Capítulo 15 - …… · Web view¿Cómo pudo dudar de sus palabras si era tan dulce con ella?...

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Capítulo 15 El verdadero James Potter. La mañana llegó demasiado rápido para los enamorados. El sol asomaba por uno de los enormes ventanales de la torre de los leones iluminando sus rostros. Ambos buscaban en sus mentes la excusa perfecta para prolongar el “sueño” y una más para cuando ya fuera inevitable tener que despertar. El astro rey brillo con más fuerza y él sintió la rabia crecer en su interior. El tiempo de tenerla en sus brazos se agotaba y las excusas no aparecían. La sintió removerse entre sus brazos y deseó tener el valor suficiente para atraparla y no dejarla ir. Pero sabía que de hacer algo como eso retrocederían varios casilleros en la carrera para ganar su corazón. Sin muchas ganas de pensar, solo de disfrutar teniéndola junto a él, aspiró su perfume y se movió simulando dormir. El único objetivo: abrazarla más fuerte contra su pecho. Se sentía tan cómoda entre sus brazos que maldijo la cantidad de veces que le dijo que no en todas esas oportunidades que él la invitó a salir. Tonta. Tonta y mil veces más tonta. ¿Cómo había podido resistirse a esos ojos? ¿Cómo había logrado ignorarlo? ¿Cómo había logrado rechazarlo cuando era tan apuesto? ¿Cómo pudo dudar de sus palabras si era tan dulce con ella? Desde el baile de navidad parecía otro, aunque ella sabía que seguía siendo el mismo. Sus ojos… No, su forma de mirarla había cambiado. ¿O sería ella la que cambio su forma de

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Capítulo 15

El verdadero James Potter.

La mañana llegó demasiado rápido para los enamorados. El sol asomaba por uno de los enormes ventanales de la torre de los leones iluminando sus rostros. Ambos buscaban en sus mentes la excusa perfecta para prolongar el “sueño” y una más para cuando ya fuera inevitable tener que despertar. El astro rey brillo con más fuerza y él sintió la rabia crecer en su interior. El tiempo de tenerla en sus brazos se agotaba y las excusas no aparecían.

La sintió removerse entre sus brazos y deseó tener el valor suficiente para atraparla y no dejarla ir. Pero sabía que de hacer algo como eso retrocederían varios casilleros en la carrera para ganar su corazón. Sin muchas ganas de pensar, solo de disfrutar teniéndola junto a él, aspiró su perfume y se movió simulando dormir. El único objetivo: abrazarla más fuerte contra su pecho.

Se sentía tan cómoda entre sus brazos que maldijo la cantidad de veces que le dijo que no en todas esas oportunidades que él la invitó a salir. Tonta. Tonta y mil veces más tonta. ¿Cómo había podido resistirse a esos ojos? ¿Cómo había logrado ignorarlo? ¿Cómo había logrado rechazarlo cuando era tan apuesto? ¿Cómo pudo dudar de sus palabras si era tan dulce con ella? Desde el baile de navidad parecía otro, aunque ella sabía que seguía siendo el mismo.

Sus ojos… No, su forma de mirarla había cambiado. ¿O sería ella la que cambio su forma de pensar? Conocer a James, al verdadero, no a ese ejemplar conquistador que siempre había detestado, fue lo mejor de esa noche. Y si lo pensaba bien, en ese momento podría afirmar que odiaba tanto al otro James por no ser capaz de hacer lo que este hacía: centrar toda su atención en ella.

Un rayo de febo bañó su rostro justo a la altura de sus verdes ojos. Supuso que esos ojos de almendra que tanto adoraba también habían sentido el resplandor porque lo sintió moverse debajo de su cuerpo. Sabía que quedaban pocos minutos y no quería irse sin repetir la hazaña de la noche anterior cuando la creyó dormida sobre su cuerpo. Lo había oído. Sabía perfectamente que no estaba dormido. Le había dicho un dulce “Te amo pelirroja” y la besó. Un beso de “buenas noches” que nunca olvidaría. Antes de “despertar” quería llevarse en sus labios sus buenos días.

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Se movió ella también buscando una mejor posición. Quería que él despertara primero. Si lo conocía bien, no se resistiría y le daría su beso.

Pudo sentir su respiración muy cerca. ¡Merlín bendito! Si tan solo supiera el esfuerzo sobrehumano que hacía por no atraparla y besarla como un ahogado buscando aire. Había soñado con tenerla así durante mucho tiempo. Y estaba ahí, tan cerca. Si tan solo se atreviera a… ¿Por qué no? Después de todo la noche anterior lo había hecho frente a dos de sus amigos. Y ella estaba dormida.

Con mucho cuidado de no hacer movimientos bruscos que lo delatasen, se inclinó un poco más. Rozó apenas sus labios y ella no pudo contener un gemido de satisfacción por el contacto. Un ronroneo se oyó en medio del beso. Ambos estaban muy ocupados disfrutando el leve contacto como para determinar quien de los dos había sido.

-Buenos días mi amor.- dijo sin abrir los ojos. Si algo salía mal, siempre podía poner la excusa de estar dormido.

-Buenos días mi cielo.- a pesar de tener los ojos cerrados y estar embriagada por su perfume, pudo ver una señal de alerta titilando en su mente.

Se levantó de un salto arrastrando con ella la manta que los cubría. Ensayando su mejor cara de asombro igual que él, le preguntó casi en un susurró:

-¿Qué…? ¿Por qué tu…? ¿Qué diablos haces aquí?--¿Qué haces tu a…? Oye… Esta no es mi habitación…--No idio… Tampoco es la mía.-

Perfecto. Las excusas eran malísimas. Pero a esta altura de los hechos nada podía ser creíble. Mucho menos cuando la noche anterior, cuando aún estaban despiertos, él la había acercado a su cuerpo y ella no se había negado.

-Nos quedamos…--Dormidos.- completó él moreno.-Pero... ¿Cómo?--No sé tú, pero yo seguro que cerré los ojos y...--No seas idiota ¿Quieres?--Tú preguntaste.-

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Lily se envolvía el cuerpo con la manta que los había cobijado del frío y James la miraba embobado. El pánico se apoderó del rostro de la pelirroja y James se asustó solo por verla.

-Lily ¿Qué te pasa?--Dormimos juntos en la sala común.- James sonrió. –No te rías. ¡Esto

es una...!--No es ninguna tragedia pelirroja. No hemos hecho nada malo. Solo

nos quedamos dormidos.--¡Me estabas abrazando!--Y si mal no recuerdo tú me abrazabas a mí.- los ojos de la pelirroja

amenazaban a su acompañante, mas este no se acobardó. –No me mires así. Me estabas abrazando cuando desperté. No es tan grave Lily. Por favor, vuelve aquí, conmigo.-

-Potter ¿cuándo vas a entender que...?--Solo quiero que te sientes aquí a mi lado para poder compartir la

manta. ¡Me estoy helando!- dijo exagerando un escalofrío.

Lo miró desconfiada. Hubiera regalado su bien más preciado por volver a acurrucarse entre sus brazos. Pero sería ponerse en evidencia frente a él. Elizabeth era una mujer inteligente y ella había tenido el tiempo suficiente para encontrar una razón para su último consejo. Si James sobrevivía unos días más, estaría segura.

-Vete a la cama.- le ordenó.-Devuélveme mi manta.--¿Y quién dijo que es tuya?--Yo te lo digo. Esa manta es la de mi cama.--¿Y cómo puedes estar tan seguro?--Porque cuando estabas envolviéndote con ella pude ver algo que

grabé del revés.- la pelirroja comenzó la búsqueda de la marca y James, con verdadero miedo, se arrodilló sobre el sillón y le dijo: -¡No! ¡No lo hagas! No la busques.-

-Porque no hay tal marca ¿Verdad?--Lily no seas terca. Solo quiero que te sientes aquí junto a mí. No es

necesario que volvamos a la misma po... sición.- se sintió incómodo al pronunciar esas palabras. –Ven.- estiró su mano para alcanzarla. –Tengo frío. ¿Vas a dejar que me muera de frío?-

Caminó hasta el sillón. ¡Merlín! El esfuerzo hecho para no arrojarse al sillón y suplicarle que la volviera a besar era enorme. En lugar de eso, se quitó la manta y se la dio.

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-Me voy a la cama. Tú deberías hacer lo mismo.- el moreno se puso triste, bajó la vista y ella sonrió. Había visto eso que tanto quiso esconder minutos antes. “LTA” estaba escrito en letras rojas y doradas. –Es muy temprano. Aún podrías dormir un poco más.-

-No creo que valga la pena volver a dormir.--¿Por qué?--Porque si tú no vuelves a tu lugar entre mis brazos dudo que pueda

volver a soñar otra vez lo mismo.- la pelirroja se sonrojó. –Es increíble. Me gusto tanto ese sueño que lo soñé dos veces. Una antes de dormirme y otra justo al despertar.-

Lentamente recorrió sus labios con su lengua como si recogiera el sabor dejado por ese escaso roce. Sonrió, era esa sonrisa que había comenzado a mostrar por ella desde la fiesta. Ella supo que había sido conciente todo el tiempo de lo que hacía. Y eso la puso más feliz.

Lo vio sacar su varita del bolsillo de su capa y apuntar hacia las escaleras. La manta que cubría a Lily por las noches fue volando hasta sus manos. Las cambió. Se acercó a ella, dobló prolijamente una de las mantas y dándole la otra le susurró muy cerca del oído:

-Llévatela. Tal vez si las intercambiamos pueda soñar que te beso otra vez.-

Le dio un beso muy suave y cálido en el cuello, justo donde su sangre fluía más intensamente por causa de la situación. Y se fue. Ella quedó de pie justo a las escaleras. Unos minutos después reaccionó. Miró las marcas internas y sonrió enamorada. “LTA” Si no había perdido su agudeza mental después de esa noche a su lado, era simple averiguar el significado: “Lily Te Amo”

Se abrazó fuerte a la manta y subió a su cuarto. Desde la oscuridad, dos pares de ojos observaban su cara de felicidad y se alegraban por ella.

Luego del interrogatorio matutino a cargo de sus amigos, Lily y James bajaron a desayunar. Las chicas bajaron primero, ellos unos minutos después. Las alcanzaron casi en la entrada del Gran Comedor. Remus apresuró el paso para entrar con Mel y buscar un sitio para sentarse juntos. Sirius aprovechó el apuro del único novio oficial para pasar cerca de Val y poder lanzarle un beso disimulado. James, tenía otros planes.

En el momento que llegó junto a la pelirroja se paró de frente cortándole el paso. Sacó una pluma de su bolsillo y con un simple movimiento de varita la transformó en una bellísima flor blanca. Hizo una reverencia, besó la mano de la sorprendida joven, le entregó la flor y le dijo:

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-Mientras puedas oler su perfume, yo no dejaré de pensar en ti.- sonrió y se fue, dejándola parada en el medio del camino viéndolo escoger con Sirius un lugar en la mesa de Gryffindor.

-¡Wow! ¡Que romántico!- exclamó Val.-¡Es hermosa!- dijo Mel.-Sí, es muy bonita.- la expresión de la pelirroja había pasado del

asombro a la pena.-¿Qué pasa Lily?- preguntó Mel.-Sí. ¿Por qué estas así? Es una flor muy hermosa.- -Sí. Pero en cuanto pierda su perfume dejará de pensar en mí.- dijo

Lily.-Eso me pondría más feliz aún.- comentó Mel, lo que produjo una

gran confusión en Lily que se evidenció en su mirada a la rubia.-No sabes lo que es ¿Verdad?--Una Flor.--No Lily.- dijo Mel. –No es una flor común.--Ah ¿No?--Es un Lilium Amorus.- explicó Mel. –Mientras la persona que te la

regaló – hizo un gesto señalando a James. – siga amándote, nunca perderá su perfume.-

Lily había desayunado casi por inercia esa mañana Se encontraba navegando por las nubes, perdida en sus sueños. Esperando por aquel que habría de ser su dueño.

James actuaba normal, salvo por dos pequeños detalles: no había vuelto a acercarse a ninguna chica y siempre que sus ojos y los de Lily hacían contacto le sonreía de esa manera tan clara y verdadera que la pelirroja adoraba.

Durante toda la semana, en cada clase, buscó la forma de hacerle llegar un trozo de pergamino con frases románticas que estaban haciendo mella en los apuntes casi inexistentes de Lily.

Su frase favorita del lunes fue: “Sin tu amor me ahogo al respirar” la del martes:“Tus ojos me hacen desvariar, pero eres la única enfermera que me puede curar” la del miércoles: “cada mañana al despertar, envío un beso volador a tus labios junto con mis buenos días” Al principio los guardaba en los bolsillos, pero luego comenzó a llevar en su bolso una pequeña cajita donde prolijamente los acomodaba. Una de ellas, la más especial de todas, la releía casi cada media hora:

“Amor es…Pensar en ti,

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Mientras parece que atiendo a la clase… Amor es…Dibujar un tú y yo en mis cuadernosCada vez que te veo o pienso en ti…

Más por el gusto de estar juntos que por la obligación de cuidar a las chicas de Karkarov, los seis se paseaban por el colegio “en manada” como solía decir una muy enfadada Jessica porque Sirius ya nunca le hacía caso. Con excusas cada vez menos creíbles, Sirius y Val desaparecían después de la última clase y no se los volvía a ver hasta la hora de la cena.

-¿De verdad crees que nadie se da cuenta de que tú y Val desaparecen al mismo tiempo todos los días?- preguntó James mientras cenaban.

-¿Quieres la verdad?- Remus asintió mientras devoraba un enorme trozo de carne bastante jugoso. –Me importa un bledo que lo noten.-

-A mí tampoco me importaría que me vieran con Lily.- confesó el moreno de lentes.

-¿Y? ¿Cómo va la operación “Desmemoriemos a una Pelirroja”?- bromeó Sirius mientras Remus se reía tan fuerte que atraía las miradas del resto.

-¡Sirius!--¡¿Qué?! Solo arrancándole la memoria lograras que te haga caso.--Para tu información, ya me ha hecho caso.--¡Oh! ¡Claro! ¿Cómo pude olvidarlo? No recordé que hace una

semana durmieron románticamente juntos en la Sala Común.--Te burlas de la envidia.--¿Envidia?--Sí, porque yo he dormido abrazado a mi Lily y tú no.--Y gracias, pero no, gracias. Si me duermo con ella, Valerie y tú se

batirán a duelo para ver quien me golpea primero.--Me refería a...- pero no pudo continuar.

Cansada de ser siempre la que esperara pacientemente por el próximo paso de James, Lily fue al ataque. Se paró junto a él y sonriendo le habló:

-Hola James.--Hola Lily.- contestó Sirius riendo.-Hola Sirius, hola Remus. Perdón no me...--Sí, ya sabemos que cuando “Don Poesía” anda cerca tú ni te enteras

de que hay alguien más que respira a tu alrededor.- Lily se sonrojó al instante.

-¿Sirius te vas a callar de una vez o prefieres que lo haga yo por ti?-

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-No creo que sea una buena idea Cornamenta. La pelirroja ha venido a hablar contigo. Si te callas...-

-¿Te vas a callar o le digo a McGonagall quien intoxicó al Slytherin de sexto con polvo de doxy?-

-No es mi culpa que mi hermano quiera hacerse el detective y sea un idiota.- contestó Sirius con el ceño fruncido.

-¡Hola! Aún sigo aquí.- dijo Lily intentando llamar la atención de James.

-Perdóname Lily. Es que Sirius se levantó con ganas de suicidarse y se olvidó el valor para hacerlo solo en la cama.- dijo enojado mirando a su entrometido compañero. –Dime.-

-¿Terminaste de cenar? No quisiera molestarte.--Tú jamás molestas pelirroja.- la observó por algunos eternos

segundos que la hicieron sonrojar.-He estado algo distraída en clases desde que volvimos de las

vacaciones y... no he prestado mucha atención a los profesores y...--¿Quieres que te ayude?- preguntó entre sorprendido por que lo

hubiese escogido justo a él y emocionado por la oportunidad de sentarse a mirarla mientras estudiaba.

-Si no tienes nada mejor que hacer esta noche.--Por supuesto que no.- apuró el moreno.-Es viernes. Si ya tenías planes podemos dejarlo para…--Mis únicos planes de aquí a doscientos años te incluyen pelirroja.--Está bien. Entonces te veo en la Sala Común. Me voy. Aún tengo

que pasar por la biblioteca por algunos libros.--Te acompaño.- el moreno se puso de pie con la rapidez de un rayo. –

De todas formas ya no tengo hambre.-

James caminaba junto a ella sin poderlo creer. Si Lily se había atrevido a tomar la iniciativa era una buena señal de que las cosas marchaban sobre ruedas.

En el mismo momento en que se acercó a hablarle se arrepintió. No porque no quisiera pasar tiempo a solas con él. Sino por miedo a lo que James pensara de ella. Caminó a su lado sin mirarlo. Estaba nerviosa por lo que pudiera pasar.

Unos minutos después, mientras caminaban en silencio llegaron a la biblioteca. Justo en ese momento Madame Pince cerraba las puertas. La pelirroja corrió hasta alcanzarla.

-Madame Pince, por favor espere.--Señorita Evans ¿Qué hace aquí tan tarde?--Necesito unos libros.-

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-Lo siento, ya es tarde. Me estoy retirando a descansar.--Por favor Madame Pince. Los necesito para estudiar el fin de

semana. Necesito ponerme al día con algunos temas antes del lunes.-

Lily puso su mejor cara de súplica, algo que a James le pareció, además de adorable, cómico. Nunca había visto a la dura de Lily Evans suplicar de esa forma. La bella pelirroja tenía tantas cosas ocultas que estaba seguro que se divertiría descubriéndolas de a poco.

-Tiene cinco minutos.- dijo la severa bibliotecaria mientras abría la puerta.

Lily entró corriendo. Parecía un rayo. El moreno no se sorprendió al ver que conocía el lugar exacto de cada libro en la biblioteca. Ella se movía ahí dentro con la misma comodidad con la que él y sus amigos lo hacían en el Bosque Prohibido. En el tiempo establecido por la bibliotecaria, la pelirroja tuvo en sus manos unos tres o cuatro libros.

-Los quiero el lunes a primera hora en perfectas condiciones ¿Está claro?-

-Sí Madame.- respondió obedientemente la pelirroja mientras James intentaba en vano ocultar la risa.

Ya habían caminado un buen trecho cuando la pelirroja se giró enojada a su acompañante.

-Ya deja de reírte ¿Quieres?--Perdóname pelirroja. No puedo evitarlo.- dijo mientras se tomaba el

estómago dejando salir por fin la carcajada que hacía varios minutos se esforzaba por ocultar. –Nunca creí verte así.-

-¿Así cómo?- preguntó enojada la pelirroja. James podría haber dicho millones de calificativos. Desde empollona hasta aduladora. Pero en su lugar, aprovechó el momento.

-Tan hermosa como una estrella que resplandece solo para mí.-

La pelirroja sonrojada, se detuvo a mirarlo. El enojo de los minutos anteriores desapareció de su rostro al oírlo. Oyeron un ruido y casi por instinto, mezclado con una cuota de oportunismo, James la abrazó para esconderse juntos detrás de una columna. El vivo recuerdo de aquella vez en que casi perdió la capacidad de respirar, le invadió la mente y otra vez se sintió perdido entre esos ojos verdes que tanto amaba. Esta vez no se iba a escapar. Tenía la imperiosa necesidad de terminar el juego y besarla de una buena vez. Entonces Lily lo arrancó de sus pensamientos.

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-Debemos ir a la Sala Común. Es tarde.- susurró nerviosa.-Si de verdad quieres algo de mí no vayamos a la Sala Común.--¿Po... Por qué?--Porque es viernes mi amor. Nadie se irá a la cama antes de

medianoche. Y no creo que puedas estudiar en semejante bullicio.--Y... ¿A dónde... Dónde... podemos...?--Ven conmigo.- le dijo mientras la tomaba de la mano.

Caminaron algunos pasillos, luego James cruzó un pasadizo que los llevó de un piso al otro del castillo. Habían caminado tanto en tan corto tiempo que no tenía idea de donde se encontraban.

-James ¿Qué buscas?- preguntó.-Un aula vacía.--Creí que sabías a donde me llevabas.--No. Solo busco un aula vacía.-

La pelirroja lo metió de un tirón detrás de la primera puerta que vio. Resultó ser un aula grande, pero llena de polvo. La pelirroja examinó el lugar con asco mientras el moreno, sin soltarle la mano la llevaba afuera otra vez.

-¿Que haces?--Vamos. Debemos buscar otro lugar.--¿Por qué?--Lily, esto es una mugre.--No esta tan mal.- dijo Lily mientras examinaba el lugar. –Hay que

limpiar un poco. Conseguir una mesa y un par de sillas...- Lily pretendía seguir hablando cuando James la interrumpió.

-Pelirroja, guarda esos pensamientos para el día que tengamos que decorar la habitación de nuestro Harry ¿Sí? Ahora debemos encontrar un lugar habitable para estudiar.-

-¿Qué clase de mago eres?--Uno que te va a sacar de aquí antes de que veas una cucaracha,

grites como una loca y hagas que nos descubran.--No seas exagerado. Ve por una mesa y un par de sillas mientras yo

pongo decente este lugar.--¿Y cómo crees que voy a traer yo solo una mesa y dos sillas? Ya sé

que soy fuerte y apuesto pero no creo que pueda solo.- la pelirroja rodó los ojos con la sensación de que esa noche lo haría varias veces más.

-A veces me pregunto para que guardas la varita en tu bolsillo Potter. ¿No sería una buena idea buscar en alguno de los otros salones lo que

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necesitamos, encogerlo, meterlo en tu bolsillo y luego traerlos para devolverlos a su tamaño normal y poder usarlos? Yo haría eso.

James la miró entre ofendido y enojado. Lily sacó su varita dispuesta a limpiar el lugar cuando sintió los brazos de James tomarla por la cintura desde atrás y apoyar su mentón en su hombro.

-No quiero perder tiempo. Tengo muchas ganas de ser tu profesor esta noche.- la pelirroja, despacio y con algo de esfuerzo se separó de los fuertes brazos y le dijo:

-Por favor. Ve por lo que hace falta.--Algún día pelirroja…--¿Algún día, que?--Algún día me pedirás que no deje de abrazarte.- contestó sonriendo

y salió a buscar la mesa y las sillas.

Para cuando James volvió, Lily ya tenia todo limpio. Sacó la mesa y las sillas de su bolsillo y las volvió a su tamaño normal tal y como había sugerido la pelirroja. Apartó la silla de la mesa y, como todo un caballero dejó que ella se sentara primero. Acercó lo más que pudo su silla a la de ella y pasó un brazo por detrás de su espalda abrazándola.

-Y bien, ¿Qué estudiamos?--Artes Oscuras.- Dijo la pelirroja.

Luego de que Lily le explicara a James que tema no había logrado comprender, el moreno le demostró a la pelirroja que era verdad eso que solían afirmar él y sus amigos. No era necesario que prestara mucha atención en clase. De verdad era tan inteligente como Remus. En cuestión de minutos logró explicarle la teoría de dos escudos especialmente difíciles que, según él, seguro formarían parte de los Éxtasis. Una vez lista la teoría, la práctica era la parte más interesante.

-Bueno pelirroja. Ahora que entendiste la teoría practiquemos.--No voy a practicar contigo.--¿Por qué no?--No puedo.--¿Por qué?--No voy a dejar que me ataques.--No voy a atacarte con una imperdonable. Además me sorprendes.

Sabes que nunca te haría daño.-

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La mirada dulce del moreno le paralizó el corazón. Asintió para que comenzara la práctica. Poco a poco, la pelirroja fue disimulando lo más que pudo. La verdad era que nada de lo que habían hecho en clases esa semana lo había entendido mejor que lo que James acababa de explicarle.

Terminada la práctica, el moreno sugirió volver a la Sala Común.

-Ya es muy tarde.- dijo. –Si nos ven fuera a esta hora nos castigarán y eso sería fatal para ti.- James sonrió cuando su acompañante se sonrojó. –McGonagall me mataría si vuelven a castigarte por mi culpa.-

-No eres tú el que no entendió nada esta semana.--Eso es cierto. De lo que no estoy seguro es de no ser el culpable de

que no prestaras atención en clase.-

Caminaron por los pasillos en silencio. James llevaba los libros de Lily mientras ella caminaba observando muy curiosa cada pintura colgada en la pared. El moreno cambió los libros de brazo y sin siquiera pedir permiso tomó la mano de la pelirroja y la llevó por un pasillo oculto detrás de un tapiz.

En la oscuridad del lugar, Lily sonrió pensando que por fin había logrado su tan ansiado beso. Durante toda la clase, James Potter lo único que había hecho fue cumplir a raja tabla con su pedido. Le había dicho algunos cumplidos, algunas palabras románticas, la había abrazado en alguna ocasión y hasta le había susurrado al oído la forma de mover su brazo correctamente para lograr bien el escudo. Pero de un beso, que era lo que ella deseaba, nada.

Enorme fue su decepción cuando llegaron a la otra punta aún tomados de la mano y él ni se había volteado a verla. Unos pasos más adelante estaba la entrada a su Sala Común.

-James.- lo retuvo un minuto antes de entrar.-¿Qué sucede?--Gracias por explicarme esos escudos. Te debo una disculpa.--¿Una disculpa? ¿Por qué?--No eres el idiota aprovechador que creía.--¡Gracias!- marcó su sarcasmo el moreno.-Me refería a que no te abusas de lo bueno que puede ser Remus en

sus clases para copiar de él.--De hecho mi amor – ya ninguno de los dos notaba que cuando

estaban solos se trataban como una pareja. - es él quien se abusa de nuestros apuntes.-

-Eso sí que no te lo voy a creer nunca.-

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-Después de la luna le cuesta un poco concentrarse por culpa del cansando y las heridas. Siempre nos quedamos por las noches a comparar nuestros apuntes para ver si no le falta nada.-

-Nunca los he visto a Black y a ti tomar apuntes en clase.--No pelirroja. Sirius y yo tomamos apuntes aquí.- dijo señalando su

cabeza.

James se volvió a la puerta, pero la pelirroja terca no quería entrar a la Sala Común sin su beso.

-¿Qué sucede contigo James?--¿Por qué preguntas?--Esta semana has actuado muy... no sé... ¿Extraño?- el moreno

sonrió.-Desde que te conocí pelirroja no has hecho otra cosa que quejarte

por mi forma de ser. Muy mujeriego, muy arrogante, muy egocéntrico. Creí que era esto lo que querías de mí.-

-O sea que solo cambiaste para complacerme y...- Lily se sintió decepcionada.

-Quita la idea tonta de tu cabeza amor. Yo nunca cambié por ti. Lo único que hice fue dejar la máscara de merodeador para que conozcas al James que es capaz de enamorarte.-

-Tú no...--Entremos mi vida.- le dijo mientras la tomaba de la cintura y

apoyaba su frente en la de ella. –Si no entramos ahora estoy seguro que vas a golpearme en cualquier momento.-

-¿Por qué... lo... Por qué... dices... eso?- tenerlo tan cerca no la dejaba conectar ideas.

-Porque voy a besarte y a dejarte sin aliento.-

Y sin dejarla reaccionar la llevó adentro. Al pie de la escalera que conducía a su dormitorio le besó la frente, le deseó buenas noches y esperó a que se perdiera en las escaleras.

Hubiese dado todo por besarla. Pero aun había una cuestión por resolver para tener el éxito asegurado. Si Lily se enteraba de la apuesta que él y sus amigos habían hecho al comenzar el curso la perdería para siempre. Tenía que encontrar la manera de salir de eso. Estaba seguro de que Lily pedía tan a gritos como él que esta vez la besara estando con los ojos bien despiertos.

Remus y Mel habían pasado casi toda la tarde del sábado sentados en la Sala Común. En uno de los sillones más alejados del resto de los

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Gryffindor que se refugiaban allí del frío, hablaban casi en susurros del viaje que planeaban hacer juntos al graduarse.

-Le conté a mi abuelo lo que vamos a hacer.- dijo con temor la rubia.-¿Qué?- preguntó Remus asombrado.-Que hablé con mi abuelo sobre...--¿Cómo se te ocurrió hacer una cosa así Mel? ¿Estás loca?--No estoy loca Remus. Tuve una muy buena razón para hacerlo.--¿Y cuál fue esa tan buen razón para...?--Si me dejaras hablar tal vez podría decírtelo.- el castaño comprendió

que su actitud no era buena e hizo silencio dándole tiempo para explicarse. –Cuando te enteraste que fue mi padre el sanador que te asistió durante tus primeras transformaciones ¿No te preguntaste porque se jugó su licencia de sanador por ti? Sé que suena duro, pero como tú bien decías cuando te escudabas en ello, el Ministerio ha tratado a tu raza como escoria.-

-Y de la misma manera tratan a los que nos ayudan.- Mel asintió. -¿Por qué lo hizo?-

-Cuando tenía dos años, mi madre, con la sutileza que se le dicen a un niño de estas cosas me dijo que iba a tener un hermanito.- recordó la rubia. –Todos en la familia estaban felices y yo estaba muy contenta también. Mi madre dejó de trabajar y mi padre trabajaba el doble. Una noche, cuando llevaba seis meses de embarazo, mi padre estaba de guardia y ella comenzó a sentirse mal. Sola en casa, con una niña pequeña de casi tres años, no pudo hacer mucho. Cuando él llegó a casa ya era tarde.- Mel dejó escapar algunas lágrimas que con suavidad Remus recogió con una caricia. –Luego del dolor y el llanto, mi padre juró que ningún niño que llegara a sus manos moriría como lo hizo mi hermano. Mi abuelo lo escuchó decírselo a mi madre y su furia creció el doble. Culpó a mi padre por no estar en el momento en que las cosas pasaron. Lo hizo responsable de todo. Durante años el padre de mi mamá y mi papá estuvieron distanciados.- a Mel le dolía recordar todo eso y Remus la acunó en sus brazos. –Una tarde, mientras mi padre estaba en San Mungo, mi abuelo fue a visitarnos. Cansada de la situación, mi madre logró que entendiera que mi papá no era el culpable de lo que sucedió. Le demostró cuanto me adoraba a mí a modo de ejemplo y le contó de su lucha para salvar a niños pequeños de las más horrorosas enfermedades. Y le contó el caso especial que trataba por esos días.- la rubia sonrió casi sin ganas. –Fue cuando tú caíste en sus manos. Siempre supe que fue un pequeño licántropo el que motivo a mi abuelo a pedirle perdón a mi padre. Ahora que conozco la historia completa supongo que eras tú.-

-Perdóname Mel pero aún así no entiendo. ¿Por qué le contaste a tu abuelo...?-

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-Porque, asumiendo que fueras tú aquel niño, es una forma de demostrarle a mi padre que sus disculpas son sinceras. Colaborando con una vieja investigación que por falta de fondos y por ser muy peligrosa mi padre nunca pudo completar.-

-O sea que...--Solucioné mi problema económico. Mi abuelo va a financiar con

gusto mi viaje si le prometo que haré mi mayor esfuerzo para terminar aquella investigación.-

-Entonces...--No me atreví a pedirle dinero para tú viaje porque sabía que te

enojarías conmigo.- Remus asintió. –pero al menos ya no tenemos que preocuparnos por mis gastos. Aunque con gusto nos daría lo suficiente para los dos, logré que entienda que ya era demasiado logro de mi parte haberte convencido de dejarme ir contigo.- Remus sonrió.

-¿Sabes una cosa? Desde el día que tú y yo estamos juntos hasta el día en que me pediste que te dejara acompañarme, cada día, estuve a punto de suspender ese viaje por la simple razón de que no me creía capaz de dejarte.- la rubia pasó ambos brazos por su cintura y lo abrazó fuerte. –no voy a aceptar que pague mis gastos. Y le voy a agradecer eternamente que pague los tuyos.-

Se fundieron en un beso dulce y apasionado. Beso que fue interrumpido por un inoportuno Sirius y una muy alegre Val.

-Que suerte que los encontramos.- dijo el moreno sin preocuparse por haber interrumpido el beso de la pareja. –Tenemos que hablar con ustedes.-

-Canuto, por si no lo notaste ¡Estábamos en medio de algo!--Sí, pero ya no. Así que escucha...--Sirius ¿No puedes esperar a más tarde?--No. Tenemos una propuesta para hacerles.--¿Una propuesta?- preguntó Mel desconfiada.-¡Ah no! No cuentes conmigo.- Sirius lo miró enojado. –Si estás

planeando otra de tus absurdas ideas de vieja casamentera olvídalo. No cuentes conmigo.-

-¿Y se puede saber porque de golpe te conviertes en un traidor que se niega a ayudar a su mejor amigo?- exageró concientemente el moreno.

-Porque últimamente tus ideas terminan en catástrofe.--No las últimas dos.- contestó con autosuficiencia mientras señalaba

a Remus y Mel y a él mismo con Val. –Es una idea genial Remus. Además si no sale como planeo nadie saldrá herido.- el licántropo lo miró desconfiando. –Lo prometo.- desconfió el doble. –Al menos deja que te contemos la idea.-

Page 15: Capítulo 15 - …… · Web view¿Cómo pudo dudar de sus palabras si era tan dulce con ella? Desde el baile de navidad parecía otro, aunque ella sabía que seguía siendo el mismo.

-Si en los primeros cinco minutos no logras, al menos, interesarme olvídate de mí.-

-En cinco minutos te tendré haciendo planes conmigo.-

Sirius tomó posición entre Remus y Mel y Valerie se sentó frente a ellos en el piso. Remus gruñó por lo bajo mientras Mel hacia gestos de impaciencia a su amiga por la actitud de su novio.

-¿Qué dirías si te digo que tengo planeada la noche perfecta para esta noche?- preguntó entusiasmado el animago.

-Que se te acaba el tiempo y aún no estoy ni un poquito interesado.--Estuve pensando y creo que esta noche es perfecta para una

“Excursión por el Bosque Prohibido”--¿Qué? ¿Sirius perdiste la cabeza? ¿Una excursión por el bosque?

¿¡Y CON LAS CHICAS?!- exclamó el licántropo asustado.-Déjalo terminar Remus. Parece una locura pero no es tan mala idea

cuando la escuchas completa.--¿Lo ves? Por eso la amo tanto.- dijo mientras le besaba la cabeza.-Perdóname amiga, pero un paseo nocturno por el bosque y en pleno

invierno no es algo que considere entre mis gustos.--¡Déjenlo hablar de una vez!--Gracias nena.- miró a su amigo y siguió. –Como te estaba diciendo.

Se me ocurrió que esta noche podemos escaparnos y llevarlas a una cena romántica.-

-¿En pleno bosque Sirius?--En el claro.- de pronto Sirius logró captar el interés de su amigo. –

Es el lugar más romántico del colegio.--Sí, pero olvidas un detalle ¡Hace un frío de muerte!--El frío no es problema. ¿Recuerdas esas mantas que Dorea insistió

en poner sobre las camas cuando nos quedamos en navidad?- Remus asintió. –Las tengo en mi baúl.-

-¿Qué? ¿En tu baúl?--Sí. Me las dio porque después de semejante gripe la iba a necesitar

porque las de Hogwarts no son lo suficientemente abrigadas. Y me dio una para ti porque sabía que no la ibas a aceptar si te la daba y la de James porque era obvio que no la iba a traer si ella se lo pedía.- Remus evaluó la idea de las mantas y antes de que pudiera opinar, Val interrumpió.

-Y Lily sabe conjurar un escudo, es como una cápsula donde te encierra y te resguarda de lo que pasa en el exterior.-

-Es verdad.- dijo Mel. –La suele usar cuando llueve y tenemos “Herbología” o “Cuidado de Criaturas Mágicas” o cuando llueve durante los partidos de Quidditch.-

Page 16: Capítulo 15 - …… · Web view¿Cómo pudo dudar de sus palabras si era tan dulce con ella? Desde el baile de navidad parecía otro, aunque ella sabía que seguía siendo el mismo.

-Perfecto, solucionaste el frío. Ahora dime ¿Cómo piensas convencer a James de llevar a Lily al claro? Es hermoso, pero no es fácil llegar.-

-Un problema menor en el que requiero tu ayuda. Lo demás esta todo planeado.-

-¿Qué es lo demás?- preguntó Mel. Ella conocía el lugar y concordaba con el animago.

-La comida, el escape, la leña para la fogata y todo lo que haga falta para que la pareja de tortolitos se decida.-

Remus lo pensó unos minutos y al final se decidió.

-Está bien. Tú te encargas de las mantas. Y de lo que haga falta para resguardarnos del frío.- le dijo a Sirius. –Tú, Val, ve a la cocina con Mel y procura hablar tú, porque a Mel no la quieren mucho después de nuestro castigo porque se ofreció a liberar a los que quisieran.- miró a su novia sonriendo.

-¿Y tú que harás?- preguntó ofendido Sirius por tanta directiva de parte del castaño.

-Lo más difícil. Convencer a James y Lily de que esto no es una locura, mientras busco la forma de salir sin que McGonagall nos mate.-