CARACTERISTICAS SOCIODEMOGRAFICAS

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CARACTERÍSTICAS SOCIODEMOGRÁFICAS Y COMPOSICIÓN Y DINÁMICA DE LAS FAMILIAS COMO UNA DE LAS DIMENSIONES DE LA VULNERABILIDAD DE LOS HOGARES EN ARGENTINA A COMIENZOS DEL SIGLO XXI Laura Golovanevsky 1 Introducción 2 Avanzada ya la primera década del siglo XXI, la sociedad argentina se encuentra frente a una encrucijada: cristalizar la desigualdad, relegando a situaciones de marginalidad y exclusión a una parte importante de su po- blación, o buscar un modelo que permita una vida digna al conjunto de sus habitantes. Subyacente a este dilema se encuentra el problema central de la distribución de recursos en una sociedad. En este marco, la vulnerabi- lidad aparece como una noción pertinente a la vez que relevante para tra- tar de aportar a la búsqueda de respuestas frente al sufrimiento de vastos sectores. Quienes quedaban fuera del “progreso” generado por el modelo de sustitución de importaciones fueron estudiados desde las ciencias socia- les a partir de la noción de marginalidad. En cambio, en la actualidad, el concepto de vulnerabilidad parece ser el más apropiado para captar y comprender el impacto transformador que el nuevo patrón de desarrollo ha provocado en el plano social. En este sentido, el presente artículo aborda cuestiones vinculados a la composición y dinámica de las familias como uno de los aspectos de la vulnerabilidad de los hogares en Argentina a comienzos del siglo XXI. Se trata de parte de una investigación mayor que se propone comprender las situaciones de riesgo que vive la pobla- ción y, en algún sentido, también prever los posibles efectos futuros de 93

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caracteristicas sociodemografica en relacion a la familia

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  • CARACTERSTICAS SOCIODEMOGRFICASY COMPOSICIN Y DINMICA DE LAS FAMILIAS

    COMO UNA DE LAS DIMENSIONES DELA VULNERABILIDAD DE LOS HOGARES

    EN ARGENTINA A COMIENZOS DEL SIGLO XXI

    Laura Golovanevsky1

    Introduccin2

    Avanzada ya la primera dcada del siglo XXI, la sociedad argentinase encuentra frente a una encrucijada: cristalizar la desigualdad, relegandoa situaciones de marginalidad y exclusin a una parte importante de su po-blacin, o buscar unmodelo que permita una vida digna al conjunto de sushabitantes. Subyacente a este dilema se encuentra el problema central dela distribucin de recursos en una sociedad. En este marco, la vulnerabi-lidad aparece como una nocin pertinente a la vez que relevante para tra-tar de aportar a la bsqueda de respuestas frente al sufrimiento de vastossectores.

    Quienes quedaban fuera del progreso generado por el modelo desustitucin de importaciones fueron estudiados desde las ciencias socia-les a partir de la nocin de marginalidad. En cambio, en la actualidad, elconcepto de vulnerabilidad parece ser el ms apropiado para captar ycomprender el impacto transformador que el nuevo patrn de desarrolloha provocado en el plano social. En este sentido, el presente artculoaborda cuestiones vinculados a la composicin y dinmica de las familiascomo uno de los aspectos de la vulnerabilidad de los hogares en Argentinaa comienzos del siglo XXI. Se trata de parte de una investigacin mayorque se propone comprender las situaciones de riesgo que vive la pobla-cin y, en algn sentido, tambin prever los posibles efectos futuros de

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  • las circunstancias de pobreza que, con mayor o menor persistencia, atra-viesan numerosos hogares argentinos.

    El estudio de las variables de poblacin es uno de los aspectos aconsiderar al analizar la vulnerabilidad social, ya que el crecimiento de-mogrfico y la estructura etaria influirn sobre la disponibilidad, distribu-cin y uso de los recursos de la sociedad. Puede hablarse entonces de vul-nerabilidad demogrfica, correspondiente a un conjunto de caractersti-cas demogrficas de las unidades domsticas que en una sociedad mo-derna limitan la acumulacin de recursos. Se espera que la vulnerabilidaddemogrfica se asocie con otras manifestaciones de desventaja social, loque da surgimiento al concepto de vulnerabilidad sociodemogrfica.

    Las unidades domsticas en situacin desfavorecida presentanriesgos sociodemogrficos, que son eventos, procesos o rasgos que difi-cultan la realizacin de proyectos comunitarios, domsticos e individua-les o coartan derechos. De esta manera, ven dificultadas o limitadas susopciones para acceder a la posesin de activos en una sociedad moderna.

    Los riesgos sociodemogrficos pueden considerarse teniendo encuenta dos dimensiones: las pautas de estructuracin y el ciclo de vidade los hogares. Las pautas de estructuracin, que dan lugar al nuclea-miento de los hogares, tambin influyen sobre la vulnerabilidad, con lamonoparentalidad como un factor de vulnerabilidad demogrfica. Comoen las etapas iniciales y en las finales de su ciclo de vida las unidades do-msticas enfrentan ms dificultades para su insercin o adaptacin al me-dio, la edad del jefe de hogar tambin debe tenerse en cuenta al analizarla vulnerabilidad demogrfica.

    Los diferentes grupos socio econmicos tienen distintas dinmi-cas demogrficas. En el caso de los pobres esto incluye altas tasas de na-talidad y fecundidad, localizacin territorial perifrica, patrones repro-ductivos precoces e ndices de dependencia ms altos. Esta dinmica de-mogrfica contribuye a la desventaja social y a la reproduccin interge-neracional de la pobreza. (Rodrguez Vignoli, 2000)

    Las propensiones a la vulnerabilidad varan segn las conductassociodemogrficas (fecundidad alta y temprana es caracterstica de loshogares ms pobres), los rasgos sociodemogrficos que caracterizan ahogares e individuos (entre ellos edad y sexo del jefe de hogar, el tamaoy la estructura demogrfica del hogar: nmero de miembros, cantidad denios y ancianos, tasas de dependencia) y las caractersticas demogrfi-cas de las comunidades (crecimiento y estructura, patrones de asenta-miento territorial y corrientes migratorias)3. El presente trabajo se limitara discutir los denominados rasgos sociodemogrficos.

    Las variables e indicadores para mostrar las condiciones de vul-nerabilidad sociodemogrfica son muchos y de variado alcance, y apun-tan a identificar los grupos de mayor riesgo y a comprender las condicio-nes sociodemogrficas que exponen a tales riesgos. En este trabajo se li-

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  • mitar el anlisis a los hogares y, en particular, a aquellas cuestiones vin-culadas bsicamente a la estructura y composicin de las familias, ascomo a su dinmica.

    Interesa conocer la dinmica de la unidad domstica porque staofrece una oportunidad para comprendermejor el impacto de los procesosextra-domsticos sobre la vida familiar. La unidad domstica no juega unpapel pasivo, puesto que a la vez que recibe influencias externas que con-dicionan lo que sucede dentro de ella, tambin genera fuerzas internas igual-mente importantes para la organizacin domstica, social y econmica. Lasunidades domsticas en general, pero particularmente las de la clase tra-bajadora, organizan sus recursos internos constituidos principalmente porsu fuerza de trabajo- para ajustarse a las condiciones impuestas por el mer-cado de trabajo, siendo que el contexto domstico es el nico que puedencontrolar casi por completo. (Gonzlez de la Rocha, 1986)

    En este trabajo se estudiar, en primer lugar, la edad y el sexodel jefe de hogar, para hacer hincapi en aquellas situaciones que colo-can a los hogares en situacin de vulnerabilidad. En segundo lugar, se es-tudia la estructura de los hogares, su tamao, la presencia de menores yde ancianos y las tasas de dependencia. En tercer lugar, y vinculado a loanterior, se abordar el nucleamiento de los hogares. Para complemen-tarlo, se analiza el ciclo de vida domstico. Se prioriza, en la medida de loposible, el anlisis por regiones geogrficas, utilizando el habitual corte enseis regiones: Metropolitana (la Ciudad de Buenos Aires y el denominadoGran Buenos Aires), Pampeana (resto de la provincia de Buenos Aires, LaPampa, Santa Fe, Entre Ros y Crdoba), Cuyo (San Juan, San Luis y Men-doza), Noroeste NOA- (Catamarca, Jujuy, La Rioja, Salta, Santiago del Es-tero y Tucumn), Noreste NEA- (Corrientes, Misiones, Formosa y Chaco)y Patagonia (Neuqun, Ro Negro, Santa Cruz, Chubut y Tierra del Fuego).

    Se utilizan datos de la Encuesta de Condiciones de Vida del ao2001 (ECV-2001)4. Si bien este relevamiento tiene la desventaja de haberserealizado en un ao particularmente complejo desde el punto de vista delas condiciones socioeconmicas del pas, representa una fuente de in-formacin muy valiosa debido a que indag sobre temas que no estn dis-ponibles en otras fuentes de datos. Es por eso que se decidi trabajar conesta encuesta. Como ella no proporciona ninguna clasificacin sobre ti-pos de familia o ciclo de vida domstico, la misma se elabor a posteriori,en base a la informacin que surge de la base de datos, motivo por el cualla clasificacin resultante puede adolecer de algunas limitaciones, que semencionan oportunamente.

    Otra de las limitaciones que enfrentar el anlisis se vincula alenfoque ahistrico de estudio, que pasa por alto las dimensiones tempo-rales involucradas en el estudio de las familias: la evolucin histrica delas formas familiares por un lado y la propia evolucin de la familia por elotro. Es muy difcil de captar estas dos dimensiones por medio de la in-

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  • formacin estadstica usualmente utilizada, que implica una foto en eltiempo, o a lo sumo, la comparacin de dos o ms situaciones estticas endiferentes momentos. (Arriagada, 2001)

    La familia

    La idea de familia se encuentra ntimamente vinculada a los con-ceptos de unidad domstica y de hogar, puesto que las relaciones fami-liares constituyen el criterio bsico para la formacin de hogares5. El sis-tema de parentesco es una de las vas de reproduccin de las desigualda-des sociales, ya que proporciona a las personas el acceso a los activos so-ciales, econmicos y simblicos (CEPAL, 2005). Al momento de producirseuna unin, cada uno de los miembros de la pareja aporta recursos mate-riales (en una magnitud que depende de la situacin econmica previa decada uno, de la ayuda familiar y de la acumulacin realizada por ellos mis-mos), as como tambin su capital humano, capital social y capital cultu-ral (Jelin, 1998). De esta manera, se transmiten recursos y acervos de ge-neracin en generacin.

    Debido a su naturaleza intergeneracional, la familia es una instan-cia mediadora entre la estructura social en un momento dado y en el fu-turo. Cuando no hay intervenciones externas, la familia tender a trans-mitir y reforzar los patrones de desigualdad existentes, por varias vas.Por un lado, la transmisin hereditaria de propiedades y riquezas, por elotro, el efecto del clima educativo familiar sobre los nios. En cualquiercaso, la familia tiene un rol central en perpetuar los privilegios de algunosy en reproducir el crculo vicioso de la pobreza, a no ser que haya polti-cas que se propongan influir sobre esta cuestin (Jelin, 1996).

    De manera paradjica, la familia es refugio y apoyo frente a las con-diciones cambiantes del mundo externo, a la vez que sus propias modifi-caciones pueden ser fuente de inseguridad (cambios de estado civil o mi-graciones, entre otras). Es decir que las familias sonmuy vulnerables frentea las crisis, pero es a ellas a quien ms se recurre como proteccin en esoscasos (Arriagada, 2001). Es en la familia donde se definen las dimensio-nes ms bsicas de la seguridad humana: los procesos de reproduccinmaterial y de integracin social de las personas (PNUD, 1998, p.192).

    Las familias han enfrentado importantes cambios en las ltimas d-cadas: transformaciones demogrficas, aumento de hogares con jefaturafemenina, crecimiento de la participacin econmica de las mujeres, y laemergencia, en el plano simblico, de nuevos modelos de familia (Arria-gada, 2001). Es que las tres dimensiones de la definicin clsica de fami-lia la sexualidad, la procreacin y la convivencia han experimentadoprofundas transformaciones y evolucionado en direcciones divergentes,de lo que ha resultado una creciente multiplicidad de formas de familia yde convivencia (Jelin, 1998). Otras transformaciones tienen que ver con la

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  • reduccin en el tamaomedio de la familia (debido a la declinacin del n-mero de hijos y al mayor espaciamiento entre ellos), la disminucin de loshogares multigeneracionales y el aumento de los unipersonales, as comotambin el incremento en la proporcin de hogares de adultos mayores(debido a la mayor esperanza de vida de la poblacin) y de hogares sin hi-jos. (Arriagada, 2001). En cualquier caso, la familia, como institucin socialque regula la sexualidad legtima, los patrones matrimoniales, la conyu-galidad y la fecundidad est atravesada tambin por los patrones del di-vorcio y de la separacin, as como por las normas de transmisin inter-generacional del capital social y econmico (Jelin, 2005).

    Jefatura femenina y vulnerabilidad de los hogares

    Si bien no todas las mujeres solas con hijos son jefas de hogar, yaque en muchos casos conviven en hogares con otros parientes, dada ladoble demanda que recae sobre ellas como proveedoras econmicas delsustento de sus hijos y como madres/trabajadoras domsticas- estos n-cleos familiares son especialmente vulnerables y se encuentra sujetos a si-tuaciones de incertidumbre y riesgo (Jelin, 1996).

    Tradicionalmente se ha asociado jefatura femenina del hogar conmayores niveles de pobreza del mismo. A continuacin se discute la evi-dencia emprica en relacin a las tendencias hacia una mayor importanciade los hogares con jefa mujer en el total de hogares, y cmo esto se vin-cula con la vulnerabilidad de los hogares.6

    En general en los pases latinoamericanos hubo una tendencia ha-cia el aumento de los hogares monoparentales femeninos, resultado rela-cionado con el aumento de la soltera, de las separaciones y los divorcios,de las migraciones y del aumento de la esperanza de vida7. Tambin in-fluye la mayor participacin econmica de las mujeres, que en algunos ca-sos les permite autonoma para constituir hogares sin pareja. El aumentode las familias monoparentales implica menor cantidad de adultos a cargode la crianza y socializacin de los nios, que son tareas crecientementecomplejas en sociedades cada vez ms heterogneas. Esto usualmente im-plica una sobrecarga para la mujer jefa de hogar. (CEPAL, 2005).

    En la Argentina, para el ao 2001 casi tres cuartas partes de los ho-gares tienen jefe de hogar de sexo masculino (Cuadro 1). Entre las muje-res que son jefas de hogar predominan las de edades avanzadas (60 aosy ms); cuatro de cada diez mujeres jefas de hogar corresponden a esegrupo etario. En Regin Pampeana, NOA y NEA es llamativamente alta laproporcin de mujeres entre los jefes hogar de 15 a 24 aos, alrededor deun tercio8. En NOA y NEA la jefatura femenina alcanza tambin valoresalgo ms elevados que en el resto de las regiones, considerando todos losgrupos etarios.

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  • Cuadro 1Hogares por regin (%) y grupos de edad del jefe segn sexo del jefe.

    Ao 2001.

    Fuente: microdatos de la ECV-2001

    Estos rasgos son confirmados para otros pases de Latinoamricapor Acosta y Sols (1998), quienes sealan que las jefas de hogar se con-centran en las etapas ms avanzadas del ciclo vital familiar. Tambin en-cuentran que los hogares con jefa mujer prevalecen entre las familias ex-tendidas, tienen un tamao menor (lo que resulta explicado en parte porla ausencia de pareja masculina) y muestran mayores tasas de participa-cin femenina en el mercado de trabajo. Estos resultados, originados enBurch, Lira y Lopes (1976), han sido confirmados por trabajos recientes

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  • para distintos pases de Amrica Latina. De todas maneras, como sealaGeldstein (1996), los hogares monoparentales con jefa mujer o las fami-lias reconstituidas no son arreglos novedosos en los sectores populares,sino que la crisis econmica ha incrementado su presencia.

    Es importante destacar la heterogeneidad en las caractersticas delos hogares con jefatura femenina. Mientras que algunas jefas de hogarson viudas, otras son solteras, divorciadas o separadas. Sus hogares ade-ms se diferencian por factores tales como composicin, etapa del ciclode vida, status socioeconmico y educativo. Esto a su vez refleja un am-plio rango de procesos que llevan a la jefatura femenina, incluyendo el en-vejecimiento demogrfico, las migraciones laborales, las crecientes tasasde soltera, y el aumento en los casos de divorcio (Chant, 2002). En elmismo sentido, debe enfatizarse el hecho de que entre las mujeres jefas dehogar existe un grupo que eligi esa situacin, y que est en condicionesde sostener un hogar independiente, por lo que cualquier anlisis que sehaga no debe olvidar esta heterogeneidad (Garca y Rojas, 2001).

    De todas maneras, an teniendo en cuenta el hecho de que las cau-sas que llevan a la jefatura femenina del hogar son heterogneas, existenalgunas situaciones comunes, que pueden ser captadas estadsticamentey que llevan a estos hogares a la vulnerabilidad. La jefatura de la mujerest estrechamente asociada a la vejez, viudez y separacin, siendomenoslos casos vinculados a la autosuficiencia femenina. Si bien las circunstan-cias en las que un hogar llega a tener jefatura femenina varan entre los di-ferentes estratos sociales y entre los distintos grupos etarios, los elevadosniveles de pobreza predominantes en la Argentina en las ltimas dcadas,unidos al acelerado proceso de envejecimiento poblacional, conducen aque la jefatura femenina se encuentre fuertemente asociada a la vulnera-bilidad y la inestabilidad de los ncleos familiares.

    Al comparar los hogares con jefatura femenina de jure (segn lodeclarado por los entrevistados) y de facto (segn principal aporte eco-nmico al hogar), se observa que los segundos superan en nmero a losprimeros, reflejando la invisibilidad de las mujeres en la definicin tradi-cional de la jefatura de hogar. En particular para Argentina la diferencia erade seis puntos porcentuales en 1999. (Arriagada, 2001)

    La vinculacin entre jefatura femenina del hogar y pobreza se havuelto en la actualidad un punto de debate. Quienes apoyan la idea de unarelacin positiva entre hogar con jefa mujer y pobreza y una mayor vul-nerabilidad de estos hogares apuntan hacia tres tipos de factores. En pri-mer lugar, en los hogares con jefas mujeres, aunque el tamao puede sermenor, la tasa de dependencia puede ser mayor, dndose en muchos ca-sos la situacin de que toda la responsabilidad del sostenimiento econ-mico del hogar caiga sobre la jefa. En segundo lugar, la condicin de mu-jer implica por lo general menos acceso a recursos productivos, y porende menores ingresos laborales. En tercer lugar, al tener la responsabili-

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  • dad domstica muchas veces las mujeres jefas de hogar deben tomar em-pleos que les permitan cumplir su doble jornada, lo que suele implicartrabajos peor remunerados y/o ms precarios. (Acosta y Sols, 1998)

    Sin embargo, mientras que algunos estudios muestran pobreza ex-trema en hogares con jefa mujer, otros concluyen que la jefatura femeninano predice una probabilidad de pobreza por encima del promedio9. Ha-llazgos recientes muestran que, en trminos de ingresos, los hogares en-cabezados por mujeres no son necesariamente los ms pobres entre lospobres. Es decir, comomnimo debe admitirse que la relacin entre jefaturafemenina del hogar y pobreza del mismo no es sistemtica. (Chant, 2002)

    Se ha sugerido que los patrones de asignacin de recursos dentrodel hogar estn a menudo mejor equilibrados en hogares con jefa mujer,y que el ingreso generado o controlado por mujeres tiende a beneficiar aotros miembros ms que el generado por hombres. A pesar de una ten-dencia a vincular a hogares con jefa mujer a la transmisin intergenera-cional de desventajas a los nios, la evidencia sugiere que los niveles denutricin, cuidado de la salud y educacin son a menudo iguales, sino me-jores que en los hogares biparentales, particularmente en el caso de las hi-jas. (Chant, 2002)

    En general, se reconoce que las jefas de hogar tienen, comparadascon los jefes, una mayor preferencia por invertir en los hijos, pero que lascondiciones sociales que enfrentan estos hogares a menudo les impidenllevar a cabo estas preferencias. (Acosta y Garca, 1998).

    A partir de entrevistas en profundidad a mujeres jefas de hogar ensectores populares en Mxico, en base a un muestreo no probabilstico,Acosta y Garca (1998) encuentran que el estado civil resulta muy til, en-tre otras cuestiones, para diferenciar situaciones de vulnerabilidad social.Sealan que, an en presencia de cnyuges, muchas veces las mujeres de-ben asumir la responsabilidad econmica de mantener el hogar, debido asituaciones de pobreza extrema, desempleo o irresponsabilidad de loscnyuges. Las mujeres que son principales proveedoras no suelen ser re-conocidas como jefas de hogar en caso de existir una pareja masculinaconviviente. Ms an, cuando la crisis provoca este cambio de roles, mu-chas relaciones conyugales entran en conflicto e inclusive se rompen poreste motivo. De esta manera se pueden vincular la crisis econmica, lasdistorsiones en el mercado de trabajo y las transformaciones en la vida fa-miliar de los sectores populares, que dan lugar a la formacin de familiasno tradicionales. (Geldstein, 1996)

    Tasas de dependencia demogrficas y vulnerabilidadde los hogares

    Cuando el hogar no tiene capacidad de movilizar recursos, en par-ticular su fuerza de trabajo, es ms vulnerable a sufrir cuadros de priva-

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    Laura Golovanevsky

  • cin. En este sentido, mayores tasas de dependencia10 del hogar puedenconstituir un indicio de vulnerabilidad de los hogares (a no ser que se aso-cien a elevados niveles de ingresos) puesto que implican una fuerte cargaeconmica sobre los (usualmente escasos) miembros activos del hogar.En esos casos, la insercin laboral de stos (generalmente determinadapor su nivel de instruccin) y sus ingresos toman un rol preponderante.

    Alrededor de la mitad de los hogares argentinos presenta en 2001tasas de dependencia de hasta 50%, mientras que casi un cuarto ms tienetasas de entre 50% y 100% (Cuadro 2). Algo ms de uno de cada diez ho-gares no tiene activos. En consecuencia, no son tan numerosos los hoga-res con tasas de dependencia superiores al 100%, alcanzando casi un 14%del total. En general, las mayores tasas de dependencia se asocian a jefesen edades centrales (25 a 44 aos), tanto varones como mujeres, con unaincidencia algo mayor entre estas ltimas. La tasa de dependencia pro-medio es de 87.3% para los jefes de 25 a 44 aos (frente a 63.2% para losjefes de hogar en su conjunto), valor que alcanza 103.4% si se restringe ajefas mujeres de ese grupo etario.

    Cuadro 2Hogares por sexo y grupos de edad del jefe segn tasa

    de dependencia. Ao 2001

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • Fuente: microdatos de la ECV-2001Los hogares sin activos corresponden casi en su totalidad a jefes de

    60 aos y ms. Dentro de este grupo, un tercio de los jefes varones y casila mitad de las jefas mujeres de 60 aos y ms encabezan hogares sin ac-tivos (Cuadro 2). Los hogares sin activos con jefe de 60 aos y ms repre-sentan el 8% del total de hogares encabezados por hombres y el 20% deltotal de aquellos liderados por mujeres. De todas maneras, en estos casoses muy frecuente la presencia de perceptores de jubilaciones o pensio-nes, por lo que la falta de activos no se asocia necesariamente a carenciade ingresos monetarios en el hogar.

    Al analizar las tasas de dependencia segn regin geogrfica y sexodel jefe de hogar, se observa que en NOA y NEA es mayor la incidencia delos hogares con tasas de dependencia de 150% yms, en detrimento de loshogares sin activos, comparado a lo que ocurre en el total del pas (Cua-dro 3). En NOA, NEA y Patagonia, los hogares con jefa mujer y con tasasde dependencia de 150% y ms suman, respectivamente, 14%, 13.8% y15.9%, frente a 9.7% en el total del pas. En los tres casos, se observa cla-ramente la mayor incidencia de jefatura femenina en hogares con elevadacarga de inactivos.

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  • Cuadro 3Hogares por regin y sexo del jefe segn tasa de dependencia.

    Ao 2001

    Fuente: microdatos de la ECV-2001Mientras que las tasas de dependencia promedio para el total del

    pas eran de 63.2%, entre los hogares con jefe de bajo nivel de instruccin(nunca asisti o primaria incompleta) superaban 74% (Cuadro 4). En el NEA,por ejemplo, con tasas de dependencia promedio de 75.8%, la tasa prome-dio para hogares con jefe de bajo nivel de instruccin superaba el 84%.

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • Cuadro 4Tasa de dependencia promedio de los hogares (en %) por reginy sexo del jefe segn nivel de instruccin mximo alcanzado

    por el jefe de hogar. Ao 2001

    Fuente: microdatos de la ECV-2001

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  • Tamao del hogar y vulnerabilidad

    La mayora de los hogares tiene entre dos y cuatro miembros (Cua-dro 5). La jefatura femenina tiene mayor incidencia en los hogares de me-nor tamao: en Argentina en 2001 seis de cada diez hogares unipersona-les tienen por jefa una mujer (Cuadro 5)11, al igual que un tercio de los ho-gares de dos miembros. Entre los hogares de cuatro miembros o ms, msdel 80% tienen jefe varn. Si bien podra pensarse que esta diferencia en-tre jefes varones y jefas mujeres podra ser un factor que implique mayorvulnerabilidad entre los primeros, debido a las mayores demandas queimplica sostener un hogar con ms cantidad de miembros, esta interpre-tacin debe ser relativizada por el hecho de que las tasas de dependenciason mayores en los hogares liderados por mujeres.

    Cuadro 5Hogares por tamao segn sexo del jefe. Ao 2001

    .Fuente: microdatos de la ECV-2001

    El tamao medio de los hogares en Argentina en 2001 es de 3.57miembros para el total del pas (se reduce a 3.42 eliminando los valores co-rrespondientes al 5% inferior y superior de la distribucin12), alcanzando3.87 miembros entre los que tienen jefe varn y 2.74 miembros entre losque tienen jefa mujer (Cuadro 6). El NOA es la regin con mayor tamaopromedio del hogar (4.32 miembros), seguido por NEA (4.07). En el casodel NOA, los hogares con jefe varn alcanzan un tamao promedio de 4.54miembros, valor que llega a 4.34 en el NEA y a 4.14 en Cuyo.

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • Cuadro 6Tamao medio de los hogares por sexo del jefe segn regin.

    Ao 2001.

    Fuente: microdatos de la ECV-2001Los valores de tamaomedio del hogar para Argentina son bajos en

    relacin a otros pases de Latinoamrica, cuyo promedio oscilaba entre 4y 4.5 miembros, pero son an elevados en relacin a los pases desarro-llados (Garca y Rojas, 2001). El tamao medio de los hogares tambin va-ra segn el nivel de ingresos. Por ejemplo, en el Gran Buenos Aires para1999 el tamao medio de los hogares del primer quintil era de 4.7 miem-bros, frente a un promedio de 2.6 miembros en los hogares del quinto quin-til de ingreso familiar (Arriagada, 2001). Se registra una tendencia a la for-macin de familias cada vez ms pequeas, tendencia influenciada mayo-ritariamente por el crecimiento de hogares unipersonales, monoparenta-les y de parejas sin hijos (Wainerman y Geldstein, 1996).

    Tipo de familia y vulnerabilidad de los hogares

    El tipo de familia refiere a los arreglos familiares y no familiares,dentro de cada hogar, a partir de las relaciones de parentesco entre susmiembros con respecto a una persona de referencia, que es aquella con-siderada como jefe/a del hogar.

    Siguiendo a Forni (1982) se distinguen siete tipos de familia, deacuerdo a la posicin de cada uno de los miembros en el hogar y el pa-rentesco que guardan entre s:1- Elemental completa: padre y madre con hijos, o sin ellos por ser inci-piente.

    2- Elemental incompleta: ausencia funcional o fsica permanente de unode los cnyuges. La familia matrifocal es uno de los casos de familiaincompleta.

    3- Elemental declinante: cnyuges solos porque los hijos han abando-nado la unidad domstica.

    4- Individuo solo5- Extensa: compuestas por padres e hijos con sus familias elementalesde cualquier tipo.

    6- Compuesta I: conjunto de familia elemental y/o extensa con otros pa-rientes.

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  • 7- Compuesta II: unin de familia elemental, extensa y /o compuesta conno parientes.

    En el anlisis emprico que sigue se utiliza la clasificacin de Forni(1982), sin incluir el tipo 3 (elemental declinante) por ser imposible, a par-tir de la base de datos utilizada, saber si los hijos han abandonado la uni-dad domstica o si se trata de parejas sin hijos, o nuevas uniones que pue-den tener hijos no convivientes de alguna unin anterior.

    Adems, la informacin proveniente de las encuestas de hogares engeneral no permite distinguir a las familias nucleares reconstituidas, esdecir, las que se forman a partir de parejas que se divorcian o se separany constituyen nuevas uniones. Por ello, cualquier caso donde aparecenjefe y cnyuge pasa a ser considerado como familia nuclear completa13. Deigual manera, tampoco es posible distinguir a las familias en las que al-guno de sus miembros es un emigrante temporal o permanente, y que pue-den aparecer como familias monoparentales (CEPAL, 2005).14

    Al tener en cuenta el tipo de familia en Argentina en el ao 2001,con las limitaciones sealadas, se observa que algo ms de la mitad delos hogares responden al modelo de familia elemental completa, 10.5% aelemental incompleta, 13.7% a individuo solo, 12.7% a familia extensa, 5.7%a compuesta tipo I y 1.8% a compuesta tipo II (Cuadro 7). Es decir, la fa-milia nuclear sigue siendo la forma de organizacin prevaleciente, mien-tras que los individuos solos ocupan un impactante segundo lugar.

    Cuadro 7Hogares (%) por tipo de familia segn sexo y grupo de edad del jefe.

    Ao 2001.

    Fuente: microdatos de la ECV-2001

    Tanto el envejecimiento de la poblacin como la reduccin de lafecundidad dan lugar a un cambio en la importancia de los distintos tiposde familia. El mayor peso de los hogares nucleares y extensos se va des-plazando hacia los unipersonales y compuestos. La creciente proporcinde personas adultas y ancianas en la poblacin implica una disminucinde los hogares jvenes y un aumento de los hogares de personas mayoresy con ellas. Mientras que hasta hace algunas dcadas era costumbre queel/la anciano/a viudo/a conviviera con alguno de sus hijos/as y la familia

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • de este/a ltimo/a, conformando hogares de tres generaciones (extensos),este patrn ha sido reemplazado por otras formas, siendoms habitual en-contrar parejas de ancianos que viven solos, hogares unipersonales y ho-gares no nucleares (por ejemplo, hermanas ancianas viviendo juntas). (Je-lin, 1996)

    Debe tenerse en cuenta que las diferentes formas de vivir en fami-lia se vinculan de manera estrecha con los ingresos de la poblacin. Lavida cotidiana en familia se corresponde con la poblacin de menores in-gresos, mientras que entre quienes tienen ms recursos econmicos seexpresa con mayor frecuencia la tendencia a la individuacin. (Wainermany Geldstein, 1996)

    De todas maneras, la familia nuclear sigue siendo la forma de co-rresidencia ms generalizada. Esta tendencia hacia la nuclearizacin re-sulta una expresin ms de la individuacin, privilegiando la independen-cia respecto de los mayores y la privacidad. Paralelamente al proceso deindividuacin, la tendencia hacia la familia nuclear tambin se asocia a lacreciente urbanizacin, la reduccin en el tamao de las viviendas y el re-lajamiento de las tradiciones familiares de responsabilidades recprocasentre parientes (especialmente en cuanto a la proteccin de los nios hur-fanos, las mujeres solas y los ancianos). (Wainerman y Geldstein, 1996)

    El reducido porcentaje de hogares elementales incompletos inducea pensar que cuando la mujer queda a cargo del hogar probablemente optepor vivir con sus padres, o con otros familiares, engrosando de este modoel grupo de las familias extensas o compuestas tipo I. Esta estrategia le per-mitira garantizar el cuidado de sus hijos si sale a trabajar, o la supervi-vencia si fuera desocupada o inactiva. (Sala, Golovanevsky y Ramrez, 2000)

    Alrededor de 95% de las familias elementales completas declaracomo jefe a un varn, y algo ms de 85% de las elementales incompletastiene como jefa una mujer (Cuadro 7). Las mujeres encabezan seis de cadadiez hogares unipersonales, como ya se mencion. En las familias exten-sas, dos terceras partes de los jefes son varones, mientras que tambinson de sexo masculino algo ms de la mitad de los jefes en las familiascompuestas (I y II).

    En general, las uniones consensuales son ms frecuentes entre losgrupos ms pobres. En cambio, los divorcios son ms frecuentes entre losgrupos de mayores ingresos. Si bien existe una tendencia a la disminucindel matrimonio legal como forma de unin, esto no debe interpretarsecomo un indicio de que la familia tiende a desaparecer, sino que las rela-ciones conyugales subsisten pero se basan crecientemente en uniones dehecho, que suelen implicar menor formalidad y estabilidad del vnculo(Wainerman y Geldstein, 1996). La fragilidad de las uniones conspira con-tra la acumulacin de capital social, puesto que la inestabilidad impidedesarrollar vnculos ntimos con la familia poltica, y de esta forma no per-mite ampliar la red de manera consistente. Adems, entre los hogares ms

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  • desfavorecidos son escasas las probabilidades de transferencia de acti-vos mediante instituciones como el matrimonio, pues las parejas suelen te-ner un acervo similar de activos (Villa y Rodrguez Vignoli, 2002). En mu-chos casos, es la propia inseguridad econmica la que dificulta la estabi-lidad de los vnculos, al obligar a una bsqueda permanente de mediosde supervivencia, que puede implicar mudanzas o separaciones familia-res, a la vez que este tipo de situaciones angustiantes sin duda genera ma-lestar dentro de las uniones.

    El diferimiento de la primera unin, la mayor incidencia de la co-habitacin y de la procreacin fuera del matrimonio, as como un aumentoen la disolucin de uniones y en la importancia de las familias reconsti-tuidas (o ensambladas) son parte de las caractersticas de la denominadasegunda transicin demogrfica. En Argentina, la edad a la que tiene lugarla primera unin, si bien no es excesivamente baja (23 aos) en relacina otros pases latinoamericanos, se ha mantenido estable por ms deveinte aos. Por lo que la postergacin de la primera unin, como rasgode transicin demogrfica, no puede afirmarse. La unin (legal o consen-sual) contina siendo una alternativa fundamental en las vidas de hom-bres y mujeres, an en el contexto de otros cambios demogrficos y so-cioeconmicos, aunque debe reconocerse que existen diferencias entresectores sociales y tambin entre reas urbanas y rurales. En general, pa-trones de uniones ms tempranas corresponden a sectores sociales mspobres, tanto en mbitos urbanos como rurales, y a aquellos con menoreslogros educativos. (Garca y Rojas, 2001)

    Las uniones consensuales tienden a ser ms inestables que las le-gales. En Argentina el porcentaje de uniones consensuales creci de 7% en1960 a 18% en 1991. Para la ciudad de Buenos Aires, el crecimiento fue anms espectacular: de 1.5% de las uniones en 1960 al 21% en 2001. Esto con-juga dos tendencias dinmicas, con diferentes races. Por un lado, el pa-trn histrico de uniones consensuales en sectores pobres, en generalacompaado de iniciacin sexual temprana y embarazos adolescentes,que tiende a reproducir patrones de responsabilidad materna hacia loshijos y escasa responsabilidad paterna. Por otro lado, se expande noto-riamente la unin consensual como expresin de libertad personal e in-dividuacin, a veces como parte de compromisos limitados, o como ma-nifestacin de la intencin de establecer compromisos personalizados n-timos sin necesidad de ligaduras burocrticas o formales. En ambos casos,la manifestacin evidente es una baja en la tasa de nupcialidad y un au-mento en la edad promedio al contraer matrimonio (Jelin, 2005). El accesode la mujer a mayores niveles de educacin formal conlleva cambios en laspautas maritales y reproductivas. Las mujeres conmayores niveles de edu-cacin postergan por ms aos su casamiento, tienen mayores tasas desoltera, posponen la maternidad, tienen menos hijos ms tardamente ensus vidas o directamente no los tienen. (Wainerman y Geldstein, 1996)

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • Una de las variables que marca la diferencia entre familias nuclea-res pertenecientes a los quintiles ms pobres y a los ms ricos es el n-mero de hijos. Aunque la causalidad es ambigua: el hogar es ms pobrepor tener ms hijos, o la mayor pobreza lleva a tener ms hijos? Lo que esinnegable es la correlacin entre ingresos del hogar y estructura familiar,encontrndose en los hogares ms pobres mayor nmero de hijos de-pendientes y menor nmero de aportantes. (Arriagada, 2001)

    Las familias extensas y compuestas tienen tambin su importan-cia, a diferencia de los que ocurre en pases desarrollados. Esto, que puedeconsiderarse como un rasgo distintivo del sistema familiar en Amrica La-tina (Garca y Rojas, 2001), suele responder a una estrategia de los gruposms pobres que permite resolver varias cuestiones de manera simult-nea. Por un lado, la carencia de vivienda y el alto costo de su manteni-miento en zonas urbanas, particularmente para las uniones incipientes,puede solucionarse al compartir los gastos entre ms miembros, a la vezque es comn que las generaciones anteriores ya hayan resuelto el pro-blema de la vivienda y puedan compartirla15. Por otro lado, los hogares ex-tensos permiten tener un mayor nmero de aportantes (al menos poten-cialmente), as como tambin ampliar la escala de las compras. Esta es-trategia de agrupamiento permite tambin disponer de ayuda domsticapara el cuidado de nios, enfermos y ancianos, liberando al menos a al-gunas mujeres de estas tareas para que puedan desempear alguna ocu-pacin remunerada fuera del hogar.

    Los hogares extendidos continan siendo un fenmeno importante,an dentro de una tendencia generalizada hacia la nuclearizacin. Si bienestn presentes en general en los grupos de menores ingresos, estos arre-glos parecen ser capaces de evitar que el hogar caiga en situaciones de ex-trema pobreza16 (Garca y Rojas, 2001). Para el conjunto de los pases la-tinoamericanos, la constitucin de familias extensas y compuestas hamostrado ser una estrategia familiar de supervivencia, un mecanismo ade-cuado para incrementar los recursos econmicos de que dispone el hogar(CEPAL, 2005).

    Ciclo de vida domstico y vulnerabilidad de los hogares

    El ciclo de vida domstico se refiere a las diversas fases o etapaspor las que suelen pasar los arreglos familiares, desde la constitucin de unncleo inicial (pareja con o sin hijos), pasando por su crecimiento hasta ladisolucin de dicho ncleo o su dispersin en nuevos ncleos y arreglos fa-miliares. Se sigue a Gonzlez de la Rocha (1986), quienmenciona tres fasesen el ciclo de vista domstico, que no son unilineales ni estn claramenteseparadas entre s: expansin, consolidacin y dispersin.17

    La fase de expansin incluye el perodo durante el cual se forma launidad domstica y se produce el incremento de sus miembros. La fase de

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  • dispersin se inicia cuando los miembros del hogar se separan para or-ganizar sus propias unidades domsticas o estn aptos para ello. Ambasfases son vistas como pocas de desequilibrio en el presupuesto de lasfamilias, porque el nmero de consumidores supera al de aportantes. Porlo tanto, las familias en esas condiciones seran ms vulnerables. El as-pecto ms relevante de la fase de consolidacin o equilibrio es la capaci-dad de la unidad de volverse econmicamente ms estable, ya que algu-nos de los hijos estn en condiciones de participar en la economa do-mstica, aportando ingresos o como trabajadores domsticos.

    Forni (1982) tambin propone una clasificacin de las unidades do-msticas conforme a la etapa del ciclo domstico que atraviesan que, adiferencia de la clasificacin de Gonzlez de la Rocha (1986), enfatiza msel aspecto biolgico del desarrollo familiar, porque toma indicadores vin-culados a la posibilidad de procrear. Mientras que la clasificacin pro-puesta por Forni (1982) es ms exhaustiva y ms detallada en lo que res-pecta a la bsqueda de indicadores, no puede dejar de reconocerse la im-portancia de la perspectiva econmica del ciclo de vida familiar que pre-senta la clasificacin de Gonzlez de la Rocha (1986). Por ello, se inten-tar aplicar a la categorizacin de Forni (1982) las consideraciones plan-teadas por esta autora. Entonces, se distinguen seis etapas en la vida delas familias analizadas. Dos de ellas pertenecen a la fase de expansin ycuatro a la de dispersin.

    A. Fase de expansin: se extiende desde la unin de la pareja hasta quefinaliza la vida frtil de la mujer (que se considerar ocurre a los 50aos). Incluye a:

    1- Los ncleos recientemente constituidos sin hijos y con mujer menorde 50 aos.

    2- Los ncleos completos (ambos cnyuges presentes) con mujer nomayor de 50 aos, y sin hijos varones de 16 aos o ms, o hijas mu-jeres de 14 aos o ms. Esta especificacin respecto a las edades delos hijos se relaciona con que a partir de esas edades se los consi-dera potencialmente aptos para casarse o migrar.

    B. Fase de dispersin: Incluye a:

    3- Los ncleos completos en dispersin: ambos cnyuges presentes,con mujer menor de 50 aos y al menos un hijo varn de 16 aos oms o una hija mujer de 14 aos o ms, o bien aqullos ncleoscompletos con mujer mayor de 50 aos.

    4- Reemplazo: ncleos completos (ambos cnyuges presentes) conmujer mayor de 50 aos, en los que todos los hijos han migrado ose han casado.

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • 5- Reemplazo con crianza: caractersticas idnticas a los ncleos enetapa de reemplazo, pero que incluyen a nietos a cargo de los abue-los, sin presencia de los padres.

    6- Ncleos que se dispersaron o desintegraron sin llegar a completarel ciclo domstico, como por ejemplo los ncleos incompletos pormigracin o muerte de alguno de los cnyuges.

    Una de las desventajas de la clasificacin de ciclo de vida doms-tico es que slo tiene en cuenta la experiencia de la familia nuclear, agru-pando el resto de los casos en la ltima categora (ncleos que se disper-saron o desintegraron), por lo que no permite un anlisis apropiado delos hogares que pertenecen este ltimo grupo.

    Al considerar el ciclo de vida domstico en la Argentina para el ao2001, casi 29% corresponde a ncleos completos en fase de dispersin(con presencia mayoritaria de jefes de entre 25 y 44 aos de edad), prc-ticamente una cuarta parte son ncleos completos en fase de expansin,y algo menos del 10% se encuentra en fase de reemplazo (con ms de 80%de jefes de 60 aos y ms). Una tercera parte corresponde a ncleos quese dispersaron, donde la jefatura femenina alcanza a siete de cada diez deellos (Cuadro 8). El reemplazo con crianza tiene una incidencia muy bajaen el total de hogares, inferior al 1%.

    Cuadro 8Hogares (%) por etapa del ciclo de vida domstico segn sexo

    y grupo de edad del jefe. Ao 2001.

    Fuente: microdatos de la ECV-2001En los ncleos ms recientes la incidencia de las uniones de hecho

    es ms alta que entre los ncleos en dispersin, que en general corres-ponden a parejas de mayor edad. Esto estara reflejando entonces el cam-

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  • bio en las pautas de conformacin de hogares, con una reduccin en laimportancia de las uniones legales en las generaciones ms jvenes.

    Debido a que en los sectores de menores recursos las parejas tie-nen ms hijos y no suelen postergar los nacimientos, entre estos gruposcasi no hay parejas jvenes sin hijos. En realidad, muchas de las unionesen estos casos se originan en un embarazo o en un nacimiento18. As, enlos estratos de ingresos ms bajos hay ms familias nucleares y ms fa-milias con hijos de corta edad. (Wainerman y Geldstein, 1996)

    Si bien hay relacin entre la pobreza y la conformacin del grupodomstico, sta no es lineal. Resulta mediatizada por la tasa de depen-dencia, la que a su vez est ligada a la etapa del ciclo de vida domstico.Entonces, en un mismo estrato social, son los hogares jvenes y los de an-cianos los que tienen mayor nmero de dependientes y menor capacidadde generar ingresos mltiples. En el caso de ncleos consolidados, con hi-jos que ya han crecido y pueden incorporarse a la fuerza de trabajo, existemayor capacidad de generar ingresos. As, la nocin de ciclo de vida do-mstico ayuda a entender cules son los hogares con ms probabilidadesde salir de la pobreza en pocas de bonanza, o de resistir mejor en mo-mentos de crisis econmicas. (Jelin, 1998)

    Existen algunas estrategias particulares que pueden modificar elciclo domstico. La formacin de familias extensas es una de ellas, comoya se mencion con anterioridad. Al incorporar nuevos miembros por me-dio del matrimonio de los hijos adultos, que continan viviendo en el ho-gar paterno, no se pierde un trabajador sino que se gana otro, y al mismotiempo, se ayuda a la nueva pareja a vencer las dificultades que implicainstalar una casa. En estos casos, la familia aplaza su fase de dispersin.(Gonzlez de la Rocha, 1986)

    Entre 1990 y 2002 se observa un aumento en la proporcin de fa-milias en etapas de consolidacin y dispersin, que se explica por el en-vejecimiento poblacional. Argentina registra una de las mayores propor-ciones de hogares en esta situacin entre los pases latinoamericanos, con25% de familias en etapa de salida de los hijos y 13% de parejas mayoressin hijos, segn datos del ao 2002 para el total urbano. (CEPAL, 2005)

    Conclusiones

    En Argentina para el ao 2001 sigue prevaleciendo el modelo de ho-gar con jefatura masculina, aunque puede discutirse este resultado de-bido al sesgo de gnero presente en el relevamiento mismo de la infor-macin. Las mujeres predominan como jefas de hogar en edades avanza-das, aunque en algunas regiones, particularmente las ms postergadas,como NOA y NEA, es llamativamente alta la proporcin de mujeres jefasen el grupo de 15 a 24 aos y, en general, en todos los grupos etarios.

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • Aunque, como se ha visto, la asociacin entre jefatura femenina ypobreza dista de ser lineal, cuando la monoparentalidad se asocia a bajosniveles de instruccin y mercados de trabajo con predominio de inser-ciones precarias, como es el caso de NOA y NEA, puede esperarse que laacumulacin de desventajas genere mayor vulnerabilidad.

    En general, las mayores tasas de dependencia se asocian a jefes enedades centrales, tanto varones como mujeres, aunque con una inciden-cia algo mayor entre estas ltimas. En los hogares con jefa mujer de 25 a44 aos la tasa de dependencia promedio alcanza 103.4%, es decir, igualcantidad de activos que de dependientes, lo que asociado a las tasas dedesocupacin, a los niveles de precariedad laboral y a los bajos ingresosconfigura situaciones de elevado riesgo. El cuadro es ms grave si se tieneen cuenta que en NOA, NEA y Patagonia, los hogares con jefa mujer y contasas de dependencia de 150% yms representan alrededor del 15%, frentea 9.7% en el total del pas.

    La jefatura femenina tiene mayor incidencia en los hogares de me-nor tamao. Por otro lado, el tamao medio de los hogares es particular-mente elevado en NOA y NEA. En general, los jefes con bajo nivel de ins-truccin lideran hogares de mayor tamao que sus pares con niveles deinstruccin ms elevados.

    Tanto el tipo de familia como el ciclo de vida domstico se vincu-lan a patrones demogrficos y socioculturales, tales como la nupcialidad,la fecundidad, la mortalidad, prcticas culturales de convivencia o coha-bitacin, y a las condiciones materiales de vida y el nivel socioeconmicode los miembros del hogar o de la familia. Ambos conceptos, tipo de fa-milia y ciclo de vida domstico, permiten identificar hogares en mayorescondiciones de vulnerabilidad, con mayor riesgo de exclusin social y quepueden facilitar la reproduccin intergeneracional de la pobreza.

    Prevalece el modelo de familia nuclear, mientras que los arreglosms complejos (como familias extensas y compuestas tipo I) correspon-den a uno de cada cinco hogares. Tambin es elevada la proporcin dehogares unipersonales, la mayora de ellos con jefatura femenina, comomuestra de la mayor soledad matrimonial en este grupo a medida quecrece su edad.

    Pese a la tendencia al crecimiento de las uniones consensuales porsobre el matrimonio legal, ste an est presente en casi ocho de cadadiez familias elementales completas. Las familias extensas, por su parte,suelen corresponder a arreglos domsticos de sectores populares, paraamortiguar los gastos de una vivienda urbana, obtener economas de es-cala al compartir consumos y garantizar el trabajo domstico a partir dela mayor presencia femenina en el hogar.

    Los ncleos completos en expansin, por lo general los ms vul-nerables en trminos del desequilibrio entre consumidores y generado-res de ingresos, corresponden a una cuarta parte del total de hogares. En

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  • estos casos, una mayor presencia de uniones consensuales agrega a estavulnerabilidad las desventajas de la inestabilidad que suele caracterizar aeste tipo de uniones. Los ncleos completos en expansin se concentranen los dos quintiles ms bajos de la distribucin del ingreso, en mayorproporcin que en el conjunto de los hogares.

    Las familias han debido enfrentar circunstancias adversas en lasltimas dcadas, pero particularmente en los ltimos aos, en Argentina.Cuando sus propios recursos han sido insuficientes para mantener a susmiembros, han encontrado en primer lugar respuestas colectivas, vincu-ladas a las redes informales de ayuda. Debido a que la magnitud de la cri-sis super en algn momento las posibilidades de algunas redes, se pre-sentaron diferentes salidas. Una fue la disolucin de los hogares, con cadaindividuo intentando resolver su propia supervivencia, como podra ser al-gunos casos de chicos de la calle o personas sin techo. Otra salida fue lacolectivizacin del consumo, va ollas populares, comedores comunita-rios, cooperativas de consumo (tres casos que implican, en definitiva,crear nuevas redes o ampliar las existentes) o programas de distribucinde alimentos. En cualquier caso, como seala Jelin (1998, p. 104), el ho-gar en su sentido literal, el fuego comn que da calor y permite prepararla comida familiar, va perdiendo su lugar cuando no hay olla ni fuego, y loschicos van a comer al comedor comunitario.

    En tiempos de crisis, las familias y los hogares muestran una suertede retroalimentacin con el mundo exterior: contienen y dan refugio, a lavez que modifican sus comportamientos para sobrevivir y dar respuestaa los desafos del medio. Debe reconocerse entonces que las unidades do-msticas cumplen en la mayora de los casos el rol de asegurar la super-vivencia en un entorno difcil. Sera tarea de las polticas pblicas sacarprovecho de sus potencialidades y reforzar aquellos aspectos que permi-tiran reducir la vulnerabilidad de los hogares y mejorar las condicionesde vida de sus miembros.

    Notas1 CONICET y Facultad de Ciencias Econmicas (Universidad Nacional de Jujuy),[email protected]

    2 Este trabajo resume parte de los resultados alcanzados en uno de los captulosde mi tesis de doctorado (vase Golovanevsky, 2007).

    3 Al respecto puede verse, por ejemplo, Busso (2002).4 La ECV-2001 fue realizada por el Sistema de Informacin, Monitoreo y Evaluacinde Programas Sociales (SIEMPRO), en base a una muestra de alrededor de 26.000viviendas urbanas de todo el pas. En cada vivienda seleccionada, se identificaronlos hogares que la ocupaban y se recabaron datos de la vivienda, de los hogaresy de sus miembros. El universo de la muestra abarca a la poblacin residente enlocalidades de 5.000 o ms habitantes. La misma representa aproximadamente el

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • 96 por ciento de la poblacin urbana del pas, y el 84 por ciento de la poblacintotal. El total de unidades primarias que componen el marco es de 109 centros ur-banos de un total de 419 del universo muestreado. De estos ltimos, 36 fueron in-corporados con probabilidad uno, o certeza de seleccin. Dichas localidades, queestn por lo tanto autorrepresentadas, comprenden a cada uno de los centrosurbanos con ms de 100.000 habitantes, ms algunos de tamao intermedio en al-gunas regiones con menor concentracin de poblacin. Las restantes localidadesfueron estratificadas y seleccionadas por procedimientos aleatorios

    5 Dado que la informacin censal y de encuestas est normalmente basada en ho-gares, hay una tendencia a identificar a la familia con el hogar. Pero no son con-ceptos idnticos. Si bien para muchos objetivos ligados a la vida cotidiana, comola alimentacin y el abrigo, los hogares pueden ser las unidades de anlisis apro-piadas, la dinmica de los vnculos familiares y de parentesco no podr ser ana-lizada cabalmente con informacin basada en hogares. (Jelin, 2005).

    6 Usualmente en los censos y las encuestas de hogares se considera jefe de hogara la persona reconocida como tal por los dems miembros del mismo, sin tenerdemasiado en cuenta el proceso real de toma de decisiones dentro del hogar o losaportes econmicos a ste. No se acepta la jefatura compartida en esta defini-cin. Esto implica un sesgo de gnero, puesto que existiendo ncleo conyugalcompuesto por hombre y mujer, se considera jefe al hombre. Slo cuando noexiste cnyuge, la mujer figura como jefa de hogar. De esta manera, la definicinde jefe responde a expectativas culturales y est imbuida de las normas socialesque determinan los roles de gnero, asignando al hombre el papel de proveedory a la mujer el del cuidado del hogar y la crianza de los nios (Arriagada, 2001).

    7 Si bien el aumento de la esperanza de vida ha beneficiado a ambos sexos, este in-cremento fue mayor entre las mujeres, por lo que la reduccin de la mortalidaden edades avanzadas se tradujo en el aumento de la brecha de la esperanza devida entre los sexos y la feminizacin de la vejez.

    8 Los coeficientes de variacin de las estimaciones para el NOA y el NEA son ele-vados, por lo que stas deben considerarse con cierta cautela. Esta misma cir-cunstancia se presenta siempre que los cruces realizados llevan a tener bajacantidad de efectivos en alguna/s celda/s, sea en referencia a alguna regin, o aalgn grupo especfico (de edad, de condicin de actividad, etc.).

    9 Por ejemplo, para el caso de Mxico, Selby et al. (1990) encuentra que los hoga-res matrifocales no estn necesariamente en peores condiciones. Dado que cuen-tan con menos miembros por hogar no tienen tantos gastos. De acuerdo a sutrabajo de campo, los hogares matrifocales en sectores populares de Mxico enmuchos casos pueden servir a sus miembros como una organizacin provechosay eficiente. Como un ejemplo para Argentina, en Golovanevsky (2000), con datospara el Aglomerado San Salvador de Jujuy Palpal para Mayo de 1991 y 1996, seobserva que, si bien la pobreza medida por el indicador de necesidades bsicasinsatisfechas se encuentra levemente sobre-representada en los hogares con jefamujer, no ocurre lo mismo con la pobreza medida por lnea de pobreza. Con res-pecto a este ltimo indicador, no se observan diferencias significativas entre loshogares pobres y no pobres segn sexo del jefe de hogar.

    10 Estas ltimas sern enfocadas desde el punto de vista demogrfico (es decir, te-niendo en cuenta las edades), obviando las tasas de dependencia econmica(que se basan en los criterios de poblacin econmicamente activa y no activa).

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  • 11 A las mujeres se las encuentra ms frecuentemente en hogares unipersonales de-bido en parte a la combinacin de tendencias demogrficas con algunas de lastransformaciones que han sufrido las familias a lo largo del siglo XX. El aumentoen la esperanza de vida lleva a que crezca la proporcin de matrimonios que fi-nalizan por divorcio o separacin, y disminuya la proporcin de los que terminanpor viudez. Debido a su mayor esperanza de vida, la viudez es ms comn entrelas mujeres que entre los hombres. Adems, como en general los hombres tien-den a formar pareja con mujeres ms jvenes, las mujeres que permanecen di-vorciadas suelen ser ms que los hombres en esa condicin. Reuniendo losefectos de la viudez y del divorcio, resulta que con el envejecimiento de las mu-jeres tambin crece la probabilidad de su soledad matrimonial. (Jelin, 1996)

    12 Al dejar de lado los valores correspondientes al 5% inferior y superior de la dis-tribucin se obtiene la denominada media trimmed 5%.

    13 En el caso de la ECV-2001 existen preguntas que permiten detectar si el jefe o sucnyuge no son padre o madre de quienes figuran como hijos en ese hogar, perose ha decidido evitar el uso de esta variable porque podra servir para dar cuentade algunos casos de familias reconstituidas, pero no de todos los casos posibles.

    14 Un problema adicional, en el caso de las encuestas de hogares, surge debido aluso de ponderadores. En general, stos se redondean por persona y no por hogar,por lo que al expandir los datos pueden dar como resultado ms jefes que pare-jas, o al revs. Si bien lo que interesa son las estructuras relativas, en las cualesesta circunstancia no influye, es un detalle a considerar. Otra cuestin es la iden-tificacin de los distintos tipos de familias u hogares, que puede hacerse duranteel operativo de recoleccin o en forma posterior. La primera alternativa tiene laventaja de poder obtener caractersticas ms reales, adems de la autopercep-cin de los propios miembros del hogar. Pero el procedimiento es ms complejo,requiere ms tiempo por cada entrevista y una capacitacin ms dificultosa. Porlo general, se opta por construir a posteriori los tipos de familia, de acuerdo alprocesamiento de la informacin. Este procedimiento, ms sencillo desde elpunto de vista del operativo de campo, puede plantear problemas de asignacin,puesto que no se cuenta con todas las relaciones de parentesco posibles (slorespecto del jefe) ni tampoco con la autopercepcin de los miembros del hogar(quienes pueden o no autodenominarse como familia o pueden considerarse a smismos como grupos familiares independientes). Pese a estas desventajas, las ti-pologas obtenidas en base a este segundo procedimiento, que es el que se uti-liza en este trabajo, son bastante aceptables. (Barquero y Trejos, 2004)

    15 Otra forma comn de resolver esta cuestin en sectores populares consiste encompartir el terreno entre parientes, construyendo viviendas relativamente in-dependientes, pero cuyos residentes realizan en comn actividades cotidianas.

    16 En particular, Selby et al. (1990) documentan para Mxico cmo los hogares ba-sados en familias extensas estn en mejores condiciones que los matrifocales ylos nucleares, al estar mejor organizados para insertar miembros en la fuerza detrabajo y as generar ms ingresos. Segn este estudio, los hogares ms nume-rosos y ms complejos son los que salen adelante econmicamente pues merceda su buena organizacin pueden mantener bajas proporciones de dependientesa pesar de que haya muchos nios. En general, Selby et al. (1990) encuentranque los hogares en mejores condiciones econmicas tienen ms miembros, mshijos corresidenciales, menos hogares sin hijos corresidenciales, ms miembros

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    Caractersticas sociodemogrficas y composicin

  • en la fuerza de trabajo, ms dependientes, pero con menos tasas de dependen-cia y ms migrantes.

    17 La descripcin que sigue est tomada de Sala et al. (2000).18 Esto es confirmado para los pases latinoamericanos en su conjunto. Las parejastienden a unirse con la llegada del primer hijo, tal vez debido a las dificultadespara encontrar trabajo y/o vivienda, lo que origina una disminucin en la pro-porcin de parejas jvenes sin hijos. (CEPAL, 2005)

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