Cambios corporales - 200.70.33.130200.70.33.130/images2/RUA/adopcion.pdf · En el adolescente...

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como sus padres a sus padres adoptantes. Buscan información sobre su origen. A veces perciben que sus padres temen que se les pregunte, situación que los lleva a no preguntar, a no interrogar, trans- formando el deseo de saber en acciones que pueden llevarlo a situaciones de ries- go- Con la nueva ley de Adopción, el adolescente tiene derecho a conocer su realidad biológica, a tomar contacto con la información sobre su historia que le pertenece, ac- cediendo al expediente donde se tramitó su adopción. Es conveniente que en el proceso de búsqueda de sus orígenes el adolescente sea acompañado y sostenido por sus padres adoptantes. El adolescente adoptivo dará sentido a su historia, sus padres adoptantes le aportarán significados para la construcción de la misma. El adolescente adoptivo tiene que elaborar el duelo por no haber sido criado por sus progenitores y no haber sido gestado por los padres adoptantes. Además tiene que elaborar -como todo adolescente- la pérdida de los padres idealizados de la infancia, poderosos, omnipotentes que lo saben todo y resuel- ven todo para empezar a verlos como seres humanos, con aciertos y desaciertos. Este proceso amenaza la pérdida de seguridad y sostén; sostén que era mante- nido con la imagen de padres salvadores y sobrevalorados que el hijo tenía de ellos y la imagen de hijo idealizado que los padres tenían de él. Necesita de esto para separarse. Como resultado de este proceso, se observan remordimientos, re- sentimientos, manifiestos o latentes, pero con la implementación del desafio, el odio, la agresión necesarias para transgredir los mandatos de sus padres. Todo es- to se reactualiza cuando comienza el proyecto de formar una familia como por ejemplo si va a poder ser fértil, con la posibilidad de tener hijos biológicos sin culpa. El odio y la agresión son dos emociones necesarias que posibilitan la discrimi- nación, la diferenciación, la oposición generacional. Si el adolescente adoptivo se ve impedido de confrontar y de diferenciarse de los padres adoptantes, se inclina muchas veces hacia acciones violentas o hacia la promiscuidad para demostrarse que tiene poder. 26 Cambios corporales: En el adolescente adoptivo, sus cambios corporales le producen, confusión, desconocimiento, extrañeza, emociones intensas al no tener referentes biológi- cos. No hay posibilidades de parecerse a mamá o a papá en estos cambios corpo- rales, porque no reproduce la biología de sus padres adoptantes. A partir de los caracteres sexuales secundarios, imagina y construye cómo son sus progenitores biológicos. Se pregunta a quién me pareceré, su talla, sus faccio- nes no son predecibles o esperables. Imagina la sexualidad no sólo de sus padres adoptantes sino la de los progenitores. A veces eligen relaciones que se acercan a los progenitores como una manera de presencia y de identificación con ellos. Sintomatología: El adolescente adoptivo que tiene conflictos, más allá de los de su etapa, y que no puede verbalizar lo que le pasa, puede presentar diversa sintomatología: falta de concentración, contracturas musculares, cansancio físico, cefaleas, dolor abdo- minal recurrente, taquicardia, falta de apetito. Estos adolescentes requieren de la consulta pediátrica y si es necesario la interconsulta correspondiente con un pro- fesional del área psicológica, porque sin ayuda corren el riesgo de presentar una tendencia hacia la agresividad y conductas de no adaptación al medio. Punción pediátrica • Acompañar al adolescente a no desconocer ni rechazar sus aptitudes heredadas que trae de los progenitores, sino a integrarlas. Ayudar al adolescente adoptivo en la integración de su historia, uniendo las identi- ficaciones que tiene con sus padres gestantes como dadores de vida biológica, resca- tando y revalorizando sus orígenes y la de sus padres adoptantes como fertilizado- res de sus afeaos y de sus vínculos. 27

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como sus padres a sus padres adoptantes.

Buscan información sobre su origen. A veces perciben que sus padres temen

que se les pregunte, situación que los lleva a no preguntar, a no interrogar, trans­

formando el deseo de saber en acciones que pueden llevarlo a situaciones de ries­

go-

Con la nueva ley de Adopción, el adolescente tiene derecho a conocer su realidad

biológica, a tomar contacto con la información sobre su historia que le pertenece, ac­

cediendo al expediente donde se tramitó su adopción.

Es conveniente que en el proceso de búsqueda de sus orígenes el adolescente sea acompañado y sostenido por sus padres adoptantes.

El adolescente adoptivo dará sentido a su historia, sus padres adoptantes le aportarán significados para la construcción de la misma.

El adolescente adoptivo tiene que elaborar el duelo por no haber sido criado por sus

progenitores y no haber sido gestado por los padres adoptantes.

Además tiene que elaborar -como todo adolescente- la pérdida de los padres idealizados de la infancia, poderosos, omnipotentes que lo saben todo y resuel­ven todo para empezar a verlos como seres humanos, con aciertos y desaciertos.

Este proceso amenaza la pérdida de seguridad y sostén; sostén que era mante­nido con la imagen de padres salvadores y sobrevalorados que el hijo tenía de ellos y la imagen de hijo idealizado que los padres tenían de él. Necesita de esto para separarse. Como resultado de este proceso, se observan remordimientos, re­sentimientos, manifiestos o latentes, pero con la implementación del desafio, el odio, la agresión necesarias para transgredir los mandatos de sus padres. Todo es­to se reactualiza cuando comienza el proyecto de formar una familia como por ejemplo si va a poder ser fértil, con la posibilidad de tener hijos biológicos sin culpa.

El odio y la agresión son dos emociones necesarias que posibilitan la discrimi­nación, la diferenciación, la oposición generacional.

Si el adolescente adoptivo se ve impedido de confrontar y de diferenciarse de los padres adoptantes, se inclina muchas veces hacia acciones violentas o hacia la promiscuidad para demostrarse que tiene poder.

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Cambios corporales: En el adolescente adoptivo, sus cambios corporales le producen, confusión,

desconocimiento, extrañeza, emociones intensas al no tener referentes biológi­cos. No hay posibilidades de parecerse a mamá o a papá en estos cambios corpo­rales, porque no reproduce la biología de sus padres adoptantes.

A partir de los caracteres sexuales secundarios, imagina y construye cómo son sus progenitores biológicos. Se pregunta a quién me pareceré, su talla, sus faccio­nes no son predecibles o esperables. Imagina la sexualidad no sólo de sus padres adoptantes sino la de los progenitores. A veces eligen relaciones que se acercan a los progenitores como una manera de presencia y de identificación con ellos.

Sintomatología: El adolescente adoptivo que tiene conflictos, más allá de los de su etapa, y que

no puede verbalizar lo que le pasa, puede presentar diversa sintomatología: falta de concentración, contracturas musculares, cansancio físico, cefaleas, dolor abdo­minal recurrente, taquicardia, falta de apetito. Estos adolescentes requieren de la consulta pediátrica y si es necesario la interconsulta correspondiente con un pro­fesional del área psicológica, porque sin ayuda corren el riesgo de presentar una tendencia hacia la agresividad y conductas de no adaptación al medio.

Punción pediátrica

• Acompañar al adolescente a no desconocer ni rechazar sus aptitudes heredadas

que trae de los progenitores, sino a integrarlas.

• Ayudar al adolescente adoptivo en la integración de su historia, uniendo las identi­

ficaciones que tiene con sus padres gestantes como dadores de vida biológica, resca­

tando y revalorizando sus orígenes y la de sus padres adoptantes como fertilizado-

res de sus afeaos y de sus vínculos.

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Programa Nacional de Actualización Pediátrica año 1999 Módulo N° I

Por la Lic. Lidia Abraham de Cúneo • licenciada en Psicología

• Coordinadora del Equipo Interdisciplinario sobre adop­

ción del Comité de Psicopatología Infanto- Juvenil y Familia

de la Sociedad Argentina de Pediatría.

• Docente Responsable del Curso de Post-Grado

"Adopción y Fecundación asistida". Enfoque

Interdisciplinario. Facultad de Psicología de la U.BÁ.

• Consultora en Esterilidad, Fecundación asistida y adop­

ción del Servicio de Psicopatología del C.EM.I.C. y

Coordinadora del Equipo de adopción de la misma institu­

ción.

• Supervisora y Asesora del Hogar de Tránsito para Niños

de 2 a 12 años (Villa Adelina, provincia de Buenos Aires).

• Supervisora y Asesora del Hogar de Tránsito para Niños

de 2 a 10 años (San Isidro, provincia de Buenos Aires).

• Coautora del Libro "Soy Adoptado".

UNA PUBLICACIÓN DE m

COLEGIO MEDICO Df NFUQJL'EN SUPLEMENTO DE REVISTA

Nro 25 Octubre de 2003

INTRODUCCION

Adoptar viene del latín adoptare (ad: a y optare: desear). Significa elegir, desear.

La adopción permite la posibilidad de formar una familia que no está sosteni­da en vínculos biológicos.

La adopción es un modo diferente de acceder a la maternidad y paternidad. Se construye simbólicamente el lazo de filiación que tiene la misma trascenden­cia que en la reproducción natural. La adopción debe orientarse al bienestar y seguridad del niño.

A modo de introducción señalaremos que en la adopción intervienen:

•Progenitores: generalmente se habla de la mujer que entrega a su hijo. Casi

siempre presentan dificultades sociales, económicas, psicológicas para hacerse

cargo del niño.

•Padres adoptantes: incluye parejas o personas solas que no pueden conce­bir, con dificultades para llegar a la paternidad biológica, y/o parejas que ya han tenido un hijo biológico y que luego no han podido concebir. En ambos nasos se decide por el camino de la adopción. Habrá en cada uno de ellos un reconocimiento hacia una mujer y un hombre que han tenido la posibilidad de engendrar, de procrear.

•Niño adoptivo: niño abandonado o con progenitores que no pueden satis­facer sus necesidades para su desarrollo bio-psicosocial y con padres adoptantes que no lo gestaron.

•Instituciones: legalizan la entrega del niño, incluyendo los profesionales involucrados en el proceso de adopción: jueces, abogados, médicos pediatras, neonatólogos, obstetras, psicólogos, asistentes sociales, psicopedagogos.

La adopción aparece desde el Antiguo Testamento, la practicaron las culturas antiguas como forma de perpetuar la herencia y el patrimonio.

En la República Argentina la primera ley de adopción data del año 1948 (ley 13.252), ley que fue modificada por la 19.134 en el año 1971. Y desde 1997 rige la ley 24.779.

A pesar de no disponer en la República Argentina de datos estadísticos del número de adopciones anuales, todos conocemos que en nuestra práctica

pediátrica han ido aumentando las consultas de familias que desean adop­tar.

En nuestro país, en los últimos años, los tabúes, los prejuicios con relación a la adopción fueron disminuyendo, con una tendencia cada vez mayor hacia la legalidad.

Es delito inscribir como propio a un bebé que fue gestado por otros.

La adopción tiene sus especificidades que serán vividas según el contexto histórico- social-familiar en cada caso.

Enfocaremos esta temática desde la interdisciplina, resaltando los aspectos clínico-pediátricos en adopción.

LOS PROGENITORES

Cuando- hablamos de adopción incluiremos a los progenitores como suje­tos protagonistas del proceso adoptivo.

Diferenciaremos progenitura de paternidad:

La progenitura está relacionada con la procreación, con la reproducción.

La paternidad tiene que ver con una función social. La familia cumple fun­ciones de sostén, de placenta extrauterina y de socialización. Es transmisora de pautas sociales. Todo ser humano tiene derecho a desarrollarse, madurar en me­dio de personas que desplieguen la función materna-paterna y ejerzan una mater­nidad o paternidad responsables.

La maternidad no se reduce solamente a la posibilidad reproductora, sino que están presentes los afectos, los deseos, los deberes, los derechos, los ideales.

En el deseo de maternidad lo que está en juego es el ser de madre; el hijo no es reconocido como otro diferente de ella misma.

En el deseo de hijo, se da un reconocimiento del hijo como sujeto, como per­sona dándole identidad; la podríamos homologar a una fecundación.

El deseo del hijo lo diferenciaremos de la decisión de criarlo: se puede desear un hijo y decidir la no continuación de la crianza.

Desprendimiento del hijo Factores que influyen en la decisión ¿le desprenderse del hijo:

• Inmadurez afectiva. ' " ^ \ t U t i A - v V A - ir n

• Falta de sostén familiar. | 0 K v v : ' v *: { i ' ° 1 f • - : J '\ c ' - v <- < •< e f c

• Ausencia de la figura paterna. ¡

• Falta de espacio psíquico j?J

• Ausencia de recursos económicos.

La progenitora a pesar de sus emociones, opta por darlo, para que ese niño re­ciba lo que ella registra que no le puede dar, independientemente del dolor y su­frimiento que le ocasiona el desligamiento.

Desligamiento responsable Decisión que se realiza sin presión externa, como producto de un proceso de

reflexión y no por desesperación.

En cada situación se debe escuchar, respetar los deseos de la progenitora y*"en­tender cuál es el posicionamiento que cada una de las mujeres tiene ante la posi­bilidad de decidirse por el desligamiento como seres pensantes, con su propia po­sibilidad de diferenciar, de discriminar.

Cada situación de desligamiento es particular, específica y única.

Algunas situaciones de desligamiento Si la embarazada:

• Decide la entrega del bebé siendo menor de edad, se cita a sus padres para que den el consentimiento y legalicen la entrega. A l casarse, logra la emancipa­ción.

• Posee el consentimiento paterno o es mayor de edad o emancipada, declara­rá ante el juez su decisión de entregar al bebé.

• Continúa con la decisión de desligamento y el nacimiento se produce en una institución hospitalaria, se ubica al bebé en los llamados "Hogares de Tránsi­to" o "Familias Sustitutas", que son familias que se ofrecen para que el bebé sea cuidado por ellas un determinado tiempo; tiempo necesario hasta que la proge­nitora pueda replantearse su decisión, sus posibilidades de crianza, así como sus recursos para programar su futuro. También se llaman "Hogares de Tránsito" a las instituciones que albergan transitoriamente a niños de 2 a 12 años con el fin de alimentarlos, vestirlos, enseñarles, sostenerlos afectivamente, ponerles límites pa­ra que se inserten en la sociedad a través de su familia biológica o de una familia adoptiva.

• Durante el embarazo, manifiesta la decisión de darlo en adopción, la situa­ción puede llegar a revertirse, cuando es adecuadamente elaborada, acompañan­do a la futura mamá en un trabajo de reflexión. Muchas mamás, habiendo deci­dido darlo en adopción, desean ponerlo al pecho, amamantarlo, acto que integra­do a otros factores personales, las puede llevar, luego, a la decisión de criarlo.

• Vive en una provincia y luego del parto, decide separarse temporariamente de su hijo migrando a la Capital, dejándolo a cargo de un familiar (generalmen­te la abuela), con el paso del tiempo, las posibilidades de poder continuar con la crianza se complican, desligándose de la misma.

• Tuvo el bebé en una institución hospitalaria, decide criarlo, y no cuenta con

el apoyo de los familiares con condiciones necesarias para que sostengan y protejan el vinculo madre-hijo, se notificará a los jueces o asesores de menores del hecho sin que se produzca la separación del bebé de su mamá. Para ello será ne­cesario proporcionar recursos y ayuda adecuados.

Otras situaciones: • Hay situaciones en las que los progenitores, a pesar de que no asumen las

funciones materna-paterna, no desean darlo en adopción; situación que observa­mos en los servicios hospitalarios, atendiendo a desnutridos, golpeados, maltrata­dos. Prefieren la internación del niño en un instituto de minoridad o que éste deambule por las calles. Si deciden la internación, a pesar de sus manifiestas in­diferencias, lo visitan esporádicamente, generalmente antes de cumplido el año, para no perder los derechos sobre el niño.

• En algunos casos, los progenitores los retiran de los Institutos (previa auto­rización del juez), en otros tienden a dejarlos institucionalizados durante años y cuando se decide la adopción, las complicaciones son mayores, dada la edad avanzada de los niños. Es probable que esta situación de desamparo afectivo, vuelva a repetirse de generación en generación, produciéndose nuevamente la du­pla abandonador-abandonado. En el caso de niños mayores de 2 años institucio­nalizados, para que esta situación no se repita, se trabaja con las familias biológi­cas y se las apoya para que el niño pueda volver con ellas. Se entenderá las posi­bilidades que tienen como adultos responsables para el sostén de la crianza.

• Si el embarazo se produce en mujeres pertenecientes a sectores socioeconó­micos de mayores recursos, que no desean ser madres, si deciden continuarlo, los familiares, generalmente los abuelos, tienen mayores posibilidades de hacerse car­go. Si no pudieren, optan por'el desligamiento del niño vía la adopción.

Diferenciaremos cuando un niño fue cedido por la progenitora a los padres adoptantes, del que pasó por instituciones o de aquel que permaneció un tiem­po prolongado en el hospital.

Cuando se registra que hubo realmente desbgamiento, abandono, el be­bé será dado en guarda.

Duelos Los progenitores (generalmente hablamos de la progenitora) tendrán que ela­

borar duelos, pues el no criar al bebé (ya sea por no poder o no querer) implica una pérdida.

Los sentimientos que generalmente aparecen son rabia, angustia, culpa, repro­ches, miedos, dolor. Es importante que puedan compartir sus sensaciones y sen­timientos con otras personas.

Primeramente hay sensaciones y emociones ambivalentes con respecto a pro­seguir o no el embarazo. Si deciden continuar el embarazo, surge ambivalencia entre darlo o no en adopción.

Tarea preventiva Apoyar y contener a la madre que decide criar a su hijo.

Asistencia médica, psicológica y social a la mujer que dio a luz para que pue­da hacer, si lo decide, un desligamiento responsable.

Importancia de un proceso de elaboración emocional, para que el desliga­miento sea de la mejor manera y con el mayor cuidado posibles y con datos acer­ca del origen del niño que puedan ser registrados, favoreciendo de este modo tan­to al niño como a los progenitores y a los padres adoptantes.

Importancia de dar un tiempo necesario para evitar reclamos por parte de los familiares biológicos y para evitar sufrimiento en los adoptantes.

Prevención Primaria Prevenir el embarazo: educación sexual, anticoncepción. Acceso a servicios de

salud. Asesoramiento en escuelas, instituciones recreativas, etc.

Prevención Secundaria Enfocar la problemática de la mujer embarazada, caso por caso. Respetar la al-

teridad. Apoyar a la familia ampliada.

Prevención Terciaria: Medidas preventivas para asegurar el futuro del niño. Proveer de instituciones

gubernamentales y no gubernamentales para albergar, cuidar, dar apoyo.

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PADRES ADOPTANTES

Deseo de maternidad/paternidad

Cuando en una pareja está el deseo de un hijo, elegirá cualquier camino posible, ya

sea naturalmente, por fecundación asistida o el que brinda la adopción.

¿Qué sucede cuando el embarazo no se produce?.

La pareja sufre una frustración; es una herida a su propia estima.

Los sentimientos que despierta esta situación son diferentes para cada uno de los miembros de la pareja. Si es la mujer la que no puede quedar embarazada, ge­neralmente siente culpa, rabia, envidia. Si es el varón el que no puede embarazar a su mujer, experimenta una vivencia de impotencia.

La repercusión de este conflicto dependerá de la historia y las características de la pareja, de la estructura de personalidad de cada uno, de los valores, de los mitos, de las influencias psico-sociales.

Hay situaciones donde el temor al embarazo o al parto cobran una fuerza ne­gativa tan importante que se hace necesaria la posibilidad de adoptar.

Proyecto de Adopción

La pareja transita por la elaboración de duelos relacionados con lo genético y lo gestante. Implica la renuncia al hijo biológico y la aceptación de recibir un ni­ño gestado por otro. Los abuelos tendrán que -elaborar que no tienen un nieto. biológico y que este niño no reproduce los rasgos biológicos de la familia.

Los futuros abuelos necesitan crear el espacio del nieto adoptivo apo­yando el proyecto de adopción de sus hijos.

Todos participan de una experiencia propia, con deseos, sustos, alegrías, ex­pectativas.

Este niño adoptivo será diferente al que hubieran concebido, pero es un uni­versal en todos los padres que el hijo real sea diferente al ideal que ellos fantasea­ron.

La pareja o persona sola puede optar por adopciones tempranas (de un bebé)

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o de niños mayores. Los adoptantes pueden expresar acerca de cuáles son las situaciones o características de un niño que no están dispuestos a recibir. La ma­yoría desea un niño sano, pero algunos están dispuestos a aceptar un niño con discapacidad. El solo altruismo no basta para adoptar.

Las parejas que logran asumir la esterilidad vivencian el encuentro con el hijo adoptivo como una situación de felicidad que desean compartir con la familia ampliada y amigos; en cambio las parejas que, a. causa de sus dificultades inter­nas, no han logrado superar la frustración que les produce el no poder concebir temen comunicar la adopción y se preocupan por la reacción y aprobación de los demás.

Así como en un embarazo la futura mamá tiene su médico, su obstetra, sus análisis

de control, su curso de parto sin temor, su lugar asistencial, la futura pareja adoptan­

te también requiere de su lugar para recibir información, orientación, asistencia para

la espera de una adopción sin temor, brindándole un espacio de atención y de cuida­

do.

Algunas situaciones en adopción

Si bien en cada caso se deberán hacer las evaluaciones particulares, pertinen­tes para esa familia, se describirán las situaciones de adopción más frecuentes.

Adopción temprana La mayoría de las parejas prefieren en primer término esta posibilidad. Adop­

tar un bebé pequeño les permitirá comenzar a construir un vínculo temprano. Su­ponen que un niño gestado por una mujer que no desea ser su madre probable­mente infligirá, durante los primeros días o semanas después del nacimiento, ca­rencias de todo tipo. Desean hacerse cargo cuanto antes de ese niño para poder, en la medida de lo posible, evitar o reparar daños.

Amamantar al bebé adoptivo: Algunas futuras mamás adoptantes se preguntan si amamantar o no al bebé. La decisión de amamantar que la madre adoptante tenga queda librada a sus

propias necesidades y deseos en los cuales estará presente su propia historia. Jun­to a la función alimentaria saludable de la leche materna está la posibilidad de la madre de gozar y de sentir placer de incoiporar a su hijo a su seno, creándose un

espacio de intimidad entre ambos. Necesitará apoyo y consejo. Es importan­te conectarla con Grupos de Apoyo o con Hospitales Amigos de la Madre y el Niño. •

Padres que adoptan un niño mayor de 2 años Son parejas o personas solas que crían a un niño que fue gestado por otros,

que generalmente pertenecen a diferente nivel social.y cultural.

¿Por qué desean adoptar un niño grande y renunciar a la función de crianza temprana?

• Porque necesitan estar seguros de la salud física del niño.

• Porque está la necesidad de saltear etapas como por ejemplo la del primer año de vida, al resultarle angustiante el contacto con el desamparo temprano

• Porque la pareja se considera en edad avanzada para la crianza de un bebé.

• Porque los procesos de adopción legal no son rápidos y las parejas o perso­nas que desean adoptar, con el transcurso del tiempo comienzan a bajar sus ex­pectativas iniciales y disminuye el peso de las particularidades deseadas en el ni­ño (edad, sexo, etc).

Hay una elección mutua entre los padres adoptantes y el niño, con sus histo­rias, esperanzas, temores, vivencias específicas.

Temores de los padres adoptantes de niños mayores de 2 años:

• A la salud psíquica del niño,

• A la identificación con conductas y comportamientos de los padres biológi­cos.

• A la identificación con el ambiente negativo que, en la mayoría de los casos, el niño vivió.

Es importante el lugar y el significado que los padres adoptantes le asignan a la historia anterior del niño.

Muchos padres adoptantes no tienen la posibilidad de identificarse con este niño para que puedan entenderlo, reconocerlo como hijo y reconocerse como pa­dres.

/ Si los adultos no pueden desplegar funciones de sostén y de implementación .deformas estarán presentes en el niño la desprotección, la violencia.

En los medios rurales o dentro de sectores populares, la crianza de niños ges-

tados por otros es común, sin que se busque un reconocimiento jurídico de la

situación.

Tanto en las provincias como en Capital muchas parejas prefieren el padrinaz­go, madrinazgo, tutelas, donde asume el compromiso de sostén afectivo, mate­rial, de educación, sin convivir con el niño, quien permanece en institutos, hoga­res de Tránsito. Pueden convivir temporariamente en períodos de vacaciones o fi­nes de semana.

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Devolución de niños adoptivos El interés de ubicar rápidamente al niño con una familia, lo expone a devolucio­

nes.

Las devoluciones pueden realizarse durante la Guarda, previa a la sentencia de

adopción.

En los padres adoptantes, puede aparecer la fantasía y la posibilidad de una devolución. La fantasía de devolución no es señal de patología. En cambio la concreción de la devolución sí aparece como señal de patología, ya que la inca­pacidad de los padres adoptivos de abordar situaciones y conductas de sus hijos los lleva a recurrir a la justicia como fuerza externa, como figura de autoridad pa­ra padres e hijos. Otros motivos de devolución son los relacionados con la no to­lerancia ni diferenciación de las conductas esperables con respecto a la sexualidad en cada etapa evolutiva o los relacionados con la espera de un agradecimiento permanente de los hijos hacia ellos.

Familias con hijos adoptados y con hijos biológicos A veces ocurre que después de la adopción de un niño se produce naturalmen­

te un embarazo o, a la inversa, que se decide el camino de la adopción cuando

ya se tiene uno o más hijos biológicos.

La crianza de niños adoptados y niños biológicos dentro de una misma fami­lia, genera temores y sentimientos ambivalentes. En general en las familias con dos hijos (uno adoptado y el otro biológico) se observa la preocupación por no hacer diferencias con uno y otro hijo y que el adoptivo no se sienta-diferente o no reconocido en relación con el hermano.

En general, temen querer más al biológico que al adoptivo, situación que con­duce a conductas, por parte de los padres, de sobrecompensación hacia el hijo adoptivo.o de actitudes minuciosas de igualdad de dar a cada hijo "lo mismo , sin reconocer las diferencias y las particularidades de cada uno de ellos.

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En cuanto a los celos entre hermanos, no siempre los observamos en el adop­tivo hacia el biológico por haber sido gestado por los padres de crianza, sino tam­bién del biológico hacia el adoptivo por creerlo elegido y buscado especialmente por sus padres. Cada uno de los hermanos, como en toda familia, reconocerá lo diferente y lo.propio que les ha tocado vivir.

Cada familia querrá a todos sus hijos, sean biológicos o adoptivos, pero a cada uno

de ellos de manera diferente, de acuerdo a la particularidad del vínculo.

Adopción y divorcio Si se separan los padres adoptantes, reactualizan situaciones dolorosas de pér­

didas, como también la situación de esterilidad, no solamente con relación a la esterilidad biológica sino en relación con lo que no. han podido fertilizar en el vínculo de pareja y en sí mismos.

Un divorcio en una familia adoptiva implica situaciones complejas porque además de ser un momento de cambio, de crisis, de desorganizaciones y reorde­namientos (como en cualquier familia), se reactualizan las culpas, los reproches, las responsabilidades en relación con el proceso que han vivido desde la esterili­dad hasta la decisión de adoptar. También tanto padres como hijos podrán ratifi­car lo que han construido simbólicamente, es decir tanto la paternidad como la filiación. Cada uno de los integrantes construirá de manera singular el propio sig­nificado de la situación proceso de divorcio.

Situaciones actuales en adopción: A finales de siglo los modelos familiares están sufriendo algunos cambios que

es necesario conocer y tener en cuenta en la evaluación de las familias que se acer­can a la consulta sobre este tema.

• Parejas que deciden la posibilidad de una adopción y al mismo tiempo están realizando las técnicas de fecundación asistida.

• Parejas que después de haber adoptado un niño, deciden el camino de la fe­cundación asistida.

• Parejas que han tenido un hijo por fecundación asistida, deciden luego la adopción.

• Personas solas que adoptan.

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Personas solas que adoptan: son las familias uniparentales que se constitu­yen a partir de la adopción. Generalmente la constituyen una mujer y el niño.

Algunas mujeres -alrededor de los 45 años- comienzan a proyectar la adop­ción. Están atravesando un proceso de cambios que pueden configurarse como una crisis negativa, con sufrimiento, dolor, o como una situación de reflexión de este período, sobre sus posibilidades y capacidades.

Muchas son las causas por las que una mujer mayor de 30 años puede estar sola: por muerte de su cónyuge, por separación de su pareja, porque no ha cons­tituido aún una pareja, porque ha decidido estar sola, etc.

Estas adopciones tienen una realidad propia, no desde el prejuicio o la desva­lorización, sino que requieren reflexión para encarar y aceptar lo diferente de es­ta organización familiar.

Surgen interrogantes si adoptar un bebé o un niño mayor. A los miedos, las fantasías, los prejuicios de la persona sola que adopta se suman los de su entorno familiar y social que muchas veces se han preguntado si una madre con un niño, sin darle la posibilidad de un padre, forman una familia o si esta estructura fami­liar trae dificultades en el niño.

- Función pediátrica para las familias uniparentales:

• Aceptar las decisiones de estas personas.

• Anticipar las posibles dificultades personales, familiares y sociales que esta si­

tuación puede acarrear.

• Favorecer en estas familias redes familiares y sociales que constituyan una trama identificatoria y de sostén tanto para la maternidad como para la filiación.

• Entender a estas familias, a estas mamás o papás desde lo humano, con su

historia y sus posibilidades, apuntalando y acompañando el vínculo materno-fa-

miliar.

La información

Los adoptantes deberán comprometerse a darle a conocer al adoptivo su rea­

lidad biológica.

Los adoptantes incluirán en la información:

• Que la pareja que lo gestó no lo pudo criar y que lo cuidó mientras lo tuvo

en la panza.

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'• Que los padres adoptantes no pudieron gestarlo y a quienes les avisaron que había un bebé que no podía ser cuidado por una mamá y un papá y entonces lo fueron a buscar a ... (informar el lugar, la provincia donde nació).

• Que los padres adoptantes le dieron un nombre y una familia, que es su fa­milia definitiva.

La palabra adopción debe ser incluida desde que el niño vive con sus padres adoptantes.

El comienzo de la información (alrededor de los tres años) no depende sola­mente de la curiosidad y deseo de saber del niño, sino que entran en juego los tiempos internos, las necesidades y los deseos de los padres.

Cada familia informa según sus propios estilos y características. Los padres adoptantes atentos a los intereses del niño, al responder a las preguntas, promo­verán el desarrollo cognitivo, el interés por aprender, por saber.

Muchas veces hablar es vivenciado como peligroso. Algunos padres asocian a la adopción con significados prohibidos y cuando el niño ingresa al jardín de In­fantes o a la Escuela Primaría, dudan acerca de informar al colegio sobre la adop­ción, pues temen que discriminen al niño y que su función de padres sea cons­tantemente evaluada.

Los padres que asumen su maternidad-paternidad pueden transmitir la situa­ción de adopción a la institución educativa que eligieron para su hijo.

Cuando surge la necesidad de la información en los padres que han inscripto como propio a un bebé gestado por otros, en forma ilegal, es importante que no se sientan culpabilizados y que puedan transmitir a su hijo el deseo de haber for­mado una familia.

El por qué del camino ilegal elegido lo verbalizarán a su modo de acuerdo con sus posibilidades.

Una pareja expresó: "Deseábamos un hijo. No nos interesaba el color de su piel, ni tampoco teníamos preferencia por si era varón o nena. Cuando lo recibi­mos sentimos una emoción intensa. Pero hoy, con nuestro hijo ya crecido, teme­mos ser juzgados por no haberlo adoptado legalmente."

Padres adoptantes, durante la pubertad y la ado­lescencia de sus hijos

La pubertad y la adolescencia de los hijos reactualizan y le dan nuevos signi­ficados a la situación de esterilidad y adopción.

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Presentan temores a ser abandonados por sus hijos y confunden la inquietud y deseo que tienen sus hijos de saber sobre su origen con la acción de abandono concreto.

Piensan que el hijo idealizará y reconocerá a los otros y a ellos los denigrará y los abandonará.

Otro de los temores que presentan los padres adoptantes es la identificación del hijo con los padres biológicos y que tienda, por ejemplo, a la actuación de embarazos no deseados.

Los padres adoptantes sienten desconcierto y extrañeza ante los cambios físi­cos, emocionales, modos de ser y de actuar, de su hijo adolescente.

Los sentimientos de extrañeza lo viven como producto de la adopción pero son el resultado de la desilusión, tanto en los padres como en los hijos, sean és­tos biológicos o adoptantes. Las miradas y las creencias que cada uno va tenien­do del otro son diferentes.

Función pediátrica Actuar preventivamente con los padres del adolescente, para que puedan in­

terpretar los modos de reaccionar del adolescente como propios de la edad y no como efecto de la adopción.

Cada adoptante trae a consulta:

• Sus dificultades frente a la reproducción.

• Su dolor de no haber sido padres biológicos. Su deseo de maternidad - pa­ternidad.

• Su deseo de adoptar.

• Sus temores - fantasías en relación con la adopción.

• Sus temores de no afrontar que ese niño fue gestado por otros.

• Sus temores de no poder identificarse con los rasgos físicos del niño y si es­

to les va a provocar rechazo.

• Sus deseos de amamantar.

• Sus temores a la salud física y psíquica del niño (enfermedades hereditarias).

• Sus temores de no poder constituir vínculos que generan sentimientos de

pertenencia dentro de la familia.

• Sus fantasías con relación a la guarda.

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• Sus temores al reclamo del niño por los progenitores.

• Sus temores al abandono.

• Sus inquietudes con relación al deseo de saber sobre el origen que tiene el hijo. • Sus fantasías, temores, prejuicios en relación con el hijo adolescente.

Fundón pediátrico

El médico pediatra pondrá la mirada en el niño y su familia, en ¡os modelos de inte­

racción, más allá del hecho de la adopción, para ir encontrando soluciones posibles a

los problemas que se presenten,

-En adopción de niños grandes anticipará a los padres adoptantes las dificultades y

las regresiones que estos niños puedan tener.

El médico pediatra acompañará a los padres en el proceso desde el proyecto de

adopción hasta los primeros encuentros del niño con su familia adoptiva, así como

también en los diferentes momentos claves como por ejemplo cuando el niño pre­

gunta por el origen, cuando ingresa al Jardín de Infantes, en la pubertad y en la ado­

lescencia.

Las consultas preventivas con el médico pediatra son indispensables para que los pa­

dres adoptantes, sin ser los progenitores del niño, se reconozcan, se sientan padres

que cuidan, que protegen, que brindan modelos de identificación y que dan normas

necesarias para el cuidado y la seguridad del niño.

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EL NIÑO ADOPTIVO

El hijo adoptivo, como cualquier niño, necesita ser valorado, reconocido por

lo que él es.

Se desarrollará desde su singularidad como todo hijo.

Particularidades del niño adoptivo Tiene doble pérdida:

• no haber sido cuidado por los que los gestaron,

• no haber sido gestado por sus padres adoptantes.

Tiene un doble desprendimiento:

• de lo intrauterino a lo extrauterino,

• desde lo extrauterino al nuevo vínculo de crianza.

Se da una discontinuidad biológica que se integra a una continuidad históri­ca. Hay una historia anterior, que es la vivenciada y desarrollada en el útero. Trae un bagaje genético, una serie de comportamientos que tendrán relevancia y se pondrán en marcha en función de la matriz familiar necesaria para el desarrollo de su identidad. Hay una historia anterior que le pertenece que es con la pareja gestante que lo concibió que la integrará a la historia de sus padres adoptantes.

Es importante en el niño adoptivo el lugar y el significado que a ese niño le

otorgaron sus padres adoptantes pues lo que constituye al niño es haber sido de­

seado por ellos, quienes a través de la función materna-paterna le facilitarán el

crecimiento, la individuación.

Temores básicos que presenta • a la pérdida,

• al abandono,

• a la muerte. El niño adoptivo, cualquiera sea su edad, vivencia un "plus", que resulta de

sus experiencias tempranas, de no haber sido criado por sus progenitores, situa­ción que vive como abandono, con pocas posibilidades de llegar a conocerlos al­gún día. El niño adoptivo, como cualquier niño, puede tener conflictos que no

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tienen por qué estar relacionados con la adopción, en general presenta una vulnerabilidad y sensibilidad especiales ante situaciones de separación o pérdida que necesitan ser cuidadosamente procesados.

£ ¿ Los adultos lo ayudarán en esta elaboración. Caso contrario presentarán ex­presiones sintomáticas que abarcan desde síntomas somáticos diversos, dificulta­des en el sueño, dificultades en el aprendizaje con una inhibición hacia el cono­cimiento hasta conductas de autoagresión o de agresión hacia el mundo exterior (mentiras, robos). El lactante al pasar hacia el vínculo de crianza adoptiva, puede manifestar vómitos, diarrea, rechazo de alimento o dificultades en el sueño.

El niño adoptivo recrea y revive el abandono de los progenitores cuando los padres adoptantes se separan, y tiene fantasías de devolución; necesita entonces que le reaseguren el afecto y la seguridad emocional.

El niño adoptivo trae consigo una relación con sus progenitores, haya vivido o no con

ellos, a partir de lo que vivencia, de lo que fantasea, de lo que otros le cuentan.

Algunas situaciones particulares del niño adop­tivo

El niño adoptado de grande Trae consigo relaciones y afectos con su familia biológica, con la familia sus­

tituía y con las personas significativas que se hicieron cargo: pediatra, asistentes sociales, maestros, personas encargadas del Hogar y con los otros niños con quie­nes convivió, que han funcionado como compañeros hermanos.

Este niño fue concretamente abandonado, no reconocido en sus necesidades básicas, o ha sido desamparado afectivamente, golpeado, agredido o ha sido ob­servador de relaciones promiscuas.

Algunos tienen una excesiva práctica autoerótica, con poca conexión con el mundo que lo rodean. Muchas veces fueron criados por sus abuelos, tíos, porque sus padres fallecieron o porque sus progenitores no lo pudieron criar, y en un de­terminado momento su familia biológica (tíos, abuelos) no pueden seguir la crianza, pero tienen vínculos positivos con éstos. En estos casos, la alternativa es una adopción simple, es decir, la patria potestad la tienen los padres adoptantes, quienes le dan mayor seguridad y sostén que los vínculos originarios, sin necesi­dad de cortar los lazos de sangre (Leer en Anexo 2: Ley 24.799, capítulos II y III).

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El niño adoptado de grande tiene que elaborar duelos no sólo en relación con la pérdi­da de no haber completado la crianza con su familia biológica, sino también tiene que elaborar la pérdida de sus vínculos interpersonales con el Hogar de Transito o con la familia sustituía. Sumará a estos duelos el de no haber sido gestado por sus padres adoptantes.

Es importante que el niño antes de ser adoptado, conozca la historia y los va­lores de la familia que lo va a adoptar.

Es probable que realice regresiones, y que tenga dificultades muchas veces no contempladas desde los padres adoptantes.

Tiene una historia de pérdidas; su repercusión y su reacción dependerán de sus características de personalidad, de la etapa de su desarrollo emocional en que se encontraba cuando ocurrió la pérdida, así como también de sus posibilidades expresivas.

Después de la Adopción, muchos de estos niños tienden a vincularse con el Hogar de Tránsito o con algún familiar biológico si lo hubiere.

El niño adoptivo con hermanos Adopción de hermanos

Los sentimientos de hermandad no significan tener solamente un origen bio­lógico común, sino que dichos sentimientos provienen de la convivencia, de los afectos y de las emociones compartidas en una familia.

A veces los hermanos conocen la existencia de otro u otros de ellos pero por razones de edad o de sexo fueron ubicados en instituciones u hogares diferentes.

Otras veces los hermanos han convivido en una misma institución pero no han podido diferenciar su vínculo con relación a otros niños con quienes tam­bién convivieron.

Algunas veces se da lo opuesto, es decir que el desamparo tienda a unir más a los hermanos, formando entre ellos ccuna familia33 y desempeñando alguno de ellos la función de padre o madre. Cuando los hermanos son adoptados por la misma pareja o persona, su relación se modifica por integrarse juntos a la nueva familia con el consiguiente reordenamiento de los roles.

Los padres adoptantes deberán conocer y comprender los modos de relacio­narse que estos niños ya traen entre sí y tendrán que adaptarse a recibir "de gol-

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i.

pe" niños de diferentes edades, donde la edad cronológica no concuerda mu­chas veces con el desarrollo social-emocional.

Separación de hermanos

En cuanto a la separación de hermanos que han estado juntos en una institu­ción, se analizará cada situación en particular.

Es aconsejable evitar en lo posible las separaciones, para no ocasionarles nue­

vas pérdidas.

Si se produce la separación y los niños tienen la posibilidad de comprender su situación familiar de origen y tienen el deseo de ver a sus hermanos, se les otor­gará la posibilidad de mantenerlos vinculados desde las distintas familias o desde las instituciones en las que están conviviendo.

Apropiación ilegal de niños y restitución del hijo adoptivo a su familia de origen

En nuestro país hemos vivido casos de hijos de personas desaparecidas que fueron adoptados por otras familias. En ocasiones la familia adoptante descono­cía completamente el origen y la historia de ese niño y, en cambio, en otras opor­tunidades, los niños fueron apropiados ¿legalmente sin consentimiento de la fa­milia biológica.

Cuando se pide la restitución del hijo adoptivo a su familia de origen es im­portante que un Equipo Interdisciplinario funcione como sostén del niño, de la familia de origen, de los padres adoptantes, realizando una tarea de esclarecimien­to, para evitar tomar resoluciones rápidas perjudiciales tanto para el niño como para ambas familias, ya que cada una tendrá que procesar y darle sentido a los complejos hechos que vivieron.

Derecho a la identidad

•* •fe

El niño tiene derecho a conocer su origen y a construir su historia.

La Declaración de los Derechos del Niño, que forma parte de nuestra Consti­tución Nacional, expresa que el niño tiene derecho a tener una familia, tiene de­recho a la vida, a la supervivencia y al desarrollo, a la nacionalidad, al nombre, a conocer a sus padres y a que podamos respetar su identidad planteando el inte­rés superior del niño.

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La violación del derecho a la identidad representa un acto de violencia hacia

el ser humano.

Los hijos de desaparecidos fueron víctimas de la violación de los derechos hu­

manos. Las falsas inscripciones, el anotarlo como hijo biológico cuando no lo es,

representa otro ejemplo de violación al derecho a su identidad.

La primera pregunta fundante para el niño es de dónde vino, esto nos remite al origen, a un lugar. El niño reproduce los interrogantes de todo ser humano: ¿Quién es?, ¿De dónde viene?, ¿A qué familia pertenece?, ¿Quiénes son sus pa­dres?

De las respuestas que obtenga a estas preguntas le surgirán nuevos interrogan­

tes: ¿Por qué su madre biológica no lo quiso?, ¿Por qué su madre adoptiva no lo

gestó?

Si es un niño que fue criado sólo por su mamá adoptiva, que pertenece a una familia uniparental, además de todas estas preguntas se interroga por qué no tie­ne papá.

El niño preguntará y se le responderá dentro de lo que él desea saber, quien comprenderá y dará sentido a lo que le sucedió de acuerdo con la etapa evoluti­va por la que transita. Es necesario incluir al padre biológico (aunque no se co­nozcan datos) en la información.

Decirle al niño que tiene dos madres es crearle confusión. Es conveniente ha­blar de la "señora que lo tuvo en la panza". A medida que va evolucionando su pensamiento, comprenderá que dicha señora es también su mamá. Reconocerá así a su mamá biológica y a su mamá de crianza o adoptiva.

Es necesario un grado de confianza en la relación familiar para que se produz­ca un espacio que posibilite que el niño se exprese y sea acompañado en lo que él necesita y quiera.

Si se conocen datos, es beneficioso darle a conocer el lugar donde nació. Los datos con relación a la progenitora están en los Tribunales, los juzgados.

La pregunta, la curiosidad, puede vivirse como peligrosa, entonces los oculta-mientos, los secretos, los engaños, se hacen presentes. El no hablar, el no poner en palabras lo que se sabe, lo que se siente y lo que se percibe, coloca al niño en situación de desamparo, no reconociéndose entendido por los que lo rodean. ( El niño adoptivo, en los distintos momentos de la vida, procesará la situación ;de la adopción y sentirá dolor, rabia, sufrimiento, reacciones emocionales huma->nas esperables más allá del momento en que fue informado.

Será acompañado por sus padres, sin tener la necesidad de respuestas absolu-

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tas, que sólo empobrecen, obturan la posibilidad de interrogar.

Alrededor de los 3 años, el niño hace preguntas sobre su origen, momento de inicio de la curiosidad infantil; comienza a preguntar sobre la diferencia de los se­xos, el origen de la vida.

El niño quiere como padres a los que ama.

+7+

Mamá es su mamá de crianza, aunque, como mencionamos anteriormente, pueda registrar la existencia de otra que en algún momento quizás llamará mamá (generalmente en la adolescencia), aunque no haya desempeñado la función co­mo madre. El niño adoptado de grande, necesita saber el por qué de la decisión de la adopción y de la separación de su familia de origen.

En adopción se actualiza la Novela Familiar en relación a los orígenes:

"Mis padres no tienen relaciones sexuales".

"No soy hijo de -estos padres".

"Haber sido gestado por otros padres".

'Fantasía de haber sido cambiado por otro".

La adolescencia en un hijo adoptivo

Búsqueda de su identidad: El hijo adolescente (adoptivo o biológico) vive el proceso de la búsqueda de

su identidad.

El adolescente adoptivo se pregunta quién es, quién es su familia, quiénes son sus padres.

En la búsqueda de valores, ideales y en la construcción de su filiación, suelen decir o pensar: "Mis padres son otros"," Ustedes no son mis padres", "Me gusta­ría tener otros padres"..

En adopción, "esos ortos" existen con la fantasía y el deseo de buscarlos, de tomar contacto con ellos. Surge entonces el sistema de lealtades y de contradic­ciones relacionadas con sus conductas, sus sensaciones, sus sentimientos. Muchas veces surgen pensamientos ambivalentes en cuanto a querer convivir con los pro­genitores o seguir viviendo con los padres adoptantes.

Generalmente, aunque haya tomado contacto con sus progenitores, el adoles­cente decide, elige seguir conviviendo con su familia adoptiva, ya que reconoce

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