Campos y bosques en llamas

88
CIENCIA & TRABAJO • AÑO 13 • NÚMERO 42 • OCTUBRE / DICIEMBRE • 2011 www.cienciaytrabajo.cl ISSN 0718-0306 versión impresa, ISSN 0718-2449 versión en línea, Cienc Trab. 2011 oct-dic; 13 (42) Campos y Bosques en Llamas, Humo y Salud Humana | A48 Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores | 191 Contribución de Los Recursos Personales para el Engagement | 200 Tensión Laboral en Grupos Ocupacionales | 208 Factores Psicosociales en una Instalación de Petróleo en Alta Mar | 217 Riesgo Ergonómico Analizados por los Métodos OWAS y RULA | 224 Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad | 229 Estrés y Síndrome de Burnout en Docentes de Educación Superior | 238 Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain | 244 Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa | 250 FUNDACIÓN CIENTÍFICA Y TECNOLÓGICA ASOCIACIÓN CHILENA DE SEGURIDAD Ciencia & Trabajo AÑO 13 • NÚMERO 42 • OCTUBRE / DICIEMBRE • 2011

description

Revista Febrero 2012 Ciencia y Trabajo

Transcript of Campos y bosques en llamas

Page 1: Campos y bosques en llamas

Cie

nC

ia &

Tr

ab

aj

o •

O 1

3 •

ME

RO

42

• O

CT

UB

RE

/ D

ICIE

MB

RE

20

11

www.c ienc iaytrabajo .c lISSN 0718-0306 versión impresa, ISSN 0718-2449 versión en línea, Cienc Trab. 2011 oct-dic; 13 (42)

Campos y Bosques en Llamas,Humo y Salud Humana | A48

Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores | 191Contribución de Los Recursos Personales para el Engagement | 200Tensión Laboral en Grupos Ocupacionales | 208Factores Psicosociales en una Instalación de Petróleo en Alta Mar | 217 Riesgo Ergonómico Analizados por los Métodos OWAS y RULA | 224 Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad | 229 Estrés y Síndrome de Burnout en Docentes de Educación Superior | 238Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain | 244 Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa | 250

FUNDACIÓNCIENTÍFICA

Y TECNOLÓGICAASOCIACIÓN CHILENA DE SEGURIDAD

Ciencia & Trabajo A Ñ O 1 3 • N Ú M E R O 4 2 • O C T U B R E / D I C I E M B R E • 2 0 1 1

Page 2: Campos y bosques en llamas
Page 3: Campos y bosques en llamas

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | A43

Editorial | Ciencia & Trabajo

se concientice a la población acerca de las consecuencias que estos desastres pueden provocar a la salud humana. Las emanaciones de gases tóxicos por combustión de la madera, ocasionan efectos perjudiciales en las personas expuestas a los incen-dios forestales, principalmente en las poblaciones de riesgo que presentan antecedentes de enfer-medades respiratorias y cardiovas-culares. Por lo anterior, es preciso sistematizar procedimientos de

prevención y atención oportunos para evitar consecuencias peores, como también educar a la población más sensible en torno a las consecuencias de los incendios forestales. No sólo se debiera evacuar a las personas cuando el fuego está cerca de sus moradas, sino más bien cuando el humo proveniente de los incendios está cerca de ser inhalado. El daño a largo plazo que generan los compo-nentes del humo en las personas trae resultados aún más nefastos que los producidos por el fuego directamente, agudizándose aún más en los niños y adultos mayores.De esta manera, en esta edición de nuestra revista pretendemos abrir un debate acerca de este tema, integrando una investigación periodística que evidencia la actual situación mundial en torno a los incendios forestales y sus consecuencias en la salud.

En los últimos años, se ha produ-cido un incremento de los incen-dios forestales en el mundo, debido principalmente a acciones humanas accidentales o intencionales, sobre- todo en sitios afectados por condi-ciones ambientales que propician climas cálidos y secos. Nuestro país se ha visto fuerte-mente afectado por este fenómeno, siendo común encontrarnos cada año con grandes incendios incon-trolables que amenazan destruir nuestra flora y fauna, junto con lamentar pérdidas humanas. Sin ir más lejos, durante la temporada de verano 2012 en Chile, hemos sido testigos del incendio forestal en el Parque Nacional Torres del Paine, que se prolongó durante 10 días, consumiendo aproximadamente 17.600 hectáreas en dicha área silvestre protegida. Se registraron, además, otros incendios en el Sur del país, principalmente en las regiones del Maule, Bío Bío y Araucanía, donde nos conmovimos con la muerte de 7 brigadistas que trabajaban en la extinción de las llamas.Esta situación nos debe hacer reflexionar sobre la política de prevención de incendios forestales en Chile, y en especial, en la educación y preparación que reciben los visitantes de estos lugares, incrementando también el control que se tiene sobre las actividades que realizan los turistas. Es fundamental que además de lo anterior,

INCENDIOS FORESTALES

Editorial

Leonardo Varela Editor Jefe

Revista Ciencia & Trabajo

Page 4: Campos y bosques en llamas

A44 1/1 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

“C&T, Ciencia & Trabajo” es una publicación trimestral, propiedad de la Fundación Científica y Tecnológica Asociación Chilena de Seguridad. Derechos Reservados. Todos los textos publicados están protegidos por derecho de autor, conforme a la ley No 17.336 de la República de Chile.

Se autoriza la publicación posterior o la reproducción total o parcial de los artículos, en formato impreso o electrónico, siempre y cuando se cite “C&T, Ciencia & Trabajo”, como fuente primaria de publicación.

Vicuña Mackenna 210, piso 6, Providencia - Chile.Teléfono: (56-2) 685 3884 • e-mail: [email protected] • Internet: www.cienciaytrabajo.cl

Imprenta: DONNEBAUM S.A. www.donnebaum.cl

Ciencia & TrabajoDirector: Pedro Cárdenas Editor Jefe: Leonardo VarelaReferencias e Indización: María del Carmen SosaCorrector de Texto: Ramón EspinozaTraducción Inglés: Pablo ValenciaDiseño Gráfico: Corina GarcíaDistribución: Mauricio Millares

CONSEJO EDITORIAL:PhD Arie ShiromUniversidad de Tel Aviv, Israel.PhD. Carlos Díaz Universidad de Chile, Chile.Dra. Catterina FerreccioDepartamento de Salud Pública, Pontificia Universidad Católica de Chile, Chile.PhD. Christina MaslachUniversidad de California, Berkeley, USA.PhD. Dana LoomisEscuela de Salud Pública, Universidad de Carolina del Norte, USA.Dr. Eduardo AlgrantiFUNDACENTRO, Brasil.PhD. Eusebio Rial-González Agencia Europea de Seguridad y Salud en el Trabajo, España.PhD. Juan Andrés PucheuPontificia Universidad Católica de Chile, Chile.PhD. Kyle SteenlandEscuela de Salud Pública, Universidad de Emory, USA.Dra. Luz ClaudioMount Sinai School of Medicine, USA.PhD. Marisa SalanovaUniversidad Jaume I de Castellón, España.PhD. Marisol ConchaAsociación Chilena de Seguridad, Chile.Ing. Nella MarchettiUniversidad de Chile, Chile.Dr. Oscar Nieto Fundación Iberoamericana de Seguridad y Salud Ocupacional, Argentina.PhD. Pablo Livacic Universidad de Santiago de Chile, Chile.PhD. Pedro R. Gil-MonteUniversidad de Valencia, España.Dr. Rubén Torres Organización Panamericana de la Salud, OPS / Organización Mundial de la Salud, OMS, Chile.PhD. Sarah GammageOrganización Internacional del Trabajo, OIT.PhD. Shrikant BangdiwalaEscuela de Salud Pública, Universidad Carolina del Norte, USA.PhD. Steven MarkowitzQueens College, USA. Ms. Víctor CórdovaAsociación Chilena de Seguridad, Chile.

Revista Ciencia & Trabajo se encuentra en las siguientes bases de datos:• Dialnet (www.dialnet.com) • EBSCO (www.ebscohost.com) • Latindex (www.latindex.org) • Latindex (catálogo) (www.latindex.org) • LILACS (www.bireme.br) • Ulrich's International Periodicals Directory (www.ulrichsweb.com) • Psicodoc (www.psicodoc.copmadrid.org) • e-revistas (www.erevistas.csic.es) • IMBIOMED (www.imbiomed.com)

AÑO 13 • NÚMERO 42 • OCTUBRE / DICIEMBRE • 2011

ISSN 0718-0306 vers ión impresa ISSN 0718-2449 versión en l ínea

Para revisar y descargar éste y números anteriores de Ciencia & Trabajo en formato PDF, visite www.cienciaytrabajo.cl

Foto

por

tada

: Ba

nco

de f

otos

AC

HS.

Page 5: Campos y bosques en llamas

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 1/1 A45

Índice | Ciencia & Trabajo

A43 EditorialA45 ÍndiceA46 En este número

Artículos de DifusiónA48 Sección Ehp Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

Artículos Originales191 ¿Mientras Más Das, Más Recibes? Relaciones Recíprocas entre el Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores, Interpersonales y Organizacionales Korunka C, Kubicek B, Paškvan M

200 La Contribución de Los Recursos Personales (Inteligencia Emocional, Core Self-Evaluation y Afectividad Positiva) para el Engagement: Un Análisis en Estudiantes Universitarios y Trabajadores Españoles Durán A, Extremera N, Rey L

208 Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos: Validación del Modelo Demanda-Control y del Instrumento Job Content Questionnaire (JCQ) Gómez V, Perilla L

217 Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo en Alta Mar en el Golfo de México Contreras C

224 Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas según Unidad de Trabajo en Odontólogos de los Municipios de Guadalajara y Zapopan, Jalisco, Analizados a Través del Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka, Métodos OWAS y RULA Chávez R, González E, Mendoza P, Preciado M, Villavicencio M

229 Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de Arequipa Arias W

238 Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior, Guadalajara, México Aldrete M, Aranda C, Pando M, Salazar J

244 Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain González E

250 Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa Arias W, Jiménez N

Índice IndexA43 EditorialA45 IndexA46 In this Issue

Diffusion ArticlesA48 Ehp’s Section Fields and Forests in Flames. Vegetation Smoke & Human Health

Original Articles191 The More You Give, the More You Get? Reciprocal Relationships Between Work Engagement and Task-Related, Interpersonal, and Organizational Resources Korunka C, Kubicek B, Paškvan M

200 The Contribution of Personal Resources (Emotional Intelligence, Core Self-Evaluations and Positive Affect) To Engagement: An Analysis in Spanish College Students and Employees Durán A, Extremera N, Rey L

208 Work Tension in Several Colombian Occupational Groups: Validation of the Demand-Control Model and the Job Content Questionnaire (JCQ) Instrument Gómez V, Perilla L

217 Evaluative and Descriptive Profile About the Psychosocial Factors Presents in an Offshore Oil Processing Installation in Gulf of Mexico Contreras C

224 Ergonomic Risk Factors that Cause Musculoskeletal Disruptions According to the Work Unit in Odontologists from the Municipalities of Guadalajara y Zapopan, Jalisco, Analyzed through the Standardized Nordic Questionnaire of Kuorinka, Methods OWAS and RULA Chávez R, González E, Mendoza P, Preciado M, Villavicencio M

229 Motives of Safety Beltseat Disuse in Public Transportation Drivers from Arequipa City Arias W

238 Stress and Burnout Syndrome in Teachers of a Higher Education Institution, Guadalajara, Mexico Aldrete M, Aranda C, Pando M, Salazar J

244 Ergonomic Risk Factors on Quervain Disease González E

250 Incidence of Burnout Syndrome in Policemen from Arequipa City Arias W, Jiménez N

Page 6: Campos y bosques en llamas

En este Número

Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud HumanaLos incendios forestales son lamentables por muchas causas, generan pérdidas económicas, en ocasiones hay pérdidas de vidas humanas, y también se afecta la salud de las personas que tienen contacto con el humo de los incendios. Es en este último punto en que se centra nuestro artículo de difusión, un tema poco abordado pero que es una de las consecuencias más nefastas en el corto y largo plazo en las personas.

¿Mientras más das, más recibes? Relaciones Recíprocas Entre el Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores, Interpersonales y OrganizacionalesEste estudio desenmaraña la relación recí-proca entre el Engagement laboral de los trabajadores y los recursos laborales; esto, al examinar por separado los recursos laborales relacionados a las tareas interpersonales y organizacionales.

La Contribución de Los Recursos Personales (Inteligencia Emocional, Core Self-evaluation y Afectividad Positiva) para el Engagement: Un Análisis en Estudiantes Universitarios y Trabajadores Españoles. El presente estudio examina el aumento de la validez en las dimensiones de la inteligencia emocional más allá de las core self-evaluations (autoevaluaciones fundamentales) y la afectividad positiva como predictores del Engagement laboral tanto en estudiantes universitarios como en trabajadores.

Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos: Validación del Modelo Demanda-Control y del instrumento Job Content Ques-tionnaire (JCQ)Actualmente se suelen utilizar dos modelos para evaluar factores psicosociales en el trabajo (FPT): el modelo Demanda-Control-Apoyo Social y el modelo desbalance Esfuerzo-Recompensa (ERI). Debido a que los modelos e instrumentos fueron desarrollados y

ARTÍCULO DE DIFUSIÓN aplicados fundamentalmente en países desarrollados, aún hay preguntas sobre sus propiedades en países en desarrollo. En este estudio se evaluó una versión en español del JCQ.

Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo en Alta Mar en el Golfo de MéxicoLa investigación pretende obtener un perfil valorativo y descrip-tivo de los factores psicosociales presentes en el Departamento de Mantenimiento de un Centro de Proceso de Gas y Aceite costa afuera en el Golfo de México.

Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas según Unidad de Trabajo en Odontólogos de los Municipios de Guadalajara y Zapopan, Jalisco, Analizados a Través del Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka, Métodos OWAS y RULAEl propósito fue identificar la asociación existente entre posturas adoptadas en el trabajo clínico con la presencia de molestias músculo-esqueléticas, según unidad de trabajo de odontólogos de los Centros de Salud de los municipios de Guadalajara y Zapopan.

Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de ArequipaEl presente trabajo corresponde a un estudio descriptivo que tiene por objetivo determinar el motivo por el cual los

conductores de trans-porte público no utilizan el cinturón de seguridad. Para ello se diseñó una encuesta breve que fue aplicada a 120 conductores de cuatro empresas de trans-porte público de la ciudad de Arequipa.

Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior, Guadalajara, MéxicoEl estudio tiene como objetivo analizar la rela-ción entre los síntomas de estrés y síndrome de Burnout en docentes de educación superior y sus diferencias por sexo.

Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de QuervainSe realizó un estudio de casos y controles para detectar los factores de riesgo de origen ergonómico para la presencia de la Enfermedad de Quervain. En el estudio participaron 224 sujetos a quienes se les aplicó un cuestionario para conocer las características ergonó-micas de sus trabajos.

Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de ArequipaEn el presente trabajo se exponen los resultados del estudio de la incidencia del síndrome de burnout en una muestra de 142 policías (113 varones y 29 mujeres) con un rango de edad de 20 a 52 años que laboran en la ciudad de Arequipa.

ARTÍCULOS ORIGINALES

A46 1/1 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Page 7: Campos y bosques en llamas

Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud HumanaLos incendios forestales son lamentables por muchas causas, generan pérdidas económicas, en ocasiones hay pérdidas de vidas humanas, y también se afecta la salud de las personas que tienen contacto con el humo de los incendios. Es en este último punto en que se centra nuestro artículo de difusión, un tema poco abordado pero que es una de las consecuencias más nefastas en el corto y largo plazo en las personas.

¿Mientras más das, más recibes? Relaciones Recíprocas Entre el Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores, Interpersonales y OrganizacionalesEste estudio desenmaraña la relación recí-proca entre el Engagement laboral de los trabajadores y los recursos laborales; esto, al examinar por separado los recursos laborales relacionados a las tareas interpersonales y organizacionales.

La Contribución de Los Recursos Personales (Inteligencia Emocional, Core Self-evaluation y Afectividad Positiva) para el Engagement: Un Análisis en Estudiantes Universitarios y Trabajadores Españoles. El presente estudio examina el aumento de la validez en las dimensiones de la inteligencia emocional más allá de las core self-evaluations (autoevaluaciones fundamentales) y la afectividad positiva como predictores del Engagement laboral tanto en estudiantes universitarios como en trabajadores.

Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos: Validación del Modelo Demanda-Control y del instrumento Job Content Ques-tionnaire (JCQ)Actualmente se suelen utilizar dos modelos para evaluar factores psicosociales en el trabajo (FPT): el modelo Demanda-Control-Apoyo Social y el modelo desbalance Esfuerzo-Recompensa (ERI). Debido a que los modelos e instrumentos fueron desarrollados y

ARTÍCULO DE DIFUSIÓN aplicados fundamentalmente en países desarrollados, aún hay preguntas sobre sus propiedades en países en desarrollo. En este estudio se evaluó una versión en español del JCQ.

Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo en Alta Mar en el Golfo de MéxicoLa investigación pretende obtener un perfil valorativo y descrip-tivo de los factores psicosociales presentes en el Departamento de Mantenimiento de un Centro de Proceso de Gas y Aceite costa afuera en el Golfo de México.

Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas según Unidad de Trabajo en Odontólogos de los Municipios de Guadalajara y Zapopan, Jalisco, Analizados a Través del Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka, Métodos OWAS y RULAEl propósito fue Identificar la asociación existente entre posturas adoptadas en el trabajo clínico con la presencia de molestias músculo-esqueléticas, según unidad de trabajo de odontólogos de los Centros de Salud de los municipios de Guadalajara y Zapopan.

Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de ArequipaEl presente trabajo corresponde a un estudio descriptivo que tiene por objetivo determinar el motivo por el cual los

conductores de trans-porte público no utilizan el cinturón de seguridad. Para ello se diseñó una encuesta breve que fue aplicada a 120 conductores de cuatro empresas de trans-porte público de la ciudad de Arequipa.

Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior, Guadalajara, MéxicoEl estudio tiene como objetivo analizar la rela-ción entre los síntomas de estrés y síndrome de Burnout en docentes de educación superior y sus diferencias por sexo.

Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de QuervainSe realizó un estudio de casos y controles para detectar los factores de riesgo de origen ergonómico para la presencia de la Enfermedad de Quervain. En el estudio participaron 224 sujetos a quienes se les aplicó un cuestionario para conocer las características ergonó-micas de sus trabajos.

Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de ArequipaEn el presente trabajo se exponen los resultados del estudio de la incidencia del síndrome de burnout en una muestra de 142 policías (113 varones y 29 mujeres) con un rango de edad de 20 a 52 años que laboran en la ciudad de Arequipa.

ARTÍCULOS ORIGINALES

Page 8: Campos y bosques en llamas

Campos y Bosques en LlamasHumo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

Environmental Healthp e r s p e c t i v e s

Page 9: Campos y bosques en llamas

Top

to b

otto

m:

Cre

dit

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | A48/A57 A49

© M

ich

ael M

elfo

rd/N

atio

nal

Geo

gra

ph

ic S

tock

El autor Bob Weinhold vivió en carne propia este artículo desarro-llado durante el presente verano, ya que el área donde reside reci-bió constantemente los embates del humo proveniente de incendios forestales cercanos, así como también sucedió en Nuevo México y Arizona. Cada uno de estos incendios fue el mayor de sus respectivas historias. El olor del humo le recordó sus días de combatir y patru-llar en el Servicio Forestal (U.S. Forest Service) de Oregon.

Las personas han vivido por decenas de miles de años expuestas al humo de los incendios. Ese largo período de adaptación les permite a los adultos jóvenes y

saludables ser generalmente resistentes a los efectos dañinos para la salud del humo, que proviene de los incendios forestales, quemas prescritas, quemas agrícolas e incendios de turberas, afirma Wayne Cascio, director de la Agencia de Protección

Ambiental de Estados Unidos (EPA, por sus siglas en inglés), División de Salud Pública Ambiental.

Sin embargo, un elevado porcentaje de personas no están dentro de la categoría de adultos jóvenes y saludables. En los Estados Unidos casi la mitad de la población sufre al menos de una enfermedad crónica1 que los deja potencialmente en riesgo frente a los efectos adversos del humo, que también afecta a niños y a adultos de mayor edad2. La investigación limitada que se ha hecho del humo de los incendios de gran escala, en rela-ción a la salud, ha rendido ciertos frutos para entender los efectos generales que tiene sobre ésta, y ocasionalmente se pueden lograr algunos datos más. También se ha obtenido algo de información al identificar las substancias características de varios tipos de incendios, además de precisar cuáles son los sis-temas corporales específicamente vulnerables a éstas y las vías por las cuales el daño ocurre.

El incendio Red Eagle Fire del año 2006 arrasó con más de 34.000 acres a lo largo del Parque Nacional de los Glaciares y la zona tribal adyacente, Blackfeet Tribal Land.

ehp | Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

Page 10: Campos y bosques en llamas

Mucho se desconoce con respecto a la varie-dad de las emisiones tóxicas presentes en los diferentes tipos de incendios forestales y la vulnerabilidad que presentan grupos especí-ficos de personas, aunque se ha hecho bas-tante investigación en el campo de los efectos adversos del humo que emana de la calefac-ción y la cocina a leña3. Cascio afirma que estos vacíos deben ser cubiertos, “es vital de-finir quién está bajo mayor riesgo, para que las estrategias de intervención individuales y comunales puedan desarrollarse; y mitigar así, específicamente los riesgos de la salud relacionados a la exposición al humo”. Tam-

bién asegura que “el objetivo es, por supues-to, proporcionar educación o intervención para los individuos más sensibles, de la manera más económica, sin necesariamente preocupar o interferir con las actividades diarias de los demás”.

Dicha información también puede ser de ayuda para las organizaciones e individuos que se enfrentan a las amenazas del fuego, en su labor de conciliar los asuntos de la salud con otros factores, como lo son las prácticas y programas de gestión de las tierras, cos-tumbres culturales, influencias políticas y financiamientos.

Conflagraciones en los BosquesEn los Estados Unidos se ha incrementado de manera irregular la ocurrencia y severi-dad de los incendios forestales durante los últimos 50 años. Cada año durante el perío-do de los años 1960 y 2010, se quemaron 1.1–1.9 millones de acres, siendo el año 20064 el de mayor índice. A lo largo de 7 años, del período antes mencionado, se que-maron por lo menos 7 millones de acres, 6 de los cuales se consumieron entre los años 2000–20104. Por otra parte, 5 millones de acres se quemaron a lo largo de 14 años (entre el período 1960–2010), 10 de los

Desde izquierda a derecha, de arriba a abajo: El incendio llamado The Station Fire quema el norte de Los Angeles, California el 30 de agosto del año 2009. Una pared de humo cubre la ciudad ese mismo día; al día siguiente el horizonte se había oscurecido. El Station Fire cayó en la categoría de mega incendio, ya que no se podía extinguir sin la ayuda de las fuerzas de la naturaleza, como la lluvia.

De

izqu

ierd

a ar

riba

a de

rech

a: ©

Gen

e Bl

evin

s/Re

uter

s; ©

AP

Phot

o/J

on V

idar

; © F

red

Prou

ser/

Reut

ers

A50 A48/A57 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Artículo de Difusión | ehp

Page 11: Campos y bosques en llamas

Top

to b

otto

m:

Cre

dit

un 2%. Estas estimaciones, no reflejan nece-sariamente que dichas emisiones correspon-dan a sustancias tóxicas, aunque éstas sí va-rían, dependiendo de factores tales como el tipo de vegetación que se quema, el contenido de humedad, la temperatura del fuego, las condiciones del viento, que cuánto tiempo el humo ha estado disolviéndose en la atmósfera y cuál es la época del año.

Un nuevo escenario global ha emergido, al cual se le denomina “mega incendio”, de acuerdo con un informe patrocinado por la FAO12. Los autores afirman que se nombra de esta manera al incendio que no puede ser controlado por las personas sin la ayuda de las fuerzas de la naturaleza, como por ejemplo la lluvia, y que causa daños inmensos de larga recuperación a los ambientes y a la estructura social-económica de la zona. Claros ejemplos de lo anterior, según el informe son: Australia (2009), Botsuana (2008), Brasil (1998), Gre-cia (2007), Indonesia (1997/1998), Israel (2010), Rusia (2010) y los Estados Unidos (2003).

También existen registros de otros mega incendios en países como: Canadá, China, Sudáfrica, Portugal, España y Turquía. Todos los cuales se iniciaron debido a malas prácticas en el control del fuego, las que alteraron el mosaico de vegetación natural que era resisten-te a este elemento y permitieron que se acumu-lara12 así el material combustible13. También incrementan el peligro, la sequía y el clima de incendio extremo (es decir, baja humedad y altas temperaturas en combinación con vien-tos fuertes), mientras que las personas fueron siempre, de una manera u otra, las que actua-ron como el cerillo que iniciaba este ciclo. Estos incendios, prevenibles, se deberían in-crementar tal cual se proyecta9; sus dimensio-nes e inhabilidad para poder controlarlos producirán un alza en la cantidad de personas expuestas al humo tóxico, como también elevarán el período de tiempo en el que esas personas estarán expuestas al riesgo.

¿Quién Sufre las Consecuencias del Humo de los Incendios Forestales?La amenaza que representa el humo cercano al fuego para la salud general fue reconocida durante la década pasada por organizaciones como la EPA14 (antes mencionada), los Cen-tros para el Control y la Prevención de Enfer-medades de los Estados Unidos2 (CDC, por sus siglas en inglés), el Departamento de Sa-lud Pública de California15 (CDPH, por sus

ehp | Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

Las personas tienen cada vez más la opor-tunidad de accidental o intencionalmente iniciar un fuego, a medida que se acercan cada vez más a las denominadas "zonas de interfase forestales-urbana", donde las áreas residencias se agolpan entre ellas y se mezclan con los bosques5. Ese patrón de asentamiento pone más personas en las cercanías de las principales fuentes de fuego, aumentando así las probabilidades de ser expuestos a una cantidad importante de humo. Dicho patrón, también pone en peligro las estructuras he-chas por el hombre a raíz del aumento de los incendios forestales que las afectan, Stephen Mueller, experto de gran trayectoria en cien-cia atmosférica de la Autoridad del Valle de Tennessee (TVA, por sus siglas en inglés), dice que “los edificios y otras estructuras, usualmente albergan materiales plásticos, va-rios químicos pesticidas, insecticidas, pintu-ras, solventes, soluciones de limpieza, etcétera, que liberan substancias extremadamente tóxicas al incinerarse”. Explica, “esto puede representar una fuente enorme de contami-nantes tóxicos para el aire en ciertas áreas”.

A nivel mundial, las estadísticas de in-cendios forestales son escasas, de acuerdo a Pieter van Lierop, agente forestal de la Orga-nización de las Naciones unidas para la Ali-mentación y la Agricultura (FAO, por sus si-glas en inglés). En el año 2010 sólo habían datos cuantitativos disponibles para menos de la mitad de los países del mundo, en relación a los bosques de las tres cuartas partes del globo9. Los métodos y los reportes inconsis-tentes hacen imposible detectar tendencias o determinar el número real de incendios y acres quemados anualmente. Pero gracias al apoyo de imágenes satelitales está claro que hay incendios importantes en todo tipo de vegetación, ocurriendo varias veces al año, en todos los continentes excepto en Antártica10. Según van Lierop, el porcentaje de estos in-cendios que se considera causado por el hom-bre, asciende al 90–95% aproximadamente.

Aunque los datos cuantitativos no se en-cuentren a mano, los investigadores, utilizan modelos e imágenes satelitales para así calcu-lar que, en relación a las emisiones de carbono derivadas del fuego, los incendios de praderas y sabanas reflejan un 44%, los incendios que provocan deforestación tropical y degrada-ción un 20%, los incendios de bosques tropi-cales un 16%, los incendios que afectan a los bosques no tropicales otro 15%, la quema agrícola un 3%, y por incendios subterráneos

cuales se quemaron entre el período com-prendido entre 1996–2010.

De acuerdo al Servicio Forestal de Esta-dos Unidos (U.S. Forest Service), la Oficina de Administración de Tierras (Bureau of Land Management), el Servicio de Pesca y Vida Silvestre de los Estados Unidos (U.S. Fish and Wildlife Service), el Servicio de Par-ques Nacionales (National Park Service), la Oficina de Asuntos Nativo-Americanos (Bu-reau of Indian Affairs), la Asociación Nacio-nal de Silvicultores (National Association of State Foresters) y a un número cada vez mayor de estudios independientes, se espera que el promedio de acres quemados se in-cremente de 10–12 millones en sólo algu-nos años más5. Uno de los factores que in-fluirá para esto es el cambio climático, el cual dará paso a un incremento en la sequía, a la propagación de insectos y a temporadas de incendios más largas5,6,7. Entre las regio-nes en las que se espera un mayor número de amenazas de incendios están el Sureste, Suroeste y Oeste. Aunque se espera que las regiones Norte-Centro y Este experimenten algunos incrementos.

Sin embargo, algunos expertos se man-tienen cautelosos, y afirman que la ciencia de los incendios forestales y los futuros impac-tos del cambio climático es un trabajo en proceso. Brian Schwind, director del Centro de Percepción Remota Satelital del Servicio Forestal de Estados Unidos (USFS-RSAC, por sus siglas en inglés), afirma, “es un pano-rama complicado con muchas variables. Re-cién estamos en el comienzo de las fases analíticas y, a veces, nos apresuramos en las conclusiones”.

Históricamente, las personas han causa-do la mayor cantidad de los incendios fores-tales. De los 63.591–96.386 incendios ocu-rridos entre los años 2001 al 2010, el 80–90% fueron causados por el hombre8. Los relámpagos representan un rol mucho más importante cuando hablamos de acres que-mados, ya que cada vez que golpean las áreas campestres, éstas usualmente termi-nan incendiándose. Aunque las personas aún figuran como la causa de ignición del 12–65% de los casos durante los años antes mencionados8. Entre las causas humanas encontramos la piromanía, los accidentes, los descuidos, los fuegos prescritos para combatir amenazas graves o remover vege-tación para el cultivo, el manejo de la vida silvestre u otros propósitos.

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | A48/A57 A51

Page 12: Campos y bosques en llamas

A52 A48/A57 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

siglas en inglés) y las Unidades Especializadas de Salud Ambiental Pediátricas (PEHSU, por sus siglas en inglés), la red de expertos que se basa académicamente en la salud medio

ambiental para los niños16. Sin embargo, la salud de las personas que se encuentran a cierta distancia también está en peligro. Por ejemplo, durante muchos días de junio del

2011, la columna de humo proveniente del incendio de Arizona y Nuevo México se ex-tendió a lo largo de 1.000 millas17.

No obstante, según los expertos, uno de los mayores déficits en el conocimiento de la toxicidad del humo es la distancia a la que éste es nocivo para la salud. “El humo cambia a medida que se desplaza, y la MP (materia particulada) podría representar mayor peligro mientras más cerca de la fuente se encuentre”, afirma Sarah Henderson, epidemióloga am-biental del Centro para el Control y la Pre-vención de Enfermedades de Columbia. Sin embargo, agrega, “mientras los niveles de materia particulada sean elevados, habrá peli-gros para la salud”.

El humo puede contener miles de com-ponentes como MP, hidrocarburos junto a otros químicos orgánicos, óxidos de nitróge-no, microminerales, monóxido de carbono, dióxido de carbono y vapor de agua15. Como ejemplo de lo complejo que puede ser la mez-cla, podemos señalar que el incendio que azotó durante el año 2009 a un bosque mix-to, siempre verde, en pleno centro de Portu-gal, produjo emisiones que contenían degra-daciones de productos pertenecientes a biopo-límeros (como levoglucosán proveniente de la pirolisis de la celulosa y metoxifenol produci-do por la linina a través de la conversión hi-drotérmica), n-alcanos, n-alquinos, ácidos n-alquinóicos, alcanoles, monosacáridos deriva-dos de la celulosa, biomarcadores como este-roides y terpenoides, hidrocarburos aromáti-cos policíclicos e incluso homólogos de los triglicéridos con el mismo número de carbo-nos (los que de acuerdo al autor se identifica-ron por primera vez como biomarcadores, durante la quema de biomasa de aerosoles)18.

Los efectos sobre la salud que se consi-deran parte de la exposición al humo de los incendios forestales contemplan el aumen-to de los problemas respiratorios preexis-tentes, como asma y la enfermedad pulmo-nar obstructiva crónica (COPD, por sus siglas en inglés), reducción de las funciones pulmonares, dolor toráxico, síntomas gene-rales de irritación ocular, fatiga, jaquecas, mareo y estrés15. El estar expuesto al humo de este tipo de incendios, puede ocasionar una depresión de las inmunodefensas19 del sistema respiratorio. También se ha asocia-do con un aumento de visitas a las atencio-nes de emergencias, debido a complicacio-nes en las vías respiratorias superiores e in-feriores20. La evidencia relacionada con los

Artículo de Difusión | ehp

De arriba hacia abajo: El incendio llamado The Las Conchas Fire en las montañas Jemez de Nuevo México, al suroeste del Laboratorio Nacional de los Álamos (Los Alamos National Laboratory, en inglés), en Junio del 2011. Si el fuego hubiera alcanzado los desechos nucleares que se encontraban bodegados en el laboratorio, podría haber dado como resultado una masa de humo radioactivo; aparentemente, el gran espacio libre alrededor de las instalaciones evitó la catástrofe. Durante el año 2003, varios incendios forestales en el condado de San Diego destruyeron más de 900 hogares. Al quemarse, edificios, vehículos y otros objetos agregan aún más sustancias tóxicas al humo de los incendios forestales.

De

arrib

a ha

cia

abaj

o: N

ASA

; © M

ark

Ave

ry/O

rang

e C

ount

y Re

gist

er/C

orbi

s

Page 13: Campos y bosques en llamas

Top

to b

otto

m:

Cre

dit

ehp | Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

efectos cardiovasculares está entrelazada, sin embargo, algunas investigaciones re-cientes señalan estos hechos como una po-sible área de atención, aunque sólo en de-terminadas ocasiones para cierto tipo de perfil de paciente21,22,23,24,25,26.

Basándose en la información limitada que se ha hecho hasta ahora, los oficiales de la salud generalmente consideran de especial vulnerabilidad frente a los incendios de exte-rior a los niños, ancianos, mujeres embaraza-das, fumadores, y personas con problemas respiratorios crónicos2,15,16. Cascio sostiene que otros grupos de personas que podrían ser vulnerables y que merecen mayor estudio son los diabéticos, fetos, pacientes con fibrosis quísticas e hipertensión pulmonar primaria, y aquellos que presentan ciertos polimorfis-mos genéticos.

La información se hace más precisa a medida que la investigación avanza. Por ejemplo, un estudio de la quema de arbus-tos en el área de Darwin, Australia, durante los años 2000, 2004 y 2005, arrojó que los indígenas se presentaban considerablemen-te más vulnerables a una cantidad de enfer-medades respiratorias y que presentaban un alza estadística considerable en ingresos hospitalarios relacionados a enfermedades cardíacas isquémicas, luego de haber estado expuestos al humo durante 3 días en rela-ción con cada incremento de 10-mg/m3 en el MP10

22(material particulado). El autor sostiene que los pacientes podrían verse más afectados que otros de la misma zona, debi-do a que presentan mayores problemas car-diorrespiratorios subyacentes.

Estos hallazgos podrían aplicarse a nivel mundial. “Muchas otras poblaciones indíge-nas tienen espectros similares de desventajas sociales y problemas de salud como sus pares australianos, por lo que se podría señalar que comparten el mismo tipo de riesgo”, apunta Fay Johnston, principal autora del estudio, especialista en salud pública e investigadora del Menzies Research Institute perteneciente a la Universidad de Tasmania (UTAS, por sus siglas en inglés). Este tipo de conocimien-to puede ayudar a optimizar las respuestas a nivel local, “en caso de que una fuerte conta-minación por humo fuese a afectar a una tribu indígena” afirma Johnston, y continúa, “los efectos sobre la salud serían muy serios, y los funcionarios de la salud pública deben considerar este factor al momento de planear sus respuestas”.

Otra línea investi-gativa tiene que ver con las diferencias en-tre el humo prove-niente de incendios forestales y otras cla-ses de contaminación particulada. Durante el estudio de un in-cendio forestal en el área del norte de California, en la ciu-dad de Tracy, los in-vestigadores descu-brieron que luego de dos días de fuego intenso, el MP era 10 veces más dañino para los macrófagos alveolares, que la re-colección del mismo muestreo de MP bajo circunstancias nor-males27. En el Valle Central de California, otro equipo investiga-tivo estudió las dife-rencias entre el aire de una zona urbana de Fresno, y el aire cerca-no a un incendio fo-restal a 100 millas al noroeste de Escalon28. El MP de cada área provocaba distintos tipos de inflamacio-nes, estrés oxidativo y respuestas xenobióti-cas de las células epiteliales bronquiales humanas, lo que proporciona clara eviden-cia de que es inapropiado extrapolar resul-tados de la contaminación urbana hacia la contaminación provocada por incendios forestales.

No obstante, el aire de lugares urbanos y el humo de incendios forestales sí pueden tener algo en común. El ácido isociánico. Este elemento, fue identificado recientemen-te en el aire de cada uno de estos escena-rios26. La escasa información disponible in-dica que este ácido podría ser un factor en las enfermedades cardiovasculares y en las infla-maciones del aparato respiratorio, aunque aún deben ser estudiados los efectos produci-dos por las concentraciones provenientes del humo de los incendios forestales.

Bastante se sabe acerca de los peligros que representa para la salud el ozono a nivel del suelo, y algunos estudios recientes reali-zados en la zona occidente de los Estados Unidos indican que los incendios forestales podrían fomentar la formación de esta sus-tancia tóxica, al incrementar el ozono en el ambiente hasta en un 50 ppb4 más durante un breve período de tiempo, lo que además podría hacer que potencialmente, viaje gran-des distancias29. Un aumento de este tipo en el ozono podría causar que las zonas afecta-das excedan los estándares federales de 8 horas de exposición a una tasa de 75 ppb30.

En suma, a la contaminación del aire, los incendios forestales afectan también la calidad del suelo y el agua. En un estudio en el que se realizó un seguimiento de los

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | A48/A57 A53

Moscú, Rusia. Incendios ocurridos durante el verano del año 2010. Los records de altas temperaturas junto a la sequía a lo largo del país ocasionaron este escenario. Se espera que estos incendios de “climas extremos” se repitan con mayor frecuencia en los años venideros.

iSto

ckph

oto

Page 14: Campos y bosques en llamas

incendios ocurridos en tres cuencas hidro-gráficas de California del Sur entre los años 2005 y 2006, se descubrió que luego de un incendio, el mercurio particulado en la super-ficie de los suelos se depositaba con mayor facilidad en vías fluviales31. El tener claro este fenómeno nos podría llevar a tomar acciones como el mejorar los exámenes de peces en las zonas afectadas o perfeccionar la toma de muestras de la calidad del agua, si dichas vías constituyesen una fuente de agua potable. Sin embargo, este hecho parece depender di-rectamente de los suelos, vegetación, vías flu-viales y clima de cada localidad, ya que un análisis de 146 lugares arrasados por las lla-mas en Minnesota entre los años 1759 y 2004, arrojó que los fuegos intensos disminu-yeron las concentraciones de mercurio por décadas e incluso siglos32. Por otra parte, es-tas “reducciones” duraron tan sólo alrededor de un año en el escenario de California31.

La Quema PrescritaNo todos los incendios son casuales; en mu-chos lugares del mundo, la gente se ve expues-ta por largos períodos de tiempo al humo de quemas prescritas (o quemas controladas), que usualmente preceden a los inmensos in-

cendios fuera de control. Los expertos de estas prácticas las intentan realizar cuando las con-diciones del clima son óptimas (es decir, alta humedad, baja temperatura y escaso viento), y cuando las condiciones atmosféricas son las indicadas para la dispersión del humo. Tam-bién se intenta restringir la expansión del fuego al crear un perímetro alrededor del mismo o al ubicar el fuego de manera que el viento y el terreno frenen su avance. No obs-tante, aún así, los fuegos generan bastante humo de variada composición. Además, oca-sionalmente escapan de su perímetro y se vuelven incendios fuera de control.

A lo largo de la década recién pasada, varias agencias de los Estados Unidos lleva-ron a cabo quemas prescritas en alrededor de 2,2 millones de acres33. Este sistema se usa en todo el mundo, aunque los datos cuantitati-vos son escasos.

La información con respecto a los efectos que tienen sobre la salud las prácticas antes mencionadas es muy acotada. En un estudio conducido sobre quemas prescritas en Caro-lina del Sur, los investigadores descubrieron que los terrenos en los cuales la vegetación fue procesada mecánicamente antes de la quema, emitieron significativamente menos MP y

monóxido de carbono que los terrenos que no fueron procesados34. Los autores del estudio aseguran que esto tiene implicaciones para los bomberos y las comunidades cercanas. En Georgia, otro equipo detectó que las emisio-nes del compuesto orgánico más volátil de los bosques de pinos eran bastante menores du-rante la fase de la quema prescrita en la cual arden lentamente, en contraste, con la otra fase en donde las llamas son mayores y más intensas35. Además se identificó que las emi-siones de varios compuestos pinenos prove-nientes de las quemas prescritas eran mucho mayores a aquellas que ocurren en las chime-neas de casa cuando se quema leña.

Otra investigación a la quema prescrita de los bosques de pino ponderosa en Arizona, arrojó que las emisiones que incluían MP, aromáticos policíclicos, carbono orgánico, potasio, cloro, azufre y silicona eran caracte-rísticas de la quema de baja intensidad36. Basándose en este y otros estudios, Marin Robinson, presidenta del Departamento de Química y Bioquímica de la universidad de Arizona del Norte (NAU, por sus siglas en inglés), afirma: “Me parece discutible que los efectos más significativos sobre la salud aso-ciados a las quemas prescritas sean de corto plazo y que involucren individuos suscepti-bles residentes de las comunidades vecinas”.

Otro estudio en la zona de Darwin, Aus-tralia, demostró que cuando el MP10 prove-niente de incendios (muchas de los cuales fueron quemas prescritas) excede los 40 mg/m3, se refleja en que el servicio de emergen-cias reciba muchas más consultas por as-ma37. Dicha concentración se encuentra muy por debajo de las 24 horas estándar de 150 mg/m3 establecido por la EPA38 de Esta-dos Unidos e igualmente por debajo de los 65–75 mg/m3 recomendados en septiembre del 2010 por el Comité Asesor Científico de Aire Limpio39 (CASAC, por sus siglas en inglés). Otras investigaciones reportaron que el humo proveniente de la quema pres-crita de matorrales en Australia contenía acroleína, formaldehído y monóxido de car-bono en niveles de precaución40.

Otro tipo de Incendios: Turberas y Tierras de CultivosAunque los incendios subterráneos de turbe-ras son la fuente de una pequeña fracción de las emisiones de humo del mundo, pueden tener un gran impacto sobre las zonas en las que se generan. Por ejemplo, se constituye-ron como un combustible fundamental para

El incendio subterráneo de turbera, Pains Bay, en el condado de Dare en Carolina del Norte, comenzó el 5 de mayo del 2011 por el impacto de un relámpago. La turba que alimenta a este tipo de incendios tiene 4 metros de profundidad aproximada-mente. Estos incendios son muy complicados de extinguir.

Nor

th C

arol

ina

Fore

st S

ervi

ce

A54 A48/A57 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Artículo de Difusión | ehp

Page 15: Campos y bosques en llamas

Top

to b

otto

m:

Cre

dit

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | A48/A57 A55

los mega incendios de Rusia e Indonesia, además suceden a menudo en los bosques boreales. Por otro lado, debido a que se ha-cen más inflamables en las áreas donde hay sequía, podrían convertirse en una enorme fuente de humo si las sequías se hacen más frecuentes en ciertas zonas.

Un enorme incendio subterráneo de este tipo, que tuvo lugar durante el año 2008 en el área de Carolina del Norte, y que se man-tuvo ardiendo durante 6 semanas, generó una cantidad de humo tal que afectó a varias partes del estado. El fuego, que hacía arder la turbera en profundidad (entre 1 a 5 metros),

tenía un pobre suministro de oxígeno, lo que ocasionaba una gran cantidad de humo de-bido a la combustión incompleta. De hecho hubo momentos en los que el MP2.5 alcanzó una concentración superior a los 200 mg/m3, de acuerdo a la estación que realizó las esti-maciones a unos 200 kilómetros del origen del fuego21. La composición de este tipo de fuegos es diferente a la de los incendios fores-tales, sin embargo, su toxicidad relativa se desconoce. A pesar de ello, Mueller apunta que la combustión de baja temperatura o combustión sin llama como la que se en-cuentra asociada a los incendios de turberas

(y chimeneas) se destaca por emitir altas cantidades de monóxido de carbono.

Cualquiera sean las sustancias, los inves-tigadores que revisan las emergencias cardio-vasculares relacionadas con los incendios subterráneos de turberas del 2008 detecta-ron un 37% de aumento relativo de las com-plicaciones cardíacas (Perfil de la población más susceptible: Personas de bajos ingresos y alta prevalencia de complicaciones a la salud como hipertensión, diabetes, cardiopatía is-quémica e insuficiencia cardíaca)21. También reportaron el incremento de las visitas al servicio de urgencias debido a COPD (73%

Clo

ckw

ise

from

top

left

: © R

ob H

uibe

rs/P

anos

Pic

ture

s; ©

Chr

is d

e Bo

de/P

anos

Pic

ture

s; ©

Jer

ome

A. P

ollo

s/A

P Ph

oto

ehp | Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

De izquierda a derecha y de arriba a abajo: Un campo de camotes en Indonesia; Un campo de caña de azúcar en Cuba; un campo de bluegrass en Rathdrum, Idaho. La quema agrícola es una práctica mundial y se usa como una forma económica de preparar los campos para el cultivo. Algunas jurisdicciones solicitan permisos previos a las quemas, como también información de la extensión y tiempo, para así poder reducir los riesgos a la salud de los residentes.

Page 16: Campos y bosques en llamas

de incremento), asma (65% de incremento), neumonía y bronquitis aguda (59% de incremento)21. En suma a todo lo anterior, durante el presente año se detectaron nueva-mente incendios de turbera en Carolina del Norte, durante la temporada de verano y fi-nales de la primavera41,42,43.

Una práctica habitual de los campos agrícolas es quemar sus residuos. Esto se hace para librarse de las plagas, mejorar la fertili-dad del suelo (incrementando el nitrógeno disponible) y para facilitar la plantación. Además es más económico que otras opcio-nes como el labrado mecánico. Al igual que sucede con los incendios forestales, la infor-mación disponible para la quema de campos es escasa. Sin embargo, un análisis de imáge-nes aportadas satelitalmente entre los años 2001 al 2003, dan cuenta que alrededor de 1,5-1,6 millones de quemas de campos se efectúan cada año, representando así un 8-11% de la actividad mundial relacionada al fuego anualmente44. Las regiones con mayor actividad incluyen la Federación Rusa, Euro-pa del Este y Asia central.

La quema de campos en los Estados Unidos promedió un 43% de las áreas que-madas por incendios forestales entre los años 2003 al 2007, con un máximo de un 73% durante el año 200345. Dicha práctica cons-tituye una fuente de contaminantes tales como MP fino y grueso, dióxido de nitróge-no, dióxido de azufre, monóxido de carbono y metano46. Los estados con las tasas más altas de emisiones (principalmente de caña de azúcar, trigo, arroz y campos de blue-grass) son: Arkansas, California, Florida, Idaho, Texas y Washington. En estos 6 esta-dos viven alrededor de 15,5 millones de personas en condados de “origen” (es decir, condados con zonas de quema de cosechas). Aunque no está claro cuántas personas han permanecido expuestas a cantidades eleva-das de humo46, el porcentaje real de indivi-duos que vive cerca de estas fuentes puede ser verdaderamente alto, como son los casos de Idaho y Arkansas con un 47% y un 25% de exposición respectivamente46.

La quema de campos puede desarrollarse por períodos prolongados de tiempo, lo que conlleva a estados crónicos de la salud debido a la sobreexposición46. El humo de este pro-ceso puede desplazarse fácilmente desde los condados de origen; sin embargo, aún se desconoce la distancia en la cual los efectos tóxicos de los incendios representan un peli-gro para la salud.

La escasa información de los efectos que tienen las quemas de campos sobre la salud refleja problemas respiratorios y cardiovascu-lares sobre las personas, apunta Jessica Mc-Carty, investigadora científica del Instituto de Investigación Tecnológico de Michigan (MTRI, por sus siglas en inglés). Afirma: “Basándose en las leyes agrarias, en las leyes de calidad del aire, en el tipo de cosecha y las prácticas culturales de las quemas, esta ame-naza presenta demasiadas variables”.

Pocos Estudios, Muchas PosibilidadesA pesar de todo, se han realizado docenas de estudios sobre los impactos que tienen sobre la salud los incendios forestales, las quemas prescritas, los incendios de turberas, y las quemas agrícolas. Aún así, estas representan un universo pequeño comparado con la in-mensa variedad de material combustible que existe, la cantidad de perfiles y condiciones de la gente afectada y junto a otras variables (estableciendo comparaciones, se han hecho más de 1700 estudios en relación al ozono a nivel del suelo). Uno de los motivos principa-les de este fenómeno obedece a lo complica-do que puede resultar su investigación.

Los fuegos a menudo son eventos de breve duración, y la información apropiada por lo general es escasa en relación a los fac-tores más confusos. En ocasiones, la pobla-ción de estudio no es lo suficientemente amplia para generar resultados claros. Otra gran limitante es la falta de información monitorizada de las áreas en quema. No obstante, estudios recientes han mejorado esta situación al utilizar herramientas como modelos de contaminación e imágenes sate-litales. Sin embargo, aún hay limitaciones

que no permiten lograr precisión en los datos capturados por los monitores.

A pesar de todas las dificultades, “está claro que se deben realizar más estudios para establecer las características químicas del material particulado (MP) que emana de las fuentes antes mencionadas”, afirma Cascio. Ralph Delfino, vicepresidente de investiga-ción y estudios de postgrado de la Universi-dad de California en Irvine (UCI, por sus siglas en inglés), Servicio de Epidemiología, señala que se requiere de mayor información con respecto a los mecanismos a través de los cuales el humo causa daño y apunta que: “También sería de gran ayuda para la salud pública saber las características clínicas de la población potencialmente susceptible, para de esta manera poder realizar alertas focali-zadas. De hecho, ya hay suficiente evidencia para advertir a las personas con asma recu-rrente que se podrían beneficiar utilizando medicamentos antiinflamatorios”. Delfino agrega que implementar la aplicación de las imágenes satelitales y los monitores de la ca-lidad del aire a nivel del suelo, ayudarían a pronosticar los movimientos del humo.

A pesar del potencial que tendría la aplicación de estos estudios, Delfino afirma que el respaldo recibido para realizar dichas investigaciones es muy escaso, probable-mente debido a que las personas que deben tomar las decisiones rara vez se encuentran expuestas a grandes cantidades de humo. Concluye: “Las personas sólo cambian su modo de pensar una vez que se ven envuel-tas en una situación así”.

Bob Weinhold, Massachusetts,

ha cubierto cuestiones de salud ambiental para numerosos medios desde 1996.

Es miembro de la Sociedad de Periodistas Ambientales.

Artículo Original en Environmental Health Perspectives • vOLUMEN 119 | NúMErO 9 Septiembre 2011, p. A386–A393.

A56 A48/A57 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Artículo de Difusión | ehp

Page 17: Campos y bosques en llamas

Top

to b

otto

m:

Cre

dit

ehp | Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | A48/A57 A57

REFERENCIAS Y NOTAS1. CDC. Chronic Disease Prevention and Health Promotion. Chronic

Diseases and Health Promotion [website]. Atlanta, GA:U.S. Centers for Disease Control and Prevention (updated 7 Jul 2010). Available:http://tinyurl.com/4apmjdf [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

2. CDC. Fact Sheet: Wildfires. Atlanta, GA:U.S. Centers for Disease Control and Prevention (19 Apr 2007). Avaladle: http://tinyurl.com/42ps2ue [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

3. Smith KR, et al. Indoor air pollution from household use of solid fuels In: Estate M, et al., eds. Comparative Quantification of Health Risks: Global and Regional Burden of Disease Attributable to Selected Major Risk Factors. Geneva: World Health Organization (2004); 1435–1493.

4. 4. National Interagency Fire Center. Total Wild land Fires and Acres (1960-2009) [website]. Boise, ID:National Interagency Fire Center. Disponible en: http://tinyurl.com/3nqpda5 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

5. QFR Integration Panel. Quadrennial Fire Review 2009. Washington, DC:U.S. Department of the Interior and U.S. Department of Agriculture (Jan 2009). Disponible en: http://tinyurl.com/3c69grw [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

6. Westerling AL, et al. Warming and earlier spring increase western US forest wildfire activity. Science 313(5789):940–943. 2006. http://dx.doi.org/10.1126/science.1128834

7. Bowman DM, et al. Fire in the earth system. Science 324(5926):481–484. 2009. http://dx.doi.org/10.1126/science.1163886

8. National Interagency Fire Center. Lightning Fires (by Geographic Area), Human Caused Fires (by Geographic Area) [website]. Boise, ID:National Interagency Fire Center. Disponible en:http://tinyurl.com/3mzlrug [Fecha de acceso 1717 Aug 2011].

9. FAO. Global Forest Resources Assessment 2010: Main Report. Rome, Italy:Food and Agriculture Organization of the United Nations (2010). Disponible en: http://tinyurl.com/6bxmllo [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

10. ESA. Data User Element. ATSR World Fire Atlas, Algorithm #2, 2010 (Whole Year) [website]. Paris, France:European Space Agency (2010). Disponible en: http://tinyurl.com/3lc6pj7 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

11. van der Werf GR, et al. Global fire emissions and the contribution of deforestation, savanna, forest, agricultural, and peat fires (1997–2009). Atmos Chem Phys Discuss 10(6):16153–16230. 2010. http://dx.doi.org/10.5194/acpd-10-16153-2010

12. Williams J, et al. Findings and implications from a coarse-scale global assessment of recent selected mega-fires. Presented at Fifth International Wildland Fire Conference, Sun City, South Africa, 9–13 May 2011. Disponible en: http://tinyurl.com/3vd5m29 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

13. Some green vegetation can be quite flammable, so “fuels” in this case includes both living and dead plant matter.

14. EPA. How Smoke from Fires Can Affect Your Health. Washington, DC:Office of Air and Radiation, U.S. Environmental Protection Agency (May 2003). Disponible en: http://tinyurl.com/6jvn2k4 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

15. California Department of Public Health, et al. Wildfire Smoke: A Guide for Public Health Officials. Sacramento, CA:California Deparment of Public Health (revised Jul 2008). Disponible en:http://tinyurl.com/4xdmzb5 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

16. PEHSU, et al. Health Risks of Wildfires for Children—Acute Phase. Washington, DC:Pediatric Environmental Health Specialty Units

(28 Oct 2007). Disponible en: http://tinyurl.com/4ybmka5 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

17. As observed during that month at http://tinyurl.com/3wh7rqp [Fecha de acceso 17 Aug 2011]. Silver Spring, MD:Air Quality Forecast Guidance, National Weather Service, National Oceanic and Atmospheric Administration.

18. Alves CA, et al. Emission of trace gases and organic components in smoke particles from a wildfire in a mixed-evergreen forest in Portugal. Sci Total Environ 409(8):1466–1475. 2011. http://dx.doi.org/10.1016/j.scitotenv.2010.12.025

19. Samuelson M, et al. Particles from wood smoke and road traffic differently affect the innate immune system of the lung. Inhal Toxicol 21(11):943–951. 2009. PMID: 19552530. ENCUENTRA ESTE ARTÍCULO EN LÍNEA

20. Schreuder AB, et al. Ambient woodsmoke and associated respiratory emergency department visits in Spokane, Washington. Int J Occup Environ Health 12(2):147–153. 2006. PMID: 16722195. ENCUENTRA ESTE ARTÍCULO EN LÍNEA

21. Rappold AG, et al. Peat bog wildfire smoke exposure in rural North Carolina is associated with cardio-pulmonary emergency department visits assessed through syndromic surveillance. Environ Health Perspect; http://dx.doi.org/10.1289/ehp.1003206 [online 27 Jun 2011].

22. Johnston FH, et al. Ambient biomass smoke and cardio-respiratory hospital admissions in Darwin, Australia. BMC Public Health 7:240; http://dx.doi.org/10.1186/1471-2458-7-24_0 [online 13 Sep 2007].

23. Henderson SB, et al. Three measures of forest fire smoke exposure and their associations with respiratory and cardiovascular health outcomes in a population-based cohort. Environ Health Perspect 119(9):1266–1271. 2011. http://dx.doi.org/10.1289/ehp.1002288

24. Delfino RJ, et al. The relationship of respiratory and cardiovascular hospital admissions to the Southern California wildfires of 2003. Occup Environ Med 66(3):189–197. 2009. http://dx.doi.org/10.1136/oem.2008.041376

25. Johnston F, et al. Extreme air pollution events from bushfires and dust storms and their association with mortality in Sydney, Australia 1994–2007. Environ Res 111(6):811–816. 2011. http://dx.doi.org/10.1016/j.envres.2011.05.007

26. Roberts JM, et al. Isocyanic acid in the atmosphere and its possible link to smoke-related health effects. Proc Natl Acad Sci USA 108(22):8966–8971. 2011. http://dx.doi.org/10.1073/pnas.1103352108

27. Wegesser TC, et al. California wildfires of 2008: coarse and fine particulate matter toxicity. Environ Health Perspect 117(6):893–897. 2009. http://dx.doi.org/10.1289/ehp.0800166

28. Nakayama Wong LS, et al. Fine particulate matter from urban ambient and wildfire sources from California’s San Joaquin Valley initiate differential inflammatory, oxidative stress, and xenobiotic responses in human bronchial epithelial cells. Toxicol in Vitro; http://dx.doi.org/10.1016/j.tiv.2011.06._001 [online 14 Jun 2011];

29. Mueller SF, Mallard JW. Contributions of natural emissions to ozone and PM2.5 as simulated by the community multiscale air quality (CMAQ) model. Environ Sci Technol 45(11):4817–4823. 2011. http://dx.doi.org/10.1021/es103645m

30. Weinhold B.. Ozone nation: EPA standard panned by the people. Environ Health Perspect 116(7):A302–A305. 2008. http://dx.doi.org/10.1289/ehp.116-a302

31. Burke MP, et al. The effect of wildfire on soil mercury

concentrations in Southern California watersheds. Water Air Soil Pollut 212(1–4):369–385. 2010. http://dx.doi.org/10.1007/s11270-010-0351-y

32. Woodruff LG, Cannon WF. Immediate and long-term fire effects on total mercury in forests soils of northeastern Minnesota. Environ Sci Technol 44(14):5371–5376. 2010. http://dx.doi.org/10.1021/es100544d

33. National Interagency Fire Center. Prescribed Fires and Acres by Agency [website]. Boise, ID:National Interagency Fire Center. Disponible en: http://tinyurl.com/4xm49hy [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

34. Naeher LP, et al. Real-time and time-integrated PM2.5 and CO from prescribed burns in chipped and non-chipped plots: firefighter and community exposure and health implications. J Expo Sci Environ Epidemiol 16(4):351–361. 2006. http://dx.doi.org/10.1038/sj.jes.7500497

35. Lee S, et al. Gaseous and particulate emissions from prescribed burning in Georgia. Environ Sci Technol 39(23):9049–9056. 2005. http://dx.doi.org/10.1021/es051583l

36. Robinson MS, et al. Characterization of PM2.5 collected during broadcast and slash-pile prescribed burns of predominately ponderosa pine forests in northern Arizona. Atmos Environ 45(12):2087–2094. 2011. http://dx.doi.org/10.1016/j.atmosenv.2011.01.051

37. Bowman DM, Johnston FH. Wildfire smoke, fire management, and human health. EcoHealth 2(1):76–80. 2005. http://dx.doi.org/10.1007/s10393-004-0149-8

38. EPA. Particulate Matter. PM Standards [website]. Washington, DC:U.S. Environmental Protection Agency (updated 6 July 2011). Disponible en: http://tinyurl.com/3tas2uj [acceso 17 Aug 2011].

39. EPA. CASAC Review of Policy Assessment for the Review of the PM NAAQS—Second External Review Draft (June 2010). Washington, DC:Clean Air Scientific Advisory Committee, U.S. Environmental Protection Agency (10 Sep 2010). Disponible en: http://tinyurl.com/3lzaosd [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

40. De Vos AJ, et al. Respiratory irritants in Australian bushfire smoke: air toxics sampling in a smoke chamber and during prescribed burns. Arch Environ Contam Toxicol 56(3):380–388. 2009. http://dx.doi.org/10.1007/s00244-008-9209-3

41. Incident Information System. Alligator River National Wildlife Refuge, Pains Bay Fire [website] (updated 8 Aug 2011). Disponible en: http://tinyurl.com/69pcnxm [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

42. Incident Information System. N.C. Forest Service, Simmons Road [website]. (updated 16 Aug 2011). Disponible en: http://tinyurl.com/3hdoyt6 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

43. Incident Information System. Great Dismal Swamp National Wildlife Refuge, Lateral West [website] (updated 17 Aug 2011). Disponible en: http://tinyurl.com/3tryox9 [Fecha de acceso 17 Aug 2011].

44. Korontzi S, et al. 2006. Global Biogeochem Cy 20:GB2021. Global distribution of agricultural fires in croplands from 3 years of Moderate Resolution Imaging Spectroradiometer (MODIS) data.

45. McCarty JL, et al. The spatial and temporal distribution of crop residue burning in the contiguous United States. Sci Total Environ 407(21):5701–5712. 2009. http://dx.doi.org/10.1016/j.scitotenv.2009.07.009

46. McCarty JL. Remote sensing-based estimates of annual and seasonal emissions from crop residue burning in the contiguous United States. J Air Waste Manage Assoc 61(1):22–34. 2011. http://dx.doi.org/10.3155/1047-3289.61.1.22

Page 18: Campos y bosques en llamas
Page 19: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 191/199 191

INTRODUCCIÓN

La capacidad que tienen algunas empresas y organizaciones de ser innovadoras y de asegurar el éxito futuro descansa en, al menos en algún grado, en la intención de los trabajadores de invertir energía en su trabajo, desempeñarse de acuerdo a elevados están-dares, asumir responsabilidades y luchar por cumplir metas. Puede

Correspondencia / CorrespondenceBettina Kubicek Department of Economic Psychology, Educational Psychology and Evaluation, University of Vienna, Universitaetsstrasse 7, 1010 Viena, Austria, e-mail: [email protected], Tel.: ++43-1-4277-47306, F: ++43-1-4277-47889Recibido: 14 de agosto de 2011 / Aceptado: 09 de septiembre de 2011

Christian Korunka1, Bettina Kubicek2, Matea Paškvan3

1. Dra., profesor de psicología laboral y organizacional en la Universidad de Viena, Austria. Facultad de Psicología Departamento de Psicología Aplicada: Trabajo, Educación y Economía Universidad de Viena, Austria.

2. PhD en psicología, Máster en psicología y sociología de la Universidad de Viena. Investigadora de Post Doctorado de la Facultad de Psicología Departamento de Psicología Aplicada: Trabajo, Educación y Economía Universidad de Viena, Austria.

3. Máster en psicología de la Universidad de Viena, en Austria. Actualmente ella es candidata de doctorado en el Departamento de Psicología Aplicada: Trabajo, Educación y Economía en la Universidad de Viena, Austria.

RESUMENAl utilizar la teoría abierta y construida junto con la teoría de la con-servación de los recursos, este estudio desenmaraña la relación recípro-ca entre el engagement laboral de los trabajadores y los recursos labo-rales; esto, al examinar por separado los recursos laborales relacionados a las tareas interpersonales y organizacionales. Más específicamente, plantea que el engagement laboral no es sólo una consecuencia de, sino que antecede al control laboral, recompensa a la estima y a la seguridad laboral. Al utilizar los datos de un estudio completo de dos ondas con un desfase de 15 meses entre 591 personas que trabajan al cuidado de personas de la tercera edad, los autores examinan la causalidad normal, invertida y recíproca por medio del modelo de ecuaciones estructurales. Los autores descubrieron que el modelo recíproco fue el que mejor se adaptaba a los datos. Tal y como se había planteado, la seguridad labo-ral se encontraba relacionada mutuamente con el engagement laboral a través del tiempo. En contraste, se encontró que el control laboral pre-cedía al engament laboral, mientras que la recompensa a la estima era posterior. Hablando teóricamente, estos hallazgos sugieren que meca-nismos divergentes explican las relaciones entre varios tipos de recursos laborales y engagement laboral. De manera práctica se podría decir que el desarrollo de un ciclo recíproco entre engagement y seguridad laboral podría representar un proceso de copia activo en un escenario econó-mico inestable, debido a que la recolección de datos para este estudio de panel comenzó poco después del principio de la crisis económica mundial.

(Korunka C, Kubicek B, Paškvan M, 2011. ¿Mientras Más Das, Más Recibes? Relaciones Recíprocas entre el Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores, Interpersonales y Organizacionales. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 191-199).

Palabras claves: ENGAGEMENT LABORAL, RECOMPENSA A LA ESTIMA, CONTROL LABORAL, SEGURIDAD LABORAL, CUIDADO DE PERSONAS DE LA TERCERA EDAD.

ABSTRACTDrawing on broaden-and-build theory and conservation of resourc-es theory, this study disentangles the reciprocal relationship between employee work engagement and job resources by separately examin-ing task-related, interpersonal, and organizational job resources. More specifically, it hypothesizes that work engagement is not only a consequence of, but also antecedes, job control, esteem reward, and job security. Using data from a full two-wave panel study with a 15-month time lag among 591 eldercare workers, the authors examined normal, reversed, and reciprocal causation by means of structural equation modeling. They found that the reciprocal model best fits the data. As hypothesized, job security was mutually related to work engagement over time. By contrast, job control was shown to precede, and esteem reward was shown to follow from, work engagement. Theoretically speaking, these findings suggest that divergent mechanisms account for the relationships between job resources of various types and work engagement. Practically speak-ing, the development of a reciprocal cycle between work engagement and job security may represent an active coping process in an unstable economic situation, since data collection for this panel study commenced shortly after the onset of the global economic crisis.

Key words: WORK ENGAGEMENT, ESTEEM REWARD, JOB CON-TROL, JOB SECURITY, ELDERCARE.

¿Mientras Más Das, Más Recibes? Relaciones Recíprocas entre el Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores, Interpersonales y OrganizacionalesThE MORE yOU GIVE, ThE MORE yOU GET? RECIPROCAL RELATIONShIPS BETwEEN wORK ENGAGEMENT AND TASK-RELATED, INTERPERSONAL, AND ORGANIzATIONAL RESOURCES

Page 20: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Korunka Christian et al.

192 191/199 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

ser debido al impacto de dichos factores1 que los directores de recursos humanos están cada vez más atentos al engagement de sus trabajadores.Correspondiendo esta tendencia, la psicología de salud ocupa-cional presencia un creciente interés en el engagement laboral como un importante indicador de bienestar relacionado al trabajo2. En su intento por entender mejor “este estado mental de bienestar positivo y gratificante”3, los investigadores pment laboral pusieron a prueba la relación del engagement laboral con una variedad de correlaciones potenciales. Lo que descubrieron de manera trans-versal y reciente, en el tiempo, es que los recursos laborales y personales fomentan el engagement laboral4,6. A pesar de la importancia de estos hallazgos, los investigadores demandan una perspectiva más dinámica entre la relación de los recursos y el engagement laboral7,9. Basados en datos longitudinales, sugieren que estas dos dimensiones están recíprocamente unidas. Esto es, se asume que el engagement laboral estimula los recursos personales y situacionales, los que a su vez fomentan el engagement laboral. De manera congruente con este raciocinio, sostenemos que los recursos laborales no son tan solo antecedentes de engagement laboral, sino que también consecuencia del mismo.Los fundamentos teóricos para esta suposición están provistas por el modelo de conservación de los recursos de Hobfoll10,11 y por la teoría abierta y construida de Fredrickson12,13. Ambos enfoques describen “espirales de avance” o “espirales ascendentes” que ofrecen posibles explicaciones para la relación recíproca entre el engagement laboral y los recursos laborales. La teoría de la conser-vación de los recursos afirma que la gente lucha por proteger, mantener y aumentar sus recursos, porque son valiosos en su propio valor y ayudan a cumplir metas personales11. Se asume que la posesión de recursos fomenta el bienestar y la adquisición de recursos adicionales. Por ejemplo, los trabajos de elevada auto-nomía y variedad de tareas ofrecen al trabajador mayores oportu-nidades de tener contacto colegial, el cual, por sus partes tiene el potencial de guiar hacia el apoyo social o a la aprobación. Esta perspectiva dinámica de la adquisición de recursos sugiere que los trabajadores engaged, es decir, aquellos que se sienten realmente motivados a cumplir sus metas laborales, son más propensos a buscar recursos y por esto, acumulan recursos adicionales en el transcurso de su trabajo. La teoría abierta y construida12,13, por otra parte, sugiere que las emociones transitorias tienen la habi-lidad de ampliar el marco de atención y pensamiento de las personas junto con abrir sus mentes a un campo de ideas más amplio de lo usual. Se presume que estas amplias perspectivas facilitan el desarrollo de los recursos personales duraderos, los que a su vez, promueven el bienestar; la fundación de experiencias futuras de emociones posi-tivas. Un engagement laboral es, en sí mismo, un estado mental positivo, que se presume gatilla las emociones positivas las cuales amplían la perspectiva de los trabajadores y por esto le ayudan a manejar su empleo. La culminación exitosa de las tareas debería entonces contribuir a la acumulación de recursos tales como recompensas, discreción en sus tareas y seguridad laboral. El ciclo recíproco presumido se cierra cuando los recursos laborales, reunidos a través de las rutas descritas, vuelven a las personas más engaged hacia sus trabajos.La relación recíproca con el engagement ya se ha demostrado en relación a las medidas compuestas de los recursos laborales, rela-ciones laborales y copia activa7,8. Con nuestro estudio, queremos aportar a esta línea investigativa buscando nuevos grupos de

recursos laborales. Queremos demostrar que los recursos relacio-nados a las tareas (control laboral), recursos interpersonales (recompensa a la estima) y a los recursos organizacionales (segu-ridad laboral) están relacionados recíprocamente al engagement laboral a través del tiempo. Además, vamos más allá de estudios previos al examinar estos tres recursos por separado, en vez de combinarlos en un factor de recursos de mayor orden. Esto lo realizamos al aplicar el enfoque del modelo de ecuación estructural a una muestra longitudinal (de dos ondas) de 591 trabajadores que se desempeñan cuidando personas de la tercera edad.

Recursos Laborales como Antecedentes de Engagement LaboralEl engagement laboral se caracteriza por sus estados de vigor rela-cionados al trabajo, dedicación y absorción14. A pesar de que su estructura tripartita tiene similitud con el concepto de burnout, el cual consiste en cansancio, despersonalización/cinismo y eficacia profesional reducida, el engagement laboral es conceptualmente diferente al burnout por el trabajo3. Más que sentirse exhaustos e ineficientes, los trabajadores engaged presentan elevados niveles de energía y resiliencia mental (vigor). Están fuertemente involu-crados con su trabajo y sienten significado, orgullo e inspiración hacia el mismo (dedicación). Además, los trabajadores engaged pierden la noción del tiempo y experimentan dificultades al momento de desligarse del trabajo, ya que son absorbidos por éste2.Dados los sentimientos positivos relacionados al trabajo que carac-terizan al engagement, los investigadores han dedicado impor-tantes esfuerzos a identificar las correlaciones potenciales y los antecedentes del engagement (véase Halbesleben 2010 para un metanálisis4; y a Simpson 2008 para una reseña)15. Lo que descu-brieron fue que el engagement laboral es el resultado de procesos motivacionales que son gatillados por los recursos laborales. Éstos son rasgos físicos, psicológicos, sociales u organizacionales del empleo que le permite a los trabajadores lidiar con sus demandas laborales, conseguir metas en sus trabajos y alcanzar crecimiento personal16. De acuerdo al enfoque de esfuerzo-recuperación17, los entornos laborales que ofrecen recursos fomentan la voluntad del trabajador para dedicar sus esfuerzos y habilidades hacia sus tareas. Dichos entornos laborales suponen facilitar la consecución de tareas incluso en un escenario de dificultad, y apoyar al logro de objetivos.Una retroalimentación adecuada al desempeño y recompensa a la estimas podría, por ejemplo, aumentar la inversión laboral de los trabajadores al fomentar su motivación extrínseca. Por otra parte, se puede inferir de la teoría de la auto-determinación18 que aque-llos entornos laborales que cubren las necesidades humanas básicas de competencia, autonomía y parentesco son intrínsica-mente motivadoras. La retroalimentación al desempeño, por ejemplo, ofrece la oportunidad de aprender nuevas habilidades y debido a esto, implementan la competencia laboral del trabajador. El control laboral y el respaldo social son, en contraste, capaces de satisfacer las necesidades de autonomía y parentesco de los traba-jadores, respectivamente.Hasta ahora, la evidencia empírica de los recursos laborales sobre el engagement laboral se ha basado de forma primaria en medidas compuestas de los recursos laborales. Por ejemplo, en su trabajo influenciante sobre el modelo de Demanda y Recursos, Demerouti y sus colegas16 aportaron aspectos diversos como la retroalimen-tación del desempeño, control laboral, recompensas, participación

Page 21: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Recursos Laborales y Engagement Laboral

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 191/199 193

en la toma de decisiones, apoyo del supervisor y seguridad laboral a una variable de recursos laborales general. Estudios posteriores en su mayoría continuaron este procedimiento al analizar subgrupos de estas características laborales19 o aspectos adicio-nales20 dentro de un factor de recursos laborales de alto orden. Resumiendo este estudio, podemos sostener que los efectos de los recursos laborales agregados están ampliamente establecidos. Es por esto que Weigl y sus colegas8 sugirieron poner más esfuerzo en la examinación de constructos específicos. En orden de desenma-rañar los efectos de varios recursos laborales del engagement laboral, se basaron en trabajos existentes sobre la diferencia de las distintas bases de recursos, tales como el trabajador focal, los miembros organizacionales, tareas laborales y la organización21. Al continuar dicha línea de investigación, el presente estudio dife-rencia entre los recursos relacionados a las tareas, interpersonales y organizacionales como lo indica el control laboral, la recom-pensa a la estima y la seguridad laboral. El control laboral se refiere a las oportunidades que tienen los trabajadores de tomar deci-siones y al criterio de cómo completar las tareas y alcanzar las metas. La recompensa a la estima se refiere al reconocimiento recibido por el trabajador de otros miembros de la organización en respuesta a sus logros laborales. Finalmente, la seguridad laboral se refiere a la protección frente a cambios laborales no deseados o a la pérdida involuntaria del empleo. Al distinguir entre varias bases de los recursos laborales y al probar su relación con los mismos, esperamos poder contribuir a una perspectiva más dife-renciada en cuanto a la relación existente entre los recursos labo-rales y el engagement laboral.De acuerdo a los hallazgos previos con respecto a los efectos posi-tivos de las medidas compuestas de los recursos laborales y del engagement laboral, nosotros planteamos:Hipótesis 1a: Time 1 el control laboral está relacionado positiva-

mente a Time 2 engagement laboral.Hipótesis 1b: Time 1 las recompensas a las estimas están relacio-

nadas positivamente a Time 2 engagement laboral.Hipótesis 1c: Time 1 la seguridad laboral está relacionada positi-

vamente a Time 2 engagement laboral.

Los Recursos Laborales como Consecuencias del Engagement LaboralMientras la investigación sobre el impacto de las características del trabajo sobre el bienestar del trabajador se ha establecido por largo tiempo y ha producido un conocimiento considerable con respecto a las características beneficiosas y perjudiciales del entorno, el entendimiento sobre cómo los trabajadores dan forma de manera activa a sus condiciones laborales, no ha hecho más que comenzar a emerger dentro de la psicología de salud ocupacional. Por ejemplo, en su modelo de diseño de trabajo Parker, Wall, y Cordery22 conceptualizaron trabajadores individuales como un antecedente de las características del trabajo además de los factores organizacionales internos y externos, tales como el estilo de la dirección o la incertidumbre del entorno. De forma similar, Grant y Ashford23 solicitaron una conceptualización más activa de los trabajadores, quienes, en su opinión, “no dejan que la vida simplemente pase”, sino que “tratan de afectar, dar forma, curtir, expander y temperar lo que sucede con sus vidas” (p. 3).Con respecto al control laboral, las investigaciones sobre la elabo-ración del trabajo24 y la proactividad25 apoyan la noción del traba-jador como co-diseñador de las características de su trabajo. En detalle, no tan solo se encontró que aquellos trabajadores que

perciben sus trabajos como una invitación son más propensos a cambiar la forma, el alcance y el número de sus labores26, sino que también se detectó que los trabajadores proactivos desarrollan tareas más autónomas para sí mismos27. Al seguir esta investiga-ción, encontramos que dos mecanismos podrían explicar la influencia del engagement laboral sobre el control laboral: Primero, los trabajadores engaged podrían tomar y generar opor-tunidades para ejercer control en el trabajo. Dado que las labores del trabajo no son enteramente las mismas, los trabajadores engaged podrían utilizar su latitud existente para darle forma a su trabajo.En suma a lo anterior, ellos podrían buscar el control laboral de manera más activa que sus contrapartes menos engaged. Segundo, la elaboración de un rol, podría surgir como resultado de la inte-racción del trabajador con su supervisor28,29. Los supervisores podrían legar a los trabajadores engaged mayor criterio sobre sus tareas, lo que resulta en mayores niveles de control laboral entre los trabajadores engaged que entre los que no lo están. Es por esto que planteamos:Hipótesis 2a: Time 1 el engagement laboral está relacionado posi-

tivamente con Time 2 control laboral.La evidencia con respecto al impacto positivo del engagement laboral se puede derivar de la teoría amplia y construida. En su respuesta de apoyo empírico para la hipótesis construida, Fredrickson12 destacó que las experiencias compartidas de emociones positivas se traducen en recursos sociales de mayor duración. Por ejemplo, gente con un estado de ánimo positivo demostró ser más cooperativas con el resto30. Recibir respaldo en cambio, genera gratitud y la necesidad de retribuir recíprocamente. Los trabajadores engaged podrían, ya que experimentan un estado mental positivo relacionado a su empleo, ser más propensos a prestar ayuda a otros y así generar mejores relaciones laborales. Deberían por tanto ser más capaces de movilizar recursos y ser reconocidos por miembros de la orga-nización. Además, podrían recibir la aprobación de sus supervi-sores en respuesta a su desempeño y logros. Mientras que los efectos positivos del engagement laboral en las relaciones labo-rales se ha demostrado gracias a estudios previos8,9; los efectos de la recompensa a la estima siguen sin estudiarse. Nosotros plan-teamos:Hipótesis 2b: Time 1 el engagement laboral está relacionado posi-

tivamente a Time 2 recompensa a estima.Similarmente, la interacción del supervisor-trabajador sugiere que el engagement laboral es beneficioso para la seguridad laboral del trabajador. Debido a su perspectiva positiva y el esfuerzo que le dedican al trabajo, los trabajadores engaged deberían ser valorados por colegas y trabajadores. De hecho, su engagement laboral debería sufrir menor riesgo de experimentar cambios laborales indeseables o pérdida de trabajo involuntaria. Por eso plan-teamos:Hipótesis 2c: Time 1 el engagement laboral está relacionado posi-

tivamente a Time 2 seguridad laboral.

Relaciones Recíprocas entre los Recuros Laborales y el Engagement LaboralLos trabajos previos sobre las relaciones entre los recursos labo-rales y el engagement laboral han ido más lejos que proponer causalidad invertida. Se asume al utilizar el concepto “espiral de avance” o un “espiral ascendente” un bucle amplificador de aumentos consecutivos en el engagement laboral y en los recursos laborales. En orden de respaldar esta hipótesis de un espiral ascen-

Page 22: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Korunka Christian et al.

194 191/199 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

dente, se deben cumplir dos requisitos31: Primero, las variables de interés deben estar relacionadas bidireccional o recíprocamente.Esto significa que los recursos laborales deben estar relacionados al engagement laboral y viceversa. Segundo, las variables se deben incrementar a través del tiempo. Esto se refiere a que los recursos laborales y el engagement laboral deben ser mayores en Time 2 que en Time 1. Sin embargo, la investigación empírica relacionada al aumento del engagement laboral y los recursos laborales es escasa. Por ejemplo. En su estudio de tres ondas, Weigl y sus colegas8 no lograron detectar cambios substanciales en el engagement laboral y los recursos laborales. Debido a esto, restringimos nuestro análisis a los ciclos recíprocos de reforza-miento mutuo. Siguiendo la noción de Bandura32 de la “determi-nación recíproca”, asumimos que los trabajadores no solo están sujetos a las características de sus empleos sino que también son co-diseñadores de su entorno, convirtiéndose así en “productores y productos del sistema social” (p. 6). Es debido a lo anterior que planteamos:Hipótesis 3: Los recursos laborales y el engagement laboral están

recíprocamente relacionados.

MéTODOS

Procedimiento y MuestraSe emprendió un estudio de panel de dos ondas con un desfase de 15 meses para probar las hipótesis del estudio. Los participantes fueron trabajadores al cuidado de personas de la tercera edad, reclutados desde 38 hogares o de organizaciones de asistencia ambulatoria en la región este de Austria. De las organizaciones participantes, algunas de ellas se financiaban de manera pública otras de manera privada. En ambas ondas de recolección de datos, se les entregó a los trabajadores cuestionarios para completar con lápiz y se les solicitó que devolvieran dichos cuestionarios a los investigadores o bien que los dirigieran a las cajas especiales que se habilitaron en sus salas u oficinas centrales. En la onda 1 (noviembre del 2008 hasta marzo del 2009), un total de 3.155 cuestionarios se distribuyeron entre el personal y 1.697 fueron devueltos, dando como resultado un índice de respuesta del 54%. En febrero del 2010, se contactaron nuevamente estas organizaciones invitándoles a participar del segundo proceso de recolección de datos, que iba desde marzo a julio del año 2010. Durante este período se distribuyeron 3.145 cuestionarios y se recepcionaron 1.437, presentando un índice de respuesta del 46%. Estos dos grupos de datos se interconectaron utilizando un código personal que se les solicitó proveer a los participantes en cada encuesta. En total, se pudieron concordar 591 respuestas. De esta manera, la muestra longitudinal constituye el 35% de los encuestados por la onda1. De aquellos participantes del estudio para los cuales se concordaron datos, el 68% se desempeñaban en hogares de personas de la tercera edad, y el 32% en organiza-ciones de asistencia ambulatoria. La participación de la muestra se compuso de enfermeras 27%, camilleros 46% y asistentes de enfermería 20%. Un 5% de los participantes indicaron que perte-necían a otros grupos profesionales, sin dar mayores detalles, y un 2% declaró no pertenecer a ningún grupo profesional. La mayoría de los encuestados fueron mujeres (89%) y reportaron el alemán como su primer idioma (82%). En la onda 1, el 11% de los participantes tenía menos de 31 años de edad, el 26% entre los 31 y 40 años, el 46% estaba entre los 41 y los 50 años, y el

17% tenía más de 51 años de edad. Los niveles de educación estaban dentro de la normalidad requerida para la profesión, con casi iguales proporciones de personas presentando niveles de educación obligatoria (20%), entrenamiento vocacional (29%) o escuela profesional (34%). Algunos encuestados indicaron haber obtenido un diploma profesional (13%) o título universitario (4%). La permanencia organizacional media y los años promedios de experiencia en su profesión en Time 1 se presentaron relativa-mente altos con 8,82 (SD = 7,39) y 10,84 años (SD = 8,27), respec-tivamente.Dado el abandono del panel, se realizaron pruebas de Chi-cuadrado y pruebas T para comparar la muestra longitudinal final con 1.105 participantes que proporcionaron información solo en Time 1. No se encontraron diferencias relacionadas al género (X2(1) = 0,13, ns) o relacionadas al nivel de educación (X2(4) = 7,41, ns). Sin embargo, los trabajadores más jóvenes (aquellos menores de 31 años; X2(3) = 14,15, p < 0,01) no fueron los suficientemente repre-sentados en la muestra longitudinal comparada a la única muestra T1. Esto se corresponde con el hallazgo que muestra que los parti-cipantes de ambas encuestas presentaban mayor permanencia y experiencia en el campo de la profesión al ser comparados con los que participaron únicamente de la T1 (Ms = 8,82 y 7,71, t(1433) = 2,80, p < 0,01; Ms = 10,84 y 9,90, t(1616) = 2,19; p = 0,03, respec-tivamente).

MedidasEngagement laboral. Los encuestados indicaron su nivel de enga-gement laboral respondiendo la versión breve del cuestionario Utrecht Work Engagement Scale (UWES-9, por sus siglas en inglés)33. Al comprender ítems 3 x 3, el cuestionario mide las subdimensiones del engagement laboral-vigor, dedicación y absor-ción. Para cada ítem los encuestados indicaron el estado mental respectivo experimentado en una escala de 7 puntos, yendo desde 1 (siempre) a 7 (nunca). Una muestra del ítem de las subescalas de dedicación es: “Siento entusiasmo hacia mi trabajo”. Luego de registrar los ítems de manera que los valores más altos indiquen elevados niveles de engagement laboral, se analizaron las consis-tencias internas. En ambos puntos de evaluación, la consistencia de los coeficientes, como lo indican los alfas de Cronbach, fue relativamente elevada: t1: 0,93; t2: 0,93.El control laboral se evaluó utilizando una subescala de 3 ítems de un instrumento de autoinforme alemán para el análisis del trabajo en hospitales (TAA)34. Los encuestados especificaron su nivel de control laboral al indicar los límites hasta los cuales podían decidir sobre sus tareas como también en la forma y las maneras de desempeñarlas. Por ejemplo, los encuestados debían responder la siguiente afirmación en una escala de 5 puntos, que iba desde 1 (en gran medida) hasta 5 (en lo absoluto): “Uno puede decidir que tareas realizar”. Luego, de registrar los ítems de manera que los valores más altos indiquen elevados niveles de control laboral. Los ítems presentaron consistencias internas moderadas (a(t1) = 0,64; a(t2) = 0,72).La recompensa a la estima se midió utilizando una versión breve del cuestionario Desbalance Esfuerzo-Recompensa (ERI, por sus siglas en inglés)35. Los encuestados tuvieron que evaluar dos ítems de 5 puntos en la escala de Likert basados en el siguiente procedi-miento de evaluación. Primero, tenían que indicar si recibían adecuadas recompensas a la estima en sus puestos de trabajo (1). Subsecuentemente, se les solicitaba a aquellos que carecían de la estima adecuada que indicaran hasta qué punto se sentían angus-

Page 23: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Recursos Laborales y Engagement Laboral

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 191/199 195

tiados por esta carencia. Las alternativas para estas respuestas van desde no angustiado (2) hasta muy angustiado (5). Por ejemplo, los encuestados deben evaluar las siguientes afirmaciones: “Consi- derando todos mis esfuerzos y logros, recibo el respecto y el prestigio que merezco en el trabajo”. Luego de registrar los ítems de manera que los valores más altos indiquen elevados niveles de estima, se calcularon las intercorrelaciones. Los coeficientes resultantes de las correlaciones fueron relativamente elevados, con r = 0,80 en Time 1 y r = 0,77 en Time 2. También se mesuró la seguridad laboral con la versión breve del cuestionario ERI35. Utilizando el mismo proceso de evaluación descrito anteriormente, los encuestados tuvieron que evaluar los siguientes dos ítems: “He experimentado o espero experimentar un cambio en mi situación laboral” y “mi seguridad laboral es pobre”. Nuevamente, se registraron los ítems de manera que los valores más altos indiquen elevados niveles de seguridad laboral. Las intercorrelaciones entre los dos ítems fueron moderadamente elevadas (r(t1) = 0,56; r(t2) = 0,62).

ResultadosEn general, 497 de 591 participantes proporcionaron datos completos en todas las variables del estudio. Dado el efecto negativo potencial de no incluir todos los datos del estudio, utilizamos técnicas de impu-tación para substituir las observaciones faltantes36. Donde los encuestados proporcionaron datos en más de la mitad de los ítems de una subescala, la información faltante se reemplazó por el promedio respectivo de la escala. Este procedimiento nos dejó 559 casos utili-zables(*). La Tabla 1 representa la estadística descriptiva y las inter-correlaciones. Esta Tabla muestra que los recursos laborales y el engagement laboral cambian a través de las dos ondas de recolección de datos. Para evaluar si estos cambios fueron estadísticamente signi-ficativos, realizamos pruebas T en pares. En relación a los recursos laborales, descubrimos que la estima y el control laboral se incremen-taron a lo largo del presente estudio (t(558) = -2,56; p < 0,05 y t(558) = -2,34; p < 0,05, respectivamente), mientras que la seguridad laboral se mantuvo estable (t(558) = 0,73; ns). En relación al engage-ment laboral, se observaron importantes cambios que apuntan en la dirección opuesta a los cambios de los recursos laborales: los encues-tados reportaron niveles bastante menores de engagement laboral en Time 2 en comparación con Time 1 (t(558)=4,39; p<0,001). A pesar de los cambios observados en los promedios de los niveles, las correla-ciones de la prueba y la repetición de la prueba fueron moderadamente elevadas (0,22 ≤ r ≤ 0,60). Además, todas las correlaciones apuntan en las direcciones esperadas, con recursos asociados de manera positiva entre ellos y con el engagement laboral, respectivamente.

Modelos de medidasEn un primer paso, la validez del constructo de los instrumentos se evaluó utilizando análisis de factor confirmatorio. Para examinar los ítems de los recursos laborales y el engagement laboral, espe-cificamos cuatro modelos alternativos: Un modelo de 1 factor con todos los ítems desde Time 1 y Time 2 cargando en un factor, un modelo de 2 factores con los ítems cargando en sus respectivos factores temporales; un modelo de 4 factores con ítems cargando en su respectivos factores de estima, control laboral, seguridad laboral y engagement laboral; y un modelo de 8 factores con ítems cargando en sus respectivas dimensiones y puntos temporales. Para todos los modelos, los errores de medida entre los ítems correspondientes al Time 1 y al Time 2 se relacionan para solventar la no independencia entre las medidas repetidas37. Como se ve en la Tabla 2, el modelo de 8 factores se adapta de mejor manera a los datos que el modelo de 1 factor (ΔX²(28) = 3285,64; p < 0,001), el de 2 factores (ΔX²(27) = 2927,84; p < 0,001), o el modelo de 4 factores (ΔX²(22) = 2438,54; p < 0,001). En suma a su adaptación más adecuada en comparación con los modelos alternativos, el modelo de 8 factores produce índices de adaptación generales aceptables. Aunque el Chi cuadrado al ratio del grado de libertad como también el CFI se desvían levemente de sus rangos recomen-dados de aceptabilidad (i.e., X²/df < 2,5, CFI > 0,95)38 el valor RMSEA indica una buena adaptación del modelo. Sin embargo, una inspección de los índices de modificación mostró que agre-gando dos correlaciones de errores se incrementaría la adaptación del modelo. El permitir estas correlaciones pareciera justificarse, ya que sus ítems respectivos pertenecen a la misma subdimension de engagement laboral (vigor y absorción, respectivamente). La modi-ficación derivó en mejoras significativas a la adaptación del modelo (ΔX²(4) = 346,09, p < 0,001). En un último paso, este modelo final se evaluó para detectar la invarianza métrica entre los puntos medidos al limitar las cargas de factor de los ítems corres-pondientes a ser iguales a lo largo de los puntos temporales idén-ticos. Estas limitaciones de las igualdades no derivan en cambios significativos en el Chi cuadrado (ΔX²(12) = 10,85, ns), apoyando la suposición de que los ítems T1 y T2 correspondientes son iguales en significado.

Modelo estructuralPara probar las hipótesis del estudio, transformamos la medida final del modelo en modelos estructurales de competición utili-zando un enfoque escalonado39. En el primer escalón, especifi-

Tabla 1.Estadísticas descriptivas y correlaciones entre las subescalas. M SD 2 3 4 5 6 7 81 Control laboral (t1) 3,25 0,71 0,44** 0,09* 0,13** 0,20** 0,15** 0,29** 0,27**2 Control laboral (t2) 3,33 0,74 0,10* 0,19** 0,17* 0,22** 0,23** 0,29**3 Estima (t1) 3,89 1,09 0,22** 0,35** 0,09* 0,16** 0,084 Estima (t2) 4,03 0,99 0,22** 0,34** 0,18** 0,25**5 Seguridad laboral (t1) 4,11 0,91 0,38** 0,17** 0,22**6 Seguridad laboral (t2) 4,08 1,00 0,18** 0,34**7 Engagement laboral 0,60** (t1) 5,32 1,118 Engagement laboral (t2) 5,14 1,15

Nota: Correlationes Pearson; *p < 0,05, **p < 0,05, N = 559.

Tabla 2.Resultados de Análisis de Factor Confirmatorio (CFA, por sus siglas en inglés).CFA Recursos laborales & Engagement laboral X2 df X2/df CFI RMSEA p-close

Modelo de 1 factor 4488,59** 448 10,02 0,61 0,127 0,000Modelo de 2 factores 4130,79** 447 9,24 0,64 0,122 0,000Modelo de 4 factores 3641,49** 442 8,24 0,69 0,114 0,000Modelo de 8 factores 1202,95** 420 2,86 0,92 0,058 0,000Modelo de 8 factores, incluyecorrelaciones de dos errores 856,86** 416 2,06 0,96 0,044 0,995Modelo de 8 factores, incluye error correlaciones y carga de factores fijos (invarianza métrica) 867,71** 428 2,03 0,96 0,043 0,998

Nota: N = 559; *p < 0,05, **p < 0,01; CFI = Comparative Fit Index, RMSEA = Root Mean Square Error of Approximation, p-close = p-value of close fit.

Page 24: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Korunka Christian et al.

196 191/199 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

camos la estabilidad del modelo (M1). Este modelo incluye caminos de autorregresión para cada constructo desde Time 1 hasta Time 2 y correlaciones sincrónicas entre los constructos de Time 1. Luego agregamos efectos desfasados de los recursos laborales de Time 1 en el engagement laboral de Time 2 para estabilizar el modelo. En un tercer paso, se especifica un modelo inverso (M3). Es debido a esto, que los caminos de regresión del engagement laboral de Time 1 a los recursos laborales de Time 2 se agregaron a la estabilidad del modelo. Finalmente, el modelo 2 y 3 se combinaron para probar los efectos recíprocos entre los recursos laborales y el enga-gement laboral (M4). La Tabla 3 despliega los índices generales de adaptación generales de los cuatro modelos alternativos. La esta-bilidad del modelo ya ha producido adaptación aceptable, con la mayoría de los índices satisfaciendo sus criterios eliminados. Sin embargo, el añadir los efectos de los recursos laborales en el enga-gement laboral efectivamente mejoró el modelo. El modelo 3, el cual contiene los efectos inversos del engagement laboral hacia los recursos laborales, también se adaptó a los datos mejor que el modelo de estabilidad. Además, mostró una adaptación más adecuada a los datos que el modelo 2, el cual contenía los efectos de los recursos laborales sobre el engagement laboral, aunque el mejor beneficio lo alcanzó el modelo recíproco. Este modelo no tan sólo fue superior a los otros modelos, sino que también reveló los índices de adaptabilidad, los cuales calzaron en su totalidad en su respectivos rangos de aceptabilidad. Los coeficientes de los caminos estructurales para el modelo recíproco están represen-tados en la Figura 1.Los caminos estructurales del modelo recíproco revelan que los coeficientes de estabilidad son de alguna manera más altos que los efectos de referencia cruzada y las correlaciones sincrónicas en Time 1. Fuera de los tres efectos desfasados en los recursos labo-rales, dos de ellos fueron significativos en términos estadísticos: El control laboral como también la seguridad laboral en Time 1 se relacionaron positivamente con el engagement laboral en Time 2. De esta manera, se apoyó la hipótesis 1b y 1c, mientras que la hipótesis 1a fue rechazada. Para los efectos desfasados del engage-ment laboral se encontró un patrón similar: Dos de tres coefi-cientes de regresión se mostraron significativos. De acuerdo con H2a y H2c, el engagement laboral en Time 1: fue beneficioso para las recompensas a la estima en Time 2, y para la seguridad laboral percibida en Time 2. Lo que significa que los trabajadores engaged reportaron mayores niveles de recompensas a la estima y segu-ridad laboral 15 meses después. Por otra parte, no se encontró un efecto positivo tal en relación al control laboral en Time 2. Es por esto que se rechaza H2b. En adición, nuestros hallazgos proveen apoyo parcial a la hipótesis 3, afirmando que los recursos laborales y el engagement laboral se encuentran recíprocamente relacio-nados. Aunque el modelo recíproco produjo buenos índices de

adaptación y fue el modelo que mejor se adaptó, sólo la seguridad laboral demostró realmente relaciones causales e invertidas con el engagement laboral, sugiriendo que la seguridad laboral es espe-cialmente conducente al engagement laboral y que los trabaja-dores engaged son más propensos a sentir seguros sus trabajos (Figura 1).Al utilizar los datos longitudinales de 591 trabajadores que se desempeñan cuidando de personas de la tercera edad, probamos las relaciones recíprocas entre los recursos laborales y el engage-ment laboral. Se postuló que los recursos laborales son tanto antecedentes como consecuencias del engagement laboral. Al desarrollar aún más estudios longitudinales tempranos sobre este tópico9,20,21, distinguimos entre los recursos relacionados a las tareas (control laboral), interpersonales (recompensa a la estima) y organizacionales (seguridad laboral percibida), en vez de aplicar medidas compuestas de recursos laborales. Al hacer uso del mode-

Tabla 3.Resultados del Análisis de Modelamiento de las Ecuaciones Estructurales.Modelos X2 df X2/df CFI RMSEA p-close ΔX2 ΔdfM1: Modelo de estabilidad 1051,07** 446 2,36 0,94 0,049 0,61 M2: M1 incl, efectos de los recursos sobre el engagement 1028,47** 443 2,32 0,94 0,049 0,71 M1-M2=22,60** 3M3: M1 incl, efectos del engagement sobre los recursos 1020,73** 443 2,30 0,94 0,048 0,75 M1-M3=30,34** 3M4: M1 incl, Efectos recíprocos 1001,22** 440 2,28 0,95 0,048 0,82 M1-M4=49,85** 6 M2-M4=27,25** 3 M3-M4=19,51** 3

Note: N = 559; *p < 0,05, **p < 0,01; CFI = Comparative Fit Index, RMSEA = Root Mean Square Error of Approximation, p-close = p-value of close fit, ΔX2 = cambios en Chi cuadrado, Δdf = Cambios en el grado de libertad.

Figura 1. Modelo Recíproco de los Recursos Laborales y del Engagement Laboral.

Control Laboralt1 0,12*[0,16; 0,07]

0,14*[0,09; 0,04]

Estimat1

Seguridad Laboralt1

Engagement Laboralt1

Control Laboralt2

Estimat2

Seguridad Laboralt2

Engagement Laboralt2

0,32**[0,19; 0,04]

0,44**[0,50; 0,07]

0,20**[0,17; 0,04]

0,37**[0,16; 0,03]

0,27**[0,21; 0,05]

0,15*[0,11; 0,05]

0,57**[0,58; 0,04]

0,41**[0,50; 0,08]

0,26**[0,23; 0,05]

0,57**[0,63; 0,07]

0,19**[0,25; 0,08]

0,15**[0,25; 0,08]

Nota: N = 559; *p < 0,05, **p < 0,01; las líneas entrecortadas representan los caminos menos importantes; las estimaciones no estandarizadas y los errores estándar de medición se representan entre brackets; las variables manifiestas y las autocorrelaciones entre las variables no se muestran; el control laboral se mide con tres ítems; la estima y la seguridad laboral utilizan dos ítems cada uno como indicadores manifiestos; y el engagement laboral se mide con nueve ítems.

Page 25: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Recursos Laborales y Engagement Laboral

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 191/199 197

lamiento de ecuación estructural, fuimos capaces de presentar que el control laboral y la seguridad laboral en Time 1 afectan el engagement laboral en Time 2. Incluso, el engagement laboral en Time 1 afectó la recompensa a la estima y a la seguridad laboral percibida en Time 2. Es por esto que se confirma la relación recí-proca entre el engagement laboral y la seguridad laboral perci-bida.

Consideraciones teóricasEn general, los resultados de la investigación concuerdan con los pocos estudios longitudinales comparables que fueron recientemente publicados sobre la relación del engagement laboral y los recursos laborales9,20,21. Asimismo, son consistentes con la teoría de conservación de los recursos10 junto con la teoría amplia y construida12 sobre los recursos que se muestren a través del tiempo. Nuestro estudio longitudinal avanza los resultados de estudios previos al examinar las diferentes facetas de los recursos laborales, tal y como fue sugerido recientemente por Weigl y sus colegas8. También, investigamos separadamente los recursos relacionados a las tareas (control laboral), interper-sonales (recompensa a la estima) y organizacionales (seguridad laboral). Para el control laboral se detectó una relación positiva con el engagement laboral, no obstante, no se encontró efecto inverso. Si uno tomase en consideración que las demandas labo-rales del cuidado de personas de la tercera edad (el número de pacientes, obligaciones del servicio y el tiempo para cada paciente) son relativamente estables a lo largo del tiempo, el efecto que se observa parece bastante convincente. Un espiral ascendente de control laboral-engagement laboral-control laboral podría conllevar incrementos en el engagement laboral personal, otorgándoles facultades a los individuos de reorga-nizar sus tareas. Aunque la suposición es aplicable desde una perspectiva teórica, podría tomarles un tiempo a estos trabaja-dores establecer mayor autonomía laboral en sus puestos. Para los recursos interpersonales de recompensa a la estima, se observó un efecto opuesto. La recompensa a la estima no afecta el engagement laboral, pero sí era afectado por éste. Otra vez este resultado parece ser bastante convincente debido a que la recompensa a la estima, como recurso interpersonal, podría ser adquirida si los compañeros de labores y los supervisores reco-nocen el engagement laboral de trabajador y de manera conse-cuente manifiesten una retroalimentación positiva. En contraste al control laboral, la recompensa a la estima podría seguir rela-tivamente cerca del engagement laboral, sugiriendo un efecto inverso. Un completo efecto recíproco, recursos afectando al engagement laboral y viceversa, se observó en los recursos orga-nizacionales y seguridad laboral. Al explicar y entender este efecto uno debería considerar que la recolección de datos para este estudio comenzó brevemente después de la crisis económica mundial. Por primera vez en la historia personal de sus trabajos, el personal tuvo que enfrentar despidos debido a la reducción de costos en el área de la salud. Es debido a lo anterior que, de alguna manera contradiciendo las suposiciones de la teoría abierta y construida12, uno podría especular que el engagement de la seguridad laboral, parte de la relación recíproca también fue gatillada por emociones negativas. Por otra parte, y en la línea de esta teoría, la relación del engagement laboral-recursos laborales podría estar explicada por los amplios repertorios de pensamiento-acción del trabajador basados en emociones posi-tivas. Igualmente, el desarrollo de un ciclo recíproco entre el

engagement laboral y la seguridad laboral podrían representar un activo proceso de sobrellevar una situación económica ines-table. Dadas las relaciones divergentes entre las varias facetas de los recursos laborales y el engagement laboral reveladas en este estudio, uno podría argumentar que los modelos teóricos subya-centes podrían ser útiles como marcos generales, aunque mues-tran una limitación al explicar la relación específica de los recursos laborales-engagement laboral. Debido a esto, si se continúa complicando este escenario se necesitarían considerar factores temporales en relaciones causales. Como Frese y sus colegas39,40 señalaron, los modelos lineales pueden no siempre ser apropiados para representar relaciones causa-efecto. Además se debe contemplar que diferentes tipos de recursos podrían necesitar secuencias divergentes para desarrollar en respuesta del engagement laboral del trabajador. Las características del empleo, por ejemplo, tienden a tener mayor inercia que las recompensas a la estima o las percepciones de seguridad laboral. En orden de incrementar el nivel propio de control laboral, se podrían requerir cambios en relación al trabajo en equipo o a la organización, prestando modificación dentro de una secuencia de dificultad de 15 meses.Al ir más allá de las suposiciones de relaciones recíprocas, la teoría de la conservación de los recursos10 y la teoría amplia y construida12 postulan espirales de avance. Para una de las tres facetas de los recursos laborales, por ejemplo seguridad laboral, fuimos capaces de confirmar causalidad normal e invertida como primer prerrequisito de espirales ascendentes31. La segunda precondición de los espirales de avance, incremento consecutivo de recursos y engagement laboral a través del tiempo, no se cumplió. Solamente dos de tres recursos laborales (recompensa a la estima y control laboral ) se incrementaron durante el período de observación de los 15 meses. La seguridad laboral permaneció estable, mientras que los valores medios del engage-ment laboral decrecieron un poco con el tiempo. Este resultado obedece a otros estudios previos que realizaron investigaciones sobre la causalidad recíproca, pero ninguno de ellos examinó o confirmó los bucles amplificadores7. Al recurrir a Lindsey y sus colegas31, uno podría incluso sostener que los espirales ascen-dentes no son por ningún motivo de mayor selección que los ciclos constantes. Es así que aumentos continuos en engagement laboral y recursos podrían resultar en sobreconfianza41 como también en trabajar sobretiempo42, debido a esto incrementar el riesgo de experimentar conflictos laborales. A causa del efecto negativo potencial de espiral ascendente, Lindsey y sus colegas31 abogan por ciclos de autocorrección, en donde los ajustes se hagan como consecuencia del análisis de la situación y el enten-dimiento de la causa-efecto de las relaciones.

Límites del estudio y consideraciones metodológicasEl estudio se desarrolló longitudinalmente con un intervalo de tiempo medio de 15 meses entre dos puntos de medición. Los diseños longitudinales permiten un mejor control de la predis-posición del método39. Aunque un efecto de causalidad real podría ser probado solamente en un puesto experimental, los estudios de campo basados en las teorías longitudinales que evalúan las variables a través del tiempo mejoran la confianza en las relaciones causales43.Aunque el tamaño total del estudio de nuestra muestra es bastante grande, y los índices de respuesta fueron del 50%, el

Page 26: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Korunka Christian et al.

198 191/199 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

índice de respuesta para la verdadera muestra longitudinal fue relativamente bajo, aunque todavía comparable con estudios previos del mismo tipo44. A pesar del bajo índice de respuesta, fuimos capaces de confirmar que la muestra longitudinal concuerda con la muestra transversal en relación a las variables demográficas. Aparte de la edad y la permanencia, los partici-pantes de la muestra longitudinal no difieren de los que partici-paron únicamente en T1. Una razón que puede explicar el bajo promedio de la edad en la muestra longitudinal podría ser debido al alto índice de rotación entre jóvenes trabajadores. Desafortunadamente, no fuimos capaces de rastrear a aquellos trabajadores que cambiaron de empleo, ya que el acceso a los participantes del estudio fue únicamente provisto por las organi-zaciones de cuidado de personas de la tercera edad. No obstante las limitaciones del tamaño en la muestra longitudinal, se podría concluir que los hallazgos pueden ser generalizados entre los trabajadores que se desempeñan en dicho campo.Asimismo, los datos apoyaron las tres hipótesis del estudio, y los efectos del desfase de tiempo fueron relativamente menores. De hecho, las estabilidades parecieran haber superado los caminos de regresión entre constructos. Al interpretar la magnitud de los efectos desfasados se debería mantener en mente que un inter-valo de tiempo de 15 meses parece suficiente para detectar los efectos causales e invertidos, disminuyen los efectos substan-ciales e incrementan las estabilidades. Es por esto que los pesos de la regresión desfasada que se detectó de ninguna manera fueron triviales. Muy por el contrario, son sustantivos y de importancia práctica.

Implicaciones prácticasEste estudio es el primero en la línea de estudios similares rela-cionados a los recursos y el engagement laboral20,21 cuidando personas de la tercera edad. Ya que el cuidado de personas de la tercera edad pertenece a un campo superior del trabajo de

servicio humano, se podrían derivar recomendaciones generales para el diseño de empleos motivadores. Sin embargo, las condi-ciones de trabajo específicas de dicho campo aún deben conside-rarse. Sumados a la iniciativa personal, cambios estructurales como el rediseño del trabajo parecen esenciales en orden de incrementar el control laboral. Una mejora considerable en los recursos laborales es proporcionarles a los trabajadores de este campo el control de elegir a sus pacientes como también mayor libertad de sincronizar sus horas de ingreso al trabajo y la dura-ción de sus turnos. El implementar dichos cambios podría resultar más sencillo en las organizaciones de cuidados ambulatorios que en los hogares de personas de la tercera edad. Por otra parte, incrementar las recompensas a la estima debería ser sencillo de implementar en ambas instituciones. Capacitaciones a los super-visores y reuniones mejoradas del equipo podrían ser el primer paso. Como lo han demostrado varios estudios45, el entrena-miento para el manejo del estrés debería ayudar a elevar los recursos laborales y el engagement laboral. Considerando las condiciones de trabajo que tienen los empleados al burnout, los programas para intervenir el estrés podrían ser una eficiente estrategia para mantener la salud de los trabajadores en sus puestos laborales.

Perspectiva a futuroAl medir las tres facetas individuales de los recursos laborales, en concreto los recursos interpersonales y organizacionales, en vez de utilizar una medida compuesta, este estudio muestra que los recursos de conexión de los mecanismos subyacentes y el enga-gement laboral merecen una examinación profunda. En orden de realizarla, es necesario que las teorías se estimen y se refinen. Para investigar la relación dinámica a través del tiempo se nece-sitan de sofisticados estudios longitudinales. Las mejoras se pueden alcanzar al incluir más puntos de medición o al utilizar enfoques complementarios como por ejemplo estudios diarios.

Page 27: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Recursos Laborales y Engagement Laboral

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 191/199 199

1. harter JK, Schmidt FL, hayes TL. Business unit-level relationship between employee satisfaction, employee engagement, and business outcomes: A meta-analysis. J Appl Psychol. 2002;87(2):268-279.

2. Schaufeli w, Bakker AB. Job demands, job resources, and their relationship with burnout and engagement: A multi-sample study. J Organ Behav. 2004; 25(3):293-315.

3. Schaufeli w,Salanova M, González-Romá V, Bakker AB.The measurement of engagement and burnout: A two sample confirmatory factor analytic approach. J Happiness Stud. 2002;3(1):71-92.

4. halbesleben JR. A meta-analysis of work engagement: Relationships with burnout, demands, resources, and consequences. In: Bakker AB, Leiter MP, editors. work engagement. A handbook of essential theory and research. hove: Psychology Press; 2010. p.102-117.

5. Korunka C, Kubicek B, Schaufeli w, hoonakker P. work engagement and burnout: Testing the robustness of the Job Demands-Resources Model. J Posit Psychol. 2009;4(3):243-255.

6. Mauno S, Kinnunen U, Ruokolainen M. Job demands and resources as antece-dents of work engagement: A longitudinal study. J Vocat Behav. 2007;70:149-171.

7. Salanova M, Schaufeli wB, Xanthopoulou D, Bakker AB. The gain spiral of resources and work engagement: Sustaining a positive worklife. In: Bakker AB, Leiter MP, editors. work engagement. A handbook of essential theory and research. hove: Psychology Press; 2010. p.118-131.

8. weigl M, hornung S, Parker SK, Petru R, Glaser J, Angerer P. work engagement and accumulation of task, social, and personal resources: A three-wave struc-tural equation model. J Vocat Behav. 2010;77(1):140-153.

9. Xanthopoulou D, Bakker AB, Demerouti E, Schaufeli w. Reciprocal relationships between job resources, personal resources, and work engagement. J Vocat Behav. 2009;74:235-244.

10. hobfoll SE. Conservation of resources. A new attempt at conceptionalizing stress. Am Psychol. 1989;44(3):513-524.

11. hobfoll SE. Social and psychological resources and adaptation. Rev Gen Psychol. 2002;6(4):307-324.

12. Fredrickson BL. what good are positive emotions? Rev Gen Psychol. 1998; 2(3):300-319.

13. Fredrickson BL. The role of positive emotions in positive psychology. Am Psychol. 2001;56(3):218-226.

14. Bakker AB, Schaufeli w, Leiter MP, Taris Tw. work engagement: An emerging concept in occupational health psychology. Work Stress. 2008;22(3):187-200.

15. Simpson MR. Engagement at work: A review of the literature. Int J Nurs Stud. 2008;46(7):1012-1024.

16. Demerouti E, Bakker AB, Nachreiner F, Schaufeli wB. The Job Demands-Resources model of burnout. J Appl Psychol. 2001;86(3):499-512.

17. Meijman TF, Mulder G. Psychological aspects of workload. In: Drenth PJ, Thierry h, de wolff CJ, editors. handbook of work and organizational psychology: work psychology. hove: Psychology Press;1998.Vol. 2, p.5-33.

18. Deci wL, Ryan RM. Intrinsic motivation and self-determination in human behavior. New york: Plenum; 1985.

19. Schaufeli, Bakker AB, van Rhenen w. how changes in job demands and resources predict burnout, work engagement, and sickness absenteeism. J Organ Behav. 2009;30:893-917.

20. hakanen JJ, Perhoniemi R, Toppinen-Tanner S. Positive gain spirals at work: From job resources to work engagement, personal initiative and work-unit innovativeness. J Vocat Behav. 2008;73(1):78-91.

21. Salanova M, Bakker AB, Llorens S. Flow at work: Evidence for an upward spiral of personal and organizational resources. J Happiness Stud. 2006;7(1):1-22.

22. Parker SK, wall TD, Cordery JL. Future work design research and practice: Towards an elaborated model of work design. J Occup Organ Psychol. 2001; 74:413-440.

23. Grant AM, Ashford SJ. The dynamics of proactivity at work. Res Organ Behav. 2008;28:3-34.

24. wrzesniewski A, Dutton JE. Crafting a job: Revisioning employees as active crafters of their work. Acad Manage Rev. 2001;26(2):179-201.

25. Parker SK, Ohly S. Designing motivating jobs. In: Kanfer R, Chen G, Pritchard RD, editors. work motivation: Past, present, and future. New york: Lawrence Erlbaum Associates; 2008

26. wrzesniewski A, McCauley C, Rozin P, Schwartz B. Jobs, careers, and callings: People's relations to their work. J Res Pers. 1997;31(1):21-33.

27. Frese M, Garst h, Fay D. Making things happen: Reciprocal relationships between work characteristics and personal initiative in a four-wave longitu-dinal structural equation model. J Appl Psychol. 2007;92(4):1084-1102.

28. Graen GB, Scandura TA. Toward a psychology of dyadic organizing. Res Organ Behav. 1987;9:175-208.

29. hornung S, Rousseau DM, Glaser J, Angerer P, weigl M. Beyond top-down and bottom-up work redesign: Customizing job content through idiosyncratic deals. J Organ Behav. 2010;31(2):187-215.

30. Isen AM. Positive affect, cognitive processes, and social behavior. Adv Exp Soc Psychol. 1987;20:203-253.

31. Lindsley Dh, Brass DJ, Thomas JB. Efficacy-performance spirals: A multilevel perspective. Acad Manage Rev. 1995;20(3):645-678.

32. Bandura A. Self-efficacy: The exercise of control. New york: Freeman; 1997.33. Schaufeli wB, Bakker AB. Utrecht work Engagement Scale: Preliminary

Manual [on line]. Utrecht: Department of Psychology, Utrecht University, The Netherlands. 2003[cited dec 2011]. Available from: www.schaufeli.com.

34. Büssing A, Glaser J. Das Tätigkeits- und Arbeitsanalyseverfahren für das Krankenhaus - Selbstbeobachtungsversion (TAA-KH-S) [Activity and work analysis in hospitals; self-report version (TAA-KH-S)]. Göttingen: Hogrefe; 2002.

35. Siegrist J, wege N, Pühlhofer F, wahrendorf M. A short generic measure of work stress in the era of globalization: Effort-reward imbalance. Int Arch Occup Environ health. 2009;82:1005-1013.

36. Bollen KA. Structural equations with latent variables. New york: John wiley and Sons; 1989.

37. Reinecke J. Strukturgleichungsmodelle in den Sozialwissenschaften [Structural equation modeling in social sciences]. München: Oldenbourg Verlag; 2005.

38. hu LT, Bentler PM. Cutoff criteria for fit indexes in covariance structure analysis: Conventional criteria versus new alternatives. Struct Equ Modeling. 1999;6(1):1-55.

39. zapf D, Dormann C, Frese M. Longitudinal studies in organizational stress research: A review of the literature with reference to methodological issues. J Occup Health Psychol. 1996;1(2):145-169.

40. Frese M, zapf D. Methodological issues in the study of work stress. In: Cooper CL, Payne R, editors. Causes, coping and consequences of stress at work. Chichester: John wiley and Sons; 1988.

41. Vancouver JB, Thompson CM, Tischner EC, Putka DJ. Two studies examining the negative effect of self-efficacy on performance. J Appl Psychol. 2002;87(3):506-516.

42. Beckers DGJ, van der Linden D, Smulders PGw, Kompier MAJ, van Veldhoven MJPM, van yperen Nw. working overtime hours: Relations with fatigue, work motivation, and quality of work. J Occup Environ Med. 2004;46(12):1282-1289.

43. Mathieu JE, Taylor SR. Clarifying conditions and decision points for media-tional type inferences in organizational behavior. J Organ Behav. 2006;27(8):1031-1056.

44. Maslach C, Leiter MP. Early predictors of job burnout and engagement. J Appl Psychol. 2008;93(3):498-512.

45. Cifre E, Salanova M, Rodríguez-Sánchez AM. Dancing between theory and practice: Enhancing work engagement through work stress intervention. hum Factors Ergon Manuf. In press.

Referencias complementarias:1. Podsakoff PM, MacKenzie SB, Lee Jy, Podsakoff NP. Common method biases in

behavioral research: A critical review of the literature and recommended remedies. J Appl Psychol. 2003;88(5):879-903.

2. Schaufeli w, Bakker AB. Defining and measuring work engagement: Bringing clarity to the concept. In: Bakker AB, Leiter MP, editors. work engagement. A handbook of essential theory and research. hove: Psychology Press; 2010. p.10-24.

REFERENCIAS

Page 28: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

200 200/207 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

INTRODUCCIÓN

Desde el comienzo de la década anterior, el constructo del Compromiso Laboral (Employee Engagement, EE, por sus siglas en

inglés), se ha convertido en un factor fundamental en el desarrollo del capital humano, dentro del contexto de la Psicología Organizacional Positiva. También se considera como una ventaja en orden de convertirse en una organización competitiva1. En este sentido, la literatura relacionada al EE indica que los trabajadores comprometidos con su trabajo están dispuestos a realizar un esfuerzo extra, tomar la iniciativa en el trabajo, generar su propio feedback positivo y buscar desafíos en su puesto laboral. Los trabajadores deberían ser agentes activos, comprometidos a un desempeño de alto nivel y que respondan de manera adecuada a los cambios1,3.En organizaciones que enfrentan cambios constantes y en un contexto de crisis financiera e innovación tecnológica, se les pide a los trabajadores que demuestren habilidad de adaptación y resi-liencia. De hecho, los trabajadores ideales deben ser proactivos,

Correspondencia / CorrespondenceFacultad de Estudios Sociales y del TrabajoComplejo de Estudios Sociales y ComercioAmpliación Campus Teatinos29071 Málaga, Españae-mail: [email protected].: 0034951952154Recibido: 05 de septiembre 2011 / Aceptado: 29 de septiembre de 2011

ABSTRACTThe study examines the incremental validity of emotional intelli-gence dimensions above and beyond core self-evaluations and posi-tive affectivity as predictors of employee engagement in both college students (N=347) and employees (N=344). Moreover, we test the potential role as mediators of emotional intelligence dimensions and positive affectivity in the relationship between core self-evaluations and engagement. The hierarchical regression and mediation analyses have shown the potential influence of emotional intelligence dimen-sions (clarity and repair) on vigor and dedication. Data of media-tional analyses revealed the mediator role of positive affectivity and emotional intelligence dimensions in the relationships between core self-evaluations-engagement (vigor and dedication). Results are discussed in the context of the relevance of personal resources in academic and organizational settings.

Key words: PERSONAL RESOURCES; ENGAGEMENT; MEDIATION ANALYSES; EMOTIONAL INTELLIGENCE.

RESUMENEl presente estudio examina el aumento de la validez en las dimen-siones de la inteligencia emocional más allá de las core self-evalua-tions (autoevaluaciones fundamentales) y la afectividad positiva como predictores del engagement laboral (compromiso laboral, EE por sus siglas en inglés) tanto en estudiantes universitarios (N=347) como en trabajadores (N=344). Además, probamos el rol potencial del las dimensiones de la inteligencia emocional y la afectividad positiva como mediadores en la relación entre las core self-evalua-tions y el engagement. Las regresiones jerárquicas y los análisis de mediación demostraron la influencia potencial de las dimensiones de la inteligencia emocional (claridad y reparación) sobre el vigor y la dedicación. Los datos de los análisis mediacionales revelaron el rol mediador de las dimensiones de la afectividad positiva y de la inteligencia emocional entre las core self-evaluations y el engage-ment (vigor y dedicación). Los resultados se discuten en el contexto de la relevancia de los recursos personales en un escenario acadé-mico y organizacional.

(Durán A, Extremera N, Rey L, 2011. La Contribución de Los Recursos Personales (Inteligencia Emocional, Core Self-evaluation y Afectividad Positiva) para el Engagement: Un Análisis en Estudiantes Universitarios y Trabajadores Españoles. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 200-207).

Palabras claves: RECURSOS PERSONALES, ENGAGEMENT, ANáLISIS DE MEDIACIóN, INTELIGENCIA EMOCIONAL.

Auxiliadora Durán1, Natalio Extremera2, Lourdes Rey3

1. PhD en Psicología, Departamento de Psicología Social. Universidad de Málaga, España.2. PhD en Psicología Social, Departamento de Psicología Social. Universidad de Málaga, España.3. PhD, Departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico. Universidad de Málaga, España.

La Contribución de Los Recursos Personales (Inteligencia Emocional, Core Self-Evaluation y Afectividad Positiva) para el Engagement: Un Análisis en Estudiantes Universitarios y Trabajadores EspañolesTHE CONTRIBUTION OF PERSONAL RESOURCES (EMOTIONAL INTELLIGENCE, CORE SELF-EVALUATIONS AND POSITIVE AFFECT) TO ENGAGEMENT: AN ANALySIS IN SPANISH COLLEGE STUDENTS AND EMPLOyEES

Page 29: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | La Contribución de Los Recursos Personales para el Engagement

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 200/207 201

autogestionados, responsables de su desempeño y desarrollo4. Es por esto que los trabajadores comprometidos laboralmente, son extremadamente valiosos en organizaciones competitivas.El EE está definido ampliamente como un estado de bienestar afectivo-motivacional, positivo, satisfactorio, persistente y pene-trante en relación al trabajo que se caracteriza por el: vigor, dedi-cación y la absorción5. Este estado mental no está enfocado a un objeto particular, evento, individuo o comportamiento, además los trabajadores engaged (comprometidos) demostrarán elevados niveles de energía, se sentirán entusiasmados por su trabajo y a menudo estarán comple-tamente abstraídos en sus labores. En este sentido, el vigor se caracteriza por la resiliencia al trabajar y la voluntad de realizar esfuerzos e incluso enfrentar adversidades. La dedicación no incluye solamente el entusiasmo, sino también la inspiración, el orgullo y el sentido de la importancia del trabajo que uno realiza. Por último, la absorción está asociada al estado en el cual el tiempo transcurre rápidamente, donde uno se siente atraído por el trabajo y es difícil dejar de realizarlo. Es por esto, que el fenómeno relacionado con el trabajo “engagement” también se analizó dentro de un contexto académico; para lo cual, la versión Work Engagement Scale-Student se ha desarrollado para extender la investigación a muestras con estudiantes. A pesar de que los estudiantes no son ni trabajadores ni tienen un empleo, desde un enfoque psicológico sus labores diarias podrían considerarse como “trabajo”. En este sentido, los estudiantes están engaged (compro-metidos) en estructuras, actividades coercitivas (como asistir a clases o realizar deberes) que están dirigidas a objetivos específicos (como pasar exámenes y finalmente lograr un título)6.Los resultados adaptativos de los trabajadores engaged pueden mostrar diferentes tipos de dominios como: satisfacción laboral y compromiso organizacional; buena salud mental y psicosomática, emociones positivas y bajo riesgo a presentar burnout; buen rendi-miento intra– y extrarrol; mayor motivación intrínseca, iniciativa personal o comportamiento proactivo; y la adquisición de los recursos del trabajo y personales. Para las organizaciones, los resul-tados adaptativos identificados incluyen la retención de los traba-jadores talentosos, una imagen corporativa positiva, rendimiento en la unidad de negocios, rentabilidad o calidad de servicio3,7,8.En este sentido, el engagement (compromiso) podría ser conside-rado como un índice de bienestar, tanto como para las organiza-ciones saludables como para sus trabajadores. El presente estudio analiza el fenómeno del engagement (como indicador de bienestar) en dos muestras diferentes: estudiantes universitarios y trabaja-dores. Además, se enfoca en los nexos del engagement con varios constructos dentro del dominio individual, tales como: La inteli-gencia emocional (EI, por sus siglas en inglés), el núcleo de autoevaluación (CSE, por sus siglas en inglés) y la afectividad posi-tiva (PA, también por sus siglas en inglés).

Recursos Personales como antecedentes de engagement: El Modelo de Demandas-Recursos LaboralesAl prestar atención a los antecedentes del engagement, el estudio empírico muestra asociaciones positivas entre el EE y los recursos del trabajo: Esto es, mientras más recursos se encuentren disponi-bles para los trabajadores, más probable es que los trabajadores se sientan engaged, particularmente en situaciones de alta exigencia laboral9. En este sentido, muchos recursos laborales se han identi-ficado como antecedentes de EE, como por ejemplo, asistencia social, feedback en el rendimiento, preparación, autonomía, control

del trabajo, instalaciones para realizar capacitaciones, variedad de labores y oportunidades para el desarrollo profesional1,10.A pesar de lo anterior, una tendencia que va en aumento, se ha enfocado en el estudio de los recursos del personal tipo estado como predictores de EE; en general, el estudio científico ha negado hasta cierto punto el rol de los recursos personales como determi-nantes potenciales de la adaptación de los trabajadores a ambientes laborales11. En este contexto, los recursos personales están conec-tados a la resiliencia y se describen como autoevaluaciones posi-tivas referidas al sentido de las personas de controlar e impactar sobre el entorno12, lo cual podría determinar la percepción de los individuos del entorno. En relación a lo anterior, el estudio empí-rico también ha demostrado que las autoevaluaciones positivas predicen aspectos del bienestar laboral, tales como fijación de objetivos, motivación, desempeño, satisfacción laboral y de vida13. En el presente, los recursos personales como la autoeficacia, autoestima basada en la organización, optimismo, resiliencia, o un estilo de copia activo, han sido reconocidos como cruciales para el bienestar psicológico y laboral de los individuos asociados al EE7,8. Efectivamente, tales recursos personales parecen ayudar a los trabajadores engaged a experimentar una cierta percepción de control efectivo sobre su entorno laboral14. Además, esta involu-cración del ser interno podría ser un prerrequisito para la expe-riencia del engagement. Los rasgos de la personalidad pueden influenciar la facilidad con la que los recursos personales se desa-rrollan. Como Van den Heuvel y otros4 señalaron, las personas con una extraversión elevada podrían ser más propensas a pensar de manera optimista, pero a pesar de los rasgos, es posible desarrollar estilos aclaratorios optimistas. Es así que ellos identificaron los recursos personales en el escenario organizacional como aspectos de la personalidad cognitivo-afectivos, de bajo orden; sistemas de desarrollo de pensamientos positivos acerca de uno mismo (autoestima, autoeficacia), y el mundo (es decir, el optimismo), el cual motiva y facilita el logro de objetivos, incluso al enfrentar la adversidad y el desafío. Los autores han propuesto un modelo de adaptación de los recursos personales, lo que sugiere una relación recíproca entre los recursos personales y los recursos/demandas laborales de los trabajadores. También los recursos personales pueden actuar ya sea como mediadores y moderadores al explicar la relación entre el entorno laboral y los logros, como el engage-ment laboral o el rendimiento adaptativo. Finalmente, a lo largo del tiempo se propone un impacto positivo del engagement laboral y el rendimiento adaptativo de los recursos personales.Xanthopoulou y otros7-8 han contribuido al desarrollo teórico del modelo Demandas-Recursos Laborales al proponer que los recursos personales juegan un rol vital en el proceso motivacional, ya que contribuyen al mismo, junto con las demandas y recursos laborales, y también expresan una variación única en agotamiento y EE. En este sentido, los trabajadores engaged tienden a reconocer fácil-mente, activar o crear recursos que faciliten la consecución de logros. En suma, los trabajadores que se sienten autoeficaces, valiosos y optimistas podrían concretar un entorno de trabajo pleno en recursos. Los recursos personales pueden ser promovidos por un entorno lleno de contenido y manejable, además podrían deter-minar cómo los individuos perciben o interpretan este entorno y cómo reaccionan ante el mismo. Adicionalmente, el EE está relacio-nado a los recursos personales-laborales a través del tiempo y a los recursos laborales que podrían implementar la disposición emocional del trabajador, para así ser más capaz de enfrentar los objetivos laborales.

Page 30: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Durán Auxiliadora et al.

202 200/207 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Variables del Estudio La afectividad positiva (PA, por sus siglas en inglés) se ha definido como el estado que refleja la medida en la que una persona se siente entusiasta, activa, alerta, mientras que la afectividad nega-tiva (NA, también por sus siglas en inglés) presenta estados de ánimo adversos, tales como furia, miedo, nerviosismo15. Medida como un estado, la afectividad se refiere a cómo una persona se siente en un momento dado, el rasgo de la afectividad es la tendencia de experimentar un estado afectivo particular a través del tiempo. La afectividad se ha relacionado con variables de salud subjetiva y objetiva. Judge y otros11 señalaron que la afectividad positiva es como una manifestación de bienestar subjetivo, consi-derada como un resultado del CSE (pero no de la afectividad negativa). Los individuos con alto puntaje en CSE son más propensos a experimentar emociones positivas frecuentemente, diferentes en percepción y motivación, comparados con otros que presentan un bajo puntaje en CSE. Como Schaufeli & Bakker16

señalan, con respecto a ser un recurso personal, la afectividad positiva incluye afectos similares, como engagement en el trabajo, pero en un nivel de disposición, más que en uno de estado. Esta distinción conceptual significa que los trabajadores que se carac-terizan por una afectividad positiva son más propensos a estar engaged con sus trabajos. En este sentido, Langelaan, Bakker, Van Doornen, & Schaufeli17 mostraron que el engagement laboral está positivamente relacionado a la extraversión, usualmente conside-rado como un indicador positivo de afectividad. Estudios empíricos también han demostrado que los alumnos que presentan un CSE elevado perciben su trabajo como más motivador (complejidad de la tarea) y experimentan sus mundos de manera más positiva (afectividad positiva)18. En estudios recientes, Weyhrauch, Culbertson, Mills, & Fullagar19 descubrieron que los individuos altamente engaged reportaron haber experimentado mayor afecti-vidad positiva y capital psicológico (autoeficacia, optimismo, esperanza y resiliencia).Las core self-evaluations (CSE, por sus siglas en inglés) son relativa-mente un nuevo constructo dentro de la personalidad de dominio: éstas reflejan la confianza en las capacidades propias (de controlar la vida propia), las competencias (rendimiento, enfrentar desafíos, perseverar y tener éxito) y un sentido general de que la vida resultará bien para uno13. Este rasgo amplio y latente de la personalidad es visto como la valoración final del valor propio, y está indicado por la autoestima, la autoeficacia generalizada, el locus de control, y el neuroticismo (bajo) (estabilidad emocional alta). Durante los últimos años, este constructo ha sido examinado mayormente dentro de un contexto organizacional, pero la investigación empírica incluye resultados cada vez más altos desde otras áreas20.Como un todo, la investigación empírica sugiere que los resultados de actitud y conducta se producen por condiciones alentadoras dentro del entorno, en combinación al temperamento apropiado por parte del trabajador, como el CSE. En suma a lo anterior, los individuos con altos niveles de CSE reportan niveles de estrés y conflictos más bajos (incluyendo los conflictos entre el trabajo y el hogar), son más exitosos en sus carreras, se enfrentan de una manera más efectiva a los contratiempos, presentan reacciones más constructivas al feedback, capitalizan de mejor forma las ventajas/oportunidades, y perciben mayores ingresos.Al igual que las core self-evaluations definen como un individuo se percibe a sí mismo, también tienen efecto sobre la percepción y evaluación de las situaciones por parte del individuo. El CSE ha emergido como un predictor válido o correlación entre los logros

afectivos y objetivos del trabajo, tales como satisfacción laboral y de vida, felicidad, rendimiento laboral o compromiso organiza-cional afectivo21,25. En estudios recientes, el CSE también mostró tener un efecto negativo muy fuerte en el estrés laboral perci-bido26, y una relación negativa con el burnout27. Al prestar aten-ción a los nexos que sostiene el engagement, Rich, Lepine, and Crawford28 demostraron que el engagement medía la relación entre el CSE y el rendimiento de tareas junto con el comporta-miento ciudadano organizacional.En suma al CSE, la inteligencia emocional (EI, por sus siglas en inglés) se ha posicionado como un área popular y creciente del estudio social29. Al seguir el enfoque de Mayer y Salovey’s30, la EI está definida como un grupo de habilidades interconectadas corres-pondientes a la habilidad de percibir de forma precisa, valorar y expresar emoción, la habilidad de acceder y/o generar sentimientos que facilitan el pensamiento, y a la habilidad de regular las emociones para promover el crecimiento emocional e intelectual.Bastantes estudios han demostrado que la EI está relacionada a diversos aspectos del bienestar positivo o a la adaptación psicoló-gica31 y a ser predictiva de conductas adaptativas, bienestar y salud32. La EI también ha sido propuesta como predictora de resul-tados relacionados al trabajo, tales como la satisfacción laboral33,34. Sin embargo, la investigación empírica ha dado resultados mixtos, al reportar una relación débil a modesta entre los razgos de la EI y la satisfacción laboral35,36. De manera similar, algunos estudios señalan que los trabajores emocionalmente inteligentes tienden a valorar más positivamente los eventos potencialmente estresantes, y enfrentan de mejor manera los efectos potencialmente dañinos del estrés37.Mientras que escasos estudios han analizado simultáneamente la influencia del CSE y la EI sobre los resultados, al parecer las medi-ciones de la EI podrían contribuir con algo único. En un estudio reciente, Kluemper38 descubrió que el rasgo EI podía predecir la adaptación, el estrés y la satisfacción de vida, al utilizar las dimen-siones del modelo de los Cinco Grandes y el CI controlado. A pesar de que los coeficientes de validez incremental se redujeron cuando el CSE y el deseo social se agregaron como variables de control al modelo, aun así el rasgo EI dio cuentas de un variación incre-mental significativa.Siguiendo la línea de Zeidner y otros29, quienes recomendaron buscar la variación explicada por la EI con respecto a los criterios convencionales y si la EI permanecía predictiva con los factores CI y personalidad controlados estadísticamente; en el presente estudio extendemos la investigación existente sobre CSE y EI, y buscamos determinar cómo estos constructos, junto a la PA, influencian el engagement de trabajadores y estudiantes. Como constructos rela-tivamente nuevos, la EI y el CSE deben ser analizados en orden de probar si éstos proporcionan variación adicional, de manera inde-pendiente a la predicción del bienestar personal y laboral. Considerando que los efectos del CSE pueden superponerse de alguna manera a los utilizados por la EI, además de descubrirse que el CSE, la EI, y la afectividad positiva se encuentran fuerte-mente asociados al bienestar, sería importante determinar la magnitud donde la influencia del CSE y la afectividad positiva sobre EE pueda ser distinguida de las influencias de la EI en estos indicadores de bienestar. Examinamos la validez incremental de la EI por sobre y más allá del CSE, junto con la afectividad positiva, como predictores del EE. Además, ponemos a prueba el rol poten-cial de las dimensiones de la EI y la afectividad positiva como mediadores en la relación entre CSE-EE.

Page 31: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | La Contribución de Los Recursos Personales para el Engagement

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 200/207 203

El presente estudioEl presente estudio tiene tres aristas: En primer lugar, buscamos probar la influencia potencial de CSE, EI y PA sobre el engagement (vigor y dedicación), en una muestra multidisciplinaria de trabaja-dores y otra de estudiantes universitarios. Además buscamos examinar la magnitud con la cual EI, como un constructo teórico distinto, justifica a EE más allá de la influencia de CSE, una dimen-sión de personalidad más amplia, y afectividad positiva. Finalmente, queremos explorar el rol de las dimensiones de EI y PA como media-dores entre el CSE y el engament. Para probar nuestra hipótesis, se realizaron una serie de regresiones jerárquicas y análisis de mediaciones. Dada la investigación previa de las variables que se incluyen en el estudio, se espera que las dimen-siones del EE estén fuertemente asociadas e influenciadas por el CSE, las dimensiones de EI y la afectividad positiva. Además, predecimos que las dimensiones de EI añadirán validez incremental significativa y única para predecir EE. Finalmente, la hipótesis que planteamos es una dimensión de EI significativa y un efecto mediador afectivo positivo entre CSE y engagement.

MéTODO

Participantes y procedimientoLa información se recolectó a partir de dos muestras: un equipo multidisciplinario de trabajadores (N=344); 45,1% masculino/54,9% femenino; edad promedio: 33,02 años (I.M.=10,92) y una muestra de estudiantes universitarios (N=347); 32,9% masculino/67,1% feme-nino; edad promedio: 20,96 años (I.M.=2,49). Los participantes del estudio constituyen una amplia variedad de carreras universitarias y actividades laborales. En orden de obtener una generalización mayor en nuestros resultados, estos participantes fueron reclutados utili-zando la técnica bola de nieve, una técnica de muestreo no probabi-lístico, en la cual los estudiantes reclutan a sus amigos y familia de manera voluntaria. Esta técnica nos permite recolectar una muestra más amplia y general desde el contexto de la universidad. También, se les solicitó a los estudiantes de turismo que participaran en una investigación relacionada a las actividades de ocio como opción voluntaria en su curso de psicología. Ellos estuvieron a cargo de reclutar a otros estudiantes y trabajadores para participar en el estudio. Previamente, para completar el cuestionario, se le informó a todos los participantes los puntos confidenciales del mismo. Aunque la parcialidad del muestreo es un posible contratiempo de este método39, las instrucciones del cuestionario fueron precisas para minimizar este tipo de problemas tanto como fuese posible.

Tabla 1.Valores descriptivos y alfas de Cronbach. Muestra de estudiantes Muestra de trabajadores N=347 N=344 Promedio SD a Promedio SD a RangoCore Self-Evaluations 3,43 0,58 0,69 3,51 0,58 0,80 1-5Atención 3,66 0,66 0,85 3,52 0,75 0,75 1-5Claridad 3,64 0,61 0,83 3,67 0,63 0,82 1-5Reparación 3,57 0,69 0,84 3,63 0,71 0,76 1-5Afectividad Positiva 3,45 0,61 0,74 3,37 0,68 0,84 1-5Vigor 3,75 1,14 0,81 4,32 1,15 0,79 0-6Dedicación 4,28 1,19 0,86 4,12 1,40 0,85 0-6Absorción 3,49 1,32 0,85 3,79 1,38 0,82 0-6

SD (Sample Data): Datos de la Muestra.

MaterialesSe considera la Trait Meta-Mood Scale (TMMS, por sus siglas en inglés)40 para representar la EI. La escala presenta tres factores que proveen resultados independientes: atención a los sentimientos (la habilidad de monitorear las emociones); claridad de los sentimientos (relacionada a la habilidad de discriminar entre las diferentes emociones); y la reparación emocional (relacionada a la habilidad de regular estados de ánimo no placenteros o mantener estados de ánimo placenteros). Utilizamos la bien validada versión corta espa-ñola del TMMS41 (Ítem de ejemplo: Siempre puedo expresar lo que siento). La escala tiene un universo de 5 ítems, que van desde 1 (nunca) a 5 (muy a menudo). Esta versión incluye 24 ítems de la versión original (ocho por cada subescala) demostrando consistencia interna aceptable, junto a una satisfactoria fiabilidad de evaluación y revaluación.Escala de Afecto Positivo y Negativo (PANA, por sus siglas en inglés15; Versión española42. La escala de 20 ítems comprende dos modos, uno que mide los afectos positivos (10 adjetivos de emociones positivas: felicidad, alegría, etc.) y otro modo que mide los afectos negativos (10 adjetivos de emociones negativas: ira, depresión, etc.). La escala tiene un universo de 5 ítems, que van desde 1 (casi nada o nada) a 5 (extremadamente) para indicar si el individuo que responde se ha sentido de dicha forma en el lapso de tiempo señalado. Un puntaje mayor en los ítems de PA, indican una afectividad más posi-tiva, o las magnitudes en las que el individuo se siente entusiasta, activo y alerta. Por el contrario, un puntaje elevado en NA, indica una afectividad más negativa, o la magnitud en la que el individuo pasa por estados de ánimos aversivos y de angustia en general. Watson y otros15 reportaron coeficientes alfas de Cronbach para varios de los períodos de referencia. En el caso de los períodos gene-rales, el alfa fue 0,88 para PA y 0,87 para NA. En este estudio apli-camos la subescala de PA.

Escala de Autoevaluaciones Centrales (CSES, por sus siglas en inglés)43

La CSES es una escala de 12 ítems desarrollada para medir el factor autoevaluativo subyacente a lo largo de los cuatro rasgos más espe-cíficos: autoestima, autoeficacia generalizada, neurotismo y locus de control. Ejemplo de lo que incluyen estos ítems: “A veces cuando pierdo siento que no valgo nada”, “En general, me siento satisfecho conmigo”. La escala tiene un universo de 5 ítems, que van desde 1 (muy en desacuerdo) a 5 (muy de acuerdo).La Utrecht Work Engagement Scale (UWES, por sus siglas en inglés5; versión española)44. Esta escala incluye 15 ítems, los cuales miden tres dimensiones del engagement: vigor (“Estoy lleno de energía en el trabajo”), dedicación (“Siento que mi trabajo está lleno de sentido y propósito) y absorción (“Cuando estoy trabajando, me olvido de todo lo demás”). La escala tiene un universo de 7 ítems, que van desde 0 (nunca) a 6 (todos los días). Para la muestra de estudiantes, la escala incluye ítems relacionados a sus actividades académicas (UWES-S)45. La UWES demostró buenos índices de consistencia interna entre 0,68 a 0,915.

RESULTADOS

Análisis DescriptivoLa Tabla 1 muestra los medios, las desviaciones estándar y los alfas de Cronbach para todas las variables del estudio. Los índices de correlaciones están incluidos en la Tabla 2.

Page 32: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Durán Auxiliadora et al.

204 200/207 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

De manera consistente con las investigaciones anteriores, el CSE muestra una relación muy estrecha con las dimensiones-constructos que se incluyen en el presente estudio. Los índices de correlación no son significativos para la atención y la absorción (muestra de estu-diantes). Estos bajos, hasta moderados índices van desde r=0,11 (p< 0,05) para vigor (muestra de estudiantes) hasta r=0,54 (p< 0,01) para PA (muestra de trabajadores). Los índices más elevados se obtuvieron entre CSE-PA y CSE-reparación. Para la inteligencia emocional, la claridad y reparación presentaron los índices de correlación más elevados con PA (claridad r=0,21/0,35; reparación r=0,24/0,37; p< 0,01), para las muestras de estudiantes y trabajadores. Como se espe-raba, las dimensiones del engagement demostraron índices de correla-ción moderados y altos entre ellos, desde r=0,56 a r=0,69 (p< 0,01).

Análisis de regresión jerárquicaLos análisis de regresión jerárquica están resumidos en la Tabla 3. Estos análisis incluyen las dimensiones fundamentales del engage-ment (vigor y dedicación) y EI (claridad y reparación). Para analizar la utilidad predictiva de EI en respuesta a la variación en vigor y dedicación más allá de lo que se explica CSE y PA, realizamos una serie de análisis de regresión jerárquica para cada uno de los criterios de medición. Inicialmente, el sexo y la edad se ingresaron en los análisis de regresión como variables de control; los CSE se ingresaron como un segundo paso, y PA como un tercero. Las dimensiones de la inteligencia emocional, se ingresaron como un bloque en el cuarto paso.En relación al vigor, un total de 9,1% (estudiantes) y 15,5% (trabaja-dores) de estas variaciones se explicaron. Los estudiantes que repor-taron un grado mayor de PA, como también los que obtuvieron habilidades mayores en reparación emocional, lograron mayor puntaje en vigor. Para los trabajadores, que mostraron un mayor nivel de CSE, como también los trabajadores con una habilidad perci-bida mayor en la distinción de los estados emocionales (claridad), lograron mayor puntaje en vigor. El sexo y la edad demostraron igualmente una influencia estadísticamente superior en el nivel de vigor.Para predecir la dedicación, un total de 9,2% (estudiantes universita-rios) y 6,7% (trabajadores) de estas variaciones se explicaron. En este sentido, los estudiantes que presentaron un grado mayor de PA y

Tabla 2.Índice de correlación (r Pearson). 1 2 3 4 5 6 71. Core Self-Evaluations - 2. Atención -0,10 - -0,14** 3. Claridad 0,18* 0,18** - 0,33** 0,24** 4. Reparación 0,33** -0,007 0,30** - 0,42** 0,07 0,40** 5. Afectividad Positiva 0,39** 0,09 0,21** 0,24** - 0,54** 0,01 0,35** 0,37** 6. Vigor 0,11* -0,10 0,14** 0,19** 0,21** - 0,26** 0,14** 0,31** 0,23** 0,25** 7. Dedicación 0,13* -0,02 0,10 0,19** 0,22** 0,62** - 0,17** 0,24** 0,18** 0,12* 0,21** 0,66** 8. Absorción 0,06 0,01 0,20** 0,17** 0,15** 0,69** 0,65** 0,12* 0,20** 0,17** 0,07 0,17** 0,56** 0,69**

Estudiantes: primera líneaTrabajadores: segunda línea, en cada variable/dimensión.**p< 0,01//* p< 0,05

habilidades elevadas de reparación emocional, en conjunto con los trabajadores que mostraron niveles elevados de PA, obtuvieron mayor puntaje en dedicación.En suma a lo anterior, se descubrió que las dimensiones de EI expli-caban una cantidad significativa de variaciones en EE (que van desde DR2 0,021 hasta 0,043 p< 0,01) para las muestras de estudiantes y trabajadores. Sólo para predecir la dedicación en los trabajadores se detectó que las dimensiones de EI no explicaban una cantidad signi-ficativa de variaciones (DR2 0,008 p > 0,05).

Análisis mediacionalSe realizó una serie de regresiones para probar cada una de las rela-ciones mediacionales de acuerdo a los criterios que especificaron Baron y Kenny46: Primero, la variable predictora (CSE) se debe rela-cionar a la variable mediadora (PA/claridad/reparación). Segundo, la variable predictora se debe relacionar a la variable de resultado (vigor/dedicación). Tercero, la variable mediadora se debe relacionar a la variable de resultado. Cuarto, luego de controlar los logros del mediador sobre los resultados, la relación entre el predictor y el resul-tado deben ser significativamente menores. Para determinar si la reducción se puede considerar significativa, se utilizó el test de Sobel47.De esta manera, de acuerdo a los criterios de tener una reducción en la relación entre el predictor y la variable dependiente, a un nivel no significativo, para los resultados de los estudiantes universitarios indicó una mediación completa por cinco relaciones mediacionales. Esto significa que la afectividad positiva y la reparación mediaron completamente la relación entre CSE y dos dimensiones del engage-ment; mientras que la claridad medió completamente la relación entre el CSE y el vigor.Para los trabajadores, la claridad medió parcialmente la relación entre las dimensiones de CSE y EE, mientras que la habilidad en repara-

Muestra de estudiante Muestra de trabajadores R2 b ΔR2 R2 b ΔR2

VIGOR 9,1% 15,5% Paso 1 0,018* 0,019* Sexo 0,125* 0,062 Edad 0,093 0,124*Paso 2 0,017* 0,076** Core Self-evaluations 0,006 0,130*Paso 3 0,033** 0,018* Afectividad positiva 0,167** 0,099Paso 4 0,024** 0,043** Reparación 0,126** 0,049 Claridad 0,080 0,211** DEDICACIÓN 9,2% 6,7% Paso 1 0,014 0,001 Sexo 0,129* 0,052 Edad - 0,022 - 0,036Paso 2 0,022** 0,039** Core Self-evaluations 0,182** 0,092Paso 3 0,035** 0,019* Afectividad Positiva 0,025 0,141*Paso 4 0,021** 0,008 Reparación 0,155** - 0,011 Claridad -------- 0,102

Tabla 3.Análisis de regresión jerárquica.

**p< 0,01//*p< 0,05

Page 33: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | La Contribución de Los Recursos Personales para el Engagement

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 200/207 205

ciones emocionales es un mediador parcial de la influencia que tiene CSE sobre el vigor. Finalmente, la afectividad positiva fue un mediador parcial entre la relación de CSE y vigor, pero medió completamente la relación entre CSE y dedicación.

DISCUSIÓN

El propósito del presente estudio fue analizar la relación entre el engagement y diversos constructos dentro del dominio individual en dos diferentes muestras: estudiantes universitarios y trabajadores. Los principales intereses del este estudio yacen en el rol predictivo de la inteligencia emocional (EI), las autoevaluaciones fundamentales (CSE) y la afectividad positiva (PA) como recursos personales. El estudio se centró específicamente en la validez incremental de las dimensiones de EI para predecir el engagement más allá de lo que CSE y PA explican; y el rol de las dimensiones de EI y PA como variables de mediación en la relación CSE-EE.Como un todo, el estudio brinda respaldo a las fuentes individuales que destacan el rol de la personalidad y la emoción como predictores de bienestar48. En adición, la información apoya la validez incre-mental de constructos relativamente nuevos, como la EI con respecto a una dimensión de la personalidad más amplia como la de CSE. En línea con estudios previos38, nuestros hallazgos sugieren que a pesar de que EI y CSE están relacionados, podrían reflejar de manera parcial procesos diferentes. Por extensión, los resultados indican la

importancia de las emociones y la afectividad en un escenario orga-nizacional y académico. Más específicamente, las autoevaluaciones fundamentales resultaron ser una variable de antecedentes relevantes para el vigor de los traba-jadores, en conjunto con la claridad, mientras PA es el único antece-dente significativo de la dedicación del trabajador. En este sentido, PA figura como un antecedente relevante para la dedicación tanto de los estudiantes universitarios como de los trabajadores. Conjuntamente, las dimensiones de EI probaron su validez incremental sobre y más allá de CSE y PA, con la excepción del modelo de regresión final para la dedicación del trabajador. Es decir, los estudiantes universitarios implementaron sus habilidades de control emocional al dirigir dichas emociones hacia actividades constructivas y de desarrollo personal, y los que se sienten entusiastas, activos y alerta, podrían estar más vigorosamente abstraídos en sus labores académicas diarias.Como señalaron Xanthopoulou y otros8, las organizaciones deben entender que el trabajo y los recursos personales guían hacia una fuerza de trabajo engaged, que parece movilizar recursos adicionales. Las políticas de los recursos personales deberían enfocarse en crear entornos laborales plenos en recursos y en programas de capacita-ción que refuercen las autoconvicciones positivas de los trabajadores. Las organizaciones deberían evitar las exigencias laborales exhaus-tivas y prestar atención al hecho de que empoderar los recursos personales de los trabajadores también puede ser rentable. Los recursos personales como CSE, PA y EI parecen ser herramientas útiles para promover el EE y su mejoramiento podría llegar a ser muy importante en la agenda organizacional. Las diferentes áreas como selección de soporte, liderazgo, distribución de labores estresantes, etc., podrían verse beneficiadas.Al enfocarse en programas de intervención en los escenarios acadé-mico y laboral, se podría incrementar el engagement, incrementando la claridad y la reparación emocional, a través de estrategias de regu-lación. En este sentido, Salovey et al40 propusieron que mejorar las convicciones en donde las emociones se pueden entender y regular, podría ayudar a que las personas perciban sus emociones de manera menos amenazante y, consecuentemente, incrementar los niveles de bienestar. De esta manera, las intervenciones psicológicas positivas, que se enfocan en promover CSE y en enseñar a los individuos métodos útiles de regular sus emociones y mantener los estados placenteros, podría contribuir a una percepción más feliz de la vida y a unos niveles más elevados de vigor y dedicación en sus trabajos.Debemos destacar algunas limitaciones de nuestra investigación. Primero, el estudio se realizó con mediciones autoreportadas, por lo que es probable que la conveniencia social pudiese presentar respuestas influenciadas. Además, las mediciones autoreportadas como la TMMS sólo evalúan las dimensiones emocionales autoper-cibidas, y sería de beneficio incluir mediciones de rendimiento emocional para así reducir el problema de las variaciones de método común con resultados variables. Lo más apropiado para futuras investigaciones sería la aplicación de un enfoque combinado para predecir EE. Otro factor importante es el uso de un diseño transversal, el cual necesariamente limita nuestras conclusiones debido al hecho de que no es posible determinar la dirección de causalidad.Sin embargo, nuestros resultados respaldan la idea en cuanto a que el desarrollo de programas de entrenamiento académico y organiza-cional deben considerar las dimensiones esenciales de CSE, tales como autoestima o autoeficacia generalizada, como también habili-dades de EI o PA, para incrementar el engagement laboral/académico y así, contribuir al mejoramiento del bienestar del trabajador y estu-

Estudiantes Trabajadores R2 b p Z R2 b p Z Sobel test Sobel testPA como MediadorVIGOR CSE 1,4% 0,118 0,029 -- 7% 0,265 0,000 2,39* CSE 1,4% 0,041 0,384 -- 6,9% 0,179 0,004 Afectividad Positiva 4,6% 0,195 0,001 -- 8,6% 0,153 0,015 DEDICACIÓN CSE 1,9% 0,137 0,012 -- 3,2% 0,179 0,001 -- CSE 1,9% 0,050 0,384 -- 3,1% 0,085 0,182 -- Afectividad Positiva 5,7% 0,215 0,000 -- 5,1% 0,167 0,009 --Reparación como MediadorVIGOR CSE 1,4% 0,118 0,029 -- 7% 0,265 0,000 2,44* CSE 1,4% 0,060 0,288 -- 7% 0,203 0,000 Reparación 4% 0,172 0,003 -- 8,8% 0,147 0,011 DEDICACIÓN CSE 1,9% 0,137 0,012 -- 3,2% 0,179 0,001 // CSE 1,9% 0,081 0,155 -- 3,2% 0,156 0,009 // Reparación 4,3% 0,165 0,004 -- 3,5% 0,056 0,347 //Claridad como Mediador VIGOR CSE 1,4% 0,118 0,029 -- 7% 0,265 0,000 3,80** CSE 1,4% 0,094 0,086 -- 7% 0,179 0,001 Claridad 3,1% 0,131 0,017 -- 12,8% 0,256 0,000 DEDICACIÓN CSE -- -- -- // 3,2% 0,179 0,001 2,19* CSE -- -- -- // 3,5% 0,143 0,012 Claridad -- -- -- // 5% 0,132 0,021

Tabla 4.Análisis Mediacional.

**p< 0,01//*p< 0,05

Page 34: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Durán Auxiliadora et al.

206 200/207 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

diante. Aunque en el lugar de trabajo y en contextos académicos hay muchos factores que se encuentran fuera del control individual, el desarrollo de programas de capacitación (los cuales ayudan a los trabajadores y estudiantes a entender sus propias emociones y reparar las mismas) junto con cambios académicos y organizacio-nales (los que promueven mayor dedicación y sentimientos de vigor), obedecen a intervenciones complementarias y útiles para incre-mentar el bienestar psicológico de los trabajadores y estudiantes. Estas sugerencias se pueden aplicar especialmente en un contexto universitario, donde las reformas en curso tendrán un gran impacto en la educación superior europea. Estos cambios incluyen altera-ciones en la estructura de las carreras o el creciente interés en los nexos entre educación superior, investigación e innovación; partici-pación equitativa y aprendizaje de por vida, etc. La innovación en los

1. Bakker AB, Schaufeli wB. Positive organizational behavior: Engaged employees in flourishing organizations. J Organ Behav. 2008; 29:147-154.

2. Salanova M, Schaufeli, wB. A cross-national study of work engagement as a mediator between job resources and proactive behavior. Int J hum Resour Man. 2008;19(1): 116-131.

3. Schaufeli wB, Salanova M. Enhancing work engagement through the mana-gement of human resources. In: Näswall K, Sverke M, hellgren J, editors. The individual in the changing working life. Cambridge: Cambrigde University Press; 2008. pp. 380-404

4. Van den heuvel M, Demerouti E, Bakker AB, Schaufeli wB. Personal resources and work engagement in the face of change. In: houdmont J, Leka S, editors. Contemporary occupational health psychology: Global perspectives on research and practice. Chichester: John wiley & Sons; 2010. pp. 124-150

5. Schaufeli wB, Salanova M, González-Romá V, Bakker AB. The measurement of engagement: a confirmative analytic approach. J happiness Stud. 2002; 3:71-92.

6. Schaufeli wB, Salanova M. Efficacy or inefficacy, that’s the question: Burnout

and work engagement, and their relationships with efficacy beliefs. Anxiety Stress Copin. 2007; 20(2):177-196.

7. Xanthopoulou D, Bakker AB, Demerouti E, Schaufeli wB. The Role of Personal Resources in the Job Demands-Resources Model. Int J Stress Manage. 2007;14(2):121-141.

8. Xanthopoulou D, Bakker AB, Demerouti E, Schaufeli wB. Reciprocal relations-hips between job resources, personal resources, and work engagement. J Vocat Behav. 2009;74: 235-244.

9. halbesleben JR. A meta-analysis of work engagement: Relationships with burnout, demands, resources and consequences. In: Bakker AB, Leiter MP, editors. work engagement: The handbook of essential theory and research. New york: Psychology Press; 2010. pp.102-117

10. Schaufeli wB, Bakker AB. Job demands, job resources, and their relationship with burnout and engagement: A multi-sample study. J Organ Behav. 2004; 25: 293-315.

11. Judge TA, Locke EA, Durham CC. The dispositional causes of job satisfaction: A core evaluations approach. Res Organ Behav. 1997; 19:151-188

REFERENCIAS

métodos de enseñanza demandará que los estudiantes sigan apren-diendo durante toda su vida personal y profesional, además de desa-rrollar nuevas habilidades. En este nuevo contexto académico, también será necesario construir engagement.A pesar de que la evidencia empírica ha confirmado una estrecha relación entre los constructos de la personalidad y bienestar, no se debería asumir que el bienestar es un aspecto inalterable del carácter propio. De hecho, los rasgos de disposición podrían interactuar con los aspectos flexibles de la regulación de emociones y, como resul-tado, la gente experimentaría un juicio distinto en relación al bien-estar. En dicho sentido, los individuos podrían ser capaces de adquirir habilidades de reparación emocional, dadas las similitudes entre la reparación emocional y otras técnicas como reajuste emocional o estilos de optimismo aprendido.

Page 35: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | La Contribución de Los Recursos Personales para el Engagement

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 200/207 207

12. hobfoll SE, Johnson RJ, Ennis N, Jackson AP. Resource loss, resource gain, and emotional outcomes among inner city women. J Pers Soc Psychol. 2003; 84:632-643.

13. Judge TA, Van Vianen AE, De Pater I. Emotional stability, core self-evaluations, and job outcomes: A review of the evidence and an agenda for future research. hum Perform. 2004; 17:325-346.

14. Luthans F, Norman SM, Avolio BJ, Avey JB.The mediating role of psychological capital in the supportive organizational climate—employee performance rela-tionship. J Organ Behav. 2008; 29:219-238.

15. watson D, Clark LA, Tellegen A. Development and validation of brief measures of positive and negative affect: The PANAS scales. J Pers Soc Psychol. 1988; 54(6):1063-1070.

16. Schaufeli wB, Bakker AB. The conceptualization and measurement of work engagement. In: AB Bakker MP Leiter, editors. work engagement: A handbook of essential theory and research. New york: Psychology Press; 2010. pp.10-24

17. Langelaan S, Bakker AB, Van Doornen LJ, Schaufeli wB. Burnout and work engagement: Do individual differences make a difference? Pers Indiv Differ. 2006;40:521–532.

18. Gardner DG, Pierce JL. The Core Self-evaluation Scale: Further Construct Validation Evidence. Educ Psychol Meas. 2009;70:291-304.

19 weyhrauch wS, Culbertson SS, Mills MJ, Fullagar CJ. Engaging the Engagers: Implications for the Improvement of Extension work Desing. Journal of Extension [on line]. 2010 [cited dec 2011]; 48(3)1-11. Available from: http://www.joe.org/joe/2010june/pdf/JOE_v48_3a5.pdf

20. Tsaousis I, Nikolau I, Serdaris N, Judge TA. Do the core self-evaluations mode-rate the relationship between subjective well-being and physical and psycho-logical health? Pers Indiv Differ. 2007;42:1441-1452.

21. Bono JE, Judge TA. Core self-evaluations: A review of the trait and its role in job satisfaction and job performance. Eur J Personality. 2003;17:5-18.

22. Judge TA, Bono JE. Relationship of core self-evaluations traits—self-esteem, generalized self-efficacy, locus of control, and emotional stability—with job satisfaction and job performance: A metaanalysis. J Appl Psychol. 2001;86:80-92.

23. Judge TA, Locke EA, Durham CC, Kluger AN. Dispositional effects on job and life satisfaction: The role of core evaluations. J Appl Psychol. 1998;83:17-34.

24. Piccolo RE, Judge TA, Takahashi K, watanabe N, Locke EA. Core self-evaluations in Japan: relative effects on job satisfaction, life satisfaction and happiness. J Organ Behav. 2005;26:965-984.

25. Stumpp T, hülsheger UR, Muck PM, Maier Gw. Expanding the link between core self-evaluations and affective job attitudes. Eur J work Organ Psychol. 2009;18(2):148-166.

26. Brunborg GS. Core Self-Evaluations. A Predictor Variable for Job Stress. Eur Psycholog. 2008;13(2):96-102.

27. Best RG, Stapleton LM, Downey RG. Core self-evaluations and job burnout: The test of alternative models. J Occup health Psychol. 2005;10:441-451.

28. Rich BL, Lepine JA, Crawford ER. Job Engagement: Antecedents and effects on Job performance. Acad of Manage J. 2010;53(3):617-635.

29. zeidner M, Matthews G, Roberts RD. Emotional Intelligence in the workplace: A Critical Review. Appl Psychol: Int Rev. 2004;53(3):371–399.

30. Mayer JD, Salovey P. what is emotional intelligence? In: Salovey P, Sluyter D, editors. Emotional development and emotional intelligence: Implications for educators. New york: Basic Books; 1997.pp.3-31.

31. Mayer J, Roberts R, Barsade SG. human Abilities: Emotional Intelligence. Annu Rev Psychol. 2008;59:507-536.

32. heck GL, Van den Oudsten BL. Emotional intelligence: Relationship to stress, health, and well-being. In: Vingerhoets A, Nyklicek I, Denollet J, editors.

Emotion regulation: Conceptual and clinical issues. New york: Springer; 2008. pp. 97-121.

33. Daus CS, Ashkanasy NM. The case for the ability-based model of emotional intelligence in organizational behaviour. J Organ Behav. 2005;26:453-466.

34. Van Rooy DL, Viswesvaran C. Emotional intelligence: A meta-analytic investi-gation of predictive validity and nomological net. J Vocat Behav. 2004;65(1):71-95.

35. Kafetsios K, Loumakou M. A comparative evaluation of the effects of trait emotional intelligence and emotion regulation on affect at work and job satis-faction. Int J Work Organ Emot. 2007;2(1):71-87.

36. Lopes PN, Grewal D, Kadis J, Gall M, Salovey P. Evidence that emotional intelli-gence is related to job performance and affect and attitudes at work. Psicothema. 2006;18(1):132-138.

37. Gerits L, Derksen J, Verbruggen A. Emotional Intelligence and Adaptive Success of Nurses Caring for People with Mental Retardation and Severe Behavior Problems. Ment Retard. 2004;42(2):106-121.

38. Kluemper Dh. Trait emotional intelligence: The impact of core-self evaluations and social desirability. Pers Indiv Differ. 2008;44:1402-1412.

39. hendricks VM, Blanken P. Snowball sampling: theoretical and practical consi-derations. In: hendricks VM, Blanken P, Adriaans N, editors. Snowball Sampling: A Pilot Study on Cocaine Use. Rotterdam, the Netherlands: Instituut Voor Onderzoek IVO; 1992. pp.17-35

40. Salovey P, Mayer JD, Goldman SL, Turvey C, Palfai TP. Emotional attention, clarity, and repair: Exploring emotional intelligence using the Trait Meta-Mood Scale. In: Pennebaker Jw, editors. Emotion, disclosure and health .washington, DC: American Psychological Association; 1995. pp.125-154

41. Fernández-Berrocal P, Extremera N, Ramos N. Validity and reliability of the Spanish modified version of the Trait Meta-Mood Scale. Psychol Rep. 2004; 94:47-59.

42. Sandín B, Chorot R, Lostao L, Joiner TE, Santed MA, Valiente RM. Escalas PANAS de afecto positivo y negativo: Validación factorial y convergencia transcultural. Psicothema.1999;2:37-51.

43. Judge TA, Erez A, Bono J, Thoresen CJ. The Core Self-Evaluations Scale (CSES): Development of a measure. Person Psychol. 2003; 56:303-331.

44. Salanova M, Schaufeli wB, Llorens S, Peiró JM, Grau R. Desde el burnout al engagement: ¿una nueva perspectiva?. Rev Psicol Trab Organ. 2000;16(2):117-134.

45. Schaufeli wB, Bakker AB. UwES – Utrecht work Engagement Scale Preliminary Manual [on line]. 2003[cited dec 2011]. Available from: http:// www.schaufeli.com.

46. Baron RM, Kenny DA. The moderator-mediator variable distinction in social psychological research: Conceptual, strategic, and statistical considerations. J Person Soc Psychol 1986;51:1173-1182.

47. Sobel ME. Asymptotic confidence intervals for indirect effects in structural equation models. In: Leinhardt S, editor. Sociological Methodology. washington, DC: American Sociological Association; 1982. pp. 290-312.

48. Judge TA, hurst C. The benefits and possible costs of positive core self-evalua-tions: A review and agenda for future research. In: Nelson D, Cooper CL, editors. Positive organizational behavior . London: Sage Publications; 2007. pp. 159-174

Referencias complementarias:1. Judge TA. Core Self-Evaluations and work Success. Current Directions in

Psychological Science. 2009;18(1):58-62.2. Seligman ME. Learned Optimism. 2nd ed. New york: Simon and Schuster;

1998.

Page 36: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

208 208/216 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Correspondencia / Correspondence:Viviola Gómez Departamento de Psicología, Universidad de los Andes, Bogotá, ColombiaCarrera 1 Este No 18 A-10 Tel.: (57-1) 3324365 o (57-1) 3164318286Fax: (57-1) 3324365Recibido: 10 de agosto 2011 / Aceptado 28 de septiembre 2011

Viviola Gómez Ortiz1, Lyria Esperanza Perilla Toro2

1. Psicóloga, PhD, Profesora Asociada del Departamento de Psicología de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia.2. Psicóloga, MA, Estudiante de Doctorado de Psicología de la Universidad de los Andes, Bogotá, Colombia.

Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos: Validación del Modelo Demanda-Control y del Instrumento Job Content Questionnaire (JCQ)wORK TENSION IN SEVERAL COLOMBIAN OCCUPATIONAL GROUPS: VALIDATION OF ThE DEMAND-CONTROL MODEL AND THE JOB CONTENT QUESTIONNAIRE (JCQ) INSTRUMENT

ABSTRACTNowadays, two models are usually used to evaluate psychosocial factors at work (PFW): The Demand-Control-Support Social model, and the Effort-Reward Imbalance model (ERI). Since the models and instruments were created and applied on developed countries, there are still questions about its properties in developing countries. In this study, a Spanish version of the JCQ was evaluated. In Colombia, several studies were carried out using self-managed questionnaires, in an occupational mixed group of 1805 participants, subdivided into 4 groups. The average and standard deviations were compared among the Colombian workers and among them and average of studies in other countries. The internal consistency was analyzed through Cronbach's alpha coefficient; the factorial validity, through factorial exploratory analysis; the concurrent validity was calculated by correlating the work tension indicator of JCQ with ERI’s effort/reward ratio; the predictive validity, using correlations with a health indicator (general health questionnaire). The psychometric proper-ties of the Spanish version of the JCQ with the Colombian samples are acceptable and comparable to those described in the original English version and other languages and countries. The evaluated version in this study proved reliability in acceptable levels for the PFW measure, although the improvement of some items is required.

Key words: OCCUPATIONAL HEALTH, WORKPLACE HAZARDS, RISK MEASUREMENT.

RESUMENActualmente se suelen utilizar dos modelos para evaluar factores psicosociales en el trabajo (FPT): el modelo Demanda-Control-Apoyo Social y el modelo desbalance Esfuerzo-Recompensa (ERI). Debido a que los modelos e instrumentos fueron desarrollados y aplicados fundamen-talmente en países desarrollados, aún hay preguntas sobre sus propie-dades en países en desarrollo. En este estudio se evaluó una versión en español del JCQ (Job Content Questionnaire). En Colombia, se llevaron a cabo varios estudios con cuestionarios autoadministrados, en un grupo ocupacional mixto de 1805 participantes, compuesto por cuatro subgrupos. Se compararon las medias y desviacion estándar entre los grupos de trabajadores colombianos y entre estos y promedios de estu-dios en otros países. La consistencia interna fue analizada a través del coeficiente alfa de Cronbach; la validez factorial, a través de un análisis factorial exploratorio; la validez concurrente fue calculada correlacio-nando el indicador de tensión laboral del JCQ con la razón esfuerzo/recompensa del ERI; la validez predictiva, usando correlaciones con un indicador de salud (Cuestionario General de Salud). Las propiedades psicométricas de la versión del JCQ en español con muestras colombia-nas son aceptables y comparables a aquellas descritas para la versión original en inglés y otros idiomas y países. La versión evaluada en este estudio probó ser confiable en niveles aceptables para la medición de FPT, aunque se requiere mejorar algunos ítems.

(Gómez V, Perilla L, 2011. Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos: Validación del Modelo Demanda-Control y del Instrumento Job Content Questionnaire (JCQ). Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 208-216).

Palabras claves: SALUD LABORAL, RIESGOS LABORALES, MEDICIóN DE RIESGO.

INTRODUCCIÓN

La percepción persistente de un desbalance entre demandas y recursos disponibles para sobrellevarlas es definida como estrés, un fenómeno que usualmente facilita el desarrollo de dificultades de

salud. En el contexto ocupacional internacional, se usan actual-mente dos modelos para evaluar los factores psicosociales en el trabajo, los cuales parecen ser algunas de las más importantes causas de estrés laboral: El modelo Demanda-Control-Apoyo Social (DCA)1,2 y el modelo Desbalance Esfuerzo-Recompensa (DER)3.La mayor parte de la investigación ha sido desarrollada con base en estas aproximaciones teóricas y los instrumentos respaldados por ellos. Sin embargo, debido a que los modelos e instrumentos fueron desarrollados, validados y aplicados principalmente en países desa-rrollados, aún hay preguntas acerca de su utilidad en países en desarrollo. Existen versiones en español de los cuestionarios dise-ñados para evaluar los factores psicosociales propuestos por los modelos, pero el proceso de evaluación de sus propiedades psicomé-tricas es aún incompleto. Son necesarias más aplicaciones a dife-

Page 37: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 208/216 209

rentes grupos ocupacionales de distintos países de habla española para validar sus características y mejorar las deficiencias detectadas. El problema del estrés relacionado con el trabajo es significativo “en países en transición, los cuales están sujetos a rápidos y drásticos cambios económicos y sociales (por ejemplo, Rusia), donde hay una demanda creciente de que los trabajadores se adapten, cambios en los valores tradicionales, la reorientación del sistema de salud ocupacional y, en general, pobres condiciones de trabajo. Tradicionalmente, el foco de las iniciativas en Salud y Seguridad Ocupacional ha estado sobre las exposiciones químicas, biológicas y físicas, mientras que los riesgos psicosociales en el trabajo son aún en gran parte descuidados y sus causas y consecuencias como refe-ridas al contexto de un país en Desarrollo, aún insuficientemente entendidas. La división actual entre condiciones de trabajo y el medio ambiente (físico) hace más difícil que la mayoría de los profe-sionales en Salud y Seguridad Ocupacional identifiquen los riesgos psicosociales en el trabajo”4. Aunque ahora puede documentarse un grupo importante de investigaciones sobre la magnitud de las causas y consecuencias del estrés relacionado con el trabajo en países desa-rrollados e industrializados, este problema aún está lejos de ser resuelto. A su vez, en países en desarrollo hay muy pocos datos disponibles. Para tener la posibilidad de evaluar la magnitud de la tensión laboral debida a estresores psicosociales en países como Colombia y, más importante aun, para mantener la posibilidad de comparar los resultados con los de países en los cuales ésta se ha medido por periodos de tiempo más largos, es necesario examinar las propiedades psicométricas de los cuestionarios existentes, en este caso el JCQ (Job Content Questionnaire). Este trabajo reporta datos de confiabilidad y validez de una versión en español del JCQ, apli-cado a un número importante de grupos ocupacionales colom-bianos.El Cuestionario de Contenido del Trabajo (JCQ) es un instrumento diseñado para medir algunos aspectos psicológicos y sociales de las tareas del trabajo, los cuales, de acuerdo con las principales concep-tualizaciones teóricas del modelo Demanda-Control5 y el modelo Demanda-Control-Apoyo6,2 generan tensión laboral.El modelo demanda-control-apoyo trata principalmente con el contenido del trabajo7. Los componentes más importantes de este modelo son las demandas psicológicas de la labor y el control. El modelo Demanda-Control propone que el factor de riesgo psicoso-cial primordial relacionado con el trabajo es la falta de control sobre cómo alguien cumple con sus demandas y cómo usa sus habilidades. El modelo propone la hipótesis de que los trabajos que más proba-blemente causan malestar son aquellos en los que la gente que trabaja se enfrenta a altas demandas y bajo control (esta combina-ción se ha llamado alta tensión laboral). El apoyo social del supervisor o de los compañeros y la inseguridad laboral son otras escalas del JCQ, las cuales, bajo las actuales condi-ciones de empleo, son de importancia creciente. El modelo Demanda–Control se amplió para incluir una dimensión asociada con las relaciones sociales, denominada Apoyo Social (SS). El Apoyo Social en el lugar de trabajo se refiere a niveles globales de interac-ción social servicial disponible en el trabajo, de parte de supervisores y compañeros2. El apoyo social podría afectar el bienestar de los trabajadores actuando como un amortiguador entre los estresores psicosociales en el lugar de trabajo y los resultados adversos a la salud8. “La peor combinación —altas demandas, baja libertad de decisión y bajo apoyo— tendrá las consecuencias más adversas”9.El impacto sobre la salud de las condiciones estresantes de trabajo, propuestas por el modelo de tensión laboral, ha sido investigado por

muchos años. Varios estudios han mostrado el efecto de la tensión laboral (trabajos con altas demandas y bajo control) sobre la presión sanguínea alta, enfermedad coronaria y malestar psicológico, desór-denes músculo-esqueléticos, diabetes, enfermedad psiquiátrica, problemas gastrointestinales, accidentes ocupacionales y de tráfico, mortalidad cardiovascular, enfermedades relacionadas con el alcohol, ausentismo, problemas de sueño, depresión, ansiedad, satisfacción laboral y bienestar psicológico, entre otros1,10-19. La mayor parte de la investigación basada sobre esta aproximación teórica usando el instrumento JCQ fue desarrollada en inglés y apli-cada fundamentalmente en países desarrollados entre trabajadores hombres. Debido a las diferencias culturales y de nivel de desarrollo económico, es de suponer que existan problemas al aplicar el JCQ en poblaciones trabajadoras de países diferentes de aquellos en los cuales fue desarrollado el JCQ. Las diferencias culturales y socioeco-nómicas entre los países pueden determinar los valores y las percep-ciones de los individuos y, por lo tanto, lo que es estresante. Lo que para una persona en un país dado es estresante, puede no serlo para otra en un país diferente20.Varios autores han analizado características psicométricas de las escalas del JCQ en idiomas diferentes del inglés original y en países con diferente desarrollo económico: Kawakami y Fujugaki21 y Kawakami, Kobayahi, Araki, Haratani & Furui22 reportaron que las escalas del JCQ eran confiables para población japonesa, mientras que Brisson, Blanchette, Guimont, Dion, Moisan y Vezina23, Sale y Kerr24, y Pelfrene, Vlerick, Mak, Smets, Kornitzer y Backer25 repor-taron resultados similares en poblaciones canadienses y belgas, respectivamente. Una versión finlandesa fue analizada por Santavirta26 con enfermeras y maestros, una holandesa por Storms, Casaer, De Wit, Van Den Bergh y Moens27, una sueca por Sanne, Torp, Mykletun y Dahl28, una malí por Edimansyah, Rusli, Naing, Mazalisah y Kamarudin29 una coreana por Eum, Li, Jhun, Park, Tak, Karasek y Cho30, una china por Li, Yang, Liu, Xu, y Cho31, una fran-cesa por Niedhammer, Chastang, Gendrey, David y Degioanni32 y Escribá, Más y Flores33 hicieron un trabajo similar con un grupo de enfermeras españolas. Los resultados de estos estudios muestran, en general, buena confiabilidad de las escalas (alfa de Cronbach entre 0,6 y 0,8), una estructura factorial similar al cuestionario original, además de una buena validez predictiva con diferentes indicadores de salud (cardiovascular, satisfacción laboral, ansiedad, depresión, afectividad negativa). Una compilación de estudios en cuatro países diferentes (Canadá, USA, Países Bajos y Japón), algunos de ellos de nivel nacional, fue conducida por Karasek, Brisson, Kawakami, Houtman, Bongers & Amick34 mostrando la utilidad de la aplicación del JCQ a través de países, así como la similaridad en sus valores psicométricos. Los resultados sugieren que las características del trabajo (demandas laborales y control) son más similares a través de fronteras nacio-nales que de ocupaciones. Karasek et al.34 encontraron, sorprenden-temente, pequeñas diferencias entre las medias, desviaciones estándar, correlaciones entre escalas y patrones factoriales de las escalas psicosociales del trabajo, a través de los países comparados. Ellos afirman que sus hallazgos sugieren “pequeñas diferencias transnacionales entre lugares de trabajo y mucho más grandes y consistentes diferencias interocupacionales” (p. 345). Adicionalmente, como se mencionó antes, hay amplia literatura de investigación que muestra la validez predictiva para resultados de salud, usando las escalas del JCQ. Karasek et al.34 reportan que “el JCQ y escalas como ésta han demostrado sustancial validez predic-tiva con respecto a enfermedades crónicas relacionadas con el estrés

Page 38: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Gómez Viviola, Perilla Lyria

210 208/216 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

en la investigación internacional y en U.S.” (p. 330). La confirma-ción de la equivalencia de las propiedades del JCQ no ha sido sufi-cientemente demostrada entre países industrializados y economías en desarrollo. Las fortalezas conceptuales y metodológicas del modelo Demanda-Control son dos importantes razones para consi-derar la adaptación del JCQ para evaluar los factores de riesgo psicosocial en trabajadores de países en desarrollo. En Latinoamérica, hasta donde tenemos conocimiento, únicamente Cedillo & Karasek35 han publicado una evaluación psicométrica del JCQ en español con población mexicana y Araujo y Karasek36 presentaron un análisis psicométrico de una versión brasileña. El reporte de Cedillo y Karasek35 describe extensamente los resultados de un análisis factorial exploratorio con rotación varimax para los ítems de las escalas Control (uso de habilidades -SD-, y toma de decisiones -DA) y Demandas Psicológicas (PD). “Trabajo repetitivo” mostró alineación no significativa con los dos factores y tuvo muy poca comunalidad. “Libertad sobre el cómo” cayó bajo el Factor 2, correspondiendo a la escala Demandas Psicológicas en lugar de caer bajo el Factor 1 como se esperaba y tuvo muy baja comunalidad. “Tener suficiente tiempo”, el cual también mostró muy baja comu-nalidad, estuvo negativamente cargado en el Factor 1 y tuvo muy baja carga positiva en el Factor 2. “Esperar por otros para completar tareas tuvo bajos valores de carga y comunalidad” (p. 19).Cedillo & Karasek35 reportan que los valores de confiabilidad del alfa de Cronbach en las tres principales escalas del JCQ (SD, DA y PD) para su muestra son más bajos que la media internacional. Cuando un ítem fue eliminado (“trabajo repetitivo" para SD y “libertad para decidir cómo” para PD), el valor de confiabilidad de las escalas Uso de Habilidades y Demandas Psicológicas mejoró a valores aceptables (Alfa de Cronbach mayor a 0,60), lo cual fue comparable a la medias internacionales. Los valores muestran baja variabilidad a través de los grupos ocupacionales comparados. En el caso de la escala Toma de Decisiones, no hubo una mejora sustancial cuando un ítem fue removido y hay una gran brecha entre los valores a través de los subgrupos.Cedillo & Karasek35 afirman que las medias de las escalas del JCQ del estudio mexicano fueron muy similares a las medias internacio-nales. Éstas solo diferían ligeramente en las escalas Uso de Habilidades y Demandas Psicológicas. Como se esperaba, las escalas que mostraron el mejor poder diferenciador entre grupos ocupacio-nales fueron Uso de Habilidades y Toma de Decisiones, seguidas por Demandas Físicas y Apoyo de Compañeros. Finalmente, las correla-ciones entre las escalas del JCQ del estudio mexicano y las medias internacionales de correlaciones son muy similares. De 15 correla-ciones “únicamente dos difieren sustancialmente de los valores internacionales y una de esas corresponde a la dimensión Demandas Psicológicas. Esta dimensión es también la que mostró la mayor variedad entre los valores de otros países34. El 80% de las correla-ciones fueron similares o moderadamente similares a los valores internacionales reportados y únicamente el 20% fueron muy dife-rentes” (p. 21)35.Araujo y Karasek36 reportaron que las medias de varias escalas usadas del JCQ no difirieron sustancialmente de las obtenidas en estudios europeos, aunque fueron ligeramente más bajas en el caso brasileño. En general, los coeficientes alfa de Cronbach reve-laron desempeño similar a otros estudios de muestras grandes, conducidos en países desarrollados. Los coeficientes fueron rela-tivamente similares para trabajos formales e informales. Los autores afirman que el análisis factorial reveló una alta consis-tencia con el modelo teórico.

Es claro que los resultados de validaciones del JCQ en español y en particular en América Latina, a pesar de ser promisorios, aún no son concluyentes. Por esta razón consideramos necesario hacer más análisis psicométricos con resultados de aplicaciones a trabajadores de países latinoamericanos de habla hispana. Los resultados repor-tados en el presente artículo fueron obtenidos de cinco muestras de diferentes ocupaciones en Colombia. Se compararon datos descrip-tivos de las muestras evaluadas con las de otros países; se evaluó la consistencia interna, la validez factorial o de constructo, la validez predictiva y la validez concurrente.

MéTODO

ParticipantesLa muestra estudiada estuvo compuesta por 1805 trabajadores de diferentes ocupaciones (734 hombres y 1062 mujeres (9 personas no reportaron sus datos); edad media 37 años, DE=9; 6,4 años promedio de experiencia laboral). La muestra total incluyó cinco muestras; una de 294 enfermeras (mujeres, edad media 36 años, DE=9,79; 5 años promedio de experiencia laboral); 281 conduc-tores (hombres, edad media 40 años, DE=8,3 años; 5 años promedio de experiencia laboral); 251 profesores de escuelas privadas –profesores grupo 1— (edad media 35,4 años, DE=8,3; 9 años promedio de experiencia laboral); 318 profesores de escuelas privadas (133) y públicas (185) –profesores grupo 2— (edad media 36 años, DE=9; 6,8 años promedio de experiencia laboral) y un grupo de 661 participantes con ocupaciones mixtas (302 hombres y 357 mujeres; edad media 31 años, DE=9,8; 5,4 años promedio de experiencia laboral). Todos los participantes dieron su consenti-miento informado antes de ser incluidos en el estudio, y podían dejar de participar en el momento que lo desearan. Sus identidades fueron protegidas durante el proceso de investigación.

InstrumentosSe obtuvo del centro JCQ (JCQ-Center) una versión oficial en español del JCQ (27 ítems, traducción de Leonor Cedillo). Esta versión fue usada previamente con población mexicana35,37. Incluye las siguientes escalas y número de ítems: Control está compuesta por dos subescalas: Uso de Habilidades (6 ítems) y Toma de Decisiones (3 ítems); Demandas Psicológicas Laborales (5 ítems); Apoyo del Supervisor (4 ítems); Apoyo de los Compañeros (4 ítems); Inseguridad Laboral (4 ítems); Demandas Físicas del Trabajo (1 ítem). Las alternativas de respuesta para cada pregunta fueron presentadas en una escala Tipo Likert de 4 puntos. Los extremos fueron etiquetados “totalmente en desacuerdo” y “total-mente de acuerdo”, respectivamente. Se calculó un indicador de tensión laboral usando la sugerencia del Centro-JCQ: “Un término de razón de tensión laboral: (Demandas *2)/Libertad de decisión. Un puntaje >1 podría indicar tensión laboral”.Para evaluar la validez concurrente se utilizó el cuestionario deri-vado del modelo ERI. Se tuvo acceso a una versión oficial en español del ERI, del investigador español Juan Antonio Fernández, quien hizo la traducción y la evaluación de este en España. Esta versión incluye las siguientes escalas y número de ítems: Esfuerzo extrínseco (6 ítems, rango de 1 a 5, puntaje total: 6-30); Recompensa (11 ítems, rango de 1 a 5, puntaje total: 11-55). Los ítems son respondidos en dos etapas. Primero, los sujetos señalan acuerdo o desacuerdo si el contenido del ítem describe o no una experiencia típica de su situación de trabajo. Posteriormente, a los

Page 39: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 208/216 211

Cronbach; para evaluar la validez de constructo o factorial se utilizó el método de extracción de componentes principales y se realizaron análisis exploratorios. Los factores fueron ortogonal-mente rotados usando varimax y se aceptaron como suficientes cargas factoriales iguales o mayores a 30. La validez concurrente para el instrumento fue analizada mediante correlaciones de la Tensión Laboral, que es un valor continuo, con la razón esfuerzo/recompensa del ERI. También se correlacionó la escala de Esfuerzo del ERI con la escala de Demandas Psicológicas del JCQ por evaluar estos aspectos conceptualmente similares. La validez predictiva se evaluó a través de correlaciones de las escalas del JCQ con un indi-cador de salud (Cuestionario General de Salud, GHQ-28).

RESULTADOS

Medias de las escalasComo lo muestra la Tabla 1, las medias de la mayoría de subescalas del JCQ son similares a lo largo de los estudios. Las diferencias entre las muestras son generalmente pequeñas, aunque significa-tivas; pueden describirse las siguientes tendencias: Los valores más altos de Uso de Habilidades y Toma de Decisiones (control) son los de los grupos de profesores. El Valor de Control (ambas escalas) más bajo es el de los conductores colombianos. Las Demandas Psicológicas son también las más altas en los grupos de enfermeras y profesores. Las medias del Apoyo de Compañeros son muy simi-lares entre los grupos, pero el Apoyo del Supervisor más bajo es también el del grupo de conductores. Finalmente, la media de Inseguridad Laboral es mucho más alta en las muestras colom-bianas que en la internacional; la más alta corresponde al grupo de las enfermeras. De acuerdo con los resultados de tensión laboral, se observa que el grupo más estresado es el de conduc-tores. En general, los trabajadores colombianos perciben menos Control y más Demandas que la muestra internacional. Los resul-tados del grupo total señalan que los colombianos perciben menos Apoyo de los Supervisores y similar Apoyo de los Compañeros que la muestra internacional. En general puede afirmarse que los promedios obtenidos en las muestras colombianas están dentro de los rangos esperados y que las diferencias entre grupos son espe-rables de acuerdo a lo que se ha medido en otros países (más Tensión Laboral en los conductores, alto nivel de Control en profe-sores) y otras son esperables de acuerdo a lo que se sabe de las condiciones económicas de los países (mayor percepción de Inseguridad Laboral en Colombia que en países de mayor nivel de desarrollo económico).

sujetos que estuvieron de acuerdo se les pide evaluar qué tanto se sienten afectados por dicha experiencia. Las alternativas de respuesta son (1) no aplica; (2) aplica, pero el sujeto no se consi-dera afectado por esto; (3) aplica y el sujeto se considera un poco afectado por esto; (4) aplica y el sujeto se considera afectado por esto; (5) aplica y el sujeto se considera muy afectado por la expe-riencia. Con respecto a la dimensión Sobrecompromiso (6 ítems, rango de 1 a 4, puntaje total: 6-24) a los participantes se les pide escoger entre cuatro opciones tipo Likert, desde “completamente en desacuerdo” hasta “completamente de acuerdo”. El desbalance entre Esfuerzo y Recompensas es una razón que se computa para cada respondiente de acuerdo con el siguiente algoritmo predefi-nido: e/r*c donde ‘e' es la suma de los puntajes en la escala Esfuerzo, ‘r' es la suma de los puntajes en la escala Recompensas y ‘c' un factor de corrección para diferentes números de ítems en el numerador y el denominador. En general, estudios en Colombia38 han mostrado consistencias internas apropiadas para las tres escalas. Los Alfas de Cronbach estuvieron entre 0,71 y 0,78 para Esfuerzo; entre 0,78 y 0,86 para Recompensas y entre 0,74 y 0,76 para Sobrecompromiso. Análisis factoriales exploratorio y confir-matorio replicaron la estructura teóricamente asumida del cons-tructo ERI en hombres y mujeres. Para evaluar la validez predictiva del JCQ se utilizó una medida de salud. La salud fue evaluada en esta muestra usando el cuestio-nario de salud general, General Health Questionnaire (GHQ-28). Esta escala está compuesta por cuatro subescalas: Síntomas somá-ticos, Ansiedad, Depresión y Disfunción social. Cada escala tiene siete ítems, los cuales están estimados en una escala tipo Likert que varía desde 1 = no, en lo absoluto, a 4 = más de lo habitual. El Alfa de Cronbach para las cuatro escalas en muestras colombianas oscila entre 0,7 y 0,88.

ProcedimientoLos datos fueron recogidos en estudios transversales, utilizando un cuestionario autoadministrado después de obtener el consenti-miento informado de cada sujeto. La selección de los participantes fue no probabilística. Todos los miembros de la población objetivo fueron invitados a través de cartas personales o comunicaciones internas de sus organizaciones. Las tasas de participación variaron entre 80% y 90%. Los cuestionarios fueron codificados con números para proteger la identidad de los participantes.Un indicador de la calidad de las mediciones ofrecidas por el JCQ se obtuvo al comparar las medias obtenidas en el cuestionario por las muestras ocupacionales colombianas con las de otros países. La consistencia interna fue evaluada a través del coeficiente alfa de

Tabla 1.Medias y Desviaciones estándar de los grupos en el JCQ.

Grupo Profesores Profesores Enfermeras* Conductores* Ocupaciones Total Internac.!Escalas del JCQ 1$ 2% Mixtas#

Uso de Habilidades 32,7 (4,2) 33,1 (4,0) 31,3 (4,9) 26,0 (6,2) 30,7 (5,2) 30,8 (5,4) 35,0 (7,2)Toma de Decisiones 33,8 (6,8) 32,4 (5,0) 33,0 (6,5) 29,9 (5,9) 32,8 (5,5) 32,5 (5,5) 34,8 (8,2)Control 66,5 (9,5) 65,5 (7,1) 64,2 (9,8) 55,9 (9,7) 63,4 (8,9) 63,3 (9,6) 69,8 (13,6)Demandas Psicológicas 34,8 (4,2) 36,5 (6,9) 31,6 (5,0) 32,6 (6,4) 31,8 (6,3) 33,1 (6,3) 31,9 (6,9)Tensión laboral 1,1 (0,2) 1,1 (0,3) 1,0 (0,2) 1,2 (0,3) 1,0 (0,2) 1,1 (0,3) Apoyo del supervisor 11,6 (2,5) 11,2 (2,4) 10,9 (2,4) 9,7 (2,8) 11,7 (2,5) 11,1 (2,6) 12,1 (2,9)Apoyo de compañeros 12,2 (2,1) 11,9 (2,2) 12,0 (2,0) 11,3 (2,1) 12,3 (2,2) 12,0 (2,2) 12,4 (2,3)Apoyo social 23,9 (3,9) 23,1 (3,9) 22,9 (3,5) 20,9 (4,2) 23,9 (4,0) 23,2 (4,1) Inseguridad laboral 6,3 (2,0) 6,1 (2,1) 7,0 (2,3) 6,3 (2,4) 6,0 (2,0) 6,3 (2,2) 4,1 (1,6)

$Gómez y Moreno, 2010; %De la Torre, 2007; *Arango, 2007; #Marulanda, 2007; ¡Karasek et al., 1998.

Page 40: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Gómez Viviola, Perilla Lyria

212 208/216 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Validez factorial de las escalas del JCQEl análisis factorial exploratorio explicó el 58,5% de la varianza del grupo total de trabajadores colombianos (7 factores). El factor más problemático parece ser “Demandas Psicológicas”; en ésta, los ítems 13 y 14 presentan carga inconsistente. El ítem 14 es el único de esta escala redactado de forma positiva. Los ítems 2 y 6 también presen-taron cargas inconsistentes. Estos ítems son los mismos con problemas de confiabilidad. La traducción al español del ítem 6 es invertida a la versión original en inglés, lo cual podría explicar sus dificultades. Los factores de apoyo social son claramente distin-guidos. En resumen, los datos confirman básicamente las escalas del JCQ en el patrón de factores, con excepción de algunos ítems, cargados ambiguamente con otros factores.

Consistencia internaComo puede verse en la Tabla 2, la consistencia interna de la subescala “Uso de Habilidades” con trabajadores colombianos fue más baja que la de las muestras internacionales. Los coeficientes alfa de Cronbach fueron generalmente aceptables. Cuando el ítem 2 fue eliminado, la confiabilidad de la escala mejoró y fue similar a los valores internacionales. Juárez-García (comunicación personal) sugiere borrar el ítem o sustituir la formulación “mi trabajo implica muchas acciones repetitivas” por “mi trabajo es aburrido”. La subescala “Toma de Decisiones” tiene una baja confiabilidad para todas las muestras, con excepción de las de profesores (0,62). El análisis con la muestra total muestra una confiabilidad mucho más baja para esta escala que las de las muestras internacionales. La consistencia interna con los datos de las enfermeras mejoró cuando un ítem (ítem 6, “libertad para decidir cómo”) fue elimi-nado. En la versión en inglés, este ítem tiene una dirección positiva (“mucha libertad”); la versión en español tiene una dirección nega-tiva (“no mucha libertad”). Este ítem también ha presentado difi-cultades en muestras evaluadas en otros países. Debido a que la versión en inglés de los ítems no tiene problemas, se sugiere el uso de la dirección original en la versión en español. La consistencia interna de la escala “Control”, la cual es la combinación de “Uso de Habilidades" y “Toma de Decisiones”, fue aceptable y mejoró cuando los ítems 2 y 6 fueron eliminados. Los valores obtenidos en las demás subescalas para las muestras colombianas fueron similares a los calculados con muestras internacionales (Canadá, Holanda, USA, Japón).La escala “Demandas Psicológicas” tuvo una confiabilidad acep-table que mejoró cuando el ítem 14 (suficiente tiempo para realizar el trabajo) fue eliminado. En la versión en español, este es el único ítem con una dirección diferente en la escala de Demandas. En todas las muestras colombianas, los valores de coeficientes más altos y aceptables fueron encontrados para las escalas “Apoyo de Compañeros” y “Apoyo del Supervisor”. Estos fueron similares a los obtenidos en otros países. La escala “Inseguridad Laboral” tuvo una baja confiabilidad para la mayoría de las muestras con excep-ción de la de enfermeras. Sin embargo, la confiabilidad de esta escala es baja en la mayor parte de los estudios que la reportan. Las correlaciones corregidas entre cada uno de los ítems y los promedios de cada escala a la que ellos pertenecen confirman que los ítems con problemas son los que muestran las correlaciones más bajas, a pesar de que siguen siendo significativas.

Tabla 3.Análisis Factorial Exploratorio con rotación varimax para la muestra total de trabajadores colombianos.

ComponentesÍtems Jcq 1 2 3 4 5 6 7

Jcq9 (UH) 0,70 Jcq7 (UH) 0,70 Jcq8 (TD) 0,63 Jcq4 (TD) 0,63 Jcq3 (UH) 0,62 Jcq5 (UH) 0,47 Jcq1 (UH) 0,43 0,47 Jcq18 (AS) 0,80 Jcq20 (AS) 0,74 Jcq19 (AS) 0,72 Jcq17 (AS) 0,71 Jcq23 (AC) 0,81 Jcq22 (AC) 0,71 Jcq24 (AC) 0,71 Jcq21 (AC) 0,66 Jcq12 (DF) 0,72 Jcq11 (DP) 0,62 0,41Jcq10 (DP) 0,57 0,30Jcq6 (TD) 0,52 Jcq2 (UH) 0,46 Jcq15 (DP) 0,46 Jcq14 (DP) -0,71Jcq13 (DP) 0,31 0,70Jcq26 (IL) -0,76 Jcq16 (IL) 0,74 Jcq25 (IL) -0,59 Jcq27 (IL) 0,80 Autovalores 5,48 2,72 2,09 1,59 1,42 1,33 1,16% var, Expl, 20,29 10,09 7,74 5,88 5,24 4,94 4,30

Tabla 2.Coeficientes Alfa de Cronbach de las escalas del JCQ en diferentes grupos.

Escalas del JCQ Uso de Toma de Control Demandas Apoyo del Apoyo de Inseguridad Habilidades Decisiones Psicológicas supervisor compañeros laboralGrupos Profesores 1$ 0,63 0,62 0,68 0,73 0,84 0,77 0,20Profesores 2% 0,50 0,62 0,62 0,74 0,76 0,74 0,45Enfermeras* 0,75 0,30 0,75 0,39 0,72 0,69 0,53Conductores* 0,75 0,42 0,73 0,51 0,85 0,68 0,34Ocupaciones 0,54 0,53 0,67 0,64 0,82 0,78 0,40

Mixtas#Total 0,70 0,49 0,73 0,64 0,81 0,75 0,55Internacional! 0,74 0,68 0,81 0,63 0,84 0,76 0,60Internacional& 0,72 0,64 0,60 0,85 0,79 0,47

$Gómez y Moreno, 2010; %De la Torre, 2007; *Arango, 2007; #Marulanda, 2007; ¡Karasek et al, 1998; & Karasek et al, 2003.

Page 41: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 208/216 213

Tabla 4.Correlaciones entre las escalas del JCQ y las escalas del CGS de trabajadores colombianos.

Escalas JCQ Uso de habilidades Toma de decisiones Demandas psicológicas Tensión Apoyo del supervisor Apoyo de compañeros Inseguridad laboralEscalas CGS Total Síntomas psicosomáticos 0,07** -0,05* 0,31** 0,22 -0,062** -0,063** 0,05*Ansiedad 0,01 -0,10** 0,33** 0,29 -0,137** -0,137** 0,13**Depresión -0,06* -0,07** 0,12** 0,14 -0,069** -0,086** 0,06*Ajuste 0,04 0,04 0,01 -0,04 0,104** 0,066** -0,05*Grupo mixto Síntomas psicosomáticos -0,13** -0,04 0,19** 0,25** -0,14** -0,08* 0,08Ansiedad -0,09* -0,05 0,25** 0,27** -0,18** -0,15** 0,12**Depresión -0,14** -0,08* 0,09* 0,19** -0,10** -0,10** 0,08Ajuste 0,14** 0,14** -0,00 -0,13** 0,12** 0,10** -0,08*Profesores 1 Síntomas psicosomáticos -0,13* -0,30** 0,17** 0,32** -0,22** -0,21** 0,17**Ansiedad -0,06 -0,27** 0,21** 0,31** -0,14* -0,22** 0,22**Depresión -0,21** -0,24** -0,07 0,18** -0,17** -0,10 0,16*Ajuste -0,18** -0,15* 0,16* 0,26** -0,11 -0,07 0,09Profesores 2 Síntomas psicosomáticos -0,08 -0,25** 0,44** 0,40 -0,28** -0,19** 0,22**Ansiedad -0,10 -0,28** 0,50** 0,49 -0,34** -0,26** 0,31**Depresión -0,06 -0,17** 0,31** 0,28 -0,17** -0,13* 0,07Ajuste -0,19** -0,19** 0,27** 0,32 -0,22** -0,20** 0,13*Enfermeras Síntomas psicosomáticos 0,08 0,06 0,11 0,03 -0,10 0,07 0,11Ansiedad 0,00 -0,00 0,07 0,08 -0,11 0,01 0,18**Depresión -0,05 0,09 -0,01 -0,04 -0,01 -0,05 0,00Ajuste 0,03 0,03 0,06 0,03 0,00 0,07 0,05Conductores Síntomas psicosomáticos 0,01 -0,02 0,33** 0,18** -0,02 -0,12* -0,05Ansiedad -0,14* -0,14* 0,35** 0,17** -0,19** -0,14* 0,06Depresión -0,03 -0,04 0,16* 0,09 0,10 -0,09 -0,01Ajuste -0,08 -0,00 0,06 0,24** -0,03 0,02 0,00

Validez predictivaLas correlaciones con los indicadores de salud en las muestras colombianas (con excepción de las enfermeras) muestran que la mayoría de las escalas del JCQ se correlaciona con los indicadores de salud en la dirección esperada (ver Tabla 4). Los grupos con mayor número de correlaciones significativas fueron los de profe-sores, las correlaciones más altas se encontraron en el grupo de profesores 2, especialmente en las escalas de Apoyo, Demandas y Toma de Decisiones. En la muestra de enfermeras únicamente correlacionan significativamente “Inseguridad Laboral” con “Ansiedad”. En el grupo ocupacional mixto, en el de conductores y en el grupo total de trabajadores colombianos, las correlaciones más altas se encuentran entre Demandas Psicológicas y Síntomas Psicosomáticos y Ansiedad. En todos los grupos, con excepción de las enfermeras, la correlación entre Tensión Laboral y Salud Total fue significativa y positiva, con valores por encima de 0,22.

Validez Concurrente entre el ERI y el JCQEl JCQ y el ERI poseen ambos indicadores de presencia de factores psicosociales laborales de riesgo para la salud (Tensión Laboral y

Razón Esfuerzo/Recompensa). En todas las muestras el indicador de tensión laboral y la razón esfuerzo/recompensa se correlacionaron significativa y positivamente. Las correlaciones entre las escalas Demandas y Esfuerzo, que miden conceptos más cercanos que los de Tensión Laboral y Desbalance Esfuerzo/Recompensa, fueron incluso más altas en varios de los grupos y en la muestra total. Estas corre-laciones indican que los constructos no son idénticos, pero que miden fenómenos muy relacionados (ver Tabla 5).

DISCUSIÓN

Con base en los resultados de los cinco grupos de trabajadores colombianos y el grupo total, presentados en este artículo, se puede decir que la versión en español del JCQ ha mostrado ser un instrumento adecuado para la medición de factores de riesgo psicosocial en el trabajo. Las propiedades de medición de la versión en español con muestras colombianas son aceptables y comparables a aquellas descritas por la versión original en inglés y para otros idiomas y países. La versión en español del

Page 42: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Gómez Viviola, Perilla Lyria

214 208/216 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

JCQ evaluada en este estudio probó ser confiable en niveles aceptables. Se encontraron dificultades con tres ítems (JCQ 2, 6 y 14). Sin embargo, se sugieren algunas mejoras que pueden ser asumidas, como el desarrollo de una mejor redacción para explicar el concepto de “trabajo repetitivo” y formular el ítem 6 (suficiente tiempo) en la misma dirección positiva que tiene en el cuestio-nario original en inglés. Estos tres ítems han mostrado dificul-tades en estudios previos. Por ejemplo, Pelfrene et al.25 afirman que “el ítem ‘trabajo repetitivo’ tiene una baja carga en el factor Toma de Decisiones. Esto también ha sido observado en otros estudios39,22,40. De hecho, para Karasek et al.34, “el ítem más problemático en la mayoría de estudios es efectivamente ‘trabajo repetitivo’ (…). De acuerdo con los autores de ese artículo de revisión, esto puede ser explicado por su distribución asimétrica, ya que el trabajo repetitivo es mucho más común en los niveles más bajos de habilidad” (p. 311). El ítem 14 ‘demandas en conflicto’ tiene cargas bajas e inconsis-tentes sobre el factor relacionado de Demandas Psicológicas. Esto fue mencionado también en por lo menos otros tres estudios34 y para algunos autores éste es realmente una medida de control y no de demandas psicológicas. Sin embargo, las escalas muestran niveles aceptables de consistencia interna, particularmente cuando los ítems problemáticos son borrados. Con respecto al análisis factorial, es visible un patrón de factores que confirma el modelo de Karasek. Se sugiere usar en el cuestionario las dos formulaciones diferentes de los ítems 2 y 6 y comparar sus propiedades psicométricas. Lo que se esperaría es que la nueva formulación mejore la confiabilidad y sensibilidad de los ítems.El Centro JCQ ha iniciado el proceso de realizar varios cambios al cuestionario; hasta el momento se ha adelantado en el desa-rrollo de un “cuestionario de estrés laboral completamente consistente y actualizado teóricamente, con formato para faci-litar comparaciones internacionales”. El centro JCQ considera que esta nueva versión del cuestionario es necesaria puesto que aproximaciones previas no fueron suficientes para capturar los complejos requerimientos que demanda el trabajo de la economía global y las sociedades de servicio/información (correo electró-nico del Centro JCQ enviado a Viviola Gómez el 24 de julio de 2008). El Centro espera que cuando la revisión se complete, 35 países usarán el cuestionario revisado.La caracterización de los factores de riesgo psicosocial que enfrentan los trabajadores colombianos puede hacerse usando la versión actual del JCQ 1.0. Sin embargo, se sugiere enriquecer esta caracterización usando métodos adicionales de medición como otros cuestionarios (p. e. ERI) y métodos cualitativos (p. e. observaciones, entrevistas)41. Este procedimiento podría ofrecer

información que facilite la identificación de factores psicoso-ciales específicos que caracterizan los grupos ocupacionales colombianos, pero también puede ser usado para introducir algunas modificaciones o preguntas en el cuestionario JCQ que mejoren su confiabilidad y sensibilidad a las condiciones de trabajo de esta población. Algunos métodos cualitativos que siguen la propuesta conceptual del Modelo Demanda Control o incorporan elementos de éste, han mostrado su utilidad para evaluar características de trabajo que caracterizan un puesto de manera prolongada42. La comparación de medias de los grupos colombianos con las de otros países demuestra que nuestros hallazgos son muy similares a aquellos observados en otras partes. Se observaron diferencias entre grupos. Las enfermeras perciben altas demandas pero también alto control. Los conductores perciben menos control, y menos apoyo social, en comparación con los otros grupos. Otros resultados fueron inesperados, por ejemplo, que la diferencia más grande entre las muestras colombianas y las internacionales fue en Inseguridad Laboral. Los trabajadores colombianos perci-bieron la seguridad más baja en sus trabajos. Datos de Brasil recientemente publicados36 presentaron medias de inseguridad más altas que las de muestras europeas, norteamericanas y mexi-canas. Pero esas medias son más bajas que las obtenidas en los grupos colombianos. Estos resultados son aparentemente indica-dores de que la inseguridad en el trabajo es uno de los más serios factores psicosociales que perciben los trabajadores colom-bianos. La validez predictiva de los puntajes se evidenció correlacio-nando los valores de las subescalas con los del Cuestionario General de Salud. Como se mencionó previamente, algunas difi-cultades de salud mental se mostraron significativamente prede-cibles con base en las subescalas individuales del JCQ y el desba-lance entre Demandas y Control; los resultados presentados en este artículo apoyan una asociación entre malestar psicológico y tensión laboral. Las correlaciones observadas entre los factores psicosociales medidos y los indicadores de salud en enfermeras, fueron inesperadas y contraintuitivas.Estudios previos en Colombia muestran que los efectos de la tensión laboral (colesterol en la sangre y depresión) son peores para las enfermeras asistentes43. De hecho, en el estudio del 2002, cuando calculamos las correlaciones separadamente para asis-tentes y no asistentes, el primer grupo mostró asociaciones nega-tivas muy altas entre Ansiedad y Toma de Decisiones (r=-0,99; p<0,01) y con control (r=-0,99; p< 0,01) y correlaciones positivas con Tensión Laboral (r=0,96, p< 0,01)). Por otra parte, las no asistentes muestran algunas correlaciones en la dirección espe-rada, entre Ansiedad y Síntomas Somáticos, especialmente con Demandas, Apoyo del Supervisor e Inseguridad Laboral, pero ninguna de ellas fue mayor de r=0,22. Creemos que son necesa-rios más estudios con esta población. Un número importante de resultados de investigaciones previas ha mostrado que las enfer-meras son afectadas por la tensión laboral y los resultados más consistentes indicaron que este incrementa el riesgo de burnout44,45. Las características del JCQ evaluadas en un número importante de estudios indican que éste es un instrumento satisfactorio para evaluar y medir los factores psicosociales del trabajo de diferentes ocupaciones y para predecir algunos problemas de salud. El instrumento ha sido traducido con éxito a muchos idiomas y usado en diferentes países. Estas razones son suficientes para

Grupos Ocupacionales ERI-JCQ Esfuerzo - Demandas PsicológicasProfesores 1 0,6* 0,7*Profesores 2 0,6* 0,4*Enfermeras 0,2* 0,5*Conductores 0,6* 0,5*Grupo Ocupacional Mixto 0,2* 0,5*Total 0,3* 0,5*

Tabla 5.Correlaciones entre el JCQ y el ERI y entre las dimensiones Esfuerzo y Demandas Psicológicas para todos los grupos ocupacionales y el grupo total.

*p < 0,1.

Page 43: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 208/216 215

1. Johnson JV, hall E. Job strain, workplace social support and cardiovascular disease: A cross-sectional study of a random sample of the Swedish working population. Am J Public health. 1988;78:1336-1342.

2. Karasek RA, Theorell T. healthy work: Stress, Productivity and the Reconstruction of working Life. New york: Basic Books; 1990.

3. Siegrist J. Effort-reward Imbalance at work and health. In: P Perrewe, D Ganster, editors. Research in Occupational Stress and well Being, Vol. 2: historical and Current Perspectives on Stress and health. New york: JAI Elsevier; 2002. p. 261-291.

4. houtman I, Jettinghoff K, Cedillo L. Raising Awareness of Stress at work in Developing Countries. A modern hazard in a traditional working environment. Advice to employer and worker representatives. Geneva: world health Organization; 2007. (Protecting Workers’ Health Series, 6).

5. Karasek RA . Job Demands and Job Decision Latitude, and Mental Strain: Implications for Job Redesign. Admin Sci Quart. 1979;24:285-307.

6. Johnson JV, hall E. Job strain, workplace social support and cardiovascular disease: A cross-sectional study of a random sample of the Swedish working population. Am J Public health. 1988;78:1336-1342.

7. Theorell T. Job Characteristics in a Theoretical and Practical health Context. En: C. L. Cooper, editor. Theories of Organizational Stress. Oxford: Oxford University Press; 1998.

8. Karasek RA, Gardell B, Lindell J. work and non-work correlates of illness and behaviour in male and female Swedish white collar workers. J Occup Behav. 1987;8:187-207.

9. Johnson J, hall E, Theorell T. The combined effects of job strain and social isola-tion on the prevalence and mortality incidence of cardiovascular disease in a random sample of the Swedish male working population. Scand J work Env hea. 1989;15:271-279.

10. Ganster DC, Schaubroeck J work stress and employee health. J Manage. 1991;17(2):235-271.

11. Johnson JV, Stewart w, hall EM, Fredlund P, Theorell T. Long-Term Psychosocial work Environment and Cardiovascular Mortality among Swedish Men. Am J Public health. 1996;3:325-331.

12. Kristensen TS. The Demand-Control-support model: Methodological challenges for future research. Stress Medicine. 1995;11:17-26.

13. Kristensen TS. Job stress and cardiovascular disease: A theoretic critical review. J Occup Health Psych. 1996;1(3):246-60.

14. Karasek RA, Baker, D, Marxer F, Ahlbom A, Theorell T. Job Decision Latitude, Job Demands, and Cardiovascular Disease: A Prospective Study of Swedish Men. Amer J Public Health. 1981;71(7):694-705.

15. Karasek R, Theorell T, Schwartz J, Schnall P, Pieper C, Michela JL. Job charac-teristics in relation to the prevalence of myocardial infarction in the U.S.

health examination survey (HAS) and the health and nutrition examination survey (HANES). Amer J Public Health. 1988;78(8):910-18.

16. Landsbergis PA, Schurman S, Israel B, Schnall PL, hugentobler M, Cahill J, Baker D. Job stress and heart disease: Evidence and strategies for prevention. New Solutions. 1993; 3(3):42-58.

17. Schnall PL, Belkic K, Landsbergis PL, Baker D, editors. why the workplace and cardiovascular disease? Occup Med. 2000;15 (1).

18. Theorell T, Karasek RA. Current issues relating to psychosocial job strain and cardiovascular disease research. J Occup health Psych. 1996;1:9-26.

19. Van der Doef M, Maes S. The Job Demand-Control (-Support) Model and psycho-logical well-being: a review of 20 years of empirical research. work Stress. 1999;13:87-114.

20. Lazarus R. Stress and Emotion; A New Syntesis. New york: Springer; 1999.21. Kawakami N, Fujigaki y. Reliability and validity of the Japanese version Job

Content Questionnaire: Replication and extension in computer company employees. Ind health. 1996;34:295 -306.

22. Kawakami N, Kobayahi F, Araki S, haratani T, Furui h. Assessment of job stress dimensions based on the job demands-control model of employees of telecom-munication and electric power companies in Japan: Reliability and validity of the japanese version of the Job Content Questionnaire. Int J Behav Med. 1995;4:358-375.

23. Brisson C, Blanchette C, Guimont C, Dion G, Moisan J, Vezina M. Reliability and validity of the French version of the 18 item Karasek Job Content Questionnaire. work Stress. 1998;12: 322-336.

24. Sale JEM, Kerr MS. The psychometric properties of Karasek’s demand and control scales within a single sector: data from a large teaching hospital. Int Arch Occ Env hea. 2002;75:145-152.

25. Pelfrene E, Vlerick P, Mak R, De Smet P, Kornitzer M, De Backer G. Scale reliability and validity of the Karasek' Job Demand - Control - Support model in the Belstress study. work Stress. 2001;4:297-313.

26. Santavirta, N. Construct validity and reliability of the Finnish version on the demand-control questionnaire in two samples of 1028 teachers and 630 nurses. Educ Psychol. 2003; 23(4):423-436.

27. Storms G, Casaer S, De wit R, Van Den Bergh O, Moens G. A psychometric evaluation of a Dutch version of the Job Content Questionnaire and of a short direct questioning procedure.Work Stress. 2001;15(2):131-143

28. Sanne B, Torp S, Mykletun A, Dahl A. The Swedish Demand–Control–Support Questionnaire (DCSQ): Factor structure, item analyses, and internal consis-tency in a large population.Scand J Public Healt. 2005;33(3):166-174.

29. Edimansyah BA, Rusli BN, Naing L, Mazalisah M, Kamarudin h. Reliability and Construct Validity of the Malay Version of the Job Content Questionnaire (JCQ): Preliminary Results of the Validation Study. MJMS. 2005;12(Suppl. 1):278-279.

REFERENCIAS

sugerir que, a pesar de sus deficiencias, vale la pena usarlo con trabajadores en países en desarrollo. Esto podría ofrecer también oportunidad para comparar grupos ocupaciones y las condiciones de trabajo de países con similar y diferente nivel de desarrollo.Los tamaños relativamente pequeños de los grupos colombianos requieren cautela acerca de la interpretación global de estos resultados. Sin embargo, debido a sus propiedades psicométricas

(nivel aceptable de consistencia interna; patrón factorial claro que confirma el modelo Demanda Control de Karasek, buena validez concurrente y predictiva), se sugiere continuar este esfuerzo de validación a través de aplicaciones de la versión en español del cuestionario JCQ a trabajadores colombianos y lati-noamericanos, con diferentes muestras ocupacionales e indica-dores de salud.

Page 44: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Gómez Viviola, Perilla Lyria

216 208/216 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

30. Eum K, Li J, Jhun h, Park J, Tak S, Karasek R, Cho S. Psychometric properties of the Korean version of the job content questionnaire: data from health care workers. Int Arch Occ Env Hea. 2007;80(6):497-504.

31. Jian LI, wenjie yANG, Ping LIU, zhefeng XU, Sung-Il ChO. Psychometric Evaluation of the Chinese (Mainland). Version of Job Content Questionnaire: A Study in University hospitals. Ind health. 2004;42:260–267.

32. Niedhammer I, Chastang JF, Gendrey L, David S, Degioanni S. Psychometric properties of the French version of Karasek's "Job Content Questionnaire" and its scales measuring psychological pressures, decisional latitude and social support: the results of the SUMER. Sante Publique (Bucur). 2006;18(3):413-27.

33. Escribà V, Más R, Flores E. Validación del Job Content Questionnaire en personal de enfermería hospitalario. Gaceta Sanitaria [en linea]. 1999 [citada ago 1999]; 13(90):9198-9198. Disponible en: http://db.doyma.es/cgi-bin/wdbcgi.exe/doyma/mrevista. fulltext?pident=13012201 1

34. Karasek R, Brisson Ch, Kawakami N, houtman I, Bongers, P, Amick B. The Job Content Questionnaire (JCQ): An instrument for Internationally Comparative Assessments of Psychosocial Job Characteristics. J Occup health Psych. 1998;3(4):332-355.

35. Cedillo L, Karasek R. Reliability and Validity of the Spanish Versión of the Job Content Questionnaire Among Maquiladora women workers. Massachusetts: JCQ-Center; 2003 Available from: www.jcqcenter.org.

36. Araujo T, Karasek R. Validity and reliability of the Job Content Questionnaire in formal and informal jobs in Brazil. Scand J work Env hea. 2008;6:52–59.

37. Juárez-García A. Factores Psicosociales Laborales Relacionados con la Tensión Arterial y Síntomas Cardiovasculares en Personal de Enfermería en México. Salud Pública México. 2007;49(2):109-117.

38. Gómez V. Assessment of Psychosocial Stressors at work: Psychometric Properties of the Spanish Version of the ERI (Effort-Reward Imbalance) Questionnaire in Colombian Workers. Rev Psicol Trab Organ. 2010;26(2):147-156.

39. De Jonge J, Reuvers M., houtman IL, Bongers P M, Kompier MA. Linear and Nonlinear relations between psychosocial job characteristics, subjective outcomes, and sickness absence: Baseline results from SMASh study on Musculosketal disorders, Absenteeism, Stress, and health. J Occup health Psych. 2000;5:256-268.

40. Smith MJ, Karsh BT, Moro BP. A Review of Research on Interventions to Control Musculoskeletal Disorders. In: work-related Musculoskeletal Disorders Report; workshop Summary and workshop Papers. washington DC: National Research Council; 1999. p. 200-229.

41. Schoenfeld IS, Farrell E. Qualitative Research on Occupational Stress can Enrich Quantitative Occupational Stress Research: An Example from One Occupational

Group. [Paper in preparation obtained from the first author 2008].42. Landsbergis PA, Schnall PL, Pickering TG, Schwartz JE.. Validity and Reliability

of a work history Questionnaire Derived From the Job Content Questionnaire. J Occ Env Med. 2002;44: 1037-1047.

43. Leguizamón LC, Gómez V. Condiciones laborales y de salud en un grupo de enfermeras de Santafé de Bogotá. Int J Clin Health Psych. 2002;2(1):173.182.

44. Aiken Lh, Clarke SP, Sloane DM, Sochalski J, Silber, Jh. hospital Nurse Staffing and Patient Mortality, Nurse Burnout, and Job Dissatisfaction. JAMA. 2002; 288(16):1987-1993.

45. Poncet MC, Toullic P, Papazian L, Kentish-Barnes N, Timsit JF, Pochard F et al. Burnout Syndrome in Critical Care Nursing Staff. Am J Resp Crit Care. 2006;175:698-704.

Referencias complementarias:1. Arango A. Análisis comparativo de propiedades psicométricas de los cuestiona-

rios ERI y JCQ en una muestra de enfermeras y una de conductores de bus [tesis no publicada]. Bogotá: Universidad de los Andes-Departamento de Psicología,2007.

2. Belkic K. Work Health Organization [on the Internet]. 2000A brief Background to the OSI (Occupational Stress Index). [citado 20 sep 2008]. Disponible en: www.workhealth.org/OSI%20Index/OSI%20Introduction.html

3. De la Torre B. Análisis de las propiedades psicométricas del cuestionario Desbalance Esfuerzo-Recompensa (DER) en un grupo de maestros en Colombia. [tesis no publicada]. Bogotá: Universidad de los Andes-Departamento de Psicología; 2007.

4. Gómez V. Assessment of Psychosocial Stressor at work: Psychometric Properties of the Spanish Version of the JCQ in Colombian workers. En prensa.

5. Gómez V. Moreno L. Factores psicosociales del trabajo (demanda control y desbalance esfuerzo-recompensa), salud mental y tensión arterial: un estudio con maestros escolares en Bogotá, Colombia. Universitas Psychologica. 2010;9 (2) :393-407.

6. haratani T, Miki A. Questionnaires: JCQ and NIOSh Job Stress Questionnaire [monograph on line]. Washington: American Psychological Association Public Interest Directorate; 2003. Available from : www.apa.org/pi/

7. Landsbergis PA, Cahill J, Schnall PL. The impact of lean production and related new systems of work organization in worker health. J Occup health Psych. 1999:2:108 -130.

8. Marulanda IC. Estrés laboral; Enemigo Silencioso de la Salud Mental y la Satisfacción con la Vida. Bogotá: Universidad de los Andes-CESO; 2007.

REFERENCIAS

Page 45: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 217/223 217

Correspondencia / CorrespondenceCarlos Alberto Contreras QuevedoGuillermo Prieto # 29Colonia Insurgentes NorteMinatitlán, Veracruz, Méxicoe-mail: [email protected].: 9222210860Recibido: 02 de noviembre de 2011/ Aceptado: 04 de diciembre de 2011

INTRODUCCIÓN

En la instalación en que se pretende realizar el trabajo de inves-tigación no existen al momento antecedentes de prevención primaria para la identificación de factores psicosociales. La reali-zación de este trabajo permitirá conocer el ambiente psicosocial en el que se llevan a cabo las actividades de mantenimiento

industrial dentro del Centro de Proceso ubicado en el Golfo de México. El beneficio de esta investigación será tanto para los jefes del departamento como para los empleados, ya que de acuerdo a los hallazgos se podrán evaluar situaciones concretas; localizar áreas de oportunidad; diseñar cambios y priorizar actuaciones en la organización para solucionar problemas de acuerdo a su grado; comparar resultados entre los diversos grupos que integran al departamento de mantenimiento y final-mente tomar conciencia de la importancia del estudio de los factores psicosociales, contribuyendo a la difusión de nuevas perspectivas acerca de la organización del trabajo. El objetivo de la investigación es determinar un perfil valorativo y descriptivo de los factores psicosociales presentes dentro del Departamento de Mantenimiento Industrial, guiados por el cues-tionario del método del INSHT español.Los factores psicosociales en el trabajo han sido reconocidos desde 1966 como causa de riesgo para la salud mental, e incluso más recientemente para la salud cardiovascular. A pesar de ello,

ABSTRACTThe objective of the investigation is to get an evaluative and descrip-tive profile about the psychosocial factors presents in the Maintenance Department on board an Oil Processing Installation in Coast of Gulf of Mexico. The research is horizontal and descriptive questionnaire by applying the method of psychosocial factors at the National Institute of Occupational Safety and Health at Work in Spain. The questionnaire results were processed using the computer program FPSICO V2.0. The research was conducted between August and October 2011. The results will allow to department head determine the necessary measures applicable in the primary prevention of occupational health with a view to improving productivity and reducing the risk of illness and accidents by these factors. Results: The mental burden was the most significant psychosocial factor with evaluative profile in the middle. The rest of the factors under study were satisfactory.

Key words: MENTAL HEALTH; OCCUPATIONAL HEALTH; WORKING ENVIRONMENT; STRESS PSYCHOLOGICAL; BURNOUT PROFES-SIONAL.

RESUMENLa investigación pretende obtener un perfil valorativo y descriptivo de los factores psicosociales presentes en el Departamento de Mantenimiento de un Centro de Proceso de Gas y Aceite costa afuera en el Golfo de México. La investigación es de tipo horizontal y descriptiva mediante la aplicación del cuestionario del método de factores psicosociales del Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo de España. Los resultados del cuestionario fueron procesados mediante el programa informatizado FPSICO V2.0. La investigación fue realizada entre los meses de agosto a octubre del año 2011. Los resultados permitirán a la jefatura del departamento determinar las medidas necesarias aplicables en la prevención pri-maria de la salud ocupacional con miras a una mejor productividad y disminución del riesgo de enfermedad y accidentabilidad por estos factores. Resultados: La carga mental fue el factor psicosocial de mayor trascendencia con perfil valorativo en situación interme-dia. El resto de los factores en estudio resultaron satisfactorios.

(Contreras C, 2011. Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo en Alta Mar en el Golfo de México. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 217-223).

Palabras claves: SALUD MENTAL, SALUD OCUPACIONAL, AMBIEN-TE DE TRABAJO, ESTRÉS PSICOLóGICO, AGOTAMIENTO PROFE-SIONAL.

Carlos Alberto Contreras Quevedo1

1. Médico Cirujano con Maestría en Ciencias con especialidad en Salud Ocupacional. Servicios Preventivos de Medicina del Trabajo, equipos e instalaciones marinas. hospital General de Petróleos Mexicanos en Ciudad del Carmen, Campeche, México.

Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo en Alta Mar en el Golfo de MéxicoEVALUATIVE AND DESCRIPTIVE PROFILE ABOUT ThE PSyChOSOCIAL FACTORS PRESENTS IN AN OFFShORE OIL PROCESSING INSTALLATION IN GULF OF MEXICO

Page 46: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Contreras Carlos

218 217/223 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

en México existe una laguna respecto a los factores psicosociales ya que no existe un consenso ni reglamentación respecto a ellos. En el año 2010, el Servicio de Salud de la empresa donde se realiza el presente estudio informó, de acuerdo a su estadística nacional epidemiológica, que las afecciones de la salud mental como los trastornos mixtos de ansiedad y depresión se ubicaron en el cuarto lugar de prevalencia e incidencia, quedando por debajo de la hipertensión arterial (HTA), diabetes mellitus (DM) y obesidad. Dentro de la región en que se encuentra el centro de trabajo, dichos trastornos ocuparon el quinto lugar por debajo de la HTA, DM, obesidad y osteoartrosis primaria generalizada.El Centro de Proceso de Aceite donde se realiza la investigación se ubica en altamar, cerca de las costas de Campeche, México. El traslado de los empleados se realiza desde la Isla Ciudad del Carmen mediante transporte marítimo con duración de aproxi-madamente tres horas. Los trabajos de mantenimiento mecánico, de instrumentación, eléctricos y electrónicos se realizan en una jornada conocida como 14 x 14 con descanso acumulado, ya que los empleados deben permanecer a bordo de la instalación durante al menos 14 días continuos de labores en horarios diarios de 7:00 a 19:00 horas con un periodo reglamentario de descanso de 30 minutos diariamente. La plantilla laboral completa se divide por lo anterior en dos roles de trabajo. Los trabajos de mantenimiento no se limitan al Centro de Proceso sino que incluyen las plataformas satélites que lo proveen del aceite crudo, a las cuales se desplazan por medio de helicópteros.La empresa donde se realiza el presente trabajo de investigación se encuentra en el proceso de implantación de un sistema admi-nistrativo para la salud y la seguridad industrial, inclusive del cuidado al entorno ecológico. De acuerdo al sistema, las activi-dades laborales se deben desarrollar apegadas a una disciplina operativa la cual definen como el cumplimiento riguroso en forma continua de los métodos y prácticas de trabajo con la finalidad de asegurar un desempeño sin accidentes, cuidando a la vez la salud de los trabajadores y el medio ambiente.La población del estudio está integrada por 219 trabajadores del departamento de mantenimiento industrial, considerando los roles de trabajo 1 y 2 que corresponden al periodo catorcenal de trabajo. Las actividades laborales de estas personas permiten que los equipos industriales implícitos en el proceso del aceite crudo se desempeñen adecuadamente para que la productividad y el cumplimiento de los compromisos adquiridos por la empresa no sean interrumpidos por cuestiones técnicas. Se incluyen mante-nimiento mecánico, de instrumentación, electrónico y eléctrico. Los factores psicosociales en el trabajo son aquellos que tienen su origen en la organización y gestión de este mismo. De acuerdo a la Organización Internacional del Trabajo (OIT) conducen al estrés y a otros problemas conexos de salud y seguridad. Comprenden aspectos del puesto de trabajo, clima o cultura orga-nizacional, funciones laborales, relaciones interpersonales, y diseño en el contenido de tareas. Por lo tanto, con la finalidad de que se eviten consecuencias negativas en la salud de los trabaja-dores se ha determinado que las condiciones laborales deben siempre respetar la vida y la salud de los trabajadores, dejándoles tiempo para el descanso y el ocio, permitiéndoles además ser útiles a la sociedad y conseguir su autorrealización mediante el desarrollo de sus capacidades personales1.Ya desde el año 1966, el National Advisory Environmental Health Committee advertía al Departamento de Salud y Servicios Humanos de Estados Unidos que el estrés psicológico era cada

vez más frecuente en los lugares de trabajo, condicionando la salud mental con subsecuente presentación de trastornos psico-somáticos. En la novena reunión de Ginebra en 1984, el Comité Mixto de la Organización Internacional del Trabajo-Organización Mundial del la Salud admitió que el desarrollo económico, el progreso técnico, el incremento de la productividad y la estabilidad social no sólo dependen de los diferentes medios de producción de que se dispone, sino también de las condiciones de trabajo y de vida, así como del nivel de salud y del bienestar de los trabajadores y de sus familias. Como resultado de las investigaciones de dicha organización se publicó el documento titulado “Identificación y control de los factores psicosociales nocivos en el trabajo”, reco-nociendo por ende que se requerían acciones preventivas globales, no solo para los factores físicos y químicos, sino también para los psicosociales inherentes a las empresas2. Por su parte, en el año 2006 en México, el Dr. en psicología Arturo Juárez García evidenció la relación directa entre la tensión arterial y la tensión laboral, independientemente de la edad, peso corporal, consumo de alcohol, tabaco y ejercicio3. En el año 2010, la agencia de salud del Reino Unido estimó que los problemas de salud mental fueron la segunda causa mayor de enfermedades ocupacionales después de los trastornos músculo-esqueléticos, resultando en una pérdida de 5 a 6 millones de días laborables por año. Por su parte, el Servicio de Salud de la empresa en que se realiza la presente investigación informó —de acuerdo a su estadística nacional epidemiológica que considera a todos sus derechohabientes— que las afecciones de la salud mental como los trastornos mixtos de ansiedad y depresión se ubicaron en el cuarto lugar de prevalencia e incidencia, quedando por debajo de la hipertensión arterial (HTA), diabetes mellitus (DM) y obesidad. Señaló también que dentro de la región en que se encuentra el centro de trabajo motivo de este estudio, dichos trastornos ocuparon el quinto lugar por debajo de las mismas patologías crónicas degenerativas, así como de la osteoartrosis primaria generalizada. De esta manera, se evidencia que la alte-ración de la salud mental ocupa un lugar trascendente dentro de la morbilidad nacional y regional4,5,6.El estudio de las políticas y programas de salud mental que atañen a las poblaciones activas de Alemania, Estados Unidos, Finlandia, Polonia y Reino Unido muestra que la incidencia de los problemas de salud mental está aumentando, hasta el punto de que uno de cada diez trabajadores sufre depresión, ansiedad, estrés o cansancio, que en algunos casos llevan al ausentismo, desempleo y a la hospitalización. Para los empleadores, los costos se traducen en términos de baja productividad, disminución de los beneficios, altas tasas de rotación de plantilla y mayores costos de selección y formación del personal sustituto. Para los gobiernos, los costos incluyen gastos de atención sanitaria, pagos por seguros y merma de renta a nivel nacional. Algunas cifras al respecto son las siguientes: EUA gasta de 30 a 40 mil millones de dólares anuales para el tratamiento de la depresión, con aproxi-madamente 200 millones de días perdidos por trabajador cada año6,7.Los servicios preventivos de seguridad y salud en el trabajo son aquellos cuyo propósito principal es prevenir los accidentes y las enfermedades de trabajo mediante el cumplimiento de la norma-tividad oficial8. La prevención en salud en el trabajo se divide en primaria, secundaria y terciaria. La primera tiene el objetivo específico de abordar la identificación, evaluación y control de

Page 47: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 217/223 219

los factores de riesgo presentes en un ambiente laboral; con ello, lo que se busca es evitar el daño. Para el caso de la prevención secundaria y terciaria, la meta es mitigar las consecuencias de la enfermedad o de los accidentes resultantes del descontrol en los factores de riesgo. El concepto de salud ocupacional hace referencia a la actividad multidisciplinaria de una organización en la cual las actividades se dirigen a la mejora de los ambientes de trabajo; de la organi-zación del trabajo (perfeccionamiento del diseño del trabajo, buena comunicación, metas claras e independencia durante el trabajo); y a la capacitación y promoción de la salud en los trabajadores (conductas promotoras de la salud, prevención del abuso de sustancias y activación física). Por lo tanto, no solo se limita a brindar beneficio al individuo7. Basado en lo anterior, la prevención de riesgos psicosociales en el trabajo tendrá que ser: • Integral y global, es decir, no limitarse al puesto de trabajo,

sino que contemple todos los factores que puedan afectar al trabajador.

• Multidisciplinaria, lo cual quiere decir que deberán participar las diferentes disciplinas técnicas y profesionales en pro del bienestar personal, empresarial y ambiental.

• Integrada y participativa. Esto hace referencia a la intervención de todos los trabajadores, incluyendo la dirección de la empresa.

• Sistemática y estructurada, que no conlleve a una acción puntual sino a una serie de acciones prolongadas en el tiempo.

En México, la legislación federal especifica las obligaciones patronales y del empleado para implementar medidas de higiene industrial y salud en el trabajo. Actualmente, los factores de riesgo más investigados dentro del ambiente laboral son aquellos que se relacionan con condiciones físicas peligrosas o inseguras, los factores físicos, químicos, ergonómicos y biológicos debido a que existen Normas Oficiales que especifican sus niveles máximos permisibles de exposición, así como las condiciones generales que deben prevalecer en el ambiente de trabajo8. Desgraciadamente, a pesar de la abundante evidencia científica acerca de los efectos negativos para la salud de los factores psicosociales en el trabajo, en nuestro país existe una laguna respecto a su atención. España es uno de los países líderes en Higiene Industrial. Su Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) —convencido de la trascendencia de la identificación y control de los factores psicosociales— desarrolló una metodología con la cual logra identificarlos y asignarles un valor. No se intenta con este método la apreciación de la situación psicosocial de los empleados, sino de las condiciones del trabajo. La metodología está basada en la aplicación de un cuestionario debidamente validado con el que se mensuran los siguientes apartados: • Carga mental: el grado de movilización, el esfuerzo intelectual

que debe realizar el individuo para hacer frente al conjunto de demandas que recibe el sistema nervioso en el curso de la realización de su trabajo.

• Autonomía temporal: es la discreción concedida al trabajador sobre la gestión de su tiempo de trabajo y descanso.

• Contenido del trabajo: grado en que el conjunto de tareas que desempeña el trabajador activan una cierta variedad de capa-cidades, responden a una serie de necesidades y expectativas del trabajador y permiten el desarrollo psicológico del mismo.

• Supervisión / participación: valora el grado que el trabajador

otorga al control ejercido por la dirección y el grado de parti-cipación efectiva respecto a distintos aspectos del trabajo, así como a la valoración que el trabajador realiza de distintos medios de participación.

• Definición de rol: considera los problemas que pueden deri-varse del rol laboral y organizacional otorgado a cada traba-jador. Se evalúa a partir de la ambigüedad del rol y la conflic-tividad del rol.

• Interés por el trabajador: hace referencia al grado en que la empresa muestra una preocupación de carácter personal y a largo plazo por el trabajador, o bien si la consideración que tiene del trabajador es de carácter instrumental y a corto plazo.

• Relaciones personales: se evalúa la calidad de las relaciones que el trabajador tiene con los distintos colectivos con los que puede tener contacto y se valoran las relaciones que se dan generalmente en el grupo de trabajo.

La aplicación del método permite mostrar qué magnitud y qué particularidades presentan los determinados factores en un grupo laboral concreto identificando ámbitos en los que se pudiese estar originando un problema, orientando así las posteriores acciones de control de acuerdo a la intensidad o urgencia de la situación detectada. Debido a que el método del INSHT ha demostrado experimentalmente su precisión y relación con el ausentismo, la insatisfacción laboral y la sintomatología psicosomática, su apli-cación puede contribuir a la difusión de nuevas perspectivas acerca de la organización del trabajo y a enriquecer el debate interno con conceptos y puntos de vista inusuales9,10.Es necesario hacer la aclaración de que, dada la ausencia de disposiciones legislativas mexicanas específicas en este ámbito, no existe posibilidad de que los resultados de una evaluación psicosocial den actualmente lugar a incumplimientos legales.

Material y métodosSe explica a los trabajadores el objetivo del trabajo de investiga-ción así como las características del cuestionario del método español del INSHT. Se hizo hincapié en que no se buscaba iden-tificar o analizar el perfil psicológico de los trabajadores, sino el psicosocial del entorno laboral donde se desempeñaban, basados en su punto de vista. Se aseguró la participación voluntaria y anónima. Todos los trabajadores que se integraron en la actividad tenían un contrato vigente al momento de la aplicación del cues-tionario. Reunidos en un lugar cómodo se aplicó el cuestionario a cada grupo del departamento de mantenimiento industrial (instrumentistas, mecánicos, electricistas y electrónicos) leyén-doles reactivo por reactivo y otorgándoles tiempo suficiente para responder. Una vez concluida la aplicación, los resultados del cuestionario se ingresaron al programa informatizado FPSICO V2.0 para el análisis y obtención de resultados. Además, se realizó un análisis estadístico descriptivo por medio de Excel. Se consideraron no procedentes para captura de datos los cuestio-narios que no presentaron la información completa en la zona de datos generales, aquellos que tuvieron preguntas no respondidas y/o aquellos que presentaron dos o más respuestas por reactivo. El estudio fue de tipo descriptivo y horizontal. Los resultados de la investigación fueron compartidos con los trabajadores del departamento, así como con la jefatura a manera de que ellos analizaran y sometieran a debate conceptos y puntos de vista inusuales que pudieran mejorar su entorno laboral.

Page 48: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Contreras Carlos

220 217/223 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Los resultados mensurados de los factores psicosociales del departamento de mantenimiento se muestran en la Tabla 1.

RESULTADOS

Se logró la participación del 76% del personal que se encontraba en el censo poblacional del departamento de mantenimiento. El resto de las personas no participaron por estar trabajando o por haber estado en una comisión durante las fechas de aplicación del test. La distribución porcentual de los participantes se refleja en la Figura 1.

El grupo con mayor participación en la investigación fue el de instrumentos, seguido por el eléctrico.

La distribución por categorías participantes, rol de trabajo, edades y situación contractual se muestran respectivamente en las figuras 3, 4, 5 y 6. Cabe aclarar que todos los trabajadores eran sindicalizados.

Figura 1.Distribución de la muestra.

Electrónicos1%

Eléctricos24%

Mecánicos34%

Instrumentistas41%

Figura 2.Participación porcentual de los grupos.

Electrónicos6%

Eléctricos32%

Mecánicos28%

Instrumentistas34%

Figura 3.Número de participantes por categoría.

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

Operario

Ayudantes operarios

Supervisores

Técnicos

Figura 4.Participación de trabajadores por roles de trabajo.

160

140

120

100

80

60

40

20

0

Rol 1

Rol 2

Figura 5.Distribución etaria de trabajadores.30

25

20

15

10

5

020-24 25-29 30-34 35-39 40-44 45-49 45-49 45-49 60 y más

Edades

Figura 6.Situación contractual.88

86

84

82

80

78

76

Transitorios Planta

A continuación se muestran los gráficos correspondientes a la distribución porcentual de respuestas correspondientes al apar-tado de carga mental.

Tabla 1.Factores psicosociales.

CM 18,56% 73,05% 8,38% 5,26AT 73,05% 23,95% 2,99% 2,45CT 81,44% 18,56% 0,00% 2,83SP 55,69% 37,72% 6,59% 3,79DR 76,65% 22,75% 0,60% 2,85IT 56,29% 40,72 2,99% 3,28RP 91,62% 7,78% 0,60% 1,77

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10Carga mental (CM). Autonomía temporal (AT). Contenido del trabajo (CT). Supervisión-participación (SP). Definición de rol (DR). Interés por el trabajador (IT). Relaciones personales (RP).

Page 49: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 217/223 221

Figura 7.Tiempo de atención requerido para el trabajo.

1/4 de tiempo10%

Casi nunca7%

Casi todo el tiempo23%

La mitad del tiempo23%

3/4 partes del tiempo37%

Figura 8.Intensidad de atención en el trabajo.

Media7%

Baja1%

Alta50%

Muy alta42%

Figura 9.Tiempo con el que cuentan para realizar las tareas.

Suficiente y adecuado74%

El tiempo lodetermino yo11%

Demasiadopoco4%

Ocacionalmentedemasiado poco

11%

Figura 10.Posibilidad de manejar los retrasos.

Durante las pausas22%

Con horas extras22%

No18%

Acelerando el ritmo38%

Figura 11.Rapidez requerida para ejecutar los trabajos.

Casi todoel tiempo

15%

1/4 de la mitad del tiempo

16%

Casi nunca23%

3/4 del tiempo20%

La mitad del tiempo26%

Figura 12.Frecuencia de errores al ejecutar tareas.

Ocacionalmente48%

Casi nunca47%

Frecuentemente5%

Figura 13.Consecuencia de los errores.

Pasandesapercibidos

14%Pueden provocar

consecuencias graves57%

Pueden provocarproblemas menores

29%

Figura 14.Fatiga al final de la jornada.

Frecuentemente8%

A veces82%

Nunca8%

Siempre2%

Page 50: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Contreras Carlos

222 217/223 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Los siguientes gráficos correspondientes a la distribución porcen-tual de respuestas correspondientes al apartado de Supervisión-Participación.

Figura 15.Cantidad de información que manejan al desempeñarse.

Muy elevada8%

Elevada56%

Poca32%

Muypoca

4%

Figura 16.Complejidad de la información que manejan en su trabajo.

Sencilla67%

Muy sencilla 0%

Complicada32%Muy complicada

1%

Figura 17.Dificultad para el desempeño del trabajo.

No45%

Frecuentemente0%

A veces55%

Figura 18.Frecuencia con que deben alterar los métodos/procedimientos de trabajo.

Frecuentemente14%

A veces37%

A menudo20%

Casi nunca29%

Figura 19.Descripción de la formación impartida por parte de la empresa.

Suficiente30%

Insuficiente enalgunos aspectos

38%

Totalmenteinsuficiente

13%

Muy adecuada19%

Figura 20.Conversación directa con los jefes para presentar sugerencias en asuntos que le interesan.

Buena38%

Mala8%No existe

14%

Regular40%

Figura 21.Frecuencia con que se asignan tareas que no pueden realizar al no tener los materiales necesarios.

Casi nunca10%

A menudo27%38%

Frecuentemente

A veces25%

Figura 22.Relaciones con los jefes.

Malas11%

Sinrelaciones

1%

No tengojefes1%

Regulares43%

Buenas44%

Page 51: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 217/223 223

DISCUSIÓN

La carga mental fue el factor psicosocial de mayor trascendencia de acuerdo a la metodología aplicada. Se traduce como un grado inter-medio de riesgo. El estatus de este factor psicosocial no se considera nocivo, por lo cual no se requiere una intervención inmediata; sin embargo, considero oportuno que la parte administrativa del depar-tamento realice un análisis profundo ya que con el paso del tiempo las condiciones podrían transformarse en fuente de problemas. Los trabajadores están conscientes de su cultura en seguridad de acuerdo a las consecuencias de sus errores; el tiempo y la intensidad de la atención se pueden considerar alta; no hay homogeneidad respecto a la visión de los trabajadores para el tiempo en la ejecución

de los trabajos. Llama la atención que respecto a la frecuencia de errores los criterios resultaron divididos casi por la mitad, contras-tando con aquel relativo a las consecuencias. Más de la mitad de los trabajadores evidenciaron por medio del cuestionario tener dificultad para el desempeño de sus labores.El siguiente factor predominante fue el de supervisión-participa-ción, que aunque se encuentra dentro del nivel satisfactorio, se acerca al limbo y es meritorio de atención a mediano plazo. Un área importante de mejora es la relativa a la relación con los jefes y, por otra parte, revisar los mecanismos para la dotación de equipos y materiales.El resto de los factores psicosociales se ubicaron dentro de un perfil satisfactorio.

1. OIT. Factores psicosociales y de organización. En: Enciclopedia de la Organización Internacional del Trabajo. 3ra.ed. Cap. 34 [en linea]. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales; 2001 [consultado 01 sep 2011]. Disponible en: http://www.ucm.es/info/seas/estres_lab/enciclo/indice_gral.htm

2. OIT. Factores Psicosociales en el Trabajo: Naturaleza, incidencia y prevencion. En: Informe del Comité Mixto OIT-OMS sobre medicina del trabajo. Novena reunión. Ginebra: OIT; 1984. [consultada 01 sep 2011]. (Serie Seguridad, Higiene y Medicina del Trabajo, 56). Disponible en: http://biblioteca.uces.edu.ar/MEDIA/EDOCS/FACTORES_Texto.pdf

3. Juárez-García A. Factores psicosociales laborales relacionados con la tensión arterial y síntomas cardiovasculares en personal de enfermería en México [en linea]. Salud Pública Méx. 2007;49:109-117 [consultado 01 sep 2011]. Disponible en: www.scielosp.org/scielo.php?pid=S0036-36342007000200006-&script=sci_arttext

4. Villalobos G. Vigilancia epidemiológica de los factores psicosociales; Aproximación conceptual y valorativa. Ciencia y Trabajo [en linea]. 2004 [consultado 01 sep 2011]; 6(14):197-201. Disponible en: http://www.ciencia-ytrabajo.cl/pdfs/14/Pagina%20197.PDF

5. Respuesta a enfermedades crónico-degenerativas y mortalidad IFAI SISI 1857200073311 [en linea] [consultado 01 sep 2011]. Disponible en: https://www.infomex.org.mx/gobiernofederal/moduloPublico/moduloPublico.action

6. S.O.S. estrés en el trabajo: aumentan los costes del estrés en el trabajo y la incidencia de la depresión es mayor. World of Work Magazine [on line] 2000; 37(dec) [consultado 01 sep 2011]. Disponible en: http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/inf/magazine/37/costs.htm

7. Phyllis G, Liimatainen MR. Mental health in the workplace: Introduction [on line]. Geneva: ILO; 2000. [cited 01 sep 2011]. Available from: www.ilo.org/wcmsp5/groups/public/@ed_emp/.../wcms_108221.pdf

8. México. STPS. Marco jurídico de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social del Gobierno de México [en linea]. Mexico: STPS; 2010. Disponible en: http://www.stps.gob.mx/bp/secciones/conoce/marco_juridico/index.html

9. España. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Norma Técnica de Prevención 443. Factores psicosociales: metodología de la evaluación [en linea]. Madrid: INHST; 1997. [consultada 01 sep 2011]. Disponible en: http://www.insht.es/portal/site/Insht/menuitem.a82abc159115c8090128ca10060961ca/?vgnextoid=db2c46a815c83110VgnVCM100000dc0ca8c0RCRD&vgnextchannel=25d44a7f8a651110VgnVCM100000dc0ca8c0RCRD&x=968&y=163&page=22

10. España. Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales. Norma Técnica de Prevención 450. Factores psicosociales: fases para su evaluación [en linea]. Madrid: INHST; 1997. [consultada 01 sep 2011]. Disponible en: http://www.insht.es/portal/site/Insht/menuitem.a82abc159115c8090128ca10060961ca/?vgnextoid=db2c46a815c83110VgnVCM100000dc0ca8c0RCRD&vgnextchannel=25d44a7f8a651110VgnVCM100000dc0ca8c0RCRD&x=968&y=163&page=22

REFERENCIAS

Page 52: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

224 224/228 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Correspondencia / CorrespondenceDra. Rosalina Chávez LópezPuerto Todos los Santos 420, Col. Monumental. CP 44320. Guadalajara, Jalisco, México Tel.: ( 33) 36389754 e-mail: [email protected]: 28 de agosto 2011 / Aceptado: 14 de septiembre 2011

Chávez López Rosalina1, González Muñoz Elvia Luz2, Mendoza Roaf Patricia Lorelei3, Preciado Serrano María de Lourdes4, María Elena Flores Villavicencio5

1. Odontóloga. PhD. Departamento de Fisiología, Universidad de Guadalajara, Jalisco, México.2. Psicóloga. PhD. Centro de Investigaciones en Ergonomía. Universidad de Guadalajara, Jalisco, México.3. Odontóloga. PhD. Departamento de Salud Pública. Universidad de Guadalajara, Jalisco, México.4. Psicóloga. PhD. Departamento de Salud Pública. Universidad de Guadalajara, Jalisco, México.5. Psicóloga. PhD. Departamento de Ciencias Sociales. Universidad de Guadalajara, Jalisco, México.

Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas según Unidad de Trabajo en Odontólogos de los Municipios de Guadalajara y Zapopan, Jalisco, Analizados a Través del Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka, Métodos OWAS y RULAERGONOMIC RISK FACTORS ThAT CAUSE MUSCULOSKELETAL DISRUPTIONS ACCORDING TO ThE wORK UNIT IN ODONTOLOGISTS FROM ThE MUNICIPALITIES OF GUADALAJARA y zAPOPAN, JALISCO, ANALyzED ThROUGh ThE STANDARDIzED NORDIC QUESTIONNAIRE OF KUORINKA, METhODS OwAS AND RULA

ABSTRACTThe purpose was to identify the association between positions taken in the presence of musculo-skeletal disruptions, according to dentists working unit of a health centers in the municipalities of Guadalajara and Zapopan. Methods: Observational, descriptive, cross-sectional nonexperimental design. The universe of study were dentists. We performed a non-probability sampling, with 56 dentists. Instruments: Standardized Nordic Questionnaire Kuorinka, OWAS and RULA method. The questionnaire was applied and took eight videos. Results: According to the socio labor, 60.7% (34) were women and 39.3% (22), men. The age of participants was categorized in two groups: 42.9% (24) were less than 50 years, 57.1% (32) reported having 51 or more years. In relation to the seniority of the participants, 50% (28) was less than 26 years. 76.8% (43) worked over 38 hours per week at the health center, while 23.2% (13) reported performing clinical work 20 to 38 hours. Conclusions: We identified some musculoskeletal discomfort and one of the risk factors were poor posture and dental units of work.

Key words: MUSCULOSKELETAL DISORDERS, WORKING POSITIONS DENTAL CLINIC.

RESUMENEl propósito fue identificar la asociación existente entre posturas adop-tadas en el trabajo clínico con la presencia de molestias músculo-es-queléticas, según unidad de trabajo de odontólogos de los Centros de Salud de los municipios de Guadalajara y Zapopan. Metodología: Estudio observacional, descriptivo y transversal, un diseño no experi-mental. El universo de estudio fueron odontólogos. Se realizó un muestreo no probabilístico, con 56 odontólogos. Instrumentos: Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka, métodos OWAS y RULA. Se aplicó el cuestionario y se tomaron ocho videos. Resultados: de acuerdo a las características socio-laborales, el 60,7% (34) fue feme-nino, y, el 39,3% (22), masculino. La edad de los participantes se categorizó en dos grupos: el 42,9% (24) fue menor a 50 años y, el 57,1% (32), reportó tener de 51 y más años. En relación a la antigüedad laboral de los participantes, el 50% (28) tenía menos de 26 años de trabajo. El 76,8% (43) trabajó más de 38 horas a la semana en el centro de salud, en tanto que el 23,2% (13) reportó realizar trabajo clínico entre 20 a 38 horas. Conclusiones: se identificaron algunas molestias músculo-esqueléticas y uno de los factores de riesgo fueron las postu-ras inadecuadas y las unidades dentales de trabajo.

(Chávez R, González E, Mendoza P, Preciado M, Flores M, 2011. Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas según Unidad de Trabajo en Odontólogos de los Municipios de Guadalajara y Zapopan, Jalisco, Analizados a Través del Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka, Métodos OWAS y RULA. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 224-228).

Palabras claves: TRASTORNOS MúSCULO-ESQUELÉTICOS, POSTU-RAS TRABAJO CLÍNICO ODONTóLOGOS.

INTRODUCCIÓN

A nivel mundial se reporta una prevalencia de las enfermedades músculo-esqueléticas atribuibles al trabajo de alrededor del 30%1. Uno de los principales daños a la salud derivados de la carga física de trabajo son las lesiones músculo-esqueléticas (LME), las cuales pueden aparecer de forma inmediata o por la

Page 53: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 224/228 225

acumulación de pequeños traumatismos, dando lugar a acci-dentes de trabajo por sobreesfuerzo y enfermedades profesionales músculo-esqueléticas2. Las lesiones músculo-esqueléticas de las extremidades superiores (dedos, manos, muñecas brazos, codos, hombros y cuello) pueden deberse a una fuerza estática repetitiva y duradera o pueden acentuarse por efecto de las actividades antes mencionadas. Este tipo de lesiones pueden ser tan leves como un dolor ocasional o tan serios como una enfermedad específica clara-mente diagnosticada; el dolor puede interpretarse como la conse-cuencia de una sobrecarga aguda reversible o puede indicar el comienzo de una enfermedad grave3. La Organización Internacional del Trabajo (OIT) reporta que en 1993 más del 27% de los accidentes de trabajo y enfermedades profesionales no fatales que produjeron días de absentismo laboral en los Estados Unidos se debieron a problemas de espalda. Según estudios realizados por el Gobierno, los costos sociales totales producidos por los dolores lumbares se sitúan cada año entre los 50.000 y los 100.000 millones de dólares en los Estados Unidos. Asimismo, un 30% de los trabajadores norteamericanos realiza usualmente actividades que implican un incremento del riesgo de sufrir dolores lumbares, y un 50% ocupa puestos de trabajo que puede producirle trastornos traumáticos acumula-tivos. El Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional (NIOSH) en 1989 encontró que las lesiones músculo-esqueléticas de cuello, muñeca, mano y región baja de la espalda tienen rela-ción con factores de riesgo tales como movimientos repetitivos, fuerza aplicada durante los movimientos, posturas inadecuadas, presencia de vibración y la combinación de todos ellos; estos elementos se encuentran presentes en la práctica odontológica. El desempeño de las actividades clínicas del odontólogo se realiza en un campo de movimiento reducido de espacio, donde se adoptan posturas inadecuadas y, por lo tanto, son condiciones que llevan a desarrollar lesiones músculo-esqueléticas. La postura sentado confiere una disposición especial a la columna vertebral, que se adapta a las situaciones a las que se ve forzada, creando curvas de compensación; esto sucede cuando el umbral de tole-rancia se ve forzado y los sistemas de reequilibrio fracasan, es cuando aparece el dolor, que con el paso del tiempo se agrava por la presencia de lesiones simples de contractura muscular en lesiones articulares, que como consecuencia dificultan el desa-rrollo del ejercicio profesional4. Al respecto de la práctica odon-tológica, el Departamento de Salud Pública del Instituto de Atenas, Grecia, reportó que el 62% de los dentistas presenta por lo menos una dolencia músculo-esquelética, 30% de molestias crónicas, 16% ausencia de molestias y 32% requirió asistencia médica.Además, la carga física estuvo asociada a la ocurrencia de dolor de espalda (riesgo de 1,59), de dolor de hombro (riesgo 2,57) y dolor de muñeca y de mano (riesgo de 3,46). Con excepción de las dolencias de mano/muñeca, los factores físicos no se asociaron a las dolencias crónicas. Por otro lado, Chiner5 reportó que cinco de cada seis odontólogos experimentan dolores o malestares en un periodo de doce meses. El cuello y los hombros son las áreas más afectadas en los odontólogos por la posición que toman al adoptar posturas inclinadas hacia el frente y la torsión del cuello, entre otros. La Organización Internacional de Normalización (ISO) ha publicado normas Internacionales rela-tivas a los requisitos ergonómicos que deben cumplir las esta-ciones de trabajo, los métodos para la evaluación de riesgos y

otros aspectos de los TME (Agencia Europea para la Salud y la Seguridad en el Trabajo, 2011)6.

MATERIAL y MéTODOS

Se realizó un estudio observacional, descriptivo y transversal, con un diseño no experimental. El universo de estudio fueron odontó-logos de los centros de Salud de Zapopan y Guadalajara. Muestra. Se realizó un muestreo no probabilístico. Se incluyeron en el estudio los odontólogos que se encontraron en su lugar de trabajo, siendo la muestra de 56 odontólogos. Los instrumentos que se utilizaron fueron: Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka7; este instrumento analiza las molestias músculo-esqueléticas en el trabajo, es un cuestionario autoadministrado y consta de 24 reac-tivos que evalúan síntomas y su localización corporal, por medio de figuras humanas. El método Ovako Working Posture Analysis System (conocido como método OWAS por sus siglas en inglés) es empleado para identificar y evaluar las posturas de trabajo inadecuadas. Fue desarrollado por Karhu, Kansi y Kuorinka8. El método RULA (Rapid Upper Limb Assessment) fue desarrollado por McAtammey y Corlett9, está dise-ñado para evaluar la exposición de los trabajadores a factores de riesgo que pueden ocasionar lesiones en los miembros superiores del cuerpo: posturas, repetitividad de movimientos, fuerzas aplicadas, actividad estática del sistema músculo-esquelético.Procedimiento: Primeramente se aplicó a todos los participantes el cuestionario Nórdico Estandarizado Kuorinka; y se llevaron a cabo los análisis estadísticos descriptivos para determinar las caracterís-ticas socio-laborales y la frecuencia de síntomas músculo-esquelé-ticos, así como la presencia de factores de riesgo ergonómico laboral; enseguida se realizó la filmación de ocho odontólogos en sus respectivos consultorios de los centros de salud, tomando en consideración la marca del sillón dental, es decir, se filmó la acti-vidad de un profesional por marca de sillón. El análisis estadístico: se realizó en dos fases. En la primera fase se realizaron los análisis descriptivos de: frecuencias y proporciones para las variables nominales y de tendencia central para las variables intervalares. Para identificar la asociación entre los factores de riesgo ergonó-micos y la sintomatología músculo-esquelética en los partici-pantes, se aplicó el estadístico de Chi cuadrada de Pearson. En la segunda fase, se analizaron y calificaron los videos de acuerdo a los métodos OWAS y RULA; posteriormente se trabajó en la prueba de Rachas para aceptar la hipótesis nula con un nivel significativo p >0,05, dado el pequeño número de participantes observados y el tipo de variable a comparar.

RESULTADOS

Se encuestó a 56 odontólogos de Centros de Salud de dos municipios de Jalisco. El 60,7% (34) es mujer y el 39,3% (22) es hombre. La edad de los participantes se categorizó en dos grupos: el 42,9% fue menor de 50 años y el 57,1% reportó tener de 51 y más años (Tabla 1).En relación a la antigüedad laboral de los participantes, el 50% tenía menos de 26 años de trabajo clínico. El 76,8% trabajaba más de 38 horas a la semana en la Institución, en tanto que el 23,2% reportó realizar trabajo clínico entre 20 y 38 horas a la semana fuera de la Institución. Predominantemente se reportaron la mayoría como dies-tros, solo un odontólogo (1,8%) manifestó ser ambidiestro (Tabla 2).

Page 54: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Chávez Rosalina

226 224/228 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Existe relación significativa entre el brazo trabajando a través de la línea media y muñeca y manos; también en el cuello inclinado y torcido con muñeca y manos; asimismo, hubo relación signifi-cativa en tronco inclinado y torcido con los tobillos; también en piernas y pies apoyados y equilibrados con muñeca y manos; y en piernas apoyadas y equilibradas con cadera y muslo.En la Tabla 3 se muestra que hay relación significativa en la extensión > 20° o flexión entre 20° / 45° del brazo y la espalda baja, así como también con la cadera y muslo. Hubo relación significativa trabajando a través de la línea media del brazo y la cadera y muslo; la muñeca doblada con el codo; y también hubo relación significativa con el tronco inclinado y torcido y la espalda baja.De acuerdo a los resultados obtenidos del análisis de las posturas con el método OWAS, según la Tabla 4. Se observa que con uso del sillón marca Olsen presentó riesgo en espalda en 32 (57,1%), con un valor Z de 3,974 y una p < 0,000*, y también presentó riesgo en brazos con 20 (35,7%), con un valor Z de 3,974 y una p < 0,000 y también presentó riesgo en piernas, con 45 (75%), con un valor de Z de 7,159 y una p < 0,000*.En el uso del sillón marca Syncrus, presentó riesgo en piernas con 25 (41,7%), con un valor de Z de 6,476 y una p < 0,000. En el uso del sillón marca Neon, presentó riesgo en espalda con 46 (78%), con un valor de Z de 2,802 y una p < 0,005* y también presentó riesgo en brazos con 38 (64,4%), con un valor de Z de 2,597 y una p < 0,009*.

Tabla 1.Características socio-laborales de los odontólogos que trabajan en Centros de Salud de dos municipios de Jalisco, 2010.

Valor Valor DesviaciónVariable mínimo máximo Media estándarEdad 31 64 50,77 7,85Antigüedad 6 50 25,45 8,04Tiempo que ha trabajado en la Institución 6 40 22,14 7,41

Tiempo institución grupos 30 76 47,98 11,08horas de trabajo semanal en el Centro de Salud 20 48 37,64 5,62

Fuera de la Institución 0 36 10,34 11,25Peso del participante 45 107 71,68 13,39Índice de masa corporal 18.92 41.80 25,86 3,92Talla del participante 151 190 166,32 9,28

Fuente Directa. N = 56 participantes.

Tabla 2.Relación entre posturas y molestias músculo-esqueléticas (últimos 7 días).

Postura Molestias músculo-esqueléticas Muñeca y Manos Cadera y Muslo TobillosBrazo. Trabajando a través X2=5,662de la línea media P=0,059 Cuello inclinado y torcido X2=7,603 P=0,055 Tronco inclinado y torcido X2=5,859 P=0,053Piernas y pies apoyados X2=10,593 X2=10,817y equilibrados P=0,032 P=0,029

Fuente Directa.

Tabla 3.Relación entre posturas y Molestias músculo-esqueléticas (últimos 12 meses).

Postura Molestias músculo-esqueléticas Codo Espalda Baja Cadera y MusloExtensión >20° o flexión X2=5,747 X2=1,306entre 20°/45° del brazo P=0,057 P= 0,521Trabajando a través de X2=5,537la línea media del Brazo P=0,063Muñeca doblada X2=9,737 P=0,045 Tronco inclinado y torcido X2=6,204 P=0,045

Fuente Directa.

Tabla 4.Frecuencias de posturas con riesgo de acuerdo al método OwAS en odontólogos.

RIESGO Espalda Brazos PiernasSillón Sin riESGo Con riESGo Valor Z (P) Sin riESGo Con riESGo Valor Z (P) Sin riESGo Con riESGo Valor Z (P)Gnatus 33 (55,0%) 27 (45,0%) -0,184 (0,854) 39 (65,0%) 21 (35,0%) 0,774 (0,439) 59 (98,0%) 1 (1,7%) 0,186 (0,853)Belmont 29 (49,2%) 30 (50,8%) 0,396 (0,692) 35 (59,3%) 24 (40,7%) 1,491 (0,136) 59 (100,0%) Olsen 24 (42,9%) 32 (57,1%) 3,974 (0,000*) 20 (35,7%) 36 (64,3%) 3,974 (0,000*) 56 (100,0%) Syncrus 47 (78,3%) 13 (21,7%) 0,632 (0,528) 43 (71,7%) 17 (28,3%) -0,118 (0,906) 35 (58,3%) 25 (41,7%) 6,476 (0,000)*Zeyco 44 (72,1%) 17 (27,9%) 0,476 (0,634) 36 (59,0%) 25 (41,0%) 0,670 (0,503) 61 (100,0%) Neon 13 (22,0%) 46 (78,0%) 2,802 (0,005*) 21 (35,6%) 38 (64,4%) 2,597 (0,009)* 59 (100,0%) Sin Marca 24 (40,0%) 36 (60,0%) 0,760 (0,447) 48 (80,0%) 12 (20,0%) 0,493 (0,622) 60 (100,0%) Olsen 33 (55,0%) 27 (45,0%) 0,184 (0,854) 38 (63,3%) 22 (36,7%) 1,160 (0,246) 15 (25,0% ) 45 (75,0%) 7,159 (0,000)*

Fuente Directa.

Tabla 5.Promedio de posturas de acuerdo al Método RULA, de acuerdo al sillón empleado.

Marca Puntaje Nivel de Puntaje Nivel de Final Nivel de A1 riesgo3 B2 riesgo3 riesgoGnatus 3,17 2 3,17 1 2,83 1Belmont 3,50 2 2,75 1 3,00 2Olsen 3,25 2 3,00 2 3,00 2Syncrus 3,25 2 2,50 2 3,00 2zeyco 3,40 2 2,80 2 3,20 2Neon 3,20 2 3,40 2 3,40 2Sin Marca 3,00 2 4,00 2 3,67 2Olsen 3,86 2 3,14 2 3,86 2

Fuente Directa.1 Puntaje A analiza= Brazos, antebrazos y muñecas2 Puntaje B analiza= Cuello, tronco y piernas3 Nivel de riesgo: 1. Efectos sobre el sistema músculo-esquelético: postura con posibilidad de causar daño en el sistema músculo-esquelético. 2. Se requiere hacer cambios en la tarea.

Page 55: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 224/228 227

DISCUSIÓN

Leggat10 reporta que la mayoría de los dentistas, 87,2%, había experimentado al menos un síntoma de trastornos músculo-es-queléticos en los últimos 12 meses; de estos trastornos los de mayor prevalencia son el cuello (57,5%), espalda baja (53,7%), hombro (53,3%), más de un tercio de los dentistas habían buscado atención médica, uno de cada 10 dentistas (9,1%) reportó haber tomado licencia en los últimos 12 meses. Con respecto a este estudio se identificó que se analizaron las mismas partes corporales, aunque hubo diferencias en los resultados. Por otro lado, Cortés11 en estudio realizado sobre los trastornos músculo-esqueléticos en odontólogos, reporta que el 54,8% manifestó dolor en el cuello, el 57% presentó dolor en espalda y el 25% en mano y muñecas. Comparándolo con este estudio, se puede observar que existen resultados distintos en uno y otro, y sí hay semejanza en que se analizaron las mismas zonas corpo-rales. Otro estudio efectuado por Hurutunian12 reporta que el 79,8% había sufrido algún dolor músculo-esquelético en los últimos 6 meses y también informaron que en cuello, columna cervical, dorsal y lumbar representaron el 58%. Sin embargo, los odontólogos que se dedicaron a la cirugía solamente tuvieron dolor en la muñeca. Estos datos no pueden ser comparados con los resultados de nuestra investigación, ya que no se analizó la postura por cada una de las especialidades odontológicas, por lo tanto, no existen coincidencias en los resultados. En un estudio realizado por Bendezu13 sobre posturas en odontólogos, se reportó que la percepción del dolor postural fue mayor en la zona cervical (75%) y menor en antebrazos (15%). En nuestro estudio se detectó un porcentaje de 80% de dolor en espalda baja; en brazos y antebrazos fue de aproximadamente del 10 al 20%. Además se encontraron resultados similares y también hubo coincidencia en que el mayor dolor se presentó en la zona cervical, seguido de cuello.

CONCLUSIONES

Las lesiones músculo-esqueléticas son ocasionadas por múltiples factores: uno muy importante es que en las empresas no se tiene la infraestructura que se requiere para realizar las actividades de una manera adecuada y sin riesgos, el no adecuar el puesto de trabajo al trabajador, propicia que se ocasionen las lesiones músculo-esqueléticas en él, además que representa un costo considerable para los sistemas de salud pública. Estas lesiones presentan características específicas asociadas a las diferentes regiones del cuerpo y a las diversas posturas que adopta el trabajador en los diferentes tipos de actividad. En la presente investigación se detectaron algunas molestias localizadas en zonas corporales específicas, los factores de riesgo que están presentes sobre todo en posturas forzadas y por la unidad de trabajo. Conforme a los resultados obtenidos de la relación entre posturas y molestias músculo-esqueléticas los últimos 7 días, hubo relación signi-ficativa en las partes corporales ya mencionados en la Tabla 2; también presentaron relación significativa en los últimos 12 meses, en algunas partes corporales también ya mencionadas en la Tabla 3.Por otro lado, en el análisis que se realizó con el método OWAS y los tipos de sillones dentales, se identificaron los riesgos que presentaron algunas marcas de sillón y, sobre todo, las partes corporales que resultaron afec-tadas. En lo que se refiere al análisis con el método RULA y los sillones dentales resultó que un 75% de las posturas adoptadas con los sillones dentales presentó riesgo, y específicamente en el puntaje A el 100% de los sillones analizados está en nivel de riesgo N° 2; en cambio en el puntaje B, el 80% está en el nivel de riesgo N° 2 y el 20% en el N° 1.Por lo tanto de acuerdo a los resultados, observamos que se cumple el propósito de esta investigación, que fue la de identificar la asociación existente entre posturas adoptadas en el trabajo clínico con la presencia de molestias músculo-esqueléticas, según unidad de trabajo de los odontólogos. Tales resultados tienen un impacto directo en los odontó-logos que laboran en Centros de Salud de los municipios de Guadalajara y Zapopan Jalisco, sobre los factores de riesgo presentes en su puesto de trabajo que ocasionaron molestias músculo-esqueléticas.

Page 56: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Chávez Rosalina

228 224/228 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

1. Riihimäki h, Viikari-Juntura E. El cuerpo humano; sistema músculo-esque-lético. En: Enciclopedia de Salud y Seguridad del Trabajo, Tomo 1, Cap. 6. Madrid: Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales; 1995.

2. Verdú NR, Villanueva MA. Seguimiento de daños para la salud por trastornos músculo-esqueléticos Instituto de Seguridad y Salud Laboral. Ier Congreso de Prevención de Riesgos Laborales; Murcia, 1 y 2 de marzo, 2007.

3. Luttmann A, Jager M, Griefahn B. Prevención de trastornos músculo-esque-léticos en el lugar de trabajo. Ginebra: OMS; 2004.

4. León N, López A. Lesiones músculo-esqueléticas en el personal odontoló-gico. Acta Odontolol Venez. 2006;44(3 ):413-418.

5. Chiner M, Más AD, Alcalde J. Laboratorio de Ergonomía. Valencia: Universidad Politécnica de Valencia; 2001.

6. European Agency for Safety and health at work. Disposiciones legales europeas en materia de TME de origen laboral [on line]. Bilbao: EU-OSHA; 2011[citado sep 2011]. Disponible en: http://osha.europa.eu/es/topics/msds/legislation_html.

7. Kuorinka I, Jonsson B, Kilbom A, Vinterberg h, Biering-Sorensen F, Andersson G, Jorgensen K. Standardized Nordic questionnaires for the analysis of musculoskeletal symptoms. Appl Ergon. 1987; 18:233-237.

8. Karhu O, Kansi P, Kuorinka L. Correcting working postures industry: a prac-tical method for analysis. Appl Ergon. 1982;13(2):82-86.

9. McAtamney L, Corlett EN. RULA: A survey method for the investigation of work-related upper limb disorders. Appl Ergon. 1993;24:91-99.

10. Leggat PA, Smith DR. Musculoskeletal disorders self-reported by dentists in Queensland, Australia. Aust Dental J. 2006;51(4):324-27.

11. Cortés A, López A, Mejía C, Quiros C, yoshioka A, Pérez A. Desórdenes músculo-esqueléticos y factores de riesgo ergonómico en cuello y miembro superior en odontólogos de una entidad prestadora de servicios en Santiago de Cali. Journal Odontológico Colegial. 2009; 4:8-15.

12. hurutunian h, Gargallo-Albiol J, Figueiredo R, Gay-Escoda C. Ergonomics and musculoskeletal pain among postgraduate students and faculty members of the School of Dentistry of the University of Barcelona (Spain); A cross-sectional study. Med Oral Patol Oral Cir Bucal. 2011;16(3):e425-9.

13. Bendezú NV, Valencia E, Aguilar LA, Vélez C. Correlación entre nivel de conocimientos sobre posturas odontológicas ergonómicas, posturas de trabajo y dolor postural según zonas de respuesta, durante las prácticas clínicas de estudiantes en una Facultad de Estomatología. Rev Estomatol herediana. 2006;16:26-32.

Referencias complementarias:1. Abdullah AT. Musculoskeletal disorders among dentists in Saudi Arabia.

Pakistan Oral Dent J. 2005;28( 1):135-144.2. Akesson I, hansson GA, Balogh I, Mortiz U, Skerfving S. International

Archives of Occupational and Environmental Health. 1997;69(6):461-474.3. Alexopoulos E, Stathi I, Charizani Fotini. Prevalence of musculoskeletal

disorders in dentists. BMC Musculoskelet Disord. 2004;5:16.4. Aterogenes h, Saldívar D. Lumbalgia en trabajadores: epidemiologia. Rev.

Med. IMSS. 2003; 41(3):203-209.5. Bernard BP, editor. Musculoskeletal Disorders and workplace Factors. A

Critical Review of Epidemiologic Evidence for work-Related Musculoskeletal Disorders of the Neck, Upper Extremity, and Low Back. Cincinnati, Oh: U.S. Department of health and human Services; 1997.

6. Chávez R, Preciado ML, Colunga C, Mendoza PL, Aranda C. Trastornos Músculo-esqueléticos en Odontólogos de una Institución Pública de Guadalajara, México. Ciencia & Trabajo. 2009;11(33):152-55.

7. Corlett E, Manenica I. The effects and measurement of working postures. Appl Ergon. 1980; 11(1):7-16.

8. Danielle M, Elaine TB, Popeb PD, wintera AF, Macfarlanec JG, Boutera JL, Silmanb AJ. Revisión de factores de riesgo ocupacional para el dolor de hombro: una revisión sistemática. Occup Environ Med.2000;57(7):433-442.

9. Díaz-Caballero AJ, Gómez-Plascencia IP, Díaz-Cárdenas S. Ergonomic Factors that cause the presence of pain muscle in students of dentistry. Med Oral Patol Oral Cir Bucal. 20101:15(6):906-11.

10. Garbín AJI, Presta AA, Garbín CAS, Lima DC. Ocurrencia de Accidentes Ocupacionales y conducta en la práctica odontológica. Rev Cubana Salud Trabajo. 2006;7(1-2):29-33.

11. Gómez C, Serrano G. Síndrome del túnel del carpo. Fisioterapia. 2004; 26:170-85.

12. González M. Estrés laboral y factores ergonómicos como determinantes de dolor músculo-esquelético en diversas zonas corporales. 3er Foro de las Américas en Investigación sobre Factores Psicosociales Estrés y Salud Mental en el Trabajo, 14 -16 oct. 2010. México: RIFAPT A.C.; 2010.

13. Gutiérrez hM, Flores RC, Monzo EJ. Prevalencia de trastornos Músculo-esqueléticos de Columna Lumbar en Trabajadoras y Límites Biomecánicas en el Manejo de Carga y Pacientes. Ciencia y trabajo. 2010;12(37): 380-85.

14. hayes M, Cockrell D, Smith D. A systematic review of musculoskeletal disorders among dental professionals. Int J. Dent Hyg. 2009;7(3):159-65.

15. Karsh BT. Theories of work-related musculoskeletal disorders: Implications for ergonomic interventions. Theoretical Issues in Ergonomics Science. 2006; 7(1):71-88.

16. Kumar S. Theories of musculoskeletal injury causation. Ergonomics. 2001;44 (1):17-47.

17. Linffors P, Ulrica T. work Characteristics and upper extremity Disorders in Female dental health workers. J. Occup health. 2006;48:192-197.

18. Maqueda B, Rodríguez O, Salazar B, López SE, Bermejo G. O. Evaluación de las oportunidades de mejora de la vigilancia de la salud de los trabajadores con riesgo ergonómico en el lugar de trabajo mediante el instrumento AGREE. MAPFRE Medicina. 2007;18 (3):159-167.

19. Nachreiner F. Standard for ergonomics principles relating to the design of work systems and to mental workload. Appl Ergon. 1995;26 (4):259-263.

20. Nicasio J, Díaz J, Sotelo F, Melchor M. Prevalencia de alteraciones músculo-esqueléticas en jóvenes preparatorianos. Acta Ortop Mex. 2003;17(2): 68-73.

21. Pagazaurtundua I, Monasterio A. Lesiones en la práctica odontológica. Compumedicina.com. 2011;12(169):1-5.

22. Piedrahíta L. Evidencias epidemiológicas entre factores de riesgo en el trabajo y los desórdenes músculo-esqueléticos. Mapfre Medicina. 2004;15 (3):212-221.

23. Luttmann A, Matthias J, Griefahn B. Prevención de trastornos músculo-esqueléticos en el lugar de trabajo. Ginebra: OMS; 2008. (Serie protección de la salud de los trabajadores, 5).

24. Rescalvo SF. Ergonomía y Salud. Valladolid: Junta de Castilla y León, Dirección General de Trabajo y Prevención de Riesgos Laborales;2004

25. Rucker L, Sunell S. Ergonomic Risk Factors Associated with Clinical Dentistry. J Calif Dent Assoc. 2002;30(2):139-48.

26. Saquy P, Djalma J. Cómo prevenir las enfermedades ocupacionales. Rev. Mundo Odont. 1994;2(7):20.

27. Singleton w. Naturaleza y objetivos de la ergonomía. En: Enciclopedia de Salud y Seguridad en el Trabajo. Vol. II Parte VI. Riesgos generales. Capitulo 29[on line] New york: O. I. T.; 2001 [citado sep 2011] Disponible en: http://www.mtas.es/insht/EncOIT/tomo2/29.htm

28. Sunell S, Rucker L. Ergonomic Risk Factors Associated with clínical dental hygiene practices. Probe. 2003;37(4):155-166.

29. Tronconis F, Lubo P, Montiel M, Quevedo A, Rojas L, Chacin B, Petti M. Valoración postural y riesgo de lesión músculo-esquelética en trabajadores de una plataforma de perforación petrolera lacustre. Salud trab. 2008;16(1):29-38.

30. Vernaza-Pinzón P y Sierra-Torres C. Dolor Músculo-esquelético y su Asociación con Factores de Riesgo Ergonómicos en Trabajadores Administrativos. Rev Salud Pública. 2005;7(3):317-326.

31. wittig J. Musculoskeletal of the neck and shoulder in dental hygienists and dental hygiene students. J Dent Hyg. 2007; 81(1):10.

32. ylipaa V. Physical and psychosocial work environment among Swedish dental hygienist: risk indicators for musculoskeletal complaints. Swed Dent J. 1997;21(3):111-120.

REFERENCIAS

Page 57: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 229/237 229

Correspondencia / Correspondence:Psi. walter L. Arias GallegosUniversidad Católica San PabloUrb. Campiña Paisajista s/n Quinta Vivanco, Cercado, Arequipa, PerúTel.: (51-54) 608020e-mail: [email protected]: 23 de octubre 2011 / Aceptado: 28 de noviembre 2011

INTRODUCCIÓN

Accidentabilidad y seguridad vialEn el Perú los accidentes de tránsito alcanzan cifras alarmantes, y ello se debe a la falta de conciencia de seguridad vial; o, peor aun, a la ausencia de una cultura de seguridad que se manifieste en las diversas esferas de la vida cotidiana como el hogar, el trabajo y, claro está, el tránsito vial, ya sea como peatones o como conductores.Anualmente se registran 125.000 muertes ocasionadas por acci-dentes de tránsito en América Latina, lo que representa el 4 por ciento del PBI de la región por concepto de atención a las víctimas. De modo que los accidentes de tránsito constituyen, además de un problema social y de salud, un problema econó-mico y, por supuesto, educativo. En el Perú se registran 30

ABSTRACTThe present work corresponds to a descriptive study in order to state the motive for what public transportation drivers don’t use the safety belt seat. With this aim, we designed a brief survey and applied it to 120 drivers from four public transportation business in Arequipa City. We found that 20.85% of drivers don’t use the belt seat. Into this group uncomfortable was the most frequent motive for what drivers don’t wear this safety implement.

Key words: SAFETY BELT SEAT, DRIVERS, PUBLIC TRANSPORTATION.

walter L. Arias Gallegos1

1. Psicólogo por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, Diplomado en Gestión de Recursos humanos, Gerencia y Supervisión en Seguridad Integral y Medio Ambiente y Gerencia de Sistemas Integrados. Docente de la Universidad Católica San Pablo.

Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de ArequipaMOTIVES OF SAFETy BELTSEAT DISUSE IN PUBLIC TRANSPORTATION DRIVERS FROM AREQUIPA CITy

muertes por cada 10.000 habitantes ocasionadas por accidentes de tránsito. En México son 28, en Colombia 24, en Chile 7 y en Argentina 5 muertes por cada 10.000 habitantes. El promedio de América Latina y el Caribe es de 17 muertos por accidentes de tránsito por cada 10.000 habitantes, alcanzando el doble del promedio de víctimas mortales que el promedio mundial. En el Perú, las cifras de accidentabilidad registran diferencias por departamento que deben considerarse con sumo cuidado. Entre los años 2001 y 2008 los accidentes se redujeron 6 por ciento al interior del país, pero en Lima metropolitana han aumentado 82 por ciento, pese a las iniciativas del Estado por controlar y sancionar a los conductores imprudentes. El Programa Tolerancia Cero y la obligatoriedad de las revisiones técnicas de los vehículos particulares, de transporte público, interprovincial o de transporte pesado no han rendido los frutos esperados. Y es que, como indica Iván Montes1, el problema de la seguridad vial recae, como lo indican las estadísticas, en el factor humano más que en el mecánico. Ello no quiere decir que deban eliminarse los controles técnicos o que no sea importante la renovación del parque automotor, pero, definitivamente, es aun más relevante la educación vial y la asunción de una cultura de seguridad. Las cifras a nivel nacional, como se aprecia en la Tabla 1, ubican a Lima, Callao y Arequipa (Lima: 328.980 accidentes de tránsito; el Callao: 34.784; y Arequipa: con 29.534) como las tres ciudades con mayor índice de accidentes entre los años 2000 y 2006. Siendo Lima la ciudad con una tasa de accidentes, evidente-mente, muy por encima de las demás.

RESUMENEl presente trabajo corresponde a un estudio descriptivo que tiene por objetivo determinar el motivo por el cual los conductores de transporte público no utilizan el cinturón de seguridad. Para ello se diseñó una encuesta breve que fue aplicada a 120 conductores de cuatro empresas de transporte público de la ciudad de Arequipa. Se encontró que el 20,85% de conductores no utilizaba el cinturón de seguridad. De este grupo, la incomodidad fue el motivo más fre-cuente por el que los conductores no utilizaban el cinturón de seguridad.

(Arias W, 2011. Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de Arequipa. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 229-237).

Palabras claves: CINTURóN DE SEGURIDAD, CONDUCTORES, TRANSPORTE PúBLICO.

Page 58: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Arias walter

230 229/237 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Si consideramos las causas de los accidentes de tránsito en el Perú, veremos que la mayoría responde a la imprudencia de las personas. Según el Touring Automóvil Club del Perú, las causas de accidentes de tránsito en nuestro país se deben en un 33% a exceso de velo-cidad, en un 28% a la imprudencia del conductor, 12% a la impru-dencia de los peatones, 11% se debe al consumo de alcohol de los conductores y sólo un 6% se debe a fallas mecánicas2. En otras palabras, el 84% de los accidentes pudo evitarse. En Arequipa se han registrado desde el año 2000 hasta el año 2010 –como se muestra en la Tabla 2–, 2.354 atropellos, 23.202 choques, 274 volcaduras y 546 caídas de pasajeros. Esto hace un total de 26.376 accidentes, entre los cuales las volcaduras conllevan un mayor número de muertos (4.641) y los atropellos tienden a generar más lesiones (5.681). Llama la atención que los daños materiales son en todos los casos menores que el saldo de muertos y heridos que devienen de la ocurrencia de accidentes de tránsito en la región. El total de daños materiales arroja un balance de 2.201, mientras que los muertos suman 13.191 y los lesionados 13.234. Esto se debe a que los accidentes de tránsito han tenido lugar en vehículos de transporte público e interprovincial más que en vehículos particulares.

Con respecto a las causas de los accidentes de tránsito en Arequipa, puede apreciarse que el 27% de ellos se debe al exceso de velocidad, 21% a la imprudencia del conductor, 19% se debe a la imprudencia del peatón, 13% se debe al consumo de alcohol por parte del conductor, 7% al consumo de alcohol del peatón y 5% a la impru-dencia de los pasajeros. En tanto que el mal estado de las vías, las fallas mecánicas del vehículo y las condiciones climatológicas suman el 6%.

Sin embargo, si se suman todas aquellas causas que tienen que ver con el conductor, se alcanza el 63%, mientras que aquellas que se atribuyen al peatón suman 31%. Esto quiere decir que el factor humano hace un total de 94%, mientras que el factor mecánico y el factor ambiental alcanzan el 3% cada uno. En Uruguay las cifras son muy similares: el 91% de los accidentes se debe al factor humano, 3% a factores mecánicos y 6% a factores ambientales3. De todo ello se desprende que los principales responsables de los accidentes de tránsito en Arequipa son los conductores en primer lugar y los peatones en segundo lugar. Estos datos son consis-tentes con lo que sugiere Alfaro4, cuando señala que el 90% de los accidentes de tránsito se debe al factor humano.Una vez más recalcamos que una vía fundamental para prevenir los accidentes de tránsito es la educación. Aunque un problema tan complejo como este requiere, además, de leyes más severas para los conductores y los peatones imprudentes, o bien, que se verifique el cumplimiento de la normativa vigente. Pero además, sería muy útil la implementación de programas de capacitación o de entrenamiento para conductores, así como una constante actividad investigativa dentro del campo de la seguridad vial amparada en variados estudios interdisciplinarios que ahonden en las diversas variables implicadas.

En resumen, la seguridad vial es un problema, tanto de salud como social y económico. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), de no corregirse las causas el número de muertos por acci-dentes de tránsito en el mundo aumentará 65% en el 2012, y 80% en los países en vías de desarrollo5. En nuestro país, ya se han tomado medidas para revertir los altos índices de accidentabilidad que se registran día con día. Por ejemplo, el 2005 el MINSA emitió la directiva “Promoción de la Seguridad Vial y Cultura de Tránsito

Tabla 1.Accidentes de tránsito fatales y no fatales según Departamento.Departamento 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 TotalAmazonas 359 316 302 245 112 109 170 1,613Ancash 1,834 1,166 916 987 1,261 1,398 1,545 9,107Apurimac 217 228 233 226 249 214 210 1,577Arequipa 4,181 5,306 4,257 3,910 4,186 3,808 3,886 29,534Ayacucho 475 1,035 1,503 1,278 1,412 1,200 620 7,523Cajamarca 796 799 859 1,030 1,083 332 710 5,609Callao 4,839 15,942 3,536 2,635 2,558 2,634 2,640 34,784Cuzco 1,080 1,843 997 845 980 1,133 1,003 7,881huancavélica 97 328 38 39 54 72 46 674huánuco 601 605 531 941 531 608 612 4,429Ica 1,469 1,078 1,648 1,841 1,903 1,930 1,721 11,590Junín 3,084 2,702 708 632 1,008 927 2,523 11,584La Libertad 3,439 3,596 3,535 4,179 4,104 4,100 3,873 26,826Lambayeque 508 1,445 973 880 2,022 600 596 7,024Lima 50,554 33,754 50,426 48,339 47,200 49,603 49,104 328,980Loreto 621 773 845 1,186 1,213 1,188 1,305 7,131Madre de Dios 145 111 202 171 72 221 167 1,089Moquegua 465 449 417 490 427 500 557 3,305Cerro de Pasco 429 57 80 44 73 39 29 751Piura 997 1,318 605 894 1,076 1,238 1,667 7,795Puno 995 1,111 1,014 1,010 751 532 857 6,270San Martín 248 234 230 202 312 207 155 1,588Tacna 1,454 1,557 1,536 1,460 1,332 1,205 297 8,841Tumbes 194 267 322 221 181 185 268 1,638Ucayali 614 645 832 536 512 689 451 4,279Total 79,695 76,665 76,545 74,221 74,612 74,672 75,012 531,422

Fuente: Policía Nacional del Perú

Tabla 2.Accidentes de tránsito según modalidad 2000-2010 en la ciudad de Arequipa.Descripción Accidentes Muertos Lesiones Daños materialesAtropellos 2,354 3,464 5,681 459Choques 23,202 4,524 4,132 646Volcadura 274 4,641 3,208 425Caída de pasajero 546 562 213 671Total 26,376 13,191 13,234 2,201

Fuente: X Región Policial de Arequipa.

Gráfico 1.Porcentaje de causas de accidentes de tránsito en Arequipa.

30

25

20

15

10

5

0

Velocidad

Im Peatón

Im Cond

Ebr Peatón

Ebr Cond

Im Pasaj

Exp Cond

VíasMecánica

ClimaFuente: X Región Policial de Arequipa.

Page 59: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de Arequipa

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 229/237 231

en el Marco de las Políticas Públicas Saludables” (RM Nº 662- 2005MINSA). El 2007 se creó el Sistema de Vigilancia Epidemiológica en Salud Pública de Lesiones por Accidentes de Tránsito (RM Nº308-2007MINSA) y se aprobó el Plan Nacional de Seguridad Vial 2007–2011, a cargo del Ministerio de Transportes y Comunicaciones mediante el Decreto Supremo Nº 013-2007-MTC. También se han declarado los accidentes de tránsito como prio-ridad de investigación en salud como parte de los objetivos del Instituto Nacional de Salud4.Todas estas medidas se encuentran dentro del marco de acción que propuso la Organización Panamericana de la Salud para reducir las tasas de mortalidad y morbilidad que generan los accidentes de tránsito6. Entre estas medidas se encuentran:• La promoción y ejecución de estudios epidemiológicos operativos. • La formulación de políticas y programas preventivos. • La coordinación de diversas instancias como municipios, centros

de salud, entidades reguladoras del tránsito y de la seguridad vial, etc.; para trabajar mancomunadamente en aras de conse-guir objetivos comunes.

Los factores ambientales en los accidentes de tránsitoSon diversos los factores que intervienen en la accidentabilidad vial. Podemos, sin embargo, agruparlos en tres: factores humanos, mecánicos y ambientales. Dentro de estos últimos, los factores geográficos y climatológicos son importantes pero no determi-nantes, pues explican sólo el 3% de los siniestros en las vías de tránsito. En realidad, el factor humano es el más prevalente, pues en los accidentes de tránsito el conductor es responsable del 69% de los accidentes7. Claro que el factor humano interactúa con los factores ambientales y mecánicos. Así, por ejemplo, el diseño urbano afecta los tiempos de llegada de los autos a las esquinas y los tiempos de movimiento que incluyen aceleración, frenado, cruce y vuelta al transitar por las calles. Moras y Ojeda8 constru-yeron tres programas de computadora con distintos modelos de calles y diferentes dispositivos de control de tráfico (modelo de cruces uno por uno, de semáforos y de calles de preferencias) para analizar sus efectos en variadas condiciones de tráfico y acelera-ción vehicular, de manera virtual. Los dos autores concluyeron que con un bajo volumen de tráfico vehicular (menos de 300 vehículos por hora) el modelo cruces uno por uno es más eficiente. Pero a partir de 330 vehículos por hora, el modelo más eficiente es el de semáforos. Es fundamental, en ese sentido, investigar los diversos riesgos de accidentabilidad vial en función del volumen de tránsito, su composición vehicular, las condiciones del entorno vial y el histo-rial de accidentes. Lamentablemente, existe poco personal capaci-tado para realizar este tipo de estudios9. Pero es importante también convocar la participación de los psicólogos en las tareas de este tipo. De hecho, los psicólogos especializados en psicología del tránsito y psicología ambiental pueden también integrarse a los equipos de trabajo multidisciplinario que trabajan en la planifica-ción urbana y contribuir con ello desde un enfoque psicológico o psicosocial y tomando como base el cúmulo de conocimientos y de métodos que aporta la psicología10. Por otro lado, en cuanto a la ocurrencia de accidentes, se debe considerar que el 77% de ellos tiene lugar en zonas urbanas11. Así pues, el tráfico mediado por factores como el diseño urbano y el volumen de los vehículos que circulan en las calles incide en las causas de la accidentabilidad que conlleva a la morbilidad y mortalidad de las personas. Las personas, como factor humano,

pueden ser causa de los accidentes, sean conductores o peatones. Sin embargo, las personas pueden ser también víctimas cuando son pasajeros de autobuses, combis o taxis. Tengamos presente que en América Latina el 36% de la población realiza de 0,8 a 0,9 viajes por día en transportes masivos. En Arequipa esta cifra es de 1,64 viajes por día12. Es decir, viajamos más que el promedio de los ciudadanos de Latinoamérica. Esto puede explicarse por el tamaño de la ciudad, ya que siendo Arequipa una urbe pequeña, las distan-cias son cortas y, por ende, los viajes son más frecuentes. En Arequipa se aprecia, precisamente, un aumento del parque automotor así como de la población. En 13 años la población de Arequipa ha aumentado 36,11%, lo cual afecta seriamente el trans-porte público y privado debido a que las vías de la ciudad no están preparadas para albergar una cantidad numerosa de autos. El taxismo, por ejemplo, ha incrementado de 6.800 unidades en 1997 a 24.000 en el 2010. En cuanto al transporte público, la tasa actual de asientos es de 69.640 debiendo ser de 94.787, por lo que existe un déficit acumulado de 25.147 asientos12. En ese sentido, los accidentes de tránsito en los que están involucrados vehículos que llevan pasajeros suelen registrar mayor cantidad de heridos y muertos. Un accidente provocado por un ómnibus interprovincial causa 2,63 veces más heridos y 2,33 más muertes que el resto de unidades vehiculares13.

Factor humano y accidentabilidad vialTodas las condiciones anteriormente mencionadas reflejan una falta de planificación en el sistema de transporte urbano, generando caos vehicular. A lo que se suma la imprudencia de los peatones y conductores. De hecho, el exceso de velocidad es la principal causa de accidentes en el Perú con un 31,8% de prevalencia, seguida de la imprudencia del conductor con un 25,4% y la ebriedad con el 9,4% de accidentes5. Las causas de los accidentes de tránsito en Arequipa no son muy diferentes, pues se deben en un 27% al exceso de velocidad, en 21% a la imprudencia del conductor y en un 13% se debe al consumo de alcohol. Si sumamos las causas -por consumo de alcohol, exceso de velocidad o imprudencia que se atribuye al conductor-, la cifra recoge un 61 por ciento de causas. El consumo de alcohol de parte del conductor ha sido una de las causas de accidentabilidad vial más estudiadas. Entre el 35 y 64% de accidentes en países desarrollados como Canadá, Estados Unidos, Inglaterra y Australia se deben al consumo del alcohol. En un estudio realizado por Vázquez3 en Uruguay se encontró que el 60% de los conductores sobrepasaban las cantidades permitidas de alcohol en la sangre. Al respecto, si bien es cierto que en concentraciones de alcohol mayores a 0,20%, la persona se encuentra seriamente sedada14, la metabolización del azúcar se realiza en 15 minutos; por tanto, las pruebas de alcohol realizadas de 30 a 45 minutos después del consumo de alcohol son inade-cuadas dado que ha disminuido el nivel real del alcohol en la sangre por efectos del metabolismo. De acuerdo con los estudios de Híjar et al.15 la embriaguez fue un factor de riesgo indiscutible que se relaciona con la gravedad de las lesiones en el 38% de los casos. Por ejemplo, según reportan Alderete y Bianchini16, en el registro de ingresos a la sala de emergencia del Hospital de Jujuy, los motivos de mayor porcentaje se debieron a accidentes en el hogar (38,5%), seguidos de accidentes de tránsito (32,6%), situa-ciones de violencia (15,6%), accidentes en el trabajo (8,1%), síndrome de abstinencia (4,4%) y sobredosis (0,8%). En el Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias Forenses Regional Sur

Page 60: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Arias walter

232 229/237 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Occidente de Cali, las causas de mortalidad se deben en un 53,7% a homicidios, 17,8% son causas naturales, 15,5% a accidentes de tránsito, 6,7% a accidentes, 6,2% a suicidio; siendo que el suicidio se asoció más con el consumo de sustancias psicoactivas en un 47,8% y con homicidios en un 35,2%17. De modo que al asociar el consumo de alcohol con el manejo de vehículos las probabilidades de sufrir un accidente se duplican. Los accidentes de tránsito son la principal causa de muerte en personas de entre 15 y 29 años, y la segunda entre personas de 5 a 14 años de edad.Otra causa de los accidentes de tránsito atribuida al conductor que ha sido extensamente investigada es la fatiga y la hipersomnia. Los seres humanos estamos propensos a dormir entre las 2 y 6 horas de la madrugada así como entre las 14 y 16 horas por la tarde, debido a los ritmos circadianos18. Sin embargo, la cantidad de personas que trabajan de noche constituye el 20% de la fuerza laboral en países desarrollados. Los desórdenes del sueño se rela-cionan directamente con los accidentes de tránsito. Así, por ejemplo, existe de 2 a 10 veces mayor riesgo de accidentes de tránsito en los apneicos en comparación con la población general. La apnea del sueño también se asocia a la obesidad, condición común entre los choferes profesionales19.Para el caso de los accidentes de rutas largas como los viajes inter-provinciales, se ha demostrado que los turnos excesivos, sin horas de descanso adecuadas así como los turnos nocturnos generan cansancio y somnolencia en los conductores, incrementando el riesgo de tener un accidente4. En un estudio descriptivo de 100 conductores interprovinciales –de los cuales el 98% sigue la ruta Huancayo-Lima–, se encontró que 30% había dormido 5 horas o menos, 47% había dormido 6 horas o menos, 51% roncaba y 3% tenía afecciones respiratorias. Además, 32% tenía cansancio cuando dormía, 6% dormía en las tardes, 16% lo hacía por las noches y 41% en las madrugadas. El 17% de los conductores pestañeaba mientras conducía y 4% se “cabeceaba”. El 59% había tenido algún accidente, cuyas causas fueron el cansancio en un 40%, la imprudencia del otro conductor en un 33%, fallas mecá-nicas en un 12%, la neblina en 3% y el mal estado de las carreteras en un 2%. Finalmente, la mayoría de accidentes ocurrió entre la 1 y las 4 a.m5.Es importante considerar que un chofer bajo efecto de la fatiga disminuye progresivamente la atención durante el manejo y pierde su capacidad de respuesta13,20, lo que lo torna vulnerable ante situaciones imprevistas o de riesgo. Pestañear o dormitar es expre-sión de un nivel extremo de fatiga. Se estima que entre 4 a 30% de los accidentes se debe al cansancio y el sueño durante el manejo. Según la National Sleep Fundation, las características de los accidentes durante la noche son: ocurren entre las 12 a.m. y las 7 a.m., el evento está asociado a alta mortalidad y morbilidad, el chofer maneja solo, la unidad sale inadvertidamente de su ruta o invade el carril contrario y el chofer no deja huella de haber inten-tado hacer maniobra evasiva para evitar la colisión. Asimismo, en 1995 del 16 al 20% de las muertes producidas por accidentes se asociaba al sueño y a la fatiga durante la conducción. El 17% de los choferes pestañeaba, 32% estaba somnoliento y se tornaba impaciente y 12% aumentó la velocidad de sus vehículos, lo que se entiende como una alteración del juicio por hipersomnia20. Este aspecto es importante, ya que la somnolencia afecta diversos procesos psicológicos de los conductores como los de tipo aten-cional. En un estudio realizado por Velásquez y Escobar21 se encontró que los conductores que han sufrido accidentes de trán-sito tienen más dificultades en el procesamiento basado en la red

atencional ejecutiva, en comparación con aquellos conductores que no han tenido accidentes de tránsito. Otra de las causas de la accidentabilidad vial atribuida a los conductores que ha sido ampliamente estudiada, esta vez por los psicólogos, es el estrés, como factor de riesgo psicosocial del chofer.

Riesgo psicosocial y estrés laboral en el chofer El estrés al que está sujeto un conductor también le torna más vulnerable a los accidentes de tránsito debido a la carga negativa de sus emociones, como la ansiedad o la ira. Se estima, por ejemplo, que el chofer promedio maldice 32.025 veces mientras conduce un auto durante toda su vida. Otros estudios reportan que los conduc-tores profesionales sienten menos ansiedad que los noveles en diversas situaciones como en espera o ante los ruidos22. En ese sentido, los efectos del ruido pueden ser fisiológicos o psicológicos, interfiriendo con el aprendizaje, la concentración y la comunica-ción; o elevando el nivel de estrés. En una investigación efectuada por Santos de la Cruz23, entre las fuentes de ruido que más molestan a los conductores de la Avenida Javier Prado se tiene que el 62,69% del ruido lo producen los autos, el 23,46% los lugares públicos y el 3,85% los vecinos.El estrés que enfrentan los conductores tiene diversas fuentes. El ruido es sólo una de ellas. Los principales desencadenantes del estrés en el conductor son, de acuerdo con Salazar y Pereda24: • Las presiones del tiempo. • La frustración por la incapacidad para atender plenamente a los pasajeros. • Los horarios de trabajo por turnos rotatorios.• El ruido.• La polución. • Las congestiones de tráfico.

Por tanto, en la profesión del chofer las exigencias laborales demandan una gran tensión neuropsíquica, disposición permanente hacia el rendimiento de las tareas de control y dirección del vehículo y la toma de decisión que garantice la seguridad y regularidad del servicio, entre otras25. El estrés modula, entonces, en gran parte la forma de conducir de los choferes, asociándose con impaciencia, hostilidad y la toma de decisiones arriesgadas24. En ese sentido, Salazar y Pereda evaluaron los niveles de síndrome de burnout en una muestra de 237 conductores de buses interprovinciales. Para ello utilizaron el Burnout Maslach Inventory con un índice de confiabi-lidad de 0,82 obtenido para su muestra de estudio. Se encontró que el síndrome de burnout no está presente en la mayoría de conduc-tores de ruta interprovincial y que la mayoría son prudentes y responsables. Pero aquellos que puntúan con niveles significativos del síndrome, presentan altos niveles de cansancio físico y emocional, así como baja autoestima y escasa motivación de logro, impulsividad, impaciencia, agresividad y posibles tendencias antiso-ciales que les llevan a faltar el respeto a los demás y a no cumplir las normas de tránsito24.Otros estudios han reportado que la incidencia de accidentes previos se relaciona con el estrés. Así, en una muestra de 34 choferes en una terminal de buses de alta accidentabilidad, Vásquez et al.25 hallaron que los choferes no accidentados no poseen carga psíquica; en cambio, los que se han accidentado sí poseen un perfil de carga emocional elevado. Además los choferes accidentados sienten que no poseen los conocimientos necesarios y se sienten insatisfechos.Así como se ha asociado la tasa de accidentes previos con el riesgo

Page 61: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de Arequipa

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 229/237 233

de accidentes, otros estudios han señalado que el estado civil y el grado de instrucción puede ser un referente para predecir el grado de accidentabilidad de los conductores. De modo que una conducta preventiva es más notoria en los casados y en los que presentan grado de instrucción superior. Por otro lado, una conducta más arriesgada es propia de los que tienen problemas de salud, los solteros y los que tienen menor grado de instrucción. Además, a mayor tiempo de conducción van mejorando gradualmente los estilos de comportamiento de los choferes en contextos de tráfico2.

Uso del cinturón de seguridadAhora bien, frente a la alta incidencia de accidentes de tránsito y los diversos factores de riesgo psicosocial a que están expuestos los conductores, el uso del cinturón de seguridad se convierte en un mecanismo imprescindible para salvaguardar nuestras vidas. Los cinturones de seguridad fueron creados en 1956. Se usaron en un primer momento en aviones mas no en vehículos. La produc-ción de cinturones de seguridad fue inicialmente impulsada por el directivo de la Ford Company, Robert McNamara, pero estos cintu-rones sólo tenían dos puntos de anclaje. Fue el ingeniero Nils Bohlin quien inventó el cinturón de tres puntos. La colocación masiva de estos cinturones se dio en 1959 en el Volvo Amazon. Desde entonces se han perfeccionado los modelos que aportan mayor seguridad a los conductores y pasajeros.El uso del cinturón de seguridad reduce las lesiones producidas por accidentes automovilísticos. Koushki et al. Constataron, por ejemplo, que las personas que no usaban cinturón de seguridad tenían más lesiones en la cabeza, en la cara, en el abdomen y los miembros26. En consecuencia, los cinturones de seguridad son el medio más afectivo para prevenir los accidentes vértebro-medu-lares (AVM) que son la principal causa de muerte y discapacidad en los Estados Unidos26. Además, en una situación de choque o colisión con otro auto, las personas que no utilizan cinturón son despedidas fuera del vehículo el 98% de las veces15, lo cual aumenta las probabilidades de mortalidad.Por otro lado, también se han reportado lesiones por el uso del cinturón de seguridad ocasionadas por la flexión forzada del dorso. Teare fue el primero en reportar este tipo de lesiones rela-cionadas con el uso del cinturón de seguridad y provocadas por un impacto súbito en los accidentes en aeroplanos. En ese sentido, el signo de cinturón de seguridad es definido como una contusión, hematoma o equimosis en el abdomen, tórax o cuello correspon-dientes al sitio de sujeción. Por ejemplo, de 641 personas que tenían puesto el cinturón de seguridad en una colisión, el 55% tenían evidencias de sujeción27. Así pues, quienes llevan cinturón de seguridad sufren más lesiones de cuello y pecho. Estas lesiones se hacen evidentes en la piel, lo cual debe observarse con precau-ción, ya que las lesiones cutáneas indican lesiones musculares, viscerales u óseas. Así, por el ejemplo, el 30% de personas con lesiones dérmicas tenía también lesiones internas26.A pesar de las lesiones que puede provocar el uso de cinturón de seguridad, es el medio más efectivo para prevenir la muerte. El año 2000, Kahane27 reportó que los cinturones de seguridad fueron 45% efectivos sobre la prevención de muerte de los pasajeros de automóviles, y 60% efectivos para prevenir la muerte en camiones livianos. De hecho, los pacientes sin sujeción tuvieron 5,7% de mortalidad más alta en comparación con 1,1% de pacientes con sujeción que murió27.Por ello, de lo que se trata es de utilizar pertinentemente el

cinturón, en lugar de no utilizarlo. Tomar en cuenta los siguientes datos puede maximizar las bondades de su uso: • Llevar tres puntos de anclaje. • Ubicarse en los asientos posteriores (ello reduce el riesgo de muerte

en un 30% en caso de colisión frontal). • Los cinturones que sujetan el hombro son más seguros que los que

sujetan solamente la pelvis.

Por otro lado, diversas variables inciden en la falta de uso del cinturón de seguridad. Híjar et al.28 administraron 422 cuestiona-rios a personas que tuvieron accidentes de tránsito y encontraron que las variables asociadas al no uso del cinturón de seguridad fueron la ingesta alcohólica, una velocidad mayor de 90 km/h, el tamaño del vehículo (pequeños), la ocurrencia nocturna y el tramo de la carretera (Cuernavaca-México). Además, los factores de riesgo para lesiones graves fueron la falta de cinturón, la ingesta alcohólica, una edad menor de 25 años o mayor de 54 años, y la ocurrencia nocturna29.Sin embargo, es innegable que el uso del cinturón de seguridad ha aumentado. Híjar et al.30 reportaron que de 1995 a 1996 se incre-mentó el uso del cinturón de 63,46 a 76,6%. En nuestro país también se puede evidenciar un aumento del uso del cinturón. En esto, un factor decisivo ha sido la formulación de leyes más exigentes para con los conductores. Pero también, los medios de comunicación han enfatizado la necesidad del uso del cinturón a través de spots publi-citarios que muestran las trágicas consecuencias que tiene para los conductores y los pasajeros el obviar su uso.En ese sentido, también se han implementado programas que buscan sensibilizar a la población respecto del uso del cinturón. Ferrández et al.31 aplicaron un programa de sensibilización de seguridad vial a 217 adolescentes de Educación Secundaria (53,3% mujeres y 45,7% varones). Antes del programa se deter-minó que la cuarta parte no utilizaba el cinturón y no se hacía problemas con el manejo de un vehículo bajo los efectos del alcohol. Después del programa se halló que los adolescentes se muestran más sensibles cuando las víctimas son ellos mismos o sus padres y las mujeres que no habían tenido un accidente de tránsito previo se mostraron más sensibilizadas, en comparación con los varones que sí han vivido un accidente de tránsito.En resumen, el uso del cinturón durante la conducción de un vehículo es una medida de seguridad necesaria que se encuentra normada por ley en nuestro país, así como en la mayoría de países del mundo. Sin embargo, a pesar de sus beneficios y de ser de uso obligatorio por parte de los conductores y los pasajeros que se ubican en el asiento del copiloto, las personas, en particular los choferes, no lo utilizan. Nos planteamos, por tanto, la siguiente pregunta de investigación: ¿Cuáles son las razones por las que los choferes de transporte público no utilizan el cinturón de segu-ridad?

METODOLOGÍA

Con el objeto de determinar las causas por las que los choferes de transporte público no utilizan el cinturón de seguridad se diseñó un estudio transeccional descriptivo.

MuestraSe aplicó una encuesta en cuatro empresas de transporte público que cubren rutas en la ciudad de Arequipa. Para mantener la

Page 62: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Arias walter

234 229/237 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

confidencialidad de estas empresas, las hemos designado alfabé-ticamente como A, B, C y D. Las empresas fueron escogidas mediante métodos no probabilísticos en función de la conve-niencia para el estudio. Se adoptaron los siguientes criterios: a) Empresas formales que llevan funcionando tiempo en el

mercado.b) Empresas de transporte que recorren rutas diferentes.c) Empresas que brindan un servicio socialmente aceptable, en

relación con el confort que ofrecen a los pasajeros (espacio, estado del interior del vehículo, infraestructura, etc.).

Se encuestó un total de 120 conductores con un rango de edad de 19 a 52 años y de condición socioeconómica media, media baja o baja.

InstrumentosSe elaboró un cuestionario que recoge datos tales como grado de instrucción, edad, años de servicio (experiencia laboral), nombre de la empresa en que labora, uso o falta de uso del cinturón, motivos del desuso del cinturón y la incidencia de accidentes previos. Como motivos del desuso del cinturón de seguridad de parte de los conductores se consignaron los siguientes: a) Es muy incómodo. b) Está malogrado.c) No es necesario.d) Desconozco su utilidad.

ProcedimientosLa recolección de la información se realizó en los paraderos de las cuatro empresas en horas de 12 p.m. a 2 p.m. los días sábado de los meses de marzo y abril del 2009. Se contó con la participación de 4 colaboradores, que trabajaron en pares para recoger los datos. Las encuestas se efectuaron a todos los choferes de las empresas durante sus paradas habituales. La encuesta no demoró más de un minuto por persona. Todas las preguntas fueron leídas a los conductores, excepto la que inquiere: ¿Usa el cinturón de seguridad? Para responder a esta pregunta se observó en primer lugar si el cinturón estaba colocado y asegurado correctamente. Para ello, mientras uno de nuestros colaboradores entrevistaba al conductor por la ventana, el otro que le acompañaba hacía la verificación del correcto uso del cinturón desde la puerta de ingreso al vehículo.

RESULTADOS

Se entrevistó a 120 choferes, todos varones, que conducían en su mayoría cousters en un número de 112 (94%) y en menor medida combis, en un número de 8 (6%). De los choferes encuestados, 37 (30,83%) laboraban en la empresa A con un rango de edad de 21 a 47 años y un promedio de 16,56 años de servicio, 33 (27,5%) eran conductores en la empresa B con un rango de edad de 19 a 50 años y un promedio de 17,2 años de servicio, 24 (20,07%) trabajan en la empresa C con un rango de edad de 21 a 52 años y un promedio de 17,45 años de servicio, y 26 (21,6%) laboraban en la empresa D con un rango de edad de 22 a 46 años y un promedio de 12,33 años de servicio.Con respecto al grado de instrucción, como se aprecia en la Tabla 3, 6 choferes (5,01%) cuentan con estudios primarios concluidos,

57 (47,5%) han concluido sus estudios secundarios, 35 choferes (29,16%) tienen estudios superiores incompletos y 12 (18,33%) tienen estudios superiores completos. Además, se aprecia que existen diferencias significativas entre los choferes, según se trate de la empresa en que trabajan.

Así, por ejemplo, en las empresas B y C no se registraron conduc-tores con estudios primarios inconclusos; sin embargo, en la empresa A el 13,51% de los encuestados se ubica en esta cate-goría, y en la empresa D el porcentaje es de 3,84%.

En cuanto a los estudios secundarios, la mayoría de choferes cuentan con estudios secundarios completos: la empresa A en un 67,50%; la empresa B, en un 39,40%; la empresa C, en un 20,83%; y, la empresa D en un 53,87%. Por otro lado, de la empresa A, el 18,93% de choferes cuenta con estudios superiores incompletos y ninguno con estudios superiores completos. De la empresa B, el 36,36% tiene estudios superiores incompletos y 24,24% con estu-dios superiores completos. De la empresa C, el 33,33% tiene estu-dios superiores incompletos y el 45,84% ha concluido sus estudios superiores. Mientras que de la empresa D, el 30,76% no cuenta con estudios superiores completos, en tanto que el 11,53% los ha concluido.

Tabla 3.Frecuencias del grado de instrucción.Grado de Empresasinstrucción A B C D TotalPrimaria 5 0 0 1 6Secundaria 25 13 5 14 57Sup. Incompleta 7 12 8 8 35Sup. Completa 0 8 11 3 22Total 37 33 24 26 120

p < 0,05

Tabla 4.Frecuencias de choferes que usa cinturón de seguridad.Uso de Empresascinturón A B C D TotalUsan cinturón 31 23 15 26 95No usan cinturón 6 10 9 0 25Total 37 33 24 26 120

p < 0,05

Gráfico 2.Porcentajes de grado de instrucción de choferes.

70

60

50

40

30

20

10

0

A

B

C

DEstud Prim

Estud Secund

SupComp

SupIncomp

Page 63: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de Arequipa

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 229/237 235

En cuanto al uso del cinturón de seguridad, 95 choferes (79,16%) utilizan el cinturón de seguridad y 25 (20,85%) no lo utilizan. De la empresa A 31 choferes (83,78%) utilizan el cinturón correcta-mente y 6 (16,22%) no lo utilizan; 23 choferes (69,69%) de la empresa B usan el cinturón y 10 (30,31%) no lo utilizan adecua-damente. De la empresa C, 15 conductores (62,5%) usan el cinturón de seguridad y 9 (37,5%) no lo usan, mientras que en la empresa D, todos los choferes encuestados utilizaban el cinturón de seguridad.

Por otro lado, cabe mencionar que de los choferes que no utilizan el cinturón adecuadamente, 71% no lo tiene enganchado, sino que solamente está superpuesto del hombro a la pelvis. En el Gráfico 3 se aprecian los porcentajes del uso y desuso del cinturón de seguridad, de modo que se pueden comparar en función de las representaciones de las barras.

En nuestros resultados se hace evidente que la mayoría de los conductores encuestados usan el cinturón de seguridad; de hecho, en la empresa D todos lo llevaban puesto y asegurado correctamente. De los 25 choferes que no utilizaban el cinturón, 64% indicó que le generaba incomodidad, 24% respondió que no utilizaba el cinturón porque estaba en mal estado (malogrado) y 12% indicó que no era necesario.Como se aprecia en el Gráfico 4, comparando los porcentajes de las respuestas emitidas como motivos por los que no se usa el cinturón de seguridad, se tiene que la incomodidad fue la alter-nativa más marcada por los choferes de las empresas A, B y C con un porcentaje de 50, 60 y 77,77%, respectivamente, alcan-zando un total de 64% de las respuestas. Con respecto al mal estado de los cinturones de seguridad, el 33,33% de los conduc-tores de la empresa A marcaron esa alternativa, al igual que el

Gráfico 3.Porcentajes de uso y desuso de cinturón de choferes.100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

Uso

Desuso

A B DC

Tabla 5.Motivos para no usar el cinturón de seguridad. EmpresasMotivo A B C Total F % F % F % F %Incomodidad 3 12 6 24 7 28 16 64Mal estado 2 8 2 8 2 8 6 24Innecesario 1 4 2 8 0 0 3 12Desconocimiento 0 0 0 0 0 0 0 0Total 6 24 10 40 9 36 25 100

p < 0,05

20% de la empresa B y el 22,23% de la empresa C, de modo que el 24% de los choferes que no usa cinturón se excusa alegando que el cinturón está malogrado. Por otro lado, 16,87% de conductores de la empresa A indicó que no era necesario el uso del cinturón de seguridad, así como el 20% de choferes de la empresa B, lo que en total hace un 12% de respuestas en esta categoría. Finalmente, ningún chofer consideró que no usaba los cinturones de seguridad por falta de conocimiento.

Con respecto al índice de accidentes previos, se tiene que sola-mente 8 conductores han reportado haber tenido accidentes previos.

Se tiene, por tanto, que el 7,14% de choferes ha tenido algún accidente previo mientras que el 92,86% restante no lo ha repor-tado. De las cuatro empresas, la mayor cantidad de choferes que reportan accidentes previos al estudio labora en la empresa A, con un 13,51%; le siguen la empresa D con un 11,53% y la empresa C con un 4,16%. Los conductores de la empresa B no reportan accidentes previos.

Gráfico 4.Porcentajes de motivos para no usar el cinturón de seguridad.

80

70

60

50

40

30

20

10

0

A

B

C

TotalComodidad No hay necesidad

Tabla 6.Experiencia previa de accidentes de tránsito según las empresas.Incidencia Empresasde accidentes A B C D TotalAccidentes previos 5 0 1 3 8Sin accid. previos 32 33 23 23 112Total 37 33 24 26 120

p < 0,05

Gráfico 5.Porcentajes de experiencia de accidentes previos.

100

90

80

70

60

50

40

30

20

10

0

Accidentes previos

Sin accidentesprevios

A B DC

Page 64: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Arias walter

236 229/237 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

DISCUSIÓN

El Perú es uno de los países con más alta tasa de mortalidad por accidentes de tránsito en América Latina, siendo de 17,6 muertos por cada 100.000 habitantes5. El 2005 la tasa de mortalidad por 10.000 habitantes en el Perú fue de 23, lo que nos ubica en el cuarto lugar a nivel del mundo después de Bangladesh, China y Sri Lanka. Si bien es cierto, como indica Montes1, el peso de la responsabi-lidad recae principalmente en el factor humano, ya que entre el 69 y 90% de los accidentes se deben a imprudencia del conductor o del peatón; no puede hacerse a un lado el hecho de que el crecimiento desorganizado de las urbes y el incremento del parque automotor juegan un papel que predispone –al menos en cierta medida– la ocurrencia de la accidentabilidad vial. El 2007, por ejemplo, el número de vehículos registrados fue de 1.444.164 con una tasa de incremento anual de 3,93%13. Lo que quiere decir que hoy la cifra sería aproximadamente de 1.671.187 autos; sin embargo, otras estimaciones indican que el número de vehículos supera la impresionante cantidad de 2.000.000.Como fuere, en la medida que se incrementa el número de autos aumenta también el número de accidentes. Cada año se registra un promedio de 31.500 fallecidos debido a accidentes de tránsito y el número de heridos es también muy elevado. Por ejemplo, entre el 2001 y el 2006, 211.447 personas resultaron heridas, lo que equi-vale a decir que se reportaron 97 heridos por día debido a acci-dentes de tránsito4. De modo que la mortalidad por accidentes de tránsito corresponde al 3,7% de la mortalidad general del país5. Ante esta innegable realidad, el uso del cinturón de seguridad es una medida que permite reducir las consecuencias que los acci-dentes de tránsito traen para la salud y la integridad física de quienes conducen un vehículo. De hecho, el uso de cinturón de seguridad reduce el riesgo de muerte entre un 36 y 75%. Por ello la ley obliga su uso, ya que además de reducirse el número de muertos se reducirían también los costos económicos que devienen de la atención a las víctimas de los accidentes. Otras medidas, como el uso de cámaras de velocidad, han demostrado reducir los choques en 5 a 69%, las lesiones de 12 a 65% y las muertes de 17 a 71%4. En el presente estudio se trató de determinar los motivos por los cuales los choferes de cuatro empresas de transporte público no utilizan el cinturón de seguridad. Los resultados sugieren que el 95% de los conductores llevaba el cinturón puesto y que en aquellos que no lo tenían correctamente asegurado el principal

motivo fue la incomodidad. Conviene indicar aquí que una posible explicación a los datos encontrados podría ser que las empresas encuestadas eran formales. En ese sentido, como se sabe, desde la década del 50’ empezaron a surgir diversas actividades informales32, dentro de ellas la pira-tería de las rutas en las empresas de transporte. Es posible que el porcentaje de uso del cinturón de seguridad sea menor en cous-ters y combis “piratas”. Por otro lado, las empresas encuestadas cuentan con unidades en buen estado, de acuerdo con los crite-rios de espacio, infraestructura y comodidad del interior del vehículo. De ahí que es factible que en vehículos más pequeños, con menos comodidades y una infraestructura deteriorada los conductores utilicen en menor medida el cinturón aduciendo que dicho implemento se encuentra en mal estado. Esta hipótesis es consistente con el hecho de que sólo 6 choferes indicaron que no usaban el cinturón porque estaba malogrado, de modo que de haber unidades deterioradas, el índice de respuesta en esta alter-nativa sería posiblemente mayor.La incomodidad, empero, fue el motivo más marcado, lo que sugiere que la ergonomía es un factor que debe tomarse en cuenta, pero median en este caso explicaciones que tienen que ver con la manera en que han sido colocados los implementos de seguridad, ya que muchas empresas realizan dichos acondiciona-mientos en talleres mecánicos que, por reducir costos, hacen un trabajo que cumple las condiciones de seguridad mínimamente o de forma superficial, o hasta engañosa. Con respecto al uso del cinturón de seguridad, la incomodidad suele ser el motivo más frecuente por el que los conductores no utilizan este dispositivo de seguridad personal. Es importante que las empresas de transporte público motiven a su personal a través de la formulación de políticas claras y firmes que promuevan una cultura de seguridad dentro del marco legal. Además se les debe capacitar de manera permanente para que valoren los variados riesgos que acarrean las conductas imprudentes como manejar a excesiva velocidad, sin haber descansado, o realizando manio-bras temerarias. En consecuencia, la toma de conciencia y la asunción de una conducta responsable de parte de los choferes debe ser promo-vida y alentada, así como reconocida. Es necesario, por tanto, investigar diversas variables mediante encuestas estructuradas más exhaustivas. Además se debe analizar el problema de la seguridad vial de manera integral, considerando variables de riesgo psicosocial como el estrés laboral, el consumo de alcohol o la fatiga.

Page 65: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de Arequipa

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 229/237 237

1. Montes I. Los ticos no tienen la culpa. Diario Noticias. 2009 11 mar: 9.2. Ponce C, Bulnes M, Aliaga J, Delgado E, Solís R. Estudio psicológico sobre

los patrones de conducta en contextos de tráfico, en grupos de automovi-listas particulares y profesionales de Lima Metropolitana. Rev investig psicol UNMSM. 2006;9(2):33-64.

3. Vásquez R. Causas de los accidentes de tránsito desde una visión de la medicina social. El binomio alcohol-tránsito. Rev Med Urug. 2004; 20:178-186.

4. Alfaro D. Problemática sanitaria y social de la accidentalidad del transporte terrestre. Rev Perú Med Exp Salud Pública. 2008; 25(1):133-137.

5. Rosales E, Egoavil M, Durand I, Montes N, Flores R, Rivera S, Alonso C, Merino L, Rey de Castro J. Rev Med Hered. 2009; 20(2):48-59.

6. Alfaro C, Díaz C. Los accidentes de tránsito: Creciente problema para la salud pública. Bol Ofic Sanit Panamer. 1977;83(4):310-318.

7. Morocho L. Psicología del tránsito y seguridad vial. Paradigmas. 2002;3 (5):63-65.

8. Moras C, Ojeda I. Evaluación de la eficiencia del programa de tránsito de “cruces uno por uno”, en la ciudad de Orizaba, Veracruz, México, mediante microsimulación. Revista de la ingeniería industrial. 2007;1(1):1-11.

9. Mendoza A, Abarca E, Centeno AG. Auditorías de seguridad vial de carre-teras en operación. Ing invest y tecnol. 2009;10(2):137-144.

10. holahan C. Psicología ambiental. Un enfoque general. México: Limusa; 1991.11. híjar M. Utilidad de análisis geográfico en el estudio de las muertes por

atropellamiento. Salud pública de México. 2000;42(3):188-193.12. Rivas G. Realidades y urgencias del transporte público en Arequipa. Punto

de vista. 2010; 2(6):7-8.13. Rey de Castro J, Rosales E, Egoavil M. Somnolencia y cansancio durante la

conducción: Accidentes de tránsito en las carreteras del Perú. Acta Méd Perú. 2009;26(1):48-54.

14. Arias D. Reacciones fisiológicas y neuroquímicas del alcoholismo. Persp Psicol. 2005;1(2):138-147.

15. híjar MC, López MV, Flores M, Anaya R. Aspectos metodológicos de la medición en el sitio de ocurrencia de lesiones por accidentes de tráfico. Rev Saúde Pública.1997;31(1):100-104.

16. Alderete E, Bianchini P. Consumo de alcohol en la consulta de una sala de espera. Medicina. 2008;68(1):31-36.

17. Bravo P, Bravo S, Porras B, Valderrama J, Bioquim AE, Bravo LE. Prevalencia de sustancias psicoactivas asociadas con muertes violentas en Cali. Colombia Médica. 2005;36(3):146-152.

18. Adan S. Cronopsicología, su estado actual: Una revisión. Rev Latinoam Psicol. 1995;27(3):391-428.

19. Santin J. Accidentes automovilísticos: Su relación con problemas de sueño. Ciencia & Trabajo. 2004;6(12):59-63.

20. Rey de Castro J. Accidentes de tránsito en carreteras e hipersomnia durante la conducción. ¿Es frecuente en nuestro medio? La evidencia periodística. Rev Méd Hered. 2003;14(2):69-73.

21. Velásquez CE, Escobar JP. Estudio de la correlación entre la atención y la siniestralidad en conductores profesionales en la ciudad de Calama, Chile. Ciencia & Trabajo. 2011;13(40):86-91.

22. Sáiz E, Chisvert M, Bañuls R. Efectos psicológicos de la exposición al tráfico en conductores profesionales y noveles. Anales de Psicología. 1997;13(1):57-65.

23. Santos de la Cruz E. Contaminación sonora por ruido vehicular en la Avenida Javier Prado. Industrial Data. 2007;10(1):11-15.

24. Salazar SI, Pereda EC. Síndrome de burnout y patrones de comporta-miento ante tráfico en conductores. Rev psicol UCV. 2010;12:141-169.

25. Vásquez R, González A, Perera y. Análisis de la accidentabilidad vial a partir de una batería diagnóstica. Rev Cub Psicol. 2002;19(3):248-252.

26. Ortega A. En un accidente de tráfico ¿las lesiones pueden ayudar a dicta-minar si llevaba el cinturón puesto? Cuader Med Forense. 2005;39(2):35-42.

27. Sharma OP, Oswanski MF, Kaminski BP, Issa NM, Duffy B, Stringfellow K., Lauer SK, Stombaugh hA. Implicaciones clínicas del signo del cinturón de seguridad en el traumatismo cerrado. Am Surg. 2009;75(9):822-827.

28. híjar MC, Flores ME, López V. Cinturón de seguridad y gravedad de lesiones en accidentes de tráfico en carretera. Salud Pública Mex. 1996;38(2):118-127.

29. hidalgo E, híjar M, Blanco J, Kageyama ML. Factores asociados con la gravedad de lesiones ocurridas en la vía pública en Cuernavaca, Morelos, México. Salud Pública Mex. 2005;47(1):30-38.

30. híjar MC, Carrillo CE, Flores ME, Anaya M, López V. Factores de riesgo de lesión por accidentes de tráfico y el impacto de una intervención sobre la carretera. Rev Saúde Pública.1999;33(5):505-512.

31. Ferrández MR, Vallejo SM, Ibáñez S, Vidal JV. Análisis de la sensibilización de los jóvenes ante la seguridad vial. Bases para la elaboración de un programa. Relieve. 2006;12(2):1-19.

32. De Soto h. El otro sendero. 6a ed. Bogotá: Instituto Libertad y Democracia; 1987.

REFERENCIAS

Page 66: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

238 238/243 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

INTRODUCCIÓN

En el plantel educativo, el docente es responsable de que se lleve a cabo el proceso enseñanza-aprendizaje, con eficiencia y eficacia; sin embargo, bajo determinadas condiciones, puede verse afectado si éste no está planeado, bien estructurado o no se cuenta con los recursos necesarios para realizarlo. Las acciones del profesor deben adaptarse a las características y necesidades de los alumnos, pero sobre todo responder a los retos del entorno social de un país inmerso en la globalización. El fin primordial de la enseñanza superior es la capacitación para el empleo y de esta forma impacta en la sociedad. Los profesio-

Correspondencia / CorrespondenceDr. José Guadalupe Salazar EstradaDomicilio: Paseo de la Colina Nte. No. 94, Fraccionamiento Lomas de Sta. AnitaC.P. 45640. Tlajomulco de zuñiga, Jalisco, MéxicoTel: (01 33) 37-96-09-51e-mail: [email protected]: 25 de septiembre de 2011 / Aceptado: 04 diciembre de 2011

Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior, Guadalajara, MéxicoSTRESS AND BURNOUT SyNDROME IN TEAChERS OF A hIGhER EDUCATION INSTITUTION, GUADALAJARA, MEXICO

María Guadalupe Aldrete Rodríguez1, Carolina Aranda Beltrán2, Manuel Pando Moreno3, José Guadalupe Salazar Estrada4

1. Doctora en Ciencias Sociomédicas, Investigadora y docente del Instituto de Investigación en Salud Ocupacional, Departamento de Salud Pública, Universidad de Guadalajara.

2. Doctora en Salud Pública, Investigadora y docente del Instituto de Investigación en Salud Ocupacional, Departamento de Salud Pública, Universidad de Guadalajara.

3. Doctorado en Sociología y Metodología de las Ciencias Sociales, Investigador y docente del Instituto de Investigación en Salud Ocupacional, Departamento de Salud Pública, Universidad de Guadalajara.

4. Doctor en Ciencias Sociomédicas, Investigador y docente del Instituto de Investigación en Salud Ocupacional, Departamento de Salud Pública, Universidad de Guadalajara.

RESUMENObjetivo: Analizar la relación entre los síntomas de estrés y síndro-me de Burnout en docentes de educación superior y sus diferencias por sexo. Material y métodos: Estudio de tipo observacional, trans-versal, analítico, realizado en docentes de educación superior, Guadalajara, Jalisco, México. Para la recolección de datos se aplicó una batería de instrumentos conformada por: datos socio-demográ-ficos y laborales, Maslash Bournout Inventory (M.B.I.) y la escala de síntomas de estrés. Resultados: 52,7% presentaron alguna dimen-sión del MBI afectada; las mujeres presentaron un mayor riesgo de agotamiento emocional que los hombres (OR=4,61, P= 0,000). 58,2% de las mujeres y 27,3% de los hombres reportaron niveles medios y altos de estrés (P=0,000). Se encontró relación entre sín-tomas de estrés con agotamiento emocional y despersonalización. Conclusión: La mujer evidenció mayor riesgo de presentar síntomas de estrés y agotamiento emocional en relación a los hombres.

(Aldrete M, Aranda C, Pando M, Salazar J, 2011. Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior, Guadalajara, México. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 238-243).

Palabras claves: ESTRÉS, SÍNDROME DE BURNOUT, AGOTAMIEN-TO PROFESIONAL, DOCENTES.

ABSTRACTObjective: Analyze the relationship between symptoms of stress the Burnout Syndrome in teacher of higher education and gender difference. Methods and materials: A observational, cross-sectional study was conducted in teachers of a higher education in the metropolitan area of Guadalajara, Jalisco, Mexico. For data collection we applied a battery of instruments comprised of: demographic and labor, the Maslach Burnout Inventory (MBI) and the level of stress symptoms.Results: the 52,7% had affected some dimension of the MBI, the woman reported had a higher risk of emotional exhaustion, than men (OR=4,61, P=0,000). The 58,2% of women and 27,3% of men had higher average levels of stress (P=0,000). There was a relationship among the symptoms of stress with emotional exhaustion and depersonalization. Conclusion: Women showed an increased risk of developing symptoms of stress and emotional exhaustion in relation to men.

Key words: STRESS, BURNOUT, EMOTIONAL EXHAUSTION, TEACHERS.

Page 67: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 238/243 239

nales formados en estas instituciones tienen que demostrar, en los espacios laborales, los conocimientos y habilidades adquiridas durante su formación y demostrar su competitividad en un medio laboral en continuo cambio1. Es por esto que las actividades que realizan los profesores son diversas, demandantes y son conside-radas de riesgo para la salud2. Dentro de estos riesgos estarían los derivados del estrés, el cual es definido como la respuesta inespecífica del organismo ante cual-quier exigencia; es un proceso adaptativo en el que se pone en marcha una serie de mecanismos necesarios para la supervivencia y que, bajo determinadas condiciones, sus consecuencias se vuelven negativas, dependiendo de la valoración que se haga de los estresores y de la capacidad para hacerles frente3. Casi en todo el mundo el trabajo docente es percibido como una actividad asociada a niveles altos de estrés, emanados de elementos que el docente suele ver como causas potenciales de éste4; entre ellos estaría la complejidad de la tarea, la multiplicidad de papeles del profesor, las exigencias del entorno, la interacción constante con los estudiantes, la escasez de los recursos, la falta de apoyo social, elementos considerados como estresores5.La relación entre el estrés y la salud es compleja, puede provocar directamente efectos que alteran la salud o actuar en forma indi-recta por medio de conductas de afrontamiento no saludables, como el uso de alcohol y drogas6. Cuando éste se relaciona con el trabajo y se presenta de forma crónica, puede llevar a la persona a desencadenar el síndrome de Burnout, el cual se da como resultado de la interacción entre el sujeto que busca adaptarse al entorno laboral y su percepción sobre los estresores, así como sus capaci-dades y estrategias para afrontar el estrés7.Al síndrome de Burnout se le define como un evento psicológico, constituido por tres dimensiones: a) Agotamiento emocional, b) despersonalización y c) baja realización personal8. El agotamiento se puntualiza como el sentimiento de estar sobreexigido y vacío de recursos emocionales y físicos, derivados de una sobrecarga laboral y el conflicto personal en el trabajo. La despersonalización se reconoce como una respuesta negativa, insensible, o excesiva-mente apática a diversos aspectos del trabajo, que ocasiona una pérdida de idealismo, así como una reacción negativa hacia la gente y el trabajo. La baja realización personal se refiere a los sentimientos de incompetencia y carencia de logros y producti-vidad en el trabajo. Este sentido se exacerba cuando hay escasez de recursos para realizar el trabajo, así como por una falta de apoyo social y de oportunidades para desarrollarse profesional-mente9.Estudios con docentes dan cuenta de la importancia de este síndrome y su relación con diferentes situaciones relacionadas con el trabajo; Calvete10 y Moriana11 reportan como significativo las bajas de tipo psiquiátrico, que no se presentaban en otras profe-siones y que tenían como antecedente el absentismo laboral y bajo rendimiento en el trabajo. Otras investigaciones han encontrado que los docentes tienen más probabilidades de experimentar Burnout y presentar mayores síntomas de estrés cuando estos se imponen un alto nivel de exigencia sobre su propia actuación, necesitan la aprobación de los demás o cuando no logran cumplir sus objetivos12,14.Por su parte, Grajales15 en un estudio con docentes de preparatoria de Nuevo León, México, encontró que las mujeres presentan mayores niveles de agotamiento emocional y que las relaciones entre éste y la involucración con las actividades laborales estu-diadas son diferentes según el género. Resultados diferentes son

los obtenidos por Van Horn et al.16, quienes estudiaron 1811 maes-tros canadienses y holandeses encontrando un mayor agotamiento emocional en los varones al compararlos con las mujeres. Otro estudio realizado por Strykowska y Trzeciakowska17 en Polonia, concluyó que al comparar las mujeres entre sí, las que tienen mayores niveles de logro académico tienen una mayor susceptibi-lidad hacia el Burnout y de manera particular con respecto al agotamiento emocional. Otras publicaciones reportan que las mujeres presentan mayores niveles de estrés en comparación a los hombres18. Se puede decir entonces que el estrés y síndrome de Burnout en mujeres y hombres presentan características particu-lares y diferentes, de acuerdo con las condiciones socioeconó-micas, culturales, laborales y educativas en las que cada uno se desenvuelve.Si bien es cierto que los profesores, tanto hombres como mujeres, comparten condiciones similares, hay situaciones concretas de género que establecen diferencias en los procesos de enfermedad que padecen unos y otros; los roles y comportamientos que desem-peñan cada uno en la sociedad constituyen algunas de esas dife-rencias.Desde 1992 la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha reco-nocido que las mujeres presentan en forma desproporcionada más problemas de salud previsibles que los hombres, como conse-cuencia de la desigualdad que existe en relación a la posición social y económica19. Si se toma en cuenta que del total de traba-jadores en servicios educativos en Jalisco el 61,7% son mujeres y el 38,3% hombres20, estamos ante un grupo laboral importante que debería ser considerado, sobre todo si se analiza cómo las mujeres están integradas en los diferentes espacios educativos. En el nivel de educación básica casi en su totalidad son mujeres y en la educa-ción superior, la proporción hombre-mujer se invierte y los puestos de responsabilidad son ocupados prácticamente por hombres.En el caso de los profesores de educación superior, se ha identifi-cado que trabajan en un ambiente de presión laboral, a fin de cumplir con los objetivos que la institución les marca y que en muchas de las ocasiones obedecen a factores externos ligados a los procesos de evaluación y a la asignación de recursos de orga-nismos gubernamentales; como consecuencia, las cargas de trabajo se han visto afectadas directamente, lo que ocasiona que los académicos trabajen más allá del tiempo estipulado para cumplir con los requisitos marcados21. Por todo lo anterior el objetivo del presente trabajo fue describir la relación entre los síntomas de estrés, el síndrome de Burnout y sus diferencias por sexo en docentes de educación superior de una universidad pública de Guadalajara, Jalisco, México.

MéTODOS

El estudio fue de tipo observacional, transversal y analítico, en el que participaron académicos de una institución de Educación Superior.Para calcular la muestra se consideró una población de 813 docentes, una prevalencia de estrés de 13%, un margen de error de 0,05 y un nivel de confianza de 95%, quedando constituida por 144 académicos, la cual se distribuyó de manera proporcional en las tres áreas sustantivas de la institución. Los participantes se seleccionaron por un muestreo aleatorio simple. Los criterios para incluir a los participantes fueron: académicos con más de 6 meses de antigüedad en la institución, que tuvieran

Page 68: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Aldrete María et al.

240 238/243 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

actividad docente, con nombramiento de medio tiempo y tiempo completo, independientemente de su categoría. Para la recolección de datos se aplicó un instrumento estructurado en tres partes. La primera contenía una sección de datos sociode-mográficos (edad, sexo, escolaridad y estado civil) y laborales (turno, jornada, actividades que realiza en el trabajo, horas frente a grupo, número de grupos atendidos en el último semestre, número de alumnos bajo su responsabilidad, antigüedad y tipo de nombramiento).La segunda parte la conformó el inventario de síntomas de estrés (ISE) elaborado y validado por Lipp y Guevara22 (traducido y adap-tado para México por Domínguez et al.23 El ISE contiene una lista de 42 síntomas psicofisiológicos característicos del estrés crónico, los cuales se clasifican en una escala tipo likert con 6 opciones de respuesta, desde nunca hasta siempre. El estrés se clasificó consi-derando el promedio y la desviación estándar: nivel alto (+2 D.E y +3 D.E), nivel medio (-1 D.E. y +1 D.E.) y nivel bajo (-3 D.E. y -2 D.E.)24. El tercer apartado del instrumento lo constituyó el Maslash Bournout Inventory (MBI), el cual está estructurado con respuestas tipo likert. Es un cuestionario de 22 items, diseñado en tres dimen-siones o subescalas: a) cansancio emocional (CE), caracterizado por la pérdida progresiva de energía, el desgaste, el agotamiento, la fatiga; b) la despersonalización (DP) manifestada por un cambio negativo de actitudes y respuestas hacia los demás; c) la falta de realización personal (FRP) con respuestas negativas hacia sí mismo y el trabajo8.La escala tiene 7 grados de frecuencia que van de 0 ("nunca") a 6 ("diariamente"). Tomamos en cuenta los puntos de corte estable-cidos previamente en la literatura, se categorizó las tres dimen-siones en niveles bajos, medios y altos, quedando de la siguiente manera: cansancio emocional (menor a 16 puntos, de 17-26 y mayor a 27), despersonalización (menor a 8, de 9-13 y mayor a 14) y para la dimensión de baja realización personal (<30, de 31 a 36 y de 37 a 48). Se consideraron como dimensiones "quemadas" aquellas que se ubicaron en los niveles alto y medio25. Se presentó el proyecto ante las autoridades educativas de la insti-tución, quienes dieron su autorización para establecer contacto con los académicos que participaron en el estudio. A los acadé-micos se les informó sobre los objetivos de la investigación y se les hizo hincapié que su participación era confidencial, anónima, voluntaria y que no representaba ningún riesgo para ellos. Se obtuvo su consentimiento en forma escrita.El análisis se realizó con el apoyo del paquete estadístico EPI INFO versión 6.04; consistió en uno descriptivo y otro inferencial sobre la relación entre el estrés y las dimensiones del síndrome de Burnout, mediante el odds ratio (OR) considerando para ello que éste fuera mayor que 1, que el intervalo de confianza (IC) no inclu-yera la unidad, y una Chi cuadrada (con y sin corrección de Yates) con una significancia de p< 0,05. Para considerar a la persona afectada "quemada" se tomó en cuenta quien tuvo registros altos y medios en las dimensiones del MBI25. El estrés se clasificó consi-derando el promedio y la desviación estándar: nivel alto, nivel medio y nivel bajo. Para este análisis se agrupó quienes tenían nivel alto y medio como “sí estres” y bajo como “no estrés”24.En relación a los síntomas de estrés que evalúa el inventario y encontrar cuáles de ellos se asociaban con las dimensiones del síndrome de Burnout, se agruparon las respuestas de la siguiente forma: nunca, rara vez y ocasionalmente como “no riesgo” y frecuente, muy frecuente y siempre como “sí riesgo”24.

RESULTADOS

Del total de la población estudiada el 61,8% fueron hombres y el 38,2% mujeres, sus edades fluctuaron de 27 a 68 años con un promedio de 49 años ± 8,9. El promedio de edad fue mayor entre los hombres. Existe una mayor proporción de hombres casados (53,8%), que de mujeres (20,7%). En relación a la escolaridad, el 9,0% de los hombres tenía licenciatura y las mujeres el 7,6%. El nivel de especialidad es mayor entre los hombres (20,6%) que entre las mujeres (7,6%), los niveles de maestría y doctorado son mayores entre las mujeres (52,7%) que entre los hombres (43,8%). Una mayor proporción de mujeres poseen nombramiento de técnicos docente (22,0%). Los años de servicio en la institución fluctuaron desde 1 hasta 35, encontrando diferencias según el género, siendo mayor el promedio entre los hombres (19,8 años ±7,4) que entre las mujeres (16 años ± 6,6). El 58,5% de la población entrevistada labo-raba durante el turno matutino. El 43,4% de los hombres y el 16,6% de las mujeres tenían otro empleo (Tabla 1).

Durante la jornada laboral los docentes realizaban diferentes acti-vidades, como son: docencia, investigación, extensión y gestión. Se encontró que la mayoría se centra prioritariamente en la docencia, otorgando los hombres en promedio 44,0% de su tiempo a esta actividad y las mujeres el 48,0%; de tal forma que en el semestre anterior al levantamiento de la información atendieron en promedio 2,7 grupos. Las mujeres tenían en promedio un mayor número de alumnos (66,5 ± 56,9) que los hombres (54 ± 39,3), y más horas al semestre frente a grupo.Respecto al síndrome de Burnout, el 47,3% de los académicos no presentaba ninguna dimensión afectada, 37,0% presentó una dimensión afectada, 11,6% presentó dos y en un 4,1% fueron cali-ficadas como afectadas las tres dimensiones. Al separarlos por sexo se encontró un mayor porcentaje de mujeres con más de una dimensión afectada (62,5%) que entre los hombres (46,1%), siendo esta diferencia estadísticamente significativa (Chi cuadrada=4,07; p=0,04; OR=2,01; I.C.=0,96-4,20). Al realizar el análisis por dimensiones se encontró que el 43,6% de las mujeres y 13,5% de los hombres presentaron agotamiento emocional. Las mujeres docentes tuvieron un mayor riesgo de presentarlo (p=0,00; OR=4,61; I.C.=1,91-11,27). En la dimensión de

Tabla 1.Aspectos laborales en docentes de educación superior. HOMBRES MUJERES Frec. (%) Frec. (%)Nombramiento Técnico docente 31 (21,4) 32 (22,2) Profesor de carrera 37 (25,5) 15 (10,3) Investigador 7 (4,8) 5 (3,4) Sin datos 14 (9,6) 3 (2,8)Jornada laboral Medio tiempo 17 (11,7) 9 (6,3) Tempo completo 50 (34,5) 35 (24,1) Sin datos 22 (15,2) 11 (7,6)Antigüedad en la institución Promedio años 19,8 (±7,4) 16 (±6,6)Turno en que labora Matutino 56 (38,6) 31 (21,4) Vespertino 6 (4,1) 7 (4,8) Sin datos 1 (0,06) 2 (1,4) Mixto 26 (17,9) 15 (10,3)Otro empleo NO 27 (18,8) 28 (19,4) SÍ 62 (43,1) 24 (16,6) Sin datos 0 3 (2,1)

Fuente: Directa.

Page 69: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 238/243 241

baja realización personal en el trabajo, el 36,0% de los hombres y 52,0% de las mujeres reportaron datos relacionados con la afecta-ción. En la dimensión de despersonalización se reportó con menos académicos afectados, solo el 5,6% de los hombres y el 7,2% de las mujeres fueron evaluadas como quemadas; estas diferencias no fueron significativas (Tabla 2).En relación, al estrés el 60,8% fue calificado con bajo estrés, el 28,7% con medio y 10,5% con alto estrés. Al separarlos por sexo se encontró que una mayor proporción de mujeres (58,2%) que de hombres (27,3%) tenían niveles medio y alto de estrés, diferencias que fueron consideradas como significativas (P=0,000).Al efectuar el análisis entre las dimensiones del síndrome de

Burnout y el estrés según el género, en los hombres el estrés se comportó como factor de riesgo para el agotamiento emocional (OR=7,50; I.C.=1,73-34,7; p=0,000) y la despersonalización (OR=12,60; I.C.=1,20-314,36; p=0,006). En las mujeres el estrés solo se consideró como factor de riesgo para el agotamiento emocional (OR=20,05; I.C.=3,47-151,48; p=0,000); la dimensión de baja realización personal no se relacionó con el estrés.Cuando se realizó el análisis por género de los síntomas de estrés y las dimensiones del Burnout se encontró que de los cuarenta y dos síntomas analizados, dieciséis de ellos se asociaron significa-tivamente con agotamiento emocional, coincidiendo en hombres y mujeres en cuatro síntomas; estos fueron: fatiga, mandíbula apretada, gastritis y dolor de cuello o de espalda y en doce síntomas se presentaron de manera diferente entre hombres y mujeres (Tabla 3).Ocho síntomas de estrés se relacionaron con despersonalización siendo diferentes según el género, en las mujeres fueron: depre-sión, explosión de coraje, necesidad frecuente de orinar, ganas de comer a todas horas. En los hombres la fatiga, sentirse atado, dolor de cuello y espalda y la ansiedad fueron los síntomas que se rela-cionaron con esta variable (Tabla 4).Finalmente, en las mujeres solo la ansiedad se relacionó con la baja realización personal (OR= 13,13; I.C.= 1,36-215,6; p=016).

DISCUSIÓN

Constatamos que el trabajo que realiza el docente universitario tiene consecuencias sobre la salud, evidenciándose en la presencia del síndrome con su expresión prioritaria en la dimensión de agotamiento emocional y relacionándose con los síntomas de estrés, entre los que aparecen manifestaciones tanto en la esfera física como psíquica. Entre estas manifestaciones se encuentran las que evidencian daño orgánico. Esto nos habla de individuos que se encuentran en una fase de estrés identificada como agota-miento26 y en la que las mujeres fueron más vulnerables a padecer estas manifestaciones.En este estudio se obtiene que el síndrome de Burnout está presente en el 52,7% de los académicos con alguna dimensión afectada, datos mayores a los reportados por Quaas27 en su estudio con universitarios, donde solo el 28% presentó este síndrome. En

Tabla 2.Prevalencia del síndrome de Burnout por género según las tres dimen-siones de MBI en los docentes de educación superior.

Hombres Mujeres Dimensión F % F %Agotamiento emocional Alto 5 5,6 11 20,0*Medio 7 7,9 13 23,6*Bajo 77 86,5 31 56,4Falta de realización en el trabajo Alto 17 19,1 11 20,0*Medio 15 16,9 13 23,6*Bajo 32 64,0 31 56,4Despersonalización Alto 0 0 2 3,6Medio 5 5,6 2 3,6Bajo 84 94,4 51 92,8

Fuente: Directa. * = p< 0,05

Tabla 3.Síntomas que se relacionaron con Agotamiento emocional en docentes de nivel superior.SÍNTOMAS AGOTAMIENTO EMOCIONALFrecuente, Alto y medio vs bajomuy frecuente y siempre VS nunca, rara vez y ocasionalmente Hombres MujeresFuertes latidos del corazón OR 15,0 (I.C..91-472,3) P= 0,04

Resequedad de boca OR 15,0 (I.C..91-472,3) P= 0,04 OR 12,6 (I.C. 1,31-3,0) P= 0,01Explosión de coraje Ganas de llorar OR 8,3 (I.C..80-207,9) P= 0,034Imposibilidad de concentrarse OR 8,3 (I.C..80-207,9) P= 0,034

Fatiga OR 53,5 (I.C.4,6-1432,6) P=0,000 OR 15,8 (I.C. 2,6-124,7) P= 0,000Sentirse atado OR 15,0 (I.C..91-472,3) P=0,047 Rechinar de dientes OR 18,1 (I.C.1,0-63,6) P=0,031 Mandíbula apretada OR 8,2 (I.C.1,6-43,5) P= 0,001 OR 9,3 (I.C.1,5-73,37) P=0,009Insomnio OR 7,8 (I.C.1,0-61,9) P=0,042 Tensión premenstrual OR 5,5 (I.C. 1,09-31,9) P=0,034Dolor de cuello y de espalda OR 9,2 (I.C. 2,0-3,6) P=0,000 OR 12,3 (I.C. 2,85-58,4) P=0,000

Ganas de comer a todas horas OR 6,3 (I.C. 0,99-51,4) P= 0,024

Moverse constantemente OR 23,3 (I.C. 3,7-168,4) P=0,000 Gastritis OR 5,8 (I.C. 1,0-31,9) P=0,036 OR 4,0 (I.C. 0,96-17,4) P=0,027Colitis OR 7,3 (I.C. 1,65-35,4) P= 0,001

Tabla 4.Síntomas que se relacionaron con Despersonalización en docentes de nivel superior.SÍNTOMAS AGOTAMIENTO EMOCIONALFrecuente, Alto y medio vs bajomuy frecuente y siempre VS nunca, rara vez y ocasionalmente Hombres MujeresDepresión OR 24,0 (I.C. 1,37- 624,3) P=0,013Fatiga OR 13,1 (I.C. 1,11-160,3) P=0,034 Sentirse atado OR 54,6 (I.C. 2,60-2237,8) P= 0,000 Explosión de coraje OR 2,6 (I.C.1,7-83,4) P=0,008Necesidad frecuente de orinar OR 8,4 (I.C.1,33-54,8) P=0,017

Dolor de cuello y de espalda OR 7,3 (I.C. 0,87-72,4) P= 0,047 Ganas de comer a todas horas OR 22,0 (I.C. 1,54-670,4) P=0,012

Ansiedad OR 27,0 (I.C. 1,81-493,5) P=0,004

Page 70: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Aldrete María et al.

242 238/243 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

cuanto al comportamiento del síndrome según las dimensiones encontramos datos menores que los reportados por Mota et al.28, citado por Figuereido et al.29 en una muestra de 2108 profesores, donde se reportó que el 34,8% de los maestros tenía altos niveles de agotamiento, un 84,20% falta de realización personal y un 6,3% tenía altos niveles de despersonalización. El área con mayor dife-rencia fue en la falta de realización personal: en nuestro estudio el 38,7% fue calificado como afectado.Los hallazgos presentados coinciden con las situaciones señaladas por Matud et al.30, en las que remarcan que la insatisfacción con el rol laboral y la presión en el trabajo se correlacionan con sinto-matología de tipo somático, depresivo, de ansiedad e insomnio. Por otro lado, Calvete y Villa31 presentan coeficientes de correlación significativos entre el cansancio emocional y síntomas de depre-sión, ansiedad, dificultades cognitivas y sensibilidad interpersonal. En nuestro estudio se relacionó el agotamiento emocional y la despersonalización con estos síntomas de estrés. La dimensión de falta de realización personal solo se relacionó con angustia y esto solo en mujeres.Yaegashi et al.32 reporta un 53,1% de profesores (de nivel elemental de Paraná, Brasil) con niveles elevados de sintomatología de estrés, siendo mayor la prevalencia entre los hombres, a diferencia de esta investigación donde reportamos solo el 10,5% con nivel alto, siendo más frecuente en las mujeres.Por su parte, Román33 obtiene datos diferentes entre mujeres y hombres de servicios de salud (médicos y enfermeros de primer y segundo nivel de atención) en relación al síndrome de Burnout y los síntomas de estrés, con valores promedio significativamente mayores en las mujeres. Los síntomas significativos reportado por este autor —como la ansiedad, depresión, gastritis y fatiga— coin-ciden con los resultados de esta investigación.Guerrero6 reporta en su estudio que un maestro agotado recurre a técnicas de afrontamiento no adecuadas como es el uso de drogas; aunque nuestro estudio no estaba encaminado a visualizar cómo

el individuo resuelve las situación estresantes, el instrumento utili-zado (se cuestiona el uso de tabaco, alcohol y tranquilizantes) nos permitió identificar que los docentes de este nivel no recurren a estas prácticas.Visualizamos el desgaste que ocasiona el estrés y el Burnout con sus manifestaciones físicas y emocionales sobre la salud del docente y en el que las mujeres son las más afectadas. Sería impor-tante continuar con los estudios con la finalidad de analizar este daño en relación a las bajas laborales de tipo psicológico, así como el estado de salud en el que se encuentra un docente al concluir su vida laboral, con el objetivo de conocer su impacto no solo en el plano laboral y económico, sino en el social y familiar, y de esta forma establecer acciones preventivas más acordes a nuestra realidad.Por otra parte, se hace necesario realizar acciones preventivas sobre estos hechos, con la colaboración de personal especializado que facilite la participación activa tanto del docente como de los individuos involucrados en la organización con la finalidad de que se realice una detección precoz de estrés y Burnout, así como la modificación de los elementos que lo están propiciando; de igual manera, detectar a quienes ya tienen daño, con la finalidad de que puedan recibir atención oportuna como sería el caso del 37% de los académicos que tienen una dimensión afectada. Es importante realizar trabajos enfocados a la modificación de la legislación en materia laboral, en la cual se reconozca al estrés y el síndrome de Burnout como un riesgo, que debe ser reglamen-tado para disminuir sus efectos y proteger a los trabajadores.Si se considera que la función del docente universitario es de suma importancia para elevar la calidad de la educación, es fácil entender la importancia de contar con académicos sanos, creativos y dispuestos a apoyar a los estudiantes, por lo que es relevante detectar cualquier problemática que impacte en la salud y el bien-estar del docente, ya que éste es el sujeto de mayor trascendencia para el cambio y el mejoramiento de la calidad educativa34.

Page 71: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 238/243 243

1. Fernández J, Reyes K, Dávila C, Torres O. Maestros en educación superior: un estudio de egresados. Revista Electrónica Actualidades Investigativas en Educación [online]. 2006 [citado dic 2011];6(3):1-24. Disponible en: http://revista.inie.ucr.ac.cr/uploads/tx_magazine/maestros.pdf.

2. Unda S. Estudio de prevalencia del síndrome de quemarse por el trabajo (SQT) y su asociación con sobrecarga y autoeficacia en maestros de primaria de la ciudad de México. Ciencia y Trabajo [on line]. 2010 [citado dic 2011];12 (35):257-262. Disponible en: www.cienciaytrabajo.cl.

3. Onadon O. La formación en estrés para la prevención del síndrome de Burnout en el currículo de formación inicial de los maestros. Revista Interuniversitaria de Formación del Profesorado 2005;19(1):197-220.

4. Fernández M. Burnout, autoeficacia y estrés en maestros peruanos: Tres estu-dios fácticos. Ciencia y trabajo [on line]. 2008;10(30):120-125 [citado dic 2011]. Disponible en: http://www.cienciaytrabajo.cl/.

5. Latorre I. Burnout en la enseñanza: un análisis de una población de profesores de un colegio concertado de la Región de Murcia. Pedagogía social: Revista Interuniversitaria 2006;(12-13):267-278.

6. Guerrero E. Análisis pormenorizado de los grados de Burnout y afrontamiento del estrés docente en profesorado universitario. Anales de Psicología 2003;19(1):145-158.

7. Gil-Monte P. Desgaste psíquico en el trabajo: el síndrome de quemarse. Madrid: Síntesis; 1997.

8. Maslach C, Jackson E, Leiter P. Maslach Burnout Inventory. 3rd ed. Palo Alto, CA: Consulting Psychologist Press; 1996.

9. Maslach C. Comprendiendo el Burnout. Ciencia y Trabajo [on line]. 2009 [citado dic 2011];11(32):37-43. Disponible en: www.cienciaytrabajo.cl.

10. Calvete E, Villa A. Estrés y Burnout en docentes: influencia de variables cogni-tivas. Rev Educ. 1999;(319):291-303.

11. Moriana JA, herruzo J. Estrés y burnout en profesores. Int J Clin health Psychol. 2004;4(3):597-621.

12. Benevides A, Justo T, Gomes F, Silva S, Volpato D. Sintomas de estresse em educadores brasileiros. Aletheia 2003;(17-18):63-72.

13. Gómes L, Brito J. Desafios e posibilidades ao trabalho docente e a sua relação com asaúde. Estud Pesqui Psicol. [on line]. 2006 [citado dic 2011];6(1):1-14. Disponible en: www.revispsi.uerj.br/v6n1/artigos/PDF/v6n1a05.pdf.

14. Misra R, Crist M, Burant C. Relationships Among Life Stress, Social Support, Academic Stressors, and Re-actions to Stressors of International Students in the United States. Int J Stress Manag. 2003;10(2):137-57.

15. Grajales T. El agotamiento emocional en los profesores de Nuevo León, México: un estudio de géneros. Rev Intern Estud Educ. [on line]. 2001 [citado dic 2011];1(2):112-121. Disponible en: http://www.oei.es/n6826.htm.

16. Van horn E, Schaufeli B, Greenglass R, Burke J. A Canadian-Dutch comparison of teacher's burnout. Psychol Rep. 1997;81(2):371-382.

17. Strykowska M, Trzeciakowska A. Social support, job satisfaction and profes-sional burnoutin women. Przeg Psychol. 1994;37(3):387-393.

18. González M, Landero R. Síntomas psicosomáticos y estrés: comparación de un modelo estructural entre hombres y mujeres. Ciencia UANL [on line]. 2008

[citado dic 2011];11:403-410. Disponible en: redalyc.uaemex.mx/pdf/402/ 40211412.pdf.

19. Guerra C. Género, mujer y salud en las Américas. washington: OPS; 1993. (Publicación científica No. 541).

20. COEPO, ficha técnica 2010 disponible en: coepo.jalisco.gob.mx/PDF/Notasinformativas/notacoepo2010.

21. Don houston h, Meyer P. De las cargas de trabajo y de la satisfacción laboral en personal académico: expectativas y valores en la academia. J high Educat Policy Manage. 2006;28(1):17–30.

22. Lipp ME, Guevara AJ. Validación empírica del Inventario de Síntomas de Stress (ISS). Estudios de Psicología 1994;11:43-49.

23. Domínguez T, Méndez M, Meza A. Importancia de la elaboración de instru-mentos en el estudio del estrés. Trabajo presentado en el 1er. Coloquio Interno de Investigación: Estrés y Salud. Evaluación y Procedimientos No-Invasivos para su manejo en poblaciones de alto riesgo. México: Centro de Servicios Psicológicos-UNAM; 1994.

24. Pozos B, Tórrez T, Aguilera M, Acosta M, González G. Stress-associated factors in Mexican dentists. Braz Oral Res. 2008;22(3):223-228.

25. Aranda C, Pando M, Torres T, Salazar J, Aldrete M. Síndrome de Burnout y manifestaciones clínicas en los médicos familiares que laboran en una institu-ción de salud para los trabajadores del Estado. Psicología y Salud 2006;16(1):15-21.

26. henriques S, Saporiti E. Sintomas de estresse nos trabalhadores atuantes em cinco núcleos de saúde da família. Rev Latino-Am Enfermagem. 2004;12(1):14-21.

27. Quaas C. Diagnóstico de burnout y técnicas de afrontamiento al estrés en profesores universitarios de la quinta región de Chile. Psicoperspectivas 2006;1:65-75.

28. Mota R, Araújo A, Carreira R, Goncalves G, Ramos M. O stress nos professores portugueses–Estudo IPSSO 2000. Porto: Porto Editora. 2002.

29. Figueiredo h, Gil-Monte P, Grau A. Prevalencia del Síndrome de Quemarse por el Trabajo (Burnout) en una muestra de maestros portugueses. Aletheia 2009;29:6-15.

30. Matud P, García A, Matud J. Estrés laboral y salud en el profesorado: un análisis diferencial en función del género y del tipo de enseñanza. Int J Clin health Psychol. 2002;2:451-465.

31. Calvete E, Villa A.. Burnout y síntomas psicológicos: modelo de medida y rela-ciones estructurales. Ansiedad y Estrés 2000;6:117-130.

32. yaegashi R, Benevides A, Alves C, Lara S. Estresse e prática docente: a quali-dade de vida dos educadores em questão. VII Congreso Internacional de Educación, 2008. Disponible en: http://www.pucpr.br/eventos/educere/educere 2008/anais/autores20.html.

33. Román J. Estrés y Burnout en profesionales de la salud de los niveles primario y secundario de atención. Rev Cubana Salud Pública. 2003;29(2):103-10.

34. Soria J. y Chiroque J. Salud del maestro peruano: Salud ocupacional del docente. Informe Nº 23 [on line].Lima: Instituto de Pedagogía Popular; 2004 [citado dic 2011]. Disponible en: http://www.campusoei.org/oeivirt/Informe23.pdf.

REFERENCIAS

Page 72: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

244 244/249 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Elvia Luz González-Muñoz1

1. Dra. en Psicología. Profesor Investigador del Centro de Investigaciones en Ergonomía. CUAAD. Universidad de Guadalajara. Guadalalajara, Jal. México.

Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de QuervainERGONOMIC RISK FACTORS ON QUERVAIN DISEASE

Correspondencia / Correspondence:Elvia Luz González-MuñozCalzada Independencia Norte No. 5075, huentitán El Bajo S.h. C.P. 44250 Tel.: 52 (33) 12023000 Ext 38657 y 38659e-mail: [email protected]: 08 de septiembre 2011 / Aceptado: 04 de diciembre 2011

ABSTRACTA case-control study has been made in order to detect the ergonomic risk factors that cause Quervain Disease. In this line, 224 subjects participated in the study and completed a questionnaire to identify the ergonomic characteristics of their jobs. The cases group was found as presenting higher risk compared to the control group, due to their work characteristics, specifically regarding the postures adopted during work hours as well as the repetitiveness of the performed tasks. This risk presence is attributed to the activity carried out, more than to the occupation or position held.The outcomes obtained were corroborated with other author’s investigations, which pointed to the risk of the same ergonomic factors. Never the less, unlike other studies which pointed to age, sex, menopause -as well as some diseases that could cause the same symptomatology- as confounding factors, this was not detected in the present study.

Key words: QUERVAIN DISEASE, ERGONOMICS, POSTURE.

RESUMENSe realizó un estudio de casos y controles para detectar los factores de riesgo de origen ergonómico para la presencia de la Enfermedad de Quervain. En el estudio participaron 224 sujetos a quienes se les aplicó un cuestionario para conocer las características ergonómicas de sus trabajos. Se encontró que el conjunto de los casos presentan mayor riesgo que los controles debido a las características de su trabajo, específicamente debido a las posturas adoptadas al desem-peñar los mismos, así como a la repetitividad de las tareas realiza-das en ellos. La presencia de este riesgo se atribuye a la actividad desarrollada por el sujeto, más que a la ocupación o puesto que desempeña.Se corroboran los resultados obtenidos en otras investigaciones de diversos autores, los cuales señalan el riesgo que presentan los mismos factores ergonómicos. Sin embargo, a diferencia de los estudios en que se señalaba como posibles factores de confusión a la edad, al sexo, la menopausia, así como a algunas enfermedades que podrían generar la misma sintomatología, esto no se detectó en este estudio.

(González E, 2011. Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 244-249).

Palabras claves: ENFERMEDAD DE QUERVAIN, ERGONOMÍA, POS-TURA.

INTRODUCCIÓN

En los últimos años hemos vivido una transformación constante de los medios de producción existentes en México. El avance tecnoló-gico ha incidido en todos los ámbitos de la vida productiva, incluso en los métodos y sistemas de producción, en los cuales se han incluido mecanismos automáticos, los cuales han sustituido parcial o totalmente las actividades manuales que se desarrollaban anterior-mente. Asimismo, la importación de métodos e instrumentos de producción diseñados para trabajadores de otros países, que resultan

inadecuados para nuestra población al existir diferencias antropomé-tricas, de constitución corporal y de capacidad física, trae consigo la presencia de nuevas problemáticas de salud, que no se contemplaban antes. Ejemplo de ello son los Desórdenes Traumático-Acumulativos, que son lesiones o enfermedades que afectan músculos, tendones, nervios y vasos sanguíneos1, los cuales se presentan como consecuencia de las condiciones de trabajo existentes en los lugares de trabajo. Aunque su origen es multifactorial, destaca el papel desempeñado por las condiciones de trabajo adversas, exacerbadas por la exposi-ción en el lugar de trabajo2,3, destacando el papel desempeñado por los factores ergonómicos, que se definen como aquellos que tienen su origen en la interrelación que establece el hombre con su medio de trabajo (llamémoslo maquinaria, herramientas, posturas) y con el ambiente en que éste se desarrolla. Los más reconocidos son las posturas inadecuadas, la repetición y los sobreesfuerzos.Entre los desórdenes traumático-acumulativos sobresalen por su alta incidencia aquellos que se presentan en la mano y muñeca, tales como la Enfermedad de Quervain y el Síndrome de Túnel Carpal, enfermedades que antes no eran tan frecuentes en nuestro medio, pero que se han venido incrementando en los últimos años.

Page 73: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 244/249 245

Esto es confirmado por las estadísticas presentadas por el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), las cuales señalan que en el año de 1990 estos dos desórdenes traumático-acumulativos aparecen entre las diez principales patologías laborales: el primero en sexto lugar y el segundo en noveno lugar4. Al buscar información relativa a esta problemática, se encontraron pocas investigaciones acerca de la incidencia y prevalencia de algunos de estos desórdenes, realizadas principalmente en EE.UU.Es importante recalcar que en la producción de estas enfermedades los factores ergonómicos tienen una gran influencia. En algunos estudios5,6,7,8, se ha señalado que factores tales como las repeti-ciones, esfuerzos excesivos, estrés mecánico, posturas, vibración, bajas temperaturas y actividades de trabajo no acostumbradas están constantemente implicadas como factores desencadenantes de la Enfermedad de Quervain. Andréu, Otón, Silva-Fernández & Sanz9 revisaron los factores ocupacionales que inciden en la presencia de la Enfermedad de Quervain, aunque concluyen que no hay evidencia clara acerca de su origen ocupacional, y del rol que desempeñan estos factores. La escasez de estudios epidemiológicos acerca de esta problemática en nuestro medio fue la razón principal que llevó al planteamiento de este estudio de casos y controles.

MATERIAL y MéTODOS

Se realizó un estudio de casos y controles en el cual participaron 224 sujetos, todos ellos derechohabientes del IMSS, Delegación Jalisco. De estos, 56 fueron casos y 168 controles.Para determinar la muestra se tomaron como base estudios donde se señala la existencia de una incidencia de 29,03%, buscando identificar como significativo (a = 0,05 y b = 0,20) un riesgo rela-tivo de 3, en una muestra de 3 controles por caso y utilizando la fórmula descrita por Fleiss10. Se consideraron casos incidentes los trabajadores que fueron diagnosticados con Enfermedad de Quervain, identificándoseles a través de los formatos institucio-nales; posteriormente se acudió al archivo de la clínica para detectar su domicilio y poder realizarles una visita a fin de recabar la información necesaria para el estudio. Para seleccionar los controles se utilizó como base el listado elaborado en el área de estadística de las clínicas. Ahí se tomaron los 3 sujetos que apare-cían en el listado después del caso; cuando no se completaban por ser los últimos de la lista se tomaron los inmediatos anteriores al caso.Se aplicó un cuestionario para obtener información acerca de las condiciones de trabajo de los sujetos. A fin de que el sujeto recor-dara con mayor exactitud la postura adoptada al trabajar, se le mostraban seis láminas en que estaban representadas las posturas posibles. Una vez obtenida la información se concentró en una base de datos en el Programa computacional Epi Info v 6 y se analizó en el programa estadístico EGRET.

RESULTADOS

La información que se presenta se obtuvo del 65% de los casos elegibles, ya que el resto no quiso participar o no se encontró su domicilio. Los 165 controles incluidos representan el 62,5% de los controles elegibles, perdiéndose el 37,5% de los controles, por causas similares a las de los casos.

En la Tabla 1 se presentan las características de los sujetos partici-pantes, tales como género, edad y la práctica de algún deporte. El porcentaje de hombres y mujeres entrevistados entre casos y controles fue muy similar, además se pudo observar que la mayor frecuencia en la edad de los casos (33,9%) fue para los 40-49 años, mientras que entre los controles no hubo un grupo que presentara una frecuencia mayor que el resto. Se encontró que los deportes practicados (fútbol, caminata, aerobics) no implican riesgo para la mano.

Se analizaron algunas características de salud de los sujetos partici-pantes, considerando aquellas condiciones que la literatura ha repor-tado como factores de confusión tales como diabetes, artritis, reuma-tismo y enfermedades del riñón, así como antecedentes de alguna fractura de mano. En el caso de las mujeres se consideró si se encon-traban en la menopausia (Tabla 2).

Se encontró que la mayoría de los sujetos participantes emplean una sola mano para realizar su trabajo: 77% de los casos y 57,6% de los controles. En cuanto a las características del trabajo de los sujetos, no se encontraron grandes diferencias; la ocupación predominante en ambos grupos fue la de empleado (51,8% de los casos y 56,4% de los controles), seguida por la de obrero (37,5% de los casos y 27,8% de los controles).Respecto a la antigüedad de los individuos en su trabajo actual, el 71,4% de los casos y el 58,2% de los controles tenían menos de 10 años en el mismo, mientras que el 25% de los casos y el 31,5% de los controles tenían entre 10 y 20 años en su trabajo actual. Tanto los

Tabla 1.Estimación de riesgos relativos crudos de la Enfermedad de Quervain según características de los sujetos.

Casos Controles Estimación cruda Frec. % Frec. % OR IC 95%Sexo Femenino 29 52,0 80 48,0 0,88 0,46 - 1,68 Masculino 27 48,0 85 52,0Edad 19 a 29 años 11 19,6 27 16,4 1,11 0,57 - 2,16 30 a 39 años 14 25,0 43 26,0 40 a 49 años 19 33,9 41 24,8 50 a 59 años 11 19,6 42 25,4 60 a 69 años 1 1,9 11 6,7 70 años o más 0 0,0 1 0,7 Practica Sí 10 18,0 44 26,7 0,60 0,26 - 1,36algún No 46 82,0 121 73,3 deporte

Tabla 2.Estimación de riesgos relativos crudos de la Enfermedad de Quervain según antecedentes de salud.

Casos Controles Estimación cruda Frec. % Frec. % OR IC 95%Enfermedades Sí 3 5,4 19 11,5 0,43 0,08 - 1,57del riñón No 53 94,6 146 88,5 Diabetes Sí 4 7,2 16 9,7 0,72 0,17 - 2,36 No 52 92,8 149 90,3 Artritis Sí 2 3,6 4 2,4 1,49 0,13 - 10,71 No 54 96,4 161 97,6 Reumatismo Sí 3 5,4 6 3,6 1,50 0,23 - 7,30 No 53 94,6 159 96,4 Fractura en Sí 4 7,2 15 9,0 0,77 0,18 - 2,57la mano No 52 92,8 150 91,0 Está en la Sí 11 19,6 30 30,3 0,87 0,36 - 2,11menopausia No 29 80,4 69 69,7

Page 74: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | González Elvia

246 244/249 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

casos (92,8) como los controles (83%) desempeñan actividades prin-cipalmente manuales (Tabla 3).En cuanto a los factores ergonómicos se encontró una mayor frecuencia de movimientos repetitivos entre los casos (85,7%) que entre los controles (44,2%), mientras que en el manejo de herra-mientas vibratorias no era tan marcada: 19,6% para casos y 7,3% para controles; diferencia mayor que en la realización de movi-mientos fuertes: 30,4% para casos y 24,8% para controles (Tabla 3).

Se encontró que las posturas adoptadas en el trabajo son muy variadas en cada grupo. Mientras que la postura inadecuada del brazo presenta una frecuencia muy alta para ambos grupos (92,8% de los casos y 68,5% de los controles), al igual que la postura del antebrazo (71,4% de los casos y 49,7 controles) y la de la muñeca (85,7% casos y 83,6 controles). También fue alta la frecuencia relativa de la postura inadecuada del cuello (80% de los casos y 66,1% de los controles) y la del tronco (66,1% casos y 58,2% controles).La postura inadecuada de las piernas presentó una frecuencia muy similar en ambos grupos: 17,8% en los casos y 18,2 en los controles. Los grupos de posturas en los que se muestran diferencias en la frecuencia relativa son la posición supina de la muñeca y en la posi-ción del pulgar; en el primero la frecuencia es de 23,2% para los casos y 0,2% para los controles; y en el segundo de 25% para los casos y 3% para los controles (Tabla 4).En el caso de la edad de los individuos se obtuvo un OR: 1,11; (I.C: 0,57 -2,16), padecer artritis (OR: 1,49; I.C: 0,13 -10,71) y reumatismo (OR: 1,50; I.C: de 0,23 - 7,30); aunque pareciera existir asociación, los intervalos de confianza nos indican que no es significativa estadísti-camente. Algunas otras variables presentan un OR menor que 1, pero tampoco tienen significancia estadística, tal es el caso del sexo (OR: 0,88; I.C: 0,46 - 1,68), la diabetes (OR: 0,72; I.C: 0,17 - 2,36), el haber sufrido alguna fractura en la mano (OR: 0,77; I.C: 0,18 - 2,57), practicar

algún deporte (OR: 0,60; I.C: 0,26 - 1,36) y en el caso de las mujeres estar en la menopausia (OR: 0,87; I.C: 0,36 - 2,11). Sólo en el caso de emplear ambas manos en el trabajo se encontró significancia estadís-tica, con un OR: 0,41; I.C: 0,19 - 0,83.En relación a las características del trabajo de los sujetos, algunas presentan una asociación sin ser estadísticamente significativas (Tabla 3). El ser obrero tiene un OR: 1,55 (I.C:0,78 - 3,08), tener más de 7 años de antigüedad presenta un OR: 1,77 (I.C: 0,91 - 3,43), el OR de las tareas mayoritariamente manuales fue de 2,66 (I.C: 0,82 - 9,51) y los movimientos fuertes tuvieron un OR: 1,32 (I.C: 0,64 - 2,71). La postura inadecuada de la muñeca (OR: 1,12; I.C: 0,45 - 2,90) y del tronco (OR: 1,44; I.C: 0,073 - 2,88), aunque presentan asociación no son estadísticamente significativas. La postura inadecuada de las piernas presenta un OR menor a 1 más y no significativa estadística-mente (OR: 0,098; I.C: 0,41 - 2,29).Siete variables presentaron significancia estadística: los movimientos repetitivos (OR: 7,56; I.C: 3,19 - 18,53), el manejo de herramientas vibratorias (OR: 3,12; I.C: 1,18 - 8,20), la postura inadecuada del brazo (OR: 8,13; I.C: 2,44 - 42,25), la postura inadecuada del antebrazo (OR: 3,04; I.C: 1,47 - 6,34), posición supina de la muñeca (OR: 22,23; I.C: 4,61 - 208,06), el pulgar doblado (OR: 9,70; I.C: 3,26 - 32,03) y la postura inadecuada del cuello (OR: 2,30; I.C: 1,02 - 5,28).Las variables que resultaron con un riesgo crudo significativo fueron ajustadas entre sí. Después de este proceso solo cuatro de las variables continuaron siendo significativas: la posición supina de la muñeca (OR: 11,61; I.C: 2,06 - 65,55), posición inadecuada del brazo (OR: 6,86

Tabla 3.Estimación de riesgos relativos crudos de la Enfermedad de Quervain según características de los sujetos.

Casos Controles Estimación cruda Frec. % Frec. % OR IC 95%Ocupación Profesional 6 10,7 26 15,8 1,55 0,78 - 3,08 Empleado 29 51,8 93 56,4 Obrero 21 37,5 46 27,8Antigüedad 1 a 10 años 40 71,4 96 58,2 1,77 0,91 - 3,43en el trabajo 11 a 20 años 14 25 52 31,5 21 a 30 años 1 1,8 15 9,1 31 a 40 años 0 0 2 1,2 41 o más 1 1,8 0 0,0Mano Izquierda 5 9,0 6 3,6 0,41 0,19 - 0,83utilizada en Derecha 38 68,0 89 54,0el trabajo Ambas manos 13 23,0 70 42,4 Tareas Mayoritariamente 52 92,8 137 83,0 2,66 0,82 - 9,51realizadas manuales Minoritariamente 4 7,2 28 17,0 manuales Realización de Sí 48 85,7 73 44,2 7,56 3,19 - 18,53movimientos No 8 14,3 92 55,8repetitivos Manejo de Sí 11 19,6 12 7,3 3,12 1,18 - 8,20herramientas No 45 80,4 153 92,7vibratorias Realización de Sí 17 30,4 41 24,8 1,32 0,64 - 2,71movimientos No 39 69,6 124 75,2fuertes

Tabla 4.Estimación de riesgos relativos crudos de la Enfermedad de Quervain según la postura adoptada en el trabajo.

Casos Controles Estimación cruda Frec. % Frec. % OR IC 95%Brazo 20 - 20º de flexión 4 7,2 52 31,5 8,13 2,44 - 42,25 20º o más en extensión ó 20 - 45º de flexión 50 89,2 103 62,5 45 - 90º de flexión 1 1,8 5 3,0 90º o más de flexión 1 1,8 5 3,0Antebrazo 60 - 100º de flexión 16 28,6 83 50,3 3,04 1,47 - 6,34 0 - 60º ó más de 39 69,4 81 49,0 100º de flexión Si cruza la media línea 1 2,0 1 0,7Muñeca 0º de flexión 8 14,3 27 16,4 1,12 0,45 - 2,90 15 - 15º de flexión 44 78,6 132 80,0 Más de 15º de flexión 4 7,1 4 2,4 Si cruza la línea media 0 0,0 2 1,2Muñeca Rango medio del giro 43 76,8 163 98,8 22,23 4,61 - 208,06girada Si está en posición 13 23,2 2 0,2 supinaPulgar En posición normal 42 75,0 160 97,0 9,70 ,26 - 32,03 Doblado o en extensión 14 25,0 5 3,0Cuello 0 - 10º de flexión 11 19,6 56 33,9 2,30 1,02 - 5,28 10 - 20º de flexión 32 57,2 90 54,5 20º ó más de flexión 13 23,2 18 10,9 En extensión 0 0,0 1 0,7Tronco 0º de flexión 19 33,9 69 41,8 1,44 0,073 - 2,88 0 - 20º de flexión 26 46,5 82 49,7 20 - 60º de flexión 10 17,8 14 8,5 60º o más de flexión 1 1,8 0 0,0Piernas Bien balanceadas 46 82,2 135 81,8 0,098 0,41 - 2,29 y con apoyo Mal balanceadas 10 17,8 30 18,2 o sin apoyo

Page 75: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 244/249 247

I.C: 1,49 - 31,48), los movimientos repetitivos (OR: 5,22; I.C: 2,02 - 13,50), y el pulgar doblado (OR: 3,67; I.C:. 1,10 - 12,29), las cuales se presentan en la Tabla 5.El manejo de herramientas vibratorias (OR: 2,02; I.C: 0,71 - 5,77), la postura inadecuada del cuello (OR: 1,53; I.C: 0,59 - 3,98) y la postura inadecuada del antebrazo (OR: 1,27; I.C: 0,56 - 2,88), perdieron su significancia al ser ajustados por los otros factores.

DISCUSIÓN

Los resultados de este estudio muestran los riesgos de tipo ergonó-mico que pueden estar presentes en los lugares de trabajo y que pueden incidir en la presencia de la enfermedad de Quervain. Cabe destacar que el conocimiento de estos factores de riesgo ayudará en la planeación de medidas preventivas, tales como el diseño o re-di-seño de los puestos de trabajo, para lograr la eliminación de estos riesgos, y con ello disminuir la frecuencia de la Enfermedad de Quervain. Los datos obtenidos del estudio nos muestran que las características de los individuos —tales como la edad, el sexo o el padecer alguna enfermedad como diabetes, artritis, problemas del riñón, o reumatismo— no representan un factor de riesgo para esta enfermedad, al igual que otras condiciones como haber sufrido alguna fractura en la mano, o en el caso de las mujeres encontrarse en la menopausia. Sin embargo, esto contrasta con lo reportado en la literatura, la cual señala que en las mujeres es 8-10 veces más frecuente que en los varones; sin embargo, no se han esclarecido los mecanismos desencadenantes11; y que la tenosinovitis de Quervain ocurre con más frecuencia en mujeres, ya que se presentaron entre ellas 2,8 casos por 1000 personas-año, comparado con los hombres que presentaros 0,6 por 1000 personas-año11. Asimismo, Wolf, Sturdivant & Owens12, encontraron que los mayores de 40 años tuvieron un factor de riesgo significativo de 2,0 por 1000 perso-nas-año comparado al 0,6 por 1000 personas-año para los menores de 20 años. Esto mismo es confirmado por el Ministério da saúde de Brasil13 que señala que es una condición predominante en las mujeres mayores de 40 años. Los deportes practicados por los sujetos tampoco representaron un factor de riesgo para la presentación de la enfermedad, ya que no implicaban el empleo de fuerza en las manos en forma constante (p. e., fútbol, caminata, aerobics). Esto confirma lo señalado por

Aronowitz & Leddy14 los cuales mencionan que la enfermedad de Quervain es una lesión común que ocurre en los deportes de raqueta y en atletas que usan mucho el movimiento de muñeca, especial-mente rotación y agarre repetitivo. El emplear ambas manos para la realización de las actividades resultó ser un factor protector en oposición a emplear mayoritariamente una sola mano, lo cual puede deberse a que la fuerza a emplear y los movimientos a realizar se dividen, exigiendo por lo tanto menor esfuerzo a cada extremidad. De hecho en todos los casos la sintoma-tología de la enfermedad se presentaba sólo en una mano, en contraste con otras patologías —como la del Túnel Carpal— que suele presentarse en ambas manos, ya que los trabajos que la generan implican actividad con las dos (por ejemplo la captura de datos en computadora).La ocupación de los sujetos tampoco representó en sí un factor de riesgo como pudiera esperarse, sino que al parecer el riesgo está relacionado con la actividad específica que desempeña el sujeto en su trabajo. Asimismo, la antigüedad del individuo en su trabajo no representó un riesgo significativo; al parecer es más importante el tiempo que se dedica a desarrollar la actividad misma.Al analizar los factores ergonómicos de cada trabajo podemos ubicar aquellos elementos que realmente presentan un factor de riesgo para la presentación de la Enfermedad de Quervain. Cuando en alguna de las actividades desarrolladas por el sujeto en su trabajo aparece la realización de movimientos repetitivos (repetir un mismo movi-miento cada pocos segundos por más de dos horas sin descansar), entonces sí, esta actividad es un factor de riesgo, lo cual se puede deber a que la actividad constante no permite la recuperación del individuo. Al obtener los riesgos crudos, el manejo de herramientas vibratorias se presentaba también como un factor de riesgo; sin embargo, al ser ajustado por las otras variables significativas, perdió su significancia.El papel que desempeñan las posturas inadecuadas en el desarrollo del trabajo es de suma importancia en la generación de riesgo para la enfermedad de Quervain. Específicamente la postura inadecuada del brazo, el antebrazo y el cuello; posición supina de la muñeca y el trabajar con el pulgar doblado son factores de riesgo estadísticamente significativos; cabe señalar que al ajustar el OR de la postura del cuello, éste pierde su significancia. La postura de trabajo genera riesgo debido a la cantidad de fuerza que el sujeto debe ejercer para realizar su trabajo en una postura determinada. Es importante deter-minar la significancia de estos factores ergonómicos de riesgo, a fin de poder planear adecuadamente las medidas preventivas que se deberán seguir en cada caso, pero partiendo del conocimiento de los factores de riesgo que podrían estar presentes.

Limitaciones y ventajas del estudioEl estudio desarrollado, al igual que todos los estudios de casos y controles, presenta una serie de limitaciones que no debemos perder de vista al considerar los resultados obtenidos.a) La detección de los casos fue difícil debido a que los domicilios

consignados en los expedientes de los sujetos no están actuali-zados y ya no viven en el mismo lugar o en muchos casos son falsos. Esto provocó la pérdida del 28% de los casos detectados. Aquí podemos detectar la presencia de un probable sesgo de selec-ción; sin embargo, la proporción de controles no encontrados fue semejante, y esto hace pensar que la no respuesta es independiente de la asociación en estudio.

b) Es necesario señalar que la selección de los casos se basó única-mente en el diagnóstico dado por el médico tratante, no se reali-

Tabla 5.Estimación de riesgos relativos ajustados de la Enfermedad de Quervain según características del trabajo de los sujetos.

Factor de riesgo Estimación ajustada OR IC 95%Muñeca girada relativo a posición normal 11,61 2,06 - 65,55Postura inadecuada del brazo relativo a postura adecuada del brazo, 6,86 1,49 - 31,48Efectuar movimientos repetitivos relativo a no efectuarlos, 5,22 2,02 - 13,50Pulgar doblado relativo a pulgar en posición adecuada 3,67 1,10 - 12,29Manejar herramientas vibratorias relativo a no manejarlas, 2,02 0,71 - 5,77Postura inadecuada del cuello en relación a postura adecuada del cuello 1,53 0,59 - 3,98Postura inadecuada del antebrazo en relación a postura adecuada del antebrazo 1,27 0,56 - 2,88

* R.R. Ajustado por las otras variables en el cuadro.

Page 76: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | González Elvia

248 244/249 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

zaron pruebas alternativas para confirmar el diagnóstico, lo cual pudo generar falsos positivos, provocando que se subestimen los riesgos; si eso hubiera ocurrido el riesgo real sería superior al reportado.

c) Los resultados obtenidos en el estudio tienen su origen en los recuerdos de los sujetos, lo que podría sesgar la información reca-bada; por una parte pudiera ser que los sujetos enfermos recuerden con mayor facilidad algunos datos debido a que observan más cuidadosamente las actividades manuales que realizan. Sin embargo, al interrogar a los sujetos en relación a si por su trabajo habían sufrido molestias en sus manos solo uno de los casos esta-blecía alguna relación, pero esto era debido a que se le estaban realizando estudios detallados para determinar una incapacidad parcial.

d) Es necesario señalar la posibilidad de que el riesgo esté subva-luado, principalmente en relación a las posturas adoptadas al trabajar, ya que por lo general las personas no se observan a sí mismos dentro de su jornada laboral, siendo difícil el recordar detalles a menos que haya elementos significativos, como sería para los casos la presencia de molestia en sus manos.

e) La probabilidad de que los datos se vieran sesgados por algún factor de confusión fue eliminada al emplear la regresión logística en el análisis de los datos recabados.

f) Queda pendiente estudiar la relación entre la enfermedad de Quervain y la gestación o puerperio, ya que Gómez, Ibáñez, Ferreiroa y Rodríguez15 encontraron que existe asociación entre estas; por tanto, son necesarios estudios que incidan en los factores potencialmente implicados, tanto anatómico-funcionales como hormonales. En el presente estudio no se analizó, ya que no se presentó ningún caso con mujeres en este estado.

El estudio, por otra parte, presenta algunas ventajas que también son importantes de resaltar:a) El diseño de la investigación permitió que los entrevistadores

desconocieran totalmente si los sujetos eran caso o control, ya que a ellos solo se les entregaban los datos de la persona a entrevistar tales como nombre, domicilio y teléfono si se contaba con ese dato.

b) El procedimiento empleado para obtener la información fue estan-darizado tanto para los casos y los controles. Esto se logró mediante el entrenamiento previo de los entrevistadores.

Relación con estudios publicadosEl presente estudio corrobora los resultados presentados en investi-gaciones publicadas en diversos artículos, los cuales presentaban los mismos factores ergonómicos como factores de riesgo15,16.Sin embargo, a diferencia de esos estudios en que se señalaba como posibles factores de confusión a la edad, el sexo, la menopausia, así como a algunas enfermedades que podrían generar la misma sinto-matología, esto no se detectó en el presente estudio17,18.

RecomendacionesSe ha señalado la existencia de factores ergonómicos que representan un riesgo significativo para la Enfermedad de Quervain: la realiza-ción de movimientos repetitivos con las manos y la postura inade-

cuada del brazo, el antebrazo y el pulgar, así como la supinación de la muñeca. Sin embargo, sería importante continuar en otros estudios el análisis más detallado de las ocupaciones en las que se presentan estos factores de riesgo.La forma más adecuada de eliminar los factores de riesgo señalados en este estudio sería el diseñar los puestos de trabajo de tal forma que no se llegara a presentar el riesgo; o re-diseñar los puestos de trabajo en los que ya existen estas condiciones a fin de eliminarlos. Es bien sabido que la mayoría de las pequeñas y medianas industrias no cuentan en ocasiones con los recursos necesarios para realizar lo anterior, con lo cual sus trabajadores se vuelven más susceptibles de sufrir algún daño a su saludSin embargo, sí es posible re-diseñar los métodos de trabajo, de tal forma que los trabajadores expuestos a estas condiciones tengan periódicamente un tiempo de descanso durante su jornada laboral, el cual sea dedicado al descanso o a realizar alguna actividad que le permita su recuperación.Para que esto sea llevado a cabo en forma sistemática, quizá sería necesario fueran legisladas mediante las Normas Oficiales Mexicanas, a fin de poder establecer verdaderos programas preventivos dentro de los centros laborales.

CONCLUSIONES

El presente estudio corrobora los resultados presentados en investi-gaciones publicadas en diversos artículos, los cuales presentaban los mismos factores ergonómicos como factores de riesgo16,19,20. Sin embargo, a diferencia de esos estudios en que se señalaba como posibles factores de confusión a la edad, el sexo, la menopausia, así como a algunas enfermedades que podrían generar la misma sinto-matología, esto no se detectó en este estudio17.Se ha señalado la existencia de factores ergonómicos que repre-sentan un riesgo significativo para la Enfermedad de Quervain: la realización de movimientos repetitivos con las manos y la postura inadecuada del brazo, el antebrazo y el pulgar, así como la supi-nación de la muñeca. Sin embargo, sería importante continuar en otros estudios el análisis más detallado de las ocupaciones en las que se presentan estos factores de riesgo. La forma más adecuada de eliminar estos factores de riesgo sería el diseñar los puestos de trabajo de tal forma que se evitaran; o re-diseñar los puestos de trabajo en los que ya existen estas condiciones a fin de eliminarlos. Es bien sabido que la mayoría de las pequeñas y medianas indus-trias no cuentan con grandes recursos para realizar lo anterior, con lo cual sus trabajadores se vuelven más susceptibles de sufrir algún daño a su salud. Sin embargo, sí es posible re-diseñar los métodos de trabajo, de tal forma que los trabajadores expuestos a estas condiciones tengan periódicamente un tiempo de descanso durante su jornada laboral, el cual sea dedicado al descanso o a realizar alguna actividad que les permita su recuperación. Para que esto sea llevado a cabo en forma sistemática, sería necesario fueran legis-ladas por medio de las Normas Oficiales Mexicanas, a fin de poder establecer verdaderos programas preventivos dentro de los centros laborales.

Page 77: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 244/249 249

1. Grieve D, Sanchez D. Notas del curso Ergonomía y Salud: Desórdenes traumá-ticos acumulativos. México: Instituto Nacional de Salud Pública; 1994. p.3.

2. Armstrong T, Buckle P, Fine L, hagberg M, Jonsson B, Kilborn, A, et al. A concep-tual model for work-related neck and upper limb musculoskeletal disorders. Scand J work Environ health. 1993;19:73-84.

3. Kay NRM. De Quervain's Disease: Changing pathology or changing perception? J hand Surg Eur. 2000;25:65-69.

4. Instituto Mexicano del Seguro Social. Diagnóstico Situacional de Seguridad e higiene en el Trabajo IMSS Delegación Jalisco. México: Jefetura de Servicios Jurídicos y de Seguridad en el Trabajo;1991.

5. Armstrong T. Ergonomics and Cumulative Trauma Disorders. hand Clin. 1986;2:553-565.

6. Cullum DE, Molloy CJ. Occupation and the Carpal Tunel Syndrome. MJA.1994;161:552-554.

7. Frederick LJ. Cumulative trauma disorders: an overview. AAOhN J. 1992;40:113-116.

8. Gerr F, Letz R, Landrigan P. Upper- extremity muskuloskeletal disorders of occupational origin. Annu Rev Publ health. 1991;12:543-546.

9. Andréu JL,Otón T, Silva-Fernández L, Sanz J. hand pain other than carpal tunnel syndrome (CTS): The role of occupational factors. Best Pract Res Cl Rh. 2011;25:31-42.

10. Fleis LJ. Statistical methods for rates and proportions. New york: John wiley & Sons; 1981.

11. Moore JS. De Quervain tenosynovitis. Stenosing tenosynovitis of the firts dorsal compartment. J Occup Environ Med. 1997;39:990-1002.

12. Wolf JM, Sturdivant RX, Owens BD. Incidence of de Quervain's Tenosynovitis in a young, Active Population. J hand Surg Am. 2009;34:112-115.

13. Brasília. Secretaria de Políticas de Saúde. Protocolo de investigação, diagnós-tico, tratamento e prevenção de Lesão por Esforços Repetitivos/Distúrbios Osteomoleculares Relacionados ao Trabalho. Brasilia: Ministério da Saúde, 2000.

14. Aronowitz ER, Leddy JP. Closed tendon injuries of the hand and wrist in athletes. Clin Sports Med. 1998;17:449-467.

15. Gómez N, Ibáñez J, Ferreiroa JL, Rodríguez Á. Enfermedad de De Quervain en el posparto. Rev Esp Reumatol. 2001;28(7):293-297.

16. Krom TF, Kester AD, Knipschild PG, Spaans F. Risk factors for Carpal tunnel Syndrome. Am J Epidemiol. 1990;132:1102-1110.

17. Johnson, CA. Occurrence of de Quervain´s disease in postpartum women. J Fam Pract. 1991;32:325-327.

18. Le Viet DT, Lantieri LA, Loy SM. wrist and hand injuries in platform diving. J hand Surg Eur. 1993;18:876-880.

19. Silverstein B, Fin L, Armstrong T. Cumulative Traumatic Disorders in the hand and wrist in industry. Br J Ind Med. 1986;43:779-784.

20. Stock SR. workplace ergonomics factors and the development of musculoske-letal disorders of the neck and upper limbs: a metaanalysis. Am J Ind Med.1991;20:87-107.

REFERENCIAS

Page 78: Campos y bosques en llamas

Artículo Original

250 250/256 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

Correspondencia / Correspondence:Psi. walter L. Arias GallegosUniversidad Católica San PabloUrb. Campiña Paisajista s/n Quinta Vivanco, Cercado, Arequipa, PerúTel.: (51-54) 608020e-mail: [email protected]: 28 de agosto 2011 / Aceptado: 13 de octubre 2011

RESUMENEn el presente trabajo se exponen los resultados del estudio de la incidencia del síndrome de burnout en una muestra de 142 policías (113 varones y 29 mujeres) con un rango de edad de 20 a 52 años que laboran en la ciudad de Arequipa. Se aplicó el Inventario de Burnout de Maslach y se encontró que el 53% de los policías eva-luados presentan altos niveles de burnout, 23 por ciento tienen un nivel moderado y 24 por ciento de la muestra tiene un nivel leve. Además en los policías varones se aprecia una relación moderada-mente significativa entre la baja realización profesional y los ingre-sos que reciben; se concluyó, por tanto, que el sueldo tiene un efecto en el desempeño laboral de los policías y en su salud mental ocupacional.

(Arias W, Jiménez N, 2011. Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa. Cienc Trab. Oct-Dic; 13 [42]: 250-256).

Palabras claves: SÍNDROME DE BURNOUT, ESTRÉS LABORAL, POLI-CÍAS, INCIDENCIA.

ABSTRACTIn this work, we expose the results of the study of burnout syndrome incidence in a sample of 142 police agents (113 male and 29 female) with an age range among 20 and 52 years old, who work in Arequipa City. The Maslach Burnout Inventory was applied and the results show that 53 percent of police total sample have high levels of burn-out, 23 percent have a moderate level and 24 percent of the sample has a low level of this syndrome. Moreover, in policemen it’s evident that there is a moderate relation between personal accoplishment and the salary that they receive, so we conclude that the salary has effects in job performance and their mental occupational health.

Key words: BURNOUT SYNDROME, JOB STRESS, POLICEMEN, INCI-DENCE.

walter L. Arias Gallegos1, Noelia A. Jiménez Barrios2

1. Psicólogo por la Universidad Nacional de San Agustín de Arequipa, Diplomado en Gestión de Recursos humanos, Gerencia y Supervisión en Seguridad Integral y Medio Ambiente y Gerencia de Sistemas Integrados. Docente de la Universidad Católica San Pablo.2. Estudiante del Programa Profesional de Administración de Empresas de la Facultad de Ciencias Económicas y Administración de la Universidad Católica de Santa María.

Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de ArequipaINCIDENCE OF BURNOUT SyNDROME IN POLICEMEN FROM AREQUIPA CITy

INTRODUCCIÓN

Los policías constituyen un grupo profesional sujeto a diversos riesgos ocupacionales por varias razones. En primer lugar porque ponen en riesgo su vida y su integridad física en todo momento, pues están expuestos a la violencia y las agresiones de forma inherente a su trabajo1. En segundo lugar porque, ante esta condición, los policías reportan elevados índices de estrés laboral2,3, que de experimentarse crónicamente se asocian con agotamiento emocional, despersonalización y baja realización profesional. Es decir, con el denominado síndrome de burnout. De este modo, al igual que el personal de salud y los docentes,

los policías son el tercer grupo profesional que tiene mayor prevalencia de síndrome de burnout4. De hecho, en un estudio reciente realizado por Morales et al.5, los policías puntúan más alto en todas las dimensiones del síndrome de burnout en comparación con los trabajadores sanitarios, los docentes y los empleados de servicios sociales.Ahora bien, el síndrome de burnout es sólo una de las diversas manifestaciones clínicas que pueden padecer los policías, ya que existen otros desórdenes psicológicos que son constantemente citados por la literatura especializada, como los desórdenes de ansiedad, la depresión y el trastorno de estrés postraumático, que también son recurrentes en las poblaciones policiales6. Además, otros síndromes como el trauma vicario o la fatiga por compa-sión5 suelen confundirse con el síndrome de burnout. Por ello es fundamental identificar las manifestaciones clínicas del síndrome de burnout en los policías. Aunque el estrés crónico es el desen-cadenante del síndrome de burnout, en ningún caso el tener estrés es sinónimo de tener el síndrome de burnout. Pero es importante identificar los síntomas de estrés en el policía. Brufao2 nos describe el perfil del policía estresado con los siguientes síntomas: 1) baja tolerancia a la frustración, 2) inseguridad, 3) afán excesivo de competitividad, 4) maquiavelismo, 5) perfeccio-nismo exagerado, y 6) necesidad de adaptación.

Page 79: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 250/256 251

A estos síntomas podemos agregar irritabilidad, fatiga, desmoti-vación, desamparo y negativismo; que pueden formar parte de un cóctel de emociones negativas que terminan por desalentar al policía, en desmedro de su desempeño laboral, su personalidad y su salud tanto física como mental.

Manifestaciones del síndrome de burnout en policíasDe acuerdo con Quiceno y Vinaccia7 la literatura científica ha reportado más de 100 síntomas asociados al síndrome de burnout. Pero en muchos casos, estos síntomas son comórbiles con otros desórdenes, de modo que es importante no confundir la sintoma-tología del síndrome de burnout con la depresión, la ansiedad, la insatisfacción laboral y el estrés6. El síndrome de burnout ha reunido de forma tradicional tres síntomas patognomónicos, a partir de los trabajos de Cristina Maslach y Susan Jackson. Estos síntomas serían el agotamiento emocional, la despersonalización y la baja realización profe-sional. Para su estudio se ha utilizado preferentemente el Burnout Maslach Inventory (BMI) en cualquiera de sus tres versiones: para personal sanitario, docentes y otros grupos profesionales. Este inventario ha sido validado en muestras multiocupacionales en diversos países del mundo. Por ejemplo, en Colombia, Gil-Monte y Peiró han validado el MBI en una muestra multi-ocupacional que comprende a 73 policías municipales, entre otros profesio-nales8. Con respecto al agotamiento emocional, este síntoma se ha rela-cionado con la sobrecarga laboral y el tiempo de servicio, aunque otras variables de tipo organizacional son esenciales para explicar el agotamiento emocional en policías. En ese sentido, de acuerdo con Torres et al.9, los estresores específicos del trabajo de los policías se diferencian en organizacionales, propios de la administración y la gestión policial; y los derivados de su acti-vidad habitual como la exposición al peligro y la violencia.En el primer caso, dado que las instituciones policiales suelen ser autoritarias, verticalistas y rígidas, tales características organiza-cionales influyen negativamente en la salud mental de los poli-cías. Así por ejemplo, de acuerdo con Kirkaldy, Cooper y Ruffalo3, los policías canadienses que participaron de un estudio trans-versal, alcanzaban valores elevados en estrés relacionado con el diseño estructural y los procesos organizacionales. Algunos estu-dios han intentado relacionar la conducta tipo A con el nivel jerárquico de los trabajadores, de modo que a mayor nivel jerár-quico mayores rasgos de conducta tipo A10. Ahora bien, como se sabe, la conducta tipo A ha sido frecuentemente relacionada con la significación laboral, el estrés ocupacional11, la cardiopatía coronaria, infarto al miocardio y diversos correlatos psicofisioló-gicos como el pulso, la tasa de respiración y la respuesta galvá-nica de la piel12. Un interesante estudio realizado mediante la Escala Retiro de Patrón de Conducta Tipo A (ERPCTA) de Rodríguez, et al.13, reveló que de los 160 militares del Fuerte Salaverry de Arequipa que fueron evaluados, 18 tenían sobrepeso, 128 fumaban frecuentemente y 48 tenían un patrón de conducta tipo A, de modo que 12 militares de la muestra tenían riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, tras hacer la triangulación de las variables mencionadas14. Un estudio similar realizado también en Arequipa se encontró que en una muestra de 54 policías (48 hombres y 6 mujeres) de entre 20 y 48 años, el 77% tiene un patrón de conducta tipo A y que, además, este patrón aumenta con los años de servicio, ya que de 0 a 10 años de servicio el 24%

de los policías encuestados tenía ERPCTA, de 11 a 20 años de servicio abarcaba al 31% de la muestra con ERPCTA y de 21 a 30 años de servicio el 45% de policías tenía ERPCTA15.La estructura laboral tiene además un efecto doble, ya que también puede influir en los procesos de afrontamiento del estrés laboral. Así por ejemplo, en un estudio se tomó como parte de una muestra a 115 carabineros chilenos de 545 que existen en la ciudad de Santiago, que provenían de tres comisarias, de la Unidad de Criminalística y de la Unidad de Investigación de Accidentes de Tránsito. Se encontró que, en general, los carabi-neros utilizan técnicas de afrontamiento centradas en el problema y las emociones (reinterpretación positiva y crecimiento personal), así como otras disfuncionales (por ejemplo, desconexión conduc-tual y consumo de alcohol o fármacos)16. En este último punto, cabe considerar que, según el modelo de Hans J. Eysenck y R. Grossarth-Maticeck, las personas que afrontan el estrés mediante el consumo de alcohol y drogas presentan tendencias psicopá-ticas y conducta antisocial que les predispone a la delincuencia y la criminalidad17. Pensamos que estos estudios tendrían, segu-ramente, similares resultados en nuestro medio, ya que los índices de consumo de alcohol en la población masculina son elevados. Ahora bien, el que los carabineros o policías recurran a la bebida como técnica de afrontamiento y que este patrón de conducta se asocie, en algunos casos, con las personalidades antisociales es ciertamente un hecho preocupante, ya que las fuerzas del orden deben tener una conducta intachable para que puedan ejercer su autoridad y controlar tanto la corrupción como la criminalidad. Ello –suponemos–, explicaría entonces por qué la gente tiene una imagen negativa de la policía, dejando abierta, además, la posibilidad de que puedan cometer un crimen, ya que los policías portan arma de fuego. En ese sentido, en España los aspirantes que desean tener licencia para portar armas, dentro de ellos incluidos también los policías, son evaluados psicológicamente por un grupo de especialistas que valora su atención discriminativa, su personalidad, la resis-tencia a la fatiga, la impulsividad, la toma de decisiones y la tendencia a la transgresión de normas. Estas evaluaciones se efectúan mediante pruebas psicológicas estandarizadas, con el fin de detectar síntomas asociados a comportamientos indivi-duales en ausencia de trastornos psicológicos, síndromes mentales, patrones de uso y abuso de sustancias tóxicas, y procesos psico-lógicos que por acción u omisión facilitan la comisión de conductas lesivas o auto-lesivas18. De esta manera, se puede seleccionar eficientemente a las personas que pueden portar arma de fuego sin el riesgo de que vayan a hacer un uso indebido de esta. En nuestro país, la valoración psicotécnica como requisito para las personas que solicitan licencia para portar armas ha sido eliminada.Volviendo al estudio de Briones16, el recurrir a la religión como técnica de afrontamiento se asoció más con el género femenino que con el masculino. Además, el análisis correlacional de las técnicas de afrontamiento de los carabineros chilenos con las dimensiones del síndrome de burnout reveló que el centrarse en las emociones, la desconexión mental y la búsqueda de apoyo social se relacionan positivamente con el agotamiento emocional, y que la desconexión mental y conductual se relacionan directa-mente con la despersonalización. En resumen, las variables organizacionales son importantes fuentes de estrés que no pueden soslayarse a la hora de analizar las manifestaciones del síndrome de burnout en la policía. Así

Page 80: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Arias walter, Jiménez Noelia

252 250/256 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

pues, con el objeto de analizar las variables organizacionales que producen estrés laboral a los policías, Torres et al.9 seleccionaron una muestra de 353 sujetos de distintas delegaciones policiales de la ciudad de México. Para ello construyeron la Escala de Estrés Laboral de Policía Municipal de cuya aplicación se desprendieron cinco factores que explican la varianza total. Estos factores son: 1) el desempeño de rol que hace referencia a la ambigüedad y conflicto del cargo laboral; 2) la gestión personal que abarca la adecuación al puesto, el salario, las promociones o ascensos y formación; 3) el estilo de dirección que comprende el tipo de liderazgo y forma de aplicarlo; 4) la imagen y credibilidad ante la ciudadanía; y, 5) la sobrecarga de trabajo, es decir, el exceso de trabajo y premura en el tiempo para realizarlo. Una réplica en nuestra ciudad de este estudio reportó que el 47% de los policías de una muestra de 70 efectivos de la Policía de Tránsito considera que las órdenes que recibe de sus superiores no son claras, el 44% indicó que las órdenes no son adecuadas y el 29% opinó que a veces las normas impartidas afectan las relaciones con los ciuda-danos, posiblemente en contextos en que la policía tiene que reprimir a los manifestantes de huelgas que bloquean carreteras o alteran el orden público. Además, el 41% de los efectivos encuestados indicó que no contaban con recursos suficientes, mientras que el 29% siente que no tiene una formación técnica adecuada, lo cual es coherente con que el 46% de los policías de tránsito opine que no cuenta con una preparación psicológica pertinente. Los policías también mencionaron que sus oportuni-dades de mejorar son pocas, que tienen escasa autonomía en su trabajo, que sus superiores no reconocen su desempeño y que les cuesta adecuarse a su puesto de trabajo19. Todos estos estudios sugieren que las variables organizacionales son, para el caso de los policías, fuentes de riesgo de estrés laboral. Aunque existen diferencias sobre la importancia que reciben estas variables entre uno y otro autor, todos los modelos que explican el estrés policial las consideran como fuentes importantes de estrés. Así por ejemplo, Durán y Montalbán3 sugieren que las fuentes de riesgo laboral para los policías son: 1) de tipo organizacional; 2) inherentes al desempeño de las tareas; 3) relacionados con la comunidad; y, 4) con el sistema judicial. Es importante notar que en este contexto multifactorial la comu-nidad juega un rol relevante en el agotamiento emocional y la salud mental de los policías. En la investigación realizada por Torres et al.9 se encontró que los sentimientos de depresión y hostilidad que presentan los policías dependen de la imagen institucional; y es que la imagen institucional que se proyecta a la comunidad tiene injerencia en la autoestima y en la motiva-ción del personal policial, aunque esta relación no siempre sea clara20. Por otro lado, en el estudio de Torres et al.9 al igual que en otras investigaciones, se encontró que la sobrecarga laboral es la variable que más predice el distrés, es decir, el malestar asociado con el estrés.En resumen, el agotamiento emocional es la dimensión del síndrome de burnout en policías que más se relaciona con las variables organizacionales. Sin embargo, la despersonalización, como segunda dimensión del síndrome de burnout, entraña sus propias particularidades y contradicciones. Se ha mencionado que la despersonalización, que se caracteriza por cinismo y falta de apoyo para con las personas que son objeto de servicio de los policías, es producto del estrés y del agotamiento emocional, pero en el caso de los policías se han esbozado otras hipótesis.

Debido a que los policías mantienen una relación constante y directa con personas que presentan sufrimiento y dependencia16, se ha planteado que el cinismo y la despersonalización se emplean como mecanismo de defensa o como una forma de distanciarse y adaptarse psicosocialmente3. Un estudio realizado con una muestra de la Comunidad de Autónoma de Asturias y del País Vasco compuesta por 342 profesionales de servicios de salud y policías, reveló que en estos últimos la despersonaliza-ción era la dimensión más elevada en comparación con los profesionales de salud4. Este fenómeno se aprecia también en bomberos debido a que este grupo profesional, al igual que los policías, tiene que enfrentarse con situaciones estresantes que abarcan muchas veces casos dramáticos (desastres, accidentes, mutilaciones, etc.) que elevan los niveles de estrés y ansiedad. Estos eventos pueden ser muy breves, pero son en extremo estresantes. Tal es el caso del trauma vicario, que es ocasionado por observar sucesos o situaciones traumáticas que pueden confundirse con el estrés postraumático. La diferencia radica en que en el trauma vicario los eventos trau-máticos no son vividos por los policías, sino que estos observan cómo terceras personas resultan dañadas (heridas, quemadas, mutiladas o muertas) como producto de accidentes o de diversas formas de violencia, quedándoles una huella psíquica que libera fuertes dosis de ansiedad. De hecho, según algunos estudios que han empleado el Cuestionario de Ansiedad Rasgo-Estado (IDARE), la ansiedad clínica se relaciona directamente con el síndrome de burnout2. Por ejemplo, de acuerdo con las estadísticas de Estados Unidos, los bomberos reducen su expectativa de vida en 5 años debido al estrés, la alimentación, los patrones disruptivos de sueño y las condiciones físicas de trabajo, entre otras causas. La prevalencia de Trastorno de Estrés Post-Traumático (TEPT) en bomberos varía de 6,5 por ciento hasta 37 por ciento5. En una investigación, que tomó 40 bomberos de la ciudad de Arequipa como muestra, se encontró que aquellos que eran casados presentan índices más altos de despersonalización y de baja realización personal que los solteros. Asimismo, los que tienen más de 10 años de servicio presentaban mayor agota-miento emocional21.Ante este riesgo potencial para la salud mental de los policías y profesionales de ocupaciones afines como los bomberos o el personal de seguridad, la formación es una alternativa eficaz y necesaria para contrarrestar los efectos del estrés laboral. Como ya se comentó en un estudio local, los policías indican que su preparación técnica y psicológica es deficiente19. En ese sentido la competencia profesional se relaciona con la salud mental de los policías20, y la competencia pasa definitivamente por el tema de la formación, tanto académica como deontológica, y ello implica adquirir valores, destrezas y cualidades que influyen en el éxito profesional. En un estudio efectuado con 117 cadetes de una institución castrense de Lima, que tenían una edad promedio de 20 años, se determinó que el perfil del cadete que tenía mayores probabili-dades de sobresalir reunía las siguientes cualidades: perfeccio-nismo, organización, disciplina y responsabilidad22; todas ellas relacionadas con la personalidad y los valores. En un estudio similar, pero realizado con cadetes argentinos, se encontró que el estilo de personalidad predicen el éxito militar al momento de terminar sus estudios, mas no al principio. Además, un porcen-taje de su fracaso se debía a la puesta en marcha de mecanismos de afrontamiento inadecuados23. De hecho, algunos estudios

Page 81: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 250/256 253

sobre síndrome de burnout en ámbitos militares señalan que hasta un 51% de oficiales padecen el síndrome. También se ha visto que en este grupo profesional la sobrecarga laboral es un predictor de la aparición del síndrome24.Otros trabajos reportan que el tomar retos y el compromiso para con el trabajo constituyen factores de una personalidad resistente que amortiguan los efectos del estrés laboral en los bomberos25. En una investigación realizada con policías de tránsito de Lima, se encontró que los valores que cobran mayor importancia para los sujetos que conformaron la muestra eran la lealtad hacia su insti-tución y el grupo de trabajo, pero además les gustan los retos en su trabajo y prefieren siempre lo nuevo, por ello están interesados en capacitarse y autorrealizarse26. Se sabe, en ese sentido, que cuanto mayor sea el compromiso organizacional mayor será la realización personal en el trabajo y menor el nivel de burnout24.Por otro lado, desde los trabajos clásicos de van Maanen en 1975 y Bennett en 1984, se ha puesto énfasis en la socialización del policía y el apoyo social que recibe. Bravo et al.20 encontraron que las expectativas iniciales de los policías predicen su grado de socialización. Así, los policías que manifiestan apoyo social y un adecuado conocimiento de la organización y preparación tienen más satisfacción laboral y se involucran más con su trabajo. La falta de apoyo por parte de los compañeros de trabajo y de los supervisores de la dirección o administración de la organización policial son características que pueden influir en la aparición del síndrome de burnout27. Por ejemplo, el acoso laboral o mobbing es un fenómeno que suele darse en el ámbito policial. Segurado et al.28 hallaron que el 66,4% de 235 policías que componían su muestra percibe actitudes y comportamientos de rechazo social y discriminación, mientras que el 57% señaló que se siente o se ha sentido afectado por el acoso laboral. Además, se encontró que el deterioro de las relaciones interpersonales constituye un factor de riesgo de acoso laboral.Como ya se mencionó, el estado de salud de un trabajador, más allá de la profesión que desempeña, depende enormemente de la actividad laboral que realiza, de las condiciones de trabajo, de la realidad social y del modo de producción que ella impone29. Por ello la relevancia percibida del puesto influye positivamente en la socialización y en el desempeño del trabajador20.Para combatir los efectos del estrés laboral que desemboca en desórdenes ocupacionales como el síndrome de burnout, es nece-sario detectar a tiempo las manifestaciones clínicas, físicas y mentales de los trabajadores. Pero ocurre muchas veces que los profesionales, específicamente los varones y más específicamente los policías varones, no reportan sus dolencias o su malestar emocional. Una causa de esto es el machismo que se manifiesta en la creencia de que se “puede hacer todo” sin resultar lastimado. A este fenómeno se le conoce como el “síndrome de superman” y es frecuente durante la adolescencia30,31. Es acaso entonces que los efectivos policiales varones, ¿son inmaduros y que por esta razón no reportan a tiempo sus síntomas somáticos y psicológicos? Creemos que la respuesta se encuentra dentro del crisol cultural. Por ejemplo, la comunicación es otro tema que también está mediado por la cultura, ya que es sabido que los varones son menos comunicativos que las mujeres, y si a esto se suma que el quejarse puede ser percibido como signo de debilidad, se explica que los varones se muestren más reticentes para comunicar sus necesidades, su estado de ánimo y sus malestares. Existen, aunque pocos, programas de intervención de estrés laboral que se han aplicado a policías. Goiria et al.1 sometieron a

141 policías a un programa experimental de 4 fases que tenía por objetivo reducir los síntomas de burnout, a través de la aplica-ción de técnicas de relajación y discusiones grupales. Al cabo de 26 horas de intervención dosificadas en varias sesiones de trabajo se consiguió reducir los índices de ansiedad así como los síntomas de burnout. Otras experiencias implican la creación de un Servicio de Prevención de Enfermedades Profesionales, que comprenden el fortalecimiento de contactos con sectores admi-nistrativos y sanitarios, capacitar a los policías sobre los riesgos físicos y mentales a los que están expuestos, diseñar programas de intervención y favorecer la investigación en materia de salud ocupacional2. Algunas medidas que pueden ser favorables para paliar los efectos del estrés laboral en los policías serían: 1) mejorar la aplicación de recursos humanos brindando apoyo social; 2) mejorar la formación técnica de la policía; 3) disponer de servi-cios de asistencia psicológica3; 4) mejorar sus patrones de sueño; 5) alentar el ejercicio físico; 6) fomentar hábitos alimentarios saludables; 7) programar espacios de ocio y relajación; 8) brindar capacitación tanto a los policías como a sus familias (esposas); y, 9) formar grupos de discusión2. Es importante considerar estas sugerencias para prevenir el estrés laboral policial, acompañándolas de una sólida política que privilegie la investigación de campo de los síntomas, causas y efectos de diversas manifestaciones asociadas al estrés, así como de otros factores de riesgo ocupacional. En este sentido, la presente investigación tiene por objeto el determinar la inci-dencia del síndrome de burnout en policías de la ciudad de Arequipa, así como encontrar relaciones entre variables sociode-mográficas y las dimensiones de agotamiento emocional, realiza-ción profesional y despersonalización; para lo cual se plantearon las siguientes hipótesis: • A mayor edad, mayor agotamiento emocional, mayor desper-

sonalización y baja realización profesional. • A mayor tiempo de servicio, mayor agotamiento emocional,

despersonalización y baja realización personal. • Los policías solteros tendrán menor agotamiento emocional,

mayor despersonalización y menor realización profesional. • Los policías con más hijos tendrán mayor agotamiento

emocional, despersonalización y menor realización profe-sional.

• Las policías mujeres tendrán mayor agotamiento emocional, despersonalización y baja realización profesional.

MATERIAL y MéTODOS

MuestraLa muestra está constituida por 142 policías (113 varones y 29 mujeres) de 20 a 52 años de edad, con una edad promedio de 25,27 años para los hombres (± 5,34) y 25,06 años para las mujeres (± 4,02). Todos ellos laboran en la ciudad de Arequipa en el Escuadrón Misti y en la Policía de Tránsito. La muestra del presente estudio fue seleccionada mediante métodos no probabi-lísticos a través de la técnica de muestreo por cuotas.

InstrumentosSe emplearon dos instrumentos: una ficha de registro sociodemo-gráfico que comprende datos tales como edad, género, tiempo de servicio, cantidad de ingresos, estado civil y número de hijos.

Page 82: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Arias walter, Jiménez Noelia

254 250/256 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

También se aplicó el Inventario de Burnout de Maslach en su formato genérico para todo tipo de profesionales, que consta de 22 ítems de carácter autoafirmativo con una escala de frecuencia de 7 grados que va de 0 (nunca) a 6 (todos los días), y que cuenta con un nivel de confiabilidad de 0,79.Ambos instrumentos se ubicaron en una hoja de respuesta que contenía además las instrucciones, los objetivos de la investiga-ción y el consentimiento informado en el encabezado.

ProcedimientoEn un primer momento se solicitaron los permisos correspondientes en las respectivas Unidades Policiales. Los policías de tránsito fueron evaluados de forma colectiva en el Centro de Operaciones de la POLTRAN, mientras que los policías del Escuadrón Misti fueron evaluados por un grupo de colaboradores en distintos puntos de la ciudad de Arequipa, durante su horario de trabajo. La aplicación del Inventario de Burnout de Maslach se realizó durante los meses de diciembre del 2009 y febrero del 2010. La información fue procesada a través del análisis de frecuencias y porcentajes, así como del establecimiento de índices de correla-ción por medio de la Correlación de Pearson.

RESULTADOS

Variables sociodemográficasTras el análisis de los datos se tiene que, de acuerdo con la infor-mación sociodemográfica de los policías evaluados, 33% de los policías varones tiene entre 18 y 25 años, 35% tiene entre 26 y 35 años, 29% tiene entre 36 y 50 años, y sólo el 3% tiene más de 50 años de edad. En el caso de las mujeres policías, el 76% tiene entre 18 y 25 años, el 19% tiene entre 26 y 35 años y el 5% tiene entre 36 y 50 años. En general, el 39% de la muestra tiene entre 18 y 25 años, el 32% tiene entre 26 y 35 años, el 26% tiene entre 36 y 50 años, y el 3% tiene más de 50 años.El análisis de la variable estado civil mostró que el 50% de los policías varones son solteros, 48% son casados y 2% son viudos; frente a un 90% de mujeres solteras y un 10% casadas. En total, el 56% de los policías de la muestra es soltero, el 43% casado y el 1% es viudo. Con respecto al número de hijos, el 47% de los poli-cías varones no tiene hijos, el 36% tiene entre uno y dos hijos, y el 17% tiene tres hijos o más. En tanto que el 90% de las policías no tiene hijos, el 5% tiene de uno a dos, y el otro 5% tiene tres o más hijos. El 54% del total de la muestra no tiene hijos, el 31% tiene entre uno y dos hijos y el 15% tiene tres o más hijos.Sobre la variable tiempo de servicio, el 52% de los varones lleva laborando como policía no más de 5 años, 24% tiene de entre 6 a 10 años de servicio y el otro 24% tiene más de 10 años de servicio. Mientras que el 80% de las policías mujeres tiene no más de 5 años de servicio, el 10% tiene entre 6 y 10 años y el otro 10% más de 10 años de servicio. Finalmente, sobre la variable ingresos, el 66% de los policías varones gana el mínimo del sueldo mientras que el 34% gana un sueldo superior al mínimo. Por el lado de las mujeres, el 77% gana el mínimo, mientras que el 23% recibe un sueldo mayor al mínimo. Por tanto, el 68% de la muestra recibe el sueldo mínimo y el 32% recibe un sueldo superior al mínimo.

Síndrome de burnoutCon respecto a las dimensiones del síndrome de burnout, se

puede apreciar en la Tabla 1 que en agotamiento emocional, despersonalización y en baja realización personal las mujeres policías tienen los porcentajes más elevados en un grado severo cuando se les compara con los policías varones, mientras que los porcentajes más bajos que representan un grado leve de síndrome de burnout y sus dimensiones corresponden a las mujeres. Por otro lado, la dimensión de despersonalización se encuentra signi-ficativamente más afectada en las mujeres que en los varones.

Además, se aprecia que, de forma global, la mayoría de policías (53%) tiene un nivel severo de síndrome de burnout, un 23% lo padece en un nivel medio o moderado y, el 24%, en un nivel leve. También se establecieron correlaciones entre las variables sociola-borales (edad, tiempo de servicio, ingresos, estado civil y número de hijos) y las dimensiones del síndrome de burnout: agotamiento emocional, despersonalización y baja realización profesional mediante el coeficiente de correlación de Pearson.

Tabla 1.Porcentajes de síndrome de burnout en policías.

Dimensiones del Síndrome Leve Moderado Severode Burnout M F T M F T M F TAgotamiento emocional 39 20 36 36 40 37 25 40 27

Despersonalización 25 --- 21 19 30 20 56 70 59Baja realización profesional 12 25 15 16 --- 13 72 75 72

Síndrome de burnout total 25 15 24 24 23 23 51 62 53

p < 0,005

Gráfico 1.Incidencia de burnout en policías.

p < 0,005

70

60

50

40

30

20

10

0

Varones

Mujeres

Total

Leve Medio Severo

Tabla 2.Correlación de variables sociolaborales y las dimensiones del síndrome de burnout en policías varones.

Agotamiento Realización Emocional Despersonalización ProfesionalEdad -0,248 0,033 0,173Tiempo de servicio -0,208 0,143 0,112Ingresos 0,001 0,000 -0,001Estado civil 0,004 0,040 0,168No de hijos 0,077 0,025 0,000

p < 0,005

Page 83: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa

Ciencia & Trabajo | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | www.cienciaytrabajo.cl | 250/256 255

Al hacer un procesamiento correlacional de la información socio-laboral con las dimensiones del síndrome de burnout en los poli-cías varones, se tiene que no existen relaciones significativas entre ninguna de las variables sociolaborales con el agotamiento emocional y la despersonalización. Pero para el caso de la reali-zación profesional, esta dimensión tiene una relación positiva moderada (r = 0.425) con los ingresos que reciben los policías varones, de modo que aquellos que reciben un mayor sueldo sienten más baja realización profesional.

Al realizar las correlaciones correspondientes entre las dimen-siones de agotamiento emocional, despersonalización y baja realización profesional con las variables sociolaborales recabadas en las policías mujeres, no se encontró relación significativa alguna.

Finalmente, al realizar el análisis de las correlaciones entre las dimensiones del síndrome de burnout y las variables sociolabo-rales en el total de la muestra, la relación que tiene mayor signi-ficatividad es la que se da entre la baja realización profesional y los ingresos. Este hallazgo, que también se observa en los policías varones, sugiere que el sueldo reviste de importancia para los policías, en particular los de género masculino, al punto de afectar su sentimiento de realización en el trabajo.

Tabla 3.Correlación de variables sociolaborales y las dimensiones del síndrome de burnout en policías mujeres.

Agotamiento Realización emocional Despersonalización profesionalEdad -0,248 0,033 0,173Tiempo de servicio -0208 0,143 0,112Ingresos 0,001 0,000 -0,001Estado civil 0,004 0,040 0,168No de hijos 0,077 0,025 0,000

p < 0,005

Tabla 4.Correlación de variables sociolaborales y las dimensiones del síndrome de burnout en policías.

Agotamiento Realización emocional Despersonalización profesionalEdad -0,034 0,220 -0,058Tiempo de servicio 0,097 -0,218 -0,181Ingresos -0,129 0,122 0,319Estado civil -0,221 0,144 0,111Nª de hijos 0,039 0,056 -0,047

p < 0,005

DISCUSIÓN

Es necesario indicar, en primer lugar, que de las hipótesis planteadas inicialmente sólo se ha podido corroborar una de ellas. La que sugiere que las policías mujeres tienen mayores niveles de síndrome de burnout que los varones. Esto se puede explicar debido a que las mujeres tienen que lidiar con factores laborales que por su género ejercen mayor presión que en los varones. Tales factores podrán ser el sistema vertical, rígido y autoritario que caracteriza a las institu-ciones policiales del país; además los prejuicios sociales que conlleva la profesión de las policías femeninas en los contextos latinoameri-canos, donde todavía existe predominio de mitos o ideas patriarcales como el machismo. Esta situación supone que las mujeres policías tendrían que reestructurar su percepción para adaptarse a las ideas machistas propias de su entorno laboral, con los consecuentes cambios cognitivos, emocionales y de personalidad, evidenciables a través de la conducta. Esta idea es coherente con el hecho de que las mujeres policías que formaron parte de nuestra muestra tienen elevados y severos niveles de despersonalización, mucho más que los varones. Suponemos que esto se relaciona con la necesidad de ajustarse a un patrón conduc-tual masculinizado caracterizado por rigidez y frialdad emocional, que son comúnmente alentados en instituciones policiales y castrenses. En resumen, las policías mujeres parecen tener mayor riesgo de padecer síndrome de burnout que sus colegas varones, y de evidenciar más signos de despersonalización. Por otro lado, en el caso de los policías varones se halló una relación moderadamente significativa entre los ingresos que reciben y la baja realización profesional. Este resultado es, en realidad, extensivo a toda la muestra, vale decir, que en los policías varones y mujeres el rendimiento laboral y sus sentimientos de satisfacción profesional se ven afectados por el sueldo que reciben. Ello debe ser atendido por las autoridades competentes para disminuir el riesgo mental ocupa-cional de los policías a través de promociones y/o el aumento de sus remuneraciones.Claro que las dos conclusiones de nuestro estudio son sólo explica-ciones tentativas, que requieren de un ahondamiento teórico y empí-rico por medio de la investigación; pero constituyen un relevante aunque pequeño aporte, ya que este tema es poco estudiado en nuestra localidad.Debe también considerarse que en muchos casos, los policías pueden sentirse presionados a la hora de emitir sus respuestas, de modo que como concluyen Asillo et al.19, sus respuestas pueden revelar una –todavía- más elevada incidencia del síndrome de burnout, así como un grado de afectación más severo. Para terminar, deseamos agradecer a los policías que formaron parte de la muestra, ya que el presente trabajo no habría podido ser reali-zado sin su gentil colaboración.

Page 84: Campos y bosques en llamas

Artículo Original | Arias walter, Jiménez Noelia

256 250/256 | www.cienciaytrabajo.cl | AÑO 13 | NÚMERO 42 | OCTUBRE / DICIEMBRE 2011 | Ciencia & Trabajo

16. Briones D. Presencia del síndrome de burnout en poblaciones policiales vulne-rables de carabineros de Chile. Boletín Informativo ESPAM. 2007;2:1-7.

17. Sandín B. El estrés. En: Belloch A, Sandín B, Ramos F. comp. Manual de psicopatología II. Madrid: McGraw-hill; 1995. p. 3-52.

18. Toledo F, Montoro L, Civera C. La psicología aplicada a la sección de aspi-rantes a la tenencia y uso de armas de fuego en España. Rev Interam Psicol. 2005;39(1):117-126.

19. Asillo K, Gonzáles M, herrera J, Villalobos J. Estrés laboral en policías (Trabajo de investigación no publicado). Arequipa: Universidad Tecnológica del Perú; 2009.

20. Bravo M, Gómez L, Montalbán M. Socialización policial: Un estudio con una promoción de nuevo ingreso. Rev psicol soc. 2004;19(1):17-33.

21. Choque CR. Síndrome de burnout en bomberos voluntarios de la ciudad de Arequipa (Trabajo de investigación no publicado). Arequipa: Universidad Tecnológica del Perú; 2010.

22. Aliaga J, Neira C, Rodríguez L, Villanueva D, Enriquez J. Variables predictoras del rendimiento académico en cadetes de una institución de formación castrense. Rev Peru Psicol. 2007;1:88-97.

23. Castro A, Casullo MM. Predictores del rendimiento académico y militar de cadetes argentinos. Anales de Psicología. 2002; 18(2):247-259.

24. López B, Osca A. Estrés de rol, implicación con el trabajo y burnout en soldados profesionales españoles. Rev lat am psicol. 2008;40(2):293-304.

25. Moreno B, Morett NI, Rodríguez A, Morante ME. La personalidad resistente como variable moduladora del síndrome de burnout en una muestra de bomberos. Psicothema. 2006;18(3):413-418.

26. Grimaldo MP. Valores hacia el trabajo en un grupo de policías de tránsito de Lima Metropolitana. Liberabit. 2008; 14(2):71-80.

27. Aranda C, Pando M, Pérez MB. Apoyo social y síndrome de quemarse en el trabajo o burnout: Una revisión. Psicología y Salud. 2004;14(1):79-87.

28. Segurado A, Agulló E, Rodríguez J, Agulló MS, Boada J, Medina R. Las rela-ciones interpersonales como fuente de riesgo de acoso laboral en la policía local. Psicothema. 2008;20(4):739-744.

29. Gómez IC. Salud laboral: Una revisión a la luz de las nuevas condiciones del trabajo. Univ Psychol. 2007;6(1):105-113.

30. Baron RA. Psicología. México: Prentice hall;1997.31. Craig G. Desarrollo psicológico. México: Prentice hall; 1997.

1. Goiria JI, San Sebastián X, Torres E. Estudio de evaluación e intervención del estrés laboral en la policía municipal. SESLAP. 2003;1(7):5-8.

2. Brufao C. Una aproximación a las enfermedades profesionales de la policía. Cuadernos de Trabajo Social. 1994;7:251-263.

3. Durán MA, Montalbán M. Estrés laboral en el ámbito policial. Boletín Informativo ESPAM. 2000;2:1-7.

4. Lozano LM, Cañadas G, Martín M, Pedrosa I, Cañadas G, Suárez J, Vargas C, San Luis C, Sánchez V, Martín ME, Pérez B, Álvarez J, García E, de la Fuente EI. Descripción de los niveles de burnout en diferentes colectivos profesio-nales. Aula Abierta. 2008;36(1,2):79-88.

5. Morales G, Gallego LM, Rotger D. Entre crisis, traumas y “burnout”. Cuadernos de Crisis. 2008;7(2):8-19.

6. Savio S. El síndrome del burnout: Un proceso de estrés laboral crónico. Hologramática. 2008;8(1):121-138.

7. Quiceno JM, Vinaccia S. Burnout: Síndrome de quemarse en el trabajo (SQT). Act colom psicol. 2007;10(2):117-125.

8. Gil-Monte PR, Peiró JM. Validez factorial del Maslach Burnout Inventory en una muestra multiocupacional. Psicothema. 1999;11(3):679-689.

9. Torres E, San Sebastián X, Ibarretxe R, zumalabe JM. Autopercepción del estrés laboral y distrés: Un estudio empírico en la policía municipal. Psicothema. 2002;14(2):215-220.

10. López R, Morales P, Murillo M, Rodríguez L. Relación entre la conducta tipo A y el nivel jerárquico en las organizaciones (Trabajo de investigación no publicado). Arequipa: Universidad Tecnológica del Perú; 2007.

11. García LM, Berrios MP. El significado del trabajo en personas con patrón de conducta tipo A. Psicothema. 1999; 11(2):357-366.

12. Padilla VM, Peña JA, Arriaga AE. Patrones de personalidad tipo A o B, estrés laboral y correlatos psicofisiológicos. Psicología y salud. 2006;16(1):79-85.

13. Rodríguez C, Gil-Corbacho P, Martínez R. Presentación de la Escala Retiro de Patrón de Conducta Tipo A. ERCTA. 1996; 8(1):207-213.

14. Lozano A, Pancca L, Manrique y. Conducta tipo A en personal militar del “Fuerte Salaverry” (Trabajo de investigación no publicado). Arequipa: Universidad Tecnológica del Perú; 2009.

15. Flores F, Gonzáles J, Molina M, Chañi M, Condori E. Patrón de conducta tipo A en policías del cercado de la ciudad de Arequipa (Trabajo de investigación no publicado). Arequipa: Universidad Tecnológica del Perú; 2009.

REFERENCIAS

Page 85: Campos y bosques en llamas
Page 86: Campos y bosques en llamas
Page 87: Campos y bosques en llamas

INSTRUCCIONES A lOS AUTORESC&T, Ciencia & Trabajo, órgano de difusión de la Fundación Científica

y Tecnológica de la Asociación Chilena de Seguridad, tiene como misión divulgar el conocimiento en las áreas de seguridad e higiene industrial, salud ocupacional, calidad de vida laboral y otras disciplinas asociadas al mundo del trabajo y medio ambiente. .

C&T suscribe principalmente al acuerdo sobre Requisitos Uniformes para Preparar los Manuscritos Enviados a Revistas Biomédicas (Estilo Vancouver), elaborado por el Comité Internacional de Directores de Revistas Médicas (New England Journal of Medicine 1997; 336 : 309-15, actualizados en octubre de 2008, en el sitio web www.icmje.org).

los artículos científicos que C&T publica deben ser originales. los autores deben haber participado en el trabajo en grado suficiente para asumir la responsabilidad de su contenido total. No confiere la calidad de autor haber participado en la obtención de fondos, en la recolección de datos, en la supervisión general del grupo de investigación, haber aportado muestras o reclutado pacientes; tampoco se aceptan las “Autorías por cortesía”. Se puede citar un autor corporativo en los ensayos multicéntricos. la totalidad de los integrantes de un equipo, citados como autores, puede indicarse bajo el título o en una nota a pie de página, los que deberán cumplir todos los criterios antes menciona-dos; quienes no los cumplan figurarán, con su autorización, en la sec-ción de Agradecimientos.

los artículos sobre experimentación en humanos y animales deben ser acompañados de una copia digital de la aprobación del Comité de Ética de la Institución donde se realizó el estudio, de acuerdo a la Declaración de Helsinki de 1975. En el artículo no se deben incluir datos que permitan identificar a los sujetos de estudio.

los artículos deben ser enviados en formato electrónico (Microsoft Word para PC, o compatible) en Español, Portugués o Inglés. El formato debe ser simple para facilitar la edición del texto e incluir las siguientes secciones;

a. Página inicial a. Título del artículo, que debe ser conciso, no incluir abreviaturas y dar

idea exacta de su contenido. Si el tema ha sido presentado en alguna conferencia, indicarla citando la ciudad y fecha de exposición.

b. Nombre completo de los autores, profesión, grado académico (si corresponde) y afiliación institucional, incluyendo ciudad y país.

c. Departamento e Institución donde se realizó la investigación, si corresponde.

d. Fuente de financiamiento, si la hubo. Declarar eventuales conflictos de interés.

e. Dirección postal, e-mail, fono y fax del autor que se ocupará de la correspondencia relativa a este documento.

b. Página dos • Resumen en idioma original con una extensión máxima de 200

palabras. Debe incluir objetivos, método, resultados, conclusiones principales y ser escrito en estilo impersonal.

• Al final del resumen debe incluir tres a cinco descriptores (palabras claves o keywords) extraídos de la lista de Descriptores en Ciencias de la Salud (DeCS) (www.bireme.br).

Página tres y siguientes en el siguiente orden • El formato del texto depende del tipo de artículo.

los artículos científicos son el producto de un trabajo de obser-vación, investigación clínica o experimentación que consta de las siguientes secciones: a) Introducción en la que se presentan las razones que motivaron el estudio y los objetivos del mismo; b) Material y Métodos en la que se describen los elementos y procedimientos utiliza-dos de manera tal que los resultados puedan ser reproducidos por otros investigadores; se debe incluir una descripción suficiente del análisis estadístico; c) Resultados en la que se presentan los hallazgos del estudio; d) Discusión en la que se destacan los aspectos nuevos e importantes del estudio, conclusiones, implicaciones y limitaciones de los resultados. la extensión máxima de este tipo de artículo no debe exceder los 36.000 caracteres (incluyendo los espacios).

los artículos de revisión son el producto del análisis crítico de la literatura reciente sobre un tópico especial. Este tipo de artículo incluye los puntos de vista del autor sobre el tema. Normalmente este tipo de documento es encargado por C&T a expertos en el tema según planifi-cación editorial. la extensión máxima de estos artículos no debe exceder los 60.000 caracteres (incluyendo los espacios).

la comunicación de Casos, en los que se describen situaciones de interés médico vistos con poca frecuencia (casos clínicos) o situaciones especiales encontradas en la práctica diaria de otros profesionales de la salud ocupacional (investigación de un accidente que ocurre por prime-ra vez, por ejemplo). Este tipo de artículo debe contener dos secciones; en la primera se describe el caso y en la segunda se comentan los hallazgos y se hacen las recomendaciones que correspondan. la

extensión máxima de este tipo de artículo no debe exceder los 20.000 caracteres (incluyendo los espacios).

los Artículos de Educación son aquéllos que contribuyen a la for-mación integral de los profesionales de Salud Ocupacional. Generalmente son solicitados por el Comité Editorial de C&T. la extensión máxima de ellos es de 60.000 caracteres (incluyendo los espacios).

los Artículos de Opinión son comunicaciones personales sustenta-das bajo el método científico y con referencias bibliográficas que apoyan las opiniones. la extensión máxima de estos artículos es de 20.000 caracteres (incluyendo los espacios).

• Al final del texto puede incluirse una sección de agradecimientos y, a continuación las Referencias bibliográficas. Es de completa responsa-bilidad de los autores la información entregada en esta área, quienes debieran revisar siempre su listado para confirmar que éstas estén completas, con todos sus elementos y simbología integrantes en orden y verificar su inserción en el texto. En caso contrario, el mate-rial puede ser devuelto para corrección. las referencias deben ser presentadas e incluidas en el texto según las siguientes indicaciones, basadas en las normas ISO 690:1987 para formato impreso e ISO 690-2 para formato electrónico: todas las referencias deben incluir los siguientes elementos y la puntuación indicada: • Apellido paterno del autor/editor más las iniciales del nombre

(hasta seis autores, separados por coma; si son más de seis agregar “et al” después del sexto) o autor institucional, si corresponde.

• Año de publicación, separado por punto de elemento anterior. • Título completo del artículo, del libro o del capítulo, si corresponde,

separado por punto de elemento anterior. • Título abreviado de la revista, de acuerdo a listado de Biosis o Index

Medicus (ver: http://www.ncbi.nlm.nih.gov/entrez/query.fcgi?db= journals), o libro Proceedings, si es el caso, separado por punto de elemento anterior.

• Ciudad/estado/país de publicación, y editor, separando por dos puntos estos elementos y por punto de elemento anterior.

• Números del volumen y páginas inicial y final, separando por dos puntos estos elementos y por punto de elemento anterior.

• Disponibilidad en Internet, si se sabe, separado por punto de ele-mento anterior.

las referencias se enumeran en el orden en que se las menciona por primera vez en el texto. Identificadas mediante numerales arábigos, colocados al final de la frase o párrafo en que se las alude. las referen-cias que sean citadas únicamente en las Tablas o en las leyendas de las Figuras, deben numerarse en la secuencia que corresponda a la primera vez que se citen dichas Tablas o Figuras en el texto.

los resúmenes de presentaciones a Congresos pueden ser citados como referencias sólo cuando fueron publicados en revistas de circulación común. Si se publicaron en “libros de Resúmenes”, pueden citarse en el texto (entre paréntesis), al final del párrafo pertinente. Se puede incluir como referencias a trabajos que están aceptados por una revista, aún en trámite de publicación; en este caso, se debe anotar la referencia completa, agregando a continuación del nombre abreviado de la revista la expresión “(en prensa)”. los trabajos enviados a publicación pero todavía no aceptados oficialmente, pueden ser citados en el texto (entre paréntesis) como “observaciones no publicadas” o “sometidas a publi-cación” y no deben alistarse entre las referencias.

Al alistar las referencias, su formato debe ser el siguiente:

Artículos en Revistas: Apellido e inicial del nombre del o los autores. Mencione todos los autores cuando sean seis o menos; si son siete o más, incluya los seis primeros y agregue “et al”. limite la puntuación a comas que separen los autores entre sí. Sigue el título completo del artículo, en su idioma original. Si elige su traducción al inglés, debe ser la que figuró en la publicación y se enmarca en paréntesis cuadrado. luego, el nombre de la revista en que apareció, abreviado según el estilo usado por el Index Medicus: año de publicación; volumen de la revista: página inicial y final del artículo.

Ejemplo: “Brunser A, Hoppe A, Cárcamo DA, lavados PM, Roldán A, Rivas R et al. Validez del Doppler transcraneal en el diagnóstico de muerte encefálica. Rev Med Chile 2010;138: 406-12”.

Capítulos en Libros:Ejemplo: “Rodríguez P. Trasplante pulmonar. En: Rodríguez JC, Undurraga A, Editores, Enfermedades Respiratorias. Santiago, Chile: Editorial Mediterráneo ltda.; 2004. p. 857-82”.

Artículos en formato electrónico: Citar autores, título del artículo y revista de origen tal como para su publicación en papel, indicando a continuación el sitio electrónico donde se obtuvo la cita y la fecha en que se hizo la consulta. Ejemplo: Cienc Trab 2010; 12 (38): 461-464. Disponible en: wwwcien-ciaytrabajo.cl [Consultado el 14 de enero de 2010].

Para otros tipos de publicaciones, aténgase a los ejemplos dados en los “Uniform Requirements for Manuscripts Submitted to Biomedical Journals”. • Páginas complementarias las Tablas, deben llevar numeración arábica correlativa con título descriptivo breve, por orden de aparición. Cada columna debe tener un encabezamiento corto y abreviado el que puede incluir símbolos para unidades. Separe con líneas horizontales solamente los encabezamien-tos de las columnas y los títulos generales. las columnas de datos deben separarse por espacios y no por líneas verticales. Al pie de la tabla se debe indicar el significado de cada abreviatura y la simbología del método estadístico empleado. las tablas deben ser enviadas en el formato original; por ejemplo, si ella se construyó en Microsoft Excel, debe enviarse el archivo que originó la tabla. En el texto del artículo, el autor debe indicar el lugar donde sugiere insertar la tabla. Figuras o Gráficos deben ser elaboradas en formatos compatibles con Microsoft Excel o PowerPoint. Cada figura o gráfico debe identificarse con números arábicos correlativos. las leyendas deben facilitar su compren-sión, sin necesidad de recurrir a la lectura del texto. las figuras o gráficos deben ser enviadas en el formato original al igual que lo señalado para las tablas. En el texto del artículo, el autor debe indicar el lugar donde sugiere insertar las figuras o gráficos. Ilustraciones y fotografías deben ser enviadas en formato electrónico JEPG de alta resolución. De ser necesario, estos archivos deben enviarse en forma separada.

Aspectos Legales La responsabilidad de los conceptos publicados en Ciencia & Trabajo es exclusiva de los autores, no comprometiendo en modo alguno la opinión de la Fundación Científica y Tecnológica ACHS y de Ciencia & Trabajo. Todos los textos publicados están protegidos por Derecho de Autor, con-forme a la Ley No 17.336 de la República de Chile. Se autoriza la publi-cación posterior o la reproducción total o parcial de los artículos, en for-mato impreso o electrónico, siempre y cuando se cite a Ciencia & Trabajo como fuente primaria de publicación. Los autores de artículos científicos deben establecer por escrito que no existen conflictos de interés de ningún tipo que pueda poner en peligro la validez de lo comunicado.

Aspectos Administrativos la recepción del manuscrito será notificada por correo electrónico al primer autor firmante, lo que no implica su aceptación. El Comité Editorial hará una primera evaluación del material y de su cumplimien-to con estas normas. la evaluación del trabajo será realizada por dos o más evaluadores externos a la revista, designados por el comité editorial de C&T. las observaciones de forma o contenido efectuadas por estos evaluadores serán enviadas a los autores para su consideración. El documento que éstos generen al ser introducidas las modificaciones, será el que se publique. Aquellas observaciones que los autores consi-deren que no es pertinente incorporar al documento, deberán ser comentadas en carta dirigida el editor en jefe de C&T. la versión final del artículo, será de exclusiva responsabilidad de los autores. C&T entregará un ejemplar de la versión impresa del artículo a cada autor. Toda comunicación, tanto de remisión de trabajos como de correspon-dencia a la editorial, debe ser dirigida a:

leonardo VarelaEditor Jefe Revista Ciencia & Trabajo Vicuña Mackenna 210, Piso 6, Providencia, Santiago, Chile Fono: (56-2) 685-3854 Fax: (56-2) 685-3882e-mail: [email protected]

Declaración de la Responsabilidad de Autoría y Conflicto de Intereses El siguiente documento debe ser firmado por todos los autores del manuscrito y remitido como copia digitalizada. Este documento debe contener lo siguiente: • Título del Manuscrito: • Responsabilidad de Autoría: “Certifico que he contribuido directa-

mente al contenido intelectual de este manuscrito, a la génesis y análisis de sus datos, por lo cual estoy en condiciones de hacerme públicamente responsable de él y acepto que mi nombre figure en la lista de autores”.

• Conflicto de intereses: “Declaro que no existe ningún posible con-flicto de intereses en este manuscrito”. Si existiera, será declarado en este documento y/o explicado en la página del título, al identificar las fuentes de financiamiento.

Page 88: Campos y bosques en llamas

Índice

Cie

nC

ia &

Tr

ab

aj

o •

O 1

3 •

ME

RO

42

• O

CT

UB

RE

/ D

ICIE

MB

RE

20

11

FUNDACIÓNCIENTÍFICA

Y TECNOLÓGICAASOCIACIÓN CHILENA DE SEGURIDAD

A43 EditorialA45 ÍndiceA46 En este número

Artículos de DifusiónA48 Sección Ehp Campos y Bosques en Llamas: Humo Procedente de la Vegetación y Salud Humana

Artículos Originales191 ¿Mientras Más Das, Más Recibes? Relaciones Recíprocas entre el Engagement Laboral y los Recursos Asociados a las Labores, Interpersonales y Organizacionales Korunka C, Kubicek B, Pa_kvan M

200 La Contribución de Los Recursos Personales (Inteligencia Emocional, Core Self-Evaluation y Afectividad Positiva) para el Engagement: Un Análisis en Estudiantes Universitarios y Trabajadores Españoles Durán A, Extremera N, Rey L

208 Tensión Laboral en Varios Grupos Ocupacionales Colombianos: Validación del Modelo Demanda-Control y del Instrumento Job Content Questionnaire (JCQ) Gómez V, Perilla L

217 Perfil Evaluativo y Descriptivo de los Factores Psicosociales Presentes en una Instalación de Procesamiento de Petróleo en Alta Mar en el Golfo de México Contreras C

224 Factores de Riesgo Ergonómico que Ocasionan Molestias Músculo-Esqueléticas según Unidad de Trabajo en Odontólogos de los Municipios de Guadalajara y Zapopan, Jalisco, Analizados a Través del Cuestionario Nórdico Estandarizado de Kuorinka, Métodos OWAS y RULA Chávez R, González E, Mendoza P, Preciado M, Villavicencio M

229 Motivos del Desuso del Cinturón de Seguridad en Conductores de Transporte Público de la Ciudad de Arequipa Arias W

238 Síntomas de Estrés, Síndrome de Burnout y sus Diferencias por Sexo en Docentes de una Institución de Educación Superior, Guadalajara, México Aldrete M, Aranda C, Pando M, Salazar J

244 Factores de Riesgo Ergonómico en la Enfermedad de Quervain González E

250 Incidencia del Síndrome de Burnout en Policías de Arequipa Arias W, Jiménez N