconpiel,losfrijolesconmanteca,elaterciopelado pudín de maíz, los ácidos tomates estofados con quingombó, lacalabaza con trozos de cerdo marinado, la ondulada remolacha en vinagre y lacremosacompotadeespinacasycebolla.Depostrehabíapasteldepacana,pasteldelimónyunpasteldefrutossecos(miúnicacontribución,elaboradacondosdíasdeantelaciónparaapartarmedelcaminodeViolacuandollegaselahoradelaverdad),todosmajestuosamenteexpuestosenelaparador.Pesealamortajaquenosenvolvía,surgierondeformaespontáneapequeñasexpresionesdejúbilo.
AHarryletocólaespoletay,mientrasesperábamosaqueSanJuannacortaselospasteles,selevantóyseacercóadondeestabaTravisparacompartirlaconél.Yonocreíaqueéstefueraatirardelhueso,perolohizoyletocóelladolargo.Cuandolepedimosquenoscontarasudeseo,fijólavistaenelvacíoydijoenvozbaja:
—Desearía tener un burro. Uno pequeño. Y a lo mejor una carretita para quetirasedeella.LollamaríaDinkeyelBurro.Eselnombrequelepondría.
—¿Yparaquéquieresunburro?—preguntóHarry.—Porquelagentenocomeburros,¿no?Mamápusocaradeagotamiento.—Queyosepano,cielo.—AsíDinkeyestaríaasalvoytodoiríabien.Esmideseo.LamesaguardósilenciosalvoporJimBowie,queparecíaasustadoydijo:—¿Estamoscomiendoburro?Yonoquierocomerunburro:tienenunosojosmuy
bonitos.—No,J.B.,noestamoscomiendoburro—lecontestómamá—.Espavo.Hazel
favordeterminarteelplatoonohabrápostre.—¿NosestamoscomiendoelpavodeTravis?—quisosaberJ.B.
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—No,esotro—contestérápidamente—.Recuerdaqueloscambiamos.—Ah, vale. ¿La próxima vez podré cuidarlos yo?—preguntó J.B. con toda su
inocencia.Nadiesabíaquédecirle.—No,nopuedes—respondiómamá—,letocaaSulRoss.—No—intervine—.Metocaamí,¿recuerdas?Yamientras lo decía,me pregunté hasta qué punto iba a tener que lamentarlo.
Sólo pretendía sonar decidida, pero al parecer hubo cierta severidad en mi voz,porquelaconversacióncesómomentáneamenteytodos,incluidoTravis,memiraron.Peroaquelloformabapartedelacuerdoalquehabíallegadoconelabuelito,elúnicoque,desdesuextremodelamesa,asintióparadarmesuapoyo.
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Capítulo23
LaFeriadeFentress
Quéfugacessonlosdeseosyesfuerzosdelhombre.Québreveessutiempo.Yportanto,quépobresseránsusfrutos,comparadosconlosqueacumulalanaturaleza.
Nome quedó otra. La señoritaHarbottle presentó unamoción para que todas lasniñasdelcolegiollevásemosnuestraslaboresalaferia,ymamálasecundó.AsíquemamáyViola subieron ami cuarto a examinar los distintos proyectos que expusesobremicama.Habíatresparesdecalcetinesdelanamarrónparamishermanos,unachaqueta de ganchillo para bebé para dársela a los pobres y un cuello de puntilladesigual, tirando a torpe por el lado por el que había empezado y un poco másesmeradopordondehabíaacabado.Tambiénteníaunpésimotrozodeedredón, tanrudimentarioqueparecíahechoporToddyGates,elhermanoaleladodeLula.Mamáseestremecióylopasóporalto,yellayViolaparlamentaronychasquearonlalenguaantelasdemáspiezas.Entregrandessuspiros,eligieronelcuellodepuntilla.
Mamácavilódistraídamentemientrasloenvolvíaconpapel:—Nosésihabráqueponerelapellido.—Alzólamiradayvionuestrascarasde
escándalo,yenseguidadijo—:Sí,porsupuestoquesí.Pensándolobien,elanonimatoparecíaunabuenaidea.—¿Creesquepodríaparticipardeformaanónima?—lepregunté—.Amíyame
vendríabien.Mamáseruborizóydijo:—Noseastonta.Haberlopensadomientraslohacías,jovencita.Porsupuestoque
llevarátuapellido,esdecir,elnuestro.Aunasí,lavipensativa.PeroquémásdasilepreguntóalaseñoritaHarbottlesi
seríaposibleono; lacuestiónesqueminombreapareceríaestampadoenmiobra.Sabíaquemeloteníamerecido.
A los chicos no les habían obligado a participar en nada, pero Travis presentóvoluntariamente su conejo de angora, Bunny. Era una criatura enorme, dócil yesponjosadecolorblanco,alaqueTravispeinabadeformaregularparaentregarsusedosopelajealhilanderolocal,queasuvezselodevolvíaamimadreenformadelalanamássuavedelmundo.ATravisselepasóporlacabezainscribiraunterneroenlacategoríadeañojos;menosmalqueHarrytuvolasensatezdeexplicarleloqueocurría inevitablemente con los ejemplares ganadores en las divisiones de ganado.
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DespuésdeestoTravisnosvolviólocos,anosotrosyalosorganizadoresdelaferia,comprobando una y otra vez como un obseso que Bunny estuviera inscrito en lacompeticiónporelpelajeynoporlacarne.
Sam Houston había tallado un retrato reconocible del presidenteMcKinley enmaderadepacana,querequeríauntrabajolaborioso,ylapresentóenlacategoríadetallajuvenil.
Salvo por mi patética participación, el día prometía ser fantástico, en especialporque todos teníamos algo de dinero en el bolsillo, ahorrado de trabajar en lalimpiadora. Amí todavía me quedaban quince centavos de cuando hice de niñeradurantelacosecha,aunhabiendocontratadoaSulRoss.Penséengastarmeunaparteenunanuevabebidadelaquenoshabíanhabladoatodos:laCoca—Cola.
El día amaneció despejado y, aunque sólo debíamos desplazarnos un kilómetrohastaelotroextremodelpueblo,lafamiliaentera,incluidoelabuelito,seapiñóenelcarromatolargo.TravisllevabaaBunnyenelregazo,dentrodeunajauladealambre,ysusmechonesblancosflotabanalaluzdelsolcomonubesdiminutas.Aparcamosentreunavariopintacoleccióndecarros,calesasycarromatos,dispuestossinordenniconciertoenelterrenoanexoalasnumerosascarpas.
Mamánosdiounasúltimasinstruccionesantesdequenosdispersáramos.Travisllevó a Bunny a la carpa de animales pequeños, y yo me dirigí hacia artesaníadomésticaconmiaportaciónbienenvueltaenpapelmarrónparaquenadielaviera.Crucé el pasillo de los pasteles, en un entoldado provisto de muchas tirasmatamoscas. Además de los pasteles, varias muchachas del condado habíanpreparadoalmuerzosdepicnic,yquienofrecieramásporunalmuerzopodíasentarseconlachicaadisfrutardesucompañíaycompartirlasdeliciasdesucesta.Todoeldinero recaudado se destinaba al departamento de bomberos voluntarios. Supongoqueeralaversiónagrestedeunapresentaciónensociedad.
Yomeapresuréaentregarmiaportaciónparairadarunavuelta.LosdelaOddFellows' Band ya resoplaban, bombeando un surtido constante de alegres valses ymarchasqueseoíanpor todoel terreno.Viamishermanosdesperdigadosentre lamultitud,y a algunos amigosde colegio.Vi aSamHoustonganarun silbato en ellanzamientodeanillas,ymástardeviunsilbatoexactamenteigualenmanosdeLula,aunqueéstaparecíacogerlosinganasysinprestarlemuchaatención.
Pasé por un pabellón con un letrero en la entrada: HOFACKET, GRANDESFOTOGRAFÍAS PARA GRANDES OCASIONES, y ahí estaba el fotógrafo enpersona,quehabíamontadountendereteparahacernegocioconlosvisitantesdelaferia, vestidos con su ropa buena y con dinero contante y sonante en el bolsillo.Menosmal que estabademasiadoocupadohaciendoposar a unapareja comoparareparar en mí: me había mandado otra carta preguntando si sabíamos algo de laplanta,yotramásantesdequehubierapodidocontestarle laanterior,yaquelloya
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empezabaaserunalata.Quédeprisahabíapodidoelpesimismocontodalaemocióndelacorrespondenciacientífica.
Luegomedirigíalacarpadeartesaníadoméstica,queolíaaapetitososproductoshorneados.ElalcaldeAxelrodsesubióconunmegáfonoalestradofrontalyempezóallamaralosganadores,empezandoporlascategoríasdeprincipiantes.Pasamosporlospanes,lospanesdefantasía,lospastelesdefrutaylospastelesdeotrostipos,yentoncesfuimosaporlaslabores.Consultósulistayanunció:
—¡Eneltercerpuestodepuntillaencategoríaprincipiantes,laseñoritaCalpurniaVirginiaTate!
¿Qué?¿Cómo?—CalpurniaTate,¿dóndeestás?¡Subeaquí!—gritó.Pasmada,me abrí paso entre los espectadores y subí al estrado. Hubo un leve
aplausoenlamultitud,asícomounaovaciónencendidayvigorosadesdelapartedeatrásde la carpa, que sólopodíavenirdeunos cuantosdemishermanos.El señorAxelrodmecolgólacintablancadelvestido.Mamánoestabaparaverlo.
—¡Enelsegundopuesto,laseñoritaDovieMedlin!Dovie subió con sonrisa de tonta y se puso a mi lado mientras el alcalde le
colgaba lacinta roja.Soltóunarisitay laadmiró.Mealiviómuchoquenoganara,puesyarozabaloinsoportable.Casicreíqueseibaavolverparasacarmelalengua,porqueeradeésas.
—Damas y caballeros, niños y niñas, el primer puesto de puntilla en categoríaprincipiantesespara...¡laseñoritaLulaGates!¡DemosunfuerteaplausoalaseñoritaLulaGates!
Lulasubió.Yoqueríaquesepusieraamilado,perolacolocaronalladodeDoviemientras le colgaban la cinta azul.Yo aún estaba aturdida y bajé la vista hacia losrostrosquenosmiraban,intentandoencontraramifamilia.¿Cómohabíaganadounpremio? Mis puntillas no eran nada del otro mundo. Tras una última sarta deaplausos,bajéatrompiconesdelestradoyrecibípalmaditasenlaespaldaypalabrasdefelicitación.
—Bienhecho,Lula—dijecomobuenaperdedora,sobretodoenunconcursoqueno tenía absolutamente ninguna oportunidad de ganar—. Te mereces el primerpremio:tupuntillaeslamejor.
—¿Ytúcómolovasasaber?—dijoDoviealpasarnosdelargo.Lehabríadadounpuñetazo,perohabíademasiadostestigos.—Gracias, Callie —contestó Lula con gentileza—. Seguro que tú también te
merecíasunpremio.—Puesno,éseeselproblema—afirmé.Yasíera,aunqueprobablementemamáseibaadesmayardelaalegríaencuanto
losupiera.LaseñoraGatessenosacercó,sonrojadadeplacer.
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—Vaya,chicas,sindudaesunagranocasión.—Hola,señoraGates—lasaludé—.Lulahahechounbuentrabajo,semerecía
ganar.—Gracias,Calpurnia.Seguroquetútambién.—Nosé...—respondí,vacilante—.¿Havistomilabor,señora?¿Quiere iraver
losdemástrabajos?—Nosencantaría,peronopodemos:Lula también seha inscritoenpuntoyen
bordado.Lesdeseésuerteymedirigía lasmesasdeexposiciónyempujéalgentíopara
llegar a la de puntillas. Cada trabajo estaba colgado en un recuadro de terciopelonegroparamostrarmejorlasfiligranas.Lasdeadultoserandelicadasobrasdearte,cuellosytapetesmuytrabajadosyfinoscomotelarañas.Alladohabíalaspocas—muy pocas— piezas de principiantes. Me acerqué más y vi expuesto mi cuellodesigual, con un fondo negro que mostraba bien claro cada punto suelto de hiloblanco.Yminombre,minombrecompleto,bellamenteestampadoenunatarjetaquedecíaatodoelmundoquiénhabíacreadoesabirria.
Examinélostrabajosconrecelo.Síseñor,habíatres.Aunquesabíamuybienqueno era buena haciendo puntilla, no era agradable ver este hecho confirmado porextraños.Adiósamifuturoenelmundodelapuntilla,penséconacritud.Noteníaningunaintencióndeseguiresecaminoconcreto,porsupuesto,peroahoraqueotrosme habían dicho que no podía,me sentía extrañamente desdichada.Y si no podíadedicarmea lacienciani tampocoa laartesaníadoméstica,¿quéquedaba?¿Dóndeestaba mi lugar en el mundo? Era algo demasiado grande y aterrador paraconsiderarlo.MeconsoléconlaspalabrasdelabuelitosobreelregistrodefósilesyelLibrodelGénesis:loimportanteesentenderunacosa,noqueteguste.Quetegustenoesnecesarioparaentenderla.Quetegustenocuenta.
Salíde la carpaconmi esplendorosamedalla. ¿Me ladebíaquitar?Sino teníaque importarme la labor, el premio tampoco.Me llevé lamano a la cinta, pero nosupequéhacer.El cerebromedecía claramente: «quítatela», ymimano respondíabienalto:«no».Yasímefui,conlamanoenlacintayatascadaenmiambivalencia,hacialacarpaderefrigerios:meregalaríaunvasodeCoca—Colamientraspensabaquéhacerconmipremio.Estaba listapara la«bebidadeliciosay refrescante».Lascuestioneséticassiempresonmuycansadas.
Una larga cola de gente esperaba para probar el nuevo invento. Seme cayó elalmaalospiescuandoelseñorGrasselsepusodetrásdemí.
—Hola,Callie—me saludómuy jovial—.Veoque llevas unamedalla. ¿Me ladejasmirar?
Hizocomosifueseatocarla,peroyomeencogíymeapartédeél.—Esporhacerpuntilla—dijeentonoaburrido—.Señor.
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—¿Cómoestátufamilia?—Bien.Travis apareció luciendo una cinta azul, contento por primera vez en mucho
tiempo.Vinoaenseñármelayyoloagarrédebrazoyloatrajealacolaconmigo.—Déjamevertumedalla,chico—ledijoelseñorGrassel—.¿Porquées?«Mejor
conejo de angora». Se gana un dinero considerable con la angora, hijo. Empiezaspronto,¿eh?
—Gracias, señor—respondióTravisconcarade sorpresa—,peroBunnyesmimascota:nolopuedovender.Eselconejomásgrandeyconmáspeloquehetenidonunca.
—Nohaynecesidaddevenderlo—señalóelseñorGrassel—.Puedesponerlodesementalycobrarporhacerquecríe.
Travispareció intrigado.Élsededicabasobre todoa losgatos,ynadie lehabíasugerido nunca que pudiese ganar dinero haciendo criar a Jesse James o a BatMasterson.
—¿Ynotienesquevenderelconejo?—preguntó.—No,Travis—contestóelseñorGrassel—.AlguientealquilaaBunnyporuna
horaylojuntaconsuconejaparaquetenganbebés.—¿Ydespuéstelodevuelven?—Claroquesí.—¿Ytedandinero?—Precisamente.Enmetálico.—Jo,nuncalohabíapensado.¿YcreequeaBunnynoleimportaría?—Oh—dijoelseñorGrassel,yguiñóelojoconunatímidasonrisa—,seguroque
aBunnylegustaríamucho.Iríaatrabajardelomásanimado.—Seriócondisimulo.Travis se pusopensativo y vi que ununiverso nuevo se abría ante él,mientras
avanzábamosmuypocoapocohaciaelmostrador.Ledi laespaldaal señorGrassely fingí interesarmeenel letrero rojoyblanco
colgadoenloalto,yélacabóentablandoconversaciónconlagentequeteníadetrásynosdejótranquilos.Cuandonosllegóelturnoamihermanoyamí,cadaunopagósuscincocentavosporunaCoca—Cola.Concuidado,nosllevamosnuestrasbebidasburbujeantesafuera.Travislevantólasuyaparabeberydijo:
—¡Oh,pica!Yoalcélamíaynotélasburbujasbailandocontramislabios;lediunsorboyla
sentíarderenmigarganta,cortanteydulceydistintaa todo loquehabíaprobado.¿Cómopodíasvolverabeberlecheoaguadespuésdeeso?Ambosloengullimosconavariciaycorrimosdirectosalacarpaparavolveralacola.Estavezcompramosdosvasoscadauno,conloquenosgastamostodoeldinero,peronos losbebimosmásdespacio,mientrasveíamosascenderlasburbujasyloshacíamosdurar.Nossentimos
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extraordinariamentevitalesyextremadamente refrescados,diríayo.Travis soltóuneructoapoteósicoynosdiounarisaincontrolable.
—¡Comoteoigamamá!—dije.—¡Uy,no!—Sluurp—.¡Quéva!—Sluuuuurp.LulaylaseñoritaGatespasaronporallí,ymiamigallevabatantasmedallasque
parecíaunárboldeNavidadconpatas.Travisyellasesaludaronyéllasiguió.Yanomeimportabahaberquedadola tercerade tresprincipiantesenpuntillas.¿Quémásdaba?Mepreguntédóndeestaríaelabuelitomientrasacotabamidudosoderechoalacelebridadenlaelaboracióndeencajes.LamarpasóenbuscadeLula.
—Lamar—ledije—,¿hasvistoalabuelito?—Laúltimavezestabaenlacarpademaquinaria.Creoquesehapasadoeldía
ahí.Estádespuésdelganado.Oye,Callie,¿meprestascincocentavos?—Notengoniuno.Memiróconairedesospecha.—¿Yeldinerodelpremio?Mereí.—¡Eldinerodelpremio!¡Éstasíqueesbuena!¡Sisólomehandadoestacinta!—¿Yparaquésirveunacinta?¿Porquéteríesasí?¿Porquénotedanalgode
dineroenvezdeeso?Lonecesitoparaeltiroalblanco,yonuncatengo.—Ganasteunmontónenlalimpiadora,¿quéhashechoconél?—Nada—contestótaciturno.—Telohasgastadoenlatienda,¿no?Enesoscaramelosdeuncentavo.Noobtuverespuesta.Lodejérefunfuñandosobreelestadodesueconomíayfui
hacialatiendademaquinaria.Cómono,ahíesdondeestabaelabuelito.Tendríaquehabérsemeocurrido:elganadoyelalgodónyanoteníanningúnatractivoparaél.Amedida queme acercaba, el tabaco volvía el airemás denso. Auténticas nubes dehumosalíanflotandoporlapuertadelacarpaysefiltrabanporlascosturas.Habíatantoshombresfumandoenelinteriorqueparecíaqueestuvieraenllamas.
Tosiendo, entré y me abrí paso entre la muchedumbre de hombres y chicos,apiñadoscongranexcitaciónalrededorde loúltimoenaradosy trilladoras.Peroelmayorpuñadodecuriososyadmiradoressearremolinabaentornoaalgoquehabíaalfondo de la carpa. Mientras empujaba para llegar allí, recitando un mecánico«perdone»entre la ruidosa aglomeración,me topé conHarry, que escoltaba aFernSpittyyleabríaunpasilloparaqueellaavanzaraenaqueldesmadre.
—¡Harry!—grité—.¿Hasvistoalabuelito?—Estáahí,alladodeeso.Nosehamovidoentodoeldía.—¿Quéeseso?—chillé.—¡Unautomóvil!—¡Ah!
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Fernyyonosdijimosholayadiósmoviendoloslabiosygesticulandoyélselallevó.MedicuentadequeibacogidadelbrazodeHarry.
Aquelloestabaabsolutamenteabarrotado.Tardéotroscincominutosen llegarycreímeasfixiabacontodosesospurosypipas,peroalmenosestabacercadelsuelo,donde el aire era un pocomás fresco. Imposible ver la cima de la carpa, pues lasvolutas de humo lo oscurecían todo. Al final, justo cuando pensaba queme iba adesmayar,meabrípasoentreelúltimocorrodeespectadoresyahíestaba,entodasudeslumbrantegloria,algonuncavistohastaentonces:uncarruajesincaballos.
¿Cómodescribirlo?Parecíalavelocidadencarnada,comosisuperfil lohubieraesculpidoelviento.Estabanlosaccesoriosdemetalreluciente,elfaldóndegrácilescurvasyelasientodecueronegroalmohadillado.Yestabamipropioabuelosentadoen él, escudriñando atentamente el volante como hipnotizado. A su lado habíasentadounseñoralto,quelegritabaaloídoyhacíagestosseñalándolelosmandos.Resultaqueeraelpropietario,yelabuelitoleestabaofreciendodineroahímismoporla máquina—el doble de lo que había pagado él, después el triple y después elquíntuplo—, pero el señor alto no vendía a ningún precio. Logré subir junto alautomóvily tirédelabrigodelabuelitomientraselpropietariogritaba:«¡Losiento,noestáenventa!»ysebajabadelamáquina.
Cuandoelabuelitomevio,ledijoalgomásalseñorymeseñalóamí.Yonooíaloquedecía,peroleestabacontandonuestroparentescoyalcabodeunsegundoelseñoraltomealzóymepusoenelasientojuntoamiabuelo.Cosaquealamultitudle gustó, como quedó claro por la sonora ovación que me dedicó y que llevó elestruendo a un nivel increíble. Por un momento el ruido me aturdió, y sólo pudepensarenquelaspantorrillassemepegabanalcueroyteníaquebajarmeelvestidomásalládelasrodillas.Peroalcabodeunsegundoalguienmelevantóenvolandasymedevolvióalsuelo.Elabuelitosebajóporelotroladoyelseñoraltolesasintióaotrosdoscuriosos,queseapresuraronaocuparnuestrospuestos.Nadiecondujoesacosa;yaeraunaexperienciaabrumadorasentarseenella,verlaytocarlayestarensupresencia,aunqueestuvieseparada.
Elabuelitomecogiódelamanoeiniciamosnuestraluchaporvolveralaentrada.Elruido,elhumoylapresióndelagentemehicieronsentirmareadaydébil.Pensé:«Bueno, al final voy a ver cómo es desmayarse, pero si lo hago aquí tendré quehacerlodepie,porquenohaydondecaerse.Yseríatodaunaprimicia».Enelinstanteenquecreíquenopodíamás,irrumpimosenelexterioryrespiramosairefresco.
—Haintentadocomprarlamáquina,¿verdad?—resoplé.—No la vende a ningúnprecio, y no lo culpo—dijo—.Tenemosquevolver a
casa:tengoqueescribir...no,telefonearalafábricadeDuryea,enMassachusetts,yencargar uno. Motor de combustión interna. ¡Piénsalo! ¡La potencia de cuatrocaballos!
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—Nomeencuentromuybien—respondí—.Creoquedescansaréunrato.Vayatirando.
Elabuelitomeobservóydijo:—Estáscolorada.¿Seguroquetodovabien?—No pasa nada, es el humo —contesté sin energía mientras el mundo se
oscurecíayyocaíahaciaatrás.
Los desmayos. Un tema que siempre me había intrigado. Las heroínas de loslibros se desmayaban mucho: se balanceaban con elegancia y caían en un sofáacolchadoybienamano,oenlosoportunosbrazosdeunpreocupadopretendiente.Esas heroínas siempre eran esbeltas y conseguían aterrizar en posturas gráciles yreposadas, y volvían en sí con sólo pasarles por la nariz un frasco de salesornamentado.
Yo,encambio,caícomountoroderribadoytuvesuertedeaterrizarenlahierbaynoabrirmelacabeza.Ysimerecuperénofuegraciasalosvahosdelassales,sinoamediocubodeaguafríaquemearrojaronalacara.Abrílosojosymiréelcielo.Uncorroderostrosmeobservaba.«Quécielotanazul—pensé—.Ymira,ahíhayunanubeparecidaalpelajedeBunny,¿yporquétodamifamiliamemiradeestamanera,ycuáldemisestúpidoshermanosmeestátirandoagua?»
—Bicho,bicho,¿meoyes?La voz de Harry me llegó desde muy lejos. Localicé su cara, que por algún
extrañomotivoeraondulante,yledijeconvozronca:—Claroque sí,Harry.—Asu ladovi aFernSpitty, quevibrabade una forma
curiosaycuyoenormesombrerometapababuenapartedelhorizonte.Yaunqueyalahabía visto una docena de veces, la saludé, soñolienta—: Hola. Encantada deconocerte.
Conestomeganéotromediocubodeaguaenlacara.Vale,yateníasuficiente.Meincorporéymesacudíelaguadelrostrocomounperroempapado,ycontempléelcorroamialrededor.Elabuelitomecogiólamuñecaparabuscarmeelpulso.
—Calpurnia,¿aquéordenpertenece laarañaquecomúnmenteseconocecomozancuda?—mepreguntó.
—AldelosOpiliones.—Muybien—dijo—.Creoqueyaestámejor.—Parendeecharmeagua—lepedíalcorroengeneral.Junto al abuelito estaban Travis y Sam Houston. No vi ningún cubo por allí;
seguroqueunodelosdosloescondíadetrásdelaespalda.Luego,cómono,semontóuna gran tangana cuando me pusieron en pie, me quitaron la hierba, me dieronlimonadaymemetieronenunacalesaprestadaparallevarmeacasa.Noestabalejos,peronomedejaronircaminando.Ycomonoencontraronamamániapapá,mellevó
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HarryyFernSpittynosacompañó.Elairefrescoquemedioenlacaramientrastrotábamosabuenpasocaminode
casame hizo sentirmuchísimomejor.Al principio agradecí las atenciones, pero amedidaquemereaniméenseguidameresultaronopresivas.
Violanosrecibióenlapuerta,meechóunvistazoydijo:—Ayseñor,¿yahoraqué,señoritoHarry?Nomeparecióquehubieranecesidaddeadoptaresetono,enespecialdelantede
unavisita.—Noesnada,Viola—dijecongrandignidad—.Sólomehedesmayado.Nohace
faltaquetepreocupespormí.—Seencuentrabien,Viola—confirmóHarry—.Enlacarpahabíamuchohumo
yhacíamuchocalor.Vamosasentarnos.SeñoritaSpitty,¿leapeteceunatazadeté?¿Otalvezunalimonadafría?
YcomolaseñoritaSpittyopinóqueunatazadetéseríadeliciosa,Violasefueaprepararla.Nossentamosenelsalónynosmiramoslaunaalaotra.Examinébiensurostro y encontré su expresión absolutamente carente de ese matiz avaricioso quehabía mostrado Minerva Goodacre. La señorita Spitty tenía el pelo de un rubioframbuesa,quedesdeluegonoestabademoda,peroamímeparecíauncolorbonito.Tenía la piel rosa claro y los ojos azul pálido, y aunque en conjunto daba unaimpresión de palidez y fragilidad, su mirada alerta y sus rasgos expresivos lasalvabandeparecerinsípida.ComparadaconlaodiosaMinervaGoodacre,salíabienparada.Alomejortendríaqueacabarconcediéndolemiaprobación.Seguroqueesoaliviaríamuchoatodoelmundo.Mesonrióyyolesonreíaella.Elrelojhacíatictacenlarepisadelachimenea.
Violaentróconunabandejadelamejorporcelana,ladejóenlamesaymemiró.—SeñoritaCalpurnia—dijo.—¿Qué?—Creoqueeshoradequetevayasadescansar,despuésdedesmayarteytodo.—Meencuentrobien.—Creo—repitió—queeshoradequetevayasadescansar.—Meapeteceunpocodeté—respondí.—Creoqueeshora.Ya.Vamos.—Oh.—Tesubiréeltéalahabitación—dijo.—Vale.Otravezmeechaban.Aunasí,laideadeacurrucarmeconLaisladeltesoroyun
paño frío no estaba tan mal. Dejé el salón con acompañamiento de un incitanteentrechocar de la vajilla y un leve tintineo de cucharillas y subí las escaleras.SanJuannametrajounajarradeaguafrescayunatoallalimpia.Violallegódespués
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trayendo una bandeja con la segunda mejor porcelana, como ofrenda de paz porhabermedesterrado.
—Tencuidadoconestabandeja—meavisó—.Sirompesalgo...—Nohacefaltaquemelodigas.Dejólabandejaeinspeccionólamedalla,queyohabíadejadoeneltocador.—Tehandadounpremio—comentó—.¿Cómohasido?—¿Túquecrees?—respondíconmalhumor.—¿Todoslosjueceseranciegos?—Ja,ja.—Yalotengo:sóloparticipabaistres.—Sí.—Mmm.Peroesonotienesporquécontárseloalagente.Enfin,nodesportilles
nada.Cerrólapuertaalirse.Admiréelgraciosodibujodefloresdoradasyrosasenla
translúcida porcelana fina y pensé que, al fin y al cabo, algunos aderezos de lacivilización no eran tanmalos.Bebí té y volví ami compañía de esa tarde: loros,piratasyelmar.
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Capítulo24
Harrycortejaotravez
Elhombre,tandébil,puedehacermuchomedianteelpoderdelaselecciónartificial[...].
Aceite de hígado de bacalao. El fantasma sombrío de la cuchara cargada con eseaceiteapestosomevinodeprontoa lacabezadoshorasdespués,cuandooíqueelcarromatoenfilabaelcaminodegravaconmamá,papáylostrespequeños.Simamápensabaquemehabíadesmayadoporqueestabaenferma, iba lista.HarrymecontómástardequejuntoaFernhabíanregresadoa laferiayallíse lohabíanexplicadotodo a mis padres. Harry hizo hincapié en el humo que había en la carpa paraevitarmelainfamemedicina,yporlovistofuncionó,juntoconelhechodequesalíabuscarlesalporcheprincipal,todoloalegreyvivazquepude,conmimedallapuestaycasibrincandodetantasalud.
—¡Mirad, mirad lo que he ganado! ¿A que es emocionante?—grité mientrasseñalabalacintacongrananimación.
Eramuycapazdeactuarcomounagranimpostoracontaldequenomeaplicaranlasustanciamásrepugnantedelmundo.
—¡Diossanto,unpremio!Hubo muchas exclamaciones de aprobación. Mamá parecía sorprendida y
contenta.Nomencionóelaceitedehígadodebacalao,perodijo:—¿Te encuentras bien,Callie?Tienes un colormuy subido.Alfred, ¿crees que
debemosenviarlaaldoctorWalker?—Yoleveobuenacara,cielo,perositepreocupa...—opinópapá.—Estoybien,mamá—dije yo—.Estoy excitada porquehe ganadounpremio,
nadamás.—¿PorquélatuyaesblancayladeTravisazul?—quisosaberJimBowie.—Porquesoymuyespecial.J.B.—¿Enserio?Uau,Callie.—No, te estoy tomando el pelo. La cinta azul esmuchomejor que la blanca:
TravisyBunnyhanganadoelmejorpremioqueexiste.Aldecirlo,mepreguntésimamámeharíaconfesarlodelasinscripciones,pero
selimitóapestañearantemimedalla.Quéraro.Entoncescomprendíquenoestabaalcorriente.Alomejornosehabíadadocuenta,onohabíapasadoaverlaexposición,o a lomejor Lula yDovie se habían llevado sus piezas antes de que llegara ella.
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Mamáparecíatansatisfecha...¿Ibaatenerqueaclarárseloyo?—Además,J.B.—continuéenvozalta—,laspuntillasnohansidomuypotentes
esteaño.—¿Eh?Lancéunamiradaamamá,queestabahablandoconTravis.Alcélavoz.—Lasparticipacionesenlacategoríadepuntillas.Quenohansidomuypotentes.—¿Qu...?—Loquedigo,J.B.,esquecualquierapodríahaberganadounamedalla.—¿Por qué hablas tan alto? ¿Me prestas la medalla? Yo nunca gané la de las
luciérnagas,megustaríateneruna.Noparecíaquemamámehubieraoído.Micoraje,quedebuenprincipioyaera
desleídoytitubeante,sefueconsumiendo.MequitéelsupuestopremioyselocolguéaJ.B.,quese fuedisparadoamirarseenelespejodelmuebledel recibidor.Mamáempezóasubirlospeldañosparairaquitarseelsombrero.
—¿DóndeestáHarry?—lepregunté.Sedetuvoenelrellano,conunamanoenlabarandillaylaotraenelalfilerdel
sombrero.—Ha acompañado a Fern Spitty a su casa —me contestó. Su expresión era
impenetrable.—¿Y...?—¿Quéquieredecir«y»?Ynada.—Mepreguntosi...Mepreguntabasiesoeraunabuenaounamalanoticia,nadamás.Peronotenía
intencióndeentrometerme.—Porfavor,Calpurnia,notepreguntesnada.Encuentropeligrosoquelohagas.
—Mamásiguiósubiendolasescaleras—.Ytenlabondaddenoentrometerte.Yameestabaleyendolamenteotravez.Dabamiedo.¿Yo,peligrosa?Esosíque
dabarisa.Aunquealmenosyoteníalarespuesta:Ferneraunabuenanoticia.PerosimamápensabaqueeraunabuenaideaqueHarrycortejaraaFern,¿quéhabíadesuanhelodeenviarloalauniversidad?Nolograbaentenderlo.
Al cabo de unos cuantos días, Harry fue a cenar a casa de los Spitty, en SanMarcosRoad,yvolvióacasamuchodespuésdequetodosnoshubiéramosacostado.A lamañana siguiente reparé en que nadie lo interrogaba durante el desayuno.Yoabrí la boca una o dos veces, pero me lo pensé mejor. Luego Fern y sus padresvinieronacasaatomareltéundomingoporlanoche.Enrealidadsetratabadelasmínimas formalidades, pues hacía años que nuestras familias se conocían. Mepreguntéporquéveníanatomareltéynoacenar.¿Tendríaalgoqueverconmigoyconelhechodequealosniñoslesprohibíanlaentradaentanrefinadospasatiempos?
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¿Oconqueelabuelitonosequedaríaalténiapuntadepistola?Conseguíver llegaraFernantesdequenosmandarana todosa jugarfuera(es
decir,antesdequenosquitarandeenmedio).Llevabaunvestidodesedarosado.Susombrero era una encantadora creación de plumas y seda vaporosa, teñido a juegoconelvestido.Eramuyagradablealavista,nocomoladetestableGoodacre.
Salíporlacocina.Violaestabainclinadasobreunelaboradopastel,conteniendoel aliento y aplicando la decoración final con grageas, unas pepitas comestibles,pequeñas y metálicas, que crujían de forma irresistible al masticarlas. SanJuannaestaba colocando flores confitadas y sándwiches de un dedo y sin corteza en unaenorme bandeja de plata.Ninguna de las dos alzó la vista. El ambiente era tenso.Ambas llevaban su uniforme oscuro bueno y delantales blancos, impolutos yalmidonados,convolantesqueenloshombroslesquedabantiesoscomoalas.Crucélapuertadeatrásrumboallaboratorio.¿Porquémalgastartiempo«jugando»,comome habían ordenado, si podía invertirlo mucho mejor con el abuelito? Él noencontrabapeligrosoqueyomepreguntaracosas.Dehecho,lofomentaba.
—Buenastardes,Calpurnia—mesaludó—.¿Notomashoyelté?—MamáhadichoqueteníamosquesalirmientrasesténaquílosSpitty.Supongo
quelepreocupaquelosespantemos.—Podríaser—convinoelabuelito—,aunquenoentiendoporquéaMargaretle
parecesunaniñapreocupante.—Gracias,señor,yotampoco.—Bien,estamosdeacuerdo.Tenlabondaddeprepararestevasodeprecipitados
paraotraprueba,¿quieres?Estuvimosatareadosenelviejolaboratoriomientrasladanzadeapareamientose
desarrollabaenelsalón.—Es curioso que las chicas tengan que estar guapas —comenté—. En la
naturaleza,losquetienenqueestarguapossonloschicos.Fíjeseenelcardenal.Oenelpavoreal.¿Porquéestandistintoentrenosotros?
—Porqueen lanaturaleza suele ser lahembra laqueelige—meexplicó—,asíque el macho debe ataviarse con sus mejores plumas para llamar su atención.Mientrasqueatuhermanolehacenelegirentrejóvenesdamasyéstashandehacerloquepuedanparaatraersumirada.
—Es muchísimo trabajo —dije—: toda esa ropa y esos sombreros, y lospeinados...Cuandomamámepeinóparaelrecitaldepiano,uf, tardósiglos.¡Yloscorsés!LaseñoraParsonssepasaelveranodesmayándoseporculpadelcorsé.Nosécómoloaguantan.
—Niyo.Esunaideaabsurda.Tuabuelanoeradadaataldisparate.—Abuelito.—¿Mmm?
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—Háblemedeella.Delaabuela,quierodecir.—¿Quéquieressaber?—Todo.Nuncaheoídohistoriassuyas.Murióantesdequeyonaciera.—¿Deveras?Sí,supongoquesí.Fueunamujerqueseendurecióconelpasode
losaños.—¿Leinteresabalaciencia?—Noespecialmente.Ydebesrecordarqueestábamosluchandoporrecuperarnos
delaguerra.Laeconomíaestabapatasarriba.Yointentabalevantarunnegocioynomequedaba tiempoparaestudiarnielmundonaturalniningunaotracosa.Pásameese otro vaso, por favor. Era una excelente costurera. Y le encantaba leer novelascuandoteníatiempolibre.
—Amímehandadounpremioenlaferiaporhacerpuntilla.—Hiceunamueca.—Ah,¿sí?Nosabíaqueteinteresaranesaclasedecosas.—Ynomeinteresan.Loodioynomesalebien.Nolehedichoamamáqueera
eltercerpuestodetresparticipantes.—Quémásda.Lapuntillatampocofuenuncamifuerte.Me pareció que bromeaba, pero nunca podías estar seguro. Trabajamos codo a
cododuranteunaspacíficashorashastaqueViolatocólacampana.Cuántoagradecíesatarde.Lehabíaechadodemenos.
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Capítulo25
Nochebuena
Casi preferiría creer, como los antiguos e ignorantes cosmogonistas, que las conchasfósilesnuncavivieron,sinoquefueroncreadasenpiedraa imitaciónde lasconchasquehoyvivenenlaorilladelmar.
Valorabamucholasinfrecuenteshorasquepasabaconelabuelito.YconlaNavidadalzándoseenelhorizonte,nuestromíserotiempojuntosdisminuyómástodavía.YotrabajabaenlacocinapegadaaViola,ycreoqueellaloencontrabamásenervantedelo habitual, pues tenía que cocinar y enseñarme al mismo tiempo. J.B. vino ainformarse:
—Callie,¿cuántofaltaparaNavidad?—Mira,J.B,¿vesmisdedos?—levantélamano.—Sí.—Bueno, pues éste es el de hoy, éste es el demañana y éste es el de pasado
mañana,queesNavidad.¿Loves?—Sí.—¿Loentiendesahora?—Sí.—Bien.—PeroCallie,¿cuántofaltaparaNavidad?Pregunta para el cuaderno: ¿cuándo aprende el joven organismo humano a
alcanzarunacomprensióndeltiempo?Lazarigüeyadelascincoenpuntoqueviveenlaparedentiendeeltiempo;¿porquéJ.B.no?Meestávolviendoloca.
Miréestaúltimafrase.Elabuelitomehabíaenseñadoqueunregistrocientíficoera el bastión de los hechos y que la opinión no contaba. Borré el comentario,contentadehaberloescritosóloalápiz.
Papá y Alberto entraron por la puerta con un pino raquítico que habíanencontradobajolosrobles(alahojaperennenoleibamuybienennuestrapartedelmundo).J.B.sepusofrenético:
—¡Callie, mira, mira, nuestro árbol de Navidaaaaaaad! ¡Eso es que ya esNavidad!
Nospasamoslatardehaciendoadornosconpapelesdecoloresysujetandovelitaspequeñas en las ramas.Harryhizouna estrella con cartónplateadoybrillantey lacolocó en la cima del árbol sin necesidad de escalera, de lo bajito que era. Como
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toquefinal,pusimoscápsulasdealgodónparaqueparecierannieve,algode loquehabíamosoídohablarperoqueningunohabíavisto.
EluniversodelosmetodistasdeFentresssedividíaentrelasfamiliasqueabríanlosregaloslavísperadeNavidadylasquelosabríaneldíadeNavidad.Porsuerte,nosotroséramosdelosvísperos.Segúnnuestropastor,elseñorCorneliusBarker,losregaloseranunadistracciónvana,caraypagana.Sí,muybien,peroexplícalesesoasieteniños.Mimadrenotuvoningúnéxito,nitampocoelreverendoBarker,aunquehayquedecirque tampoco lo intentó tanto.Veníaacenarunavezalmes,ypor loqueséeraelúnicoinvitadoalqueelabuelitoesperabaconganas.Setuteabanelunoal otro, se trataban de Walter y Cornelius, lo que escandalizaba a mamá, y seenzarzabanendiscusionesgenialessobreelGénesisylosregistrosfósiles.MamáseanotóuntantoalconseguirqueelreverendovinieraacenaracasadespuésdeloficiodeNochebuena.
LamayorpartedelavísperadeNavidadlapasamosasegurándonosdequetodoelmundoestuvierabienlimpio,ynoerapocacosa,porquesignificabacalentarunacantidad inmensa de agua.Después nos reunimos en el recibidor principal para lainspección. Por una vez, no enviaron a nadie al baño a insistir con el cuello o lasuñas.
Lanocheerafríayclaraynosarropamosconnuestrosabrigosybufandasmásgruesos.Harryencerróalosperrosparaquenosalieranbrincandodetrásdenosotros;después nos marchamos, todos excepto el abuelito, que se quedó a cuidar de lachimeneadelsalónydisfrutardeunpocodepazytranquilidad.SanJuannayAlbertopartieronconelcarromatoaNuestraSeñoradeGuadalupe,enMartindale.ViolasefueasupropiooficioconTodoslosHijosdeDios.Amímehubieragustadoirconella, pero jamás me lo habrían permitido. Antes había pasado caminando por suiglesiayoídolamúsicaquemanabaaborbotonesdeldestartaladoedificiodetablas;esoscantosardientesyproclamasdealegríahacíanquelasdemásiglesiasparecieranvacías,enmiopinión.
Salimosconfarolesycantamosvillancicosporelcamino.YolecogíalamanoaJ.B.yleseñalabavariasconstelaciones.
—Mira,J.B.,ahíestánCanisMajoryCanisMinor,quesignificaperrograndeyperropequeño.
Pusocaradeconcentración.—Enelcielonohayperros,Callie.—No son perros, son estrellas. Pero alguien pensó hace mucho tiempo que
parecíanperros.—No separecen aÁyax, ni aMatilda.Creo que te lo estás inventando.Mamá
dicequenotienesqueinventartecosas.Amí tambiénmecostabadistinguirunperro,un torooun leónenesospuntos
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distantes de luz. ¿Cómo se les ocurrieron a los antiguos aquellas fantasíasdisparatadas?
Doblamoslaesquinayahíestabalaiglesiametodista,iluminadaporunmillardelámparas.Todosnosdirigimosanuestrobanco,menosHarry,quefueaayudaralaseñoritaBrown con el órgano; ésta tocó con vigor,marcando las pausas con gestoteatralypisandocomoenloquecidaelpedaldelosfuelles,mientrasHarrypasabalaspáginas.CantamosEscuchadcómocantanlosángelesdelcieloylamúsicadestensóunpocomissentimientosporlaseñoritaBrown.Perosólounpoco.
Al acabar, el señor Barker se vino andando con nosotros. Sam Houston mepellizcó, retándomeagritarlemientras caminábamosdetrásde los adultos, y comovenganza le di un empujón al pasar por un charco. Con los zapatos mojadosaprenderíalalección.
Al tomarel recodoolimoselhumofragantedenuestrapropiachimenea.Viola,queyahabíavueltodesuoficio,nosesperabaenlapuertaconelabuelito,ycuandoentramos en el salón encendió las docenas de velitas del árbol de Navidad, quetitilaroncomolucesfeéricas.Elfuegoestabaalrojovivo.Enelaparadorbrillabauncuencodecristaltallado,llenodeunponchedevinoconazúcaryespeciasqueolíaaclavo.
MispadresestabanapuntodedarsesubrevebesodeNavidad,laúnicaocasiónenque lohacíandelantedenosotros, cuandoella recordó lapresenciadelpastoryagachó la cabeza violentada. Papá le cogió la mano y se la besó, murmurando:«Margaret».
Elpastorquiso informarsedesielabuelitoyahabíarecibidorespuestasobre laplanta. Me pareció que su interés, como el del incontenible señor Hofacket, erasincero.
—No,Cornelius, todavíanohayrespuesta.—Elabuelitoseencendióunpuroysopló el humo educadamente hacia el techo—. No se le puede meter prisa a laciencia.Estascosasllevansutiempo.
Despuésdeunacenabasadaenjamón,durantelacuallosniñosnospusimoscadavezmásinquietos,mispadresseapiadarondenosotrosyrepartieronlosregalos.Peseasufilosofíasobreeltema,elseñorBarkersequedóyseadmiróantelacalidaddenuestrobotín.
La familia en general recibió un estereoscopio, que todos los hijos debíamoscompartirdeformaequitativa(cosapocoprobable).Veníaconpostalesde«lagranesfingedeEgipto»,«lafabulosaciudadblancadeChicago»o«lafascinantevidadelos esquimales». Cada cual recibió una naranja gorda y brillante, un regalo pocohabitualycaroduranteelinvierno.Yomelaguardéparaluego.
AJ.B.leregalaronunbonitocaballodebalancín,pueselviejoestabatangastadoque tenía la basehecha trizas.Estaba forrado conpiel devacay teníauna colade
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caballodeverdad.ASulRossleregalaronvariosjuguetesdecuerdademaderayunapeonza. A Travis, un libro sobre la cría de conejos para ocio y negocio y unaalmohaza nueva. Yo sabía que esperaba un burro, pero pareció bastante contento.Lamar recibió unmaletín de piel con un transportador de ángulos, una regla y uncompás.SamHouston,LasaventurasdeSherlockHolmes.AHarryleregalaronuntraje nuevo de lamejor lana azulmarino, ideal para un joven a punto de dejar suimprontaenelmundo.Y,porsupuesto,todostuvieronunpardecalcetinesmarrones,tejidosporunaservidora,quemostrabandistintosgradosdehabilidad.LosdeJ.B.,que eran los primeros que hice, eran deformes y con bultos, pero al llegar a loshermanosmayoresyaestabanpasables,yhastalogrétejerunmodestoestampadodetrenzasenlosdepapáyelabuelito.Se lediomuchaimportanciaaesta labor,que,aunque no era lamentable, tampoco merecía la ferviente alabanza que desató (unmontaje,sospecho).
Yoleregaléamamáunacoleccióndefloresprensadas.Tambiénrecibióunpardependientesdegranateyazabachedepartedepapá,alqueellacorrespondióconunelegantechalecoacuadrosverdesparaponerseensusviajesdenegociosaAustin.
Violaestabaocupadaenlacocina,perohabíarecibidoantessusregalos:tabacoyunaenaguagruesadefranelarojadepartedemamá.
Alabuelito le regalaronunabonitacajadepurosdeun lugar llamadoCuba,encuyaetiquetahabíaundibujodecoloresdeunamujerbailandoconunafaldalargadevolantes; era una caja atractiva, y del tamaño perfecto para guardar tesorospersonales.YonotéqueLamarlaquería,peronoseatrevíaapedírselaalabuelito.
—Adelante—lesusurré—,pregúntalesitelada.Nomuerde.—Notemuerdeati,querrásdecir.Peroamíigualsí.—No seas cagueta, Lamar. —Utilicé la palabra mágica: con él siempre
funcionaba.Diomediavueltayfuehastaelabuelito:—Señor,¿medaesacaja?¿Cuandoyanolause?Elabuelitolomiró,sorprendido—Claroquesí,esto...Travis.Lamarpestañeó.—Gracias,señor.—Yseescabullóotravezasupuesto.—¿Loves?—murmuré—.Esmuyagradablecuandoleconoces.—MehallamadoTravis—dijoentredientes.Mereíyélmefulminóconlamirada.Ledije:—Almenosyalehaspedidolacaja.—¿Cómoesquetúnolaquieres?—Yoyatengodos...no,espera,trescomoésa.—Bueno,puesqueteaprovechen.Aveces,Lamareraunaauténticalata.
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¿Y a mí qué me regalaron? Los pequeños me dieron una bolsa de caramelosarrugada, y los mayores, cintas nuevas para el pelo. Mis padres me regalaron unhermosomedallóndeplataconmisinicialesgrabadas.Yaúnhabíaotroregaloparamí:meparecióqueeraunlibro,aúnenvueltoenpapelmarrón.Québien,unlibro.Seríaestupendoañadirotroalapequeñabibliotecaqueyaacumulabaenelestantedeencimademicama.Elejemplareratangruesoypesadoquesupequeeraalgúntipodeobradeconsulta,unlibrodetextooquizásinclusounaenciclopedia.Alquitarelrígidopapel,vilapalabraCienciaimpresaconflorituras.
—Oh—exclamé.¡Quémaravilla!Peromejoraúnquelarealidadpalpabledellibroenmimanoera
el afortunado hecho de que mis padres entendieran al fin qué clase de nutrientesnecesitabayoparasobrevivir.Lesdediquéaambosunasonrisaradiante.Ellosmeladevolvieronyasintieron.Rasguéelpapelydescubríeltítuloentero:Lacienciadelasamasdecasa.
—¡Oh!Meloquedémirando,ofuscada.Noentendíanada.¿Quépodíasignificar?¿Las
amasde casa teníanuna ciencia?La ciencia de las amasde casa, por la señoradeJosiahJarvis.Nopodíasercierto.Lasmanossemevolvierondeplomo.Abríellibropor el índice y leí: «Cocinar para enfermos», «Lasmejores guarniciones», «Cómoquitarmanchasdifíciles».Contempléesostemasdeprimentes.
Laconversaciónseextinguióy lasalaquedóensilencio,salvoporel traqueteomonótonodeJ.B.subidoasucaballitoenunrincón.Todoslosojosestabanpuestosenmí.Miréalabuelito,quearrugólafrente,inquieto.Ymiréamamá,quepalidecióy después enrojeció: estaba cometiendo el pecado de avergonzarla delante de uninvitado.Pusounaexpresiónsombría.
—¿Quésedice,Calpurnia?—mepreguntó.¿Que qué se dice? ¿Qué iba a decir? ¿Que tenía ganas de arrojar el libro a la
chimeneaporquenovalíamásquelasastillas?¿Quedeseabagritarloinjustoqueeratodo? ¿Que en aquel momento podría haber actuado con violencia, que podríahaberles dado un puñetazo a todos en la cara? Incluido el abuelito, sí; incluido él.Miraqueanimarmecomolohacía,sabiendoqueparamínohabríaunnuevosigloniunavidanueva...Mispadreshabíandecretadomicadenaperpetua.Nohabríaindultonilibertadcondicional.Noibaallegarningunaayuda.Nidelabuelito,nidenadie.Elazotedelaurticariameescocióenelcuello.
—¿Calpurnia?Una gran fatiga me invadió como un maremoto, ahogando mi ira. Estaba
demasiadocansadaparaseguirluchando.Asíquehicelomásduroquehabíahechoen mi vida: me sumergí en las profundidades de mi ser y desenterré una sonrisaaguada,ymurmuré:
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—Gracias.Sólounapalabra.Unapalabraartificial,surgidademipropiabocahipócrita.Las
lágrimasasomaronamisojos.Sentícomosimedesintegrara.EnaquelinstanteJ.B.secayódelcaballitoylanzóunberridotremendo.Entrela
confusióngeneral, recogímisregalosymeescabullíamihabitación.Contemplélaoscuridadporlaventana.Minutosdespuésvicómosealejabaelresplandordelfaroldelpastor,comounaluciérnagadistanteenlanochenegra.SulRossyJ.B.subíanlasescaleras armando escándalo y riendo.Mepuse el camisónymemetí en la cama.Miré lascintas,elmedallónyel libro, todoellodispuestosobreel tocador juntoalnidodecolibríensucajadevidrio.Cerrélosojos,demasiadoagotadaparadormirmellorando.
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Capítulo26
Llegalarespuesta
Aunquelospicosylaspatasdelospájarossuelenestarbastantelimpios,puedodemostrarqueavecesselesadhieretierra;sediouncasoenqueextrajeveintidósgranosdetierraarcillosasecadelapatadeunaperdiz,yenesatierrahabíaunguijarrodeltamañodeunasemilladealgarroba.
Llevaba meses monótonos acechando como un águila el correo en la mesa delrecibidor,husmeandoeternasyaburridascartasyfacturasantesdepasarpáginacadadíaconrotundadecepción.LarespuestallegódosdíasdespuésdeNavidad,peronoenlacartaquehabíamosesperado.
Llegó en forma de telegrama personal, que era un formato alarmante. En losnegociosseusabantelegramasparacompraryvender,perounindividuosólorecibíauno cuando había una muerte en la familia. Llegó con el señor Fleming, eltelegrafista, que vino en bicicleta con él en el bolsillo. Había sido soldado rasodurante laguerra,yaunquenuncasirvióbajoelmandodelabuelito, loadmirabayestabadecididoaserleútilsiemprequepudiera.Lovienelcaminodegrava,dondemeencontrabaagitandolaacequiadedrenajecomoalmaenpena,enbuscadearañasdeagua.Nohabíaningunayaquellonoteníasentido,peroeraesooquedarmeenmihabitaciónaleermiregalodeNavidad.
—CallieVee—dijomientrasdesmontabadesubicicleta—, traigoun telegramaparaelseñorTate.
Diporhechoquesetratabademipadreymeestrujéelcerebropensandoquiénpodía haber muerto. Debía de ser su tía deWichita, una anciana a la que yo noconocía.
—¿EsdeWichita,señor?—lepregunté.—No.Yno_puedodecirlo.Oh,estábien,siinsistes...esdeWashington.—¿Cómo?—DealgúnlugardeWashington.—¿MipadreconoceaalguiendeWashington?Teníaqueseralgo relacionadoconelcomerciodelalgodón,aunque lo raroera
quenoloenviaranalalimpiadora.—Noesparatupadre,esparaelcapitánTate.—¿Disculpe?—Quenoesparatupadre,sinoparatuabuelo.
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—Mi...—Supongoqueloquerráenseguida—apuntó.Recuperélavoz:—¡Démelo!Seapartóymemirócomosiestuvieraloca.—¿Dequéestáshablando?Notelopuedodar.—¡Demeesetelegrama!—Jovencita,estássiendomuymaleducada.¿Sepuedesaberquétepasa?Notelo
puedodar:tengoqueentregárseloaunadultodemásdedieciochoaños.Lasnormasdelacompañíaestablecenquetengoquedárseloaunadulto...
—Losiento,losiento.—…yyometomomuyenseriolaresponsabilidaddemipuesto.Elcorazónmelatíatanfuertequecreíquesemeibaasalirdelascostillas.—Vengaconmigo,señorFleming.Le cogí del brazo y traté de arrastrarlo camino arriba, pero un hombre
enfurruñado,yademásconunabicicleta,noesmuyarrastrable,asíquelosagónicoscincuenta metros hasta la casa nos llevaron siglos. Me sentí como si estuvieraatrapadaenunadeesaspesadillasenqueterevuelvesenarenasmovedizas.
—¡Rápido!Llegamosalporche,dondeelseñorFleminghizounapausaparazafarsedemíy
colocarsebienlagorra.Yocrucélapuertacomountorbellinoygritando:—¡Abuelito,abuelito!¿Dóndeestá?Mamácontestóconvozimpasible:—Calpurnia,querida,nohaynecesidaddegritar.EstáaquílaseñoraPurtle.Entra
asaludarla,cielo.Normalmentehabríaentradoenelsalónenelactorespondiendoasutono,pero
ahí estaba la puerta de la biblioteca, tentadoramente cerca. ¿Qué hacer? Mientrasdabavueltasenelrecibidorcomounanzueloenelrío,mamáalcanzóaveralseñorFlemingdetrásdemíyfruncióelceño,puessabíaquésignificabanlostelegramas.Élsetocóelsombrero.
—Buenastardes,señoraTate.Sientointerrumpir,perotraigountelegramaparaelcapitánTate.EsdeWashington.
—¿DeWashington?—PorelamordeDios—gorjeólaseñoraPurtle—,quéemocionante.—Adelante,señorFleming.Elcapitánhasalidoarecogerespecímenesalrío—
dijomamá—,peronotengoniideadecómoencontrarlo.—¡Yosí,yosí!—grité,ysalícorriendoporlapuerta.Lamosquiterasecerródeunportazosobrelaspalabrasdemimadre:—Debenperdonaramihija...
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Llegué volando al final del camino. Allí me desvié para meterme en la densamalezadelsenderoqueatravesabaelterrenoconformademedialunaendirecciónalrío.Saltabacomounciervoyvirabacomounzorro;nuncamesentítanfuertenicorrítandeprisa.
—¡Yahallegado!—gritaba—.¡Estáaquí!¡Hallegadolarespuesta,abuelito!Noestabaenlaensenadadondeesperabaencontrarlo.Giréalsuryseguíelcurso
delrío,llamándolo.Lleguéalpequeñoacantiladosobrelaisla,elotrositioprobable,pero tampocoestabaahí.Puse rumboalembalsede la limpiadora,acincominutoslargosdeallí.Quisechillardefrustración.Siemprehabíasabidodóndeencontrarlo.Yahora...
Unasustadohalcóndecolarojamegritódesdeunroble.Seguícorriendo,peroyasin aliento para llamar.Mi cerebro adoptó la cantinela del ritmo obstinado demispies:abuelo,abuelo,abuelo.Ycorríaúnmás,pasandoporenmediodeunafamiliade cerdos salvajes que hurgaban en busca de pacanas, y que se dispersaronindignadosamipaso.
Ya en la limpiadora me tropecé con el señor O'Flanagan, que había sacado elposte de Polly para tomar un poco el aire los dos. Se encontraba en el terraplénempinado sobre las turbinas de agua, fumándose un puro con gran satisfacción ymirandoporencimadesuvientrecorpulentoelríoqueteníaasuspies.Pollyhinchósucrestaymemiróconsusiniestroojoictéricomientrasyosubíaresoplando.
—Señor,¿havistoamiabuelo?—grité.PorlacaraquepusoelseñorO'Flanagan,adivinéqueno.
—¿Algovamal?—contestóalarmado—.¿Quépasa?Crucélacallecomounrayoendirecciónalperiódico,abrílapuertadeparenpar
eirrumpíenlaoficinatelefónica,dondeunasorprendidaMaggieMedlinsecomíaunsándwichjuntoalacentralita.
—¿Havistoamiabuelo?—preguntéconvozronca.Tardóunmomentoentragarydecir:—No,hoyno.¿Vatodobien?DimediavueltaymetopédebrucesconlabarrigadelseñorO'Flanagan,queme
habíaseguidodesdelalimpiadora.Maggiegritódesdesusilla:—¿Hacefaltaquellamealmédico?—Calpurnia,¿alguiensehahechodaño?—quisosaberelseñorO'Flanagan.Me escapé por la derecha y giré hacia la izquierda, pero él se escapó y giró
conmigo; semovía admirablemente rápido para estar tan gordo.Me agarró de loshombros,mesacudióymeobligóamirarle.
—Calpurnia,dimesitehashechodaño.¿Sehahechodañoalguien?Me quedé ahí plantada, procurando recobrar el aliento. Y de pronto me sentí
exhaustayabrumada.Mesentí...abandonada.¿Quéhabíapasadoconnuestrotiempo
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juntos?¿Cómohabíadejadoquehuyera?¿Cómonohabíaluchadoporél?¿Ydóndeestabaelabueloenundíatanimportante?Siemprehabíasabidoencontrarlocuandolo necesitaba. Y ahora se había ido a recolectar a algún lugar que no era de losnuestros,unlugardelqueyonosabíanadaydondenolopodíalocalizar.Algúnlugarsecretoyprivado.Recolectandosinmí.
Preguntaparaelcuaderno:¿porquéhabríahechoeso?Respuesta:lohabríahechosi estuviera cansado deCalpurnia y quisiera estar solo. Si estuviera cansado de sucompañíainfantil.¿No,Calpurnia?¿No?¿Eraeso?
—Nadiesehahechodaño,señor—conseguíarticularcuandofinalmentehablé.Pero loúnico en loquepodíapensar era: ¿noasomóal rostrodel abuelitouna
sombrafugazdeirritacióncuando,díasatrás,interrumpísulecturaenlabiblioteca?¿Acasomamá y papá habían hablado con él? ¿Le habían dicho que era unamalainfluenciaparamíylehabíanrecomendadoquecultivaseaalgunodemishermanosenmilugar?Yluegoestabalaespinadelaalgarrobaperdida.Vale,lahabíavueltoaencontrar, pero ¿realmente me perdonó que fuese tan tonta como para perderla?Hacíaunosmeses,élmehabíaanimadoaaprenderatejerycocinarcuandomamámeendilgóesas tareas.NomeconsolócuandoLacienciade lasamasdecasacayóenmismanos.Seguroquesabíadesdeelprincipioquelavidacientíficanoeraparamí,quelasfaucesdelatrampadomésticaestabanbienafiladas.Meechéallorar.
—Diossanto,niña,¿quétepasa?—ElseñorO'Flanaganmediounaspalmadastorpes—.Yaestá,yaestá.Tellevaréacasacontumadre.
—No,gracias,señorO'Flanagan.Estoybien—sollocé.—¿Seguro?No loparece.—Suexpresiónseendurecióalpreguntar—:¿Esque
alguien...haidodetrásdeti?—No,no,sólobuscoamiabuelo—lloriqueé,peronoloacabédeconvencer.Mesaquéelpañuelodeldelantalyloempapéencuestióndesegundos.Nopodía
parardellorar.—Toma—medijo,ymeentregóelsuyo—,creoquelonecesitasmásqueyo.Te
lopuedesquedar.Yahora,vamoscontumadre.ViqueelseñorO'Flanagannopensabadejarmesolahastaquemecalmara.Me
sonélanarizy,conungranesfuerzo,logrédominarmeunpoco.—Nopasanada—gimoteé—.Meiréacasa.Estoybien.Gracias.Adiós.Medejóirdemalagana.Salíalacallecondificultadymedirigíacasa.Mi abuelo me había dado a leer el libro de Darwin. Me había mostrado la
posibilidaddeuntipodevidadiferente.Peronadadeesoimportaba.Lacienciadelasamas de casa era lo que me estaba destinado. Qué ciega estaba; era patética.Estábamos a punto de cambiar de siglo, pero mi vida no cambiaría con él. Miinsignificantevida.Unavidaalaquedeberíahabermeacostumbrado.Volvíaestallarenllantocomosifueseunafuente,conunamareacontinuadelágrimasymocosque
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empapóelpañuelodelseñorO'Flanagan.Sóloquedabaunaúltimapreguntaparaelcuadernoantesdecerrarloyabandonarloparasiempre,yerasobreeltelegrama:¿síono?Esotendríaquedecírmelomiabuelo.Yyoharíaquemelodijera.Melodebía.
MefrotélacaraconlaúltimapartesecadelpañuelodelseñorO'Flanaganymiréatrás.Ahíestaba,acincuentametrosdemiespalda,vigilandoquellegarabienacasaeintentandoquenonotaraquemeseguía.Almenosalguiensepreocupabapormí.Esperó a verme en el camino de grava antes de dar media vuelta. Yo me repusecuantopudeparaevitarmásinterrogatorios.
MimadreseguíaenelsalónconlaseñoraPurtle,sirviendoté.Violaentróconundelantalblancoyconunpasteldelimónenunabandejadeplata.ElseñorFlemingestaba sentado en una silla larguirucha, con una de las tazas buenas apoyada en larodillay labolsaderepartoa lospies.Teníaaspectodeestaratrincheradoahíparasiempre y de no marcharse hasta saber qué decía el único telegrama que habíaentregadoprocedentedeWashington.Mimadrealzólavista.
—Calpurnia,¿quésucede?¿Hasencontradoatuabuelo?—Nosucedenada—dijeconvozmonótona—.Yno,noloheencontrado.—Disculpe, señora —intervino Viola—, pero creo que el capitán Tate está
trabajandoenelcobertizodeatrás.Violasenegabaallamarloellaboratorioolasviejasdependenciasdeesclavos.¿Enelcobertizodeatrás?¿Enellaboratorio?Mamáfruncióelceño.—Hubierajuradoquesehabíaidoalrío.Calpurnia,veabuscarlo,porfavor.No
podemoshaceresperaralseñorFlemingtodoeldía.—Oh, no pasa nada, señora—dijo éste, y movió su taza uno o dos dedos en
direcciónalatetera—;nadadenada.¿Noestabaenelrío?—¿Tomarámásté,señorFleming?—Vaya,esustedmuyamable,señora.Meparecequesí.Noestabaenel río recolectandosinmí.Estabaenel laboratorio trabajandosin
mí.—¿Mehasoído,Calpurnia?Veabuscarlo.SeñoraPurtle,pruebeunpocodeeste
excelentepastel:recetaespecialdeViola.Atontada,asentí:—Creoqueiréaporél.Paséporlacocina,dondeViolayaestabaempezandoconlacena.Alzólavista.—¿Quéestástramando?Ponesunacara...—No estoy tramando nada. —Bombeé agua fría en el pañuelo del señor
O'Flanaganyme lo apreté contra la cara—.Yésta es la caraque tengo,nopuedoponerotra,¿vale?—farfulléatravésdelatela.
—¿Qué?—preguntóellaporencimadelsilbidodelatetera.
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Me sequé con la esquina de una toalla ymemiré en el espejo agrietado de lapuerta de atrás. Aún estaba roja e hinchada, pero al menos ya no parecíacompletamente enloquecida. Escudriñé mi rostro. ¿Era el rostro de una niña queaburríaaunancianooeldeunaidiotaqueseprecipitabaensusconclusiones?
—Viola,¿creesquesoyaburrida?¿Oquesoyidiota?—Uy,túpuedessermuchascosas,peroidiotaoaburrida,no,ningunadelasdos.—¿Seguro?—¿Cómosalesahoraconesto?—Viola,esimportante.—Ningunadelasdos—repitió,yvolvióasuscacerolas.Mirésushombrosestrechosysusbrazosenjutoselaborandonuestracena,ymedi
cuentadequesiemprehabíacontadoconellaparaotrascosasademásdelacomida.Viola nome habíamentido nunca y no iba a hacerlo ahora.Me acerqué a ella, lerodeélacinturaylaabracé.Mesorprendierondenuevolaligerezadesucuerpoysuspequeñoshuesosdepajarillo.Quéinteresantequeunaestructuratandelgadapudieraconteneraunapersonatangrande.
—Vete,tengotrabajo—dijo.—Sí,señora.—Ytangruñonacomosiempre,loqueeratranquilizador.—Yatehedichoquenomellamesseñora.Yonosoylaseñoradeestacasa,niña
—gritóamiespaldamientrasyocerrabalapuerta.Me abrí paso entre los gatos de exterior que pululaban por el porche y fui al
laboratorio.Tenía lospiesdeplomo.Elbreve trayectomellevóunsiglo.Aparté laarpilleraquecolgabadelaentradayallíestabaél,enelsillóndemuelles,observandounfrascodealgoencimadelatabla.Memiróconexpresióninescrutable.
—Hallegado,abuelito—anuncié.—¿Hallegado?—La respuesta sobre la planta. —Guardó silencio—. Un telegrama de
Washington—insistí.—Ah.—Posólamiradaeneltechoypreguntóconcalma—:¿Yquédice?Mequedédepiedra.—Nolosé—tartamudeé—.Nolaheabierto.Noloharíanunca,esparausted.—Cielos,Calpurnia,hepensadoque lahabrías abiertoporque somos socios en
esteproyecto,¿noesasí?¿Teencuentrasbien?—Asentí,aunquemefaltóseguridadparahablar—.Bien.Yahora,hayquetenerelmejoraspectoposiblecuandoserecibeuntelegramadeWashington.
Se levantó, se atusó ese abrigo que se desintegraba y se me acercó paraarreglarmeelpeloconsusgrandesmanosyajustarmeellazo.
—¿Lista?—Volvíaasentiryélmetendiólamano—.Vamos.Lacogíyfuimosjuntosalacasasindecirnosnada.Estábamosapuntodesubir
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lospeldañosdeatráscuandodije:—Espere.Sedetuvoymemiró.—¿Qué,Calpurnia?—Piensoquehoydeberíamosentrarporlapuertaprincipal.¿Ustedno?—señalé,
temblorosa.—Tienes toda la razón—convino, y dimos la vuelta lentamente a la casa, y al
pasarporlaventanadelsalóntrescabezascuriosasgirarontrasnosotros.Todos mis sentidos se agudizaron mientras íbamos hacia el porche. Los lirios
habíanmuerto y vuelto a la tierra, todos los árboles de Júpiter habían perdido sucortezayenelcielohabíanubesaborregadas.Sentíenelambientelapresióndealgoimportante,delairefríocontramí.Cogidosdelamanosubimoslosanchospeldañosfrontales,ymiabuelomeabriólapuertaymehizounareverenciaparaquepasara.Elcorazónmepalpitabacomounconejo.
—Capitán Tate. —El señor Fleming se cuadró en el salón—. Me alegro deencontrarlo,señor.TengountelegramaparaustedprocedentedeWashington.DistritodeColumbia,señor.Noelestado.
—Gracias,señorFleming.Leestoymuyagradecido.—He supuesto que era importante, por lo que me he apresurado a venir
enseguida.—Gracias,señorFleming.Muyagradecido.—Noselopodíaconfiaraunodeloschicos.—Gracias,señorFleming.Agradecido.—Oh,nomemalinterprete:sonbuenoschicos;sino,noestaríantrabajandopara
mí.Peroavecesseentretienenyyohesupuesto...Mamáintervino:—SeñorFleming;¿leimportaríadarleyaeltelegramaalcapitán?—Ah,sí,sí,señora.—Buscóenunbolsilloylosacó—.Aquíestá.Directodesde
Washington.Síseñor.Directísimo.La señora Purtle lanzó un chillido y se dio palmaditas en el pecho. Todos
contemplamos el sobre como hipnotizados. El abuelito dio un paso al frente y elseñorFlemingselopusoenlapalma.Lamanodemiabuelosecerródespaciosobreél.
—Leagradezco lasmolestias, señorFleming—dijo,ybuscóunamonedaenelbolsillodesuchaleco.
Eltelegrafistanoquisonioírhablardeeso:—No,no,capitánTate,noaceptaréunapropina.Hasidounplacer,señor.Saludórápidamenteehizochocarlostalones.—Esustedmuyamable.—Entonces,alverqueelseñorFlemingnoserelajaba,
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elabuelitoledijo—:Porfavor,descanse.El señor Fleming relajó una pizca su postura. Todos nos quedamos ahí,
observandoamiabuelo,queasuvezcontemplabaeltelegrama.—Enfin—dijoéste,yalzólavista—,graciasdenuevoporlasmolestias,señor
Fleming.—SeinclinóantemimadreylaseñoraPurtle—.Señoras.Sostuvo el telegrama con ambasmanos, diomedia vuelta y se fue. Todos nos
quedamoscon labocaabierta:qué injustoprivarnosdeaquelmomentoúnicoen lavida.¿Quiénpodríasoportarlo?¿Cómopodíahacernoseso?¿Cómopodíahacérmeloamí?
—Calpurnia—mellamódesdeelpasillo—,¿novienes?Por un instante quedé paralizada, pero luego recuperé la capacidad de
movimientoysalícorriendo—aldiantrelosmodalesdesalón—detrásdeél.Derrapécontra él en la puerta de la biblioteca, él la abrió en silencio y entramos. Lahabitaciónestabahelada,pueselfuegonoestabaencendido,ylacortinadeterciopeloverde estaba descorrida para dejar entrar el débil sol de invierno. Se sentó a suescritorio.
—¿Puedestraerunalámpara?Iluminabasurostrouncuriosoequilibriodeentusiasmoygravedad.Temblorosa,
encendílalámpara.¿Ysilarespuestaerano?¿Enquénosconvertiríaeso?Ennadamás que un viejo iluso y una cría tonta. Pero ¿y si era sí? ¿Nos aclamarían yensalzarían, nos haríamos famosos? ¿Nos contarían entre los inmortales? ¿Qué eramejor,saberloono?Encualquiercaso,élmeseguiríaqueriendo,¿verdad?
Me senté en la silla demontar a camello y pensé que ojalá pudiera detener eltiempo.Elabuelitomiróelsobreblancodeaspectoanodino,cogiósuabrecartasdemarfil y lo abrió con cuidado. El telegrama consistía en una sola hoja de papeldobladaunavez.Melaentregó.
—Léemela,hija.Lasmanosmetemblabancuandocogíelpapel.Lodesplegué,meinclinéhaciala
lámparayleí,atrancándomeenlaspalabraslargas:
EstimadosseñoryseñoritaTate:A losmiembros delComitéTaxonómico dePlantas de la InstituciónSmithsoniannos
complace informarles de que, tras un estudio y una investigación exhaustivas, concluimosquehanidentificadoustedesunanuevaespecie,desconocidahastahoy,dealgarrobavellosa.Pertenecea laclaseDicotiledón,alordende losCabales,a la familiaFagáceayalgéneroVicia.
Escostumbrequequienprimeroidentificaunaespecielepongasupropionombre,oqueelijaalgúnotrosiemprequenosehayautilizadoya.PoresolesugerimosdaraconocerestaplantacomoViciatatetí,nombrequesatisfaríalaprácticahabitualdelataxonomía.
Noobstante,sonlibredeescogerelqueustedesprefieran.
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Lainstituciónlosfelicitaporestehallazgotanperspicaz.Científicamentesuyo,etcétera.
HenryC,LariveePresidentedelComitéTaxonómicodePlantas
Volví a doblar la hoja con cuidado y lo miré a él, que, inmóvil, se quedóobservandolargoratoelvacío.Sentílanecesidadurgentededeciralgo,peronosabíaqué,pueseraincapazdeponernadaenclaro.Elcuartoestabaenabsolutosilencio.Alo lejos, un perro aulló; era Matilda, emitiendo su característico alarido tirolés,curiosa expresión de lo que yo sentía en aquelmomento.Más cerca, una cacerolarepiqueteóenlacocina,lapuertamosquiterasecerródeunportazoyunpardemishermanospasaroncorriendoporelrecibidor.Oímosqueelpianoiniciabaenelsalónuna melodía serena y evocadora: habían pedido a Harry que tocara para nuestrasvisitas,yesamúsicadevolvióamiabuelodellugaralquesehabíaido.Aunasí,suexpresióneranostálgica,contemplativaytriste.
—Sí—dijoalfin.—¿Sí?—Yonosupequémásdecir.Unminutodespués,señaló:—Es Chopin. Siempre me ha gustado esta pieza. ¿Sabes, Calpurnia.. . ?—Y
calló.—¿Qué,abuelito?—¿Sabes...?—¿Qué,abuelito?—Quesiemprehasidomifavorita.Detodasuobra.—No.Nolosabía.—SunombrepopularesGotasdelluvia.—Nolosabía.OíaViolatocarlacampanadelacenaenelporchedeatrás.Prontoharíasonarel
gongalpiedelasescaleras.Elabuelitoloignoró.—En realidad, la única cuestión es cómo pasar el breve tiempo que tenemos
asignado.Yomepreguntabasihablaríamosdeltelegrama.Noqueríaquesonaraelgong.La
cena sólo era la cena; la cena podía esperar. En justicia, teníamos derecho aquedarnosahíparasiempre.Miréalrededor.Miréloslibros,elarmadilloylabestiaembotellada.
—Abuelito...—¿Sí?—¿Yeltelegrama?—¿Quépasaconél?—Pues...
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Violaaporreóelgong;fueunsonidointrusivoyodioso.—¿Tienesalgunapreguntaalrespecto?—quisosaber.—No—contestédespacio—.Creoqueno.—¿Acasoteníasdudas?—Supongoqueno,pero...—¿Sabes?Hay tantas cosas que aprender, y es tan poco el tiempo que se nos
concede.Estoy viejo.Creí quemoriría antes de que sucediera.—Me levanté y fuihaciaél.Quisedarleeltelegrama,perodijo—:Guárdalotú.Dentrodetucuaderno.
Memetílahojaenelbolsilloyloabracé.Élmerodeóconunbrazoymediounbeso,ynosquedamosasíunratohastalainevitablellamadaalapuerta.
Yo me esperaba una celebración. Me esperaba serpentinas, confeti y pastel,esperabaquenuestrafamilianosalzaraenvolandasynosllevaratriunfantes.Peroelabuelitonoabriólabocaentodalacena,yyomesentídesanimadatodoeltiempo.Pero¿quémepasaba?¿Porquémesentíatandesinfladaenelquedebierasereldíamásfelizdemividaydelademiabuelo?
Mamá se pasó la cena lanzandomiradas al abuelito, sonriéndole y asintiéndolepara animarlo cada vez que él alzaba la vista, dándole así ocasión de explicar esecomunicado extraordinario. Sin embargo, él prefirió dedicarse a su plato. Lossusurrosgeneralizadosdemishermanosysusmiradasfurtivasindicabanquesabíanquealgopasaba.
Terminamoslacena.YhastaqueSanJuannasellevólosplatosdelospostres,elabuelito no se acercó al aparador para servirse una generosa cantidad de oporto.Despuéssostuvoelvasoenaltohastaquelamesacallóytodoslosojosseposaronenél.Eloporto atrapaba la luzde la arañayproyectabaunaoleada rubí en subarba.Parecióqueestabaapuntodedirigirseanosotros,peroentoncesdiomediavuelta,empujólapuertaoscilantedelacocinayllamóaViolaparaquesalieraalcomedor.Ellasedioprisamientrassesecabalasmanoseneldelantal,conelceñofruncidodepreocupación.
—Damas —se inclinó—, caballeros, propongo un brindis. Ha sucedido algomaravilloso: hoy he recibido un telegrama deWashington y lo envía la InstituciónSmithsonian, que nos in forma a Calpurnia y amí de que hemos descubierto unanuevaespeciedealgarroba.UnespécimendesconocidohastaahorayquedehoyenadelantesellamaráViciatateii.
—¡Muybien!—dijopapá.Mamáescrutóalabuelitoconexpresiónatónita,y luegovolviósumiradahacia
mí.Harrydijo:—Abuelo,hahechoquenuestroapellidoformepartedelahistoria.—¿Habéis ganado un premio, Callie? —preguntó Jim Bowie—. ¿Qué habéis
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ganado?—Hemosganadounlugarenloslibrosdeciencia—contesté.—¿Quélibros?¿Esoquésignifica?¿Lospodremosver?—Algúndía,J.B.Papáempezóaaplaudirylosdemáslosiguieronconpalmadasyvítores.Esoera
lo queyome esperaba, ymehizo sentirmás alegre, aunqueno tanto comocabríapensar.
Papáseunióalabuelitoenelaparador,sesirvióunabuenadosisdeoportoydijo:—Margaret,¿nosacompañas?—Mamámeescudriñó—.¿Margaret?—Oh—dijo ella, y se volvió hacia papá—. Tal vez un vaso pequeño, Alfred,
puestoqueesunaocasiónespecial.—Viola,¿notomarásunvaso?—preguntóelabuelito.Ellaechóunvistazoamamáycontestó:—No,no,señorTate,nopodría...ÉllaignoróylepusounvasoenlasmanosyluegootroenlasdeSanJuanna,que
parecía que se fuese a desmayar. Todos ellos alzaron sus vasos y nosotros losimitamosconvasosdeleche.Papádeclaró:
—A nuestra salud, por que se mantenga nuestra prosperidad y, en esta granocasión,porelabueloysusproyectoscientíficos.Deboadmitirqueavecesteníamisdudassobreelmodoenqueempleabastutiempo,perohasdemostradoquevalíalapena.¡Estanocheereselorgullodelafamilia!
HarryinicióuncorodePorqueesunmuchachoexcelenteyluegoleshizogritaratodostreshurra.
—YnonosolvidemosdeCalpurniaysucuaderno—añadióHarry—.Reclamopartedelméritodetuslogros,bicho,porhabérteloregalado.¡Asísehace!
Otrohurra,estavezdirigidoamí.Nomequedómásremedioquesonreírantesuscarasradiantesyexcitadas.
—Es cierto—afirmó el abuelitomientras alzaba su copa haciamí—.Nada deestohabríaocurridosinlaayudademiúnicanieta,Calpurnia.
Ybebiócontodalacalma.¡Suúnicanieta!Sehizounsilenciohelado, seguidodeunaoleadacrecientede
murmullosysiseos.—Perdón—añadióelabuelitoalcomprendersuerror,ehizouna reverencia—.
Queríadecirmiúnicanietachica,porsupuesto.Volvióabebertranquilamenteydespuéssesentó.Mishermanosechabanchispas,
peromedaba igual:micorazónbombeabafelicidadpor todasmisvenas.Yoloeratodoparaél,¿aquesí?Yélloeratodoparamí.
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Capítulo27
Findeaño
El hombre apenas puede seleccionar, y sólo con gran dificultad, alguna variación de laestructurasinoesexternamentevisible;ydehechopocasvecesseocupade loqueesinterno.
Por primera vez en la vida, a todos los niños, incluido Jim Bowie, nos dejaronquedar a contar las campanadas de medianoche en fin de año, un acontecimientoincreíblemente emocionante, al menos en teoría. También era angustioso, puesalgunassociedadesreligiosasveníandiciendoqueelmundoseacabaríaelprimerdíadel milenio. Según informaron los periódicos, había unos hombres salvajes ybarbudos paseándose por las calles de Austin, vestidos con largas túnicas y conletrerosquedecían:ARREPIÉNTETE,ELFINESTÁPRÓXIMO.Papálostachódepanda de lunáticos, pero Travis se lo había tomado muy en serio y me preguntó,despuésdepensarlounpoco:
—Callie,¿deverdadqueestanocheseacabaráelmundo?—No,tonto.Elabuelitomelohaexplicado:elsiglonoesmásqueunsignodel
pasodeltiempo.EltiempoesobradelhombreyprocededeInglaterra.—Pero¿ysivayseacaba?¿QuiéncuidarádeJesse]ames?¿Quiéndarádecomer
aBunny?Sóloviunaformadezanjaresadiscusión:—Notepreocupes,Travis;loharéyo.—Oh,vale.Gracias,Callie.Alasseisenpuntotomamosunacenadescomunalenelpisodeabajo.Hacíaun
tiempo de perros, pero en cada habitación había fuegos encendidos.Mamá estabasonrosadaytranquila,yadvertíquebebíaunvinoconburbujasqueparecíasentarlemuy bien. Después, papá hizo varios brindis y nos tranquilizó respecto al fin delmundo;tambiéndijoqueeraunhombreafortunadoporestarrodeadodesuafectuosafamilia:supadre,suesposaysushijos,yaldecirloletemblóunpocolavoz.
Luegonosretiramostodosanuestroscuartos,adescansardurantelalargaveladaquequedabapordelante, a recitar nuestrasplegariasy a reflexionar sobrenuestrospropósitos.Era tradiciónquenos levantáramospor turnosy los recitáramos, y quemamálosapuntaseenunpapelqueguardabadentrodelaBibliafamiliarhastaelañopróximo,cuandolosnuevossustituíanalosantiguos.
Metumbéenlacamaymiréporlaventanaaquelcielotanbajo.Unapartedemí
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deseabaquenuestrasvidascontinuasencomosiempre,contodosviviendojuntosennuestraviejayrebosantecasa.Perolaotraparteansiabauncambiodrásticoyradicalcon el que dejar Fentress atrás. ¿De qué me servía que una algarroba vellosa ymuntantellevasemiapellidositeníaquepasarmelavidaenelcondadodeCaldwell,entreLockhartySanMarcosyentrepacanasyalgodón?Elabuelitomehabíadichoquepodíahacerloquequisieraconmivida,yaunquealgunosdíaslecreía,otrosno.Esa lúgubre tarde nublada, ese último día del siglo que moría, estaba virandodefinitivamente hacia el no. Había tantas cosas que quería ver y hacer mientrasviviera...,pero¿cuántasdeellasestabanamialcance?Escribíunalistaenlaúltimapáginademi cuaderno.Lacubiertade cuero rojo estabaarrugaday laspáginasdeborde dentado se estaban ensuciando. Lo dejé a un lado y me dormí, y soñé queflotaba en un río. Pero no era el mío. El agua era verde claro en vez de azul y,curiosamente,lasorillasestabancubiertasdearena.
Viola,tocóelgongalasnueveymedespertó.Bajamoslasescalerasentropelyallí nos esperaban unos cuencos con una tarta demanzana peligrosamente calientequetechamuscabalaboca.Acadaunonosdieronuncucuruchosorpresa,dentrodelcualhabíaunacoronadepapel,unmatasuegrasyunjuguetedehojalataenminiatura,regalitosquedieronpieaunanimadomercadodeintercambioyregateo.Luegosóloquedósentarseaesperar.Lospequeños,quenuncahabíanestadolevantadoshastatantarde, reaccionaron a la relajación generalizada de la disciplina corriendo escalerasarribayabajoodurmiéndoseenunsegundoenlaalfombradelsalón.
Yo me comí la mitad de mi naranja de Navidad con ostentoso disfrute, parafastidio de los que ya se habían terminado las suyas. Guardé la otra mitad paracomérmelaenotrosiglo.¿Sabríadiferenteunanaranjade1899deunade1900?
Hacia las diez, ya estábamos agotadosydeseando acostarnos, perodecididos allegaralahoramágica.Conlasoncellególahoradelospropósitosdelnuevoaño:mamásacólosantiguosdelaBibliaylosleyóenvozalta,nosreímosunmontónyluegolosquemóenlachimenea.Mipropósitoanteriorhabíasidodominarelhiladoyelzurcido.Erancomodeotravida,deantesdeaquelmescalurosodeveranoenquemiabueloyyoempezamosaconocernos.
TratamosdeexplicarleaJ.B.quéeraunpropósito,peroerademasiadojovenparaentenderlo.Mamáhizounoporél:queeseañoseaprendieraelabecedario.SulRossse hizo el propósito de terminar los deberes del colegio a tiempo. Travis resolviópasarmás tiempo jugando con Jesse James, pero eso era imposible, pues ya iba atodas partes con ese gato larguiruchometido en la pechera de sus petos. Entoncesllegómi turno.Mepuse enpie,me saqué el cuadernodel bolsillo y lo abrí por laúltimapágina.
—Más que un propósito, esto es una lista. —Me aclaré la garganta y leí—:Quieroverlassiguientescosasantesdemorir:laauroraboreal.HarryHoudini.Los
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océanos Pacífico o Atlántico. O cualquier océano, no importa. Las cataratas delNiágara.ConeyIsland.Uncanguro.Unornitorrinco.LaTorreEiffel.ElGranCañón.Nieve.
Mesentérodeadadesilencio.EntoncesHarrydijo:—Muybien,bicho.—Ysepusoaaplaudir.Misotroshermanosseunieronaél;mamáypapámededicaronunaplausopoco
entusiasta.Sentíunavagamelancolía.ContinuóLamar:—Yomepropongomejorarengeometría.Cadadíasetirabahorasmidiendoportodalacasalosángulosdelascosasconsu
nuevotransportadordeacero.SamHoustondijo:—ComoLulaGatesnomedejallevarleloslibrosalsalirdeclase,mepropongo
llevarlosdeEffiePreston,aunqueellanoquiera.Juróqueloharé.Esto se ganó una buena carcajada. Después le tocó a Harry, pero se limitó a
sonreírydeclarar:—Esunsecreto.Hubounaprotestageneralantetamañainjusticia.Ylerogué:—Tienesquedecírnoslo,Harry.Sino,noesunpropósitodeverdad.Al final acabó por ceder para que lo dejáramos en paz.Le lanzó unamirada a
mamáyanunció,amiparecerconvozalgodébil:—Mepropongoestudiarmuchoparaentrarenlauniversidadelañoqueviene.Mamá pestañeó complacida, que por supuesto era lo que él pretendía, pero yo
hubieradichoquenoestabaconvencido,sinoquesólolodecíaparatenerlacontenta.ElhechodequenonoscontarasupropósitoauténticomehizosospecharqueteníaalgoqueverconFernSpitty.
Elpropósitodemamáfueasegurarsedequetodosycadaunodesushijosfuerana la iglesiadosvecesporsemanacomomínimo.Hubociertaagitaciónen las filas,peronadieseatrevióaquejarsedelantedeella.
Elpropósitodepapáfuedejareltabacodemascar.Puestoquesólopodíahacerloenlalimpiadora,decidióquelaangustiadetenerquetirarlocadadíaalentrarporlapuerta de casa no compensaba el placer demascarlo en el trabajo.Mamá parecióencantadaysorbiósuvinoefervescente.Encambio,elabuelitolopinchóunpoco,ysemostrómuyjovialantesdedecir:
—Seríamuytristequeaestasalturasdemividamequedaraalgúnpropósitoporcumplir.Sinembargo,hayunacosa...
Desconcertada,rebusquéenmicerebro.¿Tendríaalgoqueverconelmuntante?¿Querríaperfeccionarsulicordepacana?Noteníaniidea.
—Deseoconducirunautomóvil—afirmó—.HeoídoquetienenunoenAustin.—¡Pero si son unas máquinas espantosas! —exclamó mamá—. ¡Y muy
inseguras!Dicen que pueden explotar sin previo aviso, y la gente siempre se está
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rompiendolapiernaconlamanivela.—Cierto—sonrióél.Su rostro adoptóuna expresión satisfechay ausente.Miraba elmundo como si
contemplaseelvacío,peroyosabíaqueestabaobservandoelfuturo.Despuéssóloquedósentarseaesperarquepasaseesahora.Mispadrescharlaban
con calma, el abuelito se fumaba un puro y leía el National Geographic y mishermanos y yo luchábamos contra el sueño y caíamos por turnos de formalamentable.Yporfin,porfin,elrelojtocólamedianoche,ymientraslascampanadasse apagaban oímos una cacofonía de ollas y cacharros golpeados por las calles detodo el pueblo. Nos cogimos de lasmanos formando un círculo y cantamosAuldLangSyne;laspalabraseranincomprensibles,perolamúsicaerapreciosa.Miréamialrededor aquellos rostrosque amabaypensé en todosmisdonesdel añoanterior:estabanpapáymamá,cogidosdelamanoyconaspectocansadoperofeliz.Ellateníaalgúncabellogrisen las sienes, aunqueyonomedicuentahastaentonces.EstabaHarry: orgulloso, alto y guapo, con el cuello y la corbata inmaculados; un jovencaballeroenciernes.EstabanSamHoustonyLamar;estabaTravisconJesseJamesenbrazos; estabaSulRoss, bostezando.Y estaba J.B., que no se aguantaba de pieperohabíadecididovalientementeverentrarelañonuevo.
Yestabamiabuelo, sumandosuvozdebarítonoen tristeydulcearmoníaa lamúsica,yconlabarbalargaencendidaalaluzdelfuego.Quécercahabíamosestadodeperdernoselunoalotro.Alfinal,élresultóelmejorregalodetodos.
Las ollas y cacharros se fueron apagando y la canción se acabó, y todos nosfuimosarastrasalacama,salvomamáypapá,quesequedaronallíjuntosunpocomás.
Yomepusemicamisónmásgruesodefranelarojaymeacosté.MenosmalqueSanJuannahabíaeliminadoelhelordelassábanasconuncalentadordecama.Intentéaguantar un rato tumbada y hacer balance de mi vida. Es lo que se hace cuandoterminaunsiglo,¿no?Perocreoqueenrealidadmedormíenseguidaysólosoñéquehacíabalance.
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Capítulo28
1900
A primera vista, la acción del clima parece del todo independiente de la lucha por laexistencia;pero,dadoqueelclimaactúaprincipalmentereduciendolosalimentos,desatalaluchamásinclementeentrelosindividuos[...].
Despertéjadeanteyaterrada.Algoibaterriblementemal,yenlomáshondodemísupequehabíaocurridoalgoespantosodurante lanoche.Tardévariossegundosenentenderquéeraexactamente:en lacasayfuerademiventanareinabaunsilenciotan profundoy anormal que era como si hubieran envuelto el universo entero y lohubieranrobadodenoche.¿Habíasucedido?¿Sehabíaterminadoelmundo?¿Debíaarrodillarmeyrezar?
Yla luzestabarara.Laluzqueasomabapor losbordesdemiscortinasparecíamásbienausenciadeluz.Todoslosobjetosdemicuartohabíanadquiridounaspectoplanoygrisáceo.EntoncesÁyax ladró, sólounavez.Fueun sonido tranquilizante,aunqueamortiguadoytanllanocomolaluz.
Aunasí,mipánicopasóaunsegundoplanocuandonotéquemeibaaestallarlavejiga.Necesitabaelorinaldesesperadamente,peroantesteníaqueafrontarelhorrorque aguardaba fuera. Consideré el asunto. Si tenías que afrontar el horror, muchomejorhacerloconlavejigavacía.
Por, otro lado, la porcelana del orinal estaría tremendamente fría. Después desopesar ambas cosas, busqué a tientas el orinal debajo de la cama e hicemalabarismossobreelgélidoredondel.
Muchomejor.Yahora,lodeafrontarelhorror.Meplantéconfirmezaantelaventanaycuadréloshombrosenposiciónmilitar,
respiréhondoydescorrílacortina.Yahíestaba:unmantoblancoyperfectocubríaelcésped, los árboles, el camino y todo cuanto yo alcanzaba a ver; un mantoabsolutamentevirgen,intactoyapacible.Nieve.Teníaquesernieve.
Elmundonosehabíaacabado:nohabíahechomásqueempezar.Mirémihabitaciónylosobjetosfamiliaresbajoesaluzextraña:elnidodecolibrí
en su caja de vidrio, mi cuaderno rojo, mis mariposas enmarcadas... Después deponermelaszapatillasdeconejoylabatadelanaencimadelcamisón,medesplacérodeandolas tablasruidosasdelcentrodelahabitaciónyabrí lapuertacontodoelcuidadoquepude,perodetodosmodoscrujiósonoramenteporelfrío.Esperéaversialguiendabaseñalesdevida,peronoseoyónada,cosaquemealivióporquequería
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estarsola.Queríaaquellosóloparamí.Bajé las escaleras de puntillas, salí por la puerta principal y me quedé en el
porche,arropándomebienconlabata.Latemperaturamesorprendió.¿Cómopodíaelmundoserasídefrío?Respiréhondoysentíelairecomounpuñalenelpecho,yelalientoqueexhaléformóunasnubesenelairequedesaparecieronantesdepoderatraparlasconmismanos.Noseoíanada,apartedel fushhhdemi respiraciónyelritmoaceleradodemislatidos.Nohabíapájarosenelcieloargentino,niardillasenlosárboles,nizarigüeyas.¿Adóndehabíaidotodaesaabundanciadevida?Lafaltadeseresvivosconvertíaelpaisajeenalgohermosoyalavezamenazador.
Mientras estaba mirando, un coyote joven salió despacio de entre los árboles,alzando y sacudiendo delicadamente cada pata antes de volver a ponerla otra vezsobrelanieve.Paso,sacudidaypausa;paso,sacudidaypausa...Surostromostrabatalexpresióndeenfadoquemereí.Sorprendido,alzólavistaymevioenelporche,yjuro que me miró con desdén. Giró lentamente sobre sus talones y regresó a losárboles tal comohabía salido, intentandopisar sus propias huellas y con lamismafórmuladepaso,sacudidaypausaquealvenir.
Enfin,sielcoyotepodíaandarenesacosa,yotambién,asíquebajélospeldañosypisélanieve.Noerasólidacomoelhielo,sinoesponjosa.Tampocoerasilenciosa,sinoquesecomprimíabajomispasosconunchasquido.Lospiessemehelarondeinmediato,resbaléycasimecaí,peromedioigual.Seguíbajandolaescalerafrontalymirétrasdemímispropiashuellas,querápidamentesetransformaronencharcosde agua someros y con forma de pie. Ante mí se extendía la perfección. ¿Podríaresistirlo?¿Soportaríaestropearlaconmipresencia?
Sí, podía.Disfrutaría yo sola de ese regalomomentáneo—ese gran regalo delnuevosiglo—duranteunminutomás,unoscuantossegundospreciosos,antesdequeelbullicioylosgritosylaspisadasdelosotroslodestrozaranparasiempre.Conlabata recogida, bajé corriendo por la curva del camino lo más rápido que pude,tambaleándomeyresbalandoyllenadedicha;sabíaqueparecíaunaloca,peronomeimportaba.Corríhastalacalle,quenomostrabaningunamarcaderuedadecarro,yme desvié y atravesé la prístinamaleza en dirección al río. Allí me topé con unapacanaderribadaporlanieve,cuyonúcleocrudoydetonoscarneeralaúnicanotadecolorentodoesepaisajeblancoynegro.
Viunascuantashuellashuidizasquehabíandejado lospájarosyotrascriaturaspequeñas, sinduda tan confundidas comoyo ante eseuniversoblancoy silente.Ycómo no iban a estarlo, si la última nevada había sido décadas atrás. Teniendo encuenta que un pinzón sólo vivía dos años, ¿cómo iba a transmitir a la siguientegeneración la idea de algo que nunca había visto? ¿Desaparecería la palabra en elidiomayen la sociedadde lospinzones?¿Cómopodíaunaespecie sobrevivir a lanievesilapalabraparadesignarlaseextinguía?Nilarazadelospinzonesnitodaslas
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demás estarían preparadas. Tendría que dejar cantidades de semillas, sebo, heno yjamónparaasíproveeratodosloseslabonesdelacadenaalimentaria.
Lospiessemeestabanconvirtiendoenbloquesdehieloymedicuentadequeestabaagotada.Dimediavueltayregresé.Eralaprimeramañanadelprimerdíadelnuevosigloylanievecubríaelsuelo.Cualquiercosaeraposible.
La casa empezaba amostrar sus signoshabituales devidamatutina.Vi quemiabuelomeobservabadesdesuventanadearriba;alzóunamanoymesaludó,yyoledevolvíelsaludo.
Nosquedamosasíuninstanteyluegocorríhaciaelcalordenuestrohogar.
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Agradecimientos
Enarasde la ficciónmehe tomadoalgunas libertades con lahistoriadeTexas, ypido disculpas a cualquier lector que detecte aquellos puntos en los que he sidoindulgenteconloshechos.TambiénenarasdelaficciónmehetomadolibertadesconlatemporadadefloracióndeciertasplantasylataxonomíadelgéneroVicia.Apeloala comprensión de los botánicos y horticultores con conocimientos del tema.Cualquiererrorreferenteacuestionescientíficasesdemienteraresponsabilidad.
Graciasalossiguientesorganismosporanimarmeyapoyarmedesdeelprincipio:The Mississippi Review, la Comisión para las Artes de Texas, la Asociación deEscritoresdeTexasyelMuseodeArtedeDallas.
Gracias a Bárbara French de la Protectora deMurciélagos, a la doctora DianaSánchez—Bushongde la IglesiaUnidaMetodistadeWestlake,yaldoctorSpencerBehmerdelaUniversidadA&MdeTexas,porsuexperiencia.
UnagradecimientoespecialaLouAnnyJimBradleypordejarmeusarsucabañacuandolanecesité;graciasalaprofesoraRobertaWalkerdelaUniversidaddeTexas,enElPaso,queseríacapazdeenseñarleaescribiraunapiedra;aLeeK.AbbottyGracePaley;aShelleyWilliamsAustin,eldoctorMichaelGlasscock,aKarenStolz,aRobertaPrestonPazdral,aGerryBeckman,aRobinAllenyaKatherineTanney;graciasaMikeRobinsonyasuhijaCallie,yaPhilyJennieTateporelnombredenuestraheroína.GraciasalosFabulososEscritoresdeAustinporsuapoyoinfinito:PansyFlick,GracielaFleming,NancyGore,GaylonGreer,JimHaws,CeciliaJones,KimKronzer,LauravanLanduyt,DianeOwensyLottieShapiro.AHoustonWhite,DianDonnell yCharlie Prichard por presentarme a laOldHouse; al difunto JohnSandyLockettporelrelatodelmurciélago,quejurabaqueleocurriódeverdadenelScholz'sGardendeAustin(unahistoriaimprobable,sí,peronuncamediounmotivoparadudardeél).Amisprimeroslectores,JoeKulhavy,WaynePrice,RoxanneHaleDrolet,CarolJarvisyNoeleenThompsonporsusánimos, juntoconmi«comadre»ValBrown,queenseñapianoconamabilidadyalientoynosepareceennadaa laseñoritaBrown.Amiagente,MarcyPosner,porfijarseenmí.ALauraGodwin,NoaWheeler,AnaDeboo,MarianneCohenytodalagentedeHoltquehahechomejorarestelibro.
Y,por supuesto,unagradecimientoespecial aGwenMooreErwin.Despuésdetodosestosaños.
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