Cappelletti Angel - El Pensamiento Utopico - Siglos XVIII XIX

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S ig h M II- MSaint-Simon •Pierre Leroux •Ch. Fourier •Victor Considerant •Robert Owen •Etienne Cabet •

Joseph Déjacque •Edward BellamyWilliam Morris.

EDICIONESTUERO

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ÁNGEL J. CAPPELLETTI* rEL PENSAMIENTO UTOPICO

SE COMPUSO EN

LOS TALLERES STILO 2000CON TIPOS DE LAFAMILIA ERIC MEDIUM,

FUE IMPRESO YENCUADERNADO AL HILOPOR GRÁFICAS MARWEN,

AMBOS EN MADRID.

Diseñó la maqueta: ALMEIDA

© De la presente edición© Ediciones Tuero, S. A.

ISBN: 84-86474-06-XDepósito Legal:M-42099-1990

EDICIONES TUERO, S. A.Apartado de Correos 3210

28080 Madrid - España

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ÁNGEL J. CAPPELLETTI

EL PENSAMIENTOUTÓPICOSIGLOS XVIII-XIX

Saint-Simon, Pierre Leroux, Ch. Fourier,Víctor Considerant, Robert Owen,Etienne Cabet, Joseph Déjacque,Edward Bellamy, William Morris

¿ I p í i EDICIONES

ém TUEROMADRID 1990

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PRÓLOGO

A LA SEGUNDA EDICIÓN

E N 1968, año de indudable significación utopista, en que se proclamaba desde París la consigna de "la imaginación al poder", en que las banderas rojinegras flameaban

desafiantes en las calles y Fourier venía a imponerse sobre Lenin, escribimos este libro, objeto hoy de una nueva edición corregida y aumentada.

Esta segunda edición sale precisamente en 1990, año en que la perestroika y el glasnost, al echar por tierra la fe de muchos en el socialismo científico, deja abierto, una vez más, el

camino de la utopía. Sistemas filosóficos y teorías científicas son perecederos. También cada una de las utopías. No así, en cambio, el espíritu mismo de la utopia, que es connatural a la convivencia humana y coextensivo con la historia.

Desde el momento en que ésta se inicia, con la esencial fractura entre gobernantes y gobernados, que da origen al Estado, se despierta el impulso utópico, es decir, la voluntad consciente o inconsciente de salvar esa fractura y de edificar una

sociedad plenamente "humana". Se trata, por una parte, de restaurar la originaria sociedad pre-histórica; por otra, de incorporar nuevos horizontes de universalidad e individualidad que superen inclusive aquella primitiva forma de convivencia. La meta final, alcanzable pero tal vez nunca alcanzada, consiste en una sociedad sin clases y sin Estado, donde la libertad no sea límite sino exigencia de la igualdad, y viceversa.

El espíritu de la utopia se expresa en la historia de múltiples maneras. Se vale de la poesía y del mito, de la religión y de la filosofía. Pero, desde Platón, por lo menos, asume la forma de relato y descripción, novela y mapa, de la sociedad ideal. En el siglo X IX , las aspiraciones no realizadas y las no logradas metas de la Revolución francesa desencadenan un florecimiento de la literatura utópica, que se vincula al socialismo. Desde Saint

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Simón, mentor no sólo de Comte sino también de Marx, hasta el

poeta-pintor William Morris desfila, sobre todo en Francia e Inglaterra, una procesión de proyectos tan imaginativos como científicos, tan éticos como estéticos. Al examen de esos proyectos utópicos está destinada la presente obra.

Sin embargo, puesto que no son pocos los autores marxis- tas que han visto en el advenimiento del materialismo histórico el fin de la era de las utopias, hemos querido destinar una segunda obra a las utopías y anti-utopías aparecidas después de Marx, que se publicará en esta misma editorial. Allí se pasa revista a los relatos utópicos (muchas veces contaminados de ciencia-ficción) que, desde fines del siglo XIX , con Bulwer-Lytton y William Morris, hasta mediados de nuestro siglo, con Aldous Huxley y George Orwell, afectan no sólo al capitalismo occidental de las transnacionales, sino también al capitalismo tecnoburocrático del oriente europeo.

ÁNGEL J. CAPPELLETTIj u n io . - 1990.

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INTRODUCCIÓN

/ / L socialismo moderno -dice Kautsky- comienza conla utopía.”

En efecto, durante la primera mitad del siglo XIX,el pensamiento socialista asumió caracteres que lo vinculan a lautopía, aunque no siempre se haya manifestado a través del relato utópico propiamente dicho.

Los pensadores socialistas de esta época son "racionalistas” en el sentido en que lo son los filósofos del siglo XVIII. Noconsideran a la razón como única fuente de conocimiento, al

modo de los racionalistas del siglo XVII, y son fundamentalmenteempiristas. Pero creen que la razón, síntesis de la actividad sensorial, es el único instrumento apto para conocer el mundo ypara iluminar la acción del hombre.

Confían por eso en poder descubrir mediante ella el orden natural que corresponde a la Humanidad y que ha sido olvidado o subvertido por la ignorancia de nuestros antepasados.Creen firmemente que hay una condición “ natural” del hombre

que es necesario descubrir e instaurar.Más aún, para ellos, “ descubrir” equivale casi a “ instaurar” ,ya que cada sistema social traduce un sistema de ideas. El ordennatural (y justo) de la convivencia humana ha de ser necesariamente el que representa las ideas verdaderas acerca de la convivencia humana.

En general, consideran a la educación como adecuado sustituto no sólo de la revolución sino también de la política. Re

chazan la violencia y creen en la persuasión con ilimitada ingenuidad. Llegan a dirigir sus exhortaciones, no sólo a banqueros eindustriales sino también a boyardos rusos y soberanos de la Santa Alianza.

Su fe pelagiana en la naturaleza originariamente buena delhombre y su confianza en la acción pedagógica los conduce a la

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¡dea de la asociación o, por mejor decir, de la re-asociación voluntaria. Aunque no ataquen directamente al Estado, no sientenningún entusiasmo por él. Su ideal programático parece ser no elsocialismo con el Estado o contra el Estado, sino sencillamente elsocialismo sin el Estado ( I ).

La reforma de la Sociedad es considerada por ellos, a partir de la idea del “ orden natural" de la Humanidad, como unareforma eminentemente moral.

Por otra parte, como las formas posibles de la asociaciónson, en principio, muchas, y como los caminos de la co-operación

resultan con frecuencia de una meándrica complejidad, la fantasíase mueve libremente dentro de los límites generales de estossistemas. De ahí la complacencia, un tanto infantil, un tanto morosa, que los socialistas utópicos suelen poner en la descripcióndetallada de la sociedad futura. Los críticos marxistas (comenzando por el propio Engels), sin desconocer los aportes de estospensadores a su propia concepción del socialismo, suelen señalaren ellos, como rasgos eminentemente negativos y pre-científícos:

1.°) El desconocimiento de la Historia; el carácter abstracto y no dialéctico de su racionalismo; el concepto de la naturaleza humana, como ya hecha y realizada para siempre.

2.°) La ignorancia o la negación de la lucha de clases y, enparticular, del papel que le corresponde a la clase obrera en larealización del socialismo.

Estas críticas, válidas sin duda desde el punto de vista delmarxismo, no deben hacernos olvidar, sin embargo, que éste entronca en el socialismo utópico y particularmente en el saint-simonismo, y que, en el curso de las revoluciones marxistas-leninistas, se han reivindicado luego no pocas ideas de los socialistas utópicos, aunque sin reconocer por lo común su origenhistórico, y desnaturalizándolas al fin en el contexto de un sistema político totalitario.

Por otro lado, el carácter anti-histórico del socialismoutópico no se da en alguno de sus representantes, como Saint-Si-mon, que llega a coincidir en cierta medida, según veremos, conel historicismo hegeliano (2). Hasta el típico "intelectualismo” ,

(1) Cfr, J. Ramsay Macdonald, Socialismo, Barcelona, 1926, pág. 79.(2) Cfr. capítulo I.

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que hace de “ las luces” el motor principal de la Historia, parece

al fin "superado” por este mismo pensador, quien considera “ laindustria" como el más importante factor del cambio social. Enla segunda mitad del siglo XIX, contemporáneamente a Marx odespués de él, el socialimo utópico sigue manifestándose, especialmente a través del relato novelesco (3). En estos relatos lacoincidencia con el marxismo suele ser mayor, ya porque, gestados en el mismo medio social que aquél, traducen puntos de vistacríticos similares, ya porque, como en el caso de Morris, ha habido una positiva influencia del materialismo histórico (4).

Si hemos tratado más detalladamente los relatos utópicosde la segunda mitad del siglo, no es porque sean históricamentemás importantes que los sistemas socialistas de la primera mitad,sino porque son mucho menos conocidos (5).

Entre éstos encontramos algunos, como los de Déjacquey Morris, que caen ya dentro del campo del anarquismo, y otros,como el de Bellamy, que podría asimilarse al socialismo de Estado. Al incluirlos aquí estamos ampliando un tanto los límites del"socialismo utópico” , lo cual se justifica, ante todo, por la formade novela futurista que describe una sociedad deseable y justa,basada en la superación del capitalismo.

(3) Cfr, capítulo V.(4) Cfr. capítulo VII.(5) No tratamos aquí de algunos pensadores del siglo XVIII que podrían considerarse predecesores inmediatos del socialismo utópico, tales como Mably (Des droits et des devoirs du citoyen, 1794-5) y Morelly(Naufrage des isles Flottantes, ou Basiliade, 1735; Le code de la Nature, 1755) en Francia, y W. Heínse (Ardhingello, 1775) y F. N. Klinger(Reisen vor der Sündflut, 1795) en Alemania (sobre estos últimos, cfr.A. Cornu, Carlos Marx y Federico Engels. Del idealismo al materialismo histórico, Buenos Aíres, 1965, pág. 29).

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SAINT-SIMONY LA ADMINISTRACIÓNDE LOS INDUSTRIALES.PIERRE LEROUX.

CLAUDE Henry de Rouvroy, conde de Saint-Simon, descendiente de Carlomagno, discípulo de D’Alembert ymaestro de Comte, creyóse desde niño llamado a gran

des destinos, aun cuando esta aspiración de grandeza permaneciópor muchos años indefinida y envuelta en las nieblas del romanticismo a la moda. Puede decirse que hasta los cuarenta años noencontró Saint-Simon su camino, aunque desde entonces suporecorrerlo con firmeza y sin desmayo hasta el fin de sus días. Lahistoria del pensamiento lo recuerda hoy no sólo como uno delos típicos exponentes del socialismo utópico, sino también comouno de los inmediatos precursores de la sociología y del materialismo histórico ( I ).

Nacido en 1760, ingresó en las filas del ejército en 1776.Viajó a América del Norte en 1779; allí luchó en la guerra de laindependencia a las órdenes de Washington y al lado de su compatriota Lafayette. Más tarde presentó al virrey de México un

(I) Sobre Saint-Simon pueden consultarse las siguientes obras: Geor-ges Weill, Saint-Simon et son oeuvre, París, 1894; P. janet, Saint-Simon

et le Saint-Simonisme, París, 1879; F. Muckle, Henri de Saint-Simon,seine Persónlichkeit und sein Werk, 1908; W . Spühler, Der Saint-Simo-nismus, 1926; M. Dondo, The French Faustus, Henri de Saint-Simon, 1955; F. E. Manuel, The New World of H. de Saint-Simon, 1956; G.lonescu, El pensamiento político de Saint-Simon, 1983; P. Ansart, Sociología de Saint-Simon, 1972; G. Salomon-Delatour, Die Lehre Saint-Si- mons, Berlín, 1962.

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ambicioso proyecto: la construcción de un canal que uniría elAtlántico con el Pacífico. Naturalmente, el proyecto fue desechado. Retornó entonces a su patria y reingresó al ejército, dondeobtuvo el grado de coronel. Pero hastiado de la ociosidad y larutina de la vida militar, dejó de nuevo Francia para dirigirse aHolanda, y estuvo a punto de embarcarse para la India. Más tardeviajó a España donde, de acuerdo con el conde de Cabarrus,director de la Banca de San Carlos, se empeñó en la realizaciónde otro ciclópeo proyecto: la construcción de un canal entre

Barcelona y Madrid. El advenimiento de la Revolución francesahizo fracasar también esta empresa de canalización. Cabe recordar, sin embargo, que años después, sus discípulos, encabezadospor Enfantin, presentaron a Mehemet Bajá, por intermedio delex-saintsimoniano Fernando de Lesseps, entonces vicecónsul francés, el proyecto del Canal de Suez, que el mismo Lesseps llevó acabo luego, aunque sin la participación de los discípulos de Saint-Simon.

Éste sintió al principio simpatía por la Revolución; llegó apedir a la Asamblea la abolición de los privilegios de la nobleza yhasta renunciar a su propio título condal. Sin embargo, no tuvouna participación activa en los acontecimientos de la época, pues,por una parte, estaba convencido de que el Antiguo Régimen nopodía mantenerse ya, pero, por otra, no podía aceptar la violencia revolucionaria.

Después de un tiempo su inicial simpatía fue desapareciendo, al advertir que la Revolución no lograba superar las agudascontradicciones socio-económicas de la época ni aliviar las durascondiciones en que vivían las masas.

Mientras tanto se dedicó a especular con la venta de tierraspúblicas, en sociedad con un conde alemán llamado Redern. Perodespertó sospechas entre los catones del nuevo régimen y permaneció en la cárcel hasta la caída de Robespierre.

Fracasados sus proyectos de abrir canales en la tierra, concibió, a partir de 1797, “ el proyecto de abrir un paso a la ciencia” , esto es, de unificar, mediante un principio adecuado, todaslas disciplinas científicas. Para llevar a cabo tan ambicioso propósito, comenzó por estudiar las ciencias físicas y la historia de lasciencias. Asistió así a los cursos de la Escuela Politécnica primeroy a los de la Facultad de Medicina después, tratando de integrar

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en la primera, con los de "la física de los cuerpos organizados",que le proporcionó la segunda.

Al firmarse la paz de Amiens hizo un viaje a Inglaterra,con el objeto de conocer los trabajos de unificación y reorganización de las ciencias que allí se realizaban. Con gran desilusióncomprobó que tales trabajos no existían y que los ingleses nopodían aportar ninguna idea importante a su proyecto. En cambio, de un viaje posterior por Alemania trajo la convicción deque, aun cuando la ciencia se hallara allí todavía en su infancia,por cuanto se basaba en principios místicos, había de realizar

pronto notables progresos, encaminándose a grandes pasos haciasu verdadera meta.

De vuelta de estos viajes por Europa, se casó en su patriacon mademoiselle de Champgrand. El matrimomio no duró mucho, pero mientras duró supo aprovecharlo Saint-Simon para suformación científica, pues acogió generosa y, a la vez, interesadamente en su casa a sabios y pensadores (Lagrange, Dupuytren,Monge, etc.), cuyas conversaciones y debates presenció, ávido de

saber. Este mecenazgo acabó con los restos de su fortuna. Eldescendiente de Carlomagno, el afortunado especulador, el coronel del ejército real, tuvo que aceptar un modestísimo empleo deescribiente en el Monte de Piedad, hasta que la generosidad deDiard, viejo servidor y amigo, le brindó en su casa un refugiodonde pudo trabajar con tranquilidad hasta que aquél murió, en1810. Caído otra vez en la indigencia, volvió a salir a flote, y eneste nuevo período de prosperidad tuvo como secretarios y colaboradores a Agustín Thierry y a Augusto Comte. Pero su carácter dispendioso lo llevó una vez más a la miseria, la cual hastatal punto lo apremió que en 1823 intentó suicidarse. Algunosamigos acudieron en su ayuda y lo mantuvieron hasta que murió,dos años después, en 1825.

Al año siguiente de su matrimonio, cuando tenía ya cuarenta años, publicó Saint-Simon su primer libro, Lettres d'un ha- bitant de Généve (l802).Le siguieron luego:lntroduction aux tra- vaux scientifiques du X IX siécle ( 1807-1808);Lettre au Bureau des Longitudes ( 1808); Memo/re sur lo science de l'homme (1813)y Travail sur la gravitation universelle (1813). A estas obras hayque agregar unos Essais sur l’organisation sociale (1804), quepermanecieron inéditos hasta nuestro siglo. Más adelante apare-

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deron: De la réorganization de la société européenne (1814),

escrita en colaboración con A. Thierry; L'lndustrie (1816-1818),también en colaboración con Thierry y además con A. Comte;L'Organisateur (1819-1820); Systéme industrieI (1821-1822),Cathechisme des industriéis ( 1822-1824) y Le Nouveau Christia- nisme (1825), obra postuma, aparte de otros escritos menores.

La Encyclopédie ou Dictionnaire raisoné des sciences. des arts et des métiers, cuyo Discours preliminaire había escrito pre

cisamente D’Alembert, maestro de Saint-Simon, suponía ya elpropósito de organizar y unificar todos los conocimientos humanos. “ La obra que iniciamos (y que deseamos concluir) -diceD'Alembert- tiene dos propósitos: como Enciclopedia, debeexponer en lo posible el orden y la correlación de los conocimientos humanos, como Diccionario razonado de las ciencias, de las artes y de los oficios, debe contener sobre cada ciencia y sobrecada arte, ya sea liberal ya mecánica, los principios generales enque se basa y los detalles más esenciales que constituyen el cuerpo y la sustancia de la misma” . Pero este propósito tal como aquíse enuncia y, sobre todo, tal como luego (en el cuerpo de laobra) se realiza, no satisface a Saint-Simon. Según él, las cienciasno han pasado todavía de su etapa conjetural y mística a su etapapositiva, y no han logrado su unificación, aun cuando hayan dadoya varios pasos importantes en tal sentido, desde Sócrates a Con-dorcet, pasando por Descartes y Bacon. El cree haber encontrado el principio de unidad de las ciencias (tanto naturales comosociales) en la ley de la gravitación universal, descubierta porNewton. Dicha ley, tal como Saint-Simon la interpreta, nos demuestra la unidad de la Naturaleza y de la Historia (2). Por medio de ella se propone constituir, en consecuencia, una omniabar-cante síntesis del saber humano.

“ Creía que se necesitaba un saber universal, expresado entres grandes formas: las artes, las ciencias de la naturaleza y laciencia de la moral. Era necesario unir las tres y sistematizarlas enuna nueva enciclopedia, que fuese expresión del espíritu de lanueva era frente a la de D’Alembert y Diderot, y también se

(2) Cfr, J. Touchard, Historia de las ideas políticas, Madrid, 1964,pág, 432.

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necesitaba materializarlas en instituciones, en grandes academias

de artistas, sabios naturalistas y sociales” , dice Colé (3). Por talrazón, ya en su primer escrito propone la convocatoria de unaAsamblea de hombres de ciencia de todo el mundo, que se denominará el “ consejo de Newton” , y unos años más tarde esbozael plan de la Nueva Enciclopedia.

Sin embargo, en realidad sólo llegó a concretar las basespara una ciencia unificada del hombre. Las ingentes dificultadesdel proyecto universal y la urgencia de los problemas sociales dela época lo obligaron, según parece, a reducir sus ambiciones.

Así, pues, en su Memoire sur la science de l'homme propone la idea de una “ fisiología social", ciencia que había de estudiar las relaciones inter-humanas al modo de los movimientos delcuerpo físico-orgánico, es decir, como si fueran hechos fisiológicos. “ Esta idea de una ‘ciencia del hombre’ se transmite a Saint-Simon a través de la tradición de los ideólogos, de los fisiólogos(Cabanis, Bichat, Vicq d’Azyr) y de los médicos. Uno de estosúltimos, el Dr. Burdin, parece haber aportado a Saint-Simon laidea e incluso el calificativo de una ciencia ‘positiva’, concebidacomo una fisiología ampliada, extendiéndose al hombre social,puesto que debía tomar en cuenta la adquisición del lenguaje y laevolución de las creencias humanas, desde la ‘idolatría’, pasandopor el politeísmo y el ‘deísmo’, hasta la concepción de leyes querigen el conjunto de los fenómenos” , hace notar Cuvillier (4). Deesta manera estamos ya en los umbrales de la “sociología” y, másconcretamente, de la “ dinámica social” de Comte.

Como éste, en efecto, quiere Saint-Simon para tal cienciaun método empírico, libre de todo presupuesto metafísico. Másaún que en su discípulo Comte, el carácter dinámico de estanueva “ciencia del hombre" y la conciencia de la realidad deldevenir histórico, hacen que en Saint-Simon la proyectada “ fisiología" desemboque en una Filosofía de la Historia y, en ciertamedida, en un historicísmo. De tal modo, aunque su punto departida sea totalmente diferente del de Hegel (pues parte de

D’Alembert y Condorcet, y no de Kant y Schelling, como aquél),

(3) G. D. H, Colé, Historia del pensamiento socialista. Los precursores, México, 1957, pág. 47.(4) A. Cuvillier, Manual de Sociología, Buenos Aires, 1959, pág. 34.

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10el desarrollo de algunas de sus ideas lo lleva a encontrarse conHegel en varios puntos.

La Sociedad es un todo orgánico cuyo proceso fisiológicoy cuyas leyes inmanentes estudia la Historia (esto es la Filosofíade la Historia). Saint-Simon se manifiesta contrario al derechonatural y a la idea de un estado puro de la Humanidad, salida demanos de Dios o de la Naturaleza sin corrupción y luego pervertida por su propia culpa. El estado puro de la Humanidad coincide para él con su condición meramente biológica. El hombreoriginario o primitivo no es sino un animal que llega a superarluego su animalidad a través de su propia acción, concretada enel creciente y progresivo perfeccionamiento de su vida social. Aligual que Hegel, no acepta Saint-Simon la idea de un progresolineal de la Humanidad. En la Historia se dan alternadamenteépocas positivas y negativas. Las primeras son constructivas, sintéticas y orgánicas, se caracterizan por la unidad del pensamientoy de la valoración y muestran un gran equilibrio social. Las segundas son destructoras, analíticas y críticas; se distinguen por elcaos cognoscitivo y axiológíco; manifiestan un profundo desequilibrio social.

La primera época orgánica es la antigüedad greco-romana.A ésta le sigue el período de la invasión de los bárbaros y ladisolución del Imperio, que constituye, a su vez, la primera edadcrítica. La segunda época orgánica es el Medioevo, al cual le sigueuna segunda época crítica, que se inaugura con el Renacimiento yla Reforma, y culmina con la Revolución francesa. La tercera edad

orgánica está a punto de llegar y todos los esfuerzos de Saint-Si-mon se dirigen a preparar y apresurar su advenimiento.

Cada una de las edades constructivas supera a la anteriory significa un enriquecimiento y a la vez una superación, lo cualaproxima la concepción saintsimoniana a la interpretación mar-xista de la historia que sostiene el carácter objetivamente progresista de cada nuevo sistema social (5). Tal superación, sin embargo, no se logra sino a través de los períodos de análisis y

crítica, que son necesariamente épocas de negación y destrucción.Así, el Medioevo, que instituye una organización eclesiástica y

(5) Cfr. S. F. Kechekian, y G. I. Fedkin, Historia de las ideas políticas, Buenos Aires, 1958, pág. 363.

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logra la unidad de Europa sobre la base de una fe común, superasin duda, según Saint-Simon, a la Antigüedad, cuya organizaciónera, sobre todo, militar. La nueva edad orgánica, la Edad industrial, superará, a su vez, enormemente al Medioevo, por su organización fundada en el valor y en el mérito del trabajo humano.El motor de tod? superación y progreso sigue siendo, para Saint-Simon, como para sus maestros enciclopedistas, el avance de laciencia y del conocimiento, esto es, “ las luces” , aunque, impresionado cada vez más por la creciente potencia del industrialismo, llega después a afirmar, avecinándose otra vez a Marx, que“ es en la industria donde residen, en último análisis, todas lasfuerzas reales de la Sociedad" (6).

Las épocas críticas tienen por objeto analizar, “criticar” ydisolver la estructura social superada por las “ luces” con las armasque estas mismas “ luces” les proporcionan. Deben destruir lasleyes y las instituciones existentes para que puedan surgir otrasnuevas, en consonancia con el nuevo nivel del conocimiento hu

mano. Todos estos caracteres de las épocas críticas se aplicanespecialmente a la que abarca desde el Renacimiento hasta nuestros días. En ese período fue necesario luchar contra la superstición y el privilegio. Tal objeto se logró por obra de hombrescomo Lutero, Descartes y los enciclopedistas.

Ahora la tarea es reencontrar la unidad perdida y darlugar a una nueva época orgánica.

Esta concepción de la historia, en su esquema general, no

deja de recordarnos, como es natural, la famosa, “ ley de los tresestadios” de Comte, con sus períodos teológico, metafísico ypositivo. Sin embargo, si se tiene en cuenta el papel asignado alas épocas críticas y destructoras (esto es, a la negatividad) en elproceso histórico, más que a la pretendida ley positivista (queimplica un desarrollo constante, uniforme y lineal), la filosofíasaintsimoniana de la historia se aproxima a la del propio Hegel.Aunque, como es obvio, las cosas no fueron planteadas así por el

mismo Saint-Simon, y aunque, por otra parte, seria preciso distinguir aquí planos, perspectivas y contextos, parece posible desarrollar dialécticamente el esquema saintsimoniano, entendiendola Antigüedad como tesis, la época de las invasiones bárbaras

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12como antítesis, y el Medioevo como síntesis, la cual sería, a su

vez, una nueva tesis, cuya antítesis estaría dada por el Renacimiento, la Reforma y la Revolución, y cuya síntesis vendría a ser laaugurada Edad Industrial.

A esta filosofía de la historia se vincula una explicaciónclasista y económica, referida especialmente a Francia, pero aplicable también a los otros países de Europa occidental. Marx, que,según lo ha señalado Gurvitch, antes de emigrar a Francia debióhaber leído todas las obras de Saint-Simon, ha elaborado, sinduda, bajo la influencia de éste y a partir de éste, su doctrina delmaterialismo histórico (7).

Sin embargo, parece bastante exagerado afirmar, como lohace el citado sociólogo, que “ salió en línea recta de Saint-Simony del saintsimonismo” y “ de Hegel sólo tomó la terminología, nosiendo el hegelianismo de izquierda, otra cosa que la influenciasaintsimoniana (abiertamente confesada en algunos hegelia-nos)” (8).

Es verdad que Engels admiraba en Saint-Simon “ la profundidad genial de la visión” ; es verdad que consideraba valioso descubrimiento suyo el haber concebido, ya en el año 1802, a laRevolución francesa como una lucha de clases entre la nobleza, laburguesía y los proletarios; es verdad que al afirmar que no hayverdadero cambio en el orden social sin cambio en la propiedad,se acercaba extraordinariamente al meollo del materialismo histórico; es verdad que, en definitiva, su método no difiere del deMarx en cuanto pone de relieve “ la importancia de la infraestruc

tura económica y basa en el trabajo la diferenciación de las clases” (9). Pero las discrepancias en el método y en la doctrina son,sin embargo, muy grandes todavía.

La explicación de la historia que Saint-Simon desarrolla enel Catechisme des industriéis presenta los siguientes caracteresen relación con el materialismo histórico:a) Se trata de una explicación basada en la noción de clase social,

pero no brinda una verdadera determinación conceptual (una

(7) G. Gurvitch, Los fundadores franceses de la sociología: Saint-Simon y Proudhon, Buenos Aires, 1958, pág. 33.(8) Gurvitch, op. cit., pág. 17.(9) Touchard, op. cit., pág. 431.

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definición) de la misma; Marx, en cambio, determina claramente esta noción en función de las relaciones de producción.

b) Se trata de una explicación basada en la existencia y el movimiento de las clases, pero, en modo alguno, en la lucha declases, según sucede en la concepción materialista histórica deMarx.

c) Se trata de una explicación que tiende a promover un cambiomás que económico, financiero, pues la meta última no es lasocialización de los medios de producción y, menos aún, laabolición de la propiedad privada en general, como para Marx,sino solamente un cambio en la administración de los bienespúblicos (que se ha de encomendar a los industriales).

d) Se trata de una explicación clasista en la cual se introduce, sinembargo, como factor explicativo, un elemento ajeno al concepto de clase: el elemento “ raza” o, tal vez, “ nación” , cosaque no ocurre en la explicación marxista.

Saint-Simon, al igual que Marx, no elabora una explicaciónde la historia sino para fundamentar la acción social. Está conven

cido de que “su importancia es tal que debe cambiar totalmenteel aspecto de las cosas en política, que debe imprimir a la políticaun carácter enteramente nuevo, que debe cambiar la naturalezade esta rama de nuestros conocimientos” .

En sus Lettres d'un habitant de Généve considera a lasociedad dividida en tres clases: la de los hombres de ciencia,técnicos, artistas, etc.; la de los propietarios y la de los pobres ono propietarios.

Más tarde, en el Catechisme des industriéis, sostiene queal principio existen dos clases: la de los productores, que songobernados, y la de los ociosos, que son gobernantes. Los primeros reciben el nombre de "industriales" (nombre que el mismoSaint-Simon inventa); los segundos, el de nobles o aristócratas. Ensu forma primitiva, la sociedad de clases en Francia asumía, pues,la forma del puro feudalismo. Más adelante, sin embargo, a expensas de la nobleza, surge una tercera clase, compuesta por

juristas, militares, terratenientes. Esta tercera clase es la burguesía. La clase de los industriales forma al presente las veinticuatroveinticincoavas partes de la población del país. Ello se explicafácilmente cuando se tiene en cuenta lo que Saint-Simon entiende por “ industrial” , “ un industrial -dice- es un hombre que trabaja en producir o en poner al alcance de la mano de los diferen

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tes miembros de la sociedad uno o varios medios materiales de

satisfacer sus necesidades o sus gustos físicos” ( 10).Según tal definición, dentro de la clase de los “ industria

les” caben no sólo quienes producen los bienes o proporcionandirectamente los servicios, sino también quienes distribuyen (“ ponen al alcance de la mano” ) dichos bienes y servicios. Quedan, encambio, excluidos de ella quienes producen bienes "no materiales” , o sea, los filósofos, los sabios y los artistas. Éstos, sin embargo, son admitidos en otras obras de Saint-Simon entre los

miembros de la futura clase dirigente (la clase de los industriales).De la amplitud de la definición (que es, sin duda, su mayor defecto para Marx) se infiere que en dicha clase tienen cabida: I) losagricultores, 2) los fabricantes (empresarios, obreros, artesanos)y 3) los negociantes (comerciantes, transportistas). Según Saint-Simon, “ un cultivador que siembra trigo, que cría aves o animalesdomésticos es un industrial; un operador, un herrero, un cerrajero, un carpintero, son industriales” ( 11). A lo cual agrega: “ Todos los industriales reunidos trabajan para producir y poner alalcance de la mano de todos los miembros de la sociedad todoslos medios materiales para satisfacer sus necesidades o sus gustosfísicos y forman tres clases, que se llaman los cultivadores, losfabricantes y los negociantes” (12).

El uso del término “ clase” en este último texto nos demuestra el carácter ambiguo o, por lo menos, no-específico quetiene en la mente de Saint-Simon. Marx, al especificar y determinar su significado, advierte las contradicciones que el término, asíempleado, contiene, e infiere que la clase “ industrial” no es unaclase sino un conjunto de clases. En especial toma conciencia dela contradicción existente ente los obreros, por una parte, y losempresarios, por la otra. Empresarios y comerciantes pasan así aengrosar las filas de la clase burguesa, esto es, de la clase noproductora, que es la clase dirigente dentro del sistema capitalista. Esta oposición y este nuevo reagrupamiento de los grupos en

(10) Esta cita de la Autobiografía, asi como las que corresponden alCatecismo de los industriales, han sido tomadas de la versión españolade Luis David de los Arcos, Buenos Aires, 1960.(11) Catecismo de los industriales, pág. 53.(12) Catecismo de los industriales, pág. 53.

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clases sociales supone una nueva teoría de la plus-valía, en cuyaelaboración Marx debe algo a Ricardo, pero nada ciertamente aSaint-Simon.

Para éste “ la clase industrial debe ocupar el primer rangopor ser la más importante de todas, porque puede prescindir detodas éstas, sin que éstas puedan prescindir de aquélla, porquesubsiste por sus propias fuerzas, por sus trabajos personales” ( 13).En su famosa Parábola (1819), que le valió un juicio criminal,trata de demostrar las ruinosas consecuencias que tendría para elpaís la desaparición de sabios, banqueros, agricultores, comerciantes, artesanos, y al mismo tiempo, el efecto nulo de la desaparición de cortesanos, aristócratas, políticos, clérigos, funcionarios,

jueces, militares y rentistas. Pero eso no significa sino un reordenamiento de las clases; de ningún modo el postulado de una sociedad sin clases, al que llegarán luego Marx y Bakunin. Por otraparte, este reordenamiento, lejos de suponer insurrección y revuelta, lejos de lograrse a través de una revolución, implica elafianzamiento de la tranquilidad y de la paz social (que no podrá

ser duradera mientras los industriales más importantes no se encarguen de administrar la riqueza pública).

Saint-Simon desconfía de las masas populares, cuya incapacidad quedó para él demostrada por la Revolución francesa.Difícilmente se le podría tomar por un demócrata, ya que considera la desigualdad social no sólo útil sino también natural. Suesperanza está puesta, sin duda, en la selecta minoría de los industriales. Por otra parte, tampoco cree en los políticos ni exalta

al Estado. La organización racional de la economía es para élmucho más importante que la forma del gobierno. Y, en definitiva, espera poder sustituir el Estado, la sociedad política y elgobierno de los hombres por la Sociedad económica y la administración de las cosas. Sólo que esta nueva Sociedad económicacomportará igualmente una jerarquía en la cual cada uno ocuparáel lugar que merezcan sus cualidades y su trabajo. La cima corresponderá a los banqueros.

Se ha dicho que la utopía saintsimoniana comporta una“ tecnocracia" (14). Tal vez fuera más exacto decir una “ergocra-

(13) Catecismo de los industriales, pág. 54.(14) Touchard, op. cit., pág. 430.

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16cia” . En todo caso, es verdad que está más cerca de la New Atlantis de Bacon que de la Utopía de More.

Al rehusarse no sólo a la revolución sino también a todaforma de lucha política, el socialismo de Saint-Simon revela claramente su carácter utópico. En efecto, a fin de poder llevar acabo la soñada sociedad industrial, nuestro filósofo apela a losreyes de Europa (inclusive a los soberanos de la Santa Alianza) yles pide que en vez de gobernar con los aristócratas y con elclero, lo hagan en adelante con los “ industriales” . Supone, enefecto, como más tarde Maurras y otros reaccionarios franceses,que el rey está por encima de las clases sociales y que puede serpor eso árbitro imparcial entre ellas y fiel custodio de la unidadnacional.

En su obra postuma, Le Nouveau Chñstianisme, Saint-Simon manifiesta la necesidad de una religión que dote de alma ala sociedad futura. Su discípulo Comte dedicará sus últimos añosa la fundación de la religión de la humanidad. Saint-Simon, másapegado en esto a la historia de Europa, no considera necesario

buscar la religión del futuro fuera del cristianismo. Se trata, sinduda, de un cristianismo renovado capaz de unificar a la humanidad en una sola grey, no por acatamiento de un dogma comúnsino por la aceptación de los mismos valores y por la práctica dela misma conducta social.

Para Saint-Simon, la esencia de la religión no es el credo(que divide) sino la moral (que une, cuando se la entiende comoamor a los hombres). Lo permanente e inmutable en el cristianis

mo, lo que hace de él la verdadera religión revelada por Dios, sereduce al principio de la fraternidad universal, el cual se traducenecesariamente en la exigencia de “ organizar la propia sociedaddel modo que pueda ser más ventajoso para el mayor número depersonas” , y con la finalidad “de mejorar lo más rápido y completamente posible la existencia moral y física de la clase másnumerosa” , que es la clase más pobre.

La tarea que Jesús encomendó a su Iglesia es, según Saint-Simon, la de “ liquidar todos los derechos políticos derivados dela ley del más fuerte y todas las instituciones que representaranun obstáculo al mejoramiento de la existencia moral y física de laclase más pobre” . Todas las iglesias cristianas que hoy existen,tanto la católica como las protestantes, han incurrido en “ here-¡ía” al olvidar la tarea aue les fue asignada por el divino fundador.

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La influencia de Saint-Simon (fuera de sus aportes ideológicos al marxismo y al socialismo posterior) se manifestó en Francia a través de un entusiasta grupo de discípulos constituido enparte por antiguos conspiradores, como Bazard y Buchez, enparte por ingenieros y técnicos, como Enfantin, Talabot, Reynaudy Charton, entre los cuales varios son israelitas (Rodrigues, loshermanos Pereire, etc.), según hace notar Touchard. “ La historiadel saintsimonismo -dice este mismo autor- comporta generosos sacrificios, intuiciones proféticas, episodios burlescos (comola retirada a Ménilmontant), resonantes procesos e innumerablescismas hasta la dispersión final" (15). Hacia el año 1830 la escuela(o “ la religión” , como desde entonces se la denomina) de Saint-Simon contaba, según apreciaciones contemporáneas, con unoscuarenta mil miembros, tenía centros abiertos en las principalesciudades de Francia y publicaba dos periódicos, Le Clobe y LeProducteur ( 16).

Con Bazard, el saint-simonismo, que originariamente admitía la propiedad privada, evoluciona hacia una crítica cada vez

más aguda de la misma y se pronuncia contra la institución de laherencia. Con Enfantin llega a la afirmación de la igualdad jurídicay social de los sexos, postula el divorcio y aun el amor libre.Otros discípulos se lanzan por el camino de las grandes realizaciones prácticas (técnicas, económicas, etc.) y así mientras Buchezse dedica a organizar cooperativas de producción y los hermanosPereire crean importantes empresas bancadas, el antes mencionado Lesseps lleva a feliz término, como dijimos, la ingente tarea

de unir el Mediterráneo con el Mar Rojo.

Pero entre todos los saint-simonianos es tal vez Pierre

Leroux el que más ha sobresalido como escritor (17).Nacido en París en 1797, cursó sus estudios secundarios

en Rennes, fue empleado en una casa de cambio, albañil y luegotipógrafo, como Proudhon. Viajó a Inglaterra para perfeccionar

(15) Touchard, op. cit., pág. 429.(16) Cfr. Carlos Rama, Las ideas socialistas en el siglo XIX, Montevideo, 1949, pág. 37. Sobre el saintsimonismo en Alemania, cfr. A. Cor-nu, Carlos Marx y Federico Engels, págs. 31 y 32. Sobre el saintsimonismo en Francia, cfr. S. Charlety, Histoire du Saint-Simonisme, París, 1931.(17) Sobre Leroux, véase P. Félix Thomas, Pierre Leroux, París, 1904.

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18sus conocimientos técnicos y al regresar a Francia tomó por esposa a una obrera, vinculándose así personal y definitivamente a

la clase proletaria. Director del periódico Le Globe, en el cualllegaron a colaborar los más prestigiosos filósofos (Jouffroy, Cou-sin), historiadores (Guizot, Thierry) y literatos (Victor Hugo,Sainte Beuve, Chateaubriand) de la época, se constituyó primeroen el coordinador de la oposición liberal, y luego, a partir de1830, en el principal divulgador de la filosofía saint-simoniana.

Cuando en 1832 Le Globe desapareció, como consecuencia de las disensiones internas de la escuela en que Leroux se

enfrentó a Enfantin, aquél pasó a ser director de la Revue Ency- clopédique. Más tarde colaboró en la Revue des deux mondes y

junto con Reynaud fundó la Encyclopédie Nouvelle. A partir de1841 publicó la Revue indépendante, prolongada en 1845 con laRevue sociale.

Elegido miembro de la Asamblea Constituyente despuésde la revolución de 1848, se hizo notar por su propuesta de unasolución socialista (y no militar) de la cuestión argelina.

La reacción que siguió al fracaso de la segunda repúblicalo obligó a exiliarse en Inglaterra. Vuelto a su patria, en 1869,continuó su infatigable labor de publicista hasta su muerte, acaecida en 1871.

Leroux fue un escritor fecundísimo y su obra está en granparte dispersa en folletos, artículos de revistas, etc. Entre loslibros principales deben mencionarse: De l’Humanité, De l'Egali- té, L'Eclecticisme, Du cuite, Histoire philosophique de la Révolu- tion de Fevrier.

Su vinculación con los principales pensadores socialistas yliberales de la época, desde George Sand a Blanqui, desde Mazzinia Stuart Mili, contribuyó a que la doctrina saint-simoniana adquiriera en sus escritos matices eclécticos, con una acentuación de laidea de igualdad.

“ Existe toda una ciencia en esa palabra 'igualdad', unaciencia hasta hoy obscura y envuelta en tinieblas; el origen y elfin de la sociedad están ocultos en esa palabra, como en el enigma de la esfinge” (18).

(18) De la igualdad I, los textos de Leroux los tomamos de la traducción castellana que aparece en A. Cepeda, Los utopistas, Buenos Aires,1950.

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Hacia la igualdad convergen todos los esfuerzos y trabajosdel hombre a través de la Historia: “Igualdad", esta palabra re

sume todos los progresos alcanzados hasta hoy por la humanidad,resume, por así decirlo, toda la vida pasada de la humanidad, enel sentido de que representa el resultado, el objetivo y la causade todo lo ya vivido. Para que la igualdad pueda triunfar, hanexistido todos los creadores y todos los reveladores, se han hecho todos los descubrimientos, han tenido lugar tantas guerras,tanta sangre ha corrido por la tierra, tanto se ha sudado, durantetantos siglos, por todo el género humano. Los sufrimientos co

lectivos han tenido por objeto providencial la igualdad. Para queel espíritu humano alcanzara esa noción, Sócrates y Jesús hantenido una muerte divina, pero también con ese objetivo fuedescubierta la brújula, fue descubierta la imprenta, se hicierontodos los inventos. Para alcanzar tal objetivo los Alejandro, losCésar y los Napoleón han pasado por la tierra, y también por esamisma causa final los esclavos han allanado laboriosamente lasrutas que ha servido a los ejércitos de los conquistadores” ( 19).

La moral no consiste para Leroux sino en el arte de ponerorden y concierto en la fraternidad y la igualdad: “ El dogma dela igualdad no es más que un prolegómeno de la moral, y elsentimiento de la fraternidad un llamado a la práctica de susleyes; en cuanto a la moral propiamente dicha, es el arte deorganizar la fraternidad y la igualdad” (20).

Parecería que la influencia de Cabet (cuyo Voyage en Icarie leyó Leroux hacia 1840) y de Owen (cuyas ideas conocíadesde la época de Le Globe) predomina sobre la del maestroSaint-Simon. Leroux critica duramente el régimen capitalista: “ Losmillonarios y los capitalistas son los nobles de nuestro tiempo...El derecho feudal existe siempre. Antes éramos esclavos de unhombre cubierto de hierro: hoy seguimos la ley de los ricos. Noes una fortaleza construida en lo alto de una montaña la que nosdomina y nos dicta la ley, sino una caja fuerte” (21). Advierte,como Marx más tarde, que “ la propiedad del trabajo es una quimera, en cuanto el instrumento del trabajo falta al trabajador y

(19) De la abolición de las castas, Revue sociale, 1845, pág. I.(20) De la Humanidad, I, pág. 128.(21) La carroza del señor Aguodo, 2.° artículo, pág. 186.

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20

en cuanto éste no puede fijar su salario" (22). Sabe que “ es unapura ilusión creer que la riqueza existe independientemente de la

sociedad” y que “ hasta la más ínfima producción se debe al concurso de todos” (23). Más aún, no duda en proclamar que “ lapropiedad es indivisible en su esencia, y que ha sido dividida opartida por la iniquidad social representada por la ley esencialmente modificable” (24).

Es un sofisma del liberalismo económico el pretender quela naturaleza humana exige la propiedad individual, y Leroux, quedurante años ha defendido con su pluma de periodista los ideales

del liberalismo político frente a la monarquía conservadora, sabeexpresarlo con claridad y firmeza: “ Puesto que el hombre tienenecesidad de propiedad y derecho a la propiedad, todo hombretiene esa necesidad y ese derecho. Por consiguiente, el derechode propiedad sólo existe porque existe para la sociedad... Es, porconsiguiente, absurdo, fundar la propiedad individual sobre la necesidad de la naturaleza humana, puesto que de tal necesidad sólose puede deducir el derecho de propiedad para todos o la propiedad indivisible” (25).

Sin embargo, con argumentación ingenuamante legalista,rechaza la fórmula proudhoniana: “ La propiedad es el robo” (26),y como partidario de la “ revolución pacífica” propicia ante todouna reforma de las leyes de propiedad: “ Ya que la ley autoriza lapropiedad actual, la propiedad no es un robo. Con mayor razónes falso decir que propiedad en general, es decir, la necesidad yel derecho de cada uno y de todos, es un robo. No comprendola fórmula. Pero sí comprendo que la propiedad actual es la continuación de la propiedad feudal. Corresponde al derecho político poner de acuerdo el derecho civil con el derecho natural enuna misma unidad. Es al derecho político que debemos recurrir sila propiedad actual es todavía feudal. Pero, aunque el derechopolítico no cumple bien su misión, el derecho civil no deja de ser

(22) Malthus y los economistas, pág. 7 1.(23) La carroza del señor Aguado, pág. 12.(24) La carroza del señor Aguado, pág. 193.(25) La carroza del señor Aguado, págs. 157 y 158.(26) Cfr. C. A. Sainte-Beuve, Proudhon, su vida y su correspondencia,Buenos Aires, 1945, págs. 48 y ss.

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por eso menos derecho. No puede hacerse responsables a losindividuos, como individuos, del hecho social. ¿No sería acaso

absurdo, por ejemplo, decir que aquello que gana todo industrialhonesto que se esfuerza por ser rico, no es legalmente, y por lotanto legítimamente, ganado? Legítimas son igualmente las ganancias de la bailarina, puesto que la ley autoriza su industria. Lo quehay que modificar son las leyes, a medida que lo exijan las necesidades y progresos del espíritu humano. Nada digo que puedaconducir a violar la ley.

El robo es el robo y la propiedad la propiedad. Pero la

propiedad está mal organizada, puesto que es feudal en sus principios y en sus efectos. Que se defienda la propiedad actual pormedio de la ley, pero que no se esclavice la ley a la propiedad ensu forma actual. Habéis obtenido títulos de propiedad -podemosdecir a los detentadores actuales-; vuestros señores os han otorgado esos títulos o vosotros se los habéis arrancado por la fuerza; pero, ¡qué me importan vuestros títulos, si vuestros señorescarecían de derechos de propiedad! Y si vuestros títulos fueronotorgados de acuerdo a la ley que imperaba entonces sobre latierra; si el derecho del más fuerte se ha convertido en el derecho del más rico, es decir, del todavía más fuerte, pido, a mi vez,un título de emancipación como el que habéis obtenido de vuestros amos. He ahí lo que se puede decir, en nombre del derecho,a los propietarios legisladores que gobiernan hoy Francia, paraque la ley que ellos pueden modificar sea modificada” (27).

Como se ve, aun en la mente de un crítico de la propiedad privada y del capitalismo tan decidido como Leroux, el saint-simonismo está lejos de ser una filosofía revolucionaria. El socialismo de Leroux está, en todo caso, más próximo al marxismoreformista de la segunda Internacional que al bolcheviquismo dela tercera.

En la República Argentina, Echeverría, que durante su permanencia en París fue asiduo lector de Le Globe y que, sin duda,leyó también las obras del propio Saint-Simon (28), sintió la influencia de éste principalmente a través de Leroux, cuyas sucesi

vas revistas (Revue encyclopédique, Revue des deux mondes, etc.)

(27) La carroza del señor Aguado, pág. 192.(28) A. Cepeda, op. cit., pág. 44.

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22siguió recibiendo aun al volver a Buenos Aires. Es claro que cuando en el Credo habla Echeverría de “socialismo” no precisa elsignificado de esta palabra, pero al referirse a la doctrina de Saint-Simon, a quien admira como reformador social, la califica no sinacierto de “ socialismo romántico” . En cuanto él mismo es consecuentemente romántico, no puede dejar de adherirse a dichadoctrina, hasta cierto punto al menos. Cabe preguntarse, sin embargo, con A. Palcos: “¿Hasta qué punto el Dogma se ajusta alsaintsimonismo? ¿Lo interpreta y aplica en su integridad o parcialmente?” . Y cabe responder, con el mismo autor, que la aplicaciónintegral de la doctrina saint-simoniana hubiera carecido de sentido en países como el nuestro, sumergidos aún en la barbarie, conuna economía embrionaria, sin industrias y sin proletariado. Locual no quiere decir que, al propiciar “ el predominio de la sociedad, como conjunto orgánico y solidario, sobre los intereses individuales, de círculo o de clase” (29), Echeverría no lo hicierabajo la influencia de la doctrina saint-simoniana y precisamenteen el sentido en que dicha doctrina entendía tal predominio delo social sobre lo particular.

Según A. Cepeda hay cuatro aspectos del socialismo utópico saint-simoniano que se reflejan particularmente en la doctrina social de Echeverría: l.°) La rigurosa crítica de la sociedadcontemporánea; 2.°) La concepción histórica del porvenir de lahumanidad; 3.°) La idea de la asociación libre, y 4.°) La importancia determinante asignada a la economía (30).

Cuando el autor del Dogma socialista afirma que: “ Todoprivilegio es un atentado a la igualdad” , se inspira sin duda en el

principio de Saint-Simon: “ A cada hombre según su capacidad, acada hombre según sus obras” (31).No debe olvidarse, por otra parte, que Andrés Lamas y

Miguel Cañé publicaron hacia la misma época, en El Iniciador de

(29) A. Palcos, Prólogo al Dogma Socialista (grandes escritores argen

tinos), Buenos Aires, 1944, págs. XXII-XXIV. Cfr. R. Orgaz, Echeverría y el Saintsimonismo.(30) A. Cepeda, op. cit., págs. 45-47.(31) Cfr. Carlos M. Lombardi, Las ideas sociales en la Argentina, Buenos Aires, 1965, pág. 58.

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Montevideo, algunos trabajos sobre Saint-Simon y otros utopistas (32).

Leroux, en particular, Influyó en la filosofía de la historiade Alberdi, inspirándole la idea de que “ la democracia es el fin,no el principio de los pueblos” (33).

En Brasil, el saintsimonismo tuvo un propagandista con elingeniero Louis Léger Vauthier e influyó en la actividad múltipledel Vizconde Mauá (34).

(32) A. Cepeda, op. cit., pág. 50. Cfr. A. Ardao, Filosofía pre-universi- taria en el Uruguay, Montevideo, 1945, págs. 85-114.(33) Cfr. Lombardi, op. cit., pág. 56. Sin embargo, C. Alberini sostiene

que la influencia de Saint-Simon en Alberdi es una mera ilusión (La metafísica de Alberdi, "Archivos de la Univ. de Bs. Aires", 1934,pág. 236).(34) Cfr. L. Besouchet, Mauá, Sao Paulo, 1944; A. Marchant, Viscount of Mauá and the Empire of brazil, University of California, 1965.

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M.____________________________________________

FOURIER Y EL FALANSTERIO.VICTOR CONSIDERANT.

EL más típico representante del socialismo utópico es, qui-

zá, Fran<;ois Marie Charles Fourier, en quien una serie deideas originales y profundas aparecen revestidas de extra-

vagancias y trivialidades, y en quien el más apasionado deseo porsolucionar los graves problemas sociales de su época se une a unafantasía arbitraria y a una megalomanía pueril (I).

Hijo de un comerciante en telas, nació en Besan^on (comoVictor Hugo y como Proudhon, con cuyas ideas no deja de teneralgunos puntos de contacto), el 7 de abril de 1772. Después dehaber cursado estudios con los jesuítas en su ciudad natal, sededicó por voluntad de su padre, al comercio, profesión queodiaba profundamente y a la cual su sino lo mantuvo atado du-rante casi toda la vida. Dependiente en Rouen y en Lyon, seempleó luego como viajante y en condición de tal recorrió todaFrancia y buena parte de Europa, de Suiza a Holanda y de Alema-nia a Rusia. Vuelto a Francia, se encontraba en Lyon en el mo-mento en que la ciudad se rebeló y fue sitiada por el ejército dela Convención: sus mercancías fueron confiscadas; él mismo, obli-gado a participar en la defensa y, para colmo de males, al caer laciudad, encarcelado y casi ejecutado.

Más tarde, otra vez alistado por la fuerza, debe servir enla caballería republicana durante dos años. Reinicia luego, paraganarse la vida, sus tediosas tareas mercantiles, al par que vamadurando en su pensamiento y en su fantasía el complejo ma-

qumismo del Falansterio. Desde 1800 a 1816 reside casi siempreen Lyon, aunque en 1809 viaja, como corredor de comercio, a

( I) Cfr, Aníbal Ponce, Dos hombres: Marx, Fourier, México; A. Vergez,Fourier, París, 1969.

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26Suiza. Reside después, con su hermana, en Ain, durante algúntiempo, y compone su primera obra de gran aliento, sobre laasociación doméstico-agrícola. En París se ve obligado una vezmás a emplearse en establecimientos mercantiles. En 1826 se encuentra todavía ganando un mísero sueldo frente al escritorio deuna casa norteamericana. Durante sus últimos años, sin embargo,la ayuda de algunos parientes y las contribuciones de los simpatizantes le permitieron retirarse para dedicar todo su tiempo a losescritos proyectados y desde largo tiempo atrás iniciados. Enfermo a partir de 1835, murió el 10 de octubre de 1837, comple

tamente solo, como había vivido, en su cuarto de viejo solterón (2).

Sus libros más importantes son: Théorie des quatre mou- vements et des destinées generales (1808); Traité de l'associa- tion domestique-agricole ( 1822); Le nouveau monde industrieI et sociétaire (1829); La fausse industrie (1835). En su juventud escribió versos en tono menor, que fueron recogidos (aunque nopublicados) después de su muerte por el académico Dumas.

Las ideas de Fourier tienen, sin duda, sus raíces, como lasde los otros socialistas utópicos, en la filosofía del siglo XVIII yen el iluminismo. La firme convicción de que existe un derechoy un orden social natural que ha sido olvidado y que es precisovolver a instaurar, iluminando las mentes ofuscadas por la ignorancia, es el presupuesto de todas sus elucubraciones. Sin embargo, su concepción del mundo está revestida de tonos “ místico-religiosos", en mayor grado que la de Saint-Simon, y la historia

de la humanidad es concebida por él como una sucesión de etapas

(2) Para la biografía de Fourier, véase especialmente la obra de F.Armand y R. Maublanc, Fourier, México, 1940. De allí extractamosmuchos de los datos que aquí damos, y de la amplia antología de losescritos de Fourier que incluye tomamos los textos citados. Tambiénpueden consultarse las siguientes obras: Charles Pellarin, Vie de Fourier, Paris, 1871; Hubert Bougin, Fourier, Contribution a l’étude du socialisme

francais, París, 1905: Vicenzo Tosi, Cario Fourier e il suo falansterio, Savona, 1921; Charles Gide, Pages chosies de Charles Fourier, 1890; A.Bebel, Fourier-Leben und Theorien, Sttutgart, 1888; G. Adler, Fourier und der Fourierismus, Leipzig, 1906; E. Lehouck, Fourier aujourd'hui, París, 1966; P. Bruckner, Fourier, París, 1975; R. Barthes, Sade, Fourier, Loyola, París, 1971; H. Lefebvre, Actualidad de Fourier, Caracas, 1980.

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que conducen al conocimiento del código social divino, según elcual ha de Ingresar en la época de la armonía (3).

En la base de la especulación socio-económica de Fourierhay una compleja y extraña metafísica, cosa que no se da, almenos de un modo tan explícito, en Owen o en Saint-Simon.Todo lo que existe es, para Fourier, obra de un Dios creador,suma bondad e inteligencia suma. Todo es, por consiguiente, bueno y racional: el hombre y el astro, la planta y el metal, el sol yla bestia. Como obra de Dios no pueden dejar de ser buenastambién las pasiones humanas y no sólo el amor o la curiosidad,

sino también la gula y la codicia.El mal es un producto de la ignorancia del hombre que lolleva a quebrantar el orden natural y divino, con lo cual surgentodas las desdichas del mundo, desde la miseria y la explotaciónde las clases pobres hasta la existencia de animales feroces ydañinos.

Ahora bien: ¿qué quiere decir Fourier cuando habla deDios y de la Providencia? No se trata, desde luego, del Dios

creador de la ortodoxia cristiana, como bien señalan Armand yMaublanc, contra Gide (4). Fourier es demasiado racionalista ehijo del siglo XVIII como para no sentir una honda aversión antela idea de una creación del mundo “ex nihllo” . Todo lo queexiste, ya se trate de seres materiales ya de almas o espíritus,existe desde siempre. Pero si todo lo que existe es, en sí mismo,bueno, eterno y racional, no será difícil concluir que todo lo queexiste ( o sea la Naturaleza) equivale a Dios. Un Dios que no sedistingue realmente del Universo, que es al mismo tiempo materia y espíritu, principio universal del movimiento y substancia detodas las cosas, no menos que ley matemática y causa formal delTodo, está, sin duda, mucho más cerca del Dios de los estoicosque del Dios de los cristianos.

A los estoicos le vincula también su determinismo, que noexcluye una evidente y hasta ingenua teleología; su concepcióncíclica del tiempo, su idea de la Providencia. Sin embargo, a ellosle opone su concepto de las pasiones, que Fourier no considera

“ ilusiones espontáneas” , movimientos del apetito contrarios a la

(3) Kechekian, Fedkin, op. cit., pág. 368.(4) Armand-Maublanc, op. cit., pág. 86.

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28razón, sino legítimas creaciones de la Naturaleza y de Dios. Eloptimismo metafísico de los estoicos, que con frecuencia se desdobla en pesimismo ético a causa de dicha teoría de las pasiones,se hace más pleno y universal en Fourier. El no siente ningunainclinación a aconsejar, como Marco Aurelio, que se suprima lafantasía (5). No quiere, pues, eliminar nada de lo que en el hombre hay, sino armonizarlo. Es anti-estoico en la medida en que esantikantiano.

Su monismo nos explica el porqué de su insistencia enpresentarse como un continuador de Newton. En realidad, el

Universo está regido por una ley única, que vale tanto para lamateria como para el espíritu. El sabio inglés descubrió y formulóuna parte de dicha ley: la que se refiere a la atracción de loscuerpos. Fourier se considera, a su vez, descubridor del resto, dela porción más importante de la misma: la que se refiere a laatracción entre las almas.

En todos los terrenos, pues, rige la ley de atracción y nadahay que a ella se sustraiga. Esto significa que objetivamente, en

las cosas mismas, no hay nada fortuito o azaroso, y significatambién que, subjetivamente, una vez conocida y formulada dicha ley, no se puede hablar ya de misterios o realidades incognoscibles. La incognoscibilidad de la Naturaleza, o sea lo que Fourier(valiéndose de una expresión, tomada del Viaje del joven Anacar- sis) llama "el velo de bronce", es para él sólo un “ sofisma cómodo para la ignorancia y el amor propio” (6).

“ Así el misticismo de Fourier termina paradójicamente,

como el de Kepler, en un racionalismo radical. No es en formaalguna una reacción contra la inteligencia, un llamamiento a loirracional, un antiintelectualismo, el ‘yo creo porque es absurdo’de Tertuliano: es la forma lírica de su entusiasmo por la ciencia;es, en definitiva, la garantía de su racionalismo” dicen Armand yMaublanc (7)

La antropología de Fourier tiene también muchas seme janzas con la de los estoicos. Como éstos, sostiene que hay en el

(5) Marco Aurelio, Soliloquios, VII, 29.(6) Armand-Maublanc, op. cit., pág. 175; la frase se halla en Teoría de los cuatro movimientos, París, 1841, pág. 147.(7) Armand-Maublanc, op. cit.. pág. 88.

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hombre un cuerpo (parte de la materia universal, que es pasiva)y un alma (parte del principio activo del Universo, que es lo quelos estoicos, igual que Fourier, denominan, en sentido particular,Dios). El alma está compuesta por una serie de pasiones (doce ennúmero), que hacen que el hombre desee vivir en sociedad. Acada una de estas pasiones cardinales que, al contrario ahora delos estoicos, considera como divinas, le coresponde un órganodel cuerpo, así como a cada propiedad del cuerpo, así como acada propiedad del cuerpo le corresponde una pasión (8).

He aquí cómo caracteriza Fourier a las doce pasiones y

cómo explica su objeto: “ La atracción apasionada es el impulsodado por la naturaleza, anteriormente a la reflexión, y que persiste a pesar de la oposición de la razón, del deber, del prejuicio,etc. En todos los tiempos y en todos los lugares la atracciónapasionada ha tendido y tenderá hacia tres objetos: l.°) Al lujo,o placeres de los cinco sentidos; 2.°) A los grupos o series degrupos, ligas afectuosas; 3.°) Al mecanismo de las pasiones, caracteres, instintos. Y, por consecuencia, a la unidad universal” (9).

En el Universo de Fourier no es sólo el hombre el quetiene cuerpo y alma: también los planetas están así compuestos yde tal modo que, siendo el cuerpo del hombre una parte delcuerpo del planeta, y su alma una porción del alma de éste, después de la muerte, el cuerpo humano se reintegra al cuerpo planetario y el alma al alma del planeta.

Su cosmografía, que acoge ideas tan extrañas como la delsexo de los planetas, está signada por las más fantásticas especu

laciones, entre las cuales tiene siempre una parte importante laaritmología, que lo emparenta, sin duda, con los antiguos pitagóricos. Este “ numerólogo utópico", como lo llama Barnes ( 10),comienza a serlo ya cuando, al proyectar al macrocosmos naturalsu idea del microcosmos social (que es el falansterio), calcula elnúmero exacto de los universos, tri-versos, tetra-versos y octi-versos que existen. Por otra parte, en Fourier como en GiordanoBruno o en Nicolás de Cusa, el hombre refleja y representa al

(8) Armand-Maublanc, op. cit., pág. 90.(9) El nuevo mundo industrial y societario, París, 1848, pág. 47.(10) H. E. Barnes y H. Becker, Historia del pensamiento social, México,1945, I, pág. 614.

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Al período actual de “civilización", le han de seguir tres

períodos sucesivos de “ industria societaria, verídica y atrayente” ,que son el "garantismo", el “ sociantismo", y, finalmente, el “ ar-monismo” .

Antes de descubrir, sin embargo, el cuadro de coloresbrillantes, de ingenuo y fantástico diseño que es el "falansterio",donde se ha de desarrollar el futuro de la humanidad, es precisover cómo critica Fourier el presente, o sea, lo que él denomina“ civilización". No sin razón Engels lo considera como uno de los

más grandes satíricos de la historia. Observador sensible y agudo,Fourier es, al mismo tiempo, miembro de una pequeña burguesíamercantil, expuesta de continuo a los azares del mercado, rapaze insegura, ávida y mezquina, que él interpreta como nadie y que,como nadie, sabe anatomizar sin piedad.

La-civilización (o sea, la sociedad actual) descansa paranuestro filósofo sobre dos vicios radicales: “ el fraccionamientode la agricultura y la falsedad del comercio, entregado a la competencia individual” .

El fraccionamento de la agricultura es una consecuenciadel derecho absoluto de propiedad individual sobre la tierra, derecho considerado imprescindible por los economistas y filósofosde la época y consagrado como tal por la legislación. A estederecho, que él llama de "propiedad simple” , le opone no lapropiedad común o colectiva sino la “propiedad compuesta” , osea, la "subordinación de las posesiones individuales a las necesidades de la masa” como contraria al “derecho de manejar arbitrariamente los intereses generales para satisfacer los caprichosindividuales" (13).

La agricultura fraccionada es enteramente irracional. Comparemos, por ejemplo, dice, “ las agriculturas de un cantón societario, que funciona como una sola firma, con los cultivos fraccionados, sometidos al capricho de trescientas familias” . Se verá que“ uno utiliza como prado tal o cual declive que la naturaleza destina al viñedo, otro pone trigo candeal donde convendría el forra

je; éste para evitar la compra de trigo, desmonta una ladera empinada cuyos caminos se echarán a perder con los chubascos del

(13) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, París, 1882, I,págs. 569 y 570.

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32año entrante; aquél, para impedir la compra del vino, planta vi

ñedos en un plano húmedo. Las trecientas familias pierden sutiempo y su dinero, haciendo barricadas para formar espacioscerrados y pelearse sobre los linderos y las raterías; todos seniegan a ejecutar trabajos de utilidad común que podrían desempeñar los detestados vecinos; cada uno destruye los bosques aporfía y opone por todas partes el interés particular al bien público. Entre tanto nuestros sabios nos ensalzan la unidad de acción. ¡Oh! ¡Qué unidad pueden ver en este fraccionamiento in

dustrial, en esta cacofonía antisocial"! (14).Cada uno de los propietarios particulares, dice Fourier,abusa de la tierra, "porque todos quieren recoger, del suelo queposeen, los objetos necesarios para su consumo, acumulando veinte clases de siembras sobre la tierra, que no debería soportar lamitad” . Y así uno “cultivará desordenadamente trigo y vides,coles y nabos, cáñamo y patatas sobre una tierra en la que loúnico que conviene es el trigo; después toda la aldea sembraráexclusivamente trigo en algún terreno alejado, que no puede unovigilar contra el robo, y en el cual habría convenido mezclardiversas siembras” ( 15).

Es claro que el latifundio no es mejor que el minifundio yque, en el fondo, el mismo resultado produce el “fraccionamiento excesivo en Irlanda” y las grandes granjas o presidios en Inglaterra, ya que estos últimos “ enriquecen a un granjero, a un administrador, a un contramaestre, y sostienen en la miseria a cienfamilias proletarias” (16). Minifundio y latifundio constituyen undoble exceso "inseparable del estado subversivo" (17). Contralos poetas, como el abate Delille, que cantaban por entonces lasdelicias del campo, situándose naturalmente en el punto de vistadel latifundista, Fourier sostiene que “ trescientas familias de unaaldea que cultivan trescientas tablas de coles” gozarán tan pocode los placeres de los sentidos como de los del alma (18). Segúnél, “ el trabajo agrícola es hoy un suplicio para el hombre bien

(14) Tratado de laasociación doméstico-agrícola, I, págs. 9 y 10.(15) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 50.( 16) Folleto de anuncio del nuevo mundo industrial, París, 1830, pág. 81.(17) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 66.(18) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 64.

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nacido” ; “sus funciones, tales como el trabajo de peón, nos ins

piran con razón una repugnancia cercana al horror, y el hombreeducado está obligado al suicidio cuando no cuenta con más recurso que el arado” (19).

Pero las críticas más profundas y acerbas las guarda Fourier para el comercio. Rasgo distintivo de su socialismo frente alde Saint-Simon es el hecho de que para él, comerciantes, especuladores y banqueros, lejos de formar parte de la clase productora, constituyen un grupo esencialmente explotador y, más aún,

son la quintaesencia del fraude antisocial y del parasitismo.En la raíz de todas sus ideas societarias y falansterianas

hay, sin duda, una serie de experiencias personales. Siendo niño,su padre, comerciante, lo reprende porque no ha sabido mentira un presunto cliente sobre un determinado producto. Y he aquíque el comercio mismo se identifica para él, desde entonces, conla mentira y el engaño. Supone, según dice Kurt Schilling, que“ nadie puede realmente observar con exactitud las fronteras entre la descripción de un producto y la alabanza que se hace de élcomo objeto de consumo absolutamente necesario” , con lo cual“ el lenguaje mismo se desliza de la verdad a la exageración y lamentira” (20).

Siendo aún joven observó, durante un viaje a París, quecierto viajero tuvo que pagar allí por una manzana catorce sueldos, cuando él venía de un lugar (Rouen) donde por ese preciopodían comprarse cien manzanas iguales o mejores. Desde entonces -él mismo compara esta experiencia con la legandaria caídade la manzana sobre la cabeza de Newton- empezó a sospecharque algo andaba muy mal en el comercio y en el mecanismo dela economía en general (21).

Otra vez, según narra el propio Fourier, una casa de comercio para la cual trabajaba le ordenó destruir veinte mil quintales de arroz que no había querido vender (22).

(19) Teoría de los cuatro movimientos, pág. 431.(20) K. Schilling, Histoire des idées sociales, Paris, 1962, pág. 293.(21) Cfr. Armand-Maublanc, op. cit., págs. 36 y 37.(22) F. Brunet, Le socialisme expérimentale, París, 1924, pág. 99.

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34En nuestra sociedad, las relaciones que tienen "más exten

sión e influencia” son las comerciales (23), ya que vienen a ser“ para el mundo social lo que la sangre para el cuerpo” (24).En un manuscrito publicado en enero de 1848, en La Pha-

lange, compara la tarea de desenmascarar las intrigas de la Bolsacon uno de los trabajos de Hércules: “ Dudo, que el semidiós, allimpiar los establos de Augias, haya sentido tanta repugnanciacomo la que siento cuando registro esta cloaca de inmundiciasmorales que se llama garito de la Bolsa y del corretaje, tema quela ciencia jamás ha tocado. Se necesita, para tratarlo, una personaque haya encanecido en el empleo y haya sido educado como yo,desde la edad de seis años, en los rediles mercantiles. He notado,desde esta edad, el contraste que reina entre el comercio y laverdad". El arte mercantil consiste íntegramente en dos operaciones: vender por seis francos lo que vale tres y comprar portres lo que vale seis (25). Contra lo que pensaba Saint-Simon,Fourier asevera que “ el comercio es, con respecto a los productores y a los propietarios, lo que para los campos es la horda debandidos que se oculta en los bosques y que sabe asaltar inopinadamente las regiones mal custodiadas” (26); que “ los manufactureros y los agricultores crean la riqueza; el comerciante no produce nada, no es más que un agente distribuidor que sirve decriado a los manufactureros que lo mantienen” (27); que “el comercio es el enemigo natural de las fábricas, aparentando cuidadopara abastecerlas, trabaja realmente para saquearlas" (28) y que,en fin, “ todas las clases esenciales, el propietario, el agricultor, el

manufacturero y aun el gobierno, se encuentran dominados poruna clase accesoria, por el negociante, que debería ser su inferior,su agente comisionado, amovible y responsable, y que, sin embargo, dirige y estorba a su gusto todos los resortes de la circulación" (29).

(23) Publicación de los manuscritos de Fourier, París, (1853-1856),pág. 24.(24) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, pág. 152.(25) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, pág. 166.(26) Publicación de los manuscritos de Fourier, (1853-1856), pág. 99.(27) Publicación de los manuscritos de Fourier, (1853-1856), pág, 14.(28) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, pág. 167.(29) Teoría de los cuatro movimientos, pág. 332.

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Por otra parte, estos “ piratas sociales” (30), que son los

comerciantes, asaltan inicuamente a los consumidores, haciéndoles pagar, además de contribuciones, impuestos, timbres, etc.,todo lo que corresponde a su propia ganancia líquida que enFrancia equivale, cuanto menos, a setecientos millones (31).

Desde este último punto de vista, la critica que Fourierhace al comercio se parece mucho a la de los primeros escritorescristianos o Padres de la iglesia que se colocaban casi siempre enel punto de vista del consumidor y que consideraban al comercio

como una actividad por lo menos sospechosa, inferior en todocaso al artesanado o la agricultura (32).La libertad de comercio "no es sino un vínculo negativo”

y no se la puede valorar “ sino por comparación con los métodosde los bárbaros, las requisiciones, máximos, tarifas, etc.” ; de hecho, muy lejos de "establecer en los cambios la equidad, la fidelidad, la confianza", promueve “ todos los vicios opuestos, hacetriunfar la rapiña y la picardía...” (33). El resultado de la librecompetencia es “ el feudalismo mercantil” (34). Fourier, por otraparte, al contrario de Saint-Simon, no concede a la industria sinouna importancia relativa, y tiende a mirarla como un complemento de la agricultura: “ Dios no ha distribuido para el trabajo manufacturero más que una dosis de atracción correspondiente alcuarto de tiempo que el hombre societario puede dedicar al trabajo. Los otros tres cuartos deben emplearse en el servicio de losanimales, de los vegetales, de las cocinas" (35). La prosperidadindustrial se basa principalmente en la reducción del salario obrero hasta el límite del hambre (36).

Pocos hombres de la época supieron sentir y expresarcomo Fourier la extrema miseria del proletariado, que soportasolo la prestación de servicios vecinales, que está sujeto a los

(30) Publicación de los manuscritos de Fourier, (1853-1856), pág 137.(31) Publicación de los manuscritos de Fourier, (1853-1856), pág. 184.(32) Cfr. E. Troeltsch, Le dottrine sociali delle chiese e dei gruppi cris- tiani, Florencia, 1949, I, pág. 166; Barnes-Becker, op. cit., pág. 246.(33) Publicación de los manuscritos de Fourier (1853-1856), pág. 16.(34) Publicación de los manuscritos de Fourier (1851), pág. 267.(35) El nuevo mundo industrial y societario, pág. 151.(36) Publicación de los manuscritos de Fourier (1853-1856), págs. 41y 42.

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36cambios de empleo, que enferma por el trabajo excesivo o peligroso, que no tiene medios para asistirse en la enfermedad, queve a su hijo alistado en el ejército (al contrario del hijo del rico),que debe soportar la prostitución de su mujer y de su hija, queno encuentra justicia en los tribunales y que, en fin, enriquece alos amos sin participar para nada en el fruto de su trabajo (37).

Pocos hombres y casi ninguna mujer de la época (si seexceptúa a George Sand) supieron sentir y expresar como Fourier la servidumbre de la mujer, idiotizada desde su infancia a fin

de que se conforme con “ la degradación de caer bajo la potenciade un esposo cuyo carácter puede ser opuesto al suyo” (38).Según él, no hay a este respecto sino una diferencia de gradoentre Oriente y Occidente: "Los turcos enseñan a las mujeresque no tienen alma en absoluto, que no son dignas de entrar enel paraíso. Los franceses las persuaden de que no están hechaspara pretender desempeñar funciones eminentes o recibir las palmas académicas. Esta es la misma doctrina que existe en el Orien

te y en el Occidente, sólo que en el primero tiene forma grosera,y pulida en el segundo, y entre nosotros estas formas se disfrazande galantería para ponerle una careta al egoísmo del sexo fuerte” (39).

El contraste con Proudhon no puede ser mayor, al menosdentro del campo de las ¡deas socialistas. Para Fourier el índicemás elocuente del progreso social es el grado de emancipación

jurídica y mental de la mujer.Por otra parte, aunque, como Proudhon, aborrece la cen

tralización y el autoritarismo gubernamental, no escatima sus críticas al liberalismo de la época. Considerando la profunda miseriade las masas campesinas y obreras, señala con agudeza la hipocresía de un régimen que consagra derechos y libertades iguales paratodos, al mismo tiempo que ofrece sólo a una ínfima minoría lasposibilidades materiales para disfrutar de los mismos. “ De todoslos yerros de nuestro siglo -dice- no hay ninguno más funesto

(37) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 107.(38) Teoría de los cuatro movimientos, pág. 220. Cfr. P. Gaudibert, Fourier et 1‘organisation des libertés amoureuses, París, 1961; S. Debout,“L'Autogestion passionelle", Autogestión, Cahier 5-6, 1968.(39) Tratado de la asociación doméstico agrícola,II, pág 274.

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que el espíritu de libertad, bueno y muy loable en abstracto,

pero tan mal dirigido en su aplicación que ha hecho que se agrupen alrededor de las banderas del despotismo los que se habríanindinado por la liberalidad” (40).

Fourier es uno de los primeros socialistas que identificanla libertad formal con la libertad de morirse de hambre y elconstitucionalismo burgués con la reglamentación de la miseria."Pregúntense a un desventurado obrero sin trabajo y sin pan,acosado por el acreedor y el interventor de un embargo, si no le

gustaría más gozar del derecho de caza y pesca; tener como elsalvaje árboles y ganados. No dejará de optar por la felicidad delsalvaje. ¿Qué se le da como equivalente? La felicidad de vivir bajola constitución: el indigente no puede contentarse con leer laconstitución: en vez de comida, ofrecerle semejante compensación es insultar su miseria" (41).

Muchas de estas ideas, que pasarán a integrar luego lacrítica marxista de la sociedad burguesa, parece habérselas inspirado a Fourier, según dice Michelet, citado por Max Beer (42),un oscuro escritor alemán llamado Lange, el cual, en un escritopublicado en 1790, atacaba el proyecto de Constitución que sesancionaría el año siguiente por dividir a los ciudadanos en activos (o poseedores) y pasivos (o proletarios), siendo así que éstoscrean las riquezas de aquéllos, y que aquéllos no se enriquecensino con lo que les quitan a éstos (43). Para Fourier el falansterioestá llamado a sustituir a la sociedad burguesa, que él llama “ civilización” . El Estado mismo será reemplazado por una serie defalansterios y, al fin, la tierra entera se verá cubierta por la reduniversal de los mismos.

En cada falansterio habitan, según el plan del inventor,entre 1.600 y 2.000 personas, divididas en tres clases sociales(clase rica, media y pobre). Las riquezas están, pues, desigualmente repartidas, y Fourier considera que esta desigualdad, lejos deconspirar contra la armonía societaria, es indispensable a la misma.

(40) Teoría de la unidad universal, I, pág. VI.(41) Tratado de la asociación doméstico-agricola ,1, págs. 130/131.(42) Max Beer, Historia general del socialismo y de las luchas sociales, Santiago de Chile, 1935, pág. 318.(43) Citado en El Falansterio (Editorial Intermundo), Buenos Aires,1946, págs. 31y 32

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38Sin embargo, los miembros de todas las clases participan

por igual en todos los trabajos. Éstos están regidos por las pasiones afectivas (amor, ambición, amistad, paternidad). Los falanste-rianos, vinculados, según las diversas edades, por estas pasiones,forman grupos de siete a nueve personas con gustos comunes,que se dedican a una determinada tarea. Cada falansteriano integra diversos grupos y durante una misma jornada de labor pasadel uno al otro, realizando diferentes tareas agrícolas o industria-les.“ Era parte esencial de la doctrina de Fourier que ningún trabajador tuviese sólo una ocupación. Creía que todos debían tra

bajar en ocupaciones distintas, pero en ninguna más que un pocode tiempo. Dentro de cada día de trabajo, los miembros de suscomunidades pasarían continuamente de una ocupación a otra,de modo que nunca sintiesen el fastidio del esfuerzo monótono...Esta variedad de trabajo para cada persona, pensaba Fourier quecorrespondía a la variedad natural de los deseos humanos” (44).

Sin embargo, “ este polvo de grupos no podría llegar acrear la armonía” , como advierten Armand y Maublanc, por lo

cual interviene aquí “gracias al juego de las tres pasiones distributivas, lo que Fourier considera como el móvil esencial de la vidasocial, y más generalmente, del universo entero: la serie” (45).Entiéndese por “ serie", en el lenguaje falansteriano, un sistemade objetos, basado en la consideración de determinadas propiedades de los mismos, que implica siempre una disposición simétrica, con un punto central o pivote, un ala ascendente y un aladescendente. Ahora bien, las series de falansterianos, constituidassegún sus edades y gustos, serán paralelas a las series naturalesque forman los objetos, a los fines de la producción y del consumo.

El trabajo del falansterio será industrial (o manufacturero), pero sobre todo, agrícola. Al revés de Saint-Simon, Fourierno muestra ningún entusiasmo por la tecnificación del trabajohumano. Y si Owen, como veremos, anuncia ya el ideal marxistade la reducción de la agricultura a la industria, Fourier, por elcontrario, parece aspirar a la reducción de la industria a la agricultura, en la medida en que ello es posible.

(44) G. D. H. Colé, Historia del pensamiento socialista, I, págs. 71 y 72. Cfr. E. Poulat, Les Cahiers manuscrits de Charles Fourier, París, 1967.(45) Armand-Maublanc, op. cit., pág, 101.

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Esta última le parece, en todo caso, más connatural a las‘‘pasiones ’’ humanas que aquélla, y dentro de las labores agríco

las prefiere la horticultura y la avicultura al cultivo de los cerealesy la ganadería. En todo caso, lo importante es tener en cuentaque, para Fourier, el principio que rige toda la vida socio-económica del falansterio es el de la “ asociación” : “ El siglo, en suspresentimientos sobre la Asociación... jamás ha soñado en especular sobre la alternativa siguiente: No puede haber más que dosmétodos en el ejercicio de la industria: el estado fraccionado enculturas por familias aisladas, tal como lo vemos, o bien el estado

societario, con cultura en numerosas reuniones que reconocenuna regla fija para repartir equitativamente a cada uno según lastres facultades industriales: capital, trabajo y talento. ¿Cuál deestos dos procedimientos es el orden que Dios ha querido? ¿Elfraccionado, o el societario? No hay que vacilar en esta cuestión:Dios, a título de ecónomo supremo, ha debido preferir la Asociación, garantía de toda economía, y procurarnos para organizaría algún procedimiento cuya invención es obra del genio” (46).

Fourier conoce indirectamente y critica los intentos de“asociación" industrial llevados a cabo por Owen: les reprocha elnúmero demasiado elevado de individuos, la igualdad y el carácter no agrícola sino manufacturero o industrial de las empresas (47). De todas maneras, los considera como presentimientosde su propia teoría de la Asociación. En realidad, el instinto (yaque no la ciencia), dice Fourier, preludiando aquí las investigaciones de Kropotkin, les ha mostrado hace tiempo a los hombres elcamino de la asociación voluntaria. Tal es el caso, por ejemplo,de los campesinos del Jura, que, que llevan su leche a un obradorcomún para fabricar el queso “gruyére” .

Estos gérmenes de asociación deben desarrollarse científicamente hasta constituir un sistema completo, que comprendatodas las formas del trabajo humano, a saber: el doméstico, elagrícola, el manufacturero (industrial), el comercial, el docente,el científico y el artístico (48). Es precisamente lo que se propone Fourier en sus colonias falansterianas. “ Se ha comparado a su

(46) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, pág. XXIX.(47) Tratado de la asociación doméstico-agrícola,I, págs. 2 y 3.(48) El nuevo mundo industrial y societario, pág. 7.

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40falansterio -dice Buber- un gran hotel y, en efecto, ofrece cierta

semejanza con esos hoteles de nuestros días que satisfacen hastadonde es posible la mayor parte de sus necesidades con su producción propia, sólo que aquí son los propios huéspedes quienesse encargan de la producción, y en lugar de las pocas reglas deconducta que, por lo general, se hallan en todo cuarto de hotel,existe una ley exacta y sin brecha que, aunque está provista deciertos estímulos, y aunque deja intacta por principio la libredecisión, regula la jornada en todos sus detalles” (49).

Supongamos -dice Fourier- que un soberano o un particular opulento se hace cargo de un primer ensayo. Para una asociación de 1.500 ó 1.600 personas se necesitará un terreno deuna legua cuadrada. Este deberá estar provisto de una corrientede agua, cruzado por algunas colinas, próximo a un bosque y nodemasiado apartado de una gran ciudad. Sus habitantes deberánrepresentar la mayor variedad posible de fortunas, edades, caracteres, educación, etc., porque cuanto más diversidad haya, másfácil será crear pronto la armonía societaria (50).

Fourier atribuía gran importancia a la arquitectura del falansterio. Cuando en 1832, Baudet-Dulary, un discípulo suyo, intentó fundar un falansterio en Condé-sur-Vesgres, cerca de Ram-bouillet, aquél se desentendió del asunto por el hecho de que elarquitecto no había querido tener en cuenta sus planos (51).

Para él, el edificio del falansterio no se parecerá en nadaa las construcciones contemporáneas, urbanas o rurales. Una ideaanáloga aparece luego en las Noticias de ninguna parte de W illiam Morris (52). En el centro del palacio estarán los comedores,bibliotecas, salas de estudio, y también el templo, el observatorio, el telégrafo. En una de las alas se hallarán los talleres ruidosos(carpintería, fragua, etc.) y todos los grupos infantiles, que sonpor lo común muy bulliciosos. En la otra estarán las salas de bailey las que sirven a las relaciones con los extraños, para que éstosno obstruyan las relaciones domésticas de la Falange (53).

(49) M. Buber, Caminos de Utopia, México, 1955, pág. 32.(50) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, págs. 9 y 10.(51) Armand-Maublanc, op. cit. pág. 344.(52) Noticias de ninguna parte, Buenos Aires, 1928, Cfr, el próximocapitulo Vil.(53) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, págs. 31 y 33.

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En la Falange no hay calles exteriores, expuestas a las in

clemencias del tiempo; todo el edificio está recorrido por galerías, templadas, según las estaciones, por estufas o ventiladores (54). En cada falansterio habrá sólo cinco cocinas, alimentadaspor tres fuegos, lo cual significa entre otras cosas, un enormeahorro de combustible (55). Las ventajas económicas que producirá la vida societaria serán tales que las riquezas se elevarán acien y hasta mil veces, según los objetos. Así, por ejemplo, encuanto a los vestidos, “ no llega un príncipe a tener la centésima

parte de la riqueza de un armónico de la última clase" (56).Nada tan lejos de Fourier como una concepción comunis

ta de la propiedad. En este aspecto las ideas de Owen le parecensencillamente absurdas (57). Según él, “ el espíritu de propiedad esla palanca más poderosa que se conoce para electrizar a los civi-lizados;-se puede sin exageración estimar en el doble el productodel trabajo del propietario comparado con el trabajo servil oasalariado" (58).

Los asalariados más perezosos se tornan sumamente diligentes, cuando pasan a ser propietarios; los más sediciosos sevuelven amantes del orden, cuando llegan a medieros o jefes detaller (59). En vez de aspirar, como después su coterráneo Proudhon, a hacer que las cosas no fueran propiedad de nadie, Fourierpretende que todos lleguen a ser propietarios, dentro del régimen de propiedad compuesta.

“ Uno de los móviles más potentes para conciliar al pobrecon el rico es el espíritu de propiedad societaria o compuesta.Aun el pobre que en Armonía no posee más que una parcela deacción, un veinteavo, es propietario del cantón entero, en participación; puede decir: “ nuestras tierras, nuestros palacios, nuestros castillos, nuestros bosques, nuestros talleres, nuestras fábri-

(54) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, págs. 36 y 38.(55) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, pág. 353.(56) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, págs. 369 y 371.(57) Cfr. Trampas y charlatanismo de las dos sectas de Saint-Simon yOwen, 1831.(58) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, pág. 466.(59) Teoría de la unidad universal, I, pág. 199.

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Alcas. Todo es propiedad suya, está interesado en todo el conjunto

de muebles y de territorio" (60).En realidad, el régimen societario de que habla Fouriercomporta una especie de sociedad anónima por acciones. Laspersonas que integran el falansterio y que trabajan en él “ representan todo el capital, las tierras, el numerario y todo lo demásen acciones negociables, retribuidas con un dividendo proporcional" (61). He aquí cómo se constituye dicha sociedad por acciones: “ Después de haber valuado en moneda corriente las tierras,las máquinas, los materiales, los muebles y las provisiones de cualquier clase aportadas por cada societario, se los representa, lomismo que a los capitales entregados, por 1.728 acciones transmisibles y con garantía hipotecaria sobre los muebles e inmueblesdel cantón, sobre el territorio, los edificios, los rebaños, los talleres, etc. La regencia entrega a cada cual acciones o cupones deacciones, como equivalente de los objetos que ha proporcionado... La utilidad anual, según inventario, se divide en tres porciones desiguales... 5/12 al trabajo manual, 4/12 al capital accionista,3/12 a los conocimientos teóricos y prácticos. Cada uno puede,según sus facultades, participar en las tres clases de utilidades,acumulativa o separadamente" (62).

Pero el secreto resorte de toda la organización económica del falansterio es el placer que produce el trabajo. Como Dé

jacque y Morris después de él, Fourier cree que lo que hasta aquíha sido consecuencia de una maldición bíblica puede transformarse en fuente de goce individual y colectivo.

“ Hasta aquí han fracasado la política y la moral en suproyecto de hacer amable el trabajo. Se ve que los asalariados detoda la clase popular se inclinan más y más a la ociosidad; se losve en las ciudades agregar la desocupación del lunes a la desocupación del domingo; trabajar sin entusiasmo, lentamente y a disgusto. Fuera de la esclavitud, no se conocen, para encadenarlos ala industria, otros vehículos que el temor al hambre y a los castigos. Si la industria es, sin embargo, el destino que nos ha sido

asignado por el Creador, ¡cómo se puede pensar que nos quiera

(60) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 78.(61) Teoría de la unidad universal, I, pág. VII.(62) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 23.

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llevar a ella por la violencia y que no haya sabido poner en juegoalgún móvil más noble, algún cebo capaz de transformar los trabajos en placeres!". Para que la industria, esto es, el trabajo,pueda ser realmente atractivo, deberá llenar las siguientes condiciones, que Fourier enumera a continuación:

“ l. °) Que cada trabajador esté asociado, retribuido pordividendo y no por salario.

2.°) Que cada hombre, mujer o niño, esté retribuido enproporción a las tres facultades: capital, trabajo, talento.

3o) Que se varíen las sesiones industriales alrededor deocho veces por día, puesto que no puede sostenerse el entusiasmo más de una hora y media o dos horas en el ejercicio de unafunción agrícola o manufacturera.

4.°) Que se ejerzan en compañía de amigos espontáneamente reunidos, intrigados y estimulados por rivalidades muyactivas.

5 °) Que los talleres y cultivos ofrezcan al obrero incenti

vos de elegancia y de limpieza.6.°) Que la división del trabajo se lleve hasta un gradosumo, a fin de dedicar cada sexo y cada edad a las funciones quele son convenientes.

7.°) Que en esta distribución cada uno, hombre, mujer oniño, goce plenamente del derecho al trabajo o del derecho aintervenir, siempre en la rama del trabajo que le convenga escoger, salvo que no pueda justificar su probidad y su aptitud. En fin,que el pueblo goce en este nuevo orden de una garantía de bienestar, de un mínimo suficiente para el tiempo actual y venidero,y que esta garantía lo libre de toda inquietud por lo que respectaa él y a los suyos” (63).

Sería demasiado largo detallar los medios de que Fourierse vale para lograr estos fines, mostrando el desarrollo de la“ cabalística” (64), del "mariposeo” (65) y de la "compuesta” (66);

(63) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, págs. 11 y 12.(64) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, págs. 432 y 433; El nuevo mundo industrial y societario, pág. 69.(65) Tratado de lo asociación doméstico-agrícola, I, págs. 18 y 19; ll.pág.77.(66) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, I, págs. 434 y 435.

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estudiar cómo se llevan a cabo los trabajos Industriales en el

falansterio (67), etc. Lo cierto es que, para él, el trabajo llegará aser un “juego” (68).Fourier sueña, como luego Cabet y Bellamy (69), con gran

des “ejércitos industriales” , pero, para él, “ por oposición al orden civilizado, que junta a sus héroes poniéndoles una soga alcuello, el orden societario debe reclutar a los suyos mediante elincentivo de fiestas y placeres desconocidos en el estado actual,en el que un ejército de cien mil hombres no conoce otro placercolectivo que el de destruir, incendiar, pillar y violar” (70).

Estos ejércitos "constructivos” ejecutarán grandes obras,imposibles para la “ civilización” . Llevarán a cabo gigantescos trabajos de irrigación (7 1); tornarán fértiles y productivos los desiertos (72); construirán canales en los Istmos (Suez, Panamá) y aunen el interior de los continentes (de Quebec a los cinco lagos, delmar Caspio al de Azof, etc.) (73).

En el falansterio no hay un gobierno propiamente dicho.La “ regencia” cumple funciones administrativas más que políticas.Se mueve en un plano preponderantemente económico y, entodo caso, carece de instrumentos coactivos. La presión social y,mucho más todavía, la atracción pasional, sustituyen en la utópicacomunidad la función de las leyes civiles y penales. En verdad, la“ regencia" se parece mucho más a! directorio de una sociedadanónima que a un consejo de ministros o a una cámara de diputados. Sus miembros se reclutan entre los falansterianos que hanaportado a la explotación societaria mayores capitales o más ex

tensos conocimientos técnicos-científicos (74). El Estado desaparece así, prácticamente, disolviéndose en la sociedad económica.

(67) El nuevo mundo industrial y societario, págs, 139-144.(68) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, págs. 583 y 584;Teoría de los cuatro movimientos, pág. 244. Cfr. R. Scherer, Charles Fourier, l'attraction passioné, París, 1967.(69) Cfr. Los próximos capítulos V y VII,(70) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 109.(71) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, págs. 132 y 133.(72) La falsa industria, II, págs. 652 y 653.(73) Teoría de los cuatro movimientos, pág. 263. Cfr. Goret, Maillard,Desroches, Socialisme et autogestión: Charles Fourier, París, 1972.

4X t J - J - 1- — Jf \n r*¿e t¡m -nn r¡r r\ ln II nác*. 22.

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En este sentido Fourier está muy cerca de Saint-Simon (75).

En el falansterio, las mujeres gozan de derechos y oportunidades parejas a las del hombre. Como ya hemos dicho, paranuestro pensador, "los progresos sociales y los cambios de periodo se realizan en razón del progreso de las mujeres hacia la libertad, y las decadencias del orden social se realizan en razón de ladisminución de la libertad de las mujeres” . O sea, que "la extensión de los privilegios de las mujeres es el principio general detodos los progresos sociales” (76).

En la nueva sociedad ellas no serán ya esclavas sino rivalesde los hombres. El falansterio “ no cometerá, como nosotros, latontería de excluir a las mujeres de la medicina y de la enseñanza,de reducirlas a la costura y a la olla” , pues sabrá que las aptitudespara, las tareas intelectuales están repartidas entre ambossexos (77).'

El adulterio desaparecerá o se hará muy raro, simplemente porque ya no habrá un vínculo perpetuo y obligatorio en elmatrimonio y porque no existirá la familia en su forma actual."Cuando el hogar no exista ya, cuando los niños, con todo pagado, educados gratuitamente, se ganen su subsistencia a los 5 años,y una mejor a los 7, ya no serán una carga para el padre y lamadre; cuando el divorcio mismo produzca beneficios a los niños,cuando los vástagos de los diversos matrimonios, en lugar de sercomo en la familia de Jacob, una fuente de preferencia ofensivay de odios funestos, sean por el contrario un móvil de emulaciónpara los diversos niños, no habrá ninguna otra razón para mantener en el matrimonio el vínculo perpetuo obligatorio” (78).

Sin embargo, este vínculo, que es en sí mismo siemprefacultativo, será favorecido, según Fourier, por la extraña institución de las “ treguas conyugales” , que consisten en la suspensiónde la fidelidad por un período convenido, sujeto al registro dedicha suspensión, hecho en la cancillería del tribunal delAmor” (79).

(75) Cfr. E. S. Masón, “Fourier and Anarchism”, Quaterly Journal of Economics, 1928, 42.(76) Teoría de los cuatro movimientos, pág. 195.(77) El nuevo mundo industrial y societario, págs. 200 y 201.(78) La falsa industria, II, pág. 585.(79) Sobre el amor y la familia en el falansterio véase la obra de VíctorMp nnp m lin I nc nmnrp<; pn pl fn ln nstp ri n Parte 1849

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46No menos originales son las ideas pedagógicas de Fourier,

algunas de las cuales aparecen como sumamente fecundas y valiosas, a la luz de la experiencia posterior.

A diferencia de lo que sucede en la sociedad burguesa,donde los niños de las diferentes clases sociales tienen maestrosy escuelas diferentes, en el falansterio habrá sólo una escuela. Elloes para Fourier una exigencia establecida por el bienestar delpueblo y, al mismo tiempo, una necesidad de la colaboración delas clases en el trabajo común, ya que “ si la industria societaria

debe atraerse a los soberanos lo mismo que a los plebeyos, bastará la sola grosería del pueblo para contrarrestar el cebo que elnuevo sistema industrial podría ofrecer a los poderosos” (80). Elmovimiento de la escuela única, que acabó por imponerse en casitodos los estados democráticos, tiene así en Fourier a uno de susmás lúcidos precursores.

Los métodos pedagógicos que en nuestro siglo tienden avalorizar la espontaneidad y la creatividad del educando, y parti

cularmente la Escuela libre (al modo de “Summerhill” ), tienentambién un precursor en Fourier, como luego en otros pensadores socialistas (Déjacque, Morris) (81).

Véase como describe a grandes rasgos la educación falans-teriana en uno de sus manuscritos: “ Aquí los niños no serán educados ni por sus padres ni por sus preceptores, sino por ellosmismos, por la rivalidad exclusiva de los diversos partidos. Tendrán seguramente la ayuda de los coros de más edad y de los

jefes de enseñanza; pero cada niño será enteramente libre, notrabajará ni estudiará sino lo que le plazca, y con esta libertadcompleta la atracción lo llevará a iniciarse en todas las funcionesagrícolas, manufactureras y científicas, a tener éxito en alguna, aconocer someramente las otras, y después a adquirir nocionessobre todo y a interesarse, por consecuencia, en el conjunto dela falange y de todas las series” (82).

Audaces y, al mismo tiempo, profundas, son sus ideas sobre la relación padre-hijo en el proceso educativo: “ una ventaja

inmensa de la educación armónica -dice- es que neutraliza la

(80) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 139.(81) Cfr. Los próximos capítulos V y VII.(82) Publicación de los manuscritos de Fourier, (1852), pág. 178,

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influencia de los padres, que sólo puede retardar y pervertir al

niño” . Para él, es un hecho que de cada veinte niños, diecinuevetienen caracteres opuestos a los de sus padres. Por la ley de laatracción natural no están destinados, pues, a ser educados porsus progenitores. Aquí, como en todo, para conocer con exactitud la ley de la naturaleza, es preciso opinar justamente lo contrario de lo que opina la mayoría de los filósofos y pedagogos.Éstos prescriben: "Que el padre sea instructor de su hijo” y “ Queel padre no consienta a su hijo” . Hay que adoptar entonces las

opiniones contrarias a éstas: "Que el padre no sea instructor desu hijo” y “ Que el padre se entregue al placer de consentir a suhijo”.

“ Los padres no tendrán más función paternal que cederal impulso natural, consentir al niño, fomentar todos sus caprichos” . Sus-compañeros, los niños de su misma edad o un pocomayores, se encargarán espontáneamente de corregirlos, burlándose de sus deficiencias y regañándolos por su ineptitud. Fourier,aunque nunca tuvo hijos, se muestra agudo observador de la psicología infantil. Los niños -dice- “ no se hacen cumplimientos nimercedes: el mocoso un poco adiestrado es inexorable con lostorpes; y por otra parte, el bebé que ha sido objeto de burla, noosará ni gritar ni reñir con los niños mayores, que se reirían desu cólera y lo expulsarían de los salones” . Por eso concluye que“ el verdadero Instructor del niño, el único móvil que puede hacernacer en un bebé el fuego sagrado, la emulación industrial, es lacompañía de otros niños, seis meses o un año mayores, y máseminentes en dignidades y en condecoraciones" (83).

Fourier puede ser considerado también como uno de losgrandes teóricos de la Escuela activa "ovont la lettre". Los niñosen edad escolar deben ejercitarse, según él, más en tareas materiales que en labores de espíritu. “ No se buscarán en absoluto,como en la educación actual, sabidillos precoces, primicias intelectuales, iniciados desde la edad de seis años en las sutilezascientíficas; se buscará de preferencia la precocidad mecánica; la

habilidad en la industria corporal que, lejos de retardar la culturadel espíritu, la acelera” . Los niños en edad escolar están, por locomún, “ muy dispuestos a todos los ejercicios materiales, y muy

(83) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, págs. 158-161.

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48poco a los estudios” , por lo cual es necesario “ que el cultivo de

lo material predomine en esta edad" (84).He aquí cómo se procederá concretamente con los educandos en la sociedad falansteriana: “ Semejante niño, aunque seahijo de un príncipe, manifiesta desde la edad de tres años, ungusto por la condición de remendón de zapatos, y quiere frecuentar el taller de los zapateros, gentes que en la asociación son tanpulidos como los demás. Si se le Impide, si se le reprime su maníade remendón con el pretexto de que no está a la altura de lafilosofía, se irritará contra las otras funciones, no tendrá gustoalguno para los trabajos y estudios en los cuales se le quiereadiestrar; pero si se le deja comenzar por el punto por el que leconduce la atracción, por el remendón muy pronto tendrá latentación de aprender a hacer zapatos, de aprender a curtir pieles, después de conocer la química en relación con las cualidadesque pueden adquirir las pieles de los animales, por tal sistema deeducación y de régimen o por tal clase de pasturas. Poco a pocose Iniciará en todas las industrias, debido a una emulación primitiva en el arte de remendar. Poco importará por qué punto hayacomenzado, con tal que alcance en el curso de su juventud conocimientos generales sobre todas las industrias de la falange” (85).

Fourier cree además que la gimnasia, el ritmo y la coreografía, son poderosos auxiliares en la adquisición de la destrezamanual; que la ópera es “ la escuela maternal de unidad, justicia yverdad” y que constituye, en este sentido, “ el verdadero senderode la moral” (86).

Es evidente también que ha intuido la importancia peda-gógico-social de una adecuada orientación profesional, tendente“ a hacer brotar desde la más temprana edad, las vocaciones delinstinto, a dedicar a cada individuo a las funciones diversas a lasque la naturaleza lo destina" (87). Fourier ha observado que losniños se complacen en la suciedad. Tal inclinación es consideradapor él no como vicio de la educación o como depravación de lanaturaleza, sino como impulso necesario “ para ayudarlos a sopor-

(84) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 188.(85) El nuevo mundo industrial y societario, pág. 188.(86) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, págs. 189-196.(87) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 138.

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tar alegremente el disgusto consecuente de los trabajos inmun

dos, y a abrirse, en la carrera de la porquería, un vasto campo degloria industrial y de filantropía unitaria" (88). En efecto, partiendo de este impulso o inclinación infantil, resuelve el grave problema social de los trabajos desagradables, que todo el mundorehúye.

Otros pensadores socialistas de la época, como Déjacque,suelen recurrir, de acuerdo con el espíritu del industrialismo, a lasmáquinas, “ negras de hierro” (89). "Corresponde a la infanciaevitarle este mal al cuerpo social... Solamente en esta edad puedeuno fijarse para hacer que se ejerza por atracción indirecta larama de los trabajos repugnantes... La corporación de la PequeñaHorda... ejerce de modo unitario la única rama de caridad quequeda en Armonía; ya no hay pobres que socorrer; ya no hayprisioneros que rescatar y librar de las prisiones; no les queda alos niños más que invadir los trabajos inmundos” (90).

La "construcción” social de Fourier supone una armoníapreestablecida no sólo entre sociedad y naturaleza, sino tambiénentre individuo y sociedad. Todo lo que en ella hay de arbitrarioy fantástico deriva, al parecer, de la incapacidad teórico-prácticadel autor para descubrir o inventar el sistema de nexos concretosque constituyen tal armonía. Cuando algunos de tales nexos sonadecuadamente señalados, surgen las grandes y luminosas intuiciones de Fourier. No es difícil ver cómo vino a anticipar elmovimiento cooperativista, el feminismo, la escuela activa, lasciudades jardines, el scoutismo, el anarquismo, las doctrinas del

federalismo económico, el espiritismo, y aun las tendencias actuales hacia un pensamiento planetario y hacia una religiosidad cósmica. No es fácil, en cambio, comprender cómo la compleja estructura “ societaria” podría tener siquiera una posibilidad de realización dentro del mundo capitalista, sin otras palancas más quela buena voluntad de algunos individuos y el mecenazgo de algún

(88) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, pág. 253.(89) Cfr. El próximo capitulo V.(90) Tratado de la asociación doméstico-agrícola, II, págs. 254-256.Cfr. E. de Pompery, Les thélemites de Rabelais et les harmoniens de Fourier, París, 1892; Octavio Paz, Aproximación al pensamiento de Fourier, Madrid, 1973.

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50magnate; cómo podría decidirse algún gobierno a apoyar aquelloque está llamado a acabar con todos los gobiernos; cómo la atracción pasional podría evitar los conflictos en una comunidad donde no se ha suprimido la propiedad privada y donde sigue habiendo ricos y pobres; cómo habiendo dinero y propiedad privada, sepodría prescindir de leyes, policías y jueces.

Fourier tuvo muchos discípulos; algunos de ellos se vincularon a él directamente; otros llegaron a la doctrina falansterianaa través de sus escritos. Napoleón III fue en su juventud fourie-rista. En vida del maestro, Baudet-Dulary intentó fundar, comodijimos, un falansterio en Condé-sur-Vesgres. En 1859 Godin estableció, inspirándose también en la doctrina falansteriana, un“ familisterio” en Guisa.

La influencia de Fourier se extendió a campos tan diversoscomo la pedagogía y la novelística. Zola nos presenta en su obraTrabajo un personaje fourierista como encarnación del verdadero amigo de las clases proletarias, por oposición al anarquistaviolento y revolucionario. Froebel, el iniciador de los “ jardines de

infantes” , se inspiró asimismo en las ideas de Fourier.En la Argentina dichas ¡deas tuvieron algunos partidarios

aislados aun antes de Caseros. Sarmiento conoce a bordo de “ LaRose” a Eugene Tandonnet, un francés que era al mismo tiempoadmirador de Charles Fourier y de Juan Manuel de Rosas (9 1). Sinembargo, no llegó a interesar a ninguna personalidad importantede nuestras letras en la medida en que Saint-Simon y Lerouxinteresaron a Echeverría. El propio Sarmiento considera las doc

trinas de Fourier como mezcla de extrañas locuras y verdadesluminosas (92). Plotino Rhodakanaty Introdujo el fourierismo enMéxico con su Cartilla socialista (1861); J. B. Mure lo difundió enBrasil en su periódico O socialista da provincia de Rio de Janeiro (1845).

Entre los discípulos de Fourier, el que más relevancia tienecomo pensador y publicista es probablemente Víctor Considerant.Nacido en 1808, conoció en su juventud la doctrina falansterianay se adhirió a ella con entusiasmo. En 1848 formó parte de la

(91) Cfr. A. Cepeda, Los utopistas, pág. 50 (cfr. Ardao, op. cit, págs. 117-135)(92) Cfr. A. Cepeda, Los utopistas, pág. 51.

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Asamblea Nacional. Más tarde, como Owen y Cabet, se trasladóal Nuevo Continente y fundó en Texas una colonia, que denominó “ La Reunión” y que, como la de aquéllos, no llegó a consolidarse. El fracaso de su experiencia americana “ lo convenció de lanecesidad de adaptar la doctrina fourierista a sus posibilidades derealización social", y por eso “ participó activamente en la política y en el movimiento social” (93). Falleció en 1893, tras unalarga y laboriosa existencia de reformador social (94).

Entre sus obras pueden mencionarse: Lo destinée sociale (1834) y Le socialisme devant le vieux monde (1848). También

dirigió varios periódicos: Le Phalanstére, La Phalange, y La Demo- cratie pacifique.

Escritor claro y ordenado, no hace gala, como Fourier, deuna fantasía exuberante. Prescinde de todo lo arbitrario; no secomplace, por lo general, en planificaciones barrocas del futuro ydemuestra siempre un sentido muy realista de las circunstanciashistóricas. Aunque al principio se mostraba partidario de unaacción “ apolítica", luego optó por intentar una “ socialización"

de los partidos democráticos y no rehuyó las contiendas electorales y parlamentarias.Si su socialismo merece aún el calificativo de “ utópico" es

solamente porque se adhiere a las ideas fourieristas de asociaciónvoluntaria y de reparto proporcional del producto económicoentre capital, trabajo y talento.

En su Manifiesto político y social de la democracia pacífica, aparecido en 1843, en las columnas del periódico Lo democracia pacifica, comienza analizando críticamente el estado de lasociedad francesa y europea, no sin tener en cuenta la historia dela misma. Crítico tan agudo como Fourier del orden capitalista,en el cual ve un nuevo feudalismo, distingue en el pasado dosórdenes sociales: el antiguo y el feudal.

El primero tenía por “ principio y por derecho la fuerza,por política la guerra, por fin la conquista y por sistema econó-

(93) Cfr. A. Cepeda, Los utopistas, pág. 219. Echeverría decía que Con-síderant sostenía ideas que él había proclamado en Buenos Aíres (cfr.Ardao, op. cit., pág. 127).(94) Sobre Considerant, véase Maurice Dommanget, Víctor Conside- rant, Paris, 1929.

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52mico la esclavitud, es decir, la explotación del hombre por elhombre en su forma más completa, inhumana y bárbara” .

El segundo, que no fue otra cosa sino “ la conquista organizada” , tenía como rasgo esencial “ la guerra y, sobre todo, laconsagración tradicional y permanente de los privilegios primitivos del botín” , pero junto con la servidumbre había adoptadouna forma menos brutal de explotación del hombre por el hombre; gracias al principio de fraternidad universal, proclamado porel cristianismo, comenzaban a unirse razas y naciones, aunque“ sólo dentro de los límites correspondientes a la jerarquía feudal” (95).

Este orden, aunque alterado y debilitado por el progresosocial, se perpetuó en Francia hasta la Revolución del 89, sobrela cual Considerant emite un juicio más entusiasta que los demássocialista utópicos. La interpreta como una revolución esencialmente democrática y cristiana, y la considera como punto departida de un nuevo orden superior a los anteriores: “ El derechode las sociedades modernas es el derecho común; su principio elenunciado cristiano de la Unidad específica de las razas en lahumanidad, de donde ha surgido el precepto político de la igualdad jurídica de los ciudadanos en el Estado. Su espíritu es elespíritu democrático. La época del 89 señala, pues, en la historiade la humanidad, la separación neta entre el orden antiguo y elnuevo; entre el derecho de la fuerza y el del trabajo; entre elderecho aristocrático de la conquista perpetuada por el nacimiento y el común de todos para todos, es decir, el derecho democrático” (96).

Este derecho llegó a instaurarse gracias a la Revolución, ypor tal motivo se suele identificar Revolución con Democracia.Pero aquélla, “ en lugar de encarnar en la organización social suprincipio de libertad, igualdad proporcional o justicia, se ha ocupado casi exclusivamente de su lucha contra el pasado, a tal punto que las generaciones que han clausurado el siglo XVIII y las queinauguraron el XIX, creían firmemente que, terminada la revolu-

(95) Manifiesto político y social de la democracia pacífica, pág. 221(citamos según la traducción española incluida en la mencionada obrade Cepeda. La numeración corresponde a las páginas de la misma obra).(96) Considerant, op. cit., pág. 222.

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ción y concluida la guerra, abolidos los privilegios del nacimientoe inscrito victoriosamente en la ley el principio de la igualdad, de

hecho la flamante obra quedaría terminada y el orden nuevofundado y establecido” (97).Pero se equivocaban gravemente, ya que la realización del

nuevo orden democrático e igualitario todavía no había comenzado. Tal realización queda reservada para nuestra época, diceConsiderant. "La Revolución desde el 89 hasta 1830 no ha evidenciado el nuevo derecho sino bajo su faz negativa y abstracta.Destruyó los últimos vestigios del orden feudal apoyado en laguerra y en los privilegios nobiliarios de cuna; inscribió al frentede la ley el principio democrático de la igualdad de los ciudadanos; erigió asimismo en el orden político -menester es reconocerlo- el sistema representativo que, al reposar sobre un principio de elección independiente del nacimiento, es sin duda el organismo polítfco de la Sociedad moderna. Procuró también, pormedio de instituciones de diversos matices, hacer que la instrucción elemental fuera más accesible. Pero dejó sin organización nidirección y sin ninguna norma al sistema industrial en su conjunto. Destruyó todos los cargos, las jerarquías y las antiguas corporaciones, que constituían una estructuración coercitiva de la industria, pero no las ha reemplazado por otra mejor. Entregó eldominio de la producción, de la distribución y del consumo de lasriquezas, es decir, de todo el taller social, al laissez faire másabsoluto, a la concurrencia más anárquica, a la guerra más ciega,etc., y, en consecuencia, al monopolio de los grandes capitales” (98).

Las consecuencias de este absurdo y violento sistema económico son gravísimas: "como los individuos, en general, no adquieren jerarquía dentro del sistema industrial, social y políticosino mediante el dinero, la instrucción o el favoritismo, como lainstrucción y la fortuna suponen primitivamente el bienestar o lariqueza, y como el favoritismo, carente de buena organizaciónsocial, se transmite, ordinariamente, por el nacimiento y los compromisos, se infiere de ello que el actual Orden social no es

todavía más que un sistema aristocrático y ciertamente no sólo

(97) Considerant, op. cit., pág. 223.(98) Considerant, op. cit., pág. 223.

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54de principio y de derecho sino de hecho, a pesar del liberalismometafísico del nuevo derecho, de la destrucción legal del aristocrático derecho añejo, de la igualdad constitucional de los ciudadanos ante la ley y las funciones públicas y de la abolición de losprivilegios legales en el dominio industrial” (99).

Dentro de la sociedad capitalista, el que nace en una familia pobre sigue siendo pobre durante toda su vida y transmite lapobreza a sus hijos; el que nace en una familia rica conserva ytansmite igualmente su riqueza. Aunque en principio todas lasposiciones y los cargos son accesibles a todos, de hecho los miem

bros de las clases alta y media monopolizan las funciones públicasy las profesiones liberales, mientras los trabajos más ingratos ypeor retribuidos se reservan para los integrantes de la clase baja.Pero si ello es así, “ resulta evidente que nuestro estado social,democrático de principio y de derecho, como hemos dicho, dehecho es todavía aristocrático” . Se da, entonces, esta grave contradicción: “ Constitucional, legal y abstractamente no existen máscastas en la nación. Práctica, positiva y realmente vivimos siem

pre bajo un sistema de castas. Sólo que no es más la ley, ni elderecho ni un precepto político el que coloca esas barreras entrelas grandes categorías del pueblo francés, sino la misma organización económica y social” (100).

Esta crítica de Considerant constituye la esencia de todacritica socialista al régimen capitalista y al liberalismo. El socialismo no pretende negar ni corregir el ideal de la Revolución del89. Acepta plenamente el lema “ libertad, igualdad, fraternidad".Cuando alguien se dice “socialista" y pretende ignorar los idealesde la Revolución francesa, puede decirse con seguridad que setrata de un "socialista" con algún absurdo aditamento (nacionalsocialista, socialista monárquico, socialista feudal, etc.). Considerant quiere en 1843 que la libertad y la igualdad abstractas sehagan concretas y reales, que lo que es verdad en el texto legallo sea también en el contexto social, que la estructura económicano torne ilusoria la “ metafísica” de la libertad y de la igualdad,O, en otras palabras, que los ideales de la Revolución se impon

gan plenamente a la realidad y cambien en su raíz las relaciones

(99) Considerant, op. cit., págs. 223 y 224.(100) Considerant, op. cit, pág. 224.

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de produción. Encarnando a la perfección al crítico socialista delfuturo, no puede dejar de ver en el liberalismo puro una suertede hipocresía.

En efecto, el liberalismo produce una nueva “ feudalidadindustrial y financiera” . Después de la revolución del 89, al suprimirse la propiedad feudal y el régimen de las corporaciones (maestrazgos y veedurías), se creyó que había finalizado para siemprela era de las aristocracias dominantes. Pero había en ello un graveerror. En efecto, una vez destruido el antiguo régimen feudal,

“ sólo quedaron en el terreno industrial y social, individuos frentea frente, confiados libremente a su propia suerte y a sus solasfuerzas” . La igualdad y la libertad parecían aseguradas. Sin embargo, “ algunos se hallaban provistos de capitales, talento, instrucción y ocupaban las posiciones elevadas y fuertes; los otros, yéstos erarr los miembros de las clases más numerosas, no teníanni capitales, ni instrucción, ni desarrollado el talento por unaeducación precedente: pudríanse relegados en los últimos peldaños de la escala social” .

He aquí que la igualdad y la libertad son una ilusión, másaún, una burla cruel: “ En semejante estado de cosas ¿qué podríaresultar de esta libertad industrial de la que tanto se había esperado y del famoso principio de la libre concurrencia, al cual creíase tan fuertemente imbuido de organización democrática? Nopodía surgir sino la servidumbre general, el enfeudamiento colectivo de las masas desprovistas de capitales, de instrumentos de

trabajo, de educación y, en fin, de armas industriales, a favor dela clase industrialmente abastecida y aprovisionada. La lid estáabierta; todos los individuos son llamados al combate y las condiciones son iguales para todos los combatientes. Perfectamentebien. Pero se echa al olvido un detalle: en este grandioso campode batalla, unos están instruidos, aguerridos, equipados, armadoshasta los dientes, tienen en su poder un gran tren de aprovisionamiento material, municiones y máquinas de guerra, y ocupantodas las posiciones, y otros, despojados, desnudos, ignorantes,hambrientos, vense obligados para vivir al día y hacer vivir a sumujer y a sus niños, a implorar a sus propios adversarios untrabajo cualquiera y un magro salario. La libertad absoluta, sinorganización, no es otra cosa, pues, que el abandono ilimitado delas masas desposeídas y desarmadas a la discreción de los cuerpos

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56armados y bien aprovisionados" (101). De una especie de feudalismo se pasa así a otro.

Considerant, precediendo a Lasalle, enuncia la después llamada “ ley de bronce del salario” . Según él, “ la libre concurrenciaentre proletarios y las necesidades de la existencia, constriñéndo-los a hallar cada día y en condiciones durísimas trabajo y dueño,los conducen forzosamente a colocar sus brazos a bajo costo” .De ahí se sigue que "cuando los trabajadores abundan -lo quegeneralmente ocurre- la libre concurrencia entre estos desgraciados los compele a ofrecer sus brazos al más bajo precio posible

y la tasa de la jormada tiende a caer por doquier al último límitede las necesidades extremas de la existencia, lo que agrava, sobretodo, la posición del proletariado cargado de familia". Por el ladopatronal ocurre un fenómeno complementario. En efecto, "laconcurrencia entre los dueños obliga a cada uno de ellos, cualquiera sea su sentimiento de humanidad, a fijar salarios más exiguos, porque un jefe de empresa no podría pagar a sus obrerossalarios más elevados que los de sus concurrentes, sin correr elriesgo de una ruina inevitable” . Y, supuesta la libre circulación delos productos, “ es suficiente que en un sitio y en un ramo determinados el salario de los obreros descienda, para que los dueñosse vean obligados a imponer enseguida en todos los otros lugaresigual nivel en el mismo ramo” (102). Si los salarios bajan, losprecios bajan; los empresarios y capitalistas mantienen el nivel desus ganancias y sólo la masa proletaria se perjudica.

Del mismo modo, el discípulo de Fourier, parece anticiparse a Marx en el enunciado de la ley de concentración delcapital. La pequeña y la mediana industria, así como el comerciopequeño y mediano y, en general, la pequeña y mediana propiedad son aplastadas por la gran industria, el gran comercio y lagrar propiedad. “ En efecto, los grandes capitales y las grandesempresas imponen su ley a las pequeñas en cualquier rama que seconsidere. En los lugares en que se ha presentado el vapor, lasmáquinas y las grandes manufacturas fácilmente han dado cuentade los pequeños y medios talleres. En su vecindad han desapare

cido los antiguos oficios y los artesanos, no quedando más que

(101) Considerant, op. cit., pág. 225.(102) Considerant, op. cit., pág. 226.

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fábricas y proletarios. Casi a cada instante, además, se ve surgirun descubrimiento inesperado que, al renovar bruscamente toda

una rama de la producción, trae perturbaciones en los establecimientos. Luego de haber destrozado el brazo de los obreros yarrojado a la calle masas de hombres, reemplazados de prontopor las máquinas, aplaza, a su turno, a los dueños. Y, por otraparte, desde un confín al otro de Francia, las pequeñas y mediaspropiedades agrícolas, gravadas por hipotecas ruinosas y devoradas por la usura, gimen bajo la opresión del capital que explota,por medio del préstamo, a las dos simultáneamente, y absorbe

cómodamente y sin cuidarse de la explotación ni del arriendo, lamás transparente de las rentas que el duro trabajo de veinticincomillones de trabajadores sustrae anualmente al suelo" (103).

Los grandes capitales absorben a los pequeños, y la clasemedia, de los pequeños y medianos industriales y comerciantes,tiende a desaparecer. "¿Quién gana en tiempos de escasez comoen los de abundancia? ¿Quién hace magníficas redadas en el cursode los más grandes desastres? ¿Quién se apodera de todas las

posiciones, de las distintas líneas estratégicas y de las diversasbases de operaciones del comercio y de la industria? ¿Quién loinvade, quién se adueña de todo, sino la alta especulación, la granbanca y, en las diferentes ramas, los grandes capitales? ....... Eldinero todo lo invade; el poderío de los grandes capitales seacrece incesantemente, y atraen y absorben, en los diversos órdenes, a los pequeños capitales y fortunas" (104).

De este modo, a pesar del principio abstractamente democrático de la libre empresa, o, tal vez, precisamente gracias adicho principio, "los capitales, gravitando sin ningún contrapesoy proporcionalmente a sus volúmenes sobre los mismos capitales,terminan por concentrarse en manos de los más fuertes poseedores; y la sociedad, de modo progresivo, tiende a dividirse distintamente en dos grandes clases: una minoría poseedora de todoo de casi todo, dueña absoluta en el dominio de la propiedad, delcomercio y de la industria; y la gran mayoría de los que nadatienen, que viven en dependencia colectiva ilimitada con respectoa los poseedores del capital, y de los instrumentos de trabajo,

(103) Considerant, op. cit., pág. 227.(104) Considerant, op. cit., pág. 227.

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58forzada a alquilar por un salario precario y siempre decreciente

sus brazos, fuerzas y talento a los señores feudales de la sociedadmoderna’’ (105).Tan buen observador como el propio Marx de los proce

sos económicos de su tiempo, Considerant los describe en términos muy similares a los que empleará el autor del El Capital yllega a formular con palabras análogas a las de éste la ley que rigeel curso de dichos procesos. Sin embargo, la solución que propone a los gravísimos problemas sociales suscitados por la concentración del capital es muy diferente a la de Marx. No se le ocultaque la revolución social parece la salida natural para la situacióncreada por el capitalismo y sabe que ya en su época son muchoslos que propician un cambio radical y violento para modificar elrégimen de la propiedad: “ El monopolio universal no puede, enel siglo que vivimos, pasar a manos de una clase poco numerosasin acumular rápidamente sobre ella odios formidables. Entre loscartistas de Inglaterra -donde la feudalidad, por causas diversas yfáciles de deducir, se halla más evolucionada que aquí- tales odiossociales, precursores de revoluciones en que la propiedad está en

juego, han alcanzado espantosa intensidad” (106).Considerant contempla preocupado el día en que “ las in

numerables legiones de la esclavitud moderna" se lancen a laguerra social. Y amonesta a los burgueses y a los hombres deamplias ideas a que se prevengan de tan tremenda eventualidad.Según él, “ es evidente que marchamos hacia una jacquerie general e irresistible y que si la sabiduría de los gobiernos, la burguesía

inteligente y liberal y la ciencia, en fin, no lo previenen, el movimiento que impulsa a las sociedades europeas se encamina seguray rectamente hacia las revoluciones sociales” (107).

Mientras Marx y Bakunin ven en la revolución no sólo laúnica salida deseable sino también la única posible, Considerant,con el espíritu conservador de la pequeña burguesía a que pertenece, apela a la inteligencia de los burgueses para conjurar laguerra social y los exhorta a prestar mayor atención a los problemas de la clase pobre. “ ¿Quiénes son hoy, pues, los verdaderos

(105) Considerant, op. cit., pág. 228.(106) Considerant, op. cit., pág, 229.(107) Considerant, op. cit., pág. 230.

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conservadores, los conservadores inteligentes y previsores? -exclama- ¿Aquellos que exigen que los poderes políticos y socialesse iluminen sobre el estado de cosas con el fin de hallarle remedio, para dar legítima satisfacción a los derechos y a los interesesno rconocidos, y permitir de ese modo a la sociedad un desenvolvimiento lleno de seguridad, o aquellos otros que, contentosy satisfechos con su suerte y no sintiéndose con coraje para sondear las profundas miserias del cuerpo social, opinan que no esnecesario ocuparse de ello, y dejan así que se forme una tormenta amenazante que concluirá por derribarlo todo?” (108).

Considerant, que en su tiempo fue juzgado pensador peligroso (y aun subversivo) por la burguesía, habla aquí, como seve, el mismo lenguaje que hoy hablarían los social-cristianos, losdesarrollistas y los agentes de la Alianza para el Progreso. Laopción que propone ante la revolución es la asociación voluntariay pacífica.

En realidad, frente a la tremenda cuestión social creadapor el capitalismo y el Industrialismo, sólo existen dos principios

de solución y dos medios o caminos. “ Uno de estos medios -me-dio violento, expoliador, revolucionario y, además, ilusorio- consiste en atacar a la propiedad individual en su origen, negarla ensu derecho, despojar a los ricos, por la fuerza o por la ley, enprovecho de los pobres, a los propietarios en beneficio de losproletarios, e imponer, en fin, la igualdad de condiciones y lacomunidad de bienes” (109).

Esta solución -reconoce Considerant- se difunde desde

hace algunos años, sobre todo entre los obreros de Francia, Inglaterra, Bélgica, Suiza y Alemania (es decir, de todos los paísesindustrializados de Europa). Pero el juicio que le merece no es,sin duda, muy favorable; “ Semejante solución negativa y revolucionaria en su esencia -dice- es una reacción exclusivista y violenta, como todas las reacciones fuertes, contra la invasión socialy la dominación tiránica del capital. El comunismo no nacería

jamás en un Estado de cosas en que el dinero y la propiedad,gozando de todos sus legítimos derechos, no ejercieran una preponderancia exclusiva. Estas doctrinas de abolición de la propie-

(108) Considerant, op. c/'t., pág. 230.(109) Considerant, op. cit., pág. 232.

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60dad son, pues, protestas contra la Feudalidad industrial, protestasligadas al desarrollo y que no pueden sino crecer en intensidadhasta la explosión, como ya hemos señalado, a medida que crecela presión social -o más bien antisocial- del dinero sobre lasmasas” (110).

Para el discípulo de Fourier una verdadera solución deberáasegurar la paz social, “ mucho más favorable que la prolongaciónde la guerra para los respectivos intereses de las partes beligerantes, incluso tal vez para los vencedores". Ahora bien, según él,“ existe un principio que en el terreno industrial tiene la virtud de

cambiar la concurrencia en acuerdo, la divergencia en convergencia, la lucha en cooperación. Es el de la Asociación" ( I I I ) . Pero¿en qué consiste este principio? Cuando dos empresas se fusionan,uniendo sus capitales, los intereses antes contrapuestos se concillan y ambas persiguen en adelante un fin común. "Pero ¿por quéconformarse con la asociación de los capitales?, se pregunta Considerant. ¿Por qué no pedir a este principio de acuerdo, de unióny de armonía, el acuerdo, la unión y la armonía entre el capital y

el trabajo?” (112). No admite en modo alguno que por su propianaturaleza los intereses del Capital y del Trabajo puedan ser antagónicos. Para él, la lucha social que se establece entre ellos essimplemente consecuencia de un exceso por parte de la clasecapitalista y empresaria, que la legislación y la buena voluntad delos burgueses inteligentes puede aún superar.

Como Fourier, considera que Capital, Trabajo y Talentoson “ las tres fuentes de la riqueza, las tres ruedas del mecanismoindustrial". Si son sabiamente combinadas, a la guerra social lesucederá la paz y la armonía, y simultáneamente, la producciónse acrecentará de un modo prodigioso.

La industria se desvive por conseguir nuevos mercadospara la producción creciente. Esta es el fruto de la disminuición,al más bajo nivel, de los salarios obreros. Pero he aquí que cuando los salarios descienden hasta el límite, la demanda disminuye,hay retracción en las compras y los mercados se limitan. El sistema actual se destruye, pues, a sí mismo. Si el Capital desea sub-

(110) Considerant, op. cit., pág. 233.(111) Considerant, op. cit., pág. 235.(112) Considerant, op. cit., pág. 235.

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sistir y prosperar, es preciso "que retribuya al trabajo con caridad, justicia y liberalidad y tome en cuenta los derechos del Trabajo, tan sagrados por lo menos, como los de la propiedad, quedé al trabajo y al Talento, como al Capital, la parte que legítimamente les corresponde en la tarea de la producción de las riquezas" (113).

De hecho, el socialismo de Considerant desemboca en unasuerte de “ solidarismo” . Su meta evidente y confesada es la conciliación y la colaboración de las clases mediante la redistribucióndel producto. No le interesa abolir la propiedad privada sino másbien multiplicar el número de propietarios.

Según él, todas las clases sociales tienen intereses comunes: “ No existe, pues -advirtámoslo- antinomia radical en lanaturaleza de las cosas; no hay contradicción y guerra inevitablesentre los principios y los elementos de la producción. La luchasencarnizadas de los capitales contra los capitales y del capitalcontra el trabajo y el talento, de las industrias entre si, de lospatrones contra los obreros, de los obreros contra los patrones,

de cada uno contra todos y de todos contra cada uno no son deningún modo condiciones fatalmente ligadas a la vida o a la humanidad. Dependen sólo del mecanismo actual de la industria, delsistema de la concurrencia anárquica y desordenada, de aquellalibertad sin organización que nos han alabado, con resultado tantriste, las escuelas fundadas por los economistas de Inglaterra. Esposible, evidentemente, sin tomar nada a los poseedores, acrecerde modo considerable la riqueza pública por medio de una sabia

organización del taller social y de una aplicación progresiva delprincipio de asociación y retribuir abundantemente el trabajo delas masas” (114).

El Manifiesto, cuya primera parte acabamos de glosar, influyó probablemente en el célebre Manifiesto comunista deMarx (115). La semejanza entre ambas obras es bastante clara,pero se refiere exclusivamente a la parte critica (o negativa).Cuando se pasa al aspecto constructivo (o positivo), se estableceuna antinomia, y el escrito de Considerant podría caracterizarse,

(113) Considerant, op. cit., pág. 236.(114) Considerant, op. cit., pág. 237.(115) A. Cepeda, Los utop/stos, pág. 47.

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62desde este punto de vista, como un Manifiesto anticomunista, encuanto la "armonía” de las clases es precisamente el términocontrario a la "supresión” de las mismas.

Durante la época de los sesenta las ideas de Fourier tuvieron un inesperado florecimiento. Fueron reivindicadas por grupos opuestos a la sociedad de consumo, y deseosos de instauraruna cultura alternativa (hippies, etc.) (116). Se sacaron a luz, sobre todo, las críticas al carácter hipócrita y alienante de las relaciones sexuales en la sociedad burguesa. El freudo-marxismo supoaprovechar tales críticas y Marcuse no dejó de proclamarse discípulo de Fourier (1 17).

(116) D. Desanti, Los socialistas utópicos, Barcelona, 1973, págs. 9 y ss.(117) Ron E. Roberts, The New Communes coming togheter in America, Englewood Cliffs, N. J., 1971, págs. 29-33.

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EL SOCIALISMOEXPERIMENTAL DE OWEN.

ROBERT Owen se distingue de Saint-Simon y Fourier, so

bre todo por su actividad práctica y por su actitud experimental en el terreno de las realizaciones socialis

tas (I).Proveniente de una familia de artesanos, nació en New-

town, Gales, en 1771. Trabajó, siendo aún niño, en Londres y enManchester, como aprendiz. A los diecinueve años era ya dueñoy director de una hilandería. Sus empresas prosperaron y conellas crecieron sus conocimientos técnicos. A los veintiséis añosadquirió, con varios socios, la importante fábrica de New Lanark,en Escocia, y tres años más tarde pasó a ser su director. Encalidad de tal promovió una serie de progresistas reformas en elorden industrial y social-pedagógico, que pronto se hicieron famosas en toda Europa. Puede decirse que en New Lanark seformuló y aplicó, ya durante la primera década del siglo pasado,una legislación social que el resto de Europa sólo conquistó pau

latinamente y no sin grandes luchas en los últimos años del mismo siglo.

Estas reformas comprendían una reducción de la jornadalaboral a diez horas; la prohibición del trabajo de los niños; lainstauración de condiciones higiénicas en los talleres; la educacióngeneral y, particulamente, la de la infancia; la creación de coope-

(I) Sobre Owen pueden consultarse las siguientes obras: L. Jones, The Ufe, times and labours of Roben Owen, Londres, 1899-1900; E. Dolléans,Roben Owen, París, 1905; I. Me. Cabe, Roben Owen, Londres, 1920;D. G. H. Colé, The Ufe of Roben Owen, Londres, 1930; H. Simón, Roben Owen, Sein Leben und seine Bedeutung für die Gegenwart, Jena,1925.

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64rativas de consumo y de seguros sociales, etc. No contento, sinembargo, con la acción desarrollada en sus propios talleres (parala cual había conseguido la cooperación de algunos filántroposradicales, como Bentham), intentó luego promover la sanción deuna ley que vedara el trabajo nocturno, las multas y otras penasinfligidas a los obreros, el empleo de niños menores de diez años,etc. Aunque no tuvo demasiado éxito en esto (la ley que prohibía el trabajo de los niños, promulgada en 1819, fijaba comoedad mínima los nueve años), no cejó en su empeño de conmover a los poderes públicos y, con ingenuidad semejante a la deFourier y Saint-Simon, envió memoriales, peticiones, proyectos,etc., no solamente a la Cámara de los Comunes sino también alos mismos soberanos que integraban la Santa Alianza. Cuando sepropuso ingresar él mismo en el Parlamento, no pudo, naturalmente, lograrlo.

Entonces, sus ideas y proyectos se encaminaron al comunismo, o sea, al establecimiento, por medio de la asociación voluntaria, de un régimen de propiedad común, bajo la forma de

pequeñas comunidades agrícolas o industriales. Así, mientras unode sus secuaces establecía en Orbiston, Escocia, una de estas comunidades, él mismo, invirtiendo en ello el dinero obtenido en laventa de la famosa fábrica de New Lanark, fundaba a orillas delrío Wabash, en Indiana, América del Norte, una colonia denominada New Harmony (1825-1827).

Ambos experimentos fracasaron. Según Catlin, este fracaso se debió principalmente a “ la conjunción en número excesivo

de ideas mutuamente exduyentes; por ejemplo, el racionalismoantieclesiástico de Owen, unido a un programa de establecimiento que hasta entonces había tenido éxito casi exclusivamentebajo la dirección y en manos de religiosos; el individualismo característico de la época, unido a planes comunistas, dos tendencias concatenadas en forma deficiente por el principio de cooperación” (2). Sea de ello lo que fuere, lo cierto es que ni aun estefracaso pudo arredrar a Owen.

(2) George Gordon Catlin, Historia de los filósofos politicos, BuenosAires, 1946, pág. 584; cfr. F. Padmore, Robert Owen, A. Biography, Londres, 1906.

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En 1828 Owen pide al gobierno mexicano que ceda la

provincia de Texas y Coahuila a una sociedad que intenta realizarallí los proyectos socialistas que él ha concebido.Una nueva idea le asaltó y como, a diferencia de Fourier,

no se podia resignar a esperar sentado la llegada de un personajeprovidencial para realizar lo que pensaba, aun estando casi enbancarrota, al retornar a Inglaterra fundó, con propósitos parcialmente semejantes a los que animaron luego a Proudhon en su“ Banco de cambio", el llamado “ National Equitable Labour Echan-

ge” - Se volvió así hacia el mutualismo y particularmente hacialas Trade Unions, así como también hacia el cooperativismo.

Tratando, como siempre, de encarnar sus ideas, fundó enQueenswood una empresa cooperativa, en la cual las labores industriales se combinaban con las agrícolas.

Fracasado también este último intento, su actividad seredujo, a partir de aquel momento, a la propaganda, siempreentusiasta por cierto, de sus ideas, en conferencias y escritos.Murió a muy avanzada edad, en 1858.

Sus principales obras son: A Book of the new moral World ( 1826-1844); A new View of Society ( 18 13-18 14); Report to t he County of Lanark ( 1821); Revolution in Mind and Practice ( 1849).

Conocedor de la vida de obreros y artesanos por propiaexperiencia, convencido de que la razón es instrumento aptopara dirigir la acción y de que la acción es exigencia impostergable de la razón, Owen es no sólo el primer escritor que imprime

la palabra “socialismo” en la portada de un libro, sino también elprimer socialista en quien teoría y praxis aparecen íntimamentevinculadas e intercondicionadas.

Su filosofía deriva principalmente de Godwin y, a travésde éste, de Helvetius y de Holbach. Más claramente que ningunode los socialistas de la época, se inclina al materialismo y al de-terminismo. Pero, como bien señala Colé, Owen “ fue el primeroque vinculó de un modo definitivo el materialismo con las condi

ciones económicas y particularmente con el nuevo sistema industrial" (3). Más radical, en todo caso, que sus congéneres france-

(3) D. G. T. Colé, Encyclopaedia of the Social Sciences, Nueva York,XI, pág. 520.

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nismo. Engels consideraba que éste era el momento culminante

de dicha vida. Por otra parte, al marxismo se acerca también elsocialista inglés por su determinismo y por su ateísmo, así comopor haber concebido la religión como puntal de la propiedadprivada y del orden establecido.

Igualmente, en sus intentos de establecer un Banco deltrabajo, subyace la idea de que el trabajo es la medida del valor.La teoría de la plusvalía, si no explícitamente formulada, se hallaya implícita en sus obras. Además, las ideas de Owen acerca del

trabajo agrícola y del trabajo industrial, a través de sus intentoscooperativistas y comunistas, se asemejan no poco a las que hanservido de base a los bolcheviques, en sus planes de industrialización y en la socialización de la agricultura. “ Los rusos desean,como Owen, abolir gradualmente la diferencia entre ciudad ycampo, y entre-la condición industrial y la agrícola” dice Colé (8).Y esto porque ellos, como Owen, sostienen que el alma del hombre no es un producto del hombre mismo, sino del medio social

en que se desarrolla. “ De hecho, esta doctrina considerada comotípicamente marxista -añade- es oweniana, y resulta imposibledudar de que Marx, aunque consideraba a Owen como un socialista utópico, le debe, en la formulación del materialismo histórico, más de lo que generalmente se ha admitido” . Del marxismose diferencia, sin embargo, Owen, por su constante rechazo de laacción revolucionaria, por su asociacionismo, por su aspiración ala colaboración y no a la lucha entre las clases y, finalmente, porel papel no protagónico que atribuye al proletariado industrial.

La ¡dea matriz en el pensamiento de Owen es, como diceGide, la creación del medio social, y su teoría podría compararseen el plano económico con la de Lanarck en el orden biológico,en cuanto supone la transformación de los seres vivientes por lainfluencia del medio. El hombre, que originariamente no es bueno ni malo, será como el medio lo haga (9).

Este determinismo social supone, como bien hace notar elmismo Gide, un absoluto igualitarismo y conduce sin más a laidea de “ la remuneración según las necesidades y no según las

(8) Colé, Encyclopaedía of the Social Sciences, XI, pág. 520.(9) Ch. Gide, Historia de las doctrinas económicas, Madrid, s/f„oáe. 386.

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capacidades" (10). Según Touchard (I I ) , se pueden distinguir en

el owenismo cinco formas sucesivas, que son:1.°) Filantropía patronal. En este momento Owen no estodavía un socialista sino sólo un “empresario ilustrado” . Trabajapor el mejoramiento de la vivienda obrera, por el aumento desalarios, por la reducción de la jornada de trabajo.

2.°) Recurso al Estado. Se empeña en la promoción deleyes laborales y luego recurre al Estado para que éste apoye susempresas de carácter comunista y mutualista.

3.°) Comunismo agrario. Se propone crear una serie decomunidades modelos, donde no exista la propiedad privada. Enesto último se diferencia básicamente de los falansterios ideadospor Fourier, donde no habría cabido, como vimos, comunidad debienes sino distribución proporcional del producto del trabajo.

4.°) Socialismo mutualista y cooperativo. Puesto que eltrabajo es la medida del valor, surge en Owen la idea de crear unBanco en el cual se intercambien bonos de trabajo. Se trata de unsocialismo limitado al cambio, sin organización socialista de laproducción. En el movimiento propiamente cooperativista veía,sin duda, buena intención, pero también demasiado campo abierto al espíritu mercantil.

5.°) Mesianismo social. Owen se convierte en apóstol deuna futura era de felicidad, de un próximo reino de Dios sobrela tierra, en que han de imperar la virtud y la dicha. Arriba así auna especie de milenarismo laico.

Estas cinco formas no indican, como señala el propio Tou

chard, cinco etapas de sucesión rigurosa, sino más bien cincoaspectos del owenismo en su evolución desde la filantropía patronal al mesianismo social.

La influencia directa de Owen ha sido mayor que la deSaint-Simon y Fourier. Casi todos los socialistas de su patria ledeben algo y, en gran medida, el socialismo inglés sigue siendoaún hoy “ oweniano” . Aun cuando Gide le atribuya menos importancia que a Fourier en la historia del movimiento cooperativista,

es bastante claro que el pensamiento y la acción de Owen estánen las raíces de dicho movimiento. Si a esto unimos sus esfuerzos

(10) Gide, op. cit., pág. 388.(11) Touchard, op. cit., págs. 425 y 426.

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por lograr una legislación laboral, la fundación de la bolsa de

trabajo y, en un plano más general, su actitud empirista y expe-rimentalista, se comprenderá por qué decimos esto y en quésentido lo decimos.

El sentido de toda la obra teórica y práctica de Owenaparece claramente expresado al comienzo de El libro del nuevo mundo moral: "Es una lucha entre aquellos que creen que para suinterés y su felicidad individual el hombre debe seguir siendomantenido en la ignorancia y gobernado, como hasta ahora, porla fuerza y por el engaño, y aquellos que están convencidos deque para su bien deberá, desde hoy en adelante, ser regido porla verdad y por la justicia” (12).

Para que todos y cada uno de los hombres puedan serfelices, deben darse necesariamente, según Owen, las siguientescondiciones generales:

" I - Posesión de una buena organización física, mental ymoral.

2 - Aptitud para conseguir un placer, cuando es necesariopara mantener el organismo en el mejor estado de salud.

3 - La educación más delicada, desde el nacimiento hastala edad madura, de las fuerzas físicas, intelectuales y morales detoda la población.

4 - La voluntad y los medios de promover continuamentela felicidad de los semejantes.

5 - La voluntad y los medios de aumentar continuamentela suma de conocimientos.

6 - La virtud de gozar de la mejor sociedad y muy especialmente de asociarse al placer de aquellos hacia los cuales nossentimos bien dispuestos con la mayor consideración y el másgrande afecto.

7 - Falta de supersticiones, de miedo a lo sobrenatural yde temor a la muerte.

8 - Los medios de viajar a voluntad.9 - Plena libertad para expresar el propio pensamiento

sobre cualquier asunto.

(12) Las citas de El libro del nuevo Mundo moral pertenecen a la traducción de A. Cepeda, en la obra de éste antes mencionada. La numeración de las páginas corresponde a dicha obra.

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4 - Además de la lengua de sus progenitores, todo niño

aprenderá una lengua general, destinada a ser el lenguaje de laverdad y del mundo.5 - Si llega a suceder que algunos de los individuos sean

criados, educados, ocupados y situados de manera que puedansurgir diferencias de opiniones y sentimientos, lo que obligará ala intervención de terceros para solucionarlas -esto no será posible una vez que se forme una generación en condiciones de serracional en el pensamiento, en el sentimiento y en la conducta-la discusión será resuelta por medio de árbitros elegidos conanterioridad, los cuales harán innecesarios los jueces, abogados ytribunales.

6 - Si algún elemento social así criado, empleado y situado, actúa en oposición a la felicidad de la sociedad, individualmente o en su cojijunto, lo cual sólo puede producirse debido a unaenfermedad mental, las personas que se comportan de esa manera serán internadas en una casa de salud, tratadas con la dulzuraque el caso permita y encerradas en la casa o en el recinto connada más que lo indispensable para que recuperen la buena salud.Tales son las leyes que corresponden a un estado racional de lasociedad. Las instituciones sociales se hallarán en total armoníacon esas leyes y emanarán de ellas, así como de las instituciones,las reglamentaciones” (15).

Como puede verse, Owen postula el derecho de todos arecibir una educación científica; la obligación de trabajar de todos los hombres; el derecho de todos a tener alimento, vestido

y habitación dignos; la instauración de una lengua auxiliar universal; la institución del arbitraje voluntario, en lugar de la judicatura; el tratamiento de los individuos asocíales como enfermos mentales, ideas todas que encontrarán amplio eco en el socialismoposterior y, casi todas ellas, también en el marxismo.

La idea de la libre asociación, tan característica de todaslas formas del socialismo utópico, está unida en Owen a la ¡deade la ciencia, como factor de organización: “ No es necesario

únicamente que los hombres adquieran conocimiento de la ciencia del mejor modo de producir la riqueza, de conservarla y dedistribuirla, o de la formación del carácter y del gobierno. Es

(15) Owen, op. cit., págs. 75 y 76.

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72necesario también que sepamos unir esas diferentes partes entales proporciones y de tal manera como para poder formar unnúcleo social científico. Un núcleo que se baste a sí mismo, hastacierto punto, pero que esté constituido en forma de poderseunir a otros núcleos similares, para que se ayuden mutuamente ynada falte en cada uno, y así el hombre se una al hombre, elnúcleo al núcleo, a través de todas las naciones, haciendo de todala tierra, apenas tenga tanta población para ocuparla y cultivarlatoda, un verdadero paraíso terrenal, en el cual el hombre sólotendrá un interés, y todos, comprendiendo las ventajas, anhelarán hablar un solo idioma.

Siendo el interés uno solo, habrá solamente un objetivo:el de aumentar la felicidad de todos hasta el grado máximo,según lo permitan las condiciones materiales de la tierra, colocada bajo la dirección del saber colectivo de la raza humana, y bajotal dirección se hallará colocada cuando todos llevemos las energías físicas, mentales, morales y prácticas propias a ese grado deperfección que resultará de la influencia de los grandes conoci

mientos adquiridos por el hombre. Y merced a esa transformación de un estado universal de aislamiento individual y de repulsión en la afirmación universal de la unión y atracción, el ordensocialista podrá ser regulado de manera que el uso y goce de latierra y de todo aquello que ella está en condiciones de dar,gracias al perfeccionamiento industrial, serán considerados comopatrimonio tranquilo y no como objeto de envidia de los otroshombres, durante toda su vida, digna compensación y ejercicio

placentero del cuerpo y del espíritu, gobernados racionalmente” (16).Owen aspira a combinar en el “ núcleo social científico” ,

las labores industriales y agrícolas, pero, naturalmente, no se conforma con la organización racional del trabajo, sino que quiereorganizar también la distribución de los bienes, la educación y elgobierno o dirección de la comunidad: “ Deben reunirse en unacombinación bien hecha y operar de acuerdo, la agricultura, elarte de la jardinería, la manufactura, el comercio y, en ciertoscasos, la industria minera y la pesca, para la producción; tiendas,depósitos y otros locales para guardar los productos; formas de

(16) Owen, op. cit., pág, 77,

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distribución adaptadas al consumo, con reglas para la formacióndel carácter y para el gobierno, tanto general como local” (17).

El cambio que Owen propicia es radical y supone unatransmutación completa de todas las estructuras. Sin embargo, yen esto consiste esencialmente el carácter utópico de sus proyectos, dicho cambio debe realizarse sin violencia de ninguna cíase:“ Para que la reorganización de la sociedad beneficie a la razahumana tiene que ser completa en todas sus partes. Es necesarioque las cosas viejas perezcan y todo se renueve. La religión, lasleyes, el gobierno, las clases, las instituciones y todas las reglamentaciones comerciales del viejo mundo, deben ser puestas delado y abandonadas, apenas se realice la nueva organización yocupe el puesto de aquella que incluye en su seno toda la viejamiseria humana. Sin embargo, la sustitución debe operarse sindesórdenes ni violencias de ninguna clase” (18). No se implica laexistencia de condiciones determinadas. Estas condiciones sonpara él, sobre todo, de carácter subjetivo, pero no deja de teneren cuenta también las condiciones objetivas.

De todas maneras muestra un optimismo que hoy podemos considerar sin ninguna duda excesivo. "¿Existen las condiciones materiales que exige el cambio? ¿Está pronta la sociedad?¿Está dispuesta la población a abandonar el individualismo, la lucha entre intereses, la desunión entre la razón y el sentimiento ytodas las malignas consecuencias subsiguientes, aceptando en cambio el principio de acuerdo entre el sentimiento y el interés? O,en otras palabras, ¿está el pueblo de este país, que sufre muchas

desdichas debido a !a desorganización actual, dispuesto a dar almundo el ejemplo de una organización nueva, teórica y prácticamente justa y, por consiguiente, completamente opuesta a laantigua?

La respuesta es que el mundo está preparado y lo estáespecialmente el imperio de la Gran Bretaña. Tal preparación seha venido realizando en medio de los sufrimientos originadosúnicamente por la antigua organización social, sufrimientos insoportables y que ahora reclaman enérgicamente la inmediata transformación de las condiciones de toda la población industrial de

(17) Owen, op. cit., págs. 77 y 78.(18) Owen, op. cit., pág. 78.

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Gran Bretaña e Irlanda. Esta transformación de un orden en otro

es impuesta por una tremenda necesidad que hasta ahora ha producido padecimientos suficientes para estimular la búsqueda deun alivio y para que nos esforcemos en alcanzar la felicidad quetodos los seres vivientes anhelan. Necesitamos para esta organización, tierra, capital, aptitud, trabajo y otros materiales; todasestas cosas abundan en las Islas Británicas y se han construido yse construyen ferrocarriles para transportarlas de la mejor manera desde allí donde abundan hasta allí donde escasean y seránútiles" (19).

También es típicamente utópica la apelación a la accióngubernamental para poner en marcha este plan, sin atacar directamente el orden establecido. He aquí como deberá procedersea la reorganización total de la sociedad: “ Para realizarla con sabiduría y previsión, o sea, de la mejor manera para beneficio permanente de todos, el gobierno deberá comprar a los actualespropietarios, a un precio conveniente, el ferrocarril ya construido y también el terreno de ambos lados en una superficie de tresa seis millas de anchura. Ese terreno deberá ser preparado por losmejores ingenieros y hombres prácticos que el gobierno ponga asu servicio para la formación de los nuevos núcleos sociales ypara la reorganización de la sociedad sin perturbar primero a lavieja organización, sino comenzando a hacer actuar el nuevo orden en forma gradual, pacíficamente y con el máximo beneficiopara todos, hasta llegar a aquel punto en que la naturaleza, consu sabiduría, lo gobierne” (20).

Los funcionarios públicos y los agentes designados por elgobierno han de tener en cuenta, dice nuestro autor, “ que cadanúcleo debe poseer ia debida proporción de tierra y manufactura, de acuerdo a las necesidades de la población en el máximogrado de desarrollo, si queremos ser aptos para conservar losproductos en el estado más conveniente para su distribución yconsumo, y lograr la educación y formación del carácter de la

juventud, acostumbrándola a seguir a la naturaleza y a ser racio

nal en los sentimientos, pensamientos y accione*” (21).

(19) Owen,op. cit., pág. 78.(20) Owen,op. cit., págs. 78 y 79.(21) Owen,op. cit., pág. 79.

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Lo que conmueve en Owen, como en Fourier y en la

mayoría de los socialistas utópicos, es la cálida y sincera preocupación por cada uno de los hombres, su anhelo de lograr la felicidad del todo sin sacrificar en lo posible a las partes. He aquí unaactitud que ciertamente no siempre fue tenida en cuenta por lasrevoluciones socialistas de nuestro siglo: “ Las aptitudes deben seraprovechadas convenientemente, de manera que ninguna personapermanezca ignorada o abandonada o de alguna menera despreciada por la sociedad. Si no se consigue tal resultado y no se cuida

a cada individuo de la raza humana desde el nacimiento hasta lamuerte, haciéndole todo el bien posible, la sociedad no llegará alestado racional” (22).

El eudemonismo de Bentham y de su escuela aparece decontinuo como transfondo ético del socialismo oweniano: "En lanueva organización social que nos proponemos dar ahora al mundo, cada parte ha sido formada para crear y asegurar la felicidadde la raza humana y mejorar todas las cosas que tienen relacióncon la vida humana, con la energía en continuo crecimiento originada por el progreso de la ciencia y el capital, que se han idoconquistando de generación en generación. Todo núcleo socialestará basado y será completamente construido sobre ese principio. La felicidad de todos será el fin y el objetivo de cada partede esa organización de toda la sociedad” (23).

La felicidad de todos y de cada uno es la meta; el conocimiento y la ciencia son los medios: “ El hombre desea ser feliz:cuando descubre el camino justo, entra por él y marcha” (24).

La felicidad supone el saber y el saber equivale a la capacidad de organizar. La organización ideal consistirá “ en la combinación de elementos de la sociedad de manera que pueda producirse la máxima abundancia de las más apreciables riquezas en elmás breve tiempo, con la menor cantidad de trabajo y de capitalcompatible con la óptima salud y la más exquisita felicidad de losproductores, y esa riqueza debe ser conservada y distribuida enla forma más beneficiosa para los consumido res, los cuales, a su

(22) Owen,op. cit., pág. 79.(23) Owen, op. cit., pág. 79.(24) Owen,op. cit., pág. 80.

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76vez, habrán cooperado a la producción en su triple carácter deproductores, educadores y gobernantes" (25).

Para asegurar esta organización ideal confía Owen, sobretodo, como ya antes dijimos, en la virtud de la educación: “ Cadauno recibirá desde sus primeros años conocimientos que puedanhacerlo caritativo para toda la vida, en el más amplio significadode la palabra: cada uno será educado de manera que adquiera tanexcelentes y amables cualidades, que necesariamente lo haránamable para sus vecinos y lo inducirán también a él a amarlos. Y

todos sabrán que sólo obrando de esa manera la caridad y elamor podrán introducirse y mantenerse permanentemente en lahumanidad” (26). La preocupación básica de Owen consiste,como puede advertirse a través de las líneas que acabamos decitar, en establecer vínculos indisolubles entre el individuo y lasociedad y en superar el antagonismo de intereses tan notorio enel mundo capitalista. Su esencial socratismo le hace creer que “ lacaridad” puede ser “ enseñada” , y con ello cuenta para edificar o,

mejor dicho, para mantener en pie el edificio de la nueva comunidad socialista por la cual lucha. Veamos ahora cómo concibeconcretamente esta comunidad o, según él se expresa, este “ núcleo social” : “ Este núcleo comprende el terreno necesario paraproducir, cuando sea cultivado, lo bastante para abastecer a supoblación en el máximo grado de desarrollo de ésta, con unacosecha abundante, cada año, de las cosas necesarias y útiles parala vida, de manera que no sólo de la pobreza sino del temor deque ésta venga, quede inmune cada persona. El núcleo debe tenertal extensión como para ser convenientemente bien cultivado in cumulo, es decir, en un orden determinado, al ser dividido encuatro secciones equidistantes de cada parte del centro industrial,en el cual tiene su sede la población. Las fábricas deben estar enlos lugares más inmediatos al centro de aquel terreno, de acuerdo a lo que hagan posible las condiciones locales. La construccióndebe corresponder a las exigencias de higiene, decoro y vida. Eneste aspecto deben estar adaptadas al desarrollo de la población

desde un número mínimo a un máximo.Según sea la localidad en que se encuentre el núcleo, éste

debe poseer manufactura, mina, dedicarse a la pesca u ocuparse

(25) Owen, op. cit., pág, 80.(26) Owen, op. cit., pág. 80.

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de la navegación, y esto además de la labranza de la tierra, quecada núcleo debe realizar con el fin de asegurarse el sustento.Además, cada núcleo debe tener buenos establecimientos para lacrianza, educación y formación del carácter de todos sus miembros, desde el nacimiento hasta la muerte, porque de ello dependerá la fuerza motriz que valorizará todas las operaciones delnúcleo; así se creará el espíritu y la mente que dirigirán y penetrarán cada parte del núcleo y es por eso necesario que estainstitución esté siempre bien organizada y dirigida con la máxima

habilidad. El éxito de esta nueva organización social dependeráespeciamente de que se comprenda bien, teóricamente, la ideade esa institución y la recta aplicación del principio en la práctica"(27).

El gobierno no desaparecerá, pero será mucho más fácil ysencilla la tarea de mandar, “ cuando la población sea bien empleada, de acuerdo a la edad, aptitudes y experiencias de cada uno;cuando sea colocada en las condiciones más favorables para pro

ducir, conservar, distribuir y gozar de la riqueza” (28).Como Fourier, aunque sin las manías aritmológicas quedominan el pensamiento de éste, Owen considera “ necesario determinar el número máximo y mínimo de hombres, mujeres yniños que será ventajoso reunir en cada núcleo” (29).

Este número se fijará de acuerdo a las necesidades de laproducción y de la distribución, pero se tendrá en cuenta ademásel logro de óptimas condiciones para la educación y el gobierno.“ Para realizar el proyecto, con la colaboración de toda clase deprogresos científicos que permitirán un aumento del número deseres humano, el mínimo de hombres, mujeres y niños, en laproporción corriente, deberá ser de quinientos, y el máximocuatro veces mayor, o sea dos mil. Este número hace posible laformación de familias en condiciones de desempeñar todas lasfunciones de un núcleo, en un estado racional de la sociedad; ycomo cada núcleo estará rodeado de otros, a una milla y mediade distancia, en oriente, en occidente, en el norte y en el sur, setendrá, como máximo, en el primer círculo que rodee cada nú-

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78deo, una población de ocho mil vecinos que, con los mil del

núcleo, hacen una total de diez mil amigos, bien educados, instruidos en alto grado y ocupados productivamente, según la edadde cada uno; luego vendrá el círculo siguiente, a tres millas dedistancia, otro a seis, y así sucesivamente. De esta manera, contal orden, actuando en debida forma, cada milla cuadrada detierra estará en condiciones de mantener con comodidad, en condiciones superiores a cualesquiera otras existentes, a un númerode personas cuatro veces superior al que podría alimentar la forma más perfecta de la actual sociedad y diez veces el número queel suelo de la Gran Bretaña podría sustentar” (30).

La reorganización de la sociedad sobre bases socialistastraerá consigo la superación de todos los conflictos ideológicos(religiosos, filosóficos, jurídicos, políticos). En este punto Owenparece preanunciar la doctrina marxista de las relaciones entreestructura y superestructura: “ Esa transformación -dice- haráque desaparezcan las disputas entre los individuos y las nacionesacerca de aquello que es misterioso y naturalemente no descubierto; y no habrá discusiones en torno a las leyes humanas,cuando las leyes de la naturaleza, definida, fija e inmutable, seorienten a asegurar el bienestar y la máxima felicidad del hombre; ni en torno a los gobiernos, cuando cada uno, a la edadconveniente y al alcanzar la debida experiencia, llegue a ser gobernante y partícipe del gobierno del mundo” (31).

Según Owen, todos los individuos son originariamenteiguales, puesto que las diferencias que podrían atribuirse a la na

turaleza, en cuanto se dan sin que los mismos hombres participen, no implican mérito alguno. En realidad, todas las diferenciasson “ convencionales” y sólo se explican por la ignorancia de loshombres: “ Puesto que todos los hombres nacen ignorantes e inexpertos y deben recibir los conocimientos de los instintos de queestán dotados desde su nacimiento por la naturaleza, o de losobjetos exteriores circundantes, animados e inanimados, todosposeen lógicamente iguales derechos. No puede con justicia de

cirse que una cosa, formada sin su propia participación, tengamás mérito por ser lo que es que otra cosa. Todos los hombres

(30) Owen, op. cit., pág. 82.(31) Owen, op. cit., pág. 82.

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82pedestre, carcomida por el convencionalismo y la retórica. Sin

embargo, es exagerado decir, como Ruyer, que revela una faltatotal de talento (4). Cabet tiene, por lo pronto, el talento suficiente como para encaminar su tarea de compilador y antologohacia la elaboración de un ideal social -el comunismo- que seimpondrá definitivamente al movimiento obrero y socialista deEuropa occidental en la segunda mitad del siglo XIX. Tiene además cierto talento práctico que le hace prever formas de organización que habían de realizarse luego plenamente, en el terrenode la educación, de la salud pública, de la industria, de la técnica,de la administración, etc.

Es verdad, por otra parte, que en el Voyage se describeuna sociedad cuyo igualitarismo mecánico excluye de hecho casitodas las formas de la libertad personal y en la que se prevé “ laestandarización de la vida humana por el estatismo y la producción en serie... punto de convergencia del comunismo, del fascismo y del capitalismo americano” (5).

Las ideas proclamadas por Cabet encontraron pronto unprincipio de realización por obra y esfuerzo del mismo. El 3 defebrero de 1848 un grupo de partidarios suyos se embarcó conrumbo a América del Norte. Después de no pocos tropiezos (en

junio perecieron muchos de ellos, atacados por la fiebre), lograron fundar en Texas la primera colonia icariana. Más tarde, éstadebió ser trasladada a las cercanías de Saint Louis, y acabó pordesaparecer, tras hondos conflictos, poco antes de la muerte deCabet, acaecida en 1856. Según Buber, “ el primer motivo del

conflicto fue la pretensión de Cabet (hombre de genuino entusiasmo, pero mediocre) de erigir en dictadura el dogmatismo delproyecto, en forma de una dictadura de su autor” (6).

Además del Voyage en Icarie ( 1840), escribió éste, Histoi- re populaire de la Revolution fran<;aise ( 1840) y Le vrai Christia- nisme (1846).

Los rasgos característicos del comunismo icariano son:l.°) La decidida afirmación de la igualdad como supremo

valor social.

(4) R. Ruyer, L'Utopie et les utopies, París, 1950, pág. 222.(5) Ruyer, op. cit., pág. 228.(6) M. Buber, Caminos de Utopia, México, 1955, pág. 106.

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2.°) La concepción mecanicista de las relaciones sociales.

3.°) El asociacionismo, generado por la ausencia de todoespíritu revolucionario.4 ° ) La organización política bajo la forma de una demo

cracia representativa (no destinada, por lo demás, a desembocaren democracia directa o en anarquía).

5 °) La tendencia a la planificación, que se traduce en ungusto ingenuo por la simetría. Como dicen Bayet y Albert, “ Ca-bet fue uno de los primeros que intentó presentar bajo una forma concreta y precisa el ideal comunista. Esto es lo que hizo eléxito de su libro y lo que constituye asimismo su flaqueza” (7).

El relato asume la forma de “diario" de viaje de un jovenaristócrata inglés, Lord Carisdall. Éste es presentado por el autorcomo “ uno de los señores más ricos de los tres reinos y uno delos hombres mejor formados que he visto” , pero, sobre todo,como un individuo de vastos conocimientos, de noble carácter yde amables modales que, “ privado de sus padres desde la niñez,pasó toda su juventud viajando, siendo su pasión el estudio, node cosas frívolas, sino de todas las que pueden interesar a laHumanidad” . Conmovido por la infelicidad universal, deplorabala organización de la sociedad, aunque creía (antes de su viaje,naturalmente), como el propio Cabet, que la monarquía constitucional era la mejor forma de gobierno para la especie humana (8).

La figura del protagonista reúne, como se ve, muchos rasgos característicos del héroe de la novela romántica, rasgos que

aparecen complementados por los de Eugenio, joven pintor francés, “ desterrado de su país a consecuencia de la revolución de

julio” , de quien aquél no tarda en hacerse amigo (9).La geografía de Icaria es ya un modelo de regularidad

simétrica, el territorio está dividido en 100 provincias, iguales enpoblación y extensión. Cada provincia se divide, a su vez, en 10partidos iguales. La capital de la provincia ocupa el centro de

(7) A. Bayet y F. Albert, Les ecrivains politiques du XIX siécle, Paris,1907, pág. 279.(8) Cabet, Viaje por Icaria, I, pág. 5 (cito según la traducción españolapublicada en Barcelona por la Editorial Lux, sin fecha).(9) Cabet, op. cit., I, págs. 23 y 24.

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84ésta; en el centro del partido está la capital comunal. Cada partido comprende, además de la villa capital, ocho aldeas y muchoscaseríos regularmente distribuidos en su territorio.

La capital del país, Icara, es de un trazado casi circular(como las ciudades de los hititas, que Hipodamo de Mileto, elprimer utopista de Occidente, imitó en la colonia de Turio, Lucarna) (10). Está dividida en dos partes casi iguales por la corriente de un río, “ cuyo curso ha sido enderezado, encerrándoseloentre dos muros en línea recta” (II), y que en el centro de laciudad se divide en dos brazos que forman una isla circular. En el

centro de esta isla se levanta un palacio, en cuyo centro se erige,a su vez “ una estatua colosal que domina todos los edificios” ( 12).

Las calles, rectas y anchas, tienen en algunos casos carrilesartificiales; en otros, arboledas; en otros, canales. La urbe estádividida en 60 barrios que reproducen la arquitectura de las 60principales naciones, y llevan los nombres de las 60 principalesciudades del mundo antiguo y moderno (Jerusalén, Constantino-pla, Pekín, París, Roma, Londres, etc.) (13).

La ciudad reproduce asi al Universo terrestre; es como unmicrocosmos, espejo del macrocosmos humano. Pero en todoprima el orden y la simetría. Una calle tiene 16 casas a cada lado,un edificio público en medio y dos en los extremos (14). Porotra parte, en todas las ciudades icarianas, se ha elevado al máximo grado la preocupación por la salubridad (“ en el interior de lasciudades no existen cementerios, manufacturas insalubres ni hospitales” ^ por el aseo (“ no solamente el barro recogido y barridopor medio de instrumentos ingeniosos y cómodos desaparece enlos mismos canales, arrastrado por el agua de las fuentes, sinoque se emplean todos los medios que puedes concebir para quese forme el menor lodo y polvo posible” ) (15). En todas las calles“ hay fuentes que surten del agua necesaria para lavarlas” y, por

(10) Cfr. I. Lana, "L’Utopia di Ippodamo di Mileto” Rivista di Filosofía,

1949.(11) Cabet, op. cit., I, pág. 27.(12) Cabet, op. cit., I, pág. 28.(13) Cabet, op. cit., I, pág. 28.(14) Cabet, op. cit., I, pág. 29.(15) Cabet, op. cit., I, pág. 50.

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si esto fuera poco, la ley “ ha dispuesto que los que andan a piese hallen siempre en seguridad sin que jamás sufran accidentealguno desagradable, ni por parte de los carruajes, caballos u otrosanimales, ni por ninguna otra circunstancia" (16).

Lo más característico de Icaria y, al mismo tiempo, lo queconstituye el fundamento de todas sus instituciones, es, sin duda,su organización social. “ Convencidos profundamente por la experiencia de que no hay felicidad posible sin asociación y sinigualdad, los icarianos forman una sociedad fundada sobre la basede la Igualdad más perfecta", dice el joven historiador Diñaros. Y

agrega: “ Todos somos asociados, ciudadanos iguales en derechosy en deberes; todos participamos igualmente de las cargas y beneficios de la asociación; todos componemos también una solafamilia, cuyos miembros están unidos por los vínculos de la Fraternidad. Formamos, por consiguiente, un Pueblo o una Naciónde hermanos, y todas nuestras leyes deben tener por objeto establecer entre nosotros la igualdad más absoluta, en todos loscasos en que esta igualdad no es materialmente imposible” (17).

Esta igualdad tiene, a su vez, como base la comunidad debienes: “ Así como nosotros no formamos más que una sola Sociedad, un solo pueblo, una sola familia -continúa Diñaros- delmismo modo nuestro territorio con sus minas subterráneas y susconstrucciones superiores, no forma más que un dominio que esnuestro dominio social. Todos los bienes muebles de los asociados, en unión con todos los productos de la tierra y de la industria, componen un solo Capital social. Este dominio y este capitalsocial pertenecen indivisiblemente al Pueblo, que los cultiva y losexplota en común, que los administra por sí mismo o por susmandatarios, y que participa igualmente de todos los productos” (18).

La Soberana, o sea, la República o la Comunidad es, pues,la única propietaria de todo (19); “ ella es la que organiza susobreros, y quien hace construir sus talleres y almacenes; ella estambién quien hace cultivar la tierra, construir las casas y fabricar

( 6) Cabet, op. cit., I, pág. 51 .( 7) Cabet, op. cit., I, pág. 43.( 8) Cabet, op. cit., I, pág. 43.( 9) Cabet, op. cit., I, pág. 44.

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todos los objetos necesarios para el alimento, el vestido, la habi

tación y el moblaje; ella es, en fin, quien alimenta, viste, aloja yprovee de muebles a cada familia y a cada ciudadano” . Es claroque, "siendo todos los icarianos asociados e iguales... todos deben ejercer una industria y trabajar el mismo número de horas,pero toda su inteligencia se aplica a encontrar cuantos medioshay para disminuir el trabajo, hacerlo variado, agradable y sinpeligro" (20). El trabajo es altamente apreciado en Icaria, todoslos oficios y las profesiones son considerados nobles y dignos:“ Nuestra República -dice un venerable magistrado- nos hace atodos igualmente ricos, exigiendo, sin embargo, que todos traba

jemos igualmente... Mi padre era duque y uno de los principalesseñores del país, y mis hijos deberían ser condes, marqueses ybarones, pero son: uno cerrajero, otro impresor, y otro arquitecto” (21).

Cabet preanuncia ya la idea del “ ejército industrial", talcomo se dará en Bellamy (22). He aquí cómo se organiza la industria de la relojería: "El taller es en cierto modo portentoso.Todo se encuentra reunido allí, desde las materias primeras apiladas en un primer almacén, hasta los relojes, péndulos y aparatosde toda especie alineados en un postrer almacén, que parece unbrillante museo. El taller especial de relojería es un edificio de1.000 pies cuadrados, con tres pisos, sostenidos por columnas dehierro, que sustituyen a las más gruesas paredes y permiten hacerde cada piso una sola pieza perfectamente alumbrada por unsistema en extremo sencillo. En los bajos están las voluminosas y

pesadas máquinas que sirven para cortar y calcar las piezas; en losaltos están los operarios, divididos en tantas clases como piezasdiferentes hay que fabricar; cada operario fabrica siempre lasmismas piezas. Es tanto el orden y la disciplina que allí reina, queparece un regimiento” .

La jornada de trabajo se distribuye de esta manera: “ Llegamos a las seis menos cuarto de la mañana, depositamos nuestras casacas en el vestuario, que os enseñaré luego, y tomamos

nuestros casacones de trabajo. A las seis en punto, y al sonido de

(20) Cabet, op. cit., I, pág. 44.(21) Cabet, op. cit., I, pág. 35,(22) Cfr. El próximo capítulo VI.

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una campana, comenzamos a trabajar. A las nueve, bajamos to

dos al refectorio, donde empleamos veinte minutos en almorzaren silencio, mientra uno de nosotros lee el diario de la mañanaen voz alta. A la una cesa el trabajo; y después de arreglarlo ylimpiarlo todo, bajamos al vestuario donde encontramos todo lonecesario para lavarnos, y donde volvemos a tomar nuestra ropade reposo, para ir a comer a las dos, con nuestras familias ydisponer en seguida de todo el resto del día. Se me olvidabadeciros que durante otras dos horas podemos hablar con nuestros vecinos y en lo restante del tiempo, cada uno canta paradistraerse o distraer a los demás que lo escuchan y a veces todoscantamos a coro” (23).

Los rasgos militares o monacales de esta distribución de la jornada laboral son bastante claros. La igualdad en el vestir, querige en la utópica sociedad icariana, supone, por otra parte, una“ uniformación” de la ciudadanía, según las diversas condiciones,estados, sexos, edades, etc. Hay allí un comité que, después dehaber examinado los trajes de todos los países, “ ha indicado losque merecen adoptarse y los que deben proscribirse, y los haclasificado según sus necesidades, su utilidad o su recreo” . Enconsecuencia, “ todo cuanto en la forma, el dibujo y el color eraextravagante o falto de gusto, ha sido completamente desterrado” (24).

Al autor no se le ocurre siquiera que lo que al Comité leresultara “extravagante o falto de gusto” en tal materia, podíaser juzgado como sumamente apropiado y elegante por la mayo

ría del pueblo. Lo cierto es que, dentro de ciertos límites, reinaallí una completa uniformidad en el vestir. “ Todos usan los mismos vestidos, y de este modo no tienen cabida la envidia y lacoquetería... Todos los individuos de una misma condición o estado llevan un mismo uniforme, pero millares de uniformes diferentes corresponden a los millares de diversas condiciones (25).

Algo semejante a lo que ocurre con la vestimenta, sucedecon la comida, ya que “ nada absolutamente de cuanto tiene re

lación con los alimentos, deja de estar arreglado por la Ley” (26).

(23) Cabet,op. cit., I, pág. 71.(24) Cabet,op. cit., I, pág. 67.(25) Cabet,op. cit., I,págs. 68 y 69.(26) Cabet,op. cit., I, pág. 62.

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También en esto dictamina un Comité. Este “ ha formulado la

lista de todos los alimentos conocidos, indicando los buenos y losmalos, las buenas o malas cualidades de cada uno. Ha hecho más:entre los buenos, ha indicado los necesarios, los útiles y los agradables, y ha dispuesto se imprima la lista en muchos ejemplares.Cada familia posee también la Guía del Cocinero. Arreglada así lalista de los buenos alimentos, la República los hace producir porsus agricultores y obreros, y los distribuye a las familias; y comonadie puede tener otros que los que ella distribuye, conocerás

que nadie puede consumir otros alimentos que los que ella aprueba. La República hace producir primero los necesarios, luego losútiles, después los agradables y todos con la mayor abundanciaposible. Los reparte entre todos igualmente, de manera que cadaciudadano recibe la misma cantidad de un alimento determinado,si de él hay para todos, y cada uno lo recibe a su turno, si no haydiaria o anualmente más que lo que alcanza a una parte de lapoblación. Todos disfrutan, pues, de una parte igual de alimentossin distinción, desde el que nosotros llamamos el más tosco, hastael que calificamos de más delicado” (27). La ingerencia del Estadova todavía más allá y el mencionado Comité determina también“ el número de los manjares, su especie y orden de servicio” (28).

He aquí el orden y modo de las comidas icarianas: "A lasseis de la mañana y antes de comenzar el trabajo, todos los obreros, es decir, todos los ciudadanos, toman juntos en sus respectivos talleres, un ligero bocado (que nuestros obreros de Parísllaman “ tomar la mañana” ), preparado y servido por el fondistadel taller. A las nueve, almuerzan en el taller, mientras sus mujeres e hijos lo hacen en sus casas. A las dos de la tarde, todos loshabitantes de una misma calle toman en su respectiva fonda republicana, una comida preparada por uno de los fondistas de laRe; .'blica. A la noche, entre nueve y diez, cada familia toma ensu propia habitación una cena o colación preparada por las mujeres de la casa” (29). Las comidas en familia se alternan con otras,hechas en el taller o tomadas en la “ fonda republicana” junto a

los habitantes de la misma calle. De esta manera el individuo se

(27) Cabet,op. cit., I, págs. 62 y 63.(28) Cabet,op. cit., I, pág. 63.(29) Cabet,op. cit., I, págs. 63 y 64.

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relaciona: I) con la familia, 2) con el grupo de trabajo, 3) con lacalle o el barrio. Las comidas no son, únicamente públicas, como,según Plutarco, quería Licurgo (30), pero tampoco enteramenteprivadas o familiares, como en la sociedad capitalista.

En cuanto a las habitaciones, cada familia dispone de unacasa, más o menos grande, según el número de sus miembros,pero en lo demás igual a todas las otras: “ Todas las casas de lasciudades son absolutamente semejantes en el interior, y cada unase halla habitada por una sola familia” (31). A pesar de su iguali

tarismo mecanicista, Cabet no contempla, como se ve, la idea dela habitación colectiva o de los dormitorios comunes, al modo deLicurgo y los antiguos lacedemonios. Esto, que podría pareceruna Inconsecuencia, es en realidad el corolario de la idea queCabet tiene de la familia, cuya estructura patriarcal quiere conservar en lo esencial, bajo la influencia del cristianismo. Desdeeste punto de vista, el Viaje por Icaria se parece a la Nueva Atlántida de Bacon.

Como en la obra del filósofo inglés, la institución del matrimonio está purificada aquí, sin embargo, de todas las manchasque la afean en la sociedad europea. Por empezar, hay que teneren cuenta dos cosas: “ la primera es que, siendo tan desconocidasen Icaria las dotes como las sucesiones, los jóvenes y sus familiasno pueden tener jamás en consideración la fortuna, cuando setrata de contraer matrimonio, y atienden sólo a las cualidadespersonales; la segunda, que siendo Igualmente bien educados todos los mozos y todas las doncellas, podrían resultar buenos esposos aun cuando se formaran las parejas por medio de la suerte.Pero considerando los jóvenes icarianos el matrimonio como elparaíso o el Infierno de esta vida, no aceptan un consorte sinocuando lo conocen perfectamente, y a este fin se tratan duranteseis meses por lo menos, y muchas veces desde su niñez o durante mucho tiempo, pues la joven no se casa antes de los dieciochoaños ni el joven antes de los veinte.” (32).

Al no mediar en el matrimonio interés pecuniario y al ser

concertados todos los enlaces con plena libertad por ambas par-

(30) Cfr. M. L. Berneri, op. cit., pág. 58.(31) Cabet, op. cit., I, pág. 78.(32) Cabet, op. cit., I, pág. 153.

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90tes, se eliminan dos poderosas causas de disensiones conyugales.

Si se tiene en cuenta además, dice Cabet, que, por la educaciónque reciben, a los icarianos “ la virtud les es tan fácil de practicarque ni aun se los puede llamar virtuosos” (33), se comprenderápor qué, cuando no encuentran la felicidad en el matrimonio,pueden recurrir al divorcio y “ buscar en un nueva asociaciónconyugal la dicha que no encontraban en la primera” (34).

Contando con todo esto, no resulta difícil entender quela República rechace allí el celibato voluntario “ como un acto deingratitud y como un estado sospechoso” , al par que considera elamancebamiento y el adulterio como "crímenes sin excusa” (35).La condición de la mujer es románticamente exaltada por Cabet.Los icarianos no sólo respetan a sus mujeres sino que además “ lasembellecen, las perfeccionan y se ocupan constantemente en hacerlas dichosas, para recibir de ellas la felicidad” (36).

Por otra parte, parece extraño que en una sociedad donde hay una total comunidad de bienes y donde hombres y mujeres han recibido una educación moral tan perfecta como para

que el adulterio sea casi enteramente imposible, los celos noestén del todo ausentes y que los maridos no permitan “ que susmujeres vayan sin su compañía a los espectáculos u otras reuniones” (37). Pero todo lo que aquí haya de incongruente, comenzando por el culto caballeresco de la mujer, sigue siendo unaconsecuencia de la inserción de una estructura familiar patriarcalen una sociedad igualitaria y comunista.

Esto no impide que desde el punto de vista de la ética

sexual se hagan los mayores esfuerzos por establecer una totaligualdad entre hombres y mujeres. En efecto, “ la opinión noimita aquí la injusta y cruel inconsecuencia de los tiempos antiguos y de los demás países que, indulgentes con el seductor, nose mostraban ni se muestran implacables más que con la víctima” (38).

(33) Cabet, op. cit., I, pág. 154.(34) Cabet, op. cit., I, pág. 155.(35) Cabet, op. cit., I, pág. 155.(36) Cabet, op. cit., I, pág. 324.(37) Cabet, op. cit., I, pág. 325.(38) Cabet, op. cit., I, pág. 155.

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Toda la sorprendente perfección de la vida icariana sedebe a la educación que reciben allí los niños y los jóvenes. Según

dice uno de los habitantes de la feliz república, "la educación nosparece la base y fundamento de todo nuestro sistema social ypolítico” (39) y "sin ella sería imposible la Comunidad en toda superfección” (40).

Cabet, bajo la influencia de Owen, sin duda, tiene unagran confianza en la educabilidad humana y está convencido deque “ el niño puede ser, en cierto modo, dirigido como ciertosvegetales y ciertos animales, y de que son todavía desconocidos

los límites a que puede llegar la perfección del género humano" (41).Aquí, como en todos los otros aspectos de la vida icaria

na, el Estado desempeña el papel de director y patrono. Un Comité organizó, al fundarse el nuevo Estado, la educación pública,consultando rodos los sistemas pedagógicos antiguos y modernos."La ley ha establecido después las diferentes especies de educación (física, intelectual, moral, industrial y cívica), designando paracada una de estas especies las materias de esnseñanza, el tiempoy orden de los estudios y los métodos de instrucción" (42).

La educación general es en Icaria obligatoria e igual paratodos. El ideal de la escuela única parece, en realidad, un supuesto obvio.

Sin embargo, el Estado deja una parte de la educación enmanos de la familia. “ La educación es doméstica por lo que respecta a la parte confiada a los padres, en el seno de las familias,y pública por lo tocante a la porción confiada a los instructorespopulares en las escuelas nacionales” (43). La educación de losciudadanos comienza antes de su nacimiento, ya que las mujeresque esperan un hijo deben asistir a los llamados “ cursos de maternidad” , en los cuales se las instruye en todo lo concerniente ala formación del hijo. Dichos cursos son “ explicados por madresde familia, instruidas al efecto” y "allí se discuten las mil cuestio-

(39) Cabet.op. cit., I, pág. 85.(40) Cabet,op. cit., I, pág. 106.(41) Cabet,op. cit., I, pág. 87.(42) Cabet,op. cit., I, pág. 85.(43) Cabet,op. cit., I, pág. 85.

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92nes relativas, no sólo a la lactancia del hijo, a la dentición, a losactos de destetarlo y enseñarle a andar, a su alimento, a sus

vestidos y baños, sino también al desarrollo y perfeccionamientode sus órganos” (44).

El Estado rodea de una cuidadosa atención a las madresdurante la preñez y la lactancia y hasta parece proveer los ejercicios que preparan un parto sin dolor (45). La finalidad que persigue es la formación de niños físicamente perfectos. Sin embargo, este Estado socialista que es Icaria, no conoce nada semejantea la institución lacedemonia de la eliminación de los niños defor

mes y débiles: “ Cuando un niño nace enfermo o deforme, se leprodigan los mayores cuidados por los médicos populares, bienen el domicilio de la madre, o en un hospicio especial en casonecesario; y son muy raras las enfermedades o deformidades queel arte no haya logrado curar o corregir, con ayuda de instrumentos ingeniosos últimamente descubiertos, que la República provee siempre, sin pararse jamás en su mayor o menor costo” (46).

La madre se encarga de enseñar al niño los hábitos físicos

elementales, y desde el momento en que éste "es bastante robusto para soportar alguna fatiga, se le comienza a ajercitar, primero en casa de sus padres, y después en la escuela, en todos losejercicios gimnásticos, cuidadosamente determinados por la Ley,a fin de desarrollar y perfeccionar todos sus miembros y órganos” (47).

La educación intelectual, no menos que la física, ha sidotambién prescripta y reglamentada minuciosamente por la Ley.Hasta los cinco años el niño es instruido en su hogar por el padrey la madre; ellos le enseñan a hablar, a leer, a escribir y le imparten otros muchos conocimientos prácticos (48).

A partir de dicha edad y hasta los diecisiete o dieciochoaños, recibe la educación común, en la escuela única. Aprende aleer y escribir con celeridad el idioma nacional, que es sumamente regular y fácil. En el plan de estudios quedan en cambio exclui-

(44) Cabet,op. cit., I, pág. 87.(45) Cabet,op. cit., I, pág. 86.(46) Cabet,op. cit., I, pág. 87.(47) Cabet,op. cit., I, pág. 88.(48) Cabet,op. cit., I,págs. 89 y 90.

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das las lenguas muertas, que en la época de Cabet constituían elnúcleo de la enseñanza secundaria, y las lenguas extranjeras engeneral. Los icarianos no quieren que sus hijos “ pierdan en tanenojosa tarea un tiempo precioso que pueden emplear muchomás útilmente" (49). En cambio, “ el dibujo lineal es uno de losprimeros estudios de la niñez” y “ se enseñan con especialidad alos niños, desde muy temprano, los elementos de las cienciasnaturales tales como los de geología, geografía, mineralogía, historia de los animales y de los vegetales, física, química y astronomía” (50). Por otro lado, “ el cálculo elemental y la geometría se

enseñan igualmente, de suerte que no hay un icariano que nosepa contar, medir, y hasta levantar un plano" y “ los elementosde agricultura, de mecánica y de industria forman parte de nuestra educación general” (5 1).

En esto es posible vislumbrar la influencia del utilitarismooweniano. Pero tal utilitarismo se une siempre, en Cabet, a unromanticismo ingenuo, que le hace considerar como enteramente necesaria la enseñanza de la música vocal e instrumental para

todo el mundo.A los diecisiete años (las jóvenes) y a los dieciocho (los jóvenes) inician su educación especial o profesional “ que tienepor objeto dar a cada uno todos los conocimientos teóricos yprácticos necesarios para brillar en su profesión científica o industrial” (52). No por eso cesan enteramente los estudios generales.Hasta los veinte años son obligatorios para todos, los cursos deliteratura, historia universal, anatomía e higiene y educación cívica. Y aún más, la República mantiene diversos cursos (como el dehistoria del hombre), abiertos para todos cuantos quieran seguirlos, después de los veinte años.

En lo que se refiere a la metodología de la enseñanza,Cabet parece inspirarse parcialmente en Fourier. “ Nosotros queremos -dice un icariano- enseñar al niño lo más posible y, porconsiguiente, emplear todos los medios imaginables para hacerque cada estudio de por sí le sea fácil, rápido y agradable: nuestro

(49) Cabet,op. cit., I, pág. 91.(50) Cabet,op. cit., I, pág. 92.(51) Cabet,op. cit., I, pág. 92.(52) Cabet,op. cit., I, pág. 93.

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dio se hacen en los talleres y almacenes nacionales” (58). Existen

además diversos museos dedicados a la enseñanza, que tienen porobjeto no sólo la historia natural sino también la geografía, lareligión, la astronomía, etc.

Se deja el mayor margen a la reflexión personal y se tratade que “ los estudiantes se encarguen de enseñar a los más pequeños lo que ya saben ellos” . Hay algo de socrático en el papel queasume el maestro. Éste “ no enseña más que lo absolutamentenecesario para acelerar la instrucción, sólo dirige a sus discípulos

en sus estudios, y, en lugar de pensar por ellos, los acostumbra apensar por sí mismos” . En realidad, “ su talento brilla especialmente en el arte de emplear a todos sus discípulos en instruirse mutuamente” (59).

Con mayor solicitud aún el Comité de educación y loslegisladores se. han ocupado en prescribir las normas y objetivosde la educación moral. Esta comienza (como la educación física eintelectual) en el seno de la familia. Las madres y cuantos losrodean “ observan, examinan y dirigen los primeros sentimientosy las primeras pasiones del niño, a fin de evitar las malas inclinaciones en su origen, y desarrollar las buenas cualidades” (60).

El autoritarismo de Cabet, que tanto lo diferencia de Fourier, Déjacque y Morris, se pone de manifiesto claramente cuando, entre los sentimientos que se deben desarrollar primero enel riño, pone la “ ciega obediencia” , que lo acostumbra “a adorary a escuchar a su madre y a su padre como a divinidades soberanamente bienhechoras e ilustradas" (61). El espíritu de disciplina

militar que reina aun en la escuela de párvulos se revela ya en elmodo de entrar y salir de la misma: los escolares marchan comoun pequeño ejército, uniformados según su talla y edad, formando diversas compañías (62).

Por otra parte, la escuela icariana se distingue por la importancia concedida en ella al aseo y al deporte (63), y, sobre

(58) Cabet, op. cit., I, pág. 96.(59) Cabet, op. cit., I, pág. 97.(60) Cabet, op. cit., I, pág. 98.(61) Cabet, op. cit., I, págs. 98 y 99.(62) Cabet, op. cit., I, pág. 100.(63) Cabet, op. cit., I, págs. 101 y 102.

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96todo, por un cierto autogobierno, que supone la institución detribunales integrados por los mismos educandos para juzgar lasfaltas de sus compañeros (64). La doctrina de la coeducación,defendida también por Cabet, es, en la época, signo evidente delradicalismo pedagógico (65).

En nombre de la igualdad se rechaza todo género de premios o recompensas (66); pero, al mismo tiempo, los castigosson siempre leves (consistentes en la privación de ciertos placeresy estudios y en amonestaciones públicas). No deja de ser osada,frente a la práctica y la teoría pedagógica de la época, una afirmación como la siguiente: “ Aborrecer y maltratar al incapaz, yaun al perezoso, nos parecería una injusticia, un contrasentido,una locura y casi una barbarie, que haría al maestro menos dignode excusa que al niño” (67).

El sistema educativo tiene su complemento o, por mejordecir, su paralelo en el sistema médico-asistencial. El Estado sepreocupa tanto por la instrucción como por la salud pública.

Los hospitales son en Icaria magníficos palacios, destinados

“ a recibir no a pobres y miserables, sino a todos los ciudadanossin excepción, cuando padecen alguna enfermedad grave” (68).He aquí cómo se organiza el servicio hospitalario: “ Los médicos,cirujanos, farmacéuticos y enfermeros habitan en el perímetrodel hospital, y por decirlo así, en el establecimiento mismo. Todos estos funcionarios son tan numerosos como se necesita, sinque ninguno esté fatigado en exceso, y trabaja cada uno seis osiete horas diarias. Los médicos visitan cada día por lo regulartres o cuatro veces a los enfermos; y en el intervalo de las visitas,siempre hay seguridad de encontrar bastantes de ellos para atender a los accidentes extraordinarios que pueden sobrevenir. Esto,sin contar con los practicantes, que continuamente permanecenen las salas, para atender a los enfermos, como también parallamar a los médicos siempre que hay necesidad de ellos. Todaslas visitas se hacen a lo menos por tres médicos y todas las ope-

(64) Cabet, op. cit., . Págs 103(65) Cabet, op. cit., . Pág. 101.(66) Cabet, op. cit., •Pág. 102.(67) Cabet, op. cit., ■Pág- 103.(68) Cabet, op cit., -Pág- 124.

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raciones por un cirujano en presencia de otros dos, pero en los

casos graves se reúnen en consulta todos los médicos y cirujanosdel hospital” (69).En todos los talleres en que pueden producirse accidentes

hay permanentemente un médico (70). Los hombres y mujeresson asistidos exclusivamente por médicos de su sexo (71). Losalumbramientos se realizan siempre en los hospitales (72), dondehay también grandes farmacias que proveen las necesidades delrespectivo barrio (73).

He aquí cómo se desarrolla en Icaria la educación médica:“ A los diecisiete y dieciocho años las mocitas y los jóvenes quedesean ejercer una parte cualquiera de la medicina o de la cirugíasufren primero un examen acerca de su educación elemental.Todos los que son admitidos siguen, por espacio de cinco años,en la escuela-especial de medicina, los cursos generales, que tienen por objeto hacerles conocer el estado completo de la medicina y de la cirugía. Después de un nuevo examen, cada unoadopta, según su inclinación, la medicina o la cirugía, y siguedurante dos años los estudios que le son más especialmente útiles. Después de un tercer examen cada cirujano o médico vuelvea elegir entre un gran número de especialidades, y sigue todavíadurante un año nuevos cursos particulares. Así, pues, hay médicos generales y médicos particulares, unos para los niños, otrospara los locos, otros para cada una de las enfermedades principales, así como también cirujanos generales, dentistas, oculistas,parteras, y otros cirujanos especiales para las principales opera

ciones quirúrgicas. Hasta después de un cuarto examen no recibeel estudiante el título de médico o cirujano nacional, ni puedeejercer su profesión sin este requisito. Nadie puede quejarse deque sean largos los estudios, puesto que todos tienen aseguradosu alimento en la República.

De este modo hay médicos cirujanos y dentistas, por ejemplo, que son tan sabios como el médico o cirujano más docto, y

(69) Cabet,op. cit., I, pág. 125.(70) Cabet,op. cit., I, pág. 126.(71) Cabet,op. cit., I, pág. 127.(72) Cabet,op. cit., I, págs. 127 y 128.(73) Cabet,op. cit., I, págs. 128 y 129.

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98(tal vez te rías, pero es verdad), el arte y la ciencia del dentistase hallan perfeccionados hasta tal punto, se habitúa a los niños acuidar diariamesnte su dentadura de tal modo, y son tan frecuentes las visitas de los dentistas a cada familia, que los icarianos casino conocen ya los atroces dolores de muelas ni la pérdida deéstas. Añade a todos estos medios cuanto es posible imaginarpara facilitar y perfeccionar el estudio, los museos de anatomíaque contienen huesos, esqueletos, figuras de cera y dibujos representando todas las partes del cuerpo humano y los efectos detodas las enfermedades; los museos de craneología, donde se encuentran millares de cráneos notables con las observaciones quepresentan; los museos de anatomía comparada, donde se ve laestructura de todos los animales ; los museos de cirugía, quecontienen todos los instrumentos y todas las operaciones, etc.

Agrega también a esto la práctica unida a la teoría, porque desde el momento en que se hallan suficientemente instruidos, presencian los estudiantes en los hospitales todos los tratamientos y operaciones, teniendo a su cargo la aplicación inmedia

ta de los remedios y el cuidado de los enfermos. Añade, porúltimo, la inmensa innovación de que todos los cadáveres, sinexcepción, son diseccionados en un inmenso anfiteatro y en presencia de todos los estudiantes, bajo la dirección de uno o variosde los médicos o cirujanos que han asistido al difunto, y se formaun proceso verbal que hace constar todas las observaciones útilesocurridas en cada disección, sin mencionar el nombre de la persona" (74).

Los habitantes de Icaria, como los del humanisferio deDéjacque (75), practican la cremación de los cadáver (76). Conocen la vacuna y otros muchos medios para prevenir diversas enfermedades (77).

Han inventado métodos para enseñar a hablar con solturaa los tartamudos, para llevar a los sordomudos a entenderlo todocon la vista y a expresarlo todo con los dedos, y “ la cirugíadevuelve el uso de la palabra a los mudos, el oído a los sordos, la

(74) Cabet, op. cit., I, págs. 129 y 130.(75) Cfr, capítulo V.(76) Cabet, op. cit., I, pág. 130.(77) Cabet, op. cit., I, pág. 131.

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vista a los ciegos y sus miembros a muchos desgraciados, que se

hallaban privados de ellos" (78). También se preocupan los ¡caria-nos por perfeccionar la especie. La eugenesia ha realizado entreellos grandes progresos. Cabet, por boca del exiliado Eugenio,considera sumamente irritante que durante siglos ésta haya sidotan descuidada en Europa, al par que “ se trabajaba sin cesar enperfeccionar las razas de perros y de caballos, y los plantíos dealbérchigos y tulipanes" (79). Pero la tarea de perfeccionar laraza humana no se reduce a juntar a un moreno con una rubia, aun montañés con una hija de la llanura, a un septentrional conuna meridional y viceversa, sino que supone una censura sobre lasalud de los aspirantes a contraer matrimonio. Cuando un joveno una muchacha no pueden dar vida sino a hijos enfermos, la Leyles prohíbe casarse. La intervención eugenésica no llega, sin embargo, aquí, a los extremos nacional-socialistas, como bien puedesuponerse, ya que “ esta ley no tiene más sanción que la opiniónpública” (80), con lo cual deja de ser en rigor una ley.

En éste, como en otros muchos casos, encontramos enCabet una tensión entre el deseo de asegurar la igualdad y laseguridad social y el temor de infringir las libertades personales.En definitiva triunfa siempre el primer valor. Algo muy semejantesucede con la publicación de libros y otros escritos. La Repúblicapuede “ no permitir sino a ciertas personas la publicación de unaobra, así como no permite más que a los boticarios preparardrogas” , dice uno de los personajes. Y, cuando otro aduce que“ en ese caso vuestra República, tan ensalzada, sería más despótica

que un déspota” , aquél, vocero de la concepción cabetiana, responde, a su vez, que “ la libertad no es el derecho de hacer indistintamente todo lo que se quiere: consiste en hacer solamente loque no perjudica a los demás ciudadanos” (81).

La dificultad consistirá sin duda en determinar qué es loque perjudica o no a los demás ciudadanos, y en saber a quién lecorresponde determinarlo. Pero para Cabet es indudable que éstaes función de la República, o sea, del Estado.

(78) Cabet,op. cit., I,págs. 131 y 132.(79) Cabet,op. cit., I, pág. 134.(80) Cabet,op. cit., I, pág. 134.(81) Cabet,op. cit., I, pág. 137.

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En Icaria, sólo la República “ hace imprimir los libros, pues

to que ella sola tiene imprentas, impresores, papel, etc.; e indudablemente la República no hace imprimir sino las buenas obras;nadie puede vender libros, puesto que nadie puede adquirir sinolos que gratuitamente se le distribuyen, y es evidente que laRepública no puede distribuir malos libros" (82). La argumentación podría ser puesta en boca de un comisario soviético. Y hastala idea cabetiana de nacionalizar la literatura y de formar al escritor como se forma al médico, coincide esencialmente con lapráctica bolchevique.

No debe extrañarnos, pues, que los socialistas de tendencia libertaria contemporáneos de Cabet no se entusiasmaran demasiado con Icaria. Karl Grün, por ejemplo, refiriéndose a esteproblema en particular, dice: “ ...¿ah sí, con que sólo el gobiernopuede imprimir? Yo me encargo de reclutar a los más decididos,demolemos las imprentas nacionales, quebramos en mil pedazosesos tipos esclavizados, o los arrojamos al fuego. Luego imprimimos nuestras opiniones, exhortamos a todos a hacer lo propio y

a dejar que la administración común de los bienes funcione conun poco de desorden, y finalmente traemos a Heine para que nosrecite poemas inmorales" (83).

Bajo la influencia de More, establece Cabet en su idealIcaria la más amplia libertad religiosa. Inclusive los “ materialistas”gozan allí de pleno respeto por parte de la sociedad y del Estado.“ ¡Los suplicios y la guerra son tan absurdos en materia de opiniones como lo serían entre los que prefieren las grosellas a las fresas

y las fresas a las grosellas! ¿Perseguir a los materialistas no seriaun acto de injusticia, de opresión, de barbarie, de demencia ehidrofobia, como lo sería si se tratase de proscribir a las minoríasen las mil cuestiones de Astronomía, de Medicina y otras ciencias?” (84), dice uno de los icarianos.

Los niños no reciben ninguna instrucción religiosa; ni siquiera oyen hablar de religión hasta la edad de dieciséis años: “ La

(82) Cabet, op. cit., I, pág. 138.(83) K. Grün, Die soziale Bewegung in Frankreich und Belgien (citadopor H. Koechlin, Ideologías y tendencias en la Comuna de París, BuenosAires, 1965, pág. 280).(84) Cabet, op. cit., I, pág. 185.

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Ley prohíbe a los padres y a los extranjeros que inspiren creen

cias religiosas a los muchachos antes de la edad de la razón" (85).La enseñanza elemental es, pues, tan laica como obligatoria. Al llegar a dicha edad, el profesor de filosofía (no el sacerdote) expone a los adolescentes que están por concluir sus estudiosgenerales todos los sistemas religiosos por igual. Después de esto,“ cada uno adopta, con perfecto conocimiento de causa, la opinión que le parece mejor, y escoge libremente la religión que leconviene" (86).

Existen, pues, diversas sectas, pero éstas no son muy numerosas, como podría suponerse. En Icaria se marcha, sin ningúngénero de imposiciones, hacia la unidad religiosa, “ porque la influencia de la educación, de la razón, de la discusión, conduce ala masa naturalmente hacia la opinión de los más ilustrados y, portanto, la opinión llega a ser universal" (87). Tal opinión, por otraparte, es tan modificable como las opiniones científicas o técnicas.

Esta religión, adoptada “ si no por unanimidad, al menospor una gran mayoría” de ícarianos, “ no constituye el gobierno

ni es el Estado, del que está completamente separada, sin quetenga autoridad alguna civil, y sin que en ningún caso deje deestar sujeta a las leyes comunes; mientras que, por otra parte, laLey no interviene en la Religión más que para proteger la libertadde creencias y mantener la paz pública” (88).

Junto a la escuela laica vemos, pues, consagrado en Icariael otro gran principio del liberalismo religioso, del cual aquél noes sino una consecuencia: la separación total de Iglesia y Estado.

Por otra parte, el contenido de la religión popular y universal de los icarianos difícilmente podría ser más liberal. Dichareligión es, en realidad, un sistema de moral, basado en estossimples principios: “ No hagas a otro el mal que no quieras parati” y “ Haz a los otros todo el bien que quieras para ti” . El cultotampoco podría ser más sencillo y racional. Hay templos dedicados a la instrucción religiosa y a la oración en común, pero esopinión general “ que el que mejor adora y complace a la Divini-

(85) Cabet, op. cit., I, pág. 185.(86) Cabet, op. cit., I, pág. 186.(87) Cabet, op. cit., I, pág. 186.(88) Cabet, op. cit., I, pág. 186.

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dad es el que sabe ser mejor padre, mejor hijo, mejor ciudadano,y sobre todo, el que sabe amar y venerar a la mujer, obra maestra del Creador” (89).

Se considera que la naturaleza entera es el mejor templopara adorar a Dios y, como puede suponerse, el culto “ no admiteceremonia alguna ni práctica que huela a superstición o que tengapor objeto dar poderes a los sacerdotes" (90). En los templos nohay imágenes ni se pronuncian en ellos plegarias en lenguas desconocidas o extranjeras. Toda penitencia, mortificación o ayunoquedan excluidos como contrarios a la naturaleza. Los sacerdotesno tienen poder alguno, temporal o espiritual, y su función sereduce a la de profesores de moral, consejeros y guias de los fieles.

En cuanto al dogma, éste fue establecido por un granConcilio, convocado dos años después de la revolución comunista, a propuesta del fundador, Icar. Integrado por curas, profesores, sabios, filósofos y escritores (elegidos por sus colegas), dichoConcilio recogió, examinó y discutió durante cuatro años todaslas opiniones de los ciudadanos en la materia (91). El “ Concilio”

(sin duda el más liberal de los Concilios) aprobó, pues, las siguientes proposiciones: Existe Dios, causa primera de todo lo quevemos. Este Dios no es conocido, ya que “ millares de pueblos ledan millares de formas diversas” . No podemos saber si el hombreestá hecho o no a su imagen. Este Dios no se reveló, con figurahumana, a Moisés. La Biblia es un obra humana, que no merecemás crédito que los cuentos de las Mil y una noches (92). Jesucristo no es más que un hombre, “ pero un hombre que merece

ocupar un sitio preferente en la Humanidad, por haberse secrifi-cado por la dicha del género humano y por haber proclamado losprincipios de Igualdad, de Fraternidad y Comunidad” (93).

No sabemos de qué manera ha sido formado el Mundo y,particularmente, el hombre, ni tampoco por qué éste se hallasometido al dolor físico y moral. No hay necesidad de creer enun paraíso y en un infierno. Muchísimo menos puede admitirse la

(89) Cabet, op. cit., I, pág. 187.(90) Cabet, op. cit., I, pág. 187.(91) Cabet, op. cit., I, pág. 300.(92) Cabet, op. cit., I, pág. 301.(93) Cabet, op. cit., I, pág. 302.

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fe en santos y milagros o en la Infalibilidad del Papa (94). Másaún, el Concilio ha decidido que para los icarianos resulta inútil

tener una religión, si por “ religión" se entiende “ una religiónsistemática, acompañada de un culto particular” (95). En general,puede decirse que la religión de los icarianos (esto es, de Cabet)consiste en un deísmo, que no excluye en principio la posibilidadde un panteísmo naturalista, y que va acompañado de una fuertetendencia al agnosticismo y al pragmatismo.

La negación decidida de la divinidad de Cristo no le impide a Cabet, por otra parte, presentarse como apóstol del “ ver

dadero cristianismo” , al que vincula, como otrora los carpocra-danos y los anabaptistas, al régimen de la igualdad social y de lacomunidad de bienes. “ Así como Jesús proclamaba sin cesar quetoda la Ley mosaica y los profetas se resumían en la Fraternidad,los Apóstoles y los cristianos proclamaban que todo el cristianismo se resume en la Comunidad fraternal" (96).

El fundador del cristianismo se propuso edificar una sociedad comunista. En efecto, “ cuando Jesús proclamó el principio dela Fraternidad, no pretendía proclamar un principio abstracto ysin aplicación, una teoría estéril, sin práctica, sin efecto y sinfruto; proclamaba, por el contrario, la teoría y el principio porsus resultados, esta consecuencia, este fruto es la Igualdad de losbienes" (97). De hecho El verdadero cristianismo era, como diceColé, “ un llamamiento para que las iglesias siguiesen el ejemplode Jesucristo y practicasen el comunismo de los cristianos en susprimeros tiempos, al establecerse como iglesia de los pobres” (98).

Si de las instituciones religiosas pasamos ahora a las políticas, veremos que éstas no contradicen el anterior republicanismo de Cabet, aunque lo radicalizan en el contexto de una sociedad comunista. La constitución de Icaria establece una democracia representativa, en la cual todos los cargos públicos son provistos por el voto del pueblo, que puede deponer en cualquier

(94) Cabet, op. cit., I, págs. 302 y 303.(95) Cabet, op. cit., I, pág. 303.(96) Cabet, El verdadero cristianismo, cap. I (la traducción es nuestra).(97) Cabet, El verdadero cristianismo, cap. III.(98) Colé, Historia del pensamiento socialista I, pág. 85.

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104momento a los que ha elegido una vez. He aquí las líneas esenciales de dicha constitución, según las palabras de un habitantedel utópico país: “ Siendo como somos todos asociados, ciudadanos, iguales en derechos, todos somos también electores y elegibles, miembros del Pueblo y de la guardia popular. Reunidos todos componemos la Nación o más bien el Pueblo, porque entrenosotros el Pueblo es el conjunto de todos los icarianos sin excepción. No necesito deciros que el Pueblo es Soberano y que aél solo pertenece, con la soberanía, el poder de redactar o hacerredactar su contrato social, su Constitución y sus leyes: nosotrosni siquiera concebimos que un solo individuo, una familia o unaclase, pueda tener la absurda pretensión de mandarnos. Siendosoberano el Pueblo, tiene derecho de regular, por medio de suConstitución y de sus leyes, todo cuanto concierne a su persona,a sus acciones, a su alimento, a su vestido, a su habitación, a sueducación, a su trabajo y aun a sus placeres. Si el pueblo icarianopudiera con facilidad y frecuencia reunirse en una sala o en unallanura, ejercería su soberanía redactando por sí mismo su Cons

titución y sus leyes; en la imposibilidad material de reunirse así,delega todos los poderes que no puede ejercer inmediatamente,reservándose todos los demás. Delega a una Representación Popular el poder de preparar su Constitución y sus leyes, y a unejecutorio (o sea, cuerpo ejecutivo) el poder de hacerlas ejecutar, pero se reserva el derecho de elegir sus representantes ytodos los miembros del cuerpo ejecutivo, el de aprobar o desechar sus disposiciones y sus actos, el de administrar justicia y el

de conservar la paz y el orden público.Todos los funcionarios públicos son, por consiguiente,mandatarios del pueblo, todos son electivos, temporales, responsables y revocables, y para precaver toda usurpación ambiciosa,las funciones legislativas y ejecutivas son siempre incompatibles.Nuestra representación popular se compone de 2.000 diputados,que deliberan en común en una sola sala. Es permanente, siempreo casi siempre está congregada, y cada año se renueva por mitad.Sus leyes más importantes, lo mismo que la Constitución, se someten a la aceptación del Pueblo.

El cuerpo ejecutivo, compuesto de un Presidente y otrosquince miembros que anualmente se renuevan por mitad, estárealmente subordinado a la Representación popular. Por lo quehace al Pueblo, ejerce en sus asambleas todos sus derechos reser-

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vados, efectuando en ellas sus elecciones, deliberaciones y juicios.Para facilitarle el ejercicio de estos derechos, está dividido elterritorio en 100 pequeñas provincias, subdivididas en 1.000 partidos aproximadamente iguales en extensión y población. Ya sabéis que cada ciudad provincial se halla en el centro de su provincia y cada villa comunal en el centro de su partido, como tambiénque todo está dispuesto de manera que todos los ciudadanosasistan regularmente a las asambleas populares.

A fin de no descuidar ningún interés, cada partido y cadaprovincia se ocupa especialmente de sus intereses comunales yprovinciales, al mismo tiempo que todos los partidos y provincias, es decir, el Pueblo entero y su Representación, se ocupan delos intereses generales o nacionales. Diseminado el Pueblo en sus1.000 asambleas comunales, toma parte de la discusión de susleyes, ya sea después o antes de la deliberación de sus representantes. Para que el Pueblo pueda discutir con conocimiento decausa, se hace todo a la luz de la publicidad, todos los hechos sonacreditados por la estadística y todo se publica por medio del

diario popular, que se distribuye a los ciudadanos.A fin de que puedan profundizarse completamente todas

las discusiones, la Representación popular y cada asamblea comunal, es decir el Pueblo entero, está dividido en 15 grandes comités principales, de constitución, de educación, de agricultura, deindustria, de alimentos, de vestido, de moblaje, de estadística,etc. Cada Comité comprende, por consiguiente, la decimoquintaparte de la masa de ciudadanos; y toda la inteligencia de un pue

blo de hombres bien educados e instruidos está en acción continuamente para descubrir y aplicar todos los adelantos y mejorasque han de conducir a la perfección. Nuestra organización política es, por tanto, una República democrática y hasta casi unaDemocracia pura..." (99).

Cabet ve en la Democracia representativa un fin (puestoque la consagra como forma política de su sociedad perfecta), yal mismo tiempo, un medio, ya que si en los países civilizados se

instaurasen gobiernos democráticos, siempre sería más fácil conseguir la ayuda del Estado para el establecimiento de un régimencomunista.

(99) Cabet, Viaje por Icaria I, págs. 45 y 46.

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En todo caso, después de sus contactos con los carbonarios, renunció para siempre por la revolución, y sólo confió en laconvicción y el raciocinio (100).

Aunque en su época el Viaje por Icaria fue una obra muypopular, Cabet, al contrario de Saint-Simon y Fourier, no dejóescuela, y casi puede decirse que su doctrina murió con él, tal vezporque, como dice Marx, fue la forma más superficial del comunismo.

(100) Colé, op. cit., pág. 85.

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v . _______________________________________

UNA UTOPÍA OLVIDADA:“EL HUMANISFERIO”DE JOSEPH DÉJACQUE.

DURANTE la segunda mitad del siglo XIX, el socialismoutópico se expresa particularmente, como dijimos, através del relato novelesco.

Uno de esos relatos, especialmente significativo, en cuanto preanuncia con gran exactitud uno de los extremos ideológi

cos que se darán en el seno de la Primera Internacional, estácontenido en un raro y casi olvidado (por no decir, casi desconocido) librito que lleva por título El Humanisferio.

Su autor, joseph Déjacque, es, a diferencia de casi todoslos demás pensadores socialistas de su siglo, un trabajador manual.

Pintor y empapelador por oficio, poeta por afición y revolucionario por vocación, había nacido alrededor de 1821, enalgún lugar de Francia (I). Nada sabemos de su primera juventud.Su nombre no aparece vinculado a ninguno de los múltiples grupos socialistas que, durante la cuarta década del siglo, existían enParís, hasta que el 25 de febrero de 1848 (año decisivo en lahistoria del socialismo) lo encontramos firmando, junto con otrosobreros y artesanos, un manifiesto mural publicado por L'Atelier, periódico fundado en 1840 por los partidarios de Buchez, quepropiciaba, sobre todo, las cooperativas de producción. (Buchez,por lo demás, pretendía poner de acuerdo la Revolución con laIglesia, y se asemejaba bastante a Lamennais.)

(I) Cfr. Max Nettlau, La anarquía a través de los tiempos, Barcelona,.1935, págs. 90 y ss., e Introducción a la edición castellana de El Humanis-

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108Max Nettlau supone que en los años anteriores estuvo

ausente de la capital francesa y que “ sirvió quizás en la marina delEstado”.

En el mismo año 1848 publica sus primeros poemas decarácter social y participa con entusiasmo en las jornadas revolucionarias de junio.

Detenido junto con otros miles de hombres del pueblo,es encarcelado en Brest, de donde retorna a la capital en 1849para ser nuevamente arrestado en junio del mismo año.

En agosto de 1851 publica su primer libro, un volumen depoesías que lleva por título: Les Lazaréennes, y que subtitulaFables et Poésies sociales. La obra le vale, a poco de aparecida,una condena de dos años, que no llega, sin embargo, a ejecutarse.En diciembre lo vemos marchar al exilio atravesando el Canal dela Mancha.

Su oposición al liderazgo de los jefes republicanos y socialistas desterrados (Ledru-Rollin, Louis Blanc, etc.) nos lo muestra

ya como un temperamento combativo y poco dispuesto a acatarcualquier clase de autoridad.

La vida en Londres no debe haber sido nada fácil para él.Retirado a Jersey, escribe allí, entre 1852 y 1853, un folleto quemás tarde, en 1856, verá la luz en Nueva York: La Question Revolutionaire.

Un nuevo destierro (más doloroso quizá que el primero)le espera en América, entre hombres a quienes aborrece y a

quienes considera “ más salvajes que los pieles rojas” .Durante algún tiempo vive en Nueva Orleans, gran empo

rio del esdavismo algodonero. La observación directa del tráficohumano exacerba, sin duda, sus sentimientos libertarios. Allí, entre 1856 y 1858 (esto es, en vísperas de la Guerra del Nortecontra el Sur), compone la obra antes nombrada: L'Humanisphé- re, que él mismo, caracterizándola cabalmente, subtitula Utopie Anarchique.

Fracasados sus intentos de publicarla mediante una suscripción popular, se dirige a Nueva York que, junto con Chicago,comienza a ser el gran centro de la industria nacional y, al mismotiempo, el gran centro del proletariado internacional. Casi enteramente solo, emprende entonces la tarea de publicar un periódico socialista, Le libertaire, que sale desde junio de 1858 hasta

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febrero de 1861. En sus páginas aparece por fin el texto de L'Hu- manisphére (2).

Durante el año 1861 retorna a Europa. Primero en Londres y después en París arrastra una existencia solitaria, casi comoun proscrito entre los mismos socialistas, desconocido y olvidadopor todos. Al cabo de algunos años, oscuramente vividos en laciudad testigo de sus entusiasmos revolucionarios del 48, muere,probablemente en 1864, mientras se funda la Primera Internacional.

Cuando queremos rastrear el origen del pensamiento social de Déjacque nos encontramos con un hecho evidente: suhumana experiencia, su aguda sensibilidad, su espíritu apasionado,son la fuente principal de sus ¡deas. Allí hay que buscar la clave desu construcción utópica. Él mismo parece encaminarnos en estesentido cuandcr escribe: "He leído poco, observado más, meditado mucho. Estoy, creo, a pesar de mi ignorancia, en uno de los medios más favorables para resumir las necesidades de la huma

nidad. Tengo todas las pasiones, aunque no pueda satisfacerlas, la del amor y la del odio, la pasión del lujo llevada al extremo y la de la extrema sencillez. Comprendo todos los apetitos, los del corazón y los del vientre, los de la carne y los del espíritu. Gusto del pan blanco y también del pan negro, de las discusiones borrascosas y también de las dulces conversaciones. Conozco todas las sedes físicas y morales, tengo la intuición de todas las embriagueces; todo lo que sobreexcita o calma tiene para mí, seducciones: el café y la poesía, el champagne y el arte, el vino y el tabaco, la miel y la leche, los espectáculos, el tumulto y las luces, la sombra, la soledad y el agua pura.

Amo el trabajo, las labores rudas; amo también el ocio, la blanda pereza. Podría vivir con poco y considerarme rico, consu-

(2) La obra fue publicada por vez primera en forma de libro en Bruselas en 1899 (191 páginas, texto incompleto) en la Hibliothéque des

Temps Nouveaux, núm. 14, por Elíseo Redus. En 1927 aparece traducida al castellano, con explicaciones previas de Max Nettlau y ElíseoRedus, editada por La Protesta de Buenos Aires en la colección Los Utopistas, núm. I (142 páginas, texto completo). En la actualidad, existe una nueva edición (1990) publicada por Tuero (Madrid) en su colección La fruta prohibida, núm. I (152 páginas, texto completo) con Prólogo nuestro.

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110mir enormemente y considerarme pobre. He observado, por el

agujero de la cerradura, la vida privada del opulento; conozco sus aparatos de calefacción y sus salones suntuosos y conozco también, por experiencia, el frío y la miseria. He tenido indigestiones y sufrido hambre. Tengo mil caprichos y ningún goce.

Soy capaz de cometer algunas veces lo que la jerigonza de los civilizados deshonra con el nombre de virtud, y más a menudo aún lo que honra con el nombre de crimen. Soy el hombre más desprovisto de prejuicios y el más lleno de pasiones que

conozca; bastante orgulloso para no ser vanidoso y demasiado soberbio para ser hipócritamente modesto. No tengo más que un rostro, pero ese rostro es móvil como el movimiento de la ola al soplo más leve, pasa de una expresión a otra, de la calma a la tempestad, de la cólera a la ternura. De ahí que, diversamente apasionado, espero tratar con alguna posibilidad de éxito sobre la Sociedad humana, visto que, para profundizar sobre ella, se requiere tanto el conocimiento de las pasiones propias, como el de las ajenas" (3).

De más está decir, sin embargo, que ni el mismo Déjacquepretende una absoluta originalidad en sus ¡deas. Lo que le debe aProudhon es demasiado evidente, aun cuando esté lejos de compartir todos sus puntos de vista. A decir verdad, no deja deexpresar gran admiración por él: "Jamás un hombre pulverizó a su paso tantos abusos seculares, tantas supersticiones presuntamente legítimas" (4). Pero la admiración no excluye la crítica:

"Proudhon no es aún más que una fracción de genio revolucionario; la mitad de su ser está paralizada y es desdichadamente el lado de su corazón. Proudhon tiene tendencias anárquicas, pero no es un anarquista; no es humanidad, es masculinidad" (5).

No resulta difícil imaginar por qué un espíritu como el deDéjacque, absoluto y sentimental, debía chocar con el relativismoantisentimental de Proudhon. No le perdona su antifeminismo.Proudhon, por su parte, no le habría perdonado su utopismo.

(3) El Humanisferio, págs. 15 y 16, (citamos siempre sobre la versiónde Tuero, Madrid, 1990).(4) Déj., op. cit., pág. 47.(5) Déj., op. cit., pág. 47.

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De Fourier, a quien admira por su sentido comunitario, losepara, en cambio, la actitud directamente anárquica y el afánpor destruir, ante todo, las diversas formas del poder: "Fourier acaba de descubrir un nuevo mundo en el que todas las individualidades tienen un valor necesario para la armonía colectiva". Pero, por otra parte, piensa, “no era casi posible que Fourier colgase enteramente el hábito; conservó a pesar suyo, de su educación comercial, la tradición burguesa, los prejuicios de autoridad y de servidumbre que le hicieron desviarse de la libertad y de la igualdad absoluta, de la anarquía" (6).

Con gran simpatía, aunque no sin algunas reservas también,mira la obra de su contemporáneo y compatriota Ernest Coeur-deroy (1825-1862) que, como él, participó en las jornadas de

junio del 48 y, como él, marchó al exilio donde (junto con Octave Vauthier).escribió La 8arriére du Combat (1852) y más tarde (solo): De la Revolution dans l'Homme et dans la Societé (1862), que Déjacque cita y critica (7).

Ecos de filósofos y poetas franceses, no precisamente so

cialistas, como Jouffroy, Girardin, Lammennais y Pelletan, se escuchan a veces también en L'Humanisphére.

En cambio, a pesar de los largos años vividos en Inglaterray en los Estados Unidos, no parece haber experimentado ningunainfluencia directa de Godwin, de los anarquistas individualistas,como Warren o Thoreau, del esplritualismo libertario de Emerson, del antlestatismo de los cuáqueros, etc. Probablemente surepugnancia por la civilización anglosajona, en la cual veía el gran

baluarte del capitalismo industrial y mercantil, le impidió un adecuado contacto con el pensamiento de países tan ricos, sin embargo, entonces, en sugerencias libertarias.

En realidad, la utopía de Déjacque coincide o, por mejordecir, preanuncia esencialmente las concepciones de Kropotkln,aun cuando por el tono del pensamiento y de la voz se avecine aBakunin más que a ninguno de los militantes del movimientosocialista internacional de las siguientes décadas.

El Humanisferio configura ya la ideología predominanteen muchas organizaciones obreras de Europa meridional y deAmérica del Sur en las últimas décadas del siglo XIX y en las

(6) Déj., op. cit., págs, 44 y 45.(7) Sobre Coeurderoy, cfr. M. Nettlau, op. cit., pág, 92.

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112primeras del XX . Así, por ejemplo, en la Argentina, era el comunismo anárquico la ideología oficial de la F. O. R. A., organizaciónobrera ampliamente mayoritaria, al menos hasta fines de la primera guerra mundial; y en España, la C. N. T., que tan importante papel desempeñó durante los años de la República y de laGuerra Civil, transitaba un camino muy parecido. Como el mismo Kropotkin luego, Déjacque intenta fundar sus concepcionesen las ciencias naturales, aunque, mucho menos versado que aquél(que era un sabio geógrafo), no logra pasar casi nunca de la metáfora y de la analogía poética.

Así, por ejemplo, en el capítulo preliminar, que titulaCuestión geológica, se da por sentado que, a más de la anatomíay la fisiología de la tierra, es necesario estudiar su “ psicología” (8).

Una especie de hilozoísmo, sustentado con elemental argumentación, parece, en efecto, constituir el transfondo filosófico de sus ideas sociales. Para los humanisferianos “ toda materiaestá animada; no creen en la dualidad del alma y del cuerpo, noreconocen sino la unidad de la sustancia; sólo que esa sustancia

adquiere mil y mil formas, es más o menos grosera, más o menosdepurada, más o menos sólida o más o menos volatilizada” (9).Por eso no aceptan ningún género de inmortalidad indivi

dual. "Aun admitiendo, dicen, que el alma fuese una cosa distintadel cuerpo -lo que todo niega- habría absurdidez en creer en suinmortalidad individual, en su personalidad eternamente compacta, en su inmovilización indestructible. La ley de la composicióny de descomposición que rige los cuerpos y que es la ley universal, sería también la ley de las almas” (10).

Consecuentemente con esta cosmovisión hilozoísta, rechaza asimismo la idea de una causa trascendente. La demostración de la existencia de Dios, como causa primera, se basa, paraél, en una arbitraria negación de la fuerza creadora inmanente alUniverso: “ Si admites que haya una causa primera, entonces nohay causa alguna, y no hay más Dios, visto que, si Dios puede sersu primera causa, el universo también puede ser la propia causadel universo” (II).

(8) Déj., op. cit., págs. 19 y 20.(9) Déj., op. cit., pág. 109.(10) Déj., op. cit., pág. 109.(11) Déj., op. cit., pág. 29.

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Pero el ateísmo de Déjacque es, sobre todo, antiteísmo y,por tanto, no se basa en argumentos puramente onto-cosmoló-

gicos. En su lucha contra toda “ arquía" y contra toda “ erada",Dios se le aparece como la cifra de la opresión y del mal. “ Dioses el Mal", afirma con Proudhon. Y este mal no es sino el producto de la ignorancia. “ La causa de la que tu Dios es el efecto-dice enfrentándose a un hipotético defensor del teísmo- no es,en modo alguno, de un orden superior; es, más bien, de un ordenmuy inferior; esta causa es sencillamente tu cretinismo” (12).

Las humanidad, abrumada por la esclavitud, por la propie

dad privada, por la opresión familiar, por el hambre y la guerra,buscaba un remedio a estos males. Pero en su ignorancia “ tomóel veneno por el elixir” . Y “ este veneno, mezcla de nicotina yarsénico, tiene por etiqueta una sola palabra: Dios...” . En efecto,“ a partir del, día en que el Hombre hubo tragado a Dios, el amosoberano ; en que dejó penetrar en su cerebro la idea de unElíseo y de un Tártaro, de un infierno y de un paraíso ultramundanos, a partir de ese día, repetimos, fue castigado por dondehabía pecado” . La consecuencia es clara: “ La autoridad del cieloconsagró, lógicamente, la autoridad sobre la tierra. El súbdito dedios se convirtió en el siervo del hombre. No se trató ya dehumanidad libre sino de amos y de esclavos" (13).

Ya en los días de Sócrates, el sofista Critias, en su tragediaSisifo, sostenía que los dioses tuvieron un origen político: habíansido inventados para infundir temor en el pueblo y mantenerlosujeto (14). Algo semejante enseñó después Teodoro, elateo (15). Miembros de una antigua secta materialista de la India,los <;arvakas, explicaban el origen de la divinidad y de la religióncomo un fraude consciente, llevado a cabo por los sacerdotespara asegurar sus privilegios sociales (16). Este tipo de explicaciónse generaliza en Europa con el iluminismo y constituye, desde el

(12) Déj., op. cit., pag. 29.(13) Déj., op. cit., págs. 27 y 28.(14) Cfr. Diels, Fragmente der Vorsokratiker, 88 B 25. De análoga manera Trasímaco de Calcedonia, cfr. Diels, op. cit., 85 B 8.(15) Cfr. M. T. Cicerón, Sobre la naturaleza de los dioses I,1,2.(16) Cfr. Radhakrishnan, Indian Philosophy, London, 1958, I, págs.278y ss.; F. Kastberger, Léxico de filosofía hindú, Bs. As., 1954, pág. 32.

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Todas las afirmaciones deterministas no impiden, por eso,un acento romántico, que desborda en el satanismo: "¡Impruden

tes reaccionarios! -dios es dios, decís-. Sí, ¡pero Satán es Satán!” (22).

En verdad, el determinismo, tan decididamente afirmadoa veces (“ Todo lo que fue debió ser” ) (23), no parece muy compatible con los presupuestos de la utopía en general, a no ser quepor utopía se entendiera equívocamente la previsión de un futuro necesario.

Por otra parte, el determinismo biológico está limitadopor un determinismo sociológico. Contra Gall y Lavater (los heraldos de la frenología y la fisiognomía en la primera mitad delsiglo XIX) afirma que “ las líneas del rostro y los relieves de lacabeza no son cosas innatas en nosotros” , que el hombre noviene al mundo “con aptitudes absolutamente pronunciadas” , que“ nacemos todos con el germen de todas las facultades” (24).Como el marxismo más tarde, Déjacque insiste en la importanciadel medio: “ Las circunstancias exteriores obran directamente sobre ellas (las facultades)” . Como el marxismo, concede capitalimportancia al “ ejercicio” (esto es, a la educación) y al ambientesocial: “ El medio en que vivimos y la diversidad de los puntos devista en que están colocados los hombres, lo cual hace que nadiepueda ver siempre las cosas bajo el mismo aspecto, explica ladiversidad de la craneología y de la frenología en el hombre,como la diversidad de sus pasiones y de sus aptitudes” (25).

Al determinismo se vincula también en Déjacque un cierto evolucionismo, más o menos impreciso, que es difícil relacio

nar directamente con Darwin o con Lamarck (autores que Déjacque no cita, y que, casi seguramente, no conoce). Tal evolucionismo, de hecho, no parece ser sino un preludio poético a su ideadel progreso histórico (26).

poetas del siglo XIX (Byron, Carducci, etc.) un significado estético o,en todo caso, genéricamente politico, mientras para Bakunin (y paraDéjacque) constituye la exteriorización simbólica de un culto a la revolución anarquista.(22) Déj., op. cit., pág. 14.(23) Déj., op. cit., pág. 25.(24) Déj., op. cit., pág. 100.(25) Déj., op. cit., pág. 101.(26) Déj., op. cit., págs. 22-24.

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románticamente creyeron algunos socialistas de la época (Coeur-deroy, etc.) (35), los cosacos de las estepas rusas, los bárbaros

que habitan las fronteras de la Europa civilizada, sino los proletarios que ésta alberga en su seno: “ No es solamente desde de lasorillas del Neva o del Danubio donde surgirán en lo sucesivo lashordas de bárbaros llamados al saqueo de la Civilización, sino delas orillas del Sena y del Ródano, del Támesis y del Tajo, del Tíbery del Rin. Es del hondo surco, del fondo del taller; es conduciendo, en sus olas de hombres y mujeres, la horquilla y la antorcha,el martillo y el fusil; es cubierto con el capote del campesino y la

blusa del obrero, es con el hambre en el vientre y la fiebre en elcorazón, pero bajo la guía de la Idea, este Atlla de la Invasiónmoderna; es bajo el nombre genérico del proletariado y rodandosus masas ávidas hacia los centros luminosos de la utópica Ciudad;es de París, de Londres, de Viena, Berlín, Madrid, Lisboa, Roma,Nápoles que, Soliviantando sus olas enormes por su crecida insurreccional, desbordará el torrente devastador” (36). Si aceptáramos la definición que Engels da de la “ utopía” , podríamos decirque Déjacque es uno de los utopistas menos utópicos, por cuanto, aún sin concebir rigurosamente la lucha de clases como “ motor principal” de la historia, se acerca mucho a esta idea, al conceder un papel preponderante al proletariado urbano y a las masas populares en la revolución (37).

Por otra parte, Déjacque, como buen hijo de su siglo,reconoce en la historia un continuo progreso, a pesar de la opresión y de la injusticia que en todas las épocas constituyen el signode la organización social de la Humanidad. Ese progreso es, sobretodo, técnico y científico: “ El hombre de hoy día es incomparablemente más grande en ciencia, más fuerte en Industria de loque lo era el hombre en otros tiempos” (38).

Tal avance resulta sobre todo evidente a partir del Renacimiento (39). Y constituye, por cierto, un avance real, puesto

(35) Cfr. Coeurderoy, Hurrah! ou la Révolution par les Cosaques, Londres, 1864.(36) Déj., op. cit., págs. 117-118.(37) Engels considera como rasgo típico de los “utopistas" el desconocimiento del papel esencial del proletariado en la lucha por el socialismo.(38) Déj., op. cit., pág. 116.(39) Déj., op. cit., pág. 43.

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118que la causa primera de la opresión y de la injusticia no es, comovimos, sino la ignorancia.

Desgraciadamente la ciencia social no ha progresado conel mismo ritmo que la ciencia natural. Más aún, a comienzos delsiglo XIX no ha salido todavía de sus pañales: “ la astronomía, lafísica, la química, todas las ciencias por mejor decir, habían progresado. Unicamente la ciencia social había quedado estacionaria.Desde Sócrates, que bebió la cicuta, y Jesús, que fue crucificado,ninguna luz había resplandecido" (40).

Es cierto que algunos pasos hacia adelante se habían dado.

El cristianismo, por ejemplo, aunque obra de “saint-simonianos"(esto es, de tibios reformistas), tuvo el mérito de proclamar porvez primera, la igualdad de hombres y mujeres (41). Pero esospasos fueron pocos, cortos y lentos.

Al igual que Augusto Comte, sostiene que en los comienzos del siglo XIX la “ ciencia social” está aún por constituirse. Adiferencia del mismo, sin embargo, identifica la “ ciencia social”no con la “física social" o “ sociología” , ciencia burguesa comoninguna, sino con el “ socialismo” , cuyos exponentes principales yverdaderos fundadores son, para él, Fourier y Proudhon. A pesarde su activismo, a pesar de sus matices románticos, a pesar de sumenosprecio por la cultura libresca, consecuente con su idea deque la ignorancia es el origen de todos los males sociales, nopuede menos que considerar al socialismo como una ciencia.

De este modo el saber precede, para Déjacque, a todocambio social. Renueva así la actitud de Comte, clásicamente in-tectualista, que había sido, por otra parte, la de Godwin, y, engeneral, como vimos, la de los socialistas utópicos de la primeramitad del siglo (42). Su idea del progreso le obliga a admitir parael período de transición (como lo ha admitido para el pasado)cualquier camino hacia el objetivo: "¿Cómo se realizará el progreso? ¿Qué medios prevalecerán? ¿Cuál será el camino elegido? Difícil es determinarlo de una manera absoluta. Pero cualesquieraque sean sus medios, cualquiera que sea el camino, si es un pasohacia la anárquica libertad, yo lo aplaudiré” (43).

(40) Déj., op. cit., pág. 44.(41) Déj., op. cit., pág.37.(42) Cfr. Introducción.(43) Déj., op. cit., pág. 115.

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Cuanto conduzca a la abolición de los estados nacionales,a la unificación de la propiedad agrícola, a la supresión del salariado, del monopolio privado, del capitalismo comercial, de lausura; cuanto lleve al seguro mutuo, al crédito recíproco, a laigualdad de los sexos, a la supresión del matrimonio y de la herencia; cuanto contribuya a acabar con las causas de la prostitución y de la mendicidad, a sustituir cuarteles e iglesias por edificios de pública utilidad, a reemplazar los jueces por árbitros, lasleyes por contratos privados, las cárceles, el patíbulo y el códigopenal por la inscripción universal (entendida al modo de Girar-din), deberá ser propiciado y aplaudido (44).

No quiere decir esto, sin embargo, que Déjacque sea unreformista. Por una parte, admite cualquier cambio, siempre quesignifique una verdadera etapa hacia el porvenir y no un encubierto retorno al pasado, un progreso real y no un mero paliativo (45). Por otra, no considera los cambios parciales sino comola preparación paulatina del gran cambio. La evolución no es sinoel largo pero necesario prólogo de la revolución (46).

Para comprender por qué este apasionado extremista (queno se conforma sino con la ‘‘comunidad anárquica" como meta)llegó a considerar buenos para su época, esto es, para lo quellama “ período de transición” , todos los instrumentos de cambiosocial, es preciso tener en cuenta, con Nettlau, que “ aun buscando para los militantes los medios más intransigentes de acción, seesforzaba al mismo tiempo por contar con los hombres tal comoson ahora, y por divisar medios de transición, puentes o planchas

de salvación para trasladarlos del barco náufrago del tiempo presente a la tierra firme del porvenir” , y que, en todo caso, aquellos medios “ no son atenuaciones de un moderado, sino razonamientos de un hombre que se veía absolutamente aislado" (47).Para Déjacque “ el hombre es un ser esencialmente revolucionario” (48) y va a la revolución necesariamente. Más aún, esa revolución no puede estar muy lejana puesto que la “ vieja sociedad

(44) Déj., op. cit., págs. 115-116.(45) Déj., op. cit., pág. 116.(46) Déj., op. cit., págs. 117-120.(47)Max Nettlau, op. cit., pág. 92(48) Déj., op. cit., pág. 61.

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no osa ya protegerse o, si se proteje, es con un furor que testi

monia su debilidad" (49).Pero el futuro perfecto de la revolución, la utopía, queviene gestándose, por cierto, desde los albores de la historia (Ga-lileo, Colón, Fulton, todos fueron utopistas) (50), lo proyecta enun futuro remoto: No, como Bellamy, cien años más tarde (51),sino, a partir de la fecha de su obra, mil años después.

La “ utopía” propiamente dicha comienza, pues, con unainvocación al “Genio de la Anarquía", al “ Espíritu de los siglosfuturos” (52). Así como los antiguos poetas épicos solían empezar sus cantos solicitando la protección de las Musas, Déjacque sedirige a la Idea, rogándole le revele “ el secreto de los tiemposfuturos” (53). Este secreto lo constituye la utopía anárquica, lacual “ es a la civilización, lo que la civilización es al salvajismo" (54).

En aquella época (año 2858: nótese aquí la persistencia dela antigua idea profética del milenio) habrá cambiado la faz de latierra. El mundo entero será como una gran ciudad que se podrácircundar en menos de una jornada. Todo se habrá hecho allíbello, humanamente bello: como un gran parque en el cual losocéanos serán estanques que los niños cruzarán como cruzan hoyun arroyo. El hombre habrá dominado los elementos, acortadolas distancias, fertilizado los desiertos y borrado las fronteras (55).

En el lugar que hoy ocupa París (Déjacque, como casitodos los socialistas franceses de la época, inclusive Proudhon, nopuede dejar de volver siempre sus ojos a Francia y a París) seeleva una construcción gigantesca, de un estilo que él considera

enteramente distinto y nuevo: “ Bajo una cúpula de hierro recor-

(49) Déj.,op. cit., pag. 57.(50' Déj.,op. cit., págs. 53 y 54.(51) Cfr. E. Bellamy, looking Backward, Boston, 1888 (véase el próxi-,mo capitulo VI).(52) Déj.,op. cit., pág. 51.(53) Déj.,op. cit., pág. 58. A la invocación de Déjacque: “¡Genio de laAnarquía, espíritu de los siglos futuros, libéranos del mal!" (pág. 51) separece mucho la del pensador y científico alemán Karl Vogt, quien en1849 exclamaba: “¡Ven, pues, dulce redentora, Anarquía, y redímenosdel mal que se llama Estado!".(54) Déj.,op. cit., pág. 59.(55) Déj.,op. cit., págs. 63 y 64.

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nicas inmanentes a la materia, así los hombres del futuro se asociarán y vivirán unidos sin ningún género de coacción, de autoridad o de jerarquía, por la sola fuerza de sus tendencias naturales.El “ humanisferio” se llama entonces así "a causa de la analogía deesta constelación humana con la agrupación y movimiento de losastros, organización atractiva, anarquía pasional y armónica” (59).Y en esta misma definición del nombre encontramos la idea central de la construcción utópica de Déjacque.

La “ anarquía" se opone a la “ civilización" y el futuro idealal presente real, como un orden inmanente a un orden trascendente o, si se quiere, como el organismo a la máquina, en cuantoaquél funciona por sí mismo y en respuesta a su propio impulso(automoción) que, por otro lado, mantiene unidas las partes,mientras ésta sólo se mueve por obra de un impulso exterior,gracias al cual también se ha constituido con suma de partes. Encierto sentido podría decirse que la concepción que Déjacquetiene de la Sociedad ideal refleja su propia concepción hilozoístade la Naturaleza. Sin embargo, al tratar de esa Sociedad ideal no

se vale sólo de la imagen del cuerpo humano que “ no es el esclavo inerte del pensamiento, sino más bien una especie de alambique animado, cuyos órganos en libre función producen el pensamiento" (60). La imagen del organismo, cara en otro sentido amuchos pensadores que sustentan una teoría totalitaria de la Sociedad y el Estado (desde Platón a Hegel), es sustituida por laimagen del círculo, que concreta más adecuadamente la idea delTodo anárquico.

La organización ideal de la Humanidad supone que éstaconstituye un círculo o esfera (humanisferio). Así como, de acuerdo con la ciencia moderna, la tierra no es ya sino "un globosiempre en movimiento” (61), y así como “ el cielo no es un cie-lo-raso, la plataforma de un paraíso o de un Olimpo, una especiede bóveda pintada de azul y adornada con viñetas de oro" sino“ un océano de fluido" dentro del cual giran soles y estrellas “ ensus vastas órbitas” (62), así, de acuerdo con la ciencia social delfuturo, la Humanidad no constituirá una superposición de planos

(59) Dé)., op. cit., pág. 76.(60) Déj., op. cit., pág. 42.(61) Déj., op. cit.. pág. 42.(62) Déj., op. cit., pág. 42.

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124ces, los “ socialistas verdaderos” en Alemania y Mazzini en Italia)sino sólo a las potencias vitales expansivas del yo.

Déjacque en ningún momento reniega del egoísmo. Antesal contrario, lo defiende como el único punto de partida posible:"El egoísmo es el hombre, sin el egoísmo el hombre no existiría” (66). Pero en lugar de concebir la plenitud del yo (y delegoísmo) como aislamiento y unicidad (al modo de Stirner o dePisarev y los primeros nihilistas rusos), lo piensa más bien comoexpansión y asociación (como más tarde Guyau). Según él, elegoísmo pleno, que no puede ser otra cosa más que el egoísmo

inteligente, conduce al altruismo, base de toda sociabilidad.Sólo sobre esta base puede edificarse, pues, un orden;

sólo la falta de autoridad puede asegurar la armonía entre loshombres. ¿Qué orden más auténtico, dice, que el orden de unamultitud dispuesta a la lucha por la libertad y la justicia, según sepudo comprobar en las barricadas parisienses de 1848? (67).

De ahí que para los “ humanisferianos” no haya otra ley niotra norma que la más absoluta y plena libertad: “ La libertad,

toda la libertad, nada más que la libertad, tal es la fórmula burilada en su conciencia, el criterium de todas las relaciones entreellos” (68).

En otra frase contundente, de factura proudhoniana, expresa la misma idea: “ El hombre es su rey y su dios” (69).

El “humanisferio” no admite siquiera un “ gobierno directo", como el que había propuesto para Francia ( 1851) el filósofoRenouvier (70), sencillamente porque hay allí una “ acracia” . Y no

(66) Déj., op. cit., pág. 90.(67) Déj., op. cit., pág. 93.(68) Déj., op. cit., pág. 94.(69) Déj., op. cit., pág. 78. Pi y Margall, glosando a Feuerbach, escribeen su obra La reacción y lo Revolución (1854): "Homo sibi deus, hadicho un dilósofo alemán; el hombre es para si su realidad, su derecho,su mundo, su fin, su dios, todo”.

(70) Charles Renouvier, el conocido pensador kantiano, autor de Histoire et soíutíon des problemes métaphysiques (1901) y de Les dilemmes de la métaphysique pure( 1903),estambién autor de una obra que llevapor titulo Uchronie (1876). junto con Ch. Fauvety, Erdan y otros, publicó en París, en 1851, un libro donde, contra los excesos de la burocracia y el parlamentarismo, propone una especie de democracia direc-

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se diga que ambos términos coinciden, porque una democraciadirecta supone la asamblea popular y el plesbiscito permanente.Y éstos suponen, a su vez, la posibilidad de una mayoría y unaminoría.

Ahora bien, la existencia de una minoría implica que algunos hombres deben someterse y acatar una voluntad extraña,que es la de la mayoría. Y esto, para una anarquista consecuentey puro, como Déjacque, resulta inadmisible. En su Sociedad ideallos asuntos se tratan en común. Los individuos versados en cadatema hablan y son oídos. Todos, por otra parte, se han enteradopreviamente (por la prensa) de planteamientos, estadísticas, proyectos, etc. Con frecuencia existe unanimidad. Pero en ningúncaso se vota. ¿Qué sucede, pues, cuando se plantean disidencias?:"Que tal o cual propuesta reúna un número suficiente de traba

jadores para ejecutarla, sean esos trabajadores mayoría o minoría-responde Déjacque-, la propuesta se ejecuta, si tal es la voluntad de los que a ella se adhieren” . Por otra parte, la minoría sueleceder a la mayoría o viceversa, en virtud de ese egoísmo expan

sivo que constituye el fundamento de la sociabilidad. Sucede“ como cuando en una excursión unos proponen ir a Saint-Ger-main, otros a Meudon, éstos a Sceaux, aquéllos a Fontenay, y lospareceres se dividen; pero luego, en fin de cuentas, cada unocede a la atracción de encontrarse reunido con los otros. Y todos

juntos toman, de común acuerdo, el mismo camino, sin que ninguna autoridad, sino la del placer, los haya gobernado” (71).

Es evidente que la fe de Déjacque en la “ atracción” como

“ ley de armonía" le impide prever situaciones concretas que notienen nada de eventuales o fortuitas. En efecto, si se trata deresolver, por sí o por no, un problema determinado, no es posible que cada opinión se realice por su cuenta. Cuando se debate,por ejemplo, el destino de un monumento histórico, es obvioque no se le puede conservar y destruir al mismo tiempo. Déjacque, como después Kropotkin y todos los anarco-comunistas,solamente tienen en cuenta la existencia de términos diversos y

ta. El proyecto, que concreta en el plano político su “personalismo"filosófico, se titula Gobierno directo: Organización comunal y central de la República.(71) Déj., op. cit., pág. 90.

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128duda, más allá que el de su contemporánea Flora Tristán que, porentonces, sólo se atrevía a pedir el reconocimiento "en principio" de la igualdad de derechos entre ambos sexos.

Por eso en el “ humanisferio” el amor es libre: “ Hombresy mujeres hacen el amor cuando les place, como les place y conquien les place. Libertad plena y entera de una y otra parte.Ninguna convención o contrato legal los liga. La atracción es suúnica regla” (78).

Lo importante para Déjacque es hacer del amor algo plenamente humano, esto es, algo íntimamente humano, un jardíncerrado donde no pueda penetrar la ley canónica o civil, la Iglesiao el Estado, la convención o el prejuicio; donde no puedan desarrollarse otras fuerzas más que las inmanentes al amor mismo,donde quede excluida toda sombra de contrato comercial o decompraventa.

Esta plena libertad erótica, lejos de producir el libertinaje,ha acabado en el “ humanisferio” con todos los vicios y las fealdades que rodeaban a la vida sexual en nuestra civilización; y si bien

se admite allí, en principio, que un hombre pueda amar a variasmujeres (y viceversa), todo parece conducir a la unión permanente y libremente indisoluble, como a una meta última.

La familia, en cuanto organización autoritaria, fundada enel modelo patriarcal (o matriarcal), basada en la ¡dea del dominiodel padre sobre los hijos, perpetuada por la propiedad privada ypor la herencia, ha desaparecido. Es evidente que en este punto,más que en ningún otro, Déjacque, que era miembro de la clase

obrera y del proletariado urbano, se separa de Proudhon, cuyosorígenes campesinos se manifiestan especialmente en la perviven-cía de un cierto patriarcalismo y de un punto de vista casi ascético en lo que respecta a las relaciones sexuales (79).

Sin embargo, se equivocaría mucho quien supusiera queDéjacque desconoce el alto valor humano de la maternidad opropicia (como muchos anarquistas y socialistas después de él)cualquier especie de malthusianismo: “ La mujer que hace abortarsus pechos, dice, comete una tentativa de infanticidio que la na-

(78) Déj„ op. c/t., pág. 73.(79) Cfr. H. de Lubac, Proudhon et le christianisme (1945); G. Wood-cok, Fierre Joseph Proudhon (1956).

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130trabajo cerebral, sin gastos de inteligencia, y las caricias del amor,sin trabajo del corazón, sin gastos del sentimiento” (84).

Déjacque no pretende que toda tendencia negativa, todoimpulso de odio o de prepotencia haya desaparecido entre loseducandos. Pero, una vez suprimida la autoridad, que todo lodesnaturaliza, surge necesariamente, según él, la ley natural de lamutualidad o reciprocidad: "Si son huraños para quien es amablecon ellos, muy pronto la privación de los besos les enseñará queno se es huraño impunemente y volverán a traer la ambilidad a

sus labios” . Y si, por otra parte, “ uno de los niños quiere abusarde su fuerza contra otro, tiene en seguida a todos los jugadorescontra él, es declarado indigno del aprecio juvenil y el abandonode sus camaradas es un castigo mucho más terrible y mucho máseficaz de lo que sería la reprimenda oficial del pedagogo” (85).

Esta filosofía de la educación tiene sus raíces en el Emilio de Rousseau, pero va mucho más lejos. El esfuerzo de Déjacquepor establecer una educación que no sea sino fomento de la

“ autoexpansión” infantil, lo convierte en uno de los precursoresde la corriente pedagógica que en nuestro siglo va de Tolstoi yYasnaia Poliana hasta A. S. Neill y Summerhill.

El niño es, para Déjacque, un espejo de la Sociedad (86).Una educación libre supone una comunidad libre, una educaciónpor la reciprocidad supone una vida social basada en tal principio.

Un gran problema que se plantea a cualquier forma delcomunismo durante el siglo XIX es el de la producción o, si se

quiere, el de la fuerza impulsora del trabajo.Si no existe ya la propiedad privada ni la familia ¿quéestímulo puede poner en marcha las fuerzas del trabajo?, preguntan los economistas de la escuela clásica y los liberales en general.Los socialistas autoritarios, cualquiera sea su respuesta, confíanen última instancia en la acción y la coacción del Estado. Ahorabien, Etienne Cabet, en el Voyage en Icarie ( 1840), con su ideade una comunidad estrictamente reglamentada, y Louis Blanc, enla conocida obra titulada precisamente Organizaron du travail (1839), con su proyecto de los “ talleres nacionales", que han de

(84) Déj.,op. cit., pág. 79.(85) Déj.,op. cit., pág. 79.í'Só'l DéLot>. cit.. Dá . 82.

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conducir a la “ república social” , constituyen buenos ejemplos delo que Déjacque precisamente quiere evitar.

Un comunista que es ante todo anarquista, como él, nopuede recurrir obviamente al Estado ni a cualquier otro génerode sanción que no sea inmanente. Para ello necesita (según severá luego muy claramente en La ayuda mutua de Kropotkin)suponer que, entre las tendencias primarias del hombre hay unapoderosa fuerza de atracción hacia sus congéneres, un instinto deexpansión del propio yo en el yo de los otros, que se encuentra

coartado y mutilado dentro de la Sociedad estatal y capitalista.Este es el supuesto básico de toda la utopía de Déjacque. En él secifra, en definitiva, la posibilidad de su mundo ideal. El es, por lomismo, el objeto suficiente de su fe. Una vez admitido, todo lodemás conquista su derecho a entrar en la realidad. En el “ huma-nisferio” el egoísmo de cada uno “ sin cesar aguijoneado por elinstinto de su progresiva conservación y por el sentimiento desolidaridad que lo liga a sus semejantes, le solicita a perpetuasemanaciones de su existencia en la existencia de los otros” (87).Por otra parte -y éste es también un supuesto fundamental,vinculado al primero- el trabajo, liberado de las deformacionesque le imprime el régimen capitalista (en su naturaleza, en suscausas y sus efectos), lejos de ser una maldición, resulta para elhombre fuente fecunda de vida y alegría. Así lo concebirán mástarde también Kropotkin y Morris. "Todo placer es un trabajo ytodo trabajo un placer", dice Déjacque (88).

Más aún: “ El trabajo es la vida. La pereza es la muerte” (89).

Sin embargo, como a pesar de estos presupuestos optimistas, no se puede eludir el problema de los trabajos repugnantes odesagradables, que son a la vez indispensables a la comunidad, sesuele recurrir (y así lo hace Déjacque) a la labor de las máquinas.En el “ humanisferio” las tareas más ingratas se confían a esasfieles e incansables servidoras, a esas “ negras de hierro” que sonlas máquinas creadas por el hombre (90).

(87) Déj.,op. cit., pág. 91.(83) Déj.,op. cit., pág. 99.(89) Déj.,op. cit., pág. 96.(90) Déj.,op. cit., pág. 85.

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132Allí, donde la “ familia y la propiedad legales son institu

ciones muertas, jeroglíficos de los que se ha perdido el sentido” ,donde “ una e indivisible es la propiedad” , el trabajo, lo mismoque el amor, es enteramente libre (91). Allí los consumidoresconsumen lo que les place y los productores producen tambiénlo que les place. Los productores son comparables a los hijos delos ricos, que a la hora del juego sacan de su cesta ya un aro, yauna raqueta, ya un arco, ya una pelota; y ora solos, ora juntos,formando ahora un grupo y después dispersándose para formarotros varios, se divierten sin otra norma que sus propios deseosy sus inclinaciones hacia uno u otro de sus compañeros. Los consumidores, a su vez, se parecen a un grupo de finos comensalesque toman sin trabas los manjares que les apetecen pero que,lejos de abusar groseramente de ellos, pujan con cortesía porceder la mejor parte a sus amigos (92).

Los hombres no necesitan órdenes o castigos ni tampocosalarios o premios para trabajar, puesto que “el trabajo se haconvertido allí en una serie de atracciones, por la libertad y ladiversidad de las tareas” (93).

Allí donde el trabajo es obligación, allí donde se realizapara cumplir una orden o para evitar un castigo, tiende naturale-mente a su mínimo nivel, tanto en cantidad como en calidad. Poreso, en otro de sus proudhonianos apotegmas, afirma: “ La autoridad es la pereza. La libertad es el trabajo" (94).

Si ello fuera así, objetarían los socialistas autoritarios,¿cómo se podría adecuar la producción a las necesidades del consu

mo?Para Déjacque la libertad es el gran taumaturgo: supuesta

la natural tendencia del individuo humano a responder al llamadode sus semejantes, cada hombre realizará libremente (esto es,según sus propias inclinaciones) aquello que los demás necesitan.Una superior armonía surge de la diferencia de las necesidades yde la pluralidad tal vez antagónica de los deseos: “ Una preguntaprovoca siempre una respuesta; una satisfacción, replica siempre

(91) Déj.,op. cit., pág. 72.(92) Déj.,op. cit., pág. 72.(93) Déj.,op. cit., pág. 83.(94) Déj.,op. cit., pág. 96.

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a una necesidad. El hombre propone y el hombre dispone. De la

diversidad de los deseos resulta la armonía” (95).Es claro que semejante concepción del trabajo libre, del

libre consumo y de la armonía entre ambos, no puede inspirarsino una sonrisa de desdén a los economistas liberales y aun a lamayoría de los socialistas. Pero, una vez admitido el supuestobásico de que entre las tendencias primarias del hombre está elinstinto de expansión del propio yo en el yo de los demás, demodo que la sociabilidad resulte necesaria consecuencia del egoís

mo, la concepción del libre trabajo, del libre consumo y de laarmonía entre ambos, no es sino un lógico y obvio corolario.Dentro de la natural inclinación humana hacia el trabajo comofuente de placer y de goce, se encuentra también, sin duda, latendencia a diversificar las especies del trabajo mismo y, antetodo, a unir la labor manual con la intelectual. En efecto, “ elhombre quiere ser completo” (96). Y un trabajador meramenteintelectual o meramente manual no es un hombre completo, sino,a lo sumo, medio hombre, puesto que no ejercita sino la mitadde sus naturales facultades. "Entre los humanisferianos un hombre que no pudiera manejar sino un solo instrumento, aunqueeste instrumento fuese una pluma o una lima, se ruborizaría devergüenza ante ese solo pensamiento” (97).

La especialización pura y, sobre todo, la diferencia entreel trabajo manual y el intelectual (cuya superación relega Marxpara una etapa avanzada de la realización del comunismo) constituyen, según Déjacque, uno de los estigmas de nuestra “ civilización” deshumanizada, que ha desaparecido de la Sociedad ideal:"El que es solamente un hombre de pluma o un hombre de limaes un castrado que los civilizados pueden muy bien admitir oadmirar en sus iglesias o en sus fábricas, en sus talleres o en susacademias, pero no es un hombre natural: es una monstruosidad,que no puede provocar sino aversión y disgusto entre los hombres perfeccionados del humanisferio” (98).

El respeto incondicionado por el individuo humano, que

constituye para Déjacque un absoluto, no le permite concebirlo

(95) Déj.,op. cit., pág. 88.(96) Déj.,op. cit., pág. 97.(97) Déj.,op. cit., pág. 97.(98) Déj.,op. cit., pág. 97.

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como mero instrumento de! Todo social: "El hombre debe ser a

la vez hombre de pensamiento y hombre de acción, y producircon el brazo como con el cerebro. De otro modo atenta contrasu virilidad, deshace la obra de la creación; y para alcanzar unavoz de falsete, pierde todas las largas y emocionantes notas de sulibre y vivo instrumento. El hombre ya no es un hombre entonces: es un organillo" (99).

Aun dentro de los trabajos manuales o intelectuales, elhombre del futuro utópico poseerá una multitud de aptitudes:

“ Un humanisferiano no sólo piensa y obra a la vez, sino queejerce en la misma jornada oficios diferentes. Cincelará una piezade orfebrería y trabajará sobre una parcela de tierra; pasará delburil al azadón y del horno de la cocina al pupitre de la orquesta.Está familiarizado con una multitud de trabajos” (100).

Es verdad que no en todos podrá alcanzar la misma perfección y que en alguno habrá de considerarse especialista. Peroespecialización no significa aquí mutilante unilateralidad: “ Obre

ro inferior en esto, es obrero superior en aquello. Tiene su especialidad en la que sobresale. Y es justamente esa inferioridad yesa superioridad de los unos respecto de los otros lo que produce la armonía... Luego, por estos trabajos diversos, el hombreadquiere la posesión de más elementos de cooperación, su inteligencia se multiplica como su brazo, es un estudio perpetuo yvariado que desarrolla en él todas las facultades físicas e intelectuales y de las que se beneficia para perfeccionarse en su actopredilecto" (101).

A propósito de los trabajos agradables se plantea Déjacque la siguiente cuestión: “ ¿Qué es lo que hace al trabajo atrayente?", y responde: “ No es siempre la naturaleza del trabajo,sino la condición en que se ejerce y la condición del resultado aobtener" (102). De tal modo que el goce de una compañía querida y el reconocimiento que se logra por parte de los demás(que precisamente rehúsan tales trabajos) viene a ser, para los

(99) Déj., op. cit., pág. 97.(100) Déj.,op. cit., pág. 97.(101) Déj.,op. cit., págs. 97 y 98.(102) Déj.,op cit., pág. 105.

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hombres más elevados, suficiente compensación a las menos gra

tas labores (103).Al considerar así el trabajo como una tendencia natural einclusive como una necesidad, la pereza no puede constituir problema alguno. Si hay una necesidad del vientre también hay unadel brazo y del cerebro: forzar a un hombre al trabajo seríaentonces tan absurdo como forzarlo a comer. Por eso “ los hu-manisferianos satisfacen naturalmente la necesidad de ejerciciodel brazo como la necesidad de ejercicio del vientre” . Por eso"no es posible ni racionar el apetito de la producción ni el apetito del consumo” (104).

De todas maneras, el apetito de producción (auxiliadopor la fuerza de la máquina) es tal, según los optimistas supuestosde Déjacque, que basta para satisfacer ampliamente el apetito deconsumo. Pot eso, así como no será necesaria ninguna coacciónpara que los hombres trabajen, tampoco lo será para que repartan los productos del trabajo: “ ¿Por qué los hombres habrían deluchar por arrancarse su ración, cuando la producción, por las

fuerzas mecánicas, puede suministrarles más de lo que necesitan?” (105).

En un mundo en que ha desaparecido el comercio juntocon la propiedad privada y la moneda, los hombres intercambiarán, sin embargo, sus productos, de una comuna a otra, de uncontinente a otro, como miembros de una única y gran familia:“ ¿Faltan en un rincón de Europa productos de otros continentes?Los diarios del humanisferio lo mencionan, es insertado en el

Boletín de Publicidad, el monitor de la anárquica universalidad, ylos humanisferianos de Asia, América u Oceanía expiden el producto solicitado. ¿Falta, por el contrario, un producto europeoen Asia, en África, en América, o en Oceanía? Los humanisferianos de Europa lo expiden. El cambio se verifica natural y noarbitrariamente. Así, tal humanisferio da un día más y recibemenos. ¿Qué importa? Mañana es él, sin duda, el que recibirá másy dará menos. Como todo pertenece a todos y como cada unopuede cambiar de humanisferio del mismo modo que cambia de

(103) Déj.,op. cit., pág. 106.(104) Déj.,op. cit., pág. 95.(105) Déj.,op. cit., pág. 96.

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departamento, ¿Qué daño puede ocasionar que en la circulaciónuniversal una cosa esté aquí o esté allá?” (106).

En un mundo donde la anarquía ha eliminado todo servilismo, donde la comunidad de bienes ha suprimido toda codicia,donde el trabajo libre ha acabado con el adulterio y la impudicia,desaparecerán todos los vicios y también todas las falsas virtudes.No habrá allí lugar para la mentira y para la hipocresía, viciosfundamentales y congénitos de nuestra civilización, según Déjacque. Toda dualidad entre lo que es y lo que parece ser habrá sidosuperada: “ En el humanisferio todo lo que es aparente es real; la

apariencia no es en modo alguno un disfraz” . Y la razón resultaclara: "La simulación fue siempre la librea de los lacayos y de losesclavos, es de rigor entre los civilizados. El hombre libre lleva enel corazón la franqueza, escudo de la libertad” (107).

La amistad ya no tendrá ningún móvil interesado y noserá "una vendedora de los mercados” sino una dulce niña “queno pide sino caricias a cambio de caricias, símpatía por simpatía” (108).

La superación habrá desaparecido al encontrar el hombreen la realidad los sueños que colocaba en el más allá (109). Lavulgaridad y la mediocre monotonía de nuestros vestidos habrásido desterrada (1 10). Hasta los animales feroces se habrán “ alineado, sumisos y disciplinados, bajo el pontificado del hombre”y los niños jugarán con las leonas, como en la “ edad de oro” quecantaron los poetas clásicos ( I I I ) . Y, puesto que la enfermedades una especie de vicio, también las enfermedades desapareceránal ser removidas sus causas (emanaciones pestilenciales de unaparte del globo, falta de equilibrio en el ejercicio de los órganos,

(106) Déj.,op. cit., págs. 94 y 95.(107) Déj.,op. cit., pág. 102.(108) Déj.,op. cit., pág. 102.(109) Déj.,op. cit., pág. 103.(110) Déj., op. cit., págs. 107 y 108. Al contrario de Cabet, que insistemucho en la uniformidad del vestido como prueba y salvaguardia de laigualdad, Dejacque, como Morris después, imagina la mayor variedad y policromía.(111) Déj., op. cit., pág. 99. Recuérdese, por ejemplo, el “concordessimul ludunt cum trigride dammae” de Claudiano, en su De raptu Proser- pinae.

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trabajo único o goce único, exceso de alimento o excesu deayuno, etc.) Y así como habrán desaparecido los sacerdotes, quepretenden curar el alma, habrán desaparecido también los médicos, que pretenden curar el cuerpo. (Como Lamettrie, como losantiguos cínicos, Déjacque muestra aversión por los médicos, aquienes considera verdaderos “envenenadores", que “ atentancontra la vida y la inteligencia de todos los hombres hasta en suposteridad") (112).

Por otra parte, la muerte ni se teme ni se venera. De ahíque los cementerios hayan desaparecido y en su lugar se levanten

grandes crematorios, desde los cuales las cenizas de los cadáveresse arrojan al viento para que puedan retornar al seno de la viviente naturaleza y ser quizá otra vez incorporadas (mediante unaantropofagia que sustituye a la antigua teofagia sacramental) alcuerpo del hombre, a través de los frutos de la tierra (1 13).

Casi todos los elementos del comunismo anárquico clásicode Kropotkin y de Redus, casi todos sus supuestos, sus valoraciones, sus ideales, muchos de sus argumentos y actitudes mentales

están, como puede verse, presentes en la obra de Déjacque.No es fácil establecer en qué medida ésta influyó realmente sobre el pensamiento de dichos autores y, a través de ellos, enla ideología de la clase obrera organizada durante las tres últimasdécadas del siglo pasado y las dos primeras del presente.

Puede decirse, sin embargo, con certeza, que si careció ensu momento de toda resonancia histórica y pasó mucho másdesapercibida que los escritos de Fourier, Owen, Cabet, etc., ellose debió al hecho de haberse adelantado por lo menos veinte otreinta años a su propia época, de tal manera que esa peculiarunión de comunismo y anarquía que llegó a ser en las décadas del80 y del 90 una de las más difundidas ideologías dentro del movimiento obrero, constituyó una osada novedad, aun en los másavanzados cenáculos socialistas, durante la década del 50.

(112) Déj., op. cit., págs. 99 y 100, Véanse en especial, las Epístolas pseudo-heracliteas.(113) Déj., op. cit., págs. 108-111. Fácil es advertir cómo la idea dela “antropofagia" concuerda con su hilozoismo. Hasta podría decirseque constituye la faz sacramental de un naturalismo poético con matices levemente panteistas.

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Vi ___________________EDWARD BELLAMY:TRABAJO, ORGANIZACIÓN,SOCIALISMO.

EDW ARD Bellamy, nacido en Chicopee Falls, Massachusetts,el 25 de marzo de 1850, abogado con pocos pleitos perocon ño poco sentido de la justicia, es autor de la más

importante utopia socialista producida en América.Después de haber estudiado en el “ Union College” de

Shenectady, New York, viaja a Europa, sigue estudiando en Alemania y, de regreso, en 1871, es admitido en el Foro, pero notarda en desertar de él. Desde entonces, reparte sus energíasintelectuales entre la literatura de ficción y el periodismo político. Como novelista publica una serie de obras que sólo alcanzan un éxito mediocre: Dr. Heidenhoff's Process (1880) MissLudington's Sister (1884); The Duke of Stockbridge (1900). Esteúltimo es un relato de carácter histórlco-social, que versa sobrela rebelión de Shays, el capitán del 5.° de Massachusetts, levantado en armas en 1786.

Como periodista se inicia en el Evening Post y funda luego, con algunos colaboradores, el Daily News de Springfield. Mástarde llega a ser propietario de dos de los más influyentes periódicos políticos norteamericanos de fines de siglo: The Nationalist (1889-1891) y The New Nation (1891-1894). Pero, a decir verdad, su fama no se debe sino a una conjunción feliz -por significativa y oportuna- de periodismo y "fiction". Esto es, en efecto,el relato utópico que lleva por título Looking Backward (1887),reiteradamente editado en las décadas que siguen a su aparicióny pronto traducido a varios idiomas europeos (entre ellos al español).

Si Howell llega a considerar a Bellamy como el escritor derrá<; hrillanre fantasía en la Norteamérica oosterior a Hawthorne.

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tripeta, ya que el predominio de una de ellas implicarla la des

trucción del Todo cósmico y del Todo social. El hombre integraambos Todos: como ser físico es parte del Todo orgánico de laNaturaleza; como ser espiritual, del Todo orgánico de la Sociedad.

La concepción organicista, que en Norteamérica es compartida entonces por un buen número de pensadores demócratasy socialistas, y aun por filósofos idealistas como Royce (3), lesirve a Bellamy de punto de partida para una teoría antropológica no carente de cierta originalidad.

El alma humana, aparentemente cerrada en sí misma comouna mónada, vuelta hacia el yo e identificada con él, se abre enrealidad al Universo y al Alma del Universo y se une a ella mediante una "conciencia impersonal". De este modo se actúa en elhombre el principio de solidaridad: por una parte, su alma constituye la individualidad y es autoconciencia; por otra, se vuelvehacia el Todo y viene a ser conciencia cósmica (4).

Esta conciencia cósmica se va realizando a través de la

historia de la Humanidad. En los tiempos modernos es muchomás viva y evidente que en la antigüedad. Ello se puede comprobar, por ejemplo, en la historia de los sentimientos. El sentimiento de lo bello y de lo sublime en la Naturaleza viene a ser undesarrollo relativamente reciente de la conciencia humana quelos antiguos ignoraban o al menos no sabían expresar. Basta cotejar simplemente los poetas clásicos con los modernos para demostrarlo. Hechos como éste nos revelan, sin duda, las incalcula

bles posibilidades del alma humana y nos permiten vislumbrardesde el presente una Sociedad futura esencialmente distinta ymás perfecta (5).

Tales ideas configuran el trasfondo filosófico del pensamiento social y político de Bellamy y, en especial, de su utopíaLooking Backward.

(3) Cfr. J. Royce, California, a study of American Character, Boston,1886.(4) Cfr. H. W . Schneider, Historia de la filosofía norteamericana, México, 1950, pág. 199.(5) Cfr. Arthur E. Morgan, The Philosophy of Edward bellamy, NuevaYork, 1945, págs. 12 y 13.

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142Por otra parte, las circunstancias históricas en que se en

contraban los Estados Unidos cuando Bellamy escribe esta obraesclarecen de un modo directo e inmediato el sentido de losplanteamientos y de las soluciones sociales, económicas y políticas allí propuestas.

“ Los demócratas descontentos se iban dando cuenta creciente de que no era solamente el sistema de los partidos el queno funcionaba como es debido, sino también el sistema económico” , dice Schneider. Y añade: "Especialmente después de la grave

depresión del setenta, fue imposible mantener la fe en el progreso que se proclamaba. Como lo probó Henry Demerest Lloyd, lariqueza no estaba fomentando la res publica; una plutocracia sehabía hecho dueña del mando y la cuestión era ahora la riqueza privada contra la riqueza pública. Para que la democracia pudiera sobrevivir había que rescatar la igualdad” (6). Los ricos tendíana ser cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres. En losgrandes centros industriales el proletariado, alentado por la prédica de socialistas y anarquistas (generalmente europeos), cobraba conciencia de su condición y se disponía por medio de huelgasy atentados a emprender los caminos de la revolución social. Essignificativo que ya en el primer capítulo de Looking Backward nos encontremos con un casamiento largamente diferido a causade las continuas huelgas de los albañiles de Boston que no permitían terminar una casa.

La abolición de la esclavitud, que durante décadas habíasido el objetivo de los pensadores liberales y demócratas, comoThoreau, Emerson, Garrison, etc. (7), se había logrado tras cruenta lucha. Y, sin embargo, una nueva esclavitud no jurídicamenteinstituida pero condicionada por las modalidades de la producción industrial y por las leyes del librecambio, iba surgiendo rápidamente, sobre todo en Chicago y en las grandes ciudades deleste, como Nueva York y Boston, donde Bellamy vivía.

La aparición de esta nueva esclavitud desvirtuaba y hastahacía irrisorias todas las conquistas políticas de la democracia

jeffersoniana. Con hipócrita sonrisa el industrialismo se mofaba

(6) H. W. Schneider, op. cit., pág. 195.(7) Cfr. R. Rocker, El pensamiento liberal en los Estados Unidos, Buenos Aires, 1944.

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veremos, no carece de agudeza cuando critica las instituciones y

la estructura socio-económica de su época, no alcanza a ver laslimitaciones y defectos de la misma en otros aspectos; no escapaz de imaginar un lenguaje más libre y expresivo que su inglésbostoniano ni tampoco una manera más elegante de vestir o unamanera menos convencional de alternar que las habituales en eleste de los Estados Unidos a fines del siglo XIX.

En el utópico año 2000 de Bellamy, el trabajo humano serealiza en condiciones muy diferentes; hay una organización totalmente diversa de la vida económica; hay una nueva estructurasocial (9). El cambio radical no se ha producido, por cierto, comoconsecuencia de una revolución o porque las huelgas y la miseriade la clase trabajadora, hechos sobresalientes en el panoramasocial de la Norteamérica finisecular, haya producido un cataclismo renovador. No se trata tampoco de la acción de un hombre,de un pequeño grupo de hombres o de un partido que, habiéndose propuesto remediar la injusticia y cambiar el orden existente, lo hayan conseguido mediante la acción conspiratoria. Bellamyestá tan lejos de admitir una revolución proletaria como de poner el destino de la Historia en manos de una “élite" revolucionaria; tan lejos, en verdad, de la violencia dialéctica de Marxcomo de la violencia jacobina de Blanqui (10).

El cambio -el gran cambio- ha sido, en primer término,un cambio pacífico, porque no se realizó, según él, contra nadiesino en beneficio de todos. Se trataba, por encima de todas lascosas, de un problema de eficiencia, de racionalización, de ajuste,

y por eso no podía surgir sino del acuerdo de todas las clases dela Nación (II).Se trataba, en segundo lugar, de un cambio promovido

por las cosas mismas. En realidad, los hombres no hicieron másque tomar conciencia del curso de la Historia (particularmentede la evolución técnico-económica de la Sociedad) y colaborarcon ella en su último paso hacia el socialismo o, como diría Bellamy, hacia el “ nacionalismo".

(9) Bellamy, op. cit., págs. 23 y ss. Cfr. F. Koch, Bellomys Zukunfstoat, Bonn, 1924.(10) Bellamy, op. cit., págs. 27 y ss.(11) Bellamy, op. cit., págs. 31 y ss.

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Esta evolución tendía a una creciente concentración delcapital. Las pequeñas empresas, en el curso del siglo XIX, fuerondesapareciendo, absorbidas por las grandes. Los dueños de pequeñas industrias o comercios se vieron obligados a capitular anteéstas y se convirtieron en accionistas o en meros dependientes.Los obreros fueron sintiendo cada vez más la opresión del capitaldeshumanizado y anónimo. Las diferencias de clases se hicieronmás agudas al quedar liquidada la pequeña burguesía; las fronterasde clase se tornaron por lo mismo más rígidas y el abismo entreposeedores y desposeídos se ahondó aún más (12).

Hasta este punto la explicación del proceso histórico podría haber sido aceptada (con algunas precisiones terminológicas,sin duda) por el mismo Marx. Es evidente, en efecto, que lamisma tiende a señalar la creciente concentración del capital queMarx consideró como ley general de la historia contemporánea.Pero, para desilusión suya y de sus discípulos, Bellamy, que contanto vigor ha señalado las exigencias centralizadoras de la industria moderna, que con tanto acierto ha puesto de relieve las

ventajas económicas de tal concentración y, a la vez, las lamentables consecuencias sociales de la misma dentro del sistema capitalista, supone luego que una simple toma de conciencia por parte de la mayoría de la Nación o, si se quiere, que el simple buensentido del pueblo soberano ha dado positivo remate al proceso,al nacionalizar la industria, el comercio, los transportes y servicios, la tierra y todos los medios de producción. Así como anteshabía puesto en manos del Estado, la justicia, el ejército, la administración pública, etc., ahora el consenso popular pone en susmanos toda la economía nacional y le convierte en empresarioúnico y único patrono.

Si se le pregunta a Bellamy por qué caminos el pueblollegó a ese consenso y a esa resolución radical, contestará sindudar que la opinión pública había sido educada por los mismosmonopolios que se encargaron de desmostrarle su propia eficiencia y su superioridad en el plano de la producción, a la vez que ledemostraban su esencial injusticia como expresión máxima delsistema capitalista en el plano de la distribución de los bienes ( 13).

(12) Bellamy, op. cit., págs. 29 y ss,(13) Bellamy, op. cit., pág. 32.

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146Esta última idea no hubiera desagradado a Marx enteramente. Alfin y al cabo era lo mejor que él hubiera podido esperar de quienpor principio no admitía la lucha de clase como motor principalde la Historia. El hecho de que no la admitiera, empero, lo hubiera decidido a colocarlo resueltamente entre los representantes del socialismo precientífico y utópico.

Bellamy, en efecto, parece continuar, mejor que nadie enNorteamérica, el espíritu de Saint-Simon, aun cuando vaya másallá que ninguno de los saintsimonianos franceses en el caminodel comunismo y aun cuando no se remita explícitamente, en susutópicas construcciones, a las ¡deas del saintsímonismo. Por otraparte, también parece un directo sucesor de Owen y de Cabet.

Su utilitarismo utópico traslada los puntos de vista éticosde Bentham al terreno de las relaciones de clase y supone así queel interés bien entendido de la clase dominante coincide, en elfondo, con el de las clases oprimidas, aun cuando dicha coincidencia no se realice para él como armonía de los contrarios, al modode Fourier, sino como unidad de los mismos, lo cual implica naturalmente la desaparición de las clases en cuanto tales.

Bellamy, que habla por boca del doctor Leete, no ve peligro alguno en la concentración de la propieded en manos delEstado. ¿Acaso el Estado, al sustituir a los señores feudales yasumir la soberanía plena sobre la Nación, no había acabado porasegurar la libertad de conciencia y la igualdad política para todoslos dúdanos? Una respuesta por el estilo no hacía otra cosa quecontinuar la tradición del nacionalismo liberal que acababa deasegurar en Europa la unidad de Italia y de Alemania, a la vez queel triunfo definitivo del constitucionalismo y de las libertadespúblicas. El nacionalismo económico para Bellamy no hace sinocompletar y prestar real eficacia a todas esas conquistas, auncuando aparentemente niegue algunas de ellas. Porque, en efecto, parece decir nuestro autor tácitamente, allí donde no hayigualdad social y donde no se ha asegurado a todos los ciudadanos contra el hambre, la desocupación y la miseria, no puedehaber verdadera libertad. Por eso, a la clásica concepción liberalque expone West (el Estado mantiene la paz interior y defiendea sus súbditos contra la agresión exterior) opone Leete la ideadel Estado como una gran empresa, cuya finalidad esencial consiste en combatir no a Francia, Inglaterra o Alemania, sino a los

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verdaderos enemigos del pueblo que son el hambre, el frío, laignorancia y el desamparo.

El Estado (o la Nación, como él dice) se ha convertidohacia el año 2000 en el único patrono y los ciudadanos, por elhecho mismo de serlo, desempeñan el papel de sus dependientes.El Estado organiza, pues, la economía, del mismo modo que antes organizaba el ejército. Sobre la base de un servicio obligatorio universal, como el antiguo servicio militar, constituye así unejército industrial (14).

En efecto, para Bellamy la única vía posible hacia la igual

dad social es, como él mismo lo señaló en un artículo, esta víamilitar o para-militar. En la idea del servicio militar obligatoriose inspira así todo el sistema económico-social que describe en suutopía: “ La idea de confiar el deber de sostener la comunidad aun ejército industrial, lo mismo que el deber de protegerla seconfía a un ejercito militar, me fue sugerida por la gran lecciónde cosas que representaba la organización de un pueblo enteropara propósitos nacionales, como lo vemos en el sistema militar

de servicio obligatorio, en términos de igualdad, que ha sidoadoptado prácticamente por todas las naciones de Europa... Sóloal desarrollar en detalle el argumento... me di cuenta de la potencia cabal del instrumento que estaba usando y reconocí en elmoderno sistema militar no meramente una analogía retóricacon un servicio industrial nacional, sino su prototipo, que ofrecíaun modelo completo y eficaz para su organización... De estemodo fue como, no gracias a mí, tropecé con la piedra angulardel nuevo orden social. Apenas necesito decir que, una vez quecomprendí de lo que se trataba, fue muy importante para mímostrarlo a los demás. Esto me llevó a una refundición completatanto en la forma como en el propósito, del libro en que meocupaba (esto es, de Looking Backward). En lugar de un purocuento de hadas de la perfección social, se convirtió en el vehículo de un esquema definido de reorganización industrial” (15).

(14) Bellamy, op. cit., págs. 32 y ss.(15) Bellamy, How I wrote looking backward" (Ladies-Home Journal,II, abril 1894, I, 3), citado por Schneider, op. cit., pág. 201; R. L.Shurter, "The Writing of Looking Backward", The South Atlantic Qua- terly, XXXVIII, págs. 255-261.

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148En la utópica Norteamérica del 2000 todos están obliga

dos a servir en el ejército del trabajo entre los veintiuno y los

cuarenta y cinco años. Al contrario de lo que sucedía en el sigloXIX, fábricas, talleres y oficinas no admiten niños (que están enlas escuelas) ni ancianos (que gozan de un merecido descanso).Por una parte, el trabajo de todos los adultos hábiles sin excepción y la adecuada organización de ese trabajo hace innecesarioque dicho período se extienda a más de veinticinco años en lavida de cada ciudadano. Por otra, un inteligente utilitarismo exige que se consagren los veinte primeros años de la existencia a la

educación y los últimos, al descanso.Sin embargo, una vez honorablemente retirados, todoslos ciudadanos forman parte durante diez años más de una especie de reserva industrial, concebida a semejanza de la reservamilitar, y pueden ser llamados otra vez a las filas en casos deemergencia (16). Esto no obstante, a Bellamy no le gusta muchoel calificativo “ obligatorio” , aplicado al servicio de trabajo. Puesto que toda la estructura social se basa en este servicio de traba

jo, dice, quien se negara a aceptarlo se separaría por sí mismo dela Sociedad; su conducta, en tal caso, no necesitaría explícitasanción, pues equivaldría a un verdadero suicidio (17). El trabajoes obligatorio en la medida en que la Sociedad misma es necesaria. Por eso "obligatorio” no quiere decir “ compulsivo” . Por otraparte, dentro del ejército industrial de la utópica Norteaméricadel 2000, cada ciudadano elige la profesión que considera másadecuada a sus aptitudes y más conforme a sus gustos y particulares inclinaciones. Tarea de padres y maestros es facilitar unaelección justa y a este fin se encamina en buena parte la educación (18).

De tal manera Bellamy procura separar la ¡dea del ejércitoy del servicio de la ¡dea de la violencia y de la compulsión, eintenta dejar un amplio margen a la libertad individual.

Es evidente, sin embargo, que en cualquier caso la Nación(esto es, el Estado) se reserva la última palabra. Supongamos quepara una determinada ocupación y haya un número excesivo de

(16) Bellamy,op. cit., págs. 34 y 35.(17) Bellamy,op. cit., pág. 34.(18) Bellamy,op. cit., pág. 35.

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nato como Bellamy, leemos: “ Para abolir el dinero hubiera sidomotivo suficente.de no haber habido otros, el hecho de que suposesión no implicaba el derecho de tenerlo. Valía tanto en manos del hombre que por él había robado o matado, que en las deaquellos que lo habían ganado con su honrado trabajo” (26).

Por otra parte, la herencia de los bienes personales no hasido abolida, ya que éstos no pueden ser objeto de acumulaciónni de venta: venderlo es imposible, pues no existe el dinero,acumularlos también, pues ello implicaría gastos e incomodidadesmucho mayores que el goce que podría reportar su posesión (27).

Los ciudadanos disponen de su crédito como les parece y así seexplica que unos habiten casas mejores y más amplias que otros;algunos prefieren una habitación más cómoda; otros vestidos máselegantes; otros, en fin, los refinamientos de una mesa bien servida (28). De cualquier manera, aun cuando todos los edificiospertenecen al Estado, las habitaciones siguen siendo estrictamente personales y nada tienen que ver con el modelo falansteriano.La diferencia está en que la técnica y la organización han llevado

a cada vivienda particular las ventajas de la habitación común; yasí el servicio doméstico se hace innecesario (29), las ropas sonlavadas por las grandes lavanderías estatales, las comidas preparadas en las cocinas públicas, el calor y la luz necesarios se obtienende la electricidad (30), y hasta la música (31) y la religión (32),llegan a través de una especie de teléfonos desde las respectivascentrales artísticas o piadosas hasta cada casa.

El intercambio de los productos se realiza entre las diversas naciones según normas que no difieren esencialmente de lasque rigen la distribución de los bienes dentro de cada nación.Todos los países de Europa y la mayoría de los de América estánorganizados, siguiendo el ejemplo de los Estados Unidos, comorepúblicas industriales. Un consejo internacional fija reglas para el

(26) Bellamy,op. cit., pág. 45.

(27) Bellamy,op. cit., pág. 59.(28) Bellamy,op. cit., pág. 55.(29) Bellamy,op. cit., pág. 59.(30) Bellamy,op. cit., pág. 60.(31) Bellamy,op. cit., págs. 55-58, 67 y 68.(32) Bellamy,op. cit., pág. 131.

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152intercambio de productos entre estas repúblicas (33). Dicho in

tercambio, por cierto, no supone el uso del dinero. "Cuando elcomercio exterior estaba en manos de empresas privadas, explicael doctor Leete, el dinero era necesario teniendo en cuenta lamúltiple complejidad de las transacciones, pero en la actualidadcada nación funciona como una unidad independiente. No habiendo más de una docena, por decirlo así, de comercientes en todoel mundo, basta un sencillo sistema de cuenta corriente pararegular sus transacciones. Cada país tiene una oficina de cambio

exterior, que dirige las operaciones comerciales. Por ejemplo, laoficina norteamericana, considerando que tales cantidades deproductos franceses son necesarias para el consumo interno de supaís durante un año determinado, hace el pedido a la oficinafrancesa, la cual, a su vez, envía las mercaderías a nuestra oficina.Lo mismo se hace con otros países" (34).

El precio de los productos en el mercado internacional esel mismo que rige en cada país para la distribución interna. Si unanación importa de otra más de lo que exporta a ella y resulta asicon un saldo deudor, como es probable que esa misma nacióntenga con otra un saldo acreedor, la balanza se equilibra fácilmente. El pago se hace con artículos corrientes de producción nacional. Por lo general los desniveles no son grandes y las deudas sesaldan lo antes posible para no provocar sentimientos inamistosos entre los distintos países. A ninguno se le ocurre, en todocaso, aprovecharse de las necesidades de los demás por el hechode poseer el monopolio natural de algún producto, pues estosignificaría cortar las relaciones con todos los otros países de latierra, que formarían un frente común contra él. Por otra parte,es principio universal admitido en la economía del año 2000 queel precio de una mercadería no puede ser modificado sino por lamr jr dificultad que suponga el producirla (35).

En efecto, la base natural del precio viene a ser siempre elcosto del trabajo. Durante la época capitalista la diferencia en lossalarios producía la diferencia en el costo del trabajo; en el año

2000 la cantidad de horas que forman una jornada laboral es

(33) Bellamy,op. cit., pág. 69.(34) Bellamy,op. cit.. pág. 69.(35) Bellamy,op. cit.. págs. 69 y 70.

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relativa y varía según las diferentes industrias, pero el sostenimiento de un obrero es siempre el mismo. Sucede a veces que en unaindustria el trabajo se reduce a cuatro horas, a fin de atraer a ellael número suficiente de operarios. En ese caso el costo de producción debe calcularse como si el obrero que trabaja cuatrohoras trabajara ocho.

Es claro que, aparte del costo de producción y de transporte, la escasez puede afectar los precios, pero esto no se refiere nunca a los artículos corrientes que existen siempre en gran

abundancia y que no están por eso sujetos a las fluctuaciones dela oferta y la demanda (y cuyos precios disminuyen año a año),sino a algunos materiales raros y productos refinados.

Aun aquí se procura nivelar las dificultades de la escasez,subiendo los precios mientras ésta dura (36). No es difícil encontrar detrás de estas ideas sobre el precio una doctrina del valoresencialmente coincidente con la teoría marxista, aun cuandoBellamy no haya sacado de ella ningún concepto equivalente al de

“ plusvalía" ni haya hecho siquiera una formulación explícita yclara de la ecuación "valor = trabajo humano” .La organización internacional del comercio supone una

especie de federalismo político mundial. Cada nación mantiene suplena autonomía, pero todas se hallan confederadas a fin de asegurar la paz general y el bienestar común. Y aunque en el año2000 son muchos los que tienen en vista una eventual unificacióndel mundo, considerándola como el ideal supremo de la Sociedadhumana, no faltan tampoco quienes opinan que el federalismoconstituye una solución definitiva y no provisoria (37).

De cualquier modo, es evidente que para Bellamy la organización política se funda y se modela sobre la organización económica tanto en el orden internacional como en el nacional.

Cada Estado, bien definido como “ república industrial",asume la forma de un ejército que integran todos los habitantes:unos como soldados bajo bandera, otros como aspirantes; otrosen fin, como reservistas. Este ejército es, sin embargo, un ejército de trabajo, cuya función primordialmente económica consisteen la producción y distribución de los bienes materiales. Sus miem-

(36) Bellamy, op. cit., págs. 89 y 90.(37) Bellamy, op. cit., pág. 70.

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154bros activos están agrupados en cuatro clases que constituyen

otros tantos rangos principales: I) el de los trabajadores no especializados, que son los reclutas durante los tres primeros añosdel servicio; 2) el de los aprendices, integrado por quienes hancumplido los tres años en la clase anterior; 3) el de los obreroscompletos, que incluye a todos los adultos entre veinticuatro ycuarenta y cinco años, y 4) el de los oficiales (38), dentro del cualse establece, a su vez, una extensa jerarquía que va desde el gradoinferior, que está en contacto inmediato con los obreros, hasta

el grado máximo que corresponde al general en jefe del ejércitoindustrial, a la vez Presidente de la República (39).Este orden jerárquico es naturalmente un orden móvil y

los rangos no sólo están abiertos sino que, por principio, suponen una corriente ascensional entre sus integrantes. De hecho,todos pasan del primero al segundo y del segundo al tercer rangouna vez que han cumplido el período de servicio.

En el tercer rango, sin embargo, hay tres grados y en cadagrado dos clases, de modo que existen allí seis escalones o peldaños jerárquicos a los que pertenece cada uno según sus méritos.Éstos se evalúan a través de pruebas de eficiencia. Los obreroscompletos o adultos son así graduados todos los años, de maneraque el mérito pronto se pone de relieve y a la vez a nadie le esdado dormirse sobre sus laureles, pues corre el peligro de retroceder a la clase o grado inferior (40).

Para pasar al grado inferior en la jerarquía de los oficiales,que es el de teniente (capataz ayudante), es preciso haber permanecido dos años en la primera clase del primer grado del rangode obrero especializado o adulto. Los oficiales, a su vez, ascienden no a través de pruebas de competencia personal sino por elresultado del trabajo de sus hombres. Pero los oficiales superiores son nombrados por otro método, que Bellamy no explica (4 1).

De teniente se pasa a ser capitán o jefe de taller; luego seasciende a coronel o superintendente de fábrica; después a general, que es la cabeza de un gremio. Por encima de los generales,

(38) Bellamy,op. cit., págs. 61 y 62.(39) Bellamy,op. cit., pág. 91.(40) Bellamy,op. cit., pág. 62.(41) Bellamy,op. cit., págs. 63 y 64.

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se sitúan todavía los tenientes generales, que dirigen los diezdepartamentos o grupos de industrias semejantes; por encima deestos diez altos oficíales está solamente el generalísimo, que seidentifica con el presidente de la nación, cuyo consejo o ministerio, por así decirlo, integran aquellos mismos diez oficiales superiores (42).

El presidente o general en jefe debe haber pasado portodos los rangos y clases a partir del ínfimo grado de trabajadorno especializado. La ascensión hasta el tercer grado es automática, pero ya allí comienzan las competencias y sólo mediante una

sobresaliente actuación es posible cruzar del rango de trabajadorespecializado al grado inferior del rango de los oficiales, o sea, algrado de teniente. Desde aquí se puede ascender hasta coronel osuperintendente a través de sucesivas promociones que efectúanlos superiores jerárquicos y que se limitan, como es obvio, a loscandidatos más'competentes y con antecedentes mejores. Si general del gremio o jefe de industria le compete hacer todos estosnombramientos. El, a su vez, no es promovido desde arriba sino

elegido por el sufragio no de los trabajadores activos sino de losmiembros honorarios del gremio, esto es, de aquellos que, habiendo cumplido su servicio ordinario, se han retirado honorablemente al cumplir sus cuarenta y cinco años. Se pretende asegurarasí una absoluta imparcialidad junto con un gran conocimiento delos méritos de los candidatos y una preocupación desinteresadapor lograr la más apropiada elección. Que el ejército no elija asus jefes superiores y a su generalísimo se explica por cuanto este

hecho sería peligroso para la disciplina que debe reinar indispensablemente en la filas.Los tenientes generales que, como se dijo, encabezan los

diez departamentos, son elegidos entre los generales de los distintos gremios de cada departamento por los miembros honorarios del mismo. Entre los tenientes generales todos los miembroshonorarios del ejército industrial eligen finalmente al presidenteo generalísimo.

Este dura en sus funciones cinco años. Al finalizar el mandato debe dar cuenta de su gestión ante un congreso nacional. Si

(42) Bellamy, op. cit., pág, 91.

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156el informe es aprobado, se le suele nombrar representante porotros cinco años ante el consejo internacional (43).

Esta organización política no deja de recordarnos, por unlado, las constituciones de los antiguos estados dóricos y de laRepública de Platón, con su jerárquica estructura; por otro, elsistema gubernativo chino del mandarinato, en que los funcionarios ascendían en la escala administrativa mediante periódicos exámenes o pruebas de competencia. Con más rigor, sin embargo,podría compararse a la estructura de un hormiguero o de unacolmena, si no fuera que las clases funcionales y jerárquicas carecen entre los insectos sociales de toda movilidad. Si nos atenemos al hecho de que la disciplina y la jerarquía militar sean aplicadas a un objetivo distinto de la guerra, encontraremos que laidea no es del todo extraña en el mundo anglosajón del sigloXIX , en el cual hallamos a William Booth y su “ Ejército de Salvación".

Abolida la propiedad privada, la mayor parte de los crímenes y delitos no tienen ya razón de ser. "El día en que hicimos

de la Nación la única depositaría de la riqueza del pueblo, ygarantizamos con abundancia el sustento de todos, aboliendo porun lado la miseria y por el otro impidiendo la acumulación -diceel doctor Leete a su huésped West- cortamos esa raíz, y el árbolvenenoso que cubría a la Sociedad se secó en un solo día, comola bota de vino de Jonás” (44).

Por otra parte, los crímenes contra las personas que no sevinculaban con el afán de lucro eran relativamente escasos aún en

el siglo XIX y ya por entonces se los solía reputar como efectosde la ignorancia y de la brutalidad. Habiéndose difundido universalmente la educación hacia el año 2000, tales crímenes resultanenteramente raros e inusitados. Cuando aparecen, se los sueleconsiderar como hechos excepcionales, derivados de una herencia patológica. Frente a tales fenómenos de “atavismo” los hombres de la utópica Nación del 2000 asumen una actitud similar ala que en el siglo X IX se asumía frente la cleptomanía. Los queefectúan tales acciones son objeto de compasión y se los reprimefirme pero suavemente.

(43) Bellamy, op. cit., págs. 91-93.(44) Bellamy, op. cit., pág. 97,

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Por eso las cárceles han desaparecido. Al no existir la

propiedad privada, no hay pleitos por asuntos comerciales ni herencias que partir ni deudas que cobrar, por lo cual las leyes y lostribunales comerciales y civiles se han hecho enteramente super-fluos (45). No existen ya abogados, porque cuando el único interés de la Nación consiste en llegar a la verdad, no sería lógico quehubiera gente profesionalmente dedicada a ocultarla. (46).

Existen, sí, jueces, pero éstos no necesitan ninguna formación jurídica, porque las leyes son pocas y simples. El juicio por

jurados ha sido superado. Los tribunales están formados por tresmiembros: dos de ellos estudian los aspectos contrarios del casoe informan a un tercero que es quien decide. Pero los informantes no se parecen, por cierto, a defensores y fiscales, que pordinero estaban siempre preparados para hacer absolver o condenar a un reo (47). Por otra parte, todo el procedimiento judicialse ha simplificado enormemente por un fenómeno moral que,como bien observa West, es el hecho más sorprendente de lanueva Sociedad: como los hombres no tienen ya nada que temerde sus semejantes desde que se ha logrado la igualdad universal,la mentira ha desaparecido casi por completo y así, al iniciarse un

juicio, el acusado admite su culpa si es culpable o la niega si no loes, sin desfigurar ni ocultar la verdad (48).

De un modo análogo, aunque más radicalmente, WílliamMorris, por lo demás tan distinto en muchos aspectos a Bellamy,supondrá (dos o tres años más tarde, en su utopía News from Nowhere) que la total desaparición del derecho y de la ley es

consecuencia directa de la abolición de la propiedad privada.A diferencia del mismo Morris, las ideas pedagógicas de

Bellamy no tienen nada de revolucionario y lo más notable quesu protagonista West encuentra al visitar la escuela del año 2000es la acrecentada importancia que allí se concede al atletismo y ala educación física (49).

(45) Bellamy,op. cit., págs. 97 y 98.(46) Bellamy,op. cit., pág. 98.(47) Bellamy,op. cit., págs. 98 y 99.(48) Bellamy,op. cit., pág. 98.(49) Bellamy, op. cit., págs. 107 y 108.

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158Mal se podría pedir de quien concibe la Nación como un

ejército que imaginara la Escuela como un jardín de libre actividad creadora.

En lo que se refiere, sin embargo, a la política educativade la Nación, llega hasta donde lógicamente lo conducen sus principios igualitarios. Los tres fundamentos del sistema educativo enla utópica Norteamérica del 2000 son, por eso, según lo exponeel doctor Leete, los siguientes:

“ Primero: el derecho que tiene todo ser humano de recibir la educación más completa que pueda darle la Nación, para supropio beneficio, tan necesario para la satisfacción personal.

Segundo: el derecho de sus conciudadanos a exigir que seeduque a cada uno; necesario, asimismo, para la satisfacción de laSociedad.

Tercero: el derecho del hombre que aún no ha nacido aque se le garantice una familia inteligente y educada” (50).

La educación es así universal porque es gratuita, obligatoria, e igual para todos, y se extiende hasta los veintiún años en

que los jóvenes ingresan al ejército industrial (51).El igualitarismo de Bellamy reconoce, mal que a él mismo

le pese, ciertas limitaciones en el terreno de las relaciones entrelos sexos.

Las mujeres forman parte, como los hombres, del ejércitoindustrial, y sólo se retiran de él mientras lo exige la maternidady el cuidado de los hijos. Algunas de ellas sirven así en el ejércitocívíco, diez o quince años, mientras las que no tienen hijos lo

hacen durante el período completo. Las labores domésticas estána cargo de las máquinas (52). Las mujeres reciben asimismo uncrédito exactamente igual al de los hombres (53).

Desaparecida la propiedad privada, ha desaparecido también de las relaciones entre los sexos todo lo que había allí desórdidamente comercial; no se conocen otras uniones que nosean las promovidas por el amor y la atración mutua; toda lahipocresía del galanteo y todas las convenciones que ocultaban el

(50) Bellamy,op. cit., pág. 107.(51) Bellamy,op. cit., págs. 104-107.(52) Bellamy,op. cit., pág. 123.(53) Bellamy,op. cit., pág. 126.

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inconfesable sentido del matrimonio como compraventa y como

contrato mercantil han sido enteramente superadas; la tiraníamasculina, basada principalmente en el predominio económicodel hombre, no tiene ya razón de ser (54).

Y, sin embargo, la familia conserva su estructura tradicional. La mujer, a pesar de estar rodeada de toda clase de consideraciones, o tal vez precisamente por esto, sigue integrando unahumanidad marginal: “ Siendo las mujeres menos fuertes que loshombres, aparte de no estar capacitadas por razones especiales

para muchas labores industriales, se les reservan determinadasclases de ocupaciones y condiciones de trabajo. En todas parteslas tareas más pesadas se destinan a los hombres y las más livianasa las mujeres. No se permite a una mujer, en ninguna circunstancia, que ocupe un empleo que no se adapte perfectamente a susexo, tanto en clase como en grado de trabajo. Además, el horario de las mujeres es considerablemente más corto que el de loshombres, disfrutan de vacaciones y se adoptan toda clase de provisiones para su descanso, cuando es necesario” (55).

Una natural consecuencia de todo esto es qué, aun dedicado a las tareas de la industria, el sexo femenino, sometido adiferentes condiciones de promoción y de disciplina, constituyeuna fuerza paralela, aliada ciertamente, pero distinta del verdadero ejército industrial, que es el de los hombres. Esta fuerza industrial femenina tiene como General en Jefe a una mujer que, juntocon las oficiales superiores, son elegidas entre aquellas que se haretirado del servicio, según el mismo método empleado por los

hombres para designar a sus jefes. La generala del ejército femenino tiene una silla en el Consejo del Presidente y puede vetar allítodas las resoluciones relativas al trabajo de las mujeres (56).

Las mujeres constituyen así, hasta cierto punto, como diceBellamy por boca de uno de sus personajes, un “ imperium inimperio” . Pero se trata, a pesar de todo, de un imperio subordinado, de un reino tributario, según lo prueba el hecho de quequien encabeza este imperio se sitúe en el mismo plano que el

jefe de un grupo de industrias, mientras, por otra parte, tácitamente se admite que no podrá nunca estar al frente de la Nación.

(54) Bellamy,op. cit., págs. 127-130.(55) Bellamy,op. cit., pág. 123.(56) Bellamy,op. cit., pág. 124.

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Lo que constituye para Bellamy la base de la utópica Nor

teamérica de mañana es para Lenin la meta inmediata de la Rusiade hoy. Parece casi superfluo recordar los esfuerzos que éste ysus sucesores realizan para incrementar la producción, electrificaral país, colectivizar la industria y la agricultura, constituir loscuadros del ejército del trabajo. Cualquier lector de periódicosha sabido de los planes quinquenales. Todos conocemos, por otraparte, la consigna del “ centralismo democrático” y su real significado en el lenguaje positivo soviético, con lo cual nos encontra

mos frente a una organización no menos unitaria y monolíticaque la imaginada por el utopista americano.Bien podría pensarse, por consíguente, que en la Rusia

Soviética se ha realizado ya, aunque por diferentes caminos, lautopía de Looking Backward.Y, sin embargo, es claro que lasconsecuencias ideales del sistema económico-político, celebradascon entusiasmo en el relato de Bellamy, no han sido alcanzadasen la U.R.S.S. Ni la completa igualdad social y económica, ni laabolición del dinero y del comercio, ni la equiparación del traba

jo intelectual y el trabajo manual, ni la superabundancia de losbienes de consumo, ni, mucho menos, el principio según el cual“ de cada uno según su capacidad, a cada uno según sus necesidades” , pueden considerarse efectivamente realizados. Tampoco seha conseguido conciliar planificación con espontaneidad, dirigis-mo económico con libertad personal, Estado con Espíritu, segúnBellamy imagina en su utopía (60).

William Morris que juzgaba, sin duda, incompatibles estostérminos, oponía al socialismo de Estado de Looking Backward elsocialismo libertario de News from Nowhere.

(60) H. Fránkel, Gegen Bellamy!, Wurzburg, 1891.

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164ta Ruskin influye sobre él; Ruskin y Morris encuentran eco enWilde; Ruskin, Morris y Wilde se prolongan en Herbert Read.Tal actitud tiene su raíz en la idea de que, dentro de la civilización industrial, la injusticia está íntimamente vinculada a la fealdad y de que toda regeneración estética implica una regeneraciónético-social.

En Morris particularmente dicha idea florece en una revalorización del trabajo y de la vida comunitaria, concebida comocooperación o trabajo en común. Como Ruskin, siente Morris

cierta aversión por las máquinas y mientras exalta la labor delartesano y del artista, menosprecia, hasta cierto junto al menos,los productos de la técnica y la industria moderna.

Se ha dicho, por eso, con frecuencia que el socialismo deMorris nace de sus ideas artísticas o de su arte mismo. Pero talafirmación, como observa Colé, es sólo parcialmente cierta (2).Verdad es que Morris no pretende, como Marx, basar su socialismo en la ciencia y en la filosofía; verdad es también que detrás

de sus ideas sociales no hay ninguna interpretación de la Historiacomo en Rodbertus, ni ninguna dialéctica como en Lasalle, niningún aliento religioso como en Lamennais. En realidad, la ciencia le preocupa a Morris tan poco como la metafísica o la religión. Pero no por eso se debe suponer que atribuya al arte unvalor absoluto y en sí. El arte es, para él, una manifestación oexpresión de la vida humana y ésta, a su vez, se le presenta comoparte integrante (y no como antítesis o negación) de la Naturaleza. Como parte integrante de la Naturaleza el hombre no estállamado primordiamente a luchar contra ella sino más bien a colaborar con ella. Y colaborar quiere decir, para Morris, hacerconforme a la propia capacidad y a los específicos medios, asícomo cada parte de la Naturaleza hace lo que a su propia capacidad y a sus específicos medios corresponde.

El trabajo como fuente de vida y de alegría: he ahí la clavede la utopía de Morris.

En efecto, cuando el trabajo sea una verdadera actividadcreadora, cuando liberado de su condición servil se identifiquecon la vida misma del hombre y se presente como necesidadesencial antes que como obligación y deber, ia propiedad privada,

(2) Cfr. G. D. H. Colé, op. cit., pág. 391.

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el dinero y el capital, el comercio y el salariado, el gobierno y elEstado, la familia y la tiranía masculina, la policía y las cárceles, elejército y la guerra carecerán ya de todo sentido.

Para entender la génesis de estas ideas básicas de Morris yel sentido histórico de su utopía es preciso situar al autor en suépoca y en su medio.

Hijo de un próspero comerciante, su niñez transcurre,como nos dice Nettlau, “ en una bella casa de campo, al borde deuno de los raros bosques ingleses” . De ahí, sin duda, su amor a

los prados y a los bosques naturales, de ahí su pasión por losedificios hermosos y su consecuente aversión por ese amasijo decal y ladrillos que era, para él, el Londres finisecular. Allí, entrelos árboles y las bestias del bosque, desarrolla un fantasía libre yfecunda, instintivamente poblada de caballeros y gigantes, de hadas y gnomoí. Más tarde, ya en la escuela y en la Universidad deOxford, esos sueños infantiles toman forma y se vinculan conscientemente a un ideal de vida y de belleza que es, o cree ser, el

del Medioevo.En 1856 publica ya un estudio sobre Los iglesias del norte de Francia. Una gran parte de su producción poética, iniciadatambién en sus años estudiantiles, se inspira en motivos de laEdad Media. Sigard the Volsung (1876) se basa, por ejemplo, enviejas sagas islandesas; The Earthly Paradise (1868-1870), tomacomo modelo los cuentos de Chaucer (3). La Edad Media se presenta a los ojos de Morris, por contraste con la sordidez y lamiseria de la época capitalista, como el tiempo de los artistas-artesanos, hombres movidos por una fe auténtica, agrupados enuna comunidad viviente, gozosos de su actividad creadora.

Mientras permanece en la Universidad, sin embargo,Morris, al igual que la mayor parte de sus compañeros, se mantiene lejos de toda inquietud política o social. Estudia primeroarquitectura; luego, bajo la influencia de Dante Gabriel Rossetti,

(3) Los datos biográficos los hemos tomado en buena parte de MaxNettlau, William Morris y su utopia, ensayo publicado como prólogo ala traducción castellana de Noticias de ninguna parte, Buenos Aires,1928, Edit. La Protesta, Colección Los utopistas, núm. 2, págs. VI y ss.Cfr. J. W . Mackail, The Ufe of William Morris, Londres, 1901. E. P.Thomoson. William Morris. Valencia. 1988.

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166pintura (4). En 1861 instala un taller de decoración de interiores,

desde donde emprende una verdadera cruzada contra el abrumador mal gusto de la era victoriana. Pero es evidente que ni estaactividad fecunda y eficaz, ni la defensa de los antiguos edificioscontra la iconoclasia utilitarista de la época (5), alcanzan a llenarsu espíritu.

No resulta difícíl, por entonces, pasar del prerrafaelismo,exaltador de los valores estéticos del Medioevo, al neocatolicismo, que en Oxford encabeza Newman, con sus vigorosos“ Tracts” (6), o a esa especie de conservadurismo popular que,desde el gobierno, propicia Disraeli con su idea de la “ monarquíamaternal” (7). Éstas son las formas en que el “ medievalismo” ,surgido como reacción contra la mediocridad, la hipocresía y elmal gusto de la sociedad capitalista, adquiere un sentido real yverdaderamente reaccionario.

Pero para Morris que, habiendo sido enviado a la Universidad a estudiar teología, se desentiende pronto de toda cuestiónreligiosa (su mentalidad es, en efecto, no sólo adogmática sinotambién extraña a toda abstracción), no hay sitio dentro delllamado “ Movimiento de Oxford" ni interés alguno en las controversias dogmáticas que se desarrollan en el seno de la “ HighChurch” .

Por otra parte, si algo puede resultarle incongruente yridiculo, dadas sus ideas acerca del trabajo como creación, es el“ maternalismo” Victoriano de ciertos “ torys" (forma muy atenuada de lo que en Alemania había sido llamado por Marx, congran acierto, “ socialismo feudal"). Morris, trabajador apasionado,que en su labor de artista y de artesano encuentra una inagotablefuente de goce y de alegría, no puede menos de quedar aterradoante las condiciones que rigen el trabajo de la mayor parte de la

(4) Cfr. H. Rossetti Angelí, Dante Gabriel Rossetti: His Fríends and Enemies, Londres, 1949.(5) W . Morris fue el primer secretario de la “Society for theProtection of Ancient Buildings” (cfr, A. Noyes, William Morris, Londres, 1926, pág. 125.)(6) Sobre Newman y el Movimiento de Oxford, cfr. C. Lovera di Cas-tiglione, II movimento di Oxford, Brescia, 1935; L. Janssens: Newman, Introduzione al suo spirito e alia sua opera, Roma, 1945.(7) Sobre Disraeli, cfr. A. Maurois, Disraeli, Buenos Aires.

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Humanidad. Por eso, el único camino para él posible es el delsocialismo. Él mismo nos cuenta cómo llegó a este camino en unfolleto titulado How I became a Socialist (1896).

Las ideas y aspiraciones que no lograron conmoverlo enlos años de la Primera Internacional, según hace notar Nettlau, sele presentan luego como auténtica solución a sus inquietudes espirituales.

Desde 1877 trabaja por hacer llegar el arte al pueblo, y ental tarea se le hace cada vez más evidente que no puede haberarte popular ni auténtico trabajo mientras el régimen capitalistamantenga a la inmensa mayoría de la población sumida en lapobreza para beneficio de unos pocos. De esta convicción a unacrítica total del sistema no hay sino un paso.

Desafía, pues, como dice el citado Nettlau, la más arraigadas tradiciones inglesas y comienza a expresar sus ideales en cantos populares que vienen a ser “ tal vez las poesías socialistas másperfectas que existen". Baste recordar aquella que comienza "En- gland arise, the long, long night is over" (“ Despierta Inglaterra, lalarga, larga noche ha pasado” ).

En 1882 ingresa en la recién fundada “ Democratic Fede-ration” . Su militancia allí es un ejemplo de perseverante abnegación, pues, por una parte, no abriga ningún propósito electo-ralista, y por otra, advierte pronto que sus ideas son escasamentecomprendidas por los trabajadores.

Su socialismo vivo, amplio, radical y concreto a la vez,podía convivir con otros enfoque y con otras fundamentaciones(inclusive con el marxismo), pero era incapáz de tolerar el espíritu de compromiso, representado por el parlamentarismo obrero. Por eso, junto con algunos socialistas revolucionarios, se retira, en 1884, de la “ Social Democratic Federation” , para fundarla “Socialist League".

En 1890, sin embargo, después de haber dirigido (y financiado) durante varios años el periódico de la Liga, The Common- wealt (en el cual publica por vez primera los capítulos de su New from Nowhere ), la intolerancia de algunos anarquistas (cuyas ideasfundamentales, a pesar de todo, comparte) le obliga a retirarsedel grupo que había contribuido a fundar, desilusionado ya de loshombres, aunque firme siempre en su fe socialista y en sus ¡deassobre el sentido y valor del trabajo humano.

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168Con unos cuantos compañeros que, como él, se habían

separado de la “ Socialíst League” , funda todavía, sobre la base deuna sección local, la “ Hammersmith Socialist Society” .

En sus últimos años, la disputa con los anarquistas de la“ Liga” , que no eran los del grupo “ Liberty” de Kropotkin sinomás bien los que seguían la orientación del emigrado alemán Jo-hann Most (8), intransigente en sus métodos de acción directaviolenta, le lleva a admitir, aunque sólo como puente de transición, algunas modalidades propias del socialismo autoritario yaun a compartir, hasta cierto punto, algunas actitudes fabianas.En ningún caso llega a conformarse, sin embargo, con las metaspolíticas o, sí se quiere, superficialmente socialistas de sus ex-ca-maradas de la “Social Democratic Federation” y, para quien lomira desde lejos, en la perspectiva de nuestro siglo, sus últimasintervenciones en el movimiento socialista se asemejan a los esfuerzos del náufrago que busca desesperadamente una tabla a lacual aferrarse.

Por eso, la obra definitiva para quien quiera conocer su

filosofía social, la que contiene lo más auténtico y profundo desu pensamiento y de su sensibilidad, sigue siendo News from Now- here.

Esta utopía, surgida en el país de las utopías (la tierra deMore, de Bacon, de Wistanley), parece haber sido concebida yescrita como una antítesis (alguien diría, como un antídoto) contra otra que, poco antes, se había publicado en los Estados Unidos de Norteamérica: Looking Backward (El año 2000) de Ed-

ward Bellamy. En efecto, como dice María Luisa Berneri, "a lagigantesca organización de la Norteamérica utópica, Morris opuso una federación de comunidades agrarío-industriales, regidas enforma autónoma. Frente a la disciplina militar impuesta en laindustria, reivindicó el derecho del individuo a trabajar cuando ydonde quiera, dedicándose a la producción fabril o bien a la confección de un pequeño número de objetos hermosos y bien terminados" (9).

(8) Sobre Most, cfr. R. Rocker, Johann Most, La vida de un rebelde, dostomos, Buenos Aires.(9) M. L. Berneri, Viaje a través de utopia, Buenos Aires, 1962, pág. 238;véase la critica que hace Morris de Looking Backward en The Common-

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El protagonista del relato, William, es un miembro de lasección Hammersmith de la “ Socialist League". Después de unaagitada reunión, que Morris describe con ironía reveladora de suspropios conflictos dentro de la “ Liga", se dirige a su casa a descansar. Despierta muy temprano por la mañana, en un día delsiglo XXI. Todo sucede sencilla y naturalmente. A diferencia deWest, el héroe de Bellamy, no necesita William ni cámaras subterráneas, ni sueños hipnóticos ni turbulentos incendios (10).

A la admiración de lo espectacular se sustituye el goce delo inmediato de la vida. De pronto, cuando intenta dar un paseoen bote, encuentra a Dick Hammond que, también sin estridencias, sencilla y cordialmente, comienza a revelarle una nueva Humanidad. Conducido a la “Casa de Huéspedes” , que se levantaprecisamente donde la “Hammersmith Branch” tenía su local dossiglos antes, la hospitalidad, tan inusitada como grata, del botero,le pone en contacto, a la vez, con un bello edificio, exquisitamente construido y decorado, y con un conjunto de hombres y demujeres, hemosos de cuerpo, limpios de espíritu, vestidos con

polícroma elegancia, vinculados por una espontánea fraternidad (II).

Lo que era antes abigarrado conjunto de feos edificios hadejado su lugar a una espléndida arquitectura. Las casas, construidas con ladrillo rojo, madera y yeso, son similares a las del sigloXIV y junto a ellas se levanta una serie de blancos palacios quesintetizan lo mejor del gótico, del mudéjar y del bizantino, conuna torre octogonal, análoga al Baptisterio de Florencia. "Todo

ese conjunto de arquitectura -dice el protagonista- que aparecíaa nuestra vista en aquel campo abierto no era sólo exquisitamente bello en sí mismo, sino que respiraba tal audacia, tal riquezade vida, que me produjo alegría" (12).

wealth, el 22 de enero de 1889 (cfr. A. L. Morton, Las utopias socialistas, Barcelona, 1970, págs. 156 y 157).

(10) Cfr. cap. VI: Edward Bellamy: Trabajo, organización, socialismo.(11) Morris, Noticias de ninguna parte, págs. 39 y ss. Citamos siempresegún la antes mencionada traducción castellana. Cfr. A. A von Helm-holtz-Phelau, The Social Philosophy of William Morris, Durham, 1927.(12) Morris, op. cit., pág. 49. Cfr. Paul y Percival Goodman, Tres ciudades para el hombre, Buenos Aires, 1964, pág. 39. Sobre la relación

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170Este nuevo mundo en que todo es más limpio, más origi

nal, más sincero y, en una palabra, más vivo, desde las aguas delTámesis, que han recobrado su prístina transparencia, hasta lasalmas de los hombres, que han redescubierto el sentido de lahermandad humana, pasando por la forma de las casas y de lasciudades, que han vuelto a ser construidas para el hombre total,para su piel y para su frío pero también para su imaginación ypara sus sueños, es el resultado de una restitución "ex integro" del sentido del trabajo.

Trabajar equivale, para Morris, a vivir, supuesto que vivires fundamentalmente producir de sí y crear. El trabajo, entendido en su máxima universalidad, parece representar así una prolongación de la incesante y eterna tarea de la Naturaleza. Considerado en su dimensión más esencial no es otra cosa sino arte.

Por eso, la recompensa del trabajo es el trabajo mismo o,en otras palabras, la vida. La perfección del trabajo implica siempre, en efecto, un placer puro. Pedir retribución adicional por eltrabajo bien hecho equivaldría a pedir una recompensa por laprocreación de los hijos.

Fourier, de quien todos se burlaban en el siglo XIX, habíaentendido ya perfectamente, dice Morris, que el trabajo, lejos deser una maldición, es para el hombre una intrínseca necesidad.Los hombres del siglo XX I hasta tal punto han hecho suya, segúnnuestro autor, esta idea, que entre ellos cunde el temor de que,por la abundancia de riqueza, llegue a faltar alguna vez el traba

jo (13).

Oscar Wilde, que pone un abismo entre trabajo creadory trabajo mecánico, no puede aceptar, sin duda, estos juicios.Para él, el trabajo puramente físico carece de toda dignidad y esincapaz de proporcionar ningún goce auténtico por sí mismo ( 14).

derpensamiento de Morris con la cultura antigua y medieval, véase E.Küster, Mittelalter und Antike bei William Morris, Berlín, 1928.(13) Morris, op. cit., pág. 111 (cfr. capítulo II).(14) “Mientras la Humanidad esté ocupada en divertirse o en gozar deun ocio refinado -pues éste es su verdadero destino, y no el trabajo-o en realizar bellas obras o leyendo hermosos libros o simplementecontemplando el Universo con admiración y encanto, la máquina harátodo el trabajo necesario y desagradable” (O. Wilde, El alma del hombre bajo el socialismo. Obras completas. Ed. Aguilar, pág. 1335). Para

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Un aristocrático maniqueísmo separa así, en su pensamiento, elarte y el trabajo manual, del mismo modo que, por otra parte,separa el amor y la procreación.

Para Morris ningún trabajo humano es puramente físico,puesto que en todo hay un "mínimum" de pensamiento. Sucede,en verdad, que la sociedad capitalista, al desnaturalizar el trabajo,lo deshumaniza y, transformando así al hombre en máquina, loobliga a realizar tareas que son impropias del ser humano. Elsigno más claro de la degradación capitalista viene a ser, por eso,para Morris, la barrera puesta entre ‘‘el que proyecta” y “el queejecuta” ( 15).

El auténtico trabajo que, como se dijo, en su más esencialdimensión es arte, supone siempre raciocinio, pero supone además, en cuanto es arte, fantasía, audacia, libertad.

En cualquier caso, la utópica Inglaterra del siglo XXI talcomo Morris la imagina no conoce trabajo que no sea placentero. Ya porque quien lo ejecuta desea para sí la alabanza de la

comunidad y se complace en la idea de contribuir al bienestargeneral; ya porque, aunque se trate de una tarea de por sí monótona, ésta se ha convertido en una grata e irrenunciable costumbre; ya, en fin, porque proporciona un placer a los sentidosy a la fantasía, todo trabajo se convierte allí en fuente de goce yde placer (16).

El trabajo, así concebido, viene a ser nada menos que laclave de bóveda de la revolución, puesto que hace posibles todos

los demás cambios.La revolución, en efecto, no es otra cosa más que el advenimiento de un orden plenamente humano al seno de la Humanidad. Un orden humano implica la felicidad de todos los hombres. La felicidad, a su vez, resulta imposible si el trabajo no seconstituye en fuente del más hondo y duradero placer para todos. ¿Cómo lograrlo?

Morris ningún trabajo verdaderamente tal es desagradable, sino al contrario, fuente de goce; y por eso, el destino del hombre no es el ociorefinado sino el trabajo creador.(15) Cfr. G. D. H. Colé, op. cit., pág. 391.f \ ¿%\ M n r r ic nf> r i t n áo I I I

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sinsentido al dinero y al comercio. En Plcadilly, que era la callecomercial por excelencia del Londres ochocentista, el Huéspedhace una pequeña adquisición; entra a uno de aquellos locales ypide tabaco y pipa; se lo dan, y del mejor, pero, cuando se dispone a pagar, comprueba con enorme sorpresa (es, al fin, uninglés del siglo XIX) que aquella gente no conoce el significadodel dinero y del comercio (21). La abolición de la propiedad privada ha determinado, a su vez, un cambio radical en la organización familiar y en el concepto del amor.

Cuando William el Huésped, guiado por su amigo Dick,llega al “ Museo Británico” , el bisabuelo de éste, un anciano historiador, testigo de los grandes cambios revolucionarios, le explica que en tales asuntos no hay más regla que la mutua atracción. Los hombres y las mujeres se unen y se separan libremente,sin que nadie ose intervenir en sus relaciones. Los tribunales dedivorcio, no habiendo ya intereses pecuniarios que atender, hansido relegados al Museo de Antigüedades. La prostitución en to

das sus formas, al no existir el dinero, ha desaparecido por sísola. El sentimentalismo convencional, tan arraigado en la Inglaterra victoriana, se ha evaporado, junto con la no menos arraigada hipocresía moralizante. Y así como no hay leyes escritas quereglamenten el amor, así tampoco hay un verdadero código deopinión que regule la vida erótica de los Individuos. La mujergoza, por supuesto, de derechos plenamente iguales a los delhombre. No rehúsa, sin embargo, ninguna de las funciones propias de su sexo, ni la maternidad ni el cuidado de los hijos, cualtontamente pretendían muchas feministas del siglo XIX. Los celos han desaparecido, como consecuencia que eran de la propiedad privada (22).

El Huésped, teniendo en cuenta, sin duda, las utopías delpasado (desde Campanella a Fouríer), se muestra sorprendido deque en aquella Inglaterra del XXI, donde no se conoce el dineroy todos los bienes parecen ser comunes, los hombres no habitentambién en común. Pero su interlocutor le recuerda que la pobreza ha desaparecido y que los falansterios ideados por Fouriery otras formas parecidas de habitación eran sólo un refugio con-

(21) Morris, op. cit., págs. 57-65.(22) Morris, op. cit., págs. 75-85.

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174tra la pobreza. En el siglo XXI, las casas distintas constituyen la

regla, en cada una se vive como sus habitantes lo disponen, pero,por otra parte, ninguna puerta está cerrada para las demás personas que desean compartir una casa con sus habitantes, acomodándose a su régimen y estilo de vida, pues sería irracional quealguien pretendiese imponer a otros los propios, cuando cadauno puede vivir como le guste (23).

Todo el sistema educativo de la Inglaterra victoriana, tradicionalmente formalista, eminentemente convencional en sus

medios y en sus fines, encaminado no a formar hombres creadores, conscientes de su papel de colaboradores de la Naturaleza,sino ese particular tipo del parásito que se denomina gentlemen", es negado en sus raíces en la Inglaterra utópica del siglo XXI.Nada más ajeno a la vida, en efecto, que aquella "public school "donde el latín y el griego no eran llave preciosa de labelleza antigua sino apenas introducción a una jerga aristocráticao burguesa, condimentadas con citas de Livio y de Plutarco; donde la palmeta sustituía a la inspiración y a la curiosidad; donde eldeporte se convertía en sustituto gloriosamente vacuo del traba

jo; donde el mismo Dios, más que el Gran Artesano del Cosmos,aparecía bajo la figura de un opulento Lord, retirado al Paraísocon las rentas del Universo.

Pedagogía equivale para Morris a trabajo, el cual, comovimos, en su dimensión más profunda, es arte y es creación. Creación y arte suponen, a su vez, libertad, ausencia de toda obligación y sanción externa, posibilidad de ir a las cosas para aprehenderlas, modificarlas, gozarlas.

Cuando William, el Huésped del pasado, llega con su guíaDíck al bosque de Kensington, encuentra allí una multitud deniños, una especie de tribu infantil que habita en rústicas cabañas.A partir siempre de sus imágenes decimonónicas supone que setrata de una colonia de vacaciones, cuyo objeto es restaurar lasfuerzas de los educandos para que puedan volver con más bríos ala escuela. Pero Dick, su guía, no conoce el significado de este

último término: “ ¿La escuela? ¿Qué quiere decir con esa palabra?¿Qué tiene que ver la escuela con los niños? Sabemos de unaescuela de retórica, de una escuela de pintura, y en el primer

(23) Morris, op. cit., pág. 87.

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176hombre por su capacidad de crear, procura, mediante el juego y

la imaginación lúdica, abrir el camino de la creación, del arte ydel trabajo a las generaciones que llegan.Así como la nueva idea del trabajo ha cambiado radical

mente la estructura socio-económica y las instituciones familiaresy educativas, así ha transformado también la estructura políticade la Sociedad del siglo XXI.

No se trata de una simple sustitución de la monarquía porla república, cambio que significaba el “non plus ultra" para muchos radicales ingleses del siglo XIX, ni tampoco del establecimiento de una dictadura, que muchos pronosticaban entoncescomo necesaria salida de la democracia. Se trata de la simple yllana supresión de todo gobierno propiamente dicho (29). Sinhablar nunca de “ acracia” o de “anarquía” , toca aquí Morris, conducido por su idea guía del trabajo como libre creación, las playasdel anarquismo. Sólo que, al llegar, lo hace sin estridencias, almodo de un honrado artesano demasiado ocupado en su obracomo para ponerse a proclamar ante el mundo las reglas infaliblesconforme a las cuales la ha plasmado.

De un modo, en efecto, nada dogmático, con erudita serenidad, el viejo guardián del “ Museo Británico” le va explicandoal viajero del pasado la razón histórica de los cambios políticos.“ Es cierto -comienza diciendo- que nuestros asuntos nos obligan a adoptar medidas, acerca de las cuales me puede preguntar,y es asimismo verdad que no todo el mundo está de acuerdo enlos detalles de esas medidas; pero no es menos verdad que no

necesitamos de un complicado sistema de gobierno, con ejército,marina y policía para obligar a cada uno a someterse a la voluntadde la mayoría de sus iguales, lo mismo que no se siente la necesidad de un mecanismo que haga entender a cada uno que sucabeza y un muro de piedra no pueden ocupar un mismo sitio enun rflismo momento” (30).

Un análisis socio-político del gobierno en la Inglaterra delsiglo XIX arroja los siguientes resultados: El Parlamento no era elgobierno, sino sólo una especie de comité de vigilancia, encargado de cuidar los intereses de las clases superiores. El pueblo a

(29) Morris, op. cit., pág. 96.(30) Morris, op. cit., pág. 96.

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veces lo obligaba a dar algunas leyes, que no eran, en realidad,

sino un reconocimiento de hechos ya consumados. Cuando aquélintentaba tomar en sus manos su propia causa y procurarse directamente el remedio que necesitaba para sus males, la ley le salíaal paso, lo acusaba de sedición y asesinaba a los jefes de semejante tentativa. El verdadero gobierno era, entonces, el poder judicial, apoyado por el poder ejecutivo. Ambos se valían para supropio beneficio de la fuerza bruta del ejército, la marina y lapolicía, que el pueblo engañado les suministraba (31). Los tribunales, en efecto, lejos de administrar justicia (aunque más nofuera según las distorsionadas normas de la época), eran el mejorejemplo de parcialidad: cuando un pobre caía en sus garras senecesitaba todo un milagro para que pudiera escapar a la cárcely a la ruina (32). Ahora bien, habiendo desaparecido, por obra dela revolución y gracias al nuevo concepto del trabajo, el derechode propiedad, el poder judicial y, con él, el gobierno todo, resultan enteramente Innecesarios.

En efecto, la función principal del gobierno no era proteger a sus súbditos contra los ataques de otros pueblos, comosolía decirse, pues los obreros no tenían nada que temer de losextranjeros, que no podían tratarlos peor que el propio gobiernopatrio, y los burgueses siempre demostraron arreglárselas biencon cualquier nación, según lo ponía en evidencia el hecho deque, aun durante la guerra, siguieran comerciando con el enemigo extranjero. En realidad, la función del gobierno no consistíasino en proteger a los ricos contra los pobres (33). No sería

exacto, sin embargo, decir que él era la causa de la pobreza de lamayoría y de la riqueza de unos pocos. Era, más bien, el efectode tal división de clases y el mecanismo de la opresión. Desaparecida la propiedad privada, desaparece la división entre ricos ypobres; desaparecidas las clases, el gobierno no tiene ya razón deser (34).

(31) Morris, op. cit., pág. 97.(32) Morris, op. cit., pág. 98.(33) Morris, op. cit., págs. 98 y 99.(34) Morris, op. cit., pág. 100. Compárese eso con los siguientes pasa

jes de Oscar Wilde: “La autoridad es tan perjudicial para los que laejercen como para los que la padecen" (El caso del vigilante Martín. Obras completas, ed. Aguilar, pág. 1290); “Pero confieso que muchos

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crímenes pasionales sólo se explican mediante la idea de que lamujer es "una propiedad privada del hombre, ya como marido,

ya como padre o hermano, ya en otra forma” (36), y los delitosque se originan en otras relaciones familiares tienen como baseprecisamente una institución, la familia, que en rigor no puedesubsistir sin la propiedad privada.

Es claro que, aun así, no han desaparecido en la utópicaInglaterra todos los delitos de violencia. El hombre es un serdemasiado complejo; los meandros de su alma son infinitos yMorris parece comprenderlo. Pero en todo caso, eliminadas las

fuentes principales de la violencia, ésta sólo puede tener un carácter patológico y ciertamente excepcional. La sociedad no establece, por eso, pena alguna para esos delitos (supuesto que selos pueda considerar como tales). La destrucción o una pena severa infligida al individuo que se ha dejado arrastrar un momentopor la ira, serla, a los ojos de los hombres del futuro, una nuevaofensa a la sociedad. Alegar que la pena es necesaria para defender a la sociedad, dirán, podía ser razonable en una época en quelos hombres obraban bajo el signo del miedo, cuando los legisladores "vivían como una banda armada en país hostil" (37), perono en un siglo en el cual todos se consideran amigos y vecinos.“ ¿Hemos de suponer, pregunta el anciano erudito Hammond, queel género humano sea tan ruin que deba vengar al muerto, cuando sabemos que si éste hubiera sido herido nada más, él mismohabría perdonado al que le causó daño?" (38).

Por otra parte, la sanción inmanente, que es la única queverdaderamente importa, está más presente que nunca, ya que“ en una Sociedad donde no hay ningún castigo que evitar nininguna ley que vencer, el remordimiento sigue naturalmente ala transgresión” (39). El Huésped del pasado tendrá ocasión dever cómo el autor de un homicidio, que para usar la jerga jurídicallamaremos "preterintencíonal", debe ser vigilado por sus vecinospara que, llevado por sus remordimientos, no intente suicidarse (40).

(36) Morris,op. cit., pág. 102.(37) Morris,op. cit., pág. 103.(38) Morris,op. cit., pág. 102.(39) Morris,op. cit., pág. 103.(40) Morris, op. cit., págs. 178-181.

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para sectas o partidos. Morris, sin usar exactamente este lengua je, quiere decir aquí algo muy semejante, aun cuando el ocaso de

las ideologías no supone para él una dictadura de la “ ideología”proletaria, sino sólo la instauración de una definitiva “ ideología”humana, sin etapas intermedias.

El procedimiento que se usa en la Inglaterra del siglo XXIpara decidir los asuntos de interés general es, según el viejo Ham-mond explica a su asombrado huésped del pasado, el siguiente:"Tomemos uno de nuestros grupos sociales, es decir un municipio, un barrio, una parroquia (nombres que conservamos, aunque

al presente difieran poco entre sí, mientras en el pasado diferíanmucho). En un distrito, si asi quiere llamarlo, algunos ciudadanospiensan que se debe hacer o que debe deshacerse tal o cual cosa,como un palacio cívico, la demolición de una casa incómoda, unpuente de hierro (lo que es hacer y deshacer). En la primerareunión o parlamento, como decimos sirviéndonos de un lengua

je anterior a la burocracia, un ciudadano propone el cambio; sítodos están de acuerdo, se acabó la discusión y no falta más queresolver respecto a los detalles de ejecución. Lo mismo ocurre sinadie apoya al proponente o lo “ secunda” , como suele decirse; elmotivo desaparece, al menos por el momento, aunque esto nosuele ocurrir porque el proponente, antes de llevar el asunto a laasamblea, ha discutido con personas inteligentes.

Supongamos que el proyecto sea propuesto y apoyado yque algunos ciudadanos disientan por creer que el feo puentepuede servir aún y que no hay por qué tomarse el trabajo deconstruir uno nuevo: no se procede a votar y se deja el asunto

para otra asamblea. En este tiempo los argumentos de una y otraparte se divulgan y aun algunos de ellos se imprimen y se ilustranpara que todos tengan conocimiento exacto de lo que se trata,y, cuando se convoca de nuevo la asamblea, hay una discusióngeneral seguida de votación.

Si las opiniones se equilibran, se deja el asunto para serdiscutido de nuevo; si la diferencia es grande, se pregunta a laminoría si quiere ceder a la opinión general, lo que casi siempre

ocurre. Pero si aún rehúsa la minoría, se discute el asunto portercera vez y entonces cede, si no ha crecido visiblemente. Puedoasegurarle que siempre se logra convencer a la minoría, no porque su manera de ver sea injusta, sino porque no puede persuadirni obligar a la mayoría" (44). En caso de que las opiniones sean

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182más o menos parejas “ la discusión se prolonga, y si la mayoría esexigua, debe someterse al statu quo" (45). Pero de hecho muy

pocas veces la mínoría obliga a adoptar esta resolución. No sinrazón observa William, el Huésped, que aquello se parece muchoa la democracia (46). Es, en efecto, una democracia directa, quesupone naturalmente la abolición de las clases y, con ella, la desaparición de intereses antagónicos.

A diferencia de lo que sucede en la utopia de Bellamy, noes el Estado quien organiza y dirige la vida económica de la Nación sino la comunidad concreta, el municipio, la parroquia, etc.Al Estado patrón le sustituye, pues, la comunidad viviente de lostrabajadores, precisamente porque se supone que el trabajo tieneen sí la capacidad de autoorganizarse y autodírigirse hasta procurar la satisfacción de todas las necesidades de la comunidad.

Un marxista díría que Morris pasa por alto varias etapasen el proceso postrevolucionario. Lo cierto es que, a diferenciade Bellamy, para el cual el Estado es el verdadero “ patrón” de laNación y del pueblo, Morris no cree en una transformación pacífica ni en la concordia de las clases, sino que supone una verdadera y cruenta revolución, cuyas vicisitudes narra detalladamentepor boca del anciano Hammond (47). Y por cierto que a los“ rebeldes” no les falta una organización en la lucha ni carecen de

jefes y conductores, pero una vez realizada la revolución, lejos deinstituirse una dictadura del proletariado, toda la organización

jerárquica y coactiva de la Sociedad se va desmoronando rápidamente.

En verdad, la revolución logra una verdadera resurrección

del Mundo, y esto no puede suceder sin una tragedia (48). Lanueva Humanidad siente la alegría de vivir en el mundo y ama laepidermis del planeta en que habita con un amor semejante alque siente el amante por el cuerpo hermoso de su amada. Asícomo la Edad Media, para la cual el cielo y la vida futura eranverdades evidentes e incorporadas a la vida cotidiana, embellecía

(44) Morris,op. cit., pág. 108.(45) Morris,op. cit., pág. 108.(46) Morris,op. cit., pág. 109.(47) Morris,op. cit., págs. 121-145.(48) Morris,op. cit., pág. 146.

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190

Déjacque, j., 3, 42, 43, 98, 107, 109,110, 112, 114, 115, 117, 118, 119,

120, 121, 123, 125, 126, 127, 128,129, 130, 131, 132, 133, 134, 135,136, 137.

De la reorganizaron de la societé euro- péenne (Saint-Simon), 8.

De la Revolution dans ÍHomme et dans la Societé (Coeurderoy), III.

De ÍEgalité (Leroux), 18.

De ÍHumanité (Leroux), 18.Democratie pacifique, La, 51.Descartes, R., 8, 11.Destinee sociale, Le (Considerant), 51.D’Holbach, 65, 114.Diderot, D., 8.Dios y el Estado (Bakunin), 114.Disraeli, 166.Dogma socialista (Echeverría), 22.Dr. Heidenhoff's Process (Bellamy),

139.Du Cuite (Leroux), 18.Duke of Stockbridge, The (Bellamy),

139.

£ arthly Paradise (Morris), 165.Echeverría, E., 21, 50.Emerson, I I I , 142.Emilio (Rousseau), 130.Encyclopedie Nouvelle, I8.Encyclopedie ou Dictionnaire raisoné

des sciences... (D’Alembert), 8.Enfantin, B. P., 6, l'7, 18.Engels, F., 2, 12, 31, 67, 117.Equality (Bellamy), 140.

Espartaco, 116.Essais sur L'organisation sociale (Saint-

Simon), 7.Evening Post, 139.

Falansterio, EL, 37, 40; arquitectura,40; distribución, 40-41; organización, 44, 49.

Fausse industrie (Fourier), 26.Federación Obrera Regional Argentina

(FORA), 112.Fourier, Ch., 25, 26, 27, 28, 29, 32, 33,

35, 36, 37, 38, 39, 40, 41, 42, 44,45, 46, 49, 50, 51, 56, 60, 63, 64,65,66,68,75,77, 93, 106, 111, 118,

121, 137, 146, 170, 173.Froebel, 50.Fulton, 120.

G a lile o , 120.Gall y Lavater, 115.Garrison, 142.Girardin, E., I I I , 119.

Globe, Le., 17, 18, 19, 21.Godin, J. B., 50.Godwin, W., 65, I I I , 118.Gurvitch, G., 12.Guyau, J. M., 124.

H e g e l, G. W. F., 10, II , 122.Helvetius, 65.

Histoire Philosophiq ue de la Revolution de Fevriere (Leroux), 18.Histoire populaire de la Revolution

fran<;aise (Cabet), 82.How I became a Socialist (Morris), 167.Hugo, V., 25.Humanisferio, El (Déjacque), 107, 108,

I I I , 129; hilozoísmo, 112; ateísmo,113-114; determinismo, 115; evolucionismo, 115; génesis de El Humanisferio, 120; organización de El Humanisferio, 122, 126-127; ordenanárquico, 122-123, 124; egoísmo

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inteligente, 124, 13!; comunalismo(comunismo anárquico), 126-127;parlamento: cydideón, 126; imagendel súper-hombre, 127; lengua universal, 127; amor libre, 128, 136; supresión de la familia, 128-129; educación, 129-130; el trabajo comoesencia de la vida, 131, 134-135; labores desagradables, 131-132; sanidad, 137.

Huxley, Aldous, VIII.

Ideas pedagógicas, 46-48, 66, 76.Iglesias del norte de Francia, Las

(Morris), 165.Igualitarismo,* 18-19, 67, 78, 86, 90,

127, 147, 158, 173.Iniciador, El, 22.Introduction aux trovoux scientifiques

du X IX siécle (Saint-Simon), 7.

Jesucristo, 19. Jouffroy, I I I .

ICant, I., 9.Kautsky, K., I.Kipling, R., 175.

Kropotkin, P., 39, I I I , 112, 125, 131,137, 168.

Lamarck, J., 115.Lamas, A., 22.Lamennais, 107, II I , 164.Lamettrie, 137.Landauer, G., 180.Lassalle, F., 56, 164.Lazareenes, Les (Déjacque), 108.L'Edectic/sme (Leroux), 18.Ledru-Rollin, 108.Léger Vauthier, L., 23.

Lenin, V. I., 140, 160, 161.León, Daniel de, 140.Leroux, Pierre, 17, 18, 19, 20, 21, 23,

50.Lesseps, F., 6, 17.Lettre au Bureau des Longitudes (Saint-

Simon), 7.Lettres d'un habitant de Geneve (Saint-

Simon), 7, 13.Libertaire, Le, 108.Lincoln, A., 143.

L'lndustrie (Saint-Simon), 8.Looking Backward (El año 2000) (Be

llamy), 139, 140, 141, 142, 143, 161,168; organización del Estado,147-148; ejército industrial, 147,153-156; educación, 148, 157-158;ausencia del dinero, 150; supresióndel comercio interno, 149-150; or

ganización del comercio internacional, 151-153; abolición de la propiedad privada, 156-157, 160; organización de la justicia, 156-157; relaciones amorosas, 158-159; potenciación de la familia, 159.

L'Organisateur (Saint-Simon), 8.Lutero, M., II.

/Manifiesto político y social de la democracia pacifica (Considerant), 51.

Marcuse, H., 62.Marx, C., VIII, 3, 11, 12, 13, 15, 19,56,

58, 106, 116, 126, 127, 133, 144,145, 146, 149, 164, 166, 178.

Mazzini, G., 18, 124.Memoire sur la Science de íhomme

(Saint-Simon), 7, 9.Miss Ludington's Sister (Bellamy), 139.More, T., 100, 168.

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192Morris William, VIII, 3,40,42, 131, 157,

163, 166, 169, 171, 172, 174, 175,

179, 180, 182, 183.Most, J., 168.Mure, J. B., 50.

Napoleón III, 50.Nationalist, The, 139.Neill, A. S., 175.Nettlau, M., 108, 119, 165, 167.

New Atlantis (Bacon), 16, 89.Newman, 166.New Nation, The, 139.News from Nowhere (Morris), 157, 161,

163, 167, 168; el trabajo como esencia de la vida, 164, 170-171; amorlibre, 173; abolición de la propiedadprivada, 173, 178; igualitarismo,173; educación, 174-175; organización de la sociedad, 176-177; organización de la justicia, 178, 179;asamblea consultiva, 181-182.

New view of Society, A (Owen), 65.Newton, I., 8, 9, 28, 33.Nouveau Christianisme, Le (Saint-Si

mon), 8, 16.Nouveau monde industrieI et societaire

(Fourier), 26.

COcéano (Harrington), 81.Organization du travail (Blanc), 130.Owen, Robert, 19, 27, 38, 39, 41, 63,

64, 65, 66, 67, 69, 70, 71, 72, 73,76, 81, 91, 137, 146; eudemonismo,75; socialismo mutualista y coopera

tivo, 68; mesianismo social, 68; comunismo agrario, 68; recurso al Estado, 68; filantropía patronal, 68;comunidad, 76-78.

Orwell, G., VIII.

Pelletan, E., III.Pereire, 17.

Phalange, La (Fourier), 34, 51.Phalanstere, Le, 51.Pisarev, D. I., 124.Platón, VII, 122.Populaire, Le, 8 1.Proudhon, P.J., 17, 25, 36,41,65, 110,

118, 120, 126, 128.

^^uestion Revolutionaire, La (Déjacque), 108.

R e a d , H., 164, 175.Redus, E., 137.Religión of solidarity, The (Bellamy),

140.Renouvier, 124.

Report to the County of Lanark (Owen), 65.Revolution in Mind and Practice

(Owen), 65.Revue de deux mondes, 18, 21.Revue Encyclopedique, 18,21.Revue independante, 18.Reynaud, 17, 18.Rhodakanaty, P., 50.Robespierre, 6.Rosas, J. M., 50.Rossetti, D. G., 165.Royce, J., 141.Ruskin, J., 164.

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Saint-Simon, Henry de, VIII, 2, 5, 7,

8, 9, 10, II, 12, 14, 16, 17, 19, 22,23, 27, 33, 34, 35, 38, 39, 45, 50,63,64, 66, 68, 106, 146.

Sand, G., 18, 36.Sarmiento, 50.Schelling, 9.Schneíder, H., W., 142.Sigard the Volsung (Morris), 165.

Sisifo (Critias), 113.Socialisme devant le vieux monde, Le (Considerant), 51.

Socialista de provincia de Rio de Janeiro, 0, 50.

Sisteme indastriel (Saint-Simon), 8.Sócrates, 8, 19, 113, 118.Stirner, M., 124.Stuart Mili, J., 18.Summerhill (Neill), 130.

I alabot, 17.Tandonet, E., 50.Tertuliano, 28.Théorie des quatre mouvements et des

destinées generales (Fourier), 26.Thierry, A., 7, 8.Thoreau, H. D., I I I , 142.Tolstoi, L., 130.Touchard, 17.Trabajo (Zola), 50.Transformación del trabajo en placer,

42-43.Traité de L'association domestique-

agricole (Fourier), 26.

193

Travail sur la gravitation universelle (Saint-Simon), 7.

Tristán, F., 128.

U t o p i a (More), 16, 81.Utopía saintsimoniana, 15-16.

Vizconde Mauá, 23.Vauthier, O., III.Voyage en Icarie (Cabet), 19, 81, 82,

106, 140, comunismo icariano,82-83, 85; vestimenta, 87; alimentosy comidas, 88; matrimonio, 89-90;educación, 9 1-96; urbanismo, 84; sanidad, 96-98; incineración, 98; política cultural, 100; cuestión religiosa,101-103; jornada de trabajo, 86;ejército industrial, 86-87.

Vrai Christianisme, Le (Cabet), 82, 103.

\A^arren, J., I I I .Wilde, O., 164, 170.Wistanley, 168.

Z o l a , E., 50.

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