CAPÍTULO I PSICOLOGÍA CON FORMATO

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    CAPTULO I

    CONCEPTO ANTROPOLGICOPARA EL ESTUDIO DE LA PSICOLOGA

    ESE EXTRAO SER QUE SE LLAMAHOMBRE

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    EL HOMBRE ES UN PEREGRINO DE ESTE MUNDO

    Mientras vas de camino, agradece a la tierra que te acuna y te aloja comomadre y maestra.

    Tiene arruga su rostro, montaosa belleza, llevan vida sus ros, tienen sangressus venas.

    Mientras vas de camino y te empujan los vientos y te empapa la lluvia y el solquema en

    silencio, sentirs que la vida tiene su movimiento: obedece a su ritmo, que telleve su aliento.

    Mientras vas de camino mientras llegue tu muerte, cada instante es tan frgil ya la vez es tan

    fuerte: no vivir de rutinas, celebrar cada encuentro, saborear que lo simple estlleno deeterno.

    Mientras vas de camino, guarda todo en tu adentro, las lecciones ms grandeslas explica el

    tiempo.Una hoja en blanco sea tu alma serena, que los pueblos escriban all lo que Dios

    quiera.Mientras vas de camino solidario y hermano, cargarn en tus hombros mil

    dolores cansados,secarn tus sudores, Sers hijo en sus casas, confiarn tus secretos, te hablarnde

    esperanzas.Cuando vas de camino transitando senderos, gritarn desde abajo que no eres

    el primero. Te sabrs peregrino, abrirs tu memoria, buscars que tus huellas se hagan

    historia.

    Mientras vas de camino, lejos de tu querencia, amars tus amores en escuelasde ausencias:los vers sin mirarlos las distancias te acercan ofertorio sagrado que prepara la

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    Ese extrao ser

    que se llamahombreAspectos biolgicos y sociales

    El paciente como persona nica

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    1.SABEMOS QU ES EL HOMBRE,ES DECIR QU SOMOS?

    Desde hace ms de tres siglos todas lasciencias de la

    naturaleza han realizado inmensos progresos,mientras que en cuanto al conocimiento delhombre nos encontramos aproximadamenteen el mismo punto

    que Scrates y Digenes.

    (BERGSON)

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    EL PACIENTE COMO PERSONA NICAASPECTOS BIOLGICOS Y SOCIALES

    Sabemos qu es el hombre, es decir, qu somos? Es por cierto una preguntadigna de apasionarnos, porque, de qu valen todos nuestros conocimientos delmundo exterior, si ignoramos lo que somos nosotros mismos? No obstante,como lo ha puesto de relieve Bergson con justeza, desde hace ms de tres siglostodas las ciencias de la naturaleza han realizado inmensos progresos, mientrasque en cuanto al conocimiento del hombre nos encontramos aproximadamenteen e mismo punto que Scrates y Digenes. El primero ocup toda su vida eninterrogar a la gente sobre s misma y muri mrtir de sed de conocer al hombre.En cuanto al segundo se paseaba en pleno da con una linterna por las populosascalles de Atenas esperando que respondiesen a su idea de hombre. Ni a uno ni aotro les fue dado penetrar en ese misterio.Aristteles, menos sediento de absoluto que Scrates y Digenes, no fue abuscar al hombre tan lejos; como buen naturalista que era, seal sobretodo susemejanza con el mundo animal. Animal racional le pareci un calificativosuficientemente exacto para designarlo.

    El hombre es ante todo animal, y la razn parece como una especie deaccidente ms o menos fortuito. Le proporciona, por cierto los medios paradominar a los dems seres, pero no lo coloca aparte, lo deja dentro de la serieanimal. Si por azar este animal racional llegase a faltarle, el mundo no lo pasarapeor.

    No puede decirse que los modernos que hablan del hombre hayan avanzadomucho desde Aristteles. Durante tres siglos hombres de ciencias y filsofosemplearon, para estudiarlo, los mtodos llamados cientficos. La biologa lapsicologa psicoanaltica y la psicologa experimental, la sociologa, la historia handisfrutado cada una de un perodo de celebridad, y creido haber aclarado elenigma.

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    En el siglo XIX y parte del siglo XX, la mayora de los hombres de ciencia y pensadores vean alhombre, en el fondo, con los mismos ojos que el viejo Aristteles. Aplicando a su conocimiento

    los mtodos que haban sido probados en el conocimiento del universo material, con todanaturalidad vean en l tan slo un fragmento de poca importancia en la inmensidad del cosmos.No tenan burlas bastantes a propsito de sus desdichados antepasados que, en su groseraignorancia, haban tomado ese granito de polvo que es el ser humano por el centro y la cumbrede la creacin.

    Poco a poco, sin embargo, todas esas explicaciones cientficas de la realidad humana,-aunque slo fuera contradicindose y refutndose mutuamente- debieron reconocer tcitamente su error.

    No es que pongamos en duda la necesidad de recurrir a los mtodos cientficos cuando se tratade alcanzar un mayor conocimiento del ser humano. El hombre, ser extremadamente complejo,ha podido ser estudiado, sucesiva o simultneamente, por bilogos, socilogos, psicoanalistase historiadores; unos y otros han aportado, en sus respectivos dominios algo preciso y autnticopara la ciencia total del hombre. Ms ni aisladas ni conjuntamente pudieron ni podran descifrar

    el enigma o misterio total de la realidad humana (al menos hasta hoy).

    Las ciencias modernas nos han rendido el inmenso servicio de hacernos cada vez msclaramente conscientes de nuestra esencial solidaridad con todos los dems seres de nuestrouniverso, animado o no, y con la totalidad del cosmos

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    2. Baste por el momento decir que, si no

    se quiere conocer la radical primacadel hombre sobre la naturaleza, si nose quiere ver en l ms que una parte as sea la ms noble- del Todo que esel universo, no habr interpretacin oexplicacin posible no slo delhombre mismo, sino tampoco deladmirable ordencsmico todo

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    3. Siguiendo a Bergson, dentro del ordeninmanente del universo en evolucin, nohubo un proyecto o un plan elaboradoanticipadamente, que fijara todos losdetalles de la evolucin que deba terminar en el hombre.Por pequea e insignificante que sea paras misma, la realidad humana esinfinitamente grande dentro del impulso

    que le ha dado al SER

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    Del mundo exterior nos vienen el aire y el alimento por lo que subsiste nuestrocuerpo; los colores y sonidos que sustenta nuestra sensibilidad; las imgenes quehacen posible nuestra vida intelectual y espiritual. Hasta en el ejercicio de nuestrasfacultades ms espirituales --conocimiento y amor- nos hallamos en

    situacin de dependencia respecto a lo que se ha convenido en llamar NATURALEZA,por lo que no es totalmente falso decir que en cierto sentido tambin nosotrospertenecemos a la naturaleza, al orden inmanente del universos. Hay,indiscutiblemente, una verdadera fraternidad entre nosotros y todos los demsseres, inclusive los ms nfimos y remotos. Nuestro temperamento y nuestrocarcter, las formas particular que revisten nuestra inteligencia y nuestrasensibilidad no dejan de tener relacin con el clima y la estructura del pas en quenacimos y hemos vividos largamente. Evidentemente Goethe no es un griego,Coudel, pese a su universalismo, no es un sueco ni un anglosajn.

    Esta dependencia del hombre respecto de las fuerzas csmicas, an en el ejerciciode sus facultades ms especficamente humanas, es hasta tal punto real y fuerte,que uno se siente fcilmente tentado a concluir en el determinismo. Hasta se hanvuelto a descubrir las viejas teoras astrolgicas, para poder explicar al hombre porlas leyes csmicas.

    Con todo, cuanto ms se nos confirma el descubrimientos de los lazos que unen alhombre con la naturaleza, cuanto ms se nos manifiesta como un ser situadoinfinitamente por encima del orden inmanente del universo. En seguida veremos enqu consiste su superioridad, su preeminencia sobre cada uno de los seres naturalestanto como sobre todos ellos en conjunto. Baste por el momento decir que, si no sequiere conocer la radical primaca del hombre sobre la naturaleza, si no se quiere veren l ms que una parte -as sea la ms noble- del Todo que es el universo, no habrinterpretacin o explicacin posible, no slo del hombre mismo sino tampoco del

    admirable orden csmico todo. El universo parecer entonces fatalmente absurdo ydesagradable, desprovisto de sentido y significacin. Otro tanto cabra decir si, comouiere Sartre, la trascendencia humana fuese absoluta. El hombre es el re seor

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    El hombre no ha descubierto la naturaleza por puro azar, como un pueblo guerrerodescubre, en el curso de su emigracin, una tribu sedentaria y pacfica a la quesomete para ponerla a su servicio. Leconte de Nouy crey descubrir, en esteencuentro entre la naturaleza y el hombre, una verdadera intencin superior.

    Durante miles de millones de aos el universo evoluciona, se organiza, aumenta enperfeccin y riqueza. Nacen especies; se transforman; desparecen. El clima, lasestructuras geolgicas y atmosfricas, las especies animales y vegetales, todoparece tender en su evolucin y lucha contra los obstculos, an fin determinado.Uno cree que est asistiendo a una grandiosa representacin del formidable impulsode la evolucin creadora a travs de millones de aos. Cuando parece haber llegadola plenitud de los tiempos, y todo se dispone a recibirlo, hace su aparicin un sernico en su gnero: el HOMBRE, creacin del sexto da. (el eslabn perdido u otrateora).

    No sin dificultades admitimos, siguiendo a Bergsn, que dentro del orden inmanentedel universo en evolucin, no hubo un proyecto o un plan elaboradoanticipadamente, que fijara todos los detalles de la evolucin que deba terminar enel hombre. No importa que retrospectivamente sea evidente la presencia de unaintencin superior en el seno de la evolucin csmica; ella parece haberlo dirigidotodo. La inmensidad de la tierra ha sido hecha para el hombre. Por pequea einsignificante que sea en s misma, la realidad humana es infinitamente grandedentro del impulso que le ha dado el SER.

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    4 El hombre no es rey y seor de la creacin sinoen cuanto no es

    reductible al orden biolgico, en cuanto hay en ell una realidaddiferente y superior a la vida.A esta realidad nueva, que constituye su rasgodefinitivo,

    la llamamos ESPRITU.Inclusive debemos decir que el hombre es talporque es espritu,

    y en la medida en que lo es.

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    En qu consiste la grandeza, la preeminencia del hombre sobre la naturaleza encuyo ceno ha nacido y de la que es tan ntimamente solidario? Con toda evidencia,como lo ha hecho notar Maurice Blondel, esta superioridad no es de orden biolgico.En este respecto no existe ninguna diferencia infranqueable entre los reino vegetal,animal y humano. La continuidad de la evolucin en ese dominio es ms queprobable, y existen todas las probabilidades de que biolgicamente el hombre seaslo el vstago de un animal: viene al mundo por el mismo proceso que todos lospequeuelos de los mamferos superiores; su cuerpo y sus rganos se correspondencon los de muchos representantes de la especie animal.

    Hasta sera difcil sostener que el hombre se presenta, biolgicamente, como lacspide de la evolucin de la vida. En ms de un aspecto se revela como undegenerado, como el fruto de un decaimiento del impulso vital: es pequeo decuerpo, dbil, poco resistente; pone casi veinte aos en alcanzar la madurez,mientras que para la mayora de los animales superiores, dos son ampliamentesuficientes. Y sobre todo, Cul imperfecto es su instinto, en comparacin con los delos monos, los perros, las termitas!. Los hombres de ciencia modernos, que admitenla evolucin de las especies, se inclinan en ver en l, no al hijo o nieto del mono como lo queran sus colegas del siglo XIX-, sino ms bien a su primo. El mono y elhombre tendran un mismo antepasado. Es muy probable, y desde nuestro punto devista, nada tenemos que objetar a esa hiptesis. Pero desde el punto de vista delmono, es entonces un primo pobre, por el cual un venerable orangutn no podriasentir ms que piedad o despresio.

    El hombre no es el rey y seor de la creacin sino en cuanto no es reductible alorden biolgico, en cuanto hay en l una realidad diferente y superior a la vida. Aesta realidad nueva que constituye su rasgo definitivo, la llamamos ESPRITU,inclusive debemos decir que el hombre es tal porque es espritu, y en la medida enque lo es.

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    No sabemos con certeza cules fueron los antecedentes, las preparacionescsmicas del hombre, lo que , por lo dems, carece de importancia dentro de nuestraperspectiva. Que nuestros orgenes naturales se remonten al mono, a un to segundode ste o a la tortuga; o que el Creador haya formado directamente el cuerpo del

    primer hombre, son cuestiones sin duda interesantes, pero las respuestas quepodran drseles nos ensearan bien poco sobre la especificidad del ser humano. Nopodran probarse por ah su trascendencia ni su inmanencia al orden natural. Lospaleontlogos han descubierto crneos que resultan difciles decir si pertenecen alhombre en el primer estadio de su evolucin , o a un animal que hubiere alcanzadola cima de la suya . Los negadores de la trascendencia humana han cantado victoria, seguros de haber hallado una prueba irrefutable de la pura y simple continuidadentre el animal y el hombre. Y ha habido creyentes que se han dejado perturbar porestos descubrimientos.

    En realidad, el hombre no hace su aparicin en el universo con la aparicin delespritu. Bien puede ser que el don del espritu. Bien puede ser que el don delespritu haya sido hecho a un ser naturalmente menos evolucionado que tal otro.Como quiera que sea, es seguro que la aparicin del espritu presenta unacontecimiento radicalmente nuevo en la historia del universo. De ahora enadelante, el reino de la rutina y el determinismo instintivo han concluido parasiempre, en tanto que comienza la era de la invencin y de la creacin. No se trataque desde entonces la evolucin del universo quedara detenida; pero como lo hademostrado tambin de modo excelente Lecomte de Noy, de ah en adelante, yaalcanzado los fines de la naturaleza, la evolucin realizar sobre todo en la lnea delespritu. Bergsn no ha insistido suficientemente sobre la ruptura radical que laaparicin del espritu opera en la corriente del impulso vital. En lo sucesivo, ste yano se halla abandonado a sus propias leyes, sino que lo dirige y asume la poderosaascensin de otro impulso. De un dinamismo infinitamente superior al suyo, y quenosotros llamamos impulso espiritual 14

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    7. El hombre aislado no existe. Donde quieraque haya hombre, viven en sociedad, y anen una sociedad ms extensa que la familia.El hombre tiene conciencia de ser unapersona distinta, y vive en relacin, ms omenos estrecha y ms o menos extensa,segn las civilizaciones, con otros hombrescuya humanidad reconoce.

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    Si nos contentramos con estudiar al hombre aislado, solidario, abandonaramos elfirme terreno existencial y slo alcanzaramos la imagen de una pobre abstraccin.El hombre real y concreto es, por todo su ser, un ser social. Casi no hay para lproblema que no comparta con sus hermanos. Cada vez que se asla, con lapretensin de bastarse en su narcisismo orgulloso, decae y se deshumaniza.

    La realidad del hombre es a tal punto evidente, que Aristteles, que lo habadefinido como animal racional, crey que poda calificarlo igualmente de animalpoltico, es decir, social.

    El viejo filsofo vea, en la sociabilidad del hombre, un rasgo tan distintivo de suespecie como

    su racionalidad.

    El hombre aislado no existe,. Donde quiera que haya hombre, viven en sociedad, yan en una sociedad ms extensa que la familia. Aquellos que se han convenidos enllamar evolucionista, haban imaginado que primitivamente los hombres vivan enhordas, sin conciencia de su propia personalidad ni la de los dems. Al presente, losetnlogos sostienen unnimemente la inexistencia de esas ordas, entre los humanosms primitivos vivientes en la actualidad, y los estudios de la prehistoria no handescubierto el menor rastro de su existencia ni en el ms remoto pasado. En todoslados el hombre tiene conciencia de ser una persona distinta, y vive en relacin, mso menos estrecha y ms o menos extensa, segn las civilizaciones, con otroshombres cuya humanidad reconoce.

    La escuela psicolgica, de mile Durkheim, se dej fascinar de tal manera por elcarcter social del hombre, que se crey obligada a concluir que ste no era ms queun simple producto de la sociedad. Slo sta sera lo que llamamos realidadontolgica, y producira hombres a su imagen.

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    Separemos lo que hay de manifestante exagerado en esos sistemas (como la de

    Hegel) que otorgan primaca a la sociedad sobre el individuo, y queda en pie laverdad de que el hombre slo es como los otros y por los otros, as como los otrosson por l. Importa no perder de vista esta verdad cuando, en esta materia,hablemos del hombre.

    Los filsofos que tienen el cuidado de abrazar, no una vaga e inasible esencia delhombre, sino al hombre real y concreto, han insistido en que el hombre es un ser

    en situacin. Veremos ms adelante la importancia que reviste esta nocin desituacin para que se pueda hablar de los lmites y posibilidades de la libertad delhombre, de su eleccin o de su vocacin. Contentmonos por el momento concomprobar el hecho.

    Hay una primera situacin fundamental que es anterior a m, que me es dada almismo tiempo que la existencia, y que parece identificarse con esa. Nac en unlugar situado entre Marsella y Toln, -dice Ignace Lepp- de lo que resulta quedesde un principio me encuentro en la situacin de francs y provenzal. Esta doblecalidad distinguir, en gran medida, mi manera de hablar y de actuar, mi carcter ymi temperamento. Igual cosa ocurre con mi origen social, mi religin, mi nivelcultural. Si soy hijo de un trampero, nacido y criado en un miserable tugurio, algoconservar de mi condicin, an cuando me convierta en un gran artista ymultimillonario

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    8. Separemos lo que hay de manifestanteexagerado en esos sistemas (como la de Hegel),que otorgan primaca a la sociedad sobre elindividuo, y queda en pie la verdad de que elhombre slo es con los otros y por los otros, ascomo los otros son por l. Importa no perder devista esta verdad cuando, en esta materia,hablemos del hombre.

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    9. Los filsofos que tienen el cuidado deabrazar, no unavaga e inasible esencia del hombre,sino al hombre real y concreto, han

    insistido en que el hombre es un ser ensituacin.

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    A partir de esta situacin original, ya soportndola, ya transformndola, el hombrese dar otras situaciones, que tambin integrarn su yo concreto. La profesin queelija, la mujer que despose, los hijos que engendre, los amigos que frecuente, serntan inseparable de su yo como la poca, la civilizacin en que vive, su religin, sucultura. El hombre que lograra liberarse de su situacin no existira, No sera ms queuna vaga abstraccin lgica, una esencia.

    Esto no quiere decir que nos adherimos al fenomenismo absoluto, que no hay en elhombre sino la suma de todos los constituyentes de su situacin. Evidentemente, larealidad humana es superior y anterior a ellos, y es la que con esos elementosconstruye su situacin y la que le confiere a sta su verdadero sentido. Al definir alhombre como un ser en situacin, queremos decir que slo existe el hombreencarnado, y que es su situacin concreta la que lo encarna.

    BIBLIOGRAFIA CONSULTADALEPP, Ignace. Ediciones Carlos Lohl. Buenos Aires- Mxico. 1.979.

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    10. Al definir al hombre como un ser ensituacin, queremos decir que sloexiste el hombre encarnado, y que essu situacin concreta la que loencarna.

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    ENFERMOSAsistir y cuidar humanamente al enfermo es una necesidad actual y

    permanente que nos afecta a todos. La deshumanizacin de nuestrasociedad se refleja tambin en el campo de la salud; hay enfermos que sesienten tratados con frialdad, de forma impersonal, como si fueran slo unobjeto o caso clnico interesante. Por otra parte, lo que asisten, sea cualfuere su profesin, se sienten con frecuencia poco valorados, reconocidos,estimulados y mal remunerados.La medicina moderna ha acentuado el predominio de la tcnica, que tanto

    beneficios ha trado a los enfermos, pero olvida a veces la dimensinhumana. Tratar humanamente al enfermo significa considerarlo unapersona que sufre en su cuerpo y en su espritu, y ha de ser atendido en sutotalidad, es decir en todas sus dimensiones y necesidades.

    El trato humano al enfermo implica humanizar la poltica de salud decara a promover una salud y asistencia para todos los ciudadanos, sinexcepcin, a la medida del hombre, autor, centro y fin de toda poltica oactividad de salud. Implica que las instituciones de salud estn al serviciodel enfermo y no de intereses ideolgicos, poticos, econmicos osindicales; que la tcnica cuya conquista selebramos, sea siempre unmedio al servicio efectivo y afectivo de la persona enferma. (ComisinEpiscopal de Salud 1993)

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    ENFERMEDAD

    En enfermedades hay de todo. Estn losenfermos imaginarios, que se sienten malcuando todo funciona bien. Pero estn losotros tambin: los enfermos reales, los quesufren lo indecible, incluso durante un tiempo

    demasiado largo. Acuden a los mdicos,toman sus medicinas, pero no mejoran. Lesentra al alma la congoja, inclusola desesperacin.

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    SE PODRA HABER EVITADOLa desnutricin es consecuencia de extrema pobreza, de la falta de conocimientosde salud y de nutricin, de un medio ambiente contaminado, de familias en crisis, defalta de ayuda d alimentos o de dinero, de catstrofe naturales, de guerras,En los pozos de pobreza de nuestro pas continuar habiendo casos de desnutricinpor muchos aos, ms si no se realizan cambios drsticos en la disponibilidad de

    atencin mdica y de trabajo adecuadamente remunerado. Tambin, debernflorecer sistemas de solidaridad entre vecinos y acceso de entidades solidarias paratodos.La desnutricin aguda aunque no existen datos de aos anteriores que permitanhacer comparaciones adecuadas- ha disminuido, sin duda. Los casos deemaciacin desnutricin grave- no sobrepasan el 1 o 1,5 % de la poblacin infantilde 6 meses a 5 aos (Encuesta Nacional de Nutricin y Salud, 2.006). los nios conretraso del crecimiento nios que muy probablemente padecieron algn grado dedeficiencia nutricional en los albores de la vida- son entre el 10 y el 14 %,dependiendo de las regiones. En cambio, los nios con sobrepeso son el 12 % enBuenos Aires y sus alrededores, 2l 9 % en el Noroeste del pas, y el 7,8 % en elnordeste. De estas cifras se puede inferir que, tal como est sucediendo en el restodel mundo,

    la obesidad y su cortejo de enfermedades degenerativas ser en el futuro laprimera consideracin de salud del pas.Los casos que han mostrado recientemente los medios son de desnutricin, casiincompatible con la vida. Pero atrs de ellos hay enfermedades crnicas cerebrales oinfecciosa como tuberculosis. Todos estos casos podran haber sido prevenidos si elsistema de atencin primaria de la salud los hubiera detectado a tiempo, tomandolas medidas del caso y haciendo un seguimiento inteligente y prolongado de lasfamilias y de los nios afectados. Es decir, los casos revelan ineficiencias del sistemade atencin primaria con sus agentes sanitarios y centro de salud.La prevencin de la desnutricin requiere una fuerte accin en salud vacunacin,deteccin temprana de enfermedades y desnutricin, saneamiento ambiental- a lavez de programas de asistencia alimentaria basado sobre una correcta eleccin debeneficiarios. Los sistemas deben permitir la compra de alimentos en el mercadosmediante elementos magnticos, eliminando el anacrnico, partidista y costososistema de distribucin de bolsas y cajas de alimentos.

    -El autor es director del Centro de Estudios sobre f l ( bl d )

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