CAMINEM JUNTS 1

N.º 83 • SEPTIEMBRE/OCTUBRE 2007 PARROQUIA SANTA MARÍA. XÀTIVA

Glorifi cación: Ricardo Plá, Mártir

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S U M A R I OPág. 3El AbadPANORAMA PARROQUIAL

Pág. 4Fiestas Patronales 2007Nuevo curso 2007-2008Dos importantes aniversariosNueva peregrinación a Tierra Santa: agosto 2007Una fecha importante: 15 de noviembrePág. 20Glorificación: Ricardo PláPág. 29El sermón predicado en la Colegiata de XàtivaLos santos Padres escriben…Conocer, amar, seguir e imitar a… Beatifi cación de los siervos de Dios…Homilía del Santo Padre Juan Pablo IIHomilía del Sr Arzobispo… Pág. 53Continua la gran exposición de la Llum de les ImatgesPág. 55Católicos en la vida públicaPág. 58Vicente Vitoria, pintor, literato y canónigo de la Colegiata (1650-1709)Pág. 62Los auténticos salvadores de sant Feliu i sant Francesc de Xàtiva: Carlos Sarthou, Elías Tormo y Ventura PascualPág. 68Palau del ArdiacaPág. 71La Virgen que salvó al Papa Juan Pablo II, el Grande

C A M I N E M J U N T SE D I T A

Consejo Parroquialde Pastoral de la Seu

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Vida Parroquial

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CELEBRACIONES HABITUALES EN LA IGLESIA DE SANT FRANCESC

LA FRASEMadre del Siervo de Dios Ricardo Plá cuando se lo llevaban al martirio

Hijo mío, mucho valor para sufrir pero mucho más amor para perdonar.

A partir del 1 de octubre

PortadaLienzo del Siervo de Dios Ricardo Plá.

Ernesto García Lledó.

ContraportadaHomenaje al Papa Juan Pablo II,

el Grande (el misterio de una fotografía en el día del atentado contra el Papa, 13

de mayo de 1981).

FotosArchivo Colegial,

A. Climent, Rafa Gil (E. Fotográfi co Federico),

Desamparados Sanz,Levante EMV.

MisasLaborablesMañana: 10 h. Misa Conventual.Tarde: Lunes a viernes 19.00 h.Sábados y víspera de fiesta 19.30 h. Domingos y festivos:Mañana: 10.30 h. Conventual.13 h. en valenciano.Tarde: 19.30 h.

Ofi cio divinoLaudes:Laborables: 9.50 h.Domingos y festivos: 10.05 h.Vísperas:Domingos y festivos: 19.00 h.

ConfesionesTodos los días de 10.30 a 11 h. y 19.15 a 19.30 h.

Celebración bautismalPrimer domingo, a las 12 h y tercero, a las 17.30 h.

Adoración Nocturna

Jueves a las 19 h.

Ofi cinas parroquialesMartes y miércoles: de 20 a 21 h.

Nota importante: Todos los martes y viernes habrá un sacerdote en sant Francesc durante las mañanas hasta las 13 horas, para aten-der espiritualmente a quien lo requiera.

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EL ABAD

Es para mí motivo de inmensa alegría contemplar ya cercana la Beatifi cación del Siervo de Dios Ricardo Plá Espí, que si Dios quiere se celebrará en Roma el domin-go 28 de octubre.

Desde hace muchos años vengo trabajando en este proceso, primero en Agu-llent, luego desde L’Alcúdia y en Toledo y Roma. Por eso, al llegar el momento de gracia y ver cumplida la misión que me propuse hace veinte años, me siento feliz, muy feliz y repleto de alegría y satisfacción.

Por eso, doy gracias a Dios por tanto bien.Yo ya sé que el Siervo de Dios no es de Xàtiva, nació en Agullent, pero al ir uni-

do a mi persona y a mi ministerio, allá donde he ejercido el ministerio sacerdotal, he presentado la fi gura y la misión de este gran hombre de Dios, y les aseguro, que a muchos ha impresionado y les ha hecho un gran bien. Aquí, en la Colegiata, también. Son muchas las personas que han seguido mis escritos sobre el Siervo de Dios y me consta que le admiran, le quieren y le rezan; también en Parroquias de sacerdotes amigos a quienes también he involucrado en esta misión de dar a cono-cer a Ricardo Plá Espí. A nadie deja indiferente.

Por eso, el tema central de nuestra revista va dedicado a él.Por otra parte, iniciamos el nuevo curso 2007-2008 y como siempre, lo presento

con enorme ilusión. El ánimo se renueva y la ilusión también. Vamos a trabajar de lo lindo durante este nuevo curso. En estas páginas veran y podrán leer la progra-mación de la actividad pastoral que nos ocupará estos meses frescos y nuevos.

Por una parte, el Instituto de Ciencias Religiosas llega al tercer curso del tronco común con temas muy interesantes.

Por otra, siguiendo la línea abierta por el Congreso de Vida Parroquial del curso pasado, iniciamos una nueva etapa de formación permanente que llamamos: “Nue-va Evangelización: recuperar el coraje de la fe”; también con temas interesantísimos llamados a hacer mucho bien.

Y luego, la marcha habitual de la catequesis de infancia, movimiento junior, confi rmación, postconfi rmación y la preparación sacramental. También las distin-tas Jornadas de Espiritualidad, Ejercicios Espirituales, Pastoral de la Salud, Amigos de Tierra santa.

En fi n, mucho tenemos por delante y con la ayuda de Dios, podremos con todo.

Ánimo.

Nuevo curso

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Panorama parroquial

Fiestas Patronales 2007 SE HAN CELEBRADO EN LA IGLESIA DE SANT FRANCESC

SANT FELIUEste año todas las celebraciones se han realizado en la iglesia de

sant Francesc, respetando cada una de ellas. El motivo es bien sabido, la gran exposición de la Llum de les Imatges.

A las 8 de la mañana, la Misa primera con homilía y presidida por el Sr. Abad. Al fi nal se dio a venerar la Reliquia de nuestro santo Patrono.

A las 10’30 tuvo lugar la Misa Conventual con presencia del Cabildo; y por la tarde la Misa solemne Abacial, presidida y pre-dicada por el Sr. Abad. La imagen de sant Feliu presidía el altar mayor de sant Francesc.

También se celebró con toda solemnidad el Triduo dedicado al Santo.

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LA MARE DE DÉU DE LA SEU

Como cada año la víspera tuvo lugar el rezo solemne del santo Rosario y el canto del himno.

El día de la fi esta comenza-mos con la Misa de 8 de la ma-ñana; los fi eles llenaban la igle-sia. Fue celebrada por el Sr. Abad.

A las 12 se celebró la Misa solemne concelebrada y presi-dida por el Sr. Abad, él mismo predicó la homilía que dedicó este año al “Ave María” esa ora-ción mariana y universal, tan querida por los fi eles. Asistie-ron 20 sacerdotes que concele-braron la Eucaristía.

Por la tarde la solemne pro-cesión. También como caso ex-cepcional salió de sant Francesc y allí concluyó.

A la fi esta, como ya es cos-tumbre, siguió la Novena dedi-cada a la Mare de Déu de la Seu. Como ya hizo en dos años anteriores, el Sr. Abad, para la predicación eligió advocaciones de la Virgen para los temas de las homilías. Luego saldrán pu-blicadas en un nuevo libro de-dicado a la Mare de Déu y que verá la luz para las fi estas de Navidad.

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Panorama parroquial

“Nueva Evangelización:Recuperar el coraje de la fe”

Editorial: EdicepAutor: Arturo Climent BonaféVenta: librerías religiosas

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MÁRTIRES CLARETIANOS

El día 13 de agosto nos uni-mos a la Famila Claretiana y celebramos la fi esta de nuestros Mártires jóvenes José María Blasco, Eduardo Ripoll y José Amorós con una soleme Misa con predicación sobre estos Testigos jóvenes de Cristo. Al fi nal de la santa Misa se dieron a venerar las sagradas Reliquias de los Mártires.

MARE DE DÉU D AGOST

La Asunción de la Santísima Virgen María es la titular de la Parroquia y de la Colegiata. Celebramos su fi esta el 15 de agosto.

La víspera con el Rosario solemne dedicado a la Virgen. Y el día con las las celebracio-nes propias, resaltando la Misa Abacial que se celebró a las 10´30 de la mañana.

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Panorama parroquial

Nuevo curso 2007-2008

INSTITUTO DE CIENCIAS RELIGIOSASARZOBISPADO DE VALENCIA: SEDE DE XÀTIVA

PRESENTACIÓN

El Instituto Diocesano de Ciencias Religiosas ofrece la posibilidad de formación teoló-gica de grado medio de los lai-

cos, especialmente de los dis-tintos agentes de pastoral de la Parroquia y Arciprestezgos y de responsables de movimientos y asociaciones apostólicas.

Los estudios completos con-sisten en tres años de formación bíblico-teológica (Fe-Cultura, Sagrada Escritura, Teología Dogmática y Teología Moral) y un curso de especialización en una de las tareas pastorales de la Iglesia.

Este curso, el tercero, está

dedicado a la Teología Moral ( Mandamientos – Teología Fun-damental:virtudes, pecado, gra-cia y justifi cación y la Iglesia) también la tercera parte de Fe-Cultura: Ateísmo, agnosticismo y el grave problema de las sec-tas).

Un curso, como pueden ver, muy completo.

Las clases comenzarán el lu-nes 22 de octubre a las 8 de la tarde en el Salón de Actos del Palau del Ardiaca.

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PresentaciónDespués de la experiecia tan

positiva del curso pasado en el Congreso de Vida Parroquial, este curso pensamos en conti-nuar en la línea que el Congre-so marcó, con el nombre de “Nueva Eavangelización”.

Cada día nos damos cuenta de la necesidad de tener ideas claras en la fe y en la vida cris-tiana. eso no se improvisa, hace falta profundizar en la doctrina católica: por eso queremos se-guir aprendiendo la fe para vi-virla mejor.

La vida espiritual es funda-mental, su cuidado, su alimen-to, su crecimiento; sin vida in-terior defícilmente nuestro cris-tianismo podra de tener garra: por eso queremos adquirir una formación sacramental, lograr hábito de oración y contempla-ción con el contacto personal y comunitario con el Señor.

Vemos con dolor y con pena como los enemigos de la fe tra-bajan lo indecible para lograr una sociedad sin Dios y sin refe-

rencia a los valores cristianos. Nosotros renovamos nuestra ad-hesión a Cristo, a la Iglesia cató-lica y a los compromisos del Bautismo y de la Confi rmación que un día adquirimos: por eso nos comprometemos en la Nue-va Evangelización para llevar la Buena Noticia a todos los hom-bres, comenzando por las fami-lias, los niños, la juventud, los mayores y hasta a los enfermos.

Urge predicar el Evangelio a tiempo y a destiempo, sin des-animarse, sin cansarse; con ilu-sión renovada, ajalá también con garra y con efi cacia.

Aquí está la fi nalidad de esta nueva etapa de “Nueva Evange-lización” que iniciamos este curso. También ponemos por intercesor a san Jacinto Casta-ñeda, misionero infatigable y Mártir de Cristo.

Después del Congreso de Vida Parroquial

“NUEVA EVANGELIZACIÓN:

Recuperar el coraje de la fe”SIGUIENDO LOS PASOS DE SAN JACINTO CASTAÑEDA

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Colaboración empresa

Gran beatifi cación de los mártires de España 1934-1939, Roma.

Panorama parroquialPrograma

El curso comienza el jueves 18 de octubre, fi esta de san Lucas, evangelista. Las reuniones serán los tres primeros jueves de mes, en el Palau del Ardiaca, a las 8 de la tarde.

Temas de las ponencias

1ª. Sacramentos de la Iniciación cristiana – 18 -10-072ª. Compromisos de la Confi rmación: católicos en la vida pública. 8-11-07 Trabajo por grupos y puesta en común. 15-11-073ª. La pintura religiosa de Juan de Juanes. Catequesis de una de sus obras. 22-11-

074ª. Jesús de Nazaret, siguiendo el libro del Papa. 6-12-075ª. La Eucaristía que se ha de celebrar y la Eucaristía que se ha de vivir, según la

exhortación Apostólica Sacramentum Caritatis. 13-12-07 Trabajo por grupos y puesta en común. 20-12-076ª. La pintura de José Ribera. Catequesis de una de sus obras. 10-01-087ª. La familia cristiana: un reto a lograr. 17-01-088ª. Los abuelos: su papel primordial en la familia y en la educación de los nietos.

24-01-08 Trabajo por grupos y puesta en común. 7-02-089ª. La pintura de Vicente López. Catequesis de una de sus obras.14-02-0810ª. La Iglesia Católica: icono de Cristo en la tierra. 21-02-0811ª. Los Institutos Seculares: fermento en la sociedad. 6-03-08 Trabajo por grupos. 3-04-0812ª. Documentos de los Borja en el Archivo de la Colegiata. Homenaje al Papa Ca-

lixto III en el 550 aniversario de su muerte. 10-04-0813ª. Religiosidad popular. 17-04-0814ª. El Padre Urios: un setabense en Filipinas. 8 -05-0815ª. Epistolario de san Jacinto Castañeda. Homenaje a san Jacinto a los 20 años de

su canonización. 15-05-0816ª. Recopilación del curso y conclusiones. 22-05-0817ª. Celebración de la Eucaristía en la Colegiata. 5-06-08

En las ponencias intervendrán distintas personas que nos ilustrarán con sus conocimientos, cien-cia y sabiduría.

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C/. Académico Maravall, 9 • Teléfono 962 27 52 03XÀTIVA

• Catequesis de Infancia

• Movimiento Junior

• Catequesis de Confi rmación

• Catequesis de Postconfi rmación

• Pastoral familiar:- Catequesis de preparación al Matrimonio

- Catequesis para padres de niños de primera comunión- Catequesis para los padres y padrinos al pedir el Bautismo para sus hijos

• Pastoral de la Salud

• Cáritas con todos sus programas

• Coro parroquial

• Grupo de Liturgia

• “Apostolado del papel”:- Hoja parroquial- Caminem Junts

- Distintas publicaciones

• Centro de Estudios Borgianos

• Creación del Grupo “Amigos de Tierra Santa”

• Atención espiritual “Mare de Déu de la Seu”: - Cofradía- Camareras

- Alets

Pastoral habitual

Evangelización especial

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Pza. Españoleto, 2Tel. 962 276 96446800 XÀTIVA

Baixada de l’Estació, 6Tel. 962 277 72946800 XÀTIVA

C/ Correos, 6Tel. 962 415 16346600 ALZIRA

Pont del Riu, 7Tel. 962 243 86146650 CANALS

Panorama parroquial

550 años de la muerte de Calixto III. 20 años de la canonización de san Jacinto Castañeda.

Dos importantes aniversarios

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Noguera, 11 - Tel. 96 227 63 70

XÀTIVA

Durante el mes de agosto un gran grupo de cristianos marchamos a Tierra santa para visitar y vivir ese “quinto evangelio” que supone estar

y patear los Santos Lugares.Siempre resulta una experiencia gratifi cante.

Ofrecemos algunas fotografi as signifi cativvas del grupo.

Nueva peregrinación a Tierra Santa:agosto 2007

Renovación de los compromisos matrimoniales en Caná de Galilea. Acto presidido por el Sr. Obispo D. Esteban Escudero y el Sr. Abad.

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Panorama parroquial

El grupo de peregrinación ante la basílica de la Anunciación. Nazaret.

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El Sr. Abad en la gruta de la Anunciación.

Misa en el Primado de san Pedro, junto al lago de Galilea.

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Panorama parroquial

Niños del orfanato de Belén.

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Misa dentro del santo Sepulcro.

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El grupo en el monte de los Olivos, frente a la ciudad santa.

Panorama parroquial

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Su próxima celebración• BODAS• COMIDAS Y CENAS DE EMPRESAS• PRESENTACIONES• CONVENCIONES• ACTOS SOCIALES• FIESTAS

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Celebramos ese día el primer Aniversario de la Consagración de la iglesia de sant Francesc. La litúrgia prevé la celebración de estos

aniversarios con la categoría de Fiesta. Es jueves.

Una fecha importante: 15 de noviembre

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Glorifi cación: Ricardo Plá

Recuperar la memoria

histórica de nuestros

Mártires

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Durante varios meses en el períodico Levante El Mercantil Valenciado en la sección La Costera, los sábados alternos, se han publicado estos

artículos escritos por el Sr. Abad, gran conocedor de la fi gura y obra del Siervo de Dios Ricardo Plá. Los ofrecemos íntegros en nuestra Revista.

Hace apenas ocho días la Conferencia Episco-pal Española hizo público un mensaje en el que anunciaba para el próximo otoño una gran bea-tifi cación en Roma de 498 mártires de la Perse-cución Religiosa Española de los años 30 del si-glo pasado.

Es una grata noticia que muchos esperába-mos. En este acto solemne la Iglesia reconocerá el martirio por Cristo de un enorme grupo de católicos que en momentos difíciles derramaron su sangre por amor y además perdonando de co-razón a sus verdugos.

El mártir es el mejor testigo de la fe. Prefi ere la fe a la vida. Juan Pablo II, el Grande dijo vísperas del Gran Jubileo del año 2000: “quiero proponer a todos, para que nunca se olvide, el gran signo de esperanza constituido por los numerosos testigos de la fe cristiana que ha habido en el último siglo, tanto en el Este como en el Oeste. Ellos han sabi-do vivir el Evangelio en situaciones de hostilidad y peresecución, frecuentemente hasta el testimo-nio supremo de la sangre”.

Que nadie tenga miedo a esta gran beatifi ca-ción de Mártires Españoles: son signo de amor, de paz, de reconciliación. Estos cristianos que van a ser elevados a los altares murieron perdo-nando, rezando y bendiciendo. A nadie pueden hacer daño y a muchos harán un gran bien. Por ello damos gracias a Dios.

En este grupo fi gura un sacerdote a quien estoy vinculado desde hace muchos años y por el que he trabajado en gran manera en su pro-ceso de beatifi cación, de ahí mi gran alegría al llegar este momento. Se trata de Ricardo Plá Espí, natural de Agullent, secretario personal del Cardenal Primado Reig y Casanova, tam-bién de Agullent, pueblo en donde ejercí du-rante diez años mi sacerdocio. Allí conocí muy bien al Siervo de Dios a través de su hermana Consuelo, quien me facilitó toda la informa-ción posible sobre su hermano y me recaló dos cajas repletas de sermones predicados por Ri-cardo. Unos años después iniciamos el proceso de beatifi cación en Toledo, lugar de su marti-rio. Veinte años de estudio y de trabajo tanto desde Toledo como desde Roma y por fín llega la hermosa y esperada noticia de la beatifi ca-ción.

Desde estas páginas de Levante el Mercantil Valenciano quisiera ofrecer a los lectores el testi-monio de una vida llena de Cristo como lo fue la de Ricardo Plá; el martirio no se improvisa, Ri-cardo fue un hombre de Dios y para Dios. Su martirio acaecido el 30 de julio de 1936 es la culminación de una vida llena de Cristo y gasta-da en la propagación del Evangelio. Como dijo el Cardenal Gomá: “Ricardo sembró el Evange-lio a boleo por todas partes”

RICARDO PLÁ DE AGULLENT CAMINO DE LOS ALTARES

Beato Ricardo Plá

1. MAGNA BEATIFICACIÓN

La Junta deAlets de la Mare de Déu

de la Seucolabora en la publicación del

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Virgen santa de la Seo, dulce imán del corazón.

La Cofradía de la Mare de Déu colabora en esta revista

Ricardo Plá nace en Agullent en 1898 de pa-dres muy católicos que saben infundirle las vir-tudes cristianas junto a la educación humana. Es un chaval listo, inteligente, despierto.y bueno. La Providencia hace que conozca al que sería carde-nal de Toledo, don Enrique Reig y Casanova. Es curioso contemplar la trayectoria de don Enri-que, de joven ingresó en el Seminario, no fue ordenado, se casó y tuvo dos hijas. A consecuen-cia de una terrible epidemia mueren las tres y es entonces cuando vuelve la vocación al sacerdo-cio. Es ordenado sacerdote, le nombran Auditor de la Rota en Mallorca, luego es consagrado obispo de Barcelona, años después es nombrado arzobispo de Valencia y fi nalmente Cardenal Primado de Toledo. Una vida llena y bien reali-zada. Es el llamado Primado Reig.

Siendo muy niño se conocen en Agullent, don Enrique era de Agullent. A él un día le dice Ri-cardo que quiere ser cura. Se lo comunica antes que a sus padres. Ingresa en el seminario de Va-lencia. Muy pronto se gana una beca para ingre-sar en el Colegio de Santo Tomás y desde allí es enviado a Roma a estudiar. Las clases en la Uni-versidad Gregoriana de los jesuítas, fundada por san Francisco de Borja y la residencia en el Cole-gio Español.

En Roma Ricardo adquiere una formación seria, profunda, efi caz. Aprovecha el tiempo. Sus notas son sobresalientes. Pero además su voca-ción se afi anza, se consolida. Es un joven lleno de Jesucristo; la oración le empapa. Es muy feliz al como afi rma en sus cartas.

En vacaciones don Enrique, ya obispo, le con-fi ere las primeras órdenes sagradas, aunque el presbiterado lo recibe en Roma, el 19 de marzo de 1922, un cardenal español, Merry del Val, le ordena sacerdote y el Papa Pío XI le regala un Crucifijo que siempre le acompañó hasta la

muerte martirial. Y que yo guardo con mucho cariño, como una preciosa reliquia. Celebra su primera misa sobre la tumba de san Pedro en la Basílica vaticana, muy lejos de su Agullent y de su familia. Pero en Agullent preparan la llegada de Ricardo para el 15 de agosto y ese día celebra-rá su primera misa solemne en la Parroquia de san Bartolomé Apóstol.

Apenas se termina la fi esta recibe un telegra-ma del arzobispo: “Ven a Valencia, se acabaron las vacaciones”. Ricardo no sabe el signifi cado de aquel anuncio. Se lo aclara el ya preconizado Cardenal Primado: “Te necesito a mi lado como secretario particular y en Toledo. Así que cuando yo me vaya de Valencia tú te vienes conmigo”.

Y así comienza el ministerio sacerdotal de Ri-cardo Plá Espí, junto al Cardenal Reig, a quien conoció siendo monaguillo en Agullent.

2. UN JOVEN MUY INTERESANTE

Ricardo Plá de seminarista.

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Beato Ricardo Plá

Ctra. de Simat,s/n. Polígono D (antigua Fábrica Lois) 46800 XÀTIVATeléfono 962 27 07 89 – Fax 962 27 70 61 (Valencia)

Al morir el Primado Reig, Ricardo Plá se que-da en Toledo, diócesis en la que estaba incardi-nado desde que llegó con el Arzobispo. Conserva la capellanía mozárabe, es profesor del Semina-rio y Consiliario de la Asociación Católica Na-cional de Propagandistas, encargado de preparar las Visitas Pastorales del nuevo Arzobispo Segu-ra; es nombrado director de los Jueves eucarísti-cos, muy arraigados en Toledo; y por si le sobra tiempo, ayuda a la Parroquia de los Santos Niños Justo y Pastor.

Y sobre todo se dedica al apostolado de la pa-labra: predica a tiempo y a destiempo. Muchos de esos sermones se los escribía y se conservan, constituyendo un poso de sabiduría y una fuente inagotable de espiritualidad. Personalmente po-seo más de trescientos de esos sermones en dos cajas que me regaló Consuelo, la hermana de don Ricardo y que guardo como oro en paño. Alguno de esos sermones ya he publicado en un primer tomo que he titulado: “Los ojos en Cris-to”.

Me lo pregunto muchas veces: ¿cómo podía con tanto trabajo este hombre?. Ponía entusias-mo, fervor, ilusión, religiosidad, ánimo. Don Ri-cardo tenía gancho. Su palabra era directa, clara, viva, saencilla y profunda a la vez. Su predica-ción llegaba a la gente. Cuentan que llenaba las iglesias. Muchos fi eles iban con tiempo para te-ner sitio y escuchar bien sus sermones.

Estoy convencido y siempre lo digo que fue un gran trabajador del Evangelio.

Todo su saber y su limpia inteligencia, lo puso al servicio de la Iglesia, de la Palabra de Dios, de la fe que profesaba. Se preparaba muy bien y se nota al leer alguno de sus sermones: el temple espiritual, su vida de oración, su amor a la Euca-ristía y su ferviente devoción a la Virgen María.

¿De donde sacaba tiempo para tanto?

El Cardenal Segura, sucesor del Cardenal Reig y Casanova, acogió muy bien al Ricardo, se dio cuenta de los carismas de este joven sacerdo-te, descubrió su fi nura espiritual y la seriedad de su vida interior y como buen obispo “lo fi chó” para predicar el Evangelio. Y eso se nota pues en los grandes acontecimientos de la Diócesis tole-dana, el Cardenal mandaba a Ricardo para que lo preparara en las parroquias, organizara trí-duos, conferencias, celebraciones. De esa manera el terreno estaba ya apreparado y abonado para acoger la Visita Pastoral u otro hecho apostólico. Ricardo Plá desempeño a la perfección el papel de “Juan Bautista”: preparar el camino al Señor.

3. APÓSTOL DE LA PALABRA

Busto en bronce del siervo de Dios. Agullent.

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Buceando por dentro de la persona de don Ri-cardo Plá llego a pensar de donde sacaba tiempo para llevar adelante tantas cosas, pues cada una de las actividades realizadas por él necesitaba varias horas de pestudio, una seria preparación y el día tan sólo tiene 24 horas. Y sin embargo podía con todo. ¡Gran capacidad de trabajo!

La predicación de Ricardo era viva, fuerte, pe-netraba en el corazón e invitaba a replantearse la vida cristiana. Se le nota la preparación intelectual y la base teológica; por eso el cardenal Segura, sucesor del Primado Reig veía en Ricardo Plá un apóstol de la Palabra de Dios en la archidiócesis de Toledo, llamado a hacer un gran bien.

Me llama poderosamente la atención un ser-món del cardenal Gomá, el 30 de septiembre de 1939, cuando en una Misa celebrada en sufragio de los Mártires de la Persecución Religiosa en Toledo, dijo: Podríamos, amados hijos, escoger de los Mártires que hoy conmemoramos los que más se destacaron por su fe intrépida mientras vivieron, por su constancia en la confesión de Jesucristo en medio de las contradicciones de la impiedad, por su espíritu de apostolado, que les llevó a trabajar denodadamente en la ilumina-ción del pensamiento de sus hermanos. Oradores como el Magistral, Ricardo Plá, el canónigo Ca-rrillo, que sembraron a boleo la Palabra de Dios en el territorio de nuestra diócesis.

Se trata de un bellísimo elogio del Cardenal de Toledo cuando aún estaba todo muy reciente. Yo les invito a leer y saborear algún sermón de don Ricardo Plá, podrán descubir todo eso que les digo: su carga espiritual, la viveza y profundi-dad en cada uno de sus pensamientos y su afán por convertir almas a Cristo.

Los sermones de Ricardo Plá solían ser largos, por lo que escribe en sus folios deduzco que de unos cuarenta minutos como mínimo. Y la gente

acudía con tiempo para tener buen sitio en la iglesia donde tenía que ir a predicar don Ricar-do.

¡Cuánto bien hizo su palabra! Ya eran mo-mentos defíciles. La Iglesia era perseguida y sus sacerdotes vigilados, suprimian procesiones y el Gobernador civil se ponía fuerte. Sin embargo Ricardo no tenía miedo; hablaba con plena li-bertad en las iglesias y es más, invitaba a los fi eles a sufrir el martirio, si hiciera falta. Él mismo pre-dicaba: Al martirio hay que ir con alegría, pues caminamos hacia el cielo. no hay que sentir mie-do a los que matan sólo el cuerpo pero no pue-den matar nuestra alma.

4. EVANGELIZADOR INFATIGABLE

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De lo que hay en el corazón hablan los labios. Y el corazón del siervo de Dios Ricardo estaba lleno de Dios, era un hombre de Dios y por lo tanto, lo que sentía, lo que palpitaba en lo más profundo de su alma, afl oraba por la boca.

Las personas que le vieron y escucharon dan testimonio de la predicación viva, sincera y pene-trante de Ricaro Plá.

El testigo numero uno conoció muy bien a don Ricardo y afi rma muy convencido:”Siendo sacerdote don Ricardo, le oí muchos sermones en Agullent. Era un cura muy completo. Yo puedo decir que era un santo, lo llevaba escrito, pero dejaba los papeles y llegaba al corazón. Nada or-gulloso, muy sencillo, un hombre de mucha fe y muy virtuoso, con un corazón lleno de bondad. Decía siempre la verdad y su vida iba de acuerdo con lo que predicaba. En 1936 le oí un sermón muy fuerte y valiente. Sí, don Ricardo era muy valiente, hombre de fe; no tenía miedo ni al martirio”.

El testigo número 3 dice:”Don Ricardo era un cura abierto, fácil para la amistad, muy li-mosnero. La gente le quería mucho. Si hubiera estado en Agullent no le hubieran matado el 30 de julio de 1936. La gente decía: hoy predica don Ricardo: buen sermón tendremos”.

Así lo califi can los distintos testigos que le co-nocieron en vivo. Y yo que le conocí muchos años después por mis conversaciones con la her-mana y leyendo el tesoro de sus escritos puedo afi rmar también que Ricardo Plá fue un sacerdo-te santo, según requería el momento; a mí me gusta llamarle “trabajador del Evangelio”, pero es que además, predicaba de manera clara, viva, llegaba al alma; no iba con fl orituras. Decía lo que tenía que decir y con fuerza. Ricardo Plá era un hombre completo, pienso que lo tenía todo y alcanzó la corona más grande para un cristiano:

el martirio. Él lo decía: “el martirio es una gracia de Dios. Hay que ir al martirio con alegría”.

Ricardo hizo de su vida una ofrenda agrada-ble a Dios. Toda su sabiduría, toda su ciencia, todo lo que era lo puso al servicio del Evangelio, al servicio de la Iglesia. Una muerte como la que sufrió Ricardo no se improvisa, se va haciendo piedra a piedra, él estuvo en cada momento de su vida en su puesto y desde ahí trabajó y amó con todas sus fuerzas.

Miren y saboreen una de sus frases entresaca-da de un sermón: “Dios se acerca al hombre para sumergir su alma en la eterna verdad, bondad y hermosura infi nita”.

Don Ricardo tenía claro que su vida estaba enfocada a proclamar el Evangelio sin rebajas de ningún tipo. Eso le llevó al cielo: entró por la puerta grande.

Beato Ricardo Plá

5. BRILLÓ CON LUZ POTENTE EN MEDIO DEL MUNDO

El señor Arzobispo contempla los restos del siervo de Dios.

CAMINEM JUNTS 26

A partir del mes de julio de 1936 el peligro de muerte era algo evidente para los sacerdotes, re-ligiosos y religiosas, también para católicos noto-rios de las ciudades y de los pueblos; aunque los martirios ya comezaron en 1934 y siguieron has-ta el 36 cuando se desencadenó la mayor perse-cución religiosa que ha sufrido la Iglesia Católica en sus dos mil años de historia.

Ricardo Plá eso la veía venir y trataba de pre-parar a su familia, que lógicamente estaba muy preocupada por la suerte que corría.

El Siervo de Dios Ricardo no se escondió ni huyó de Toledo, siguió la marcha normal de su vida y de su ministerio, mientras pudo.

El 19 de julio predica a las santa Justa y Rufi -na, mártires: su sermón, lo tengo en mis manos, ¡impresionante!, es una invitación al martirio e incluso apunta que podría ocurrir al salir de la Misa en ese mismo día de fi esta. Todavía sale de casa el 21 de julio para celebrar Misa en el con-vento de la Madre de Dios de Toledo. Fue un acto de valentía, sus más allegados creyeron que era una temeridad, pero el Siervo de Dios no quiso dejar a la comunidad de monjas sin Misa.

Al anochecer del día 24 de julio, las fuerzas republicanas tomaron Toledo. Ante este hecho Ricardo dice a sus padres y hermana: ”Ya llega mi hora; sólo cabe esperar que vengan por mí;

ante el martirio hay que sentir alegría”. Al oír estas palabras la madre le dice: “Ricardo, alegría yo no puedo sentir cuando estoy viendo que de un momento a otro vienen por ti y te matan”.

La hermana Consuelo cuenta una experien-cia muy dolorosa y a la vez brillante que vivie-ron el día 24 de julio cuando a las 2 de la tarde un pelotón de milicianos se los llevaron a todos hasta la plaza de santo Domingo para fi silarlos allí: “Nos llevaron al patíbulo a los cuatro. El jefe del pelotón nos ordena que nos coloque-mos frente a la pared y con los brazos en alto, seis nos apuntaban. Y en aquel momento, cuan-do ya había dicho, uno, dos, aparece un jovern vestido también de miliciano y con voz potente axclama: ¿qué vais a hacer, bárbaros? Este cura es un santo. Lo recuerdo como si fuera hoy. Nunca se me olvidará la cara de aquel joven. A mí que me cuesta creer en milagros, aquello fue un milagro. Nunca más ví a ese joven, pero ese día nos salvó la vida. Volvimos a casa. Al día siguiente Ricardo nos celebró en casa la Misa de Santiago Apóstol, era el 25 de julio de 1936”.

No sabemos quien fue aquel misterioso perso-naje que de repente apareció en la plaza, ni quien lo envió. Pero aquel pelotón le hizo caso y no asesinó a esta buena familia. ¡Ese día!

6. DÍAS AMARGOS PARA LA FAMILIA

Consuelo, hermana de don Ricardo, contempla la fotografía del siervo de Dios.

CAMINEM JUNTS 27

Beato Ricardo Plá

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D. Miguel Roca, arzobispo de Valencia, venera los restos del siervo de Dios antes de su inhumación en Agullent.

CAMINEM JUNTS 28

Aquel 24 de julio de 1936 el Siervo de Dios Ricardo Plá con sus padres y hermana, se salvó de la muerte. Pero volvieron a por él el día 30 de julio. Eran las 8 de la tarde. Se oye ruido por la escalera: Consuelo, sácame la chaqueta, ahora vienen por mí, dijo a su hermana. Su madre, que ese día se encontraba en cama en-ferma, se levanta y mirandole a los ojos le dice: Hijo mío, mucho valor para sufrir, pero mucho más amor para perdonar. Éstas palabras las pronunció en castellano para que todos aque-llos lo entendiaran, ya que ellos en casa siempre hablaban en valenciano. Ricardo teniendo a to-dos los suyos delante les dice: Dios me premia más de lo que merezco al concederme la palma del martirio. Estas son las últimas palabras que pronunció en casa.

Se lo llevaron en medio de blasfemias, trom-picones y dandole bofetadas y patadas. A los po-cos minutos era fusilado en los peldaños de la escalera del Paseo del Tránsito de Toledo.

Fueron muchas las personas que lo vieron lle-gar a este lugar y contemplaron el martirio. A don Ricardo lo conocían todos por los cargos que había desempeñado en la ciudad. Lloraron al ver la crueldad con que fue tratado un hombre tan bueno que se dedicó siempre a hacer el bien a todos derrochando amor por los cuatro costa-dos.

Ricardo Plá murió dando supremo testimonio de su fe y amor a Cristo y a la Iglesia. Derramó su sangre perdonando de corazón a quienes iban a dispararle: tuvo una buena maestra en su ma-dre. Tenía 38 años de edad.

De las lágrimas del 30 de julio de 1936 en Toledo al Aleluya del 28 de octubre de 2007 en la plaza de san Pedro de Roma, donde la Iglesia reconocerá el martirio y la santidad de vida del Siervo de Dios Ricardo Plá Espí.

Este es el hombre que amó hasta el extremo a Cristo, a la Iglesia y a los fi eles que le fueron otorgados en su ministerio sacerdotal.

Ricardo fue un hombre de Dios, gastó la vida en favor de la Iglesia, amó a todos y derrochó bondad caridad y gracia en muchos corazones y por donde pasaba dejaba el olor de Dios, Padre rico en misericordia y en perdón

La palabra de Ricardo Plá permanece viva en su testimonio y en sus sermones que guardo como la mejor reliquia; hizo un inmenso bien entonces y lo está haciendo también ahora.

7. EL MARTIRIO DEL SIERVO DE DIOS

Lápida que cubre el sepulcro del siervo de Dios. Parroquia de Agullent.

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Vuelven para nosotros los días felices y llenos de ventura, encantos y consuelos inefables para todo corazón enamorado de cuanto concierne y atañe a las glorias y excelencias de la Virgen nuestra madre; días de emoción sincera y de go-ces muy íntimos y cumplidos son éstos que ha hecho el Señor para que nos regocijemos y le bendigamos y santifi quemos su santo nombre, al contemplar devotos y complacidos las magnifi -cencias y exquisiteces con que Dios se dignó re-galar a la más bella, pura y excelsa de las criatu-ras, la Virgencita de Nazaret, llamada Rosa de Jericó, y con Ella y por ella la entera humani-dad, que ha experimentado siempre y en todas formas su gran valimiento y generosa protección, y sigue gozando hasta hoy día de su amparo bienhechor y maternal providencia en medio de los numerosos azares en que se debate, en mo-mentos de honda tribulación y aterradora angus-tia.

Los ojos de la Señora, que es Madre de toda misericordia, y que es vida y dulzura y esperanza de los pobrecitos mortales, hijos de Eva, estuvie-ron siempre fi jos, podemos decir con toda verdad parafraseando al Salmista, sobre los hijos fi eles de la Iglesia santa, y sus vidas se mostraron aten-tos y prontos a escuchar las plegarias y demandas que le dirigen: “Oculos Domina supra justos”. De

ahí que confi ados en su poderosa intercesión y singular patrocinio, a Ella se aclamaran en todo peligro y en Ella depositaran toda zozobra y te-mor alcanzando merced y favor en todas las tri-bulaciones, pues que de ellas los libertó y dejó a salvo.

En estos días, pues, de intenso regocijo y san-to gozo, en que nos aprestamos a cantar las glo-rias y excelencias de Madre tan tierna y cariñosa, pretendemos enaltecer sus triunfos sobre los ene-migos de la Iglesia y cristiana civilización cuando venimos a proclamar la portentosa virtualidad de su nombre bendito, cuando invocado al fi lo mismo de las batallas contra los debeladores de la herencia que adquirió Jesucristo con su sangre preciosísima; en que se conmemora y se celebra entre otras muchas victorias, la brillantísima y sobremanera obtenida sobre la invasión musul-mana en la Batalla de Lepanto. Sobre los altares sagrados de los templos repletos de fl ores y luces centella cual iris de paz la imagen sacrosanta de la Virgen sin mancilla, al tiempo mismo que masas inmensas de creyentes llenan nuestras iglesias para aclamar a María y ofrecerle como guirnalda de fl ores olorosas esa santa plegaria que con nombre poético se ha dado llamar feliz-mente el Rosario; es dulce cosa para el corazón del sacerdote y del creyente hablar y oír hablar de

El sermón predicado en la Colegiata de Xàtiva7 de octubre de 1934, Virgen del Rosario de Xàtiva

Muchas son las tribulaciones de los justos,pero de todas ellas los librará. Ps. 33,20.

Beato Ricardo Plá

CAMINEM JUNTS 30Virgen del Rosario. Siglo XVI. Llombai.

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Beato Ricardo Plá

una devoción que es indefectiblemente la más tierna y santa expresión del culto mariano y de la más acendrada piedad y amor fi lial.

De esa devoción piadosa y especialísima me propongo hablaros en estos días de triduo a la Santísima Señora del Rosario. Serán sus glorias y soberanas efi cacias las que haré lucir ante vues-tros ojos. Serán sus íntimas bellezas y sobrenatu-rales encantos los que expondré a vuestra consi-deración atenta. Como el Rosario de María es el remedio más urgente y oportuno para los males que en el presente aquejan a la sociedad y a la familia, será el tema concreto de mi predicación: tema delicado y enjundioso, que necesita como veis de singulares asistencias divinas, para ser tratado con acierto y provecho de nuestras almas a las cuales me permito solicitar con vosotros po-niendo por intercesora a la Santísima Virgen re-zándole muy devotamente un Ave María: Dios te salve, María.

Todos sois creyentes y piadosos y no cabe du-dar que acogeréis con amor y ánimo grato cuan-to os diga acerca de lo que se ha intitulado con frase feliz por el Dr. Gomá: La Biblia de los po-bres y el Evangelio de los sencillos; compendio de las verdades e Historia Sagrada puesta al al-cance de todas las inteligencias: momento pri-mordial de verdad y de historia que ha venido aleccionando a las generaciones desde la Edad Media hasta nosotros; lo mismo en el templo que en la calle, en la familia que en la oración particular.

Más si alguien hubiera entre vosotros para quien la fe haya venido a ser, por algún tiempo, la gran extraña, olvidada y proscrita, yo estoy se-guro, ya de antemano de que, si su espíritu se deja arrebatar por los grandes ideales y su ánimo no ha perdido toda sensibilidad, no podrá menos que conmoverse y rendirse ante ese ideal sublime de la plegaria cristiana que es el Rosario.

Yo abrigo la confi anza de hacer vibrar en lo

íntimo de su corazón una cuerda muda quizás, pero no rota de piedad y devoción mariana, que tantas veces emitió las más suaves armonías y delicadas resonancias cuando una madre buena, cariñosa y solícita de la vida espiritual de su hijo, le hacía desgranar las cuentas de su Rosario a los pies de la Virgen en el Sagrado altar del hogar convertido en templo y paraíso de verdaderas de-licias.

Quién será capaz de ponderar debidamente las elevaciones y benefi cios producidos por la práctica del Rosario en el alma ¡popular!. “No es el pueblo, como escribe muy bien el ilustre Pre-lado toledano, Dr Gomá, propenso a meditar de suyo: suele ser frívolo, el afán de cada día le obli-ga a derramarse en mil cosas necesarias a la vida. Pero el rezo del Santo Rosario fue, sin duda, en los buenos tiempos en que esa práctica general, un factor de espiritualidad, un faro que ilumina-ba todos los días las almas y las mantenía atentas a las cosas del cielo, de Dios, de la Religión y de la vida futura”.

Por eso no creo aventurado decir que sigue siendo hoy día la oración más oportuna para so-brevivir a las necesidades de las almas y el medio más efi caz para poner fi n a los males y calamida-des de toda suerte que al mundo afl igen.

“Nosotros, por tristeza de los tiempos, nos hallamos en una época de verdadera decadencia en el aspecto religioso y moral. Mientras la cien-cia avanza en son de triunfo hacia nuevos pro-gresos y maravillosos postulados; mientras los pueblos, con el desarrollo incesante de sus fuer-zas sociales, económicas y políticas corren presu-rosos hacia la meta de sus aspiraciones de prospe-ridad y ventura; la industria, el comercio y las artes, merced a los modernos inventos y avances gigantes de las ciencias experimentales alcanzan conquistas y triunfos insospechados; mientras todo eso acontece, vemos con honda pena que las convicciones y creencias religiosas van apa-

CAMINEM JUNTS 32

gándose poco a poco, incluso en nuestro pueblo, hondamente católico, y los vínculos de la moral y la pureza de las costumbres van perdiendo de su vigor y reciedumbre con que la humana mise-ria ha apelado en sus grandes tribulaciones a la divina misericordia” (Dr Gomá).

El Rosario de la Santísima Virgen como escu-do invencible y poderosa arma de combate en pleno siglo xx, habrá quien diga en son de burla, entre compasivo y desdeñoso. No podrá negarse

que hay cosas verdaderamente ridículas en el go-bierno de la Iglesia y del pueblo cristiano, habrá quizás quien añada.

Y sin embargo no cabe negar, replicamos no-sotros muy fundados en razón, que ha sido siem-pre admirado, cuando no abiertamente enalteci-da y cubierta de elogios la política de los Pontífi -ces. Y es que ésta no sigue las reglas de la diplo-macia humana ni está sujeta a los vaivenes de su política, sino que se encuentra y estriba tan solo

Mare de Déu de la Seu. Xàtiva.

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Beato Ricardo Plá

en la divina que es la de la oración inmutable y eterna. Podemos, pues, afi rmar muy bien que cuando los Pontífi ces de Roma indican el Santo Rosario como remedio más urgente, eficaz y oportuno de los males de la época, realizan con ello a la faz del mundo un acto de esa política divina, que cuenta 19 siglos de gloriosas tradicio-nes y refrendos de efi cacia innegable.

Bien es cierto que cuando se dice que la devo-ción al Santo Rosario es oportuna a nuestro siglo no se pretende afi rmar que con ella se puedan vencer directamente la incredulidad y demás enemigos que lo agitan y quebrantan.

No, al lenguaje (a los argumentos o agueros de la razón) de la razón se responde con lenguaje similar; a las objeciones del ateísmo, promovidas a propuestas en nombre de la ciencia, se contesta en nombre de la ciencia misma, los asuntos beli-cosos se liquidan en el campo de las armas (cuando se entablan sólo en el terreno de las ar-mas y no en el de la diplomacia o la política); el imperio funesto de las malas pasiones es derrum-bado o se destruye con el sometimiento de las mismas; y las consecuencias funestas de las cos-tumbres depravadas y licenciosas se subsanan y evitan con la morigeración, pureza e integridad de la vida así privada como pública.

Pero no cabe negar por ello la gran efi cacia del Rosario para su mejor y más pronta consecuencia; ya que por su medio se pueden suscitar oportuna-mente los elementos y personas que realicen seme-jante cometido y empresa tan codiciada, como en tantas otras cosas de que nos habla la historia (como por ejemplo Juan de Austria, considerado públicamente por el pueblo cristiano y los Pontífi -ces como enviado de Dios para la liberación de la Europa cristiana de la esclavitud y servidumbre de la Media Luna, hasta el punto de aplicarle las pa-labras de san Juan del “Fuit misans a Deo cui no-men erat Joanes” ). Por lo mismo “que la oración es el medio más certero y válido para vencer el cora-

zón de Dios”, que es el Padre de las luces y de las misericordias de quien procede toda dádiva exce-lente y todo don perfecto y como dice el Apóstol san Pablo es Dios de toda consolación, quien nos consuela en todas nuestras tribulaciones para que podamos también nosotros consolar a los que se hallan en cualquier trabajo, con la misma conso-lación, con que somos consolados nosotros de Dios (II Cor. 5, 4).

Y si esto cabe decir de toda plegaria elevada al cielo con espíritu de fe y ánimo confi ado, mucho más se podrá asegurar del Santo Rosario, com-puesto de esa oración brotada un día de labios divinos: la oración dominical y de la salutación angélica junto con la plegaria mariana, salida del pensamiento y del corazón de la Iglesia y de sus santos. Pues dicho está que si es palabra del Di-vino Maestro que todo cuanto pidiéramos en su nombre nos será otorgado por el Padre y satisfac-toriamente expedido, cuando lo hagamos con sus mismas palabras y por la intercesión valiosa de la Medianera Universal entre Dios y los hom-bres la Santísima Virgen, toda gracia y favor nos serán concedidos y todo éxito y victoria estarán de nuestra parte.

He aquí porque se dice abiertamente que el Rosario es señal y prenda de victoria. Y que lo haya sido en el campo de las armas, nos lo ates-tiguan esas páginas luminosas de la historia que proclaman ante el mundo y los siglos el poder y la efi cacia de esa arma invencible, agitada por un Sobierki y un Juan de Austria, un Pío V y un Domingo de Guzmán; lo están diciendo a voces esos nombres ilustres sobremanera memorables de Corfum y Temeswar, Viena y Lepanto.

Pero no, nosotros no aspiramos a mantener batallas sangrientas y promover cruzadas belico-sas. Las nuevas cruzadas deben ser incruentas; las nuevas victorias no deben suponer el derra-mamiento de sangre de nadie, y en caso preciso tan sólo la de los Mártires, que mueren siempre

CAMINEM JUNTS 34Virgen coronada de Lourdes.

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Beato Ricardo Plá

perdonando y que hacen que con su muerte se apresure el triunfo de la verdad y del bien. Nues-tras luchas se han de entablar en el terreno de la propaganda y de la difusión razonada, de la ac-ción y muy particularmente de la oración.

Cuando Pío V invitaba a los pueblos cristia-nos a unirse en Santa Liga señalando a la Media Luna, ornada de laureles y pertrechos de guerra, gritaba: “El turco, he ahí el enemigo”. Mas hoy nosotros no tenemos turcos ni musulmanes que vencer.

El Fosforo está lo bastante lejos de nosotros para que nadie piense en conquistarlo, y por lo demás no se necesita organizar ninguna cruzada contra lo que fue imperio otomano, ya que sus restos no pueden infundir temores serios, ni en-volver amenazas razonables.

Pero sí hay otros turcos, en cambio, que pre-cisa moralmente combatir. Son los que acampan, no en las orillas del Fosforo, sino en las riberas del Vístula, el Rin, el Danubio o el Támesis, el Tíber o el Ebro, el Tajo o el Manzanares, el Tu-ria o el Guadalquivir. No se llamarán turcos, sino sectarios, anárquicos, incrédulos, escépticos o indiferentes, materialistas o positivistas, racio-nalistas o agnósticos. Mas ¿qué importa el nom-bre cuando el peligro que amenaza la fe y a la civilización cristiana de Europa es el mismo?

Estos nuevos turcos no adoran ciertamente a Mahoma, sino algo peor que es la materia, el placer o la fuerza. No enarbolan la Media Luna, pero odian mortalmente la Cruz que quisieran ver desterrada de las inteligencias y de las volun-tades, de las familias y de las escuelas, de las cu-nas y de los sepulcros. Los enemigos actuales de la Cruz de Cristo impregnan odio y furor en la cultura y en el saber, envenenan las mentes de los niños y de los jóvenes por medio de la escuela y la universidad, la propaganda y los periódicos. Quieren apartar los corazones de la verdadera Religión; se empeñan en destruir la enseñanza religiosa y descristianizar la sociedad. Y gritan: Dios no sirve para nada. Crean teorías contra Dios y su Iglesia, envenenan los corazones con tal de conseguir apartarlos de Cristo y de su san-tísima Madre, la Virgen María.

Su misión la tienen bien clara y eso nosotros no lo debemos echar en olvido; pretenden apar-tar a Cristo de la vida y de la familia, adoctrinar para la apostasía.

Mas no hay que temer ni desmayar en la em-presa de reconquista contra ese temible enemigo.

El Rosario nos dará el triunfo y el éxito más fe-liz; ya que como dice el Dr. Gomá “es medita-ción y plegaria, catecismo e historia”. Él ilumina las mentes con el esplendor de las eternas verda-des contenidas en sus invocaciones y misterios; moraliza las voluntades con los ejemplos destaca-dos de virtud y santidad de vida que en el mismo se presentan; refrena y modera toda concupis-cencia con los acicates de mortifi cación y sacrifi -cios heróicos que nos ofrece; y, por fi n, como iris de paz y de amor, desarma la justicia y la ira di-vinas, sirviendo de reconciliación de la tierra con el cielo y de los hombres entre sí, que al calor de la sana y verdadera libertad de los hijos de Dios, y al conjuro de la entrañable igualdad y deleitosa fraternidad de los que invocan a un mismo Padre se sentirán muy otros y trocados todos en buenos cristianos y muy perfectos caballeros vivirán en el seno de la Iglesia y de la sociedad, para laborar todos juntos la común felicidad. Y nuestra gloria. Ellos, sí, serán nuestros vencidos; mas no para morir, sino para la vida. Ellos serán los grandes vencidos de la verdad y del bien, que alumbrados por su luz, nos reconocerán y abrazarán por her-manos y crecerán y adorarán, asimismo, con no-sotros al Padre común que está en lo más alto de los cielos.

He ahí, mis hermanos, a grandes rasgos, la empresa y el plan que nos toca perseguir con suma constancia. Que Dios nos asista y la Vir-gen nos bendiga con mano pródiga y generosa. Todos somos soldados de su ejército de paz que se ampara en su Rosario y tiende a la conquista de las almas para Cristo y su Iglesia.

A todos nos toca velar las armas sobre ese al-tar de la Virgen para vencer merecer su protec-ción y alcanzar sus bendiciones.

Bendiga la Señora a la Asociación del Rosario Perpetuo que tan bien ha sabido emular los fer-vores y entusiasmos de la antigua Cofradía en propagar una devoción tan marianista.

Bendiga a su Director, el Sr. Abad de esta In-signe Colegiata de Xàtiva, a cuyo celo incansable se debe no poco el auge y el prestigio alcanzado por esta Asociación de tan recio abolengo y hon-do arraigo en el pueblo católico de Xàtiva.

A la Comunidad católica que tanto ruega y se afana por que cada día sean más los que se acer-quen a gustar de los aromas y fragancias de ese celestial rosal, ofrecido por la Señora a su Padre.

Colegiata de Xàtiva, 7 de octubre de 1934

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La Piedad. Año

No sabemos ciertamente quién es el autor de este retablo de la Piedad. Lo cierto es que esta-ba muy pintarrajado, como afi rman autores de principios del siglo xx. Tenía unas puertas que desaparecieron en 1936. Algunos autores dicen que este retablo fue regalo del Papa Alejandro VI a la Colegiata. La Fundación La Llum de les Imatges lo ha restaurado bajo la dirección de doña Carmen Pérez y nos ha salido esta maravilla que podemos contemplar en la exposi-ción.Se ha descubierto esta inscripción: “Ecce consvmatvm Asimeone profetatvm” (Aquí se consumó lo que Simeón ha profetizado). La Virgen María sufre el martirio de su Hijo en el corazón. Ya Simeón se lo había anunciado y esa espada invisible le acompañó toda su vida.

CAMINEM JUNTS 37CAMINEM JUNTS • Fe, Arte y Cultura • 34

CAMINEM JUNTS 38

Por los hechos tan excelsos de los santos már-tires, en los que fl orece la Iglesia por todas par-tes, comprobamos con nuestros propios ojos cuán verdad sea aquello que hemos cantado: Mucho le place al Señor la muerte de sus fi eles, pues nos place a nosotros y a aquel en cuyo ho-nor ha sido ofrecida.

Pero el precio de todas estas muertes es la muerte de uno solo. ¿Cuántas muertes no habrá comprado la muerte única de aquel sin cuya muerte no se hubieran multiplicado los granos de trigo? Habéis escuchado sus palabras cuando se acercaba al momento de nuestra redención: “Si el grano de trigo no cae en tierra y muere, queda infecundo; pero si muere, da mucho fruto”.

En la cruz se realizó un excelso trueque: allí se liquidó toda nuestra deuda, cuando del costa-do de Cristo, traspasado por la lanza del soldado, manó la sangre, que fue el precio de todo el mundo.

Fueron comprados los fi eles y los mártires: pero la fe de los mártires ha sido ya comprobada; su sangre es testimonio de ello. Lo que se les confi ó, lo han devuelto, y han realizado así aque-llo que afi rma Juan: “Cristo dio su vida por no-sotros; también nosotros debemos dar nuestra vida por los hermanos”.

Y también, en otro lugar, se afi rma: “Has sido invitado a un gran banquete: considera atenta-

Los santos Padres escriben y predican sobre el Martirio

en la IglesiaSan Agustín

Preciosa es la muerte de los mártires, comprada con el precio de la muerte de Cristo

DE LOS SERMONES DE SAN AGUSTÍN, OBISPO SERMÓN 329, EN EL NATALICIO DE LOS MÁRTIRES, 1-2: PL 38,M 1454-1455

Martirio de san Andrés. Tabla del siglo XV. Museo Colegial.

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mente qué manjares te ofrecen, pues también tú debes preparar lo que a ti te han ofrecido”. Es realmente sublime el banquete donde se sirve, como alimento, el mismo Señor que invita al banquete. Nadie, en efecto, ali-menta de sí mismo a los que invita, pero el Señor Jesucristo ha hecho precisamente esto: él, que es quien invita, se da a sí mismo como comida y bebida. Y los mártires, entendiendo bien lo que habían comido y bebido, devolvieron al Señor lo mismo que de él habían recibi-do.

Pero, ¿cómo podrían devol-ver tales dones si no fuera por concesión de aquel que fue el primero en concedérselos? ¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho? Alzaré la copa de la salvación.

¿De qué copa se trata? Sin duda de la copa de la pasión, copa amarga y saludable, copa que debe beber primero el mé-dico para quitar las aprensiones del enfermo. Es ésta la copa: la reconocemos por las palabras de Cristo, cuando dice: “Padre, si es posible, que se aleje de mi ese cáliz”.

De este mismo cáliz, afi rma-ron, pues, los mártires: “Alzaré la copa de la sal-vación, invocando su nombre”. «¿Tienes miedo de no poder resistir?» «No», dice el mártir. «¿Por qué?» «Porque he invocado el nombre del Señor». ¿Cómo podrían haber triunfado los mártires si en ellos no hubiera vencido aquel que afi rmó:

Tened valor: yo he vencido al mundo? El que reina en el cielo regía la mente y la lengua de sus mártires, y por medio de ellos, en la tierra, ven-cía al diablo y, en el cielo, coronaba a sus márti-res. ¡Dichosos los que así bebieron este cáliz! Se acabaron los dolores y han recibido el honor.

Beato Ricardo Plá

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Tabla del martirio de san Feliu. Museo Colegial.

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INTRODUCCIÓNOrígenes fue un hombre de fe, él se esfuerza

en desarrollar a partir de la Sagrada Escritura la respuesta a los cuestionamientos de su tiempo y a sus propios cuestionamientos. Quiere fundar la piedad de su tiempo en la fe en Jesucristo, que ha de ser el primer paso de un proceso ascendente a la contemplación del Misterio.

La exhortación al mártirio tiene como antece-dente la persecución de Maximinio por los años 235-238 y la dedicó a un amigo suyo, Ambrosio y a un presbítero de Cesarea. Orígenes sufrió muchos suplicios durante la persecución de De-cio por el 250-251, al parecer murió también mártir, durante el reinado de Séptimo Severo.

La exhortación al mártirio está marcada por un interés pastoral, que junto con el libro sobre la oración forma una conclusión práctica de toda

su obra, donde pretende hacer de nuestra vida una imitación de Cristo. La exhortación al mar-tirio es como una biografía espiritual o diario de su alma, es la tansparencia de su fe en medio de las contrariedades que le acompañaron siempre. Orígenes todo lo justifi ca desde la Biblia, es por eso que utiliza tantas citas bíblicas en sus escri-tos.

La exhortación al martirio se desarrolla en cinco partes: En la primera parte hace un llama-do a la madurez: ¡Cuántos cristianos vacilan ante la tribulación, no aguantan la cruz de Cristo y sólo lo siguen mientras hace milagros!. En la se-gunda parte nos plantea que no hay Dios más que el que es, el único, ante quien no hay térmi-nos medios, por lo cual la apostasía, que es rene-gar de Dios, es el mayor pecado. En la tercera parte nos recuerda las palabras de Jesús: “¡Áni-

El Martirio según Orígenes

Pequeña refl exión sobre un fragmento de texto

San Tarsicio. Catacumbas de san Calixto.

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mo! Yo he vencido al mundo” y nos habla de la fi delidad a la Alianza hecha en nuestro bautismo a pesar de las difi cultades . En la cuarta parte nos dice que hay que ver el proceso de ascenso a Dios como un estímulo donde se nos muestra que Dios siempre asiste a los mártires. En la quinta y última parte nos dice que el mártirio es acción de gracias a DIos, perdón de los pecados , ofrenda salvadora por el mundo, seguridad del gozo eterno.

LA LECTURA QUE PROPONEMOS EN SEGUIDA ESTA TOMADA DE LA CUARTA PARTE. DE LA EXHORTACION AL MARTIRIO

Si hemos pasado de la muerte a la vida, al pasar de la incredulidad a la fe, no debemos extrañarnos de que el mundo nos aborrezca. Todo aquel que no ha dado este paso de la muerte a la vida, sino que permanece en la muerte, es incapaz de amar a los que han pasado de la casa tenebrosa de la muerte, por así decirlo, a los edifi cios de la luz de la vida, hechos de piedras vivas. Jesus dio su vida por nosotros, y por eso nosotros debemos dar la nuestra, no digo solamente por él, sino también por nosotros mismos, y pienso que aun por aque-llos a quienes nuestro mártirio será motivo de edi-fi cación. Ten presente, cristiano, que ha llegado para nosotros el momento de gloriarnos. Dice en efecto, el Apóstol: “Y más aun, nos gloriamos has-ta en las tribulaiones, sabiendo que la tribulación engendra constancia; la constancia, virtud acriso-lada; y la virtud acrisolada, esperanza; y esta espe-ranza no defrauda. Porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones con el Es-píritu Santo que se nos ha dado.” Aceptemos con entusiasmo los sufrimientos de Cristo pues es cier-to que los sufrimientos de Cristo rebozan sobre nosotros, también por Cristo reboza nuestro con-suelo; y que abunden sobre nosotros estos sufri-mientos, si es que deseamos aquel consuelo pro-metido a todos los que lloran, el cual seguramente superará los sufrimientos, ya que, si hubiera una exacta proporción, no estaría escrito: “Si es cierto que los sufrimientos de Cristo rebozan sobre no-sotros, también reboza nuestro consuelo”. Los que estan asociados a los sufrimientos, en la medida en que compartan la pasión de Cristo, estarán asociados a su consuelo. Así lo habéis aprendido del apóstol que dice, lleno de confi anza: “Sabemos que como participáis en el sufrimiento, también participáis en el consuelo.” Dice Dios por boca

del profeta: “En el tiempo de gracia te he respon-dido, en el día de salvación te he auxiliado.” ¿Y qué mejor tiempo de gracia que aquel en que, por nuestro amor a Dios en Cristo, somos conducidos publicamente bajo custodia en este mundo, en realidad como vencedores más que como venci-dos? En efecto, los mártires de Cristo despojan con el a los principados y potestades, con Él triun-fan sobre los mismos y, de este modo, al participar en su sufrimiento, tienen parte en lo que el alcan-zó por su fortaleza en padecer. Por tanto, el día de salvación no es otro queaquel en que de este modo salís de este mundo. Tened presente, con todo, esta recomendación que os hago: A nadie deis nunca motivo de escándalo, a fi n de no hacer caer en descrédito nuestro ministerio, antes al contra-rio acreditaos siempre en todo como verdaderos servidores de Dios, por vuestra mucha constancia, diciendo: Y ahora, Señor, ¿qué esperanza me que-da? Tú eres mi confi anza.

PREGUNTAS¿Que implica aceptar a Cristo en nuestra vida

según el texto?¿Por qué si padecemos con Cristo, también

seremos consolados?¿A qué te invita el texto en tu vida?

Beato Ricardo Plá

San Sebastián. Catacumbas de san Sebastián.

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El Concilio Vaticano II nos defi ne el martirio de la siguiente manera: “Así como Jesús, el Hijo de Dios, manifestó su caridad ofreciendo su vida por nosotros, nadie tiene un mayor amor que el que ofrece la vida por Él y por sus hermanos (cf.

1 Jn 3,16; Jn 15,13). Pues bien, ya desde los pri-meros tiempos algunos cristianos se vieron lla-mados, y siempre se encontrarán otros llamados a dar este máximo testimonio de amor delante de todos, principalmente delante de los persegui-

Conocer, amar, seguir e imitar a…

PABLO ORTEGA AZNAR

PÁRROCO DE LA PARROQUIA DE SANTA BÁRBARA DE CARCAIXENT

Martirio de san Pedro. Iglesia Tre Fontane. Roma.

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dores. El martirio, por consiguiente, con el que el discípulo llega a hacerse semejante al Maestro, que aceptó libremente la muerte por la salvación del mundo, asemejándose a Él en el derrama-miento de su sangre, es considerado por la Iglesia como un supremo don y la prueba mayor de la caridad. Y si ese don se da a pocos, conviene que todos vivan preparados para confesar a Cristo delante de los hombres y a seguirle por el camino de la cruz en medio de las persecuciones que nunca faltan a la Iglesia.” (LG 42) Y como sabéis la palabra “mártir” viene del griego y signifi ca testigo.

Podemos observar que el mártir es el testigo de Jesús, es aquel que da el máximo testimonio de amor, es “el discípulo que llega a hacerse semejante al Maestro, que aceptó libremente la muerte por la salvación del mundo, asemeján-dose a Él en el derramamiento de su sangre.” A lo largo de la Historia son muchos los cristia-nos que han derramado su sangre por amor a Jesucristo, que han sido testigos del amor de Dios, que han sido mártires. Y como decía Ter-tuliano: “La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos”. Este testimonio de vida ha sido ejemplo de fe para muchos de noso-tros.

Hoy nos podríamos preguntar, ¿seríamos ca-paces de entregar nuestra vida por Jesucristo?, ¿seríamos capaces de acoger el don del martirio por amor a Jesucristo? No sé cuál sería la res-puesta, pero creo que podríamos refl exionar sobre aquellas condiciones que le llevan al cris-tiano a ser mártir de Jesucristo. Como decía-mos, mártir es testigo. Es aquel que ha visto a Jesús, que ha sido testigo del amor de Dios. Ante esta afi rmación, ¡cuántos todavía somos ciegos! Hemos de abrir bien los ojos de la fe. No podemos dejar pasar la vida sin ver real-mente lo que importa. Vivimos en la cultura de la imagen: vemos pasar por delante de nuestros

ojos miles y miles de imágenes (la televisión, la prensa…). Y además, queremos verlo todo, sa-berlo todo. Nos invade una gran curiosidad, la televisión nos muestra la vida de todo el mun-do… pero nosotros necesitamos ver a Jesucristo, necesitamos conocer a Jesucristo para ser sus testigos. Apaguemos algún rato el televisor y abramos nuestra Biblia para escuchar a Jesús y encontrarnos con Él. Busquemos esos ratos a solas, como decía Santa Teresa, para estar con Aquél que sabemos que nos ama. Abramos los ojos de la fe para ser testigos en nuestro mundo del mayor don que el hombre ha recibido: el Amor de Dios.

También decíamos que el mártir es el discípu-lo que llega a hacerse semejante al Maestro. Es el que se hace semejante a Jesús, tanto en la vida como en la muerte. Y nosotros, ¿qué?, ¿a quién nos queremos parecer?, ¿de quién queremos ser semejantes? Muchos anhelan la vida de los fa-mosos y desean a toda costa ser como ellos. Mu-chos quieren imitar a sus grandes ídolos del fút-bol o de la música. El cristiano es el que quiere seguir a Jesús y vivir el estilo de vida de Jesús. Por eso, necesitamos conocerle, amarle… para poder seguirle e imitarle. Esta es la clave de nues-tra vida: conocer y amar a Aquel que nos amó primero, para poder seguirle e imitarle. No hay más misterio, pero… ¿por qué nos cuesta tanto? Nuestro mundo necesita la luz de nuevos testi-gos. Nuestro mundo necesita ver que hay hom-bres que conocen, aman, siguen e imitan a Jesu-cristo. Los cristianos no podemos dejar de ser testigos del amor de Dios, no podemos dejar de ser luz en nuestro mundo. Porque es la Luz de Cristo la que puede vencer las tinieblas de la muerte de nuestro mundo, la que puede ilumi-nar la vida de tantos hombres que andan sin sen-tido. ¡Que la luz de Cristo ilumine nuestros co-razones para irradiar al mundo el Amor de Dios!

Beato Ricardo Plá

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Beatifi cación de los siervos de Dios José Aparicio Sanz y 232

Compañeros Mártires en EspañaHOMILÍA DEL SANTO PADRE JUAN PABLO II

DOMINGO 11 DE MARZO DE 2001

Juan Pablo II, el Grande.

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Amados hermanos y hermanas:1. “El Señor Jesucristo transformará nuestra

condición humilde, según el modelo de su con-dición gloriosa” (Flp 3,21). Estas palabras de San Pablo que hemos escuchado en la segunda lectura de la liturgia de hoy, nos recuerdan que nuestra verdadera patria está en el cielo y que Jesús transfi gurará nuestro cuerpo mortal en un cuerpo glorioso como el suyo. El Apóstol co-menta así el misterio de la Transfi guración del Señor que la Iglesia proclama en este segundo domingo de Cuaresma. En efecto, Jesús quiso dar un signo y una profecía de su Resurrección gloriosa, en la cual nosotros estamos llamados también a participar. Lo que se ha realizado en Jesús, nuestra Cabeza, tiene que completarse también en nosotros, que somos su Cuerpo.

Éste es un gran misterio para la vida de la Iglesia, pues no se ha de pensar que la transfi gu-ración se producirá sólo en el más allá, después de la muerte. La vida de los santos y el testimo-nio de los mártires nos enseñan que, si la trans-fi guración del cuerpo ocurrirá al fi nal de los tiempos con la resurrección de la carne, la del corazón tiene lugar ya ahora en esta tierra, con la ayuda de la gracia.

Podemos preguntarnos: ¿Cómo son los hombres y mujeres “transfi gurados”? La res-puesta es muy hermosa: Son los que siguen a Cristo en su vida y en su muerte, se inspiran en Él y se dejan inundar por la gracia que Él nos da; son aquéllos cuyo alimento es cumplir la voluntad del Padre; los que se dejan llevar por el Espíritu; los que nada anteponen al Reino de Cristo; los que aman a los demás hasta derra-mar su sangre por ellos; los que están dispues-tos a darlo todo sin exigir nada a cambio; los que -en pocas palabras- viven amando y mue-ren perdonando.

2. Así vivieron y murieron José Aparicio Sanz y sus doscientos treinta y dos compañeros, asesi-nados durante la terrible persecución religiosa que azotó España en los años treinta del siglo pasado. Eran hombres y mujeres de todas las edades y condiciones: sacerdotes diocesanos, re-ligiosos, religiosas, padres y madres de familia, jóvenes laicos. Fueron asesinados por ser cristia-nos, por su fe en Cristo, por ser miembros acti-vos de la Iglesia. Todos ellos, según consta en los procesos canónicos para su declaración como mártires, antes de morir perdonaron de corazón a sus verdugos.

La lista de los que hoy suben a la gloria de los altares por haber confesado su fe y dado su vida por ella es numerosa. Hay treinta y ocho sacer-dotes de la Archidiócesis de Valencia, junto con un numeroso grupo de hombres y mujeres de la Acción Católica también de Valencia; dieciocho dominicos y dos sacerdotes de la Archidiócesis de Zaragoza; cuatro Frailes Menores Francisca-nos y seis Frailes Menores Franciscanos Conven-tuales; trece Frailes Menores Capuchinos, con cuatro Religiosas Capuchinas y una Agustina Descalza; once Jesuitas con un joven laico; trein-ta y dos Salesianos y dos Hijas de María Auxilia-dora; diecinueve Terciarios Capuchinos con una

Beato Ricardo Plá

Beato Francisco de Paula Ibáñez, abad de Xàtiva.

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cooperadora laica; un sacerdote dehoniano; el Capellán de Colegio La Salle de la Bonanova, de Barcelona, con cinco Hermanos de las Es-cuelas Cristianas; veinticuatro Carmelitas de la Caridad; una Religiosa Servita; seis Religiosas Escolapias con dos cooperadoras laicas prove-nientes éstas últimas del Uruguay y primeras beatas de ese País latinoamericano; dos Herma-nitas de los Ancianos Desamparados; tres Ter-ciarias Capuchinas de Nuestra Señora de los Dolores; una Misionera Claretiana; y, en fi n, el joven Francisco Castelló i Aleu, de la Acción Católica de Lleida.

Los testimonios que nos han llegado hablan de personas honestas y ejemplares, cuyo marti-rio selló unas vidas entretejidas por el trabajo, la oración y el compromiso religioso en sus fami-lias, parroquias y congregaciones religiosas. Mu-chos de ellos gozaban ya en vida de fama de san-tidad entre sus paisanos. Se puede decir que su conducta ejemplar fue como una preparación para esa confesión suprema de la fe que es el martirio.

¿Cómo no conmovernos profundamente al escuchar los relatos de su martirio? La anciana María Teresa Ferragud fue arrestada a los ochen-ta y tres años de edad junto con sus cuatro hijas religiosas contemplativas. El 25 de octubre de 1936, fi esta de Cristo Rey, pidió acompañar a sus hijas al martirio y ser ejecutada en último lugar para poder así alentarlas a morir por la fe. Su muerte impresionó tanto a sus verdugos que exclamaron: “Esta es una verdadera santa”. No menos edifi cante fue el testimonio de los demás mártires, como el joven Francisco Alacreu, de veintidós años, químico de profesión y miembro de la Acción Católica, que consciente de la gra-vedad del momento no quiso esconderse, sino ofrecer su juventud en sacrifi cio de amor a Dios y a los hermanos, dejándonos tres cartas, ejemplo de fortaleza, generosidad, serenidad y alegría, es-critas instantes antes de morir, a sus hermanas, a su director espiritual y a quien fuera su novia. O también el neosacerdote Germán Gozalbo, de veintitrés años, que fue fusilado sólo dos meses después de haber celebrado su Primera Misa, después de sufrir un sinfín de humillaciones y malos tratos.

3. ¡Cuántos ejemplos de serenidad y esperanza cristiana! Todos estos nuevos Beatos y muchos otros mártires anónimos pagaron con su sangre el odio a la fe y a la Iglesia desatado con la perse-

cución religiosa y el estallido de la guerra civil, esa gran tragedia vivida en España durante el si-glo XX. En aquellos años terribles muchos sacer-dotes, religiosos y laicos fueron asesinados senci-llamente por ser miembros activos de la Iglesia. Los nuevos beatos que hoy suben a los altares no estuvieron implicados en luchas políticas o ideo-lógicas, ni quisieron entrar en ellas. Bien lo sa-béis muchos de vosotros que sois familiares suyos y hoy participáis con gran alegría en esta beatifi -cación. Ellos murieron únicamente por motivos religiosos. Ahora, con esta solemne proclamación de martirio, la Iglesia quiere reconocer en aque-llos hombres y mujeres un ejemplo de valentía y

Beato Gonzalo Viñes, canónigo de Xàtiva.

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constancia en la fe, auxiliados por la gracia de Dios. Son para nosotros modelo de coherencia con la verdad profesada, a la vez que honran al noble pueblo español y a la Iglesia.

¡Que su recuerdo bendito aleje para siempre del suelo español cualquier forma de violencia, odio y resentimiento! Que todos, y especialmen-te los jóvenes, puedan experimentar la bendición de la paz en libertad: ¡Paz siempre, paz con todos y para todos!

4. Queridos hermanos, en diversas ocasiones he recordado la necesidad de custodiar la memo-ria de los mártires. Su testimonio no debe ser olvidado. Ellos son la prueba más elocuente de la verdad de la fe, que sabe dar un rostro humano incluso a la muerte más violenta y manifi esta su belleza aun en medio de atroces padecimientos. Es preciso que las Iglesias particulares hagan todo lo posible por no perder el recuerdo de quienes han sufrido el martirio.

Al inicio del tercer milenio, la Iglesia que camina en España está llamada a vivir una nueva primavera de cristianismo, pues ha sido bañada y fecundada con la sangre de tantos mártires. Sanguis martyrum, semen christia-norum! ¡La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos! (Tertuliano, Apol., 50,13: CCL 1,171). Esta expresión, acuñada durante las persecuciones de los primeros siglos, debe hoy llenar de esperanza vuestras iniciativas apostólicas y esfuerzos pastorales en la tarea, no siempre fácil, de la nueva evangelización. Contáis para ello con la ayuda inigualable de vuestros mártires. Acordaos de su valor, “fi jaos en el desenlace de su vida e imitad su fe. Jesu-cristo es el mismo ayer y hoy y siempre” (Hb 13,7-8).

5. Deseo confi ar a la intercesión de los nue-vos beatos una intención que lleváis profunda-mente arraigada en vuestros corazones: el fi n del terrorismo en España. Desde hace varias

décadas estáis siendo probados por una serie horrenda de violencias y asesinatos que han causado numerosas víctimas y grandes sufri-mientos. En la raíz de tan lamentables sucesos hay una lógica perversa que es preciso denun-ciar. El terrorismo nace del odio y a su vez lo alimenta, es radicalmente injusto e acrecienta las situaciones de injusticia, pues ofende grave-mente a Dios y a la dignidad y los derechos de las personas. ¡Con el terror, el hombre siempre sale perdiendo! Ningún motivo, ninguna causa o ideología pueden justif icarlo. Sólo la paz construye los pueblos. El terror es enemigo de la humanidad.

6. Amados en el Señor, también a nosotros la voz del Padre nos ha dicho hoy en el Evan-gelio: “Este es mi Hijo, el escogido; escucha-dle” (Lc 9,35). Escuchar a Jesús es seguirlo e imitarlo. La cruz ocupa un lugar muy especial en este camino. Entre la cruz y nuestra trans-fi guración hay una relación directa. Hacernos semejantes a Cristo en la muerte es la vía que conduce a la resurrección de los muertos, es decir, a nuestra transformación en Él (cf. Flp 3,10-11). Ahora, al celebrar la Eucaristía, Jesús nos da su cuerpo y su sangre, para que en cier-to modo podamos pregustar aquí en la tierra la situación final, cuando nuestros cuerpos mortales sean transfigurados a imagen del cuerpo glorioso de Cristo.

Que María, Reina de los mártires, nos ayude a escuchar e imitar a su Hijo. A Ella, que acom-pañó a su divino Hijo durante su existencia te-rrena y permaneció fi el a los pies de la Cruz, le pedimos que nos enseñe a ser fi eles a Cristo en todo momento, sin decaer ante las difi cultades; nos conceda la misma fuerza con que los márti-res confesaron su fe. Al invocarla como Madre, imploro sobre todos los aquí presentes, así como sobre vuestras familias los dones de la paz, la ale-gría y la esperanza fi rme.

Carretera Nacional 340, Km. 7‘800Teléfono 962 23 01 00 • Fax 962 23 06 06

46815 LLOSA DE RANES

Beato Ricardo Plá

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Homilía del Sr ArzobispoEN LA MISA DE ACCIÓN DE GRACIAS POR LA BEATIFICACIÓN DE LOS MÁRTIRES

JOSÉ APARICIO SANZ Y 232 COMPAÑEROS

A Ti, oh Dios, te alabamos, a Ti, Señor, te reconocemos… a Ti te ensalza el blanco ejército de los mártires.

Patriarcal Basílica de San Pedro12 de marzo de 2001

1. Te Deum laudamus, Te Dominum confi te-mur… te martyrum candidatus laudat exerci-tus.

A Ti, oh Dios, te alabamos, a Ti, Señor, te reconocemos… a Ti te ensalza el blanco ejército de los mártires.

Estas palabras tomadas del himno litúrgico con el que la Iglesia festeja los grandes momen-tos, expresan muy bien este intenso y emocio-nante momento de oración: la Eucaristía con la que agradecemos a Dios, dueño de los designios de la historia, la beatifi cación de José Aparicio Sanz y 232 compañeros mártires.

El inmenso gozo espiritual que sentimos, en parte animado por la cercanía a estos beatos mártires, nos hace exclamar llenos de júbilo: Te Deum laudamus.¡A Ti, oh Dios te alabamos!

En nuestra alabanza no estamos solos. Con nosotros oran hoy muchas personas que compar-ten nuestro gozo, pero sobre todo, sabemos que con nosotros está mística pero realmente unido, “el blanco ejército de los mártires”.

Esta celebración es refl ejo de la liturgia que incesantemente se celebra en el cielo, delante del Trono y del Cordero, donde los vencedores de la gran tribulación proclaman: Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios de los Ejércitos. Así, pues, con ellos y animados por su ejemplo, también noso-tros decimos: Te Deum laudamus. A Ti, oh Dios, te alabamos.

2. Saludo con afecto y gratitud al Eminentísi-mo Señor Cardenal D. Ricardo Mª Carles, que

ha querido acompañarnos en esta solemne litur-gia de acción de gracias.

Saludo, también, con afecto a mis hermanos en el Episcopado, pastores y guías de diversas Iglesias particulares de España que dieron las aguas bautismales a los nuevos Beatos. Con vo-sotros, comparto la alegría de ver cómo nuestras diócesis han dado muestras de fi delidad a la Bue-na Nueva de Jesucristo, engendrando a la fe y alimentando el crecimiento espiritual de estos hermanos nuestros que sellaron con su sangre la adhesión a Cristo y a su Iglesia. No hay prueba de amor a Dios más grande que dar la vida por su Hijo, Jesucristo.

También os saludo queridos sacerdotes, cola-boradores nuestros en el ejercicio del ministerio apostólico a favor de las comunidades cristianas, herederas de tantos ejemplos que son honor de la Iglesia y aliciente para el futuro.

Una palabra afectuosa también para los reli-giosos y religiosas de las Congregaciones a las que pertenecen muchos de los nuevos Beatos. Su testimonio enriquece vuestro carisma y os alien-ta a imitarlos en la consagración cotidiana al Se-ñor.

Saludo, también, a todos vosotros, fi eles laicos de las diversas diócesis relacionadas con los már-tires, familiares, amigos, convecinos. A todos os digo con san Pablo: fi jaos en el desenlace de su vida e imitad su fe (Heb 3,8).

Me complace dirigir un saludo deferente a las autoridades civiles, que con su presencia en Roma en estos días expresan públicamente el

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sentimiento popular de reconocimiento y admi-ración hacia estas personas que la Iglesia propone a la consideración de los hombres y mujeres de hoy.

3. Para todos nosotros es motivo de inmen-sa emoción celebrar esta Santa Misa reunidos junto a la tumba de san Pedro, en la confesión que recuerda su martirio. Aquí, sobre la me-moria del Apóstol Pedro, en esta basílica que el paso de los siglos ha embellecido, vienen a la memoria las palabras del Señor: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edifi caré mi Iglesia (Mt 16,18).

Este, y otros monumentos y ruinas de la an-tigua Roma nos hablan de los sufrimientos y de las persecuciones soportadas con fortaleza heroica por nuestros padres en la fe, los cristia-nos de las primeras generaciones, que nos re-cuerdan las palabras de Tertuliano: Sangre de mártires, semilla de cristianos (Apol. 50, 13: CCL, 1,171).

Pero la experiencia de los mártires no es ca-racterística sólo de la Iglesia de los primeros tiempos. Por lo que se refi ere a España, son muchos los que a lo largo del siglo XX han pa-gado su amor a Cristo, derramando también la sangre.

Beato Ricardo Plá

Visita del señor Arzobispo. Día de la Mare de Déu. Año Jubilar 2000.

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Unos versos del poeta inglés Thomas Eliot di-cen: Donde ha vivido un santo, donde un mártir ha derramado su sangre por Cristo, el suelo es santo y esa cualidad no la pierde nunca.

Estas palabras nos recuerdan la santidad de ciertos lugares y pienso que se aplican muy bien a algunos rincones de nuestra geografía valen-ciana. Al lado de ellos, las tumbas de los már-tires, renovadas con ocasión de la exhumación de sus venerados restos con vistas a esta beati-fi cación, se convierten en lugares de gracia que nos recordarán para siempre su glorioso testi-monio.

4. El evangelio proclamado en esta celebra-ción nos ha presentado a Jesús subiendo a Jeru-salén para la Fiesta de las Tiendas (cf. Jn 7, 11b-19). Él sabe que allí será, cuando llegue la hora, el lugar de su glorifi cación a través de la muerte; los judíos le buscan y él no se echa atrás ni se esconde.

Cuántos hermanos y hermanas nuestros, los mártires beatificados ayer, eran conscien-tes de que su testimonio pasaba por la muerte martirial, y, por eso, al ser buscados por sus perseguidores, ni se echaron atrás ni se escon-dieron, sino que confesaron abierta y pública-mente, sin reservas y con gallardía, su condi-ción de sacerdotes, de religiosos, de f ieles cristianos laicos.

Siguieron así las huellas del Rey crucifi cado, al que lanzaban sus últimos y más fervorosos “vi-vas” en el supremo momento de la inmolación, no sin antes haber perdonado, como Cristo, a sus verdugos.

Se unían así al blanco ejército de los mártires, a los testigos valientes del Evangelio y servidores silenciosos del Reino, que les han precedido en los siglos pasados, entrando así a entonar para siempre el canto nuevo al Cordero inmaculado (cf. Ap 21,27).

5. El recuerdo de estos mártires es una heren-cia que no se debe perder y que se ha de transmi-tir como un perenne deber de gratitud que susci-ta un renovado propósito de imitación (Juan Pablo II, NMI, 7).

Que permanezca viva su memoria, que se transmita, que se custodie como un tesoro de gran valor y sea levadura para la nueva evangeli-zación.

Sufrieron formas de persecución antiguas y nuevas, experimentaron el odio y la exclusión, la violencia y el asesinato. Su fi delidad al Evangelio se pagó con un precio muy alto.

Los nombres de algunos fueron manchados por sus perseguidores, que añadieron al martirio la ignominia. Otros fueron ocultados por sus verdugos (cfr. Juan Pablo II, Homilía en la con-memoración de los mártires del siglo XX, 7-V-2000).

Sin embargo, en mis visitas a las parroquias de nuestra archidiócesis, he podido comprobar que los cristianos conservan el recuerdo de gran parte de ellos.

El grupo de mártires beatifi cado ayer es un gran cuadro de la vida de la Iglesia. En efecto, forman parte del mismo: sacerdotes, religiosos y religiosas, fi eles cristianos laicos. Aunados por el sufrimiento en odio a la fe, proclaman al mundo de forma elocuente cómo “el amor es más fuerte que la muerte”. No apostataron de la fe, a pesar de las provocaciones ni se doblegaron ante los ídolos que les ofrecían si renunciaban a sus con-vicciones religiosas.

Los sacerdotes murieron, siguiendo el ejemplo del Buen Pastor, porque quisieron permanecer jun-to a sus fi eles a pesar de las amenazas, prefi riendo dejarse matar antes que renunciar a la propia mi-sión; los religiosos y religiosas vivieron su consa-gración hasta el derramamiento de la sangre; los laicos, hombres y mujeres, supieron ofrecer su vida como testimonio fi el de su fe en Jesucristo.

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Colaboración de una familia

La sangre de los mártires es semilla de nuevos cristianos.

TERTULIANO

Beato Ricardo Plá

Martirio de san Pablo. Iglesia Tre Fontane. Roma.

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Rafael Blesa Martínez

Matilde Ridocci, 3 46800 XÀTIVATels. 962 27 47 24 (Valencia)

Queridos sacerdotes: haced de la vida y de la muerte de nuestros hermanos sacerdotes mártires fuente de inspiración para el ejercicio cotidiano de vuestro ministerio; recordad su entrega a la cate-quesis, su atención generosa a los pobres, enfermos y necesitados, su celo por la salvación de las almas, pero sobre todo, su profunda espiritualidad. Con-mueve su fi delidad a la celebración de la Eucaristía y su fi rme y admirable devoción a la Virgen, recu-rriendo al rezo del santo rosario en los momentos más difíciles. La Eucaristía fue para ellos y así lo enseñaron: alimento de su fe y sostenimiento de su esperanza y fortalecimiento de su amor.

Amados religiosos: Sabéis bien que vuestra consagración a Cristo ha de inspirar coherente-mente todos los momentos de vuestra existencia. Por eso, el ejemplo de vuestros hermanos es, sin duda, aliento para vivir con plenitud y renovado entusiasmo vuestra vida religiosa al servicio de la Iglesia.

Queridos fi eles cristianos laicos: Alegraos con la beatifi cación de hombres y mujeres como vo-sotros, de vuestras familias, de vuestros pueblos, de vuestros ambientes. Si su muerte causa horror y tristeza, nos llena de júbilo conocer su ejemplar vida de fe. En ellos encontraréis abundantes ins-piraciones para llevar adelante vuestra vida como creyentes comprometidos con Dios y con la so-ciedad. Inspirados en los criterios del Evangelio sed constructores de una sociedad fundamentada en la verdad.

6. “No hay amor más grande que dar la vida” (Jn 15,13). Los Beatos José Aparicio Sanz y com-pañeros mártires nos enseñan a no anteponer el propio interés, el propio bienestar y la propia su-pervivencia a la fi delidad al Evangelio. Ellos su-pieron oponerse al mal, “haciendo de la fragili-dad el propio testimonio”.

Nos legan, pues, queridos hermanos y herma-nas, una preciosa herencia, que es la adhesión a

la Cruz como camino hacia la Pascua. Esta he-rencia nos enriquece y sostiene al iniciar este nuevo siglo y este nuevo milenio. Reconocer su martirio era un deber de justicia para con ellos.

Como Arzobispo de Valencia, en nombre pro-pio y de toda la Archidiócesis, doy gracias al Se-ñor por el testimonio de los mártires que ayer fueron beatifi cados. Ahora nos corresponde se-guir su ejemplo en la misión de anunciar valien-temente a Cristo, en nuestra querida tierra valen-ciana.

Así mismo, agradezco vivamente al Santo Pa-dre que haya propuesto a estos hermanos nues-tros al reconocimiento de toda la Iglesia. Nos sentimos honrados y, a la vez, comprometidos eclesialmente por su ministerio de comunión en la caridad, signifi cado en la celebración Eucarís-tica en torno a este altar de la Confesión. Desde aquí, en nombre de todos los cristianos que pere-grinamos en Valencia, renuevo el deseo de fi deli-dad de nuestra Iglesia particular y expreso al Santo Padre nuestra lealtad y reconocimiento a su magisterio universal.

7. La Santísima Virgen María es invocada también Regina Martyrum, Reina de los Márti-res. Una espada atravesó su corazón como le pro-fetizó el anciano Simeón en el Templo de Jerusa-lén, al pie de la Cruz fue testigo privilegiado de los sufrimientos de Jesús, su divino hijo. Ella fue consuelo de los mártires en la tribulación. Que con su ayuda materna, que no nos ha de faltar, nosotros, animados por el ejemplo de nuestros mártires, vivamos con el mismo valor y fi delidad nuestro amor por Cristo Salvador, ayer, hoy y siempre (cf. Heb 12,1-2).

Grandes maravillas ha hecho el Señor por no-sotros.

Beatos José Aparicio Sanz y compañeros már-tires, rogad por nosotros.

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Continua la gran exposición de la Llum de les Imatges

Son muchísimas las personas que visitan esta Exposición, familias, grupos, parroquias, colegios e instituciones. En cuanto a la persanas de Iglesia nos ha visitado a nivel

privado el Sr. Arzobispo, que vino también en la inauguración junto con el Sr. Obispo auxiliar don Esteban Escudero. También nos visitado los Obispo auxiliares de

Valencia don Enrique Benavent y don Salvador Gimenez. El Sr. Cardenal Arzobispo Emérito de Barcelona, don Ricardo Mª Carles; el Sr. Obispo de Alcalá don Jesús Catalá; el Sr. Obispo Auxiliar de Lisboa; el Sr. Obispo de sant Feliu de Llobregat, don Agustín Cortés. Y el Sr. Obispo de Ibiza.

La consellera de Cultura visita la exposición.

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También han visitado la Exposición los Seminarios Menor de Xàtiva y Mayor de Moncada, con sus rectores y superiores, al igual que el Seminario de los Legionarios de Cristo Rey, de Moncada. Los Vicarios Episcopales de la Comunidad

Valenciana, los Delegados de Patrimonio Eclesiástico de las Diócesis catalanas.

A nivel civil también ha visitado recientemente la Exposición la nueva Consellera de Cultura y la Directora General de Patrimonio de la Generalitat Valenciana. También varios

grupos de profesores de la Universitat de Valencia.

Los equipos del periódico Levante, secciones la Costera y la Safor, visitan la Llum de les Imatges.

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Miguel Ferrando Perales

ADMINISTRADOR DE FINCAS COLEGIADO

EXPERTO INMOBILIARIO

Reina, 33 - 1º - Tel. 96 227 68 62 - XÀTIVA

He seguido los distintos congresos que este verano de han organizado en España so-bre el tema:”Católicos en la vida pública”, y de verdad que me han hecho ref lexiionar muy seriamente sobre este tema que hace ya mucho tiem-po lo llevo en la mente, en el corazón y en mi actividad pas-toral.

Vivimos en España un mo-mento crucial. Todo aquello que huele a catolicismo moles-ta, provoca odio, incita a la crítica terrible y mordaz. No hay semana que no se publi-quen artículos de opinión contra la Iglesia cató-lica, sus Obispos y algun que otro sacerdote. Hay, incluso, algún periodista, que fue cura an-tes de ser periodista, que casi todas las semanas esparce su odio, resentimiento y veneno junto con su amargura a través de sus artículos, que los vende y se los compran a buen precio distintos períodicos. No nos quiere y no puede vivir sin nosotros: hay que ver con qué saña escribe. En estas últimas semanas, aquí, en Valencia, algún que otro “pensador” la ha tomado con nuestro Arzobispo; han sido varios los artículos en con-tra del Pastor de la Diócesis, en contra de su ges-tión pastoral y en contra de su forma de llevar la

Diócesis de Valencia. Los “pensadores” no son gente de Iglesia y por lo que he sabido ni la pi-san. No comprendo tanto interés por la Pastoral de la Iglesia en Valencia. ¿Qué es lo que preten-den? Está muy claro: hacer daño, difamar y crear mal ambiente.

No quiero pasar por alto las últimas exposi-ciones “culturales”, una en Madrid y otra en Ibi-za claramente vergonzosas contra el sentimiento católico y contra el buen gusto y sentido común de los ciudadanos de bien. Estas dos exposiciones han sido apoyadas por los políticos de turno en el poder. Y por ahí van trabajando, sin cansarse.

O sea que siempre estamos de actualidad.

Católicos en la vida públicaARTURO CLIMENT BONAFÉ

ABAD DE XÀTIVA

Grupo de feligreses de la Seu en la visita del Papa. Julio 2006.

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El sistema que se emplea es muy claro y con dirección propia: desprestigiar la Iglesia católica y sus ministros. Echar por tierra cualquier iniciativa que pueda motivar a los católicos a trabajar por el Evangelio, destruir la infl uencia que la Iglesia ejer-ce en la sociedad española y generar odio, desper-tar rencores y sembrar indiferencia en los ciudada-nos poco formados religiosamente.

Yo ya les digo que consiguen todo lo contrario.A raiz de la campaña laícista y contra la Igle-

sia católica que, desde el gobierno de España y sobre todo algunos de sus ministros, son muchos y cada día más, los católicos dormidos que se despiertan y toman postura. El efecto producido es el contrario del que esperan los provocadores.

Nuestros gobernantes no deben olvidar que los católicos infl uimos en la sociedad más de lo que ellos creen.

Volviendo a los congresos de Católicos en la vida pública.

Los ponentes han puesto sobre el tapete la idea que desde la Administración central están propagando en España durante estos últimos años.

Quisiera repasar unos cuantos puntos que considero muy importantes:

Se está llevando a cabo toda una revolución cultural muy amplia que quiere cambiar las cos-

tumbres, la educación, la forma de pensarde la gente de nuestros pueblos y ciudades; y para ello proponen un cambio radical en el modelo de la familia, ¡con cuanta insistencia predican la nue-va familia y el concepto de matrimonio contra-poniendo la palabra “tradicional” a lo que real-mente admite todo el mundo desde la creación del mundo!; además frente a los derechos de los padres en el campo de la educación de sus hijos, garantizado por la Constitución Española, ahora va y el gobierno se atribuye la facultad de educar a los niños, negando el derecho de los padres. La dichosa asignatura de “Educación para la ciuda-danía”. Aquí quiero decir algo que considero im-portante: recuerdo como hace unos años los ob-jetores de conciencia ante el servicio militar, la izquierda los consideraba héroes y ahora, cuando pasan ya de 15.000 padres que se han constitui-do en objetores ante esta asignatura, los mismos de antes, ahora les consideran antedemocráticos. ¿En qué quedamos? Y va más lejos, se renuncia a las raíces judeo cristianas que han alimentado nuestra cultura desde siglos dentro de la civiliza-ción occidental para adherirse a otros formas de cultura que no respeta los derechos humanos y engendra el fundamentalismo cuyos resultados vemos en el mundo entero y también en Espa-ña.

Grupo de niños de catequesis de Infancia de la Seu.

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Entre nosotros, ¡gracias a Dios!, tenemos in-telectuales, artistas, políticos, periodistas, profe-sionales de todo tipo que son católicos y viven la fe, o sea, católicos practicantes.

Estas personas están llamadas a combatir con sus ideas, con la fuerza del amor, de la palabra clara y viva, del razonamiento y la sensatez, todo este movimiento que tanto daño está haciendo no solo a las nuevas generaciones sino a muchísi-mos españoles. Me atrevo a decirles que ¡tienen obligación! de intervenir, de salir a la palestra, de hablar sin miedo a nada ni a nadie, a manifestar su condición de católicos en la vida pública.

El católico español tiene que defender su con-cepto de la vida y del ser humano de forma cohe-rente y radical, puesto que la propuesta del con-trario es radical también. Todos los católicos debemos tomar conciencia del momento en el que nos encontramos, no podemos esperar más, hay que decir ¡basta ya de tanto atropello! Hay que salir del miedo y del reparo a decir que se es católico y actuar como tal. Defender la vida desde la concepción hasta la muerte; ¡qué empeño tienen en fa-vorecer el aborto y ahora la eutanasia! , como si defender la vida fuera de retrógra-dos y fomentar el cri-men del aborto fuera de progresistas. ¿Por-qué unen estas cosas a ser de derechas o ser de izquierdas?

Durante mucho tiempo ha habido ver-güenza de de ser cató-lico. Ya nada de eso. El católico actual no

es preciso que sea de talla sublime en santidad, ¡ojalá lo fuéramos!, con tal que sea de talla co-rriente, ya sería sufi ciente para este trabajo.

Al católico de talla corriente le aconsejo tam-bién que se forme muy bien. Esté inmerso en la catequesis parroquial de adultos, en su pastoral; tenga un excelente esqueleto doctrinal: teológico, bíblico dogmático y moral y también le diría que lea al Papa. Este hombre de Dios es maestro lla-mado a hacer un gran bien en el mundo católico. sus predicaciones, sus escritos y sobre todo su úl-timo libro, “Jesús de Nazaret” es una respuesta a los retos que tenemos los católicos en este mo-mento; es un chorro de luz ante las tinieblas que nos invaden y es un manantial de ánimo y de ilusión para ser católico y actuar en medio del mundo como tales.

¡No tengamos miedo de ser lo que somos y de defender lo nuestro! Nuestra fuerza es el poder de Dios y su gracia.

No tenemos otra ni queremos otra.

Fieles venerando las reliquias de los jóvenes mártires claretianos.

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Las Camareras de la Virgen colaboran en esta revista

Madre de Dios de la Seo,

dadnos vuestra bendición.

El día 31 de julio de 1687 tomaba posesión como canónigo de la Seu Vicente Vitoria Gastal-do1. Este erudito y meritorio pintor ha sido cita-do y estudiado en diversas ocasiones por la histo-riografía artística española, pero también del extranjero, desde poco después de su fallecimien-to. En el ámbito de nuestro país el introductor de la fi gura de Vicente Vitoria en los estudios sobre artistas fue un contemporáneo suyo, Anto-nio Acisclo Palomino. Este tratadista y pintor afamado, principalmente por sus composiciones murales al fresco, con magnífi cos ejemplos en Valencia como la cúpula de la basílica de los Desamparados de la capital, publicó en 1724 El Parnaso español pintoresco laureado o biografías de pintores ilustres, tercera parte de su tratado de pintura titulado Museo Pictórico y Escala Óptica.2 Posteriormente Vicente Ximeno, Antonio Ponz, Marcos Antonio de Orellana, Mayans, el Barón

de Alcalalí, Roque Chabás y ya más reciente-mente Bonaventura Bassegoda han ido trazando progresivamente su perfi l biográfi co.

Hasta fi nales del siglo XIX se creía que Vicen-te Vitoria había nacido en Valencia en 1658, sin embargo, Roque Chabás en 1893 publicó en El Archivo la fecha y emplazamiento reales3: nació en Denia el día 13 de agosto de 1650. Hijo de un comerciante italiano, Jacomo Vitoria y de Es-colástica Gastaldo. Los datos acerca de su forma-ción son escasos, aunque los historiadores entien-den que estuvieron relacionadas con las humani-dades y teología. Asimismo sentía una profunda inclinación hacia el dibujo y la pintura. A los 24 años, en enero de 1675, se sabe que se encontra-ba en la ciudad de Florencia4 y tras contactar con personas del entorno de Cosme III Médicis († 1723), entró en 1678 como pensionado en la academia que el gran duque patrocinaba en

Vicente Vitoria, pintor, literato y canónigo de la Colegiata

(1650-1709)JUAN IGNACIO PÉREZ GIMÉNEZ

1 Libros de Actas Capitulares del Archivo de la Colegiata, L-70. fol. 338r. Este dato fue publicado por Bonaventura Bassegoda i Hugas en “Noves dades sobre el canonge Vicente Vitoria (Dènia, 1650-Roma, 1709), tractadista, pintor, gravador i col.leccionista”, Butlletí del MNAC, Nº2, 1994, pp.37-62. Reco-mendable artículo de investigación que ofrece una visión global de la bibliografía existente relativa a Vicente Vitoria, a la vez que aporta nuevos datos, permitiendo reconstruir con mayor profundidad el devenir vital y profesional del canónigo.

2 Palomino y Vitoria entablaron ciertamente amistad, ya que coincidieron en Valencia en los últimos años del siglo XVII.3 CHABAS, R., “El pintor Vicente Vitoria restituido a Denia, su patria.” En El Archivo, 1893.4 BASSEGODA, B.,Op.cit. p.38. Bassegoda advierte que L. Goldberg dio a conocer en 1983 la existencia de unas cartas de Vicente Vitoria conservadas.

En ellas se pone en contacto con representantes de Cosme III de Médicis, con la intención de obtener algún favor y de esta forma poder acceder a un ambiente cultural restringido. Poco después lo conseguiría.

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Roma. A esta institución estu-vo vinculado hasta 1686, apren-diendo del pintor Carlo Ma-ratta (1625-1713)5. Sin embar-go, esta relación no fue estricta-mente la habitual de maestro-alumno, sino que Vitoria se instruía en la pintura buscando no una profesión sino una afi -ción. Una afi ción que canaliza-ra sus conocimientos humanís-ticos hacia la creación o tal vez un vehículo para su propia pro-moción personal. De hecho, varios historiadores afirman que una de sus intenciones era obtener algún tipo de prebenda eclesiástica. Con todo, las esca-sas muestras de su pintura que han perdurado muestran a un pintor deudor de las formas que imprimía Maratta y, como éste, fuertemente relacionados con la obra de Rafael de Urbino. De esta época romana de Vitoria quedan muy pocos lienzos, des-tacando uno de altar que repre-senta a San Pascual Bailón, fe-chado por Bassegoda hacia 16856. Se ubica en la capilla de-dicada a este santo nacido en tierras zaragozanas en la iglesia del Ara-Coeli en Roma. Una de las pinturas más interesantes del dianense. Asimismo otras iglesias custodian dos piezas su-yas de tema también hagiográfi co, y una tercera que representa el Nacimiento de la Virgen, de reciente restitución a su autoría.7 Todas datadas hacia 1686-88. La historiografía tradicional rela-ta que llegó a ostentar el título de pintor del Gran Duque,

En 1687, como ya hemos comentado, toma posesión Vicente Vitoria como canónigo de la colegiata de Xàtiva, aunque no de forma presen-cial sino por medio de una delegación de poderes en D. Gaspar Grau de Arellano, canónigo de la catedral de Valencia. El recién nombrado canó-nigo todavía residiría un tiempo en Roma, y no llegaría a Xàtiva, tras estar unos meses en Valen-

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Vicente Vitoria, canónigo de la Colegiata.

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cia, hasta marzo de 1689. Se le puede seguir en los libros de Actas Capitulares hasta 16948. De la producción pictórica durante esos años Marcos Antonio de Orellana afi rma en su Biografía Pic-tórica que Vitoria pintó el estandarte que “sacó la comunidad de religiosos descalzos de San Fran-cisco, vulgarmente llamado de San Juan de la Ribera, en la Proseción (sic) que se hizo en el año 1691 en la fi esta de la canonización de San Pas-qual Baylón…”, valga este sencillo ejemplo para entender que compaginó la producción artística con las obligaciones del cabildo setabense. Según Bassegoda durante su estancia en Xàtiva también se dedicó a la literatura artística, escribiendo un tratado, no publicado, pero que sí se conserva el manuscrito, titulado Academia de Pintura del Se-ñor Carlos Maratti.9

Desde el citado 1694 hasta 1698 residió en Valencia trabajando en distintos proyectos, como la ornamentación al fresco de la cúpula de la ac-tual capilla de San Pedro de la catedral de Valen-cia, comenzada a construir en 1696.10 Vicente Vitoria realizó un programa iconográfi co del que sólo quedan unas fi guras que representan virtu-des cardinales. El resto de la ornamentación de la cúpula, así como la que cubre los muros, rea-lizada por Antonio Palomino, fue duramente castigada durante la Guerra Civil. Por estos años, se produce el encuentro entre el pintor y tratadis-ta cordobés y el también erudito Vitoria. Gran-des elogios le dedica Palomino al canónigo en su

Parnaso, cuando habla de sus retratos, describe biblioteca o cita sus escritos sobre arte.11

Además se constatan otros encargos para la Capilla del Sagrario de la propia catedral, para el convento de San Francisco de Valencia, para el de Agustinas de Morella, etc,12 de los que apenas queda nada. En 1698 regresa a Roma y pocos datos biográfi cos se tienen desde ese año hasta 1709 en que fallece en la misma ciudad. Ahora bien en este periodo es donde se concentra la mayor parte teórica de su obra escrita. En 1703 publicó Osservazioni sopra il libro della Felsina Pittrice, donde contestaba a Carlo Malvasia por su menoscabo y crítica a la escuela romana here-dera de Rafael de Urbino. Según Palomino, Vi-toria “muestra bien su erudición, inteligencia en el arte, y en todas buenas letras, y la nobleza de su genio en la defensa de Rafael (...) y su escue-la.”13 Él mismo realizaría los grabados de la por-tada y el frontispicio, disciplina por la que se sin-tió profundamente interesado y del que, por suerte, se conservan un número mayor de ejem-plos. Es conocido que tenía una abundante co-lección de dibujos y grabados, así como de anti-güedades: medallas, monedas, objetos arqueoló-gicos, etc., acumulados de forma coherente. Se-gún diversos especialistas era una de las mejores en la España del siglo XVII. Por desgracia, el tiempo transcurrido ha provocado que este patri-monio unitario se haya diseminado y en algunos casos se den por desaparecidos algunos de ellos.

5 Pintor nacido en Camerano y formado en el taller de Andrea Sacchi, donde asimiló un lenguaje clasicista heredado de Rafael. Maratti fue un pintor longevo y pese a nacer 25 años antes que Vitoria todavía fallecería más tarde que el valenciano.

6 En 1685 todavía no había sido canonizado el franciscano Pascual Bailón, muestra del fervor religioso que se le tributaba desde su muerte en 1592 y que se vería recompensada con la canonización efectuada por Alejandro VIII en 1690.

7 BASSEGODA, Op. Cit, p.42.8 AHCX, Actas Capitulares, L-70 y 71. Los textos de toma de posesión y de última referencia del canónigo en la Seu ya han sido publicados por Bonaven-

tura Bassegoda, Op Cit, p-39.9 BASSEGODA, Op. Cit, p.40.10 CATALÁ GORGUES, M.A., “La catedral de Valencia” en Catálogo Monumental de la Ciudad de Valencia, p. 173.11 PALOMINO, A., “Parnaso”, Museo pictórico y escala óptica, p. 1173?, ed ,1947.

12 ALDANA, S., Diccionario de artistas valencianos, 1967.13 PALOMINO, Op. Cit, p.1174.

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Dos años más tarde, en 1705, publicó la Vita e miracoli dell’apostolo valenziano San Vicenzo Ferreri, pero Vitoria, además, escribió textos que no vieron la luz en su momento como Índice dell ’opere di Raffaello Sanzio d’Urbino (1703). En su bibliografía se alu-de a una posible entrada del que fuera canónigo como anticuario apostóli-co del papa Clemente XI, pero ya S. Rudolph14 puso en duda este hecho, apoyándose documental-mente.

Finalmente fallece el 23 de mayo de 1709 en la propia ciudad de Roma, fecha extraída de un necrologio romano y dada a conocer no mu-cho tiempo atrás.15 Tra-dicionalmente, desde Palomino, se creía falle-cido en 1712. Vicente Vitoria, canónigo de Xà-tiva, ilustre literato y diestro pintor, es una de las fi guras que está sien-do recuperada lenta pero constantemente, tarea que sin duda merece.

San Pascual Bailón, de Vicente Vitoria.

14 S. Rudolph, “Vicenzo Vittoria fra piture, poesie e polemiche” en Labyrinthos, 1988-1989, pp 223-266.15 Necrologio Romano de Pietro Luigi Galetti: “1709. 23 maii R.B. Canonicus Vicentius Victoria valentinus…”, publicado por Bassegoda, B., Op. Cit,

p.38.

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Los auténticos salvadores de sant Feliu i sant Francesc de Xàtiva: Carlos Sarthou,

Elías Tormo y Ventura PascualVICENTE PONS ALÓS. PBRO.

Iglesia de sant Feliu. Siglo XIII.

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Una de las cosas que más sorprende cuando leemos la prensa de fi nales del s. XIX y primeros del XX es su carácter cultural y social. Salvando distancias, la prensa actual podía tomar nota y modelo de sus antecesores profesionales. Son muchas las noticias y los artículos que en los pe-riódicos y semanarios de carácter provincial y local aparecen dando a conocer y preocupándose por la historia y la conservación del patrimonio en general y del patrimonio local de Xàtiva. Ar-tículos de Ventura Pascual, Gonzalo Viñes, Car-los Sarthou, Elías Tormo, entre otros, van dando a conocer el importante patrimonio histórico-ar-tístico de la ciudad, a la vez que se preocupan y trabajan encarecidamente por la conservación de este patrimonio, haciendo participes con sus es-critos a los lectores y denunciando su estado la-mentable o su posible perdida.

Entre 1910 y 1936 sobresalen las noticias de prensa en torno a la recuperación de dos extraor-dinarios monumentos históricos de Xàtiva: Sant Feliu i sant Francesc. Se podría decir que sin el trabajo de divulgación por parte de estos histo-riadores del valor de estos edifi cios y de la nece-sidad de su conservación y restauración, estos edifi cios seguramente hoy no existirían. Se hu-bieran derribado, como ocurrió con Montsant, la ermita de les Santes, el Puig, el claustro de sant Domenec… Podemos decir claramente, después de leer la importante colección de sus escritos en torno a este tema, que Ventura Pascual, Elías Tormo y Carlos Sarthou son los auténticos salva-dores de las iglesias de sant Feliu i sant Francesc. A ellos nuestro homenaje, nuestra gratitud y nuestra admiración.

A la derecha de la puerta principal de acceso a

la iglesia de sant Félix se puede todavía hoy leer una inscripción que literalmente dice: Templo de San Félix (siglo XIII). Declarado Monumento del Tesoro Artístico Nacional por Real Decreto de 4 de diciembre de 1930.1 El citado decreto fue el fi nal de una serie de esfuerzos por parte de Elías Tor-mo (Albaida 1869-Madrid 1957) y de Carlos Sarthou (Vila-real 1876-Xàtiva 1971), a quienes se debe evitar el hundimiento y la perdida de uno de los monumentos más signifi cativos de Xàtiva y de toda la Comunidad Valenciana. Es una pena que sólo una parte de los visitantes de los espacios dedicados a la Luz de las Imágenes-Lux Mundi (Xàtiva) suben a sant Feliu, el signi-fi cado histórico-patrimonial y religioso que este edifi cio representa bien valdría un esfuerzo por visitarlo.

Elías Tormo Monzó, profesor e historia-dor del Arte, había estudiado Derecho en la Uni-versitat de València y Filosofía y Letras en la de Madrid. Después de unos años como docente en las Universidades de Santiago, Salamanca y Ma-drid, se dedicó a la política, faceta que compagi-no con sus investigaciones sobre historia del Arte. Diputado y senador, cámara de la que fue vice-presidente en 1919, ocupó el cargo de Mi-nistro de Instrucción Pública y Bellas Artes du-rante la República, precisamente desde 1930, el mismo año en que se declaro monumento histó-rico-artístico la ermita de sant Feliu, a la que de-fi nía como “la iglesia más notable que conserva el reino de Valencia del tiempo del rey conquis-tador, y, sin disputa, de las más antiguas”. El mismo cuenta en su introducción a Las tablas de las iglesias de Játiva (1913), obra que publico pri-mero en parte en varios periódicos valencianos,2

1 En 1930 y en el ámbito de la Comunidad Valenciana sólo eran monumentos adscritos al Tesoro Artístico Nacional las cuevas prehistóricas de Morella, Tirig, Albocácer y Coves de Vinromà, el teatro romano de Sagunto, el castillo de Alacuás, la iglesia de la Sangre de Llíria, el palacio de los condes de Oliva, la cueva de la Araña de Bicorp y el castillo de Montesa.

2 En Las Provincias publicaba varios artículos bajo el titulo de “Pintura de primitivos en Játiva”, en las Santas y San Francisco, Sant Feliu, y en el mismo diario sendos artículos desde Madrid de 9 y 10 de noviembre de 1910: “Un museo de tablas: la Seo de Játiva”.

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Retablo mayor de la iglesia de sant Feliu.

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que de camino en tren de Valencia a Albaida, la obligada estación de varias horas en Xàtiva, le llevaba a ir estudiando las obras de arte que con-servaba la ciudad, hacia la cual sentía una espe-cial admiración.

También de formación jurista y juez y secreta-rio judicial respectivamente en Vila-real, Burria-na y Xàtiva, Carlos Sarthou Carreres, compagi-nó muy pronto su profesión con la de historia-dor. En 1920 el ayuntamiento de Xàtiva le nom-braba archivero-bibliotecario y más tarde, tras la guerra civil de 1938-39, su cronista ofi cial. En 1923, el mismo año que Tormo publicaba su guía de Levante, escribía las ermitas góticas de Játiva y en 1948 San Félix, “cuna de la religión cristiana en Levante”. Es precisamente en este úl-timo artículo, reeditado en 1978, donde relata el proceso seguido hasta su declaración de monu-mento nacional y la posterior consolidación (1931-36) y salvamento del edificio (1936-1939).

El 11 de julio de 1923 Carlos Sarthou publi-caba en Las Provincias un precioso artículo sobre el interés y valores de San Félix de Játiva y veinte años antes Fortunato de Selgas editaba en Ma-drid un primer trabajo sobre “San Félix y las er-mitas valencianas del s. XIII”. Viñes y el abad Pla habían impulsado excavaciones en Sant Feliu en torno a 1918, fruto de las cuales se descubrió el ara del obispo Atanasio,3 y el mismo Villanue-va por encargo de la Real Academia de la Histo-ria había escrito sendos memorias sobre la pila de la iglesia de san Félix y los restos de la cruz pa-leocristiana con el agnus Dei, que también recoge el mismo V. Boix. En ninguno de ellos se hace referencia a la necesidad de restauración del edi-fi cio. Habrá que esperar a los años treinta, des-pués de ser declarado monumento histórico ar-

tístico, para que empiecen las denuncias de su estado precario. Monumento Nacional en peligro: san Félix de Játiva, así titulaba el redactor de Las Provincias su nota de 14 de abril de 1931, seña-lando el estado lamentable del artesonado y el “peligro de derrumbamiento de parte del tejado”, que fi nalmente se vino abajo el seis del mismo mes, poniéndose en peligro los retablos que con-servaba, y haciéndose eco de las quejas de Sar-thou. Habrá que esperar a tres años después, en 1934, para que con la ayuda defi nitiva del Mi-nisterio de Bellas Artes de 20.886 pesetas, se pu-diese consolidar el templo:

“se ha de reconstruir toda la techumbre, que es a doble vertiente y sin bóveda interior, que aparecerá de tableros, salvando los restos que perduran en el presbiterio del primitivo ensam-blado de policromía del siglos XIII; se limpiara de blanqueados de cal y pinturas toda la sillería de arcos y aristas; se pavimentará de piedrecitas el atrio o peristilo, se construirá nuevo muro de contención del terreno del monte para hacer un desagüe por la parte posterior del monumento, en evitación de fi ltraciones pluviales que produ-cen desconchados en los retablos góticos, los cuales se apearan para su limpieza, volviéndose a montar en sus capillas terminadas que sean las obras, renovación y aseguramiento de las puertas y otros detalles. Todo ello, según proyecto del arquitecto del Estado conservador de los monu-mentos de Levante don Jerónimo Martorell, de Barcelona, y por gestión del archivero de Játiva y vocal de la comisión provincial de monumentos don Carlos Sarthou…”4.

Sin embargo, sólo a partir de abril de 1935 comenzaran estas obras. Todavía en 18 de enero de 1935, Sarthou proponía a una junta formada por el abad, los canónigos, el alcalde y otros, el

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3 Noticia del hallazgo recogida el 10 de agosto de 1918 por Las Provincias.4 Las Provincias (18-XI-1934).

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traslado a Madrid para su restauración de los re-tablos de san Félix, trabajos que sólo se realiza-ron en parte. En 7 de marzo de 1936 se daba noticia en La Corres de la restauración en El Mu-seo del Prado del retablo de la Virgen de la Leche de Valentí Montoliu. El archivero de Játiva fue dando crónica puntual de todo el proceso de res-tauración, especialmente del descubrimiento de pinturas murales.5

Si a Carlos Sarthou y a Elías Tormo se debe especialmente la salvaguarda de la ermita de sant Feliu, es a Ventura Pascual a quien debe-mos la conservación de la iglesia de sant Fran-cesc. Bonaventura Benito, como indica su par-tida de bautismo, nació en Xàtiva el 21 de mar-zo de 1873. A los 37 años, acabada de tomar posesión de la plaza de maestro en Cartagena, contrae matrimonio con Nieves Santamaría Barraquet d’Alberic. Murió en València el 7 de noviembre de 1953, después de toda una vida dedicada al magisterio, a la pedagogía, a la poesía y a la investigación histórica, faceta esta última de la que nos ha dejado casi un centenar de obras.

En 1919 varios artículos se decantan por el derribo de la iglesia del convento en benefi cio del

ensanche del cuartel del regimiento de Otumba. Uno de ellos, fi rmado por el corresponsal, que hemos elegido como el más representativo, seña-laba el 2 de julio de 1919:

“como setabense y amantísimo hijo de Játiva protesto contra el que intente entorpecer la defi -nitiva instalación… de los soldados… Siempre es triste que desaparezca un templo –casa de Dios-, pero infi nitamente más doloroso que no uno, sino tres, hayan sido profanados, con harto dolor nuestro. Pero aquí, en este caso, no hay, no pue-de haber profanación. Y conste, para los que no conozcan Játiva, que además de san Francisco, la ciudad cuenta con la monumental colegiata y nueve iglesias, que llenan cumplidamente el ser-vicio religioso diariamente. Respecto a las rique-zas que atesora el mencionado templo, a la vista están.

Por mi parte, he de añadir que, según mi cri-terio y de la inmensa mayoría de los setabenses, no es la iglesia de san Francisco lo que necesita Játiva, sino más religiosidad…”6

No tardo Ventura Pascual y Beltrán, enton-ces Director correspondiente del Centro de Cultura Valenciana, en contestar al anterior y otros escritos, y en movilizar cuantas institu-

5 Las Provincias (5 y 18 de junio de 1935).6 Diario de Valencia.

Iglesia de sant Francesc. Exteriores.

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ciones locales, provinciales y nacionales pudie-ran evitar la destrucción de tal Monumento. De todos los artículos publicados sobresale el del Diario de Valencia bajo el epígrafe de “Por el Arte y por la Historia. Monumento en peli-gro”. Tras señalar la importancia del edifi cio gótico que debería descubrir sus bóvedas y las diferentes intervenciones posterior dirigidas por arquitectos de la talla de fr. Vicente Cuen-ca. Ventura Pascual incide en la talla de las obras conservadas como las tablas de San Se-bastián y Santa Elena, atribuidas entonces a Jacomart, el retablo de los Martí en la capilla del Ecce Homo, obras que apoyándose en la opinión del mismo E. Tormo, “deben conser-varse en las iglesias, donde tienen su propio lu-gar, mejor que en cualquier museo”. Sigue rese-

ñando la importancia de las sepulturas que conserva del comte de Urgell, de los antepasa-dos de Alejandro VI Borja, los señores de Fe-nollet, los marqueses de Llanera o el venerable Ambrosio Navarro. Acaba nuestro historiador afirmando, “si amenaza ruina, cosa que no creemos, inminente, puesto que aún continua abierta al culto, repárese por suscripción popu-lar… Entre tanto, nos atrevemos a exaltar el celo de aquellas entidades que, como el Centro de Cultura Valenciana y Lo Rat Penat, tanto interés han demostrado siempre por la conser-vación de nuestros monumentos históricos, para que acudan a nuestro excelentísimo prela-do, rogándole que no permita que desaparezca un templo de la importancia histórica de la iglesia de san Francisco de Játiva”.

Iglesia de sant Francesc. Interior.

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Palau del Ardiaca

En 1998 se realizó la primera fase de restauración del Palau del Ardiaca, edifi cio emblemático del siglo XV, gracias a la Conselleria de Cultura. Concluida esta fase, las obras se paralizaron y así han estado

durante 10 años.La Colegiata, propietaria de este edifi cio, ha iniciado los trámites para lograr los permisos correspondientes para poder continuar las obras;

luego iniciaremos las gestiones con tal de lograr subvenciones y poder iniciar las siguientes fases.

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Interior del edifi cio. Estilo gótico.

MercedesMontagud

DiseñadoraIndumentarista

Sant Francesc, 21Tel. 962 281 17946800 XÀTIVA

CAMINEM JUNTS 70

Este edifi cio consta de dos plantas, baja y alta. La planta baja se convertiría en salón de actos multiusos y la planta

alta se destinaría al archivo histórico de la Colegiata.

Colaboración de una familia

¡Santísimo Cristo del Carmen, ruega por nosotros!

BALDRÉS

MERCERÍA

Tel. 96 227 44 40Carrer de les Botigues, 10, 12. Xàtiva

Perfumería - BisuteríaArtículos Regalo

Jaume I - Tel. 96 227 38 51 - Xàtiva

CAMINEM JUNTS 71

El Papa Juan Pablo II quiso mantener esta foto en silencio durante su vida desde el atentado. Ahora, la Santa Sede ha hecho pública, por primera vez, esta fotografía que fue tomada por los responsables de la seguridad

en el preciso momento del atentado que sufrió el Santo Padre cuando caía en el Papa móvil doblegado por el dolor de las balas.

Según explicó el portavoz de la Santa Sede, han sido muchos años los

que los mejores profesionales de fotografía del mundo entero han estudiado el revelado de esta increíble fotografía y, por supuesto, sobre

la calidad de la película utilizada, ya que no era muy nítida.

Finalmente, después de haberla sometido a miles de controles con los expertos fotógrafos del mundo, declaran que no existe ningún truco en ella y nos regalan este bello don de la Madre de Dios hacia el Papa

Juan Pablo II, el Grande.

¡Demos gracias a Dios!

La Virgen que salvó al Papa Juan Pablo II, el Grande

13 de mayo 1981

CAMINEM JUNTS 72