Cap. III Espiritualidad en La PS

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III Espiritualidad en la pastoral de la salud 83.  El servicio fuente de espiritualidad. Tratando de vivir la propia existencia a la luz del Evangelio de Jesús misericordioso, el agente de pastoral de la salud fundamenta su actividad en una espiritualidad concreta y profunda. Consciente del riesgo de caer en un activismo falto de vida, que separa apostolado y espiritualidad, encontrará en el centro mismo del servicio prestado a los hermanos, la llamada al silencio, a la contemplación y al encuentro con Dios en la oración. 84. Prolonga a Cristo y su amor. El agente, por una parte, ha de identificarse  progresivamen te con Cristo, el buen Samaritano, para poder ser su imagen viva y  prolongar hoy su amor perenne a los enfermos con su vida y acción. Por otra parte, reconoce al Señor en los enfermos y sabe que está presente en ellos, por eso les acoge como a Jesús mismo y su actividad pastoral se convierte en un servicio a Cristo. 85. La caridad pastoral . El ejercicio del apostolado debe ser la base de to do crecimien to y maduración espiritual. El amor al prójimo enfermo y a quienes lo asisten, exige abnegación, sacrificio y entrega. De ahí nacen las genuinas actitudes pastorales: estar  junto a los otros aún cuando no se encuentre una gratificación inmediata, capaci dad creativa de adaptarse a las situaciones cambiantes, sensibilidad para acoger los valores de una cultura diversa, flexibilidad en los comportamientos, etc. 86.  La “integración de lo negativo”. Guiado por el ejemplo y la fuerza de Cristo, va integrando en su propia experiencia aún los aspectos negativos de la vida, como el dolor y el sufrimiento, lo cual lo capacita para aproximarse a los enfermos con un corazón acogedor, lleno de comprensión, respeto y amor, para auxiliar a las personas que están  pasando l a prueba del dolor. 87.  La capacidad de “contemplación”. Escuchando la Palabra del Señor, el agente de  pastoral aprende a leer, desde la fe, la experiencia humana propia y la del enfermo y a descubrir la acción de Dios. De esta forma puede ayudar a cuantos encuentra en su apostolado a vivir sabiamente, en un camino marcado por la esperanza. 88. Celebrando la vida. La espiritualidad del agente se expresa también en la celebración de la vida, valorada como don y como compromiso, superando el fatalismo y la desesperación. En la celebración presidida por Cristo, es redimida la debilidad humana que encuentra en la enfermedad y en la muerte sus formas más sublimes, son anunciados los nuevos cielos y la nueva tierra, la nueva realidad de la vida en Cristo que va más allá de la muerte. 89. Fecundidad versus eficacia. En la evaluación del propio apostolado, el agente de  pastoral no deb e dejarse gui ar únicamente por cri terios de eficacia y de éxito. Purificando constantemente las propias motivaciones y reconociéndose siervo inútil, intensificará su disponibilidad para promover el Reino de Dios. En los momentos difíciles, en los que se siente desarmado e impotente, r eforzará su confian za en el Ú nico que puede salvarlo. 90.  Hacia una entrega “alegre”. Siguiendo la exhortación de San Pablo: "El que  practica la misericordia h ágalo con alegría" (Rom 12,6), el agen te ha de encontrar en las

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III Espiritualidad en la pastoral de la salud

83.  El servicio fuente de espiritualidad. Tratando de vivir la propia existencia a la luzdel Evangelio de Jesús misericordioso, el agente de pastoral de la salud fundamenta suactividad en una espiritualidad concreta y profunda.

Consciente del riesgo de caer en un activismo falto de vida, que separa apostolado yespiritualidad, encontrará en el centro mismo del servicio prestado a los hermanos, lallamada al silencio, a la contemplación y al encuentro con Dios en la oración.

84. Prolonga a Cristo y su amor. El agente, por una parte, ha de identificarse progresivamente con Cristo, el buen Samaritano, para poder ser su imagen viva y prolongar hoy su amor perenne a los enfermos con su vida y acción. Por otra parte,reconoce al Señor en los enfermos y sabe que está presente en ellos, por eso les acogecomo a Jesús mismo y su actividad pastoral se convierte en un servicio a Cristo.

85. La caridad pastoral. El ejercicio del apostolado debe ser la base de todo crecimiento

y maduración espiritual. El amor al prójimo enfermo y a quienes lo asisten, exigeabnegación, sacrificio y entrega. De ahí nacen las genuinas actitudes pastorales: estar

 junto a los otros aún cuando no se encuentre una gratificación inmediata, capacidadcreativa de adaptarse a las situaciones cambiantes, sensibilidad para acoger los valoresde una cultura diversa, flexibilidad en los comportamientos, etc.

86.  La “integración de lo negativo”. Guiado por el ejemplo y la fuerza de Cristo, vaintegrando en su propia experiencia aún los aspectos negativos de la vida, como el dolory el sufrimiento, lo cual lo capacita para aproximarse a los enfermos con un corazónacogedor, lleno de comprensión, respeto y amor, para auxiliar a las personas que están

 pasando la prueba del dolor.

87.  La capacidad de “contemplación”. Escuchando la Palabra del Señor, el agente de pastoral aprende a leer, desde la fe, la experiencia humana propia y la del enfermo y adescubrir la acción de Dios. De esta forma puede ayudar a cuantos encuentra en suapostolado a vivir sabiamente, en un camino marcado por la esperanza.

88. Celebrando la vida. La espiritualidad del agente se expresa también en lacelebración de la vida, valorada como don y como compromiso, superando el fatalismoy la desesperación. En la celebración presidida por Cristo, es redimida la debilidadhumana que encuentra en la enfermedad y en la muerte sus formas más sublimes, son

anunciados los nuevos cielos y la nueva tierra, la nueva realidad de la vida en Cristo queva más allá de la muerte.

89. Fecundidad versus eficacia. En la evaluación del propio apostolado, el agente de pastoral no debe dejarse guiar únicamente por criterios de eficacia y de éxito.Purificando constantemente las propias motivaciones y reconociéndose siervo inútil,intensificará su disponibilidad para promover el Reino de Dios. En los momentosdifíciles, en los que se siente desarmado e impotente, reforzará su confianza en el Únicoque puede salvarlo.

90.  Hacia una entrega “alegre”. Siguiendo la exhortación de San Pablo: "El que

 practica la misericordia hágalo con alegría" (Rom 12,6), el agente ha de encontrar en las

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fuentes de la propia espiritualidad la alegría del don gratuito, a ejemplo de Cristo que seha entregado a los hombres desinteresadamente.

91.  El ejemplo de la Virgen María. Para alimentar su espiritualidad, el agente de pastoral recurrirá a María, Salud de los enfermos, tomando del ejemplo de la Madre de

Jesús, su capacidad de servir a los enfermos con cuidado y fidelidad, con disponibilidady gratuidad, con ternura y compasión.