CAMINOS DESPATRIARCALIZACIÓN - descolonizacion… · de unos cuantos ciudadanos con mentalidad...

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CAMINOS DE LA

DESPATRIARCALIZACIÓN

“IRA CUMBRE INTERNACIONAL DESCOLONIZACIÓN, DESPATRIARCALIZACIÓN,

LUCHA CONTRA EL RACISMO Y LA DISCRIMINACIÓN”

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EDICIÓN Y SUPERVISIÓN:

PABLO GROUX CANEDO

MINISTRO DE CULTURAS Y TURISMO

FÉLIX CÁRDENAS AGUILAR

VICEMINISTRO DE DESCOLONIZACIÓN

MARVIN MOLINA CASANOVA

DIRECTOR GENERAL DE ADMINISTRACIÓN PÚBLICA PLURINACIONAL

LEONCIO GUTIÉRREZ AGUILAR

DIRECTOR GENERAL DE LUCHA CONTRA EL RACISMO

TRANSCRIPCIÓN, CORRECCIÓN Y SISTEMATIZACIÓN:

RAFAEL BAUTISTA S.

APOYO DE:

“ESTA PUBLICACIÓN FUE AUSPICIADA POR LA

FUNDACIÓN ROSA LUXEMBURG CON FONDOS DEL

MINISTERIO ALEMÁN PARA LA COOPERACIÓN ECONÓMICA Y EL DESARROLLO (BMZ)”

EDITORES:

MINISTERIO DE CULTURAS Y TURISMO

VICEMINISTERIO DE DESCOLONIZACIÓN

Calle Potosí esquina Ayacucho S/N

Teléfonos (591-2) 2118644 – fax (591-2) 2114681

Para fines bibliográficos se debe citar: “Memoria de la Ira Cumbre Internacional de

Descolonización, Despatriarcalización y Lucha Contra el Racismo BOLIVIA 2013, autor,

Ministerio de Culturas y Turismo, Pagina, 2014.

PROHIBIDA SU VENTA

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ÍNDICE

Introducción a la Cumbre……………………………………………………………………3

La despatriarcalización desde nosotras: una visión institucional…………..………...……..7

Día 2. Despatriarcalización:

Félix Cárdenas Viceministro de Descolonización: Descolonización y

despatriarcalizacion...........................................................................................15

Elisa Vega Sillo Jefa Unidad de Despatriarcalización: La despatriarcalización desde

nuestras identidades…….………...…………………………………………….......20

Rafael Bautista Segales Escritor Filosofo: Criterios metodológicos para una

descolonización de la despatriarcalización……….……………………………………..26

María Lugones (Republica de Argentina): La descolonización del feminismo…………...42

Estelina Quinatoa (Republica de Ecuador): La despatriarcalización en América latina…...50

Diálogos: descolonización-despatriarcalización…………………..……………………….55

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Introducción

Los pueblos que conforman el Estado Plurinacional de Bolivia, estamos viviendo

los momentos más cruciales de nuestra historia, el tránsito o transformación del Estado

Colonial, al Estado Plurinacional, es uno de los retos más importantes que se viene

encarando desde el gobierno de la revolución democrática y cultural. Del Estado propiedad

de unos cuantos ciudadanos con mentalidad feudal y colonial al Estado propiedad del

pueblo boliviano, el traspaso de las colectividades excluidas y olvidadas al reconocimiento

constitucional y del rol primordial que cumplen en bien de todos, el giro de toda una

historia plagada de explotación inmisericorde de nuestros recursos naturales y recursos

humanos al vivir bien, es una muestra de la intención de nuestra Bolivia por descolonizarse

y desapatriarcalizarce, hoy en día se puede tener la seguridad de que esta es una historia sin

retorno.

La pérdida de identidad y el alineamiento cultural del que hemos sido y somos

víctimas los pueblos de nuestra región, han generado convicciones coloniales y patriarcales

que están modificando cada vez más nuestras débiles estructuras sociales, a su vez la forma

de pensar de nuestros ciudadanos y de nuestros pueblos, los cuales por medio de los neo -

instrumentos de colonización crean y ratifican modelos culturales coloniales y patriarcales,

alejando cada vez más a los pueblos y a las familias del Estado, recreando injustos cada vez

más notorios que desmedran los derechos biológicos, culturales, políticos, económicos,

sociales, naturales y constitucionales de madres, hermanas, hijas, esposas, hijos, nietos

abuelos, padres en síntesis familias enteras.

El Estado Plurinacional de Bolivia ha generado la convicción dentro de sus políticas

públicas de que la respuesta hacia la plurinacionalidad es la descolonización, la

despatriarcalización, la lucha contra el Racismo y la Discriminación, manifestando que “No

puede haber descolonización sin despatriarcalización”. El patriarcado es uno de los

sustentos del colonialismo y la colonialidad que se manifiestan, expresan y son fuente

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primaria de racismo y la discriminación, por lo que la lucha contra este flagelo y la

búsqueda de la igualdad humana radica precisamente en la Descolonización.

Asimismo nuestro Estado ha generado e instituido un nivel de institucionalidad que

no existe en toda América Latina y se encuentra en el Viceministerio de Descolonización,

dependiente del Ministerio de Culturas y Turismo. En ese contexto es que el Ministerio de

Culturas y Turismo en representación del Estado Plurinacional de Bolivia, a través del

Viceministerio de Descolonización

Así pues estos tinkus entre varias concepciones y formas de ver la realidad de las

diferentes culturas, la descolonización y despatriarcalización, busca la consolidación del

desafío constitucional de lograr un Estado descolonizado y con equivalencia e igualdad de

condiciones entre hombres y mujeres que colectivamente constituyen su esencia.

El presente trabajo muestra y valora elementos, conceptos y sobre todo miradas

nuevas de los representantes internacionales reunidos en la “Ira Cumbre Internacional de

Descolonización, Despatriarcalización y Lucha Contra el Racismo”, exhortándonos a

trabajar en la implementación y el fortalecimiento de la gestión de estos tres temas en

Bolivia, expandiéndose al nivel internacional. Con mucha seguridad señalamos que la

lectura objetiva de este encuentro será un aporte en la línea de formación, capacitación y

fortalecimiento de capacidades en el sector público, privado y movimientos sociales, en

Bolivia y el exterior, en el marco del diálogo interinstitucional. Este trabajo representa un

esfuerzo institucional colectivo del Viceministerio de Descolonización, que logra fusionar

criterios convergentes, partiendo de ejes culturales diferentes, que confluyen en un lugar

común que consiste en “una lucha frontal contra el colonialismo”.

Ministerio de Culturas y Turismo

Viceministerio de Descolonización

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La despatriarcalización desde nosotras: una visión institucional

La lucha por los derechos de las mujeres indígenas, nunca se expresaron en términos

exclusivistas, marcando un distanciamiento paulatino del hombre, como dos realidades sin

posibilidad de reconciliación. Ésta ha sido una diferencia básica que nos motivó a plantear

una lucha distinta a los feminismos radicales. Porque el fundamento y el horizonte de

nuestras luchas presupone, siempre, a la comunidad, como postulado irrenunciable de

nuestra propia identidad. Somos comunidad, es decir, nos debemos, hombres y mujeres, el

reconocimiento mutuo de nuestra dignidad humana.

Por eso peleamos, por reconstituir la comunidad que siempre presuponemos, en

nuestras luchas y en nuestra vida. Creemos que la vida es sólo posible en y como

comunidad. Por eso creemos que la despatriarcalización no es una cuestión sólo de las

mujeres sino de los varones también. No creemos en una lucha que nos enfrente sino que

nos reconcilie, a partir del reconocer que padecemos ambos una sociedad machista, que ha

naturalizado el sometimiento de las mujeres a las necesidades exclusivas de un modelo de

hombre auto-centrado, ensimismado en su propio yo masculino que, desde el hogar hasta la

política, concibe al mundo como el teatro de su realización individualista.

Por eso, la lucha de la mujer, es lucha también por el hombre, porque un mundo

hecho a imagen y semejanza exclusivamente suya, no sólo encubre e invisibiliza a la mujer,

sino termina destruyendo toda posible convivencia humana. Nuestra crítica al sistema

patriarcal tiene que ver con la crítica a la auto-referencialidad del hombre como único ser

de derechos, de voz, de decisión, de mando, dejando a las mujeres como un mero apéndice

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de todas sus realizaciones personales egoístas (porque en éstas tampoco ya incluye a su

familia ni a sus hijos, dejando a la mujer cargar con toda una responsabilidad que nunca la

asume también como suya). Las mujeres luchamos entonces por remediar esta situación

injusta, a nombre también de los hijos e hijas que sufren las consecuencias de un mundo

concebido sólo para los adultos varones.

Nos preguntamos, ¿de dónde viene todo esto? No viene de nosotras. Viene de la

asimilación paulatina de, sobre todo los varones, a un mundo que no respeta lo sagrado, lo

espiritual, la vida y la comunidad. Cuanto más se destruye nuestras formas de vida, más

expuestas estamos las mujeres a una dominación que domestica nuestras prioridades,

haciéndonos olvidar que, como madres, somos el conducto de trasmisión cultural a nuestras

hijas e hijos, que somos la personificación de la Pachamama como dadora de vida y que,

como criadoras, somos la imagen de nuestras huacas y apus, que nos enseñaron que la vida

se cría continuamente.

El resultado dramático de ésta nuestra desvalorización no es más que la

desvalorización de la vida misma. Por eso decimos: este sistema actual moderno es un

sistema de la muerte, por eso ve la procreación no como un acto sagrado, por eso la

profana, para el puro placer egoísta de unos, sin goce ni bienestar para otras; por eso ya no

reivindica al hogar, porque hace de la vida pública la única forma de realización personal,

dejando la intimidad a una suerte de confinamiento de los puros fracasos; por eso los hijos

se convierten en pura carga, porque si todos velan por sus propios intereses egoístas,

entonces nadie se hace responsable de nadie; por eso dispone la vida de todos, como cosas

al servicio de uno.

El desprecio hacia la mujer, sobre todo, a su condición de madre es, en realidad, el

desprecio hacia la vida que manifiesta un sistema de la muerte. El capitalismo es eso. El

mundo moderno es eso.

La mujer entonces se convierte en la alerta de la vida. Por eso reivindicamos a la

Pachamama, nosotras, las mujeres, porque sabemos lo que es ser madre, sabemos lo que es

criar. Por eso hacemos la crítica a los compañeros varones: nuestra lucha es su lucha,

porque si no se libera a la mujer, tampoco el hombre será libre. Cuando a la mujer se le

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priva la salud, la educación, el trabajo digno, la herencia, la identidad, etc., lo que se priva,

en realidad, es justicia, y eso llena el alma de dolor, de pena, de fracaso y frustración, y de

eso también se llenan los hijos, porque la madre transmite, inevitablemente, todo eso a sus

hijos. Esa frustración se convierte en frustración de los hijos y hasta de los padres, porque

la frustración se convierte en un mal-estar general.

La despatriarcalización es una mirada crítica más específica de la descolonización,

que quiere destacar la dominación naturalizada que sufren las mujeres. Denuncia una

situación que atraviesa al todo social que, de la ciudad se extiende al campo,

desconstituyendo nuestros saberes y nuestra formas de vida, haciendo que la frágil

situación en la que nos encontramos las mujeres se vuelva todavía más precaria, generando

discriminaciones al interior de nuestras propias familias, desarrollando prácticas que no

coinciden con las de nuestros ancestros y que acelera la destrucción de nuestras

comunidades.

Decimos naturalizada porque hasta las propias mujeres llegamos a creer que no

tenemos voz ni voto en esta situación, que “así nomás es la vida”, cargando un conjunto de

discriminaciones como si se tratara de una maldición divina. El hombre cree que, por ser

“amo y señor”, decide todo sin tomar en cuenta a la mujer, esto que es “normal” en el hogar

también se hace “normal” en la política, donde la mujer, pese a luchar incluso más que el

hombre, no decide. La decisión es algo privativo del hombre.

Esta naturalización de las relaciones de dominación permite hacernos creer que, si

hay “señor”, debe haber siempre siervos, que, si el “señor” es el hombre, la sierva natural

es la mujer, que nadie puede cambiar eso. Pero las relaciones de dominación son producto

de historias de poder y esta particular forma de dominación naturalizada es la que sufrimos

desde la invasión y conquista del Abya Yala. Por eso la despatriarcalización denuncia

aquella naturalización como la más sofisticada forma de dominación que ha existido y que

atraviesa, material y espiritualmente, nuestras vidas y hasta los procesos de liberación que

protagonizamos.

Cuando nos inferiorizaron, las más expuestas fuimos las mujeres, por eso también

las más vulnerables; vencidos nuestros guerreros, quienes quedamos fuimos domesticados

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en la más cruda servidumbre, donde se nos privó de humanidad, o sea, de dignidad, por eso

también, entre nosotros, los varones reprodujeron aquella dominación con los y las más

vulnerables, socavando todavía más nuestra precaria existencia. La naturalización de las

relaciones de dominación facilita aquello, pues las víctimas ya no aparecen como víctimas,

como seres humanos, sino privados de humanidad, por lo tanto, la violencia ya no es culpa

del verdugo sino de la propia víctima, por negarse a obedecer a su “superior”, a su “señor”,

porque la violencia que se le aplica es concebida hasta como un favor que se le hace a la

víctima, en su resistencia a obedecer. Para el “señor” es cosa justa, por derecho natural,

que los brutos obedezcan al hombre y la mujer al marido, porque en esto consistiría la

perfección, el supremo bien que establece un mundo machista.

Por eso la despatriarcalización también denuncia que, nuestras propias prácticas y

costumbres, se hallan contaminadas por aquello que denunciamos, lo cual nos impele

también a asumir, de modo crítico, nuestra propia tradición. Porque si bien la dominación

naturalizada que nace con el mundo moderno es algo que nos llega de afuera, también

descubrimos resabios de discriminación en nuestras propias culturas. Eso nos permite

también hacernos la autocrítica, porque lo que nos proponemos ya no es una liberación de

esto o aquello sino liberarnos de toda forma de dominación.

Por eso insistimos en recuperar un proceso de liberación desde nuestra propia

identidad, de modo crítico y responsable. Porque se trata de reconstruir la comunidad, que

era y es nuestro horizonte de vida. Por eso la lucha de las mujeres busca la

complementación, el encuentro con el varón, para reunir lo que se ha separado y producir,

de nuevo, la comunidad, es decir, la vida.

La vida reúne lo diferente. La comunidad no es algo que se impone sino algo que se

propone en la complementariedad; en ésta no puede haber enfrentamiento u oposición,

porque la complementación sólo puede ser recíproca, mutua, donde el uno y la otra se

brindan en la libertad y la responsabilidad. Nuestra identidad concibe una dualidad

originaria; por eso la Pachamama necesita del Alaxpacha. Todo es par: la luna necesita del

sol, el día se corresponde con la noche, el frío pide el calor, el macho busca a la hembra y la

hembra espera por el macho; los que son pares, al complementarse recíprocamente, crean

la vida.

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La despatriarcalización quiere reivindicar la responsabilidad que significa ser padre

y madre. Por eso hablamos por las hijas e hijos, cuya vulnerabilidad lanza a las madres a

denunciar el acumulado rechazo machista a asumir la responsabilidad de ser y comportarse

como padre. En eso nuestras antiguas culturas se mostraban más dignas que la actual,

moderna (extendida hasta nuestras comunidades), donde ya nadie quiere ser padre y, hay

que decirlo, de modo autocrítico, tampoco nadie quiere ser madre, porque todos quieren

velar exclusivamente por sus propios intereses individualistas. Así actúan los poderosos, los

ricos, y así también empezamos a actuar nosotras y nosotros, legitimando el mundo que

tanto criticamos. Por eso la despatriarcalización asume que la descolonización es sólo

viable si acontece, de modo práctico, en nuestras propias creencias y acciones.

Hay que recuperar, en nuestras culturas, los valores de responsabilidad, que

implicaba el hacerse cargo de los demás y, en primera instancia, de los hijos; y la

dignificación de la mujer, que permitía recibir a las niñas no con resignación sino con

alegría, porque la primogénita quería siempre decir “casa llena”. Esa dignificación hacía

posible que, hasta en la lucha, varón y mujer, dirigían y comandaban conjuntamente a los

pueblos indios, porque en estos, en sus mitos y creencias, la mujer significaba la vida y la

vida era lo más preciado, más que el oro, era lo que había que cuidar y respetar siempre.

Por eso no hay Manco Kapac sin Mama Ocllo, tampoco hay Túpac Katari sin Bartolina

Sisa.

Volver a aquello no es “volver al pasado” sino restaurar en el presente los sentidos

que hacían posible esa forma de vida. Tenemos que resignificar la función del padre y de la

madre; que ser padre sea algo que se desea, con responsabilidad, que ese hacerse cargo sea

vivido con la alegría del vivir: el hacerse criador es corresponder a la propia vida que cría

todo lo que crea. La Pachamama cría, porque es dadora de vida. La vida de los hijos se

deduce de la afirmación de la vida de la madre; por eso el padre contempla, como su

primera responsabilidad, el cuidar y proteger la vida de la madre. Por eso hay como una

pasión por la vida en la afirmación de la naturaleza en cuanto Pachamama, porque no se

trata de una ajenidad sino de la fuente de la vida, por eso, ser Madre es algo sagrado.

La cultura actual profana todo lo sagrado, por eso hasta de la belleza de la mujer

hace patrimonio público, cuando es algo digno y sagrado que sólo puede brindarse en lo

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íntimo del respeto y amor plenos. Una cultura que profana todo, afirma una total

irresponsabilidad que confunde con la libertad, porque resume toda libertad a la libertad

individualista, sin responsabilidad. Adquirir la responsabilidad de una nueva vida significa

convertirse en modelo de vida. El jaq’i quiere decir eso, porque jaq’i se dice de alguien

responsable. El mérito de ser autoridad proviene de aquello, sólo puede ser responsable

alguien que ya proviene de una experiencia responsable. En la comunidad, la política es

servicio porque el servicio a la comunidad es algo que se desea, de modo libre y

responsable. Lo que hace posible la política, en la comunidad, es la experiencia previa del

hacerse responsable, y eso empieza en la familia, para trascender a la política misma: el

hacerse responsable por todo y por todos y todas, es una vocación que adquiere un alguien

que no se concibe como “arrojado en la existencia” sino como un “enfamiliado en el ayllu,

en la comunidad”: con fiesta se le recibe y con fiesta se le despide.

No nacemos solos sino en comunidad, tampoco morimos en la soledad sino

acompañados por la comunidad. La vida misma testimonia la reunión de quienes se

complementan para hacer posible vida. Esto quiere decir el chacha-warmi. Es un ideal que

da sentido a la noción de complementariedad y aparece como el criterio de evaluación al

que acudimos para advertir si lo que producimos coincide con aquello que nos proponemos.

El chacha-warmi no quiere significar la corroboración porcentual de una distribución

numérica, tampoco una obligación moral al matrimonio. Es un ideal que se asume como

figura modélica de lo que debiera ser una reunión o relación común, por complementación

recíproca; la conjunción recíproca y complementaria, libre y responsable, es lo que hace

que la vida se manifieste como fiesta. A esto tienden, de modo voluntario, quienes se

conciben como criadores. Criando la vida es como la vida empieza a criarles. La madre es

el testimonio vivo de esta vocación de servicio; el desvivirse de la madre por los hijos es la

prodigalidad de la propia vida que, en cuanto Pachamama, es madre que otorga sus frutos

por pura generosidad. Esa es la experiencia que poseían nuestros pueblos que veían el

trabajo, la cosecha, como fiesta, como realización de la comunidad.

Pero la vida moderna destruye toda forma de comunidad, nos hace creer que

estamos solos, que los demás no son hermanos sino enemigos. Necesitamos la recuperación

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de nuestras comunidades, pero no como una adopción romántica de lo que fue sino

recuperar críticamente lo que ha despreciado el mundo moderno.

La despatriarcalización no busca anular la familia sino resignificarla, desde nuestras

identidades, para hacer posible concebir una familia liberadora, despatriarcalizada; por eso

decimos, ni el varón ni la mujer pueden ser libres si su liberación es unilateral, sólo pueden

liberarse si se liberan de toda dominación. A esto apunta una liberación de la mujer, porque

desde la mujer, de la triplemente discriminada, por pobre, por india y por mujer, se puede

afirmar: la humanidad no será libre si no hace libre antes a la Pachamama.

Somos la cultura de la vida, presuponemos la dualidad, la reunión de lo que la vida

ha dispuesto para renovarse siempre; por eso la comunidad es obra nuestra. Las mujeres

sabemos eso, por eso nuestra lucha contiene a las demás. Afirmando la vida de la

Pachamama, de la Madre primera, aseguramos la vida nuestra; sus hijas e hijos

reconocemos esto en la maternidad y paternidad (experiencia que también se realiza cuando

uno o una decide, por ejemplo, ser maestro o maestra, líder o lideresa, que también

significa ser madre y padre). Esto es lo que destaca, en todos y todas, por opción libre y

soberana, hacerse ser humano, porque eso quiere decir: hacerse responsable de la vida, no

sólo de mi vida sino de la vida toda. La despatriarcalización, desde nosotras, es la

afirmación más contundente de la vida toda.

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Día 2. Despatriarcalización

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Descolonización y despatriarcalización

Félix Cárdenas1

Vivimos, se dice, en un “mundo moderno”. Y ¿qué es el “mundo moderno”? Por ejemplo,

en Chile, un “país modelo”, ¿qué pasa? Niños perseguidos y encarcelados solamente por

reclamar el derecho de estudiar. El neoliberalismo hace eso. Y se extrañan, se sorprenden

cuando les digo que en Bolivia hemos definido, en la Constitución, que la educación es

libre y gratuita; y no pueden creen que eso pueda ocurrir en algún país, que la educación

sea libre y gratuita pero, además, que sea obligatoria. No puede entrar en su cerebro cómo

un gobierno chileno, que además se cree la panacea de la democracia y el desarrollo, esté

cobrando la educación; que es más que privada y cada uno está endeudándose

permanentemente.

Y los chilenos también nos hacen entender a nosotros, pues muchos chilenos nos

dicen: no digan, “Bolivia tiene derecho al mar”, ¿por qué no decimos juntos, Bolivia y

Chile tienen derecho al mar?; porque el mar no es nuestro, no es de los chilenos, el

neoliberalismo se lo ha entregado a las transnacionales, los chilenos no tenemos derecho ni

a pescar.

Ahí entendemos el poder de los movimientos sociales, la necesidad del intercambio

permanente entre movimientos sociales de Bolivia, del Perú, Chile, Argentina, de todos.

Nosotros rompemos fronteras artificiales que han creado los Estados coloniales; ese es un 1 Félix Cárdenas Aguilar, es un notable dirigente sindical aymara. Fue presidente de la comisión “Visión

País”, de la Asamblea Constituyente. Actualmente es viceministro de Descolonización.

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tema que hay que discutirlo. Y me dicen también, ¿cómo han hecho?, ¿cómo es posible una

educación libre y gratuita?, ¿cómo es posible tantas cosas que nos hablas, el bono Juancito

Pinto para los niños, el bono dignidad para los ancianos, diferentes bonos, el bono Juana

Azurduy? Nosotros no nos hemos inventado ningún dinero, el dinero que tiene ahora el

gobierno boliviano siempre existía, otra cosa es que se lo robaban permanentemente, otra

cosa es que esos dineros estaban en las cuentas bancarias de las mujeres de los ministros o

de los presidentes.

No se inventó Evo ningún dinero extra, había ese dinero, siempre había desde la

fundación de Bolivia, otra cosa es que la lógica de poder de estas elites ha sido siempre

robar; “el que no roba es un gil”, esa es la lógica que funciona en nuestros países; si eres

ministro o viceministro, si eres presidente del Banco central o eres alguna autoridad y no

estas robando, eres un gil. Esa es la lógica que ha prevalecido, y sorprende que ahora diga

el presidente que se rebaja el salario; el presidente tiene un salario que sirve para sobrevivir,

porque no puede haber alguien ganando harto como antes, pero además nadie puede ganar

más que el presidente. ¿Cómo logramos esto?

Les decía a los chilenos que lo logramos con dos temas claves: la nacionalización de

nuestro petróleo, que estaba en manos de las transnacionales, nacionalización de todas las

empresas del Estado, que el neoliberalismo había entregado a las transnacionales y luego, la

refundación del país, Asamblea Constituyente. Esos dos temas, para nosotros, han sido

claves y si alguna vez, en algún país, queremos cambiar algo o todo, no será posible con el

cambio de presidente solamente, sino haciendo profundas transformaciones a la forma de

gobierno que tienen. La Asamblea Constituyente ha sido la clave para hacer una revolución

en democracia; lo que los izquierdistas no pueden creer, porque su concepto de revolución

es siempre con las armas, pero nosotros hemos encontrado una manera de hacer revolución

en democracia.

Nosotros les decimos a los chilenos y a los que están acá, que nosotros no

necesitamos el mar para bañarnos, necesitamos el mar para comunicarnos con el mundo,

necesitamos el mar para demostrar nuestras potencialidades como país al mundo; es tan

ridículo que Chile esté comprando petróleo desde Indonesia, por no poder compartir con un

hermano que se llama Bolivia, que si ellos pueden ver el tema del mar como un tema de

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integración latinoamericana, ese derecho de todos los países de acceso al mar, entonces

podemos hablar como hermanos y compartir lo que tenemos; si ellos necesitan algo y

nosotros lo tenemos, lo compartiremos; nosotros necesitamos mostrar la quinua,

necesitamos mostrar la carne de llama, porque hay mucha gente en Europa, en Estados

Unidos (especialmente mujeres que pretenden guardar la línea) que se abstienen de comer

carne cuando la carne se puede comer, depende cuál. La carne de llama es cero colesterol.

Es una oferta de nuestro país. Entonces el mar es parte de la integración latinoamericana

En Argentina de la misma forma, hay una comunidad infinita de bolivianos. Estuve

con ellos y me explican un tema (por eso entiendo la descolonización como una necesidad

continental), me dicen, mire hermano, aquí en Argentina, acá en Buenos Aires, por

votación de todo el barrio, hemos decidido cambiar el nombre de una Unidad Educativa

que antes tenía un nombre colonial, hemos discutido entre todos y hemos decidido que a

partir de ahora se va a llamar “Bartolina Sisa”, en Buenos Aires.

Entonces les digo que estamos recuperando la historia de nuestros líderes como

parte de la descolonización; los historiadores coloniales hacen nacer a Bartolina Sisa en

otro lugar, y el viceministro, junto a las mujeres de la organización Bartolina Sisa,

logramos ubicar el lugar exacto donde nació Bartolina Sisa. Todavía está ahí parte de su

vivienda, hay un lugar donde se puede ocultar cuarenta personas perfectamente, en los

boquetes que están abiertos en la montaña (es un lugar sagrado donde sólo pueden ir

personas indicadas, no puede ir cualquier persona). Entonces entendemos el tema de los

monumentos, entendemos que nuestra historia oficial colonial nos ha enseñado los

monumentos en una sola forma: hombres en la historia; nuestros libertadores Simón

Bolívar, Eduardo Abaroa, Pedro Domingo Murillo, todos son machos, han invisibilizado,

incluso, en forma de monumento a la mujer.

No se puede entender las luchas de independencia de cualquier país si no hay la

presencia de una mujer; hay que recuperar ese otro tema como parte de la

despatriarcalización. En ese sentido, el Viceministerio de Descolonización, ya no hace

monumentos ch’ullas, impares, porque ese impar también implica individualidad e

individualismo y machismo; a partir de ahora todos los monumentos que hacemos (en el

lugar donde nació Bartolina, donde nació Túpac Katari, en Ayo Ayo) son dos, chacha-

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warmi, paridad. ¿Por qué? Porque el niño dirá al papá: ¿por qué son 2 aquí los

monumentos?

Porque esa es nuestra cosmovisión, para nosotros no hay uno, no hay tres, no hay

cinco, todo es una dualidad, todo es una complementariedad, pero además, entre masculino

y femenino. Chacha-warmi es la señal de la dualidad que viene desde la comunidad.

Entonces los monumentos también simbolizan, reflejan identidad; cuando decimos

esto en Argentina, nos dicen: entonces en este colegio que nosotros hemos cambiado de

nombre y queremos que pongan un monumento a Bartolina Sisa, será no sólo un

monumento a Bartolina Sisa sino también a Túpac Katari. Ahora estamos peleando, porque

aquí hay reglas, en todos los países, que aduanas, que muchas otras cosas; queríamos que el

monumento llegue el 12 de octubre a Argentina. Entonces, ¿cómo podemos hacer mandatos

sobre descolonización, mandatos sobre tantos temas?, es la discusión que estamos

haciendo.

El día de mañana comienza la cumbre de UNASUR; representantes de diferentes

países (que ya han llegado algunos, otros llegan en el transcurso del día), ministerios de

cultura de diferentes países van a discutir sólo dos temas: descolonización, a nivel de

ministerios de cultura y, también, el tema de la diáspora (tema que mayormente discuten los

compañeros afrobolivianos, afroperuanos, es un tema muy central para ellos).

También informarles, para tener en cuenta; cuando empezó el gobierno, en el

segundo periodo, las gobernaciones no tenían más que las estructuras que les había dejado

el neoliberalismo. Hoy estamos transformado esas estructuras; por ejemplo, ahora, todas las

gobernaciones en el país tienen “Direcciones de Descolonización y Culturas”, teniendo

dentro de ellas “Unidades de Lucha Contra el Racismo” y “Unidades de

Despatriarcalización”; ya les han incorporado presupuesto (el presupuesto de Chuquisaca

tiene más plata que el propio Viceministerio de Descolonización).

Entonces, depende de los gobernadores, depende de que nos organicemos y les

digamos: señor gobernador, hay plata, asigne buen presupuesto; son ellos los compañeros

que están acá, son nuevas unidades de descolonización; pero no sólo las gobernaciones,

también los municipios, el municipio de El Alto también tiene su “Unidad de

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Descolonización y Culturas”, René Joaquino en Potosí recién ha creado su “Dirección de

Descolonización”, hasta en el mismo Santa Cruz, el gobernador Rubén Costas tiene una

“Unidad de Lucha contra el Racismo”. Ese es un avance de institucionalidad, pero también,

en lo específico, tenemos “Comités departamentales de Lucha contra el Racismo”, que está

conformado por diferentes instituciones y el Estado, en forma de ministerios, que tienen su

representación; sólo nos falta el “Comité Departamental” en Beni, después existen

“Comités Departamentales” en todo el país, eso para tomar en cuenta el escenario en el cual

nos estamos moviendo.

El tema de los niños y niñas que escuchamos esta mañana en Cobija, como algunos

dicen, el tema de protección, del fortalecimiento de la educación; gracias a esto de la

nacionalización del petróleo, hay municipios que pueden no sólo hacer el desayuno escolar

gratuito, hay municipios que están avanzando con desayuno escolar, almuerzo escolar, cena

escolar gratuitas; y cuando se les pregunta a los niños, ¿qué tal la comida?, los niños dicen,

“mejor que en mi casa”. Ojalá el 2025, en la agenda que estamos diseñando, que nos

estamos desafiando, tengamos una educación no sólo con maestros bien pagados, porque

los maestros deberían ser monjes en la educación, dedicarse totalmente a la educación, que

estén bien pagados y se dediquen sólo a la educación. ¡Jallalla hermanos!

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Despatriarcalización desde nuestras identidades

Elisa Vega Sillo2

Primeramente agradecer por su participación a todas las delegaciones, a los expositores,

hermanos, hermanas, instituciones, a nuestra Pachamama, a nuestros líderes, por guiarnos

por estos caminos.

La Cultura Kallawaya, históricamente posee una sabiduría en manejo de energías

telúricas y cósmicas, y en medicina natural y ancestral. En la actualidad, pese a la brutal y

mortal colonización de 500 años, Amarete vive practicando su arte, música, medicina

tradicional y cosmovisión. Valores y principios como el Ayni, ética, trabajo, usos y

costumbres, dentro de la esencia del Ayllu ancestral.

Los días, meses y años van caminando en el camino Wiñaya (finito e infinito) y

resulta que Amarete al igual que a otros Ayllus tiene el deseo de tener energía eléctrica para

integrarse con otros pueblos, complementarse con la modernidad. En los años de noventa

justo aparecen esos famosos paneles solares para comunidades alejadas y aisladas; entonces

con la gestión de las autoridades del Ayllu logramos la dotación de computadoras con

paneles solares.

Ha transcurrido un tiempo y un día en presencia de la flora, fauna y Wak’a Isqani y

todo el Ayllu recibimos las computadoras con paneles solares y como no vamos a

alegrarnos un poco por contar por fin con energía eléctrica y acceso a la tecnología.

2 Ex asambleísta de la Asamblea Constituyente, oriunda del jatun ayllu Amarete, del norte de La Paz, Bolivia.

Actualmente es directora de la Unidad de Despatriarcalización del Viceministerio de Descolonización del

Estado plurinacional de Bolivia.

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En mi condición de representante de estudiantes del Colegio, me tocó hablar en ese

acto de entrega de computadoras con paneles solares, y en el momento que estoy hablando

me sacaron varias fotos los integrantes de la institución Cooperante. Y claro se encantaron

de una joven Kallawaya y de mi vestimenta original que estuvo embellecida con colores de

la Wiphala Kumisi. Luego me grabaron, es decir, me entrevistaron.

En la entrevista les he agradecido por las computadoras, pero nunca dije que era

“pobre” o somos pobres.

Años después, ya estuve en el último curso de secundaria y con mis compañeras y

compañeros del curso acordamos realizar el viaje de promoción a Copacabana. En ese bello

pueblo de Copacabana caminamos por aquí y por allá observando las construcciones sobre

nuestras Wak’as y después algo que nos ha sorprendido grandemente, cuando nos

acercamos a las tiendas de artesanías vimos bien expuestas mis fotos a la venta a turistas.

Lo curioso es que sobre mi foto había unas letras, una inscripción que decía “Mujer

pobre de Bolivia - Amarete” y tenía autoría la foto. Luego me atreví a preguntar cuanto

costaba mi foto y la vendedora me dio el precio de 10 Bolivianos. Y yo le dije “esta es mi

foto, me lo puede devolver”, me respondió diciendo: “Para reproducir y vender hemos

pagado al autor”. No pudimos hacer nada más, nos miramos con un poco de sonrisa con

mis compañeras y nos alejamos…

Cuando ya aprendí a manejar la computadora y navegando en el internet encontré la

misma foto anterior, y en el pie de la foto decía: “Mujer Indígena pobre Latina”.

En ningún momento había dicho “que soy pobre ni indígena”, ni en la entrevista ni

en el momento cuando me tomaron fotos. A las mujeres kallawayas nos duele mucho, con

que intención me pondrían ese título. El sistema patriarcal nos hace clasifica ese

estereotipo a las mujeres originarias de diferentes nacionalidades nos hacen creer inferiores

a otros pueblos.

Quiero expresar mi testimonio y decirles que mi abuelita me dio sabiduría. Nunca

puedo decir que soy pobre, en nuestro idioma no existe la palabra pobreza, porque no

somos pobres, es decir, no somos podres por esencia, y otra cosa es que nos han hecho

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creer en situación de pobreza por causa de la colonización, patriarcado y recolonización,

pero esta situación de pobreza bajo que parámetros lo han nominado a los pueblos

originarios. Aunque nos hayas usurpado nuestras tierras, discriminado de Educación, salud,

hiso no quiere decir que somos pobres, y ¡cuidado! No somos pobres por principio y por

filosofía. Nosotros históricamente y por esencia somos una sociedad con sabiduría ancestral

y del presente, con riqueza integral en la falda de la Madre y Padre Tierra. ¡Jallalla el

pueblo Kallawaya!. ¡Jallalla Ñucanchijqa qhapaj chaij!

Este artículo analiza el proceso de interpelación a los imaginarios de servilismo

establecidos como horizontes de posibilidad para las mujeres indígenas originarias

kallawayas, aymaras y quechuas, a partir de la ocupación de cargos jerárquicos en los

órganos del Estado.

Plurinacional de Bolivia. Espacios que han sido históricamente restringidos para las

mujeres indígenas debido al colonialismo interno y a las relaciones de subalternización

existentes. Se contextualiza dicho proceso en la historia reciente, desde el proceso

constituyente que deviene en la propuesta de despatriarcalización, la misma que genera

diversas, aunque aún iniciales, discusiones teóricas en torno al tema.

Y de esa manera ven a los indígenas, que no tienen formación académica, que deben

de estar todo el tiempo con su ropa originaria, con abarcas; mejor si ya no usa celular,

mejor si ya no sube al avión; es indígena, tiene que caminar, es indígena, se debe

comunicar con el humo; y nosotros, como indígenas, hemos aceptado, los hemos

naturalizado con ese estereotipo de nosotros. En el tema de las mujeres pasa lo mismo,

hemos aceptado que nos digan “pobres”, “analfabetas”, “sin profesión”, que somos como

“salvajes”, y nosotras aceptamos.

Entonces quiero que reflexionemos con esta historia; muchas veces nos separan de

la sabiduría, del conocimiento; de esta manera es como nos ven, a nosotras, las mujeres

indígenas, que no somos capaces y que no tenemos conocimiento; apenas nos ven, piensan

y el imaginario que somos “pobres”, venimos del campo y estamos abandonadas. Eso

sucedió cuando las mujeres indígenas decidimos tomar un espacio en el gobierno, un

espacio público, y fue muy observado y satanizado por los pequeño-burgueses; son estos

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estereotipos, construcciones imaginarias, no sólo de ellos, sino también de las propias

mujeres indígenas. La sumisión y la inseguridad en nosotras mismas; peor aun cuando

queremos ingresar a escuelas superiores, nos denigran, nos hacen ver insuficientes, con

pocos conocimientos, que no podemos, que no era para nosotras; todo esto nos causó la

mentalidad colonial, patriarcal, porque así nos han hecho creer y así lo hemos ido

aceptando, hasta ahora; y es para nosotras todavía una barrera el generar espacios para

todas las mujeres, para luchar conjuntamente.

En muchas de nuestras comunidades, en nuestros ayllus, la organización es chacha-

warmi, kari-warmi, el ejercicio de autoridad es todavía par; pero son pocas las

comunidades en que aún perdura eso. Ahora se convirtió en un tema de discurso, porque los

pueblos se han ido apropiando de temas que no eran suyos y ahora, en la actualidad, dicen

que esos son los “usos y costumbres” de sus pueblos, pero, en realidad, no lo es, porque en

ellos van incluidos el tema del machismo, de la violencia.

El tema del conocimiento y sabiduría que tenían las mujeres era una ciencia de las

mujeres indígenas, en el tema de la medicina tradicional, de la alimentación adecuada para

la familia, el manejo de las pirwas, cómo conservar los alimentos, los cereales, por varios

años. Era de las mujeres, porque éstas tienen una relación especial con la Madre tierra; por

tal razón, la feminidad, en nuestras tierras, es algo muy importante; porque cuando nace un

varón, dicen que la familia será pobre, en cambio, sí nace una mujer, dicen que la familia

será prospera, “casa llena”.

Ahora en la actualidad va desapareciendo esa sabiduría, porque vamos viviendo en

una sociedad muy machista, muy patriarcal; porque cuando nace una varón se dice que será

fuerte, macho y con una visión de superioridad, pero si nace una mujer empezamos a

crearle una baja autoestima; y nosotras tratamos de romper esto, que no sólo es de las

mujeres sino de la sociedad.

El sistema patriarcal no solamente está en ellos, hay también mujeres con un poder

patriarcal y lo ejercen, porque nos criaron así, con niveles de diferencia entre nosotras,

pobres, mestizas, académicas, empresarias; y entre nosotras también se manifiesta el nivel

de poderes y de opresión. Entonces, la despatriarcalización no va sólo contra el varón,

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contra el machismo, sino va contra toda estructura mental colonial que tenemos cada uno

de nosotros, y eso es muy complicado. Pues si hablamos de las leyes, todavía éstas no están

al alcance de los pueblos indígenas, y el conocimiento que se tiene entre las mujeres de los

pueblos indígenas no es muy conocido, esta invisibilizado todavía. Si tenemos ese

conocimiento las mujeres, en los pueblos indígenas, estos no son reconocidos, son

invisibilizados; por ejemplo, en la nación Kallawaya, el mayor conocimiento está en manos

de las mujeres, de las abuelas, quienes, por el tema del idioma o del cuidado de la familia,

no pueden salir fuera del pueblo y está invisibilizado su conocimiento. Pero en el exterior y

fuera del país, son los hombres los que salen a exponer nuestros productos y medicinas, a

vender, a curar, y son sólo a ellos a quienes se les da el reconocimiento; de esta manera se

produce el poder a través de ese empoderamiento.

Los tanta chawis, en mi comunidad, no se habla, se hace; pero sólo hablan los

hombres, porque las mujeres no estás muy entendidas en el tema, por no conocerlos, pero

ellas van escuchando y analizando, al final una de ellas se para y pone a conocimiento su

postura, la cual es aceptada por el pueblo, pero no figura como un aporte del planteamiento

de una mujer, sino como una propuesta de la comunidad, un trabajo discutido por los

varones, y por esta razón la mujer sigue invisibilizada. Nosotras no buscamos una discusión

con los varones, sino empezar a que nos respeten con nuestros saberes y conocimiento.

En el tema del racismo y la discriminación, nosotras, las mujeres indígenas, también

hemos sufrido esos temas en los espacios públicos; pero ahora, con la ley 045, la gente nos

tolera, se calla, aunque siguen insultándonos y discriminándonos. No buscamos que nos

toleren sino que nos respeten como a sus semejantes, como vestimos, hablamos, vivimos;

tampoco esperamos que los varones nos toleren, sino que nos respeten en los espacios que

ocupamos; no buscamos la pelea con los varones quitándoles su trabajo. La

despatriarcalización busca una construcción del “vivir bien”.

Muchos se plantean el tema del “vivir bien” como el cuidado a la Madre tierra y no

sólo es eso, sino la armonía entre los seres humanos, respetándonos los unos a los otros;

por eso la descolonización y la despatriarcalización es parte de la construcción del “vivir

bien”, del “sumaj kausay”. Yo escuche en los pueblos indígenas, que muchas autoridades y

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dirigentes enuncian el “vivir con la Madre tierra”, que la cuidan para el “vivir bien”. Las

mujeres no estamos de acuerdo, no hay esa equivalencia, ese equilibrio.

Nosotros hemos hecho los “matrimonios colectivos” desde nuestra identidad, pero

eso fue muy censurado, porque dijeron que el matrimonio era algo muy institucional. Pero

nos obliga la Constitución Política del Estado: el Estado es responsable de cuidar y buscar

el equilibrio dentro de la familia y el matrimonio; en la actualidad tenemos familias muy

patriarcales, machistas, por eso hay crisis, hay divorcios, separaciones, abandonos, sólo se

piensa en la mujer y en el varón, pero nadie piensa en los hijos, ¿cuál será su destino? Por

estas razones hay muchos casos de embarazos en la adolescencia, alcoholismo.

Preguntamos: ¿qué clase de sociedad vamos a ser los bolivianos?; porque siempre decimos,

los niños son el futuro del país, pero si estamos pensando en ese planteamiento, nuestros

niños están abandonados con embarazos tempranos, con el alcoholismo, dejando el colegio,

la universidad; entonces es un problema de la sociedad, un problema del Estado.

De esa manera nosotros planteamos el tema de los matrimonios, para construir otra

forma de familia, porque el tema de la religión afectó mucho, porque la religión causo

mucho daño e inferiorizó a las mujeres; mostrando al hombre blanco fuerte, todopoderoso,

y las mujeres sólo una costilla del varón, entonces, como le pertenecen, pueden hacer lo que

quieran con ellas. En el matrimonio ocurre lo mismo, pues los curas, dentro el matrimonio,

ya dan los roles a la pareja, sin saber siquiera qué es una pareja y eso pasa en nuestras

comunidades.

Muchas mujeres, en las ciudades, venidas de las comunidades, con todos sus hijitos,

son observadas por esa razón y tildadas de tener hijos como salvajes, sin saber si esto

hubiera ocurrido antes o después de la colonia. Por esto es que surgió el tema de la

planificación familiar; también los médicos tradicionales son los que tienen conocimientos

sobre estos temas de embarazos y planificación familiar, con plantas medicinales; las cuales

no quieren usar porque nos han metido en la mente que, según la Iglesia, se deben tener los

hijos que vengan, porque eso es una bendición de Dios y, cuando se mueran, irán al

paraíso; así como el seguir siendo pobres, aceptar nuestra realidad, sin aspirar a otros

espacios, limitándonos el acceso de la educación, porque la educación es sólo para los que

tienen plata y los que viven en la ciudad.

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En las comunidades, todavía la educación está bajo la jerarquía de técnicos;

entonces, para nosotros, es algo importante el buscar otras alternativas, con trabajos de

investigación; en el área rural, por ejemplo, hemos hecho talleres de cambio de actitudes.

En el tema de trabajo, hacemos una encuesta del uso del tiempo, del 100% de la carga de

trabajo, el 70% era de las mujeres, el 30% de los hombres; hacemos esta comparación

porque muchos dicen, no, en mi familia no hay violencia, con mi esposa nos llevamos bien,

pero hacerles trabajar el 70% de la carga laboral a la mujer, en la familia, es una forma de

violencia, aunque no sea física ni psicológica sino de usurpar el tiempo que tienen las

mujeres.

Por eso la mujer no tiene tiempo para prepararse, ni para participar en los talleres, ni

para hacer debates políticos; porque esa carga laboral está todavía en nuestras manos,

mientras como los hombres sólo cumplen el 30% de la carga laboral, ellos sí cuentan con el

tiempo para prepararse y entonces nos dicen, las mujeres no se preparan, las mujeres no

asisten, las mujeres no pueden; entonces no es problema sólo de mujeres sino de los

varones también.

La despatriarcalización plantea que tiene que haber un cambio de actitud desde las

dos partes, varones y mujeres; para nosotros es ese planteamiento el que estamos haciendo

desde el Viceministerio, de buscar la institucionalidad, de debatir los temas de la

visibilización, el cuestionamiento de los roles patriarcales que nos dio la sociedad de las

normativas, de las institucionalidades; muchos nos cuestionan el por qué realizamos los

temas de descolonización y de despatriarcalización, de lucha contra el racismo, en un

colegio, en un espacio. Lo que nosotros buscamos es romper las barreras que nos separan,

dentro de los espacios que sólo son de machos, de privilegiados, de ricos. Si no lo

visibilizamos, sólo se quedara ahí, sin resultado alguno, con ese centro patriarcal que

tenemos. Gracias.

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Criterios metodológicos para una descolonización de la despatriarcalización

Rafael Bautista Segales3

En la reflexión que venimos realizando en torno a la descolonización, en la perspectiva

metodológica y epistemológica que queremos clarificar, aparece inevitablemente el tema de

la despatriarcalización. Pero esta mi reflexión proviene también de una experiencia que

tuve en la Asamblea Constituyente, donde fui testigo de la discusión entre mujeres urbanas

y mujeres rurales. Hay una cierta desconfianza y cierta susceptibilidad, y apareció allí el

asunto, de las compañeras rurales ante posiciones feministas liberales del ámbito urbano.

Entonces, queriendo comprender el asunto, fui agarrando los argumentos, sobre todo los

provenientes del ámbito rural. Los fui trabajando, de modo de poder sustentarlos de mejor

modo –porque me parecían fuertes–; porque ya en ese entonces veníamos trabajando la

descolonización, de modo inicial, sobre todo el desprejuiciamiento eurocéntrico del

conocimiento que traviesa casi toda nuestra formación académica.

Ese tipo de argumentos los fui trabajando y, gracias a ellos, fui afinando y

clarificando todo aquello que he venido exponiendo en la temática de la descolonización.

Así que esta reflexión la expreso como agradecimiento, porque muchas de las reflexiones

la debo a esa experiencia que, sobre todo, me brindaron los constituyentes indígenas y, más

aún, las constituyentes indígenas. Porque hay un criterio, un lugar que, en un mundo en el

cual la dominación se ha naturalizado y a la víctima se la ha inferiorizado, de tal modo que

3 Escritor, conferencista y filósofo paceño. Autor de más de una decena de libros, entre los que se destacan:

¿Qué significa el Estado plurinacional?, Del mito del desarrollo al horizonte del Suma Qamaña, La

descolonización de la política. Introducción a una política comunitaria, etc. Es columnista en diversas

páginas electrónicas.

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la dominación aparece como algo divino, como algo que no se puede cambiar y “así nomás

es” (como una maldición), descubrimos que hay un lugar, un locus, el lugar desde el cual

se ve más claro y se puede, desde allí, expresar la crítica más contundente a la dominación;

entonces, la crítica es posible por el saber situarse en el lugar de la víctima más víctima de

la exclusión y la dominación.

Y en esa experiencia comprendimos el por qué alguna vez Rigoberta Menchú decía:

“yo sufro triple discriminación, como pobre, como india y como mujer”. Entonces,

situarnos en el lugar desde el cual puede enunciarse una crítica radical, supone situarse en

el ámbito privilegiado desde donde es posible una crítica contundente y total al sistema de

dominación. Y es por eso que, la temática de la descolonización, para nosotros, le debe a

esa experiencia, que no viene de la academia, sino de haber participado en esas discusiones,

muy ricas y profundas, que se dieron en el periodo constituyente. Entonces, esta

participación quiere expresarse en forma de agradecimiento y reconocimiento a aquello.

Cuando plantemos “criterios metodológicos para una descolonización de la

despatriarcalización”, estamos agarrando un conjunto de ideas que hemos venido

trabajando, y nuestra pretensión es coadyuvar a una clarificación del asunto, para que el

argumento sustantivo, que proviene sobre todo del mundo indígena (y, en este caso, sobre

todo, de la mujer), sea más consistente. Nuestro granito de arena sería mostrar algunas de

las cuestiones que hemos venido trabajando, que nos parecen pertinentes para la reflexión

posterior; son un conjunto de ideas que tiene el carácter de precisar, de manera

metodológica, la descolonización; y a su vez mostrar que, el conocimiento que supone todo

proceso emancipatorio, tiene que pasar por un tamiz, un “sospechometro” que identifique

de qué modo la dominación está expresada en forma sofisticadamente encubierta en el

conocimiento que manejamos para emanciparnos.

Este conocimiento, el moderno, ha negado cualquier otro tipo de conocimiento y de

saber. Todo saber que no sea moderno euro-norteamericano-céntrico, todo tipo de

conocimiento que tenga pretensión universal, más allá del conocimiento hegemónico, es

catalogado siempre, desde esa hegemonía, como premoderno, prehistórico, irracional,

bárbaro, etc. Y, sin embargo, hoy en día, cuando la crisis multiplicada está en todos los

ámbitos, desde el alimentario hasta el financiero, desde el económico hasta el moral, desde

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el político hasta el ecológico, nos está mostrando que, lo que ha entrado en crisis, en

realidad, es ese conocimiento, que formaliza un proyecto de vida que ya no es capaz de

ofrecerle a la humanidad alternativas a la crisis que esa misma forma de vida ha originado.

Nos estamos refiriendo al proyecto de vida moderno-occidental, que se inaugura

con la conquista, invasión y saqueo del Nuevo Mundo. Entonces, frente a esto, la precisión

metodológica que pretendemos realizar, podría coadyuvar a una clarificación necesaria en

torno, por ejemplo, al modelo ideal del chacha-warmi, y del principio epistemológico desde

el cual es posible entender en qué consiste este modelo ideal. El principio epistemológico

de la complementariedad en la reciprocidad es necesario aclarar, para que demos cuerpo y

sustancia al conjunto de criterios que se desprende del horizonte de sentido que nos han

venido proponiendo los pueblos indígenas; para que este nuevo desiderátum y este

horizonte utópico que nos estamos planteando, tenga el cuerpo referente desde el cual

pueda deducirse una nueva economía, una nueva política, un nuevo derecho etc., etc.

Entonces, no estamos tratando de ofrecer un decálogo de recetas, ni siquiera la

exposición de principios dogmáticos que puedan pretender soluciones inmediatas. Nuestra

pretensión es más modesta. Lo que pretendemos ofrecer es una reflexión sobre los criterios

que podrían permitir organizar de modo crítico una posición emancipatoria.

Descolonización y despatriarcalización no son lo mismo. La despatriarcalización es

una posición emancipatoria, mientras que la descolonización es un criterio metodológico

que nos permitiría organizar una posición emancipatoria; pero, además, nos permitiría

hacer, de esa posición emancipatoria, una posición crítico-emancipatoria. Si revisamos un

poco la historia, a lo largo de los procesos emancipatorio, en la modernidad, una

emancipación siempre deviene en una nueva dominación; es decir que, una emancipación

determinada aparece redituando la dominación que tanto critica, promoviendo un nuevo

tipo de dominación.

Una posición crítico-emancipatoria debiera ser consciente, hoy por hoy, que, un

proceso de emancipación involucra necesariamente lo que llaman los compañeros del grupo

“modernidad/colonialidad”, el giro decolonial. Es decir, hoy en día, no sería posible

producir pensamiento crítico sin atravesar el giro descolonizador. Porque para producir una

30

posición emancipatoria, con carácter o pretensión de liberarse de toda forma de

dominación, lo que se precisa es desmontar todo el conocimiento que hace posible que la

dominación se repita o se reditúe de modos más sofisticados y hasta bajo nuevas banderas

liberadoras. Esto supone tener criterios para evaluar las propias posiciones emancipatorias,

para que no caigan en una nueva dominación.

Esto significa un asunto mucho más complejo, a eso llamaríamos una posición

crítico-emancipatoria, o sea, una posición, en sentido estricto, de liberación, no de

liberación de algo, sino con pretensión de liberación de toda forma de dominación. A esto

apuntaría la reflexión en torno a lo que la liberación de la mujer ha venido apuntando;

porque cuando la mujer lucha, pelea y expresa y manifiesta un proceso de liberación, sobre

todo cuando proviene de estas triples exclusiones, nunca se expresa en términos

exclusivistas, sino que dentro de ese proceso de liberación que expresa el movimiento de

liberación de la mujer, siempre están los hijos, la familia y, de modo inherente, está metida

la Madre tierra, la Madre naturaleza.

Lo que nos ha posibilitado reflexionar, de modo radical, el sentido emancipatorio, es

que, precisamente, el proceso de liberación que inauguran las que sufren triple

discriminación, es precisamente el ámbito en el que se reúne una lucha de carácter

cualitativo, porque en esa lucha están involucrados hasta los varones; en ese sentido, esta

lucha por la liberación de la mujer no solamente pretendería liberar a la mujer, sino también

al varón, porque la dominación es algo en lo que estamos involucrados todos, y esa sería la

radicalidad que estaría mostrando este proceso de liberación.

Esta es la discusión que se tuvo en la Asamblea constituyente, sobre todo, las

constituyentes indígenas. Entonces, ¿cómo planteamos la descolonización? Se ha

privilegiado una perspectiva formalista de la descolonización. Y, las críticas que hemos

dirigido al proceso que estamos viviendo, señalan que, la descolonización, de modo formal,

en el mejor de los casos, sólo propone una yuxtaposición de actores; pero no por tener un

indio como presidente o dos mujeres, como cabeza del poder legislativo, quiere decir que la

cosa ha cambiado; si hablamos que el sistema y las relaciones de dominación, tienen

carácter estructural, quiere decir que el cambio no puede ser formal sino de contenido,

31

porque son las estructuras mismas las que deben transformarse, no meramente la

apariencia.

No es porque adoptemos la whipala es que el cambio se ha producido. Cuando

decimos que la dominación posee carácter estructural, se quiere decir que la dominación se

ha sofisticado, de tal modo, que no solamente estructura las instituciones sino hasta la

propia subjetividad de los individuos; por eso es que hay correspondencia entre las

estructuras institucionales de dominación y la estructura subjetiva de los individuos, por eso

estas estructuras objetivas son legitimadas por los propios individuos, porque esas mismas

estructuras están presentes en su subjetividad, de modo que el sistema de dominación no

sólo se reproduce objetivamente sino también subjetivamente y subjetivamente es cómo la

dominación objetiva halla legitimación.

Los propios individuos llegan a creer que “así nomás funcionan las cosas”, creen

que debe siempre haber subordinados y patrones, siervos y señores, que la dominación es

algo natural, que nadie lo puede cambiar. A eso se llama naturalización de la dominación.

Pero las relaciones de dominación son consecuencia de historias de poder, es algo que se ha

producido humanamente; por lo tanto, humanamente es que podemos revertir y superar una

dominación naturalizada. Esta nueva forma de dominación (ya que nunca había adquirido

este carácter naturalizado) se produce básicamente a partir de la conquista del Nuevo

Mundo, por eso es que, también, debemos precisar la distinción necesaria entre

colonialismo y colonialidad.

Esa es otra de las deficiencias que encontramos en el discurso oficial sobre la

descolonización. Al no entenderse o al confundir colonialismo y colonialidad, no llega a

percatarse que, el fenómeno del colonialismo es un fenómeno antiguo y que básicamente

atraviesa la historia de la civilización humana; es decir, es la condición tributaria que se les

impone a las periferias, tributan a un Imperio determinado para recibir “protección”.

Cuando los imperios se disputan sus respectivas áreas de influencia, entonces reducen a sus

periferias inmediatas a condición tributaria; pero no destruyen su vida religiosa, cultural,

económica y política, no destruyen su forma de vida, siempre y cuando tributen al Imperio

de turno.

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En tal caso, la descolonización significaría, simplemente, salir de una condición

tributaria a una soberanía económica (habría una situación post-colonial, sólo sería

necesario un cambio formal del modelo económico). Pero ya sabemos que, cuando nuestras

repúblicas se independizan, no necesariamente devienen en repúblicas soberanas e

independientes; formalmente lo son, pero su contenido sigue siendo tan colonial como

antes e incluso de un modo mucho más perverso. Entonces la cuestión es más compleja; por

eso tendríamos que hacer una distinción fundamental: lo que ha hecho posible la

estabilidad, duración y la consistencia de la dominación moderno-occidental, es una

sofisticación de los sistemas, las relaciones y las formas de dominación, en torno a la

devaluación absoluta de la humanidad del dominado.

La dominación moderna es sólo posible por una clasificación antropológica que

devalúa a las víctimas de la conquista como no humanas, por tanto, sin cultura, o sea, sin

humanidad y, por ende, sin derechos. La invención de la raza es lo que hace posible

aquello. Si no hay nada humano en lo nuestro, entonces se entiende que, aun en procesos

emancipatorios, lo único que pueda adoptarse es el proyecto de vida del dominador.

Por eso la crítica que se hacía a la izquierda latinoamericana, allá por el 2006,

cuando se reúnen los pueblos del Abya Yala, aquí en la Vicepresidencia; cuando dijeron

que la izquierda latinoamericana nunca tuvo identidad. Pero también se podría decir lo

siguiente: la izquierda latinoamericana confundió el socialismo como un fin en sí mismo; y

hoy en día estamos aprendiendo que, incluso un sistema económico es sólo una mediación

para alcanzar un proyecto de vida determinado.

Es decir, lo que en última instancia persigue una política, sobre todo una política

soberana, es hacer posible un proyecto de vida que un pueblo se propone a sí mismo, de

manera libre, soberana y autodeterminada. Nadie le impone a un pueblo un proyecto

determinado; cuando se le impone, ese pueblo no es sujeto, es objeto de un poder externo.

Pero cuando un pueblo decide, por cuenta propia, producir para sí mismo, un proyecto

propio de vida, estamos hablando de la realización del pueblo en tanto sujeto. Ese es el

verdadero pueblo y no la suma numérica de todos los componentes de una sociedad.

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Ahora bien, ¿por qué nuestras repúblicas no alcanzan independencia después de que

se liberan del yugo español? Porque la colonización ya no era tan simple; su sofisticación

permitía su reproducción incluso bajo banderas de liberación. Si estaba colonizada la

subjetividad de los actores, los fines y los propósitos de su liberación sólo podía, en última

instancia, remedar el proyecto de vida que los había colonizado. Querían los dominados ser

como sus dominadores. El conocimiento que los actores adoptaban, para hacer posible su

independencia, lo único que lograba era nuevas formas de dependencia (a nombre de

soberanía); esto quiere decir que hay un nuevo fenómeno que ha resignificado el

colonialismo y lo ha hecho mucho más complejo.

La dominación se ha hecho forma de vida, se ha hecho sistema cultural-social-

económico-político, y la ciencia y la filosofía del dominador lo ha encubierto

sistemáticamente, de modo que ya no aparece como un conocimiento de dominación sino

como “racional”, “verdadero”, “universal”, etc. Por eso puede, de modo hasta mecánico,

reproducirse incluso dentro de procesos emancipatorios.

Esto para nosotros es fundamental, porque tiene que ver con el fundamento mismo,

con la experiencia fundacional que hace posible al mundo moderno. Para esto voy a

recordar el primer argumento filosófico de justificación de la conquista, que proviene de las

célebres “Discusiones de Valladolid”, entre Bartolomé de las Casas y Ginés de Sepúlveda;

donde Ginés expresa, de modo contundente, la justificación de la dominación; esto también

lo expresa en un libro que, curiosamente, lleva este título: “De la justa causa de la guerra

contra los indios”. La invasión y la conquista aparecen en términos de “justicia”. Cómo

argumenta él la “justicia” de la conquista; porque no es sólo Bartolomé de las Casas, sino

también Antón de Montesinos, Pedro de Córdova, es decir, un sector crítico de la Iglesia,

en este caso, los dominicos, quienes están empezando a ser la “mala conciencia” de la

invasión y la conquista, están empezando a criticar el supuesto “derecho” que se atribuyen

los conquistadores, están denunciando la injusticia de la conquista.

En las “Discusiones de Valladolid”, de 1550, se está discutiendo algo fundamental,

pues los conquistadores necesitan justificar, ante sí y ante el mundo, el supuesto “derecho”

que poseen. Se trata de una discusión jurídica. Es decir, los españoles necesitan tener una

justificación de lo que están produciendo (el genocidio) y, sobre esa justificación,

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fundamentar, de modo legal, el “derecho” que tienen, del saqueo, del robo y del holocausto

que están produciendo. El argumento de Ginés de Sepúlveda es fundamental, para darnos

cuenta cómo, va a operar, de ahí en adelante, el fenómeno de la dominación. La

naturalización de la dominación es fundamental para este proyecto de dominación que se

va a expandir globalmente, porque lo va a hacer en términos civilizatorios, es decir,

reduciendo a sus dominados a “bárbaros” que precisan civilizarse.

Inferiorizar a la víctima es la consecuencia de naturalizar la dominación (si es

inferior por naturaleza ya no es víctima, porque si es inferior entonces no es plenamente

humana). De ese modo, las víctimas que está produciendo la conquista, ya no aparecen

como víctimas, como seres humanos, sino privados de humanidad, por lo tanto, la

conquista es concebida hasta como un favor que se les hace, pues se les trae la

“civilización”. Entonces la invasión y hasta el genocidio que se está produciendo se

justifica. Ginés de Sepúlveda lo expresa así: “la primera razón de la justicia de esta guerra,

es que siendo por naturaleza siervos los hombres barbaros indios, incultos e inhumanos, se

niegan a admitir el imperio de los que son más prudentes, poderosos y perfectos que ellos,

imperio que les traería grandísimas utilidades, siendo además [esto quiero subrayar, pues

está citando a Aristóteles] cosa justa, por derecho natural, que la materia obedezca a la

forma, el cuerpo al alma, el apetito a la razón, los brutos al hombre, la mujer al marido, lo

imperfecto a lo perfecto, lo peor a lo mejor, para bien de todos”. Esta es la inversión total

que produce este tipo de justificación; si podemos resumir esto quiere decir: el victimario,

el verdugo, es inocente de toda la violencia que desata, la víctima es la culpable de todo.

Esto es lo que se ha formalizado, sofisticado, como ciencia y filosofía modernas,

por eso hablamos de la experiencia fundacional de un proyecto de dominación que, cuando

se expresa discursivamente, carga estos prejuicios, porque son su fundamento existencial.

¿Por qué Europa primero y luego USA se asumen como modelo universal de vida? Porque

han reducido a toda la humanidad a condición de barbarie. Todo esto es lo que va a dar

nacimiento a las ciencias modernas (estos prejuicios son sus creencias irrenunciables), en

primer lugar al derecho, la política, Hobbes, Locke, Hume, la economía política, Adam

Smith, hasta la ciencia de la historia. En el siglo XIX, los románticos alemanes, refundan la

ciencia de la historia, desconociendo lo que era hasta entonces cosa sabida, incluso para las

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capas cultas de Europa del siglo XVIII: la cuna de la civilización era negra, es decir,

africana, Egipto. Pero desde mediados del siglo XIX, la cuna de la civilización ya no ha de

ser Egipto sino Grecia; de ese modo se blanquea el origen de la historia, es decir, las

ciencias humanas, sociales, naturales, son profundamente racistas. Hasta la filosofía

contiene estos prejuicios congénitos. A lo largo de toda la formalización y sofisticación del

conocimiento moderno, podemos ver cómo arrastran y contienen estos prejuicios como

núcleo de sus creencias básicas.

Por eso, cuando nos queremos liberar y hacemos uso del conocimiento que nos ha

dominado, nosotros desaparecemos, porque aparecemos sin cultura, sin historia, sin saber,

sin ciencia, sin filosofía, etc.; por lo tanto, ¿qué nos queda?, ser como el que nos ha

dominado, ¿qué quiere decir esto?, “modernizarse”. La modernización es un determinado

proyecto de vida, un proyecto que desde el inicio significa: “hay que dominar a otro, para

ser algo en este mundo”, “no hay otra forma de ser algo sino dominando a alguien más”.

Esa es la forma de vida que ha entrado en crisis y que, básicamente, se expresa en

esta sentencia: “un desarrollo de carácter ilimitado o un crecimiento sin límites, alimentado

por el mito del progreso infinito, es lo que está destruyendo las dos únicas fuentes de

riqueza, la humanidad y la naturaleza”. Porque la humanidad y la naturaleza no son

infinitas, como lo es el afán desmedido de un crecimiento ilimitado o de un progreso

infinito. La naturaleza y la humanidad son finitas, se pueden acabar y se pueden morir. A

esto conduce esta serie de prejuicios (el dominador cree que todo es suyo y puede hacer lo

que se le antoje, para su propio disfrute sin límites), que se formalizan científica y

filosóficamente y que, cuando los asumimos como conocimiento universal, válido para

todos, no permite una liberación real de nuestros pueblos. Por eso es fundamental pensar en

la producción de un conocimiento propio, que se deduzca de lo que somos, para liberarnos

plenamente.

Ahora quisiera hacer una observación en torno al concepto de despatriarcalización.

Porque en el concepto es donde se manifiesta una suerte de contradicción entre un

feminismo liberal y la lucha de la mujer que aparece desde el ámbito rural, y parece no

hallar encuentro. Pero podríamos posibilitar, a partir de criterios metodológicos, un

encuentro al respecto, y eso significa un cuestionamiento radical al conocimiento moderno-

36

occidental, pues se trata de liberarnos de sus trampas cognitivas. El concepto de

despatriarcalización, creemos, contiene también el prejuicio moderno-occidental de

hipostasiar por sobre toda la historia humana y las culturas, los prejuicios típicos de la

modernidad; por ejemplo, aquello de que todo era peor antes del mundo moderno y que, si

no fuera por el capitalismo, “seguiríamos viviendo en los árboles”.

Parte del desprejuiciamiento consiste, sobre todo, en la recuperación y restauración

de nuestras culturas, excluidas y negadas por el mundo moderno. Aquello que estamos

llamando complementariedad en la reciprocidad sólo es cognoscible a partir de nuestras

propias cosmovisiones. Desde allí podemos decir que la vida sólo es posible desde la

reunión de lo par, de la paridad; una paridad que no puede enfrentarse u oponerse, porque

sería la destrucción de la vida. La reunión, de lo que es par, requiere complementarse, pero

no una complementación unilateral, porque uno se puede querer complementar a costa de

otro; se trata de una complementariedad recíproca. Desde nuestros mitos podemos ir

descubriendo esto, en torno al hecho de que, si hay Pachamama también hay Alaxpacha, es

decir, si hay Pachamama hay Pachatata. Una vez, una yatiri, una señora, nos hacía la

siguiente analogía, preciosa, que nos muestra cómo nuestra cosmovisión expresa la

complementariedad en la reciprocidad, decía: “la tierra por sí sola no da, necesita del cielo,

de la lluvia del cielo”. Es como si la lluvia fuera la fecundación que baja de los cielos y

hace posible que salga la vida del vientre, del útero telúrico, que significa la tierra; dos

componentes que, al complementarse recíprocamente, crean la vida.

Las culturas, llamadas patriarcales, son las que, aunque de modo ambiguo,

reivindican aquello. Ahora bien, lo que llamamos patriarcado, son precisamente culturas

que no se asumen a sí mismas como patriarcales (en el sentido actual); por ejemplo la

hebrea, que reivindica al patriarca y, a la matriarca, pero sobre todo al hijo. Son culturas

cuya más alta responsabilidad consiste en ser padre, en ese sentido, son culturas mucho más

dignas que la actual (donde ya nadie quiere ser padre, ni madre). Del otro lado estaría, por

ejemplo, la cultura griega, que no es patriarcal sino androcéntrica, porque no reivindica la

responsabilidad paterna, pues hasta el mismo Zeus es promiscuo y sus dioses devoran a sus

hijos. En los propios mitos helénicos de descubre una cultura de dominación, por eso

desarrollan una civilización esclavista.

37

Voy a mostrar cómo justifican, a partir de sus propios mitos, por ejemplo, la

dominación del varón sobre la mujer. En la obra de Eurípides, encontramos el relato de

Ifigenia (para contextualizar, Agamenón, padre de Ifigenia, va a la conquista de Troya, pero

le retiene el hecho de que no hay viento; la interpretación que hace es que hay que

sacrificar algo para que la victoria sea posible, entonces, el discurso masculino, interpreta

que la diosa Artemisa requiere el sacrificio de la hija de Agamenón, es decir, Ifigenia); voy

a leer parte del relato, en el cual, Ifigenia misma justifica, frente a su madre, Clitemnestra,

su propio sacrificio: “Madre, escúchame, creo te indignas en vano contra tu esposo, pero tú

debes evitar tus acusaciones, resuelta está mi muerte y quiero que sea gloriosa (…) ¿yo sola

podré oponerme a la gloria de Grecia? (…) ¿podremos nosotras acaso resistir la gloria que

nos corresponde? [fíjense en esto:] un solo hombre es más digno de ver la luz que infinitas

mujeres (…) Madre, los griegos han de dominar a los bárbaros, no los bárbaros a los

griegos, que esclavos son los unos y libres los otros”.

Se nota que es la versión de quien tiene el poder, y lo tiene el padre, pero que no es

padre, porque ¿cómo un padre va a matar a su propia hija? Este es un mundo

androcéntrico; una cultura androcéntrica que, en sus propios mitos, justifican la

dominación a la cual aspiran; porque si “unos son libres y otros esclavos”, son sus propios

mitos, que se expresan artísticamente en la tragedia griega, los que justifican esa aspiración.

Por eso la cita que hace, Ginés de Sepúlveda de Aristóteles, no es casual, él es un filósofo

de la dominación que expresa muy bien las pretensiones de su cultura, por eso es preceptor

de Alejandro Magno.

Ifigenia, en la primera versión que hace Esquilo, se resiste al sacrificio, se resiste a

ser asesinada, por eso, Ifigenia, en la obra de Esquilo, aparece como una loca, y el sensato

es Agamenón, el padre (que reniega de ser padre pues ordena la muerte de su propia hija).

Eurípides escribe otro relato, el que les leí, donde Ifigenia aparece “sensata” y hasta desea

su sacrificio, y lo justifica, por eso dice: “un solo hombre es más digno de ver la luz que

infinitas mujeres”. Su “sensatez” consiste en resignarse a ser sólo una mujer; la loca es

ahora la madre, Clitemnestra, quien le reclama al marido la muerte de la hija. La cuerda es

la loca y el loco resulta ser el cuerdo.

38

Entonces, así como hay mitos de liberación, así también hay mitos de dominación,

como estos que expresan el androcentrismo característico de la cultura griega y, después, la

romana. Por eso, no en vano, son esclavistas. Todo su conocimiento formalizado en

filosofía expresa aquello. Ahora, si se dan cuenta, esa es la perspectiva desde la cual, lo que

en principio fue una religión de los esclavos, el cristianismo original, en el 325, con

Constantino, se imperializa, es decir, se convierte en una religión imperial; cuando se

heleniza y latiniza el cristianismo original, se invierten sus principios originales, y esa

perspectiva, imperializada, es la versión que tenemos nosotros del cristianismo, es decir,

una religión sacrificial.

Ese es el modo, la perspectiva desde el cual, interpretamos el sacrificio, el Cristo en

la cruz. Pero, una cultura patriarcal, que sería la hebrea, parte de otro mito; cuando

Abraham recibe la promesa de ser padre, no de un solo hijo, sino de todas las naciones, esto

constituye una resignificación de lo que es ser padre, ser padre es algo que se desea como

responsabilidad, me hago cargo del futuro que engendro, me hago criador, como el propio

Dios que no sólo crea sino también cría. Por eso Abraham no mata a Isaac, su libertad

consiste en no matar al hijo, en desear su vida, como libre, como hermano, por eso ser

padre, en estas culturas, es ser modelo de vida, por eso es un criador. La Pachamama

también cría, por eso es dadora de vida. Esto lo expresan nuestros mitos, distintos a los que

hemos leído; en nuestros mitos, el ser varón y el ser mujer son potencialidades que, cuando

se reúnen, producen vida, es decir, cuando se complementan, de modo recíproco, hacen

posible la vida; esto es lo que epistemológicamente podríamos exponer como el pasar de la

libertad a la responsabilidad. Porque sólo siendo libre puedo asumir responsabilidades y la

responsabilidad más grande es hacerse cargo de la vida, no sólo de mi vida sino de toda la

vida.

Hoy en día, lo que estaría contaminando los ideales de libertad, es que la libertad se

resume a la libertad individualista, sin responsabilidad, es decir, sin comunidad (porque una

libertad individual sólo es deducible de un individuo pensado sin comunidad). Pero cuando

el varón adquiere la responsabilidad de una nueva vida y, por eso, ser padre no significa

sólo procrear físicamente, sino, sobre todo, ser y convertirse en ejemplo de vida, es cuando

el varón, como padre, afirma su condición de ser responsable; y es lo que le permite asumir

39

la responsabilidad por otro que no es él. Esto contiene el concepto de jaq’i, porque jaq’i es

aquel que no está solo, sino que tiene ya de quién hacerse cargo; es alguien con capacidad

de responsabilidad. Por eso, en tanto modelo ideal, uno puede ser autoridad, uno tiene el

mérito de ser autoridad, si es primero un ser responsable, y la responsabilidad empieza en la

casa; por eso, el ejemplo de vida, el paradigma modélico que tienen, tanto padre como

madre, representa la condición de lo que hace posible la política, porque no puedo adquirir

responsabilidad si es que no tengo experiencia previa de lo que es responsabilidad, y esto

aparece en el ámbito nuclear de la familia.

El problema, para nosotros, es que creemos que la familia es el modelo moderno de

familia, es decir, el modelo de dominación, en el cual el padre es un dominus y la madre es

una domina y, paradójicamente, esa vocación dominadora produce una situación en la que

todos pierden, porque no hay dominación sin dominados, de modo que, quien vence, es el

macho, pero su triunfo es su propia derrota, porque no logra la felicidad. En la dominación

nadie puede ser feliz, ni siquiera el dominador. Esa es la patología de nuestro mundo

moderno.

Los mundos culturales que reivindican la paternidad y la maternidad, donde no hay

patriarca sin matriarca, reivindica también la vida del hijo; y esto es lo que funda la ética.

Padre e hijo no son enemigos, como lo muestran las tragedias griegas, sino hermanos. Esto

quiere decir que, la condición de responsabilidad es una condición trascendental, que no

sólo se resumen a la familia sino que trasciende ese ámbito y ahí nace la posibilidad de la

política: el hacerse responsable por todo y por todos.

Pero esto es el modelo ideal; es decir, no es algo que, empíricamente, se pueda

señalar. Para eso hay que hacer la distinción de niveles de reflexión, pues mucha gente

confunde y dice que, como no lo puede ver, no existe. Los modelos ideales se hallan en el

nivel de las utopías y las utopías no se ven, lo que se ve es lo que producen. El ideal que

persigo es lo que me define quién soy. El chacha-warmi es un modelo ideal, que se

desprende de los mitos que contiene la cosmovisión, en este caso andina; a partir de la

reflexión de estos mitos, es posible descubrir los fundamentos desde los cuales podemos

comprender en qué consiste este modelo ideal del chacha-warmi.

40

No podemos juzgar nuestro mundo cultural, desde los valores de otro sistema

cultural (eso sería reeditar la colonialidad), sino que tenemos que hacer el esfuerzo por

comprender nuestra cosmovisión, los fundamentos ético-míticos que dan razón del

horizonte de sentido que da sentido a nuestras luchas; si queremos una transformación

liberadora, tenemos que clarificar en qué consiste el mundo que queremos restaurar, y de

ahí iniciar un proceso crítico-emancipatorio, porque en todo mundo cultural, así como

tenemos pretensiones de liberación, así también aparecen pretensiones de dominación, que

son posible de crítica, a partir de su propio núcleo ético-mítico, no desde afuera.

Eso hace la modernidad, pretende juzgar al mundo entero desde una supuesta

objetividad metafísica, más allá de cualquier referencia. Se cree el ojo de Dios. Es lo que

decía Edward Zaid. Occidente cree conocer al mundo entero, pero lo único que conoce del

mundo entero es un espantapájaros, una imagen que ellos mismos se han inventado. La

modernidad juzga y condena a todos pero nunca se juzga a sí misma. Para nosotros es

fundamental un proceso de producción de conocimiento propio, paralelo a la producción de

un proceso crítico-emancipatorio, a partir de nuestros propios mitos, para desde allí

producir una liberación auténticamente propia.

En ese sentido, creemos que el concepto de despatriarcalización le atribuye a la

dominación colonial un rasgo que no contiene y que, más bien, nos urge recuperar. La

modernidad no desarrolla una cultura patriarcal, pues si parte del individualismo

metafísico, se hace imposible que el individuo asuma una responsabilidad que no sea sus

propios intereses particulares; desde aquello y, con el desarrollo del capitalismo, hasta la

reproducción humana es devaluada como apéndice de la reproducción del capital y del

mercado, por eso procrear ya no es un acto trascendental sino hasta un literal sacrificio, es

decir, dar vida se convierte en una carga. Pero si el macho no asume la paternidad, pues

sólo busca el placer propio, tampoco la mujer desea la maternidad; entonces ambos

reproducen la lógica que, con el neoliberalismo se acentúa, y consiste en desentenderse de

todo lo que no sea la satisfacción de su propio cálculo de utilidad propia o de su propio

interés inmediato.

Todos persiguen sus propios intereses estrictamente individualistas, de modo que

los logros individuales ya no son comunes y todos, asegurando su salvación exclusivista,

41

coadyuvan a que todos pierdan. La descolonización nos sirve para identificar que, los

prejuicios modernos pretenden hacernos creer que dominación siempre ha habido y siempre

ha de haber (y que, para liberarnos, debemos buscar a quién dominar). Lo que podemos

decir es que, con la naturalización de la dominación, se ha sofisticado de tal modo la

dominación que, estructuralmente, atraviesa casi todos los ámbitos de la vida humana,

pervirtiendo todo proceso emancipatorio como un empoderamiento competitivo entre unos

y otros.

Reivindicar el sentido original del patriarca (así como Abraham es impensable sin

Sarah, así también Manco Kapac es impensable sin Mama Ocllo, o Túpac Katari sin

Bartolina Sisa, etc.), significa recuperar el sentido de responsabilidad que el varón adquiere

cuando presupone una comunidad de vida que le da sentido a su existencia; no es un aislado

que pueda, de modo solitario, realizar su existencia; del mismo modo, la mujer, como la

Pachamama, es fuente de vida y asumir aquello es también entenderse como ser

responsable; la conjunción de ambos hace posible la vida, es decir, la vida es posible por la

reunión complementaria y recíproca de ambos.

La vida moderna y el capitalismo necesitan destruir toda relación comunitaria para

convertirnos en individuos ego-istas, que sólo velan por sus propios intereses individuales.

Necesitamos recuperar la comunidad. Esto no quiere decir, como decíamos, una asunción

romántica de aquello, sino siempre una recuperación crítica de todo aquello que ha negado

y excluido la modernidad. Por supuesto que nuestros mundos culturales también

desarrollaron relaciones de dominación, pero nunca comparados a lo que produjo el mundo

moderno, a partir de la inferiorización de las víctimas.

Por eso no es comparable la dominación moderna con las formas de opresión que la

antecedieron. Entonces, en una asunción crítica, podríamos hasta recuperar lo positivo de

las culturas patriarcales y no negarlas de cuajo, como usualmente hace la perspectiva

moderna. El nihilismo es prototípico de la modernidad. Por ello, en un proceso de

descolonización integral, también podemos recuperar lo emancipatorio de la modernidad,

sin sus mitos de dominación y sacrificiales, y proyectar un nuevo mundo en el que, a

diferencia del mundo moderno, quepan, como dicen los zapatistas, todos los mundos

posibles.

42

En ese sentido, una descolonización de la despatriarcalización, apuntaría a un más

claro señalamiento de aquello en que consiste la dominación moderna, su especificidad, y

no confundir los prejuicios modernos con todo lo que humanamente han preservado las

culturas milenarias. La familia no es una invención moderna sino que es una institución

humana, recuperar su sentido original significa, hoy, liberarnos de la auto-referencialidad

individualista; ni el varón ni la mujer pueden liberarse si su liberación no implica la

liberación del otro o la otra, y esto podría extenderse a la siguiente hipótesis: la humanidad

no puede ser libre si no libera antes a la naturaleza.

Si somos la “cultura de la vida”, entonces se entiende que varón y mujer, macho y

hembra, son lo que la vida ha dispuesto para hacerla posible; por eso la comunidad no es

algo dado sino algo que se produce y lo producimos los seres humanos. Por eso la

Pachamama es Madre y nosotros sus hijos e hijas, y sólo es posible de entenderla así,

cuando decidimos ser padres y madres; chacha-warmi no es algo que se nos impone sino

algo que optamos, por propia voluntad, por eso es modelo ideal, porque es algo que nos

proponemos, de modo libre, soberano y responsable. En eso parece que consiste ser

humano, en hacerse responsable de la vida, no sólo de mi vida sino de la vida toda. Estos

criterios nacen de nosotros, de lo que somos; por eso, en este cambio, estamos involucrados

todos y cada uno de nosotros. Gracias.

43

La descolonización del feminismo

María Lugones4

Todos los que hablan de descolonización, no hablan de la mujer, a no ser en casos

excepcionales; hablan de la mujer como algo, una cosa específica, una parte muy reducida

del mundo. Pero una de las cosas que hoy se dijo es que la mujer es una presencia muy

grande en el mundo, como política, como educadora, con sabiduría médica, en la nutrición,

como personas que no se pueden reducir.

Quiero proponer que la descolonización y la despatriarcalización son inseparables.

La imposición de la inferioridad de la mujer boliviana es una introducción colonial, la

introducción de la inferioridad es inseparable de la creación de la raza; es decir, la creación

de la inferioridad, por naturaleza, de la gente de Abya Yala, está viva en el presente; es

inferioridad en todo sentido, es creada por la imaginación racista y con hambre de riqueza.

Pero si la inferioridad de la mujer boliviana y la creación de la raza son inseparables y la

raza es una creación colonial, la inferioridad de la mujer boliviana, es una introducción

colonial; por lo tanto, concebir y luchar por la descolonialidad es luchar por una relación no

colonial de la mujer y con los demás miembros de su familia, su comunidad, sus grupos de

afiliación, su sociedad, las instituciones, los sistemas de poder político, económico, y las

instituciones de la producción de conocimiento; es decir, todas las áreas de la vida tienen

que descolonizarse.

4 Profesora, filosofa y teórica feminista, nació en Argentina. Actualmente es directora del “Programa de

estudios latinoamericanos y caribeños” en la Universidad de Amherst, en Nueva York, Estados Unidos. Ha

escrito una gran variedad de ensayos en los asuntos de raza, género, violencia sexual, pluralismo y

multiculturalismo.

44

La colonialidad tiene que ver con la introducción de la raza. Ésta fue parte principal

en la colonización de la gente de Abya Yala. Racialización quiere decir que la clasificación

de toda la gente colonizada y, por lo tanto, de la gente indígena y afrodescendiente, es vista

como seres inferiores por naturaleza, no porque perdieron una guerra sino por naturaleza.

El trabajo que tienen que hacer está entonces racializado; el trabajo que tenían y que tienen

hacer, es parte del capitalismo. Es un trabajo de esclavos porque son pensados y tratados

como inferiores, antes por la colonia, ahora por el capital; mientras que los proletarios en

Europa eran asalariados. A esta conjunción de trabajos explotadores, brutales, sin paga o

con malísima paga, a gentes declaradas subhumanas e inferiores en todo sentido, Aníbal

Quijano le llama, la “colonialidad del poder”.

Gente pensada y tratada como seres inferiores por naturaleza, eran hombres y

mujeres pensados como animales; mientras que la mujer y el hombre blancos, al

reproducirse, reproducían la raza blanca y la propiedad, los colonizados deshumanizados,

reproducían gente inferior que sólo trabajarían al beneficio de la gente blanca, europea,

eurocentrada y, por lo tanto, producían plusvalía, capital. También reproducían, como

resultado muy frecuente, el abuso y la violación a gente mestiza, mulatas o mulatos,

quienes seguían siendo tratados como gente inferior. El abuso sexual ha sido una parte

importante de la colonia.

La producción de la gente mestiza es un tema importante, ya que mucha de esa

gente han querido ser blanco-mestizos eurocentrados y se han vuelto en contra de su origen

en la ruptura colonial. Cuando los blancos mestizos toman el poder, entonces, en todas sus

facetas, se forma en Bolivia una colonia interna, la cual, después del fin de la colonia

española, los blanco-mestizos no incluyen a la gente indígena y afro como iguales; con lo

cual continua y se reproduce el racismo y la “colonialidad del poder” en todas sus facetas.

La colonia introdujo un sistema de género, que separó lo humano y lo no humano.

El hombre europeo moderno del siglo XV en adelante, se persuade a sí mismo como el

centro del mundo por ser un ser de razón; característica auto-atribuida para sí y para nadie

más. Las mujeres, en todas partes de Europa, del siglo X, eran campesinas, que cuando ya

no tenían tierras para trabajar se volvían mujeres urbanas pobres, en las primeras ciudades

europeas; esas mujeres lucharon junto a hombres campesinos, urbanos pobres, contra los

45

señores feudales, la Iglesia, sus clérigos y los agentes del capitalismo en desarrollo. Esa

gente, hombres y mujeres sin poder económico o político, lucharon por cinco siglos por sus

tierras, su autodeterminación, para construir juntos comunidades autónomas entre hombres

y mujeres, para que entre ellos fueran iguales; confluyeron en muchas de esas comunidades

visionarias que fueron destruidas. Esa gente se llamaba “heréticos”. Veían que el

capitalismo quería hacerlos máquinas; en vez de trabajar sus tierras, les sacaban toda su

libertad, en su trabajo y en su reproducción.

Esa gente fue derrotada, quemada, ahogada, destruida. A las mujeres más

luchadoras las llamaron brujas y las quemaron vivas. De esas luchas es que salió una

opresión muy particular de las mujeres europeas, para controlar su reproducción, para que

se reproduzcan, quieran o no quieran, cuando se necesitaba trabajadores; por ejemplo,

durante el momento de la plaga, el rol que se les dio era quedarse en el hogar, un lugar

pequeño donde estaban encerradas con sus crías; eso aseguraba la paternidad si la mujer era

la mujer de un hombre de poder, ese sistema de género aseguraba que las mujeres

reprodujeran sus hijos del hombre de poder y su capital y su propiedad; la mujer burguesa

participaba de privilegios de clase, pero no tenía libertad, vivía encerrada en espacios

domésticos sin participación política o social, las mujeres pobres proletarias no tenían

libertad y reproducían a la clase trabajadora, se quedaban en las calles y eran tratadas como

prostitutas a la merced de todo abuso imaginario. Este sistema de género fue creado por el

hombre de poder, de razón, el hombre occidental moderno, brutal, acostumbrado a una

relación entre poder y violencia.

Los siglos XIV y XV fueron la culminación de las formaciones del sistema de

género, en este sistema de género la inferioridad de la mujer europea burguesa y

trabajadora se ligó totalmente a la reproducción; mientras el hombre pobre era un proletario

cuyo trabajo asalariado no era suyo. El hombre era un hombre de poder, en un sistema de

género que era heterosexualista y procreativo (es decir, la sexualidad per se no existe en ese

sistema de género).

Con la conquista y colonización del Abya Yala se introdujo un sistema de género

que, por un lado, mantenía la subordinación de la mujer blanca y la posición del hombre

blanco como el ser humano por excelencia, con el poder de gobernar, de extraer el trabajo

46

de los demás, de reproducirse con mujeres que, como sus esposas, le garantizaban que sus

hijos eran suyos y que mantendrían la raza ahora y el capital.

Como la conquista y la colonización produjeron la racialización de las gentes

colonizadas, la “colonialidad del poder” entendía a los colonizados y colonizadas como no

humanos, sin saberes, sin lenguaje que puedan expresar; estos hombres y estas mujeres

colonizadas serían, en tanto animales, seres sin género, los animales no tienen género

(piensen un momento eso, ¿qué animal tiene género?), entonces, tratados como animales,

este sistema de género deniega tener género a los seres colonizados, porque son

considerados como animales.

Los europeos comenzaron a ver, en la modernidad, a la naturaleza, incluyendo a la

gente colonizada como animales, como algo para explotar para su propio beneficio;

emplear al ser humano como animal le permitía al hombre blanco-europeo usar cualquier

método, para sacar beneficio, para sí mismo, de esas personas que usa y sigue usando de

modo brutal y violento. Cuando ingresamos en eso pensemos en el sistema de género y, por

lo tanto, en la inseparabilidad de la situación, de los hombres y las mujeres colonizados.

A la introducción de este sistema de género en la colonia, que divide lo humano de

lo no humano y, por un lado, pone a la mujer y el hombre blanco como humanos y a la

gente colonizada como no humanas, yo le he llamado la “colonialidad de género”, y al

sistema mismo lo he llamado el “sistema moderno-colonial de género”; un sistema de

género que fue y sigue siendo una parte central del sistema capitalista. Notemos que, en ese

“sistema de género” para el poder que racializa, para la colonia, hombres y mujeres son lo

mismo, porque no son hombres y mujeres, solo los seres humanos son hombres o mujeres.

Ese “sistema de género” es profundamente heterosexualista y controla la

reproducción de la mujer blanca en la colonia; a la gente colonizada se la piensa en tanto

animales, como de una sexualidad descontrolada, eso permite la violación de la mujer

colonizada por el hombre blanco; este “sistema de género moderno-colonial” niega al

cuerpo como una fuente de placeres múltiples y niega la intimidad y el cariño que pueden

acompañar a esos placeres.

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Ya vamos entendiendo por qué la descolonización y la despatriarcalización no se

pueden concebir y tratar una separada de la otra; pero yo creo que debemos de abandonar la

palabra patriarcado, porque es a-histórica, no considera la producción histórica en distintos

grupos y sociedades, de sistemas distintos de opresión y subordinación de las mujeres y,

también, considera a todos los hombres y mujeres como iguales, la universalidad del

termino hombre y del termino mujer.

Esa universalidad borra la producción histórica del “sistema de género”, que oprime

a las mujeres con riqueza de una manera distinta que a los hombres pobres; en ese sistema

la mujer burguesa tiene más poder que el hombre proletario, porque está íntimamente

asociada al poder. No estamos hablando de ese “sistema de género” que precedió a la

colonia, hoy estamos hablando de un “sistema de género” producido históricamente durante

la conquista y la colonización, de lo que llegó a llamarse América y hoy llamamos Abya

Yala, y que negó el género a los colonizados, porque los vio y los trato como animales,

donde claramente hombre y mujer no son términos universales.

El patriarcado es una forma específica de dominación masculina, el uso de la

palabra tendría que ser reservado, para gente de tipo nómada, pastoral, como en el Antiguo

Testamento, de donde viene la palabra. Abraham fue un patriarca, un hombre viejo de

poder absoluto sobre sus mujeres, niños, ganados; era el aspecto de la paternidad, una

institución definida así por el grupo al cual pertenecía. Pero cuando estamos hablando de la

formación de un “sistema de género colonial”, durante la modernidad, no estamos hablando

de una relación familiar, estamos hablando de raza, de género racializado, animalizado y

deshumanizado.

Los movimientos de liberación de la mujer que empezaron en el siglo XX, en los

Estados Unidos y Europa, han considerado a la mujer como un ser universal; todas las

mujeres son iguales. Para ellos el término “patriarcado” es algo justo, porque las mujeres

siempre han sido iguales. Pero la mujer universal ha sido siempre concebida como blanca y

su liberación no considera la opresión de las mujeres colonizadas, racializadas y no las

entienden; no entienden esa opresión porque no pueden incluir la raza y el racismo en la

constitución de la situación de las gentes que no han sido consideradas como seres iguales,

sino inferiores por naturaleza; no entienden cómo conciliar la raza o el racismo institucional

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e interpersonal, no entienden que sin entender la raza y el racismo no pueden empezar a

entender la vida, experiencias, opresiones de las mujeres colonizadas-racializadas-

deshumanizadas.

Ahora debe ser claro para ustedes el por qué no se puede descolonizar sin

despatriarcalizar, ni despatriarcalizar sin descolonizar; aunque podemos cambiar

“patriarcado” por “sistema patriarcal de género”, por un lado, y pensar que no es el

“patriarcado” ese “sistema patriarcal de género” lo que estamos descolonizando sino el

“sistema colonial-moderno de género”. Y, claro, no se puede deshacer, terminar, con ese

“sistema colonial-moderno de género” sin descolonizar; están unidos uno al otro, las dos

cosas son inseparables en un sistema de opresión introducido por la colonia aún vigente.

Es muy importante que nos demos cuenta que no se puede separar un ámbito

particular de la vida en la cual reside la opresión de la mujer, eso es repetir la “colonialidad

de género”. La “colonialidad y descolonialidad de género” penetran y están entramadas en

todos los aspectos institucionales e interpersonales de Abya Yala; penetran la producción

del saber, la economía, la política, las leyes, la vida institucional y la vida colectiva e

interpersonal. En la historia de la colonia, había hombres colonizados que han querido ser

como los hombres blancos, gente de riqueza, como los hombres blancos, y con poder sobre

las mujeres colonizadas.

Este mimetismo, este copiar al hombre capitalista blanco-europeo o anglo-europeo

se basa en el robarle a las mujeres de Abya Yala, de su ser pensadas y tratadas como seres

de gran valor, sabiduría y capacidad de generación de vida; no solamente por medio de la

reproducción, sino por su creatividad inteligente y su disposición comunal. También ese

hombre blanco o blanco-mestizo euro-centrado o anglo-centrado deja de ser comunal, se

vuelve individual y aprende que tiene que dejar de ser alguien que piensa en su trabajo, su

pensamiento, su energía y cariño como algo hecho por y para los demás miembros de su

grupo o comunidad o sociedad.

Creo que ese mimetismo, que ha sido estudiado por Franz Fanon, es una forma de

fidelidad a la colonia, una falta de dignidad hacia Abya Yala, sus mujeres, su vida. Un

primer paso hacia la descolonización es decirle no a las creaciones europeas y anglo-

49

centradas, que comenzaron con la colonia, que siguen habitando nuestras vidas, en la

construcción de nuestras sociedades. Eso incluye decirle no, es inseparable decirle no a ese

“sistema moderno-colonial de género”. Eso viene de toda una historia que trata a la mujer

de una marera colonial y junto al hombre, como animales, en una historia de colonización,

como animales sin género.

La descolonialidad de género no consiste en ser en general, ni en generadas; hay ahí

una posible igualdad entre hombres y mujeres totalmente destructiva, opresora del ser

humano de Abya Yala. Todos esos seres humanos estaban constituidos en su ser, entre su

gente, como personas de maneras contradictorias, a las que hemos pensado hoy, como

constituyendo su relación con las mujeres burguesas y hombres europeos y el poder de la

colonia.

La descolonialidad tiene que terminar con el sistema colonial de género, no copiar o

reproducir las versiones eurocentradas de relación entre mujeres y hombres europeos o

angloamericanos. El “sistema moderno-colonial de género”, no sólo es destructivo de las

mujeres, es destructivo del espíritu y la energía comunal, es destructivo de la vida, es

necrófilo, ama la muerte. Decirle no a ese sistema, es decirle no a la colonia y vivir de una

forma diferente, no destructiva, no necrofílica; diciéndole no a la guerra, a la

deshumanización, a la explotación, la extinción del planeta, la muerte, es decir, llegar,

como dice Rafael, a tener un proyecto de vida de los pueblos del Abya Yala.

La descolonialidad del poder y de género nos pide, vivir de una manera diferente,

que recuerdan en nuestra memoria colectiva, cuáles son los principios de vida y relación de

la filosofía y teología de todos los pueblos de Abya Yala, no solamente los pueblos andinos

(he visto un énfasis muy marcado en pensar sólo a los pueblos andinos, pero si es así,

entonces no es un Estado plurinacional). Y, al recordar esos principios, recordemos también

que los usamos para resistir, para luchar, en cada momento, en cada gesto, en cada práctica,

en cada manera de ser con los demás; los hemos usado no sólo contra la deshumanización

colonial sino en nuestras propias concepciones de lo que es la vida.

Y aquí pienso, en lo que veo, en muchas de las gentes que han sido parte de Abya

Yala y que fueron colonizadas. Uno es el principio que tiene que ver con la conexión de

50

todas las cosas, que no hay nada separable de otra cosa; y el segundo es un principio que

tiene que ver con la dualidad. La dualidad no es la separación total de un hombre de una

mujer, de una warmi de un chacha; sino que es una concepción, como dice Silvia Marcos,

de dualidades fluidas, y es algo que tenemos que insistir, que tenemos que discutir.

Tenemos que recuperar esos principios de una manera crítica (en eso estoy muy de

acuerdo con Rafael) y comparar las distintas filosofías con las que las gentes han sido

constituidas de manera comunal, en esa lucha por afirmar la vida. Ese recordar crítico es

muy importante. Por eso creo que la interculturalidad y la pluralidad tienen que incluir una

disposición y un compromiso a conocer los principios de otras personas que han sido parte

de Abya Yala y que han sido colonizados. En eso consiste una clase de coalición

fundamental, que sea plural, prestando atención a lo que dicen y escriben los pueblos

asiáticos y los pueblos africanos.

Necesitamos una práctica decolonial que alcance a todos, como miembros de

grupos, familias, del Estado plural; aquí incluyo a hombres y mujeres, no distingo

diferencia en esa participación, aunque muchas gentes distintas tengan distintas maneras de

participar y eso es algo muy diferente. Tenemos formas y capacidades distintas. La

descolonización considera terminar con el “sistema moderno-colonial de género” de modo

que se pueda proliferar y exhibir nuestras distintas capacidades.

En el pluralismo que se propone en Bolivia, hay que poner en práctica el ejercer la

práctica decolonial en la gente; para mí, no es tanto con mandos o leyes, sino con educación

popular que llegue al corazón boliviano, a la vida popular, donde los principios de los

cuales hablamos estén vivos; algo que todos tenemos que hacer, hombres y mujeres juntos.

Gracias.

51

La despatriarcalización en América latina

Estelina Quinatoa5

Por experiencia propia, cuando se habla del tema de la descolonización en América Latina,

es importante juntarnos geográficamente, tanto Ecuador, Perú, Bolivia y los demás países

andinos que estamos en Sudamérica, principalmente del lado costero del pacifico. Cuando

queremos hablar de despatriarcalización, tenemos que tener nuestros fundamentos y

tenemos que conocer lo que sabemos como una obligación.

Como pueblos despojados de nuestra memoria histórica, tenemos la obligación de

conocer nuestra historia; se habla de Tiahuanaco, se habla de los incas, pero como algo que

paso hace mil años, porque lamentablemente la historia colonial, la historia hispana, la

historia oficial de los pueblos no cuenta como nuestra verdadera historia; la cual debe

comenzar por nosotros, desde nuestras fuentes, en las mamás, en las guaguas, cómo viven,

cómo piensan, esa es la manera directa de recuperar nuestra historia y nuestra identidad, y a

pesar de que la vida en la ciudad es fuerte y se resiste a eso, intentamos reproducir nuestra

forma de vida también para las ciudades.

Por eso yo propongo partir de esta gran esencia de vida, esta gran cosmovisión –

como nos dicen los antropólogos–, reconocer lo que sería la despatriarcalización, lo que

sería el género, lo que sería lo masculino, lo femenino. Para nosotros sería kari-warmi,

hombre-mujer, porque nosotros venimos de una generación arquetípica femenina, por eso

es que hablamos de la Pachamama, ya que ella es todo.

5 Representante del Ecuador.

52

La Isla de La Plata, en nuestro país, era a donde venía gente de todas partes, e

incluso del continente, a hacer sus ofrendas y ceremonias a nuestra deidad; cuando

hablamos de la Pachamama también hablamos del Intitayta y éste no es un legado

solamente de los incas. Los incas vivieron unos cientos de años antes de la llegada de los

españoles, este Intitayta tiene, para nosotros, más de 2500 años; está investigado y

comprobado en una máscara funeraria, con la representación del sol en un pueblo

ecuatoriano llamado “la Tolita”, esta mascara está en oro laminado de 23 quilates, pero este

sol tiene un rostro humano y la punta de sus rayos son serpientes y la serpiente, el Amaru,

está sosteniendo el sol. Esta presencia, de estas deidades, nos ha ayudado a vivir desde años

atrás.

Hablando de los arquetipos femeninos de nuestras antiguas mamas: la Pachamama,

la Cochamama y la Saramama (que fue una mazorca que tuvo 11 hijitos, 7 nacidos y 4 no

nacidos). Hace 2500 años atrás hicieron la representación de la Saramama en oro; cuando

somos mamas y a nuestras guaguas les da el malayde y no sabemos con qué limpiarles,

nosotros usamos una caspa de Saramama.

Cuando hablamos de los Andes centrales, el problema que tenemos que resolver en

Bolivia, es la coca. La Cocamama. Igual que Perú, igual que Colombia, todos tenemos que

integrarnos al reconocimiento de esa práctica ritual ancestral de la coca; a diferencia de la

droga, la coca es una hoja sagrada, una planta sagrada, una planta de conocimiento, una

planta maestra, una planta alimenticia y medicinal; al ser mal usada saben que ya no es la

vida sino la muerte. Entonces, para no desviarnos de nuestro tema, de la

despatriarcalización, del arquetipo femenino y, en este caso, la Cocamama, también tiene

que ser reconocida de esta manera; cuando queremos recuperar el mito y se quiere hablar

de cosmovisión, podemos decir que la mujer está en todo momento, junto a los hijos, los

esposos, la familia, las nietas, está en la vida del ser humano y eso no va a cambiar.

Frente a eso vemos cómo los sistemas han ido cambiando, y podemos ver en nuestra

cosmovisión que todo es par, y podemos ver al sol y la luna, podemos ver el día y la noche,

el hombre y la mujer, así también la montañas son par y aunque nuestros hijos ecuatorianos

nazcan fuera de nuestras tierras dicen, el tata Indavura y la mama Cotacachi; y estos dos

términos son pares que se pierden en la lejanía de los años. Cuando hablamos de las

53

lagunas, siempre son hombre y mujer, las cuales nunca pueden estar solas, la una de la otra,

y cuando hablamos de árboles, de plantas, la ortiga macho y hembra siempre están en dos,

y hasta los animales más pequeños, como por ejemplo las hormigas, también son duales.

Con este concepto de dualidad nosotros hemos ido reproduciendo en mi país, según

los andes, de una manera complementaria; cada ser vivo que somos, tenemos nuestro

propio rol y nuestro propio rol es nuestro propio trabajo, y eso no quiere decir que seamos

enemigos o antagónicos.

Cuando yo voy a las comunidades y quiero hablar de la identidad cultural, digo que

tenemos que estar fuertes y seguros, y luego respetar. Se ha encontrado en el Ecuador, en la

costa ecuatoriana, en el pacifico en la costa de Santa Elena, un cementerio muy grande (de

7000 o 9000 años antes de Cristo), el cual fue descubierto en una excavación arqueológica

durante 15 años, realizado por una extranjera (que tiene mayor culturalidad que nosotros),

allá por los años 70 u 80. Le llamó la atención una parejita, en el Ecuador le llaman “los

amantes de Sumpa” (“la gente que sabe amar”).

Esos son nuestros primeros taitas hasta ahora encontrados en el Ecuador, 9000 años

antes, donde podemos ver un hombre y una mujer, los cuales fueron analizados con

carbono 14 y, con certeza, tienen esa antigüedad. Ahora, cuando yo hablo justamente de la

dualidad, de la paridad, de que nosotros somos colectivos y no individuales, y la pareja –

que aproximadamente son de 23 o 25 años de edad–, están enterrados de una forma muy

amorosa; el hombre va abrazando a la mujer y ella hace lo mismo, teniendo entrelazadas las

piernas como lo hacemos hasta ahora. Así que es algo milenario y, bajo esta pareja, se

encontró polen de coca y piedritas. Yo digo: desde hace 9000 años atrás estos taitas,

pensaron y enterraron así, mandaron a sus difuntos al más allá, siendo este el sueño

arquetípico, donde ambos están, para toda la eternidad, hombres y mujeres, juntos.

Tenemos también otra pareja en la costa, es una representación que está hecha en

barro; hace 1500 años atrás, en la sierra ecuatoriana, tenemos la representación de dos

viejitos, la expresión del rostro, sobre todo del viejito y la señora, es todo un arte hecho por

los ceramistas: estar juntos en el nuevo Tahuantinsuyo. Los hemos recuperado en el

Ecuador; esas figuritas de oro se llaman tunopas pequeñitas, eran amuletos que

54

acompañaban a los personajes importantes; está también la representación de un hombre y

una mujer, y los dos son incas; está también la llama y el tupu, que aun veo en algunas

mamas en Bolivia. Esto un poco antes de la llegada de los españoles, tal vez 200 o 100 años

antes. Para también graficar nuestra historia milenaria, tenemos que recuperarla en todos

los países sudamericanos; hasta los querus del siglo XVII, hechos de madera, aun poseían

figuras de dualidad, una hombre inca y una mujer inca. Esta es nuestra historia milenaria,

en la que nosotros siempre fuimos hombre y mujer.

Con la colonia, la Iglesia que llegó a nuestras tierras y el bautismo impuesto, llega el

sometimiento y empezó la colonización. La colonización está directamente relacionada con

nosotros, con los pueblos indígenas; también está implicada la población futura, la

población mestiza de todos los países. Todo lo que hicieron los españoles y los sacerdotes

católicos era en función del sometimiento de los pueblos indígenas; supimos que las hijas

de Huayna Kapac convivieron con los españoles, se casaron con los españoles y, parte de

ese matrimonio, la consecuencia de ese matrimonio, de esas mujeres importantes con estos

hombres, es ahora la elite que llamamos, en mi país, los “pelucones”.

Son ellos los que nos están gobernando, y estamos viendo cómo estamos cambiando

de estilo de moda; porque vemos que había que “estar bien” en la época colonial cuanto

más se tenía poder; la mujer indígena imita a la española. Pero la presencia no es sólo de

los españoles, o la nuestra, está también un gran componente de lo que hoy llamamos

afroamericanos. Sabemos todos que, cuando hablamos de la plurinacionalidad, no nos

vamos a olvidar nunca de los afrodescendientes, que vivieron en esa condición y que ahora

viven en un proceso de reivindicación en cada uno de nuestros países.

En los siglos XVIII y XIX se vivió el tiempo de los “obrajes”, donde hombres,

mujeres, niños, familias enteras se dedicaban a estos trabajos, para la producción de linos y

la exportación de los mismos. Tomaré una cita del señor viceministro de Descolonización

Félix Cárdenas: “Cuando hablamos de despatriarcalización, estamos hablando de trabajar

un proceso, tanto hombres y mujeres”; y del sometimiento, como lo dijo la compañera

Elisa: “hemos soportado un sometimiento de 500 años”. Creo que debemos de trabajar en

nuestras organizaciones o donde estemos para que se visibilice y se respete las actividades

55

que hacemos las mujeres; ya lo dijo el señor filosofo: “las mujeres en nuestros países han

sufrido de triple discriminación: por ser mujeres, por ser indígenas y por ser pobres”.

Entonces, es un proceso que tenemos que trabajar bastante, porque quiero contarles

también sobre la despatriarcalización o sobre la patriarcalización, la visibilización del

poder. En los años 60, 70 y 80 iban apareciendo unos movimientos denominados

“feministas”, se estaban organizando como una especie de revanchismo, para decir que las

mujeres también tenían la potestad de hacer lo que hacen los hombres. En el año 96, en el

movimiento indígena, muchas mujeres indígenas, líderes actuales en mi país, planificaron

un taller para hacer una organización femenina a nivel nacional, que era el COCNI, y las

mamas decían en el taller: “cuidadito con querer hacer lo que hacen los hombres, de no

llegar a casa, de estar borrachas, o tener otro marido como lo hacen nuestros maridos”.

Enseguida se mostró el problema del machismo.

El proceso ya está siendo conocido y ha sido trabajado desde los años 90. En estos

tiempos no he podido estar cerca del proceso, por mis otras ocupaciones (pero así es la

vida, uno va cumpliendo lo que le llega). En la actualidad, muchas mujeres que

sobresalieron como líderes, para que se cree la CONAIE, las centrales, son ellas las que han

estado trabajando junto con nuestros compañeros dirigentes, para que los pueblos

originarios seamos reconocidos en el país. No ha sido una voluntad de los gobernantes, ha

sido una lucha para que el Ecuador sea reconocido como un primer intento de

plurinacionalidad. En el Ecuador del siglo XX, nosotros tenemos una lideresa que es

Dolores Cacuango, quien trabajó mucho para la educación de los niños, para tener el acceso

a la escuela, al conocimiento, pero, sobre todo, en la lucha del reconocimiento de las tierras.

Con mucho orgullo le decimos, nuestra mama Dolores. Otra luchadora, compañera de

mama Dolores, que murió hace dos años atrás, mama Pomahuaña, quienes trabajaron por

los niños y por todos, hasta organizaron el Partido Comunista. Muchas de estas mujeres,

por la lucha, acabaron tomadas presas. Esta es la historia que quería contarles. Muchas

gracias.

56

Diálogos:

“descolonización y despatriarcalización”

Representante del Ecuador

Hermanas y hermanos, una breve historia. Como mujer indígena de mi país, en la lucha que

he estado, voy a expresar el racismo y la discriminación en mi país. Nosotras, las mujeres

indígenas, de acuerdo a la historia, hemos tenido, en la lucha, muchas lideresas mujeres,

que han forjado la lucha para superar la despatriarcalización, el imperialismo y el

colonialismo; porque esas ideologías nos han metido en nuestras comunidades, en nuestras

organizaciones, en nuestras bases; y el avance de las luchas de las organizaciones, del

pueblo, de las comunidades, hoy, en Ecuador, ha producido algunas respuestas.

Gracias al levantamiento indígena del 90, nosotros, como pueblo indígena, hemos

reclamado nuestros derechos, los derechos de los pueblos, que ahora consta en la

Constitución; no es un favor, es gracias a nuestras luchas. Gracias a nuestras

reivindicaciones, nosotros hemos constituido, en la asamblea del 2008, la interculturalidad,

la plurinacionalidad, la integración de las mujeres indígenas, nosotras, las mujeres

forjadoras, no sólo como mujeres indígenas. Aun así, en este proceso, podemos decir que,

como mujeres indígenas, todavía nos falta; pero gracias a lo que hemos logrado, como es el

caso del país hermano boliviano, nosotras también estamos en ese proceso, luchando,

gracias a muchas mujeres que han luchado y forjado nuestras reivindicaciones.

Por qué no nombrar a nuestras mujeres lideresas, en este caso, a Dolores Cacuango,

quien viajo a muchos países y trabajó y luchó, a pesar de no saber leer ni escribir, ella luchó

57

por nosotras, las mujeres, para seguir progresando. Lorenza Avimañay, una mujer que, en

nuestro país, luchó por nosotras, luchó para tener un Estado plurinacional y reivindicar a las

mujeres; pues no sólo estamos para ser utilizadas en nuestros hogares o ser simples amas de

casa. La lucha de las mujeres se forjó, sobre todo, en la lucha contra las haciendas. Manuela

León, una mujer luchadora que fue ejemplo de mujer forjadora indígena, le agradecemos de

corazón, ahora, cuando quizás ya esté fallecida; esa mujer que fue ejemplo de mujer

lideresa que, aun cuando viajó a muchos países, nunca ha negociado con ningún hermano,

ella ha demostrado tener buen liderazgo.

Gracias a aquellas mujeres y hombres, hoy nosotros podemos reclamar nuestros

derechos en nuestros países; hacer que nuestro Estado sea realmente plurinacional e

intercultural. Por eso nosotros reconocemos nuestras raíces milenarias en nuestra

constitución (forjada por hombres y mujeres de nuestros pueblos; tenemos 18 pueblos y 14

nacionalidades); en la cual trabajamos por nuestra diversidad, para realmente llegar al

“buen vivir”, al “sumaj kausay”, buscando el bien común, con armonía, con lealtad, con

transparencia.

Nosotras, las mujeres, hemos ingresado a la administración pública (mi persona fue

gobernadora de mi provincia). Gracias a nuestras luchas, que mujeres y hombres han

forjado, hoy tenemos, en el Ecuador, mujeres luchadoras en el gabinete; las mujeres son el

26% en los gabinetes ministeriales; también tenemos una Asamblea representada por una

mujer joven, de 29 años, que hoy maneja el Estado ecuatoriano; en la Asamblea, de 134

asambleístas, tenemos el 22% de mujeres; en las elecciones populares, de igual manera,

tenemos una vice-prefecta; hay 47% de mujeres concejales; 28% en la Corte de Justicia;

tenemos 47% de mujeres que están trabajando en nuestras leyes (aunque nosotras seguimos

reclamando que sea respetada la justicia indígena).

Hay muchas mujeres que han trabajado y luchado; por eso yo hago un llamado aquí,

porque creo que Bolivia tiene un avance mucho más logrado. ¿Por qué nosotros, en

Ecuador, no profundizamos nuestra lucha? Porque eso no es puro discurso, sino que tiene

que ser algo palpable, demostrable. Nosotros seguimos luchando contra la colonización y el

racismo. El racismo persiste, pero gracias a estas luchas, el decreto 060, en mi país, declara

que la discriminación y la xenofobia sea penalizado; pero aun así el racismo persiste. Ante

58

eso, nosotras tenemos que socializar y articular todos nuestros procesos, como pueblos,

nacionalidades y mujeres, defender nuestros procesos.

Gracias por poder participar; yo estoy participando, por primera vez, en estos

eventos. Gracias al espacio que nos han otorgado, hermanos bolivianos. Quiero entonces

agradecer al hermano viceministro del Estado plurinacional de Bolivia y, también, a la

hermana embajadora, compañera Maribel Santa María.

Hermanos y hermanas, es un gusto estar aquí, compartiendo esta pequeña

experiencia. Como mujeres seguiremos luchando y unidas venceremos. Las mujeres

estamos también para liderar; no sólo estamos para ser utilizadas en nuestras casas, con

nuestros hijos. Nosotras la mujeres tenemos que hacer nuestras leyes; con todo el respeto a

los caballeros, a los hombres, ellos no han sufrido realmente lo que es ser mujer, no saben

lo que es parir, disculpen que se los diga de esta manera. No pueden hacer leyes por

nosotras. Las mujeres tenemos que forjar este nuestro proceso.

Catalina María Chipis (pueblo Nasa, Colombia)

Buenas tardes a todas y todos. Yo soy originaria del pueblo Nasa, un territorio ancestral de

más de 300 años a.d.C. Es la cuna de nuestro pueblo, allí se conserva no sólo la sabiduría

ancestral sino toda la práctica de nuestro pueblo; pero como todos, nuestro pueblo se ha ido

esparciendo por todo el país y hasta otros países. El pueblo Nasa, en Colombia, es uno de

los más perseguidos, es uno de los más resistentes, en la lucha y la defensa de los derechos

indígenas.

En ese orden y, por esa razón, hemos organizado, en las ciudades, cabildos

indígenas, que han logrado fortalecerse y mantener su cultura, aunque ya no tengamos

territorio. Se empezó con un grupo muy pequeño, en Cali, y se ha vuelto el modelo, a nivel

nacional, de organización indígena, en esas condiciones. Hace 8 días logramos tener el

“Primer Encuentro Nacional de Pueblos Indígenas”, donde se ratificó la defensa de los

derechos y el sostenimiento de nuestra cultura. En Colombia somos 102 pueblos, somos un

59

país pluriétnico y multicultural, constitucionalmente definido. Pero, así como ustedes, todos

los que estamos hoy, encontrándonos, en Bolivia, falta muchísimo por hacer.

En Colombia, igual que ustedes, también tenemos derechos constitucionales

enmarcados en dos jurisdicciones, jurisdicción ordinaria y jurisdicción especial; siendo un

país multiétnico y con una diversidad cultural, esos derechos siguen siendo violados.

Colombia tiene tres niveles de derechos: tiene un nivel de derechos propios, prácticas

propias, dinámicas propias, y a esto le llamamos derechos en el marco consuetudinario de

la práctica; también tiene derechos constitucionales, enmarcados en derechos

fundamentales individuales y colectivos; pero Colombia también ha ratificado, como sé que

muchos países lo han hecho, convenios y tratados internacionales en derecho internacional

humanitario. Pero esos derechos no se cumplen.

La discusión y el debate en Colombia y América latina, es acerca de la violación de

derechos; porque los derechos están y, si no están en la norma o escritos, son nuestras

prácticas las que valen, y aquí lo han dicho de manera repetitiva, son nuestros “usos y

costumbres”, son las prácticas tradicionales, que serían contundentes en la decisión de los

pueblos indígenas. Entonces, la resistencia, la defensa y la insistencia de permanecer como

culturas, está basada en los derechos, en la sostenibilidad de nuestras culturas.

Pero aquí nos podríamos gastar días y hasta meses hablando sobre derechos y sobre

cultura; en el discurso se torna muy bonito, pero en cuanto no se baje ese discurso a la

realidad, a la base, a la comunidad, simplemente se queda en discurso y eso es lo

preocupante para América latina. En Colombia estamos diciendo eso, tenemos que dejar de

hacer tanto discurso; tenemos que hacer y hay mucho por hacer, trabajar con los niños por

ejemplo, esos niños, esos jóvenes indígenas que ya no quieren ser indígenas, esos niños que

ya no bailan o ya no danzan lo tradicional, sino que está pegados al reguetón, a la música

norteamericana que ni siquiera entienden, a esos niños hay que apuntarle, porque nosotros

ya estamos muy viejitos.

Tenemos muchos resabios, demasiadas malas costumbres que aprendimos de los

españoles; a veces la envidia nos carcome a un nivel que es grave; alguien decía que, en

Colombia, nos está matando más la envidia que la enfermedad. Los pueblos indígenas

60

también cargamos con anti-valores: la envidia, el egoísmo, el individualismo; y se nos

olvidaron los valores: lo colectivo, la unidad, los principios, la lealtad, el respeto por el

otro. Estar juntos, con un mismo principio y con un mismo fin, es lo que permanecerá en el

tiempo, como pueblos, como culturas, dueños de este territorio. Esa es la apuesta. Muchas

gracias.

Félix Cárdenas, (viceministro de Descolonización, Bolivia)

Sería bueno encarar estas intervenciones sobre los temas de descolonización y

despatriarcalización pero, también, tomando en cuenta, qué mandatos podríamos generar

desde esta Cumbre. Puede haber un sinfín de mandatos, pero ¿qué mandatos serían a nivel

continental? La descolonización no podrá iniciarse en algunos países, con gobiernos

totalmente conservadores, pero se puede avanzar con sus movimientos sociales, con sus

movientes indígenas, que puedan incorporar la descolonización y la despatriarcalización en

sus organizaciones; o en algunos lugares, donde ya hay gobiernos que están en la

construcción de la plurinacionalidad, debería ya incorporarse el tema de la descolonización

en su institucionalidad. Deberíamos también proponer, entendiendo que es un tema central

y que nos une a todos: el tema de la identidad.

Estos temas nos hacen discutir mucho y es bueno seguir discutiendo, porque

nuestros abuelos nos han enseñado que la memoria oral es la memoria más rica. ¿Cómo

entendemos el tema de la identidad?, ya decíamos que no es sólo cuestión de ropa o de

idioma sino, fundamentalmente, de lógica de comportamiento. Cuando decimos que

queremos construir un Estado plurinacional, entendemos que este Estado plurinacional no

será posible si no hay interculturalidad; esa es la condición de un Estado plurinacional. Pero

tampoco puede haber interculturalidad si no hay intraculturalidad, o sea, la capacidad de

reconocer quiénes somos.

¿Por qué hay agresiones permanentes? La inseguridad ciudadana siempre queremos

solucionarla con cárcel: agresión, cárcel; delincuencia, cárcel; violencia contra la mujer,

61

cárcel. Por esa vía, vamos a llenar de cárceles nuestros países. Se trata de la identidad. Si

uno no está seguro de quién es, estará siempre a la defensiva y propenso a agredir.

Entonces, el tema de la intraculturalidad apunta a la capacidad de fortalecernos como

somos, de aceptarnos como somos; porque la forma colonial nos ha hecho despreciar lo que

somos y pretendemos ser lo que jamás lograremos ser; por eso nuestros hijos caminan en la

escuela siempre con crema nívea en el bolsillo, creyendo que, de tanto ponerse nívea, se

puede blanquear, porque el ideal es ser blanco, o el ideal de la mujer es 90-60-90.

Todos estos estereotipos, que nos hacen perseguir modelos, es una demostración de

falta de identidad; cuando vemos jóvenes con aretes en la nariz o en el ombligo, vemos

falta de o búsqueda de identidad, pero rechazando lo propio. El día que nos miremos en el

espejo y nos veamos morenitos, chatitos, gorditos, aymaras, quechuas, mayas, aztecas, ese

día, cuando nos sintamos orgullosos de lo que somos, habremos empezado nuestra propia

descolonización.

Cuando uno está firme en su identidad, entonces puede desarrollar interculturalidad,

recién entonces empezará a respetar al otro, al diferente; y esa interculturalidad recién nos

dará la posibilidad de la construcción de un Estado plurinacional. La descolonización es,

primero, en nosotros. Hay que sacar de nuestros cerebros a ese Cristóbal Colón que se

resiste, que, en algunos momentos, a pesar de que seamos indios, a pesar de que digamos

soy originario, soy marxista, aquí hay un Cristóbal Colón que sobrevive y revive

permanentemente, y nos traiciona, pues siempre estamos desarrollando machismo,

patriarcado, racismo, discriminación. Nosotros mismos.

Hay que suicidarse en nuestra estructura mental colonial que tenemos; cuando

tengamos la capacidad de suicidarnos mentalmente, de ese modo, nos recuperaremos. El

tema de la identidad es muy importante para la construcción de una sociedad diferente. Hay

mucha gente que dice: mi abuelo era indio pero yo ya no soy, porque yo he entrado a la

universidad; en su colonialismo, piensa que, por el hecho de ponerse corbata y terno, han

dejado de ser indios aymaras, quechuas, guaraníes. La identidad no es un problema de ropa

sino de estructura mental. Siempre somos lo que somos. El negar lo que uno es, es el otro

tema insalvable; por eso, quizás, mucha gente piensa que la descolonización es un tema de

indios, pero no es así.

62

El colonialismo ha atravesado todo. Los empresarios privados nuestros, los

agroindustriales, son totalmente colonizados, porque piensan y creen que están

predestinados sólo a sobrevivir de las migajas que les arrojan las transnacionales. Eso es

colonialismo. No aprenden a ser una empresa nacional con emprendimientos agresivos; a

eso llamará, Zavaleta Mercado, una “burguesía ratona”, incapaz de hacer emprendimientos

económicos.

Por eso la descolonización tiene que llegar a todos los niveles. Por ejemplo, el rol de

las FFAA, como lo sugería el Gral. de La Fuente (tal vez todavía como aspiración); para

muchos de nosotros, las FFAA deberían cumplir un rol cualitativo en la formación del

hombre nuevo; el tema de la patria, el tema del anti-imperialismo, del anti-colonialismo,

son el escenario ideal de unas FFAA descolonizadas.

Tenemos que tomar en consideración lo que dice la hermana del Ecuador; a nuestros

niños los han educado tres armas fundamentales: la educación, la religión y las leyes. En la

educación frustran a nuestro niños; los profesores, no porque se les ocurre sino porque el

sistema colonial es así, clasifican a los alumnos: los mejores a un lado, los regulares al otro

lado y los “burros” a este lado; ahora la nueva educación dice que no hay que clasificar, que

sólo el profesor tiene que tener en mente aquello, pero, entonces, siguen clasificando, ya no

los separan pero siguen clasificando. O sea, desde la educación tenemos niños frustrados;

en estos meses, cuando ya son exámenes finales, hay jóvenes que, sabiendo que se han

aplazado, ya piensan en irse a Chile, a la Argentina, otros se casan y se fugan. La educación

es frustrante; ese tipo de educación hay que cambiar.

¿Y la religión? ¿Qué pasa cuando vas a la Iglesia? Como por arte de magia,

mientras afuera estas riendo, cuando entras, te pones triste, nos hacen sentir culpables de

algo que no hemos hecho; ves a un hombre crucificado, como si lo hubiéramos hecho

nosotros. Todo es silencio, porque todos están con un sentimiento de culpa. La Iglesia

católica es una Iglesia de gentes tristes. Igual son las leyes. Hasta ahora, hay abogados que

siguen manejando la clásica tipificación del delincuente, eso también maneja la policía:

jamás va a creer el policía, el abogado y el juez, que delincuente sea uno que vista saco y

corbata; en su colonialismo, el indio sí es un delincuente en potencia, porque tiene, según la

63

tipificación clásica, los “pómulos salidos”, la “mirada torva”, es decir, la tipificación del

delincuente en potencia.

Así han sido diseñadas las leyes, la religión y la educación. Hay tanto para

descolonizar. Si hay identidad, hay interculturalidad e intraculturalidad, por lo tanto, Estado

plurinacional; si es así, el taqui, el camino, el “vivir bien”, es sólo una consecuencia, no es

un objetivo. Algunos dicen que el “vivir bien” es nuestro objetivo, no, eso será sólo una

consecuencia. El tema del Abya Yala, de la “gran patria latinoamericana”, sólo será

consecuencia de esa descolonización.

Entonces, en Bolivia, por ejemplo, nuestra discusión viene de varias vertientes; hay

raíces marxistas, raíces indianistas, nunca hemos dicho que esto se impone sobre este otro.

Por eso, la revolución boliviana, tendrá, por lo menos, tres vertientes o sustentos

ideológicos, tres, que sustentan la revolución boliviana; por un lado, está la lucha

permanente de nuestros pueblos, luego está el marxismo boliviano (que nada tiene que ver

con el marxismo occidental colonial que viene de Europa) y luego está el indianismo, que

también tiene diferentes vertientes. Esas tres vertientes hacen este proceso que llamamos

“revolución democrático-cultural”; en algunos lugares es el marxismo, en forma de

izquierda, el que expresa el Estado plurinacional, en otros lugares será el indianismo, el que

tenga más fuerza, más fortaleza.

Hay diferentes expresiones políticas e ideológicas, o sea, no podemos decir que ésta

es una revolución que va al socialismo comunitario, parte desde el marxismo, desde el

leninismo, no, no es así, pero tampoco desechamos el marxismo como una vertiente.

Tampoco porque seamos mayoría indígena decimos que todo es indianismo, no, tiene sus

pesos y sus contrapesos. Todos nos necesitamos. Eso no quiere decir que las revoluciones

sean exactamente lo mismo. No somos receta de nadie. No somos receta para nadie. La

derecha nos dice que estamos siguiendo el camino de Venezuela, que estamos haciendo

algo al estilo cubano. Ni Venezuela, ni Cuba, son nuestros modelos de sociedad. Allá ellos,

que construyan bien su proyecto y que sea para bien de todos. Nosotros tenemos la

obligación de construir un tipo de sociedad que se asemeje a lo que somos nosotros, desde

nuestra identidad. Esa es la clave de la construcción del Estado plurinacional.

64

Ana María Quiroz (CONAI, Perú)

Como representante de la CONAI, del Perú, para mí, ha sido muy importante este evento.

Nos ha hecho entender bastante todos estos cambios que se están dando, a través de todo

este tiempo y, de mejor modo, lo que se está dando en Bolivia. Bolivia es un ejemplo para

nosotros, porque nosotros también estamos haciendo lo mismo en el Perú, pero nuestras

organizaciones, ya dentro del campo político, en cuanto gobierno, no nos dan mucho

apoyo. Pensábamos que este gobierno (de Ollanta Humala) iba a representar un cambio

para el bienestar de nuestros pueblos, pero se ha alineado al sistema capitalista; ya no lo

tomamos como un “proceso de cambio”, al igual que en otros países, pero no perdemos la

esperanza, pues dentro de nuestro contexto, estamos haciendo muchas cosas importantes.

No solamente en nuestro país sino en lugares más recónditos, el cambio realmente

se está dando en nuestros pueblos; el ejemplo, para nuestros pueblos, es que tenemos un

presidente como Evo Morales, que ha dado el paso principal para que se pueda reconocer

que, los pueblos andinos y amazónicos y todo el Abya Yala, podemos hacerlo. Porque

tenemos todo, tenemos nuestras culturas, nuestras lenguas, todo tenemos, como lo dijo el

hermano que me antecedió. Necesitamos unirnos, para poder reencontrarnos nosotros

mismos, y ser una “patria grande”, una patria que sea para el bienestar de todas nuestras

generaciones, de nuestros hijos, de todo lo que vendrá después.

Por eso estamos haciendo el tercer congreso, al cual invitamos a todos nuestros

hermanos de todos los países. Estamos haciendo el “Tercer Encuentro del Tahuantinsuyo.

Jatun Tinkuy 2013. Por la Unidad y la Autodeterminación de los Pueblos Originarios del

Perú y América latina”, que se realizará el 3 y 4 de noviembre. Esta es una experiencia muy

importante para nosotros; primeramente tenemos que reencontrarnos nosotros mismos,

tenemos que descolonizarnos, para poder ayudar a descolonizar al resto de nuestros

hermanos y ese, justamente, es el paso más importante; eso lo he venido realizando desde

hace más de 12 y 13 años atrás, en los cuales yo pertenecía a una organización de

reservistas, servía como patriota; yo pensaba que tenía que defender a la patria, que mi

patria era el Perú solamente y nada más; pero dentro de todo eso, fuimos encontrando

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nuestro camino y lo encontré y también encontré a muchos hermanos que, desde entonces,

estamos unidos para la reconstrucción del cambio, de la descolonización de nuestros

pueblos. Muchísimas gracias.

Catalina María Chipis (pueblo Nasa, Colombia)

Para los indígenas en Colombia, la apuesta es la educación. La educación es el instrumento

más importante para poder descolonizarnos, porque la descolonización, ya se ha dicho, es

espiritual, es mental y es de acción; entonces, con el espíritu, con el pensamiento y con la

acción. Lo que ha hecho la educación es hacernos olvidar nuestra identidad cultural. Por

eso estamos estableciendo escuelas propias con maestros propios; tenemos ya una escuela,

hasta el bachillerato, y nuestra Universidad Indígena, la “Aguayí”; ésta no es sólo una

apuesta exclusiva para Colombia, sino que se invitan maestros de América, hay maestros de

México, Bolivia, Perú, de toda América latina. Hoy nos está integrando de una manera más

práctica, pero algo puntual es que hay que cualificar la gente que tenemos formada como

profesionales, cuántos necesitan formarse con doctorados, etc.

Tenemos espacios, pero, a veces, nos quedamos cortos, porque lo que nos toca decir

hay que enseñar, que otro lo plasme. En ese marco de apuestas, el reto es ¿cómo nosotros

podemos hacer un inter-relacionamiento académico, en Colombia, Bolivia y todos los

países, para que nos integremos y fortalezcamos el tema de la identidad cultural, lograr una

profesionalización, como los doctorados, en el tema de identidad cultural, en el tema de

derechos, en el tema de procesos organizativos?

Esa es la apuesta de la Universidad Indígena que tenemos en el Cauca. La educación

es clave. Una educación adecuada a nuestros “usos y costumbres”, a nuestras prácticas y,

sobre todo, a fortalecer y recuperar nuestra identidad cultural como pueblos.

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Saludos del Kurdistán

Yo vengo del Kurdistán. El Kurdistán es un pueblo originario dividido entre Turquía, Irán,

Irak y Siria. Nos dividieron desde la primera guerra mundial, a causa del petróleo. Tenemos

agua, tenemos riquezas. Está colonización que vienen del Occidente, de los países

imperialistas, por cuestiones económicas y, por la imposición de la cultura occidental,

hacen mucho daño a los pueblos. En Bolivia, en América Latina, aprendí mucho, aprendí

de la revolución democrática de los pueblos originarios, que tienen, por primera vez, el

control de su vida. No es fácil sacar la educación colonial, capitalista, que tiene muchos

años, no es fácil transformar la persona, no es fácil despatriarcalizar la sociedad. Nosotros

hacemos el mismo trabajo, luchamos contra el imperio, luchamos para poder liberar a

nuestro pueblo, a nuestra naturaleza, a la madre tierra, pero esto pasa, ante todo, por liberar

a la persona misma, la persona tiene que causar los efectos educativos, culturales,

económicos, la manera de producir el descolonizarse.

Déjenme expresarles un saludo muy especial de parte de las mujeres del Kurdistán.

40 millones de personas viven en esta región, luchando por su derecho, pero no para crear

un Estado-nación, como los capitalistas exigen, sino para crear Estados plurinacionales,

confederados. De los militantes guerrilleros que están luchando en esta región del

Kurdistán, más del 50% son mujeres. Cada organización tiene, en principio, su base

organizada en educación, teatro, guerrilla, política y cultura. También tenemos un

principio: la co-presidencia; en toda presidencia debe haber un hombre y una mujer, como

co-presidentes de la organización. La mujer kurda dice: yo no soy esposa, yo no soy

hermana, no soy madre, soy mujer, soy persona; porque la sociedad colonial-capitalista nos

percibe como todo pero menos como personas; por eso, compartir esta experiencia de la

despatriarcalización nos parece importante.

Y, a nombre de todos los guerrilleros y guerrilleras que están luchando en Siria

contra el Imperio, pues en Siria el Imperio quiere hacer una intervención (hace más de 2

años controlamos el norte de Siria con 50.000 guerrilleros, y la mayoría son mujeres;

creamos comunidades, asambleas populares y el modelo de un Estado plurinacional, con

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los hermanos y hermanas árabes, turcos, armenios, etc.), les saludamos. Quisiéramos, con

todos los hermanos y hermanas, compartir y establecer una relación directa, para que los

podamos también recibir en nuestro país. Muchas gracias.

Juana (Centro Cultural Casa Bolívar, Chile)

Nosotros como “Centro Cultural Casa Bolívar”, hace ya unos años que nos constituimos y

hemos estado haciendo un trabajo que tiene que ver con la integración latinoamericana. Nos

sentimos un poco envidiosos por este “Encuentro” porque, obviamente, no estamos en

gobierno y estamos lejos, muy lejos de lo que hemos podido escuchar y aprender lo que

tendríamos que desarrollar en nuestro país.

Hace 40 años, en mi país, hubo un golpe de Estado para implantar un modelo

neoliberal, que fue instalado a sangre y fuego. Hace 40 años estábamos esperando construir

algo distinto. Quiero contrales, muy brevemente, porque aquello tiene que ver con lo que

aquí está pasando, y nos permite visualizar una esperanza, de que, si nosotros podemos

triunfar con este movimiento y nuestros líderes, que no es Michelle Bachelet (ya fue

presidente y siguió administrando el modelo neoliberal, es más, siguió privatizando

nuestros recursos naturales), tenemos la esperanza que, nuestro movimiento, que ha sido

promovido por los jóvenes, y son ellos, los estudiantes, que han elegido a nuestro líder, que

es Marcel Claude, y al que nosotros nos hemos sumado, pueda triunfar; porque nos ha

permitido soñar nuevamente en lo que fue la “Unidad Popular”, el gobierno de Salvador

Allende.

Hemos venido acá a aprender y a adquirir compromisos también; sentimos que una

forma importante de poder avanzar en estos temas (nosotros obviamente, con las

organización que trabajamos, con los movimientos sociales, nosotros vamos a contarles lo

que aquí está sucediendo, vamos a hacer todo nuestro esfuerzo en avanzar en esto de la

descolonización), que nos parecen temas trascendentales y tremendamente profundos, que

tiene que ver con el tema que nosotros estamos planteando profundamente y que tiene que

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ver con la refundación. Lo que nosotros estamos planteando es partir de cero. Debemos

partir desde buscar nuestra identidad, debemos partir desde conocernos y decirnos qué es

lo que queremos (y eso tiene que ver con lo que se está discutiendo acá).

No es posible hacer un cambio profundo en el sistema que tenemos en mi país.

Chile, mi país, es reconocido como uno de los de mayor desigualdad en el mundo. Y eso ha

creado una situación donde nosotros tenemos que pagar por la educación de nuestros hijos;

para que nuestros hijos puedan acceder a una educación y poder ingresar a la universidad,

el Estado chileno nos hace una burla, pues la mayoría de los chilenos ganamos sueldos

bajos y, obviamente, no podemos acceder a la educación.

Bueno, finalmente, decirles que, en representación de la “Casa Bolívar”, tal vez, de

este Encuentro, podríamos llamar a un “movimiento de descolonización continental”, para

sentirnos más comprometidos y un poco controlarnos en las tareas que vamos a adquirir,

pues podríamos caer en la vorágine de las propias temáticas de nuestros propios países. Ese

mecanismo de control quizás podría incentivarnos. Así que, muchas gracias compañeros.

Lizbeth Vargas (nación Chichas, Bolivia)

Nosotros, dentro de lo que ha sido la reconstitución de la nación Chichas, en el sur de

Potosí, estamos con varias propuestas. Pero déjenme hacer un poquito de historia. Somos el

último pueblo originario que se ha declarado en el censo del 2012, en Bolivia (con la

pregunta 29, donde declaramos ser chicheños). A raíz de eso, hemos reconstruido el

territorio de la nación Chichas, en Bolivia. Nos hemos autodeterminado y nos hemos

autoidentificado como “pueblo originario”.

Mi Federación de mujeres campesinas se componía de 5 municipios: Tupiza,

Villazón, Atocha, Cotagaita y Mojinete; 155 dirigentes hemos estado a la cabeza de esta

autodeterminación, de reconstitución, que serían los 19 ayllus de la nación Chichas.

Nosotros hemos traspasado las fronteras, al lograr convenios con organizaciones sociales

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del norte argentino; propuesta que venimos a dar aquí, en la “Primera Cumbre de

Descolonización”.

Primero: romper fronteras, fronteras mentales y fronteras geopolíticas; porque

nosotros, por ejemplo, somos un “pueblo originario” que estamos establecidos en tres

territorios de tres países: Argentina Chile y Bolivia. Y así nos estamos reconstituyendo,

como nación Chichas; el proyecto es volver a los ancestros, por eso estamos llevando el

registro de todos nuestros descendientes chichas en los tres países.

Por último, nos proponemos llevar, como antiguamente, como nuestros abuelos

llevaban la leña, ida y vuelta, el que la hace la paga; esa es nuestra ley, esa experiencia

venimos a expresarla aquí, en esta “Cumbre Internacional”. En Bolivia, el proceso se está

dando, pero a pasos, porque todavía hay gente colonizadora, todavía neoliberal, que aun

somete a los pueblos. Mi comunidad ha sido la última que ha sido liberada de la esclavitud,

en la hacienda Santa Rosa, en 1986; recién ha tenido su personería jurídica el 2002 y,

ahora, en el 2013, nos estamos declarando “pueblo originario”. Esa es nuestra experiencia y

la venimos a compartir con todos ustedes. ¡Kausachun Kawa, “Primera Cumbre de

Descolonización”! Soy mujer del arco iris, como lo es mi Federación.

Miguel Ángel Álvarez (pueblo guaraní, Argentina)

Nos sentimos honrados por la invitación. Nos sentimos orgullosos, los hermanos

originarios, en la Argentina, por estos temas; porque estos temas no se tratan en la

Argentina, se habla de derechos humanos pero no se habla de los derechos de los pueblos

originarios. Las mujeres son violadas, los niños mueren de hambre, no hay agua, entonces,

estos temas son fundamentales; son fundamentales para que en América, para que en el

Abya Yala, los gobiernos que, muchas veces dicen ser progresistas, son los que primero

invisibilizan nuestras luchas.

Muchas hermanas están siendo masacradas, en el departamento de Formosa, límite

con el Paraguay, en una comunidad que se llama Nivaplé (que no tenían documentos, ni

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argentinos ni paraguayos, porque no las reconocen). Por eso es muy importante lo que

decían acá, con respecto a la colonización de estos Estados coloniales, que no reconocen a

los hermanos, que no les dan documento de identidad, que constantemente sufren

agresiones (para que tengan una idea, hermanos, cuando suben a un colectivo, les dicen:

“indios de mierda, no pueden subir a un colectivo”). Pero ustedes tienen la idea, como en

toda Sudamérica, en el mundo, que nuestra presidenta habla de derechos humanos, de

descolonización, de las islas Malvinas. Pero no descoloniza al Estado colonial argentino.

Siguen masacrando a nuestros hermanos.

Como propuesta para una descolonización verdadera, en Argentina (donde se habla

pero no se hace), los hermanos originarios del Abya Yala, tendríamos que mandar un

hermano o un hermana, de cada nacionalidad, a las islas Malvinas, y demostrarles a los

ingleses que nosotros somos dueños de esta tierra, que nosotros tenemos nuestra propia

justicia; y demostrarle a Argentina que es un país colonial, una república colonial.

¡Imagínense!, los derechos de los pueblos indígenas –el Estado ecuatoriano

plurinacional, el Estado boliviano plurinacional–, los ha insertado en su constitución; en

Argentina no está reglamentado, porque no nos quieren devolver nuestro territorio, no

quieren reconocer nuestra identidad; nos usan para las fotos, nos usan para decir: “ah, qué

lindo se ven los indios vestidos”. Por eso, cuando vayan a la Argentina, vayan a las

comunidades, donde los hermanos son realmente humillados, invisibilizados (en Formosa

han matado a una abuela, con su niña, “gendarmes”, “gendarmes que tienen la bandera

argentina” y dicen, ¡vivan las Malvinas!, pero al indio le pisan la cabeza.

No tengan la idea que la Argentina respeta los derechos; respetan los derechos de

los que tienen plata. Hasta ahora no le dan personería jurídica a las comunidades (una

hermana mapuche murió en Rio Negro, a causa del cáncer, herencia de Repsol, de

Chevron; ¿el gobierno argentino qué hizo?, silenció todo). Por eso agradezco a los

hermanos. Acá se está hablando de verdadera descolonización. Aunque nos duela, hay que

decirlo: los militares argentinos tienen vergüenza de decir que la raíz de Argentina es

indígena. Por eso, cuando vayan a la Argentina no van a encontrar hermanos, los hermanos

están en los montes, humillados, pasando hambre.

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Esa es la propuesta, para demostrarles a estos Estados coloniales si son,

verdaderamente, anticolonialistas, que manden hermanos a las islas Malvinas. Porque la

Argentina, cuando le va a reclamar a las Naciones Unidas, reclaman las islas Malvinas

como argentinas; pero nunca dicen que esta tierra fue de indígenas. Entonces, exigirle a este

gobierno colonial argentino, que mande una delegación de hermanos y hermanas, para

realmente exigirle a los ingleses, porque los ingleses les dicen a los argentinos: ustedes son

hijos de inmigrantes, ustedes les robaron el territorio a los indígenas, ¿de qué nos hablan

después? Entones, con hermanos de todo el Abya Yala, podríamos tener más fuerza, para

que el Estado argentino y el inglés dijeran: no podemos negar que los dueños de la tierra

son los pueblos originarios del Abya Yala. Gracias hermanos.

Representante de la Argentina

Quiero hablar de las empresas transnacionales que, ya en el Ecuador, después de haber

contaminado miles de hectáreas, ahora vienen a la Argentina, de la mano de amistades de

gobiernos locales y del gobierno nacional, a saquear y hacer acuerdos secretos con YPF,

para explotar el yacimiento de Vacas Muertas en Neuquén; con formas de extractivismo

totalmente depredadoras, como la fractura hidráulica o “fracking”. Una forma de sacar

hidrocarburos “no convencionales” terriblemente contaminante, además de destructible;

esto trae, para los pueblos, desempleo, destruye las formas de vida tradicionales, enferma a

nuestros pueblos, promociona la trata de mujeres, pues esto condena a que nuestros pueblos

tengan que buscarse la manera de sobrevivir.

En ese sentido, nosotros creemos que, para una verdadera descolonización y una

verdadera despatriarcalización, tienen que salir estas empresas transnacionales, no sólo de

la Argentina, sino de toda nuestra Abya Yala. Fuera Monsanto, fuera Barrick Gold, fuera

Chevron, fuera todas las empresas transnacionales de nuestra Abya Yala, que saquean

nuestros territorios, que están condenando a la miseria a nuestros pueblos.

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En cuanto a la despatriarcalización, vemos muy importante que, en Bolivia, se haya

encarado esta lucha. Queremos contarles que, en la Argentina, esto no es un tema

importante, no está en la agenda pública, no está en la agenda del gobierno nacional, esto se

refleja en las últimas leyes, como la ley “contra la violencia a las mujeres” u otras leyes;

tienen menos presupuesto que otras leyes, como la ley anti-terrorista, la cual reprime a las

comunidades originarias de los pueblos originarios y a los pueblos que están luchando

contra la Mega-minería.

Estos temas no están en la agenda de nuestro país, por lo cual nos parece súper

importante que Bolivia pueda influir en el continente, para tener una política seria en la

lucha contra el patriarcado. Hoy, en la Argentina, la principal causa de muerte materna es el

aborto clandestino, muchas mujeres están destinadas a morir si quieren decidir sobre su

propio cuerpo; entonces, nosotros venimos acá a pedirles, ya que han encarado esto, que

puedan impulsar a que todos los países hermanos de nuestro Abya Yala puedan también

comenzar y continuar esta lucha.

Manuel Chucure (pueblo mapuche, Chile)

Vengo en representación del pueblo mapuche, en resistencia hoy, que tiene presencia en

siete provincias del Estado chileno; decimos en resistencia, porque el proceso de

descolonización lo hemos empezado hace 15 años atrás, cuando hemos descubierto que los

mapuches, como pueblo originario, éramos capaces de levantar nuestra propia propuesta y

nuestra propia lucha, independientemente de todos los partidos, ya sean de izquierda o del

gobierno de turno.

Los mapuches en resistencia, estamos en el proceso de acumulación de fuerzas, de

concientización, y no pidiéndole al Estado que, por favor, nos otorgue derechos, sino que

construyamos una fuerza que permita exigir nuestros derechos, con la propia fuerza de

nuestro pueblo. Eso, indudablemente que tiene un costo, porque es una lucha dura, y

sabemos que es una lucha confrontacional entre dos pueblos distintos, el pueblo chileno y

73

el pueblo mapuche. Sin embargo, aceptamos el desafío de la lucha de nuestro pueblo,

soportando la represión y la aplicación de leyes dictatoriales, como la ley anti-terrorista,

que fue hecha para controlar a los movimientos sociales en la dictadura de Augusto

Pinochet.

Hoy podemos decir claramente que en Chile no hay democracia, que no se respetan

los derechos humanos. Los mapuches, hoy en día, vivimos en dictadura; porque la que

llaman presidenta “democrática” Michelle Bachelet, sigue aplicando la ley anti-terrorista

contra el pueblo mapuche, y lo han aplicado todos los gobiernos de “la Concertación”, en

complicidad con los poderes de los latifundistas y las empresas transnacionales que

controlas al país de Chile. El país de Chile no lo controla la masa obrera, los trabajadores,

lo controla los grupos de poder y contra esos grupos de poder se enfrenta nuestro pueblo

mapuche.

Hoy estamos acá para aprender y para solidarizarnos, también, con los demás

pueblos originarios que están en resistencia, en otros espacios territoriales, y también para

pedir el apoyo moral, porque tenemos una autoridad de la Central mapuche, Celestino

Córdoba, que en veinte días enfrenta un juicio por la ley anti-terrorista, por instigación, por

el asesinato del latifundista Luisinger, ocurrido el 2013; queremos llamar a la solidaridad

internacional, a los hermanos amautas y los otros hermanos sabios de otros pueblos, que

con su espiritualidad, con su religiosidad, nos acompañen en la defensa de nuestro

territorio.

La propuesta nuestra es: que de los pueblos originarios depende el futuro de

nuestros pueblos. Nosotros y nada más que nosotros, somos los encargados de hacer que

nuestros pueblos sobrevivan en el tiempo. Tenemos que tener muy claro, que nuestra lucha

es justa y digna y nuestra lucha es profundamente anti-capitalista. Esa es la propuesta que

podemos dar para esta “Primera Cumbre”: avanzar con nuestra propia fuerza, avanzar con

nuestra religiosidad y con nuestra identidad de pueblo y nación originaria. Muchas gracias.

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Alejandrina Calancha (pueblo quechua, Perú)

Nosotros venimos a que, en esta plataforma, se considere también los medios de

comunicación; donde los indígenas tengamos nuestra voz, donde los indígenas podamos

participar desde nuestras herramientas, desde nuestro conocimiento y que, también, en el

Perú, se insista para que haya un festival de cine y video indígena, que no tenemos. Quiero

retomar lo que decía la compañera Elisa; vienen, nos fotografían, nos contemplan, pero no

reconocen nuestra política, nuestra religión, no reconocen que tenemos una cultura

altamente desarrollada.

La cultura inca, de donde provengo, ha desarrollado economía, política, cultura, ha

desarrollado estructura social y tenemos religión. Nosotros nos valemos por nosotros

mismos. Entonces, los medios de comunicación son también nuestros. Ustedes

compañeros, desde sus plataformas y sus espacios, den fuerza y ayuden a todos los

indígenas que estamos en esta lucha de los medios de comunicación. Nuestra producción no

les importa a los gobiernos, porque el indígena sólo está para la foto. Por eso pido en esta

plataforma, que se establezcan los “medios de comunicación populares”, para nosotros

mismos, y hagamos ejercicio del uso de la tecnología del internet. Nosotros llegamos aquí

por el internet. Hagamos uso de la tecnología y empecemos a usar todos los recursos

occidentales para conocer nuestro pasado y nuestro futuro (es absurdo pero, para poder

entrar a Machu Picchu, a la casa de nuestros abuelos, tenemos que pagar); por eso es

necesario contar con medios de comunicación propios, donde podamos participar por igual.

Muchas gracias.

Toribia Flores Villca (pueblo aymara, Bolivia)

Para mí es muy bonito hacer un intercambio de ideas, de experiencias y, desde luego, hacer

fortaleza entre hombres y mujeres; queremos dar la bienvenida a todos los países, es bueno

conocernos. Nosotros aquí en Bolivia, con nuestros ministerios y viceministerios, estamos

75

tratando de avanzar en nuestro “proceso de cambio”; pero, hermano viceministro, nos falta

todavía trabajar mucho en el área rural. Ahora, cuando hay tantos países, es cuando

debemos luchar entre todas y todos, para que podamos “vivir bien”, entre hombres y

mujeres. Cuando un hermano nos recordaba que, en la lucha guerrillera, las mujeres eran el

50%, me pregunto, cuando viene el trabajo político y social, ese 50%, ¿estará tomado en

cuenta?

En Bolivia mismo existe aún esa discriminación, no vamos a engañarnos, pero

estamos cambiando paso a paso (tampoco es tan fácil exigir un cambio rápido). Como

todos somos hermanos, debemos realizar un plan de acción y trabajar entre todos (si hay

algo bueno sugerido en Bolivia, que se proponga en otros lados). En mi territorio estamos

en el proceso de tener una autonomía, porque nuestro territorio es ancestral, en el norte de

La Paz, y el manejo ancestral es mejor.

En el tema de producción, existe todavía discriminación, colonialismo, como por

ejemplo, eso que nos dicen, que nuestro arte no es arte, sino artesanía, pero lo que hacemos

es rescatar lo nuestro y eso llevamos a nuestras comunidades; si bien nos habían colonizado

con el “arte”, rescataremos nuestras propias palabras y veamos en qué estamos

equivocados. Nosotros, como pueblos originarios, tenemos ese derecho.

El tema de la despatriarcalización es un tema de todos y todas, es una tarea que

debemos hacer juntos, con todos los hermanos y hermanas. La propuesta sería llevar la

“Segunda Cumbre Internacional” a otro lugar y que, los medios de comunicación, enfoquen

nuestro trabajo, de todas y de todos (llevar un granito de arena, de aquí para allá, nos va a

servir de mucho). Tenemos distintas trayectorias, pero quisiera volver a verlos y trabajar

juntos, para que tengamos una vida digna, sin racismo, sin discriminación y con igualdad.

Quienes hemos vivido eso, sabemos que no es bueno. Por eso coordinemos y trabajemos en

todo lo que se pueda, por ejemplo, cómo estamos en la producción en nuestros países;

nosotros producimos la coca milenaria y trabajamos para tener una buena legislación para

la producción tradicional-milenaria. Muchas gracias a todos ustedes y espero llevar todo lo

aprendido a mi comunidad, como así también llevarán ustedes a sus lugares.

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María Zuñiri (pueblo quechua, Perú)

Les saludo de todo corazón. Para nosotros es importante trabajar la descolonización, el

machismo, el racismo y la discriminación. Yo vengo de la tierra de Micaela Bastidas, de

Túpac Amaru; y, a nosotros, después del descuartizamiento de nuestro hermano mayor, ha

sido tanta la discriminación, que nos dijeron: ¡Nunca más van a hablar más su idioma!

¡Nunca más levantamientos! Ese era el castigo de los colonizadores españoles. Justamente

por eso, tengo que reconocer que mi país, el Perú, es el más racista y discriminador; porque

yo no he visto en Bolivia, en Colombia, en Ecuador, tanta imposición como en el Perú.

Y esto les digo porque yo soy ex-congresista. Cuando por primera vez, en mi país,

se juramentó en quechua, ha sido para mí terrible, porque decían: ¿a qué ha venido esa

“india”, esa “cholita”, a hablar ese idioma que hablan tres gatos? Cuando yo dije que

juramentaba con mis antepasados, con Micaela Bastidas, dijeron, ésta es del MRTA; eran

tan ignorantes que ni siquiera sabían la historia del Perú, no está en la conciencia de la

gente. No están los héroes indígenas en la mente de la gente sino los héroes, como Bolívar,

San Martín, esos están en la mente del país; y cuando habla una mujer dicen, ¿qué sabe

esa? Ni siquiera tenía la solidaridad de mis compañeros, pero tengo que reconocer aquellos

movimientos que se formaron en la lucha, como la CCP, la Confederación Campesina del

Perú, dijeron ¡basta! ¡Basta! dijo también la CNA, la Confederación Nacional Agraria,

también las organizaciones de la Amazonía, que son instituciones que se forman en la

lucha.

Creo que, desde el Congreso, lo que hemos hecho es decir: ¡somos quechuas!,

¡somos aymaras!, ¡somos amazónicos! Hemos hecho bastantes leyes, pero eso nunca lo

dicen. Hasta nuestra propia gente nos decía: ¿qué hacen hablando quechua?, nosotros ya

somos castellanos, españoles. Fíjense, esos están colonizados; por eso es importante el tema

de la descolonización, porque nosotras mismas tenemos que descolonizarnos, nosotras

mismas tenemos que reconocer quiénes somos, de dónde somos, de qué comunidad, de qué

ayllu, de dónde vengo. Nosotros somos esa raíz, raíz quechua, aymara, amazónica.

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La educación no viene solamente de la escuela, la educación nace de nuestro hogar;

hay que enseñar a nuestros hijos a querer la cultura, a querer la identidad, a querer la

lengua, porque decimos: mi hijito que no aprenda la lengua, puede sufrir como nosotras.

Tienen que querer nuestro idioma, tienen que querer quiénes somos; tenemos una rica

cultura, hoy estamos comiendo quinua y gracias a quienes han mantenido la producción,

han mantenido la lengua, el tejido, la artesanía. Los tejidos hablan por nosotros, es un libro

abierto. Eso es importante tener en nuestra conciencia; nuestras tejedoras son ingenieras,

porque no cualquiera hace esos tejidos; los ingenieros de ahora no saben cómo irrigaban o

cómo construían nuestros antepasados.

La nuestra no es una cultura que está muerta, está viva y, por eso, tenemos que

descolonizarnos y reconocer a nuestros líderes y lideresas indígenas. Cuando nuestros

hermanos dicen, “no queremos deforestación, no queremos minería”, dicen eso porque son

sabios; por defender eso, a nosotras, nos sacaron del Congreso. Las leyes que nos

defienden, no se aplican, parecen letras muertas; la “ley de consulta previa”, de la cual

somos signatarios, no tiene aplicación.

Quiero denunciar que nuestra hermana, ex-congresista, Nancy Obregón, ha sido

encarcelada, por supuesto narcotráfico. Quisiera pedirles la solidaridad para ella. Por ser

dirigente cocalera está encarcelada. Ningún movimiento gremial o indígena ha dicho nada;

¿es eso solidaridad?, ¿es eso estar hermanados? No me parece. Se han callado todos, hay

miedo, pero tenemos que denunciar, no puede ser que las mujeres sigamos siendo

encarceladas, perseguidas, invisibilizadas; porque las mujeres siempre somos

invisibilizadas, hagamos lo que hagamos

Entonces creo que es importante, en esta “Primera Cumbre de Descolonización”,

decir las cosas por su nombre, y eso nos han enseñado en nuestros ayllus, en nuestras

comunidades; quienes todavía guardamos la minka, el ayni, no podemos callar el dolor que

llevo por mi hermana encarcelada. Por eso pido que se pronuncien acá, por esa dirigente

cocalera, ex-congresista. También quisiera pedir acá por nuestras lenguas; en el Perú, según

el censo, hablamos quechua 7’500.000, y aymara 5.500; por eso, si hablamos de

descolonización, nuestro idiomas originarios deben ser tomados en cuenta como lenguas

oficiales.

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Ignacio Vanis (pueblo guaraní, Paraguay-Argentina)

Dije en mi lengua originaria, el guaraní, que estoy muy contento, que este gran Estado, que

llamamos Bolivia, está encarnando la escuela de la solidaridad mundial, y diría, la escuela

de la cultura global; porque la globalización de la economía no sólo nos mata a nosotros

sino que mata al planeta, pero gracias al rescate de estos valores profundos de todas

nuestras culturas, nosotros, le estamos dando respuestas al mundo: es posible vivir sin tanto

glifosato que está matando a nuestros hermanos, bajo pretexto de cultivar las hojas y

desmontando todo. Ya vemos que el clima se ha alterado terriblemente, por todas las

barbaridades que se ha cometido.

Ninguna especie animal destruye su casa, el planeta. El hombre, que ha perdido los

valores de la espiritualidad, cree ser importante cuando posee cosas y, en ese afán de

poseer cosas, está destruyendo todo el planeta. El glifosato, que se rocía en 5 años,

desertifica la tierra; en Córdoba ya hay tierras destruidas, con el viento, la arena, la

polvareda, el glifosato llega a todas partes. El gobierno de Lugo, que amparaba a las

culturas originarias, se opuso a esa barbarie, entonces mataron unos cuantos campesinos

para poder derrocarlo en ese supuesto “juicio interinstitucional”. Hay muchas cosas para

ver hermanos.

En ese marco, yo les quiero contar, ya no estoy en Paraguay y eso me duele en el

alma, porque yo soy guaraní, y nací y me crie en el Paraguay hasta los 20 años, después,

por la presión de las dictaduras, emigré a la Argentina, donde llevo 49 años de lucha

cultural, en la misma dirección, hermanos.

En Paraguay, hace 28 años, se fundó una institución, de educación primero, luego

de formación docente, hasta ser, hoy, un Instituto de Educación Superior, atenido a la

lengua y cultura guaraní; donde se forman a profesores, licenciados, magísteres y hasta

doctorados en lengua guaraní. Pero todavía la discriminación sobre el originario es muy

fuerte; a través de la lingüística, hay un progreso popular enorme, pero, el hecho de que hoy

no esté ningún hermano paraguayo acá, es la demostración de cómo, el gobierno de los

ricos, aunque se disfracen de demócratas, impide la floración de la cultura.

79

Nuestra cultura era tan extensa, extensa en su territorio, desde el Caribe hasta el rio

Salao, pasando por Buenos Aires, desde el océano atlántico hasta este lugar de la cordillera

de los Andes, compartiendo con una enorme cantidad de pueblos y culturas y naciones. Una

gran nación que se reúne, cada tanto, para declarar que somos una nación transfronteriza,

que estamos en la Argentina, en el Paraguay, en Bolivia, en Brasil, en Guyana y en el

Caribe.

Un aspecto quiero demostrar, a propósito de la discriminación; se reconoce en el

mundo a la gente de piel blanca, se reconoce a la gente de piel amarilla (porque son muy

numerosos), se reconoce a los africanos como de piel negra, pero para nosotros han

reservado una eterna esclavitud sin nombre; muchos dicen que tenemos piel cobriza y otros

dicen piel roca, pero somos los habitantes del Abya Yala, y aquí estamos para fortalecernos

mutuamente.

Es muchísimo lo que nos enseñan los hermanos de Bolivia y todas sus autoridades,

formando un Ministerio para descolonizar, formando Ministerio de las culturas,

presupuesto para este trabajo; eso no existe en la mayoría de nuestros países, hermanos.

Acá Bolivia está demostrando, en medio de estas montañas, que está defendiendo los

valores profundos hacia la llanura y, en la llanura, estamos todos luchando. Estamos

globalizando nuestra enseñanza cultural, estamos todos los pueblos, junto a los educadores,

nuestros hermanos militares. Pero acá no hemos hablado todavía de espiritualidad.

Debemos encara eso, porque es muy importante, porque acá hay una manifestación de

espiritualidad muy profunda, hermanos, en todos los aspectos.

Hermanos, no quería perder esta oportunidad para decirles: todas las lenguas, sean

pequeñas o grandes, fundemos nuestra “Escuelita popular”, en todas partes. Ya basta que

los diarios nos digan que se perdieron 6000 lenguas, que hay 6000 en riesgo de extinción,

como las especies animales que se están extinguiendo. Los seres humanos estamos a punto

de extinguirnos, si seguimos esta conducta tan equivocada, hermanos. Porque cuando ya no

se pueda cultivar la tierra, no van a poder comer ni los lingotes de oro, ni los euros, ni lo

dólares. Pero los que aprendimos a vivir respetuosamente con la naturaleza, encontraremos

siempre la forma para subsistir. No me queda más que reiterarles esta expresión profunda

de amor y hermandad. Muchas gracias.

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Francisco (pueblo araucano, Chile)

Hermanos y hermanas, no podía dejar de saludar a este “Primer congreso”, donde se discute

dos temas tan fundamentales para nuestros pueblos originarios de la América latina. Debo

agradecer ese saludo que nos dieron las FFAA (eso no lo veo, nunca, en mi país, Chile),

además de entrar a discutir, con nosotros, esos temas fundamentales.

Vengo de una de las regiones más marginadas de Chile, para poder compartir

nuestra demanda, de nuestra región y nuestra comuna, pero también, quiero hacer una

propuesta. He escuchado, en todas las intervenciones que me han antecedido, que, “vengo

del sector indígena de tal o cual lugar”, “aymara”, “quechua”, etc. Yo quiero decir,

fuertemente, que nosotros venimos de nuestra Madre tierra, somos aborígenes de nuestra

Madre tierra y, en ese sentido, quiero hacer esta propuesta: que dentro de esta discusión

pueda salir una sola voz y decir, que todos somos pueblos originarios, seamos mapuches o

quechuas. Seamos originarios. Valorémonos, hermanos y hermanas. Porque muchos dicen

que la fisonomía nuestra viene de los pueblos asiáticos, de la Indonesia. Por eso quiero

decir, a cada uno de nuestros hermanos, de México, Ecuador y de los otros pueblos, que

han llegado aquí a compartir nuestros valores, nuestra experiencia, nuestra vida y nuestra

forma de vivir, que somos hijos de esta Madre tierra.

Y quiero aprovechar esta tribuna para decirles que, así como el pueblo boliviano,

nosotros también tenemos nuestro lema, y eso nos lo dejó nuestro fiel guerrillero, nuestro

fiel defensor de nuestra tierra, que ustedes lo conocen por el nombre Lautaro, pero ese no es

el nombre real, el nombre de nuestro hermano es Leztaro, y nos dejó nuestro lema y quiero

compartirlo con ustedes: ¡Diez veces venceremos compañeros!

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Walter Aduviri Callisaya (pueblo aymara, Puno)

Gracias hermanos y hermanas. En primer lugar saludar a los hermanos de todas las

nacionalidades, al hermano líder de la nación uru. Es cierto que nuestro país, el Perú, es un

país totalmente colonizado. Lima, que concentra 10 millones de habitantes, es una colonia

española, que hoy vive su vida propia y desconoce su realidad y su verdadera dimensión.

Para el Perú sólo existe Lima, nada más, no existe otras regiones, no existe otras naciones

(los quechuas, aymaras y otros). Para el gobierno de Ollanta Humala, de Alberto Fujimori,

de Alan García, de Toledo (que se formó en Harvard), no existen los pueblos originarios,

no existen para ellos. Nunca han existido.

Y ésta ha sido una de las razones que impulsa a la nación aymara, en el año 2008, a

rebelarse contra el sistema neoliberal en el Perú. ¿Por qué? Por una simple razón, porque el

gobierno neoliberal de Alan García, nos impuso una transnacional en el territorio de Kari.

La población se organiza y, en el rumbo de la descolonización, se dice que los gobiernos

neoliberales no nos pueden imponer sus proyectos en nuestros pueblos.

En ese sentido, los pueblos quechuaymaras y urus, se han puesto de pie y han

hecho retroceder al gobierno neoliberal de García Pérez. Ha tenido que expulsar a la

empresa transnacional y poner fin al extractivismo en esa jurisdicción; ha tenido que sacar

tres decretos supremos, uno, dejando sin efecto todas las concesiones extractivistas de la

transnacional canadiense, segundo, dejando en suspenso todo tipo de concesiones mineras

petroleras, por un periodo de 6 meses, en la región de Puno, en el territorio de las

nacionalidades quechuaymara y urus, y otro decreto supremo, obligando que, el mismo

Estado, debe dar estricto cumplimiento al convenio 169 de la OIT, no solamente en el tema

de la consulta sino en su integridad.

Pero, ¿qué ha pasado con el gobierno de Ollanta Humala? A petición de todas las

organizaciones sociales y gremiales de nuestro país, se promueve una “ley de consulta” y,

posteriormente, se aprueba la consulta, luego se aprueba la “ley de la reglamentación de la

consulta”, pero sin la participación de los hermanos de los pueblos originarios, sin la

participación de los hermanos quechuaymaras, urus y otros pueblos que tenemos en nuestro

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país. ¿Quiénes participan? Participan ciertos grupos y el mismo gobierno. No hay

interacción con los hermanos.

Hace pocos días, el extractivismo transnacional se ha reunido, 40 países del mundo,

en Arequipa. El extractivismo transnacional está cambiando de estrategia; en el 2011 se

celebró el mismo evento en Arequipa, ahí cuestionaron el trabajo de los líderes sociales.

Esa era la “Agenda Perú 2011”. Ahora el extractivismo transnacional, en la última reunión

que tuvieron en Arequipa, Perú, adoptaron la estrategia de capturar gobiernos, los poderes

del Estado, ejecutivo, legislativo y judicial, capturar gobiernos regionales, gobiernos locales

y municipales; y no solamente eso, están formando dirigentes paralelos a los dirigentes

sociales que existen en nuestro país, muchos dirigentes son formados en las mismas

universidades serviles al sistema; en Perú, a la fecha, ya se han formado dirigentes para

defender el extractivismo transnacional, la colonización; 200 líderes ya han formado las

empresas del extractivismo transnacional, que van a defenderles y los han presentado en esa

Asamblea mundial, en el Perú, este 2013.

Perú lamentablemente depende del extractivismo transnacional. Es el amo, es el rey,

es el Dios de Dioses, y algunos hermanos les apoyan también; se han quedado con la

invasión de Pizarro, con la invasión de los españoles, que llegaron a nuestros pueblos hace

520 años atrás. Pizarro y los españoles se han robado nuestros recursos naturales, no sólo

en el Perú. Ellos –los Pizarros, españoles– creen ser y han sido la primera potencia del

mundo, pero con nuestros recursos naturales, con nuestra riqueza.

Nos han matado a nuestros líderes, a nuestros grandes dirigentes, como Túpac

Katari, Bartolina Sisa, Túpac Amaru; que han luchado por este proceso del que hoy

hablamos. A varios hermanos, que han luchado en este proceso, los han aniquilado, los han

desaparecido. Yo también pediría a este auditorio, que se haga un pronunciamiento, como

decía la hermana María Zuñiri, no sólo para una delegación sino para todas las

delegaciones. Nosotros, en mi organización, hemos ido denunciando, desde el 2011, 200

hermanos presos; yo tengo restricciones en mi país, yo no puedo salir sin orden judicial de

mi país. Sólo les pediría solidaridad. El sistema judicial del Perú persigue dirigentes,

presiona dirigentes, aniquila dirigentes, la policía y el sistema judicial en el Perú encarcela

a los dirigentes, como Nancy Obregón, que está encarcelada.

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Pero no solamente ella sino varios están encarcelados; hace pocos días, un hermano

ya tenía que estar encarcelado. En el Perú hay varios líderes sociales encarcelados y,

naturalmente, provienen de pueblos indígenas-originarios. Hay muchas cosas para hablar.

Sólo queda agradecerles. ¡Jallalla “Primera Cumbre de Descolonización”! ¡Kausachun

Abya Yala!

Víctor Panca Mendoza (pueblo Uru, Perú)

Saludos muy cordiales a todos mis hermanos urus-chipayas, urus-iruito y, también, urus del

lago Poopó. A mis hermanos que se han hecho presente el día de hoy y a todos los pueblos

indígena-originarios del mundo. Vengo en representación de un pueblo indígena-originario,

reconocido e investigado hace 10 años atrás por la “National Geographic”, donde a los urus

nos califican como una de las etnias más antiguas del altiplano de Perú y Bolivia, de más

de 3700 años de existencia. Nos enorgullece ser indígena-originarios que, frente a toda la

persecución política de las grandes transnacionales del monopolio extranjero, aun todavía –

los pueblos originarios del mundo– nos resistimos a desaparecer.

Los urus vivimos en el lago Titicaca, en el lado peruano, sobre las islas flotantes; es

una historia muy bonita, da mucho de qué hablar y da ganas de llorar. Hoy, mis hermanos

dirigentes, 5, siguen siendo perseguidos por el Estado peruano, por el simple hecho de

defender su territorio, el lago, los totorales. Ahí vivimos los urus. Pero por un decreto, el

185, el Estado peruano nos quiere desalojar de nuestras islas flotantes; como nos hemos

resistido, porque ese es nuestro territorio (porque nosotros vivimos de la caza, de la pesca y

la recolección, porque son “usos ancestrales” reconocidos por el convenio 169), y no vamos

a salir de nuestro territorio, usan pretextos, desde hace 8 años atrás, para perseguirnos

políticamente.

¡Qué lamentable hermanos y hermanas! Nuestro territorio, nuestros “usos y

costumbres”, nuestra sabiduría espiritual de nuestros ancestros, nuestra Pachamama,

nuestro Pachatata, nuestra Mamaqota, nuestros cerros, significan mucho para nosotros,

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porque es vida, es existencia, es salud, es sabiduría. Al perseguirnos a nosotros persiguen a

todos ellos. Por eso yo pido, a cada uno de ustedes, solidaridad de los pueblos indígenas-

originarios del mundo; para decir ¡alto!, para decir ¡basta!, a la persecución de nuestros

líderes originarios, no solamente del Perú, sino de todos, los aymaras, quechuas,

amazónicos, de todos los pueblos originarios del mundo. Solidaridad hacia nuestros

pueblos indígena-originarios. Gracias.

Hermes Cahuna Morales (pueblo aymara, Perú)

Un fuerte abrazo a ustedes, de parte de la nación aymara del Perú. Para mí, sinceramente, es

muy triste hablarles del Perú; a pesar de que nosotros hemos elegido, en primera instancia,

a un cholo, a Alejandro Toledo, quien nos ha traicionado, después entró Alan García, peor,

hemos sido, otra vez, engañados, pensamos que iba ser como Hugo Chávez o como el

hermano Evo Morales, pero hemos sido traicionados. Y ahora está Ollanta Humala. Es

triste, porque quien quiera hablar de estos temas, es perseguido por el poder judicial. Por

eso hay miedo de hablar de estos temas. Ayer he escuchado a un general que es sensato con

su pueblo, ese es un buen general, pero en el Perú no es así, es todo lo contrario.

Yo vengo de la nación aymara, de los aymaras del Perú. Nuestros derechos, la

Pachamama, nuestra tierra y territorio, han sido invadidos; por eso el pueblo aymara se ha

organizado, para defender su territorio, sus derechos. ¡Ya no queremos ser manejados por

las transnacionales!

Nuestro hermano Walter Aduviri Callisaya, que ya está con nosotros, ha encabezado

la lucha de los aymaras en el Perú, y eso ha sido histórico, pues hemos hecho retroceder a

Alan García. Aun con sus decretos supremos, han salido de nuestra tierra y territorio. Esa es

la historia del pueblo aymara.

Por eso es que, nosotros, hemos venido para aprender, para nutrirnos de ustedes,

hermanos de Bolivia, porque ustedes han avanzado mucho en estos temas. Las luchas

sociales en el Perú se han judicializado.

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Y hay hermanos y hermanas, quechuas y aymaras, que han llegado al poder y no

han hecho nada, han estado como congresistas, pero simplemente levantaban la mano

cuando a su feje le convenía, cuando ordenaba.

Sacaron leyes en contra de las protestas. Antes, por lo menos, había movilizaciones

libres, pero ahora ya no se puede hacer eso. En el Perú, por protestar, te llevan a la cárcel.

Entonces, pedimos la solidaridad de todos los hermanos, de los países como Ecuador,

Colombia, Brasil, Bolivia, lo que antes era el Tahuantinsuyo. Yo creo que, con el apoyo de

ustedes, de las organizaciones, que aún estamos trabajando, vamos a nutrirnos y vamos a

lograr hacer algo. Ese es el objetivo fundamental de la visita nuestra. Pero hay que decir

claramente: hay organizaciones que se venden al gobierno de turno neoliberal, que

traicionan a sus propios hermanos; también existen estos, aun hoy en día.

Hay que superar esto. Siempre a nombre de la gran nación aymara del Perú, un

abrazo a todos ustedes.

Juan de Dios Mosquera (“Movimiento por los DDHH de las comunidades afrocolombianas

Cimarrón”, Colombia)

En nombre del “Movimiento Nacional por los Derechos Humanos de las Comunidades

Afrocolombianas Cimarrón”, queremos presentar un abrazo solidario y fraterno al pueblo

boliviano, a su proyecto político, a la lucha que sostiene por el empoderamiento –después

de largos quinientos años– de los pueblos originarios de este gran territorio, que debe servir

de ejemplo para el conjunto de los pueblos de las Américas, de los pueblos indígenas y de

los pueblos afrodescendientes.

Dentro del proceso de educación y desarrollo de la visión política que ustedes están

desarrollando, no debemos olvidar a los grandes luchadores históricos contra el

colonialismo y el racismo, no debemos olvidar al gran Franz Fanon, no debemos olvidar al

gran Bob Marley, que nos invitó a liberar la conciencia de nuestros pueblos de la esclavitud

mental, no debemos olvidar ese gran pensamiento panafricanista de Patricio Lumumba, ese

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gran mártir de las luchas de liberación de nuestras Áfricas, y no debemos olvidar al gran

Nelson Mandela, su legado, su herencia, su espíritu de lucha, su compromiso con la

descolonización de nuestras mentes.

Y en todo este proceso, hemos reclamado, que los gobiernos de nuestras Américas

asuman la declaración y el plan de acción de la “Conferencia Mundial de Durban”, que es

un gran instrumento en la lucha contra el racismo, contra la discriminación y por la

descolonización de nuestros pueblos. Sobre esta última declaración, muchos países están

haciéndose de la vista gorda: la “declaración y convención para la eliminación del racismo

y la discriminación en nuestras Américas”.

Hoy se nos impone una gran tarea: implementar los estudios sobre los pueblos

originarios y los estudios sobre los pueblos afrodescendientes, en todos los sistemas

escolares; tenemos que construir un nuevo discurso de nuestra propia historia; tenemos

que construir un nuevo discurso de los valores colectivos de nuestras identidades; tenemos

que combatir los valores del españolismo, los valores del eurocentrismo europeo,

confrontando una nueva visión y unos nuevos contenidos en torno a los valores identitarios

de los pueblos afrodescendientes, de los pueblos originarios y de los pueblos mestizos de

nuestras Américas.

A los valores colonialistas, tenemos nosotros que oponer los valores originarios y

los valores afrodescendientes. Debemos transformar y revolucionar el sistema educativo de

Bolivia, para que sea ejemplo para todos los sistemas educativos de las Américas. Y

tenemos que entender una cosa: la lucha de nuestros pueblos tiene que entender que,

política significa organización, significa poder, que nuestras madres tienen que educar a

nuestros bebes, desde que nacen, desarrollándoles vocación de poder político.

Tenemos que aprender, desde la educación familiar, desde la educación escolar,

desde los medios de comunicación, que los pueblos originarios, que los pueblos

afrodescendientes, tienen que ser poder y gobierno, para transformar la sociedad. Les

invito a que hagamos de nuestras Américas, de Bolivia, de Colombia, de nuestras

sociedades, países más lindos, sin racismo, países más dignos, sin discriminación. Muchas

gracias.