Capitulo 10. cristo es la cabeza y nosotros el cuerpo; una gran familia donde cada uno es...

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Capitulo 10. Cristo Es La Cabeza Y Nosotros El Cuerpo; Una Gran Familia Donde Cada Uno Es Indispensable. Temática: - La iglesia, la gran familia de hermanos reunidos en torno Jesús. Desarrollo: 1) Lectura Bíblica: Romanos 12,4-8. Miren cuantas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las distintas partes no desempeñen la misma función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros y tenemos carismas diferentes según el don que hemos recibido. Si eres profeta, transmite el conocimiento que se te da; si eres diacono, cumple tu misión; si eres maestro, enseña; si eres predicador se capaz de animar a los demás; si te corresponde dar, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente. Palabra del Señor... R: Gloria a ti Señor Jesús. 2) Reflexión. Todos sabemos que el cuerpo tiene una cabeza y varios miembros cooperando juntos. Así es también con el cuerpo de Cristo-la iglesia, Jesús es la cabeza. Estas verdades tienen algunas implicaciones importantes respecto a nuestra asociación con la iglesia. Cada miembro es vitalmente importante y tiene una función única que desempeñar. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (I Corintios 12:12). La Palabra de Dios retrata muy hermosamente el modo como hemos sido puestos en el cuerpo de Cristo. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (I Corintios 12:13). Cuando recibimos nuestra experiencia de salvación, automáticamente pasamos a ser miembros del cuerpo de Cristo. Cuando obedecemos al verdadero plam de salvación es como único tenemos entrada al cuerpo de Cristo. Cada miembro de la iglesia es importante, porque cada uno es un alma redimida con la sangre del Cordero. Dios ha puesto cada miembro en el cuerpo como a Él le ha convenido.

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Capitulo 10. Cristo Es La Cabeza Y Nosotros El Cuerpo; Una Gran Familia Donde Cada Uno Es Indispensable.

Temática: -  La iglesia, la gran familia de hermanos reunidos en torno Jesús.  Desarrollo:1) Lectura Bíblica: Romanos 12,4-8.

Miren cuantas partes tiene nuestro cuerpo, y es uno, aunque las distintas partes no desempeñen la misma función. Así también nosotros formamos un solo cuerpo en Cristo. Dependemos unos de otros y tenemos carismas diferentes según el don que hemos recibido. Si eres profeta, transmite el conocimiento que se te da; si eres diacono, cumple tu misión; si eres maestro, enseña; si eres predicador se capaz de animar a los demás; si te corresponde dar, da con la mano abierta; si eres dirigente, actúa con dedicación; si ayudas a los que sufren, muéstrate sonriente. Palabra del Señor...R: Gloria a ti Señor Jesús.  2) Reflexión.

Todos sabemos que el cuerpo tiene una cabeza y varios miembros cooperando juntos. Así es también con el cuerpo de Cristo-la iglesia, Jesús es la cabeza. Estas verdades tienen algunas implicaciones importantes respecto a nuestra asociación con la iglesia. Cada miembro es vitalmente importante y tiene una función única que desempeñar. “Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero todos los miembros del cuerpo, siendo muchos, son un solo cuerpo, así también Cristo” (I Corintios 12:12).

 La Palabra de Dios retrata muy hermosamente el modo como hemos sido puestos en el cuerpo de Cristo. “Porque por un solo Espíritu fuimos todos bautizados en un cuerpo, sean judíos o griegos, sean esclavos o libres y a todos se nos dio a beber de un mismo Espíritu” (I Corintios 12:13). Cuando recibimos nuestra experiencia de salvación, automáticamente pasamos a ser miembros del cuerpo de Cristo. Cuando obedecemos al verdadero plam de salvación es como único tenemos entrada al cuerpo de Cristo.  Cada miembro de la iglesia es importante, porque cada uno es un alma redimida con la sangre del Cordero. Dios ha puesto cada miembro en el cuerpo como a Él le ha convenido. Así como los miembros de nuestro cuerpo son importantes unos a otros, así es también en el cuerpo de Cristo. Ninguno es más importante que otro, porque Dios nos hace dependientes unos de otros. Aunque no todos tenemos la misma función, cooperamos juntos como un cuerpo.  “Además, el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si dijere el pie: Porque no soy mano, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Y si dijere la oreja: Porque no soy ojo, no soy del cuerpo, ¿por eso no será del cuerpo? Si todo el cuerpo fuese ojo, ¿dónde estaría el oído? Si todo fuese oído, ¿dónde estaría el olfato? Mas ahora Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso. Porque si

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todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo? Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo. Ni el ojo puede decir a la mano: No te necesito, ni tampoco la cabeza a los pies: No tengo necesidad de vosotros. Antes bien los miembros del cuerpo que parecen más débiles, son los más necesarios; y a aquellos del cuerpo que nos parecen menos dignos, a éstos vestimos más dignamente; y los que en nosotros son menos decorosos, se tratan con más decoro. Porque los que en nosotros son más decorosos, no tienen necesidad; pero Dios ordenó el cuerpo, dando más abundante honor al que le faltaba, para que no haya desavenencia en el cuerpo, sino que los miembros todos se preocupen los unos por los otros. De manera que si un miembro padece, todos los miembros se duelen con él, y si un miembro recibe honra, todos los miembros con él se gozan. Vosotros, pues, sois el cuerpo de Cristo, y miembros cada uno en particular” (I Corintios 12:14-27).  También las escrituras enseñan claramente que Cristo es la cabeza de la Iglesia. Dios ha ordenado que Él es la autoridad fundamental y el maestro experto en su iglesia. Aunque a cada uno de nosotros se nos ha dado nuestro lugar individual y ministerio, no podemos actuar separadamente del cuerpo y sobrevivir. Cada miembro está sujeto a la cabeza, inclusive Cristo. El nos coloca a cada uno en nuestro lugar particular y allí no puede haber cisma o división.  “...Cristo es cabeza de la Iglesia ” (Efesios 5:23). “...la cabeza, en virtud de quien todo el cuerpo, nutriéndose y uniéndose por las coyunturas y ligamentos, crece con el crecimiento que da Dios” (Colosenses 2:19). La función del cuerpo es a través de la dirección de la cabeza. Cada miembro es de igual valor para producir un cuerpo perfecto. Existe solamente una cabeza en la Iglesia Verdadera: Nuestro Señor Jesucristo. “...él es la cabeza del cuerpo que es la iglesia, por cuanto agradó al Padre que él habitase toda la plenitud” (Colosenses 1:18-19). El papel o parte de Jesucristo como cabeza solo puede entenderse por entero en la enseñanza de la Deidad de Cristo. ¿Cómo podría ser Él la Cabeza y sin embargo, participar en la trinidad? Hay solamente una cabeza y un cuerpo la cual es la única iglesia. No hay dos cabezas y aún menos tres.  El cuerpo es el organismo que, precisamente por ser organismo, expresa la necesidad de cooperación entre los diversos órganos y miembros en la unidad del conjunto, compuesto y ordenado de esa manera, según san Pablo, "para que no hubiera división alguna en el cuerpo, sino que todos los miembros se preocuparan lo mismo los unos de los otros" (1 Cor 12, 25). "Más bien los miembros del cuerpo que tenemos por más débiles, son indispensables"(1 Cor 12, 22). Y el Apóstol llega incluso a decir que "somos miembros los unos de los otros" (Rom 12, 5) en el cuerpo de Cristo, la Iglesia. La multiplicidad de los miembros y la variedad de las funciones no pueden ir en perjuicio de la unidad, así como la unidad no puede anular o destruir la multiplicidad y la variedad de los miembros y de las funciones.

Como cabeza de la Iglesia, Cristo es el principio y la fuente de cohesión entre todos los miembros del cuerpo (Cfr. Col 2, 19). Es el principio y la fuente de crecimiento en el Espíritu: de él todo el cuerpo recibe el crecimiento para su edificación en el amor (Cfr. Ef 4, 16). Por eso el Apóstol exhorta a ser "sinceros en el amor" (Ef 4, 15). El crecimiento espiritual del cuerpo de la Iglesia y de cada uno de sus miembros es un crecimiento "desde Cristo "(principio) y, al mismo tiempo,...hacia Cristo" (fin). Nos lo dice el Apóstol, cuando completa su exhortación así: "Siendo sinceros en el amor, crezcamos en todo hasta aquel que es la cabeza, Cristo" (Ef 4, 15).  Debemos añadir también que la doctrina de la Iglesia como cuerpo de Cristo-cabeza tiene una relación muy intima con la Eucaristía. En efecto, el Apóstol pregunta: "La copa de bendición que bendecimos "¿no es acaso comunión con la sangre de Cristo? Y el pan que partimos ¿no es

comunión con el cuerpo de Cristo?" (1 Cor 10, 16). Se trata, desde luego, del cuerpo personal de Cristo, que recibimos de modo sacramental en la Eucaristía bajo la especie del pan. Pero, siguiendo su idea, san Pablo responde a la pregunta planteada: "Porque

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aun siendo muchos, un solo pan y un solo cuerpo somos, pues todos participamos de un solo pan" (1 Cor 10,17). Y este "un solo cuerpo" son todos los miembros de la Iglesia, unidos espiritualmente a la cabeza, que acaba de identificar con Cristo en persona. "Nuestro Redentor muestra que forma una sola persona con la Iglesia que El asumió". (San Gregorio Magno).